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La claustrofobia (latín claustrum -cerrado- y el griego φόβος, -fobia, miedo-) está considerada como el miedo

o pánico a estar en espacios cerrados o limitados (DSM-IV, 1994), como una fobia específica dentro de
los trastornos de ansiedad. Al ser un miedo a los espacios cerrados, aquellos que la padecen suelen evitar
los ascensores, los túneles, el metro, las habitaciones pequeñas, el uso de técnicas de diagnóstico médico
como el TAC o la RMN. Y es que la persona claustrofóbica no tiene miedo al espacio cerrado en sí mismo,
sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar, como quedarse encerrado para siempre o
la asfixia por creer que no hay suficiente aire en ese lugar. La mayoría de los espacios pequeños y cerrados
suponen un riesgo de quedarse encerrado, como en un ascensor, y una limitación de los movimientos, por lo
que las personas con claustrofobia pueden sentirse muy vulnerables al limitarles de esa forma los
movimientos. Cuando una persona que sufre claustrofobia anticipa que va a entrar, o entra, en un espacio
cerrado, experimenta una reacción de ansiedad intensa como falta de aire, palpitaciones o mareo. Debido a
estos síntomas, normalmente se evitan los espacios cerrados. Por ejemplo, subir por las escaleras 12 pisos
antes que usar el ascensor, negarse a que le practiquen un TAC, no se considera utilizar el tren o el metro o
los transportes públicos en general ya que estos, por definición, estarían incluidos en la agorafobia. Como en
otras fobias específicas, la respuesta de ansiedad disminuye considerablemente cuando la persona abandona
el sitio cerrado.

Frecuencia[editar]
Se estima que entre un 8 y un 6% de la población general padece de claustrofobia, originada generalmente
por haber vivido una experiencia desagradable en un espacio cerrado (como quedarse encerrado en un
ascensor). Pero también el miedo a los espacios cerrados puede adquirirse indirectamente, por recibir
información sobre experiencias desagradables en espacios cerrados o ver a alguien pasar por una
experiencia de este tipo, cabe resaltar que dichas personas que sufren de este trastorno mental deben evitar
los espacios cerrados, ya que una vez que empieza este trastorno es difícil de controlar a la persona, ya que
empieza a desesperarse. Hay distintos grados de claustrofobia, en el sentido de que no todas las personas la
sufren igual, y de que algunas no se alteran tanto.

Factores de riesgo
Los siguientes factores de riesgo están asociados con una creciente probabilidad de desarrollar claustrofobia
o ataques de ansiedad claustrofóbica.
Un antecedente de ansiedad o nerviosidad cuando se está dentro de un cuarto o espacio encerrado. Evitar
continuamente las situaciones que provocaron ataques previos de ansiedad; la elusión repetida de hecho
puede incrementar la probabilidad de un ataque claustrofóbico y su severidad.

Síntomas
Los síntomas pueden incluir aquellos típicos de un ataque de pánico:

 Sensación de falta de aire


 Sudoración
 Latidos acelerados.
 Falta de aliento o hiperventilación
 Temblores
 Aturdimiento o desmayos
 Náuseas
 Mareo
 Sensación de tener pavor, terror, pánico
Otras señales de claustrofobia incluyen: Buscar automática y compulsivamente por las salidas cuando se está
en un cuarto o sentirse temeroso si las puertas están cerradas. Evitar los elevadores, subirse a trenes
subterráneos o a aviones, o a un auto cuando hay mucho tráfico. En situaciones sociales donde hay mucha
gente, permanecer cerca de las salidas
Experimentar cualquiera de estos síntomas no implica que se deban a la claustrofobia. Estos síntomas
pueden ser causados por otras condiciones de salud, algunas de ellas potencialmente peligrosas.
Ejemplos donde se da la claustrofobia:

 Cama solar
 Cabina de teléfono
 Bañera cerrada
 Ascensor
 Cuevas
 Sauna
 Ser sometido a un TAC
 Túneles
 En casos extremos, aseos
 Ambulancias

Tratamientos
Las opciones incluyen lo siguiente:

 Tratamiento psicofarmacológico En los casos más graves y frecuentemente junto con Psicoterapia
cognitivo conductual
 Psicoanálisis Es un proceso largo y costoso sin demasiados buenos resultados.
 Psicoterapia:
El tipo más común de tratamiento para la claustrofobia involucra asesoría de salud mental enfocada a vencer
el miedo y a controlar las situaciones desencadenantes. Los diferentes tipos de estrategias incluyen:

 Técnicas de relajación y visualización diseñadas para calmar el miedo cuando se está en un


ambiente claustrofóbico.
 Terapia cognitiva del comportamiento (CBT, por sus siglas en inglés), una estrategia que
involucra el aprender a controlar los pensamientos que ocurren cuando confronta las situaciones
que inducen miedo de manera que cambie su reacción.

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