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Recuperación y Recaída

A lo largo de las últimas décadas el tratamiento para la recuperación de


trastornos por consumo de drogas ha sido abordado por terapias cognitivo-
conductuales, las cuales han demostrado efectividad en la mejoría del
usuario, sin embargo, se evidencia una elevada tasa de recaídas tras la
abstinencia lograda después del tratamiento, por lo que es imperioso
conocer las posibles razones que atañen al tópico en cuestión. (Luengo et
al., 2001)

La recuperación conlleva mantener un compromiso con los nuevos valores


y deseos en función al no consumo de drogas, sin embargo, hay que
considerar que las situaciones externas como la presión social o factores
internos como los esquemas cognitivos y patrones emocionales provocan
al individuo a recaer en el consumo. A pesar de la efectividad de muchas
terapias relacionadas a la abstinencia, la recaída es un fenómeno muy
usual, de hecho, varias investigaciones advierten que la recaída sucede
entre los 6 y 8 meses ulterior a la desintoxicación, también se ha observado
que aquellos usuarios que consumen drogas “duras” como la heroína
tienen más probabilidades de recaer. (Smith et al., 2010)

Es vital diferenciar los términos de recaída y recidiva para comprender


íntegramente la complejidad del tópico. El desliz o recidiva es una regresión
en el deseo de modular la conducta adictiva, al contrario, la recaída apunta
al uso extendido de la droga posterior a la recidiva, es decir, la recaída hace
referencia al proceso gradual e irreflexivo que lleva a consumir nuevamente
la sustancia psicoactiva, es decir, es un retroceso a la conducta adictiva
que se había pretendido modificar. (Marlatt & George, 1984). De lo
antedicho, Blanco y Jiménez (2015) indican que “la recaída se entiende a
la consecuencia que experimenta una persona al exponerse ante una
situación de riesgo sin ser capaz de responder con las estrategias
adecuadas de afrontamiento para garantizar el mantenimiento de su
abstinencia” (p.148).

En virtud de lo señalado, una estrategia relacionada a la recaída es el de la


autoeficacia, la cual hace referencia a la evaluación percibida sobre sí
mismo y, sobre su capacidad para desenvolverse en contextos donde es
posible el consumo de drogas, de tal modo que, si se utiliza una respuesta
de efectiva, agrandará su nivel de autoeficacia y se disminuye la posibilidad
que regrese al consumo, por el contrario, si la respuesta no es efectiva
podría conllevar a la recaída. (Marlatt & Witkiewitz, 2005). Otro mecanismo
empleado en el fenómeno de la recaída es el de la regulación emocional,
la cual Thompson (1994) define como “toda estrategia dirigida a mantener,
aumentar o suprimir un estado afectivo en curso” (p. 27). Dicha estrategia
permite el control, valoración, y modificación de las respuestas
emocionales a fin de alcanzar las conductas deseadas.

Además, la motivación ligada al proceso de recaída se puede concebir de


dos formas: la motivación como medio para generar y mantener una
conducta deseada y la motivación para incurrir en la conducta de riesgo.
Donovan & Marlatt (2005) las denominan como motivación positiva y
motivación al uso y afirman que existe cierta oposición entre ambas, por lo
que la recuperación debe orientarse en solucionar estas motivaciones
confrontadas, lo cual permite que los sujetos exploren su propia capacidad
y valía.
es una conducta cuya prevalencia presenta actualmente una curva
ascendente a nivel mundial. La dependencia de sustancias incluye dos
conceptos: dependencia psicológica y dependencia física. La dependencia
psicológica enfatiza en las actividades de búsqueda de la sustancia y la
evidencia de patrones de uso patológico, y la dependencia física enfatiza
en los efectos físicos de los múltiples episodios de uso de la sustancia.
Abuso de sustancias, en cambio, está caracterizado por la presencia de al
menos un síntoma que indica que el uso de la sustancia interfiere con la
vida de la persona (5 ).

No obstante, Hogan manifiesta en una revisión que no es posible hacer la


diferenciación entre uso, abuso y dependencia en los adolescentes, a
diferencia de los adultos. Más bien, considera los siguientes síntomas como
los más predictivos de un problema de abuso de sustancias en
adolescentes: Dejar de hacer otras actividades por usar la droga escogida,
continuar usando la droga a pesar de que ocasiona problemas sociales, y
conductas de riesgo después del consumo de las sustancias (manejar
después de haber ingerido alcohol u otras drogas, etc.) (6 )
Frecuencia del consumo

Tipología de consumo Al referirnos de tipo de consumo se encuentra


ligada a los criterios que mayor se utilizan es su frecuencia de uso, no
se puede abarcar toda la problemática con este criterio siendo que el
consumo de sustancias psicoactivas es un problema multifactorial, se
detallara las características de la tipología:

 Consumo experimental:

 la mayor cantidad de las personas obviamente no se puede
generalizar a todas lo han realizado, siendo que han consumo de
forma esporádica y por un corto tiempo no volviendo a repetir la
experiencia realizada. Siendo un motivo impulsador ante el consumo
es la curiosidad muchas investigan muestran que las personas que
la consumen son individuos que se encuentran emocionalmente
estables y no provienen de hogares disfuncionales.

 Consumo ocasional: los individuos que realizan este tipo de


consumo tienen la actitud de aceptación frente al consumo de SPA
suelen presentarse en una constante interacción social y su
frecuencia de consumo es más elevada a comparación del consumo
experimental pero el consumo lo realizan entre un periodo largo
entre el uno del otro consumo. Las motivaciones para que se
presente este tipo de consumo muchas veces es como muestra de
rebeldía por parte de los adolescentes, ayudan a la facilitación de la
interacción social o búsqueda de placer

 Consumo habitual: aquí los individuos consumen de manera


periódica ósea constante las dosis ingeridas cada vez van
aumentando y ya existe una tolerancia hacia la sustancia, además
el consumo no se limitará al contexto a través de la interacción
social, sino que existirá una planificación previa al realizarla


Hubiese preferido ver mi corazón fragmentarse, pero no, mi alma no lo
permitió, y por eso hasta el día de hoy te busco a ti
No solo te fuiste tú, sino también mi alma.
3.3.3.1. Rueda del cambio
Proceso de cambio.

El modelo transteórico Prochaska y Diclemente (1984) constituye la


teorización de determinadas estadios de cambio relacionados al proceso
de cambio de conductas de abuso, tales como el consumo de sustancias
psicoactivas. El modelo se sustenta en una serie de postulados sobre la
naturaleza de la conducta y de las características que pueden generar un
cambio. Los autores indican distintas variables que intervienen en el cambio
de las personas, estas pueden ser los deseos para cambiar, negación a la
terapia, capacidad para interrelacionar, no obstante, para alcanzar éxito
terapéutica es necesario identificar la etapa en la que se encuentra el
usuario, con el fin de plantear estrategias particulares que se adapten a
cada persona. Prochaska y DiClemente (1984) plantean seis estadios de
cambio: precontemplación; contemplación; preparación; acción;
mantención y finalización

Estadios de cambio.

Es innegable que al desear modificar una conducta problemática los sujetos


experimenten al menos una vez una recaída, y a diferencia de la primera
vez que se experimentó el cambio, comúnmente las personas vuelven a
empezar desde el estadio de contemplación o preparación para
posteriormente saltar a la acción. Por ello, se considera al cambio como un
proceso dinámico y no. Igualmente es fundamental que el profesional
recuerde que las etapas de cambios son fijados para cada conducta-
problema.

 Precontemplación
En esta etapa se encuentran los sujetos que no tienen intención de cambiar
su conducta problemática, o sea, desean perpetuar su adicción. Asimismo,
durante este estadio las personas consideran que su consumo no
representa ningún problema, así exista evidencia que demuestre lo
contrario. Los sujetos que atraviesan esta etapa ignoran los beneficios del
cambio, porque asumen que su consumo es transitorio y que pronto cesará.
En este estadio de cambio el profesional debe generar incertidumbre sobre
la adicción del sujeto, explicar los riesgos y consecuencias de su adicción.
Cabe mencionar, que el psicólogo encargado del caso debe procurar ser
empático con la situación del usuario e identificar los rasgos personológicos
para favorecer la adhesión terapéutica. (Mayor & López, 1998).

 Contemplación
En este estadio las personas admiten que existe un problema y evalúan los
costes y beneficios que esto implica, por ello, es común que se pueda
generar sentimientos de ambivalencia profunda, por tanto, no se demuestra
el compromiso para dar paso a la acción. Las personas en contemplación
se muestran receptivos a la información en cuanto a su problemática y de
sus posibles alternativas para actuar sobre la adicción, aunque cavilen a la
hora de tomar una decisión que lo motive al cambio, y esto se debe a que
no tienen una razón clara para abandonar el consumo, (Mayor & López,
1998). Así que el profesional debe contar con la experiencia para explorar
las motivaciones latentes que puedan producir el cambio.

 Preparación

Durante esta etapa la persona con problemas de consumo toma la decisión


para actuar sobre su problemática, se hallan entusiasmados por el futuro
cambio, y se caracteriza por el inicio de la abstinencia (Prochaska &
DiClemente, 1984). Es necesario señalar que en estadio la decisión de
continuar con la recuperación es inestable, en consecuencia, los pequeños
cambios que realice en coadyuva con el psicólogo facilitarán la
consolidación y preparación para dar el siguiente paso en la recuperación.

 Acción

Este estadio se caracteriza por producir cambios significativos en la


conducta del sujeto y su relación con el contexto. Las acciones de cambio
suelen ser reforzadas por la familia y su entorno. Esta etapa transcurre
aproximadamente después de los 6 meses sin haber ingerido sustancias
psicoactivas, por ello, el consumo es visto como un problema externo al
sujeto. (Prochaska & DiClemente, 1984).

 Mantenimiento
En esta etapa las personas están trabajando para evitar la recaída y deben
ser capaces mantenerse comprometidas y estables con su acción de
cambio. No se puede determinar cuando concluye la etapa esta etapa, es
decir, es un estadio abierto donde se emplean habilidades para proseguir
con los cambios logrados. La actuación del psicólogo radica en identificar
las posibles fuentes de vulnerabilidad y trabajar en la prevención del
consumo. (Prochaska & DiClemente, 1984).

 Finalización
En esta última fase las personas perciben un sentido de autoeficacia y
autonomía frente al consumo, es decir, los distintos disparadores que
activaban la conducta problemática no causan ningún efecto perjudicial en
el individuo. (Snow, Prochaska y Rossi, 1992).

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