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PODER JUDICIAL
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE PUNO
Sala Penal de Apelaciones de la provincia de San Román–Juliaca, con competencia territorial en todo el distrito
judicial de Puno, en los procesos sobre delitos aduaneros, tributarios, de mercado y ambientales, en adición Sala Penal
Liquidadora de la zona norte.
Expediente Nº 00810-2015-32-2111-JR-PE-03
Sentenciados : Nick Fernando Pari Apaza.
Delito : Omisión de auxilio a persona en peligro o aviso a la
autoridad.
Agraviado : Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino.
Procede : Segundo Juzgado Penal Unipersonal de San Román.
Resolución N° 18-2017.
Juliaca, treinta y uno de agosto
de dos mil diecisiete.
VISTOS; en audiencia pública: La sentencia condenatoria apelada
número ochenta y cinco guión dos mil diecisiete, contenida en la resolución
número once guión dos mil diecisiete de las páginas ciento cincuenta al ciento
sesenta y cinco del dieciséis de junio de dos mil diecisiete (cuaderno de
debate), según las reglas de procedimiento que prevé el artículo 424 del
Código Procesal Penal; y, oídos que han sido el alegato producido; en primer
lugar, al señor abogado del actor civil Carlos Chisan Orihuela a favor del actor
civil Antonio Vargas Mamani; en segundo lugar, al abogado de ahora
sentenciado Julio Santa Cruz a favor del sentenciado Nick Fernando Pari
Apaza; y, al señor Fiscal Superior Waldy Flores Peralta de la Segunda Fiscalía
Superior Penal de San Román - Juliaca, cuyos argumentos, están debidamente
registrados en el sistema de audio que forma parte de la carpeta de apelación;
examinados que han sido los actos de investigación y oídas la actuación de las
pruebas y la secuencia del juicio oral realizado por ante el Segundo Juzgado
Penal Unipersonal de esta provincia de San Román; y, finalizada la audiencia,
con el debate del caso y la votación de la causa, ha llegado la oportunidad de
prolar esta sentencia de vista.
l.- ANTECEDENTES.
1.1 Requerimiento de acusación.
El señor Fiscal Provincial Penal del Cuarto Fiscal de la Segunda
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Fiscalía Provincial Penal Corporativo de la Segunda Fiscalía Provincial Penal
de San Román - Juliaca, doctor Ernesto Rojas Cayllahua, en original de las
páginas dos al veinte y las subsanaciones correspondientes de las páginas
veintiuno al veintitrés y, veinticuatro al y veinticinco del cuaderno de debates,
formuló acusación en contra de Nick Fernando Pari Apaza, como autor del
delito de contra la vida, el cuerpo y la salud, en la modalidad de exposición a
peligro o abandono de personas en peligro y en su forma de omisión de auxilio
a persona en peligro o aviso a la autoridad, previsto y sancionado en el artículo
127 del Código Penal, en agravio de Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta Vargas
Palomino, representada por su herederos Antonio Vargas Mamani y Elsa
Yolanda Palomino de Vargas, pidiendo sanción de cuatro meses de pena
privativa de libertad y en su momento el actor civil, solicitó el pago de cien mil
soles, por concepto de reparación civil a favor de la agraviada; precisando el
señor Fiscal, como hechos: Precedentes, de la revisión de los actuados, se
tiene que en fecha once de setiembre del dos mil catorce, la Q.E.V.F. Carmen
Jhassel Calixta Vargas Palomino, llegó a su domicilio sito en la urbanización
Magisterial Amauta manzana A seis, lote doce de esta ciudad de Juliaca,
diciéndole a su madre Elsa Yolanda Palomino de Vargas en horas de la
mañana del mismo día que arreglaría su departamento, mostrándose muy
alegre sin precisar la razón, viéndola su madre en un estado perfecto de salud,
quien partió a la ciudad de Puno, para visitar a sus nietos a horas diez
aproximadamente de la fecha antes indicada; existiendo en horas de la
mañana una comunicación constante vía teléfono celular mediante llamadas y
mensajes entre la occisa y el imputado, conforme se verifica del reporte de
llamadas y mensajes entre los números de celular 988-555352, 951-772131,
993-012798 y 992-794480, correspondiente los dos primeros al imputado y los
dos últimos a la finada; concomitantes, es así que, en circunstancias que la
Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino se comunicaba con el
imputado Nick Fernando Pari Apaza, vía teléfono celular, la primera de las
nombradas, en horas de la tarde del día once de septiembre de dos mil
catorce, a través de mensajes de texto (noventa y cinco aproximadamente)
desde las trece horas con tres minutos, hasta las catorce horas con treinta y
cinco minutos, le escribe al imputado diciéndole: “Adiós ojala todo sería broma…o
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chantaje hoy es el día amor no hay sentido sola…Adiós Amor…”, escribiendo el
nombre de dos fármacos (pastillas) “Kysof y sertirina”, indicándole que le dio
una psiquiatra agregando, “Pero ojala aha efecto unos diezepanes ma…ya no seré tu
molestia ni de nadie siento mis ladios adormecidos…”, diciéndole en reiteradas
oportunidades que estaba mal, que se siente muy mal, indicándole además
“De veras q tome uchs pastillas… mi cuerpo se adormese … Toy votando
espumaQ…”, concurriendo el denunciado al domicilio de la finada el mismo día
a las catorce horas con cuarenta minutos aproximadamente, encontrándola en
estado de ebriedad, retirándose del referido domicilio a horas dieciséis con
treinta minutos aproximadamente del mismo día, sin haberla prestado auxilio, a
pesar de los mensajes que le habría escrito, encontrándose en la puerta con el
padre de la finada (señor Antonio Vargas Mamani), a quien como una forma de
prestar auxilio ni si quiera le comunicó que su hija Carmen Jhassel le había
escrito que había ingerido muchas pastillas (sertirina=sertralina), que se sentía
muy mal y mucho menos dio aviso a las autoridades de tales hechos, con lo
que ha omitido prestarle auxilio inmediato a la Q.E.V.F. Carmen Jhassel
Calixta Vargas Palomino, a pesar de no existir riesgo propio o de tercero, en el
momento que se encontró con la finada en su domicilio sito en la urbanización
Magisterial Amauta manzana A seis lote doce guión Juliaca, ya que la finada
se encontraba en estado de grave e inminente peligro, por las pastillas, el
alcohol (cerveza) que habría ingerido y por el estado de depresión en el que se
encontraba; y, posteriores, el imputado Nick Fernando Pari Apaza, luego de
haberse encontrado con el padre de la finada, a quien le indicó que había
venido a visitar a la Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino, el
denunciado se volvió a comunicar con la finada mediante llamadas (ocho) vía
teléfono celular desde las dieciséis horas con cuarenta minutos hasta las
diecinueve horas con cuatro minutos del once de septiembre de dos mil
catorce, continuando la comunicación mediante mensajes de texto, desde las
diecinueve horas con treinta y dos minutos hasta las diecinueve horas con
cuarenta, por medio del cual, el denunciado le dice a la finada “siempre cuando
tienes algo u otras alternativas para ti es fácil decir adiós y votar todo a la basura … Y
si dice que me amas y eliges otras cosas quiere decir que amas más esas cosas… Pero
claro nunca haces nada malo… porque no es malo alejarnos…”; respondiendo la
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finada únicamente “No es así… Amor no puemmmnv NH ctmmi GC… No m.”, no
advirtiéndose ninguna otra comunicación mantenida entre la finada y el
imputado. Al día siguiente, doce de setiembre del dos mil catorce, la madre de
la agraviada a horas siete aproximadamente ingresó a la habitación de su hija
y la encontró en su cama, temblorosa e inconsciente, ingresando a la tienda de
cual es propietaria, pidiendo ayuda a la persona que ingreso, para
posteriormente llamar a un médico que es su vecino y de inmediato trasladar a
la agraviada a la clínica Americana de esta ciudad de Juliaca, ingresando por
emergencia a horas ocho con cincuenta y tres minutos, no respondiendo a los
tratamientos y medicamentos suministrados, para posteriormente fallecer el día
trece de septiembre de dos mil catorce; siendo la causa de muerte: 1.- Falla
Multiorgánica; 2.- Shock Séptico Refractario y 3.- Sepsis Severa (sic).
Acusación que es subsanada por primera vez por el señor Fiscal Provincial,
mediante escrito de las páginas veintiuno al vientres, señala: Los actos de
omisión por parte del acusado Nick Fernando Pari Apaza inician y se
consuman a horas catorce con cuarenta minutos aproximadamente del once
de setiembre del dos mil catorce, en circunstancias en que encontró a la hoy
fallecida Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino, en estado de ebriedad en
su domicilio de esta, siendo que el acusado tenía conocimiento que la hoy
fallecida le había indicado haber ingerido fármacos (pastillas), denominadas
“Kysol y Sertitina”, conforme se puede desprender de la transcripción de los
mensajes entre el acusado y la hoy fallecida; omitiendo prestarle auxilio
inmediato más aun que el acusado en el momento en que se retiraba del
domicilio, se encontró con el señor Antonio Vargas Mamani quien es padre de
la fallecida, a quien ha podido comunicarle la situación de inminente peligro en
que se encontraba su hija, sin embargo, ha tenido la voluntad de no hacerlo, y
de la misma forma ha continuado la comunicación mediante mensajes de
texto, con la hoy fallecida, desde las diecinueve con treinta minutos hasta las
diecinueve con cuarenta minutos, por medio del cual, la finada le responde:
“No es así… Amor no puemmmnv NH ctmmi GC … No m.”; siendo esta última
comunicación, hasta el día siguiente en que encontraron a la hoy fallecida en
su habitación a horas siete horas aproximadamente, por lo que, el acusado no
ha tenido la voluntad de auxiliar o dar aviso a sus padres a fin de que estos le
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presten auxilio. La hoy fallecida, se encontraba en inminente peligro puesto
que había fármacos (pastillas) denominadas “Kyzof y sertirina” y además había
ingerido bebidas alcohólicas lo cual obviamente pudiera ser y fue nocivo para
su vida, conforme se puede desprender del informe Pericial de Parte, de fecha
veintidós de junio de dos mil dieciséis. Que, con respecto a las causas de
muerte, basado en los documentos revisados, los hallazgos clínicos de la
historia clínica y de la necropsia post exhumación, podemos plantear las
siguientes causas de fallecimiento:
CAUSA FINAL FALLA MULTIORGANICA
SHOCK DISTRIBUTIVO
CAUSA INTERMEDIA 2:
REFRACTORIO
CAUSA INTERMEDIA 1: SINDROME SEROTONINERGICO
CAUSA BASICA: INGESTA TOXICA DE FARMACOS
AGENTE CAUSANTE ANTIDEPRESIVO-SERTRALINA
1
Sentencias recaídas en los expedientes números mil novecientos dieciocho guión dos mil dos guión HC/TC, caso
Salazar Montalván, su fecha diez de setiembre del dos mil dos (fundamente jurídico N° 4), cero quinien tos cincuenta y
tres guión dos mil cinco guión PHC/TC, caso Andía Neyra, su fecha cuatro de marzo del dos mil cinco (fundamente
jurídico N°s 2 y 3) y cero novecientos treinta y do s guión dos mil seis guión PHC/TC, caso Michaud Vargas, su fecha
veintidós de febrero del dos mil seis (fundamento jurídico N°4).
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concordante con los artículos 123 inciso 1° del Cód igo Procesal Penal y 12 del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, precisados en su
contenido, alcances y efectos de su omisión, no sólo a través del Acuerdo
Plenario número seis guión dos mil once guión CJ guión ciento dieciséis
(fundamento jurídico número doce), sino por sendas sentencias del Tribunal
Constitucional, por los que, exigen al juzgador la obligación de emitir
pronunciamientos objetivos, coherentes y sustentados sólidamente en razones
jurídicas al resolver el conflicto, esto es, precisando con nitidez los motivos por
los cuales acoge o rechaza las pretensiones de las partes de un proceso
judicial.
2.2 Principio de congruencia entre acusación y sentencia.
a) El artículo 397 inciso 1° del Código Procesal Penal , establece que la
sentencia no podrá tener por acreditados hechos u otras circunstancias que los
descritos en la acusación y, en su caso, en la acusación ampliatoria, salvo
cuando favorezcan al imputado; al respecto, los magistrados de las Salas
Penales Permanentes y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia, en el
Acuerdo Plenario número cuatro guión dos mil siete/CJ guión ciento dieciséis,
su fecha dieciséis de noviembre de dos mil siete, en su fundamento décimo,
señalaron: “El Tribunal ha de pronunciarse respecto del hecho punible imputado [una
concreta conducta o hecho histórico atribuido al imputado en todo su alcance: concepto
procesal de hecho, y a su relevancia jurídico penal desde bien jurídico vulnerado], el
mismo que no puede mutar sustancialmente. Desde los principios acusatorios y de
contradicción, los hechos imputados deben respetarse, no pueden alterarse; es
decir la sentencia no puede contener un relato fáctico que configure un tipo
penal distinto o que introduzca circunstancias diferentes o nuevas que agraven
–de oficio, sin necesidad de previo debate, aunque el Tribunal puede incorporar
circunstancias atenuantes- la responsabilidad del acusado [ello no significa una
exactitud matemática entre el hecho acusado y hecho condenado, pues el
Tribunal, -conforme a la prueba actuada y debatida en juicio oral- puede
ampliar detalles o datos para hacer más completo y comprensivo el relato,
siempre que no implique un cambio de tipificación y que exista una
coincidencia básica entre la acusación y los hechos acreditados en la
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sentencia” (Negrillas nuestros); y,
b) En la doctrina, en relación a la congruencia, Arbulú Martínez2,
señala: “La correlación entre la imputación y fallo debe ser respetada rigurosamente en
la sentencia. Si la enunciación del hecho no es correcta puede sancionarse con la
nulidad. La correlación es estricta por cuanto se trata de establecer el tema factico sobre
el cual corresponde decidir. Su alteración llevaría a violar el derecho de defensa si se
tiene en cuenta que una variación implicaría someter a juzgamiento una conducta sobre
la cual no ha recaído acusación, y por ello no sometida a debate a lo menos legalmente.
La falta de correlación es una forma de violar el derecho de los sujetos procesales. Esta
regla general se asume en el artículo 397.1 (…). Otra regla es que en la sentencia no se
podrá modificar la calificación jurídica del hecho objeto de acusación o su ampliatoria, es
decir, la aplicación de la determinación alternativa, siempre que haya cumplido con el
trámite procesal para esta figura, que está prevista en el artículo 374.1”; por otro lado,
Espinoza Ramos3, al desarrollar las manifestaciones del derecho de defensa,
señala: “El derecho a la defensa es un atributo genérico que comprende un conhorte
múltiple de garantías, que son básicamente las siguientes: (…) vii) principio acusatorio
o de correlación entre acusación y sentencia; (…) La acusación es importante en cuanto
sirve para tres fines: a) delimita el objeto fundamental y el objeto accesorio del proceso;
b) hace posible una defensa adecuada; c) fija los límites de hecho de la sentencia”; más
adelante, citando la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, señala: “Tal como queda expuesto en la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, el principio acusatorio, de coherencia o de correlación entre acusación y
sentencia –como elemento integrante del derecho de defensa- exige identidad entre la
acusación fiscal y la sentencia judicial. La sentencia que sobrepasa los términos de la
acusación fiscal resulta arbitraria y, por tanto, carente de validez”.
2.3 Carga de la prueba y su valoración en el proceso penal.
2.3.1 Carga de la prueba.
2
ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor Jimmy. “Derecho procesal penal-un efoque doctrinario y jurisprudencial”. Gaceta Jurídica
S.A. 1ra Edicion. Lima, mayo de 2015. Tomo II. pp 400 y 401.
3
REVILLA LLAZA, Percy Enrique y otros. “Principios fundamentales del nuevo proceso penal”. Gaceta jurídica S.A.1ra
Edición. Lima, julio de 2013. pp.191 y 92, 205 y 207-208.
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a) El artículo 159 incisos 4° y 5° de la Constitución Política del Perú,
desarrollado por los artículos IV incisos 1° y 2° d el Título Preliminar del Código
Procesal Penal y 14 del Decreto Legislativo número 52, consagran y
establecen que, el Ministerio Público es titular del ejercicio público de la acción
penal en los delitos y tiene el deber de la carga de la prueba. Asume la
conducción de la investigación desde su inicio; asimismo, está obligado a
actuar con objetividad, indagando los hechos constitutivos de delito, los que
determinen y acrediten la responsabilidad o inocencia del imputado. Con esta
finalidad conduce y controla los actos de investigación que realiza la Policía
Nacional; y,
b) La carga de la prueba que desarrollamos en el numeral que
precede, tiene relación con el derecho a probar de las partes, considerado
como uno de los elementos esenciales del derecho a un debido proceso
consagrado por el artículo 139 incisos 3° y 14° de la Constitución Política,
reafirmada en sus alcances por el intérprete Supremo de la Constitución4.
2.3.2 Valoración de la prueba.
a) Valoración de prueba de modo genérico.
a-1) Respecto de la valoración de la pruebas, desarrollado por el
Tribunal Constitucional, como parte del derecho a probar de las partes,
debemos tener presente que está regulado por el artículo 393 inciso 2° del
Código Procesal Penal, por el que, el Juez Penal para la apreciación de las
pruebas procederá primero a examinarlas individualmente y luego
conjuntamente con las demás. La valoración probatoria respetará las reglas de
4
Sentencias de los expedientes números: a) Cero mil quinientos cincuenta y siete guión dos mil doce guión
HC/TC, caso Ninahuanca Sosa y otros vs Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Junín, sobre proceso
de hábeas corpus, su fecha cuatro de junio de dos mil doce, fundamento jurídico número dos: “Tal como lo señaló este
Tribunal en la sentencia recaída en el Exp. Nº 010-2002-AI/TC, el derecho a la prueba forma parte de manera
implícita del derecho a la tutela procesal efectiva; ello en la medida en que los justiciables están facultados para
presentar todos los medios probatorios pertinentes, a fin de que puedan crear en el órgano jurisdiccional la convicción
necesaria de que sus argumentos planteados son correctos. En tal sentido, este Tribunal ha delimitado el contenido del
derecho a la prueba: (…) Se trata de un derecho complejo que está compuesto por el derecho a ofrecer medios
probatorios que se consideren necesarios; a que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure la
producción o conservación de la prueba a partir de la actuación anticipada de los medios probatorios, y que estos sean
valorados de manera adecuada y con la motivación debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tengan en la
sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente motivada por escrito, con la finalidad de que el
justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido efectiva y adecuadamente realizado (Cfr. STC Exp. Nº 6712-2005-
HC/TC, fundamento 15)”; y, b) Seis mil setecientos doce guión dos mil cinco guión HC/TC, caso Medina Vela y otro
vs Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, su fecha diecisiete de octubre de dos mil cinco, fundamentos
jurídicos números trece al quince, de los que, transcribimos: “Se trata de un derecho complejo que está compuesto
por el derecho de ofrecer medios probatorios que consideren necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente
actuados, que asegure la producción o conservación de la prueba a partir de la actuación anticipada de los medios
probatorios y que éstos sean valorados de manera adecuada y con la motivación debida, con el fin de darle mérito
probatorio que tenga en la sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente motivado por escrito, con la
finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido efectiva y adecuadamente realizada”. (Las
negrillas, cursivas y el subrayado es nuestro).
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la sana crítica, especialmente conforme a los principios de la lógica, las
máximas de la experiencia y los conocimientos científicos; y,
a-2) La norma procesal transcrita a través del literal que precede, no
previó la llamada “prueba privilegiada” o más técnicamente no optó por el
sistema de la prueba legal o tasado y menos prevé las “valoraciones
esenciales y determinantes que sustentan su decisión”, tal conforme establece
expresamente en el artículo 197 segunda parte del Código Procesal Civil
vigente.
En consecuencia, el Código Procesal Penal, optó por el sistema de
libre apreciación razonada; por tanto, no es admisible ni se puede fundar una
decisión a sólo mérito de una prueba documental o de otro medio probatorio,
en una suerte de “prueba privilegiada”, en evidente vulneración del derecho
fundamental a probar de los justiciables.
b) Valoración de pruebas de modo específico en segunda instancia.
b-1) Los artículos 419 inciso 2° y 425 inciso 2° primera parte del literal a)
e inciso 3 segunda parte del literal b) del Código Procesal Penal, es verdad que
no sólo nos facultan a las Salas Penales Superiores del Poder Judicial, declarar
la nulidad en todo o en parte de la sentencia apelada y disponer se remitan los
autos al Juez que corresponda para la subsanación a que hubiera lugar, sino
también, entre otras, de confirmar la apelada o tratándose de sentencias
condenatorias, revocando la de dictar sentencia absolutoria;
b-2) En efecto, el artículo 425 inciso 2° del Código Pro cesal Penal,
establece: “La Sala Penal Superior sólo valorará independientemente la prueba
actuada en la audiencia de apelación, y las pruebas pericial, documental,
preconstituida y anticipada. La Sala Penal Superior no puede otorgar diferente valor
probatorio a la prueba personal que fue objeto de inmediación por el Juez de primera
instancia, salvo que su valor probatorio sea cuestionado por una prueba actuada en
segunda instancia”; es decir, para acceder el pedido del apelante, estamos
facultados para apreciar independientemente, además de las pruebas actuadas
en segunda instancia – audiencia de apelación (en el presente caso, no hubo),
las pruebas pericial, documental, preconstituida y anticipada, incorporadas y
actuadas en el juicio oral, válida y con observancia de las garantías procesales;
24
b-3) Además, respecto de la no posibilidad de otorgar diferente valor
probatorio a la prueba personal, debemos tomar en cuenta los principios
positivisados por dicho Código, a través de sus artículos 356 (sin perjuicio de
las garantías procesales reconocidas por la Constitución y los Tratados de
Derecho Internacional de Derechos Humanos, aprobados y ratificados por el
Perú, rigen especialmente la oralidad, la publicidad, la inmediación y la
contradicción en la actuación probatoria), y I inciso 2° y II del Título Preliminar
(principios de oralidad, publicidad y contradicción y presunción de inocencia),
éstos últimos, prevalecen sobre cualquier otra disposición de dicho Código,
conforme al artículo X del Título Preliminar o para algunos juristas, incluso
tienen el nivel constitucional;
b-4) Las normas procesales que mencionamos en los sub literales a-1)
y b-2) que anteceden de éste considerando, ha sido objeto de conclusión
alternativa arribada por los señores jueces de la Sala Penal Permanente de la
Corte Suprema de Justicia de la República, contenida en el fundamento jurídico
décimo tercero de la sentencia, que recayó en la casación número ciento
noventa y cinco guión dos mil doce, de procedencia Moquegua, su fecha cinco
de setiembre de dos mil trece, continente de doctrina jurisprudencial, en virtual
de la cual, no podríamos modificar la valoración probatoria del Juez de
primera instancia y ubicarnos en su posición (inmediación con la actividad
probatoria personal), durante la audiencia de apelación de sentencia, porque
debiera en todo caso existir repetición de la referida prueba oral, que nos
permita “ver” y “oír” su actuación; y,
b-5) Finalmente, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de
Justicia de la República, en una reciente sentencia casatoria número
doscientos cincuenta y tres guion dos mil trece, de procedencia Puno, en su
fundamento dos punto tres, su fecha veinte de noviembre de dos mil catorce,
interpretando los alcances del artículo 425 inciso 2° del Código Procesal Penal,
concluyó que incurre en causal de invalidez insubsanable, declarando nula la
sentencia de vista y optó por el reenvió, señalando, entre otros: “En esa línea, la
Sala Penal de Apelaciones, contrario a lo prescrito por dicho artículo, otorga valor
distinto a la prueba personal actuada en juicio, sin que en sede de apelación se la haya
cuestionado con prueba alguna”; agrega: “Se aprecia que sin haber interrogado al
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citado perito ni haber visualizado el citado video, otorga, a la declaración del referido
perito, un valor distinto al otorgado por el Juzgado Unipersonal, trasgrediendo el
principio de inmediación”; y, finalmente: “Que brindó un valor distinto a la prueba
personal actuada en juicio y afectó el principio de inmediación”.
2.3.3 En relación a la valoración de la prueba indiciaria, se debe tener en
consideración lo dispuesto en el artículo 158 inciso 3) del Código Procesal
Penal, que establece: “La prueba por indicios requiere: a) que el indicio esté probado;
b) que la inferencia esté basada en las reglas de la lógica, la ciencia o la experiencia; c)
que, cuando se trate de indicios contingentes, estos sean plurales, concordantes y
convergentes, así como que no se presente contraindicios consistentes”; ésta norma, ha
sido objeto de desarrollo ampliamente por parte Tribunal Constitucional, en el
expediente cero cero setecientos veintiocho guión dos mil ocho guión HC/TC,
caso Llamoja Hilares que citamos, establecieron: “(…) así, el modelo de la
motivación respecto de la prueba indiciaria se desarrollará según la siguiente
secuencia: hecho inicial-máxima de la experiencia-hecho final. O si se quiere, hecho
conocido-inferencia lógica-hecho desconocido”; asimismo, en su fundamento treinta,
agrega: “(…) el derecho a la presunción de inocencia no se opone a que la convicción
judicial en un proceso penal pueda formarse sobre la base de una prueba indiciaria, pero
para que ésta pueda desvirtuar dicha presunción debe satisfacer las siguientes exigencias
constitucionales. Los indicios han de estar plenamente probados, no puede tratarse de
meras sospechas, y el órgano judicial debe explicitar el razonamiento, en virtud del cual,
partiendo de los indicios probados, ha llegado a la conclusión de que el procesado realizó
la conducta tipificada como delito (…). En definitiva, si existe prueba indiciaria, el
Tribunal de instancia deberá precisar, en primer lugar, cuáles son los indicios probados
y, en segundo término, cómo se deduce de ellos la participación del acusado en el tipo
penal, de tal modo que cualquier otro Tribunal que intervenga con posterioridad pueda
comprender el juicio formulado a partir de tales indicios. Es necesario, pues (…), que el
órgano judicial explicite no sólo las conclusiones obtenidas sino también los elementos
de prueba que conducen a dichas conclusiones y el iter mental que le ha llevado a
entender probados los hechos constitutivos del delito, a fin de que pueda enjuiciarse la
racionalidad y coherencia del proceso mental seguido y constatarse que el Tribunal ha
formado su convicción sobre una prueba de cargo capaz de desvirtuar la presunción de
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inocencia y, una vez alegada en casación la vulneración del derecho a la presunción de
inocencia, al Tribunal Supremo incumbe analizar no sólo si ha existido actividad
probatoria, sino si ésta puede considerarse de cargo, y, en el caso de que exista prueba
indiciaria, si cumple con las mencionadas exigencias constitucionales”; además, la
valoración de la prueba indiciaria, ha sido desarrollado en el Acuerdo Plenario
número uno guión dos mil seis/ESV guión veintidós, su fecha trece de octubre
de dos mil seis, que ha establecido como principio jurisprudencial de obligatorio
cumplimiento para todas las instancias judiciales el fundamento cuarto de la
Ejecutoria Suprema recaída en el Recurso de Nulidad número mil novecientos
doce guión dos mil cinco, su fecha seis de setiembre de dos mil cinco que
señala los presupuestos materiales legitimadores de la prueba indiciaria, única
manera que permite enervar la presunción de inocencia: “Que, respecto al indicio,
(a) éste – hecho base – ha de estar plenamente probado – por los diversos medios de
prueba que autoriza la ley -, pues de lo contrario sería una mera sospecha sin sustento
real alguno, (b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos pero de una singular
fuerza acreditativa, (c) también concomitantes al hecho que se trata de probar – los
indicios deben ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y desde luego no todos lo
son, y (d) deben estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se refuercen
entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia – no sólo se trata de suministrar
indicios, sino que estén imbricados entre sí– (…); que, en lo atinente a la inducción o
inferencia, es necesario que sea razonable, esto es, que responda plenamente a las reglas
de la lógica y la experiencia, de suerte que de los indicios surja el hecho consecuencia y
que entre ambos exista un enlace preciso y directo”.
2.4 Presunción de inocencia:
a) Tanto el principio de presunción de inocencia como el in dubio pro
reo, son manifestaciones del favor rei5, pues ambos inspiran al proceso penal
de un Estado democrático y su actuación de éstos se realiza en diversas
formas u opera en distintos planos; y,
b) El derecho a la presunción de inocencia consagrado en el artículo 2
inciso 24° literal e) de la Constitución Política d el Perú vigente, concordante
5
BINDER, Alberto. “Introducción al Derecho Procesal Penal”. Buenos Aires – Argentina: Editorial Ad hoc, 1993, p. 123.
Sostiene: “Construir con certeza la culpabilidad significa destruir sin lugar a dudas la situación básica de la libertad de
la persona imputada. Si existe ese grado de certeza, no se puede arribar a la decisión de culpabilidad. Ese es el
principio de favor rei, comúnmente mencionado como in dubio pro reo. Es decir, la situación básica de libertad”.
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con los artículos 11 inciso 1° de Declaración Unive rsal de Derechos Humanos,
14 inciso 2° del Pacto Internacional de Derechos Ci viles y Políticos y 8 inciso
2° de la Convención Americana de Derechos Humanos d e San José de Costa
Rica, en virtud de los cuales, toda persona es considerada inocente mientras
no se haya declarado judicialmente su responsabilidad; a nivel interno, ha sido
objeto de desarrollo a través del artículo II inciso 1° del Título Preliminar del
Código Procesal Penal, que establece que toda persona imputada de la
comisión de un hecho punible es considerada inocente, y debe ser tratada
como tal, mientras no se demuestre lo contrario y se haya declarado su
responsabilidad mediante sentencia firme debidamente motivada. Para estos
efectos, se requiere de una suficiente actividad probatoria de cargo, obtenida
y actuada con las debidas garantías procesales.
2.5 Delito de omisión de auxilio o aviso a la autoridad.
2.5.1 El artículo 127 del Código Penal, establece: “El que encuentra a un
herido o a cualquier otra persona en estado de grave e inminente peligro y omite
prestarle auxilio inmediato pudiendo hacerlo sin riesgo propio o de tercero o se abstiene
de dar aviso a la autoridad, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de
un año o con treinta a ciento veinte días-multa”.
2.5.2 Elementos constitutivos del delito.
Desde el punto de vista doctrina, hemos tenido a la vista a Salinas
Siccha6, citado en el requerimiento primigenio de acusación de la página
veintitrés y a otros, según los cuales, vienen a ser:
a) Tipicidad objetiva.
El tipo penal recoge dos hipótesis delictivas. La primera que aparece
cuando el agente dolosamente omite prestar auxilio inmediato a un herido o
cualquier otra persona en estado de grave e inminente peligro; y, la segunda,
que se configura cuando el sujeto activo se abstiene de dar aviso a la autoridad
competente respecto del herido o la existencia de una persona en estado de
grave e inminente peligro. Se trata de hechos punibles de omisión propia,
donde se requiere infringir o lesionar una norma de mandato, la misma que
constituye el deber social de auxiliar o prestar ayuda diligente al prójimo que se
6
SALINAS SICCHA, Ramiro. “Derecho Penal Parte Especial”. Volumen 1. Editorial Iustitia, 6ta. Edición, octubre de dos
mil quince. Pp. 316-319.
28
encuentre en circunstancias concretas que encierran peligro para su vida o
salud.
El verbo “encontrar” ha generado en la doctrina discusiones nada
pacíficas. El presupuesto de la hipótesis delictivas descritas consiste en que el
agente debe encontrar al sujeto pasivo en una situación de peligro o riesgo
manifiesto, y grave e inminente para su vida o salud, ya sea herida o no.
Interpretando específicamente y en forma estricta el texto del tipo penal, se
entiende que el sujeto activo debe encontrar, tropezar, topar, coincidir o
chocar con la persona el peligro manifiesto, es decir, el agente debe chocar
físicamente con el sujeto pasivo o, en todo caso, hallarse en presencia física
con aquel. Por el contrario si ello no se produce, el hecho punible no se
configura.
Sujeto activo y pasivo.
El sujeto activo, puede ser cualquier persona y el sujeto pasivo, solo
puede ser una persona herida, es decir, que ha sufrido un daño contra su
integridad física grave, o aquella que se encuentra atravesando una situación
de grave e inminente peligro para su vida o salud. Pero como se ha
mencionado, la herida o el estado de peligro debe ser de magnitud suficiente
que impida valerse por sí sola a la víctima. Si llega a verificarse que la
persona herida o en estado de peligro fácilmente podía ponerse a buen
recaudo, de modo alguno podrá constituirse en víctima del hecho punible.
Villavicencio Terreros7, al desarrollar sobre el delito de omisión
impropia, específicamente sobre la posición de garante, refiere el delito de
omisión propia es una infracción de deber. Son garantes los individuos que
asumen deberes específicos mencionados de acción para evitar que se genere
el resultado típico. Este deber de impedir el resultado, sólo puede ser un
deber jurídico pues no basta el simple deber moral.
Bustos Ramírez, al desarrollar in extenso y descriptivamente sobre “el
deber jurídico de actuar”, sostiene en la doctrina; primero, fundado en fuentes
formales o puramente formales, sin considerar la legitimidad material de la
fuente y sus límites, no podría fundamentar, por ejemplo, un deber de evitar
el resultado entre una pareja de novios o entre tío y sobrino aun cuando
7
VILLAVICENCIO T., Felipe. “Derecho Penal Parte General”. Tercera edición, marzo 2009, Editorial Grigley. p.660.
29
vivieran bajo el mismo techo, pues no hay obligación entre ellos ni de carácter
contractual ni legal, al contrario, sí serviría para fundamentar una
responsabilidad por omisión entre cónyuges no divorciados que llevaran
separados de hecho muchos anos incluso cuando sean incapaces de
reconocerse en la calle; y, otro extremo de su análisis o segundo, al referirse a
fuentes materiales alude que debe determinarse materialmente qué personas
están socialmente en una posición de garante frente a un bien jurídico y agrega
que sólo respecto a éstas personas se consideran los delitos especiales,
porque tienen un deber jurídico específico que deriva de su posición de
protección al bien jurídico protegido, condicionada a su acreditación, luego
clasifica como fuentes de posición de garante que surgen: 1) Deber de
defensa de determinados bienes jurídicos ajenos, porque existe una persona
que no está en condiciones de proteger sus bienes jurídicos, su vida o bienes
por ejemplo, y hay otra que tiene el deber de salvar (deberes derivados de las
relaciones familiares de cuidado –padres con sus hijos y éstos con sus padres
ancianos, entre hermanos, entre cónyuges, etcétera-), de la condición de
representante del titular del bien jurídico –respecto de los bienes jurídicos e
intereses de las personas jurídicas, sólo puede actuar representadas-, de
estrecha relaciones de comunidad –de peligro, grupo de excursionistas y de
techo, personas que viven en común-, en razón de una asunción consentida de
una función de protección –del vigilante de una playa, guía de un excursión- y
asumidos unilateralmente –caso de un herido, de quien ayuda al ciego a cruzar
una calle, asume unilateralmente la protección de su vida y salud individual
frente a la posibilidad de que sea atropellada por un coche, considerada como
demasiada exigencia); y, 2) Deber de supervigilancia de determinadas fuentes
de peligro por cualquier bien jurídico, porque dentro de nuestro ámbito social,
puede haber fuentes de peligro respecto de los cuales tenemos un deber de
vigilancia para evitar que esos peligros se concreten en de los bienes jurídicos
ajenos, señalando como ejemplos: Un perro fiero, un industria que trabaja con
materiales fuertemente contaminantes, un almacén de explosivos, una mina, un
pariente agresivo que sufre una grave enfermedad mental o una enfermedad
grave contagiosa, clasificando a los que están dentro del ámbito de dominio
material (dueños de animales peligrosos, industrias, almacenes de explosivos,
30
en los que, el propietarios sin lugar a dudas tiene el deber de vigilar y tomar en
todo caso, la medidas de precaución) y de la supervigilancia que ha der ejercer
sobre el actuar de terceros que están bajo nuestro cuidado (responsabilidad
por el actuar de un inimputable, del que tiene posición de garante, los padres,
tutores, profesores, etcétera).
Tipicidad subjetiva.
La forma de redacción del tipo penal evidencia que se trata de un delito
netamente doloso. No cae la comisión por culpa. El sujeto activo actúa con
conocimiento de que el sujeto pasivo se encuentra en un grave e inminente
peligro y voluntariamente decide no prestarle el auxilio inmediato que amerita la
situación, sabiendo perfectamente que no corre ningún riesgo personal si
actuara. El error sobre cualquiera de los elementos del tipo anotados, ya sea
vencible o invencible, excluye el dolo, por lo tanto, el hecho sería atípico al no
haberse regulado la omisión de socorro culposo en nuestro Código Penal.
Bien jurídico protegido.
La ubicación sistemática del tipo penal en el corpus juris penale nos indica
claramente que el interés con relevancia jurídica que se pretende proteger con
las hipótesis delictivas lo constituye la vida y salud de las personas, bienes
jurídicos que se encuentran en grave e inminente peligro por el actuar doloso
del sujeto activo, mas no al seguridad de las personas.
Según Peña Cabrera Freyre8, lo que sanciona en la omisión del deber de
socorro es la infracción de deber de auxilio respecto al que se encuentra en
peligro, es decir, la omisión de la ayuda cuando es realmente exigible por
encontrarse el afectado desamparado y en un peligro manifiesto y grave.
2.5.3 Causa de la muerte: Shock séptico o sepsis.
a) Sepsis, sepsis grave y shock séptico9, la primera es el síndrome
causado por una respuesta desproporcionada o inapropiada del organismo
ante una infección, es un proceso complejo que puede afectar a cualquier
paciente, originarse en múltiples lugares y ser causado por diferentes
microorganismos, además se puede presentar con una multitud de
síntomas y signos, ninguno específico, varia en gravedad, desde una leve
8
PEÑA CABRERA PREYRE, Alonso Raúl. “Derecho Penal Parte Especial”. Tomo I. Editorial Idemsa. Tercera edición,
noviembre 2015. Pp.363.
9
FARRERAS, ROZMAN. “Medicina Interna”. Tomo IV. Editorial Elservier, p. 2320.
31
o corta fiebre a un shock séptico fatal; en cuanto a la segunda, es una
sepsis asociada a disfunción orgánica hipoperfusion (acidosis láctica, oliguria o
alteración del estado mental) o hipotensión; y, en cuanto al shock séptico, es
una sepsis grave con hipotensión, pese al aporte adecuado de líquidos (incluye
los pacientes que no están hipotensos, tras recibir fármacos inótropos o vaso
depresores), el aporte adecuado de líquidos se define como una infusión de
veinte a treinta mililitros decoloide. En suma son condiciones que conllevan alta
morbilidad y mortalidad10.
b) Para Achával11, al referirse a la concausa ignorada por el autor (uno
de los supuestos de ruptura del nexo causal o relación de causalidad), a la
septicemia o denominado para otros sepsis, considera como una de las
concausas simultáneas o contemporánea.
Tercero.- ANÁLISIS JURÍDICO FÁCTICO.
3.1 Del pedido de Nulidad de la sentencia.
3.1.1 Debida motivación en la valoración de la prueba.
El señor abogado del sentenciado recurrente, pidió a la Sala que
integramos, declaremos nula la sentencia, básicamente porque: Se habría
incurrido en indebida motivación, al no cumplir con las pautas de valoración de
la prueba que establece el artículo 393 inciso 2º del Código Penal, esto es,
valoración individual y conjunta de las pruebas; al respecto, señalamos:
a) De los argumentos expuestos por el Juez de instancia, en el numeral
nueve de la parte considerativa de la sentencia recurrida, si bien no realiza un
análisis individual y conjunto de las pruebas actuadas en el juicio oral e
inclusive omite valorar algunos medios de prueba, tales como los exámenes de
los Peritos Rosa Elizabeth Cabrera Palao, Henry Rolf Zela Campos, Jorge
Bustinza Valer, entre otros, que importaría una motivación insuficiente e
inobservancia del artículo 139 inciso 5° de la prec itada Constitución Política,
concordante con los artículos 123 inciso 1° del Cód igo Procesal Penal y 12 del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que
desarrollamos en el literal b) del numeral dos punto uno, también lo es que el
10
Acta Médica Peruana – sepsis – 3 y las nuevas definiciones, ¿Es tiempo de abandonar SIRS?. Disponible en:
http://wwwscielo.org.pe/scielo.php?pid=S1928-59172016000300008&script=sci_artext. Consulta: 31 de agosto de
2017 a horas:14:30.
11
ACHÁVAL, Alfredo. Manuel de Medicina Legal – Práctica Forense. Buenos Aíres – Argentina: Abeledo–Perrot,
Tercera edición, 1988, p.195.
32
objeto y los alcances de los citados artículos, ha sido precisado en la
Resolución Administrativa número 002-2014-CE-PJ, que hemos citado en el
marco jurídico normativo, de cumplimiento obligatorio, mediante la cual, como
en el presente caso, la sentencia apelada cuestionada en rigor con incidencia a
la valoración de la pruebas o de defectuosa motivación, antes que de
“indebida motivación”, el órgano jurisdiccional de revisión debe absolver el
grado, emitiendo decisión de fondo y que los supuestos defectos en la
motivación como la valoración de la prueba, no pueden ser causal de nulidad,
porque ello atentaría contra la independencia del Juez reconocida por la
Constitución, a través del citado artículo 139 inciso 2° párrafo segundo de la
Constitución Política vigente, desarrollado por el artículo 16 del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial;
b) Siendo ello así, el fundamento de “indebida motivación” respecto de
la valoración individual y conjunta de los medios de prueba, en rigor no
constituye argumento suficiente que justifique la nulidad de la sentencia
recurrida, por cuanto si bien no existe un análisis individual y conjunto de los
medios de prueba actuados en el juicio oral, empero el señor Juez de instancia,
realizó un análisis de las pruebas que a su juicio son relevantes para dar por
acreditado la realidad del delito y la responsabilidad del sentenciado recurrente,
aun cuando no compartiéramos con dicho razonamiento, que justifican su
decisión;
c) Además, el nuevo Modelo Procesal Penal, no asume ni prevé como
finalidad del proceso la forma por la forma, que obligue al Poder Judicial,
invalidar actos jurídicos procesales (sentencia), por cualquier vicio procesal al
momento de emitir la sentencia apelada; siendo de observancia obligatoria lo
dispuesto en la Resolución Administrativa número 002-2014-CE-PJ de fecha
siete de enero de dos mil catorce, emitida por el Consejo Ejecutivo del Poder
Judicial, debiéndose privilegiar además, la aplicación de los principios de
trascendencia, conservación y celeridad procesal, previstos en los artículos 6
del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, 152 del
Código Procesal Penal y 172 párrafo cuarto del Código Procesal Civil, esto es,
aun cuando existiese errores de hecho o de derecho en la motivación de la
resolución impugnada, nos corresponde emitir decisión de fondo del asunto
33
jurídico, sea revocando o confirmando, todo ello subsanando o corrigiendo
dichos defectos formales del proceso o la motivación insuficiente o indebida
valoración de las prueba; por lo que, en estricta aplicación del principio de
taxatividad regulado en los artículos 149 y 150 del Código Procesal Penal, no
es atendible el pedido de nulidad de la sentencia.
3.1.2 Principio de congruencia entre la acusación y la sentencia.
El señor abogado del sentenciado recurrente, durante sus alegatos
también incidió en la vulneración del principio de correlación, es decir,
incongruencia entre los hechos descritos en la acusación y la sentencia,
específicamente en la causal del peligro inminente; al respecto, sostenemos:
a) De los hechos postulados por el representante del Ministerio Público,
en contra del hoy sentenciado recurrente Nick Fernando Pari Apaza,
advertimos que en el requerimiento de acusación de las páginas dos y
siguientes de autos, específicamente en los hechos atribuidos, en lo respecta a
la causal de peligro inminente de la agraviada Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta
Vargas Palomino, se señala que habría sido producto de la ingesta de
fármacos “Kysof y sertirina”, ingesta de alcohol (cerveza) y el estado de
depresión en que se habría encontrado la misma, precisando en las
circunstancias posteriores la causa de la muerte, falla multiorgánica, shock
séptico refractario y sepsis severa –véase específicamente las páginas tres y cuatro de autos-;
37
mensajes, se dan en un contexto de discusión y en ese contexto, pese a que la
agraviada pudo haber estado mal de salud y ello no descarta que los mensajes
haya tenido animus jocandi que refiere la defensa; por lo que, dichos mensajes
de texto, a criterio de la Sala que integramos, por sí solos, no pueden constituir
prueba suficiente que de por acreditado el referido extremo, si no está
corroborado con otros medios de prueba idóneos que revistan las frases ahí
vertidas, en particular la ingesta de fármacos y bebida alcohólica (cerveza).
e) En la sentencia materia de grado, se señala que el intervalo de tiempo
en la que no existen mensajes de texto, sería porque el acusado fue a visitar a
la agraviada, esto es, después de catorce horas con treinta y cinco minutos,
antes de diecinueve horas con treinta y dos minutos, aspecto que da por
acreditado con la declaración de Antonio Vargas Mamani; cuya declaración,
apreciamos que fue prestada en la sesión de juicio oral de fecha doce de junio
de dos mil diecisiete, donde básicamente dijo: “(…) en fecha 11 de setiembre de
2014 en horas de la tarde me encontraba trabajando y a eso de las cuatro llego a mi
casa y vi que la cortina de la sala de mi hija se movía y cuando estaba abriendo
la puerta me abre el señor Nick Fernando me dijo que estaba con mi hija
Carmencita y yo me retiro a la segunda planta porque respeto la privacidad de
mi hija (…) cuando me abrió la puerta el señor Nick no tuve ningún tipo de
comunicación, no me ha dicho en absoluto nada que mi hija estaba mal (…) el 12 de
setiembre del 2014 , en horas de la noche tuve comunicación con el señor Nick Pari
Apaza yo tenía el teléfono de mi hija en el bolsillo escucho una llamada soy Nick me dijo
quiero hablar con Carmencita, le dije Carmencita está acá en la clínica ven vas a
conversar qué le ha pasado le dije, estaba vomitando no más me dijo, nada más me dijo,
la llamada ha sido poco tiempo, después me cortó la llamada (…)”; ésta declaración,
daría cuenta de que el hoy sentenciado, el once de setiembre a horas cuatro de
la tarde, estuvo con la agraviada.
f) Asimismo, en la sentencia se señala que está corroborada con la
declaración de Elsa Yolanda Palomino de Vargas, quien en la referida sesión
de audiencia, dijo esencialmente: “(…) el día 11 de setiembre de 2014 a horas ocho
de la mañana estaba en mi casa yo solita me estaba alistando para ir a Puno, justo mi
hija llegó a las diez, en ese momento me dijo voy a arreglar mi departamento luego voy a
38
la U me dijo, me he preparado un caldito se ha comido en ese momento me despachó ella
misma, ese día me he ido a Puno, regresé las seis a siete más o menos me encontré con
mi esposo que estaba bajando del segundo piso, él me dijo no entres ahí esta Nick me
subí arriba (…)”; la que, en efecto tendría alguna relación con el padre de la
finada agraviada.
g) De las examinadas declaraciones, advertimos que el hoy
sentenciado recurrente, efectivamente visitó a la agraviada Q.E.V.F. Carmen
Jhassel Calixta Vargas Palomino, el once de setiembre de dos mil catorce,
después de catorce horas con treinta y cinco minutos, y se retiró antes de
diecinueve horas con treinta y dos minutos, presumimos por los mensajes de
texto que recibió, pero de modo alguno acredita el grave e inminente peligro en
que se hubiera encontrado la misma.
h) Ahora bien, en los mensajes de texto examinados, revelaría presunta
ingesta de fármacos consistente en kysok, sertirina y diazepán, la que a criterio
del señor Juez de instancia, daría por acreditado el grave e inminente peligro
en que habría estado la agraviada; sin embargo, omite valorar lo referido por el
Perito Jorge Bustinza Valer, quien al ser examinado en la sesión de juicio
oral, respecto del dictamen pericial número 03-2016, glosada en la página
ciento veinticuatro y vuelta del expediente judicial, concluye: “(…) Los hallazgos
en químico toxicológico de animas de descomposición son resultados de la putrefacción
del cuerpo y no encontraron sustancias que le haya provocado la muerte”; y, en
dicho dictamen y conclusiones, el señor perito en mención, se ratificó al ser
examinado en el juicio oral, al ser preguntado por el Juez, dijo: “Cuando se pone
que no hay sustancias toxicológicas que provocan la muerte, me refiero a los fármacos,
yasepan, raticidas, insecticidas o venenos, en ninguna de la muestras se encontró esas
sustancias (…)”. En consecuencia, aquélla supuesta ingesta de fármacos
mencionados en los mensajes de texto, resaltados como parte de los hechos
imputados e inclusive de insistencia en los argumentos del señor Fiscal
Superior, durante la primera sesión de la audiencia de apelación de sentencia,
cuando reiteradamente afirmó que la ingesta de esos fármacos y la cerveza,
provocó una intoxicación, ha sido desvirtuado por la conclusión pericial
transcrita que precede, ratificado y precisado por su otorgante en el juicio oral.
39
i) Además, la ingesta de licor (cerveza) a que hace referencia el
representante del Ministerio Público, en su requerimiento de acusación, no
tiene sustento probatorio, toda vez que únicamente existe la afirmación de
Antonio Vargas Mamani, cuando al prestar su declaración durante el juicio oral,
refirió: “Encontró cuatro botellas de cerveza en la habitación de su hija, probablemente
haya tomado mi hija con el señor Nick”; sin embargo, ésta aseveración transcrita,
no está corroborada con ningún otro medio probatorio, tal como alegó la
defensa del recurrente sentenciado, en el sentido que no existe en autos,
prueba pericial alguna, que evidencie la ingesta de cerveza, tampoco ello se
desprende de los mensajes de texto antes referidos, máxime que de la hoja de
interconsulta de la página sesenta y siete que forma parte de la historia clínica
debidamente incorporada en la sesión de juicio oral de la página cientos treinta
y dos del doce de junio de dos mil diecisiete, establecemos que la finada
Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino, presentó mioma uterino gigante que
cursa con shock séptico de rápida evolución refractario a la terapia hídrica e
inotrópica, agregando a ello, el shock séptico de EAD, Acidosis metabólica
severa, disfunción renal aguda y disfunción multiorgánica, que implicaban
infección generalizada ajenas a lo argüido ingesta de fármacos y bebida
alcohólica (cerveza).
j) Igualmente, si bien el señor Fiscal Superior, durante la audiencia de
apelación de sentencia, señaló que el sentenciado recurrente, en su
declaración previa, no habría negado la ingesta de cerveza, presumimos por
parte de la agraviada; sin embargo, durante las sesiones del juicio oral del
Juzgado de primera instancia, dicho recurrente no prestó declaración alguna y
la indicada declaración previa, no ha sido incorporada en el juicio oral al
presente proceso.
k) En la sentencia materia de grado, se tiene como argumento que el
grave e inminente peligro, en que habría estado la agraviada Q.E.V.F. Carmen
Jhassel Calixta Vargas Palomino, el once de setiembre de dos mil catorce,
porque el hoy sentenciado recurrente, el día doce de setiembre de dos mil
catorce y en horas de la noche, mediante teléfono habría manifestado que
Carmencita, estaba vomitando, ello afirma teniendo en cuenta la declaración
prestada por Antonio Vargas Mamani y en efecto dicha afirmación existe –véase
40
párrafo primero de la página ciento vientres-, empero nuevamente no está corroborada con
otros medios de prueba, toda vez que la llamada a que hace referencia dicho
testigo, supuestamente habría sido realizada en horas de la noche del doce de
setiembre de dos mil catorce al número celular de la agraviada, la cual según la
documental consistente en el secreto de levantamiento de las comunicaciones
tendría el número 992794486 y el número del sentenciado recurrente, sería el
951772131; sin embargo, de las llamadas entrantes y salientes de las páginas
ciento siete y ciento ocho del expediente judicial, no apreciamos ninguna
llamada entrante ni saliente del número de celular 951772131, de propiedad del
hoy sentenciado al número celular 992794486 y en horas de la noche del día
doce se setiembre de dos mil catorce.
l) El grave e inminente peligro en la que supuestamente la agraviada
Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino, estaba el once de
setiembre de dos mil catorce, no está fehacientemente acreditado, toda vez
que las ingestas de fármacos a que se hace referencia en los mensajes de
texto y que forman parte de la acusación, insistimos no tiene respaldo
probatorio, más aun cuando según el certificado de defunción de la página
setenta y vuelta del expediente judicial, es: sepsis severa, shock séptico
refractario y falla multiorgánica.
ll) El Perito Ricardo Enrique Portugal Galdós, al ser examinado en juicio
oral, entre otros, señaló: “(…) para llegar al diagnóstico de la paciente se
requirió 01 hora debido a que para pasar a shock séptico se requiere 06 horas y el
shock séptico es una causa de mortalidad (…) la sepsis severa es lo que inicia el
proceso, el shock séptico se da porque no responde al tratamiento (…) la sepsis no
siempre es diagnosticada, no es algo sencillo, ha sido un cuadro fulminante, la
enfermedad de la señora Carmen avanza muy rápido (…) el estado emocional
en el caso de la sepsis no influye, no es posible establecer el estado de la sepsis,
que ha sido a su percepción de evolución fulminante (…) la causa de la sepsis no
lograron determinar el lugar donde se originaron la infección, en ello se concluyó por
una inferencia científica de que de alguna forma llegó el germen a su sangre (…)”;
resaltado por la defensa del sentenciado recurrente y no contradicho por el
señor Fiscal Superior ni por la defensa del actor civil, en la primera sesión de
esta audiencia de apelación de sentencia.
41
m) En consecuencia, por lo descrito en el literal que precede, el grave e
inminente peligro en la que supuestamente se encontraba la agraviada,
conforme refirió la defensa del sentenciado recurrente, si ésta ingresó a la
clínica a horas cero ocho horas y cincuenta y tres minutos del día doce de
setiembre de dos mil catorce, conforme se tiene de la ficha clínica de atención
de la página sesenta y tres y vuelta del expediente judicial y, si para llegar al
diagnóstico se requirió una horas, la sepsis severa que provoca el proceso,
entonces esta debió haberse producido aproximadamente a horas tres a cuatro
de la mañana del día doce de setiembre de dos mil catorce, máxime si al decir
del Perito antes referido, la sepsis ha sido de cuadro fulminante y de avance
rápido; por lo que, cuando el sentenciado recurrente, visitó a la agraviada
después de catorce horas con treinta y cinco minutos, y antes de diecinueve
horas con treinta y dos minutos del once de setiembre de dos mil catorce, la
agraviada Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino, no pudo haberse
encontrado en un estado de grave e inminente peligro, que haya tenido la
magnitud suficiente que a su vez haya impedido valerse por sí sola o que
el hoy sentenciado recurrente pudiera haber advertido, más aun si el Perito
antes referido, precisó que la sepsis no siempre se diagnostica y con mayor
razón, no pudo haber percibido o presumido de ese estado el sentenciado
recurrente, que la finada tenía una enfermedad tan grave que terminó
falleciendo con sepsis severa.
n) Aunado a ello, con vista de la doctrina que mencionamos en el sub
numeral dos punto cinco punto dos, no debemos perder de vista, entre otras, la
desarrollada por Salinas Siccha, al referirse al sujeto pasivo del delito materia
de imputación, sostiene que si llega a verificarse que la persona herida o en
estado de peligro, fácilmente podía ponerse a buen recaudo, de modo
alguno podrá constituirse en víctima del hecho punible. Si ello es así, la
agraviada de haberse encontrado en grave e inminente peligro desde horas
trece con cero tres minutos, en que se da inicio a la conversación por mensaje
de texto con el sentenciado recurrente, hasta antes de las diecinueve horas con
treinta y dos minutos del día once de setiembre de dos mil catorce, momento
en la que, concluye la conversación, no estaba impedida de valerse por sí sola,
toda vez que si estaba en la posibilidad en enviar mensajes de texto al hoy
42
sentenciado, pudo fácilmente ponerse a buen recaudo, llamando a sus padres,
con quienes vivían en la misma casa o en términos de Bustos Ramírez, sus
progenitores estaban inmersos dentro de las fuentes materiales de la posición
de garante, no solamente por los deberes derivados de las relaciones
familiares de cuidado e inclusive por estrechas relaciones de comunidad (de
techo, personas que viven en común), que reseñamos en el sub numeral dos
punto cinco punto dos; siendo así, los referidos progenitores no tenían
impedimento alguno para evitar el grave e inminente peligro en que habría
estado su hija; y,
o) Finalmente, el estado de depresión a que se hace referencia, se tiene
que del examen del Perito Ricardo Enrique Portugal Galdós, no influye en la
sepsis severo, el que es desvirtuado por la madre de la agraviada Q.E.V.F.
Carmen Jhassel Calixta Vargas Palomino, durante el juicio oral, en el sentido
de que “su hija era contenta, alegre, feliz y le dijo nos vamos a ir a Islay me falta un
solo examen me decía” –véase primer párrafo de la página ciento veinticinco de autos-.
En consecuencia, el presunto estado de grave e inminente peligro, en
que habría encontrado el hoy sentenciado a la agraviada Q.E.V.F. Carmen
Jhassel Calixta Vargas Palomino, cuando visitó después de catorce horas con
treinta y cinco minutos, y antes de diecinueve horas con treinta y dos minutos,
por cuanto este delito tiene como verbo rector el de “encontrar” y, en ese
estado de peligro, haya omitido prestarle auxilio inmediato, no está acreditado;
por lo que, corresponde absolverse al sentenciado recurrente Nick Fernando
Pari Apaza.
3.3 En cuanto al recurso de apelación interpuesto por el actor civil
Antonio Vargas Palomino, objeto de debate y contradicción durante la
audiencia de apelación de sentencia, sostenemos que debe declararse
infundado, toda vez que no está acreditada la realidad del delito y mucho
menos la responsabilidad del sentenciado Nick Fernando Pari Apaza; por lo
que, no corresponde imponerse ningún monto por concepto de reparación civil.
Cuarto.- RESPONSABILIDAD Y ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS
DEL DELITO.
En el presente caso, habiendo concluido de manera objetiva que, no
está acreditada la realidad del delito de omisión de auxilio o aviso a la
43
autoridad, previsto por el artículo 127º del Código Penal; por tanto, de la
participación en dicho delito por parte del sentenciado apelante Nick Fernando
Pari Apaza, por insuficiencia de pruebas respecto de la realidad del delito, no
corresponde examinar ni analizar los demás elementos del delito:
Antijuridicidad, la culpabilidad, inclusive la subsunción, previo a ellos al tipo
penal que ha precisado el señor Fiscal, en su requerimiento de acusación de
folios uno al siete, esto es, si la conducta es o no reprochable, si es contraria o
no al ordenamiento jurídico, si está o no inmersa en alguna de las causales de
justificación o cancelación de punibilidad; asimismo, no corresponde
fundamentar para los efectos de la individualización de la pena, el tiempo de
duración y su forma de ejecución, así como imponer el monto de la reparación
civil, solicitada por el actor civil Antonio Vargas Mamani.
Quinto.- PRESUNCIÓN DE INOCENCIA.
Por las razones expuestas en los considerandos segundo al cuarto que
anteceden, la presunción de inocencia argüida por el sentenciado apelante
Nick Fernando Pari Apaza, consagrado en el artículo 2 inciso 24° literal e) de la
Constitución Política del Perú de mil novecientos noventa y tres, concordante
con los instrumentos supranacionales sobre derechos humanos que
desarrollamos en el marco jurídico de esta sentencia de vista, no ha sido
descartado ni desvirtuado por el Ministerio Público, más allá de la duda y
mediante actuación de pruebas obtenidas con observancia de las garantías
que hemos analizado.
En conclusión, la Sala que integramos, no tiene otra alternativa que
revocar la sentencia apelada condenatoria, en ejercicio de la atribución
conferida por el precitado artículo 419 incisos 1° y 2° del Código Procesal
Penal.
III.- DECISIÓN:
Por estas consideraciones; impartiendo justicia a nombre del Pueblo de
quien emana esa voluntad y de la jurisdicción que ejerce Sala Superior Penal
de Apelaciones de la provincia de San Román – Juliaca, con competencia
territorial en todo el distrito judicial de Puno, en los procesos sobre delitos
aduaneros, tributarios, de mercado y ambientales, en adición Sala Penal
44
Liquidadora de la zona norte de la Corte Superior de Justicia de Puno; por
unanimidad:
3.1 Declararon FUNDADO en parte el recurso de apelación interpuesto
por el sentenciado Nick Fernando Pari Apaza a través de sus señores
abogados Jhan Carlos Bravo Ferrofino y Katerin Paola Layme Zapana, a través
del escrito de las páginas ciento ochenta y tres al ciento noventa y seis,
sustentado en la audiencia de apelación por el señor abogado Julio Santa Cruz
y, en consecuencia,
3.2 REVOCARON la sentencia condenatoria en original número
ochenta y cinco guión dos mil diecisiete, contenida en la resolución número
once guión dos mil diecisiete de las páginas ciento cincuenta al ciento sesenta
y cinco del dieciséis de junio de dos mil diecisiete, por la que, el Juez del
Segundo Juzgado Penal Unipersonal, condenó al acusado Nick Fernando
Pari Apaza, con la generales de ley que precisa, como autor del delito contra
la vida, el cuerpo y la salud, en su modalidad de exposición a peligro o
abandono de persona en peligro, en su forma de omisión de auxilio a persona
en peligro o aviso a la autoridad, previsto y sancionado en el artículo 127 del
Código Penal, en agravio de Q.E.V.F Carmen Jhassel Calixta Vargas
Palomino, representada por sus herederos Antonio Vargas Mamani y Elsa
Yolanda Palomino de Vargas, imponiéndole cuatro meses de pena privativa de
libertad, con el carácter de suspendida en su ejecución por el plazo de un año
sujeto a reglas de conducta y al pago de la suma de treinta y cuatro mil
trescientos noventa y cuatro soles, por concepto de reparación civil a favor de
la parte agraviada; y, con las demás que la contiene; y, REFORMÁNDOLA
dicha sentencia, ABSOLVIERON al precitado acusado Nick Fernando Pari
Apaza, con la generales de ley que precisa, como presunto autor del delito
contra la vida, el cuerpo y la salud, en su modalidad de exposición a peligro o
abandono de persona en peligro, en su forma de omisión de auxilio a persona
en peligro o aviso a la autoridad, previsto y sancionado en el artículo 127 del
Código Penal, en agravio de Q.E.V.F. Carmen Jhassel Calixta Vargas
Palomino, representada por sus herederos Antonio Vargas Mamani y Elsa
Yolanda Palomino de Vargas, ORDENARON el sobreseimiento definitivo de la
causa; consentida o ejecutoriada que sea ésta sentencia y DISPUSIERON la
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anulación de los antecedentes policiales y judiciales derivados con motivo de la
formalización de la investigación preparatoria, respecto del acusado absuelto,
con tal propósito dispusieron remitir copias de ésta sentencia a la Policía
Nacional, al Instituto Nacional Penitenciario y demás comunicaciones de ley.
3.3 Declararon INFUNDADO el recurso de apelación interpuesto por
Antonio Vargas Palomino de las páginas ciento setenta y uno al ciento setenta
y ocho; y,
3.4 ORDENARON la devolución de la presenta carpeta y sus
acompañados al juzgado de origen. Intervino como Juez director de debates y
ponente de esta sentencia Mamani Coaquira. Tómese razón y hágase saber.-
S.S.
MAMANI COAQUIRA
LAYME YEPEZ
GALLEGOS ZANABRIA
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