Está en la página 1de 19

LA ORFANDAD EPISTÉMICA Y CONCEPTUAL EN LA SUSTENTABILIDAD

DE LOS AGROECOSISTEMAS
Epistemic and conceptual orphanhood in the sustainability of agroecosystems

Juan Pablo Martínez-Dávila, Lorena Casanova-Pérez

RESUMEN

El problema principal en el análisis de Sustentabilidad en los agroecosistemas


es precisamente la indefinición de ambos conceptos. Sobre todo La
Agroecología ha utilizado el concepto de Agroecosistema de manera sólo
nominal, ahistórica y ateórica; cuando es posible observarlo como sistema y
en la frontera de los sistemas complejos. Así, la Agroecología no utiliza, por
ejemplo, La Termodinámica del no equilibrio, Teoría de Catástrofes, Redes
Complejas, Teoría del Caos, entre otros. Es tiempo ya de sacar a la
Agroecología y a los Agroecosistemas de la obscuridad de un sistema cerrado
y llevarlos a la frontera de la ciencia de los sistemas.

Palabras Clave: Sustentabilidad, Agroecosistemas y Sistemas Complejos

ABSTRACT

The main problem in the analysis of sustainability of agroecosystems is


precisely the lack of definition of both concepts. Above all Agroecology has used
the concept of Agroecosystem in a nominal, ahistorical and atheoretical way;
when it is possible to observe it as a system and at the border of complex
systems. Thus, Agroecology does not use, for example, the Thermodynamics of
non-equilibrium, Theory of Catastrophes, Complex Networks, Theory of Chaos,
among others. It is time to take Agroecology and Agroecosystems out of the
darkness of closed systems and bring them to the frontier of science systems.

KEY WORDS: Sustainability, Agroecosystem and Complex Systems.


I. INTRODUCCIÓN

Los conceptos de Agroecosistema (AES) y Sustentabilidad nacieron huérfanos


de una ciencia, porque aun cuando la Agroecología propuso al agroecosistema
como unidad de estudio y lo construyó considerando que Agro contiene a la
agricultura (Generalmente no estudia a la agricultura en su completud, no
hace intervenir agricultores ni su manejo, sin mercado, ni consumo social),
que Eco constituye una perspectiva ecológica de la agricultura en términos de
su estructura y de las relaciones entre sus partes y el sistema, aun cuando
esta idea no contiene en sus herramientas teórico-metodológicas las que ofrece
la teoría de sistemas y en ninguna de sus cuatro generaciones de cambio,
nunca fue ubicado epistemológicamente, ni fundamentado teóricamente y por
tanto conceptuado sin extensión e intensión.

El concepto de Agroecosistema, aun difuso, guio desde los setentas y hasta los
ochentas el estudio y transformación de la agricultura con buenas
perspectivas; desafortunadamente organismos internacionales y
transnacionales con apoyo del gobierno de países económica y políticamente
dominantes -entre otras muchas instituciones- introdujeron el concepto de
sustentabilidad, se intuye que esto fue desarrollado, más con el fin de desviar
la atención sobre la catástrofe que la explotación de los recursos se estaba
haciendo en el mundo. Esto mostró la aceptación tácita de que algo falló en el
diseño y operación del modelo de desarrollo neoliberal. Relacionado con lo
anterior, podemos ver que aun cuando el objetivo de conceptuar es clarificar
su estructura y funcionamiento, pero sobre todo sus objetivos; esto no sucedió
y hoy, a pesar de lo prostituido de su uso y de la indefinición epistemológica,
teórico-conceptual y metodológica, el término de sustentabilidad representa lo
que se deseaba: nada.
II. LA PROBLEMÁTICA

Desde un punto de vista agroecológico y aun cuando debe valorarse


positivamente el conocimiento que genera, éste es operado con el tipo de
sistemas cerrados, donde la influencia de lo que sucede en los sistemas
superiores no es observado. Un ejemplo simple puede considerarse, si en las
zonas cafeticultoras de Brasil hubiese una errática helada, el volumen del
grano sería menor en el mundo y su precio crecería; todo ello podría generar
mayor ingreso para intermediarios y cafeticultores en las regiones dedicadas a
esta actividad en el estado de Veracruz (México) sin haber hecho nada para
lograrlo.

Por otra parte, en lo general la agroecología no observa al agricultor o


campesino, como el controlador cibernético de los predios que maneja y ello
impide considerar que el tamaño de la parcela (representada por un
agroecosistema) es el tamaño de su capacidad de decisión (por acción u
omisión) Ello, si se desea investigar el manejo de la parcela y las reacciones
del controlador hacia las interferencias económicas, políticas, culturales y
sociales de sus sistemas superiores. En el enfoque del ‘pensamiento sistémico’
se está tratando de pensar y hacer ciencia más allá del reduccionismo
(sistemas cerrados) según Casanova et al. (2016) permitiendo evolucionar
hacia otras formas más abarcadoras que den cuenta de la complejidad social.

Aun desde el punto de vista de la teoría de sistemas (recordemos que el


agroecosistema antes que nada es un sistema) hay aporías del enfoque de
sistemas que es necesario reconocer. Gharajedaghi en Pensamiento Sistémico:
Caminar el cambio o cambiar el camino de E. Herscher (1990) plantea que
“…una sinopsis de las principales tradiciones teóricas revela que, mientras el
enfoque analítico permaneció esencialmente intacto durante casi cuatrocientos
años, el pensamiento sistémico ya pasó por tres distintas generaciones de
cambio (hoy ya domina la cuarta).
La primera generación de pensamiento sistémico (la de la investigación
operativa) trató de la interdependencia, en el contexto de los sistemas mecánicos
(determinísticos). La segunda generación de pensamiento sistémico (la de la
cibernética y de los sistemas abiertos) trató del doble desafío de la
interdependencia y de la auto-organización, en el contexto de los sistemas
vivientes. La tercera generación de pensamiento sistémico responde al triple
desafío de interdependencia, auto-organización y libertad de elección, en el
contexto de los sistemas socio-culturales”. La cuarta generación aun no
aparecía claramente, pero ésta se refiere al estudio de la complejidad en los
sistemas. Que es donde la teoría de sistemas trasciende a una visión social,
con otros lenguajes y métodos (Luhmann, La teoría de la Forma de Spencer
Brown, Heinz Foerster, Aldo Mascareño, Carlos Maldonado, entre otros) ello la
convierte en uno de los principales contribuyentes de la frontera en la ciencia,
junto con las neurociencias y la mecánica cuántica.

Para comenzar, deberemos buscar el amparo de la Teoría de Sistemas de


Bertalanffy, aunque se reconoce el aporte fundamental Aristotélico de que “El
todo es más que la suma de las partes”. Según Arnold y Osorio (1998) la
perspectiva de la TGS surge en respuesta al agotamiento e inaplicabilidad de
los enfoques analítico-reduccionistas y sus principios mecánico-causales. Se
desprende que el principio clave en que se basa la TGS es la noción de
totalidad orgánica, mientras que el paradigma anterior estaba fundado en una
imagen inorgánica del mundo.

En tanto paradigma científico, la TGS se caracteriza por su perspectiva


holística e integradora, donde lo importante son las funciones relacionales y
los sistemas superiores que a partir de ellas emergen. En tanto práctica, la
TGS ofrece un ambiente técnicamente adecuado para la interrelación y
comunicación óptima entre especialistas y especialidades, gracias a la
construcción de un lenguaje común. Bajo el criterio de Arnold y Osorio, en
sentido amplio: “…La Teoría General de Sistemas (TGS) se presenta como una
forma sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad
y, al mismo tiempo, como una orientación hacia una práctica estimulante para
formas de trabajo transdisciplinarias”.

Arnold y Osorio definen, sin embargo, que: “… es conveniente advertir que no


obstante su papel renovador para la ciencia clásica, la TGS no se despega aun
–en lo fundamental– del modo cartesiano (separación sujeto/objeto)”. Así,
forman parte de sus problemas, tanto la definición del estatus de realidad de
sus objetos cómo sus conceptos, lo cual ahora ya es discutible (según Arnold
y Osorio), como el desarrollo de un instrumental analítico adecuado para el
tratamiento lineal de los comportamientos sistémicos (esquema de
causalidad).
Un aspecto de alta relevancia es la ubicación de la teoría de sistemas en la
epistemología general. Al respecto Arnold y Osorio consideran que la
epistemología de sistemas se refiere a la distancia de la TGS con respecto al
positivismo o empirismo lógico. Por otra parte, Bertalanffy, refiriéndose a sí
mismo, dice: "En filosofía, la formación del autor siguió la tradición del
neopositivismo del grupo de Moritz Schlick”, posteriormente llamado Círculo
de Viena. Pero, su interés en el misticismo alemán, el relativismo histórico de
Spengler y la historia del arte, aunado a otras actitudes no ortodoxas, le
impidió llegar a ser un buen positivista (Arnold y Osorio, 1998). Esta es una
buena ventaja para la agroecología, considerando que la Teoría de Sistemas
Sociales Autopoiéticos (Frontera en el estudio de los Sistemas) aún no ha
logrado integrar en su ideario el conflicto y la contradicción materialistas.

Finalmente, la agroecología no ha podido o no ha querido reforzarse


epistemológicamente y ello le contrapesa desde la Hermenéutica, con
interpretaciones conceptuales adecuadas. Al respecto Goode y Hatt (2002)
plantean “…La ciencia abstrae de la realidad y examina ciertos aspectos de los
fenómenos y no la totalidad de los fenómenos en sí. En verdad, separar
cualquier fenómeno de aquello con lo que está relacionado constituye un hecho
de abstracción. Puesto que la ciencia intenta investigar determinados sectores o
aspectos de la realidad, valiéndose para interpretarlos de un sistema abstracto
de pensamiento, no debe tener nada de sorprendente que, para comunicar sus
hallazgos, cada una de las ciencias ponga en uso términos o conceptos, propios.
Ahora bien, empleamos estos conceptos para que nos representen los fenómenos
o aspectos de los mismos, que estamos investigando”. Por consiguiente, cuando
se formula una proposición, se utilizan los conceptos como símbolos de los
fenómenos que se estudian. Sin embargo, debido a que estamos tratando
directamente solo con los conceptos, es claro que se puede confundir el
concepto con el fenómeno del que se supone que es símbolo. Este es un error
común denominado objetivación. Frecuentemente se olvida que los conceptos
son construcciones lógicas creadas partiendo de impresiones de los sentidos,
de percepciones, incluso de experiencias complejas. La tendencia a dar por
supuesto que los conceptos existen realmente lleva a muchos errores. El
concepto no es el fenómeno en sí; es decir, estas construcciones lógicas no
existen fuera del marco de referencia establecido. El no reconocer esta
diferencia es lo que ha recibido el nombre de falacia de la objetivación, es
decir, que las abstracciones se traten como si fueran fenómenos. Finalmente,
diremos que puesto que los hechos como los conceptos son abstracciones,
tienen significado solamente puestas en un marco de referencia, dentro de
algún sistema teórico.

Podemos ahora entender que el agroecosistema es un concepto y no es una


parcela bajo cultivo, mucho menos es la agricultura real. Deberemos
comprender que el agroecosistema es una representación, de un recorte de la
realidad agrícola, es un modelo, una abstracción que los científicos crean para
entender mejor su mundo.

El agroecosistema, como puede verse en el siguiente cuadro, es una


representación, un modelo científico de una realidad dóxica. Inclusive, las
palabras o los términos dóxicos, al usarlos en el dialogo, en la escritura, en la
poesía son sólo símbolos de objetos reales. Cuando se escribe un recado que
dice: “… Por favor guarda la silla que está en el patio” la palabra silla no es un
objeto real, es un símbolo de la silla real, si no habría que haberle mandado
envuelta en el recado la silla en discusión. Si yo digo que compré cuatro
melones: ¿Tendría que traerlos en la mano cuando me refiriera a ellos? O bien
le digo a mi hermano que vive en Canadá que tengo una nueva novia: ¿Deberé
enviarla a Canadá antes de hablar por teléfono con él?

Cuadro 1. Distinción lingüística de Ciencia y Doxa.

DOXA EPISTEME
(La Realidad, Lo cotidiano) (Ciencia)
 Naturaleza;  Ecosistema;
 Felicidad;  Sustentabilidad;
 Sistema Eléctrico;  Sistemas Plausibles;
 Sistema Mecánico;
 Parcela Agrícola;  Agroecosistema

Es este uno de los principales problemas en la formación de los investigadores


en ciencias relacionadas con la agricultura (Ciencias Naturales) y con la
Epistemología General, por tanto en la ubicación de su súper especialización
en alguna de las tradiciones epistémicas, ni en alguna de las corrientes ya sea
Galileana o Aristotélica.

Integrarse a estos conocimientos permite estructuras mentales, que lo primero


que hace un investigador de este tipo es ubicarse en su línea epistemológica
precisa. Escoger la o las teorías que mejor contribuyen para comprender,
interpretar o explicar el fenómeno que se va a estudiar. En esta línea de
pensamiento podremos construir hipótesis realmente plausibles, diseñar
procesos metodológicos que serán prácticamente “teoría en acción”.
III. ANÁLISIS EPISTEMICO Y CONCEPTUAL

Desde el punto de vista epistemológico podríamos apoyarnos en Mardones y


Ursúa (1982), ellos inician su reflexión con lo siguiente: “…Si miramos el
panorama de la filosofía de la ciencia, o de la reflexión acerca de la ciencia y de
lo que tiene que ser considerado por tal, desde la altura de su historia, se
distinguen dos tradiciones importantes; la llamada aristotélica y la
denominada galileana”. Son dos perspectivas de ciencia o dos planteamientos
diferentes acerca de las condiciones que ha de satisfacer una explicación que
se quiere denominar científica. Ambas tradiciones tienen sus raíces y
representantes en el mundo griego. Para ubicar a los agroecosistemas en la
postura epistemológica deberemos fundamentar en cuál de las dos tiene su
origen.

Plantean Mardones y Ursúa (2003) que: “…Nada acontece en el mundo


cultural y humano de la noche a la mañana. Las ideas se van incubando
lentamente o de forma más acelerada, al socaire de los acontecimientos sociales,
políticos, económicos o religiosos”. Y agregan que la concepción del mundo,
fruto de la nueva forma de mirarlo, que ya es visible en hombres como Galileo
o Bacon, no es tanto metafísica y finalista, cuanto funcional y mecanicista. Los
nuevos ojos de la ciencia moderna están ansiosos de poder y control de la
naturaleza, de la sociedad y de la economía.
Así, el centro no es ya el mundo, sino la individuación: el ser humano. Por esta
razón, su mirada empirista, reduce a objeto para sus necesidades y utilidades,
al ser humano y la naturaleza. Así, a decir de Mardones: “… Este interés
pragmático, mecánico-causalista, que no va a preguntar ya por el «por qué»
(Aristotélico) y «para qué» últimos, sino por el «cómo» más inmediato y práctico de
los fenómenos y sus consecuencias, emerge con fuerza en la centuria que va
desde el 1543, el año de la aparición de la obra de Copérnico «De revolutionibus
orbium coelestium», hasta 1638, fecha en que ven la luz de los «Discorsi» de
Galileo”.
Según Mardones: Será Galileo entonces, un típico representante de la nueva
mentalidad que cambia las explicaciones físicas cualitativas de Aristóteles, por
las formulaciones matemáticas de Arquímedes.

En opinión de Mardones y Ursúa, en los inicios de la producción masiva, según


el esquema de la oferta y la demanda, esto favorece la acumulación del capital
y el fortalecimiento de una nueva clase socio-política urbana: la burguesía y el
Estado Burgués. “Propio de esta clase social va a ser el gusto por una cultura
más secular, una propensión a los hechos concretos y su sentido de orden y lo
positivo”. Según Comte, lo positivo, que es lo que nuestro lenguaje popular ha
recogido en expresiones como «ir a lo positivo», esto es, a lo útil y
pragmático. La nueva ciencia recoge este interés objetivista, acorde con el
intento de dominar al ser humano y la naturaleza, señala una actitud
tecnológica del conocimiento y sus aplicaciones.

La «nueva ciencia», según Mardones, la que reemplaza a la aristotélica,


va a considerar, como explicación científica de un hecho, aquella que venga
formulada en términos de leyes que relacionan fenómenos determinados
numéricamente, es decir, matemáticamente. Estas explicaciones tomarán la
forma de hipótesis causales, pero causal va a tener aquí una connotación
funcional en una perspectiva mecanicista. La piedra de toque del valor de las
hipótesis causalistas vendrá determinada por el análisis experimental. Será la
comparación de la hipótesis con las consecuencias deducidas mediante la
observación de la realidad o experimentación la que nos dirá un valor
explicativo, lo humano, social y cultural, lo histórico-crítico, no puede ser
científico, es un arte, dirán los físicos.

En una apretada síntesis, Mardones y Ursúa definen: “…Comprenderemos


ahora por qué, hablando en un sentido muy amplio, la confrontación puede ser
expresada en términos generales y ésta puede ser expresada en términos de
explicación causal versus comprensión teleológica o, como diremos más
adelante (Erklären: Explicación) contra comprensión (Verstehen)”.
3.1. CONCEPTOS DE SUSTENTABILIDAD Y AGROECOSISTEMA

Los conceptos han sido -casi siempre- mal construidos (sobre todo en la
investigación agrícola), no hay intencionalidad ni claridad en su contenido.
Como ejemplo, el concepto de Desarrollo Agrícola (Que se corresponde con el
de Agroecosistema y contribuye económicamente al Desarrollo Rural) omite
definir qué es el “Desarrollo”, aun cuando desde los años sesenta en Rehovot,
Israel, políticos y científicos de todo el mundo, acordaron que cualquier
desarrollo es “un proceso de cambio”.

Entonces, en el Desarrollo Agrícola ¿Quién cambia? o ¿Quién debe cambiar


principalmente? Pues el agricultor, que es el protagonista de ese nivel de
desarrollo y es quien deberá cambiar, basado en su determinación histórico-
social y lo identitario de su apropiación territorial. Cabe ahora preguntarse
¿En que debe cambiar? Bueno pues, principalmente en su actitud y
comportamiento; ¿Hacia qué? Lógicamente, hacia el Manejo de su Parcela
(Agroecosistema en la fase de diseño y evaluación de monitoreo) ¿Cómo lo
hará?, Tal vez podría hacerlo de manera planificada (Diagnóstico, Estrategia y
Evaluación) ¿Y para qué hacer todo eso? Para cumplir de manera óptima con
su responsabilidad social, se le dio la tierra, en algunos casos también el agua,
el financiamiento bancario y tal vez un seguro agrícola, para producir los
alimentos, materias primas y beneficios ambientales que la sociedad y su
familia demandan, pero además para mejorar su calidad de vida. ¿Y quién
conduciría este proceso? Podríamos decir que, la Ley para el Desarrollo Rural
define a la autoridad municipal para coordinarlo, aunque nada impide que
esto lo haga un grupo organizado de agricultores.

Podríamos construir ahora el concepto, con base las ideas anteriores. “El
Desarrollo Agrícola Territorial (DAT) es un proceso histórico, social e
históricamente determinado y principal contribuyente en la economía
del Desarrollo Rural (Sistema Mayor). El DAT es un proceso en el que a
través de cambios en la actitud y comportamiento planificado de los
agricultores en el manejo del AES, para producir de manera óptima,
ecológica, económica y social, los alimentos, materias primas, calidad
de vida y beneficios ambientales que el mercado y la población
demandan. Conducido por Grupos Organizados de Agricultores”.

Por supuesto, los conceptos son dinámicos y flexibles. Podría insertarse en esa
construcción conceptual otros elementos de orden mayor, los cuales dieran
mayor fortaleza al concepto y al Desarrollo Agrícola Territorial; como lo puede
ser la introducción de empoderamiento en el grupo organizado. Una breve
definición de ese empoderamiento indica que lo que se busca primero es el
Empoderamiento Social (Grupo organizado numeroso y fuerte); después
construir un Empoderamiento Económico (Instalación de empresas eficientes
y capitalizadas) Finalmente, buscar el empoderamiento político, primero en el
nivel municipal; posteriormente en la diputación estatal y federal. Esto último
para mantener su proyecto en el tiempo sin interferencias externas (Rappo,
2009; Gutiérrez Hermosillo, 2011 y N. Diego, 2016)

SUSTENTABILIDAD

A la fecha existe una gran cantidad de definiciones sobre sustentabilidad,


desarrolladas sin atender a un mínimo de estructura metodológica.
Generalmente, no hay un sistema mayor que contenga al concepto en
construcción. No se describe su estructura (partes que lo componen) ni su
función (relaciones entre las partes) menos su protagonista y sus objetivos.
Para el suscrito, se podría construir una definición sencilla pero con la calidad
necesaria para caminar hacia un concepto plausible.

¿La Sustentabilidad deberá ser local o global? Hoy en día parecería que la
respuesta es que ésta es local: Mi experimento sustentable, los rábanos
sustentables, zapatos sustentables; en fin, hoy todo es sustentable.
Imaginemos que Australia es totalmente sustentable (sea lo que signifique eso),
pero el resto del mundo no lo es y de pronto (exagerando) el nivel del mar sube
40 metros, inundando sus principales ciudades costeras. Los australianos
dirían: pero porqué, si nosotros somos sustentables. Efectivamente lo son,
pero los demás no. ¿Qué nos dice esto? Pues que la sustentabilidad debe
plantearse en un nivel de globalidad, sino no sirve. Deberá haber equilibrios
dinámicos entre las dimensiones económica, política, cultural, social y
ambiental; dependiendo de la calidad de los recursos que se manejan.

Así, podemos decir que: “… La Sustentabilidad es un proceso global


(sistema superior) donde lo que debe sustentarse y sostenerse es la vida
del Ser Humano y todo lo vivo en el planeta, a través de un manejo
racional de los procesos sociales y económicos y que junto con un
manejo, también racional, de la naturaleza, el ser humano alcance
alguna vez la felicidad, sea lo fuere eso”.

AGROECOSISTEMA

Como se dijo antes el AES es antes que nada, es una herramienta epistémica
(teórico-metodológica) a la que llamamos Sistema, como un modelo de una
parte de la realidad empírica. Luego entonces “…el Agroecosistema es una
representación o modelo de un recorte de la realidad agrícola, manejado
por un controlador cibernético (agricultor) para producir y satisfacer -
de manera óptima- las necesidades sociales y demandas del mercado.
Conceptuado como una totalidad organizada (por ello es sistema) en la
cual los elementos no son separables y, por tanto, no deben ser
estudiados aisladamente”. Además de la claridad lingüística y
epistemológica que este enfoque aporta, es que siendo el AES un modelo,
podrán diseñarse simulaciones múltiples en mucho menos tiempo y con costos
menores. A diferencia del desarrollo de experimentos controlados en campo
que seguramente tomará mucho más tiempo y financiamiento.
IV. UNA NUEVA AGROECOLOGÍA

Con todo y lo valiosa que es la Agroecología, sin duda no debe quedarse


estática y encerrada en su caja para siempre. Los líderes agroecológicos en el
mundo tal vez podrían integrarse a nuevos enfoques para estudiar el
Agroecosistema. Uno de ellos es el de sistemas complejos con cibernética de
segundo orden y por tanto con investigadores en el nivel de observadores de
los que observan (Los investigadores que estudian a los agricultores
observando sus procesos agrícolas (Agroecosistema) tiene la gran ventaja de
que el observador de segundo orden (el investigador) puede observarse a sí
mismo en su mismo proceso observativo)

Las críticas sobre el enfoque biológico-ecológico no son de ninguna manera


nuevas, desde 1980 el Dr. Efraím Hernández Xolocotzi planteó que se debe
cotejar, a la mayor brevedad, los principios derivados de la ecología, sin
olvidar: Que la esencia de los agroecosistemas, es el manejo de los recursos
naturales por el hombre y que los estudios con enfoque ecologista, han
menospreciado, precisamente, la presencia del hombre.

Es por ello que en el diseño de una nueva agroecología debe considerarse el


anterior consejo de Hernández X. y las críticas teóricas siguientes. Pablo
Muench (1980) también desde entonces hacía ya un grupo de críticas al
respecto y decía que en la interpretación del Agroecosistema la tendencia que
ha predominado es aquella que considera a la técnica abstraída de todo el
sistema de relaciones sociales; realizan un examen aislado de ella y fijan una
relación rígida de causa y efecto entre la técnica y las instancias
socioeconómicas de la sociedad; interpretan a la técnica como una variable
independiente y a la economía como una variable dependiente. Así llegan a la
conclusión (aunque no la expliciten) de que los sistemas sociales se
determinan enteramente por los cambios en la técnica y se planteó el problema
de adaptar los primeros a la segunda.
Ante el alud de críticas que los académicos progresistas hacen a la tendencia
antes mencionada, el mismo Pablo Muench expresa su posición acerca de ello:
“… Ante el desarrollo de formas irracionales en la producción de satisfactores
llevadas a cabo por la tendencia descrita anteriormente, surge, como una débil
defensa humanista de los recursos, otra tendencia de las concepciones de la
investigación científica de la agricultura. Esta tendencia nace desde el campo
de las ciencias naturales, concretamente de la ecología, de donde se toman los
conceptos y categorías básicas para el método de estudio”.

La aportación de mayor importancia de esta tendencia conceptual –a decir de


Muench- radica en el hecho de exigir un análisis integral del fenómeno
agrícola; sin embargo, se incurre en un importante error básico: se analiza un
fenómeno social -la agricultura- a través de un método propuesto por la
biología y la ecología. Tomando como concepto fundamental al ecosistema y
aplicando el método de estudio diseñado para el estudio de los ecosistemas
naturales, se analiza el fenómeno agrícola, para lo cual se elabora el concepto
de agroecosistema, que no es otra cosa que un ecosistema, donde el hombre
interviene como un organismo más en la cadena trófica.

Y cierra Pablo Muench: “… Obviamente esta concepción conduce a un análisis


de la agricultura al margen del desarrollo histórico de la sociedad, sin hacer una
clara diferenciación entre el trabajo humano y los demás elementos del proceso
productivo; no asume la importancia que reviste el desarrollo desigual de
procesos agrícolas con objetivos de producción social diferentes; interpretan la
eficiencia de los sistemas agrícolas al margen de las condiciones sociales
concretas y niegan que los sistemas de producción revisten mayores condiciones
materiales, desarrolladas por la sociedad en su proceso histórico, que las
condiciones impuestas por la naturaleza. Considerar a la agricultura de ese
modo es indiscutiblemente erróneo”.

Adicionado a lo anterior, el concepto de Agroecosistema fue manejado sin


construirlo, ni siquiera metodológicamente, y lógicamente esto ha llevado a
diagnosticarlo sin conocerlo, a diseñarlo y operarlo sin conocer teóricamente
su estructura y funcionamiento, y finalmente a evaluarlo sin aplicar los
elementos mínimos de la teoría de sistemas.

En cuanto al estatus de realidad de los sistemas y por tanto de los


agroecosistemas, la cuarta generación de sistemas, la de los sistemas
complejos, introduce una idea altamente clarificadora para una potencial
nueva agroecología: Los sistemas no son cosas, sino que a esas cosas las
vemos o más bien queremos verlas como sistemas. Es decir que usamos el
filtro de la teoría de sistemas para ver a la realidad, no porque en la realidad
existan sistemas, sino porque nos interesa verla a través de ese filtro, que es
epistémico y por tanto teórico; como podríamos ver a la realidad con cualquier
otro filtro, con un enfoque positivista o bien dialéctico, tal vez religioso –si así
lo quisiéramos- en los últimos tiempos se dice que la realidad no es objetiva,
sin duda es una interpretación del cerebro humano, allá en su cuarto oscuro,
guiado sólo por los engañosos sentidos.

Respecto de lo anterior, Enrique G. Herrscher (2005) Presidente de la


International Society for the Systems Sciencies, entidad decana del
pensamiento sistémico en el mundo recibe una pregunta básica: ¿Qué es un
sistema? Y él responde: “…Casi todos te dirán que es un conjunto de elementos
interrelacionados con un objetivo común... Pero en realidad somos nosotros los
que lo hacemos sistema: al mirarlo, al verlo como sistema, al decidir considerarlo
integrante de una categoría que tiene ciertas propiedades marcadas en su
teoría”. Su interlocutor le responde con otra pregunta -¿Es decir que todas las
cosas en este complejo mundo son sistemas?- Adecuadamente Herrscher
puntualiza que: “…1) los sistemas no "son" cosas, sino que hay cosas a las que
decidimos tratar como sistemas, y 2) que ni siquiera todas son "cosas". Hay
artefactos como un coche o una plancha a los que llamamos sistemas mecánicos.
Hay sistemas biológicos: organismos vivos como el perro y el gato que tenemos
en casa, o como cada uno de nosotros mismos o, concretamente, nuestros
cuerpos. Hay organizaciones como tu fábrica, o como nuestras familias, o como
nuestro gobierno o nuestro país (que no es lo mismo) a los que llamamos
sistemas sociales. Y hay sistemas de ideas, de creencias o de comportamientos,
como son las ideologías, las religiones, las culturas”. La ciencia marcha
corrigiéndose, pues vemos aquí que Herrscher aún está considerando
elementos dóxicos como epistémicos (sistemas mecánicos, gatos, perros, etc.)
Herrscher concluye diciendo que “… La condición de sistema no es una
cualidad intrínseca de la cosa -sino una actitud o apreciación de cada uno-. Para
el que considera, basado en un enfoque teórico, que en la realidad suceden
cosas que se relacionan unas con otras, que propenden a la formación de un ser
humano en forma articulada y con sentido, es un sistema.”.
Rolando García (2006) en su ya clásico libro “Sistemas Complejos” confirma lo
antes dicho por Herrscher respecto del estatus de realidad de los sistemas
como objeto de estudio, él dice que: “… Un sistema complejo (El AES lo es) es
una representación de un recorte de esa realidad, conceptualizado como una
totalidad organizada (de ahí la denominación de sistema), en la cual los
elementos no son "separables" y, por tanto, no deben ser estudiados
aisladamente”.
Por otra parte, una nueva agroecología antes de estudiar los recursos
naturales y la producción de alimentos, debe comprender e interpretar la
cultura del grupo social que desea estudiar. Entender sus reglas de relación,
no llegar a romperlas intempestivamente. Si no pidieron ayuda técnica, no es
que no la necesitan, probablemente no quieren extraños en su pueblo y se
consideran agredidos con la presencia de individuos, que inclusive llegan con
tono altanero y soberbio.
¿De verdad desean consejo productivo y ecológico? Probablemente lo que
desean, aunque no lo manifiesten, es la explotación de materiales no agrícolas.
Como cal, mármol, piedra o arena, circunstancias que muchas veces el
agroecólogo no ve o no le interesa. Mejor aún, es escuchar a demandas no
atendidas, como pequeñas represas, caminos, electricidad o agua potable;
demandas que podrían buscar la solución a problemas técnicos o financieros.
Recordemos que los problemas de los agricultores, en realidad son elementos
que impiden lograr sus objetivos. Y que esos problemas y objetivos tienen
dueño y estos son los agricultores. Nuestros problemas y objetivos no deberán
sobreponerse a los de ellos.

V. REFLEXIONES FINALES

A pesar de lo duro que puede llegar a ser la crítica epistemológica, debe


reconocerse que las actividades científicas desarrolladas por la Agroecología
son de alto valor biológico y ecológico. Sin embargo, si esta ciencia no sale de
su caja cerrada y no atiende a fenómenos de nivel superior, que sin duda
inciden en el comportamiento de los Agroecosistemas y su Controlador
Cibernético, para cumplir con su responsabilidad social, lo más seguro es que
los AES sean considerados por otros profesionales en la dinámica de los
sistemas complejos autopoiéticos y montarse en la frontera de las ciencias de
la complejidad.

Cuando los agroecólogos o bien los agroecosistémicos comiencen a entender y


clarificar significados antes difusos, la investigación de la agricultura
avanzará, no solo en conocimientos, sino también en el equilibrio dinámico de
las actividades rurales. Pero sobre todo en la filosofía necesaria para generar
nuevo y renovador conocimiento científico que contribuya a lograr bienestar
económico, social (con sus manifestaciones políticas y culturales) y ambiental.

Sólo para introducirnos en el tema, la semántica de la Teoría de Sistemas


Sociales Autopoiéticos de Niklas Luhmann considera que hemos estado
equivocados al considerar a la Sociedad como si fuera la Población. Debe
observarse que en los inicios de cada grupo social, se fueron creando complejos
de relaciones en los procesos de apropiación y adaptación de los grupos a su
ambiente, lo cual además construyó identidad. Ese complejo de relaciones, al
paso de las generaciones se convierte en una memoria colectiva y después en
una social. Esa memoria social en este momento histórico ya no es concreta
sino abstracta, imbuida en los procesos identitarios –y aunque ahora es
abstracta- determina el comportamiento de los grupos sociales. La memoria
social y colectiva se reproduce en el tiempo (es autopoiética) ello genera una
cultura que se traduce en tradiciones y comportamientos concretos. Cuando
madura y se reglamenta, esta memoria social (Cultura) genera Civilización y
Sociedad (relaciones sociales ordenadas como en la división social del trabajo,
la cual se reproduce en el tiempo y con base en ello individuos, instituciones,
empresas, gobiernos y países construyen su autopoiesis, y aunque se
mantiene en condiciones abstractas, las tradiciones y comportamientos
concretos, también se mantienen como memoria colectiva.

Bibliografía

Susana Edith Rappo Miguez. 2009. Agricultura orgánica y comercio justo:


estrategia de sobrevivencia para los pequeños productores rurales. Aportes,
Revista de la Facultad de Economía, BUAP, Año XIV, Número 40, 2009.

Gutiérrez Hermosillo. 2011. Ficha final de la experiencia: Sociedad Cooperativa


Agropecuaria Regional Tosepan Titataniske (Unidos Venceremos). Observatorio
de Soberanía alimentaria y Agroecología. Cuetzalan, Puebla. México.
Nazario Diego Téllez. 2006. Informe de la Sociedad Cooperativa Agropecuaria
Regional (Tosepan Titataniske). Cuetzalan, Puebla.

Hernández E. 1980. La producción de alimentos básicos en Yucatán, en


Seminario sobre producción agrícola en Yucatán. Gobierno del Estado de
Yucatán. Secretaría de Programación y Presupuesto, Secretaría de Agricultura
y Recursos Hidráulicos, Colegio de Postgraduados en Chapingo. Mérida,
Yucatán.

Muench, P. 1980. El concepto: Proceso de Producción Agrícola. Gobierno del


Estado de Yucatán. Secretaría de Programación y Presupuesto, Secretaría de
Agricultura y Recursos Hidráulicos, Colegio de Postgraduados en Chapingo.
Mérida, Yucatán.
Casanova, P. L., Martínez, D. J. P., Ortiz, S. L., Sánchez, C. L., Romero, G. L.
& Olvera, B. P. 2015. El agroecosistema comprendido desde la teoría de
sistemas sociales autopoiéticos. Revista mexicana de ciencias agrícolas.

E. Herscher. 2003. Pensamiento sistémico. Ediciones Granica S.A. Buenos


Aires, Argentina.

Arnold, M y Osorio, F. 1998. Introducción a los conceptos básicos de la teoría


general de sistemas. Cinta Moebio 3: 40-49.

Goode, W. y Hatt, P. 2002. Métodos de Investigación Social. Editorial Trillas


S.A. México, D.F.

Mardones y Ursua. 2003. Filosofía de las Ciencias Sociales y Humanas.


Ediciones Coyoacán S.A. de C.V. México, D.F.

Rappo, S. y Edith, S. 2009. Agricultura orgánica y comercio justo: estrategia


de sobrevivencia para los pequeños productores rurales. Aportes, vol. XIV,
núm. 40, enero-abril, 2009, pp. 59-81. Redalyc. Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla. Puebla, México

Gutiérrez, F. 2011. Observatorio de Soberanía Alimentaria y Agroecología.


Cuetzalan, Puebla. México.

Diego. N. 2016. Informe Solicitud de la Sociedad Cooperativa Agropecuaria


Regional “Tosepan Titataniske”. Cuetzalan, Puebla. México.

García, Rolando. (2006). Sistemas complejos. Conceptos, método y


Fundamentación epistemológica de la investigación interdisciplinaria.
Barcelona: Gedisa.

Veracruz, Ver. México. Noviembre de 2017

También podría gustarte