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El declive del juego y el aumento de ansiedad y

depresión infantil
Por Esther Entin, pediatra

Durante más de 50 años, el tiempo libre de los niños ha disminuido


constantemente, lo que les está dificultando convertirse en adultos
competentes.

¿Cuáles son tus recuerdos de infancia? ¿A que jugabas? Algunos de nosotros


recordamos jugar al escondite, la comba, la rayuela, el pañuelo … Otros podréis
recordar haber discutido sobre las reglas de cualquier juego de pelota o los
turnos en la cuerda de saltar, o crear mundos imaginarios con las muñecas,
construir cabañas, inventar juegos o disfrazarse.

Desde los largos días de verano hasta unas pocas y preciosas horas después de
la escuela, es posible que el juego dirigido por niños haya ocupado gran parte
de tu tiempo libre. Pero ¿qué pasa con tus hijos? ¿Son sus oportunidades para
jugar iguales que las tuyas? Probablemente no. El tiempo de juego es escaso
para los niños en estos días y las consecuencias pueden ser más serias de lo que
muchas personas creen.

El declive del juego

Un artículo publicado en el American Journal of Play detalla no solo cuánto


tiempo ha disminuido el tiempo de juego libre de los niños, sino también cómo
esta falta de juego está afectando a su desarrollo emocional, y provocando un
aumento de la ansiedad, la depresión y los problemas de atención y
autocontrol.

“Desde aproximadamente 1955 … el juego libre de los niños ha ido


disminuyendo continuamente, en parte porque los adultos han ejercido un
control cada vez mayor sobre sus actividades”, dice el autor Peter Gray, Ph.D.,
profesor de psicología (emérito) en Boston Universidad. Gray define el “juego
libre” como el juego creado y auto dirigido, y es un fin en sí mismo, u no parte
de alguna actividad organizada.

Gray describe este tipo de juego no estructurado, creado y elegido libremente,


como un campo de prueba para la vida. Proporciona experiencias vitales
críticas sin las cuales los niños pequeños no pueden convertirse en adultos
seguros y competentes. El artículo de Gray está destinado a servir como una
llamada de atención con respecto a los efectos del juego perdido, y cree que
la falta de tiempo libre para jugar en la infancia es una gran pérdida que debe
abordarse por el bien de nuestros niños y la sociedad.

¿Como estamos interfiriendo el juego de los niños?

Los padres que se acercan y se inmiscuyen en el juego de sus hijos son una gran
parte del problema, según Gray. “Es difícil encontrar grupos de niños al aire libre
y, si los encuentras, es probable que usen uniformes y sigan las instrucciones de
los entrenadores mientras sus padres observan y aplauden debidamente”.

Cita un estudio que evaluó la forma en que los niños de 6 a 8 años pasaron su
tiempo en 1981 y nuevamente en 1997. Los investigadores encontraron que, en
comparación con 1981, los niños en 1997 pasaban menos tiempo jugando y
tenían menos tiempo libre. Pasaron un 18 por ciento más de tiempo en la
escuela, 145 por ciento más de tiempo haciendo tareas escolare y 168 por
ciento más de tiempo de compras con los padres. Los investigadores
descubrieron que, incluyendo los juegos electrónicos, los niños en 1997 pasaban
solo unas once horas por semana jugando. Hoy en día, ese tiempo ha
disminuido nuevamente.

En otro estudio, se les pidió a las madres que compararan sus propios recuerdos
de su tiempo de juego con los horarios actuales de sus hijos. El ochenta y cinco
por ciento señaló que sus hijos jugaban al aire libre con menos frecuencia y
durante períodos de tiempo más cortos que los que tenían. Las madres notaron
que restringieron el juego al aire libre de sus propios hijos debido a
preocupaciones de seguridad, un hecho que se hizo eco en otras encuestas en
las que los padres mencionaron los secuestros de niños, el tráfico y el bullying de
otros n niños como razones para restringir el juego al aire libre de sus hijos.

Otro problema, es nuestro mayor énfasis en la escolarización y en las actividades


dirigidas por adultos. Los preescolares y los jardines de infancia se han orientado
más hacia lo académico y muchas escuelas incluso han eliminado el recreo. No
es que alguien se haya propuesto eliminar el tiempo de juego libre. Pero su valor
no ha sido reconocido. Como resultado, el tiempo de juego libre de los niños no
ha sido protegido.

Cinco maneras en las que el juego beneficia a los niños


Cuando los niños son protagonistas de su propio juego, eso les proporciona una
base para su futura salud mental como niños mayores y adultos. Gray menciona
cinco principales.

1. El juego da a las niñas la oportunidad de encontrar y desarrollar una conexión


con sus propios intereses auto-identificados y autodirigidos.

“A medida que eligen las actividades libremente, los niños aprenden a dirigirse
a sí mismos y buscan y desarrollan sus intereses de una manera que les pueda
sostener durante toda la vida … en la escuela, los niños trabajan para las
calificaciones y elogios, y en los deportes dirigidos por adultos, trabajan para los
elogios y los trofeos … En el juego libre, los niños hacen lo que quieren hacer, y
el aprendizaje y el crecimiento psicológico que se produce son consecuencias,
no objetivos conscientes de la actividad “.

2. A través del juego los niños aprenden cómo tomar decisiones, resolver
problemas, ejercer el autocontrol y respetar las reglas.

A medida que los niños dirigen libremente su propio juego y resuelven los
problemas que surgen, deben ejercer control sobre sí mismos y, a veces, deben
aceptar restricciones sobre su propio comportamiento y seguir las reglas si
quieren ser aceptados y tener éxito en el juego.

Según Gray, cuando las niñas gestionan sus entornos físicos y sociales a través
del juego, pueden adquirir una sensación de dominio sobre su mundo. Es este
aspecto del juego el que ofrece enormes beneficios psicológicos, ayudando a
proteger a los niños de la ansiedad y la depresión.

Los niños que no tienen la oportunidad de controlar sus propias acciones, hacer
y seguir sus propias decisiones, resolver sus propios problemas y aprender a seguir
reglas en el curso del juego, crecen sintiendo que no están en control de sus
propias vidas y destino. Crecen sintiendo que dependen de la suerte y de la
buena voluntad y los caprichos de los demás …

La ansiedad y la depresión a menudo ocurren cuando una persona siente una


falta de control sobre su propia vida. Aquellos que creen que dominan su propio
destino son mucho menos propensos a sentirse ansiosos o deprimidos que
aquellos que creen que son víctimas de circunstancias fuera de su control”. Gray
cree que la pérdida del aprendizaje a través del juego sobre la capacidad de
uno para ejercer el control sobre algunas circunstancias de la vida establece el
escenario para la ansiedad y la depresión.
3. Las niñas aprenden a manejar sus emociones, incluyendo la ira y el miedo,
durante el juego.

En el juego libre, los niños se ponen en situaciones físicas y sociales desafiantes y


aprenden a controlar las emociones que surgen de estas situaciones de estrés.
Hacen juegos de rol, se columpian, se deslizan y trepan a los árboles … y “tales
actividades son divertidas en la medida en que son moderadamente
atemorizantes … solo el niño sabe la dosis correcta”.

Gray sugiere que la reducción en la capacidad para regular las emociones


puede ser un factor clave en el desarrollo de algunos trastornos de ansiedad.
“Las personas que sufren trastornos de ansiedad describen la pérdida del control
emocional como uno de sus mayores temores. Temen a su propio miedo y, por
lo tanto, los pequeños grados de miedo generados por situaciones levemente
amenazadoras conducen a un alto grado de miedo generado por el temor de
la persona a perder el control . ” Los adultos que no tuvieron la oportunidad de
experimentar y enfrentar situaciones emocionales moderadamente desafiantes
durante el juego tienen más riesgo de sentirse ansiosos y abrumados por las
situaciones que provocan emociones en la vida adulta.

4. Jugar ayuda a los niños a hacer amigos y aprender a llevarse bien con sus
iguales.

El juego social es un medio natural para hacer amigos y aprender a tratarse de


manera justa. Dado que el juego es voluntario y los compañeros de juego
pueden abandonar el juego en cualquier momento si se sienten incómodos, los
niños aprenden a estar conscientes de las necesidades de sus compañeros de
juego e intentan que el juego sea satisfactorio para mantenerlo. Gray cree que
“aprender a llevarse bien y cooperar con otros como iguales puede ser la
función evolutiva más crucial del juego social humano … y ese juego social es
el medio natural de enseñar a los humanos que no son especiales. Incluso
aquellos que son más hábiles en las acciones del juego … deben considerar las
necesidades y los deseos de los demás iguales a los suyos, o los demás los
excluirán “.

Gray cita el creciente aislamiento social como un posible precursor de la


psicopatología y señala que la disminución en el juego puede ser “tanto una
consecuencia como una causa del aumento del aislamiento social y la soledad
en la cultura”.

5. Lo más importante, el juego es una fuente de felicidad.

Cuando se les pregunta a los niños sobre las actividades que les traen felicidad,
dicen que son más felices cuando juegan con amigos que en cualquier otra
situación. Quizás te sentiste así al recordar tus propias experiencias de juego de
la infancia al principio de este artículo.
La pérdida de tiempo de juego como un doble golpe: no solo hemos quitado
las alegrías del juego libre, sino que las hemos reemplazado con actividades
emocionalmente estresantes. “Como sociedad, hemos llegado a la conclusión
de que para proteger a los niños del peligro y educarlos, debemos privarlos de
la actividad que los hace más felices y colocarlos por más horas en lugares
donde están más o menos continuamente dirigidos y evaluado por adultos,
entorno casi diseñado para producir ansiedad y depresión ” -afirma Gray.

El declive del juego y el aumento de ansiedad y depresión en los niños

Ha habido un aumento significativo en la ansiedad y la depresión desde 1950


hasta nuestros días en adolescentes y adultos jóvenes. Un estudio mostró cinco
a ocho veces más niños y estudiantes universitarios con depresión depresión o
ansiedad clínicamente significativa que hace 50 años, y otro documentó una
tendencia similar en el grupo de edad de catorce a dieciséis años entre 1948 y
1989.

En Estados Unidos, las tasas de suicidio en niños menores de quince años se


cuadruplicaron de 1950 a 2005. En adolescentes y adultos jóvenes de 15 a 25
años, las tasas se duplicaron. Gray cree que la pérdida del juego libre no
estructurado por jugar es el núcleo de esta observación alarmante y que, como
sociedad, debemos reevaluar el papel del juego libre y los factores que
parecen haberlo eliminado de la vida de nuestros hijos.

Cuando los padres se dan cuenta del importante papel que puede
desempeñar el juego libre en el desarrollo de niños y adultos emocionalmente
sanos, es posible que deseen volver a evaluar las prioridades que rigen la vida
de sus hijos. Las necesidades de cuidado de niños, el éxito académico y atlético,
y la seguridad de los niños son convincentes. Pero tal vez los padres pueden
comenzar a identificar pequeños cambios, como horarios más abiertos, reducir
actividades dirigidas y, posiblemente, un poco menos de supervisión en el patio
de recreo haría que el péndulo vuelva a la dirección de niños libres e
imaginativos.

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