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Racionalidad: Capacidad humana que permite pensar, evaluar y actuar de acuerdo a

ciertos principios de optimidad y consistencia, para satisfacer algún objetivo o finalidad.


Usando la razón, el ser humano intenta elegir para conseguir los mayores beneficios, de
forma económica, desde las variadas limitaciones del cerebro, y las limitaciones de acción
sobre el entorno. El ejercicio de la racionalidad está sujeto a principios de optimidad y
consistencia. Cualquier construcción mental llevada a cabo mediante procedimientos
racionales tiene por tanto una estructura lógico-mecánica distinguible. (ECURED, s.f.)

Sistematización: Definitivamente, las respuestas a estas preguntas serán siempre


relativas, considerando las características de la experiencia sistematizada: el objetivo
perseguido, la temática y el eje que se definieron, las y los participantes en el proceso, la
metodología implementada, etc. Aun cuando, de manera general, podemos identificar
alcances razonables, de un trabajo de sistematización, lo más lógico y coherente con
nuestra concepción de las oportunidades de aprendizajes, es que cada participante en este
curso elabore sus propias conclusiones. (Centro de Investigación, Capacitación y Acción,
2008)

La planificación cumple dos propósitos principales en las organizaciones: el protector y


el afirmativo. El propósito protector consiste en minimizar el riesgo reduciendo la
incertidumbre que rodea al mundo de los negocios y definiendo las consecuencias de
una acción administrativa determinada. El propósito afirmativo de la planificación
consiste en elevar el nivel de éxito organizacional. (Fernandez , 2006)

Un propósito adicional de la planificación consiste en coordinar los esfuerzos y


los recursos dentro de las organizaciones. Se ha dicho que la planificación es como una
locomotora que arrastra el tren de las actividades de la organización, la dirección y
el control. (Fernandez , 2006)

Por otro lado, se puede considerar a la planificación como el tronco fundamental de un


árbol imponente, del que crecen las ramas de la organización, la dirección y el control.
Sin embargo, el propósito fundamental es facilitar el logro de los objetivos de la empresa.
Implica tomar en cuenta la naturaleza del ámbito futuro en el cual deberán ejecutarse
las acciones planificadas. (Fernandez , 2006)
Claridad de metas. Este es el primer paso que toman todos los buenos líderes. Si no
están completamente claros de por qué harán las cosas, prefieren esperar y aclarar los
motivos antes de comenzar. (Pujol, 2016)

La claridad es clave. No basta con tener sólo una idea, ésta debe estar muy clara. La
pregunta que debemos hacernos es ¿qué quiero realmente? y a partir de la respuesta
empezar las acciones. Si no estamos claros, nuestra mente estará confusa, sin la seguridad
necesaria para dar los pasos necesarios para alcanzar lo que queremos y por tanto nuestros
esfuerzos se dispersarán. (Pujol, 2016)

Es por esto que los grandes líderes apartan un tiempo a diario para pensar, se sumergen
en sus pensamientos para ir aclarando sus siguientes pasos, analizan dónde están y qué
tienen que hacer para llegar a donde quieren y cómo pueden llevar a sus equipos hasta
allí. Cuando el líder está claro con respecto a qué es lo que quiere, puede entonces
establecer metas claras para su trabajo, su departamento y su equipo de trabajo. (Pujol,
2016)

El control ha sido definido bajo dos grandes perspectivas, una perspectiva limitada y una
perspectiva amplia. Desde la perspectiva limitada, el control se concibe como la
verificación a posteriori de los resultados conseguidos en el seguimiento de los objetivos
planteados y el control de gastos invertido en el proceso realizado por los niveles
directivos donde la estandarización en términos cuantitativos, forma parte central de la
acción de control. (Sanchez, s.f.)

Bajo la perspectiva amplia, el control es concebido como una actividad no sólo a nivel
directivo, sino de todos los niveles y miembros de la entidad, orientando a la organización
hacia el cumplimiento de los objetivos propuestos bajo mecanismos de medición
cualitativos y cuantitativos. Este enfoque hace énfasis en los factores sociales y culturales
presentes en el contexto institucional ya que parte del principio que es el propio
comportamiento individual quien define en última instancia la eficacia de los métodos de
control elegidos en la dinámica de gestión. (Sanchez, s.f.)

Todo esto lleva a pensar que el control es un mecanismo que permite corregir
desviaciones a través de indicadores cualitativos y cuantitativos dentro de un contexto
social amplio, a fin de lograr el cumplimiento de los objetivos claves para el éxito
organizacional, es decir, el control se entiende no como un proceso netamente técnico de
seguimiento, sino también como un proceso informal donde se evalúan factores
culturales, organizativos, humanos y grupales. (Sanchez, s.f.)

La eficacia vendría a ser la cualidad de algo que produce el efecto deseado o esperado,
para lo cual sin embargo se recomienda el uso de la voz sinónima eficiencia. Se trata de
un concepto vinculado también a la efectividad, especialmente en el mundo corporativo
y empresarial, en el que la distinción entre todos estos términos es a menudo enfatizada,
conocidas como las “Tres E de la Administración”. (CONCEPTO, s.f.)

A grandes rasgos, podemos definir la eficacia como el grado de consecución de objetivos


fijados de antemano que tenga un objeto, un procedimiento o incluso una persona. Así,
algo es eficaz cuando se obtiene de ello el resultado esperado, sin que medie en ello
consideraciones respecto a cómo se obtuvo o si había un modo mejor de obtenerlo.
(CONCEPTO, s.f.)

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