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LOS PROBLEMAS PERTINENTES

La participación no existe como un valor. Ni siquiera se la concibe como una


derecha y en muchos aparece como una opción. En las aulas de clase la
participación es una oportunidad que el maestro otorga, en el supuesto de que los
estudiantes aprenden con la lección que se les da.

Sabemos que no es así. La lección ayuda, pero ahora, con tal abundancia de
información, la calase informativa tradicional frena el curso informativo al resumir la
comunicación al a la acción informativa magisterial.
De la Sociedad y de la Naturaleza se recibe todo lo que somos. Devolver algo de lo
que recibimos es participar.

Es frecuente la queja de maestros que quieren y predican la necesidad de que sus


estudiantes participen, pero no lo logran. La participación es la mejor manera de
realizarse la condición humana. La condición social humana. Ella hay que
propiciarla, hay que estimularla. Hay que establecerla como un derecho. Como un
derecho que se hace vigente en un ambiente de aprendizaje.

La participación no nace con la persona. Es cultural, se adquiere y realiza como


aprendizaje. En la tradición escolar la participación ha sido reducida y,
frecuentemente reprimida, cuando compite con el monopolio que el maestro, como
informador, tiene de la palabra. Aprender a participar se hace participando y
participar supone que me siento parte legítima y reconocida, respetada del todo, del
grupo y que, además, tengo algo que aportar a éste. Es patrimonio de la vida de
todos, la experiencia, haber vivido. Eso se atesora en el cuerpo.

Lo deseable es que todos los que asisten a un ambiente de aprendizaje, a un grupo,


aporten esas riquezas y experiencias para que a partir de ellas se construyan más
y más experiencias y aventuras. Es necesario recurrir a la Pedagogía para propiciar
esa participación, ese aporte. Hay que darle entrada, incluso, presionarlo.

De aquí lo que llamamos preguntas o problemas pertinentes.

La pertinencia (Que es mucho más que “chalenge”) puede tener que ver con las
exigencias sociales de los aprendizajes o conocimientos. Eso es muy importante
como materia educativa e investigativa. Pero aquí me refiero a ella como la relación
que tiene una pregunta o problema con las experiencias y riquezas de mi cuerpo de
mi vida ya vivida.
Una clase, entonces, debe comenzar por la presentación, verbal, visual, digital… de
un problema que tenga la virtud de invocar, de validar y llevar a expresar ante el
grupo esas experiencias y riquezas. Una formulación, un enunciado dirigido a esa
intimidad, y que para lograrlo debe, preferiblemente, hacerse en segunda persona:
personalizada, indicando que lo que necesitamos, lo que esperamos es tu propia
experiencia, opinión, aporte. No lo que está en los libros o tratados. No lo que está
en Internet u otros informadores.

Así: ¿Cómo es tu mamá?, ¿Qué es lo que más te gusta de de tu perro?, ¿Cómo


es tu casa?, ¿Cómo crees que se puede curar la gripe?

Lo que sigue es llevar al estudiante a que escriba o represente de alguna manera


su opinión. Que luego se la comunique al resto del grupo y que se abra una
discusión que reúna y enriquezca con informaciones de diferentes fuentes (ahora
sí: Internet, el maestro…) Un problema pertinente puede tener una intención
temática. Servir de inicio para el desarrollo de un tema importante o de exigencia
curricular. Puede también abordarse en diversos niveles o modalidades. Pero
siempre debe conducir a la interacción a la práctica de valores adicionales a la
participación, el cultivo de la diversidad, la dignidad de la persona al respetar sus
experiencias y saberes, la colaboración, y, sobre todo al uso eficiente y
comunicativo del lenguaje.

PROBLEMAS PERTINENTES - SISTEMA UNO

La práctica pedagógica concebida en los términos de construcción de los


aprendizajes tiene mucho que ver con la activación del aprendiz o, más
específicamente, de su acervo. A esta activación la llamo problematización. Es
provocar angustia o intriga concitadora de su cuerpo.

Pertinencia social
La pertinencia social es la relación en términos próximos a la utilidad del saber o
aprendizaje con las exigencias o expectativas del conjunto social. grupo o nación.
Esto no es sencillo ni absoluto. Lo pertinente como saber puro o abstracción, a
veces no es evidente, debe ser mediado o instrumentado en algunas oportunidades
con el pasar del tiempo– para evidenciar su pertinencia. Aquí le toca al maestro
evidenciar esa pertinencia.

Pertinencia por continuidad


La fuerza problematizadora de una situación o proposición tiene, por tanto, mucho
que ver con la pertinencia por continuidad (El término “significativo” es usado
habitualmente, pero para mí resulta vago. Significativo puede entenderse como
importante), que es su relación con el acervo personal del aprendiz. Algo vecino a
lo que Vygotski llamó el área de desarrollo próximo.

Problemas y proyectos
En el lenguaje escolar los problemas aparecen como “cuentas”, “ejercicios”,
“actividades”. En esa medida se ritualizan. El problema lo concebimos más, en el
marco pedagógico, en relación a su fuerza problematizadora.

La problematización tiene que ver con: La angustia o intriga que genera y, así, la
concitación de todo el cuerpo para abordarlo.

El proyecto, pedagógicamente, lo podemos ver como una serie de problemas, que


propician:

 La organización o planificación

 La cohesión social e institucional

 El grupo y su interacción, la “inteligencia grupal” o colectiva.

 La integración de saberes y conocimientos.

La implementación
Se trataría de identificar la proposición inicial del SISTEMA UNO con el trabajo por
problemas, proyectos, además de la atmósfera digital (Los programas y la
navegación, la gran Red y las redes, la Cultura de la Participación. El bilingüismo.

La pobreza de la individuación.
Aun cuando la implementación de estos componentes sea progresiva y negociada.
La introducción de los problemas, problematizaciones y proyectos se haría con
recursos muy variados. Se pueden proponer en lo que ya hemos estado llamando
la hora inicial (la primera hora de trabajo en cada día. Presentándolos en la
introducción de la clase con el apoyo de:

Esta concepción implica que la intervención-participación modifica al objeto luego


de cada acción del aprendiz. Mucho más que la mera reacción ante un cambio que,
además, sigue ciertas rutinas, las que una vez establecidas por el aprendiz se
reducen a reacciones reflejas.
Es obvio que en tales condiciones los aprendizajes se reducen a ejercicios y
adquisición de destrezas responsivas: entrenamientos.

La simulación
Más que los juegos, suponen una réplica más fiel de procesos productivos,
investigativos o creativos vinculados a un problema pertinente o proyecto. Entre
otras.

La interacción
Se genera la participación con todo lo que ella trae como valores y aprendizajes. Y
disposición a la coevaluación. Una vez que cada estudiante haya elaborado y
preferiblemente escrito o expresado de cualquier modo su actitud o interpretación
del problema, lo comunicará a los otros y, si es posible, lo guardará en su
computadora también. Esta comunicación será el inicio de la discusión que deberá
conducir a una posición compartida por todo el grupo, conservando, sin embargo,
las discrepancias.

La evaluación
La evaluación fundamental es la se integra al proceso mismo de comprensión,
abordaje y propuesta en relación al problema (no necesariamente su solución.
Luego del trabajo se llega a otra situación que puede o no implicar “solución”).

 La interacción (trabajo en grupo) supone una contrastación discutida de lo


hecho, una coevaluación.

 El registro en la red o en portafolios de lo que se hace genera referencias y


soportes además de continuidad, proceso.

 La discusión con el aprendiz, en situaciones que así lo ameriten.

 El reporte evaluativo, evitando las adjetivaciones.

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