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DETRAS DE LA

MASCARA FAMILIAR
La familia rígida. Un
modelo de psicoterapia
relacional

M. ANDOLFI
! ! C. ANGELO
P. MENGHI
! ! A. M. NICOLO-
CORIGLIANO
! !

!
Amorrortu editores
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!
M ores resumen en cuando ponían en peligro
é esta obra la los equilibrios sistémicos
d evolución que consolidados tras la
i experimentó su fachada familiar, sólo
c labor conjunta conseguían reforzar la
o desde 1974 en el estabilidad de su «bastión
s Instituto de Terapia >; pero si en el sistema
e Familiar de Roma, terapéutico por ellos
s Maurizio Andolñ (a conformado se convertían
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c abundantes ejem- la familia de batallar
i plos clínicos), contra los intentos de
a director del cambio, y ella se volvía
li mencionado Insti- más «flexible». Esta idea
z tuto y de la revista se inspiró en un filón de
a Terapia familiare, pensamiento paradójico
d corrt-pletó su que tuvo aplicación clínica
o formación con con Watzlawick y Haley y
s Salvador Minuchin en Italia fue desarrollado
e y Jay Haley en la por Selvini Palazzoli y su
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s así como en el la diferenciación
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q y la Clínica Karen grupal están garantizadas
u Horney de Nueva por el equilibrio dinámico
i York. entre los mecanismos de
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tr principio al estabilización, Si aquellos
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a colegas trasladaron familia es un sistema en
n luego su atención a tra.sfor-ma.cion
ti las patologías constante», que
l. graves y crónicas evoluciona merced a su
l qué aparecen en lo capacidad de perder su
o que denominan «fa- estabilidad y luego recu-
s milias de perarla, reorganizándose
a designación sobre nuevas bases.
u rígida». (Continúa en la segunda
t Comprobaron que solapa.)
fe? la primera sai apa.)

Las familias con designación rígida perciben como


catastrófico el paso de un estadio evolutivo al siguiente;
adoptan entonces en el presente y «programan» para el
futuro una solución consabida, bloqueando toda tentativa
de experimentación y de aprendizaje. Se congela el
espacio personal de cada miembro y se detiene el tiempo
en una fase del ciclo vital, introduciendo una rigidez que
cristaliza en relaciones familiares estereotipadas. La
«designación» del que hará las veces de «paciente
sintomático» —y que de hecho opera como regulador
homeostático— se vuelve ahistórica, deja de adecuarse a
las exigencias del momento. Se «programará», tal vez,
un comportamiento anoréxico o depresivo para enfrentar
un peligro momentáneo, como la emancipación de un
hijo, o para sobrellevar la desvinculación futura de otros
hijos, o la muerte de un progenitor y el consiguiente
vacío funcional que esta no dejará de producir. Al
soterrar así los aspectos contradictorios de la realidad
familiar (las tendencias al mantenimiento y a la ruptura
de los equilibrios), el síntoma puede ser interpretado
cómo una metáfora de inestabilidad o señal que indica la
fragilidad del sistema. Por ello, la utilización del síntoma
es uno de los objetivos prioritarios de la intervención
terapéutica.
Los autores jerarquizan el trabajo en equipo, con
pocas intervenciones pero muy moviiizadoras,
destinadas a que la familia recupere rápidamente sus
recursos autónomos. Su propuesta es ideal para la instru-
mentación institucional dentro de una política sanitaria
que valorice la eficacia y confíe en los resortes propios
de los consultantes, más que en ta soía idoneidad de los
expertas».
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Detrás de la mascara familiar Detrás de la mascara familiar

La familia rígida. Un modelo de psicoterapia


relacional

M. Andolfi, C. Angelo, P. Menghi, A. M. Nicoló-Corigliano

Amorrortu editores Buenos Aires


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índice general

Directores de la biblioteca de psicología y psicoanálisis,


Jorge Colapinto y David Maldavsky
La familia rígida. Un modelo di psicoterapia relazionale,

M. Andolfi, C. Angelo, P. Menghi, A. M. Nicoló-Corigliano © M.


Andolfi, C. Angelo, P. Menghi, A. M. Nicoló-Corigliano

Primera edición en italiano, 1982 9 Palabras preliminares, María Cristina Ravazzola


Primera edición en castellano, 1985; primera reimpresión,
1989; segunda reimpresión, 1995 11 Prefacio
Traducción, José Luis Etcheverry
15 Introducción. Familia e individuo: dos sistemas en
Única edición en castellano autorizada por los autores y debidamente protegida
en todos los países. Queda hecho el depósito que previene la ley n° 1 1.723. © evolución.
Todos los derechos de la edición castellana reservados por Amorrortu editores, 29 1. El diagnostico: una hipótesis para verificar en la
S. A., Paraguay 1225, 7o piso, Buenos Aires. intervención.
46 2. La redefinición como matriz de cambio.
La reproducción total o parcial de este libro en forma idéntica o modificada por 56 3. La provocación como respuesta terapéutica.
cualquier medio mecánico o electrónico, incluyendo fotocopia, grabación o 86 4. La negación estratégica como refuerzo homeostático.
cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, no 105 5. Metáfora y objeto metafórico en la terapia.
autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilización 124 6. La familia Fraioli: historia de una
debe ser previamente solicitada. terapia
(al cuidado de Katia Giacometti)
Industria argentina. Made in Argentina.
164 Conclusiones
ISBN 950-518-477-8
169 Bibliografía.
Impreso en los Talleres Gráficos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, provincia de
Buenos Aires, en junio de 1995.

Tirada de esta edición: 1.500 ejemplares.


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Palabras preliminares terapéutico como una propuesta menos heroica y más efectiva en este
terreno, tan difícil y tan fructífero, de la salud mental.
La aplicación de esta forma de trabajo, de pocas intervenciones, muy
movilizadora, tendiente a que la familia recupere con rapidez sus recursos
autonómicos, resulta ideal para la instrumentación institucional dentro de
una política sanitaria que valorice la eficacia y el cambio, y dé primacía a la
Existen en el mundo algunos terapeutas familiares (como Minuchin, Whitaker, confianza en los recursos propios de los sistemas consultantes, más que a la
Sluzki, Palazzoli, Haley, Satir) con extraordinaria habilidad para mover y delegación en «expertos ». Por el contrario, no favorece ni la economía ni el
conmover la rígida estructura que presenta una familia que consulta por un narcisismo del terapeuta que trabaja privadamente. Cada intervención
miembro sintomático —lo que acostumbramos llamar un «psicótico», un constituye una terapia en sí misma, y en consecuencia, ahí puede concluir el
«neurótico» o un paciente «psicosomático»—. El grupo de Roma (Maurizio trabajo del terapeuta consultado. Por otra parte, este no alienta en absoluto el
Andolfi, Paolo Menghi, Anna Nicoló, Carmine Saccu, Claudio Angelo, Katia reconocimiento hacia sí mismo por los cambios logrados, de acuerdo con su
Giacometti, entre otros) pertenece a una segunda generación de terapeutas idea de que ellos se deben a la capacidad de la familia para obtenerlos. Si
familiares; personas jóvenes en su mayoría, participan de la creatividad de bien el libro se refiere al trabajo con familias rígidas, en las que el miembro
aquellos geniales precursores, a la que añaden otra cualidad más difícil de sintomático aparece firmemente designado y clavado en su función, la
encontrar entre los primeros: la capacidad de explicar y de sistematizar ordenada y construcción del modelo de intervención define alternativas del accionar
precisamente las estrategias que ponen en juego y los criterios que las sustentan. terapéutico aplicables también a familias menos rígidas (véase verbigracia,
Quizá, dentro de la corriente sistémica, sorprenda la perspectiva en la que se el uso de la metáfora y de los objetos metafóricos, etc.).
apoyan ideológicamente, claramente articuladora del individuo-sujeto con la Por último, la casuística y las experiencias citadas en la obra remiten a
totalidad, y que es a su vez coherente con el modelo de intervención que familias de una idiosincrasia muy semejante a la de las que nos consultan en
describen, el cual apunta al cuestionamiento de cada miembro de la familia y su la Argentina, de estructura asimilable por ser muchas veces familias de
compromiso con su propio momento vital. origen migratorio, provenientes de Europa meridional. La investigación
Andolfi y sus colaboradores fundan el desarrollo de su intervención clínica permitirá delimitar los alcances de su aplicabilidad a grupos
terapéutica en la evaluación adecuada de las interacciones entre familia y familiares de otros orígenes étnicos y culturales, así como la discusión y la
terapeuta (lo que M. S. Palazzoli llama «el sistema terapéutico», desplazando el crítica seguirán enriqueciendo este fecundo lugar científico constituido por
foco diagnóstico desde la familia hacia una articulación relacional en la que la terapia familiar.
también el terapeuta está incluido, debiendo percibir la función que aquella le
«prescribe» desde los mensajes de algunos de sus miembros y, a la vez, asumirse
a sí mismo en condiciones de diferenciación personal suficientes como para María Cristina Ravazzola
resignificar críticamente los pactos vigentes acordes con el statu quo. Buenos Aires, enero de 1985.
Jerarquizan permanentemente la presencia de un equipo

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Prefacio de un modo de vida relacional que, aunque inadecuado y disfuncional en


cierto
nivel, podía interpretarse, en otro, como adecuado y funcional.
Llevamos la indagación tras la fachada de la familia y así comprobamos que
enfrentar y poner en peligro de manera directa los equilibrios sistémicos que
se
habían consolidado con el paso del tiempo sólo tenía por consecuencia
reforzar
Este volumen es reflejo de la evolución de un grupo en el lapso de ocho años a
la estabilidad de la «fortaleza» familiar.
contar desde fines de 1974, cuando comenzó la actividad del Istituto di Terapia
En cambio, si en el sistema terapéutico neoformado nos convertíamos
Familiare de vía Reno. Primero nos empeñamos en buscar objetivos y contenidos
nosotros
comunes entre nosotros; en esta primera fase nos pareció conveniente adoptar un
mismos en guardianes de la homeostasis familiar, conseguíamos liberar a la
modelo teórico de tipo «estructural», es decir, un esquema que nos permitiera
familia de la responsabilidad de enfrentar nuestras tentativas de cambio; en
simplificar la realidad descomponiendo la unidad familiar en sus subunidades
otras palabras: si nos volvíamos «más rígidos», permitíamos a la familia
significativas. Las enseñanzas de Salvador Minuchin y su capacidad para observar
hacerse «más flexible».
la peripecia dramática en el escenario terapéutico fueron los fundamentos sobre
Esta idea se inspiraba en un filón de pensamiento paradójico que había
los que empezamos a elaborar un modelo de terapia en que diagnóstico e
tenido
intervención dejaban de ser operaciones separadas para convertirse en
aplicación clínica a la familia de interacción esquizofrénica, primero con
ingredientes esenciales del proceso terapéutico.
Watzlawick, después con Haley y, de manera todavía más elaborada, con
Si al comienzo nos dedicamos a la observación de perturbaciones leves o
Selvini Palazzoli y sus colaboradores.
moderadas en niños y adolescentes, trasladamos después nuestra atención a
En una tercera fase, la tentativa de comprender y de utilizar en sentido
patologías más graves y de carácter crónico, que en este libro definimos «con
terapéutico la complejidad del mundo familiar acicateó nuestra curiosidad y
designación rígida». En esta segunda fase, advertimos que el significado-función
nos llevó a examinar más a fondo cada uno de los componentes del sistema
del comportamiento perturbado era en muchos casos oscuro y nos obligaba a una
terapéutico.
investigación mucho más circunstanciada.
Entonces consideramos las funciones desempeñadas por los miembros de la
Así, del lenguaje del niño pasamos a escuchar el lenguaje del psicótico. Si bien
familia como el lugar de encuentro privilegiado entre el individuo y el
descubrimos cierta semejanza entre ambos, el lenguaje del psicótico nos pareció
sistema
más rico en connotaciones metafóricas, de más difícil interpretación y, sobre todo,
de que forma parte, y así comenzamos a observar con mayor atención el
incompatible con el deseo de asimilarlo a nuestro universo lógico. El fracaso
intrincado juego de interacción entre las misiones y los roles que el sistema
constante y repetido de nuestro empecinamiento en conseguir «el cambio a toda
familiar atribuye a sus componentes.
costa» despejó el camino para nuevas reflexiones. De este modo, dimos en
Particularmente iluminadora en estos últimos años fue para nosotros la
preguntarnos si era realmente útil considerar irracionalidad, contradictoriedad,
enseñanza de Cari Whitaker, porque nos refirmaba en nuestros propios
violencia y exclusión como «deficiencias a corregir», o si estos rasgos se debían
intentos
interpretar más bien como elementos constitutivos
de descubrir una metarrealidad terapéutica en que se revelaran los
potenciales
individuales de cada uno de los participantes.
Este libro es el resultado de la trayectoria que acabamos de exponer, pero
también servirá de punto de partida para nuevas investigaciones sobre el
individuo observado en su proceso de desarrollo en el seno de la familia.
El material clínico incluido en el volumen proviene en gran parte de
Maurizio
Andolfi; en cambio, la elaboración teórica y la organización del libro son
fruto propósito ha sido ofrecer una contribución diferenciada en su estilo, pero
de un debate y de un intercambio dinámico entre los cuatro autores, cuyo orgánica en su estructura.

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De ese intercambio fecundo participó también Katia Giacometti, quien tuvo a su Introducción. Familia e individuo: dos sistemas
cargo el capítulo 6, donde se esbozan las etapas principales de un proceso
terapéutico acorde con los presupuestos conceptuales expuestos. en evolución
En primer término, debemos agradecer a nuestros discípulos, que siguen su
formación en el Istituto di Terapia Familiare de Roma, por las sugerencias y
críticas con que acompañaron nuestros trabajos para la elaboración de este Aunque la familia es la unidad de observación que sirve de sustento a
volumen; además, estamos en deuda con nuestros colegas del Instituto, que no nuestras indagaciones, el principal interés que nos mueve es investigar al
sólo nos brindaron sus consejos, sino que debieron «refrenar» nuestro afán individuo y la complejidad de su conducta por medio de la comprensión de
productivo. Tenemos que mencionar en particular a Carmine Saccu, quien no su desarrollo en el seno de aquella. La posición de la familia como punto de
intervino directamente en la confección del libro, pero nos acompañó en todas las encuentro entre necesidades individuales e instancias sociales, justamente,
etapas de nuestra evolución, estimulando y enriqueciendo nuestras reflexiones con es lo que nos ha llevado a integrar diversas modalidades de interpretación del
el aporte de su experiencia clínica. Marcella de Nichilo realizó la revisión literaria comportamiento humano.
del manuscrito con espíritu crítico y competencia.
En este sentido, por un lado decidimos observar la familia como un sistema
relaciona! que supera a sus miembros individuales y los articula entre sí,
para lo cual le aplicamos las formulaciones de los principios válidos para los
sistemas abiertos en general (Andolfi, 1977). Por otro lado, situamos en el
centro de la investigación de la familia al individuo y su proceso de
diferenciación, según lo propusieron Bowen (1979), Whitaker y Malone
(1953), y Searles (1974). Todo lo contrario de ahondar el foso entre lo
individual y lo relacional, exagerado por muchos de los que se dedican a las
disciplinas atinentes a la familia, utilizamos el método relacional con el
propósito de obtener una mejor comprensión del hombre y su ciclo
evolutivo.
Es probable que en la tentativa de integrar lenguajes y métodos diferentes las
cosas se hayan complicado en lugar de simplificarse, pero nos pareció que
valía la pena correr este riesgo en aras de un objetivo fundamental, a saber,
el intento de proporcionar una visión dinámica del individuo en su contexto
familiar.
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dos interactuantes consigue definir con respecto a quién se debe
producir la diferenciación. Sería el caso de un navegante que pretendiera
Procesos de diferenciación en el interior del definir su posición sobre la base de un único punto de referencia. Aun en
sistema familiar las situaciones en que la relación parece diádica, por ejemplo en las
familias de un solo progenitor o en las parejas, comprobamos que cada
uno de los miembros forma parte de una amplia red de relaciones que
Nuestra investigación parte del supuesto de que la familia es un sistema
incluye a las respectivas familias de origen.
activo en trasformación constante; dicho de otro modo: un organismo
En la relación más circunscrita se reflejan los innumerables triángulos
complejo que se modifica en el tiempo a fin de asegurar continuidad y
que cada individuo integra en aquellas.
crecimiento psicosocial a los miembros que lo componen. Este proceso doble
Toda familia va creando y deshaciendo sus propios triángulos
de continuidad y de crecimiento permite que la familia se desarrolle como un
relaciónales, y estas peripecias condicionan la evolución de su
«conjunto» y al propio tiempo asegura la diferenciación de sus miembros.
estructura. En virtud de interacciones que permiten a los miembros
La necesidad de diferenciación, entendida como necesidad de expresión del
experimentar lo que está permitido en la relación y lo que no, se forma
sí-mismo, de cada quien, se integra entonces con la necesidad de cohesión y
una unidad sistémica gobernada por modalidades de relación que son
de mantenimiento de la unidad del grupo en el tiempo. De esta manera se
propias del sistema como tal y susceptibles de nuevas formulaciones y
hace posible que el individuo, con la seguridad de su pertenencia a un grupo
adaptaciones con el paso del tiempo, según cambian las necesidades de
familiar suficientemente cohesionado, se diferencie poco a poco en su sí-
los miembros individuales y del grupo como un todo. La posibilidad de
mismo individual; en este proceso se volverá cada vez menos esencial para el
variar estas modalidades relaciónales permite a cada quien experimentar
funcionamiento de su sistema familiar de origen, hasta que al
nuevas partes de sí mismo, en que se espeja el grado de diferenciación
fin se separe de este y pueda constituir a su vez, con funciones diferentes, un
adquirido en el interior de la familia.
sistema nuevo.
Diversos autores han descrito en el desarrollo psicológico del individuo la Cabe suponer que, para diferenciarse, cada miembro tendrá que
progresión gradual de un estado de fusión -indiferenciación a un estado de ensanchar y deslindar un espacio personal por la vía de los intercambios
diferenciación y de separación cada vez mayores. Hoy sabemos que este con el exterior; así definirá su identidad.
camino no sólo está determinado por estímulos biológicos y por la peripecia Esta se enriquecerá en la medida en que el individuo aprenda y
de la diada psicológica madre-hijo (Mahler et al, 1978), sino por el conjunto experimente nuevas modalidades relaciónales que le permitan variar las
de los procesos de interacción que tienen por teatro un sistema de referencia funciones que cumple dentro de los sistemas a que pertenece, en
significativo más amplio, como lo es la familia. Ajuicio de algunos momentos evolutivos diversos y con personas diferentes, sin perder por
investigadores, por ejemplo Bowen (1979), la impronta familiar es tan ello el sentido de su personal continuidad (Menghi, 1977).
determinante que el nivel de autonomía individual se puede definir muy La capacidad de trasladarse de un lugar a otro, de participar, de
precozmente en la infancia, y es previsible su historia futura, «sobre la base separarse, de pertenecer a subsistemas diversos permite desempeñar
del grado de diferenciación de los progenitores y del clima afectivo junciones diferentes de las que otros cumplen, trocar unas funciones por
dominante en la familia de origen». otras y adquirir nuevas, proceso en el cual se expresarán aspectos más y
La unidad estructural que contribuye a determinar la autonomía individual de más diferenciados del propio sí-mismo. Esto enfrenta a la familia con
cada quien es la relación triangular que se instaura entre progenitores e hijo; fases de desorganización, necesarias para modificar el equilibrio de un
en esta, el tercer elemento, que cada uno de los tres representa por turno, estadio y para alcanzar un equilibrio más adecuado. En este proceso se
constituye el término de cotejo para cualquier interacción entre los otros dos. pasa por períodos de inestabilidad en que son reajustadas las relaciones
Y en efecto, en una relación dual exclusiva es imposible la diferenciación si de cohesión-diferenciación entre los miembros. Son fases caracterizadas
ninguno de los por la confusión y la incertidumbre, y por
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ello mismo señalan el paso hacia nuevos equilibrios funcionales que se alcanzarán quien, la individuación de los miembros tropezará con serios obstáculos. Por
sólo si la familia puede tolerar el acrecentamiento de la diversidad entre sus ejemplo, si los padres obligan a un niño a comportarse de continuo como
miembros. una persona madura, exigiéndole las prestaciones de un adulto, el pequeño
La analogía con los fenómenos biológicos es sorprendente. deberá hacer un esfuerzo para adecuarse a esa demanda; este empeño será el
En efecto, los miembros de un sistema se comportan como las células de un precio que tiene que pagar para mantener una relación en que le va mucho.
organismo en el curso de la evolución embriogenética. Un conjunto indiferenciado Ahora bien, el resultado final será una progresiva alienación en la función
y confuso se convierte poco a poco, sobre la base de informaciones provenientes que le asignaron; el desequilibrio entre la prestación que le demandan y la
del núcleo y de los tejidos circundantes, en un órgano específico compuesto por madurez emotiva que debería acompañarla, pero que él no tiene, asimilará su
células que poseen características y funciones diferentes. De esta manera, la conducta a un recitado automático. Su situación se agravará con
función cobra una dimensión doble: es una característica de cierta célula, pero al posterioridad si en algún momento se le requieren prestaciones
mismo tiempo el producto de la interacción con otras células y con el patrimonio contradictorias con la conducta adulta; por ejemplo, que siga siendo
genético. Del mismo modo, en la evolución del ser humano, en virtud de un pequeñito y no alcance la maduración sexual. Esto inevitablemente
intercambio continuo de conductas- informaciones, cada individuo, al par que se disminuirá su posibilidad de diferenciarse en todos los campos en que las
diferencia, adquiere una identidad específica y funciones peculiares que demandas son conflictivas o, por lo menos, muy desequilibradas.
evolucionan en el tiempo. Estas funciones, que los miembros de un sistema han Si la función representa el conjunto de las conductas que dentro de una
negociado tácitamente, permiten la adaptación al ambiente y el despliegue de la relación satisfacen las demandas recíprocas, es evidente que, según las
vida de relación. La mudanza en las funciones de uno de los miembros produce el familias, puede cobrar una connotación positiva o una negativa. En el primer
cambio contemporáneo en las funciones complementarias de los demás, y es lo caso, cada quien adquiere poco a poco una imagen diferenciada de sí mismo,
que caracteriza tanto al proceso de crecimiento del individuo cuanto a la continua de los demás y de sí respecto de los demás, que puede ser «proyectada» en el
reorganización del sistema familiar en el curso del ciclo vital. espacio. Esto supone que cada uno sabe que puede compartir su espacio
Pero no siempre esta evolución se puede producir. En efecto, a veces sucede que personal con el de los demás, pero sin sentirse constreñido a existir sólo en
las reglas de asociación que gobiernan al sistema familiar impiden la función de ellos. Para que el encuentro produzca un enriquecimiento
individuación y la autonomía de los miembros. Esta falta de autonomía, expresada recíproco, es necesario que no se lo viva como una injerencia, sino que
en la imposibilidad de modificar las funciones con el paso del tiempo, determina ocurra sobre la base de un intercambio real en que cada participante da y
que las personas coexistan sólo en el nivel de funciones, esto es, las constriñe a recibe al mismo tiempo. En cambio, la función cobra una connotación
vivir solamente en función de los demás. En una situación así, todos los miembros negativa cuando su asignación es rígida e irreversible o cuando entra en
experimentan la dificultad de afirmar y reconocer la identidad de sí mismos y de contradicción con la función biológica; es el caso en que la función paterna
los demás; ninguno podrá elegir libremente entre poner en escena ciertas se asigna a un hijo y no al padre. Esto determina una alienación progresiva
funciones o dejar vacío el papel, sino que estarán constreñidos a ser siempre como del individuo más involucrado, a expensas del desarrollo de su sí-mismo y
el sistema lo impone (Piperno, 1979). de su espacio personal. Cuando este proceso tiende a hacerse irreversible,
Si de hecho los procesos de diferenciación se tienen que efectuar dentro de un rígido e indiferenciado, se engendra la situación patológica. Si el hijo asume
sistema en que preexisten expectativas específicas con respecto a las funciones de la función del padre —y no en momentos de imperiosa necesidad, sino de
cada manera indiscriminada y sin límites temporales—, esa función se convertirá
en una cárcel para él y
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para los demás. En estos casos, cada uno se erige en el artífice y la víctima de Por otro lado, si uno de los recipientes consiguiera soltarse y definir con
idéntica «trampa funcional». nitidez sus propios límites, los otros correrían el riesgo de irse al fondo
La falta de confines interpersonales nítidos que deriva de esta modalidad de (figura 2 ).
relación se traduce en la imposibilidad de participar libremente en relaciones de
intimidad o de separación. Mantener de manera continua una distancia de
seguridad o, por el contrario, determinar relaciones fusiónales, he ahí las
conductas más comunes en estos sistemas, en los que se confunde el espacio
personal con el espacio de interacción, el individuo con la función que desempeña,
ser por sí mismo y ser en función de los demás. La injerencia en el espacio
personal ajeno y la simultánea pérdida del propio se pueden convertir entonces en
la única posibilidad de coexistencia. La actitud protectora, la indiferencia, el
rechazo, la victimización, la locura, son primero atributos individuales constantes,
y se vuelven después roles estereotipados en un libreto siempre idéntico. Si esta
modalidad relacional es la principal o la única posible, el sistema se hará rígido en
esa misma medida; la necesidad vital de vivir en función recíproca hace más y
más estériles los intercambios de interacción, y menos definidas las fronteras, al
tiempo que el espacio personal se reduce hasta confundirse con el espacio de
interacción. Los miembros de estas familias se pueden comparar con un conjunto
de recipientes. Sumergidos en un líquido, sólo podrán flotar si las superficies que
presentan soluciones de continuidad permanecen soldadas entre sí (figura 1).
Figura 2.

En estas condiciones, el problema más grande no es tanto cómo diferenciarse (proyecto este ya demasiado
ambicioso), como el peligro de que otro constituya su propia autonomía «antes que yo esté en condiciones de
establecer la mía». Está claro que, en un sistema donde prevalecen estos mecanismos de funcionamiento, la
regla fundamental es la imposibilidad de «abandonar el campo». Esto engendra la necesidad de controlar de
continuo que nadie consiga definirse con nitidez; en efecto, se lo viviría como un acto de independencia v, por lo
tanto, de traición.
Una vez aprendidas las reglas del juego y la necesidad de no modificarlas, hasta es posible remplazar los
jugadores o trocar sus roles. También en la elección de nuevos miembros del sistema (p. ej., un compañero o
amigos), se privilegiará a personas que ofrezcan garantías de perpetuar los juegos aprendidos anteriormente,
mientras que se excluirá a las que no brinden esa seguridad (Piperno, 1979).

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cios y de relaciones emotivas en el nivel de la pareja parental, y entre
Una hipótesis de cambio: flexibilidad y rigidez de cada cónyuge y sus propios progenitores.
un sistema Es que un sistema familiar no constituye una realidad bidimensional
simple, sino una realidad tridimensional más compleja, en que la historia
de las relaciones del pasado se encarna en el presente para que se pueda
desarrollar en el futuro. En las familias en que los cambios de relación se
En toda familia, la diferenciación individual y la cohesión del grupo están perciben amenazadores, se introduce una rigidez en los esquemas de
garantizadas por el equilibrio dinámico entre los mecanismos de interacción presentes y en las funciones desempeñadas por cada
diversificación y los de estabilización. miembro, que después cristalizan en relaciones estereotipadas, a
Los primeros propenden a acrecentar la variedad de las interacciones, expensas de experiencias-informaciones nuevas y diferenciadas.
mientras que los segundos son idóneos para promover la consolidación y la Flexibilidad o rigidez de un sistema no son características intrínsecas de
repetición de soluciones consabidas. Por eso se puede formular la hipótesis de su estructura, sino que se manifiestan ligadas con el dinamismo y las
que el proceso de cambio y el paso de un estadio evolutivo a otro sobreviene variaciones de estado en un espacio y en un tiempo definidos; se las
cuando la relación de fuerzas entre las tendencias a la conservación y las puede especificar por referencia a la capacidad de tolerar una
tendencias al cambio de los equilibrios alcanzados se modifica en favor de desorganización temporaria con miras a una estabilidad nueva.
estas últimas. Así, todo cambio y todo ajuste estarán precedidos por un Un sistema que era flexible en el estadio A, acaso se vuelva rígido en el
desequilibrio temporario de esa relación. Ese desequilibrio será tanto más estadio B (Andolfi et al, 1978). En este sentido cabe conjeturar que una
considerable cuanto más significativos hayan sido el cambio y la patología individual se manifestará a raíz de modificaciones o presiones
desestabilización consiguiente (Andolfi et al, 1978). Entonces, la familia se intrasistémicas o intersistémicas de determinadas entidades que
puede considerar como un sistema en trasformación constante, que corresponden a fases evolutivas de la familia; estará entonces destinada
evoluciona en virtud de su capacidad de perder su propia estabilidad y de a garantizar el mantenimiento de los equilibrios funcionales adquiridos.
recuperarla después, reorganizándose sobre bases nuevas. De este modo, es posible que el sistema se trasforme para no cambiar
Su carácter de sistema abierto nos permite individualizar dos fuentes de (Ashby, 1971); es decir, es posible que utilice el input nuevo para
cambio; una interior, que se sitúa en sus miembros y en las exigencias mismas introducir variaciones que no cuestionen ni modifiquen su
de su ciclo vital, y una exterior, originada por las demandas sociales (Andolfi, funcionamiento.
1977). Los estímulos internos y externos, y las consiguientes demandas de Ya hemos dicho que toda tensión, se origine en cambios intrasistémicos
cambio, obligan a renegociar de continuo la definición de las funciones de (el nacimiento de los hijos, su adolescencia, su alejamiento del hogar, la
interacción y a rever, por lo tanto, el nexo mismo entre cohesión y menopausia, la muerte de un familiar, el divorcio, etc.) o intersistémicos
crecimiento individual. (cambios de domicilio, modificaciones del ambiente o de las condiciones
Sobre este proceso influyen diversos factores que derivan de la experiencia de trabajo, profundas trasformaciones en el nivel de los valores, etc.),
pasada y presente de la familia y de cada uno de sus miembros. En realidad, gravitará sobre el funcionamiento familiar requiriendo un proceso de
en la familia coexisten numerosos niveles de interacción: el de la pareja, el de adaptación, es decir, una trasformación de las reglas de asociación,
la familia nuclear, el de la familia extensa y aquellos que cada individuo por susceptible de asegurar la cohesión de la familia, por un lado, y de
su cuenta mantiene fuera, en el ambiente más vasto que lo rodea. Esto promover el crecimiento psicológico de sus miembros, por el otro
explica, por ejemplo, que nos resulte imposible analizar la desvinculación de (Andolfi, 1977).
un adolescente si no advertimos que, en el momento de descubrir él funciones Frente a una posibilidad de cambio que el sistema en su conjunto percibe
nuevas en el exterior, las variaciones de su espacio personal en el interior de traumática, una reacción es obrar de
la familia provocan inevitablemente una variación de espacios
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modo que uno de sus miembros asegure la mitigación del stress que aquella del niño representarán una válvula de seguridad para la pareja, que de este
produce, y lo asegure por la expresión de una sintomatología. Entre las familias modo podrá mantener a salvo la «armonía conyugal» . El hermano quizá se
que utilizan la designación como respuesta a una demanda de cambio se pueden sienta más autónomo fuera de casa, pero estará constreñido a desempeñar
distinguir dos tipos: una función limitadora en el subsistema de los hermanos; si la distancia
entre su manera de obrar como persona «grande» y la conducta infantil del
1. Familias en riesgo hermano menor es amplificada por las necesidades de los adultos, no podrá
2. Familias con designación rígida satisfacer sus demandas de adolescente. Por otro lado, el paciente estará
dispuesto a sacrificar parte de su propia autonomía para llevar adelante, con
Familias en riesgo. En estas familias la designación es una respuesta provisional a su función de miembro designado, la tarea de atraer sobre sí las dificultades
un suceso nuevo, una tentativa de solución que no se ha vuelto definitiva. El de interacción de la familia.
comportamiento sintomático del miembro escogido contribuye a catalizar sobre él Este tipo de designación permanece fluctuante, por así decir, hasta el
la tensión, en un momento particularmente riesgoso para la estabilidad del grupo momento en que la trayectoria vital de la familia pueda pasar de una persona
en su conjunto. a otra o de una expresión sintomatológica a otra. Esto permite a los
Mediante este recurso de atribuir al paciente designado una función temporaria miembros del sistema experimentar todavía una alternancia de funciones en
que mantiene estable y cohesionado el sistema, también las funciones de los virtud de la reversibilidad de la relación normalidad-patología. No obstante,
demás se modelan y se integran con la suya. Tratemos de mostrarlo en un si este mecanismo de designación, reversible y temporario, no consigue
ejemplo. La muerte de un abuelo materno y la consiguiente introducción de la asegurar a la familia la formación de ordenamientos estructurales
abuela en el núcleo familiar de la hija pueden producir una tensión que amenace satisfactorios, amenazará con trasformarse en un mecanismo rígido, en que
en niveles diversos a tres generaciones y que requiera un nada fácil proceso de la identidad del paciente designado y de los demás miembros de la familia
adaptación para que no se reduzca el espacio de autonomía de cada individuo. Si será remplazada poco a poco por funciones repetitivas, previsibles en alto
el desequilibrio que sobreviene por la inclusión de un miembro nuevo es percibido grado. En esta trasformación del mecanismo de designación, que de
como una amenaza para la estabilidad de la familia, es posible que un hijo, acaso fluctuante se hace fijo, pesan sin duda los influjos externos que pueden obrar
un pequeño portador de una perturbación orgánica y por eso mismo más apto para como un refuerzo, confirmando a la familia en el carácter ineluctable de sus
reactivar un circuito de protección, manifieste un comportamiento regresivo. Por propias soluciones.
ejemplo, se negará a ir a la escuela y mostrará actitudes tiránicas e infantiles en la Es muy frecuente que se demande terapia en esta fase de transición, a saber,
casa. Si la tensión es trasladada de la trama relacional de la familia a una sola cuando aquel riesgo parece trasformarse en una certeza incontrovertible. En
malla de la red (el comportamiento sintomático del niño), la abuela podrá este momento la intervención terapéutica puede promover un
encontrar por fin un espacio dentro de la familia «en bien del nieto». redescubrimiento de potencialidades vitales dentro de un grupo familiar que
Este, por ejemplo, abandonará el cuarto que comparte con el hermano mayor para se ha vuelto rígido, pero, como cualquier otro input externo, puede por el
dormir con la abuela, quien de esa manera podrá velar su sueño y vigilarlo mejor. contrario contribuir a reforzar la condición estática de la familia, haciendo
Los padres, preocupados por la conducta del hijo, podrán dejar para después su aporte para que el proceso se vuelva crónico (haley, 1980).
resolver su disyuntiva entre dos lealtades: de la pareja, que excluye a la abuela, y Familias con designación rígida. En este tipo de familia puede suceder que
de madre e hija, que excluye al marido. Así las cosas, los síntomas se perciba catastrófico el paso de un
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estadio evolutivo al siguiente. En ese caso, la necesidad del cambio se traduce en Según lo que llevamos dicho, el comportamiento sintomático cobra un doble
la adopción de una solución consabida, que es aplicada en el presente y es significado; en efecto, si por una parte representa una trasformación
«programada» para el futuro, con el bloqueo de toda tentativa de experimentación funcional para la cohesión, por la otra es señal de malestar y de sufrimiento a
y de aprendizaje (Watzlawick et al, 1974). Esto significa que una solución causa de las restricciones que impone a todos los miembros del sistema. Es
adecuada para determinada fase se repropondrá de manera rígida en otras. La la tentativa de fusionar aspectos contradictorios de la realidad familiar; es la
adopción de soluciones previsibles e inmodificables lleva a un doble resultado: expresión de un conflicto entre las tendencias al mantenimiento y las
por una parte, reduce y congela el espacio personal de cada miembro, porque tendencias a la ruptura de los equilibrios adquiridos. Pero justamente en esta
vuelve hiperfuncionantes las funciones recíprocas (en este caso tienden a coincidir tentativa de «congelar», en sus aspectos contradictorios, procesos que
función e identidad), y por la otra inmoviliza evolucionan en direcciones opuestas, el síntoma puede ser interpretado como
el tiempo, es decir, provoca su detención en una fase del ciclo vital que metáfora de inestabilidad, como señal que indica la fragilidad del sistema.
corresponde a la solución aprendida. Por ello, la utilización del síntoma se convertirá en uno de los objetivos
Así, la designación tiende a ser irreversible, porque se la considera indispensable prioritarios de la intervención ya en la fase de formación del sistema
no sólo para evitar el riesgo de inestabilidad en ese estadio específico, sino para la terapéutico (Andolfi y Angelo, 1980).
evolución ulterior de la familia. La designación del que debe hacer las veces de
regulador homeostático o, mejor dicho, su investidura en el proceso de
designación, se hace ahistórica, o sea que deja de ser adecuada a las exigencias del
momento. De este modo, un síntoma disociativo, un comportamiento anoréxico o
depresivo pueden ser programados para enfrentar el peligro de inestabilidad del
momento (p. ej., la emancipación de un hijo), o para «sobrellevar» la
desvinculación de otros hijos, la muerte de un progenitor y el consiguiente vacío
funcional que ese suceso no podrá menos que producir. En un caso así, la
designación habrá dejado de ser fluctuante para hacerse fija y producirá una
cristalización cada vez mayor, no sólo de la función sintomatológica que
desempeña el paciente designado, sino de las funciones interrelacionadas de los
demás miembros del grupo. Este proceso de estabilización utiliza las energías del
sistema para mantener funciones rígidas que embretan los intercambios en
esquemas repetitivos de interacción. Así, a una patología-función más y más
irreversible en un familiar, corresponderá una salud-función crecientemente
irreversible en los demás. Esta condición estática tenderá a impregnar también las
relaciones con el exterior, cuya influencia será filtrada y orientada al
mantenimiento de los mismos equilibrios.
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1. El diagnóstico: una hipótesis para
verificar en la intervención

Sistema familiar v sistema terapéutico


Si la propuesta consiste en evaluar la flexibilidad
o la rigidez del sistema familiar partiendo de la
hipótesis de que el terapeuta puede situarse en el
«exterior», en calidad de observador de
fenómenos objetivos, neutral y desapegado, en
ese caso los objetos primarios de la apreciación
serían el carácter repetitivo y la estereotipia de las
pautas de interacción entre los miembros del
sistema.
Pero se nos ofrece una perspectiva por entero
diferente si ponemos en observación el
supersistema familia-terapeutas, esto es, la
resultante sistémica de la interacción entre los dos
subsistemas en el contexto del tratamiento (Selvi-
ni Palazzoli, 1980). Ahora bien, una unidad de
observación que abarque a todo el sistema
terapéutico nos impone la necesidad de
reformular el concepto mismo de diagnóstico y de
cambio. En esta perspectiva, la observación se
dirigirá tanto a la trama funcional que la familia
presenta cuanto al «papel» que ella asigna al
terapeuta, quien inevitablemente se convierte en
elemento activo al par de los demás, dentro de un
sistema que lo comprende. Entonces formará
parte del proceso diagnóstico apreciar adonde
apunta la intervención del terapeuta, de qué modo
opera y cómo es utilizada esa intervención por la
familia (Haley, 1980). Esta podrá utilizarla para
volver a proponer su propia estructura, con lo que
determinará la formación de un sistema
terapéutico igualmente rígido; o bien, si consigue
fracturar la rigidez del sistema, la intervención del
terapeuta obrará como input desestabilizador, y
así provocará una redistribución de las funciones
y de las competencias de cada miembro. Por lo
dicho, el diagnóstico depende de la capacidad del
terapeuta para observar desde fuera las
interacciones en que está envuelto; obrará como
el miembro de una orquesta que al tiempo de
tocar su instrumento dirigiera a la orquesta

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misma: para una ejecución lograda será necesario que la nes y de los problemas familiares muy diversas y contra-
orquesta lo siga y que su entrega a la función que se le puestas. No es sino contraponiendo el terapeuta una ima-
atribuyó no le impida contribuir con su instrumento al gen diferente de la que proporciona la familia como con-
desarrollo del tema musical. sigue que aflore la tensión sustentadora del proceso te-
El terapeuta enfrenta tres dificultades: la primera atañe rapéutico.
a la necesidad de individuar la función que la familia pre- Para los fines diagnósticos, también la reunión de infor-
tende atribuirle. Así como no pocos padres anticiparon en maciones adquiere, por lo mismo, una estructura diferente
su fantasía la misión y la función del hijo cuyo nacimiento de la tradicional: las preguntas ya no se hacen siguiendo
esperan, de igual manera la familia fantasea la tarea y la la inspiración del momento, para obtener una masa de
función del terapeuta aun antes de que empiece el informaciones en que se confunden datos importantes con
tratamiento. Si el terapeuta no quiere quedar prisionero los triviales; apuntan a los elementos que son testimonio
de las expectativas que en él se depositan, debe tener la del conflicto entre tendencia a la cohesión y tendencia a la
capacidad de deslindar sus propias fronteras de las fron- diferenciación. La nueva imagen que se crea se convierte
teras de la familia, oponiéndosele desde el comienzo en en el lugar de definición de las relaciones del sistema
la definición de la estructura terapéutica (Whitaker, 1977). terapéutico. Si la familia sigue reproponiendo infor-
La segunda dificultad atañe a la búsqueda de imágenes maciones ligadas con la imagen que se ha formado de
y definiciones que correspondan a las funciones des- sus propios problemas, al terapeuta le incumbe crear otra
empeñadas por cada uno de los miembros de la familia, imagen capaz de romper los circuitos repetitivos del sis-
así como a la trama en que se insertan; sólo así se tema familiar.
logrará penetrar en lo vivo de las perplejidades familiares. El terapeuta utilizará entonces esta nueva imagen como
Empero, no se trata de identificar los lazos, las reglas o input desestabilizador, para investigar el modo en que el
las funciones «verdaderas» que cada uno cumple, sino de sistema reacciona frente a ella. La respuesta de la familia
construir en el contexto terapéutico una «verdad propia» a esta operación terapéutica, y su capacidad para iniciar o
que cuestione a la programada por la familia. Al terapeuta no un cambio, proporcionan indicaciones importantes para
le toca, por medio de su percepción de lo que sucede en evaluar su grado de rigidez. El peligro de que la familia
el momento mismo de su interacción con el grupo familiar, eventualmente reabsorba la intervención nos obliga a
inventar con este una verdad nueva. redefinir de continuo nuestra hipótesis diagnóstica, en
La tercera dificultad proviene de la necesidad de eva- lugar de aferramos a una definición. Debemos ser capa-
luar la intensidad, la fuerza con que se debe introducir el ces de conceder valor parcial a nuestra hipótesis (Selvini
input desestabilizador para que las intervenciones del Palazzoli, 1980), no afirmarla como verdad, sino utilizarla
terapeuta sean aceptadas por la familia. Importa mucho la para introducir una complejidad nueva que ponga de ma-
respuesta de la familia a la imagen que aquel le propone nifiesto posibilidades y alternativas ya presentes en el sis-
tras recoger algunos elementos contextuales que aflora- tema. Con este procedimiento, el terapeuta introduce
ron en la interacción. De hecho, de la masa de informa- imprevisibilidad y alternativas, pero es la familia la que
ciones verbales y no verbales, el terapeuta escoge los «verificará» la hipótesis diagnóstica reorganizándose
elementos que sobresalen por su riqueza de significado. sobre contenidos y valores que forman parte de su
Se trata de elementos referibles a interacciones, actitudes patrimonio existencial.
o conductas a menudo ambiguas y contradictorias. Por Trataremos de explicarnos mejor describiendo primero
ello mismo, al terapeuta le resulta más fácil escoger una lo que a nuestro parecer mueve a la familia a demandar
imagen diferente de las que tienen presencia habitual en terapia, y después las posibles respuestas del terapeuta a
la familia. Ciertos datos que esta aporta, en el nivel tanto las expectativas del sistema familiar.
verbal como no verbal o contextual, se pueden volver muv Ya dijimos que en las familias en que los cambios re-
significativos justamente porque chocan entre sí; de ese laciónales impuestos por el proceso de des'arrollo se per-
modo se prestan para construir imágenes de las relacio- ciben como una amenaza, se genera una rigidez cada
vez
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mayor de los esquemas interactivos y de las funciones que le asignarán en el interior de la nueva estructura terapéutica.
cada miembro desempeña, hasta llegar a la expresión de También él debe entrar en la representación de los papeles
una patología individual tanto más acusada e irreversible como un actor más en quien se puedan proyectar algunas
cuanto más indispensable se experimente la estabilidad del de las funciones originariamente encarnadas por un
sistema en su conjunto. En efecto, este se trasfor-ma para miembro de la familia (Andolfi y Angelo. 1980). El objetivo es
no cambiar. Los roles, las funciones, las relaciones, los el mismo: evitar también en la interacción terapéutica las
espacios de interacción se vuelven rígidos. El sistema contradicciones que cada uno teme vivir en el nivel
remplaza el stress propio de todo cambio evolutivo por una personal.
tensión de otro tipo, la que gira en torno del comportamiento Contactos telefónicos con este o aquel miembro del sistema,
sintomático de uno de sus miembros, el paciente cartas de presentación, comunicaciones directas o indirectas
designado, en quien se canalizan las preocupaciones y las de otros profesionales, instituciones asistenciales o amigos
angustias de todos (Nicoló Saccu, 1979). El paciente desig- de la familia, he ahí algunos de los instrumentos, en
nado representa de este modo la imposibilidad del cambio y apariencia neutros, con que el sistema familiar puede
al mismo tiempo la única fuerza para este. Su comporta- planificar anticipadamente las reglas de la relación y los
miento obtiene el resultado de congelar, en sus aspectos papeles que cada uno deberá representar. Esta programa-
contradictorios, procesos que evolucionan en dirección ción será tanto más previsible cuanto más rígida sea la trama
opuesta, pero a la vez da ocasión a un input nuevo, la relacional del grupo familiar, que tenderá a encasillar al
intervención terapéutica. Garante de la estabilidad del terapeuta en su propia estructura de reglas y funciones aun
sistema y potencial punto de ruptura de ella, la conducta del antes del primer encuentro. Si lo que la familia teme es
paciente designado representa una suerte de metáfora del cambiar y no lo contrario, paciente y familiares se
dilema de una familia que querría moverse permaneciendo presentarán unidos en la propuesta de un programa de
inmóvil. trabajo que no modifique los equilibrios adquiridos. Si el
A la luz de estas premisas es más comprensible la con- terapeuta lo acepta, o si de algún modo se enreda en él,
tradicción que la familia trae consigo a la terapia: la de- terminará por ser un elemento de refuerzo de la condición
manda de intervención parece brotar del dilema que aca- estática-patología de la familia. Por otro lado, cada vez
bamos de describir, pero con el agregado de una entidad estamos más convencidos de que la facilidad con que
nueva, el terapeuta, que debería hacer suya la paradoja muchos terapeutas caen en el juego de los papeles
presentada por la familia y, por lo tanto, ayudarla a moverse asignados no obedece sólo a su inexperiencia, sino, en
haciendo que permanezca inmóvil (Angelo, 1979). muchos casos, a exigencias del terapeuta semejantes a las
Ahora bien, para aprehender la complejidad de la situa- exigencias de la familia; nos referimos o la programación de
ción terapéutica debemos imaginar que dentro de familias una relación estable en grado sumo, que no ponga en peligro
con designación rígida se genera en cada miembro una in- sus propias inseguridades. Con este proceder la familia no
capacidad para reapropiarse de condiciones conflictivas y aprende nada sustancialmente nuevo: sólo utiliza con mayor
de contradicciones (moverse o permanecer inmóvil, depen- refinamiento sus propios esquemas disfuncionales,
der o separarse), temibles a punto tal que requieren su manteniendo intactos los roles asignados a cada miembro.
negación. En esa situación, cada miembro se adapta a una Esto en perjuicio de la identidad personal de todos, que es
visión de la realidad que es complementaria de la visión de sustituida por funciones repetitivas y previsibles en alto
los demás: existen el enfermo y el sano, el agresor y la grado (Piperno, 1979). En un contexto así, será también
víctima, el sabio y el incompetente, y existen de manera repetitiva y previsible la función desempeñada por el
rígida y al mismo tiempo armónica, tanto por lo que toca a terapeuta si siente parecido temor de cambiar y de descubrir
los momentos como a los lugares en que las funciones en sí mismo expresiones nuevas que pueda representar en
respectivas se deben cumplir. Así como en la familia está el la relación con los demás.
que actúa la tendencia a moverse y el que en cambio En otros casos, el ámbito en que se desenvuelve el en-
personifica la inmovilidad, del mismo modo se prefiguran los cuentro puede definir de manera tan rígida las reglas
papeles que el terapeuta deberá desempeñar y que se
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contextúales y, por lo tanto, las funciones por desempeñar, decir al terapeuta un fracaso si toma iniciativas o forzarlo a
que tanto la familia como los operadores queden impedidos intentar lo imposible si se declara impotente. La expe-
de empeñar partes vitales de sí mismos en la relación riencia nos ha enseñado que el primer escollo que se debe
terapéutica. Esta modalidad es la norma en todas las
instituciones que fundan la intervención en presupuestos salvar no es descubrir la manera de defendernos de una
«asistenciales», esto es, donde la terapia es definida como familia a todas luces manipuladora, sino evitar la tentación
hacer algo en lugar de otro (se trate de un individuo o de un de recurrir a la defensa. En efecto, defensa y ataque son
grupo familiar) que se presenta como incapaz o que es así aspectos complementarios de una misma modalidad rela-
rotulado. cional que inevitablemente desemboca en un antagonismo
Es claro que también el sistema terapéutico puede ser estéril. Numerosísimos errores que hemos cometido en el
evaluado con los mismos criterios de flexibilidad y rigidez curso de los años, apreciables por la incapacidad de «al-
aplicados al sistema familiar. Un sistema terapéutico se canzar» a la familia en lo vivo de sus aprietos, nos han
puede calificar de flexible si en la trayectoria de la terapia convencido más y más de que el terapeuta, si en lugar de
es capaz de variar la relación entre las funciones desempe- reaccionar en alguno de los niveles con que la familia entra
ñadas por sus miembros (terapeuta y familiares), así como en relación con él, se apropia de su íntegro mecanismo
el nivel de individuación de cada uno en el curso del pro- paradójico, no tendrá necesidad de defenderse de las
ceso terapéutico. En cambio, se vuelve rígido (lo que respuestas de signo contrario de la familia, porque esta
puede ocurrir en cualquier estadio del proceso, aun al co- quedará automáticamente privada de la única posibilidad
mienzo) si no es capaz de ofrecer a sus miembros la que tiene de contradecirlo (Andolfi y Menghi, 1977). Si no
oportunidad de librarse de expectativas y funciones está- es posible entrampar al terapeuta en un juego tan inútil
ticas en favor de niveles funcionales nuevos y más inte- como paralizante, la familia quedará desarmada y deberá
grados, que permitan la diferenciación de los individuos descubrir otras modalidades de relación o interrumpir
(Andolfi et al, 1978). enseguida la terapia. En cualquiera de los dos casos
sobrevendrá una situación de incertidumbre que puede
representar un punto de ruptura para la condición estática
del sistema familiar. Si prescindimos de la forma en
La utilización de las defensas familiares que se realiza la intervención, nuestra línea estratégica
recoge entonces en sí misma la contradicción de las
Al comienzo del capítulo dijimos que el objetivo de la demandas, con lo que fuerza al sistema terapéutico a operar
intervención es trasladar el problema de la familia al sis- en un nivel diverso, en que las contradicciones pueden ser
tema terapéutico y, en consecuencia, hacer que el tera- comprendidas y resueltas.
peuta participe de las dificultades que eran exclusivas de la Como lo expuso brillantemente Selvini Palazzoli en su
familia hasta el momento de la consulta. Trataremos ahora artículo «Why a Long Interval between Sessions?» (1980),
de exponer en concreto el modo en que ello sucede y la también nosotros hemos introducido una notable variación
razón por la cual esta redefinición del vínculo puede llegar a en el intervalo entre las sesiones con respecto a nuestra
ser una primera respuesta terapéutica a las expectativas práctica anterior, en que la terapia se prolongaba a veces
contradictorias de las familias con designación rígida. mucho en el tiempo, y el intervalo entre una sesión y otra
Si partimos de estas expectativas, justamente, podemos era muy pequeño «porque la familia no se podía arreglar
enfrentar una primera tarea que suele poner en dificultades sola». En esa época no advertíamos que nosotros mismos
al terapeuta: el modo de hacer que se empeñe en la terapia obrábamos como refuerzo de la condición estática de la
una familia que se presenta con una demanda con- familia, y en consecuencia promovíamos la formación de
tradictoria, y de lograrlo sin correr el riesgo de quedar sistemas terapéuticos en que el terapeuta terminaba por
atrapado en el mecanismo de la familia, que parece pre- erigirse en guardián de la estabilidad emotiva de todos,
incluida la propia.
Hoy la marcha de nuestras terapias es muy diferente

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porque la relación se define mucho más rápidamente: si el misma línea de la demanda de la familia, puede determinar
terapeuta consigue «entrar», ello sucede en las primeras el nacimiento de un fuerte vínculo: el terapeuta entrará en
sesiones o aun en la primera consulta. Y si no consigue los ámbitos más privados de la familia justamente porque
entrar en relación con partes vitales de la familia, sea es capaz de neutralizar sus defensas sin quedar prisionero
porque están demasiado escondidas o por el miedo que él de ellas.
tiene de arriesgarse en su trama relacional, es pro-hable Si el terapeuta elige hacer terapia contemplando los
que el sistema terapéutico no se forme o que la familia no problemas de la familia desde adentro, deberá entrar en los
regrese. En algunos casos, esta interrumpirá precozmente espacios familiares más recónditos pero también tomar
la terapia aunque el terapeuta haya logrado alcanzar en lo distancia y regresar a sus propios espacios. Este entrar y
vivo condiciones de conflicto y contradicciones salir, participar y separarse, empleado como modelo de en-
importantes, como si temiera más los efectos de la cuentro, exige del terapeuta que se sienta a la vez entero y
redescubierta vitalidad de sus miembros que los de su divisible, y que madure técnicas y estrategias en el interior
aparente muerte psicológica. de sí en lugar de emplearlas para evitar individuarse en el
Si la rapidez y la intensidad de la relación que propo- contexto terapéutico (Whitaker et al., 1969). Esto significa
nemos a la familia aumentan el riesgo de una interrupción colocarse en el nivel de la familia o bien en un metanivel
precoz, disminuyen la probabilidad de que el terapeuta respecto de ella; significa ejercitar una función terapéutica
quede entrampado en una relación completamente impro- sin estar identificado con ella.
ductiva: cuanto más rápida sea su acción redefinidora, Tratemos de hacer más concreto, con un ejemplo, cuanto
más incisiva será la intervención reestructurante. I Salvo venimos diciendo. Tony era un adulto joven puesto en
que demorarse en detalles inútiles persiga el propósito de terapia porque presentaba un comportamiento psicótico con
confundir a la familia o de distraer su atención de otras ma- fases alternadas de catatonía. La madre, en un primer
niobras terapéuticas, mantenerse a la espera de «momen- contacto telefónico, refirió eme desde hacía algunos meses
tos mejores» hará previsibles los pasos del terapeuta, lo él había adoptado una actitud muy extraña: no salía de
que impedirá el aumento de la tensión. Tanto es así, que casa, rehusaba toda relación con ella y con los hermanos
se puede suponer que para cada sistema existe un límite hasta el punto de refugiarse en un mutismo total. La
de tiempo dentro del cual puede alcanzar éxito una in- madre presentó la situación como desesperada, pero de-
tervención determinada. Traspuesto ese límite sin que me- claró confiar en que «el terapeuta lograría convencer al hijo
dien cambios, se admitirá que la velocidad con que la fami- de que volviera a la normalidad». En la entrevista
lia es capaz de aprender y prever las reglas con las cuales participaron Tony, la madre, el hermano mayor, dos her-
se mueve el terapeuta, y las contramaniobras manas y la hija de cinco años de una de ellas. Tony asumió
consiguientes, alcanza para anular cualquier efecto enseguida el papel central de paciente designado:
desestabilizador. empezó a recorrer la sala de arriba abajo, lentamente, a la
Comoquiera que fuere, aclaremos que adoptar la lógica vez que de tiempo en tiempo, con los ojos desorbitados,
que aprisiona a la familia y que impide a sus miembros arrojaba miradas a sus familiares, que permanecían
crecer e individuarse no es sólo una técnica, un sistema sentados en un diván, acurrucados, como a la espera de
meramente eficaz para responder con una contraparadoja una respuesta resolutiva de parte del terapeuta. Este, en
a la paradoja de la familia, sino más bien el resultado del lugar de ignorar el ostentoso paseo de Tony, prefirió per-
modo en que el terapeuta concibe su práctica de relación manecer de pie en un ángulo de la sala, como queriendo
con el prójimo (Minuchin y Fishman, 1981). Si logra comunicar a los presentes que sólo Tony tenía el derecho de
aceptar la exigencia de la familia de cambiar y no cambiar, decidir cómo y cuándo podía comenzar la consulta. De
de pedir avuda y al mismo tiempo negarlo, es probable que hecho, el comportamiento del terapeuta tenía por efecto
la expresión paradójica de la familia se vuelva más amplificar la tensión ya presente y trasformarla en un
comprensible y se convierta en ocasión de encuentro, más stress de interacción; en lugar de sufrirla o distenderla, él
que de juicio. Al mismo tiempo, una respuesta en dos mismo se convertía en su sostenedor.
niveles («Sí, te ayudo sin ayudarte»), en la
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Tras unos minutos de silencio cargado de significados se habría reforzado la expectativa familiar, que quiere ver
recónditos. Tony decidió tomar asiento; de vez en cuando fracasar al terapeuta para confirmar la ineluctabilidad de la
arrojaba penetrantes miradas a sus familiares, cada vez situación. En cambio, si se hubiera puesto a hablar de Tony
más acoquinados en el diván. Fue entonces el turno del con la madre y los hermanos, inevitablemente habría
terapeuta, quien se sentó frente a él en el lado opuesto del ahondado el foso entre los normales —los que hablaban—
diván. Rompió el silencio, y volviéndose a los familiares de y el atípico que se negaba a hablar. Con su pedido de
Tony declaró con tono decidido: «Tengo un problema y no ayuda dirigido a los familiares, y justamente en el campo en
creo poder ser útil si antes no me ayudan a resolverlo: que se perfilaba su fracaso, el terapeuta desarticulaba
quiero que cada uno de ustedes trate de entender bien lo cualquier programa que la familia pudo pretender poner en
que Tony está diciendo». Los invitó entonces, empezando escena en la sesión. De este modo, la negativa de Tony a
por la madre, a buscar una posición mejor para entrar en hablar se definía implícitamente como un modo diferente de
contacto visual con Tony de manera de escuchar lo que comunicarse el muchacho; en consecuencia, se obligaba a
quería decir. Y todos debían desempeñarse en esta tarea los demás a renunciar al papel de espectadores para
sin recurrir a palabras. convertirse en protagonistas de una acción que exigía de
¿Qué propósito buscaba el terapeuta con este comienzo? ellos una exposición directa. «Escuchar» atentamente a
Tras convertir en interactiva una tensión que inicialmente Tony, que no hablaba, y referir después al terapeuta lo
sólo apuntaba a él, se hizo todavía más impredecible comprendido, constreñía a los demás miembros de la
presentándose como una persona que tenía un problema. familia a sacar a luz sus fantasmas personales, en lugar de
Si su problema precedía a todos los demás, tocaba a la atrincherarse en informaciones prefabricadas e
familia ayudar al terapeuta, y no a la inversa (Andolfi y impersonales, limitadas a la conducta del joven.
Angelo, 1980). Es un ejemplo de adopción de la lógica Pedir a los familiares que colaboraran, y pedírselo uti-
paradójica de la familia; así se declaraba la disposición a lizando los mismos instrumentos que traían apercibidos
ayudarla, pero sin ayudarla, a saber: por el recurso de rede- para la defensa del statu quo, era un modo de romper los
finir las expectativas hasta el punto de invertir los papeles esquemas rígidos que impedían a cada uno de ellos indi-
entre quien se suponía debía ayudar y quien, en cambio, viduarse, y que no permitían que el paciente designado se
debía ser ayudado. Si el terapeuta no auiere permanecer librara del papel de centinela de la fortaleza familiar. Por
enredado en una trama de final ya contado, debe participar otra parte, esto mismo es lo que la familia querría si no
en la acción cambiando la definición del rol de cada quien, tuviera miedo de perder las seguridades adquiridas merced
incluido el propio. a la artificiosa descomposición de la realidad en recuadros
Su acción es aceptada por el grupo familiar si atina a separados.
discernir en la sesión los elementos nodales que le permi- Si los familiares se resistían declarando que era impo-
tan proponer una estructura de remplazo. Esos elementos sible comunicarse con Tony sin utilizar palabras, el tera-
se pueden tomar de los datos contextuales que atañen a la peuta habría podido replicar que, si Tony era capaz de
trama funcional del sistema y a la relación que cada hablar con la mirada, ellos también podían aprender algo
miembro trata de establecer con el terapeuta. Ahora bien, que él parecía hacer con tanta facilidad. En este sentido, el
este rastreo no es fácil, porque a menudo la familia se des- problema del rehusamiento a hablar se redefiniría como
vive para definir como significativas las informaciones en una capacidad, esto es, hablar sin palabras, que también
mayor medida predecibles y a sugerir nexos que eviten un los demás podían aprender. Nadie podría negarse a hacer
compromiso personal (Andolfi y Angelo, 1980). la prueba, porque ello significaría asumir un papel explícito
En el caso de Tony, nos pareció elemento nodal el hecho de no colaboración, contrario al deseo de cambiar. En este
de que el joven se rehusara a hablar, y el pacto de silencio nuevo contexto, tampoco el paciente designado quedaba
de todo el grupo familiar. Si el terapeuta se hubiera vuelto en libertad de representar su propia negativa a hablar; en
hacia Tony y él también recibía un rechazo. efecto, el terapeuta le habría podido pedir lo mismo que
pidió a los demás, a saber, que «se comuni-

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cara sin palabras», es decir, que representara en virtud de cesos familiares más significativos en la trayectoria del
una orden su conducta sintomática. Así Tony, tanto si ciclo vital (Andolfi y Angelo, 1980).
hablaba como si se negaba a hacerlo, empezaría a perder Para ejemplificarlo referiremos la primera sesión con la
su función de controlador oficial de la familia. familia de Giorgio, un paciente psicótico de 26 años. Ade-
Así como en la recomposición de un mosaico el agre- más de él, se encontraban presentes en la entrevista su
gado de nuevos fragmentos al conjunto permite unirle padre, de 72 años, que llevaba un audífono y se sentó
otros, en el escenario terapéutico cada uno de los actores aparte, encorvado el cuerpo y con la expresión de alguien
de la familia es llamado a representar justamente las par- que se da por muerto bajo el peso de la edad; la madre, que
tes de sí mismo que había previsto mantener ocultas por se sentó cerca del paciente y tenía aire muy afligido; y el
ser afectivamente comprometedoras. Para que este juego hermano mayor y su mujer, que tomaron a su cargo
de recomposición se lleve a cabo, también el terapeuta presentar el «historial de la enfermedad». Destacaron el
debe «arriesgar en la relación» las fantasías que le son su- aspecto orgánico, remitiendo sus primeras manifestaciones
geridas por los elementos que la familia aporta; las puede al período que siguió a un trauma cerebral del enfermo a
reproponer entonces en forma de imágenes, acciones o consecuencia de un accidente que tuvo en la calle. Con
escenas, susceptibles a su vez de estimular a cada uno a actitud idónea y un lenguaje rico en terminología psiquiátrica
proporcionar datos nuevos o asociaciones ulteriores. Esto («síndrome disociativo», «temáticas paranoides», etc.), el
lleva a una intensificación de la relación terapéutica, por- hermano refirió los diagnósticos que se habían hecho y
que si los elementos nodales de la trama familiar son re- enumeró los fármacos prescritos, al par que preguntaba
cogidos y reorganizados en las sugestiones del terapeuta, una y otra vez, junto con la madre, cuál podía ser la me-
este queda incluido de manera definitiva en el nuevo sis- dicina más adecuada para Giorgio. El contexto que se
tema. delineaba era de tipo «médico», con una
Como advertimos en el ejemplo de Tony, el terapeuta connotación orgánica de los síntomas. En ese punto el
utiliza muy precozmente algunos elementos contextuales terapeuta interrumpió la secuencia, con una pregunta que
que la familia aporta y los exacerba hasta convertirlos en la trastornó el libreto que la familia proponía para la entrevista.
estructura portadora de un libreto de remplazo. Para ello es
preciso traer al primer plano las funciones de los diversos T. (terapeuta) (dirigiéndose a Giorgio, que hasta ese mo-
miembros, manifestadas en la comunicación no verbal: la mento había mantenido una expresión obtusa): ¿Cuándo
actitud, las características físicas, la posición espacial del murió tu padre, antes o después que empezara tu enfer-
paciente y de los familiares. También los elementos medad?
históricos que han contribuido a definir las funciones de Giorgio (a todas luces perplejo, busca subterfugios, pide
cada miembro harán su aparición a medida que cobre explicaciones; al fin, suspirando): . . . M e ha puesto en un
profundidad la investigación de su significado en el ciclo de aprieto... verdaderamente en un aprieto, sí, porque... (Si-
desarrollo de la familia. Es entonces esta la que aporta el lencio.) Disculpe, debo ir al baño un momento. Madre: Sí,
«material», en tanto el terapeuta coloca las señales anda; primero debes ir... T.: A mí me parece que puedes
indicadoras para el trayecto de las asociaciones. responder antes. Giorgio: Sí, puedo decir esto... (divaga).
T.: ¿Antes o después? Giorgio: Bueno, fue después que
me atacó la enfermedad.
El terapeuta, escenificador del drama familiar En ese momento el terapeuta hizo la misma pregunta a
los familiares.
Lo que importa no son los hechos en sí, ni su historia
cronológica, sino la interpretación personal del mundo en Hermano: El hecho es, a mi juicio, que él dejó de sentir a
que cada uno se articula a sí mismo, sus propias necesida- mi padre como una persona a la que...
des, las funciones que desempeña en la relación, los su-

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T.: Pero si yo no estoy hablando de Giorgio; estoy tratando do las funciones de cada miembro en el interior del sistema.
de saber desde cuándo está muerto papá. ¿Cómo consigue el terapeuta intuir rápidamente la distri-
bución y las características de las funciones recíprocas? En
Terció la madre: que iban para cuatro años que no ati- el momento en que la familia se presenta, él recoge una
naba a nada, que las preocupaciones... cantidad de elementos que extrae de actitudes verbales y no
Hermano: Hace más o menos un año; digamos, desde el verbales y de estructuras relaciónales repetitivas; ellos le
momento en que perdió casi completamente el oído. T.: proporcionan la percepción de una Gestalt abarcadora que
Entonces, ¿fue después? Hermano: Sí, sí. Madre: tomará como término de referencia para su trabajo de
Después. (Silencio.) T.: ¿Murió de tristeza? redefinición. En el caso que ahora consideramos, la actitud
Madre: Bueno, es cierto... después, ¿entiende?, poco a del padre y su posición espacial, la conducta del hermano
poco. mayor, la proximidad del paciente a la madre y su expresión
T.: ¿Y tienen ahora un nuevo jefe de familia? Madre: obtusa, la ubicación de aquella entre sus dos hijos: todos
Bueno, no sabemos qué debemos hacer. Hay que estos elementos, pues, indicaban que el padre desde hacía
encontrar una medicina que lo cure. (Habla de lo difícil tiempo había perdido su puesto en la familia, y los dos hijos,
que le resulta soportar la situación.) con las funciones contrapuestas de «sabio» y de «tonto»,
T. (toma un recetario y se inclina hacia la madre como si habían sido comisionados para cubrirlo. Entonces el
fuera a complacerla en la prescripción de un fármaco): terapeuta organizó activamente los elementos
Para que yo pueda prescribir el fármaco apropiado, usted proporcionados por la familia y construyó una trama que
debe ayudarme a comprender si tiene que ser una me- poco a poco se iría enriqueciendo en el curso de la sesión.
dicina para un tonto que de repente debió ocupar el puesto Es como si en el material que la familia presenta existieran
de su papá, o una medicina para un tonto que decidió elementos de significado particularmente rico a los fines de
hacer morir al padre para ocuparle el puesto. Creo que la definición de las relaciones entre los componentes; estos
este es un problema y que no podemos seguir adelante elementos nodales constituyen los puntos de intersección de
hasta que no lo hayamos aclarado. escenificaciones diversas que el terapeuta y la familia, cada
uno por su lado, tratan de hacer representar, y en cuyo
El lenguaje adquiere una importancia fundamental, como interior son alojados los datos históricos.
se advierte en el pasaje trascrito: por medio del lenguaje, el Para aclarar mejor el concepto recurramos a la figura 3,
terapeuta operó una integración de algunos elementos donde, en un espacio limitado, compartido parcialmente, se
nodales, anticipando nexos que la familia no había representan dos diferentes modelos de vestido. Imagi-
establecido aún y acerca de los cuales era de ese modo nemos que el círculo que los contiene encierra todos los
constreñida a proporcionar informaciones. Ahora bien, en el datos disponibles de la historia familiar. Si partimos del
acto mismo de proporcionarlas no podía menos que presupuesto de que el modelo proporcionado por la familia
aceptarlas en su fuero interno, lo cual creaba las premisas corresponde al vestido entero con falda, deslindado por los
para un cambio. círculos llenos y las líneas continuas, el construido por el
En este caso, como en el anterior, se puede advertir que terapeuta corresponde al vestido en piezas, de blusa y
pantalones, representado por los puntos citados, y por los
entre todos los elementos de su historia la familia escoge círculos blancos y las líneas quebradas: como se advierte,
los que mejor armonizan con el guión que trae consigo, y basta la introducción de algunos puntos «nodales» suple-
que forman su esquema: el diagnóstico, los medicamentos, mentarios para trazar contornos que modifiquen la Gestalt y
el significado de conjunto del dibujo. Valiéndose de los
el trauma cerebral, etc. Por su parte, el terapeuta procura puntos nodales como elementos estructurantes, la familia
cambiarles el significado y proponer otros elementos que tratará de proponer su propio «vestido»; .empezará enton-
modifiquen el esquema originario, definien-42 ces a describir sus características y demandará del tera-

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limitar a reestructurar los elementos que le ofrecen (Men-
ghi, 1977); pondrá de relieve los menos manifiestos, rele-
gará a un segundo plano otros que aparecían destacados,
o modificará las secuencias en que se asocian. La estruc-
tura de remplazo se va encarnando en imágenes aisladas y
apenas definidas, que hacen las veces de estímulo para
enriquecimientos que aportará la familia hasta que termine
por construir una nueva «armazón». Es justamente la
utilización de los datos ya presentes en la historia familiar
lo que promueve la formación de un estrecho vínculo
asociativo entre terapeuta y pacientes, sin el cual la terapia
no podría proseguir. Algunas intervenciones que parecen
totalmente arbitrarias y quiebran las secuencias
interactivas no hacen otra cosa, en realidad, que traducir al
plano verbal cuanto el terapeuta ha percibido en el nivel no
verbal o en el nivel asociativo. Está claro que la
organización del material es un proceso activo del tera-
Figura 3. peuta y por ello mismo recibe la influencia de su propia
historia y personalidad. En esté sentido se puede decir que
peuta que la siga en su propio marco de referencia. Si este el terapeuta y su modo de percibir la realidad son los
se deja envolver en la operación, corre el riesgo de hacer «elementos externos» introducidos en el sistema.
suyo el modelo propuesto. Si, por ejemplo, en la situación Si preguntamos qué es lo que el terapeuta pretende al-
que acabamos de exponer, el terapeuta se hubiera canzar, la respuesta espontánea será que intenta modificar
demorado en solicitar informaciones sobre todos los las reglas de la familia. Sin embargo, e! que tiene expe-
exámenes y consultas a que el paciente se había riencia en sistemas rígidos sabe cuan difícil es comprobar
sometido, de hecho habría contribuido a reforzar la imagen ese cambio en el curso de la terapia; lo que se observa es,
del «paciente enfermo». Por eso es decisivo que sepa a lo sumo, una variación de la intensidad con que actúan las
recoger con rapidez los elementos significativos del marco reglas y, sobre todo, una trasformación de las funciones
que le proponen, y los organice en una trama de remplazo. asignadas a cada miembro. Si la terapia tiene éxito, la
Del éxito de esta operación dependerá no sólo el control rigidez inicial de la trama funcional de la familia es
del proceso terapéutico, sino la posibilidad de producir un remplazada poco a poco por una mayor elasticidad en
brusco desequilibrio en la rígida definición de las funciones la atribución de las funciones singulares. Una estructura
asignadas a cada uno, que estorbe eventuales tentativas familiar altamente estable es sustituida en el tiempo por una
de compensación homeostática. organización nueva, la terapéutica, inestable y provisional.
Lo que llevamos dicho puede dar lugar a equívocos: en El proceso llegará a su término cuando los componentes de
efecto, podría nacer la sospecha de que el terapeuta trata la familia sean capaces de elegir, esto es, cuando estén en
de imponer a la familia una realidad propia, totalmente condiciones de aceptar lo «imprevisible» y esto forme parte
arbitraria y ajena a los problemas que esta le presenta. Y de sus «reglas» (Andolfi y Angelo, 1980). Para conseguirlo,
esta sospecha podría reforzarse además por el hecho de tendrán que aprender a aprender, es decir, modificar los
que el comportamiento del terapeuta es activo, tanto que esquemas sobre cuya base se desarrollaba hasta ese
se lo podría definir como «manipulatorio». En nuestra momento la elaboración de sus experiencias. Tamaño
opinión, el terapeuta no introduce elementos «externos» si suceso explica las resistencias que la familia opone; el
cuanto dice o hace en la sesión es fruto del material que problema principal es «cómo superarlas»: el método
ha surgido en su trascurso. En efecto, se debe que exponemos es una de las respuestas posibles.

44 45
http://psicoalterno.blogspot.com/ definición o ampliar la
complejidad de esta, de manera
2. La redefinición como matriz de mantener el grado de
de cambio incertidumbre que promueva la

46

Redefinición de la relación terapéutica


Como se expuso en las páginas anteriores, la
formación del sistema terapéutico es un proceso
que prevé continuas intervenciones del terapeuta
en el sentido de la redefinición. Este parte de la
definición más o menos explícita que la familia
hace de sí, y procura modificarla cambiando el
significado de las interacciones entre sus
miembros o entre estos y él mismo. La
redefinición tiene el propósito de trastornar las
pautas de comunicación entre los diversos
subsistemas, hasta que su mantenimiento se
vuelva imposible y se engendre una modificación
suficientemente estable de la trama relacional y
de los valores que la sustentan.
Como estas familias se empeñan de continuo en
asimilar a los esquemas habituales cualquier
información nueva, cada redefiriición corre el
riesgo de ser englobada en pautas consabidas, lo
que la volverá inoperante. En efecto, la familia
intentará extender al sistema terapéutico sus
propias reglas, porque buscará el mejor modo de
enredar al terapeuta en su propio juego. El
terapeuta se ve entonces, desde la primera
sesión, en la necesidad de redefinir las relaciones
dentro del subsistema «familia», y entre él y uno o
más miembros de ella. El resultado final es el
mismo, porque el cambio de una sola relación
influye por vía de consecuencia sobre las demás;
en efecto, todas contribuyen al equilibrio del
sistema en su conjunto. De hecho, cualquier
estímulo significativo introducido en el interior del
sistema tenderá a modificar la relación entre sus
miembros, pues pondrá de manifiesto
características nuevas. Pero si el terapeuta
advierte que su nuevo input es utilizado para
recrear en una forma diferente un equilibrio tan
rígido como el anterior, deberá cambiar su re-
evolución de la relación (Whitaker, 1977). En la práctica, si se quiere
evitar que cada información nueva sea organizada dentro de
esquemas consabidos, la «lectura» de las relaciones requiere
nuevas y nuevas definiciones a medida que se avanza.
Para definirse a sí misma, la familia utiliza modalidades explícitas
e implícitas; estas últimas consisten en todas las actitudes y
conductas no verbales que califican las interacciones entre los
familiares y entre estos y el terapeuta. Este, a su vez, puede
redefinir las relaciones en el nivel explícito (casi siempre verbal) o
implícito (casi siempre no verbal); es lo que muestra el siguiente
fragmento de sesión.
Era la familia de un paciente psicótico de 14 años; la componían la
madre, el padre, el paciente designado y su hermano mayor, que en
esa primera sesión no estuvo presente. Desde el comienzo el
paciente polarizó sobre sí la atención con un comportamiento
extravagante y un lenguaje incongruente, frente a lo cual los padres
reaccionaban con angustia y turbación.

T.: ¿Cuánto tiempo por día tienen que soportar esta música en
casa? Padre: Continuamente.
T.: ¿Cuántas horas, más o menos? (Hace esta pregunta
dirigiéndose al paciente.)
Carlo: Depende de ellos, según cómo me irriten. T.: Es decir que si
te cansan demasiado, respondes «con música».
Carlo: Así, así; es cuestión de puntos de vista. Cuando tienen que
hablar conmigo, ellos dicen «eres siempre exagerado, dices siempre
las mismas cosas, tienes una idea fija». ¿Y qué? ¿Quiénes van al
paraíso? ¡Los que tienen una idea fija!
Padre: Pero, ¿eso qué significa?
Cario: Y bueno, en el paraíso... la justicia, la verdad, ¿saben
ustedes dónde están? ¿De parte de quiénes están? T. (con aire de
indiferencia, haciendo como que no escucha, toma un cenicero de
pie y se lo alcanza al paciente): ¿Puedes tenerlo un momento
mientras hablo? Carlo: Con mucho gusto. (Toma el cenicero y lo
sostiene un poco levantado con una mano, con expresión de des-
concierto, todo lo cual le hace adoptar una pose absurda y ridicula.)

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T.: Pero no, debes apoyarlo en el suelo, así. (Corrige un consiguiente, ya la modalidad de recopilación de las infor-
poco la posición del paciente, volviéndola más innatural maciones importa una tentativa de redefinición.
todavía.) Los diálogos que hemos reproducido ponen de manifiesto
T. (a los padres): ¿Quién de ustedes dos piensa que este que, a diferencia de otras técnicas, el objetivo no es lograr
hijo es más un actor o más un tonto? ¿Cuál de las dos que los miembros de la familia se comuniquen mejor entre
cosas? sí o de manera más comprensible; en efecto, la
Padre: En este momento está... comunicación siempre es mediada por el terapeuta,
T.: No, le pido una respuesta simple. quien escoge el input que introducirá, recurriendo a pre-
Padre: Bueno, mitad v mitad, porque esperamos que sea guntas que lo vehiculizan. No consideramos necesario un
algo pasajero. Porque antes estaba bien, hace dos años cotejo o un diálogo entre las personas que asisten a la
era normalísimo. sesión, como no sea para permitir al terapeuta recopilar
T.: Sí, ¿pero hoy? (Repite la pregunta.) datos con miras a sus intervenciones o para imprimirles
Padre: Tenemos casi la misma opinión. mayor fuerza, utilizando lo que ha salido a la luz en el curso
Madre: Pero quizás él es más optimista. de las interacciones. Es posible que los intercambios más
T.: ¿Qué significado tiene ese optimismo? ¿Se inclina más útiles se produzcan de manera espontánea fuera de las
al tonto o al actor? sesiones, por vía de la elaboración posterior de las
Padre: Al actor, sin duda. «definiciones» que el terapeuta dio de lo sucedido. De
hecho, el cambio consiste en el trabajo continuo que cada
Como se advierte, la redefinición del terapeuta no tendía miembro realiza para definirse respecto de la definición
sólo a ridiculizar la conducta del paciente y a disipar el dada por el terapeuta, lo que llevará a una mudanza de los
clima de tragedia y de angustia con que se la vivía en la modelos de relación y de los valores en juego. Esto
familia, sino, además, a crear un contexto que diera importa modificar la distribución y la amplitud de los es-
congruencia a sus acciones, confiriendo un significado pre- pacios personales, y liberar las valencias que hasta ese
ciso y una connotación de conducta voluntaria a sus ex- momento permanecían ocupadas en funciones estereotipa-
travagancias. Y al mismo tiempo, demandaba al paciente das de interacción.
que definiera su relación con el terapeuta; por vía indirecta
le comunicaba: «Si quieres establecer una relación fe-
cunda conmigo, debes explicarte más, debes hablar de tus
problemas de manera comprensible, sin recurrir a estrata- Redefinición del contexto
gemas infantiles. Si has conseguido engañar a tus padres,
has de saber que no lograrás lo mismo conmigo». Este Cada uno da una definición de sí no sólo por lo que dice,
mensaje alcanzaba al propio tiempo a los padres en la sino por las acciones que realiza, los instrumentos o los
forma de una invitación implícita a no dejarse «tomar el objetos que emplea, el modo en que los usa o el significado
pelo», moviéndolos a que apreciaran de otra manera la que les atribuye: todos estos ingredientes contribuyen a la
actitud del hijo. creación del contexto en que se desenvuelven los
Aun en los casos en que la demanda del terapeuta de intercambios de interacción, al par que, de rechazo, son
obtener informaciones diferentes de las proporcionadas en condicionados por este.
ese momento por los pacientes parece solamente destina- Esto es válido también en terapia, y se puede observar
da a precisar un problema o una determinada conducta, en que conductas, objetos de uso común o personal, así como
realidad pone esa conducta en relación con el modo en actos ritualizados, se utilizan para manifestar las propias
que actúan los demás. Por medio de preguntas que se intenciones, comentar conductas de los demás y, en
insertan en una «sintaxis» relacional, las diferencias entre definitiva, proponer contextos para la inserción de los
los diversos miembros del sistema adquieren un valor im- intercambios relacionales. En ocasiones basta con introdu
portante como informaciones (Selvini Palazzoli, 1980). Por cir un elemento nuevo —p. ej., realizar una acción diferen-

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te, producir un desplazamiento espacial de las personas, Madre: Justamente, todo es una gran confusión. T.: Pero,
modificar el ritmo de las interacciones intercalando silen- ¿por qué en vez de hablar no desmenuza? ¿Se sirve otra?
cios o proponer intercambios entre ciertos miembros del (le ofrece, en la palma de la mano, otras colillas). Madre:
sistema— para obtener un cambio del contexto (Selvini Entonces, ¿qué deben hacer estas personas además de
Palazzoli, 1970; Andolfi, 1977); y este cambio, a su vez, pedir asistencia? T.: Desmenuzar...
condicionará las interacciones posteriores. De este modo, Madre: Pero en algún momento se termina de desmenuzar.
actuando sobre esos elementos y por medio de ellos, el ..
terapeuta tiene la posibilidad de redefinir las relaciones en T.: No; de estas hay muchísimas, se las encuentra por
diversos niveles. Veamos un ejemplo. todas partes. Y están los que desmenuzan con las manos,
Era una sesión con la familia de una paciente anoré-xica los que desmenuzan con el cerebro, desmenuzan siempre.
de veinte años, que participaba en la terapia junto con sus Están los que han desplazado todo dentro de las células
padres y una hermana menor. El contexto era de falsa cerebrales. (Indica a la paciente anoréxica, y alude al he-
colaboración, y la familia utilizaba un repertorio cho de que «se hace la intelectual».) Hasta el punto de
«interpretativo» adquirido en el curso de una experiencia comer con las células cerebrales, orinar con las células ce-
terapéutica anterior; esto creaba un clima de debate formal. rebrales, defecar con las células cerebrales y lamer las mi-
La madre era quien se mostraba más empeñada en esta gajas de los otros con las células cerebrales.
actividad, al tiempo que controlaba que no afloraran
emociones demasiado intensas. Hacia la mitad de la se- Por medio de una conducta no verbal, poco a poco se
sión, el terapeuta empezó a juguetear con el cenicero que modificó el contexto en que se desenvolvía la sesión, lo que
tenía junto a sí; tomó unas colillas de cigarrillo, empezó a hizo que las interacciones posteriores cambiaran de
desmenuzarlas lenta y metódicamente, sin hablar, y con significado. Las colillas en las manos del terapeuta y lo rít-
aire absorto dejaba caer los pedacitos al suelo; la familia mico de su desmenuzamiento ponían de manifiesto la
continuaba hablando, pero sus miembros prestaban aten- verbosidad de la familia y revelaban una dimensión tem-
ción, como fascinados, a lo que sucedía, y lo hacían por poral que por su lentitud determinaba una atmósfera de
períodos cada vez más prolongados. Sobrevino un cargado mortal aburrimiento. En el momento mismo en que cabía
silencio. esperar que prestara la máxima atención a los esfuerzos
que la familia hacía por parecer convincente y cooperadora,
T. (dirigiéndose a la madre, pero con la vista fija en las el terapeuta se abstrajo de lo que ocurría y se dedicó a una
colillas que desmenuza): ¿Por qué no prueba de hacer lo operación aparentemente sin sentido, desligada por
que yo hago? Si lo hiciera, quizá lograría sentir en lugar de completo del contexto planteado. Era como si comunicara,
permanecer prisionera del mar de palabras que viene por el canal no verbal: «No me interesa absolutamente
vomitando desde hace tantos años. (Le alcanza una colilla nada lo que están diciendo, porque sé que no corresponde
de cigarrillo, que la madre empieza a desmenuzar au- a los sentimientos reales de ustedes y, sobre todo, no es lo
tomáticamente.) que en este momento los preocupa principalmente. Los
Madre (tras un largo silencio): ¿Que lo estoy desmenu- discursos de ustedes dejan traslucir que han perdido la fe
zando todo? ¿Es lo que quiere decir? T.: Es lo que yo en la posibilidad de tener una relación satisfactoria con los
siento si me pongo en su lugar. Madre: Justamente, que se demás. Sólo si aceptan vivir su sentimiento de impotencia
está desmenuzando todo. Que todo lo que digo es inútil; pueden esperar obtener algún elemento útil de esta
que está equivocado lo que digo, que quizá sin darme terapia».
cuenta de lo que hago, sólo pienso en mí misma y no en El nuevo contexto no sólo redefinía las relaciones en el
los demás. Que entonces voy por un camino equivocado, interior del sistema familiar, sino las relaciones entre este y
no s é . .. el terapeuta. Este recurrió a un quehacer marginal para
T.: Pero vaya a descubrir cuál es el pedacito que pertenece escapar del contexto inicial y crear uno diferente, en que
a la mamá, cuál al papá, cuál a las hijas.

50 51
http://psicoalterno.blogspot.com/ que permitirán observarlo en
una dimensión diferente.
su. picpia acción adquiría una posición más v más A título de ejemplo
central, y cargada de significado. reproduciremos un fragmento
Como en el caso de los demás procedimientos de la entrevista inicial con la
que permiten redefinir el problema, también en familia de una niña de 12 años.
este, de la modificación del contexto, las
intervenciones más eficaces se sitúan en un nivel
implícito; casi siempre utilizan comunicaciones no
verbales, que resultan menos manipulables y
están menos expuestas a respuestas defensivas.

Redefinición del problema


La redefinición del problema que la familia trae
y, por lo tanto, de su/demanda de terapia, no se
podrá llevar a cabo mientras la conducta
sintomática del paciente permanezca
artificiosamente aislada del contexto de las re-
laciones donde tiene su sitio naturaíf sería como
confundir un cristal mineral con la sustancia
química de que se compone, cuando en verdad
sólo representa una de sus posibles expresiones
estructurales.
^Nuestro objetivo es, en consecuencia, trasferir
el síntoma a un plano relacional, haciendo de
manera que a los ojos de todos se revele
funcional para el mantenimiento de las relaciones.
Se trata, entonces, de analizar la estructura de la
que el problema es manifestación, y de redefi-nir
las relaciones que lo originan. Si conseguimos
quitar a la «perturbación» las connotaciones
reductoras y desvalorizantes que en general se le
atribuyen, podremos situarla en una dimensión
relacional diferente que nos permita procurar
modalidades nuevas de relación]! Así, la conducta
sintomática, que por lo común es considerada un
problema individual, se convierte en un problema
de todos los miembros de la familia, en una
realidad más compleja. Desde luego que no
alcanzaremos este resultado con sólo explicar a la
familia los conceptos de la circularidad; es preciso
redefinir en la práctica las relaciones y el contexto
en que se desenvuelven. Por esta vía se
alcanzará, junto con la familia, una
descomposición y una reestructuración de los
elementos constitutivos del problema, los mismos
Laura, enviada a consulta por problemas de «depresión y auorexia».
Desde el estallido de los primeros trastornos, la familia, con el
pretexto de la enfermedad de la hija, vivía prácticamente separada;
por consejo de una psicó-loga, la niña había sido trasladada, con su
madre, a casa de unos parientes. Desde ese momento Laura obligó
a sus padres a turnarse a su lado. En la sesión estaban presentes la
paciente, sus padres, y sus hermanas Marina, de 9 años, y Carla, de
5. En la primera parte de la entrevista se había hablado de la
importancia de la abuela materna, que tenía una actitud «dulce»
hacia Laura, afirmación por otra parte desmentida por la paciente.
Madre (dirigiéndose a Laura): ¿Le puedo contar al doctor que antes
de estar mal eras muy apegada a la abuela? Laura: Sí, sí.
T. (a la madre): Disculpe usted, pero, ¿siempre pide permiso a su
hija cuando quiere manifestar algo que usted piensa?
Madre: Antes no pedía permiso a nadie-, ahora, desde que se ha
creado esta situación en casa, por temor de herir la susceptibilidad...
Ixiura (interrumpiendo): Sin embargo, lo acabas de decir. Madre: . . .
l e pido permiso.
T.: ¿A quién más le pide permiso cuando quiere manifestar su
opinión sobre algo? Madre: A nadie; a mi marido no. Laura: No;
ahora, a todos.
Madre: Puede ser que ahora pida permiso a todos porque me siento
la persona acusada, si se puede decir así... T.: ¿Es así como usted
se siente?
Madre: Sí, me siento así; antes de abrir la boca lo pienso bien
porque siempre temo equivocarme. T.: Vava una posición la suya...
(Se dirige al padre:) ¿También el papá pide permiso a Laura cuando
quiere decir algo?
Padre: Normalmente no, ni siquiera ahora; a menos que me
equivoque, pero... a veces digo lo que pienso. (Mira a Laura.) ¿No
es cierto?
T. (se dirige a la madre): Me parece que su marido la imita muy
bien, ¿sabe usted? Madre: ¿Dice que mi marido me imita? T.: En
cuanto a pedir permiso, sigue los pasos de usted. Madre: Hav que
ver desde qué punto de vista se lo mira...

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T. (se dirige a Laura): Trasládate aquí con la silla, pero
justo a mitad de camino entre mamá y papá. (Laura se der sobre qué podríamos trabajar juntos, porque todavía
traslada y se sienta exactamente en medio de sus padres.) no lo tengo en claro.
Maáte: Bueno, en este período creo que ocurre justamente
eso. Como se advierte, el problema expuesto por la familia
T. (habla a Laura con tono resuelto): Laura, ¿eres una niña fue redefinido por medio de una lectura diferente de los
de 12 años o King Kong? Laura: Una niña de 12 años. roles atribuidos a cada miembro. La figura de Laura, a
T. (sigue dirigiéndose a Laura): ¿Y por qué entonces en tu quien inicialmente habían presentado como una niña nece-
casa te tratan como a King Kong? Pero, ¿sabes tú quién sitada de asistencia y de afecto porque se sentía deprimida
es King Kong? Laura: Sí, sí. e impotente, adquirió, a medida que se sucedían las pre-
T. (ahora se dirige a las hermanitas): ¿Y ustedes saben guntas y las respuestas, connotaciones por completo
quién es King Kong? (Y ante el gesto de negación de diferentes, hasta que su rol cambió totalmente. Merced a
ellas:) Explícaselo tú, Laura. una serie de preguntas y de observaciones, se subvirtió el
Laura: Es un mono enorme, fuerte: hasta han hecho una significado de la relación entre la paciente y sus padres: la
película. «pobre niña» agobiada por la enfermedad se convertía en
T. (se va de la sala y regresa con una pila de almohadones la poseedora de atributos de fuerza sobrehumanos; era la
que coloca en la silla de Laura, quien entonces sigue en persona que dominaba todas las comunicaciones intra-
medio de los padres, pero en posición mucho más familiares. Al parecer, ello sucedía sobre la base de nece-
elevada): Mira, no quiero decir que te parezcas a un mono, sidades de las que ella se hacía intérprete por delegación
sino sólo que pareces una persona muy alta, que está por voluntaria de todos los miembros de la familia. Para
encima de todos, y de la que todos tienen miedo. ¿Has reforzar la «nueva» imagen de Laura, el terapeuta recurrió
visto cómo te miran papá y mamá cuando hablas tú? primero a un desplazamiento espacial, con lo cual
Dime un poco, ¿cómo has hecho? Porque yo a los 12 reestructuraba visualmente la relación entre la niña y los
años no tenía en casa toda la importancia que tienes tú. padres; después echó mano de objetos (los almohadones)
Explícame el secreto. ¿Cómo has hecho para adquirir por medio de los cuales exageró el papel de Laura hasta
tanta importancia? Laura (desde lo alto de su posición, con volverlo ridículo.
ira): No soy importante ni siquiera ahora, soy normal. T. (a En estos pasajes asistimos a un progresivo cambio del
Laura): ¿Papá y mamá te piden permiso más a ti o se lo contexto, que poco a poco se expandió hasta rozar lo gro-
piden más a la abuela? Laura: Creo... que a ninguna de las tesco cuando se propuso la imagen de King Kong: en ese
dos. T.: ¿Cómo? ¿No has advertido que mamá apenas proceso la angustia iba creciendo, para desahogarse al fin
abre la boca teme equivocarse, y por eso está siempre en una risa liberadora.
turbada? Laura: Yo no lo creo. Resulta evidente que la subdivisión que hemos estable-
T. (a la madre): Observe, señora; no sólo se siente atribu- cido entre los diversos tipos de redefinición persigue sobre
lada, sino que ni siquiera le creen. Madre: Así es. todo un objetivo didáctico. En la práctica, la redefinición
T. (al padre): ¿Usted cree que su esposa se siente en difi- explícita, la implícita y la de contexto se producen casi
cultades en este período? Padre: Sí, creo que sí. Laura siempre de manera simultánea y se refuerzan unas a
(con aire resentido): ¡Epa, epa! T.: He prestado mucha otras. La redefinición explícita es preparada, modulada,
atención a lo que ustedes dicen, pero sinceramente me precisada por la implícita, y a la inversa; el contexto es
gustaría que me ayudaran a enten- modificado por las redefiniciones verbales y no verbales, y
a su vez las puede volver más eficaces o absolutamente
inútiles.

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3. La provocación como respuesta ya gastados, con mayor razón en este momento, frente a
terapéutica la necesidad de una terapia, la familia se sentirá
amenazada y unida más que nunca para evitar una crisis
tan deseada como temida.
Lo expuesto nos lleva a contemplar desde dos ángulos
diversos la necesidad de la intervención terapéutica. Por
un lado tenemos el sufrimiento real y, por el otro, la lógica
del funcionamiento familiar. Si para mantener la invaria-
bilidad de este última ya no basta la función del chivo
La inducción de una crisis emisario, será preciso reunir fuerzas nuevas. Para conse-
guirlo, el sistema familiar utiliza un viejo esquema: cen-
En las familias con designación rígida, el temor de que un tralizar a un solo individuo, con el fin de hacerle asumir las
miembro pueda poner en peligro los esquemas de in- tensiones de todos. Con un mecanismo semejante al
teracción habituales sustrayéndose de las reglas del juego empleado con el paciente, estas familias son capaces de
hace que cada uno ejerza un control más y más estricto trasferir sus tensiones a otra persona, situada fuera de su
sobre el otro, y genera una fuerte tensión emotiva. En la núcleo, englobándola en la lógica de «ayúdanos porque ya
vida cotidiana, los miembros de estas familias eligen no no sabemos qué hacer».
elegir, justamente sobre la base de una tensión y de una A menudo estas familias ya han buscado y encontrado
angustia que los constriñen a obrar siempre según las entre parientes y amigos, a los individuos más aptos para
modalidades impuestas por un cristalizado mito de unidad proporcionar una asistencia que refuerza la estructura fa-
(Ferreira, 1963). Es decir que la tensión hace las veces de miliar de siempre; pero en la mayoría de los casos, esos
combustible para ese continuo ajetreo que lleva a modificar terapeutas improvisados abandonan precipitadamente el
mucho para no cambiar nada. campo cuando la carga de las tensiones familiares se hace
Pero si por un lado la tensión es funcional para la ho- gravosa. Es el momento en que se advierte la necesidad
meostasis, por el otro su intensidad puede alcanzar con el de un genuino «profesional», uno que no abandone fácil-
tiempo un nivel tan elevado que se constituya en acicate mente la lucha. Es decir, de alguien que por definición se
para el cambio. Esto no significa que, en el momento en ocupe de curar al enfermo mental. Hete aquí, pues, que la
que estas familias se deciden a demandar terapia, estén presencia del terapeuta permite a la familia desviar, con un
dispuestas a cuestionar sus propias relaciones, sino que la mecanismo análogo al empleado en el paciente, la tensión
tensión interna ha llegado a un punto en que ya no puede que ella ya no puede contener en su interior. De hecho, se
ser contenida por la función que el paciente designado pedirá al terapeuta que administre esa tensión de manera
desempeña. No obstante su presencia, en el momento de de no cuestionar los ordenamientos precedentes, y todavía
iniciar una terapia aumenta de nuevo la amenaza de menos la definición de enfermedad del paciente. Si el
descompensación de los equilibrios actuales y, con ella, la terapeuta se deja enredar en la lógica familiar que
posibilidad de tener que volver a pactar las reglas, las discierne en el paciente la única fuente de dificultades, él
funciones y los espacios de cada miembro. Reaparece mismo se asemejará al enfermo: será el portador de un
entonces el peligro de una variación descontrolada del malestar cuya correlación con los problemas de los demás
status de cada uno, que en un tiempo lejano o reciente será de difícil averiguación.
había hecho necesaria la designación de un chivo Es así como designación del paciente y demanda de
emisario. terapia resultan ser dos momentos distintos en el tiempo,
La sintomatología del paciente designado representa las pero análogos por su significado funcional; en efecto, en
dos instancias que la familia expresa al terapeuta: por un uno como en el otro la familia trata de evitar la tensión
lado, una demanda de asistencia, y por el otro el temor de entre sus miembros eligiendo un portador oficial. En los
una crisis. Pero si en el pasado la amenaza de una crisis dos casos, el sistema familiar en su conjunto, justamente
había dado nuevo impulso a esquemas de interacción

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por estar en peligro, se empeña en sostener más activa-
mente que de costumbre su propia estructura disfuncional. trictiva que hace la familia, sino que dondequiera que
Lo paradójico es que debe mostrarse más fuerte en el preexista una inestabilidad, nuestro objetivo será acentuar-
mismo momento en que se siente más débil. De esto se la; y en su ausencia, intentaremos sacarla a la luz. La fa-
infiere que la familia, cuando demanda terapia, presenta milia demanda estabilidad y nosotros le inducimos un
una rigidez mayor que la habitual. Junto a la demanda de desequilibrio: una bomba en lugar de un remiendo.
terapia como tal, se manifiesta de manera implícita una La posibilidad de determinar una crisis en la familia está
modalidad de interacción que tiende a trasferir esa rigidez estrictamente ligada a la intensidad de la intervención.
al sistema terapéutico en su conjunto. Aunque la ¡Cuántas veces en el pasado pretendimos derribar paredes
sintomatología del paciente es la señal más visible de que a golpes de mondadientes! En la revisión de algunas de
ha llegado la hora de enfrentar el sufrimiento de todos, el nuestras propias terapias, nos vimos como personajes
miedo de hacerlo moverá a la familia a desear que el patéticos en aquellos intentos de «respetar a la familia y sus
terapeuta se limite a rellenar con la mayor rapidez las grie- ritmos»; no advertíamos la desproporción entre nuestros
tas abiertas en el interior de su organización, esto es, que nobles intentos y la rapidez con que la familia neutralizaba
intervenga en una situación de emergencia, en lugar de toda nuestra estrategia.
enfrentar una crisis que se dibuja incontrolable y amena- Una paciente anoréxica de 18 años refiere con tono mo-
zadora para el mantenimiento de la estructura familiar nótono el sufrimiento que le produce sentirse escindida en
(Minuchin y Barcai, 1969). dos partes, una que quiere crecer, mientras la otra quiere
Jackson y otros terapeutas habían observado ya cuán permanecer niña. Si nos pasara inadvertido el absoluto
inútiles son las tentativas de provocar bruscos cambios en dominio que la muchacha ejerce sobre padres y hermanos,
familias que no están en crisis, y cuán eficaz resultaba en y lo poco que ellos hacen para impedírselo, podríamos
ocasiones obrar de manera que «el sistema familiar se sentirnos apenados por su dilema y creernos en la obliga-
salga de los límites que se ha impuesto a sí mismo» ción de adquirir más informaciones sobre este punto ha-
(Jackson, 1957). También Haley (1980) ha puesto de relieve ciendo más preguntas, a ella y a sus familiares. Si se nos
la importancia de intervenir en familias en un momento de escapara la palmaria incongruencia entre la gravedad de la
desequilibrio, y señalado que es mucho más trabajoso sintomatología de la muchacha y el tono de intelectuales de
producir cambios en su organización cuando el tratamiento salón de los miembros de la familia, acaso esperaríamos a
ya contribuyó a atenuar el malestar. Hoffmann (1981) nos que cada uno formulara sus hipótesis sobre la cuestión; nos
ha proporcionado otra confirmación: explicó que a menudo guiaría en ello el propósito de hacer aflorar después
la terapia puede no traer consigo una restauración del eventuales discordancias; también podríamos dejar que la
orden, sino introducir complejidad. En otras palabras, frente paciente se desfogara a su gusto, con la esperanza de que
a un sistema familiar que demanda asistencia para resolver al fin dijera algo resolutivo que hiciera explotar un conflicto
sus dificultades circunscribiéndolas, puede convenir una real.
respuesta que aumente las variables en juego hasta el Quienquiera que tenga experiencia en estas familias sabe
punto de provocar una pérdida de control sobre los muy bien que eso nunca ocurrirá, sino que se entraría en un
equilibrios preexistentes. laberinto interminable en que todos verificarían su
La experiencia clínica nos ha llevado a compartir las satisfacción consigo mismos por descubrir que eran pro-
citadas observaciones; hemos llegado a la conclusión de fesores en una materia tan interesante, y sin verse obliga-
que la mejoría necesariamente debe pasar por un estado dos a arriesgar nada en planos mucho más quemantes.
de crisis del funcionamiento familiar. Por lo tanto, nuestra Nuestra paciente habría seguido sintiéndose bien protegida
tarea será la opuesta de la que espera la familia: procu- en ese mecanismo familiar que, a cambio de su rehu-
raremos inducir ese mismo desequilibrio que ella querría samiento a la vida, le daba la posibilidad de no hacer nunca
evitar (Searles, 1974). No sólo nuestra lectura de los tras- elecciones autónomas, y permanecer siempre, no obstante
tornos será mucho más amplia que la interpretación res- ello, en el centro de la escena. Los padres ha-

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brían seguido evitando un cuestionamiento que nunca ha- estas últimas nos permite apreciar las que podrían po-
bían emprendido, mientras la hermanita menor habría per- nernos en mayores dificultades, y «devolver» a la familia
manecido aferrada a la ilusión de que podía llevar a cabo mensajes que no la enfrenten a nosotros en esos planos,
su desvinculación a la sombra de la hermana enferma. Y sino que más bien calquen con fidelidad su estructura.
todo esto, con el consentimiento y el apoyo de un tera- Las familias nos han enseñado la inutilidad de entrar en
peuta «respetuoso». competencia sobre «quién tiene más razón»; por eso
En estos años trascurridos, pues, hemos caído en la hemos elaborado una lógica de intervención que da la
cuenta de que la familia se siente sostenida sobre todo por razón a la familia en la incongruencia de sus mensajes, de
la intensidad del influjo terapéutico. Se siente encauzada y modo de constreñirla a soportar íntegramente su peso
socorrida justamente por la capacidad y la rapidez (Andolfi y Menghi, 1977). En ese momento los propios
desplegadas por el terapeuta para tomar el control de la iniembros del grupo familiar sentirán menos amenazadora
relación y romper los esquemas de interacción habituales. y más liberadora una crisis real de sus relaciones
En efecto, si es cierto que en la batalla por el control de recíprocas.
esa relación terapéutica no resignará fácilmente las armas,
es también cierto que en esa pugna valorará la seguridad
que el terapeuta demuestre no dejándose enredar y, en
consecuencia, la posibilidad de aceptar los riesgos de un El paciente designado: puerta de entrada en el
cambio con la guía de aquel. Pero si nuestro primer objetivo sistema
es inducir una crisis, deberemos preocuparnos por reunir la
fuerza que nos permita provocarla y actuar de manera que El comportamiento sintomático, que por lo común es
la intensidad de esa crisis sea directamente proporcional al considerado expresión de sufrimiento del individuo y de los
grado de rigidez del sistema familiar. demás miembros del sistema familiar, ofrece ganancias
Nuestra intervención se plantea entonces como una res- indudables a uno y otros. Suele cometerse el error de des-
puesta a los inputs que nos son enviados por la familia. cuidar este aspecto y no advertir entonces la función del
Desde la primera relación que ella trata de establecer con chivo emisario y el enorme poder que se le asocia; en
nosotros, es decir, desde el momento en que es enviada a efecto, el carácter involuntario del síntoma permite al que lo
consulta y citada (el llamado telefónico anterior a la sesión, presenta definir y controlar sus relaciones con los demás y
las manipulaciones emprendidas en torno de la presencia o regular las relaciones de los demás entre ellos. En
ausencia de sus miembros, los primeros minutos de la consecuencia, el gran acuerdo que por lo común borra toda
primera entrevista), apreciamos la posibilidad de ser divergencia dentro de estas familias consiste en que el
reabsorbidos en el interior de las reglas familiares (Selvi-ni- enfermo, la persona que se debe curar, es sólo el paciente
Prata, 1981). Sobre la base de nuestra vulnerabilidad, que designado. Su presencia es esencial para todos, porque
es desde luego subjetiva y está ligada a la relación hace las veces de regulador homeostático de la interacción
irrepetible entre este terapeuta y esta familia, calibramos la familiar y porque su misma atipicidad les permite cristalizar
intensidad de la intervención. en el tiempo todas las relaciones de función-dependencia
Por la observación de la intensidad y la índole de las recíproca que los encadenan entre sí. En virtud de su
comunicaciones que la familia nos envía, hemos aprendido presencia adquiere una justificación más que verosímil el
a responderle con una modalidad casi mimética, a saber: «estar constreñidos a ser» y la imposibilidad de quebrar el
imitando ciertos mensajes y acentuando su intensidad de despiadado control que cada uno ejercita sobre los demás.
manera proporcional a la intensidad con que nos llegan. Si La enorme importancia de la función de chivo emisario
la intensidad de la intervención es directamente pro- explica que las tentativas de cuestionar su centralidad y de
porcional a la rigidez del sistema familiar, la índole de extender de manera explícita la problemática a todas las
nuestras respuestas lo será respecto de las relaciones del grupo familiar resulten tan arduas, cuando
comunicaciones que la familia nos envía. En efecto, una no terminan en el fracaso. En efecto, aceptar una redefi-
lectura atenta de
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nición de ese alcance significaría para la familia perder el Sobre la base de esta situación, el sistema familiar hace
instrumento más eficaz que le permite mantener su circuito sus demandas: «Ayúdennos a cambiar al paciente, sin in-
habitual. Significaría enfrentar demasiado precozmente la terferir en las relaciones en que participa. Ayúdennos a
pobreza de sus intercambios de interacción, la curarlo aunque sea imposible».
impermeabilidad de las fronteras recíprocas y la estrechez No hace mucho tiempo, la madre de un paciente esqui-
del espacio personal concedido a cada miembro. Signifi- zofrénico llamó por teléfono a nuestro Instituto para solicitar
caría, en la práctica, abandonar la terapia o iniciar con el terapia. Tanta fue la urgencia que supo comunicar, que la
terapeuta una polémica tan interminable cuanto inútil. Para secretaria que la atendió se sintió obligada a interrumpir la
mavor confirmación de lo que llevamos dicho, reparemos sesión de uno de nosotros para que la señora pudiera
en que las más de las veces el paciente designado es hablar inmediatamente con un terapeuta. Le solicitó una
«traído» a la terapia; es que nadie le puede reconocer, en entrevista ya mismo, al tiempo que le comunicaba que la
su condición de paciente, poder alguno de decisión —que situación se arrastraba sin cambios desde hacía unos once
por otra parte él tampoco reclama—. Y aun en los casos en años. Declaró además que había consultado tantas clínicas
que él mismo es quien pide la intervención y hace las veces y a tantos terapeutas que ya no tenía fe en que su hijo
de elemento de unión para el resto de la familia, se lo curara. Agregó que esperaba que el doctor no se pondría a
consienten en función de su diversidad. Su comportamiento indagar la relación de ella con sus hijos. Dijo que se había
en la sesión parece reforzar por lo menos cinco aspectos hecho ya esa tentativa en Suiza, donde no habían
fundamentales que la familia en su conjunto muestra al solucionado nada. Concluyó afirmando que por lo menos
terapeuta: en ese país se habían mostrado humanos, mientras que en
Italia todos habían dado muestras de un cinismo increíble.
3. La centralidad absoluta de su función de enfermo, que Preguntada si el hijo había participado en la decisión de
en lo sucesivo ocupa el universo de la familia, anulando emprender una nueva terapia, respondió que nunca
cualquier otra problemática. Ha dejado de ser una persona; reaccionaba juiciosamente y que, si lo consultaran, era
es sólo una enfermedad, al tiempo que los demás probable que no consintiera y se podría haber mostrado
miembros se han convertido en médicos y enfermeros. agresivo con ella.
4. La imprevisibilidad y el carácter ilógico de sus comu- No reparar en la incongruencia entre una demanda apa-
nicaciones, aun las más trivialmente congruentes. rente de cambio y una demanda sustancial de inmutabi-
5. El carácter involuntario de toda su conducta. Cuantas lidad, entre una demanda de curación y una definición más
acciones lleva a cabo son miradas con melancólica resig- o menos explícita de incurabilidad, significa invaria-
blemente caer en el juego homeostático que determina el
nación. «No es él quien lo quiere, sino su enfermedad», mantenimiento del paciente designado en la función de
parece el convencimiento de todos. Y con la cobertura de enfermo. ¿De qué manera curaríamos al paciente si no
ese supuesto, el paciente designado se puede permitir podemos modificar las reglas que sostienen su conducta?
cualquier conducta. Todas las veces que, ignorando las comunicaciones
6. Las consecuencias nocivas que la enfermedad del pa- contradictorias que nos enviaron, aceptamos sin
ciente designado produce en toda la familia. «A no ser por prevenciones un papel terapéutico, la incurabilidad del
esta cruz, la nuestra sería una familia feliz.» paciente y la normalidad de la familia se convirtieron, tarde
5. La inutilidad de los esfuerzos de todos (familiares, ami o temprano, en un motivo de lucha entre dos bandos: por
gos, parientes y médicos) para modificar su comporta una parte, el terapeuta empeñado en empujar al sistema a
miento. En esta manifestación de buena voluntad mal co un cambio más amplio, y por la otra la familia, empecinada
rrespondida está implícita la idea de que habiéndolo in en demostrar su buena voluntad y el fracaso del terapeuta.
tentado tantos, ya no se puede esperar que alguien La tensión y la agresividad que estas situaciones suelen
obtenga generar en el terapeuta nos movieron a reparar en un he-
mejores resultados. cho asaz evidente: en el interior de las comunicaciones

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que estas familias nos hacen están presentes elementos al- llamado telefónico es un ejemplo de lectura selectiva, como
tamente provocadores. Si analizamos las secuencias del la que decidimos hacer. En efecto, en ella se escogieron
ejemplo anterior, advertiremos que el terapeuta se puede sólo los elementos que consideramos provocadores; se
sentir intensamente provocado, sobre todo en su propio rol. dejaron de lado todos los demás, que el llamado ofreció en
En efecto, la madre del paciente solicita la asistencia de un abundancia. Y al mismo tiempo que el terapeuta los
experto, pero al propio tiempo lo priva de los atributos que seleccionaba, los mensajes se utilizaron hasta convertirlos
esa calificación implica. En esencia, demanda ayuda porque en la estructura vehiculizadora de la nueva interacción entre
se siente impotente, pero a la vez es ella la que define los él y la madre.
tiempos y modos de la intervención. Prevé inútiles las Puesto que el carácter provocador de ciertas comunicaciones
eventuales iniciativas espontáneas del terapeuta: «No familiares está expuesto a una valoración absolutamente
habían solucionado nada», o peligrosas: «Se podría haber subjetiva, entendimos que cada terapeuta podía responder a
mostrado agresivo». Por su planteo de un problema de la familia trabando con ella una relación personal (Menghi,
urgencia, ejerce una presión emotiva sobre el terapeuta, al 1977). Como fruto de una relación entre terapeuta y familia
que empero le comunica la inutilidad de una participación original e intensa desde todo punto de vista, consideramos
más solícita, en vista del carácter crónico de la situación. que nacería un nuevo esquema de comunicación, del cual el
Acto seguido, insinúa una calificación de cinismo para el terapeuta, al tiempo que lo integraba como una de sus
terapeuta: «Por lo menos en Suiza se habían mostrado partes, tendría empero el control. Resolvimos entonces que
humanos... en Italia en cambio...». Ya todo esto no dejaba nuestra respuesta de contraprovocación utilizaría como punto
de manifestar su poca fe en el éxito de una terapia tan de ataque del sistema justamente al paciente designado: si la
solicitada. familia provocaba al terapeuta y controlaba el sistema
Era en sí mismo algo natural que reparásemos en los terapéutico por la vía del paciente designado, también el
mensajes provocadores entre los que la familia nos enviaba; terapeuta trataría, por el mismo canal, de provocar a la
pero al mismo tiempo esto nos sugería una primera familia y de controlar el sistema terapéutico. En lugar de
hipótesis de trabajo: ¿por qué no focalizar justamente el luchar contra la centrali-dad, nos pareció que debíamos tratar
aspecto provocador de las comunicaciones que estas fa- de utilizarla. Pensamos que un procedimiento eficaz para
milias nos hacían, e imaginar intervenciones estratégicas alcanzar el interior de estos sistemas familiares podía
que fueran respuestas a esos mensajes? consistir en mantener y acentuar la posición del chivo
Al comienzo no reflexionamos en esta hipótesis, y menos emisario, que sería nuestra puerta de ingreso al sistema. Si
aún nos esforzamos por procurarle una teorización adecua- este último lo había comisionado para llevar todo el peso del
da; de todas maneras, representó el punto de partida de una fardo familiar y lo había elegido mediador de toda interacción,
serie de tentativas. Así, decidimos seleccionar algunas lo mismo haríamos nosotros, inmovilizándolo en su función.
comunicaciones entre las que nos enviaban las familias, y Así su comportamiento, definido como involuntario, se
responder a ellas de manera de poner de relieve ciertos volvería a los ojos de la familia absolutamente voluntario. El
elementos. Nos pareció, en efecto, que podíamos relegar que por definición ocupaba una posición tan central a causa
muchas informaciones a una posición secundaria al par que de su incapacidad para desplegar una conducta adecuada y
empujábamos al primer plano otras, justamente las que más autónoma, debía ser enfrentado por el terapeuta en
nos impresionaban por su carácter provocador. Se trataba un franco desafío que lo remacharía en su centralidad, a la
de fragmentar el complejo esquema comunicativo de la vez que la hacía aparecer enteramente intencional.
familia en partes, de las que utilizaríamos sólo algunas, las De este modo, la visión del problema y la relación tera-
más intensamente provocadoras. En lugar de recurrir a la peuta-familia experimentaban una radical redefinición en el
defensa o de enfrentar a la familia, convenía que el interior de una provocación tan intensa cuanto desequili-
terapeuta valorizara e hiciera propios los componentes bradora de todo el sistema familiar. La redefinición se in-
provocadores que podrían enredarlo en posiciones tegraba en la provocación y era su resultado último.
improductivas. El modo en que presentamos el anterior

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Marcos tenía 16 años. Desde hacía unos meses hablaba No sé como se hace el saludo piel roja; me parece a mí que
de manera extraña, decía ser un piel roja y adoptaba las es así: ¡Huh jujú! (Emite un alarido de piel roja.) Marcos:
actitudes del caso. En la escuela se aislaba más y más. Con Pero, ¿quién se atreve a burlarse? T.: ¡Ah!... ¿no hacen
frecuencia, cuando oía ciertas palabras se tapaba los oídos así? Marcos (con voz gutural): ¡No hacer bromas! T. (con
y, llorando, profería invectivas contra su padre y su madre. ademán burlón): ¡Nooo! Pero si es una voz de cowboy, no
Esta, por teléfono, declaró que la conducta de su hijo la es la voz de un piel roja. (El padre y la madre ríen.)
paralizaba. Se mostró en extremo preocupada, pero al Marcos: ¡Sí que lo es! Esta es una voz de piel roja. T.: En mi
mismo tiempo parecía participar visceralmente de esa opinión no tienes gran competencia en la materia. Debo
conducta: abundó, con morosidad, en detalles sobre las ac- decirte que durante doce años he visto filmes de pieles rojas,
titudes excéntricas del muchacho; describió con minucia sus y te aseguro que esa es la voz del viejo del Oeste, y mal
gestos y su vocabulario de «apache». El terapeuta quedó imitada, por añadidura. Marcos: Pero yo...
impresionado por la actitud contradictoria de la madre: por T. (interrumpiéndolo): ¿Cómo te llamas? No te pregunto por
un lado su preocupación por el hijo, por el otro la familiaridad tu nombre artístico, sino por el otro. Marcos: Nada de
y la vivacidad con que se internaba en sus «aventuras de nombre artístico. Yo tengo dos nombres. T.: Dime el
piel roja»; la monotonía con que proporcionaba primero.
informaciones sobre su vida familiar presentaba un franco Marcos (con tono enfático): Es el nombre del Santo Evan-
contraste con la vitalidad con que entraba en los detalles de gelista San Marcos.
la sintomatología de Marcos. Al terapeuta, el requerimiento T.: ¿Cuál es tu característica más importante... San
de la madre le sonó más o menos así: «Marcos y su Marcos?
imitación de los pieles rojas son para mí el único motivo de Marcos: ¡Ninguna característica!
interés y de vida; ayúdeme a hacer que cambie su T.: Oye, mi nombre es el de un santo mártir y virgen. ¿Tú
conducta». No hace falta explicar la difícil posición en que se qué eres?
veía el terapeuta. Madre (a Marcos): ¡Qué bien recitas hoy! T.: No señora, no
En este punto se podían hacer varias hipótesis y conje- me parece nada bien, es ridículo. (A Marcos:) Sabes, a
turas sobre el significado relacional de las informaciones nuestro instituto viene mucha gente interesante, pero tú ni
recogidas por teléfono. ¿ En qué medida la sintomatología siquiera eres interesante, sólo eres aburrido. Me habían
del muchacho camuflaba las necesidades de los demás? dicho que eras imaginativo con los apaches, tu mamá me
¿Cuáles serían estas necesidades? ¿Por qué Marcos, justa- había mencionado a los pieles rojas, y en cambio te dedicas
mente, debería proteger una relación de pareja empobrecida a los santos, a los temas clásicos. Un aburrimiento mortal.
por la monotonía? ¿Por qué era imposible admitir esto
último? «Un aburrimiento mortal». El tema del aburrimiento, nunca
Había tantas hipótesis como caminos que pudieran llevar admitido en esta familia, era introducido por el terapeuta por
a verificarlas. Se trataba entonces de descubrir la vía más la vía del paciente designado. Desde el comienzo de la
directa para entrar en la familia utilizando las informaciones sesión, Marcos había sido el medio fundamental con que
ya obtenidas. Trascribiremos las escaramuzas iniciales de la familia y terapeuta trataban de alcanzar idéntico resultado: el
primera sesión: control del sistema terapéutico. Pero como en ese empeño
el sistema familiar, ya por teléfono en la persona de la
Madre (en el momento en que entra el terapeuta): Buenas madre, había proporcionado al terapeuta una serie de
tardes. preciosas informaciones, él pudo utilizarlas ganándoles de
T. (le da la mano): Mucho gusto en conocerla... ¿Ya hablé mano al paciente y su familia.
con usted por teléfono?
Madre: Sí, fue conmigo.
T. (señala a Marcos, que permanece de pie, con un brazo
levantado y una pose teatral): ¡Ah! Tú tres Toro Sentado.
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El terapeuta advirtió enseguida el aspecto provocador de tan caras a toda la familia. Además del carácter voluntario
la sintomatología de Marcos, y lo convirtió en el instrumento de su conducta, será preciso entonces atribuirle una nueva
esencial para su contraprovocación. De ese modo privaba función que lo señale como el controlador oficial de la
al muchacho del habitual dominio que ejercía sobre las familia, como aquel sin cuyos afanes esta no se podría
relaciones familiares, dirigidas por él en virtud de su manejar.
conducta. El carácter voluntario de esta se exageró hasta el ¿Pero de dónde proviene esta idea de atribuir al paciente
punto de hacerla mucho más incómoda, tanto para él como designado esa función de regulador homeostático del
para los demás. sistema familiar? Las propias familias nos la han indicado.
¿Qué habría sucedido si el terapeuta no aceptaba el reto Nos han traído siempre la realidad de uno de sus miembros,
por el paciente designado y prefería evitar su sinto- que inmoviliza a los demás en torno de su propia
matología o restarle importancia? Con seguridad el proceso enfermedad. Pero la ambigüedad del mensaje familiar con-
se habría alargado y se habrían reducido las posibilidades siste en justificar este resultado como fruto de la enfer-
de éxito. medad del paciente. Por eso mismo, nuestro objetivo prin-
No creemos que este sea el único procedimiento para cipal consiste en redefinir su comportamiento como vo-
entrar en una realidad familiar compleja, pero podemos luntario. Después será mucho más fácil traer a luz su
tener la certeza de que simplifica mucho las cosas y nos función dentro de la familia, puesto que es algo que ya
pone por sí mismo al resguardo de «correr por delante de la pertenece al patrimonio cognoscitivo de esta.
familia» sin respetar sus tiempos, estando ella, como en En síntesis, el terapeuta escinde en dos partes el mensaje
efecto lo está, encadenada a la ostensible sintomatolo-gía de la familia: «El nos inmoviliza, pero no lo hace adrede»;
del paciente. Intervenciones que pretendieran evitar el sólo admite la primera parte, y pone de relieve su
encontronazo con la sintomatología y desplazar el problema importancia. Si la función de «inmovilizar» se define como
del paciente designado, probablemente serían frenadas por necesaria e insustituible («Ningún otro en la casa sabría
este mismo o por alguno de los miembros de la familia, desempeñarla tan bien»), el sistema quedará privado de su
quienes en un momento «difícil» podrían reclamar un excusa para continuar un juego relacional que necesita de
diagnóstico, un pronóstico y una terapia para el pobre un chivo emisario para mantenerse. «El paciente designado
Marcos. es tan importante porque de manera voluntaria y lógica lleva
La función estable del paciente designado, expresión final a cabo acciones útiles para el funcionamiento familiar.» No
de una organización familiar rígida, constituye el punto de es, desde luego, una frase mágica que podamos propinar al
partida de nuestro trabajo. Si iniciamos nuestro camino final de la sesión, sino que representa el resultado último del
terapéutico atacando la función del paciente designado, trabajo realizado por el terapeuta ya durante la primera
obraremos en armonía con el mecanismo que llevó a la entrevista. Esta intervención por un lado repropone
designación de un chivo emisario. provocadoramente al paciente en su papel de centinela
oficial del sistema y, por el otro, subvierte implícitamente
sus características.
Por medio de un esquema enteramente arbitrario, el te-
De la función del paciente designado a la red de las rapeuta atribuye con exclusividad al paciente designado la
funciones familiares tarea de poner a la familia a salvo de variaciones in-
La intervención provocadora debe llevarnos a entrar en deseadas. Con la caricatura y el refuerzo de su función,
comunicación con todos los miembros de la familia por el obtiene las informaciones sobre la organización familiar que
mismo camino que ellos utilizan habitualmente para co- son necesarias para llevar la intervención más a fondo.
municarse entre sí: el paciente. Para conseguirlo, es esen- Observando la modalidad con que el sistema trasmite su
cial que se confiera a este una función diversa que rede-fina propia problemática, sea de manera espontánea o durante
de manera radical sus características de enfermo, la provocación del paciente designado, el terapeuta puede
vislumbrar la trama de interacción de la familia y formu-

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lar una hipótesis parcial de funcionamiento. Antes de la Marcos (interrumpiéndolo): ¡Oh, depende d e . .. T.:
sesión o en el curso de ella, cada miembro envía mensajes Disculpe, pero querría una respuesta de él. (Señala a
al terapeuta y responde a los de este según esquemas Marcos.)
pieordenados por la organización familiar. Al mismo tiempo Marcos: Depende de ellos... si me irritan. T.: Es decir que si
que el paciente designado desempeña «juiciosamente» su te cansan demasiado, respondes... a lo piel roja.
función y el terapeuta empieza a provocarlo en ella, la Marcos: Bueno... no justamente...
familia actúa ostensiblemente las conductas que le son más T.: Entonces, si haces el papel de Toro Sentado es porque
peculiares. ellos, en tu opinión, hacen algo que todavía no sabemos.
De hecho, si es cierto que la provocación dirigida al Marcos: Ellos dicen... entre ellos dicen muchas cosas...
paciente designado es sólo un medio para desequilibrar el Madre (interrumpe al hijo y se dirige con afabilidad al
sistema familiar en su conjunto y para obtener infor- marido): Siempre ha sido un poco raro Marcos, ¿no crees?
maciones privilegiadas sobre su funcionamiento, también es Se parece a tu mamá...
cierto que para conseguirlo el terapeuta tiene que haber T. (a Marcos): Pero tú, ¿te haces más el piel roja cuando
vislumbrado algún elemento referido a las funciones de crees que tu mamá ya no soporta a tu padre, o cuando ella
otros miembros del sistema, y concebido hipótesis sobre la se pone la máscara de la resignación? Padre: Mi mujer
trama relaciona! que las une. Llegado a este punto, podrá considera que yo debería ser más enérgico con Marcos.
vincular la función del paciente designado con las funciones T.: Por la manera en que se agita Toro Sentado, como
de los demás y, entonces, atacarlo en su papel de mínimo está pensando que su esposa lo considera un fra-
sostenedor de ciertas modalidades de interacción. Así, el casado... ¡qué más enérgico! Padre: Nunca me ha tenido en
paciente designado no será provocado como individuo ais- mucho. Marcos (se pone a gritar): Esta es seriedad, querido
lado, sino como integrante de un sistema más amplio. mío, querido mío. No saben... son superficiales, son
En todo este proceso, el terapeuta se toma la libertad de ateos. El gobierno italiano... los comunistas... T. (a
indicar en el paciente designado la causa de muchos Marcos): Linda tarea la que haces. Pero, ¿cómo se te ha
acontecimientos, aun sabiendo que, si es lícito hablar de ocurrido que a tu padre no le basta la máscara del fracasado
causa, sólo se la podría imputar al funcionamiento del sis- deprimido y a tu madre la de resignada sonriente. ¿Desde
tema familiar en su conjunto. Es que el paciente designado, cuándo empezaste a creer que si no haces tus tristes
en virtud de lo inescrutable de su conducta, se presta para caricaturas, ellos se destruirían? Madre: Efectivamente,
ser señalado como el artífice de muchos acontecimientos, y Marcos siempre fue muy aprensivo. Cuando pequeño
es posible atribuir a su voluntad ya las primeras hipótesis tenía la idea fija de que yo me pudiera ir...
que el terapeuta ha formulado sobre el funcionamiento de la T. (a Marcos): ¡Ah! Fue entonces cuando empezaste a
familia; así se las podrá expresar y verificar sin correr el pensar que eras esencial para la familia. Quizá no tuviste
riesgo de atribuir culpa alguna a la familia ni de apartar al toda la culpa... Si estás tan convencido, tendrás tus buenos
paciente designado de la atención general. motivos. No creo que te convenga cambiar de idea y
Continuemos con el caso de Marcos. descansar, ni siquiera un momento.
T. (a Marcos): ¿Cómo es que prefieres el papel de Toro Dijimos ya que la familia se relaciona con el terapeuta
Sentado a hacer lo que hacen tus compañeros de 16 años? sobre la base de las expectativas que se ha formado de su
¿O algunas veces te olvidas de los pieles rojas y te tomas función profesional, y que en cambio, justamente por la
algún descanso? previsión de estas expectativas, a aquel le conviene
Padre: Siempre. Siempre con la historia de los apaches. T.
(con un gesto indica a Marcos que espera una respuesta presentarse con una función enteramente imprevisible. Así,
de él.) Padre: Algunas veces...

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http://psicoalterno.blogspot.com/ permaneciendo de pie,
después estará demasiado
mientras los padres esperaban una indagación fatigada para hablar. (La hace
sobre las causas de la conducta patológica del sentar a sus espaldas,
hijo, el terapeuta lanzó el grito de guerra de los excluyéndola totalmente del
pieles rojas, invadiendo desde el primer minuto el círculo (¡ue en cambio formó
territorio del paciente. No sólo no contrarió la con el resto de Ja familia.)
conducta de Marcos, sino que la anticipó y Padre: No está bien.
provocó. La redefinición de la relación terapéutica
así producida tiende a desequilibrar enseguida el
esquema organizativo de la familia.
Ya en esta fase inicial, sobre la base de la
relación que los miembros de la familia querrían
establecer con el terapeuta y de las primeras
reacciones frente a su intervención
desestabilizadora, aquel obtiene informaciones
específicas sobre la programación de la familia y
sobre las funciones que se asignan a cada uno de
sus componentes.
Los ejemplos expuestos hasta ahora revelan que
se puede provocar al paciente designado
enfrentándolo de manera directa, cara a cara. Con
el siguiente ejemplo mostraremos que esa misma
maniobra se puede llevar a cabo con la exclusión
ostensible de ese enfrentamiento. Es importante
observar que en ambos casos la centralidad del
paciente designado se acentúa, no se contraría.
Como de costumbre, la elección entre las dos
estrategias nos es sugerida por la familia, cuya
tendencia procuramos respetar, acentuándola.
Cuando el paciente designado tiende a con trolar
los circuitos familiares incluyéndose de manera
abierta y activa en todo intercambio, optaremos
por la primera; y nuestra elección recaerá en la
segunda si el control y la centralidad se actúan por
la vía de la autoexclusión y el rehusamiento (de la
sexualidad, del alimento, de hablar ).
El padre, la madre y el hermano de Donatella
eran oriundos de Calabria, y de Cerdeña el
marido. La traían de Reggio Calabria, donde en
los dos últimos meses había sido atendida y
alimentada por los padres. Donatella era
anoréxica: medía 1,70 m y pesaba 28 kg. En la
primera sesión, entró sostenida por su madre y sú
hermano Nun-zio, sin decir palabra; la seguían, a
distancia, padre y marido.
T.: Buen día. (A Donatella.) Parece muy fatigada,
tenga la bondad de sentarse ahí. Si se cansa
T. (indicando con la mano, sin volverse, a la paciente que tiene a sus
espaldas): ¿Cómo se llama? Madre: Donatella.
En este caso, el ataque a la paciente designada se hacía por medio
de su exclusión. La centralidad que Donatella mantenía por el
recurso de su ostensible rehusamiento de comer y de hablar le fue
prescrita y teatralizada. En lo sucesivo, Donatella sería provocada de
continuo con una suerte de exclusión-inclusión. Si por una parte se la
había apartado físicamente, por el otro se la incluiría una y otra vez
en el discurso, sin darle ocasión de intervenir.
T. (mirando en derredor): ¿Cuál es la persona a quien Do-natella ha
conseguido preocupar más? Madre (tras un instante de silencio): A la
mamá. (Alcanza una carpeta al terapeuta:) Son los análisis que se
ha hecho. T. (tomando la carpeta): Esto me hace ver que es usted la
persona a quien su hija ha logrado angustiar más. Padre:
Verdaderamente nos ha preocupado a todos. T.: Pero usted parece
más resignado, me da la impresión de que tuviera poca fe en que
esta situación pueda cambiar. Por su expresión me parece que
Donatella ha conseguido preocupar mucho a la mamá, pero que a
usted lo ha hecho sentir absolutamente impotente. Padre:
Efectivamente...
T. (lo interrumpe y se vuelve al marido): ¿Es usted el marido?
Madre (entremetiéndose): Sí. T.: ¿Cuánto
lleva de casado?
Madre (entremetiéndose otra vez): Dos años y un poco. Marido: Se
cumplen dos años en mayo. T.: ¿Donatella comenzó enseguida a
hacerle sentir que se había casado con media persona y no con una
persona entera?
Marido: Pero en verdad soy yo quien se siente medio hombre. Lo
cierto es que en Cerdeña, Donatella y yo estuvimos juntos poco o
nada, porque casi todo el tiempo estuvo con ellos y no conmigo, que
soy el marido. El último año se sintió muy mal y pasó todo el verano
en Reggio... yo me quedé solo.
T.: Opino que Donatella está convencida de que esta parte de la
familia (indica a los padres y al hermano) nunca se podrá separar de
ella.

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Madre: Entonces no se habría debido casar. .. porque no Quiero morir yo porque ya tengo 58 años. Es mejor
fuimos nosotros (señala a su marido) los que quisimos el 74 morir,
matrimonio. Lo quisieron ellos dos, contra nuestra voluntad. no ver, no sentir.
Y sí vo acepté, fue porque me convenció mi hijo.
Las preguntas, destinadas a diferenciar a los miembros
de la familia, se hicieron de suerte que se entendiera que
Donatella lo había hecho todo voluntariamente. Por las
informaciones de que ya disponía, v por las continuas in-
terrupciones de la madre, el terapeuta conjeturó que la
función de Donatella era mantener unidas las dos familias,
la nueva y la antigua: «Media persona» podía significar que
era muy delgada, o que una mitad estaba en un lado y una
mitad en el otro.
La provocación dirigida a Donatella fue el recurso que
permitió alcanzar a otros familiares, en este caso el marido,
quien fue justamente el que ligó cuanto decía el terapeuta
con algo que lo afectaba en primera persona. En este
momento se podía decir que el terapeuta había entrado en
la familia. En efecto, se hablaba de problemas reales; no
sólo aceptaban el hecho de que estaban atados a la
enfermedad de Donatella, sino además que esta podía ser
la responsable. La madre dejó de hablar de carpetas y de
síntomas, y abordó problemas internos familiares.
T.: ¿Qué fue lo que hizo su hijo?
Madre: Un trabajo de persuasión.
T, (al hermano Nunzio): ¿Cómo hizo para cometer un error
tan fiero? ¿Cómo pudo creer que su hermana de verdad
podía separarse del resto de la familia?
Hermano: Ella me dijo que se realizaba de esa manera,
casándose...
T.: Lo engañó a usted.
Hermano: Me pareció oportuno convencer a mi madre. En
el fondo, el matrimonio era una elección importante para
la vida de mi hermana.
T.: Pero, ¿no había comprendido usted que su hermana
está habituada a jugar con la vida de los demás?
Hermano: No, no me había dado cuenta. (Sobreviene un
silencio de varios minutos.)
Padre: Es probable que juegue con nuestra vida. (Llora.)
Madre: ¡Me quiero morir yo! No mi hijo... ni mi hija...
T. (al hermano): Vea, ha logrado que su madre, que tiene ¡siempre! Hermano (a la hermana): ¿O me equivoco? T. (le
58 años, se sienta como si tuviera 88... Su madre habla impide, con la mano, ver a Donatella): No, no se lo pregunte
como si tuviese un pie en la fosa. porque ella nunca le dará una respuesta de persona adulta.
El problema es que lo ha engañado doblemente porque, por
El terapeuta había observado que el hermano se situaba una parte, le hizo creer que podía ocupar en su casa el
de continuo como intermediario entre instancias diversas, y lugar de Donatella v recibir el mismo afecto de su padre y
que esta función suya, de «puente», se activaba cada vez su madre, y por otra parte consiguió ella todavía más cariño
que aparecían tensiones. Entonces sugirió la idea de que que antes, con esa historia de no comer. Apuesto a que en
era víctima de un circuito que creía controlar. De ese modo este momento sus padres no tienen ni un minuto para
su función de puente se veía como un medio que Dona- dedicarle, porque continuamente están con la cabeza
tella empleaba a su gusto para sus propios fines. Los pa- puesta en la que se muere de hambre. Madre: Dice la
peles se invertían por completo: no era la familia la que verdad, porque Donatella siempre me dice: «Quieres más a
había llevado a Donatella a poner en peligro su vida, sino Nunzio que a mí». Es totalmente cierto lo que dice el doctor.
ella quien, con su síntoma, amenazaba la vida de los Es claro que yo tengo el pensamiento en mi hijo, pero sin
demás. duda la que más nos tiene ocupados es ella, que está en
esas condiciones.
T.: (dirigiéndose otra vez al hermano): Pero a mí me parece
que aquí la persona más engañada por Donatella es usted Con esta intervención, el terapeuta pasaba a indagar la
(lo señala con el dedo), porque lo ha convencido de que relación entre hermano y hermana, y entfe estos y los pa-
podía tranquilamente tomar el puesto de ella en la casa. Su dres. Al hermano se le atribuía la característica de no
hermana no creyó ni por un segundo que podía ser
remplazada por usted, pero se lo hizo creer así. Hermano
(con tono grave): Tengo la sensación de haber sido usado
con frecuencia por mi hermana. T.: No con frecuencia: 75
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ser nunca el artífice de sus propias acciones, sino que ac- se tiende a considerar a las personas como víctimas de
tuaba siempre en relación con las exigencias de los demás. poderes incontrolables.
¡No había escapatoria para él! Si esta era la situación en Sigamos con la sesión de Donatella.
que se encontraba, no podía seguir con la ilusión de que se
evadiría alguna vez; pero esta misma ilusión era la que le Donatella: Estoy harta de estar siempre en el centro de todo
impedía cambiar. A Donatella se le refirmó la prohibición de (comienza a llorar) ...Quiero una vida que sea mía . . . d é j
hablar, pero con el mensaje implícito: «Si quieres hablar, e n m e en paz. ¿Por qué están siempre pendientes de mí?
deberás hacerlo con modalidades diversas de las Siento un peso tremendo. (Prorrumpe en llanto con
empleadas hasta ahora». abundantes lágrimas.)
La función de Donatella salía a la luz en toda su com- T. (se acerca a Donatella y se sienta a su lado poniéndole
plejidad. Empezaban a dibujarse sus lazos con las fun- una mano en la espalda): Mira, Donatella, yo percibo tu
ciones que desempeñaban los demás familiares. peso, pero también percibo tu terror... (Sobreviene un largo
Con este ejemplo hemos intentado esclarecer el hecho de silencio.) . . . E l terror que te llevó a hacer siempre esta
que para inducir una crisis terapéutica y empujar al sistema farsa del palo de escoba (señala el cuerpo de Donatella).
más allá de su esfera de estabilidad, el terapeuta debe Donatella (esboza una sonrisa): Pero a mí no me gusta... T.:
atribuir a la conducta sintomática una función susceptible de Lo sé, lo sé, pero si de esa manera arriesgas la vida, es el
ligar entre sí a, los miembros de este sistema; así se vuelve precio que te crees en la obligación de pagar. Tanto más si
interactiva la tensión que hasta ese momento volcaban arriesgando la vida obligas a los demás a no discutir nunca
sobre la paciente designada. El stress, del que Donatella se nada. Se han quedado inmóviles como estatuas . . . pero
había convertido en la única depositaría, se redistribuyó este es el único modo que conoces para mantener alejado
finalmente entre todos. La cerrazón que la familia había el terror. Donatella asiente.
establecido para mantener a salvo sus propias
interacciones fue utilizada por el terapeuta de un modo Tras un silencio de algunos minutos, el terapeuta despide
diametralmente opuesto. La paciente designada, que siem- a la familia fijando la próxima reunión.
pre había servido para cerrar, se convertía en el medio En este último extracto se advierte claramente la im-
principal para abrir. portancia del paciente designado como modulador de la
intensidad de la contraprovocación terapéutica. En efecto, el
terapeuta puede calibrar la relación establecida con el
paciente sobre la base de las confirmaciones de este a sus
Desafío a la función y apoyo a la persona intervenciones. En una primera fase, el terapeuta negó toda
posibilidad de diálogo, pero aceptó el intercambio cuando la
Cuando la familia llega a la primera entrevista, tratamos paciente introdujo elementos menos manipuladores y más
de que sus miembros se empeñen enseguida en el trabajo ligados con su sufrimiento.
terapéutico. Cada uno debe sentirse lo suficientemente Algunos de los requisitos prácticos insoslayables para
motivado a regresar para participar en algo que lo toca en empeñar a los miembros de la familia en la terapia han sido
primera persona. expresados con brillo por Farrelly y Brandsma (1974):
El objetivo y la principal dificultad consisten, entonces, en
alcanzar individualmente a cada uno de los miembros para «El terapeuta lo hace todo de manera más acentuada de
ponerlo en condiciones de elegir entre lo que suele hacer y lo que se estila en la vida cotidiana. La intensidad de la voz
lo que querría hacer, entre lo que es y lo que querría ser. De es mayor que en la conversación normal, y todo resulta
acuerdo con otros psicoterapeutas, en particular Farrelly y amplificado. En la terapia debe existir un fuerte aspecto
Brandsma (1974), creemos que la idea de la dramático e hiperbólico. [...] No sólo el terapeuta elaborará
responsabilidad por las propias opciones puede ser muy útil las respuestas del cliente, sino que también
en psicoterapia, en la que demasiado a menudo

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echará mano de sus reacciones subjetivas, sus intuiciones Por su alianza con la mitad negativa de la ambivalencia
y fantasías, sus asociaciones internas e idiosincrásicas co- que las personas nutren hacia sus propias funciones, el
mo material para construir sus propias respuestas». terapeuta la lleva hasta sus extremas consecuencias, mo-
viendo a cada uno de los miembros a adentrarse de una
Con un lenguaje a veces desacralizador, intuye y verba- vez por todas en las limitaciones y los sufrimientos que
liza dudas y tabúes que los miembros de la familia ni se esas funciones traen aparejados. Sólo así se vuelve
atreven a considerar; de esta manera reduce ese espeso posible optar por el cambio. Esta decisión, como por otra
manto de solemnidad que tan a menudo envuelve todo, parte la de no cambiar, es de índole emotiva, una suerte de
impidiendo a los individuos mostrarse claros y explícitos. reacción instintiva insoslayable en ese momento. La
He aquí una frase dirigida en sesión a un famoso cirujano claridad y la conciencia acerca de la razón por la cual se
que disimulaba tras la fachada del prestigio profesional su elige una conducta y no otra llegan después, si es que
propio sentimiento de inferioridad: «Pero ¿por qué es llegan.
preciso que se sienta siempre una mierda cuando no tiene La provocación es un instrumento extraordinariamente
un bisturí en la mano?». Tengamos en cuenta que suscitar poderoso para crear estas condiciones emotivas porque
enojo por las propias debilidades suele ser un estímulo promueve la tensión en el interior de la familia. Posterior-
constructivo para que alguien deje de sentirse víctima y mente es tarea del terapeuta ligar esta emotividad con algo
llevar a cabo opciones. Provocar una reacción emotiva distinto de aquello a lo que antes adhería. Con anterioridad,
inmediata, aunque sea desagradable, permite a los pacien- cada uno de los miembros de la familia se sentía
tes responder al terapeuta de modo más acorde con sus constreñido a representar únicamente las funciones que
propias emociones; así evitan la discrepancia entre lo que condecían con las funciones de los demás, y ese constre-
se siente y lo que se dice, que es el principal impedimento ñimiento se mantenía por el miedo a tener que separarse.
para el cambio. Ahora el terapeuta crea una intensidad emotiva todavía
El modo en que el terapeuta, por medio de la provoca- más fuerte, justamente porque la liga con el sufrimiento y la
ción, puede activar a una persona para que se haga cargo carga que esas funciones determinan en el que las in-
de sus problemas se resume en la etimología de la palabra terpreta. Los actores de este recitado con libreto fijo son
«pro-vocar»: llamar para que salga, hacer salir. En una provocados en el mismo terreno de sus caricaturas más es-
suerte de desafío a la función del paciente y, por medio de tereotipadas; por eso se ven en la imposibilidad de cultivar
este, a las funciones de los demás miembros del sistema la ilusión de que podrán desenvolverse dentro de las
familiar, se hace aflorar una definición más clara de las funciones que se les han ido atribuyendo con el paso del
exigencias y potencialidades de cada quien. Cuando esto tiempo. Cada uno de los miembros de la familia debe en-
empieza a ocurrir, se vuelve inevitable la crisis tan temida. tonces definirse con respecto a su propia ambigüedad, y
En los sistemas rígidos es tarea ardua, porque se ejerce un elegir. Ante todo, el paciente designado deberá hacerlo
control estricto sobre la emotividad individual, por lo común entre dos caminos: mantenerse coherente hasta el final con
sacrificada en nombre de una indiferenciada emotividad el papel de paciente, que sólo se puede diferenciar de los
familiar. En estos casos, sobre todo, no se avanzará mucho demás por su enfermedad, o propender a su propia di-
si no se logra crear un stress suficiente para constreñir a ferenciación, posible por la expresión de instancias inde-
alguno de los miembros a quebrar la «lealtad familiar» pendientes de las funciones que tiene asignadas.
(Boszormenyi-Nagy y Spark, 1973). Es preciso entonces Daremos un ejemplo en que la función del paciente de-
que uno de los miembros sienta que es más fácil signado, unida a la de los demás familiares, se convirtió en
reaccionar de modo diferenciado y personal a la el instrumento emotivamente más idóneo para moverlos a
provocación del terapeuta, que seguir siendo el fiel ejecutor definirse. Alberto, heroinómano de 20 años, permanecía
de un recitado repetitivo. La mayor facilidad de la primera sentado en silencio entre sus padres, con una expresión
opción no se debe a que el terapeuta allana-la esa vía, sino de culpa y de vergüenza. Con su actitud impedía que el
a que hizo mucho más dificultosa la otra. padre, la madre y la hermana mayor desplazaran a otra
parte su eje de atención: parecían paralizados por su
presencia.
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T.: (extrae del bolsillo una jeringa de plástico, y la muestra nes de las personas y las mueve a identificarse con estas,
a Alberto): ¿A quién ayudas más con esta? los miembros de la familia ya no pueden seguir confun-
Alberto (tras un largo silencio): No entiendo. diendo la conducta con el individuo que la manifiesta. En
T. (le pone la jeringa en la mano): ¿A quién ayudas más esa situación, ellos mismos reivindicarán una autonomía y
con esta? (Sobreviene en la sala un silencio tenso que dura una dignidad que hasta ese momento habían sofocado.
varios minutos.)
Alberto: A mi padre.
Padre: ¿Así me ayudarías?
T. (toma la jeringa de la mano de Alberto y se la entrega ¿Somos o no somos sistémicos?
al padre): ¿Cómo?
Padre (colérico): ¿Cómo, qué? Como nuestra intervención provocadora ha recibido en
T.: Su hijo ha dicho creer que lo ayuda a usted. ¿Cómo alguna ocasión la crítica de ser «asistémica», creemos que
cree que su hijo pretende ayudar? vale la pena recapitular algunos aspectos ilustrativos de
Padre: No creo tener necesidad de su ayuda... nuestro modo de provocar a las familias.
T. (entregando la jeringa a la madre): Parece que su marido El terapeuta remplaza al paciente designado, quitándole
me ha tomado ojeriza... no tiene ninguna intención de su centralidad. Los ejemplos que hemos referido muestran
ayudarme a comprender. con claridad que el terapeuta le arrebata literalmente su
Padre: Pero si y o. . . puesto de administrador de la operación familiar, a la
T. (interrumpiéndolo): Su turno ya pasó... escuchemos a espera de tiempos mejores en que la familia ya no tenga
su esposa. necesidad de un director de orquesta para sobrevivir. Pero
Madre: Quizás... Alberto piensa que mi marido... sabe hasta que ese momento llegue, el terapeuta seguirá siendo
que en casa yo siempre he corrido con todo... El no me el tramitador funcional de las tensiones familiares, como lo
escuchó ni cuando tenía necesidad de él .. . (Se echa a había sido el paciente designado, con la diferencia de que
llorar.) este contribuía a mantener la organización de la familia,
T. (alcanza la jeringa a la hertnana): Te oímos. mientras que aquel se prodiga para quebrarla. Si el primero
Hermana (agitando la jeringa en lo alto): Sobre todo ayuda era previsible en su atipicidad, el segundo defrauda toda
a papá haciéndole comprender que cuando usa esta... es expectativa. En efecto, cuando le proponen asociarse en el
lo mismo que cuando él bebe. plano de la comprensibilidad racional y responder con un
diagnóstico a los problemas de la familia, el terapeuta —
. Está claro que la familia tenía en ese momento motivos que no quiere caminar por un terreno que se ha vuelto
válidos para regresar a la sesión siguiente. El consultorio ambiguo, a causa de la definición de irracionalidad
terapéutico se había convertido en un lugar en que habían asignada a la conducta del paciente— se empeña, en
aflorado diferencias y tensiones que no se podían recupe- intervenciones imprevisibles para la familia. Justamente
rar con la facilidad habitual; menos aún podían haber re- esta imprevisibilidad suya impide la estructuración de
suelto los problemas de todos. En suma, en un lugar que funciones interrelacionadas estáticas. Por eso su posición
difícilmente se pudiera abandonar antes de alcanzar una central no se convierte en el apoyo de la estaticidad del
solución. sistema, sino que es uno de los elementos más
La familia queda atrapada justamente por la fuerza con desequilibradores.
que sus miembros son provocados personalmente en un En las fases iniciales e intermedias (con las que coincide
desafío tan atractivo que son incapaces de rehuirlo. Ese aproximadamente la provocación), el terapeuta trata de
atractivo deriva del hecho de que pacientes y familiares se hacer todavía más gravosa la situación de incomunica-
ven imposibilitados de mantener la confusión que de bilidad que reina en la familia; para ello, en lugar de pro-
ordinario generan entre ellos mismos y las funciones que mover la interacción verbal, la impide. Mientras por un lado
desempeñan. Toda vez que el terapeuta ataca las funcio- hace que se sienta la necesidad de un sinceramiento

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directo entre sus miembros, por el otro lo impide mante- sonas con tres definiciones arbitrarias de las funciones de
niéndose como el interlocutor único de cada uno. Esto cada una.
podría sugerir la idea de que nuestro abordaje sería pollo Bien sabemos que la elección de las definiciones depen-
menos irrespetuoso de una teoría que discierne en la de de la específica personalidad del terapeuta, pero justa-
interacción la clave principal de interpretación y de in- mente esta abre la posibilidad de asociarse con la familia,
tervención. Sin embargo, en toda relación diádica entre el participando en el proceso terapéutico. En efecto, el tera-
terapeuta y un componente de la familia se insertan ele- peuta participa sobre la base de los elementos que ha re-
mentos provocadores también para los demás familiares. cogido de cada uno de los miembros de la familia, de las
Por ejemplo: «A Anna se le ha metido en la cabeza que emociones que estos le suscitan y de la intensidad de su
usted (se dirige a un hermano de la paciente) tiene un contacto personal con todo ello. Si después consigue con-
terror pánico de asumir sus responsabilidades fuera de jugar los datos recogidos de otra manera que la familia,
casa, lejos del afecto de sus padres». Con lenguaje fuer- pero con no menor credibilidad e intensidad emotiva, te-
temente provocador, el terapeuta ataca al hermano de rapeuta y familia participarán juntos en la construcción de
Anna en una problemática de desvinculación pero al mis- un sistema nuevo.
mo tiempo: Muchas veces hemos oído decir que cierta intervención
es sistémica y otra no; más aún, que una es «más sistémi-
7. mantiene su provocación dirigida a Anna, a quien le ca» que la otra, en una lógica en que el juicio sobre «lo
atribuye pensamientos y acciones sin consultarla; sistémico» parece derivar más del grado de asepsia del
8. formula una definición diversa de la relación de Anna terapeuta hacia los componentes de la familia, que de la
con su hermano; obediencia a un modelo circular. El presupuesto de ciertas
9. incluye en el mecanismo a los padres, quienes, aunque afirmaciones parece consistir en que mientras más distante
«con buena intención», sostienen esta situación. se mantenga el terapeuta de las emociones que
Todos recibían lo suyo. En una relación presuntamente experimenta en la sesión, menor riesgo correrá de
diádica entre terapeuta y hermano, de la que parecían ex- enredarse en una lógica lineal. Tememos, por nuestra
cluidos los demás, cada uno sin embargo era provocado en parte, que esa actitud no provenga del deseo de ser
cuestiones que lo ponían en estrecha relación con los de- coherente con un modelo sis-témico, sino del miedo de no
más. Pero se trataba de una interacción silenciosa, tanto conseguirlo. En efecto, puede suceder que esas reflexiones
más intensa cuanto más había sido solicitada e impedida al deriven de una escisión entre un «pensar sistémico» y un
mismo tiempo. Si antes la familia, en el intento de contener «sentir lineal», en verdad poco compatibles.
la tensión dentro de límites aceptables, evitaba interactuar Sólo si consideramos al individuo como un proceso emer-
en problemáticas sustanciales, ahora será ella misma la gente que siempre tiene la posibilidad de manifestarse de
que reivindique el derecho a hacerlo. maneras diversas, podremos utilizar con libertad nuestras
Recordemos el caso de Marcos: «Pero tú, ¿te haces más emociones frente a la conducta de alguien; y esto, con
el piel roja cuando crees que tu mamá ya no soporta a tu arreglo al criterio de provocar la manifestación y no el ob-
padre, o cuando ella se pone la máscara de la resigna- jeto (Dell, 1980). Pero si, por desdicha, aun declarándonos
ción?»; y un poco más adelante: «Pero, ¿cómo se te ha sistémicos, confundimos las manifestaciones con los
ocurrido que a tu padre no le basta la máscara del fra- objetos, recalaremos en la convicción de que las
casado? . . . ¿Desde cuándo empezaste a creer que si no manifestaciones de un individuo son inherentes sólo al
haces tus tristes caricaturas, ellos se destruirían?». O en el individuo mismo; entonces intentaremos hacerlo cambiar,
caso de una familia con el padre alcoholista. «¿Cuándo en lugar de modificar las funciones que desempeña o lo
empezó a preocuparte que tu madre se desespere si tu que dice o hace; de este modo quedaremos
padre bebe?». He ahí otros tantos ejemplos de una silen- definitivamente bloqueados en un sistema de referencia
ciosa activación triádica en que cada frase liga a tres per- digital en que el objeto ha cambiado, o no lo ha hecho.
Pero si realmente sentimos la enorme diferencia entre decir
que cierto individuo es tonto y decir que
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http://psicoalterno.blogspot.com/ que ciertas funciones
desempeñadas por él y por sus
su conducta es tonta, podremos atacar con familiares puedan evolucionar
tranquilidad su función sintomática y las funciones en virtud de una postura
a ella ligadas, sin temor de que juzguen que no protectora. El problema, si lo
somos bastante... sisté-micos o, peor aún, sin hay, se plantea en el sentido,
quedar tristemente enredados en un circuito ya señalado, de no confundir
causa-efecto. las funciones con los individuos
Si nuestro modo de hacer terapia se puede que las desempeñan. Por eso
valer de la imitación de tantas actitudes familiares nuestra tarea es atacar las
es justamente porque el obrar de la familia no es funciones
lineal ni circular; la interpretación que ella hace de
su funcionamiento se puede llamar lineal,
mientras que la nuestra se definirá como circular.
En consecuencia, no vemos motivo para renunciar
a esos instrumentos de control de la relación que
tanto poder confieren a la familia. No sólo no
renunciamos a ellos, sino que tratamos de
apropiárnoslos para incrementar la flexibilidad de
nuestra panoplia de recursos al servicio de una
clave de lectura circular y de una consiguiente
lógica de intervención. Si los gestos, el lenguaje,
los silencios, el humorismo, el dramatismo, etc.,
pueden ser instrumentos de manipulación en
manos de la familia, ¿poiqué razón nos
presentaríamos desarmados nosotros? Si Marcos
nos pone en situación difícil con su papel de piel
roja, ¿por qué podría avergonzarnos responderle
de la misma manera? Si el paciente se pasea por
la sala amenazando a su padre con el dedo, lo
mismo podemos hacer nosotros con él, siempre
que se inserte en un proyecto terapéutico. Es
evidente que esto reclama un alto grado de
exposición personal y, en el fondo, de riesgo.
Pero, si el terapeuta no arriesga, ¿cómo
arriesgaría la familia?
Otra objeción nos hacen quienes, preocupados
por el nivel de tensión que se crea en la sesión, se
preguntan si no puede resultar destructivo para la
familia y, en particular, para el paciente. A estos
objetores respondemos que nuestro trabajo
consiste en orientar de manera diferente la ten-
sión que la familia ya trae consigo,
redistribuyéndola entre sus miembros. Por eso, si
la tensión aumenta en cierto plano, se la puede
contener con más facilidad en otro, por el hecho
mismo de que el terapeuta modifica su índole.
Además, ya no se nos ocurre ver en el paciente la
personificación de la fragilidad, ni consideramos
y apoyar a los individuos, evitando cuidadosamente hacer lo
contrario (Menghi, 1977).
«En un lecho yacían dos personas o, por mejor decir, un hombre y
su enfermedad. El médico entró en la estancia, los ojos vendados,
armado de un grueso bastón. Una vez próximo al lecho, empezó a
dar palos de ciego sobre el enfermo y la enfermedad. No recuerdo
exactamente quién murió a consecuencia de los golpes... me parece
que fue el enfermo» (Alarcón, 1978).
He aquí quizás el riesgo más común, y el más grave.

84 85
http://psicoalterno.blogspot.com/ prevé las retroacciones de la
4. La negación estratégica como familia, anticipándose a su tenta-
tiva de reinstalarse sobre los
refuerzo homeostático equilibrios anteriores. En este
sentido, la negación se asemeja a
aquel koan del budismo

¿Participar o apartarse?
La intervención provocadora tiene la
característica de ser explícitamente activa y de
empeñar al terapeuta en un en-frentamiento directo
con la familia; la experiencia nos ha demostrado
que es útil alternar esta actitud con otra de signo
en apariencia opuesto, que permite anticipar las
posibles retroacciones de la familia y restarles
eficacia.
El mensaje en dos niveles («Sí, te ayudo no
ayudándote»), que era nuestra hipótesis como
respuesta terapéutica a la demanda paradójica de
la familia, se puede traducir en una intervención
específica que bautizamos «negación estratégica».
Se trata de una técnica paradójica: el terapeuta se
alía con la parte homeostática del sistema, desocul-
tando y amplificando las razones que están en la
base de la imposibilidad de cambiar. Por ejemplo,
ante un paciente que ha experimentado una notoria
mejoría, el terapeuta puede afirmar: «Es muy
peligroso lo que ahora sucede. Su hijo quiere
darles a entender que ya no tiene necesidad de
delirar. Pero la situación parece todavía más grave
ahora que antes, porque él sabe muy bien que no
podrá renunciar por mucho tiempo a su conducta.
Es comprensible que tú (al paciente) quieras
confundir a los tuyos; lo que no me gusta es que
pretendas confundirme también a mí». De este
modo la familia se ve frente a un terapeuta que se
ha apropiado de sus temores y terrores, y que toma
el partido de la imposibilidad de cambiar negando
la oportunidad de la mejoría. El terapeuta condensa
diversas operaciones en esta negación de la
mejoría: recalca el significado funcional del
síntoma, vuelve a lanzar la provocación al paciente
designado para destacar su posición de polo ho-
meostático del sistema terapéutico y, sobre todo,
Zen en que el discípulo, en el primer grado de su aprendizaje,
recibía del maestro una tarea imposible: «Si mantienes la cabeza
baja te azotaré; si la alzas te azotaré». Así como negar toda
solución posible opera la metamorfosis del discípulo, de igual modo
la negación estratégica mueve a la familia a desafiar la posición
homeostática adoptada por el terapeuta. En el afán de demostrarle
que es capaz de evolucionar en una perspectiva menos pesimista,
puede llegar a cuestionar y reestructurar definiciones y reglas que
mantenían el statu quo.
La formación de la relación terapéutica, la mejoría del paciente
designado, la modificación de la trama funcional intrafamiliar, el final
de la terapia o el requerimiento de una intervención nueva tras una
interrupción, he ahí otras tantas etapas de un proceso en que la
negación puede obrar a modo de estímulo para reconsiderar lo que
se ha conseguido, como punto de partida para una indagación ul-
terior. Si esta intervención ha de resultar eficaz, es indispensable
que se vehiculice en una relación intensa entre terapeuta y familia.
Esta relación debe entonces servir de marco esencial a la negación
estratégica (Napier y Whi-taker, 1981), que desprendida del lazo
terapéutico puede resultar una mera acción mecánica y hasta
nociva si la familia entiende que el terapeuta es indiferente a sus
problemas o incapaz de comprenderlos.
Para un terapeuta que haya decidido contemplar desde adentro
los problemas de la familia, entrar en los espacios familiares y
distanciarse de ellos son momentos inevitables e inescindibles.
Negar la terapia o el objetivo que se acaba de alcanzar son medios
que permiten al terapeuta separarse de cuanto él mismo ha
activado, dejando en manos de la familia un trabajo que ya no
estará mediado directamente por su presencia. Así como en la
provocación participó para construir la relación con el paciente,
igualmente ahora parece separarse de cuanto ocurre, pero en
realidad no hace más que modificar su modalidad de participación;
de hecho hace ver que comprende las dificultades de la familia,
pero se niega como agente de cambio, con lo que desafía a aquella
a retomar la administración de sus propios problemas. Así se
determina una inversión de la tendencia: de protagonista que era, el
terapeuta se convierte en espectador de las iniciativas de la familia.
La alternancia de momentos de participación, en que el terapeuta
entra en el espacio emotivo de la familia (pro-

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vocación), y de separación, en que parece salir de él (ne- ferenciación en el ámbito del sistema terapéutico, hasta
gación), se asemeja al movimiento del péndulo: las dos que se llega a la separación final, es decir, a la escisión del
oscilaciones, de sentido opuesto, son complementarias sistema terapéutico.
porque la oscilación en un sentido tiene un significado en sí De lo contrario, la familia podría negar de antemano la
misma, pero también es indispensable para la oscilación eficacia de las sesiones o el valor de los objetivos al-
contraria. Esta marcha en ciclos es reflejo especular de la canzados (p. ej., la mejoría de los síntomas), y delegar por
marcha de la tensión en el interior del sistema terapéutico. completo en el terapeuta la responsabilidad del cambio; de
En efecto, si en la fase de la provocación el terapeuta man- esta manera se presentaría de nuevo como objeto pasivo
tiene un enfrentamiento directo con el paciente designado y en manos de alguien que mientras más se afana en el
la familia, por la negación abandona su posición de cen- sentido del cambio, más contrariado es por un grupo que se
tralidad para moverse en un espacio más externo, desde cohesiona para demostrar su propia impotencia. Se llegaría
donde podrá observar los movimientos de aquella. La ten- a una suerte de tironeo de una misma soga con el
sión, que en la fase provocadora se actuaba en el interior terapeuta, en que la inmovilidad obedecería a la posición
de la relación terapeuta-familia, es ahora redistribuida igual y contraria de los dos contendientes. Si aquel,
totalmente en el interior del grupo familiar, con lo que haciendo suya la lógica paradójica de la familia, suelta im-
desplegará todas sus potencialidades de trasformación y previstamente la presa, la familia se encontrará desequi-
diferenciación (Nicoló y Saccu, 1979). En la intervención librada y movida a adoptar las posiciones de participación
provocadora el terapeuta modificó la cualidad de la tensión; activa que un momento antes pretendía delegarle. La ne-
por eso justamente la familia puede ahora, con más gación estratégica tiene justamente el significado de hacer
facilidad, contenerla y elaborarla. que el terapeuta «afloje la cuerda», anticipándose así a los
Mostremos en un gráfico la marcha cíclica de la relación movimientos que la familia se preparaba a hacer.
participación-separación. Advertimos que el punto B, que
representa el punto máximo del movimiento de participa-

ción La negación de la terapia


del
En general, las fases iniciales de un pioceso terapéutico
son un período de adaptación recíproca entre familia y
terapeuta. Como hemos visto en los capítulos anteriores,
esta adaptación está predeterminada por las expectativas
que cada parte se forma sobre la otra. La misma demanda
de terapia, como motivación, es presentada por la familia
con una cohesión ficticia que se alcanza a expensas de las
motivaciones personales de sus miembros. Así, tras la
presencia física de los familiares se puede esconder una
terapeuta en el interior del sistema terapéutico, y que escasa disponibilidad personal para participar y, por lo
corresponde al pico máximo de la tensión, es también el tanto, una negativa a considerarse parte activa en las
momento en que comienza bruscamente su separación de modificaciones posibles. No pocas familias trasmiten esta
la familia. El carácter secuencial de la relación de información ya desde la demanda telefónica.
participación-separación en el tiempo es la expresión de La madre de un tóxicodependiente de 18 años nos llamó
ese tránsito evolutivo en que el ciclo posterior (A 1 , B1, A2 ) por teléfono para solicitar una cita. Anticipó que la suya era
representa un progreso respecto del anterior (A, B, A 1 ), y una familia unida y feliz, pero que el marido, un importante
así sucesivamente. El paso de uno al otro se caracteriza hombre de negocios, declaraba no poder participar en las
por un progresivo aumento de la complejidad y de la di- sesiones, aunque él mismo había solicitado la

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terapia. Nos dijo que le parecía una violencia exponer a la to a hacer todo lo posible para obtener lo imposible, y por
hija de 12 años a las «repercusiones» de una terapia eso mismo redefine las expectativas de todos.
familiar, y concluyó preguntándonos si dadas todas esas Ilustrémoslo con un ejemplo. La familia Giovine (padre,
circunstancias, juzgábamos oportuna una sesión. Le res- madre y dos hijos) demandó terapia porque los padres,
pondimos que no... y que por lo demás su pregunta nos médicos los dos, estaban preocupados por su hijo de 21
asombraba. Le dijimos saber que, de haberlo querido, ella años, que había interrumpido los estudios y no trabajaba.
habría sido capaz de convencer a los demás. Pero como se Habían andado mucho tiempo en busca del «mago», pero
trataba de una familia tan feliz, por sí solo el problema de la enseguida descalificaban y rechazaban en bloque cuantas
hija desaconsejaba una intervención nuestra, que no sería experiencias terapéuticas habían emprendido. Todos
violenta, pero resultaría inquietante. La señora, afirmaban que el único lunar que turbaba su paz idílica era
desconcertada con nuestra respuesta, replicó que si lo la actitud de Ferdinando. Negaban la existencia de cualquier
considerábamos oportuno se empeñaría en traer a toda la conflicto en la familia o expresaban este convencimiento de
familia. Otra vez negamos la terapia diciendo que sólo un modo eufemístico con gran despliegue de modales
llamado telefónico en primera persona de todos y cada uno educados y recíproca condescendencia. El acuerdo para
de los miembros de la familia nos podría convencer. Que acudir a la terapia parecía el máximo de los esfuerzos de
nosotros mismos haríamos de abogados del diablo, y que era capaz la familia, guiada por la madre, jefe
desaconsejaríamos vivamente a cada uno emprender la ex- indiscutido de la situación. El diálogo se entabló después
periencia, salvo que expusiese sólidas motivaciones para que la madre había hablado con tono competente acerca de
ello. Y en efecto, todos los miembros nos llamaron por la depresión del hijo, sus so-inatizaciones y su hipocondría.
teléfono y fijamos la primera sesión sólo después que hu-
bieron manifestado las razones personales que los lleva-han Madre: Me siento culpable porque es como un niño
a interesarse en la terapia. Esas repetidas negaciones, anoréxico. Se le dice «¡come, come!», y él no lo hace. Mi
practicadas desde el primer contacto, tuvieron el efecto de hijo no estudia. Tiene períodos de depresión. Quizá la culpa
ligar fuertemente a cada uno de los integrantes de la familia es mía. ¿Qué cree usted, doctor? T.: No me interesa el
con nosotros y de modificar completamente una situación discurso sobre las culpas. Lo que no consigo entender es
que parecía perdida desde el principio. por qué han venido a Roma. Madre: No comprendo lo que
Señalamos ya que mientras más rígida sea la organiza- quiere decir. No sabemos nada. Díganos qué debemos
ción familiar, más útil será la negación temprana. En efecto, hacer, en este punto nosotros no sabemos qué hacer.
hemos hecho la experiencia de que es peligroso entrar en T.: Desde cierto punto de vista es mejor no saber nada. No
connivencia con las familias y posponer para la primera creo que yo pueda ayudar, porque no soy un mago. Por otra
entrevista una definición más clara: nos pueden dar la parte, si me ayudaran a entender mejor o hacer algo por
espalda en el momento mismo en que intuyen la necesidad ustedes, se verían obligados a volver a casa menos unidos
de un compromiso individual. Negar asistencia desde el de lo que llegaron. Y ese es un gran riesgo. Padre: Esta
comienzo puede parecer prematuro y violento, pero en discusión es interesante. Ferdinando decía que se dejó
realidad anticipa los tiempos de la terapia, porque deja en arrastrar hasta aquí. Siempre se deja arrastrar. T.: Y en esto,
claro que no estamos dispuestos a aceptar demandas ¿a quién se parece de ustedes dos? Padre: A mí. Mi mujer
delegatorias y contradictorias. Por otra parte, si intentá- es la que dirige. Madre (irritada): Hay personas que tienen
ramos reconsiderar el problema desde otro punto de vista, a un carácter, y otras un carácter distinto.
saber, consintiendo en satisfacer las expectativas de la Ferdinando: Vea, en esta familia uno nunca puede decir lo
familia, no haríamos más que reforzar los mecanismos que piensa. Mis palabras son interpretadas como una
tendientes a reconsolidar la estabilidad preexistente. Negar agresión. Vale más quedarse callado.
estratégicamente la terapia por ser «demasiado peligrosa
para un equilibrio familiar tan bien consolidado» es
imprevisible para quienes esperan un terapeuta dispues-

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T.: Estoy de acuerdo contigo. Vale más que se queden peuta a entrar en colusión con la regla de «fingir educa
todos callados. No me parece que en estas condiciones damente el intento de modificar la situación», puso a la
sea posible una terapia porque tú (a Ferdinando) te debes familia en una encrucijada: ayudar de verdad al terapeuta o
convencer de que si tienes dificultades, puedes también interrumpir las sesiones.
somatizarlas. En el fondo te gusta el papel que lias
adoptado, y además no hay nadie que pueda desem-
peñarlo en tu lugar. ¿Quién si no tú, podría ocupar tu
puesto? La negación de la mejoría
Ferdinando (con acrimonia): Pero... quizá mi padre, se me La mejoría expresa un momento de gran inestabilidad en
parece más. el curso del proceso terapéutico; el equipo de terapeutas
Padre: Yo en general hago las cosas para no causar fas- se podría sentir inducido a estabilizar la evolución del
tidio y... proceso en esa fase. En efecto, puede ocurrir que la rela-
T.: Creo que es verdaderamente inútil proseguir. No puedo ción de participación-separación se desequilibre a favor de
contar sólo con la vitalidad de la mamá... En efecto, si una participación activa y de continuación del tera peuta,
aceptaran el fracaso en la vida de Ferdinando, podrían quien así correrá el riesgo de sustituir a la familia en la
mantener para siempre esta situación en que la mamá es iniciativa y quedar enredado en las mallas seducto ras de
una persona tan vital; papá en el fondo tiene su hobby, su una mejoría temporaria y parcial.
profesión; y la pequeña María Licia tiene su escuela, La familia en ese momento ya no se presenta como un
etcétera, et c é t e r a. frente único, sino que pone en escena una nueva incon-
Madre: Sabe, doctor, mi marido hace seis años que está gruencia: si el paciente manifiesta una mejoría sensible,
enfermo y muy nervioso: parece Parkinson, no sé cómo los demás familiares pueden en ciertos casos marcar un
dividirme entre estas dificultades. empeoramiento, en neto contraste con la evidencia de los
Padre (visiblemente agitado): ¡Desmintámosla de una vez hechos. Por un lado, la familia señala progresos mediante
por todas! La verdad es que mi mujer me consideró siem- su portavoz oficial, y por el otro, expresa la imposibilidad
pre un cero a la izquierda, profesionalmente no me tiene de admitir la mejoría.
ninguna estima. Desde la universidad, donde nos conoci- De estas premisas nace la estrategia terapéutica desti-
mos, ella era «la buena». Yo rendía los exámenes porque nada a reforzar la mejoría por medio de su negación. Lo
ella me empujaba; mi mujer pretende meterse en todo y se que ocurre es redefinido como un empeoramiento de la
siente superior. Digamos las cosas como son, de una vez situación; esto confirma la tesis de que es mejor no cam-
por todas. No sé si esto le resulta útil, doctor, pero es biar nada. La intervención terapéutica consiste, en efecto,
"rarísimo que nosotros cuatro hablemos como lo hacemos en solicitar a la familia que mantenga estable la situación
hoy. en el preciso momento en que se verifican los primeros
Negar repetidamente la utilidad de la terapia tuvo el cambios. Para ello se le mostrarán, por ejemplo, los peli-
efecto de desorientar las expectativas de la familia y de gros inherentes a una modificación de las reglas. Una vez
anticiparse a una conducta repetitiva: descalificar e inte- más el ataque al sistema se produce por medio del pa-
rrumpir toda experiencia terapéutica. El terapeuta hizo ciente designado, a quien ahora se desafía en su mejoría.
como que aceptaba el nivel literal de las comunicaciones: Concretamente, este desafío produce el efecto de reforzar
«En esta familia reina la paz y la armonía» y se demostró la tendencia al cambio del sistema por vía de la no acep-
poco dispuesto a trabajar sin la autorización y la ayuda tación explícita de la mejoría (Searles, 1961).
«necesarias para arruinar la paz de la familia». La antici- Hemos observado que reconocer de manera explícita la
pación y la desorientación creadas por la negación arre- mejoría del paciente designado, en esta fase, suele
bataron a la familia el poder habitual y le hicieron tocar el empujar a la familia a negar los resultados alcanzados y a
fondo de una situación ambigua. La negativa del tera- destacar con renovada insistencia cada mínima dificultad
del pa-

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ciente. Después de preguntarnos por la razón de estas ciente en su función de vínculo entre los padres y de con-
respuestas, hicimos la hipótesis de que derivaban de la tinuidad histórica respecto de la familia paterna. Los
sensación de peligro que la familia vive a causa de la ame- elementos de muerte que su sintomatología simbolizaba
naza que la mejoría le plantea en el nivel de la interacción eran, en efecto, un modo de expresar tanto la grave en-
(Searles, 1961). Pero si también esta vez el terapeuta se fermedad del padre, que todos conocían, pero de la que no
pone de parte de la homeostasis aun antes de que haya se podía hablar, como la arterioesclerosis de la abuela,
tenido tiempo de hacerlo la familia, esta en lo sucesivo se punto de apoyo primario de ese sistema. Y todo había
sentirá obligada a retomar su propio camino, aunque deba coincidido con un reacercamiento de la madre al padre y a
enfrentar conflictos diferentes y el surgimiento de proble- la familia de él. Así, se estaban constituyendo fronteras
mas nuevos. nuevas entre familia nuclear y familia extensa, y entre la
Otra táctica que se ha revelado útil consiste en definir pareja parental y Elsa. Las sesiones habían producido una
como peligrosa la mejoría. En esta fase delicada, la ambi- mejoría sustancial en los síntomas de la muchacha, así
valencia respecto de la doble posibilidad de cambiar (di- como en las relaciones familiares y de pareja. En este
ferenciación) o de permanecer inmóvil (cohesión) ya no se punto, el terapeuta decidió negar la mejoría y, para conferir
encierra solamente en el paciente designado y en su sín- más peso al aspecto paradójico de esa negación, la
toma, sino que se sitúa en el nivel de las funciones de escenificó en el ámbito de una sesión de almuerzo. Toda la
cada uno de los miembros. Por ello, hablar de los riesgos familia sintió curiosidad y participó activamente en la
inherentes al cambio y convocar en la sesión los fantas- preparación de esa comida especial. Elsa se puso a
mas, y los temores consiguientes, permite dar cuerpo a ostentar su hambre como si pretendiera comunicar que
esas fantasías y hacerles perder su carácter destructivo todo su problema era cosa del pasado. La observación de
(Napier y Whitaker, 1981). esa actitud movió al terapeuta a intervenir enseguida:
A veces las intervenciones que acabamos de exponer se
pueden acompañar con la prescripción de no cambiar, de T.: Este, en el fondo, no es un almuerzo serio, sino sólo de
este modo: se solicitan las conductas que acentúan las prueba. (Se dirige a Elsa.) ¿Y eso qué es? Elsa: Es el
reglas disfuncionales del sistema y la función sintomática. segundo plato; me lo como todo. T.: ¿Entonces comes
A esta estrategia, ya descrita por muchos autores (Haley, pastas y segundo plato? Elsa: Los como por separado,
1976; Watzlawick et al, 1971; Selvini Palazzoli et al., 1975), primero las pastas y después el segundo plato.
se la presenta como una indispensable precaución T.: Ciertamente, ya entiendo. Pero, ¿vas a vomitar antes o
destinada a evitar un cambio peligroso para la familia. después de comer?
Paradójicamente, produce el efecto de sustentar la mejoría Elsa: No, no vomito; más bien debo decir que últimamente
ya en curso, porque estimula una cohesión nueva en el algo ha cambiado, en realidad si siento una languidez
seno del grupo familiar, que ahora debe demostrar con voy...
hechos su capacidad de cambiar. T.: ¡Hum! Lo que pensaba. La verdad es que no me
Consideremos un ejemplo. Elsa era una anoréxica grave convences.
de 15 años. Hija única de un político, hacía cuatro años Elsa: Me he comido el pastel dulce, la pizza... T.: ...Nunca
que se abstenía de comer, de continuo tomaba eméticos y te había visto tan indisciplinada como hoy. Habrás
se había encerrado por completo en su casa. Sólo se aumentado unos gramos, ¿o me equivoco? Elsa: Sí.
trataba con su madre, mujer muy inteligente, pero frustrada T. (en tono irónico): ¡Muy bien! Elsa: Gracias. (Los
en sus relaciones con el marido. Dos íncubos pesaban familiares ríen.) T.: No entendiste el modo en que dije
sobre la familia: la decadencia mental de la abuela paterna, ¡muy bien! Elsa (con un hilo de voz): ¿Por qué?
centro y alma de la familia del padre (una familia patriarcal
de origen meridional) y la decadencia física del padre,
afectado de leucemia crónica. En las sesiones anteriores,
el terapeuta había provocado a la pa-

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T.: Porque no estoy convencido de que lo hagas como lo Madre: Tú me consideras obligada, pero a mí me fastidia
haría tu tío si tiene ganas de gustar unos tallarines: se los esa obligación.
come, y no le importa nada si cría pancita. En cambio; tú Padre: Si Elsa se queda sola en casa, mi mujer a las 22.20
aumentaste unos gramos para confundir las cosas, y no empieza a decirme «debemos volver»; eso me causa pe-
sería la primera vez. ¿Por qué debías comer de más hoy, sadumbre, y entonces prefiero salir solo. T. (a Elsa):
cuando sientes esa languidez? Entrarías en el terreno de lo ¿Comprendes ahora por qué es una tontería que hagas
que hacen las personas adultas, y tú no te lo puedes intentos para sanar, aunque sean tan míseros como estos?
permitir, bien lo sabes. ¿Comprendes por qué debes seguir siendo estúpida y
Elsa: Sin embargo, aunque usted diga que no, yo espero pensar sólo en cuántos gramos incorporas o cuánto
estar en vías de curarme. vomitas? Nadie en esta casa está en condiciones de
T.: ¡El milagro de San Genaro! Permíteme: ¿qué ha cam- prescindir de ti.
biado para que te puedas curar, para que puedas dejar de
hacer lo que por tanto tiempo has hecho? Elsa: Por En este fragmento de sesión, el terapeuta efectuó una
ejemplo, también reanudé la relación con mi prima. Cuando serie de negaciones que utilizaban el mismo material que la
estaba mal tendía a aislarme mucho. En cambio ahora me paciente alegaba como prueba de su mejoría. Desde el
trato con muchachos de mi edad y soy más abierta. comienzo declaró no aceptarlo («Nunca te he visto tan
T.: Eso es secundario, no ha sucedido nada contigo aquí indisciplinada como hoy»), lo que estimuló a Elsa en la
dentro. (Señala al resto de la familia.) Elsa: No creo que defensa de sus logros («No, no vomito; más bien debo decir
las relaciones de familia puedan cambiar. .. que últimamente algo ha cambiado»; «Aunque usted diga
T.: ¿Y entonces? Te veo más tonta ahora que antes. Por-lo que no, yo espero, creo que estoy en vías de curarme»). La
menos antes tenías una lógica. Eras la única que habías pregunta provocadora que el terapeuta hizo («¿Cómo harán
comprendido enseguida, y bien, lo necesaria que eras para para hablarse tu padre y tu madre sin ti?») daba por cierta la
tu familia y el modo en que todos te utilizaban. Tienes una improbabilidad de un cambio ligado al vínculo de todos los
función importante, hacerte pelotear de una parte a la otra. miembros del sistema. Pero esta misma pregunta fue la que
¿Cómo harán para hablarse tu padre y tu madre sin tí? ¿Y movió a la pareja a poner sobre el tapete sus propios
me quieres hacer creer que tus problemas desaparecieron y problemas. Acaso en otro contexto la pregunta habría
andas mejor? parecido acusadora, pero en este caso expresaba la
Elsa: No desaparecieron, pero algo está cambiando. T.: No aceptación emotiva del terapeuta hacia cualquier elección
debe suceder más, y tú sabes por qué. Sabes que no ha que hiciera la familia, aun si era una elección sintomática.
cambiado nada en el almuerzo de ustedes, en casa. ¿No es
así? (Hace esta pregunta a los padres.) Madre: Mi marido
es una persona que come rápido, lo hace con velocidad
porque tiene necesidad d e . . . Padre: Como rápido para Hacia la escisión del sistema terapéutico
correr a echarme una siestita. Madre: A él le interesan las
cosas simples, veloces, que le permitan irse enseguida a la En cierto momento, la familia advierte la necesidad de
cama... verificar su propia autonomía con independencia del apoyo
Padre: En verdad, algunas veces me gustaría salir de noche del terapeuta; el proceso terapéutico puede entonces
a tomar aire. Por eso voy a un bar. Pero a menudo salgo encaminarse hacia una resolución gradual. Cuando esto su-
solo, porque Elsa emplea mucho tiempo para comer. cede, el terapeuta se puede declarar con franqueza en favor
Normalmente invito a mi mujer a que me acompañe, pero del cambio y reasegurar a la familia en las posiciones
cuando está Elsa mi mujer se siente obligada a quedarse alcanzadas. Pero como en cada estado de transición el
con ella en casa. miedo a lo desconocido y las dificultades reales pueden
promover el regreso a situaciones anteriores, es posible

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http://psicoalterno.blogspot.com/ de su función terapéutica.
Entonces podrá responder:
que la familia se oponga a la escisión del sistema «Sí, los veré dentro de
terapéutico y presente recaídas que justifiquen
nuevas demandas de intervención, pero que
bloquearían el proceso de independencia en
curso. Si el terapeuta aceptara, no haría más que
convertirse en un elemento estabilizador.
La cohesión que antes se producía en torno del
paciente, en el curso del proceso terapéutico se
ha ido tramando en torno del terapeuta, vivido
como nuevo regulador ho-meostático del sistema.
Por esa razón puede ocurrir que la familia se
oponga a la escisión del sistema neoformado, en
el intento de estabilizar su nueva organización.
Trataremos de ilustrar mediante un gráfico la evolución

de las interacciones dentro del sistema, según sus


fases. La familia que en la fase A se organizó en
torno del paciente designado, en la fase B se
reorganiza en torno del terapeuta. Si no es capaz
de alcanzar la fase C, que supone la separación
de este último, tratará de estabilizarse en el punto
B. En ese caso la terminación del proceso
terapéutico debe ser promovida por el terapeuta
por medio de la ruptura de la organización anterior
(fase B ) . Frente al deseo de la familia de
proseguir con las sesiones, que a menudo se
expresa en la afirmación «todavía quedan cosas
por resolver; si no permanece con nosotros, el
paciente puede sufrir recaídas», el terapeuta tiene
la posibilidad de mantener la coherencia y
continuidad de la relación por la negación misma
dos meses, pero únicamente si son capaces de salir adelante solos y si
el paciente está bien»; en la sesión que siga, la enfermedad dejará de
ser el canal privilegiado por el cual la familia mantiene relación con el
terapeuta.
Consideremos el caso de una familia cuya terapia, al cabo de unos
cuatro meses, parecía encaminada hacia una conclusión satisfactoria.
Reconsiderada la situación y evaluados los resultados, el terapeuta
pidió a la familia que volviera pasados tres meses; el intervalo se debía
utilizar para consolidar las posiciones alcanzadas y resolver algunas
dificultades señaladas por la propia familia en las últimas reuniones.
Pero esa sesión sólo se realizaría si cada uno de los miembros juzgaba
positivo el empeño demostrado por los demás para el logro de lo
acordado entre todos. En caso contrario, se pospondría. De esta
manera, se solicitaba a la familia que volviera a presentarse ante el
terapeuta sólo para comunicarle que de hecho ya no tenía necesidad
de él. Trascribiremos algunos pasajes de esa reunión final.
Padre: Nos vimos... Madre: En noviembre... Laura: Sí, a comienzos de
noviembre. T.: Quiere decir que pasaron tres meses. ¿Respetaron la
regla de volver sólo si cada uno de ustedes estaba satisfecho con las
mejorías obtenidas?
Padre: Por mi parte diré que sí... (se ríe) como personas serias.
T.: ¿Puede darme alguna prueba de esta seriedad? Padre: Las
mejorías han sido... Laura: ¿Las puedo escribir en el anotador? T.:
¿Por qué no?
Padre: Sobre todo, anota, nuestras relaciones. Las relaciones entre
mamá y papá. (A su esposa.) Entre nosotros se ha producido una
mejoría clara porque hay más comprensión. Todos los problemas que
surgen se hablan, se discuten, se resuelven. Mi mujer y yo tenemos
ahora una madurez emotiva que quizás antes no teníamos... Ahora me
parece que casi la he alcanzado, casi... Estamos en la buena senda.
T. (al marido): No corra demasiado ahora, por favor. Hasta este
momento hemos hablado de las relaciones entre ustedes. (Se dirige a
la esposa.) Señora, ¿usted cómo se sitúa en este discurso?

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Madre: Estoy de acuerdo con mi marido, sobre todo ahora La propia familia, como a menudo sucede, pareció sugerir
que hablamos mucho más. T.: Pero, ¿antes hablaban el rumbo por medio del paciente designado. Acordar una
menos? nueva reunión para después de algunos meses le permitía
Madre: Muy poco, ya fuera de cosas triviales como de sentir que el sistema terapéutico seguía vivo, con la
cosas importantes. Ahora, aunque tenemos distinta opinión diferencia de que ahora el «terapeuta» era algo de lo que el
sobre muchos puntos, llegamos a un arreglo, salimos ade- sistema familiar se había apropiado; así, poco a poco
lante. desaparecía la necesidad de buscarlo fuera.
T. (con aire de incredulidad): ¿En tres meses consiguieron Si el terapeuta tiene el convencimiento de que la familia
esto? alcanzó una organización nueva que le permite administrar
Padre: Sí, y también hemos logrado tomar una decisión sus problemas de manera autónoma, ni siquiera una
para los domingos: yo con las niñas más grandecitas voy al recaída será motivo suficiente para reiniciar las sesiones. En
partido, o bien vamos todos a la montaña. T. (a Laura y efecto, nos parece desaconsejable que el terapeuta muerda
Marina): ¿A ustedes les gusta ir al partido? Luura y Marina el señuelo de sentirse tan necesario para un grupo familiar
(al mismo tiempo): Sí, sí, nos divertimos muchísimo. de cuya evolución constituye un momento importante por el
T.: En cambio, antes no iban al partido ni a la montaña. ¿Es hecho mismo de ser temporario. En estos casos nos parece
así? conveniente negar la reanudación de la terapia definiendo la
Padre: Yo iba al partido... Madre: Y vo me quedaba recaída como un intento de la familia de volver a confiarle
luchando... T,: ¿Y en la montaña cómo andan, siempre un rol ya superado.
juntos? Laura: No, con gente. Pero antes andábamos solos. El caso que a continuación expondremos ilustra la ne-
Estábamos sólo los de la familia y nos divertíamos menos. gación de la recaída, procedimiento por el cual el terapeuta
T. (a Laura): Porque tú antes sólo tenías amigos más pe- procura reforzar los resultados ya alcanzados moviendo a la
queños que tú, ¿o recuerdo mal? Laura: Sí, es cierto. T.: ¿Y familia hacia la escisión definitiva del sistema terapéutico.
ahora? Esta familia había realizado una terapia familiar durante
Laura: Tengo amigos, muchachos y chicas. T.: Temo que unos dos años y medio a causa de la sintomatología esqui-
este anotador no te alcance. Han estado desaforados este zofrénica que presentaba María, la segunda de tres hijos.
último tiempo. Madre: Desde la Navidad, el mes pasado. T.: En el momento de la primera intervención, la situación
Eso es, porque recuerdo un llamado telefónico que no me parecía desesperada: la madre y los tres hijos, desde la ma-
gustó nada. ¿Cuándo fue? Madre: A comienzos de yor, Giovanna, de 32 años, hasta Franco, el menor, de 18,
diciembre. Padre: Un momento no muy simpático. T.: Estoy dependían totalmente de los padres, y su vida emotiva y de
contento de no haber aceptado el pedido de asistencia que relación era confusa y se encerraba entre las cuatro
me hicieron. Los habría privado de la satisfacción de paredes de la casa. En la primera fase de la terapia, María,
superar con sus propias fuerzas un momento difícil. en una suerte de pulseada con los terapeutas, había hecho
Laura (recogiendo la insinuación): ¿Debo anotar los pro- una fuerte regresión y pasado dos largos meses en cama;
gresos ya hechos o los que quedan por hacer? T.: Haz esto: en ese período debían darle de comer en la boca, era enco-
traza una raya en el anotador. Arriba están los ya hechos; prética y enurética. Este estadio dejó paso, poco a poco, a
abajo puedes anotar los que todavía restan. Así tendremos una serie de progresos, hasta que se produjo un genuino
un cuadro bien hecho y simple para verificarlo juntos dentro cambio en la vida familiar. Los padres, que empezaron a
de cinco meses, antes del verano. percibir su pensión jubilatoria, mantenían una relación más
serena y de tiempo en tiempo se permitían salir de va-
caciones. Los tres hijos habían enfrentado, cada uno per-
sonalmente, problemas de inserción social y laboral, y ha-
bían tomado decisiones importantes: Giovanna, la mayor,
comenzó a dictar clases en una comarca lejos de Roma,

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donde se había establecido. Franco se había dedicado a 102
la militancia en un partido político, mientras María reto-
maba los estudios universitarios, y desde hacía un año se
desempeñaba con satisfacción en un empleo de medio
día. Habían trascurrido dos años desde la última sesión de
control, cuando de repente Giovanna llamó por teléfono
para solicitar asistencia a causa de una «recaída de María,
que estaba muv nerviosa v pedía con insistencia poder
recuperarse en una clínica psiquiátrica». El padre había
llamado a Roma con urgencia a la madre, que estaba de
vacaciones en su pueblo natal.
Una indagación telefónica más detenida reveló un suceso
inesperado: Giovanna había tenido durante dos años una
relación con un colega, y proyectaban casarse en poco
tiempo más, pero una afección cancerosa maligna y rápida
había determinado la muerte del novio unos meses antes.
Giovanna reaccionó con mucha reserva y dominio de sí,
pero después del suceso María había vuelto a estar
«nerviosa». El terapeuta, convencido de la eficacia del
trabajo cumplido en el pasado, concibió la hipótesis de que
si aceptaba la «recaída» de María, como la habían
definido, no haría más que «exhumar» la antigua
designación de la hermana para encubrir un problema real,
con lo cual impediría a la familia y a Giovanna elaborar el
dolor de aquel terrible luto. Aceptó entonces ver a la familia
por una sesión, y la propia familia lo confirmó en sus
hipótesis.
Todos estuvieron presentes en la reunión; al sentarse
dejaron en el medio una silla vacía, hecho que el
terapeuta recogió en la dimensión de un mensaje
metafórico de la familia.
T.: ¿Saben ustedes de quién es esta silla?
Padre: Del doctor, ¿no?
T.: ¡Pero no! El doctor se sienta en esta otra. Esa es la
silla del que está peor. El que sufre más se debe sentar
ahí. (El terapeuta se refiere a un sufrimiento, no a una
enfermedad. María se levanta y lentamente se sienta en
el puesto vacante.)
Madre (tras un largo silencio): A punto estuve de ocuparla
yo. Me sentía incómoda y había pensado en trasladarme.
María: Yo estoy incómoda aquí en el centro. Quizás es
mejor que vuelva al lugar de antes.
Padre: El primer impulso es el que vale; ahora ya estás
ocupando la silla.
T. (a Giovanna): Pero, ¿cuándo sucederá que en esta fa- preocupada por ella misma y de buena gana le cedo esta
milia alguien se interese por ti? silla. (A Giovanna.) Te cedo esta silla si la quieres, porque
Giovanna: No sé. Es posible que no haya hecho nada para ya estoy harta de este papel de primera actriz. ¿Quieres
llamar la atención. sentarte aquí? Giovanna: No lo sé. En mi opinión,
T.: ¿Cuántos siglos crees que pasarán hasta que lo hagan? cuando una persona ha pasado los treinta años, como es
Madre: Yo la ayudé cuando estuvo mal, por eso mismo mi caso, no debe ocupar el centro de la atención en medio
quedé mal yo después de la muerte de Antonio. T.: Bla, bla, de la familia. María: Entonces, ¿qué querías hacer aquí?
bla. Una persona no se siente mal por estar cerca de la Giovanna: Sobre todo quería venir porque se habla de
hermana o de su novio que muere. Estos motivos son ciertas cosas que de otra manera nunca se enfrentan. Por
sanos y normales. (A Giovanna.) Siempre en esta familia lo menos nos miramos a la cara. Pero yo no quiero esa
hay alguien que pasa por una situación más difícil que la silla, me resulta incómoda porque quiero resolver de otro
tuya, ¿te has dado cuenta? ¿Por qué no pruebas de modo mis dificultades. No veo por qué hay que ser siem-
cambiar de lugar para ver cómo estás tú en esa silla una pre una actriz en medio de la familia. Franco (es el
vez al menos? ¿O tú (a María) tienes siempre necesidad hermano): Lo ves, Giovanna, siempre hay alguien más
de hacer el papel de tonta? María: No, por cierto, es mejor dispuesto que tú a ocupar ese lugar. Giovanna: Eso forma
que ella haga el papel de tonta. Y por otra parte yo no soy parte de la vida. T.: ¡Justamente porque forma parte de la
tonta, sólo estoy desesperada. vida! En la vida las emociones de las personas tienen una
T.: Me gustaría saber si Giovanna no ha estado más deses- importancia muy diversa; aquí, si María hace el teatro
perada una vez. napolitano (eleva la
María: Ella dice que no. La reina de estar mal soy siempre
yo. No es culpa mía. No sé por qué Giovanna quiso venir
aquí; no sé si estaba preocupada por ella o por mí. T.: Es el 103
gran enigma; ¿qué crees tú? María: Creo que está
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voz), todos acuden y «¡Alá, Alá es grande!»; pero si tú
tienes un amor y lo pierdes, a nadie le importa nada. (A 5. Metáfora y objeto metafórico en la
Giovanna.) Si acepté verte fue porque imaginaba lo que terapia
para ti significaba haber encontrado una relación importante
fuera de casa y haberla perdido, y no por desavenencias,
sino porque se produjo una muerte... ¿Qué significado tiene
esto para ti a los 34 años? Esperaba que se llegase a
hablar de esto hoy, de problemas reales. Por eso me siento
confundido y desilusionado. Franco: En efecto, Giovanna
estuvo mal, ha sufrido mucho. María: A mí me parece, en El lenguaje metafórico
cambio, que ha reaccionado muy bien. Tiene un carácter La metáfora está ampliamente presente en el lenguaje
que reacciona bien. O quizás... ahora empiezo a creer que cotidiano, donde, por la evocación de imágenes de seme-
también ella hizo el recitado, lo mismo que yo durante janza, permite reproducir la realidad y los objetos del mundo
tantos años. Yo recitaba el papel de la tonta, ella ha recitado circundante, como podría hacerlo un mapa en relación con
otro papel. T.: Eso es cierto. ¿Cómo has recitado tú, un territorio. Ahora bien, a diferencia del mapa, el lenguaje y
Giovanna? Giovanna: ¿Cómo he recitado? Traté de sus imágenes metafóricas cambian de significado no sólo
hacerte, María, un discurso muy claro. Vi que participaste según el contexto en que se sitúan, sino según las
mucho en todo lo de Antonio. Entonces te dije: la situación connotaciones que se agregan en virtud de las
es así, tratemos de superarla. Pero está claro que dentro de circunstancias de su empleo (Eco, 1975; Conté, 1981). Ello
mí no la había superado. Y después, cuando mamá volvió, implica que, según los casos, cobrará mayor relieve esta o
¿acaso se habló de lo ocurrido? ¡No! Yo me lo guardé aquella característica del objeto, de la situación o de la
adentro mientras recitaba ante ustedes el papel de la que acción a que la metáfora se refiere, como si un objeto
finge que nada ocurrió. Ese es el recitado que yo hice, y no cualquiera revelara características diferentes bajo la acción
pretendía que los demás se molestaran por lo que me había de un haz de luz que explorara su superficie desde
sucedido a mí. diferentes ángulos.
Madre: ¿Tú crees que guardándolo para ti nosotros no nos Así se explica que la metáfora se preste a que la utilicen
dolíamos? Yo me dolía lo mismo, aunque tú no lo dijeras. los miembros de la familia para expresar estados de ánimo
o situaciones de vínculo; o el terapeuta, para llevar adelante
El terapeuta recogió desde el comienzo el mensaje que la su trabajo de análisis y de reestructuración. Parece que la
familia le envió: «Hay una silla vacía entre nosotros». Pero, metáfora brotara de nuestro común reclamo de detener el
¿qué representaba? La silla del que está peor, respondió él; perpetuo fluir de la realidad y apropiárnoslo; sería el intento
y enseguida redefinió como sufrimiento lo que la familia se de recuperar lo que se pierde en la experiencia de todos los
aprestaba a presentar como enfermedad. Bajo la letra de la días por medio de algo que lo recuerde. El mismo síntoma
redesignación, el terapeuta intuyó el sufrimiento de que el paciente o la familia presentan se puede convertir en
Giovanna. Negó entonces a María el derecho de volver a la metáfora de un problema relacional, el intento de conciliar
centralizar la atención, porque era otra persona quien lo exigencias contradictorias por medio de un símbolo
tenía y porque había otro motivo más lógico que el de polivalente.1
«hacer el papel de comodín». Así, negándole esa
centralidad, le propuso desempeñar un papel diferente en la 1 Esto explica que no baste la pesquisa del suceso o de
familia. La brusca negación de la recaída, y el hecho de los sucesos «traumáticos», y de la vivencia que se tuvo de
ellos, para resolver el problema existencial del individuo o
apuntar con el dedo a un dolor real, tuvo el efecto de de la familia; en efecto, el momento de su reevocación
sacudir a la familia y de hacer que cada miembro sintiera el pertenece a un contexto diferente y se inserta en una
derecho al propio sufrimiento. estructura cognitiva que les imparte una connotación de
algún modo distinta. Por ejemplo, cuando un adulto
recuerda en la terapia las emociones asociadas con el
trauma de la separación

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Así, un paciente desavenido con su cónyuge, pero de- En la metáfora, pues, tanto si es expresada por los pa-
pendiente de él, puede manifestar con un vómito irreprimible cientes en sus síntomas como si es el terapeuta quien los
su imposibilidad de tragar lo que anda mal en la relación; enfrenta a ella, observamos operar mecanismos análogos a
acaso este síntoma se convierta en el medio para poner de los que se activan en cada uno de nosotros cuando se
manifiesto su exasperación, al tiempo que le permite infringen las reglas que mantienen la coherencia de los
mantener una relación de dependencia. Es como si el mensajes enviados por el interlocutor. En efecto, si a) yo
aspecto metafórico del síntoma lograra conciliar lados 10. digo algo c) a alguien d) en una situación específica,
contrapuestos de la realidad, y obtuviera su simultánea puedo evitar definir la relación negando uno de estos ele-
cristalización. En efecto, si el síntoma no es resuelto, con el mentos, o los cuatro. Puedo: a) negar que personalmente
tiempo se puede convertir en el cruce de caminos en que comuniqué algo; b) negar que algo haya sido comunicado;
confluyen situaciones muy distantes entre sí. Para retomar 11. negar que haya sido comunicado al otro, y d) negar el
el ejemplo anterior: el vómito del paciente expresará los contexto en que se lo ha comunicado (Haley, 1974). Esto no
problemas conyugales, pero además se convertirá en la sólo es válido para el lenguaje verbal, sino para el no verbal,
metáfora de otros problemas de relación, por ejemplo con en que cada elemento puede ser respetado en un nivel y
las familias de origen, en una continua caza de imágenes negado en otro.
que se reflejan unas en otras como figuras en un salón de En el caso del paciente sintomático, es manifiesto que
espejos. De ese modo se habrán creado una superposición formalmente no envía mensaje alguno, puesto que su con-
y una condensación de situaciones que se manifestarán por ducta no es voluntaria y, en consecuencia, «no es él» quien
el mismo símbolo. Entonces el síntoma puede perder poco a comunica algo; no se establece una comunicación
poco sus caracteres de especificidad: el símbolo del estructurada de manera explícita y, por lo tanto, no se la
malestar específico se convertirá en el síntoma en sentido puede reconocer formalmente como tal; menos aún cuando
generalizado, ajeno al espacio y al tiempo, y válido en no está dirigida manifiestamente a la persona con quien
cualquier circunstancia; será sólo la historia personal la que interactúa el paciente. Por otra parte, cuando el terapeuta
confiera un tiempo y un espacio particulares a sus emplea la metáfora para responder al paciente, utiliza ese
manifestaciones. mismo tipo de procedimiento, y la negación puede recaer
Por lo general, en el momento de intervenir el terapeuta, la sobre uno o más aspectos formales de la comunicación. La
evolución de la «metáfora» del paciente hacia metáfora es trasmitida del mismo modo en que el paciente
características cada vez más abstractas e inespecíficas ha manifiesta el síntoma; en virtud de su contexto y de su
llegado a su culminación; por eso mismo, él se encuentra en forma, se afirman y niegan al mismo tiempo el contenido del
la necesidad de iniciar un proceso opuesto a fin de mensaje o su destinatario (Bateson, 1976).
redescubrir en el interior de la imagen presentada los
elementos históricos y relaciónales originarios. Podrá en-
tonces condensar en una metáfora propia los datos de ob-
servación recogidos en el curso de las interacciones entre La metáfora literaria
los miembros del sistema terapéutico; en ese caso utilizará Para que se comprenda mejor lo que llevamos dicho, lo
imágenes genéricas y adaptables a muy diversas situacio- ejemplificaremos con un extracto de la primera sesión con
nes, pero que contengan elementos singulares que se pue- una anoréxica de 15 años; participaron los padres, la abuela
dan superponer perfectamente a la situación en examen. paterna y otros parientes del padre. En la primera parte de
la reunión habían aflorado notables diferencias entre los
de uno de sus progenitores, se encuentra de hecho en una padres, sobre todo acerca de la centralidad de la abuela, al
condición muy diversa de la situación originaria, porque en par que la posición de la madre se presentaba más bien
su historia personal intervinieron muchísimos factores desde marginal, porque na se sentía aceptada por la familia del
aquel momento. Por eso, el significado que atribuya al
episodio en cuestión será fruto de numerosas interacciones marido. El nacimiento de Carla, la pa-
de su experiencia pasada, que, por su repetición,
concurrieron a plasmar su actual estructura cognitiva.

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ciente anoréxica, parecía haber contribuido a desplazar el logras llorar quiere decir que... es menos seguro que
eje del equilibrio familiar en el sentido de un reacerca- tendrás el fin de Don Quijote.
miento entre los padres, a expensas de quedar ella como
la intermediaria «oficial» de todas sus relaciones. Como lo muestra el análisis del fragmento reproducido,
por medio de la imagen de Don Quijote se conseguía
T.(al padre): ¿Entonces Carla los ayudó a unirse y a se- figurar en concreto una serie de conductas y de funciones
pararse al mismo tiempo? ¿Quiere decir que lo que no de la paciente, al tiempo que se le atribuían las connota-
hizo usted por su esposa, lo pudo hacer por su hija? ciones que caracterizaban al personaje, que entonces re-
Padre: En cierto sentido fue así. presentaba un término de cotejo. De esta manera, Carla ya
T.(a la paciente): Tú, bella señorita... No logro entender por no debía buscar una definición de sí en una realidad en
qué esta bella señorita se ha sentido tan grandiosa, tan... movimiento y en relaciones continuamente mudables; en
¿Conoces a Don Quijote? Don Quijote creía siempre que efecto, esos procesos quedaban fijados en una imagen
vencería; en cualquier empresa, él siempre se que en sí misma contenía una definición y una historia, que
entremetía... pero al cabo era un pobre Cristo que recibía obraban como elemento de comparación «externo» a la
palos a diestra v siniestra... En apariencia un gran paciente. Este es un punto muy importante, porque una de
personaje, pero en el fondo uno que... ni siquiera sabía las mayores dificultades con que cada persona tropieza en
quién era. ¿No? ¿Estás de acuerdo? Carla: Yo me debo... su proceso evolutivo y en su afán de cambiar es,
T.(interrumpiéndola): Pero era un poco como tú. Tenía tu justamente, no poder salirse de sí misma para cotejarse
apariencia, tenía todo esto. (Indica la figura de la paciente.) con la propia imagen. Ahora bien, el cambio sólo puede
Siempre un atuendo perfecto, con su rocín, su escudo... Tú brotar de un cotejo, es decir, de la apreciación de la
en lugar de la espada y del escudo tienes una linda diferencia entre un estado y otro, de una discontinuidad y
carterita, un vestidito de damita, pero tengo la sensación una esquematización arbitraria del continuo fluir de la
de que por dentro te pareces a Don Quijote, porque se te experiencia.
ha puesto en la cabeza que vencerás, como él lo creía; La imagen proporcionada define no sólo al miembro de-
que puedes tomar sobre ti todas las tensiones que por signado, sino a las relaciones e interacciones que
aquel lado (señala a los padres) no se pueden administrar; mantiene con los demás, situándolas en una atmósfera
el odio feroz que tu mamá sigue alimentando, pero que irreal y fantástica. Así, aunque el mensaje representativo
debe negar siempre... Y entonces te has hecho cargo de se envía en apariencia a una sola persona, su estructura
odios, de extorsiones y de alguna otra cosa que todavía no incluye de manera indirecta a las demás en la medida en
tengo clara, y te has puesto a dirigir el tránsito con tu que están en relación con aquella. Es como si se les dijera:
rocín... Noble gesto, pero ciertamente... Carla: No sé si he «En el momento en que aceptan el intercambio con Carla,
hecho esto, pero si lo hice... en cuanto a mí lo hice entran ustedes en un mundo de fábula». También este
inconcientemente. mundo pierde las características espaciales y temporales
T.: ¡Hum!, con ese «inconcientemente» no cambia el gui- específicas, a la vez que mantiene los atributos de
sado . . . porque si lo empezaste a hacer inconcientemen- universalidad ligados con el personaje literario. Es este el
te, ahora lo sigues haciendo con conciencia (Carla intenta que establece el marco en que se desenvolverán los
replicar, pero su padre la hace callar.)... Sabes muy bien intercambios posteriores, mientras que los detalles, y por lo
que tu mamá nunca fue aceptada, que tu mamá tiene la tanto también su situación espacial y temporal específica,
sensación de que lo que ha conseguido lo consiguió por- serán proporcionados por la posición de Carla en la
que estabas tú y no por ella misma, y acaso alguna vez ha historia familiar y por la definición que los demás dan de
pensado que mejor sería que no hubieras nacido... (Carla ella, y ella de sí misma por sus propias acciones. Por otra
prorrumpe en llanto.) La única diferencia está en que Don parte, el mundo de la literatura y el teatro nos proporciona
Quijote nunca lloraba, y esto me consuela; si un ejemplo de este proceder cuando nos propone la
reedición de un personaje clásico en un drama moderno.

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http://psicoalterno.blogspot.com/ ¿querría usted sentarse ahí? (A
los demás.) ¿Pueden ustedes
La metáfora contextual cerrar el círculo y olvidar la
El empleo de la metáfora no se limita a una presencia de Tiziana? Todos
situación como la que expusimos, en que el saben que no hay esperanza
terapeuta hizo explícita la referencia a la persona, alguna de aquel lado. (Señala
operando él mismo la ligazón con la imagen a Tiziana, que permanece
metafórica. En otras situaciones, esto mismo se sentada en
lleva a cabo de manera mucho más sutil, por la
amplificación de expresiones singulares de
significado metafórico de los pacientes mismos,
que pasarían inadvertidas si no se las extendiera
de suerte que dejen de ser un elemento del
discurso para convertirse en su marco con-
textual, según lo veremos con más detalle cuando
tratemos del objeto metafórico.
En otros casos, el terapeuta puede condensar
en una metáfora muchos elementos que pudo
observar en el curso de las interacciones
familiares, haciendo de manera que la ulterior
definición de los rasgos de detalle de la metáfora
se produzcan por obra de los pacientes, como en
el ejemplo que a continuación referiremos.
La paciente, deprimida desde hacía muchos
años, se presentó en la sesión con su actual
marido y con el anterior, que seguía administrando
los bienes de la familia; además estaban sus
hijas, de los dos matrimonios. Era todavía
atractiva, a pesar de su edad y su «depresión»;
esmerada en su aspecto exterior y atenta a la
impresión que causaba, por su modo de
presentarse y de hablar imponía a todos la
centralidad de su persona. El cabello arreglado en
forma de turbante y una larga boquilla en la mano
daban el toque que completaba su imagen de
mujer fatal. Los dos maridos tenían aire más bien
distraído y ausente, como si estuvieran ahí por
pura casualidad; las hijas parecían pobres
huérfanas en busca de un punto de referencia; la
atmósfera general era de un grupo de personas
sobre las que pesaba el hechizo de un «hada ma-
léfica».
T. (en el momento de iniciar la sesión, aun antes
de sentarse): ¿Tendrían la amabilidad de dejar
libre un sillón para la mamá? (Indica un sillón
situado en un ángulo, donde hay amontonados
objetos personales. A la paciente.) Señora,
el sillón.) Esta reunión será útil únicamente si ustedes, o alguno de
ustedes, logra salir del maleficio... ¿O todos han renunciado y a.. . ?
Primer marido (con aire sorprendido): No entiendo. T.: ¿Hay
esperanza para ustedes? ¿Para quién hay más, para quién menos?
Giulia (de 27 años, primogénita del primer matrimonio, con tono
fúnebre): Creo que cada uno de nosotros trata de hacerse un camino
para vivir bien.
T.: Sí, tú hablas de lo que uno busca, pero yo me refería a lo que uno
tiene. ¡No es lo misino! Giulia; Creo que cada uno de nosotros
vive... buscando. T.: ¿Usted, por ejemplo, se ha librado del
maleficio? Giulia: ¿Qué entiende usted por maleficio? Este... este
malestar a causa de ciertos hechos de carácter familiar... No, no me
he librado; seguramente que no. T.: ¿Es usted la que está más
adentro? Giulia: Sin duda que estoy muy mal. Hay cosas que pue-
den ocurrir ahora pero que pueden traer consecuencias después.
Ella, la más pequeña, por ejemplo. (Mira a Sabina, la hernuinita de
once años.)
T.: ¿Eso es como si pudiera producir daños a distancia? Giulia: No lo
sé, quizá los haya producido ya, pero los puede haber peores más
adelante. Además de todo, siento también la responsabilidad por
ella. En cierto sentido es una niña.
T.: ¿Que usted le haga de mamá a Sabina, forma parte del
maleficio?
Giulia: No es que le haga de mamá... a veces me preocupo por todo
lo que le sucede, además de lo que me toca. T.: ¿Tiene hijos usted?
Giulia: No, no tengo. . . Creo que no quiero tenerlos porque no estoy
en condiciones... no tendría serenidad de ánimo, no podría dar nada
de bueno a mis hijos, creo. T.: Quiere decir que el maleficio le ha
llegado hasta el útero. (Se dirige acto seguido a Grazia, la
primogénita del segundo matrimonio.) ¿Y tú cómo estás? ¿Tienes
más esperanzas de escapar del maleficio? Grazia: Más o menos
como ella. (Mira a Giulia.) T.: Es decir que tampoco tú tendrás hijos.
Grazia: Más o menos como ella. (Mira a Giulia.) T.: ¿Cuánto tiempo
hace que actúa en ti el maleficio? Grazia (con una mezcla de ira y
resignación): Bueno, creo que desde siempre o casi... ¡bah!, no lo sé
con precisión.

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Como se advierte, el terapeuta obligó a sus interlocutores T. (en el momento de entrar): Ahora quiero jugar con us-
a cotejarse con la imagen que les habría proporcionado (el tedes. Dejemos las sillas y sentémonos en el suelo. (Todos
maleficio), que se fue definiendo más y más en los detalles, lo hacen, riendo.) El juego será así: los grandes cuentan un
adquiriendo connotaciones personales a medida que se cuento a los niños... empiezo yo. Madre: ¿Y quién sigue?
avanzaba en las respuestas. En el momento mismo en que T.: Decidan ustedes... Había una vez un niño que no
todos aceptan la metáfora, esta se convierte en la sabía bien si papá tenía el hace-pipí o si lo tenía mamá...
estructura vehiculizadora del discurso y toda afirmación se ¿Quién sigue, mamá o papá? Madre: Marco, debes
sitúa de manera implícita en su interior. Por lo tanto, el escuchar.
terapeuta señala la vía para el curso de las asociaciones, Padre (a Marco): Entonces... Este niño que no sabía si
mientras que la familia provee el «material». papá tenía el hace-pipí o la hace-pipí, ¿cómo se las arregla
En este proceso se integran dos mundos de percepción, para saber lo que tiene papá? Se dice: «Si lo voy a mirar
que derivan de dos diversas historias personales: el mundo cuando se desviste, lo averiguo. Pero si lo quiero saber sin
del terapeuta y el de la familia; el producto de esta inte- verlo desvestido, ¿qué hago?». T.: ¿Continúa mamá?
gración pasa a formar parte de la cultura del sistema te- Marco: Continúo yo. Ya lo sé: ¡es el hace-pipí! Madre:
rapéutico y de este modo se erige en un poderoso factor de ¿Quién lo tiene? Marco: ¡Lo tiene papá, lo tiene papá!
asociación entre los elementos que lo componen. En el Madre: Entonces este niño, en la duda, se pone los vesti-
ejemplo que acabamos de dar, el signo de que se había dos de mamá y la ropa de papá, pero la ropa de papá se la
producido esa asimilación al patrimonio cultural común fue pone debajo, y encima el vestido de mamá. Marco: ¡No!
proporcionado por el uso espontáneo que uno de los T.: Y tanto se empeña en ponerse los vestidos de mamá
miembros de la familia hizo de la misma imagen que el encima y la ropa de papá debajo que consigue confundir
terapeuta había propuesto antes. las ideas de todos; justamente porque sabe que si quiere
En ocasiones, el terapeuta se sirve de continuas metá- que todos se queden tranquilos, es mucho mejor usar la
foras hasta llegar a un discurso alegórico en que a menudo pollera sola o los pantalones solos.
la conexión con el sujeto real a quien apunta es establecida Padre: No lo sé, pero como usa la pollerita y los panta-
sólo por el contexto en que se desenvuelve el diálogo. En lones, hace papel de hombre cuando le conviene, y papel
estos casos, el terapeuta puede traer a cuento fantasías de mujer cuando le resulta cómodo, ¿o no? T.: Eso es, sí.
que se le ocurrieron o relatos sobre otros pacientes, en
que, para evitar eventuales objeciones, el nexo con las
personas directamente interesadas puede ser negado con
frases del tipo «Pero no me refería a usted», o «Este El objeto metafórico: «invención» del terapeuta
detalle evidentemente no tiene nada que ver con usted». La Hemos visto que una de las características de la metá-
idea del símil, aunque se la niegue formalmente, es empero fora es que consigue crear una imagen de las emociones,
propuesta por vía implícita, como veremos en el ejemplo de la conducta, del carácter o las relaciones que una
que sigue. En él, la familia fue invitada a crear un cuento persona tiene dentro de un sistema. En la práctica, los
que contenía alusiones evidentes a su problema; este objetos representables son infinitos, aunque para nuestros
procedimiento se justificaba por la edad del paciente fines sólo nos interesan algunos. Hablamos de «objetos»
designado, Marco, un niño de cinco años que había sido porque toda representación es una «fotografía» de la reali-
puesto en terapia por problemas de «identidad sexual». El dad, es decir, una cristalización arbitraria de esta; por eso
objetivo era volver explícita la relación entre la función de
los síntomas de Marco y las funciones de los padres, en un
clima en que estos pudieran expresar sus propios conflictos
sobre su sexualidad. Era preciso dar una respuesta a este
interrogante: ¿quién tiene el pene en la familia, papá o
mamá?

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mismo ofrece la ventaja de presentarse como un elemento del dormitorio si es que está cerrado con llave; las llaves
observable, sustancialmente exterior al fluir de los su- del necessaire...
cesos; y podemos cotejarla con ese fluir porque, fijándolos Madre: Eso es; varios tipos de llave...
en el tiempo, confiere «realidad» a una serie de procesos T. (continuando): Puede dar o no dar las llaves a los de-
que de otro modo serían indefinibles. más . . . ¿Ha entendido ahora lo que le pido?
El terapeuta puede también, en el curso de la sesión, Madre: Qué papeles tengo, en suma...
elegir los objetos materiales que le parezcan más aptos T.: Eso es, qué cosas abre usted y qué cosas cierra...
para representar comportamientos, relaciones, interaccio- Madre: Las llaves las administro yo. (Se ríe.)
nes actuales o reglas de la familia en tratamiento. En ese T.: ¿Cuáles?
caso deberá observar con particular atención las interac- Madre: Las llaves de casa.
ciones familia-terapeuta (y las repeticiones de comunica- T.: Sí, pero yo no conozco la casa. Podría tener veinte
ción que presentan), donde él mismo se inserta con su habitaciones o sólo dos... yo no sé. También, algunas
modo de presentarse, su personalidad y sus vivencias llaves podrían ser más importantes que otras...
emotivas. La elección del objeto metafórico es por lo tanto Madre: Déme un punto de apoyo, porque no... (Risas.)
un acto de su inventiva, con el que introduce un nuevo Padre: La llave es figurativa.
«código» que define e interpreta cuanto está sucediendo; T.: Usted quiere un punto de apoyo... ¿No tiene un
sobre la base de este código se empezarán a redefinir las manojo de llaves en su bolso?
relaciones entre los diversos miembros de la familia, y en- Madre: S í . . . (Hurga en el bolso, y extrae un mazo de
tre estos y el terapeuta (Angelo, 1979). llaves.)
Daremos un ejemplo tomado de la misma sesión de la T.: ¿Por qué no toma estas llaves y las distribuye... ? Vaya
que trascribimos un fragmento al comienzo del capítulo 2 dando algunas llaves a los demás, y diga qué habitaciones
(pág. 47). Estamos en la segunda parte de una entrevista; abren. Conserve las llaves que esté segura de poseer, y
se analizaba la función de la madre de Carlo (el paciente dé a los demás las restantes. Al que no tenga nada, no le
designado, de 14 años) y el modo en que esa función se dé nada.
articulaba con la de los demás componentes. Alguien Madre (empieza a desprender las llaves y a distribuirlas,
acababa de decir, refiriéndose a la madre, que quizás ella haciendo comentarios en voz alta): La llave de la cocina la
era la «clave de bóveda» para comprender la situación guardo para mí, sin discusión, porque a esta no me la quita
familiar; el terapeuta se apropió en el acto de esa imagen nadie... (Risas.) La llave de la sala por mitades, porque una
metafórica. mitad es propiedad de mi hijo (el hijo mayor), que no
permite que se entre en cierto lugar de la habitación. ..
T. (a la madre): No sé dónde, en qué cerradura da vueltas T.: Muy bien. Entonces dé media sala a Gianni. Madre
esta clave o llave. ¿Qué puertas abre, qué puertas (continúa): A este señor (señala al paciente) le doy la llave
mantiene cerradas? ¿Cuáles son los registros?... Si usted de mi dormitorio porque es su amo y propietario . . . A
tuviera que hablar de sí misma, ¿cómo describiría sus lla- mi marido no sabría qué darle, porque... Padre: Soy un
ves y sus puertas? desterrado... (Sonrisa intencionada.) Madre: ¡Ah! Bueno,
Madre: Qué le puedo decir... Todo bien mirado, una sí, él tiene su escritorio, un escritorio donde hay mucho
mujer que vive bastante... con los pies sobre la tierra, para desorden y donde yo no puedo meter los pies porque se
las cosas de orden práctico... T.: Pero las llaves... me ponen los pelos de punta... T.: ¿A quién no le conviene
Madre: Mi Dios, ¿en qué sentido? la llave que tiene, y querría otra?
T.: Toda persona tiene llaves, ¿no? De la casa, del auto- Padre: Yo ¡ejém!, la llave que ya no tengo, esa querría...
móvil . . . T.: ¿Qué llave querría? Padre: La del dormitorio.
Madre: Y . . . sí... T,: Una persona puede tener la de la
puerta principal, la
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T.:Discuta si se la pueden conceder. Padre: mo tiempo se pone de relieve un sólido punto de referencia
Debería dármela él. (Señala al paciente.) T.: sobre el cual se puede volver al cabo de cada paréntesis de
Tómela. interacción.
Más que en la metáfora, en el objeto metafórico se evi-
Este fragmento muestra cómo es posible valerse de una dencia la coexistencia de varios niveles de comunicación: el
imagen expresada por uno de los participantes para am- predominio de informaciones en los planos visual y táctil
plificarla, trasformándola en el eje en torno del cual girará hace que se acentúe la contraposición entre el significado
toda la sesión. La ventaja que tiene la utilización de una literal y material, y el simbólico del medio utilizado, lo que
metáfora tomada directamente de los pacientes consiste en produce confusión en el destinatario del mensaje, que ya no
el hecho de que así se reduce la posibilidad de eventuales sabe con exactitud a cuál de los dos niveles se tiene que
resistencias, puesto que la imagen ya forma parte de su referir. Y como al mismo tiempo se le da también la
patrimonio perceptivo y simbólico y, por lo tanto, es muy posibilidad de hablar sobre aspectos significativos de sus
difícil que se la niegue. Pero en este punto deja de ser relaciones, se siente tan animado a enfrentarlas como
exclusiva de los pacientes; en efecto, el relieve que se le dueño de calibrar su intensidad. Esto es evidente en
confiere deriva de una percepción del terapeuta y de un particular cuando se utilizan como objetos muñecos, cuya
acto creador de este, que la convierte en el lugar de función de pantalla de proyección hemos mencionado
encuentro de dos mundos diversos (Nicoló, 1980). Además muchas veces. Por eso es importante que la elección del
de constituir un importante elemento de relación, la medio representativo admita una referencia al mismo tiem-
metáfora se vuelve el punto de partida de un movimiento po muy precisa y muy vaga: un objeto será tanto más eficaz
circular en que cualquier respuesta a la imagen que el cuanto más evoque algunos detalles de la situación, de la
terapeuta o su interlocutor propusieron es un estímulo para relación o del personaje que está destinado a representar; y
la producción de nuevas imágenes. por otra parte, cuanto más apto sea para propo-poner un
Por el hecho mismo de escoger las llaves de la madre, la contexto genérico y ambiguo. Esto aumentará el grado de
metáfora se materializa en el uso de un objeto que no sólo tensión y de confusión del interlocutor, que es el
refuerza la imagen, sino su significado de algo que es presupuesto indispensable para la búsqueda de significados
propiedad de la familia. Es como si en las llaves de la y de comportamientos diferentes.
madre se encarnaran relaciones, hábitos y reglas existen-
tes en el interior del grupo.
El objeto metafórico, más aún que la metáfora, permite al
terapeuta descentralizarse: dejar de ser el punto de refe- El objeto metafórico: elemento de dramatización
rencia, el foco de la atención, lugar que ahora ocupa el
elemento material que está en medio del grupo, que pasa El hecho de que la metáfora puede hallar su apoyo ma-
de mano en mano, y es sopesado, contemplado, como si terial en el objeto metafórico permite utilizar este para
fuera el depositario de un secreto por descifrar (Angelo, dramatizar las relaciones, sea por medio de un diálogo
1979). Siempre nos ha llamado la atención la semejanza directo —si se trata de un muñeco o al menos de un objeto
entre el objeto metafórico y los objetos empleados por los que represente a una persona—, o del pasarse el objeto de
chamanes en sus ritos de curación, cuando «extraen» la una persona a otra, en que la acción misma es la que
enfermedad del paciente y la hacen así visible en una adquiere un significado simbólico, mientras que para el
imagen concreta. objeto queda la misión de vehiculizar todas las connota-
El objeto puede ser un modo muy eficaz de «tomar dis- ciones que los participantes, incluido el terapeuta, le atri-
tancia» cuando la situación se vuelve confusa o se está en buyen.
un punto muerto; con el uso del objeto metafórico se recrea, En el caso que a continuación referimos, el terapeuta
en efecto, la oportunidad de arrojar la pelota a la familia y entró a la sesión con una pelota que en su interior tenía
de observar desde fuera lo que sucede. Al mis- una bolsita de arena, lo que volvía imprevisible su trayec-

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toria; y en efecto, en la superficie se leía, estampada, la T.: Muy bien; tómela entonces. (La madre toma la pelota y la
frase «crazy ball». mira, perpleja.) Quizá debiera usar un poquito esta pelota. Si
T. (en el mismo momento de entrar, se dirige a Carla, la la usa, puede que se le ocurra con más facilidad. ¿Por qué
paciente, señalando la pelota que lleva consigo): Esta eres no se la arroja a su marido o a su hija? Verá que le acude
tú. alguna idea... Hay tanto espacio aquí, hagan lo que les
Carla (mirando la pelota, y en voz baja): ¡Hermosa! T.: La parezca. (Los miembros de la familia empiezan a jugar entre
traje deliberadamente. Pero es una pelota especial .. . ellos arrojándose la pelota, que casi siempre se desvía de
¿Sabes por qué es especial? Carla: No. su trayectoria.) Carla (al cabo, dirigiéndose al terapeuta):
T.(se la alcanza): ¿Quieres mirarla, quieres probarla? ¿Será porque, al contrario de las otras pelotas, esta pelota
Carla: No. se mueve un poco como ella quiere y no como uno lo
Padre (a su hija): ¿No te causa curiosidad? espera? T.: No me debes convencer a mí; trata de hablar
Carla: No quiero. con tus padres.
T.: ¿Alguien siente curiosidad? (Al padre:) ¿Siente usted Carla: Yo no lo sé; le pregunto a usted si es verdad. . . T.: Yo
curiosidad por saber a qué se parece su hija? (Le da la te he pedido respuestas, no te pedí que me hagas
pelota.) preguntas.
Padre (perplejo, hace dar vueltas a la pelota entre sus ma- Madre: Lo único que puedo decir es que esta es una pelota
nos y mira lo escrito en la superficie): Sé qué quiere decir fuera de lo común, una pelota diferente de las demás, que
«crazy», porque «crazy horse» significa «caballo loco»; por tiene reacciones diferentes de las demás... Entonces, esa
lo tanto, es «pelota loca». es una semejanza con Carla y su conducta .. . Quizá,
T.: Empiezo a entender por qué se parece a su hija. Padre: muchas veces ha reaccionado frente a los problemas, a las
No, no consigo descubrir una conexión. T.: Puede cosas... de manera diferente de lo que se suele reaccionar.
lanzársela a su hija, quizá de esa manera ustedes dos lo Carla (al terapeuta): ¿Esta pelota tiene algo adentro que la
comprendan . . . ¡Arrójela! hace moverse así?
Padre (a la hija, después de arrojarle la pelota, que describe Padre: Prueba, oye. (La hija obedece, dando golpecitos en
una trayectoria caprichosa, y con tono burlón): ¿Lo ves? la pelota.)
¿Has visto qué extrañas trayectorias describe... no te Carla: ¿Es otra pelota? ¿Y también yo tengo adentro algo
parece? Si juegas con una pelota así, te toman por Pe-l é . . que me hace mover de manera tan extraña? Padre: ¿En
. Pelé hacía estas cosas con una pelota normal... T.: ¿Y ella qué sentido?
(señala a Carla) consigue hacer que las pelotas normales Carla: No lo sé, la pelota... es ella la que dirige el juego; por
hagan cosas locas? Carla: ¿Por qué se me parece? T.: ¿Lo mi parte, a veces creo ser grande y poder jugar sola, a
sabes? Carla: No. veces me engaño.
T.: Quieres hacer siempre el papel de Pierino, pero no eres Padre: Si aceptamos esta versión, sería como decir que
Pierino, ¿sabes? nosotros nos engañamos con ella y es ella la que juega con
Padre (a la hija): ¿Averiguaste en qué se te parece? Carla: nosotros .. .
¿Que tiene actitudes extrañas? Padre: ¿Por qué, tú tienes El fragmento que hemos reproducido introduce una di-
actitudes extrañas? Carla: Porque la pelota no es una pelota mensión nueva en el uso del objeto metafórico y de la
común, hace cosas diferentes, no te lo esperas, no s é . . . metáfora en general: tras la equivalencia inicial pelota loca-
T. (a la madre): ¿Y usted, señora, nos puede avudar? paciente y las primeras tentativas de interpretación, el
Madre: Lo estoy pensando... terapeuta invitó a los miembros de la familia a empeñarse
en una interacción en que el objeto imprevisible se volvía, al
mismo tiempo, estímulo para la acción y clave de

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un significado que se debía averiguar. Así, cada uno de los T.: ¿Nunca le da nada de comer al papá? Padre: ¿Sabe
miembros tuvo la oportunidad de actuar sus propias usted?, conmigo esas cosas no caminan; yo no come, yo no
relaciones con la paciente y, por medio de ella, con los soy tragón. El puede hacer lo que quiera, yo sigo siendo
demás, al tiempo que conseguían distanciarse y mirarse así.
desde afuera. A menudo, este es un prerrequisito para que T. (a Paolo): ¿Nunca se te ocurre dar a otro la última cosa
se produzca un vuelco en la visión que cada uno tiene de la que te queda para comer? (Paolo tiene en la mano una
realidad; lo confirman las últimas palabras del padre: «Sería banana; ante la pregunta, ofrece la banana a la madre.)
como decir que nosotros nos engañamos con ella y es ella Madre (con expresión de ligero fastidio): No, a mí se me
la que juega con nosotros». También en este caso se lo pasa totalmente el hambre; en suma, no puedo... Padre (al
consiguió amplificando una de las características de la hijo, señalando la banana): Llévatela a casa, llévatela a
función del paciente designado, que de esa manera cobra casa.
dimensiones tan grandes que vuelven grotesca esa T.: Entonces el problema que los trajo aquí es que los
característica o las relacionadas con ella. adultos no quieren el alimento de los niños... Madre: El
problema es otro; estamos aquí porque nuestros niños son
tragones, y cuando paseamos por la calle la gente se ríe
viéndolos tan gruesos... T.: Es claro; si los padres no comen
El objeto metafórico: «invención» de la familia nada, ¿cómo podrían disminuir de peso los hijos, en vista
Otro modo de utilizar objetos en la terapia es valerse de de que ellos se lo comen todo? (Al padre:) ¿Papá no
los que la familia trae consigo a la sesión y que emplea con puede comer ni siquiera un trozo de banana? Padre: ¿Debo
un significado inicialmente diverso del que le atribuirá el comer ahora la banana? T.: Sí.
terapeuta. Cada quien, en la vida de todos los días y dentro Madre: ¿Hemos venido aquí para tomar la merienda? (Se
de los diversos sistemas en que participa, está rodeado de ríe.)
objetos que contribuyen a definir el contexto de las T.: Me gustaría saber qué les sucede a los hijitos si papá se
interacciones o a calificar las características de las come un trozo de banana. ¿Les preocupa que papá se
personas que los utilizan, y sus modalidades de relación. ahogue, si come la banana?
Por ello, es posible utilizar los objetos, de manera más o Madre (sonríe): Me parece que usted nos pone en ri-
menos deliberada, como instrumentos de comunicación dículo . . .
(Miller, 1978). Daremos un ejemplo tomado de la terapia T.: Bueno, todos nosotros tenemos una parte ridicula, y
con la familia de dos niños obesos: Paolo, de doce años, y puede ser entonces que usted tenga razón. Pero lo que a
Franca, de diez. Se presentaron en la sesión con una bolsa mí me parece ridículo es que en esta familia sólo los hijos
de frutas, que comían con avidez, sin cuidarse de los coman, y los adultos no.
circunstantes, pero situándose en el centro de la atención En este caso el terapeuta utilizó la comida que los niños
general. El padre se sentó un poco apartado, mientras la habían llevado a sesión y que los progenitores tomaban
abuela parecía mantener una relación privilegiada con la como punto de referencia para sustentar su definición del
madre. El cuadro de conjunto hacía pensar en una inversión problema (la obesidad de los hijos); la utilizó, decimos, para
de los roles entre padres e hijos: el terapeuta decidió redefinir su significado y conferirle un valor metafórico. La
señalarlo. comida se convirtió en mediadora de las relaciones
Padre: Los niños son niños y no padres... T.: Depende, familiares, de las que así se investigaban los nexos y las
parece que él (señala a Paolo) hace el papel de padre, posibilidades de interacción. El recurso de poner de relieve
puesto que trae la comida para todos. Padre: Tiene razón, la inversión jerárquica permitió al terapeuta desplazar la
se llena continuamente, come... come . . . es un tragón. atención sobre problemas diferentes de

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http://psicoalterno.blogspot.com/ bromista, dejar caer una ob-
servación y esperar la reacción
los propuestos al comienzo. Por último, haciendo del otro antes de decidir la
que la alusión a estos problemas se mantuviera dirección en que
encubierta, se dificultaban eventuales proseguiremos: utilizar un
cuestionamientos. lenguaje alusivo o serio, negar
La tradición y la cultura ofrecían la posibilidad lo mismo que acabamos de
de asociar la comida con los demás aspectos de decir asegurando que
la vida de relación (relaciones sexuales, «bromeábamos», o admitir
intercambios afectivos, relaciones de poder, etc.); nuestras inten-
esto la volvía apta para llevar adelante un diálogo
sobre esos aspectos, sin tener que recurrir de
manera expresa a preguntas embarazosas. En
este sentido, el objeto-alimento se convertía en un
verdadero calificador de mensajes.
Tanto en el uso de la metáfora como del objeto
metafórico, y quizás en cualquier forma de terapia,
es posible que surjan elementos de juego
(Bateson, 1976; Andolfi, 1977; Keith y Whitaker,
1981). Arduo sería señalar la importancia del
juego para cada uno de nosotros; lo cierto es que
toda persona, en el curso de su existencia, debe
pasar de continuo por un «juego» a fin de
alcanzar un equilibrio en las relaciones con la
realidad y las personas con quienes vive. Desde
niño, cada quien juega con los coetáneos
recreando situaciones de vida o procurando
interpretar roles que corresponden a los ideales
que los adultos le trasmiten. Por medio del juego
experimenta la realidad de manera paradójica; en
efecto, cumple actos reales, pero en un contexto
que niega su realidad, al par que los objetos
mismos que utiliza adquieren características
multiformes; en efecto, al mismo tiempo «son y no
son» lo que representan. Esto permite a cada
persona verificar la visión que tiene del mundo y
de las relaciones con los demás en una situación
ficticia, pero que en buena parte se puede
superponer a la real, y en la cual la distinción
entre uno y otro plano está dada sobre todo por
elementos contextúales.
Estas situaciones se repiten permanentemente
en la vida adulta en el curso de las relaciones
cotidianas, en que el significado de lo que se dice
y hace se mantiene a menudo en un. nivel
implícito o, todavía más, es negado. Si queremos
«comprender mejor» a nuestro interlocutor res-
pecto de un asunto que nos interesa
particularmente, podemos adoptar una conducta
ciones y sentimientos reales, etc. En fin, construimos con nuestro
interlocutor un juego en que poco a poco se delinean articulaciones
precisas que forman los puntos de referencia en torno de los cuales
nos podemos mover en las ulteriores exploraciones. Es un modo de
percatarnos del valor relativo de las cosas y de la realidad, y que en
definitiva nos permite «reírnos» también de lo que es «serio» o . . .
«debería serlo». Si conseguimos hacer humorismo sobre nosotros
mismos, nos redimensionaremos y podremos observarnos, lo que
lleva a la aceptación de nuestras inevitables contradicciones y es la
premisa para su superación.
Es fácil advertir, en las situaciones de que hemos informado, que
las extravagancias que contenían y el humorismo que de ellas
brotaban pudieron convertirse en instrumento de conocimiento. Si la
realidad, y el sentimiento de lo trágico que en ocasiones lleva
adherida, se puede trasformar en juego, quizá sea posible desatar el
lazo de las funciones estereotipadas de los diversos miembros del
sistema, y liberar potencialidades creadoras.

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6. La. familia Fraioli: historia de una la comprensión del proceso y completándolo con
terapia* un seguimiento.

(al cuidado de Katia Giacometti)

Trataremos de ilustrar cuanto llevamos dicho valiéndo-


nos del caso de una familia con paciente esquizofrénico,
que tratamos en nuestro Instituto en 23 sesiones, una
cada quince días.
La familia Fraioli acudió a nuestro consultorio tras años
de infructuosas intervenciones, efectuadas en distintas
épocas y con diversos métodos. El núcleo familiar vivía en
una pequeña ciudad de la Italia del Norte, y su nivel socio-
cultural era de clase media. El padre, médico, era un
hombre severo, con una educación rígidamente católica y
sexofóbica; la madre, ama de casa consuetudinaria, admi-
nistraba subterráneamente un rol dominante en la orga-
nización de la vida familiar. Una gran diferencia de edad,
de trece años, separaba a los padres. De los cuatro hijos,
tres varones y una mujer, la más joven tenía 22 años y
vivía fuera del hogar, como los otros dos hermanos, de 36
y de 34 años. Sólo Giuseppe, el tercero en el orden
cronológico, y que era el paciente designado, vivía con los
padres.
Giuseppe tenía 28 años; unos años antes, se había em
pezado a aislar más y más, al punto que ya no salía de la
casa. Su retraimiento progresivo de la realidad externa,
su depresión, su agresividad administrada dentro de la
casa
culminaron en preocupantes crisis de agitación psicomo-
triz, en fabulaciones de sesgo sexual o religioso, y aun en
tentativas graves de suicidio. El joven, no obstante ha
berse graduado en leyes con brillantes calificaciones, ha
bía abandonado toda esperanza de trabajo y pasaba el
tiempo en su habitación o merodeando por la casa, per-
*En este capítulo retomamos el caso Fraioli, que ya se
publicó
en forma resumida en un artículo anterior (Andolfi et al.,
1978) y
que aquí reelaboramos, enriqueciéndolo con partes
significativas para
seguido por fantasías sexuales y de muerte; se mirada, casi inexpresiva, mientras los padres hablaban so-
masturbaba de manera ostensible, excitándose con ropas bre él; continuamente se interrumpían uno al otro y ha-
íntimas de la madre; había expresado el deseo de blaban al mismo tiempo.
mantener relaciones sexuales con ella. Su designación
era de antigua data y estaba documentada por un gravoso Madre: El es el penúltimo; el primero tiene 36 años y
currículo, que comprendía diversos tipos de psicoterapia trabaja como abogado en Génova; el segundo tiene 34
(desde la intervención farmacológica hasta la años, y trabaja en un banco, en Ferrara . . . La más pe-
psicoanalítica), realizados por conspicuos profesionales. queña . ..
No alcanzaron esos intentos para evitar varias Padre (habla al mismo tiempo que su mujer): ... El tiene
internaciones en una clínica psiquiátrica. La vida familiar posibilidades óptimas, pero . . . ahora se enterará usted de
hacía tiempo que estaba dominada por la enfermedad de sus problemas... Esta es la razón por la que se ha des-
Giuseppe, que de continuo reclamaba la atención de la viado .. . Nosotros estamos dispuestos a todo sacrificio . . .
madre y las intervenciones moralistas del padre. Sabe usted, es llevar una cruz ver a un hijo empequeñe-
cido de ese modo ...
[El padre proponía la centralidad de Giuseppe, q u i e n ,
La intervención como proceso desestabilizador a medida que sus padres hablaban, parecía empequeñe-
cerse más y más, como si redujera su espacio físico.]
Apenas diez minutos habían trascurrido desde el co-
mienzo de la primera sesión, de la que participaban el pa- Madre (habla al mismo tiempo): Como él fue el tercer va
dre, la madre y el paciente designado. Giuseppe, sentado rón, yo esperaba una hija... y como a diferencia de los
entre los padres, se veía muy tenso, tija en el suelo la otros tenía un carácter más dócil y sensible, lo tuve más

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apegado a m í . . . También él mostraba preferencia para estar en mis puterías, me puedo arreglar solo perfectamente bien.
conmigo, por ejemplo para que pasáramos juntos las vacaciones,
cosa que los dos mayores prácticamente nunca hicieron. [El paciente responde de manera provocadora para el
Padre (habla simultáneamente): No es que se lo considere la terapeuta, al tiempo que los padres adoptan la actitud pre-
oveja negra . . . Modestamente hablando, mire usted, yo soy ocupada, dolorida y resignada de quien tiene un hijo enfermo. La
cristiano hasta el punto de sostener que se debe decir: «Señor, familia desafía así al terapeuta a probar fuerzas en una causa
Señor, haz la voluntad del Padre nuestro que está en los cielos... perdida.]
»; a mí me ha enviado un hijo así y yo lo cuido, trato de ayudarlo,
y él, en cambio, rehúsa esta ayuda. T.: Dame un ejemplo de putería; porque es posible que el modo de
T. (al padre): Me gustaría saber lo que le ocurre ahora a emplear este término en Roma sea diferente del uso que le dan en
Giuseppe, porque yo en su lugar me sentiría muy incómodo. tu tierra . . . Puede ocurrir que hables de cosas diferentes de las
que yo podría imaginar.
[El terapeuta recibe y hace explícitos los mensajes no verbales
que Giuseppe enviaba. Su actitud se podría interpretar como [El terapeuta no emprende la retirada ante el lenguaje
incoherente; el terapeuta, en cambio, la «lee» como la provocador de Giuseppe; al contrario, fija en ese lenguaje la
manifestación de un estado de ánimo comprensible. El terapeuta atención y lo retoma. La tranquilidad con que se retoma y analiza
hace ver que se interesa por el paciente como persona, por sus la frase del joven confiere a su conducta una connotación de
sentimientos y por todo lo que dice más allá del síntoma. De esta normalidad.]
manera acepta la centralidad de Giuseppe, pero se asocia con él El terapeuta aceptaba el desafío de todo el sistema y utilizaba la
de manera imprevisible respecto de las expectativas
del sistema.] centralidad del paciente para introducir una nueva
esquematización: «El paciente tiene importancia tan grande
Giuseppe: No me siento para nada incómodo . . . (Farfulla porque de manera "lógica" y "voluntaria" cumple acciones
palabras inconexas.) "esenciales" para el funcionamiento de la familia».
T.: Pero en este momento pareces estar muy incómodo... se ve por
la postura que has adoptado. Giuseppe (con aire provocador): Me gustaría darles por el culo a
las mujeres, pero nunca he hecho nada.
[El acento recae sobre el espacio físico del paciente, que se
muestra notablemente encogido, invadido por el espacio verbal [El paciente repropone su centralidad con expresiones
y emotivo de los padres.] provocadoras.]
Giuseppe: En este momento estoy con bronca. T.: T.: ¿Dices que querrías . . . ?
¡Hum!... con bronca... ¿Es por estar aquí? Giuseppe: Darles por el c ul o. . . pero nunca he hecho
nada.
[El terapeuta conecta con él mismo el estado emotivo del T.: ¿Quieres decir que nunca les diste por el culo o que
paciente, introduciendo un elemento de definición externo al
sistema.] nunca tuviste relaciones sexuales?

Giuseppe (con tono más decidido): No, estoy con bronca porque [El terapeuta insiste en obtener respuestas precisas y concretas,
las mías son todas puterías, no necesito que nadie me tenga lo cual resta «originalidad» a la actitud de Giu-seppe. Esto quita
consideración, no necesito que nadie me ayude poder al paciente designado, y drama-ticidad al contexto.]

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Giuseppe: Relaciones sexuales he tenido a veces . .. pero peuta tiene firmemente la iniciativa en sus manos, e invita al
solo con ciertos métodos... en todo caso siempre con paciente a un enfrentamiento directo.]
prostitutas.
T.: Bueno, esas están más dispuestas, ¿no? ¿Dónde está Giuseppe: Creo que es una cosa que nunca obtendré . ..
el problema? Me refiero a darles por el culo... T.: ¿De ti mismo o de las mujeres?
Giuseppe (con expresión de sorpresa): ¿Cómo dice? Giuseppe: ¿Cómo dijo?
T.: Quiero decir... en la práctica están más dispuestas, T.: ¿De ti mismo o de las mujeres?
¿no? En el fondo tienen una percepción más desenvuelta
de su propio cuerpo... ¿o también has tenido problemas [El contexto se ha vuelto ahora absolutamente «normal»;
en ese caso? poco a poco pierde solidez la diferencia entre el «atípico» y
los demás. Las respuestas son de una total coherencia.]
[La implícita redefinición de la conducta incoherente,
aceptada como normal, es una contraprovocación para el Giuseppe: De las mujeres. T.:
paciente designado y su familia. Frente a ella, Giuseppe ¿Estás seguro? Giuseppe: Creo
responde con sorpresa. Aquí empieza lo que podríamos que sí.
llamar «la caricatura de la patología». El uso del humo- T.:Porque por el modo en que hablas parece que tuvieras
rismo, que encontraremos también en otros pasajes, tiende problemas contigo mismo, que te causan pesadumbre.
a desdramatizar el contexto y a crear una mayor distancia
respecto del problema.] [El terapeuta recoge de continuo la actitud de sufrimiento
que deja ver la conducta no verbal del paciente, más allá
T.: No he comprendido dónde está la putería si no es en el del contenido provocador.]
sentido literal de andar con putas; pero no he entendido lo
que querías decir con esto ... ¿Me lo puedes explicar un Tras la posterior intervención del padre y de la madre, que
poco mejor? insistieron en la gravedad de la conducta de Giuseppe, el
Giuseppe: Tengo un sentimiento de vergüenza que me terapeuta comentó:
inhibe, me inhibe siempre . .. T.: No consigo entender... ustedes han hecho un viaje
T.: ¿Quieres decir que te inhibes en el deseo de darles por larguísimo en tren, pernoctaron en Roma para venir aquí...
el culo o en el de tener relaciones sexuales más amplias? Si el problema es ese de dar por el culo, no alcanzo a ver la
No lo tengo en claro. gravedad de la situación.
Giuseppe: He hecho este año, quizá también el año pasado,
alguna propuesta fuera de lugar a alguna mujer, con [El terapeuta niega de manera explícita la enfermedad e
resultados siempre negativos. T.: Sí, pero no está claro en implícitamente comunica, separándose del sistema por un
qué consiste la putería. Madre (con voz persuasiva): momento, que no está dispuesto a permanecer dentro de
Puedo... T. (a Giuseppe): Me has dicho que estás con las reglas de relación que mantienen el statu quo. Está
bronca por tus puterías... Creo que hay infinidad de jóvenes dispuesto a entrar, pero en un nivel diferente.]
de tu edad que desean darles por el culo a las mujeres; no
veo . . . en qué eres tú tan especial. ¿O querrías un súper- Padre: Pero por este problema ha intentado suicidarse . . .
darles por el culo. .. una cosa muy especial? ¿Será esto lo T.: De acuerdo, pero todavía me faltan las transiciones, no
que te pone mal? me parece que este problema de dar por el culo merezca
tanta atención, la intervención de tantos profesores.
[Por el recurso de privar a Giuseppe del apoyo de los
familiares, se vuelve más incómoda su posición y se evita Los padres narraron diversos episodios con el fin de
que esta se inserte en el juego familiar... Ahora el tera- aclarar el decurso de la locura de Giuseppe, pero el tera-

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peuta los interrumpió y retomó la provocación al joven. En Giuseppe: Mi estado emotivo depende ... T.: Quizá te lo
efecto, no se trata de recoger informaciones al azar, en una debo explicar mejor: una persona puede estar deprimida,
masa en que se confunden los datos pertinentes con los preocupada, triste, pero si está con bronca es seguro que
triviales, sino de acoger los elementos (verbales, y sobre no ha de colaborar. ¿Comprendes lo que quiero decir? Esto
todo no verbales) que son expresión de un conflicto entre es lo que me preocupa: si estás con bronca no nos puedes
necesidad de diferenciación y necesidad de cohesión, y ayudar. Papá, mamá, yo. . . si cualquiera de nosotros
que representan la tentativa de fusionar aspectos contra- estuviera con bronca no podría ayudar ... Si no enfrentamos
dictorios de una misma realidad (Andolfi y Angelo, 1980). el problema de la bronca no puedo seguir adelante. ¡Hasta
Cuando el terapeuta interrumpió a los padres y retomó la debí interrumpir a mamá, que me hablaba de lo que
provocación a Giuseppe, perseguía un doble objetivo: sucedió en 1972!... Puede ocurrir que estés con bronca
desbaratar el guión que la familia traía a la entrevista, y conmigo . ..
procurar la formación del sistema terapéutico tomando co-
mo eje un input que resultara desestabilizador para las [Es un mensaje definido para Giuseppe y el resto de la
expectativas del sistema familiar (Andolfi et al, 1978) y familia: «Aquí es necesaria la colaboración de todos». El
cerrara el paso a cualquier tentativa de manipulación por terapeuta muda su posición: de observador externo se con-
medio del síntoma. vierte en miembro participante; por el hecho de poner el
acento en la «relación con él», produce un desplazamiento
T.: Un momento, señora; el caso es que Giuseppe sigue de la patología, que deja de tener su sede en el individuo
con bronca y yo no logro trabajar con una familia que tiene para instalarse en sus relaciones (Andolfi, 1977). El tera-
un hijo de . .. ¿cuántos años? (Dirige la pregunta a Giu- peuta se sitúa como punto de referencia en el que la familia
seppe.) debe buscar una organización nueva. Una de las reglas
nuevas consiste en que cada quien se debe individuar
[El terapeuta impide que los familiares repropongan a como elemento activo y participante. Y efectivamente, el
Giuseppe en su designación de paciente. A la vez, centra proceso de diferenciación de cada uno de los miembros
en él mismo la atención de la familia, que resulta desco- toma como punto de partida la relación con el terapeuta.]
locada respecto del estereotipo de reunión que tenían pre-
visto.] Giuseppe (con voz animada): Sí; la verdad es que mientras
esperaba para venir a verlo, yo decía: «Y encima tengo que
Giuseppe: Veintiocho. ir a lo de ese hinchapelotas».
T.: De veintiocho años. Si tuvieses diez años, yo podría
aceptar que permanecieras aquí en silencio, con cara de [Giuseppe retoma la provocación.]
bronca, mientras tus padres hablan acerca de ti; pero como
tienes veintiocho, no puedo aceptarlo. En consecuencia, o T.: Me gusta que digas las cosas con las palabras justas;
nos vemos obligados a interrumpir o es preciso que eres sincero.
hablemos del motivo por el cual estás con bronca. [El terapeuta redefine lo dicho de manera positiva y lanza
[Si no se acepta mantener al paciente designado en su un desafío a la regla del sistema que sacrifica toda
papel especial de enfermo que es preciso proteger, signi- manifestación emotiva individual a una emotividad familiar
fica que tampoco se puede aceptar su silencio. Por eso el (Bowen, 1979). ]
terapeuta definió como voluntario el silencio de Giuseppe,
lo mismo que a sus demás niveles de participación en la Giuseppe: Tanto es así...
sesión. El esquema de ataque al síntoma (y por lo tanto a T.: Pero yo quiero entender una cosita... por qué estás,
la organización disfuncional del sistema), sostén de la con bronca aquí hoy.
persona, se mantendría constante en toda la terapia.]

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[El terapeuta vuelve a invitar al paciente a que se en- Giuseppe: ¿Cómo dijo? ¿Que mis padres temen . . . ? T.:
frente con él de manera directa y concreta. El hecho de Tus padres en el fondo están preocupados porque no eres
negarse como agente de cambio es paralelo a una acción capaz de ser adulto, de ser autónomo, y piensan que si te
de diferenciación que, tomando como punto de partida al mandan a la mierda podrías empeorar.
terapeuta, no cuestiona abiertamente los equilibrios intra-
familiares.] [El terapeuta no ataca directamente a los padres, sino
que destaca que su actitud protectora y su estigmatización
Giuseppe: ¿Por qué tengo rotas las pelotas? T.: de Giuseppe nacen de su amor y de su preocupación.]
Sí, eso justamente.
Giuseppe: Porque para mí esta situación es un peso, un En esta primera sesión, el terapeuta desbarató las expec-
peso tremendo. Tengo los huevos rotos, tengo una bronca tativas que la familia traía, en el sentido de reconsolidar la
bestial porque... Por ejemplo yo continuamente les rompo estabilidad del sistema. Por el recurso de aceptar la
las pelotas a mis padres... cosa que naturalmente no hago centralidad del paciente, pero negando estratégicamente la
con mis hermanos y mi hermana, porque sin duda tengo patología y el carácter involuntario de su conducta, deter-
miedo de que me tomen por tarado... Entonces con ellos no minó que fueran vanos todos los intentos de reproponer las
lo hago... viejas reglas de relación (Haley, 1974). Al situarse como
T.: Un momento; lo he comprendido todo hasta cierto pun- punto de referencia emotiva para todos los miembros del
to, y desde ahí ya no entiendo; porque a mi parecer no te sistema, el terapeuta comunicaba a la familia que no
tomarían por tarado, sino que te mandarían a la mierda. estaba dispuesto a dejarse enredar en su juego rela-cional.
Al tiempo que desafiaba a la organización disfuncional por
[El terapeuta retoma el lenguaje del paciente, con lo cual medio de la provocación dirigida al paciente, no aceptaba
redefine su conducta como adecuada. En este punto co- ninguna respuesta que se ajustara al libreto repetitivo de la
mienza la diferenciación entre la conducta protectora de los familia. Así consumaba una acción de diferenciación entre
padres, que presupone la existencia de un enfermo, y la los diversos miembros con respecto a él, por la vía de
conducta no protectora de los hermanos, que presupone el impedir cualquier comunicación que no pasara por su
carácter voluntario de cuanto Giuseppe hace o dice, y su persona.
responsabilidad.] Redefinir la conducta del paciente como lógica, voluntaria
y útil representaba un desafío a la estabilidad del sistema,
Giuseppe: Sí. cuyas retroacciones estarían dirigidas a demostrar que el
T.: No es lo mismo que tomarte por tarado. paciente designado no se podía conducir de manera lógica
Giuseppe: ... por tarado y al mismo tiempo me mandarían ni voluntaria, ni, mucho menos, útil para la familia.
a la mierda. Reproduciremos algunos pasajes de la sesión que siguió;
nos mostrarán las retroacciones familiares con respecto a
[Es interesante observar que Giuseppe tiende a repropo- las intervenciones cumplidas en la sesión anterior (Haley,
ner su definición de patología y la indiferenciación de los 1970):
demás miembros.]
Madre: Es probable que usted no esté informado, pero
T.: No, creo que te mandarían a la mierda porque no se les después que lo vimos, en los días que siguieron... miér-
ocurriría considerarte tarado. Es una diferencia grande con coles, jueves, viernes, Giuseppe estuvo peor que antes,
tus padres, que te protegen porque están preocupados y siempre mal dispuesto, encerrado en su habitación...
temen que seas tarado, por lo cual no te pueden mandar a
la mierda. [La familia hace ostentación de un gran empeoramiento,
que es atribuido a la sesión anterior. El mensaje es claro:
[El terapeuta repropone la diferenciación subsistémica.] «Esta terapia no sirve; más aún, es nociva ... pero . . . ]

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Padre: Permaneció aislado... díganos qué debemos hacer. Giuseppe: Pero, ¿de qué manera embromaría? T.:
Embromar en el sentido de que tus padres tendrán que
[ ... asístanos igualmente».] acudir, llamar por teléfono, ocuparse de muchas cosas...
permanecer todo el tiempo alrededor tuyo...
Madre: Se quedó mucho tiempo en casa, tirado en la ca-
ma . . . Hablamos con el profesor Rossi sobre la posibili- [Por medio de la conducta del paciente designado, el
dad de internarlo en su clínica por algún tiempo. terapeuta comienza a individuar y definir los espacios y
Giuseppe: Me he llevado a la clínica el código, el manual las funciones de los demás.]
de procedimiento penal; trataré de estudiar algo porque a
fines de octubre tendré que prestar juramento como pro- Giuseppe: Pero me parece que ellos de todas maneras es-
curador legal... y en ese período pensaba seguir desarro- tán preocupados cuando permanezco en casa, tanto que
llando actividades con mi hermano, que es abogado. muchas veces . .. T.: No les atribuyas cosas . . .
[La conducta y los mensajes de Giuseppe siguen tras- [El terapeuta prosigue su operación destinada a privar al
mitiendo las partes contradictorias de una misma realidad: paciente del control sobre las relaciones familiares y a
necesidad de diferenciación y necesidad de cohesión. En impedir que estas invadan los espacios del paciente.]
efecto, emerge una conducta autónoma de Giuseppe
(pensar en los exámenes y en su futuro laboral como Giuseppe: Mi madre me ha dicho muchas veces que esta
abogado), que empero se inserta en un contexto que la situación es insoportable.
niega, la internación «planificada con miras a un período T.: No atribuyas cosas a mamá... eres tú quien eligió
normal de estudio». El terapeuta tratará de descomponer internarse en la clínica.
este mensaje doble; acogerá el aspecto homeostático, [Se machaca sobre el carácter voluntario de la conducta
pero para re-definirlo en la lógica de la voluntariedad, de Giuseppe.]
logicidad y utilidad.]
Giuseppe: No es que lo haya elegido; yo no quería inter-
T.: No entendí quién es el que opina que en esta situación narme, pero a fuerza de romperme las pelotas... T.: Sabes,
estás mejor en la clínica. Giuseppe: ¿A mí me lo estoy dispuesto a aceptar tu falta de colaboración, me
pregunta? atengo a ella. Pero creo que en la ocasión anterior eras
T.: Sí, porque tengo la impresión de que quieres dar a más sincero . . .
entender que tu familia querría apartarte, mientras que a Giuseppe: ¿En qué sentido está dispuesto a aceptar mi
mi parecer es tu manera de intentar ganar para ti la vic- falta de colaboración?
toria de Pirro. T.: En el sentido de que haces el papel del que tiene que
[El foco se mantiene de continuo sobre el paciente de- ser sostenido con las muletas, y obligas a tus padres a
signado.] hacer el papel de los que te deben convencer para que
tengas ánimo... ¿Pretendes insinuar que se deben sentir
Giuseppe: ¿En qué sentido? ¿Me lo puede usted decir? culpables por tu conducta? En este momento me parece
T.: Embromar, que quieres entrar en la clínica para em- que ustedes (a los padres) están muy alarmados por la
bromar. ¿Está claro? extorsión de Giuseppe, que intenta matarse si no le andan
suficientemente alrededor. No creo que se pueda iniciar
[El terapeuta insiste en el carácter voluntario de la hos- una terapia a menos que ustedes dejen esta situación
pitalización de Giuseppe. Este es el que ha elegido ingre- exactamente como está; de ninguna manera se debe
sar en la clínica, y no porque esté enfermo, sino a fin de desequilibrar una situación reglada por un acuerdo tan
concentrar sobre él la atención de los demás.] perfecto.

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[El terapeuta afirma, de una vez por todas, que en un [El terapeuta insiste en la negación estratégica de la te-
juego de articulaciones, cada miembro de la familia tiene rapia. De este modo obliga a los miembros del sistema a
su rol y su función, y estos roles y funciones se integran buscar, individuar y experimentar nuevas configuraciones
entre sí. Por ello, justamente, el cambio es algo temible; relacionales y personales, que por el momento lo tienen a
por ello la terapia puede ser muy peligrosa a menos que él como punto de referencia.]
se haga frente común con la homeostasis del sistema.
Esto equivale a una negación estratégica de la terapia: Franco: ¿Las condiciones adecuadas?
«Hago la terapia para no hacerla».] T.; Sí, las condiciones adecuadas. En el caso de ustedes
no me parece que se pueda comenzar la terapia familiar;
sobre todo porque considero . . . considero que los padres
se sienten en una situación extorsiva, de extremo malestar.
Franco: ...Pero yo creo... tengo la impresión de que es
El terapeuta como regulador homeostático y agente de acaso la familia la que lo ha perjudicado... con cierta
diferenciación al mismo tiempo educación . . . cierta formalidad . . . quizás inadecuada para
estos tiempos.
Por el recurso de reforzar de continuo la vertiente ho- T.: ¡Ah!, pero entonces . . . ¡un momento!... entonces la
meostática, el terapeuta introduce un input imprevisible, no historia es diferente . . . Usted considera que la familia pro-
sólo respecto de la lógica familiar, sino de una lógica duce un malestar en Giuseppe, y no Giuseppe el que lo
«social» de intervención psicoterapéutica. En esta línea, produce a la familia . . .
pidió a Giuseppe que hiciera venir a la sesión siguiente a
sus hermanos; justificó la necesidad de su presencia con el [El terapeuta acoge esta esquematización del problema y
empeoramiento que había sufrido y la urgencia de brindar pone de relieve su valor diferenciador:]
apoyo a los padres. Con esta ampliación del sistema, el
terapeuta se proponía no sólo una redefinición del pro- Franco: Bueno, digamos que ahora es Giuseppe el que
blema por referencia a la autonomía de los padres produce malestar a la familia... sin embargo, en el pasado .
respecto de los hijos, sino además una descomposición del . . por cierto que mi hermano no nació ayer... considero que
conflicto concentrado en el comportamiento sintomático del al principio ha sido la familia la que lo perjudicó . . . T.: En
paciente. Así empezaba a delinearse la redistribución de la ese caso también sobre usted debió de influir.
atención y de los conflictos en los espacios personales y
de interacción de cada miembro. [El terapeuta trata de investigar, en clave diferenciada, el
En esa sesión estuvieron presentes, además de subsistema de los hermanos.]
Giuseppe, el padre y la madre, los dos hermanos y la Franco: Bueno, puede ser que cada uno de nosotros haya
hermana: Franco, de 36 años, que vivía en la misma reaccionado de manera diferente... Andrea y yo nos hemos
ciudad donde ejercía la profesión de abogado; Andrea, de apartado de cierta formalidad . . . En cambio él es menor,
34, casado, que residía en otra ciudad, donde trabajaba en se encontró en condiciones diversas... quizá más próximo
un banco, y Giovanna, de 22, que concurría a la a Giovanna . . .
universidad y pasaba en el hogar todos los fines de Padre: No quiero entrar en polémicas... pero sufro con la
semana. sola idea de enviarlo fuera de casa... En sus actuales
Franco: Creemos que podría ser útil que se alejase del condiciones no sé . . .
ambiente familiar... pero no sé ahora, con esta terapia [El padre repropone la centralidad de Giuseppe como
familiar que se ha iniciado . . . paciente.]
T.: La terapia familiar en verdad no está encaminada, ni
siquiera se ha iniciado... Aquí sólo iniciamos el trabajo con
las familias que presentan las condiciones adecuadas.

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tiría muy bien sin Giuseppe, con mi marido y mi hija, si
Franco: Mi padre quiere decir que no es partidario ella se quisiera quedar . . .
de apartarlo de la vida familiar. T.: Y en esta situación, ¿cómo cree usted que se
Andrea: Pero recuerda que también yo .. . en sentiría su marido?
aquel período, cuando estaba en Genova . . . Madre: Bueno, en esta situación quizá se sentiría
Padre: Es cierto que se puede hacer la prueba, peor que y o . . . El no ve tan bien el alejamiento
pero hasta que no haya recuperado un poco el de Giuseppe. Padre: No, no, en estas condiciones,
equilibrio... no sé. ¿Qué opina usted? con tres tentativas de suicidio... es preciso que
[En el conflicto, padre y madre buscan la alcance el mínimo de equilibrio . . . T.: Muy bien,
mediación del terapeuta.] oigamos a los hermanos.

Madre: Sí, ¿qué nos aconseja usted, profesor? T.: [El terapeuta trabaja en la diferenciación en el
No logro entender qué ventaja tendría para todos interior de los subsistemas.]
ustedes acudir a sesiones familiares . . . no veo
ninguna ventaja porque esta es una familia que Franco: Estoy bien así...
en ciertos planos no tiene posibilidad de cambiar T.: ¿Crees que Giuseppe te crearía los mismos
ciertas actitudes, pero no es por culpa de nadie. problemas que crea a tus padres? Franco: No,
seguro que no.
[La negación de la utilidad de la terapia T.: Has hecho una afirmación grave . . . es muy
introduce un input imprevisible y desestabilizador. peligrosa . . . Yo no creo que sea la familia la que
La familia no tiene más alternativa que continuar vuelve extraño a Giu-seppe . . . pero de lo que él
en sus tentativas de tras-formación.] dice se podría sacar la conclusión de que si
Giuseppe estuviera alejado, se comportaría de
Franco: Entonces usted debería explicarme manera enteramente diversa . . .
dónde fallamos ... en qué sentido no somos Giuseppe: Pero vea usted, mi situación es un gran
adecuados. despelote . . . no atino a hacer nada . . .
En este momento el terapeuta procuró [El paciente designado repropone su centralidad
dramatizar la situación en que se encontraba la ante la amenaza de una situación conflictiva
familia; sus miembros debían reconsiderar las (Haley, 1974).]
cosas y tener bien presente «lo bien que esta
familia funciona unida». Por lo tanto, de cada Franco: La única posibilidad de que alcance cierto
miembro se pedía que se mantuviera junto a los equilibrio está en que nos pongamos de acuerdo
demás y al mismo tiempo se alejara de ellos. Ante sobre ciertos errores cometidos (a los padres) por
la demanda de romper el círculo, el subsistema de ustedes, permítanme que lo diga... porque
la pareja y el de los hijos se separaron, pero, ciertamente no he sido yo quien lo educó . . .
terminada esta secuencia, se retomaron las Ciertas restricciones . . . la religión . . . Giuseppe:
posiciones anteriores y el paciente designado Disculpa, no .. . no empecemos ahora ... porque
volvió a ocupar su puesto entre los padres. Sin cuando yo tenía aquellas crisis . . .
embargo, todos habían experimentado la
diferencia que supone ocupar posiciones diversas [La tensión ha aumentado; el conflicto entre el
y, por la vía de esta diferenciación metafórica, la subsistema de los padres y el de los hijos se
posibilidad de cambiar. El trabajo del terapeuta agudiza, y el paciente designado se propone
prosiguió con la señalada intencionalidad. como el elemento salvavidas... ]

T. (a la madre): ¿Estaba mejor antes o lo está Franco: Bueno, déjame hablar, después dirás que
ahora? Madre: Sin Giuseppe, profesor, en este no es verdad, pero lo harás por cortesía. El hecho
momento me sen- es que ustedes nos consideraban ovejas negras...
papá y mamá, por-
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que vivíamos por nuestra cuenta, mientras que a ti te con- una terapia... Sobre todo temo por ti (señala a Giuseppe),
siderabas la oveja buena... Y como tú también te sentías la porque no querría que hicieses cosas aventuradas, que cam-
oveja justa, te veías reforzado en esa orientación, pero en biases tu conducta ... eso sería muy peligroso. Podría su-
cierto momento eso mismo te paralizó. ceder que papá y mamá de repente se encontraran ante un
abismo . . . Papá podría sufrir un colapso o mamá caería en
[... pero Franco se lo impide. Ahora es un miembro de la una depresión .. . Acaso Franco se sintiera reabsorbido por
familia el que trata «normalmente» a Giuseppe, y evita la la familia, y comenzaría a descuidar su trabajo ... Gio-vanna
actitud habitual, de falsa protección.] podría perder su actitud reflexiva, descubrir que ya no se
Padre: Es verdad, Giuseppe... ¿tú qué dices? siente capaz de llevar adelante las tareas en que se ha
Giuseppe: Pero no, no . . . comprometido, entrar en crisis con su novio y experimentar
Franco: Entonces yo quiero hacer una pregunta... ¿Es o no la necesidad de volver a casa para permanecer junto a
es verdad que a él lo consideraban el bueno y nosotros mamá... Andrea podría angustiarse con la idea de que no
éramos los de mala conducta? ¿O pretenden negar también consigue mejorar las cosas, y sentirse culpable.
esto? [Es evidente que, aun manteniéndose estratégicamente en
T.: Avizoro grandes peligros en esta familia si hiciéramos
una terapia familiar... avizoro muchos peligros porque es el polo homeostático, él terapeuta ha dado comienzo a un
una familia en que hay muchas energías y posiciones di- trabajo de individuación de las áreas de conflicto e insatis-
vergentes entre ustedes . . . Por eso, si hiciéramos una tera- facción ligadas con las funciones que cada miembro de-
pia, saldrían a la luz estas diferencias... sería muy peligroso. sempeña en este juego relacional rígido. En un contexto
tranquilizador, en que el terapeuta se erige en garante de la
[El terapeuta parece impedir el proceso de diferenciación homeostasis, se introduce la anticipación de fantasías
por ser peligroso para el equilibrio familiar. Después de catastróficas respecto de un cambio.]
haber convocado las diferencias y ayudado a que salieran a
la luz, destaca su peligrosidad. Por el recurso de negar Coherente con la posición que había asumido, el terapeuta
estratégicamente la terapia, se sitúa activamente en el polo insistió en sus dudas sobre la utilidad de llevar adelante una
homeostático y obra de manera que la familia se desequi- terapia y prescribió a Giuseppe que «se mantuviera alerta v
libre.] conservara su función como garantía para el terapeuta».
En la sesión que siguió, se declaró satisfecho con Giu-
Como el enfrentamiento entre padres e hijos se hacía más seppe porque había conseguido mantener con rara cohe-
riguroso, Giuseppe intervino de pronto para reproponer el rencia su función.
problema de dar por el culo a las mujeres y su miedo de T.: Antes de empezar, quiero felicitar a Giuseppe por las
morir e irse al infierno. Pero puesto que el terapeuta se garantías que me está dando. Ahora veamos el modo en
situaba de continuo como el garante más estable de la que los demás pueden ayudarlo también en esto... Franco:
homeostasis, las contradicciones condensadas en el Oiga, doctor... yo tenía la intención de introducirlo en un
comportamiento sintomático de Giuseppe podrían empleo... Como es el momento oportuno para presentarse
convertirse poco a poco en los contenidos (sexualidad- en un concurso, hice que preparara la solicitud...
religión-moralismo) de un conflicto generacional y de pareja, T.: Pero, ¿sabe usted que su hermano tiene un compromiso
en que la función del paciente se hacía menos necesaria y en este momento?
eran más raros los momentos en que se lo triangulaba. Franco: Sí, un compromiso con esta terapia .. . T.: No, no
T.: Me parece que todavía, aunque poseemos algunas in- me entienda mal... Giuseppe tiene un compromiso con la
formaciones más, estamos bien lejos de poder comenzar familia, una función que nadie más puede

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desempeñar . .. Lo habrá mirado bien . . . ¿no le impresio- los demás tuvieran más libertad . .. Era, por así decir, el
na como una persona que en este período está muy ocu- punto de apoyo, mientras nosotros hacíamos en mayor
pada? medida lo que queríamos.
T.: ¿Quien de ustedes corre el riesgo de empeorar más si la
Las garantías consistían en mantener las cosas como situación cambia? Franco: Bueno, quizá mis padres.
estaban. Aferrado a este supuesto, el terapeuta hizo Giovanna: Por lo menos papá tiene una profesión
actuar en la sesión los fantasmas sobre lo que sucedería para desahogarse . . . Creo que sería mamá . . . Giuseppe:
si Giuseppe abandonaba la función que le incumbía. De Pero... ¿cómo explica usted mi conducta de loco?
esta manera introdujo el «fantasma del cambio»,
simbolizado por la muerte del paciente, y verificó el miedo [El paciente designado repropone su centralidad.]
v las fantasías que a él se anudaban en los dos
subsistemas, de los padres y de los hermanos. T.: Aunque Giuseppe siga ayudándome con garantías,
T, (a la pareja): ¿Cuál de los dos cree que la muerte de querría tener más. Me gustaría que ustedes, junto con
Giuseppe lo desequilibraría más? papá y mamá, discutieran para evaluar a fondo quién
Madre: El remordimiento me torturaría toda la vida . . . podría sufrir un empeoramiento mayor por el hecho de
Padre: El dolor sería inconmensurable... pero yo no expe- venir aquí... y que después evalúen las energías y la
rimentaría sentimientos de culpa . .. ayuda que, llegado el caso, los demás podrían
T.: Usted, señora, ¿me está diciendo que Giuseppe conti- proporcionar a esa persona . .. Porque yo no creo que sea
nuaría manteniendo su función? posible aceptar una terapia que llegue a provocar la ruina
Madre: Sabe, profesor, sobre aquellos hechos . . . los de uno de los participantes.
problemas sexuales... Quizá debí haber hablado con mi
marido ... y en cambio sólo atino a llorar.. lo resuelvo todo El hecho de que el terapeuta asumiera la función de ga-
con el llanto. rante de la homeostasis familiar, y el hecho de que la ten-
T.: ¿Sobre los problemas sexuales de Giuseppe? Padre: sión se redistribm era por los espacios interactivos
Sí, los nuestros han terminado hace tiempo... Madre: subsiste-micos v por los espacios personales de los
Naturalmente, han terminado ... entre otras cosas porque diversos miembros, hicieron posibles algunos movimientos
los hechos de Giuseppe influyeron también sobre las de Giuseppe hacia su autonomía. En efecto, el mes que
relaciones matrimoniales . . . Padre: Sí, produjeron frialdad siguió, al tiempo que proseguía la colaboración de los
... hermanos y la pro-fundización del enfrentamiento
Madre: Vea, haber oído a Giuseppe hablar de esas activi- generacional entre los dos subsistemas (Minuchin, 1976),
dades sexuales . . . hasta la posibilidad de que se pusiera Giuseppe empezó a salir y a ocuparse de sus estudios.
a espiar... Más y más cobraba realce el problema de la
Padre: Acabó por liquidarlo todo . .. desvinculación recíproca de los padres y el hijo. Pero el
T.: Si he comprendido bien, usted dice que Giuseppe ter- terapeuta sabía que la familia no podía reconocer esa
minó por reunir en él toda la sexualidad de la familia. mejoría porque ello requeriría la modificación de reglas
que, disfuncionales en un nivel, eran protectoras de la
Después el terapeuta se dirigió a los hermanos, indagó integridad de la familia en otro. Por ello, a los pocos
sus fantasías y puso de manifiesto la función del paciente segundos de iniciada la sesión siguiente, centrada de
designado con relación a la desvinculación de ellos. nuevo en la tríada padre-madre-paciente designado, el
terapeuta tomó la iniciativa descalificando la evidente
Franco: . . . Entiendo la raíz de la situación... él siempre mejoría. Para hacerlo recurrió al humorismo, con lo cual,
estuvo más con los padres, era el hijo modelo, el por un lado, negaba la mejoría y, por el otro, reproponía un
predilecto. Giovanna: Quiere decir que en definitiva él nivel de entendimiento y complicidad.
ayudaba a que

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T.: Giuseppe, me gustaría preguntarte ya mismo si Giuseppe: Sé perfectamente que si un día me pusiera a
hubo algún inconveniente esta semana. Veo en tu cara hacer lo que hacen mis hermanos, lo lograría muy bien,
que estás menos alerta de lo habitual. Giuseppe: ¿ Q ué pero debería renunciar a ... T.: A la función.
quiere decir? T.: Menos alerta. ¿Qué ha sucedido de Giuseppe: No sé a qué... debería renunciar a un mundo
nuevo? Giuseppe: He embromado un poco. fantástico. ..
T.: No, las cosas normales no me interesan, me refiero a T.: A la función; y me parece que eres muy ingenuo cuando
inconvenientes graves, cosas extraordinarias. adoptas una conducta diferente. Ingenuo, porque te en-
[El terapeuta quiere ir más allá de las fantasías más ne- gañas creyendo que alguien pueda o quiera tener la
gativas de la familia. Cualquier cosa que sus miembros función que desempeñas tú... ¿Tienes algún nombre para
digan sobre empeoramiento, siempre estará por debajo de sugerir?
sus previsiones.] [Es evidente el aspecto provocador del mensaje, tanto
Giuseppe (sorprendido): No, inconvenientes graves, no. T.: para el paciente como para el sistema en su conjunto.]
Entonces me equivoqué; sin embargo .. . Padre: Tuvimos Giuseppe: ¿Cómo dijo? No oí.
una enorme dificultad para traerlo aquí, porque entre otras T.: ¿Tienes algún nombre para sugerir, alguien que pueda
cosas esta mañana . . . T.: De acuerdo, pero eso se cuenta ocupar tu puesto en la casa, desempeñándolo con la aten-
en las dificultades normales . . . yo sigo con la impresión ción debida, como lo haces tú?
de que tú, Giuseppe, estás menos alerta . . .
Giuseppe: No entiendo lo que quiere decir. Madre: Me El terapeuta siguió redefiniendo la actitud diferente de
permito inmiscuirme, pero acaso el doctor se refiere al Giuseppe como inoportuna y peligrosa para la estabilidad
hecho de que hayas desarrollado actividades que no son de la familia. Concluyó la sesión con una prescripción que
las habituales, ¿no es verdad, doctor? tendía a reforzar las reglas disfuncionales del sistema (An-
dolfi y Menghi, 1977):
[La madre, con esta intervención suya, proporcionó al
terapeuta una realimentación importante respecto de una a. Los padres debían observar con extrema atención toda
comprensión de la lógica y de las funciones. Así se invierte conducta «anómala» que Giuseppe tuviera en el curso del
el proceso de asociación. Al comienzo era el terapeuta el día y por las noches discutirlo entre todos y trascribirlo
que se asociaba con la familia; ahora esta se asocia con prolijamente en un cuaderno.
él, utilizando su lógica y su esquematización.] b. Giuseppe debía permanecer siempre en la casa duran
te las dos semanas siguientes, sin modificar su conducta
T.: Usted, señora, tiene un sexto sentido. Madre: Sobre habitual. Todo comportamiento adulto, fuera voluntario o
esto deberías decir (se dirige a Giuseppe) que has logrado solicitado por los padres, se debía considerar incorrecto,
permanecer ante la mesa de trabajo... T.: ¡Por eso es que porque representaría un intento de Giuseppe de sustraerse
me impresionas menos alerta! de su «función» esencial en el interior de la familia.
[El terapeuta sigue redefiniendo la mejoría con califica- c. Giuseppe por un lado, y por el otro los padres, debían
ciones peyorativas.] garantizar la ejecución correcta de esta tarea mediante el
procedimiento de poner por escrito cualquier incorrección
Padre: Aunque después dijo que todo es inútil, que todo en que se incurriera.
eso no sirve para nada; lo dijiste a continuación, ¿no? Di- d. La sesión siguiente sólo se produciría a condición de
jiste que atentarías contra ti mismo. que cada uno de los miembros presentara el material es
crito requerido.

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Esta redefinición de los eventuales movimientos autóno- almuerzo se puso a estudiar y fue al campo de deportes.
mos de Giuseppe como incorrectos respecto de la función De regreso, retomó el estudio. Salió después de cenar, y
que él desempeñaba en la familia reafirmaba la alianza del volvió a eso de las 24. Traía un humor aparentemente nor-
terapeuta con la tendencia homeostática del sistema; esta mal, pero a la una de la madrugada vino a despertarnos
última era «convocada», además, por la prescripción de la para que le diéramos un somnífero porque no podía dormir,
conducta sintomática y de algunas reglas familiares, repre- estaba agitado. [ . . . ]
sentadas por el control exasperado de los movimientos »Ausencia de mi esposa, que ha ido a visitar a su sobrina.
individuales que los padres y Giuseppe ejercían Entonces me quedé en casa con Giuseppe. Preveía pasar
recíprocamente. De esta manera, el terapeuta se proponía horas difíciles. En cambio, extrañamente, Giuseppe se vio
hacer explícito el funcionamiento de esta familia y más distendido que de costumbre y por momentos hasta
aumentar la carga que cada uno de sus miembros debía en actitud de colaboración. Estuvo en su habitación, estu-
sobrellevar. Esta línea tendía a una mayor separación de diando. Yo no fui a verlo. No obstante nada sucedió. A la
los espacios generacionales y a una autonomía individual noche cenamos juntos y hablamos sobre asuntos triviales.
creciente. Esto me lleva a la conclusión de que quizá nuestra insis-
En la sesión que siguió, los padres y Giuseppe se tencia con él lo induce a menudo a manifestaciones que
presentaron con una serie de anotaciones que crean en nosotros, los familiares, un estado de
expresaban, de diferentes modos, el desacuerdo con el preocupación y de inquietud».
terapeuta en lo que se refería a la importancia de la
«función» Giuseppe siguió saliendo y empezó a enviar al Madre: «Esta mañana salió durante una hora más o
terapeuta mensajes en los que se hacía cada vez más menos, con mameluco, para ir al campo de deportes
manifiesta su impaciencia ante la aprensión de los padres. (incorrección). A la siesta estuvo fuera cerca de una hora.
A título de ejemplo, y en sucesión temporal, reproduci- De regreso tenía aspecto agitado. Le pregunté enseguida
remos extractos del material escrito que llevaron a la se- si le había pasado algo, y me respondió que lo seguía
sión, respectivamente, el padre, la madre y Giuseppe: persiguiendo la idea de suicidarse. Como se había metido
en la cama, el padre lo exhortó a no permanecer ahí y a
Padre: «Se muestra con evidencia la contraposición entre leer algunas páginas del libro de estudio (incorrección de
la actitud negativa de Giuseppe, que usted define como parte del padre). [...]
"coherente", y el intento de construir algo con miras a su »Fugaz y reducida al mínimo su colaboración con el her-
existencia autónoma. Por lo que toca a la idea recurrente mano. A la siesta hizo intentos ocasionales e intermitentes
del suicidio, se muestra cada vez más extorsiva. Interro- de estudiar, sin eficacia ninguna. La expresión de su rostro
gado sobre esto en alguna ocasión, responde que su con- era más bien sombría. Después salió (incorrección).
ducta está destinada a lograr que los padres le tengan con- Estuvo fuera unas dos horas, y yo sentí gran angustia. De
miseración. [ . . . ] regreso a casa no quiso cenar, pero cenó después, solo. [ .
»Aislamiento total. A la noche encontró fuerzas para estu- ..]
diar. Frente a sus discursos destructivos yo reacciono tra- »Pasó casi toda la mañana en cama en estado depresivo
tando de desarmarlo. Le hago exhortaciones continuamen- (como de costumbre). A mediodía vino el amigo Federico.
te. [ . . . ] Mi reacción es casi instintiva. [... ] »Esta mañana Cosa extraña, Giuseppe lo quiso ver y habló con él durante
estuvo en los tribunales con el hermano, pero cuando una hora y media. Después del almuerzo salió para
volvió declaró que seguía perdiendo su tiempo. A la siesta encontrarse con un ex compañero de estudios. Regresó a
se quedó en la cama, para salir después sin meta fija. eso de las 15 y tornó a salir (incorrección). A la hora volvió
Volvió a las 21.30 y durante la cena habló con su madre a casa, se dio una ducha, se cambió y se puso a estudiar
acerca de los hijos de Andrea, mostrando cariño hacia desde las 16 hasta las 19 (incorrección). El estado de áni-
ellos. Pero después se ensombreció, y fueron vanos mis mo de Giuseppe ha cambiado. No parece deprimido, sino
intentos de averiguar qué le ocurría. [ ... ] »Por la mañana bastante activo. Después de la cena llamó por teléfono a
fue de nuevo a los tribunales. Después del
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dos conocidos y aceptó la invitación de Franco, el her- Sólo que no se puede resistir pasivamente en una
mano, para que se presentara la mañana siguiente en la situación absurda».
sala de los abogados a fin de prestar juramento. »Esta
mañana no pude evitar regañarlo y exhortarlo a reaccionar Al final de la sesión, el terapeuta se declaró muy afec-
contra su depresión (incorrección de mi parte) [...] tado por la escasa colaboración en la terapia y por la lige-
»Por la mañana, después de mantener un breve contacto reza con que Giuseppe descuidaba su vigilancia.
con su hermano por unas cuestiones legales, salió para
encontrarse con un amigo (incorrección). Se acostó a la
siesta, y se levantó a las 18 con un humor negro. Repitió
una vez más que debía resignarse a proseguir su El cambio como desafío al terapeuta
existencia con el ritmo habitual y con la tentación de robar En este punto se inició una fase nueva, caracterizada por
revistas pornográficas. Después salió y poco después la progresiva descentralización del terapeuta, que culmina-
llamó por teléfono diciendo que se quedaría a cenar en ría con la escisión del sistema terapéutico. La descentra-
casa de un amigo (incorrección). [... ] lización se produciría de manera progresiva hasta la verifi-
«Durante casi todo este día. Giuseppe descuidó su cación de los espacios de interacción de la nueva
función. Durante la mañana acudió a los tribunales a estructura del sistema (Menghi, 1977).
prestar el juramento reglamentario para presentarse al Al comienzo, sin embargo, la manifestación de una indi-
próximo examen de procurador legal (incorrección). A la viduación mayor de los espacios de pareja y personales
siesta se quedó un rato en casa y traté de hablarle y de mantenía al terapeuta en la posición de garante de la ho-
alentarlo a reaccionar, de infundirle confianza. Salió a eso meostasis familiar y, en consecuencia, centralizado en su
de las 19. Después de la cena, no obstante que tenía una función de regulador homeostático en remplazo del pa-
cita para ir al cinematógrafo, no lo hizo. Lloraba y me decía ciente designado. La familia reivindicaba la mejoría todavía
que, cuando yo ya no esté, no tendría ninguna persona a en relación con el desafío iniciado con el terapeuta, y que
quien hacer confidencias». había culminado en la negación estratégica de aquella, Por
su parte, el terapeuta, aunque profundizaba los espacios
Giuseppe: «No se puede escapar de la realidad de la vida. personales y subsistémicos, permanecía en la posición del
Por eso, sea que prosiga con este lío de terapia familiar, que niega la utilidad de un cambio y pone de manifiesto
sea que no lo haga, seguramente que no se puede sus dificultades y sus riesgos: y en este punto los riesgos
escapar. Los demás no cometen incorrecciones conmigo. habían dejado de ser genéricos porque se ligaban con las
[... ] »En este período he vivido como he podido. La demandas concretas que cada miembro empezaba a
mañana del miércoles fui a casa de mi amigo Mateo. Yo lo hacer por sí mismo y con relación al otro. Por eso la
había llamado por teléfono para pedirle que me ayudara a intervención no contenía amenazas a la homeostasis fa-
poner el barco en condiciones. Después fui al estudio de miliar, que en cambio representaba un obstáculo y al mis-
mi hermano Franco. Pero en realidad todo es inútil, no se mo tiempo una garantía para las primeras instancias de
puede escapar de la realidad. Sin duda que puedo ir a ver cambio; justamente en virtud del proceso de desmantela-
a mi hermano, pero esto no cambia nada . .. Llegados a miento de estos obstáculos, para demostrar al terapeuta lo
este punto, quizá sería mejor acabar, en lugar de continuar infundado de sus temores, la familia adquiría una autono-
con todas estas puterías. [ . . . ] mía más grande. Reproduciremos fragmentos de la sesión
»Seguí yendo a encontrarme con Franco, me quedé a 13ª con los padres:
cenar en casa de un amigo, un ex compañero de escuela,
[... ] pero quizá lo único que debería hacer sería tomar nota Madre: Ahora me siento un poco cansada, «aplastada»,
pasivamente de esta situación, inclinar definitivamente la ¿me entiende usted? Pero en la incertidumbre me he
cabeza y seguir yendo a Roma, aun si eso no cambia concedido un descanso.
nada.

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Padre: Pero yo le puedo hacer la síntesis. En estos ce: «Yo no me fío«, y puede ser que tenga sus razones.
últimos tiempos, efectivamente Giuseppe se ha movido... Tanto más cuanto que el propio Giuseppe declara «Me ten-
no ha permanecido en cama. Fue un poco a los tribunales go que poner a trabajar»; y después «No lo consigo».
con su hermano, se puso a estudiar algo, lleva consigo Madre: Sobre eso debo decir algo que he notado en él del
libros... 15 al 26 .. . Ha pasado esos días positivamente; frecuentó
todas las mañanas el estudio de su hermano y permaneció
[En esta fase de la terapia el padre es mucho más activo poco tiempo en casa.
y responsable.] Padre: ...¿no podemos fiarnos? De acuerdo; este mucha-
T.: ¿Libros para niños? cho puede hacer una locura mañana, pero, en efecto...
entre las demás cosas ha ocurrido también un hecho posi-
[El estilo sigue siendo provocador, aunque a la vez es tivo. Giuseppe ha triunfado en una causa, y nosotros nos
burlón y humorístico.] enteramos casualmente por los diarios... ni siquiera sa-
bíamos que se ocupaba de esa manera del asunto... En
Padre: No, libros de derecho . .. En efecto, se ha produ- definitiva, creo que aun no haciéndonos ilusiones, como
cido una tentativa de inserción. Es verdad que si después usted decía . .. El mismo Franco, que siempre es objetivo y
se le pregunta, dice: «Yo lo hago, pero estoy convencido nunca se desequilibra, ayer le dijo a mi esposa . . .
de que para mí todo está terminado». Salvo el hecho de
que antes era coherente con esta postura absolutamente [Se tiene la impresión de que los padres intentan conven-
negativa y se quedaba en casa; ahora, si su hermano lo cer al terapeuta de la mejoría producida. Pero dar crédito a
llama al juzgado, él va . . . sus argumentos podría ser la señal para que se batieran
T.: No me fío. Me sorprende que usted, después de tantas en retirada en este esfuerzo familiar hacia la «curación»; el
experiencias, se confíe tan ciegamente. mantenimiento del polo homeostático por parte del tera-
peuta es un punto firme y un factor tranquilizador que per-
[ ... pero el terapeuta deja entender al mismo tiempo: mite al sistema desequilibrarse hacia ulteriores cambios.]
«No obstante que haya tenido tantas experiencias negati-
vas, espero que usted no haya perdido todo optimismo».] Madre: . . . que notaba que Giuseppe se interesaba más
Padre: Yo no me fío; yo consulto, se lo cuento a usted. T.: en
Le digo que no me fío. Hoy no esperaba saber de me- su trabajo . ..
jorías. A lo sumo, teatralizaciones . . . Es decir, algo que Padre: ... notaba que había cierto interés.
no fuera tan riesgoso para todos ustedes. No me fío de todo esto, es demasiado riesgoso ... Giu-
seppe no puede abandonar así su función. No me han
[El terapeuta pone el acento en la necesidad de que dado garantías suficientes.
ellos mismos asuman los riesgos inherentes al cambio.]
[El terapeuta da a entender que sólo abandonará sus re-
Madre: A mí también me parece que Giuseppe da pasos servas en caso de comprobar cambios más sustanciales.]
adelante...
No obstante que dejó entrever la posibilidad de ulteriores
[Ahora la mejoría es compartida explícitamente por los cambios, el terapeuta dedicó el resto de la sesión a
dos padres. Parece que la incredulidad, que el terapeuta reproponer una inmovilidad absoluta en las funciones res-
ostenta tiene el poder de reforzar su convicción.] pectivas y en las modalidades de relación que se habían
puesto de manifiesto en las sesiones anteriores. En parti-
Padre: ¿Pero no oíste al doctor hace un momento decir cular, invitó a Giuseppe a mantener su rol de «centinela»,
que tan útil era para todos y que con tanta abnegación
que no se fía de esta tentativa de inserción? Lo afirma él; desempeñaba. El carácter repetitivo de las conductas
prescritas por el terapeuta aprisionaba a cada quien en el
di-150 espa-
151
http://psicoalterno.blogspot.com/ que ir a un psiquiatra para
cio limitado de su función y creaba un creciente contarle las propias puterías.
malestar. Los padres empezaban a sentir la carga ¡No! Lle-
del control que ejercían sobre Giuseppe: en la
misma medida en que era traído a la luz y
prescrito por el terapeuta, se vivía con cierto 152
«sentido del ridículo», atestiguado por el siguiente
episodio, que refirió la madre:
«A las 17.30, Giuseppe salió para ir a la misa
vespertina diciendo que enseguida volvería. Pero
eran las 19.30 y no había vuelto; yo estaba muy
inquieta, entre otras cosas porque sospechaba
que eso ocurriría. En consecuencia, después de
haber llamado por teléfono al amigo Mateo, mi
marido fue a inspeccionar el puente ferroviario
que Giu-seppe había mencionado más de una
vez. Cuando el padre ya había salido, Giuseppe
volvió y contó que se había ido a encontrar con un
amigo. Al enterarse de que el padre había salido
para buscarlo, cobró una expresión sombría y se
recluyó en su silencio. Sólo después que volvió el
padre, que estaba un poco turbado, dijo algo para
reprocharnos nuestra aprensión. En efecto,
repensándolo, nos pareció todo desproporcionado
y hasta un poco . . . ridículo si no fuera por los
antecedentes. En este mismo momento en que
escribo me pregunto por cuánto tiempo todavía
tendré (pie seguir poniendo por escrito las veces
que Giuseppe hace esto o lo otro, entre otras
cosas porque él cada vez está más "rebelde" e
"incorrecto"».
Por su parte, Giuseppe, que adoptaba una
actitud más y más «rebelde», enviaba mensajes
de impaciencia más coherentes:
«Si por lo menos cada uno pudiera permanecer
en su propia esfera sin tener siempre encima los
ojos de los demás. De hecho, parece imposible
conseguirlo. Pero a mí me rompe las pelotas, que
así sí, que así no . . . ».
Todo esto llevó a un aumento de la tensión, que
el sistema expresó por medio del paciente en la
sesión 14ª. Reproduciremos la explosión final, que
tuvo por resultado la ausencia constante de
Giuseppe en las sesiones que siguieron:
Giuseppe: Esta ambivalencia sustancial de tener
gados a este punto, que se vayan todos a la mierda, yo acepto mi
vida como es, y no me rompan más las pelotas; en suma, maldita
sea, yo no les rompo las pelotas a los demás y que los demás no
me las rompan a mí. Así estaremos a mano.
T.: Me parece que Giuseppe a su modo dice que esta tarde no tiene
ganas de lloriquear. Me complace. No esperaba esto.
[El terapeuta define positivamente las afirmaciones de Giuseppe,
que demuestran su capacidad de poner límites entre él y los demás
o su tentativa en ese sentido. «No esperaba esto» significa: «No
esperaba que él expresara tan francamente su sufrimiento por tener
que presentar siempre la parte más pobre y monótona de sí mismo.]

Una nueva estructura


La ausencia física de Giuseppe en las sesiones siguientes fue
considerada positiva por el equipo terapéutico, pues sancionaba en
la práctica un cambio en la estructura familiar. Por primera vez, el
input desestabilizador partía del sistema familiar mismo. Con
anterioridad no se soportaba la menor distancia entre Giuseppe y
los padres, sobre todo la madre; ahora, la constante participación en
la terapia de la pareja sola era indicio de una modificación impor-
tante. En efecto, los padres admitían acudir solos sin que los
paralizara la angustia que los movilizaba en torno del hijo. También
habían conseguido salir una noche dejando solo a Giuseppe. Así
refirió la madre el episodio:
«Mi marido y yo salimos después de la cena dejando solo en casa a
Giuseppe, que no estaba del todo tranquilo y tenía en sus manos la
soga para hacer gimnasia. Volvimos a medianoche. Giuseppe ya
estaba en la cama. Tenía la luz encendida y fuimos a darle las
buenas noches. Cuando se enteró de que habíamos ido al
cinematógrafo, dijo que debía de haber pasado mucho tiempo
desde la última vez que habíamos hecho una cosa así».
Al mismo tiempo se tuvo noticia de un aumento notable en la
autonomía de Giuseppe. Después de algunas sesio-153
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nes, utilizadas sobre todo para consolidar las distancias La carta reforzaba y sancionaba la línea estratégica de
adquiridas, el terapeuta envió una carta a Giuseppe. Los esta fase. Redefinía la conducta de Giuseppe calificándola
padres fueron sus portadores. de creadora, y traía a la luz, por el hecho de prescribirlas,
las características funcionales del sistema familiar. Además,
Con esta comunicación al paciente designado se presentaba una semejanza formal con los mensajes del pa-
buscaba: ciente designado, que hacía una cosa positiva pero simul-
táneamente sentía la necesidad de definirla como negativa;
a. Dar un reconocimiento a los esfuerzos que hacía Giu- que tenía una conducta autónoma, pero enseguida debía
seppe para consolidar su autonomía; compensarla con una conducta sintomática. Por otra parte,
b. reproponer una prescripción sintomatológica con proce sólo formalmente la carta se dirigía a Giuseppe. El verda-
dimiento provocador (Andolfi v Menghi. 1976. 1977); dero destinatario era todo el sistema familiar, y de hecho
c. reforzar una clara división subsistémica entre la pareja todo el sistema respondería a ella después. La tercera con-
y Giuseppe, y dición, la que indicaba que en ausencia de Giuseppe los
d. poner en relación la autonomía del hijo con la de los padres realizarían la lectura fuera de la casa, determinaba
padres. para el padre y la madre una ocasión más para cotejarse y
reforzar su espacio de pareja, desvinculándose del hijo. En
Reproducimos íntegramente el texto de la carta: efecto, los crecientes movimientos de Giuseppe en el
sentido de la autonomía exigían que paralelamente se
«Querido Giuseppe: Me hago cargo de los esfuerzos que pudiera reestructurar el subsistema de la pareja. En las
haces en estos últimos tiempos para volver más productiva posteriores reuniones con el marido y la esposa, el terapeu-
tu participación en la terapia familiar. Y tanto más produc- ta, por el recurso de llevar hasta la exasperación la impo-
tiva porque se produce a distancia, sin el riesgo de asumir sibilidad de un encuentro de pareja que no pasara por la
actitudes dependientes y pasivas. Sin embargo, te solicito triangulación de Giuseppe (hecho reforzado por la lectura
que no renuncies a la creatividad contenida en tus de la carta en la casa), traía al primer plano la exigencia de
conductas habituales (como permanecer mucho tiempo en reencontrar espacios personales y espacios compartidos
cama, mas-turbarte repetidamente, romper las pelotas, que ya no se limitaran a conversaciones sobre la patología
amenazar con atentar contra ti mismo, no desempeñarte del hijo.
en una actividad laboral) hasta que no te hayas asegurado En ese momento el terapeuta se valió de un abordaje
perfectamente de que tus padres están en condiciones de más típicamente estructural. En efecto, la verificación de
caminar solos sin que necesiten de tu función». una estructura nueva está caracterizada por el abandono
Junto con la carta se impartieron a los padres estas ins- de la función de regulador homeostático que el terapeuta
trucciones: había desempeñado hasta ese momento, y por la capaci-
dad de la familia para reorganizarse sin necesidad de uti-
a. La carta debía ser leída todos los días en voz alta por lizar la patología. En esta fase, la intervención estructural
el padre o la madre en presencia de los otros dos; consiste en supervisar las interacciones alternativas que la
b. de tiempo en tiempo debía seguir a la lectura una dis familia actúa de manera autónoma en procura de un nuevo
cusión sobre las reflexiones que la carta provocaba en equilibrio dinámico (Andolfi, 1977).
cada De uno de los informes escritos tras la lectura de la
uno de ellos; carta, se infería que los padres habían alcanzado una
c. en el caso de que Giuseppe se rehusara a participar, la comprensión más clara. En efecto, observaba la madre:
lectura debía ser hecha por los padres solos en el horario
establecido, pero en una habitación diferente o fuera de la «...se podría deducir que somos nosotros los que nos
casa; y beneficiamos con la función de Giuseppe para salir ade-
d. sólo habría una sesión siguiente si se cumplía con esta lante por nuestra cuenta. Al contrario, me parece que es-
prescripción.
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tamos enredados y condicionados por nuestro hijo; este Padre: Tal vez ahora que nuestros hijos son grandes nos
condicionamiento dejaría de existir si él adoptara actitudes podamos permitir un poco de tranquilidad, un poco de des-
adultas y lógicas. En todo caso, yo, la madre, llego en canso . . . Efectivamente, yo siempre he sido un poco jan-
concreto a la conclusión de que nosotros, los padres, de- senista.
bemos esforzarnos para no dejarnos condicionar por su
función. Por otra parte, nos parece entrever en sus mani- Como cierre de la sesión, después que marido y mujer
festaciones externas un intento tolerado de inserción. Por hubieron evocado el pasado y reanimado, por los recuer-
ejemplo, la noche que volvimos de Roma observamos que dos, un interés recíproco, el terapeuta les pidió, «aun sa-
Giuseppe se había preocupado por prepararse la cena. biendo que no serían capaces de hacerlo», que llamaran
Esto llevaría a inferir que él podría adquirir cierta por teléfono a Giuseppe para decirle que regresarían a la
autonomía en caso de que nosotros nos mañana siguiente y se quedaran en Roma esa noche, «no
desengancháramos». con el propósito de hacer algo determinado, sino como en-
trenamiento, como esfuerzo para no dejarse condicionar
Los padres, al parecer, habían tomado la valiente de- por la conducta del hijo (y por el miedo de ellos)». La pare-
terminación de luchar, con la ayuda del terapeuta, contra ja recibió esta prescripción (Andolfi y Menghi, 1976) con
la necesidad de la función. Reproduciremos extractos de perplejidad; el padre habló de compromisos de trabajo, la
dos sesiones con los padres solos, significativos porque madre de los problemas de la atención del hogar. Salieron
señalan el paso de la triangulación de Giuseppe al cotejo diciéndose que acaso sería posible, acaso no. En la sesión
de pareja y a una diferenciación mayor dentro de ella. Se siguiente, la madre empezó diciendo que habían ido al tea-
observará que en el curso de este proceso la posición del tro después de tantos años.
terapeuta se descentralizaba más y más.
Madre: Estoy convencida de que nosotros, los padres, de-
Madre: ¿Sabe usted?, tengo la sensación de que al fin de bemos iniciar este desenganche de los hijos... La vía para
cuentas Giuseppe termina... terminaba un poco por se- obtenerlo es por cierto larga y difícil... pero yo creo en su
guir mi propia senda. T.: ¿En qué sentido? real eficacia... Por mi parte, quizás es ridículo... pero me
Madre: En las relaciones sociales... Me parece que tam- inscribí en el Instituto Italofrancés para retomar el estudio
bién él tiene ese tipo de malestar, de temor a tratar con los de la lengua francesa y asistir a las conferencias. Así tuve
demás, que yo tenía... la posibilidad de volver a ver personas que ya conocía, por
Padre: Pero conmigo eras extravertida... sólo hacia el ejemplo una ex compañera de escuela que ahora es
exterior eras más cerrada, pero en fin de cuentas también profesora de letras.
a mí me venía bien eso... Sabes, quizá por mi carácter... Padre: Y además... después de tantos años hemos deci-
todo este ajetreo, este andar saliendo, nunca me gustó dido hacer un viaje este verano..
mucho. Madre: Tampoco a mí, pero en cierto momento T.: Tengo la impresión de que si quieren hacer este viaje
advertí que no era bueno para los hijos... Además de que tendrían que lograr primero credibilidad ante sus hijos.
quizá tampoco era bueno para mí... porque muchas veces (Sale.)
me reproché no haber cultivado amistades... haber sido un Madre: Quizá sea verdad, también Giovanna dijo «Espero
poco cerrada... que lo hagan». Quizá sería necesario empezar con alguna
Padre: Pero cuando encontraste al sujeto que andaba lo- pequeña excursión...
quito te abriste... T.: ¿Loquito era él? Padre: Loquito era T. (entra): Mis colaboradores me hicieron notar que ese
yo. viaje es sólo una hipótesis de trabajo, no una certeza.
Madre: Pero no hemos realizado... Sí, nos hemos querido Padre: Creo que el viaje se hará ciertamente. T.: Pero,
bien, hemos tenido estos hijos... pero hemos realizado ¿qué sucede si alguien de la casa arroja un salvavidas. ..
poco para nosotros... al que se pueda aferrar el que tiene miedo de ahogarse?
Giuseppe, o también Giovanna, podrían arro-

156 157
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jar uno de estos salvavidas para ver si ustedes se aferran 158
a él...
Madre: ¿Cuál podría ser, por ejemplo, uno de esos sal-
vavidas?
Padre: Por ejemplo, Giuseppe podría tener una de aque-
llas crisis... ¡pero esta vez no tendrá efecto! Madre: No,
no, no sucederá...

Escisión del sistema terapéutico


En la sesión que siguió, marido y mujer reafirmaron su
voluntad de emprender el viaje; en ese sentido, trajeron un
programa detallado. Las garantías ya no eran para el
terapeuta, sino que cada uno se comprometía con el otro y
con su deseo de hacer la experiencia. Por otra parte, los
informes sobre la lectura de la carta se habían convertido,
para los miembros de la pareja, en motivo de reflexión
sobre su vida pasada, sobre las relaciones con los hijos y
con la familia de origen de cada uno. Declararon haber
observado con sorpresa y satisfacción que lograban no
hablar de Giuseppe, sin sentirse culpables. Además,
destacaron el hecho de que este había mejorado a
consecuencia del distanciamiento de ellos. Dijeron haber
quedado confundidos porque Giuseppe se había
desenganchado haciendo una excursión a Asís antes que
ellos emprendieran su viaje; se sintieron como si les
hubiera «ganado de mano».
Giuseppe proporcionaba continuas noticias de sus
propios progresos y definió su conducta diciendo que
«ahora [es] normal». La sintomatología anterior no se
había vuelto a presentar, aunque afirmaba no haber
resuelto todavía sus problemas, que, empero, él mismo
definía, en una carta dirigida al terapeuta, como «dificultad
para decidir, auto-determinarse e insertarse en la vida
adulta». En ocasiones manifestaba cierta preocupación
por el futuro, pero se empeñaba en actividades en lugar de
refugiarse en las actitudes regresivas de antaño. Había
pasado con buen resultado un examen de habilitación
profesional; colaboraba en la administración del estudio de
su hermano y estudiaba a fin de mantenerse actualizado.
Para las vacaciones, hizo viajes con amigos y se declaró
satisfecho con la nueva experiencia. Había trabado
amistad con un joven de su edad, y pasaba parte de su
tiempo libre con él. Algunas
veces había ido de visita a casa de su hermano mayor, dotes de inteligencia v en el diálogo que se ha iniciado
que vivía en una ciudad vecina y con quien había entre nosotros. [... ] Mi mujer y yó hacemos augurios para
establecido una relación significativa. Hacía proyectos de que continúen los signos de este renacimiento; yo perso-
vacaciones para el año siguiente; en particular, nalmente garantizo mi compromiso. [... ] Habrá advertido
programaba con detalle un viaje por el Lazio y la Umbría. usted que le hablo como a un amigo, y este me parece un
En una sesión de control, después de las vacaciones, punto muy positivo... >.
los padres afirmaron que habían aflorado tensiones a
causa de la «diversidad tan grande de nuestros El alejamiento gradual de la terapia confirió a los miem-
caracteres», pero también declararon que se sentían bros de la familia Fraioli una mayor independencia y los
revitalizados por estas discusiones. El padre sostuvo puso en la necesidad de hacerse cargo de los cambios
«haber redescubierto a Gio-vanna», la hija menor, y que sobrevenidos y asumirlos con plena conciencia. En este
había recuperado con ella una relación que, sin quererlo sentido, todos, el terapeuta incluido, hicieron un balance.
él y sin advertirlo, se había perdido prácticamente. Fue En esta última fase de separación de la familia, el tera-
también el padre quien hizo reflexiones sobre esta peuta tiene que ser capaz de producir justamente el cam-
experiencia terapéutica cuando había trascurrido un año, bio atestiguado por el señor Fraioli, el abandono de la fun-
en una carta dirigida al terapeuta: ción de terapeuta para encontrarse como persona que
puede tener un intercambio con otra persona sobre
« . . . Con sinceridad le debo decir que nuestras experien- problemas que ya no se esconden tras la patología.
cias con usted en esas veintitrés sesiones fueron muy
exigentes y de gran tensión, pero sin duda hemos logrado Reproduciremos algunos pasajes de una conversación
una fe renovada en nosotros mismos y en nuestra capaci-
dad para enfrentar los problemas que vendrán, sobre todo entre el terapeuta y Giuseppe en las fases finales de la
por el avance de la edad. [... ] Giuseppe sigue inseguro
sobre la elección profesional que hará. [... ] Giovanna tera-159
pasa por su propia crisis, pero tengo mucha fe en sus
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pia. El propio Giuseppe fue quien solicitó el encuentro a mujeres —casi todos las tienen—; el problema está en que
solas, declarando la necesidad de un cotejo directo. esperas no sé qué cosa de las mujeres. Quizás entonces
te conviene masturbarte con Playboy... Claro es que quizá
Giuseppe: A mi juicio, en este punto es necesario ser con- no sea satisfactorio... Giuseppe: Diría que en modo alguno
cretos. Se trata de decidirse entre no poder y no querer. lo es. T.: Entonces el problema está justamente en la
Sin embargo, creo que en la vida una persona no se auto- insatisfacción de que has hablado. Giuseppe: S í . . .
determina nunca del todo por sí misma... se determina permanente insatisfacción. T.: Sabes, en Playboy hay
sólo en parte, porque también hay otros factores que la mujeres especiales. ¿Has visto mujeres con celulitis en
obligan, le facilitan las cosas, la obstaculizan... En otras Playboy? Giuseppe: No.
palabras, las cosas son así... Debo decir con claridad en T.: .. .¿o una mujer que muestre los primeros signos de la
este momento que en las relaciones con el otro sexo no vejez?
doy pie con bola, en el sentido de que hoy es difícil trabar Giuseppe: No, no, es evidente.
una relación seria con las muchachas... T.: Cuando iba a la T.: Entonces, esas son supermujeres. A ti te gustan más
escuela, tenía un amigo que decía que para hacer algo era que las reales. Tienes un poco esa tendencia a ser
necesario recurrir a putas. Nosotros le decíamos que era «súper» y extraordinario.
una cosa triste. Al final lo llevamos, y entonces él se echó Giuseppe: Admito que es verdad lo que usted dice, que yo
atrás... De esa manera, me parece que armas un discurso quiero demasiado... Pero yo ahora... querría... Me
para negártelo en el momento mismo en que lo haces... Es explicaré con un ejemplo concreto...
como si dijeras «El verdadero problema es con el otro
sexo», pero no está del todo claro si no puedes o no Giuseppe empezó a contar un encuentro que tuvo con
quieres, y después declaras: «Pero en el fondo la culpa es una muchacha en el tren, su turbación, el descubrimiento
de las muchachas». Me parece que continuamente de intereses comunes, la agradable sorpresa de que ella
descubres justificaciones para no enfrentar el problema... debía tomar de regreso el mismo tren, y después sus
Es como aquello de dar por el culo... ¿te acuerdas? vanos intentos de volver a encontrarla en la misma
estación los días siguientes.
[Ahora el terapeuta puede hablar abiertamente de las
contradicciones presentes en los mensajes de Giuseppe.] Giuseppe: Quiero decir que... digamos... Me parece que
en teoría las ocasiones se podrían presentar... pero des-
Giuseppe: La primera sesión, de setiembre de 1977. pués puede resultar difícil encontrar un enganche práctico.
T.: ¿Te acuerdas, entonces? ¿Cuál era la diferencia que .. Este es un caso particular, porque, aunque me ocupé de
tuvimos tú y yo sobre esto? lograrlo, no la vi más... T.: Pero en este caso, ¿no pudiste
o no quisiste? Giuseppe: No, en este caso quería, por lo
[El contexto es intenso. Se trasunta la complicidad menos deseaba... pero, repito, no conseguí reencontrarme
propia de dos personas que tienen una historia común. El con ella... T.: Es probable que se trate todavía de esa
cotejo es directo, de persona a persona.] disyuntiva entre poder y querer, en el sentido de que
Giuseppe: No me acuerdo con precisión... T.: Tú hablabas subsista alguna función que debes desempeñar... y por
de dar por el culo, y en cambio a mí me parecía que la eso no te lo puedes permitir... Todavía subsiste mucho de
cosa era con una pequeña palabrita antepuesta. esa disyuntiva. Si hasta hace poco tiempo no sólo no
Giuseppe: Un súper-dar por el culo. podías tener una relación con una mujer, sino
T.: Justamente, un dar por el culo muy especial... porque probablemente ni siquiera una relación adulta con
mi impresión no es que tengas dificultades con las cualquiera... ponerte a conversar con personas adultas
sin necesidad de lloriquear...

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Es probable que quede todavía alguna función que debes culación de los hijos,1 debían enfrentar problemas viejos y
desempeñar... a la que te hayas aficionado... y a causa de nuevos, pero sin necesitar ya de triangulaciones patoló-
la cual tienes dificultades para sentirte Giuseppe. Cuando gicas. En ese momento el terapeuta pudo por fin declarar-
venías aquí hace un año no eras Giuseppe... eras una se abiertamente favorable al cambio producido y felicitarse
masa de cosas... atentar contra ti mismo, ideas fijas... de manera explícita con los miembros de la familia por los
extorsiones... ¿Te acuerdas? Era una masa de funciones esfuerzos hechos y los resultados conseguidos. Había
que debías desempeñar. No sé exactamente en qué punto concluido su obra de desmantelamiento de la rigidez del
estás ahora... sistema, así como la simultánea apertura de alternativas
nuevas; pero la verificación última de la estructura nueva
[El estilo sigue siendo provocador, pero ahora al tera- compete a la familia y a los individuos que la componen
peuta le es posible reconocer abiertamente los cambios (Menghi, 1977).
sobrevenidos.]
Giuseppe: No sé... sin duda las cosas han cambiado...
pero no es fácil enfrentar los problemas que existen...
Quizá los demás... Yo me siento desarmado... sobre todo
con las mujeres...
T.: Justamente por eso me pregunto para qué abandona-
rías las funciones en que eres experto... para convertirte
en un adolescente o un preadolescente que hace sus pri-
meras armas y que quizás hasta se ruboriza si habla con
una chica... Y después tengo la impresión de que todavía
estás demasiado interesado en lo que debes responder a
los demás, en lugar de pensar en lo que te importa decir.
Pero tú, ¿qué quieres para ti?
Giuseppe: Es probable que yo ni siquiera sepa lo que ver-
daderamente quiero...
T.: Lo que me interesa saber es si quieres hacer alguna
cosa por ti o si todavía estás empeñado en tus funciones...
Giuseppe: No creo... pero en este momento no tengo
todavía una respuesta... es difícil comenzar... Pero sin
duda ahora logro reírme más de mí mismo... tomarme
menos en serio...
Aunque el terapeuta sigue utilizando un estilo provocador
a fin de sondear la capacidad de Giuseppe para conservar
sus propias fronteras, por su modo de comunicarse se
muestra más dispuesto a discutir las dificultades del joven,
que en ese momento se presentaba como un adolescente
turbado que debía enfrentar sus insuficiencias, sin sentir la
necesidad de esconderse tras una patología. Acaso 1 En los últimos años hemos asistido con cierta
Giuseppe ya estaba en condiciones de hacer demandas frecuencia a terapias familiares exitosas que después
más individualizadas. llevaron a demandas de terapia individual por parte del
paciente designado o de algún otro miembro.
Lo mismo valía para los padres que, producida la desvin- Consideramos esta evolución un resultado positivo del
trabajo realizado en el conjunto de la familia.

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Conclusiones d. vuelve difícil o hasta imposible toda respuesta que
tienda a reproponer viejas reglas y comportamientos repe
titivos;
e. impide a la familia estabilizarse en torno de un equi
librio nuevo que sólo represente una trasformación funcio
nal idéntica a la precedente (Ashby, 1971);
f. trae a la luz fantasmas y miedos referidos al cambio,
atenuando su valor destructivo, y
Con la reconstrucción longitudinal de la terapia de la fa- g. activa el cotejo y la renegociación de deseos y ne
milia Fraioli hemos intentado recomponer en sus partes el cesidades individuales que ya no se enmascaran tras la
abordaje que en este libro presentamos. Si bien es posible patología de uno de los miembros.
distinguir una parte más estratégica, que apunta a la
ruptura de la rigidez disfuncional del sistema familiar, y En el curso de este proceso, el terapeuta inicialmente
otra que se podría llamar más estructural, orientada a la ocupa el lugar del paciente designado y se centraliza, con
reorganización de una nueva estructura familiar (Stanton. lo cual mueve a cada uno de los miembros a definirse
1981), en realidad en cualquier fase se puede observar la respecto de él. Es decir que convoca aquellas demandas
afirmación de un mismo proceso: la progresiva diferencia- que nacen del cotejo de cada quien con su función; puesto
ción de los espacios de los individuos y la consiguiente que esta ya no se actúa en el espacio de interacción,
pérdida de rigidez del sistema como un todo por la vía del pierde el valor de conducta compartida con un objetivo; de
acrecentamiento de sus potenciales de información. La esa manera pone de manifiesto una identidad em-
ruptura de la rigidez del sistema familiar, que impedía un pobrecida y reducida a una sola dimensión. Estas mismas
intercambio satisfactorio de informaciones, coincide con la demandas, aunque se expresen a menudo en un nivel
activación de potencialidades individuales escondidas tras fantaseado, y siempre dentro de una estructura de con-
las funciones reductoras del libreto familiar. De hecho, la tención en que el terapeuta es garante, en primera per-
liberación y el redescubrimiento de los espacios sona, de la homeostasis familiar, representan por sí mis-
personales de cada miembro de la familia constituyen el mas una información nueva y desestabilizadora.
resorte más poderoso para descubrir las posibilidades de Por el hecho de centralizarse y mantenerse de manera
nuevas configuraciones relaciónales en el interior del coherente en el polo homeostático, el terapeuta modifica
sistema. de hecho la configuración interactiva del sistema, pero al
El terapeuta, por vía de la redefinición, la provocación y mismo tiempo niega estratégicamente la posibilidad de
la negación estratégica (Andolfi, 1977; Andolfi et al.. 1978), cambio. Lo que se persigue es abrir una brecha en la
ejerce una acción desestabilizadora sobre el sistema rigidez del sistema familiar, el abandono de sus certezas y
familiar, obrando en diversos niveles: el comienzo de una búsqueda y una experimentación de
configuraciones nuevas en el orden personal y de relación.
a. Acepta la centralidad del paciente designado, con El terapeuta opera redefiniciones continuas que impiden al
lo que subvierte por completo su razón de ser, porque sistema familiar estabilizarse en torno de una definición
redefine su comportamiento como lógico, voluntario y útil; única; de ese modo, no permite que los miembros de la
b. constriñe también a los demás miembros a su res familia inserten la intervención terapéutica en los antiguos
tringido espacio personal, que coincide con la función esquemas de referencia. Simultáneamente se descubren
asignada por la específica lógica familiar; espacios personales nuevos y se reabren canales de
c. pone de manifiesto y separa las contradicciones y interacción, los que constituyen un acrecentamiento de los
los conflictos condensados en la conducta sintomática, re potenciales informativos y, por lo tanto, de las po-
distribuyendo así tensiones y conflictos por los espacios sibilidades de reestructuración.
per
sonales y subsistémicos de cada miembro;
164 165
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vuelven más directos, y el
En este punto es posible proceder a la terapeuta mantiene la posición de
verificación de la estructura nueva, lo que marca su activador. Ahora sus
el paso de un abordaje estratégico a uno más intervenciones, más típicamente
típicamente estructural. Este paso se caracteriza estructurales, apuntan a ayudar a
por la progresiva descentralización del terapeuta, los miembros de la familia para
hasta que se llega a la escisión del sistema que definan sus fronteras
terapéutico. individuales y subsistémicas,
En una primera fase, mientras los miembros de
la familia reivindican los cambios sobrevenidos en
función del terapeuta y del desafío con él iniciado,
este responde con la negación estratégica de la
mejoría. Es decir que manifiesta una
disponibilidad mayor para aceptar los movimien-
tos del sistema familiar, pero la subordina a una
verificación concreta; para ello reclama una
acción que lleve a resultados visibles en orden a
los cambios de que los miembros de la familia se
vanaglorian. Esa verificación se produce en la
sesión, para que sea después continuada en la
casa, lo que refuerza la tendencia al cambio y
amplifica el proceso terapéutico más allá de la
hora de reunión. Con este procedimiento el
terapeuta pone el acento en la necesidad de que
sea la familia la que se haga cargo de los riesgos
inherentes al cambio. Si la familia es capaz de
poner en práctica, con miras al terapeuta,
modalidades nuevas de comunicación, podrá al
mismo tiempo experimentar entre sus propios
miembros las ventajas del cambio y aprender a
funcionar de manera autónoma. En este estadio,
el terapeuta conserva su posición central de
regulador homeostático, y manifiesta su duda y su
perplejidad hacia las demandas de cambio, cuyos
riesgos sigue destacando. Esto permite a la
familia ulteriores desequilibrios en el sentido del
cambio, que se manifestará como una
acrecentada capacidad de cada miembro para
individuarse en el interior del sistema.
Comienza entonces una segunda fase, que
coincide con la progresiva descentralización del
terapeuta y la verificación, por la propia familia, de
la mudanza sobrevenida en la relación entre
espacios personales y espacio de interacción.
Esto no significa ausencia de conflictos y de
problemas, sino capacidad para enfrentar esos
conflictos sin experimentar la necesidad de
esconderse tras una patología. Los cotejos en el
a activar esquemas nuevos de relación, sean internos o externos,
y a idear soluciones futuras practicables, de las que se podrá
constituir en el punto de referencia con miras a una verificación
periódica.
La aparente simplicidad de las líneas terapéuticas y la
inteligibilidad de las intervenciones características de esta fase
podrían inducirnos a no valorar su importancia e incurrir en
errores por precipitación y superficialidad. Los movimientos del
terapeuta, en efecto, deben favorecer ahora el alejamiento
progresivo y, por lo tanto, una disminución gradual del poder que
antes había sido menester para la intervención.
La escisión del sistema terapéutico trae aparejado, por último, el
redescubrimiento, en el interior de la familia, de sus valencias
autoterapéuticas, su capacidad para utilizar los nuevos inputs,
provenientes de su interior o del exterior, como oportunidades de
cambio y de crecimiento. El objetivo final es que el proceso
iniciado continúe sin que sean ya necesarios los apoyos
terapéuticos.
Para volver al caso de la familia Fraioli, nos parece pa-
radigmático el modo en que poco a poco se redefinió el
comportamiento sintomático del paciente. Al comienzo, el
terapeuta, desde una posición central, lo redefinió como lógico,
voluntario y útil. Después, por una ampliación de la tríada padre-
madre-hijo al sistema familiar, que incluía a los otros dos
hermanos varones y a la hermana, redefinió pragmáticamente el
problema por referencia a un conflicto generacional. Se pasó así
de una indiferenciada emotividad familiar en tomo del síntoma, a
una mayor diferenciación de los conflictos. La vuelta a la tríada
permitió poner en relación la autonomía del hijo con la de los pa-
dres, y esta redefinición del problema fue reforzada por una clara
división subsistémica entre la pareja y Giuseppe.
Todos estos cambios sobrevienen en un contexto en que el
terapeuta se mantiene en el polo homeostático y prescribe en
clave provocadora las reglas disfuncionales del sistema, al tiempo
que niega estratégicamente cualquier mejoría producida. El
momento de giro fundamental en el proceso terapéutico es aquel
en que los miembros de la familia modifican su percepción de la
conducta del paciente, es decir, cuando dejan de poner el acento
en la patología para considerar su significado relaciónal. Se pue-
de iniciar entonces una búsqueda de autonomía, pero se
presentan junto a ella el miedo del cotejo y de la verifica-

16 16
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ción. Es la primera realimentación indicadora de que advi- 168
no el proceso de redefinición, de la nueva visión concep-
tual y emocional de los problemas, que ahora se pueden
enfrentar, en lugar de eludirlos (Watzlawick et al., 1974).
Ahora las demandas son más personales y ya no se
deben esconder tras la sintomatología. Los diarios que la
madre llevaba, iniciados en forma impersonal y centrados
en la conducta patológica del hijo, se convirtieron en
ocasión para reflexionar sobre su propia vida, sobre la
relación entre la autonomía de la pareja en el interior de
ella misma y frente al hijo.
En el curso del proceso terapéutico la familia se mues-
tra, más y más, como un conjunto de individuos, y menos
como un sistema que reacciona en bloque. La posibilidad
de una estructura nueva se presenta en el momento en
que, por el redescubrimiento de los espacios personales y
subsistémicos, se puede reconocer de nuevo la relatividad
de los significados atribuibles a la realidad, y formular
deseos que se miden con los límites de esta. En particular
para el paciente designado, pero también para los demás,
la función rígida ya no es preferible a la amenaza de una
falta de identidad.
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