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EL YO SATURADO (Gergen)

CAPITULO 1: EL ASEDIO DEL YO


Nuevas tecnologías  permiten mantener relaciones, directas o indirectas, con un círculo cada
vez más amplio de individuos. En muchos aspectos, estamos alcanzando lo que podría
considerarse un estado de saturación social.
cambio profundo en el modo de
comprender el yo

El autor  examina el impacto de la saturación social en la manera como conceptualizamos


nuestro yo y las pautas de vida social. Nuestro vocabulario relativo a la comprensión del yo se
ha modificado a lo largo del siglo, y con él el carácter de los intercambios sociales.
Pero la creciente saturación de la cultura pone en peligro todas nuestras premisas previas
sobre el yo, y convierte en algo extraño las pautas de relación tradicionales. Se está forjando
una nueva cultura.
A medida que se expande el vocabulario de la expresión del yo, se expande el repertorio de las
relaciones humanas.

Los términos de que disponemos para hacer asequible nuestra personalidad (los vinculados
a las emociones, motivaciones, pensamientos, valores, opiniones, etc.) imponen límites a
nuestras actuaciones.

Por ejemplo, en los tribunales de justicia. Si no creyéramos que la gente posee “intenciones",
la mayoría de nuestros procedimientos jurídicos carecerían de sentido, ya que, en gran
medida, determinamos en función de las intenciones la culpa o inocencia.

El yo: de la concepción romántica a la posmoderna

El proceso de saturación social está produciendo un cambio profundo en nuestro modo de


comprender el yo. Hemos heredado:
 SIGLO XIX  visión romántica del yo que atribuye a cada individuo rasgos de
personalidad: pasión, alma, creatividad, temple moral. Vocabulario esencial para el
establecimiento de relaciones comprometidas, amistades fieles y objetivos vitales.
Mirada puesta en la pasión. La razón queda afuera. El acento es puesto en lo que no
se ve, el interior de la persona, lo oculto.

 SIGLO XX  la cosmovisión modernista, las principales características del yo no son


una cuestión de intensidad sino más bien una capacidad de razón para desarrollar
nuestros conceptos, opiniones e intenciones conscientes. Para el idioma modernista,
las personas normales son previsibles, honestas y sinceras. Se cree en el sistema
educativo, la vida familiar estable, la formación moral y la elección racional de
determinada estructura matrimonial. Auge de la producción en masa, avance de las
ciencias, innovaciones tecnológicas, observación sistemática, pensamiento riguroso.
Mirada puesta en la razón. La pasión queda afuera.

Las nuevas tecnologías, el exceso de información y comunicación, que han surgido nos han
saturado de los ecos de la humanidad. La saturación social nos proporciona una multiplicidad
de lenguajes del yo incoherentes y desvinculadas entre sí. Esa fragmentación de las
concepciones del yo es consecuencia de la multiplicidad de relaciones también incoherentes y
desconectadas, que nos impulsan en mil direcciones distintas, incitándonos a desempeñar una

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variedad tal de roles que el concepto mismo de “yo auténtico”, dotado de características
reconocibles, se esfuma. Y el yo plenamente saturado deja de ser un yo.

Equipara la saturación del yo con las condiciones inherentes al posmodernismo.

SIGLO XIX  posmodernismo, Su efecto es más apocalíptico: ha sido puesto en tela de juicio
el concepto mismo de la esencia personal. Se ha desmantelado el yo como poseedor de
características reales identificables como la racionalidad, la emoción, la inspiración y la
voluntad.

CAPTITULO 2: De la visión romántica a la visión modernista del yo

Gran parte de nuestro vocabulario contemporáneo de la persona y de sus formas de vida


asociadas tiene su origen en el período romántico.
Es un vocabulario de la pasión, de la
finalidad, de la profundidad y de la
importancia del individuo.

La razón y observación  ambas habían cobrado privilegio en los siglos XVII y XVIII.

Iluminismo asignaron un papel primordial al poder


de observación del individuo

En los siglos XVIII y XIX se cuestionó la supremacía de la razón y la observación

Se creó un nuevo mundo: el de la interioridad oculta, que yacía bajo la capa de la


razón consciente

➔ Visión romántica del yo: amor definido como una unión entre almas. Era un apremio a la
acción. Provocaba adhesiones, cambiaba la vida, precipitaba la muerte (adhesión a la dinámica
profunda de la personalidad). Creó un sentimiento de la realidad existente más allá de la
conciencia sensorial inmediata, donde lo sustancial era lo latente, las profundidades interiores.
Gran parte de nuestro vocabulario contemporáneo de la persona y de sus formas de vida
asociadas tiene su origen en el período romántico

vocabulario de pasión, de la finalidad, de la profundidad y de la importancia del individuo: un


vocabulario que genera la admiración respetuosa de los héroes, genios y obras inspiradas.

Por obra del romanticismo podemos depositar nuestra confianza en los valores morales y en la
suprema significación de la aventura del hombre. Si el amor como comunión íntima, el mérito
intrínseco de la persona, la inspiración creadora, los valores morales y la expresión de las
pasiones fueran expresiones que no usáramos en nuestro lenguaje, la vida palidecería para
muchos.
➔ Este lenguaje del romanticismo amenazado por la concepción modernista.

Hacia fines del siglo XIX las energías románticas comenzaron a disiparse. La visión romántica
de la persona fue desplazada por el auge de la producción en masa, y debe de habérsela
considerado agotada en un mundo donde privaba la realpolitik y la guerra era inminente.

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A medida que la cultura de Occidente interrumpía en el siglo XX, iba surgiendo una nueva
forma de conciencia colectiva a la que suele llamarse “modernista”.

Si bien el romanticismo suministró un rico venero de recursos culturales, su visión no era nada
práctica ni juiciosa, las ideas mismas de evidencia objetiva y de utilidad racional contrariaban
la esencia romántica. Por otro lado, las ciencias estaban dando frutos impresionantes. La
ciencia era antirromántica. Reconocía sus ancestros en el Iluminismo, en el poder de razonar y
de observar. El éxito de la ciencia dependía de las facultades de observación sistemática y del
razonamiento riguroso

-A medida que la cultura de Occidente irrumpía en el siglo XX, iba surgiendo una nueva forma
de conciencia colectiva “modernista” → Ciencia.

➔ Visión modernista del yo: La teoría de Darwin dio más apoyo a la noción de que la verdad
debía buscarse a través de la razón y de la observación. Temas como la ética, teología y
metafísica desaparecieron de los planes de estudio universitarios, ya que no trataban hechos
observables y eran “especulaciones vacías”. Había numerosas razones para admirar a la
máquina → concepción positivista se vio beneficiada por la figura de la máquina. Visión
modernista de la persona se ha introducido en todos los rincones de la vida cultural.

Fue la psicología la que emprendió la tarea de esclarecer la naturaleza del yo básico. Se


aplicaron de manera sistemática la razón y la observación para que la “naturaleza del hombre”
pudiera ser conocida por él mismo. Muchos intentaron primero aislar y estudiar los
mecanismos básicos de los “organismos inferiores”, y luego desplazarse lentamente hacia la
comprensión de la complejidad humana. De ahí que empezaran a publicarse obras basadas en
investigaciones realizadas con palomas, ratas y primates.

Para los psicólogos norteamericanos, en particular, la imagen de la máquina suministró la


metáfora predominante para la persona. Si las máquinas son, entre todos los materiales que el
hombre conoce, las construcciones más complejas, poderosas y adaptables, por cierto debían
parecérseles los seres humanos en su funcionamiento. Y resultaba muy cómodo hablar de las
“estructuras de pensamiento”, los “mecanismos perceptuales”, las “redes de asociaciones”,
etc. Todas estas frases connotaban un ser cuya esencia era mecánica.

Si el hombre moderno posee una esencia, ¿cómo han de entenderse sus orígenes?
 Para los románticos, atributos como la pasión, el genio, la inspiración, etc., eran en
gran medida innatos, inherentes a los instintos naturales del individuo.
 La imagen modernista del progreso científico ofreció una solución alternativa: si el
conocimiento del mundo se construye a partir de la observación, como descubre la
ciencia, ¿no será el comportamiento humano el resultado de propuestas externas? Si
somos seres racionales, prestamos atención al mundo y adaptamos nuestro proceder
en consecuencia; así pues, las acciones humanas deben de provenir de los sucesos del
mundo circundante. En suma, no es en virtud de la herencia que seamos como somos,
sino en virtud de la observación del medio.

Si las imágenes derivadas de la máquina conforman el núcleo de las concepciones modernistas


de la persona, el signo distintivo del hombre maduro tendría que ser su autonomía auténtica.
Una máquina bien diseñada resiste el deterioro y funciona ajustadamente; del mismo modo,
una persona madura apropiadamente modelada por la familia y la sociedad sería
“autosuficiente”, “sólida”, “digna de confianza”, “congruente” consigo misma a lo largo del
tiempo. Conocer a alguien es saber qué se puede esperar de él: sus palabras serán la expresión
auténtica de lo que verdaderamente es, ahora y en el futuro.

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CAPITULLO 3: La saturación social y la colonización del yo

Manifestaciones de un cambio social profundo nos sumerge cada vez más en el mundo social y
nos expone a las opiniones, valoraciones y estilos de vida de otras personas:

 Encontrar nuestro buzón de correo lleno de correspondencia: anuncios de


acontecimientos locales, catálogos de almacenes que venden por correo, etc.
 Al volver a casa después de pasar el fin de semana afuera, el contestador automático
está lleno de llamadas que reclaman contestación.
 Otras.

Esta inmersión nos va empujando hacia una nueva conciencia de nosotros mismos: la
posmoderna.

Los nuevos lugares comunes de la comunicación desempeñan un papel crítico para


comprender el decurso tanto de la concepción romántica como de la concepción moderna del
yo.
Las tecnologías de la saturación social son centrales en la supresión contemporánea del yo
individual.
Indagaremos de qué forma la saturación social ha llegado a invadir la vida cotidiana, pero
también ver cómo, al asociarnos cada vez más a nuestro entorno social, terminamos por
reflejarlo.
Hay una colonización del ser propio que refleja la fusión de las identidades parciales por obra
de la saturación social. Y está apareciendo un estado multifrénico en el que comienza a
experimentarse el vértigo de la multiplicidad ilimitada.

En el proceso de la saturación social, nuestros días están cada vez más colmados por la
cantidad, variedad e intensidad de las relaciones. Para evaluar plenamente la magnitud del
cambio cultural y su probable intensificación en las décadas futuras

debemos situarnos en el contexto tecnológico, ya que han sido una serie de innovaciones
tecnológicas las que han llevado a esa enorme proliferación de las relaciones.

Dos fases fundamentales del desarrollo técnico:

 Tecnología de bajo nivel: ferrocarril, automóvil, teléfono, radiodifusión,


cinematógrafo, libro impreso
Cada uno de estos avances vinculó más estrechamente a las personas, las expuso a sus
semejantes y fomentó una gama de relaciones que nunca podrían haberse dado en el pasado.

 Tecnología de alto nivel: transporte aéreo, cintas de video, televisión y comunicación


electrónica
Importa examinar un fenómeno que se inició con la radiofonía, el cine y la publicidad
comercial, pero que se ha vuelto descomunal en la era de alto nivel de la TV: la multiplicación
del yo, o sea, la capacidad para estar significativamente presente en más de un lugar a la vez.
Recurrimos cada vez más a los medios, y no a nuestra percepción sensorial, para que nos digan
lo que pasa.
A fines de los años cincuenta la invención de la computadora digital trajo ventajas: podía
almacenar cantidades inmensas de información en un espacio relativamente pequeño, y
procesarla y transmitirla con suma rapidez. Luego los microchips, cobró nuevo vuelo la
eficiencia del almacenamiento, procesamiento y transmisión de la información.

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El proceso de saturación social

Hace un siglo  relaciones sociales se circunscribían básicamente al perímetro de las


distancias que podían recorrerse sin cansancio.
La mayoría eran personales y tenían lugar en el seno de pequeñas comunidades.
El caballo y los carruajes hicieron posible la realización de viajes más largos, pero un trayecto
de 50 kilómetros podía ocupar el día entero.
El ferrocarril permitió lanzarse velozmente hacia otros sitios, pero su coste y su difícil acceso
limitaban esa clase de viajes.
Lo más probable era que las relaciones de un individuo terminaran donde terminaba su
comunidad.

Por obra de las tecnologías del siglo XX, aumentan la cantidad y variedad de las relaciones que
entablamos, la frecuencia potencial de nuestros contactos humanos, la intensidad expresada
en dichas relaciones y su duración. Y cuando este aumento se torna extremo, llegamos a un
estado de saturación social.

Si se suman los miembros de la propia familia, los noticiarios de televisión por la mañana, la
radio del coche, los colegas que se encuentra uno en el tren y el periódico local, el habitante
del suburbio que viaja diariamente al centro de la ciudad, puede toparse, en las dos primeras
horas de su jornada laboral, con las mismas personas que su antepasado comunitario viera al
cabo de un mes.

Nuestros pensamientos y sentimientos ya no están ocupados únicamente en la comunidad


inmediata que nos rodea, sino en un reparto de personajes diseminados por todo el planeta
y que cambian de manera constante.

Merecen destacarse dos aspectos de esta expansión:


1. Perseverancia del pasado: la distancia y el tiempo no constituyen inconvenientes para una
relación. Es posible mantenerse en contacto íntimo a miles de km de distancia gracias a los
teléfonos intercalados con alguna que otra visita ocasional. A la vez que se preserva el pasado,
hay una…
2. Aceleración del futuro: el ritmo de las relaciones se incrementa y quizá se concreten en
pocos días o semanas procesos cuyo desarrollo antes necesitaba meses o años.

La tecnología de la época actual:


 Ampliar la gama de las relaciones humanas,
 Modifica las preexistentes: al desplazarse del vínculo cara a cara al vínculo electrónico,
las relaciones con frecuencia se alteran.
A diferencia de las relaciones cara a cara, las electrónicas ocultan, por otra parte, la
información visual (movimientos oculares, expresiones de los labios).

Dos de las nuevas formas de relación que el proceso de saturación ha contribuido a gestar:
Relación de amantes amigables. Para el romántico fundamentalista, el objeto de su amor
consumía todo su ser. La creencia de que uno se casa llevado por un “amor verdadero” sigue
en pie, pero en la medida en que el mundo social se satura cada vez más, tales relaciones
resultan poco realistas. Hombres y mujeres suelen rondar en permanente movimiento: viajes,
negocios, congresos, vacaciones, etc. Murmurarle al amado o amada “no puedo vivir sin ti”
pierde autenticidad cuando uno debe agregar “salvo hasta el jueves que viene y luego, hasta el
miércoles siguiente”. Y como en el camino aparecen muchos especímenes apuestos del sexo

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opuesto, se ofrecen las condiciones para que se entable una multiplicidad de “romances”
amistosos, de moderado compromiso.

La relación de microondas. La familia ideal incluía tradicionalmente un “núcleo” íntimo e


interdependiente compuesto por el padre proveedor, la madre solícita y los hijos, cuyas vidas
giraban en torno al hogar hasta el fin de la adolescencia. La saturación social ha interferido
profundamente en esta concepción tradicional de la familia. Ahora es muy probable que
marido y mujer trabajen y se diviertan fuera de casa, cada vez más recurren al servicio de las
niñeras, la actividad social de los hijos casi siempre se reparte entre diversos puntos de la
ciudad. El hogar ya no es más el “nido” sino un lugar de paso.
Pero muchos progenitores son reacios a renunciar a su idea tradicional de la familia unida, y
surge así una nueva variante por la cual los miembros del grupo familiar procuran compensar
los grandes abismos de falta de relación con expresiones intensas de ligazón. La cantidad (de
los vínculos) es reemplazada por la calidad. Para quienes viven una vida socialmente saturada,
el horno de microondas es algo más que la ayuda tecnológica: es un símbolo de la incipiente
modalidad de relación. Tanto en el artefacto material como en su contrapartida social, los
usuarios aplican un calor intenso con el objeto de obtener de inmediato lo que habrá de
alimentarlos.

La colonización del yo
Con el avance de la saturación social, se produce una fusión de las identidades parciales. Esto
lleva a una COLONIZACIÓN DEL YO, que se produce cuando un individuo se encuentra
impulsado por motivaciones contrarias, al adquirir múltiples y dispares posibilidades de ser.
Las tecnologías de la saturción social nos exponen a una enorme variedad de personas, otras
formas de relación, circunstancias y oportunidades únicas en su género, e insospechadas
intensidades del sentimiento. Es rarísimo que uno no se vea afectado al quedar expuesto a
todo eso. Seguimos incorporando sin cesar información del medio que nos rodea, y al quedar
expuestos a otras personas, cambiamos en dos sentidos:

 aumenta nuestra capacidad de saber acerca de: aprendemos infinidad de detalles


sobre las palabras, actos, vestimenta, gestos, etc., de los demás; asimilamos un
enorme cúmulo de información acerca de las pautas del intercambio social. Por
ejemplo, basta circular una hora por cualquier calle de la ciudad para reconocer el
estilo de indumentaria de negros y blancos, clase alta y clase baja, etc.

 aumenta nuestra capacidad de saber cómo: aprendemos cómo poner en práctica tal
conocimiento, cómo darle forma para su consumo social, cómo proceder para que la
vida social siga su curso eficaz. Si nuestro cónyuge nos anuncia que está pensando en
divorciarse, no nos vamos a quedar mudos de asombro: ya hemos asistido a este
drama tantas veces en la televisión y en el cine que cualquier ocasión nos agarra
preparados.

A medida que avanza la saturación social, nos convertimos en imitaciones baratas de los
demás. A medida que pasan los años, el yo de cada cual se embebe cada vez más del carácter
de todos los otros, se coloniza.

-Experiencias de variación y contradicción consigo mismo son efectos de la saturación social,


señales de una colonización del Yo → adquisición de múltiples y dispares posibilidades de ser.

término con el que se designa la escisión del individuo


en una multiplicidad de investiduras de su yo.
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Multifrenia 

 Es resultado de la colonización del yo y de los afanes de este por sacar partido de las
posibilidades que le ofrecen las tecnologías de la relación.
 En el tal sentido, se avanza en una espiral cíclica hasta el estado de multifrenia: a
medida que las posibilidades propias son ampliadas por la tecnología, uno recurre
cada vez más a las tecnologías que le permitirán expresarse, y a medida que se utilizan
aumenta el repertorio de las posibilidades.

Rasgos preminentes de esta situación:

1. El vértigo de la valoración
La tecnología de la saturación social suprimió dos de los principales factores que
tradicionalmente se interponían en las relaciones: el tiempo y el espacio. Ahora el pasado
puede renovarse de continuo (por medio de videos, etc) y la distancia ya no levanta barreras
infranqueables para un intercambio fluido.
Esta misma libertad ha dado origen a la esclavitud.

Cada persona, pasión o posibilidad incorporada impone una pena en 2 ámbitos:

 el ser  al introducir a otros en el yo se infiltran sus gustos y preferencias, objetivos y


valores. Querer algo reduce las opciones a no querer tenerlo. A medida que se suman
al yo los demás y sus deseos se vuelven nuestros, hay una ampliación de metas.
A medida que se suman al yo los demás y sus deseos se vuelven nuestros, hay una
ampliación de nuestras metas: de nuestros “debo”, nuestros “necesito” y nuestros
“quiero”. Eso requiere atención y esfuerzo, y ocasiona frustraciones. Cada nuevo
deseo plantea sus nuevas exigencias y reduce la libertad del individuo.

 el ser con  al desenvolverse las relaciones, la mayoría de ellas acarrean una gama de
obligaciones: comunicación mutua, actividades comunes, memoria para celebraciones,
etc.
Tenemos un lugar en esa relación → Liberación se convierte en un torbellino de
exigencias.

2. El ascenso de la insuficiencia
Se produce una duda en sí mismo, una sutil sensación de insuficiencia que agobia las
actividades que se emprenden.

es un producto colateral de la colonización del yo y de la presencia de espectros sociales; pues


al incorporar a otros dentro de nuestro ser, se amplía la gama de lo que consideramos
“bueno”, “correcto” o “ejemplar”.
Ejemplo: me pregunto si soy buen docente.
No es únicamente la expansión del yo por obra de las relaciones lo que acosa al individuo con
un sentimiento del “deber” permanente: existe además una infiltración, en la conciencia
cotidiana, de la duda sobre sí mismo.

3. El receso de la racionalidad
consecuencia de la participación social.
La manera de justificación, la que nos hace personas razonables, depende de que se
compartan ciertas opiniones, de que cada uno haya incorporado puntos de vista de otros.
Lo que es racional en una relación es cuestionable desde el punto de vista de otra.

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Ejemplo: La “opción evidente” al hablar con un colega, se convierte en un disparate al hablar
con la esposa o en una trivialidad para el amigo que nos visita esa noche.
Manera de justificar depende del contexto y el grupo social.

CAPITULO 9: RECAPITULACION Y RELATIVIDAD

Para revelar todo lo positivo que hay en el posmodernismo  situarnos en 3 aspectos:

Progreso El modernismo tuvo como pieza clave una reformulación del concepto de
progreso: la creencia en que, con una aplicación apropiada de la razón y la observación, es
posible llegar a conocer cada vez mejor la esencia del mundo natural, y con tal incremento en
su saber, la sociedad puede avanzar sostenidamente hacia un estado utópico.

▪ Críticas posmodernistas al progreso


Todo lo que se ha considerado progreso dentro de la concepción modernista
está haciendo retroceder a la cultura.

Para considerar algo como un progreso se le debe dar preeminencia a ciertas dimensiones
específicas.
Si queremos considerar como progreso, por ejemplo, una mejoría
en las calificaciones de X, no podremos fijarnos en el retroceso de
su popularidad simultáneo con sus últimas calificaciones.

Las deficiencias sufridas en ámbitos paralelos cuestionan la validez del progreso. En ciertos
casos, las pérdidas incluso superan los beneficios obtenidos en el ámbito de progreso que se
decidió privilegiar (por ejemplo el DDT).
Lo más frecuente es que el progreso en un ámbito haga retroceder a la cultura en otros
muchos ámbitos.

-->Cada acción emprendida en nombre del progreso puede poner en marcha un proceso de
pregresión, es decir, una regresión progresiva o acelerada.
Ejemplo en el caso de los fertilizantes para mejorar la producción agraria, para lograr un
aumento de producción de alimentos
 Aumento de las cosechas  población recibe más ingresos  muchas personas en
condiciones de comprarse autos  abarrotamiento de autopistas
 Se lo resuelve construyendo más autopistas y más grandes  desaparece la naturaleza
etc etc.

Con frecuencia, el “Progreso” es una tentativa de superar las repercusiones desfavorables de


iniciativas progresistas de otro tiempo, lo que hace que la pregresión sea más posiblemente la
regla que la excepción.

La “táctica posmoderna” de deconstrucción y reconstrucción permite a la cultura emanciparse


de los efectos cegadores y tan problemáticos del irreductible argumento modernista del
progreso.
▪ El posmodernismo nos invita a incrementar notoriamente el número de voces
(pluralismo). La misma tecnología que nos ha sensibilizado a la pluralidad puede facilitar
la discusión amplificada.

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En el caso del “progreso”, cuanto más amplia sea la cantidad de perspectivas que se tomen en
cuenta para toda propuesta de progreso, analizando sus repercusiones, más acorde puede ser
el resultado para la sociedad y el medio ambiente.

Individualismo

Tanto la concepción romántica como la modernista de la persona


contribuyeron a forjar la perspectiva individualista.
Romántico la significación de relaciones como las matrimoniales (si bien eran significativas)
dependían lo que las ligaba al interior oculto.
Modernistael ser humano ideal era alguien que confiaba en sí mismo, impulsado por sus
propias motivaciones y dirigido desde su propio ser.

La tendencia individualista propugna una búsqueda de gratificación donde aparece el “primero


yo” y que trivializa las relaciones, la intimidad, etc., e interfiere en el desarrollo de un
compromiso en cada plano de participación en la sociedad. A medida que gana terreno el
individualismo, la vida social se asemeja a una lucha de todos contra todos.

Posmodernocuestiona los propios fundamentos ontológicos, introduciendo nuevas


dimensiones.

Los procesos de la razón, la intención y la moral individuales pierden su carácter de realidades,


se desdibujan los límites del individuo como unidad.

El lenguaje de la vida mental cobre significado a partir de su uso social. El significado de “un
buen razonamiento” está determinado según se emplee tal expresión en las relaciones que
entablamos.

Así, el posmodernismo sustituye al individuo por la relación en el centro de la acción humana.


Los individuos por sí mismos no pueden significar nada, sus actos carecen de sentido hasta
que se coordinan con los de otros. Así, se reemplaza la visión individualista por una realidad
relacional, la realidad se transforma en relación mutua.

Creencias firmes

 El discurso totalizador frente al juego libre del ser


Discursos romántico y modernista definen a la persona a su manera, pero no reconocen otras
posibilidades, siendo así totalizadores. Y como admiten solo un vocabulario especial para la
comprensión del yo (restringen el vocabulario), establecen límites importantes a la acción
humana.
Posmodernismo, tanto la realidad romántica como la modernista son relativizadas, ya que sus
definiciones no son más que formas de hablar que no reflejan la índole real de la persona. El
posmodernismo abre las puertas a la expresión plena al libre juego de todos los discursos
(pluralismo) y a su juego libre.

En consecuencia, ni la tradición romántica ni la modernista tiene por qué perderse; sin


considerar sus conceptos y acciones como verdaderos, definitivos y superiores, pueden ser
considerados como posibilidades.

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