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El crucificado

Carlos Solórzano
(Farsa trágica)

La acción transcurre durante un Viernes Santo en una población donde se escenifica todos
los años y en esas fechas, la pasión de Cristo.

Personajes

Jesús, hombre del pueblo de 30 años. Débil, Aspecto febril, rasgos indígenas.
María, madre de Jesús. Vieja del pueblo.
Magdalena, muchacha del pueblo, morena, rolliza.
Cuatro hombres que caracterizan a cuatro Apóstoles.
El señor cura.
Hombres y mujeres del pueblo.

En el interior de una choza: Paredes ahumadas, piso de tierra. En un rincón, la lumbre. A la


izquierda, en primer término, una pequeña puerta que comunica con la otra habitación de
la choza. Al fondo una puerta de dos hojas abiertas, por la que se ven los campos azules
confundiéndose con el cielo.
Dos hombres y dos mujeres del pueblo vestidos a la usanza mexicana están en escena
arreglando diversos objetos. Sobre una silla se ve una túnica de raso ("lustrina") morada.
Sobre la mesa una corona de espinas. Apoyada contra la pared, una gran cruz de madera
rústica.

Escena Primera

Hombre 1º: Todo está listo.


Hombre 2º: (con alegría): Sí, todo. Yo mismo ensamblé esos dos troncos para hacer la
cruz. (La acaricia.) ¡Quedó bonita! ¿No?
Mujer 1º: Yo cosí la túnica morada.
Mujer 2º: Y yo enredé la corona de espinas cuidando de no lastimarme las manos. (Por la
izquierda entra Jesús, cabizbajo. Va vestido como campesino pero lleva ya puestas la
peluca ondulada y las barbas de Cristo.)
Mujer 1º:¿Qué pasa, Jesús? ¡Estarás contento!...
Jesús: (con voz sorda ) Sí.
Hombre 1º: Cualquiera diría que estás triste. No has querido ni siquiera probarte la
túnica...
Jesús: Hay tiempo.
Mujer 1º. Unos pocos minutos. Dentro de un rato van a venir a venir a buscarte. ¿Qué
tienes? Parece que te ha dado un escalofrío.
Jesús, (ausente): No lo he notado.
Mujer 2º No es raro. Después de todo van a crucificarlo. (Ríe a carcajadas, pero su risa se
crispa al ver a Jesús.)
Jesús, (intenso): Sí, van a crucificarme.
Mujer 2º Tienes suerte. El señor Cura te escogió a ti y escogió a tu familia para
representar la Pasión porque dice que te pareces al verdadero Jesús. Después de esto,
todos te van a querer más en el pueblo. Bueno, los hombres de la familia de tu madre han
hecho siempre el papel de Cristo. ¿Te acuerdas de tu abuelo? Se llamaba también Jesús.
(Supersticiosa.) Murió pocos día después de haber hecho el papel. (Ríe forzada.) Fue una
casualidad, ¿verdad?
Jesús: Cállate.
Mujer 1º: ¿Qué tienes?
Jesús (tímido) Tengo miedo de morirme.
Hombre 1º: Cristo también tenía miedo de morirse. Por eso fue tan triste la cosa.
Hombre 2º: Pero a tí no van a matarte, hombre.
Jesús ¿Y si es necesario?
Hombre 2º ¿Necesario?
Jesús Sí, para salvarse ellos.
Hombre 1º: ¿Salvarse? ¿De qué?
Jesús El señor Cura dice que tienen que salvarse de algo.
Hombre 1º Nadie se ha salvado de nada por matar a un hombre. Tranquilízate.
Hombre 2º El señor Cura dice que sólo con un sacrificio podrán limpiarse de todos sus
pecados . Sobre todo del pecado original.
Hombre 1º ¿Qué es eso?
Hombre 2º No sé. Creo que es una manera de decir que es triste haber nacido y tener que
morirse.
Jesús No, es que pecamos con sólo haber nacido.
Hombre 1º Pues mira éste... Yo no pequé. Yo nací nada más. No pedí nacer. Valiente cosa:
hacernos nacer en esta tierra sin árboles donde el sol le seca a uno las entrañas, y lo deja
hecho cenizas. (Se oye un griterío lejano.)
Jesús, (con calma):.Van a venir a buscarme. Vienen porque quieren que me sacrifique.
Hombre 1º No van a hacerte nada. Unos cuántos azotes nada más...
Mujer 1º esos azotes van a hacer que todos te respeten después.
Mujer 2º y te valdrán entrar en el reino de los cielos.
Jesús ¿Y si me crucifican?
Mujer 1º no digas cosas sin sentido.
Jesús, (sin oír): si me crucifican... ¡cuando la cruz está tan cerca es casi una tentación!
Hombre 1º Pero si sólo vámos a divertirnos un rato. Los hombres necesitamos a veces
estas celebraciones: Rezar un poco, emborracharnos otro poco al mismo tiempo. Tú
también vas a divertirte. Verás. Ni vas a sentir el peso de la cruz cuando estés borracho
caminando entre los gritos de todos.
Hombre 2º. Claro, además no tienes por qué tener miedo. No eres un Salvador de verdad.
Eres un hombre como todos nosotros.
Mujer 1º: es que ya se posesionó de su papel.
Mujer 1º ¿Qué papel?
Mujer 2º el de crucificado.
Hombre 1º., (riéndose a carcajadas): ah qué Chucho éste... No estarás creyendo esa
locura de que vas a un sacrificio... vas a una diversión. Todos vamos a una fiesta, a un
carnaval. ¿No es verdad?
Jesús, (viendo a la puerta del fondo retrocede): Ahí vienen...

(En la puerta han aparecido cuatro hombres el pueblo, tipos muy indígenas, vestidos con
los trajes usuales de la Pasión, hechos también en "lustrina" con galones de papel dorado.
Por debajo de las túnicas que les quedan cortas se les ven los pantalones y los zapatos
viejos. Llevan las pelucas torcidas, los mantos mal prendidos.)

Mujer 1º, (con asombro): ¡Los apóstoles!


Un Apostol: ¿Dónde está Chucho?
Pedro: ¿Dónde está Jesús?
Mujer 1º.(a la mujer 2ª): Ése es San Pedro.
Pedro ¿Dónde está el Maestro?
Jesús,(teatral): Aquí estoy. (Los Apóstoles se hincan delante de él, uno de ellos rueda por
el suelo en medio de las carcajadas de los demás.)
Jesús, Levántenlo.
Mujer 1º Ése que cayó es San Mateo.
Jesús: ¿Qué tiene?
Pedro Está borracho.
Mateo (levantándose): Todos estamos borrachos.
Pedro Sí. Todos estamos borrachos. Y tú Jesús, tienes que emborracharte también.
Jesús: No. Yo sé que al final de toda borrachera hay siempre un crucificado.
Mateo. (ofreciéndole una botella) Bebe. Bebe ¿O no eres hombre?
Juan, (interrumpiéndose): Demuéstrales que eres tan hombre como ellos.
Marcos: Más hombre todavía. Más que hombre.
Mateo Bebe, Jesús, bebe. Sin borrachera no hay nada que valga la pena de vivirse. Ni el
sacrificio ¿eh? (Ríe, limpiándose la baba de la embriaguez. Alarga la botella a Jesús. Éste la
toma, vacila. Todos lo ven. De pronto con gesto decidido bebe largamente de la botella...
Sr limpian la boca, adopta un aire solemne, se sube sobre la mesa y desde allí con aire
teatral habla:)
Jesús ¡Amaos los unos a los otros!
Mateo ¿Qué dice Chucho? (Marcos forcejea con Pedro por la posesión de la botella.)
Marcos Dame esa botella.
Marcos He dicho. ¡Amaos los unos a los otros!
Mateo, (viéndolo extrañado): ¿Por qué?
Jesús: Porque es bueno.
Mateo ¿Quién lo dice?
Jesús. Yo.
Mateo ¿Y quién eres tú? Un pobre disfrazado de Mesías. Ni te creas que te vayamos a
tomar nunca en serio. (Le vuelve la espalda.)
Jesús: Óyeme...
Mateo, (bebiendo): Te oiré cuando esté más mareado, para no aburrirme. (Le alarga otra
vez la botella.) Bebe otra vez. (Jesús vacila.) Díganle que beba, si no, no va a aguantar con
la cruz, ni con los gritos de esos que lo van a esperar allí afuera, ni con los azotes. Nadie
aguanta todo eso si no está mareado.
Pedro, (al ver la expresión de angustia de Jesús): No tengas miedo. Después de esto vas a
ser para todos algo milagroso; te van a sacar fotografías, te van a encender velas...
Jesús ¿Y si me hacen daño? ¿Y si me matan?
Pedro, (riéndose) ¡Queda el consuelo de la resurrección!
Jesús, (vacilante): La resurrección... Dame de beber. (Bebe otra vez, el licor le cae de la
boca por lo lados de la botella. Intenta mantenerse en pie pero está mareado. Cae sentado
sobre una silla.)
Mujer 1º. (a la mujer 2a): ¡Ahora! Ahora hay que ponerle la túnica y la corona. (Las dos
mujeres se acercan a Jesús, y sin que éste oponga resistencia le meten la túnica por la
cabeza, la atan a la cintura, le colocan la corona de espinas en la cabeza, le arreglan la
peluca. En la sombra la ilusión será perfecta. Parecerá un Cristo de Iglesia de cualquier
pueblo, muy moreno, con los ojos brillantes y las dos manos colgando con laxitud a los
lados del cuerpo. Al verlo, las dos mujeres se hincan frente a él. La luz del hogar, detrás,
dará una claridad irreal.)
Mujer 1º: (hincada): Padre Nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre, el
pan nuestro de cada día dánosle hoy...
Mujer 2º Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores...
(El rezo se va apagando)
Jesús ¿Qué hacen estas mujeres?
Pedro, (muy natural): Te rezan.
Jesús, (asombrado): ¿Ya? Pero si todavía no me han crucificado. (Medita.) ¿O será que de
veras yo soy el Salvador?
Mateo (dándole una violenta palmada en la espalda que lo hace vacilar): Claro hombre.
Claro. Eres el Salvador. Bebe más y te sentirás el hijo de todos los dioses de la tierra. (Jesús
toma la botella, bebe, se pone de pie violentamente por lo cual las mujeres hincadas
ruedan por el suelo.)
Jesús (con el brillo de la embriaguez en la mirada): Soy el hijo de Dios.
Mateo (riendo a carcajadas): Claro. Dicen que todos somos hijos de Dios, pero si quieres,
tú eres más hijo de Dios que nosotros.
Jesús (siguiendo el curso de su embriaguez): Y aunque tenga miedo, está escrito que tengo
que morir por ellos. (Señala en derredor.)
Mateo Todos tenemos que morir, pero morimos por nada. (Bebe más)
Pedro Basta ya. Ya no beban. No vamos a saber lo que hacemos. Jesús no va a poder con
la cruz.
Mateo Lo ayudaremos con la cruz. Ahora y siempre. Si él no está borracho nadie va a creer
nada. Ante todo es necesario que los actores crean también. (Los apóstoles beben, Jesús
bebe, los hombres beben. Las mujeres los ven sin comprender)
Mujer 1º Jesús. Allí está tu madre.
Mujer 2º María, María. Qué bueno que llegaste. Ven a poner orden aquí. (Aparece en el
umbral María. Es vieja, desgarbada. Viste la túnica y el manto de la Virgen. Lleva en la
cabeza una "aureola" que está a punto de caerse todo el tiempo)
María ¿Qué pasa?
Mujer 1º Están borrachos. Todos borrachos.
María ¿También Jesús?
Mujer 1º Es el peor de todos. Dice cosas muy raras.
María (a Jesús): Hijo...
Jesús Mujer (señala a Juan.) He allí a tu hijo...
María (indignada): ¿Tan borracho estás que no reconoces a tu madre?
Jesús No tengo madre. Sólo padre. Eso sí (Ve a lo alto.)
Mujer 1º ¡Qué insolencia!
María Mejor no hables de tu padre, porque tú mismo no sabes quién fue.
(Carcajadas de todos.)
Jesús (sin oír): Escrito está. El hijo del hombre dará su sangre para lavar al mundo de todos
sus pecados.
María (sacudiéndole fuertemente): Hijo, vuelve en ti. No digas locuras.
Jesús (ebrio) ¿Recuerdas que aquí había un solo pan? Ahora hay muchos (triunfante) Mi
poder los ha multiplicado.
María Pero si yo misma compré esos panes hoy en la mañana.
Jesús ¿No me crees? Mujer incrédula. (A los apóstoles.) ¿No es verdad que dí la vista a un
ciego, que hice hablar a los mudos? (Alza un puño amenazante.) ¿No es verdad? (Pedro
hace una señal a los otros para que sigan la corriente de la borrachera de Jesús.)
Pedro (con fastidio):Sí, Jesús, sí.
Jesús ¿Y que he devuelto la vida a los muertos?
Apóstoles (complacientes): Pues...sí.
Jesús Y qué, ¿debo sacrificarme por todos?
Mateo Sí, hombre, sí. Ya no fastidies.
Jesús (transfigurado): Amaos los unos a los otros.
María ¿Qué es esto, hijo? Mañana debes estar bueno y sano para cuidar las siembras. Yo
necesito de ti. Después de esta borrachera te puede venir una enfermedad grave. No me
gusta verte borracho. (Se quita el resplandor) Lo mejor será que les digas a todos que se
vayan y que ya no hacemos la Pasión.
Jesús ¿Quieres desviarme de mi misión por cosas tan pequeñas, como las siembras?
María ¿Qué dices? Las siembras son las que nos dan para vivir. ¿Qué haríamos sin ellas?
Tú con todas tus palabras y locuras no podrás darnos de comer si no hay siembras.
Despierta ya y piensa en que eres un pobre muchacho, hijo de una mujer sola, que tiene
que ganarse el pan de todos los días.
Jesús Atesorad tesoros en el reino de los cielos.
María ¡No vas a darnos de comer con esa frase! ¿Verdad?
Mujer 1º Tienes razón. Regáñalo. A los hombres siempre les gusta creerse más de lo que
son.
Jesús (teatral): Yo soy la verdad y la vida.
María No, lo que eres, es un chiflado que quiere arreglarlo todo con palabras. (De pronto
tierna.) Serénate hijo. ¿Por qué no tomas algo para que se te pase la borrachera?

(Aparece en la puerta Magdalena. Lleva los cabellos sueltos y viste también ropas
adecuadas a la Pasión. Los vestidos se pegan a su cuerpo dejando ver sin disimulo sus
formas redondas, llenas y apetecibles)

Magdalena Tu madre tiene razón, Jesús.


Jesús Magdalena. Magdalena, chula. (La abraza, luego se reprime) ¿Pero qué estoy
haciendo? Esto es pecado.
Magdalena ¡Estás borracho! ¡Será mejor que ya no hagamos la Pasión. Estando tú en ese
estado...
Mateo Te equivocas, Magdalena. Sólo estando Jesús borracho podremos llevar esto hasta
el fin.
Jesús (en éxtasis): Está escrito. Tendré que morir para resucitar de entre los muertos.
María (a Magdalena): Tengo miedo, tú que vas a ser su mujer debes decirle que no salga
en ese estado. Oye a los de afuera. Están borrachos también. (Se oye fuera de la escena un
griterío de los que celebran la Semana Santa)
Magdalena Jesús. No vayas a salir así. Tengo miedo de esta borrachera. De la tuya y de la
de esos de allí afuera.
Jesús Está escrito que debo ir.
Magdalena ¿Escrito? ¿Dónde?
Jesús (perplejo): Púes... no sé, pero está escrito.
Magdalena No vayas. Piensa que si algo te pasara ahora que voy a ser tu mujer... (se
acerca.) Sólo en eso debes pensar ahora. Tú y yo juntos... Ahora va a comenzar de veras la
vida.
Jesús La vida comenzará cuando yo muera y vuelva de entre los muertos.
Magdalena No digas más disparates. Si tú y yo vamos a vivir juntos...
Jesús (interrumpiendo): Eso no importa.
Magdalena ¿Qué dices? Pero si eso es lo único que importa. (Aparece en la puerta el señor
Cura. Entra dando vivas muestras de satisfacción.)
Cura: ¿Está todo listo? El pueblo está desbordante de entusiasmo. Quieren ver a Jesús.
Magdalena Jesús no va (Cierra la puerta.)
Cura: (Abre la puerta) Es necesario que vaya.
María (con angustia): ¿Por qué?
Cura Para que el pueblo crea, debe verlo.
María Oiga los gritos. Van a lastimarlo.
Cura Esto no es sino una representación.
María Pero pueden matarlo.
Cura Nadie muere en un carnaval.
María ¿Y Jesús? ¿El otro? ¿Su abuelo?
Cura Abre la puerta he dicho. Él tiene obligación de salir. Hará bien su papel.
María Y esos de afuera. ¿No se olvidarán de que sólo se trata de un papel?
Cura Ellos lo verán y creerán.
María ¿En qué?
Cura En lo que es necesario que crean.
María No comprendo.
Cura No es necesario comprender. Sólo creer. Ahora vamos. (Hace señas a los Apóstoles)
Los Apóstoles aquí a la derecha, formando fila. María, San Juan y tú Magdalena aquí atrás
y tú Jesús prepárate, ya es la hora de cargar la cruz. (Todos obedecen en medio de risas y
bromas)
Jesús No puedo. Está muy pesada.
(Como las risas continúan, el Cura encara a todos muy serio)
Cura Silencio. A partir de ahora no quiero ni una risa. (Todos se callan. El Cura abre la
puerta y se oye un gran griterío. Luego dirigiéndose a Jesús) Después de esto te voy a dar
una cruz de plata como premio.
María, (en un último intento): ¿Y si no fuera, padre?
Cura Todos dejarían de creer en Jesús.
María ¿En cuál Jesús? ¿En Chucho?
Magdalena Yo creo en Chucho. Yo, creo en él. (Quiere abrazarlo, pero Jesús la retira.)
Cura Vamos, he dicho.

(Jesús con la mirada brillante de la embriaguez se mete debajo de la cruz que sostienen los
dos hombres del pueblo. Bebe por última vez con gran satisfacción, luego se yergue
sosteniendo él solo la cruz.)

Jesús Yo soy el Salvador. Será un día glorioso. Como si algo comenzara... (Se le escapa un
hipo. Luego ríe con risa blanca, tonta, ausente)

Magdalena Ojalá no sea lo contrario: que algo vaya a terminar.

(El Cura va por donde anda el desfile. los Apóstoles inician la marcha. Detrás de ellos sale
Jesús dando traspiés. Luego, María, Magdalena y San Juan. Al ir saliendo la procesión
estalla fuera de la choza un griterío cerrado, luego ruido de cohetes, rechiflas, aplausos,
mezclados con la música de una banda que toca un pasodoble desafinado y llorón. Detrás
de todos sale el Cura repartiendo bendiciones. La luz se va apagando poco a poco hasta
llegar a la absoluta OSCURIDAD).

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