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El altar de muertos: lo que debe

llevar y su significado
23 octubre, 2018, 6:43 pm

A unos días de celebrar a los difuntos, muchas familias yucatecas se


preparan y abarrotan los mercados en busca de los elementos que
conforman el altar para los difuntos, los ingredientes para preparar la
comida y toda la ornamentación que llevará.
¿Cuáles son los elementos que debe llevar un altar de muertos tradicional?
La antropóloga Hilaria Mass Collí, maestra e investigadora de la Unidad
de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Yucatán, en
entrevista para Grupo Megamedia, dio algunas recomendaciones que
hay que tomar en cuenta, tanto para un altar familiar, como para uno de
concurso.
El 31 de octubre, que es el día de los niños, toda la comida que se sirve debe ser
suave.- Fotos: Megateca❮❯

El altar de muertos
El principal elemento a considerar es definir por quién lo vamos a poner.
La maestra Hilaria Mass menciona que “no se necesita realizar un altar
tan elaborado, lo importante es recordar realmente los valores y la
enseñanza de la persona”.
Ya que definimos bien a qué personas vamos a recordar, procedemos a
colocar los siguientes objetos:
La cruz
Por tratarse de una celebración católica, la cruz de Cristo es el elemento
que representa a todos los que practican esa religión.
Las velas
La investigadora menciona que la vela es muy importante. Si son niños,
se usan de colores; si son adultos, se usa negro o blanco. “El significado
es la luz… las personas que ya descansaron están con Dios y si están
con él, es que fueron buenas. Como la vela, alumbran con su ejemplo en
vida. La vela litúrgicamente es considerada como figura de Cristo, la luz
del mundo”, señala la investigadora de la Uady.

Las flores
Este elemento puede variar y su uso no es tan riguroso. La maestra
Hilaria Mass recuerda que “antes, las flores no tenían que comprarlas,
porque en las casa abundaban. La gente pone lo que tiene en su casa,
así que en este aspecto no tiene que ser tan riguroso su uso, la gente
coloca las que tiene en casa”.
El incienso
Cumple con la función de llevar el olor de la comida que se coloca el altar
hasta nuestros familiares ya fallecidos, es como una invitación a bajar al
mundo de los vivos para que prueben la comida que hicimos en su honor
.

El vaso
Más que un elemento simbólico, el vaso con agua cumple la función de
digestivo para las ánimas y para que “embuchen” después de comer,
menciona la especialista.

La fotografía
Este es otro elemento que no es obligatorio. La antropóloga dice que la
fotografía, si estamos acostumbrados, se pone. “Nosotros ponemos el
altar aquí en la oficina y algunos compañeros ponen la foto de algún
investigador muerto. Usar la imagen del familiar significa que estás
recordando a esa persona y vas a rezar por él, vas a recordar su
ejemplo”.

El mantel
Por último, está el mantel, que para los niños puede ser uno de colores,
mientras que para los adultos debe ser de color blanco. Su significado es
puramente ornamental.

“Cuando tú invitas a alguien a comer a tu casa, ¿le das su comida así


nomás en la mesa? Recordemos que es una comida especial para
nuestros difuntos, es la mesa donde ellos comerán y debe tener lo
mejor“.
“Para el altar de niños, el 31 de octubre se acostumbra a poner una mesa
con su mantel limpio, con sus flores y sin fotografías. En los pueblos se
acostumbra a poner imágenes de santos, la Virgen o la Cruz y luego se
colocan todas la viandas para los niños difuntos. También se pone una
jícara extra en la misma mesa para el niño que nadie se acuerda de él,
no aparte”, apunta Hilaria Mass.
Para los difuntos olvidados o que no tienen quién les rece, se pone una
mesa aparte y se les coloca comida.

La catedrática menciona que “este altar es para los difuntos que se


mueren en algún accidente como terremotos o huracanes, que no tienen
quien les rece, entonces, nosotros los vivos tenemos la obligación de
rezar por ellos y recordarlos este día. No es ponerlo aparte sino junto al
mismo altar”.
Por último, en la ofrenda se pueden colocar otros detalles que cumplan
con los gustos de los fallecidos: “Si se trata de un altar para niños,
vamos a poner sus juguetes preferidos y para los adultos, pondremos las
cosas que más apreciaban en vida”.

La comida
La comida es uno de los elementos principales del altar. Durante las
celebraciones se acostumbra a preparar las tres comidas del día,
respetando el guiso que los difuntos solían disfrutar cuando estaban
vivos.

Hilaria Mass menciona que el 1 de noviembre, fecha en la que se


recuerda a “Todos los santos”, se acostumbra que en el desayuno se
sirvan panes grandes, tamales, el tobijoloch, el atole nuevo o el
chocolate.
“Algunas familias de los pueblos preparan el k´aj,
que es el maíz quemado que se muele para hacer
atole. Se ponen las velas blancas o negras”.
“Terminado el rezo del desayuno, se reparte todo y ahora se prepara
el xek para poner en el altar. Se coloca la comida con caldo, como el
relleno negro o el escabeche, respetando el gusto del difunto. Puede ser
también cochinita, si es que le gustaba, o el tradicional pib o mucbilpollo;
también su cerveza”.
“Esto va de acuerdo con la economía (de la familia), si no tiene mucho
dinero, pues se pone lo esencial, pero con los gustos del difunto. De igual
forma, ese mismo día se le hace su cena y se le preparan platillos como
los chanchamitos, el chocolate y panes grandes de mantequilla, batido,
hojaldras o elote”, recalca la catedrática de la Uady.

El 31, que es el día de los niños, toda la comida que se sirve debe ser
suave. En el desayuno se ponen las jícaras de chocolate o atole y se
reza el rosario. Al mediodía se pone la comida, como puchero, verduras
u otro platillo que no contenga mucho condimento, ya que se supone que
son niños y no pueden comer platillos muy condimentados.
“En Huhí se acostumbra a servir panes con forma de muñequitos, eso
ponían para el desayuno, y en el almuerzo se ponen dulces de todos los
colores para recibir a los niños. En la cena se le pone sus tamalitos u otra
cosa que la familia hace”.
Con respecto al pan de muerto, la investigadora menciona que “no era
costumbre, pero ahora está llegando a nuestra tierra, de hecho, en los
pueblos, el pan de muerto también se pone en los altares. Es válido
poner este pan, ya que estamos en un tiempo en que todo se va
combinando y la gente lo está aceptando. Lo importante es que se
coloque esencialmente lo que los familiares sabían que le gustaba a su
difunto”.
Cabe recalcar que en todas las celebraciones, al terminar el rezo, se
reparte la comida a los comensales.
Evolución de las tradiciones
Por último, la maestra Hilaria Mass habla sobre los cambios que ha
tenido el altar de muertos a través del tiempo y que no se necesita
realizar uno tan elaborado, lo importante de esta tradición es demostrar
que queremos a nuestros difuntos, queremos darle esa felicidad de
recordarlos y que vean que a través de los años, los recordamos.

“Hay que saber apreciar la cultura de otras partes, Mérida ya es un lugar


pluricultural y no podemos despreciar la de otras partes, no tiene nada de
malo admirar las formas en cómo celebran a sus muertos en otros
lugares del país”.
“Yo creo que llegará el tiempo, dentro de veinte años o más, que nuestra
gente nos va a decir que nunca comieron cierta comida, yo creo que el
hecho de que se ponga algún elemento, que no es lo tradicional, no está
apartándose de su cultura, sino que es lo que se está viviendo en esta
época”.
La cultura no es estática. Es pensar en la persona y tener presente a la
persona. El hecho de que pongan otras cosas en la mesa, para mí no
tiene valor si no recuerdan a su difunto, lo principal es recordar toda la
enseñanza de ese ser querido a quien se le pone la comida y se le rinde
tributo en estas fechas.

El sentido es que es mi familiar, sé qué le gusta y en ese momento voy


recordando cómo lo gozaba, sus chistes cuando comía, cómo convivía,
recordar su enseñanza, eso es lo que nos trae todo eso”, finaliza la
investigadora y antropóloga.- Rodrigo Aranda García

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