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El Teatro

El teatro pertenece a uno de los tres Géneros Literarios: el Dramático. La palabra drama proviene del griego y significa
representación. Por lo tanto la característica fundamental del género es que las obras están pensadas para ser representadas
ante un público y en un espacio físico llamado teatro. La palabra deriva del griego theatron y significa mirador, auditorio,
público. En el texto teatral NO existe un narrador que relate los hechos; son los mismos personajes a través del diálogo los que
desarrollan la acción dramática. Además, el texto solo, no reúne todas las condiciones del hecho teatral, ya que para que exista
es necesario el público y el espacio físico.

Elementos constitutivos para representar una obra

 El espacio físico: aunque en la actualidad las representaciones teatrales se limitan a funciones dentro de un recinto
dedicado a tal fin, en la antigüedad se llevaban a cabo en espacios abiertos. De éstos se conservan algunos en Grecia,
Italia, Turquía, etc., éste último antiguo dominio griego y posteriormente romano.

 Producción: el productor teatral es el encargado de proveer el dinero, abonando todos los gastos necesarios para que la
obra pueda representarse, que incluyen alquiler de la sala, pago de los salarios de los actores, y todo gasto generado por
vestuario, utilería, sonido, publicidad y/o difusión del espectáculo, etc.

 Dirección: el director señala a los actores los movimientos y los desplazamientos que éstos deben efectuar por el
escenario como asimismo el tono con que dicen los parlamentos, sus gestos, actitudes, etc.

 Actuación: los actores son los encargados de interpretar a los personajes creados por el autor de la obra. El actor es el
punto de contacto entre el autor y el espectador. Ellos se configuran en personajes Ellos dicen sus parlamentos y, a
través de sus palabras, nos ayudan a configurar la acción. Recordemos que los personajes se mueven, hacen gestos,
llevan vestimentas, y los lectores nos enteramos de todo esto mediante las acotaciones. –comentarios que se colocan
entre paréntesis y antes del parlamento de los actores–. En las obras dramáticas existen varios tipos de personajes:

a) El protagonista: Es el personaje principal, el más importante. Es quien representa a una de las fuerzas que
normalmente existen en la obra dramática, y que se encuentran en conflicto. Lo común es que el protagonista

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siempre trate de buscar la solución del conflicto de buena manera. Es un personaje con el cual el lector o el
público se identifica; al leer o al presenciar la obra "solidariza" con él, se pone de su lado.

b) El antagonista. Es también un personaje importante, y representa a la otra fuerza que lucha. El antagonista es,
entonces, quien se opone al protagonista, está en contra de que él logre sus fines. Dicho de un modo familiar, el
antagonista es como el malo de la historia. Él retrasa la solución del conflicto, y los lectores y espectadores
destinatarios de la obra, generalmente, no estamos de su lado, no queremos que triunfe.

c) Los personajes secundarios. Son aquellos que no representan una de las dos fuerzas en conflicto, sino que se
suman a una de las dos, dando su apoyo ya sea al protagonista o al antagonista. No hay que creer que por ser
secundarios, estos personajes tienen menos importancia dentro de la obra.
Lo que sucede es que el conflicto no está centrado en ellos, pero su acción es igualmente definitiva para el
desenlace de la obra y su presencia es esencial.

d) Los personajes colectivos. Son un tipo de personaje que, a pesar de ser una sola persona, representa a muchas
otras; es como si fuera la encarnación de un grupo. Puede ser, por ejemplo, un representante del pueblo, o los
súbditos de un rey, por ejemplo.

e) Los personajes alegóricos. Constituyen la encarnación de aquellas cosas abstractas, que no son personas.
Evidentemente, estos son personajes simbólicos, a los que se les dan las características de aquellas cosas a las
que representan. Esto ocurre en aquellas obras donde participan como personajes La Primavera, por ejemplo, o
La Muerte, representada como una mujer vestida de negro, que aparece de pronto.

 Escenografía: el escenógrafo ambienta y adecua el escenario a las necesidades del texto, diseñando previamente una
maqueta o dibujo en escala, para facilitar el armado definitivo.

 Utilería: los utileros –también llamados asistentes de dirección- se ocupan de que los muebles, los adornos y los
elementos necesarios (mesas, sillones, floreros, espejos, cuadro) estén dispuestos para la representación. Es la persona
encargada de que algunos elementos u objetos estén listos para ser utilizados por los actores. A veces puede suceder
que un actor realice un mutis para buscar, por ejemplo, una bandeja, un vaso con agua, un rollo de fotos, etcétera.

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 Iluminación: por medio de las luces se consiguen efectos especiales, como un relámpago o la sensación de que está
anocheciendo. También las luces pueden sugerir el estado de ánimo de los personajes, por eso, el iluminador también
es el encargado de crear climas que acompañan ese estado de ánimo.

 Vestuario: los trajes y accesorios de los actores deben adecuarse a la época de la obra y todo deberá acompañar y estar
en armonía con el conjunto del decorado.

 Sonido: el técnico de sonido también crea efectos especiales de acuerdo con el texto dramático: un trueno, el ruido de
un tren, el sonido de un teléfono o el disparo de un revolver. Todos estos sonidos deben aparecer en el momento exacto
exigido por la obra.

La pieza teatral plantea un conflicto dramático que se hace conocido a través de los diálogos donde las fuerzas de el/la
protagonista entran en choque con las de el/la antagonista. En ella, podemos reconocer dos partes fundamentales:

 Texto principal: es el diálogo entre los personajes, el que será escuchado por el público de la sala.

 Texto secundario: Estas indicaciones se conocen con el nombre de acotaciones o didascalias y se encuentran entre
paréntesis, antes del parlamento propio de los diversos personajes. Las acotaciones se materializan en el movimiento y
las actitudes de los personajes, en el uso de luces, en el vestuario, en la disposición de los decorados y en las
indicaciones de los efectos especiales (música, sonidos etc.). Adicionalmente también ayudan al ocasional lector a
imaginar el desarrollo y mensaje de la obra.

La estructura externa

 Actos: son las divisiones principales de una obra de teatro. Éstos se vinculan tradicionalmente con el planteo (1er.acto),
nudo (2do.acto) y desenlace (3er.acto) del drama presentado. La distinción entre un acto y otro se realizaba mediante el
cierre y la apertura del telón. Actualmente esta división no es indispensable y en ocasiones el teatro moderno no la
emplea. Los actos , a su vez, pueden subdividirse en escenas y cuadros:

 Escenas: coinciden con las entradas y salidas de los personajes. Las salidas de la escena reciben el nombre de mutis.

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 Cuadros: indican los cambios del lugar donde transcurre la acción, es decir, cada vez que hay un cambio escenográfico
se produce un cambio de cuadro.

El teatro según su temática

Las obras teatrales se pueden clasificar de acuerdo al contenido que desarrollen y la manera como lo traten. Entre las formas
más conocidas encontramos:

 Tragedia: obra dramática de acción grave y seria en la que intervienen personajes ilustres, dioses y semidioses, y en la
que el o los protagonistas se ven conducidos por su pasión o su fatalidad a un desenlace en el cual encuentran la
muerte en forma desdichada.

 Comedia: busca que los espectadores reflexionen sobre los vicios y defectos de los seres cotidianos por lo que sus
protagonistas son hombres comunes de la sociedad. La intención que persigue la C es entretener. Tiene un final feliz.

 Drama: no tiene un carácter definido. En él se combinan indistintamente aspectos trágicos y cómicos. Esto se debe a
que el drama pretende representar la vida tal cual es, razón por la cual, tiende a tratar los asuntos de forma menos
rígida que la tragedia y la comedia.

 Teatro de ideas: es, un teatro que propone-impone ideas y mensajes sobre la base de una ideología o visión del mundo
bien precisa.

 Entremes: pieza dramática jocosa y de un solo acto, que solía representarse entre una y otra jornada de la comedia, y
primitivamente alguna vez en medio de una jornada.

 Sketch: escena de corta duración y tono generalmente humorístico que va intercalada en una representación teatral o
cinematográfica o en un programa de televisión o radio.

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Supersticiones teatrales
mucha merde y el color amarillo

La superstición sobre determinados temas es una creencia contraria a la razón: pasar por debajo de una escalera, abrir un
paraguas bajo techo, no entregar la sal en mano en una mesa, etc.

En el mundillo teatral existen dos supersticiones conocidas. La primera se vincula con una expresión y la segunda con la
prohibición de usar un color determinado en las prendas de los actores.

En cuanto a la primera, la expresión mucha merde equivale en castellano a mucha mierda y la emplean los actores entre sí
cuando le desean mucha fortuna a alguno de ellos que se encuentra próximo a estrenar un espectáculo. Existen dos versiones
acerca del supuesto origen de la misma:

 La primera de estas versiones se remota a la ciudad de París del Siglo XVIII, cuando los únicos que podían afrontar el
valor de una entrada de teatro eran los ricos, que llegaban hasta las salas en coches tirados por caballos. Éstos, como
cualquier cuadrúpedo, hacen sus necesidades cuando están quietos o parados por ello cuando llegaban a destino, es
decir a las puertas del teatro, allí quedaban depositadas.
Por eso, los empresarios teatrales y/o actores de aquella época, cuando llegaban a un nuevo pueblo, visitaban el teatro
y si a su puerta había suficiente cantidad de bosta (es decir, de mierda), podían darse por satisfechos ya que era una
señal de que en ese lugar existía un público ávido por las representaciones teatrales y si la obra que pensaban
representar era de buena calidad la presentación sería un éxito.

 La segunda versión afirma que la expresión viene de muchos puntos de Europa medieval, cuando los artistas recorrían
los pueblos con sus carromatos de espectáculos. Se cuenta que cada vez que llegaban a un pueblo, lo primero que
hacían era echar un vistazo a la cantidad de estiércol que había amontonado a la entrada del pueblo –hay que recordar
que en esa época todos los pueblos tenían murallas y unas pocas y limitadas entradas- y hacían un veloz cálculo: si era
suficiente como para garantizar que dentro del pueblo hubiera un mercado, una feria o alguna otra concentración de
gente, entraban tranquilos y seguros de su éxito Por eso era muy habitual que, al encontrarse dos artistas, se desearan
mutuamente mucha mierda para el siguiente pueblo.

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La superstición dice que debe usarse la palabra en francés y esta convicción se encuentra tan profundamente instalada que,
para cualquier persona que pertenezca al mundillo teatral, oír que alguien le desea buena suerte, equivale exactamente a
expresar todo lo contrario o sea nada menos que mala suerte.

El escarabajo de Egipto, la bola de mierda, el regalo a la hembra, su posterior unión y el depósito de un huevo en el medio de la
bola fecal. Luego de su nacimiento la larva del escarabajo se alimentará hasta que esté en condiciones de salir de allí.

La segunda superstición –la que se refiere a la prohibición de usar amarillo en alguna prenda de los actores– se encuentra
vinculada con Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673), conocido como Molière quien fue un dramaturgo francés y actor.
Irónicamente y mientras representaba El enfermo imaginario, una obra de su autoría, en el Palais Royal, empezó a sentir
dolores intensos que le provocaron un desvanecimiento momentáneo. Luego de unos instantes, y haciendo un enorme
esfuerzo, continuó con la obra hasta el final y escuchó los aplausos. Mientras se veía morir pidió asistencia religiosa, pero se la
negaron, por ser actor. El llamado Ritual de París promulgado en 1654 prohibía dar asistencia religiosa a las rameras, cómicos,
usureros, y brujos los que tampoco podían recibir la comunión o tener un entierro cristiano.

A los pocos instantes, se produjo su deceso. Vestido con la ropa de función, un traje de color amarillo, fue trasladado a su casa
con la ropa de la función. Este episodio ha instalado, hasta nuestros días, la creencia de la mala suerte si se emplea el color
amarillo en los escenarios.

Gracias a la intervención del rey Luis XIV, su mecenas y padrino de su primer hijo, pudo ser enterrado en el cementerio de San
José, en París. Lo enterraron de noche, a escondidas. Para convencer al arzobispo de París, se utilizó un argumento curioso: se le
dijo que los entierros cristianos se hacían a un metro de profundidad y se pidió que se autorizara inhumar a Molière unos
metros más abajo, porque en esa profundidad la tierra sería menos sagrada. El argumento no era muy bueno, pero convenció al
arzobispo.

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