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Elliot (1993) define el estilo de vida como un conjunto de patrones de conductas relacionado
con la salud, determinado por las elecciones que hacen las personas de las alternativas
disponibles acordes con las oportunidades que les brinda su propia vida.
Los estilos de Vida Saludable son aquellas acciones que realiza el sujeto que influyen en la
posibilidad de obtener efectos físicos y fisiológicos inmediatos y a largo plazo, que trascienden
en su bienestar física y su longevidad. (Oblitas, 2008)
El término estilo de vida saludable toma en consideración tanto aquellos comportamientos que
implican un riesgo para la salud como aquellos otros que la protegen.
Para Fernández (1996) los estilos de vida son aquellos comportamientos habituales y cotidianos
que caracterizan el modo de vida de un individuo, los cuales suelen ser permanentes y estables
a lo largo del tiempo.
Por su parte Arrivillaga, Salazar y Correa (2003) conciben “los estilos de vida en relación con la
salud y afirman que los estilos de vida saludable incluyen conductas de salud, patrones de
conducta, creencias, conocimientos, hábitos y acciones de los individuos para mantener,
restablecer o mejorar su salud”. (p. 186)
Los estilos de vida saludable son considerados como factores influyentes y condicionales en el
estado de salud del individuo. La salud es el resultado de los cuidados que uno se concede a sí
mismo y a los demás, el poder de tomar decisiones y el control de la vida, de asegurar que el
entorno donde uno vive, nos pueda brindar la probabilidad de gozar de un buen estado de salud.
Al referirnos a hábitos de vida saludable no solo nos referimos a conseguir un bienestar corporal,
sino también un bienestar emocional.
Por otro lado los estilos de vida saludables nos van a permitir formar hábitos y costumbres en
favor de la salud, mejor pro actividad y productividad, tener un mejor rendimiento académico
y/o laboral. Poseer una mejor interacción familiar, social y comunitaria. Mantener una buena
calidad de vida y bienestar, equilibrio físico, psicológico y social (De la Cruz y Pino, s/a).
RELACIÓN ENTRE ESTILOS DE VIDA Y SALUD
El hecho de que las causas principales de muerte se desplacen paulatinamente desde las
enfermedades infecciosas a conductas poco saludables, hace que cobre importancia el debate
sobre los estilos de vida y su impacto sobre la salud.
Además de ello seguir un estilo de vida saludable aparta una serie de enfermedades, muchas de
estas enfermedades son producidos por factores de riesgo que son modificables, lo que nos
muestra que a través del cambio de hábitos desequilibrados se podría reducir la morbilidad y
mortalidad. Una de las enfermedades que más podríamos evitar es la obesidad mediante el
cambio de conductas sedentarias.
1. ALIMENTACIÓN SALUDABLE:
Una buena alimentación se caracteriza por una dieta equilibrada, que mantenga todas las
sustancias nutritivas fundamentales (vitaminas, proteínas y minerales) así como un consumo
adecuado de estos mismos, es decir la dieta saludable minimiza el riesgo de desarrollar
enfermedades que están relacionadas con la nutrición, proporcionan una cantidad necesaria
para el metabolismo (Oblitas, 2008).
El ocio es aquel tiempo que cumple tres condiciones. La primera, actividades y prácticas que son
elegidas libremente por el individuo y que se relacionan con sus gustos y preferencias de este
mismo. La segunda implica un tiempo caracterizado por la elección de actividades y ejecución
de estas mismas que satisfacen las necesidades de la persona. La tercera conlleva un tiempo
cuyo fin es el descanso, la diversión, la creación o desarrollo de la persona.
Sabemos que el consumo de sustancias tóxicas conlleva a una serie de efectos negativos en el
funcionamiento como resultado de cambios químicos en el cerebro y a su vez altera el estilo de
vida de las personas. Salazar y Arrivillaga (2004) el consumo de sustancias tóxicas evidencian
que la personas recurren a ello como un mecanismo para reducir los trastornos emocionales,
tensión, es estrés, etc.
Cada año miles y miles de personas contraen enfermedades trasmitidas sexualmente tales como
(gonorrea, herpes, SIDA, etc.) y es que factores que tales como mantener relaciones promiscuas,
no usar preservativos, penetración anal, o contacto bucal-genital, incrementan el riesgo de
adquirir dichas enfermedades. Por ello es importante que la población tome conciencia acerca
de las consecuencias que trae consigo el no tener relaciones sexuales seguras o no acudir a
métodos que las prevengan (uso de preservativos, mantener relaciones monogámicas). Otra de
las consecuencias que conlleva una sexualidad no segura son los embarazos no deseados en
adolescentes, en este caso tanto la madre adolescente como el bebé tienen riesgo de morbilidad
y mortalidad, o si o fuere este el caso tendrán que afrontar a corto, mediano o largo plazo una
serie de adversidades sociales, legales, psicológicos, educativos y económicos. (Oblitas, 2008).
- Estrés
- Dieta no adecuada