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También conocido como Pepe Milla. Sus padres fueron: el general José Justo Milla Pineda, jefe de
estado de Honduras en 1827, y la señora Mercedes Vidaurre Molina. José Milla, firmó algunos de
sus libros con el anagrama Salomé Jil. Nació en una familia bien establecida, probablemente
propietaria desde la época colonial de heredades en el actual departamento de Jutiapa. Su padre,
nacido en Honduras (entonces parte de la Capitanía General de Guatemala), ejerció las armas.
Durante su juventud, vio los múltiples conflictos que la recién independiente Guatemala debería
afrontar por las pugnas entre liberales y conservadores; no ejerciendo protagonismo político, no
obstante, propugnó cierta afinidad al partido conservador del Clan Aycinena, -partido de
tendencia absolutista y negado a reformas ya que de esta forma protegía los privilegios que había
ostendado durante la colonia española.
Milla destacó siempre en los escritos de ámbito costumbrista, como Memorias de un abogado, tal
vez una de sus novelas mejor logradas. En el periódico La Semana, del que fue director, publicó sus
Cuadros de costumbres y otras novelas históricas, La hija del Adelantado (1866), Los nazarenos
(1867), El visitador (1867) y El libro sin nombre. Con esos textos, se le elogiaría como uno de los
principales escritores de novelas históricas del siglo XIX en Hispanoamérica, cuando el género por
las influencias románticas gozaba de gran popularidad entre el público decimonónico. En la
mayoría de sus escritos retrató la Colonia y la idiosincrasia de entonces. Asimismo, en sus obras
costumbristas mostró una puntual descripción de la sociedad de su tiempo. Autor también de la
leyenda en verso Don Bonifacio (1862) y de una Historia de la América Central, desde su
descubrimiento hasta su independencia (1879), escrita a sueldo por petición del caudillo liberal
Justo Rufino Barrios.3