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Biografía de Friedrich Nietzsche

Nació el 15 de octubre de 1844, en Röcken, Prusia. Su padre, un ministro luterano, murió


cuando él tenía 5 años, y fue educado por su madre en una casa donde vivían su abuela, dos tías y
una hermana. Estudió filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, y fue nombrado
profesor de filología griega en la universidad de Basilea con tan sólo 24 años. Allí entabla amistad
con Burckhardt y Overbeck. Su delicada salud (estuvo afectado toda su vida por su poca vista y sus
constantes jaquecas) le obligó a retirarse en 1889. Al cabo de diez años sufrió una crisis nerviosa
de la que nunca se recuperó. Murió en Weimar el 25 de agosto de 1900.

Podríamos hablar de tres etapas fundamentales en su pensamiento: Una primera, estética o


romántica, influenciado por su amigo Richard Wagner (con el que mantendrá una relación
amistad-odio), donde redacta "El origen de la tragedia a partir del espíritu de la música". Las
primeras preferencias de Nietzsche en el terreno de la filosofía girarán en torno al idealismo
hegeliano, pero el pensador que en esos momentos influye en él con más fuerza será Arthur
Schopenhauer. Su teoría se halla bajo el influjo del innatismo y la crítica de Schopenhauer al
racionalismo hegeliano e intenta por caminos similares a los de aquél (la voluntad y la intuición)
superar sus conclusiones pesimistas (la voluntad de vivir).

Una segunda, tras haber renunciado a la cátedra de Basilea, en la que su modo de vida modesto
y austero se ve perseguido por sus problemas de salud. Es sobre todo en esta época donde se
desarrolla su interés por la cultura griega, que a la postre tendría tanta importancia en su filosofía.
Estudia la obra de Platón y Aristóteles, y siente especial predilección por las figuras de Sócrates y
Heráclito.

Una tercera etapa, de madurez, se extendería hasta su internamiento en Basilea en 1889, bajo
síntomas de locura. Es ésta, en la segunda mitad de los 80, el periodo en el que escribe la mayor
parte de sus mejores obras: Así habló Zaratustra (1883-1885), Más allá del bien y del mal (1886),
La genealogía de la moral (1887), El crepúsculo de los dioses (1888), El Anticristo (1888), Ecce
Homo (1889) y La voluntad de poder (1901).

Aclamado poeta, Nietzsche ejerció mucha influencia sobre la literatura alemana, así como
sobre la literatura europea y la teología. Sus conceptos han sido discutidos y ampliados por
personalidades como los filósofos alemanes Karl Jaspers y Martin Heidegger, el filósofo judío
alemán Martin Buber, el teólogo germano-estadounidense Paul Tillich, y los escritores franceses
Albert Camus y Jean-Paul Sartre. La proclama de Nietzsche "Dios ha muerto" fue utilizada por
teólogos radicales posteriores a la II Guerra Mundial (en especial por los estadounidenses Thomas
J. J. Altizer y Paul van Buren) en sus intentos por adecuar el cristianismo a las décadas de 1960 y
posteriores. Influyó poderosamente en el nacionalsocialismo (presentándose como la realización
de la moral del superhombre) y en tendencias izquierdistas radicales (en cuanto parte de un
absoluto comenzar de nuevo). Por último, su consideración del predominio de los instintos vitales
sobre la razón es también un precedente fundamental del vitalismo.
El pensamiento de Friedrich Nietzsche (1844-1900)

1. La Crítica a la cultura occidental

Según Nietzsche, la cultura occidental está viciada desde su origen, porque el error más peligroso
de todos consiste en intentar instaurar la racionalidad a toda costa. El error de la filosofía griega
habría sido la invención del "estatismo del ser" (Parménides) y del "bien en si" (Platón). La manera
griega de ver el mundo, es interpretada por Nietzsche como un síntoma de decadencia. Es
decadente todo aquello que se opone a todos los valores del existir instintivo y biológico del
hombre. Hay que criticar a Platón para eliminar los errores de base; se trata de una crítica total a
los tres mundos que son inventados por el hombre occidental y que son síntomas de su
decadencia: El mundo racional, el mundo moral y el mundo religioso.

1.1. Crítica a la moral.

Uno de los argumentos fundamentales de Nietszche era que los valores tradicionales
(representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las
personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación "Dios ha
muerto". Estaba convencido que los valores tradicionales representaban una "moralidad esclava",
una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como
la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en tales conductas servían a sus
intereses. Nietzsche afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los
tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato del
hombre por venir, el 'superhombre' (übermensch).

El error de la moral tradicional se caracterizaría por su antinaturalidad, ya que impone leyes e


imperativos que van en contra de los instintos primordiales de la vida. Además, el ideal de esta
moral es el imperio de la virtud, o "hacer al hombre bueno", aunque sealmente convierta al
hombre en esclavo de esa ficción.

La moral cristiana se consolidaría para Nietzsche como valor supremo, valor que no está en este
mundo. La moral tradicional, pues, postula otro mundo, que es el mundo del más allá o de la
perfección platónica, y por tanto, los valores que han prevalecidos hasta ahora son ficticios,
propios de los débiles.

El moralista desprecia todos los valores del yo, siendo el altruismo la norma suprema de conducta.
El altruismo es entregarse a los demás sin esperar nada a cambio. El altruismo no es más que una
justificación de decadencia personal.
En conclusión : la lógica de esta moral consiste en una alteración de la personalidad, porque
considera que lo poderoso y lo fuerte es algo suprahumano y en cambio lo débil y lo vulgar es
propio del hombre. Las acciones elevadas no son propias del hombre sino de otro yo más perfecto
que se denomina Dios.

1.2. Crítica a la religión cristiana.

Dice Nietzsche que la religión nace del miedo y del horror que el hombre tiene de si mismo. Se
trata de la incapacidad de asumir uno su propio destino.

Cuando al hombre le invade un sentimiento de poder y teme quedar avasallado por el, mediante
un mecanismo de defensa patológico, lo atribuye a otro ser más poderoso que es Dios. Y es que la
religión nos llevaría a la alienación del hombre, puesto que el cristianismo sólo fomenta valores
mezquinos como la obediencia, el sacrificio o la humildad, sentimientos propios del rebaño. El
cristianismo sería para el filósofo una moral vulgar, que se opone a todos los valores específicos de
la virtud.

1.3. Crítica a la filosofía tradicional.

Su rpincipal crítica está dirigida a la Metafísica clásica. La filosofía tradicional sería principalmente
la que creó Platón al afirmar la existencia de un mundo absoluto o perfecto; pero esto es
considerar al ser como algo estático o inmutable, frente al ser dinámico que defendiese Heráclito.

Pero sus reproches también apuntan a la Lógica, representante de las pretensiones racionalistas
que hasta ahora ha tenido la tradición filosofíca. Para el lógico, la verdad se opone al error y
Nietzsche rechaza esta oposición alegando la existencia de errores irrefutables y verdades
contradictorias. No atacará en general a la ciencia, sino más bien al mecanicismo y al positivismo
que con tanto éxito se consolidan en su época.

2. Lo dionisiaco y lo apolíneo
A través de la distinción de dos principios fundamentales, lo apolineo y lo dionisiaco, Nietzsche
ofrece una interpretación del mundo y la filosofía griega que tendrá un gran alcance en el
pensamiento contemporáneo, sobre todo en la estética y la literatura del siglo xx.

Los dos dioses griegos, Apolo y Dionisios, serán los representantes de esta original visión. El
primero representa la serenidad, claridad, la medida y el racionalismo, es la imagen clásica de
Grecia. Dionisios, sin embargo, es lo impulsivo, lo excesivo , lo desbordante, la afirmación de la
vida, el erotismo y la orgía como culminación de este afán de vivir, es decir sí a la vida a pesar de
todos sus dolores. La influencia de Schopenhauer cambia de signo y en lugar de la negación de la
voluntad de vivir, Nietzsche pone esa voluntad en el centro de su pensamiento.

"La verdad es aquella clase de error sin la que una determinada especie de seres vivos no podrían
vivir. El valor para la vida es lo que decide en última instancia". El platonismo consistiría también
en una cierta forma de voluntad de poder, consistente en defenderse del cambio y la
transformación de este mundo mediante la noción de un Universo imaginario o suprasensible. Sin
embargo, se opone a la postura de Nietzsche, ya que considera la verdad como única e inmutable.
Según éste, la filosofía platónica ha dado un valor desproporcionado a los conceptos, provocando
la aparición de un mundo ilusorio y falso que ha ignorado lo vital.

Hay que ser, por lo tanto, conscientes del valor relativo que tienen los conceptos. El proceso de
formación de un concepto para Nietzsche supone que una sensación pasa a una imagen mediante
una metáfora intuitiva, y de la imagen se pasa al concepto mediante la fijación de esta metáfora.
Por lo tanto, el lenguaje tiene un valor metafórico, resultado de un proceso creativo y estético,
pero siempre tiene una verdad o validez relativa. No nos va a permitir captar la verdad de una
forma absoluta, sino tan sólo superar el caos que produce en nuestra mente el intento de captar
aquello que es de por sí cambiante.

La filosofía occidental, encabezada por Platón y Aristóteles reprimió los planteamientos


dionisíacos para ofrecer una visión del mundo apolista. Frente a esto, Nietzsche niega los ideales
apolíneos y reclama el triunfo de los ideales dionisíacos mediante la utilización metafórica del
lenguaje como expresión de la voluntad de poder. La negación de los ideales apolíneos implica la
negación del principio de individuación, expresado en el platonismo por la idea de uno y sustituida
en el cristianismo por la idea de Dios. Si negamos a Dios, negamos al uno, y si negamos la idea de
uno, negamos los ideales apolíneos y afirmamos la multiplicidad dionisíaca, de tal manera que
cada cual pueda expresar su propia verdad y sus propios dioses.

3. El eterno retorno
Nietzsche depende en cierta medida del positivismo de la época y, a la vez que niega la posibilidad
de la Metafísica, representa la pérdida de la fe en Dios y de la inmortalidad del alma. Esta vida que
se afirma, que pide siempre ser más, que pide eternidad en el placer, volverá una vez y otra.

Pero el aspecto temporal de la vida, tan exitoso entre los románticos alemanes, es el eterno
retorno de las cosas que ya se encontraba en las enseñanzas de Heráclito: Cuando están realizadas
todas las combinaciones posibles de los elementos del mundo, quedará todavía un tiempo
indefinido por delante, y entonces volverá a empezar el ciclo y así indefinidamente. Todo lo que
sucede en el mundo se repetirá igualmente una y otra vez, todo se repetirá eternamente y con
ello todo lo malo y lo miserable.

En este horizonte de tiempos futuros por elaborar desde lo ya dado aparece una de las figuras
fundamentales del pensamiento nietzscheano, el "superhombre". El hombre puede ir
transformando al mundo y puede transformarse a si mismo mediante una transformación de
todos los valores, encaminándose hacia esa alegórica figura.

4. La transmutación de los valores tradicionales: el nihilismo.

La cultura europea ha llegado a su propia ruina, a la decadencia, hay que liberar al hombre de
todos los valores falsos, devolviéndole el derecho a la vida y a la existencia, dice Nietzsche. Para
ello, el 1er paso debe consistir en una transmutación de todos los valores de nuestra cultura
tradicional.

Así, el nihilismo no consiste en una teoría filosófica o en una proposición teórica, sino que es un
movimiento propio de nuestra cultura. La fuerza del espíritu de occidente, cansado y agotado por
los valores inadecuados y falsos de su "verdadero mundo" se vuelve nihilista. <<¿Qué significa
nihilismo?, que se desvalorizan los más altos valores, falta la meta y falta la respuesta al por
qué>>. El nihilismo del espíritu occidental es radical y absoluto, y una vez perdida la fe en el
"verdadero mundo", la cultura se queda sin sentido, sin guía o meta aparente, entonces se llega a
la decadencia o al pesimismo.

Por lo tanto, el nihilismo es una fuerza destructora de la base de la cultura occidental, es decir, de
ese Dios cristiano en el que se apoya la moral y el conocimiento del hombre: <<¿Dónde se ha ido
Dios ?, yo os lo digo, nosotros lo hemos matado, todos nosotros somos sus asesinos. Lo único que
permanece en Dios muerto son la iglesias>>.

5. La moral de los señores

Nietzsche tiene especial enemistad con las éticas kantiana del deber, la utilitarista y sobre todo
con la ética cristiana y valora, por el contrario, la vida sana, fuerte, impulsiva y con voluntad de
dominio. Todo lo débil, enfermizo y fracasado es malo, pero definitivamente, la compasión es el
peor mal.

Distingue dos tipos de moral :

- Moral de los señores : la de las individualidades poderosas que tienen superior vitalidad y vigor
para consigo mismas. Es la moral de la exigencia y de la afirmación de los impulsos vitales.

- Moral de los esclavos : la de los débiles y miserables, la de los degenerados ; regida por la falta de
confianza en la vida, porque valoran la compasión, la humildad y la paciencia. Es una moral del
resentido, que se opone a todo lo superior y que por eso afirma todos los igualitarismos.

6. El superhombre

Piensa Nietzsche que el hombre es un ser miserable e inmundo, un ser a medio hacer, un puente
entre la bestia y el superhombre, un paso de la pura animalidad a la superhumanidad. Es su
destino, pero en su recorrido evolutivo poco ha sido todavía lo alcanzado: <<Habéis evolucionado
del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en vosotros>>.

El hombre es como una enfermedad en el universo, y es el único animal que todavía no ha llegado
a consolidarse. La vida humana conlleva un grave riesgo: o vencer al hombre mediante la
superación, o volver a la animalidad primitiva. Mientras todos los animales han producido algo
superior a ellos, el hombre se resiste a evolucionar, no quiere abandonar lo valores del pasado y
dar un nuevo sentido a la humanidad. Está pues, a diferencia del animal, vuelto al futuro y concibe
ideales, cuenta destinos. Pues bien, habría según Nietzsche tres versiones del ideal humano: El
ideal estético, donde el ideal humano es interpretado como tragedia, donde se armonizan lo
dionisiaco y lo apolineo. Lo dionisiaco representa la embriaguez desenfrenada de vivir y lo
apolineo representa la armonía de forma y el resplandor de la belleza. Pero también el ideal
científico, que concibe el ideal humano como sabiduría: el hombre sabio conoce la realidad del
mundo con todas sus miserias, y por eso afirma enérgicamente la vida. Por último, el mayor ideal,
el superhombre, donde se integra y sintetiza el radical cambio de valores que propone Nietzsche.

De acuerdo con Nietzsche, las masas (a quien denominaba "rebaño", "manada" o


"muchedumbre") se adaptan a la tradición, mientras su superhombre utópico es seguro,
independiente y muy individualista. El superhombre siente con intensidad, pero sus pasiones
están frenadas y reprimidas por la razón. Centrándose en el mundo real, más que en las
recompensas del mundo futuro prometidas por las religiones en general, el superhombre afirma la
vida, incluso el sufrimiento y el dolor que conlleva la existencia humana. Su superhombre es un
creador de valores, un ejemplo activo de "eticidad maestra" que refleja la fuerza e independencia
de alguien que está emancipado de las ataduras de lo humano "envilecido" por la docilidad
cristiana, excepto de aquéllas que él juzga vitales.

Nietzsche sostenía que todo acto o proyecto humano está motivado por la "voluntad de poder". La
voluntad de poder no es tan sólo el poder sobre otros, sino el poder sobre uno mismo, algo que es
necesario para la creatividad. Tal capacidad se manifiesta en la autonomía del superhombre, en su
creatividad y coraje. Aunque Nietzsche negó en multitud de oportunidades que ningún
superhombre haya surgido todavía, cita a algunas personas que podrían servir como modelos:
Sócrates, Jesucristo, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Shakespeare, Goethe, Julio César y
Napoleón.

Para llegar al superhombre, el hombre europeo tiene que autosuprimirse, y este proceso debería
pasar por tres fases :

- El camello es el símbolo del hombre europeo actual, que todavía está impregnado de la moral de
esclavos y que soporta el peso de la carga con paciencia.

- El león en cambio es el símbolo del hombre revolucionario, el que se levanta contra la moral de
los esclavos. A su vez, el león después de romper las cadenas de la esclavitud tiene que
transformarse en niño.

- El niño simboliza la pureza e inocencia de la infancia, desde la que se recrea la nueva tabla de
valores.

El superhombre representa, pues, esa nueva tabla de valores: el amor a la vida, el sentido de la
Tierra y la exaltación de los instintos ascendentes. El hombre para convertirse en superhombre ha
de expulsar de su interior a Dios. No se trata de una divinización del hombre, sino todo lo
contrario, una sustitución de Dios por el superhombre, de tal forma que éste se convierta en un
ser con plenitud de poder y de dominio sobre sí y sobre los demás. Pero esta transformación
requiere, según Nietzsche, de una voluntad de dominio, de agresión y de sentimientos hacia lo
ajeno, la "voluntad de poder".

Lecciones sobre Nietzsche.

Felipe Gim�nez. Profesor de filosof�a de IES.

Nietzsche (1844-1900).

1. Punto de partida: cr�tica de los valores de la cultura europea.

1.1. La cultura occidental est� viciada desde su origen. Su error, el m�s pertinaz y peligroso de
todos, consiste en instaurar "la racionalidad a toda costa": "He dado a entender con qu�
fascinaba S�crates: parec�a un m�dico, un Salvador. �Es necesario se�alar el error de su fe
en la "racionalidad a toda costa?" (El ocaso de los �dolos).

a) El error dogm�tico de la filosof�a griega ha sido la invenci�n del estatismo del ser, es decir,
"el esp�ritu puro", y el "bien en s�":

"No puede negarse que el error m�s grave, m�s pertinaz y peligroso, que jam�s fue cometido
ha sido un error dogm�tico, es decir, la invenci�n del esp�ritu puro y del bien en s� de parte
de Plat�n." (M�s all� del bien y del mal).

b) Este dogmatismo a ultranza es interpretado por Nietzsche como s�ntoma de decadencia. Es


decadente todo lo que se opone a los valores del existir instintivo y biol�gico del hombre.
"La claridad extrema, la racionalidad a ultranza, la vida l�cida, fr�a, cautelosa, consciente, falta
de instinto, en contraposici�n a los instintos, era, a su vez, una enfermedad...Estar en la
necesidad de combatir los instintos -he aqu� la f�rmula de la decadence." (El ocaso de los
�dolos)

1.2. Es preciso combatir el dogmatismo plat�nico para eliminar el error de base. Se trata de una
cr�tica total, pues abarca todos los aspectos de la cultura europea: el mundo racional, el mundo
moral y el mundo religioso. He aqu� los tres mundos inventados por el hombre occidental cuyos
valores son interpretados por Nietzsche como s�ntomas de decadencia:

"Filosof�a, religi�n y moral son s�ntomas de decadencia." (La voluntad de poder.).

a) Cr�tica a la moral.

1. El error de la moral tradicional se caracteriza por su "antinaturalidad", pues ella impone las
leyes e imperativos en contra de los instintos primordiales de la vida:

"Lo que me horroriza ante este espect�culo no es el error en s� mismo, no es la milenaria falta
de "buena voluntad", de disciplina, de decoro, de valent�a en las cosas del esp�ritu, tal como se
evidencia en el triunfo de esta moral, sino la falta de naturalidad, el hecho pavoroso de que la
antinaturalidad erigida en moral ha sido distinguida con los m�ximos honores quedando
suspendida sobre la humanidad como ley, como imperativo categ�rico." (Ecce homo).

2. El ideal de esta moral es el imperio de la virtud, es decir, hacer al hombre bueno. Este ideal es
alienante al convertir al hombre en esclavo de esa ficci�n.

"�Qu�reis que el hombre, el hombre bueno, sea modesto, diligente, bienintencionado y


moderado? Pues a m� se me antoja el esclavo ideal, el esclavo del futuro." (La voluntad de
poder.).
3. La moral cristiana se erige en valor supremo, valor que no se halla en este mundo. La moral
tradicional postula otro mundo verdadero, el mundo del m�s all�, el mundo de la perfecci�n
plat�nica:

"La moral como valor supremo en todas las fases de la filosof�a (incluso en los esc�pticos).
Resultado: este mundo no vale nada, debe existir otro mundo "verdadero". (La voluntad de
poder).

4. Los valores que han prevalecido hasta ahora son ficticios, propios de los d�biles ya que "los
instintos de decadencia se han impuesto a los instintos de ascensi�n". He aqu� una muestra
evidente del car�cter "inmoral" de la moral europea:

"El triunfo de un ideal moral se logra por los mismos medios "inmorales" que cualquier triunfo, a
saber: la violencia, la mentira, la difamaci�n y la injusticia." (La voluntad de poder.)

5. El moralista desprecia todos los valores del "yo", siendo el "altruismo" la norma suprema de su
conducta. Para Nietzsche el altruismo no es otra cosa que una justificaci�n de decandencia
personal:

"Cuando un hombre se vuelve altruista, quiere decir que est� perdido. En vez de decir
ingenuamente: "yo ya no sirvo para nada", dice la mentira moral por boca del d�cadent: "nada
vale nada" -la vida no vale nada" (El ocaso de los �dolos).

6. La l�gica psicol�gica de esta moral consiste en una alteraci�n de la personalidad. En efecto,


considera lo poderoso, lo fuerte como algo suprahumano, siendo lo d�bil, lo vulgar, propios del
hombre. Las acciones sublimes y elevadas no son obra del hombre, sino de otro "yo" m�s
perfecto que denomina Dios.

"Resultado: el hombre no ha osado atribuirse a s� mismo sus momentos plet�ricos y


portentosos...considerando todo lo grande y potente como algo superhumano, el hombre se ha
empeque�ecido a s� mismo, ha desdoblado las dos faces -una muy d�bil y pobre y otra muy
fuerte y portentosa- en dos esferas separadas llamando a la primera "hombre" y a la segunda
"Dios". (La voluntad de poder.)

b) Cr�tica a la religi�n cristiana.

1. La religi�n nace del miedo y el horror que tiene el hombre de s� mismo. Se trata de la
incapacidad de asumir uno su propio destino, pues cuando al hombre le invade un sentimiento de
poder y teme quedar avasallado por �l, mediante un mecanismo de defensa y patol�gico, lo
atribuye a otro ser m�s poderoso, a Dios.

"As�, el cristiano, que es hoy d�a el tipo humano m�s ingenuo y regresivo, deriva la esperanza,
el sosiego, el sentimiento de redenci�n de una inspiraci�n psicol�gica de parte de Dios...En las
razas cuerdas, fuertes y plet�ricas es sobre todo el epil�ptico quien hace creer en la
intervenci�n de una potencia extra�a." (La voluntad de poder.)

2. La religi�n implica la alienaci�n del hombre, pues los estados sublimes le son ajenos y elude
toda responsabilidad personal en los actos supremos.

"En un tiempo los hombres cre�an que se honraban a s� mismos atribuyendo la responsabilidad
de sus actos supremos, no a s� mismos, sino a Dios. La inhibici�n de la voluntad se consideraba
como algo que confer�a a los actos un valor supremo." (La voluntad de poder.)

3. Como consecuencia del an�lisis de la idiosincrasia religiosa, Nietzsche llega a afirmar su


car�cter decadente pues degrada al hombre a una pura ficci�n "mezquina":

"La religi�n ha degradado el concepto del "hombre"; su consecuencia extrema es la noci�n de


que todo lo bueno, grande y verdadero es de naturaleza suprahumana y s�lo se alcanza por obra
de la gracia..." (La voluntad de poder.)
"El cristianismo ha absorbido toda clase de enfermedades, de tierras morbosas; lo �nico que
pudiera reproch�rsele es no haber sabido defenderse de contagio alguno. Mas �sta es
precisamente su esencia: el cristianismo es un tipo de decandencia." (Ib�d.)

4. El cristianismo s�lo fomenta los valores mezquinos, por ejemplo, la obediencia, el sacrificio, la
humildad, sentimientos propios del reba�o.

"La sumisi�n de las razas se�oriales al cristianismo es, esencialmente, consecuencia de la


comprobaci�n de que el cristianismo es una doctrina que predica la obediencia." (La voluntad de
poder.)

"El cristianismo es el advenimiento del pesimismo...; el pesimismo de los d�biles, los inferiores,
los atribulados y oprimidos." (Ib�d.)

5. Nietzsche interpreta el cristianismo como una moral vulgar, ya que se opone a todos los valores
espec�ficos de la virtud.

"Pues bien, el cristianismo como religi�n, es cosa del vulgus; es ajeno al tipo m�s alto de
virtus...ha extraviado las inclinaciones gallardas, generosas, osadas y excesivas del alma fuerte,
hasta el extremo de la autoaniquilaci�n..." (La voluntad de poder.)

c) Cr�tica de la la filosof�a metaf�sica tradicional.

Podemos estudiar tres aspectos dentro de la cr�tica a la filosof�a: aspecto metaf�sico, l�gico-
epistemol�gico y cient�fico-positivo.

1. Cr�tica de la metaf�sica. La filosof�a tradicional es la que instaur� Plat�n al afirmar la


existencia de un mundo perfecto, noem�tico, absoluto. La filosof�a dogm�tica considera al Ser
como algo est�tico e inmutable, ser que existe en su propio mundo, distinto del sensible cuya
realidad es meramente aparente, pues se diluye en la fluencia del devenir.
1.1. Para el metaf�sico la verdadera realidad no puede estar sujeta al devenir, ella permanece
id�ntica consigo misma, est�tica e inmutable, es decir, debe ser "causa sui".

"Todos los conceptos m�s elevados, el ser, el absoluto, el bien, lo verdadero, lo perfecto -todo
esto no puede ser algo devenido, y por ende debe ser causa sui. Mas todo esto tampoco puede ser
desigual entre s�, estar en contradicci�n consigo mismo...As� llegan a su estupendo concepto
de "Dios"..." (El ocaso de los �dolos.)

1.2. Para Nietzsche el "ser" del metaf�sico es lo m�s vac�o y abstracto que el hombre ha
podido imaginar y por ello equivale a la pura nada.

"Las caracter�sticas que se han asignado al verdadero Ser de las cosas son las caracter�sticas del
No-Ser, de la nada; -se ha construido el "mundo verdadero" en contraposici�n al mundo real, y es
en realidad un mundo apariencial, en tanto que mera ilusi�n �ptico-moral." (Ib�d.)

2. Cr�tic a la metaf�sica en sus dimensiones l�gico-epistemol�gica y ontol�gica.

2.1. Para el l�gico la verdad se opone al error. Verdad y error son dos t�rminos antit�ticos,
puesto que lo verdadero es irrefutable y lo falso es contradictorio. Pero Nietzsche rechaza el
antagonismo verdad-error, ya que se dan errores irrefutables y verdades contradictorias:

"Una tesis irrefutable �Por qu� habr�a de ser, en consecuencia, "verdadera"? Esta
proposici�n escandaliza quiz� a los l�gicos, que consideran sus propias limitaciones como
limitaciones de las cosas; pero hace mucho tiempo que he declarado la guerra a este optimismo
de los l�gicos." (La voluntad de poder.)

2.2. La categor�a ontol�gica "ser verdadero" no es una propiedad de la realidad, sino una mera
valoraci�n subjetiva como condici�n necesaria de supervivencia del hombre:
"La oposici�n "el mundo verdadero-el mundo apariencial" la reduzco yo a relaciones de valor.
Hemos proyectado nuestras condiciones de supervivencia como atributos del Ser. De la
circunstancia de que tenemos que mantenernos firmemente aferrados a nuestras creencias para
subsistir hemos deducido que el mundo "verdadero" no es mutaci�n y devenir, sino Ser" (Ib�d.)
"En consecuencia, no existe en realidad el pretendido "mundo verdadero" de la filosof�a
dogm�tica, tal mundo es una mera ficci�n y que no es posible conocerlo ni demostrarlo: "El
mundo verdadero -una idea que ya no sirve para nada, que ya no obliga siquiera;- una idea in�til
y superflua, luego refutada. !Suprim�mosla�" (El ocaso de los �dolos.)

3. Cr�tica a la ciencia.

3.1. La ciencia no es la verdadera interpretaci�n de lo real; ella nace de un sentimiento, es decir,


de la repugnancia del intelecto por un supuesto caos del mundo exterior y tambi�n interior.

"La ciencia ha sido hasta ahora un proceso de eliminar la confusi�n absoluta de las cosas
mediante hip�tesis que lo "explican" todo; es decir, un proceso originado en la repugnancia del
intelecto por el caos. Esta misma repugnancia hace presa en el hombre cuando se considera a s�
mismo; quisiera hacer tangible tambi�n el mundo interior mediante un esquema y superar la
confusi�n intelectual." (La voluntad de poder.)

3.2. Nietzsche no ataca a la ciencia, sino un tipo determinado de ciencia (el mecanicismo y el
positivismo). En el mundo real no hay regularidad ni constancia, ni ley que regule el
comportamiento de las cosas, porque las cosas no son y en consecuencia el determinismo es falso.

"Las cosas no se comportan regularmente, conforme a una regla; no hay cosas (se trata de una
ficci�n); tampoco se comportan bajo necesidad. En este mundo no se obedece; pues el ser algo
tal cual es, de tal fuerza, de tal debilidad, no es el resultado de obediencia, regla ni necesidad." (La
voluntad de poder.)

3.3. Conclusi�n: La cultura occidental es una cr�tica de "este mundo" y sus valores, por lo que
ha inventado "otro mundo" de car�cter verdadero, perfecto, racional, en definitiva, divino.
"El fil�sofo, que inventa un mundo racional donde la raz�n y las funciones l�gicas son
adecuadas: de ah� el mundo "verdadero".

El hombre religioso, que inventa un "mundo divino"; de ah� el mundo "desnaturalizado",


antinatural.

El hombre moral, que inventa un "mundo libre": de ah� el mundo "bueno, perfecto, justo,
santo." (La voluntad de poder.)

4. La nueva tabla de valores.

4.1. La transvaloraci�n de todos los valores tradicionales y el nihilismo nietzscheano.

a) La transvaloraci�n de los valores occidentales. Para Nietzsche la cultura europea ha llegado ya


a su propia ruina, a la decadencia, de ah� la necesidad de preparar el gran "mediod�a" de la
humanidad. Esta es la tarea del vitalismo nietzscheano: liberar al hombre de todos los valores
ficticios devolvi�ndole el derecho a la vida, a la existencia; el primer paso debe consistir en
realizar la Umwertung aller Werte, la transvaloraci�n de todos los valores de nuestra cultura
tradicional:

"Hay tantas auroras que no han brillado a�n -esta leyenda india va inscrita en la portada del libro.
�Donde busca su autor esa nueva ma�ana, ese delicado arrebol matutino a�n no descubierto
con que ha de despuntar un nuevo d�a- ah, toda una serie, todo un cosmos de nuevos d�as? En
una transmutaci�n de todos los valores, en la emancipaci�n del hombre de todos los valores
morales, en un decir s� y tener fe en todo lo que hasta ahora ha sido prohibido, despreciado y
maldecido. Este libro afirmativo derrama su luz, su amor, su cari�o, sobre cosas exclusivamente
"malas", devolvi�ndoles el "alma", la conciencia tranquila, el sublime derecho y privilegio de
existir". (Ecce homo.)

b) Concepci�n nietzscheana del nihilismo. No se trata de una teor�a filos�fica o de una


propuesta te�rica. El nihilismo es un movimiento propio de la historia de nuestra cultura. La
fuerza del esp�ritu de Occidente cansado, agotado por los valores inadecuados y ficticios de su
"verdadero mundo" se torna nihilista:

"�Qu� significa el nihilismo? -Significa que se desvalorizan los m�s altos valores- falta la meta:
falta la respuesta al "�Por qu�?". (Voluntad de poder.)

1. El nihilismo del esp�ritu occidental es radical y absoluto. Una vez perdida la fe en el "verdadero
mundo" y de su personificaci�n en la divinidad, la cultura se queda sin sentido, sin gu�a o meta
aparente y con ello se llega a la decadencia y al pesimismo.

"El nihilismo radical es el convencimiento de que la existencia es absolutamente insostenible si se


trata de los m�s altos valores que se reconocen; am�n de la conclusi�n de que no tenemos el
menor derecho de suponer un "m�s all�" o un "en s�" de las cosas que sea "divino", moral
verdadera.

Esta conclusi�n es consecuencia de la "voluntad de verdad" inculcada en el hombre; es decir, es


consecuencia de la fe en la moral." (La voluntad de poder.)

2. El nihilismo es una fuerza destructora y desintegradora de la base de la cultura occidental, es


decir, de Dios. La muerte de Dios es uno de los temas m�s insistentes de Nietzsche:

"�D�nde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir", les grit�. "�Nosotros le hemos matado,
vosotros y yo! �Todos nosotros somos sus asesinos!" (La gaya ciencia.). La cultura moderna, la
conciencia dram�tica del hombre moderno ha cometido ese tremendo crimen. Pero el asesinato
de Dios por el hombre adquiere una grandeza �pica e irrepetible: "No hubo en el mundo acto
m�s grandioso y las generaciones futuras pertenecer�n, por virtud de esta acci�n, a una
historia m�s elevada de lo que fue hasta el presente toda la historia." (La gaya ciencia.). Lo �nico
que permanece del Dios muerto son las iglesias, ellas son los despojos de la divinidad asesinada:
"�De qu� sirven estas iglesias, si no son las tumbas y los monumentos de Dios?" (La gaya
ciencia.).
3. El nihilismo es un proceso ambivalente y dial�ctico. Ambivalente porque posee dos caras: una
negativa, s�mbolo de decadencia y desintegraci�n de valores; otra positiva, signo de la voluntad
de poder como caracter�stica peculiar de la vida.

"El nihilismo es ambiguo: a) nihilismo como signo de aumento de poder del esp�ritu: el nihilismo
activo; b) nihilismo como decadencia y merma del poder del esp�ritu: el nihilismo pasivo." (La
voluntad de poder.)

Dial�ctico porque consiste en un movimiento o fuerza que va de lo negativo y lo positivo. Negar


para afirmar, destruir para crear, aniquilar para producir. El momento negativo va a cargo del
entendimiento que critica, el positivo consiste en el dominio de los instintos ascendentes,
plet�ricos que simbolizan la vida. En este sentido la vida es la forma suprema del nihilismo:

"El nihilismo como s�ntoma de que los desheredados han quedado privados de su consuelo; de
que destruyen para ser destruidos; de que desprendidos de la moral, ya no tienen motivo alguno
para resignarse." (La voluntad de poder.)

4.2 Nueva Tabla de valores.

a) Moral de los se�ores frente a la de los esclavos. La moral de los se�ores es una exaltaci�n de
los instintos primarios de vida. La virtud es interpretada como un estado fisiol�gico, puesto que
en toda valoraci�n moral lo que est� en juego es la supervivencia del individuo. En la nueva
moral debe imponerse la voluntad de la vida sobre la voluntad de la nada, los instintos
ascendentes sobre los descendentes.

"�Qu� valor tienen nuestras valoraciones morales, nuestras tablas de bienes? �Qu� se va
ganando con su sometimiento? �Qui�n? �En relaci�n a qu�? Respuesta: La vida. Pero
�qu� es la vida? Aqu� se impone la necesidad de un nuevo concepto y m�s exacto de la vida.
Mi f�rmula es �sta; la vida es voluntad de poder." (La voluntad de poder.)

b) Mundo apariencial frente al verdadero mundo, est�tico y estable de la filosof�a dogm�tica.


"De estos dos mundos (mundo verdadero y apariencial), el primero es una mera ficci�n; est�
basado sobre cosas ficticias.

La "apariencia" misma forma parte de la realidad: es una modalidad de su ser; en este mundo
donde no existe el ser, hay que crear mediante la apariencia un mundo calculable de casos
id�nticos, un templo que permita la observaci�n y la comparaci�n, etc.

La "apariencia" es un mundo acondicionado y simplificado que han elaborado nuestros instintos


pr�cticos; este mundo es para nosotros absolutamente verdadero: el hecho de que vivimos,
podemos vivir en �l es para nosotros la prueba de su verdad..." (La voluntad de poder.)

c) El ego�smo frente al desprecio de s� mismo.

"!C�mo pudo ense�arse a despreciar los instintos primordiales de la vida e inventarse un


"alma", un "esp�ritu" para ultrajar el cuerpo�!C�mo puede ense�arse a concebir la premisa
de la vida, la sexualidad, como algo impuro� �C�mo puede buscarse en la m�s profunda
necesidad vital, en el ego�smo estricto (La misma palabra est� estigmatizada!) el principio del
mal y, a la inversa, exaltarse el s�ntoma t�pico de decadencia, de contradicci�n de los instintos
-el "altruismo", la p�rdida del centro de gravedad, la "despersonalizaci�n" y el "amor al
pr�jimo" (alterismo)- como el valor "superior", �qu� digo!, como el "valor en s�!..." (Ecce
homo.)

5. Antropolog�a nietzscheana.

5.1. El hombre: caracter�sticas e ideales.

a) El hombre es un ser miserable, inmundo. Hubo un tiempo en el que el hombre despreciaba la


tierra, el cuerpo, pues tierra y cuerpo carec�an de sentido para el alma.
"Tiempos hubo en que el alma despreciaba al cuerpo; y en aquel entonces este desprecio era lo
supremo. Lo quer�a ella flaco, repugnante y raqu�tico. As� entend�a escaparse de �l y de la
tierra.

Ah, pero esa alma era a�n flaca, repugnante y raqu�tica; y la crueldad era su voluptuosidad."
(As� habl� Zaratustra.)

b) El hombre es un ser a medio hacer, un puente entre la bestia y el superhombre, un tr�nsito o


paso de la pura animalidada la superhumanidad. He aqu� su destino.

"El hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre, una cuerda sobre un abismo.

Un paso peligroso y una parada peligrosa, un retroceso peligroso, un temblar peligroso y un


peligroso estar de pie.

Lo m�s grande del hombre es que es un puente y no un fin en s�; lo que debemos amar en el
hombre es que es un tr�nsito y un descenso." (As� habl� Zaratustra.)

c) El hombre es un ser indeterminado, h�brido, mezcla de animalidad y humanidad. En su


recorrido evolutivo poco ha sido lo alcanzado:

"Hab�is evolucionado del gusano al hombre, y hay en vosotros todav�a mucho del gusano. En
un tiempo fuisteis monos y todav�a el hobmre es m�s mono que ning�n mono. Y hasta el m�s
sabio de vosotros no es m�s que un ser h�brido mitad planta mitad fantasma."(As� habl�
Zaratustra.)

d) El hombre es un animal fundamentalmente defectuoso; es como una enfermedad en el


universo. Pues es el �nico animal que todav�a no ha llegado a consolidarse. El vivir humano
comporta un grave riesgo: o vencer al hombre mediante la superaci�n, o volver a la animalidad
primitiva. He aqu� la raz�n de su defecto, todos los animales han producido algo superior a
ellos, pero el hombre se resiste a evolucionar, a abandonar los valores del pasado y dar un nuevo
sentido a la humanidad.

"Todos los seres, hasta hoy, han producido algo superior a ellos; �y vosotros quer�is ser el
reflujo de este magno flujo y retroceder hasta la animalidad, antes que superar al hombre?"
(Ib�d.)

c) Pero el hombre, a diferencia del animal, est� vuelto al futuro. El hombre, en virtud de su
radical espontaneidad, concibe ideales, metas, destinos. Tres han sido las versiones del ideal
humano:

1. El ideal est�tico: donde el ideal humano es interpretado como tragedia. En la tragedia se


armonizan lo dionis�aco (embriaguez desenfrenada de vivir) con lo apol�neo (armon�a de
formas, resplandor de belleza). Lo esencial de la embriaguez es la sensaci�n de fuerza y plenitud
de vida.

"�Qu� significa la oposici�n apol�neo-dionis�aco introducida por m� en la est�tica, lo uno


y lo otro entendidos como tipos de embriaguez? La embriaguez apol�nea determina ante todo la
excitaci�n de la vista, as� que �sta adquiere poder de visi�n. El pintor, el pl�stico y el �pico
son visionarios por excelencia. En el estado dionis�aco, en cambio, se halla excitado y exaltado
todo el sistema afectivo." (El ocaso de los dioses.)

2. El ideal cient�fico: concibe el ideal humano como sabidur�a. El hombre sabio conoce la
realidad al desnudo, con todas sus miserias, libre de prejuicios, y por ello afirma en�rgicamente la
vida.

3. El superhombre personifica el valor supremo de la vida, siendo su m�s alta manifestaci�n la


voluntad de poder y dominio.

5.2. El superhombre.
a) El superhombre es el amor a la vida, el sentido de la tierra, la exaltaci�n de los instintos
ascendentes.

"Escuchad y os dir� lo que es el superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra. Que


vuestra voluntad diga: sea el superhombre el sentido de la tierra. �Yo os conjuro, hermanos
m�os a que permanezc�is fieles al sentido de la tierra y no prest�is fe a los que os hablan de
esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno, conscientes o inconscientes. Son
despreciadores de la vida; llevan dentro de s� el germen de la muerte y est�n ellos mismos
envenenados. La Tierra est� cansada de ellos; �mu�ranse pues de una vez!" (As� habl�
Zaratustra.)

b) El hombre, hemos dicho, era algo que deb�a superarse para transformarse en superhombre. El
medio de superaci�n es la voluntad de poder, se trata de una voluntad de querer y de verdad.
Esta voluntad al igual que la vida tiende a la expansi�n, al dominio, agresi�n y sometimiento de
todo lo ajeno. El proceso evolutivo de la especie humana tiende a la producci�n de individuos
fuertes y superiores, y no al beneficio de la especie.

"El hombre superior se distingue del inferior por su intrepidez y el desaf�o que lanza al
infortunio. Es un s�ntoma de "decadencia" cuando empiezan a prevalecer criterios eudemonistas
(cansancio fisiol�gico, atrofia de la voluntad)...La fuerza plet�rica ans�a crear, sufrir y
sucumbir; no quiere saber nada con la mezquina bienaventuranza cristiana y los ademanes
hier�ticos." (La voluntad de poder.)

c) Sentido de la superaci�n: el hombre para devenir en superhombre ha de expulsar de su


interior a Dios. No se trata de una divinizaci�n del hombre, sino todo lo contrario, una
sustituci�n de Dios por el superhombre. De esta forma se convertir� en un ser con plenitud de
poder y de dominio sobre s� y sobre los dem�s.

"Dios ha muerto, queremos que viva el superhombre; se trata, por tanto, de un fallido intento de
sustituir a un Dios muerto por un hombre divinizado." (As� habl� Zaratustra.)

d) Naturaleza y caracter�sticas del superhombre. El superhombre es un ser superior, libre de los


valores pasados, aut�nomo, agresivo y legislador. �l es su propia norma porque est� m�s all�
del bien y del mal. El superhombre es voluntad de poder, voluntad creadora de nuevos valores.
Por �ltimo, el superhombre representa el fin supremo de la humanidad; la vida que conduzca a
�l y la que lo aparta ser� antinatural y descendente (decadente y disgregadora).

"La voluntad de poder s�lo puede manifestarse en resistencias; va, pues al encuentro de lo que
se le opone; esa es la tendencia primordial del protoplasma cuando extiende seud�podos y tienta
por todos lados. La apropiaci�n y la asimilaci�n son esencialmente af�n de dominar, un
plasmar, modelar y transformar, hasta que lo dominado queda incorporado por completo a la
�rbita del agresor, ampli�ndola." (La voluntad de poder.)

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