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SEDE VILLARRICA.
INTEGRANTES:
Carrera: Arquitectura.
Año: 2018.
INDICE:
Página:
Introducción. 1.
La Fundación de Asunción. 5.
Mercedarios. 16.
Dominicos. 17.
Jesuitas. 18.
Conclusión. 27.
Bibliografía. 28.
La vida social, cultural y económica de los pueblos que ya vivían aquí y también de los
que acababan de llegar dio un giro muy importante, se difundió la cultura guaranítica
entre los europeos, así como también la cultura Europea entre los guaraníes.
Los religiosos trajeron consigo el arte y la arquitectura que marcó la historia hasta los
días de hoy.
OBJETIVOS:
General:
Específicos:
RESEÑA HISTÓRICA:
El 8 de octubre de 1515 Juan Díaz de Solís (1470-1516) salió del puerto de Sanlúcar de
Barrameda, Cádiz, al mando de tres carabelas y setenta tripulantes, y se dirigió hacia el
sur del continente americano.
La expedición partió a principios de 1524 del puerto brasileño de Patos (Río Grande del
Sur) en dirección noroeste y luego atravesó el actual estado de Santa Catalina hasta
llegar al río Paraná. Lo cruzó a la altura del afluente del Monday, (según el historiador
Efraín Cardozo). Fueron recibidos por indios guaraníes que lo atendieron
pacíficamente. Allí el grupo reclutó un pequeño ejército de dos mil indios guaraníes
locales como refuerzo para invadir las tierras prometedoras. Atravesaron el Paraguay
por la ruta que más tarde sería cruzado por Cabeza de Vaca. Desde allí, los
expedicionarios cruzaron a la otra orilla y se internaron en las desconocidas regiones
del “Guarán”. Así pues correspondió a García –quien, para algunos, fue más bien un
aventurero obsesionado por la fiebre del oro– el honor de descubrir Paraguay por
tierra.
Sin percatarse de tal hazaña, García siguió con su gente la ardua marcha por las
inexploradas planicies chaqueñas, allí se enfrentaron a varios obstáculos como la
sequedad, diluvios y las tribus chaqueñas indias sumamente peligrosas pero no tanto
como los indios guaraníes caníbales que acompañaban a García. Hasta que, luego de
padecer mil penurias, logró llegar a las estribaciones andinas y a los territorios de
Chuquisaca. Ya en esta comarca, y al no hallar ningún metal precioso sin propietario,
los aventureros se dedicaron al pillaje de las pacíficas poblaciones indígenas. Tras
capturar un botín de ropas, vasijas y otros valores metálicos de plata y oro, los
expedicionarios retornaron por Paraguay, donde García decidió permanecer un tiempo
para preparar otras incursiones a las regiones recién conquistadas.
Entre los haberes de Alejo García se encuentra, además de ser el primer europeo en
llegar a tierras de Paraguay, luego de una fabulosa travesía por tierra, el haberse
adelantado en algunos años a otro conquistador, Francisco Pizarro (1478-1541), en
conseguir adentrarse por el sur en el dominio de los incas. Los objetos preciosos que
pudo hacer llegar a sus compañeros se convirtieron, con su atractivo de mayores
tesoros, en una de las principales razones para impulsar el proceso de la Conquista en
esta región del continente sur.
La Fundación de Asunción:
Al fin de cuentas, fue esta última, la masa de los intrépidos tripulantes llegados a tierra
americana la que contó en su poblamiento definitivo y, en el caso del Paraguay, la que
protagonizó el trascendental proceso de mestizaje, base y sustancia de la conformación
social nacional.
Una vez asentados en Asunción los pocos conquistadores de las primeras expediciones
originadas en la armada de Pedro de Mendoza, y los pocos más que se irían sumando
después, la fiebre del oro y la plata invadió a todos ellos por igual y a su ansiosa
búsqueda destinaron gran parte de sus primeros afanes y trajines por estos territorios.
Sin embargo, frustrada definitivamente la ilusión del enriquecimiento áureo, fácil y
expeditivo en apariencia, un destino más simple, más duro, laborioso y duradero,
terminó por imponérseles obligándoles a sentar las bases de una economía bien
característica.
En 1541, a escasos años de la fundación de Asunción, se creaba el Cabildo, institución
básica del sistema político-comunal español. La Colonia hispano-paraguaya,
comenzaba un lento pero irreversible proceso histórico de organización interna.
Habría que agregar, aún, el propio modelo socio-económico hispano, el que llegó con
los conquistadores en sus carabelas, pues de la amalgama entre éste y una de las formas
de organización económica pre-existente en el suelo paraguayo, habría de surgir lo que
podemos denominar la economía de la colonia en el Paraguay.
La diferenciación regional entre estas dos grandes áreas del territorio paraguayo estaba
así marcada, desde los propios inicios de la conquista; por formas de organización
económica y social fundamentalmente contrapuestas.
Es más: La mayor parte de los grupos tribales paleolíticos chaqueños, sobre todo
algunos que se desplazaban muy cercanos a la costa occidental del río Paraguay (como
los guaycurúes) o que, incluso, practicaban un habilidoso y activo desplazamiento
fluvial por medio de canoas a lo largo de este río (como era el caso de los payaguáes),
sostenían con los pueblos guaraníes de la orilla oriental un secular enfrentamiento,
sometiendo a estos últimos a permanente asedio, saqueos y violencia y buscando
proveerse de los productos de una práctica económica que no cabía en su universo
social y cultural: La agricultura.
Nació así una verdadera alianza social basada en lazos de parentesco político, por la
unión del hombre español con la mujer guaraní, de la cual aspiraban los guaraníes
obtener el beneficio de una o de tantas campañas como fueran precisas para exterminar
al temido y odiado enemigo chaqueño.
Esta alianza se vio reforzada por el propio interés de los españoles en llevar adelante
estas expediciones que, más que dirigidas a complacer al aliado nativo, se encaminaban
a afianzar la conquista y -sobre todo- a ampliar su dominio hasta el mismo Perú desde
donde relumbraba el atractivo de las minas de oro y plata.
Este sueño duró poco: Lo suficiente como para que, en sucesivas y laboriosas jornadas
de los hispano-asuncenos cruzando el Chaco hacia las serranías andinas, se constatara
que ya otros osados conquistadores se habían posesionado de los yacimientos que
aquéllos ambicionaban. Con lo cual debieron arraigar definitivamente en suelo
paraguayo, trocando su expansivo ímpetu conquistador en intrépida acción pobladora y
colonizadora de estas tierras.
Por su parte, los guaraníes de la cuenca del río Paraguay con quienes los españoles
establecieron sus contactos y vinculaciones más directas, amplias y duraderas, cuando
no quedaron sometidos al proceso de integración que se desarrolló en la Colonia a
través de las instituciones básicas, sufrieron las consecuencias de enérgicas acciones
punitivas que reprimieron sucesivos intentos fallidos de rebelarse contra la dominación
colonial, o se dispersaron de sus originales hábitat regionales desintegrándose social y
culturalmente y conociendo de un paulatino decrecimiento demográfico.
Tal, fue el caso de los guaycurúes que adoptaron el uso del caballo y provocaron,
durante casi dos siglos, un estado de permanente inseguridad en los poblados criollos,
mestizos y guaraníes de la Provincia del Paraguay, sumando a su economía, ya de por sí
improductiva de cazadores-recolectores-pescadores, nuevos elementos depredatorios
para el sistema económico-social de la colonia: El pillaje, la rapiña y la piratería.
Contra éstos y otros grupos paleolíticos del Chaco, debió concentrarse gran parte de los
esfuerzos de la organización social y política colonial paraguaya en acciones defensivas
o punitivas que se extendieron hasta los propios gobiernos de Francia y López, ya en
pleno Paraguay independiente.
La declinación poblacional de estos grupos, sin embargo, fue también inexorable. Sólo
han quedado grupos aislados y dispersos cuya sobrevivencia ha sido más el resultado
de posteriores políticas de carácter indigenista, encuadradas ya en los marcos de acción
de la moderna organización del Estado paraguayo.
Luego de las fundaciones dadas, debió organizarse la ciudad; fue ahí que surgieron los
gobernadores elegidos por votaciones, esto podría darse gracias a la aparición de la
Cédula Real, creada en España que facultaba a los conquistadores a asumir ciertos
cargos de dirección. La Corona promulgó la Real Cédula del 12 de septiembre de 1537
que facultó a los conquistadores a designar gobernador por votación, luego de la
muerte del primer adelantado don Pedro de Mendoza, y en la presunción de que este no
hubiera dejado reemplazante.
Domingo Martínez de Irala, dejado por Ayolas como lugarteniente, tras la muerte de
este último, fue nombrado gobernador por la colonia y aceptado por el emperador
Carlos V.
Irala abandonó el Río de La Plata por los constantes ataques que los indios hacían a
Buenos Aires y decidió concentrarse en Asunción, donde se dio por organizar la
ciudad.
Asunción fue convertida en ciudad el 12 de septiembre de 1541 asumiendo la
capitalidad de la conquista. Durante su gobierno se trazaron calles, se estableció una
plaza, un templo, un cuartel, una casa para el asiento del Gobierno.
ÓRDENES RELIGIOSAS:
La Orden de San Francisco de Asís, aprobada en el año 1212 por el Papa Inocencio III,
revolucionó el mundo con su pobreza y sencillez evangélica.
Dichos pardos habitaban en la ranchería que rodeaba al convento en una chacra a tres
leguas de la ciudad y en su mayor parte, en a hacienda que la orden poseía en el valle de
Areguá, donde una capilla servía las necesidades del culto.
Hacia el año 1621 llegan a Asunción tres frailes dominicos y fundan el convento de
Santa Catalina Virgen y Mártir. Pertenecientes a una orden de predicadores y teólogos
eminentes los frailes de Santo Domingo se dedicaron a la enseñanza y a la asistencia
espiritual de la población urbana.
Comienzan a atender únicamente a la población española, porque los pocos nativos que
existen son atendidos por los Padres jesuitas y franciscanos. Los dominicos han llegado
con el obispo Fray Tomás de la Torre. Les ceden el templo de la Asunción, y comienzan
sus actividades apostólicas.
En el año 1682 el convento de Santo Domingo contaba con catorce padres. Pronto
tienen abundancia de vocaciones, principalmente de los llamados "Mancebos de la
tierra", es decir, muchachos criollos. Se establece el Estudio General y noviciado propio.
Comienzan a otorgar títulos universitarios.
En 1653 se hacen cargo de la zona misional de Tavapy. Pusieron una capillita y una
Virgen del Rosario, "es pequeñita y se cree ser tan antigua como los dominicos".
3. JESUÍTAS.
Todas las reducciones tenían una misma organización: La iglesia era levantada en la
parte media de uno de los lados del amplio terreno que ocupaba. Al lado de la iglesia, la
casa de los misioneros, y a continuación el colegio y los talleres; y al otro lado, el
cementerio. Las casa de los indios, generalmente, de piedra o paja y barro, con amplios
corredores, ocupaban los otros lados del terreno.
El primer libro publicado fue el Martirologio Romano en el año 1700; más adelante, el
Flos Sactorum, del padre Rivadeneira en edición guaraní, y De la diferencia entre lo
temporal y lo eterno, del padre Juan Eusebio Nieremberg.
Misiones Jesuíticas del Paraguay.
ARQUITECTURA DE LA ÉPOCA:
El fuerte que construyó Salazar en 1537 no difería de los «ógas» de los guaraníes a cuyo
cargo corrió presumiblemente su erección, aunque el conquistador Francisco de Villalta
afirma que los españoles la levantaron con gran trabajo, llevando «los palos a cuesta».
Era una casa de madera con techo de paja rodeada de una palizada.
En torno a la Casa Fuerte los españoles apeñuscaron sus casas, del mismo estilo. En
1542 ocupaban los 600 conquistadores y sus agregados femeninos 250 viviendas. La
comparación de estas cifras indica que el español adoptó, al comenzar la Conquista, la
costumbre guaraní de la casa colectiva que abrigaba a varias familias.
Esta Catedral permaneció muchos años como el principal edificio de la ciudad pero en
1603 estaba tan viejo y amenazaba ser llevada por los raudales que corroían sus
cimientos. Hernandarias decidió levantar una nueva que fuera uno de los más
«suntuosos, fuertes y galanos templos de madera que haya en estas partes», según
informó al Rey. Para animar a los vecinos, iba con ellos a cortar madera en los bosques,
siguiendo el ejemplo de bala. Las constantes ausencias de Hernandarias prolongaron la
construcción. Cuando hacia 1612 Fray Antonio Vázquez de Espinoza visitó Asunción
encontró que la Catedral, de tres naves y de madera urundey «es preciosísima y la
mejor que hay en todas las Indias» muy olorosa y de (madera) dura, está toda
curiosamente labrada y acabada». Lo perecedero del material utilizado no aseguró muy
larga vida a este edificio. El gobernador Diez de Andino mandó levantar otro nuevo
templo, inaugurado en 1689 y que duró hasta un siglo después en que fue restaurada y
se construyó una nueva fachada, por ser considerada la antigua edificación «una
cabaña o galpón despreciable» por el ingeniero Julio Ramón de César.
Aunque hacia 1574 ya se explotaban las canteras de Emboscada, lo fue solamente para
muelas de molinos y de barberos. Tampoco la cal que se descubrió en esa zona tuvo
aplicación en las construcciones. En su «Geografía y Descripción Universal de las
Indias desde el año 1571 al año 1574», Juan López de Velazco describe así las casas:
«Las casas son de tapia, que se hacen en ellas muy fuertes después de secas, cubiertas
de unos canales hechos de palmas, por tejas, que se hacen tan duras y fuertes, que
aunque se podrían hacer tejas (de tierra) las tienen por mejores». La única
modificación importante en la arquitectura primitiva fue pues la sustitución del techo
de paja por el de tejas de palmas partidas.
La Casa Viola.
La Casa de la Independencia.
A mediados del siglo XVIII, los jesuitas acometieron la construcción de templos
monumentales, cambiando los horcones y el adobe por recios muros de piedra labrada
con pilastras, aberturas y hornacinas esculpidas. En 1767, al producirse su expulsión de
los dominios españoles, dejaron inconclusos los de Jesús de Trinidad, que todavía hoy,
En nuestro país, con frecuencia pretende verse arte jesuítico en todos los vestigios
coloniales de valar estético. Ello constituye un manifiesto error, ya que mucho de lo
referido debe atribuirse a los franciscanos o al clero secular y aun a artistas y, artesanos
seglares, traídos a veces del exterior para su ejecución.
Iglesia de Yaguaron.
La imaginería y el retablo del altar mayor, notables por su belleza y nobles proporciones
son obras de un tallista portugués. José de Sosa Cavadas, contratado en Buenos Aires
para el efecto.
Templo de Capiatá.
Del arte franciscano, se conservó casi intacto hasta la última década el templo de
Caazapá, y en el de Itá, que es del siglo XIX, se han utilizado el retablo, las imágenes,
algunas alertas las rejas del edificio franciscano de 1698.
Templo de Caazapá.
SOCIEDAD Y CULTURA MATERIAL DE LOS GUARANÍES:
Los Guaraní eran de mediana estatura pero bien proporcionados. Su cabeza, redonda;
el rostro, casi circular; la nariz corta y un poco ancha; boca mediana con labios finos;
ojos pequeños y cabellos largos, rectos, gruesos y negros.
Las mujeres usaban una prenda mínima de corte triangular realizada con plumas de
ave denominada "tanga". Al llegar los españoles cambiaron la tanga por el tipoy, túnica
sin mangas, hecha de algodón, que cubría el cuerpo desde los hombros hasta las
rodillas. Se adornaban con plumas, pinturas y tatuajes, collares de semillas, huesos,
objetos de forma y materiales diversos, no usaban calzado.
El núcleo familiar era muy importante, razón por la cual construían casas muy grandes
en las que vivían cuñados, hijos, tíos, primos, abuelos, padres, etc.
Entre ellos, los lazos del parentesco inmediatos eran respetados y la familia podía ser
polígama, si los medios de subsistencia lo permitían. Respetaban a los ancianos y
rechazaban el incesto, el adulterio y el aborto.
Las viviendas eran comunales, de troncos, techos a dos aguas con ramas, pasto y hojas
de palmera y paredes revocadas con barro. Entre cuatro y ocho de estas chozas
formaban una aldea. Éstas estaban protegidas por zanjas y empalizadas, que servían
para defenderse de los ataques de otras tribus y de los animales salvajes.
Los peces más chicos eran pescados con hilo y anzuelo, de madera o metal, y con arco,
los de gran tamaño. Además utilizaban la red, ya que construían pequeños diques en los
arroyos para localizarlos con facilidad.
Gran parte de sus actividades estaban ligadas a los cursos de agua. Fueron hábiles
navegantes y constructores de canoas, que hacían con grandes troncos ahuecados.
También fabricaban balsas con cañas que movían con larguísimos palos.
Sus armas eran la macana o maza de madera, el arco y las flechas, comunes también a
los pueblos pámpidos del Chaco, de los cuales los guaraníes se diferenciaban por el uso
de flechas incendiarias.
Practicaban la danza y llevaban el ritmo con el mbaracá, calabaza hueca (porongo) con
piedrecillas adentro. Otros instrumentos eran el mimby, o flauta de caña o de huesos
animales o humanos, de la cual había gran variedad, el turf, o trompa guerrera, el
tacua-pu, largo bastón para marcar el ritmo con golpes contra el suelo, el gualambau,
arco sonoro que tiene una calabaza hueca como caja de resonancia, y otros. Su lengua
era rica y musical. Como ya hemos manifestado, ha sido la única que ha subsistido
como medio de comunicación de criollos y mestizos, y constituyen hasta hoy uno de los
factores aglutinantes de la nacionalidad paraguaya.
Los guaraníes del Paraguay llamaban camba a los indios del Chaco, de cuerpo más
robusto y de tez más oscura. Por analogía el apelativo se extendió a los negros
africanos.
Ejercían la medicina los paí avaré, los cariaba y los mencionados payé. A las prácticas
mágicas de la succión y de la sajadura para expulsar a los espíritus malignos y a las
ceremonias expiratorias, agregaban procedimientos más positivos, como el uso de
infusiones y emplastos de substancias vegetales y animales. Diferenciaban las
enfermedades y utilizaban distintos métodos terapéuticos, yerbas medicinales,
amuletos y sortilegios, para cada uno de ellas.
Podría decirse que durante el periodo colonial hubo épocas en las que el hombre en su
afán de obtener riquezas explotaba y maltrataban a los nativos. Desde un punto de vista
geográfico la conquista de América represento un factor importante para el pueblo de
hoy ya que generalizamos nuestra cultura nos expandimos territorialmente.
La amalgama hispano guaraní tuvo como resultado al primer hombre paraguayo y
la nación paraguaya. Hay destacar que nuestros antepasado que habían llegado con
Colon en 1492 no eran personas nobles sino que eran del bajo mundo. Podría decirse en
parte que nuestra cultura posmodernista se debe a que no poseemos las cualidades
necesarias para abrirnos en el campo, podría decirse que América a pesar de ser un
Jardín del edén también es hogar de descendencia poco noble, aunque por parte de
nuestras madres las mujeres indígenas heredamos un afán de luchar a consta de los
males.
BIBLIOGRAFÍA: