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HABLAR ES MEJOR QUE CALLAR (ABUSO SEXUAL)

Lic. Adrián Castro Flores

¿Qué es el Abuso Sexual?

Se llama abuso sexual a cualquier actividad sexual entre dos personas sin consentimiento de una
de ellas. La persona que abusa sexualmente de otra generalmente se vale de amenazas físicas y/o
psicológicas, manipulando, seduciendo y engañando a sus víctimas. En el caso de los menores de
13 años, todo contacto sexual con un individuo cuatro años mayor (o más) es considerado
estupro, independientemente de si el niño presta o no su consentimiento.

¿Qué tipos de conductas se consideran abuso sexual?

Las conductas consideradas como Abuso Sexual se dividen en aquellas en las que existe contacto
físico y aquellas en las que no lo hay. Ejemplos de las primeras son los besos sexuales,
tocamientos con o sin ropa, penetraciones manuales o genitales y contacto de la boca con los
genitales. Dentro del segundo grupo encontramos, por ejemplo, el ser forzado a mirar las partes
íntimas del abusador o mostrar las propias.

¿Quiénes son más vulnerables a ser abusados sexualmente?

El grupo más vulnerable a ser abusado sexualmente es el de niños y niñas de entre 7 y 12 años.
Los abusadores eligen cuidadosamente a sus víctimas, prefiriendo aquellos niños o niñas
solitarios, con baja autoestima, vínculos familiares pobres, temerosos, con aparentes carencias
afectivas, etc. Las estadísticas muestran que varones y mujeres tienen la misma probabilidad de
sufrirlo, y que no existe una relación directa entre clase social y abuso sexual. Esto quiere decir
que la idea popular de que en las clases sociales bajas sucede con mayor frecuencia que en las
clases altas es falsa. En las niñas el abuso suele comenzar alrededor de los 7 años, y en los niños
alrededor de los 10, y en el 90% de los casos ocurre en el contexto familiar, pudiendo tratarse de
un solo episodio o de episodios repetidos a lo largo de los años.

¿Qué es la pedofilia?

Según el DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la


Asociación Americana de Psiquiatría) la pedofilia consiste en la experimentación por un período
de al menos 6 meses, de “fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos
sexuales o comportamientos que implican actividad sexual con niños prepúberes o niños algo
mayores (generalmente de 13 años o menos).”

¿Quién es el abusador?

La mayoría de las personas que abusan de niños son hombres adultos, aunque también se
conocen cada día más casos de mujeres abusadoras. En el 90% de los casos son personas de la
misma familia del niño, o conocidos de mucha confianza (vecinos, cuidadores, amigos, etc.).
Generalmente son personas que buscan dominar a sus víctimas, y encuentran en ello placer
sexual. Incluso pueden ser personas exitosas de las cuales la gente tiene una buena imagen, por
lo que muchas veces, cuando el niño denuncia la situación, no es creído (se acusa al niño de
“fantasioso”).

¿Cómo se comporta el abusador?

El abusador se vale de distintas estrategias para lograr su cometido, la consumación del abuso.
La mayoría de las situaciones de abuso no se dan de manera impulsiva o espontánea. Ésta
también suele ser una idea errónea. Por el contrario, el abusador invierte mucho tiempo en
“preparar” a su víctima, porque su éxito depende, sobre todo, de que el niño o la niña confíen en
él y crean todo lo que les diga. Por lo general, el abusador hace sentir especial a su víctima,
“convenciéndola” de tener una relación especial y diferente, de crear un mundo especial sólo
para ellos dos. A modo de ejemplo, puede decirle cosas como “lo hago porque te quiero”, “vos
sos la más bonita”, “sos mi preferida”, “esto es lo que hacen los abuelitos/tíos/amigos para decir
`te quiero`”, “no tiene nada de malo”

¿Qué piensa la víctima?

Aquí entramos en la prevención; tarea que le corresponde especialmente a los padres. En primer
lugar, facilitando a sus hijos una buena identificación al género correspondiente. Si hay
indicadores de conflictos (celos, comportamientos conflictivos, baja autoestima, dificultad de
relacionarse con sus pares, introversión, o cualquier otro síntoma de conflicto psíquico) es
necesario resolverlos en la niñez, para facilitarle una identidad sana, que permita sentirse bien, al
varón con su identidad masculina, a la mujer, con la femenina. Un ejemplo de indicador de
conflicto sería cuando un varón de cuatro años, no juega con otros varones, los siente agresivos,
teme ser dañado, prefiere jugar con niñas porque son más contenedoras. Puede ser un hecho que
parece insignificante, pero constituye una semillita que va a ayudar a la conformación de su
identidad.

¿Cuáles son las posibles consecuencias de haber sufrido abuso sexual en la infancia?

Las posibles consecuencias de haber sido víctima de abuso sexual durante la infancia pueden
dividirse, básicamente, en: trastornos psicológicos, emocionales o sociales y trastornos físicos
(asma, cólicos, dolores de cabeza y otras manifestaciones psicosomáticas). Los primeros pueden
incluir: tristeza profunda o depresión, ideas o intento de suicidio, anorexia o bulimia, mayor
indefinición sexual, sentimiento de culpa, dificultad para confiar en la gente, temor a estar solo/a,
ansiedad, pérdida de la esperanza en el futuro, dificultades en la concentración, odio,
resentimiento, deseos de venganza, reacciones violentas, mayor miedo a ser homosexual, mayor
atracción hacia el mismo sexo, mayor cantidad de parejas sexuales.

Es importante destacar que no todos estos trastornos estarán presentes en todas las víctimas. Del
mismo modo, la presencia de alguno de estos síntomas puede no ser indicador de un abuso, ya
que existen otras múltiples experiencias que podrían resultar en los mismos resultados.

¿Cómo se previene la ocurrencia del abuso sexual de niños?

Una de las claves para prevenir el abuso sexual de niños es formar niños con un buen
conocimiento de sus cuerpos, de los límites, y con una buena autoestima. Canales abiertos y
fuertes de comunicación dentro de la familia son de extrema necesidad para detectar situaciones
sospechosas y potencialmente peligrosas. Acordémonos que el abusador suele preparar el
escenario para el abuso, no es impulsivo. Los vínculos familiares fuertes y de confianza son un
factor preventivo de suma importancia también; los niños que no sufren carencias afectivas son
menos propensos a caer en los engaños de los abusadores.

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