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Huellas en Un Cuerpo La Prieta de Gloria Anzaldua PDF
Huellas en Un Cuerpo La Prieta de Gloria Anzaldua PDF
33 No 61
ISSN 0259-2339
Resumen
Gloria Anzaldua (1942-2004) es- quien analiza y vive las muchas fron-
critora lesbiana-feminista chicana. teras que atraviezan y penden sobre
La Prieta, su ensayo autobiográfico, las humanidades femeninas.
se publicó en Esta puente, mi espalda.
Voces de mujeres tercermundista en los Palabras clave: feminismo chicano,
Estados Unidos, en 1988. El presen- Gloria Anzaldúa, La Prieta, ensayo,
te ensayo transita por las letras y pensamiento feminista latinoa-
pensamientos de esta mujer chi- mericano, pensamiento fronterizo
cana, latinoamericana, mexi-
cana, mestiza y lesbiana, Abstract
Gloria Anzaldua (1942-2004) Chica-
na-lesbian, and feminist writer. The auto-
biographical essay “La Prieta” was published
La llamaban prieta por su piel morena, (p. 157), le decía la madre, sin importar
tan oscura, la cual representa la heren- que la Prieta, fuera la hija de una sexta
cia del indio en ella. Cuando nació, nos generación de tejanos43. Si tan solo al
cuenta que se le “inspeccionó las nalgas cruzar la frontera cambiara el color de
en busca de la mancha oscura, la señal la piel; no es donde naces, es del color
del indio, o peor, de sangre mulata” que naces.
(Anzaldúa, 1989: p. 157).
Con tan mala suerte para Gloria An-
El color de su piel no era el correcto, no zaldúa, que no solamente nació bien
heredó ni la piel pálida, ni los ojos azu- prieta, hija de mexicanos agricultores,
les, ni tampoco los cabellos rubios de su pobres—migrantes sino que, además,
abuela. En su primer respiro y sin tener nació mujer.
consciencia aún de su cuerpo, ya este la
marcaría toda su vida, esa piel que evi- El sexo, esa otra frontera en la que la
dencia la herencia india que es la heren- mujer se mueve sigilosamente, arreme-
cia mexicana, la herencia latina. te contra su propio cuerpo, ese cuerpo
que le recuerda los limites de sus propios
El color de la piel habita en esta fronte- deseos, de sus propios pensamientos, de
ra que con grandes rótulos anuncia que su propio ser. ¿Cómo una vagina puede
la piel oscura representa la subalterni- determinar tanto la vida de ese ser, con-
dad, el sujeto colonizado. Pasamos de vertirlo en un cuerpo mutilado, limita-
bárbaros, a vagos, perezosos, tercermun- do, anulado? Cuerpo que encadenan y
distas y subdesarrollados. Por suerte se encadenas. Cuerpo institucionalizado
nos confirió el título de seres humanos, de la mujer, “animal naturalmente en-
allá en una Junta de Valladolid hace fermo” dice San Pablo, varón mutilado
unos cuantos cientos de años atrás. sugiere Santo Tomás, solo una cosa se re-
quiere de ella, señala Luis Vives (1940):
De un revista de vaqueros, la niña la castidad.
aprende que los mexicanos son los em-
pleados, los villanos o las cantineras y
de su madre que el sol es la peor desgra- 43 La familia de Gloria Anzaldúa vive en Texas desde
antes de 1847, por lo que como señala Marisa Be-
cia para una niña de piel morena. “No lausteguigoitia (2009), en su artículo Borderlands/
salgas al sol”…”Si te pones más oscura La Frontera: el feminismo chicano de Gloria An-
pensarán que eres una india. Y no te zaldúa desde las fronteras geoculturales, discipli-
narias y pedagógicas, ellos estaban en Texas cuan-
ensucies la ropa. No quieres que la gen- do el territorio pertenecía todavía a México, a pesar
te diga que eres una mexicana puerca”, de ello, sin ser migrantes, se asumen como tales
.
Pura, casta, virgen, la mujer ideal. El nombre y apellido; y es que ¿desde dón-
espejo de la Prieta es su madre, en la de sino es desde el cuerpo que puede
que reconoce a esa villana-víctima, que iniciar la mujer cualquier lucha emanci-
puede ser la mujer-madre. A los siete patoria? Recuperar ese cuerpo que nos
años le amarraba los senos con una han arrebatado, sobre el que no tene-
faja de algodón ajustada y le aseguraba mos voz o decisión.
un trapo doblado en las pantaletas,
“mantén las piernas cerradas, Prieta” El pecado de la Prieta estaba envuelto
(p. 160), le decía. en una tortilla (Anzaldúa 1989). En la
escuela, les llamaban “tortilleros” en la
Piernas cerradas, mente cerrada, boca escuela. ¡Cómo no querer cambiar la
cerrada: la mujer ideal. El cuerpo de una tortilla por el pan blanco, los tacos por
mujer, atrapado y controlado, un cuer- hamburguesas!
po colonizado, fragmentado, carente
de voz; el cuerpo se convierte en centro La vergüenza de ser latinas. Fuimos
de lucha del oprimido y del opresor; es educadas para sentirnos menos, menos
necesaria la rebeldía, el grito valiente, la que el hombre, menos que la mujer
reconstrucción de otro yo, la búsqueda blanca. Nuestra cultura latina, herencia
de otros espejos, mis espejos. de una madre que fue ultrajada hasta lo
más profundo de sus entrañas, despoja-
Mujer: ¿cómo encontrarse a sí misma? da de sus riquezas, de su lengua, de sus
¿Cómo aprender a mirarse, y mirarnos tradiciones.
con amor, con empatía, y tal vez, con un
poco de compasión? ¿Cómo construir leal- Los restos de esta cultura habitan en
tad con nuestro género? ¿Cómo perdonar- los cuerpos y eso nos avergüenza, como
se y perdonarlas? la victima que se siente culpable y aver-
gonzada de su violación, que se revicti-
La prieta no cerro las piernas, como miza, traicionadas por ese inconsciente
hubiese querido su madre, pero mucho socializado del que habla Castoriadis
menos la mente o la boca. “Machona, in- (citado por Fernández, 2012)45
dia ladina” (p. 162) la llamaba la madre,
45 De acuerdo con Castoriadis (citado por Fernán-
por su forma de vestir y hablar; “frígi- dez, 2012) el Yo, el Superyó y el Ideal del yo son
da”, un novio; y, “puta” y “jota”,44 su impensables, salvo como productos del procesos
familia. La rebeldía y la insumisión, su de socialización y no hay posición entre incons-
ciente y sociedad. El inconsciente es una creación
social y una formación histórico-social en cada
44 En México, joto o jota se le llama a los homo- singularidad, no podemos pensar la socialización
sexuales y lesbianas como una simple suma de elementos externos a
También reconozco otras voces, las vo- Anzaldúa, G. (1989). La Prieta. En: Esta
ces de lucha, de emancipación, voces puente, mi espalda. Voces de mujeres
desde la orilla y la periferia. Reconoz- tercermundistas en Los Estados Uni-
co el grito de liberación, el llanto de dos. [Cherie Moraga y Ana Cas-
alegría, el canto, la palabra afectiva, el tillo Eds. Ana Alarcon, Trad.].
abrazo solidario. Son tantas las voces y Estados Unidos: ISM Press/Edi-
estas nos habitan a una y a todas. torial Ismo.
Es necesario despojarse de todo, abrir Belausteguigoitia M. (2009). Border-
los ojos, reconocer el cuerpo, perderse lands/La Frontera: el feminis-
y encontrarse en él una vez, otra vez mo chicano de Gloria Anzaldúa
y otra vez, hasta que me convierta en desde las fronteras geoculturales,
cuerpo y el texto del cuerpo sea mi voz, disciplinarias y pedagógicas. De-
mis pensamientos, mis sentimientos, bate Feminista, Vol. 40 (Octubre),
mis sensaciones, un cuerpo habitado pp. 149-169.
por mí. Fernández Boccardo, M. (2012). Muje-
res que callan. Argentina: Edito-
Una mujer está enterrada debajo de rial Entreideas.
mí, Paz, O. (1950). El Laberinto de la sole-
Sepultada por siglos, supuesta muer- dad. Primera Edición (Cuader-
ta. nos Americanos) México, D. F.:
Una mujer está enterrada debajo de Fondo de la Cultura Económica.
mí. Consultado en: http://www.ha-
Oigo su suave murmullo cer.org/pdf/Paz00.pdf
la escofina de su piel pergamino Vives, L. (1940). Introducción de la mujer
combatiendo los pliegues de su mor- cristiana. Argentina: Colección
taja. Austral Espasa-Calpe.