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Friedrich Nietzsche

La muerte de Dios, la idea de que ha llegado (o está cerca) el momento en que dejaremos de creer en Dios y en todo lo que ello ha significado:
principalmente, la pérdida de significado de los valores morales y la esperanza de un trasmundo en el Cielo.

La inversión de los valores: la idea de que en el desarrollo de la civilización occidental, los valores que típicamente habían sido considerados “buenos”, como
la fuerza, la superioridad física, la vitalidad, etc., los valores de los “fuertes” que eran respetados y apreciados hasta entonces, pasaron a ser considerados
valores “malos” por culpa de la influencia judeocristiana, que consideró que los buenos valores eran aquellos como la pobreza, la debilidad física, etc. (los
valores típicos de los santos cristianos, por ejemplo), valores que hasta entonces siempre habían sido asociados a los débiles.

El eterno retorno de lo idéntico, probablemente la idea más complicada de entender al ser la más fenomenológica y menos “político-social”. Es la idea de
que cada instante volverá a repetirse, en algún momento del universo, de una forma exactamente igual. Esta idea ha sido siempre típicamente descrita por
las religiones hérnicas, y Nietzsche tampoco reduce la ambigüedad sobre ella, ni explica el porqué de que algo así deba ocurrir. Sin embargo, esta idea,
aunque no sea demostrable, puede entenderse intuitivamente desde ciertas formulaciones matemáticas y físicas del funcionamiento del universo: si
aceptamos el universo como un espacio-tiempo infinito, que puede producir toda combinación física de la materia, entonces terminará repitiendo infinitas
veces -como cualquier otra posibilidad física- el mundo material en el que nos encontramos, volviendo por tanto a existir nosotros de nuevo.

El superhombre, la idea del “nuevo hombre” que debe surgir y recuperar los valores “auténticos” frente a los anteriormente mencionados valores de la
moral judeocristiana; hacer frente a la muerte de Dios sin creer en trasmundos, únicamente afirmándose en esta vida; llegando a aceptar incluso la idea del
eterno retorno de lo idéntico (por tanto, que la forma en que viva se repetirá ad infinitum); es decir, afirmando su vida (amor fati) hasta el punto de que la
repetiría siempre una y otra vez. Esta es la conclusión práctica del sistema filosófico de Nietzsche.

1 Irracionalismo“La cultura occidental está viciada desde su origen. Su error, el más pertinaz y peligroso de todos, consiste en instaurar la racionalidad a
toda costa”Uno de los principales fundamentos de la filosofía de Nietzsche es la negación de que el ser humano es un ser racional. Para él, por el contrario,
es la irracionalidad su característica principal, de ahí que desprecie a casi todos los filósofos anteriores.

Nietzsche emplea el término nihilismo al menos con dos significaciones: Nihilismo activo: Como signo del creciente poder del espiritu. Nihilismo pasivo:
Como decadecia y retroceso del poder del espíritu..:.En síntesis, el nihilismo se define en función de la voluntad d epoder. Cuando esta voluntad disminuye
o se agota, aparece el nihilismo, puesto que tal voluntad no es otra cosa que la esencia de la vida. De acuerdo al diagnóstico que realiza Nietzsche, este tipo
de nihilismo está a punto de llegar porque todos los valores creados por la cultura occidental son falsos valores porque son la negación de la vida misma.
Entonces, cuando esos valores ilusiorios se derrumben, llegará necesariamente el nihilismo.

Nació el 15 de octubre de 1844, en Röcken, Prusia. Su padre, un ministro luterano, murió cuando él tenía 5 años, y fue educado por su madre en una casa
donde vivían su abuela, dos tías y una hermana. Estudió filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, y fue nombrado profesor de filología griega
en la universidad de Basilea con tan sólo 24 años. Allí entabla amistad con Burckhardt y Overbeck. Su delicada salud (estuvo afectado toda su vida por su
poca vista y sus constantes jaquecas) le obligó a retirarse en 1889. Al cabo de diez años sufrió una crisis nerviosa de la que nunca se recuperó. Murió en
Weimar el 25 de agosto de 1900

Martin Heidegger

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