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Reseña: Hacia una sociología del discurso pedagógico

Fuente: Bernstein, B. (2000). Hacia una sociología del discurso pedagógico. Bogotá:
Magisterio.

La pedagogía en Colombia es una herramienta que no se ha estudiado en su totalidad y que


tiene poco desarrollo a la hora de ser teorizada. Se le describe, en términos generales y a
grandes rasgos, como el dispositivo por medio del cual se llega al conocimiento,
conjugando toda una amalgama de contenidos, estrategias didácticas, discursos y lenguajes.
Es decir, como una herramienta que funge en la educación un papel primordial para
alcanzar sus fines. No obstante, si nos acercamos al contexto educativo colombiano, es
inevitable fijarnos en el hecho de que los avances en cuanto a pedagogía en el país se han
desarrollado alrededor de la técnica y las ideologías, apoyadas en el marco las teorías
cognitivas y comportamentales.

Basil Bernstein establece, de esta manera, toda una teoría sociológica de la pedagogía;
haciendo referencia principalmente a la pedagogía entendida desde los cambios constantes,
tanto culturales como sociales que son dirigidos por discursos y busca, además, develar la
reproducción de dichos discursos en función de comprender tanto la macro-estructura del
mundo en relación con las micro-relaciones que se encuentran en los contextos más locales
y componen el tejido social.

Este libro es una apuesta de los editores Mario Díaz Villa y Nelson López Jiménez por
compilar parte del trabajo teórico que ha desarrollado Bernstein y que se socializó,
consecuentemente, en el año 1998 en la Universidad del Valle en el área de Lenguaje y
Educación, perteneciente al Doctorado en Educación. En dicho seminario, Bernstein
compartió sus ideas e hizo, sucesivamente, una interpelación a sus primeros trabajos en
cuanto considera que la investigación siempre se está revisando y precisando a la luz de
nuevas adquisiciones, más aún en el marco del entendimiento de las relaciones de la
pedagogía con las relaciones sociales, donde el “[…] trabajo de Bernstein se considera un
intento de construir una teoría sistemática de las relaciones entra la escuela y la sociedad
que articula los macro y microniveles del análisis sociológico.” (p.12)
Bernstein, entonces, desarrollará todo un análisis en torno a la consolidación del discurso
como una institución social que está en constante relacionamiento con la sociedad y las
condiciones sociales. Pero el autor no se queda únicamente en el análisis del discurso, sino
que lo traspone hacia la pedagogía, y más explícitamente hacia la práctica pedagógica.

Bernstein argumenta que la lógica interna de la práctica pedagógica como transmisor


cultural es proporcionada por un sistema de reglas y la naturaleza de estas reglas actúa
selectivamente sobre el contenido de cualquier práctica pedagógica, y afirma que si bien la
lógica interna no es el código, si deseamos conocer cómo se realiza una práctica pedagógica
específica, debemos examinar la modalidad del código pedagógico, esto es, los principios
de clasificación y enmarcación. (p. 15)

Para comprender el planteamiento del autor, debemos clarificar que él considera que hay
prácticas pedagógicas visibles e invisibles. Las visibles corresponden al conocimiento
generado autónomamente, y las invisibles son las que se dan en las relaciones sociales, es
decir, en otras palabras, los aspectos intraindividuales, intergrupales e integradas dentro de
sí. Asimismo, para hablar de un contexto comunicativo dentro de las prácticas pedagógicas,
se propone mirarlo desde un principio de interacción que a su vez distingue entre dos
principios adicionales que son el de clasificación y el de enmarcación. El primero, y de
manera particular, es el que se encarga de regular las relaciones entre contextos, mientras
que el segundo, por otra parte, es que dispone formas de realización dentro de un contexto.

La práctica pedagógica es el ‘cómo’ en la educación, pero esta no habla de una sola


pedagogía, sino que retoma dos tipos de pedagogías principalmente: las pedagogías
autónomas que son de orden académico, y las pedagogías dependientes del mercado que
continúan una línea vocacional. Siguiendo esta misma línea, dentro de la comunicación
pedagógica, es menester ver que el conocimiento no es estático, sino que este siempre está
en constante cambio, en una transformación sin límites y la cual llamará
recontextualización, sabiendo que ese conocimiento proviene de esferas teóricas, prácticas,
expresivas, oficiales o locales. Pero la esfera oficial y local, son las más importantes en
tanto constituyen el discurso pedagógico y así el trabajo en la educación.

El discurso pedagógico para Bernstein es, entre otras definiciones, no un discurso sino más
bien un principio que agrupa la forma en la cual los discursos son apropiados y manifiestan
relaciones entre ellos para la transmisión y el aprendizaje. El discurso pedagógico, a su vez,
también es un macrodiscurso que reúne en su conjunto el origen de todos los discursos
especializados que hablarán de descontextualización de los discursos y recontextualización,
que no es otra cosa más que brindar un reenfoque a los discursos dados los cambios
sociales que se presenten.

Retomemos, de esta manera, la comunicación pedagógica como una necesidad, una


necesidad alrededor de los mínimos avances en investigación pedagógica. Si bien se da por
hecho que la educación es un vehículo de formas dominantes de comunicación que
privilegia algunos sectores y deja a su merced otros más desfavorecidos, se puede decir que
la educación también obedece a unos contextos en los cuales los significados tienden a ser
elegidos, pero, ¿quién elige estos significados que debe socializar la educación? Esto es lo
que intentará cambiar de perspectiva Bernstein. Nos llevará a preguntarnos, entonces, por
las ideologías que circundan los discursos pedagógicos. Unos discursos que son derivados
del lenguaje, y los cuales, considera el autor, no pueden estar separados, ellos son: el
lenguaje de la teoría y el lenguaje de la existencia.

Al hablar de conocimiento dentro de los discursos pedagógicos, se debe hacer una


separación entre el conocimiento local y el conocimiento general. De estos dos se
desprenderán dos clases de discursos. El discurso vertical entonces es oficial, hace uso de la
recontextualización y suele ser individualizado. En el otro extremo se encuentra el discurso
horizontal que es local, pero se compone primordialmente de segmentos y responde a
dinámicas comunitarias. El discurso horizontal, pese a ser segmentado, permite que todos
los conocimientos estén en el mismo nivel y que ninguno de ellos pueda superponerse al
otro. Es necesario, consecuentemente, crear nuevos lenguajes desde el diálogo de los
conocimientos entre sí, ya que estos pueden retroalimentarse entre los mismos.

Entendiendo que los discursos pedagógicos siempre están en constante movimiento, la


educación también pasa por reformas que reestructuran las identidades pedagógicas. Es
decir, al ser tan cambiantes los contextos, las identidades no se quedan atrás y gradualmente
también van mutando para acomodarse a las demandas del mercado. Es así que llegaremos
a las identidades pedagógicas. Las primeras, aún relacionadas con el Estado, son la
retrospectiva y la prospectiva, mientras que, por otro lado, se encuentran unas de carácter
más descentralizado, las cuales son la descentrada y las terapéuticas descentradas.

Buscando concluir, quisiéramos repasar brevemente la teoría de Basil Bernstein. Y es que,


al elaborar una sociología del discurso pedagógico, se busca desentramar toda una serie de
significados, acciones, jerarquías y consecutivamente discursos que componen la práctica
pedagógica y la educación en sí misma. Se establece como necesidad hacer una revisión
alrededor de la importancia de socavar en las prácticas en función de relacionarlas
constantemente con la teoría. Si bien la educación, y en este caso la pedagogía, fungen
como vehículos del discurso, hay que clarificar que todos estos discursos pueden reproducir
relaciones de poder y, consecuentemente, dejar de lado experiencias de vida y caracteres
simbólicos en perspectiva a fortalecer lógicas técnico-instrumentalistas. Es, entonces,
preguntarnos por el contexto colombiano y dirigir la observación hacia los discursos que
circulan por las aulas colombianas y los que nosotros, como docentes, también nos estamos
encargando de recontextualizar, reproducir y transmitir en el proceso de aprendizaje para
así lograr comprender cómo se relaciona directamente la pedagogía con las relaciones
sociales.

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