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Marco teórico

Historia

La palabra Zodíaco tiene su origen en la Antigua Grecia y de acuerdo con la astrología, “son
fenómenos celestes que reflejan o rigen las actividades humanas”, sosteniendo en ello que
cada uno de los 12 signos del Zodíaco representan a 12 personalidades básicas.

La astrología más conocida tiene origen de los romanos, babilonios, egipcios y griegos. Hacia
1950 a.C. aparece una lista de estrellas. Pero en el año 2000 a.C. se da por oficializada la
astrología del Medio Oriente.

Éste estudio tal como la conocemos en Occidente ha bebido de muchas culturas, pero
indudablemente fueron los griegos quienes la codificaron y lanzaron al futuro que hoy
vivimos bajo una astrología de tipo psicológico.

Fue Ptolomeo, un astrólogo, astrónomo, químico y matemático, nacido en Egipto entre los
años 100 a 178 d.C. quien influyó de manera definitiva, con su libro Tetrabiblos, en la
mentalidad astral de Occidente.

EFECTO FORER: LA EXPLICACIÓN AL POR QUÉ CREEMOS EN EL ZODIACO

Una curiosa explicación al por qué las personas creen en el zodiaco es el Efecto Forer,
también conocido como la falacia de validación personal. El Efecto Forer es un sesgo
cognitivo y se refiere a que las personas tienden a dar su aprobación a aquellas descripciones
personológicas que supuestamente han sido realizadas para ellos pero que en verdad sólo
muestran detalles muy vagos que podrían ser aplicados a un gran número de personas.

En un estudio realizado en el año 1948 el psicólogo Bertram Forer le brindó a un total de 39


personas un análisis de personalidad único y les pidió que evaluaran cuán preciso era el
mismo en una escala del 1 al 5, siendo 5 la puntuación máxima.

Este análisis estaba compuesto por 13 afirmaciones generales extraídas de los diferentes
signos zodiacales, como por ejemplo:
“Tienes una gran necesidad de agradarle a otras personas y de que éstas te admiren”

“Tienes una tendencia a ser crítico contigo mismo”

“Te enorgulleces de ser un libre pensador y no aceptas las ideas de los otros sin las pruebas
correspondientes”

Como puede apreciarse, realmente los enunciados son muy generales, aun así, las personas
afirmaron que eran muy precisos, alcanzando una media de 4,26. Este fenómeno ha sido
replicado en otros tantos experimentos y se ha podido validar que entre el 80 y el 90% de las
personas consideran que las afirmaciones generales son muy precisas para su caso.
Obviamente, existen algunos aspectos que aumentan la veracidad percibida por las personas:

-Cuando se cree que el análisis se aplica sólo a él

-Cuando el análisis atribuye en su mayoría características positivas

-Cuando la persona cree en la autoridad y conocimiento del evaluador

Un truco antiquísimo que permite que las personas se reconozcan en afirmaciones vagas y
generales radica en brindar características opuestas que cubran todo el comportamiento
cotidiano de la persona; por ejemplo: “a veces eres extrovertido mientras que en otras
ocasiones te comportas de manera introvertida”.

Otro de los trucos consiste en insertar afirmaciones que puedan aplicarse a la inmensa
mayoría de la gente, como: “te gusta agradar a las otras personas”. O incluir oraciones donde
se afirme que tenemos algunas capacidades sin desarrollar: “tienes un potencial considerable
por desarrollar”; al fin y al cabo, a todos nos gusta que adulen nuestro ego y esto nos provoca
una ceguera a la realidad.

Lo cierto es que tendemos a aceptar aquellas afirmaciones en la misma medida en que


deseemos que éstas sean reales y nos resulten suficientemente positivas y halagadoras. Otro
factor que incide en el Efecto Forer es que en la actualidad debemos manejar demasiada
información, la mayoría de la misma muy controvertida, y esto de cierta forma genera un
vacío psicológico que nos vemos tentado a llenar con aquellas informaciones sencillas,
positivas y esperanzadoras.
Debe tenerse en cuenta que cuando encontramos una creencia (o información) que resuelve
una incertidumbre, esto nos predispone a confirmar y dar como verdadera la misma,
desechando la evidencia contraria. Así, se dispara una suerte de mecanismo autoperpetuante
que consolida el error original y le brinda una confianza excesiva a la creencia.

Bibliografia:

Dickson, D.H. & Kelly, I.W. (1985). The ‘Barnum Effect’ in Personality Assessment: A
Review of the Literature. Psychological Reports, 57, 367–382.

Forer, B.R. (1949). The fallacy of personal validation: A classroom demonstration of


gullibility. Journal of Abnormal and Social Psychology, 44, 118–123.

Delgado, (2011). Efecto Forer: La explicación al por qué creemos en el zodiaco. Recuperado
de: https://www.rinconpsicologia.com/2011/05/efecto-forer-la-explicacion-al-por-que.html

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