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El camaleón que no aceptaba su condición.

Cuando la mamá camaleón vio a sus nuevos hijitos recién salidos del cascarón, se puso muy contenta porque eran
de distintos colores, había uno rojo, uno amarillo y otro verde. Y eligió los colores en inglés para bautizarlos.
El rojo se llamó Red, el amarillo se llamó Yellow y el verde, Green.
Cuando la mamá camaleón les dio permiso para salir del nido, los dos hermanos mayores, Red y Yellow,
comenzaron a practicar su habilidad para cambiar de colores, pero Green no participaba del juego. Sus hermanos
lo desafiaban a que lo intentara, le pedían por favor o lo amenazaban de acusarlo con la mamá, pero él no hacía
caso.
Un día, el jefe de los camaleones llamó a los más jóvenes para ver cómo iban avanzando en su habilidad; los dos
hermanos mayores habían practicado tanto, que estaban más nerviosos por Green que por ellos mismos.
La prueba consistía en camuflarse en distintas situaciones: en la primera prueba el camaleón se ubicaba frente a
un montón de hojas de distintos tamaños, todo color verde, pero de distintos verdes, había hojas verdes oscuro,
otras verde claro, otras verde oliva, otras verde limón, etcétera. Entonces el camaleoncito se paraba frente a las
hojas y debía tratar de no verse nada, imagínate la concentración que debían tener, poner su cola verde limón, su
tórax verde oscuro y el cabeza verde claro, ¡uf, difícil!
La segunda prueba era más compleja: los maestros camaleones ordenaron las flores más bellas y coloridas, en
distintas posiciones; orquídeas rojas, junto a otras blancas, otras azules, pequeñas flores amarillas y unos pétalos
naranjos. El camaleoncito que estaba en prueba, se ponía frente a ellas y no debía verse, entonces se concentraba
mucho y ponía, por ejemplo, una patita naranja, su lomo rojo, la colita blanca y la cabeza azul, ¡eso si que costaba!
Y la tercera prueba, más difícil aun, era una mezcla de elementos de la selva, hojas, flores, ramas y frutos, todo
revuelto, ¡eso si que era difícil.
Todos los pequeños las habían pasado, pero cuando llamaron a Green, todo se complicó.
Como Green era verde, pasó la primera prueba, aunque no con la mejor nota. Luego en la segunda prueba no la
pasó y su mamá casi se muere de vergüenza y la última prueba, nada, ni siquiera quiso entrar.
Como las notas eran tan bajas, los maestros y el jefe de los camaleones lo llamaron para saber que le había
pasado, quizás estaba enfermito y tendría que repetir la prueba…
Cuando estuvo frente a sus maestros, ellos le preguntaron:
¿Por qué no pasaste las pruebas? Y él respondió: porque creo que es innecesario hacer tanto esfuerzo.
El jefe saltó furioso de su rama y dijo exasperado: que dices, nuestros depredadores, la culebra y las aves, están
practicando mucho para descubrir nuestra ubicación, agudizan la vista y si te distraes y una parte de tu cuerpo
cambia de color, ¡zaz! Te cazan.
Pero jefe, dijo Green, no se ha dado cuenta de lo que pasa en nuestra selva, seguramente usted vivió en una gran
selva, pero mis hermanos y yo vivimos aquí, fíjese a su alrededor, ya no hay aves de quien preocuparse, nunca he
visto una culebra, este es un lugar seguro, a veces voy hacia los límites de nuestro hogar y veo una barrera
transparente, al acercarme, pude ver un mundo completamente distinto al nuestro, humanos caminando por
senderos casi sin vegetación, extraños animales peludos llevando a los humanos tirados por correas, pequeños
humanos mirando hacia nuestra selva mientras comen coloridas cosas y no se haga el tonto, ¿acaso no ha visto
que entran humanos trayendo deliciosos grillos y langostas para que comamos?
Además, mire el cielo, agregó Green, no es azul como todos creen, es negro con estrellas que se prenden y apagan
siempre a las mismas horas. ¿De dónde podrían venir las aves? Disculpen, pero yo no voy a trabajar en algo
innecesario, cuando nuestra realidad es otra, ¡no hay peligro!
Todos los camaleones mayores, lo miraron con atención y se dieron cuenta de que tenía razón, pero un camaleón
viejo, que sólo escuchaba agregó:
En los largos años que llevo en esta selva cerrada, he visto que se han llevado a muchos de los nuestros, y como
no hay mucho que hacer aquí, he aprendido a escuchar a los humanos y me enteré que ellos, observan nuestras
pruebas de camuflaje con unos ojos mágicos, reconocen al mejor de todos y se lo llevan, ellos dicen que los llevan
a la selva real para reinsertarlos, entonces yo te pregunto, Green, ¿será bueno hacer estas pruebas de camuflaje o
aun piensas que son innecesarias?
Green se quedó pensando un momento y humildemente afirmó y se comprometió a practicar.
Fin.

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