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J.R. Salvador 4.

LA REVOLUCIÓN LIBERAL EN ESPAÑA (1833-1868) 1

0. LA ESPAÑA DE ISABEL II

Doc. 1 Manifiesto del Partido Demócrata

Declaración de derechos: el Estado debe reconocer y garantizar a todos los ciudadanos como condiciones primarias y
fundamentales de la vida política y social: la seguridad individual; la inviolabilidad del domicilio; la propiedad; la libertad de
conciencia; la de manifestar, transmitir y propagar su pensamiento; la reunión práctica para cualquier objeto lícito, sea o no
político; la de asociación para todos los fines morales, científicos o industriales, el derecho a la instrucción primaria gratuita; el
derecho a una igual participación de todas las ventajas y derechos políticos.

Exposición de principios: Principios políticos: la soberanía nacional es el principio fundamental del Derecho político moderno,
y la democracia su forma lógica y genuina. De este principio nace inmediatamente la unidad intrínseca de todos los poderes,
como emanados en su origen del pueblo: el legislativo por la elección periódica de su representación; el ejecutivo como
símbolo y órgano de la voluntad nacional.

Doc. 2 Memoria administrativa de un gobernador

Las elecciones son el escollo de los gobernadores. De nada sirve que uno se dedique al trabajo y al cumplimiento de sus
deberes si viene luego una cuestión electoral a desacreditar la mejor administración por esa terrible lógica del número de votos
ante la cual se ha de subordinar todo.

El gobierno exige que triunfen determinados principios y personas. Si un gobernador halla obstáculos y pierde las elecciones
se le acredita de inepto y desleal. Si para triunfar apela a todos los medios buenos y malos compra una efímera reputación con
una mancha para toda su vida política.

A. Guerola: Memoria de mi administración en la provincia de Zamora como gobernador (1835-1854), Zamora

1. LA ETAPA DE LAS REGENCIAS

1.1. LA REGENCIA DE MARIA CRISTINA (1833-1840)

Doc. 3 Manifiesto de la Reina Gobernadora

(...) La religión y la monarquía, primeros elementos de vida para la España, serán respetadas, protegidas, mantenidas por mí en
todo su vigor y pureza. (...)

(...) Yo mantendré religiosamente la forma y leyes fundamentales de la monarquía sin admitir innovaciones peligrosas aunque
halagüeñas en su principio, probadas ya sobradamente por nuestra desgracia.(...)

Pero no por eso dejaré estadiza y sin cultivo esta preciosa posesión que le espera (a la Reina). (...) no ignoro y procuraré
estudiar mejor los vicios que el tiempo y los hombres han introducido en los varios ramos de la administración pública y me
esforzaré para corregirlos. Las reformas administrativas, únicas que producen inmediatamente la prosperidad y la dicha, que
son el sólo bien de un valor positivo para el pueblo, serán la materia permanente de mis desvelos.(...)

Octubre de 1833
Doc. 4 El pretendiente.

Bien conocidos son mis derechos a la corona de España en toda la Europa y los sentimientos en esta parte de los españoles que
son harto notorios para que me detenga a justificarlos: fiel, sumiso y obediente como el último de los vasallos a mi muy caro
hermano que acaba de fallecer y cuya pérdida, tanto por sí misma como por sus circunstancias, ha penetrado de dolor mi
corazón, todo lo he sacrificado, mi tranquilidad, la de mi familia; he arrostrado toda clase de peligros para testificarle mi
respetuosa obediencia (...) Ahora soy vuestro rey y al presentarme por primera vez a vosotros bajo este título no puedo, dudar
un solo momento de que imitaréis sobre obediencia que se debe a los príncipes que ocupan legítimamente y volaréis todos a
colocaros bajo mis banderas haciéndoos así acreedores a mi afecto (...) pero sabéis igualmente que recaerá el peso de la justicia
sobre aquellos que, desobedientes y desleales, no quieran escuchar la, voz de un soberano y un padre que sólo desea haceros
felices (...)

Octubre de 1833. Carlos.


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Doc. 5 Principios ideológicos del carlismo

(...) Contrayéndonos al punto de que se trata, la verdadera sensatez consiste en no transigir con la revolución; en no satisfacer
las desmesuradas exigencias del insolente populacho; en reprimir el fatal espíritu de innovación, de que adolece este siglo
presuntuoso; en mejorar insensiblemente la suerte de los pueblos, sin el estruendo bullicioso del partido regenerador; en
rectificar las costumbres públicas sobre las bases de la moral evangélica: ésta es la copia de la verdadera sensatez; su original
es el rey don Carlos, es su gobierno y el pueblo heroico que los defiende. (...) Desde que la revolución, para poner en
movimiento las masas populares y hacerlas el fatal instrumento de sus designios, afectó destruir la sencilla y virtuosa
ignorancia de las gentes. (...) ¡Cuánto más conveniente hubiera sido continuar bajo el pretendido oscurantismo y dejarse el
pueblo conducir por la voluntad de sus reyes! Pero, ¿y será cierto que el pueblo español ha sido dirigido como un rebaño lo es,
a la voluntad y capricho de un pastor? No es cierto: pudo haber algún abuso, algún desorden en uno u otro ramo de la pública
administración: pero una opresión permanente, sístemática, no ha existido en manera alguna; y aún más, ni puede existir hoy
en Europa, ni pudo existir de algunos siglos a esta parte una arbitrariedad cual suponen hubo en España hasta la muerte de
Fernando. (...)

La Gaceta Oficial Carlista

Doc. 6 Preámbulo de la Cuádruple Alianza

La Reina Gobernadora (...) y (...) el Duque de Braganza (...) íntimamente convencido que los intereses de ambas coronas, y la
seguridad de sus dominios respectivos exigen emplear inmediata y vigorosamente sus esfuerzos unidos para poner término a
las hostilidades, que, si bien tuvieron por objeto, primero atacar el trono de S. M. I. proporcionando hoy amparo y apoyo a los
súbditos desafectos y rebeldes de la corona de España, y deseosas S. S. M. M. al mismo tiempo de proveer los medios
necesarios para restituir a sus súbditos los beneficios de una paz interior, y a firmar mediante los recíprocos buenos oficios la
amistad que desean establecer y cimentar entre ambos estados; han determinado reunir sus fuerzas con el objeto de compeler al
Infante D. Carlos de España, y al Infante D. Miguel a retirarse de los dominios portugueses.

En consecuencia, pues, de estos convenios S. S. M. M. Regentes se han dirigido a S. S. M. M. el Rey del Reino Unido (...) y a
S. M. el Rey de los Franceses y S. S. M. M. considerando el interés que deben tomar siempre por la seguridad de la monarquía
española y hallándose además animados del más vehemente deseo de contribuir al restablecimiento de la paz de la península
como en todas las demás partes de Europa y S. M. I. considerando también las obligaciones derivadas de su antigua alianza
con el Portugal, S. S. M. M. han consentido en entrar como parte del siguiente convenio.

Londres, 22 Abril 1834

Doc. 7 La guerra carlista

Con arreglo al Soberano decreto del rey N. S. de 24 de enero último y en justa represalia de la inhumana conducta que el
gobierno usurpador está observando, han sido hoy pasados por las armas el coronel capitán de la Guardia Real enemiga D.
Leopoldo O' Donnell, tres oficiales también de la guardia y uno de los nominados carabineros; éstos lo han sido identificando
la conducta que observan nuestros enemigos y sin más examen que el de ser oficiales; seis soldados por el alcalde de Ataún y
un voluntario que fueron el otro día fusilados en Tolosa, ambos defensores de los sagrados derechos del Rey N. S.; cuatro por
la inhumana muerte que se ha dado en Calahorra a un voluntario de este ejército que quedó herido a mi paso por dicha ciudad
recomendado especialmente a su alcalde; y cuatro carabineros por la despiadada conducta que observan con nuestros
prisioneros.

Este mismo fin tendrán todos cuantos caigan en nuestras manos ínterin el gobierno usurpador o sus crueles satélites no traten
de otro modo a nuestros prisioneros, en la inteligencia que los 84 que cayeron ayer en poder de las armas del Rey N. S. y otros
muchos que tengo de antes, tendrán el mismo paradero, si no se reprime el rigor con que son tratados los leales defensores de
nuestro amado Soberano.

Fragmento de una disposición de Zumalacárregui


Doc. 8 El Convenio Elliot

[La guerra carlista presentó, según los testimonios de la época, rasgos de ferocidad similares a los de la de 1808. Conocida por
la opinión pública europea, Inglaterra propuso a ambos contendientes el establecimiento de un convenio sobre el trato á
prisioneros de guerra]

Convenio para el canje de prisioneros, propuesto por lord Elliot, comisionado al efecto por S. M. británica, que ha de servir de
regla a los generales en jefe de los ejércitos beligerantes en las provincias de Guipúzcoa, Alava y Vizcaya, y en el reino de
Navarra.
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Artículo 1.º Los generales en jefe de los dos ejércitos actualmente en guerra en las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava,
y en el reino de Navarra. convienen en conservar la vida a los prisioneros que se hagan de una y otra parte, y en canjearlos del
modo siguiente :

Art. 2.º El canje de los prisioneros será periódico , dos o tres veces al mes, y más frecuentes si las circunstancias lo exigen o lo
permiten.(...)

Art. 4.º En cuanto a los oficviales, el canje se hará de grado a grado, entre los oficiales de todas las categorías, empleos, clases
y dependencias que sean canjeados por ambas partes, según el rango respectivo de cada uno (...)

Abril, 1835
Doc. 9 El Convenio de Vergara

Art. 1. El capitán general don Baldomero Espartero recomendará con interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de
comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los'íueros.

Art. 2. Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciónes de los generales, jefes, oficiales y demáss individuos
dependientes del Ejército del teniente general don Rafael Maroto, quien presentará las relaciones con expresión de las armas a
que pertenecen, quedando en libertad de continuar sirviendo defendiendo la Constitución de 1837 el trono de Isabel II y la
regencia de su augusta madre o bien de retirarse a sus casas los que no quieran seguir con las armas en la mano.

Art. 3. Los que adopten el primer caso de continuar sirviendo tendrán colocación en los cuerpos del Ejército, ya de efectivos,
ya de supernumerarios, según el orden que ocupan en la escala de las inspecciones a cuya arma correspondan.(...)

Agosto 1839
Doc. 10 División provincial de Javier de Burgos.

[Burgos, político moderado, que ostentó por vez primera el nuevo Ministerio de Fomento en 1833, estableció la organización
administrativa del Estado en provincias, basada en una propuesta del Trienio liberal. Esta división ha perdurado hasta hoy, con
ligeras variaciones. Al frente de cada provincia figuraba un subdelegado de fomento, figura que posteriormente se convirtió en
la de gobernador civil.]

Real Decreto de 30 de noviembre de 1830 mandando hacer la división territorial en provincias.

Persuadida de que para que sea eficaz la acción de la administración debe ser rápida y simultánea; y asegurando de que nada
de esto no puede suceder cuando sus agentes no están situados de manera que basten a conocer por mí mismos todas las
necesidades y los medios de socorrrerlas, tuve a bien, al confiaros por medio de mi Real Decreto de 21 de octubre el despacho
del Ministerio de Fomento, encargaros que os dedicaseis, antes de todo, a plantear y proponerme, de acuerdo con el Consejo de
Ministros, la división civil del territorio, como base de la administración interior y medio para obtener los beneficios que
meditaba hacer a los pueblos (...)

Art. 1. El territorio español en la península e islas adyacentes queda desde ahora dividido en 49 provincias, que tomarán el
nombre de sus capitales respectivas, excepto las de Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, que conservarán sus actuales
denominaciones.

Art. 2. La Andalucia que comprende los reinos de Córdoba, Granada, Jaén y Sevilla, se divide en las ocho provincias siguientes
(...)

Art. 4. Esta división de provincias no se entenderá limitada al orden administrativo, sino que se arreglarán a ella las
demarcaciones militares, judiciales y de Hacienda (...)

Doc. 11 La desamortización de Mendizábal

Atendiendo a la necesidad y conveniencia de disminuir la Deuda Pública consolidada y de entregar al interés individual la
masa de bienes raíces que han venido a ser propiedad de la Nación, a fin de que la agricultura y el comercio saquen de ellos las
ventajas, que no podían conseguirse por entero en su actual estado (...) conformándome con lo propuesto por el Consejo de
Ministros, en nombre de mi excelsa hija la Reina doña Isabel II, . he venido en decretar lo siguiente:

Art. 1 Quedan declarados en venta desde ahora todos los bienes raíces de cualquier clase que hubiesen pertenecido a las
Comunidades y Corporaciones religiosas extinguidas y los demás que hayan sido adjudicados a la Nación por cualquier título o
motivo, y también todos los que en adelante lo fueren desde el acto de su adjudicación .
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Art. 2. Se exceptúan de esta medida general los edificios que el gobierno destine para servicio público o para conservar
monumentos de las artes, o para honrar la memoria de hazañas nacionales. El mismo gobierno publicará la lista de los edificios
que con este objeto deben quedar excluidos de la venta pública.

Art. 3 Se formará un reglamento sobre el modo de proceder a la venta de estos bienes, maneniendo en cuanto fuese
conveniente y adaptable a las circunstancias actuales el que decretaron las Cortes en 3 de septiembre de 1820, y añadiendo las
reglas oportunas para la ejecución de las medidas siguientes (...)

(...) Cualquier español o extranjero tendrá facultad para pedir por escrito al intendente de la provincia que disponga la tasación
de la finca o fincas que designare.

(...) La tasación se ejecutará por los peritos que estuviesen nombrados, según el Reglamento para formalizar estos actos; pero
el reclamante podrá designar otro perito, a fin de que concurra y tome parte en la operación.

Art. 10 El pago del precio del remate se hará en uno de estos dos modos: o en títulos de la Deuda consolidada o en dinero
efectivo.

Art. 11 Los títulos de la Deuda consolidada que se dieren en pago del importe del remate se admitirán por todo su valos
nominal (...)

El Pardo, 19 de Febrero de 1836


Gazeta de Madrid, 21 de Febrero de 1836

1.2. LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)

Doc. 12 El hombre de la Salve

¿Sabéis lo que ha dicho Olózaga esta tarde, en un discurso que hizo retemblar el edificio y que ha llenado de ansiedad y de
temor a los diputados y al gentío de las tribunas? Pues ha dicho: «¡Dios salve a la reina, Dios salve al país!». Y a cada párrafo,
después de soltar cosas muy buenas, con una elocuencia que tiraba para atrás, concluía con lo mismo, que a todos nos suena en
la oreja y nos sonara por mucho tiempo, como la campana de un funeral: «¡Dios salve a la reina, Dios salve al país!». Quiere
decir que ya todos, nación y reina, partidos y pueblo, somos cosa perdida, y que estamos dejados de la mano de Dios. No sé las
veces que repitió ese responso fúnebre; lo que sé es que cuantos le oíamos estábamos con el alma en un hilo, deseando que
acabase para poder tomar resuello. Salimos de la sesión pensando que este gobierno no durará más que duró el otro, que a
nuestro pobre duque (Espartero) le ponen en el disparadero con tanta intriga y tantas salves y padrenuestros. Locos de alegría
andan los retrógrados porque todo se les viene a la mano, y ya no hay liberal que esté en sus cabales. Veo a mi don Baldomero
liándose la manta, y una de dos: o el hombre sale por manchegas, haciendo una hombrada y metiendo a tiros y trajanos en un
puño, como sabe hacerlo cuando se le hinchan las narices, o tendrá que tomar el camino de Logroño y dejar a otrlos bártulos de
regentar.

BENITO PÉREZ GALDÓS, Episodios Nacionales

Doc. 13 Espartero marcha al exilio

Acepté el cargo de regente del reino para afianzar la Constitución y el trono de la reina, después que la Providencia, coronando
los nobles esfuerzos de los pueblos, los había salvado del despotismo.

Como primer magistrado, juré la ley fundamental; jamás la quebranté ni aun para salvarla: sus enemigos han debido el triunfo
a este ciego respeto; pero yo nunca soy perjuro.

Feliz en otras ocasiones, vi restablecido el imperio de las leyes, y aun esperé que en el día señalado por la Constitución
entregaría a la reina una monarquía tranquila dentro y respetada fuera. La nación me daba pruebas del aprecio que le merecían
mis desvelos; y una ovación continuada aun en las poblaciones mismas en que la insurrección había levantado la cabeza me
hacía conocer su voluntad, a pesar del estado de agitación de algunas capitales, a cuyos muros sólo estaba limitada la anarquía.
Una insurrección militar que hasta carece de pretexto ha concluido la obra que muy pocos comenzaron, y, abandonado de los
mismos que tantas veces conduje a la victoria, me veo en la necesidad de marchar a tierra extraña, haciendo los más fervientes
votos por la felicidad de mi querida patria. A su justicia recomiendo a los que, leales, no han abandonado la causa legítima ni
aun en los momentos más críticos: el Estado tendrá siempre en ellos servidores decididos.

ESPARTERO, A bordo del vapor Betis, a 30 de julio de 1843

2. LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II (1844-1868)


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2.1. LA DECADA MODERADA (1844-1854)

* 1844-1851 Gobierno Narváez

Doc. 14 La reforma tributaria

El año 1845 debía ser el de nuestras grandes reformas políticas y administrativas: en él apareció la Constitución reformada con
el nuevo Senado vitalicio; se crearon el Consejo Real y los Consejos provinciales y se ejecutaron en nuestra Hacienda pública
alteraciones que abrieron para ella una nueva marcha que ha seguido con los más satisfactorios resultados. La principal de
aquéllas se presentó a las Cortes con los Presupuestos el día 10 de enero del mismo año o 1845, pero ¿cómo se había
preparado? (...)

De plagio, hasta de mera traducción del sistema francés, ha sido calificada la reforma de 1845, por los que no se toman el
trabajo de comparar ésta con aquél. Cierto es que hay entre una y otro muchos puntos de semejanza y aun no pocas
disposiciones idénticas; pero esa misma identidad se encuentra entre los sistemas de los diferentes países, y señaladamente
entre los que más en contacto han estado y están con la Francia, por la sencilla razon de que en ésta, así el sistema de
contribuciones como la organización administrativa, se formaron despues de su revolución sobre bases despojadas de antiguos
vicios, y han alcanzado una perfección de que todavía distan mucho las demás naciones, que han imitado aquélla.

Nada perdíamos en imitar también nosotros a la Francia, que era y es la más adelantada en las materias de hacienda, en las
cuales hace mucho tiempo que los inventos y los experimentos se hallan del todo apurados.

RAMÓN SANTILLÁN, Memorias

Doc. 15 El ejército y la revolución de 1848

La sociedad iba a hundirse en el abismo y el ejército la preserva. La civilización iba a desaparecer bajo las huellas de un
proletarismo bárbaro y el ejército la rehabilita. Esta institución tan calumniada, esa columna que sostenía el poder absoluto,
ese instrumento ciego de la arbitrariedad, ese formidable enemigo de las luces, es el único apoyo con que cuenta la libertad
verdadera; es la única garantía de la propiedad; es la única esperanza del orden público; es, en una palabra, la salvación de todo
lo que habían creado y fecundado los trabajos, la ciencia y las tradiciones de los siglos.

La Revista Militar, 25-VII-1848

* 1851-1854 Gobierno Bravo Murillo

Doc. 16 El Concordato de 1851

[ Los efectivos del clero en España disminuyeron considerablemente desde principios de siglo: 203.000, en 1803; 130.000, en
1836, y 62.000 en 1860.

El Concordato de 1851 “reconcilió” al estado liberal con la Iglesia católica y concedió a ésta un conjunto de privilegios en
diversas esferas de la vida política y social. El Estado protegía y financiaba la iglesia, y ésta legitimaba el sistema político.]

Art. 1. La religión católica, apostólica, romana, que con exclusión de cualquiera otro culto continúa siendo la única de la
nación española, se conservará siempre en los dominios de S. M. católica con todos los derechos y prerrogativas de que debe
gozar según la ley de Dios y lo dispuesto por los sagrados cánones.

Art. 2. En consecuencia la instrucción en las Universidades, Colegios, Seminarios y Escuelas públicas o privadas de cualquiera
clase, será en todo conforme a la doctrina de la misma religión católica.(...)

Art 3. Tampoco se pondrá impedimento alguno a dichos prelados ni a los demás sagrados ministros en el ejercicio de sus
funciones, ni los molestará nadie bajo ningún pretexto en cuanto se refiera al cumplimiento de los deberes de su cargo; antes
bien cuidarán todas las autoridades del reino de guardarle y de que se les guarde el respeto y consideración debidos (...). Su
Majestad y su real gobierno dispensarán asimismo su poderoso patrocinio y apoyo a los obispos en los casos que le pidan
principalmente cuando hayan de oponerse a la malignidad de los hombres que intentan pervertir los ánimos de los fieles y
corromper las costumbres, o cuando hubiere de impedirse la publicación, introducción o circulación de libros malos y nocivos.

Art. 4. Además la Iglesia tendrá el derecho de adquirir por cualquier título legítimo, y su propiedad y todo lo que posee ahora o
adquiriere en adelante será solemnemente respetado. Por consiguiente, en cuanto a las antiguas y nuevas fundaciones
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eclesiásticas no podrá hacerse ninguna supresión o unión sin la intervención de la autoridad de la Santa Sede, salvas las
facultades que competen a los obispos según el santo concilio de Trento (...).

Art. 38. Los fondos con que han de atenderse la dote de culto y del clero serán: 1. El producto de los bienes devueltos al clero
por la Ley de 3 de abril de 1845. 2. El producto de limosnas de la Santa Cruzada. 3. Los productos de encomiendas y
maestrazgos (...) 4. Una imposición sobre las propiedades rústicas y urbanos y riqueza pecuniaria (...)

2.2. LA REVOLUCIÓN DE 1854 y EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

Doc. 17 El Manifiesto de Manzanares

Españoles: las entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos el ejército liberal; el esfuerzo de los soldados que lo
componen, tan heroicamente demostrado en los campos de Vicálvaro, el aplauso con que en todas partes ha sido recibida la
noticia de nuestro patriótico alzamientto, asegura desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos jurado defender
(...)

Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin la camarilla que le deshonre; queremos la práctica rigurosa de las leyes
fundamentales, mejorándolas, sobre todo, la electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una
estricta economía; queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y los merecimientos; queremos
arrancar a los pueblos la centralización que los devora, dándoles la independencia local necesaria para que conserven y
aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos bajo sólidas bases la Milicia Nacional.
Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente sin imponerlos por eso a la nación.

Las juntas de Gobierno que deben irse constituyendo en las Provincias libres, las Cortes Generales que luego se reúnan, la
misma Nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a
la voluntad nacional nuestras espadas y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida.

7 julio 1854

[El manifiesto comenzó a difundirse el 16 de julio, día en el que se modificó radicalmente el panorama del agónico
pronunciamiento. El elemento civil, hasta entonces pasivo, se mostró receptivo a las promesas que le ofertabaqn y se lanzó a
las calles de las ciudades en apoyo de los pronunciados: primero en Barcelona, que ya estaba viviendo unas jornadas de luchas
obreras contra la introducción de las máquinas selfactinas – máquinas de hilar con carro- después en Valencia, Valladolid,
Madrid y ciudades de Andalucía]

Doc. 18 Ley de desamortización general de Madoz (1 de mayo de 1855)

Ley declarando en estado de venta todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros, pertenecientes al Estado, al Clero, etc.,
y cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas.

Doña Isabel II, por la Gracia de Dios y la Constitución, reina de las Españas, a todos los que las presentes vieren y entendieren,
sabed que las Cortes Constituyentes han decretado y Nos sancionamos lo siguiente:

Art. 1 Se declaran en estado de venta, con arreglo a las prescripciones de la presente Ley, y sin perjuicio de las cargas y
servidumbres a que legítimamente estén sujetos, todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros pertenecientes: al Estado,
al clero, a las órdenes militares de Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa y San Juan de Jerusalén, a cofradías, obras pías y
santuarios, al secuestro del ex infante don Carlos, a los propios y comunes de los pueblos, a la Beneficencia, a la Instrucción
pública y cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas, ya estén o no mandados vender por leyes anteriores (...).

Art. 10 Los Fondos que se recauden consecuencia de las ventas realizadas en virtud de la presente ley, exceptuando el 80 por
100 procedente de los bienes de propios, y el total de lo que produzcan los de clero (...) se destinan a los siguientes objetos, a
saber:

1.º A que el Gobierno cubra (...) el déficit del presupuesto del Estado si lo hubiese en el año corriente.
2.º El 50 por 100 de lo restante, y en los años sucesivos del total ingreso a la amortización de la Deuda Pública.
3.º El 50 por 100 por restante a obras públicas de interés y utilidad generales.

2.2. RESTABLECIMIENTO DEL MODERANTISMO Y CRISIS (1856-1868)

Doc. 19 La construcción de un sistema educativo: la ley Moyano (1857)


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[ Una de las tareas históricas que acomete el estado liberal burgués es la creación de un sistema cultural y educativo que
inculque a toda la ciudadanía un conjunto de valores y conocimientos de común aceptación. De este modo se garantiza una vía
más para el control social: la jerarquización de los ciudadanos según su saber y "capital cultural".

En nuestro caso, ya los informes de Quintana a las Cortes de Cádiz y de Meléndez a José I habían insistido en la creación de un
sistema escolar generalizado. Pero es durante la Década Moderada cuando se presenta el primer plan educativo (marqués de
Pidal, 1845). Este primer intento acabó consolidándose en la ley de 1857, propuesta por el ministro de Fomento, Claudío
Moyano. Según esta ley, el sistema educativo quedaba estructurado en tres niveles, de acuerdo con el modelo francés. El
Estado asumía la responsabilidad de gestionar la educación nocional, dejando a los ayuntamientos el control y gestión de las
escuelas primarias.]

(...) Art. 243. El gobierno superior de la Instrucción Pública en todos sus ramos, dentro del orden civil, corresponde al ministro
de Fomento. En este concepto, le incumbe:
1º. Aconsejar al Rey y en todos los asuntos relativos a esta parte de la Administración Pública. (...)
3º. Conferir el grado de doctor.
4º. Expedir los títulos profesionales.

Art. 256. El Gobierno oirá al Consejo de Instrucción Pública:


1º. En la formación de los reglamentos generales y especiales que deberán expedirse para el cumplimiento de esta ley (...)
2º. En la creación o supresión de cualquier establecimiento público de enseñanza y en las autorizaciones que exige esta ley
para los establecimientos privados. Exceptúase la creación de escuelas de primera enseñanza.
3º. En la creación o supresión de cátedras.(...)
5º. En la revisión de los programas de enseñanza y en las modificaciones que en ellos se hicieren.
6º. En la designación de libros de texto (...)

Doc. 20 La noche de San Daniel

El señor don Juan Manuel Montalbán, depuesto del cargo de rector (de la Universidad Central) por no prestarse a inicuo e
ilegal expediente intentado contra el señor Castelar (catedrático de la misma universidad, acusado de haber atacado a la
Monarquía en un artículo), merecía de sus numerosos amigos, de sus infinitos admiradores, sobre todo de la juventud escolar,
una muestra de sincera adhesión. El medio escogido por los estudiantes de la Universidad Central que veían amenazados y
heridos los derechos del profesorado fue una serenata; medio natural que se usa universalmente en todos los pueblos libres. (...)

La serenata concedida el viernes por la tarde después de seis horas de meditación profunda y solitaria, fue negra anoche a
última hora, cuando ya Madrid entero se había citado en la calle de Santa Clara (...) más diez mil jóvenes que iban dispuestos
a saludar al rector y no a encontrarse con un ejército. En esto las fuerzas se aumentaban, el ejército desaguaba como un río por
todas las esquinas, los caballos pisaban a los jóvenes indefensos, centelleaban los sables, se oían voces de alarma y la
confusión reinaba en todas partes. (...)

Conceder esta serenata, negarla a última hora; ocupar militarmente las pacíficas calles adyacentes al teatro de la Ópera, salir el
gobernador civil a la cabeza de sus huestes, (...) ocupar toda la infantería la Puerta del Sol; bajar la caballería por la calle de la
Montera; dar cargas en la Carrera de San Jerónimo y en la calle del¡ Príncipe. (...) ¿Si necesitará el general Narváez declarar a
España en estado de sitio y deportar la mitad de los españoles a Filipinas para despojar de su cátedra a un catedrático?

La Democracia, 9-1V-1865

TEXTOS COMPLEMENTARIOS

Doc. 7 Tomás de Zumalacárregui (1788-1835).


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Fue el militar más prestigioso en el bando carlista. Decidido adversario del constitucionalismo, había participado en alguna
intentona realista en el Trienio liberal. Sus campañas fueron en general exitosas. A finales de mayo de 1835 habíaa tomado
prácticamente todas las plazas fuertes del País Vasco y Navarra, salvo las capitales. Su estrategia se orientaba a tomar Vitoria-
Gasteiz y marchar luego sobre Madrid; pero la corte carlista le ordenó ocuparse del sitio de Bilbao. Don Carlos confiaba en
obtener importantes créditos ingleses si controlaba el puerto bilabíno. Paradójicamente, Zumalacúrregui no murió en acción de
guerra: una bala perdida lo hirió en una pierna mientras observaba al enemigo desde Begoña; moría tres semanas más tarde en
Cegama.

(Anaya 161)

Doc. 14 La Instrucción pública

En este contexto de conflictividad social se inscribe la reforma de la Instrucción Pública, la ley Moyano, que dotará de
prolongada estabilidad al sistema educativo. Este proyecto de ley, basado en las experiencias de la década moderada, tenía
como puntos principales: la existencia de tres niveles docentes (primario, medio y superior), la organización del profesorado, el
gobierno de los centros y la división de la enseñanza en dos ámbitos, el público y el privado, criterios que prevalecerán durante
muchísimo tiempo. La uniformidad se logrará además por la aprobación de planes de estudio para todo el territorio, la
aplicación de los mismos métodos de enseñanza y la utilización de un corpus bibliográfico dictado por el gobierno a partir de
una relación por materias, publicada por vez primera en 1848.

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