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Referirse a tratamiento es entrar a un entorno muy genérico que engloba las diversas formas de
influencia para lograr la resocialización del interno. En este caso diremos que el tratamiento
viene a ser “una acción o conjunto de acciones dirigidas a modificar la conducta del recluso,
teniendo en cuenta sus peculiares características personales con la finalidad básica de su
reincorporación a la sociedad y evitar su reincidencia”.1
Para nuestro Código de Ejecución Penal “El tratamiento consiste en el conjunto de actividades
que tienen como objetivo la reeducación, rehabilitación y reincorporación del interno de la
sociedad. (art.61).
Al respecto también se han pronunciado diversos expertos, por ejemplo, MARC ANANCEL,
señala que hay tres conceptos de tratamiento: 1) concepción médica que no incluye a internos
sanos. 2) concepción administrativa: Con qué leyes ejecutivos se tratarán a los reclusos y 3)
concepción socio-criminológica: Asistir al interno para cambiar su conducta.
Hay que tener en cuenta la modificación de la conducta del interno, pues de no ser posible
cambio alguno en la conducta del interno, no tendría sentido la aplicación del tratamiento.
1
SOLÍS ESPINOZA, Alejandro, Ciencia Penitenciaria, Perú, 1990, 4ta Ed. Pág. 333.
TIPOS DE TRATAMIENTO. - Los diversos métodos de tratamiento se esquematizan de la
siguiente manera:
1. Trabajo Penitenciario2
La aplicación del trabajo como actividad obligatoria en la ejecución de la pena privativa
de la libertad, lo cuál es monitoreado por el personal del INPE con el fin de incrementar
las competencias laborales del interno, sus destrezas, habilidades y creación o
conservación de hábitos laborales a fin de que sean reinsertados positivamente a la
sociedad y evitar la reincidencia en el delito.
2. Educación Penitenciaria
a) Educación cultural
b) Educación técnica o laboral
c) Pedagogía correctiva, etc.
3. Psicoterapia Penitenciaria
a) Individual
- Orientación dinámica
- Orientación conductiva
- Orientación cognitiva
4. Medicina Penitenciaria
a) tratamiento Farmacológico
- Psicofármacos
- Otros
b) Tratamiento de Shock:
- Choque Eléctrico
- Choque insulínico
5. Orientación Social:
2
SOLÍS ESPINOZA . A. Op. Cit … pág. 336.
Pero para llevar a cabo el tratamiento penitenciario obviamente se necesita al mejor equipo de
profesionales. Actualmente el reglamento del C.E.P. vigente dice que en cada establecimiento
penitenciario existiría por lo menos un equipo técnico de tratamiento que estará conformado
por:
a) Un asistente social.
b) Un psicólogo
c) Un abogado
En primer lugar, se debe tomar en cuenta que no existe contrariedad en la función que cumple
la sociedad y la conducta del individuo. Un error común en el tratamiento penitenciario es
considerar que “el sujeto delincuente sufría influencias condicionantes de un medio social y que
este a su vez reintegraba a la sociedad todo lo que negativo implicaba su accionar al margen de
la ley y que precisamente por esa razón había que separarlo del entorno para así evitar que
cause a los demás”.
Esto se explica porque en realidad la sociedad y la conducta criminal no son antagónicas, sino
que el delincuente se sirve de las circunstancias en las que viven para “alimentar” su experiencia
(como ocurre en los delincuentes de “cuello y corbata”). En realidad, el estado aparato
legislativo tienden a cultivar en la mente de la población dicho antagonismo, pues expresa las
conductas socialmente aceptables aquellas que obedecen a la ley. “Es la ley la que impone lo
que debe o no hacerse, cuando se vulnera la dignidad de otro y empieza el derecho ajeno; que
ideas profesar y activarlas sin caer en el exceso de conducta ilícita, etc.”.
Los abolicionistas, por ejemplo, propugnan la flexibili1acion de las restricciones legales como
punto de partida de libertad. Por ello debe entenderse que no toda ley penal equivale a la
aceptación social, por ejemplo, en una comunidad campesina, la práctica y la costumbre,
pueden “sacar del cuadro” a una autoridad legal formal. “Toda ley formal se expresa al imperio
de un sometimiento a un contralor social impuesta sobre el hombre desde fuera. Por ello la ley
penal no es más que un crudo implemento de la sociedad y hoy más que nunca es imperativo
detener la vorágine criminalizadora del estado.3
Este punto es muy importante para comentar el trabajo de tratamiento penitenciario: “ningún
sujeto delincuente puede llegar siquiera al umbral de sus posibilidades de resocialización sin una
cultura de admisión en la que insertase y participar”4
Lastimosamente, hoy en día la sociedad no acepta tan fácilmente la inserción del individuo a la
sociedad ya sea en el cambio social como legal, pues se dictan leyes muy severas contra ellos,
así como también a veces se prohíbe el tratamiento, negando de esta manera la oportunidad de
modificar la conducta.5
3
SOLÍS ESPINOZA, Alejandro, Ciencia Penitenciaria, Perú, 1990, 4ª Ed. Pág. 333.
4
SOLÍS ESPINOZA. A. Op. Cit …, pág. 336.
La tarea del trabajo previo, durante y postpenitenciario está reservada a los monitores, quienes
se encargan de brindar la asesoría necesaria para cambiar la conducta al interior de los
establecimientos penitenciarios.6
Para comprender los motivos de la delincuencia no solo se debe evaluar la conducta individual
y relacionarla con el entorno para saber que norma se infringía es necesario también relacionar
las respuestas propias de la conducta regularizada en las instituciones.
Hay que tener en cuenta que también habrá sujetos que no logren completamente su
readaptación a la sociedad, solo algunos afortunados cuya nueva conducta reúna los méritos
necesarios y la empatía con la gente, podrá ser parte de la comunidad de nuevo de lo contrario
se crearan frustraciones y problemas de sociali1ación, los cuales deberán ser resueltos en los
centros de tratamientos especiali1ados para tal efecto, además se deben promover una
campaña de educación destinada a los mismos fines
El tratamiento penitenciario ubicado en ese camino deberá cumplir con éxito su fin
resocializador. No se debe tratar al que cometió un crimen como un ser anormal o un psicópata,
solo hay que entender que esa conducta es una extensión de su normalidad existencial. “Su
culpa; su sentido de inadecuación8 sus fallas, son consecuencia de la ignorancia que la tradición
social le impone, y pocos son los que pueden alcan1ar una vida satisfactoria si no los sostienen
las modalidades de su sociedad7”.
El restablecido también debe promover la misma tarea que se hizo con él, es decir, hacer que
los demás no se desvíen del camino que exige el respeto de las convenciones sociales. Pero
cuando una cultura es un mundo en sí misma como la comunidad rural, el tratamiento se hace
más sencillo pues es un pueblo aislado y relativamente aislable. No obstante, el trabajador
penitenciario siempre debe enfrentarse a modalidades culturales cambiantes, no se puede
basar el trabajo en una moral que nos fue enseñada, o en un criterio único, se debe amoldar ala
circunstancia.
7
TREJO ZULOAGA, C., Op. Cit., p. 100