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 Ser influencer

Las prácticas publicitarias en el mundo de los negocios ya no se fijan simplemente


en lo comercial. El factor entretenimiento puede ser adherido muy fácilmente, si la
publicidad puede ligarse al mundo de las redes sociales, y las marcas más
importantes del mundo han logrado sacarle provecho buscando aliados de alta
influencia en estos medios.

Diariamente, muchas son las marcas que se debutan el mayor número de pautas
publicitarias en medios como la televisión. Sin embargo, y aunque sigue siendo una de las
opciones más cotizadas, muchas personas pasan hoy en día gran parte de su tiempo en
apps como Facebook, Instagram, Youtube, etc. Era de esperarse que las marcas también
se pelearan por publicitar ahí.

Este nuevo fenómeno del marketing no solo ha evolucionado el concepto de la publicidad,


sino que ha dado lugar a una nueva clase de categoría casi profesional: los influencers.
Ídolos y referentes del mundo virtual que ganan al día cientos o miles de seguidores gracias
a publicaciones que realizan sobre moda, belleza, viajes o hasta gastronomía. También era
de esperarse que estas personas cobraran por sus fotos y mensajes, dada la gran influencia
que ejercen en el medio.

No obstante, cabe resaltar que las redes sociales no son las que tienden a realizar pagos
a sus usuarios por la utilización de estas aplicaciones. Si fuera así, no sería buen negocio.
Lo que monetiza realmente el uso de estas redes sociales son las marcas que están
dispuestas a pagar bien sea por el uso de algún accesorio, la publicidad de un determinado
lugar, publicaciones con prendas que varían de Gucci a Channel o de Nike a Jimmy Choo.
En sí, las redes sociales funcionan más como un aliado para las marcas en el
posicionamiento de sus productos.

Como buenos profesionales en el área, las tarifas que los influencersreclaman no son de
carácter público. Están los que trabajan con agencias – que representan a personajes de
éxito, por lo general jóvenes – y los que trabajan libremente. Están los contratos sumamente
puntuales que se negocian bajo un solo post o una determinada imagen, pero cada vez
impactan más las campañas, que contienen varias publicaciones, y el manejo de contratos
de exclusividad.

Por otro lado, también pueden manejarse los pagos en especie. En una pequeña escala,
hay marcas que optan por regalar costosos productos a los influencers para su posterior
publicidad y recomendación en las redes sociales; estos casos suelen presentarse en
empresas de moda y accesorios de lujo. Así, se percibe la infinidad de formas de
negociación que se permean en el terreno. Pero, ¿cuál es la aplicación que mejor renta a
los influencers?

Por ahora, el mejor postor que figura para hacer de las redes sociales una rentabilidad,
viene siendo Instagram. Sí, la misma que Facebook compró en 2012 por US$1.000 millones
al ver el potencial de esta startup que, para entonces, solo contaba con 18 meses de vida.
Ya son varias fuentes del sector que han realizado estudio de casos que concluyen que, en
promedio, se paga entre US$140 y US$180 por foto para un perfil con 10.000 seguidores,
US$ 600 en caso de tener 50.000 seguidores, y más de US$3.000 si el perfil tiene más de
medio millón de seguidores. Por ende, Instagram se convierte en la red que mejor paga,
con una mayor facilidad.

Por su parte, redes como Twitter y Facebook, rondan los US$ 96 – US$120 por post
publicado por una persona que cuenta con 10.000 fans, US$360 por 50.000 fans y más de
US$3.000 por medio millón. Youtube, en contraste, es la red que paga una mayor suma de
dinero con US$180 – US$360 por 10.000 seguidores, y más de US$ 12.000 si se supera el
medio millón. Sin embargo, en este último caso, la calidad del material suele ser más
demandante y requiere de un mayor esfuerzo, como han reconocido algunos youtubers.

Vale la pena resaltar que, en este último caso, el programa de socios de Youtube sí permite
que los creadores moneticen su contenido, siempre y cuando asocien su cuenta personal
a una de Adsense (publicidad en Google). Por ende, la rentabilidad no proviene,
precisamente, de los tratos que los influencers hagan con las marcas.

Ello es lo que convierte a Youtube en una de las redes que mejor pagan, pero a costa de
un trabajo duro, ya que se requiere de una interacción constante para convertirse en un
personaje de influencia. En Colombia, por ejemplo, se ha concluido que no es un buen
negocio gracias a que los pagos se realizan, generalmente por número de visitas a
determinado contenido, logrando ganar cerca de $1.500.000 si se supera el millón de
visitas. Y si bien para muchos es una suma considerable, alcanzar un gran número de
visitas en esta plataforma puede tardar muchos días, o incluso meses.

Lo importante es reconocer que aquellos que se arriesguen a tomar el camino para


ser influencers no siempre van a terminar siendo millonarios. Marvelcrowd, la red más
grande de influencers a nivel internacional, ha afirmado que menos del 2% de
los influencers obtienen ingresos mensuales superiores a los US$3.500. Por el contrario, el
32,8% no ingresa más de US$240 al mes y el 24,6% no logra recibir ningún tipo de ingreso.

Comprender la floreciente economía derivada de las capacidades tecnológicas que nos


ofrece el mundo moderno tomará un tiempo. Siempre aparecerán nuevas técnicas para
atraer más seguidores, focalizar un determinado nicho de mercado, divulgar una mayor
diversidad de contenido y lograr una mayor influencia en las redes sociales que, a fin de
cuentas, es lo que renta en esta nueva modalidad de hacer negocios.

2018/05/14 00:01
https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/ser-influencer-por-raul-avila/258416
Consejos para poner en marcha una campaña exitosa de marketing de influencers

Una buena estrategia de maketing online basada en influencers debe partir de


una correcta planificación e implementación, siguiendo una hoja de ruta que incorpore
las siguientes líneas maestras:

 En primer lugar, debemos identificar aquellos influencers realmente interesantes de


cara a promocionar nuestros productos y servicios. Tienen que ser personas que, de
algún modo, encarnen los valores de nuestra marca.

 Una vez ya tenemos localizados a los influencers que nos interesan, tenemos
que conseguir que de alguna forma favorezcan o promocionen nuestros
productos con comentarios positivos, o bien que de modo más o menos encubierto usen
los artículos de nuestra empresa en sus apariciones.

 También se consiguen buenos resultados invitando a los influencers a lanzamientos de


productos, demostraciones o webinars organizados por nosotros.

Uso y efectividad del marketing de influencers

Este tipo de estrategias son todavía muy novedosas, por lo que aún es pronto para poder
demostrar cuantitativamente su efectividad. No obstante, la mayoría de las marcas las
consideran efectivas y rentables, por lo que se plantean aumentar sus inversiones y
esfuerzos en campañas de este estilo.

La cuestiones éticas de este tipo de publicidad

El marketing de influencers en ocasiones entra en conflicto con el plano ético y


profesional por una razón: muchas veces los influencers realizan comentarios positivos de
un producto o usan ropa de una marca en sus apariciones en YouTube o sus fotos en
Instagram de una manera que parezca totalmente desinteresada.
El problema es que lo parece pero no lo es, puesto que a cambio de ello están recibiendo
directamente una contraprestación económica o bien un beneficio más indirecto, como
productos gratuitos o importantes descuentos.

https://www.inboundcycle.com/diccionario-marketing-online/que-es-un-influencer

Los "influencers" viven su peor momento: ¿se acerca su fin?

Cada semana, un incendio: robots, seguidores falsos y estrategias publicitarias


fallidas tienen a la figura insignia de la era digital en su peor momento. ¿Se acerca
el fin de los ‘influencers’?

Apesar de su efecto teflón, que les permite ganar seguidores en las redes sociales
en tanto más sandeces publican, los influenciadores empiezan a vivir su mala
hora. No solo por los cada vez más frecuentes fiascos, como el percance técnico
de la semana pasada, que hizo que los fans de la youtuber china Qiao Biluo
conocieran su verdadero rostro, muy distante de la cara de Barbie con la que
construyó su popularidad, sino porque el negocio publicitario que esconden detrás
empieza a ser cuestionado.

Muchos países (Colombia incluido) estudian imponerles las mismas reglas que
aplican a la publicidad tradicional, de tal manera que deben hacer explícito que el
maquillaje que utilizan en sus tutoriales es un anuncio comercial y no una
recomendación sincera y desinteresada para sus ‘amiguis’ de las redes. Reino
Unido ya comenzó. Cualquier persona con más de 30.000 seguidores debe
someterse a las regulaciones del mercado publicitario. Y así sus audiencias dejan
de creer que se trata de un ‘parcero’ que les recomienda honestamente un
producto. En realidad, hay una poderosa maquinaria detrás, especializada en el
llamado marketing de influencia, cuyo negocio es posicionar marcas en las redes
sociales a través de videos graciosos, retos de la botella, cantar corriendo junto a
un vehículo y demás actividades pintorescas de la era digital.

Al público parece no importarle que cada semana un influencer cae en


desgracia, sea porque en realidad no comía los platos veganos que recomendaba
en sus videos, como le ocurrió a la youtuber de la alimentación vegetal Rawvana,
descubierta engullendo una trucha gratinada, o porque se descubre que no había
un humano a cargo de aquella cuenta tan popular, sino un robot, como lo es Lil
Miquela. Pues los seguidores de esas figuras siguen agregándose en masa a todo
tipo de influencers, a quienes tienen por modelo a imitar. Tras descubrirse
accidentalmente su engaño, la china Qiao Biluo multiplicó por seis su número de
seguidores. A los jóvenes no les importa si su héroe es auténtico o no, si es
humano o autómata; les basta que se parezca a sus aspiraciones y que digan lo
que ellos quieren escuchar.
Pero a los anunciantes, que son los que pagan y sostienen el ecosistema digital,
empieza a preocuparles que su dinero esté siendo tirado a la alcantarilla. Un
estudio de InfluencerDB publicado tres semanas atrás encontró que la tasa de “Me
gusta” en las cuentas patrocinadas por marcas de influenciadores de Instagram
está en su mínimo histórico. Solo el 2,4 por ciento del total de los seguidores está
dando “Like” a los anuncios subrepticios. Casos recientes, como la instagramer
@Arii (su nombre real es Arianna Renee), que con dos millones de seguidores no
logró vender 36 camisetas de su nueva línea de ropa, hacen pensar que el
marketing de influencia podría ser en realidad una burbuja a punto de estallar,
como la burbuja de las punto com hace dos décadas. Tener dos millones de
seguidores no se traduce en ventas millonarias, como soñaron los estrategas del
mercadeo.

Un asunto peor es el engaño a los patrocinadores mediante seguidores falsos y


“likes” generados por bots. Considerando que un alto número de seguidores hace
que las marcas corran a patrocinarlos (un “micro influenciador” con diez mil
seguidores puede ganar 250 dólares por una publicación patrocinada, y los que
tienen más de un millón ganan en promedio 250.000 dólares por cada
anuncio), muchos influenciadores entraron en una carrera por masificar su
audiencia, y se deslizaron al mercado negro de las cuentas falsas, en donde
compran seguidores ficticios en granjas de bots y timan a sus patrocinadores. Los
seguidores falsos con los que alardean muchos influenciadores cuestan a las
marcas que los patrocinan pérdidas por 1.300 millones de dólares, según la
compañía de ciberseguridad Cheq. Eso significa que la estafa a los anunciantes
representa algo más del 15 por ciento del tamaño del mercado de publicidad de
influenciadores de este año, que se estima en 8.500 millones de dólares.

Pero la métrica de cantidad de seguidores ha perdido relevancia. Los anunciantes


empiezan a cuestionarse si tiene sentido patrocinar influenciadores que no
generan participación; es decir, que sus millones de seguidores no dan ni siquiera
“Me gusta” en los contenidos patrocinados y, menos aún, conversan sobre el
tema. Por esta razón aparecieron sistemas para rastrear si las ventas en línea
efectivamente provienen de seguidores de un determinado influenciador.

Los influencers están obligados a colocar el hashtag #Ad en todos los contenidos
patrocinados, pero casi ninguno lo hace, como en el escándalo de un festival de
música en las Bahamas que resultó un fraude, y en cuya promoción patrocinada
participaron influenciadores como Kendall Jenner y Emily Ratajkowski. Billy
McFarland, el promotor del fraude, fue condenado a seis años de cárcel, pero los
influenciadores pasaron de agache.

Desde luego, no se puede meter a todos en la misma bolsa. En el caso


colombiano, mediciones recientes de Google indican que gozan de alta
popularidad en el mundo digital personajes como Julioprofe, con más de tres
millones de seguidores de sus clases de matemáticas; Pirry, y el exsacerdote
Alberto Linero. Y quienes creen que las redes sociales todavía pueden ser
redimidas del infierno en que se convirtieron, promueven iniciativas interesantes,
como la escuela de influenciadores que Tigo y Unicef inauguraron la semana
pasada, con la intención de formar jóvenes en Soacha, Pasto, Sincelejo y
Medellín, para que se conviertan en influencias positivas de sus amigos en
relación con el uso saludable y creativo de internet. “Uno de los elementos más
fuertes que trabajamos es el de crear juicio y pensamiento crítico en los jóvenes”,
explica Marcelo Cataldo, presidente de TigoUne, patrocinador de un estudio que
encontró datos escalofriantes: el 41 por ciento de los niños y jóvenes pasan entre
tres y cinco horas al día mirando la pantalla del celular, y solo el 43 por ciento lo
utiliza para asuntos educativos.

https://www.semana.com/tecnologia/articulo/los-influencers-viven-su-peor-
momento-se-acerca-su-fin/626428

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