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Temas de nuestra américa Vol.

33 No 61
ISSN 0259-2339

Huellas en un cuerpo: La Prieta de Gloria


Anzaldúa. Cuerpos y fronteras
Traces in a Body: La Prieta, by Gloria Anzaldúa. Bodies
and borders

Rastros no corpo: La Prieta, obra da Gloria Anzaldúa.


corpus e fronteiras
Sharon López-Araya
Académica
Instituto de Estudios Latinoamericanos
Universidad Nacional
Costa Rica
Recibido: 2 de septiembre, 2016
Aceptado: 5 de diciembre de 2016

Resumen
Gloria Anzaldua (1942-2004) es- quien analiza y vive las muchas fron-
critora lesbiana-feminista chicana. teras que atraviezan y penden sobre
La Prieta, su ensayo autobiográfico, las humanidades femeninas.
se publicó en Esta puente, mi espalda.
Voces de mujeres tercermundista en los Palabras clave: feminismo chicano,
Estados Unidos, en 1988. El presen- Gloria Anzaldúa, La Prieta, ensayo,
te ensayo transita por las letras y pensamiento feminista latinoa-
pensamientos de esta mujer chi- mericano, pensamiento fronterizo
cana, latinoamericana, mexi-
cana, mestiza y lesbiana, Abstract
Gloria Anzaldua (1942-2004) Chica-
na-lesbian, and feminist writer. The auto-
biographical essay “La Prieta” was published

http://dx.doi.org/10.15359/tdna.33-61.11 Vol.33 No 61 Enero-junio 2017 161


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in Esta puente, mi espalda. Voces de mu- e sentimentos que alimentam a imagem


jeres tercermundista en los Estados Unidos desse corpo e as líneas que marcam as
[this is the Spanish version of This Bri- lutas neste como processo preciso de
dge Called My Back: Writings by Radical descolonização y reinvenção na huma-
Women of Color, translated and adapted nidade das mulheres.
by Ana Castillo and Norma Alarcón],
in 1988. This essay examines the lite- Palavras chave: Feminismo chicano,
rature and thoughts of this Latin Ame- Gloria Anzaldúa, La Prieta, ensaio, pen-
rican, Mexican, Chicana, mestizo, and samento latino-americano, teorias da
lesbian woman. She lived and analyzed fronteira.
several intersections that hang over fe-
minine humanities, and are experien- ¡Tantas son las fronteras que habitan un
ced by them. solo cuerpo! Algunas son tan pequeñas
que ni se las nota, invisibles o silencio-
Keywords: Chicano feminism, Gloria sas. Otras, en cambio, se yerguen fuer-
Anzaldúa, “La Prieta”, essay, Latin tes, bulliciosas, gigantescas; son como
American feminist thought, border-li- los muros construidos para dividir las
ne thought naciones con sus alambres electrifica-
dos y sus rifles apuntando, siempre vi-
Resumo gilantes de nuestros movimientos. ¿De
qué lado de la frontera estamos? ¿Quién
La Prieta [Na Preta], é um ensaio biográ- nos apunta con su rifle? ¿Soy yo, el otro,
fico da Gloria Anzaldúa (1942-2004), a o ambos?
escritor chicana, lesbiana e feminista,
submerge-nos na historia vivida, ínti- Los cuerpos se mueven de un lado a
ma, doente y rebelde de momentos na otro, orilleros, periféricos, escondidos,
sua vida que desde o seu nascimento invisibles, cuerpos habitados por la des-
marcam e atravessam seu corpo, a partir gracia de un color otro, de una lengua
de construções sociais e culturais, que otra, de un mundo otro. Si tan solo cru-
determinam o tratamento que recebem zando la frontera el color de la piel o de
os corpos pela cor da pele, nacionali- los ojos cambiara, si tan solo cruzando
dade, o linguajem e o sexo. Neste texto la frontera, esta lengua, esta cultura, no
exploram-se geografias corporais, a tra- nos delatara.
vés das imagines fronteiriças que trans-
cendem territórios, os cauís constituem
nossa realidade tangível, as experiências

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La llamaban prieta por su piel morena, (p. 157), le decía la madre, sin importar
tan oscura, la cual representa la heren- que la Prieta, fuera la hija de una sexta
cia del indio en ella. Cuando nació, nos generación de tejanos43. Si tan solo al
cuenta que se le “inspeccionó las nalgas cruzar la frontera cambiara el color de
en busca de la mancha oscura, la señal la piel; no es donde naces, es del color
del indio, o peor, de sangre mulata” que naces.
(Anzaldúa, 1989: p. 157).
Con tan mala suerte para Gloria An-
El color de su piel no era el correcto, no zaldúa, que no solamente nació bien
heredó ni la piel pálida, ni los ojos azu- prieta, hija de mexicanos agricultores,
les, ni tampoco los cabellos rubios de su pobres—migrantes sino que, además,
abuela. En su primer respiro y sin tener nació mujer.
consciencia aún de su cuerpo, ya este la
marcaría toda su vida, esa piel que evi- El sexo, esa otra frontera en la que la
dencia la herencia india que es la heren- mujer se mueve sigilosamente, arreme-
cia mexicana, la herencia latina. te contra su propio cuerpo, ese cuerpo
que le recuerda los limites de sus propios
El color de la piel habita en esta fronte- deseos, de sus propios pensamientos, de
ra que con grandes rótulos anuncia que su propio ser. ¿Cómo una vagina puede
la piel oscura representa la subalterni- determinar tanto la vida de ese ser, con-
dad, el sujeto colonizado. Pasamos de vertirlo en un cuerpo mutilado, limita-
bárbaros, a vagos, perezosos, tercermun- do, anulado? Cuerpo que encadenan y
distas y subdesarrollados. Por suerte se encadenas. Cuerpo institucionalizado
nos confirió el título de seres humanos, de la mujer, “animal naturalmente en-
allá en una Junta de Valladolid hace fermo” dice San Pablo, varón mutilado
unos cuantos cientos de años atrás. sugiere Santo Tomás, solo una cosa se re-
quiere de ella, señala Luis Vives (1940):
De un revista de vaqueros, la niña la castidad.
aprende que los mexicanos son los em-
pleados, los villanos o las cantineras y
de su madre que el sol es la peor desgra- 43 La familia de Gloria Anzaldúa vive en Texas desde
antes de 1847, por lo que como señala Marisa Be-
cia para una niña de piel morena. “No lausteguigoitia (2009), en su artículo Borderlands/
salgas al sol”…”Si te pones más oscura La Frontera: el feminismo chicano de Gloria An-
pensarán que eres una india. Y no te zaldúa desde las fronteras geoculturales, discipli-
narias y pedagógicas, ellos estaban en Texas cuan-
ensucies la ropa. No quieres que la gen- do el territorio pertenecía todavía a México, a pesar
te diga que eres una mexicana puerca”, de ello, sin ser migrantes, se asumen como tales
.

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Pura, casta, virgen, la mujer ideal. El nombre y apellido; y es que ¿desde dón-
espejo de la Prieta es su madre, en la de sino es desde el cuerpo que puede
que reconoce a esa villana-víctima, que iniciar la mujer cualquier lucha emanci-
puede ser la mujer-madre. A los siete patoria? Recuperar ese cuerpo que nos
años le amarraba los senos con una han arrebatado, sobre el que no tene-
faja de algodón ajustada y le aseguraba mos voz o decisión.
un trapo doblado en las pantaletas,
“mantén las piernas cerradas, Prieta” El pecado de la Prieta estaba envuelto
(p. 160), le decía. en una tortilla (Anzaldúa 1989). En la
escuela, les llamaban “tortilleros” en la
Piernas cerradas, mente cerrada, boca escuela. ¡Cómo no querer cambiar la
cerrada: la mujer ideal. El cuerpo de una tortilla por el pan blanco, los tacos por
mujer, atrapado y controlado, un cuer- hamburguesas!
po colonizado, fragmentado, carente
de voz; el cuerpo se convierte en centro La vergüenza de ser latinas. Fuimos
de lucha del oprimido y del opresor; es educadas para sentirnos menos, menos
necesaria la rebeldía, el grito valiente, la que el hombre, menos que la mujer
reconstrucción de otro yo, la búsqueda blanca. Nuestra cultura latina, herencia
de otros espejos, mis espejos. de una madre que fue ultrajada hasta lo
más profundo de sus entrañas, despoja-
Mujer: ¿cómo encontrarse a sí misma? da de sus riquezas, de su lengua, de sus
¿Cómo aprender a mirarse, y mirarnos tradiciones.
con amor, con empatía, y tal vez, con un
poco de compasión? ¿Cómo construir leal- Los restos de esta cultura habitan en
tad con nuestro género? ¿Cómo perdonar- los cuerpos y eso nos avergüenza, como
se y perdonarlas? la victima que se siente culpable y aver-
gonzada de su violación, que se revicti-
La prieta no cerro las piernas, como miza, traicionadas por ese inconsciente
hubiese querido su madre, pero mucho socializado del que habla Castoriadis
menos la mente o la boca. “Machona, in- (citado por Fernández, 2012)45
dia ladina” (p. 162) la llamaba la madre,
45 De acuerdo con Castoriadis (citado por Fernán-
por su forma de vestir y hablar; “frígi- dez, 2012) el Yo, el Superyó y el Ideal del yo son
da”, un novio; y, “puta” y “jota”,44 su impensables, salvo como productos del procesos
familia. La rebeldía y la insumisión, su de socialización y no hay posición entre incons-
ciente y sociedad. El inconsciente es una creación
social y una formación histórico-social en cada
44 En México, joto o jota se le llama a los homo- singularidad, no podemos pensar la socialización
sexuales y lesbianas como una simple suma de elementos externos a

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Así, la vergüenza es la madre, una vez de los cuerpos y la chingada, el útero, la


más, el espejo, mujer con la que la Prie- mujer, su cuerpo. La chingada, dice Oc-
ta se reconcilia más adelante, en quien tavio Paz (1950: s/p): “[a]nte todo, es la
reconoce a la mujer luchadora, presente Madre. No una Madre de carne y hueso,
siempre en su vida. Citando el poema de sino una figura mítica... es la madre que
Nellie Wong, le dice a su madre: “Amá, ha sufrido, metafórica o realmente, la
óyeme ahora, cuéntame tu historia, otra vez y acción corrosiva e infamante implícita
otra vez” (Anzaldúa, 1989: p. 163) en el verbo que le da nombre”. (http://
www.hacer.org/pdf/Paz00.pdf)
La reconciliación con la madre, repre-
senta por un lado, reconciliarse con la “Es una palabra mágica” continúa Paz,
mujer, con una misma, con esa voz que por un lado, si se ve como verbo, chin-
juzga, señala, castiga, y, por el otro, re- gar implica violencia, “salir de sí mismo
conciliarse con su cultura, sus tradicio- y penetrar por la fuerza en otro”; si por
nes, sus costumbres, reconstruir el ha- el contrario se ve como adjetivo, expre-
bitus46 del cuerpo, romper los barrotes sa pasividad:
que determinan nuestras percepciones
de lo bueno y lo malo, de lo bello y lo Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y
feo, repensar la relación con nuestro abierto, por oposición a lo que chin-
cuerpo, reescribir el texto del cuerpo. ga, que es activo, agresivo y cerrado.
Un proceso doloroso. El chingón es el macho, el que abre.
La chingada, la hembra, la pasivi-
“El doctor jugó con su navaja. La Chingada dad, pura, inerme ante el exterior.
abierta, violada por la vara del hombre blan- La relación entre ambos es violenta,
co” (p. 164) cuenta la Prieta. El doctor es determinada por el poder cínico del
el hombre blanco, el poder de domina- primero y la impotencia de la otra. La
ción, la navaja es el elemento simbólico idea de violación rige oscuramente to-
de la masculinización y la feminización dos los significados. La dialéctica de
“lo cerrado” y “lo abierto” se cumple
un núcleo psíquico que permanece inalterado,
sino que sus efectos están inextricablemente teji- así con precisión casi feroz (http://
dos a la psique. www.hacer.org/pdf/Paz00.pdf)
46 Utilizo el término que usa Bourdieu, habitus,
como un sistema de disposiciones que integran
todas las experiencias pasadas y funcionan como ¿Cuántas mujeres están enterradas de-
una matriz estructurante de nuestras percepciones bajo de mí? ¿Cuáles mis luchas, cuales
y apreciaciones ante la vida. Véase: “Producción
de habitus y violencia simbólica”, de Marta Fer-
las de ellas? No sé si reconozco todas
nández Boccardo (2012) En: Mujeres que Callan. las voces, pero reconozco las voces del
Argentina: Editorial Entreideas.

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dolor, de la violencia que ha marcado Sus ojos por agujas picadas


nuestros cuerpos, del golpe, de la pa- sus párpados, dos polillas
labra, de la mordaza. Veo en sus ojos, aleteando.
mis ojos, el miedo, a existir, existo a tra- -de “A Woman Lies Buried Under
vés de una mirada, la mirada del otro. Me”
Veo los cuerpos moverse, inhabitados, (Una mujer está enterrada debajo de
tantos recovecos nos son desconocidos, mí) (Anzaldúa, 1989: p. 167)
tantas sus marcas y lunares, que aún
hoy no nos pertenecen. Referencias

También reconozco otras voces, las vo- Anzaldúa, G. (1989). La Prieta. En: Esta
ces de lucha, de emancipación, voces puente, mi espalda. Voces de mujeres
desde la orilla y la periferia. Reconoz- tercermundistas en Los Estados Uni-
co el grito de liberación, el llanto de dos. [Cherie Moraga y Ana Cas-
alegría, el canto, la palabra afectiva, el tillo Eds. Ana Alarcon, Trad.].
abrazo solidario. Son tantas las voces y Estados Unidos: ISM Press/Edi-
estas nos habitan a una y a todas. torial Ismo.
Es necesario despojarse de todo, abrir Belausteguigoitia M. (2009). Border-
los ojos, reconocer el cuerpo, perderse lands/La Frontera: el feminis-
y encontrarse en él una vez, otra vez mo chicano de Gloria Anzaldúa
y otra vez, hasta que me convierta en desde las fronteras geoculturales,
cuerpo y el texto del cuerpo sea mi voz, disciplinarias y pedagógicas. De-
mis pensamientos, mis sentimientos, bate Feminista, Vol. 40 (Octubre),
mis sensaciones, un cuerpo habitado pp. 149-169.
por mí. Fernández Boccardo, M. (2012). Muje-
res que callan. Argentina: Edito-
Una mujer está enterrada debajo de rial Entreideas.
mí, Paz, O. (1950). El Laberinto de la sole-
Sepultada por siglos, supuesta muer- dad. Primera Edición (Cuader-
ta. nos Americanos) México, D. F.:
Una mujer está enterrada debajo de Fondo de la Cultura Económica.
mí. Consultado en: http://www.ha-
Oigo su suave murmullo cer.org/pdf/Paz00.pdf
la escofina de su piel pergamino Vives, L. (1940). Introducción de la mujer
combatiendo los pliegues de su mor- cristiana. Argentina: Colección
taja. Austral Espasa-Calpe.

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