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BIOGRAFÍA DE SALOMÉ JIL

José Milla y Vidaurre

También conocido como Pepe Milla. Sus padres fueron: el general José Justo Milla Pineda, jefe de
estado de Honduras en 1827, y la señora Mercedes Vidaurre Molina. José Milla, firmó algunos de
sus libros con el anagrama Salomé Jil. Nació en una familia bien establecida, probablemente
propietaria desde la época colonial de heredades en el actual departamento de Jutiapa. Su padre,
nacido en Honduras (entonces parte de la Capitanía General de Guatemala), ejerció las armas.
Durante su juventud, vio los múltiples conflictos que la recién independiente Guatemala debería
afrontar por las pugnas entre liberales y conservadores; no ejerciendo protagonismo político, no
obstante, propugnó cierta afinidad al partido conservador del Clan Aycinena, -partido de
tendencia absolutista y negado a reformas ya que de esta forma protegía los privilegios que había
ostendado durante la colonia española.

Realizó sus estudios en el Colegio y Seminario Tridentino de Nuestra Señora de la Asunción, y


luego en la Escuela de Derecho de la Academia de Ciencias de Guatemala. Dejó las ciencias
jurídicas para seguir su inminente vocación, la literatura, en la que habría de ser prolífico autor de
muchos libros, aunque fue catedrático en la facultad de Derecho y Notariado y luego desempeñó
varios cargos en el gobierno conservador del presidente vitalicio Rafael Carrera -con quien
primeramente discrepó-; fue secretario de la Hermandad de Caridad del Hospital General de
Guatemala, oficial de la Secretaría de Relaciones Exteriores y subsecretario general. Fue también
un destacado periodista y colaboró en medios como La Gaceta Oficial y La Semana. Casado con
una pariente, descendencia suya se uniría a la hija de Miguel García Granados -el primer
gobernante de los gobiernos liberales que se iniciaron tras la Reforma Liberal en 1871-
conformando así una típica familia en la línea de la endogamía colonial del país. A él se debió, en
gran medida, la reconsideración de la obra del poeta José Batres Montúfar, de recuerdo relegado
aun en el entorno nacional del momento.

Milla destacó siempre en los escritos de ámbito costumbrista, como Memorias de un abogado, tal
vez una de sus novelas mejor logradas. En el periódico La Semana, del que fue director, publicó sus
Cuadros de costumbres y otras novelas históricas, La hija del Adelantado (1866), Los nazarenos
(1867), El visitador (1867) y El libro sin nombre. Con esos textos, se le elogiaría como uno de los
principales escritores de novelas históricas del siglo XIX en Hispanoamérica, cuando el género por
las influencias románticas gozaba de gran popularidad entre el público decimonónico. En la
mayoría de sus escritos retrató la Colonia y la idiosincrasia de entonces. Asimismo, en sus obras
costumbristas mostró una puntual descripción de la sociedad de su tiempo. Autor también de la
leyenda en verso Don Bonifacio (1862) y de una Historia de la América Central, desde su
descubrimiento hasta su independencia (1879), escrita a sueldo por petición del caudillo liberal
Justo Rufino Barrios.3

Se ha vinculado a José Milla y Vidaurre con el municipio de Quesada, en Jutiapa, Guatemala,


porque vivió allí durante ocho años, lugar que le encantó cuando lo visitó por primera vez entre los
años 1849 y 1850, en compañía de Rafael Carrera, siendo propietario de una hacienda en esa
jurisdicción.
El escritor y político hondureño Ramón Rosa Soto relata que en 1867 estudiaba en la Ciudad de
Guatemala y que conoció a Milla por intemedio de su primo, Marco Aurelio Soto, quien junto a
Antonio Batres Jáuregui, Salvador Falla y Ricardo Casanova y Estrada -futuro Arzobispo de
Guatemala-, recibía lecciones privadas de Literatura con el reconocido escritor. Rosa cuenta que el
encuentro tuvo lugar en junio de 1867 en la modesta casa que entonces ocupaba el escritor en el
barrio de La Merced y que tanto él como su primo Marco Aurelio Soto, llegaron a ella luego de
haberse deleitado en los jardines del Teatro Nacional; Milla los recibió amablemente, dando
muestras de ser un hombre modesto, afable y civilizado a pesar de que entonces era una alta
figura política en el gobierno conversador del mariscal Vicente Cerna y Cerna e incluso aceptó que
Rosa asistiera a sus clases privadas de Literatura. Las lecciones de Milla tenían lugar de cinco a seis
de la tarde en un cuarto-escritorio y en ella le explicaba a sus estudiantes los preceptos del arte
del bien decir, las reglas del arte poética y les ponía ejemplos con los más famosos clásicos de la
literatura española que conocía perfectamente.

José Milla y Vidaurre (Nueva Guatemala de la Asunción, 4 de agosto de 1822-ibidem, 30 de


septiembre de 1882) fue un escritor guatemalteco del siglo XIX, considerado uno de los
fundadores de la novela en la literatura de su país natal; en especial, él destacó en la narrativa
histórica. También fue ministro de relaciones exteriores y embajador de Guatemala ante los
Estados Unidos durante el gobierno del general Rafael Carrera (1851-1865), siendo uno de los
firmantes en 1859 del decreto en donde se cede Belice a la Gran Bretaña para explotar madera, a
cambio de la construcción de una vía de comunicación entre la capital de Belice y la de Guatemala
(carretera que Inglaterra jamás construyó). Estuvo entre el grupo de periodistas que fundó el
Diario de Centro América en 1880.

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