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Tema 1:

-El concepto de los derechos fundamentales.


Aunque el titulo primero de la Constitución sea la de “derechos y deberes fundamentales”, el
contenido es mucho más complejo. El titulo se divide en cinco capítulos y estos están
precedidos por el artículo 10, que actúa como pórtico introductorio y en él se recalca el
carácter básico del individuo, de su dignidad y de sus derechos para el orden político.

En el Capitulo Primero se regulan las condiciones de ejercicio de los derechos fundamentales.


El Capitulo Segundo es el apartado en el que se sitúa la autentica declaración de derechos, que
se divide a su vez en dos secciones precedidas del artículo 14, donde se reconoce el principio
de igualdad ante la ley.

El Capitulo Tercero no reconoce propiamente derechos subjetivos sino principios rectores que
deben presidir la acción de los poderes públicos.

El Capitulo Cuarto está dedicado a regular las garantías que permiten asegurar la plena
efectividad de los derechos constitucionales.

Por último, el Capitulo Quinto establece las bases de la regulación de la suspensión de


derechos fundamentales durante situaciones excepcionales.

Para referirnos a los derechos fundamentales, en algunos pasajes de la Constitución se refiere


a libertades públicas, en otros derechos y libertades… Aunque desde un punto de vista
constitucional el más adecuado es el termino de derechos fundamentales, ya que sirve para
poner de manifiesto la naturaleza especial que dicho preceptos poseen.

En el sentido amplio, podemos entender como derechos fundamentales los tres primeros
capítulos del título primero, mientras que en sentido estricto se reduce a los artículos
comprendidos entre el 14 y el 29 de la Constitución.

-Clasificación de los derechos constitucionales:

a) Por la garantía:

La propia Constitución nos ofrece esta clasificación según la ubicación de los derechos, donde
pueden reconocerse tres niveles distintos.

En primer lugar, distinguimos los derechos que gozan de una protección excepcional; estos
derechos son los derechos fundamentales, que poseen un sistema complejo y reforzado de
garantías.
En segundo lugar, encontramos los reconocidos en la segunda sección del primer capítulo y del
segundo capítulo, que tienen un sistema de protección ordinario.

Por último, hallamos los principios rectores, que tienen un sistema de protección distinta al de
los derechos.

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b) Por la naturaleza:

Desde este punto de vista, puede establecerse una primera división que resulta imprescindible
tener presente para comprender la regulación de los derechos constitucionales. Distinguimos
entre dos tipos de derechos, derechos de libertad y de prestaciones.
Los derechos de libertad se caracterizan porque su definición supone una delimitación
negativa del ámbito de actuación del individuo, lo que impone básicamente es una actitud
abstencionista del estado. Tradicionalmente se han llamado libertades públicas.
Los derechos de prestación, implican una actitud activa del poder público.

Esta distinción no supone una separación absoluta entre derechos de libertad y de prestación
ya que el artículo 9.2 dice que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones
para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y
efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la
participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.

c) Por su contenido:

-Derechos personales, son los que se vinculan al tener un ámbito de libertad inmune a la
acción del poder público.
-Derechos civiles, los que confieren al ciudadano la capacidad de exigir el respeto de sus
derechos.
-Derechos políticos, los que convierten al ciudadano en participe de la actuación del estado.
-Derechos económicos, sociales y culturales, establecidos en el Capítulo III.

-La noción de deber constitucional:

La constitución vincula a todos los poderes públicos y en menor medida a los


particulares a través del artículo 9.1 “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a
la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.

La denominada eficacia horizontal de los derechos fundamentales afirma que la vinculación de


los particulares por la constitución en ningún caso se corresponde con una sujeción efectiva de
los ciudadanos, ya que en ningún caso un incumplimiento de un deber constitucional acarrea
una sanción. De esta manera, los mandatos aparentemente encaminados a los particulares
deben interpretarse como dirigidos a los poderes públicos para que estos establezcan los
cauces mediante los cuales queden obligados los particulares. Sin embargo, la exclusión de la
sujeción de los particulares por la constitución, explícitamente afirmada por el artículo 9.1,
carece de apoyatura constitucional.

Es preciso dilucidar las nociones de deber y obligación constitucional. Los deberes jurídicos son
aquellos comportamientos cuya exigibilidad deriva directamente de una norma y que tan solo
imponen el deber de facilitar el cumplimiento de la norma. Las obligaciones en cambio,
comprenderían los comportamientos exigibles en el marco de una relación jurídica en la que
existe otro sujeto con capacidad de reclamar su cumplimiento.

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Aplicando estos conceptos a la noción de deber constitucional, puede afirmarse que la
Constitución impone a los ciudadanos deberes jurídicos que, con la mediación de la ley, se
concretan en obligaciones específicas.

De los primeros se deriva un simple sometimiento a la norma constitucional, lo que supone


una genérica obligación de no obstaculizar su cumplimiento. A través de las leyes de
desarrollo, en cambio, el particular queda obligado a determinados comportamientos
concretos jurídicamente exigibles.

En otro aspecto, podría hablarse de la existencia de una reserva genérica de ley en relación
con los deberes constitucionales.

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Tema 2:
-Personas físicas y personas jurídicas:

Cabe plantearse si los derechos fundamentales protegen únicamente a las personas físicas o si
estos además de a las personas físicas protegen también a las personas jurídicas.
Los derechos fundamentales surgieron para la protección del individuo frente a los poderes
públicos, pero el ordenamiento ha construido otras figuras jurídicas aparte de la persona
natural.
El Tribunal Constitucional se ha pronunciado acerca de esto y ha afirmado que la cuestión de
titularidad de los derechos fundamentales no puede ser resuelta en relación con todos y cada
uno de ellos.

Existen derechos que por su propia naturaleza excluyen a las personas jurídicas como puede
ser el derecho de libertad personal, aunque por otro lado, existen derechos que pueden
predicarse de las personas jurídicas, o , al menos, de ciertas personas jurídicas, como por
ejemplo, el derecho de asociación. En otros caos, aunque la dicción de la Constitución se a
menos clara, se ha llegado a la conclusión de que las personas jurídicas pueden ser titulares de
otros derechos como la inviolabilidad de domicilio.

La posibilidad de que las personas jurídicas sean titulares de derechos fundamentales se ha


llevado también a la administración pública, aunque la tendencia es considerar como
excepción el que las personas jurídico-publicas sean titulares de derechos fundamentales.

- La mayoría de edad:

La constitución en el artículo 12 establece la mayoría de edad, que es una condición de


ejercicio, que no de disfrute, de los derechos fundamentales. Esta se encuentra establecida en
los dieciocho años. La mayoría de edad constituye una exigencia para el ejercicio de los
derechos, para adquirir plena capacidad de obrar. Ello no significa que el ordenamiento no
pueda permitir el ejercicio de derechos antes de esa edad; así, por ejemplo, el Código Civil
permite contraer matrimonio con 14 años y el código penal, aunque reconoce la mayoría de
edad en 18 años, no excluye que la ley pueda exigir responsabilidades por hechos delictivos
antes de esa edad.

- La nacionalidad:

La nacionalidad es un elemento relevante para el ejercicio pleno de los derechos


fundamentales en concreto, y de los derechos subjetivos en general.
La Constitución regula esto y tiene una doble incidencia en relación con los derechos
fundamentales: por un lado, al definir las bases de la regulación de la nacionalidad española
esta determinando quienes disfrutan del status de ciudadano. Por otro lado, realiza una
primera concreción del régimen jurídico de los derechos fundamentales de quienes no son
nacionales.

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La nacionalidad es una cualidad jurídica que el ordenamiento vincula a la existencia misma del
estado y que determina el elemento personal que lo integra. Su regulación se encuentra en el
Código Civil, sin embargo, los apartados 2 y 3 del artículo 11 de la Constitución establecen dos
reglas materiales que limitan el margen de actuación del legislador.

La primera es la prohibición de privar de la nacionalidad española a los españoles de origen y


con esta finalidad se introduce la figura jurídica de la doble nacionalidad. La doble nacionalidad
hace posible que un individuo posea ese vínculo con más de un Estado, aunque para ello es
preciso que entre ambos estados exista un tratado sobre la materia.

Por otra parte el artículo 13 de la Constitución representa un límite al legislador a la hora de


configurar la nacionalidad. El Tribunal Constitucional ha entendido que el legislador no puede
“fragmentar, parcelar o manipular” la nacionalidad con el fin de permitir que ciertos
extranjeros gocen de algunos derechos políticos. Ese disfrute, exigió la reforma de la
Constitución para la ratificación del TUE.

- El status constitucional de los extranjeros:

La Constitución no realiza una regulación del régimen de extranjería, limitándose en su artículo


13 a establecer las reglas generales sobre el disfrute y ejercicio de los derechos fundamentales,
añadiendo dos reglas especificas que atañen a instituciones singulares vinculadas de una
forma u otra a la extranjería, la extradición y el derecho a asilo.

a) La ciudadanía europea:

Paralelamente a la regulación de la nacionalidad en el ámbito estatal, el proceso de integración


en la Unión Europea ha conducido a que el TUE creara una institución, la ciudadanía de la
Unión Europea, configurando un nuevo status jurídico para todos los nacionales miembros de
la Unión Europea.

La base de la ciudadanía europea se encuentra en el principio de no discriminación por razón


de nacionalidad, que tiene un amplio reconocimiento en el ordenamiento comunitario y
comporta la equiparación de todos los ciudadanos comunitarios en amplios terrenos de
actividad.
Por tanto, dentro de la categoría general de extranjeros hay que tener presente que el grupo
de los ciudadanos europeos está sometido a un régimen jurídico especial.

b) Los extranjeros:

El tercer status es el de los extranjeros no comunitarios. Lo que hace la Constitución en este


caso es regular en el artículo 13 las reglas básicas de disfrute de los derechos fundamentales
“Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente Título
en los términos que establezcan los Tratados y la Ley”.

El extranjero goza de derechos fundamentales; lo que el legislador puede hacer es regular su


ejercicio. Pero la Constitución no solo habilita al legislador para delimitar el contenido de los

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derechos, sino que también lo limita materialmente, derivándose de ella la determinación de
quienes pueden ser titulares de cada derecho.

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional distingue tres tipos de derechos en función de la


capacidad estatal de limitar dicho ejercicio:

-En primer lugar, existe un grupo de derechos de cuya titularidad se excluye a los extranjeros
por mandato del artículo 13 de nuestra Constitución, se trata de los derechos de participación
política y acceso a funciones y cargos públicos.

-El segundo grupo de derechos se sitúa en la posición contraria al anterior, hay derechos
fundamentales que por su conexión con la propia esfera de la persona son predicables a todos
los individuos, como, por ejemplo, el derecho a la vida.

-En el tercer grupo de derechos, situado a caballo entre los anteriores, se incluyen aquellos
derechos en los que la ley y los tratados han de configurar su contenido cuando se ejercitan
por extranjeros. La modulación de dichos derechos viene en buena medida dada por la
condición administrativa del sujeto, pero la posible estancia irregular no comporta que no
tenga derechos.

Deteniéndose en la situación de regularidad, la Ley Orgánica establece distintas posibilidades


de presencia en España: estancia y residencia, pudiendo ser esta temporal o de larga duración.
La estancia se refiere a un periodo de tiempo inferior a noventa días, prorrogable
limitadamente, de quien se encuentra en territorio nacional sin intención de afincarse y
llevando a cabo actividades de carácter no laboral o profesional, o meramente puntuales.
La residencia temporal prevé la permanencia del extranjero por un periodo superior a noventa
días e inferior a 5 años, exigiendo al extranjero carecer de antecedentes penales y de tener
suficientes medios económicos.

La residencia de larga duración autoriza a residir en España de manera indefinida y a trabajar


en condiciones de igualdad con los españoles, siendo exigible haber tenido la residencia
temporal durante 5 años, aunque puede reducirse ese plazo excepcionalmente.
La LO, establece un régimen especial para estudiantes, apátridas, voluntariado, refugiados y
menores indocumentados.

-El derecho de asilo:

Hay ocasiones en las que la presencia de personas no españolas en el territorio nacional puede
responder a causas particulares. La Constitución hace referencia por ello a una institución que
pretende dar respuesta a esas circunstancias: el derecho de asilo.

La ley 12/2009 diferencia dos situaciones, la del asilo y la protección subsidiaria. La finalidad de
ambas figuras es la misma, proteger a las personas extranjeras o apátridas frente a riesgos
para su vida, integridad o libertad cuando no pueden encontrar esa protección en su estado.

El asilo hace referencia a la protección que un Estado otorga a una persona considerada
refugiada, atendiendo, según lo dispuesto por la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de

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los Refugiados, a la situación de perseguido a través de determinadas formas y por ciertos
motivos. No obstante, el asilo puede denegarse cuando no se cumplan los requisitos
legalmente previsto o cuando quien lo solicita habiendo sido objeto de condena firme por un
delito grave constituya una amenaza para la sociedad.

La protección subsidiaria supone otro grado de protección para personas que, sin cumplir los
requisitos para obtener asilo, hay motivos para creer que la vuelta a su país puede suponer un
grave riesgo de sufrir la muerte, tortura…

El otorgamiento de asilo o de la protección subsidiaria debe hacerse tras la correspondiente


solicitud administrativa.

-Extradición y Euroorden:

La extradición es la institución jurídica en virtud de la cual una persona perseguida o


condenada por la realización de un delito pueda ser enviada al Estado en que es perseguida o
ha sido condenada.

La Constitución al tratar el régimen jurídico de los extranjeros, establece algunos principios


básicos sobre la materia que permiten conjugar el principio de cooperación internacional con
la salvaguarda de los derechos del individuo.

En primer lugar, solo se puede extraditar a estados, que a su vez, en un caso similar
extraditarían a nuestro país a las personas.

En segundo lugar, se excluyen de la extradición los delitos políticos, no considerando delito


político el terrorismo.

Todo esto se encuentra expuesto en la Ley 4/85, de extradición pasiva.

Junto a la extradición, en el ámbito europeo se ha desarrollado una técnica cuya finalidad es la


misma que la extradición pero que responde a un planteamiento procedimental más ágil y
menos discrecional, esta institución se conoce como euroorden.

Esta permite la entrega casi inmediata de personas mediante el reconocimiento de órdenes de


detención dictadas por jueces de países comunitarios en relación con la comisión de ciertos
delitos.

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Tema 3:
-La eficacia de los derechos fundamentales:

Los Derechos Fundamentales obligan a los poderes públicos y también tienen eficacia entre
sujetos privados, aunque en menor medida.

Teoría liberal: S. XIX los derechos fundamentales solo protegen ante agresiones de los poderes
públicos. En las relaciones entre particulares pueden hacer lo que estimen conveniente
(propio de la autonomía de la voluntad) no tendrá sentido entonces extenderlos a las
relaciones entre particulares ya que se dan entre sujetos iguales.

Con el tiempo se revisa esta teoría:

 Es falso que las relaciones entre particulares sean relaciones entre iguales. No siempre
existe una paridad jurídica entre los distintos sujetos privados. Existen grandes
poderes privados, como grandes empresas con una posición de supremacía. Los
individuos no pueden contratar en condiciones de igualdad. En el ámbito de
relaciones laborales es donde más se manifiestan las desigualdades.
 Encontramos un segundo argumento: en las democracias contemporáneas la
constitución, ya no solamente se limita a regular las relaciones de los ciudadanos con
el poder público, sino que además han pasado a convertirse en el orden jurídico
fundamental de la comunidad. Impregna todo el ordenamiento jurídico, en general el
derecho constitucional impregna todo el derecho privado. Tanto es así que las normas
de derecho privado han de interpretarse de conformidad con la constitución.
 Por último, cabe destacar la crisis que se produce entre lo público y lo privado. El
poder público tiende a privatizarse, y como contrapartida el poder privado va
adquiriendo ciertas connotaciones públicas. Determinados servicios que eran
manifiestamente públicos están siendo prestados por entidades privadas. La seguridad
privada. Empresas públicas que no actúan sujetas al derecho administrativo sino a un
régimen jurídico de carácter privado.

Los derechos fundamentales acaban impregnando todo el ordenamiento. Se pone de relieve


por la actividad de los jueces y magistrados de los Tribunales.

A mediados de los años 50 en Alemania surge la teoría Drittwirkkung der grundrechte: (Eficacia
horizontal de los Derechos Fundamentales), que propugna la eficacia de los derechos
fundamentales entre las relaciones de los particulares, teoría discutida por los dividistas, que
optan por que los derechos fundamentales solo tengan vigencia frente al poder público.

La solución intermedia: eficacia mediata de los Derechos Fundamentales. Estos derechos solo
serian eficaces si mediase la intervención de un poder público, bien sea el legislador o los
jueces y tribunales. La mediación del legislador es lo más normal porque se encarga de reglar y
desarrollar los Derechos Fundamentales.

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a) Aspectos generales:

Los derechos fundamentales están vistos como mandatos al legislador. Cualquier persona, en
cuanto titular de los derechos de los artículos del 14 al 29, puede exigir que dicho derecho sea
respetado sin atender a ningún desarrollo legal. La eficacia de los derechos fundamentales
debe relativizarse a cada caso.

b) La eficacia de los derechos fundamentales frente a particulares:

El artículo 9.1 de la Constitución dice que “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos
a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”. Además algunos derechos como el del
honor se predican especialmente contra los particulares.

La vinculación constitucional que generan los derechos fundamentales respecto de los poderes
públicos es inmediata y respecto de los particulares mediata.

-Los limites de los derechos fundamentales:

Los derechos fundamentales, como todos los derechos subjetivos, no son derechos absolutos
que puedan ejercitarse sin tasa alguna. Existen dos tipos de límites, los internos y los externos.

a) Límites internos:

Son aquellos que sirven para definir el contenido mismo del derecho. Los límites internos
constituyen las fronteras del derecho, mas allá de las cuales no se está ante el ejercicio de este
sino ante otra realidad.

b) Límites externos:

Estos se imponen por el ordenamiento al ejercicio legítimo y ordinario de aquellos. A su vez,


los límites externos pueden ser expresos e implícitos.

Más abundantes son los límites expresos impuestos al ejercicio de derechos concretos. Así, por
ejemplo, el orden público se establece como limite a la manifestación de las libertades
ideológica, religiosa…

Junto a los límites expresos, el Tribunal Constitucional ha reconocido la existencia de otros


límites al ejercicio de los derechos. Se trata de límites que, aunque no se encuentran previstos
de manera expresa, vienen impuestos por la propia lógica del ejercicio de derechos. De
acuerdo con esta doctrina, no cabe invocar vagos e imprecisos principios como el bien común
para justificar la limitación de derechos fundamentales; esta solo puede basarse en la
existencia de otro bien constitucionalmente protegido.

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-La interpretación de los derechos fundamentales:

La particular posición de elemento estructural básico del ordenamiento que ocupan los
derechos fundamentales hace que su interpretación cuente con características propias.
Por una parte, la interpretación del ordenamiento jurídico en su totalidad debe realizarse a la
luz de los derechos fundamentales. Ahora bien, esa interpretación y la interpretación de los
derechos fundamentales deben responder a la interpretación más favorable para su ejercicio,
pro libertate.

Juntos a la anterior regla, la propia constitución introduce otra regla de particular interés en
relación con la interpretación de los derechos fundamentales. El artículo 10.2 establece: “Las
normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce
se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los
Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.”

El precepto tiene gran importancia desde el punto de vista de interpretación de los derechos
fundamentales, ello no significa que por la vía del 10.2 se eleven a rango constitucional todos
los derechos reconocidos en los acuerdos internacionales. Su valor es interpretativo para la
fijación del contenido constitucional como derechos.

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Tema 4:
-Las garantías de los derechos fundamentales: tipos.

a) Necesidad de las garantías:

La experiencia histórica ha demostrado que solo el reconocimiento en una norma


constitucional no es condición suficiente, aunque si necesaria, para el efectivo respeto de los
derechos fundamentales.

La constitución española, además de reconocer los derechos fundamentales, establece un


complejo y completo sistema de protección y garantía de los mismos, directamente derivado
de la constitución

b) Garantías genéricas y jurisdiccionales:

El bloque garantista puede catalogarse en dos grandes grupos. En el primero, se sitúan las
garantías genéricas, mecanismos en abstracto que evitan que la actuación de los poderes
públicos pueda redundar en un desconocimiento o vulneración de los derechos
fundamentales.

En segundo lugar encontramos los instrumentos reactivos, que se ofrecen a los ciudadanos
para que, puedan acudir ellos y obtener la preservación o restablecimiento del mismo. Su
objeto es ofrecer a cada ciudadano la posibilidad de reaccionar las vulneraciones de sus
propios derechos fundamentales. Se denominan garantías jurisdiccionales.

-La aplicación directa de los derechos fundamentales:

El primer mecanismo de garantía es la especial naturaleza jurídica de los derechos


fundamentales. Estos derechos fundamentales son a tenor de la propia Constitución,
directamente aplicables, con independencia de que exista una norma que los desarrolle o no.

El tribunal Constitucional ha señalado que “los derechos fundamentales vinculan a todos los
poderes públicos y son origen inmediato de derechos i obligaciones, y no meros principios
programáticos.

La directa aplicación de los derechos fundamentales constituye una garantía de la mayor


relevancia para su plena efectividad. Merced a ello se impide que el fenómeno de legislación
negativa perturbe la eficacia de dichos derechos.

Esta aplicabilidad directa permitió que diversos derechos fundamentales estuvieran regulados
por leyes preconstitucionales.

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-El defensor del pueblo.

a) Concepto:

El artículo 54 de la Constitución establece que “una Ley orgánica regulará la institución del
Defensor del Pueblo, como alto comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas para
la defensa de los derechos comprendidos en este Título, a cuyo efecto podrá supervisar la
actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.”

La proyección del defensor del pueblo es más política o de opinión pública que jurídica.

b) Nombramiento y organización:

El mandato es de cinco años reelegible. El único requisito para acceder al cargo es ser mayor
de 18 años y no estar incapacitado de derechos civiles y políticos. Su designación se efectúa a
través de mayoría cualificada en ambas cámaras.

Se libera del mandato imperativo y goza de las mismas prerrogativas que los parlamentarios.
Tiene capacidad para elegir a dos adjuntos en los que pude delegar en caso de imposibilidad
temporal o cese y se relaciona con las cámaras a través de una comisión mixta senado-
congreso.

c) Funciones:

Las actuaciones del defensor del pueblo pueden actuarse de oficio o a instancia de parte, están
actuaciones son gratuitas y solo se exige una formalidad, que es la identificación del que
reclama su derecho.

El defensor del pueblo cuenta con facultades inspectoras que incluyen la obligación legal de
todo poder público de prestarle la colaboración que precise para sus investigaciones, no se le
puede negar estudiar expedientes ni siquiera de los declarados secretos conformes a la ley.

Como resultado de sus indagaciones el defensor del pueblo puede dirigirse por escrito al
funcionario responsable haciendo saber su criterio sobre si la queja ha sido originada por el
abuso. Si hubiera hechos delictivos debe informar al ministerio fiscal.

Además el defensor del pueblo puede sugerir eliminar normas que pudieran originar
situaciones injustas o perjudiciales para los administrados.

Finalmente el defensor del pueblo posee la facultad de interponer recursos de


inconstitucionalidad y de amparo.

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-La suspensión de derechos fundamentales:

Son unos supuestos tasados. Para proteger derechos, orden público etc.

Art. 55 CE:

“1. Los derechos reconocidos en los artículos 17, 18, apartados 2 y 3; artículos 19, 20,
apartados 1, a y d, y 5, artículos 21, 28, apartado 2, y artículo 37, apartado 2, podrán ser
suspendidos cuando se acuerde la declaración del estado de excepción o de sitio en los
términos previstos en la Constitución. Se exceptúa de lo establecido anteriormente el apartado
3 del artículo 17 para el supuesto de declaración de estado de excepción.

2. Una Ley Orgánica podrá determinar la forma y los casos en los que, de forma individual y con
la necesaria intervención judicial y el adecuado control parlamentario, los derechos
reconocidos en los artículos 17, apartado 2, y 18, apartados 2 y 3, pueden ser suspendidos para
personas determinadas, en relación con las investigaciones correspondientes a la actuación de
bandas armadas o elementos terroristas.

La utilización injustificada o abusiva de las facultades reconocidas en dicha Ley orgánica


producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y libertades reconocidos por
las Leyes.”

Art. 116.1 CE: una ley orgánica regulará los estados de excepción, alarma y sitio:

Incremento de los poderes del ejecutivo, no se pueden disolver las cámaras. Son estados
transitorios hasta superar la crisis. Los motivos están tasados así como los poderes del
ejecutivo.

1. Estado de alarma: lo declara el Gobierno o Gobierno Autonómico dentro de su


Comunidad. Se da para catástrofes naturales, crisis naturales, paralización de
los recursos públicos fundamentales, desabastecimiento de los productos
básicos de primera necesidad. Se establece por 15 días, aunque puede haber
una prórroga por el Congreso de los Diputados. Se produce una limitación en el
ejercicio de los derechos nunca una suspensión.
2. Estado de excepción: alteración grave del orden público. La declara el Gobierno
con autorización del Congreso (que puede modificar condiciones). Son 30 días
aunque se puede prorrogar otros 30. Si se puede dar la suspensión de
Derechos.
3. Estado de sitio: pongan en riesgo (normalmente desde el exterior) las
instituciones del Estado español o el orden constitucional. Tiene que ver con el
Estado de Guerra, concepto de derecho Internacional Público. Se da para
situaciones bélicas, prebélicas etc. Declara el Congreso por mayoría absoluta a
propuesta del Gobierno. Si hay suspensión de Derechos fundamentales. Cabe la
suspensión de algunos derechos individuales sobre todo en la lucha contra el
terrorismo.

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-La protección judicial de los derechos fundamentales:

Se establece en el artículo 53.2 que los derechos fundamentales son defendibles ante la
jurisdicción ordinaria a través de un procedimiento basado en los principios de preferencia y
sumariedad o a través del Tribunal Constitucional mediante el recurso de amparo

Los procedimientos en desarrollo del artículo 53.2 son procedimientos de excepción por tres
motivos.
En primer lugar, porque son diferentes a los procedimientos ordinarios, en segundo lugar
porque tienen un objeto material concreto y excepcional y en tercer lugar porque implican
para quien lo utiliza una serie de ventajas procesales respecto a los procedimientos ordinarios.
La sumariedad se refiere a la celeridad con la que el proceso ha de ser admitido a trámite y la
preferencia que ha de ser tramitado en primer lugar, con independencia del orden de ingreso.

-El amparo constitucional.

El amparo es una garantía constitucional específica para los derechos fundamentales. Es el


último instrumento de ámbito nacional para reaccionar frente a una vulneración de los
derechos fundamentales. Pueden presentar el recurso de amparo el ministerio fiscal, el
defensor del pueblo o cualquiera que tenga un interés legítimo. El amparo constitucional es un
recurso que se solicita para la preservación, restablecimiento o reparación de un derecho
fundamental. El recurso de amparo puede ser solicitado contra Los actos de los gobiernos, de
la administración y las sentencias judiciales.

El tribunal Constitucional se distribuye en un pleno (12 miembros), dos salas (6 miembros) y


dos secciones por sala (3 miembros).

Para la admisión de un recurso debe argumentar una especial transcendencia constitucional


quien lo plantea. Puede ser aceptado por providencia, es decir, si la sección lo acepta con tres
votos favorables o si hay uno en contra debe ser admitido por la mayoría de la sala.
Se resuelve en forma de sentencia.

-La protección internacional.

En el ámbito universal de la ONU tiene una especial importancia el Comité de Derechos


Humanos, que puede examinar quejas de particulares dirigidas a los estados. Sus decisiones no
tienen carácter jurisdiccional.

En el ámbito Europeo, existe el Convenio Europeo de Derechos Humanos y las Libertades


Fundamentales de la Persona, del que España es signataria. Entre otras cosas, el CEDH impone
un órgano jurisdiccional, el TEDH que puede ser utilizado por personas físicas como jurídicas
respetando el principio de subsidiariedad.

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Parte especifica de los derechos fundamentales.
Tema 5:
-La igualdad como derecho:

De acuerdo con la doctrina del Tribunal Constitucional, la igualdad está constitucionalmente


configurada como un derecho bifronte, como derecho de los ciudadanos y como obligación
para los poderes públicos.

Así pues, el derecho a la igualdad es por una parte un derecho a ser tratado igual a los demás y
por otra parte es también una obligación constitucionalmente impuesta a los poderes públicos
consistente en tratar de igual forma a cuantos se encuentren en iguales situaciones de hecho,
aunque esto no implica que puedan los poderes públicos distinguir arbitrariamente entre
ciudadanos ni tampoco realizar tratamientos diferentes en función de raza, sexo…

-La igualdad ante la ley:

El primer efecto del derecho de igualdad es la igualdad ante la ley, lo que supone que la ley es
la misma para todos y que debe tratar a todos por igual.

Esta doble exigencia implica que las leyes han de ser universales, generales y abstractas para
que se asegure la igualdad de trato.

La igualdad ante la ley constituye un límite a la actuación del legislador en cuanto alcance de la
ley: esta debe ser general y abstracta y tener un alcance universal. Pero el principio de
generalidad de la ley puede ser roto cuando se encuentre objetiva y razonadamente justificado
por los hechos. Existe la posibilidad de leyes con un contenido particular como consecuencia
de una intervención buscada por el propio legislador, quien crea la categoría que va a recibir
una regulación específica, si bien su actuación se ha de fundamentar en circunstancias que
hagan constitucionalmente admisible una regulación particular.

-La igualdad en la ley:

Es un hecho incontestable que la realidad está llena de situaciones concretas y especifica que
pueden merecer la actuación del legislador a fin de resolver un problema y también es
evidente, que los diferentes grupos sociales se encuentran en situaciones de desigualdad y los
poderes públicos deben intentar evitarlas.

Es preciso admitir que las exigencias del principio de igualdad no son absolutas, sino que
deben ceder ante las exigencias contrapuestas de la realidad. Ahora bien, esta relativización
del principio de igualdad tiene un límite, y es la prohibición de discriminación.

La cuestión es diferenciar entre trato desigual y trato discriminatorio, ya que no todos los
tratos desiguales son discriminatorios: solo lo es el trato desigual no basado en causas
objetivas y razonables.

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La constitucionalidad de las actuaciones que otorguen un trato diferente a los ciudadanos
dependerá de los elementos que permiten distinguir entre una diferencia de trato justificada y
otra que no lo es. Quien alega una violación al principio de igualdad debe aportar un término
de comparación.

La primera condición es la desigualdad de supuestos de hecho, que es necesaria para que un


trato desigual sea constitutivo de una diferenciación admisible. Lo que justifica una diferencia
de trato es la existencia de situaciones de hecho que por ser diferentes admiten o requieren
un trato diferente.

La segunda condición es la finalidad constitucionalmente legítima, es decir, la finalidad de la


medida diferenciadora. No basta con que se persiga una finalidad cualquiera: ha de ser una
finalidad constitucionalmente admisible, esto es, que no colisione con el sistema de valores de
la Constitución ni contra principios o preceptos constitucionales.

La tercera condición es la congruencia, la medida diferenciadora ha de ser congruente. La


congruencia consiste aquí en la adecuación del medio a los fines perseguidos.

La cuarta condición es la proporcionalidad, que es precisa en la relación entre las tres


condiciones anteriores. La proporcionalidad no puede confundirse con criterios políticos
porque estos quedan excluidos del juicio jurídico. Este se limita a determinar que la medida o
la consecuencia jurídica de la desigualdad de hecho se encuentran dentro de un margen de
proporcionalidad determinado por la situación de hecho y por la finalidad perseguida.

El artículo 14 de la Constitución establece que los españoles son iguales ante la ley, sin que
pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Todo trato desigual fundado en situaciones de hecho diferentes debe tener una justificación
objetiva y razonable; pero si el trato desigual se basa en alguno de las razones enumeradas en
el 14, se exige un plus de justificación ya que estas condiciones convierten al trato en
sospechoso de discriminatorio. El Tribunal Constitucional ha impuesto, en lo que se refiere al
trato desigual por razón de sexo la inversión de la carga de la prueba.

Podemos distinguir dos formas distintas de trato favorable, la acción positiva y la


discriminación inversa. La acción positiva consiste en desarrollar a favor de un grupo
actuaciones públicas que no perjudican a nadie, como pueden ser ayudas. La discriminación
inversa implica que en determinadas circunstancias se trata favorablemente a los integrantes
de un grupo.

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-La igualdad en la aplicación de la ley:

El principio de igualdad proyecta fundamentalmente su eficacia sobre los poderes públicos,


tanto a la administración como a los juzgados a aplicar de forma genérica la ley de forma igual
a casos iguales.

La administración se encuentra sometida a la ley y el derecho. La valoración de la aplicación


del principio de igualdad en la actividad administrativa esta en sede judicial, esto es, en el
análisis de las resoluciones judiciales que enjuicien aquellas actividades administrativas que
hayan sido impugnadas por violación del principio de igualdad

Los jueces son independientes y actúan sometidos al imperio de la ley, aunque tienen un
margen de apreciación que hace que la ley no se aplique siempre en el mismo sentido.

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Tema 6:
-El derecho a la vida y a la integridad física:

El artículo 15 de la constitución establece que todos tienen derecho a la vida y a la integridad


física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos
inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las
leyes penales militares para tiempos de guerra.

a) La titularidad del derecho y protección del nasciturus.

El derecho a la vida y a la integridad física presenta una problemática especial en relación con
los sujetos titulares del mismo.

El termino todos se uso con para alcanzar el acuerdo a la hora de redactar la Constitución para
poder introducir al nasciturus dentro de esa protección. Sin embargo el Tribunal Constitucional
declaro que de acuerdo con un criterio interpretativo sistemático, el término todos era
equivalente al de todas las personas y que el nasciturus no era sujeto titular del derecho a la
vida. Ahora bien, el tribunal entendió que la vida era un valor constitucionalmente protegido
por el artículo 15, por ello examino la legitimidad de los supuestos de la ley de despenalización
del aborto ponderando en cada caso los bienes y derechos que los justificaban.

Al hacer depender la constitucionalidad de los supuestos de despenalización del aborto del


examen individualizado de cada uno de ellos, se ha planteado la duda de si los términos de
dicha sentencia admiten la legitimidad constitucional en un sistema de plazos.

La ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo (Ley


orgánica 2/2010) ha dado un giro completo al planteamiento de la cuestión. En primer lugar
contempla la interrupción del embarazo en el marco de una concepción de la reproducción
que, contempla dicha interrupción principalmente como una opción libremente decidida por la
mujer y en la que confluyen una completa interrelación de derechos e intereses.

En la línea con la tendencia más vigorosa en el derecho comparado se introduce un plazo de 14


semanas en el que la decisión de interrumpir el embarazo corresponde únicamente a la mujer
y a partir del cual se establece de nuevo un sistema de supuesto permitidos de aborto. Así,
entre la semana 14 y la 22 se admite el aborto en caso de grave riesgo para la vida para la
salud o vida de la embarazada y riesgo de graves anomalías en el feto. A partir de ese
momento cobra más importancia la protección del feto, considerándose viable, de forma que
la ley entiende que de existir riesgo para la vida o la salud de la mujer a partir de ese momento
lo adecuado será realizar un parto inducido. Aun así, se contemplan todavía dos supuestos
excepcionales, la detección de anomalías fetales incompatibles con la vida o bien de una
enfermedad extremadamente grave e incurable en el momento del diagnostico. Debe también
destacarse que la prestación de las mujeres de 16 y 17 años quedan equiparado al régimen
general, aunque debe ser informado uno de los representantes legales, salvo en supuestos de
conflictos graves.

18
Por otra parte se ha reformado el código penal, de forma que frente a la concepción anterior
de aborto como delito, aunque despenalizando determinados supuestos, ahora el tipo
delictivo queda configurado como la producción del aborto contra la voluntad de la mujer o
por imprudencia grave.

b) El final de la vida y los tratamientos médicos.

El derecho a la muerte como tal no está recogido en nuestro ordenamiento, y aunque no se


admite la posibilidad de la eutanasia, su reacción ante determinados comportamientos debe
ser muy diferenciada según las circunstancias en que se produzcan.

Aunque jurídicamente no se reconoce un derecho a poner fin a la vida, desde el punto de vista
penal, una conducta encaminada a poner fin a la propia vida no está tipificada. En cuanto a los
terceros, la obligación constitucional de proteger la vida humana impide al estado aceptar la
cooperación al suicidio. Cuando la vida de un ciudadano depende directamente de
instituciones públicas, es todavía más difícil que el estado pueda admitir el suicidio de los
ciudadanos.

Según lo visto, el derecho a la vida no comprende el derecho a la muerte; pero el derecho a la


integridad física y moral si abarca la totalidad de la vida e incluye el derecho a una muerte
digna y el este derecho ha de incluir el derecho a decidir sobre el tratamiento médico. Los
tratamientos médicos, con independencia de que este o no en juego la vida del paciente, no
pueden imponerse a una persona sin su consentimiento. En los casos en los que el afectado
sea incapaz de decidir por el mismo lo harán sus representantes legales con la debida
intervención médica y en su caso judicial. En tales supuestos el tratamiento médico en contra
de la voluntad del sujeto supuestamente beneficiado, pero incapacitado por su estado de
salud para oponerse al mismo, incurre plenamente en un tratamiento inhumano o degradante.

El legislador español ha plasmado estos principios exigiendo la necesidad del consentimiento


informado del paciente, que ha de ser por escrito en los casos más relevantes, y reconociendo
el derecho a interrumpir cualquier tratamiento. Se prevé la posibilidad del consentimiento por
representación y la posibilidad de prescindir del consentimiento en casos de salud pública
(epidemias).

c) La prohibición de la tortura y de tratos inhumanos y degradantes.

La Constitución prohíbe de forma taxativa la tortura y las penas o tratos inhumanos o


degradantes. Ello supone la obligación de los poderes públicos de velar porque reciban un
trato acorde con la dignidad humana todas las personas, y en especial aquellas que dependan
del estado por cualquier razón.

El tribunal constitucional ha señalado que tortura y tratos inhumanos o degradantes son en su


significado jurídico, nociones graduadas de una misma escala que, en todos sus tramos,
denotan causación, sean cuales fueren los fines, de padecimientos físicos o psíquicos ilícitos e
infringidos de modo vejatorio para quien los sufre y con esa propia intención de vejar y
doblegar la voluntad del sujeto paciente.

19
En referencia específica a los tratos inhumanos o degradantes, el Tribunal ha señalado también
que para ser tales es preciso que acarreen sufrimientos de una especial intensidad o
provoquen una humillación o sensación de envilecimiento que alcance un nivel determinado,
distinto y superior al que suele llevar aparejada la imposición de la condena.

Estas definiciones del Tribunal Constitucional están inspiradas en lo que prevén los tratados
internacionales, como la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, así como la jurisprudencia el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos.

d) La pena de muerte.

La Constitución abole la pena de muerte, con la sola excepción de “lo que puedan disponer las
leyes penales para tiempos de guerra”.

La legislación militar abolió la pena de muerte para los tiempos de guerra a través de la ley
orgánica 11/95.

20
Tema 7:
-Libertad ideológica y libertad religiosa.

Artículo 16.

1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin
más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público
protegido por la Ley.

2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.

3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias
religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con
la Iglesia Católica y las demás confesiones.

a) Libertad ideológica y libertad religiosa: concepto y contenido.

Ambas libertades pueden considerarse manifestación de una genérica libertad de


pensamiento. La libertad de pensamiento seria el derecho de toda persona a mantener las
ideas y convicciones de cualquier tipo sobre la sociedad y la comunidad política. La libertad
religiosa consiste en el derecho a mantener las ideas y convicciones sobre el origen del hombre
y sobre la existencia de Dios.

Ambas libertades presentan una doble faceta, la puramente personal e interior al individuo y
la proyección exterior de la misma.

En relación con el estado, su neutralidad ideológica y confesional circunscribe mas su


capacidad de exigir la declaración de ideología o religión. Sin embargo, existen supuestos en
que ello es posible, e incluso algo contemplado por la Constitución, como la objeción de
conciencia.

Las libertades de religión e ideología se solapan con otras libertades. La manifestación de la


religión presenta un perfil más característico y recibe la denominación específica de libertad de
culto, mientras que la libertad ideológica se entrelaza inevitablemente con la libertad de
expresión, la libertad de enseñanza y la de asociación, manifestación y reunión.

b) Libertad de culto y aconfesionalidad del estado.

La libertad de culto comprende el derecho a mantener lugares de culto y practicarlo, tanto


dentro de tales recintos como fuera.

El principio de aconfesionalidad del estado es básico en una sociedad en la que los valores de
libertad y pluralismo político están considerados valores superiores del ordenamiento jurídico,
que exigen neutralidad de las instituciones públicas. Ahora bien, la Constitución también
proclama que los poderes públicos han de tener en cuenta las creencias religiosas y deben
mantener las relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Esto no
debe interpretarse como una modificación de una estricta aconfesionalidad del estado sino

21
como el reconocimiento de una realidad sociológica. Por ello, las facilidades y ayudas que el
estado proporciona a las diversas confesiones han de estar moduladas por un criterio
proporcional al apoyo de la población, en este sentido la mención específica a la Iglesia
Católica, no es sino un reconocimiento explicito a esa realidad.

El estado español tiene suscrito acuerdos con las cuatro principales confesiones religiosas: la
Iglesia católica, la protestante, la religión musulmana y con la religión judía.

Una de las formas principales de cooperación con las confesiones por parte del estado es la
contribución al sistema de financiación de las confesiones religiosas permitiéndoles
aprovechar la infraestructura impositiva del estado.

En relación con la frontera entre las libertades de ideología y de religión, legislador ha


establecido que quedan fuera del ámbito de protección de la ley las actividades, finalidades y
entidades relacionadas con el estudio y experimentación de los fenómenos psíquicos o
parapsicológicos o la difusión de valores humanísticos o espirituales u otros fines análogos
ajenos a los religiosos. Aunque ciertamente todas estas actividades quedarían amparadas por
la libertad ideológica y de expresión, su no inclusión en la libertad religiosa es importante, ya
que deja fuera la actuación positiva de ayuda y cooperación que el artículo 16.3 de la
Constitución impone al estado en relación con las diversas confesiones religiosas.

c) Limites de las libertades de ideología y religión.

La constitución establece de forma expresa determinados límites a la libertad ideológica y


religiosa, limites que afectan exclusivamente a las manifestaciones externas de las mismas.
Uno de los límites son el mantenimiento del orden público y la protección de los derechos de
los demás al ejercicio de sus libertades.

En relación con la libertad religiosa, especialmente con el uso público de prendas o símbolos
religiosas no existe una posición clara en España y el derecho comprado es muy diverso. Un
principio favorable a la libertad individual religiosa e individual parece aconsejar una actitud de
respeto a tales opciones personales, siempre que no sean respetuosas e inofensivas.

Asimismo, deben ponderarse otros factores como el ámbito o recinto de que se trate, siendo
el punto más sensible el de las instituciones educativas, donde las exigencias disciplinarias y el
carácter formativo de las mismas pueden requerir un mayor rigor.

Tema 8:
22
-Las características generales de la libertad personal.

La libertad es un derecho de todos los hombres y no pueden ser privadas de ella sino en
determinados supuestos y condiciones y por miembros que no pertenezcan al poder ejecutivo.
Esto supone que estos supuestos deben estar previamente determinados.

Para que alguien sea lícitamente privado de su libertad debe haberse producido un hecho
recogido en una norma jurídica que justifique la privación, y esta norma ha de ser una ley.

Solo los órganos judiciales pueden privar de libertad a alguien, excepto durante el periodo de
la detención.

-Garantías y tipos de privación de libertad.

a) Garantías de la libertad.

La constitución reconoce los derechos a la libertad y a la seguridad personal. Se trata en ambos


casos de la posibilidad de la persona de determinar libremente su conducta, y de actuar
libremente, de conformidad con dicha determinación personal siempre que esa actuación sea
lícita.

La libertad y la seguridad personal son atributos específicos de la persona, directamente


vinculados con su capacidad de obrar y actuar libremente.

El derecho a la libertad y la seguridad personal se reconoce más fácilmente desde su vertiente


negativa, esto es, como exclusión de las perturbaciones externas que dificultan su realización.
De la misma manera se reconoce con más facilidad su protección jurídica desde un punto de
vista negativo, esto es, canalizándolo mediante la especificación de los supuestos en los que la
libertad y seguridad personal puede ser limitada o suprimida.

El reconocimiento constitucional de la libertad y la seguridad se plasma en un conjunto de


mecanismos que son: en primer lugar, las previsiones positivas derivadas del principio de
legalidad, tipicidad penal y procesal, en segundo lugar las garantías de las diversas
modalidades de privación de libertad, como los límites temporales y previsiones sobre las
condiciones en que debe producirse la privación de libertad y por ultimo estaría el control
judicial de la privación de libertad.

b) Tipos de privación de libertad.

Junto con la detención o la prisión, o las restantes medidas restrictivas de libertad de


naturaleza penal, el ordenamiento contempla otras privaciones o restricciones de libertad
debidas a otras causas. Ahora bien, de conformidad al principio de legalidad las únicas normas
que pueden imponer privación de libertad son las leyes.

Existen formas de privación de libertad que no sean por causa de un delito, y que no sean
constitutivas de detención o prisión, siempre que estén previstas en las leyes y guarden una
relación de proporcionalidad con el hecho que las provoca. Entre ellas cabe destacar el

23
internamiento en centros psiquiátricos o el internamiento de inmigrantes en centros durante
el proceso de expulsión. Asimismo, el Tribunal Constitucional ha admitido el arresto
domiciliario quebrado y la conducción a dependencias policiales para realizar el control de
alcoholemia.

Mención destacada merece el internamiento en centros psiquiátricos, del que al respecto el


Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha señalado que para al admisibilidad de dichos
internamientos se exige el cumplimiento de tres condiciones: primero, que se haya probado la
enajenación mental. Segundo, que la enajenación sea de tal carácter que justifique el
internamiento. Tercero, que este acabe cuando desaparezca la perturbación.

Otro supuesto es el del internamiento de inmigrantes ilegales en centros no penitenciarios por


un plazo menor de 40 días.

-La detención: límites, condiciones y garantías.

Las causas de detención están previstas en la ley del enjuiciamiento crimina. Pueden
reconducirse a la comisión de un delito o a la sospecha de ella, la fuga de un establecimiento
penal, la situación de procesamiento o la condena en rebeldía.

La detención tiene dos límites, uno absoluto y uno relativo. El absoluto son 72 horas con
excepción de los casos de terrorismo que se amplía 48 horas mas y otro relativo que establece
que la detención no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la realización de
las averiguaciones oportunas.

Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le sea
comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a
declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y
judiciales.

La constitución establece una garantía judicial adicional, el habeas corpus, que permite a
cualquier persona solicitar la intervención del juez para que verificase la legalidad de su
privación de libertad o las condiciones en que tiene lugar dicha privación.

-La prisión preventiva.

En ocasiones es necesario que la detención se prolongue en el tiempo mientras se sustancia el


correspondiente proceso penal, aunque solo cuando no existan medidas menos gravosas para
el derecho a la libertad que cumplan la misma finalidad que la prisión preventiva. Esta solo
puede ser acordada por el juez y en los casos previstos por la ley.

El plazo máximo de la prisión preventiva es de 4 años en los casos más graves, esto ha sido
desarrollado por la ley del enjuiciamiento criminal.

-La libertad de residencia y desplazamiento.

24
Artículo 19.

Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio
nacional. Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la
Ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.

a) Concepto y titularidad del derecho.

La expresa referencia a los españoles supone que los extranjeros disfrutan de los citados
derechos en los términos en los que le sean reconocidos por los tratados y las leyes.

En cuanto a las personas jurídicas, parece que quedan excluidas de atribuirlas la titularidad de
estos derechos. Lo cual no obsta a que el principio de unidad de mercado, suponga la
necesidad de no imponer trabas carentes de justificación a la libertad de establecimiento de
las personas jurídicas.

Por último hay que mencionar el especial status de las personas tanto físicas como jurídicas de
la Unión europea.

b) Garantías y límites.

Los derechos de residencia y desplazamiento solo tiene límite en las normas de naturaleza
penal, que prevén medidas preventivas y sanciones de restricción de la libertad de
movimientos. Por otra parte, las libertades de residencia y movimientos pueden verse
afectadas por restricciones debidas a salubridad, seguridad… Fuera de estos supuestos y de los
estados de excepción y sitio, el legislador no puede restringir el movimiento de los nacionales
por suelo español.

El derecho a salir y entrar libremente de España se encuentra condicionado por la Constitución


por los términos que la ley establezca, aunque la propia Constitución marca un limite absoluto
a la entrada y salida libre de España prohibiendo la denegación de entrar o salir por motivos
ideológicos o políticos.

Tema 9:
-Derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

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Artículo 18.

1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en el sin consentimiento del
titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.

3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y


telefónicas, salvo resolución judicial.

4. La Ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y


familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.

a) Contenido y titularidad de los derechos.

Todos estos derechos pueden considerarse destinados a la protección de un bien


constitucionalmente relevante que abarca el ámbito protegido de todos ellos, la vida privada.

Los derechos reconocidos en el apartado primero tienen la peculiaridad de recibir una doble
mención constitucional, en el 18.1 como derechos substantivos y en el 20.4 como limite a los
derechos de libertad de información y expresión.

El honor, en tanto que aprecio y estima que una persona recibe en la sociedad que vive, ha
recibido siempre una amplia protección jurídica, incluso a través de la protección penal.

La intimidad personal y familiar, puede considerarse como el reducto mas privado de la vida
del individuo.

El derecho a la propia imagen consiste en la facultad de la persona de decidir respecto al


empleo de su imagen.

La titularidad de estos derechos la ostentan todas las personas físicas, sean ciudadanos
españoles o no. Es discutible si estos derechos también alcanzan a las personas jurídicas, en el
caso de la intimidad, solo afectan a las personas físicas, pero el derecho a l honor según el
tribunal constitucional ha dejado claramente establecida la atribución de la titularidad del
derecho a las personas colectivas. Aunque el rigor de la protección será más intenso en las
personas físicas.

El carácter personalísimo de estos derechos establece que su disfrute finaliza en cuanto a su


dimensión constitucional, con la vida del propio individuo. Aunque el legislador pueda ampliar
su protección mas allá, como es el caso.

b) Variabilidad de su ámbito de protección.

Un aspecto esencial y peculiar de estos derechos es que quedan determinados por el propio
comportamiento de cada persona, en mayor media del derecho a la imagen y en menor del
derecho al honor.

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Aunque los derechos fundamentales son irrenunciables e imprescriptibles, el Tribunal
Constitucional ha indicado que cada individuo puede renunciar temporalmente a su ejercicio o
disfrute.

Un supuesto específico en el que esta restricción del ámbito protegido por estos derechos es
evidente, es el de quienes ejercen cargos públicos, al igual que determinados profesionales
que gozan de gran popularidad.

Ello no quiere decir que estas personas queden sin protección de los derechos fundamentales
reconocidos en el artículo 18.1, pero sí que el margen de atención y crítica pública que han de
soportar es mayor que el de los ciudadanos particulares.

c) Procedimientos de protección.

Los derechos reconocidos en el artículo 18.1 poseen una pluralidad de cauces de protección.
En el caso español dichos mecanismos de protección son tren; el derecho de rectificación, la
protección civil con contenido indemnizatorio y la protección penal.

El derecho de rectificación atiende al deseo del afectado por una información errónea que
pueda afectar a su buen nombre de que se publique la corrección de dicho error.

La protección civil es una vía que ampara a los tres derechos de que estamos tratando, y tiene
por objeto el cese en la intromisión ilegitima en caso de que la misma continúe, así la
indemnización por daños y perjuicios causados por dicha intromisión. En la medida que supone
o puede suponer una condena de contenido económico, es una protección más fuerte que la
simple rectificación, y puede alcanzar indemnizaciones muy cuantiosas.

Finalmente, el ordenamiento reserva la protección penal para los atentados más graves al
honor y a la intimidad.

-El secreto de las comunicaciones.

El secreto de las comunicaciones constituye una garantía más de la vida privada, en el sentido
indicado de preservar al individuo un ámbito de actuación libre de injerencias de terceros y, en
especial, de los poderes públicos.

El secreto de las comunicaciones se configura como una garantía formal, esto es, que protege
la reserva o privacidad de la comunicación, sea cual sea el contenido de la misma. Por otra
parte, el Tribunal Constitucional ha declarado que el secreto de comunicaciones no afecta a los
participes en la comunicación, sino solo a los terceros ajenos a ella. Los participes podrían
quedar afectados directamente, en su caso, por el respeto a la vida privada e intimidad de su
interlocutor.

El derecho al secreto en las comunicaciones puede ser violado por resolución judicial.

La protección del secreto de las comunicaciones se puede obtener tanto por vía civil como
penal.

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Tema 10:
Artículo 20.

1. Se reconocen y protegen los derechos:

a. A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra,


el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b. A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c. A la libertad de cátedra.

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d. A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La
Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio
de estas libertades.

2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social


dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los
grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas
lenguas de España.

4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los
preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad,
a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.

5. Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información


en virtud de resolución judicial.

-Naturaleza a la libertad de expresión.

La libertad de expresión pertenece al conjunto de derechos fundamentales que fueron


reconocidos en el constitucionalismo más temprano y como la mayor parte de los derechos
históricos, es un derecho de libertad, es decir, de carácter negativo.

Aunque existen aspectos de estos derechos que pueden implicar una determinada actividad
estatal de garantía de los mismos, como la garantía institucional de una comunicación pública
libre, que podría obligar al estado a una actitud distinta de la mera pasividad, aunque no llegue
a convertirle en obligado dador de servicios concretos.

La libertad de expresión es un derecho cuyo ejercicio pone al individuo en relación con sus
conciudadanos, aspecto del que deriva su trascendencia política y su relevancia institucional.
La libertad de expresión se encuentra en estrecha conexión con la libertad ideológica. La
posibilidad de manifestar libremente las propias ideas constituye un complemento
indispensable de la libertad ideológica.

-La libertad de expresión en sentido estricto.

a) La libre expresión o difusión de opiniones.

La libertad de expresión ampara cualquier expresión o difusión de ideas u opiniones. Ello


significa que se protege tanto la actividad única e irrepetible de comunicación, como la
difusión de un hecho expresivo. En puridad, resulta tan amparado por la libertad de expresión
quien actúa ante un medio masivo de comunicación como quien inicia un discurso en un
parque público sin ninguna audiencia.

La actividad de expresar o difundir ideas u opiniones ha de ser libre, lo que supone que no ha
de haber restricciones previas ni por parte del estado, ni por parte de sujetos privados.

b) Objeto de la libertad de expresión.

Cualquier concepción de la mente humana queda en principio protegida por la libertad de


expresión y también por la libertad ideológica, y puede por tanto ser comunicada sin trabas.

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Hay que aceptar la imposibilidad material de diferenciar, en multitud de ocasiones, entre
expresión de opiniones y exposición de hechos. Unas y otras se entremezclan la mayor parte
de las veces dentro del mismo discurso. Cualquiera de estos discursos cabe en el 20.1 a), de tal
forma que si un acto de expresión no es comprendido en cualquiera de las demás letras del
artículo 20.1, siempre podrá quedar amparado por la libertad de expresión.

c) Los medios: la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

Si algo resulta claro de los términos empleados por la constitución es la absoluta generalidad
con que se contemplan los posibles medios que sirven para comunicar algo en ejercicio de la
libertad de expresión. Se mencionan los de mayor trascendencia y se añade una clausula
omnicomprensiva.

El mensaje transmitido no ha de ser necesariamente verbal, lo esencial es que estemos en


presencia de un hecho expresivo. Ello no implica que todo hecho expresivo se legitimo; pero,
en ausencia de limitaciones constitucionalmente validas, un comportamiento expresivo ha de
contar con la misma protección que las formas más convencionales de comunicación.

-Libertad de información.

El artículo 20.1 d) se denomina libertad de información, que se integra de dos derechos: el


derecho a comunicar libremente información veraz y el derecho reciproco a recibir dicha
información.

a) sujetos titulares.

La titularidad corresponde a todos los ciudadanos, pero simultáneamente ha de reconocerse


que hay una categoría de ciudadanos que, de facto, ejercen más frecuentemente este
derecho, los periodistas. Esta razón justifica la preferencia en el ejercicio que explica su
prioridad en determinadas ocasiones.

b) La búsqueda y obtención de información.

El derecho a difundir libremente la información veraz comprende asimismo el derecho a la


búsqueda y obtención de información.

Frente a esta faceta de la libertad de información, la posición de los demás sujetos es bien
distinta según sean particulares o poderes públicos. Los primeros no tienen en general
obligación alguna de proporcionar información a nadie excepto en cumplimiento de una
obligación legal. Además pueden oponer el derecho al honor, la intimidad personal y familiar y
la propia imagen. Esto hace que la protección constitucional a la búsqueda y obtención de
información se proyecte básicamente frente a los poderes públicos, aunque con algunos
límites, como el secreto de sumario.

c) El objeto de la libertad de información.

El contenido de la libertad de información es más reducido que el de la libertad de expresión y


se proyecta básicamente sobre la información de hechos.

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Un supuesto específico es el reportaje neutral, que según el Tribunal Constitucional es un
reportaje en el cual las opiniones recogidas son de terceros, donde la responsabilidad de esas
opiniones recae sobre el autor de las mismas.

d) La veracidad de la información.

La Constitución reconoce el derecho a comunicar libremente información veraz, y por


información veraz ha de entenderse la correspondencia de los hechos y circunstancias
descritas con la realidad, al menos con sus elementos esenciales. Ahora bien, no se puede
pretender que esa correspondencia sea total.

De esta manera, el alto Tribunal ha interpretado que una información es veraz, a efectos de su
protección constitucional, cuando ha sido suficientemente contrastada antes de su
divulgación, aunque luego pueda contener errores o inexactitudes.

Las consecuencias de la falta de veracidad en una información consisten en la perdida de


protección constitucional.

-Derechos constitucionales de los periodistas.

La constitución recoge dos derechos asociados al ejercicio de la profesión de periodista: la


clausula de conciencia y el secreto profesional, aunque se remite a una ley para su desarrollo.

a) Clausula de conciencia.

La clausula de conciencia del profesional del periodismo surge en el presente siglo como un
derecho del mismo en defensa de su integridad y dignidad profesionales. Su contenido
tradicional es la facultad que se otorga a un periodista, en caso de cambio de orientación
ideológica del medio en el que trabaja, de rescindir unilateralmente la relación laboral con el
medio en el que trabaja y recibir una indemnización como si se tratara de un despido
improcedente.

El objetivo de la clausula de conciencia es evitar que el periodista tenga que trabajar en un


miedo que se rige por principios ideológicos contrarios a sus convicciones.

b) Secreto profesional.

El secreto profesional es una garantía del recto ejercicio de ciertas profesiones que consiste en
la obligación de reserva sobre los datos que el profesional obtiene del cliente como
consecuencia de la relación profesional, tanto respecto a terceros como, en su caso, respecto
de los tribunales.

Lo que trata de garantizar el secreto profesional de los periodistas es proteger el carácter


reservado de la fuente. El secreto profesional versa exclusivamente sobre la reserva de la
identidad de la fuente.

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Podemos hablar de u n triple fundamento del secreto profesional de los periodistas: la libertad
de información de los periodistas, el derecho a la intimidad y a la vida privada y el interés
institucional en una libre comunicación social.

El conflicto entre periodista y administración y jueces conduce a la necesidad de ponderar la


importancia y peso respectivo de ambos en caso concreto según los diversos factores
concurrentes. La mayor o menor importancia, en cada supuesto de la libertad de información
y del interés de la justicia, determinaría la prioridad del derecho del periodista a mantener el
secreto profesional o bien su decaimiento y la consiguiente obligación a declarar.

-Prohibición de censura previa y exclusión de secuestros administrativos.

EL artículo 20.2 y el 20.5 prohíben la censura previa y el secuestro administrativo. Ambas


garantías protegen la libertad de expresión.

El artículo 20.2 establece una prohibición de cualquier censura previa, entendiéndose censura
previa como cualquier medida limitativa de elaboración o difusión de una obra del espíritu,
especialmente al hacerla depender del previo examen oficial de su contenido. Una muestra de
la radical opción constitucional en contra de la censura previa es que el artículo 20.2 de la
Constitución no puede suspenderse en caso de estado de excepción o de sitio.

El secuestro es una medida consistente en la retención por parte de los poderes públicos de
cualquier obra impresa, sonora o audiovisual debido a la presunta infracción legal cometida
por medio de dicha obra, el secuestro se refiere a obras ya hechas, nunca a obras futuras. El
secuestro solo puede ser adoptado por vía judicial.

-La libertad de producción y creación literaria, artística, científica y técnica.

La libertad de creación artística y literaria ampara la labor creativa de cualquier género y por lo
que respecta a la libertad de creación científica y técnica, cubre tanto las contribuciones de
carácter teórico como las aplicaciones de naturaleza técnica o practica.

-El derecho a recibir información veraz.

El Tribunal Constitucional interpreto inicialmente el derecho a recibir información de forma


parcialmente restrictiva, calificándolo como una redundancia del derecho a difundir
información, puesto que este implica la existencia de un receptor.

El Tribunal parece tratar de evitar al afirmar que pese a constituir una redundancia su inclusión
en el texto constitucional se justifica, sin embargo, por el propósito de ampliar al máximo el
conjunto de legitimados para impugnar cualquier perturbación social.

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-Limites de los derechos fundamentales del artículo 20.

La propia Constitución establece en el artículo 20.4 los límites al ejercicio de la libertad de


expresión y deben ser entendidos como una enumeración exhaustiva. Estos límites afectan de
manera directa a los derechos del artículo 20 de la Constitución y por tanto, vinculan a los
ciudadanos en el ejercicio de la libertad de expresión.

Los límites a la libertad de expresión enunciados en el artículo 20.4 pueden agruparse en tres
apartados:

-Los derechos reconocidos en el título I, especialmente el derecho al honor, a la intimidad y a


la propia imagen, sin duda los más susceptibles de sufrir los eventuales excesos de la libre
expresión. Sera la ponderación judicial la que determinara que derecho deberá prevalecer y en
qué medida.

-El segundo límite es la protección de la juventud y la infancia. La Constitución no enuncia aquí


un derecho, sino un objetivo que deriva de determinados valores, principios y derechos
reconocidos en la propia norma suprema.

-El tercer limite, son los preceptos de las leyes que desarrollen el título I de la Constitución. La
cuestión primordial es hasta qué punto dichas leyes de desarrollo pueden incluir límites a los
derechos reconocidos en el artículo 20. Hay un tipo de limitaciones que no necesitan mayor
justificación: son las que derivan del contenido esencial de otros derechos fundamentales.
Por otra parte, el Tribunal Constitucional ha establecido que en virtud de una interpretación
conjunta del los artículos 20.4 y 53.1 de la Constitución, “la ley puede fijar límites siempre que
su contenido respete el contenido esencial de los derechos y libertades a que se refiere el
artículo 20 de la Constitución.”

Tema 11:
Artículo 24.

1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el
ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse
indefensión.

2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley, a la defensa y a la
asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso
público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba

33
pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la
presunción de inocencia.

La Ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará
obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.

-La función del reconocimiento constitucional de la tutela judicial efectiva.

El reconocimiento de este derecho consagra el derecho a acceder a los órganos


jurisdiccionales para la defensa de los propios derechos e intereses. Se trata en última
instancia, de una consecuencia de la reserva al estado del monopolio del uso legitimo de la
fuerza.

El derecho a la tutela judicial es uno de los que en mayor medida ha sido desarrollado por el
Tribunal Constitucional, ya que la formulación en la Constitución es ciertamente, y en
particular en lo relativo a los procesos no penales, francamente escueta. De ahí que este
derecho deba sus perfiles y contenido a la configuración jurisprudencial llevada a cabo por el
Tribunal Constitucional.

Desde esa jurisprudencia, puede definirse el derecho a la tutela judicial efectiva como derecho
de contenido muy complejo. Los procesos ante los órganos jurisdiccionales son procesos que
comprenden varias fases: primeramente, el mismo inicio del proceso, y el acceso de las
personas al órgano jurisdiccional, para plantear sus demandas; a continuación, el desarrollo
del proceso, en el curso del cual se exponen y se defienden las posiciones de las partes. Una
vez finalizada esta fase, deberá dictarse por el juez la resolución que decida el proceso,
resolución frente a la cual cabra en muchos casos un recurso ante a un órgano jurisdiccional
superior. Y, dictada la resolución judicial en debida forma, se procederá a su ejecución.

Existen algunas características del derecho a la tutela que son comunes a todas las fases:

-El carácter efectivo de la tutela judicial implica que esta no puede contemplarse desde una
perspectiva estrictamente formalista.

-El complemento de esa actitud antiinformalista es la búsqueda de la interpretación de las


normas que más favorable resulte a la efectividad del derecho fundamental.

-El Tribunal Constitucional ha mantenido una línea tendente a eliminar de las resoluciones
judiciales todo atisbo de arbitrariedad.

-El juez ordinario predeterminado por la ley.

La constitución reconoce el derecho al juez ordinario predeterminado por la ley. De esta


definición constitucional se deducen tres rasgos del órgano penalmente competente: la
judicialidad, el carácter ordinario y la predeterminación legal.

La judicialidad implica la incardinación del órgano en el poder judicial regulado en el Titulo VI


de la Constitución. La referencia constitucional al juez no debe ser entendida en sentido
estricto, esto es, como exigencia de que se trate de un órgano unipersonal, sino como
requerimiento de que se trate de un órgano de la jurisdicción ordinaria.

34
El carácter ordinario del órgano, camina en igual sentido, esto es, como exigencia de que se
trate de un órgano de la jurisdicción ordinaria.

La predeterminación legal del juez ordinario se refiere a que el juez que ha de conocer el
asunto este predeterminado por la ley, es decir, que el órgano judicial que ha de conocer el
delito este designado previamente, con carácter general y que esa predeterminación solo
pueda realizarse por ley.

-La iniciación del proceso.

a) El acceso a la tutela judicial.

El primer elemento de la tutela judicial es el acceso al sistema judicial. Este acceso debe ser
para todas las personas, ya sean jurídicas o físicas, y nacionales o extranjeros. No cabe por
tanto que queden privados de protección judicial esos derechos e intereses, sobre la base de
que afectan a áreas sensibles del como la defensa o la seguridad.

Ahora bien, ello no puede suponer obviamente que cualquier persona pueda acceder en
cualquier momento ante cualquier órgano jurisdiccional para que este se pronuncie sobre
cualquier pretensión que se le formule. Esto implica, por una parte, la obligación de dirigirse al
órgano judicial competente y por otra, que para dirigirse a ese órgano se cumplan
determinados requisitos y condiciones.

b) La inadmisión.

Es posible que una pretensión planteada ante un órgano jurisdiccional no consiga ser admitida
porque no se haya ejercido por las vías procesales legalmente establecidas.

Existen una serie de requisitos para que las demandas sean inadmitidas sin vulnerar el derecho
a la tutela judicial efectiva:
-La causa de inadmisión debe estar legalmente establecida.
-El legislador no puede establecer arbitrariamente las causas de inadmisión.
-La resolución de inadmisión debe estar motivada.

-Los derechos en el curso del proceso.

a) Comunicaciones y notificaciones. Formulación de alegaciones. La proscripción de la


indefensión.

Una vez se h producido el acceso al proceso, y cuando la correspondiente demanda se ha


admitido a trámite, el contenido del derecho a la tutela judicial comprende el derecho a
defender las propias posiciones, mediante formulación de legaciones, y la propuesta y practica
de medios de prueba.

35
Como principio general, el núcleo de la tutela judicial se condensa en no sufrir indefensión.
Esto supone un mandato al legislador y al intérprete a promover la defensa, en a medida de lo
posible, mediante la correspondiente contradicción. Esto se manifiesta a lo largo del proceso:

-Notificaciones y comunicaciones. La proscripción de la indefensión implica que las partes


deben tener conocimiento de las actuaciones procesales que les afecten. Ello supone
establecer el emplazamiento personal de todos cuantos, como demandados o coadyuvantes,
puedan ver sus derechos o intereses afectados en un proceso, siempre que ello resulte
factible.

-Formulación de alegaciones y defensa de pretensiones. La interdicción constitucional de la


indefensión se proyecta sobre todo el proceso y especialmente sobre su fase central: la de la
defensa de sus respectivas posiciones a través de las oportunas alegaciones, y otros medios
que considere convenientes a su derecho. Así, se produce una indefensión
constitucionalmente vetada cuando, por un previsto, irrazonable o desproporcionado, se prive
a las partes de la posibilidad de hacer valer sus derechos o se situé a una de las partes en una
situación de prevalencia sobre la contraria.

b) El derecho a la proposición y practica de prueba.

Consecuencia de la prohibición de la indefensión es el derecho a utilizar los medios de prueba.


La Constitución fija, como condición que ha de reunir la prueba propuesta, la pertinencia. La
pertinencia debe ser apreciada considerando diversos factores, como son el que la prueba
verse sobre un hecho y que guarde relación con el proceso y con las alegaciones de las partes.

c) El derecho a la asistencia letrada. La justicia gratuita.

Para asegurar la más eficaz defensa del imputado se prevé el derecho a la asistencia letrada. El
objetivo constitucional de asegurar que todos tengan, en todo tipo de procesos, posibilidades
de defender sus derechos es de difícil consecución si no se asegura la posibilidad de acceder al
asesoramiento de un experto, necesidad que se agudiza en el proceso penal. Por ello, la
constitución establece, entre las garantías del proceso, el derecho a la asistencia letrada.

En el contenido del derecho a la asistencia letrada destacan dos elementos. El primero es la


relación de confianza que debe existir entre la parte y su defensor y el segundo es la previsión
de la asistenta letrada gratuita cuando lo disponga la ley y, en todo caso, respecto de quienes
acrediten insuficiencia de recursos para litigar.

-La finalización del proceso.

a) derecho a una resolución judicial fundada en derecho.

Salvo que medie causa de inadmisión, el contenido normal del derecho a la tutela judicial es
obtener una resolución de fondo, que de forma razonada y ajustada al derecho estime o
desestime las pretensiones instadas, siempre que se hayan cumplido todas las garantias que
establece el artículo 24 de la constitución. La jurisprudencia del tribunal Constitucional ha

36
establecido que es esencial que se expongan los fundamentos de hecho y derecho en que se
basan sus sentencias.

b) el derecho a los recursos establecidos en la ley.

El derecho a la tutela judicial efectiva incluye también el derecho a la revisión de la resolución


por un órgano judicial superior, pero ello será así siempre que la existencia del recurso este
prevista legalmente. El derecho a la doble instancia no está incluido en el derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva con carácter general; pero si lo está cuando se
encuentra legalmente previsto.

c) Derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales.

El derecho a la tutela judicial efectiva incorpora también el derecho a la ejecución de la


sentencia obtenida. El derecho de ejecución de la sentencia sigue el principio pro actione, es
decir, deben ser ejecutadas en sus estrictos términos. Para que la ejecución sea válida, debe
reunir unos requisitos generalmente exigibles, esto es, habrá de declararse en resolución
motivada apoyada en una causa legal.

d) la duración del proceso: el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas.

La de que el juicio se celebre sin dilaciones indebidas es una previsión que debe ser entendida
en términos relativos. No se trata de un derecho objetivo a un juicio rápido, sino de un
derecho a que el proceso judicial no se demore de manera arbitraria

-Las garantías constitucionales del proceso penal.

a) El inicio del proceso penal: el derecho al conocimiento de la acusación.

En el origen del proceso penal, el primer derecho del acusado es ser informado de la acusación
presentada contra él.

La exigencia constitucional de que el acusado conozca la imputación que se le hace debe ser
estudiada, por eso, desde la perspectiva de la proscripción de la indefensión: lo que la
Constitución quiere es que el acusado pueda defenderse y, para eso, exige que se le informe
de la acusación que sobre el recae.

Además, no es admisible la acusación implícita o posterior: ha de ser previa, cierta y expresa.

b) Derechos en el curso del proceso penal: autoprotección, publicidad, concentración y


oralidad

Las garantías constitucionales se enfocan, una vez más, a impedir cualquier posibilidad de
indefensión. A tal fin, la Constitución reconoce, en primer lugar, garantías encaminadas a
evitar que los propios actos redunden en perjuicio de uno mismo, reconociendo los derechos a
no declararse culpable y a no declarar contra si mismo. Igualmente, la Constitución reconoce el
derecho a que el proceso sea publico, excepto en determinados presupuestos que la ley pueda
establecer.

37
En el proceso penal, el derecho a utilizar las pruebas pertinentes alcanza también, una
importante concreción, que deriva de la propia naturaleza de este proceso y de la prescripción
del art. 120.2 de la Constitución de que el “procedimiento será predominantemente oral,
sobre todo en materia penal”.

c) La decisión en el proceso penal: el derecho a la presunción de inocencia.

La fase final del proceso penal también goza de relevante singularidad. Porque si la resolución
judicial que pone fin al proceso en cualquier orden jurisdiccional ha de ser motivada y
razonada, tales exigencias son especialmente rigurosas en el proceso penal. Ello obedece a que
el art. 24.2 de la Constitución consagra la presunción de inocencia, lo que supone, en una de
las de las expresiones mas famosas del derecho, que todo el mundo es inocente mientras no
se demuestre lo contrario.

La presunción de inocencia exime, por tanto, al acusado de demostrar su inocencia, y traslada


a la acusación la carga de hacerlo.

d) La revisión del proceso penal.

Por último, el proceso penal presenta también especialidades en lo referente a la revisión de


las resoluciones judiciales. Si bien la tutela judicial no incorpora per se el derecho al recurso, la
situación es diferente en materia penal, ya que la Constitución obliga a un doble grado de
jurisdicción en el ámbito penal.

Tema 12:
Artículo 21.

1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no


necesitará autorización previa.

2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará


comunicación previa a la autoridad, que solo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas
de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.

Artículo 22.

38
1. Se reconoce el derecho de asociación.

2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales.

3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un registro a los
solos efectos de publicidad.

4. Las asociaciones solo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de
resolución judicial motivada.

5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.

-El derecho de reunión.

a) Concepto.

El más elemental de los derechos políticos es el de reunión. La reunión pública es la forma más
primaria de expresión del pluralismo, y la asistencia a ella la forma más embrionaria de
participación política.

La reunión suele ser distinguida de cualquier otra aglomeración humana atendiendo a tres
caracteres básicos que han sido reiterados en la jurisprudencia constitucional. En primer lugar,
la previa concertación, que lleva aparejada un elemento subjetivo, de conocimiento de la
reunión de la finalidad que esta persigue. En segundo lugar, la temporalidad, que distingue la
reunión tanto de la coincidencia momentánea con otros cuanto del vinculo de pertenencia,
más estable y prolongado, que es típico de una asociación. El tercer elemento es la finalidad
perseguida por la reunión, sin la cual carecería de sentido. Debe tratarse obviamente una
finalidad licita. Además, el Tribunal Constitucional ha subrayado fuertemente la conexión del
derecho de reunión con la libertad de expresión.

Esta interpretación del derecho de reunión deja fuera del art 21 CE las reuniones realizadas
con otro tipo de finalidades como los espectáculos, fiestas…

La titularidad del derecho de reunión corresponde a todas las personas físicas nacionales y
también extranjeras. También puede ser ejercido por las personas jurídicas.

b) Reuniones en locales cerrados y en lugares de tránsito público.

El ejercicio del derecho del derecho de reunión depende de la localización de las reuniones, del
lugar en que estas se celebren.

La Constitución toma en cuenta la mayor conflictividad del ejercicio de este derecho cuando
las reuniones pretenden celebrarse en lugares de tránsito público y en la vía publica por medio
de manifestaciones. No cabe duda de que el ejercicio del derecho de reunión, aun legitimo,
puede perturbar la actividad y los derechos de terceros, por eso se exige a las reuniones en la
vía pública autorización. Las manifestaciones son solo una modalidad de las reuniones, que se
caracterizan porque los participantes recorren un itinerario.

39
La comunicación para conseguir la autorización debe hacerse por lo menos, con diez días de
antelación.

c) Límites.

Para la prohibición de una manifestación es necesario que existan razones fundadas, no meras
sospechas o dudas, de que una reunión en un lugar público va a ocasionar problemas para el
orden público. Además de este límite expreso, también existen límites implícitos aunque no
valdrá a este respecto cualquier argumentación restrictiva. El tribunal Constitucional, en una
jurisprudencia garantista, ha rechazado por ejemplo la prohibición de las manifestaciones por
razones tales como: su posible incidencia en un proceso electoral o en la circulación o el tráfico
rodado.

En consecuencia, utilizando el criterio de proporcionalidad, el Tribunal Constitucional solo ha


justificado la prohibición de las manifestaciones si hay una colisión particularmente grave con
la libertad de circulación.

Para finalizar, hay que señalar que por la especial condición de neutralidad política de algunos
colectivos funcionariales, la ley impone a sus miembros diversas restricciones en el ejercicio
del derecho de reunión. Así ocurre con jueces y magistrados, fiscales y miembros de las
Fuerzas Armadas, aunque esos límites quedan sin efecto cuando esas personas participan en
reuniones en tanto que simples ciudadanos.

-El derecho de asociación.

a) Concepto.

El derecho de asociación consiste en la libre disponibilidad de los ciudadanos para constituir


formalmente, con otros ciudadanos, agrupaciones permanentemente encaminadas a la
consecución de todo tipo de fines lícitos.

La asociación se distingue de la mera reunión: en tanto que esta es, por definición, de duración
limitada, mientras que la asociación goza en principio de vocación de permanencia; y en tanto
una de las notas de la reunión es la informalidad, mientras que la asociación supone un grado ,
en mayor o menor, de formalidad y requieren un acuerdo expreso de constituirla y una
identificación más definida de sus objetivos; por otro lado, la estructura y organización interna
de las asociaciones es notablemente más desarrollada que la de las reuniones.

La Constitución realiza un reconocimiento absolutamente general de la libertad de asociación:


cualquier persona jurídica y física, puede constituir una asociación.

La LO 1/2002, reguladora de este derecho, ha llegado incluso a reconocer la libertad de


asociación de las entidades públicas, aunque como un derecho legal.

b) Libertad positiva y negativa.

El derecho de asociación consiste en su faceta positiva, en la libertad de constituir asociaciones


o adherirse a las ya existentes, sin que los poderes públicos o los particulares puedan

40
impedirlo. Y, en su perspectiva negativa, el reconocimiento del derecho a de asociación
implica, también, la exclusión de cualquier forma de obligatoriedad de adhesión a una
asociación determinada.

c) La inscripción en el Registro y la adquisición de personalidad jurídica de las asociaciones.

La única obligación que tienen las asociaciones es la inscripción en el Registro “a los solos
efectos de publicidad”. Esta regulación esta destinada a evitar que la regulación legal
establezca condicionantes que priven de eficacia real al derecho de asociación. De ahí que el
reconocimiento constitucional del derecho sea pleno e inmediato, que las asociaciones se
constituyan directamente al amparo de este articulo y que la inscripción registral lo sea a los
efectos de publicidad.

La LO 1/2002 estableció una normativa general, aplicable a las asociaciones que no están
sometidas a un régimen jurídico especial.

Los principales problemas jurídicos relativos a las asociaciones vienen planteados por el hecho
de que las mismas tienen relaciones con terceros de las que surgen derechos y obligaciones.
DE ahí que, para la adecuada protección de legítimos derechos e intereses de terceros, resulte
conveniente, y hasta necesario, un cierto grado de formalización jurídica de la asociación.

La asociación adquiere personalidad jurídica desde que se constituye o, en otras palabras,


desde que sus fundadores acuerdan constituirla, siendo la inscripción registral un mero
requisito que nada añade, excepto la publicidad.

Tema 13:
Artículo 23.

1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio
de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.

2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos


públicos, con los requisitos que señalen las Leyes.

-Participación política y democracia.

La definición constitucional del Estado español como un Estado democrático tiene como
consecuencia obligada el reconocimiento, no solo de derechos de libertad que garanticen una

41
esfera de autonomía del individuo frente al estado (status libertatis) sino también el derecho a
participar en la formación de la voluntad estatal (status activae civitatis).

La forma tradicional en que se expresaba el status activae civitatis, era el derecho a elegir y a
ser elegido a las asambleas representativas y a ocupar cargos públicos. Hoy en día, la
Constitución tiene la voluntad de “establecer una sociedad democrática avanzada”, así la
Constitución emite un mandato a los poderes públicos de “facilitar la participación de todos los
ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”.

Resultado de todo ello es una compleja variedad de formas de participación, en ámbitos


políticos como de otra naturaleza.

-El derecho de sufragio activo.

De las diversas referencias al concepto de participación recogido en la Constitución, destaca la


contenida en el art 23.1 CE. Que reconoce a los ciudadanos el derecho a participar en los
asuntos públicos directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en
elecciones periódicas por sufragio universal.

Este derecho se restringe a la participación política, esto es, en elecciones a instituciones de


ámbito territorial o en procesos referendarios. El precepto admite tanto la participación
directa como la representativa.

-Naturaleza de derecho al sufragio activo: derecho, deber o función.

La constitución española configura la participación política, directa o mediante representantes,


como un derecho fundamental de todos los ciudadanos. Ahora bien, ello es compatible con la
configuración de una función electoral: el ciudadano no solo ejerce su derecho al votar sino
que también contribuye a la formación de la voluntad del Estado y al buen funcionamiento del
Estado democrático.

En cualquier caso, la configuración del sufragio como un derecho impide que sea considerado
como un deber exigible jurídicamente. Ello no impide que votar constituya también una
actuación imprescindible para el funcionamiento del estado democrático, y, por tanto,
representa un deber para los ciudadanos, si bien tal deber no puede resultar exigible
individualmente.

-Participación directa e indirecta. Sujetos del derecho. Condiciones de ejercicio.

En general se admite que la participación directa en la democracia española se reduce a la


participación en referéndums y en su caso, al Concejo abierto.

El contenido del derecho a participar por medio de representantes no se agota, en todo caso,
en la designación de estos: comprende también el que tales representantes puedan en efecto,
desempeñar sus funciones, pues defender el ejercicio de esas funciones comporta también

42
defender el derecho mismo de los ciudadanos a participar, a través de la institución de la
representación, en los asuntos públicos.

El art. 23.1 atribuye el derecho de sufragio activo a todos los ciudadanos, además el art. 13.2 y
el mandato de la unión europea de deriva del art. 93, configura el sufragio municipal y a los
órganos de la unión europea para los extranjeros que tengan acuerdos bilaterales con España
y para los ciudadanos europeos.

Los titulares de este derecho, son los mayores de edad inscritos en el censo, capacitados.

-Derecho de sufragio pasivo y acceso a cargos públicos.

El status activae civitatis no se agota en la elección de representantes. Íntimamente vinculado


a este derecho aparece en la historia constitucional el complementario, consistente en acceder
a los cargos públicos, esto es, a las posiciones de autoridad en que se adoptan decisiones de
relevancia pública.

La Constitución española viene a reconocer este derecho en sus dos dimensiones de acceso a
funciones y cargos públicos, electivos o no. Lo que establece la Constitución es un derecho de
configuración legal, por lo que será el legislador quien, por medio de una ley, podrá establecer
un conjunto de requisitos.

Esta libertad de configuración legal se ve limitada por una exigencia: que se mantenga el
principio de la igualdad entre aquellos que cumplan los requisitos previstos por la ley. Sera
esta la que fije las categorías de ciudadanos a quienes se abre el acceso a funciones o cargos
públicos y las condiciones que deben cumplir.

Tema 14:
Artículo 33.

1. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia.

2. La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo con las Leyes.

3. Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o
interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto
por las Leyes.

-La propiedad privada.

43
La Constitución no define la propiedad privada y no existe, por consiguiente un concepto
constitucional de propiedad.

Al reconocer el derecho a la propiedad, la Constitución en realidad presupone un concepto de


propiedad. Hay que descartar que el modelo de derecho de propiedad presupuesto por la
Constitución sea una de contenido y ámbito ilimitados.

Hay que tener presente que, incluso en la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789, que concebía la propiedad como un derecho inviolable y sagrado, se
admitía, sin embargo, que este debía ceder ante el interés público.

El Tribunal Constitucional proclama que “la Constitución no ha recogido una concepción


abstracta de este derecho como mero ámbito subjetivo de libre disposición o señorío sobre el
bien”, y reconoce también la transformación profunda que ha experimentado la propiedad, lo
que determina la imposibilidad de reconducir la institución del Código Civil y la necesidad de
admitir “la existencia de diferentes tipos de propiedades, dotadas de estatutos jurídicos
diversos, de acuerdo con la naturaleza de los bienes.

La reserva de ley en materia de propiedad es una tradición que nuestra constitución acoge.

-El contenido esencial del derecho de propiedad y la garantía expropiatoria.

La identificación del contenido esencial de este derecho suscita tanta dificultades como la
fijación del concepto genérico de propiedad. La jurisprudencia Constitucional ha señalado de
manera general que la noción de contenido esencial alude al tipo abstracto de un derecho, que
preexiste conceptualmente al momento legislativo.

Con referencia a la propiedad, el Tribunal Constitucional ha añadido que su contenido esencial


no puede contraponerse a su función social. Por el contrario, el Tribunal ha afirmado que la
fijación del contenido esencial de la propiedad no puede hacerse desde la exclusiva
consideración subjetiva del derecho de los intereses individuales que a este subyacen, sino que
debe incluir igualmente la necesaria referencia a la función social, entendida no como limite
externo, sino como parte integrante del mismo.

Este planteamiento conduce a negar la unidad del contenido esencial de la propiedad, porque
si la función social difiere según la naturaleza de los bienes, determinando una pluralidad de
estatutos propietarios, habrá que aceptar también una variedad correspondiente de
contenidos esenciales.

Ahora bien, buena parte de la doctrina se resiste a admitir las consecuencias ultimas de esta
línea argumental e intenta limitar su relativismo, proponiendo un contenido esencial de la
propiedad como institución, cuyo paradigma seria la definición del art. 348 del Código Civil.

Artículo 348 del CC.

La propiedad es el derecho de gozar y disponer de una cosa, sin más limitaciones que las
establecidas en las leyes.

44
El propietario tiene acción contra el tenedor y el poseedor de la cosa para reivindicarla.

Este contenido esencial seria susceptible de modulaciones en el caso de categorías de


determinados bienes, por su función social.

El artículo 33.3 de la CE establece la garantía expropiatoria. Esta no exige de la intervención


judicial para fijar la indemnización y para que se lleve a cabo la transferencia de la propiedad,
sino que el art. 33 de la CE consiente tanto ese modelo judicial, como el administrativista que
establece nuestra legislación actual.

La exigencia constitucional de que la expropiación se realice de conformidad con lo dispuesto


por las leyes no impide la expropiación singular por ley. La indemnización es una garantía que
no tiene excepción alguna.

-El derecho de fundación.

Artículo 34.

1. Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a la Ley.

2. Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del artículo 22.

La ubicación sistemática de este precepto, a continuación del que reconoce el derecho de


propiedad, indica claramente la conexión del derecho de fundación con aquel, del que es una
concreta derivación, puesto que consiste en la facultad del propietario de asignar sus bienes al
cumplimiento de una finalidad permanente de interés general.

Ahora bien, la institución fundacional no se agota típicamente en el negocio jurídico unilateral


que es la dotación, sino que incluye asimismo, otro elemento de naturaleza pública, que
consiste en el control administrativo, tanto sobre la finalidad de la fundación, como sobre la
adecuación de su actividad al cumplimiento de sus fines.

El derecho de fundación se caracteriza por ser un derecho de conformación legal. Sin embargo,
la actividad delimitadora del legislador viene condicionada por un requisito esencial que deben
cumplir las fundaciones, conforme al art. 34 de la CE: su finalidad debe ser de interés general.

Por lo que se refiere al carácter de la reserva legal, se cumplimenta con ley ordinaria o ley
territorial. El régimen de suspensión y disolución está sujeto al art. 22 regulado por ley
orgánica.

El control administrativo sobre las fundaciones se manifiesta en los actos iniciales de


calificación o inscripción registral y en la actividad permanente de tutela que se denomina
protectorado.

45
-La libertad de empresa y la Constitución económica.

Artículo 38.

Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes públicos


garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias
de la economía general y, en su caso, de la planificación.

La idea de Constitución económica surge tras la segunda guerra mundial, para referirse a una
serie de preceptos constitucionales que tienen la función de habilitar, orientar y limitar la
acción económica del estado.

La Constitución económica, en nuestro caso, tampoco se agota en la proclamación de la


economía de mercado y la libre empresa. El propio art. 38 de la CE establece algunos límites
potenciales a esas instituciones como la planificación.

Puede decirse que gozamos de una Constitución económica dualista. Su principio básico es la
libertad de empresa y la economía de mercado. Sin embargo, este principio liberal no excluye
el reconocimiento de la iniciativa económica pública en la actividad económica. Además, el
valor supremo de la Constitución económica es el interés general, al que esta subordinada
toda la riqueza del país, sea cual fuere su titularidad.

La Constitución económica solo puede pretender un marco jurídico fundamental para la


estructura y funcionamiento der la actividad económica que, sin embargo, no garantiza
necesariamente un sistema económico ni lo sanciona.

El desarrollo normativo de este derecho está cubierto por reserva de ley ordinaria. No hay que
entender que las materias reservadas al legislador sean todas las relativas al funcionamiento
de las empresas. Este derecho solo consiste en poder iniciar y sostener en libertad la actividad
empresarial, cuyo ejercicio esta disciplinado por normas de muy distinto carácter.

El Tribunal Constitucional ha señalado unos límites al derecho a la libertad de empresa:

-En primer lugar, hay que afirmar que la vigencia de la libertad de empresa no exige una
actitud pasiva de los poderes públicos, sino un compromiso activo de estos, encaminado a
defender y asegurar el funcionamiento del mercado, que es la condición ambiental
indispensable para este derecho.

En segundo lugar, tampoco cabe considerar restrictivas de esta libertad aquellas limitaciones
en la explotación de los bienes económicos, impuestas en virtud de su función social.

-Por último, el derecho a iniciar y a sostener la actividad empresarial ha de ejercerse con


sujeción a la normativa sobre la actividad económica general.

46
-Los principios rectores de la política económica y social.

Además de los derechos individuales de contenido económico (propiedad, fundación y libre


empresa), y siguiendo una orientación característica del constitucionalismo del siglo XX, se
recogen en nuestra Constitución un conjunto de derechos sociales, que están directamente
vinculados con la definición de la forma de Estado, como Estado social. Se trata de derechos
que generalmente pueden interpretarse como derechos de prestación, que se traducen en el
requerimiento de dar o un hacer estatal.

Por lo que respecta a su contenido, los preceptos del Capítulo III pueden agruparse en las
siguientes categorías:

a) Normas relativas a la protección de la familia. Se trata, principalmente del art. 39 de la


CE, que exige a los poderes públicos una protección “social, económica y jurídica de la
familia”.
Una de las características más relevantes de este precepto es que no distingue entre
familia y matrimonio, por lo que ampara a matrimonios y a parejas unidas por otras
vías. En relación con los hijos los declara iguales ante la ley, con independencia de su
filiación.
b) Normas relativas a la protección de los trabajadores, como son las contenidas en los
arts. 40, 41 y 42 de la CE. Entre ellas destacan la exigencia de que los poderes públicos
garanticen: la formación profesional, la seguridad e higiene en el trabajo, la limitación
de la jornada laboral, las vacaciones periódicas retribuidas y el seguro de desempleo.
Asimismo es muy importante la consagración de un régimen público de la Seguridad
Social, derecho de todos los ciudadanos, no solo los trabajadores.
c) Normas relativas a la protección de sectores sociales específicos, como son: los niños,
respecto de los cuales el art. 39.4 dispone que gozaran de la protección prevista en los
acuerdos internacionales que velan por sus derechos; los jóvenes, cuya participación
en el desarrollo político, social, económico y cultural debe ser promovida por los
poderes públicos; los ancianos, cuya suficiencia económica debe ser garantizada por
los poderes públicos mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas.
d) Normas relativas a la protección de los ciudadanos como demandantes, consumidores
o usuarios de determinados bienes o servicio. En este sentido cabe mencionar la
obligación constitucional de que los poderes públicos garanticen la defensa de los
consumidores. También destaca el art. 43 de la CE, que reconoce la protección de la
salud como un derecho individual de carácter genérico. Asimismo hay que tener en
cuenta la obligación de promover el acceso a la cultura y al derecho a una vivienda
digna, que debe ser enfocado en una obligación a los poderes públicos de llevar a cabo
una política de vivienda.
e) Normas relativas a la protección de determinados bienes materiales, que sin perjuicio
de su interés y utilidad para los particulares, tienen un valor y una función de interés
general, en garantía de los cuales, la Constitución exige la acción tutelar de los poderes
públicos. Nuestra Constitución establece el deber de defender y restaurar el medio
ambiente y conservar el patrimonio histórico, cultural y artístico.
f) Normas que enuncian fines generales de la acción estatal. Es el caso del art. 40.1, que
encomienda a los poderes públicos a promover condiciones favorables para el

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progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal
más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. También cabe
incluir en este apartado el art. 44.2 que ordena a los poderes públicos promover la
ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general.

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