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DESCRIPCIÓN BIBLIOGRÁFICA
1
En un principio, Ludwig Feuerbach, fue acérrimo defensor de las ideas de su
maestro, para denunciar después el carácter mitificante de la dialéctica hegeliana
que trataba de fundar la verdad del ser en el Absoluto metafísico y teológico.
Es la intuición sensible la que nos da el conocimiento absoluto, identificando así
el intelecto con los sentidos; De este modo sensibilidad, verdad y realidad se
identifican, y sólo un ser sensible es verdadero y real.
La consecuencia que se deriva de ese principio es: la realidad que no sea sensible
no es cognoscible y, por tanto, Dios es una realidad puramente pensada.
La cuestión del hombre es para Feuerbach la base de la filosofía; El hombre, en
cuanto a su origen, se explica sencillamente por la naturaleza. De ella recibe su
existencia y de ella depende toda su actividad. La naturaleza ha logrado en el
hombre el mayor rango posible, en ella ha llegado a la cumbre de su proceso
evolutivo. Feuerbach no cree en la existencia de un alma espiritual e inmortal,
para él, la muerte es el aniquilamiento total del hombre.
La pervivencia del hombre en el más allá es una mera quimera. Feuerbach
también trivializa la muerte diciendo que esta es un fantasma, pues solamente es
cuando no es (mientras no ha llegado), y cuando llega, no es nada. En último
término, la muerte es el holocausto de la persona individual en pro del triunfo del
género humano. Y en relación a su género (esencia), el individuo carece de
importancia.
Dios no es sino la proyección del pensamiento humano. El hombre tiene un deseo
de felicidad y lo proyecta pensando en una felicidad infinita que es Dios y por
esto también es la satisfacción fantástica del impulso del hombre a la felicidad y
la conciencia del infinito no es otra cosa que la conciencia de la infinitud de la
esencia humana.
La conciencia de lo infinito sólo puede ser conciencia de la infinitud de la
conciencia. Con otras palabras, en la conciencia de lo infinito, el hombre
consciente tiene por objeto la infinitud de su propia esencia
Dios aparece así como el universal humano proyectado al más allá porque las
propiedades que atribuye a la esencia divina (amor, sabiduría, justicia, etc.) son,
en realidad, propiedades del hombre; En esta proyección de lo humano a lo divino
influye indudablemente el sentimiento de dependencia. El hombre, al no poder
dominar las fuerzas de la naturaleza, se refugia en Dios, implorando con su
oración que le ayude a colmar las lagunas que a él le resulta imposible llenar.
En otras palabras, la creencia en Dios es fruto de la constatación de la finitud y
de la impotencia humana y no es Dios el que crea al hombre, sino el hombre el
que crea a Dios.
CONCLUSIONES
2
quiere Feuerbach restituir al hombre los atributos de los que se había
desprendido: para proyectarlos a un ser imaginario: Homo homini Deus.
Feuerbach sostiene que el hombre puede alcanzar su felicidad en este mundo.
Cuando realicemos aquí la esencia del hombre, no tendremos ya necesidad de la
huida a Dios.
El ateísmo se presenta, por lo tanto, como una condición del verdadero
humanismo. Ateos en nombre del hombre. Se trata de restituir al hombre su
naturaleza perfecta, autosuficiente, infinita