Está en la página 1de 1

Oslo: en un audaz golpe roban dos famosas obras de

un museo
Pertenecen al pintor Edvard Munch y son consideradas un verdadero tesoro nacional en Noruega.
Dos hombres encapuchados se las llevaron a punta de pistola de un museo repleto de visitantes.
OSLO. AP, EFE, OPA Y AFP
El cuadro El grito, una de las mayores obras maestras del expresionismo, valuado en 70 millones de dólares,
fue robado ayer del museo Edvard Munch de Oslo, en Noruega. Por su sencillez, el golpe merecería ingresar
al ranking de los robos más increíbles de la historia. Dos hombres encapuchados y armados entraron al
edificio ayer a la mañana cuando éste se encontraba repleto de público, y gritando amenazadoramente
obligaron a una guardia de seguridad a tirarse al piso. Después, y mientras los visitantes huían asustados,
desengancharon el cuadro de la pared.
Antes de escapar, robaron la otra obra más importante de Munch que había en el museo: Madonna, valuada
en alrededor de 20 millones de dólares. Luego, los ladrones salieron a la calle –en todo ese recorrido fueron
filmados por las cámaras de seguridad– y se subieron a una rural Audi A6 de color negro, donde los esperaba
un tercer hombre.
La policía, que demoró quince minutos en llegar al lugar, halló horas más tarde el auto pero sin rastros de los
cuadros ni de los asaltantes. Hasta el momento, no hay ninguna pista y se barajan diferentes hipótesis, entre
ellas la de un secuestro.
Edvard Munch –murió en 1944, a los 81 años de edad– es el más reconocido artista del expresionismo. Tuvo
durante toda su vida una tendencia casi patológica a la angustia: El grito, por ejemplo, representa la
desesperación de una persona cerca de la baranda de un puente, con el rostro entre las manos, la boca muy
abierta y una expresión de horror en los ojos.
De El grito hay cuatro versiones. Una está en el Museo Nacional de Noruega y otra en manos de un
coleccionista privado. Las dos restantes, incluyendo la robada ayer –pintada con ceras, pastel y témpera
sobre papel cartón en 1893– pertenecen al museo Munch.
Según relataron los testigos, los ladrones, que vestían de negro, entraron en el museo a las 11.15 y fueron
derecho a la sala en la que estaban las dos obras y que se encuentra ubicada muy cerca de la puerta principal.
Allí había alrededor de 70 personas.
Es obvio que en Noruega están poco familiarizados con los asaltos: en vez de interpretar la entrada de los
hombres encapuchados y armados como un robo, el público pensó que se trataba de un ataque terrorista. “La
gente empezó a gritar y a correr en todas las direcciones”, recordó la turista estadounidense Mary Vassiliou.
Un instante más tarde, aquellos que aún no habían logrado huir vieron cómo los encapuchados sacaban las
obras de las paredes. No necesitaron ningún sistema sofisticado: los cuadros estaban colgados con unos
simples alambres, los mismos que se utilizan en cualquier casa para amurar una vulgar reproducción.
“No escuchamos ninguna alarma y pasaron de 15 a 20 minutos hasta que llegó un patrullero”, declararon
los testigos.
La ministra de Cultura de Noruega, Svarstad Haugland, se mostró conmocionada: “No tenemos
suficientemente custodiados nuestros tesoros artísticos. Todo esto es terrible y un enorme shock. Se trata de
tesoros nacionales de valor incalculable”.
El director del Museo Nacional de Oslo, Sune Nordgren, comparó el hecho con un secuestro y dijo que es
posible que la responsable sea una banda internacional que pedirá rescate.
También descartó poner guardias armados o colocar cuadros valiosos en un armario acristalado como
ocurre con la Mona Lisa en París. “Entonces ya no habría ninguna experiencia estética”, argumentó.
El director del museo Munch, Gunnar Sorensen, consideró el hecho “una tragedia”
porque, además, los desconocidos maltrataron el cuadro. Aunque anunció una revisión de la
seguridad, no se mostró optimista: “Contra los ladrones de arte, con armas no nos podemos
proteger”.

Los ladrones fueron filmados mientras llevaban los cuadros al Audi


Clarín, 23 de agosto de 2004. (Adaptación.)

También podría gustarte