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¿Dios, una proyección del hombre?

Ludwig Feuerbach
Ludwig Feuerbach (28 de julio de 1804 Baviera – 13 de septiembre de 1872 Nüremberg). En 1823
inicia sus estudios en teología pero rápidamente pierde el interés el cual solo se concentra en el
profesor Karl Daud – de influencia hegeliana – quien influyo en su decisión de cambiar la cursada
teológica por las filosóficas. Es por ello, que en 1824 se dirige a Berlín a las clases del profesor
Hegel, en el cual él mismo Feuerbach descubre a un “segundo padre”, tiene la experiencia de un
“verdadero maestro”. Apasionado por el pensar filosófico más que el fantasear teológico, en 1828 se
doctoró en Filosofía. Luego de impartir clases, se fue alejando poco a poco del pensamiento hegeliano
y dejo de ejercer la docencia en 1836, donde se conoce con Berta Lüw – hija de un empresario –
quien le da la posibilidad de dedicarse entera y exclusivamente a la filosofía en la soledad de la torre
del castillo de Bruckberg en medio de la naturaleza.
Con los argumentos y análisis de la religión cristiana de Pierre Bayle y David Strauss, este filósofo
se torna ateo y definitivamente se distancia de Hegel con su tratado Crítica de la filosofía hegeliana.
Se vuelve contra el absolutización de la filosofía hegeliana y contra el cristianismo.
Dios, reflejo del hombre
Feuerbach critica el pensamiento de Hegel frente al Absoluto (Dios) y la conciencia finita (hombre).
Dice que es un “problema” para el hombre tener fe en ello, por lo que invierte los valores donde, la
conciencia humana del absoluto (Dios) se convierte en la conciencia humana de la infinitud de la
propia conciencia. “La conciencia de Dios es la conciencia que tiene el hombre de sí mismo, el
conocimiento de Dios es el conocimiento que tiene el hombre de sí mismo. Conoces al hombre por
su Dios, y viceversa, por su Dios conoces al hombre; ambas cosas son idénticas. Lo que para el
hombre es Dios, es su espíritu y su alma; y lo que es el espíritu del hombre, su alma, su corazón, es
precisamente su Dios, y Dios es el interior revelado, el yo perfeccionado del hombre; la religión es la
revelación solemne de los tesoros ocultos del hombre, es la confesión de sus pensamientos íntimos,
la proclamación pública de sus secretos de amor.”1
Luego Feuerbach afirma que el “misterio de la teología (es) la antropología2” Ya no es Dios el punto
de partida de todo filosofar: “El primer objeto del hombre es el hombre3”No se trata de “ningún ser
abstracto, simplemente pensado o imaginado, sino de un ser real, del más real de todos los seres.
Este hombre es el hombre verdadero, real, entero, concreto, sensitivo, corporal. Subraya la razón, la
voluntad, el corazón, los sentimientos y el amor. Lo contempla en comunidad, en la unidad del
hombre con el hombre.
¿Y Dios? “La conciencia del infinito no es otra cosa que la consciencia de la infinitud de la
conciencia”, lo cual significa, “en la conciencia del infinito, el objeto de que se es consciente es la
infinitud de la propia conciencia”. Así surge el concepto de Dios: el hombre saca fuera de sí su
esencia humana, la ve como algo existente fuera de sí y separado de sí mismo, la proyecta al cielo
como una figura autónoma, la llama Dios y la adora. Pero, ¿Qué son las propiedades de la esencia
divina: amor, sabiduría, justicia, etc.? Propiedades del hombre.
Las determinaciones de Dios son en realidad las determinaciones de la esencia objetiva del hombre.
No es como se dice en la Biblia: Dios creó al hombre a su imagen. Sino: El hombre creó a Dios a su
imagen. Dios no es más que una respectividad fantasmal, existente fuera del hombre, pero fingida por

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L. Feuerbach, La Esencia del Cristianismo. Capítulo 2.
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L. Feuerbach, La Esencia del Cristianismo. Capítulo 2.
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L. Feuerbach, La Esencia del Cristianismo. Capítulo 2.
él mismo. El hombre: un gran proyector; Dios: la gran proyección. Hágase sencillamente la prueba.
¿Qué se dice?
¿Que Dios es moralmente perfecto?  Proyección de la Voluntad Humana: Dios es la ley de la
moralidad humana personificada. La propia conciencia del hombre es el juez de sus más íntimos
pensamientos e intenciones.
¿Que Dios es amor?  Proyección del corazón humano. El amor es Dios. El amor humano es la
máxima fuerza y la absoluta verdad.
¿En qué consiste el misterio de la encarnación de Dios?  Manifestación del hombre hecho Dios.
¿Qué es el misterio de la pasión, del Dios doliente?  Misterio de los sentimientos humanos, el
sufrimiento del hombre por los otros.
¿Qué es el misterio de la Trinidad?  En la Trinidad se refleja la comunidad humana del yo – tú y la
unidad del espíritu.
¿Qué es el misterio del Logos?  El misterio de la palabra humana redentora, reconciliadora,
liberadora.
¿Qué es el misterio de la resurrección de Cristo?  Satisfacción del anhelo del hombre por conseguir
la certeza inmediata de su inmortalidad personal.
Y así sucesivamente: en la oración adora el hombre su propio corazón y da culto a la omnipotencia
del sentimiento. En la fe en la divina providencia se manifiesta la fe en los propios valores humanos.
Mi propio interés se declara interés de Dios; mi propia voluntad, voluntad de Dios; mi propio fin, fin
de Dios.
El misterio de la Religión: el Ateísmo
Feuerbach concibe a la religión como la autoadoración del hombre. Pero la religión comúnmente se
visualiza como autoalienante de cada hombre individual. En la medida en que el hombre se hace
religioso, se enajena también de su humanidad. Su resultado es un hombre desgarrado, escindido,
enajenado, internamente empobrecido. Es necesario pues, que el hombre y Dios vuelvan a ser uno.
Pero, ¿cómo? Lo que en la religión es predicado (inteligencia, moralidad, amor, sufrimiento) debe
volver a ser sujeto. Y al contrario, lo que en la religión es sujeto (Dios) debe ser de nuevo predicado.
Así, pues, no se diga: Dios es inteligencia, moral, o amor, sino al revés: la inteligencia, la moralidad,
el amor y el sufrimiento son divinos.
El ateísmo es el verdadero humanismo. No se debe negar simplemente a Dios sino que se debe
afirmar, exaltar, amar la esencia real del hombre. Por medio del ateísmo debe el hombre recuperar su
verdadera dignidad divina. Más adecuado que “ateísmo” debería ser “antropoteísmo”. El fundamento
de lo religioso se descubre en las relaciones y contactos interhumanos. La esencia del cristianismo se
infiere, no del más allá divino, sino del más acá real.
Feuerbach afirma: El objetivo de mis escritos y de mis lecciones es convertir a los hombres de
teólogos en antropólogos, de teófilos en filántropos, de candidatos del más allá en estudiantes del
más acá, de camareros religiosos y políticos de la monarquía y aristocracia celestial y terrena en
ciudadanos de la tierra conscientes de sí mismos.

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