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y reglada porque para producir esos efectos de conocimiento debe implementar determinada técnica.
Sin embargo, la entrevista no se reduce ni a una manipulación técnica ni a un “encuentro” con otro. Es
la interacción y su fecundidad heurística lo que constituye la originalidad misma de la entrevista en
ciencias sociales. No se trata sólo de “escuchar” a otro sino de hacerlos hablar libremente sobre un
determinado tema. Asimismo, al tiempo que es necesaria una aproximación social al entrevistado, es
preciso crear una distancia sociológica que preserve del riesgo de caer en una entrevista terapéutica. La
posición del investigador tiene un estatuto a la vez cercano y distante (C.Rogers denomina a esta
posición “neutralidad amable”). En síntesis, la entrevista es un dispositivo técnico dirigido a producir un
discurso que provee un determinado número de hechos psicológicos y sociales.
La producción de discurso:
La entrevista va a la búsqueda de las preguntas de los propios actores, apela al punto de vista
de los mismos y da a la experiencia vivida de aquéllos y a su lógica, un lugar preponderante. Esto
último presupone o descarta ciertas tradiciones sociológicas: en muchos aspectos va en contra del
método sociológico tal como lo concebía Durkheim, quien para estudiar al suicidio fija la regla de no
apelar de ningún modo a los “motivos” de los suicidas, dado que los “motivos” no se suponen
relacionados con las “causas” del fenómeno. Las razones del actor son descalificadas cuando se trata de
analizar un clima de época. Las manifestaciones privadas de los hechos sociales dependen de la
constitución orgánico- psíquica del individuo y de sus circunstancias particulares, y no constituyen
fenómenos propiamente sociológicos. Las repercusiones individuales de los hechos sociales pertenecen
a la psicosociología.
Otra tradición en la que la investigación por entrevista se inscribe es la sociología de M.Weber,
cuyo objetivo específico es la “acción” definida como “comportamiento comprensivo” por el sentido que
le adhieren los actores, sentido que es a la vez subjetivo e intersubjetivo. Sin embargo, poniendo el
acento en la necesidad de interrogar el sentido que dan los individuos y grupos a sus acciones, Weber --
contrariamente a Durkheim -- no apela a la instancia psicológica: explicar una acción no significa
derivarla de “condiciones psíquicas”. “Subjetividad” en Weber no está relacionado con la esencia
singular del individuo sino del actor en situación de interacción con otro. La explicación weberiana es
esencialmente la puesta en evidencia de la racionalidad de las acciones y no la de su trama psíquica.
Lo que Durkheim llama “repercusiones individuales” -- y que deja para la psicosociología -- y lo que
Weber designa como “acción” (que es el objeto privilegiado de la sociología), son prefiguraciones de eso
que hoy denominamos con el término “vivido” y que representa un objeto de elección de la investigación
por entrevista ya que la exploración de los vivido supone la recolección de discursos, que iluminan los
pensamientos de los actores concernientes a sus comportamientos sociales y a sus estados mentales.
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orientan y dirigen la actividad en el sentido del mantenimiento del orden existente. Pero más que
considerar a esta actividad como la producción de grupos dominantes que pretenden asegurar su
posición, y que es reproducida por los dominados -- caso en el que se habla de usuarios que no captan
mas que el pálido reflejo desnaturalizado de una ideología accesible a través de las declaraciones de la
clase política -- se puede considerar a la ideología como una producción del conjunto de los grupos
sociales que permite a cada uno reestablecer la coherencia de su espacio de vida.
La actividad ideológica, que siempre sirve para justificar lo que “es” y convertirlo en “deber ser”, consiste
así no sólo en ordenar al mundo y conferirle estructura sino en darle vida propia; no es sólo un “disfraz”
de las relaciones de dominación o un aderezo impuesto desde el exterior sino construcción de un logos,
de un conjunto de ideas que conforman un sistema. En tanto esto último se acepte, el recurso a la
entrevista toma pleno sentido en la medida en que estaría permitido -- para retomar el ejemplo de la
antigua Roma estudiada por Veyne -- tomar en cuenta el amor de la gente al soberano sin por eso
confundirlo con el ceremonial monárquico dirigido a magnificar la bondad del rey. La utilización de
entrevistas es particularmente pertinente cuando se quiere analizar el sentido que los actores dan a sus
prácticas, a los acontecimientos de los que son testigos; cuando se quieren poner en evidencia los
sistemas de valores y las referencias normativas a partir de las cuales los actores se orientan y
determinan.
El estatuto de la palabra:
El discurso recolectado por medio de entrevistas puede ser caracterizado como un discurso que
posee una cierta “profundidad”, es decir, que alcanza un nivel sino inconsciente, al menos latente. Esto
último justifica que el entrevistador se encuentre en presencia de un sistema de defensa que es de su
incumbencia tener en cuenta. Que la entrevista sea para el entrevistado una sucesión de
descubrimientos riesgosos e incluso amenazantes, en donde el entrevistador se ve llevado a poner a su
interlocutor en zonas mal defendidas, es un hecho que responde más a razones sociológicas que
psicológicas. Las resistencias producidas en el curso de la entrevista están ante todo ligadas a dos
series de factores: el proceso de objetivación, puesto en práctica en la interlocución, y la regionalización
de las representaciones. La objetivación lleva al hecho de que el entrevistado, cuando habla, no libera
un discurso ya constituido sino que lo constituye al hablar, operando de ese modo una transformación de
su experiencia cognitiva que consiste en pasar del registro del “procedimiento” (saber hacer) al
“declarativo” (saber decir). Los hechos existen en tanto realidad vivida pero son fabricados en el curso
los procesos de interrogación, observación y experiencia. Explicitando lo que está implícito, explicando
lo obvio, exteriorizando lo interiorizado; el entrevistado pasa de la ignorancia a lo dicho y se expone --
en el doble sentido del término -- poniéndose a la vez fuera de si mismo y enfrentándose a sí mismo. La
regionalización de las representaciones evoca por analogía a la regionalización de los comportamientos
definida por Goffman, y supone que no todas las representaciones son formulables en cualquier
circunstancia o lugar sino que están estructuradas en regiones más o menos estancas y jerarquizadas.
Esto último explica por que por ejemplo, hablar de cosas de “dormitorio” frente a un extraño sea
considerado inconveniente, o cuando se trata de hablar del cambio de una carrera puede ser molesto
alegar razones familiares ya que en este dominio prevalecen las razones profesionales.
Es por estas dos series de razones que las resistencias manifestadas por el entrevistado tienen
menos relación con la teoría psicoanalítica de la toma de conciencia que con una concepción del
discurso en acto -- no pre-existente a la enunciación (reificado) -- y de una concepción de la ideología
compuesta en distintas regiones que bloquea el pasaje de una región a otra. Las resistencias están más
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ligadas al deseo de no perder la solidez en una situación en la cual es llevado a internarse en un ámbito
desconocido y a producir un discurso, que a un proceso de negación psíquico.
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Por ejemplo: si una investigación se pregunta acerca de las razones de concurrir o no al cine, qué características
sociodemográficas se relacionan con dicha práctica y qué es lo que predispone a algunos a llevarla a cabo y a
otros no, es decir, qué elementos diferencian al estado del “espectador “ del de “no-espectador”; las entrevistas
podrán proveer las articulaciones lógicas que relacionan a cada elemento así como el lugar que tienen esos
elementos en los contextos sociales en los que son producidos.
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a) explorar y preparar una investigación por cuestionario; b) analizar un problema y constituir la fuente
de información principal; c) completar una investigación o corregir los resultados previamente obtenidos
mediante cuestionarios o fuentes documentales.
Según el grado de avance de la problemática a estudiar y de la elaboración de hipótesis, la
utilización de la entrevista en la investigación deberá concebirse de distinta manera.
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La concepción de la Investigación:
a) La población y la muestra:
Una vez formuladas las hipótesis y definidos los objetivos, se plantea la cuestión de qué
preguntar y a qué población. Definir la población es seleccionar las categorías de personas que se
quiere interrogar y definir a título de qué se las quiere interrogar; determinar los actores de los cuales se
estima, están en una posición tal que pueden producir respuestas a las preguntas que se les plantean.
Frecuentemente la definición de la población está incluida en la definición misma del objeto, pero otras
veces es necesario fijar los límites de la población en función de la definición del objeto ya que su
composición puede variar en razón de dicha definición. Los límites de la población pueden estar
fundados sobre variables simples (por ejemplo, edad si la investigación es acerca de jóvenes) o por
variables más complejas (grado de parentesco para definir la población de una investigación acerca de
la herencia). Los criterios están ligados a las hipótesis: por ejemplo, elegir sólo a los herederos directos
se justifica para un enfoque sociosimbólico de la herencia, en tanto se privilegian las transferencias
patrimoniales más significativas. Por el contrario, si se concibe a la sucesión como un problema práctico
de toma de decisiones, sería necesario recortar a la población de otra manera, seleccionando a
personas con grados de parentesco más alejados para los que la sucesión reviste aspectos jurídicos
más complejos.
Respecto de la composición de la población, se pueden presentar varias alternativas. Así, si el
interés recae en la lógica de las trayectorias sociales y los destinos individuales, puede ser pertinente
tanto entrevistar a individuos aislados como a individuos emparentados. En el 1er caso, se tendrá por ej,
una muestra de 45 herederos de flias distintas, mientras que en el 2do se tendrán 15 grupos de 3
herederos de la misma familia.
La elección entre estas alternativas debe hacerse según se busque poner el acento sobre la
diferenciación social de las trayectorias o sobre la producción de diferencias intrafamiliares. Del mismo
modo, si se maneja la hipótesis de que la relación con la herencia está fuertemente estructurada por su
experiencia concreta, se puede, en el caso en que se quieran estudiar las representaciones a partir de
las prácticas, no retener más que a los herederos reales, o por el contrario, si se quiere medir la
diferencia entre distintas lógicas de representación, se pueden incluir dos subpoblaciones estructuradas
por relación a la dimensión a indagar a la vez en herederos y no herederos.
El armado de la muestra:
Respecto del tamaño de la muestra, las investigaciones que utilizan entrevistas son en general
más pequeñas que las que utilizan cuestionarios, en la medida en que la información es validada por el
contexto y no hay necesidad de validarlas por su probabilidad de ocurrencia. Una sola información
brindada por la entrevista puede tener un peso equivalente a una información relevada un gran número
de veces en los cuestionarios. La reducción relativa de la muestra tiene, por tanto, el estatuto de la
información obtenida.
La determinación del número de entrevistas necesarias depende en 1er lugar del objeto de
investigación (pobre o fuertemente multidimensional), de la diversidad de las actitudes supuestas en
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relación al objeto, del tipo de uso que se le de a la entrevista (exploratoria, principal o complementaria),
del tipo de análisis proyectado (conteo de temas o análisis de contenido más exhaustivo) y de los
medios de los cuales se dispone (en tiempo y dinero).
Por otra parte, debe tenerse en cuenta el criterio de “saturación”, que se refiere a que a partir de
cierto número de entrevistas las informaciones comienzan a ser redundantes y parecen no aportar ya
nada nuevo. Sin embargo es necesario evaluar que la muestra está constituída por un máximo de
diversificación. Sólo después de evaluar si se alcanzó el punto de saturación y la máxima diversificación
se puede considerar concluída la toma de entrevistas.
Respecto del modo de composición de la muestra, frecuentemente se construye una muestra
diversificada que reposa sobre la selección de componentes no estrictamente representativos sino
“característicos” de la población. La muestra representativa es raramente empleada ya que aquí el
problema de la representatividad no se plantea en términos de representatividad estadística.
La construcción de una muestra diversificada sufre una doble coacción y resulta, por regla
general, del compromiso entre la necesidad de contrastar al máximo a los individuos y a las situaciones;
y simultáneamente, de obtener unidades de análisis suficientes como para que la muestra sea
significativa. Se trata de diversificar sin dispersar. Esta diversidad puede definirse a priori en función de
variables estratégicas, ligadas a la definición del objeto y a los supuestos. También puede definirse a
partir de variables descriptivas clásicas de posicionamiento (sexo, edad, categoría social, etc).
El plan de entrevista:
Diseñar el plan de entrevista es organizar los temas que se desea explorar, y las estrategias de
intervención que se van a implementar para maximizar la información a obtener.
La guía de entrevista es un conjunto organizado de funciones, de operadores e indicadores que
estructuran la escucha y la intervención del entrevistador. El grado de formalización de la guía está en
función del objeto de estudio (de su multidimensionalidad), del tipo de uso que se le de a la entrevista
(exploratorio, principal o complementario) y del tipo de análisis a implementar. La guía de entrevista
puede ser débil o fuertemente estructurada. La elección entre una u otra depende del conocimiento del
problema que se quiera analizar. La entrevista débilmente estructurada se emplea cuando dicho
conocimiento es escaso (entrevistas exploratorias), mientras que la fuertemente estructurada se utiliza
cuando se dispone de información más precisa sobre el área de estudio y sobre la manera en que el
problema es percibido y caracterizado (entrevista con usos principal y complementario). Para las
entrevistas poco estructuradas se deben contemplar dos elementos: la formulación de una consigna
(instrucción del entrevistador que define el tema del discurso) y la prefiguración de ejes temáticos. Las
estructuradas suponen la formulación de una consigna, de una guía temática formalizada y la
planificación de estrategias de escucha e intervención.
Las estrategias de intervención conciernen al uso de la guía, a los tipos de discurso esperado y
a los “modos de provocación” (o estímulo). Retomando el ejemplo anterior sobre la investigación de la
herencia, las entrevistas exploratorias pueden dar lugar a una producción discursiva específica, en ese
caso, respecto de la evocación de la muerte. Este constituye el punto de partida más frecuente de la
entrevista, y por ello la guía debe prever qué estrategias utilizar y qué consignas instrumentar para
explorar el asunto en relación al objeto de la investigación. Además, en tanto la exploración de la
relación con la herencia comprende distintos niveles de discurso -- factuales y reflexivos -- conviene
prever dos tipos de secuencias: secuencias “narrativas” (que toman en cuenta la secuencia de
acontecimientos y que suponen estrategias de pedido de precisión) y las secuencias “informativas”
(opiniones, sentimientos, que suponen estrategias de estimulación, repregunta e interpretación).
Finalmente, en el caso en que los temas de la guía no sean abordados espontáneamente por parte del
entrevistado, se deben prever una serie de consignas (por ejemplo: “¿puede decirme si la herencia ha
cambiado algo en las relaciones familiares?”).
1) El desarrollo:
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Los parámetros de este ítem son a) la programación temporal (unidad de tiempo), b) la escena
(unidad de lugar) y c) la distribución de los actores (unidad de acción). Respecto de la programación
temporal, se debe definir tanto la duración de la entrevista como el momento en que ésta se inserta en
la secuencia de las acciones cotidianas de los entrevistados. Esto último puede tener fuerte influencia
en la entrevista en función de la contaminación del discurso por representaciones y acciones
precedentes. La pregnancia de este factor depende de la capacidad de los partenaires de abstraerse de
las situaciones anteriores. La hora y la fecha de la entrevista deben ser elegidas de manera tal de
maximizar la disponibilidad del entrevistado (por ejemplo, si se hace un estudio acerca de las amas de
casa, escoger un horario en donde no estén ocupadas o con que tengan que atender a los hijos).
La escena se caracteriza por la definición de los lugares (el decorado y sus significaciones
sociales) y la configuración de los lugares ( las posiciones ocupadas por los partenaires de la entrevista).
Cada lugar comunica significaciones que son susceptibles de ser puestas en acto en el discurso del
entrevistado. De este modo, no es indiferente hacer, por ejemplo, una entrevista a un dirigente de
empresa en su despacho o en la oficina del entrevistador. La situación ordena roles y conductas
específicas. Así, por ejemplo, si se está indagando una problemática en donde es necesario saber
acerca de ciertas prácticas cotidianas, lo más adecuado es que la entrevista se realice en la casa del
entrevistado, mientras que si lo que se busca es indagar carreras profesionales, lo que favorece la
emergencia de un discurso más centrado en estos temas es hacer las entrevistas en lugar de trabajo.
Una cuestión importante a tener en cuenta se vincula con la demanda de la entrevista: ¿ quién la
demanda y a quién beneficia la misma? El hecho de que frecuentemente la demanda sea del
investigador se corresponde con el hecho de que éste último deba desplazarse al domicilio o a los
lugares del entrevistado (a la inversa, si el pedido es del entrevistado, éste se desplaza hacia el lugar
del entrevistador). Cuando esta lógica es transgredida, en la entrevista se trasluce la ambigüedad de las
demandas: una entrevista pedida por el investigador y realizada en su lugar profesional, traduce la
coacción que ha sido impuesta al entrevistado.
La distribución de los actores se relaciona con las características físicas y socioeconómicas de
los partenaires. Numerosos estudios han mostrado la influencia del sexo, la edad, la categoría
socioprofesional, la referencia cultural, etc de los participantes en la situación de entrevista. Cada una
de esta características juega sobre la representación que el entrevistado se hace de su rol en la
entrevista. Según el caso, ciertas configuraciones facilitan más o menos la producción de discurso.
Esas configuraciones reproducen ciertas situaciones sociales corrientes: relación de seducción,
conversación con un amigo, demanda de ayuda a un profesional, preservación de sí respecto de un
superior, interrogatorio frente a un evaluador, etc. La proximidad social entre el entrevistado y el
entrevistador no es un elemento menor de la situación de entrevista. Dos situaciones problemáticas
típicas pueden presentarse según que el grupo social de pertenencia del investigador sea “superior” o
“inferior” al del entrevistado:
Si la posición social del encuestador es “superior” las citas son más difíciles de conseguir y al
entrevistador le costará más hacer participar al sujeto en la producción del discurso. Las personas
pertenecientes a medios populares perciben en general al encuestador como representante de un grupo
social que tiene un cierto poder sobre su modo de vida. Los rechazos a ser entrevistados constituye
pues una medida para proteger su persona o su entorno social contra lo que es sentido como una
intrusión en la esfera privada. Pero cuando la entrevista es aceptada, el handicap inicial de la
comunicación y las dificultades de expresión del entrevistado aun permanecen, sobre todo cuando el
entrevistador no establece un marco que le permita sustraerse a la imágen social que le atribuye el
entrevistado. Mauger cuenta que en una investigación en la que entrevistaba a jóvenes de medios
populares, el juego de intimidación y de falsa seguridad regía frecuentemente los intercambios en esas
entrevistas. Labov destaca que la distancia social tiende a inhibir la producción discursiva del
entrevistado, pero muestra que esta inhibición que no se debe a la incompetencia del entrevistador, es
la consecuencia del marco contractual de la entrevista, marco que viene a redoblar la distancia de las
posiciones sociales de los protagonistas.
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hecho, solo la capacidad del entrevistador de instaurar un marco contractual apropiado permite la
producción de un discurso pertinente.
Este marco contractual está constituido, desde los primeros contactos, por las representaciones
y creencias mutuas de los interlocutores sobre los intercambios y los objetivos del diálogo. Para
instaurar un marco contractual inicial, el entrevistador debe decir al entrevistado los motivos y el objeto
de su demanda. Debe plantear dos cuestiones que frecuentemente están implícitas: 1) ¿por qué esta
investigación? y 2) ¿por qué esta entrevista?
Entre los parámetros a tener en cuenta -- dado que inciden en la actitud del entrevistado --están los
siguientes:
-- el objetivo de la entrevista:extraer información contenida en el sistema de representaciones del
entrevistado, narración , opinión o razonamiento;
-- la elección del entrevistado y, en particular, el modo de toma de contacto con el mismo: se ha
mostrado que el entrevistado tiene a hacerse una representación del entrevistador en función del que
funcionó como intermediario;
-- el registro o no de la entrevista mediante grabador, que concreta en la relación dual una tercera
presencia, que da a la interlocución una dimensión de excepción;
-- el tema de la entrevista que pone en juego la pericia o falta de la misma de los interlocutores. Esta
pericia está en sí misma ligada a dos dimensiones: la familiaridad del tema o su extensionalidad.
Cuando el tema es familiar para el entrevistado, éste tiende a ponerse como experto y a disminuir su
dependencia respecto del entrevistador: las representaciones y razonamientos que comunica apelan a
un pensamiento ya elaborado y a una memorización activa. El discurso preconstruído es, por tanto,
poco sensible a los mecanismos de interlocución. Por el contrario, cuando el tema no es familiar para el
sujeto, tiende a aumentar su dependencia temática y relacional: los razonamientos y representaciones
que comunica son débiles, tal vez contradictorios o sostenidos por analogías implícitas sobre otros
conocimientos. El discurso es inestable y contingente, construído para responder a cuestiones
inhabituales. La extensionalidad del tema se define como la propiedad de referir a los objetos del
mundo. Así, la consigna “descríbame su barrio” define un tema extensional, mientras que la consigna
“dígame lo que Ud siente respecto de la amistad” define un tema no extensional. Cuando el tema es
extensional, el discurso responde a una exigencia de verdad, por el contrario, cuando el tema es no
extensional, el discurso responde a una exigencia de sinceridad;
-- el tipo de acto demandado: la producción de un discurso autónomo del entrevistado sobre un tema
dado implica una cierta dependencia (tema impuesto) respecto del entrevistador que uno y otro parecen
denegar (discurso autónomo), creando así la ilusión compartida de una palabra libre. Pero el
entrevistador es el garante del marco contractual de la entrevista. Esta última se realiza por su demanda
y es él el que conoce las razones y las técnicas. El entrevistador debe sostener esa posición porque el
es el garante del marco. La entrevista es un paréntesis en el cual solo el entrevistado está habilitado
para definir y mantener los “entrelazamientos”; y toda complicidad entre el entrevistador y el
entrevistado será disfuncional en relación a los objetivos del dispositivo. Es al interior de ese marco que
el entrevistador guarda la iniciativa de su discurso. En efecto, aunque la explicación del entrevistador
inste al entrevistado a la elección de un marco, no hay ninguna razón para pensar que aunque haya
aceptado la entrevista, el entrevistado ignore el lugar que juega en la misma.
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proceso de interacción y de influencia está en el corazón de la problemática de los “efectos de desvío”
en la entrevista. En efecto, si la escucha del entrevistador, traducida por sus intervenciones, constituye
la clave del sentido de la respuesta discursiva del entrevistado, se puede pensar que la explicitación del
proceso puesto en práctica en esa actividad de escucha permitirá interpretar correctamente el discurso
del entrevistado. Supongamos por ejemplo que un entrevistador efectúa todas sus intervenciones al
azar, sin haber hecho previamente el menor diagnóstico sobre el discurso del entrevistado. El discurso
del entrevistado será, pues, guiado por una estructura significativa construida por él mismo, pero
ignorada por el entrevistador. Un discurso del cual se ignora el contexto en el cual se inscribe es
ininterpretable. Supongamos, por el contrario, que un entrevistador efectúa todas sus intervenciones
según una estrategia conforme al diagnóstico previo (relevamiento de información, producción de
hipótesis, testeo de hipótesis, etc). El discurso del entrevistado estará guiado por la estructura
significativa elaborada por el entrevistador; ese discurso, orientado para responder a hipótesis
construidas en relación con un sistema coherente de interrogaciones, será interpretable en ese contexto.
La clave de la metodología de la entrevista reposa sobre la técnica de escucha, su preparación y su
explicación posterior.
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La interacción del discurso y las intervenciones:
El discurso enunciado por el entrevistado es construido en interacción permanente con el
entrevistador. Si bien cada entrevistador tiene un estilo personal y tiende a utilizar un tipo de
intervenciones por sobre otros, cada tipo de intervención es igualmente necesaria para ciertos modos
discursivos que, a su vez, son catalizados por la interacción. De todos modos aquí no se pueden trazar
más que reglas de valor indicativo que tiendan a establecer los tipos de entrelazamiento entre
intervenciones y discursos que se han descripto anteriormente.
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discurso dubitativo e incierto en relación al objeto temático en el entrevistado novicio, o enunciado
seguro de sus convicciones y creencias en el entrevistado experto.
La complementación:
Al hacer una complementación (síntesis parcial, anticipación incierta, inferencia sobre el
contenido) el entrevistador no está dando su punto de vista personal (aunque la deja entrever) ni opera
ninguna interpretación (aunque indica que escucha lo que le es dicho).
Por eso, opera, según el caso, de tres maneras:
1. Propone una especie de reformulación conclusiva y generalizante que muestra que ha comprendido y
que confirma perfectamente al entrevistado el interés de lo que éste ha dicho;
2. o bien, adelanta una deducción incierta y apresurada a fin de que el entrevistado aporte un desarrollo
suplementario para llenar la aparente laguna (en la expresión y en la comprensión);
3. o aun más, hace una inferencia lógica o pragmática que revela una escucha sensible al razonamiento
La interpretación:
Es una intervención focalizada sobre la causa de lo dicho por el entrevistado, esto es, sobre su
sentido tal como es construído por la intención del sujeto parlante. Tal indagación de la intencionalidad
es casi siempre percibida por el entrevistado como una toma de poder sobre su discurso. En efecto, se
quiere detentor del sentido de eso que dice y no cede manifiestamente esa prerrogativa a su interlocutor
mas que en circunstancias particulares (filiación, transferencia, sumisión, etc). La interpretación en la
entrevista de investigación está más cerca de una reformulación de los sentimientos del entrevistado
que de una interpretación en el sentido psicoanalítico del término. Pero, como en el encuadre
terapéutico, la interpretación en la entrevista conlleva efectos de consentimiento o de resistencia, según
que suponga revelar intenciones confirmativas o invalidantes. Las interpretaciones confirmativas son en
general válidas para la entrevista: tienden a orientar el discurso hacia el registro modal y la expresión de
pensamientos íntimos y privados. Las invalidantes quizás impulsan al entrevistado a reestablecer una
cierta coherencia y orientan el discurso hacia la construcción de una versión retocada de la cadena
causal. Ese discurso demostrativo se acompaña frecuentemente de un proceso de despejamiento del
sujeto y de generalización. Es frecuente, por ejemplo, cuando el entrevistado adopta una jerga de
especialista (psicológica, sociológica, etc).
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desarrollo de la situación, más rápidamente puede el entrevistado inferir la intención del entrevistador.
Si tal es el caso, tanto mejor puede el entrevistador guiar indirectamente el discurso del entrevistado
sobre los puntos que corresponden a los problemas de su investigación.
El entrevistado debe saber que no todas las intervenciones que se le ocurren son buenas, que
debe seleccionar de entre ellas las más pertinentes por relación al contrato; pero también debe saber
que puede modificar como desee los parámetros del contrato adoptando una estrategia de intervención
particular.
1. La producción de sentido:
¿Qué es el sentido de un discurso? Es una producción, no un dato. Es una lectura orientada. Las
entrevistas liberan un discurso aparentemente espontáneo -- de hecho, lo hemos visto, largamente
prefabricado y construido por la interacción que las atraviesa -- El tratamiento de análisis que les es
aplicado contribuye en su momento a esculpir el mensaje y el sentido que va a ser despejado. Después
de haber hecho hablar al entrevistado, el investigador hace hablar al texto por el análisis del discurso.
Para ilustrar este punto compararemos dos tratamientos: el resumen de un texto y el análisis de
su contenido.
El resumen es neutro, pretende una fotografía simplificada del texto, no es selectivo y opera por
reducción del texto no conservando mas que las proposiciones principales o causales. Procede de una
lectura endógena que tiene por principio una fidelidad máxima a los enunciados, abraza tanto como
puede la lógica del texto y su coherencia interna, y salvaguarda la complejidad de los temas. Es decir,
tiene una función de “stockage”.
El análisis de contenido implica hipótesis, es hiperselectivo y supone una lectura exógena
conformada por los objetivos del analista. Ignora la coherencia explícita del texto y procede por
descomposición de unidades elementales reproducibles y se dirige a la simplificación de los contenidos.
Tiene por objetivo producir un efecto de inteligibilidad y comporta una parte de interpretación.
Según el grado de formalización, esto es, el principio de recorte retenido, se distinguen varios
tipos de análisis de contenido. El análisis más cercano al resumen es el análisis entrevista por
entrevista. La unidad de recorte es aquí el fragmento de discurso que porta una significación. Se trata de
dar cuenta, para cada entrevista, de la lógica del mundo referencial descripto por relación a las
hipótesis. El modo de recorte es variable de una entrevista a otra.
Seguidamente, está el análisis temático, que consiste en recortar el corpus transversalmente. La
unidad de recorte es el tema que representa un fragmento de discurso. Cada tema es definido por una
grilla de análisis elaborada empíricamente. El modo de recorte se mantiene estable de una entrevista a
otra.
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Llamamos discurso a la producción de un locutor en toda situación de interlocución.
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A continuación presentaremos dos tipos de análisis formalizados por teorías de la significación,
y que, por esa razón, hacen más obstáculo a la proyección y a la inducción no controladas del analista.
Mientras que los análisis entrevista por entrevista y los análisis temáticos proceden por recorte de
enunciados de manera endógena, directamente a partir de las hipótesis del estudio; los análisis
formalizados realizan el recorte a partir de reglas definidas por una teoría de la producción de sentido y,
por lo tanto, se liga de manera indirecta a las hipótesis del estudio. Estas técnicas atacan la estructura
del texto, reconstituyendo el sentido a partir de una lógica estructural del discurso que escapa tanto al
locutor como al analista. Las mismas exploran el sentido de las frases a partir de la manera en la cual
están construidas y permiten de ese modo encontrar los puntos de apoyo ocultos para establecer el
sentido del texto. Esas unidades podrán ser proposiciones o enunciados restringidos, unidades más
pequeñas o más elementales que en los análisis por entrevista o temáticos. Este tipo de análisis
refuerza el proceso de objetivación en la medida en que son procedimientos estandarizados y
sistemáticos, y sobre todo porque retardan la fase de interpretación propiamente dicha.
De manera general, un análisis de contenido debe poder dar cuenta de la cuasi-totalidad del
corpus (principio de extensión), ser fiel (lo cual es verificable por la multicodificación), y autosuficiente
(sin retorno necesario al corpus).
Se expondrá sucesivamente el análisis por entrevista, el análisis temático, el Análisis
Proposicional del Discurso (APD) y el Análisis de las Relaciones por Oposición (ARO). Estas dos últimas
técnicas de análisis de contenido suponen, la 1era una teoría psicológica del uso de la lengua, y la 2da
una teoría sociológica estructuralista. Han sigo escogidas porque ilustran la dualidad de las
aproximaciones sociopsicológicas, y porque explicitan los presupuestos explícitos que sostienen
frecuentemente la lectura espontánea de los textos.
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la grilla es una herramienta explicativa que se dirige a la producción de resultados. Una vez que se
identificaron los temas y se construyó la grilla, se trata de recortar los enunciados correspondientes y
clasificarlos en rubricas ad hoc. Esos enunciados son unidades de significación compleja y de longitud
variable (partes de frases, frases, paragrafos, etc).
El posicionamiento de cada uno de los entrevistados por relación a una misma grilla permite
apuntar hacia tratamientos estadístico-descriptivos (porcentajes e incluso, indagación de correlaciones
por análisis factorial). Pero en todos esos casos, los tratamientos exigen corpus de varias decenas de
entrevistas.
Discusión de resultados:
El análisis temático puede dar lugar a varios tipos de puesta en práctica interpretativa. Se puede
por ejemplo, seleccionar temas, señalar su variación en el seno del corpus y buscar los elementos que
explican dicha variación. El análisis temático puede igualmente dar lugar a la elaboración de tipologías,
en la medida en que el tipo ideal, reconstruido y no real, nace de una síntesis a la vez vertical y
horizontal de los temas o dimensiones. El tipo resulta, en efecto, de la puesta en evidencia de un
principio de coherencia vertical (un tipo de razonamiento) pero no singular (un individuo) que, de esa
manera, puede congregar a los indviduos concretos. El tipo reagrupa un máximum de temas, y los
casos reagrupados en ese tipo presentan un máximum de especificaciones unívocas relativas al asunto
de la investigación o de sus variables.
Producción de resultados:
El procedimiento de análisis consiste sucesivamente en:
-- recortar el texto en proposiciones
-- definir los referentes núcleo (RN) de ese texto
-- definir para cada proposición el modelo argumentativo correspondiente, ya sea el tipo de conjuntor,
seguido del RN actante, o X si el actante de la proposición no corresponde a un RN referencial, seguido
de un modalizador eventual, seguido de un tipo de verbo (F, D, etc), etc.
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Analyse de contenu et contenus d´analyses, Paris, Dunod
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-- armar un fichero o base de datos compuesta de 7 columnas que definen los siguientes campos:
número de proposiciones, conjuntores, actantes, modalizadores, predicados, actuado, circunstanciales.
-- Hacer un triple cruce entre las columnas, que permite calcular la frecuencia de ocurrencias y las tasas
de correlación de los diferentes elementos tomados en cuenta (por ejemplo, RN, actantes y actuados)
-- analizar las relaciones positivas puestas en evidencia
-- construir eventualmente un gráfico de esas correlaciones para dar una “imágen del mundo
referencial”.
Este tipo de análisis no trata de la atribución de propiedades o de relaciones de objetos sino que
se lleva a cabo sobre un sistema de oposición entre significaciones. Inspirado en el análisis estructural
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de los relatos, el ARO ha sido construido por H.Raymond (1968) y aplicado por primera vez en una
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investigación de Raymond y Haumont (1966) , el método reposa sobre una doble hipótesis: la existencia
de una correspondencia (relación) entre los elementos de un sistema práctico y los elementos de un
sistema simbólico; y la estructuración de esta correspondencia en oposición, como siendo constitutiva
de la función simbólica. Este método reconoce a la palabra un carácter fundamental: el de ser una
actualización constante de símbolos. El objetivo del método es señalar las relaciones de significación
entre los significantes, de una parte, (los objetos de los que se habla), y los significados de otra (lo que
se dice a propósito de esos objetos), tal que los significantes y sus significados se oponen término a
término. Está directamente inspirado en la aproximación estructuralista, y los pares de oposición
descubiertos por C.Levi-Strauss, que reenvían a universos simbólicos opuestos. El método ha sido
utilizado en investigaciones que indagan las relaciones sociales con el espacio (Léger, 1990)7, o en el
análisis de la división sexual de los territorios y los modos de habitar el espacio urbano en la sociedad
argelina, particularmente, la oposición entre espacio doméstico/universo femenino y espacio
público/universo masculino (Bekkar, 1991)8; las prácticas patrimoniales o el universo de los afectos
(Léger, Florand, 1985)9. Su dominio de aplicación se extiende en la medida en que la estructuración del
discurso en oposición es una constante de la producción lingüística.
Producción de resultados:
La 1er etapa consiste en recortar los enunciados, y para ello se puede proceder de dos maneras:
a) se puede construir un léxico temático y tomar como punto de partida una serie fácilmente señalable
(espacios utilizados por las mujeres, por ejemplo: cocina, comedor, etc) y el significado (que califica al
espacio o a la práctica).
Un ejemplo tomado de una entrevista de una investigación sobre los herederos (antes mencionada), en
donde el entrevistado dice que “ha invertido” la herencia , significante que se opone a opone a otro -- no
enunciado -- que es “dilapidar”. Luego el entrevistado sigue hablando y dice que ha “restaurado una
vieja casa de campo”, enunciado que constituye la explicación o ilustración de lo que llamó “invertir”.
Hasta aquí, ya se dispone de una primera oposición entre un significante y un significado y de una
primera explicitación del significante. Si por convención se ubica el significante a la izquierda y el
significado a la derecha, se puede describir:
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Blanchet,, Cocchi, Doukhi, Nathan Interaction therapeute et patient dans una therapie ethnopsychanalytique.
Psychologie Francaise, 1991, 36-4.
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Analyse de contenu et entretien non directif: application au symbolisme de l´habitat. Revue francaise de sociologie,
IX, 1968.
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Les Pavillonaires, Paris, CRU, 1966
7
Derniers domiciles connus. Enquete sur les noveaux logements, 1970-1990, Paris Créaphis, 1990.
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Espaces et practiques de l´espace a Tlemcen.Tesis de doctorado, Paris X, Nanterre, 1991.
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L´analyse de contenu:deux methodes, deux resultats?in: Blanchet et all: Léntretien dans les sciences sociales,
Paris, Dunod, 1985.
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A “he invertido” c
B ? dilapidar d
Para hacer más completo el cuadro, se puede reportar la explicitación de “invertir”: lo llamamos
significante mediador porque se desliza entre el significante y el significado, y constituye una especie de
argumento explicativo de la relación de significación. De donde una oposición de tres y no de dos
términos es la que se presenta:
B ? ? “dilapidar” d
Cuando se sigue leyendo la entrevista aparece una nueva oposición vinculada a las prácticas de
apropiación de la herencia entre hermana y hermano: el entrevistado alude a algo que se opone a
“invertir”: “hacer otra cosa como comprar un auto o muebles”.
El cuadro puede, pues, completarse así:
La 1er etapa consiste, pues, en ordenar los enunciados según un esquema A hacia c , o A
opuesto a B, o A hacia c oponiéndose a B: mientras que en el curso de la enunciación A,B,c y d se
presentan desordenadamente. Se trata de descomponer los hilos de una palabra que constituyen un
cañamazo cuyos elementos aparecen y reaparecen. Este método exige, para ser completo, tomar en
cuenta enunciados dispersos de muchas páginas de las entrevistas. El analista, alertado por la
identificación de los 1eros elementos, prosigue la lectura atendiendo a los elementos correspondientes.
Se trata de un trabajo similar al que se pone en práctica en la toma de entrevista.
Materialmente, la operación de recorte se efectúa sobre fichas o con una base de datos
informatizada. Para ser manipulables, la base debe poder diferenciar: número de entrevista y número de
página de donde el enunciado se ha extraído, número de órden de la ficha y título del significante.
Asimismo, la ficha puede agregar el enunciado reducido. La reducción es una operación de selección de
palabras-clave que ayuda al tratamiento y a la clasificación ulterior de las fichas.
El modo de recorte de este método no tiene nada de mecánico, todo lo contrario: implica una
lectura muy analítica del texto y, por esta razón, su aplicación puede ser muy larga.
Discusión de resultados:
El recorte de una sola entrevista puede exigir varias decenas de fichas, y el de un corpus varios
cientos de fichas. Esas fichas no tienen una propiedad lexical evidente y pueden sufrir diversas
clasificaciones según los significantes (lo cual permite establecer una nomenclatura) o según los
significados (que permite definir los ejes semánticos). Así del ejemplo se puede deducir que el
entrevistado oponen dos prácticas inscriptas en dos universos de referencia: el universo de la
dilapidación y de la instantaneidad, por un lado, y el de la fructificación y la duración, por otro. Sea cual
fuere la posición tomada por ese sujeto en particular, el ARO informa acerca de la estructura ideológica
a partir de la que el entrevistado construye su proyecto. Si esta oposición es recurrente en todo el
corpus, se podrán derivar conclusiones generales sobre la organización ideológica puesta en práctica en
la apropiación de bienes heredados.
El ARO se dirige a descubrir el órden oculto tras el desorden aparente, el esqueleto o estructura
de los fenómenos debajo de las innumerables variaciones individuales. No busca identificar el
desplazamiento del individuo en su universo de referencia sino captar el estereotipo, lo instantáneo y el
fragmento de un universo en común. Para su aplicación, el método supone precondiciones enunciativas
muy elevadas: la existencia de una relación estable, afirmada y verificable entre los elementos prácticos
y los simbólicos, implica también sujetos de investigación para los cuales una palabra puede ser
enunciada según un doble registro: una vía emparentada con lo natural y práctico, y otra con lo
simbólico.
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