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-DOCTORADO PAR XTR JEROS-

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UNIVERfüDAD NACIONAL DE MAR DEL PLATA
FACULTAD DE DERECHO - DOCTORADO (Programa para extranjeros)
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO
BIBLIOGRAFÍA/ CURSADA ENERO 2019

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• EDICIONES SUÁREZ LIBROS-APUNTES . !,:

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l 9. SENTENCIA JUDICIAL Y CREACION
DE DERECHOt
Eugenro Bulygtn *''

El propósito de este trabajo es exarriinar la estructura de la sentr.ncia


judicial y el papel que los jueces dcsempeñarr en la crcélción de derecho.
Analizaré Jos tesis muy dirurididas entre los rilósofos del derecho y que.
ine parecen peligrosamente enga-ñosas: l) que las sentcncfas judiciales
son normas jurídicas individuales, y 2) que al dictar norinas jµrfdica~
. individuales los jueces crean derecho. En ccimbio.0iostend~é-.Jo siguiente:
r a) bs scnteri-:ías judiciales son entidades corn¡,lejas.-~l~-~ontiencn· tar¡\o
ns·
·11oriii i nd 1vidüaTcs~mo.. iicñ~_r_6 les:{0TC_ñ _\:; n _sentid o __rekrnt1 ié _~'le
-~~~(·. e_!j~~~g-~~~_!1~ in_0i:~leJ: s_í _crea, cíl_camt¡io --por lo
menos C_f.l__~í~r.to~_c;_;i~_O_}- nQJ_mi.Ls_genc.wlcs(é)':cstus norrn;is genct';.rtes
crcad:.is por el juez no son obligato_ric1s, peró'·¡JUedt:n :iJqúirir 1\gcricia.
· e~~cu5.:o.~c;Íso pli.d.n _a:-.Jñtegra"i- cl_·_~rd.e.rl_ j_úríJícé/@Jl ij ñ.1J:oríidbjj_c_i9n
i_01p·o rta~i_c ·ª l:1.. ere?.~?-~--~~- l!_~.r-~.0~_p_Qr __ 9e.ljys..? -~º.n.~_tit uyc
ror_1T1ulac1on de dcfinic1oncs_dc los concc·ptq_s_Ju_rid1_<;gs¡_~))uJunsprudenc:;_1a
~}Ite,. \a
es el_ conjunto. de n_o_rm;s gcr:icralcs. i·igen_t_cs -c.rcad·c1s"¡jo{ic1s ju~c.c.,U·
a·éfiniciuncs vi~cñtcs. rormuladns por ellos. ... .
...... ·-· . . ~-------------- .. ··--

l. P,\RTF:S CONSTITUTIVAS DE LA SE:\TE:'iCIA

Por "s~·nlenci:.i'i entenderemos nq~Íi un··rallo judici81 que pone rín a


. ·. ··- ·. ..,__.,. .• \

' Puhlica<lo rn L.a L,,,. 12-1 (196(,J.


•' Quisiera óprcsar ~1i profund<> :1gradccimicn10 a Gin:ir,, R. c~rriú. pór su
col;iboraci~n -én [orma de con5ejos. sugerencias y criticas---- rn ~Sic 1rabájo.
~.t
.-------e--~--==~ .,.-•~-,

EiD!CIONES SUÁREZ - LIBROS -APUNTES

gur.t.,10 íllii.\"GIS ,FSfE:<t"I.\ JIIDIL"J.,l. \" L"ltf,\CIOS [)f. nrnECl\ll

una controversiá que puede versar sobre un conrt\cto de interése~ (en él éstrictamente indispensables) y los considerandos de la.decisión judicial
proceso civil) p sobre la procedencia de una s.inción (en el penal). En que forman parte (necesaria) de lá sentencia. 1)_f!.<!-.J<;D.\.r:.ncia __c;an;nte qe
vinuct' '9e un priricipio expresan,1ente consagrado en las legislaciones íun93).!D.ffil~-~-~PJ'lt.íl.djgm¡¡__gtla s~n~.n.ci~.~~12.i.~~!.3:!"~ -'. .
mod~rnas, las resolucionc~ (decis(ont:s)judiciales deben ser fundadas. El --$iguic.i:ido los usos del lenguaje jurídico corriente, l\amare¡nos
luc2 tiene ~l deber de dar rnón de ,;u decisión; l.i resolución debe ser ··si-n\rncih'·'u \a Loúilfdad formada por lo~9nsiderandos y la resoluci~1
justificada expresamente.) <UJ.(IL1e....d.isp.asi..Lmdl.~Q_OLÚ.lt.i.mn.S expresiones será"núsaoas-éñeste·
i El concepto de fundumentación normativa hu sido muy pO(;o texto como sin_ÓJÚ..mus). La sentencia puede ser concebida como un
explorado en la filosorta jurídica, a _ pesar de su extr:iordinuria rnzonnrniento normativo: la resolúción es la conclusió11 de este
ih1portancia. Aquí me limitaré a unas poc·ns observ;.iciones. J ustil"icar o r i t ~ ' n . . 5 .. P/ljl)jÍSq_I seenc\J~~Tflin_tf! rof.::-f..Q_~iíge.r.~i.útos
fundar una decisión consiste rn construir una inferencia o razoñ:arriiento (iunque no todos \os rnuriciados·-q;:¡·¿·-figÜran en los considerandos se:1n
Íogicamen}e]"á!C90.~~¡~f·_c-Üyµ·s. prc;f)~U~~~-U.\U~Orma _,~:r1er_ffy premisas necesarias para la inferencia de la conclusión).
cuya conc1Üsi6Q___e__s__)¡¡_ Q~ChL{;_n. El fundamento de una dccís)on ~U:!1ª Dentro de las prcmis:i~ figuran trcs__ _úgos ·de enunciados que nos
'iioriiíagé'ñernl de la 4ue aquélla\'.SUíl-C(lSO-·Jc a¡ilic:1ción~:_Entre el intaes_a destacar en panicubr: l) e!..wnciados normarivP! [llnerales que
íuñcTiürit:1ito:-(ñóé~i~g"~nt:ral) y.1~·-dé'ci'si;'úi __11:~i-~_;ú~ji¿fo~1~fi_J~git:.i;· 110 constiluyen el f111ulu11u•11rv 11orn101ivo~-~h~ión; 2) Jg}ú1i:~:Í!.!..:!._t!.:"
causal. Uq:1 decisión fundada es atjuclla 4uc·sc deduce lógic:111m1tc ,k en sentido lato. incluyendo también enunciados que determinan \;_¡
tiriañorma general (en conjunción con otras proposiciones fácticas y. a extensión de un concc¡ito y los ¡ioslulados Je significación, y 3)
veces. tambit:p analític;ts). Qssdi;.J(!~!;Q,..!19 .~':.:~at;; __'.1.LJ.~LcJ.t:..,.t_firmar que t•111mciodos c_r__13piricos usaJos para la descripción de hechos. La
el juC7. cncut:r1tra la sq\ui.:ióq Je! caso m,cdi~(1_te un rroc;cso Jc~lui:"ti,!.-~.:a resolución es una norma individt1al. ----- - ___,..
parlir7]é"Tiis 'ii"c:i"rm:"is ·Í!encr,t!es. De qué mant:ra el juez arriba· a su -- Li carncteri2ación tlc lu resolución como norma individual es, sin
-~i:c:!Sitfo-C:Tqn"probi~;;,~-ps~C(;!ógico que no interesa t:n t:ste c:onte.xto: duúa, excesivamente simplista. Como todos los :1cLos· proces.:llcs (y gran
sólo nos intrn:::;a el problema logico de la l"un(farncntación '. · ¡iartc tic los actos jurídicos en gent:ral), la resolución rnmplt: una
l__ a decisión judicial []O sólo debe ser fundada. sino. aJem:1s: Jdic ser importan. te [unción re11/i:111i~_11 ', en l:1 que \os íi\óso[os jurídicos 90
fund:1da Cfl normus jurlctírn-c-y--""En.las ·c1rcün-s'tun"ciui"dd cuso. Estó parecen habcr rcp:1rado hasta ahora. En· algunos casos esta runcijn
sí'g°iiifica-4üi: -·¡-¡-¡s--no·r;;·ias generales qÜ-c c·o ris tit ü)'t: ri. d .. fún·a :1me nto rc¡_¡liLativ-.i ocup-J d primer plario, como sucde con la resolución lJ!:IL:
normativo tic la decisión deben ser ·...:..;_il menos .cf¡ principio- normas rcchaz,1 una d1:ma11Ja. Las dificultades con que trorícran aquellos
juriúirns," y las proposiciones cmríricas que integran lo, considerandos autores 4ut: a toda costa pretenden reducir a normas c,;te tipo d.:
Je _lf scntcnFia Je ben. t:nrn:s¡ionút:r a· las cin:unst;incias Lle! caso resoluciones. constituyrn un claro indicio de la insufici.:ncia del aparato
rkbidamcntc probados CI) los autos'. conct.:plual crn¡ikado i_ ·
Bujo· )a iníluenciu de· 1a t.loctrina de Kelscn, según lu cual los En forn1:1 cs4uémútica, la estructura. de l:1_sentt:ncia_juJiciat pucút:.
concc¡itos de uplicucipn y creación del derecho son corrcbtivos (todo pues, rc¡in:sent:.irsc del siguiente modo:
acto de aplicación es trcación y viceversa. con la excepción de los dos -----------------------
casos cxt"rt:mos). algunos Íllósol'os del Jcrccho ticnGcn a borrar la
diferencia t:ntrcl.i función legislativa y la jurisdicional. Sin embargo·. la
exigencia de justifit:ución expresa Je las tkcisioncs juúicialcs conCit:rc a
la función jurisdiccional una nota muy peculiar, Je la 4uc c;.im:e la
función l_q;islativa. La Llifercncia se revela en t:I papel 4uc dcs,~rnpcñan
los considcru·ndos de un:1 ley (que no forman p:1rtc <k la misma y no son

1 :-:o interesa, por tanto. Ja cuestión tk la priuritlatl (empi,rJ;; e, posible que en

muchos c:.iso~ el jui.:1. primen) tum~t l.1 Jci:isión >' lul!'go hu:i.t::1 j11!aificarla. El urth:n
temporal no aiccta la prioritl:al lógica tlcl fun<lamrnto o:L>n rcspci:w a la rernluciiin. J Con\. Carrió. Ge11:lfO lt .. -sentencia arbitraria'·• J. A. i9ó5·l. p. 2.
' ", .. Con arreglo a la jurisprudencia de esta Corte es ,·onJición ele valitlc, uc un íallo 'Conf. J. L. 1\u.s1i11. ·How to do 1hings with words". Ü.\ford. Clarrndon Press, 1961.
2 ' Coní. Cossiu. (orlos, "Teoría Egotógica del Dcreého", 2.• cd., Buenos Aires, 196~.
judicinl que él sea conclusii,n rn\lnablc del <krccho vigente con panicular referencia a las
circunilancías comprobadas <le la-causa" (Rcv. LA LEY, l. 107, p. !:l5). p. 181 y siguirnt<s.
:::..
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EUGENIO Blil YGIN SENTc;cl,\ Jl'DICl,\I. y CRí:,\CION DE DERECHO

Jente11cia de lado los ~yrta.ntísi_rnos_p_roblemas q_ueR.lfü:itea la_descrigci◊n de los


(razonamicnw normativo)
h'éélios y su subsunc:ión.bajo_J.2.s__c;_q_rg:;':pto~:...C!~-~ ..i::i.~ ~-d~-~-l_~.!:I'!~!:.~.~ _!1_<? son
t~r_e~~_pi.lramente mednrcas, p~es el Juez se v~ ~~i.:_c_~_~_D-_e~c~::~.~fá
obligado a valorar tomar decis1oneúEstas decisiones versan sobre el
con.riderandos resolució/1 v porre düposirfra
{premisas) (conclusión) signi 1cado y la ext,ensión de los térmi~os, lo que ~o excluye, por cierto,

enu,u:iados normativos
~ definidona
- ~
enunciados C'mp,.ricos nurma inclividuaf
que tales decisiones influyan, a su v~z, sobre las consecuencias
normativas de los hechos'. Interés especial ofrecen los casos atípicos
(llamados también casos de penumbra)' que son precisamente los que
generales 1
obligan al juez a decidir su inclusión en d campo de aplicación de un
1 (dcscrl¡ición de hechos)
concepto o su exclusión del mismo. Estos casos de penumbra pueden
(íundamcnto no:-m:itivo)
presentarse frente a cualquier concepto fáctico (por exacto que éste sea)
El fundamento normativo y la resolución son los componentes y su posibilidad no puede eliminarse mediante la: elaboración de un
norm;:itivos de la sentencia. Pero mientras que el fundamento norm:itivo lenguaje técnico. ya que se debe a lina característica propia de lodo
consta <le criunciados normativos generales, la parle dispositiva es una lenguaje empírico'. Siempre puede presentarse la necesidad de decidir si
norma individual que se refiere a la conducta de individuos determinados tal hecho constituye o no una compraventa o s•i tal acto concreto
y a prestaciones o sanciones concretas'. No. _cabe ___duda _de que ..Ja_ configura· o no el delito de hurto, aun cuando se considere que los
resolución es lo que más les interesa a las partes del juicio, pero desde el términos "compraventa" y "hurto" designan conceptos de gran precisión
¡j'únto- de ·•:ista de Ía ciencia j~ridica-:-c(la-ofrece-~~te~;;s ñ1úcho menor. que exhiben un número finito de características definitorias'º.
Lo que··c_o n'tíe"rea-riscñ'tencta 'ef ;,iiiéii-:."de. r:1icc'éi ¿n(e~. iJ a~ -~--~úi.~kri~_:e1.1_ Volviendo a la creación de normas: _¿Qué quiere decir la vaga
fÜente de derecho no es la parte dispositiva, sino las normas generales (v cxrresión "crear" una norma? Los. filósofós"'c1éi derecho. ño
han
ros ..cñü ñciad·os-crefíñ"'\TO-ri os) c~ñlosgueagué ira--·se-r
undü :·Más·
ií\:fo1¡;;;:-¡:~. <lédiciclo demasiados eslucrzos al análisis de la misma, como si su
n:il,e'tcmo~ sObre esiC-~ ·· clucid_ación no presentara problema alguno. .
A fin de precisar en algun;:i medida el ciJncepto de creación de

/ ?.. ¿QUE TIPO DE NORMAS CREAN LOS JUECES? · l'uesto c¡uc las normas jurídicas son formul;,oas en el knguaje ordinario. las r:ilabras
t_Juc en dl;_is íi~uran tienen. por !o comün. un núcleo dC signihC:Hfo fn;i.~ i> n1cnus claro. Por
tanto. las deriniciones de los jueces no son arbi1rarias. /iues procura!] delimitar el árf'a di:.
Dado que nuestro tema se limita a la creación de norm;:is 1 d~j_:_1r_e_~~s laks signific;idos. Sin cmh:>rgo. lambicn metjianlc la' odinición o,: los cnr¡ccrto~···pucdc
llegarse a modificar una norma. Cuando los jueces, ch "i'\ucJ de suéési\'aS ·definiciones,
' !'ara ur:a clara di~1inción entre normas generales e individuales (o particulares) v. incluyeron entre los "objc1os úc uso inaispcn,ablé" al ap~ratb dt radio y a la heladera
,·nn Wright. Georg Henrik. "'.,form an<l Aetion- (Rou1lcdge an<l Kcpn Paul. London. ei¿ctrica. ¡,no r\\c acaso modific;rda la norma que declara ¡nembargabks tales objetos? Los
1963. pp. ,?, ~1). <le quien lomamos prestadas la, siguientes delinieiones: l~mj.t,e\_C-'.:.'!:~ _l.:!, 9_cf1~_~ció.!1 qu~_I}~~:. a .~r:t~s~r.:1 con_l,::('iú.? de uta j':'!!'~ª.X l~.. :l~,i}1
Un:1 norma es inJividual con respecto al sujeta si. y sólo si. se relícrc a la conJucta Lle rnod1f1ca (crcand,, cvcntuaTmcnlc una·norma nueva)'son. ae hecho, borro~os, 10 t¡uc no
unu l' \':trios indi\'iouos determinados. i1ii ridti :J ;;-t,ñ;; u;~-~~~~~ª t;;é ~ 1~ é~ 1;é ;,-,:;;-sas"-;ci¡;:,íifoci a... ···-···--· ··· ··· ·· ·· · · ·
Una norm:i es ¡¡encral con respecro al suj,ro si, y sólo si. se refiere :1 la c,intlucta de una 1 Con!'. fl. L. ,\. Han, "Po~i1ivism and 1hc Serara1ion of l.aw and Morals", en
clase oc inoiviouos (es decir. oc /{)(/os los inoi\'iduos quc_sa1isr;icen una cien a ,lt:scripci(,n). ll;rrvard Law Rcl'icw. vol. 71. núm. 4. p!J. 59J:629. y "Thc Conccpl nr l.aw". Cl.~i'ord.
Una norma es indi\'irlual con rcspr'CIÓ a la ocasión si·.' y sóló·si. ·se rdiérc ;i una conducta Ciarcndon l'rcss. 1961, pp. 121 y siguientes: Carrió, Genaro R .. ":-iolas Sobre Derecho y·
que ochc. puede o nci dcb~ rc:iliiarsc en un':t ocasión ;J~1crminada ci un número rinitl> de Lenguaje··, flucnos ,\ircs. 1965, pp. 4.t y siguicn1cs.
ocasiones. ' Se trata de la vaguedad polcncial o lextura abierta del lenguaje. Conr. Waismann.
Una norma es general con respccro a la ocasión si. y sólo si. se refiere a una conducta Friedrich,_ "Vcrir,ability" en ,1\. Flcw (cd.) Logic and Lcnguagc (rrrst series), 8asil
que debe (puede o no debe) rcafüarse en un número ilimi1;ido oc ocasiones. 81ackwell, Oxrord, 1960. y Carrió. "No1a.s.,.-. cit .. p. JJ y siguientes.
Ur.a norma es iridividual cuando es individu.al con respect0 al sujeto :' con respecto a ro Scbas1ián Soler sostiene en su libro "La ln1erprc1ación de la Ley" (A riel, Barcelona,
la ocasión. 1962) que muchos conceptos jurídicos están definidos con precisión semejante a la de los
Un; norma es general cuando es general con respecto al sujclo o con res pecio a la conccplo.s gcomé1rico.s. rcro esto no elimina los problemas que plantea la textura abierta 3
ocasión. del lenguaje, que se prcsrnlan igualmente en la geometría aplicada. Unicamcnlc rrenlc a un
Una norma e~ eminen1emen1e general cuando es· general con respecto al sujeto y con lenguaje purámcnlc formal (no empírico) como el de la geometría pura no se plantean
rc_spccto a la ocasión. estos problemas. ·
:-...
..• ., : '' t ~:: ¡ . ~➔ 5 - 7 O() ~j - {Vl é.l r el {~ l FJ l 8 ·1 d
EDICIONES SUÁREZ - LIBROS - APUNTES :,~ I t '

EUGENIO IIULYGIN SE.'lll''ICI,\ J\Jl)l("l/\1, Y Clll',\("ICl:0- 1>;. IJfHfC'IICl

normas, estipularemos que para que una norma formulada por una . él deber dunfe.ci.rJ;1s de las normas generales y de los hechos del caso, y
autoridad normativa sea considerada creada por ella, el contenido de en la n;cc.Jida en .9u~-iñs·cre-a~süs-scñtéticlas·i;'ciñ..ar·b(tr~Ú~s:·. ·------- ....
esta norma no ha de ser idéntico al de alguna otra, perteneciente al . -sr-·~0Tlcf~co_1!.~.S1n..,,~.!.ju'ez tampoco crea -~2_rmJ.1LR~1!:~~es, ya.que
mismo orden jurídico, ni consecuencia lógica (deducible) de otras debe fundar susj,rtoruc1011es en normasJl.!.rJdicas_pre.existentes (legísfaéfas
normas. No pretendernos dar una definición de "crear''., sino tan sólo o-coiúü'tl~riasfs[;1embargo,pÚeden darse caso·s"ií'o•·p~evistos por
indicar una condición necesaria para que una norma pueda ser ei orden jurídico, es decir, casos para.Tos·c·ÜÜles ·110-·ex}ste .. Úná...riorma
considerada como "creada" (una definición explícita llevaría al difícil general aplicable ll_ En tales situ~c_Í_!?ne~ .<:U~~~.
P._½~cj-~-~E~S~uto_~i.z~t!o ii
prob_lema ·de la existencia de normas, que prefiero evitar). a crear una norma general gue pc!i:i:ii~Jun.4.awerJt¡ir._s_u_ d;cis_LC?.!2·.. ~l _más
Vearµos;.:.apQra, cuáles ~on \a.s norm,1s qui' el juez crea, C:OT[i.C:.'0 te-ie7osprcicecl lffi ien i os que los_ j l!~.c~~-- .L!? e_!¿_p_a_ ~~-~!"e_a! _~?~~as
A) t' Kel\\~n '.Y \os autores qué le siguen en este punto, sostienen que nueva~@ion"5mieñroaiialó'g¡c-o· 1•. Dado qu~.-~l razonamiento_ por
e\ jue1.; ·aL.iiplib.r una nórnia gene 1al, crea una norma individual 11 , ~nalogía no es lógicamente válído (pues, para sh tal requiere premisas
basándose: !) en que la nqrnia indiyidual es pro\focto de un acto de acfféionalcs), la norma obtenida por analogía es. creada por el juez en el
vpluntad y no de un mero acto de éo11ocimiento, y 2) en 4ue t:n la norma sentido y ut.: hemÓs-~ac:fo·a-e·si·e-·term1nci:--··· -··--- . ---- -··· ----- ... .
individual se donc~etii.an una serie de demc11tos t.¡ue la norma general Para ilus1rar la tesis de c.¡ue los jueces crean -a veces- normu;
aplicada só\9 mei;i¿\oiia ch for/na abs\racta. L_~!l-º..Lmucnc..c.aLSJ;i\~J~-~.!l. generales recurriremos a un ejemplo. Se trata dc_un caso resuelto por los·
ru__arco de_p...Qsibi\idüclcs; el juez cligsuna de_s.l!~s al crear la norma tribunales civiles de Buenos Aires (publicuJo en Rev. LA LEY, t. 99,
i~Ivi~Y..~_de CSÍ3.-..:~-áncra_J_!~na el marco... . . .. - p. 534). Se planteó la cuestión de saber si un abogado puede actuar
E 1nduqaplc que r,s necesano un .acto de volµntad dd Juez para qt.e como lt:trado patrocinante de su madre eq un juicio de divorcio contra
haya u11a ,n:soluciqn, riera esto no phrece ser un criterio adecuado para el padn.:. En c:I derecho argentino no existí:i, a la sazÓ!), norma alguna
decidir si una norma es crr;:ada ó no. Toda formulación Je una norma· qué contemplara expresamente este caso. La Cámara Civil resolvió
· · ré4uicrc un acto tk voluntac.J, e.Je: mue.Jo 4ue la adopción dl: este criterio prohibir d patrocinio en estas condiciones, basándose en la aplic.ición
conferiría i:xcesiva amplitud al concepto de creación norm:itiva. analógica del :irt. 186 dt:I Cód. de Proccd. c.¡ue dice: ";-;o podrán ser
Por otra parte, es cierto que la norma indivi~ual ria puede ser presentados como tt.:stigos contra una de las panes sus consaguíllcos o
deducida de In norma gt:ncral únicamente: e.Je la norma "el que matare aíirncs en línc;t din:cta. ni el cónyuge aunc.¡ue c.:sté separado lcgalmen_te".
a otro e.Jebe ser castigado con prisión de 8 a 25 aiios" no se infiere la La parte dis¡)Ositiv;i de la sentencia ("se dispone el apan;imiento de
proposición "Díaz debe cuniplir 12 años de prisión", e.Je moJo que la cst.e litigio del letrado patrocinante de la demanda, doctor N. N. ") es una
norma indi,·idual p:irecc s:itisfacer la condición necesaria que hemos· norma individual que el tribunal fundamenta del siguiente modo: "Por
estipulado para la creación de normas. Sin embargo, en._una sentenci,1 analogía con lo dispuesto por' el art. 186 del Cód. de Proced. no es
fundad a_Jg ___n:solución cs __ consccuerrci.a ....lógic<l.Jes _Jéd.uci ~l¿) ·.·zi"c -'fós posible admitir que el hijo de los cónyuges que tramitan su juicio de
~óiúidt!rpndo~. C$ µe~ir. dt.: la norma general aplicada y la descripción de
los Í1ccnci·s (más l_~s ~dinicío-~i})"úiri:i.~ª.9_:; __é·n ·conjuntg. Dadas las norma
'' :\lgunoi autorc, (Kchcn, Cussio) rnsticncn· que la, lagunas (lógica,¡ no cxiiten.
"ef'tjüe·Óiatarc a otro Jebe ser c-a-stigado con prisión de 8 a 25 años" y basand,»c en el principio "1o<lo lo ,¡uc no csti'prohibi<lo, cs1á permitido". Sin embargo.
la proposición dcscrip1iva-"Díaz mató a González", la norma individual C'.:,lc principio sólo diminaria las lagunas s.i fuera una norrnt1, en cuy9 cJ.so tendría que:: ~cr
'' Díaz de be cu rnpli r de 8 a 25 años de prisión" pucc.J e· ser inferid a contingcntt:, a menos 4uc se postule la c:~is1encia de normas ni.:ccsarias. lo que:: implit.:ari:i
directamepte, vule decir, está lógicamente implicaua por las premisas. la at:cpi';1c1<in e.Je! Licrccho natural. Si. en cambio. el principio es nccc,ano (como sorncncn
los ,¡up niegan la posibiliuau úc lagunas). entonces no es.una norm:i y en tal caso. al no
En este sentido; se puede afirmar que· la norma individual (parte
prescribir nada, no elimina tampoco las lagunas. Subrc este problema v. l'On Wright. op.
dispositiv,) de la,scntencia) no es creada por el juez, sino deducid.a de la ci1 .. pp.85:92.
norma general fun~ante, !:is definiciones en juego y los hechos del caso. 1
J r\rt. 16 úd Có<l. Civil argentino: "Si una cuestión civil no pucúc resolverse, ni por
Sólo en una sentencia arbitraria (es decir, una sentencia no fundada) la las palabras, ni por el espíritu de la ley, se a1cntlcrá a los principios de leyes analogas; y si
resolución no es consecuencia lóg;ca de.: los considcranc.Jos. En otras aún la cuestión fuere dudosa. se resolverá por los principios generales del derecho,
trnirndo en consideración las circunstancias del caso".
'4 palabras: '.1_~LÍLe..5.!.ª-.JJfDhibido crear~º-~~ª~ individuales, pues tiene 11
. . --------·- . .. . .... ··--·-·-· ·-·· Sobre l;is uistintas formas ucl rarnnamicnto analógico en el derecho,·. Alchourrón.
Carlos E., "'Juristischc t\rgurnrntc a fortiori und a pari"cn r\RSP. Archiv ftlr Rcchts. unt.l
• 11 E.xccptuandQ algunos caso, extraordinarios, rnmo la casación o el i'allo plenario. Sozialphilornplii~. vol. 1965, Deiherft, núm. 41 (Ncuc Folge •1). (?-i.° 1 de este ,·olumcn).
EDICIONES SUÁREZ - LIBROS - APUNTES 29::.';'j e1 ·a ·.·~ ! '.

SENTENCIA JUó"ICIAL Y CREACION DE DERECHO


ElJGE:-11O 0ULYGIN
1
divorcio asuma, en su carácter de abogado, la defensa de uno de ellos, significados que estos términos ticneri en la ciencia jurídicá, una
modificación (ampliación o restricción) de un concepto sólo se justifica
pues. ya sea como testigo o como letrado patrocinante de una de las
cuando contribuye a dicha elucidación (por ejemplo, cuando tiende a
partes interesadas, la posibilidad de. lesionar el principio que la ley
eliminar una ambigüedad o a poner de manifiesto diferencias o
resguarda es la misma''. En esta frase se pueden distinguir dos partes: a)
semejanzas conceptuales 7é¡ut;ia terminología usual encubre). Ninguna
··1a norma que justifica la resolución ("no es posible admitir que el hijo de
de tales razon·es parece mediar .;en nuestr.o caso, y corno los autores
los cónyuges que tramitan su juicio de divorcio asuma ... la defensa de
aludidos no aducen razón alguna para justificar el cambio de signifícad·ó
uno de ellos"), que es una norma general (en la terminología de van
d~f'i:Errñin-;-~ñtenc\a', surge lasospcch-adeque e·11os· ní .. siquie'ra ·10
Wright -v. nota 6- es eminentemente general). Esta norma no existía adv irf 1e_ÍQ,n..._ -
antes del fallo que comentamos y tampoco es consecuencia lógica de las
--·sin embargo, aun cuando no haya razones que justifiquen este
normas .preexistentes, pues no se deduce del art. · [86 que habla de
cambio, puede haber motivos que lo expliquen. Tales motivos han de
"testigos contra una de las partes", mientras que la norma·: a) se refiere
buscarse, en mi opinión, en una confu,sión·conccptual que est.os autores
al /errado de una de las partes. Por consiguiente, esta riorma es creada
han heredado de Kelsen. Para Kelsen toda normajµrídic¡¡, es necesaria-
por e[ tribunal; b) la justificación del razonamiento analógico mediante
mente obligatoria, pues "obligatoriedad" es sinónirho dé "e;\.istencias;'.
el cual el trib.unal llega a la norma a) ' 5•
Ahora bien, la única riorma obligatoria que Kelsén ~hcuentra en la
El fallo comentado es un típico caso de creación judicial de una
sentencia es la norma individual contenida en la part¡~,disposi¡iva. De
norma general. Por cierto, no se trata de una ·creación ex nihilo. La
ahí a la afirmación de que la sentencia es norma individúa! hay un solo
creació;
..___, __.. _. judicial
-·-·---ede normas - -generales
- - - ·por ~analogÍa-.. -~--·es_una...rn:ación·a
, -··--•·-·· ¡,aso.
partir de _o_tras nórmas"S'....l'.ll_~S Le..as p_e_c_t_c:u;l,i 11e re m U Y Sus t.a nci 3 l mente de
La identificación de la obligatoriedad con I;:¡ cxisi.encia de l:.is normas
la--Crc.aci·ón legíslii.ti_V?-,- ~-ªsl!._!:l_~~~l,9. de qÜejjái-ecé equívoco usa·r·-e:¡
(de donde resulta que la obligatoriedad es caracterlslíca.n:~céSaria dc.lh
mismo_ vo~i.l;i\o__''_cfreafi ~Ó ~,:t_c)_i;_sjgr:ia r_ d.9s .. act ivid ad ~s n d (s ti n t_as_.ui norma jurídica) se debe a la ambigüedad del términb·"va·lídci;', i:¡ue -h
f'ero 'importa subrayar que lo que los jueces crean -si es que crean
pesar de ocupar un lugar central en la Teoría Pura'..-➔' ,:s usado po r
1

ai'go·~- 1io"s-o·ñ-normiisíndfv1dúales, sino normas i:;'c.ñerales.


.J Kelsen para designar propiedades diferentes. Es así qGe:Kelsen da tres
definiciones de "validez": creación conforme a una norma superior",
existencia especifica de la norma" y obligatoriedad;,_ La presencia de:
J. ALGUNAS DISTINCIONES CONCEPTUALES
diíercncias conceptuales sugieren la conveniencia de ad.optar términos ..
distintos pGra cada uno de estos conceptos: distinguiremos, por,.tanto,
¿C.◊1119
se ~:<;pli_c:.a. q_ue_m~~l~gs__0,l_ó~qf.o,s dc,l,_qerc:c:ho siguen sosteniendo, entre validez, existencia y- obligatoricd:.id de las normas., Própongo -a
12_q ..°-.J?_s_~_a__n !i,. _q uc;,_l~s__s_~~ ~e.n,c:ía,sj_ud Lcia Ie.s ..s.o 12 _n_o rm as _ju rí d ic;.Ís
¡ñdiii- titulo de hipótesis de lra];iajo- las siguientes definiciones:
QUales? ''. Aparentemente, estos at.g_or_c_s_sóJQ.... s.e ___ ~_c:O_c_r.,cn a la ·parte
d1;;°positiva dc.. la·-_senténcia, lo. cu_al, __c:_011llit_u.y_~__ .:Jna_ .restricción del
Valide::: Una norma es válida si, y sólo si, ha sido dictada por una
s1gñiÍic-,.rd6'uc] 'fér'iíi"i'n.2, .P_U~2._~6_'el lenguaje jurídico corriente sé cntiend_e
po·r "sentcñé1a;;·todÓ el complc1o7o-rmáéfo pqi.fc;;·· é:óns.iclcrandos y la autoridad competente. Una autoridad normativa es competente para
dictar una norma si, y sólo si, existe otra norma (superior) que permite
resoludori. Tcni'c:ñ•d oen-cueñLaq'i'icTátireadc ·1 a' ríio~~ofia· j ü'ríd iéi.ñó _e.s
dictar aquélla.
atr1bu1-r-nuevos significados :.i viejos términos. sino elucidar los
11 E.1\0 muestra que nuestro esquema de Íundamcnta.cJp.n.ys cxccsi.vamcnte si111pli~1a. 11 "Eine Rcchtsnofm gil! ... darvm, wcil sic in eina bcstimmlen, und zwa.r in lctr.lcr
Un análisis mis elaborado tendría que tomar en éüéiii'á ió's distintos ni,·e(e.t de l.inic in cincr van cincr vorausgeset1.1en Grundnorm bcslimmlen Wcisc en.rngt ist". RRL,
jwrificación. p. 200; "Una norma. jurídica es valida ··en cuanto ha sido creada de a.cuerdo con
" Esta. tesis proviene de Kelscn y ha sido sostenida· con particular énfa..sis por los determinada regla y sólo por ello", "Teoría General. .. -, cit. p. IJJ.
autores d~ la llamada "escuela cgológica". ConL Kclscn, Hans, "Reine Rcchtskhre", F. " "Mil dcm Wortc 'Gcltung' bczcichncn wir die spq:ifischc Exi.~tenz: ciner Norin",
Deutic'kc, Wicn, 1960 (en adelante RRL), pp. 20, 2•12 y siguien1cs: y ''Teoría General dd RRL, p. 9.
Derecho y del Estado" (trad. ca.11cllana de Eduardo García Mayncr.). México. 1'958, p. " "Da..,s cinc sich avf Jas Vuhalten cíncs Mcnschcn bei:ichcnde Norm 'gilt', beduelct,
159; Cossio, Carlos, ".!caría Egológica del Derecho-, 2.• cd., Buenos Airc.1, 1964: Cuelo dass sic verbindlich ist, dass.sich der Mensch in dcr YOn dcr Norm bcstimmtcn Wcise
Rúa, Julio C. .. "Fuentes del Derecho", Buenos Aires, 1961, p. 152. Vilanova. José, vcrhalten soll", RP-L, p. 196.
"Acerca de la norma individual", en Rev. LA LEY, l. 67, p. 811. 5
EDICIONES SUAREZ - LIBRO:i -AJJUN l t~:i . i. . e - ;,.:-:•. ::,··. ,;:

~E:--H\CIA Jl:Dtl'l,\L \' l'llc.\Cll)~ IJE DEl<[Cllll


ua;1,;,;1u HUL n;1N

b) ~ vi¡y:~ncia t.l~_e_!lfE..~ia (cµando esta última se predica de


Si se llama "legal" al acto de dictar unu norma cuando existe otra normas generales) admiten grados, no así la validez. y la obligatoriedad.
norma que permite· este acto, resulta que la validez. de una norma Es d cci r, un a no rm asolop·Ücoeserval1oa~&ª-to·ríao ..ño;·-pe·ro
equivale a la legalidad de esie último :o. ¡)uC(Je ser más o men9s vig_e_nJ.1~.s.. mús_o_ro..i;.nns..~[i91z.
Oblíga1oriedaJ: Una norma es obligatoria si, y sólo si, las --·ci La ,an.licación dejo}"conc;ep~os de .. obligntoriedad ___y_ viecncia
autoridades encargadas de su aplicación tienen el deber (prescripto por puc~~ exte~derse 'a enunciados que no _sean _í)Q~IJlliS,__en_~,;Q~!~, _a
otra norma) de aplicarla. oé:'f1nic:'i"ó.ñes. Ün_á_élcfii1ició'n p\ie·de· s·e'r obligatoria para los jueces (v. gr ..
En particular, una norma genérnl es obligatoria. cuando los jueces uñílCÍeliñÍción formulada por el legislador) y también puede ser vigente.
tienen el deber de aplicarla (es decir, d deber de usarla parn la cuando es de hecho usada por los jueces para la fundamentación de sus
fundamentación de sus decisiones). resoluciones. ·
En cuanto ;:il concepto de existencia, presci'11,diremos de su definición d) Los conceptos de vali.Q~.?,,_9]2,ljgator_\~-99,g_y yjgeri~j¡i _q~~ignan
por no ser indispensable para nuestros fines. Se trata de un concepto p.r:.9p~edades co~1pat1bles,2_ero)ndeP.5:.ndientes. Dado que en la liloso·¡·¡·a·
/Jc1icu, claramente distinguible de los otros dos (que son conceptos juríc.lica se halla muy arraigada la tradición terminológica que asocia
normativos), rr!ro extremadamente difícil de definir (v. G. H. von ''valida" con "obligatoriedad". resulta particularmente imponantt:
Wright, "Norm and Action", cit., cap. Vil). Sin embargo, me parece subrnyar la independrncia de los respectivos conceptos. La distinción
importante señalar la íntima conexión 4ue hay enLre la existencia y la entre normas váliJus .: inválidas es relevante, sobre todo, para d
vigencia de las normas, por lo 4ue result.i convrnicnte definir i.:l término ¡:;roblerna Je la :rnulución de normas. Las normas inválidas no sólo
"vigencia", distinguiéndolo de "eficacia", a pesar de que los dos términos pueden ser Jerogadas. sino también anuladas. Pero lu5 normas invalidas
se usan comúnmente como sinónimos en la filosofía jurídica :i. son obligatorias mientras no hayan sido anuladas. Cuando una norma
Vigencia: Una norma es vigente si. y sólo si, hay burnas ra2ones para sólo flllt:tk sL:r anulada dentro de un c:ierto plaro. \'encido éste sin que st:
aíirm,Jr que seria aplicada en caso de que se dieren las condiciones para haya proJucido l;.i anul.ición, la cuestión de su in\·alidu Jeja de teni:r
su aplicación (vigrncia es entendida aquí como una propiedad disposi- rck\':1ncia. En forma similur. una lt:y inconstitucional no dcja de serlo
cional) ::. · ·· .. por el hecho de que los tribunales se niegu<.:n a declarar su inconstitucio-
Eflcacia: Un:.i
1

1·¡·
norma es dicai si, y
$Ólo si. éS obedecida trior el o los n:.ilitbd. l.;1 \'alido. de una kv consistt: cri una relación lógica entre c:lla +-
sujetos a los qu\~ se. diri¡;e. Y.J~S~~itució~:..i:SJ~I no depended~ fo gtic<licen lo-sllices. f;·L~
De esta$ distinr.ipn!,? st desprrndcn algunas consecuencias intcresar,- una \'e7. que los tribunales han acsi_tado la lev,.__la cueSJÍQJl_dc: su
lcs:--·-· ---.. · __ ...- - ..... ----·····- --·· _ .. -····· .. -- ........ - .... _ .... ---
~~-{~1~picrck inté.rés· i?;:¿·c¡ic-6·.----.. ·
a) Tanto las·' hormas gcncr:ilcs. como las individuales pueden ser Este problema es tratado .por Kelsen bajo el titulo de "Conílictos
e0c.~c~s. pero sólo 'li:Js noqn,is gcncr~0.C:.~-p.uc~~fl-!.e.ri~r yigc,n~\i1, ya q~_t: entre norm:.is de Jifcrcntc grado":,. En un primer SL!ntido de "\·alider"
sólo éstas ·pucdc'r1-·s(r'aplicádas-;-cs·¡:rcci r, :12'..1-d as _P,a.~~1...! ':1:.j~~~r~~~ió n d~ (d de la concordancia con la norma superior. es decir. kgalidad) una !t:y
l,i'n·esoluc1oncs· jud!cíalcs·:>,--.. ·-- . . inconstitucional o una sentencia ilegal son claramcnté inválidas. Pero
como tales normas .son obligatorias y "obligatorio" C$. para K..:lsrn.
:. Conf. van Wrighl, qp. cit.. p. 195. sinónimo Je "\':i.lido'', re.sulta que son válidas e inválidas a la ,·cr. Si bi.:n
:i Sin c,nbatgo, en el lcnguáj~ corriente CS\05 Jos términos nn parecen ser sinónimos. cn ri:aliJaJ no h:1y contr;1dicción alguna. pues b ralabra "\•,\!ido" ti.:nc
Una orden inclivid11al es clicn, c11anJLl es úbctlccida, pcr11 seria raro c11incarla tk vigcn1c: cJifcn:nte significado rn cada caso. Kdscn (que no ad\'ierte la ambigüedad)
una scnlcncia vigcnt~1cs la <1uc cHJ csd prescripta. y es ct'ica, cuando es cumplida: una ley
es l'igcnlc cuunJo es up\icutla y es ci-tcar cuando cumple su ubjctivo. l'or cjcmpl'o, el couigo se ve constreñido a recurrir a un remedio dramático: para eliminar la
penares \:igcnlc, pero no muy crii:az. si su objetivo es eliminar <.!ditas; la ley de matrimonio aparente contradicción introduce su famosa cláusula alt~rnati\'a tácit:i,
civil es vigente, pero como no persigue ningún objetivo visible, no time scn1iuo predicarle mediante la cual otorga competencia a todos los órganos jurídicos para
clicacia. dictar pormas con cualquier contenido. De esta manera, todas las
:i Con f. Bulygin, Eugenio, "Der Begrifí 1.Jcr Wirksam kcit en t\ RS P, Archiv für
N
normas de un orden jurídico positivo se vuelven analíticaml!nte válidas:,
Rcchls und Soiialphilosophic, vol. 1965, Dcihcfl, núm. 41 (Ncuc Fol:,;c ~). rn donJe d
término "Wirksamk.cit" corresponde a lo que aqui llamo "vigencia". " R R L. pp. ~7 1 y siguirnrcs; "T caria General. ..... pp. 182 y síg.uirn1cs.
IJ Tambi¿n Soler sostiene, aunque con otro fundamento, que sólo la, normas :i Con f. Vcrncngo. Robcr10 J .. "La función sistcmá1ica de la norma fundamcnt:il" en
6 generales pueden tener vjgcncia (Soler, Scbastian, "La llamaua norma indivi<.luat·, rn Rcv. J. A., 1960-1. p. 2.
LA LEY, t. 66, p. s,n.
EDICIONES suliREZ ~ LIBROS - APUNTES .~ J) J · - Mar del Plata

EUGENIO Ulll YGIN


SE:STENCt,,,.juotCl,\L y CRE/\CION DI: DER_ECHO

y la validez deja de ser una nota contingente para convertirse en una


Por consiguiente, co·~y_iene _'separar la__ _(?lase _de normas _general~s
característica a priori.
creadas_¡rnr losjueces~~os subclase1;_!) aquellas que son vigentes, con.
~én_Qy_ede _d.~~ el__ qiso.in'Le.cs.o:_.eLde.Jas normas__:d.Jj.9~1_:2_0 respecto alascuales no_ parecei1 existir-·¡nconvqllentes serías pará
obligatorias. Esta característi_caJien.e.12J.~~t.ar:ne11.t.e _l_as_.n.oc_ma~ generales
aceptarlas como norrn_a~jurídicas genuinas/Y-:2) airnrJ1ª,Lq,J,!LTJ..<U..Q.n
c[fadaspoTtcrs"jTie~~~.QY..éUJL_~uellos casos en ~~-<:l_j_ue~tll!DdsL.SU
resoluc10n eñ una norma pg_e_;,;/:S,:0hte, sino en una_nqrlT!a creada por él,
a:
vigentes. Con refere'i1tía estasult1mas pueden surgir graves dudas. ¿Se

.::_t~ última n~1g_atona para sus colega~ Ot-é9s J~_~ces ~-~?e_~_,~ara


püeclecons1dÚar ·a un eriúriciado norma'tivoque"ñc:, es-obfigatorió bi
vigente, como una norma jurídica existente? Fan;ILnn.on_ab\e _pensar
~esolver un caso similar, basarse en una norma ~~- As1·, p·or
que la vigencia de una norma es una co.ndic:ión __ .nec:esaria __ py.ra'-su
ejemplo, podría suceder· que otro tnbunal, en vez de aplicar analógica- ex1s tenc1a:-Fero ..aunsCseÍns·i'ste. eú "calificar a
estas normas como
mente el art. 186 dél Cód. Procesal, creara una norma que permita el
juria1cas, surge la necesidad de encontrar algún cj·ite,~io que permita
patrocinio letrado en las condiciones de nuestro ejemplo del punto 2,
distinguir entre estas normas y aqueilo.s enunciados normativos a los
basándose en que no existe ninguna prohibición expresa y que nadie
· que claramente no estaríamos dispuestos a llamar "normas jurídicas",
"será... privado de lo que la ley no prohíbe" (art. 1_9. Constitución como, por ejemplo, los enunciados formulados por un abogado.
argentiná).· Estc1ríárrio.s.~e__QJ.glE_S.Q.,_cn_Rresencia de una norma creada
U_~osible criterio podría ser el__Eg_u_i_e_n_tc: la~.!1.~Lrt1.~~-g_e_r:i_~.'.'.~~
pqJ _eljuez por.'~plic_ación_ d_e_P..Ü~ipi_qs_ge_U.\!1ª.~$..deÍ..dg_~chéi' ( ófró delos
procedimientos usuales de creación judicial dJc.Jl.Q.I.!Il__~j. ·--·-·--- cread as. P.º r_ 1?s Ju e ces no _sg~.Q.~~\~~~-'-·p_C..!:Q.§.i'..v~r:! ..d..C/u11_d amento. <1
normas 1nd1v1duales gue son ob~onas y (en la mayona de los casos)
-- Ca1is_.-ªgf~g_<1r~g~~ estas normas__n9_0.bligat9_rjas_s9_n_ p_erf ~ctamen te
efíCa·ces. Él hecho de que una norma ge;eral (no obligatoria) c::gristit~_y_a

:,---..,·
CIVIi).
------· --
válidas, ya que·,.el juei. está expresamente autorizado a recurrir a I_¡¡.
añarógí'a=o· a lcis:principicis generales en caso de -~_-ñ_i}águna (art~-I~Cód.
--- .. _.... - .. _ .........
e!Tuncfamento de una norma 1nd1v1dual obliR<:U..oria ¡:,ermite distinguirla
rio ·scilocleTos enuñciácfos '"no.
¿;fíé:í'uics"(como T;;-s-d?uii ·abogado i.i'n .
jiITÍsta), sino tarnbÍencleiasñorinasg~nerales formuladas en un voto en ~
o
desidcnciá de un tnbunarcolegÍado. -·· .. ..... . - ...... - --- -----·---
4. LAS NORM.AS GENERALES CREADAS POR LOS JUECES ~-No me parece, con todo, que esta característj~~-Y~.f!_su(ic;i_en_t~.1?.~~-
¿SON NORMAS JURIDICAS? prop'íciar la extens16n del concepto de norma jurídica a:estas normas ~n
ti!iito.. an·ómalas.-Pero·seac:UalTuere la respuest-i.cfefiñítiva que se adopte.
¿Hasta qué punto se justifica llamar "norma juridica" a una norma frcñte ai'problema de cómo llamar a las normas generales (no vigentes)
creada por un juez para fundar una resolución? Estas normas no creadas por los jueces, es claro que a esta altura_la cuestión_ya es
obiigatorias:·¿forman parte del orden jurídico en el mismo sentido que f1:)_er_amente verbal. ~-~í~l_icas o no, éstas son las únicas normas gue.lo·s
. las normas. obligatorias, creadas por el legislador? ¿No es acaso la j u ~ ~ ~ - Tenien~-º-~~ c"üenta la posí'bilidad de 91.!.<:_!_'!,l~s¿?rrri~
\obligatoriedad una característica esencial de las normas jurídicas? aoquieran vigencia -en cuyo caso su sratus de normas jurídicas resulta
,., No es fácil responder a estas preguntas. El problema no es iñcibjetable-~idente su importancia para la ciencia del derecho. La
puramente \'erbal, pues si bien es cierto que las respuestas dependerán creación de estas normas generales (y no la de las resoluc;j_q_l}_~s
de la extensión que se quiera dar al concepto de norma jurídica, no es iñ_ªi_vícluales) permite sostener que la actividad judicialesfU(;ñte d_e
derecho. - ·--------- -·----- ..
menos cierto que no se trata de dar una definición nominal, sino de
construir un explica111m (en el sentido de Carnap) de la expresión vaga
"norma jurídica".
En todo C<);SO, no me parece cony_e:.rúente__e1:jgi.!:_)~<2bligatoriedad ei:i. S. L..\ JURJSPRLIDENC!A C0:\10 FUENTE DE DERECHO
característica- déríñítorÍa·creT~ma juríd'ic'a; púes de eiia. rr1arieia
q·u'Ed aríañ-excfüioas-det--cam-po del derechÓ-78.s --riormas .. vigeritCs -~-o Hemos tr;itado de poner de manifiesto la necesidad de revisar
obligatClrTas.-Sl Ta·c1enclaJÜnd..1Sa tiene ·¡50Y--2.§}eto ·ra
discriición-aer algunas ideas imperantes en ciertos ámbitos jurídicos acerca de la
dlre_01~~~\'.:g~!1_tei\'faº b lígatoried ad !1..uueae-·servi'r-cre ---cri teri º creación judicial de normas jurídicas. Pára terminar, haremos algunas
defínitorio del dérecfüi:_______ - - - · - - - · .. Q._Q_servaciones adicionales sobre el_p_apelqu,l:__g_esempeña laj_(J.DSPf..1!.dencía
- -------------
.. --- .. como fuente de derecho, con especial referencia a las tres tesis sigyientG.$: ·'
" Ross, Alf. "On Law dnd Justicc~. London, 1958, ch. 1 y 2.

--------
(i) Es· faTso _afirmar- -como suele hacerse a menudo- q~~
7
EDICIONES SUAREZ - LIBRQS - AJJUN I t::::i - JVlU.I lo.,tl,,,,,1 1 l\.A.t.l,A,.

EIJGENIO lllJLYGIN Sl''(l E~CI/\ JIJPICl,\I. Y CKE,\l'tClS llf. tJF.l<F.l:tlll

jurispr_u.dencia es el conjunto _de normas individ_ualcs {resolucion_~!i de amparo, a pesar de que las sentencias de la Corte no son obligatorias
judiciales). (iÍ) ·Lajürísprudencia, no ~onsis\~l)~C_C_?_<li:j~rrient.~. ~!:1.Jd.Oª parn)__o..s_ demás tribunales de la Nación. ·
reiteración de faTl~(ii0 Laconir-i°buc!ón de los jueces a_la_cre¡ic::_i9Juh:l ,Jiii)) Son relativamente raros los _casos_,.:[l_..S!:!~j_!::~~::~ __03:!)e_n
áerech·o-rió··stlimita ·a la creación de norma:!_; tan im..12.9rtante como ésta, oportunidad para c~~:-~l~_norma nueva."1;~~ m4s_ d~-~~-':'.~~-~~ _lo g_u~
yqwifrñ"ii~és la delinfció!]_(dclifrl_it_a.~i9n} J~.Jp¡s_o6"~ipt_o~ T~-~di~_0. ér-eanTos jue<;:~_~?__son nof_~~s.,2..!.r1..2.~~~nciados dcfi_nitori?s, es decir,
-(tif_fl.atesis proptciala en ei texto de que la jurisprudencia no én-u'ñ"éTactmq ue d~minan..J.a. ..cxicnsi6n....de...u o_c_p O.C.f:pl.Q, Basta una
corl°srá de normas individuales, sino de normas genera.les en las que rápida ojeada a cualquier colección de jurisprudencia para cerciorarse
aquellas se fundan, es mucho menos revolucionaria de lo que puede de que la mayoría de los sumarios, que extractan lo que se considera
parecer a primera vista. La descripción del precedente como prod1;1cto import..tnte en los fallos, no contienen enunciados normativos. Cuando
de un "proceso de generalización y categorización" llevado a cabo por el el juez decide qué ha de entenderse por "locatado pudiente" o "interés
juez que lo aplica 21 no se akja demasiado de nuestra tesis. Pues, ¿qué usurario", i:io sJ~c:t~_.!!OfJil.í!.S,. __ si_n_(?___define conceptos. G.!:!.?-.0.~9.... ~~!!l.~
significa "generalizar" una norma individual, sino encontrar una norma Jcfinic~g~n ~- a_d_quirir vigencia -e_s_ ~~cje. ~µªnsJq -~av___]?.u_!'._n_as
general de la que· aquella es un caso de aplicación? Y si bien esta norma riio.ñes para creer LjUC serán usadas ror otros jueces- pasan a integrar
general debe, en principio, cstar contenida ya en el l'ullo que sirve Jc clo ri.lén ··jt, riJ ic.:o. Est~ pone· de - mamfíesto1:rinsufiéi'e.ncia de la
precedente, no es menos cierto que su formulación puede ser Je hecho óé fínicíóntr,ísG~íó 11 ¡¡ 1d ('. o rJú1 Juríüico·c;::i"i,'iq-:-~:c?ú@ñ t'o d·e-n·o rºm"ñs: "t"ái-ito
deficiente, de modo que puede resultar difícil determinar con precisión las":"ñ~0.i-~1..S.9.IT!O .. 1as, . defi n,i_ci9nes forma11 ... P.P..m~-dcf"derecho":,~JLa
el contenido y el alcance de la norma [undante. En _s;~qentido es vcr~.ª-º- jl1ris·¡;rudencia __ cs. fuente de derecho en el sentido-,fo-que-ios jueces
coñti-i"buyen a la crc"icitfo... é.lcnormasjurí'dícas_ya_i'.1·ckfinición de los·
1 -.. · · ··--··- . . . -·· ···-----· ·· · ·· · · ·· ··
quc el intérprete o el juez aplicador se ven, a menudo, en la necesidad de ~~~cos·.
réaÍizar-:g~~E'?.~-2lica~Ú~r.~~--dc..ex·é'~_sJ.Ú~~~1~~parar lo qi1é ·1a doétríña
pe!' cornrnon _law. (mns elaborada en este punto t¡ü"e fa··¡.onú1nistaY llama
.. ráTio .. dé.c'iilen:ii del caso (norma rundante en nuestra terminología)
-=--Ai::~~:~silt_uye .. el JJJiog_- de_ lo __ que __ cs__ mero dictu':1·.·. es decir,
e¿1 llJlG!_ad os q u~. !1.9-. !Q.f rrFln.. parte...dd ..ütn.d a IT}.\:fü_Q_d_~l <L.d.t:~lS I Oíl.
( (ii)) Qbviamente, no toda sentencia que crea una norma general
l.:...ac'.!i_~iSP!~~~_:_!i. La fum.p!udcnc1a es e~c..:'..~j_l: ~-e_:> ~__normas- vig_en /1!5
creao<1s por los 1ucccs. Estas normas son vigentes cuando son de hecho
~lic;::las por los tribi~T~s. "r"araque uña"ñorma sea vigente no-~
requiere :que- haya sido efectivamente aplicada en un número mós o
menos ~levado de casos. B_asta qu~istan buenas razon~] l?~:-~.-~firm_?_[
que la norma se~ía_aplicadae·n·Caso ue Qresentarse Gcorrespondicr\le
ocasión:- oc·e·Úa manera un..t sola sentencia -por ejemplo, cuando S(:
tratadc un t~~g~_n prestigio- pu~d.E._da[....'.'.'i_g~cia~~-n,orma
creada y,,· por consiguiente, sentar jurisprudencia. Así, por e;emplo, tal
\'Ó.... rfo sea ex.cesTvo· al1rmar 4ue u"n solo _fallo de la Supremu Corle
Nacional'-cí caso "Siri" ''- sentó jurisprudencia en materia <:!e recurso

, : 7 Cuel~-ú~.J. C. "Fucn1cs <lcl ,Derecho", cit.. p. 151. Sin embargo. parecen excesivas
las siguicf\les afitmaciond de Cuelo Rúa: "Péro. en cambio, cuando la. sentencia a la que
se recurre cpmo focnlr., no traduce en su aplic~ción una norma kgislada. sino o\ra
senle,ncia, c¡im~ cri rpmfJIUII Law, el juez ncccsiti\ Jarlc una generalidad uc_ que dla
carece,)' que lampu~o se rnr,ucntra en la fuente 1nYucada" {p. 15J) y ":vled1antc este '' Es un m<r1to Jd proícsor Carlos E. Alchourrón el haber señalado el importante
proc~so, el ju~i 4uc acuac a una sentencia precedente ... transforma lo que era una papel que las definiciones desempeñan en el derccho:·Lo hizo tanto en sus clases rn la
scnlcn,cia indi~idual eí) r(orma general" (p. 155). Univenidad de Ouenus Aires, como en numerosas discusione, privadas. en la que he
:, Publica4q en Rcv. L,\ LEY, l. 89, p. 531. participado con enorme provecho.
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hablemos de ella. Otras veces, parecía estar advirtiéndonos que la realidad de
distinción misma está ella misma en peligro y que si no enmendamos nuestras
Positivismo y fidelidad al derecho: formas de pensar y hablar podríamos perder un "valioso ideal moral", aquel de
Una resp·uesta al Profosor Harti
la fidelidad al derecho. No es c:laro, en otras palabras, si acaso en el propio
pensamiento del Profesor Hart la distinción entre derecho y moralidad
Lon L. Fuller' simplemento "es", o es algo que "debo ser" y que deberíamos unirnos a él en
ay,tdar a crnarlo y mantenerlo.
Estas fueron las perplejidades que tuve respecto del argumento del
Profesor Hart cuando me lo encontré por primera vez. Pero pensándolo bien
El Profesor Hart ha hecho una perdurable conLTiJmción a. la literatura de la estoy seguro de que cuoJquier crítica de ensayo por ser autocontradictorio
filosofía del derecho. Dudo si acaso los temas que discute asumirán alguna otra sería injusta e improductiva, No hay razón por la cual el argumento a favor de
vez la misma forma que tenían antes de ser tocados por sus poderes analíticos. una estdcta separación del derecho y la moralidad no pueda apoyarse sobre el
Su argumento no es una mer-a reaflrmación de Benthnrn, Austin, Gray, y fu.ndamonto doble de qua esto sirve a la claridad intelectual us( como a la
Holmes. Las opiniones de ellos reciben en su exposición una nueva clnridad y intogrídad 1noral. Si existen ciertas (lificultudes para poner estas líneas de
una nueva profundidad qua son únicamente suyas. razonamiento en relación adecuada entre sí, e,stas dificultades afectan también
Debo confesar que cu1mdo me encontré por primera vez con los la postura d.e aquellos que rechazan las opiniones de Austin, Gray, y Ho!mes.
pensamientos del ensayo del Profesor Hart, me pareció que su argumento ?ues uquellos de nosotros que h.rulemos la. postura "positivista" inaceptable en
sufría de una profunda contradicción interna. Por un lodo, rechaza efecto apoy.amos nuestro argumento sobre el fundamento doble de que su
enfáticamente cualquier confusión de "lo que es" con "lo q:uo debe ser". No claridad intelectual es enge.ñosa y de c¡ue sus efectos son, o pueden ser,
tolerará "fusión" alguna del derecho y concepciones de lo que el derecho debe daiilnos. Por un lado, aftrmamos que la definición de derecho de Austin, por
ser, sino a Jo más una aséptica "intersección". La comu.nicación inteligible ejemplo, ignora [vio/ates] la realidad que pretende describir. Al ser de hecho
sobre cualquier asunto, parece lnsi.nuár, se vuelve imposible si dejamos claro si falsa, no puGde servir efectivamente para lo que Kelsen llama "un interés en la
acaso estamos hablando acerca de "lo que es" o ·,,10 que debe ser". Sin cognición". Por otro lado, afirmamos que bajo algunas condiciones, la misma
embargo,· fue precisamente esta incertidumbre acerca del propio argumento concepción del derecho puede volverse pellgros, pues en asuntos humanos lo
del Profesor Hart lo que me dificultó en un comienzo seguir el hilo de su que los hombres equivocadamente aceptan como real tiende, por el hecho
pensamiento. Algunas veces parecía estar diciendo que la distinción entre mismo de su. aceptación, a hacerse real.
derecho y moralidad es algo que existe·, y seguirá existiendo, como sea que Es una virtud cardinal del argumento de Profesor Hart el que por

,I "Poaitivhm nnd Fideüty to Lnw: A Rcply to Professor Hart", Harvard Law Rrvirtw, volumen 71, número
primera vez despeja el camino para un intercambio de opiniones provechoso
4 (febrero de 1958), pp. 630-672 . Trnducción de Ernesto Rfffo Elgucta. entre aquellos cuyas diferencias se centran en la distinción entre derecho y
• Cntedrillico Cnrter de Filoso/la General del Derecho, Eicuela de Derecho Hnrvnrd. A.E., Stnuford, l 924,
J.D. 1926. "··-
moralidad. Hasta ahora no ha habido una trabazón real del debate entn; las prometedor. Se reconoce ahora explícitamente de ambos lados que uno de los
facciones en disputa. Por un lado, encontramos una serie de definiciones asuntos principales es cómo podemos definir de la mejor manera y servir al
establecidas por decreto. Una regla de derecho es -es decir, real y simplemente ideal de fidelidad al derecho. El derecho, en cuanto algo que merece lealtad,
es- el mandato de un soberano, una regla establecidll por un juez, una debe representar un logro humano; no puede ser un simple ejercicio de poder
predicción sobre la incidencia futura de la fuerza estatal, o un patrón d,i los [/iat of power] o un patrón discernible en el comportamiento de los
comportamientos oficiales, etc. Cuando preguntarnos qué propósito sirven funcionarios estatales. El respeto que debemos a las leyes humanas debe
estas definiciones recibimos la respuesta: "Caray, ninguna, salvo describir con seguramente ser algo distinto del respeto que concedemos a ley de gravitación,
precLqión la realidad social que se corresponde con la palabra 'derecno"'. Si las leyes, L'lcluso las malas leyes, reclaman de nosotros respeto, entonces el
Cuando replicamos "Pero a mf no me parece que sea así", se nos replica derecho debe representar alguna dirección general del esfuerzo humano que
"Bueno, sí me lo parece a m(": Hasta ahí llega la cuestión. podE:l)}IJS CGmprender y d.escribír, y que podemos aprobar en principio incluso
· fate estadc de cesas ha sldo lo más insatisfactorio para aquellos de en el momento en que nos parece errar el blanco.
nosotros que estamos convencidos de que las teorías "positivistas" [positivistic) Sí, como creo, es una virtud cardinal del argumento del Profesor Hart
han tE·nido un efecto distorsionndor sobre los objetívos de la filosoffa jurídica. el que incorpora a la disputa la cuestión de la fidelidad al derecho, su principal
Nuestea insatisfacción sur-gió no solo del impasse que enfrentamos, sino porque defecto, si se me permite decirlo, yace en una falta de piircib!r y aceptar las
este impasse nos parecía tan innecesario. Todo lo se necesitaba para superarlo consecuencias que esta ampliación del marco de discusión necesariamente
era UJl reconocimiento del otro lado de que sus definiciones de "lo q\le el conlleva. Me porece que este defecto permea más o menos todo el ensayo, pero
derecho realmente as" na son merns irnúgenes de alg{m dato de la expedencia, sobre~ale de manen: más prominente en su discusión de Gustav Radbruch y el
sino indicaciones [direclfon posts] para el empleo de los esfuerzos humanos. régimen naú. 2 Sin indagación alguna sobre el funcionamiento efectivo de lo
Puesto que este reconocimiento no se ve[a venir, el impassii y sus fmstri,ciones que quedar11 de un ~istema jurídico bajo los nazis, el Profesor Hart supone que
conti.J1uar·on. Por cíarto, no existe frustración mayor quo enfrentarse a una algo debe haber subsistido que aún mereciera el nombrn de derecho en un
teoría quG p:·etend() te.n solo describir, cuando no solo describe senci!larnent.e, sentido que diera significado al ideal de fidelidad al derecho, No es que el
sino que debe sus especiales poderes prescriptivos precisamente al hecho de Profesm· Hart crea que las leyes nazis deberían haber sido obedecidas. Más
que reni111cla a las intenciones prescriptivas. Algunos rayos de luz lograron bien, considera que la decisi6n de desobedecerlas presentaba no una mera
atravesar al interior de este opaco debate, como en la admisión de Kelsen, cuestión de prudencia o valentía, sino un genuino dilema moral en el que el
aparentemente nunca repetida, de que su sistema completo bien podría ideal de fidelidad al derecho debía ser sacrificado en favor de objetivos más
descansar sobre una preferencia emocional hacia el ideal del orden por sobre fundamentales. Me habría parecido desaconsejable hacer t.al juicio sin indagar
la justicia. 1 pero debo confesar que en general la disputa que se ha mantenido primero con más particularidad lo que "derecho" ello mismo significaba bajo el
durante los últimos veinte años no ha sido muy provechosa. régimen n nzi.
Ahora, con el artículo del Profesor Hart, la discusión da un giro nuevo y Presentaré más adelante mis razones para pensar que el Profesor Hart
1 Kels1m, "Die Idee dos Noturrechtes",? Zeit,chriftf'úr 0.ff,ntliches Recht 221, 2~8 (Austria 1927). 2 Hrut, "Púsilivi:rrn lllld the Soparation ofLaw and Mornls", 71 Har,, L Rev. 593, 615-21 (1958).
está profundamente equivocado en su estimación de la situación nazi y que convertirse en un asunto de importancia fundamental qué posición se atribuya
malinterpretó seriamente el pensamiento del Profesor Radbruch. Pero primero al poder judicial en el marco general del estado. Puede hallarse evidencia para
me ocuparé de algunos problemas preliminares sobre definiciones en los cuales esta observación en el leve barullo de crisis constitucional que se escucha hoy
lo que considero como el defecto central de la tesis del Profesor Hart parece en este país. Durante los é)ños previos, los lectores de periódicos han estado
directamente aparente. escribiendo a sus editores instando seriamente, e incluso -aparentemente- con
sinceridad, a que la Corte Suprema sea abolida como un primer paso hacia la
I, L!i definición del derecho restauración del imperio del derecho. Es improbable que este remedio a
nuestros males estatales derive de algún estudio proEundo de Austin o Gray,
A lo largo de su ensayo el Profesor Hart se alinea con posición general la cual pero por cierto difícilmente podría esperarse que quienes lo proponen mirasen
él asocia cori los nombres de Bentham, Gray y Holmes. Reconoce, desde luego, con indiferencia las divergentes definiciones del derecha ofrecidas por esos dos
que las concepciones de estos hombres respecto de "lo que el derecho es" juristas. Si se afirmara que es una perversión de la intención de Gray el extraer
varía11 considerablemente, pero aparentemente considet"a esta diversidad como de sus escritos cualquier lección para las controversias actuales acerca del
irrelevante i:;n su defensa d.e es €!Scuela general de p(lnsamlento. papel de la Corte Suprema, entonces me parece que hay razón semejante para
Si el único asunto Euera el de estipular un significado para la palabra tratar lo que escribió como irrelevante para el asunto d.e la fidelidad al derecho
"derecho" que fuera propicio para la claridad intelectual, podría haber en general.
bastante justificación para considerar que todos hombres trabajan en la misma Otrn diferencia de opinión entre los autores defendidos por el Profesor
r dirección. Austin, por ejemplo, define el derecho como el mandoto del poder Hart concierne u Bentham y Austin, la opinión de ellos sobre las limitaciones
legislativo supremo, l.iamndo el soberano, Para Gray, por otro lado, el derecho constitucionales al poder del soberano. Bentham consideraba que una
consiste en las reglas establecidas por los jueces, Una norma dictada por el constiLución podía impedir al poder legislativo supremo el dictar ciertas clases
poder legislativo [statute] no es, para Gray, una ley [a !aw] sino solo una fuente de leyes. Para Austin, por otro lado, cualquier límite legal al más alto podor
de derecho, que solo se convierte en derecho [!aw] después de que ha sido legislativo era un absurdo y una lmposibilidad. lQué guía para la consciencia
interpretada y aplicada por un tribunal. Ahora, si nuestro único propósito fuera ofrecerían estos dos autores en una crisis que pudiera surgir algún día a partlr
alcanzar esa claridad que solo llega por medio de hacer explícitas nuestras de la disposición de nuestra constitución que establece que el poder de
definiciones, uno podría sostener plausiblemente que cualquiera de las enmlenda no puede ser usado nunca para privar sin su consentimiento a estado
concepciones de "derecho" servirá. Ambas concepciones parecen evitar la alguno de su igual representación en el Senado7 3 Ciertamente no solo en los
confusión entre la moral y el derecho, y ambos autores hacer saber al lector asuntos de la vida diaria necesitamos claridad acerca de la obligación de
qué significado sugieren atribuir a la palabra "derecho". fidelidad al derecho, sino de manera más particular y urgente en épocas de
El asunto adquiere un aspecto muy diferente, sin embargo, si nuestro problemas. Si todo lo que la escuela positivista tiene que oErecer en tales
interés yace en el ideal de fidelidad al derecho, pues entonces puede momentos es la observación de que, como sea que se elija definir el derecho,
3 U.S. Consl arl V,
siempre es algo distinto de la moral, [entonces] sus enseñanzas no sor: de donde las nociones no codificadas de lo que debe ser son vistas corno si
mucha utilidad para nosotros, afectasen solo la penumbra del derecho, dejando su núcleo intacto.
Sugiero, entonces, que la tesis del Profesor Hart, tal como presenta Hacia el ftnal de su ensayo, sin embargo, el argt1mento del Profesor
hasta ahora es esencialmente incompleta y que antes de que pueda lograr los Hart da un giro que parece alejarse del tenor predominante de su pensamiento,
objetivos que busca tendrá que ocuparse más de cerca de una definición del Esto consiste en recordarnos que existe tal cosa cor.o una moralidad inmoral y
derecho que dé significado a la obligación de fidelidad al derecho. que existen mucho estándares de "lo que debe ser· que apenas pueden ser
llamados morales. 4 Concedamos, dice, que el juez puede de manera adecuada e
II. La Defln.ición de la Moralidad inevitable legislar en la penumbra de un dictamen legal, y que esta legislación
(a falta de algún otro estándar) debe ser guiada por las nociones del juez de lo
Es característico de quienes comparten el pt1nto de vista del Profesor I·{art que r,.rue debe ser. Aun as{, esto sería verdadero incluso en una sociedad dedicada a
su preocupación primaria es preservar la integridad del concepto de derecho, los más perversos fines, donde el juez supliera las insuficiencias de la ley con la
De acuerdo con esto, generalmente han buscado una definición de derecho iniquidad que le pareciera más apta para la ocasión, Concedamos también,
precies, pero no :,e han esmerado en afirrnar qué es .\o que precisamente afirma el Profesor Hart hacia el final de su ensayo, que existe a veces incluso
pretenden excluir de sus definiciones, Son como hombres construyendo un algo c¡u1, asemeja un descubrimiento en el proceso judicial, cuando un Juez, por
muro para la defensa de una villa, que deben saber qué es lo que desean medio de re[orrnular t1n principio, parece sacar a la luz más claramente lo que
proteger, pero que no necesitart, y de hecho no pueden, saber qué fuerzas realmente se buscaba desde el comienzo. Nuevamente, nos recuerda, esto
invasoras esos muros puedan tener que repeler, podría suceder en una sociedad dedicada al mayor refinamiento del pecado,
Cuando Austin y Gray distinguen el derecho de la moralidad, la palabra donde la exigendas implícitas de una regla perversa pudieran ser t1n asunto de
"moralidad" representa de manera indiscriminada casi cualquier est6ndar desct1brimiento cuando la regla se a.plicara a una siL1.1aci6n no considerada
imaginable por medio del cual pueda jt1zgarse la conducta humana que no sea conscientemente cuando fue formulada,
el derncho mismo. La voz interior de la consciencia, las nociones de lo correcto Entiendo que esto ha de considerarse una advertencia dirigida a
y lo incorrecto basadas en creencias religiosas, concepciones compartidas de aquellos que desean "infundir más moralidad en el derecho", El Profesor Hart
decencia y juego limpio, prejuicios condicionados culturaJmente -todos estos les recuerda que sí su programa es adoptado, la moralidad que efectivamente
son agrupados bajo el encabezamiento de "moralidad" y son excluidos del sea infundida puede no ser de su agrado. Si este es su punto, ciertamente es
ámbito del derecho. Por la mayor parte, el Profesor Hart sigue la tradición de uno válido, aunque uno desearía que hubiera sido planteado más
sus antecesores. Cuando habla de moralidad parece generalmente tener en explícitamente, pues plantea el asunto más fundamental de todo su argumento.
mente todo tipo de nociones extrajurf dicas acerca de '1o que debe ser", sin Puesto que este punto es planteado oblicuamente, y puedo haberlo
consideración de sus fuentes, pretensiones, o valor intrínseco, Esto es malinterpretado, al comentarlo tendré que contentarme con algunas resumidas
particularmente evidente en su tratamiento del problema de la interpretación, observaciones y preguntas.
4 Hart, .mpra tll1tn. 2, 624.
En primer lugar, el Profesor Hart parece suponer que los objetivos por la ley misma?
perversos pueden tener tanta coherencia y lógica interior como los buenos. Yo, En cuarto lugar, ni el Profesor Hart ni yo pertenecemos a nada que
al menos, rehúso aceptar ese su.puesto. Me doy cuenta que con esto planteo, o pudiera decirse en un sentido relevante que sea un "grupo de minoría" en
quizás esquivo, preguntas que llevan a los problemas más difíciles de la nuestros respectivos países. Esto tiene sus ventajas y desventajas para alguien
epistemología de la ética. Incluso si fuera competente para emprender un que aspire a una opinión filosófica del derecho y el estado. Pero supóngase que
excurso en esa dirección, este no es el lugar para ello. Tendré que detenerme ambos fuéramos transportados a un país donde nuestras creencias fueran
en la afirmación de una creencia que puede parecer ingenua, a saber que la anatema, y donde nosotros, a su vez, considerásemos la moralidad imperante
coherencia y la bondad tiene más afinidad que la coherencia y la maldad. Al como perversa en todas sus partes. No cabe duda de que en esta situación
aceptar esta creencia, creo tambU,n que cuando los hombres son compelidos a tendríamos razón ·para temer que el derecho podría ser manipulado de manera
explicar y justificar sus decisiones, el efecto será generalmente acercar esas encubierta para nuestra desventaja; dudo de si acaso alguno de nosotros
decisiones hacia la bondad, por cualesquiera estándares ele bondad tendría alguna aprensión de que sus mandatos serían puestos a un lado por
fundamental haya. Al aceptar estas creencias, advierto una incongruencia medio de una apelación a una moralidad más alta que el derecho. Si
considerabls en cualquier concepción ([\te conciba un futuro posible en el cual slntiésemos que el derecho fuera nuestro refugio más seguro, Gno sería ello
el derecho común [common law] "purificara de un caso a otro" hacia una más porque incluso en los más pervertidos regímenes existe alguna vacilación
perfecta realización de la iniquidad. respecto de incorporar por escrito crueldades, intolerancia, y atrocidades? ¿y
En segundo lugar, si exL~te un peligro serio en nuestra sociedad ele que no es acaso claro que esta vacilación deriva ella misma, no de una separación
un debilitamiento de la división entre derecho y moralidad permitiera una del derecho y la morul, sino precisamente de una identificación del derecho con
infusión de "moralidad inmoral", persiste la pregunta: ¿cuál es la protección equellas exigencias de la moralidad más urgentes y más obviaroen te
más efectiva contra este. peligro? Yo no puedo creer que haya de encontrarse justificables, respecto de las que ningún hombre necesita avergonzarse de
en la posición positivista propugnada por Austin, Gray, Holmes, y Hart. Pues profesar?
me parece que aquellos autores tergiversan el problema al entenderlo como de En quinto lugar, -sobre grandes áreas en las que el proceso judicial
una engañosa simpleza, lo que deja intactos los diñciles asuntos donde yacen funciona el peligro de una infusión de una moralidad inmoral, o al menos no
reales peligros. bien acogida, no presenta, sugiero, un problema real. Aquí el peligro es
En tercer lugar, supongamos que un juez empeñado en llevar a cabo precisamente el opuesto. Por ejemplo, en el terreno del derecho comercial los
por medio de sus decisiones un objetivo que la mayoría de los ciudadanos tribunales británicos en años recientes han caido, si puedo decirlo, en un
comunes consideraría como errado o perverso. lSerla probable que ese juez formalismo del tipo "el derecho es el derecho" que constituye una especie de
postergara la letra de la la ley invocando abiertamente un "derecho superior" contrarrevolución en contra de todo lo que fue logrado por Mansfield.' El
[higher /aw]? lO sería más probable que se refugiara tras la máxima de que "la
Para un ejemplo sobresaliente, véase G. Scamme/1 and Nephew, Lid. v. Ouston, [1941] A.C. 251 (1940).
ley es la ley" y explicaría su decisión de tal manera que pareciera ser exigida Persorutlmenle, yo me inclinarla n poner bajo el mismo epígrafe Victoria Laundry, Lid. v. Newman
lndW1trie,,, Lid.,(! 94912 !CB. 528 (C.A.).
10
asunto ha alcanzado la etapa que se acerca a una crisis por cuanto los casos tomada por el Profesor Hart. Las cuestiones planteadas por la "moralidad
comerciales están siendo llevados cada vez más a arbitraje. La principal razón inmoral" merecen una exploración más cuidadosa de lo que ya sea el Profesor
de este desarrollo es que lo árbitros están dispuestos a tomar en cuenta las Hart o yo hemos ofrecido en estas páginas.
necesidades del comercio y los estándares habituales de la equidad comercial.
Me doy cuenta de que el Profesor Hart repudia el "formalismo", pero intentaré m, Los cimientos morales de un orden juridico
mostrar más adelante por qué pienso que su teoría necesariamente lleva en esa
dirección. 6 El Profesor Hart rechaza enfáticamente "la teoría del derecho como mandatos"
En sexto Jugar, en el pensamiento de muchos hay una cuestión que [command theory of law], de acuerdo a la cual el derecho es simplemente una
predomina en cualquier discusión de la relación entre el derecho y la moral, al orden respaldada por fuerza suficiente para hacerla efectiva. Observa que tal
punto de colorear todo lo que dice o escucha sobre el tema. Me rcficr.:: o. la mandé!~o puede ser dndo por un hombre con un arma cargada, y "el derecho
clase de cuestión planteada por el pronunciamiento del Papa respecto del por supuesto no es la situación de la exigencia del plstolero ampliada"." No hay
deber de los jueces católicos en los juicios de divorcio.' Este pronunciamiento necesidad de insistir aquí sobre deficiencias de la teoría del mandato, pues el
en efecto plantea grave~ cuestlones. Pero no presente im problema de la Profesor Hart ya ha dejado ver sus defectos más clara y sucintamente de los
relación entre derecho, por un lado, y, por el otro, opiniones generalmente que yo podría. Su conclusión es que el cimiento de un sistema jurídico no es el
compartidas sobre el correcto comportamiento que han crecido entre poder coercitivo, sino ciertas "reglas aceptadas fundamentales que especifican
espontáneamente por medio la experiencia y la discusión. La cuestión es, más los procedimientos esenci.ales de creación del derecho". 9
bien, la del conflicto entre dos declaraciones, ambas de las cuales reclaman ser Cuando alcancé este punto es su ensayo, me sentí seguro de que el
autoritativas; si se quiere, se trata de una clase de ley contra otra. Cuando esta Profesor 1-iart estaba a punto de reconocer una importante salvedad de su tesis.
clase de cuestión se toma como la clave de todo el problema del derecho y la Confü,darnente esperaba que continuara afirmando algo como esto: He
moralidad, la discusión se desnaturaliza y distorsiona a tal grado q1.1e el lnsistido desde el principio en la importancia de ser severo en la distinción
intercambio provechoso se vuelve imposible. Al mencionar este último aspecto entro der0cho y moralidad. Ahora puede plantearse, por tanto, la cuestión
de la disputa sobre el "positivismo", no pretendo dar a entender que la sobre la naturaleza de estas reglas fundamentales que proporcionan la
discuslón del propio Profesor Hart esté dominada por arriere-pensée alguno; sé estructura dentro de la cual la creación del derecho tiene lugar. Por un lado,
que no lo está. Al mismo tiempo estoy bastante seguro de que indicado con parecen ser reglas no de derecho, sino de moralidad, Derivan su eficacia de
precisión la cuestión que más importará a muchos cuando lean su ensayo. una aceptación general, la cual a su vez descansa en último término sobre una
Al dctIT!le por satisfecho con estas escasa observaciones, no quiero dar percepción de que son correctas y necesarias. Difícilmente puede decirse que
la impresión de simplificar el problema en una dirección opuesta a aquella sean derecho en el sentido de un pronunciamiento autoritativo, pues su función
es establecer cuándo un pronunciamiento es autoritatlvo. Por otro lado, en el
6 Véase Hart, supra nota 2, pp. 608-612.
7 Vénse N.Y. Hmes, 8 de noviembre de 1949, p. 1, col. 4 (última edición citadinn) (reporte de un discurso Ha.."t. supra nota 2, 603.
dado ol 7 de noviombro de 1949 nl Comit6 Central de In Unión Abogado Católicos [talinnos). Ibid.
11 12
funcionamiento cotidiano del sistema jurídico a menudo son tratadas y abandono de ella. En el caso de un monarca soberano, es derecho lo que el
aplicadas más o menos de la misma forma en que las reglas ordinarias de monarca mande. Pero, ¿qué diremos de las '1eyes" de sucesíón que dicen quién
derecho lo son. Aquí, entonces, debemos confesar que hay algo que puede ser es el monarca "en derecho"? Es de la esencia de un mandato el que puede ser
llamado un "unificador" del derecho y la moralidad, y para el cual el término dirigido por un superior a un inferior, pero en el caso una "multitud soberana",
"intersección" es escasamente apropiado. digamos, un parlamento, el soberano parece darse un mandato a sí mismo pues
En vez de seguir un curso de pensamiento tal, me encontré al Profesor un miembro del parlamento puede ser condenado conforme a una ley q_ue él
Hart, para mi sorpresa, dejando completamente sin tocar la naturaleza de las mismo hubiese redactado y votado a favor. El soberano debe tener poder
reglas fundamentales que hacen posible al derecho mismo, y dirigiendo su jurídico ilimitado, pues lquién podría decidir sobre los límites legales de un
atención, en cambio, hacia lo que considera una confusión de ideas de parte de poder legislativo supremo? Pero incluso una "multitud soberana" debe aceptar 1
!
los cdticos del positivismo. Excluyendo del análisis· su discusión de la filosofía la restricción de las reglas antes de que pueda crear derecho eJguno. Un
analítica del derecho, su argumento procede algo así: Dos opiniones son cuerpo tal puede adquirir el poder de emítir mandatos solo por medio de actuar
asociadas con los nombres de Bentham y Austin, Una es la teoría del derecho en "calidad corporativa"; esto sólo puede hacerlo por medio de proceder "en
como ma..'1datos, la otra es un lnsistencia en la separación del derecho y la conformidad con las modalidades y formas" establecidas y aceptadas para la
moralidad. Los críticos de estos autores llegaron con el tiempo a percibir creación de derecho. Los jueces ejercen un poder delegado a ellos por el poder
-"tenuemente", afirma el Profesor Hart- que la teoría de los mandatos es legislativo supremo, y se les encarga desempeñar sus "mandatos dírectos o
ínsosl;enible. Por medio de una laxa asociación de ideas supusieron indirectos". Sin embargo, en un sistema federal son los tribunales los que
erróneamente que al presentar razones para rechazar la teoría de los mandatos deben resolver los confüctos de competencia entre la federación y sus
también había refutado la opinión de que el derecho y la moralidad deben ser integrantes.
estrictamente separados. Este fue un "error natural", pero un error de todas Austin aprecia todos estos problemas con grados de explicitación
formas. variables, y lucha con ellos vigorosamente. Un y otra vez se balancea en el
No creo que se cometa error alguno al creer que el error de Bentham y borde de un abandono de la teoría del mandato en favor de lo que el Profesor
Austin al formular de manera inadecuada y demasiado sencilla el problema de Hart ha descrito como un entendimiento que ve los cimientos de un orden
la relación ente el derecho y la moral fuera parte de un error mayor que llev6 a jurídíco en "ciertas reglas aceptadas fundamentales que especifican los
la teoría del derecho como mandatos. Creo que la conexíón entfo estos dos procedimientos esenciales de creación del derecho". Pero nunca se anima a dar
errores puede esclarecerse si nos preguntamos qué le hubíera ocurrido al el salto. No se aníma porque tenía una firme intuicíón de que ello sería
sistema de ídeas de Austin si hubiese abandonado la teoría de los mandatos. abanclonar la distincíón en blanco y negro entre derecho y moralidad q_ue era
Quien lea las Conferencias V y V1 10 de Austin no puede evitar todo el propósito de sus Conferencías -de hecho, uno podría decir, el propósito
impresionarse por la fonna en que se aferra a la teoría de los mandatos, a persistente de una vida devota. Pues si el derecho es hecho posíble por "reglas
pesar del hecho de que cada inclinación de su aguda mente era hacia el aceptadas fundamentales" -las que para Austin deben ser reglas, no de
10 1 Austin, lectures on Jw·isprudence, 167-341 (5' ed. 1885).
13 14
derecho, sino de moralidad positiva- lqué hemos de decir de las reglas que el norma. Desde luego, no hay tal regla única en ninguna sociedad moderna. Es
poder legislativo establezca para regular su propia creación de derecho? un símbolo que encarna la búsqueda positivista de de algún criterio claro y
Tenernos leyes electorales, leyes que asignan representación legislativa a áreas inequívoco, de alguna línea nítid.a y limpia que sirva para dividir las reglas que
geográficas específicas, reglas de procedimientos parlamentarios, reglas sobre deben su validez a su fuente y aquellas que deben su validez a la aceptación y
los requisitos de los electores, y muchas otras leyes y reglas de naturaleza el atractivo intrínseco. Las dificultades que Austin evitó al aferrarse con la
similar. Estas no permanecen fijas, y todas ellas dan forma en distintos grados teoría del mandato, Kelsen las evita por medio de una ficción que simplifica la
al proceso de creación de derecho. Pero, lcómo hemos de distinguir entre realidad dúndole una forma que puede ser asimilada por el positivismo.
aquellas reglas básicas que deben su validez a la aceptación, y aquellas que son Una exploración completa de todos los problemas que resultan cuando
propiamente reglas de derecho, válidas incluso cuando los hombres consideran reconocemos que el derecho se hace posible solo en virtud de reglas que no
generalmente que son perversas o desacertadas? En otras pnlabras, lcómo son derecho, requ.erirfa traer a consideración el. efecto de la presencia o
hemos de definir las palabras "fundamentales" y "esencial" en la formulación ausencia de una constitución escrita. Una constitución tal de alguna forma
del propio Profesor Hart: "ciertas reglas aceptadas fundamentales que simplifica los problemas que he estado discutiendo, y de alguna forma los
espe(:ifican el procedimiento esencial de creación del derecho"? complica, En la medida que una constitución escrita define el procedimiento
La solución a este problema en la teoría de Kelsen es instructlva . búsico de creación de derecho, puede eliminar las perplejidades que surgen
Kelsen de hecho se anima a dar el salto sobre el que Austin vaciló por cuando un parlamento en ejercicio se define a sí mismo. Al mismo tiempo, una
demasiado tiempo. Kelsen comprende que antes de que podamos distinguir legislatura operando bajo una constitución escrita puede promulgar leyes que
entre lo que es derecho y lo que no lo es, debe existir une aceptación de algún afecten profundamente el procedimiento de creación de derecho y su resultado
procedimiento básico por medio del cual se cree derecho. En cualquier sistema previsible. Si estas leyes son redactadas con suficiente astucia, pueden
jurídico debe existir alguna reg'la fundamental que señale sin ambigüedad la mant0nerse dentro del marco de la constitución l' sin embargo socavar les
fuente de la cual deben provenir para ser leyes. A esta regla Kelsen llamó "la instituciones que debía establecer. Si la propuesta de los años treinta de
norma fundamental". En sus propias palabras: 'colmar la corte' [court-packing] no ilustra este peligro inequívocamente, al
La norma fundamental no es válida porque haya sido creada de menos sugiere que el miedo de ello no es extravagante.' Ninguna constitución
cierta forma, sino que su validez se presupone en virtud de su escrita puede aplicarse por sí sola. Para ser efectiva requiere no solamente la
contenido. Es válida, entonces, como una norma de derecho natural . respetuosa deferencia que mostramos hacia las regulaciones jurídicas
. . . La idea de un derecho positivo puro, como la de derecho natural, ordinarias, sino aquella voluntariosa convergencia de esfuerzos que damos a
tiene sus limitaciones. 11
• FulJer se refiere • la propuesta del presidente estadounidense F. D. Roosevelt, incorpornda en el proyecto
de ley de l 937 conocido como 'court-packing bill', que habria permitido al Presidente aumentar el
Se advertirá que Kelsen no habla, como Jo hace el Profesor Hart, de "reglas número de miembros de la Coite Suprema n.l otorgarle ln facultad de -e. grandes rasgos- nom bmr un
miembro adicional de la Corte por cada uno en ejercicio mayor de setenta a.O.os de edad. La motivación
fundamentales" que regulan la creación de derecho, sino de una sola regla o tras ol proyecto era lograr suficiente influencia en el tribunal supremo como pnra evitar que este
íuvalidnra. las refonnns legales que integraban el conjwito de políticas económicas conocido como New
11 Kelson, General Thea,y ofúiw and State, 401 (3' ed. 1949). Deal [N. del. T.].
15 16
los principios morales en los que tenemos una creencia activa. Uno puede apreciar alguna necesidad. En cuanto sea posible, los objetivos sustantivos
correctamente trabajar para ·enmendar una constitución, pero mientras deberían conseguirse procedimentalmente, sobre la base del principio de que
permanezca sin ser enmendada, uno debe trabajar con ella, no en contra o si los hombres son forzados a actuar de la manera correcta, generalmente
alrededor de ella. Todo esto equivale a decir que para ser efectiva una harán lo correcto.
constitución debe ser aceptada, al menos provisionalmente, no solo como Estas consideraciones parecen haber sido ampliamente ignoradas en
derecho, sino como buen derecho. las constituciones que han surgido desde la Segunda Guerra Mundial. No es
¿Qué tienen que ver estas consideraciones con el ideal de fidelidad al infrecuente que es estas constituciones incorpo_ren un montón de medidas
derecho? Creo que tienen mucho que ver con ello, y que revelan la esencial políticas y económicas del tipo que uno de ordinario asociaría con el derecho
incapacidad del entendimiento positivista de servir a ese ideal efectivamente. legislado [statutory Iaw]. Es diñcllmente probable que estas medidas hayan
· f-'üés creo que la realización de este ideal es algo para lo cual debemos planear, sido incorporadas en la constitución porque representen objetivos que sea
y eso es precisamente lo que el positivismo rehúsa hacer. generalmente compartidos. Uno sospecha que la razón de su inclusión es
Permítaseme ilustrar lo que quiero decir con planear para la realización precisamente la opuesta, a saber un miedo de que no fueran capaces de
del ideal de fidelldad al derecho. Supón¡_rase que estamos redactando una sobrevivir la vicisitudes del ejercicio ordinario del poder parlamentario. De esta
constitución escrita para un país que acaba de emerger de un período de forma, los divisiones de opinión que son un acompañamiento normal de la
violencia y desorden en el que cualquier conexión de continuidad con los creación de derecho son incorporadas en el documento que hace posible al
gobiernos anteriores haya sido roto. Obviamente una constitución tal no puede derecho mismo. Este es obviamente un procedimiento que contiene serios
alzarse a sí misma sin ayuda hasta el nivel de la legalidad; no puede ser peligros para una futura realización del ideal de fidelidad al derecho.
derecho simplemente porque diga que lo es. Deberíamos tener en cuenta que He aventurado estas observaciones sobre la confección de
la eficacia de nuestro trabajo dependerá de la aceptación general y que para constituciones no porque crea que puedan pretender alguna profundidad
hacer segura esta aceptación debe haber una creencia general de que la especial, sino porque deseaba ilustrar lo que quiero decir planear las
constitución misma es necesaria, correcta, y buena. Las disposiciones de la condiciones que harán posible la realización del ideal de fidelidad al derecho.
constitución deberían, por tanto, mantenerse simples e inteligibles, no solo en Incluso dentro de los límites de modesto propósito, lo que he dicho puede estar
cuanto al lenguaje, sino también en cuanto al propósito. Los preámbulos y otras claramente equivocado. Si así es, no me correspondería a mí decir si acaso
explicaciones de lo que se busca, los que serían objetables en una ley ordinaria, también me he equivocado claramente. Me aventuraré, sin embargo, a aftrmar
pueden hallar un lugar adecuado en nuestra constitución. Deberíamos que si estcy equivocado, estcy equivocado de manera relevante. Lo que me
considerar que nuestra constitución establece un marco procediment11l básico inquieta respecto de la escuela del positivismo jurídico es que no solo rehúsa
para la futura acción estatal de dictar y administrar leyes. Las limitaciones hacerse cargo de problemas del tipo que acabo de discutir, sino que las excluye
sustantivas al poder del estado deberían mantenerse en el mínimo y en general por principio de la provincia de la filosofía jurídica. En su preocupación por
deberían restringirse a aquellas respecto de las cuales se puede en general asignar las etiquetas correctas a las cosas que los hombres hacen, esta escuela

17 18
parece perder todo interés· en preguntar si acaso los hombres están hacien:io lo solamente su propio· provecho. De cuando en vez este monarca emite
correcto. mandatos, prometiendo recompensas por el cumplimiento y anunciando
castigos por la desobediencia. Es, sin embargo, un tipo disoluto y olvidadizo,
IV. La Moralidad del Derecho Mismo que nunca hace un mínimo esfuerzo por averiguar quiénes de hecho han
seguido sus instrucciones y quiénes no. Como resultado, habitualmente castiga
La mayoría de los temas planteados por el ensayo del Profesor Hart puede ser la lealtad y recompensa la desobediencia. Es evidente que este monarca nunca
reformulados en términos de la distinción entre orden y buen orden. Puede logrará siquiera sus propios objetivos egoístas hasta que esté dispuesto a
decirse que el derecho representa el orden simpliciter. El buen orden es el aceptar aquel mínimo autocontrol que habrá de crear una conexión
derecho corresponde a las exigencias de la justicia, o la moralidad, o las significativa entre sus palabras y sus acciones.
nociones <le los hombres de Jo que debe ser. Esta reformulación d.c,l asunto es Supc,1g¡¡mos ahora que nuestro monarca experimenta un cambio de
sirve para sacar a la luz la ambiciosa naturaleza de la empresa del Profesor actitud y comienza a prestar algo de atención a lo que dijo ayer cuando, hoy,
Hart, pues ciertamente todos estaríamos de acuerdo en q_ue no es coi;a fácil tiene ocasión de dlstribuir una recompensa o de ordenar el corte de cabezas.
distlnguir entre orden y buen orden. Cuando se aftrma, por ejemplo, que el Bajo la preslón de su nueva responsabilidad, sin embargo, nuestro monarca
derecho simplemente representa aquel orden público que se da bajo todo relaja su at-,nción en otras direcciones y se vuelve irremediablemente indolente
gobierno -democrático, fascista, o comunista- 12 el orden en que se piensa en la expresión de sus mandatos. Sus órdenes se vuelven tan ambiguas y son
ciertamente no es el de una morgue o cementerio. Debernos querer decir un emitidas en un tono tan inaudible que sus súbditos nunca tiene ninguna clara
orden funcional, y un orden tal tiene que ser al menos suficienLernente bueno 'idea de lo c¡us él quiere que hagan. Aquí, nuevamente, es evidente que si
como para ser considerado funcional de acuerdo algún estándar. Un nuestro monarca quiere, para su propio y egoísta provecho, crear en su reino
recordatorio de que un orden factible normalmente requiere ulgo de hol¡rura en cualquier :::esa similar a un sistema de derecho, tendrá que recobrar la
las junturas, y por lo tanto no puede ser demasiado ordenado, es suficiente compostura y asumir otra responsabilidad más.
para sugerir algunas do las complejidades que estarían involucradas es El derecho, considerado tan solo como un orden, contiene, entonces, su
cualquier intento de trazar una distinción nítida entre orden y buen orden. propio moralidad implícita. Esta moralidad del orden debe ser respetada si
Por ahora, sin embargo, supongamos que de hecho podemos separar hemos de crear cualquier cosa que pueda ser llamada derecho, incluso un
claramente el concepto de orden del de buen orden. Incluso en esta :onna derecho malvado [bad law]. El derecho por sí mismo es incapaz de dar
irreal y abstracta la noción de orden contiene en sí misma lo que puede ser existencia a esta moralidad. Hasta que nuestro monarca esté realmente listo
llamado un elemento moral. Permítaseme ilustrar esta "moralidad del orden" para enfrentar las responsabilidades de su cargo, no le hará ningún bien emitir
en su forma más primitiva y elemental. Imaginemos un monarca absoluto, cuya otro inútil mandato más, dirigido esta vez a sí mismo y amenazándose con un
palabra es la única ley conocida a sus súbditos. Podemos incluso suponer que castigo si no corrige su proceder.
es enteramente egoísta y que busca en sus relaciones con sus sú:Oditos Existe un doble sentido en el que es verdad que el derecho no puede
12 E.g. Friedrnann, "The Planned State Jlild tho Rulo ofLaw", 22 Au.rtr. L. J. 162, 207 (1948).
19 20
construirse sobre el derecho, Primero que todo, la autoridad para crear una cuestión de grados. Cuando reconocemos este simple hecho de la
derecho debe estar apoyada por actitudes morales que Je confieran la experiencia jurídica cotidiana, se hace imposible desestimar los problemas
competencia que reclama. Aquí estamos tratando con una moralidad externa al presentados por el régimen nazi con una simple afirmación: "Bajo los nazis
derecho que hace posible el derecho. Pero esto por sí solo no es suficiente. había derecho, incluso si este era mal derecho". Tenemos, en cambio, que
Podemos estipular que en nuestra monarquía la "norma fundamental" aceptada preguntar cuánto de un sistema jurídico sobrevivió al envilecimiento y
designa al manaren mismo como la única fuente posible de derecho. Todavía no perversión de todas las formas de orden social que ocurrió bajo el gobierno
podemos tener derecho hasta que nuestro monarca esté listo para aceptar la nazi, y qué consecuencias morales tuvo este mutilado sistema para el
moralidad interna del derecho mismo. ciudadano de conciencia forzado a vivir bajo él.
En la vida de una nación estas moralidades externa e interna del No es necesario, sin embargo, afligirse por revueltas morales tales
derecho· se influyen recíprocamente la una a la otra;· un deterioro en la una como el régimen nazi para ver cuán. completamente incapaz es la filosofía
producirá casi inevitablemente un deterioro en la otra. Están tan positivista de servir al único elevado ideal moral que profesa: el de fidelidad al
estrechamente relacionadas que cuando el antropólogo Lowie habla de "los derecho. Su falta de servicio a este ideal se vuelve de hecho más evidente,
postulados éticos generalmente aceptados que subyacen nuestras ... creo, en los problemas cotidianos que enfrentan aquellos que seriamente
instituciones jurídicas como su sanción fundamental y que garantiza su fluido desean cumplir las exigencias morales de un orden jurídico, pero que tienen
funcionamiento",'" puede presumirse que tiene ambas en mente. cargos de responsabilidad que cumplir en el mismo orden hacia los cuales
Lo que he llamado "la moralidad interna del derecho" parece ser deben lealtad.
completamente descuidada por el Profesor Hart. Sí hace una breve mención a Imaginemos el ct1so de un juez de primera instancia que ha tenido una
la "justicia en la administración del derecho", que consiste en el tratamiento amplia experiencia. en asuntos comerciales y ante quien un gran ·número de
similar de casos similares, cualquiera sea el elevado o perverso estándar en disputas comerciales son enjuiciadas. Como subordinado en una jerarquía
virtud del cual pueda definirse la palabra "similar". 14 Pero pronto desestima judicial, nuestro juez desde luego tiene el deber de seguir el derecho
este aspecto del derecho como carente de importancia particular alguna para establecido por su corte suprema. Nuestro Scrutton • imaginario- tiene la mala
su empresa principal. fortuna, sin embargo, de vivir bajo una corte suprema que él considera
En esto creo que está profundamente equivocado. Es su descuido del lamentablemente ignorante de los usos y necesidades del comercio. En su
analizar las exigencias de la moralidad del orden lo que Je lleva a lo largo de su opinión, muchas de las decisiones de la corte en el campo del derecho
ensayo a tratar el derecho como un dato que se proyecta en la experiencia comercial simplemente no tienen sentido. Si un concienzudo juez atrapado en
humana y no como un objeto del empeño humano. Cuando comprendemos que este dilema fuera a recurrir a la filosofía positivista, lqué auxilio podría
el orden mísmo es algo que exige trabajo, resulta evidente que la existencia de esperar? Ciertamente no servirá de nada recordarle que tiene una obligación
un sistema jurídico, incluso un sistema jurídico malo o perverso, siempre es de fidelidad al derecho. Él ya está consciente de esto, y muy a su pesar, pues es

13 Lowie, The Origin af t/,e Sta/e, 113 (1927). ' La alusión el a Thoma.s Edwnrd Scrulton (1856-1934), tmo de los más reputados jueces y académico,
14 Hnrt, JUpra nota 2, 623-24. ingleses, especialistn en materias comerciales [N'. del. T.).
21 22
la fuente de su aprieto. Tampoco ayudará decir que si legisla, debe hacerlo rígida separación dei derecho como es de como debe ser lo que hace a la
"entre los intersticios", o que sus contribuciones deben estar "confinadas entre filosofía positivista incapaz de ayudar a nuestro juez? ¿No es claro también que
movimientos molares y moleculares". 15 ' Este forma de expresarse puede ser del nuestro juez nunca podrá alcanzar una resolución satisfactoria de ·su dilema a
agrado de quienes gustan considerar el derecho no como una cosa con menos que entienda su deber de fidelidad al derecho en un contexto que
propósito, sino como una expresión de las dimensiones y direcciones del poder además dé acogida al deber de at.'[Uél de hacer del derecho lo que debe ser?
estatal. Pero no puedo creer que la idea esencialmente trillada detrás de este El caso que imaginado puede parecer extremo, pero el problema que
consejo pueda ser exaltada por la elocuencia literaria hasta el punto de ofrecer sugiere invade nuestro sistema jurídico. Si la divergencia de opiniones entre
alguna ayuda real a nuestro juez; para empezar, puede serle imposible saber si nuestro juez y su corte suprema fuera menos drástica, sería más difícil mostrar
acaso su corte suprema consideraría cualquier contribución particular suya su condición de manera gráftca, pero la perplejidad de su posición podría de
como amplia o estrecha. hecho aumenta~. L;s perplejidades de esta clase son acompañamiento normal
Tampoco es probable que una distinción entre núcleo y penumbra fuera del cumplimiento de cualquier función adjudicativa; quizás alcanzan su
de ayuda. La condición de nuestro juez bien puede derivar no de precedentes intensidad más penetrante en el campo del derecho administrativo.
particulares, sino de una concepción equivocada de la naturaleza del comercio Uno puede imaginar un caso -ciertamente improbable en el país del
que se extiende a muchas decisiones y las penetra en diversos grados. En la Profesor Hart o el mío- donde un juez podría tener profundas convicciones
medida que su problema surge del uso de palabras particulares, bien puede morales que fueran exactamente Jo contrario de aquellas sostenidas, con igual
descubrir que las corte suprema a menudo usa los términos ordinarios del apego, por su corte suprema. Podría además estar convencido de que los
comercio en sentidos ajenos a las relaciones de negocios. Si él interpl'eta precedentes que estaba obligado a aplicar fu.eran el resultado directo de una
aquellas palabras como un ejecutivo de negocios a un contador lo harían, bien moralidad que él considerara aborrecible. Si un juez tal no hallara la solución
podría reducir los precedentes que está obligado a aplicar a un desgarbado de su dilema en la renuncia a su cargo, bien podría verse llevado a una
andar lógico. Por otro lado, puede encontrar gran dificultad para discernir el aplicación literal y rígida de los procedentes que de otra forma no podría
sentido exacto en el que la corte suprema usó esas palabras, pues a s,1 aplicar porque seria incapaz de comprender la füosoña que los animaba. Pero
entender ese sentido es él mismo el resultado de una confusión. dudo que un juez en esta situaci6n necesitaría la ayuda del positivismo jurídico
lNo es claro que es precisamente la insistencia del positivismo en una para encontrar estas melancólicas salidas de su predicamento. Tampoco pienso
que sea probable que tal embrollo surja en una nación donde tanto el derecho
I 5 S011t/1ern Poc. Co. v. Jonnn, 244 U.S. 205,221 (1917) (Juez Holmos, voto do disonso), donde parafrasea
Storti v. Commorrwea/th, 178 Mass. 549, 554, 60 N.B. 210, 211 (1901) (Juez Presidente Holmes), en el como el buen derecho sean considerados como logros humanos colaborativos
cual ae sostuvo que una ley que ordene 1n electrocución como medio de iniligi.r la. poon de muerte no era
un castigo cruel o inmwd cn el contexto de la Declaración de Derechos de Ma,s•chusetts, Constttuctón que necesitan renovación constante, y donde los juristas aún estén al menos
de Ma..uachuJett1 1 primera parte, rut. XXVI, simplemento porque conseguia su objetivo por ntedio de
mociones moleculares, antes que molares. tan interesados en preguntar "lQué es el bueno derecho?" como lo están en
• En }n frase, 'molares' hace referencia al concepto de mol, esto es 1 una unídnd de medida de la cantidad de
sustnncia. MAs precisumente, y de acuerdo a la constante de Avogndro, en un mol de nlgUM sustnncia (un preguntar "¿Qué es el derecho?",
compuesto quJmico, por ejemplo) hay aproximadamcnte 6,022 x 10" Utúdades de sustancia (moléculas,
por ejemplo), Lo que implica la expresión del lexto es que un mol está compuesto por molé<:ulas, y por lo
tnnto la relación ontre o.slos es como la del todo a la parte [N. del T.].

23 24
V. El problema de restaurar el respeto por el derecho y fa justicia Profesor Hart considera haber sido perfectamente legal cuando lo cometió. 16
después de un régimen que no respetaba ninguna Por otro lado, el Profesor Hart condena sin reservas aquellas decisiones
judiciales en las cuales los tribunales mismos asumieron la declaración de
Después del colapso del régimen nazi los tribunales alemanes enfrentaron una nulidnd de ciertas leyes nazis de acuerdo a las cuales las víctimas de los
situación realmente aterradora. Les era imposible declarar ilegal la dictadura informantes habían sido condenadas. Uno no puede evitar plantear en este
por completo o tratar como inválidas todas las decisiones y decretos jurídicos punto la si acaso la cuestión presentada por el mismo Profesor Hart es
que hubieran emanado del gobierno de Hitler. Habrían ocurrido desbarajustes verdaderamente aquella de la fidelidad al derecho. Por cierto sería una
intolerables a partir de cualquier declnración general de ilegalidad de todo lo consecuencia necesaria de una ley penal retroactiva en contra de los
ocurrido a lo largo de un espacio de doce años. Por otro lado, era igualmente informantes que, para propósitos de esa ley al menos, las leyes nazis en la
. ·impcisibíe traspasar al nuevo gobierno los efectos de' éada'·perversidad que forma que fueron aplicadas a los informantes o sus, víctimas ,habían de ser
había sido cometida en nombre del derecho; cualquier curso tal habría consideradas nulas. Con este giro, la pregunta ya no parece ser si acaso lo que
contaminado un fuluro indefinido con los venenos del nazismo. una vez fue derecho puede ahora ser declarado no haber sido derecho, sino
Esta situación -que era, en efecto, invasiva, afectando todas las ramas más bien quién debería hacer el trabajo sucio, los tribunales o la legislatura.
del derecho- llegó a un punto crítico en una serie de casos que involucraban Pero, como el mismo Profesor Hart sugiere, las cuestiones en juego son
informantes que habían aprovechado el terror nazi para deshacerse de demasiado graves para arriesgarse a perderlas en un enredo semántico.
enemigos personales o cónyuges indeseados. Si todas la leyes y decisiones Incluso si toda la cuestión fuera una de palabras, deberíamos recordar que
judiciales nazis fueran indiscriminadamente "derecho", entonces estas estamos en un úrea donde las palabras tienen un poderoso efecto sobre las
despreciables criaturas eran inocentes, pues habían entregado sus víctimas a actitudes humanas. Me gustaría, entonces, emprender una defensa de los
procesos que los mismos nazis conocían con el nombre de derecho. Sin tribunales alemanes, y ofrecer razones por las que, en mi opinión, sus
embargo, era intolerable, en especial para los parientes y amigos decisiones no representan el abandono del principio jurídico que el profesor
sobrevivientes de las víctimas, que estas personas quedaran libres de castigo, Hart ve en ellos. Para comprender el trasfondo de esas decisiones tendremos
mientras que los objetos de su rencor estaban muertos, o recién eran liberados que acercarnos un poco más, como para sentir el calor del infierno, de lo que el
después de años de encarcelamiento, o, aún más doloroso, simplemente seguía Profesor Hart nos ha traído hasta ahora. Tendremos que considerar también un
sin saberse de ellos. aspecto del problema ignorado en su ensayo, a saber, el grado en que los nazis
La urgencia de esta situación no se le escapa en absoluto al Profesor respetaron lo que he llamado la moralidad interna del derecho mismo.
Hart. En efecto, es llevado a recomendar un recurso que ciertamente no es A lo largo de su discusión, el Profesor Hart parece suponer que la única
falto de un cierto aire de desesperación. Sugiere que una ley penal retroactiva diferencia entre el derecho nazi y, digamos, el derecho inglés es que los nazis
habría sido la solución menos reprochable al problema. Esta ley habría usaron sus leyes para alcanzar fines que son detestable para un inglés. Este
castigado al informante, calificándolo como criminal, por un acto que el supuesto es, pienso, gravemente erróneo, y la aceptación de él de parte del
16 Véase Hart, supra nota 2, 619-20.
25 26
Profesor Hart me parece que hace su discusión sea insensible al problema que en un constante estado de anarquía, difícilmente diríamos que podría crear un
pretende tratar. régimen de derecho simplemente promulgando una ley reparadora que
A lo . largo de su período de control, los nazis aprovecharon confiriera legalidad a todo lo que había ocurrido hasta esa fecha y anunciando
generosamente un ardid que no es completamente desconocido a las su intención de promulgar leyes similares cada seis meses en el futuro.
legislaturas estadounidenses, la ley retroactiva que sanea irregularidades Un aumento general en el recurso a leyes reparadoras de
previas. El más dramático uso de los poderes reparadores de una ley tal ocurrió irregularidades jurídicas pasadas representa un deterioro en esa forma de
el tres deju1io de 1934, luego de la "purga de Rohrn".' Cuando este episodio de moralidad jurídica sin la cual el derecho mismo no puede existir. La amenaza
fusilamientos al. interior del partido estuvo acabado y más de setenta nazis de tales leyes pende sobre todo el sistema jurídico, y despoja a todas las leyes
había sido -cuesta decirlo de otra forma- "borrados", Hitler volvió a Berlín y de parte de su importancia. Y ciertamente una amenaza general de este tipo
obtuvo de su gabinete una ley que ratificaba y confirmaba las medidas tomadas implícita cuando un gobierno está dispuesto a utilizar una ley tal para
entre el 30 de junio y el 1 de julio de 1934, sin mencionar los nombres de transformar en ejecución legal lo que fue un simple homicidio cuando ocurrió.
quienes ahora se consideraba c¡ue habían sido legalmente ejecutados. 17 Algún Durante el régimen nazi hubo repetidos rumores de "leyes secretas".
tiempo después Hitler declaró que durante la purga de Rohm "el tribunal En el articulo criticado por el Profesor Hart, Radbruch menciona un informe de
supremo del pueblo alemán ... consistía en mí mismo", 18 q11e ciertamente no es que la matanzas a gran escala en campos de concentración fueron declaradas
una exageración del cargo en que actuó si uno se toma en serio el dictamen "ajustadas a derecho" por medio de un dictamen secreto," Ahora, ciertamente
que confirió legalidad retroactiva a "las medidas tomadas". no puede haber monstruosidad mayor que una ley secreta. lRecomendaría
Ahora en Inglaterra y Estados Unidos nunca se le ocurrfría decir que alguien seriamente que a contínuación de la guerra los tribunales alemanes
"está en la naturaleza del derecho el que no puede ser retroactiva", aunque, deberían haber buscado leyes sin publicar entre los archivos dejados por el
desde luego, impedimentos constitucionales pueden prohibir ciertas clases de gobierno de Hitler de manera que los derechos de los ciudadanos pudieran ser
retroactividad. Diríamos que es normal que una ley opere prospectivamente, y determinados por referencia a esas leyes?
que puede ser discutible que nunca pueda operar de otrn forma, aunque en el El alcance de la obligación del legislador de dar a conocer sus leyes a
fondo cualquier afirmación de que la retroactividad viola la nat-uraleza misma sus súbditos es, desde luego, un problema de moralidad jurídica que ha estado
del derecho sería incapaz de persuadir a nadie. Sin embargo, solo tenemos que en activa discusión al menos de la Secesi.6n de los Plebeyos. Probablemente no
imaginar un país en el cual todas las leyes fueran retroactivas para ver que la exista un estado moderno que no haya estado plagado por este problema de
retroactividad presenta un problema real para la moralidad interna del una u otra forma. Es más probable que surja en sociedades modernas con
derecho. Si imaginamos un monarca absoluto que permite que su reíno exista respecto a instrucciones administrativas sin publicar. A menudo quienes las
• La "purga & Rohm", más conocida como "la noche de los cuchillos largos" [Nacht der /angen Messer], dictan consideran, con bastante buena fe, que afectan solo cuestiones de
se trató de una serie de asesinatos or<lenodos por Hitler en contra de ndversnrios y rivnlcs politices bnjo el
pretexto de prevenir un golpe de estado. Entre ellos e2tuvo Emst R◊l:nn, lider de la Shmnabeitlung, una
organización interna. Pero ya que estos procedimientos seguidos por una
organizAción paramilitar nazi [N. del T.]. agencia administrativa, incluso en sus acciones "internas•, puede afectar
17 N.Y. Time,, 4 de julio de 1934, p. 3, col. 3 (última edición citadirui).
18 V~ N.Y. Time,, 14 do julio de 1934, p. 5, col. 2 (última edición citadina). 19 Rndbruch, "Die Erneuerung des Rechts", :2 Die Wandlung 8, 9 (Alero.nnia 1947).
27 28
seriamente los derechos e intereses del ciudadano, estas regulaciones sin Profesor Hart no lo hace en absoluto.
publicar, o "secretas", a menudo son objeto de quejas. Estas observaciones pueden no ser concluyentes por su generalidad y
Pero, corno ocurre con la retroactividad, lo que en la mayoría de las parecer descansar más en afirmacione~ que en hechos que sirvan de evidencia.
sociedad se mantiene bajo control por medio las limitaciom¡s tácitas de la Ocupémonos de inmediato, entonces, del caso de hecho discutido por el
decencia jurídica estalló de forma monstruosa bajo Hitler. De hecho, tan Profesor Hart.2°
desenfrenada era toda la moralidad nazi del derecho, que no es fácil saber qué En 1944 un soldado alemán hizo una breve visita a su esposa mientras
debería considerarse como una ley sin publicar o secreta. Puesto que las se encontraba con autorización de viaje por una reasignación. Durante el día
instrucciones sin publicar dirigidas a quienes administran el derecho pueden que estuvo en casa, le dio a entender en privado a su esposa algo de su opinión
arruinar la letra de cualquier ley publicada al imponerle interpretaciones del gobierno de Hitler. Expres6 desaprobación de (sich abfiillig geiiussert über
. .escandalosaÉi, existía un sentido· en que el signifié:ádo de toda ley· era "secretó". [se expresó desfavorablemente sobre]) Hitler y' otra-s figuras destacadas del
Incluso una orden verbal de Hitler de que un millar de prisioneros en campos partido nazi. Dijo también que era una lástima que Hitler no hubiera
de concentración fueran muertos era a la vez una instrucción administrativa y encontrado su fin en el intento de asesinato que había ocurrido el 20 de julio de
una validación de todo lo hecho de acuerdo a ella como "ajustado a derecho" . ese año. Poco después de su. partida, su esposa, que durante su larga ausencia
Pero las más importantes afrentas a la moralidad del derecho por parte mientras cumplía el deber militar "había acudido a otros hombres" y que
del gobierno de Hitler no tomó formas tan sutiles como aquellas ejempllficadas deseaba deshacerse de él, informó de sus comentarios al líder local del partido
en los extraños asomos que acabo de discutir. En primer lugar, cuando las nazi, haciendo notar que "un hombre que dijera tal cosa no merece vivir". El
formas jurídicas se hicieron inconvenientes, siempre les fue posible a los nazis resultado fue un juicio del marido por parte de un tribunal militar y una
soslayarlas por completo y "acluar por medio del partido en las calles". No sentencia de muerte. Tras un breve período de encarcelamiento, en vez de ser
había nadie que se atreviera a pedirles cuentas por cualesquiera atrocidades ejecutado, fue enviado al frente nuevamente. Luego del colapso del régimen
que hubieran cometido de esa forma. En segundo Jugar, los tribunales nazi, la esposa fue llevada a juicio por haber procurado el encarcelamiento de
dominados por los nazis siempre estuvieron dispuestos a ignorar cualquier ley, su esposo. Su defensa se apoy6 sobre la base de que las afirmaciones que su
incluso aquellas promulgadas por los mismos nazis, si esto les conviniese o si esposo le hizo acerca de Hitler y los nazis constituían un crimen de acuerdo a
temieran que una interpretación de abogado pudiera provocar incomodidad las leyes entonces vigentes. Por consiguiente, cuando Informó sobre su esposo
'arribau.
1
estaba simplemente llevando un criminal a la justicia.
El completa disposición de los nazis a ignorar incluso sus propios Esta defensa se apoyó en dos leyes, una aprobada en 1934, la otra en
decretos fue un factor importante que llevó a Radbruch a adoptar la posición 1938. Consideremos primero el segundo de estos decretos, el cual era parte de
que tomó en los artículos tan severamente criticados por el Profesor Hart. No una legislación más amplia que creaba toda una seríe de ofensas penales en
creo que ninguna evaluación justa de la acción de los tribunales alemanes de tiempos de guerra especiales. Reproduzco abajo una traducción de la única
posguerra sea posible a menos que tomemos en_ cuenta este factor, tal como el 20 Fnllo de 27 de julio de 1949, Oberllllldsgericht, Bomberg, 5 Sllddeut,che Jurislen-Zeihmg 20 (Alemonin
1950),64Harv.L.Rev.1005(1951).
29 30
sección pertinente: Ocupémonos ahora de otra ley sobre la que el Profesor Hart se apoya al
Las siguientes personas son culpables de destruir el poder nacional suponer que la aseveración del marido fue contraria a derecho. Esta es la ley
de resistencia y serán castigados con la muerte: Quienquiera que de 1934, cuyas porciones relevantes son traducidas abajo:
solicite o incite públicamente un rechazo a cumplir las obligaciones (1) Quienquiera que haga públicamente afirmaciones maliciosas o
de servicio en las fuerzas armadas de Alemania, o en las fuerzas provocativas dirigidas contra, o afirmaciones que revelen una
armadas aliadas con Alemania, o quien de otra forma busque disposición abyecta hacia, las principales figuras de la nación o del
públicamente herir o destruir la voluntad del pueblo alemán o un Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, o hacia las medidas
pueblo aliado de hacerse valer incondicionalmente contra sus tomadas o las instituciones establecidas por ellos, y de natura tal que
enemigos. 21 socaven la confianza del pueblo en su liderazgo político, será
Es casi inconcebible que un tribunal de la Alemania de hoy consideraría los castigado con encarcelamiento.
(2) La expresiones maliciosas no hechas en público serán tratadas de
comentarios del marido a su esposa, quien fue excluida del deber militar por su
sexo, como una violación de la disposición final omnicomprensiva de esta iey, la misma forrna que las expresiones públicas cuando la persona que
particularmente cuando se recuerda que el texto reproducido arriba era parte las haga hubiese o debiese haber advertido que llegarían al público.
(3) La persecución de tales expresiones solo se hará por orden del
de un dictamen más amplio que trataba de cosas tales como albergar
desertores, escapar al deber militar por medio de lesiones autoinfligidas, y Ministerio Nacional de Justicia; en caso que la expresión fuere
similares. Surge, entonces, la pregunta sobre la medida hasta la cual los dirigida en contra de una figura principal del Partido
principios interpretativos aplicados por los tribunales del gobierno de Hitler Nacionalsocialista Obrero Alemán, el Ministerio de Justicia ordenará
deberían ser aceptados al determinar si acaso los comentarios del marido la persecución solo con el consejo y consentimiento del
fueron en efecto contrarios a derecho. Representante del Líder.
(4) El Ministerio Nacional de Justicia determinará, con el consejo y
Esta pregunta se vuelve agudo cuando notamos que la ley se aplica solo
a actos o afirmaciones públicas, mientras que los comentarios del marido consentimiento del Representante del Líder, quién pertenecerá a la
fueron en la privacidad de su propio hogar. Ahora parece que los tribunales clase de figuras principales para propósitos de la Sección 1 más
arriba. 23
nazis (y deber(a notarse que aquí tratamos con un tribunal militar especial)
ignoraban de manera bastante general esta limitación y ampliaban la ley a Esta monstruosidad legislativa apenas merece un comentario extenso,
todas las aseveraciones, privadas o públicas. 22 lEstá preparado el Profesor Hart sobrecargado y debilitado como está por discreción administrativa
para decir que el significado jurídico de esta ley ha de ser determinado a la luz descontrolada. Podemos notar ten sólo: primero, que no ofrece justificación
de este aparentemente uniforme principio de interpretación judicial? alguna para la pena de muerte de hecho impuesto al esposo, aunque nunca
21 El pasaje traducido es el §5 de una ley que crw un Krieg,sonderstra.frecht [dei.cho penal especial de 23 El pasaje traducido es el rut!culo 2 de Una Ley Contra. los Ataques Maliciosos al Estado y el Partido y
guerra]. Ley de 7 de agosto de 1938, [J 939] 2 Reichge,etzblatt prute 1, p. 1456. La traducción es ruin. para la Protección del Uniforme del Pn.rt.ido, Ley de 20 de diciembre de 1934, [1934] J Reichge,elzblatt,
22 V&iso 5 Süddeu/sche Juristen-Zeitw,g 207, 21 O(Alemania 1950). 1269. La traducción es m{n.
31 32
llevada a cabo; segundo, que si el acto de la esposa de reportar a su esposo de ser rehabilitadas en Alemania, no habría servido el permitir a las personas
hizo "públicas" sus comentarios, no hay tal cosa como una expresión privada de empezar a tomar la ley en sus propias manos, como podría haber ocurrido
acuerdo a esta ley. Me gustaría preguntar al lector si acaso puede de hecho mientras los tribunales estaban a la espera de una ley.
compartir la indignación del Profesor Hart de que, en las perplejidades de la En cuanto a Gustav Radbruch, es, creo, completamente injusto decir
reconstrucción de posguerra, los tribunales alemanes estimaran adecuado que no sabía que enfrenta un dilema moral. Sus escritos de posguerra enfatizan
declarar que esta cosa no era una ley. lPuede sostenerse seriamente que repetidamente las antinomia enfrentadas en el esfuerzo de reconstruir un
habría más adecuado al proceso judicial si los tribunales de posguerra hubiera gobierno decente y disciplinado en Alemania, En cuanto al ideal de fidelidad al
emprendido un estudio de los "principios interpretativos" vigentes durante el derecho, dejaré que las palabras del propio Radbruch expongan su posición:
mando de Hitler y Juego hubieran aplicado solemnemente esos "principios"
No debemos esconder de nosotros mismos -especialmente no a la luz
· para determinar el significado de esta ley? Por otro iado, ¿habrían realmente ·
de nuestras experiencias durante la dictadura de doce año- que
mostrado respeto por el derecho nazi si hubieran interpretado las leyes nazis
temibles peligros para el imperio del derecho [rule of law] puede
de a sus propios, y bastante distintos, estándares de interpretación?
contenerse en la noción de "legalidad sin ley [statutory lawlessness)"
El Profesor Hart fustiga a los tribunales alemanes y a Radbrnc;h, no
y en el negar el carácter de derecho a leyes debidamente
tanto por lo que creían haber hecho, sino porque no logre.ron ver que promulgadas". 26
enfrentaban un dilema moral de un tipo que habría sido inmediatamente
evidente a Bentham y Austin. Con la artimaña de decir "Cuando una ley es La situación no es que el positivismo jurídico haga a un hombre capaz de saber

suficientemente perversa deja de ser derecho", huyeron del problema que cuándo enfrenta un difícil problema de elección, mientras que las creencias de
Radbruch le engañen haciéndole creer que existe ningún problema que
deberían haber enfrentado.
enfrentar. El real asunto que divide a los Profesores Hart y Radbruch es:
Esta crítica, creo, carece de justificación. En lo que a los tribunales
lCómo plantearemos el problema? ¿cuál es la naturaleza del dilema en que
concernía, la cuestión no habría sido evitada si, en vez de decir "Esto no es
estamos atrapados,
derecho", hubieran dicho "Esto es derecho pero es tan perverso que nos
Espero no estar siendo injusto con el Profesor Hart cuando digo que no
negaremos a aplicarlo". Ciertamente la confusión moral alcanza su punto
logro hallar forma alguna de describir el dilema como él lo entiende sino
culminante cuando un tribunal se niega a aplicar algo que reconoce que es
usando algunas palabras tales corno las siguientes: Por un lado, tenemos un
derecho, y el Profesor Hart no recomienda tal "encaramiento del verdadero
dato amoral [amoral datum] llamado derecho, que tiene la peculiar
asunto" por parte de los tribunales mismos. Él habría preferido una ley
característica de crear un deber moral de obedecerlo, Por otro lado, tenemos
retroactiva. Curiosamente, esta era también la preferencia de Radbruch. 24
un deber moral de hacer los que creemos que es correcto y decente. Cuando
Pero, a diferencia del Profesor Hart, los tribunales alemanes y Gustav
nos enfrentamos con una ley que creemos que es plenamente perversa,
Radbruch eran vivos participantes de una situación de drástica emergencia. El
25 Radbruch, "Gesetzlichcs Unrecbt und Übcrgesetz.liches Rccht", 1 Sildd1,utsche Jirr.1it1m•Zaltung 105, I 07
problema del informante era apremiante, y si las instituciones jurídicas habían (Alemnnin 1946) (reimpreso en Rndbruch, Rechuphilruophie 347, 354 (4' ed. 1950)). Ln trnducci6n es
24 Véase Rodbruch, "Die Emeuerung de., Rccbts", 2 Die Wandlung 8, lO (Alcmonill 1947). mín.
33 34
tenemos que elegir entre estos dos deberes. vociferan sus contradicciones a través de un vacío. Al buscar orden, podemos
Si esta es la posición positivista, entonces no tengo vacilación al recordarnos de modo significativo que el orden mismo no nos servirá de nada a
rechazarla. El "dilema" que presenta posee la formulación verbal e.e un menos que sea bueno para algo. Al buscar hacer de nuestro orden uno bueno,
problema, pero el problema que presenta no tiene sentido. Es como decir que podemos recordarnos que la justicia misma es imposible sin orden, y que no
tengo que elegir entre dar comida a un hombre hambriento y ser misébil con debemos perder el orden mismo en el intento de hacerlo uno bueno.
las lorogolobas [being mimsy with the borogoves].' No creo que sea injusto con
la filosofía positivista decir que nunca da un sentido coherente a la obligación VI. Las consecuencias morales del positivismo jurídico
moral de fidelidad al derecho. Esta obligación parece ser concebida como sui
generis, sin relación alguna con ninguno de los fines cotidianos, extrajurídicos, Llegamos ahora a la pregunta si acaso existe algún fundamento para la
de la vida humana. El postulado fundarnentai dei positivismo -crJe el derecho creencia de Gu.stav Racibnich de que una aceptación generai de la filosofía
debe ser estrictamente separado de la moralidad- parece negar la posibilidad positivista en la Alemania prenazi hizo más suave el camino a la dictadura.
de cualquier puente entre la obligación de obedecer al derecho y otras Comprensiblemente, el Profesor Hart considera esta como la más escandalosa
obligaciones morales. Ningún principio mediador puede e:-stirnar sus de las acl!saciones contra el positivismo,
respectivas exigencias a la consciencia, pues existen en mundos Aquí por cierto entramos a una peligrosa área de controversia, donde
completamente separados, las palabras y acusaciones desagradables se han vuelto frecuentes. Durante el
Mientras que no adheriría a todas las op1mones de posguerra de último medio siglo en este país ningún asunto iusftlosófico ha causado más
Radbruch -especialmente aquellas relativas al "derecho superior"- creo que derramamiento de tinta y adrenalina que la afirmación de que existen
apreció, mucho más claramente que el Profesor Hart, la verdadera naturaleza consecuencias "totalitarias" en las opiniones Oliver Wendell Holmes, Jr. Incluso
del dilema enfrentado por Alemania al buscar reconstruir sus ciesb·ozacias ías críticas más cuidadosamente expresadas de aquella gran figura de la época
instituciones jurídicas. Alemania tenía que restaurar el respeto al derecho tanto de Darwin, Huxley, y Haeckel parecen. agitar la mente del lector con el
como el respeto a ]ajusticia. Aunque ninguno de estos podía ser restaurad.o sin recuerde de tales mordacidades. 26 No ayuda nada sugerir que quizás Holmes
el otro, se encontraron desagradables antinomias en el intento de restaurar no percibió todas las consecuencias de su propia filosofía, pues esto es ~n solo
ambas de una vez, como Radbruch apreció con demasiada claridad. sustituir un insulto por otro. Tampoco ayuda mucho recordar el dictum de uno
Esencialmente, Radbruch entendió el dilema como el de satisfacer las de los más cercanos compañeros de juventud de Holmes -sin duda un
exigencias de orden, por un lado, y aquellas de un buen orden, por el otro. observador perspicaz- de que Holmes estaba "compuesto de a1 menos dos
Desde luego, ninguna fórmula sencilla puede sacarse de esta forma de expresar personas y media enrolladas en una, y la forma en que los mantiene juntos en
el problema, Pero, a diferencia del positivismo, no nos pone frente a exigencias una tirante piel, sin reñirse más de lo que lo hacen, es notable". 27 Al
opuestas que no tienen ningún contacto viviente con el otro, que simplemente
26 Véase, e.g., Howe, "Tbe Positivism ofMr. Justice Holmes", 64 Harv. L. Rev., 529 (1951).
• "Mimsy" y "borogovt:S" son expresiones sin sentido acunndns por Lewis Cnrroll en su poema 27 VeitSe l Pt.,"'JT}', The Thought and Character o/William James 297 (1935) (citn. de una. cartn escrita por
11
'J5bberwocky
1
• \l/ílliam James t,,'11 1869).
35 36
aventurarse en estas agitadísimas aguas iusfilosóficas, uno no se tranquiliza al necesidad móraF de orden, o que está en la naturaleza del hombre el que
ver a un hombre tan moderado como el Profesor Hart incurriendo en algunos requiere un orden jurídico, etc. Bergbohm anunció un programa, nunca llevado
golpes de remo bastante amplios. Radbruch reveló "una extraordinaria a cabo, de sacar del pensamiento positivista estas últimas emanaciones del
ingenuidad" al evaluar el carácter de su propia profesión en Alemania y al pantano de la ley natural. 32 Los juristas alemanes generalmente tendían a
suponer que su adherencia al positivismo ayudó a los nazis a llegar al poder. 28 considerar el common law angloestadounidense como un conglomerado de
Su juicio sobre esta y otras materias muestra que tenía "solo había digerido a derecho y moral desordenado y carente de principios. 33 El positivismo era la
medias el mensaje espiritual del liberalismo" que erróneamente creía estar única teoría del derecho que podía reclamar ser "científica" en la Era de la
transmitiendo a sus compatriotas. 29 Un estado de "histeria" se aprecia en Ciencia. Los disidentes de esta opinión eran caracterizados por los positivistas
quienes ven una saludable reorientación del pensamiento jurídico alemán en con ese ep(teto que el hombre moderno teme por sobre todos los otros:
decisiones judiciales tales como las que fueron dadas en los casos de los "ingenuo" [nai've]. El resultado fue que podía informarse en 1927 que "ser
informantes. hallado culpable de adherencia al teorías iusnaturalistas es una especie de
Dejemos a un lado por lo menos las toscas herramientas d.e la invectiva deshonra soclal". 34
y ocupémonos con tanta calma como podamos de la cuestión si acaso el A estos antecedentes debemos añadir la observación de que los
positivismo jurídico, como era practicado y predicado en Alemania, tuvo, o alemanes perecen no haber alcanzado nunca esa curiosa habilidad que poseen
pudo haber tenido, alguna conexión causal con el ascenso de Hitler al poder. los británicos, y en alguna medida los estadounidenses, de mantener su con
Debería recordarse que en los setenta y cinco años previos al régimen nazi la rienda corta. Cuando un alemán define el derecho, pretende que la definición
filosofía positivista había alcanzado en Alemania una posición tal que no sea tomada en serio. Si una autor alemán se hubiese topado con el eslogan del
disfrutaba en ningún otro país. Austin alabó a un académico alemán par poner realismo jurídico estadounidense, "El derecho es simplemente los patrones de
el derecho internacional bajo las iluminadoras restricciones del positivismo. 30 de conducta de los jueces y otros funcionarios estatales", no lo habría
Gray informaba con gusta que las juristas alemanes "más capaces· de su época considerado solo una forma de empezar una conversación. Lo habría creído y
estaban "renunciando a toda "nicht positivisches Recht" [derecho no positivo], habría actuado de acuerdo con ello.
y citaba a Bergbohm como ejemplo. ' 1 Este es un ejemplo iluminador, pues El positivismo jurídico alemán no solo excluyó de la ciencia jurídica
Bergbohm fue un académico cuya ambición era lograr que el positivismo cualquier consideración de los fines morales del derecho, sino que también fue
alemán cumpliera can sus propias pretensiones. Estaba consternado por indiferente a lo que he llamado la moralidad interna del derecho mismo. El
encontrar vestigios de pensamiento iusnaturalista en escritos que reclamaban jurista alemán estaba, por lo tanto, peculiarmente dispuesto a aceptar como
ser positivistas. En particular, esta perturbado podaJr;e_cuente reaparición de "derecho" cualquier cosa que se refiriera a sí misma con ese nombre, fuera
nociones tales como que el derecho debe su eficacia a la percepción de una impresa a expensas del fisco, y pareciera venir "van oben herab" [desde
28 Hwt; supro nota 2, 6l7-18. 32 I Bergbobm, Jurisprudenz und Rcchtsphllosophie 355-552 (1892).
29 Id. 618. 33 Véase, e.g., Hcllcr, Die Krisis de Staatslehre, 55 Archiv filrSozia/wúsen.scha.fi und Sozialpolitik 289,309
30 I Austin, Lec/w'es on Juri,prudence, 173 (5' ed. 1885) (Lección V). (Alemflilin 1926).
31 Gray, Th• Na/W<! andSources ofLaw 96 (2' oo. 1921), 34 Voegelin, ''Kelson's Puro Thooiy ofLnw", 42 Poi. Sci. Q. 268, 269 (1927).

37 38
arriba], informantes podría haberse fundado en consideraciones como las que acabo de
A la luz de estas consideraciones no logro ver absurdo o maldad en la esbozar. Pero si uno hubiera sido formado con una generación que dijera "la ley
sugerencia de que las actitudes imperantes en la profesión jurídica alemana es la ley" y lo dijera en serio, uno podría sentir que la única forma de escapar
fueron útiles para los nazis, Hitler no llegó al poder por medio de una de una ley es oponerle otra, y esta debe forzosamente ser una "ley superior",
revolución violenta. Fue Canciller antes de convertirse en el Líder. El De esta forma, estas nociones de "derecho superior", que son una razonable
aprovechamiento de las formas jurídicas comenzó cautelosamente y se hizo causa de alarma, pueden ser ellas mismas un fruto tardío del positivismo
más audaz a medida que el poder se consolidaba. Los primeros ataques sobre jurídico alemán.
el orden establecido fueron sobre fortificaciones que, si es que eran ocupadas Debería observarse en este punto que es principalmente en lo escritos
por alguien, era ocupadas por abogados y jueces, Estas fortificaciones cayeron cat61icos romanos donde la teoría del derecho natural es considerada no solo
casi sin esfuerzo, como una búsqueda de aquellos principios que permitirán a los hombres vivir
El Profesor Hart y otros han estado naturalmente consternados por las juntos exitosamente, sino como una búsqueda de algo que pueda ser llamado
referencias a un "derecho superior" en algunas decisiones sobre informantes y "un derecho superior". Esta identificación del derecho natural con un derecho
en los escritos de posguerra de Radbrnch. Sugiero que si la filosofía del que está sobre las leyes humanas parece de hecho ser requerido por cualquier
derecho alemana se hubiera. preocupado más de la moralidad interna del doctrina que afirme la posibilidad de un pronunciamiento autoritativo de las
derecho, no habría sido necesario invocar ninguna noción de este tipo al exigencias del derecho natural. En aquellas áreas afectadas por tales
declarar nulas las más aberrantes leyes nazis, pronunciamientos según estos han sido dictados hasta ahora, el conflicto entre
No me parece que haya nada espantoso en decir que una dictadura que la doctrina católica romana y las visiones opuestas me parece ser un conflicto
se vista con algú.n adorno de forma jurídica puede alejarse tanto de la entre dos formas de positivismo. Afortunadamente, sobre la mayor parte del
moralidad del orden, de la moralidad interna del derecho mismo, que cese de área del cual se preocupan los abogados no existen tales pronunciamientos. En
ser un sistema jurídico. Cuando un sistema que se llama a sí mismo derecho se estas áreas creo que aquellos de nosotros que no son adherentes de su fe
funda sobre un desprecio general por parte de los jueces de los términos de las pueden estar agradecidos de la Iglesia Cat6Uca por haber mantenido viva la
leyes que aparentan hacer valer, cuando este sistema corrige sus tradición racionalista en la ética.
irregularidades jurídicas, incluso las más burdas, por medio de leyes No afirmo que la solución que he sugerido para los casos de
retroactivas, cuando solo necesita recurrir a incursiones de terror en las calles, informantes no habría conllevado sus propias dificultades, particularmente
que nadie se atreve a desafiar, para escapar incluso aquellas escasas aquella de saber dónde detenerse, Pero creo que es manifiesto que el deterioro
restricciones impuesta por la apariencia de legalidad -cuando todas estas cosas más grave de la moralidad jurídica bajo Hitler tuvo lugar en las ramas del
se vuelto verdaderas respecto de una dictadura, no es difícil, al menos para m(, derecho como aquellas involucradas en los casos de los informantes; no había
negarle el nombre de derecho, deterioro comparable que observar en las ramas ordinarias del derecho
Creo que la invalidez de las leyes involucradas en los casos de los privado. Fue en aquellas áreas donde los fines del derecho fueron más

39 40
detestables de acuerdo a estándares ordinarios de decencia donde la moralidad
del derecho mismo fue despreciada más descaradamente. En otras palabras,
donde uno habría estado más tentado a decir "Esto es tan perverso que no es
derecho", uno podría usualmente haber dicho en cambio "Esta cosa es el
producto de un sistema tan ajeno a la moralidad del derecho que no merece ser
llamada una ley". Creo que hay algo más que una coincidencia aquí, pues la
superposición sugiere que la moralidad jurídica no puede vivir cuando es
separada de una lucha por la justicia y la decencia.
Pero como una solución efectiva para los casos de los informantes, yo,
como el Profesor Hart y RadJJruch, habría preferido u.ria ley retroactiva. Mi
razón para esta preferencia no es que esta sea la forma más cercana a la
legalidad de hacer ilegal lo que una vez fue derecho. Más bien, entendería una
ley tal como una forma de simbolizar un quiebre brusco con el pasado, como un
medio de aislar una especie de operación de limpieza del funcionamiento
normal del proceso judicial. Por medio de este aislamiento se haría posible para
el poder judicial volver más rápidamente a una condición en la cual las
exigencias de la moralidad jurídica pudieran ser adecuadamente respetadas.
En otras palabras, haría posible planear devolver de manera más efectiva al
ideal de fidelidad al derecho su signiftcado normal.

..
[ ,]

41
RICCARDO GUASTINI

LA SINTAXIS DEL DERECHO·


Traducción de
Álvaro Núñez Vaquero
· Revisión de
Ester González Bertrán
Colaboración ele
Camila Reyes Huentequeo

Marcial Pons
MADRID I BARCELONA I BUENOS AIRES I SAO PAULO
2016
..,J._/''~"",

CAPÍTULO V
VARIEDAD DE NORMAS

l. NORMAS EN SENTIDO GENÉRICO

El derecho está lleno de enunciados no prescriptivos 1• Los enunciados


de este tipo no expresan «nmmas» Uurídicas) en sentido estricto, sino solo
normas en sentido amplio y genérico ya que, en sentido estricto, una norma
es precisamente una prescripción, una orden (de hacer u omitir), general y
abstracta, dotada de estructura condicional2.
Sin pretender ser exhaustivo, se pueden censar, por lo menos, los siguien-
tes tipos de normas en sentido genérico.
i) Normas ele competencia (o normas que confieren poderes): son aque-
llas normas que instituyen autoridad, es decir, confieren a un sujeto la compe-
tencia -la autoridad, el poder- de crear y abrogar otras normas o, según el
caso, de aplicarlas. Podemos encontrar buenos ejemplos en los arts. 70 y 102.1
de la Constitución italiana.
ii) Normas pennisivas: son aquellas normas que califican un determi-
nado comportamiento como permitido, facultativo o libre, es decir, permitido
y facultativo al mismo tiempo. Se encuentran buenos ejemplos en los arts. 17,
18, y 19, Const. it.
iii) Normas definitorias: son aquellas normas que determinan el signi-
ficado ele un término o sintagma usado en la formulación de otras normas.

1
Bien entendido, no son tampoco descriptivos. Véase G. CARCATERRA, Le norme costirutive, Mi-
lano, 1974; G. CARCATERRA, La forza costiruriva del/enorme, Roma, 1979.
2 Una elaborada teoría general de las normas se encuentra en R. HERNÁNDEZ MARfN, Introducción

a la teoría de la norma jurídica, Madrid, 1998.


.,
58 RlCCARDO GUASTINI VARIEDAD DE NORiv!AS 59
·' ··1

Un buen ejemplo se encuentra en el art. 1.321, Cod. civ. it. (definición de i) Las normas ele competencia confieren el poder de crear y abrogar
«contrato») 3 • prescripciones.
iv) Normas interpretativas: son aquellas normas que determinan el signi- ii) Las normas permisivas 7 cumplen, dependiendo del caso, la función:
ficado de un enunciado usado en la formulación de una norma precedente ( «El
art. "x" de la ley "y" debe ser entendido en el sentido ... »). Podemos encontrar a) De abrogar o derogar (tácitamente) prescripciones preexistentes, o
buenos ejemplos en todas las así llamadas leyes de «interpretación auténtica». bien la función.
v) Normas de reenvío: son aquellas normas que no disciplinan directamen- b) De prohibir la creación de prescripciones futuras (en particular, crear
te un supuesto de hecho, sino que indican a los órganos de aplicación (los jueces, prohibiciones) por parte de las autoridades normativas subordinadas.
la adrninistración pública) en qué otra fuente o disposición buscar la regulación iii) Las normas definitorias cumplen la función de precisar el significado
del supuesto de hecho en cuestión. Se encuentran buenos ejemplos en las normas ele otras prescripciones en las cuales sea usado el término definido.
llamadas de «derecho internacional privado» (Ley 218/1995 de la Rep. it.). iv) Las normas interpretativas cumplen la función de determinar el con-
vi) Normas sobre la eficacia de normas: son aquellas normas que cir- tenido ele prescripciones preexistentes.
cunscriben -por ejemplo, en el tiempo o en el espacio- los efectos jurídicos v) Las normas ele reenvío indican a los órganos de aplicación qué pres-
de otras normas. Un ejemplo:· el principio general de irretroactividad (art. 11.1 cripciones deben ser aplicadas.
de las Disp. prel. cod. civ. it.), en virtud del cual las leyes producen efectos vi) Las normas sobre la eficacia de las normas cumplen la función de n
~
jurídicos solo hacia el futuro. establecer el ámbito ele eficacia ele las prescripciones.
víi) Normas sobre conflictos entre normas: son aquellas normas que, en V
vii) Las normas sobre los conflictos entre normas indican a los órganos ,1
presencia de dos normas incompatibles, indican a los órganos de aplicación qué ele aplicación a qué prescripción dar preferencia en caso de conflicto entre va- ti
norma preferir y aplicar 4 • Encontramos un buen ejemplo en el principio «lex ij
rias prescripciones.
posterior derogat legi priori» (art. 15, Disp. prel. cod. civ. it.). viii) Las normas de abrogación cumplen la función de suprimir la efica- t
viii) Normas ele abrogación: son aquellas normas que -dicho de algún cia de prescripciones preexistentes. 1
modo (aunque no sea del todo preciso)- «suprimen» la eficacia de una norma
Como puede observarse, todas las normas no prescriptivas ..:_o normas en
lf
preexistente, esto es, privan a una norma preexistente de efectos jurídicos 5 •

f1!l':
Por ejemplo: «Queda abrogado el art. "x" de la ley "y"». sentido genérico- desarrollan alguna función en relación a .las prescripcio- i·
nes. Por esta razón se suele decir que no son normas «autónomas» -es decir,
dotadas de una función independiente- sino que son únicamente «fragmen-
tos» ele las prescripciones a las que se refieren. De este modo, por ejemplo, ~
2. FRAGMENTOS DE NORMAS .W
~
una norma de competencia, en un determinado sentido, no es otra cosa que (
un fragmento de todas las prescripciones que serán creadas por la autori-
Es necesario insistir en que todas las normas en sentido genérico que he-
mos mencionado -a diferencia ele las normas entendidas en sentido estricto dad que aquella ha instituido; una norma definitoria no es otra cosa que un
fragmento ele tocias las prescripciones en las cuales es empleado el término
~l
},
(órdenes)- no son susceptibles de obediencia ni de violación dado que no J,t
dirigen el comportamiento. ¿Para qué sírven entonces? definido. i
\.
":¡
Pues bien, todas las normas en sentido genérico son funcionalmente de- {j·.:
pendientes de las prescripciones6. En particular: 3. NORMAS CONSTITUTIVAS i:l

~(•

3
4
Las•definiciones legislativas son, obviamente, de.finicioncs estipulativas.
Pero naturalmente pueden darse conflictos -no solo entre prescripciones sino también- entre
Las normas en sentido genérico (o la mayoría ele aquellas) son, en ocasio- ti,,
normas en sentido genérico, como aquellas de las que estamos hablando.
nes, denominadas «normas constitutivas», en oposición a las «normas pres- ,JI
q
5
Este modo de hablar no es preciso porque, hablando en términos generales y en virtud del criplivas» o normas en sentido estricto.
principio general de irretroactividad (arl. 11.1, Disp. pre!. cod. civ. it.), las nonr.as de abrogación no -~-~
«suprimen» enteramente la eficacia de las normas a las cuales se refieren pero las circunscriben en el
tiempo: las normas abrogadas conservan su eficacia en relación a los supuestos de hecho surgidos antes de omitir) no sería reconocible como un ordenamiento jurídico (ni tampoco como un ordenamiento no .¡¡
de su abrogación. Véase cap. XXV, cuarta parte. jurídico ele la conducta).
6
Cfr. U. SCARPELLI, L'elica senza veritá, Bologna, 1982, p. 235. Un conjunto de «normas» en 7
Véase, para un análisis más profundo, F. PoGGI, Norme permissive, Torino, 2004, que contiene 1•:
sentido genérico que no incluyese ninguna nonna en sentido estricto (alguna prescripción de hacer o una bibliografía completa.
.¡;1¡
t~
60 RICCARDO GUASTINI VARIEDAD DE NORMAS 61

Son constitutivas aquellas normas que, precisamente, no prescriben nada b) otras disposiciones: como, por ejemplo, «Queda abrogado el art. "x" de
a nadie -y, por tanto, carecen de destinatarios, y no son susceptibles de obe- . la ley "y", que tiene por ó~jeto la disposición abrogada>>.
diencia ni de violación- pero que crean directamente algún efecto jurídico 8
(que no sea el nacimiento de una obligación 9 ). No hace falta decir que las metanormas en cuestión -no teniendo por ob-
jeto una conducta- no son nmmas eµ sentido estricto (prescripciones), sino
Se pueden distinguir al menos dos tipos: «fragmentos» ele normas.
i) Son constitutivas, en primer lugar, las normas que no parecen recon- ii) En sentido amplio, se llama también «metanormas» a las normas que
ducibles a la forma estándar de un enunciado condicional como, por ejemplo, tienen por objeto (no propiamente otras normas o disposiciones, sino)
las normas de abrogación y las normas de interpretación auténtica.
ii) Son constitutivas, además, las normas que, aunque estén dotadas de e) actos normativos: como, por ejemplo, «La función legislativa es ejer-
estructura condicional («Si H, entonces J» ), a diferencia de las nonnas en sen- cida colectivamente por las dos Cámaras», art. 70, Const. it.
tido estricto -que contienen en su consecuente ( «J ») la calificación deóntica
de un comportamiento ( «x» es obligatorio, «y» está prohibido)- no tienen
expresiones deónticas en el consecuente··cno son norrrfas de conducta). Por 5. NORMAS PRIMARIAS Y NORMAS SECUNDARIAS
ejemplo: «Los mayores de dieciocho años son mayores de edad», «El Par-
lamento ejerce la función legislativa», «Los ciudadanos tienen el derecho a i) Se suele llarnar «primarias» a las nonnas comunes de conducta, es decir,
asociarse», etcétera 10• las nonnas que atribuyen o imponen situaciones jurídicas subjetivas (derechos,
obligaciones, etc.) a los ciudadanos comunes 12 •
ii) Se llama, por el contrario, «secundarias» a las normas -metanormas
4. NORMAS Y METANORMAS en sentido amplio- sobre la producción y aplicación del derecho, es decir,
aqüellas que confieren poderes ( «legislativos» en sentido genérico, o sea, nor-
El término «metanorl)1a» es usado de maneras diferentes 11 • mativos; ejecutivos; jurisdiccionales) y disciplinan su ejercicio 13 .
i) En sentido estricto, se llama «metanorma» a toda norma que tenga por
Dentro de las normas secundarias, ocupan un lugar especial -y requie-
objeto (no la conducta, sino)
ren un tratamiento independiente- las llamadas normas «sobre la producción
a) otras normas: como, por ejemplo, el principio de irretroactividad jurídica», esto es, aquellas normas que confieren y disciplinan el ejercicio de
(ait. 11.1, Disp. prel. cod. civ. it.) que tiene como objeto las normas de las competencias normativas. Diremos más sobre este punto a su debido tiempo 14 •
leyes en general, o bien

8 Cfr. G. CARCATERRA, Le norme costitutive, op. cit.; G. CARCATERRA, La forza costitutiva del/e 6. NORMAS FORMULADAS Y NORMAS INEXPRESAS
norme, op. cit.
9 Las normas que tienen como efecto el nacimiento de una obligación son obviamente prescrip-
ciones o normas en sentido estricto. Son formuladas -y «emanadas» o «promulgadas» pero en un sentido ge-
'º G. U. REscIGN0, L'arro normativo, Bologna, 1998, pp. 38 y ss. En otro sentido se habla de nérico y no técnico- las normas que, precisamente, encuentran enunciación
«reglas constitutivas» (un ejemplo paradigmático serían las reglas de un juego) que no tanto, o no solo,
disciplinan sino que además «crean» o «definen» nuevas formas de comportamiento. Tales formas de
o formulación expresa en alguna disposición normativa (o en un fragmento de
1. comportamiento -cuya existencia depende de reglas constitutivas- son llamadas «hechos institucio- disposición normativa).
nales». Por ejemplo: son reglas constitutivas aquellas que dan vida a «instituciones» como la promesa,
el matrimonio, la propiedad, la jurisdicción y la legislación. «Legislar» no sería legislar en ausencia de Son ínexpresas, por el contrario, las normas derivadas a partir de las normas
aquellas normas que confieren a un determinado comportamiento humano el sentido (el valor) de «legisla- formuladas (o de una combinación de nonnas formuladas, o de una combinación
ción». Sin tales normas, quizás el propio vocablo «legislar» no tendría ningún sentido. Lo mismo se puede
decir para «juzgar (en sede jurisdiccional)», «prometer», o ,rjugar al ajedrez». Cfr. J. R. SEARLE, Speech de fragmentos de normas forn:uladas) mediante procedimientos argumentativos
Acts. An Essay in the Philosophy of Language, Cambridge, 1969 (trad. esp. Actos de habla, Madrid,
Cátedra, 1994), Véase también M. ATIENZA y J. RUIZ MANERO, Las piezasdel derecho. Teoría de los
12 Diremos algo más en el capítulo VIII.
enunciados jurídicos, Barcelona, 1996, cap. II.
11 Cfr. T. MAZZARESE, «Metanorme e linguaggio deontico. Un'analisi logica», en Materiali per " H. L. A. I-[ART, The Concept of Law, Oxford, 1961 (trad. esp. El concepto de derecho, Buenos Ai-
una storia della cultura giuridica, 1982; T. MAZZARESE, «Me\anorme. Rilicvi su un concetto scomodo res, Abeledo-PetT0t, 2004); N. B0BDI0, Studi per una teoría genera/e del derecho, Torino, 1970, pp. 175
della teoría del diritto», en P. C0MANDUCCI y R. GUASTINI (eds.), Siruttura e dinamica dei sistemi gi11- y ss.; N. Bonmo, Conrributi ad un dizionario giuridico, Torino, l 994, pp. 177 y ss., 233 y ss.
14 Cap. X, segunda parte.
ridici, Torino, 1996. ·
62 RICCARDO GUASTI.t'\/1

de diferente naturaleza, bien lógicos (i. e. deductivos), bien pseudo-lógicos (por


ejemplo, mediante la analogía).
Toda norma inexpresa, como tendremos ocasión de ver, es fruto -ya no de
una promulgación o de una emanación sino- de un i-azonamiento .:<constructi-
vo» de los intérpretes.

CAPÍTULO VI
NORMAS DE CONDUCTA

1. LAS MODALIDADES DEÓNTICAS

Hemos convenido que, hablando en términos generales, las normas jurí-


dicas son enunciados condicionales dotados de una estructura del tipo «Si H,
entonces J», donde el antecedente «H» -llamado «supuesto ele hecho (abs-
tracto)»- se refiere a una clase de hechos, eventos o circunstancias, y el con-
secuente «J» se refiere a los efectos jurídicos (obligaciones, poderes, sancio-
nes, etc.) conectadas a tal clase de hechos 1•
Pues bien, se llaman normas de conducta a todas aquellas normas cuyo
consecuente califica un comportamiento -una acción o una omisión- como
obligatorio, prohibido, pennitido, o facultativo.
A los términos «obligatorio», «prohibido», «permitido», y «facultativo»
se les llama modalidades deónticas (o modos deónticos), ya que -como en
seguida veremos- todos ellos son traducibles en términos de «deber» (o, lo
que es lo mismo, en términos ele «obligación») 2 •
El consecuente de una nórma de. conducta puede, por tanto, ser represen-
tado simplemente como la combinación de una modalidad cleóntica y de una
expresión que designa un comportamiento: «Es obligatorio x», «Está prohibi-
do y», «Está permitido z», etcétera.

1 Corno se recordará, las normas «constitutivas» son una excepción: normas ele abrogación o

normas de inl•~rpretación auténtica.


2 Se llama lógica dcóntica a aquella parte de la lógica que estudia el comportamiento lógico de los

enunciados dcónticos (concediendo que los enunciados cleónticos tengan un comportamiento lógico, Jo
guc no es seguro).
64 RICCARDO GUAST!Nl NORMAS DE CONDUCTA 65

No obstante, las expresiones que denotan un comportamiento pueden ser 2. EL SIGNIFICADO DE LOS TÉRMINOS DEÓNTICOS
concebidas como proposiciones que describen acciones u omisiones (o, si así
se prefiere, los estados de cosas resultantes de acciones u omisiones) 3 • Por ejem- Para aclanu· el significado de los términos que expresan modalidades
plo, la norma «Los asesinos deben ser castigados» puede ser refonnulada sin deónticas son necesarias tres observaciones,
que se pierda su significado diciendo «Es obligatorio que los asesinos sean casti- Primera. Los términos deónticos son instrumentos lingüísticos para ca-
gados». De esta forma, resulta evidente que la nonna consiste en la combinación lificar -pero no para denotar- comportamientos humanos (y para generar
de la calificación deóntica «obligatorio» (los asesinos «deben» ... ) y de la propo- emociones y actitudes humanas sobre los comportamientos así calificados).
sición que describe la acción de castigar a los asesinos (o bien, el estado de cosas Aquellos carecen de referente semántico: no denotan objetos, eventos, o pro-
en el que los asesinos son castigados): «que los asesinos sean castigados» 4. piedades observables 6 • Sirven, podemos afirmar, para instituir una conexión
Por tanto, po~emos representar los consecuentes de las no1mas de conducta normativa entre un sujeto (destinatario de la norma) y un comportamiento
como la combinación de modalidades deónticas y de proposiciones. (objeto ele la norma).
Si, como se suele hacer, simbolizamos las modalidades deónticas con le- Segundo. Por esta razón los términos deónticos no pueden ser definidos
tras mayúsculas «O» para obligatorio, «Ph» para prohibido, «P» para permi- haciendo referencia a términos no deónticos. Picho con otras palabras: en el
tido, y «F» para facultativo; si, además, introducimos un símbolo artificial definiens 7 ele un término deóntico no pueden aparecer términos factuales, no
«-,» para la negación («no»); y si, finalmente, simbolizamos las proposiciones deónticos. Por otro lado, en el definiens no puede no aparecer otro término
con letras minúsculas «p», «q», «r», «s», etc.; entonces el consecuente de las deóntico. Esto es lo mismo que decir que los términos deónticos son interde-
nonnas puede ser representado de forma abreviada en modo simple de la si- finibles: solo pueden ser definidos uno por medio de otro.
guiente manera: Tercero. Cualquiera de los términos cleónticos puede ser usado cómo tér-
Op (Es obligatorio que ... ). mino primitivo, no definido, para definir todos los demás (con el auxilio de la
Phq · (Está prohibido que ... ). negación). En otras palabras: para definir los términos deónticos es necesario
1 renunciar a definir uno de ellos (cualquiera), teniendo que fiarnos de la com-
Pr (Está permitido que ... ).
1 prensión intuitiva de su significado, y usarlo luego para definir el resto 8.
Fs (Es facultativo que ... ).
0-,p (Es obligatorio que no ... ). Por ejemplo, si usamos como término no definido «obligatorio», tendre-
Ph-,q (Está prohibido que no ... ). mos las siguientes definiciones del resto ele términos:
etcétera. Php = 0-,p ( «Prohibido que ... » significa «Obligatorio que no ... » ).
Se llaman «imperativas» a las normas que califican la conducta obliga- Pp = -,0-,p («Permitido que ... » significa «No obligatorio que no ... » ).
toria o prohibida (órdenes y prohibiciones, respectivamente); se llaman (ge- Fp =-,Op («Facultativo que ... » significa «No obligatorio que ... ») 9 •
néricamente) «permisivas» a las normas que califican la conducta como per-
mitida (en sentido estricto) o facultativa (normas permisivas y facultativas o falsa) acerca de la ausencia de una obligación. Ahora bien, en el lenguaje común, nosotros diríamos
respectivamente) 5. que un sujeto tiene una facultad o un permiso para actuar tanto en presencia de una nom1a explícita
facultativa o permisiva, como frente a la ausencia de una norma imperativa. Sin embargo, esto significa
que los dos términos -«permiso» y «facultad»- son usados por nosotros de manera no constante. En
3 En lógica se llama «proposición» a -el contenido de significado de- un enunciado dotado ele un caso, tales términos son usados en sentido fue1te para referirse al contenido de ciertas normas (per-
uno ele los dos valores ele verdad, es decir, que puede ser considerado verdadero o falso. misivas o facultativas); en el otro caso, los mismos ténninos son usados en sentido débil para referirse
4 Si concebimos como proposiciones las expresiones que denotan comportamientos (los estados a la ausencia de normas imperativas.
6 A. Ross, Diritto e giustizia (1958), Torino, Einaudi, 1965, pp. 149 y ss. (trad. esp. Sobre el de-
de cosas resullantes de comportamientos), las modalidades deónticas serán a su vez concebidas como
«operadores», es decir, como expresiones mediante las cuales se «realizan operaciones» sobre las pro- recho y /ajusticia, Buenos Aires, Eudeba, 1997); K. ÜUVECRON.A, Lenguaje jurídico y realidad (1962),
posiciones. · México, Fontamara, 1998.
5 Es necesario prestar atención a la característica ambigüedad de algunos enunciados en té,minos 1 Una definición, como se recordará, es una enunciado con la forma: «"x" significa "y"». Se llama

de «obligación» (propia, por lo demás, de todos los enunciados deónticos). Considérese, por ejemplo, dejiniendum a la expresión (vocablo o sintagma) definida ( «x» ), y definiens a la expresión usada para
el siguiente enunciado negativo: «Tizio no tiene la obligación de hacer x». En el co'ntcxto apropiado definirla («y»).
8 G. H. von WRIGJIT, «Deontic Logic», en Mind, 1951; A. G. C0NTE, Saggio su/la completezza
(por ejemplo, en el ámbito de un discurso legislativo) este enunciado es idóneo para expresar una norma
facultativa (la cual, imaginemos, suprime una obligación previa): facultativa es aquella conducta cuya degli ordinamenti giuridici, Universita di Torino; 1962.
9 Como se muestra, todas las modalidades deónticas son tradncibles en términos de «obligación»
comisión no es obligatoria. Pero en un contexto diferente (por ejemplo, ·en·c] ámbito de un manual de
derecho), el mismo enunciado ya no exprcsruía una norma síno una proposición normativa (verdadera (o «deber»).
66 RICCARDO GUASTINI NORMAS DE CONDUCTA 67

Si, por el contrario, usamos como término no definido «permitido», las 5) Obligatorio implica permitido. Si una acción es obligatoria, entonces
definiciones del resto de términos serán estas: está permitido cumplirla: si no fuera permitida, entonces estaría prohibida,
pero -corno ya hemos dicho- una misma acción no podría ser simultánea-
Op =-,P-,p («Obligatorio que ... » significa «No permitido que no ... »).
mente prohibida y obligatoria.
Php = -,Pp ( «Prohibido que ... » significa «No permitido que ... »). 6) Permiso y facultad son compatibles. De un mismo comportamiento
Fp = P-,p ( «Facultativo que ... » significa «Permitido que no ... » ). puede ser permitida tanto su comisión corno su omisión (facultad es precisa-
mente el permiso de omitir el comportamiento). La conjunción del permiso ele
hacer y ele la facultad ele no hacer es aquello que podemos llamar «libertad».
3. RELACIONES LÓGICAS ENTRE LOS TÉRMINOS DEÓNTICOS

Entre los términos deónticos subsisten las siguientes relaciones lógicas 4. NORMAS IMPERATIVAS Y NORMAS PERMISIVAS
principales: EN LOS SISTEMAS NORMATIVOS
r.
1) Permitido y no-permitido son, obviamente, alternativos, mutuamente
Las normas imperativas y las normas permisivas desarrollan, en los orde-
excluyentes. Esto es lo mismo que decir que un comportamiento (una acción o
una omisión) no puede ser al mismo tiempo tanto permitido como no permiti-
do; y que, por otra parte, un mismo comportamiento puede ser solo permitido
í
¡.
namientos normativos, funciones diferentes 11 •
1) En el plano de las ordinarias normas de conducta dirigidas a los ciu-
L
f
o no permitido (tertium non datur) 10 • dadanos, se puede decir que --en un sentido importante- las normas impe-
2) De la alternatividad entre. permitido y no-permitido se sigue natu- t
¡,· rativas cumplen una función primaria, mientras que las normas permisivas
ralmente que un comportamiento no puede ser simultáneamente permitido y ¡, desarrollan una función secundaria 12 , en el siguiente sentido.
~
prohibido (es decir, precisamente, no-permitido). El uso del permiso consti-
tuiría una violación de la prohibición. La observancia de la prohibición, por lo Un hipotético ordenamiento normativo consti~uido únicamente por nor-
t
{¡ mas permisivas difícilmente sería reconocible como un ordenamiento de la
demás, no constituiría una violación del permiso ya que las normas permisivas i
pueden ser o no usadas, pero no pueden ser observadas ni violadas (no tiene conducta humana. Esto es así, precisamente, porque en ausencia ele obligacio-

nes y de prohibiciones un ordenamiento tal sería prácticamente indistinguible
sentido hablar de la observancia o de la no observancia en relación a las nor- 'f
¡ de un «estado de naturaleza» caracterizado por la ausencia de toda norma de
mas permisivas).
3) De la alternatividad entre permitido y no-permitido se sigue además l conducta, es decir, un Estado en el que todo comportamiento estada permi- .
que un comportamiento no puede ser simultáneamente facultativo (es decir, per- tic!o 13 . Desde esta perspectiva, las normas imperativas cumplen una función
mitida su omisión) y obligatorio (es decir, no permitida su omisión). De nuevo: f -por decirlo de algún modo-- constitutiva en los ordenamientos normativos:
no hay ordenamiento normativo sin normas imperativas.
el uso de la facultad constituiría la violación de la obligación. Pero la observan-
cia de la obligación no constituiría violación de la facultad, ya que las normas
f
r
¡, Por otro lado, como ya se ha señalado (en el capitulo precedente), en los or-
que facultan -precisamente como aquellas. permisivas (en sentido estlicto)- 1, denamientos normativos empíricos las normas permisivas encuentran su uso tí-
pueden ser usadas o no usadas, pero no pueden ser observadas ni violadas. pico en una u otra de las dos siguientes funciones (o, eventualmente, en ambas) 14 •
4) De la alternatividad entre permitido y no-permitido se sigue, todavía, f:
que un comportamiento no puede ser simultáneamente prohibido (es. decir, ¡ Por un lado, las normas permisivas son empleadas para eliminar obliga-
ciones precedentes en aqtiellos ordenamientos que incluyen el así llamado
no-permitido) y obligatorio (es decir, no permitida su omisión). Si un compor-
tamiento fuese calificado como prohibido por una primera norma y calificado ~-
como obligatorio por una segunda norma, las dos normas no podrían ser sa- 11

tisfechas -al menos no simultáneamente- ya que el cumplimiento ele una ¡ J. Rutz MANERO, «Una tipología delle norme costituzionali», en Ragio11 pratica, 32, 2009,
pp. 277 y ss. [trad. esp. «Una tipología de las normas constitucionales», en J. AGUILÓ (ed.), Fragme/1/os
para una teoría de la constirución, Madrid, Iustel, 2007].
supondría la violación ele la otra. f, 12 U. SCARPELLI, L'etica senza verita, Bologna, Il Mulino, 1982, pp. 221 y ss.
IJ Más en concreto, en el «estado de naturaleza» (en ausencia ele todo ordenamiento jurídico)

f todo comportamiento estaría, como se suele decir, permitido «en sentido débil», es decir, permitido no
'° Naturalmente, es perfectamente posible que, de hecho, un· legislador califique un mismo com- ¡ porque haya una norma que expresamente lo califique así, sino sencillamente porque no hay ninguna
p011amiento bien como permitido, bien como no permitido. El problema es que tal conjunto de normas
no podría ser «satisfecho». ¡t norma que lo prohíba.
11
• Véase F. PoGGI, Norme permissive, Torino, Giappichelli, 2004, y la vasta bibliografía allí citada.

!
68 RICCARDO GUASTINI NORMAS DE CONDUCTA 69

principio de lex posterior (calificar como pernútido o facultativo un compor- Las notmas de este género sí son imperativas, pero están dirigidas a los
tamiento anteriormente calificado como obligatorio o prohibido produce la . órganos de aplicación, específicamente a los jueces, no a los ciudadanos: no
abrogación o la derogación de la norma que lo ordenaba o lo prohibía). prohíben a los ciudadanos matar personas sino que ordenan a los jueces san-
Por otro lado, las normas pernúsivas sirven para prevenir -o en cualquier cionar los homicidios.
caso para invalidar- la institución de obligaciones (en particular, obligaciones Se podría concluir que el ordenanúento simplemente no incluye la prohi-
de onútir, es decir, prohibiciones) por parte de autoridades normativas subordi- ' bición del homicidio, o bien la orden de no matar. Pero parece· más sensato
nadas, dentro de aquellos ordenamientos en los que rige el principio de la lex considerar que la norma que prohíbe el homicidio está lógicamente implicada
superior 15 (por ejemplo, si una constitución rígida califica como permitido un en la norma que lo castiga: que la prohibición -la orden ele no llevarlo a
determinado comportamiento, sería constitucionalmente ilegítima, y por tanto cabo- está lógicamente implícita en la norma sancionadora.
inválida, una ley ordinaria que pretendiera prohibirlo).
Esto supone que entre las prohibiciones y las sanciones existe la siguiente
2) En el plano de las normas sobre la producción normativa (normas no relación lógica: si una conducta está sancionada, entonces está prohibida. La
sobre comportamientos, sino sobre actos normativos), las normas permisivas sanción, en definitiva, es condición suficiente de una prohibición 17 • No hay
cumplen, por el contrario, una función primaria, núentras que las normas im- sanción sin prohibición.
perativas juegan un.rol secundario. Las normas permisivas, en efecto, son -al
menos según algunos autores 16- instrumentos para instituir autoridades nor- 2) Órdenes y sanciones. Puede también suceder que un legislador for-
mativas (por ejemplo, para conferir a un órgano el poder legislativo), mientras mule una orden -o algo que parece una orden- ( «En las circunstancias x, es
que las normas imperativas sirven para linútar o delimitar la autoridad norma- obligatorio y», «En las circunstancias w, es obligatorio z») sin asociar ninguna
tiva conferida (por ejemplo, para circunscribir el poder legislativo). sanción a su violación.
Pues bien, en presencia de órdenes no sancionadas es sensato preguntarse:
5. NORMAS IMPERATIVAS Y NORMAS SANCIONADORAS ¿estamos frente a órdenes genuinas? o ¿no se trata, más bien, ele meras reco-
mendaciones 18 ? ·
Se llama «sanción» a la privación coercitiva de un bien, como la vida, la Dicho de otro moclo: ¿puede darse una orden sin sanción? O bien (otro
libertad o la propiedad. modo de reformular la misma pregunta): ¿se puede decir que alguien tiene una
Ahora bien, existe una doble relación lógica entre normas imperativas -ór- obligación (ele hacer o no hacer, poco importa) cuanclo la violación de la nor-
denes y prohibiciones- y sanciones. ma que le impone tal obligación carece completamente de consecuencia? 19 •
1) Prohibiciones y sanciones. En el lenguaje del legislador no siem- Se puede defender -y muchos defienden- que sí: para instituir una obli-
pre (es más, raramente) las prohibiciones son expresamente formuladas gación es necesario y suficiente una norma que cálifique como obligatorio un
como tales: «En la circunstancia x, está prohibido y», «En la circunstan- determinado comportamiento 20 . Pero esta forma de ver las cosas hace, pre-
cia w, está prohibido z», etcétera. cisamente, indistinguibles las órdenes ele las recomendaciones. Parece más
Tomemos, por ejemplo, la formulación estándar ele las normas penales: sensato considerar que no se da ninguna orden u obligación sin una sanción.
normalmente el legislador no dice «Está prohibido matar hombres» («Si al- Desde este punto de vista, entre órdenes y sanciones subsiste la siguiente
guien es un hombre, entonces está prohibido matarlo»), sino que dice «Quien relación lógica: si la omisión de una conducta no es sancionada, entonces
causase la muerte de un hombre es castigado», lo que claramente significa «Si
alguien causa la muerte de un hombre, entoncádebe ser castigad9». Las nor-
17 De este modo, cuando haya sido formulada una norma que asocia una sanción a una determina-
mas penales, en otros térnúnos, son normalmente formuladas co,mo normas
da conducta, formular la ulterior norma que califica la conducta como prohibida será superfluo [véase
sancionadoras, i. e. normas que conectan un determinado comportamiento H. KELSEN, Teoría genera/e del dirítto e dello stato (1945), Milano, 1952, pp. 61 y ss. (trad. esp. Teoría
con una sanción. · general del derecho y del Estado, México, Imprenta Universitaria, 1949)].
18 Cfr. N. BoBBIO, «Comandi e consigli», en N. BoBBIO, Sllldiper una teoría genera/e del diritlo,

Torino, 1970.
15 19 Con la excepción, quizás, de una genérica desaprobación social.
Es decir, aquellos ordenamientos en los que las normas están jerárquicamente o'rdenadas.
16 2º Así parece pensar H. L. A. 1-IART, «Il concetto di obbligo» (1966), en R. GUASTINI (ed.), Proble-
No obstante, véase lo que se dirá en un próximo capítulo dedicado a las normas sobre la pro-
ducción jurídica .. mi di teoría del dirítto, Bologna, 1980.
í
:;'
70 RJCCARDO GUASTJNI f NORMAS DE CONDUCTA 71
f
aquella conducta no es obligatoria. La sanción, en definitiva, es condición '
(
refieren a lo que el legislador ha prescrito o, en algunos casos, reiteran (como
necesaria de una orden: no hay órdenes sin sanciones. un eco) las prescripciones legislativas 2 3 • Por tanto, los términos deónticos -si
bien normalmente son portadores de significado normativo- pueden ser em-
Para no complicar en exceso el discurso, he hablado primero de las rela-
pleados también en un discurso cognitivo 24 •
ciones entre sanciones y prohibiciones y, después de las relaciones entre san-
ciones y órdenes. Pero, obviamente, prohibiciones y órdenes son congéneres:
las prohibiciones son una subclase de las órdenes, ya que una prohibición no
7. ENUNCIADOS DEÓNTICOS EN FUNCIÓN COGNITIVA
es otra cosa que la obligación de omitir o de no-hacer. Por tanto, las dos rela-
.ciones lógicas identificadas más arriba (entre sanción y prohibición, y entre
Es una cuestión discutida en la literatura cuál es el significado de los enun-
sanción y orden) subsisten, bien entendido, entre sanciones y órdenes en ge- t' ciados deónticos cuando son empleados ---especialmente por los juristas- en
neral (esto es, entre órdenes de hacer y órdenes de no-hacer).
su función cognitiva 25 . La discusión se ha centrado, en particular, sobre el
i) Por un lado, no se da sanción sin orden (si sanción, entonces orden). significado ele los enunciados en términos de «obligación» (o de expresiones
ii) Por el otro, no se da orden sin sanción (si orden, entonces sanción). equ ivalenles).
En resumen, orden y sanción se implican recíprocamente 21 • Todos concuerdan en que el término «obligación» no se presta a ser de-
finido mediante la técnica ele genus et differentiam 26 , y que su significado
tampoco puede ser aclarado simplemente exhibiendo un término o sintagma
6. USO Y MENCIÓN DE LOS TÉRMINOS DEÓNTICOS sinónimo que pueda sustituir a <,obligación» en todos los casos sin pérdida de
significaclo 27 . Para analizar el significado de «obligatorio» es necesario con-
Como ya sabernos clescle la introducción, tocia expresión lingüística -y siderar no el término aislado sino uno o varios enunciados completos en los
los términos deónticos no son una excepción- es susceptible ele dos usos que cuales el término aparezca. Por ejemplo: ¿qué significa el enunciado «Tizio
deben ser cuidadosamente distinguidos. tiene la obligación ele hacer x» pronunciado, imaginemos, por un jurista que
pretende describir el derecho positivo? Una vez que hayamos traducido este
Por un lacio, una expresión puede ser usada en discurso directo: para signi-
enunciado en otro enunciado diferente (sinónimo), en el cual «obligación» no
ficar aquello que la expresión significa. Por otro lado, una expresión puede ser
aparezca, entonces, el significado de «obligación» será aclarado.
usada ·en discurso indirecto para referirse o citar el discurso de otra persona.
Pues bien, en el primer caso se dice que el término es usado (en sentido estric-
to y sin ulteriores especificaciones); en el segundo, se dice que el término no '·' U. Sc1\RPELLI, «Le "proposizioni giuridiche" come precetti reiterati", en Rivista intemazionale
di filosofía del diriuo, 1967.
es usado sino mencionado, o, bien usado entre comíllas 22 • " En resumen, no está claro que un enunciado deóntico (por ejemplo: «El juez tiene la obliga-
ción de castigar a los ladrones,,) exprese una norma. Por el contrario, se pueden imaginar al menos
Esta simple distinción es de gran relevancia en el análisis del discurso que cuatro posibles usos <le un enunciado deóntico. a) En primer lugar;un enunciado deóntico, como el del
emplea términos deónticos. En efecto, una cosa es usar (en sentido estricto) ejemplo, puede ser usado, obviamente, para expresar una norma, esto es, para ordenar al juez que cas-
los términos deónticos, y otra cosa es mencionarlos. Los enunciados en los tigue a los ladrones. Es de esta forma como el legislador usa normalmente los enunciados deónticos.
b) En segundo lugar, el mismo enunciado puede ser usado, reiterativarnente, para confirmar o repetir
cuales el vocablo «obligación» es, por ejemplo, usado -corno en un enun- una norma, confiriendo a aquella el propio consentimiento. Probablemente, esta es la forn1a en la que
ciado del legislador- expresan ciertamente normas: prescriben directamente. los jueces usan, en ocasiones, los enunciados c!eónticos ya formulados por el legislador, reflejando <le
este modo las palabras <le la ley cuando se disponen a aplicarla. e) En tercer lugar, el mismo enunciado
Por el contrario, los enunciados en los que «obligación» es solo mencionada puede ser usado para describir-el contenido <le- una norma, es decir, para informar de que «existe,,
--como, por ejemplo, en aquellos de un jurista- no prescriben, sino que se (en algún sentido de esta equívoca palabrá) la norma que ordena a los jueces castigar a los ladrones.
Según algunos autores, este es el significado de los enunciados deónticos cuando son usados por los
juristas (al menos en el contexto de los trabajos académicos). d) En cuarto lugar, el mismo enunciado
21 Esta forma <le ver las cosas -que se remonta a J. BENTHAM (An lntroduction ro the Principies puede ser usado para formular la hipótesis según la cual «existe,, (es comúnmente aceptada) tal norma,
of Morals and Legislation, ed. de J. H. BURNS y H. L. A. HART, Oxford, 1966; Of Laws in General, cd. y con la que se podría explicar, por ejemplo, la conducta repetida y constatada de los jueces de un
<le H. L. A. HART, Oxford, 1970)- ha sido consumadamente teorizada por H. KELSEN, Dottrina pura determinado país hacia los ladrones. Tal vez sea este el mo<lo en el que los enunciados deónticos son
del diritto (1960), Torino, 1966 (trad. esp. Teoría pura del derecho, Porrúa, 2005). Cfr. P. CHIASSONI, usados, en ocasiones, por los sociólogos empíricos del derecho o por los antropólogos.
25 Cfr. R. GUASTINI (ed.), Problemi di teoría del diritto, op. cit., parte II.
L'indirízzo analitico nel/afilosofia del dirítto, I, Da Benthcun a Kelsen, Torino, Giappichelli, 2009.
26
22
Retomo el banal ejemplo que he usa<lo en otro lugar: en el enunciado «Los gatos Iicncn cuatro Ello depende probablemente del hecho de que, como se ha dicho, es un término que carece <le
patas,,, la palabra «gato,, es·usada; en el enunciado «"Gato" tiene cuatro letras,,, la misma palabra no es rekrentc semántico.
17
usada, sino mencionada (como indican las comillas). En este segundo enunciado se está empleado un ¡\ decir verdad, «obligación,, es grosso modo, sinónimo <le «deber,, pero-parece posible con-
mc:ta-lcnguajc respecto <lcl cual el vocablo mencionado («gato,,) constituye el lenguaje-objeto. venir- que la sustitución de «obligación» por «deber)) no sería muy clarificadora.
72 RICCARDO GUASTINI NORMAS DE CONDUCTA 73

1) La tesis predictiva. Algunos sostienen que el enunciado (en nuestra Nótese: según esta forma de ver las cosas, no existe relación conceptual
hipótesis, en función cognitiva) «Tizio tiene la obligación de hacer x» es per- necesaria entre obligación y sanción. Podrían haber obligaciones sin sanción:
fectamente traducible en el enunciado «Si no hace x, Tizio probablemente para que haya una obligación es suficiente con que haya una norma imperati-
incurrirá en una consecuencia desagradable (una sanción de cualquier tipo)». va, aunqu{} falte la correspondiente norma sancionadora.
Dicho con otras palabras: los enunciados cognitivos en términos de «obli- Respecto a la anterior, esta tesis captura quizás algunos usos efectivos de
gación» serían proposiciones totalmente factuales, sin ninguna referencia a «obligación» en el lenguaje ordinario 32 • No obstante, es necesario notar que tal
normas. Más en concreto, se trataría de predicciones o previsiones condicio- explicación se basa, por..desgracia, en una noción bastante huidiza y equívoca
nales probabilísticas -sobre futuros contingentes- susceptibles de verifica- como es la noción de «eXlstencia de una norma». ¿Qué significa esta locución?
ción o falsificación 28 . De hecho, aquella es usada y entendida al menos de dos modos diferentes.
Algunos (los «normativistas») consideran que una norma existe toda vez que
Es necesario señalar que, según esta forma de ver las cosas, existe una aquella haya siclo válidamente promulgada. Otros (los «realistas») consideran
relación conceptual (y por tanto necesaria) entre obligación y sanción. No que una norma existe toda vez que sea previsible que los tribunales la apliquen
se puede decir que existe una obligación si no se da -probablemente- una en el futuro. Naturalmente, si se acoge esta segunda noción de «existencia de
sanción 29 • una norma», se vuelve, oblicuamente, a la tesis predictiva.
La tesis predictiva -si es entendida como un intento de explicar el uso Por otra parte, los enunciados en los que «obligación» se refiere a la exis-
común de «obligación» en contextos cognitivos-- se presta a algunas críticas tencia de una norma raramente tienen un sentido puramente cognitivo. Nor-
cuyo fundamento, sin embargo, es dudoso 3°. malmente, tales enunciados presuponen -o sin más expresan- la aceptación
En primer lugar, algunos han sostenido que la tesis en cuestión aclara de la norma a la que se refieren, es decir, son usados para reiterar -repetir
ya no .tanto el significado de «tener una obligación», sino de «estar obligado como un eco- la obligación en cuestión 33 , y para justificar una conclusión
(forzado ·o constreñido)>>. abiertamente normativa 34 • Por ejemplo: «Tizio tenía la obligación de hacer x.
No ha hecho x. Por tanto, debe ser castigado».
En segundo lugar, no parece redundante decir que Tizio tiene una obliga-
Estas dos tesis acerca del significado de «obligación» en el discurso cogni-
ción, y añadir a continuación que probablemente Tizio sufrirá una sanción si
tivo presuponen dos teorías distintas de la ciencia jurídica. La contraposición
no realiza la conducta exigida.
entre estas dos teorías constituye el hilo conductor del debate sobre la ciencia
En tercer lugar, no parece contradictorio decÚ -según la foÍ'!Tia habitual jurídica en la literatura del siglo pasado 35 .
de expresarse- que Tizio tiene (o tal vez «tendría») una obligación pero que, La tesis predictiva no es otra cosa que un aspecto de la teoría realista
no obstante, probablemente no será en absoluto castigado (en ia medida en de la ciencia jurídica. Según esta teoría, la ciencia jurídica debería -como
que consiga escapar de la sanción). cualquier otra ciencia social empírica- estudiar el comportamiento humano
2) La tesis normativa. Otros sostienen que la traducción apropiada del (en cuanto comportamiento que produce normas y/o guiado por normas). En
enunciado «Tizio tiene la obligación ele hacer x» es otra muy distinta; grosso concreto, la tarea de los juristas sería estudiar la conducta ele los jueces -es
modo: «Existe una norma que ordena a Tizio hacer x». decir, las decisiones jurispruclenciales- y formular previsiones verificables
sobre sus decisiones futuras probables 36 •
Dicho con otras palabras: los enunciados cognitivos en términos de «obli-
gación» serían proposiciones ni fácticas, ni predictivas, sino proposiciones " Algunos pero no tocios. Véase, en este sentido, lo que se dirá dentro de poco sobre el uso de
existenciales -sobre la existencia- de ncirrhas 31 . enunciados en términos de «obligación», no para describir sino para reiterar normas.
" H. L. A. HART, «Kelsen Visited» (1963), en H. L. A. HART, Esssays in Jurisprudence and Philo-
sophy, Oxford, 1983 (trad. esp. Una visita a Kelsen, Cuadernos de Crítica, Instituto de Investigaciones
28 Esta idea se remonta a J. BENTHAM, sobre quien puede verse P. CHJASS0NI, L'inc/írizzo analítico
Filosóficas, UNAM, 1977).
nel/afilosofia del diritto, I, Da Bentham a Kelsen, op. cit., pp. 20 y ss. " U. ScARPELLI, «Le proposizioni giuridiche come precetti reiterati», op. cit.
29 Hemos encontrado anteriormente esta tesis, hablando en términos generales ·de las relaciones
" Diremos algo más sobre este punto en el cap. XXXVI, sexta parte.
lógicas entre sanciones y órdenes. " G. TARELL0, ll realismo gi11ridico americano, Milano, 1962; G. TARELL0, Diritlo, emmciati,
30 Véase G. GAVAZZ!, «In difesa (parziale) di una concezione predittiva dell'obbligo giuridico,:
usi. Studi di teoría e metateoria del diritto, Bologna, 1974, pp. 51 y ss.; S. CAST!GN0NE (ed.), ll realismo
(1966), en R. GUASTJNl (ed.), Problemi di teoría del diriflo, Bologna, 1980. gi11ridico scandinavo e americano, Bologna, 1981; B. LEJTER, «Legal Rcalism and Legal Positivism
31 Reconsidcred», en B. LEJTER, Nawrolizing Jurisprudence. Essays on American Legal Realism and Na-
H. L. A .. HART, «Il concctto di obb!igo», op. cit.
74 RICCARDO GUASTINI

La tesis normativa, a su vez, es un aspecto de la teoría normativista de la


ciencia jurídica. Según esta teoría, la ciencia jurídica debería limitarse a des-
cribir el contenido de las normas. La tarea del jurista sería, en definitiva, hacer
exactamente aquello que normalmente ya hacen: interpretar el discurso de las
autoridades normativas y desan-ollar sus implicaciones.
Nótese que la teoría realista es esencialmente una filosofía de la ciencia
(una meta-ciencia) prescriptiva. Aquella no describe la ciencia jurídica tal y
corno esta es sino que, por el contrario, propone a los juristas un modelo de
ciencia (elaborado sobre la base de las ciencias naturales) bastante diferente
de su efectiva praxis científica (el intento de prever las decisiones judiciales es
más bien característico de las profesiones forenses). Por el contrario, la teoría·
normativista se configura como una meta-ciencia descriptiva que intenta anali-
zar y aclarar las operaciones intelectuales que los juristas, de hecho, ya realizan.

lllralism in Legal Philosophy, Oxford, 2007 (trad. esp. «Una nueva consideración ele! realismo jurídico
:teflO SIG!O COS(llllZ,WJUllt:, uvtv5uu, ...,..., .. -, --r··-·
y del positivismo ju1idico», en Naturalismo y teoría del derecho, Maclricl, Marcial Pons, 2012).
CAPÍTULO IX
DERECHOS.

l. LA AMBIGÜEDAD DE «DERECHO»

Ya hemos dicho 1 que el vocablo «derecho» puede asumir diferentes signi-


ficados en diferentes contextos. En concreto:
a) En expresiones como «El derecho italiano tutela la propiedad priva-
da», o «El derecho internacional prohíbe la guerra», etc., el vocablo «derecho»
se refiere a un conjunto de reglas o normas: el así llamado «derecho objetivo».
b) Por el cohtrmio, en expresiones como «Los ciudadanos tienen de-
recho a asociarse» o «La salud es un derecho inviolable», etc., el vocablo
«derecho» designa, por decirlo de algún modo, un «atributo» adscrito por una
norma a un sujeto o a una clase de sujetos (como se suele decir, un «derecho
subjetivo»).
Los atributos -derechos subjetivos, pero también obligaciones, poderes,
y todo lo demás- que el derecho objetivo confiere a los sujetos, e.orno ya sa-
bemos, son comúnmente llamadas situaciones jurídicas subjetivas 2.

1
Supra, cap. I.
' Nótese que en el lenguaje de las fuentes nomrntivas, el vocabulario de las situaciones jurídicas
subjetivas carece de referencia semántica (no hay en el mundo objetos o propiedades que se correspondan
con los términos «obligación», «derecho subjetivo», etc.), sino que son simplemente un instrumento
para formular normas de conducta: para ordenar, prohibir o permitir. Por otra pai1e, en el lenguaje de
los juristas (por ejemplo, «Según la ley, los sujetos de este o aquel tipo tienen tal obligación, un poder
para algo, etc.»), los términos en cuestión son instrumentos para describir el contenido de normas. Por
tanto, aquellos sí tienen referente, pero se refieren -no a misteriosas entidades extra-lingüísticas sino
banalmcnte-- a entidades lingüísticas, como son precisamente las normas.

r
90 RICCARDO GUASTINI
tr DERECHOS 91
~
t
2. AMBIGÜEDAD DE «DERECHO SUBJETIVO» [ prescriptivo que expresa una norma, la cuai positivamente adscribe (confiere)
un cierto derecho a una clase de sujetos.
Hablando en términos generales, en expresiones como «Tengo derecho a
decir lo que pienso», «El derecho de propiedad es protegido por la constitu- ~
~-
f ii) En el contexto de un documento político -por ejemplo, el programa
político de un partido o de otra asociación, las declaraciones programáticas de
ción», etc., el vocablo «derecho», por tanto, designa -no ya un conjunto de fi un presidente de gobierno en la Cámara, etc.- el mismo enunciado no adscri-
normas (un ordenamiento jurídico o una de sus partes), sino- una «situación
i be, sino que reivindica un derecho.
jurídica subjetiva», y precisamente una situación jurídica ventajosa, común-
mente llamada «derecho subjetivo». rr Los enunciados que reivindican derechos son enunciados del discurso
prescriptivo que, dependiendo del caso, se refieren:
No obstante, la locución «derecho subjetivo» es usada -tanto en el lengua-
je común como en el lenguaje de los juristas- para denotar una multiplicidad t a) A un derecho positivo (positivamente adscrito por una norma jurídi-
de situaciones subjetivas muy diferentes entre sí y, por tanto, para expresar o ~
~-
ca) del que se lamenta su violación y del que se exige su libre ejercicio o su
referirse, dependiendo del caso, a normas de diferente contenido. En resumen, tutela (especialmente jurisdiccional, caso en el cual se trata de un discurso de
~
la locución en cuestión asume diversos significados en diferentes contextos. fP· sententiafáenda); o bien
b) a un derecho moral (o, como dicen algunos, «natural»), no positivo,
Los contextos fundamentales parecen ser los siguientes (aunque la si- del que se exige su «positivización», es decir, su reconocimiento y tutela por
guiente lista podría resultar incompleta): parte del ordenamiento jurídico positivo (en tal caso se trata de un discurso de
i) En ocasiones, el derecho del que se habla tiene por objeto un compor- lege fe renda).
tamiento de su propio titular, es decir, es el derecho a llevar a cabo un deter- iii) En el contexto de un trabajo doctrinal -por ejemplo, un manual de
minado comportamiento. derecho constitucional- el enunciado en cuestión describe una norma ads-
ii) En otras ocasiones, el derecho del que se habla tiene por objeto el criptiva de un derecho.
comportamiento de otro sujeto, es decir, es el derecho a que otro lleve a cabo
un determinado comportamiento. Cuáles son las condiciones de verdad de un enunciado como éste es discu-
iii) Otras veces, el derecho del que se habla tiene por objeto no ya com- tible por las siguientes razones:
portamientos sino situaciones jurídicas propias y de terceros, es decir, es el
a) Algunos sostienen que un derecho (subjetivo) pueda calificarse como
derecho de crear, modificar, y extinguir obligaciones y derechos.
«existente» bajo la única condición de que exista una norma --expresa o im-
iv) Finalmente, el derecho del que se habla tiene por objeto no un com-
plícita- que lo confiera 4 . Si, por ejemplo, una norma instituye que «Todos
portamiento sino, al menos aparentemente, una «cosa».
tienen derecho a la felicidad 5 ( o a la salud, o al trabajo, etc.)», entonces la
Estos cuatro tipos de derecho pueden ser a_nalizados con el auxilio de los proposición (normativa) 6 según la cual todos tienen derecho a la felicidad (a
conceptos introducidos en el capítulo precedente. Volveremos sobre ello dentro la salud, al trabajo, etc.) sería verdadera por esta sola razón.
de un momento 3. , b) Otros piensan que un derecho no puede calificarse como existente si no
es bojo la doble condición de que exista una norma que lo confiere, pero tam-
bién una o varias normas ulteriores que instituyan mecanismos institucionales
3. At\1BIGÜEDAD DE LOS ENUNCIADOS SOBRE DERECHO idóneos para asegurar su disfrute y para protegerlo 7,
(ADSCRIBIR, REIVINDICAR, DESCRIBIR DERECHOS)
' En efecto, un derecho es una situación jmídica (ventajosa) conferida por una nonna: no hay
Un enunciado como «Los sujetos S tienen el derecho D» puede ser usado derechos sin normas que los confieran. Se puede convenir que existen no solo derechos legales ( «jurídi-
para cumplir actos lingüísticos diferentes. cos», esto es, conferidos por normas jurídicas positivas), sino también derechos morales. Pero también
los derechos morales son derechos conferidos por, precisamente, normas morales (no jurídicas).
i) En el contexto de un documento normativo -un texto, por tanto, ' Se alude a la Declaración de independencia americana (1776): «Todos los hombres [ ... ] son
dotados por sti Creador de ciertos derechos inalienables, que entre estos están la Vida, la Libertad y la
formulado por una autoridad normativa (la constitución, una ley, etc.)-- el búsqueda de la Felicidad»,
enunciado «Los sujetos S tienen el derecho D» es, obviamente, un enunciado 6 Una proposición normativa es una proposición (en cuanto tal, verdadera o falsa) que versa sobre

una norma.
7
Se puede sostener que «no existe» ningún derecho a la felicidad (a la salud, al trabajo, etc.),
' En los parágrafos entre 4 y 7. incluso en presencia de una disposición normativa que solemnemente lo proclame, si no existe una
92
RICCARDO GUASTINJ DERECHOS 93

4. EL DERECHO SUBJETIVO COMO LIBERTAD


Y COMO INMUNIDAD 2) En segundo lugélr, la expresión «derecho subjetivo» puede ser usada
para designar aquella.sií'Úación subjetiva que hemos convenido en llamar «in-
munidad». Inmunidad es un concepto relacional que significa ausencia de su-
Cuando se habla de un derecho subjetivo que tiene como objeto un com-
jeciones ele un sujeto en relación a otro sujeto: Tizio es inmune frente a Cayo
portamiento de su propio titular, la expresión «derecho subjetivo» puede ser toda vez que Cayo no tiene ningún poder sobre Tizio. Cayo -dicho de otro
usada para designar, al menos, dos situaciones subjetivas distintas.
modo- no está autorizado a modificar la situación jurídica (los derechos, las
1) En primer lugar, la expresión «derecho subjetivo» puede ser usada obligaciones, etc.) ele Tizio (digamos, para entendernos, que no está autodza-
para designar aquella situación subjetiva que hemos convenido en llamar «li- do a dirigirle normas de conducta que le afecten).
bertad» (pero que también se llama genéricamente «facultad» y/o «permiso»). Por otro lado, también en este tipo de contextos, «derecho subjetivo»
Libertad es la ·situación jurídica de uú sujeto sobre el cual no grava ninguna -precisamente como «inmunidad»- conserva una ulterior ambigüedad, ya
obligación (en relación a una determinada acción). que puede ser empleado:
Por otro lado, en este tipo ele contextos, la expresión «derecho subjetivo» a) tanto para referirse a la situación jurídica de un sujeto al que una
-precisamente como «libertad»- conserva una ulterior ambigüedad, ya que nonna positiva le confiere una inmunidad (inmunidad en sentido fuerte). Por
puede ser empleada: ejemplo: según el art. 16, Const. it., los ciudadanos son inmunes frente a las
restticciones de la libertad de circulación y residencia llevadas a cabo por
a) para referirse a la situación jurídica de un sujeto al que una específica
razones políticas; todos son inmunes a normas penales instituidas por fuentes
norma permisiva y/o facultativa le consiente llevar a cabo un determinado diferentes de la ley (art. 25, Const. it.); etcétera;
comportamiento (libertad en sentido fuerte); pero también
b) como para referirse a la situación jurídica de un sujeto al que ninguna
b) para referirse a la situación jurídica de un sujeto al cual ninguna nor- norma le impone una sujeción (inmunidad en sentido débil). Expresado en
ma imperativa le ordena o le prohíbe llevar a cabo tal comportamiento (liber- términos banales; todos son inmunes frente a cualquier sujeto al que ninguna
tad en sentido débil).
norma le haya conferido un poder (el compañero de pupitre, el panadero ele la
En un caso, el derecho subjetivo es una situación jurídica positivamente esquina, el colega ... ).
adscrita a un sujeto por un norma que le consiente llevar a cabo un determi- En un caso, estamos en presencia de un derecho subjetivo en virtud de una
nado comportamiento (por ejemplo, según el art. 21, Const. it., todos tienen norma que positivamente ha conferido una inmunidad; en el otro, estamos en
derecho a manifestar su propio pensamiento). En el otro caso, el derecho sub-
jetivo es la situación jurídica de un sujeto el cual, sencillamente, no tiene prohi-
b) toda vez que el ordenamiento sí incluye una norma que abroga una prohibición precedente ( «La
bido llevar a cabo el comportamiento en cuestión (en el ordenamiento vigente norma "Está prohibido x" queda abrogada»). ii) Permiso fuerte. Un comportamiento también se llama
no le está prohibido a nadie cultivar lechugas en el huerto de casa). «libre» cuando el ordenamiento incluye una norma permisiva del tipo «Está permitido el comporta-
miento x». iii) Libertad en sentido pleno (la llamo así solo porque no encuentro un término mejor).
Naturalmente, los derechos subjetivos que tienen por objeto un comp011a- Un comportamiento se llama libre en sentido pleno toda vez que sea tanto permitido como facultativo;
en otras palabras, cuando está permitida tanto su comisión como su omisión. Pero, teniendo en cuenta
miento de su propio titular pueden ser fácilmente clasificados con base en que que tanto la comisión como la omisión de un comportamiento pueden ser permitidas tanto en sentido
el comportamiento en cuestión sea una acción (se habla en este caso ele «per- ·débil como en sentido fuerte, se pueden dar dos situaciones normativas distintas: a) libertad en sentido
misos») o una omisión (se habla entonces de «facultad») 8• fuerte: el ordenamiento incluye tanto una norma Nl que califica como permitido el comportamiento en
cuestión ( «Permitido x» ), como una norma N2 que califica como facultativo el mismo comportamiento
(«Permitido no x»); b) libertad en sentido débil: el ordenamiento no incluye ninguna norma que cali-
fique como obligatorio tal comportamiento, ni ninguna norma que lo califique como prohibido. Pero,
obligación correspondiente a otro sujeto y/o si faltan remedios jurisdiccionales a su· violación. Véase
naturalmente, es perfectamente posible que el ordenamiento califique como permitida la comisión de un
sobre este punto la discusión contenida en L. FERRAJOLI (el al.), Dirit11fondamenrali. Un dibat1ito teorico,
cierto comportamiento, y no califique de ningún modo su omisión; o bien que califique como permitida
E. VJTALE (ed.), Roma-Bari, 2001 (trad. esp. El fundamento de los derechos fimdam_entales, Madrid,
su omisión pero sin decir nada sobre su comisión. iv) Libertad protegida del primer tipo. Una libertad
Trotta, 2001). Véase también, más adelante, el parágrafo 9 a propósito de los derechos éo¡no sit4aciones
«protegidas». · puede llamarse protegida (en un primer sentido) cuando el ordenamiento incluye tanto una norma que
califica como libre (i. e. pem1itido y facultativo) un determinado comportamiento, como una· norma
' Bien entendido, en el lenguaje jurídico corriente ele los juristas se pueden reconocer al menos
que prohíbe cualquier interferencia material con su comisión u omisión. v) Libertad protegida del se-
cinco conceptos de libertad, cada uno de los cuales pretende describir un aspecto del (contenido del)
gundo tipo. Una libertad puede llamarse protegida en un segundo sentido: «normativamente» protegida)
derecho vigente, es decir, la pertenencia o no pertenencia de ciertas normas al ordenamiento. i) Permiso
cuando el ordenamiento incluye tanto una norma que califique como libre (i. e. permitido y facultativo)
débil. Un comportamiento se llama comúnmente «libre» cuando no está prohibido. En este sentido, la
un comportamiento, como una norma que prohíbe -por decirlo de algún modo- cualquier interferencia
proposición normativa «Según el derecho vigente, el comportamiento x es libre» es .verdadera en dos
normativa de aquel compmtamiento, es decir, inhiba a los poderes públicos ele prolúbir tanto su comisión
circunstancias diferentes:. a) toda vez que el ordenamiento no incluya la nonnii «Es,tá prohibido x»;
como su omisión.
94 RICCARDO GUASTINI DERECHOS 95

presencia de un derecho subjetivo en virtud de la ausencia de una norma que Las pretensiones tienen como correlativo obligaciones; los poderes, por el
imponga una sujeción. contrario, tienen como correlativo no una obligación sino una «sujeción». Su-
jeción a un poder es la posibilidad de padecer una modificación de la propia si-
tuación jurídica a manos de terceros. Por ejemplo, por la acción del legislador,
5. EL DERECHO SUBJETIVO COMO PRETENSIÓN o por un condominio de propietarios que pida la división de un bien (modi-
ficando así, unilateralmen~e, la situación jurídica de los restantes miembros
Cuando se habla de un derecho subjetivo que tiene por objeto el compor- del condominio, hablándose en este caso de «derecho potestativo»), etcétera.
tamiento de un sujeto diferente de su propio titular, la expresión «derecho sub-
jetivo» designa normalmente aquella situación subjetiva que hemos convenido Nótese nuevamente: no existe un sentido débil de «poder». No se dan
en llamar «pretensión». Un ejemplo paradigmático sería el derecho de crédito. poderes (jurídicos) -ni sujeciones- «naturales»: no hay poderes en ausen-
cia de normas que los confieran, ni sujeciones en ausencia de normas que las
El derecho subjetivo, en este sentido de la expresión, es un concepto re- impongan. También los poderes -como las pretensiones, las obligaciones y
lacional, ya que denota una relación entre dos sujetos distintos: el titular de las sujeciones- solo pueden ser conferidos por normas JO.
la pretensión y el sujeto sobre el que grava la obligación correspondiente. La
norma que confiere una pretensión a un determinado sujeto -por ejemplo, el
acreedor- implica una norma que impone una obligación a un sujeto diferen- 7. EL DERECHO SUBJETIVO COMO SITUACIÓN COMPLEJA
te -por ejemplo, el deudor-.
Naturalmente, también los derechos subjetivos que tienen por objeto el Cuando se habla de un derecho subjetivo que tiene por objeto -no ya el
comportamiento de un sujeto diferente del titular pueden ser fácilmente clasi- comportamiento de un determinado sujeto sino- una cosa (se está aludiendo,
ficados con base en que el comportamiento en cuestión sea una acción o una obviamente, a los llamados «derechos reales»), la expresión «derecho subje-
omisión. tivo» designa una situación jurídica compleja («molecular») resultado de la
combinación de una multiplicidad de situaciones jurídicas subjetivas elemen-
Nótese que, como hemos visto, si bien hay un sentido débil de «libertad» y tales («atómicas»).
de «inmunidad», no hay un sentido débil de «pretensión»: no se dan pretensio-
nes -:-ni obligaciones- «naturales», ni pretensiones en ausencia de normas De este modo, por ejemplo, el así llamado derecho de propiedad no es pues,
que las confieran, así como tampoco obligaciones en ausencia de normas que literalmente, un derecho (atómico) sino más bien un conjunto (molecular) de
las impongan. Una pretensión, del mismo modo que una obligación, solo pue- las múltiples situaciones jurídicas del propietario. Es decir, grosso modo, un.
de ser creada por una norma 9. conjunto de diferentes libertades (de actuar, de omitir), de poderes (de dispo-
ner), de inmunidades (respecto a actos dispositivos por parte de terceros), y ele
pretensiones (sobre comportamientos omisivos por parte de terceros).
6. EL DERECHO SUBJETIVO COMO PODER
Pero, en verdad, casi todos los derechos subjetivos nominados normal-
niente como tales son situaciones jurídicas complejas. Por ejemplo, entre las
Cuando se habla de derecho subjetivo que tiene por objeto otras situaciones
situaciones jurídicas complejas hay que mencionar los derechos constitucio-
jurídicas (propias o de terceros), la expresión «derecho subjetivo» es ocasional-
nales ele libertad (la libertad ele reunión, la libertad de asociación, la libertad
mente usada (de manera bastante impropia) para designar un «poder».
de manifestación del pensamiento, etc.). En efecto, las disposici9nes constitu-
Poder es sencillamente la capacidad jurídica -esto es, conferida por el cionales que confieren «derechos» ele libertad: a) autorizan a los ciudadanos
derecho objetivo- de modificar la siluación jurídica propia o de terceros, es a llevar a cabo un determinado comportamiento (derecho en el sentido de
decir, la capacidad de crear, modificar o extinguir obligaciones y derechos libertad); b) niegan al legislador el poder ele prohibir jurídicamente tal com-
( «derechos» en uno u otro de los varios sentidos que estamos examinando, portamiento (derecho en el sentido de inmunidad), y e) confieren a los ciuda-
incluido este mismo). danos la pretensión de una conducta omisiva por parte del poder ejecutivo, el

9
Por esta razón se pu.ede decir que una pretensión (o una obligación) «no. existe» en dos circuns- 'º De modo que, nuevamente, se puede decir que un poder (o una sujeción) «no existe» en dos
tancias diferentes: a) cuando no hay ninguna norma que la instituye, y b) cuando hay una norma que circunstancias diferentes: a) cuando no hay ninguna norma que lo instituye, y b) cuando hay una norma
la :;uprimc. que lo suprime,
96 RICCARDO GUASTINI DERECHOS 97

cual tiene la obligación de no impedir materialmente el compoi·tamiento en Por tanto, se puede decir que un sujeto tiene «un derecho» en este sentido,
cuestión. solo a condición de qqe haya -no una sino- dos normas: una primera nor-
ma que le confiere Uh determinado «derecho» (de por sí no protegido), y una
segunda norma que le confiere el ulterior «derecho» -el meta-derecho~ de
8. DERECHOS DE «SEGUNDO GRADO» acción judicial para la tutela del primero.
A esta forma de expresarse subyace la idea de que los derechos no pro-
Es importante señalar que, entre los derechos, hay algunos qúe están fun-
tegidos o son «verdaderos» derechos sino, dicho de alguna manera, derechos
cionalmente conectados con otros derechos. Por ejemplo:
«de papel».
a) El derecho constitucional a la igualdad (art. 3.1, Const.)t.) -mejor
dicho, el derecho a un igual tratamiento jurídico- tiene por objeto la igual
distribución de los derechos (sin distinciones de sexo, raza, lengua, religión, 10. LA FUENTE DE LOS DERECHOS
etcétera).
b) El derecho a la acción judicial -esto es, el derecho a poder actuar Los derechos pueden ser útilmente clasificados con base en la fuente de la
en juicio- es funcional a la tutela de otro derecho, que se pretende violado que emanan. Podríamos, por ejemplo, decir:
como, por ejemplo, un derecho de crédito.
a) Son derechos «constitucionales» aquellos conferidos por la cons-
c) El poder (todo tipo de poder) consiste en la capacidad de modificar
titución. ·
los derechos propios y de terceros.
b) Son derechos «legales» aquellos conferidos por la ley.
En este sentido el derecho al igual tratamiento es un derecho de «segundo c) Finalmente, son derechos «contractuales» aquellos que-nacen de con-
grado» respecto a los derechos de los que es objeto: uri meta-derecho, es decir, tratos (o de actos similares de autonomía privada).
un derecho relativo a otros derechos. El derecho a la acciónjudiciál también es Hablando en términos generales, los derechos constitucionales son conferi-
un derecho «de segundo.grado» respecto a los derechos para los que la tutela dos a los individuos, principalmente frente al Estado («contra el Estado»), y en
ha sido funcionalmente instaurada. El poder es un derecho «de segundo grado» este sentido son derechos subjetivos «públicos». Sin embargo, en el ordena-
respecto a los derechos que mediante su ejercicio pueden verse modificados. miento italiano vigente, según la jurisprudencia constitucional ya consolidada,
los derechos constitucionales se pueden hacer valer también erga omnes, es
decir, también frente a los ciudadanos privados. Los derechos contractuales,
9. LOS DERECHOS COMO SITUACIONES SUBJETIVAS por su parte, son derechos conferidos a un individuo frente a otro individuo
PROTEGIDAS privado y, en este sentido, podemos llamarlos derechos «privados».
Entre las varias oscilaciones en el uso de la expresión «derechó subjetivo», Por lo demás, es necesario subrayar que la distinción entre derechos cons-
hay que una señalar que no es de ningún modo inelevante. titucionales y derechos legales no tiene cabida en aquellos ordenamientos ju-
rídicos regidos mediante una constitución flexible, ya que en tales sistemas
En el lenguaje doctrinal, se dice frecuentemente que un sujeto «tiene un -como veremos 11 - la constitución no está jerárquicamente supraordenacla
derecho» para decir que el sujeto en cuestión es titular de una situación subje- por encima de la ley (ordinaria) y, por tanto, puede ser modificada, derogada,
tiva protegida. ¿En qué sentido? suspendida o abrogada mediante ley (ordinaria). De este modo, los derechos
Una situación jurídica protegida resulta de la conjunción de dos situacio- constitucionales no gozan de ninguna especial protección o garantía frente al
nes subjetivas distintas: · legisladÓr.

a) Por un lado, cualquier situación subjetiva entre aquellas enumeradas Por el contrario, la distinción entre derechos legales y derechos con.stitu-
anteriormente (libertad, inmunidad, pretensión, etcétera.). cionales tiene una importancia crucial en los ordenamientos con constitución
b) Por el otro, el derecho de acción judicial, es decir, el derecho-mejor
rígida. Ello es debido a que, si la constitución es rígida, la ley ordinaria está
dicho, el meta-derecho- de poder dirigirse a un órgano jurisdiccional para jerárquicamente subordinada a ella y, por tanto, no está autorizada a afectar
poder obtener tutela de la situación subjetivá en cuestión y/o para obtener la
reparación de su violación. · ·· · ' 11 Cap. XVII, tercera parte.
9B RICCARDO GUASTINI DERECHOS 99

de ningún modo a las normas constitucionales. En tales circunstancias, un 1) La primera distinción se refiere al contenido de los derechos. Des-
derecho subjetivo concedido por la constitución no puede ser limitado, sus- de esta perspectiva, los derechos conferidos por la constitución se distinguen
pendido, rnoclificaclo o suprimido por las leyes ordinarias (las cuales, por el principalmente en i) derechos de libertad ii) derechos políticos y iii) derechos
contrario, pueden suprimir un derecho legal). sociales 14 •
Dicho con otras palabras, en los ordenamientos con constitución rígida, i). Derechos de libertad. Como ya se ha insinuado, un derecho consti-
los derechos subjetivos conferidos por la constitución (o por una ley formal- tucional ele libertad :-:-por ejemplo,_el derecho de asociación (art. 18 Const.
rnente constitucional) se caracterizan por una particulm· capacidad de «resis- it.), el derecho de reunión (art. 17, Const. it.), etc.- no es, en sentido estricto,
tencia», por una protección especial. Son derechos que el legislador ordinario un «derecho» (atómico) sino, más bien, una combinación (molecular) de dis-
(a diferencia de la autoridad constituyente, así como del poder de revisión tintos «derechos»: libertad ele llevar a cabo un determinado comportamiento,
constitucional) no está autorizado a limitar, suspender, modificar o suprimir 12 • inmunidad frente a prohibiciones del legislador, pretensión de que el ejecutivo
omita impedir materialmente el comportamiento en cuestión.
Obsérvese que una cosa es conferir un derecho y otra bien distinta es ga-
ii) Los así llamados «derechos políticos» son un conjunto ele derechos
rantizarlo (protegerlo). Para conferir un derecho basta con una norma redac-
bastante distintos: algunos (por ejemplo, el derecho de voto) son poderes; en
tada, precisamente, como norma atributiva de derechos (por ejemplo, «Todos
particular, poderes de participar (de alguna forma, aunque indirecta) en la
tienen derecho de profesar su propia fe»). Para garantizar un derecho no basta
creación del derecho; otros (por ejemplo, el derecho de asociación política)
con atribuirlo sino que es necesario, además, disponer de los instrumentos idó-
son libertades.
neos para protegerlo 13 . La garantía de un derecho no puede ser dispuesta por la
· iii) Derechos sociales.. Los derechos sociales -por ejemplo, el derecho
misma norma que confiere tal derecho. Solo puede ser dispuesta por otra nor-
al trabajo (art. 4.1, Const. it.), el derecho a la salud (art. 32.1, Const. it.), etc.-
ma («secundaria», como en ocasiones se dice) que instituya los mecanismos
pueden ser configurados como otras tantas pretensiones a las que corresponde
idóneos para prevenir la violación de la primera, o bien que prevea remedios
una obligación por parte del Estado: la obligación de adoptar leyes 15 , actos
para los casos en los que la primera sea igualmente violada.
administrativos, y comportamientos materiales, idóneos a satisfacer tales pre-
tensiones.
11. DERECHOS FUNDAMENTALES Nótese que la obligación de adoptar leyes -que obviamente incumbe al
legislador-- es una obligación cuya violación, ele hecho, carece ele sanción
En el lenguaje c01Tiente de la doctrina se suele llamar «derechos funda- (creo que en tocios los orde11amientos existentes) 16 : no hay remedios eficien-
mentales» a los derechos conferidos por la constitución (por una constitución tes al eventual incumplimiento del legislador. Incluso si la constitución está
rígida). garantizada por el c.ontrol ele constitucionaliclacl de las leyes, el juez constitu-
Hablando en términos generales, tales derechos son derechos de los ciu- cional puede efectivamente anular una ley existente, pero no puede anular una
dadanos privados frente -principalmente, aunque no exclusivamente, como ley inexistente o la inexistencia de una ley (lo que equivaldría a hacer la ley
ya hemos visto- «al Estado». Esto es, derechos «públicos subjetivos», según en ':uestión). En este sentido, los derechos sociales son derechos «de papel».
la forma de expresarse que se remonta a la doctrina publicista alemana de- 2) La segunda distinción se refiere a la titularidad de los derechos. Desde
cimonónica y hoy en día caída en desuso. En concreto, se trata de derechos este punto de vista, los derechos conferidos por la constitución se distinguen
frente a los órganos que ejercen las diferentes funciones estatales (legislativa, en: i) derechos del hombre, y ii) derechos de los ciudadanos.
~jecutiva, jurisdiccional).
i) Derechos del hombre. Así se llama a los derechos que la constitu-
En el ámbito de los derechos de fuente constitucional es oportuno introdu- ción confiere indistintamente a todos los hombres, independientemente de la
cir al menos dos distinciones.
" Véase, no obstante, E. DICIOTTI, 1/ merca/o del/e liberta, Bologna, 2006, cap. II, donde esta
12
Por otro lado, según la jurisprudencia constitucional italiana (C01te cost. 1146/1988), al menos tradicional distinción es discutida con copiosos argumentos.
algunos de los derechos conferidos por la Constitución ( «inviolables» en el sentido del art. 2) son -al ' 5 Sostiene que el ordenamienlo es lagunoso hasta que tal obligación del legislador no sea satisfe-
igual que los principios supremos (de los que ya hemos hablado supra, cap. VII)- absolutamente in• cha L. FERRAJOLI, Principia juris, Teoría del diritto e della democrazia, vol. I, Teoria del diritto, Roma-
tangibles, esto es, no pueden ni siquiera ser objeto de revisión constitucional. Bari, 2007 (trad. esp. Principia Juris. Teoría del derecho y de la democracia, Madrid, Trotta, 2011).
" L. FERRAJOL!, Dirittifo11dame11tali, Roma-Bari, 2001 (trad. esp. Elfu11dame11to de los derechos "' De este modo, la norma que lo inslituye no es exactamente una orden, sino más bien, una reco-
ji111dame11ta/es, Madrid, Trotta, 2001). mendación.
100 RICCARDO GUASTINI · DERECHOS 101

ciudadanía. Por ejemplo, en la Constitución italiana yigente: el derecho a pro- Ahora b_ien, la noción de interés legítimo -característica de la doctrina
fesar la propia fe religiosa (art. 19), el derecho de manifestar el propio pensa- administrativista italiana-;':"" es desconocida en la teoría general del derecho
miento (art. 21.1), el derecho a la acción judicial para la tutela de los propios contemporánea. Aquella conoce -como se ha visto- cuatro, y solo cuatro, si-
derechos e intereses legítimos (art. 24.1), etcétera 17 . tuaciones jurídicas subjetivas ventajosas elementales: a) la pretensión, ccirre-
ii) Derechos del ciudadano. Así se llama a los derechos que la Cons- lativa a una obligación; b) la libertad, correlativa a la ausencia de obligación;
titución italiana confiere a los ciudadanos y solo a aquellos como, por ejem- e) el poder, correlativo a la sujeción, y d) la inmunidad, correlativa a la falta
plo, el derecho al tratamiento igualitario (art. 3.1), el derecho de reunión de poder. En el lenguaje jurídico con-iente sucede, como ya hemos dicho, que
(art. 17.1), el derecho de asociación (art. 18.1) o el derecho de voto (art. 48.1). las cuatro situaciones sonzgenéricamente denominadas «derechos» sin dema-
siadas sutilezas.
Por lo demás, es pacífico que estas cuatro situaciones elementales o «ató-
12. APÉNDICE. EL INTERÉS LEGÍTIMO
micas» pueden combinarse de diferentes maneras dando lugar a situaciones
complejas o «moleculares», como el derecho de propiedad o las libertades
Según la doctrina administrativista 18 , en el derecho administrativo se en- constitucionales.
cuentra una situación jurídica subjetiva -llamada «interés legítimo»- que, a
primera vista, no parece reducible a las vistas hasta aquí. Es importante entender, por otro lado, que frecuentemente -como ya se
ha dicho- las situaciones jurídicas subjetivas son, dicho de algún modo, es-
En efecto, la expresión «interés legítimo» se refiere, en el uso común, tructuradas o estratificadas. En este sentido, sucede que una situación jurídica
al menos, a dos situaciones jurídicas subjetivas de los ciudadanos privados subjetiva tenga por objeto otra situación subjetiva, o que esté funcionalmente
frente a la administración pública: dos situaciones diferentes, ba~tante hetero- conectada con aquella. De este modo, junto a los derechos «primarios» hay
géneas 19 • Grosso modo: · otros derechos «secundarios» o meta-derechos y, en ocasiones, junto a estos
a) ·Por un lado, el así llamado «interés ocasionalmente protegido» o «in- últimos, derechos de tercer nivel o meta-meta-derechos 21 •
terés pretensivo», es decfr, la situación de quien no exhibe una pr'etensión a un ¿Cuál es el lugar -si es que tiene alguno- del interés legítimo en este
acto administrativo a él favorable -como, por ejemplo, una concesión, una esquema conceptual? Es bastante claro que el «interés legítimo» solo puede
designación, un subsidio, la victoria en un concurso, etc.- perd sí la preten- ser el nombre de un peculiar derecho subjetivo entendido en sentido amplio 22 •
sión de que la administración, en la eventualidad de que se lo niegue, actúe de
conformidad a la ley y, además, la ulterior pretens1ón de que, en el caso en que Según algunos autores, se trata del derecho a la legalidad, o la legitimidad,
la administración hubiera violado la ley, que el acto administrativo a él desfa- del acto administrativo 23 ; según otros, se trata más bien del derecho a la anu-
vorable (la no concesión o la no designación, etc.) sea anulado y el eventual
daño sea resarcido. rés privado es protegido frente a la administración pública -«mediata y eventualment~»- solo si,
b) Por el otro lado, el así llamado «derecho debilitado» (o. «degradado») «ocasionalmente» (como se suele decir), coincide con el interés público, y e) de modo que, en última
instancia, frente a la administración pública no se tienen derechos subjetivos (plenos y no efímeros,
o «interés opositivo», es decir, la situación de quien siendo -o quizás habría por decirlo de algún modo) sino solo, como mucho, «intereses»,
que decir, habiendo sido- titular de un derecho subjetivo (por ejemplo, un 21 De este modo, por ejemplo, el derecho al igual tratamiento tiene por objeto la igual distribu-

derecho de propiedad) sacrificado por un acto administrativo ilegítimo (una ción de los derechos; el derecho a la acción judicial está funcionalmente conectado con los derechos
a cuya tutela está dirigido; el derecho al resarcimiento del daño injusto -presuponiendo que se con-
expropiación), exhibe, también en este caso, la pretensión de que el acto en sidere injusto todo daño derivado de un acto lesivo de «derechos» en sentido genérico- está funcio-
cuestión sea anulado y el daño sea resarcido 20 . nalmente conectado con el derecho dañado; etc, En este sentido resulta ejemplificativo el art.; 24, 1,
Const. it.: «Todos pueden (i, e., tienen el derecho a) acudir a los tribunales para la defensa de sus
derechos [ ... ]». ·. ·
17 22 A. ÜRSI BATTAGLINI, Al/a ricerca dello Sta/o di dirillo. Per una giustizia «non-amministrativa»
En el lenguaje corriente se llaman comúnmente «derechos humanos» a ciertos derechos -«na-
turales»- de los cuales se supone que todo ser humano es titular (por el solo hecho de ser, precisa- (Sonntagsgedanken), Milano, 2005, pp. 137, 179: «Derechos subjetivos e intereses legítimos tienen la
mente, humano) de manera completamente independiente de lo que disponga cualquier ordenamiento misma naturaleza jurídica como formas de protección exclusiva del interés individual»; el interés legí-
jurídico positivo. timo no es «una species del proprio derecho que encuentra su identidad (.,,] en el ser "nomenclatura"
18 de una forma diferente de tutela entregada a otra jurisdicción» (el juez administrativo en lugar del juez
Véase, por ejemplo, M. NIGRO, Giustizia amministrativa, Bologna, 1976.
19 ordinario). El hecho de que el interés legítimo es una especie del género de los derechos subjetivos
El punto es muy bien aclarado por D. SORACE, Dirillo del/e amministrazioni_ pubbliche. Una
introduzione, Bologna, 2000, pp. 345 y ss. queda confirmado además, aunque sea involuntariamente, por la jurisprndencia civil que admile el
20 resarcimiento según el art. 2.043, Cod, civ, it. Véase Cass. S. U. (civil) 500/1999.
«Interés legítimo», dicho sea de paso, es una nodón· ideológica fruto de una-:doctrina política
iliberal según la cual: a) el interés público es siempre preeminei1te sobre el interés privado; b) el inte- " A, ÜRSI BAlTAGUNI, Alla ricerca dello Stato di diritto, op. cit., p. 169.
¡!•
102 RICCARDO GUASTINI DERECHOS !03

· lación del acto administrativo ilegítimo 24 . No obstante, ninguna de estas dos cundarias en
relación a la inmunidad respecto a actos ilegítimos, que es el
tesis resulta persuasiva. «derecho» primario. También aquí es el caso de repetir que tales pretensiones
carecen de razón de ser si la inmunidad no subsiste.
Es necesario distinguir entre los «intereses ocasionalmente protegidos» de
los «derecho debilitados». Pues bien, a primera vista, las cosas parecen estar Tal vez sea oportuno precisar que la propia inmunidad respecto de los
del siguiente modo. actos administrativos puede, a su vez, ser reconstruida como un meta-derecho
a la tutela de un derecho primario -como, por ejemplo, el derecho de propie-
l) Intereses ocasionalmente protegidos. El así llamado interés «oca- dad- eventualmente dañado por un acto ilegítimo 28 • ·
sionalmente protegido» es una situación jurídica compleja (molecular), es de-
cir, un agregado de situaciones elementales (atómicas) que incluye:
a) La pretensión a la legalidad del acto administrativo, es decir, la pre-
tensión de que la administración sea respetuosa de la ley.
b) La pretensión a la anulación del acto administrativo ilegítimo, esto es,
no conforme a la ley.
c) La pretensión al resarcimiento del daño injusto eventualmente causa-
do por el acto ilegítimo 25 .
No pasa desapercibido que las pretensiones segunda y tercera están fun-
cionalmente conectadas con la primera. Tanto la pretensión de la anulación del
acto administrativo como la pretensión de la indemnización son, dicho de algún
modo, «meta-pretensiones» (pretensiones secundarias) dirigidas a remediar la
falta de satisfacción de la pretensión (primaria) a la legitimidad del acto 26 . Y,
por lo demás, ninguna de ellas tiene razón de ser sí la pretensión primaria no
subsiste.
2) Derechos debilitados. El así llamado «derecho debilitado» es, tam-
bién este, una situación jurídica compleja que incluye:
a)La inmunidad respecto de actos administrativos ilegítimos.
b)La pretensión a la. anulación del acto administrativo ilegítimo.
La pretensión a la indemnización por el daño injusto eventualmente
c)
sufrido a causa del acto ilegítimo 27 .
También en este caso, los «derechos» ·atómicos en cuestión están estruc-
turados: la pretensión a la anulación del acto administrativo ilegítimo, como
también la pretensión a la indemnización del daño, son meta-pretensiones se-

" G. U. RESCIGNO, «La tutela dei diritti soggcttivi e degli interessi legittimi scconclo la Costituzio-
ne italiana», en Diritto pubblico, 2006, !, pp. 91 y ss.
25 De acuerdo con una larga tradición doctrinal, es oportuno distinguir estas posiciones sustancia-
lc,: del doble derecho de acción judicial para obtener la anulación del acto ilegítimo y el resarcimiento
del daño. Por otro lado, por simplicidad aquí dejo de lado el derecho a participar en la formación de
1o:; actos. " Nótese'. que se trata de un meta-derecho que no sustituye al derecho primario para cuya tutela
26
Obsérvese que el derecho a la acción judicial es, a su vez, un derecho -más en concreto, un se ha instaurado, sino que lo acompaña. No lo sustituye por la banal razón de que no hay nada que
poder- «de tercer nivel»: un meta-meta-derecho, a la tutela de las pretensiones secundarias mencio- sustituir: la idea de que el derecho primario desaparezca, se «degrade», o se «debilite» no tiene ningún
nadas en el texto. · fundamento plausible (fuera de la iliberal ideología de la aplastante preeminencia del interés público
27
De nuevo, es conveniente distinguir estas posiciones sustanciales del doble derecho de acción sobre los derechos individuales). Véase G. U. REsCJGNO, «La tutela dei dirilti soggettivi e degli interessi
judicial. legittimi secondo la Costituzionc italiana», op. cit., p. 123.
CAPÍTULO XXXVII
LA APLICACIÓN DEL DERECHO

l. «APLICACIÓN»

La expresión «aplicación del derecho» denota genéricamente el u.so de


materiales jurídie:os -esto es, disposiciones, normas expresas, nom1as no
expresas- para argumentar o justificar una decisión jurídica (iurisdic~ional,
administrativa, etc.) 1• Sin embargo, usando la expresión de esta manera} nos
estamos refiriendo a operaciones intelectuales muy diferentes entre las que es
necesario distinguir.
Para aclarar este punto, es necesario recordar tres distinciones introduci-
das anteriormente.
a) En primer lugar, y sobre todo, la distinción entre disposiciones y nor-
mas (las disposiciones son enunciados del discurso de las fuentes, mientras
que las normas son los significados atribuidos a aquellas mediante la interpre-
tación). ·
b) Además, la distinción entre normas expresas y normas implícitas (o
no-expresas) (las normas expresas son aquellas que encuentran su formula-
ción en una específica disposición, mientras que las normas implícitas son
fruto ele la construcción jurídica de los intérpretes).
e) Finalmente, la distinción entre dos tipos ele normas (más allá de que
sean expresas o no expresas): reglas y principios (las reglas son normas rela-

1
Son «órganos de aplicación» todos los órganos que, precisamente, aplican el derecho: los supre-
mos órganos constitucionales (el parlamento, el gobierno, el jefe del Estado, la corte constitucional), la
administración pública, los jueces. No obstante, el siguiente discurso estará circunscrito por simplicidad
a la aplicación judicial, con particular referencia a los jueces de mérito.
374 RICCARDO GUASTINI LA APLICACIÓN DEL DERECHO 375

tivamente precisas, con antecedente cerrado y no sujetas a excepciones; los juez a la ley (i. e, la obligación de aplicar el derecho, corolario del principio
principios son normas con antecedentes abiertos y/o genéricas y/o defectibles). de legalidacl) 4 y la obligación de motivación de las decisiones 5.
Pues bien, conviene distinguir entre la aplicación de disposiciones, la apli- Ello quiere decir que las decisiones jurisdiccionales deben estar:
cación de reglas, y la aplicación de principios 2 •
i) motivadas -argumentadas, justificadas-y precisamente
1) Aplicación de disposiciones. Aplicar una disposición -o usarla- ii)motivadas sobre la base de normas jurídicas preexistentes (la «ley» en
quiere decir interpretarla, atribuirle significado, obteniendo asf una norma 3 : sentido material o genérico).
«El enunciado normativo E significa S», o bien «La disposición D expresa la
norma N». Una sentencia consta, por tanto, de dos partes constitutivas: el dispositivo
2) Aplicación de reglas. Aplicar una regla quiere decir usarla como pre- y la motivación. El dispositivo constituye la decisión en sentido estricto. La
misa en un razonamiento deductivo cuya conclusión es un precepto individual motivación constituye el conjunto de los argumentos adoptados en favor de la
y concreto: «Los contratos deben ser cumplidos. Esto es un contrato. Por tan- decisión.
to, esto debe ser cumplido», «Los asesinos deben ser castigados. Tizio es un
Ahora bien, en la cultura jurídica moderna, una decisión jurisdiccio-
asesino. Por tanto, Tizio debe ser castigado», etcétera.
nal se considera fundada o justificada si, y solo si, ha sido lógicamente
3) Aplicación de principios. Aplicar un principio quiere decir concre-
inferida (esto es, deducida) ele una norma general, en conjunción con una
tizarlo, esto es, usarlo como premisa en un razonamiento cuya conclusión
proposición fáctica que describe las circunstancias del caso (debidamente
es (la formulación de) una regla implícita, que co{1stituye su «actuación» o
probadas) 6•
«especificación», y que es susceptible a su vez de aplicación en el sentido
precedente. Por ejemplo: «La defensa es un derecho inviolable en todo estado No estaría justificada una decisión carente de motivación, ni estaría justi-
y grado del procedimiento [principio]. El interrogatorio del imputado consti- ficada una decisión simplemente fundada -en lugar ele sobre una norma- en
tuye parte del procedimiento. No hay defensa sin presencia del defensor. Por el capricho del juez, sobre sus sentimientos de justicia, sobre algún objetivo de
tanto, el defensor debe estar presente en el interrogatorio del imputado [regla política social el (?) que pretende perseguir, etcétera.
implícita]. Este es el interrogatorio del imputado Tizio. Por tanto, el defensor
de Tizio debe estar presente [precepto individual y concreto]»; «La salud es
un derecho inviolable [principio]. El daño a la salud constituye daño injusto. 3. EL RAZONAMIENTO DEL JUEZ
Los daños injustos deben ser resarcidos. Por tanto, el daño a la salud debe ser
resarcido [regla implícita]», etcétera. En el razonamiento del juez 7 se pueden distinguir dos niveles que se sue-
Dicho esto, circunscribamos el discurso a la aplicación jurisdiccional del len llamar «justificación interna» (o de primer nivel) y «justificación externa»
derecho. (o ele segundo nivel) 8•

4
2. JURISDICCIÓN, LEGALIDAD, MOTIVACIÓN La obligación de aplicar el derecho -esto es, decidir en conformidad con normas preexisten-
tes--- es un corolario del principio de legalidad (cap. XIV, segunda parte), ya que tiende a garantizar:
a) certeza del derecho, esto es, previsibilidad de las decisiones judiciales, y b) igualdad, esto es, igual
Hablando en términos generales, y simplificando mucho las cosas, el con- tratamiento de supuestos de hecho iguales. ·
tenido ele una decisión jurisdiccional es una prescripción individual y concreta ' Véanse, en el ordenamiento vigente, los arts. 101.2 y 111. 6, Const. it. Recuérdese que la «moti-
vación» de una decisión jurisdiccional no es, pese al nombre, una exposición de los motivos (psicológi-
como «Tizio debe ser castigado con reclusión de un determinado tipo», «Cayo cos) que han inducido al juez a tomar aquella decisión. Por el contrario, es la exposición de las razones
debe pagar a Sempronio tal suma de dinero», etcétera. que sostienen la decisión en cuestión.
6
C. DECCARIA, Dei delilli e del/e pene, § IV (trad. esp. De los delitos y las penas, Madrid, Trotta,
Por otra parte, en los ordenamientos jurídicos modernos, la actividad ju- 2011).
7
risdiccional se céu-acteriza por dos características esenciales: la sujeción del La li;.cratura sobre el argumento es amplísima. Entre los trabajos más significativos, cabe desta-
car: A. AARNI0, The Racional as Reasonable. A Treatise 011 Legal Justification, Dordrecht-Boston, 1987
(trad. esp. Lo racional como razonable, Madrid, CEPC, 1991); A. AARNI0 y N. MACC0RM!CK (eds.),
2 G. PINO, Diritti e interpretaziolle. Il ragionamento giuridico He/lo stato cos1i111zio11ale, Bologna, Legal Reaso11i11g, 2 vols., Aldershot, 1992; R. ALEXY, Teoría dell'argomentazione giuridica (1978),
20]1), pp. 15 y SS. .. Milano, 1998 (trad. esp. Teoría de la argumentación jurídica, Madrid, CEPC, 2008); M. ATIENZA,
' Quiero decir: dada una determinada norma y no otra. Se está hablando, obviamente, de interpre- Los razones del derecho. Teorías de la argumentación jur[dica, Madrid, 1991; N. MACCORMICK, Le-
tación decisoria en abstracto. gal Reasoning and Legal 11u:ory, Oxford, 1978; N. MACCORMICK, Rhetoric and the Rule of Law. A
(Véase nora 8 en la página si,:uic11te)
376 RICCARDO GUASTINI . LA APLICACIÓN DEL DERECHO 377

l) Justificación interna. La justificación interna es un razonamiento de- a) la existencia de una laguna axiológica 10 ;
ductivo, mediante el cual el juez aplica una regla. El razo.namiento está estruc- b) la formulación de normas no expresas, usadas para colmar una laguna
turado del siguiente modo: y/o concretipr un principÍO, el cual recibe así aplicación 11 ;
c) la sblüción de una antinomia 12, incluidas a veces también
i) Una primera premisa es la regla -fruto, dependiendo del caso, de una d) la ponderación de principios constitucionales en conflicto 13 y, eh ge-
interpretación decisoria en abstracto o de una construcción jurídica- a la que neral,
se da aplicación («Los asesinos deben ser castigados»). e) la creación de jerarquías axiológicas entre normas 14 •
ii) Una segunda premisa es una proposición fáctica, empírica, que des-
cribe los hechos del caso [«Tizio ha llevado a cabo el acto x (le ha cortado el No pasará desapercibÍdo que la justificación interna constituye, de por sí,
cuello a Cayo)»]. la aplicación de una regla. La aplicación de disposiciones y de principios, por
iii) Una tercera premisa es un enunciado subsuntivo (interpretación en el contrario, pertenece a la justificación externa.
concreto: «El acto x constituye asesinato»). En cuanto a la justificación de la premisa fáctica 15 , en esta sede es sufi-
iv) La conclusión es un precepto singular y concreto («Tizio debe ser ciente con decir lo siguiente:
castigado»).
En principio, la verdad de una proposición fáctica (del tipo: «Tizio le ha
2) Justificación externa. La justificación externa es el conjunto de los ra- cortado el cuello a Cayo») no puede ser argumentada si no aduciendo obser-
zonamientos -más o menos persuasivos, pero normalmente no deductivos- vaciones empíricas (además de conjeturas sobre nexos de causalidad entre
mediante los cuales el juez justifica las premisas de la justificación interna. eventos). A este respecto se debe, sin embargo, hacer dos observaciones.
Esta, como se ha dicho, incluye dos premisas normativas [la i) y la iÍi)] y una
Los procedimientos empleados por el juez para determinar los hechos no
premisa fáctica [la ii)].
son -a diferencia de aquellos empleados por un científico empírico (un físi-
En cuanto a la justificación de las premisas normativas, en la justificación co, un biólogo, etc.)- enteramente «libres». Antes bien, son condicionados
externa podemos encontrar ~lementos de lo más variados como, por ejemplo, de diferentes maneras por normas jurídicas; en concreto, por normas que dis-
los siguientes. ciplinan la obtención, el uso, y la valoración de las pruebas ..Por ejemplo, las
reglas sobre la carga de la prueba, las presunciones legales (y, entre estas, la
i) Los argumentos («interpretativos») que justifican la interpretación presunción de no culpabilidad), el principio del «libre convencimiento» del
elegida -en abstracto y en concreto- de una o varias disposiciones, que juez (vigente en muchos ordenamientos), etcétera.
es la que finalmente es aplicada [«La disposición· D expresa la i;iorma N
(no la norma Z), porque ... », «La norma N se aplica al supuesto de hecho F, Además, los «hechos» que el juez determina directamente son solamente
porque ... » ]9. las pruebas (por ejemplo, los testimonios), pero no los hechos probados. A
ii) Los árgumentos («constructivos») que justifican uno u otr.b tipo de aquellos, el juez -de manera no diferente a un historiador- no tiene acceso
construcción jurídica como, por ejemplo: directo.
Una prueba -por ejemplo, un testimonio- es un hecho (directamente
Theory of Legal Reasoriing, Oxford, 2005; A. PECZENJ.K, On Law and Reaso11, Dordrecht-Bóston, 1989; observado), que induce a considerar como sucedido otro hecho. Sin embargo,
J. WRóBLEWS!G, The Judicial Application of Law, Dordrecht, 1992; P. COMANDUCCI, Assaggi di meta- este último no es observado directamente por el juez, sino que es inferido a
ecica, Torino, 1992, pp. 195 y ss.; P. COMANDUCCI, Assaggi di mecaetica due, Torino, 1998, parte II;
P. COMANDUCCI, Razo11amiento jurídico. Elementos para un modelo, México, 1999; E. DrcroTn, Inter- partir de las pruebas. Una prueba autoriza al juez a considerar verdadera
.,,
una. ;

pretazione della legge e discorso razionale, Torino, 1999; P. COMANDUCCI, Hacia una ceoda análicica
del derecho. Ensayos escogidos, Madrid, 2010, pp. 159 y ss. .. . ,
8 Se trata de dos niveles de lenguaje dado que la justificación ·externa, como enseguida veremos, 'º Supra, cap. XXXIV. l'
11 Supra, cap. XXXV.
tiene por objeto precisamente (las premisas de) la justificación interna. Cfr. J. WRÓBLEWSKJ, «Livelli
12 Supra, cap. XXIV, cuarta parte.
di giustificazione delle decisioni giuridiche», en L. G!ANF0RMAGGIO y E. LECALDAN0 (eds.), Ecica e
diricto. Le vie della giustificazione razionale, Bari, 1986. 1., Supra, cap. XXiV, cuarta parte.
9 14 Supra, cap. XXIV, cuarta parte.
Hemos visto algún ejemplo más atrás (cap. XVI, parte tercera). Véase a este propósito Ch. PE-
1.i El tema del razonamiento probatorio, aquí solo superficialmente analizado, es muy complejo
RELMAN, Logiquejuridique, Paris, 1976; G. TARELLO, L'interprecazione della legge, Milano, 1980 (trad.
esp. La interpretación de la ley, Lima, Palestra, 2013); P. CHIASSONI, La giurisprudenw civile. lvlecodi y sobre él existe una riquísima literatura. Véase, por ejemplo, M. T ARUFFO, La prava deifaui giuridici,
d'interpretazione e tecniche argomencacive, Milano, 1999; E. DICIOTTI, lncerpretazione dql/a legge e Milano, 1992 (trad. esp. La prueba de los hechos, Madrid, Trotta, 2002); M. GASCÓN ABELLÁN, Los
discorso razionale, op. cit.; P. CH!ASSONI, Tecnica del/'interpretazione giuridica, Bologna, 12007 (trad. hechos en el derecho, Madrid, 1999; J. FERRER BELTRÁN, Prueba y verdad en el derecho, Madrid, 2002;
esp. Técnicas de incerprecaciónjurídica, Madrid, Marcial Pons, 2011). J. FERRER BELTRÁN, La valoración racional de la prueba, Madrid, 2007.
378 RICCARDO GUASTINI

determinada proposición sobre el presente, y a inferir a partir de esta otra pro-


posición sobre el pasado. Esta inferencia no tiene carácter deductivo: entre las
do:; proposiciones no se da un nexo de implicación lógica sino una más débil
«congruencia nanativa» (así se la ha llamado) 16 •
Tómese, por ejemplo, el siguiente razonamiento: «Las siete mujeres del
sefior Barbazul murieron en la bañera mientras el señor Barbazul estaba en
casa. El día anterior a la muerte de la primera mujer, el señor Barbazul se
informó mediante un abogado sobre la posibilidad de heredar de su mujer.
Lo mismo pasó con la segunda, la tercera ... con todas sus mujeres. Se debe
concluir que el señor Barbazul ha matado a sus siete mujeres en la bañera».
En un razonamiento como este las premisas parecen suficientes para justificar
la conclusión. Tal conclusión no es solo coherente (es decir, no contradicto-
ria) con las premisas, sino que es además «congruente» con aquellas: parece
más persuasiva que cualquier otra conclusión (como, por ejemplo: «Todas las
mujeres del señor Barbazul han muerto accidentalmente». No obstante, es
evidente que la conclusión no está lógicamente implicada en las premisas y,
pese a todo, podría ser falsa.

16
N. MAcCORMICK, «Coherence in Legal Justification», en A. PECZENICK et al. (eds.), Theory of
Legal Scíence, Dordrecht, 1984; N. MAcCoRMICK, «Coherence in Legal Justification», en W. KRAWJETZ
et al. (eds.), Theorie der Normen. Festgabefiir Ota Weinberger zum 65. Geburtstag, Berlín, 1984.
FUENTES DEL DERECHO

Ricardo A. Guibourg

l. INTRODUCCIÓN Y DELIMITACIÓN DEL CONCEPTO

Una fuente es, antes que nada, un «manantial de agua que brota de la
tierra» (Diccionario de la Real Academia Española, 1984). Así, tal
como se le aplica al ámbito jurídico, la palabra sugiere claramente que
existe un elemento de naturaleza única, el derecho, y que éste fluye de
diversos orígenes del mismo modo en que el agua, con una misma com-
posición química más allá de sus numerosos accidentes, nace en las co-
rrientes del subsuelo. Así como el agua continúa su ciclo en la lluvia y
en los deshielos, puede pensarse que el derecho, una vez nacido, vuelve'
a formularse una y otra vez en la jurisprudencia, en la doctrina y a ve-
ces ¿por qué no? en ciertos cataclismos sociales y políticos que, como
las inundaciones en el medio natural, contribuyen a restablecer el equi-
librio en situaciones jurídicamente insostenibles.
Que este modelo descriptivo de la formación del derecho -revela-
do por la metáfora- sea plausible es punto que merece debate, tanto
en lo genérico como en el interior de sus supuestos. Pero antes de aven-
turarse en el análisis crítico es prudente exponer, al menos en líneas ge-
nerales, el sistema de ideas que haya de servir como punto de partida.
Por esta razón emplearemos aquí la menos novedosa de las concepcio-
nes como soporte metodológico en el que puedan insertarse -acaso a
modo de_ banderillas- otras reflexiones basadas en un análisis alterna-
tivo. __
La pregunta por el origen de las normas jurídicas admite, en el mo- \
delo tradicional, dos clases de respuestas: las que buscan explicar las /
conductas y los procedimientos que desembocan en la creación de nor- !
mas, y las que se refieren a los motivds o razones que determinan, por
medio de aquellos procedimientos, los contenidos que hayan de reves-
tirse con la modalidad normativa. El primer tipo de respuesta se encua-

177
ff;
1

RICARDO A. GUIBOURG
FUENTES DEL DERECHO

dra en la cuestión de las denominadas fuentes formales del derecho. El


conceptos y la plausibilidad de su relación con la idea de fuentes. Deja-
:;egundo se identifica por referencia a las fuentes materiales.
remos para el final el examen de la función que desempeña esta última
Ciertamente, esa clasificación no agota las acepciones que se han
atribuido a la expresión «fuentes del derecho». Se habla también de idea en la teoría general del derecho.
fuentes cognitivas, tales como el boletín oficial u otras publicaciones do-
tadas de autoridad (cf. Guastini, 1993, 2). A su vez, Kelsen introduce el
II. FUENTES FORMALES
concepto de la fuente de validez: afirma que, «en un sentido jurídico:po-
sitivo, fuente del derecho sólo puede ser el derecho» (Kelsen, 1981, 243),
Savigny llamó fuentes jHrídicas a las causas determinantes del derecho
. con lo que indica que las normas son válidas cuando una superior les
otorga validez. (1949, 29-76), pero no proporcionó una clasificación transparente de
los significados que cupiera asignar a la palabra «causa». De este mo-
Del Vecchio afirma que el derecho tiene su fuente primaria, esen-
do incluyó la ley y la costumbre como reglas nacidas del espíritu o con-
cial e inagotable en el espíritu humano (Del Vecchio, 1934), con lo que
ciencia común del pueblo. En la óptica clasificatoria posterior es posi-
no hace más que registrar el hecho de que el derecho es, ante todo, un
fenómeno social. ble postular que el espíritu del pueblo constituye, en todo caso, un
conglomerado de valores y expectativas en el que se originan los conte-
Legaz y Lacambra, por su parte, menciona siete acepciones de la ¡ nidos legales, mientras que la ley o la costumbre son medios o técnicas
expresión «fuente del Derecho»: a las ya apuntadas, que describe a su
con cuyo concurso aquellos contenidos adquieren el estatuto de nor-
modo, agrega la «autoridad creadora del Derecho histórico o actual-
mente vigente», interpretada como la entidad en la que resida la sobe- mas jurídicas. Así se llegó a la distinción entre fuentes formales y fuen-
tes materiales, taxonomía que hoy ya se halla, a su vez, en desuso. En
ranía (el estado, el pueblo), y la «forma de manifestarse la norma jurí-
efecto, cuando se habla de fuentes del derecho es ahora común referir-
dica (ley, decreto., costumbre)», que puede considerarse incluida en el
concepto de fuentes formales (Legaz y Lacambra, 1943, 344). se exclusivamente a las formales. Las materiales son designadas nor~
malmente con nombres algo más específicos, aunque no mucho más
La fuente, en el sentido kelseniano, es concepto dependiente de la
idea de validez o, mejor dicho, de una de las ideas que pueden desig- precisos: ética, justicia, equidad, seguridad, necesidad, interés.
Fuentes formales (o fuentes a secas, en el contexto·apuntado) son,
narse con la palabra «validez» (Nino, 1980, 132-135). No nos referire-
pues, los hechos, procedimientos o circunstancias qué otorgan a ciertas
mos a él aquí por considerarlo integrante de un tema más amplio, cen-
conductas ia condición de ser obligatorias, prohibidas o facultativas en
trado en la postulación y en la interpretación de un valor normativo
específico. un sistema jurídico determinado. Tradicionalmente, cuatro clases de
La fuente cognitiva, a su vez, es conceptualmente distinguible de tales circunstancias han disputado el título de fuentes: la ley, la cos-
tumbre, la jurisprudencia y la doctrina. Las examinaremos por separa-
las fuentes materiales o formales y, una vez aislada de ellas, ofrece un
interés contingente. Claro está que aquella distinción podría ser delibe- do, aunque no sin indicar sus inevitables vínculos.
radamente eliminada. Como la identificación del objeto al que haya de
llamarse «derecho» es ampliamente controvertida, es posible poner el l. La ley
énfasis teórico en cualquiera de los pasos que conducen de la preferen-
cia al ejercicio de la coerción: valores, costumbre, motivos, iniciativa, Sin salir del campo de lo jurídico, la palabra «ley» se emplea habitual-
aprobación, promulgación, publicación, persuasión, obediencia, decla- mente en dos sentidos diferentes, el primero de los cuales es restringido
ración judicial, acatamiento policial, resultado práctico. Una de las op- y se halla comprendido dentro del segundo, más amplio.
ciones consiste, pues, en identificar el derecho como el texto contenido En su acepción más estrecha, «ley» se aplica a las normas jurídicas
en cierta manifestación, publicación o indicación interpretable, a la dotadas de cierta importancia o creadas mediante un procedimiento es-
que se atribuye autoridad oficial o extraoficial. En ese caso, quien pu- pecífico. Ambas características, que ·no se presentan necesariamente en
diera formular la indicación o manifestación o decidir la publicación conjunto, se hallan determinadas por condiciones históricas. En Roma,
sería identificado como autoridad normativa y la fuente cognitiva se en efecto, una /ex era en su origen una disposición aprobada en comi-
identificaría con la formal; pero tal mezcla depende más, en todo caso, cios o mediante plebiscito. Naturalmente, sólo decisiones a las que se
de una decisión teórica que funda ambos conceptos en uno que de la atribuyera colectivamente alguna trascendencia eran sometidas a aquel
vaguedad que pudiera atribuirse a éstos. procedimiento. Más adelante, la concentración del poder en manos del
Como consecuencia de lo expuesto, nos atendremos aquí a los line- emperador, del señor feudal o del monarca desdibujó aquel concepto,
amientos tradicionales para analizar, en cada caso, el contenido de los al menos en el derecho continental, hasta que el advenimiento del siste-
ma democrático contemporáneo, fundado en diversas modalidades de
178
179
RICARDO A. GUlBOURG FUENTES DEL DERECHO

la división de poderes, reservó en principio a los parlamentos, investi- determinada persona, y aun otras que carecen por completo de sustan-
dos del poder legislativo, la función de disponer las normas generales. cia normativa, como las leyes de homenaje. A la vez, numerosas normas
La competencia y el procedimiento para dictar las leyes fueron fijados generales se introducen mediante formas distintas de la legislación en
por los textos constitucionales, pero, ya que el ejecutivo y el judicial sentido formal, ya sea por corresponder al ámbito de facultades de un
habrían de ser poderes relativamente separados y no meros apéndices poder diferente del legislativo, como los decretos que regulan el fundo-
del legislativo, fue necesario reconocerles la atribución de establecer, namiento de la administración pública o las acordadas que establecen
dentro del ámbito de cada uno, las normas necesarias para llevar a estructuras o procedimientos administrativos dentro del poder judicial,
cabo sus funciones. Tal situación se observó con mayor fuerza en los o bien por delegación, cuando el parlamento encomienda al ejecutivo o
sistemas políticos presidencialistas, como el que a imitación de los Es- a otra autoridad adoptar decisiones complementarias dentro del marco
tados Unidos -aunque con menor fortuna- rige en los países iberoa- legal. A esto debe agregarse el poder reglamentario, que suele atribuirse
mericanos. al ejecutivo y consiste en dictar·normas generales complementarias, téc-
¡-, Por debajo de la constitución y junto a las leyes en sentido estricto nicas y aun interpretativas de 'la ley, como facultad propia y sin necesi-
/ conviven, pues, decretos presidenciales, resoluciones ministeriales, acor- dad de delegación legislativa expresa.
" dadas judiciales, ordenanzas municipales, circulares (incluso telefóni- Éste es el punto difícil en la caracterización de la ley, porque se halla
cas) del Banco Central y otras clases de normas, cuyos nombres pueden íntimamente relacionado con la competencia legislativa y, por lo tanto,
variar de país en país o de tiempo en tiempo y que integran,· en su con- con los vericuetos del ejercicio del poder. Especialmente en los- países
junto, el sentido amplio o genérico del vocablo «ley». Todas ellas -in- iberoamericanos, la historia de la democracia es, en efecto, la historia
cluida la propia constitución- tienen en común una característica que de las tensiones entre los poderes ejecutivo y legislativo. El parlamento
permite agruparlas: a diferencia de las normas consuetudinarias, consis- tiene a su favor su mayor base de representación popular y la publici-
ten en signos lingüísticos emitidos por alguna persona o grúpo de per- dad de sus deliberaciones; el ejecutivo, la rapidez con la que pu·ede
sonas a las que se atribuye cierta competencia para hacerlo ·con autori- adoptar sus decisiones y, muy notoriamente, los abrumadores medios
dad, de tal suerte que, por este motivo, los signos o su significado pasan que tiene a su disposición para ponerlas en práctica. Por esta razón, los
a integrar el sistema jurídico en cuyo seno se originan. casos en los que la voluntad parlamentaria haya prevalecido sobre la
La acepción amplia de «ley» no ha generado grandes controversias, del gobierno son históricamente raros y se señalan con cierta admira-
probablemente porque su relevancia política es escasa. Algo diferente ción, en tanto son incontables las situaciones en que el ejecutivo se hizo
ocurre con el concepto específico. otorgar o :1sumió derechamente farnltades extraordinarias o de emer-
En efecto, los autores advierten dos vertientes de este concepto: el de gencia, impuso el estado de sitio o la ley marcial, dictó decretos regla-
ley en sentido formal y el de ley en sentido material. Del mismo modo, mentarios que excedían el marco legal de referencia o, so protexto de
en la especie más alta d_e lo que genéricamente pueda entenderse como necesidad y urgencia, se sustituyó a la autoridad parlamentaria orde-
legislación, se ha distinguido la constitución en sentido fon.na! (cuerpo nando por decreto lo que aquélla trepidaba en disponer por ley.
de normas de jerarquía superior a la ley, sujeto a procedimientos dife-
renciados y habitualmente más rígidos para su creación o m_odificación) 2". La costumbre
de la constitución en sentido material (conjunto de normas que regulan
el proceso de creación de las leyes y la identificación o integración de los Cuando un individuo repite un mismo modelo de conducta frente a cir-
órganos encargados de disponerlas). Tal vez convenga aclarar que, aun- cunstancias semejantes, decimos que tal modelo de conducta constituye
que esta nomenclatura reproduce la empleada para nombrar las fuentes en él un hábito. Cuando un grupo o comunidad de individuos comparte
formales y las materiales, el punto que tratamos ahora no tiene relación el mismo hábito a lo largo del tiempo, nos sentimos inclinados a acep-
.alguna con aquella clasificación y se encuentra íntegramente. incluido en tar la existencia de una costumbre. Cuando una costumbre provoca que
/ el discurso relativo a las fuentes formales. Así, se ha llamado leyes en los intereses de las personas se adecuen a ella, de modo tal que las con-
sentido formal a las normas aprobadas por el poder legislativo mediante ducta-s divergentes lesionan expectativas y generan quejas, nos parece
, los procedimientos autorizados para elló poi· la constitución, y leyes en razonable hablar de una norma consuetudinaria. Cuando esta norma es
'} sentido material a las normas generales. Este último contenido suele ser, efectivamente reconocida por los jueces u otros órganos del poder coac-
\ de acuerdo con los textos constitucionales, propio de las leyes en sentido tivo comunitario como fundamento de sus decisiones, ya no tenemos
'. formal; pero la coincidencia de ambos conjuntos está lejos de ser abso- duda alguna: nos hallamos ante una norma jurídica consuetudinaria.
luta. Existen leyes en sentido formal que no contienen normas generales El hecho normativo consuetudinario no sólo puede introducir prohi-
sino disposiciones individuales, tales como la que concede una pensión a biciones, derechos u obligaciones: también puede eliminarlos. En el mis-

180 181
RICARDO A. GUIBOURG FUENTES DEl DERECHO

mo sistema de pensamiento que admite la costumbre como fuente for- exigibilidad ni, cuando lo hacen, experimentan tal sentimiento con
mal del derecho se ha admitido la abrogación consuetudinaria de nor- idéntica intensidad. ¿Qué proporción de la sociedad debe compartir la
mas preexistentes, ya sea que emanen éstas de la costumbre o de la ley: opinio para que tengamos por cumplida la condición? ¿Hasta qué gra-
el fenómeno es llamado desuso o desuetudo. Es más: Kelsen ha interpre- do deben estar convencidos ele ella los que la admitan? ¿Da lo mismo
tado que la costumbre no se encuentra, como la ley, sujeta a limitaciones que la conducta sea tenida por exigible predominantemente por los po-
de jerarquía. Directamente derivada de la norma fundamental, la norma bres, o por los ricos, o por los negros, los arios, los campesinos o los ar-
consuetudinaria puede referirse a contenidos propios de cualquier ·nivel tistas del espectáculo? Estas preguntas, como las anteriores, carecen de
normativo (Kelsen, 1981, 237). respuesta unívoca. Es más: carecen de toda respuesta práctica. En efec-
Del modo expuesto es posible introducir el concepto tradicional de to, el jurista medio tiende a molestarse cuando se le dirigen tales inte-
costumbre jurídica y, a la vez, sentar las bases para su análisis crítico. rrogantes; en el mejor de los casos propone ejemplos de los que, sin em-
El primer elemento enumerado, la conducta repetida, constituye la bargo, no es capaz de abstraer aproximación alguna.
base del concepto y exhibe, a la vez, la necesidad de una dimensión Hemos mencionado, por último, el reconocimiento que de la cos-
temporal. Sin embargo, qué deba entenderse por un modelo de con- . tumbre hagan. los jueces u otras autoridades jurídicas. La importancia
ducta o cuál sea la semejanza que nos permita reunir dos estados de que se conceda a este factor en la definición o en el reconocimiento del
cosas distintos en una misma clase de circunstancias son puntos libra- derecho consuet1,1dinario es, en algún sentido, la piedra de toque del fun-
dos a decisiones metodológicas individuales y no necesariamente im- damento teórico con el que se admita la costumbre jurídica. Una línea
parciales. de pensamiento presupone que la norma jurídica consuetudinaria existe
El segundo requisito, la pluralidad de sujetos, introduce la dimen- antes de toda aplicación, por lo que las decisiones judiciales fundadas en
sión social. La costumbre, tal como se la concibe en el lenguaje jurídi- tal norma no hacen más que confirmar su existencia y ponerla de mani-
co, no es un fenómeno individual sino una actitud colectiva. Y, desde fiesto ante los menos avisados. Esta manera de encarar la cuestión torna
luego, al ampliarse el elemento subjetivo de la conducta, la dimensión necesario responder las arduas preguntas a las que antes nos hemos refe-
temporal debe extenderse también para que la regularidad se torne dis- rido. Otra concepción concede al reconocimiento judicial el carácter de
cernible. No está dicho, sin embargo, cuál haya de ser la extensión de condición necesaria. Quien tal hace se ve relevado de aportar precisio-
las dimensiones subjetiva o cronológica: ¿bastará con diez personas nes autónomas para cada condición del derecho consuetudinario, por-
que compartan el mismo hábito? ¿Serán necesarias cien, mil, un mi- que la última sirve ele respuesta a todas las preguntas: la conducta tipo
llón? ¿Acaso el número que consideremos relevante depende de la cali- debe repetirse tantas veces, por tantas y tales personas, durante tanto
dad, de la importancia o del poder de las personas que lo integren? tiempq y acompañada por una actitud normativa tan amplia e intensa
Además, ¿cuántos días, meses o años han de transcurrir para que con- que, en virtud de todo ello, los jueces lleguen a reconocer la existencia
sideremos que ha nacido una costumbre? ¿Hay tal vez un vínculo entre de una norma.
el aspecto subjetivo y el temporal, de tal suerte que a mayor número (o La tranquilidad proporcionada por el segundo camino es, sin em-
calidad, o poder) de los sujetos se exija menos tiempo, o viceversa? bargo, engaüosa. Si la norma consuetudinaria depende en última ins-
La tercera condición sude conocerse con el nombre latino de opinio tancia de su reconocimiento judicial, cualesquiera sean las mo.dalidades
iuris sive necessitatis (Kelsen, 1958, 134) o alguna de sus abreviaturas: y las intensidades del cumplimiento de los otros requisitos, un argumen-
ojJinio necessitatis o, simplemente, ojJinio. Consiste en cierto consenso to tan fuerte no admite ser confinado al ámbito de la costumbre. Las le-
social acerca de la exigibilidad de la conducta conforme con la costum- yes también han de recibir en cada momento la confirmación judicial,
bre y, entre los elementos· tradicionalmente enlazados al concepto de ya que en caso contrario. se hallan amenazadas por el desuso; por esa
derecho consuetudinario, es el que introduce el aspecto propiamente vía se torna inevitable otorgar importancia casi excluyente a la jurispru-
normativo: sin él, no se observa sino una irrelevante coincidencia indi- dencia por encima ele la ley y ele la costumbre, fuentes cuyos frutos in-
vidual o una curiosa regularidad colectiva, en tanto con su concurso la mediatos quedan reducidos, al decir de Llewellyn, a la condición de
situación de hecho se convierte en argumento, en razón, en incentivo, «juguetes vistosos».
en aprobación o en condena. Caben acerca de la opinio, sin embargo,
observaciones semejantes a las formuladas respecto de las anteriores 3. La jurisf;rudencia
condiciones. Así como no todas las personas repiten la misma conducta
todas las veces que se hallan en las condiciones hipotéticamente acepta- Una de las formas ele ejercicio ele la autoridad jurídica es la función ju-
das como marco material de la costumbre, tampoco todos los indivi- risdiccional. Cuando una norma general há siclo infringida (y, especial-
duos de la comunidad de referencia participan de la misma actitud de mente, si existe alguna controversia acerca de este punto), alguien in-
182 183
RICARDO A. GUIBOURG FUENTES DEL DERECHO
~ .
vestido de aquella autoridad se encarga de declararlo. Ese alguien fue cionadÓs. con mayo_r o menor discrecionalidad y minuciosamente clasifi-
históricamente el jefe de la tribu o uno de sus lugartenientes, el rey o cados, para que abogados y juristas investiguen en ellos el contenido del
una persona o grupo que actuara por delegación de la autoridad real, sistema jurídico en el que viven.
un juez o una corte de justicia como se estilan en la actualidad. En La pregunta turbadora es aquí por qué semejante investigación sea
cualquier caso, el juez ha de establecer los hechos que tiene por verda- útil o plausible. ¿Será porque las sentenáas constituyen guías apropia-
deros, las normas que considera aplicables, la inclusión o la exclusión das, aunque no infalibles, para averiguar el «verdadero» contenido de
de aquellos hechos en el ámbito de aplicabilidad de dichas normas y, las normas generales?)Porque los jueces están de hecho autorizados a
por último, las consecuencias concretas que hayan de atribuirse a los crear tales normas en virtud de otras normas que les confieren compe-
primeros en virtud de las segundas. . tencia para ello? ¿O, tal vez, porque en definitiva el derecho es lo que
Un punto controvertido en lá teoría del derecho es el. de si la deci- los jueces dicen que es?
sión judicial, acto cumplido en el ámbito de un sistema jurídico y auto- La primera respuesta impl'ica un retorno a la dogmática. Al alto
rizado por él, integra ese mismo sistema en calidad de norma. Pa.ra la precio teórico de ocultar el factor volitivo que influye en la conducta
dogmática, el fallo judicial no es una norma sino un acto destinado a judicial, tiene una ventaja práctica para el abogado: la de permitirle
aplicarla y, si fuera necesario, a interpretarla: el juez declara el dere- elogiar (e invocar) algunos fallos por su «corrección» y a la vez criticar
cho, pero no lo crea. En consecuencia, el sistema jurídico .no está com- otros como «erróneos».
puesto sino por normas generales. Otro punto de vista señala que las La segunda es fácilmente aceptable respecto de ciertas instituciones
sentencias no se hallan absolutamente determinadas por las normas ge- judiciales. En los sistemas donde rigen normas sobre casación o fallos
nerales: al resolver acerca de los hechos y del derecho, el juez adopta plenarios, la propia ley confiere atribución a los jueces, en condiciones
verdaderas decisiones y crea una norma individual (Kelseri., 1981, 246- determinadas, para establecer doctrinas obligatorias. En este sentido,
254; Kelsen, 1985, 378-379). Así, ésta forma parte a su modo del siste- los órganos judiciales pueden asimilarse a órganos legislativos de jerar-
ma que rige en la sociedad. Una tercera acepta que las decisiones judi- quía inferior. a la del parlamento y competencia acotada por los proce-
ciales sean normas individuales, pero sostiene que sólo· las generales dimientos (Entelman, 1964, 18). Pero tal condición es relativamente
integran el sistema normativo (Bulygin, 1991, 261-262). , rara entre las normas a las que se atribuye origen judicial. La mayoría
Como ocurre a menudo en los temas abstractos, ninguna de tales de éstas se entienden creadas a partir de simples fallos individuales, eso
opiniones es más verdadera que las otras: cada una es aceptable dentro pecialmente si la misma doctrina se repite en numerosas decisiones y
de un marco teórico que la condiciona y genera, a su vez, consecuen- más aún si es aceptada por tribunales de alta jerarquía: para ello no Sf:
cias teóricas cuya valoración pragmática contribuye a la aceptación de requiere autorización legislativa alguna.
una u otra de las posiciones debatidas. Só.lo puede apuntarse aquí que, La tercera alternativa proporciona una respuesta clara y definitiva,
de hecho, la controversia es menos intensa cuando deja de analizarse pero su costo teórico es alto. En primer lugar, porque implica ral pre-
cada decisión judicial individual para apreciar la actividad jurisdiccio- minencia de la fuente judicial que anula toda influencia de la legisla-
nal como un todo. ción o de la costumbre; es más: torna incluso innecesarias las normas
En efecto, en los países de tradición jurídica romanista se llama juris- generales, ya que cada una de éstas será, para cada caso, lo que el ma-
prudencia al conjunto de las seniencias judiciales, no como declarativas gistrado de última instancia que entienda en la causa resuelva declarar.
del derecho ni como creadoras de normas individuales, sino en cuanto En consecuencia, cualquier crítica jurídica de un fallo judicial firme no
de ellas pueda inferirse una norma general nueva o cierta i11terpretación sólo será errónea sino también contradictoria: las sentenci·as de última
de un texto legal preexistente. En el sistema de derecho anglosajón, en instancia, como las decisiones de la autoridad constituyente, sólo serán
cambio, la creación judicial de normas se interpreta según el modelo del susceptibles de crítica si se las examina desde la ética o algún otro siste-
precedente: en teoría, la doctrina (ratio decidendi) que pueda inferirse de ma normativo.
cada sentencia individual es obligatoria para todo juicio futuro. Por cier- Si se deseara mantener la tradicional identificación de las fuentes
to, la práctica suaviza dramáticamente ese principio mediante diversos formales, sería posible hallar una solución de compromiso apelando al
métodos argumentales: la selección del precedente a seguir, la formula- fenómeno consuetudinario. Quien admita que exist;en normas generales
ción o reformulación de la doctrina que se le atribuya, la determinación originadas en la costumbre, así como que los jueces se limitan a recono-
de las circunstancias relevantes para juzgar acerca de la mayor o menor cerlas y a aplicarlas, está probablemente en condiciones de aceptar tam-
semejanza del caso presente con el anterior (Kelsen, 1981, :261). bién que la actividad judicial, en tanto conducta, se halla sujeta a sus
Sea como fuere, el hecho es que tanto en el derecho continental co- propias costumbres. Como los jueces tienen habitualmente un alto gra-
mo en el anglosajón los fallos judiciales se acumulan y pi¿blican, selec- do de prestigio social y ele autoridad efectiva, las costumbres que ellos

184 185
i
RICARDO A. GUIBOURG FUENTES DEL DERECHO

adopten traen aparejada la aceptación social (ya que, si así no fuera, la funciones diferentes: informativa, expresiva y directiva. Es raro, sin
reacción de la comunidad impediría en cada caso el establecimiento de embargo, que tales funciones se hallen diferenciadas: por lo general se
la costumbre judicial). De este modo, la jurisprudencia no sería otra entremezclan de tal suerte que la valoración es influida por la descrip-
cosa que un modo específico de generar derecho consuetudinario, modo ción, la propuesta depende de la valoración y la descripción esconde
al que -acaso en atención _a su mayor celeridad y a su relativa certe- una propuesta. A la vez, el lenguajé en el que todo ello se expresa suele
za- se prefiere elevar a la categoría de fuente autónoma. presuponer una ontología esencialista que presenta el discurso como
Una explicación homóloga del precedente podría recurrir al .con- información verdadera y tiende a oponer al debate una barrera apodíc-
cepto de delegación. Una norma constitucional, legislada o consuetudi- tica.
naria, obliga a los jueces a aplicar las normas generales extraídas de Sean cuales fueren los méritos o los defectos de la doctrina, la pre-
sentencias anteriores y, a la vez, les confiere competencia para identifi- gunta que la vincula con el tema ele las fuentes del derecho es si, a
car, formular e interpretar dichas normas y aun para crear una nueva a aquellas tres funciones del lenguaje, ha ele agregarse una cuarta: la fun-
aplicar al caso concreto que hayan ele decidir, si no hallaren pauta al- ción operativa, que consiste en generar un cambio en el estado de cos'as
guna en los precedentes. por medio de la mera palabra. Para expresarlo de un modo más habi-
tual, aunque no más preciso, el problema consiste en determinar si la
4. La doctrina doctrina es por si misma una fuente creadora de derecho.
Acerca de ese punto, tres respuestas han sido intentadas. La pri-
Las normas generáles, legisladas, consuetudinarias o jurispruclenciales, mera sostiene que la doctrina no es una fuente del derecho porque no
son objetos del conocimiento. Cuáles sean las fuentes, los métodos o la co_nstituye un modo de creación de normas (Kelsen, 1981, 243). La se-
certeza ele tal conocimiento no es tema que deba elucidarse aquí: el he- gunda distingue dos clases. ele fuentes del derecho, las obligatorias y
cho es que, admitida la existencia ele aquellas entidades, los juristas las no obligatorias, e incluye la doctrina entre las segundas (Aftalión y
procuran conocerlas y consideran casi siempre logrado tal objetivo. El Vilanova, 1988, 757). La tercera responde afirmativamente porque,
resultado ele su actividad integra la disciplina que -no sin alguna exa- después ele todo, los jueces fundan sus sentencias en la doctrina cuan-
geración- se denomina ciencia del derecho y se exhibe en artículos y do consideran insuficientes la ley y la jurisprudencia (Aftalión y Vila-
tratados, en manuales, clases y conferencias. nova, 1988, 757). Cada una de esas posiciones merece un breve co-
El esquema habitual· en el discurso del jurista puede resumirse en mentario.
los siguientes pasos: enunciación del texto legal o cita ele las sentencias La primera, fundada en una definición restrictiva ele «fuente", parte
relevantes, definiciones o explicaciones tendientes a precisar el signifi- verosímilmente ele la legislación como paradigma del método creador
cado ele algunas palabras o expresiones contenidas en el texto; exposi- ele normas y distingue la función normativa, que corresponde al legisla-
ción de los interrogantes o ele las perplejidades que se abren a partir ele dor, de la descriptiva, que incumbe al jurista. Pero una delimitación tan
la primera comprensión del texto; opinión acerca del contenido que, a tajante no deja de sugerir perplejidades: la opinio contenida en el dere-
juicio del autor, satisfaga armónicamente el significado ele las palabras, cho consuetudinario no es hasta ese punto una voluntad consciente-
la intención presunta del l·egislador y la mejor solución de los proble- mente creadora ele normas, ya que suele presentarse como una compro-
mas reales y actuales; y, finalmente, la reformulación de la norma de bación de la previa existencia de la obligación a la vez que como una
acuerdo con aquel plexo de contenidos. A esto puede agregarse un jui- actitud de respeto por tal extgencia.
cio ético acerca de las normas analizadas y aun una propuesta de dero- La segunda, por el contrario, importa una ampliación implícita y
gación o reforma. ·
poco precisa del concepto de fuente. Si la ley, la costumbre y la juris-
Otro esquema, algo diferente, es el eí11pleaclo en relación con insti- prudencia son, cada una a su modo, fuentes obligatorias, en tanto la
tuciones novedosas: se describen las manifestaciones de la institución doctrina es una fuente de otra naturaleza, caben acerca ele esta natura-
en el derecho comparado o en la práctica social, se las inscribe en un leza dos interpretaciones. Una remite a las fuentes cognitivas, con lo
marco ético o pragmático, se las vincula con otras instituciones ya co- que el Boletín Oficial y hasta los periódicos ele la mañana podrían re-
nocidas, se advierte acerca de los riesgos y ventajas que ellas compor- clamar el estatuto ele fuentes con el mismo título que la doctrina. La
tan y se propone una solución legislativa o interpretativa que, a juicio otra toma en cuenta el valor argumental de la opinión ele los juristas,
del autor, tienda a aventar los primeros y a aprovechar las segundas. que los jueces pueden utilizar para fundar sus fallos sin estar obligados
Esta actividad, habitualmente llamada doctrina, contiene pues des- a hacerlo; si así fuera, la doctrina quedaría asimilada a las fuentes ma-
cripciones de normas, descripciones de estados de cosas, juicios de va- teriales, junto con los valores u o_tras consideraciones ele las que el juez
lor y propuestas. Hace, por lo tanto, uso del lenguaje en al menos tres o el legislador pudieran extraer razones para decidir.

186 187
RICARDO A. GUIBOURG
FUENTES DEL DERECHO

La tercera se funda en una observación certera, pero se háHa tam- dad d~ .tal interpretaci6'n, cada tramo de la ciencia del derecho, definís
bién ante un dilema conceptual. Si a la vez distingue unas f11entes <le do en términos geográficos, cronológicos o aun ideológicos, tiende-~
otras por su grado de obligatoriedad, se sitúa en la segunda alternativa definir el objeto de su conocimiento del modo más caro a los senti-
de la segunda respuesta y queda sujeta a idéntica crítica. Si no lo hace y mientos colectivos de la comunidad en la que nace; esto es, del modo
considera todas las fuentes en pie de igualdad, otorga al órgano ju- en que sea factible atribuir al sistema jurídico los contenidos que gocen
dicial -capacitado para escoger entre doctrinas opuestas como entre de consenso más profundo o permita aprehender y aplicar el derecho
leyes contradictorias- tal importancia en la identificación de las nor- con los métodos mejor,tonocidos por el grupo.
mas que la alcanzan las críticas examinadas respecto de la tercera res- Así, no sólo la ley, la costumbre y la jurisprudencia pueden dispu-
puesta registrada al examinar la fuente jurisprudencia!: si el derecho es tar la superioridad entre las fuentes: a su manera, también la doctrina
lo que los jueces dicen q1Je es, y esto no ocurre por la contingente sabi- esgrime títulos de primacía, ~únque pretenda públicamente limitarse al
duría de .los jueces sino por necesidad vinculada a su competencia; las conocimiento de lo dado.
normas generales carecen de relevancia salvo como elementos de juicio En efecto, no es casual que los abogados prácticos recurran una y
para predecir, con mayor o menor acierto, lo que los magistrados ha- otra vez a los esquemas descriptivos e interpretativos generados por la
yan de decidir en los casos concretos. dogmática, cuando ésta ya casi no es defendida en los ámbitos especia-
lizados. Tal actitud puede explicarse, en términos actuales, a partir de
5. Discusión una concepción acerca de la función de la ciencia del derecho, concep-
ción dotada de indudable valor pragmático. Cualesquiera sean las
Cada una de las fuentes formales examinadas cuenta -o ha·_ contado fHentes en que se origine, el derecho concebido como emanación del
en el pasado- con sus ·apologistas extremos. A partir de la<codifica- poder político (centralizado o descentralizado) carece de toda garantía·
ción se generó un culto de la ley escrita, que se juzgaba, sobre la base de consistencia o de completitud. Nada impide que las leyes sean con-
de una verdad histórica contingente, más racional y justa que el mosai- tradictorias (o conflictivas, como puedan serlo dos expresiones deónti-
co de las prácticas anteriores. Para esta posición, la costumbre devino cas), de suerte que la estricta descripción de los resultados de la activi-
una fuei1te delegada y dependiente del reconocimiento judicial; la juris- dad legislativa, consuetudinaria o jurisprudencia! no tiene por sí sola la
prudencia no era otra cosa que la misma ley aplicada a los casos indivi- virtud de proporcionar pautas decidibles para la solución de las con-
duales y la doctrina una descripción acaso tergiversada del verdadero troversias. Si se entiende (se finge, en caso necesario) que el conoci-
derecho. La escuela histórica alemana, que buscaba en el derecho ro- miento y la descripción del derecho incluyen la interpretación, es posi-
. mano o en los ideales nacionales la argamasa de una unificación esqui- ble atribuir a la ciencia jurídica (es decir, a la doctrina) una suerte de
va, puso el acento en la costumbre como manifestación del c9nsens·o o curatela respecto de las fuentes formales: su misión es, desde ese punto
del espíritu del pueblo; las demás fuentes no tenían otra función que de vista, recoger el contenido de las normas dispersas y construir con él
precisar, garantizar o divulgar los contenidos consuetudinariqs. El rea- un sistema consistente, jerárquico, completo y decidible. Para cumplir-
lismo anglosajón, habituado a buscar en los repertorios judiciales los la, la doctrina (y la jurisprudencia, ya que elbs se alimentan recíproca-
a
precedentes para defender o decidir cada caso, dio prioridad la juris- mente) puede desechar algunos contenidos incompatibles con otros
prudencia por considerarla ejercicio vivo y directo del poder estatal: la que ella prefiera e introducir normas que juzgue armónicas con el siste-
ley y la costumbre, en ese esquema, eran relevantes en la medida en . ma para resolver casos no previstos expresamente. Como telón de fqn,
que fuesen real o probablemente empleadas como fundamento de las do que garantice la completitud se presupone una regla de clausr:ira
decisiones de los jµeces. · (Alchourrón y Bulygin, 1974, 189-196). Tal es el sentido que cabe atri-:
Más que un debate acerca de la realidad, en el que pueda _discernir- buir a la ficción dogmática del legislador único, imperecedero, conS:,
se la verdad como premio al vencedor, aquellas diferentes po"siciones, <:;iente, omnisciente, operativo, justo, coherente, comprensivo y preciso
surgidas de diversos contextos históricos o culturales, constituyen un (Nino, 1980, 328-329). Desde luego, una ciencia del derecho que cum~
resultado de la notable indeteminación d~l derecho como objeto de co- pla semejante función no es una ciencia en el sentido más aceptado de
nocimiento. A la vez, esta indeterminacion no· es el producto de la es- este término, sino algo parecido a una versión colectiva del ius publi-
tulticia de los juristas sino de la extraordinaria importancia política de cae respondendi de la tradición romana, en la que compiten opiniones
lo que pueda entenderse como derecho y, por lo tanto, del manejo per- diversas dentro de un mismo paradigma sistemático. Pero el caso es
suasivo que -aun inocentemente- se hace siempre del lenguaje jurídi- que la presentación ele la propuesta normativa con el ropaje de la des-
co. Así como cada abogado interpreta el contenido del derecho del cripción constituye, precisamente, uno de los recursos más persuasivos
modo más favorable a su cliente y llega induso a convencerse, de la verº entre aquellos de los que se vale la doctrina para lograr sus propósitos.
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1
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RICARDO A. GUIBOURG
FUENTES DEL DERECHO

III. FUENTES MATERIALES


l. La justicia
Las fuentes materiales no han sido enumeradas, clasificadas o debatidas {l
como lo fueran las formales, acaso porque, si no existe consenso acerca Una teoría de la justicia, aun si fuere posible, excedería los límites de
de la identificación y delimitación del derecho ni de la relevancia de los este artículo, ya que el concepto merece por sí mismo un análisis autó- ::1·1
actos, hechos o circunstancias a los que se atribuye su autoría, los moti-- nomo. Pero importa situar la idea en el panorama de las actitudes va-
vos que den lugar a la creación de normas son aún más discutibles. Por lorativas.
otra parte, es verdad que los autores no suelen extenderse en este é:on-- Ninguna definición de «justicia», por grande que sea su prestigio o
cepto, notablemente menos fructífero para la práctica jurídica que el de prolongada su repetición, ha alcanzado otro objetivo que el de trasla-
las fuentes formales. Así, muchas enunciaciones se han formulado, sin dar la valoración a otros conceptos que la presuponen (Kelsen, 1993).
mayores explicaciones y con distintos grados de abstracción que las tor- Acaso tal circularidad sea inevitable, si se atiende a la estrecha y recí-
nan incomparables. Optaremos, pues, por intentar aquí una exposición proca relación que históricamente se ha verificado entre valores y si-
genérica con afán más reconstructivo que narrativo o crítico. . tuación social. Sean cuales fueren las preferencias divergentes de los in-
Los motivos o razones que conducen a la creación de una norma dividuos, el choque de intereses y el ejercicio recíproco de la fuerza, el
con determinado contenido son eventualmente tan inasibles como el poder o la fofluencia acaban por determinar una situación a la que los
subconsciente o tan controvertibles como la ética o la política. Puede individuos han de conformarse. Dentro de ella se consolida una estruc-
intentarse, sin embargo, una aproximación clasificatoria para, al me- tura de expectativas y temores, pronto recubierta por una capa de or-
nos, introducir un poco de orden en la marai'ía de lo desconocido. Algo gullos y lealtades y consagrada por un lenguaje valorativo que tiende a
de esto, aunque en otro sentido, hizo Roscoe Pound (1959), cuya taxo- confirmar lo dado y a fustigar lo divergente, hasta que el perpetuo en-
nomía de los intereses sociales respondía a un serio intento clarificador trechocar de intereses e in.fluencias (en las que el propio lenguaje valo-
mientras rendía tributo a los principios morales de su propia cultura. rativo tiene su parte) modifica la situación y el consenso axiológico (es
Para explicar el origen material de una norma, se acude a veces a decir, el contenido que la sociedad vacía en el molde de lo justo) mues-
descripciones de hecho: la situación social, la emergencia política, el re- tra una nueva faz.
·crudecimiento del delito, la crisis económica. Otras veces el discurso se De este modo, valor y poder se realimentan uno al otro pero jamás
-·-. centra en las valoraciones: la justicia, la equidad, la seguridad, la nece- admiten confundirse, lo que les permite ejercer una- recíproca justifica-
sidad, los intereses sociales. Las descripciones de hecho son potencial- ción a la vez que un constánte contrapunto evolutivo. Definir la justi-
mente infinitas, pero por sí solas no cumplen el papel de fuentes mate- cia por apelación a los hechos es, pues, tan ved?-do como engañoso se-
t•
1-iales del derecho sino cuando son tomadas en cuenta por una actitud ría explicar los hechos a. partir de la justicia. Esta no puede definirse ~ ;

valorativa. Poco importa, en cambio, que la valoración se aplique a entonces, en última instancia, sino por si misma, lo que conduce a la
una descripción de hecho verdadera o a otra falsa, a circunstancias que inevitable petición de principio y, en rigor, reduce la idea de justicia a ·,
se invoquen sinceramente o como pretextos: esa valoración, unida al una caja vacía, centro de un sistema deductivo igualmente vacío, dis-
ejercicio del poder, puede pasar por el proceso formal que corresponda puesta a recibir los contenidos con los que cada uno quiera utilizarla
1\
para dar sustancia a una nueva norma. del mismo modo en que un automóvil no pregunta el nombre ele la
Dejaremos de lado, pue·s, el papel de las descripciones para centrar persona que haya de conducirlo.
nuestro interés en la valoración que de ellas pueda hacerse. Semejante
decisión, sin embargo, entrafia un grave compromiso: si creemos en la 2. La equidad
objetividad de los valores, nuestro análisis deberá tener un sesgo onto-
lógico; si no creemos en ellos, la reflexión acerca ele valores podría re- Supuesto o atribuido que sea algún contenido para el concepto de jus-
sultar vana. ticia, una persistente tradición admite la idea de equidad como un va-
Es un hecho, sin embargo, que la valoración es una actitud cons- lor diferente, aunque semejante en algún aspecto. En efecto, la equidad :'i:·,
tante en cada individuo del género humano; y, sea cual fuere la posibi- se presenta a sí misma como distinta de la justicia, opuesta a ella y has- 1:)

ta superior a ella, sin dejar de integrarla de algún modo; como la coar-


[;l
lidad de justificar tal actitud por su relación con otros fenómenos, tam-
bién es un hecho social que la valoración se halla sujeta a matices que, tada para un desliz ético que, paradójicamente, permanece en el campo :~
a veces, son percibidos incluso como contradictorios entre sí. El discur- de lo justo; en fin, para poner a la ley «de lado en un caso, para que ..J,
so moral, especialmente cuando se aplica al derecho, suele distinguir reine indiscutiblemente en todos» (Vernengo, 1975). El propio Aristó-
entre justicia, equidad y seguridad. teles, primera autoridad en relación con este concepto, inaugura aq ue-
lla perplejidad:
190
191
FUENTES DEL DERECHO
RICARDO A. GUIBOURG

Desde otro punto de vista y consultando sólo la razón, no se comprende que


dad est}uctural y funcional del sistema jurídico» o bien en su «faceta
lo equitativo, tan distinto de lo justo, pueda ser verdaderamente digi:io de esti-
subjetiva»: la certeza del derecho que depende del conocimiento de éste
mación y de elogio; porque una de dos: o lo justo no es bueno, o lo ·equitativo por sus destinatarios.
no es justo, si es una cosa distinta de lo justo; o, en fin, si ambas son buenas, En definitiva, Pérez Luño define su propio concepto de seguridad
necesariamente son idénticas. Tales son, poco más o menos, las fases diversas jurídica a partir de dos exigencias básicas:
y hasta embarazosas bajo las cuales se presenta la cuestión de lo equitativo
(Aristóteles, 154 ). a) Corrección estructural. En este aspecto la seguridad exige que la
[Í norma haya sido p'i:ofoulgada y publicada, sus términos sean claros,
ji Pero el estagirita se encarga también de poner las cosas en su lugar
y, al hacerlo, pone al descubierto la raíz del problema:
carezca en la práctica de lagunas, tenga en el sistema jurídico una je-
rarquía fija y respetada, sea _anterior a los hechos que regula y garanti-
fl ce la é:lurabilidad de las situaciones creadas ba¡o su amparo.
¡, La causa de esta diferencia es que la ley necesariamente es siempre ·general, y b) Corrección funcional. Ésta depende del cumplimiento de las nor-
1:
que hay ciertos objetos sobre los cuales no se puede estatuir convenientemente mas por sus destinatarios y de la regularidad con que actúen los órga-
por medio dé disposiciones generales. Por tanto, lo equitativo es también jus- nos encargados de su aplicación. La vertiente_ funciona! de la seguridad
to, y vale más que lo justo en· ciertas circunstancias, no más que lo justo abso- es paralela, pues, a la eficacia del derecho.
( luto, pero es mejor, al parecer, que la falta que resulta de los términos absolu-
j
!: tos que la ley se vio obligada a emplear. Lo propio de lo equitativo consiste
precisamente en restablecer la ley en los puntos en que se ha engañado a causa Acaso sea posible, en cuanto se refiere al concepto de seguridad,
de la fórmula general de que se ha servido (Aristóteles, 154-155). una reflexión semejante a la propuesta para la equidad. Si la equidad es
la justicia relativamente independiente de la ley, la seguridad es el con~·
El análisis de este razonamiento permite precisar los conceptos que junto de medios genéricamente procesales capaz de tornar posible (aun-
llevaban a aquella confusión. La equidad no es distinta de la justicia que no inevitable) la justicia a través de la ley. Aceptar que la justicia
(cualquiera que s_ea el contenido que se atribuya a este término), ni (cuyo contenido presuponemos) pueda alcanzarse por medio de leyes
opuesta ni mejor que ella; sólo es distinta de la ley, a la que contribuye justas implica, a su vez, admitir que las soluciones justas son necesaria~
a atemperar (es decir, a interpretar o modificar para un caso, en conso- mente generales. Esta última exigencia requiere ciertas condiciones de
... ., nancia con la justicia). Es la confusión entre justicia y ley la que ha hecho, que son a su turno dispuestas por otras normas generales: las
í· provocado -entre otros inconvenientes mayores- la embarazosa po- que establecen la publicidad de las leyes, el funcionamiento ecuánime
1
sición de la equidad; y también la que ha generado la idea de definir la de los órganos encargados de aplicarlas y todos los otros requisitos atri-
[' buidos a la seguridad. Con esto no se garantiza la justicia de las solucio-
1, equidad como la justicia del caso particular, ya c¡ue es en los casos in-
nes (ya que la ley misma podría ser injusta); pero, a la inversa, la ausen-
1>\ dividuales de aplicación de la ley donde se ejerce, más allá dda ley o
aun contra ella, el poder normativo de los jueces (Guibourg, 1987, cia de seguridad impide que aun las leyes justas alcancen el fin para el
que hayan sido dictadas.
120-122). Parece curioso que esta forma procesal y genérica de justicia se
oponga a la forma individual y estrictamente material en la que consiste
3. La seguridad la equidad. Tal tensión, sin embargo, se halla siempre presente en los
argumentos éticos y jurídicos: a veces juzgamos preferible una solución
Cuando se trata de justificar normas o razonamientos que aceptan o ilegal en aras de un valor superior; pero su adopción socava la credibili-
amparan conductas ilegítimas y eventualmente injustas, se apel_a a veces dad y la autoridad de la norma general y, si ésta pierde fuerza, todo el
a la seguridad jurídica como valor ajeno a la justicia: ejemplos de esta sistema se debilita. La decisión final no sólo depende de la importa.ncia
actitud son los razonamientos que se vierten acerca de la prescripción de los valores en juego: también de la perspectiva en la que hayamos
i· adquisitiva o liberatoria, como los que se han intentado para el acata-
miento jurídico de los gobiernos de fácto:·,:):··:c ·-~
planteado el problema, es decir, del horizonte temporal, personal y ma-
terial que sirva de límite a nuestra decisión. Si todo lo que importa es el
l
.¡- La seguridad jurídica -ha dicho Pérei" Luñó (1991, 20):.:_ es un caso individual, poca o ninguna relevancia tienen las consecuencias uni-
'.
·¡ «concepto jurídico inseguro» por su ambigüedad: ella puede' consistir versales del criterio que usemos para resolverlo. Si pretendemos preser-
en la seguridad de los ciudadanos, asegurada por el derecho, J:n la ga- var algún ámbito colectivo, acaso debamos resignar nuestras preten-
rantía de exigibilidad del derecho mismo, en la función de legalidad siones de aquí y ahora. En un extremo de este continuo se halla la
presente en todo sistema jurídico, en cierto. contenido ético que se atri- arbitrariedad y en el otro la impotencia: entre una y otra se extiende el
buya a la ley o, para resumir, en «una exigencia objetiva de regulari-
193
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RICARDO A. GUIBOURG FUENTES DEL DERECHO


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campo en el que incluso personas que comparten los mismos valores li-- Desde esta perspectiva es posible volver a examinar la metáfora ini-
bran duras batallas morales, jurídicas y políticas. cial, en la que el derecho se presentaba como una sustancia única brota-
l:l
da de diversas fuentes. De hecho, existen distintas opiniones acerca de la
i
,,,·.·¡
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naturaleza del derecho, que constituyen otras tantas maneras de identi-
IV. RESUMEN Y CONCLUSIONES ficar dquella sustancia. Para decirlo claramente, un iusnaturalista, un ·!
11
normativista y un realista emplean la palabra «derecho» con diferentes ,]
El concepto de fuentes del derecho, esbozado por Savigny, fue rápida-- contenidos y, por lo tanto, son sólo aparentes los acuerdos y los desa- !
mente adoptado y reelaborado por los juristas. Éstos distinguieron ge·· cuerdos que entre ellos se observen respecto de un tema particular, a me- 1

. neralmente las fuentes materiales, concebidas como el conjunto de mo-- nos que previamente hayan llegado a una transacción semántica o que el i
tivos, razones, valores o circunstancias que dan lugar al contenido de problema se halle de tal modo acotado que, respecto de él, los significa- !
las normas, de las fuentes formales, definibles como los modos en los dos mentados por cada uno coincidan de hecho con los implicados por
que el derecho se manifiesta, cualquiera sea su contenido. el lenguaje del otro. En cada ámbito lingüístico, por cierto, la identifica-

Las fuentes formales han sido identificadas, de modo más o menos ción y !a clasificación de las fuentes del derecho cumplen distinta fun-
polémico, como la ley, la costumbre, la jurisprudencia (o el precedente) ción y se justifican por argumentos insusceptibles de comparación con
¡
los que fijan en otro ámbito. Si persiste hasta nosotros la distinción entre
¡
y la doctrina. Tales nombres remiten al derecho expreso y promulgado [
por una autoridad identificable, a las normas que pueden inducirse a fuentes formales y fuentes materiales y el contenido que suele atribuirse ,,,1
partir de la observación de las prácticas sociales y de la conciencia con a cada una de estas clases, es porque dicho esquema es compatible con el
que ellas sean seguidas, a las decisiones judiciales consideradas como modelo dogmático de ciencia jurídica descriptiva y porque, a su vez, este
modelos de conducta que la soci'edad exi_ge de sus miembros y, por últi•- modelo, más allá de sus ficciones, imprecisiones y contradicciones, ha
mo, a las opiniones de los especialistas. Estos, bajo el ropaje de un aná-- satisfecho aproximadamente la preferencia argumental de abogados, . ¡

lisis completo y claro del sistema jurídico vigente, introducen decisiones jueces y juristas, preocupados todos.ellos por persuadirse unos a otros
interpretátivas y aun propuestas normativas que, de obtener consenso, -hasta donde puedan- de lo que creen justo o conveniente, sin perjui-
pueden convertirse en parte de la realidad que ellas pretenden describir. cio de proclamar su respeto a la decisión del Legislador y alza_ndo siem-.
Las fuentes materiales pueden reducirse a la concreta actitud valo·- pre en sus manos el báculo de la Verdad.
rativa con que, en cada momento, se juzgue adecuado preferir unos es-
tados de cosas a otros, se busque promover algunos, reducir la proba·-
bilidad de los menos deseables y dejar librados a la _decisión de los
,I
BIBLIOGRAFÍA
individuos la persecución de cualquiera entre los estados de cosas que '1
no exceden aquellos umbrales axiológicos. Entre las diversas modali•- Es posible hallar referencias al tema de las fuentes del derecho en las obras que
dades que se han atribuido a la valoración, las más conspicuas fueron a continuación se enumeran. Cuando se trata de libros de mayor amplitud
llamadas justicia, equidad y seguridad. La justicia es el nombre común temática, se especifica el capítulo o pasaje correspondiente. Se han preferi-
de la preferencia ética, por lo que hasta ahora ha evadido los intentos do ias traducciones al castellano o a idiomas latinos. El año de publicación
que se hicieran para identificarla, fijarla y definirla, a punto tal que se refiere a la edición tenida a la vista.
muchos la suponen inexistente como objeto susceptible de aprehen-- Aftalión, E. R., García Olano, F. y Vilanova, J. (1956), Introducción al dere-
sión. La equidad, tan largamente definida como la justicia del caso cho I, El Ateneo, Buenos Aires, caps. VI, X y XL
particular como vinculada. al adagio summum ius, summa iniuria, no Aftalión, E. R., y Vilanova, J. (1988), Introducción al derecho, Abeledo-Pe-
rrot, Buenos Aires, caps. 16 a 20.
parece otra cosa que la parte de las preferencias éticas (esto es, las mi-- ,.;
gajas de la justicia) que, sin hallarse expresadas en normas reconoci-- Alchou;:rón, C. E., y Bulygin, E. (1974), Introducción a la metodología de las ,)
ciencias jurídicas y sociales, Astrea,·Buenos Aires. i'·•I
bles o formalmente enunciadas, integran el trasfondo de la conciencia Aristóteles (1962), Ética a Nicómaco, Espasa-Calpe, México. ·:1
1
social y conducen, a veces, a soluciones más matizadas que las deriva-, Atienza; M. (1985), Introducción al derecho, Barcanova, Barcelona, cap. 3. :¡
das de los principios simples (Guibourg, 1987, 118-123). En ctras pa-- Atienza, M., y Ruiz Manero, J. (1993), «Tre approcci ai principl di diritto»: '!
•1:
labras, una versión pragmática y descentralizada de lo que Alchourrón Analisi e diritto, 9-29. ,··;'
y Bulygin llamarían lagunas axiológicas (Alchourrón y Bulygin, 1974, Batiffol, H. (1964 ), Filosofía del derecho, Eudeba, Buenos Aires.
157-167). Finalmente, la seguridad resulta una exigencia colectiva de Bulygin, E. (1991), «Algunas consideraciones sobre los sistemas jurídicos: Doxa 9.
la justicia, que a veces se presenta como opuesta a preferencias éticas Carrió, G. (1965), Notas sobre derecho y lenguaje, Abeledo-Perrot, Buenos Ai-
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1·· 196 197

f.
An \ \\ o.ola 4; ¡

VIII
LO BUENO Y LO MALO

l. PREGUNTA: ¿Qué es la mornl?


RESPUESTA: La moral, como el derecho o cualquier otro sis-
tema normativo, es un conjunLo ele restricciones a los
medios por los que cada uno persiga sus propios objetivos.

Cada individuo, en cada instante, desea alcanza1- estados de cosas distin-


tos del actual, preservar ciertos estados de cosas presentes de cambios gue

LA. CONSTRUCCIÓN pudieran hacerlos menos· preferibles o evitar acontecimientos eventuales y


futuros que considere pe1judiciales o desagradables. De este modo, yo pue-
do desear ahora Lomar una taza ele. café, conservar mi empleo y evitar
DEL PENSAMIENTO enfermedades.
DECISIONES METODOLÓGICAS Los deseos no tienen más límite empírico que. la imaginación, Bien
podría yo, por ejemplo, desear ser emperador del mundo, o mantel).erme
vivo para siemp1-e, o aseguranne la inmunidad contra el mal de ojo. Pero
¡►
cuando un de~eo parece -con acieno o sin él- hallarse en cierta medida al
alcance de nuestras posibilidades y además, teniendo en cuenta las conse-
cuencias probables de lograr el estado ele cosas deseado en comparación
RICARDO A. GUIBOURG con las consecuencias ele otras líneas de acción alternativas, ese deseo sigue
p1-evaleciendo en nuest1-o ánimo, es probable -aunque no seguro- que e]
deseo se transfori11c en objetú10: en un fin al gue estamos dispuestos a diri-
gir, ahora o más tarcle, nuestras acciones.
La u·,msfonnación ele un deseo en un objeLivo no es inevitable porque
depende ele 1111 acto ele voluntad rn;is o menos consciente: la decisión de perse-
guir ese deseo, de inlentar hacerlo 1-ealidad. Y adoptar una decisión requiere
cierta forma de energía, porque supone asumir algunas consecuencias, renun-
ciar por adelantado a las eventuales ventajas ele los fines alternativos y proyec-
tar, aunque sea de modo muy vago, cómo habrá de di.sponerse en el futuro de
la energía necesaria para procurar en la práctica el objetivo ahora trazado. 109

EDICIONES COUHU!::
'"' A menudo es más fácil y cómodo -en términos inmediatos- dejarse llevar por las
circunstancias o (entre ellas) por las decisiones ajenas. Esto ahorra el trabajo de la
decisión presente, pero entrafü1 el riesgo de llegar a situaciones c¡ue el agente (en este
caso, paciente) no habría preferido en caso de escoger por sí mismo.

115
LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMIENTO
RICARDO A. GUIBOURG

para no llegar tarde a una cita, deja su vehículo estacionado en doble fila.
Si Ja diferencia favorable a un deseo frente a otras alternativas (diferen- De manera semejante, a,probamos que nuestro vecino salga de vacacio-
ci2l apreciada por el stúeto) es muy pequeña, es menos probable que ese ,nes, pero no con el dinero que debió devolvernos el a110 pasado. No obje-
desnivel venza la inercia ele la voluntad hasta generar una decisión. Pero
tamos que disfrute de la música, pero no queremos que con ella nos impi-
esta reflexión sólo puede expresarse en términos ele probabilidad, que es da dormir ele noche. Nos pa ece excelente que nuestra pareja esté ansiosa
un modo que tenemos para estimar la influencia, en la red causal, ele cier- 1
por resolver nuestros problelnas conyugales, pero nos inquieta el brillo de
ta clase de condiciones respecto de cierta clase de consecuencias, cuando su mirada cuando se nos acerca con el cuchillo de cocina en la m;ino.
sabemos que en ella influyen también ptras condiciones cuyo peso no esta- Dicho de otro modo, en principio somOs indiferentes a los fine.s indivi-
rnos en condiciones de medir 1io_ duales de !os clcmá.s; pero esa indiferencia se vi.1e!ve interés profundo y
Una decisión es un fenómeno mental individual y, como tal, se halla st0e- hasta apasionado ante la perspectiva de que los medios empleados para
ta a una multitud ele condiciones genélicas, culturales o correspondientes-a
perseguirlos estorben nuestra persecución de los fines propios.
la historia personal del agente. Como no podemos controlar todas esas con- Sin embargo, una mirada má.s atenta al mismo terna revela complejida-
diciones, ni somos capaces de averig1.iarlas íntegramente, ni tenemos instru-
mentos para medir la influencia de cada una en el caso concreto, sólo alcan- des adicionales.
Ante todo, los fines y los medios se definen por si.l relación recíproca. Así
zamos a emitir conjeLUra,, más o menos fundadas en razones estadísLicas, como los tSos pueden ser a su vez sobrinos de algún tío y viceversa, de modo
acerca de la eficacia que pueda a.signarse a ciertas condiciones causales. semejante un medio que estimamos útil para lograr un fin puede describirse
Esto es lo q:.ie nos lleva a decir que, aun frente a una clara ventaja de a su vez como un fu1 (un fin intermedio) respecto ele otros medios que em-
preferencia entre un deseo y otras alternativas, el sl0eto adopta su decisión pleamos para llegar basta él: meter la mano en el bolsillo para sacar algún
libremente' i l
dinero, para pagar el t,L"<i que hemos tomado para llegar a cierto lugar,
Pues bien, la formulación individual de objetivos es constante: en cada donde esperamos encontrar a una persona que, según creemos, puede ayu-
momento, cada persona adopta objetivos, muchos de ellos ele cumplimien- damos en una t.'l.rea, cuyo cumplimiento satisfactorio acaso nos permitirá
to más o menos inmediato, como el ele espantar una mosca, saludar a un conservar el empleo ... y a.~í sucesivamente hasta llegar a los "fines últimos",
111
amigo, ver un programa ele televisión, y otros de plazo má.s largo, como
habitualmente tan genéricos que su contenido es inidentificable •
bajar de peso, conocer Italia o acabar con el crimen organizado. En segundo lugar, el uso ele los medíos puede crear dificultades de dos
Perseguir nuestros objetivos es algo que Lodos hacemos de un modo o maneras: porque ese empico provoca dai10 a otros o porque, al ejercerse
de otro: algo que suele denominarse; según los. casos, corno la búsqueda respecto de medios escasos, impide el uso ele los mismos medios por otros
de l.a felicidad o el ocuparse de los propios asuntos. Aunque cada uno de y, así, puede comprometer las expectativas de terceros acerca del logro de
nosotros no aprueba necesariamente los objetivos ajenos y enuncia a veces
principios generales con los que los fines del vecino podrían entrar en sus propios fines. .
A esto se agrega que varias o muchas personas con fines coincidentes (y
coJlílicto, lo normal es que no nos preocupemos demasiado por los deseos por tanto rivales en el empleo de los medios escasos) pueden compartir
de los demás a menos que los medios empicados p,lra su logro nos causen cieúos objeLivos ele cooperatión. Entre ellos se cuenta el mantenimiento
algún perjuicio, daiio o incomodidad. ele cierto orden en el uso de los medios, medio colectivo éste que tiende al
Esto no es difícil de comprender si se compara la convivencia con un fin ele facilitar la convivencia pero que también puede verse como un Gn
espacio público -la calle, la plaza- donde cada uno va hacia donde quiere 11
intermedio dotado de alto grado de consenso \ al que pueden contribuir
pero despierta reacciones hoslÍles si llega a estorbar el uso que los demás 14
a su ve?. muchos medios de nivel inferior' .
hacen del mismo espacio para recorrer sus propios caminos. Así es como
soportamos resignadamente el embotellamiento en la.s horas pico, pero criti-
camos al que, para ahorrar algún trayecto, circula de contramano. O al que, 112
El tema de lo:; unes últimos y su dudosa identificabilidad está relacionado con el del
destino del hombre, al que se refiere el capítulo VIL
De hecho, el mantenimie'nto ele alg-ún orden en el uso de los medios es algo que casi
1111 113
Ver capítulo VI, nota 6. todos deseamos; pero la elección ele un modelo concreto de orden es notablemente
1
La idea de. la libertad dt;. decidir como ignorancia LotaJ o parcial de los motivos
"
controvertida.
(condiciones causales del fenómeno voliLivo) remite a lo expueslo en el capítulo Ví, Hablar en este conLexLo de niveles superiores o inferiores es usar el lenguaje metafó-
111
apartado 2, acerca del azar. Es posible adverli1- en este ten1a la confusión entn: verdad ricamente: supuesta una red (semejante a la causal) en la que unos acontecimientos son
y conocimiento a la qtre se hace referencia en el capítulo V, respuesta 5.
117
116

,,,..,,, .. ,-~·'"'"'' ·;.•" .. ,.


LA CONSTRUCCIÓN ÜEL PENSAMIENTO
RICARDO A. Gurnouizc
re.quiere un ruene consenso 11 ' 1 y un la1-go Liempo de maduración (es decir ele
En la red de los medios y ele los fines"",· pues, cada punto es acaso
objeto de una o de muchas prefe1-encias indivi~uales, positivas o negativas. tiempo suliciente para que ese consenso difuso llegue a conformarse).
Las normas morales, pues, no regulan íntegramente ni con igual fuerza
Cada individuo suele procurar, hasta donde le es posible, que los demás
codos los cornponamienLOs sociales: sólo se refieren a aquellos puntos de
no empleen medios que los pe1judiquen ni usen en demasía 116 medios es-
lá red de medios y fines en los que las preferencias se han extendido y
casos que tal vez pudieran aplicarse a fines propios.
ftjado hast.a config·urar valores y principios que un consenso difuso baya
Cuando una preferencia individual no es meramente episódica (esto
es, sujeta a condiciones desconocidas y sumamente variables), sino identifi- juzgado necesario proteger.
Las normas _jlli-ídicas, a su vez, son mucho más CTexibles que las 11101-a-
cable como un criterio más o menos permanente para preferencias seme-
les: pueden crearse en una coyunLUra y modificarse o abrogarse en la si-
jantes en casos semejantes, solemos decir que el individuo tiene un interés.
guiente. Por eso, aunque a menudo se usan para Cijar, garantizar o acorn-
Y. si el mismo interés es compartido por un número importante de perso-
pa11ar los valores rnor;-iles, son el vehículo normativo típico de los intereses
nas' 17 dentro del grupo, hablamos ele un interés común o colectivo.
colecLivos y, en ocasiones, sirven también otros intereses que, sin haber
Cuando un interés colectivo, así definido, adquiere importancia y per-
alcanzado ese nivel, encuentran sin embargo el gestor apropiado en el
sistencia tales que se transmite de genei-ación en generación, lo que en su
origen fue tal vez una simple preferencia ha alcanzado en el lenguaje co- momento justo.
Las normas morales se dirigen, anle todo, a imponer restricciones ge-
mún el título máximo de su clase: valm- o principio' 1B•
nerales en el uso ele los medios'~º. La adopción ele.fines es algo que todos
Los principios o valores se aprecian, así, como motivos para la apari-
hacemos a cada momento y que, al menos en principio, no afecta a Lerce-
ción de normas morales, modalidad normativa _que, por sus características,
ros mientras no se traduzca en aclüs de alguna clase. Tal vez poi- este moti-
vo es común (aunque no unánime) consiclerai- que cada quien es moral-
mente libre de perseguir los fines que se proponga. Pero, al ejecuLar los
actos conducentes a cada fin propuesLO, ·el individuo puede entrar en conflic-
fines de algunos medios y a su vez medios para otros fiues, es posible imaginar que la
dirección hacia los fines va "hacia arriba" y b dirección hacia los medios "hacia abajo",
to con intereses ajenos. El juicio moral, expresión de preferencias compar-
aunque la inversa sería igualmente admisible, con tal de mantener la inteligibilidad de tidas con ciena amplitucl, se clirige pues a los medios, para que, cualquiera
la metáfora. sea el fin que cada uno persiga, 110 lo haga por medios que se juzgan
rn Corno se adelanta en la nota anterio1; la red de los medios y de los fines no es otra que peijudiciales ni tampoco mediante un abuso 1~ 1 de los medios aceptados.
la red causal, a la que rne he referido en el capítulo VI, apartado 2, pero proyectada En cierto modo, sin embargo, las normas morales se dirigen también a
hipotéticamente. Para decirlo más rigurosamente, se trata de un segmento conjetural los fines. No sólo porque, como aclaré antes, cada medio puede verse
de la red causal, apreciado desde el punw de vista d~ c¡uien se propone influir en como un fin respecto de sus propios medios "infei-iores", sino porque hay
alguno de sus resultados. '
• ... )¡ fines que sólo pueden lograrse (o q11c habiLUalmente se persiguen) por
m A c¡ué medida responda la expresión "en demasía" no depende tan sólo de la cuantfa
de los medios disponibles y de la cantidad de personas que.pudieran emplearlos. En la
medios conflicLivos. El predominio de una 1-aza implica el sometimiento de
práctica, su uso se halla determinado de manera preponderante por el modo y el otra u oLras; la obtención de algún privilegio por un individuo o por un
sentido corno se ejerce el poder en un grupo dado. Pero éste es otro problema, del que grupo supone un agravamienlO de las cargas que hayan de pesar sobre los
nos ocuparemos más adelante.
117
no privilegiados.
Otra vez una expresión deliberadamente vaga, "un número importante", encierra En la medida e11 que la resLricción de los medios (y, si se quiere, la de
una variable del poder. Cada individuo tiene, casi siempre, alguna cuota de influencia algunos fines) se persigue por el empleo de normas morales, el procedi-
en otros, influencia que podernos llamar poder; pei:o la _mayoría tiene poco poder
mienLo muestra algunas ventajas pragmáticas. Una de ellas es que tales
sobre pocas personas, en tanto algunas tienen mucho poder sobre pocas, poco poder
sobre muchas o mucho poder sob,-e muchas. La agregación de poder - cualquiera sea 1iormas, al proponerse para tipos de casos antes que para algún caso en
su magnitud cualitativa o cuantitativa, así como cualesquiera sean su origen o los méto-
dos empleados para acumularlo o conservarlo - puede hacer que un grupo minoritario
·irn La fuerza del consenso no depende tampoco estrictamente del número de quienes
sea tan importante que eleve sus propios intereses a la categ?ría ele "interés colectivo".
lo prestan, sino del poder relativo c¡ue ellos reúnan (ver nota 9).
"" Esta expresión no debe entenderse en el sentido ontológico ele que la preferencia se
"" He desarrollado esta idea en "Fines y medios: una aproximación a los derechos", en
transfom1a efectivamente en un valor o en un prii1cipip;_,sólo pretende describir una prác-
tica lingüística por la que nos hemos habituado a llamar valores o p,-indpios a las preferen- Doxa N" 12, 1992, página 301.
cias que han sido acogidas de cierta manera por las tradiciones ele una sociedad ciada. 121
AJ concepto ele abuso se aplica lo dicho en la nota 8 respeclO de la idea de "demasía".
119
118
RicAROO A. Gu1novRc
LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMlENTO

particular, concentra la tarea deliberativa en la formulación misma de la


a) existe algún medio (genético o mernmente arbítrario 11·1) para deci-
norma y ahorra tiempo y esfuerzo de decisión frente a cada emergencia..
dir quiénes han de llamarse hijos del sol, ya que de otro modo lá excep-
Aunque esta eficiencia está lejos de hallarse garantiz.ada 11~, es seguramenle
ción no tendría efecto práctico; y
superior a la que tendrían las exhonacio11es individuales dirigidas a cada
agente en cada situación particular. b) que cierto número ele personas ha ele confiar en ese método y creer
que ser "hijo del Sol" importa cierta tligniclacl o jerarquía suficiente para
Las ventajas mencionadas tienen, sin embargo, su contraparlida. El
justificar la excepción, porque ele otro modo lajuslificación sería inútil o
empleo de nom1as morales generales, y no de meras exhonaciones indivi-
contraproducente_ en términos de persuasión.
duales, para restringir el uso de los medios tiene ciertos requisitos implíci-
Como puede observar':s°e·;· ñada hay en lo dicho hasta ahora que permita
tos en el concepto mismo de norma general. Una norma de esa clase esta-
garantízar o exigir la Justicia del con tenido ele las normas morales. Pero sí
blece que cierta conducta tipo (es decir cualquier conducta concreta 9uc
se advierte, como un requjsito tcóríco en el empleo de la técnica normati-
muestre ciertas caracLerísLicas exp1·esadas en la norma) es obligatoria (o
1 va, que las normas sean aplicables por igual a tocios los casos a los que ellas
prohibida, o facultativa ~3 ). La aplicación coherente de un criterio general
se refieran. Si tal cosa no sucede, el uso ele la norma -de cualquier clase
consiste en aplica1· d mismo crite1io a todos los casos que salisfagan las condi--
que ella sea- o bien importa una moclilicación de la norma (ya que se
ciones. Por supuesto, las normas pueden prever excepciones: "no se debe
introduce en ella, aunque sea por vía de precedente, una excepción de
matar, salvo en defensa propia"; "deben cumplirse las promesas, a menos
alcance general), o bien no es una aplicación leal de la norma (porque se
que hacerlo acarree un mal mayor". Pero esas excepciones, en cuanto inte-
aplica una norma disLinta, que se mantiene oculta, y sólo se pretende apa-
gran la norma, son también generales: toc.lo acto de matar 9ne no se lleve a
rentar la aplicación de una norma más o menos cstablecida 11''). De aquí el
cabo en defensa propia esLá prohibido; Loda promesa cuyo cu,nplimien to no
principio comúnmente aceptado (y hecho explícito por I<.ant 116 ) según el
irrogue un mal mayor (que su incumplimiento) debe ser cumplida.
cual toda norma moral debe ser 1i1l'iversalizabl1P 1 •
Lo dicho excluye, como incompatible con el uso consistente de la he-
rramienta normativa, la aplicación errática de los criterios. Por ejemplo,
si -habiendo adoptado la norma ya citada sobre el hornicidio- aproba-
mos que Fulano haya matado a Mengano aunque no lo hizo en defensa .,., Un medio arbitrario para \a idcntilicación de los hijos ele\ Sol es su designación lisa y
llana por alguna autoridad. Uh método genético es iclcntilicar como tales a los descen-
propia, estamos incurriendo en una aplicación incoherente de la norma.
dientes ele personas que a su vez foesen hijas e.le! Sol. Pero el segundo método es depen-
Desde luego, cada vez que introducimos en la aplicación ele una norma diente del primero, porque -dado que el Sol carece de descendencia humana, salvo en
una excepción no prevista en ella no hacemos otra cosa que aplicar una la mitología- la estirpe de sus "hijos" sólo puede descender, en última instancia, de
norma distinta: "no se debe matar, salvo en defensa propia o en el caso de individuos a quienes se atl"ibuye arbitrariamente esa calidad. El ejemplo, por cierto, vale
que el autor del hecho sea mi cu1iado". Claro está que a menudo normas para tradiciones europeitS como los títulos ele noblem )' los linajes más o meno.s ilustres;
de esta clase no se enuncian públicamente, porque sería difícil convencer a pern también se relaciona con el método <lecluctivo, en el que la verdad que se atribuya
a cualquier proposición clcnu;o tle un sistema reposa, en 1íltima instancia, en la acepta-
terceros de su valor. Para facilitar la aceptación general, se h~ recurrido a
ción de cienos axiomas que sirven ele íu11clament.o al mismo sistema.
lo largo de la bis Lo ria a justificaciones también generales: "Lodos deben 115
Algunos ven en la aplicacipn leal de las normas 1111a forma ele justicia. En el pema-
trabajar sus tierras, salvo nosotros, porque nosotros somos hijos del Sol". miento anglo.,;úón se usa a veces, para esta idea, el nombre "Jaimess" (honradez, equi-
Esta expresión implica que walquiera que sea hijo del Sol está exento de la dad, imparcialidad). Pero conviene distinguir el plano de fondo del plano procesal.
obligación de trabajar la tierra (y, probablemente, que los demás deban Dacia una norma que supusiéramos cruelmente injusla, acaso su aplicación desleal
trabajar para él); pero da por supuesto que fuese un mérito. Un ejemplo que viene al c;1so es el ele Alfred Schincller, empresario
alemán que, bajo el régimen ele Hitler, empleaba aj ne.líos como mano de obra esclava .
finalmente compadecido ele sus vícLimas, [ingicí trab~jos inexistentes y gastó tocio su
dinero en sobornar a funcionarios nazis con tal ele salvar ele la muerte a los judío.~ e¡ ue
figuraban en su célebre "lista").
'" El dcsLinat.~rio puede cs1.ar en desacuerdo con el valor ele la norma moral que se le
dirige, o bien, aun aceptándolo, puede ceder a otro.s motivos personales en co11ílicto .,,; El prusiano lmman uel Kan,t ( J 724-1801), uno de los filósofos m~ís relevan tes ele Occi-
con ella. El sistema jurídico, aunque muy imperfectamente, c:onsLituye un intento ele dente, eleclicó minuciosos estudios al intento ele elucidar la naturaleza ele !ajusticia.
1 7
asegurar el reconocimiento y el cumplimiento general ele sus propias normas. " El i,npr.ralÍTlo wlcgó,iro de Kant dice: "obra ele modo que la máxima ele tu voluntad
'"" Una prohibición es la oblig-a_ción de una omisión: el !'acuitamiento, en este contexto, es pueda valer siempre al mismo tiempo como principio ele una legislación universal"
la ;1usencía co1'!iunta de oblig-.ición )' de prohibición respecto de una misma conducta Lipo. (Kant, lmmanuel, C,-ít1ú1 de /u rnzún J;níc:liw, l\uenos Aíres, Losada, 1993, página.%). La
máxima no es otra cosa que el criterio que rige la acción individual en examen.
120
121
~""'-""'·"7,sé'_ ''''"'"•~,,.:,-,c•0
r~B;~\~.;. ~r

Ric:Aituo A. Gu1nou1cc; LA::CONSTRUCCIÓN DEL l'ENSAMIC:NTO

2. PREGUNTA: ¿Qué es la justicia?


Tan vacía como. ella es la ingenua idea de gue la justicia consiste en
RESPUESTA: Llamamos justicia a cierta situación en la que "hacer el bien y evitar el mal", ya que remite a los conceptos-de bien y mal,
cada uno no usa los medios que se espera que no use y no cuyo conLeniclo es a sn vez tan vago y controvertido como el de ''.justicia".
sufre otras interferencias que las CJlJe se espera que sufra, Es claro (en virtud de las dd111iciones implícitas en el uso ele\ lenguaje)
que, si x es bueno e y es malo, será jusLo hacer x y evitar y; pero el interés de
todo ele acuerdo con cierta estructura de poder sacraliza-
la:pregunta "¿qué es la justicia?" no reside en la relación entre los tres
da por el acatamiento o bien postulada desde un grupo conceptos si110 en la perspectiva ele identificar los criterios por los que
distinto.
hayamos de atribuir a x la caliclacl ele bueno)' a y la ele malo.
Kant intentó supera1· aquella extrema an1bigiiedad mediante un par ele
Los hombres siemp1·e se han p1·egunLado qué es !ajusticia, dónde se la afirmaciones: que cada uno debe obrar de tal modo que su acción pueda
encuentra, qué caminos han de segui1·se para conocerla y, más pragmáti- convenirse en regla gene1·al (el llamado "imperativo categórico", ya men-
camente, qué pautas contiene que puedan aplicarse a las situaciones par- cionado) y que el hombre, un fin en sí mismo, debe ser tratado como tal)'
tietilares.
nunca corno medio.
Lo curioso es qt1e, en muchos casos, las persoi1as se conforman con El imperativo rntegó1·ico recoge el requisito pragmático al que me refe-
respuestas poco satísfacr.orias, si bien veneradas por la trndición y prestigia- ría en el apartado anterior: cualquiera sea el contenido de una norma
das por la repetición.
moral, esa norn1a sólo se emplea realmente cuando hay disposición a apli-
Una de esas respuestas, acaso la más común entre las personas cultas, es carla a todos los casos previstos en ella. Por lo tanto, si ejercemos la con-
la sen Lencia de Ulpiano 1~·•: la justicia consiste en "vivir honestamente, no ducta x en la circunstancia C pero no esLarnos dispuestos a ap1·obar una
causar da110 a otro )' dar a cada uno lo suyo". La facilidad con que esa nonna que aut.orice a cualquiera a cjerce1· una conducta similar x' en con-
definición es aceptada por personas de opiniones tan diversas debería diciones C' semejantes, podemos estar seguros ele que no estamos cum-
alertarnos acerca de su vacuidar!: ella no aclara ( e0 decir, deja que cada pliendo una norma mornl (:1l menos, no una que nosot1·os mismos aprobe-
=•, ., uno de nosotros precise a su modo) qué mor!o cl_e vida es vivir honestamen- mos). Este puede ser el fruto de una actitud arbitraria y transgresora por
-.:·. te, qué clase de desagrado o frusLración hemos·de llamar cla110 (y cuándo nuestra pa1·te; pero quién sabe si, con esa misma arbitrariedad, no estamos
estamos realmente dispuestos a afirmar que puede o que no debe causar- cumpliendo una norma llloral que ou·os sostienen, pe1·0 que nosot1·0s des-
se12Y) y qué es lo suyo ele cada uno. Tenemos una notable tendencia a iden- aprobamos.
tificar la vida honesta como algo pan:cido a la propia, a considerar como De LOdos modos, cumplir el imperativo c.llegórico sólo garantiza dos
cla1io indebido el que nos afecta, más que el 'que nosotros causamos a cosas: que nuestra conduela es fonnalrnente compatible con el cumplimiento
,-~I
terceros, y a considerar como nuestros los clerechos que más ap1·eciamos, de alguna norma moral, si hubiera una norma tal, y que, en el mismo
aunque nuestros vecinos preLenclan dispuLárnoslos con iguales o mejores süpuesto, nosotros aprobaríamos esa norma. No garnnti1.a que tal norma
a1·gumentos. En estas condicione~, es cla1·0 que todos aplaudiremos la defi- moral exisla,.por lo que pueda significar en ese caso "existir", a menos que
nición de Ulpiano, aunque ese acto formal esté lejos ele garantizar acuerdo la existencia (o valiclc1., o valor.o aplicabilidad) ele una norma moral de-
moral alguno acerca de la justicia de las conduc.tas concretas. pendiera exclusivamente de n 11est1·0 acuerdo con ella. Este supuesto es
altamente controvenible, por lo que no es posible admitirlo sin una deci-
sión metodológica previa""'. Supongamos, en efecto, que un individuo gol-
'"" Ulpiano, un jurista nacido en Tiro (Fenicia) y mue1,-to en el a1'io 288 d.C., es,jun to con pea a su mt(jer a partir de su firme creencia de que cada hombre tiene et
Cayo, Paulo y Papiniano, uno ele los más famosos jurisconsultos del derecho romano.
derecho de golpear a su mujer. Reconocer la coherencia de ese individuo
Su formulación acerca de la justicia suele ensci'iarse en las_ facultades de derecho como
un valioso antecedente histórico y, en ocasiones, como una verdad actual y evidente por con sus propias convicciones está lejos de ser lo mismo que admitir la
sí misma, capaz de resolver el interrogantc: planteado. justicia de su acción.
1
"' Quien propone matrimonio)' es rechazado sufre.una fruHi-ación y, probablemente, La restante idea, según la cual los seres humanos deben tratarse como
un p1·ofundo dolor; pero no llamamos a esto "daiío" porque emendemos que es derecho fines, es de difícil aplicación en el ,contexto en el gue hemos definido "me-
de cada uno y de cada una acep!Ar o rechazar una_..prbpuesta sem·ejante. Hay, pues
pe1juicios que es moralmente permitido causa1· a otros: la diferencia remite a la tercera
parte del aforismo: "dar a cada uno lo suyo". ....
"" A este tipo de decisiones me referii-é en el apartado siguiente.
1 CH)

123
RtcARDO A. GurnouRc
LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMIENTO

dio" y "fin". En la relación de trabajo, por ejemplo, el LrabajadOI· es un · /:


Había un~ vez un hombre primitivo y genial, que se vestía con.pieles de
medio que sirve al empleador para lograr ciertos fines empresarios, en animales, habitaba una caverna y se entendía con sus semejantes con gruñi-
tanto el empleador es un medio que sirve al trabajador para obtener el dos. Por ponerle un nombre, lo llamaremos Cadas Cro-Magnon. Carlos
dinero necesario para su susterito. La vida en sociedad no es olra cosa que 11
se alimentaba casi exclusivamente de carne de dinosaurio, la única clase de .,li
una intrincada red en la que cada ser humano se constituye en medio para animal que se veía en la región 13~. Cada vez que podía, cazaba uno de esos !I
lograr fines ajenos 1J 1_ :\'
enormes apimales, le cortaba un muslo -su manjar preferido- y con eso
Es cierto que cada medio es nn fin (respecto de los ni.edios infc1iores alimentaba a su familia durante varios días. No era una tarea fácil ni exen-
que permiten llegar a él); pero, si tal fuera el sentido atribuido a la expre- ta ele peligros: los dinosaurios no se acercaban a menudo, no se dejaban
sión en análisis, ella sería trivial. Si, por el contrario, cada ser humano cazar fácilmente y podían mal.ar a un hombre fácilmente a coletazos y a
debiera ser tratado como un fin último, sería difícil explicar por qué se dentelladas. La consecuencia de rndo esto es que nuestro héroe pasaba
acepta con tanta soltura que policías y soldados pierdan la vida c:n ct1mpli- hambre con cierta frecuencia.
miento de su deber.
Por cierto, no era Carlos el ú11ico cavernícola que padecía esos proble-
Es posible interpretar el aforismo en sen Licio figurado, para indicar que, mas, que eran comunes a los pocos habitantes ele la región. Un ejemplo
aunque cada uno sea empleado como meclio por otros, el ser humano mere- relaLivamente cercano de esto era el de su vecino, francisco Neandenhal.
ce el respeto de su autonomía y-salvo acaso cienas situaciones de emergen- Francisco también era acli'clo :al muslo de dino~aurio y de vez en cuando
cia extrema- no debe ser usado contra .su volu!ltad o sin contraprestación acertaba a cazar un animal. Una de est.a.s ocasiones dio lugar al primer des-
adecuada. Si aceptáramos est.a tesis, .sin embargo, el p1incipio del hombre cubrimiento de Carlos Cro-Magnon. AJ ver a Francisco disfrutar muy con-
como fin no serviiia como guía general ele la _juslicia, sino apenas como tento de su mai~ar, Carlos lo desmayó de un garrotazo en la cabeza y s~ lo
restricción parcial sttjeta al orden público (nccesilado de definición y deter- quiló. Una vez saciada su hambre, advi1·Lió Carlos que, después de todo, era
minación concretas) y ¿por qué no? a las leyes del mercado.
más fácil golpear a Fra1icisco que cazar un dinosaurio, por lo que inmedia-
Cabe en este punto recorda1· que el conceplo de justicia es un constructo tamente adquirió ese hábito tan económico. Había inventado el ataque. i
y que los constructos han sido elaborados por la cultura para trazar y satis- Días más tarde, Francisco -que como Neandenhal más primitivo era algo ¡J.
face1· cierto modelo descriptivo de algún segmento de la realidad (o de 1j·
I;
duro de entendederas- terminó por aprende1· el mecanismo empleado por ·1,
algún segmenlo ele lo que las personas creen que es real, o que podría su vecino y decidió ponerlo e;1 práctica a su vez contra él. Pero, cuando se
serlo, o que podría imaginarse como real). Cuando los constructos son dirigió bastón en mano a golpear a Carlos, el Cro-Magnon, que tenía tanta
caros a los intereses de los hombres, las palabras que los nombran adquie- imaginación como experiencia, dio a Francisco tantos garrotazos que el agre-
ren una resonancia emotiva que tiende a encubrir el análisis ele su signifi- sor se vio forzado a huir. Nuestro genio había descubierto la defensa.
cado y que, a lo largo del tiempo, llega a conformar una tradición capaz de Algunas semanas después, apremiado por el hambre, volvió Francisco
rechazar cualquier razonamiento que 1xelenda indagar su contenido real. dispuesto a apoderarse <le la carne que había cazado su colega. Carlos vio
A veces, descubrir la hisloria del concepto (por medio de la etimología,
por ejemplo) permite abril· en esas Lraclicioncs una b1·echa que facilite su
cómo se acercaba y, desde lejos, blandió en el aire su garrote mientras
profería fieros gritos. Francisco, aún dolorido por la paliza sufrida ante-
¡,
análisis, a partir de su rclaLiva desacralización. El conceplo de justicia, sin riormente, temió ser víctima otra vez ele la eficaz defensa de Carlos y huyó
embargo, es tan antiguo que se hace difícil rastrear sus orígenes en datos sin intentar acercarse más.,Carlos comprobó, con asombrada alegría, que
fidedignos. En vez de una historia, pues, propondré al lector una historie- había descubierto algo incomparablemente más conveniente que el ata-
ta: un relato seguramente falso si se lo Loma al pie de la letra, pero que que y la defensa: se trataba de la amenaza. Este procedimiento requiere
podría acaso representar una génesis posible de los conceptos normalivos. ejercer alguna vez la violencia y, por cierto, hallarse dispuesto a ejercerla
en el futuro; pero, en largos intervalos enlre ejercicios violentos, surte efec-

I.II Cuando se usa la expresión "recursos humanos" se da por sentado que hombres y
rnL~eres pueden ser usados corno medios para lo¡,rrar cienos fines de terceros. Algunos,
'-" Por supuesto, se trata de un.grosero anacronismo, ya que los dinosaurios se extin-
sin embargo, han interpretado esa expresión corno contraria a la ética: "si son humanos,
guieron muchos millones de aüos antes de la aparición del hombre. Pero ya sabemos
no son recursos", sostiene el profe.sor Mario Ackerrnan, espccialisL.1. en derecho del u-aba-
que la historia es ficticia: la distorsión paleontoló¡,,íca tiende a evitar que olvidemos esa
jo (tal es el título de su uno de sus libros, Buenos Aires, Editorial Hamrnurabi, 1996).
ci ,·cuns tancia.
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125
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RlCARDO A. GLJIBOUttG f),·coNSTIWCCIÓN DEL l'ENSMIIENTO

Los puramente psicológicos en su víctima sin 'requerir, por parte del más Cuando aparecía algun,t de esLas formas j)rimitivas ele cooperación, en
fuerte, un gasLo de energía mayor que el necesario para lanza1· ciertas el en ton10 se ensayaban diversas estrategias, que no siempre apelaban a la
expresiones simbólicas. violencia pura y _sin:iple. Una ele ellas era negociar entre ga1pos, mediante
El descubrimiento de la amenaza, unido al paulatino desarrollo del úna combi11acióri'i:ie'ari1enazas )' promesas. OLra, que rápidamente mostró
lenguaje, llevó a Carlos Cro-Magnon a innovar más aún en el 0amante arte cierta eficacia, consistía en negociar sólo con algunos de los miembros del
de la persuasión. ¿Por qué limitarse a usar el nuevo instrumento tan sólo grupo rival, con lo que se lograba disolverlo o reducir sensiblemente su
para fines defensivos? Nuestro protagonista se dü·igió a la caverna de su fuerza.
vecino y, mientras jugaba con su garrote con apariencia distraída, pidió a Frente al empleo de la violencia, ele la amenaza y ele la negociación
Francisco, con buenos modos, un poco de la éarne que él esLaba comien- individual o grupal, pues, la perspectiva ele exig·ir, entregar o nega1· ali-
do. Francisco, atemorizado, se la enL1·egó. mento a terce1·os fue sujetándose a 11\1 balance de costos, beneficios y opor-
Desde luego, las cosas no siempre eran tan sencillas para Carlos. A tunidades. Los fuertes se habit.uaron -por sn propia conveniencia- a no
veces Francisco se resistía y era preciso ca~tiga1·_!0 al menos un poco, lo que ·exigi1· ele los débiles todo el alimelllo, sino sólo una parte de él, así corno a
no dejaba de ser molesto y algo peligroso. Pero en ese momenLo todos los no hacerlo tocios los días, sino una vez por semana. Además, acordaron 1"'
cavernícolas del valle habían aprendido la mi_sma· técnica: quien tenía la enLre sí rcpanirsc ck citTla mauera a los débiles, de Lal modo que, al exigir
fortuna de cazar un dinosaurio tenía que vérselas inmediaLamente con va- a uno de ellos la c110La semanal ele carne, cada i11dividuo fuerte no se viera
rios vecinos hambrientos y armados, conseguía hacer huir a algunos y de- en el caso ele trabarse en lucha contra otro coleg;i ele fuerza equivalente.
bía ceder ante otros. El propio Carlos se veía a veces c_onsLreñido a entre- Una vez producido este 1·elaLivo asenLamiento ele la conciencia de cada
gar algo de su alimento a algún colega más poderoso, pero en estos casos uno acerca ele su posición clt: poder en relación con los demás, la violencia
trataba de hacerlo con una sonrisa, para deja1· e11u·eve1· que no compartía no desapareció dd todo pero se aquietó notablemenLe. Los fuerLes ya no
su comida por temor sino ele buen grado. · iban garrote en rnano ,1 exigir a los débiles la carne de dinosaurio: lo
Pasado un tiempo (acaso milenios, quién sabe), cada cavernícola había hacían a modo ele conés ,risiLa social. Es más, los propios débiles iban a
dado y recibido tantos garroLazos, había obLenido y tenido que entregar veces a la caverna del ii1erte a llevarle alimento con muestras de sumisión
alimento tantas veces que acabó por apreciar, poco más o menos, cuál era y protestas de amistad. Carlos Crn-Magnon, ya anciano, y otros caverníco-
su situación personal relaLiva frente al resto ele la población. Uno sabía las respetados acwiaron para esta situación tan ag1·aelable una nueva pala-
que si un vecino más fuene venía a reclamar un pedazo de muslo de dino- bra: la llamaron paz.
saurio, era preciso cedérselo. Que si se Lrataba de un vec:ino más clébil era La situación en la que se había alcanzado la paz no era igualmente
posible negárselo; pero además, si este vecino 1mís débil tenía algo de ali- convenienle pa1·a 10<.los: los futTLcs, claro, la clis[n1taban más que los débi-
mento, cabía la posibilidad de exigirle parle de él. Todos habían aprendi- les. Pern la paz en sí misma, en cuanto implicaba una sustancial reducción
")
do también que el podet· (en esLe caso, el poder ele negar o exigir alimento de la violencia efecLivarnen Le c_je1·cida, e1·a m,'is ;:ig1·aclable para todos que el
a los más débiles) no era una mera cuestión de fortaleza individual. En concierto de garrotazos, gritos y lamentos que la habían precedido.
casos desesperados, los débiles podían ejercer una defensa violenta y, au11 Algunas actitudes, advirtieron los cavernícolas, atentaban contra la paz.
cuando fueran finalmenLe vencidos (lo que no podía garanlizarse por com- El individuo funlc que exigí,1·a olrn débil una contribución ele alimento
pleto), la riii.a implicaba para el más fuerLe un desgaste ele energía y cierto dos veces en la misma semana, por t;jcmplo, podía generar resisLencias no
grado de asunción de riesgos. Por olra parte, en ocasiones varios indivi-
duos (débiles, fuertes o mezcla de unos y otqJs_) podían unirse para un
objetivo común, aunque fuese transitorio, y-de ese·m~o·do 1·esistir o agredir
más eficazmente a otro individuo o a otro grupom. la aparición ele diversas vicisitudes inclividualcs, conspiraba contra la cohesión de los
·grupos. Algunos cavernícolas concluyeron, a p:,rtir de esta observación, que mantener
un grupo unido requier~ inyectar en él rn,\s energía, a lo largo del tiempo, que la
'" La cooperación, por cierto, requería un esfuerzo adicional para constituirla, antes · empleada al principio para constiluirlo.
de encara,· siquiera cualquier acción común; )' las actitucles concertadas, según se '" Decir que lo acordaron es una [igura de lenguaje. En realidacl, es de suponer que
comprobó, tenclían a dispersarse en pos de la protección ele los intereses individuales riñeron entre sí largamente hasta que cada uno ele ellos advirtió cuál era su lugar
en cuanto el interés compartido pareciese más di°fic_il 'de defender 9_,al contrario, se rcla¡jvo dentro del grupo de los fuenes, del mismo modo en que antes se había estable-
juzgase sornelido a un peligro menos inminente. In él uso el mero paso del Liempo, con cido una suerte ele jerarquía enLre fuertes y débiles.
, e¡¡:;
127
RJcAROO A. GUIIIOURG LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMIENTO

deseadas y hasta coaliéiones peligrosas dirigidas contra él o cont1-a otros Muchos milenios pasaron desde aquel hipotético origen. Durante ese tiem-
fuertes. El que exigía alimento a un indiviuo débil que se hallaba "asigna- po, los seres humanos se han debatido incesantemente entre la necesidad de
do" a un tercero poderoso se arriesgaba, además, a un conflicto con su ser 'Justos" y la pretensión de .modificar el contenido de la "armonía". Esta
propio colega. Un cavernícola débil que rehusaba entregar lo que se le última tendencia, según se la mire, ha recibido diversas descripciones que
reclamaba, a su vez, desataba scgurarnenle una reacción hosLil: no sólo abarcan un continuo entre dos exu·ernos: la heroica lucha por un mundo
porque el fuerte insistiera en su exigencia sino -además- porque soportar más justo y el siniestro design.io ele subvertir los valores en que se funda la
la negativa de un débil podría comprometer la estructura de temor com- socieclael. En cualquier caso, estas descripciones, muy opuestas en su efecto
13
partido en la que tocia la práctica "pacífica" se fundaba. emotivo, pero semejantes en su contenido cognoscitivo ", no comparan ya
Así, quienes no atentaban contra la paz (el fuerte que limitaba el ámbi- una conducta individual con las normas o costumbres que de hecho predo-
to personal de sus reclamos a "sus" propios sometidos, no exigía ele ellos minan: comparan estas mismas normas o costumbres con ciertas pautas ex-
más que una parte elel alimento disponible y no plan te aba su reclamo más ternas a ellas, desde donde pueda juzgárselas a su vez corno justas o injustas.
de una vez en la semana; el elébil que entregaba sin chistar lo que se le Tal comparación conduce a buscar pautas de justicia más generales y
exigía en esas condiciones) se granjearon individualmente el aprecio de permanentes que las que proporcionan el relato ficticio precedente o cual-
todos y la comunidad acuñó para ellos un nuevo calificativo: los llamó quier otra evolución que la realidad hisLórica haya poelido mostrar. Eso
justos. El hombre justo llevaba a cabo normalmente conrluctasjwlas, lo que nos lleva a la siguiente cuestión.
llevó poco a poco a abstraer de esas conductas la característica que tenían
en común: la ''.justicia". 3. PREGUNTA: Entonces, ¿no es posible atribuir verdad y false-
Ya en posesión de palabras tan sugerentes, la cultura agregó otras más y dad a los juicios morales?
estableció vasos comunican tes entre todas ellas: las acciones justas consis- RESPUESTA: Sí, es posible; pero sólo cuando nos dirigimos a
ten en cumplir los deberes y no excederse en el ejercicio de los derechos, las
acciones justas tienden al bien, los individuos injustos generan el mal; la paz un auditorio que comparte nuestras premisas éticas.
es un bien, pero no depende meramente ele la ausencia de agresiones sino
Hasta ahora he considerado los conceptos morales clesele un punto ele
-en el la1-go plazo- de la armonía (equilibrio entre actitudes y expectativas)
vista evolutivo (aunque sólo sea por vía de hipótesis) y vinculado con las
que en genernl reine entre los hombres; esa armonía no es otra cosa que la ._j
actitueles humanas que, ele hecho, se relacionan con aquellos conceptos.
justi.cía misma. Para elotar a este esquema conceptual de un blinelaje ideo-
Pero esta forma ele análisis está lejos de satisfacer las apetencias del discur-
lógico a prueba de controversias, sólo faltaba afirmar que aquella estruclu-
so ético, que pretende debaLir acerca del bien y del mal en un nivel
i-a armónica tenía origen sobrehumano: ese paso fue dado rápidamente
prescriptivo (ele lo que efectivamente debe hacerse u omitirse), más allá
en un medio en el que los hombres tenían por cosa normal atribuir a los
del enfoque descriptivo (cómo, en qué casos y por qué motivos las perso-
espíritus los fenómenos que no eran capaces de controlar.
nas aceptan, ele hecho, que algo debe hacerse u omitirse). La gran pregun-
A partir de entonces, los cavernícolas y sus sucesores tenernos deberes
ta ele la ética se refie1-e a aquellas pautas abstractas, eventualmente distintas
(conductas que se espernn de nosotros, cuyo incumplirnient.o sería mal
visto) y derechos (posibilidad de exigir a otros ciertas actitudes o conductas
sin que nuestro reclamo sea criticado y, además, con la perspectiva de que
el tercero sea mal visto si no accede, puesto que tiene hacia nosotros un
deber (una obligación) 13". demos a este interrogante contribuirá seguramente a forjar la actitud con la que abor-
demos, en general, los difíciles problemas de la ética. No pretendo imponer mi propia
act.itud, pero sí proponer insiste11temente al lector que examine la suya.
1.,c, Todo este relato, como ya he aclarado, es una síntesis metafórica de cierta hipótesis
m Las palabras y las oraciones mencionan cosas o describen estados de cosas: ése es su
acerca del origen del discurso moral. No es preciso creer c¡ue esa hipótesis responde a significado cog7wscili110. Pero a_menudo tienen, además, un efecto r.molivo, que expresa o
la realidad bistórica, pero es alt.,mcnte conveniente formularse algunas pre¡,runtas acer·• despierta emociones favorables o desfavorables relacionadas con la cosa mencionada o
ca del terna, a fin de determinar o justificar nuestra posición respecto del discurso con el est.ado de cosas descripto: como lo sci\alara Canió, no es lo mismo decir c¡ue un
moral y de los razonamientos empleados en éJ. Si las cosas no ocurrieron de un modo individuo es un abogado, un auxiliar de !ajusticia o un avcnegra '(CatTió, Gen aro R., Notas
parecido a ése, debieron suceder de alguna otra manera. ¿De qué modo cree, o supo- sobre derer.ho y lenguaje, Buenos Aires, Abeledo-Penot, 1965, página 21; Guibourg, Chigliani
ne, o acepta cada uno de nosotros que pudieron haber sucedido? La respuesta que y Guarinoni, Jntrodurción al r,onocimir.nlo rir.ntíjiro, obra citada, páginas 73 y siguientes.
129
128

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ti~;!~i~J~;~)~í~i~~:~~1~~·!~··: · ':.

RlCARDO A. GurnouRc; LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAM1ENTO

de las normas o costumbres en uso, desde las cuales estas mismas normas o pueden observarse en la realíclacl qne nos circunda, fuera de la conciencia
costumbres puedan juzgarse moralmente. . del )ropio observador. Así, la bónela<l de una situación o l a j ~ n a
Si esta pregunta por la justicia ha de plantea1·se de un modo fructífero, acción se encuen ran, e e alguna manera, e·n esa situación o en esa acción:
será p1·eciso dejar por un momento de inquirir su contenido para averi- son características ele.esos fenómenos. Los utilitaristas 1~8, por ejemplo, ad-
guar qué ·tipo de significado atribuimos a las oraciones que contienen el \fierten qne las acciones -como cualquie~in1iento- pueden
adjetivo ''.justo" o sus conceptos derivados y relacionados: expresiones tales tener numerosas consecuencias. Y que, ent1·e esas consecuencias. algunas
como "cumplir las promesas es justo". Responder esta pregunta es una pueden causar· placer a uno o a rrn1s inclivicluos, así como generar dolor en
decisión lingüística, pero sólo en la superficie. Deb~jo de esa estipulación uno o en 111,ís individuos. Una acción, para la forma más extendida ele! ¡
de significado yace alguna torna ele po~rca~~función que en el, utilitarismo, es rntjor o más justa cuanto mayor sea el placer y cuanto ¡
discurso cumplen las expresiones éticas, <1sí ·como de si las oraciones que menor sea el clolor que sus consecuencias hayan ele provocar, ahorn y en elj
! ~ e n eñexpresa.1-ipropos·í ci o~~scepti bl ~eriliiclodelaíseaad ·- futuro, a cualquier individuo (incluidos, por cierto, el agente y el observa-
~ ¡ e'slá par~daclporcornpa1·ación c·~ dor entre tantos otros).
1a cualclistíTigUíremosla veraa0·o1a-tahcdctct;cl~1teryi'o¡:ios1cio11-eS: ; Los mbfelivistas, en cambio, creen que !ajusticia y la bondad dependen
7::os filo.@1i:íi1la.n@il a estacíase de inclagac1011 con e nom re e me aetica, = . del jui~servaclor y no d e ~ ~ ~ h a c e
porqu~ sitúa más ~Ji~ étíc,, al exarmltir l o s c o n c f . ~ . ii1di:spelisaflTesa1Seí: quién e s _ : ~ ~ i a d ( ) ~ i o ~ - -
sirven de instrumento en los razonamiemos morales. Los problemas de la · d ~ la verdad ética,:._ -
metaéli?a se hallan expuestos clara y eficicn temen te en textos coriocidos 13 i, AJg\Tnos ~J:tlYjetivisú~"(°éientro del naLUralismo) piensan e un Sl~jeLO in-
-.,, •••••• - - -- :=,._ ~

por lo que sólo haré aquí un planteo esquemático, estrictamente necesario d~ual. Otros confieren la. c::1.tegoría ele observador prívilegiac o aalgnn
para la continuidad ele nuestro análisis. · grupo social. - · ·· ·· · .. -
,\ La mayoría ele las personas cla por sentado que los juicios morales tie- '-i:i'il'h:h:E 22:~12:1,~~os llamaré su 4jctivistas inclividu· · , conviene acla-
nen -como los juicios empíricos en general- la virtud de ser verdaderos o rar que la iclentificaci?n ele un s ~__i,_~10 (por '-':iernplo, yo mismo)
bien falsos . .Si hemos de usar como criterio de verdad la correspondencia como punto d·ei'derenciú..inoral tiene im licaciones muy fuertes: es justo
de una proposición con la realidad que ella describe, forzoso será admitir :1()5flleyocí'~-¡;~:~J ~ólo e;Jl~;to ¡;01y¡¿eyo lo creo justo, e m cloque
que algún segmento ele la realicbd incl uyc ciertos hechos morales, ele tal -~jti_i~~ los_::~~ es m~)l'a·l1~~ettte--Ít'-Fe-l~i1..J:1l:e:-·------ ~
suerte que ellos sirvan de refe1·encia a los juicios rnornles verdaderos .. ; Como reacció11 cm1 u·a esta clase de irr~l.\viclualismo cenlraliz.ado, qne
Quienes así piensan se llaman d scri tivislas, porque aLrl,!;iuyen a los enun- parece autoriLario, suele oponerse un i1,!.Q_ivicl{1alis;i·; d i f u s o : ~ ~
ci;i.clos rno;:al_es · rn: significado cles<:_1~jptivo.:.. _ sí, si la expresión "cu~7las nq_JJr:~·,:_7!!:i.JJl!ede_~t;:1.:__!~'11'-1-p11m 11/ro, y rnd~tii'.\~--l~~!:.~2=!~10, no_ya a sus
p r : ~ h a de ser verclaclerá, sera porque, ele hecho, cuihp!Írt'is opiniones ( esto e., a que sus opiniones, correctas o incorrectas, sean respe-
promesas eJjusto: habrá unhec~rn circrn~~t~:i_cia real, en la cual consiste tadas), si_iJ~- su propia ;·;wrnl, !3J_l real como la ele cualquier otro y, por lo
la justicia ele ese tipo de conelucra. Pero los ~lesc1iptivistas no coincide~ tanto, habilitada para servir ele patrón (probablemente muy complacien-
pre en 1dent1hcar los hechos morales desc1:ij;lo~ por los juicios morales. te) a la corrección de sus propias o pin iones.
Al~rnos piensan que__IQ~~al_~_~,stán en la realidad empírica El su~jeLi\~;;rno social, a su vez. hace clcpencler Injusticia de una conducta
y, ~pueder!-ªdvenirse con los sentidos (aunque sea con a l g ~ el~ la aprnbación de esa misma conduct3 por un grupo y no ya por un indivi-
dificultad técnica). Otrn~-;~¿~n q~~e s?°ira"tadeñechos no empíricos que duo. En este contexto se reproduce la distinción anterior, entre el subjetivismo
es~á1~]-~12.'.:tur~ueson e~_L_ran~-~~~sob1~~~:_Lcrs--"" ~ .social cenu·alizado (que considera observador privilegiado a un grupo cleter-
pnrneros se llaman nriturnfütas; los segundos, :no naturalistas.
Entre los naturalistas, los objetivistas a f i r r n ~ c h o s morales
.......-----...-----,
"" El utilitarismo es b forma más común del objetivismo naturalista. La palabra "utilitaris-
mo" tiene, en el lenguaje colictiano, un efecto emotivo bastante desagradable: llamamos
utilitaiista a aquél que sólo se preocupa por el dinero y deja de lacio valores como la
1.'7 Por ejemplo, Hospers,John, lniroducáón al análisÍsfilosójir:o, Maclricl, Ali ama Edito,ial, solidaridad, el amor o la amistad. Este uso de la expresión no es el c¡ue rige en filosofía
1976, capítulo 9, y Nino, Carlos S., Jnirodutcíón al anrílis_is del derer:lw, Buenos Aires, Astrea, moral: seg·<m el tipo de utililarismo del que se trate, el utilitarista puede considerar todos
1980, capítulo VII; Mendonca, Daniel, Los secretos de la ilir:a, Madrid, Teci10s, 2001. los p1·incipios que conducen a la [elicid,1cl e incluir en ellos el altruismo)' la solidaridad.
;

131
lZlcARDO A. GurnouRG
LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMlENTO

minado, al que sería raro que el individuo que sostiene esta posición no perte- J Otra posición no des.cr·iptivista (o no cognitivista) es el ~ s m o .
neciera) y el subjetivismo social difuso, que juzga a cada grupo habilitado para Así com~~tivistas sostiene~:_.:_l_!~nguaje ético s~~~nliclo
tener su propia moral verdadera, cualquiera sea su r_onteniclo. exp~ivo, los 1~criptivistas atribuyen al discurso m,oral una función nor-
Entre los no naturalistas también hay objetivistas y subjetivistas. Los mativa: cuando decimos que una conelucta es'jusTa,lo que liac·emos en
subjetivistas supeditan la verdad de los juicios morales a su coincidencia realidad es impulsar al interlocutor a llevarla a cabo o, por lo -menos, a
con el juicio de cierto observador no empírico: Dios, con tocia prnbabili--
dad. En ese contexto, basta con establecer de qué modo ha de conocerse e
interpretarse la voluntad divina.
aprobarla. Esto ele provocar reacciones de terceros es lo que hacemos nor-
rúalmente cuando damos órdenes, formulamos ruegos o exhortaciones.
dirigimos solicitudes o dictamos normas: todas esas actitudes hacen del
j
Los no naturalistas objetivistas consideran que la justicia de la acción lenguaje un uso prescriptivo.
~-
está en la acción misma y no en el observador; pero, como se trata de una También es posible púa el no descriptivismo combinar las teorías
propiedad no empírica, sólo puede aprehenderse mediante una capaci.-- emotivista y prescriptivista: tal vez, dicen algunos, cuando usamos el discur-
dacl apropiada del espíritu. En su versión más extendida, esta idea postula so moral expresamos nuestro sentimiento y, a la vez, hacemos propaganda
que la conciencia humana es capaz de distinguir lo bueno de lo n:alo pcr en su favor. La combinación de dos posiciones, en cambio, es impractíca-
medio ele cierta forma de intuición axiológica, una suene ele sentido que ble dentro ele! descriptivismo: cada teoría descriptivista postula hechos
1 morales diferentes y, por lo tanto, atribuye a las palabras morales significa-
todos tenemos en mayor o menor medida y que, frente a un acto cualquie-
ra, nos lleva a apreciarlo como bueno o malo, justo o ir~justo. dos incompatibles con los de las demás teorías.
1 Quedan, por último, los no descri/;tivislas, también llamados no Pues bien, elegir alguna posición metaética es indispensable si hemos de

;f, cg_gnilivistas~ Ell?s_piensan que e ~ o hay nada que conocer,-....


natfa que describir, sencillamente porque no hay hechos moral.es.
La teoría no descriptivista m,ís conocida es el emotivismo. Los ernotivistas
ciar al discurso moral algún contenido (cualquiera sea), o aun si hemos de
elegir no asignarle ninguno. La elección puede ser difícil, pero es inevitable:
de otro modo, deberíamos reconocer c¡uc no tenemos la menor idea del
significado (y menos aún, por lo tanto, ele la eventual verdad) ele los juicios
sostie1~ el discurso moralnori-ace del lén_guaje un uso descriptivo.
Como es sabido;~01i~ísticas pueden usarse para descri'6T1>--- morales, cosa que la mayoría de las personas no está dispuesta a aceptar.
( "el perro ladra"), para expresar sentimientos o emociones ("¡oh!", "¡ay!", Pero aún hay más: ele hecho, todos adoptarnos alguna posición metaética
"¡qué maravilla!"), para prescribir, pedir u ordenar ("cierre la puerta", aunque jamás nos hayamos planteado ese problema, ya que ella está implíci-
"¿puede pasarme la sal, por favor?") o incluso para cumplir conductas que ta en el uso que hacemos de ias palabras éticas. No vale, sin embargo, enco-
sólo se llevan a cabo mediante el lenguaje ("buenos días", "apelo la resolu- gerse de hombros y remitirse a ese empleo implícito, ya que lo más común
ción por causarme gravamen irreparable", "los declaro marido y mujer") 139 . es que, en distintas circunstancias, una misma persona haga uso implícito de
Pues bien, los emotivistas piensan que las p~r_~aks curr~0_<"..Q_SQ}_g más ele una teoría metaética. Y esa ambigüedad es sencillamente fatal para la
una/unción e.:;.:;.p.r:.e.soo. Así, cuando digo que cumplir las promesas es justo, inteligibilidad del discurso ético: las distintas posiciones metaéticas son in-
expreso mi emoción frente al acto de cumplir las promesas, pero no afir- compatibles entre sí corno códigos lingüísticos diferentes y, por lo tanto, una
mo característica alguna ele esa conducta ni de ningún observador. Mi ex- misma afirmación ( como "la conducta x es injusta") tiene un significado dife-
1 11
presión, desde luego, implica que yo apruebo cumplir las promesas, pero rente según el idioma ético en el que la proüramos · • Eso sí, a la hora de
no es eso lo que digo cuando afirmo que hacerlo "es jmm" o "es bueno". escoger, cada teoría metaética exhibe ventajas y desventajas.
No sólo no hay objeto alguno verificable ni constructo alguno inteligible
que pueda identificarse como la bondad o la justicia; además, y por esa
misma razón, tampoco hay caractel'Í~tica alguna, objetiva, subjetiva, natu- be acertadamente un hecho moral y este hecho moral no es otro que la aprobación
\ que un estado de cosas o una acción encuentra en el ánimo del observador. Para el
, ral o no natural (ni siquiera mi propia aprobación) que haga a un estado
emotivist.a, en cambio, no hay verdades morales porque no hay hechos morales: es
\ ele cosas bueno o malo o a una acción justa o injusta 1·10 •
cierto que uno o más observad9res pueden aprobar o desaprobar una acción o un
estado ele cosas, pero esa reacción anímica no es un hecho moral: no es m.ís que la
ocasión para que cada observador exprese ~us emociones, en tan to tal expresión nunca
'"' Acerca de las funciones del lengu,0e p11cdc consultar.se Guibourg, Chigliani y
Guarinoni, Introducción al r.onocimionlo cientifi,:o (cit.), capítulo I. es verdadera ni fals;i porque no constituye una descripción de hecho alguno.
'" E.sta dificultad es a menudo disimulada en la pr.íct.ica por el hecho de que diversas
"" Importa aclarar aquí que el cmolivismo no es idéntico al subjetivismo na:uralista.
posiciones metaéticas conducen a las personas a aprobar aproximadamente los mismos·
Para el subjet.ivista, hay verdades morales: un juicio moral es verdadero cuando descri-
133
132
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m. 1• i!!?)fr,4,~~illo!li\i-l,Q.Mbi/'l!!lÑtfi Mllltfll,jj¡ .ti-~ )Ob ,,,,......._,t

RICARDO A. GurnouRG LÁ CONSTIZLIC:CIÓN DEL PENSAMIENTO

El naturalismo objeLivo ofrece criterios empíricos, pero de verificación subjetivismo social centralizado, ¿cuál es ese gnipo, y por qué ése y no otro?
técnicamente difícil: ¿cómo ctelimitar, medir y comparar el placer o el do- ¿Porgué -por ejemplo- tiene que tratar:5e del grupo al que yo mismo perle-
lor que cada acción aisladamente considerac\a cause o haya de causar a nezco? ¿Estaré propugnando 11na suerte ele imperialismo moral? Si, por el
cada persona, en especial en un futuro más o menos remoto? contrnrió, prefe"ri11i6s el subjetivismo social difuso, tendremos que pregun-
0

El naturalismo subjetivo individual es fácil ele asumir a p1·imera vista, tarnos: ·¿acaso caéla'··gtüpo distinto Liene una moral tan respetable como
porque hace coincidir el bien con las propias preferencias; pei·o cuando se cualquier oLra? En tal caso, ¿admitiremos que un mismo juicio moral es
lo analiza más detenidamente oscila cnLre la dictadura moral y el anarqi..lís- verclaclc1·0 en un grupo)' falso pa1·a otro? Serne_jante 1·elatividad ¿no entra
mo, según se elija el centralizado o el difuso. En efecto, ¿por qué un deter- en conflicto con el uso habitual del concepto de verdad? En cualquier su-
minado observador panicular, y no cualquie1· otro, ha ele juzgarse el único puesto, ¿cuáles son los límites del grupo de refe1·encia? ¿Cómo se explica o
cuyas actitudes son moralmente relevantes? Y,~¡- cada observador tiene esa se detecta la !1probación grupal? Si el grupo cambia de idea ¿estamos dis-
atribución, hay una verdad (un criterio de verdad) para cada observador, puestos a reconocer q11e lo que antes era verdadero ahora es falso (o vice-
con lo que las distintas verdades dejan de ser comparables entre sí y el versa)? Si yo formo parte ele ese grupo, ¿diré que mi opinión acerca ele la
debate moral se torna inútil, al menos en el ámbito descriptivo. Con esta conducta x es eq-u-ivocada (y no tan sólo minoritaria) en caso de que mi
extrema descentralización moral no se gana mucho, ya que el concepto de grupo no coincida con ella? .
verdad ele los juicios morales queda con ella completamente devaluado 142 • El no naLUralisrno subjetivo· ofrece una referencia divina, lo que parece
El subjetivismo social, a su vez, satisface el impulso gregario y pa1·ece otorgarle gran solidez ele origen; pero sólo sirve para creyentes y, además,
cercano a la tendencia democi-ática, a la vez que facilita el debate ético den- compromete a sus adeptos a esr.ablece1· criterios para conocer la voluntad
t1·0 del gn1po de referencia (el que identifiquemos como observador-colec- ele Dios, p1·oblema no exento ele dificul1ades, ya que distintas religiones lo
---i tivo- privilegiado); pero nos propone pregun qs difíciles ele responder: ¿es hacen de manera diversa o remiten a diferentes textos sagrados. Por otra
un grupo concreto el que tiene la polestad ele crear la moral mediante .<¡u parle, si "bueno" sólo significa "aprobado por Dios", la expresión "Dios es
sola aprob_ación? Si la respuesla es afirmativa, con lo gue se configura un bueno" se vuelve puramente a11torrefercnte, ya que equivale a "Dios es
aprobado por Dios".
El 110 nal11ralismo objetivo, en cambio, proyecta el objeto ele nuestro
análisis a un scgmenLo no ernpfrico ele la realidad que no todos esl.án dis-
contenidos para las normas morales. El homicidio, por t,jcrnplo puede ser desaprobado puestos a postular 1·1:<; )' aun así propone, como método de conocimienLo, un
poi:- un utilitarista por considerar qL1e es fuente ele infelicidad)' dolor, por tlll subjelivista insu·umen10 inverificable, incapaz ele resolver controversias y, por lo tanLo,
natL1ralista porque él mismo o su grllpo lo clcsaprllcban, j,or L1n subjelivist.a no naturalista poco digno ele la confianza colectiva, sea cual fi.tere la fü·meza con la que
porque Dios lo ha prohibido, por ,111 ol~jeúvista no naturalista porque su conciencia así se
cada observador es1é co11vc11ciclo de la fidelidad ele su propia intuición.
In indica y por un no desc1iplivist.a porque él mismo prefiere que no se cometan homici-
dios. Pe1·0 esta coincidencia, que tiene que ver con las causas (psicológ-icas y sociales) de El erno1ivismo huye ele todas las diíicultacles anteriores, pero lo hace al
nl\estras actitudes morales antes qlle con las -razones (teóricas, filosóficas) con las que precio ele renuná;u- por cornplcLO al discurso ético, que queclai-ía reduci-
podamos jllslificarbs, sólo enmascara una profunda divergencia acerca del signilicado do a una equivalencia del aplauso o del rumor ele desaprobación. A algo
ele las palabras morales: no es lo mismo decir que una conducta trae inCelicic!ad que semejante a los cánticos con los quc, ell los estadios de fúLbol, los especta-
alinnar que yo la desapruebo, que Dios la prohíbe o que es intrínsecamente mala. dores alientan al equipo ele su preferencia o denuestan al contrario. Y el
'" En el capítulo V hemos establecido c¡ue el concepto de vcrclacl se aplica, ele modo prescriptivismo es susceptible de una crítica parecida: puede aceptarse que
paradigmático, a aquellos modelos descriptivos cuya ac-eptabiliclad sea reconocida a
partir de criterios generales que gocen ele amplísi1116'c'o'.tj,;e11só. É11 la 1neclida en que
nuestros juicios mo1·alcs conticnen alguna forma de propaganda, lo que
apliquemos el adjetivo "verdadero" a enunciados cu)'a acept,1bilidacl cl'epende de crite- no deja ele parecerse a la emisión de presuipciones; pe1·0 ni el ernotivismo
rios menos difundidos, estamos haciendo de cuenta c¡ue· esos ·criterios son tan acepta- ni el prescriptivismo perrniLen fundar un debate ético ·genuino entre quie-
dos como los que rigen la verdad ele las descripciones de fenómenos ffsicos. Con esto nes expresan emociones distintas o entre quienes emiten prescripciones
devaluamos ante terceros nuestra idea de verdad, del_ 1_11isrno modo en que se devalúa
incompatibles entre sí.
una moneda cuando se la emite sin respaldo. Y si nps-_alrevemos a reconocer ciertas
prnposiciones como ve1·daderas a pani,· ele critei-ios··ge_!1erales de aceptabilidad que
sólo nosotros sostenemos, nuestra credibiliclacl se reclti"cirá a cero, del misn10 modo en
que se reduce a cero nuestra capacidad de comunicación cuando usamos un lenguaje "' En el capítulo III, respuestas 3 y 4, hemos rechazado explícitamente la concepción
individual cuyas reglas no nos hemos molestado en informar a los demás. de una realidad no empírica.

134 135
·1t1cARDO A. GuwouRc LA CONSTRUCClÓN DEL PENSAMIENTO

¿Qué hacer, pues, ante tanta perplejidad? Cuando alguien nos dice "Fu- los hablantes ele un mismo idioma clan a las palabras acepciones regiona-
lano es una buena persona", advenimos que esta expresión es muy vaga; les o usanjergas que sólo se comprenden dentro de grupos limitados.
comprendernos que nuestro intcrlocntor confía en l•idano y nos aconseja La oración expresada en una jerga debe interp1·etarse usando precisa-
que confiemos también en él; pero, ac.krnás, imaginamos algunas caracte- mente ese código lingüístico, y no otro cualquiera, a menos que no nos
I"Ísticas de Fulano como implicadas por aquella afirmación. Suponemos, importe averiguar qué quiso decir el emisor del mensaje. Una vez inter-
por ejemplo, que es poco probable que Fulano nos engaiic O llOS cause pretada, se verá si lo que ella afirma puede reconocerse como vercladero o
algún clai'lo por el mero placer de causárnoslo. Ese conteniclo que atribui- falso según oiterios generales de aceptabilidad prácticamente unánimes
rnos a la afirmación "Fulano es una buena persona" está segurnmente in- (es decir, dotados ele amplio consenso no sólo dentro del grupo hablante
fluido por las pautas valorativas ci1-cu11tla11tcs, pero ¿a quién circundan de esa jerga sino lambién fuera ele él, ya que la proposición, una vez obte-
esas paulas, y cu,'il es su contenido? Si la frase es prnnunciada por un jefe nida por interpretación ele la oración, ya. no está sL0eta a las limitaciones
mafioso, es probable que ella implique que Fulano robad o matará den- del lenguaje en el qne fue originalmente expresada).
tro del territorio que le ha siclo asignado pero no Cuera de él, que cumplirá Tornemos, pues, cada posición rnetaética como una jerga que asigna a
fielmente las órdenes ele sus supc1-ion~s y que jarn,-ís -jah1js- delatará a las palabras éticas un significado distinto. Así, la expresión "la acción x es
otro delincuente. Variaciones de esla clase pa1·ecen rei'íidas con la aplica- justa" podrá significar, según la metaética de quien la exprese, que x pro-
ción de la idea ele verdad, pero la reflexión abre, de lodos modos, la puer- ducirá mayor felicidad para el mayor número, o que es aprobada por la
ta a una línea de pensamiento que, aunque no resuelve el problema mayoría de los habitantes de la ciudad ele Buenos Aires, o que Dios la
rnetaético, permite al menos convivir con él sin caer a cada momento en quiere, o que goza de cierta misteriosa característica que nuestro interlo-
alguna trampa argumental. cutor afirma haber percibido, o lo que fuere que el emisor haya q·uerido
R.ecordemos ante todo las reflexiones del capítulo ,r
acerca ele la ver- decir con sus palabras, una vez inteqJretadas éstas de acuerdo con el código
dad. Decíamos allí que, al afirmar que una proposición es verdadera, im- en el que ellas han sido emitida.s.
plicamos que ella resulta aceptable según ciertos criterios generales de Después de la interpretación, el aspecto lingüístico del problema
aceptabilidad que, a sti vez, gozan de amplísimo (prácLicamenLe unánime) metaético ha quedado resue1Lo 1' 5 . Es el momento ele aplicar su aspecto
consenso. Si aplicamos este paradigma al discurso moral, es claro que los epistemológico: averiguar si es cierto o no es cierto que x traerá mayor
juicios éticos no son verdaderos ni falsos, ya que los criterios generales de felicidad (y, antes que eso, conjeturar la confiabilidad de los medios para
aceptabilidad según los cuales ellos suelen acepta1·se están muy lejos de ser averiguarlo); descubrir si es cierto o no es cierto que x es aprobada por la
incontrovertidos: aun cuando algunas o muchas personas coincidan fuerte- mayoría ele los habitantes de la ciudad (lo que acaso podría descubrirse
mente en un conjunto de criterios, muchas otras emplean criterios diferen- aproximadamente mediante encuestas de opinión); interpretar la volun-
tes. Desde este punto de vista general, pues, se llega a una conclusión no tad de Dios respecto ele x (con los presupuestos teológicos que estemos
descriptivista; no tanto ni tan sólo por razones metafísicas. sino simplemen- dispuestos a aceptar. para ese fin) o ejercer nuestra propia intuición
te porque no están ciadas las condiciones epistemológicas necesarias para axio!ógica, para ver si nuestra apreciación de la justicia como condición no
un uso consistente del concepto de verdad. empírica coincide con la de nuestro interlocutor.
Pero es posible examinar el Lema aproximándonos a él desde el ángulo Ese segundo paso nos permite, según sea el caso, decidir si la proposi-
lingüístico. Las palabras no tienen otro significado que el que les damos; ción escondida detrás de la oración "la acción x es justa" es verdadera, o si
distintos idiomas dan a una misma expresión diferentes senLiclos 1·14 , y aun es falsa, o si es imposible, a nuestro juicio, determinar su verdad o su

,.., Un ejemplo para mostrar este fenómeno es la expresión "Mario sale". Un hispanoha- 1
" No está dicho, por supuesto, que el problema de la interpretación sea ffril de
blante interpreta que un individuo, llamado Mario, ~e mueve desde adentro hacia fuera. resolver. Para hacerlo, es preciso saber cuál es la posición metaética de nuestro interlo-
Un italiano, que Mario se mueve desde abajo hacia arriba (ya que, en italiano, wlire cutor, pero la mayoría de las personas jamás se han planteado este interrogante: dan
significa subir). Un francés interpretaría la expresión como una crítica a 1'fario (el acije- por sentado que los estados de cosas son buenos o malos.justos o injustos, y que estas
tivo sa.lesigniíica sucio y se usa también como pc)'o,·,llivo moral). Yull anglófono pensaría, palabras significan siempre lo mismo para todos. lnterpretan, pues, las divergencias de
tal vez, que la tienda de Mario está liquidando sus mercaderías (ya que el sustantivo sa.le opinión acerca de la aplicación de esos caliíicalivos como errores o incluso como
quiere decir venta y se usa para promover las liquidaciones de fin ele temporada). muestras de perversidad.

136 137
,-:i,

RlCAl(l)O A. GUillOUl(C LA''C:ONSTJWCCIÓN DEL l'ENSr\MIENTO

falsedad. Pero el análisis de la expresión no queda completado hasta que tra,scendental. Mi propuesta consisLe, como queda dicho, en descomponer
hayamos dado el tercer paso: el de comparar aquel contenido, verdadero, la pregun La en tres partes:
falso o de difícil detenninación, con nuestra propia ¡;osición metaética 116 , aquella a) ¿Cómo define ei emiso1· ele] mensaje las palabras morales que em-
que dentro de nuestra conciencia empleamos para aceptar o desechar las plea en su di_sc;urso.?,.Y, !=Onsecnentemente, ¿qué significan sus enunciados
oraciones que contienen palabras éLicas como "bueno", "malo", ''.justo" o de acuerdo con ese cói::Í.1go lingüístico?
"injusto". El tercer paso nos indicará si lo que hemos oído tiene para noso- b) ¿Qué perspectivas hay de averiguar la verdad o la falsedad ele las
tros alguna relevancia moral: por ejemplo, si somos ateos, será in-elevan te proposiciones expresadas por esos enunciados, supuesto que sea que tales
para nosotros que alguien afirme que Dios apr'ueba la acción x; si nuestra enunciados tengan sig·nificaclo?Y, consecuentemente, ¿son esas proposicio-
tendencia interna es utilitarista, no nos molestaremos en confrontar intui- nes verdaderas, o bien falsas, o bien diremos que ignoramos su valor de
ciones morales; si hemos asumido una posición subjetivista individual, nos
verdad?
encogeremos de hombros ante las encuestas de opinión; y, de este modo, -c) ¿Cómo define el recepLOr del mensaje las palabras morales emplea-
la oración expresada por nuestro intedocutor' habrá sido primero inter- das por el emisor en su discurso? Y, consecuentemente, ¿qué relevancia
pretada lingüísticamente, después comparada· con criterios de verdad y, asigna el receptor, para su propio discurso moral, a la verdad o a la false-
por último, recibida por nuestro propio sistema ele pensamiento como cla'cl, según sea el caso, ele las proposiciones expresadas por el emisor?
relevante (y, por lo tanto, digna acaso de ser debalicla) o corno moralmen- · Es ele hacer notar que en la mayoría de las oraciones (como "Montevi-
te irrelevante, aunque acaso socialmente importante 147 .
deo es la capiLal ele Uruguay") no vale la pena diferenciar esas tres cuestio-
Creo que con estos razonamienLos no hemos 1·esuelto el p1·oblema de la
nes. Eso sucede, en primer lugar, po1·que las palabras empleadas, más allá
metaética pero, como suele hacerse desde la filosofía analítica, hemos di-
dél g1·ado ele ngueclacl del que adolezcan, son inte1·p1·etaclas con el mismo
suelto s_us perplejidades más misteriosas. Al principio, el problerna se pre-
significado por la gran mayoría ele las personas que hablan el mismo idio-
sentaba como una opción meLafísica ,0e11a a toda decisión 1·acional; pero,
ma, de modo que es posible confo1r en c¡ue el código lingüístico del recep-
como en otros casos, esa dureza teórica puede ati·ibuirse a la mezcla de
tor coincida con el del emisor. Y, en segundo lugar, po1·que las afirmacio-
varias pr~guntas en una sola, unida a una larga tradición que tiende a
nes acerca ele situaciones de hecho se hallan sujetas a condiciones genera-
sacralizar esa pregunta compleja y a envolverla en un manto de unidad
les' de acept;ibilidacl cloLaclas de amplio consenso, por lo que es posible
confiar en c¡ue emisor y receptor estén dispuestos a aplicarle un mismo
críterio de vudad, más allá de la creencia que cada uno de ellos abrigue
148
"" El hecho de colocarnos en la pos1c1011 ele observadores y analizar las situaciones acerca de la verdad o de la falsedad ele esa proposición en concreto .
desde un punto ele vista filosófico no nos permite, por sí solo, prescindir de las bases ele El discurso éLico, en cambio, está fuertemente te1i.ido de tradiciones
nuestro propio pensamiento, inspiradas en la cultura· en la que hemos nacido y en sa_cralizadas que, al ciar por senLaclo que existe una sola clase de hechos
nuestra historia individual. Nuesu·a mente, incluida nuestra conciencia, puede conce- morales, oscurece la circunstancia ele que distintas posiciones postulan he-
birse como un espacio en el que parte de la red causal pasa por dentro de nosotros, a
chos morales de diversa natu1·:deza, c¡uc asignan a las palabras éticas signi-
veces de manera perceptible (ver capítulo VI). Somos ~omo somos, pues,)' desde esa
manera de ser encaramos un análisis que, en ocasiones, podría modificarnos. Pero, así ficados profundamente dif"crentes y que sólo quedan vinculadas entre sí
como cada uno tiene una me1aética aunque la ignore, •el lector tiene seguramente la poi" las emociones y por el interés con los que ca1·gan esas mismas pala-
suya y)'º la mía desde antes de encarar el presente esLUc\io. M,ís valdrá que la averigüe- bras. Este fenómeno es, a mi juicio, correctamente apreciado poi· el
mos y la hagamos explícita ante nosotros mismos si querernos que las ventajas de Lodo
este análisis lleguen a incidir sobre nuestro pensamiento práctico_.. ·
'" Que otros sosLengan la justicia o la injusLicia de u11a··c:0Í)dt1'éta' desde un punto de
vista metaélico diferente del nuestrn puede·ser éticamenle i'1·1·élevante en el senlido de '" Nunca sobran oportunidades para aclarar este p11nLo. Si una persona esLá convenci
que sus argumentos, por verdaderos que sean, no inci.cl,irán en nuestras convicciones; da· de que la Tierra es plana y otra cree lo contrario, hay entre ellas una controversia
pero, en la medida en que estemos interesados en las ~ondu.ctas a las que dichas convic- que vale la pena d ebati1·, pero sólo si se dan dos condiciones: primera, que cada uno de
0

ciones se refieran, la opinión ajena expresada en palabras morales importa al menos la ellas aLribuya el mismo significado a "la Tierra es plana"; segunda, que las dos compar-
expresión de un sentimiento· (interpretada al modo emotivisLa) capaz de beneficiar o tan un mismo crilerio de verdad. A parlir de esas coincidencias, acaso será posible para
ele pe1:juclicar nuestros intereses. Claro está que nuesu:á\éa~ción en este sentido escapa una de esas personas demostrar a la ot,·a cuál es la creencia verdadera, con lo que la
ya al campo filosófico para entrar en el político, dondé.,10 in;ponan Lanlo las razones divergencia quedará dirimida. Sin aquellas coincidencias, la discusión se parecerá más
últimas sino las convergencias)' las oposiciones frente a temas concretos. a un diálog·o de sordos.
139
138
LA CONSTRUCCIÓN DEL PJ::NSAMlENTO
-RICARDO A. GUIBOURG

de examinar las regularidades observables en nuestras preferencias, po-


emotívismo. Pero queda en pie el hecho de que los hombres siguen discu-
dremos trazar un metacriterio general, sencillo o complicado, al que la
tiendo acerca de la moral como quien discute de hechos. Si se interpretan
-mayoría de aquellos criterios de preferencia obedezcan. Es decir que ave-
cuidadosamente los distintos discursos que se entrecn1zan, es posible ad-
riguaremos cuál es la posición metaética que yace y actúa en nosotros, aun
vertir que la humanidad se divide en una cantidad de cofi·adías metaét.icas
por debajo de nuestra negativa a asignar a los juicios morales un valor de
que actúan como otros tantos ámbilos lingüísticos. Dos personas pertene-
verdad universalmente aceptable; el significado que nosotros asignamos en
cientes a una rnisma cofradía (cualquiera sea la posición metaélica que
nuestro propio lenguaje a las palabras éticas y el criterio con el que, aun
compartan) se entienden, y pueden discutir entre sí, cuando hablan el.e 14
sin prelensión de verdad, expresamos nuestros juicios morales Y.
temas morales. Dos personas pertenecientes a clistint;1s cofradías deben
De este modo, por debajo de un discurso no descriptivista puede haber
primero contar con el código rnetaético de cada interlocutor: si lo hacen,
un sub-criterio utilitarista, o subjetivista, o incluso intuicionista, sub-criterio
es posible que logn:n comunicarse, aunque es dudoso que les importe
que sólo sirva, sin embargo, para determinar los juicios propios y -acaso-
debatir entre sí sus opiniones éticas: 111ás probablcrncnte se limitarán a 50
comparar sus actitudes, coincidentes o divergentes, acerca de ciertas con- entenderse con algunos de los cofrades 1 •
A5í, entre quienes se hallan jJTácticamente de acuerdo en los criterios
ductas o de ciertos estados de cosas.
generales con los que elaboran sus valoraciones o preferencias, la primera
Como muchas personas ignoran a qué cofradía pertenecen y, además,
la mayoría no se toma la molcslia de averiguar a qué cofradía pertenecen dificultad del discurso moral puede considerarse superada.
Pero, aun dentro del grupo indicado, es preciso todavía establecer cuá-
sus interlocutores, parece natural que los debates morales sean tan inefica-
les son los bienes morales. En otras palabras, qué situaciones, objetos, he-
ces para convencer a los individuos de una opinión que no sostuvieran de
chos o cualidades son buenos, deseables o preferibles (aunque sea para
antemano; que, sin embargo, tales cambios de opinión sucedan a veces
nosotros). Esta es la segunda dificultad. No tocios los utilitaristas están de
como consecuencia de circunstancias que hayan incidido fuenemen te en
acuerdo en cuáles circun'stancias contribuyen mejor a la felicidad del ma-
las emociones del individuo y, por último, que cada uno esgrima sus opi-
yor n úrnero; no todos los subjetivistas sociales creen que la mayoría acepta
niones morales como verdades más evidentes aún que las empíricamente
o aprueba las mismas cosas; no todos los crcyenLes de una misma religión
verificables, a fin ele golpear con ellas a sus oponentes y obtener, quizá, el
interpretan de idénlico n:i,odo la voluntad divina; no todos los intuicionistas
predominio práctico ele las propias preferencias.
experimentan (o creen ex¡Jerimentar) las mismas intuiciones. Si se pide a
un grupo de personas, incluso cofrades de una misma posición metaética,
4. :PREGUNTA: Dentro de cada grupo en el que todos postulen que enumeren los bienes morales, es probable que sus Estas no coincidan
la misma posición rnetaética ¿es posible, entonces, dirimir con exactitud. Pero, aun en las preferencias coincidentes, es probable que
las controversias morales de modo satisfactorio? muchas de ellas sean expresadas mediante palaoras vagas, cuya aplicación·
RESPUESTA: Nada ele eso. Llegar a la demostración de los
juicios morales requeriría salvar al menos siete escollos.
Un concreto acuerdo de los interlocutores acerca ele de- ° Conviene tornar en cuenta que las palabras morales están tan enraizadas en nuestra
14
cullLtra y en nuestro lenguaje que, de hecho, casi nadie renunciaría a uúlizarlas. Un
terminada posición metaética sólo permitiría superar el descriptjvista las usa pensando que describe una situación real de cierta clase; un no
primero de ellos. descripúvista sostendrá ante los demás en general que sus juicios morales son meras
expresiones de prefe1·encia,' o bien pedidos, consejos o exhortaciones. Pero ni unos ni
Supongamos que el lector y yo integramos un grupo, numeroso o res- otros carecen de motivos, sean éstos cuai'es fueren, determinantes ele esos juicios, prefe-
tringido, en el que atribuimos a las palabras éticas el mismo significado. rencias o exhortaciones.
100
Llamo cofrades, en este contexto, a las personas que comparten una misma posición
Esto puede suceder incluso si hemos abrazado el no descriptivisrno; por- rnetaéúca. Y digo "algunos" porque los cofrades de un no descriptivista pueden tener
que, aunque no atribuyamos verdad a nuestros juicios morales, expresa- diversos sub-critctios, de La! moclo que, aunque todos los miembros del grupo coinci-
mos al menos, con tales juicios, nuestras preferencias personales acerca de dan en negar verdad o falsedad a los juicios éúcos, partan de distintos sistemas de
situaciones y conductas. Si no somos arbitrarios (esto es, si no actuamos crite1ios para elaborar sus propias preferencias; en cambio, es probable que -desde el
como personas diferenles ante cada nuevo problema), seguramente nues- punto de vista práctico- cada subgrupo de no descriptivistas se entienda mejor con el
tras preferencias obedecerán a ciertos criterios. Sí nos tomarnos el trabajo grupo de descriptivistas afín a su propio sub-criterio.

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R.JCARDO A. GUlllOURG L". CONSTRUCCIÓN DEL P1':NSAMlENTO

a casos particulares puede ser dudosa. Así, quien reclama dignidad pue- primero. El quinto p1:oblema del discurso ético, pues, consiste en medir el
de pedir una distribución más uniforme de la i-iqueza o bien exhortar a grádo de afectación de los bienes en cada caso, a fin -por qué no- ele
los pobres a mantener una resignada entereza ante la adversidad. El que emplear esa medición corno coeficiente aplicable al puntaje ele cada uno
-requiere libertad puede estar protestando frente a los abusos ele la poli- de, los bienes en los que in cicle el c;:\so panicular.
cía en la represión de manifestaciones populares o bien reclamando la ·. Hasta ahoi-a; sir1_en1bargo, hemos considerado los casos st~jetos a deci-
1·educción de los controles estatales para la explotación de recursos no sión moral como ~itl\iciones de hecho, apreciables por cualquiera que
renovables. cu en '.e con los ci-ilcrios de pr¡::ferencia para _juzgarlos. Sin embargo, no
Si, hipotéticamente, estuviéramos de acuerdo en la identificación ele los tocloó· percibimos las rnisrnas situaciones y, cuando las percibimos, no las
bienes morales y aun en la definición de las palabras con las que los desig- juzgarnos con el mismo énfasis. ll11 buen ejemplo ele lo que digo es fácil-
namos, nos veríamos frente al Lercer desafío: l¡i. comparación de esos bie- mente apreciable por los vii~jerns. Si nos Lrasladamos a otro país y echarnos
nes morales entre sí, para hacer posible la deósión ética en casos de con- un vii;Lazo a los periódicos, nos parece estar en un mundo diferente: los
flicto. Este punto se relaciona con lo que en el ienguaje cotidiano se llama problemas y las no Licias que más nos importan csLán ausentes o casi ausen-
escala de valores. Cuando decirnos que nuestro vecino no tiene la misma Les de las primeras planas, mienlras quedan anle nuest1·os ojos, en graneles
escala de valores que nosotros, no afirmamos necesariamente que no com- · título,;, referencias a personas y a hechos ele los que acaso no teníamos
parte nuestros valores (esto es que no valora lo que nosotros valoramos conocimiento alguno. Los periódicos, en electo, responden al interés de su
como bienes morales), sino que, aunque los comparta, no los prefiere público; y el público de ese lugar está interesado en los sucesos de su pro-
unos a otros en el mismo onlen en que nosotros lo hacemos. pio país, no en los del nuestro, a menos que se trate ele un hecho w.n
Es claro que una divergencia en el orden de los valores puede tornar dramático que "merezca" la alención internacional.
indecidible la controversia moral, cuando el caso a juzgar resulte afectado ¿Qué sucesos, pues, "mei·ecen" nuestra atención? Y ¿qué clase ele atención
por aquella divergencia. Pero aún hay otra complicación en este ámbito: la obtienen? Si mi hermano slll"re la m,u.:rte ele su perro, es posible que yo lo
cuarta dificultad. Los casos pnícticos no siempre plantean una elección visite y busque acornpa11arlo en su pena. Si, al día siguiente, leo en el diai-io
entre dos bienes: pueden afectar tres o más bie11es morales. A menudo, los que han muerlo en \111 terremolo ci1icuei1La mil bengalíes en el otro exu·emo
bienes no son p1-eferidos por las personas ele tal modo que el primero de del mundo, es probable que siga leyendo las otras páginas y continúe con mis
ellos deba ser completamente obtenido antes ele jJensar siquiera en buscar ocupa,:iones habituales. No se l.ra1a, por cícrlo, ele que yo asigne a un perro
~- el segundo. Suele ocurrir que una cierta combinación de bienes secunda- mayor valor que a cincuenta mil bengalíes. Pe1·0 la persona apenada por la
rios sea valorada de tal modo que conduzca a postergar la obtención del muene del perro es rni liennano, en tanto los bengalíes esLán lejos, Lienen una
primario. Esto conduce a la cuarta dificultad: la ele asignar valores compa- cultura distinta y no form:111 pane ele mi ámbito coLidiano.
rativos a los distintos bienes (algo parecido a u;1 puntaje) para facilitar su Parece, pues, que cada observador Lraza a su alrededor varios. círculos
comparación cuando varios de ellos estén involucrados en un mismo caso. concéntricos y que los a con tecirnien tos ocurridos en cada uno de ellos, aun
', cuando sean apreciados ele acuerdo con la misma escala de valores, lo
Ahora bien, los valores -cdterios muy generales de 1xefe1·encia ele los
que llamamos bienes morales- no se hallan involucrados en cada caso afectan en relación inve1·sa :, su ce1·canía ele! centro. Tal vez en el círculo
como bloques sólidos y unita1-ios. En los casos conci-etos, cada bien puede más pequeiio se sitúen el observador)' su familia inmediata; en el siguien-
verse afectado en distinta proporción. Un clásico en este Lipo ele conflictos te, el resto de su familia y sus amigos más queridos; luego sus conocidos,
es el que enfrenta a veces la privacidad -consickrada por muchos como un vecinos y cornpa11eros ele trab".jo; después los clesconociclos con los que el
bien que conviene garantizar a las persoiias.'.:.\:crn J¡r li,be1'iád de prema, obser-vaclor se ident.ifica por razonc.:s geográficas, étnicas, lingüísLicas, reli-
habitualmente proclamada como una garantía 9~ la 'convi~·encia democrá- giosas, profesionales o de algt1n otro orden y, por último, las personas que
tica. Un caso en el que se discuta la publicación. de datos acerca de la vida no tienen en común co11 el observador otra característica (conocida -por
sexual de un empleado bancario y otro en el que esté en juego el acceso a éste) que su pertenencia a la especie humana.
la declaración de bienes de un funcionario público podrían ser resueltos Tal vez el observador sea suficienLcmente ecuánime para juzgar todos
de modo diverso, incluso por un mismo obse1:,vador, acaso teniendo en los círculos con los mismos pai·;'imetros; pe1·0 parece una constante que
cuenta que la privacidad se halla más afectada en el primer caso que en el los sucesos más cercanos lo conmueven más. En otras palabras, operan
segundo y la libertad ele prensa es más relevante en el segundo que en el rnás eficazmente para inducir al observador a adoptar alguna conducta

l A.9 143
LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMIENTO
R1CA!WO A. GL•lHUURG

activa, desde el más profundo compromiso personal hasta el mero co- 5. PREGUNTA: Pero, al fin de cuentas, ¿qué reglas éticas prefie-
mentario crítico formulado ante terceros 151 • re usted?
De esa manera, la posición relativa de cada observador frente a un RESPUESTA.: Reglas que satisfagan la esperanza sincera de
mismo problema moral puede hacer variar los juicios, aun en el caso de producir mayor felicidad para el mayor número, aplicadas
que todos computan las mismas soluciones respecto de las dificultades con cierto grado de tolerancia por las limitaciones de cada
anteriores, senci1larnente porque cada uno prefiere examinar unos pro-
cultura y de respeto por las personas q\.1e sienten la influen-
blemas antes que otros a los que, por razones personales o grupales, prc:;-
ta menor atención. De este modo, la mullipliciclact ele los ccni.ros en torno cia de esas limitaciones.
a los cuales se trazan sendos sistemas de círculos concéntricos ele solidari-
dad puede computarse como la sexta dificultad del discurso moral. Es ésta una pregunta particularmente embarazosa. Lo es para cualquier
La séptima, por último, \:Olltie11e una referencia al tiempo. A~í como el persona porque -sea cual fuere \a convicción que uno tenga respecto de
observador se conmueve más por los p1·oblemas que se plantean más cerca sus propias ideas morales- se hace difícil coordinar esas ideas coherenle-
de su lugar o de sus afectos, también presta mayor atención a los suc,~sos men Le con la rnetaéLica elegida, trazar criterios consisten tes para aplicarlas
presentes o más inmediatos en el futuro. Cuando nos quc,jamos de que "\o a los casos particulares y -en especial- explicar con alguna plausibilidad
urgente no nos permite resolver lo importante", expresamos \\na consecuen- las perspectivas personal y temporal con que cada uno de esos casos sea
cia ele ese fenómeno. En efecto, lo presente debe considerarse hoy mismo, identificado, descripto o resuelto. Pero responder aquella pregunta es to-
porque luego ya no habrá oportunidad ele hacerlo. Pero, absorbidos por el davía más difícil para quien ha declarado no creer en hechos
"hoy y aquí", muchas veces no prestamos suficiente atención a hechos o ries- trascendenternente morales, dudar de que sea apropiado aplicar a las pro-
gos futuros hasta que a su vez se vuelvan urgen les. Entonces advertirnos que posiciones éticas algún criterio universal de verdad e incluso reducir el
el problema se ha agravado, precisamente por no haberse encarado antes. ámbito ele significaci911 de tales proposiciones al seno de cofradías más o
La variable cronológica puede imaginarse como un cono ele paredes menos pcqucii.as, en las que el observador y su interlocutor (el lector, en
curvas, semejanle al pabellón de una trompeta, apoyado sobre los círculos este caso) tal vez no coincidan.
concéntricos a los que antes me he referido. En el sector central, el obser- Es un hecho que, durante rniles de a11os, se ha esperado de los sistemas
vador es conmovido, en proporción decreciente, por hechos futuros que filosóficos alguna guía de conducta. La gente en general los acepta o los
puedan preverse para un tiempo más o menos prolongado. A medida que recuerda por la ética que hayan proclamado antes que por la excelencia
los sucesos se alejan hacia la periferia, la previsión de\ observador hacia el de sus reflexiones acerca del ser, de la verdad o del método científico. Y
futuro decrece fuertemente. Y la solidaridad hacia los acontecimientos más una propuesta filosófica que no asuma algún compromiso moral .suele
alejados del centro, que sólo se despierta en casos excepcionalmente dra- mirarse con desconfianza hostil (porque se interpreta que quien la susten-
máticos, apenas alcanza al presente o al futuro más inmediato. ta es inmoral o amoral) o bien con menosprecio (porque se piensa que sus
La variable cronológica genera, en otra dimensión, un problema seme- adherentes ocultan sus propias preferencias, tal vez inconfesables).
Yo no tengo una moral que ense11ar, porque no creo que la realidad, tal
jan Le al derivado ele los círculos ele solidaridad decreciente. Tal vez sea el
último de los escollos a salvar para dar lugar a un debate un poco más como la be asumido, incluya una cosa tal como hechos morales o normas
cúmtífico acerca ele los juicios morales; pero, dado que ni siquiera el prime- morales; ni puedo clemosu·ar o siquiera postular verdades morales válidas
ro de ellos es aún claramente reconocido como tal jJor los participantes para todos. En este sentido, acepto con resignación el anatema con el que
del discurso ético cotidiano, no es f,ícil abrigar esperanzas de una pronta muchas veces se fulmina al escepticis-mo ético, como si fuese convicto de los
iluminación del panorama íntegro. males de este mundo 152 .

"'" No lo hago sin protestar. Puedo admit.ir que el escepticismo éLico no ha construido
grandes civilizaciones, pero observo que las matanzas mis sangrientas, desde la cruzada
"" Suele considerarse moralmente valioso que las personas extiendan su interés activo
contra los albigenses hasta las represiones sudamericanas, pasando por los extem1inios
en dirección a los círculos exteriores: esa actitud es normalmenle calificada como
de Stalin y de Hitler y la crueldad de las organizaciones terroristas de Lodo t.ipo, han
solidaria y quienes comprometen su vid¡¡ parn ay\!dar a las persona.s de la periferia son
tenido siempre mayor a.poyo en el fanaúsmo de quienes creen empui'iarverclacles mora.les
a veces veneradas como héroes o santos. Pero, al 111í.s1110 tiempo, muchos juzgan que
que en la obligada tolerancia. de quienes respetan la.1 iclea.s ,~enas Lanto -o Lan poco--
cada uno tiene mayor oblig·acíón moral ele solícbridad con los más cercanos, lo que en
ciertos supuestos no deja de parecer co111radictorio. corno las propias.
145
144
RJCARDO A. GUll.lOURG'
L-X.CONSTRUCCIÓN DE.L l'E.NSAMIE.NTO
Pero lo dicho has La ahora deja abiertos dos interrogan tes. ¿A qué cofra-
día metaéLica pertenezco yo mismo? ¿Qué líneas ele conducta me parecen Pero, del mismo modo en que el determinismo no nos lleva al fatalismo
p1·eferibles en función de ese alineamiento? · (esto es, no renunciamos a la acción pretextando que "todo está. escrito"),
Estoy dispueslo a responde1· esas preguntas· hasta donde pueda; pero nuestra función de transportadores de valores no nos exime de la responsa-
me parece oponuno seiiala1· que ellas satisfacen apenas una curiosidad de bilidad ele e:x.arni11:;ff !1yestra cai·ga, ordenarla de un modo inteligible y, si lo
cabotaje, de alcance casi biogi-áfico; y también gue las 1·espuestas sólo clan juzgamos c6úvei1ie'iúe;'echar por la borda una pane de ella, adquirir alguna
cuenta de preferencias individuales con las que:; acaso otros coincidan, ya en los puertos que tocarnos y ajustar aquí y allá una multitud de detalles para
sea de antemano o porgue las razones que yo pueda dar tengan por efecto asegurar que cada bulto encaje razonablemente con los demás en la bodega
contingente despertar o revelar sus p1·opias prefe1·encias. A lo largo de este de nuesLra conciencia. No pretendo hacer aquí todo ese Lrabajo, pe1·0 sí aJ
libro he expresado mis decisiones metodológicas, pero en cada caso traté menos trazar algunos lineamientos gencrnles para llevarlo a cabo.
de dai- i-azones que, a mi juicio, pudieran 1·eccimenclai- al lector adoptar En el apartado anterio1·, al 1:i-ata1· ace1·ca de la metaética, me decidí por
también esas decisiones como herramientas imele'ctuales út.iles, fueran cuales e) no desci-iptivisrno; no tanto porque creyera que no existen hechos mora-
fuesen sus propios intereses u ol~jetivos personales. No puedo decir lo mis- les (ya que cada 01·icntació11 es lib1·e ele asignar contenido moral a los
mo de las respuestas que aho1·a me propongo ciar: o~ras pe1·sonas con otra hechos que escoja), sino por en tender que no existe consenso suficiente
formación o con oti·os objetivos encontrarán acaso en sus conciencias mo- ~·cerca de las condiciones generales de aceptabilidad de las proposiciones
tivos apropiados para rechazar mis preferencias; y, frente a ese rechazo, que tengan a aqHellos li echos por identificados, clasificados y conocidos
sólo puedo pedir tolerancia a cambio ele ofrece;· la mía. como dotados de calidad rnoral. Sin perjuicio de eso, he aceptado que
Cada uno de nosotros, en efecLO, atesorn en el fondo de su mente cier- puede haber consenso suficienLe para aquellas condiciones dentro de gru-
tos principios a los que no está clispueslo a renunciar. Algunos ven en ese pos limitados y que, en consecuencia, en el inte1·ior de esos grupos las
hecho una impronta de la ley divina, o una oscu.ra intuición de cierta rea- palabras morales pueden aclq1ii1·ir un significado reconocible, aunque ese
lidad no empfrica. Yo creo que esos principios han siclo moldeados por la reconocimiento no tenga validez dentro ele una cofradía distinta.
cultura en la que cada uno nació y se educó y tallados luego, hasta cierto Pero es claro que aquel análisis, aunque tienda a clarificar los téi·minos
punto, por las enseñanzas indivídualmente recibidas y poi· otras experien- del debate, no adquiere compromiso con ninguna de las cofradías a las
cias personales. Me parece un buen indicio para esta creencia el hecho - fjlle remite.
empíricamente comprobable- de que cada uno encuent1·a en algún lugar Sin embargo, si los valores no son otra cosa que constructos elaborados, en
de su conciencia los principios de su cultura y de su familia con frecuencia última instancia, a parcir de preferencias personales, negar realidad a supues-
abrumadoramente mayor que los principios ele una cultura lejana o de tos valores "objetivos" o poner en duela la supremacía ele una teoría metaética
maestros con los que no ha tenido contacto. · respecto de 01sas no implica necesariamente que el individuo que adopta tales
Yo mismo, por lo tanto, soy un producto de mi cultura y de mi educación posiciones carezca de preferencias personales ace1·ca de las conductas.
y tengo preferencias morales que -a grandes 1·asgos- se <!justan a ellas, cua- Suponer tal implicación es el argumento centi·al de las críticas más habitua-
lesquiera sean las modificaciones de matiz gue mi historia y mi pr·opia re- les al emotivisrno o, en general, a cllalquicrclase de escepticismo o relativismo.
flexión hayan introducido en ese co1-uunto ele principios. Creo que al menos ético. Es extremadamente común cnu·e los descriptivistas (y especialmente
es un ejercicio de humildad para cada uno de nosotros reconocernos como enu·e los no nall\ralistas) afim1ar que los relativistas o los escépticos no tienen
vehículos cargados de valoraciones anteriores a nosotros mismos en vez de moral, puesto que no creen en ninguna. Un cjen,plo paradigmático de este
ciar gracias al cielo por habemos hecho nacer p1·ecisamente en el seno de pensamiento puede reconocerse en la reílexión de Raskolnikov, el personaje
una cultura dotada de los valores corree/os; del 111Ísi'-no•trf6clócorrio -hablando de Dostoie,;.sky en Crimen y Castigo: '.'si Dios no existe, todo esLá permitido".
15
del libre albedrío ~- me parece otro c¿jercicio de humildad admiúr que so- Resulta, pues, de esa forma de pensar que el único soporte posible de
mos uno de tantos espacios por los que lranscurre b red causal, en vez de una moral cualquiera es una creencia firme en un Dios que nos la impon-
tomar nuestra imperfecta conciencia de ese segmento por prueba incontro- ga o, al menos, en una prnpieclacl 1:rnscenclen te -el bien, la justicia- suscep-
vertible de nuestro sei'ioi-ío sob1·e el resto de la naturaleza. tible de ser apreciada medianLc cierta facultad de la razón'ª'.

LH Creo advenir en discursos de este tipo un uso en cieno modo abusivo del término
'"' Ver capítulo VI, respuesta 3. "razón". Si la razón es una facultad intelectual, prefiero concebirla como la aptitud parn
146 deduci'. o, como máximo, para inducir unas proposiciones a panir de ou·as. En tal sentido,

147
LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMIENTO
RtCAROO A. GLJ!IlOURC:

El método para ejercer esa influencia no consiste jamás en cambiarlo


No comparto ese razonamiento. Cada individuo tiene, de hecho, una todo, porqlle cuak1uicr acción requiere un punto de apoyo. Mucho más
cantidad de preferencias (valoraciones consideradas como hechos psicoló- modestamente, advertimos o creemos advertir alguna inconsistencia en el
gicos empíricos). Muchas de esas preferencias tienen por objeto las condue- legado ideológico recibido y, afirmándonos en uno de los términos ele
las propias o ajenas. Algunas preferencias de este conjun Lo más restringido cada contradicción, intentamos modificar el otro para lograr un estado
se refieren a clases de conductas (no a conductas aisladas), son relativamen-
que consideramos más armónico.
te constantes para el mismo individuo en situaciones parecidas y, además, Digo todo esto para mostrar lealmente desde dónde intento contestar la
concitan de tal modo el interés del sujeto que lo disponen a sacrificar algu- pregunta formulada. Yo también soy producto de la cultura en la que nací
nas preferencias individualizadas e inmediatas co11 tal de mantener esas otras y de la educación recibida y Lengo preferencias profundamente enraizadas
más generales y permanentes. En estas condiciones, no es descabellado lla- en mi conciencia. No quiero -no pv.edo querer- evadirme de toda esa for-
mar valores a este último conjunto de criterios generales de preferencia, mación, pero parte ele ella me ha inculcado el valor de la coherencia en el
aunque más no sea con alcance para el mismo sL~eto: si la actitud de prele- razonamiento y, especialmente, el ele la lógica deductiva. Eso me lleva al
rencia puede llamarse acto (psicológico e individual) de valoración, el valor escepticismo ético, parte integrante ele una gran desconfianza respecto de
bien puede ser el criterio general (esto es extensible a otros casos) que rige la metafísica; pero no me exime ele mis propias preferencias generales,cy
las valoraciones de un individuo acerca de un terna determinado. permanentes en materia de condnctas. En otras palabras, no me priva de
Pero, al mismo tiempo, es un exceso de omnipotencia suponer que sustentar "valores" rnorales que otros pucda11 acaso compartir.
cacla sujeto determina por sí solo sus sistemas de preferencia (o valores, Pues bien, cuando paso revista a mi manera de valorar las conductas,
usando esta palabra dentro de la módica acepción que acabo de estipular advierto que ella coincide con el utilitarismo antes que con los métodos de
para uso de no descriptivistas). Corno he dicho antes, cada uno de noso- cualquier otra posición metaética. No creo en la intuición axiológica (en
tros ha nacido y se ha criado en un medio social dado y recibió de ese Lodo caso, creo que Jo que suele idenlificarse como tal no es otra cosa que
medio (imperfectamente, por suerte para la evolución ele la humanidad) la fuerte influencia de la formación cultural); no abrigo convicciones reli- •,
los valores, creencias y preconceptos contenidos en su cultura. giosas y no considero que la preferencia mayoritaria de algún grupo, por
·-·
La conciencia de cada individuo, pues, puede concebirse como un lu- esclarecido que sea éste, constituya una razón excluyente para motivar mis
gar ele paso del torrente cultural que viene de las generaciones anteriores propias preferencias generales. Pero, al mismo tiempo, no logro aprobar
y se dirige a las futuras. Cada uno ele nosotros sirve de cauce a ese torrente todas mis preferencias· individuales ele cada momento: cuando ellas perju-
y es modelado por él, pero tiene algunas -apenas algunas- oportunidades dican a terceros (segCú1 en qué contexto), rnc considero "obligado" a
de influir en el material que lo atraviesa.
desoírlas y me remuerde la conciencia si cedo a ellas.
En esas condiciones, tiendo a aprobar lo que conduce a la felicidad del
mayor número y a ·desaprobar lo que la disminuye.
se trata de una heITamien ta a utilizar sob,·e los elatos proporcionados por la percepción Debo, sin embarga, formular en este contexto algunas precisiones.
empírica, o suscitados por nuestras preferencias, o suge,·idas por una hipótesis conjetural. No tengo la pretensión de saber a ciencia cierta qué conductas contribu-
Pero la razón no es capaz de proveer su propia materia prima, del mismo modo como la
yen mejor a la felicidad de los más ni dispongo de los medios para verificar
lógka no .es capaz de conducir a conclusiones verdaderas sino cuando le suministran10s
premisas de cuya ve,·dad nosotros mismos podamos hacernos responsables. científicamente los efectos de cada acción en este aspecto. Observo, eso sí,
Cuando se afirma, pues, c¡ue la justicia y el bien son "asequibles a la razón" sólo pueden que en grupos limitados (los únicos que tengo oportunidad de observar)
significarse dos cosas: c¡uc la razón sirve para extraer deducciones válidas a partir de algunas conductas suelen producir mayor felicidad que otras. Ejerzo, pues,
axiomas morales que le son ajenos o, en cambio, que entendemos por razón ciena mi preferencia moral desde los límites de mi conocimiento con la esperanza
Corma de percepción directa ele alguna característica moral objetiva. En el primer caso -no garantizada- de que lo que allí veo pueda extrapolarse fuera ele aque-
debemos remitimos a alguna percepción ajena a la razón misma. En el segundo, esta- llos límites, y estoy dispuesto a cambiar ele opinión acerca de una conducta
mos entendiendo por "razón" algo distinto ele lo (]UC hal;ía111os supuesto al principio:
algo más parecido a la intuición axioJógica. Pero, en ese supuesto, estamos vinculando
concreta si llego a advenir que tal extrapolación es incorrecta y que los
esa postulada intuición co11 la generalizada acc¡Jtación (]lle registra el Lérmino "razón" efectos reales o probables son contrarios a los supuestos al pdncipio.
a partir ele su acepción exclusivamente lógica e inslrurncntal. Si lo hacemos, incurrimos Esta ignorancia mía, que supongo clifusamcnle compartida por las de-
a mi juicio en una definición persuasiva, una suerte ele contrabando ideológico (cfr. más personas, me conduce a (éjcrcer cierta prudencia respecto del juicio
Copi, Irving, Intrnrluc.r.ión rz la lógiw, Buenos Aires, Eudeba, 1999, página 140; Guibourg, de los actos individuales. Si -por vía de generalización- todos ejercieran
Chigliani y Cuarinoni, obra citada, página 76).
149
148
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LA CONSTIWCCIÓN Dl.'.L PC:NSAMIENTO
RICARDO A. GU!!JOUl,G

(tan conocida por los economistas) indica que el valor ele la ayuda, medida
una preferencia utilitarista respecto de cada accióp, creo probable que las en términos de felicidad, es tanto mayor cuan Lo peor sea la carencia a la que
diferencias de ciiterio acerca ele lo que en cada caso hubiese de generar ma- se aplique. Pero estoy dispuesto a tolerar -en los demás como en mí mismo-
yor felicidad acabarían poi- tornar imprevisibles las conductas, lo que -supon- cierto gi-ado de egoísmo en tanto la cultura en la que vivimos no juzgue
go- seda desagradable para la generalidad. Prefiero, pues, aplicar el sub- exigible la abblitióif-ék ,los límites entre los cfrculos de solidaridad, aCLitud
cl"iterio utilitarista a las 1·eglas antes que a las acciones. Si CI"eo que seguir qúe por el rnornent~ c¿;,sidera loable y heroica. En cambio, ayudar a mis
cierta regla traerá probablemente mayor felicidad que no seguirla (aunque allegados con franco pe1:juicio ele terceros (por ejemplo, ;:unparándolos o
sea en términos estadístico~). estaré dispuesto a defender el cumplimiento auxiliándolos en la comisión de cielitos) no me parece tolerable en absoluto.
de esa regla como instrumento confiable para logr~r la felicidad de la mayo-
ría, aunque de momento (o dentro de los estrechos límites ele lo observable
6. PREGUNTA: Todo eso ¿no es demasiado vago? ¿No impide a
por mí) parezca que violar la regla es más placentero (para mí o para otros)
que cumplirla. Este criterio "comprn" generalidad, previsibilidad y alguna quien asuma ese tipo de respuesta 1uchar convincentemen-
esperanza ele eficacia a cambio ele arriesgarse a a1:irobar actos individuales te por aquello en lo que cree?
que, después ele todo, acaben por causar más dolor que placer. Pero creo RESPUESTA: Sí, es vago. Pero no es inúLi1 ni nos convierte
que no se trata ele un mal negocio, porque las perspectivas del uülitarismo en inúLiles: lo que hace es obligarnos a asumir la respon-
de actos son, en la práctica, demasiado erráticas. sabilidad de nuesLros propios objetivos y a hacerlos com-
Ahora bien, la aprobación o la desaprobación de una conducta está
patibles entre sí, lo c¡ue'a su vez facilita -aunque no garan-
relacionada con el juicio de mérito que formemos acerca del agente ele esa
conducta. El mérito o el demérito del agerite no dependen tan sólo del tiza- e1 Conalecirniento ele nuestras convicciones y la efi-
valor que se asigne a su acció1_1, sino también de la consideración ele los cacia de nuestra acción.
motivos que hayan incidido en el agente 1'.s y del medio social en el que el
agente se desenvuelve. De hecho, no dirijo mi reprobación hacia quien, Tal vez wdo lo que estoy sosLenienclo, en materia de preferencias mora-
por error, comete una acción que desapruebo, pero sí con 1.ra el que lo les personales, sea demasiado vago. Lo admito: quien busque máximas
hace a sabiendas. Y, aun respecto de este úlLimo, ejerzo cierta tolerancia si precisas parn hacer el bien y evitar el rnal debería consultar a un objetivista
advierto que el agente no hace más que aplicar reglas que -aunque sean liso y llano. Por mi parle, pienso que aquella imprecisión es en cierto
desaprobadas por mí- forman parte de la cpltura en la que él vive. Tengo modo ilusoria, ya que nuestra apetencia de segu1·idacles p1·oviene del modo
'en cuenta en este punto que pocos se rebelan contra su medio y que los como la lrnrnaniclad ha consLruiclo el evanescente concepto de bien, que la
que Jo hacen apenas pueden ejercer una rebeldía parcial, ya que debe_n mayoría supone obvio pero nadie es capaz ele sei'íalar clara y consisten-
apoyarse, para eso, en otras preferencias conteniqas en la misma cultura temente. Desde luego, el o~jetivismo es retóricamente eficaz, pero a mi
que critican. Yo mismo sigo -por desidia, debilidad o egoísmo- reglas so- juicio eso no lo hace filosóficamente más sólido. Por último, cada uno
ciales que no me atrevería a aprobar. Espero tolerancia para esas actitudes lucha por aquello por lo que haya clecidiclo luchar con el empeño que su
y ofrezco reciprocidad para las ajenas, siempre, claro está, que ellas se únpulso lo lkve a poner en ello; sucede, simplemente, que algunos asu-
limiten a cumplir reglas sociales que desapruebo y no constituyan violacio- men derechamente sus p1·opias decisiones y otros las ocultan (o admiten
nes a reglas sociales que apruebo. que les sean ocultadas) bajo la oqjetivación de un condicionamiento moral
Un ejemplo de este límite de la tolerancia es la aplicación de los círcu- que, de un modo o ele 01.rn, todos recibimos del medio en el que nacemos
los concéntricos de solidaridad. En· todas las culturas que conozco, se ad- y desarrollamos nuestra vida.
mite como un deber moral auxiliar a familiare/y-·';(tdni'¡;~~: . -~1~tes que a Los humanos ejercemos nucstros_juicios o preferencias morales en medio
desconocidos. Aprobar esa regla conduciría a opiriar que la Madre Teresa de la incertidumbre acerca de los hechos y de las relaciones causales futu-
de Calcuta, por ejemplo, a·ctuaba inmoralmente. No estoy dispuesto a ad- ras (lo qtie nos lleva a sustituir la mayoría de las premisas que necesitaría-
mitir: esto, aunque más no s~_a_porque la ley del rendimiento decreciente mos por otras distintas, que no son las adecuadas pero consideramos a
nuestro alcance) y en un notable desamparo epistemológico (que nos im-
pide siquiera advertir la mayol"Ía de las dificultades apuntadas en la res-
'" Cfr. Guibourg, Ricardo A., "Ideas pa1·a un análisis moraÍ\'~n Debery .wber,·c;L, página puesta 4). Dentro de esta relatividad, donde campean la retórica inconfesa
93 y sigui en tes.
151
150
RICARDO A. GurnouRc LA CONST!WCC!ÓN DEL l'ENSA~llENTO

y los condicionamientos más diversbs, cada uno se halla ante el desafío de y que la pertenenci¡ ·tie11~ {i11 precio: requiere cumplir algunas reglas que el
1 7
encontrnr algún equilibrio entre todas sus preferencias: las que tienden a mismo grupo acepta)' espera que sus miembros acaten '' •
satisfacer apetencias propias y las que (uno estima que) podrían satisfacer c) El deseo de satisfacer -manda los. Nuestro condicionamiento cultural in-
apetencias ajenas, transformadas· en propias por mecanismos de pruden- cluye, entre muchos otros facLOres, el reconocimiento ele autoridades que
cia o de solidaridad. prevalecen sobre nuestras preferencias directas o incluso conu·ibuyen a
Las apetencias propias son variables y dependen ele cada individuo, modelarlas. La autoridad paterna (sírnbolo del adiestramiento cultural del
aunque los antropólogos podrían intentar una Lipología de ellas 1'' 6 • Entre sLtjeto, en el que intervienen muchas otras personas además de los padr.es)
las otras, es posible contar: sobrevive incluso a quienes alguna· ve?. la hayan ejercido. La aut6ridad
a) El deseo de evitar cliji:c1tltades can los demás. Si no to mamo.~ en cuenta las divina, para los creyentes, constituye también un punto personalizado de 1

apetencias ajenas, los titulares ele esas apetencias podrían reaccionar en atribución para las prohibiciones.o expectativas largamente internalizadas ''H_
forma hostil y obstaculiza1· a su vez nuestras prnpias apetencias, privándonos Estos mandatos conducen a veces al individuo a obrar contra sus propias
de la satisfacción de la que gozarnos o impidiendo que la alcancemos en el apetencias inmediatas e incluso a entrar en conflicto con terceros o a rebe-
futuro. En consecuencia, nos conviene ser considerados con el pn5jimo, a:t larse contra las normas o ·prácticas del medio en el que se desenvuelve: su
menos en cuanto el prójimo pueda identificarnos. explicación es que lo hace por razones ele principio o que no se sentiría en
b) El deseo de consernar la ac:ejJLación y la pertenencia del grupo. "Pertenecer" paz con su conciencia si obrara ele otro modo.
Liene un significado en el derecho civil: una cosa pertenece a su dueúo, con el) El deseo de coheren(.ia. Cada uno de nosotros advierLe generalmente
lo que la pertenencia se presenla como un modo inverso de enunciar el las ventajas de la consistencia entre las distintas creencias y actitudes que
dominio. Pero también se asigna a esa palabra un significado psicológico y sustente 1"i,_ Pero, dado q.ue creencias y actitudes tienen por justificación
social: un individuo penenece a un grupo cuando se siente ligado a él por última facilitar la acción eficaz, advierte también que las conductas -las
ciertos lazos afectivos. Se trate ele grupos auLoritarios o democráticos, forma-- ajenas desde luego, pero también las propias- deberían guardar cierta
les o informales, ningún grupo vive exclusiva ni principalmente de amena- relación de compatibilidad práctica con el conjunto de aquellas creencias y
zas: un elemento fundamental de su conslitución y ele su continuidad es el actitudes. En las condiciones apuntadas, la coherencia se vuelve un recla-
sentimiento de pertenencia que sepa despertar en sus miembros. Pero los mo de difícil cumplimiento: nuestras apetencias personales, el deseo de
propios individuos necesitan desespcraclarnente contención, esa acción ele evitar dificultades, el de perLenencia al grupo y el de cumplir los mandatos
proteger, comprender, ayudar, poner límites y proponer objelivos que lo~; internalizaclos suscitan a cada momento conflictos que nos colocan ante
padres cumplen con el recién nacido, la escuela con el nii10, el ámbito de deseos (preferencias, intereses, valores, mandatos, normas, principios) in-
trabajo o el círculo de amigos y conocidos con el adulto. Tempranamente, el compatibles entre sí, de_ tál modo que cualquier decisión que adoptemos
ser humano advierte que la contención clepencle de la pertenencia al grupo implica abandonar algo que juzgamos valioso y, en muchos casos, dirigir
contra nuestra propia conducta alguna clase de condena moral.

";" Sin ser antropólogo, pero dotado de gran capacidad para observilr a sus sernejantes,
Dale Carnegie elaboró una lista. "Casi todos los adultos normales -escribió- quieren: "'' Algunos grupos exigen de sus miembros el cumplimiento de reglas morales general-
l. La salud )' la conservación de la vida. mente aceptadas en la sociedad. Otros, en cambio, proponen reglas propias y eventual-
2.A!imento. mente reñidas con las expectativas generales, como las bandas de delincuentes o las
sociedades secretas. Es fama c¡ue la mafia proporciona a sus miembros una notable con-
3.Sueño.
tención, a cambio de la cual exige severamente el cumplin1iento de sus nom1as internas.
4. Dinero y las cosas c¡ue compra el dinero.
"" Los psicólogos llaman internalización al proceso por el cual una emoción, tendencia
5. Vida en el más aJlá. o actimd es asumida por el individuo de t.il manera que, en la superficie de la concien-
6. SaLisfacción sexual. cia, aparece como originada en la propia)' libre detcrlllinación.
7. El bienestar de los hijos. '"' En la Jntroclucción se ha sei'ialado ya que los sistemas inconsistentes son pragmática-
8. Un sentido de propia importancia." mente indefendibles. Algunas personas reivindican para sí el derecho de ser conll·adic-
(Camegie, Dale, Cómo ga.,w,· amigos , influir sobre las per.101ws, Bueno, Aires, Editorial torias, pero esta actitud es intelectualmente tan costosa c¡uc no supongo c¡ue el lector la
Sudamericana, 198], página 49.) asuma, especialmente si ha llegado pacientemente a este pasaje del libro.

152 153

,(·
RICARDO A. GUlHOURC LA CONSTRUCCIÓN DEL P~NSAMIE.NTO

Conflictos de esta clase ponen a prueba nuestra imaginación y dan lu- habi-ía terminado mis días miserablemente. Claro está que podría habe1·
gar al uso de varios procedimientos y conceptos. desistido del plan y advertir a César, pero eso habría implicado Lraicionar a
El primero ele ellos es la negación. Intento no pensar en el conflicto y mis amigos y abandoi1ar el proyecto político que abrigo para Roma en un
distraer mi atención en otros problemas, tal vez realmente acuciantes. Si momento espcci.aln1.~_nte difícil, ya que que el pueblo apoyaba a César, como
hice algo que desapruebo, Lrato de olvidarlo. No se u·ata de un procedi- lo hace también ahor~:clespués del hábil discurso de Marco Antonio. Estoy
miento muy eficaz y, en algunos casos, desembOca en aclicciones. en un problema político y hasta militar, lo sé; pe1-o me ele bato además en un
OtnJ es la noción de pecado y su complemento, la ele ¡1erdón. La primera conílicto moral que me angustia y no me deja atender esos urgentes temas.
presupone, como hecho ele la naturaleza, que somos débiles y no siempre ¿Qué ha1·é para Cffdenar mis ideas y sentirme m<cj01· conmigo mismo?
podemos hacernos cargo de nuesLras propias valoraciones. Eslo genera La negación es imposible: apane ele que los hechos son demasiado públi-
una brecha entre la prefe1·encia general, lo que creemos mejor para todos cos y nadie en Roma habla de ot1·a cosa, yo mismo debo hacerme cargo de la
los casos, y la preferencia coyunLural, lo que hemos decidido para este caso situación si no quiero pe1·de1· la vida. El pecado y el perdón tampoco funcio-
en particular; y nos pern1ite explicar la segunda sin renunciar a la primera. rian: corno dije, no estoy arrepentido ele lo q11c hice. Es mis, creo haber
Pero la persistencia ele la preferencia general revierte sobre nuestro juicio salvado la República. Pern rnc pcsan el homicidio y la ingraLitud. Ya sé: el
(decimos que nos remuerde la concient:irt); como e:s difícil vivir sin autoestima, camino consisLe en disminuir b relcvancia ele estos {1lLimos elementos. Yya
buscamos, pedirnos o nos auLoconcedemos el percl.ón, que es el sentimien- estoy elaborando una Leoría: César era un 1irano, y los tiranos constituyen
to de que, aunque hemos actuado mal a nuestros propios ojos, no somos una clase de inclivicluos que esl,Ín exentos ele la protección moral ele la vida.
malvados porque sabemos reconocerlo, esperamos actuar m":jor en el fu- Tocio ciudadano Liene la facultad y acaso hast.a la obligación de -matar al
turo y, acaso, estamos dispuestos a compensac (redimir) nucsLra mala ac- tirano en bien de sus semejan Les. Po1· cieno, quien lo haga debe considerar-
ción mediante otros actos extraordinarios. s·e relevado de cualquier obligación de graLiLucl: por C::iemplo, quien ha ma-
El pecado y el pe1·dón sirven para calmar los conflictos entre lo que apro- tado a cien inocentes ¿merece acaso mi graLitud porquc me d":ió con vicla?
bamos y lo que hacemos, pero son completarnen le inútiles fren le a la inconsis- César no Luvo hacia mí rnás que favo1· y bnnclacl, pero eso mismo hace ele mí
Lencia interna de nuestras acútudes de aprobación. La racionalización, en cam- un héroe: he tenido que sobreponerme a mi natural sentimiento de amor y
bio, ofrece este servicio. Racionalizar es reo1·clenar hábilrnenLe las creencias y grnt.ilud hacia él, vencer mis pasiones mccliante la reflexión serena y mata1· a
las acútudes de tal modo que el conflicto desaparezca o simule desapa1·ecer. 8ésa1·, a quien tanto quería, por el bien de la patria. Es que sólo yo, que
Supongamos, por vía de ejemplo, que yo soy Bruto 1611 • Acabo de dar la gozaba de su confianza, estaba en cn11dicioncs de llevar aclclante la conspira-
última pu11alada al gran César y todavía resuena en mis oídos su amargo ción: ele otro modo César, que tenía ojos y oídos en cada piedra de Roma,
reproche: "¡tú también, Bruto, b\jo mío!". No estoy arrepentido de lo que habría advenido la amenaza y tocio el plan habría fracasado.
hice. No apruebo el homicidio en general, pero César 1·epresentaba algo AJ1ora ya me sit:nto mc_jo,·: he decidido que no soy un ingrato traidor sino
muy distinto de la vieja república romana qud yo deseo restablecer y, lo ün héroe benemérito. rvre molesta un poco, a decir verdad, la idea de que la
que es peor, el hornb1·e había adquirido demasiado poder políLico y era ya definición ele "Lirnno" y la cxclusión ele los tiranos del ,1mbito de los derechos
semejante a un rey. Por otra panc, mi madre esLuvo muy vinculada con morales reposa sobre las opiniones política;; del observador, de tal modo que
César, que me dislinguía )' consideraba como un hijo. Yo le debía g:atitud, otra.s personas -enu·e las que se cuentan hoy tanLos compatriotas- podrían
ele modo que la mirada qüe él me dirigió antes ele morir me confrontó con aplicar esos mismos c1iterios en sentido contrario y considerarse auto1izados a
una terrible culpa . .tvie se1Hii-ía un poco mejor si no hubiera paxticipaclo en traicionarme y a asesinarme. Pero ésta es ya una c\ificulLad algo más abstracta,
el ascsinaLo, pero no podía evitado: yo rnis·ín6· e{f.cl Jefe· de la conspira- con la que puedo convivir por un Liempo: después ele todo, ahora tengo que
ción y mi credibilidad políLica se habría desmoronado ante semejante co- ocuparme ele dirigir un (,jfacito contra la ofensiva de Marco Antonio y de su
bardía. Casio y Ca.sea, mis amigos, jamás me 10: Jrnbieran perdonado y yo aliado Octaviano, ese joven lonto que mmca llegará a nada en la vida'.;'.
No es del caso ahora pensar si Bruto razonó realmente de esa manera.

'"' Hablo, desde luego, de Marco Junio Bnao (85-42 a.C.), el romano que encabezó la
conspiración para asesinar a Julio César, más conocido en el mundo gTacias al drama ele u;, Este mecanismo rep1·ocluce, a su modo, el esquema de las dos últimas dificultades del
Shakespeare que por las referencias históricas. Asumo la representación de Bruto en discurso moral: algunos problemas requieren que nos oc1.1pemos de ellos ya, porque son
nombre propio, pero también en el del lector o en el de cualquier otra persona a quien, urgentes y nos incumben personalmente. Otros, más generales o abslractos, son importan-
en términos muy laxamcnte analógicos, le caiga el sayo. tes pe,·o pueden esperas a que lengmnos li'r.mpo para octt¡.:?_i,,os de ellos. Seguramente Br1.1to
1 ¡;,j
155
S,lcAROO A. GurnouRc

Tampoco discutir si hizo bien o hizo mal al participar en la muerle de julio


César·. Lo que importa es advertir el funcionamiento ele la racionalización
como manera de convivir con los conflictos morales y, tal vei, emplear ese
alerta como una herramienta m,1s de análisis de las propias ideas y -si
somos bastante valientes- como un instrumento para rectificar los compro- EPÍLOGO
misos internos que juzguemos metodológicamente defectuosos.
En la jerga de la psicología, el verbo "racionalizar" se usa ele manera un
tanto peyorativa, con el significado que le atribuí más arriba. Pero, en s1i ENCRUCIJADA
sentido_ más original y llano, sólo quiere cleci r hacer racional algo, reducirlo
"Caminante: no hay camino;
a normas o conceptos racionales. En esta acepción, todo lo que hacemos
se hace camino al andar".
juntos a lo largo ele este librn no es otra cosa que racionalizar, poner orden
A:-1To;-:10 MACHADO
en nuestras ideas, cualesquiera sean ellas, para hacer 9ue respondan a re-
glas o conceptos comunes y consistentes. Si se examina el punto con
detenimiento, acaso se obscn,·e· que usamos el scntido peyorativo cuando
creemos que ese procedimiento no ha dado buen resultado o que el proce- l. Dónde hemos llegado
dimiento mismo no es apropiado para el tratamiento de ciertos temas. Ei
razonamiento que hemos atribuido a Bruto parecía tenn algunos defectos, En la introducción advertimos que cada uno de nosotros tiene un siste-
pero no está dicho que esos defectos no pudiesen ser limados en una ma de pensamiento, que no puede evitar tenerlo, que sin embargo puede
racionalización ulterior; y, ele Lodos modos, ponía a Bruto en mejores condi- examinar el que le ha sido dado por la sociedad en la que vive y aceptarlo
ciones para luchar por los objetivos que, los aprobemos o no, él había asu- conscientemente, reordenarlo y quiz,1 rechazar o modificar algunos de sus
mido. Lo que nos hace desconfiar ele! método empleado a la manera de elementos y que, ya sea que haga cualquiera de estas cosas o no las haga, es
Bruto es que parece una vía de escape ele la angustia individual antes que responsable ante sí mismo del sistema que usa porque aprovechará sus
una serena reflexión acerca de los valores o preferencias morales. Esta ex- ventajas o sufrirá sus defectos.
trema subjetividad ele muchas racionalizaciones, así como su habitual com- Luego, a lo largo de ocho capítulos, hemos pasado revista a los temas que
placencia con las apetencias personales ele sus autores, es lo que lleva a me- usualmente se consideran más profundos: el ser, la identidad del hombre, la
nudo a sostener que quien no vive como J;iensa tenn.ina pensando como vive. existencia y la naturaleza de las cosas, el tiempo, el espacio, el orden del uni-
¿Es "malo" hacer tal cosa? Un in ten LO por responder esta pregunta obli- verso, el lugar del hombre en el cosmos, la estructura de la ética y los
garía a recorrer otra vez, una por una, las dis9uisiciones ele este capítulo: lineamentos generales de una moral. Uso en esta enumeración algunas de las
Lo que puedo decir ahora es que, en cualquier caso, los seres humanos palabras engoladas con. las que habitualmente se enuncian los problemas bá-
buscamos siempre algún equilibrio que le permita coexistir con sus intere- sicos de la filosofía; el lector y yo hemos venido entendiéndonos en un lengua-
ses162. Casi nadie tiene éxito completo en esta tarea, pero hay un bloque je mucho más llano, en el que se definen las palabras, se construyen los con-
central ele resultados más o menos coincidentes, desde el que muchos vitu- ceptos, se rastrea el origen de las confusiones y se acaba por desenmascarar los
peran a los que usan "demasiado" la negación.juzgan perdedores a los que misterios como quien entra en la trastienda oculta del prestidigitador.
admiten el pecado y se refi.igian en el perdón, respetan las racionalizaciones No conseguimos que los problemas fueran fáciles: la filosofía no es un
siempre que las crean "sinceras" y sc sienten sccretamcnlc solidarios con pasatiempo ligero. Pero hemos tratado de eliminar de ellos la dificultad
los defectos de cualquier sistema moral o con la dcbilíclacl de quienes a· innecesaria originada en los planteos oscuros, en los presupuestos que no
ratos intentan cumplirlo. Yo trato de hacer lo mío y ojalá el lector tenga el nos atrevíamos a examinar, en el temor a lo abstracto y en el menosprecio
mejor de los éxitos al hacer lo suyo. de lo teórico. No hemos aprendido filosofía: la hemos hecho como pudi-
mos, b~jo nuestra responsabilidad y a nuestro riesgo. Y, al seguir el hilo del
pensamiento en el sentido ele la complejidad de las construcciones, intenta-
no Luvo ese tiempo: Marco Antonio y Octaviano, un sobrino de César que sólo tenía 19 mos elaborar un sistema claro, internamente consistente y externamente
aiios, unidos al general Marco Emilio Lépido, lo t.lcn-otsm)JJ en la batalla de Filipos (42 a.C.). útil, que es lo mejor que puede decirse de una filosofía.
Bruto se suicidó y Oct.aviano llegó a emperador bajo el nombre ele Augusto César.
La claridad con la c¡ue pueden tratarse los problemas filosóficos es aca-
,m Algunos especialistas en ética llamarían a este estado equilibrio reflexivo.
157
156

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1~\~<~1::-~ .':k':·,. ·'f.!\ ..
RICARIDO A. GUIBOURG

CAPÍTULO 11
LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS
DEL DERECHO

Saber Derecho 1. ESA COSA LLAMADA DERECHO

1. Preferencias e intereses

Las personas tenernos preferencias. Este hecho no es du-


doso:'l'.:Tratqcrrera-·puede··verífi:cai'lo con un poco de intros-
pección. Ep_c.a.da__m_Qm~nto de la vida decidimos opciones
V(lli!!ltarias:_si __ ej_e~c::emos··Ünacto_ae v:ql~ntad, es porqueTó
pref2:_img.~1•• No importa aquí cuál sea la lmpo"itáncia o la
fuerza-de nuestra preferencia. Tal vez decidimos seguir una
carrera universitaria en lugar de otra, o comprar un electro-
doméstico en vez de hacer un viaje, o pedir en el restaurante
una tortilla de papas antes que un bife de lomo, u observar
_una pintura de Velásquez más que mirar otra de Cézanne.
Sean cuales fueren nuestros motivos, sea cual fuere la magni-
tud de nuestro libre albedrío\ sea cual fuere la justificación

1
La expresión "libre albedrío" es vaga, lo que contribuye a complicar el
debate filosófico. Básicamente, remite a !a controversia entre los determinis-
tas, que sostienen que la interpretación causal del universo puede aplicarse a
todos los fenómenos sin excepción, y los indeterministas que, aunque aceptan
en general aque!la interpretación, afirman que la conducta humana no está
totalmente determinada por factores causales. Ese espacio, generalmente pe-
r.
r:
42 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 43

que estemos dispuestos a ofrecer en caso de que alguien nos dispuestos a aplicarlo en la medida de nuestras posibilidades
la pida, preferimos en cada momento un estado de cosas a pero a la vez admitimos que otros sujetos tengan los propios,
otro, una acción a otra. A veces, la preferencia es suficiente- darnos a nuestro criterio la designación de interés.
mente fuerte para motivar .alguna acción que busque con- A cada momento, pues, experimentamos una preferen-
vertirla en realidad; muchas otras, la preferencia sucede en cia. Algunas de estas preferencias pueden describirse como
nuestra mente sin que hagamos otra cosa que tomar nota de · instancias de una tendencia. Algunas tendencias quedan ele-
ella o acaso comentarla con otra persona. vadas por nuestra conciencia y por nuestro deseo persisten-
Los actos de preferencia son acontecimientos momen- te, gracias a la acción de nuestro intelecto, a la categoría de
táneos, hechos empíricos que suceden en nuestro cerebro en criterios o de intereses. Muchos son los criterios que explican
un instante determinado. Pero a menudo experimentamos (o, si así queremos decirlo, gobiernan 2 ) nuestras preferencias.
preferencias semejantes en situaciones parecidas. Al obser- Tenemos criterios para disfrutar del arte (les llamamos gus- ·
var esta suerte de repetición es posible que la consideremos tos), criterios para elegir comidas y bebidas (también gus-
irrelevante (y la releguemos al campo ignoto del azar o de tos, pero a menudo consejos médicos o propósitos perso-
la casualidad) o que le concedamos algo de importancia. En nales para bajar de peso), para perseguir distintos objetivos
este último caso, nuestro juicio de relevancia nos conduce (práctica, técnica, método, procedimiento, know-how). Pero
a construir una clase de actos de preferencia a partir de lo también tenemos criterios acerca de las conductas propias o
que ahora llamamos su regularidad y, al aplicarle la inter- ajenas, ya sea p8.ra elogiarlas, aprobarlas, aceptarlas, tolerar-
pretación causal que hemos adoptado para describir el uni- las, criticarlas, rechazarlas o vengarlas.
verso, imaginar una condición, causal, presente en nuestra Todos estos fenómenos pueden observarse mediante.
mente, que en cada caso distinto pero semejante influye para simple introspección en la mente de un mismo observador.
generar un sentimiento de preferencia de la misma clase. Si Pero cada sujeto experimenta sus propios criterios: aparecen
no somos capaces de identificarlo en la maraña de nuestro aquí coincidencias parciales y diferencias también parciales
subconsciente, lo tomamos como algo que simplemente nos entre sujetos, grupos o culturas. En la medida en la que exis-
sucede y lo llamamos una tendencia. Si somos capaces de tan diferencias, ya sea dentro de un sujeto en distintos mo-
advertir su funcionamiento de maneta suficientemente clara
y consciente, asumimos su autoría y le aplicamos el nombre
2
Esto depende de maneras de decir. A veces nos gusta asumir nuestras
de criterio. Cuando lo aceptamos como nuestro y estamos vivencias de manera unificada y afirmamos que los criterios explican o descri-
ben nuestra preferencia. Otras preferimos imaginar nuestra mente· como una
suerte de sociedad jerárquica en la que operan fuerzas en conflicto: entonces
queño, que se excluye de la red causal suele recibir,el nombre de libre albedrío decirnos que los criterios gobiernan nuestras preferencias, pero a su vez "de-
o libre arbitrio. Algunos prefieren dar ese nombre al hecho (universalmente ben" subordinarse a otros criterios superiores, que llamamos razones¡ cuando
aceptado) de que los seres humanos experimentan o ejercen actos de voluntad. adve1timos alguna falla en esa cadena de mando, condenamos al infractor in-
Otros nombran así la libertad física de poner en práctica la v9luntad, o aun el terno mediante el arrepentimiento o lo glorificamos como un revolucionario
carácter normativamente facultativo de una conducta. El tema no es vital en iluminado que cambia nuestro modo de sentir. Tanto la imagen unitaria como
este punto del razonamiento, pero suele recibir una atención central -y hasta la alegoría político-jurídica son simples metáforas alternativas: el "verdadero"
desmedida- en el momento de debatir el concepto jurídico, moral y religioso funcionamiento de nuestro cerebro es un tema para neurobiólogos antes que
ele responsabilidad. Cfr. GumouRG, RICARDO A., La construcción ... , ps. 90 y ss. para juristas ni filósofos.
44 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRL.jCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 45

mentos o entre distintos sujetos en cualquier momento, po- lo consigue, pero su éxito está lejos de ser uniforme o de te-
demos decir que los criterios (apreciados ahora pluralmente) ner garantía de ~urabilidad. . ,. . . .\
son más o menos difusos. Solemos decir que las preferencias acerca de la conductal
son valorativas, o dependientes de valores. Todos los crite-/
2. Valores, reglas y normas rios son vaiorativos, porque son criterios de preferencia y¡/
dependen, al menos, de actos individuales de valoración~
Muchos de nuestros criterios, como los gastronómicos o Pero los llamamos valores, o los' proclamamos como conse~1
artísticos, son bastante difusos, tanto en lo individual como cuencias de valores, cuando deseamos apelar a la ontologí~
en lo colectivo, sin que nos sintamos mal por eso a menos para sostener nuestros propios criterios frente a los de algún
que seamos profesionales o críticos del arte en cuestión. disidente. Es claro que esta disposición ontológico-retóríca
"Sobre gustos y colores -decimos- no hay nada escrito". se manifiesta con mayor insistencia cuanto más nos importe
Ponemos una atención algo mayor en la racionalidad y la co- la coincidencia de los estados de cosas con nuestras preferen-
herencia de los criterios prácticos o técnicos porque tenemos cias. Tal importancia se muestra dramáticamente cuando los
ün metacriterio para preferirlos: la relación entre eficacia, estados de cosas dependen de la conducta de las personas,
rapidez y costo (no necesariamente monetario) con los que la por lo que ese es el campo en el que más teorías, criterios y
aplicación de esos criterios nos permita alcanzar el objetivo metacriterios se han elaborado. Un conjunto muy popular de
deseado. Los criterios de preferencia relativos a la conducta esos elementos es el que recibe el nombre de moral o ética.
también tienen tendencia a la dispersión de acuerdo con los A lo largo de los siglos ha sido recurrente el intento de sµs
deseos de distintos sujetos, pero esa tendencia es reprimida, cultores por apoyarlo en argumentos que no admitan disi-
no de manera uniforme sino respecto de algunos temas es- dencia. Puesto que el más universal de los criterios es la expe-
pecíficos, por los esquemas axiológicos en los que tada ge- riencia directa de la realidad, aquella tendencia ha resultado
neración i:rata de educar a la siguiente dentro de una misma en la construcción de entes ideales a los que se asigna reali-
sociedad, ya que solemos conceder mayor importancia a·: la dad. Para aprehenderlos se proponen métodos más o menos
conducta de unas personas respecto de otras que a las dife- infalibles, cuyo ejercicio requiere sin embargo ciei-tas con-
rencias en la apreciación de la salsa de hongos o de la música diciones que no todos los humanos comparten 3 .De acuerdo
dodecafónica. Esa mayor importancia puede explicarse fácil- con lo dicho, la clase muy general de los actos valorativos da:
mente por el hecho de que el bienestar de cada uno depende lugar, cuando se los advierte, a la clase de las preferencias,
en buena medida de lo que otros hagan o se abstengan de que pueden definirse como los criterios capaces de explicar
hacer, en tanto los gustos musicales del vecino suelen quedar (o gobernar) el modo reiterado con el que ejercemos actos
circunscriptos a su propio hogar y. -poi> lo menos cuarido
somos adultos- nadie nos obliga a comer lo que rechaza- 3
Este punto corresponde al debate metaético. Algunas de las posiciones
mos. Cada uno de nosotros, pues, prefiere (tiene interés en) que en esa disciplina se debaten proponen investigar la voluntad divina, expe-
que las demás personas se comporten de cierta manera. I,.,a rimentar una suerte de evidencia moral intransferible (y, por lo tanto, no sujeta a
iedad int~nta hacer que e! contenido -~~ ~ie~tos ü1tereses control intersubjetiva) o, más simplemente, asignar a una persona o a un grupo
social la función de hacedor de la verdad moral. Cfr. Gu1souRG, RICARDO A., La
compartido por tantos suJetos como sea posible: en parte
~ . . . construcción ... , cap. VIII.
~
46 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 47

valorativos semejantes en circunstancias semejantes; las pre- comunes no lo son en absoluto, sino aquello que se aprecia
ferencias individuales intensas son intereses; los intereses en las capas dirigentes o en un segmento de ellas. Si a esto
compartidos por un grupo que desea hacerlos compartir por se agrega la tan extendida preferencia individual que con-
otros se benefician con una condecoración ontológica que siste en buscar el propio provecho mientras se espera que
póstula su ingreso al ámbito de la realidad y, cuando el inten- los demás se atengan a las reglas, parece obvia la necesidad
to logra el objetivo de su diseminación o, aún más, cuando de incentivos que no dependan de la mera conformidad de
_tiene tanto éxito que la generación siguiente es educada en los individuos.
el respeto de ese interés cosificado y llega a internalizarlo4,
es llegado el momento de hablar de valores y de principios 5 • 3. Fuerza, poder y derecho
· En cada sociedad, pues, es posible observar ciertos in-
tereses compartidos predominantes, ya sea porque son sos- Lo dicho no es un descubrimiento posterior a las re-
tenidos por la mayoría de la población, ya porque son im- glas, sino más probablemente un fenómeno desarrollado
puestos- por grupos poderosos y así diseminados dentro de junto con ellas y en interacción con la difusión de los inte-
la cultura. Con alguna vaguedad, es posible reconocerles reses predominantes. A la vez, sería ingenuo suponer que
el nombre de principios, cuando enfatizan la importancia tal desarrollo ha tenido, en su origen o en cualquier otro
de ciertos estados de cosas, o de reglas, cuando consisten momento, un propósito puramente dirigido a la conviven-:..
en instrucciones destinadas a preservar o alcanzar los es- cia pacífica. El incentivo ajeno a la voluntad de los indívi- )
ta dos de cosas que se estiman importantes. Pero, enlama- duos no es otra cosa que el uso de la fuerza o la amenaza f
yoría de las civilizaciones conocidas, este mero con~unto de su uso, atributo típico que, mezclado indiscerniblemen- .·
de intereses o de instrucciones no es suficiente por si solo te con cierta indispensable capacidad de persuasión, cons.: •·
para facilitar una convivencia pacífica. En efecto, hasta los tituye el fenómeno conocido como poder. Sí muchos moti-
principios y las reglas más extendidos tienen disidentes, a vos (deseo de paz, prudencia, temor, adoración, respeto o
veces .bajo la forma de divergencias acerca de los supuestos · cálculo) operan en los miembros de una comunidad para
de excepción. Y otras preferencias que se postulan como acatar ese poder, otros (ambición, afán de gloria, avidez de¡
riquezas, deseo de autoa:firmación) contribuyen a modelar, 1
en distintas proporciones según el sujeto del que se trate, t
4
Los psicólogos llaman in.ternalización al proceso mediante el cual un in-
dividuo incorpora en su perscirialidad los patrones de conducta prevalecientes las actitudes y apetencias de quienes lo ejercen. El bien 1
en la sociedad (cfr. VANDER ZANDEN, James, Manual de psicología social, Paidós, común, en este panorama, aparece como el nombre que
13arcelona, 1986, p. 621 ). damos a su resultado cuando estamos conformes con él, lo ¡
5
Esta progresión no debe interpretarse COlll() prescriptiva, sino como un que una vez más genera no pocas disidencias acerca de suJ
intento de descripción apenas aproximada. De hecho, la nomenclatura se ve apreciación.
influida a su vez por los deseos de los usuarios. La palabra "interés" parece
sugerir un sentimiento un tanto mezquino, por lo que su uso en primera per- Estar en condiciones de amenazar a otros con el uso de
sona tiende en cierta medida a restringirse. En cambio, muchos intereses com- la fuerza es tener poder, pero esta palabra puede interpre-
partidos son elevados por sus partícipes a la dignidad de valores o principios tarse como el 1fombre de un fenómeno mucho más amplio.
aún antes de su internalización colectiva, como contribución al esfuerzo de Tener poder, en este supuesto, no consiste solamente en
difundirlos.
48 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 49

estar en condiciones de proferir amenazas, sino de motivar plimiento se exige con más fuerza (caso de las reglas respal-
actitudes y conductas ajenas, lo que se logra a veces por dadas por amenazas) 6 •.
el impulso del amor, la influencia del respeto o el efecto No siempre las normas consisten en indicaciones dadas
de la habilidad para argumentar; Si tener poder es tener por quien tiene el poder. Muchas veces han sido dirigidas a
influencia, casi no hay ser humano sobre la tierra que.no una població:ú ya extinta por legisladores también fallecidos.
tenga alguna medida de poder sobre algún prójimo y . no También se da el caso de reglas no G.scritas (consuetudinarias,
se halle sujeto a su vez al poder ajeno. El fenómeno se ve tradicionales) que, sin embargo, son exigidas con cierta pun-
complicado, además, por el hecho de que la influencia_' de tualidad por quienes ejercen el poder efectivo 7 •
una persona sobre otra u otras no es universal respecto Este complejo de conductas y de palabras que sirven\
de la materia: hay ternas y circunstancias en los cuales la para interpretarlas de cierta manera es tan conocido que las ·1
influencia es más fuerte y efectiva, otras que limitan sus explicaciones precedentes no pueden tener otro objetivo que '
consecuencias y otras más en las que el intento de ejer- el de clarificar el lenguaje cotidiano hasta donde sea posible
cer poder carece de efecto o resulta contraproducente. Sea y describir los hechos tratando de no recurrir a constructos \
como fuere, tendemos en mayor medida a llamar pode•r a de un nivel de abstracción demasiado elevado ni a palabras ·
la influencia cuanto más ella se advierta acumulada en tina que impliquen una valoración determinada por parte del ob-
persona o grupo, en un horizonte teni.poral dado, respe~to servador. No está dicho que ~s_e.__compl~j.Q___ de_.conduc::.t;~.s. y
de una cantidad grande de personas y en relación con un p.alahrns .. sea el derecho ni que lo sea específicamente alguno
segmento de temas que juzguemos relevante·. Y la palabra de sus segmentos: lo que sí puede decirse sin lugar a dudas es
"poder" se emplea paradigmáticamente cuando esa acu- que nuestras reflexiones acerca de lo que llamamos derecho
mulación es tan grande que se vuelve capaz de doblegar tienen una estrecha relación con él, de modo tal que una teo-
cualquier otra influencia rival. Es entonces cuando se; le r(a del derecho que no conservara punto de contacto alguno
aplica el artículo determinado: tornar el poder, perder el
poder.
Ahora bien, para ejercer cualquier poder que un sujeto 6
Ha de notarse el uso deliberado de palabras vagas: "solemos", "pre-
tenga es meriester ponerlo en práctica indicando a los demás ferimos", ",sugiere", "algo menos", "más". Este uso refleja la vaguedad de la
(los súbditos) qué es lo que deben hacer o dejar de hacer para nomenclatura normativa habitual: nada impide precisar el lenguaje cuando-
sea necesario, como lo hacen von Wright y Alchourrón y Bulygin (cfr. WRIGHT,
no correr el riesgo de malquistarse con el (relativamente) po- Georg H. voN, Norma y acción: una investigación lógica, Tecnos, Madrid;
deroso. Si la indicación se ejerce directamente del poderoso ALcH0URRóN, Carlos E. - BuLYGIN, Eugenio, Introducción a la metodología de las
al súbdito y consiste en llevar a cabo una acción determinada ciencias jurídicas y sociales, Astrea, Buenos Aires, 1975).
7
en un momento determinado, solemos llamarla una orden. "El obispo Hoadley ha dicho: 'aquel que tiene una absoluta autoridad
para interpretar cualesquiera normas jurídicas escritas o habladas, es en reali-
Cuando remite a un número indeterminado de destinatarios dad el verdadero legislador para todos los fines y propósitos, y no la persona
y de conductas, preferimos darle el nombre de regla o norma. que por primera vez las escribió o transmitió verbalmente'. 'A fortiori, aquel
La última de estas dos denominaciones sugiere, al menos en- que tiene una absoluta autoridad no solo para interpretar el derecho, sino para
tre los hispanohablantes, una especie de.r,ygla de contenido decir qué es el derecho, resulta en realidad el legislador"' (Cfr. cita de GRAY,
John Chipman, Nature and Sources of the Law, en l<ELSEN, Hans, Teoría general
algo menos difuso (caso de las reglas pos'itivas), cüyü cum- del derecho y del estado, UNAM, México, 1958, ps. 182/183).
50 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 5·1

eón aquellos hechos y con aquellas nomenclaturas no sería concretas, es fácil que se susciten a su vez conflictos gene-
aceptada como tal. rados por distintos puntos de vista acerca de la definición
A partir de esa premisa, vaga pero ampliamente compar- de los vocablos, de las excepciones que se introduzcan para
tida, muchos modelos teóricos se han propuesto para fijar de cada concepto o de la eventual derrotabilidad 8 de unos fren-
modo comprensible un objeto que, a nuestro juicio, valiga la te al peso de otros, según en qué caso.
pena llamar derecho. Trataré de examinar las diversas ten-- Tales dificultades no han impedido a los juristas ela-
dencias teóricas para advertir las ventajas y desventajas de borar teorfas del derecho fundadas, en mayor o menor me-
cada una en los planos epistemológico y pragmático. dida pero siempre en tono enfático, en la idea de justicia.
Aristóteles definió la justicia del siguiente modo:
Pues bien) vemos que todos están de acuerdo en llamar justi-
2. TEORÍAS FUNDADAS EN LA JUSTICIA cia a la disposición en virtud de la cual los hombres practican
lo que es justo, obran justamente y quieren lo justo, y de la
Estamos habituados a emplear las palabras '~justo" e misma manera respecto de la injusticia: la disposición en vir-
"injusto" para calificar conductas, así como las expresitones tud de la cual obran injustamente y quieren lo injusto( ... ) Por
aún más abstractas "justicia" e "injusticia" para designar, consiguiente, lo justo es lo le_gal y lo equitativo, y lo injusto
respectivamente, las condiciones de ser justo e injusto (d he- lo ilegal y lo no equitativo 9 ( ... ) Como el transgresor de la ley
cho mismo de la inclusión de una conducta cualquiera en la era injusto y el que se conformaba a ella justo, es evidente que
clase de ló justo o de lo injusto). En el uso de estas palabras, todo lo legal es en cierto modo justo, pues lo establecido por la
!a precisión del criterio no corre parejas con la popularidad legislación es legal y de cada una de esas disposiciones decimos
de los vocablos, fuertemente cargados de contenido emoti- ·
que es ¡usta 10
.
vo. En efecto, es muy difícil que llamemos justo a aquello
que desaprobamos, o injusto a aquello que aprobamos, pero, Definir el concepto de justicia a partir de la noción de lo
cuando examinamos de cerca esta práctica lingüística, es fá- justo requeriría una definición de "justo". Si lo justo es el tér-
cil advertir que distintas personas califican de manera opues- mino medio entre extremos injustos, el problema queda des-
ta una misma conducta. Curiosamente, aun dos personas en plazado hacia la palabra "injusto"; si justo es lo mismo que
conflicto consideran que_ una de las dos ha de tener razón legal, la noción de justicia queda privada de utilidad para
desde cierto punto de vista objetivo, puesto que -creen-
existe amplio consenso acerca de lo que es justo y lo que .ª En el discurso jurídico-moral relativo a los principios, suele admitirse
es· injusto en muchos otros aspectos distintos del que a\hora que cada principio es una razón prima facie para actuar pero, cuando dos o
las enfrenta. Tal consenso, sin embargo, no parece tal sino más principios se enfrentan, alguno de ellos puede ser derrotado, en el caso,
cuando se lo mira desde lejos, es decir, desde la reverencia por el otro o los otros. Un agudo análisis critico de esta concepción puede ha-
llarse en RooRíGuEz, JORGE L.; SuCAR, Germán, "Las trampas de la derrotabilidad:
que todos sienten hacia palabras como vida, libertad, honor, niveles de anál_isis de la indeterminación del derecho", en Doxa nro. 21, vol.
dignidad, igualdad, equidad, justicia, honestidad, armonía o 2 (1998).
liealtad. Cuando se examina a qué situaciones y en qué me- 9
ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco, V, 112 9 a.
dida ha de aplicarse cada una de esas palabras a conductas 10
lbidem,1129b.
52 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 53

identificar lo legal a partir de ella, especialmente cuando· se hay una grave dificultad epistemológica: si hemos de definir
tiene en cuenta que Aristóteles parece admitir que "pued.en el objeto de nuestro estudio a panir de cierta característica,
existir leyes más o menos justas, y que su justicia depende esa característica debería ser a su vez definida o, en su defec-
principalmente de su contenido y secundariamente de su for- to, universalmente reconocida para su aplicación unívoca 1\
malidad 11. Los conceptos de justicia e injusticia, de bien y de mal,
El derecho es lo justo, "la misma cosa justa", sostenía dan nacimiento a un discurso moral extremadamente difún-
Tomás de Aquino 12. Esta tesis -de raíz aristotélica-- dio lu- dído en la práctica argumental pero sujeto a una cantidad de
gar a la doctrina escolástica de los analogados: la palabra inconvenientes que lo hacen pragmáticamente inútil para un
"derecho" se aplica a ciertos fenómenos según su analogía debate inteligible 15 :
con un paradigma. Así, el paradigma del derecho (su analo- (1) No se conocen medios suficientemente intersubjeti-
··¿ · . ·--· ··-..·1·-..-~,;:1-··-·..---"-• .._.....d.............. -.. -· . . ,•-·•····•--..................... ,.... . .
gado principal) es la justicia, en tanto las normas positivas, vos para 1nmir os uesacuer os metaeticos, que versan pre-
acaso injustas, se parecen a aquel modelo en cierta medida císarnenTe sobre elsignificado··de las_pála6rascentrales·de la
que lleva a nombrarlo como derecho en calidad de analoga- étic"iAfgunos piensan que lo bueno edo.que ..fraé "iñayorfeli.: ·
do secundario 13 • cíctaaal mayor número; otros, que depende de la aprobación
Puesto que los conceptos son constructos y, en conse- que un estado de cosas reciba de parte de cierta persona, o de
cuencia, la definición de cada palabra depende de las conven- cualquier persona, o de cierto grupo, o de cualquier grupo,
ciones que aceptemos o propongamos, ningún inconveniente o de un Dios real cuya voluntad estemos en condiciones de
lógico existe en definir el concepto de derecho de manera averiguar; o que puede ser advertido por cualquiera median-
más o menos dependiente del concepto de justicia. Pero sí te cierta cap<;1cidad del espíritu que no funciona del mismo
modo para todos. Otros más, finalmente, piensan que tales
palabras carecen por completo de significado cognoscitivo
11 Cfr. MAss1N1 Correas, Filosofía del Derecho, tomo 11: La justicia, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 2005, p. 26. ,
y sólo tienen un contenido emotivo que las hace aptas para
12 "Derecho" originariamente se empleó para significar la misma c,osa expresar emociones o sirven para requerir conductas ajenas,
justa [11.11, 57, 1 ad 1]. Este es el contenido más cercano al tr~tamiento quE¡ da sin pretensión alguna de verdad 16 •
Aristóteles y que Tomás recoge en su Commentarium de la Etica a Nicómaco
[In EN, V, 1, n. 885 ss]. Cfr. GARCÍA-HUIO0BR0 CORREA, Joaquín, Razón prác'tica
14
y derecho. natural (El iusnaturalismo de Tomás de Aquino), Edeval, Valpara_íso, Hay conceptos, como el color amarillo, que no pueden definirse en
1993,p.225. : •términos llanos. Sin embargo, casi todas las personas -aun las que ignoran la
posible definición en función de la longitud de onda, y con tolerable grado de
13 "Otra dificultad, íntimamente relacionada con cosas que acabo deide-
vaguedad- son capaces de identificar del mismo modo el color de un objeto
cir, es que desde la perspectiva de la teoría tradicional el derecho natural no
amarillo, con independencia, además, de que ese color les agrade o les desa-
tiene principalmente un sentido normativo; sentido normativo al que hic.iera
grade.
referencia anteriormente al decir que el derecho natural es una paIie de I,/ley
15
natural. Para Aristóteles, Tomás de Aquino y algunos de sus actuales seguidores Un desarrollo más amplio de estas dificultades puede hallarse. ~n
este sentido es un significado periférico de 'derecho natural'. El 'an·alogado GumouRG, Ricardo A., La construcción ... , cap. VIII, ya citado. . ;,
16
principal', como dicen algunos iusnaturalistas, no es ese sino 'la misma qosa La diversidad aquí descripta puede comprobarse interrogando a c~á'l-
justa' o 'la misma conducta justa', cuando una u otra viene determinada noipor quier grupo aleatorio de personas. Las diferencias metaéticas indican que, den~
convención sino por la misma natura1eza". Cfr. LEGARRE,.Santiago, John Finnis: tro del mismo grupo, los individuos no hablan el mismo idioma moral, puesto
la lucha por el verdadero derecho natural, ED, 218-859'.·' · · .•· • que, con las mismas palabras, aluden a hechos distintos.
S4 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 55

4i'i)=ualquiera sea la posición que se adopte en meítaéti- ,!(6)''Resolver todas las dificultades anteriores (que cier-
ca, no hay acuerdo generalizado acerca de cuáles conductas tarrfoutz! están \ejos de ser resueltas) permitiría el uso de la
son justas o injustas o cuáles son los valores, princip:ios o balanza de la justicia y llenaría de sentido el discurso moral,
bienes,riorales cuya preservación las justifica 17 • pero todavía sería variable la disposición de las personas a
\ (3 )) Aun cuando se llegara a un acuerdo sobre las pala- ejercer su juicio y el énfasis que le adjudicaran, según lama-
bras._qtie designan los valores, pueden advertirse serias .di-· yor o menor cercanía del conflicto respecto del observador.
vergencias acerca de la definición más o menos precisa de Un ejemplo: aunque condenemos moralmente todos los ho-
tales palabras, del alcance de tales valores y de los casos que micidios por igual, sentimos con más fuerza y reaccionamos
justitic~n excepciones a la conveniencia de perseguirlos,, cotI mayor energía si la víctima es un familiar o un vecino
i(
1 4 pSi tuviéramos definiciones y delimitaciones precisas, que si se trata de un desconocido ciudadano bengalí asesina-
todi:v.:ía haría falta ordenar esos valores en una escala que do por un asaltante en la lejana ciudad de Dhaka. No es que
diera cuenta de su peso relativo, probablemente mediante el primer homicidio sea más condenable que el segundo sino,
la asignación a cada uno de una magnitud que hiciera en el simplemente, que el primero nos conmueve personalmente
campo axiológico las veces del peso específico en los elemen- mientras el otro queda perdido para nosotros en una nebulo-
tos mát~riales. sa estadística asiática. Este fenómeno mental suele conocerse
\ (5VEstablecida esa magnitud, todavía sería imposible en térn~nos morales como el alcance de la solidaridad.
adoptar decisiones concretas a menos que se estableciera r(7) )Un problema semejante al anterior se plantea en re-
una forma de medir el grado de presencia de cada valor en ladóJJ--éon el horizonte temporal del conflicto: a igualdad de
el caso, de tal modo que acabara por expresarse en un coefi- cercanía, siempre estamos más dispuestos a ejercer el juicio.
ciente de participación de cada valor o principio en el conflic- ante lo inmediatamente futuro que frente a un conflicto que
to concreto. De esa manera, el peso real de cada alternativa se anuncia para la próxima década (fenómeno mental de la
en la simbólica balanza de la justicia sería igual a la suma de urgencia); y, en relación con el pasado, nos hallamos más in-
los pesos reales de los elementos o argumentos presentes en tcn~sados en los conflictos que se parezcan a los actuales, se-
cada "platillo", y cada peso real_, o concreto, equivaldría al gún cierto juicio de relevancia ejercido por cada sujeto (una
peso específico del argumento o principio multiplicado por clase de analogía que vincula este problema con el anterior).
el coeficiente de su participación en el caso 18 • Si se advierten en toda su dimensión las dificultades pre-
cedentemente expuestas y se cobra conciencia de que nin-
guna de ellas ha sido definitivamente resuelta, el concepto
17
Alexy hablaría en este punto de los principios como mandatos de op-
timización. Cfr. ALEXY, Robert, Teoría de los derechqs fundamentales, Centro d,::-
Estudios Constitucionales, Madrid, 1997, p. 112. _ ejer'cerse si se contara con instrumentos de medición adecuados y aceptables
18
Es fácil advertir la importancia de esta dificultad cuando se examina el para tocios. Aquí es donde falla la pretensión de ponderar los principios .en
fallo "Ponzetti de Balbín, lndalia, d Editorial Atlántida SN', (CSJN, 1984/12/11, juego corno método para encontrar la solución adecuada de una controver-
LL, Buenos Aires, 1985-8-120). Allí la Corte razonó que, si bien la libertad de sia. Una crítica a las propuestas de Alexy en este sentldo puede hallarse en
información es superior a la privacidad, en el caso la importancia de la privaci- Gu10ouRG, Ricardo A., "Alexy y su fórmula del peso", en Gustavo A. Beade
dad era mucho mayor que la de la libertad ele información. Una crítica ele este y Laura Clérico (ecls.), Desafíos a la ponderación, Universidad Externado ele
fallo, favorable o desfavorable pero suficientemente intersubjetiva, solo podría Colombia, Bogotá, 2011.
56 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 57

de justicia se torna intersubjetivamente inmanejable, cuales- tampoco est:á necesariamente excluida. Se trata de una con-
quiera sean las convicciones de cada observador. Sobre la dición con~ingente porque, en la medida en· que las normas
base del discurso de la justicia, sin embargo, se han elabo- positivas se refieran a la moral o sujeten expresamente a ella
rado distintas teorías del derecho, por cierto las más ext,en- su contenido, la moralidad de una norma se convierte en
didas. Tradicionalmente se han llamado teorías del Derecho condición para su validez.
Natural19, siguiendo la concepción de Tomás de Aquino y Ha de notarse que estas tres posiciones constituyen pun-
de Grocio, pero algunas más modernas rechazarían ser de- tos de un continuo que admite tanto un derecho positivo
signadas de esa manera. Alexy las llama teorías no positivis- como un sistema normativo distinto, de origen moral, y pos-
tas y se ha ocupado de clasificarl~s 20 , por lo que seguiré' en tulan una estrecha relación entre ambos elementos.
este punto su nomenclatura pero me reservaré la decisión' de En la primera, las leyes positivas se, hallan totalmente
agruparlas a mi modo: sujetas a la moral, ele tal suerte que cualquier desviación de
No positivismo excluyente: Es la versión más radical (y ella implica su invalidez. En su contexto, solo queda pregun-
rara) dél no positivismo y sostiene que una norma que con- tarse si es realmente preciso que haya normas positivas; si,
tenga una deficiencia moral es siempre jurídicamente invá- a falta de ellas, la moral no puede suplirlas y si, en caso de
lida. Alexy menciona como exponentes de esta doctrina a ser defectuosas, la moral no puede sustituirlas 23 • En efecto, si
Beyleveld y Brownsword 21 • una ley injusta, por leve que sea su injusticia, es inválida en
No positivismo inclusit)o: Enarbola la fórmula de razón de esa circunstancia, es preciso concluir que tampoco
Radbruch: "la injusticia extrema no es derecho" 22 • De acuer- la ausencia de una ley justa puede a su vez ser derecho válido
do con esta posición, la deficiencia moral de una norma no es y, en consecuencia, el hueco debería ser colmado (de pleno
impedimento para su juridicidad, salvo que se traspase cierto derecho, por así decirlo) mediante el exacto reconocimiento
umbral de injusticia extrema. de la norma faltante. En esas condiciones, la función legisla-
Positivismo inclusivo: Afirma que la in.oralidad no está tiva se torna completamente inútil, salvo para reglar conduc-
necesariamente incluida en el concepto de derecho, pero tas moralmente indiferentes. Otro tanto ha de suceder con
las sentencias judiciales: si son injustas, no forman parte del
19
sistema jurídico y por. ende no son jurídicamente obligato·-
Cfr. GumouRG, Ricardo A., Elogio y carencia del Derecho Natural) en
ED del 28/6/2006. . rias; si son justas, son redundantes frente a la apreciación de
20
· ALEXY, Robert, "La doble naturaleza del derecho", conferencia dictada
en la Universidad Nacional de Tucumán el 11 de octubre de 2008. ' 23 "Frente a la existencia de un ordenamiento justo de la sociedad,.fun-
21 dado en la naturaleza, en la razón o en la voluntad divina, la actividad ·de
Cfr. BEYLEVELD, Deryck - BROWNSWORD, Roger, "Normative Positivism: the
Mirage of the Middle-Way", Oxford Journal of Legal Studies, 1989 9 (4) 463- los legisladores positivos sería comparable al esfuerzo de quienes pretemHesen
512; Human Dignity in Bioethics and Biofaw, Oxford, Oxforcl University Press, realizar una iluminación artificial a la luz del sol, (.,.) Si existiera una justicia
2001, p. 76. '," objetivamente cognoscible, no habría derecho positivo y, por tanto, no existi'ría
22
RADBRUCH, Gustav, Introducción a ·la filosofía del derecho, Méx'ico, el Estado; pues ninguna necesidad habría de const1·eñir a la gente a ser feliz.
Fondo de Cultura Económica, 1955; ver también Vico, Rodolfo l., "La axiología La usual afirmación de que existe realmente un orden natural absolutamente
jurídica de Gustav Radbruch" en Vico, R. L. (comp.), Lá injusticia extrema nó es bueno, pero trascendente y por tanto no inteligible, o la de que hay un objeto
derecho (de Radbruch a Alexy), Buenos Aires, Facultad de Derecho (lJBA); La que se llama justicia, pero que no puede ser claramente definido, encierra una
Ley, Buenos Aires, 2004, p. 1. ,· · contradicción flagrante'' (l<EtsEN, Hans, Teoría general ... , p. 15).
SB RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 59

la justicia puesto que, aun antes de que sean dictadas, ya son la tradicional controversia entre iusnaturalismo y positivis-
obligatorias para los ejecutores precisamente en virtud de su mo- en creer o no creer en un derecho natural superior a las
justicia preexistente. normas positivas: si tal derecho natural estuviera a la vista de
(--~ En la segunda se admiten las normas jurídicas injustas, todos, como lo están los hechos empíricos, aquella controver-
¡pero solo hasta cierto punto. Poco importa dónde se s.itúe sia jamás se habría suscitado. El problema consiste en que,
i ese umbral, planteo acerca del cual podría discutirse intenni- como ya he señalado, no existe un método suficientemente
1 nablemente: de todos modos, la moral queda constituida en intersubjetivo 24 que permita dirimir las controversias acerca
J límite de la injusticia permisible, con lo que aún se la postula de la identificación, el contenido y la forma de aplicación de
j en un plano superior. Esta posición no torna inútiles a los· principios y valores morales, ya sea que estén positivizados o
l, legisladores ni a los jueces, pero impone un tope mateáal a vuelen todavía libremente en el cielo de las ideas.
! la obligatoriedad jurídica de sus decisiones. La fijación de El positivismo inclusivo toma nota de esa positivación
¡ ese tope, llamado "injusticia extrema", entraña todas las di- pero, al incorporarla a la teoría del derecho, no hace más
,i ficultades del discurso ético expuestas al principio de este que importar al positivismo la mayor de las dificultades del
\ apartado. iusnaturalismo: la que abre el campo de la argumentación a
- La tercera orientación se autodenomina positivista, por- puntos de vista rivales carentes de un arbitraje indiscutible.
que no admite las consideraciones morales sino cuando ellas En este aspecto vale la ,pena recordar un párrafo de
son exigidas por el propio derecho positivo. Es verdad que no Hart, a quien muchos consideran precursor del positivismo
postula la existencia de un derecho natural a la usanza esco- inclusivo: ·
lástica y que, en cambio, toma en cuenta el hecho de que las
La moral con la que debe concordar el derecho para ser un
constituciones y los tratados internacionales consagran posi-
buen derecho, ¿es la moral aceptada del grupo en ct1estión,
tivamente principios y valores cuya interpretación y aplica-
aunque se apoye en supersticiones o niegue sus beneficios y su
ción dependen de una investigación moral. Sin embargo, ne-
tutela a los esclavos o a clases sometidas?, ¿o es una moral de
gar por eso que el positivismo inclusivo se funda en la moral
pautas o criterios esclarecidos, esto es, que reposan en creen-
equivale a situar la controversia en el discurso de la ontología '
cias racionaies respecto de cuestiones de hecho, y reconocen
en lugar de remitirlo (como se ha sugerido en el capítulo an-
que todos los seres humanos son acreedores a igual considera-
terior) a la cotidianeidacl del método. Basta advertir la seme-
ción y respeto? 25
janza práctica del positivismo inclusivo con el no positivismo
inclusivo: frente a un caso de los que se llaman difíciles, un Esa pregunta sólo puede responderse si tenemos seguri-
iusnaturalista tradicional investigaría los principios en juego dad sobre qué quiere decir "criterios esclarecidos" y "creen"
y procuraría sopesarlos en su conciencia para llegar a la so-
lución justa, mientras el positivista incluyente consultaría la
constitución y los tratados internacionales y, al advertir que :
14
Esto significa, en términos epistemológicos, "casi universalmente in-
ellos remiten a los mismos principios que su colega iusnatu- tersubjetiva", condición que permita atribuirle una condición objetiva en las
ralísta está sopesando, terminaría por hacer exactamente lo imperfectas condiciones del mundo sublunar.
25
HART, Herbeít L. /\., El concepto de derecho, Abeledo-Perrot, Buenos
mismo que él. El problema no consiste -como lo plantea· .·
Aires, 1963, p. 254.
1 , ,
60 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCION DE LAS TEORIAS DEL DERECHO 61

cías racionales", así como qué operación permite "reco- teoría de la argumentación. Más adelante me referiré de ma-
nocer" el grado de respeto y consideración que se deba a nera más positiva al papel de la argumentación, pero ahora es
todos los seres humanos 26 • Cada cultura tiene sus propias importante considerar su insuficiencia. El hecho es que la ar-
supersticiones, a· las que llama criterios esclarecidos y creen- gumentación recibe una atención inusitada y creciente desde
cias racionales o políticamente correctas 27 , en tanto llama mediados del siglo pasado 29 • Perelman clasificó las argumen-
supersticiones o creencias irracionales a las ideas de otras taciones según el auditorio al que se dirigieran, señaló la nece-
culturas actuales o pretéritas que choquen con las propias. sidad de partir de "objetos de acuerdo", formuló un principio
Esa ontologización de la cultura es epistemológicamente no- de inercia, por el cual deben justificarse los cambios antes que
civa en cuanto conduce a cerrar los ojos frente a la ausen~ia las permanencias 30 , y señaló que las nociones oscuras actúan
de métodos universalmente confiables en materia axiológíca corno factores de acuerdo general3 1 ; Toulmin analiza minµ-
y, en consecuencia, a aceptar la existencia real de valores ob- ciosamente los argumentos y los somete al "tribunal de la ra-
jetivos y a confrontar sin esperanza verdades contradictorias zón", formado por la "comunidad racional'' 32 ; Aarnio enun-
entre sí a partir de creencias y actitudes opuestas 28 • ;¡ cia como principios del discurso racional los de consistencia,
"'¾_..~,,.,. Una muestra actual de aquel proceso de ontologizadón eficiencia, sinceridad, generabilidad y fundamentación 33 y
de la cultura es el papel central que, en el tipo de iusnaturalis- enfatiza, como referencia de corrección, el concepto del "au-
mo ahora predominante, se concede a la argumentación y la a' ditorio universal" 34 ; Nino, luego de sostener la primacía de la
\
moral ideal o crítica sobre la moral .positiva o social3 5 , afirma
qUe hay "una esfera de la moral positiva que no está constitui-
26
Incidentalmente, hay que destacar que la idea de "igual consideración y da por pautas sustantivas de conducta sino por la práctica del
respeto debido a todos los seres humanos" suena maravillosamente en nuestros discurso o argumentación moral", aunque reconoce. que esta
oídos liberales y solidarios, pero desde el punto de vista de su significado cognos- práctica no es sino un producto histórico 36 • Atienza, a su vez,
citivo deja mucho que desear. De hecho, es difícil hallar a alguien que sostenga
que un asesino y violador serial tiene derecho a la misma consideración y al mis-
mo respeto que un benefactor de la humanidad. Cuando se analiza este criterio,
29
el "igual respeto" tiende a convertirse en un umbral mínímo de respeto, cuyo nivel Reproduzco en este p;irrafo lo expuesto en GumouRC, Ricardo A.,
(que incluiría no ser torturado, por ejemplo) acaba por buscarse en los límites del "Sobre la argumentación", en LL del 7/5/1 O.
rigor penitenciario antes que en la armónica convivencia de los ciudadanos libres. 30
PERELMAN, Cha·1m - OLBRECHT-TYTECA, Lucíe, Tratado de la argumentación.
27 La nueva retórica, Gredas, Madrid, 1989.
Menciono esta expresión, extendida a partir de la cultura norteameri-
31
cana, porque ella es un ejemplo de cómo ciertos ideales -que personalmen- PERELMAN, Chaú11 1 "l!usage et l'abus des notions confuses", en Logíque
te comparto-- pueden corromperse a medida que se intenta difundirlos. La et Analyse, 81, 1978.
"corrección política" es una emanación de las ideas liberales, favorables é\. la 32
Cfr. ATIENZA, Manuel, Las razones del derecho. Teorías de la argumenta-
democracia y a la igualdad, pero tiende a ejercerse en lo' superficial, convertjda cíón jurídica, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, ps. 103 y ss.
en censura del discurso, de la gramática y hasta del sentido del humor, al estilo 33
Cfr. AmNzA, Manuel, El derecho como argumentación, Aríel, Barcelona,
de lo que en el siglo XIX impuso la sociedad victoriana con contenido cierta-
2006, p. 28"1.
mente diferente. La pl'opia expresión "políticamente correcto" constituye u'na 34
negación del liberalismo que se quiere defender. . Cfr. ATIENZA, Manuel, Las razones ... , p. 90.
28 3
.1 N1NO, Carlos S., El constructivísmo ético 1 Centro de Estudios
· El empeño en postular verdades, combínados:gn el deseo de respe,tar
las ideas ajenas, hace explotar la ontología en un plurálísinó de realidádes cu- Constitucionales, Madrid, 1989, p. 33.
36 - ~..J1No, Carlos S., El constructivismo ... , cit., p. 34.
yas dificultades fueron. examinadas en el cap. l. .,,
6.2 RICARDO A. CUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO . 63

llega a definir el derecho (entre otras perspectivas posibles) o elogiársela-;'ho deja de ser un ideal propio de una sociedad
como "una compleja institución volcada hacia la resolución democrática y liberal -una verdadera excepción en la histo-
(o el tratamiento) de conflictos por medios argumentativos y ria' . de las sociedades-· que ansía emplear sus propios idea-
en las diversas instancias de la vida jurídica,,. Luego de sefialar les (y no otros monárquicos, teocráticos o autoritarios) como
que "no hay práctica jurídica que no consista, de manera muy punto de partida evidente de verdades políticas y morales. Se
relevante, en argumentai; incluidas las prácticas teóricas", incurre así en aquel proceso, políticamente agradable para
concluye:" ¿Acaso no puede verse la dogmática jurídica como quienes lo comparten pero epistemológicamente nocivo para
una gran fábrica de argumentos puestos a disposición de quie- la construcción del conocimiento, al que vengo refiriéndome.
nes se ocupan de la creación, aplicación e interpretación del Para sufrir en la práctica este perjuicio no es necesario
Derecho? Y, si la experiencia jurídica consiste de manera tan adherirse al positivismo incluyente ni a alguna otra teoría
prominente en argumentai; ¿no parece inevitable que la teo- parecida. Desde cualquier teoría, basta con intentar una des-
ría del Derecho tenga que construirse en muy buena :medida cripción del sisterna jurídico en nuestros tiempos de neocons-
como una teoría de la argumentación?" 37 • Alexy, por úlúmo, titpcionalismo y de primacía de los principios positivizados.
ha llevado la argumentación al sitial donde otrora se veneraba En ese contexto, hasta el más acérrimo positivista excluyente
la naturaleza del hombre, o la de las cosas: si el hombre es un se ve obligado a argumentar acerca del· inasible contenido
ser racional, propone, es porque está dispuesto a dar y pedir del bien y del mal 40 ; no es este µn triunfo de la ética, sino una
razones cuando se halla en una controversia 38 • Las condicio- derrota del método jurídico 41 •
i nes propicias a la eficacia de la argumentación sirven, pues, Conviene insistir en este punto, porque es central en
como fuente de los principios de convivencia 39 • cualquier debate sobre la teoría del derecho. Si todos los
·· Tanta confianza estaría justificada si hubiese una teoría habitantes del mundo (salvo un puñado de orates) creye-
. de la argumentación capaz de sopesar los argumentos para ran en un mismo dios y confiaran en una misma revelació
decidü; de manera intersubjetiva, cuál de ellos merece mayor tan precisa que permitiera resolver la mayoría de los caso~
acogimiento que otro. De hecho, esto no sucede ya que dis- o si, en su defecto, depositaran su fe en una autoridad sal
tintas personas invocan argumentos opuestos en la creencia
sincera de que los de cada uno son mejores que los del adver-
sario. Por otra parte, si bien es cierto que argmnentar requiere 40
Esta reflexión no debe interpretarse como relativa a un cambio cualita-
convivir, es difícil extraer_de aquí conclusiones claras acer- tivo del discurso jurídico: el problema de la moral sin método universal siempre
formó parte de las dificultades de los juristas, desde la antigüedad e incluso du-
ca del modo como debe convivirse; y la propia convivencia rante la escuela de la exégesis, en la primera mitad del siglo XIX. Pero en cada
-·en especial en las condiciones en las que suele reclamársela momento fue negado, disimulado mediante ficciones o al menos limitado por
una ideología judicial sumamente formalista. Esas restricciones fueron debili-
tándose a lo largo del tiempo y ahora, a principios del siglo XXI, la d(solución
37 de lo que alguna vez se pensó como un mismo derecho para todos es cada
Ar1ENZA, El derécho como argumentación, cit., ps. 59 y 60.
38 vez rnás intensa ante el aplauso de la mayoría de los juristas, que·creen haber
· ALEXY, Robert, "Discourse Theory and Fundamental Rights", en MENÉNDEZ, obtenido de ese modo un orden más justo.
A. J... ER1KSEN, E. O. (Hg.), Fundamental Rights Through Discourse. On Robert 41
Cfr. GumouRG, Ricardo A., "Una concepción analítica del derecho"~ en
Alexy's Legal Theory, European and Theoretical Perspectives, Oslo, 2004, p. 43. Borrno BERN,-\L, Andrés (comp.), Filosofía del derecho argentina, Temis, Bogotá,
39
ALEXY, Robert, "Discourse Theory ... ", cit., p. 44. 2008, ps. 1 y SS.
64 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUí=CIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 65

cerdotal única y dispuesta a hacerse cargd'' de su función do- que habíamos forjado con la esperanza de perseguir
interpretativa en todo momento y hasta sus últimas con- esa misma justicia.
secuencias, nq haoría inconveniente epistemológico 42 en
adoptar una forma de iusnaturalismo de derecho divino
(o más bien, en la última opción, un absolutismo teocráti- 3. TEORÍAS !FUNDADAS EN lA VALIDEZ
1
íco ). Cualquier otra posición del descriptivismo metaético, .•
si contara con un método uni":ersa1mente confiable, podd2i El positivismo prefiere evitar incluir en sus modelos des-
/ a su vez dar lugar a una teona del derecho fundada en:)a
¡ moral o dependiente de ella. Como tal método no existe',' o
si existe no puede ser aplicado sino por unos pocos, o si!es
criptivos cualquier referencia a la valoración moral y se fu:µ-
da en tres conocidas tesis:
Tesis de la separación entre el derecho y la. moral. Los
'

/ aplicado por muchos da lugar a conclusiones contradicw- positivistas están generalmente dispuestos a ejercer juicios
rías entre las _cuales n~ /es posible discernir objetivame~te morales acerca del derecho, pero rechazan fundar en ellos su
/ la verdad, la mtroducc10n de la moral en el derecho, aun- identificación de las normas jurídicas 44 •
que se ejerza desde la propia Constitución, no sirve sino Tesis de la irrelevancia del contenido. Como consecuen-
para esfumar o disolver el contenido del derecho aplicable cia de aquella separación, postula que una norma jurídica
43
a todos • En este contexto, no es útil negar el positivismo puede tener cualquier contenido, ya sea que lo califiquemos
incluyente, que no hace más. que reconocer el hecho de de justo, injusto, extremadamente injusto o aun aberrante.
que el legislador -especialmente cuando ejerce la función Rechaza la idea de un derecho natural, tanto en su forma
constituyente- prefiere cada vez más legislar enunciando más extrema como en el modo más moderado, como la ex-
valores, principios y derechos antes que imponiendo las presa la fórmula de Radbrüch, o en su versión más reciente
obligaciones que pudiesen conducir a la satisfacción de que enfatiza los derechos humanos 45 . En este contexto teó-
aquellas preferencias. Lo que cabe lamentar es que esa ten-
dencia de la técnica legislativa sea celebrada desde el cam- 44
Esa tesis ha sido reiteradamente malinterpretada. A menudo se ha
po teórico como un triunfo de la justicia, cuando su efecto insistido en que los positivistas se abstienen de juicios morales y están dis-
real es disolver el instrumento -tantas veces mal emplea- puestos a obedecer y hacer cumplir las normas más aberrantes. Otras veces
se aprecia el positivismo como una técnica interpretativa que tiende a .19
42 ,literal. En los últimos tiempos se lo describe también como una teoría supe-
Mientras durara ese paradigma, si se permite acudir a Kuhn para descri- . rada que opera como disfraz de ideologías dañinas. Aunque cualquiera de
bir una hipotética y acaso frágil situación histórica. esas críticas pueda dirigirse a la posición de algunos positivistas (así como
43
En realidad, la moral siempre estuvo incluida en las normas jurídicas, a la de muchos que no lo son), nada de eso guarda relación con la tesis de
precisamente con esta consecuencia. La codificación, aprovechando el triun- la separación.
fo de un esquema político e ideológico, trató de traducir los valores morales 45
Esta última referencia abarca las posiciones de Dworkin y de Alexy;
predominantes en normas positivas claras. En términos absolutos, se trataba así como la corriente de pensamiento que, en consonancia con ellas, se
de una empresa imposible. En términos relativos obtuvo algunos logros, que extiende hoy por el mundo. El nuevo iusnaturalismo, favorable a la libertad
fueron esfumándose poco a poco a manos del casuismo interpretativo. El act0al y a la democracia y por lo tanto de signo contrario al que ha siclo predo-
neoconstitucionalismo encierra el riesgo de promover la anarquía interpretéiti- minante entre los cultores más tradicionales del derecho natural, prefiere
va, situación políticamente insostenible (Cfr. Gu1souRc,j~icardo A., Las dificul- no usar esta última expresión, explicar la primacía de ciertos principios
tades filosóficas del pensamiento jurídico, LL, del 18/4/2Ó08). ,:, morales y políticos rnediante la teoría de la argumentación y apoyarse,'en
66 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 67

rico, una misma persona puede tener la obligación juddica a) Positivismo excluyente: A la manera de Kelsen, de Hart47
de llevar a cabo cierta conducta y, además, sentirse moral-
mente obligada a abstenerse de cumplir la ley 46 • Cuando
17
esto sucede, el sujeto puede estimar que convertirse en de- ' "En definitiva, la posición de Hart acerca del derecho natural es clara.
. Él no es un iusnaturalista: es lo que él mismo llama un "positivista suave"; esto
lincuente es moralmente más valioso que respetar fielmente es, un positivista que reconoce que hay estrechas relaciones entre derecho y
e.l derecho. moral y que es posible que ciertos criterios morales integren la regla de reco-
Tesis de las fuentes sociales. Puesto que el derecho no nocimiento en uno o más sistemas jurídicos determinados, característica que
e:~· una emanación total ni parcial de la justicia, el posi- atribuye al sistema de los Estados Unidos. Hart comprende a los iusnaturalistas
y hasta encuentra algo que llamar "derecho natural" dentro del marco positi-
tivismo sostiene que todo el sistema jurídico depende de vista. Al hacerlo, expone sus observaciones empíricas acerca de la función del
ciertos hechos sociales. Estos hechos pueden consistir en derecho en la sociedad y da una idea de sus propias opiniones respecto de los
actos legislativos, en decisiones judiciales o incluso en con- contenidos deseables del derecho, sin confundir por eso sus observaciones con
ductas generalizadas a partir de las cuales pueda inducirse sus opiniones. El Postscriptum deja en claro que, si entre los criterios últimos de
validez hay alguno moral, eso depende de la regla de reconocimiento de la que
una costumbre jurídica que dé lugar a normas consuetudi- se tráte, y no al revés; así como se niega a establecer una diferencia cualitativa
narias. entre las reglas y los principios y confirma su opción epistemológica central a
Dentro de la nomenclatura de Alexy, encuentro dos teo- favor del positivismo jurídico". Cfr. Gu,souRG, Ricardo A., "El contenido mínimo
rías que satisfacen aquellas tesis: del derecho natural en Hart", en Anuario de Filosofía Jurídica y Social, nro. 20,
p. 75 (Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 20m). El conciliador "positivismo suave"
de Hart ha ciado lugar, seguramente, al "positivismo incluyente" que aquí juzgo
como parte del campo iusnaturalista. Admitir que algún contenido moral puede
hallarse integrado a los criterios de la regla de reconocimiento abre, sin duda,
un campo para aquella calificación. Sin embargo, hay que considerar que Hart .
no desarrolla esa perspectiva dentro del cuerpo de su doctrina, donde, entre
tales criterios, solo menciona "el hecho de haber sido sancionadas por un cuer-
última instancia, en la constitucionalización de las garantías y de los dere-
po específico, o su larga vigencia consuetudinaria, o su relación con las deci-
chos fundamentales. Desde el punto de vista del positivismo, sin embargo,
siones judiciales" (cfr. HART, H.L.A., El concepto de derechq, Abeledo-Perrot,
pueden aplicársele las mismas críticas epistemológicas que al iusnaturalis-
Buenos Aires, 1963, p. 1·18). Por el contrario, es muy preciso en su opción epis-
mo tradicional, pese a la mayor simpatía política que su contenido suscite
conti ngentemente. temológica: luego de criticar de modo comprensivo pero firme la fórmula de
6 Radbruch, examina dos maneras de clasificar las reglas: la más amplia (que es
~ Esta tesis ha sido criticada, entre otros, por Carlos Nino (cfr. ~·l1No, la positivista) y la restringida (la que exige al derecho, como condición definito-
Carlos, Ética y derechos humanC>s, Paidós, Buenos Aires, 19134; La vali- ria, cierto nivel moral en sus contenidos). Sostiene que la primera es preferible
dez del derecho, Astrea, Buenós-Aires, 1985), quien sostiene que el razo- por sus virtudes prácticas y llega a agregar: " ... no parece que el esfuerzo para
namiento práctico, que conduce· al sujeto a actuar de cierta manera, es adiestrar y educar a los hornbres en el uso de un concepto más restringido de
~,no solo; que en él inciden la prudencia o el temor que llevan al aca- validez jurídica, en el que no caben normas jurídicas válidas auque moralmen-
tamiento de las normas positivas y también el sentido del dd1er moral, te inicuas, haya de conducir a robustecer la resistencia frente al mal ante las
acaso divergente del sentido de tales normas, pero esta última tenden- amenazas del poder organizado, o a.una comprensión más clara de lo que está
cia debería prevalecer sobre la primera a la hora de justificar (y no solo morálmente comprometido cuando se le exige obediencia." (. .. ) "Lo que por
explicar) la decisión que se adopte. Guarinoni ha ejercido una certe- cierto más se necesita para que los hombres tengan una visión clara al enfrentar
ra e implacable crítica de lo que llama la "tesis de la unidad del razo- el abuso oficial del poder, es que conserven la idea de que al certificar que algo
namiento práctico" (cfr. GuARINON1, Ricardo V., Derecho, lenguaje y lógi- es jurídicamente válido no resolvemos en forma definitiva la cuestión de si se le
ca, ensayos de filosofía del derecho, LexisNexis, Buenos Aires, 2006, debe obediencia, y que por grande que sea el halo de majestad o de autoridad
ps. [35 y SS.)
que el sistema oficial pueda poseer, sus exigencias, en definitiva, tienen que
l
68 "
RICARDO A. GUIBOURG 69
LA CONSTRÜCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO

y de Raz48 , esta teoría. sostiene que la moralidad está necesa- injusta, jurídica en este segundo sentido, es válida cualquiera
riamente excluida del concepto de derecho. El positivista ex- sea su grado de injusticia, pero en razón de ella es "jurídica-
cluyente suele ser bastante escéptico en materia moral, pero mente deficiente". Se 'recurre aquí a la distinción antes men-
no es estrictamente necesario ser escéptico para ser positivista cionada entre analogado principal y analogado secundario,
excluyente. Una persona podría ser descriptivista en metaéti,ca, pero no para postular la primacía jurídica del derecho natu-
estar segura de que hay hechos morales 49 , verificables de acuer- ral sino, a la inversa, para habilitar el juicio moral desde el
do con algún método, capaces de validar los juicios morales interior de 1a teoría del derecho. Para Finnis, "la 'ley natural'
y, sin. embargo, postular el positivismo excluyente como teoría -el conjunto de principios de razonabilidad práctica dirigi-
del derecho: le bastaría advertir que es muy difícil demostrar dos a ordenar la vida humana.y la comunidad humana- és
tales hechos frente a quien los niega y, por lo tanto, conside~ar ley solo analógicamente, en relación con mi actual uso focal
el derecho positivo como una suerte de transacción temporaria del término" 5º.
entre quienes conocen la verdad.moral y quienes la ignoran o Si la deficiencia moral de la norma positiva, cualquiera
(equivocadamente) todavía la rechazan. :1 sea su magnitud, no constituye un obstáculo para su vali-
b) No positivismo super-inclusivo: Esta posición, que dez, es difícil comprender en qué se distingue la posición de
Alexy atribuye a Finnis, afirma que una norma injusta .:ho Finnis del positivismo excluyente ni qué consecuencias prác-
es derecho en el sentido central de la palabra (simplíciter), ticas acarrea la deficiencia jurídica de la norma injusta. Tal
pero sí en un sentido secundario (secundum quid). La noqna vez se trate de un énfasis mayor (diferencia de matiz) en un
juicio moral que casi todos los positivistas admiten, aunque
cada uno lo hace desde su propia opinión: desde el punto de
ser sometidas a un examen moral."(. .. ) " ... negar reconocimiento jurídico éilas vista político, un sistema jurídico injusto no puede reclamar
reglas inicuas puede simplificar en forma excesiva y tosca la variedad de cues- respeto ni obediencia. Esta conjetura parece apoyada por el
tiones morales a que ellas dan lugar" (ibídem, ps. 257 a 260). Tal opción par'ece
el punto más relevante, si se tienen en c_uenta las consideraciones expuestas al siguiente pasaje:
finál del apartado 2.2. A veces, además, los valores que han de ser asegurados me-
48
RAZ, Joseph, The Concept of a Legal System, Clarenclon Press, Oxford,
diante el genuino imperio del derecho y el auténtico régimen
1970; Practica! Reason and Norms, Hutchinson, Londres, 1975, ps. 162 a {65.
49 La expresión "hechos morales" da lugar a veces a cierta confusi,pn. constitucional 51 son mejor servidos apartándose, temporal _
Un hecho moral no es el que puede ser juzgado moralmente, sino el he~ho pero quizás drásticamente, de la ley de la constitución. ( ... ) El
o estado de cosas cuyo conocimiento permite ejercer el juicio moral respecto corolario práctico es el principio judicialmente reconocido de
ele una conducta cualquiera. Si se desaprueba moralmente el homicidio, por que una constitución escrita no es un pacto suicida, y que sus
. ejemplo, ese juicio adverso puede justificarse diciend()_ que esa conducta trae
términos deben ser tanto restringidos como ampliados por
dolor e infelicidad a las personas afectadas o a la -sdtiedad entera, o que el
homicidio es de hecho desaprobado por el observador, o por la sociedad, o por
Dios, o que la acción de matar tiene una característica objetiva pero ajenp a
los sentidos materiales -la injusticia- que cualquier observador podría advertir so F1NNIS, John, Ley natural y derechos naturales, Abeledo-Perrot, Buenos
por sí mismo en su conciencia, a condición de que su percepción axiológica; la Aires, 2000, p. 308.
intuición, funcionara adecuadamente. Cada una de esas justificaciones postula 51 Nótese el uso de los adjetivos "genuino" y "auténtico", que permiten
una clase distinta de hechos morales: cómo sea posible élprehenderlos es ha~ina al observador _establecer excepciones implícitas a las expresiones "imperio del
de otro costal. ·· · · ' derecho" y "régimen constitucional" de acuerdo con su propio juicio moral;,,
LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 71
70 RICARDO A. GUIBOURG

las prohibiciones y autorizaciones 'implícitas' necesarias para como justa, injusta o aun aberrante de acuerdo con los crite-
evitar su explotación por aquellos dedicados a su derroca- rios morales que cada observador emplee.
miento52. Sin embargo, el positivismo debe sobrellevar otros in-
Es preciso destacar aquí que el párrafo es teóricamente
ambiguo. Afirmar que una constitución no es un pacto suici-
f convenientes que, eliminada la ayuda de la idea de justicia,
recaen sobre él sin otra red de contención.
da es una manera fuertemente retórica de decir que, en cier- · 1. El punto de partida
tas ocasiones, puede ser políticamente conveniente alzarse
contra la constitución. Sin embargo, llamar a esto un "prin- Si la validez depende de hechos sociales, el hecho social
cipio judicialmente reconocido" y fundarlo en prohibiciones más claro y habitual que puede invocarse como creador de
y autorizaciones "implícitas" supone reconocer un orden ju- normas válidas es el acto legislativo (dicho esto en sentido
rídico no positivo capaz de autorizar la desobediencia dd amplio, como acto formal de creación de normas jurídicas
orden positivo. Si se escoge la primera interpretación, Finnis de cualquier clase y nivel). Desde luego, en la concepción
sigue pareciéndose al positivismo excluyente. En cambio, si positivista -como en otras- no todas las personas tienen
el párrafo se aprecia del otro modo, se trata de una versión capacidad para crear cualquier norma y aun aquellas que la
dlel positivismo inclusivo, que ya ha sido examinado y criti- tienen no logran su propósito a menos que sigan ciertas for-
53
cado entre las teorías frindadas en la justicia. malidades. La primera condición es llamada competencia ;
Las teorías fundadas en la validez, que generalmente son la segunda, procedimiento. Si el acto creador requiere que
llamadas positivistas aunque no todos sus cultores acepten el agente sea competente y siga un procedimiento determi-
esa denominación, evitan las dificultades del discurso .moral nado, la identificación de tales condiciones ha de resultar de
54
porque, aunque no desdeñan ejercerlo, lo excluyen cuidado- otras normas que, por ese motivo, son lla'madas superiores •
samente en la enumeración de las condiciones que asignan a Como estas normas superiores se hallan sujetas a las mismas
una norma el carácter de derecho válido. Como consecuen- condiciones, requieren a su vez competencia y procedimien-
cia de esta actitud, una norma es jurídicamente válida por tos establecidos por normas de nivel superior y, así sucesiva-
otras razones, sin perjuicio de las cuales es posible calificarla mente, lo que da lugar a la estructura jerárquica del derecho,
que la Teoría Pura ha comparado a una pirámide: en la base
52
FtNNIS, John, Ley natural... ,.cit., p. 303. No resisto la tentación de recor- están las normas contractuales y las sentencias judiciales, que
dar el siguiente párrafo: "Nos afefrarnos a la Constitución como única tabla de son incontables, mientras el número de normas se estrecha a
salvación de todos los argentinos. Los militares de la Argentina de hoy creemos
en la civilidad. Lo esperamos todo de ella y es para ella que vigilamos un proce-
niedida que se asciende en la escala jerárquica. Sin embargo,
so que había desembocado en un punto muerto peli_groso para la democracia y
el bien común. Al tomar la decisión de promover el alejamiento del presidente,
53 Para un análisis lógico del concepto, cfr. Gu1souRG, Ricardo A.,
creernos salvar a la Constitución y recuperar la fe en sus principios" (pmcla-
"Formalización de la competencia", en Pensar en las normas, Eudeba,
ma del golpe de estado del 29 de marzo de 1962, que derrocó al presidente 11
11
Buenos Aires, 1999, p. 12 7. Versión inglesa: Formalization of Competence ,
coilstitucional Arturo Frondizi, en VERIJITSKY, Horado, Medio siglo de proclamas
en. Normative Systems in Legal and Moral Theory, Festschrift far Carlos E.
militares, Editora/12, Buenos Aires, ps. 90 y g·¡ ). No pretendo con esto sugerir
Afchourrón ancl Eugenio Bulygin, Dunker & Humblot, Berlín, 1997, p. 455.
que Finnis justifica los golpes de estado, pero sí indicar que la idea contenidJ
en ambos párrafos puede ser invocada para este mismo objetivo. s,¡ Cfr. l<ELSEf:l, Hans, Teoría Pura ... , cit., p. 232.
1 , ,
72 RICARDO A CUIBOURG LA CONSTRUCClON DE LASTEORIAS DEL DERECHO 73

esa pirámide ha de tener algún vértice. La constitución és unánime), esa eficacia por sí sola le confiere la competencia
superior a todas las demás normas, pero a menudo el prn- para iniciar un sistema jurídico 56 y lo eleva a la categorfa
cedimiento de su creación o modificación es el establecido de constituyente (o p1~e-constituyente) con independencia de
en una constitución anterior. Cualquiera sea la longitud de sus virtudes o defectos jurídicos, políticos y morales. Kelsen
la sucesión regular de constituciones 55 , que generalmente es presenta esta norma fundamental como un presupuesto epis-
bastante breve, se llega inevitablemente a una primera cons- temológico del discurso jurídico y -ho como una norma po-
titución histórica que no funda su validez en otra anterioL sitiva: el propio observador presupone la norma básica, en
En ese punto histórico, cualquier investigación sobre ios ciertas circunstancias, para comprender jurídicamente la si-
hechos sociales que dieron lugar a la primera constitución tuación de hecho 57 •
revela actos de revolución, usurpación o cambio político de Hart, por su parte, encuentra el último fundamento en
clase semejante, ejecutados por personas a quienes las nor- la regla de reconocimiento 58 • Sostiene que todos los que ha-·
mas anteriormente vigentes no asignaban competencia para blan de derecho aplican esa regla aun cuando nadie la haya
dictar por sí una constitución ni para convocar (según el dictado. La regla contiene criterios para establecer qué nor-
criterio y el procedimiento que ellos eligieran) a una asam- mas pertenecen al sistema: los criterios pueden ser varios y
blea o convención que la dictase. Si un positivista acepta esa no depender de delegaciones entre ellos, pero en ese caso hay,
asunción de competencia y de procedimiento a partir de fa de todos modos, uno que es supremo. No plantea la regla.·d.e
aprobación política retrospectiva, está reintroduciendo ,el reconocimiento como un presupuesto epistemológico, sirio
concepto de justicia que pretendía excluir. Es preciso, pues, como una práctica que puede ser apreciada desde el pu,ito
encontrar otro factor de aceptación. de vista externo, el de un observador no involucrado, c0111'0
Kelsen lo encuentra en el concepto de eficacia, que sirye un historiador o un antropólogo, o desde el punto ·de vista
de apoyo a la Grundnorm o norma fundamental (también interno, que corresponde al individuo sometido al derecho
llamada en castellano básica o fundante): si un individuo}o que describe 59 • Desde este último, la regla de reconocimien-
un grupo logra asumir el poder y obtener de .la población una to aparece como una norma que se aplica implícitamente y
obediencia general y duradera (aunque no necesariamente se da por supuesta (planteo semejante al de Kelsen); desde
el punto de vista externo, aparece como un puro hecho so-
cial, a saber, que las personas que integran cierta comunidad
55 El procedimiento fijado por una constitución para regular su propia
modificación ha dado lugar a un interesante debate sobre la autorreferencia
normativa. Cfr. Ross, Alf, "Sobre la auto-referencia y Un difícil problema de de-
recho constitucional", en El concepto de validez votros ensayos, Centro Editor, 56 Cfr. l<ELSEN, Hans, Teoría pura ... , p. 2 ·17 y ss; Teoría general ... , ps. ·¡ 39
Buenos Aires, 1969; BuLYGIN, Eugenio, "Tiempo y valídez", en AtCHOURRó('I, y ss. Kelsen advierte que el nuevo régimen conserva a menudo la mayoría de
Carlos E. - BuLYGIN, Eugenio, Análisis lógico y derecho, Centro de Estudios las normas vigentes durante el período anterior, pero afirma que todas ellas
Constitucionales, Madrid, 1991, p. 195; GumouRc, Ricardo A., "La autorrefe- encuentran ahora un nuevo fundamento en la reciente 1101-ma básica.
rencia normativa y la continuidad constitucional", en BuLYGIN - FARELL - N1No
57 Un comentario sobre este punto puede hallarse en GumouRG, Ricardo
- RAsoss1 (comp.), El lenguaje del derecho - Homenaje a Cenara R. Carrió,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1983, p. 181; N1No, Carlós S., La validez cf,el A., Derecho, sistema y realidad, Astrea, Buenos Aires, 1986, p. 26.
derecho, Astrea, Buenos Aires, 1985, ps. 70 y ss.; GuARINÓNI, Ricardo, La auto- 58 HART, H.L.A., El concepto ... , ps. 125 y ss.
rreferencia normativa y_la validez jurídica, Fontamara, México, 2008. · 59 lbiclem, p. 128.
74 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 75

aceptan como derecho las reglas que tengan tales o cuales · Alchourrón y Bulygin, a su vez, se preocupan por la es-
características . tructura interna de los sistemas normativos antes que por
Para Ross -que se considera un realista- el hecho justificar o explicar su origen. Dan por sentado que para
social que funda la vigencia (vocablo usado en la versión cada sistema normativo hay un criterio de identificación (o
castellana), consiste en que los jueces o tribunales estén dis- grupo de normas oríginarias) que, cualquiera sea su conteni-
puestos a aceptar ciertas reglas como fundamento de sus do y a modo de axioma de un sistema deductivo, sirve para
.decisiones 60 • determinar la identidad del sistema normativo así como la
El 'test' de la vigencia es que sobre la base de esta hipótesis,
pertenencia de otras normas al mismo sistema 64 • . ......

esto es, aceptando el sistema de normas como un esquema de


La necesidad de reflexionar acerca del punto de partida
interpretación, podamos comprender las acciones del juez (las
de una concepción del derecho fundada en la validez con-
decisiones de los tribunales) como respuestas con sentido a con-
duce a algunas perplejidades. Algunos se preguntan por qué
diciones dadas y, dentro de ciertos límites, seamos capaces de
es necesario o conveniente suponer una norma fundamental
predecir estas decisiones, de la misma manera que las normas que nadie dictó y, por lo tanto, no "existe" en el sentido en
del ajedrez nos capacitan para comprender las movidas de ,los ¡.
¡-
el que suele asignarse existencia a las normas jurídicas: ¿por
jugadores corno respuestas con sentido, y para predecirlas. 61
¡' qué no asignar esa función a la constitución misma? Otros
r.,
se quejan de que la estricta dependencia de la validez de la
A partir de aquí, acepta en. general la estructura pirami- norma fundamental respecto de su propia eficacia conduce
dal del derecho (aunque sitúa la teoría de las fuentes dentro a aceptar con soltura cualquier golpe de estado que tenga
de la ideología que permite explicar las actitudes de los jue- éxito. También es posible razonar que, si el hecho social del
ces62) y se extiende en agudas consideraciones acerca de la que depende 1a vigencia del derecho es la disposición de los
interpretación de las normas positivas 63 . jueces a fundar sus sentencias en ciertos criterios, la moral
-que a menudo es invocada por los jueces en sus fallos-\
también integra el sistema jurídico junto con las normas le-)"..✓
60
Ross, Alf, Sobre el derecho y fa justicia (trad. Genaro R. Carrió), Eudeba,
gisladas, lo que tiende a abonar la tesis del llamado positiJ _,j

Buenos Aires, 1963, ps. 34 y ss. vismo inclusivo.


61
Ibídem, p. 34. Kelsen había criticado este punto de vista como circular, El último de tales argumentos será respondido en el
ya que es el derecho válido el que determina quién es juez y quién no lo es próximo capítulo. Para los dos primeros, es posible dar aho-
(KELSEN, Hans, Teoría pura ... , p. 245). Ross tiene una respuesta: " ... que el orden ra una explicación que, sin eliminar completamente la difi-
jurídico forma u1i todo que integra las reglas de derecho privado con las reglas
de derecho público. Fundamentalmente, la vigencia es una cualidad atribuida
cultad, al menos la disminuya sensiblemente. El positivismo
al orden como un todo. El test ele-la vigencia es que el sistema en su integridad, normatívista tiende -con mayor o menor insistencia- a
usado como .un esquema de interpretación, nos haga comprender, no solo la encarar el derecho como un sistema deductivo 65 • Un siste-
manera como actúan los jueces, sino también que ellos actúan en calidad de
tales. No hay punto de Arquímedes para la verificación, no hay seqor alguno
del derecho que reciba verificación antes que los restantes" (ibídem,· p. 36). 64
ALCHOURRÓN, Carlos - BULYGIN, Eugenio, Introducción ... , cit., ps. 118 y ss.
62
Ibídem, ps. 73 y ss. 65
Alchourrón y Bulygin han escogido un modo claro y elegante de ex-
63
lbidem, ps. 105 y ss. poner esta idea: un sistema deductivo es un conjunto de enunciados que corn-
76 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 77
''§

----...
.... ~

ma deductivo, compuesto por axiomas y teoremas, opera fuerza en el ámbito en el que vivimos. De ahí que proponga
como una estructura en cierto modo circular: los teoremas partir de una norma fundamental aproximadamente calcad.a
se deducen de los axiomas y los axiomas podrían a su vh de la _9!g.ªTii~gfi_9,n,_dtLgo.bi.er.1.1Q. . que..efectivamente . se.· ha.He
deducirse de los teoremas, a condición de que ellos se con- en_elpoder 6?~~uiera sea su legitimidad moral o política:
virtieran a su vez en axiomas. Es teóricamente posible crear si un golpe de estadoaesaioj'a--a:·-iifi··góhiefño··cohstitücional
infinitos sistemas deductivos internamente perfectos, p~ro cualquier ciudadano, con independencia de su juicio acerca
sólo estamos interesados en aquellos que sirven para algo: de tal hecho, tendrá que convivir con la nueva situación. Si
nos parece que sirven cuando muestran cierto isomorfismo eso es lo que quiere hacer, será mejor que presuponga la nue-
con algún segmento de la realidad (o, más estrictamente, va norma fundamental (sin que eso implique necesariamente
cuando muestran cierta correspondencia con nuestra fonna aprobarla) y extraiga de ella la capacidad para· interpretar
de interpretar y ordenar un segmento de la realidad), lo que sistemáticamente los actos de personas que a su alrededor
los torna útiles corno modelos formales. Así es como la geo- se titulan gobernantes; policías o jueces. En cambio, si sti.
metría de Euclides -la de uso más habitual- resulta útil prioridad es restablecer el orden constitucional vulnerado
para interpretar y manejar datos acerca de la forma y las di- --especialmente si lo hace desde el exilio- preferirá atener-
mensiones de los objetos físicos a nuestro alcance, mientras se al axioma anterior y calificar corno delitos los actos del
la de Riernann sirvió de base a Einstein para su Teoría 'pe gobierno surgido del golpe de estado. Cuál de estas alterna-
la Relatividad y la de Lobachevsky rige para un hipotético tivas se adopte no depende tan solo de la opinión moral, po-
espacio hiperbólico 66 • , lítica o jurídica del observador, sin.Q_jambién del tiempo que
.,.·-·-......, De modo semejante, la concepción norrnativista del de- du~-ª si tua ció n _ir re_gg!_§;!,...4,~JJ.:.S... E~~-S..l?\~!{ya"sj59Jf.t1fa:(teales
recho permite postular infinitos sistemas jurídicos diferentes: de retrotraer completamente la situación al estado -original ·
cuál o cuáles de ellos hayamos de adoptar para nuestro uso y· dera·-may'or--o. menor dependencia ei-ú:re Ta' vi'dá ·e o tidiaria.
~y-·---·-·,.-·. . . ·-·· ·1·· ,,. · - .b......... . . . .......1.............. --1··· .......... ·-· ....... ···"--11...... ................ ··f· · · · ·· .
cotidiano depende del objetivo que pretendamos servir. La de suJeto y e am 1to _socia en e que aque as conc uctas se
Teoría Pura del Derecho, por ejemplo, da por supuesto qt1e lleva"ñ·a cabo 68 --:Estas decisiones no son jurídic.as rnoráles, ni
querernos interpretar y manejar los episodios del uso de Ja
67 La correspondencia entre un sistema deductivo y el segmento de la rea-
prende todas sus consecuencias; un sistema normativo es un sistema deduc- lidad al que ese sistema sirve de modelo descriptivo e interpretativo nunca es
tivo que incluye por lo menos una norma; un sistema jurídico es un sistema ·absoluta: así como los objetos triangulares jamás son perfectos triángulos, la rea-
normativo que prescribe por lo menos una sanción (Cfr. ALCHOURRÓN, Carlos lidad del uso de la fuerza nunca es exactamente como las normas que la organi-
E. - BULYGIN, Eugenio, Introducción ... , cit., ps. 103 y ss.). 'i zan dicen que debe ser y, a su vez, esas normas difícilmente correspondan con
66
El quinto postulado de Euclides dice que, por un punto exterior a uAa precisión al modelo abstracto que elijamos aplicarles. Pero mientras las diferen-
recta, pasa una y solo una paralela. A partir de la sustitución de ese postula- cias sean descriptivamente soportables (es decir más o menos excepcionales o
do por otro, que diga que por dicho punto no pasa ninguna paralela, o pa- no muy pronunciadas), resulta útil enunciar normas como modelo explicativo y
san infinitas paralelas, se inició la creación de una cantidad de geometrías ,no predictivo ele aquellos actos y, en un nivel más abstracto, también puede resultar
euclidianas. Entre quienes han explorado este campo hay que citar a Giova~ni útil interpretar y describir esas normas de acuerdo con un modelo sistemático-de-
G. Saccheri (1667-1733), Karl Friedrich Gauss (1777-1855), Nikolai lvánov(é:h ductivo fundado en el axioma de cierta norma básica o regla de reconocimiento.
Lobachevsky (1793-1856) y Johann Bolyai (1802-1860): Or. SANTALó, Luis !::,., 68
Un ejemplo de lo dicho es el gobierno de la República Española en el
Geometrías no euclidianas, Eudeba, Buenos Aires, ·1961. · e¡<ilio, que en medio de la reacción contra el fascismo fue acogido por México,
P·.·.
t"

78 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 79

sino derivadas de una prudencia flanqueada por el temor y portamiento diferente- los funcionarios y jueces del sistema
la esperanza: aunque conflictivas y a veces desgarradoras, jurídico aplican la sanción prevista en caso de infracción,
son decisiones epistemológicas de base pragmática, como las puede decirse que la norma ha sido eficaz.
que nos llevan a aplicar una geometría, una aritmética, una Es claro que las normas no siempre son eficaces: hay
lógica o, como hubo que decidir en el Renacimiento~ una constantemente un número de casos en los que un ciudadano
concepción geocéntrica o heliocéntrica de nuesfro sisitema · adopta una conducta opuesta a la exigida por la ley y no se
s.olar 69 • le aplica sanción alguna, ya sea porque la infracción no es
advertida, porque el infractor escapa o porque la adminis-
21. Los efectos intrasistemáticos de la conducta real tración judicial no encuentra pruebas suficientes para con-
denarlo. Es más, puede afirmarse que la relativa ineficacia de
.,..-"-,, Supuesto que sea un punto de partida para la derivación las normas constituye un factor sobreentendido en el funcio-
( de las normas jurídicas pertenecientes a un mismo sistema, namiento del sistema jurídico normativo. Pero, cuando esa
sucede que esas normas pueden ser más o menos obedeci- ineficacia es tan general y duradera que llega a perderse el
(, das por los ciudadanos. O, para hablar con mayor precisión, respeto alguna vez tributado a la norma ineficaz, los ciuda-
I::
\ toda vez que el verbo "obedecer" podría implicar cierta ac- danos dejan de sentirse obligados por la norma y hasta los
\ titud mental respecto de la norma, actitud que no siempre jueces acaban por desdeñar su aplicación. En esos casos, se
puede averiguarse, las conductas de los ciudadanos pueden dice a veces qUe la norma ineficaz ha perdido su validez, ha
mostrar mayor o menor coincidencia con la prescripta por dejado de pertenecer al sistema, porque ha caído en desuso
las normas. A su vez, las normas jnrídicas suelen disponer (desuetudo). .-"i
que, en caso de que la conducta de un ciudadano no coinci-
da con la prescripta, se aplique al infractor alguna clase de
sanción. Cada vez que un ciudadano se comporta de acuerdo
con lo prescripto, y también cada vez que -frente a un com-
de un fenómeno tradicionalmente aceptado, en sentido posi- · ~
0
El desuso, sin embargo, no es más que el efecto negativo· 41

tivo, como creador de normas: la costumbre. El derecho ro- . _;


mano ya daba por sentado que las normas juddicas_pueden
ser creadas informalmente, no por un acto legislativo deli-
berado sino por la conducta de los ciudadanos (inveterada
reconocido por varios países e incluso miembro de la ONU en 1945, hasta que consuetudo ). Para que dichos actos particulares redunden~,,.
la Guerra Fría y los cambios de las.políticas internacional y española lo dejaron
aislado a tal punto que se autodiiiólvió en 1977.
en una norma consuetudinaria se requieren tres condicio- "'
69
En efecto, que la Tierra gi~a alrededor del Sol no es "más verdadero"
nes: que, en un número grande de situaciones semejantes,
que la afirmación inversa, puesto que "girar alrededor' es un término relacional los ciudadanos se comporten de manera también semejante,
que solo se comprende a partir de la previa selecció,:i de un punto de referencia que esa regularidad se mantenga durante un tiempo prolon-
que se postule como central (ver cápftulo anterior, nota 28). La principal ventaja gado y, finalmente, que ella no consista en un mero hábito,
de la concepción heliocéntrica consiste en que es más sencilla y fructífera que
su opuesta. Este argumento, en consonancia parcial con la posición de Ross an-
corno el de mirar televisión por la noche, sino que se funde
tes citada, sugiere que el "punto de Arquímedes" del derecho concebido como en el sentimiento de que tal es el comportamiento debido.
sistema normativo se encuentra fuera de él, en la disposición del observador Esta última condición recibe el nombre de opinio iuris sive
para utilizarlo, que es lo que sostienen, cada uno con sus palabras, Kelsen y ne cessitatis.
Hart.
80 RICARDO A. GUIBOURG í ,, ,.
LA CONSTRUCCION DE LAS TEOR!AS DEL DERECHO 81

La costumbre, indiscutida desde la antigüedad como una


dictadas por el Poder Legislativo hacen las veces de ;ugue-
de las fuentes del derecho, ha sido sin embargo objeto de al-
~es vistosos para qu~ los juristas-niños se entretengan con\
gunos debates .. Es fácil sostener que una ley empieza a regir os 71 • De este modo, la introducción de la costumbre como
desde su promulgación o publicación pero, ¿cuándo comienza ente de derecho empuja la. teoría n. ormativista por la pen-
la validez de una norma consuetudinaria? Y, lo que es más im- ente del realismo, que es su negación. ---.,/
portante, ¿cómo podemos estar seguros de la existencia de 'tal ~ La aceptación de la costumbré· como creadora de dere- '\
norma, o de su contenido? Una respuesta sencilla consiste'en cho en una teoría normativista acarrea también dudas acerca )
observar su aplicación por los jueces: si ellos fundan sus sen- de las condiciones que tradicionalmente configuran el dere- ;
tencias en una norma consuetudinaria, ese es un buen indicio .

cho consuetudinario. /
/

de que tal norma existe. Pero, si la única manifestación cert~ra Debe existir convergencia de conductas, lo que supone
de una costumbre jurídica consiste en su aplicación judicial, que una pluralidad de personas obre del mismo modoen
¿no podría decirse que el derecho consuetudinario, para 'los circunstancias parecidas. ¿Cuántas personas conforman es~
efectos prácticos, es creado por los jueces? Una respuesta ne- plurálidad? Seguramente no hemos de exigir que lo haga
gativa puede fundarse en que si un juez aplica una norma con- toda la población, puesto que tampoco exigimos unanimi-
suetudinaria es porque entiende que ella existía desde anfes. dad en el cumplimiento de las leyes. ¿Bastará con dos ac-
Entonces, ¿existía y nadie lo sabía? ¿Cómo lo averiguó el j4~z, ciones convergentes?, ¿con diez o quince?, ¿se tratará de un
si ningún otro juez había aplicado antes esa norma? · porcentaje de los casos que se presenten?; en ese supuesto,
El hecho de que jamás se dispone una encuesta o inves- ¿hará falta más de ochenta por ciento?, ¿será suficiente con
tigación de campo para determinar la ·existencia de una cos- cuarenta?, ¿treinta, veinte, diez?
tumbre jurídica y, en cambio, las sentencias dan tal hecho por La convergencia ha de prolongarse en el tiempo, pero
sentado como algo evidente abre aquí un margen para la s9s- nadie se ha atrevido a decir cuántos días, meses o años debe-
pecha: ¿acaso el derecho consuetudinario no es más que im ría durar. Este es un aspecto sumamente sensible de la fuente
recurso retórico para que los jueces, en ciertas condiciones, consuetudinaria que puede verse afectado por· un ejemplo
dispongan lo que creen apropiado en ausencia de otra ley?'. imaginario. Supóngase que un abogado es consultado por
Esa sospecha tiene un defecto: permite destruir más de un diente, preocupado porque acaba de promulgarse una ley_
lo que pretende. En efecto, si los jueces hacen la costumbre que le exige pagar un impuesto muy oneroso. El abogado,
al aplicarla, ¿por qué no decir que hacen también la ley? ·que secretamente ha construido una máquina del tiempo, se
Oliver W. Holmes, magistrado prestigioso, sostuvo que, al encierra en el despacho contiguo, se traslada treinta años en
interpretar y aplicar la ley, el juez decide primero lo que. le el futuro y, luego de consultar la jurisprudencia, contesta a su
parece justo y después busca los argumentos jurídicos pa,ra cliente: "No se preocupe: esa ley, aunque acaba de sancionar-
sostenerlo 7°. Llewellyn fue más allá: dijo que el derecho::es se, está en desuso. Nadie lo sabe todavía, pero yo lo sé por-
lisa y llanamente lo que hacen los jueces, en tanto l.as leyes

71
70 LLEWELLYN, K. N., "The Normative, the Legal and the Law-Jobs: the
H0LMES, Oliver Wendell, La senda del derecho; Perrot, Buenos Ai!es,
1959. . . Problem of Juristic Method", en Yale Law Journal, 1940. Citado por N1N0, Carlos
S., en Introducción al análisis del derecho, Astrea, Buenos Aires, 1980, p. 45.
RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO . 83
82

que lo he comprobado. Ninguna autoridad la aplicará jamás para la teoría: si cualquier norma legislada está sujeta a de-
y nadie sufrirá consecuencias por no cumplirla. No pague el rogación por desuso, la legislación y la costumbre quedan
ünpuesto, porque usted no está obligado a hacerlo" •
72 reducidas a una misma y falible predicción acerca de la con-
La opinio, o conciencia de obligatoriedad, ha sido ob- ducta futura de los jueces.
¡.·
jeto de críticas. Si ella es una condición para que la norma ~; 3. tl poder de los jueces
empiece a existir, ¿implica eso que los autores de la cornduc- · r·(:'
ta convergente deben tener una creencia equivocada, ya que Una de las consecuencias prácticas de la falencia me-
todavía no están obligados por la norma que ellos, en con.- todológica descripta en el cap. I es que no existe medio in-
junto, contribuyen a crear? Kelsen, que admite el derecho tersubjetivo alguno, dotado de un consenso suficientemente
consuetudinario, se conforma con que los agentes se crean uniforme, para dirimir las controversias regladas por el de-
obligados "por una norma cualquiera" 73 , tal como una nor- recho. ·
ma moral: esa creencia, unida a las demás condiciones, pue- La parte más notoria de esa circunstancia es la que ver-
de desencadenar la creación de la norma. Pero, aunque así sa en torno de la quaestio iuris: aunque se disponga de leyes
se admitiese, ¿cuántos de los agentes que llevan a cabo la escritas, diversas técnicas de interpretación -difícilmente
conducta deben creer que ella es obligatoria? ¿Con qué in-· distinguibles de las técnicas .retóricas- permiten debatir
tensidad deben creerlo? En este aspecto, ¿la importancia dé f acerca de su contenido. Y, aun por encima de ese contenido,
los individuos es igual que en la democracia, donde cada uno la a1pelación a valores, a principios generales o a distintas
tiene un voto? ¿Da lo mismo que la costumbre sea conside- formas de ponderar los principios que se estimen en juego
rada moralmente obligatoria por los pobres o por los ricos, permite sostener soluciones autónomas, a menudo. apoya-·
por los poderosos o por los excluidos? das en normas constitucionales de contenido inevitablemen-
Una sola respuesta sirve a la vez para satisfacer todas te vago.
aquellas preguntas, pero no es una respuesta tranquilizadora · La incertidunibre, sin embargo, alcanza también a la
para el positivismo normativista. Para que aparezca una nor- qua,estio facti. Los hechos, como fenómenos empíricos,
ma consuetudinaria, positiva (creadora de una obligación) sucedieron de alguna manera y no de otra, por lo .que los
o negativa (derogatoria por desuso), debe haber tantas con- modelos descriptivos que se propongan acerca de ellos son
ductas convergentes, a lo. largo de tanto tiempo, sostenida necesariamente verdaderos o falsos. Muchos modelos ver-
por tanta convicción de tantas personas tan relevantes, que daderos pueden proponerse, distintos en cuanto al énfasis
se!1 posible prever que los jueces han de admitir la existencia que se aplique a la descripción de una o más de las infinitas
de: tal norma. Lo que importa de la costumbre no es tanto su características de cada hecho; pero este no es estrictamente
historia pasada (que sin embargo contribuye a cimentada y un problema de la quaestio facti sino de la quaestio iuris: la
sirve para argumentar a su favor), sino su futuro previ.sibie. decisión que favorezca una descripción verdadera frente a
Con esto se abre, como señalé antes, una grieta peligrosa otras depende del juicio de relevancia que el sujeto adopte
para el caso, juicio que no es impuesto por la realidad mis-
72 Cfr. Gv1souRG, Ricardo, Derecho, sistema ... , cit., ps. 38 y ss. ma sino prescripto por las leyes y por la interpretación que
73 KELSEN, Hans, Teoría general ... , cit., ps. 134 y 135.
de ellas se haga.
84 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 85

. Ahora bien, una cosa es postular que una descripción de cída por el sistema jurídico, no contiene garantía definitiva
los hechos es verdadera (y por lo tanto elegible por el obser- de verdad. Por eso su~le hablarse de la diferencia entre la ver-
vador según los juicios de relevancia que adopte) o bien falsa dad real, o material, y la formal o "verdad del expediente" 74 •
(y en consecuencia desechable para todo razonamiento que La necesidad de \resolver tanto acerca de los hechos
pretenda fundarse en la verdad), y otra muy distinta es ave,ri- (mediante datos empíricos insuficientes y de controvertible
guar si una descripción dada es verdadera o falsa. Además):l.e relevancia) como acerca del derecho aplicable (a partir de
. cualquier controversia que las partes litigantes mantengan datos escasamente empíricos y altamente controvertibles),
acerca de la mayor o menor relevancia de cada característi.ca así como la ausencia de pautas objetivas suficientes para jus-
de los hechos ocurridos, es habitual que sostengan modelos tificar esa resolución en los casos concretos, han conducido a
descriptivos incompatibles, de tal suerte que, si uno de eUos diseñar la figura del juez. ·
es verdadero, el otro ha de ser necesariamente falso. · El juez es un individuo (o un grupo de individuos, si
La decisión acerca de tal tipo de controversia no es ~e- se trata de un tribunal colegiado) que asume la autoridad
mejante ·ala que se requiere en el campo de la ciencia, doripe de adoptar aquellas decisiones para cada caso de tal modo
se busca describir regularidades y es posible experimentar que su declaración sea considerada por todos como social-
sobre nuevos hechos, ahora y en el futuro, para coi1firma1,; o mente más relevante que la controversia previa 75 • Esta condi-
refutar las hipótesis generales: se parece más a la que se ej'er- ción implica que incluso la parte perjudicada por la decisión
ce en el ámbito de la historia,· donde es preciso encontrar y acepte que, de hecho, ella dirime el conflicto. Es claro que tal
valorar vestigios que, de manera necesariamente incompl~ta, aceptación no puede provenir sino de un extremo respeto
permitan reconstruir una descripción de hechos individua:les por la figura del juez o, con mayor probabilidad, del hecho
pretéritos que pueda juzgarse digna de crédito. Pueden pf o- de que la decisión judicial se encuentra respaldada por1 la
ponerse vestigios reales o fingidos (testigos veraces o ihfiel~s) fuerza del estado y, si fuera desconocida, podría imponcirs'e
y aun los vestigios reales pueden interpretarse -otra vez}:de coactivamente.
acuerdo con juicios de relevancia de origen subjetivo- coip.o Es preciso destacar, sin embargo, que, si por resolver el
más o menos certeros para fundar la credibilidad de ciej:ta conflicto ha de entenderse que una de las partes quede con-
descripción. . ;. vencida de su error y dispuesta a reconocerlo, la decisión
En la averiguación histórica esas controversias queqan
siempre abiertas, se decantan paulatinamente con la apa-
rición de nuevos vestigios y de nuevas propuestas de apfe- 74
La distinción es razonable, pero su plausibilidad se ve empañada por
ciación de los datos existentes y dan lugar a conclusiones el uso dual de la palabra "verdad". La llamada verdad material corresponde al
concepto de verdad empleado en la vida cotidiana y en las ciencias empíricas,
provisionales, a menudo discutidas y sujetas a modificaci?m en tanto la "verdad formal" no es sino una declaración judicial de la que se
ulterior. En derecho, en cambio, es necesario proporcioriar espera y desea que se ajuste a la verdad a secas pero, aun cuando sea falsa, ha
respuestas definitivas para zanjar los conflictos. Pa:ra eso se de ser tratada como si fuera verdadera por imperio del poder jurisdiccional. Cfr.
toman en cuenta los elementos disponibles,· se ejercen Jos GumouRc, Ricardo A., "Real, justo, legal", en LL del 19/7/2004.
modos de apreciación presentes en la coyuntura y se ext1:ae 75
Eri esta reflexión, el concepto de juez personifica la unidad de la ad-
ministración judicial y, por lo tanto, se integra también con la última instancia
de ellos una conclusión de hecho que, aunque se halle bende-
• •1
disponible para cada controversia.
86 RICARDO A. GUIBOILJRG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 87

{'-·judicial no resuelve el conflicto como, en el campo de la cíen- autoridad y ,el límite de lo que se espera del ejercicio de la
¡ cía, un experimento decisivo puede resolverlo, al menos pro- jurisdicción que se les confiere. En esas condiciones, ¿por qué
\ visionalmente. La sentencia zanja el conflicto de modo auto- hay que cumplir una sentencia equivocada? La respuesta más
ritario: lo da por terminado· con una declaración que todos común consiste en recurrir a la cosa juzgada: las leyes proce-
están obligados a acatar con su conducta exterior, pero deja sales indican que una sentencia judicial, si no es formalmente
subsistentes todos los argumentos que puedan esgrimirse en apelada o si resulta confirmada por la última instancia com-
dtsidencia con ella, así como el juicio subjetivo que cada uno petente para revisarla, tiene fuerza de ley y su cumplimiento
hubiese abrigado acerca de la controversia. Todo este calde- se vuelve obligatorio sin más. Pero, ¿implica esto que la ley
ro de insatisfacciones queda cubierto, pero no desactivado, no solo prevé la posibilidad de su propia violación sino que
por la institución de la cosa juzgada. además ordena que esa violación, una vez decidida por .la
·¡ Este estado de cosas obliga a la teoría del derecho a administración judicial, sea efectivamente ejecutada?
1,plántearse una pregunta que influye en su propia estructura Semejante contradicción se convierte en una verdadera
ejpistemológica: _{E:tJ-~1.l_<:;9uivocarse los jueces? aporía de la teoría del derecho, porque vuelve inconsistentes
Sostener q u·e Tos j uece~tñc:r-se-equ.-i-veea1ípo-rq ue son sa- r\ los contenidos del sistema jurídico. ·
bios no sólo es poco creíble en términos humanos, sino que [;: Kelsen ha intentado una Sé:J.lida mediante la tesis del con-
t
además choca con la evidencia de que distintos tribunales
resuelven de modo divergente conflictos de la misma dase 76 •
Una respuesta más realista es la afirmativa: sí, los jueces
r
·-e
tenido alternativo de las normas. Dice que el concepto de
ley inconstitucional es una contradictio in adjectio 77 , pero
agrega:
pueden equivocarse y a menudo lo hacen, lo que da lugar a
La constitución faculta al legislador a producir normas jurí-
la apelación de sus fallos ante instancias superiores, que a
su vez también pueden equivocarse. Este punto de vista, sin dicas generales también en un procedimiento distinto del de-
embargo, genera una dificultad. Los jueces están para cum- terminado directamente por las normas de la constitución,
plir las leyes, no para violarlas. Tal es el fundamento de su dándoles otro contenido del que determinen directamente las
normas constitucionales. (... ) Las disposiciones constituciona-
les que regulan la legislación tienen el carácter de disposiciones
76
Esta evidencia aparece tr_adicionalmente oculta por el argumento según alternativas. La constitución contiene una regulación directa y
el cual cada proceso es un mundo en sí, dotado de infinitas características, de otra indirecta, de la legislación, teniendo el órgano legislativo_
tal modo que dos sentencias aparentemente divergentes podrían justificarse por la elección entre ambas. 78
igual en ciertos matices distintos de los casos resueltos. El carácter ficticio de f
~.
este razonamiento puede advertirse en el hecho de que tales matices distintos La diferencia entre las dos alternativas consiste, según
pueden no hallarse invocados en los fundamentos de las sentencias y en ,que la Kelsen, en que la ley sancionada de acuerdo con la regulación
propia concepción del sistema jurídico como un conjunto ordenado de normas
generales implica el privilegio de ciertos juicios de relevancia que, una vez
directa solo puede ser derogada por otra ley, en tanto la que se
a1plicados, conducen a menospreciar la gran mayoría de las circunstancias de funda en la regulación indirecta puede ·también ser eliminada
los casos semejantes, para prestar atención tan solo a los caracteres jurídica-
mente relevantes. De otro modo sería imposible administrar justicia de acuerdo
77
con \a ley y quedarían privados de todo sustento instituciones como la jurispru- KELSEN, Hans, Teoría pura ... , cit., p. 277.
78
dencia, el precedente, la casación y los fallos plenarios. Ibídem, p. 279.
LA CONSTRlDCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 89
88 RICARDO A. GUIBOURG

tuciones, salvo corno consejos generales carentes de obliga-


por Ia decisión de un tribunal constitucionaF9 • Esta salida ·es toriedad o, corno suge.ría Llewellyn, para servir de "juguetes
notablemente insatisfactoria a poco que se advierta que un tri- vistosos". Kelsen opondría a esta conclusión una objeción
bunal constitucional puede declarar la inconstitucionalidad de última: para que haya decisiones judiciales debe haber juei:es
una ley que "en realidad" era constitucional, o viceversa. En y, para que haya jtieces, debe haber normas que los designen
esas. condiciones, la diferencia entre las dos alternativas des- en tal carácter y les fijen un procedimiento; tales normas,
aparece y el contenido alternativo de la norma general acaba junto con otras, son fuentes obligatorias de aquellas deó-
por diluir por completo el sistema de normas positivas 80 . siones82. Sin embargo, para esta objeción cabe la respuesta
Esa reflexión abre la puerta a la tercera respuesta: los de Alf Ross, quien señala que no hay en el sistema jurídico
jueces no son perfectos, pero de todos modos no pueqen un punto de Arquímedes que deba verificarse antes qúe los
equivocarse porque la ley y la constitución son lo que los demás. Si to~lo el sistema constituye un modelo explicativo
jueces (de última instancia) dicen que son. Tal opinión puede del modo corno se tornan las decisiones, la identidad de los
ejernplifi~arse con la posición de Gray: jueces y el procedimiento judicial, lo mismo que las normas
El derecho del estado o el de cualquier grupo organizado de contenidas en los códigos de fondo, forman parte de un mo-
hombres, está compuesto por las reglas que los tribunales, e~ delo orgánico cuya utilidad depende de su semejanza con la
decir, los órganos jurisdiccionales de este cuerpo, estableceri realidad, y no al revés. Ha de recordarse aquí la posición del
para la determinación de los derechos subjetivos y los debere~ propio Kelsen, cuya teoría de la obligación depende de la im-
jurídicos. (... ) El conjunto de reglas que los tribunales esta~ putación de una sanción a la conducta opuesta 83 • No se trata
blecen, no es la expresión de un derecho preexistente, sino el aquí de reproducir la controversia acerca de la "serie infinita
derecho a secas. (... ) El hecho de que los tribunales apliqueq de sanciones" 84 • El punto es que, si .el sistema jurídko sujeta
determinadas reglas es lo que las convierte en derecho, pues ne, al juez a sanción en caso de prevaricato pero a la vez contie-
hay una entidad misteriosa llamada "derecho" además de la~ ne una norma que sanciona a quien no cumpla una sentencia
mismas reglas, por lo cual los jueces son los creadores, más que judicial contraria a derecho, esta norma aparece en contra-
los descubridores del derecho. (... ) A menudo se afirma que eJ dicción con la norma que el juez estaba obligado a aplicar.
derecho está compuesto por dos partes -derecho legislado y
derecho jurisprudencial-, pero en realidad todo el derecho es 82
KELSEN, Hans, ibídem, p. 183.
creación del juez 81 • 83 KELSEN, Teoría pura ... , cit., ps. 129 y ss.
Si -cualquiera sea el texto adoptado por las leyes o por
84 Esta idea fue planteada por Nicholas Sergeyevich Timasheff, quien se-
ñaló que las leyes sólo son fuentes obligatorias en la medida en la que los jue-
la constitución- el derecho es, en de:6,nitiva, lo que los jueces ces estén sujetos a sanciones en caso de no aplicarlas. Sin embargo, las sancio-
hacen, cabe preguntarse para qué hacen falta leyes y consti- nes con las que se amenaza a los jueces dependen a su vez de otros jueces (en
el caso de prevaricato) y, en última instancia, del órgano con competencia·para
sancionarlos o destituirlos. Este órgano, por su parte, difícilmente se encuentre
79
lbidem, p. 280. . sujeto a sanciones si no destituye a un juez que se haya negado a aplicar lajey.
80
Kelsen responde que para que una conducta sea obligatoria basta que esté suje-
Gu,souRG, Ricardo A., Derecho, sistema ... 1 c:it¡ p, .53. ta a sanción, aunque el órgano encargado de aplicar la sanción no esté a su vez
ni GRAY, )ohn Chipman, The Nature and Soui-cés iJf the Law, (2a. ed., jurídicamente obligado a aplicarla (cfr. KELSEN, Teoría General ... , ps. 33 y 34).
1927), fragmentos citados por Kelsen en Teoría General ... , cit., ps. 178 y 179.
¡'.
90 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 91

'.
·,:
.\1•;
No parece que dentro del positivismo norrnativista haya ¡_r acatamiento difícilmente pueda satisfacer objetivos prácticos
una solución satisfactoria para la aporía de la cosa juzgada. y sólo es apropiado como hipótesis normativa o como arma
Es posible explicar este fenómeno desde un punto de vista 1{t:. transitoria de persuasión política. Sin embargo, esa tesis no
político, como sugiere Hart 85 , pero en este caso la teoría se identifica el derecho con la conducta: se limita a reclamar
desliza hacia el realismo. cierta condición fáctica para tomar en cuenta un derecho
que consiste en otra cosa (tal como un sistema normativo).
Los seguidores de la Teoría Egológica sostienen que el
4. TEORÍAS FUNDADAS EN LA CONDUCTA t;' derecho es "conducta en interferencia intersubjetiva". Esta
1?~ fórmula, acuñada por Carlos Cossio 86 , requiere algún análi-
1. No toda referencia a hechos es realismo sis semántico. El propio Cossio la expresa así: ·
'I::·:º
. ;t,

Una corriente teórica, contenida en la categoría genérica La imposibilidad ontológica (... ) de pensar la libertad metafí-
del positivismo, sostiene que el derecho no está contenido en sica con la Lógica del ser, no fue nunca puesta al desnudo en
f!·
,· estos términos de completa conciencia por los juristas dogmá-
el sistema de normas sino en los hechos sociales y fundamen- e.
"
talmente en la conducta de las personas. ticos; pero gravitó en· tal forma con su obvia presencia, que
Antes de entrar al análisis crítico de estas corrientes con- Jf fue la determinante de que el jurista p·ositivo creyera que el
:l'·· objeto de su conocimiento ·no era la conducta -huidiza rea-
viene aclarar su contenido frente a opiniones que sólo apa-
lidad inasible· para aquel instrumento mental- sino las nor-
rentemente la representan.
Se afirma a veces que la conducta es relevante porque :t·, mas, espectralizadas para el racionalismo, cosificadas para
\.
el derecho se refiere a ella. Esta opinión no es realista sino el empirismo y temporalizadas par~ el historicismo. Frente a.
normativista, ya que se limita a enfatizar lo obvio. No existe esto la teoría egológica del derecho, en tanto que actitud de
tendencia alguna de la teoría general del derecho que no ad- la ciencia dogmática, inaugura la tentativa radical de conocer
mita que el derecho, cualesquiera sean su definición, sus con- la conducta misma pensándola en tanto que dato de libertad,
diciones o su contenido, tiene algo que ver con la conducta para lo cual, siendo la libertad un deber ser existencial, la ló-
humana porque -por lo menos- se refiere a ella. El punto a gica del deber ser, con sus conceptos normativos, franquea la
discutir entre normativismo y realismo no es ese sino el papel mencionada incompatibilidad entre objeto y concepto, y lleva
de las conductas en la na,turaleza del derecho o, para decirlo el centro de gravedad de esta ciencia empírica, desde la ley a la
de manera analítica, en las condiciones que se adopten corno sentencia (y en general desde las normas generales a las normas
:lf individuales). 87
relevantes para definir la palabra "derecho". !i;
,1 r
Algunos dicen que la importancia de la conducta reside '1 ·.~ ¡ .

en que el derecho sirve de poco si no. es efectivamente obe- :·1·fb:.


~~. ~;.,' 86
' Cfr. Coss101 Carlos, La teoría egológica del derecho y el concepto ¡u:
decido en el seno de la sociedad. Esta opinión -como la rídico de libertad (Buenos Aires, 1ª ed. Losada, Buenos Aires, 1944,; 2ª ed.
1
anterior- es fácil de compartir: un derecho que carezca de Abeledo-Perrót, Buenos Aires, 1964,).
87
Coss101 Carlos, ibídem, fragmento del prefacio citado en AFTAL!óN,
Enrique R. - V1LANOVA1 José (con la colaboración de Julio Raffo), Introducción al
85 Cfr. HART, H.L.A., El concepto ... , cit., ps. 176 y ss. deíecho, Abeíedo-Perrot, Buenos Aires,·1988, p. 342.
92 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRU¡CCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 93

.El texto citado no .es fácil de leer, en especial desde el En efecto, hay leyes que no se aplican, en tanto las que se
punto de vista filosófico expuesto en el capítulo uno de este aplican no consisten "en la letra muerta de los códigos" sino
libro. Es de suponer que la conducta humana es un hecho en las conductas que Jás interpretan. Aunque esta última re-
de la realidad (algo que "es") y que el juicio de deber ser flexión podría remitir otra vez a Gray, los autores sostienen
se ejerce desde otro plano. También cabe conjet1.irar que l~ enfáticamente que "el Derecho no es norma, sino conducta
libertad metafísica, entendida como la ausencia de una dé- normada. (... ) El Derecho, como objeto real a estudiar, no
terminación causal completa de la conducta humana 88 , es lin es la regulación de la conducta, sinv la conducta regulada".
tema de filosofía general que puede tener alguna influenda Si se presta atención profunda al desarrollo de esta idea,
en la concepción del derecho (sobre todo a la hora de fundár se advierte que el concepto de interferencia intersubjetiva, en
la responsabilidad), pero no se confunde con el hecho misrrio cuanto aluda al comportamiento de los ciudadanos, remite
de la conducta, que es igualmente apreciable para todos. El a la posibilidad de tal interferencia antes que a alguna con-
texto de Cossio parece, por una parte, identificar el derecho ducta efectiva: habría que hablar, con mayor propiedad, de
con la copducta, especialmente donde afirma que el estud~'o '°'la (eventual) interferencia intersubjetiva de las conductas".
del derecho es una ciencia empírica; pero luego menciona un Pero a continuación es fácil comprobar también que, entre
desplazamiento del "centro de gravedad" desde la ley hacia lh las numerosas formas y los diversos grados de intensidad en
sentencia, lo que sugiere cierta cercanía con la teoría de Gray. los que una conducta puede interferir con otra, ésta teoría
Recurriré para interpretar ,la posición de Cossio a u,n solo juzga relevantes las interferencias regladas por el siste-
texto elaborado por sus discípulos, que sirvió para difundír ma jurídico. Difícil se hace, entonces, discutir que la fórmula
la teoría egológica durante generaciones 8~. Luego de alg1+- sugerida precedentemente podría reemplazarse por esta otra:
nas amargas críticas a Kelsen, a quien sin embargo respeta~; "las normas que regulan la eventual interferencia intersub-
los autores señalan que no tiene sentido predicar la licitud jetiva de las conductas" 91 • De esta suerte, la concepción del
o ilicitud de un objeto ideal cualquiera (como un triánguló, derecho aquí analizada puede caracterizarse -a su pesar-
un silogismo, un número), porque están fuera del tiempo !y
del espacio, ni la del comportamiento de un objeto natural 91
Cossio no admitiría esta interpretación, pero parece haber una contradic-
(como el hecho de que los metales se dilatan con el calor), ya ción práctica en la afirmación de que "el Derecho es conducta, no la norma" y
que tal circunstancia responde a leyes causales 90 • Los predi- que "la norma es la representación conceptual de la conducta" ... "la fundament.al
exigencia de que la Ciencia del Derecho se ocupe del Derecho positivo, no quiere
cados "justo" e "injusto" se refieren a la conducta humana, -decir otra cosa que la normal exigencia de que dicha ciencia se ocupe de conduc-
que es un objeto cultural, y no a las normas que la regulan. tas efectivamente existentes, de realidades y no de ficciones, de la conducta de una
Comunidad dada en el tiempo y en el espacio". Solo se atribuye el carácter de nor-
88 mas positivas ''a aquellas normas que representan verdaderamente una conducta
Cfr. GumouRG, Ricardo A., La construcción ... , ps. 90 y ss. efectivamente existente"; en caso contrario se trata de normas no-positivas: "Es lo
89
AFTAUóN, Enrique R. - GARCfA ÜLANO, Fernando - V1LANOVA, José, que ocurre con las denominadas normas del Derecho natural y con los proyectos
Introducción al derecho, El Ateneo, Buenos Aires, 1956: precisamente el primer de ley que no han entrado en vigor. Lo mismo ocurre con las leyes que carecer de
libro que estudié al iniciar la carrera de abogacía y el que me introdujo en l:á aplicación por desuso" (cfr. AFTALlóN, Enrique·· GARCÍA ÜLAI-.O, Fernando -V1LANOVA,
filosofía del derecho. Ver, acerca de este punto, ps. 57 a 61. ' José, Introducción ... , cit., ps. 22 ·¡ y 222). Como resultado, la pretensión realista de
90
Puede sostenerse que la conducta humana ta~1b(én responde a ciert~s la teoría egológica parece reducirse al reclamo de eficacia de las normas y, proba-
leyes causales, pero Cossio confía en la libertad metafísica/como ya se ha dich6. blemente, a la función de la costumbre como creadora de derecho.
94 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 95

como normativista antes que como realista, a menos que la jurídico consiste en las predicciones mismas 92 • Para formu-
conducta de la que allí se habla sea la de los jueces. larlas, es relevante la conducta pretérita de los jueces que
La teoría trialista, que concibe el derecho como nor- -acaso con ayuda de otros datos- permite inducir tales
ma, hecho y valor, merece un análisis en este contexto, predicciones. Ross, a su vez, insiste en la importancia de una
pero por su carácter complejo será examinada en forma definición de "derecho" que sirva para describir los hechos:
autónoma.
Carece de todo interés particular, salvo el interés de la con-
/ · ---·-- Formuladas las aclaraciones precedentes, puede estimar-
veniencia, la forma como se define el concepto. Las infinitas
se que una teoría realista del derecho supone que el fenóme-
discusiones filosóficas referentes a la "naturaleza" del derecho
no jurídico se identifica con algún hecho social empíricamen-
están fundadas en la creencia de que el derecho deriva su "va-
te verificable: no se limita a referirse a él o a encontrar en él
\ su fundamento último. lidez" específica de una idea a priori, y que la definición del
l derecho es por ello decisiva para determinar si un orden nor-
2., Escoger los hechos que se juzguen relevantes mativo dado puede exhibir pretensiones al "título honorífico"
de derecho. Si abandonamos estos presupuestos metafísicos y
Las conductas constituyen hechos sociales empíricamen- las actitudes ernotivas involucradas en· ellos, el problema de
te verificables, por lo que puede decirse que, para el realismo, la definición pierde interés. La función de la ciencia del de- .
el derecho es conducta o, aun con mayor propiedad, consiste recho es exponer un determinado sistema nacional individu. al //
en cierto modelo descriptivo de la conducta. de normas. Existen varios otros sistemas individuales que en
··· Ahora bien, un modelo descriptivo no puede trazarse mayor o menor grado se le parecen, por ejemplo, otros órde-¡
sino a partir de un juicio de relevancia capaz de indicar nes nacionales, el derecho internacional, el orden social de una¡
qué conductas han de observarse para aprehender el de- comunidad primitiva que no tiene organización alguna que-lo
recho y qué características de esas conductas merecen ser establezca o preserve, el orden de una banda de delincuentes, el
tenidas en cuenta para extraer de ellas el conocimiento i
jurídico. ,r);

:~~
92
HoLMES, Oliver W., La senda del derecho, Perrot, Buenos Aires, 1959,
-- Es preciso recordar aquí que cualquier forma de posi- p. 19. Este autor afirrna que el derecho no debe verse desde el punto de vista
tivismo toma en cuenta ciertas conductas, de acuerdo con del hombre bueno, donde puede confundirse con la moral, sino desde la óp-
la tesis de las fuentes soc_i?,les. Sin embargo, si esa conducta :!;: tica del mal hombre, que ninguna importancia concede a la norma ética que
no es otra que la formalidad ejercida por los órganos para su prójimo respeta y practica, pero tampoco desea un conflicto con la fuerza
pública. Dice entonces: "Tomad, por ejemplo, la pregunta fundamental·'¿Qué
sancionar y promulgar las normas, la relevancia de esa con- es el Derecho?' Encontraréis que ciertos autores os dirán que es algo distinto
ducta no alcanza a extraer la teoría del marco del normati- de lo que deciden los tribunales de Massachussets o de Inglaterra, que es un
v1smo. sistema de la razón, qLie es deducción a partir de principios de ética o axiomas
·---- Los realistas apelan a hechos menos formales, aun cuan- universalmente aceptados, ocosa parecida, que. puede o no coincidir con las
sentencias judiciales. Pero si adoptamos el punto de vista de nuestro amigo el
do tales hechos contengan alguna referencia a hechos forma- mal hombre, veremos que a este le interesa saber qué es lo que en efecto han
le:i. Para Holmes, que define el derecho como un conjunto de resolver probablemente los tribunales de Massachussets o de Inglaterra. Yo
de predicciones sobre lo que los jueces harán, el fenómeno opino de manera bastante parecida. Yo entiendo por 'Derecho'. las profecías
acerca de lo que los tribunales harán en concreto; nada más ni nada menos".
96 RICARDO A. GU!BOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 97

~--e:.,:.
orden impuesto por la potencia ocupante en un país ocupado, rido. Si la teoría del derecho consuetudinario se tomara con
etc. Todos estos órdenes o sistemas son hechos, nos gusten O' seriedad, la existencia de algunas normas podría verificarsé:
no nos gusten. Necesitamos una palabra para describir estos empíricamente median,te encuestas o registros históricos. No
hechos, y es simplemente una cuestión terminológica, carente obstante, el hecho de que las pruebas empíricas sean en la
de toda inferencia moral, decidir si elegimos para este propó- práctica invariablemente sustituidas por apreciaciones subje-
sito la ·palabra "derecho" o cualquier otro término. No sería tivas o declaraciones más o menos apodícticas de los jueces y
práctico negarnos a usar la palabra "derecho" para aludir a .. juristas pone de relieve que la teoría-consuetudinaria respon-
· sistemas que no nos gustan 93 •
de más a una conveniencia retórica que a una concepción
Pero, a la hora de identificar ese criterio realista, Ross jurídica realista 95 •
señala que la costumbre de los órganos primarios (los jue:. Sin embargo, el enfoque realista se vuelve más sincero
ces o quien sea que ejerza el poder coactivo) es lo que irri~ a medida que se aleja de las declaraciones formales. El me:.
porta, en la medida en la que permita predeFir que ellos jor ejemplo de una teoría realista es, probablemente, la pro-
emplearán ciertas normas como fundamento o justifica~ puesta por Olivecrona 96 : para el autor sueco, el derecho es
ción de sus decisiones: eso es lo que otorga vigencia a tales un fenómeno psicológico, integrado en buena medida por el
normas: miedo y el acostumbramiento. Dice:
(... ) "Derecho vigente" significa el conjunto abstracto de ideas · En condiciones normales la actitud del público es tan rígida y
normativas que sirven como un esquema de interpretación .• uniforme que el efecto psicológico del acto de legislar se opera
para los fenómenos del derecho en acción, lo que a su vez sig- : suavemente, sin ningún esfuerzo especial por parte de los legis-
nifica que estas normas son efectivamente obe~ecidas, y que i ladores. Estamos tan familiarizados con esta situación que ella
lo son porque ellas son vividas (experienced and felt) como •· parece ser parte del orden del universo como la salida y puesta
socialmente obligatorias (son vividas así por el juez y Otras del sol; por lo tanto, no reflexionamos sobre el hecho simple
.autoridades jurídicas, al aplicar el derecho )94 • de que el efecto de la legislación ·está condicionado por la ac-
titud psicológica que adoptamos nosotros mismos y millones
Hay que decir que esas teorías fundadas en la predicción de personas. En virtud de esta actitud los legisladores pueden
permiten incorporar la estructura normativista, pero no como ejecutar en nuestras mentes como en un instrumento musical 97
un elemento dotado de relevancia autónoma, sino como un~
suerte de ideología, empíricamente verificable en la concien~
cia de quienes ejercen el poder, que en esas condiciones con~ 95
Este argumento ha sido expuesto más extensamente en el punto 2 del
tribuye a predecir las reacciones de quienes la experimentan; partado 3. · ,.
96
OuvECR0NA, Karl; El derecho como hecho, Depalma, Buenos Ai¡es,
Un elemento realista algo más osado goza, sin embargo~ 1959. Conviene tener en cuenta que el original en inglés data de 1939: gener,a
de milenaria tradición: la costumbre, a la que ya me he refe:.: admiración ver que, en el principio de la Segunda Guerra Mundial, Olivecrixíá
formulaba con gran claridad algunas reflexiones que ahora nos parecen no-
vedosas. Menos admirable fue su simpatía por el nazismo; pero no estamos
93 f,. analizando aquí sus tendencias políticas., sino su visión del fenómeno jurídico
Ross, Alf, Sobre el derecho ... , cit., p. 31. . ;,
en abstracto.
94
Ibídem, p. 18, incluida la nota aclaratoria a pie dei'p?g'ir:ia:. ~
7
lbidem, ps. 38 y 39.
98 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 99

(... ) Lo importante es que la observancia de las formas consti-


3. Crítica del realismo: dormir con el enemigo
tucionales es el medio de ubicar el proyecto de ley dentro de la
organizaci6n de la sociedad y de crear respeto y obediencia a
su contenido; una vez cumplido esto, la Constitución puede ser En resumidas cuentas, las teorías realistas consideran el
olvidada sin comprometer necesariamente las leyes promulga- derecho como la manera en la que efectivamente se ejerce el
das según sus disposiciones 98 • poder en una sociedad. Cada una dirige su atención a alguna
de esas manifestaciones, de acuerdo con su propio juicio de
Esta posición le permite dar una explicación acerca de relevancia: los jueces, las organizaciones encargadas de ejer-
los fenómenos de la revolución y .del golpe de estado, seme- cer la fuerza, cualquier grupo predominante que de hecho
jante en este punto a la del hormativista Kelsen: se,a ca paz de ejercerla, la disposición psicológica reinante en
Se supone que los constituyentes tienen derecho de establecer una sociedad, tal que ciertas personas o grupos se hallan en
normas obligatorias, peí-o los revolucionarios no solamente condiciones de influir sobre las mentes como desde un tecla-
están desprovistos de todo título de esa índole sino que ac- do de piano.
túan desafiando el derecho existente. Y sin embargo la nueva Una primera, reflexión ha de dirigirse a ese juicio de re-
Constitución es la base de nuevas leyes cuya fuerza obligatoria levancia. Si el derecho no es otra cosa que el modo como se
no se cuestiona. Cuando se descarta la noción supersticiosa de ejerce el poder, cada uno de los grupos que lo ejercen no es
:¡:,. ún:ico, aunque pueda atribuír:5ele cierto predominio. Los jue:-
la "fuerza obligatoria" del derecho el dilema se resuelve, pero :• e,

,..'i· ·, ces adoptan decisiones que hacen cumplir, en caso necesario,


solamente entonces. Desde el punto de vista tradicional debe ~i:
}Vt:

permanecer siendo un misterio que la fuerza engendre al dere- ·•;ii,


mediante la fuerza pública, pero ninguno de ellos ejerce esa
cho perturbando para siempre el cerebro de los infortunados
1t•'
fuerza por sí mismo: depende para ello de la organización
:filósofos. En realidad, el establecimiento de la Constitucitón policial, que responde a sus propios mandos. El hecho de
por medio de actos revolucionarios no es más misterioso que que la policía responda a sus superiores jerárquicos, dentro o
el proceso ordinario de legislación 99 • ¡fi fuera de su propia organización, es a su vez un hecho empíri-
}-~·!~',
co y, como tal, contingente. Ha de recordarse que los mandos
· El' derecho aparece de este modo como un estado psi- ¡ ,;"; son siempre piramidales, de modo que, entre las personas ar-
cológico colectivo y bastante complejo, en cuyo contexto 1~;.:
:~, madas y entrenadas para manejar esas armas, el número de
quienes ejercen el poder (el poder de aplicar la fuerza, ·se individuos es_ inversamente proporcional a su jerarquía. Si los
entiende), emplean un cl_i_scurso metafísico e invocan entes ![·
simples policías íiegaran obediencia a sus jefes (e incluso al
imaginarios, como los derechos y las obligaciones, para ob- gobierno o a los jueces, conjunta o disyuntivamente), sé pon-
tener de sus súbditos un acatamiento más o menos ciego. dría de resalto su relevancia en el ejercicio del poder. Acaso
una rebelión policial pudiera ser sofocada por el ejército; eso
trasladaría el peso del poder a las fuerzas armadas, como
98
Ibídem, p. 42. tantas veces ha sucedido en desmedro del sistema democrá-
99
lbiclem, p. 48. Kelsen implica algo semejante en Teoría pura del de- ¡I' tico; pero otra vez los soldados seguirían siendo mucho más
recho, ps. 211 a 2 ·14, pero lo sostiene con toda claridad en Teoría general del .!t:' numerosos (y potencialmente poderosos, a condición de que
derecho y del Estado, p .. 13 9. ¡p'·
1t, se organizaran) que sus jefes y oficiales.
100 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 101

'."}
Semejantes rebeliones desde las bases últimas del poder, una o dos) 1º1 • Y, ciertamente, no hay ser humano que se en-
. sin embargo, son notablemente excepcionales: lo habitual: es cuentre exento del pod.er de los demás: hasta reyes absolutos
que los policías y los soldados obedezcan a sus jefes (aunq'ue como Carlos I y Luis XVI comprobaron esta condición en
en la historia ha sucedido, de tanto en tanto, que los jefes:no cabeza propia. Es claro que algunas personas tienen mayores
obedezcan al gobierno, lo reemplacen y se impongan sobre perspectivas de influir en otras, ya sea porque son respetadas
los jueces). El secreto del poder, pues, ha de buscarse en }os o queridas, porque tienen alguna clase de autoridad formal o
motivos de aquella obediencia general. . porque disponen de mejor llegada a'los medios de comunica-
Entre tales motivos, es probable que el acuerdo valota- ción. También es cierto que el poder que cada persona tenga
tivo desempeñe algún papel (influencia que las fuerzas ar- puede potenciarse gracias a la conformación de un grupo u
madas se encargan de reforzar constantemente dentro de>su organización que se proponga incrementarlo y ejercerlo, por
seno por medio de propaganda, condicionamiento supe(fi- dentro o por fuera de lo que formalmente se entiende por
cialmente ideológico y, sobre todo, inducción de respuestas Estado. Por último, no puede dejar de apuntarse que, visto de
automáticas). Pero otras motivaciones, capaces de infh\ir esta manera, el poder se presenta en estado líquido, por de-
también· en cualquier otro miembro de la sociedad, pueckn cirlo metafóricamente, puesto que las personas y los grupos
adquirir fuerza aún mayor: la ausencia de una organizadón adquieren o pierden constantemente, aun sin darse cuenta,
capaz de competir con la predominante, el consiguiente te- alguna porción de su capacidad real para influir en terceros.
mor a las sanciones o represalias, la ·necesidad de trabajar Por cierto, esta concepción líquida del poder es apropiada
normalmente para mantenerse ·y proveer sustento a la propia para su uso por analistas políticos e historiadores (a condición
familia, el acostumbramiento, la esperanza de que la sit~a- de que, en cada caso, centren su interés en las variaciones del
ción se modifique por sí sola o por acción de otros agentes/la poder de una persona o grupo discrecionalmente identificado
tolerancia fomentada por los más diversos consuelos, entre por sus propios juicios de relevancia), pero los juristas pueden
los que el religioso cumple una función no desdeñable. :¡ ahogarse en ella: un derecho líquido es inasible e inidentifi.-
Cuando nos introducimos de este modo en el campo l::le cable más allá del instante, con lo que se vuelve inútil para
lo psicológico, se hace preciso disolver el concepto de poder, cualquier uso de los habituales en el seno del discurso jurídico.
no para eliminarlo sino para advertir que se tra.ta de una cdn- Esa es, probablemente, ~azón e__or la que las teorías
dición disposicional 100 distribuida de manera harto difusa.:: ~i rea~--Gor:1cen.t.r.aLSJLauális.is._en_algún..pr.otagoñista .
el poder es influencia, casi no hay ser humano que no tenga . del ~a~nci~_§_i¿po~g~_1-1.JQ~S _4u~a.ci.~.~.§l '.,_En la me-
poder (alguna medida de influencia, aunque sea pequeña) s6- did,a:::er1--qug..,=ag...esa-maner.a, ..Qb:t.ieJ.1.ep. una .teoría. del derecho
bre alguien (algún número de personas, aunque se trate 'qe más---~WJJeja.hlG,?G:.ª_1.~iªE"4el
· d. d 1 ,....._....puro realismo
"·•···-..................... y se.....apr.oximan,
._ .......... .,............. .. . .. ·
-1·
en 1a misma me 1 a, a normat1v1smo. ·
.~ .. ~,-·~·-~··· . ···~·-

100
En filosofía se llama propiedad disposicional a la una condición potEtn-
cial tal que, aunque no se manifiesta actualmente, se manifestará en ciertas éír-
cunstancias apropiadas. Por ejemplo, un terrón de azúcar es soluble en agua, pa- 101 Cfr. GumouRG, Ricardo A., "Una concepción analítica del derecho''.,
radójicamente, a menos que se haya disuelto efectivament~:;mientras perrnane·ce en BOTERO BERNAL, Andrés (coord .. t Filosofía del derecho argentina, Temis,
sólido, tiene la propiedad disposicional de disolverse en:J=a'só
,·..
de ser sumergidg.
{(
Bogotá, 2008, ps. 6 y 7.
102 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO. 103

Ese fenómeno puede observarse, por ejemplo, en Alf Ross. de los derechos positivos por contraposición a los naturales,
Dice este autor: "Una norma es vigente si hay fundamentos señala que ellos "tienen en general como corolario una seguri-
suficientes para suponer que será aceptada por los tribunales dad y un poder efectivo como secuela del funcionamiento nor-
como .base de sus decisiones" 1º2 • A la vez, afirma que tanto la mal de la maquinaria legal". En la página 105 a.firma que "la
teoría tradicional inglesa de la costumbre como la doctrina del vida social debe apoyarse en el derecho", es decir "en el dere-
precedente son ideologías "cuya función consiste en ocultar la . cho efectivo, en el derecho como hecho, tomando el concepto
libertad y la actividad jurídica creadora del juez". Sin embargo, en su más amplio sentido comprensivo de la fuerza organiza-
se· muestra interesado en un concepto de orden jurídico pareci- da que se utiliza según las normas llamadas leyes en sentido
do al de Kelsen: admite que "una norma de derecho legislado restringido". En la página 108: "En realidad, solo podemos
recibe su autoridad de las normas de competencia que definen imaginar vagamente lo que se seguiría de la completa elimi-
las condiciones bajo las cuales la sanción tendrá fuerza legal", nación de la fuerza organizada del Estado". En la página 114:
para agregar que "podemos decir que una norma sanciona- "La mente humana tiene una adaptabilidad maravillosa. Es
da tiene fuerza legal si ha. sido dictada por una autoridad que intolerable vivir agobiados por el temor constante. Consciente
ha seguido el procedimiento regular y ha obrado dentro de su o inconscientemente tratamos de evitarlo adaptándonos a las
competencia material" 103 • A su vez, las opiniones de Holmes, condiciones reinantes". Más adelante resalta la influencia del
de Gray y de Llewellyn, ya mencionadas, que enfatizan la con- derecho en la moral (pp. 124 y l25) y afirma: "así como el fue-
ducta de los jueces como constitutiva del derecho real, parecen go debe ser puesto al servicio del hombre si él ha de elevarse
claro fruto del modo de pensar anglosajón: llegado el caso de por encima del nivel de los animales, también la fuerza debe
escoger los hechos relevantes, apuntan a los hechos común- estar a su servicio si es que él ha de alcanzar un grado más alto
mente venerados por el common law, pero dejan fuera una de civilización" (p. 133 ); encarece la seguridad jurídic;i funda-·
cantidad de hechos que también contribuyen al ejercicio del da en las formas procesales (p. 136, nota 16) y reclama garan-
poder, a poco que se permita a este concepto licuarse en el seno tías en los procesos y cuidadosa selección de· los magistrados
l de la sociedad, como se ha sugerido más arriba. (p. 140). Por último, en la página 142, luego de referirse a la
~~-..... Olívecrona parece el más sólido refugio del realismo, . idealización metafísica del derecho, dice: "( ... ) la considera-
/ pero a medida que se avanza en la lectura de El derecho co1no ción científica y consciente de este problema no ·puede des-
l hecho puede notarse cómo tanto realismo se le vuelve poco truir ni debilitar el respeto por el derecho. Por lo contrario, un
j a poco insoportable. En la_página 90 dice: "No podemos ha- coricepto realista de los hechos impone que se permita actuar
] blar del problema jurídico más simple sin emplear las nocio- a los motivos fundamentales del mantenimiento del derecho
nes de derechos y obligaciones. No puede sorprender que los con más libertad, sin pasar a través de un estrato de ideas me-
derechos y las obligaciones sean aceptados sin an,:ilisis como tafísicas y de una selva de palabras, en que siempre existe el
realidades, aunque nadie pueda captarlos'". En la 92, al hablar peligro serio de perder contacto con la realidad".
Para ser justos, hay que reconocer_ que Olivecrona nunca
abandona su forma de realismo. Pero va adaptándola a las
102
Ross, Alf, Sobre el derecho y la justicia, Eudeba, Buenos Aires, 1963, necesidades del discurso jurídico y termina abogando por el
p. 71.
103
respeto del derecho y por el cumplimiento de las obligacio-
Ibídem, ps. 77 y 78
,1¡;
-/
-·· -... ···--··--- . --· - - ---
¡.:¡_.;

104 RICARDO A. GUIBOURG


LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 105

nes, ahora purificados de. su origen metafísico por su trad~ic-


ción como resultados orgánicos de la aplicación monopólica. elaborar estadísticas y construir modelos predictivos para--.,
de la fuerza. Este punto de llegada ·no parece muy diferente cada tipo de conductas, que cupiese esperar en el futuro. La
del que el propio Kelsen pudiera aprobar 1 º4 • / segunda, en cambio, r:e~µelve ese problema creando otro: los
abogados están más üúeresados en los tratados de derecho
4. Crítica del realismo: el punto de vista de los abogados que en las estadísticas sociales; no porque nieguen a estas
últimas su utilidad, sino porque su trabajo consiste en algo
Una segunda observación, relacionada con la anteribr, muy diferente. •·- ·--'
se refiere al ·resultado que una teoría realista es capaz :de En efecto, cualquier abogado agradecería la informa-
proveer. En la medida en que la descripción del derecho~ se ción que~se"Titai"ese-·:rc·erca-"de--cómcr"SllCedeñ'las"'cosas"-eri"1a
funde estrictamente en los hechos, cualquiera sea el juicio re;ij_@.Jt.,:-c;[_j)_i(o._no ..podríahacJ~r . SJU~u:~9,jf'~9J:o.:c.·c5pt~:ta··c:()?.
de relevancia que se ejerza acerca de ellos, el aporte que pt_o- d~.§.....~mpfricos. El hombre de derecho desea argumentar
porciona a sus usuarios se halla limitado por su método. La acerca de la realidad, para provocar una realidad futura o
averiguación de los hechos con los que se quiera identificar juzgar acerca de la pretérita. Conocer los hechos está muy
el fenómeno jurídico puede ser más o menos difícil: no esi;lo bien, pero é!__gµiq~_c;_:1,r.gl:,iarl9ij/ñ.é·cesitáJ1euimi.e9:tas que.
mismo inducir la conducta futura de los jueces mediantela le perrrí"itáñ-provocar modi:ficaciones. Un funcionario deI"fis-
lectura de sus fallos pretéritos que bucear en el subconscieijte• · co q ue·se-qüefa-p'oiqüe"hrgente no paga sus impuestos no se
de cada uno de los ciudadanos para investigar con precisipn conformaría con que alguien le explicara que más de 70% de
s1;1s estados dis~osicionales. Pero, cualquiera sea el grado ~~e la población paga menos que lo que establece la ley y que esa
( es la realidad jurídica. Un ciudadano que se considera vícti-
dificultad del metodo a emplear, no cabe duda de que ese me-
./- todo es empí~~co, pu~sto que necesariamente .ha de recunir ma de un abuso por parte de un funcionario no haría más
i a la observac10n de ciertos hechos reales mediante el uso ;de que aumentar su indignación si el funcionario le probara q1t~ 1,
! los sentidos. Una teoría realista del derecho (una vez eli11?,i- está habituado a actuar de ese modo a vista y paciencia de(
l nadas las impurezas metafísicas) es, por lo .tanto, o pue~e los administrados, por lo que, técnicamente, el abuso no r~:.:'.,
/ llegar a ser mediante su adecuado desarrollo, una ciencia efti- side en su conducta sino en la del quejoso. ~~:.
-~ pírica dentro del campo social. Más que eso: constituye upa Una ciencia realista del derecho no satisface las expec-'-:_\
, provincia de la sociología. 1 tativas de los ciudadanos ni de sus defensores, los hombres · \
,- Tal conclusión plantea, sin embargo, dos dificultades. '!;,a dé derecho, sino que proporciona hechos que, por mucho
· primera constituye una perplejidad: si la <:iencia del derecho que estén categorizados, medidos y hasta ordenados causal-
no es otra cosa que sociología, su estudió apropiado esta- mente, no permiten extraer de ellos conclusión prescriptiva
ría bastante lejos del tono de los tratados de derecho civ:il, alguna. Tal es la ley de Hume: el deber ser no puede inferirse
penal o de otras ramas jurídicas cuya lectura se propone! a del ser; de premisas puramente descriptivas no puede inferir-
los estudiantes; convendría más realizar túibajos de camp.b, se una conclusión prescriptiva, ni en moral, ni en derecho, ni
en sistema normativo alguno.
104
Motivo valedero tienen, pues, los abogados al aferrarse
l<ELSEN, Hans, Teoría general del derecho y del f:staclo, cit., , ps. 24 y 2,5. a sus leyes y a sus tratados: ellos necesitan prescripciones, y
106 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 107

no solo descripciones. Solo les falta encontrar una justifica- Es claro que el fenómeno llamado derecho puede encarar-
ción adecuada para afirmar tales prescripciones y un método se desde cualquiera de estos tres puntos de vista y, de hecho, se
apropiado para ordenarlas sistemáticamente o para debatir habla de él desde los tres. Basta para esto ensayar, por turnos,
acerca de ellas. Este es el gran problema del discurso jurídi- cada una de las orientaciones hegemónicas antes comentadas.
co: tal vez tenga solución y tal vez no la tenga, pero es claro En efecto, cada una de las tres dimensiones del trialismo,
que tal solución, si existe, no puede residir en una teoría reá- por separado, puede incluirse en un tipo distinto de teoría (po-
lista del derecho. sitivismo, iusnaturalismo, realismo) y queda por tanto sujeta
a la crítica que antes se ha ensayado para cada una de ellas.
Lo dudoso es que los tres puedan integrarse en una sola
5. LA INTEGRACIÓN PLURAL ,:';{'
actitud epistemológica ni unirse armónicamente para consti-
r;
:

'.J
tuir un criterio unificado aplicable.a la identificación ni a la in-
Algunos autores intentan una concepción· teonca que
integre las concepciones fundadas en la justicia, en la vali-
}(~ terpretación del derecho. El enfoque normológico, por sí solo,
puede considerarse representado por el positivismo normativis-
dez y en la conducta. El ejemplo paradigmático de esta ten- ,'~ ~ ta excluyente. Si se a11ade una condición sociológica, el resul-
dencia es el trialismo, propuesto en la Argentina por Werner tado podría ser la introducción de una premisa fáctica, como
Golsdschmidt y M.A. Ciuro Caldani, en consonancia con las la que Kelsen admite con la ·norma básica y con la influencia
posiciones de Miguel Reale 105 .y antes, al menos parcialmen- de la costumbre y el desuso. Si se agrega el dikelógico como
te, de W; N. Hohfeld 106 • Esta propuesta consiste en abarcar condición adicional, se obtiene una suerte de iusnaturalismo,
en una teoría tres aspectos o dimensiones del derecho: la parecido a su sucedáneo actual: el positivismo incluyente.
normológica (que examina las normas positivas), la socioló- Ningún trialista, sin embargo, admitiría de buen grado
gica (que toma en cuenta las conductas) y la dikelógica (que este análisis. La tesis central del trialismo no consiste en el
se ocupa de los juicios de valor) 1º7 • uso sucesivo o alternativo de las teorías ya comentadas, sino
en la integración de las tres dimensiones de un mismo fenó-
meno para constituir una sola teoría capaz de proveer una
105
Miguel Reale (1910-2006), jurista y profesor brasileño, elaboró una explicación completa acerca del derecho.
teoría tridimensional del derecho. Publicó numerosas obras, entre las que pue-
den destacarse Fundamentos dq Direito, Teoría do Oireito e do Estado, Filosofía 1. El trialismo
do Direito y Aspectos da Teoría Tridimensional do Direito.
106
Wesley Newcomb Hohfeld (1879-19.18), jurista y profesor norteameri- Emplearé, para caracterizar la forma actual del trialismo
cano, publicó, entre otras obras, Fundamental Legal Conceptions as Applied in en la Argentina, textos de Ciuro Caldani 108, que a su vez se
Judicial Reasoning and Other Legal Essays ( 7919). El Iibro póstumo Fundamental
Legal Conceptions,· que luego se citará aquí en su versión castellana, es el fruto
de una recopilación de artícu.los publicados entre 1913 y 1917. tre sí. Debo esta precisión a mis amigos trialistas, Mario Chaumet y Juan José
107
En este ámbito se distingue a veces entre tridimensionalismo y tria- Bentolila.
lismo. El primero es la tesis según la cual el derecho es un fenómeno .de tres 108
Cfr. CluRo CALDANI, Miguel Ángel, La conjetura del funcionamiento de
dimensiones, El trialismo es la especie de tridimensionalismo representada por las normas jurídicas - Metodología jurídica, Fundación para las investigaciones
las teorías de Goldschmidt y Ciuro Caldani, que a su vez no son ;dénticas en- jurídicas, Rosario, 2000.
108 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LÁS TEORÍAS DEL DERECHO 109·:

fundan parcialmente en postulaciones de Goldschmidt. Una misma norma) y la cosa juzgada, que se explica mediante el:
sociedad, dice el trialismo, se organiza mediante "repartos.de invocado carácter disyuntivo de las normas jurídicas.
potencias e impotencias"; así, por ejemplo, un derecho o qna Como valores- que han de regir las relaciones de repar-
obligación son situaciones en las que una de las partes tiene to, ya sea verticales u horizontales, de producción o de con-
potencia y la otra impotencia 109 • Estas circunstancias son dis- tenido, Ciuro Caldani enuncia la subordinación, la ilación,
tribuidas por un repartidor (el estado u otros) y el derecpo la infalibilidad, la concordancia y, en· términos generales, la
es el orden de repartos en su integridad. En este contexto; el coherencia. Además, el trialismo introduce la verdad como
ordenamiento normativo es la "captación lógica neutral del categoría jurídica: la dimensión normológica es verdadera
orden de repartos. Una norma está vigente (es decir, perte- cuando refleja la realidad social (es decir, cuando capta el
nece al ordenamiento normativo) cuando el reparto que ella prden de repartos efectivo. Es posible trazar un· paralelo
capta forma parte del orden de repartos". :; aproximado entre esta afirmación y su homóloga en el nor-
Ciuro Caldani recoge la herencia de la Teoría Pura del mativismo kelseniano: una norma es válida cuando pertene-
Derecho, pero sostiene que en el trialismo se produce "la ~u- ce a un orden jurídico en general eficaz y siempre que, ade-
peración de la 'habilitación', ya que cuando el escalón inferfor más, ella misma no haya caído individualmente en desuso.
decide lo contrario de lo que dice el superior y no hay más
remedio para someterlo, simplemente se reconoce que en ~ós 2. Crítica de la tesis trialista
repartos el escalóninferior ha prevalecido sobre el superiot".
Esto implica que en una sociedad coexisten repartos autorita- Se introduce de este 1nodo un criterio de integración entre
rios, emanados en última instancia del "supremo repartidor" las normas y los hechos sociales: cuando las normas reflejan el
(lo que Kelsen llamaría eficacia de las normas positivas) d:m orden de repartos de la sociedad, ellas son vigentes y contribu-
repartos autónomos, entre los que cabe contar el contdto yen a la verdad del sistema normativo en su conjunto. La tesis
y la cooperación. Si por tal autonomía se entiende su ajefii- es interesante ya que permite eliminar los más graves proble-
dad al sistema central de repartos, es. posible pensar que 'en mas del positivismo normativista: la revolución, la costumbre,
la Teoría Pura tales repartos autónomos se ven representados la cosa juzgada y las distorsiones que pueden presentarse en la
por la revolución (que implica cambio de la norma funda- eficacia de las leyes. A eso apunta la coexistencia entre repartos .
mental), la costumbre (que se presenta como implícita en esa autoritarios (los que coinciden con el sistema legal o al menos''
son isomórficos con él) y autónomos (los que se distribuyeµ':
i;i, por medios extralegales o --cabría agregar- aun ilegales). ·.
l.~
,) · Sin embargo, se hace difícil concebir una teoría unificada;
109
En este aspecto es preciso remontarse a la nomenclatura de Hofeld, capaz de dar cuenta ordenada de aquella coexistencia: si el sis-
que distingue pares de modalidades activas y pasivas (derecho-deber, priv)'le-
gio-no derecho, potestad-sujeción, inmunidad-incompetencia) y a la vez Pé\res
tema legal tiene por función recoger y expresar el sistema real
de opuestos: derecho-no derecho, privilegio-deber, potestad-incompetenc;ia, de repartos, y sí dicho sistema (en el aspecto normológico) se
inmunidad-sujeción. Todos estos conceptos pueden::s\\~c::ebirse COIT}Cl. fornías configura mediante actos de autoridad competente, la irrup-
.específicas de la potencia y de la impotencia, distribuiclás'pór qúienes·tienen el ción de repartos autónomos extralegales (que pueden ser tan
poder social efectivo (los repartidores). Ver HoHFELD, W. N., Conceptos jurídicos
fundamentales, Fontamara, México, 1991.
autoritarios como los legales, o serlo más aún) hace reaparecer
11 O RICARDO A GUIBOURG LA_. CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 111

las mismas dificultades antes planteadas en el seno del norma- misma época, aparecieron en Francia e Italia movimientos
tivismo, a menos que se encuentre un criterio para establecer la semejantes, cada uno con sus propios matices 111 • Este es-
preeminencia de un reparto sobre otro reparto rival. Si tal cri- tilo de pensamiento jurídico se extendió rápidamente por
terio se identifica --como es probable- como el predominio Europa y Amé.rica Latina, especialmente en México, Brasil
fáctico, la dimensión normológica pierde toda su autonomía y Ia Argentina, donde adquirió el nombre de Teoría Crítica
frente a la sociológica y los problemas del normativismo no ha- del Derecho 112 • Uno de sus referentes actuales es Duncan
cen más que transformarse en las insatisfacciones del realismo. Kennedy 113 • Emparentado en sus inicios con el marxismo 114 ,
Aparte de esto, el trialismo propone una dimensión concebido a partir de una actitud de rebeldía frente a la
dikelógica. Goldschmidt la concebía desde el liso y llano ius- estructura mítica y persuasiva del pensamiento tradicio-
naturalismo, con Yo que valen para su posición las críticas nal 115 pero también contra la tendencia conservadora de los
dirigidas a aquella teoría. Si, en cambio, se asignara a la di- contenidos jurídicos 116 , este planteo pone de relieve que las
mensión dikelógica un origen social, ella también quedaría leyes no determinán adecuadamente el modo de resolver
subsumida en la dimensión sociológica. los· conflictos y a menudo fingen criterios distintos de los
Ahora bien, es claro que, cuando hablamos acerca del que realmente se aplican 117; que el derecho, más que una
derecho, nos referimos por lo· general al contenido más o
menos formal de las normas y a menudo lo apreciamos o
criticamos en términos valorativos o bien comentamos su 111
Cfr. CÁRCOVA, Carlos M., Las teorías jurídicas post positivistas, Ab.eledo-
inayor o menor eficacia, tanto en el sentido de su cumpli- Perrot, Buenos Aires, 2009, p. 115.
miento como en el de su aptitud para alcanzar los objetivos
112 La denominación de "teoría" ha sido fuertemente discutida desde den-
. tro de la misma tendencia. Warat, uno de sus exponentes, negab;:i una "'teoría
previstos por el legislador. De estos tres puntos de vista, uno crítica que no tiene significado alguno y que no está comprometida con la
(el de la realidad) es científico pero poco útil para la tarea de verdad": afirmaba que , "si el pensamiento jurídico tradicional es totalitario
los abogados, otro (el normativo) es muy útil pero poco cien- porque 'habla en nombre de la ley', la teoría critica 'es también totalitaria por-
tífico, y respecto del tercero (el de los valores) se plantean qué habla en nombre de la verdad social" (citado en WoLKMER, Antonio Carlos,
Introducción al pensamiento jurídico crítico, Colección En Clave de Sur, ILSA,
serias dudas acerca de sus presupuestos ontológicos, a la luz Bogotá, 2003, cap. 2, "La teoría crítica del derecho", ps. 41 y 42).
de las graves dificultades metodológicas del discurso étilco 110 • 113 Cfr. KENNEDY, Duncan, A Critique ofAdjudication [fin de siec/e], Harvard
University Press, Cambridge, 1998. Es interesante consultar la crítica a sus ideas
ejercida por Posner 1PoSNER, Richard A., The Problematics of Moral and Legal
6. EL PENSAMIENTO CRÍTICO Theory, Harvard University Press, Cambridge, 1999, ps. 265 y ss.).
: 114 Cfr. WOLKMER, Antonio Carlos, Introducción ... , cit., ps. 37 y 38;
1. Una actitud de rebeldía CARCOVA; op. cit., p. 114).
.:
115
Cfr. Ru1z, Alicia, "De.las mujeres y el derecho", en Ru1z, Alicia, Idas y
En la década de 1970 nació en los Estados Unidos una vueltas. Por una teoría crítica del derecho, Ed. del Puerto/Facultad de Derecho
UBA, Buenos Aires, 2001, p. 121; CARCOVA, Catlos M., "Acerca de las fúnciones
tendencia llamada, en inglés, Critica! Legal Studies. En la del derecho", en Materiales para una teoría crítica del derecho, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1973, p. 203).
110 116
Tales dificultades han sido enumeradas y expuestas en el cap. 11, apart. Cfr. C\RC0VA, Carlos M., "Materiales ... ", cit., p. 218.
2. También en GumouRc, Ricardo A., La construcción ... , cap. VIII. 117
Cfr. WoLKMER, Antonio Carlos, Introducción ... , cit., p. 32.
112 RICARDO A. GUIBOURG . . LA CONSTRUCCIÓ~f DE LAS TEO'.~fAS DEL DERECHO 113

/#"herramienta de la política, és en sí mismo política en ac- de poder, en una situación proteica que se modifica momen-
ción 118 ; que la pretendida estructura jerárquica y formal del to éJ. momento 124 • ·

sistema jurídico sólo sirve para disimular los propósitos de A partir de tales premisas, la función de la teoría críti-
dominio que dicho sistema sirve 119 , tarea en la que ayudan ca es "despurificar" la teoría jurídica 125, integrar la política
º'"'Jos ritos, símbolos, mitos y ficciones que se instalan en la al derecho 126 y poner el discurso jurídico al servicio de los
cultura de un pueblo 120 y contribuyen a convencer a las per- más débiles 127 • Sin embargo, esta insistencia originaria en la
sonas de que la situación que viven es consecuencia de cier- crítica radical del sistema político, económico y social impe-
tas condiciones naturales, contra las que es inútil y hasta rante ha derivado con el tiempo en propósitos más teóricos
contraproducente_rebelarse 121 • De esta manera, consolidan y genéricos 128 • En metodología, tiende a negar el "monis-
la situación de los más ricos y poderosos y mantienen la in- mo" epistemológico para sostener que "cada rama del saber
visibilidad de los discriminados por la cultura y el mercado, crea y desarrolla sus propios protocolos de corroboración
entre ellos las mujeres, los pueblos originarios de América y, o admisibilidad de los enunciados que la estructuran" 129 y
en gen~ral, los·pobres, los desempleados y las personas con proponer un método "dialéctico-comprensivo" 130 • Su actual
escaso o ningún ingreso. No hay, pues, tal cosa como un propósito en nuestro medio queda enunciado, a modo de
Derecho _compuesto objetivamente por norinas: llamamos manifiesto, en un párrafo de Cárcava que, luego de refe-
de esta manera a un discurso social1 22, una "práctica social rir los grandes hechos políticos del siglo XX en la América
compleja" y constitutiva 123 en la que· creación, aplicación y La tina, afirma:
·descripción de reglas están de tal modo imbricadas en una (... ) la articulación de todos estos factores que históricamente
práctica del poder que cualquiera que interviene en alguna se suceden en la región, explica también la aparición y <lesa- .
de esas prácticas incide, a su manera y según su propia dosis rrollo de nuevos modelos de pensamiento jurídico y social, de
prácticas jurídicas alternativas, de revalorización de la demo-
cracia y la participación ciudadana y de juristas que, a.firman-
118
Cfr. Ru1z, Alicia, "La interpretación y la función pública", conferencia do las ideas del garantismo, necesariamente ligado al valor de
dictada en la Facultad de Derecho UBA el 31/3/2011, Derecho al Día, boletín la legalidad, no por ello deifican la norma, ni soslayan el deba-
de la Facultad, nº 174; WOLKMER, Antonio Carlos, Introducción ... , cit., p. 40. te acerca de la justicia. No ya de la justicia de los dioses, ni de
119 Cfr. CÁRCOVA, Carlos, "Materiales ... ", cit., p. 214. la justicia de las intuiciones esencialistas, sino de una justicia
12
° Cfr. Ru1z, Alicia, "De las mujeres ... ", cit., p. 120. Los autores críticos humana falible, pero también perfectible; histórica y contin-
suelen llamar a este conjunto el imaginario social, expresión directamente tra-
ducida del francés imaginaire social, propuesto por Cornelius Castoriadis. En
español sería acaso más adecuado llamarlo imaginería social (como conjunto 124
Cfr. Ru1z, Alicia, "La interpretación ... ", cit.
de imágenes materiales o mentales). 125
Cfr. CARCOVA, Carlos, Las teorías post positivistas, cit., p. 3.
121 Cfr. CARCOVA, Carlos, "Acerca de las funciones del der·echo", cit., 126
Cfr. WoLKMER, Antonio Carlos, Introducción ... , cit., p. 40.
p. 218. 127
Cfr. CÁRCOVA, Las teorías post positivistas, cit., p. 115.
122 Cfr. Ru1z, Alicia, "De las mujeres ... ", cit p. 123; CÁRCOVA, Carlos,
11 128
Cfr. CARCOVA, ibídem, p. 116.
"Acerca de las funciones del derecho", cit., p. 214. . ,_ . .. 129
ÜJ Cfr. WoLKMER, Antonio Carlos, Introducción ... , cit., ps;2 l 3 y 214; Ru1z, Cfr. CARCOVA, ibídem, p. 11 O.
Alicia, "La interpretación ... ", cit.
13
° Cfr. CARCOVA, ibídem, p. 114.
114 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 11.5

gente, exenta de sujetos privilegiados que la edicten y producto Niega que haya un Derecho compuesto por normas "objeti-
dialógico de la tolerancia y el reconocimiento recíproco de los vamente" válidas, pero no propone un criterio diferente de
sexos, las razas y las ideologías 131 • validez, o de vigencia, o de pertenencia a un sistema jurídico.
Incorpora a la concepción jurídica los conceptos de la políti-
2. Una crítica de la crítica ca, de la sociología, del psicoanálisis y de la literatura, pero
no indica de qué manera estas disciplinas han de cooperar
A juzgar por la síntesis que antecede, el pensamiento crí- entre sí para formar un corpus distinguible. Por el contrario,
tico tiene dos grandes objetivos: desenmascarar el discurso asigna al derecho la condición, probablemente veraz pero
jurídico y los medios míticos y simbólicos de los que se vale bastante vaga, de una práctica .social, una especie de juego
para asegurar el ejercicio del poder por quien lo detenta y, argumental que sirve de tapadera al drama de la fuerza y en
por este medio, combatir a quienes ejercen el dominio a costa el que todos intervienen sin que ninguno tenga más "razón"
de los desposeídos y, en general, de los segmentos discrimina- que los otros, excepto en el campo valorativo.
dos, excluidos o explotados por la sociedad capitalista y por Esta última excepción conduce a otra dificultad. Lo que
su instrumento, el estado. Para ir en. pos de esos objetivos, proporciona coherencia a aquella v<:1guedad es el propósi-
se vale de una implacable deconstrucción, del escepticismo to político que anima al pensamiento crítico. Afirmar que
frente a las elaboraciones metafísicas y de la denuncia de las el derecho es un instrumento político de dominio no es algo
trampas con las que el lenguaje y, en general, la cultura tien- novedoso: está claramente implícito en las teorías de Kelsen,
den a consolidar el ejercicio del poder mediante tradiciones de Hart y de Ross y se afirma explícitamente en la concep-
que se disfrazan de conocimientos objetivos. Cada uno de
estos elementos puede ser compartido por muchas personas,
si no por todas. Sin embargo, el marco teórico en el que su las hormigas y las abejas. Los fenómenos sociales son tan empíricos como las
mareas, aunque ciertamente más complejos. Es difícil, pues, comprender por
conjunto se plantea y se mueve revela dificultades tan graves qué las ciencias sociales descriptivas, como la sociología, la antropología, la
coino las presentes en las teorías del derecho que el pensa- economía y aun la ciencia política hubieran de tener propósitos y modos ele
miento crítico desestima. validación del conocimiento diferentes de los de las demás ciencias de la na-
En primer lugar, su virtud descriptiva es escasa. No por- turaleza, a menos que esta propuesta sirva para hacer de ellas ciencias total o
parcialmente normativas y por lo tanto valorativas. Es cierto qúe las ciencias
que sus afirmaciones .sean falsas, sino porque demuelen las naturales no están exentas de valoración: la preferencia, por vía de los inevi-
elaboraciones rivales'.sin brindar en cambio otra elabora- tables juicios de relevancia, permea toda descripción en sus diversas etapas:
ción capaz de servir ese objetivo. Postula una epistemolo- identificación ele los objetos, clasificación, nomenclatura, dirección de la in-
gía pluralista y protocolos de corroboración o admisibilidad ve?tigac;::ión y criterios para la aceptabilidad de los resultados. Sin embargo,
la ;revolución copernicana consistió en reducir radicalmente la influencia de
propios de las ciencias sociales, sih identificar las ventajas los prejuicios valorativos y, a su vez, el análisis filosófico permite advertir al
no jJolíticas de la epistemología de las ciencias naturales 132 • menos las valoraciones restantes, examinarlas y someterlas al libre debale para
mantenerlas, cambiarlas o desecharlas. Una cosa es la ciencia política y otra
la política; una cosa es la economía y otra la política económica; una cosa
131
CARcovA, ibídem, p. 118. es .la gramática y otra la literatura; el desafío semejante en el campo jurídico
132 Ha de destacarse, en este punto, que, si el hombre es un animal .-;o- consistiría en distinguir -si fuera posible- el derecho de nuestros deseos, por
cia/, la sociedad es un fenómeno natural tanto entre los humanos como entre entrañabies que éstos fuesen.
.,..,;-·-

116 RICARDO A. GUIBOURC LA CONSTRUQ7'ÓN DE LAST{ORÍAS DEL DERECHO 117


¡

ción de Olivecrona: sólo el iusnaturalismo, en sus distinÚis contribuye a destruir la misma fortaleza que desea conquis-
versiones, ha atribuido al derecho la función de límite últini'o tar. Si el propósito político del pensamiento crítico llegase a
para el ejercicio del poder. : cumplirse en una medida' suficiente, si su prédica tuviera por
Pero los autores mencionados aceptan esto en general, efecto un cambio efectivo del poder y, con él, la posibilidad
cualquiera sea su propia preferencia política (que, natural- de poner en práctica sus ideales, esta· misma práctica haría
mente, tienen). La tendencia crítica, en cambio, emplea esa necesario reconstruir estructuras de derecho, no necesaria-
reflexión para atacar a quienes de hecho ejercen el pod<:;r, mente las mismas pero probablemente bastante semejantes,
propósito que relega a un segundo plano la ausencia de una y,' paradójicamente, combatir las ideas que pusieran en duda
teoría descriptiva claramente reconocible. -- la respetabilidad del nuevo discurso jurídico. Tal vez pueda
Ahora bien, la preferencia política expresada parece sµ- .atribuirse a esta posibilidad la condición de cierre de un cid o
mamente plausible a quienes acuerdan con ella -entre los .dialéctico. Lo cierto es que algo de esto ha empezado a verse
que me incluyo-, pero sencillamente detestable -·salvo de en Europa y América Latina, donde un nuevo iusnaturalis-
la boca para afuera- a quienes la enfrentan. El pensamiento mo, el de la libertad y los derechos humanos, se apoya en
crítico no pretende demostrarla: la da por sentada. ¿Implita conceptos míticos pero simpáticos, como el estado de dere-
esto que se trata de un enfoque teórico hecho a la medida cho, la primacía de los principios, la posibilidad de ponde-
de ciertos intereses? Si así fuera, esta condición es la misn1a rarlos en caso de conflicto y la autoridad casi sagrada de los
que los críticos reprochan a la dogmática tradicional (qu(a tribunales constitucionales. Si se lee en esta clave el párrafo
menudo confunden con el positivismo). Y si, en cambio, i,e de Cárcava con el que se cierra el apartado anterior, puede
postulara como un enfoque asentado en la evidencia, estar;ía entenderse cómo y por qué las distintas corrientes del pen-
asumiendo la misma posición metafísica que -junto con ·.el samiento crítico "han pasado paulatinamente de la denuncia
positivismo- la crítica enrostra al iusnaturalismo. En otras y la crítica radical, a planteas teóricos más elaborados que
palabras, la propuesta crítica podría resumirse, en este aspec- han contribuido a renovar, de manera considerable, el debate
to, en una lucha de los buenos contra los malos; en la que los doctrinal". 133
conceptos teóricos, convertidos una vez más en armas arrb-
j adizas, desempeñan un papel secundario en relación con.ila
victoria final. L 7. EL ECONOMICISMO
La idea de tal victoria, que rara vez es final, como la h1~-
toria demuestra, introduce otra dificultad i3-dicional. En ef~f- La teoría del derecho ha recibido también elementos y
to, el pensamiento crítico, al reaccionar c:qhtra sus ·advers'.i- criterios que provienen de la economía. Uno de ellos, acaso el
rios políticos, erosiona (por cierto, con reflexiones llenas qe primero, es la conocida idea de la "mano invisible" de Adam
buen sentido) las estructuras jurídicas en las que el contrpl Smith, según la cual el mercado, en condiciones de libertad
social se sostiene. Busca infiltrarse en sus grietas para ahon- de contratación y en cumplimiento de la ley de la oferta y la
dar sus conflictos internos, limar su poderrepresivo, ~omb'a- · demanda, contribuye automáticamente a producir lo necesa-
tir su influencia psicológica y simbólica y encauzar la labor
intelectual hacia la_ lucha política. Pero, al hacer todo esto, 133
CARCOVA, Carlos M., Las teorías post positivistas, cit., p. 11 6.
118 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 119 ·

rio, a eliminar lo innecesario, a distribuir lo producido entre Gary Becker 139 , en tanto uno de sus máximos representantes
ilos que contribuyen a crearlo, a fijar el precio de las mer- es Richard Posncr 140 • La idea central del economicismo ju-
candas en una cantidad justa, no tan alta que desaliente su rídico consiste en medir la eficiencia de las leyes en relación
compra ni tan baja que desaliente su venta. Otro elemento es con sus objetivos mediante el uso de técnicas y conceptos
la teoría de la elección racional, que postula que la conducta provenientes de la economía.
de las personas (agentes racionales) obedece a un cálculo dé :~: Acaso podría pensarse que. esta concepción desarrolla,
costos y beneficios: de acuerdo con sus propias y personales ;i'.
.)¡,~
en el campo del derecho, los principios del conductisrno de
preferencias, cada individuo decide hacer lo que le repor- Skinner 141 • Este autor sostiene que, si queremos que las perso-
te mayor margen de beneficio sobre el costo de la decisión. nas se comporten de determinada manera (no roben, no con-
:Por su parte, Vilfredo Pareto 134 aportó su idea de equilibrio duzcan a velocidad excesiva, paguen sus impuestos, actúen
"óptimo": una situación social es óptima cuando no es po- solidariamente), es inútil predicarles la moral o hacerles ver
sible mejorar la situación de ninguno de sus miembros sin la importancia colectiva de las conductas requeridas, porque
perjudicar a algún otro componente de la sociedad 135 • Y esta ellas harán en cada caso lo que los refuerce positivamente: el
reflexión fue llevada más allá por el concepto de eficiencia curso eficaz de acción consiste en modificar las circunstancias
Kaldor-Hicks 136 : aun cuando el cambio deje a alguien en que inciden sobre la gente para que cada uno se sienta refor-
peor situación, el cambio es positrvo si el producto total se zado positivamente cuando hace lo que se le pide o aversiva-
incrementa de tal modo que quienes se vean beneficiados mente cuando hace lo contrario 142 • De manera semejante, el
puedan compensar a los perjudicados y aun así obtengan un teorema de Coase plantea que la solución económicamente
resultado favorable. más eficiente terminará por imponerse, cualquiera sea la atri-
A partir de la combinación de tales elementos, en la se- bución de derechos que se disponga jurídicamente 143 •
gunda mitad del siglo XX fue formándose una tendencia in- La escuela economicista tiene dos vertientes: una descripti-
telectual que recibió en los Estados Unidos la denominación '1! va, que postula ciertas regularidades en la conducta social res-
,,;¡:,
de Law & Economics y que más tarde se extendió por el ,.: pecto de los motivos que la determinan, y otra normativa, que
mundo como Análisis económico del derecho. Entre sus pre-
cursores estuvieron Ronald Coase 137 , Guido Cala bresi 138 y 139
Economista norteamericano, nacido en 1930, profesor en la Universidad
de Chicago y Premio Nobel de Economía en 1992.
140
Juez norteamericano, nacido en 1939.
134 Sociólogo, economista y filósofo italiano (1848-1923). 141
Burrhus F. Skinner, psicólogo y filósofo social norteamericano (1904-
m Es obvio que este equilibrio óptimo no está relacionado con exigencia ·¡ 990). Consideraba la mente un concepto metafísico y sostenía que lo único
alguna de igualdad, sino tan solo con el aprovechamiento máximo de los re- científicarnente observable en el hombre es la conducta y la relación de esa
cursos disponibles, cualquiera sea la proporción en la que ellos se encuentren conflucta con sus motivos externos: los refuerzos positivos, que provocan la
distribuidos. repetición, y los negativos o aversivos, que generan su cese.
136 Nicholas Kaldor (1908-1986li economista británico de origen hún- 1 12
' SKINNER, Burrhus F., Más allá de la libertad y la 'dignidad, Salvat,
garo; John Richard Hicks (1904-1989)¡ economista inglés, Premio Nobel de Barcelona, 1987.
!Economía en 1972. i
43
SrECTOR, Horado, "Introducción", en SPECTOR, Horado (comp.),
137 Economista británico, nacido en 191 O y emigrado a los Estados Unidos. Elementos de análisis económico del derecho, Rubinzal-Culzoni, Buenos 1\ires,
13 B Juez norteamericano de origen italiano, nacido en 1932. 2004, ps. 14 y SS.
LA CONSTRUC~IPN DE, LAS HQRÍAS DEL DERECHO 121 ;
120 RICARDO A. GUIBOURG i
1

. formula recomendaciones a partir de los resultados previsibles


de atención como el incremento de la riqueza o aun superio-
res a él en determinadas circunstancias 145 •
y

1
'
.,.1
de cada política. ·
En la medida, pu~_s, .. ~n la que el análisis económico del ~
En su primera vertiente, esta orientación teórica se
derecho postula un sistema jurídico que sirva ante todo la
•1
halla claramente emparentada con una forma de realismo s~
eficiencia en la generación de ganancias monetarias, finali-
cuyo juicio de relevancia se dirige ante todo a la econo-
dad a la que el derecho positivo debiera subordinarse, podría i
mía, por entender que, a grandes rasgos, la conducta de las
personas es el resultado de un análisis racional de costos
y beneficios, principalmente económicos pero también de'
a su vez encarárselo como una forma más de iusnaturalismo
que, sin negar la ley positiva, tiende a minimizarla, ya no a
l
·t
~
partir de la idea de justicia, sino de la "aplicación más e:fi.-
otras naturalezas que, en definitiva, podrían representarse
cíente de los recursos". A la vez., tomada en su conjunto, se
también en términos económicos. Es difícil mostrarse en·,
parece a una contrapartida de la teoría crítica: a partir de
desacuerdo con esta tesis: aun si no se la aceptara con toda,
sensatas observaciones acerca de la dinámica social, da pie a
· su intensidad, habrfa que reconocer que ella representa una:
propuestas políticas de sentido opuesto. ;~
porción muy' importante de los mecanismos que rigen el !!
1
derecho en dos aspectos fácticos: su eficacia, o grado de , !
obediencia y aplicación que puede esperarse de una norma, 8. EN RESUMIDAS CUENTAS
;

y de lo que podría llamarse su eficiencia, o grado de aptitud


para provocar en la sociedad, al menos en la medida de .· Hasta aquí se han examinado diversas posic_iones teó-
su obediencia o aplicación, los efectos que las autoridades : ricas que pretenden servir de base para la comprensión, el
tienen el propósito de obtener mediante la creación y la) conocimiento y la aplicación del derecho'. Ellas componen un
aplicación de la misma norma. , panorama de divergentes definiciones acerca de lo que pueda
En su vertiente normativa, en cambio, la escuela econó-i, o deba entenderse por derecho y, respecto de todas ellas, se
micista puede ser controvertida, aprobada o desaprobada. La . han señalado deficiencias teóricas que, en mayor o menor
razón es que no todos los observadores comparten el mismo•. medida, impiden el logro pleno de aquel propósito.
juicio de relevancia a la hora de trazar un modelo deseado de!. En efecto, las teorías fundadas en la justicia enfrentan
relaciones sociales: aun cuando los consejos administrados ; los graves y no resueltos impedimentos que el discurso moral
por el análisis económico del derecho puedan conducir a una ' padece, aunque los disimule o ignore. Ante todo, la ausencia
mayor producción de bienes y servicios 144 , muchas personas,
entienden que el bienestar de los individu9,s., y el manteni- '
miento de cierto nivel de igualdad entre ellós:soú tan dignos .. 145 De hecho, las recomendaciones teóricas de los economicistas suelen
instrumentarse políticamente a favor de las recetas económicas del neolibera-
lismo. Lo sucedido en la Argentina entre 1990 y 2001, cuando la economía
se trasladó de la producción a las finanzas bajo dichos consejos, desembocó
.l
en una formidable crisis y se revirtió cuando ellos fueron abandonados, es un
.\.Í ejemplo de los .acontecimientos que contribuyen a poner en duda la conve-
144
Esta tesis se halla muy bien explicada y ejemplificada en SCHM.1orz1 ¡,, niencia política de la versión prescriptiva atribuida al análisis económico del
David, "El derecho de la propiedad", en SPECTOR, Horacio (comp.), Elementos i. derecho, aun cuando se valoren sus aportes descriptivos.
de análisis ... , cit., cap. 11. ··
'/22 RICARDO A. GUIBOURG LA CONSTRUCCIÓN DE LAS TEORÍAS DEL DERECHO 123

de una definición suficientemente compartida del concepto rren fuera del sistema, como la costumbre y el desuso. Otra
de justicia y, en relación interactiva con tal circunstancia, la más, el efecto disolvente que ejerce sobre el mismo sistema la
diversidad de los métodos postulados -a menudo ajenos a admisión de la cosa juzgada y, en definitiva, del poder consti-
la experiencia empírica- para aprehender la justicia o in- tutivo que en la práctica se acepta que los jueces ejerzan.
justicia de una conducta. En segundo lugar, la necesidad de Las teorías fundadas en la conducta pueden reclamar
identificar los valores cuya realización haya de servir para para sí una condición científica, pero se ven impedidas de .
completar la justicia. En tercer lugar, la comprobación de establecer una base teórica utilizable por abogados y jueces:
que, una vez identificados, los valores se expresan en pala- si el derecho es pura realidad de los hechos, todas sus con-
bras de un grado inmanejable de vaguedad: en cuanto se dusiones, categóricas, conjeturales o estadísticas, pertenecen
busca concretarlos en la exigencia de conductas concretas al ámbito del ser (Sein) y son ajenas al deber ser (Sallen).
de agentes concretos, el acuerdo verbal sobre valores y prin- Cuando pretenden guiar la conducta de los operadores jurí-
cipios -cuando se logra- se revela como tapadera de pro- dicos, entablan crecientes soluciones de compromiso con el
fundas divergencias reales. En cuarto lugar, que -aunque normativismo, lo que acaba por desnaturalizarlas.
se alcanzara una definición práctica de aquellas palabras, la Las teorías integrativas adolecen de los inconvenientes
aplicación de los valores o principios no sería posible sin de los tres grupos anteriores y de otro adicional: la dificul-
disponerlos antes en una escala jerárquica, no simplemente . tad para combinar las diferentes dimensiones del fenómeno
ordinal sino cardinal, mediante técnicas tales como la asig- jurídico en una respuesta unitaria que dé cuenta de las con-
nación de nn puntaje o peso específico a cada principio. En diciones de un caso concreto y provea para él una respuesta
quinto lugar, que -aun si se resolviese la dificultad prece- tan integrativa como su enfoque.
dente- no disponemos de una técnica, dotada de consenso Las teorías crítica y economicista, cada posición cómo
y distinta del juicio "en conciencia" por parte de cada suje- reverso de fa otra, participan --cada una a su manera- de
to, para determinar el grado de implicación de cada valor o las ventajas del realismo y de las desventajas del iusnaturalis-
. principio en un caso individual. En sexto y séptimo lugares, mo, a la vez que minimizan los problemas del normativismo
la diversidad de puntos de vista entre distintos sujetos res- reduciéndolos a controversias políticas.
pecto de la importancia relativa del juicio ético sobre un he- El cuadro así planteado genera un grave desafío: imagi-
cho determinado, atendiendo a la mayor o menor cercanía nar cómo podrían armonizarse las necesidades del conoci-
personal y temporal del observador respecto de la acción o miento con las perspectivas del debate jurídico, sin recurrir a
del estado de cosas a juzgar. supuestos metafísicos y manteniendo una actitud de análisis
Las teorías fundadas en la validez proveen una estructura racional que se halle al alcance de cualquiera, sean cuales
jerárquica del sistema jurídico, muy ;:ipreciada por los opera- fueren sus preferencias políticas o sus intereses personales,
dores del derecho a la hora de ejercer su función. Sin embargo, diferencias estas que tampoco corresponde negar ni menos-
enfrenta sus propias dificultades. Una de ellas es la identifica- preciar. De este interrogante tratará el siguiente capítulo.
ción de los axiomas del· sistema formal que proponen. Otra,
la falta de una explicación intrasistemática apropiada para la
influencia que las mismas teorías reconocen a hechos que ocu-
!.

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r=~1.~~~~~~t~r~~¡;~~~~~
XXII P rt. E F A er o
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:Este peq·neffo voltt-rrve-n ·representa u,n a.porte de a1ta •· --~

caJidad a, ld l-iterat-u•íYL ji1,Sjilos6fica de hao la, esparTola., ·.-_¡


Creo necesario exp1"esa,r nu.estro agra-deaim-1'.ento al pro- .
fes01· H wrt1 quien1 con e-nürm.e arn.aoi.li.dad y paoiencia,1 ~~1 -·
soportó cvu,rante meses mi aseclio epi.stokur; cmtorizó la; -~--,-¡¡:. EL POSITIVISMO JURÍDICO Y LA SEPARACIÓN :
puoli.ca-cíón de estos ensa.yos; 1ne orientó en la selecoi-ó11

..
~

-~
.

de los 111,á,s representa-tit'Os, sngi.rió tM1, titir,lo va•rcr, el 1,oli1,- . ;j ENTRE EL DERECHO Y LA MORAL* 8

men: Contributions to the ·analysis of law and morals (el,
qu-e hüy lle-va es una ·versión Iigerwm.,e•nte modifioa:áa) y)·•· ~
~f,• 'UI'
fúial·1nente) corrigió la traducción de los cwt-íc-ulos) liarán-· :_) En est: artículo e~am~naré y trataré de defender un O
el-ola de no pocos e,r,rores. . ¡i¡ punto de vista que el J•tr,stice Hourns; entre otros pensa-
GFJNARO R. ÜARRIÓ. \~ dores, sostuvo, y a raíz clel cual aquél y éstos han sido O
Buenos Aires, febrero de 1962. :i ., muy criticados. Pero antes que nada deseo exprei:¡ar por 1
~- qué pienso que Hourni\ cnaleRqniera sean las vicisitudes e
_j: . . . ____ . . . d_e su reputación. en los Estacl~s Unidos,. seguirá sien~6 I
· siempre para los ingleses mm figura heroica en }a teorrn ·-
ii
·-t~):
del derecho. Esto será así porque HoL~IES :::;npo combinar fJ
'.~-
· mágicamente dos cualidades: nna, el poder imag·inativo, i
que ha estado a menudo ausente del pensamiento jurídico ¡

.} l~1
J
inglés; la otra, la claridad, que el pensamiento jnl'Íc1ico
inglés usualmente posee. El jurista íng1és qne dirige sn
aténción a H0LMES llega a ver que lo que hn tornado como
algo fijo y estable está en realidad siempre en movimiento.

t
41

:•, :I
_,;!.
.1·1·.
D_escubrir esto, con Hou,rns es hacerlo con un gnia cuyas
palabras pueden dejarnos no coiwenciclos, a Yeces incluso
·í
convencidos en sentido contrario, pero nunca engañac1os. ~
',,
. ~~

;:·
r t¡:. .·.·
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-;~¡
Como nuestro AusTIN1 con quien Houms compartió mn-
4
f

~I * Texto de lo. conferencia. pronunciac1a·por el profesor R. L. A. JL\F.'l'


! .. ,,,~·-
. il~t

en abril de 1957 en la Harvarc1 T,aw School (Oliver Wcuc1ell Ho1mc$ 4
1 J,ect.ure), · .4
-,:·'f~_ ·.
~·· ~j,."11
G
-: .iA
0

:'.':.·~
·:::;~ .
:.~ ... :

2 DERECHO Y :MORAL SEPARACTÓ~ ENTRE DERECHO Y i\IORAL 3

chas tdeas y muchos ideales, Hourns estaba a veces clara- .


mente. equivocado; pero también como AuSTIN, cua.ndo · · -•~l'
ello ocurría, Hou.rns estaba siempre equivocl:ldo clara- -~ )!¡i ·. · I
mente. Esto es} por supuesto, una virtud soberana. en ; -,~~ ¡ ·: · . .
materia de teoría del derecho. Ya sé que se· dice que la.· ..' .;, Presentaré el tema como parte de la h1stona de una
claridad no basta; ello puede ser verdad, pero todavía Jg idea. A fines del siglo xvm y a comienzos del siglo XIX
existen cuestiones en la teoría jurídica cuyos temas están _;~ _ los pensadores más serios sobre problemas jurídicos J
confundidos porque se los discute en un estilo que HoL- . -~l · sociales y los arquitectos de las más importantes reformas
111ES hubiera menospreciado por su oscuridad. Quizá esto ·.. ·~t . eran en Inglaterra los grandes utilitaristas. Dos de ellos,
sea ínev~table: la teoría ju:í~ica vacila ~an ínciert~mente . - ~-~ BENT~AM y 1:-U~Trn). insisti~ron constantemente. en la
en !ºs lmdes de muchos t~~icos, que siempre sera ne_cc- · J: lieces1dad de dlstrngmr, con firmeza, y con el máxuno de
. sano, pa.ra usar la. expres1011 de BBNTHAM_, que algmen . 1- claridad, el derecho que es del derecho que debe ser. Este
"arranque la máscara del misterio" de su rostro • Esto 1
·.1i motivo se repite con insistencia en la obra de aquéllos,
vale en grado preeminente, para. el tema de este artículo. . :]11 quienes condenaron a los pensadores jusnaturalistas pre-
. Voces contemporáneas nos dicen que debemos admitü- al- · --·i¡I · cisamente por haber hecho borrosa esta distinción aparen-
go que ~a sido oscu:ecido l)Or l~s "positivistas'.' jurídicos,. . ~J. . temente simple pel'o de vital importancia. Por c;ontraste,
cuyos drns se consideran tel'mmados: a saber que hay --------~,-j1--....:. _____ ---· - · ·d, · E l u ·d · d ·
,; _ • , •, . • ' ., " t2 !( hoy en ia en 1os · stac os ni os y en menor gra o en
un punto de 111tersecc10n entre el deiecho
· ,
y la moral , · ···-"'1
~; I ng1a t erra es t a separaci'6n en t re e1 d erec h o v 1a mora1
o que lo ·que es y lo que clebe se-r de algun modo están · Fk . ' . . . · • , .
· d' 1 bl t 'd · bl J
m 1so u em_en e mu os o son rnsepara ys , aunque 1os
~!9
r;i es cons1derada. superficial y errónea. Algunos cnticos
. . . , . ,
·t· · t 1 h d Q , • 'f'
Pos i 1V1s as o a.yan nega o. ¿ ue sigin ican es .as enun-
t · · .-'-.,~.
:fif:· · . han pensado que .ella impide a los homb1 , es , e1 la. .ve1 da-.
ciaciones? o más bien 6. cuáles de las muchas cosas que · .. ; ·· dera naturaleza. del derecho y sus ratees en la vida so-
,
ellas p1.wde,n significar, efec-tivam,enite significan? ¿ Cuáles . ·1lt . ·
·:,'\!'
cm • 1 '1 O
. tros han pensa d o que es no s 61 o m . t e1ec t ua1men t e
de ellas no aceptan los positivistas, y por qué están equi- Jf _ _ _
, · , , • ? · jl¾ 4 Ver FRn:D:llANN, Legai ·theoriJ, ps. io4, 294 y 290, 3' ed., 1903.
'ocados al adoptar esa actitud· . . :~ 1
'l'ambién Fmm:\.!ANN dice que AusTIN '' mediante su tajante distinción
··W· entre la ciencia de la legislación y la ciencia del derec110 ... in:rnguró
1 BENT:S:A.M, A frag·ment on govern-ment, eu Works, ·t. l, ps. 221 -Pi< · uua ern de nutosufici:nc.ia Y. ?ositivismo juríc:icos q_ue · posibilitó que el
y 235 Ed. Bowring 1859 prefacio § 41 . '%)[ emergente Estado nac10nal afumara su autoridad sm verse perturbado
2
,D'E ,. 'N ' ' · -~· por dudas jurídicas" (ídem, p. 416). Este autor afirma, sin embargo,
NTR,;VES atura! law p 1161 2• ed 1959 ~.. . , •
' • ' • • ·, ~.

. 3 FULLER, The law in quest of itself, p. 12, 1940; BREC'RT, The myth
of is a:nd 011.ght, "H:arvard Law Reviewi i•, t. 54, p. 811, 1941 ¡ FULLEr., · ·
_

J!1 .
- t
1

que '' la existencia de un Estado altamente orgamzado que reclamaba
para sí soberanía y una obcdrencia incondicional del ciudadano'' lm sido
"la condiciói1 politica que· posibilitó el positivismo analítico" (ídem,
H11-ma1np-urpose crnc111i;it11rai Iaw! "J. Philos.'', t. 53, P· G97, 1953, ' '·:'~·::" P· 1G3). Dentro de esta versión re~ulta, Cll consecuencia, un tnnto difí~il
... :.~.
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4 DERECHO Y MORAL. SÉ~Ú_-\CIÓ?\ ENTRE DERECHO Y MOIU.L 5


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equívoca sino también corruptora en la práctica; en cas:os ria de derecho y de gobierno. Nadie ha combinado hasta
extremos puede llegar a debilitar la resistencia frenti a· ahora, con cordura semejante a la de los utilitaristas, la
las tiranías o al absolutismo 5 y, <m el mejor de los casos; •'<:,";
pasión por la reforma y el respeto por el derecho, junto
puede provocar falta de respeto hacia el derecho. El ·con el debido recon.ocimiento de la. necesidad de controlar
rótulo "positivismo jurídico", que es ahora peyorativo, el abuso del poder aun cuando éste se encuentre en roanos
ha servido como muchas otras expresiones que se usan a de los reformadores. En las obras de BE:r;-THAM es posible
guisa de proyectiles en las batallas intelectuales, púa ·;::1. identificar, uno a uno, los elementos del Rechtsstaat y
:, ... --~
designar una desconcertante multitud de pecados diferen- todos los principios para cuya -defensa se ha revivido en
tes. Uno de ellos es el pecado, real o presunto, de insistir,. nuestros días la terrninologia del derecho natural. Allí
/¡·, como lo hicieron AUSTIN y BE:NTHAM, en la separación encontramos la libertad de expresión, la de prensa, el
entre el derecho que es y el derecho que debe ser. derecho de asociación 8, la. necesidad de que las leye_s sean
¿ Cómo ha ocunido este giro? ¿ Cuáles so11 los errores publicadas y hechas conocer ampliamente antes de apii-
' carlas 7 , la necesidad de controlar los organismos admi-
¡:,- teoréticos de esta distinción? ¿ Ha tenido en la. práctica
malas consecuencias el subrayar la distinción como ,Ío · nistrativos 8 , la insistencia en que no haya responsabilidad
::: criminal sin culpa 9 , y la importancia del principio de
,.,t
,,, hicieron BENTHAM y AUSTIN? ¿Debemos ahora rechazarla
'" . ~
legalidad, ni1.ila poe1w s-ine lege 10 • Ya sé que para algunos
1:'i o_ m8:n.tenerla? Al considerar ei:;tas preguntas es rnenest~r -··--- ~-.. -···-----
r
l"
recordar la filosofía social que acompañaba la insistenda
de los utilitaristas en dicha distinción. Éstos apoyaro,n
el punto de vista político y moral de los utilitaristas es

6 BENTHAhl, Á fragnient on govern-ment, en Works, t. 1, ps. 221 y


firmemente, aunque fundados en BU propia concepción 230, Ed. Bom-iug, 1859, prefacio, § 16; J3ENTFIA,r, Principies of penal
utilitarista, todos los principios del liberalismo en mate- law, en Work~, t. 11 ps. · 365, 574/5, 576/8_, Ec1. Bowring, 1859 1 11arte JII,
¡¡ cap. XXI, § § 8 y 12.
._ .. j 7 BENnrA:or, Of pro-mitlgation of the laws, en Worl.:s, t. 1, p. 155.
determinar cuál es la gallina y cuál el huevo ( el positivismo analíti.co Ed. Bowring, 1859; BENT:HA::ú, Principles of t)ie ci•vil code, en Works,
i
;!
o las conélliciones políticas). Aparte de esto, no parece haber mucha t. 1, ps. 297 y 323, Ed. Bowring, 1859, parte r, cnp. :s:vn. § 2 ¡ BE;:{'l'IIDr,
prueba de que algún Estado nacional surgido a partir de 1832 (año ele Á. frag-ment on go·vernment, en Works, t. 1 1 ps. 221, ~33 notn ni, Ec1. Bowr-
publicación de The provi-nce oi J°urisprndence életennined) haya visto ing, 1859, prefacio, § 35.
:11" posibilitada la afirmación de su autoridad por la influencia de AusTÍ).'<' B BENTIIAM, Prfaciples of penal law, en Works, t. 1, ps. 365 y 5713.
o de "la " era de positivismo jurídico que éste inauguró"· f ¡· \ Ed. Bowring, 1859, parte m, cap. xxr, § § 10 y 11.
5 Ver RADBRUCJH, Die Erneii-enmg eles Rechts, en "Die vVandlung'", \l BENTHAlf, Principies of morals ancl legislatio-n., en Works, t. 1 1
t. 2, p. 8, Alemania, 1947; RADBRUCH, Gesetzliches Unrecht unél 'U eoerge- ps. 1, 84.'Ed. Bowring, 1859, cap. XIII.
setzliches Recht, en "Süddeutsche J uristen-Zettung.';,', t. 1; p. 105, 1.0 BENTR.UI, Ánarchical faUacies, en Works, t. 2, ps. 489, 511
Alemania, 1946, republicado en RADBRuCR; Beclitspliilosopll'ie, p. 3'17, y 512, Ed. Bowring, 1859, art. vm; BENTHA.:r,r, P.rinciples of 1llOrals ancl
4• ed., 1950. El punto de vista de RADBRUCH e~ examinac1o en la.s ps. 40 Zcgislation, en Worl.·s, t. J, ps. 1 y J·H, Bc1. J3o\'rring, 1859, cap. XIX,
f\- 49 dE) ·este artí\l\110, ~ 1:¡., . . .

..\~:~~.: ·:j
~-·~,~.... ~ · - · : J" __ •
~ __,~15::.Jd,'::;;¡;:fa~!;\~liiiT:2LfCL.~,~zs:1G~~"k~~;0~-::~z;y.8'.J~-~,~~,~~-~~;::,;-:·~~-}77 ;·,-~,-··;':; ·• -
G· DERECHO Y lllORAL . -·.. 8EPARACIÓX EXTRE bE;RBCHO Y 11011.\L

demasiado simple, pero no debemos co11funclír esta sim-


~1 cutl..l regulamos nuesti·a aprobación y desapl'obació.u.
plicidad con superficia.lidad, ni olvidar lo favorecidas que
·cuando se enuncia formalmente esta ,·erdad como una~✓,
\ salen .estas simplicidades de i:;u comparación con las pro-
proposición abstracta) es tan simple y deslumbrante que
fundidades de otros pensadores. Tomad solamente un
parece ocioso insistir en ella. Pero por simple y deslum•
ejemplo: la opinión de ·BEN1'HAl\í sobre el prol>lema .de la
brante que sea cuando se la enuncia como una expresión
esclavitud. Dice nuestro autor que no se trata ele saber
abstracta, la enumeración de los casos en los cuales hu
i:;i aquellos ·qne son mantenidos en esclavitud pueden ra-
sido olvidada bastaría para llenar un rnlumen.
zonar sino simplemente si sufren 11 • ¿No es esto mejor que
discutir el problema en términos de si hay o no llombres ''Sir 1YILLLUI BLACI.::STONg_. por ejemplo, dice eu sus
a quienes la naturaleza sólo ha capacitado para ser los GomJJi.entari,es, que las leyes de Dios son superiores en
instrumentos vivientes de otros? Le debernos a BEi\'THAiU_. fuerza obligatoria a todas las otras leyes; que ninguna
más que a nadie, el haber cesado de disentir esta ;/ oti'as ley humana debe ser tolerada si está en contradicción
cuestiones similares de con veniench1 social e11 aquella con aquéllas; que las leyes humanas carecen de validez
forma. si su c011tenido es contrario al de aquéllas; y que todas
las leyes válidas derivan su fuerza de aquel modelo diYino.
·111 i:. BENTHAM y AUSTIN no fueron, pues, estérile8 ana-

I:!: '-·-· .listas que jugaban con distinciones verbales mientras.


ai•dian las ciudades, sino que constituyeron la vanguardia
·"Ahora bien1 BLACfü,TONE puede quer'er decir con esto
que todas las leyes humanas deben conformarse a las leyes
J
de un movimiento que trabajó con apasionada intensidad
:!
.. ~:~ divinas. Si esto es Jo que quiere decir 1 estoy de acuerdo
')

y mucho éxito eil pro ele una sociedad mejor y mejores l con él siu vacilación alguna ... BLAGKSTGNE quiere decir,

leyes: ¿Por qué, entonces, insistían en la separación del .j quizá) que los legisladores llnmanos estiín obligados por
~ las leyes divinas a li.acei- concordar las leyes que ellos
'1, dP.recho que es y el derecho que debe ser? ¿ Qué querían . .-¡
¡·•,,,· 'i
:;;ancionau con aquel patrón último, porque si no lo hacen
1:.:,: .: decir con eso? Veamos primero qué dijeron : A US'I'IK . ··· 1:
2
' '
formuló la doctrina. así: 1 Dios los castigadt. Esto taml>ién merece mi total asen-
1
¡?' ' timiento ...
"Una cosa es la. existencia del derecho ; otra su mé-
:¡-;.'. ,.
i: ,:_ rito o demérito. Un tipo de investigación conduce a sabet· ·. _íl· ,.,Pel'o el significado de este pasaje de BLACKSTONE) si
·~ ~·.: ...
si es o no es; para saber si se adecúa o no a un pa~rón
·-·.;
lo tiene, parece más bien ser este otro: que ninguna ley
¡ :~.: ,;: .
¡:::;<< ~. : ~

asumido, hace falta una investigación diferente. Una le.Y_ humana que esté eu contradicd(m con la ley divina es
·i1¡ :'f.::· .

,·,"·'
. ·~~~~~- ·-. queae hecho existe es una ley, 'aunque ocurra que no nos obligatoria; en otras palabras 1 que ninguna lel humana
-.. -~..
gusta, o aunque esté en desacuerdo con el texto mediante QUe sea contraria a la Je~· divina es lcu .. . '' 12 •

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! ::.- : ~·. ,

P· +<1ern! en 142 n., ca:p- :x:rx, ~ 4, n, 12 AUST1N 1 The province o/ jurisprudence determin.ed, ps. 184 y
185, Library of IdeM, eil. 1954.

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s Dll:RJWHO y },IORA.L' ST!!PARAbIÓN ENTRE: D:EÍRÉCI-10 Y :t-.lOR,\L 9

i~( La protesta de AusTrn contra la confusión entre el .,;2: ciclas H. Éste, sin embargo, era precisamente el efecto
r~· der:echo que es Y. el derecho· q_ue debe ser es general: tál
·ii de la confusión entre el derecho y la moral, y BENTHAi\I
aGtitud es un error, cualquiera sea nuestro. patrón de ·tt descubrió que la confusión se habia extendido simétrica-

r lo ·que d~be ser, cualquiera sea "el texto por el cual re-
gulamos nuestra aprobación o desaprobación". Sus ejem-
-.~1~
mente en dos direcciones diferentes. Por una parte nues-

r . pl.os, sin embargo, se refieren ,siempre a una confusión


entre el derecho que es Y. el derecho que de acuerdo con
_fj

!
·_;::-,:
tro autor tenía presente al anarquista que razona así:
"Esto no debe ser el derecho, en consecuencia no lo es
y estoy en libertad, no sólo de censurarlo sino también
,- 'ii•
la. moral debiera ser. Para AUSTIN, debemos recordarlo, :~ de desobedecerlo". Por otra pa.rte, BENTHA:\I pensaba en
'l. los preceptos fundamentales ele \a moral son los manda- .~,;: el reaccionario que 11azona así: "Esto es el derecho,
!~

r
mientos de Dios, de_ los cuales la utilidad es un "índice"; .t en consecuencia es lo que debe ser'', y sofoca de ese modo
además está la moralidad efectivamente aceptada l)or un •:V.•
toda crítica en su nacimiento. BENTHA::\I creía que ambos
,.
/t.·
;,,
. grupo social o lllOI'.alidad "positiva".
B:ElNTHAM insiste en esta .distinción pero no carac-
í -~
· errores se podían Yer en BLACKSTONE: en sn imprudente
afirmación de que las leyes humanas eran im·{üidas si
teriza a la moral por referencia. a Dios sino solamente, ·.} estaban en contradicción con la ley de Dios 1 5, y "en
por supuesto, por refere1}cia a los principios de utilidad. .i
;¡: :....:...:.f¡ ····-·· aquel espíritu ele quietis1no obsecuente_ que parece con-
La razón bÍlsica de la insistencia._ ele ambos pensadores fue ~'t: génito en ese autor'', el cual "apenas si le pennité reco-
capacitar a los hombres para ver c·on certeza los proble; ·fv
·- :\:~
!1: ::;:.,
mas precisos que plantea la existencia de leyes moral'. 1-! Ver BENTHAM, Principles of legislation, eu Tite tl,tory of lrpisla-
f

r mente malas, y para comprender el carácter específico :1: tion., t. 1, p. 65 n., Ed. Ogden, 1931, cap. X.ll, § 2, 11.
t¡,- '' Tocamos aquí la más difícil de las cuestiones. Si ('[ dcr.ccho no
de la autoridad de un orden jurídico. La fórmula general es lo que debe ser; si contradice abiertamente el principio cle utilidad;
de B:ElNTHAM para la vida bajo el gobierno de Jeyes era & ¿debemos obedecerlo? ¿Debemos violarlo? ¿Debemos p·ermanecer neutrales
·-·¡f
simple: "obedecer piintiwlmerite; ce-n.s-iwcw con iibu- entre el derecho, que nos orclena. un mal, y la moral, que lo prohibe7
'l
Ver también BENTRAM, .d fragmcnt on government, en Works, t. 1,
tacl" 13 • Pero BBNTHAMJ en cuanto espectador ansioso de ps. 221, 287 y 388, Ed. Bowring, 1859, cap. rv, §§ 20 a 25. ·
la revolución francesa, sabia 1:Jien que esto no bastaba: 15 BLA.CKSTONE, Com.mentaries, § 41. BENTJI.l.M critic;i. esta "pcii-
en cualquier sociedad podía llegar el momento en que los grosa máxima.'', diciendo que '' la tendencia. 11atural de tal doctrina u,;
impulsar al hombre, por la fuerza de la conciencia, a. levantarse en nrmas
mandatos de las leyM fuesen tan malos que hubiera que · contra cualquier ley que no resulte de su agrado''; BEh"'11LU!, A frag·
enfrentar el problema de la resistencia, y era esencial mimt on government, en Works, t. 1, ps. 221 y 287, Ed. Bowring, 1859,
que las cuestiones en juego a esta altura de las cosa·s cap. rv, § 19. Ver también BEKTHAM, Á comment on the Cornmentaries,
p. 49, 1828, cap. III. Para una expresión del temor ile que tal doctrina
no fueran símplificadas en forma excesiva ni oscure-
llern a la anarquía, ver AUSTIN, ob. cit., n. 12, p. 18G, quien al propio.
tiempo reconoce qtte 1n resistencia puede hallar.se justificada. por la
:1,3 BBN'Tl'I:A.1,r, A fragme,nt on govenvnwnt, en Works, t. 1, ps. 221
utiliila.cl.
y 230, Ed. Bowrina-, 1859, prefacio, § lfi.

'·1.-·'..· .... ~··-~--.--~--~.~,,:_~


~~
8El',\H,\C[Ó,\' E:---:Tiü: í)J::Hi<:Crlü Y j\l(JlBL ii
·\·.t:1
10 :DERECHO Y MORAL ~

IJ_~ mismo modo 1 An;TIN también habl~ba de la "coincidencia


nocer una diferencia. entre lo que es y lo qne debe ser'' ir._ { frecuente" 18 del derecho y de la. moralidad,. y atribuía
Ésta era en verdad para BEN'I'.HA:.\:[ la. enfermedad profe-
sional de los juristas: "A los ojos de los juristas -para
1~
precisamente a ello la confusión entre el derecho que es
1,r , y el derecho que debe ser.
no hablar de sus incautas víctimas, es decir) la generali-
dad de los legos- el es y el debe ser ... son uno e indi-

t

En segundo lugar, ni BEXTHAlI ni sus epígonos han
negado que por ,irtud ele prescripciones jurídicas ex-
visible'' 1 ~. La insistencia en la distinción) por lo tanto, i; presas principios morales pueden ser incorporados en
l
· nos será .útil para orillar estos dos peligros: el peligro f diversos puntos a un sistema jurídico y formar parte ele
ele que el derecho y su autoridad puedan disolverse en la 1 sus reglas, o que los tribunales pueden hallarse jurídica-
ff
l'Oncepción que tiene el hombre del derecho que debe ser, mente obligados a decidir ele acuerdo con lo que consi.·
it
y el peligro de que el derecho vigente pnecla reemplazar a L deren lo más justo o lo mejor. BEN'I'.HAi.\I en verdacl reco-
la moral como eriterio final de conducta y escapa1· así ·¡ nocía, a diferencia de . :-'. :csTIN, que aun el poder legislativo
a la crítica. supremo podía hallarse sometido a limitaciones jurídicas
¡~·. En vista de las objeciones recientes es también im- -~
por uIJa constitución 10 y no habría negado que principios
portante distinguir varias cosas que los utilitaristas no

1· .
R
" morales, como los ele la enmienda quinta de la Oonstitn-

-f--
.1 . }
_se p~opusieron decir .cuando insistian en. su separación ción ele los J>taclo:; · rníclos., podían formar el conte-
··1. r- .-------- éntre el derecho y la moral. Ellos aceptaban por cierto nido de- tales limitaciones constitnc:ionales. AUS'l'Ji:\' 1 en
.1.·. muchas de las cosas que pueden quedar aludidas por la ~
cambio, vcnsaba <1uc ln:,; re;:;tl'iccionc;-; sol>rc el poller
expresión "la intersección entre el derecho y la moral".
En primer término, los utilitaristas nunca negaron que,
t}
legis1atirn snpremo no· tenían fnenm de <lerecho., i:;i-
i no que eran ;.:impl~s hnne1·as moralei, o políticas :!o;
como hecho histórico, el desarrollo de los sistemas jurí- .
'~• ::...
dicos ha. estado poderosamente influído por la opinión
moral, y 1 a la inversa.1 que los patrones morales han sido
1~

t
pero por Impuesto habrfa reconocido que 1111n, ley, 1wr
ejemplo, 1Joc1ía conferir un poder legislatiYo clelegaclo y
restringir el úrea ele rn e.jerc-icio por referencia u prin-
profundamente influídos por el derecho 1 de modo tal que 1
t cipios morales.
el contenido de-inuchas nol'mas jurídicas refleja princi-
~ 'l'anto BE:S."1'IL\.:.\I corno AC:,TIN tenían s1üno interés
pios o normas inorales. No es de hecho siempre fácil
investigar esta conexión histórica causal, pero BENT:EIAM -P
1 en subrayar estas dos simples cosas: primero, que en
ans_encia ele una prescripcí(m legal o constitncional ex-
estaba ciertamente pronto a -admitir su existencia; del
1S .ALST·rn, ob. eit., 11. 12, p. 1G2.
1,0, BEN'l'RA!M, Á frag-ment on govern111ent, en Worlcs, t.. 1 1 ps. 221 rn BEX'.l'TIA~r, .d fragment on gorernme·nt, eu 1Yo·rlcs, t-. J, ps. 221,
y 294, Ed. Bowring, 1859, cap. v, § 10. 2S9 y 290, Ecl. Bow,ing, 1S59, cap. rv, § § 33 y ::!4.
11 BEN'I'.H.Al>I, Á commentary on· Humphrcys' Rea,! Property Code, '.JO Yer Al'.STI::-., oh. cit., 11. 12, p. 2?.l.
en Works, t. 5, f>· ?,89, E<l. Bowring, 1,34:3,
•lj .,';.. .

.í~l;:J\f,!;5\
,.,[~,,._;; · ' e' ,.~. ·
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--~--- ·· "" · --¡,:;¡; "iíom•-· --•:- -==--S-?.¾~ ....::·
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-~-:~:2:~É~~~~,,,.,,,,.,,.,=-•·•·rn.-1•1•.d",c~m,;,,i,s/ !' .~ , ... ,~;~~;;,~_,.• ;:., -' -~-~~.~~~~;;,}:::_:
,;::c'{\,,:-::~:c.o,t!lf!J ~2:'.i'.:'.~~:i0)3'.\·;,'.;:&:~,0~':é:'~ii'~" ""~~ <:>• cc•,-J".:
1~ DERECHO y MOiUL :::'iEFs\IL-1.CIÓ?\" E2'TRE D.ERECHO Y illORAL 13

·¡,. ·-
p1·esa, del mern hecho de que una regla Yiole pautas mo-
l'ales no se infiere que e1la no es una regla ele derecho ;
e, inyersamente, del mero hecho ele que una regla, sea
moralmente deseable no se infiere que es una regla de
l ~
®l
An,nN eu muchos puutos no impugna esa parte ele su
doctrina. En los Estados Unidos, hombres como X ST.
,TOHN GREEX 22, Gru. Y y HoLnrns han considerado que la
insistencia en estn: üistinción ha hecho posible que la
it

I•
dei-ec:ho.
La historia ele esta elemental doctrina en el siglo xrx
es demasiado extep.sa y complicada para exponerla aquí.
Permiticlme que la sintetice diciendo que tras haber siclo
' ' .

r-r~
)',
comprensión del derecho como un medio para el control
social tenga, un nuern y fructífero punto de partida. j ellos
la recibieron como algo al mis1110 tiempo autoeyiclente e
-ilnminaclor, como una reYeladorá tautología. Esta. c1istin-
p1·opuesta al mundo por AUS'l'IN) esa doctrina dominó la P.:· ción es por supuesto uno ele los temas principales del más
t:H teoría jurídica. inglesa y constituye parte de la estructüra R: famoso ensayo de HoL~IES) L{I¡ se·ncla. clel derecho 23 , pero
\1 ~~v
,,,,
,,,, ;!·

f:11 ,,
ele la mayoría de esas producciones curiosamente britá- Ji· el lugar que ella merece en la. consideración de estos
~
. nicas, quizá insatü:Ífactorias, a saber, los exámenes glo- 1 autores norteamericanos se aprecia mejor en lo que Gn.1.. Y
,.~~;
bales de todo el campo ele la teoría general del derecho. i?I· escribió hacia. fines del pasado siglo en Ln nfftwraleza
.. @
,,i Una. sucesión ele ellas se publicó después ele que el t~'rto tl V l(I.s f1ien-tes clel derécho. Dijo GRAY:
¡(
ti
1:11), . completo ele las conferencias ele AüSTIN apareció final- ~
:t.:.
"El gran avance· en sus concepciones fundamenta le,.;
:~
mente en 1863. En cada una. ele esas producciones la .. -- -- •.-.;:Zi
tt!:
____ que la teoría general c1e1 derecho experimentó en los últi-
:l'• ½i'.1
¡~'• sepa.ración ele los utilitaristas entre el derecho y la moral mos cien años fue el reconocimiento ele la verdad ele q11r
~~

.},
es considerada como algo que l)ermite a los juristas obte-
ner una nueva claridad. Ai.\IOS) uno ele los epígonos· in- 1 el derecho de nn ·Estado ... no es nn ideal sino algo qn<·
realmente existe ... No es lo que debe ser, sino lo que es .
gleses ele AUSTIN") ha dicho que éste "ha liberado al dere-
cho del c11erpo muerto ele la moral que toc1avía gravitaba
sobre aquél'., 21 ; y el mismo JIAINE qne tanto criticó a
lf,
.:_r~
,~-
Fijar esto en forma definitiva en la teoría g·eneral clc•1
commo-n fo.w) tal Ja hazaña qne AusTI~ cumplió" 24 •

(~
A1.ros, The scien.ce of law, p. 4, 5• ed._. 1881. Ver fambién i_\,L\.RKDY,
21: ·~
Elenients of law, ps. 4 y 51 5• ed., 1896:
"Al establecer la distinción entre el derecho positivo y la mora1, fJ!"
Al"ST!N no sólo estableció los fundamentos para una ciencia del c1ere~ho,
·~
síuo también liberó la concepción del elerecho. . . de un número ele co;,_se-
,¡ cucncias perniciosas a las que aquélla llevaba. Las leyes positivas, como 22 Ver GREEN, Sección bibliográfica, ''Am. L. ReY.'', t. G, ps. 57
ha enseñado AusTIN, hnn ele ser jmíc1icamente,obligatoríns, y no obstante a Gl, 1871, reproc1ncído en GREE::-;, Essays ancl notes on the !aw of tort
:: ello, una ley puec1e ser injusta ... Al'STIN ha ~dmitiéto que la ley m1~ma ancl crime, ps. 31 y 35, 1933.
::):
:, ,r-~; .' '.__ puede ser inmoral, en cuyo caso puec1e que sea nuestro c1cber moral c1eso- 2.3 "Harvard Law Revíe'il"", t. 10, p. 457, 1897.
beelecerla ... ''. Z.! Gn.AY, The 11at11re a-n11 so11-rces of the Iaw, p. 94, 1• ed., 1900,

¡ ¡-~;~ . Cfr. HoLLA""'!D, Jm·ispmilence, ps. 1 a 20 1 1880. (213).

iµ¡iz ~

j\:r:~iiá;\'{L\:>, ' " · ·- . , ',\\ciitÍf


14 J)rmECHU 1· .HOHAL
·--.... ;·,\:·
·tlll
SI!;L\l,.\CIÓX E::\''l'HE DJmE.CRü Y :;'1101~.\L lG

11
'~j
~¡i·· .
.1\lt ..-.
· tamos, no ya si una regla particular de derecho debe sa-
tisfacer un mínimo moral para ser una norma jurídica)
~--. fino si un sistema de reglas que no llegue en modo alguno
Queden limitadas a lo q ne antecede las 1·eferenc:ias
a la doctrina durante su período de esplendor. Volvamos ;:t(~1- a alcanzar ese mínimo puede ser considerado nn sistema
de derecho.
ahora nuestra atención a alguna de las críticas. Sin dnda
alguna, cuando BE-NTHA:\I y A-cSTIN insisten en la distin-
ción entre el derecho que es y el derecho que debe sei•,
•t~
¡-
~-
Existe, sin embargo, una complejidad inicial de ini-
portancia que ha servido para confundir al a11úlisis crí-
tico. Debemos recordar que los utilitaristas combinaroi1
tienen presentes leyes part·icu.fo1:es cuyo significado es
claro y pol' lo tanto 110 se halla en disensión, y su preocu ·
ti
}-¡,
rn_ insistencia. en la separación del derecho y la mora 1
i:.,:,! con otras dos doctrinas igualmente famosas, aunque dis-
-~
pación consiste en sostener que tales leyes) aunque sean tti . tintas. Una es la importante verdad .de que un estudio
moralmente inadmisibles, signen siendo le3·es. Sin em- ~i
r;-f puramente hna.lítico ele los conceptos jurídicos, un estudin
bargo, al considerar las críticas que más tarde smgierou 0!~ del significado del ,;ocabúlario propio del derecho, es tan
no debemos limitar nuestro análisis a las que se clü-i¡;en
contra aquel punto particular, si es que queremos lleg-ar
··fl'-¡1;;;
:ll!~'.
,·ital para nuestra comprensión de la natura.le-za de éste
corno los estudios históricos y sociológicos, aunque por
a la raíz ele la insatisfacción que la distinción proyoca; supuesto no puede reemplazarlos. La otra doctrina es la·
debemos hacernos cargo también ele la objeción ele qüe,
aunque fuera exacto lo que los utilitaristas expresan res-
pecto ele aquel punto particular, su insistencia en él, u.sün-
clo una terminología que sugiere una ruptur-a. genei-n 1
l lt
~
.~§\ <.'.
famosa teorüi. imperativa del derecho, la idea ele que el
derecho es, en esencia, una orden. ·
Estas tres doctrinas constituyen la. traclicióu utilita-
l'ista dentro de la. teoría. jmídicn.; sin embargo, son doc·
entre lo que es -;,· lo que debe ser derecho, ha oscm·eciclu t~: trinas distfütas. Es posible apoyar la separación entre el
'pt'-·\
el hecho de que en otros sectores se da un eseucial ¡rnnto l~-¡ •. derecho y la moral ;r valcn·ar positivamente las i11Yestig-a-
ti'í .
ele coll tacto entre ambas cosas. De tal modo, en lo que ciones analíticas acerca del significado de los conceptos
ik
;¡¡,¡_ ..
signe me ocuparé no sólo de las Cl'íticas que se hau dü·i- é!,_. • · •. jurídicos y, sin embargo, pensar que es erróneo concebir
~~
gido contra aquiú aspecto particular que los útilitaristas que el derecho es, esencialmente, una orden. La creencia
tenía.n en mira, sino también ele la pretensión ele que·snr- 1j de que la falsedad de alguna de estas tres doctl'inas que

j~~·.r
J,~•

ge una conexión esencial entre el derecho ~- la moral 'lt


• ,1 .~;·:
integran la tradición utilitarista mostraba que las otras
cuando examinamos cómo sou· interpretadas y aplicadas dos eran falsas, ha sido nna friente ele gran confusión en
en los casos concretos aquellas leyes CU}'O -sig1iificaclo es \t, ·;:,. las críticas a la separación entre el derecho y la moral.
discutible; conexión que también se pretende que surge ·~
~;_.,. ~ - . ~Ifü, grave n{m fue que no se advirtiera que había en
}§}>;· cuando ampliamos nuestro pnnto ele vista y nos preg1111- realidad tees r1oetrinas totalmente c1iferenciable8 dentro
• t.. ,:.·:·

ft:::/,···
J~{iL.,
ii~;~{M"J{f ~-. -··- ·.:: ..
':-ffl'íi;'1
. -.:.,'
. -:r~
'/f.-~i SEPARAClÓN ENTRE DERECHO Y IllORAL 17
16 DER:l!10íi:O Y MORAL :,!fil
~~¡

de aquella tradición. El uso indiscriminado del l'ótulo _.:. ':;~


1t\ curriclo en error al tratar el derecho ele un Estado como
"positivismo" pai·a designar en form[t ambigua cada una si fuera la orden del soberano" 20 , y; con perspicacia, se-
de estas tres doctrinas diferentes (junto con algunas
otras que los utilitaristas jamás profesaron) ha. confun-
dido quizá el problema más que cualquier otro factor
!'.
Ji
íiala muchos puntos en que la teoría ele la orden es insu-
ficiente. Pero otr'os críticos vieron con menor claridad el
problema, y han pensado que las insuficiencias de la
inMvidual 25 • Algunos de los primeros críticos nortea:r~e-
ricanos de la doctrina de AUSTIX, sin embargo, vieron ~i teoría imperativa, cacla día más evidentes, bastalrn.n pan1.
demostrar la falsedad de la _separación entre el derecho
y la moral.
este preciso punto con admirable claridad. GRAY_, ]_)Ol'
ejemplo, agrega al final del elogio a AUSTIN que ~-a· he
citado, las siguientes palabras: "Al:STIN puede lw be1· in-
I· Esto es un error, pero un enor explicable. rara yer
cuán explicable es debemos examinar un poco -mús de

l
,.
~/
cerca la. concepción imperativa. La famosa teol'fa ele qne
25 Puede ser útil iclentificar cinco -quizá haya más- sígnifienclos el derecho es una orden, forma parte de una, llretensión
ele "positivismo", barajaelos en la teoría jurídica contemporúnen: ·'· rnús amplia. y mús ambiciosa. AusTIN cleci.a que la noción
,,_,
. 1) La pretensión c1e que las leyes son órelenes ele seres huú1,mos.
de un imperativo era "la clave ele las ciencias del clerech,)
l,
V.er ps. 17 ·a 24.
2) La pretensión de que no e:s:iste cone::s:ión necesaria entre el der•c·
·"'.';:>.,t¡ y ele la moral" :n, -;/ los intentos contemporúneos de nc1n-
cho y la moral, o entre el rlerecho que es y el que c1ebe ser. Ver ps. 3_ a 13.
3) La pretensión c1e que el análisis ( o estuclio del significado) ele
los conceptos jurídicos es: a) algo que v.ale la pena. hacer, y b) algo que
j) . ni:r los juicios morales en térmh10s de expresiones "impe·
nith·as" o "prescriptivas'' constitnyen un eco de aquella
c1ebe ser diferenciado ele ]ns inelagaciones históricas sobre las causas u ?~
.·.;,·
mnbiciosa pretensión. Pero la concepción irnperatirn, mm
orígenes de las normas, c1ie• las inelagaciones sociológicas sobre la relación consicleracla corno un esfuerzo para identificar sólo la

..
entre el derecho y los otros fenómenos sociales, y do la crítica o e,alua-
ción del derecho, ya sea en términos ele moral, objetirns sociales, '' fun-
ciones'' u otros. Ver ps. 28 a 30. '
4) La pretensión c1e que un sistema jurídico es un ii sistema lógica-
monte cerrado" en el que las c1ecisiones jurídicas correctns pueden se1·
l'i,
.,;')f/
esencia c1e1 derecho, no digamos 1a ele la. moral, parece
sobrecogedora en sn simpleza y totalmente inadecuada.
Aun en el mús simple ele los sistemas jurídicos, es mucho
Jo que resulta deformado, si se lo presenta. como nn impe-
deducidas por medios lógicos de normas juríüicas prec1etcrmiuada·s, sin
referencia· a propósitos sociales, líneas de orientación standa1·ds morales. ti ratiYO. Sin em1rnrgo, los utilitaristas pensaban qnc podía
Ver p~. 28 a 30. · ' aprehenderse la esencia de nn sistema jurídico si se com-
5) La pretensión de que los juitios morales no pueden ser establecidos plementaba la noción de un 1mperativo con ln, de ·,lll
o c1cfenc1ic1os, como lo so11 l_os juicios rle hecho, por argumentos, pruebas o
demostraciones racionales (teorías "no cognoscitivas" en étic.a). '\ºer
hábito de obedienciá. El esquema era éste: ¿ Qué es nn
ps. 513 a (i0. imperatiYo? Simplemente es una expresión por pn,rtc c18
BEXTJLUr y AUSTIN. sostuvieron los punros c1e vista descritos en 1,
2 y 3, pero no los descritos en 4 y 5. La opinión indicaela en -1 es ntri- '.l6 GRAY, The na.t·ure anc1 sources of the law, ps. 9-1 )' 05, 2'' c.c1.,
hnídn, a menudo, a los jmistns nnnlít.icos (.-e1· ps. 2S n 30), pci-o no 1921.
eoHozco ningún '' nnnlista'' que la hnya sosteuirlo. 2'i At:STIN, ol). cit., n. 12, p. 13,
{·~·-

lo DEnECHO r 11ro1uiJ :SEPAtlACIÓc\' E:-.:THE DEHr'.CHü Y :.\lOiUL rn

una pel'Sona del deseo dé que otra haga o se abstenga los elementos mús característicos del de1·echo. Dejadme
de hacer algo, acompaílada por una. amenaza ele que la <1ne cite unos pocos. Es equivocado concebir a una legis-
desobediencia serú probablemente seguida de un castigo. latura (y con mayor razón a un electorado), de compo-
Las órdenes son normas jurídicas si satisfacen dos requi- sición cambiante, como un grupo de personas hnlJitual- _
sitos: primero, deben ser generales; segundo, deben ema- mente obedecidas: esta. idea simple se aclecúa solamente·
nar ele algo que, según BEN1'HAM y AUS'l'IN) existe en toda a un monarca que haya reinado lo suficiente como par:1
sociedad política cualquiera sea sn forma constitucional, que se genere nn "luí.bito•:. Pero aun pasando por alto
a saber, una persona o un grupo de personas que reciben esa objeción, nada de lo que los legisladores hacen es
obediencia. habitual ele la ma:yoría. ele los componentes ele derecho, a menos que den cumplimiento a ciertas 1·eglas
la sociedad y que, a su vez, 110 deben obediencia a otros. fnndamentdles aceptadas) qne especifican los procedimien-
Estas personas son sus soberanos. Así, el derecho es la tos búsicos de la legislación. Esto yaJe incluso para mi.
orden de los que ordenan sili recibir órdenes e11 la socie- sistema dotado de una constitución unitaria. simple corno
dad, la creación de la. voluntadjurídicamente no limitada el inglés. Estas reglas fnnclamentalmente aceptadas q1w
al soberano, quien está, por definición, fuera del derecho. especifican qué. debe hacel' nna legislatnrn para legislat·
Se ve fácilmente que esta versión ele un sistema jurí- 110 son ól'c1enes hal>itnalmente obedecidas, ni pueden F;er
dico es harto precarüi. Podemos incluso elm·nos cuenta -·---~ e_xpresadns como hfrbítos c1e obediencia a persona:,. Ella-;
•,¡:_:_ de · por qué se podría. pens_ar que sn insuficiencia es se encuentran en la raíz de un sistema jurídico, y lo qnr.
1i:-··-
:¡ .. - .. :·· atribuíble a c¡ne se ha pasado por alto alg1ma conexión ·mús se echa ele meuos en el esquema de los utilitarístas es
1il ;: esencial cou la rnOl'al. La situación que la simple trilogfa 1m anúlisis ele 1o que significa para un grnpo social j· s11.'<
ll~\ "orden, sanción :-· soberano" consigue describir si se to- órg/anos adoptar tales reglas. Esta idea, y no la de 1111
!¡:•.' man estas nociones con alguna, precisión, se asemeja a 1n imperatfro como A.USTIN p1·eteiulía, es la "claYc c1e la
· situación de un asaltante que dice a su víctima "La bolsa ciencia del derecho", o por lo menos una ele las clans.
o la ,·ida.''. La única diferencia radica en que en el caso En el caso ele una democ1·acia, Ai:..:s'l'IN va mús allú
de un sistema jurídico eJ asaltante se dirige a un número del legi:-::laclo1· y llega hasta el cuerpo de electo1'es par:t
grande ele versonas- que estún acostumbradas a Ia fotimi- encontrar al "soberanon ( o e11 Inglaterra; una parte de
dación y hahitualnie11te le prestan acatamiento. Por su- él). AUSTIX pensaba qne en los ·Estados Unidos el con·
puesto el derecho no es Ja situación del asaltante e11 junto ele electores para las legislatmas esta.duales y el
escala mayor, úi el _orden jul'Ídico puede ser simplemente ·congreso federal eran el soberano, cuyas órdenes emanadas
identificad o con la compulsión: ele sus "representantes" .en los cuerpos legislativos, COilS·
~;¡\_ ·_. )1.. pesar de los puntos de obvia analogía que existen tituhm el cle1·echo. Pero sobre esta base tiene que desa-
JI!·>.
:.::.:-,....·-···
enüe mw .lef ~- nnn Ór-(1en, este esquemn omite alguno c1c JJrt1·cc:er totalmente· ln. idea del soberano como entidad
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20 DERECE:O y MORAL SEF.!JtAOIÓ~ ENTRE DERECHO y l\IORAL 21

fuel'a del del'echo, que es "habitualmente obedecido" por reglas jm·ídicas que son ele hecho radicalmente diferentes.
la "mayoría" ele la población: porque en este caso la Algunas normas obligan a los hombres a actuar de cierto
"mayoría'' obedece a la '-'mayoría.", esto es, se obedece a modo o a, abstenerse de actuar, lo deseen o no. E1 derecho
sí misma. Es notorio que la. aceptación general de la penal consiste ~n gran medida en reglas ele este tipo: al
autoridad ele un procedimiento ele elal1oraci6n del dere- ig1rnl que los imperaürns ellas son simplemente "obede-
cho, con independencia ele los cambiante·s inch'liduos ·que cidas'', o "desobecleciclas". Pero hay otras reglas jurídicas
lo ponen en pr{i.ctica de tiempo en tiempo, no puede sino que se presentan a la socieela(1 en formas muy diferentes
resultar deformada por un análisis en términos de la y que tienen funciones totalniénte distintas. Ellas acuer-
obediencia masiva habitual a ciertas personas que esHrn dan posibilidades mús o me11os elaboradas pnra que los
por definición fuera del derecho, del mismo moclo que el individuos creen estructuras ele derechos y deberes a los
fenómeno afín pero mucho más simple ele la aceptación fines de la conducción ele la -riela dentro del cuadro coer-
soeial general ele una regla, por ejenl'plo la ele quitarse el citivo del clerecllo. Tales son las reglas que haliilitan a
sombrero cuando se entra a una. iglesia, quedaría desfi- los inc1iYic1nos pai·a celebrar contratos, otorgar testamen-
gnraclo si se lo represen tara corno la obediencia. habitua 1 tos, crear "trusts'' y, en general, para moldear sns re1n-
poi• el grueso ele las gentes a 1Jersonas determinadas. -,--;· ciones jurídicas con los dcrnús. Tales reglas, a diferencia
Otros críticos han percibido oscuramente un defecto -.!>, ele las del derecho penal, no son factores enderezaélos a
adicional más grave ele la teoría del imperatiYo, aunque pre,·enü· deseos~- elecciones ele naturaleza a.nti:;;ocial. Pol'
han restado agudeza a una objeción importante al ..dar ··-;:-.'·
el contrario, esas reglas facilitan la 1·ealización de deseos
por sentado que el defecto se debe a que no se ha insistido y elecciones. Ellas no nos rlicen ( como los im¡1eratiYos)
acerca de alguna conexión importante entre el derecho "llaz esto quiel'as o no", sino en cnmllio ";:;i quieres hacer
~- la moral. Este defecto más radical es el siguiente:· El esto, he aquí la manel'a ele lrnce1·lo''. De acncrclo con cstn::;
cuadro de la vida. bajo el derecho que la teoría del ili1pe- reglas ejercemos potestnr1cs, deducimos p1·ctensio11es, y
ratiYo nos presenta es esencialmente el de una simple hacemos valel' de1·cchos. Estas frases <lcstncan pel'files
relación entre el que ordena y los que reciben bs órdei.ies., ca.ra.cterísticos ele ln.s 1101·1rn1s que con fi 0.1·en derechos y
entre el superior y los inferiores, entre la parte de anihn. potestades: ellns son nol'mas que estún, por decirlo así 1
y la de abajo; se establece una relación Ycrti.cal e1itre c:.olocaclns a dísposici(m ele los incli\·iclnos de 1111 rnoc1o rpie
los que dan las órdenes, o sea los creadores r1cl derecho, no npnrece en las normas clel derecho penal. Mucho ing:c-
concebidos como esencialmente fuera ele él, y aquellos que nío se ha volcado en la tnrea ele ,rreclncir" las normas de
reciben las órdenes y que están sometidos al derecho. E11 · c:stn seg1mcla especie a alguna, variante compleja de las
este cuadro no hay cabida, o sólo la 1rny en forma acci- normas c1e la prime1·a cl?tsc. El esfnerzo para demostrar
r1\mt.n1 y snborélinada, parll una distinción entre tipos ele qne lns 1101·1rn1s que confieren derechos son "en realidacl"

_______:_________;__::..:____;.,...,;_._:..,.:....;.;~;:,..::;.;·~~·;;,:':;):j*;;:~.:'...;::·~;,-,'~,;;2J\;~.;;'."::;;~~=~~~i1m¡· 7k¡;,~~;;ú;;;~.t~~-~~~:f;tJ.f,ih~·,:i·.f.iAfl.._\it~-l'Sh:~1r.\.~~-·i¡..1-.;~-&?-~!~~'.~~J:!':):?W:tD?~T)Y?-~-<~,--... 1~~ :.~':~··


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22 DEH-130Il0 Y l\IOJJAL ~iEl'.\.ltAC1ÓX Ei\'TRI•: DERliCHO Y MUJUL 23

sólo estipulac.iones condicionales ele sanciones a ser im- principios de justicia y que sólo sobre esta l.Jase puede el
puestas sobre quienes se encuentran bajo un deber jurí- fenómeno de los derechos subjetii-os recibir adecuada
dico) caracteriza. buena parte de la obra de KELSEN 28 . Sin explicación. Si no fuese así, piensa SAL1IOND) habría. que
embargo, abogar por este punto de vista es en realidad decir que los conceptos de ªderecho subjefrro jurídico··
exhibir una determinación dogmática de ..suprimir un as- (legcil ·r{(Jht) y de u derecho subjetivo moral" ( mcn·a1
pecto del sistema jurídico, para. mantener la teoría ele right) están ligados por una mera "coincidencia yerbal'".
que la e,~tipulación de una sanción, como el imperativo Del mismo modo, los críticos cont.iuentales de los m:ilit.a-
de AusTrn) representa la quintaesencia del derecho. Con ristas, siempre atentos a la complejidad de la noción· de
el mismo criterio se podría argumentar que las reglas del der-ecl10 subjetirn, han insistido en que ]a teoi-ía del im-
baseba.ll son "en realidacln sólo instrucciones complejas pe1·ativo 110 le cla cabida. H.:.:mmS'.I.'Ri:i:u sostiene que si las
condiciona.les dirigidas al árbitro y que esto muestra. su le~·es fueran 1·ealmente imperatirns la noción del derecho
real o ªesencialn naturaleza. de un inclfriclno sería realmente inexplicalJle. porque los
Uno de los primeros juristas en Inglaterra en romper imverativos son, como él expresa, algo que obedecemos o
con la tradición anstiniana, SALMOND) objetó que el aná- clesobedecemos;·ellm; IlO confie1·e11 derechos :io_ I)e1·0 tam-
lisis en términos de imperativos dejaba a la r:.oción de li:én Hil:GERSTHti:u c:011cluye que la moral o, como él dice.,
derecho subjetivo sin lügar adecuado 29 • Pero en este. .. nociones ele jnsticin, tienen qne rstar, en consecuencia,
pmito SALMOND incurrió en una confusión. Sostiene pri- necesariamente implieaclas e11 el anúlisis de cualquier
mero) correctamente, que si las leyes son nada más qn~~ est.ructnr1~ jurídica lo suficientemente e1allorac1a corno
órdenes es inexplicable que hayamos llegado a Jiablar de J)ftra confer·ii- derechos 31 •
derechos subjetivos y de potestades como conferidos l)nr Esto1o arg11mentos 1 empero, son ciertamente confusos.
o emanados de aquéllas. Pero seguidamente concluye en J~as reglas que confieren <1erechos, aunque sean distintas
forma enónea. que las reglas de un sistema jurídico debm ele los imperatirns, HO tienen por qué ser regla,, morales
e1:;tar necesariamente conectadas con reglas morales o con ui coincic1il" con ellas. Hay derechos subjetiYOS¡ después de
::s Ver, por ejempJo,,-KELSEN', General theory of law anil state, ps. 58,
30 HXm:1:s·r1:o:11, h1quiries into lhe 11ature of law ancl morals, p. 247,
61, 14.3, 144 ¡ 1945.
}:t1. Olil-ecrona, 1953: "Todn la teoría c1e los <lcrecho~ suhjcth·os de los
Según KELSEN, toilas las leyes, no sólo las que acuerdan derechos o
_ individuos particulares ... es incompatible ron la teoría in1perntirn' '.
potestades, son reducibles a tales '' normas primaria~'' que estipul:rn
sanciones en forma condicional. :;:;r•·
.;-;~ . Ver también íclem, p. 221:
2\J .SALMOND, The · fi'rst principles of j-ur·ispr-1.clence, ps. 97 y 98, ·~~} ''La desc\ipcióu ele éstos (los pedido:; de tutela jurítlica) conH>
derechos, se derira totalmente de la idea <le que el derecho relnti,o a ellos
1S93. Este autor '' objeta el credo de la denominada escuela inglesa <l~
teoría. jurídica", porque "intenta despojar a la idea de derecho de
aquel signific.ado ét.ico que es uno c1c sns m{,s csencin le~ e1emen tos"
t
·J,,
·:~"-'-
C$ una ven1adern e:\'J)resión de derechos subjctiYos y deberes, en el sen-

tic1o en el que la nociSn yulgnr c1e justicia eutieude estns pnlnbrns' '.
(ídem, ps. 9 y 10). 31 Ídem, p. 218.

:i.':S ·~'-.·:'· . ',, ,., ,·,,,. -· ':Cf .~:'>c¡::·t.~e;~:t1.:;-~L~}~í~f~~~~~,'!~~¡~~a~~L~.....~;~~~-U--"-"'-X~--~-~--=--------


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24 DERECHO y :MORAL ~ ·:-· 8EPÚACIÓN E:\'TRE DEGECHO Y '.\IORAL :2:j

~ ':
' que surgen ele .reglas ele ceremonia, ele r·eglamentos·
toclo, tura co11ceptual de las ciencias ua tnrnles como aclecua'ciü
ele juegos1 y en muchas esferas reg1.llaclas por disposiciones
/:~ .
parn la caracted.zación del derecho y para el análisis ele
. •-~ b
.,--
que 110 Sf: preocupan po1· pi-ol.Jlemns ele justicia o por lo que ,;.\
la conducta guiada. por reglas en la que consiste, poi· lo
el derecho debe se1·. 'l'ampoc:o nec:esitan las reglas que con- ,? menos parcialmente, un sistema de derecho YiYo. Pel'D
fieren derechos, ser justas o estar moralmente jnstificacla-s. ellos abrieron los ojos de los hombres a lo que efecti-rn-
Prueba de ello son los derechos ele un amo sobre su~ mente ocurre cuando los tribunales deciden los casos, r el
esclavos. · "Su mérito o demérito'\ como decía AusTIX; contraste que mostraron entre l9s hechos efectivos ele la
depende de cómo están c1istribuiclos los cletechos en Ja decisión judicial y la terminología tradicional que ht
sociedad y ele sobre qué o quién son ejercidos. Estas crí- describe como si fnera una ope1·aci6n totalmente lógica,
ticas en realidad han reyelado la. insuficiencia de las ha siclo por regla general, esclarecedor; porque a pesar
simples nociones ele imperativo y hábito a los fines del ele algunas exageraciones los ''realistas') nos hicieron· agn'
análisis del derecho; en muchos puntos es e,;-iclente que 1~ clamen te concientes de una característica fnnclamental del
· aceptación social de una regla o de una l)auta. ele auto- · lenguaje y c1el pensamiento humanos, cuyo énfasis es Yital
l'iclad ( aunque no esté motivada 1116.s que por el miedo, ó no sólo para la comprensión del derecho sino también en
por la superstición, o se apoye en la inercia), tiene que úreas de la filosofía qlie están muy alejadas ele los límites
ser objeto de análisis, y no puede en sí se1· reducida a ele la teoría jurídica. El siguiente ejemplo puede exhibir
aquellos dos simples t0rrninos. l\nc1n de esto, empero, lo qne con penetración vio esta. escuela. lJna norma jmi-
prueba que la insistencia de lo~ ntilitai-istas en clistinguh· dica pro1übe introclncir un vehículo en un parque púlllicn.
entre la existencia del derecho ~- s1is "méritosn esté equi- Esta pi·ohibici(m rige clarmnente para un automóYil, pel'O
Yocuda. ¿,qué clecir ele las bicieletas, patines, automóviles. ele ju-
guete? ¿ Qué decir ele los aviones? ¿_ Deben o no ser con.--;i-
III c1erac1os "\·ehículos" a los fines de la regla.? Si hemos de
comunicarnos ele algún moc1o con los demás, y si, como
I>aso a ocuparme de n11a cdtiL·a clistíutinunente 11or- es el caso en las formas mús elementales del derecho,
teamericana de la separación entre el c1erecho que es :r <::l hemos ele expresar nuestras intenciones para que un cierto.
cler·echo que debe ser. Ella lla surgido c1el estudio crítico tipo de conducta esté reglado por normas, entonces es
del proceso jnc1icial COll c¡ne la teoría jnríclic:a norteame- · necesario que las 1mlabra¡:; g·enerales que usamos -tales
ricana ha estado) en genernl, tan provechosnmente ocü- como "vehículo" en el supuesto que considero- tengan
pacla. Los más escépticos ele estos crítico~ -los -ragamente algún e_iemplo típico respecto del cual no existan düdas
denominados "realistas" ele la clécacla ele 1930 a 1940- acerca de la aplicación de aquéllas. 1.I'iene que haber un
aceptaron quizá en forma clemasiaclo jngenua la estruc- núcleo de significado establecido, pero también habrá una
26 .DERECHO Y ?l[ÚHAL ~jEl'a\R_\CJ()X E.\TTTE bERECI-1O Y :.\[ORAL 21·

penumbra de casos discutibles en lo-s que las palabras no . entonces su a1)licación a casos específicos en el úrea d~
resultan obviamente aplicables ni ob,iamente no aplica- penumbra no puede ser materia de deducción lógica, y
bles. Cada uno de. estos casos tendrá algunas notas en jsÍ el razonamiento deductivo, que durante generaciones
común con el ejemplo típico; les faltarán otras o apare- ha sido admirado corno la perfección misma del ra.zo-
cer{m en ellos características que no estaban presentes en namiento hum:rno, no puede se1·,ir corno .modelo de· lo
aquél. La invent,fra humana y los procesos naturales que los jueces, o en realidad_ cualquier otro sujeto, debe_
aportan en forma continua tales variac10nes respecto c1e hacer al colocar los casos pm,ticulares bajo reglas gene-
lo familiar, y si hemos ele decidir que esta clase de hechos rales. En esta úrea los hombres no. pueden vivir exclusi-
cae o no bajo lo prescrito por las reglas existentes, en-
fonces quien clasifica tiene que adoptar una. decisión g_B· . ·~ ----
. vamente de deducciones. Y se sigue ele aquí que si las
controYersias y decisiones jurídicas acerca de cuestiones
no le es impuesta, porgue los hechos y los fenómenos a los ele- la penumbra han de ser racionales, su racionalidntl
que conformamos nuestras palabras, y a los que aplicamos . tlene que sustentarse en algo distinto de una relación
nuestras reglas son, co1no quien dice, mudos'-'El antomá'ril log1car con as prern1Sas, e tal modo, sí es racional o
Cie juguete no puede hablar y decir: "Yo soy un vehículo '~:'Ullciadon sostener y aecidir que a los fines de estn reght
a los fines de esta regla jurídica)\ ni los patines púeden un a:rión no es un -rehículo, esta alegación ha
ele ser
___ decir en coro: "Nosotros no somos un Yehículo''. Las._ fundada o 1·aeional sin estar dotada de conclus.i\'ülarl
situaciones ele hecho no nos aguardan netameilte rotulacTas· lógica. ¿ Qué es lo que hace entonces que tales deeisíone,-:
"J~ plegadas¡ sn clasificación jmíc1ica no estú escrita en sean cori·ectas o poi· lo menos mejores que las dccísique:-;
· ¡":.- ellas para que los jueces simplemente las lean. Por el eñalternativa? )i.quí, ele uueYo, parece aclecuaclo afimrn r
sfüjlrarío al @ltcar1as reglas jnrídicas álgmen debe asu- cjue el criterio qne hace que una decisión sea fundada. r11
mir. la responsabilidad ele decidir que las palabr~,.s0 ta es casos es algún concepto ele lo que el derecho elche
refieren o no a cterto caso, con todas lai:i consecuencias ser; es níCI"l pasar 1·úpiclamente ele esto a la afirm0ción
prúeticas que esta decis10n implica. . deque dicho criterio ha ele consistir en un jni<.:io 11101-al
....____Podemos den?lllimn· "probleiñas ele la, penuml.J1·a!~ a acerc,v ele lo que el derecho debe ser. De tal modo, se
los que surgen fi.-iera del núcleo rígido de ejemplos típicos concluye, tocamos aquí un punto ele ''intersec<'iúu nec0-
o de significado establecido; estos problemas jamús nos saria entre el derecho y la moral" que demuc:stra la fal-
abandonan, ya sea que nos las veamos con cosas ta11 sedad o, en todo caso, el carúcter eqnfroco de la. enfútica
triviales como la reglamentación del uso de un parqu'2 insistencia de los utilitaristas sobre la separación entre
público 1 · o con las generalidades multidimensionales d'2 .-J el derecho que .es :,· el derecho que debe ser. Por supuesto
una constitución_ Si todas las reglas de derecho han de -se dice--, BEXTI:Ll..~I }" AUBTIX sólo pueden habe1· e8-
estar circundadas por una penumbra ele incerticlnmbre., .·-'.·~'tJi _crito 1o qné escribieron rorque les faltó comprensión o
··:'.'5
.~)i
....
.:]

¡),~,: ;. '-A • • , . ,,,-,.,,,., ,,,d>N;;,,~~:l,;~. ~:.;., ,; ,"'ré,r ' ""'· • •== "
t¡r~;s:r.r;~m:~i~~:~~1~~~:, > ····••.·1

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28 bE!illCHO Y MORAL . SEPARAC1ÓN EN'TRE DER1füS:O Y 11:LORAL 29

interés respecto de esta faz del proceso judicial) porque ,.~


el carácter del lenguaje) m1 vaguedad o naturaleza abier-
ignoraron los problemas de la penumbra. . :·~ ta 133 • Pensaba que en las situaciones ele la penumbra los
La clesinterpretación del proceso judicial que ignora
lus 1n·oblemas de la. penurnln·ai y que considera que aquél
:i jueces est{ui fofz,:u1os a. legislar 34, y, con tonos que alg11-
11as yeces recuei-clnu los del extinto juez JEIW:\IB F1u.rrn:J 1

co11s1:;te fundamentalmente en un 1·azonamiento decluc- ,1


\ recrimina. a los jueces del conwnon law por legislar tími-
tivo, es estig7natizada a menudo corno el erro1· ele "for- -:, damente y sin vigor, y por apoyarse en forma. ciega en
ma.lismo'' o "literalismo':•. :Mi pregunta ahora es: ¿cómo. ·i analogías reales o supuestas coi;t los casos del pasado, en
y en qué medida la demostración de este error prueba ¡
f,
lugar ele adaptar sus decisiones a las cr.ecientes nece::,i-
. ,l.
que la distinción de los utilitaristas es eqniYocacla o enga- ·:1 proposiciones pertenecientes a todos los sectores del derecho tienen que
ñosa? Hay aquí muchos problemas que han siclo confun-
~t
_J
ser lógicamente consistentes, . . . él ( Carc1ozo) niega que el c1erecho sen
didos i solamente puedo tratar de desenmarañar algunos. en rea1idac1 lo que el jurish, analítico, n sus fines limitados, ·cb por
·11
La acusación de formalismo apunta tanto a los teóricos sentado que es''.
Ver también ic1em, ps. 49, 52, 138 y 140; FRIEDM.<1.NN, Legal theorJJ,
del derecho "positivistas// como a los tribuna.les) pero, .. P· 209, 3• ed., 1953. Estri desinteligencia parece nacer ele 1:1 creencia no
por ,3upuesto, los cargos tienen que ser muy diferentes en
uno y otro. caso. Dirigida al teórico del derecho, la acusa-
ción pretende que éste incurre en un error teorético acer- J
i e
temática y falsa de que los estudios annlíticos sobre el significnc1o ik
los términos jurídicos serían imposibles o absurdos si, para l\egnr n
aecisiones fundadas en los casos particulares, hiciera faltri algo mús qu(,
.___ _q una capacidad para razonamientos lógico-formales a partir c1e premisas
ca de la natul'aleza. ele la, decisión judicial: concebir Úl predeterminaclns, ciaras :,· exentas de ambigüedacl.
33 Sobre l¡¡, rnguedad y faltri de certeza en el derecho, YCr Al'STI:-1,
razonamiento allí inYolucraclo como consistente en una ---~
ob. cit., n. 12, ps. 202 a 205 y 20,, quien reconoce que, como consecucnefo
deducción a partir de premisas en que las elecciones ele esta vaguedad, a menudo sólo pueden suministrarse 11 criterios falibles··
prácticas ele los jueces o sus decisiones 110 desempeñaii para det.erminar si los e:isos pnrticuhtrC$ estún ine.luír1os en las cxpr~-
papel alguno. Sería cosa fácil demostrar que AUSTIN no .,
_i-
siones generales. ·
'[ e-. Ver Al"STIN, ob. cit., n. 12, p. Hll: '' ~o puedo comprcnc1cr cómo
incurrió en este error¡ sólo una completa desinteligencia -¡ nadie que haya considerac1o el tema es capaz de suponer que ltt socicc1:icl
de 10· que es la jurisprudencia analítica y de las 1·azones ,· hribría podido subsistir si los jueces no hubieran creado derecho ... ".
:~
Como un correctiYo para lri creencia ele que el jurista ana líüco tiene qu<'
qnc tenía AusTIN para considerar que este enfoque ~s ac1optar un punto ele ,i.sta ''mecánico'' del proceso judicial, son c1.ignns
importante) ha llevado a pensar que aquél) o cualqnie1' __ -j•
,.:¿• - de mención las siguientes obserYaciones hechas por Aus'.nN:
otro analista) creían que el derecho es un sistema lógica- . _,·~- 1) Cada ,ez que el derecho ha de ser aplicaclo, puedo suscitnrs,,
11
.? una '' competencia de analogías en conflicto , ya que el caso '' pucc1,·
mente cerrado en que los jueces deducen sus decisiones ::tsemejarse en algunos de sus perfiles" a c:isos a los que se ha aplicacl;i
de premisas 32 • Por el contrario) Arf,TI,;;,:I-;conocía
,,- .
mny
:
bien la regla en el pasado y, en otros perfiles, a '' casos en los que ia rogla
se ha declarado no aplicable". Al'STIX, L·ect1wes on fu.r·isz¡ncdence, t. :!,
-'
32 Esta desinteligencia de la teoría jurídica analítica aparece, cnfre <-E p. 633, 5• ed., 1885.
-:':; 2) Comúnmente los jueces han decidido easos · e inferido así nueva.,
otros, en STONE, Tl1e province and fmicNon of law, p. 1'11, 1950: ·1 reglas, ''construyendo'' en base {\ una yariec1ac1 ele fundamentos, incluso
"En resumen, al rechazar la suposición implícitri de que todas liis
-~1
SEPAHACIÓX EC-:TRE DERECHO Y :\lÜIUL 31
30 DEHECHO y )JORAL

dades ele la -sociedad tal como se revelan por el patrón Pero el 1 'formalismon nos interesa en tanto que vicio
moral de utilidad 85 • Los villanos de la pieza) responsables de los jueces, no de los juristas. ¿ Qué significa precisa-
de la concepción de que el juez es un autómata) no son mente que un juez comete este error, que es un "forma-
los pensadores utilitaristas. La responsabilidacl 1 si debe lista)), un ªautómata", una 11máquina"? E-s curioso que
recaer en algún teorizador, le corresponde mús bien a la literatura que está repleta de denuncias de estos -vicios
pensadores como BLAOE:STONE 3·) en una época anterior., n nnca las ha aclarado en términos concretos; en lugar de
MoNTESQUIEU. La raíz de este mal es la preocupación
ello 1 sólo tenemos descripciones que no pueden quen~r
por la separación de los poderes y la. ' 1infantil ficción,. decir lo que en apariencü1 dicen: se élfirma que el error
de BLAOKSTONE -así la llamaba Au:':,1'IN-- de que lcis - formalista de los tribunales consiste en hacer un· uso
jueces sóio "declaran' 1 y mmca "creann _el derecho. excesivo de la lógica, en llevar algo hasta 11 ~xtremos ári-
damente lógicos" 86 , o en utilizar en forma inmoderada
a veces -aunque según AUSTIN muy de vez eu cuando- eu base a sus
los métodos analíticos. ,Pero ¿ de qué precisa manera hace
apreciaciones sobre lo· que el derecho debe ser. Mús frecuentemente, h:111
c1erh-ado normas de derecho del derecho preexistente, mediante '' info-
rencia 'basada en analogía'', esto es, han creado m1:1 nue,a reg-la '' con1,1
}~! un uso excesivo de la lógica el juez formalista? Resulta
claro que la médula_ de este error consiste en atrilmír a
consec1cenc:ia ele que existe mrn reght. similar que se aplica a cuestione,
_,-- que son análoga.s ... " (ídem, t. 2, ps. 638 y 639).
algún término general Ulla interpretación ciega a los
3) "Si toclas las reglas de un sistema lle derecho fuei-au perfect-a- . rnlores sociales y a las consecuencias que de ella se deri- _
j!-t:_j:______ . mente· definidas o precisas'', estas dificultac1es anexas a• la :i1ilicncíóu
i
ven ( o que sea torpe en algún otro sentido, o que simple-
1 del derecho no se presentarían. '' Per.o la plenitud y corrc:ceión ic1e:1l qu~
mente no resultB del agrado de los críticos). :i?ero la lógica
l
\
;:..:'.<-- acabo de imaginar 110 es alcauzable en los hechos. . . aunque el sistema
haya sido COllstruíclo y ordenado con solicitud y habilidad no ignalaclas''
(íclem, t. 2, ps. 997 y 998). Por supuesto que AUS'l'IN ercí:t (JUl' h codifi-
no prescribe interpretación de términos¡ no im1Jone la
interpretación torpe ni la inteligente de ninguna expre-
cación podía hacer mucho lJara eliminar la incertidumbre ;• que ello debí:t
encararse. Ver ídem, t. 2, ps. G<l:3 a 681. . síón. La lógica sólo nos dice hipotéticamente que si se
35 ídem, t. 2, p. 641: "Nada, en nrdacl, puede resultar más natu- acuerda a un cierto término una determinada interpreta-
ral que el hecho de que los legisladores, usada esta palabra tanto en su ción, entonces se sigue una conclusión determinada. La
sentido directo como para aludir a los jueces, deban :ipoyarse todo lo
que puedan en los ejemplos que proporcionan sus predecesores, especial• lógica nada dice acerca de la forma de clasificar entes
mente si aquéllos son tímidos, inexpertos o ele miras estrechas". . particulares, y éste es el meollo de una decisión judi-
Ver también íclem/ t. 2, p. G-17:
cial. Así que esta referencia a la lóg-ica y a los exceso,;

i,-
''Pero mucho hay que lamentar que jueces cnpnces, eou cxpcrienci,1
Y personaliclad, no hayan apro1·eehado todas · las oportunidades para lógicos es UJ?- error de denominación para aJguna otra
1,.;_:· introducir una nuern regla. (un:i regla 1:Je_neficiosa p·ara el futuro) .. . cosa, que no puede ser otra qne la. que signe. Un juez
·: ·:~--: Éste es el reproc.!1e que me sentiría inclipa·do a hacerle a· Lord ELDOX .. .
Los jueces de los tribunales del common law no llacen lo que debier:,n
.¡¡¡¡, Hynes vs. New York Central R.R., 231 N.Y. 229,235; 131 N.E.

..:.. -·-~-
haber hecho, a. saber, adecuar sus reglas de derecho y ele procedimiento,
a !ns crecientes exigencias ele la sociedad, en lugar -de adherir,e torpe y
tec1 íos~ menté n fas nn ti guas :· tosrns priictic:is " .
)} SD0. !100 (1921) ; nr PouND, bt.terpretatinn.~ of legal liistory, p. 123,
2' erl., Hl.oO; STOXE, ob. cit. 1 11. :l'.', jlS. 140 )' 141,
..

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l
32 DERECHO Y MORAL. SEPARACIÓN ENTRE DERECHO y IIIORAL 33

tiene que aplicar una regla a un caso concreto; por ejem- la interpretación dada a un tér·mino general y la. conse-
plo, la regla de que no está permitido trasporta1: ún cuente aplicación de alguna regla general a un caso par-
"vehículo" sustraído cruzando la línea divisoria entre ticular está controlada concientemente por algún objetivo
dos Estados. En e&te caso ha siclo sustraído un aYión 37 • social reconocido. · ·
El juez no advierte o pretende no acb-ertir que los con- Uri'.a decisión hecha de un modo tan ciego apenas si
ceptos generales ele la regla son susceptibles ele inter- merece el nombre de tal; tanto Yalclría aplicar la regla
pretaciones diferentes y que r.l enfrenta una elección, arrojando al aire una moneda;_ Pero es por lo menos du-
que no está controlada por las convenciones lingüísticas. doso que alguna decisión judicial, aun en Inglaterra, haya
El juez ignora o no ve que se encuentra en el úrea ele la sido alguna vez tan automática como ésta. Más bien, las
penumbra y que no está tratando con un caso típico. En interpretaciones estigmatizadas como automáticas han
lugar de hacer su elección a la. luz de los objetiYos soéiales, derivado a. -veces de la convicción ele que es más justo
fija el significado de un modo diferente. Toma el sentido adoptar, respecto de una ley que impone sanciones pena-
que más obviamente sugiere la palabra al llombre común, les, un significado que resultará obvio para el hombre
en contextos ordinarios 110 jurídicos, o hien toma un signi- ordinario, al precio incluso de dejar a un lado otros valo-
ficado que la palabra ha recibido en algún otro contexto res, 3r esto importa en sí un criterio de conveniencia. social
jurídico, o, aún peor, piensa en un caso típico y en forma ( aunque posiblemente un mal criterio) ; o más frecucntr-
arbitraria destaca luego ciertos perfiles en él; por ejem- mente lo que es estigmatizado como "mecánico'' y "auto-
plo, en el caso de un .-ehículo, 1) que se usa normal- mático" es una cierta elección hechn en realidad a la luz
mente para andar por tierra, 2) que puede trasriortar a de un propósito social, pero de nn pro1)6sito social conser-
nn ser humano, 3) que puede moverse con p1'opulsión vador. Ciertamente muchas de las decisiones de la Suprr-
propia; y trata a estas tres notas como condiciones siem- ma Corte de fines del siglo pasa.do que han siclo así ata-
cadas l'ls, representan claras elecciones en el úrea ele 1a
pre necesarias y suficientes para. el uso de la palabra
penumlm.1.. con el objeto de llevar a la práctica mm polí-
vehículo en todos los contextos, sin preocuparse por las
tica de tipo conserrndor. Esto es particularmente nnli-
consecuencias · sociales que resultan de asignarle esta
r,able a los voto8 que emitió r1 f11stice PECKHA?-r, al .cleñ.nil'
interpretación. Esta. elección, que no es "lógica", forzaría
las esferas del poder ele polic'ía y del debido proce8o :in_
al j nez a incluír un automóYil de jugnet~, siempre que
hwiera propulsión eléctrica, y a excluír las bicicletas y 3S Ver, por ej., Poi::ND, Mechanica.l furisz¡ruclence, '' Columbia Law
los aviones. En todo esto hay posiblemente enorme estn- Review", t. 8, l)S. 605, 615 y 616 (1908).
·3,';l, Ver, por ej.: Loclmer vs. New York, rns U.S. 45 (1905). La
\ pidez, pero no más ni menos lógica.que en el caso en qüe opinión clel j11srice PEC10IAM c1e que no había fundamentos razonabl<i:;
para interferir <;on el c1ere<;ho de libertaü contractual determinando la5
.37 Ver llic Borle VS, Uniteü 0tates¡ 383 u.s. 25 (1!131).

- ·,;,.\V~•~'::""j:.'.'2:'C"i'S?-:i:T~~'"~.,.:'!.,.,._,~, b-, .!c•·i-t{-?:-.~:,. -.~1•:.~·.-,.7" . .••~-:C""'•·-..-:-·;-;-: :>:.:'. ·.í 4 ..:·~:..;:.~~·.: ~--~ - :,;-. ~ : , " _ . ' . -. '7 ,,.. . .. -~. - ~
,. __.. ·,- ... -··
•-;;,

34: Dnmcno Y :110RAG Si,l'AH,\ GIÓN E:\''l'RE. D-fülECflü Y :OlOR.\L 30

Pero cabe preguntar· cómo de la afirmación de qu~ grantes del derecho 1 en algún significado adecuadamente
es equivocado decidir casos en forma mecánica y auto- amplio ele "derecho'\ que se reputa más esclarecedor que
mática y de que es correcto decidirlos por referencia a el que le asignan los utilitaristas. Esta reformulación
propósitos sociales, pi1ecle inferirse que la insistencia de del punto tendría. la siguiente consecuencia: en lugar
l .. los utilitaristas sobre la. distinción entre el derecho que de afirmar que la aparición frecuente ele cuestiones sitüa-
~:- es y el derecho que debe ser es errónea. Doy por sentado clas en el área de penumbra demuestra que las reglas

;¡.:
lt.
que ninguno que quisiera invocar estos vicios de fol'Urn· jurídicas son esencialmente incompletas, y t}Ue cuando no
/;
lismo como prueba ele que la distinción entre lo que es y sir'ven para determinar nna decisión los jneces se Yen
lo que debe ser es equirncacla, negaría que las decisiones precisados a legislar ;y a ejercer así una elección creadora
1¡ ~• /h.
calificadas ele automáticas son derecho; ni negaría que el entre alternativas) diremos que los criterios ele conve·
sistema dentro de-1 cmal tales clecfoiones se dictan es un níencia social que guían la elección de los jueces están
sistema júríclico. Diría seguramente, que son derecho, en un cierto sentido allí para ser descubiertos por ellos;
pero que son un derecho malo, que no debieran ser clere-. que los jueces se limitan a "extraer" ele la regla lo que,
cho. Pero esto sería simplemente usar la distinción, en si se la entiende adecuadamente, está "latente" en ella.
lugar de refutarla; y por supuesto, tanto BENTHA:\I corn0 Llamar a esto. legislación judicial es oscurecer alguna
AUSTIN la usaron para atacar a los jueces 1)01· no decidir continuidad esencial entre los casos claros de aplicaci611
los casos de la penumbra con arreglo a las crecientes de la regla y las decisiones en el área de la penumbra.
)fll~-~-:.......-
·1
· necesidades de la sociedad. Examinaré m ús adelante si este modo de hablar es pla u·
Resulta claro que si Ju clemostración de los enores sible, pero deseo aliora seiíalar algo obvio que, si 110 se
del formalismo ha de servir para probar que la distinción lo aclara, probablemente ha de confundir los problemas.
de los utilitaristas es equivocada, el punto tiene que ser Del hecho ele que lo opuesto a uua decisión alcanzada
reformulaclo en forma drústica. En lugar de expresarlo ciegamente según el estilo formalista o literalista. es unn
diciendo que para qne nua decisión jnclicial sea racional decisión alcanzada inteligentemente por referencia a a1-
ha de elaborarse a la luz de algunas concepciones de 1o guna concepción de lo que debe ser, no se sigue que este-
que debe ser, habría que decir que los objetirns 1 los cri- mos en presencia. de una unión del derecho ;y la moral.
terios ele com·e11ie~1cia. social y los propósitos a los cualr!S Debemos tener cuidado, se me ocurre, de no pensar en
deben recurrir los jueces si sus decisiones han de ser forma demasiado simplista acerca ele la ex.presión "debe
· raciouales1 deben ser considerados en sí como partes inte- · ser". No es porque no exista distinción que formular enfre
----- el derecho que es y el derecho que debe ser. Lejos de ello.
horas ele trabajo en las tareas ele un panadero, puede en verdad constituic
una obcrcac1a pieza ele conscnaclorismo, pero no hay en ell;:t nncl:i, 1['é
Es porque la distinción ha de trazarse enfre lo que es y
,u.tton1:Úieo o 111c~,(wi~n, , ]o 1ue1 desde mny diferentes puntos de vista! clelw fWl,',

.. '~·, '• ~ ..... .


., ,~--.·- .•.':. -7:~:,;pt,¡¿~-i-,>:·· ";>f~'il'¡¡,;!;y~t~!¡,-1'i!¡;p~>.'tc'.~!S¾t~?f~¡;;,e~;;,,i ;,C,:C:ú_::,,,,_;,r>
36 DERECHO Y ~IORAL SEPARACIÓN ENTRE DERECHO y :MORAL 37

La expresión "debe ser 1' refleja meramente la presencia ~Telar la balanza entre estos reclamos, don todos los
de alg(m patrón para la critica; uno de estos patrones márgenes de· discreción y las perplejidades illlp1icadas,
es el moral, pero no todos·los patrones son morales. Deci- verá en su tarea un claro ejemplo de. la aplicación de
mos 11 nuestro yecino 11110 debes mentir'' y esto puede ser, criterios morales; y esa tarea parece hallarse en una
por cierto, un juicio moral, pero ha.y que recordar que el oposición polar co11 alguna aplicación mecánica de una
envenenador frustrado puede decir, ''Debí haberle dado tarifa de penalidades en la que una. sentencia se dicta
una segunda. dosis". El. punto es éste : las decisiones in te- sin reparar ell las exigencias morales que en nuestro
ligentes que oponemos a las mecánicas o formales no son sistema deben ser pesadas, Aquí las decisiones inteli-
necesariamente idénticas a las decisiones que pueden ser gentes están guiadas, por incierta que sea. la guía, por
defendidas con fundamentos morales. Podemos decir de objetivos morales. Pero basta con cambiar el ejemplo
muchas decisiones: 11 Si, está bien; es lo que debe ser", y para ,·er que esto no es necesariamente así en todos los
significar con ello simplemente que algún propósito o al- casos, y si realmente no es necesariamente así en todos
gún criterio aceptados ha recibido ele esa manera aplic;a- .los casos, entonces el punto ele vista de los utilitaristas
ción, sin proponernos abonar ht corrección moral del permanece en pie. Bajo el régimen 11nazi'' los hombres
criterio o ele la decisión. El contraste entre la decisión eran condenados por los tribunales por haber criticado
mecánica y la decisión inteligente puede así ser re1:iro- el sistema imperante. Aquí la elección de la sentencia
--------- -
ducido dent.ro de un sistema dedicado a. perseguir los fii'tes poclia estar guiada exclnsirnmente por consideraciones
11:
i más perversos. No es un contraste que aparezca nnicn- sobre lo que era menester para preservar con efectiYidac1
mente en los sistemas jurídicos que, a semejanza del la tiranía del Estado.•¿ Qué sentencia conseguirá inti-
nuestro, reconocen con amplitud los principios ele justicia midar a la población y, al mismo tiempo, mantener a los
y las pretensiones morales de los individuos. amigos y a la familia del prisioriero en la incertídnmbre
Un ejemplo puede aclarar esto. ·Entre nosotros la ele modo que la esperanza y el temor cooperen en tanto
tarea de dictar sentencia en los casos criminales es la que. que factores para obtener obediencia? El prisionero de
más obviamente parece exigir de los jueces la aplicación un sistema tal será considerado simplemente como un
de criterios morales. Aquí los factores a ser ponderados objeto a ser utilizado en procura de estos fines. Sin em-
parecen ser claramente ele índole moral: la sociedad no bargo, en contraste con mm decisión rnecúnica, la decr ·
debe estar expuesta a. ataques injustificado¡;; no debe . sión sobre estas bases ser{1. inteligente s orientada hacia
extremarse el castigo sobre el delincuente ni sobre sus un propósíto, y desde un especial punto ele vista la deci-
familiares; deben hacerse esfuerzos para' capacitárlo para sión será lo que debe ser. Por supuesto no ignoro que
lle-rnr ·una vida mejor y reconquistar una posición en; la toda una tradición filosófica ha tratado ele demostrar
i;;ociedad cuyas leyes ha. violado. Un juez que trate de ni· que no es correcto hablar de decisiones o ele concluct8.

-~---·.:···· - · . . . ~~--· ·-
. :..·:::!· ~t-!.· .... ,·;: ' .

3S DERECHO· Y llIORAL

r 0EPAJÜCIÓ.N J,,1''Í'tm l>ERECFlO Y ;\lOH.,\L
L
!',: verdaderamente racional si éstas no estún de acuerdo con que tenernos que decidir racionalmente los casos ele la
objetivos y principios morales. Pero el ejemplo que acabo
zona de penumbra teniendo en mira finalidades sociales.
ele utilizar) me parece que sirve por lo menos como una Pienso que Hourns1 que tan vívidamente apreció el hecho
prevención de que no podemos invocar los errores del
de que '(las proposiciones generales no deciden los casos
formalismo como algo que demuestra pe-r se la falsedad concretos" se habría expresado de aquella manera. Se-
de la insistencia de los utílitaristas en la distinción entre
. gundo 1 insistir en la distinción ele los utilitaristas es·
el derecho que es y el derecho que moralmente debe ser. subrayar que el núcleo fijo de significado establecido es
1·.· Podemos vol'rer ahora al punto principal. Si es Yer-
1
derecho en un sentido ele algún modo centralmente im·
dad que la decisión inteligente de las cuestiones que estún•
portante, y que si bien ha.y fronteras, no todo es zona
situadas en la zona de penumbra no se hace en forma ele fronteras. Si esto no fuera así, la noción ele reglas qu12
mecánica, sino a la luz de propósitos, objetivos y criterios controlan las decisiones de los tribunales carecería. de
de conveniencia, aunque no necesariamente a la luz de
sentido, tal como pretenden -pienso que con malos fun-
algo que deba ser llamado principio moral, ¿ es sensato
damentos- algunos ele los realistas, ubicados en acti-
expresar este importante hecho diciendo que debemos
tudes extremas 40 •
abandonar la firme distinción de los utilitaristas entre En oposidón a esto 1 ateiiuar la distinción, afirmar
el derecho que es :r el derecho que debe ser? Quizá ln
misteriosamente q:ue existe alguna, identidad confusa en-
,, 111.'---·-·--.... . pretensión de que es sensato hacerlo no puede ser teóri- -------'"-',q
tre el derecho que es ;/ el derecho que debe ser, es sugerir
camente refutada., porque ella es, en efecto, una invita- que todas las cuestiones jul'Ídicas son fundaü1eútalmentc
¡¡ ción a revisar nuestro concepto de lo que es una regla
semejantes a aquellas sitnac1as en la zona. ele penumbra.
jurídica. Se nos invita aquí a incluír en la "regla.n
los criterios de conveniencia y finalidades a Ja luz de -rn En el presente contexto es digu:1·cle ser recorcbcln una retractaciú?1
los cuales se deciden casos situados en su zona de pe· t1c esta posición extrema. En la primera edición de The bra11tble bush,
c·l profesor LLDHLúYN prestó adhesión total rtl punto ele Yistn ilc que "lo
:¡ numbra, y ello en razón ele que estas finalidades tienen, que estos órgrtnos ltrtcen respecto de las coutroYersias es, a mi eutcncler,
r¡,_ por su importancia, tanto titulo a ser llamadas ('dere- el derecho mismo 11 1 y c1e que '' las reglas .. . son importantes en In. nH>
chon como el. núeleo de reglas jurídicas de significado elida en que ayudan ... a predecir lo que harán los jueces ... :Éstn es
toua su importancia, sal\'O como juguetes Yistosos'' (LLEWELLlN, The
establecido. P·ero aunque una invitación no puede ser bramblc bush, ps. :1 y 5, 1° cc1., 1930). En la· segunc1a edición dice que
refotada, puede ser rehusada, y yo daría dos :razones 0stas sua '' palabras poco felices si no se las explicita más plt11amc1itP.
para no aceptar esta invit¡1ción. Primero, todo cuanto ,· constituyen, en el mejor ele los casos, sólo uua versión mur parcinl
ele la Yerclac1 completa ... Una función del derecho es controlar en alguna
hemos aprendido acerca del proceso judicial puede ser medida a los órganos, y g1liarlos aun ... cuando uo sea posible o deseable
expuesto de otro modo menos misterioso. Podemos clecil- un control cabal. .. Las palábras no llegan a hacerse cargo ac1ecuac1rt-
que las leyes padecen ele una incurable insuficiencia y ni.ente. . . cl0 la función de la institución del clerecho como regulación
:coriscicnte'' (LLEW8LLYX, 1'hc bram/Jlo b1tsl1 1 p.
91 2• ed., 1051).

·oj~~-~1;~~~~~~;~~f~~i$:~y'.~:§'t;"ó''!:r4t~:;·:,~,; ;:':rt~7<
.. --~--- "\'', .;i_t;

40 DEREOffO Y IvlORAL SEPARACIÓN ~NTiJE DERECHO Y MOR-AL 41

Es afirmar que no hay ningún elemento central del dere~ tremenda experiencia. Porque consiste en el testimonio
cho vigente que pueda. ser visto como un núcleo ele sig- ele quienes descendieron al infierno, y, como E:neas o
nificado central ele las reglas, que en la naturaleza ele una Dante, vuelven con un mensaje para los seres humanos.
regla no hay nada. incompatible con que todcts las cues· Sólo que en este caso el infierno no estaba debajo o más
tiones estén abiertas a reconsideración a la luz ele cri- allá de la tierra sino sobre la tierra; era nn infierno
terios ele .conveniencia social. Por supuesto que corres- creado IJOr hombres para otros hombres.
ponde que nos ocupeinos de la penumbra. Sus problemas Esta exhortación provierre de aquellos pensadores
son, justificadamente, la dieta diaria ele las· facultacle.;;; alemanes que vivieron bajo el régimen "nazin y medita-
ele derecho.· Pero ocuparnos ele la. penumbra. es una cosa, ron sobre sus atroces manifestaciones en el sistema ju-
y dejarnos obsesionar por ella es cosa distinta. Y la rídico. Uno de estos pensadores, GUSTAV RADBRUOH1 in-
obsesión con la penumbra es, si puedo decirlo así; nna cluso había profesado la doctrin~ "posifrrista'., hasta la
fuente tan rica de confusión en la tradición jurídica tiranía "nazi", pero esta experiencia lo_ convirtió. De ese
norteamericana. como lo es el formalism.o en la traclic.ión modo, su alegato contra la. doctrina. de la. separación del
jur·idica inglesa. Por supuesto podríamos aba11clonar 1a derecho y la. moral tiene la particular vividez de una
noción de que las reglas están dotadas ele autor:_iclad; retractación. Lo que importa en esta crítica es que
podríamos dejar de atribuír fuerza. o incluso signi½icaclo. - ella aborda en realidad exactamente el punto que BE~T-
a 1~ alegación ele que un caso está claramente com.pl'en- H.H,I y AGSTIN tenían en mira al abogar por la separac:ión
dido por una regla y por un precedente. Podríamos cali- entre el derecho que es y el derecho que debe ser. Estos
ficar a todos estos razonamientos ele "automáticos" o pensadores alemanes insisten en la necesidad de. unir lo
"mecánicos", calificativos que ya. se endilgan a diario a que los utilitaristas habían separado, precisamente donde
los tribunales. ·Pero mientras no decidamos que esto e.3 esta separación tenía la máxima importancia a los ojos
Jo que queremos, no debemos fomentarlo· borrando la· de los últimos, ya que .éstos se interesaron por el pro-
distinción ele los utilitaristas. blema que plantea la existencia ele le:,·es moralmente
malas.
Antes de su conversión RA.DBRUCH sostenía que 1ri. ·
IV resistencia a las leyes es una cuestión de conciencia indi-
La tercera crítica a la separación del derecho y la vidual, un problema moral, y que Ja Yaliclez ele '.ma ley
moral es de naturaleza muy diferente; más que un argu· no puede cuestionarse proba.lldo que sus exigencias son
mento teorético contra la distinción ele los ntilitaristas., moralmente malas, ni probando siquiera. que los efectos
es una exhortación apasionada que no se sustenta en un . . ~.;.,
del acatamiento a ella serían ·más dañosos que los de la
razonamiento analítico sino en los recuerdos de. una .,:·j~, desobediencia. AUSTIN1 debemos recordarlo, puso especial
·. :.t~:-i

,. ·•·•.··';:¡ •
8El'AlU.GIÓ..'i E,'\'l'ltE JJfün'.CilO i'. i\IO!UL
,.,
-:J-.i)

,1~ lJEt(BGHO Y :lllORJ..L

recho como de1·echo" ( Gesetz als Gesefa )- y de la actitud


énfasis en condenar co~10 un ''puro sinsentidon la afÜ'- pasiYa ele los alemanes frente a las enormidades que se
mación de que las leyes dejan de. ser leyes si se hallan en les exigía que perpetraran en nombre del derecho, "aquel
contradifción con los principios fundamentales de ht autor infirió que el positivismo ( que significa aquí. la
moral. insistencia en la separación entre el derecho que es y el
"Las leyes más perniciosas y en consecuencia- aq u e- derecho que debe ser) habfa contribuído poderosamente
llas que más abiertamente contradicen la voluntad ele a esos horrores. Sus consideradas .meditaciones le condu-
Dios, han sido y son. continuamente aplica.das pol' los jeron a la doctrina ele que los principios fnndmnentales
tribunales de justicia. Suponed que un acto inocuo, o de la moral humanitaria son parte del concepto ele Recht
positivamente beneficioso, es prohibido por el soberano o legalidad, y de que ninguna norma posiürn por clara
bajo pena de muerte; si realizo este acto, seré juzgado que sea su formulación y por manifiesta que apare7.ca
y condenado, y si impugno la sentencia como contraria su conformidad con el criterio formal ele -raliclez ele un
a la ley de Dios ... el tribunal de justicia demostrará la -sistema jurídico dado, puede ser yftlicla si contraviene
falta de pertinencia de mi razonamiento ahorcándome, principios morales búsicos. -Esta doctrina únicamente
por aplicación de la ley cuya' validez yo he impugnado. puede ser apreciada con plenitud si se captan los matices
Desde la creación del mundo hasta el presente jamás que lleva consigo la palabra alemana Recht: Pero resulta
se ha hecho lugar en un tribunal de justicia a una excep- claro que la doctrina significa. que los abogados y los
ción, defensa o alegación fundada en la ley de Dios') .n. jueces cleben rehusarse a prestar acatamiento a las leyes
Éstas son palabras fuertes, en verdad brutales, pero que violan l)rincipios fundamentales, no por ser mera-
debemos recordar que a ellas se unía -en el caso de mente inmorales o equivocadas, sino por no tener carúc-
AUSTIN y, por supuesto, en el de BENTHAi\I- la convic·
ter jurídico 1 y las normas qne po1· esto carezcan c1e la
ción de que si las leyes alcanzaban cierto graclo de ini- cualidad de derecho no deben ser tomadas en consiclera-,
quidad, entonces existía un manifiesto deber moral ck ción para deter:r:ninar la posición jurídica de un indi-ddno
resistirlas y de-retir 4rles obediencia. Veremos mús ade- dado en circunstancias particulares. Infortunadamente;
lante, cuando consideremos las alternatirns, qne esta la llamativa retractación ele su doctrina preYia, es omi-
presentación siúiple clel dilema humano que pnec1e surgir tida en la traducción inglesa de las obras de RADBTIGCH1
es digna de encomio. .pero todos aquellos que deseen pensar ele nuevo en el
De 10, faciliclacl con que el régimen "11azi' 1 se apro· problema de las interconexiones entre el derecho y la
vechó de ·1a obediencia al mero derecho -que, pensaba
moral debieran leerla 42•
RADilRUCH se e:s:pl'esa en el slogan po,,ifrí'ista "e.l ele·
1
·12 Ver RADBRUCR, Gesetzliches Unreaht wtcl Uebergesetzliches Recht,
41 AusTIN, The pl'o-vi1tce of .iurisprnden~e c1eter-mined, p. 185, Li· rn "8iitlc1cutsclic Jnristrn-Zeihmg ", p. J 05, A lemnnin., J 94fi. RepulJlknc1o
hrnr)' of Iilc~s, -ecl. 1954.

~~~~~~~*~~:'-:~~~--~:~i~!::· :i;i~:'~-~J--;i..~é~~~:~~;_;}·.::.~~:-~~:~::5:;.-77:s:-,.:-;."·-;.?~;~~~~c~:-~·..r
1
44 DERlWHO y MORAL
8:U:PAHACIOX E:S:TRE DERECHO Y :\IOR.\L . .J:6
Es imposible no ver con simpa.tía el apasionado como si e:,to, uua yez declarado, suministrara una res-
1·eélamo de RADBRUCH de que la concíencia jnríclíca a]2- pues a conchn-cnte a la c1ecisi,a )regun a nora - ~ )
mana sea sensible a los dictados ele la moral y sn queja obedecer esta regla de clerecllo?·'. Por ,supuesto que la
de que esto ha ocurrido pocas veces en la tradición ale- respuesta Yerd~deramente liberal a cualquier uso sinie;;;-
mana. Por otra parte, importa una extraordinaria inge- tro del sloga,n, "el derecho es el derechon o ele 1i disti11ció11
nuidad sostener que la insensibiliclacl a las exigencias entre derecho y nioral, es la siguiente: "Muy bien, pero
ele la moral y la obediencia al riocler del Estado han esto no pone fin a la cuestión, _El derecho no es la mora1;
surgido, en un pueblo como el alemún, ele la creencia ele no permitamos que la reempiace".
que el derecho puede ser derecho annqne no se conforme La apreciación del alegato de RADBRUCH no se re-
con requerimientos mínimos de la mora1. E·sta terrible duce, empero, a una mera cuestión académica. Después
historia, más bien, impulsa a. investigar· por qué el énfasis ele la. guerra la concepción de B-1DBRUCH 1 de que el derecho
en el slogan "el derecho es el derecho", y la clistinción -contiene en sí el principio moral esencial del lrnmanita-
entre el derecho y la moral, aclc¡nüieron un car:úcter ri.smo, fue llevada a. la práctica por los tribunales alema-
siniestro. en Alemania, mientras gne en otras partes, nes en ciertos casos en los qlie fueron condenados crimi-
como ocurrió con los propios utilitaristas, coincidieron nales ele guerra locales, espías y delatores bajo el régimen
con las actitudes liberales más esclarecidas. Pero en toda nazi. Estos casos revisten importancia esp·ecial, porque
la presentación que trae RADBRrCH ele los problemas a los acusados ele aquellos crímenes sostuvieron que lo que
que cla lugar la existencia de Ie:res moralmente inicm1s 1 ellos habían hecho no era ilegal de acuerdo con las leye;-;
hay latente algo más perturbador que la ingenuidad. No en vigor al tiempo en que esas acciones fueron cometidas.
es, pienso, falta de caridad decir que podemos ver .en el En respuesta . a. esta. defensa se sostuvo- que las leyes
razonamiento ele RADnRUCH que éste ha. asimilado' s6lo ·.1:;,:.
im·ocadas eran inYáliclas por sei- contrarias a fundamen-
a medias el mensaje espiritual del li1)eralismo qne trata
de trasmitir a'los juristas. Porque todo lo que R.-\.DDRUOH
dice presupone en realidad una enorme f;obrevalor,.ación .
l . \'.i:
>~·~~¡
.-'ji·.
tales principios de la moral. Permitic1me que cite bre,-r:-
mente uno ele estos casos 43 .
ele la importancia del hecho desnudo ele que se pueda 13 Sentencin · del 27 ele julio ele lPc!fl, Obcrlanclesgericht, Bambtr,:,
clcci J' ele una regla que es una regla válida. de derech~,
---
en RADBRUCH, Rechtspl1ilosophie, p. 347, ,1, ec1., 1950. He utilizado las
traducciones ele este ensayo y c1el ensayo del mismo autor Die Erneuermu7
des.Reohts, publicaclo en "Die Wancllung", t. 2, p. 8 (Alemania, .1947),
?i
·. ;;1
)
"Sücldeutsche .Juristen-Zcitung", t. 5, p. 207 (Alemania, 1950); "Har-
vard Law Review' ', t. 64, p. 1005, 1951- Yer FRIEDMANN, Legal theo-ry,
p. 457, 3• ed., 1953.
No he moclificnc1o el texto tal cual iue originariamente escrito, awt-
que el Dr. H. O. Pappe ele la Australian National University.ha demos-
. ':?2
preparadas por el profesor Lo::x FuLLErt de la Hnrvard La:w School como
suplemento mimeografiac1o de los materiales usados en su curso ie \:.~, trado en su artículo On the ·l!alii!ity of juclfoial i!ec-is•ions i-n the nazi era
(' 'Moc1ern Law Review' ', t. 23, p. 260, año 1960) que la versión c1e1
J1irispr·zr..ifence en Rnrvarcl. . ~'.')
caso publicacla en la "Rarvarcl Lnw Renew", f. 64, que seguí es equí,o-
► ~\ 1 •. ·;.·-
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J(j . lJ1.mECHQ r M◊HAL ·::.\ SEP..\.RACIÓK EX'.l'HE DERECHO Y MORAL

En 1914 una mujer que quería. deshacerse éle su


marido lo denunció a las autoridades por haber formu-
!~ el caso finalmente llegó) declaró a la mujer culpable de._) .
provocar la prirnción de la liberta.el de su marido denu~-
lado observaciones injuriosas sobre Hitler, mientras se
encontraba en su casa, eu uso ele licencia otorgada. po'.'
el ejército alemán. La mujer no estaba obligada por ln
ley a: denunciar al marido) aunque lo que éste h.abia dicho
i! cíándolo a los tribunales alemanes, aun cuando éste hu-
biera sido condenado por haber violado una ley, ya que,
para citar las palabras de la corte, r'dicha ley era con-

,,
.-,~¡
. ~·.;;~ . traria a la sana conciencia y al sentido de justicia de
a1Jarentemente ·dolaba ciertas leyes q11e calificaban ele _ :2;!§1 todos los seres humanos decentes". Esta línea de razo-
delito formular manifestaciones perjudiciales al gobierno namiento fue seguida en nrnch.oB casos, que han siclo
¡1,;
del Tercer Reich o disminuír u obstaculizar por cualquier celebrados como un triunfo de la doctrina del derecho
medió la defensa militar del pueblo alemán. El marido
it fue arrestado y condenado a muerte) por aplicación -pa-
natural y como una señal del derrocanúento del positi-

l
ji~ ·~
Yismo. La· satisfacción incondicional ante este resultado
!
rece- de esas leyes, aunque no fue ejecutado sino enviado me parece hist~ria. Muchos de nosotros podríamos aplau-
al frente. En 1949, la mujer fue procesada en un tribunal dir el propósito -castigar a una mujer por un acto
ele Alemania Occidental por un delito c¡ue nosotros lla- abiertamente inmoral-, pero a esto se pudo llegar sólo
maríamos "privación ilegal de la lib21·facl 1) (recht s1cid- if_í:

r·ige Ji'rei-hei-vsbera.1[.bn-ng). Esto estaba previsto como de- -·\)i .


~-------
mediante la declaración ele .que una ley establecida desde
1934 1 carecía ele fuerza de ley, y el buen sentido de esta

iHj,i ·
lito por el Código Penal alemán de 1871, que había per- ·
mauecido en vigor continuamente desde su sanción. La
------·-:;ll- línea ele fundamentación resulta, por lo menos, dudoso.
Había, por supuesto, dos alternativas más. Una de ellas
!ll tj' ...
mujer alegó que la prisión del marido estaba ele acuerdo era absolYer a la mujer; se puede comprender y sostener

i;¡l
con las leyes "nazis" y que, por lo tanto, ella 110 llabía el punto de ,ista ele que ésta quizá hubiera siclo una
cometido ningún delito. El tribunal de apelaciones al qnc mala solución. La otra alternativa era enfrentar el hecho
ca. Como muestra el Dr. Pap-pe, en el caso tal como se c1io, el tribunal de que para condenar a la mujer había que aplicar una
alenuí.n, tras aceptar la ·posibilic1acl teorét.ica c1e que las leyes pueden ser
/JJ ley francamente retroactiva., con plena conciencia ele Jo
inváliclas si dontraclicen el clerecho natural, c1ecic1ió que l[ts leyes nazis
en examen 110 podían ser consideraclas como violatorias ele aquél; 1n. acu- que se sacrificaba -al asegurar la condena por esta vía.
sada fue declarada culp.iíblc de haber privado ilegítimamente de la libertad Por odiosas que sean las leyes y las sanciones penales
a sti marido, puesto que- no tenía el deber de denunciarlo sino que lo hizo
por razones puramente pNsonales y tuvo que darse cuenta de que al pro-
retroactfras, haberlas aplicado abiertamente en este caso
');'~ habría tenido al menos los méritos ele la sinceridad. Ha-
ceder así actuabaJ en las circunstancias, '' en forma contraria a la sana
conciencia y sentido de justicia de todos los seres ln1manos decentes''. ~~ti bría puesto en claro que para condenar a la mujer era
De acuerdo con esto, ei caso que se examin_a en el texto tim1c que ser
considerado como hipotético, Recomendamos el cuidadoso aná.lisis que el :j,,. . menester optar entre dos males, el de absolverla y el de"
sacrificar un princi pío moral muy precioso incorporado
Dr. Pap;pe hace de una decisión de la Suprema Corte alemana en un caso
similar (op. cit., p. ~GS). a la ma;rnr parte c1e los sistemas jurídicos. Por supuesto

: . >";· \

~.:.
~p;;c;iE~~~;;~~f!:~.;Y;fü,f,¡Jgii
j1,,/;: ,,
1»~"'1:,:

11 ,J.5 DEREC:r'íO T MOR:.lL SEi'AMOIÓN E;s:;TRE ))EJ:lEO:S:O Y MO'.R:AL 49


7,
que 1:,i hemos aprendido algo ele la. historia ele la moral, ~'>-:.~
c:i:-;amente sacrificamos tal principio. Pero la sincel'iclacl
es que la reacción adecu.acla frente a un conflicto ele ese
tipo es no ocultarlo. Las situaciones en que la vida nos
:J!J 'c'c~
no es simplemente una. entre muchas virtudes menores
c1·e la administración del de1·echo, del 111Ísmo modo que
:i'uerza a elegir entre el menor . ele dos males ele ben .ser
asidas, como las ortigas, con la. conciencia. ele que son lo
-:~¡ 110 es una virtud ·menor en la mora 1. Poi-que si adoptamos
el punto de vista de RADBRUOH, y con él y con los tribu-
que son. El defecto de este uso del princ1p10 ele que, eD nales a.lemanes formulamos nuesti·a protei3ta contra las
c!:tertos JJuntos límites, lo que es totalmente inmoral no leyes atroces diciendo que ciertas leyes no pueden ser
puede ser derecho o lícito, es que servirá 1rnra enmascarar derecho por su iniquidad moral, oscurecemos una ele las
la Yerdaclera naturaleza del problema. que enfrentamos, formas más poderosas, po1·que es la. más simple, ele crítica
y favorecerá el optimismo romántico ele que todos los moral. Si hablamos con claridad como los utilitaristas,
·rnlores que estimamos terminarán por ensamblarse en diremos que las leyes pueden ser derecho aunque sean
un sistema único, sin que ninguno ele ellos tenga que ser demasiado malas para ser obedecidas. 10sta es una con-
sacrificado o comprometido 1rnra dar ca bic1a a otro. dena moral que todos pueden entender, -y que hace un
llamado illlllecliato y obvio a. la atención moral. Si, por el
((¡.ill disoorcl hannony -not ·unclerstootr,
contrario, formulamos nuestra objeción diciendo que estas
.1lll partfol e·ril im-·i,rersa-l r1ood·' 1
cosas atroces no son c1ei<echo, ésta es una. afirmación que
Esto es, por cierto, falso, y .hay falta ele sincel'idad muchos no creerán, y que aunque estén dispuestos a. clarle
en cualquier formulación que nos permita clescrilJÍl' el crédito, les parecerá que suscita una multitud de clispu-
tratamiento del dilema como si fuera la solneión ele 1m tas filosóficas antes de poder ser aceptada. Así, quizá, }a
\\ caw orclina.rio.
Puede parecer qniz(t que es darle demasiada im1101·-
lección incli,idual nuís importante que puede a1wende1'fíe
(le esta negatiYa a aceptar la. distinción de los utilita-
tancia a las for·mas, incluso quizú a las palabras, clcs- ristas, es aquella. qne éstos estaban más interesados en
•-,':-}.,~
tacal' un modo de resolYer la clificnltacl en c-omparación .\~ 011seiíar: cuando disponemos de los amplios recursos dr.L
con otro que hubiera conc1ucic1o, en lo que hace a la . -~{~ lenguaje claro, no debemos exponer la crítica. moral ele las
suerte de la mujer, a exactamente el mismo resn1bdo. instituciones como p1·oposiciones ele una. filosofía dis-
¿Por qué entonces dramatizar las diferencias entre ellos? c:n c1 e.
Podríamos castigar a la mujer ele acuerdo con la nuen, V
ley retroactiía y declarar abiertamente que estamoi,
haciendo algo inconsistente coú. nuestros p1·iucipios como He tratado ele demostrar (]_ne, a pesar de todo lo que
mal nienor entre dos males; o podríamos permitir que el ha ::sido aprendido y experimentado desde que los utili-
caso pasara como uno en el cual no sefütlam?s dónde pre- taristas escribieron, y a. pesar ele los defectos de otras
),iII•-
.::~:j;JI
GO DERECHO Y l\IOIUL SEl'AHACIÓl, E2,TfUi DEHECUü Y MORAL. 51

partes de su doctrina) su protesta contra la confusión alg-nnas otras) de lo que el derecho debe ser y el derecho
de lo que es y lo que debe ser en derecho tiene tanto uu en este sentido más amplio.
valor moral como un valor ü1telectual. Puede muy bien •Esta línea de argumentación aparece) poi; lo menos
sefía.la.rse) sin embargo, que, aunque esta distinción. sea en forma embrionaria, en AusTIN) en la parte en q_ue el
válida e importante si se la aplica a cualquier norma par- nombrado llama. la atención sobre el hecho ele que todos
ticular de un sistema) es por lo menos eq_uí-rnca si inten- los sist~mas jurídicos desarrollados contienen ciertas
tamos aplicarla al 11derecho", esto es) a. la noción ele un nociones fundamentales que son 11necesarias" y están
sistema jurídico) y que si insistimos, como lo he hecho, ,ra.ncladas en la naturaleza. común del hombren 1-1• En-
en la verdad más angosta ( o verdad trillada), oscurece- tiendo que vale la pena seguirla -hasta cierto punto-
mos una verdad más amplia o más profunda. Des1n1és y trataré cie decir brevemente por qué y hasta dónde
de todo) se nos puede decir., hemos aprendido que hay esto es así.
muchas cosas que son falsas. acerca ele las normas tomadas Hay que evitar, si se puede, el estéril despilfarro ele
sepa1·aclamente, pero que son yerclacleras e importantes definiciones inavropiaclas; porque, en relación con un
en un sistema jurídico considerado como un todo. Por c<;mcepto tan polifacético y vago como el de un orden
ejemplo) la conexión entre el derecho y las sanciones, y · jurídico) las discusiones acerca del caúcter 11esencial''
entre la existencia del derecho y su 11 eficacia') tiene que o necesario para el todo ele algún elemento 1Singula.l' co-
ser comprendida de esta manera más general. I 1 or cierto mienza muy p1·onto a asemejarse a las disputas acerca
no es sostenible ( a menos que operemos una extensión de si el ajedrez podría ser "ajedrez)) si se lo jugara sili
desesperada del alcance de la palabra ,:sanción)' o un peones. Existe un comprensible deseo de disolver en sim-
estrechamiento artificial del alcance ele la. palabra "de- ples afirmaciones de hec.ho el problema ele si un orden
recho")) que toda norma en un sist\:'lllil j nl'Ídico estatal jurídico) para ser un orden jurídico) tiene que adecnar/'::e
· tiene que tener una sanción; y sin embargo, es por lo a un stcuida.rd moral o de otro tipo: por ejemplo, que nun-
menos plausible soste11er que nn sistema jurídico, para ca ha existido uu sistema en que esa adecuación haya
ser tal, tiene que establecer sanciones para. alg1rnas ele faltado }JOr completo, y que un sistema tal no podría
sus nor:mas. Así también, se puede decir que una regla subsistir; o que la suposición normalmente verificada ele
\ de derecho existe aunque sea aplicada u obedecida sola- q_ue un orden jurídico se proiJOne realizar alguna forma
1 mente en una minoría de casos) pero no puede decirse lo de justicia, colorea todo el modo de interpretar las reglas
mismo de un sistema jurídico como un todo. Quizú las específicas) en los casos particulares, y si esta suposición
1
diferencias respecto de las leyes tomadas separadamente
H .At:S'l'IX, Uses of the sfody of jurispruc7ence, en The province o/
? rin sisteina jurírlico considerado como u:u toclo, ta.mbién
jurisprmlence. c7eterminr,c7, ps. :\ü5, :\7:\, ;JG7 a 3G9, Librnry of Ideas,
nlen par-a la conexión entre las concepciones morale::; l. o rcl. 1954.
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52 DERECHO Y MORAL Srilke1óN ENTRE DERECHO Y l\10R,\.L 53

que normalmente concuerda con los hechos, no conco1;- esto no es más que un hecho contingente que puede un
dara con ellos, nadie tendría razón alguna para obedecer, elfo. ser distinto, sobre él descansan hoy enormes estruc-
.,, excepto el miedo (y probablemente tampoco ésa), y mu- turas· ele nuest;:i:,Q:':·Pensamieüto y principios de acción y
cho menos aún, por supuesto, ninguna obligación moral de la vida social. Del mismo modo consideremos la si-
de obedecer. La conexión entre el derecho por un la.do, · guiente posibilidad (no porque sea más que una posibi-
y los sta.ncla-rcls morales y los principios ele justicia por lidad sino en razón de que revela l)Or qué pensamos que
otro, es tan poco arbitraría y tan "necesaria'', como la ciertas cosas son necesarias en l}n .sistema jurídico y qué
conexión entre el derecho y las sanciones. Podemos de- es lo que queremos decir con esto) : supongamos que los
·,.
jarle a los filósofos el inocente 1)asatiempo de elucidar· hombres llegaran a hacerse invulnerables al ataque de
si esta necesidad es 16gi.ca (parte del "significaclo" del otros hombres, que estu,ieran protegidos, quizá como
derecho) o simplemente fáctica o causal gigantes cangrejos de tierra, por una. caparazón impe-
SiJ.1 embargo, quisiera avanzar un poco en dos as- netrable, y c¡ne pudieran extraer del aire el alimento que
pectos (aun.cuando ello implique recurrir a una fanta-sía · necesitan mediante algún proceso químico interno. En
filosófica) y mostrar qué es lo que inteligiblemente puede tales ciTcUnstancias, cuyos pormenores corresponden a l::t.
entenderse por la pretensión de que ciertas 1)l'ovisiones "ciencia-ficción", las reglas que prohiben el uso de ]a ,io-
en un sistema j11ríclico son "necesarias". El mundo en que lencia y las reglas que com;tituyen la forma n:iínima ele
vivimos y r11üe11es vivimos en él pueden cambiar un día propiedad -con los derechos y deberes suficientes para
de muchas maneras ,diferentes; y si este cambio fuera lo que los alimentos puedan crecer 3' ser guardados antes
suficientemente radical, no sólo algunas afil'rnaciones c1e de su consumo- no tenchían el sta.fo-s necesariamente
hecho que son ahora Yerdaderas pasarían a ser falsas y no arbitrario que tienen para nosotros, tal corno estamos
viceversa, sino que también caducarían íntegros modos c1·e constituídos en un mundo como éste. En la actualidac1 1
pensar y de hablar, que constituyen nuestro aparato con- y mientrns no sobrevengan cambios tan drásticos, e:sas
ceptual de hoy, a tra:vés del cual ,·emos nl mundo J a los 1:eglas son tan fundamentales, que si estuvieran a.usentes
dem.'ts. Basta con pensar cómo la totalidad de nuestra en un sü::tema, juríclic9 carecería ele objeto que éste tu-
Yid:"t social, moral y jurídica, tal como la entendemos, viera ninguna otra. Tales reglas se s1.1perponen con
cle11ende del hecho contingente de que aunque nnesh·os principios morales básicos que prohiben el homicidio, la,
cueq)Os cambian en forma, tamaño y otras propi.ec1ac1es . Yiolencia y el robo; y podemos agregar así a la afirmación
físicas, no lo hacen tan drásticamente ni con tal increÚüe fáctica ele que todos los sistemDs jurídicos coinciden de
ntjlic1c½ e irregularidad que no pcclamos identificarnos hecho con la moral en esos puntos· vitales, la afirmación
lo:-; 11110!'{ a los otros como el mismo inc1íYic111o rine per- c1e que ello es, en este sentido, necesariamente así. ;.Y
sistC' n ti•nyés de pro]ongaclos espacios ele tiempo. Aunqne por qué no denominarla una necesidad "natural''?

....-,.._~ ~.,..,.,.....,.........,~~,,......,_ -..:-:_ ·~... _..:, e r:::::-.. '-··~7:::--.,.,--/- _•:-·:~:--::-::: ·-·-· '.
..
- ... :

::i-:1 DEílECHO Y ?\!ORAL


8EPAíl,I.CIÓ:-; E::-:'l'HE l>EHlCC:Hü t MUHAL GG

Por supuesto, aun esto depende del hecho de que al en las reglas. LEs verdad) sin embargo, que -u,ni elemento_
pl'eguntarnos por el contenido necesario de un orden esencial del concepto ele justicia es el principio de trata.r
jurídico, sólo a.signamos importancia a la pregunta si de la misma manera a los casos semejantes. Esto es jus-
alentamos el humildé designio de sobrevivir en proxi- ticia en la administración del derecho, no justicia del
midad estrecha con nuestros semejantes. La teoría. del derecho. Hay así) en la noción misma del derecho como
derecho natural, sin embargo, en todos: sus lJroteicos· consistente en reglas generales, algo que nos impide tra-
:1 ropajes, intenta llevar el argumento mucho más allú tarlo corno si desde el punto de vista moral fuera. total-
ip y afirma que los seres humanos están igualmente entre- mente neutro) sin ningún contacto necesario con los prin-
cipios rnorales. La justicia procesal natural está formada)
gados y unidos en una. concepción de propósitos que
¡. l'·I.
lj'
exceden la finalidad ele supervivencia (la. búsqueda del por lo tanto) por aquellos principios ele objetividad e
1
¡:
¡"11! - conocimiento, la justicia para sus semejantes, etc.) y que imparcialidad en la administración del derecho que com ·
,¡¡ ellos imponen un contenido necesario adic::.onal a un plemenfan exactamente este aspecto de él) y que tienden
sistema jurídico (por encim;1 ele mi humild.e mínimo) sin · a garantizar que las reglas sean aplicadas solamente a
id el cual éste carecería ele razón de ser. Por s111mesto hay aquellos casos ~-enuinamente comprendidos en ellas o, al
ITT:l
que tener cuidado de no exagerar las diferencias entre menos, a reducir al mínimo los riesgos de desigualdad
los ·seres humanos, pero me parece que por encima de este_ en este sentido. ·
ll'li~--------· niínimo, los propósitos· que tienen los hombres para vivir Esta8 dos razones ( o excusas) para aludir a una ciel'-
en sociedad son demasiado encontrados y variables corno ta superposición entre los sta,nclarcliS jurídicos y mo1:ale::-:
para hacer posible extender mucho el argumento ele que como cosa necesaria y natural, no han ele satisfacer, por
11/ili alguna superposición más plena de las reglas jurídieas y supuesto, a nadie que esté realmente inquieto ante 1:1.
de .los sta-nclCürcls morales es "necesaria." en este sentido. insistencia ele los utílita.ristas o "positivistas" de que el
Hay otro aspecto del tema que merece atención. Si ads- derecho y la moral son algo distinto. Ello es así porgue
¡
,1
cribimos a un sistema jurídico el significado mínimo de
. que ha de consistir en reglas generales -generales tanto
un sistema jurídico sin dejar de satisfacer estos .regne-
rimientos mínimos podría, con la mús pedante imparcia-
!: en el sentido de· que se refieren a cursos de conducüt, no lidad) aplicar leyes terrfolemente opresivas, y podría
a acciones individlrnles, como en el sentido de que aluden denegar los beneficios· mínimos ele la protección frente
a multiplicidades ele hombres, no a este o aquel indivi- -a la. violencia y al robo a una enorme población cautiva>
duo-, este significado connota el principio de tratar de priva.da de derechos. El honor de tales sociedades está,
la misma manera. a. los casos.sern.ejantesJ aunque los cri· después ele todo, todana muy vivo en nosotros, y sostener
terios para. determinar cuándo los casos son semejantes que ellas carecen ( o carecían) de sistema j uríclico só-
sean hasta aquí sólo los elementos generales especificados lo importa repetir el argumento._ únicamente si las re-

·:!":-.
~*'~~~Tfg~:.;~'¾'.fi-h~~Wf~;c· '"-- , . , ' ~ -" -.. , "' ·' ·- .::.---.,. ,,,✓--
,......
.... /
56 DERECHO y MÓRAL . SEP,\.RAGIÓN E;:,;-1'1{.E lJERE<.!rW Y ?.LÜR_.\.L 51

g1:1s 110 llegasen a p1·oyeer estos beneficios esenciales y ((positivismo'', con una teoría moral de acuerdo con la
cr;rn 1n'otección p,na. ninguno -ni aun para el gl'npo ele cual los juicios acerca. de lo qne es el caso ( '¡juicios de
esdaYizado1·e:,;- el mínimo estaría no satisfecho 3' el sis- hecho") pertenecen a una categoría o tipo ra.dicalmentc
tema descendería al sta.fos ele un conjunto de tabús sin diferente ele los juicios sobre lo que clebe ser ("juicios ele
sentido. Por supuesto que ninguna persolia 1Jrivada de ,,alor''). Puede ser conveniente, por ende, disipar esta
aquellos beneficios tendría razón a.lgnna para obedecer, fuente de confusión.
excepto el miedo, y todas las razones morales para re- Hay muchas Yariantes contemporáneas de este tipo
belarse. de teoría moral: ele acuerdo con algunas, los juicios sob1·e
lo que ~ebe ser, o sobre lo que debe hacerse, son o incluyen
VI como elementos esenciales expresiones de "sentimiento",
"emoción", o "actitudes" o "preferencias subjetfras'';
ÍI•"

Sería menos que ingenuo si no considerüra, para para otras, tales juicios expresan se11timientos o emo-
concluir, algo que, sospecho, es lo que más perturba. ::i. . ciones o actituclei'i y no pueden ser compartidos por los
aquellos que reaccionan enérgicamente contra el "positi- demás. Para otras variantes, clichos juicios indican qne
Yismo jurídico". El énfasis en la distinción entre el dere- nn caso particular cae bajo un principio general o cri-
cho que es el 1 ' ne debe ser rnecle ser consicl~o terio .C1e acción que quien emite el juicio ha "elegidon
como a go que presupone y oblio-a a adoptar las teoría.s · o en relación con el cual está ."comprometido", y que no
llama as su jetivistas" y "relativistas'\ o "110 cog;nosei- es en sí un reconocimiento ele lo que es él caso sino algo
th-as" ácerca ele la natura ,, ·uicios morales de · análogo a un "imperativo" general o a una orden dirigida
as e istinciones morales, o de los "valores". Por supuesto, · a todos, incluíclo el autor mismo del jnicio. Común a todas
los propios utilitaristas ( que se distinguen en esto ele estas variantes es la insistencia de qne los juicios acerca
positivistas ulteriores como KELSEN) no sosün-ieron tales de lo que debe hacerse no pueden, porque contienen estos
teorías, por insatisfactoria que su -filosofía moral nos elementos no cognoscitiYos, -ser sostenidos o establecidos
pueda parecer ahora. AUSTIN pensa·ba que los principios por métodos racionales, a diferencia de lo que ocurre con
mora.les últimos eran los mandamientos ele Ja ley de Dios, los juicios ele hecho. Tampoco podernos inferirlos ele jui-
conocidos por nosotros por revelación o a traYés del cios de hecho, sino solamente ele otros juicios sobre lo que
Í 1 "índice" ele utilidad, y BENTHAM pensaba que eran pro- debe hacerse, en conjunción con algún juicio de hecho.
1 j posiciones verificables acerca. ele la ntili clacl. Sin embargo, ·ne acuerdo con tal teoría no podemos clemostra.r, por
yo creo (aunque no lo puedo probar) que la insistencia ejBmlJlo, que una acción es mala, que no debía haber
·1·'
t

en la distinción entre el derecho que es y el derecho q11e siclo hecha, señalando simplemente que consistió en la
' 1 debe ser ha sido confundida, bajo el rótulo general ele deliberada imposición ele un sufrimiento a otro para la
i-:·

--~---:- --·-·- ·--·~:-..-..;..,;,~·- .-::.:.,·.·r..2·.:;J¿.1~ iúÍ,~~~:,;;J¿"~L@~J.:,,w_,;nd~~~*~~~'t~?~~@~~·~·:~~--~·~;~~=;:-e:~:~.::;IT.~:.~~:-~~-:-:-•~~::~~~:::.:~~-::


8EPAH.lCI6N E:'.\TRE DERECHO Y ::.\fORAL G9
Gs DERECHO Y 310RAL

simple gratificación del agente. Sólo podemos demostral' es en sí más "subjetivo'\ más "fíat ele la yoluntad" que
que era mala si afíaclirnos a aquellos juicios "cognosciti- cualquier otro principio ele clasificación), y esto tiene
1
vos" verificables ele hecho un principio general en sí no título a ser llamado "cognoscitivo" o "racional' como
1
verificable o "cognoscitivo1' que expresa que la imposición cualquier otra clasificación de particulares inicialmente
de sufrimiento en tales circunstancias es una mala acción, controvertida.
una acción que no debe hacerse. Conjuntamente con esta j Supongamos ahora que aceptamos este rechazo de las
distinción general entre los juicios de lo que es :y de los . iJI, teorías ''no cognoscitivas" ele la. moral y esta negación de
juicios de lo que debe ser se dan distinciones paralelas . :}J la distinción drástica entre los juicios sobre lo que es y
· entre los juicios 1Sobre medios y los juicios sobre fines ~ ·{ sobre lo que debe ser 1 y que sostenemos que los juicios
ni.orales. Racionalmente -podemos. descubrir y discutir . >tJ morales son tan racionalmente defendibles como cualquier
cuáles son los medios a1Jropiados para fines dados, pero -·::v otra clase de juicios. ¿ Qué se seguiría de esto en relación
los fines no ~on racionalmente :lescubrib_les ni clis~utibl~s1 :J , con la naturaleza ele la conexi~n entre el derecho que es
ellos son "frnts de la voluntad\ expresiones ele ·'emoc10- < y el derecho que debe ser? Por cierto que de esto solo nada.
nesn "preferencias'' o ' 1actitudes". Las normas jurí,dicas1 aunque fueran moralmente inicuas,
1
En contra de todos estos puntos ele vista ( que son continuarían ( en la medida en que este pilllto está en
por supuesto mucho más 1Sutiles que. lo que este. tosco. ·-·---.. __ __j1:1.ego) siendo normas jurídicas, La única diferencia . ne
examen puede exponer) otros sostienen que todas estas traería apai:ejacla la ace11tació11 e este punto de ,i a
disfunciones tajantes entre lo que es y lo que clebe sel' 1 ~-Ue.Tanaturaleza ele los JU1c10s mora es, s::ía que
entre el hecho y el valor, entre los medios y los fines, la D11qli:ídacr":m.01'1rl7'.lel:almn.11Jfii.TirsesaTgo que puede ser
entre los elementos cognoscitiYos y los no cognoscitivos, ~-o;cl.e"ÜÍÍá proposiciónacerca. de lo que 1 ~
están equivocadas. Al reC011ocer fines últimos o ,-alores. :~ª se inferiría gue la regla es moralmente
morales estamos reconociendo algo tan impuesto sobr,3 mala y que por lo tanto no debiera ser derecho, o a la
nosotros por el carácter del mundo en que viYimos, tan ín,ersa1 que es mora.lmeute buena y que debiera ser de-
poco materia de' - elección, actitud, sentimiento O emoción ! ~reclío. Pero la demostración de esto no_________
-=----:----"'-¿"......-..__,..__,,........-:,._,, Jrobarfa--:=---
que la
como la verdad ·de los juicios de hecho sobre lo que es el reala no es o es derecho 1a prueua de que los principios
caso. En la discusión moral característica los participan- por cuyo medio aprobamos 6 desaprobamos las leyes son
tes no se limitan a expresar o a inflamar sentimientos, 0 a · racionalmente descubribles y no· constituyeii meros ''fiats
i.:-:·., :. emitirse ·recíprocas e:x:hortacio'nes u órdenes, sino que lle- ele la voluntadn, deja intacto el hecho de que hay normas
'/'•:·;~
¡_-:;:: gan a reconocer después de concienzudo examen y refle- · jnríqicas que pueden contener cualquiei; grado de ini-
r xióu que un caso inicialmente disputado ·cae de~tro del quiclacl o de torpeza y, no obstante ello, ser normas jurí-
ámbito de un principio ,agamente aprehendido ( que no clic.as. Y a la inversa, <J.He hay reglas qne gozan de todas
.·'.:::;';¡

"'' Q··,,·.,·•,·, , ,.,~~•-~~,~~.,.;.~=--'--_,_,;e__:. ·~_:,-:,


GG DERECHO y :MÓRAL SEPA.RAl,'IÓN EX'J.'1-{E :t)ERECHD y' ?.(OIL.\.L 51

g-1:1:,:, no llegasen n p1'0Yeer estos beneficios esenciales y "positivismo'', con una teoría. moral de acue1·do con la
c,;rn protección para. ninguno -ni aun para el gl'upo de cual los juicios acerca de lo que es el caso ( ''juicios ele
esdn,vizacl01·e::;- el mínimo estaría. no satisfecho y el sis- 11echo") pertenecen a nna categoría o ti1)0 radicalmente
tema descendería al stat·tis de un conjunto de tabús sin diferente de los':juicios sobre lo que clebe ser ( "juicios de
¡ sentido. Por supuesto que ninguna persona priYada ele nüor"). Puede sei· conveniente, por ende, disipar esta
O.: fuente de confusión.
HlJUellos beneficios tendría razón a1guna para obedecer,
excepto el miedo, y todas las razones morales para re- Hay muchas Yariantes contemporáneas de este típo
belarse. de teoría moral: ele acuerdo con ·áJgunas, los juicios sob1·e
lo que ~ebe ser, o sobre lo que debe hacerse) son o incluyen
VI como elementos esenciales expresiones de "sentimiento",
:'emoción", o "actitudes" o "preferencias snbjetin,s";
Sería menos que ingenuo sí no considerara) para para otras, tales juicios expresan sentimientos o emo·
concluír, algo que, sospecho, es lo que más perturba. f.'l . ciones o actitudes y no pueden ser compartidos por los
aquellos que reaccionan enérgicamente contra el "positi- demás. Para otras variantes, dichos juic.ios indican qne
Yisú10 jurídico". El énfasis en la distinción entre el dere- un caso particular cae bajo un prü1cipio general o cri-
cho que es el d ne debe ser rnecle ser consic1eraúo terio de acción c¡ue quien emite el jnie.io hn "elegido"
como a go que presupone y oblio-a a adoptar las teo1·ías o en relación con el cual está _"comprometido", y que no
llama as subjetivistas'' y "re]ativistas-'·', o "no cog-nosci.- es en sí un reco11ocimiento de lo que es el caso sino algo
tiYas" acerca de la. natura · ·uicios mo1·ales . de · análogo a un "imperativo" gener-al o a una orden dirigida
as istinciones morales, o de los "valores". Por supuesto, · a todos) inclnído el autor mismo del jnicio. Común a toc1ns
los propios utilitaristas ( que se distinguen en esto de estas variantes es la insistencia. de q11e los juicios acercil
positivistas ulteriores como KELSEN) no sostnYieron tales de lo que clebe hac:erse no pueden, porque contienen estos
teorías) por insatisfactoria que sn filosofía moral nos elementos no cognoscitivos, ser sostenidos o establecidos
pueda parecer ahora. AUS'.l.'IN pensaba que los principios por métodos racionales, a diferencia de lo que ocurre con
morales últimos eran los mandamientos el.e Ja ley de Dios, los juicios de hecho. Tampoco podemos inferirlos ele jui-
conocidos por nosotros por revelación o a través del cios de hecho, sino solamelite ele otros juicios sobre lo que
"índice" de utilidad., y BENTHAM pensaba que eran pro- debe hacerse, en conjunción con algún juicio ele hecllo .
posiciones verificables acerca. de la 11tíliclacl. Sin embargo) ·ne acuerdo con tal teoría no podemos demostrar, por
yo creo ( aunque no lo puedo probat)'gne lá üísistericia ejemplo) que una acción es mala) que no debía haber
en la distinción entre el derecho que es y el derecho que sido hecha, señalando simplemente que consistió en la
debe ser ha sido confundida, bajo el rótulo general de deliberada imposic.ión ele un sufrimiento a otro pára ln

ju.
~--e-;.:; ';·~·--~·· .-. ~t,¡«1i~~.1n_ü=,;;K~.~-H~9!;,,[:,;;J:~~~~~.r~~ ,=:°71;~•':~.?~;--.~-".~~i?t:·~1:·~,~-~-~~8 c.:::.-,.·:~•1-:-::-~·:-:::~::-·:'.~.;~~:·~-:.7:-:-~:s-~ ..-~J_:
L.
8El'AHACIÓN E?-:'TRE DERECHO Y ?.IORAL 59
Gtl D.r:1u::cH-o Y ::.rORAL

es en sí más rrsubjetivo'\ más "fiat ele la -roluntad" que


simple gratificación del agente. Sólo podemos clemostral'
cualquier otro principio ele clasificación), y esto tiene
que era mala si añadimos a aquellos juicios "cognosciti-
título a ser llamado "cognoscitivo" o "raciona.1" como
vos'' verificables ele hecho, un principio general en sí 110
cualquier otra clasificación ele particulares inicialmente
verificable o "cognoscitivo" que ex1Jresa que la imposición
de sufrimiento en tales circunstancias es nna. mala· acción, con troverticla.
Supongamos ahora que aceptamos este rechazo de las
una acción que no debe hacerse. Conjuntamente con esta.
teorías "no cognoscitivas" de la moral y esta negación de
.¡ distinción general entre los juicios de lo que es y de los
la distinción drástica entre los juicios sobre lo que es y
juicios de lo que debe ser se dan distinciones paralelas
sobre lo que debe ser) y que sostenernos que los juicios
entre los juicios ,sobre medios y los juicios sobre fines
morales son tan racionalmente defendibles corno cualquier
niorales. Ra.ciona.lmente -podemos. descubrir y discutir
otra clase de juicios. ¿ Qué se seguiría ele esto en relación
cuáles son los medios apropiados para fines dados, pero
con la naturaleza ele la conexión entre el derecho que es
los fines no ¡son rac:ionalmente descubribles ni discutibles,
·y el derecho que debe ser? .Por cierto que de esto solo nada.
ellos son "fiats de la yoluntad'', expresiones ele "emocio-
Las normas jurídicas, aunque fueran moralmente inicuas,
nes'', "preferencias'' o ,r actitudesn.
continuarían ( en la medida en que este pllllto está en
En contra de todos estos puntos ele vista (que son
juego) siendo normas jurídicas. La única ·diferencia ne
. por supuesto mucho más sutiles que. lo que este. tosco .
· ·traería aparejada la aceptación e este punto de 'Dfil;,:'1 -
examen puede exponer) otros sostienen que todas estns
acercade.Ta71a:turaleza ele los J u 1 c 1 o s ~
disfunciones tajantes entre lo que es y lo que debe ser,
l~ll101'1rl-c1etal~1ItJrinas es a1g1}(jlle puede ser
entre el hecho y el valor, entre los medios :y los fines,
clelllostracTo;cf"eüña proposición acerca de lo que la regl8,,,.
entre los elementos cognoscitivos y los no cognoscitiYos,
están equivocadas. Al reconocer fines últimos o Ya.lores. :xige que se ~,... O::_a_s_e_m_·_f_e_r_ir_í_a_q.,,_t_ie_l_a_1_·e'"""g'-l_a_e_s_·_m_o_r_a.l_n_1_e_n_t_e
mala y que por lo tanto no debiera ser derecho, o a la
morales estamos reconociendo algo tan impuesto sobre
nosotros por el carácter del mundo en que vhimos, tan
poco materia d_e elección, actitud, sentimiento o emoción,
como la verdad ele los juicios ele hecho sobre lo que es el
im·erna, que es moralmente 0uena y que clebiera ser de-
recho. Pero la demostración ele esto no..........._--...
~----------___,.......-.__..~,.__....,__,,.__..,.
~~ .,a pruelJa ele que los principios
n·obaría .::;_ qne la __ __
por cuyo medio aprobamos ó desaprobamos las leyes son
caso. En la discusión moral característica los participan-
. racionalmente cle1,cnbribles y no· constituye1i l.lleros ''fiafa
tes no se limitan a. expresar o a inflamar sentimientos, o a
de la voluntad'', deja intacto el hecho de que ha.y normas
emitirse ·recíprocas exhortac10nes u órdenes, sino que ~le-
jurídicas qüe pueden contener cualquier gl'ado .de ini·
ga.u á reconocer después de concienzudo exam€n y refle-
quiclad o de torpeza y,· no obstante ello, ser normas jurí-
xión que un caso inicialmente disputado ·cae dentro del
dicas. Y a la inversa_, qne hay reghs qne gozan de toc1ns
ámbHo de un principio vagamente aprehendido ( que no

>~·....--~---:•.. •:::-:-- 0s-~-- .~-: . . ·· ...


,0i;~Íff:Si!~>:~;,;;i?ic:,~~;, -:,;t7::s;,,;t~,;:;
¡

SEPAR:\CIÓX EXTRI, DEHECI:IÓ Y )IOR.M_, Gi


60 .DEREOHO Y MORAL

nuevo caso bajo la. regla toma .su lugal' como una elabora-
las calificaciones morales para ser normas jurídicas y
ción na.tu_ ral ele ésta, comOalgo que complementa un "pro-
g_ue sin embargo no lo son.
pósito" que parece natural atribuír len. algún sentido) a
Seguramente habría qne decir algo mús o ser más
la regla misma :piás bien que a cualquier persona viva o
específicos si es que el recllazo de la postura "110 cognosci-
muerta. La descripción de los utilitaristas, que hablaban
th-a" o teorías éticas análogas ha de Ber relevante para
ele "legislación judicial" para aludir a esa extensión inter-
la distinción entre el derecho que es y el derecho que debe
pretativa de las viejas reglas a los casos nuevos, no hace
ser, y conducir al abandono de alg·{m punto o algún debi· justicia a este fenómeno; no· suministra índice de las
i litanüento de esta distinción. Nadie ha :hecho mús que el
diferencias que existen entre un deliberado fíat o decisión
1
profesor LON FULLER de la Harvard La,v School en sus ele tratar el nuevo caso en la misma manera que los casos
diversos escritos para aclarar tal línea de discusión. Ter- pasados, y un reconocimiento ( en el cual poco hay .que
•\ _:1
minaré con una crítica. de lo que considero su punto cen- sea deliberado o aun voluntario) de que la inclusión del
tral. Es un punto que de nuevo aparece cuando consicle· caso nuevo bajo la reg1a, implementará o articulará un
ramos, no aquellas reglas jurídicas o partes de e1l8s, cuyos •• • ··i:1
1
propósito idéntico y continuo hasta aquí menos específi.
significados son claros y no suscitan debate, sino la
interpretación de reglas en casos concretos en los que hay
~~-J camente aprehendido.
Quizá muchos abogados "j' jueces yerán ·en este len-
dudas iniciales y controversia sobre su significaclo. En . . . . _··.. J,éA' ·---- . guaje algo q úe se adecúa precisamente a su experiencia;
ningún sistema ,iurid.ico el alcance de las reglas este\ res- .. }i; otros pueden pensar que es una glosa romántica ele hechos
trmg1do al conJtmLo d~ los elementos concretos qne esta-· . \1.~a que están mejor expresados con el lenguaje utilita.rist,t
ban presentes, o se cl'ee que estaban presentes, en l a ~ de la "legislación judicial'' o con la moderna terminología
ae los legisladores ; ésta es en verdad una de las diferen- .' ,····¡'.'
norteamericana de la "elección creadora''.
Cías importantes que existen entre una regla jurífücn. v ' Íi
,/' Para hacer el punto claro el profesor FuLLER usa
1

trua orden. Srn embargo;cuando con concienc.ia de ello . '"~ un ejemplo no jurídico tomado del filósofo \YrrTGEm:TEIJ\'
las reglas se aplican a ejemplos que van mós allú de Jo -YJ que, pienso, echa luz sobre el tema:
que los legisladores consideraron o pudieron haber con- ~:..,
"Alguien me dice: «Enséílele un juego a los chicos,.
siderado, su extensión a casos nuevos se presenta a me· · Les enseño a jug·ar a los dados, y el otro clice: «Yo no me
nudo no como una elección deliberada o un "fíat·'' de referí a ese tipo de juego». ¿Debe la exclusión del juego
aquellos que a.sí interpretan la regla. No aparece como de dados haber estado presente en su mente cuando él me
una decisión de dar a la regla un ¡:;ignificado nue\·o o
dio la orden?" 45 .
extendido, ni como una conjetura de lo que los legisla-
.;_¡¡ FULLI!R, Htitnatt purvore and 1wturai law, 5i "J. Philoi." 607 y
dores, quizá muertos en el siglo XVIII, hubieran dicho,
100, 1050.
de estar íivos, err el siglo xx. Más bien, la inclusión del
~- \
~•;

· 62 DERECHO y MÓRAL

0El'.\.RJ.CIÓX E);'TRJ~ DERECHO Y :.\!ORAL 6&~


i\le parece que este ejemplo toca algo importante:
Quizá se den en él los siguientes puntos que pueden ser correctivo al punto de vista de que existe una. separación
clistinguiclos. Primero) normalmente interpretamos tanto aguda entre "fines)> y '·medios" y de que al discutir «fi-
lo que la gente se propone hacer como lo que dice) a J.a luz nesn podemos inflnír en otros sólo en forma no racional)
de objetivos humanos comunes presupuestos 1 de modo que raque el argumento raciona.l se reserva para la cliscusíón
a menos que lo contrarío esté· expresamente indícado 1 no ele 1'medios". Pero pienso que la releva,ncia de este punto
interpretaremos una instrucción de enseiíarle un juego para el problema acerca de si es correcto o prudente
a un chico como un mandato de introducirlo en el niundo insistir en la distinción entre el derecho que es y el
del juego por dinero) a.un cuando en otros contextos la derecho cine debe ser es en verdad muy pequeña. Su
pala.bra "juego') pueda ser naturalmente interpretada así. efecto neto es que al interpretar las reglas jurídicas
Segundo, muy a menudo) aquel cuyas palabras son así existen algunos casos que después de haber reflexionado
_, ...
'\·--··· interpretadas púede decir: ªSí) esto es lo que quiero se nos presentan como una elaboración o articulación tan
\
significar ( o 11 a eso me refer-ía.n), aunq ne nunca pensé .· ..!:/ natural de la regla) que concebirlos o referirnos a ellos
ji, . en ello hasta que Ud. me puso este particular ejemplo'-'. .~-i como ((legislación", "creación de derecho11 o ' 1fiaV) de
: ¡L:. 1'ercero, cuando nosotros reconocemos así 1 qni7,á después uuestra parte 1 ·sería equfroco. Así, según este argumento>
ri
.,
¡1:¡ ··... .
J ••
.
ele discusiones o de consultas con otros., que un caso par·
·~ sería. equívoco disting1ür en tales casos entré_ lo que la

L
1/
tícular no específicamente contemplado ele antemano cae .
l 1:;~~---··-·
1::·
regla es y lo que debe ser, por lo menos en a.lgún sentido
l[, dentro del ámbito de alguna instrucción Yagamente ex· ele deber ser. Pensamos que debe inclnír el caso nuevo y
,._11 presada 1 podemos yer que esta e.x:i)eriencía 1·esulta. falsi· llegamos a vel\ después de reflexionar, que realinente
ficada por la descripción de ella en términos c1e una es así. Péo aun cuando se admita esta manera. de pre-
mera decisión nuestra de tratar así el caso particulal', sentar una experiencia verificable como un ejemplo de
y que sólo podeinos descri_bir esto con fidelidad como algo fusión entre el es y el debe ser) es menester formular
· que viene a realizar y a articular lo que "realmente'' dos preíenciones. La primera 1 es que el <cdeber ser" en
queremos o nuestro ' 1verdadero pro1Jósito''¡ frases que el este caso no tiene por qué estar relacionado con la moral,
profesor JT'uLLER usa más tarde en el mismo artículo 4 ª. dadas las razones expnesta.s ;va en la sección III: puede
Estoy seguro d:e que muchas confroyer-sias filosóficas significar simplemente que un nuevo caso implementará
acerca del carácter· del ra.zonamiento moral se beneficia· y articulará el propósito ele un precepto en la interpreta-
rían atendiendo a los casos del tí1)0 ejemplificado J)Or el ción de las reglas de un juego o ele algún código opresiYo
(<_'.:,·
profesor l<'ULLE·R. Tal atención ·a;yuclar·ía a lJroveer un horriblemente irimoral 1 cuya inmoralidad es apreciacla.
por Rquellos encargados de interpretarlo. 'También ellos
{ 1, ítlein, ps. 701 y 702. pueden Yer lo que el «espíritn') de1 juego exip;e en casos
:preriamente no contemplados, :\úís importante es esto:

·.-... ~ ·, _,)_:_._
••·ro::_,.~. _e:.,.;,_..:_ 11;:·..Y··.1;_~,\,,-:,· 1 ,·t".-•·-.-~ "'."":..;" ...::1,•·~1 _.
·.. • -~ '.

64: DERECR'O T MO~J..L

después de todo, no debei110s olvidar cuán raro es en el


derecho el fenómeno llamado a justificar este modo de
hablar, cuán excepcional es este sentimiento de que una
manera de decidir los casos se nos impone como la úníca
elaboración -natural o racional de alguna regla. No puede
,1111
caber duda, por supuesto, de que para la ma.yor parte ¿HAY DERE:CHOS -NATURALES? 1

1 de los casos de interpretación, hablar de elección entre


alternativas, de "legislación judicial" o a un de "fia C
( aunque no ele fíat arbitrario) es hacerse cargo mejor Sostendré la tesis de que si hay derechos en el
ele la realidad de la situación. campo moral, entonces se sigue de allí que hay · por lo
Dentro del cuadro de un derecho relativamente bien menos un derecho natural, a saber, el derecho igual de
establecido) chocan entre sí deriiasiadas alternatirns pa- todos los hombres a ser libres. Al decir que hay ~ste
rejas en atracción, entre las cuales el juez y el abogado derecho, quiero significar que en ausencia de ciertas
deben elegir• con incertidumbre su camino, para que sea . ~'li condiciones especiales, compatibles con que .el derecho
.....;
apropiado aquí un lenguaje que quizá pueda describir -~~~~- --· sea un derecho igual, todo ser humano adulto, capaz
adecuadamente aquellas experiencias que tenemos al in- ñ· ele elección, 1) tiene el derecho de que todos los demás se
terpretar principios de conducta, intenciones o deseos, t'
#
abstengan ele ejecutar actos coercitivos o restrictivos en
propios o ajenos, cuando no tenemos conciencia de estar su perjuicio, salvo para oponerse a la coerción o a la res-
ejerciendo una elección deliberada sino, más bien, de estar tl'icc.ión; y 2) está en libertad de ejecutar cualquier ac-
reconociendo alg·o que espera reconocimiento. Usar en la c.ión ( es decir, no tiene el deber de abstenerse de ella)
descripción de la interpretación de las normas jurídicas, qne no constituya coerción ni restricción, ni esté dirigida
la sugerida terminología de una fusión o inseparabilidad, a dañar a. otras' personas 2 •
de lo que es y lo que ele be ser derecho, sólo servirá ( c9mo
1 STu.,RT HA~lPSRIBE me estimuló inicialmente n seguir esta línea
,;tras historias más antiguas de que los jueces sólo decla-
ele pensnmiento y, por caminos distintos 1 he 11egnc1o a unn conclus16i:
rrt n y nunca crean el c1erecho) para ocultar que aquí, semejante a ln suya.
eomo en todas partes, estamos rodeados de incertidum- 2 Me temo que sea necesaria una explicación adicional sobre la

bres entre las que tenemos que elegir, y que el derecho intrincadn termiuologin ele ln libertnt1. El concepto cle coerción cubre,
aelemás elel impec1ir a una persoua que haga lo que quiera, el hacer,
existente sólo impone limites a nuestra elección, y no la mea.iante amenazas, que sus posibilic1ac1es ele elecciones sean menores¡
elección 1msmr:1, el concepto de restricción ( restraint) alude a toda acción dirigida a
¡hacer imposible el ejercicio de ln elección, y nsí incluye el matar o
~0111eter n esclavítuc1 ::i. una 'Persona. Pero ni la coerción ni la -restricci611
('"''
i;,'•'
~~l

t{
1,i
66 DERECHO Y MORAL ¿ lL\.Y DERECHOS NATURALES 1 6\-1

!".:
;!,, \
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,..;_:
Tengo dos razones para describir el derecho igual hacer alguna cosa en particular, o a ser tratado de alg>úr ,
. ~
de todos los hombres a ser libres como derecho na-tnra-l; modo particular; la coerción o la restricción de una . ·
ambas fueron siempre subrayadas por los teóricos clási- acción cualquiera pn~de estar justificada en condiciones-;,
e

cos ele los derechos na tnrales. . . '.'t, especülles en forma compatible con el principio generaL,,J.
1) Este derecho es uno que tienen todos los hombres :."il& Por e1lo mi a.rgnmeuto no probará que los hombres tienen,;
si son capaces de elección; lo tienen en tanto que hombres J¾ algún derecho que sea ((absoluton, "irrevocable" o ((im- ,
· prescriptible'' (,saJrn el derecho igual de todos a ser".,;
Y no únicamente si son miembros de cierta sociedad o . _'.I~
;e encuentran en alguna relación especial entre sí. 2) :Este :_Jli libres). Para muchos, esto puede reducir la importancia
derecho no es creado o conferido por la acción voluntaria -Í 1 de mi tesis, pero pienso que el principio de que todos
c1e los hombres; no ocurre lo mism~ con otros de,recllos de~ . :1 · los hombres tienen un derecho igual a ser libres, por
magro que parezca, es probablemente todo cuanto los
campo moral 3 . Es del todo obvio, claro esta) que nu ·. ,%¡¡
tesis no es tan ambiciosa como las teorías clásicas ele :os
derechos naturales; porque si bien conforme a mi modo
. >~Ajl filósofos políticos de lp, tradición liberal necesitaban
haber reivindicado para sustentar cualquier programa
1

de ver a todos los 11ombres les corresponde en igiúalclad -j@; 1 ---- ele acción, auh cuando hayan pretencliclo mús. Pero mi
ilill¡~¡¡¡¡¡.<: ·3¡ tesis de que hay este derecho natural irnede aparecer
'
01 derecho a. ser libres en el sentido expuesto, ninguno
tiene un derecho absoluto o incondicional a hacer o no __ · ::¡, ______ insatisfactoria en otro res11ecto; aquélla. no es más que
··la afirmación condicional de que si hay derechos en el
comprenden la competencia. En términos c1e la distinción cutre '' tener · . -~i{l campo moral, entonces tiene que haber este derecho na-
un clerecho a''-y "estar en libertad de", usada más arriba y discutida · :c,iij · ·
además en el apartado I, B, todos los hombres pueden tener, rn forma · '.:~\ tural. G¿uizá pocos han ele negar hoy1 como. algunos lo
compatible con la obligación de abstenerse de la coerción, la Ziberta-1 )~ hicieron, que hay derechos en el campo moral; porque
(liberty) de satisfacer, si pueden, por lo menos aquellos de sus deseoJ ..:::'ffl
que no están dirigidos a coercionar o dañar a otros, aun cuando de hecho, • .... '::t}
aquella negati"rn tenía usualmente por mira objetar al-
por razón de la escasez, la satfsfacción de un hombre cause la frustl".1- _·./lli.i guna pretensión filosófica acerca. clel "stat·u.s ontológico''
ción de otro. En condiciones de esca:sez extrema no ,aldrá la pena :}~, de los derechos, y dicha objeción es ahora expresada no
trazar la distinción entre competencia y coerciónj los derechos natural~s 0:})1
sólo tienen importan_cia "donde b paz es posible" (Lomrn). Acle mi,;;, como una negación ele que haya derechos en el campo
la libertacl (la ausericia de coerción) puecle carecer de todo valor para moral sino como una negación de alguna supuesta. seme-
lns ·víctimas de uua· competencia sin restricciones que son c1emasia,lo janza lógica entre las propo.siciones usadas para. invocar
pobres para hacer u·so de aquella libertad i sería así pedantesco hacerles
rer que aunque se estén muriendo de hambre son libres. Ésta es la verdad la existencia. de derechos y proposiciones de otro tipo. Es
exagerada por los marxistas, cuya i_él~ntificación de l.1 pobreza con la importante, empero, recordar que puede haber códigos de
falta de .libertad confunde dos males diferentes. conducta llamados con toda propiedad códigos morales
3 Con excepción de aquellos derechos generales (,·er aparhtdo II, B)
que son ejemplos particulares del derecho de todo~ los hollll1re~ a s,)r ( aunque por su puesto podemos decir ele ellos que son
!ilJ,e.~, ".imperfectos'') r¡ue 110 _e11qilee11 la Hoción de clerec·lw Knl1-

;.·

~;;_(.¡ ~·:~\..,~:·:_·:~:::""..:.
•~~sIT;~~~.0~~~~:•?'0~~~~i'c~C:
::1
í
G8 DMECE:O r MORAL
¿}ú.Y DERECHOS NA'l'l!EALEo'! GD
j etiYo ( a, 1'Í[J ht) , y no hay nada conhadict-orio o de otro
modo absurdo en un código o sistema de moralidad que . I
consista totalmente en prescripciones, o en un código que
únicamente prescriba lo que debe hacerse para alcanzar la A. - Los juristas, para sus propios fines, han avan-
felicidad o algún ideal de perfección personal 4 • En tales zado un trecho en la disección del concepto de derecho
sistemas, las acciones humanas serían apreciadas o valo- subjetivo jurídico ( a lega.l righ't) ,.Y algunos de sus resul-
1

Padas en tanto que actos de cumplimiento de las pres- tados 5 son de valor para la elucidáción de enunciados de
cripciones, o como b1t.ena-s o malas; correctcis ('l'ight) o la forma "X tiene derecho a ... " fuera de contextos jurí- • I

incorrectas ( ivrong), sensa.tcis o i1is-en.satas; pmpicis dicos. No es el caso, por supuesto, de identificar simple-
o i11ipropi.a-s; pero nadie, en nn sistema tal, tendría, ejer- mente los derechos morales con los jurídicos, pero existe.
cería o reclamaría derechos, ni podría violarlos ni infrin- una intima conexión entre unos y otros, y ésta es de por
girlos. De este modo, quienes vivieran bajo tales sisteni.as , sí una característica que disting1.1e a un dere_cho moral
no podrían, .por supuesto, hallarse sometidos al recono- de otros conceptos morales fundamentale::i. No se trab.
oimiento del derecho igual ele todos los hombres a ser meramente de que, ele hecho, los hombres se refieren a
libres; ni, pienso -y éste es un aspecto en el cual la sus derechos morales principalmente cuando abogan po1' ·1
noción de derecho subjeti,;o (ci r.fght) difiere ele otras no- la incorporación de éstos en un sistema jurídico, sino de
ciones morales-, podría elaborarse ningún arg111ne11to que el concepto de derecho subjetivo ( n ri.ght) pertenece a
paralelo para demostrar que del mero hecho de que haya aquella rama de la ética. que se ocupa específicamente ele
acciones consideradas como que deben o no hacerse, como determinar cuándo la libertad de nna persona puede ser
conectas ( right), o incorrectas ( uwong), buenas o malas. limitada por la de otra. 6, deter~niriando así qué acciones
se sigue que algún tipo especifico de conducta esté inclní- pueden trasformarse adecuadamente en objeto ele reglas
do en alguna de estas categorías. jurídicas coercitivas. Las palabras rrclro1:t;;; rrclfr-ítto;; y

5 Así lo ha advertido W. D. LAMONT, Pr,ncipfos of mornl juc1g-mcn/,


Oxforc1, 1946; pam los juristas, ver HOHFELl), F1méfamental legal 0011cep-
t·wns1 New Haven, 1923.
4 bSe halla en PLATÓN o en ARISTÓTELES la nocióu de derecho subjeti-
6 Aquí y en lo que sigue emplearé '' interferir con la libertad ,l,}
vo (a right) ~ Parece 110 haber palabra griega para ella como cosa distiut:i
otro", "limitar 1a libertad de otro", "c1eterminar cómo otro debe
de "correcto" o "justo" ((mw.Cov) aunque expresiones como ,CÍ. E ~tCÍ. actuar", para significar ya el uso de la coerción, ya· el exigir que una
li<Ka<a son, creo, formas idiomáticas jurídicas del siglo rv. Las expresio-
persona realice· o no realice cierta acción. El nexo entre estos c1os tip(¡~
nes naturales en PLATÓN son ,o foú,ov (húv). o ,á 'tlVL Óq,ELAÓ¡teva, de ''interferencia'' es demasiado complejo para ser discutic1o aqni:
pero éstas parecen limitac1as a propiedades o deudas. Ko hay lugar para un
pienso que a los fines presentes basta con señalar que tener una justifica·
derecho moral a menos que el valor moral de la lihertac1 infü,ic1ual s'er-1 'ción para exigir que una persona realice cierta acción es una condición
rer,onocid9, 11ecesnria aunque no suficiente. para justificar la coerción,
¡\l-ÜY" DERECHOS NATURALES? 7i
70 DERECHO y MORAIJ
específico valor moral ( que debe distinguirse de la virtud
rrRecht1);, Uí:ladas por los juristas de Europa contineutal 1 · /X: moral en la que se manifiesta la buena voluntad), si las
carecen de traducción simple al idioma inglés> y a los relaciones humanas son conducidas de acuerdo con estos
"ir ojos de los juristas ingleses pai'ece 11 Tondar inciertamente principios> aun cuando tenga que hacerse uso de la coer-
entre el derecho y la moral ( m,orcils), pero ellas en yerdad ción para obtenerlo) porque sólo si se respetan estos prin-
1¡¡
l¡¡ delimitan un área de moralidad ( morali.ty) 1 (la morali- cipios se distribuirá en debida forma la lib1:ortad entre los
dad del derecho) que tiene características especia.les. Se seres humanos. Y pienso que constituye una caracterís-
halla ocupada por los conceptos de justicia1 equidad (fai?:- tica, muy import-ante de un derecho moral que el titula'!.·
ness )¡ derechos (r-ight-s) y obligación (si este último no es ele éste sea concebido como poseedor ele una .justificación
utilizado1 como lo empJean muchos filósofos mora.les 1 /t mora1 para limitar la. libertad del prójimo, y que tiene
como un confuso rótulo general para recubrir toda acción ;;J¡ esta justificación no ~Jorque la_ acción que puede exigil'
n,,111111, , que moralmente debamos hacer u omitir). La. caracterís- //\}}j de otro posee determmada cahdacl moral, sino simple·
'I':¡,
· tica común más importante de este grupo c1e conceptos ?fü~ mente porque si, en las circunstancias, a dicho titular
morales es que no hay incongru.encia 1 sino una especial };it · del derecho moral. se le permite determinar, mediante su
congruencia, en el uso o en la amenaza de fuerza para _;f#,f ele.c_ció_n, cóm_o d:be ~~mportar~e otra persona-; se preser-
asegurar que se haga lo que es justo, 0 equitatirn ( fa;ir) · .: ;-1, vara cierta chstribuc10u de la hbertad humana.
o. aquello respecto de cuya realización alguien tiene un--.--· 3~ --------· .. B. -'Podremos mostrar mejor esta característica de·
derecho; porque es precisamente en estas circunstancias >}~ un derecho moral, si volvemos a examiÚar el problema
que la coerción de otro ser humano es legítima. KANT 1 .-:~i;l 1 1
acerca ele si los derechos y los "deberes ' ( "d1i,.bí,es' )
7

en la Rechtslehre1 bajo el rótulo de officia. f1wis examina )}i morales son córrela tfros. Esto es1 la postulación ele qne
las obligaciones que surgen en esfa rama de lrr rnoraliclad /';Íi
liJI::_.· ( morality )i ((las que no requieren que el respeto por el ;·::Jl 7 Escribo aquí ''deberes'' ('' l11.ties' ') porque uno de los factores
que oscurece la naturaleza del concepto c1e derecho subjetivo ( a right) es el
deber sea en sí mismo el principio determinante de la ~fffi uso filosófico de "deber" (" duty ") y "obligación" (" ob!igation ")
i!l¡.: . volUJ1tadn, y las contra1Jone a las offic:ici •])irt-u-tis, las · :t§Él · pa·rn toc1os los casos en que hay razones morales para decfr que una acció11
l. que carecen de v~lor moral a menos que sean cumplidas }1~ c1e be lrncerse o no. E!n rea lic1ad, "deber", "obligación", "corre.e.to "
i.
! o realizadas en consideración exc.lnsiva del principio · l~t ( "right ") y "bueno", provienen de distintos segmentos del campo de la
moral, y constituyen distintos tipos ele crítica o valoración moral. S011
moral. Pienso que KANT apunta a que tenemos que dis- <tf;' de máxima importancia los siguientes punto's: 1) que las obligacioHL'S
ti~gu~r _del resto de la moraliél.ad (mo1•a.Zit:y) 1 aquellos :::}ff~ pueden ser voluntariamente asumidas o creadas; 2) que son debidas a
persoHas especiales ( quienes son titulares de derechos); 3) que no se
prmc1p1os reguladores de la adecuada distribución c1e la ';!/!'ti!, origiuan en el carácter especial de las acciones obligatorias sino en las
libertad Jrnmana que, sólo ellos., hacen moralmente legí- /;t,1~. relaciones entre las partes. En general, aunque no en forllla consistcntL•,
•.· '."{' $
timo que un ,<:Íer humano determine mediante su elecció~ el lenguaje limita el uso de "te11er una oblig~cióu" a bles casos.
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c;:61110 clebe act1rnr otro homlire; ;v (]Uer1a a.segnrnclo 1111

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'. G8 DmtECB;O Y MOR.A.L ¿Il.1..1: DE.REC.UOS NA'l'URALE_i:;'/ GH

jetiYo ( a, 1'i.ght), y no hay nada conti'aclictorio o de otro


modo absurdo en un código o sistema de moralidad que . I
consista totalmente en prescripciones, o en un cócligo que
únicam·ente prescriba lo que debe hacerse para alcanzar la A. - Los jurfatas, para sus propios fines, han ava11·
felicidad o algún ideal de perfección personal 4 • En tales zado un trecho en la disección del concepto de derecho
sistemas, las acciones humanas serían apreciadas o valo- subjetivo jurídico ( a lega-l right), y algunos de sus resul-
::·,'t11
radas en tanto que actos ele cumplimiento de las pres- ::·:~:-:i- tados 5 son de valor para la eluéidación de enunciados de

;¡,
cripciones, o como buenas o malas) correctas ('l'ight) o
inc01Tectas ( wrong), sensCL-tcis o insensatCL-S) propias
)j''"t,
la forma "X tiene derecho a ... " fuera de contextos jurí-
dicos. No es el caso 1 por supuesto, de identificar simple·
o impropia-s, pero nadie, en un sistema tal, tendría, ejer- .
-,;ff
A,
mente los derechos morales con los jurídicos, pero existe
•. --:;-l",;

cería o reclamaría derechos, ni podría violarlos ni infrin- una intima conexión entre unos y otros, y ésta es de por
}~~
girlos. De este modo, quienes vivieran bajo tales sistenüts . sí una característica que disting11e. a un dere_cho moral
/• .
no podrían, por supuesto, hallarse sometidos al recono-
oimiento del derecho igual de todos los hombres a ser
. ;~~ii de otros conceptos morales fundamentales. No se trafa
meramente. de que, de hecho, los hombres se refieren a
libres; ni, pienso -y éste es un aspecto en el cual la sus derechos morales principalmente cuando abogan por
noción de derecho subjetiYo ( a, ri.ght) difiere c1e otrasJ10- la incorporación de éstos en un sistema jurídico, sino de
ciones morales-, podría elabor.arse ningún argumento "ti que el concepto de derecho subjetivo (n right) pertenece a
t·,
.·1·.-~

1
paralelo para demostrar que del mero hecho de que haya aquella rama de Ja ética que se ocupa específicamente c1e
¡11
acciones consicléradas como que deben o no hacerse, como determinar cuándo la libertad ele nna persona. puede ser
correctas ( right), o incor:rectas ( uTong), buenas o malas. limitada por la de otra 6, determinando así qué acciones
se sigue que algún tipo específico de conducta esté incluí· pueden trasformarse adecuadamente en objeto de reglas
do en alguna de estas categorías. jurídicas coercí ti vas. Las paJ abras rr clro·i:t1' , rr cliir·i-tto'J y

J,,
1

4 ¿Se halla en PLATÓN o en ARISTÓTELES la uocióu de derecho sulJjeti-


vo ( a right) 9 Parece no haber palabra griega para ella como cosa distinta
JI· 5 Así lo ha advertido W. D. LAhl0NT, Principles of moral juc7g-mcnt,
Oxforc1, 1946; para los juristas, ver HoHFELD, F1in.cla1nental legal concep-_
t1ons1 New Haven, 1923.
6 Aquí y en lo que sigue emplearé '' interferir con la libertad rk
otro'', ''limitar la libertad de otro'', '' ckterminar cómo otro debe
de "correcto" o "justo" (lhxa.lov) aunque e;..-presiones como ní. E ¡uí. actuar'', para significar ya el uso de. la coerción, ya· el exigir que una
o<Ka<a son, creo, formas idiomáticas jurídicas del siglo rv. Las expresio- persona realice o no realice cierta acci6n. El nexo entre estos c1os tipr,;¡
nes naturales eu PLATÓN son ,:o foúi:ov (eznv) . o ,Ó. ,LVL Ó<f,ELA.Ó~LEVO., de "interferencia" es demasiado complejo para ser discutido aqní:
pero éstas parecen limitadas a propiedades o deudas. Ko hay lugar para un pie11so que a los fines presentes basta con señalar que tener una justifica-
derecho moral a menos que el valor moral de la libei·tac1 indii-idual sen -c,ión para exigir que una persona realice cierta acción es una conc1iéión
re0onocid9, · 11ec.esaria 11.unque no suficiente :para justificar la coerción,

I ·_;_ri:1:
··~ ·•·.~
/!lf'''

:'-,
¡\ 1-ÍA Y DERECITDS NA'i'URALES? 71
70 DERECHO y :í\IORAIJ
específico valor moral ( que debe distinguirse de la virtud
((Recht11; usadas por los juristas de Europa continental1 };,1·., mora_l en la que se manifiesta la buena voluntad) 1 si las
carecen de traducción simple al idioma inglés1 y a los , /J~ relaciones humanas son conducidas de acuerdo con estos
ojos de los juristas ingleses parecen rondar inciertamente : )?)~ P_~ncipios1 aun cuando tenga que hacerse uso de la coer-
entre el derecho y la moral ( m,omls) J pero ellas en verdad , :<I" cion para obtenerlo) porque sólo i:ii se respetan estos prin-
delimitan un área de moralidad ( nwmlity) 1 (la mornli- -~{i1 cipios se distribuirá en debida forma la libertad entre los
,,li dad del derecho) que tiene características es1Jeciales. Se ,:_\~~ seres humanos. Y pienso que constituye una caracterís-
t ! halla ocupada por los conceptos de justicia1 equidad (fa,i:r- ,,.,,... tica muy importante de un derecho moral que el titular·
ness), derechos (1'íghts) y obligación (si este último no e.s de éste sea concebido como poseedor de una justificación
utilizado, como lo emplean muchos filósofos morales) moral l)ara limitar la libertad del prójimo) y que tiene
como un confuso rótulo general para recubrir toda acción esta. justificación 110 porque la acción que puede exigir
que moralmente debamos hacer u omitir). La caracterís- de otro posee determinada calidad moral) sino simple-
tica común más importante de este grupo ele conceptos mente porque si, en las circunstancias, a dicho titular
morales es que no hay incongruencia) sino una especial , , · del d_erech~ moral se le permite d-eterminar) mediante su
congruencia) en el uso o en la amenaza de fuerza péLl'a ·.::x~ elección) como debe comportarse otra persona., se presel'-
asegurar que se haga lo que es justo, 0 equitatiYo (fa,ir) · /~ vará cierta distribución de la libertad humana.
o aquello respecto de cuya realización alguien tiene nn _____ · ,~\{r~ -· . B. - 'Podremos mostrar mejor esta cai'acterística de
,¡,
!lJ:
derecho; por~ue es precisamente en estas circunstancias . }~ un derecho ~1oral) si volvemos a examinar el problema·
que la coerción de otro ser humano es legítima. KANT) ·,·::ff acerca. de s1 los derechos y los "cleberesn ( "d11.tí;es'') 7
en la Rechtslehre1 bajo el rótulo de officia, j11,ris examina . ?~ morales son correlatirns. Esto es) la postulación de que
1~ n· las obligaciones que surgen en esb, rama ele la morali<lad ,:Zi~
1,
(rnora,lity), "l~s q~e no requ~er~n- que el r~speto por d , ,:{i 7 Escribo aquí "deberes 11 ( " d1ities 11 ) porque uno ele los factores
que oscurece l::l. naturaleza del concepto ele derecho subjetiYo (a right) es el
deber sea en s1 IDlsmo el prrnc1p10 determrnante de ]a .. e::;',~, uso filosófico ele ''deber'' ('' élnty ") y ''obligación'' (' 'obligation' ')
voluntad'\ y las contrapone a las officíci virt1dis) las · pa:n1, todos los casos en que hay razones morales para decir que una acción
que ca.recen _<1:e valor moral a menos que sean cumplidas debe hacerse o no. En realidad, ''deber'', ''obligación'', ''correcto''
("right") y "bueno", provienen ele distintos segmentos del campo de la
o realizadas· en consideración e:s:c.lusiva del p1·incipio moral, y constituyen distintos tipos ele crítica o valoración moral. Sou
:.'~ .
moral. Pienso que KANT apunta a que tenemos que dis- ele máxima importancia los siguientes puntos: 1) que las obligacioues
tinguir del resto c1e la moralidad ( moraltty), aquellos pueden ser voluutari:11ncnte asumidas o creadas¡ 2) que son debidas a
personas especiales ( quienes son titulares de derechos) ¡ 3) que no se
principios reguladores de fa adecuada distribución ele la originan en el carácter especial de las acciones obligatorias sino en las
libertad humana que, sólo ellos, hacen moralmente leo·í- b. relaciones entre las partes. En, general, aunque no en :forma consistente,
timo que un ser humano determine mediante su elección, el lenguaje limita el uso de '' teuer una oblignción'' a bles casos.
(;Ólno debe actuar otro homlJre; r q11€r1a aéieg·nrado 1111
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7-2 .DrrnF:01:10 Y i\I0RAL ::}~ tl-UY DERECHOS NA'l'UR~I.LEJ,d 73 ·t


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ellos son medios, presumiblemente) en el sentido c1e que '-~ ··-J afirmar que "X tiene clerecho a ... " significa simple-
"-
toclo enunciado de la forma "X tiene derecho a • · ·.. : :)f mente que X no tiene el deber de abstenerse del acto de ~~
implica y es implicado poi; "Y tiene un deber de hacer · . I) que s~ trate. HODJJBS advirtió que la expresión "derecho''
.;~·,
( no hacer) ... ", sin que tengamos que. dar por supu'.:s:<:
0
j~ ("a right") podía tener· este sentido, pero se equivocó si
a esta altura que los valores de los nombres--variables •:::;_,::,, -:% pensaba que 110 hay 'ningún sentido en que del hecho de ,t
e "Y',. tengan que ser personas diferentes_ Ahora lnen, .\~ que X tenga un. derecho se sigue que Y tiene un deber ~
hay pór cierto un sentic1o tal de la palabra((elerecllon ( "a. • :J ( diity) o, en todo caso, una obligación ( obl·i,ga,tion). \:_
ri,qht") -sentido que ya he mencionado- con a.rreglo_ al ":•:1} O. - A nuestros fines es mtts · importante pregun-
cual ele que X tenga un derecho no se sigue q ne X O tarnos si para todos los "deberes" ( "d,11ttie-s-") morales -~
a1g-ún otro tenga ningún deber. Los juristas han c1ife- hay derechos morales correlativos, porque quienes han \'.
renciado como cosa separada a los derechos en este sen- contestado afirmativamente a esa pregunta han dado poi· i;::,
tido, y se han referido a ellos llamándolos "libertades'' _"c.§¡ presupuesto, sin un examen adecuado, gne tener un dere-
~
( "lfoe,rt·i.es"), precisamente para distinguirlos de los ele- . ::}j. . ello es simplemente ser capaz de beneficiarse con el cum-
rechos ('(rights"), en el sentido centralmente im1)ortante _{) plimiento de un "deber" ("diity"); mientras que en ver- '(

de "derecho" que tiene a "deber'' ( "cl'll-ty'-') como corr_e- <\f} dad ésta no es una condición suficiente (y probablemente '<::
1ath·o. Aquel sentido especial de "derecho" es necesano · .¡~ tampoco una condición necesaria) para ser titular de un
\?:
para describir las áreas de la vid_a. social do: cle la COl"\l--------~::-.t _:_ _____
1 ··· derecho. Así, como los animales y los niilos de corta edad
J)etencia es, por lo menos, moralmente no o_11Jetal>le. ~os . _:_:}~ se benefician con el cumplimiento ele nuestro ''deber'' \:
personas que caminan a la par ven nn b1 ll_ete c1e diez ?ti (di¡,ty) de no maltratarlos, se dice que en con.seciienci.ri ~
dólares en la calle, a ,-einte yardas ele clistanna, Y 110 _4~Y · j~ ellos tienen derecho a un trato adecuado. Por lo general ~
indicios sobre quién es el dueño. Ninguno de los dos tiene -~t) no se !:;Xtraen todas las consecuencias ele este razonamien-
~
el "deber" ("dt&t;IJ") ele permitir que el otro 1·ecoja el. \}[& to; la mayoría no se atreve a sostener que tenemos dere-
-~
hillete; cada uno de ellos tiene en este sentido clerechn --:\W chos frente a nosotros mismos en razón ele que nos bene-
a recogerlo. Claro está que puede haber muellas cosas que .·t~ 1
ficiamos con el cumplimiento de nuestro ' deber" e'cliity··) \l
e:nda uno tenga el "deber" ( "d;ut-y") ele no hacer en el -~J1 ele conservarnos vivos o ele desarrollar nuestras aptitudes ~
tl'ascurso de la carrera hasta el lugar cloncle se encuentra -@ naturales. Pero la situación mo1·al que nace de uua pro-
·t
el billete -ninguno puede matar o her~1· ,~ l otro--: _Y ,,-, · . ~e~a. o compromiso ( doncl~. lt\ terminología de tono
como correlativos a estos "deberes" (:'cliit-Les ) hay deie- i'
1
Jnndico sobre derechos y obhgac1ones es en mayor grado ~
chos a las abstenciones respectivas. La corrección mo:'ª 1 -~-~ apropiada) ilustra. con la rn(txinia claridad que la noción \
de toda 1a competencia ecoriómica presume este sentido · :il ele ser titular de nu clcrecllo y la de ser beneficiario del
mínimo de un "derecho" ( "a. 1·ight") conforme al cual cumplimiento de un "deber" ( "d1.&t1J") no son idénticas.
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~

11:--
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01
·:r.··::.:.·::·.-·

74 DERECHO y MÓRAL . ¿ H,1 Y DEBECHOS ~ATUÚALE>.i'! 75

X se compromete frente a Y, a cambio ele algún fa-ro1, a para sabú quién es la persona que tiene un derecho ( a
cuidar a la anciana madre de éste durante su ausencia. quien el cumplimiento es clebido) ha.y que examinar la
E'sta transacción origina derechos, pero es por cierto Y, ,--r,,· · transaccil'.>n) o la situación antecedente, o las relaciones
·,,::¡¡
a quien se le ha hecho la .promesa, y no su llladre, quien (le las partes, que originan el "deber" ( "duty"). Estas
¡ tiene o vosee estos derechos. No cabe duda: de que la consideraciones deberían inclinarnos a no extender a lo-s
.. /"/ .. madre ele Y es la persona acere.a ele quien X tiene una animales y a los niiíos ele corta edad, a quienes no se debe
obligación ( o.bli-ga-t-i.ori), y es la per,'3ona que_ se benefi- maltratar, la noción ele derecho a un trato adecuado, toda
ciará con su cumplimiento, pero la persona frente a quien yez que la situación moral puecle aquí ser descrita sim-
a,i! · X tiene la obligación ( obl·igcition) de cuidar a la anciana plemente y en forma correcta. diciendo que es incorrecto
es Y. El cuidado es algo debido a Y, de modo tal que ( icirong) o que no debemos ( we 01¿.ght not) maltratarlos
\~ o, en el generalizado sentido de "deber~' ( d-u-ty) del filó-
si X no cumple con su promesa., será el de.recho de Y y
no el de su madre el que resultará vulnerado y será Y la
;i¡
.!.;;;..a; sofo, que tenemos un "deber'·' ("cl-u,ty") ele no maltra-
persona a quien X habrá cometido una tl'asgresión (will f%: ·tarlos 8 • Si en el uso común se habla ele los derechos de
have done wrong), aun cuando la. madre pueda resultar ;f los ·animales o de los niños de corta edad, se hace ima
lesionada físicamente. Por aüadidura, es Y quien puede aplicación inriecesa.ria de la palabra "derecho'-' ( "11.
deducir una pretensión moral contra X, y es Y quien
• tfone clorecho a que se cuide a su maclre y quien puede
~ . __ 1·i.c;h-t'-'), que serYirá para confundir la situación con otraR
situaciones morales cliferentes en las cuales la palabra
1·eni&ncí.ar a su pretensión y ribe,rcir a X ele la obligación. )2! :'clerechon ("a ·1·iuht·'') tiene una. fuerza específica y no
En otras palabras, Y está moralmeri.te en situación de puede ser sust.ituíc1a. por las otras expresiones morales
determinar cou su elección cómo deberá actuar X y, de riue he menciona.do. Quizá 1::e gane alguna claridad· en
esta manera, de limitar la libertacl ele elección de éste; este tema. al considerar la fuerza ele la preposición inglesa
s es este hecho, no el hecho ele que Y sea. el beneficiario, uto'' en la. expresión ··lw·v·i·11 !J a. clil-ty to Y·'' ( tener un
1
el que hace que sea adecuado decir que tiene 1,,¡¡, derecho. de-lJer hacia. Y) o ªbcin!J w1cl.er aH obligation to Y) ( esta1·
Ola.ro está que a menudo la persona frente a quien se ha bajo una obligación lwc-ia. Y), casos en que "Y'' es el
asumido un co_mprorniso será la única. en beneficiarse con i:
·l!. nómbre ele una. persona; porque este sentido es sugestiva-
;~
su cumplimiento, pero esto no justifica la identificación mente distinto del sentido de la preposición inglesa "to''
~jij.-1,:li.
·1
de "ser titular de un derecho" con "ser beneficiario del
cumplimiento de un cleber''.,·Es importante para la lógica
ij:15 ·en las expl'esiones ªcloi11,c; someth-ing to Y 1 ) (hacer algo
a :{) o "doi,n,r¡ lwnn to Y" (infligirle un daño a Y), en
toda.de los derechos; que mientras que para saber quién
.1-~···>·.
{1
es la persona. beneficiaria clel cumplimiento de un ckber 'í- 8 El uso del término generalízaclo "tleber" (" cl11-ty ") puede per-
judicar aquí el problemn c1e si los animales y los niños de corta efüttl

j!\~.¡\-.
¡1 i:
< lwy qne considfr,w qné pasaría si el deber no se cumple, :__·,fil·
•~•ltf.
-·Ji
tienen clerechos.

. -- ~ ::. .
=
8
,,";~t~'t~1;f~t'f.f@,,3§{[,;!lt/t~~j'c; i_:_~'t1cJis:,· t'.: ·'-;:'-,.,.
->'l
' ,';

..,J

76 bERECHO y MORAL ¡;,}Ln: DERECHOS NATURALES? í7

l~s. cuales dicha preposición indica la persona afectada }os que reg;ulan ciertas ceremonias. Sería absurdo consi-
por alguna acción. Éste es un desarrollo inteligente de la derar que estos códigos confiBren derechos, pero sería
imagen ele un lazo o ligazón Ci;ú1,ciilim1, ji1,ris: obl·igwre) ; esclarececlo1· conhaponerlos a 1·cglas de juego, que a
la jmagen precisa no es la de dos personas atadas por menudo crean derechos o..unque, poi· supuesto, no derechos
una c-aclena, sino Ja ele 1(/fl.(l, persona atada, y el e:s:trBrnO morales. Pero incluso un código que es ob,·iamente moral
libl'e ele la ca.dena en las manos de otra que puede usarla no necesita establecer derechos; el Decálogo es, quizá,
. a. su arbitrio 9 • De tal modo, parece absurdo hablar ele Bl ejemplo mús importante. De :i:nás está decir que con to-
tener debBres u obligaciones hacia nosotros mismos; por tal independencia de las recomp·e·nsas celestiales, los seres
supuesto, podemos tener "deberes" ( "du'ties") de no humanos se benefician éon la obediencia general a los
causarnos daño, pero no se aclvierte qué significado podría Diez Mandamientos: la. desobediencia es mala e incorrecta
tener (una vez que se ha captado la distinción entre estos ('1¡;rong) y ha ele clañai' ciertamente a los individuos.
diforentes sentidos de la preposición inglesa "to'') insis- Pero seria una interpretación -sorprendente de aquellos
tir en decir que ((we hcwe cfo.t·iós or obligations 'to' o·ur- mandamientos considerar que confieren derechos. Según
selves not to do hc¡;nn,. to ourselves'1 ( tenemos deberes u tal interpretación, la obediencia a los Diez Mandamientos
obligaciones hada, nosotros mismos de no causarnos daño tendría que pensársela corno debida a individuos, no me-
a nosotros mismos). ramente a Dios, y la desobediencia no como algo malo o
D. - La conexión esencial entre la noción ele derecho · incorrecto ( iorong), sino como una trasgresión a ( a wro11 g
( "a. ·right") y la limitación justificada de la libertád ele to) individuos ( y también como un daño a éstos). Ya 110
una persona por otra) puede ser puesta ele relieYe si con- habría que ver en los Mandamientos algo así como leyes
sideramos códigos de conducta que no se pro1rnnen confe- penales dirigidas tan sólo a proscribir ciertos tivos de
rir- derechos sino únicamente prescribir lo que debe ha- conducta.; ellos tendrían que -ser concebidos cori10 reglas,
cerse. La mayor parte de los pensadores jusnaturalistas, puestas a disposición de los individuos, que regulan la
hasta Hoorum) concibieron Bl derecho natural ele esta medida en que estos últimos pueden exigir cierta con-
manera: había deberes naturales, cuyo cumplimiento por {, ducta de otros. Lo típico es concebir los derechos como
:r:.,
derto beneficiaba al hombre -e.osas a realizar para al- poseídos por o como perten.ecientes a individuos, y estas
canza.r al fin natural de éste-, pero no derechos natu- expresiones reflejan aquella concepción de las reglas mo-
1·ales. Y existen, claro está., muchos tipos ele códigos ele rales con arreglo a la cual éstas no se limitan a prescribir
conducta que sólo prescriben lo que debe ha cerne; v.gr.: conducta, sino que además constituyen un tipo de proJ)ie-
dad moral de los individuos, a la que éstos tienen título
9 Ver A. H. C.urPBELL, The Str110t-1tre of Sta,ir's InstitHte.s, Glnsgow, en tanto que individuos; sólo cuando las reglas son con-
1954c, p, 31. . cebidas de esta manera poclemos hablar de derechos y
'lf.
¿HAY DERECHO:-; XATT.!llALES '/ 7!J
78 Dr-:iu:cHo Y ::-.rorL\ r.

cial son los titulares del derecho y los sujetos ele la, ó'bli-
tn1::;y1·c::;io11es (ri,(;hts w11l 1c1·011fJ8), así como de.acciones
g-ación correspondiente. Llamo a estos ·derechos ."del'echos
C01T€CtRS e Íll('OlTCCÜl.'l ( J'ifjlit (tl/d lt:rong actions) .lO
c~peciales", para distinguirlos ele aquellos derechos mo·
i.·ales qtie son concebidos como derechos contra todos los
II demás ( es decir, que imponen obligaciones a todos los
demás) '11 , ta.les como los ·que se hacen ,aler cuando tiene
Hasta ahora he tratado ele demostrar que tener nu lugar una interferencia injustificada. o una amenaza ele
¡ ella, tal como vimos mó.s a.rriba en B.
derecho implica tener nua justificación moral para limi-
"I¡ tar Ja libertad ele otra 1Je1·sona y para cleterminm· cómo 1. -- Los casos más obvios de derechos especiales. son
debe actuar ésta; ha llegado el momento de acl,·ertir que los que nacen de promesas o compromisos. /d comprome-
la justificación moral tiene que ser de nn tipo especial tel'nos a hacer o a. no hacer algo, voluntariamente asumi-
::;i es que ha de serdr para c.onstituír un dei-eclto. Esto rnos olJligaciones y creamos o conferimos derechos a aque-
surgirá m{i.s claramente ele nn examen ele las circunstan- llos a quienes fomrnlamo;:; la promesa.; modificamos la
cias en que se invocan derechos mediante la típica expre- existente ~ndependencia moral ele la libertad ele elección
sión "Tengo derecho a ... -''. Pienso que esta. forma. verbal de las partes r€specto ele 'alguna acción, y creamos una
es empleada en clos tipos principales ele situaciones: nueva relación moral entre ~llas, de modo tal que se hace_·
A) cuando el pretensor tiene alguna. jnstifieación es1)e~ moralmente legítimo para la persona a quien se ha formn-
cialpara. interferir con la libertad ele otra persona, justi- lado la promesa determinar· eómo deberá actuar el pro-.
ficación qne los demás no tienen ("Yo tengo derecho a mitente. La persona a quien se ha hecho la promesa goza
. <¡"';;;
que Ud. me pague lo gne se comprometió a pagarme por
nüs sen-icios'-'.) _; P,) cnando el pretensor quiere resistir
.. ./\:
· :-;f,
~·. de una. autoridad o s_oberanía temporaria. sobre la volun-
tad clel otro, en relación con algún asunto específico; ello

l
n objetar algt!1rn interferencia ele otra. persorn1 porque se expresa. diciendo que el prornitente está en la obliga-
tal interferencia carece ele justificneión ( "Yo tengo clcre.- ción hac·ia el otro ele hace1: lo que ha prometido. A algunos
cho a. clecir lo• que pienso''). . .·,1
filósofos la noción de que los fenómenos morales -dere-
A. - Dereéhos espec-iules. Cuando los derechos na.- ---Jt chos y deberes u obligaciones- puedan originarse en la
e.en ele transacc'iones espec'iales entre individuos o de al- ··:trit,, acción voluntaria. ele los indi\iduos les ha. parecido mis-
guna i·elación especial en que éstos se hallan entre sí, teriosa al extremo; pero pienso que esos filósofos no han
fmicaniente las partes ele la transacción o relación espe· visto con claí:iclacl cuán especiales -son las nociones mo-
1
rales de derecho ((l. ,rir;.ht) y obligación (a-n obligatfon),
10 Los juristas ele Europa continental disting~en entre '' s11bjektives '
)' '' objektii=e~ Recht 11 , lo que corresponde muy bien a la clistinción entre
11 í'er ·i11frn, B.
un derecho, que posee un inc1h'ic1uo, y lo que es correcto :iacer.

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80 DERECHO Y MORAL . ¿HAY DERECHOS .NATURALES i 81

ni la forma peculiar en que ellas están conectadas coú la carácter intrínseco del acto ele interferencia, sinÓ porque
distribución de la libertad de elección; sería en verdad estas personas se han hallado en esta relación. Ningún
misterioso si pudiéramos hacer que las acciones fuesen otrn (no autorizado en forma similar) tiene en teoría cle-
mol'almente buenas o malas mediante elección a.rbitraria. rccho alguno 12 a interferir aun cuando la pe1;sona auto-
, '
Los casos más simples c1e promesas o compromisos ilus- 1·.izada no ejerza su derecho.
tran clos ca,racterísticas de todos los derechos especiales : 3. - Los derechos especiales no son únicamente crea-
1) el de~·echo y la obligación no nacen porque la acción dos por la elección deliberada .ele la parte sobre quien
prometida tenga en sí alguna calidad moral particulttr, rec.ae la obligación, como ocurre cuando son concedidos
sino que surge precisamente c1e la. transacción voluntaria o nacen ele promesas, ni todas las obligaciones hacia otra.s
entre las pa,rtes; 2) la iclenticlacl de 1as partes en juego personas son asumidas deliberadamente, aunque pienso
es vital; i>ólo esta persona (la que ha recibido la. pi·omesa) gne para. todos los derechos especiales vale afirmar que
goza de justificación moral para. determinar cómo clelle elloB surgen de acciones voluntarias previas. En muchas
actuar el J?romitente. Es s'n derecho; sólo respecto de ella .>i¡-;; · esferas ele la vida admitimos una tercera ~- muy impor-
.<2li .
está clisminuícla. la libertad ele elección del promitente,
de modo tal que si decide liberar a éste, ninguna otra
····n1 tante fuente de derec:hos y obligaciones especiales, la. que
1rnede ser denominada "reciprocidad ele restricciones'·' .
"ij'
persona puede quejarse.
2. - Pero no es la promesa .el único tipo ele transac-
ción mediante la cual se confieren derechos. Ellos pueclen
ser otorgados por una persona que consiente o autoriza
--, . Pienso que la obligación polític.a. sólo es ií1teligible si
nmos con precisión en qué consiste esta tercera fnente
y cómo difiere ele otras transacciones creacloras de dere-
chos ( consentimiento. promesa.), a las que los filósofos
.. ·-=~.:
que otra interfiera en cuestiones que, de no mediar este .Jt las han asimilado. En su perfil más esriuemático se trata
-.;;
consentimiento o autorización, la primera. sería lillre ele ele esto: cuando un número de personas llevan a cabo
determinar por sí. Si yo consiento que otro tome mecliclas alguna empresa común ele acuerdo con reglas, restrin-
respecto de mi salud o de mi felicidad o si yo autorizo giendo así su libertad, quienes se han sometido a estas
a otro a cuidar ele mis intereses, entonces este otro tiene restricciones cuando ha sido menester, tienen derecho
un derecho que los demás no tienen, y yo no me puedo a un sometimiento :=;imib1· de ptwte de f1uien,es ~e han
queja;r ele su interferencia si ella tiene lugar dentro de la beneficiado c:on aquel sometimiento. Las reglas puecle.1i
esfera. de la autoriznción. Esto es lo que significa decir estaulecer que los furn:ionarios tengan autoridad v1n·a
que nna persona renuncia a sus derechos en favo·r ele impone1· olleclie11eia y para sancionar r·eglas adicionales,
otra; y, nuevamente, las características típica:;, ele un
derecho se hacen presente:;, en esta situación: la persona
\,\\\ 1.2 .Aunque>pueda
1\1
\ \/\'
;;,: . 1
\

ser mejor ( ,,] 11,enor <1r <1os mu les) que lo tnYic'ra.


autorizada tiene el c1erec110 ele interferir no en virtnrl c1e1 Ver un poco más ubujo, p. 3:•L ·

1 ':

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·'t {(;~\~i. ,,~


.,,:..
82 J)EREGJ:IO' Y 1lORAL :'~!i ¿}{..~Y D.I<:IlEC-HOS ~ ATl!l~ALE8 ': 83

y esto creará una estructura de derechos y deberes jiu+


.:I) hacer X, alguien tiene derecho a exigirme que lo haga,
dicos, pero la obligación moral de obedecer las reglas pero advierto ahora. que no debo hacerlo" ( "1 ha·ve cHi
en tales circunstancias es clebicla a los miembros que
·.:JI
~··.-.twi
obli_qation to el.o X 1 so·meone has a. right to a-sk -me to 1 biif.
nji,,
-;:t~:
' ~:.,,.' 1

lll c.:ooperan en la sociedad, y éstos tienen el correlativo y I note see I onght not to do ·it"). Algunas veces¡ en situa-
11 .···. derecho moral a la obediencia. -En situaciones sociales ciones afligen tes, será el. menor de dos males morale::;

i
;,
1 ele este tipo ( del cual la sociedad política es el ejen1plo desatender derechos genuinos· de los demás y no cumplir
!l nuestras obligaciones hacia ellos. Esto me parece par-
¡"' más complejo) la obligación ele obedecer las reglas es
· algo distinto de cualesquiera otras razones morales que ticularmente obvio en. el caso de las promesas: puedo
¡'¡!¡ ....
l. .
pueda haber para la obediencia en términos ele buenos comprometerme a hacer algo y, así, asumir una. obligación
resultados (v. gr. : evitar el sufrimiento) ; la obligación nada más que porque ésta es una manera de crear ob1r·

uf-
;llilJ'.lL
1ª·
es debida a íos miembros de la sociedad corno tales y 110
porque sean seres humanos a quienes sería injusto infligir
:éinfrimiento. La explicación utilitarista ele la. obligación
g-aciones ( que 110 hay que confun'dir con otras formas
ele razones in orales para actuar) ; la reflexión puede
mostrar que en las ei1·pmstancias sería incorrecto
.'! política. no ,se hace cargo ele esta caractei·ística de la si- ( ·1c·rong) cumplir con la promesa} en razón del sufrimien-
rn]¡. '...
,11

lli · tuación, tanto en su ye1·sión simple ele que la obligación to que ello podría ca.usar} ·y podernos expresar- esto dicien-
l
1 !11 ·..
ji·,:, .
i i1-~:- .
sólo existe si las consecuencias directas de nn acto par-
ticular ele desobediencia son peores qne la obediencia., t·
~¡i do: ((No debo hacerlo aunque ten.r;o iina oblígao-ión hacia.
a de hacerlo" ( "l o·ught not to do it though I ha,,ue an
~l\\ .
en rn.zón de ello, e.orno también en sn yersión rnús elabo· ~1~ obligation to him to do it';), precisamente porque las
1·ac1a de que la obligación existe aun cuando aquello no ,ij expresiones en bastar'dilla no. son sinónimas sino · que
l!: 'I .
ocuna, si 1a desobediencia aumenta Ja probabilidad ele
-!~~
pro\ienen c1e diferentes dimensiones del campo moral
fi¡il
111•
1
111
1

/'! .
~¡ ,!¡ ·
que la regla. en cuestión, u otras, sean desobedecidas en
. otras ocasione::; en que las consecuencias directas ele ln
obediencia son preferibles a las ele la desobediencia.
1 (nwrali.ty), l\le parece que el intento de explicar esta
~it.uación diciendo que nuestra, obligación verdadera es
aquí la de evitai· el sufrimiento} y que sólo hay una

li,
. rul1.·
¡:¡• Por supuesto que decir que quienes se han benefi- obligación pri1na- facie de cumplir la promesa, conf1mde
L.~f· dado con el sometimiento de otros miembros de la socie- dos tipos totalmente diversos de l'azones morales, y que
¡lff ..
]i¡.•. dad a las reglas i·estrietivas estúu, a. su vez, en la obliga- tal terminología oscurece en la práctica el carácter pre-
l
-~ ~l

't:iL. ción moral de olJedecer estas reglas., no implica que sea


éste el único tipo de razón moral para la obediencia, ni
. ciso de lo que está en juego cuando ((para realizar un bien ·
11ü1yor',. infringimos los derec~os de los demás o no cum-
i¡:;.-. qne 110 pueda haber casos· en que la desobediencia esté plimos con nuestras obligaciones ha.cía. ellos.
-¡¡.,.' moralmente justificada. No e:s::íste contradicción ni inco- Los teóricos de1 confrato social .se a tu vieron co1•1·ee-
, 1¡··
. /.·· necció11 de otrn espee:ie en decir; "~gengo obligación de Ln11 c11t0 nl ltec:lio dr. qne 1n olJUgución de olledecer 1n le,Y
L·'. ...-·ill-
-f.~ij

ill,
5f!l~~,;~~~:4•(2:::~,::t-,~f;)-;;f~~1~:¡:-¿;-:o;:~,:;,,: :~.•.- ,, ;:v;,: ~<,, ! ., ' ',' - • ~W;• :A,
..• ,;;f?&~,,.~, =~~;~Jf~~¡!;:¿.~/;:;;~;:.;·ú=i~'f!~;¿;;~=,#· 'S:"J
.•i-;-·

:_.;:
DERECH-0 Y :MORAL
i, HAY DERECHOS NA'l'URALES 1 85
84

uo e:; meramente un caso especial de beneYolencia ( direc- obligación correlativa. Si alguien me sorprende leyendo
ta o indirecta.), sino algo que se origina en las relaciones el c1iariq íntimo.de su hermano, me puede decir "Ud. no
mutuas entre miembros de una pa.rticular sociedad po1i- tiene derecho a leerlo". Yo puedo responderle: "Tengo
tica. Su .error fue identificar esta situación creadora ele derecho a. leerlo; su hermano me dij o que podía a. menos
derechos -la situación que crea restricciones recípro- que él me dijera que no lo hiciese, y no me ha dich.o que
ca.s- con el caso paradigmático de las promesas; hay) dejara de hacerlo". En este caso yo he recibiclo un permiÍso
especial de quien tenía derecho-a exigirme que no leyera
por. supuesto, importantes semejanzas, y ellas son pre-
su clia.rio íntimo, ele modo tal que estoy exento ele la obli-
cisamente los rasgos característicos que todos los dere-
gación moral de no leerlo, pero el hermano de mi inter-
chos especiales tienen eú común, a -saber, que ellos nace11
locutor 110 está obligado a. permitirme que lo continúe
de relaciones especiales entre serr.s humanos y no de Jn
leyendo. Los casos en que se otorgan derechos -no meras
naturaleza de la acción a ser 1·ea1izada ni ele sus efectos.
. libertades- ele dirigir los asuntos ele otra persona o de
4. - Resta un tipo de ~ituación que puede ser co11-
interferir con ellos, son aquellos en que el permiso no es
celiida como creadora de derechos y obligaciones: aquella
l'erncable a. voluntad ele lf\ persona que concede el c1é-
en que las partes están en un¡:r. relación natural especial,
recho.
como es el caso de padres e hijos. Aun suponiendo que se
B) Derechos qe·nercdc.s. - En contraste con los de-
conciba. que el derecho moral de obediencia que los padres
rechos especiales flue constituyen una. justificación pecu-
tienen frente a su hijo cesa cuando éste alcanza u1a edacl
de la razón", ya.le la pena mencionar el caso porque alg;u- +l liar paro, que el titular del derecho interfiera. con la
nas filosofías políticas han recurrido a ana.logías con é1 /~ libertad de otro, se encuentran los l1erechos generales,

iil
que son invocados defensi,·ainente, cuando se prevé una
para explicar la obligación polltica, y t:=nnbién porqu2
int.orferencia injustifi~ada o ha.y amenazas ele ella, para
incluso este e.aso presenta algunos ele los perfiles que
señalar que la interferencia es injustificada. 1'Tengo
hemos distinguido en los derecbos especiales, a saber,
derecho a. decir lo que pienso" t1.3 _ ((Tengo el derecho de
r¡ue el derecho surge de la. relación especial ele las partes
profesar mi religión como quiera". Tales derechos com-
(annque aquí se trata ele una relación natura1) y no del
parten clos características importantes con los derechos
<:a1'úcter de las acciones respecto de cuya ejecución existr
el clerecho.
3. - Clai-o e~tú que 110 cle1Jen ,p.on}undirse cou los
elel'echos especiales lus libertades especiales, en las cuales
el
·~,
13 En la conversac1on la diferencia entre los derechos generales y
c~peciales es destacada con frecuencia poniendo el énfasis sobre el
1wouombre cuando se im·oca o se niega la e:ristencii1, ele un dereclrn

en forma. excepciol1al una per:=,ona se ha.lla exenta de ;ir{, especial. "Uc1. no tiene derecho a 'impedirle que lea ese libro", alude

obligaciones que pesan sobre la mayoría, sin que aqnél1a


,3J, ril derecho general c1cl lector, '' TJd. no tie11e c1erec110 a impedirle que
lea ese libro'' niega que el interlocutor tenga un c1erecho especial a inter-
a.clqnicra con ello 1111 derecho que traiga aparejada una ferir, aunque otros puecfon tenerlo.
.I

S6 D1rn.ECBO 'y :é\IORAL · ¿, l-L1 Y Df:RC:CI-IO::i ;\',\TU!ULES '/ 87

especiales. 1) Sei- titular ele ellos es tener mm justifica-· lai· amenaza con interfedr, para formular una objeción
ción mol'al para determinar cómo otro deberá actuar, a moral a esa inforferencia, Invocar un derecho general es
saber, no interfiriendo H_ 2) La justificación moral no hacer valer, respecto de alguna acción particular, el
surge del carácter de la. acción particula.r a cuya ejecu- !
derecho igual de todos los hombres a. ser libres, en ausen- ·
ción el pretensor tiene derecho; lo que justifica la ·pre· cia. dé alguna de aquellas condiciones especiales que soH
tensión -no habiendo ninguna relación especial entl'e la base de un derecho especial a limitar la libertad de
aquél y quienes amenazan con interferir que justifique otro; ilwoca.r un derecho especial es invocar, respecto
la interferencia:- es simplemente que se trata. ele una de nna acción particular1 un derecho a limitar la liber-
concreción o ejemplificación particular del derecho igual tad ele otro_, l>asado en dichas condiciones especiales.
a, ser libres. Pero haJ por supuesto notables diferencias Hacer ·rnler derechos generales es invocar en forma di-
entre tales derechos generales defensivos y los derechos recta el principío de que todos los hombres tienen por
especiales. 1) Los derechos generales no se originan en igual el derecho a ser libres_; hacer valer un derecho espe-
ninguna relación o transacción especial entre los hom· , cial ( como trataré de demo¡.;tral'lo en el apartado rrr)
bres. 2) No .son derechos peculiares a aquellos que los es üÍ.Yocai· ese p1·.i11cipio en fonna indirecta,
poseen, sino que son derechos que corresponden a todos
;1
1,1·1· .•.•. los hombres capaces de elección en ausencia de aquellas
¡ii' condiciones especiales qne da.n lugar a los derechos espe- III
íl 1: . -
ciales. 3) Los derechos genera.les tie11en como correlatiYas
obligaciones de no interferir, a las cuales están sometido:s E::,pern Cjne l'esulte clal'o que n menos que se admita
l1JJ.
todos los demás y no sólo las partes de alguna relación o <1 ne la interferencia cou 1a libertad de otro exige una

:) · transacción especial, aunque., claÍ'o estú, ellos son· con justificación 11101·al 1 la noción de derecho ( a 1-ight) podría
·, 110 tene1· ca biela en la. moral;· porque a.firmar qne se tien ·
! ;frecuencia invocados cuando alguna persona en partícu-
t,11 derecho es a.firmar que existe tal justificación. Ln

1 H En sentido estricto, al im·ocar o hacer ,·aler un clcrecho general función característica en el discurso moral de aquellas
se im·ocn tanto el de;ec)io
1, que los demás se abstengan de usar coercióu frases en qlie ha de hallarse el sentido ele la palabra
'if como la libertad de reaÍizar l::t acción que se tiene en vista¡ el primero,
"derecho'' (''a ·ripht/') -"'l'engo derecho a.... '', uuc1. no
frente a la coerción prese.nte o a la amenaza de ella¡ la segunda, en
tanto que objeción a una e..,igencia, presente o presumida, de que no s~ ·tiene de1·echo a ... '\ ";.Qué derecho tiene Ud. a ... ?"-
ejecute dicha acción. El' primero tiene c~mo correlativa la obligación tl0 e,c.; hacer graYitar solire las interferencias con la. Jibertacl
todos los demás. de abstenerse de usar coerción¡ la segunda, el hecho
ajena o sobre pretensiones de interfedr cou ella, un tipo
I'• de que los demás carezcan de justificación para tal exigencia. Aquí, para
.,,¡¡· usar las palabras de HoRF'ELD, Jo correlativo no es una obligación, sino c1e ·valoración o crítica moral especialmente adecuado n
! i. 111'1 "no·t1crecho" . la interferenda con la libertad, y característicamente dis-

.... ~.

~~-:,·,:,:~.•~,~..,~,"'!~''' ---~·:--::---.-:.-~~-é~-_,_,-=--,-'_. :-,,,,,_.,=:;,-,~~,~--c,_::,¼,,:&~J.;~~~li~~~'i~~~~~~;,c.=-~=·=-~~----


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·, ..
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-~
&lL1. Y DERECHOS NATURALES 1 89
DERECRO Y :,IORAL
88 ~
( que son pródig·os, o ateos, o judíos, ~ negros) constituye . t:
tinto ele la crítica moral de las acciones qne se hace
una justificación moral para interferir con su libertad; ~
recutríendo a expresiones como "correcto" ( "right''),
cualq~üe1' clifere1Ítia entre los hombres, según lo que he
"incor1'0cto'' ("1rron,r/':1. "bueno" y "malo", Y éste es it
expuesto hasta aho1;a, podda ser considerada. ·como una
sólo uno ele los muchos tipos üiferentes de fundamentos te¡
1 justificación moral de la interferencia y senil' así de
morales para. decir "Ud, debe ... " (ªyoiv 011,ght , ) , o
base para un derecho, ele m.odo tal que el derecho igual
."U d. no debe .. ; " ( "yo1i o·il-gh t n.o t") . El uso de la expre-
sión "¿Qué derecho tiene Ud. a ... '?'' muestra esto) quizá,
de todos los hombres a ser libres sería compatible con
groseras desigualdades. Bien puede ser que la palab1·a
'
ifi
con más claridad que las otras; porqne la empleamos, en
el preciso momento en que la interferencia es actual o se
nos amenaza con ella., para exigir de la persona a quien
"mor-1:1.l" importe en sí alguna restricción respecto de lo
que puede constituír una justificación moral ele la int~r- '•
ferencia, lo que evitaría la consecuencia a1n111tada, pel'o
nos clirigimos que acredite t{t11./ o moral para inwrferir;
hasta ahora u.o he pocliclo convencerme de que sen :':-:í. •(
• con frecuencia hacemos esto sin formular la m111ima su-
Por otra parte, resulta claro para mí que la justificación
gestión ele qüe lo que dicha personn. se dispone a hacer e'~
:-•··~: moral ele la interferencia que ha ele fundar un cforecho
de algún otro modo incorrecto o injusto y, algunas veces, ,-·.:-~
a interferir ( como cosa distinta ele limitarse a hacer que
lo hacemos implica11.clo que la misma interferencia. por ...... -;tt ----
.·,.,::,
sea moralmente bueno o deseable interferir), está reshin-
parte de otra persona. no merecería objeción alguna.
gida a ciertas condiciones especiales y qne esto es a1go

'!
Pero aunque nuestro uso en el c1iscurso moral ele ];¡
inherente al significado de "derecho" ("ci1'ight)J), (arnr.-
palabra "derecho'' ( "n right") pre:snpone efectivamente
nos que esta. palabra sea utilizada con tal latitud que
el recou.ocimien to de q ne la interferencia c:on 1a libertad :.s:
,: .. ~~ pueda ser reemp1azada. por las otras expresiones mora1es
,,:: a.jena exige una justificación mora}, esto por si solo no . -t
::
,,:,
:l..
,,
.'1
bastaría. pa.ra. demostrar, salvo en un senti.clo qne 1rnccle
ser fácilmente interpretado como a1go trivial, que en
el reconocimiento de los derechos morales va implícito el

,·-~
mencionadas). Las pretensiones c1e interferir con la li-
bertad ajena basadas en el cartlcter general ele la acti-
Yiclacl interferida. (por ejem1)lo, la. insensatez y cruelclml
de las prácticas de los "nativos''), o en el cm·úcter gene-
reconocimiento de que todos los hombres tienen clerecho
ral ele las partes (''Nosotros somos alemanes, ellos jn-
a igual libertad; l)orque a menos gne en el significado de
"derecho" ( rr e~ ri._r¡ht,,) vaya implícita alguna restricción
•·'.;:i; . dío8"), a.un cuando estén bien fundadas, no son materia
:~f) ele derechos u obligaciones morales. En tales casos, aun-
1·especto del tipo ele justificación moyf1.l })ara. LL interfe- que el sometimiento sea justo no 0s debido ci los inc1íyi-

ii
rencia. que puede dar base a un cle1:éc11o, el principio
duos que in tE?rfiereu.; sería igualmente justo si la inter-
podría.volverse completamente vacuo. Sería posible, por
ferencia provi'niera de cualquier otro miembro ele.la clas~
ejemplo, adoptar el principio y afirmar luego que alguna ,.j_;f.~ ele las personas que la llevan a cabo. Por ello es qne l)m·a
característica o comportamiento ele ciertos seres hnmanos
.... .··:..: ,:·~-.-·: ...::,: (:. :· .__..
;'.

(H:1 ]JERÉCHO Y ?.[ÓJL,i.L


;: HA:i.- nr.:rmcHó:o XATURALr::;,; Y
91
descl'ibir este caso son suficientes otros elementos en ti
nuestro vocabulario moral, y es factor de confusión hablar ·.· ;_¡~ así habrá una distribución igual de restricciones, y con
aquí de derechos. 'Vimos en el apartado n que el tipo -__ J ello de libertad) entre este grupo de hombres. De tal
ele justificación de la. interferencia involucrado en los ·., modo) tanto en el caso de los derechos especiales como
derechos especiales no dependía del carúcter de la acción H. en eJ de los derechos generales) su reconocimiento importa
respecto de cuyo cumplimiento había. un dereeho, sino •{iP el reconocimiento del igual derecho de todos los hombres
1111- ..
que dependía ele ciertas transacciones o relaciones previas
entre individuos (tales como promesa, consentimiento,
· .:jr~-
,{
a ser libres.

autorización) sometimiento a restricciones recíp1·ocas). A ··J_r:


¡_·
esta altura dos preguntas se sugieren solas: 1) ¿ Sobre Iti
¡¡ .•
Ja base de qué principio int~li~·ible pued~1~ ,estas pur~1s -_:J;;·
formas de promesas, consenbnuento, sum1s1011 a 1·estr1c- -;~1!1
e-iones recíprocas, ser necesarias o suficientes, con inde- }';f
pen~encia de ~u coute1~ido,. para ju~tificar m:a. _inter~e- ·· ·"~iff•·
l rencia con la libertad a.iena.? 2) ¿ Que caracteristicas tie- .··-,,{
!,,'5:
0

,¡:1--·-········ . •
nen en común estos tipos de transacción o relación? ·--- __· :~W
1

'¡ Pienso que la respuesta a ambas preguntas es la siguiente: };1


.,¡i - Si justificamos la. interferencia en fundamentos tales · -2:~·
,..
¡ como los que damos cuando invocamos un clerecho moral, }l;r,
. estamos en realidad iff\'Ocando indirectamente como jus- Jj'
¡ tificación el ,principio de que todos los hombres. tienen .. /~
.: '.?&
¡¡.
igual derecho a iser libres. Porque lo que estamos en
realidad diciendo ~n el caso ele las promesa~ )' del con- )t~
1· sentimiento o au1orización) es que la pretensión de in te1·- jtb\
~--.
¡:· ferir con la libertad ajena estú justificada porque el otro, .,.1ifWi
¡..
en el ejercicio de su derecho a ser libre, ha elegido libre- f'....,f....J!/¿
1: rlb~

¡ mente crear dicha. pretensión; :/ en el caso de las restric- ./¡g¡;


i"'. ciones recíprocas estamos en -realidad diciendo que esta
!-
¡ pretensión de interferfr con la libertad ajena escú justi-
i' ficada porque es equitatiYa (fwi-r) ., y lo es porque sólo
/···
¡·,
i
i.··.
,-·,-.-.... :•
1-

f:.::,:,;c::coc,L"·~ ,,;;,;7~¡;;, ;'t';:,:.?:"':;fa;,~if'.--ji:':0~?3l!',o~: . :.;..•·~ -.

. ;~~i~~Fj~~!j~0?:,;,::2,f;i-:.;~~1:•:. ,~-L~?E:7:'.'. ; ,,.,, -~--·--··-···-


,_:::.·•·.

DEFINICIÓN Y TEORÍA EN LA OIE'NOIA


JURÍDICA.

Cada uno ele los seis hombres que me han precedido


en esta cátedra vio el derecho de una de estas dos ma-
. neras: o en un horizonte insólitamente amplio, o bien
r-1¡ ··- eii alguna perspectiva especial. En sus enseñanzas y

!.~I~
l. .
i ... -
·--····---'=I ---··
escritos se apartaron del estilo de pensamiento acerca del
derecho que prevalece en _Inglaterra. Esto es verdad en
· gTado preeminente respecto del doctor Goodhart. Éste

~¡ 1 .. ·'..~;'.
-~¡.
ha aportado a la teoría jurídica inglesa frescura; Yita-
lidad y una penetración agudizada por su sentido de la
conexión íntinia que existe entre el derecho y el rest-0
~-
1
JI de la vida. Estas virtudes distinguen todo cuanto Good-
hart ha escrito, a.sí como sus múltiples realizaciones. Y
aunque para nuestro enorme beneficio las ha puesto en
-~:t práctica aquí, son ellas las virtudes que adornan la mag-
nífica tradición nortBamericana. en materia. de estudios
jurídicos. Ellas emanan de algo ·que describió el más
1:1

,1111 !. .. grande novelista de ese país diciendo de uno de sus per-


sonajes, que en él se daba "la lu7, de la sapiencia libre
1
.1
i
de toda pedanteria".
li
* Clase inaugural dictada en la Universidad de Ox:ford el 30 de mayo
de 1053,
i)F.RECIIO Y í\IÓi~AL DEFIXICIÓX Y TEORÍA E~ LA ClENCL\ JURÍDICA 95

'
un E'stu.do'', "¿Qué es el derecho'?'\ "¿Qué es un derecho
I subjetivo'?", presentan gran ambigüedad. La misma for-
ma verbal puede emplearse para pedil' una definición_.
En el derecho, como en ·lo demás, podemos sabei- :· · o 1n, causa, o el propósito, o la justificación, o el origen
sin embargo no comprender. Nuestro ccmocimiento se ye c1e una institución jtll'íclica o política.. l'ero si en el intento
a menudo oscurecido por sombras que no sólo varían por ele librar a dichas preguntas del peligro de confusión cou
su intensidad sino que son producidas por la interposición otras, reformulamos aquellos pedidos de definiciones cli-
de obstáculos diversos. No todas pueden ser eliminafüi,; eiendo: "¿ Cuál es el significado de .Ja palabra «Estado~'\
con los mismos métodos; y mientras no determinemos el '<¿ Cuál es el significado de Ja expr'esión «derecho subje-
carácter preciso de nuestra perplejidad no podremos ele- · tivo:,,,?", quienes preguntan pueden sentirse molestos corno
eir qué instrumentos serán necesarios para ello. si hubiéramos trivializado su interrogante. Porque lo que
Las perplejidades que me propongo examinar lrnllan ellos quieren no puede obtenerse en un diccionario,. ;v
expresión en aquellas preguntas ele la teoría jurídica esta trasformación de la pregunta. sugiere que sí. Este
analitica que son habitualmente consideradas como pe- sentimiento de molestia es la expresión de un instinto
didos de definiciones. ¿ Qué es el derecho? ¿ Qué es un digno de respeto: subraya el hecho de que quienes hacen
I<JstadCi '? ¿ Qué es un derecho subjetivo'? ¿ Qué es la pose- estas preguntas ilo l)iden que r;e les enseñe a. usar correc-
sión? He elegido este tema porque se me ocurre qne el· tamente dichas palabras. Esto ;ra Jo saben, y sin embargo
método común ele definición no está bien a.claptaclo al siguen desconcertados. De aquí que no constituye mia
derecho y ha complicado su exposic·ión; su uso, pienso, respuesta a. este tipo ele pregunta limitarse a mostrnr
ha conducido en ciertos p-q_ntos a un dirnrcio entre la ejemplos de lo que es correctamente llamado derechos
teoría jurídica y el estudio del derecho eri funcionamiento, s-ubjeti-i;os,. ·Jl armas jwrfrlicCls o personas jwrrcli-cas, y de-
y ha contribuíclo a crear la impresión ele que existen cirle a quien interroga, si aún sigue desconcertado,· que
algunos conceptos fundamentales que el jmista no 1mede está en libe1·tacl de abandonar las conYenciones del len-
pretender eluciclai· sin internarse en una amenazante , . guaje y usar Jas palabi·as como le plazca 1 . Porque fa
ma.raña de disputa filosófica. Quiero sugerir que no es J}erpI ejiclacl emana clel hecho de que annqne el nso comúu
1

así; que ia.s nociones jutíclicas mús fundamentales pueden


1 En su provechoso artículo sobre El élerecl,o úite.r'/lacional y la
ser elucidadas 1nediante métodos adecuados a su carú,cter controversia referente a la palabra derecho ("Britísh Year Book of
especial. Tales métodos fueron entrevistos por nuestros International Law' ', 1945, p. 148), el profesor GLANVILLE WILLIA'?>!S
predecesores) pero es en nuestros días que han siclo plena- i·ecomlenda este ·-0amino abreviado a aquellos que se preguntan si el
derecho internacional es derecho. Pero el camino resulta en realidad
mente c9mprendidos y desarrollados. r1emasiac1o abreviado: porque el desconcierto no es siempre ni solamente
PregniltaR como 1as <J11E' 11e mencionado: "¡. Qué es r.rigiuaclo por lns suéerstíeiones a~ercn ele hts palabras o de l¡1s esenciM,

·.:::,-,.

~~~w~~t~*~~~i~·~; ~i¡t'.r;:~~~rf!J~:~~ fA~;ft~~~~st>~:.~Y:~~~


1 4
96 DERECIIO Y lllORAL DEFINICIÓN Y TEORÍA EN LA ClEKCIA JURÍDICA 97

ele estas palabras es conocido, éste no es comprenclido; por qué la inmensa Yariedac1 de diferentes tipos de reglns
y no lo es porque compara.dos con la mayoría ele las pala- que se dan dentro del derecho estatal son llamadas cle-rr·
bras conrnnes, estos términos jurídicos son anómalos en crw, ni preguntar por qué el derecho estatal y el derecho
diversos modos. A veces, como oc.une eon la palabra °"de- internacional son designados de esa manera, 110 obstante
recho" misma, una anomalía consiste en que el dominio sus notorias diferencias.
de casos a los cuales se aplica incluye una diversidad tal Pero en este y en otros casos. nos confunde una
que frustra el intento inicial de hallar algún principio anomalía distinta y más perturbadora. Los primeros es-
tras la aplicación, si bien estamos convencidos de que fuerzos para definir términos como persona, furíctica,. de.-
aun aquí existe algún principio y no una con-vención arbi- 1recho subjet-i.vo o deber revelan que éstos no tienen 1n
traria. por clebaj o de las diferencias de la superficie; por dir,ecta conexión con contrapartidas (co111nterparts) en c1
ello es que mientras sería a todas luces absurdo reclamar mundo empírico que caracteriza a las palabras más usua-
la elucicla.cíón clel principio según el cual hombres distin- les y a las cuales. recurrimos en nuestras definiciones de
tos son llamados Tom, no se ve como absurdo preguntal' palabras habituales. Nada hay que simplemente co·rres-
poncna a estos términos jurídicos, y cuando tratamos de
o por la confusión entre cuestiones de hcclio y 11 ,erbales'' que aquel
definirlos nos hallamos con que las expresiones que ofre-
autor ataca. La perplejidac1 surge aquí por tres causas: 1) la bien fun·
c1ufü1. creencia de que la palabra '' c1erec110'' cuando se la usa respecto cemos en nuestra definicióli. -:;- que especifican tipos de
c1el derecho nacional y del derecho internacional no es un mero homónimo ; personas, cosas, cualidades, acontecimientos y proceso.<t
2) la creencia. equivocada (que es falsa no s6lo respecto de complejas
e:-:p1·esioncs políticas o jurídicas, tales como "derecho", "Estado",
materiales o psicológicos, jamás son el equivalente pre-
''nación'', sino también respecto de expresiones menos pretenciosas,, tales ciso de aquellos términos jurídicos, si bien se hallan a me-
eomo II un juego") ele que si una palabra no es un mero hom6nimo, nudo conectados con ellos de alguna manera. Esto alcanw
entonces todos los casos o situaciones a que se aplica tienen que poseer
o bien una cualidad en común o un conjunto de ellas en común; 3) una
claridad máxima. en el casp de las expresiones referentes
exageración de la diferencia entre el derecho nacional y el derecho inter- a personas jurídicas, y es comúnmente expresado diciendo
nacional, debida ª' la incapacidad para ver que la ''orden'' de un que una persona jurídica no es un conjunto o un conglo-
soberano es sólo una forma particular de una característica general que,
no cabo duda de ello, es lógicamente necesaria en un sistema jurídico, a merado de pBrsonas individuales. Pero lo-mismo reza p-ara
saber, aigií1. test general o criterio mediante el cual se identifican las otros términos jnrídicos. Aunque quien tiene un dcrec1)n
reglas del sistema. l;'or supuesto que- una adecuada atención. a estas Fiubjetivo por lo común tiene algunn exr,ectativa o poder,
tres causas sólo mostrará, al revelar la complejidad del problema y nl
poner ele manifiesto algunos prejuicio's, que llamar al derecho interna· la expresión· "un derecho subietivo" no es sinónima de
cional c1erecho, a pesar ele sus diferencias con el derecho nacional no es pa.labras ta1es como "expectativa". o "poder" aun cuando
arbitrario, exactamente como no lo es llamar ''juego'' a un s~litario agreguemos "fundado en el derecho" o "garantizado por
ele naipes a pesar t1e sus diferencias, c1igamos, con el polo. Pero no hay
respuesta definiti,a para aquellos que esUin muy impresionados por las el derecho". Y c1sí también, si bien hablarnos de que lo<t
c1ifereucins, en ninguno ele los dos casos, hombres tienen de1)erei:; c1e b1:1cer o de omitir r.ierta1; aecio-
98 DERECHO Y ::IIORA.L DEFll\'ICIÓ:\" Y TEORÍA EX LA CIENCIA JURÍDICA. 90
:-. ~ '

nes la palabra "cleber'', a diferencia .de . las palabras términos de meros hechos, nos dicen que un derecho sub-
usuales, no representa ni describe nada. EHa cumple una jetivo es una expresión mediante la cual describimos nues-
función completamente distinta que hace que la. fo1·ma tras profecías de la conducta probable ele los jueces o
de definición habitual, "un deber es un ... ", parezca total- funcionarios 3 _; los juristas escandinavos, tras asestar a
mente inadecuada. la teoría realista golpes que podrían ser considerados
És°tas son dificultades genuinas ;y explican en pai-te fatalés ( si estas cuestiones fuesen estrictamente juzga-
algo notable: que de estos .inocentes pedidos de definicio- das), dicen que un derecho subjetivo 110 es en absoluto
nes de conceptos jurídicos fundamentales hayan sürgido algo real sino un poder ideal, ficticio o imaginario 4, ;r
vastas e irreconciliables teorías, de suerte tal que no s.ólo seguidamente se unen a sus adversái~fos para clenig1·ar la
libros enteros sino también escuelas enteras ele pensamien- teoría de viejo cuño según la cual un derecho subjetivo
to jurídico pueden ser caracterizadas por el tipo ele res- es una. "realidad objetiva'' -una entidad invisible que
puesta. que dan a. preguntas tales como: "¿ Qué es un existe separadamente del comportamiento ele los hom-
derecho subjet.fro ?" o ª¿ Qué es una persona jmídicat'-'. bres-. Estas teorías son formalmente semejmites a. las
Esto solo, pienso, basta par-a sugerir que algo ancla ma 1 · tres gr;andes teorías de la personalidad jurídica, cada
en relación c:01¡ el enfoque de la definición; ¿ es que rea 1- una de las cuales ha asestado golpes mortales a. las otras.
mente no J)Odemos elncir1nr e1 significado de palabras
,3 W. W. COOK, The logical ancl legal basü of the. confz.ict of la.ws,
que todo sistema jurídico clesanollado maneja con soltura p. 30: '' crDerecho subjeti,o)), <<cleue)')) .. : 110 sou nombres de objetos o
sili · presuponer este lastre ele teo1·ía? Y la sospech:1 de Entidades que tengan una existencia clistinta clel compol'tamiento de los
que haT algo errado se confirma por de1-tas cai-actedsti- funcionarios, sino términos por .medio de los cuales nos describimos los
unos a los otros las profecías que formulamos acere.a clel · probable
cas que muchas de tales teorías presentnn. En primer acaecimiento de una cierta secuencia de hechos: la eollClucta de los
lugar, ellas caen, con inquietmite frecuencü1, dentro ele funcionarios ... Tenemos que resistir constantemente, por lo tanto, la
tendencia ... a cosificar los derechos subjetirns ... "·
una tríada familiar 2 • Así, 1os realistas norteamericanos,
4 KARL ÜLIVECRONA, La w as fact, p. 90: ' ' Dmno~ en el elavo
animados c1el propósito ele brindarnos, una l'espuesta en cuanclo definimos un clereclio subjetivo eomo un poder de · eierto tipo
:rnnqne este poder no existe en el munclo real. .. 110 se iclentifiea con c:l
2 La forma general ele esta recurrente tríada puede ser descrita control efectivo... ejercido por el dueño ni eon su capacidad cfecfr;n
sumariamente como sigue. Las teorías de un tipo' nos clicen· que un::i para poner en mo,imiento la maquinaria jurídica. Es un pocler ficticio,
palabra designa alguna variante inesperadn de lo familiar -un hecho un pocler ideal o imaginario"· Ver también A. HlaERSTRébr, Inquiric-,
complejo cuando esperamos algo. unificaclo }' simple, un hecho futmo into the nature of law ancl 111orals, p. 4: "La insupe;·alJ1e ¡1ifieultac1 p:wa
cuando esperamos algo preseute, un hecho psicológico cuando esperamos . hallar los hechos que corresponden a nuestras ideas sobre derechos sub je•
algo externo-; las teoTías del segundo tipo uos clicen qne nna palabra fo-os 110s obliga n suponer que no liay tales hechos y que estamos ocupado:;
designn algo que en algún sentido es una ficción; las teol'ÍUS de un f..OU icleas que nada tienen que ver con la realidacl' '. En la 1i. G: '' Se
tercer tipo, hoy pasadas de moda, que la palabra designa algo que pone así de manifiesto que las nociones que cuestionarnos no pueden ser
difiere ele otras e.osas; tpi·ecisamente, en· que no podemos tocarlo, oíl'lo! reducidas a nada en la realidad. La razón e~ que ellas tienen sus rníc,'.~
Yt•rlo, c•xperimen tn rlo·. ~eusorií\l111ente, e-u it1eas tracli~ionale~ cJe. fuerzas o lazos místiGos' \

.. . .. : ... ' . -~--'--·~·-·-·--'-·· .....


100 DERECHO Y :MORAL DEFINICIÓN Y TEORÍA EN LA CIENCIA JURÍDICA 101

Allí también se nos ha dicho por turno que el nombre con cualquier teoría, pero no es prueba concluyente ele la
de una persona jurídica, v. gr., una sociedad o el Estado, bondad de ninguna" 6 •
1 ' es en realidad sólo un nombre colectivo o una abreviatlFa En tercer lugar, cabe destacar que en muchas ele
para algunos hechos que aunque complejos no son más esas teorías se da a menudo una. mezcla de problemas
. ; .
que hechos referentes a personas de carne y hueso, o alter-
\
que deberían distinguirse. Es claro, por supuesto, que la
nativamente que es el nombre de u.na persona ficticia,, o afirmación de que las personas jurídicas son personas
que por el contrario es el nombre de una persona real 1·eales, y la afirmación opuesta de que son ficciones del
que existe con voluntad y vida reales, pero que carece de derecho, han sido :frecuentemente grito de batalla de
,,,¡j ·.·
cuerpo propio. Y esta misma tríada. de teoTías ha perse- contendores distintos ele los juristas analíticos. Han siclo
guido a los juristas aun en la consideración de conceptos maneras de sostener o ele rechazar las pretensiones de
-·· de menor importancia. Observemos, por ejemplo, el e::rn- grupos organizados en busca de reconocimiento estatal.
men que hace AusTIN de la noción de stat1is ", y advertí· Pero tales reclamos han sido siempre confundidos con la
remos que para este autor hay que elegir entre sostener desconcertante pregunta analítica. "¿ Qué es una persona
que el sta,tivS es un simple nombre colectivo para un con- jurídica?". De tal modo la clasificación ·de esas teorías
junto de derechos y deberes especiales, o que es una base en "ficcionalistas", "realistas'' y "concesionistas", cons-
"ideal" o "ficticia" para esos derechos y deberes, o que . tituye un punto de intersección entre criterios lógicos y
es una "cualidad oculta" de quien posee el status, cuali- políticos. Así tambiéu, si bien las teorías realistas nor·
dad que no se confunde con los derechos y deberes ni con· teamericanas tienen mucho ele valor qüe decirnos a½erca
los hechos que los originan. del proceso judicial y del pequeño papel que en él desem-
En segundo lugar, aunque estas teorías nacen del peña la deducción a partir de premisas predeterminaclas,
esfuerzo por definir conceptos que efectivamente están la enseñanza pierde nitidez cuando se la. presenta como
involucrados en la práctica de un sistema jurídico, es una cuestión de definición del "derecho" o ele "un derecho
raro que ellas arr()jen luz respecto ele la precisa función subjetivo"; no sólo la ciencia jurídica analítica sino todo
que allí desempeñan tales conceptos. A los ojos del abo- tipo de ciencia· jur·ídica se resiente por esta. confusión
gw.:o las teorías Teferidas están en un mundo aparte, y, ele objetivos .
por lo menos pa.rcia.lmente, en las nubes; de allí que con De allí que aunque el afán teorizador debe se1· fayo-
mucha frecuencia tales térmiuós sean usados en un sis- rablemente acogido, el desarrollo teorético a la zaga de
tema jurídico sin tomar partido por ninguna de las teo- una definición no tiene por qué serlo. Las teorías que se
rías en conflicto. Dicho nso "puede resultar compatible desarrollan así., represeritan en verdad esfuerzos encomia-

5 J·11rispruéknce, 5• -ec1. (¡is. 699 l íOO), .6 P, W, DUIT, Personalitv in Boma-n private !a,w, ¡i, 215,
102 DERECHO Y nlOlUL
DE1"1XICIÓ?-: y TEORL\ F.N" LA {!IENGÍ..\ JURlDIGA io8
bles por hacerse cargo de muchas cosas desconcEl'tantes tendida y los juristas han continuado machacando pala-
en el campo del derecho; entre ellas se ~ncuentra la. g;ran bras aisladas. La causa. _de ello puede radicar en que
a
anomalía del lenguaje jurídico) saber, nuesha incapa-
BBNTHAnI ocultó el fruto de sn perspicacia. lógica tras
cidad para definir sus expresiones más cruciales en tér-
expresiones técni~ás de su propia cosecha, tales como
minos de con tl'apartidas ( cOHHterparts) fácticas or·dina-
'arquetipificación'\ "fraseoplerosis" :r demás; dicha cau-
1

rias 7 • Pero en esto creo que fracasan, en gran medida


porque su niétodo. de ataque obliga a todas) no obstante
sa puede estar también en que las sugestiories adicionales
de BE:\'THA~I no se adaptaban_-bien a las peculiaridades
su mutua hostilidad, a un tipo de respuesta que deforma
del lenguaje jurídico, lenguaje que en tanto que parte de
necesariamente las características distintirns del lengun-
je juriclico. la faena ele los "jueces y compañía'' le era quizá cosa
desagradable. ·Pero la realidad es que el lenguaje utilizado
II en la emmciación y a1Jlicación de reglas, constitú:ye ún
· sector especial del discurso humano que lleva a confusión
f11.
' Hace mucho tiempo BE~'l'KDI nos previno qn.e los si no se le presta la atención debida. El derecho es 1m
téi'rninos ju:rídicos exigen un método especial de eluci- ejemplo muy complejo de discurso de este tipo y, a yeces)
dación ~- enunció un principio que constituye él comienzo ___ y~r_a. captar sus características necesitamos cles·dar nues-
de la. sabiduría. en este asunto aunque no
el fin. Señaló ti-a mirada del derecho y dirigir-la a casos más simples
que nunca. tenemos que t_ornar a estos términos en forma que a pesar de múltiples diferencias participan con aquél
aislada, sino considerar frases enteras en qne aquéllos de esas características. El economista. y el hombre ele
desempeñen sn papel característico. No hay que torn.ar ciencia usan a menudo un modelo simple para entender
la expresión "derecho subjetivo'\ sino la. frase "X tiene Jo complejo; lo mismo pnecle hacerse respecto cle1'derecho.
un derecho subjeti,·on; no hay que tornar la palabra "Es- De tal modo)- en lo qne sigue emplearé como una analogía
tado" sino la frase ''Y es 1m miembro o un funcionm·io
del Estado" 8 • Su advertencia. ha, sido en gran parte desa- por e í cual puede trasmitirse alg-uun eu~eüanza es el que ejemplifico
aquí. Yo llamnrfa parii.frasis a una exposición estructurada oon nrreglo
7 Ver ÜLIVECRONA, ob. cit., ps. 88 y 89. "Es imposible hallar hecho a este método ( § G). Puede decirse que una palabra es explicada por
alguno que corresponda a la idea de un derecho subjetivo. El derecho paráfrnsis cuando HD es esa palabra sola la que es trac1ucic1a a otras
subjetivo elude todo intento de atraparlo y ele ubicarlo entre los hechos · ¡,nlabrns, sino que tod:t uun fr:1se, de la que aquélla formn pnrte, es
de la vida social. Aunque conectado con los heclios, .. el derecho subje- trnc1ucidá a otra frase ( § 7). El método común -de definición -el mét◊-do
tivo es en esencia algo diferente de todos ellos". pe·r genus et c7ifferentíam, como lo llaman los lógicos-, en mucl1os
8 Ver Á f,ragment on governrnen-t, cap. v, notas a la sección \'T:
casos no constituira respuesta satisfactoria a nuestros fines' i. Cf. tam-
§ 5: 1 'A los fines de explícar las pakbras deber, derecho subjetirn, bién Works, vol. vrn, ps. 242 a 253, citaclo en C. K. ÜGDEN1 Bentham's
título y aquellos otros términos de la misma índole que tanto nhundn,1 theory of /,ictions, ps. '75 a -1041 y The lim,íts of jurisprm'fonoe · definea
en ética'/ eit la teoría jurídica1 o estoy mur en¡sañado 1 o el úni,o rnétoc1o (Columbiá Universitr Pres8) 1 p. ?,17.

···--
104 DERECHO y :C.iORAL DEFI~ib:óN y 'l'EORÍA EN LA CIBNCiA JURÍDICA 105

simple las reglas de un juego que en muchos puntos vita- cuando alguien dice "X está fuera de juego'' 110 afirma
.les presenta la misma desconcertante estructura lógica que se está disputando un partido o que los jugadores
que las reglas ele derecho. Y describiré cuatro caracterís- · y las autoridades acatarán las reglas. "X está fuera de
ticas distintivas que muestran) pienso 1 el método de elu- juego" es una expresión que se utiliza para invocar reº
cidación que deberíamos aplicar al derecho 1 y por qué glas, para formular reclamos y para emitir decisiones de
no da. resultados el modo común de definición. acuerdo con ella,s; no es un enU11ciado acerca- de las reglas
1. - En · primer lugar, tomemos expresiones como en el sentido de que ellas serán aplicadas o reconocidas en
"derecho sübjetivo'' o "deber:' o los nombres de personas un caso dado, ni ningún otro tipo de enunciado acerca
jurídicas, pero no las tomemos aisladas ·sino en ejemplos de éstas. El análisis de enunciados relativos a derechos y
de contextos típicos donde dichos términos cumplen su deberes como predicciones hace caso omiso de esta. dis-
función. Oonsiderémoslas cuando se las utiliza. en enun- tinción; -sin embargo, es tan erróneo decir que "A tiene
ciados formulados; en una particular ocasión, por un juez un derecho" es una predicción de que un tribunal o un
o por un abogado común. Serán enunciados tales como .funcionario tratará a A de determinada rnanera1 como
"A tiene derecho a que B le pague 10 libras'\ "A tiene sostener que "X .está fuera de juego" es una predicción
el deber de colocar una. baranda de protección alrededor ele que el árbitro probablemente ordenará que el bateador
ele esta máquina'\ "A y Compañía Limitada tienen un salga del campo o que el marcador ( scorer) lo anote como
contrato con B". Es obvio que el uso ele estas frases táci- -· -- ·- - fuera de juego. No cabe eluda de que cuando alguien tiene
ta.mente presupone un trasfondo muy complicado y espe· un derecho subjetivo estará normalmente justificada nna
cial, a saber, la existencia ele un sistema juríclíco con todo predicción correspondiente1 pero esto no debe llevarnos a
lo que esto implica en cuanto a obediencia general, a la identificar clos formas de emu;i.ciado totalm.ente dis-
aplicación de las sanciones del sistema y ala probabilidad tintas.
general de que esto habrá de continuar a-sí. Pero aun-que 2. - Si tomamos como ejemplo "A tiene derecho a
ei-ta compleja situación es pre,'mpuesta en el uso de estas que B le pague diez libras", podemos ver en qué consiste
proposiciones sobre_ derechos y deberes, ellas no afirman la función distintiva de esta forma de enunciado. Porque
que aquella situación existe. Se da una situación paralela resulta claro que el uso de este enunciado al mismo tiem-
en un juego. La expresión "X está foera de juego'' usada po que presupone la existencia de un sistema jurídico
en el trascurso de un pa,rtido de cricket tiene como con- guarda también conexión especial con una regla particu-
texto propio la disputa del par_tido con todo lo qne e~to lar del sistema. Esto, se hace explícito en cuanto .nos
irilpllca· eb. cuanto al cumplimiento general, pasaclo, pre- preguntamos ¿'Por qué tiene A este derecho? Porque la
sente y futuro, por parte _de los jugadores y de las allt-O- respuesta .adecuada puede consistir sólo en dos cosas:
ridades del partido, de las reglas del juego. Sin embargo 1 primero, la enunciación de alguna o algunas reglas de

_; ·-·~,,.;\?,·~-.¡:
. -.~·.-,
·:.:.;_ ,-:

Dn•JSICJÓ:-: Y 'l'EORÍ.\ E~ LA CIE2'<CL\ JTJHÍDICA .107


!)1,:1n-:CHO Y .\IOTTAL
106
mente como 1rnrte de uua frase én,Ya función en su t?ta-
derecho ( digamos, de con tratos), conforme tt las cuales lidad es extraer una conclusión de derecho a· l)artir de
dados ciertos hechos se siguen ciertas consecuencias jurí- una regla. jurídica ele tipo específico. .
dicas; ;¡ en segundo término, nna. afirmación ele qne tales 3. - Una tercera peculia.ridad es ésta.: la afirmación
,¡ .......
:
,¡,--_
1. • ~-
,

hechos han ocurrido. Pero de nuevo es importante adYer- "Smith tiene cJerecho a que se le pa.guen diez libras''
1
tir que quien dice que "A tiene un derecho'' no en,1¡.11cia expresada. por un juez al c1ecic1ir el caso1 tiene un stat·u-s
la regla de derecho pertinente; y que si bien dados ciertos diferente ele la expresión ele ella fuera. del tribunal, donde
hechos es correcto decir "A tiene un derecho'', quien dice puede se1· utilizada. para formular una pretensión o un
esto no afirma o describe esos hechos. Quien dice esto • reconocimiento, o de muchas o.tras maneras. La. manifes-
hace algo distinto de cualquiera. de ambas cosas: extrae tación del juez es oficial, estú re·restida. ele autoridad y es,
una conclusión de la regla pertinente, aunque no énun- __ su1)011g-arnos, definitirn; la otra no presenta ninguna de
ciada, y de los hechos relevantes 1 aunque no afirmados, :j~ esas características 1 ) ' sin emba,rgo a pesar de esmr dife-
del caso. "A tiene un derecho'', al igual que "X está fuera ={~ rencias las frases son del mismo tipo: ambas son coml1.1-
de juego'', es en consecuencia el apé11dice de un simple i ·siones ele derecho. Podemos ·comparar esta. diferencia a
cálculo jurídico: recoge un resultado y bien puede sel' J 1 pesar ele la semejanza con "X está fuera. de jnego' 1 expre-
denominada una conclusión de derecho. 1\o se la ernplea, ·"-.-~i ' sada por el árbitro al dar su decisión y expresada. por un
en consecuencia, para predecir el futuro como dicen los J¿ jugador al foi'mular un reclamo. Claro que poi· supuesto
realistas norteamericanos; ella a.punta al presente, como ___ . /;! la- e-xprésión río oficial puede tener que ser retirada ante
los oponentes ele éstos sostienen, pero a diferencia de los }; una expresión oficial posterio1'¡ pero esto no constituye
enunciados ordinarios, no lo hace descr-ibieuc1o hechos ·11 una razón suficiente para tratar a la primera como una
presentes o continuados. Es esta cuestión ele principio y ~':.. profecía. ele la última, ya. que 1 como es olJvio, no todos
no la existencia de excepciones perdidas sobre den~entes J! los errores son predicciones erróneas_ Tampoco es nece-
y menores lo que hace imposible que un derecho subjetivo ;j sai'io confundir el carácter definitivo de la decisión ele un
sea definido en términos fácticos ta.les. como expect:üivas .• _;:;f.
,,6 juez con la írifalibiliclacl1 ui ello debe tentarnos a. definfr
o poderes. De un hombre paralizado que observa que la .:j el derecho en términos ele lo que hacen los tribmiales,
ma.no del ladrón se aproxima a. su reloj de oro se dice .· i¡'i,i't
conecta.mente que tiene derecho a conservar su reloj fren:
te al ladrón, inrnque no tiene la e::x:pectatfra ni el poder
·
-
:¡;l aun cU:ando existen muchas leyes que tienen qne ser
interpretadas por los tribunales antes ele que éstos puedan
-aplicarlas. ·Podemos admitir que lo que el marcador
en ningtmo de los sentidos corrientes de estas palabras. .. fm ( scorer) dice es definitivo; sin embargo, siempre podemos
Esto .es posible por· cuanto la expresión. "un derecho" : 1 rehnsan1os a defi11ir- ]a noción ele (/resnlt.aclo 11 como ' 1]0
en este caso no describe o designa ninguna expectativa o
pocler. ni en r0:1lidacl narln, sino que tiene significado sola-
.. tj
:i qnr. c1 m:-nr.flf1or rlire:-'. Y podemo::; admitir rp1e el árbitro

SADAF
B l B t_r □ TECA
:~~~~~~fü~f~~~~4.1i'iJ.'.'Iff~$~,l~fü~~foiÍ(~~5t:!rJit!~~~?:11~Y~fü:¡J~~t~~~~:•f11tf.~~1!-2f%~?0.r;1J;~~¡~15@.4%~t'_:~h:;~:ó''./,~,,i;,,,'.~!, •,., .. ,. ·,,,.
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108 DElmCHO Y n10R,\L rL: bEn:-;-rcrÓ::,.; Y TEORÍA EN LA ciENCIA JURÍDICA io0


1.rnede estar equivocado en su decisión, aunque las reglas· en aquellos importante::; casos en que las 1·eglas trata11
no nos provean de remedio frente a ello, y aunque pueda
haber cm;os clnclosos en que aquél tenga que cleciclír cou j
.. ~i
una secu.encia ele acciolle8 diferentes, o ele estarlos ele cosas
distintos, de un modo tal c¡_ue los unifica. En nn juego
mn~· poco ~rnxi1io ele las reglas. ·t una regla puede simplemente imputar una consecuencia
J. - ED torlo sistema,. ,iui-ídico o no, pueden existir única a las acciones sucesinls de un conjunto ele hombres
excelentes razones pl'úcticm; pai·tt que las reglas imputen diferentes, como cuando se clice que un equipo ha ganado
consecuencias idénticas a hechos muy distintos entre sí. nn partido. Una regla más compleja puede prescribir
Las reglas del cricket imputan la misma consecuencia al que lo que debe hacerse a. cierta altura. ele la. secuencia
hecho (le que bateado1· sea r.-bowlecl!\ rrstiimpecl.'1 o depende ele lo c¡_ne se hizo u ocnTrió antes: y la identidad
··ca1,,crhf.'J. Y la. expresión "frn::ra ele juego:· es utilizac1n ele las personas implicadas en la secuencia puede ser in-
para dar decisiones o formular reclamos conforme a la diferente- mientras satisfagan c'iertas condiciones qne la~
regla y en otras aplicacione,; verbales ele ésta. Es fúci1 definen. Tenernos un ejemplo ele esto cuando un equipo
aclrertir aquí que ninguna de estas diferentes maneras que según las reglas de 1m to.rneo 1rnecle tener una inte-
ele estar fuera de juego es más esencialmente que las gración variable, sólo es castigado en la tercera rued :1
· otras lo que la palabra significa, y que no e::; necesar10 -cuando la integración ha cambiado-· por hecho8 rea 1i-
que exista nada en común entre todas estas maneras de···· zados en la primera rueda. En toclos estos ca;;os una
estar fuera. de juego, salyo que se hallen inc:lníc1as bajo /1 secuencia de acción o ele estados de cosas es unificada
Ja misma regla, por más que pueda clame a.lgu11a simüi- 1)01' el simple hecho ele caer bajo C'iertas reglas; en todo
tnd o analogía. entre ellas\). l1ero es menos fúcíl Yer esto Jo clemús ellas pueden ser todo lo diferentes que ,mo
quiera. Aquí es posible advertir los elementos esenciales
O Sin embargo, el olviiJ.o, precisamente, iJ.e estas características d¿l
lenguaje de reglas h¡i, complicnc1o la exposición c1cl concepto t1c posesión. del lenguaje relatiYO a las personas jurídicas. Porque en
Aquí la palabra. es, claro está, mnbigua entre: 1) ciertas consecuencias
jurídicas atribuídas .a. ciertas cilases ele hechos, y 2) esas clases c1e o bien, como en las teorías clásicas, a elegir un caso predominan te como
hechos. Pero cuanc1o 110s toca elefinir la palabra e11 el scgunc1o ele estos .paradigma y a degradar el resto al nivel de ''excepciones'', o bien n
uso·s, corremos· el riesgo de c1ar por sentac1o que hay algo que real o oscurecer la diversidad real ele los hecl1os con artificios ·en la exposición
esencialmente es '' posesión en el hecho'', indepenc1ientcmente ele tocfo (po-sesión "supuesta." [ constructi-vc] o "ficticia"). La preocupación
sistema jurídico, y que hay algo ele ilógico en la terminología ele un por la búsqueda de algüna característica común es capaz en uno u otro
sistema juríc1ico si no· limita su uso de la palabra ''posesión'' a esto, caso de desviar nuestra atención de las -indagaciones importantes, qu,i
-er PATON, Jiirisprnclence, 2• ec1., p. · 461. Pero el único significado ele son: 1) cuáles son, para un eleterminado sistema jurídico, las condiciones
''posesión'' que es inclependiente ele las reglas ele un sistema juríe1ico · b:ij o las ·cuales se ac1quieren y se pierc1en los derechos posesorios; 2) qué
es el vago significac1o en el uso común no juríc1ico, y. no hay vicio lógico características generales de c1Ícho sistema y qué razones prácticas llevm1
alguno en no prestarle atención. O por otra parte podemos dar por a que en este aspecto casos diferentes sean tratados como iguales. Cf.
sentado que tie-ne que haber algún factor ·único común a todos los c1h-ersos KOOOUREE:, Jurai relations, cap. XX passi7ll, sobre ''posesión continua''
casos que son tratados de la misma forma por las reglas. Esto nos lleYará, y "posesión juríe1ica".
~·~·

110 .Í]@ECHO Y ::>IÓJ:Ul.


DEFINICIÓ:\' Y TEORÍA EN' LA CIENCIA Jl:JílÍDICA 111

el derecho las vidas de diez hombres que se superponen aquellas expresiones, sino que resultan ser algo conectado
pero no coinciden, pueden caer bajo reglas separadas c.on ellas en formas complejas o indirectas. Y el punto
conforme a las cuales éstos tienen derecllos y deberes fundamental de que la función primaria ele aquellas ex-
. separados, y en ese caso ellos son una colección ele indi- presiones no es la_ de designar o describir algo sino una
viduos para el derecho; pero sus acciones pueden caer función distinta, -hace c¡ue sea -Vital prestar atención a la
bajo reglas ele un tipo diferente que hacen que lo que ::; recomendación o.e BE:\'THA:.L Éste previno contra. una
aplicación lisa y llana del ·1nétodo trnclicional cl'e clef-ini-
debe ha.cerse por uno o más de ellos dependa en formas
i1 • ción; que consiste en abstraer expresiones tales como "de-
i complejas de lo que fue hecho 1.1. ocurrió ttntes. Y por ello
recho subjetivo", y ''deber", "Estado'-' o "persona jurídica''
ij>. podemos hablar en formas apropiadamente uni.ficadas de
ele las frases en que se puede Yer su función plena, y luego
la secuencia así unificada1 usando una terminología. como
preguntarnos por el género próximo y ]a diferencia- espe-
11 .- la. del derecho c1e las personas jurídicas que mostrnrú c¡u::
cífica de esas expresiones así abstraídas.
es este tipo de regla e1 que esrnmos apncando a los hechos.
Yeamos qué es lo que este método tradicional ele
Pero aquí la unidad de _la regla. puede inducimos a error
. definición presupone y cuáles son los límites de su efica-
cuando nos toca definir esta terminologfa. Pneüe arrojar
cia, y por qué puede llevarnos a. error. Se trata, por
un·a som:bra.: podemos tratar de yer una. cosa, persona o
supuesto, de la forma más simple ele (1efinieión, y, además,
cualidad continuamente idéntica. en. la secuencia. Pode-.
de una forma peculiarmente satisfactoria, ya que nos
mos descubrirla en el "espíritu ele la entidad''. Éste es
ofrece un conjunto de palabras que p1iec1en siempre sus-
bastante real; pero constituye un secreto de éxito :r no
tituír a la palabra definida, en todos los casos en que se
un criterio ele identidad.
la. emplea; nos ofrece un sinónimo o una. traducción
11
1· comprensibles para la expresión .que nos desconcierta .
III
ji· Es peculiarmente apropiada cuando las palabras desem-
peñan la función lisa y llana de representar cie1-ta clase
11 Estas cuatro características generales del lenguaje
de cosa, o cualidad 1 persona, proceso o acontecimiento.
jurídico explican 1)01· qué la definición de expresiones
porque aquí no nos engañamos ni nos sentimos clescon-
como "derecho subjetivo'\ "deber-" y "persona. jurídica"
certados anfo las características generales de nuestro oh-
resulta frustrada por la ausencia de alguna. contrapútida
. jeto, sino que requerimos una definición simplemente para
(1_ue "correspondan a esas palabras, y explica. también
ubicar dentr·o de esta clase o tipo general familfa.1· alguna
por qué las contrapartidas en modo alguno obvias que
clase o tipo especial subordinado '10 • Así, pnesto que no
con tanto ingenio se han elaborado --los hechos futuros,
los hechos complejos o los hechos psicológicos-- no resul- 1'0 La razón c1c BE:,;"'rIT.Dl pnra rechaznr. el rr.c<todo comú11 p:irn
_tlefinir las palnbrns _jurídicas era que '' entre t,1les térll\inos nbstrndos.
tan ser alg-o en términos de lo que podamos chifinir

~-·.,.,,. -~"-·' ~:: ·.···''· -·• :::. '-·""·-~~¼..):..:


112 DERECHO Y :MORAL DÉ.ÍfINICIÓN Y TEORÍA EN LA CIENCIA JURÍDICA 113

nos sentimos desconeel'taclo::, o perplejos ante las nociones ulJícar alguna especie subordinada. dentro ele una cate-
generales ele mueble o animal, podemos tomar' una pala- goda familiar, 110 puede el u ciclar las características ele
bra como "silla" o "gato'' :r enunciar el principio ele sn mm categoría anómala; y es equivoca, porque habrú rlc
U<io, especificando primero la clase general a la cual sugerir que lo que en los hechos es una categoría anómala
pertenece aquello que se suele describir con ella, y luego es, después de todo, una especie ele lo familiar. De aquí
continuando con la definición ele las diferencias espe- que aplicada a términos jurídicos como "derecho subje-
cíficas que la distinguen ele otras especies del mismo ti Yo", "deber", "Estado" o "persona jurídica': el modo
tipo· general. Y, por supuesto, si 110 nos sentimos clescon- común ele definición sugiere que estas expresiones, al
,,,, certac1os o perplejos ante la noción general de una per- igual que las palabras comunes, designan o describen
sona colectiYa, sino que sólo deseamos saber cómo difiere illguna cosa, persona, cualidad, proceso o acontecimiento.
; ., 1rna especie, por ejem1)lo nna unfrersiclad, ele otra, por Cuando la dificultad para hallar estas cosas se hace visi-
1.. ( ejemplo una sociedad anónjma, podemos utilizar perfec- ble, se echa mano de cli\-e1·sos artificios, que Yarían con
tamente bien esta forma. ele definición ele expresiones los distintos gustos, para e:s:plica.r o eliminar la anomalía.
aisladas. Pero precisamente po1·qne este método resulta Algunos señalai1 qne la diferencia. consiste en que las
adecuado a este niYel de ln inwstigación, él 110 puede cosas designadas por estas palabras son reales aunque no
auxiliarnos cuando nuestras perplejidades son más pro· sensoriales; otrós, que son entidades ficticias; otros, q ne
fmidas. Porque sí nuestro intenog:ante ::;e suscita, com.o e:stas expresiones designan directamente hechos, pero he-
ocurre con las nociones jurídicas fundamentales, porque chos complejos, futuros o psicológicos, De tal modo, esta
¡ .. ,(
nos sentimos perplejos respecto de la categoría general a forma. corrientB ele clefinicíón hace brotar nuestro· trio
¡ ....
la c:ine algo pertenece J acerca de cómo ¡:;e relaciona con los familiar de . teorías como una manera confusa ele dar
,.. hechos cierto tipo general de expresión. ~· no simp1emente cuenta. del carácter anómalo de los términos jurídicos.
ace1·ca de la ubicación dentro de aquella c:ateg;oría, eüton- ¿ Cómo definiremos entonces tales términos'? Si la
ces, mientras la perplejidad 110 se aclare, e,-ita: forma de clc- definición consiste en proyeer de un sinónimo que no nos
fínición es, en el mejor ele los casos, muy J_)OCO esclarece- deje igualmente desconcertados o perplejos, estas pala-
dora, y en el peor,· profnnclamente equívoca. Es muy J)oco bras no pueden ser definidas. Pero pienso que existe 1u1
esclarecedora porque 1111 modo ele definición dirigido a método de elucidación, ampliamente aplicado y al que
pronto llegamos a aquellos que carecen de un género superior. Una.
podemos dar el nombre ele definición, si así lo deseamos.
c1efiníción per genus et differentiam nplícacla n estos términos olwin· BE:\"THA:i'II y otros Jo practicaron, aunque no abogaron
mente no -importa progreso alguno .. .' .Sería en suma como definir rle _ por él. Pero antes ele apHcarlo · a los: casos jurídicos, alta-
('::.ta n1nnera. una preposición o t1nn conjunción. . . un <<por)> es un ...
un aporque» es uu ... "/ :i~í. xurcsi\'nn,eute' '. A (ra_r¡111cnt on 911rfrn111rnt.
mente complejos, lo il~1straré con un ejemplo tomado de1
citado, · \'imple easo de nn juego. Tomemos la noción ele uba?:a·•
~-
........-- 114 DERECHO Y i>lOR.\L. DEFJ):ICIÓ::;- Y TEORL\ E);". L,\. CIE'.\CU ,JURÍDICA. 115

1~n un juego de ca.das. Alguien dice: "¿ Qné es una baza?'', forma parte clel juego''. Pel'O en un caso tan simple no
y otro le contesta: "Le explicaré: cuando tenernos Uil toleraríamos estas tem-í:~~-.. cargadas como estún de mis·
juego y entre sus reglas se encuentra 1.ma que prescribe . terio y yacías como son de toda guía acerca del uso que
c1ne si cn..da uno de los cuatro jugadores ha jugado una de la palabra se hace en el juego; nos quedaríamos con
c.m·üi. entonces el que ha jugado la de mayor valor f-ie la explic.ación doble ·originaria; por·qne ésta seguramente
~rnota un punto, en tales circunstancias se dice qne r:w nos dio todo lo que precisúbamos cuando nos explicó las
jugador «ha hecho una bazai,. Esta explicación natural condiciones bajo las cuales la afirmación "ha hecho una
no ha asumido la fonna de nna definición de la palabra baza" es ,erdadera, y nos mostró :c-ómo se la usaba para
aislada "baza" : no se ha dado ningún sinónimo ele ella. extraer lilla conclusión a partil' de las reglas en nn caso
.:-· En c:amhio, hemos tomado una frase en la. cua.l la 1iahthtn . particular.
"baza" desernpeila su pa1Jel característico y la. hemos Si regresamos a BE~'l'I-LDIJ hallaremos que cua_ndo
explícauo, primero, especificando las condiciones baj,) las - s_u explicación de las nociones juríd_ic.as es esclarecedora, ·
. cuales la frase como un todo es verdadera, y, segnndo, cosa que ocurre con frecuencia, aquélla. se adecúa. a. este
rnostJ'GJH1o cómo se usa. al extraer mm conclusión ,i2 1:is método mmque sólo parcialmente. Y sin embn.rgo, es
re.glas eü un caso particular. Supongamos ahora que curioso qne lo c¡ue BI~~TH.DI nos recomienda hacer e~
después de esa explicación el que preguntalJa insista: .... algo c1iferen te. Lo q ne nos recomienda, es to1nm- una
"Todo eso está muy lJien, eHo explica qué qniel'e decir .J. expresión como "derecho inb,ietfro" o "del1er'' o "Estado'',
«hacer una baza»; pero todavía quiero ·saber qué significa .·:e:._~¡ incorporarla a una. frase tal como "X tiene un derecho
:~~t:
precisamente la palabra. «haza» en sí misma. Quiero una ;;:;, subjetivo)\ donde desempeña. un papel característico, y
definición ele «baza»_; quiero algo que pueda reemplazar '~f~~
,,·.:_¡: después hallar una traclucci.ón ele ella en lo que llama-
a esa palabra cada vez que se la emplean. Si cedemos a ríamos términos fácticos 11 • ·Es~o es lo que BEN'rHA".:11 de-
este requerimiento ele una definición de la palabra ais· nominó método ele parúfrasis, es decir, ir frase por frase
Jada, podríamos contestar: "La baza es sólo nn nombre y no palabra por pal.abra. Ahora. bien, este método es
colectivo para las cuatro cartas''. Pero alguno poclrín aplicable a. muchos casos y ha arrojado abundante lnz;
objeta1·: "La baza no es simplemente un nombre colectiYo pero deforma müchas expresiones jurídicas como "dere-
para las cuatro cartas, por cuanto estas cuatro eartas no cho subjehrn'' o "cleber'' que desempeñan su papel carac-
siempre constituirún una baza. Una baza tiene que sel',
J.l En realidad, BEXTRA,r exigió en forma estricta que 1as tracluc-
en consecuencia, alguna entidad a la que 1Jel'tenezcan las . ciones fueran hechas en términos enc1erezado·s a suscitar imáigenes de
cuatro ca.rtas". Un tercero podría decir: "No, la baza es ''sustancias'' o '' eruooiones' '. Esto está c1e acuerc1o con la forma de
nna entidad ficticin (J_ne los jnp;nr1ore,-: 1wetenclen f[lle empirismo de J3ENT1U:U, pero b utilic1ac1 ele este método de paráfrasis
., ..., ( c¡uc es icléuti.co n 1n moc1ernn. '· definición en 1tso' ') es intlependientc. t'!i:
existe :r n 1n que aclsnil>en lns c-nrtns por mm. ficci(m que Dquelln. exigencin. ·
·.:":\,.

t;1~-,,-,~~=-"'-"'rn·: :::;¡;;z_(!'.csm.mt:~~ª-_ ~;~{~~i~J:::!~~[t-:~t5;~~~.;t~;~i:_:':";.fu:~:1~::':-~:~~¿ ..... - .c.S~ ..:~:-·.:r::- a:·,


.. -··-- -·:. __ :. ·.• ',.,,,,,,,,
116 DERECRO Y IrIORAL DEl<'Li.'HCIÓN Y TEORÍA E::i LA -CIENCIA JURÍDICA 117
i/
.,
:r tel'Ístico en conclusiones de derecho y no en juicios de nada alguien que tiene un derecho subjetivo tiene ele
hecJ10. No es posible una paiúfrasis ele esas conclusiones, hecho alguna expectati,,-a o poder; y poi· ello mismo nos
ir en términos fúcticos, :r cuando BENTHAi.\I enuncia tal deja en libertad para tratar a las expectativas o pqderes
paráfrasis ella resulta no serlo en modo alguno. ele los hombres como lo que en general los hombres tienen
li . l?ero con mayor frecuencia y provecho para nosoh·os, _--l.
si hay iJ.n sistema. ele derechos subjetivos, y como parte ele
BEN'l'HA::\I no pretende parafrasear, sino que formula un aquello que un sistema ele derechos subjeth-os está desti-
tipo diferente ele observación para elucidar estas expre· nado, en general, a asegurar. Algunas de las correcciones
¡¡
~dones. Formula observaciones como éstas: "Cuando otro que deberían introducirse en los intelitos de HENTfLDI
tiene un derecho a que yo haga algo, lo que ocm'.re es que son obnas. E"n lugar de caracterizar a un derecho sub-
i!
::,, yo soy pasible de castigo, ele acuerdo _con las reglas, en jetivo en términos de sanción muchos lo harían en tér-
:~
caso de no hacerlo, siempre que ese otro, o alguien en su minos del remedio procesal Pero yo preferiría mostrar
Ji
nombre. formule un pedido al respecto" 12 . O bien: "Para la posición especial de quien tiene un derecho subjetivo,
!~ saber cómo explicar un derecho subjetiYo dirigid vuestra mencionando, no el remedio procesal, sino ]a opción que
,, ·"
;:,, mirada a1 acto que en las circunstancias en cuestión . aquél tiene abierta ante sí 1rnra hacer cumplir o no el
¡; sería una viola.ción de tal derecho subjetivo; las reglas correspondiente deber. Porque, pie1rno, es característico
,,¡: crean el derct:ho subjetivo prohibiendo aquel acto" 13 . de aquellas normas que confieren derechos subjetivos ( a
::,,
Estas observaciones, aunque deficientes, están en la bue- ·'·' diferencia, de aquellas que :c:ólo imponen obligaciones),
na línea. No son paráfrasis, sino que especifican algunas que la ob1igación de cumplir con el deber correspondiente
1/f de las couclicíones necesarias para la verdad de una frase se hace depender, en Yirtud ele ]a. norma, ele la elección
¡¡¡ rle la forma. "X tiene un derecho subjetivo". "BENTFI,\::Sl del indinduo de quien :se dice qne tiene el derecho subje-
nos muestra cómo estas condiciones incluyen la existen- frvo, o de la elección ele a1gnnn persona a ntorizacla para
cia de una. norma que impone nn deber a otra persona.; y, actuar en su representación.
además, que lla ele tratarse de una nornrn, c¡ne 1n·escriba En consecuencia, ofreceré lo que signe como una
que la Yiolación del deber traerá apare.i ada una sanción elucidación ele la. expresión "un derecho subjetivo'':
si X, o a.lguien que actúe en su representación, así lo .•· 1) Fn enunciado ele la forma "X tiene un derecho
quiere. Esto exhibe muchas virtudes. A_l rehusarse a iden- subj etirn'' es ·rnrdaclero si se satisfacen las condiciones
tificar el significado de la exp~·esión "clerech_o snhieti:rn" siguiente-s :
eon algún hecho psicológ;ieo o físico, r1eja r,onect8.me1ltc a ·1 existe un sistema ju1·íclic:o;
8. hierta 18 cuest:ió11 ace-rca de si en 1mn oca8ió11 cletr.rmi- b) conforme a una regla o reglas del sistema, otra
r·~ · persona Y estú, en las circunstancias que hnn acaecido.
· 12 ..4 frcigment 011 ga·vernment, 1ib ¡ s-u-p.
1~ T-nfrod1icti-On to tl1e princ-iples of m01'als anc7 legL~la-tion, cap. :xvr. · obligada a liacer o a omí.tir nlgnna. acción i
. :.. ,:?:·•· .. •• ~.~ :..-_. __ ;",;.•_;;:

118 lJEHECHO Y c-1O!Ul.


DEFIN:rcr6::-: Y TEORL\ E" LA cí:u::sCL\ JvnforcA ii9
e) el orden jurídico hace depender esta obligación mosque este abogado toma,se. contacto con nuestro sistema
de la elección de X o ele alguna otra persona autorizada a y con otros:, y se a11oticiara de cómo en la práctica s-e
actua.r en su nombre, de tal modo que o bien Y estú ol)li- atribuyen derechos subjetivos y deberes a cuerpos tales
gad!o a realizar o a omitir cierta acción sólo si X ( o su como -la Universidad de Oxford, al Estado, a ídolos, a la
representante) así lo quiere, o bien sólo mientl'as X ( o herécli.ta.s ja.ce'11.s' y también a la empresa individual ele
dicho representante) 110 quieran otra cosa. · ·_¡ responsabilidad limitada, constituícla para. evadir im-
2) Un enunciado de ]a forma "X tiene un derecho - .
puestos. Aprendería entonces que son de uso cotidia.no
ji ·e ··
subjetivo" se usa para extraer una conclusión ele derecho formas de enunciados mediante los cuales se atribuyen
¡1 .. en un caso part.icular que cae bajo tales reg:1as 1-1. derechos subjetivos a Smith y Compañía Limitada, en
·,;
'1 lt
'11 •• --
circunstancias y con consecuencias parcialmente seme-
jantes y parcialmente c1istin tas ele aquellas en las cuales
IV . esos de-rechos son atrHmídos a Smith. Vería ento1i.c2s que
lf!, analogía es a menudo mínima) pe1·0 qne dadas las
Muchos sostienen que ln t:ontroversia jui-ídica acetca circunstancias especificadas en la. ley ele sociedades y en
,,. ele la naturaleza ele las personas jurídicas colectivas estú el orden jurídico general, "Smit.h y Compañía Limitncfo
· muerta. Si es así clürponemos ele un ca,dáver y, con él, de ___ _ ··debe 10 f. a íYhite'\ se aplica tan directamente a los
la oportunidad de apr·encler algo ele. su anatomía. Imagi- hechos, a su mane1;a) como "Smít.h debe 10 f a. 'Nhite''.
nemos a un abogado inteligente que nada sabe ele teorías Gradualmente clescnbriría que muchas palabras ordina-
sobre la personalidad colecfrrn, por11ue hn, siclo educado rias se usan de una manera. especial c:nanclo se 1as ap1ir:n
en una arcadia jurídica en que los derechos sulijetfros y a una comp:iñía limitada. Porque muy pronto aprendería
los deberes son atribuídos únicamente a los incliYiclnos que aun cuando todos los miembros y empleados de 1n
J en que está prohibida toda teoría jmídica. Imagine- sociedad estén muertos, f1 ím existen condiciones ba.j o las
cuales es verdad decir qne la socieclnrl todavía existe; si
H Esto se refiere solamente a un derecho subjeti\"O en c:l pYimer
•_it'·
li'
,¡:
sentido (correlativo a deber) distinguido por HoHFELD. Pero la misma
(libertnd) o por conservar su posición jurídica inalterada· (inmunic1ad);
forma de elucidación puede usarse para los casos ele ''libertad'', ''poder·'
en los casos nfirmati,os el derecho da efecto jurídico a la elección de uu
e 11 inmunidad 11 y muestra algo, pienso, que queL1a habitua1111·ente Sill
individuo dirigida n. que otro haga u omita alguna ncci6n o que ln
explicar, a saber, por qué estas cuatro Yariedades, no obstante sus dife•
--:-:-;, posición jurídica· c1e alguna otrn. persona sen. moc1ificacb. Por supuesto
rencias, son designadas como '' derec110s' '. El elemento unificador parece
cuando en alguno ele estos cuatro sentidos decimos que unn persona tiene
ser éste: en los cuatro casos el derecho reconoce específicamente la elec·
un derecho no nos referimos a ninguna elección efectiYa que ella haya
ción ele un individuo, ya negativamente al no impedirla u obstruírla
hecho, sino a esto: o bien las reglns de derecho pertinentes son tales que s·i
(libertad e inmunidad), ya afinnatirnmente al darle efecto jurídico ella elige se siguen ciertas conveniencias, o no hay reglas para impeclir
( pretensión [ ola;im) y poder). En los casos negativos no hay norma que.
su elección si la háce. Si hay derechos subjetivos que no pueden renun-
interfiera si el indi,icluo opta por realizar o por omitir algunn «cción
ciarse entonces necesitarían un tratamiento especial.

. ·-· .. . ... -.:.:·. . ~-.. .:


~. --~ ~~-

-•:,.:.,,. -
;{~:~:~~)f:'.;*'~~~~fiÍ~~0ivf~~;~~•,, ,~*~•
!,.:-:::
7

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•'

120 DERECHO y :i\IÓRAL DEFINICIÓN Y 'l'EORÍA EN LA C.:IENCIA JURÍDICA 121

.. nuestl'o abogado huliie1·a estado en Inglaterra en 1832, puesta una descripción ele cómo y 1ajo qué co11clic.io11es
u,

!11'

,.,
halfría sal.>iclo lJne puede afinnarse correctamente de una
pei-soua jmiu.it:,L extranjera que aún existe después. ele
disuelta; -y si hubiera permanecido hasta 1944 se habría
enterado de que dadas ciertas circunstancias es Yerdacl
l se usan en la prúctica los noml.Jres ele las llamlldas ve1·-
sonas eole<:tiYas, sino., ui camLio, Bmprender· la búsq ueclü
ele qué es lo que el nombre tomado separadamente des-
cribe, qué es eso a lo que se refiere, qué es eso que men·
qne una sociedad ha intentado engañar. A su regreso a ciona 15 •
Arcadia hablaría ele la extensión a las personas colectivas La presentación ele la pregunta en esta fol'ma ha
ele las reglas elaboradas para los individuos, ele las ana- siclo crucial en el desarrollo ele la teorí.a jurídica; así lo
logías seguidas, y ele los retoques que deben sufrir las acreditan muchos pasajes famosos de la literatnra. Pe1··
expresiones comunes implicadas en esta. extensión. ]\"ues· mitidme pone.r un ejemplo. 1\LI.ITLANJJ1 en su g-randez,i.,
tro abogado tendría que hacer todo esto, y podría hacerlo, sintió en wrclad q ne no era obliga.torio escogel' una ele
sin aludir a ficciones, nombres colectirns, abreYú1.tnra::; 1as teorías tradicionales ;r r1ue en último término alguua
o paréntesis, o a la. Gesconmtperson y la Gesam1,1ntw·iile fol'ma c1e anális1s podía pro_pol'cionnr una. respuesta di-
ele la teoría realista. ¿ :X o habría clicho él, acaso, todo lo ferente. :N" o en tiendo por c1né es llamado un realista iü
que ha.y que clecil· acerca ele la 1iei-sonaliclacl jurídica ele_ o l)or qué se piensa. que aceptó Ja. doctrina. de GIEllKE
las llamadas personas c:olectiYas? ¿,Bn qué punto, enton· que· expuso, ;ya qne. aunque J[AI'l'LAND estaba convencido
r.es, se siente la. necesidad c1e una, teoría? Ca.be pl'egun· ele qne las teorías c1e la ficción y del' nombre .colectivo
tarse si tal necesidad 110 se siente cunnclo uno se formula "desnaturaliza.han los l1echos'', dejó el tema. con una pl'e-
. el siguiente interrogante: En el caso en que es Ye1·clad qur. gnnta final para la que 110 yeía por entonces respuesta.
Smifü le del.Je 10 f, a Dln<.:k, tenemos 1)01' un lado el nom· Pero 0Lse1·rnd ]a forma si11;11ifieativa que la. pregunta·
bre Smith y por el otro al hombre Srnith, pero cuando nsume: M,\ITLMrn imagi11i'> un 'Estado sol)erano, e inYen-
Smith y Cía. Limitada. le clel.Je 10 f, a J1lae-k, ¿q11é es lo tanclo el equi,;alentc en latín para, rrNe~-er-ne·uer-lancF_.
<llll' corresponde ,{ Smith y Compaiiía Limitada, tal como
lo Jlmnú ::Nusquarnia. Acerca de éste dijo:
d liombre Smith corresponde al uoml>re .Srnith? ¿ Qné es "Corno muchos otros Estados soberanos, Nusqumnía
Srnith y Compaiíía Limitada? ¿Qué es eso 1 el titular del
15 ' ' Es altamente improbable que ellos (los juristas romanos) se
clel'eeho subjetivo'? ror supuesto que sólo puede ser mm hayan formulado . alguna vez esta pregunta'' (Dun, ob, cit., p. 134).
colección: ele inclívícfoos, o un incliYilluo real, o un indi· Pero la pregunt::i. es errónea en cuanto n, la form1t de respuesta que
sugiere y es importante ac1verti'r esto.
,;icluo ficticio. En otras palabraR, (]_Ue sólo podemos hacer 1G Cf. DcFF, ob. cit., ps. 202 y 216, 11. 13:
que nuestro simple ha.bitante c1e la Arcadia sienta las Pan, una discusión del punto preciso en que MAI1'LAND se apartó
agonías cld teórico si lo incitamos a preguntarse: "¡, Qué . c18 la Genosse-nsc/iaftl,eorie, yer J. A. MACK, Groitp pcrsonal·ity: footnofr

es SrnitlL y Gompañfa Limitada?", sin admitir como res· _ _. to Maitlanc7", n, "Philosophical Quartcrly", 1952, vol. II, p. 249.
)
i·)') j )J~IH:CHO Y :w:)1nL Dúrmcró:-;- Y 'rIWRL E...'\" LA cíEKCL1. .JURÍDICA 123
'{
~~: 1 • debe dinero, ·y supondré que Ud. es uno de sus acree.- perdió?". Frente a la insistencia. en la pregunta La -única
1I\~::
¡,.,,;: dores ...
respuesta es repetir "un juego", del mismo modo que para
' 1La pregunta. que qui.ero ahora formular es la si-
la otr:a la única respuesta es repetir "Nusquamia". Esto,
guiente·: ¿Quiénes el que realmente le ele be a U el. dinero? por supuesto) no nos dice absolutamente nada, pero p-0r .
¿Nusé¡_uamia? Concedido 1 pero, ¿puede Ud. con,;-ertir la lo menos no es ni engañoso ni falso. Para elucidarlo te- .
proposición de que Nusquamia le debe dinero en una · ternos que acatar la primera orden de BENTHAi:r: hay que
serie de proposiciones que imponen deberes sol,re ciertos tomar el enunciado íntegro, ciNnsquamia le debe a Ud.
seres humanos que actua.lmente existen? La taren. no serú 1.000 f", y describir su uso quizá en la forma siguiente:
fácil. Por supuesto que Ud. no piensa qne cada habitante l. Aquí en el territorio de Nusguamia ha.y un si;s- _
de Nusquamia, le debe alguna. parte aHcuota ele la cleúclq. tema jurídico en vigor; según las normas ele este sistema.,
Nadie piensa. así. La. deuda c1e Venezuela 110 es clebic1a por ciertas personas cumpliendo con ciertas condiciones están
Fulano, Zutano y el resto ele los yenezolanos. ~i,. pie-nso, autoriz;ada-s, pa.ra ciertos fines, a -realizar actos análogos
sacaremos nada ele proYecho con usar la pa1allrn "colec-
- "'"·- ·- - ..., a a.quellos que se requieren para celebrar un contrato oe
tivamente", qne es la. l)alabra m(Ls oscura. clel idioma préstame¡ entre individuos particulares.
inglés, porq.ue la más grande ''colecci.611 '' ele .. ceros (;~_ 2 ... Cuando ta.les personas realizan ta.les · actos se
solamente cero. 1'0 quiero clecü· que be sng:e1·i.do una sigu¡:;n cierta,s consecuencias, análogas a las imputa.das
tarea imposible, y que el grupo titn1nr de clel'cchos y - a las acciones similares de los particulares, consecuencias
obligaciones tenga que se1· par::1. c'l filósofo unn unic1a<1 que incluyen la responsa.bilidad ( lia-bi.lity) de personas,
moral última y no analizable ... Sólo que si dicha tarea designadas. por las normas, de cle'rnlver las sumas ele cline-
puede ser lleYacla a cabo, pienso que en .interés de la . ro con fondos especificados pot las normas.
teoría jurídica y ele la filosofía moral es de eminente 3. La expresión "Nusquamia le debe a Ud. 1.000 f,",
11
alor que se J.a cumpla. con circunspección'' · •
, 0
no enuncia la existencia. de estas reglas ni la de estas
La. pregunta de nLUTLAND ern. ésta.: Cnrrndo ]\us- circunstancias) pero es wrda.dera ·en un caso· particular
quamia clebe dinero, ¿quién debe el dinero? ¿Cómo clehe cuanclo ellas existen, y se usa para extraer una conclusión
contestársela? Seg11ramente, dejando ele darnos la cabeza _ de derecho a partir de estas reglas en un caso partircular.
contra la palabra fLislada: Nnsquarnia. Insistil' con la.- . El grado de información precisa.' a suministrar de-
pregunta "cuando :N"nsqnamia. le ele be a U d. 1000 f., ¿: quién pende clel gnado de perplejidad o desconcierto que aqueja
1,::¡:;{ o qué es el cleudor?", es como preg1mtar cle:sesperacht- a quien fo.rmula la pregunta. Si todo lo que lo preocupa
mente: "Cuando Vc1. perdió aquel juego, ;,qué fue lo que es su inca1rncic1ad para. decir qué o ·quién es Nusqua.mia,
y las insuficiencias de las teorías que tratan ele explicarlo,
:is.·- 17 Moral personality ancl legal perso·naz.ity, "Collected Papers ",.

r··· vol. rn, ps. 318 y 319.


puede satisfacerse con lo que aquí se ha hecho. Pero por

Jt<

124 J)ERECRO Y .MORAL· DEFINICIÓN Y TEORÍA E."! LA CIENCIA JURÍDICA 12G

supuesto la perplejidad puede originarse en la noción ele ciales. ]?odernos expresar esto reformulanclo el prinmp10
la existencia de un orden jurídico que es uno y el mismo familiar de nuestro derecho ele sociedades: "Una sociedad
a lo largo de las Yicl8s ele hombres diferentes) noción en e~ una entidad distinta ele sus miembros'', como "El nom-
virtud ele la cual se lrn ofrecido la elucidación de· "N ns- bre de una compañía limitada es utilizado en conclusiones
quarnia)) 18• Si las cosas son .así, esto a su vez tiene que de derecho que aplican reglas jurídicas en circunstancias
s€r elucidado, como puede serlo) de la rrúsma. manera. especiales de un modo distinto) aunque análogo, a aque-
Nada hay en este método) por ,supuesto, que impida llas en las cuales tales reglas se aplican a los individuos
su aplicación a la efímera empresa unipersonal c1e res- · que no se hallm1 en dichas circunstanciasn. Esta reformu·
ponsabilidiad limitada, que los realistas consideraban co- · lación nos mostra,rfa. que tenemos que vérnosla, no con
mo una dificultad para su teoría rn_ Para, explicar lo que entidades anóma1as o fictic.ias, sino con un uso nuevo
1•""1 es una compañía limitada tenemos que referirnos a las y extendido, aunque análogo} de reglas jurídicas y ele las
l•''I
reglas jurídicas pertinentes, que determinan las condi- expresione:s implicadas en ellas.
ciones bajo 1as cuales es una proposición característica . ~.:-'7f~'
1,~
como "Smith y Compañía debe a 'íYhite 10 f,., es i;-erda'. )
dera. Luego tenemos que mostrar cómo el nombre ele m~a- _····-·-· · . t1 ------··----- V
compañía limitada funciona. como parte ele una conclusión ¡I
de derecho que es utilizada, para, a1Jlicar reglas especiales Si dirigimos nuestra mirada a.hora, al tipo cle·teoi-ía,
sobre soc.iedades} ;r también reglas como las de los con- tan atractiva al sentido común, que afirma que los enun-
tratos que fl1eron originariamente elaboradas para indi- ciados que se refieren a las personas jurídicas colectivas
viduos. Será necesario, cla.ro estú, m1bray.ar qne bajo las son "abreviaturas'} y. por ello puecleli ser reduci(los. o
c.ondicioues especiales clefiniclas por las reglas especia1e,;, traducidos a proposiciones que sólo aluden a incli\'iclnos,
\'.·'; ot.rns reglas son aplicadas a ·1a conducta de los indi'i'iclnos, poclrernos ver ahora precisamente por qué los sosteneclo-
en una. manera. raclica.lmente diferente a nnque toclrn-ía r~s de esa teoría han fracasado. Su error consistió en
análoga a. aquella en la c.ual tales reglas se apliean a lo~( buscar una paráfrasis, o traducción a otros términos,
1-••
individuos que no
se hallan en tales concliciones espe- para enunciados que se refieren a personas jurídicas, en
' . 13 Es decir, tenemos que elucidar 'la expresión '' el mismo sístem;i
jurídico''· mostrando cuáles sou las coiidiciones. suficientes para la verdad
lugar de especificar las condiciones bajo las cnales tales
proposiciones son verdaderas y la manera en que se
• <
de juicios· de la forma "El mismo sistema jurídico que 0n 1900 está.hoy usan. Pero al rnlorar · estas teorías del sénticlo común _es
rigente en Inglaterra". La cuestión fundamentaJ es aquí la elucidación importaJlte advertir una. característica muy general. del
d0 la. expresión "la misma regla. 11 •
:w Ver WOLPF, ·on the naforc of 1egal per,:;ons, 54 "Law Quarterly
lenguaje implicado en la aplicación de reglas jurídicas)
-:°·• Review", 494, p. 504 ¡ DUFF1 ob, cit., p. 218. que el intento de parafrasear oscurece Aiempre. S.i torna.-

- ..
DEFINICIÓN Y TEORÍA EN LA CIENCIA JURÍDICA 127 -
···•-·~--- ·-
126 DEimCHO Y n1oruL
hay paráfrasis que pueda elucidar el original y, a la
mos m1 enunciado jurídico muy simple, como "Smith ha vºez, reproducir esta característica.
celebra-do un contra.to con Y", tenemos que clis~.inguir el _ Me detengo en este punto porque es aquí que fallru.1
significa.do de esta conclusión de derecho de dos cosas: l~s te¿rías del sentido común sobre la. personalidad de las
de 1) un enunciado sobre los hecho-s necesarios pa.ra su_ -·· pers·onas jurídicas co_lectivas20 • La. teoría. de que los enun-
Yerdad, p. ej., que ambas partes han suscrito un acuerdo ciados que se refieren a las personas jurídicas son .a.bre-
escrito, y también de ·2) el enunciado de las cons:ecuendas viaturas disfrazadas de enunciados acerca. de derechos y
jurídicas derivadas de que la conclusión se..:1, vel'dadera, , deberes de individuos, ha sido expuesta usualmente con
p. ej. que Y está obligado a. hacer cierta-s cosas con arreglo tal crudeza que tiene que merecer -consideración. Es fáei1
al contra:to. Aquí hay, a. primera vista, algo enigmático;· de ver que un enunciado acerc,a de los derechos de una
pareciera como si_ hubiese algo intermedio entre los he- compañía limitada no es equiva.lente al enunciado ele que
chos, dados los cuales la conclusión de derecho es verda- mis miembros tienen esos mismos derechos. Una trasmi- .
der-a., y las: consecuencias jurídicas. Pero si nos referimos sión de derechos de Smith y Oía. Ltcl. al único accionista
a_l simple caso ele un juego podremos ver qué es esto._· Smith 110 es, por supuesto, una. trasmisión de Smit~ a _
Olrnndo se dice. ele un bateador que "ha sido puesto fnera Smith. Pero unos pocos teóricos, entre ellos HoHFELD1
de juego'' (ya por un jugador, ya po" el úr·b.itro), esto · han expuesto este tipo .ele teoría con un _iJ?-dis-pensable ·••·•····
no equiva.le a la, afirmación fáctica dé quena pelota -g-r~;cio ele s~tileza. HOHFELD percibía que decir que "Smith
dado en el 1oioket) ni a. la de que el bateador está obligado _ . y Oo. Ltd. tiene un contrato con Y'\ no es, por supuesto,
a abandonar el wicket. ·Es una expresión cuyo papel es decir la misma. cosa acerca ere los ~niembros de IR, com-
extraer una conclusión a partir ·de una regla. específica, pañía;: pensó qüe importa decir algo diferente y muy
conforme a la cual en circunstancias como ésas surgen complica·do sD~m~ la forma en que las capacidades, dere-
consecuencias ele este tipo, y obviamente dejaríamos de chos, podereS', privilegios y responsaNlidades ele la·s per-
la.do algo vital de su significado si, en el intento de ofre~ . soilias físicas participantes en la. compañia han sido afec-
cer una paráfrasis, dijéramos que menciona sólo los he- : -}..\
. -~:,;,
tados-. Aunque más impresionante con este atuendo. 1a
chos o sólo las consecuencias, o aun ·la combinación ele teoría falla. porque., si bien llOS informa. aceren· ele 1fl~ ·
unos y otra-s. El enunciado combinado "La pelota ha, dado
.20 Es también la explicación del sentido ele un tertiu-m quid- ent.:·e
. en el micket y X tiene que dejar el wicket\ no llega a
,:u_:1: los. "hechos" y las "consecuencias jurídicas" lo que crea compliéa·
dar todo el signific,aclo de "X está fuera. de juego'', porque ciones al análisis de muchos conceptos jurídicos, p. ej. el de statns. El
110 reproduce la manera característica en que el enuneia.do :itat11s de un esclavo no es (pace AUSTIN) un inero nombre colectivo para
sus específicos derechos y deberes: hay un senticlo en el cual éstos sou
original es utilizado para extraer una conclusión a partir
las "consecuencias" de su siat11s; es el senti!lo eu que la obligación ,le
de una regla esp-ecífica, aunque no expresada, según la abandopar el w·ic7.:et es \Jlla- conscruenr.in c1e hnllarne ''fuern ele juego'',
cual tal consecüencia. He si.gne en tales condici.ones-. Yno
-~
.,ir

fl~~iih~;~);i~:i~t,!r";'"-..,....-~-~---------- •- • ••-- _.,._ _ _ _ • HOH • •-'- - - -


-------=---=--:~· ·:··_,
_128 DERECHO Y :MORAL DEFINIOIÓJ:s y 'l'EORÍA EN LA CIENCIA JURÍDICA · 129

consecuencias juríc1icas que sobre los indiYiduos resultrui ·derten en la traducción (la ana1ogfa con los individuos,
del enunciado original, no nos eta la fuerza. y el signi- 1a unidad_ del enunciado original, y su aplicad.ón directa
ficado clel enunciado mismo. La alegada paráfrasis es a los he2hbs) no pueden apa.recer en estas teorías, ni en
menos que el enunciado original "Smith y Compa.ñía tiéne ninguna tnaducción del original; sólo puede aparecer en
un contrato con Y'', poi-cine no sugiere en modo algm10 una descripción pormenorizada: •a.) de las condiciones
)11-. · el papel que el enunciado original suele desempeñar, a bajo.las cuales un enunciado ele esta forma. es verdadero,
saber, e:.\.-traer una conclm:ión de derecho ,a partir ele las y b) de la forma distintirn en que se lo usa para. extraer

'·!·
¡¡¡¡
reglas especiales referentes ,a sociedades, y a partir de
reglas extendidas por analogía del caso ele individuos.
conclusiones a p,a.rtir de· reglas especificas en un caso
párticular.
11¡· · Ai:;í la paráfrasis, compleja, e ingeniosa como es, nos · 1i1e he ocupado, claro está, sólo ele ]a personalidad
!11_.., brinda muy po·co; pero también nos brindt1, demasiado. jivríd:ica, d'e las ptTS011fül colectivas. He sostenido que sí
¡¡,--
1,I
Disipa la unidad del simple enunciado "Smith·y Compa- caracterizamos a.decuaclamente la forma distintiva en que
!11~ . ñía tiene un contrato COll _yn y lo reemplaza por 1.uia se m;•an eu un.sistema. jurídico las expresiones que aluden
~
·11.
l . •
lista de los interminables derec11os subjetivos, cleberes, · •· . a cuerpos colectivos, entonces no quecla cuestión residual
i1 · ·
jlll· 1ioderes, etc., de numerosos incliviclnos en quienes nüncu ji alguna de la forma "¿ Qué es una persona jurídica?". Sólo
,IL_ - ha.bíamos pensado, ni poclíamos haberlo hechó a.l fornrnla.r--·--------c-...L,, .. ·t)(.vrece haber una, si insistimos en una forma ele definición
:¡¡
e_l enunciado original 21 • 'I'or esto es que aquellos sobre · o elucidación que es inaclecuacla. Las teorías ele forma tra-
:!f,!, ·. qlíienes ejerce ;atracción esta forma de aná}isis ele sentido dicional sólo pueden ofrecer una Yersión deformácla del
común, se sienten defrauclaclos c.nanclo la aprecian más significado de expresiones referentes a cuerpos con l)er-
--~
l.•
~j
ele cerca, Y ellos son defra.uc1ac1os; sólo que no deberían
en su desesperación aferrarse a las teorías· realistas o las
ele ]a fic-ción. Porque 1os elementos cn~'f:t. falta ellos ad-
sona.lidacl jurídica porque todas ellas, 110 obstante su -
mutua hostilidad, parten c1e1 común presupuesto ele que
estas expresiones tienen que represent.a.1· o describir algo.

;i
¡¡
l 21- Ver H0HFELD, F1mdamentcii iegai conceptions, ps. 198 a 200, 220
y ss. Aunque H0HFEL-D escribe a veces como si sus complejos enunciados_
y, a renglón seg-nido, suministran vérsiones separadas e
incompatibles de la peculiaridad de ese rllgo·, en tanto que
acerca ele c1erechos 1 cleberes, capacic1ades, etc., fuesen sinónimos de· los ciales de expresiones no estamos ( el subrayado es mío) ''describiendo . ..
¡¡ juicios originarios sobre personas jlll'ídicas {" no significamos nacla más el proceso peculiar por el cual las cargas y beneficios de los miembroa
:l,, que lo que puec1e ser explicado meélian,te .1a:. descripción de las capaci- de la corporación son d.istribuídos" (p. 199), sino extrayenc1o una con·
:¡,, dades, etc .... de las personas físicas iinp°licác1as 11 ) , pienso que él también c1usión c1e derecho a partir de Teglas especiales. Lo que se ignora aquí

vio · que los juicios concernientes a personas jurídicas· no pueden ser · es la distinción (ver ps. 104 y 105) entre un enunciado acerca de una re-
!i ''reducidos'' a juicios concernientes á individuos sino que son, como gla jurídica y un enunciado que aplica una regla jurídica extrayendo
:l
,,,, él dice, s1ii generis (p, 198), y a esto se debe que la teoría de la ficción, . una conclusión de ella. Ignorar esto oscurece el análisis de la noción de un
ti cuerpo con personalidad jurídica tanto <;,orno el ele la 110<;,ión do un c1erei;.h<.>
;~ la teoría realista, y la del nombre cole!).tivo deforman el concepto de un·
cuerpo colectivo. Lo que H0HFELD 110 ye ·es qué al usar estas formas espe: subjetivo,
_:. ..,.

130 DERECHO Y l'olORAL DEFINICIÓN Y TEORÍA EN ·LA CIEKCI..\. JURÍDICA 131

entidad compleja, misteriosa o ficticia. La peculiari- --:,( - - ( condiciones psicológicas y ele otro tipo), dadas las cuales
dad, no obstante, no radica en eso, sino en las caracte- - --.<)~!· nos expresamos en esta forma unificadora personal. Algu-
rísticas distintivas ele las expresiones empleadas en 'la _:.ttl ,- -nas de estas condiciones podrán aparecer como dotadas
enuncia.ción y aplicación ele las reglas. Pero, claro está, -~<~} de significa.do pam fines políticos o jurí:ilicos i otr·a.s no.
no es la pemonalidacl jurídica sino la pers·onalicl.acl "mo- -•_/}¡'_ Fue· por cierto una de las sentimentalidades de la Genos-
ral" de los grupos organizados la c¡_ue crea mayores: pel'- - sensohafttheorie presenta.r a la unidad por la mlictad
:_\:~:~ ~
plejiclades: estos grupos existen con independencia ele las .. -'-~; - misma como cosa significa.ti\·a o digna ele respeto, en
normas jurífücas (una forma. confusa ele oponerse a la comparación con la ;-ulgar plura.lidad de personas que ca-
..
.,_, _..,,,
teoría de la ficción es precisamente afirmar este hecho), minan por la calle. Después de todo la simple unidad
y ninguna teo,ría del nombre colectiYo o de la abrevia.tura no· es mucho, aunque es -enormemente más ya.riada. de lo
parece adecua.da; por ello estamos tentados de preguntar .. ?:\ que parece ser.
"¿ Qué - es 1ma. iglesia, una nación, una unfrersiclacl ?", <\(
"¿ Qué es una asociación o un grupo organizado·?". Pero _, :} VI
también aquí deberíamos reemplazar esta forma de pre- - - -·-· ___ ::H . .
gunta,r 22, siempre desconcertante, por esta otra: a¿ Bajo ·_ J· Si deJ amos a un lado la. pregunta "¿ Qué es una. per-
"·'.:"·. .. qué cqndkiones alucli111os a. cantidad'es. y secuencias Q.~---~ _ ~j - . _ sona jurídica?'', 3· en lugar de ello preguntamos "¿Ea.jo
hombres como, agregados de indi,·iduos y bajo qué concli- _ •}-:-·-:-------- ·qúé-tip·o ~~- condkiones las nórinas jurídicfü/_.a.tribüyen ·
dones adoptamos, en ca.mhio, fl'8:ses unificadoras e:s:ten- _---·---f- _ respo11sab1liclades a las p{;rsonas jurídicas'?", pi'oba.ble-
didas por analogía a pm·tir ele imlividuos? Si pregunta- -~;; _ mente clarificaremos el funcio11amiento efectiYo de 1111
mos er,to e investig-a.mos las condiciones ele uso ele frases · sistema jurídico y sacaremos a. luz las precisas cues1.iones
que están en juego cuando los jueces, que se supone que no
característical': ("La nación i=mfrió d11rante 50 afíos", "La
legislan, llevan a, cabo alguna nueva extensión a cuerpos
uniYersid'ad expresó su gratitud", "La. multitud es!ta.ba
furiosa"), dejaremos ele hablar ele personalidad de ,9.-rupo con personalidad jurídica de reglas elaboradas para indi-
(y, en realidad, también de personalidad individual),_ ~:-, :..,:
'. viduos. Tomad por ejemplo la reciente extensión a las per-
_sonas jurídicas dela responsabilidJad por delitos que impli-
como si fuera una cualidad aislada o un conjunto de
can conocimiento o intención, o algún otro elemento inter-
cualidades. Porque encontraremos ,que hay muchas varie-
no 23 de tal indole que nna persona física no sería Úimi;
d'ades de condiciones que difieren entre sí con amplitud
23 D. P. P. t'S. Kent and Sussex Contractors Ltd., (1944) K. B. 14G
22 Es desconcertante, aclaro, en la medida en que estamos perplejos ('' con intento ele engañar usó un c1ocumeilto que era falso en un aspecto
respecto ile cuestiones fundamentales, pero no si sólo nos prcocupri algu1m concreto'' e '' hicieron una afirmación que sabía que era falsa- en un
r~ ... especie particular ile un grupo org:rniznc1o y sus difcrcn~ias GOn otras. aspecto particular"). Moore n. Bresler Ltd., (1944) K. B. 551 ( 11 con
Yer ps. 111 a U3, · iJ1te11t9 de en¡_;añar usó ,rn c1ocumeuto fnbo eit un t1specto roncrcto' '),

-"
,C; .,. .. . ~:. '. '

132 DÉR-EOHO Y MORAL . DEFÍNICIÓN Y TEORÍA E:ls LA CIENCIA JURÍDICA 133


. .
nalmente responsable si su dependiente, con el cono-· tados espirituales de quienes sustancialmente lleva.n a
cimiento y la intención requeridos, cometiese el.at:;t·u,s re·u.s · cabo la,s ta.reas g_ue hacen al objeto de aquélla. Hasta g_ué
en ejercicio . de sus funciones. Hay dos maneras, . una límites puede o debe ser lle'rnda esta fuente alternatiYa
· esclarecedora y la. otra equívoca, de representar las cues- . d~ ari.alógía es, claro está, una cuestión 'jurídica discu-
tiones que aquí están en juego: es decir, dos numeras ele tible, pero lo importante es ver que esta cuestión jurídica,
interpretar la palabra "puede'' en la pregunta. "¿puede· y no una cuestión lógica, es la que da el tono de la pre-
una persona jurídica. cometer un clelíto que im1üiqúe co- gunta. Aquí, por lo tanto, radica 1a fuerza c1e la palabra
nocimiento e intención?". La forma esclarecedora sería "puede" en la pregunta "¿puede una persona jurídica
exhibir el obstáculo a ta.l e:s,_··t.ensióu como consistiendo ·. ser responsable por un delito que implica intención ele
en {!l tipo ele analogía que se lia seguido para en(!uadrar engañar?" 24 • Por contraste) la forma confusa ele plantear
las personas jurídicas dentro ele la estructura general ele el problema es introducir defi_niciones de lo que es una
nuestro derecho. Ésta es, en fo1111a predominante, h aIU\,- J){!rs·o-rua jurídica y deducir de ellas respuesta;:; a la. pre-
logía con el caso de un iucliYicluo al que se declara res- gunta que nos interesa. "Una persona jurídica es
ponsable por lo que hace un clependi.ente en ejercicio de una mera abstracción 1 una ficción 1 una entidad me-
sus funciones. Esta a.nalogía se ha usado para extender · . tafísica". "Una. persona jurídica no tiene entendi-
las responsabilidades de las personas jurídicas desde el miento y por lo tanto no puede proponerse nada.:'.
.campo ·contractual al ele la responsabilidad ex.tracontrac, .... -------'1- -'Lc·'----cEstos enunciados confunden el problema porg_ue parecen
tual genéric.a y luego al de los delitos civiles que requieren verdades eternas acerca de la. na.tur_aleza de las personar;
un clolo es1~cífico: y la totalidad del vocabulario propio . jurídic;as, que nos son dadas mediante definic-iones: de
ele la regulación ·de las relaciones entre ªprincivaF1 y ese modo se hace aparecer que todos los enunciados jurí-
r·agent)1 ha siclo ada.ptaclo al caso c1e las personas jurídicas. dicos acerca de las personas jurídicas tienen que ade-
Pero para del:iitos del tipo que consideramos esta analogía . cuarse a aquéllos, so pena de resultar lógicamente incon-
110 s-irve y la pregunta fundamental es la siguiente: "¿Es sistentes. Parece, por lo tanto, . que hubiera algo por
ésta la ú1úca analogía. que los tribunales tienen a mano'?'' encima ele Jms analogías que son ele hecho utilizadas en el
"¡, Está el derecho cerrado en esta materia, o hay otros sis~ema jurídico para aplicar a personas jurídicas reglas
criterios par.a la aplicación a personas ju,rídicas de las elaboradn.s para indinduos, y que ello limita o controla
reglas originariamente aplicadas a individuos? De hecho esa aplicación. Una teoría ele la. ficción, toma.el-a en serio,
los jueces han sentido que no ;-:;e hallaba.u restringidos >/1-·· .·
de este modo y, por supuesto., se ha seí'íalado a menudo 2>-l Y seguramente es también de esta manera que debería ser consi-
_\ ...t . : . derada la cuestión todavía· en disputa sobre '' si una sociedad puede ser
que es posible en eJ. clerecho inglés hallar fundamento . .:./1 . responsable por un acto ilícito ci-dl que excede l¡i. órbita de su objeto
pnra impni,ar a una persona ,inrídica fas Acciones y es- oor;ial'-', ·
_. . . ._ ¡,
·,.2'.1

--_._ \i::;;~::r::~~~llitiift:¿:L::.L:;¡_L:¿~?L ~~;;,~·:.-r~,,~.:,S':-:":', ~C- -·-·•. •-,


-· 134 DERECHO Y ::-Ü:mAL
·:'-:'·,,/,
DEFINICIÓN Y TEDRÍA EN LA CIENCIA JURÍDICA 135
>~···.. .
no puede imponer s:ino limitaciones irrelevantes) y lo · •-.. ·,, ·
mismo ocurre con la teoría realista. Porque así como · _: /· del derecho. Ocurre exactamente lo mismo cuando exten-
esta últim~ parece decirnos_ que una so~iedacl "no puede" :!.,:\~j ·. demos palabras_ t.ales como "ganar'' o ''perder'' al usarlas
para referirnos· a las bazas de un juego, pues esas pala-
quedar obligada por un acuerdo que faculta a otra so- < ,_:
ciedacl a dirigir los negocios de aquélla., y a designar su _ ··•• '' ·.i bras _,ienen a relaciopa.rse con los hechos por las reglas
personal,· porq-ue tal cosa equivaldría. a ''degradaJ> a la · 1 ele ese juego. Si hablamos aquí de "ficción" no hacemos
justicia a esta clirerencia radical que c.ar:acteriza el uso
posición de un instrumento" 1a una. persona con voluntad ·- .. --~ ·
de expresiones ordinarias cuandio están unidas a los nom-
real 25 , la >teoría de la ficción parece decir que a una · .·
. bres de personas jurídicas; sólo- podemos deformarla.
persona jurídica "no 1mecle" reputársela au'i:ora cfo cier- · ,: .
Porque cuando, por ejemplo, decimos que una sociedad
tos delitos porque no tiene inteligencia. · · • ;,,,~¡-•
se domicilia en Ingfaten~ aun cuando sus miembro,'>, y
En realida,d la. si1,ggestio falsi que implicrL recurrir a· . · : e;
dependientes hayan sido muertos la noche anterior por .
la idea de "ficción" ~):ara ~xponer e~ü~ rama. c~el dere~ho; . : ,: ·? una bomba, el significado ele estas palabras sólo 1rnede
merece nuestra. conmderac1ón. Su v1c10 peeulrnr consiste . · ... -~i
hallarse e..xamina.ndo las normas jurídicas que prescriben
·en ocultar qu(:; cuando las palabras usadas normalmen- ··· ----~---<!_ ·: eri. qué condri.ciones tal ase,,eración es correcta. Pero si
te para aludir a individuos son aplicadas a. personas ... :{ hablamos de "ficciónn sugerimos que estamos usando
jurídicas, junto con la analogía. va involu~rada___ una _...:. ~l.___ -palabras en un sentido ordinario y que simplemente esta-
..diferencia l;aéi.ical en el modo en que tales expresiones ... J mos fingiendo que existe a.lgo a lo que se aplican. En las
se usan ahora, y, con ello, un cambio ele significado. novelas -ficciones g·enninas- conservamos el s1gnifica.-
Aun en el más simple de los casos cuando decimm, do ordinario de las palabras y fingimos que hay personas
"X es un dependiente de Y y Compailía", los hechos de quíe.n -ellas son verdad en s·u acepción común. Esto es
que justifican el uso de las pala.bras ''X es un clepe-n- exactamente lo que no hacernos cuando hablamos ele per-
cliente'' no son e{racta-men-t:e los ni.ismos que los: hechos sonas jt1ríclicas en derecho. Sin embargo, una de la.s más
que da.u oostento .a. "Smith es un dependiente ele Brown.n. c.nriosas piezas dé lógica que jamás hay-a amenazado con
De aquí que tod!as las frases o palabras comunes adquie- obstruír el cani.ino del desarrollo jurídico, debe ITTl origen,
ren, cuando a.parecen unidas a los nombres ele personas pienso, a la confusión de tal cambio de significado de la
jurídicas, mi. uso jurídico especial,· porque las palabras palabra "ficción" :2e, Se ha sostenido que. u.na persona
están 1a.hora relacionadas con los hechos, no sólo por las jurídica no tiene voluntad reai sino 1mia voluntad ficticia
reglas comunes del idioma, -sino también por las reglas
26 .e\. causa do esta subsistente posibilidad de confusión yo abando-
.25 Ver WoLFF, ob. cit., 54 "Law Quarterly Reyiew ", p. 501, citando ,
... {.~):, naría el uso de la palabra ''ficción'' para exponer esta rama del derecho
\lll/\ clecisión ele ln Corte Suprema ri)ernann, aunque el Dr. WOLFF está clispuesto a conservarla '' como uná fórmula''
(oh, cit., p .. 505).
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¡j 136 DERECHO Y MOlU.L bEFINICI6N Y TEORÍA EN LA CIENCIA JURÍDICA 137
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l¡- imputada. por el derecho., ). qne 1mesto que una voluntad_ lógica con la. irreleYante 11oc1011 ele una voln111tacl pura
:1
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así imputadn. sólo puede l)erseguir fines lícitos, no pode- ·· creada pot}el derecho, no tench-ía qne hnhe.1·¡.;e smnaclo a
mo:,, si hemos de seJ· lógicamente consistentes, a.fü:mar las dificultades ele Jos jueces, quienes, en un sistema jurí-
que una pernonia juríüic.a 1rnede c.ometer un delito crimi- dico como el inglés, tienen que decidir hasta qué punto
nal, o ni siquiera un acto ilícito ciYil.. Este uso ele la las analogías latentes en el derecho les permiten extender
teoría ele la ficci6n 1 claro este\ eYOca un cuadro alegórico: a las personas jurídicas reglas elaboradas para indivi-
01 derecho insuflando en una persona jurídica una volun- duos, cuando razones de justicia parecen reclamarlo.
tad que7 aunque ficticia, está, como la de su creador, Esta autops,ia ha durado mucho. Sólo agregaré esto.
<•xclusiv1ameute orientada al bien. Pero el cuadro es cle- Sería por supuesto el más crudo provincialismo consi-
inasiado equívoco, hasta como alegoría, porque oculta derar que la historia de la teoría jurídica, en esta materia
~
el hecho de que la pala.bra "voluntacl'' cambia. de signi- de las definicionel':5¡ es una lista de errores7 aunque sean
1◄ ficado cuando la usarnos respBcto de una persona jurí-
#···
errores esclarecedoÚs. Por el contrario, está llena de va-
••' cllic;a: una persona jurídica tiene voluntad no en el sentido liosísimas indicaciones sobre lo que clehe hacerse pa.ra
íl
)1
1
ele ·qü.e quiere hacer actos lícito,'3 o ilícitos, sino ele que ateudier a las, idiosincrasias del lenguaje jurídico y a la
~ eierta.s expresiones utilizadas para. describir las acciones ------1 ,--· --- elucidación. de flU,'éi conceptos especialeH. · A.clemás de los···
!ie preceptos y de la práctica de BEN'l'HAM, Dstá la práctica
~ Yoluntarias de individuos, pueden usarse respecto ele la
h
persona juríclica bajo ciertas condiciones prescritas por de AUSTIN '€11 su mejor forma; así como la. rica observa-
1·eglas de derecho. Y clel mero hecho de que las reglas ción de BRYCE 27 en ,el sentido de que las nociones jurí-

:1
prescriben tia.les condiciones para una amplia gama de dicas funda.inentales 110 pueden ser quizá definidas y sí
;:
¡¡ l'Xpresiones ( que es todo cuanto puede sigTuficar el impu- sólo descritas, y ha.y mucho en PoLLOCK ;/ en MAITLA.ND 28
,,
tar una volwitacl a. una persona juridíca.), no 1)llede cledn- dirigido ·a mostrar cómo la interacción entre dere-c-ho
¡!! 'UF c.;irse que estas condiciones no incluyen la comisión de un · subjetivo y remedio ha originado un uso especial de
ill j
palabras. Hay mucho también de valor en Kocoumm:
¡i¡ acto criminal o de ·un ilícito civil. La analogía con una .'.1
y Bll KELSEN. ¿ Sería insensato,· me pregunto, Yer en el
*~: persona viva y et. cambio de significado hacen,• por lo
.J

a
a
tanto, la esencia del modo de los enunc:iados jurídicos ;r 21 StuéUes vn history and juri.sprnae.nce, vol. u, p. 181. '' AuS'rIK.
q ne se refieren a -personas col.eetivas. Pero tales cosas. no no advirtió: cuán profundas son algunas de las dificultades de la teorí:t
1,011 más que eso. La analogía :iréV!;;s identidad, de modo ·f';{:
··l,:¡ jurídica, ni que ha.y algunas concepciones que es más seguro describir que
11 :J intentar· defini~las' '. Pero ver AUSTIN, J·urisprnclenoe, 5• ed., vol. n,
¡1: que aunque podamos ahora decir, como abogados, que ·> p. 1076: '' En verdad, algunos de estos · términos no pueüen definirse
:¡:,,, '·
:i~
rina persona jurídica. ha intentado engañar, esto caree.e . -'--··1,¡v, regular o formalmente ... ; en cuanto al resto, definirlos de esn mnnern
~:
"'
:~ de consecuencias teoréticas; y el cambio ele s_ignific.ado es absolutamente iuútil' '.
:::,:. llS History of Engl·ith law, -vol. n, ps. 31 ;r ss.
110 es ficción, por lo que la necesidad ele consistencia
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1
138 DERECHO y MOILI.L.
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título del ;Digesto De a.cquire,nda vel de a-mittenda p·os- (


sess-ione1 que evita la estéril preguu ta ¿ Qué es posesión?, · --l
un reconocimiento instintivo del principio cardinal .d~ t
que las palabras jurídicas sólo pueden ser elucida:das
·considerando la6 condiciones ba,jo las cuales· son verdade-
(
ros los enunciados en los cuak-S aquéllas tienen su carac-
terístico uso'? Pero aunque el tema de las d<éfinicionNi ·:
jurídicas tiene ,su historia) es sólo con el beneficioso güo ·
de la atención filosófica hacia el lenguaje) que .han s,ur:
gido las características generales de todo ese estilo de Se terminó de imprimir el clía 5
pensamiento y discurso humano que se ocupa. de reglas·/ ele junio de 1962, en los Talleres
de su aplicación a la conducta.. Yo por lo menós.no pude Gr:\ficos '' Y u N Q u E'', S. R. L.,
Combate de· los Pozos 968, Buenos
percibir cuánto ele esto era visible en la obra de nuestros ·_ Aires (República Argentina), al
predecooores hasta que mis contemJ)Oráneos rne enseña-_ cuidado de Roberto Suardí:u.

ron cómo mirarla .

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FREDERICK SCHAUER

LAS REGLAS EN JUEGO


Un examen filosófico dela toma
.de decisiones basada en reglas
en el derecho y en la vida cotidiana

Traducido por
Claudina Orunesu
Jorge L. Rodríguez

MARCIAL PONS, EDICIONES JURÍDICAS Y SOCIALES, S. A.


MADRID 2004 BARCELONA
ESTUDIO PRELIMINAR

1. INTRODUCCIÓN
El examen de cómo funcionan las reglas resulta de gran relevancia
al menos por dos razones. En primer lugar, por el importante papel
que ellas desempeñan en nuestras vidas. Es difícil pensar en alguna / l..,
esfera de conducta que no se halle regida por reglas, dadó que ellas L- '
no sólo ocupan un lugar central en el derecho y en la moral, sino
también en el lenguaje, la lógica o los juegos, por citar sólo unos pocos J
ejemplos. _
En segundo lugar, porque el uso de reglas para orientar nuestras'-··
acciones parece, al menos a primera vista, sujeto a un problema fun- 1
damental: el de la justificación racional del seguimiento de reglas. Una
regla prescriptiva destaca tomo relevantes ciertas circunstancias para
· calificar normativamente una acción como obligatoria, prohibida o per-
· mitida ("deténgase frente a un semáforo en rojo"). Pero, al hacerlo, nece- Q.
sariamente soslaya la relevancia de otras muchas circunstancias ( ldebo
detenerme frente a un semáforo en rojo si estoy llevando a mi esposa
al hospital de urgencia para dar a luz?). Y, en cierto sentido, parecería
que la evaluación de lo que debemos hacer en determinada situación
requiere tomar en cuenta todo posible factor que pudiese tener inci-
dencia en la determinación de nuestras obligaciones, esto es, debe aten-.
clerse al espectro completo de razones en juego. Pero si las reglas se
interpretan y aplican como si fuesen completamente "transparentes"
respecto de nuestra evaluación del resultado que ofrece el balance
de todas las razones en juego en cada caso, esto es, si en cada situación
de posible discordancia entre lo que expresa la regla y el balance com-
pleto de razones normativas en juego ha de estarse al resultado de
este último, las reglas como tales resultarían herramientas inútiles. Así,
14 ESTUDIO PRELIMINAR
ESTUDIO PRELIMINAR 15

el uso de reglas para la resolución de problemas prácticos parece con-


.."
::
ducir al siguiente dilema: o aceptamos la orientación que nos ofrecen
las reglas, lo cual resultaría en última instancia una forma de; des-
que se persiguen, mientras_.que otras sólo son tomadas en cuenta cuan-
do resultan útiles para la obtención de ciertos fines.
::

~
calificación por anticipado de ciertos factores potencialmente relevan- De las diferentes clases de reglas, ScI-IAUER ·se ocupa específica-
~' tes en la dilucidación de lo que se debe hacer y, consiguientemente, mente de las reglas prescriptivas, a las que distingue de las reglas des-
)' una forma de irracionalidad, o dejamos de lado la guía que ofr'ecen c,iptivas. Estas últimas se emplean para establecer regularidades o
~
"¡¡ las reglas y nos concentramos en lo particular de cada situación. para generalizaciones empíricas ("el vino alemán es más dulce que el fran-
\•
decidir cómo actuar de conformidad con el plexo completo de razones cés"), mientras que las prescriptivas son empleadas para orientar, con-
~' en juego, con lo que las reglas se tornan irrelevantes. trolar o cambiar la conducta de agentes con capacidad para tomar
i:; decisiones ("no se admiten perros en este restaurante"). En otras pala-
El intentar ofrecer una respuesta a esta tensión entre irracionalidad
bras, las reglas descriptivas no regulan el comportamiento de la natu-
¡¡¡ e irrelevancia en lo que respecta al seguimiento de reglas constituye
raleza, sino que describen las regul(l.ridades que pueden observarse en
::: el tema central de Las reglas en juego, la obra de Frederick SCHAUER ella. En este sentido puede decirse que la naturaleza no debe adaptarse
:;: cuya versión en español presentamos aquí 1 . Frederick ScHAUER es
!tl a tales reglas, sino que, por el contrario, las reglas descriptivas deben
actualmente profesor de la Escuela de Gobierno J ohn F. Kennedy de
¡::"'
:i: adaptarse a ella. Como postularía .ANscoMBE, su dirección de ajuste
¡:¡
,,,
la Universidad de Harvard y uno de los principales referentes de la va del lenguaje al mundo y no del mundo al lenguaje, mientras que
teoría jurídica contemporánea en el mundo anglosajón. El presente con las reglas prescriptivas ocurre lo contrario 2 :· · ·
,,¡¡¡,,, libro es, sin lugar a dudas, una de sus contribuciones más importantes
Si bien ScHAUER se vale de esta estrategia corriente para carac-
en el área de la filosofía del derecho, pues no sólo ofrece un exámen
m terizar a las reglas prescriptivas, que se· apoya en la discriminación
de la toma de decisiones basada en reglas, sino que, en su derrotero
teórico, explora con claridad, origina.lidad y profundidad cuestiones entre el uso descriptivo y el uso prescriptivo del lenguaje, a diferencia
tales como la idea de razones para la acción, la noción de autoridad, 'de los enfoques tradicionales se ocupa de remarcar una característica
así como las discusiones relativas al concepto de derecho y su ·nor- que a su criterio los dos tipos de reglas comparten, que estaría dada
matividad. por su generalidad. Tanto las reglas prescriptivas como las descriptivas
se fundarían en generalizaciones y, en cuanto tales, se dirigirían a tipos
y no a particulares. Al generalizar no se percibiría a los individuos
2. REGLAS Y LENGUAJE en forma aislada, sino como miembros de una clase. De tal rrianerá,
las generalizaciones resultarían selectivas en un doble sentido: selec-
SCHAUER señala que cuando se toman decisiones en la vida :coti- cionarían un limitado espectro de propiedades y, al hacerlo, necesa-
diana, grañ-:paii:E-ae·-ia-s-·accioneso--activída·des-porlas--que·-se--opta riamente excluirían o suprimirían otras. El predicado fáctico de las
0
se ven-iñfluidas·potreglas·~c1e--·may-diferentes--tipos: ·La presió11\ que reglas prescriptivas, al tomar a los individuos como miembros de una
ejettén' las reglas sobre· las ·co11ductas-ctifiere en cadá-cáso: algunas categoría más general, escogerían aquella propiedad que se estima cau-
cierran por completo el camino que se pretende tomar, otras colocan salmente relevante respecto de la meta u objetivo que se quiere lograr
incómodos obstáculos que deben sortearse para alcanzar los obje~ivos o evitar mediante el dictado de la regla, y que constituiría su justi-
ficación subyacente.
1 La génesis de esta traducción al español del libro de ScHAUER es el resultado '.de un
En su enfoque, ScHAUER centra su atención en la conexión entre
trabajo colectivo. En el año 1998 las ideas de SCHAUER fueron objeto de análisis en el Seminario las reglas y su formulación en un lenguaje para examinar cómo operan
de Teoría y Filosofía del Derecho dirigido por los profesores Eugenio BuLYGIN y Hugo ZULETA
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Afres (Argentina). En dicho rilarco las primeras en la toma de decisiones. Sin embargo, esa conexión no
se comenzó a trabajar en borradores de traducción de la mayoría de los capítulos del .libro, es tan estrecha como para identificar a las reglas con sus formulaciones.
tarea en la que participaron Raúl CALVO SOLER, Agustín FERRARO, Raquel GARZÓN, Márcela Ello así ya que ScHAUER considera que la fijación del significado de
GIL, Agustín María IGLESIAS, Claudina ORuNESu, Jorge L. RODRÍGUEZ, Laura SENDÓN, Germán las generalizaciones en las reglas prescriptivas puede hacerse no sólo
SucAR, Romina TESONE y Rugo ZULETA. La traducción que aquí se presenta fue confeccionada recurriendo a formulaciones canónicas, es decir, a un conjunto de pala-
con ese material preliminar, luego de ser compleÍado, revisado y corregido por los fimrnntes
de estas páginas, quienes desean dejar en claro que los méritos que puedan encontrarse en bras escritas de una determinada fuente, sino que también una regla
el trabajo son el fruto de ese esfuerzo colectivo, pero que asumen la exclusiva y con:ipleta no formulada canónicamente podría operar del mismo modo. Sería
responsabilidad por las deficiencias que puedan hallarse en las páginas que siguen. · entonces posible decir que una regla existe sin necesidad de que ella
Además de los citados, Leticia MORALES.y Tobías SCHLEIDER brindaron una inestirilable
colaboración en la revisión final de la traducción. ·. · ·. · 2 Cf. ANscoMBE, 1957: 109.
16 ESTUDIO PRELIMINAR ESTUDIO PRELIMINAR 17

haya sido formulada canónicamente, en la medida en que un cierto mativas -enunciados descriptivos relativos a normas, que califican a
grupo de personas la haya internalizado, atribuyéndole el mismo sig- ciertas acciones como obligatorias, prohibidas o permitidas de con-
nificado y tratándolo como relativamente opaco respecto de su jus- formidad con un cierto conjunto ele normas- 3 o, para decirlo con
tificación subyacente. Las formulacíones canónicas podrían en todo otras palabras, entre los caracteres de las normas y los caracteres de
caso facilitar el proceso de internalización del contenido semántico las conductas 4, estas observaciones de ScI-IAUER resultan controverti-
de la regla, pero ello no constituiría una condición necesaria para iden- bles. Permitir una cierta acc.íón posee un sentido unívoco: significa
tificarlo. En consecuencia, pese al énfasis que SCI-IAUER pone en su autorizar su realización y resulta incompatible con prohibir la misma
análisis en el modo en el que operan las generalizaciones en las reglas acción. Si la expresión "permitido" admite más de una interpretación,
prescriptivas, no identifica a las reglas con sus formulaciones lingüís- ello obedece a que ese término puede emplearse no sólo en la for-
ticas, sino que se adscribe a una concepción semántica de las reglas. mulación de reglas, sino también en proposiciones relativas a ellas.
·- En lo que respecta a la modalidad normativa que poseen las reglas Cuando se califica una cierta acción desde el punto de vista de un
prescriptivas, ScI-IAUER sostiene que ellas pueden ejercer presión sobre determinado conjunto de reglas, decir que ella se encuentra permitida
los agentes para que se comporten de un cierto modo, básicamente puede significar al menos dos cosas distintas: que no existe en ese
en dos sentidos: en el sentido de una prohibición o en el sentido de conjunto de reglas una que prohíba realizar la acción en cuestión (per-
una obligación. A estos dos caracteres normativos básicos debería misión negativa) o que existe en ese'conjunto de reglas una que autoriza
sumarse la permisión, si bien ScI-IAUER afirma que no resultaría claro su realización (permisión positiva) 5• De manera que de la afirmación
que las permisiones posean fuerza normativa. Pero, a su juicio, expre- de que la palabra "permitido" puede significar varias cosas distintas,
siones como "obligatorio", "prohibido" y "permitido" no deberían con- no se sigue en absoluto que, como carácter normativo, se trate de
cebirse como tres términos discretos, tal como tradicionalmente se los una noción susceptible de grados.
interpreta desde la lógica de normas, sino como conformando un con- Pero, en segundo lugar, esta asociación entre el carácter normativo
tinuo de fuerza normativa, cuyos extremos serían justamente la pro- ele una regla y las sanciones previstas para su incumplimiento supone -✓
hibición y la obligación. Ese continuo estaría determinado por las san- asumir una posición reduccionista que ha sído objeto de las más severas
ciones previstas para los casos de incumplimiento y las actitudes hacia objeciones, a las que Scr-IAUER no ofrece ningu,na respuesta 6• La exis-
las reglas de sus destinatarios, es decir, por las condiciones de apli- tencia de una regla que califica normativamente cierta acción como
cabilidad, aceptabilidad y eficacia en el cumplimiento de las reglas obligatoria, prohibida o permitida parece claramente independiente
que imponen tales calificaciones sobre las acciones. Las sanciones no de las medidas previstás para garantizar su eficacia. Aquí se advierte
sólo desempeñan este importante papel en la explicación de ScI-IAUER aún con mayor claridad la importancia de diferenciar a las reglas· dé
de cómo funcionan las reglas, sino que también son tomadas como la calificación normativa de ciertas acciones a partir de ellas: tiene
- base para su examen del problema de la autoridad. pleno sentido decir que una conducta se encuentra prohibida ele con-
Frente al presumible cargo de estar confundiendo una regla con formidad con un cierto conjunto de reglas, a pesar ele que desde el
las sanciones previstas en caso de que se la viole, ScI-JAUER se defiende punto ele vista del destinatario de esas reglas las sanciones previstas
considerando que una regla que en su forma establece una prohibición carezcan de todo peso motivacional y resulten, por consiguiente, com-
puede en los hechos no hacerlo si' el destinatario considera que el pletamente inocuas a su respecto. Y es particularmente extraño que
castigo a sufrir por su trasgresión es "un precio razonable" a pagar ScHAUER no repare en esta diferencia cuando, paralelamente, se esfuer-
por realizar la acción prohibida. La relación entre permisión y obli- za por resaltar la asimetría que media entre la autoridad y el des-
gación funcionaría de manera similar: así como en un extremo podría tinatario de las reglas, tal como luego examinaremos.
concebirse a una permisión simplemente como la ausencia de pro-
ScI-IAUER clasifica a las reglas prescriptivas en dos subclases: las
hibición, en el otro extremo podría adquirir ribetes de una virtual obli-
gación si el incentivo para realizar la acción fuese lo suficientemente reglas imperativas o regulativas (mandatory rules) y las reglas de expe-
significativo.
3
Cf. VoN WRIGHT, 1963a: Í21.
Estas consideraciones de ScI-IAUER en torno a la lógica subyacente 4
«Los caracteres de las normas son elementos de las normas Uunto con otros elementos,
al lenguaje prescriptivo constituyen un punto especialmente polémico como contenido, sujeto, condiciones de aplicación, etc.). En cambio (... ) los caracteres de las _)
ele su obra. En primer lugar, si se discrimina el plano de las reglas conduelas son elementos de las proposiciones normativas en el mismo sentido en que los carac-
teres normativos son elementos de las normas» (ALcHOURRóN-BULYGYN, 1971: 174).
del plano de las evaluaciones di'? ciertas conductas a partir de un deter- 5
Cf. ALCHOURRÓN, 1969: 242-268.
minado conjunto de reglas, esto es, entre normas y proposiciones nor- 6
Cf. HART, 1961: 34-53.
ESTUDIO PRELIMINAR 19
18 ESTUDIO PRELIMINAR

dadera. Si en cambio la proposición anankástica presupuesta no es


riencia o instrucciones (rules of thumb). En un primer análisis, la 'dife- verdadera, la eficacia de la norma técnica desaparece o, lo que es lo
rencia entre ambos tipos de reglas se centraría para: ScHAUER en la mismo, su fuerza para~motivar la conducta se diluye. La diferencia
distinta presión o fuerza que imponen sobre la conducta. Las reglas que puede señalarse éritte. las dos caracterizaciones es que ScHAUI¡R
imperativas ejercerían presión normativa debido a su carácter de reglas,
mientras que las reglas de experiencia sólo ejercerían presión normativa
considera i;i las reglas de experiencia como una subclase 9entro de
las reglas prescriptivas y, con ello, su delimitación del campo de lo
por su utilidad indicativa en una ocasión dada. Estas últimas funcio- prescriptivo es más amplia que la presupuesta por V ON WRIGHT. Pai-a
narían así de manera semejante a lo que VoN WRIGHT denomina normas este último, el hecho de que las normas técnicas estén -en los sentidos
técnicas 7• indicados- supeditadas a la voluntad del agente justifica que se sos-
Las reglas de experiencia serían optativas en un doble sentido. En tenga que ellas imponen deberes de una naturaleza diferente a los
un primer sentido, porque sólo se aplicarían si un agente desea lc;,grar impuestos por las prescripciones 9•
el éxito en determinada tarea. En otras palabras, las reglas de e:xpe- De acuerdo con la caracterización de ScHAUER de las reglas de
riencia serían hipotéticas, pues contendrían una cláusula condicional, experiencia, parecería que ellas no poseen aptitud para introducir nin-
explícita o implícita, que limitaría su aplicación a aquellos casos en guna diferencia relevante en el proceso de toma de decisiones, dado
los que se persiga el éxito en alguná actividad. La existencia de esta que si el resultado de su aplicación difiriese del que indican sus jus-
cláusula condicional haría, según ScHAUER, que sus destinatarios pien- tificaciones subyacentes, estas últimas prevalecerían y las reglas de
sen que existe una opción genuina entre participar o no en la tarea experiencia deberían dejarse de lado. Si esto fuese así, existiría una
designada. En un segundo sentido, serían optativas porque su fuerza diferencia crucial entre las reglas imperativas y las reglas de experien-
para motivar la conducta se debería a que se estima que el resultado cia, puesto que estas últimas no suministrarían genuinas razones para
deseado se alcanzará si se cumple con lo que la regla prescribe. Pero actuar, careciendo, por lo tanto, de toda fuerza normativa autónoma.
si se considera que siguiendo la orientación que ofrece la reglá de Sin embargo, como luego veremos, ScHAUER no juzga tan cruciales
experiencia no se alcanzará el objetivo buscado, entonces esa 1:egla las diferencias entre ambos tipos de reglas como cabría concluir de
no ejercería presión normativa alguna. Por ejemplo, .si se considera esta primera evaluación.
que en un cierto ca·so una cabaña no será habitable con independe,ncia
de que se 1a caliente, entonces la fuerza de la regla "si quiere hacer Comentando la clásica distinción entre reglas regulativas y cons-
habitable la cabaña debe calentarla" desaparecería y el agente se serií:iría titutivas, de acuerdo con la cual las primeras regularían conductas pre-
libre para ignorarla. Esto sería así, según Ser-MUER, porque las reglas viamente existentes y que podrían definirse sin hacer referencia a la
de experiencia suministran directivas útiles para los casos habituales, regla que las regula (una regla que prohíbe vender alcohol a menores
pero ni siquiera cuando se desea alcanzar el objetivo al que ellas apun- de edad o fuera de cierto horario, por ejemplo), en tanto que las segun-
tan ejercerían presión normativa alguna en cuanto reglas, si se estima das crearían la posibilidad misma de llevar a cabo ciertas acciones,
que, a pesar de realizar el deber que ellas imponen, no se logrará por lo que definirían actividades que no existirían con independencia
el objetivo deseado. · , de las reglas que a ellas se refieren (la regla que establece cómo enrocar
en el ajedrez, por ejemplo) 10, ScHAUER sostiene que se trata de una
En esta caracterización de las reglas de experiencia pueden eric,on- distinción en cierto sentido esclarecedora pero, al propio tiempo, con-
trarse dos coincidenyias y una diferencia con la caracterización de, las fusa. Y ello porque considera que las reglas constitutivas poseerían
normas técnicas que postula VoN WRmr-rr 8• Las dos coincidencias e~tán un doble aspecto: definirían cierta actividad y luego la regularían. Las
relacionadas con estos dos sentidos en los que ScHAUER considera que reglas que limitan los casos en los que se puede enrocar, por ejemplo,
las reglas de experiencia son optativas. El primero coincide con la idea se parecerían en este sentido a las reglas que limitan los casos en los
de VoN WRIGHT de que, en el antecedente de las normas técnicas, que se pueden vender bebidas alcohólicas, pese a que la segunda se
el objetivo deseado queda supeditado a la voluntad del destinatqrio referiría a una actividad que resultaría menos dependiente de reglas,
de la norma. El segundo coincide con la idea de V ON WRIGHT de que ya que podría ser definida con independencia de la regla que la regula,
las normas técnicas son eficaces si la proposición anankástica que pre- lo que no ocurriría en el primer caso. En otras palabras, ScHAUER
suponen -esto es, un enunciado descriptivo que indica que ci~ho no cuestiona la distinción, sino que se limita a señalar que sería una
medio es condición necesaria para obtener el fin deseado- es yer-
9 Cf. VoN WRIGHT, 1963b: 160-163, y 1983: 199-209.
7 Cf. VoN WRIGHT, 1963a: 29-30. ~ ::, 10 Cf. SEARLE, 1969: 33-42.
8
Cf. PEROT, 2003: .214-215.
20 ESTUDIO PRELIMINAR 21
ESTUDIO PRELIMINAR

equivocación suponer que las reglas regulativas no son también parte El predicado fáctico de una regla es generalmente una genera-
de prácticas e instituciones creadas por reglas, y que si bien existe lización probabilística respecto de alguna justificación, esto es, el pre-
una diferencia importante entre términos que cobran significado a par- dicado es verdadero para la mayoría de los casos, aunque no nece-
tir de un sistema normativo (como por ejemplo "responsabilidad", "in- sariamente para todos. Frente a la regla "no se admiten perros en este
constitucionalidad", etc.) y otros que no, ello no constituiría una razón restaurante'~ cuya justificación subyacente podríamos considerar que
suficiente para distinguir tipos de reglas. reside en evitar molestias a los clientes del restaurante, si se admite
Si bien parece sensata esta última idea de ScHAUER, su.evaluación que algunos perros no ocasionan molestias, la generalización del pre-
crítica de la distinción podría profundizarse. Supóngase una regla como dicado fáctico de la regla se presenta como sobreincluyente. Si bien
la siguiente: «El enroque consiste en un movimiento del rey completado la presencia de un perro en el restaurante, como categoría o tipo,
por el de una tone, todo lo cual se cuenta como una sola jugada. Se está relacionada de manera probabilística con la justificación subya-
ejecuta así: el rey deja su casilla inicial para ocupar una u otra de las cente a la regla, pued~ suceder que en casos particulares no se configure
casillas del mismo color más próximas de la misma línea; luego la tone la consecuencia prevista por esa justificación. Igualmente, puede
hacia la cual se dirigió el rey pasa sobre el rey ubicándose en la casilla ocurrir que los clientes sean molestados por situaciones diferentes a
que éste acaba de saltar. El enroque es irrealizable si el rey o la to,n la presencia de un perro. Por ello, el predicado fáctico de las regla
ya han sido jugados». Si se interpreta que ésta es una regla constitutiva, resulta también subincluyente, ya que no cubre ciertos estados de cosas
ella no sólo definiría qué es enrocar, sino que también regularía tal que en determinadas circunstancias resultarían comprendidos por su
actividad al disponer que el enroque no debe realizarse si el rey o justificación subyacente. Los casos de sub y sobreinclusión son, enton-
la torre han sido jugados. No obstante, la diferencia entre aceptar la ces, casos en los que la generalización que conforma el predicado fác-
existencia de reglas que presentan este "doble aspecto" y el directo tico de la regla falla ·respecto de la justificación que la genera.
rechazo de la distinción entre reglas constitutivas y regulativas no es Citra situación en la que una regla se torna inadecuada a la luz
meramente una cuestión terminológica. Decir "el enroque es irrealizable de su justificación se presentaría cuando una generalización supues-
si el rey o la torre ya han sido jugados" no constituye una genuina pres- tamente universal resulta en realidad probabilística en virtud del fenó-
cripción, sino que forma parte de la definición de "enroque". La con- meno de la textura abierta. La textura abierta es la posibilidad de que
secuencia de "enrocar" cuando el rey ya ha sido jugado no es que incluso un término preciso se revele como vago frente a un caso no
se recibirán cincuenta latigazos o algo parecido. Es la misma que pre- previsto, debido a nuestro imperfecto conocimiento del mundo o a
tender "enrocar" con la dama: no se tratará de un enroque. Es más, nuestra imposibilidad de predecir el futuro. Así, puede suceder que
no se tratará de una jugada válida del ajedrez, de modo que lo que el devenir de la experiencia revele que la generalización de una regla
se le diría al eventual contrincante que pretendiera hacer tal cosa es: no es aplicable en determinadas circunstancias, transformándose
"ésa no es una jugada_ yálida del ajedrez". Si aún se desea considerar entonces en probabilística, y resultando susceptible al tipo de falencias
que esto es una prescripción, lo cual no sería otra cosa que rendir examinadas en el párrafo anterior, es decir, sujeta al problema de la
un culto desmedido a las expresiones gramaticales por encima del uso sub y sobreinclusión. Y un tercer caso de divergencia entre la regla
del lenguaje, entonces también debería considerarse así a una regla y su justificación, que ScHAuER examina, se produciría debido a que,
que dijese: "no debe omitirse acentuar- a las palabras agudas tenninadas al generalizar y enfatizar determinadas propiedades, dejando así oiras
en n ". Si no se está dispuesto a aceptar esta conclusión, debería, lisa de lado, en el examen de un cierto caso puede ser que se considere
y llanamente, abandonarse la distinción entre reglas constitutivas y que la generalización omitió tomar en cuenta una propiedad que ahora
regulativas. parece relevante para la decisión. A estos tres tipos de generalizaciones
inadecuadas ScI-IAUER las denomina experiencias recalcitrantes. Cómo
se reaccione frente a estas experiencias recalcitrantes dependerá de
3. ATRINCHERAMIENTO Y AUTONOMÍA SEMÁNTICA si se,' asume un modelo conversacional o un modelo atrincherado de
toma, de decisiones.
ScHAUER afirma que a toda generalización contenida er:. una regla El modo conversacional ofrece una gran tolerancia a las experien-
imperativa subyace un propósito o justificación. La generalización limi- cias Í-ecalcitrantes, sean ellas provocadas por fenómenos de sub o
ta el número de propiedades que, sin su existencia, resultarían apli- sobreinclusión, textura abierta o por supresiones equivocadas al
cables en virtud de su justificación. De manera que las generalizaciones momento de crear la generalización, ya que el discurso en el modo
operan aplicando y especificando sus justificaciones subyacentes. conversacional admite que se suministren precisiones o se refinen con-
22 ESTUDIO PRELIMINAR
ESTUDIO PRELIMINAR 23
ceptos, toda vez que ello resulte necesario. Las experiencias recalci-
trantes funcionan en este modelo como disparadoras de las adapta- Esta idea se sustenta en una determinada concepción del lenguaje,
ciones requeridas, lo cual constituye su característica más meritoria que ScI-IAUER defiende, y que resulta incompatible con una visión par-
y saliente. ticularista del significado .._De conformidad con ella, el significado no
se explica por completo remitiéndose a los propósitos del hablante
Sin embargo, pese al atractivo del modelo conversacional, ScI-IAUER o al contextd en particular:én el que es usado el lenguaje. Para ScHAUER,
duda de que refleje la realidad del uso del lenguaje, ya que en ella la posibilidad de una divergencia entre la regla y su justificación pre-
es mucho más corriente que las generalizaciones no sean maleables, supone que el lenguaje y el significado son, al menos, parcialmente
sino que se vuelvan atrincheradas. Las generalizaciones, señala acontextuales, es decir; no están totalmente determinados por las cir-
SCHAUER, parten de similitudes que en cierto momento se consideraron cunstancias o por el contexto inmediato en el cual se los utiliza en
relevantes, y de la supresión de otros factores que se proyectan en un momento en particular. Por ello, Scr-IAUER sostiene que el lenguaje
el tiempo. Cuando esas generalizaciones· se asumen como atrinche- p<;)see autonomía semántica: los símbolos que lo conforman son capaces
radas, ciertas propiedades nunca serán tenidas en cuenta, otras resul- de portar significados sin depender para ello de los propósitos que•
tarán difíciles de expresar y otras serán menos comprensibles _de lo persigan los hablantes en ocasiones específicas. Esto no significa que
que lo habrían sido si la generalización no se hubiese atrincherad9. se rechace la necesidad de tomar en cuenta el contexto. Por el contrario,
En el modelo atrincherado, frente al acaecimiento de una expe- ScHAUER señala que se debe discriminar entre ·_el contexto que cons-
riencia recalcitrante, no se produce una modificación o reformulación tituye la ocasión específica de uso (sobre el que se sustentan las posi-
de la generalización como ocurre en el modelo alternativo. En el primer ciones particularistas) y el contexto entendido en términos de comu-
caso de experiencia recalcitrante, esto es, el de la generalizació1ipro- nidad lingüística.
babilística, el atrincheramiento convierte a la generalización en: una El considerar que el significado es parcialmente acontextual le per-
de carácter universal. Así, una generalización del tipo "todos los x deben mite a ScHAUER remarcar el hecho de que todos los usuarios de un
cp" prevalecerá como prescripción atrincherada, aun cuando apai'ezca lenguaje comparten un gran número de presupuestos contextuales, los
un x que no deba, de conformidad con la justificación que generc1 esa cuales configuran un contexto básico invariable dentro de una deter-
generalización, hacer <p. Eri el caso de la textura abierta, el hecq_o de minada comunidad lingüística. Si el significado· de una expresión estu-
que se haya descubierto un x que no debería cj) no obstará a que pre- viese determinado únicamente por el modo en el que ella fue .usada
valezca la generalización atrincherada, ni tampoco a que el caso. que en un momento particular, sería imposible dar cuenta de cómo se
pone en crisis la generalización sea tratado como un caso más, del:Jien- transmite el significado y de por qué se escoge una u otra palabra
do, por lo tanto, también cj). Y, por último, si una determinada t,arac- en diferentes contextos de comunicación. Para ScHAUER, una concep-
terística fue soslayada por la generalización, ello no obstará a que se ción particularista del significado, de acuerdo con la cual éste depende
aplique incluso en aquellos casos en los que la propiedad en cue~tión completamente del propósito que se persiga con la expresión en una
parezca relevante para su solución. ¡ ocasión concreta, no podría ofrecer una explicación satisfactoria del
En síntesis, en el modelo de toma de decisiones al que ScnÁuER fenómeno de la comunicación. La visión en una playa de un dibujo
califica como "conversacional", los conflictos provocados por las expe- formado por caracoles que se asemeja a G-A-T-O genera en los hablan-
riencias recalcitrantes deben resolverse siempre en favor de la justi- tes del español una serie de reacciones que hacen que se represente
ficación de la regla y no de lo que esta última expresa. En cambio, a un animal peludo y no a otra cosa, y eso es independiente de que
en el modelo "atrincherado" de toma de decisiones, el conflicto se ninguna persona haya realizado el dibujo.
resuelve en favor de la regla, y el decisor ha de considerar al hecho La tesis de la autonomía semántica ha sido resistida, entre otros,
de su existencia como constitutivo de una razó11 para la acción, incluso por FULLER en su famoso debate con HART acerca del significado de
cuando se presenten experiencias recalcitrantes.·· . las formulaciones de las normas jurídicas 11 • FuLLER sostenía que los
Las generalizaciones limitan, simplifican y especifican sus juÚifi- términos no poseen siquiera un núcleo de significado que pueda iden-
caciones. El hecho de que pueda haber divergencias entre lo que dis- tificarse con independencia de los propósitos específicos para los que
pone una regla y el resultado determinado poriSU justificación obe_dece se los emplea (señala como ejemplo la expresión "vehículo" en una
a que el significado de la regla no se encu_t::ntrá,:~?mpletam~11te deter- formulación normativa que prohíbe los vehículos en un parque).
minado por la aplicación de la justificación al caso ·bajo examen. ·
11 Cf. HART, 1958: 593-629, y FULLER, 1958: 630-672.
24 ESTUDIO PRELIMINAR ESTuDIO PRELIMINAR 25

El argumento de FuLLER consiste en afirmar que, dado que cual-


quier regla interpretada literalmente puede en ocasiones arrojar resul- 4. REGLAS, RAZONES Y AUTORIDAD
tados inmorales o absurdos, el juez debe siempre preguntarse si el Examinando críticamente la idea de LYONS de que al menos una
caso que examina es uno en el que los resultados serían inaceptables especie ele utilitarismo de reglas sería extensionalmente equivalente
si la regla fuese aplicada como tal. Por lo tanto, la aplicación de una al utilitarismo de actos 13 , ScHAUER sostiene que una regla que poseyera
regla requeriría que el juez considere su propósito o justificación y maleabilidad continua y especificidad ilimitada sería una regla sólo
analice si ellos son adecuadamente satisfechos en caso de que la regla en su forma, mas no en sus efectos. De modo que la exclusión de
se aplique literalmente. De esto concluye que nunca tendría sentido estos dos rasgos resultaría necesaria para ofrecer una caracterización
hablar de un significado literal o claro de aplicación de una regla, satisfactoria de las reglas, que preserve la idea de que la toma de deci-
tal como lo pretende I--lART. Estos resultados absurdos se presentarían, siones particularista y la toma de decisiones a partir de generaliza~iones
por ejemplo, al aplicar la regla "no se admiten vehículos en el parque" atrincheradas no son extensionalmente equivalentes.
a un vehículo que forma parte de un monumento erigido en el parque.
No obstante, al estudiar en detalle estos dos rasgos, SCI-IAUER con-
FuLLER argumenta así contra el atrincheramiento de las reglas y sidera que la especificidad limitada de una generalización es una con-
considera que ellas son denotables cuando no sirven a los propósitos dición suficiente, pero no necesaria, para la existencia de una regla.
de sus justificaciones subyacentes. Sin embargo, como lo sostiene MAR- Una regla de gran especificidad, que incorporara tocia distinción rele-
12
MOR , aun admitiendo -lo que de por sí es discutible- que los jueces vante concebible, ofrecería el mismo resultado que la apelación directa
siempre se pregunten si una regla debe ser aplicada en las circuns- a lé\S justificaciones subyacentes a ella para cualquier caso. Aun así,
tancias del caso, de ello no se sigue que las reglas no puedan ser enten- una regla semejante, que poseyera un grado máximo de precisión, resul-
didas o aplicadas sin referencia a su justificación. En el enfoque de taría vulnerable al problema de la textura abierta: frente a un caso
FuLLÉR se confundiría la cuestión de qué sea seguir una regla, con anómalo podría plantearse la cuestión de si la regla puede ser modi-
el problema de si una regla debe ser aplicada en una determinada ficáda al tiempo de su aplicación y, si la respuesta fuese afirmativa,
circunstancia. entonces las decisiones de acuerdo con· esa regla resultarían exten-
En el mismo sentido, SCHAUER considera que la conveniencia de sionalmente equivalentes con las decisiones tomadas a partir ele sus
evitar resultados absurdos no debe encubrirse bajo el ropaje de una justificaciones subyacentes. Por consiguiente, la ausencia de maleabi-
teoría del significado escasamente plausible, que confunde lo que el lidad continua, y no la presencia de especificidad limitada, es lo que
lenguaje significa con lo que desearíamos que nuestro sistema jurídico constituiría una condición necesaria y suficiente para la existencia de
haga. Este tipo de argumentos, que a menudo recurren a una inter- una decisión basada en reglas. La toma de decisiones basada en reglas
pretación más que dis<:utible de algunas observaciones de WITTGENSTEIN exige que estas últimas preexistan a cualquiera de sus aplicaciones par-
que podrían resumirse en el slogan "el significado es uso", no advierten ticulares, y que suministren cierta resistencia a sus justificaciones sub-
yacentes. Por supuesto, ciertos casos de aplicación llevarán al decisor
que una cosa es que el significado dependa del modo en el que es
usado por una cierta comunidad lingüística, y otra bien diferente que a cuestionar la regla. Ahora bien, cuestionar la regla modificándola
luego de su aplicación, esto es, controvertirla y luego modificarla para
el significado dependa de cómo se usa en una ocasión particular.
el próximo caso, no resultaría analíticamente inconsistente con que
Para So-IAUER, sólo habrá toma de decisiones basada en reglas en la regla ejerza cierta fuerza normativa respecto del caso actual. Pero
la medida en que, si una regla determina soluciones diferentes frente si sé cuestionala aplicabilidad de la regla respecto de un caso dejándola
a las que resultan de su justificación subyacente, ella ofrezca cierto de aplicar frente a él, la regla se volvería continuamente modificable
grado de resistencia a tales justificaciones. Esto sólo sería posible en y, por consiguiente, irrelevante para la toma de decisiones. En con-
la medida en que seamos capaces de captar el significado de la regla clusión, salvo que el peso de una regla resulte suficiente, al menos
sin recurrir a su justificación. Una regla sería así apta para suministrar respecto de cierto número ele casos potenciales, para superar incluso
una razón para la decisión incluso cuando su. formulación no sirva una creencia en contrario acerca de cómo debe resolvérselos, ella exis-
a la justificación que la ha generado. / tirá sólo como una regla de experiencia.
De este modo, para Sc1-IAUER las reglas actúan bloqueando aquellas
razpnes que ele otro modo resultarían aplicables a la decisión que ha

12
Cf. MARMOR, 1991: 136. t) Cf. LYONS, 1965,
26 ESTUDIO PRELIMINAR
ESTUDIO PRELIMINAR 27

de adoptarse. Por ello, compara su posición con la de Joseph R.Az,


quie? ha defendido una idea bastante próxima al señalar que las reglas superar su elclusión resulte superior a la razón que suministran las
func10nan como razones excluyentes 1 . Para RAz, en todo proceso de reglas para excluirlos._ .
toma de decisiones, además de las razones de primer orden, pueden Frente a ;itu"acion6s cd%~ ésta RAz, en cambio, plantea que debería
hallarse razones de segundo orden, que son aquellas que sumini$tran optar por una de entre dos alternativas de explicación, ninguna de
razones para actuar o abstenerse de actuar en virtud de una r,ázón las cuales, a juicio de ScHAUER, reflejaría la verdadera naturaleza del
de primer orden. Entre esas razones de segundo orden RAz considera razonamiento práctico en casos semejantes. O bien debería considerar
que se cuentan aquellas que excluyen razones de primer orden, :a las que la exclusión debe prevalecer siempre, ele manera que si en la situa-
que llama razones excluyentes, y que obligan a dejar de lado razones ción descrita se opta por ir a Austria, se habrá simplemente aban-
que de otro modo serían aplicables. Una regla imperativa sería para donado la regla, o bien debería decirse que en realidad un supuesto
RAz una combinación entre una razón de primer orden para llevar como el considerado no se encuentra cubierto por la regla, aunque
a cabo cierta acción y una razón excluyente que exige dejar de )ado a primera vista, debido tal vez a una interpretación poco cuidadosa
otras razones de primer orden en conflicto con la primera. · de ella, haya parecido lo contrario: Para RAz, el admitir que al momen-
to de tomar una decisión se examine incluso superficialmente la razón
No obstante ese paralelo inicial, las posturas defendidas por RAz de primer orden, para ver si ése es uno de los casos en los cuales
y ScHAUER divergen, puesto que para el primero las razones excluyentes no debería excluírsela, implicaría que la razón en cuestión no ha sido
siempre prevalecen en caso de conflicto con las de primer orden. excluida en absoluto. En cambio, para ScHAUER esto no sería psico-
ScHAUER, en cambio, acepta que las reglas pueden ser desplazadas lógicamente imposible, pues mediaría una diferencia entre un examen
incluso en virtud de la misma clase de hechos cuya consideración parece detenido y un simple "vistazo". Si bien ScHAUER reconoce que todo
excluir la regla. Así, cuestiona el ejemplo de RAz según el cual una supuesto en el que una regla resulta derrotada puede siempre refor-
persona adopta para sí la regla de_ que siempre pasará sus vacaciones mularse como si cayera fuera del alcance de la regla, considera que
en Francia, excluyendo la posibilidad de actuar sobre la base de:. una una regla susceptible ele ser derrotada tendría no obstante consecuen-
razón semejante a que los hoteles en cierta otra parte del mundo qfre- cias y poseería relevancia, aunque esa relevancia se manifieste sólo
cen promociónes especialmente atractivas en determinada ocasión. en algunos casos y no en todos los comprendidos en el alcance de
Supóngase; plantea· ScHAUER, que dicha persona toma conocimiento la exclusión.
de que un hotel en los Alpes austriacos ofrece habitaciones a diez
dólares la noche, un precio que resulta drásticamente inferior aj los ScHAUER sostiene que la discrepancia entre su posición y la de
cien dólares que se pensaba gastar en Francia. De a.cuerdo-con la 'pos- RAz es "empírica o psicológica", es decir, de carácter descriptivo. Sin
tura de SCHAUER, esta oferta podría considerarse tan obviamente :Ven- embargo, esto parece difícil de aceptar: los dos autores no están sim-
tajosa que la exclusión de considerar factores semejantes podría' ser plemente sosteniendo dos descripciones diferentes de cómo, de hecho,
derrotada, aun cuando en los casos normales (una diferencia de un ' la gente razona frente a un problema práctico. La diferencia de criterios
no deviene sencillamente de una cuestión fáctica, sino que depende
20 por 100 menos en el precio, por ejemplo) la regla no perdería su
de que se acepte una u otra forma de interpretar o explicar ciertos
fuerza para excluir que cada año se determine dónde pasar las :vJca- hechos. No hay modo de saldar una polémica como ésta a través de
ciones sobre la base del balance conipleto de razones. Para Sc1-1AúER, una cierta constatación empírica. Por el contrario, la diferencia de cri-
las restricciones que imponen las reglas serían más presuntivas :que terios parece más bien de carácter conceptual (si una regla no prevalece
absolutas, pues suministrarían cierto grado de restricción, pero ad_mi- siempre frente a sus justifica~nes subyacentes lpuede o no califi-
tirían la posibilidad de que se las deje de lado en circunstancias par- cársela genuinamente como "tegla"?) o bien de carácter normativo
ticularmente exigentes. Cuando las reglas o sus equivalentes funcionan ( lexisten razones que justifiqu$ optar siempre, frente a posibles expe-
de este modo presuntivo, los valores a los que ellas contribuyen resu,Itan riencias recalcitrantes, por la solución que ofrece una regla, o esas
promovidos, pero atemperados, por la manera en la que las pre~un- razones poseen sólo un carácter prima facie y pueden ser derrotadas
ciones permiten que un decisor conserve la aptitud para vislumqrar en casos particularmente exigentes?). O quizás constituya una com-
la gama completa de factores disponibles a fin de determinar ~i el binación compleja de consideraciones conceptuales y normativas.
caso analizado es uno de aquellos en los que esos factores suministran
una razón de una fuerza tan excepcional cor:io para que la razón 12,ara Sin perjuicio de lo anterior, parecería a primera vista que la postura
que asume RAz ofrece mayores reparos que la de SCHAUER, al menos
14
Cf. RAz, 1975: 15-84, y 1979: 3-33.
por lo siguiente. RAz distingue entre la conformidad con una regla
y el seguimiento de una regla. En el primer caso, se hace lo que la
28 ESTUDIO PRELIMINAR 29
ESTUDIO PRELIMINAR

regla exige -se actúa de acuerdo con ella-, cualquiera que haya sido traria. No obstante, Scr-IAUER objeta justificadamente esta calificación,
el motivo del agente para hacerlo. En el segundo, en cambio, se hace pues ella parece sugerir que las razones no absolutas se evaporan cuan-
lo que la regla exige pero, además, el agente lo hace motivado jus- do son desplazadas. A su criterio, tiene tanto sentido pensar que una
tamente por la regla -se actúa por ella-. Para RAz, las razones para razón no concluyente desaparece cuando resulta superada por otras
actuar son razones para la conformidad, no para el seguimiento, y, razones de mayor peso como sostener que un abrigo desaparece cuando
a su criterio, habría ocasiones en las que la manera de hacer más pro- el viento lo atraviesa. Lo que ocurriría en verdad es que una regla
bable la conformidad con un, conjunto de razones radicaría precisa- podría ser suficiente en algunos casos y en otros no. Pero en todos
mente en no actuar por ellas. Ese sería el modo de entender la relación ellos las reglas siempre ofrecerían alguna resistencia. Para Scr-JAUER,
entre una razón excluyente y el conjunto de razones excluidas: las razo- las razones normativas constituyen un continuo: en un extremo se
nes excluyentes servirían como vías indirectas para maximizar la con- encontrarían las razones más débiles, ceteris paribus, que determinan
formidad con las razones subyacentes que ellas excluyen. Ahora bien, resultados sólo si todo permanece igual, mientras que en el otro extre-
de ser esto así, las reglas imperativas funcionarían como reglas de expe- mo se hallarían las razones absolutas. Como puede advertirse, ScHAUER
riencia. No ofrecerían genuinas razones para actuar, sino más bien discrepa aquí con DwoRKIN, para quien las reglas siempre son con-
razones para creer: razones para creer, en situaciones de incertidumbre, cluyentes si son aplicables 16 • Siguiendo a HART, ScHAUER afirma que
que cierto curso dé conducta es, con mayor probabilidad, el que se una regla sujeta a una cláusula "a menos que... " sigue siendo una regla 17 •
tiene razones para ejecutar 15 . En otras palabras, las reglas no serían Estas consideraciones llevan a ScHAUER a sostener que lo que carac-
razones excluyentes debido a que, si se diera una genuina discrepancia tei"iza a las reglas de experiencia es que ellas poseen fuerza ceteris
entre el curso de acción que resulta impuesto por la regla y el que paribus, pues exigen un nivel de convicción más alto para justificar
resulta de las razones subyacentes a ella, habría que privilegiar al pri- el desvío respecto del curso de acción que la regla impone, y presentan
mero. Por el contrario, en una situación· semejante debería optarse así algún grado de resistencia a no ser aplicadas. Las reglas de expe-
por el resultado del balance de las razones subyacentes. Si las reglas riencia, al funcionar de este modo, se asemejarían a las reglas impe-
se conciben desde este enfoque como razones excluyentes es porque, rativas. La diferencia consistiría en que las reglas imperativas sólo
en caso de discrepancia entre el curso de acción que resulta impuesto serían vulnerables a razones externas a su justificación subyacente,
por la regla y el que creemos que resulta de las razones subyacentes mientras que las reglas de experiencia estarían sujetas a ser superadas
é\ ella, deberíamos privilegiar al primero, y ello debido a que nuestras o derrotadas frente a casos de inaplicabilidad de su propia justificación
creencias acerca de cuál sea el resultado del balance de razones podrían subyacente.
ser equivocadas. · Según este punto de vista, las reglas en general se caracterizárían
· Pero si se examina la posición de ScHAuER con mayor cautela puede poi· no resultar completamente derrotables. Pero al decir esto deberían
apreciarse que ella conduce a una conclusión bastante semejante. En distinguirse dos cuestiones distintas. Una regla sería internamente de,ro-
efecto, Scr-IAUER considera que una regla existe como tal cuando sumi- table cuando resulta inaplicable exclusivamente sobre la base de la ina-
nistra una razón para la acción que es independiente de la que pueda plicabilidad de sus justificaciones subyacentes. Tal sería el caso, para
proporcionar su justificación subyaGente. Pero una razón para la acción ScHAUER, de las reglas de experiencia. No obstante, una regla que posea
semejante no se configura con la mera conformidad de la conducta, cierta resistencia a la derrotabilidad interna -lo cual constituiría una
sino que es preciso que la regla guíe las acciones del sujeto. Ser guiado condición necesaria para la existencia de una regla imperativa- podría
por u.ria regla requiere que el agente tome a su existencia como una todavía resultar extemamente de1TOtable, esto es, susceptible de ser supe-
razóll para la acción -no necesariamente concluyente o absoluta-. rada por factores particularmente exigentes de carácter externo, tanto
Seguir una regla, en cambio, requiere tanto ser guiado como actuar respecto de la regla como de su justificación.
de conformidad con ella. La conformidad es entonces distinta del segui- Cuando se examina una regla aislada, esta distinción parece meri-
miento porque sólo el segundq exige ser guiado por la regla. di<!namente clara. Pero habitualmente las reglas no se presentan en
Las razones para la acción pueden o no ser absolutas. Las razones forma aislada, sino conformando complejos sistemas de reglas, y frente
para la acción no absolutas son habitualmente consideradas razones a eHos ya no resulta fácil discernir las situaciones en las que una regla
prima facie, en. el sentido de que pueden ser superadas o desplazadas deja de resultar aplicable respecto de un caso en virtud de la ina-
por otras razones más exigentes que se inclinan en la dirección con-
16
Cf. DWORKIN, 1977: 22-28.
17
15
Cf. BAYÓN, 1991: 43-57. .• Cf. I·IART, 1948: 145-166, y 1961: 174.
ESTUDIO PRELIMINAR 31
30 ESTUDIO PRELIMINAR

sariamente fesultados subóptimos respecto del curso de acción que


plicabilidad de su justificación subyacente y las situaciones en las ''que determinan sus justificaciones subyacentes?
deja de resultar aplicable en virtud de factores externos a ella:,'o a
su justificación, pero que resultan de lo dispuesto por otras reglas del SCJ:-IAUER i'uténta 1;esp8.~der a estas dos preguntas. Con respecto
mismo sistema o de sus justificaciones subyacentes. Y ello porque la a la primera, sostiene que, frente a un caso de aplicación, el destinatario
frontera entre lo uno y lo otro variará de acuerdo con cuál sea el de una regla puede creér que tiene buenas razones para estar en desa-
criterio de identificación de las reglas que se presuponga. Recufrc;Iese cuerdo con la directiva emitida por la autoridad y, no obstante, esta
que el propio ScHAUER admite que todo supuesto en el que una ~egla última puede creer, pese a ello, que tiene buenas razones para impo-
resulta derrotada puede siempre reformularse como si cayera fuera nerla. Hay situaciones en las que el incumplimiento por parte del des-
del alcance de la regla:. Siendo ello así, si en un sistema conviven/ dos tinatario se encuentra a su criterio justificado, cuando, considerando
formulaciones de reglas, una de las cuales dispone que "debe sancio- todas las circunstancias relevantes, estima que debe desobedecer la
narse a quienes cometen homicidio" y otra que establece que "no deben regla (por ejemplo, un niño que, frente a la disyuntiva entre obedecer
aplicarse sanciones a los menores de edad'~ lqué diferencia exisJiría la regla de ir a dormir a las nueve de la noche o ayudar a un amigo
entre decir que aquí la regla que, prevé una sanción para los casos a hacer sus deberes, considera preferible desobedecer). Pero, para-
de homicidio resulta externamente derrotable frente al supuestq de lelamente, la autoridad puede creer que tiene buenas razones para
un homicidio cometido por un menor de edad y sostener que la regla impedir el incumplimiento de la regla, porque,. a su juicio, un incum-
que sanciona a los homicidas contiene implícitamente una excepción plimiento en esta ocasión podría traer aparejados más perjuicios que
que restringe su alcance a los casos de homicidas mayores de ed~d.? beneficios. En una situación semejante, en la que existe un desacuerdo
entre la autoridad y el destinatario de la regla, lo racional para el
· Al considerar sistemas de reglas, la distinción entre derrotabilldad destinatario sería desobedecer, mientras que lo racional para la auto-
interna y externa sólo conservaría sentido si los calificativos de f;,"in- ridad sería exigir obediencia. Se presentaría así una asimetría entre
terno" y "externo" se refieren no ya a las reglas aisladamente ~on- la autoridad y el destinatario, porque sería posible que, frente a una
sideradas, sino al sistema como un todo: en tal supuesto, una r,~gla determinada regla, el destinatario crea que es irracional seguirla y la
sería internamente derrotable si la razón para dejarla de lado sµrge autoridad crea que es racional requerir su cumplimiento. La autoridad,
del propio sistema, mientras ·que sería externamente derrotable si rfsul- al momento de crear reglas, puede prever la posibilidad de desacuerdos
ta desplazada por consideraciones extrasistemáticas, esto es, al tq'µiar como éste y establecer sanciones -introduciendo así razones pruden-
en cuenta reglas pertenecientes a otro sistema al que se estima j~rár- ciales para seguir la regla- incluso para aquellos casos en los que
quicamente superior al primero como un todo. Claro que, así entendida el destinatario crea que tiene razones para desobedecer. En especial
la distinción, ella no permite justificar que una regla aislada se iri,ter- si predice que los casos en los que los destinatarios cometerían un
prete como una genuina regla imperativa o como una regla de e:Xpe- error al desobedecerla superaran a los casos de obediencia injustificada.
riencia. En consecuencia, y al igual que lo que ocurre en el castj de , Si bien puede ser irracional desde el punto de vista del destinatario,
RAz, un examen detenido del modo de concebir a las reglas imperativas · parece perfectamente racional desde el punto de vista de la autoridad
en ScHAUER muestra que la línea de demarcación entre este tip0 de privilegiar el respeto por las reglas, aunque esto implique en ocasiones
reglas y las reglas de experiencia es más que delgada, algo que,,;por llegar a resultados subóptimos. De esta manera, el carácter asimétrico
otra parte, el mismo ScHAUER parece reconocer explícitamente al sos- de la autoridad implicaría que en ocasiones su tarea consista en desa-
tener que es bien poco lo que distingue a las reglas que son vulnera:bles lentar al destinatario para que utilice su mejor evaluación a través
respecto de la inaplicabilidad de sus propias justificaciones de las \que de premios y castigos y mediante una educación que inculque los valo-
son vulnerables a ser superadas por razones externas a ellas. ., res del seguimiento de reglas.
Estas consideraciones permiten plantear dos interrogantes respbcto Esta salida no parece ir mucho más lejos que la solución raziana.
del enfoque propuesto por ScHAUER. En primer lugar, lno ocurrecon En primer lugar, porque nadie cuestiona la racionalidad en la impo-
él algo semejante a lo que hemos visto que ocurre con el planteó de sición de reglas por parte de la autoridad, sino solamente la racio-
RAz, esto es, que las reglas imperativas funcionarían exactamente cqmo nalidad en el seguimiento por parte del destinatario, de modo que
las reglas de experiencia, pues no suministrarían genuinas razones para señalar esta asimetría entre autoridad y destinatario en lo que a la
la acción, sino más bien razones para cr~er,, frente a situaciones de racionalidad se refiere deja todo exactamente en el mismo lugar, más
incertidumbre, que se debe actuar de cierto m:q'o'o? En s~gundo !ligar, allá de sumar a la consideración el que, al imponer una regla, la auto-
lcómo podría· descartarse el cargo de irracionálidad contra el segui- ridad puede sumar razones prudenciales para su seguimiento derivadas
miento de reglas .si se admite que actuar siguiendo reglas provoca n_ece-
~
t
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1
32 ESTUDIO PRELIMINAR ~ ESTUDIO PRELIMINAR 33
rli~.
~
de las sanciones correlacionadas a su trasgresión. Y, en segundo lugar, ~ así como la consiguiente confianza que ello produce. El seguimiento
porque si bien ScHAUER afirma que resultaría racional para la autoridad ~ de reglas permitiría que lós posibles afectados por ciertas decisiones
establecer sanciones para los casos de trasgresión a una regla, no sólo r
r: puedan anticiparlas con cierto grado de probabilidad antes de que sean
a pesar de que el destinatario crea que sería mejor violarla, sino incluso r
l· tomadas. Pero para que el argumento de la confianza funcione, el des-
cuando sería mejor violarla, pues de lo contrario habría escasas razones '
1 . tinatario tiene que ser capaz de identificar a ciertos individuos como
~
para que el destinatario obedezca cuando crea erróneamente que la ~ miembros de la clase que constituye el predicado fáctico de la regla,
violación estaría justificada, esto todavía no ofrece ningún argumento
contra la objeción de la irracionalidad en el seguimiento de. reglas.
r· y quien hace cumplir la regla debe compartir la comprensión que de
ella tiene el destinatario. Al suministrar una categoría pública, las reglas
Puede ser correcto que la autoridad esté dispuesta a sancionar a un disminuirían la probabilidad de que tanto la autoridad como el des-
sujeto por no seguir una regla, incluso aunque, considerando todos t.t tinatario efectúen categorizaciones distintas. Pero así como la capa-
los factores relevantes, sería mejor violarla. También puede ser correcto 1
cidad para predecir las decisiones de otros coadyuva a la reducción
que desde el punto de vista de la autoridad esto resulte racional. Pero ' de la incertidumbre, también disminuye la aptitud para adaptarse a
si considerando todos los factores relevantes, incluso el temor al castigo un futuro cambiante. Así, y dado que la frecuencia de los resultados
de la autoridad, es mejor violar la regla que seguirla, lo que el des- subóptimos varía de un entorno de toma de decisiones a otro, la fuerza
tinatario debería hacer es violarla. Así concebidas, las reglas tampoco :
de este argumento en favor de las reglas variará igualmente de un
suministran verdaderas razones para la acción, sino, a lo sumo, razones 'e.ntorno de toma de decisiones a otro. Su peso dependerá en gran
para creer que se debe actuar de cierto modo en situaciones de infor- medida de un cálculo de costos y beneficios, pues el valor de la con-
mación incompleta. fianza debe ser sopesado con los costos esperados de las decisiones
Veamos entonces cómo responde SCI-IAUER al segundo interrogan- subóptimas, y ese cálculo siempre resultará relativo a un contexto deci-
te. Explícitamente admite que, al implicar una inevitable sub y sobrein- sorio concreto. Ahora bien, la relación entre reglas y confianza en
clusión, la toma de decisiones basada en reglas trae aparejados también un determinado contexto decisorio dependerá también de si el decisor
errores y resultados subóptimos, de manera que cabe preguntarse por tiene potestad para dilucidar el propósito c\e la regla, ya que esa capa-
qué, pese a tales consecuencias indeseables, podría resultar preferible cidad aumentará la posibilidad de variaciones en su aplicación, dis-
un sistema de toma de decisiones basado en reglas. minuyendo así correlativamente la posibilidad de predecir las deci-
. ScHAUER evalúa un primer argumento en apoyo de las reglas, con- siones. Por lo demás, el argumento de la confianza, al igual que el
sistente en que ellas promueven la equidad. La toma de decisiones argumento de la equidad, es independiente de la calidad o corrección
de acuerdo con reglas resulta de aplicación general, por lo que faci- de las decisiones tomadas.
litaría la obtención de resultados más equitativos o justos. La máxima l1n tercer argumento en apoyo de las reglas consiste en sostener
"los casos semejantes .deben ser tratados de manera semejante" parecería que ellas promueven la eficiencia. Las decisiones basadas en reglas
favorecer la idea de que la generalidad de las reglas permite lograr permiten una mejor distribución de los recursos para la toma de deci-
similitud y consistencia, y, en este sentido, nos acercaría a resultados siones, ya que sustraen ciertos factores de la consideración por parte
más equitativos. Sin embargo, las reglas al generalizar ignoran también de los clecisores, eliminando así ciertas investigaciones y cálculos, lo
diferencias relevantes. y tratan a los casos diferentes como si foesen cual facilita su tarea. Este modelo de toma de decisiones resultaría
similares, e introducen distinciones que de otra manera serían irre- más eficiente al evitar la duplicación de esfuerzo, liberando tiempo
levantes, por lo que tratan en forma distinta casos que en realidad y recursos para poder destüiarlos a otras tareas. Las reglas, al señalar
son semejantes. De manera que el atrincheramiento de las genera- ciertos factores como relevantes y desechar otros, hacen posible que
lizaciones no favorece en verdad el objetivo ele tratar de manera similar un sistema basado en ellas pueda procesar más casos y con menor
casos similares y de manera diferente casos diferentes, sino que, por dispendio de recursos. Sin embargo, esta eficiencia se lograría al precio
el contrario, el particularismo tendría aquí un punto en su favor. Por de in;ipedir que quienes toman decisiones examinen factores que
lo tanto, la toma de decisiones basada en reglas no resultaría intrín- podrían ser determinantes para la solución de cierto caso. De esta
secamente justa: es más, en ocasiones podría obstar a la obtención manera, la toma de decisiones basada en reglas maximiza la eficiencia
de un resultado equitativo. al precio de que en ocasiones se llegue a resultados erróneos. A este
Un segundo argumento consistiría en que las reglas promueven respecto, ScHAUJ;:R distingue entre dos tipos de error. Uno es conse-
la confianza. Aquí se resalta la capacidad de la toma de decisiones cuencia de la inevitable falta de precisión de las reglas y se genera
basada en reglas para fomentar el carácter predecible de los resultados, cuando un seguimiento fiel y preciso de ellas provoca un resultado
34 ESTUDIO PRELIMINAR
ESTUDIO PRELIMINAR 35
;
distinto del que indicaría la aplicación particularista de su justificación t
¡:
subyacente, obteniéndose así resultados subóptimos. Otro es e} que tribuirían el poder horizontalmente, atribuyendo potestades a ciertos
se verifica en los entornos particularistas de toma de decisiones, en f agentes y quitándoselas..a o.tros, determinando así quiéii puede decidir
¡.
los que los errores más significativos resultan de las falencias propias 1:, qué en un momento deterriiihado. Al funcionar como mecanismos para
,,
de los decisores, su ignorancia, sus prejuicios o su incompetenci~, que la distribución del poder;'las reglas también podrían servir para restarle.
hacen que, pese a tener acceso a la consideración de todas las cir- poder a los individuos y asignárselo a la comunidad. Al suprimir dife~
11: cunstancias relevantes, se llegue igualmente a decisiones no ópfimas. rencias entre los individuos ayudarían a homogeneizar la comunidad.
Cuando se escoge uno u otro modelo de toma de decisiones se d:eben Según ScHAUER, las reglas facilitan la solución de algunos problemas
sopesar las consecuencias de ambos tipos de error. La toma de?deci- corrientes de acción colectiva. Si se considera que una condición nece-
¡j)
,,, síones basada en reglas se sustentaría en la creencia de que los efi:ores saria para la desarrollo de soluciones cooperativas en dilemas como
¡¡¡"' en los que podría incurrir un mal decisor son más perjudiciales que el del prisionero, que se definen en términos de individuos egoístas,
los que se podrían producir por la aplicación de generalizaciones 'atrin- se vincula con la facilidad para detectarlas, las reglas cumplirían una
cheradas, · 1· función simplificadora muy útil, sobre todo en situaciones en las que
1 Los tres argumentos considerados hasta aquí se vinculan eón un · f'
cuarto argumento, que consiste en sostener que las reglas promueven
'¡·:

¡
los agentes están dispuestos a cooperar. En este último caso, si la coo-
peración se realiza conscientemente, ella se orientaría hacia la gene-
11
ralidad y hacia el seguimiento de reglas.
la estabilidad. Tanto el argumento de la equidad como el arguq'iento ;,,

',
de la confianza y el argumento de la eficiencia reputan meritorio redu- l: En conclusión, para ScHAUER la esencia de la toma de decisiones
;;- cir la disparidad y, desde este punto de vista, centran su atención en basada en reglas se apoyaría en el concepto de jurisdicción, ya que
!l el valor de la estabilidad que la's reglas fomentan. La toma de decisjones las reglas restringirían el espectro de factores que han de considerar
'¡\ basada en reglas disminuye el espectro de potenciales decisiones yfavo- 1
los decisores y establecerían así limitaciones sobre su jurisdicción.
;: rece así el mantenimiento del estado de cosas actual, di~minuyendo Cuando se concentra la atención exclusivamente en cuestiones morales,
.:; la capacidad de los decisores para apartarse de las categorías impuestas y dado que un agente moral es en última instancia responsable de
con anterioridad. En este .argumento se encuentra latente unahvalo- sus propias decisiones sobre lo que debe hacer, este importante aspecto
i,,,i ración positiva del status quo, pero para efectuar esa evaluaci(m es de las reglas se perdería de vista, puesto que todos los agentes morales
i~ . necesario contar con una concepción sustantiva que indique si ese,esta- serían jurisdiccionalmente equivalentes: ninguno podría decir con res-
do de cosas merece ser defendido. pecto a una decisión que tenga repercusiones morales "esto no me
i{l l. concierne". En otros contextos, en cambio, podría apreciarse con mayor
'" Un quinto argumento examinado por ScHAUER es el que so~tiene nitidez el importante papel que desempeñan las reglas en la distri-
¡¡¡ que las reglas funcionan como herramientas para la distribució,n del bución del poder y la determinación de roles y funciones en la sociedad.
¡¡¡ poder. Un decisor no limitado por reglas tiene potestad para forna~ Con todo, ScHAUER reconoce que aún no se ha desarrollado una teoría
,,,
¡1¡ en cuenta cualquier factor potencialmente relevante. En cambió, uri moral satisfactoria acerca de la distribución jurisdiccional del poder.
decisor sujeto a reglas pierde al menos en parte esa potestad. El ~echo Y tampoco él intenta ofrecerla.
,,,\1!
:::,,, de que las reglas limiten así el poder de los decisores puede justiti'carse r1
¡¡¡ en la posibilidad de que cometan errores de apreciación. Per.b ésa ¡,
no es la única razón para limitar la competencia de los decisoi:~s: la 1:

concepción tradicional de la actividad jurisdiccional, según la cti_al los ir. 5. REGLAS, DERECHO Y POSITIVISMO
:,:
¡f¡ legisladores crean las leyes y los jueces las aplican -más allá d~ que
:~ se la comparta o no-, no se apoyaría tanto en la indicada (azón, El cuadro que nos dejan las reflexiones del punto anterior podría
sino más bien en el presupuesto de que la resolución de cuestjones parecer un tanto sombrío. Las reglas imperativas no tendrían mayor,
i/i de valor sustantivo debe atribuirse a instituciones con responsabilidad fuerza que las reglas de experiencia: estarían sujetas a ser derrotadas'.'
;;;
,;, pública y no a instituciones no democráticamente elegidas corgo la frente a consideraciones particularmente exigentes externas a la regla.·
judicatura. De modo que las reglas operarían como instrumentos;'esen- Es más, ellas no parecerían ofrecer genuinas razones para la acción,
cialmente jurisdiccionales, pudiendo asignar poder de dos ma~eras. sino más bien razones para creer, en situaciones de incertidumbre,
/¡\\
Por un lado, las reglas atrincherarían ciertas· categorías y, al haterlo, que se debe actuar de cierto modo, pero en última instancia deberían
atrincherarían el pasado frente al prese11t_e/y. éste frente al foturo, ser dejadas de lado si razones subyacentes de considerable peso indican
Esta distribución de poder sería temporal, pero lás reglas también dis- un resultado diferente. Por otra parte, los argumentos que podrían
., ·- lf postularse para justificar que se actúe siguiendo reglas deberían remon-

l
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36 ESTUDIO PRELIMINAR t
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ESTUDIO PRELIMINAR 37

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tar el peso adverso que significa el que las reglas ofrecerían en muchos r en conflicto resultan aplicables, no obstante lo cual una de ellas apa-
casos resultados subóptimos. Ninguno de tales argumentos parece con- ~ recerá· corno más directamente aplicable. La regla menos general, que
cluyente, y aquel que ScHAUER privilegia, esto es, que las reglas fun- t resulta aplicable a un número menor de casos -la más local-, parece
l
cionan como herramientas para la distribución del poder, no puede ~- más aplicable a los hechos que quedan comprendidos en su predicado
ofrecerse como respuesta satisfactoria al desafío de la irracionalidad 1
k fáctico. Si bien es frecuente en la práctica que dos reglas que sean
en el seguimiento de reglas, puesto que su alcance resultaría restringido ~
p equivalentes en cuanto a su localidad entren en conflicto, son más
a aquellos ámbitos de toma de decisiones que no tengan relevancia r
1
corrientes los casos de conflicto entre reglas localizadas a "distancias"
en el terreno moral. r
¡· diferentes del hecho particular bajo consideración.
Sin embargo, el análisis de ScHAUER resulta una contribución ines- La resolución de un conflicto normativo en un caso semejante
timable para comprender cómo funcionan las reglas en la toma de podría consistir en la asignación de prioridad a la regla más distante
decisiones, sus méritos y sus limitaciones. En particular, es destacable. sobre la más local. Sin embargo, ScHAUER considera que ello dismi-
que marque como rasgo distintivo de las reglas imperativas el que no nuiría las restricciones que impone sobre los decisores un sistema que
posean una maleabilidad continua, esto es, que ofrezcan cierta resis- emplee ese mecanismo para resolver conflictos normativos. Dado que
tencia a ser modificadas al momento de su aplicación. Scr-IAUER señala las reglas son instancias de sus justificaciones, podría trazarse un para-
que existe un salto temporal entre la creación de una regla y su apli- lelo entre el conflicto entre una regla local y una distante, y el conflicto
cación a un caso particular. Y al examinar las relaciones entre una entre el resultado generado por la regla y el resultado generado por
regla y sus posibles excepciones se pteocupa por el problema de si la aplicación directa de una justificación menos local, pero, no obstante,
puede considerarse a una regla como tal en caso de que sea posible aplicable. Si las restricciones que imponen las reglas sobre los decisores
incorporar excepciones adicionales en el momento de su aplicación disminuyen en la medida en que ellas resultan clerrotables en virtud
a la luz del espectro completo de factores que serían de otro modo de sus propias justificaciones, del mismo modo -o incluso con mayor
aplicables. Su respuesta es negativa, pues, a diferencia de muchos auto- razón:- se verían disminuidas si la regla más local· resulta derrotable
res que han puesto énfasis en la idea de la derrotabilídad de las reglas, incluso en virtud de justificaciones que residan en cualquier otra parte
entiende que, para mantener la distinción entre la toma de decisiones
del si&tema. Inversamente, la fuerza normativa de las reglas se incre-
particularista y la toma de decisiones basada én reglas, es preciso resis-
tir la tentación de concebirlas como incompletas con carácter previo mentaría, según Scr-JAUER, en el marco de un sistema en la medida
a sus aplicaciones específicas. en que ellas posean prioridad local, tanto sobre sus propias justifi-
caciones como sobre otras reglas más distantes del mismo sistema.
En la mayor parte de su obra ScHAUER examina las reglas de manera Para que las reglas operen como tales dentro del sistema, además de
aislada, pero se encarga de advertir que esa presentación básica debería ser tratadas como atrincheradas con respecto a sus propias justifica-
complicarse para tomar en cuenta las peculiaridades de los sistemas ciones generadoras, deberían ser tratadas como atrincheradas con res-
de reglas. Analiza entonces problemas tales como los conflictos y la pecto a otras reglas.
posibilidad de "lagunas" en los sistemas de reglas.
Puede así apreciarse que, tal como apuntáramos en el acápite ante-
A su juicio, cuando se ordena. una multiplicidad de reglas en un rior, al evaluar los posibles conflictos en sistemas de reglas ScHAUER
sistema, las restricciones que ellas imponen sobre los decisores resultan mismo relativiza la distinción entre la derrotabilidad interna -en la
más una función del modo en el que las distintas reglas se relacionan que el factor derrotante se ubicaría en la propia justificación de la
unas con otras que del modo en el que cualquiera de ellas opera en regla- y la derrotabilidad externa -en la que el factor derrotante
forma aislada. En aquellos sistemas que se proyectan en el tiempo
se hallaría en otra regla o en su justificación-.
y en los que conviven numerosas autoridades no coordinadas aumenta
de un modo dramático la posibilidad de conflictos entre sus reglas. En lo que respecta a la posibilidad de lagunas en los sistemas de
Como consecuencia de ello, un sistema de reglas puede detenninar reglas, ScHAUER señala, en primer lugar, que la ausencia de una guía
resultados diferentes y lógicamente incompatibles para un mismo caso, clara a partir de las reglas existentes no obliga necesariamente a impo-
especialmente debido al hecho de que los acontecimientos son pasibles ner restricciones adicionales sobre los intérpretes. Y cuando ello
de diferentes descripciones, por lo que pueden resultar subsurnibles ocurre, debe reconocerse que si las reglas resultan insuficientes, los
en predicados fácticos de diferentes reglas. Scr-IAUER examina la rela- intérpretes poseen discrecionalidad, esto es, libertad para la toma de
ción entre las reglas que conforman un sistema en términos ele su decisiones una vez que las reglas han cumplido su labor, lo cual es
dimensión ele localidad. Hay muchos casos en los que dos o más reglas diferente de tratar de detertninar lo que las i·eglas dicen.
ESTUDIO PRELIMINAR 39.
38 ESTUDIO PRELIMINAR

que se ajustes a los datos preexistentes, de manera que el intérprete


Cuando una regla se presenta por primera vez como poco: clara en este modelo deberá, en última instancia, adoptar una decisión
parece incuestionable que se examinen las justificaciones que subyacen tomando en cuenta todos 'l:é?? factores relevantes. Por su parte, en el
a ella. Pero, con independencia de con qué frecuencia este recurso modelo legislativo, dado quifpuede suponerse que incluso el legislador
a la justificación pueda resolver un caso que de otro modo sería difícil, originario ha tomado en cuenta las razones que justifican ese sistema
la dificultad subsistirá a veces incluso después de que se· haya: con- de reglas, parece que quien opera bajo el modelo legislativo estará
sultado la justificación. Y ello porque puede ocurrir que no solamente basando su decisión en los mismos factores empleados por quien opera
no se esté seguro de si una regla se aplica, sino que tampoco s.~ esté según el modelo interpretativo para elegir entre teorías interpretativas
seguro de si se aplica.su finalidad. Por cierto, cuando esto ocurre'.siem- en competencia.
pre es posible todavía apelar a una justificación de segundo orden l
La imagen que presenta ScHAUER del derecho, entendido como
y, eventualmente, a otras de orden superior. :: s.istema de reglas, resulta de su toma de posición frente a la discusión
Para ScHAUER, si se piensa en una única regla regulativa parece en torno al positivismo jurídico. Al respecto afirma que los teóricos
difícil alcanzar la idea de laguna e; igualmente, encontrar algún espacio del derecho vienen discutiendo por generaciones la validez conceptual,
para lo que podría denominarse "discrecionalidad" en un sentido fuerte fidelidad descriptiva y lo deseable desde el punto de vista normativo
de la expresión. Que la regla "no se admiten perros en el restaw;ante" del positivismo, cuya tesis central se contrapone· al "derecho natural"
no excluya a los hombres sin corbata difícilmente puede considerarse y niega la existencia de una conexión necesaria entte derecho y moral.
una laguna. De modo que sería extraño pensar que cada caso no cubier- ScHAUER remarca la necesidad de distinguir dos concepciones dife-
to por una regla es una laguna. rentes del positivismo. Una primera versión, que atribuye entre otros
La situación es distinta si se contempla un sistema completo de a CoLEMAN, LYoNs y SoPER, sostendría que el positivismo es una tesis
reglas, en el sentido de que pretende suministrar una solución' para conceptual acerca del derecho. La tesis de la separación entre el dere-
todo caso en el que los ciudadanos tienen un conflicto. Cuan90 un cho y la moral afirmaría que el positivismo sería correcto siempre que
sistema de reglas tiene semejante pretensión de completitud nUede, una comunidad pueda establecer como derecho a un conjunto de nor-
en efecto, haber lagunas, dado que se espera que las reglas determinen mas cuya juridicidad no dependa de su corrección moral. Esta versión
un resultado para cualquier acontecimiento. Las lagunas serían así del positivismo se limitaría a negar la existencia de una conexión con-
exclusivamente el producto de la conjunción de dos condiciones dis- ceptual entre el derecho y la moral, y admitiría que, contingentemente,
tintas: que el sistema tenga pretensiones de completitud y que rro dis- en ciertos sistemas jurídicos la validez de una norma pudiese depender
ponga de una regla por defecto o de clausura para los casos nb pre- de su valor moral. Ello en función de lo que establezca la regla de
vistos, es decir, una prescripción del tipo "todo lo que no está prohibido reconocimiento de cada sistema.
está pennitido'~ o -en el caso del derecho- una regla que establezca Scr-IAUER estima que esta tesis, de carácter conceptual, es básica-
que el actor perderá el pleito si no puede fundar su pretensión eil mente correcta, pero que lo sea o no tendría muy escasa conexión!,>
una justificación preexistente. !! con el enfoque que se asuma de las reglas, pues si lo que ha de con-::
Frente a una laguna así caracterizada, ScHAUER considera qt& pue- siderarse derecho en una comunidad puede ser definido en los términos.·
den adoptarse dos enfoques diferentes. Para uno de ellos, denominado descritos arriba, nada obstaría a que, por ejemplo, se considere derecho.
legislativo, las reglas existentes no ofrecen ningún apoyo para la de'cisión no a un sistema conformado por reglas, sino a uno sustentado en las
que ha de tomarse, y el intérprete deberá decidir en el nuevo(caso, decisiones ad hoc de alguna persona. Si esto fuese posible, afirma
considerando todos los factores relevantes, qué debe hacerse. Para el ScHAUER, entonces parecería que las reglas no cumplirían ningún papel
otro, denominado inte,pretativo, el decisor contemplaría al sistema de relevante para determinar la corrección de la tesis positivista entendida
reglas existente en su integridad y decidir{a eL1:rn.evo caso de la forma como una tesis conceptual.
que .mejor desarrolle y se corresponda con lafinálidad que el sistema \ .. La versión alternativa del positivismo que presenta ScHAUER es
persigue. ::• la defendida por RA.z, y debería, a juicio del primero, ser entendida
Aquí ScHAUER subraya inteligentemente qui no resulta def todo como una tesis descriptiva acerca de la divergencia extensional entre
claro que estos dos sistemas sean genuinamente _diferentes. En el ip.ode- el derecho de üna comunidad y su moral. Para que el positivismo,
lo interpretativo se buscará aquella solución qµy r,esulte más coherente según esta versión, sea clescriptivamente correcto, la regla de reco-
con los datos preexistentes. Pero esto condücirá inexorablemente al nocimiento en toda comunidad o en alguna comunidad (según se inter-
problema de la subdeterminación: no habrá una única interpret,ación
¡r-
(
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~'

40 ESTUDIO PRELIMINAR
~:\ ESTUDIO PRELIMINAR 41
G
prete la tesis como universal o como relativa a una comunidad espe-
cífica) debería servir para demarcar su derecho de la moral. Si en
e su origen deben guiar las decisiones judiciales. Pero sí estaría com-
una comunidad el derecho y la moral resultan concordantes, ese sistema
jurídico no podría describirse de manera fidedigna como "positivista".
L
f
prometido con la idea de que, si existe una regla jurídica identificable
por su origen que se aplica al caso bajo análisis, entonces debería
Según este punto de vista, el positivismo sería descriptivamente acer- r empleársela para determinar el resultado. Si los decisores jurídicos
pudiesen dejar de lado el resultado generado por las reglas jurídica-
tado respecto de cualquier comunidad en la que el conjunto de las
normas jurídicas no sea concordante con el conjunto de las normas
morales.
r
i
!,
mente identificables, entonces no tendría sentido alguno una idea como
la de la regla de reconocimiento. Scr-IAUER sostiene que, frente a un
r. sistema simplificado que contuviese una regla de reconocimiento que
ScI-IAUER rescata de esta segunda versión del positivismo -que l. permita identificar a las reglas por su origen, en el que los decisores
a su juicio es congeniable con la primera, dado que cada una ele ellas hayan sido instruidos para tomar en consideración sólo las reglas iden-
operaría en planos diferentes, una en el plano conceptual y la otra tificables en virtud de su origen y en el que existiese una regla de
en el plano descriptivo- la idea de aislamiento sistemático, esto es, clausura que especifique el resultado que debe alcanzarse en todos
no una cuestión vinculada con la distinción entre el derecho y la moral, los casos no cubiertos por alguna de las reglas identificables por su
sino más bien que habría sistemas cuyas normas serían identificables i, origen, una explicación como la de esta versión del positivismo resul-
por referencia a algún criterio que permita distinguir a las normas i.
f· taría plausible, por lo que, como tesis descriptiva, no sería concep-
jurídicas de otras normas. Ese criterio de identificación seleccionaría , tualmente defectuosa, salvo que se· la considere relativa a todos los
a las normas jurídicas del universo de las normas y suministraría así sistemas jurídicos y no a sistemas jurídicos posibles. Pero los sistemas
un criterio ele validez jurídica. jurídicos reales no -responderían a ese modelo simplificado. Por ello,
El derecho así concebido funcionaría como el análogo sistemático el cuadro que presenta esta versión del positivismo debería, a juicio
de una regla. Así como esta forma de circunscribir lo que resulta poten- de ScI-IAUER, abandonarse.
cialmente relevante puede, en el caso de reglas individuales, generar En su reemplazo, ScI-IAUER considera más plausible sostener que
una respuesta que sea, considerando todos los factores relevantes, equi- ¡-· las reglas locales tienen efectivamente uria prioridad, pero que ella
vocada, del mismo modo podría ocurrir que la toma de decisiones 1
no es absoluta. Si de hecho existe una prioridad no absoluta del resul-
únicamente de conformidad con las reglas seleccionadas por la regla tado generado por un conjunto ele reglas limitado e identificable en
de reconocimiento genere una respuesta errónea desde el punto de virtud de su origen sería correcta la tesis que ScI-IAUER califica como
vista de las justificaciones subyacentes al sistema jurídico considerado positivismo presuntivo. Se trataría de una tesis descriptiva acerca del_
como un todo. Una visión positivista de un sistema jurídico consideraría carácter de un conjunto de normas identificables, en virtud de su origen,
que éste, como un todo, es la instanciación de sus justificaciones sub- dentro del universo de razones para decidir que emplean los decisores
yacentes y, al estilo .de las reglas, trataría a esa instanciación como en el marco ele un cierto sistema jurídico. El uso de la expresión "pre-
atrincherada frente a los esfuerzos por verla como meramente trans-
suntivo" se referiría en términos generales a la fuerza que poseen las
parente respecto de las justificaciones del propio sistema.
reglas y, más específicamente, a un grado de fuerza tal que la regla
El desafío de DwoRKIN al positivismo debería entenderse corno debería aplicarse a menos que se crea que existen razones particu-
una ofensiva contra la fidelidad de'scriptiva de esta tesis: porque con- larmente exigentes para no hacerlo.
sistiría en argumentar que, si se observan los sistemas jurídicos reales,
muchas veces ocurriría que los resultados determinados por la apli- Resulta muy poco convencional este modo en el que Sc1-IAUER pre-
cación de una regla identificable por su origen resultan moral, social, senta la discusión en torno al positivismo jurídico. Si se acepta, tal
económica o políticamente indeseables. El positivismo no podría expli- como él lo hace, que ese debate se desenvuelve en torno a tres ejes,
car cuándo y cómo las respuestas que generan las reglas identificables esto es, a la validez conceptual, a la fidelidad descriptiva y a lo deseable
en virtud de su origen social son rechazadas, acudiéndose a normas desde el punto de vista normativo del positivismo, es curioso que pre-
no identificables por apelación a una regla de reconocimiento. Si los sente a la primera versión del positivismo, que coincide con lo que
jueces deciden casos con cierta frecuencia de conformidad con normas hoy es corriente calificar como positivisnw incluyente, como una tesis
distintas de las jurídicas, lqué finalidad tendría el identificar el sub- de carácter conceptual y a la segunda, que coincide con lo que hoy
conjunto de las normas que llamaríamos "jurídicas"? se califica como positivismo excluyente, como una tesis de carácter des-
criptivo. Y es curioso que lo haga, puesto que si bien podría aceptarse
ScI-IAUER sostiene que en realidad el positivismo no está compro- que la mayoría de los defensores del positivismo incluyente presentan,
metido con la idea de que sólo las reglas jurídicas identificables por en efecto, sus ideas como circunscritas al plano conceptual, también
1:
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ESTUDIO PRELIMINAR 43
42 ESTUDIO PRELilvlINAR f
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origen social y no de su contenido, entonces que algo sea derecho
los defensores del positivismo excluyente pretenden asignarle tal c:arác-
ter. Así, el argumento principal que emplea RAz en defensa del!posi-
f no puede depender de que deba ser derecho. Cabe acotar que los par-
tidarios del positivismo e;¡:cluyente sólo han defendido esta segunda
tivismo excluyente es que desde la postura opuesta no se podría dar alternativa fuerte, y es por ello que consideran que su caracterización
cuenta de un rasgo central del derecho: su pretensión de autoridad 18 • del derecho se halla en conflicto con la del positivismo incluyente.
Y éste es un argumento de carácter conceptual, más allá de que se ¡., Si se admite entonces que esta disputa se desarrolla en el plano con-
coincida o no con el análisis de RAz 19 • ceptual, el positivismo excluyente parecería poseer una cierta ventaja
Pero con independencia de cómo conciban cada una de estás dos sobre el incluyente, en tantó este último debería asumir un presupuesto
posiciones sus defensores, el problema es, en primer lugar, que con controvertible: alguna'foi:ma de objetivismo moral. Ello así, ya que
una presentación como la que ofrece ScHAUER, si el positivismo inclu- su contingente apelación a la moral como criterio de validez jurídica
yente se concibe como una tesis conceptual y el excluyente como una no podría interpretarse sino como relativo a la moral ideal, de modo
tesis descriptiva, ambas posiciones resultarían perfectamente cómp·a- que pará poder distinguirse del positivismo excluyente debería justificar
tibles. De modo que la propuesta de ScHAUER no permitiría explicar [, que existen pautas objetivas de moral ideal a las que la regla de reco-
los exte;1dido? _d~bates ent~e _ambas yosiciones que han domina,do el : L. nocimiento de cierto sistema jurídico remitiría para la identificación
escenario pos1tlv1sta de los ult1mos anos. ~ del derecho.
Pero además, y en segundo lugar, si se asume que la "mejor 1inter- ~- En cuanto al plano descriptivo, la tesis posi!ivista excluyente con-
pretación" del positivismo incluyente es la que lo concibe comp una 1: sistiría aquí en afirmar, como cuestión de hecho, que necesariamente
tesis conceptual, y la "mejor interpretación" del-positivismo excluyente t en todo sistema jurídico la validez de una norma no depende de su
· consiste en leerlo como una tesis descriptiva, esto todavía no constituye t- valor moral. El positivismo incluyente afirmaría, en cambio, que no
una razón suficiente para no compulsar cada una de esas interpre- f·
i necesariamente es el caso que en todo sistema jurídico la validez de
taciones con una quizá menos plausible, pero igualmente concebible, una norma depende de su valor moral. .Bajo esta lectura descriptiva,
interpretación de la tesis alternativa en el mismo plano de análisif r la posición del positivismo incluyente parece dar cuenta de un modo
f
l' más adecuado de la configuración de las prácticas corrientes en las
Si se lleva a cabo esa· comparación, el cuadro resultante p,'arece r. democracias constitucionales contemporáneas, mientras que la versión
ser el siguiente. En el plano conceptual, el positivismo incluyente d,efen- t. fuerte de la tesis de la separación que se atribuye al positivismo exclu-
dería la idea según la cual el que la moral sea o no una condición
de validez en un cierto sistema jurídico depende de lo que estaqlezca
una regla social o convencional, como la regla de reconocimier\Jo de
~
¡
yente resultaría lisa y llanamente falsa al contrastársela con la evidencia
empírica. Justamente en virtud de esta razón es que la 'lectura des-
criptiva del positivismo excluyente que propone ScI-IAUER difícilmente
HART, esto es, una regla secundaria que permite identificar el conjunto pueda tomarse como la mejor interpretación de esta idea.
de normas válidas de un sistema jurídico. Si en un cierto sistema: jurí-
dico su regla de reconocimiento establece que la moral es una congicióh Por otra parte, la postura que el propio Scr-IAUER defiende en el
de validez, entonces ella lo será respecto de ese sistema. Si, en cambio, plano descriptivo, esto es, el positivismo presuntivo, no sólo debería
la regla de reconocimiento no incorpora ningún principio moral, G.hton- [: plantearse como superadora de este flaco rival que sería el positivismo
excluyente así concebido, sino que debería también demostrar su supe-
ces ellos no figurarán entre los criterios de validez del sistern~ res-
pectivo. Por su parte, el positivismo excluyente, en la versión máS: débil i rioridad frente a la versión descriptiva del positivismo incluyente, lo
que de él ofrece ScI-IAUER, afirmaría que podría existir al meU:9s un r cual no parece ya tan sencillo. De hecho, ScHA.UER admite que no
sistema jurídico en el que su regla de reconocimiento sólo se refjriese r,i p1,1ede demostrar la fidelidad descriptiva del positivismo presuntivo,
a un criterio relativo al origen social de ciertas normas para ipenti- f pues ello requeriría la identificación empírica no sólo de los casos en
ficarlas como jurídicas, lo cual es perfectamynte congeniable c·on la los que la presunción es dejada de lado, sino también de la afirmación
tesis positivista incluyente. Sólo en su versiói'i::Jt1erte habría un~ ver- - estadística de que usualmente las reglas presuntivas prevalecen de
dadera confrontación con el positivismo incluyente, pues ella sost¿ndría hecho. Y reconoce además que existe un argumento psicológico, implí-
que la validez jurídica de una norma depende siempre, esto es, respecto !: cito en la afirmación de RAz de que las razones excluyentes son ne-
cesariamente no superables, que restaría apoyo a su posición. Ese
de cualquier sistema jurídico, de su origen ~qcial. Si con resp~cto a
todo sistema jurídico, la validez de una norma es· una función '.de su r
1
argumento considera que la idea de una presunción refutable es feno-
menológicamente falaz, y ello porque, para que una presunción pueda
18 a. RAz, 1994: 211. ser refutada, las consideraciones potencialmente refutadoras deberían
19 Cf., por ejemplo, LEtTER, 2001: 366, y CoLEMAN, 2001: 109-110. 1
1
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44 ESTUDIO PRELIMINAR t,.
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ESTUDIO PRELIMINAR 45

~
ser investigadas no sólo en los casos en los que la refutación tiene t~ los jueces se limiten; al justificar sus decisiones, a tomar en consi-
lugar, sino en todos los casos. Siendo ello así, asignar peso presuntivo ~.' deración normas identificables por su origen social-, resulta difícil
a una regla supondría afirmar que los decisores, atisbando bajo la regla, ~~- admitirla como una genuina crítica al positivismo. Y ello en razón
podrían, no obstante, tener la capacidad de ignorar el factor poten- ~
de que, en cualquiera de sus versiones, el positivismo parece com-
prometido fundamentalmente con distinguir entre la identificación y
cialmente refutador en todos los casos en los que no sea lo suficien-
temente fuerte, esto es, podrían ignorar lo que ya saben. Contra esta
k~ la· aplicación de las normas jurídicas, y, consiguientemente, con la idea
~ de· que la pertenencia de una norma a un sistema jurídico no ofrece
objeción, ScHAUER se limita a ofrecer la posibilidad contraria: que los f
decisores pueden establecer la diferencia entre un factor que preva- í una respuesta concluyente a la pregunta de si ella debe ser aplicada
lecería si el proceso decisorio fuese particularizado y un factor que f
~
.por los jueces y obedecida por los ciudadanos. Específicamente, los
no prevalece debido a la presunción o carga de persuasión predomi- ~ deberes jurídicos de los jueces resultarían de lo que dispongan las reglas
nante en un entorno decisorio particular. ~ secundarias de adjudicación. Y según lo que ellas dispongan, que los
~
jueces dejen a veces de lado las soluciones que suministran las normas
De todas formas, el punto central que nos interesa destacar, al jurídicas en función del resultado que determinan ciertas razones mora-
f
igual que lo que ocurría con la discusión entre ScHAUER y RAz con les podría constituir un supuesto de:
respecto a las reglas entendidas como razones para la acción, es que
concebir la polémica en torno al positivismo como circunscrita al plano a) incumplimiento por parte del juez de los deberes que le fijan
descriptivo resulta poco enriquecedor. Si no se trata de una polémica ': las reglas secundarias del sistema jurídico;
vinculada exclusivamente con la caracterización del concepto de dere- b) ejercicio de discrecionalidad por parte del juez que se encuen-
cho, debería en todo caso examinársela desde el punto de vista de tra autorizado por.las reglas secundarias del sistema;
su justificación normativa. De hecho, ni las críticas de DwoRKIN al e) cumplimiento de su deber jurídico por el juez, en razón de
positivismo ni los argumentos de ScHAUER en defensa del positivismo la existencia de reglas secundarias que lo obligan a tomar en con-
presuntivo son exclusivamente descriptivos. Como sostiene COLEMAN, sideración normas morales para "morigerar" la aplicación de las nor-
la crítica de DwomaN pone de relieve un cierto hecho que el positivismo mas jurídicas cuando de ellas se siguen consecuencias injustas, o
debería poder explicar. Pero el positivismo no necesita explicar ese d) modificación del derecho por parte del juez, cuando la regla
hecho bajo la interpretación que de él ofrece DwoRKIN. Lo que debe de reconocimiento tome como fundamento para incorporar una norma
ofrecer es una explicación, en términos de sus propios compromisos al sistema el hecho de que un juez la emplee para justificar una excep-
básicos, del simple hecho de que las normas morales efectivamente ción en alguna de las_ ya existentes.
cumplen un papel importante en la toma de las decisiones judiciales. De manera similar, la tesis del positivismo presuntivo de ScHAUER
Y, a su juicio, el positivismo tiene a su disposición -en contra de tampoco es puramente descriptiva: concierne a si el derecho como
lo que supone Scr-IAUER- diversas explicaciones de este hecho. Desde sistema puede concebirse conio sólo presuntivamente autónomo o a
esta concepción ptiéde sostenerse que los argumentos morales son si hay razones que justifiquen el asignar un peso normativo presuntivo
empleados en el razonamiento jurídico: a sus normas en la faz de aplicación. Contemplada como una tesis
1) como pautas discrecionales; normativa, esta idea suscita perplejidad por las mismas razones que
2) como pautas vinculantes que no son parte del derecho; apuntáramos al examinar los argumentos de ScHAUER en crítica a la
3) como pautas vinculantes que son parte del derecho en virtud . idea de RAz de concebir a las reglas como razones excluyentes: lpor
de la posesión de una fuente social, y ql1é habría que aceptar que siquiera presuntivamente existe un deber
4) como pautas vinculantes que son parte del derecho en virtud de 9bedecer o aplicar las normas de un sistema jurídico si ellas resultan
de su valor moral. mornlmente reprochables? Scr-IAUER afirma que el positivismo presun-
tivó consideraría que los decisores en el marco de un sistema jurídico
1), 2) y 3) serían explicaciones comunes tanto para el positivismo dejarían de lado una regla dentro del subconjunto de aquellas que
excluyente como para el incluyente; 4), en cambio, sería distintiva del son identificables en virtud de su origen cuando perciba que las razones
positivismo incluyente 20 • para abandonarla resultan particularmente fuertes. En consecuencia,
Si, en cambio, la objeción de DwoRKIN se ubica en el plano nor- lo único que podría decirse aquí es que, dado que nuestras creencias
mativo -esto es, si sostiene que no hay razones que justifiquen que sobre lo que es moralmente correcto pueden ser equivocadas, hay razo-
nes para creer, al menos presuntivamente, que se debe obedecer o
° Cf. COLEMAN, 2000.
2
aplicar el derecho.
46 ESTUDIO PRELIMINAR
ESTUDIO PRELIMINAR 47

Si, en cambio, el positivismo presuntivo se concibe como una;tesis


en el nivel conceptual, no parece poder interpretárselo sino comc?una MARMOR, A., 1992: Interpretation and Legal Theory. Oxford: Clarendon Press.
PEROT, P., 2003: «Tipos de reglas y el concepto de obligación jurídica», en
variante del positivismo incluyente -que ScHAUER reputa básicarri,'ente Isonomía, 19: 197-220.
correcto-. Lo que ella defendería es que la regla de reconocimi~nto RAz, J., 1975: Practica[ Reasons and Nonns. London: Hutchinson & Sons Ltd.
de un sistema jurídico podría establecer como condición de validez - 1979: The Autho,ity of Law: Essays on Law and Morality. Oxford: Clarendon
jurídica la corrección moral de una norma, pero, a excepción de que Press.
¡¡ la incorrección moral de una norma jurídica fuese manifiesta, ellú,ería - 1994: «Authority, Law and Morality», en RAz, J.: Ethics in the Public
:i parte del sistema. Y como variante del positivismo incluyente, estaría Domain. Oxford: Clarendon Press, pp. 210-237.
il al igual que él sujeta para su plausibilidad a la asunción de aTguna SEARLE, J., 1969: SpeechiActs/.Án Essay in the Philosophy of Language. Cam-
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56 FREDERICK SCHAUER

para un uso reconocidamente formal de reglas constrictivas de lo que


comúnmente se acepta. Concluyo en el capítulo 10 volviendo al tema
de las reglas y la distribución del poder, observando en el curso de
la exposición que el efecto de las reglas puede ser ignorado. o minus-
valorado si dirigimos la atención sólo a los casos que un cierto rango
de decisores de hecho decide. Como mecanismos para la distribución
del poder, las reglas tienen su mayor eficacia no por determinar resul-
tados en los casos incluidos en la agenda de ciertos decisores, sino
por determinar desde el vamo$ el propio contenido de la agenda. Esto
tiene consecuencias importantes para la teoría jurídica, puesto que per-
mite apreciar que el interés contemporáneo en la decisión de casos
difíciles es mucho menos importante que el papel que las reglas y
nuestras actitudes hacia ellas desempeñan en la misma determinación
de qué es un caso difícil y qué casos no terminan nunca en los tribunales. CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN.
LAS VARIEDADES DE REGLAS

l. LA PRESIÓN DE LAS REGLAS

"Velocidad máxima 55 millas por hora". "No fumar". "Párese a


,.i· la· derecha - Camine por la izquierda". "Honrarás a tu padre y a tu
¡'
¡.
madre". "No apoyes los codos sobre la mesa". "Prohibido arrojar basu-
¡ ra". "Nunca en domingo". "No concluir una oración con una prepo-
f
sición". "Nunca parta un infinitivo" *. "Toque el Himno Nacional antes
de comenzar el partido".
Nos creernos libres, pero estarnos rodeados de reglas. A medida
que nos internamos en el laberinto de la vida, las reglas se vuelven
~
obstáculos recurrentes, porque excluyen senderosq~:::cti::otro--modo,
.nos resultarían atractivos y exigen otros que de lo contrario nos pare-
t
1 .. cerían poci:Y·s·eauctotes. Nuestros· planes "de'Vida, -tanto los grandes
1
'
1
como los insignificantes, se ven tan a menudo obstruidos por reglas
¡ que la propia idea de un plan de vida independiente de toda regla
f
k~ resulta difícil de concebir.

t
l
lPero qué son estas cosas que con tanta frecuencia se interponen
en nuestro camino y que tan a menudo nos empujan hacia donde no
queremos ir? lCómo es que las reglas ejercen un control tan grande
~
~ sobre nuestras vidas y de qué manera lo hacen? Y, en definitiva, lgué

f son las reglas?


,..~·--•-«·~---- --···
* Reglas gramaticales del idioma inglés. (N. del T.)
[
(
58 FREDERICK SCHAUER
INTRODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGLAS 59
Este libro no trata sobre todos los fenómenos a los que la gente
asocia la palabra "regla", sino sobre la clase más restringida de las en una cena formal. L~_gl_§-S pr~~-crjp_tJya,~ _no sq11 _empleadas para
reglas regulativas. Con el fin de aclarar el alcance de esta empresa, reflejar el mundo sino pará ejercer una presión sobre él. · ·
debo comenzar por distinguir a las reglas regulativas de otros tipos A_ veces -se usa unaregla prescripti\:'ª- _parét ej.e_rce1:..p1:e.sión sobre
de reglas, centrando así la atención en el único tipo de reglas ique up estacíocl~o~_a._S. -~:x,i5.te.?-t~. ~_on ~nte~ior_ida__q.?: s1:1___iJE.p<?,~ición: Con-
considero lo suficientemente importante como para justificar un iibro s1derese ef11p1co cartel "pare", ubicado usualmente en lugares en los
entero. Aunque no es conveniente comenzar un trabajo analítico,icon que la gente no se habría detenido sin la intervención de esta regla
una serie de definiciones aclaratorias -ya que las definiciones precisas (el cartel). Las reglas dirigidas a los niños relativas al horario para
son más el producto del análisis que su antecedente- parece impor- acostarse o a la prolijidad son similates: se las usa en un intento por
tante comenzar haciendo algunas distinciones tentativas que no ,obs- modificar algún patrón de conducta preexistente, tornando menos
tante considero útiles. aceptable un curso de acción que, de otro modo, un agente podría
En primer lugar, las reglas regulativas pertenecen a la clase ele haber elegido, o volviendo más aceptabte un curso ele acción que, de
las reglas prescriptivas, que se distingue~ de las reglas de~_i:ciptjvas._ Es.tas otro modo, no habría elegido. Otras reglas, no obstante, no se emplean
para modificar la conducta sino para irrijiéa{i·-esa moilificacioñ:·Búscári
últimas son· üfüizadas ·hafüfoalirieríte para expresar regularidades o
generalizaciones -empíi-ica·s: "Los-Alpes, poi- regla, están cubiertos de retorzar patrones _ele_ conducta~ greexistentes~ a_·fa-regla,· evitanoo que
la gente se aparte de dicho patrón de conducta:-:A;:esfa·clase p"eitenecen
nieve en mayo". "El vino alemán es más dulce que el francés". _Las Iosc6dígus-de-•ñónot;·-ttadí"cíoñaleseiniñivetsiclades.. y'-eñtre ·1os mili-
reglas descriptivas a veces explican una relación matemática o lógica, tª-{!".~y1i:-qrre-ellos-rt<T prest1ponen·-que antes· de su éxisforiéia la gente
como la regla de los signos ele Descartes 1 . Pero sea matemática o
a~()_Stuiiibrara- ser -deshonrosa. -ª~-~:5--~~g_l3.:~ _ift.J~n_f~_n. _en:__<;.3.:ii1bi9_ CC>Il-
empírica la regularidad identificada, lo característico de las reglas ¡des- ser:var-·üna· nofma, protegiendo al statr,t.,Lq_l{Q_c;:,qntrª-Ja,s_ilmen.ilzas de
criptivas es que no se las usa para modificar o encauzar conductas. desvíacioñes....foalviauales ·o· ·cáÍnbios _generalizados. Pero en ambos
En cambio, como ocurre con la ley de gravedácl- Y Iós principios de casos-;--·yase.. trafe"de ·modificar uñ -éoinportamfonto· preexistente o de
la física, se las usa más para describir y explicar el mundo que para prevenir esa modificación, las reglas prescriptivas se utilizan para ejer-
alterarlo 2 • · · ------ .
cer presión contra las disposiciones de ciertos agentes a actuar de mane-
A diferencia de las reglas descriptivas, las reglas_2rescr_i_rtivas ra inconsistente con los mandatos de la regla 3 •
poseen cogi~pII1~!1!_~ un contenido semántico normativo y se las ,usa
para guiar, controlar o -modificar la conducta dé ágentes cón.capact;fütd
/1,-fár,'i"1iI"_fªi[a~ged"ecisioÍl_~s:_ "No matarás,;. "Los-cfo.turé:inés de-seguridad 2. REGLAS IMPERATIVAS
deberán permanecer ajustados durante todo el viaje". "Deberás a,cos-
tarte a las diez en punto todas las noches a menos que yo dig;:t lo La clase de las reglas prescriptivas debe ser,- a su vez, subdividida.
contrario". Incluso cuando asumen la forma de oraciones declarativas Una subespec1e son las mstruccwnes, ·qüe-se--emplean-·-para---brindar
-"los perros circularán con correa en este parque"- las reglas pres- oñei11:ac10ñe's.. acere-a de cómo.. obtener el éxito ·eu- algumcempresa o
criptivas no se usan para describir. "No se fuma hasta después de h'~ber tare~C"Vérifiqüe el"sázón antes de meter la comida en el horno". "Co-
brindado por la Reina" no es un informe empírico del comportami~nto mience cada párrafo con una oración que exprese su idea central".
"No gire la llave de arranque sin haber presionado tres veces el ace-
1
El ejemplo es de LEwrs, Convention: 101.
2 No niego que tanto las descripciones como las explicaciones afecten al ·mundo. 'Tales 3 Nada de lo que digo en este capítulo preliminar debería interpretarse como una insi-
efectos, sin embargo, son diferentes de la aplicación directa de presión normativa. nuación de que las reglas en sí son necesaria e intrínsecamente prescriptivas, o que necesaria
ZIFF, luego de destacar debidamente la distinción entre reglas prescriptivas y meras·:regu- o intrínsecamente suministran razones para la acción. Tal como lo aclararé en los capítulos
laridades, exhorta a abstenerse de utilizar la palabra '.'regla" cuar¡do !1º existe "plan o directiva". subsiguientes, los agentes que efectivamente participan en la toma de decisiones basada en reglas
Z1FF, Semantic Analysis: 36-37. Aunque la distinción hoy corriente ·que propongo no difiere consideran que la existencia de ciertas reglas ofrece razones para la acción independientes de
fundamentalmente de la de ZIFF, nuestras intuiciones lingüísticas están claramente en conflicto. las razones para la acción suministradas por la existencia de las justificaciones subyacentes a
Z1FF consideraría la frase "los Alpes, por regla, están cubiertos de nieve en mayo" como un dichas reglas. Es demasiado pronto para ahondar en la cuestión de por qué los agentes toman
error lingüístico, inconsistente con el uso ordinario de la pala]Jra _ «regla". _Pqr.el_ contrario, mis decisiones basados en reglas, y esta nota al pie sólo pretende desviar o al menos posponer
intuiciones lingüísticas, que tratan a este sentido de "regla"· éoriio--sinónimo de" ''.regularidad" las objeciones relativas a esta descripción preliminar. En consecuencia, difiero el análisis de
y de uno de los sentidos de "ley" o "principio", parecen equiparables a ·1as de, entre 'otros, la relación entre una prescripción como acto de habla y una regla prescriptiva (que no nece-
HART, The Concept of Law: 9-11, 54-55, y WINCH, The Idea aj a Social Science: 57-65, 84-94. sariamente es el producto de un acto de habla prescriptivo), tal como la entiende un agente
que toma una decisión basado en esa regla.
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1
r_·,, / t,1v¡ ¿u\v>:;{!.f>
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60 FREDERICK SCI-IAUER INTRODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGIAS 61

lerador". Estas reglas, Uamadas_. a1-11en_1.1.dg__'JQ_r!J:11,l_lªs" o_ "resetas'~e riencia a lo largo de este libro 4, pero por ahora sólo es importante
caracterizan- por·
ser optativas en un ~oble s~1.1tido. _En primer lugar, distinguir a las reglas _de e.xp.eriencia de otro tipo de reglas, que se
las insfrúccicines··sólü. sé á.plicari si un agente desea Iograi.;-eTexíto en em_Rlean para aplicar presión normativa en virtud de su carácter de
hta:i-ea pertinerite;·f sólo si se trata de una tarea que puede-plau- reglas-yno meí'afüefüeen-virtüd.de-i;ffutilidad indicativa en una deter-
- siblemente evitarse. A diferencia del imperativo categórico ··k:anfiáno, 1111.na"da-ocásión. - - ·· · · · · - · ·
y de reglas· como "no estacionar de 9:00 a 18:00" y "no invocarás el
. Una regla que un agente (o quien debe hacerl~_c1,1rpplj.r) c_onsidera
nombre de Dios en vano", las instrucciones son hipotéticas, pues con-
tienen una cláusula condicioiial explícita o implícita gue limita-i-a-apli- que ~J.~rce pres1si_ri___~o,r:1.11:?:t!Y?:.. ~!Llc1-11.tQ..J:~filª-n6-es, .. podo. tan to, com-
Pl_e!~:11enfo ophtiva __ par~ __é:S,e __ ageJ1t~:_ §:!}1ec~o _de que la ..regla .exista
cación de fa regla a quienes busquen el éxito en alguna empresa. "Si se convierte· en una razón para la acción, y la fuerza norm.ativa __c:l_e
desea que una unión qu"ecle firme, aplique una delgada capa-de-pega-
la_.r_~ggi__Ilci. se··_ag"otá-e:n su_ V_é\lQLPilcIL~L.fé!.~Q--~cgiiéieto. -~uando se
mento en ambas superficies de la madera". "Si quiere evitar que su tiene esa act!~E respecto de una regla_,_apartarse ele lo qg_~~Ua_dis.pime
pelota de golf se desvíe a la derecha, péguele con la cara del palo
e_s viQ[fi_¡_:Ja _re:gla_il_l~!~?º cuando parece ql!_~~_rnej_or (y quizás incluso
cerrada". Por supuesto que la distinción entre actividades optativas cuando es mejor) en este caso particular apartarse de la regla que
y no optad-vas, entre)o catégór-Íco y lo hipotético, no· debería llevarse· ~uirla. La difereilcia eritre--·"velocrdad 111axi111a·-5s-millas·poihor-a1,
afextremo. "No estacio11ar" podría interpretarse como "si no-·ctesea y "es peligroso manejar a más de 55 millas por hora" es que sólo
¡:i'ágar una multa de veinte dólares, entonces no estacione aquí". De la primei·a prohíbe manejar a una velocidad mayor de 55 millas por
manera similar, cada uno de los Diez Mandamientos, ele acuerdo con hora aun cuando. fuese seguro hacerlo. Si fuera seguro manejar a más
ciertas tradiciones religiosas, podría ser precedido por "si desea evitar de 55 millas por hcira dadas las circunstancias, la primera de esas reglas
el castigo eterno ... ". Aun así, resulta útil concebir como optativas en sería igualmente violada por quienes excediesen esa velocidad porque,
un sentido en el que no lo son las prescripciones categóricas;~tanto y sólo porque, el mero hecho de que la regla sea una regla constituye
a _las reglas cuya cláusula coñditional parece restringir su aplicabilidad una razón para no manejar a más de 55 millas por hora 5•
a alguna clase de destinatarios comparativamente limitacla~·--como a
aquéllas respecto ele las cuales parece probable que sus destinatarios Psi! consiguiente, debe distinguirse a las reglas de éxperiencia, que
piensen que existe una· opción genuina entre participar o no en la son g_ufasutilés-¡ierifgüe---üí sitfilíer~r-cuam:lo-se--1a:s--aceptá suüiírüstran···
tarea designada. por sí-mismas razories para la acción, de las regtiis-·ü-riperáli.va--:r:---L1rs
régias"imp·erativas, cuando ·son---rrcepta:das;-establecerrrazorres- para la
I;as instrucciones, sin embargo, son también optativas en un seg~-~- acc1óñp6Cel. solo· hecho-de sú-exisfeñc1aeh cuaiifo--reglas; y gériei=ah
!JO sentido, el cualse-éoiiecfa con er tema centrarde este librO:-Como así uná-piesióri- riorriiativa incluso eri"-füs·-casoi;" en· 1os que las justi-
destinatarios ele instrui;;ciones, las consideramos optativas en el sentido fi"cacioñes·(foridaméntos) sUbyacentencln:s-re-glas-indican el iésulfado ·
de _q:ue _asumimos que_ su fuerza es congruente con la estimación que CQJ1tr~fío".-N~réfeñ:dcicon esto decfr que sea necesáriámeilte in.corree~
h_fü::~ni.os··a.e la probabilidad ele que ptoducirán el resultado -deseado. "to, cops1derando todo lo relevante, violar incluso una reglaimpei:itiva.
!Si creemos que en este caso la instrucción no conducirá a ese resultado, Aq uelló -qué -tenemos-iáioiiespai~liacer-eifdiféTénte-de· lb. qU:-e";-con-
( la fuerza de la regla se desvanece y nos sentimos libres para ignorarla.
Si creemos que un párrafo encajará mejor en el desarrollo de un razo-
siderancfo tod6"1o· reievante,
deberí1iníci,diacé1i.Aunque~unafeglá impé-
rativa-siú.11inisfra una razón para ácfüar ·cte conformidad con lo que
namiento si se omite comenzarlo -tal como usualmente se hace- ella establece, otros aspectos de la situación pueden brindar razones
con una oración que exprese la idea central, o que este tipo particular pára actuar de algún otro modo. Exceder el límite de velocidad con
de automóvil arrancará más rápidamente presionando una sola vez el fin de trasladar con urgencia a una persona gravemente herida al
el acelerador en lugar de tres, cesa nuestra fidelidad a la regla y no hci;,pital es todavía qµebrantar el límite de velocidad, sin importar cuán-
consideramos que la existencia de-·u·ria-·regfa eri confra"i'io constituya tas otras razones para la acción puedan justificar su violación 6•
un~irnpedimertto para li.acer lo que· es riiejor en esta instaricia: ·y esto
esasT:porque·se-frafa de reglas de experiencia *, que suministran guías •.
4
Véanse capítulos 3; 4 y 5, y especialmente el capítulo 5, punto 7, que siembra dudas
út_g_es"_para el caso habitual, pero· que ni siquiera para aquellos des- y complica las afirmaciones vertidas en este párrafo.
5
tinatarios-qüeTas aceptan ejercen presión normativa ·alguna errcuanto Acerca de las reglas como razones para la acción, véase RAz, Practica/ Reason and Norms,
passim, y, más adelante, sección 4 y capítulo 6.
~égfas. Teridré mucho más para decir respectó de las reglas de expe- 6
La relación que aquí describo es semejante a una muy importante en la bibliografía
sobre los derechos. Algunos teóricos trazan correctamente una distinción entre infringir un dere-
• En inglés: rules of thumb. (N. del T.) cho, lo que puede a veces estar justificado, y violar un derecho, lo que constituiría una infracción
INTRODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGLAS 63
62 FREDERICK SCHAUER

Esta concepción de la fuerza de las reglas imperativas es a menudo 3. REGLAS CONSTITUTIVAS Y REGLAS REGULATIVAS
llamada prima facie, pero ese término puede llevar a confusión?, En
primer lugar, sugiere que la razón que la regla suministra se desvap.ece Los filós0fos .. comúrirriente .. distingy.en. entre reglas regulativas y
cuando es superada por una razón más fuerte. Pero hay tan poco:fun- constituHvas. De acuerdci./cbn esta distinción, sugefiaICpo'r-H: L ..A.
damento para suponer esto como para suponer que mi abrigo desa- HART 9, Max ÉLACK 10 y John RA.WLS 11 , y asociada primordialmente con
parece cuando lo atraviesa un viento helado. Ocurre sencillamente que John SEARLE 12 , las re~~gulativas_gobiernan conductas previamente
la protección del abrigo, como la razón que la regla suministr:a, no exi§tentes -:-conductas definidas sin hacer referencia a la regla y, por
siempre es suficiente. Aun así, la insuficiencia de la regla respecto ende, lógicamente previas a ella-. Los límites de velocidad constituyen
de ciertos casos no es inconsistente con que resulte en el __preªente un buen ejemplo, dado que la capacidad de conducir llff ..aüfomóvil
suficiente para muchos otros, ni tampoco. con su aptitud par'a elevar a 65 millas por hora es independiente de cualquier regla que gobierne
el umbral de fuerza que cualquier razón en contrario debe alc~nzar esa actividad.
para prevalecer. En la medida en que el término prima facie oscµrece Por el contrario, las reglas constitutivas crean la posibilidad misma
esta fuerza actual, resulta más equívoco que útil. Más aún, el tér:tnino de participar....eii....üñ-a·coiidi.icta cie· deito tipo·.. Definen· y, por ende,
prima facie sugiere una razón de peso sustancial. Algunas razones 'pue- co1_1sfffü.ye1n1cfivicfa.des ·que·ae· ofro--iriódo no· podrían siquiera existir.
den tener mucho peso, pero no es necesario que tengan peso sustancial 1-,as·iegias·delosjúegos· son, en: es_fe:)~?.ticio,_.arquetípicas;puest6 que
para calificar como razones. Las razones débiles son, no obstante, razo- la misma-p-osioilícfa:·d'de·ganar·una mano en uffjuego de cartas, hacer
nes, capaces al menos en ocasiones de generar resultados diferentes un enroque o convertir un gol es creada por reglas. La regla que esta-
de los que se habrían producido en su ausencia. En consecuenci-ª,_-~§ blece, inter alía, que para poder enrocar un jugador de ajedrez no
mejor decir que una regla suministra una razón para la acc1on -siendo debe haber enrocado previamente, no solamente controla un proceso
.R~.ff[ciii~~ reglaTmperativa-ñias que una regla de experÍencia- c,uañ- - sino- que lo constituye. Sin las reglas del ajedrez no se puede siquiera
Q.9 .JN!>.. gj_c:;_~::_qgé .. . .ceteñs--·arilñis";·-recoiiocieiid"o-
--.,1Iacer, ·arde_cirª§.{§:'-ue
,....... ······p .··-·-·,..,...,_.__ --·-······ _,. ____,............ -•-··-· .-9_!_ enrocar.
una regla que es dispositiva ceteris._pq_ri_Q~~--p_ll~q~_.?C:U.!.!-_ª~í.. t~ne_~J?._oca Aunque la distinción entre reglas regulativas y constitutivas es
fuerza frente á tázónes.. eii ci:mfrario .. Y mejor aún es prescindir de esclarecedora, también puede llevar a confusión, puesto que muchas
la distracción qúe-·cua1qüiér'a: de ·estos términos provoca, conteritán- reglas constitutivas poseen también su lado regulativo. Aunque ins-
donos, en cambio, con afirmar la proposición -que parece sufi◊ien­ tituciones tales como los Juegos, las umversifüides, las sociedades
temente comprensible- de que identificar la capacidad de un fáctor comerciales y el lenguaje son establecidas por conjuntos de reglas cons-
para suministrar una razón para la acción es difere_nte de preguntarse titutivas, tales reglas pierden -su carácter constitutivo dentro de esas
qué es lo que, considerando todo lo relevante, debería hacerse: :. instituciones, y sirven en cambio para regular conductas previamente
El seguimiento de estos temas es pa.rte del cometido de este libro, definidas. La regla tiene un doble aspe_0Q~ prJ.gie~o_d~ti11e. la c9n_duc:ta
y no deseo adelantarme demasiado en esta etapa preliminar. Por ahora y luego la regula. Tómese pQr.<;ej~n;:t_plo la regla que prohíbe c:ometer
es suficiente con decir que, dentro_de la clase.de las1:..~g1ª.~.12resci:_iptivas, un foul eñ···e1 f-6.tbo[ Aiinque es posible ·goTpear. a una persona desde
las reglas imperativas difieren de las reglas de experiencia en virtud atrás sin hacer referencia a las reglas del fútbol, cometer un foul es
diferente dado que es algo que resulta determinado por algunas de
d~r1r:~E!~~~~~:fJ!:lf P.#~tr_c1sLc:u_~pg2.._~9jfii~2facl<1_~-;]2_Q_~_llE._3geñre tales reglas. No obstante, las mismas reglas también prohíben cometer
o por qmen debe hacerlas cumplir, de e1ep:~~~_p_i:es_1_o_n__ll9I...mat{ya --o-
foul, y el aspecto prohibitivo de-Tas' reglas ·sobre fóules··óperi. dé la
l!~~}!\~ª{Itl~ts·}:i-af.ala·accfó~;··s}füjiJ_iQJ_~p_lé:_c:lflJ.i.c:l_Q¿_ su exTstiñcia misma manefa-aeiifrci de la fostitución del fútbol-que···el·mudo···en el
qu~o.pera··1a·reglá··que75róhí15econdücir a más de 55 millas ·por hora
fuera dé.. didiá ·institución. ·
injustificable, considerando todo lo relevante. Véase GE}l'.,I)}:ÍJÍ;-:,¡Í<lue There Any Abiolute
Rights?»: 2; NOZICK, «Moral Cornplications and Moral Strncturés,/':33Al; y T!·IOMPSON, ,!$orne
Rurninations on Rights»: 47-48. · . \ en los casos en los que el objeto de la discusión versa sobre otros aspectos de las reglas pres-
7
Mi opinión sobre lo poco feliz de la expresión prima facie en este contexto h~; sido criptivas, la segunda expresión es menos confusa.
9 HART, «Definition and Theory in Jurisprudence»: 33-35.
influida por SEARLE, «.Prima Facie Obligations», passim. Este, uso de la expresión prima.ifacie,
que desafortunadamente constituye un lugar común hoy día, e'1{afribuible a Ross; D., The;_Right 1º BLACK, «The Analysis of Rules»: 123-125.
11 RAWLS, «Two Concepts of Rules», y también DIGGS, «Rules and Utilitarianism»: 40.
and the Good: 19-47. .
8 12 SEARLE, Speech Acts: 33-42. Un uso esclarecedor de esta distinción se encuentra en
Usaré las expresiones "regla imperativa" y "regla regulativa" de manera más o IÍjenos
intercambiable. Cuando centro la atención en la aptitud de una regla para suministrar: una LEwrs, «Scorekeeping in a Language Game»: 236-244.
razón para la acción únicamente debido a su carácter de regla,' privilegio la primera expresión;
64 FREDERICK SCHAUER INTRODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGLAS 65

Por consiguiente, las reglas regulativas regulan la conducta dentro deóntico. Por el contrario, el universo deóntico es un continuo en el
de conjuntos de prácticas definidas por reglas precisamente del mismo qüeprofü6fcí6n y ol51igac1on son-1-0s-polos-positivo--y-negativo·de--una
modo en el que regulan la conducta dentro de ámbitos cuya definición ~scala continua que coñfierie· la prop_i~d-9:_cl _ele fu_er.zq:1 5 .--Esté coñtínuó
es menos dependiente de reglas. Las reglas que prohíben cometer foul áefüetz:a:-ncY vielié·; sin emhárgo,-de -la lógica de normas sino, como
en el fútbol se parecen a las reglas que prohíben conducir a velocidades analizaré en el capítulo 6, de las sanciones (ya sean positivas o nega-
superiores a un límite especificado, y las reglas que limitan los casos tivas). correlacionadas con la observancia o la violación de las reglas,
en los que se puede enrocar en el ajedrez se parecen a las reglas que o de actitudes que los destinatarios tienen respecto de las reglas. La
limitan los casos en los que se pueden comprar bebidas 'alcohólicas. medida en la que lo ultimo es función de lo primero es importante
No pretendo con esto cuestionar la utilidad para ciertos propósitos y taní.bién abordaré esa cuestión en el capítulo 6. De_ todos _modos,
de la distinción entre reglas constitutivas y regulativas 13 . Pero es un resulta útil advertir desde el comienzo que la fuerza de una regla reside
error suponer que las reglas regulativas no son parte del universo de no tanto en su cáiácter -logicoo--ifü__ ~igü1ficaa9- liúgilJstii:;o- c_ómo e.n
las prácticas e instituciones creadas por reglas. las c-ónaicioiies-qüe-rodeaii sU-apTicabilidad, su aq~Rta_gió:q__y_l_a efoc:_
t1V1Zac10n éle su cu_111pl11ñ1eiito~--- ------------ -
4. LA LÓGICA DE NORMAS Considérese uná regla, dictada por los padres a su hijo, que ordena:
Las reglas regulativas ejercen presión sobre la conducta humana, "debes limpiar tu cuarto todas las mañanas antes de ir a la escuela".
y en¡ñincipio pareceque-fücfüi--presi6ñ'--pue"éle--seY ejerdclren dos Esta regla parece tornar cierta conducta obligatoria, pero el sentido
direcciones: la_ conducta_ puede ser prohibida o exigidá. Pero la lógica en el que l_a condu_cta es obligatoria queda en duda una vez que se
de normas no es bivalente, puesto que la negaciónde la prohibición compara esta simple regla con variaciones más complejas: «si no limpias
no es sólo la obligación sino también la permisión. Dentro del universo tu cuarto todas las mañanas antes de ir a la escuela, nos harás enojar»;
de los enunciados deónticos, "tú puedes" es tan significativo como "tú «si no limpias tu cu_arto todas las mañanas antes de ir a la escuela,
debes" o "tú no debes", aunque no es claro que "tú puedes" tenga no comerás postre después de cenar»; «si _no limpias tu cuarto todas
fuerza normativa 14 • · · las mañanas antes dé ir a la escuela, serás golpeado sin- piedad». Al
menos para el niño, que de lo contrario sería poco propenso a con-
La prohibi~ió11, la compulsión (u obligación) y la permisión no son, siderar a la regla como una razón para la acción, la última de estas
sin -emb?,rgo,__ tres PE~!§sJ:li~{!jt'§fq~~-~gs:ita_nl9:_ t9t.~lid,ad?l~!·espacio reglas hace que la conducta ordenada sea más obligatoria que las otras
13
dos. ~~l~ !lltima, desde _!<t__ p~~S.P~~-t':~-- de__l~~ giis~OJ__Q~5-t,i~~-t~r,io~, -
RAz sí cuestiona esta distinción (Practica/ Reason and Nom1s: 108-113), en parte con la ~ción del incumplimiento está menos disponible que en los otros
razones semejantes a las expuestas aquí, ya que RAz ve en toda regla constitutiva también dos casos. ------------------··- ··- ··-·- -- ·- --- - -- --· -- - -- -·· -- · -- ·
una regla regulativa, y demue~tra que todas las reglas regulativas crean lo que de otro modo
serían formas imposibles de conducta, a saber, la violación de una regla. Acepta la distinción
entre descripciones de acciones normativas y naturales, pero no advierte que esto signifique
Podría parecei- que siinpleinente estoy confundiendo una regla con
garantía alguna para suponer que sobre. tales bas_es se puedan distinguir tipos de reglas. Inclusive, las sanciones que trae aparejada su violación. Pero considérese la regla
si las reglas constitutivas de SEARLE también regulan y si las reglas regulativas crean acciones, de los ferrocarriles británicos que prohíbe, bajo pena de cinco libras
entonces lqué distinción media entre convertir ún gol y comer? La distinción, reconocida por de multa, el uso del freno de emergencia en ausencia de una genuina
RAz en términos de tipos de descripciones de a'cciones y por SEARLE en términos de diferentes
tipos de reglas, conserva importancia, ya que existen diferencias entre aquellos términos cuyo
emergencia. Observando el efecto de dicha regla sobre su propia con-
significado proviene de un sistema nÓrmativo discreto y aquellos cuyo significado no tiene tal dt¡.cta, el personaje Bertie Wooster de P. G. Wodehouse opinaba que
origen. Consecuentemente, parte de la cuestión es terminológica, en tanto SEARLE está buscando cinco. libras era un precio bastante razonable por la emoción de detener
una forma de marcar una distinción que resulta importante cuando intentamos definir "sociedad violentamente todo un tren. Aunque presumiblemente Bertie habría
comercial", "responsabilidad por daños" o "inconstitucional". Pero, al igual que RAz, creo que
se oscurece más de lo que se esclarece si se concibe esto como una distinción entre clases
preferido no pagar nada (y eso es discutible si parte de la emoción
de reglas. proviene de la propia ilegalidad del acto), difícilmente pueda creerse
14 Ignoro tocio un cuerpo de complicaciones. Por ejemplo, aunque tanto la obligación como
la permisión implican la ausencia de prohibición, no es evidente que la ausencia de prohibición 15
Visualizar las modalidades deónticas de prohibición y obligación como un continuo resulta
sea necesariamente o bien una permisión o bien una obligación, Véase VoN WR1GHT, «On the consistente con el punto de vista de quienes interpretan a las normas_imperativas, comprendiendo
Logic of Norms and Actions»: 103-104. En lugar de ello, la permisión puede significar algo tanto' a las prohibiciones como a las obligaciones, como radicalmente diferentes de las per-
deónticamente más fuerte que la mera ausencia de prohibición, Si esto es así, es probable misiones, y con el de· aquellos que interpretan a las normas imperativas como el fenómeno
que exista un componente normativo en una permisión y, en consecuencia, habrá también otra deóntiéo central. Véase HILPINEN, «Normativc Conflicts ancl Legal Reasoning,t: 194-195; id.,
categoría deóntica que represente la indiferencia, semejante a un vacío deóntico, «Conflict ancl Change in Norm Systems»: 37.
66 . FREDERICK SCÜAUER INTRODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGLAS 67

l
que habría considerado a esta regla, prohibitiva en su forma, :·como humana. Inicialmente, sin embargo, pondremos en marcha nuestra
~rohibitiva en los hechos. · , empresa dándonos temporalmente por satisfechos con señalar que las
/ Consideraciones similares rodean a la permisión y a la obligación. reglas imperativas hacen a cierta conducta más o menos elegible de
,,
:: · Las permisiones pueden variar desde la ausencia de prohibición, pasan- lo que habría sido en ausencia de la regla. Esto es lo suficientemente
:;
·,,, do por la aceptación reticente, hasta el vigoroso aliento de un~ con- amplio como para compret1der todos los casos de prohibición y obli-
;: gación, e incluso quizás algunos de permisión, al tiempo que comprende.
,,,, ducta, y en verdad lo que en su forma es una permisión puede tofoarse
¡: en una obligación en los hechos con el i11centivo suficiente. Una regla también la posibilidad -que aún me resta discutir- de que la nor-;
¡!
,,;¡
,, que otorga al destinatario una opción entre cumplirla o no, pero que matividad de una regla:sea;1ína dimensión variable más que una simple
~! recompensa el cumplimiento con el pago de un millón de dólares, éondición que se verifica o no.
,, es una regla en la que la opción formal no está disponible en la'·!prác-
:!
tica 16 • Y así como las sanciones pueden convertir a las permisiones
formales en obligaciones, del mismo modo pueden convertir a las obli- 5. REGLAS Y DERECHO
:i,, gaciones formales en opciones, oscureciendo la distinción entre ui1 pre-
cio y una pena. La obligación de no estacionar frente a una boca de Vale la pena s1:1br_~y_3.:r.__ 9~-~---~()__ ]1ay__ ;rn9a __en el c::_sn1~e:p!~----~~- regla
,,i! incendio (a menos que se paguen veinte dólares) posee una interesante regulativa ~e sugiera 1a existencia de una afinidad natural con o una
~~,,
afinidad con la obligación de no llevarse una camisa de una tienda ubicación ·exéiusiva' cteñfro··de fos mecanismos .políticos "éstatales de
{i,,
,,,, (a menos que se paguen veinte dólares). Hay diferencias, sin ,:_duda, control social y resolución de conflictos. Por lo tanto, la relación entre
~; y·no pretendo sugerir que sea idéntico pagar un precio por hacer algo Iá_s,reglas :ruñ-::ST,~~iif.ij?,fíéiíi:6~'.~~e,~_~<?,~ti~g~_r:it~, pii.es.~o 9..1,:1~ 1ª _d~_cjsion .
que está permitido y pagar una multa por hacer algo que está prohibido. de. acueroo··con regfas no éS sino una entre varias formas que puede
:;l Aun así, es importante destacar que las reglas existen dentro de:com- asy'mfr el procesó élé-fo:iñá'cfe··aecisici'iies. Corrio iesu:rfado' ele ello, aun- .
¡¡¡ plejos sistemas de comunicación y control que no pueden ser<com- q'i'íe las reglás qffe"coñfie1·eiCpótestade1rcréañ"ii1stifüciones pafa la i"eso-

¡ ,,,
:::,,,
prendidos sin hacer referencia a condiciones externas a las pfopias
reglas. ,;
Estas complicaciones plantean interrogantes cruciales acercÍ::de la
lu~lQ_~__ct.fcqñflfc~os·y~o"foi'gan comperellcia··a:··¿:rertos"füficioriarios para
rdolver ciertas clases ae· confliétós, lfür'coñfüctos p'Cjdrían·resolverse
en _gran riiedfüa·siñ'Ieferenc"i"a·aregla's"imperativas ·que 'imponga'ff"fes~·
tpcc10nes sústafüiva:1n:ohreeT""cóntéiiido ·ae las decisicmés. Al"haber
naturaleza de una regla y la fuente de su fuerza normativa. lLas ~eglas sido investido con la potestad j:iara r"esolver un conflicto; el juzgador
:;¡iil son entidades lingüísticas o fenómenos del comportamiento? lL{fuer- estaría autorizado -como en la descripción de WEBER del cadí- a
za de una regla yace en su significado, en sus sanciones o en la actitud llegar a una conclusión por un procedimiento de final tan abierto como
,,, de sus destinatarios? lCómo se relaciona la naturaleza de unairegla resulte apropiado a las circunstancias 17 • De manera similar, si la toma
con las preferencias independientes de reglas de sus destinat~rios? de_ decisiones basada en reglas es sólo 'una opci6n-enire -var1as:· no
Gran parte de lo que sigue constituye un intento por enfrentar: estos es_.necesario que se la repute fundamentaTpafa~er·comfoTy fo-ói:di-
1,,,
!:~
interrogantes, puesto que son de capital importancia para compr~nder
el papel que juegan las reglas en el más vasto espectro de factores
que influencia y de hecho constituye el proceso de toma de decisiones
n;i.ción social. En lugar de deposiüir"faiifa ·coiiffa:112:a· eñTas ·regfis;·fos -
gobiernos podrían controlar y coordinar la conducta a través de los
actos discrecionales de funcionarios gubernamentales subordinados
:';~
iI.~ cuyos juicios particularizados no estuviesen controlados por reglas 18 • ,
16

t Deliberadamente eludo el debate en torno al grado en el que los incentivos ·. pueden


considerarse coercitivos. Entre quienes sostienen que las ofertas, recompensas, beneficios· y otros 17
No estoy sugiriendo que dicho juzgador no requiera de una teoría sustantiva de la decisión.
incentivos son potencialmente coercitivos se incluyen BENDITI, «Threats and Offers»:_ 382, y El cadí hace más que reaccionar a intuiciones desprovistas de toda información teórica sobre
f. HELD, «Coercion and Coercive Offers»: 54. Por el contrario, entre, quienes creen que la coerción
se limita a las amenazas, penalidades y cargas se cuentañ"B,;,-vLEi:; ·,,Coe,civt, Offers an1 Public
los resultados párticulares. No obstante, tal como lo sostengo en los capítulos 2, 3 y 4, existe
una diferencia fundamental entre un procedimiento de decisión que aplique de manera directa,
¡¡¡ Benefits»: 139, y GARVEY, «Freedom and Equality in the Religion Clauses»: 198-207. Para un una teoría sustantiva de la decisión y uno que suponga la aplicación de reglas derivadas de'.
provechoso esclarecimiento del debate, véase LYONS, Daniel, «Welcome Threats and Coercive esa misma teoría sustantiva. ·.
,,,m Offers», passim, y WESTEN, «"Freedom" and "Coercion" --Virtue Words an1d Vice 18
Nuevamente, se necesitaría de reglas atributivas de potestades para asignar autoridad'.·
:;:,,, Words»: 569-589. En gran parte este debate es sobre las consecuencias, morales o jiírídicas, a estos funcionarios subordinados, pero la necesidad de esas reglas es consistente-con la distinción ·
,,,i:: de la atribución de coercitividad y, en consecuencia, de la falta de atribución de liberia·d para entre sistemas en los cuales las reglas que autorizan a los funcionarios subordinados para actuar:
,,,,,, elegir. Mi análisis precede, no obstante, las cuestiones relativas a la atribución. Sólq deseo
!;: no prescriben nada adicional sobre la sustancia de -esas acciones y sistemas en los cuales las
::; hacer notar que la aptitud de las reglas para influir sobre la .conducta humana no depende reglas no sólo crean autoridades, sino que tratan de orientar la sustancia del ejercicio de dicha
;:; solamente de lo cont_enido en el lenguaje de la regla. autoridad. Esta distinción, a la que volveré en e) capítulo 8, punto 1, sigue los pasos tanto

l¡¡
68 FREDERICK SCHAUER INTRODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGLAS 69

Al presentar estas alternativas convencionales a la resolución de por Jales reglas. P~E0 __ ~11_)!_1fluencia es en tal medida penetr.c_1n_t~ que
conflictos y al control social basado en reglas no pretendo respaldarlas. muc:ha_s prácticas sociales menos formales, incluyendo las prácticas· de
Ni siquiera quiero sugerir que sistemas semejantes, totalmente carentes la moral, el prcifocofo y fa crfaíiia -de-:ñinos-(y el gobierno de la familia
de reglas, sean socialmente posibles. Pero aunque estas alternativas en general), parecen operar, al menos parcialmente, mediante el uso
sin reglas sean caricaturas, ellas sugieren expresiones menos extremas
y más profundas del hecho de que no es necesario que buena parte
de re~gegúfativa°s.-Tras· una iiispeéción· más. nieticiilosa puede resul~
tai:__qµ_~_<::J.iiJ:9.s-f~:~\§~.e:11-?s _qü§ p3:r~_c:fn__ f~glá_s3)i.J.clu~o sop.·ll_amados·
del mecanismo que llamamos "sistema jurídico" opere de.acuerdo con "reglas'~ no _lo sean _ en absolufo_. __ f_~t.0_l_Q__que sostengo es solamente
la concepción. de las reglas que elaboro en este libro. §i suQ_Qneinos que las reglas regulativas se entrometen en muchos rincones de-rrues-
desde el comienzo que el derecho simplemente es un sistema de reglas, tras _)jefas -y:-ficff-ello-;-resü.lta·simpleineñle-(:frrc5ñeo..súponer·que sólo
especialmente de reglas imperativas, podríamos sup_o~~r q1:1,e I~__toma conforman fa --P.ecüiíarcoiiiarc·a- de esa orcfün··ae ·ñuesfi:-~Cexistehcia
d,tdecisionés jurídicas se bai:;á"r1ecesáriamenté .eñ reglas. Ese enfoque, ........... ................... ----------------------~--------------------
q.u_e describirn9_s_ q:m.1,o_''eLder.e.cho~'-·
-------- ................ -------
sfo emb.argo, .distorsionaría ·el análisis de las ·reglas~. piiesfO--qüe sería
necesario entonces definir a las reglas de conformidad con los objetivos Por lo tanto, an.alizar la idea de una regla regulativa es analizar
de un sistema jurídico. No obstante, algunos de esos objetivos pueden una fonna_de toma de decisiones y_ge control que existe en numernsas
no verse favorecidos por una toma de decisiones atada a reglas. Esto ár~~~-?~ la vida social. Una vez que hemos aisladó.. esfii..íoriña-dE'foiña
no es en absoluto implausible y explica por qué los sistemas jurídicos de dei::isiones Y- control, entonces resulta apropiado considerar si, y en
modernos con frecuencia evitan el uso de reglas imperativas. Con- qué i:.ri~dida,-puede éi debería ser .. einple'i:tda éh 'l:c!IJi_1:ffit;1.JCi0n:es.::::d.e.l.
sidérese el régimen sobre la guarda de menores, en el cual una pauta EstaQQ __ gue.habitualinente·lfainamos "el sistéri:iá.. jurídico". Pero este
de. final abierto que alude al "interés superior del menor" sirve de libro se desarrolla en ér"oréien· eu·ercjüe foliace·preéísamente porque
guía al juzgador mejor que cualquier conjunto de reglas más restric- el derecho no concierne sólo a las reglas, y porque mucho acerca de
tivas; el sistema de la equidad, que también es parte del sistema jurídico las reglas no concierne ál derecho. ·
e incorpora la flexibilidad y la particularidad como método; el proceso
¡
tradicional para dictar sentencia, en el cual la gama de factores que J•
pueden tomarse como relevantes para la decisión es virtualmente ili- !> 6. ALGUNOS PROBLEMAS TERMINOLÓGICOS
mitada, y el creciente uso de procedimientos de arbitraje, mediación
y conciliación, sustancialmente libres de reglas, como complement§lrios ['
f Muchos filósofos que han escrito sobre las reglas conspicuamente
o sustitutivos del procedimiento formal de toma de decisiones. Estos [, han evitado el uso de_ fa palabra "regla". R. M. HARE, por ejemplo,
no son sino unos pocos entre los muchos ejemptos de formas de toma ¡:,
se refiere a "principios", presumiblemente para dejar en claro que los
de decisiones jurídicas que difícilmente podrían ser caracterizadas f}
preceptos de la moral no necesitan ser tan detallados como los con--
como basadas en reglas. En consecuen~,_.\'..QY._ a _partir ___c!.el _su~esto
de que la toma de decisionés-ió6érñada por reglas no es meramente
f
t
tenidos en el Código de Rentas Públicas 20 • Dado que algunos entienden
que la palabra "regla" implica cierto grado de precisión o especificidad,

,,-
compatible con la toma de decisiones jurídi_c<:1:~ 1_ sino_ qu,t? constituye
un ·subconjunto de ésta 19 . · ·- ---
---· --
. t¡;;
1·:
substituirla por "principio" serviría para disipar el temido malenten-
dido. ·Del mismo modo, en la medida en que "regla" sugiere una for-
mulación canónica o fácilmente canonizable 21 , el uso de "principio"
· Las reglas nO sólo no permiten explicar por completo el funcio-
. namiento de los sistemas jurídicos, sino que, por otra parte, explican podda nuevamente evitar malentendidos. Las ventajas que ofrece el
\ muchas cosas que ocurren fuera de los sistemas jurídicos. De hecho,
\ la toma de decisiones basada en reglas regulativas invade gran parte
de nuestra existencia social. Por un lado, muchas instituciones formales,
rf:,
término "principio", al eliminar las connotaciones de necesaria for-
mulación canónica o especificidad, sólo pueden obtenerse, no obstante,
al precio de engendrar justamente la confusión opuesta. Así como el
término "regla" sugiere a algunos la presencia de especificidad y for-
tales como las iglesias, los clubes y las asociaciones, están invadidas
f
tH mulación canónica, también el término "principio" sugiere para mucha
de la distinción jurídica corriente entre derecho adjetivo y derecho sustantivo, como de la inter- (de la misma) gente la necesaria ausencia de estas características. Para
pretación que hace PAULSON de KELSEN distinguiendo entre autorización formal y material. Véase
PAULSON, «Material and Formal Authorisation in Kelsen's Pure Theory»,passim.
r!
. r- 20
HARE, Moral Thinking: 30-43; id., «Principies»: 1-3. El mismo esfuerzo por evitar las
19
Concentro--aquí la atención sobre las reglas como directivas a los funcionarios, pero, r· connotaciones de necesaria especificidad que sugiere la palabra "regla" es aún más explícito
tal como resultará claro en los capítulos subsiguientes, es importante reconocer que las reglas,
incluyendo a las reglas jurídicas, son directivas destinadas a "sujetos" así como a funcionarios
r."''" en GAUTHIER, Practica/ Reasoning: 161.
encargados de efectivizar su cumplimiento (y a veces de interpretarlas).
¡' 21
Véase ZIFF, Semantic Analysis: 35, quien supone que las prescripciones, para ser reglas,
,.f'. deben ser "estipuladas".
r,
70 FREDERICK SCI-IAUER INTRODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGLAS 71
:•

muchos un principio es un principio y no otra cosa prec:isamente porque carácter de ser superables resulte más frecuente en las prescripciones
es general en lugar de específico, y justamente porque no esti for- generales. Po~ lo tanto, parece preferible conformarse con la distinción
mulado de manera canónica. No me resulta, sin embargo, más!:satis- entre reglas concluyentes y superables, y abstenerse de sugerir que
factoria esta inicial limitación artificial a lo general y no canónic'o que haya algo relativo a la generalidad o a la existencia de una formulación
una limitación artificial a lo específico y canónico. En consecuencia, canónica que se relacione necesariamente con esa distinción.
reemplazar "regla" por "principio" no agrega claridad alguna, sirio que
sólo sustituye un conjunto de suposicione_s discutibles por otro. A efectos de evitar tales confusiones, estipularé desde el comienzo
que no voy a c.o_n§iderar n~ .~Ja especificidad ni al carácter concluyente,
Las cuestiones relativas a la especificidad y a la existencia de una ni a la existencia de ·únc:i fonfrulación investida de autoridad como con-
formulación canónica no son las únicas que rodean a la elecctón;entre diciones necesarias para la existencia de una regla imperativa. Por con-
las palabras "regla" y "principio". Algunos ·teóricos de las normas,.'entre siguiente, una prescripción no canónica, general y (para algunos) supe-
quienes se destaca Ronald DworuaN, distinguen a las reglas, a las que rable como "compórtate con los demás como desearías que los demás
DwoRKIN considera dispositivas si son aplicables, de los principios, los se comporten contigo" sigue siendo, de acuerdo con esta terminología
cuales pueden resultar aplicables aunque no sean concluyentes 22 . No preliminar, una "regla". A medida que se profundice el análisis, algunas
obstante, como lo ha señalado Joseph RAz, «normalmente no utili- de estas inclusiones por definición se volverán más problemáticas. Pero
zamos la distinción regla/principio para marcar la diferencia entn~:razo- no deseo dar por sentadas cuestiones importantes mediante el recurso
nes prima facie y razones concluyentes o entre las pautas que las· esta- de estrechar por adelantado y de manera artificial la definición de
blecen» 23 . Más aún, la distinción que DwoRKIN sí desea marcar entre regla imperativa.
lo concluyente (o categórico) y lo p1ima facie, o entre lo absoluto y
lo superable, o entre lo cerrado y lo derrotable, atraviesa las élistin- Aunque ciertos autores se valen de sustitutos terminológicos tales
ciones entre lo específico y lo general y entre la formulación canónica como "principio" para evitar la connqtación de que las reglas deben,
y la no canónica. Las prescripciones generales pueden ser concluyentes ser específicas, canónicas o concluyentes, otros buscan un término que,
y las específicas pueden ser superables. Ordinariamente se con,sibe a permita distinguir entre reglas prescriptivas y descriptivas. Es intere- !
la Regla de Oro como general y categórica, pero las prohibiciones san te advertir, sin embargo, que son pocas las expresiones que cumplen·
igualmente generales de la cláusula de protección igualitaria de la,peci- de manera eficaz con esta función de clasificación. Por cierto que no
mocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos (que;orde- lo hace la expresión "principio", puesto que nuevamente la misma pala-
na que ningún Estado podrá «denegar a ninguna persona dentro de bra se usa tanto para referirse a regularidades empíricas -cuando
su jurisdicción la protección igualitaria de las leyes») pueden resultar se habla del Primer Principio dé Newton o de los principios de la
superadas en casos de "interés superior". Los filósofos debaten ,¡ü una economía-, como a imperativos con fuerza normativa -cuando se
obligación de "decir la verdad" es concluyente o superable, pe~b nin- habla de principios morales, a los que HARE y otros aluden con fre-
guno negaría que cualquiera de estas dos alternativas es conctjptual- cuencia-.
mente posible. A la inversa, las prohibiciones específicas de las n,ormas Casi la misma tolerancia lingüística para el uso tanto descriptivo
de la dieta judía son derrotables en casos de peligro para la vida o como prescriptivo reside en palabras como "ley", "precepto", "máxima"
la salud, pero las prescripciones igualmente específicas de la m\1.yoría y, "norma". Cada una de ellas puede ser usada con propiedad para
de las leyes impositivas encajan mejor en la visión de DwoRÍCIN de referirse tanto a una regularidad empírica como a una exigencia nor-
las reglas como concluyentes si resultan aplicables 24 • Es una tenqlencia mativa. Considérese la diferencia entre la ley de gravedad y las leyes
empírica y no una verdad lógica concerniente a las reglas el que el de Texas, o la forma en que usamos la palabra "norrria" para referirnos
tanto a la forma habitual de comportamiento como a las prescripciones
22
DwoRKJN, Taking Rights Seriously: 22-28, 72-80,>E.\ltr.e,la? ~ríticas _más, impoAantes a establecidas por una autoridad jurídica 25 • Podría ser que el hecho de
la distinción de DwoRKJN puede citarse RAz, «Legal Principlé:i°and füe Liniits'"of Law»¡'passim,
y TAPPER, «A note on Principies», passim. .. 25
23 RAz, «Legal Principies and the Limits of Law» (versión revisada): 82. . La palabra "norma", en su sentido prescriptivo, posee una dificultad especial debido
24
Esto no significa decir que quien tiene que tomar una decisión jurídica no pueda importar ~ que a veces (usualmente en sentido técnico) se entiende que ella se refiere tanto a prescripciones
de alguna otra área del derecho una excepción en los casos en los que, por ejemplo, una amenaza generales como a órdenes específicas, como en el caso de "Jackie, isaca la basura ahora!" En
a la vicia o a la salud impida el cumplimiento de las leyes impositivas. Esto sólo muestra, sin parte porque en el uso prescriptivo ele la expresión "norma" se confunden lo particular y lo
embargo, lo equivocado que resulta incorporar en la definición de regla el modo en· el cual general, y en parte, a pesar de tal característica, es ·el término elegido en la mayor parte ele
diversas reglas se relacionan entre sí dentro de un sistema ele reglas complejo. Véqse, más la teoría normativa contemporánea. Véase, por ejemplo, RAz, Practica/ Reason and Nonns: 49-50,
adelante, capítulo s; punto 4. y CHRISTIE, Law, Nonns and Authority: 2-3. Pero como buena parte ele mi argumentación se
INmODUCCIÓN. LAS VARIEDADES DE REGLAS 73
72 FREDERICK SCHAUER

taca:rse a través de una extensión selectiva de la palabra "regla" -y


que todas estas palabras, así como otras (considérese la diferencia entre
aunque marcaré la distinción de este modo-, no deseo depender
"debes obedecer a tus padres" y "él debe estar llegando a la ciudad
demasiado de mis intuiciones lingüísticas. No niego que ciertas formas
ahora mismo", o entre "se supone que ella debe advertir al paciente de toma de decisiones, que mostraré que difieren de la toma de deci-
de todos los riesgos antes de practicar la cirugía" y "se supone que siones basada en reglas imperativas, también son ordinariamente con-
el clima de marzo es ventoso"), tengan tanto un sentido descriptivo cebidas como basadas en reglas y con frecuencia se las describe de
como uno prescriptivo, no fuese más que una notable coincidencia. ese modo. Pero los múltiples usos de la palabra "regla" son parte del
Por otra parte, el uso de las mismas palabras para referirse a moda- problema y, por ello, el opinable uso estipulativo que le acuerdo a
lidades descriptivas y prescriptivas podría ser un remanente lingüístico esa expresión es delib_eradamente más restringido que el del lenguaje
de una ontología según la cual se creía que la mano activa de Dios ordinario. Quizás sería preferible inventar un nuevo término a efectos
era igualmente responsable de guiar nuestra conducta y establecer las de evitar la tensión entre el modo en el que usaré aquí la palabra
regularidades de nuestra existencia. Pero existe una explicación alter- "regla" y el espectro menos restrictivo de significados disponibles en
nativa aún más intrigante. Esta aparente ambigüedad podría sugerir el lenguaje ordinario. Pero describir la forma de toma de decisiones
que la distinción que corrientemente hacen los filósofos entre reglas que intentaré aislar como, digamos, "basada en cuasireglas" no haría
descriptivas y prescriptivas, sin dejar. de ser por ello una distinción, más que complicar lo que ya es un embrollo terminológico. En lugar
es al menos confusa en tanto y en cuanto sugiere que la reflexión de e.Uo, me atendré al término "regla" tal como lo he esclarecido aquí,
sobre las reglas prescriptivas no puede beneficiarse de la consideración y como habrá de esclarecerse en mayor medida a través de los capítulos
de las reglas descriptivas. De hecho, el enfocar la atención en las carac- siguientes de este libro.
terísticas compartidas entre las reglas descriptivas y las prescriptivas
será el punto de partida de los argumentos centrales de este libro.

7. LOS LÍMITES DEL LENGUAJE ORDINARIO

Debería quedar claro ahora que esta obra no es un análisis del


uso de la palabra "regla". Existen razones, algunas de las cuales acabo
de explicar, para preferir esta palabra a "norma", "principio", "ley",
"prescripción", "precepto", "máxima", y a otros muchos candi.datos,
pero estas razones no reflejan un intento por capturar distinciones
existentes en el lenglJaje ordinario. Prestar atención a las distinciones
presentes en el lenguaje ordinario con frecuencia resulta analíticamente
esclarecedor, pero las técnicas de análisis del lenguaje ordinario, que
ocasionalmente empleo en este libro, no son en absoluto excluyentes
dado que el cometido de esta empresa no consiste en el análisis de
una cierta palabra.
En consecuencia, mi" objetivo inicial consiste en _aislar _una forma
de -toma de decisiones caracterizada por apoyarse en generaliz-áciones
ét_füncheradas que resultan, no obstante, sub o sobreiñcluyentes en
p_oten~aísfaresta-fü~adetoma de decisioiies-·frazare-·una dis-
tinción más precisa que la reconocida por el lenguaje ordinario, aunque
el uso ordinario de "regla" de hecho tiene mayor afinidad con lo que
llamaré toma de decisiones basada en reglas que con otras formas
de tomar decisiones. Pero si bien la distinción que delineo puede des-

centra en, e incluso depende de, la distinción entre lo particular y lo general, el uso de un
término que suprime esa distinción se halla directamente en pugna con la perspectiva ofrecida
en este libro.
\ ....

CAPÍTULO II
LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES

l. LO GENERAL Y LO PARTICULAR
La dist~I?:ción e_ntre_~e~las prescrip~~~!.l'..?:~~~~1?~~~-~s__~911stituye 1;1n
lugar comun en fllosofia . Incluso se considera _tan_ 1mpnrtartte d1s--
tmg1.,1ir_Jas_r.~glas que pr.escriben conductas de aquellas que dan cüenta
de J¿na reg11-l~~tq_<_l:__d--~n.?-píric~1,- cp_1.~ . ~'J.1.1:_i~~C:~f?nC~a se'"frata·--a· lo's' dos
~sos de la palabra "regla" como virtuales homónimos, con riiuy poco
'encomún· fuera-ae·--su·cfrfrigrafüi. Newtciñ ÚARVER;·por--ejeriiplo; con--
srdera ·que el t1sb de la expresión "regla" para dar cuenta de regu-
laridades empíricas no tiene mayor relevancia para un análisis de las
reglas que el uso de la misma palabra para referirse al listón de madera
que usamos para trazar líneas rectas . Max BLAcK también considera
fundamentalmente disímiles a las reglas descriptivas y a las prescrip--
tivas, y toma a las primeras como reglas sólo en un sentido "dege-
nerado" 3.
No pretendo cuestionar esta distinción. Hay en efecto diferencias
entre las reglas descriptivas y las prescriptivas, tal como las hay ent~e
las leyes de la física y las leyes de Nebraska y entre los principios
de la economía y los de _la moral. Sin embargo, esta distinción oscurece
u.9-a semejanza muy significativa entre las reglas descriptiv~§_y__1.~s p_res~
c!iJ2!~~~-
1
Véase, por ejemplo, }lARE, The Language of Morals: 1-31, y Ross, D., The Right and
the Good: 1-3.
2 GARVER, «Rules»: 231. (N. de los T.: En el texto se transcribe un párrafo de ÜARVER.

Se ofrece un ejemplo análogo en castellano dado que una traducción literal carecería de sentido.)
3 BLAcK, «The Analysis of Rules»: 114.
76 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 77

Al emplear reglas descriptivas informamos o explicamos una regu- Alg11gas de lª_s__¡;:_µ_t_(;gQ__rj~s __ ~on las cuales ( o dentro de las cuales)
laridád o·ufüfüfñiiclad:--Ei-üso de üriaregla·descriptiva·presupone,-pues, agrupamos nuestras percepciones particulares son clases naturales2.
upa multiplicidad de casos, sieridé:l"1o que distiii.gue a··1as--reghrs-des-
ci'iptivas de las observaciones singulares su carácter·gerrerai--e~ar
como los leopardos y la plata. O_tras son artificiales; ·comó los autos,
de páiiicüfar. Es. verdad que áyer fui caminando· a·intoficfria, pero
ª
los libros y los teléfonos. Y vecesn"iiefü'as categorías _S()J_l_1il~s_jn.:s:=.
tj_!uc_ionales que físicas, como los confi'¡:ffoT:f"1os--parfidos políticos, y
es-verdad··en·un sentido diferente decir que regulannente voy caminando trazai1 Iíñe·as ei.úoriicfa y a través de los individuos físicos, para reflejar
a mi oficina. Observar que "los Alpes, por regla, están cubiertos de las_ elecciones cultural y temporalmente contingentes de una comunidad
nieve en mayo" no es lo mismo que observar una cumbre de los Alpes ei:J. lo social, moral, cultural y político. l?n e:onsecuencia, )a..s. c_ategorías
i"i1evada. Afirmar la existencia de una regla descriptiva implica nece- · varían en maleabilidad, pero por ahora mi interés se enfoca me.gas
~ariamente generalizar. No existen reglas para casos particulares. enJá fuente o rigidez" de fas· catégoi-fafq~_t?- e1fla r~lic:i_ón entre ellas.
Es interesante advertir que la lógica del uso prescriptivo de la Más específicám.enté,"-quiero centrar mi atención en la simultaneidad
expresión "regla" es similar, siendo también las reglas prescriptivas de las categorías, es decir, en el modo en el qu~_u11__ in_g}yi<:l~g__ es miem-
necesariamente generales. Decimos que hay una regla que prohíbe bfo _S~:°?ti.ltá11ean;ienJ~.. cle_ númerosas~º-ci..f~g_é?,fl~ts:~qgf_~e_ inters_ec_t<:1_n_.
a la gente pisar el césped si un cartel prohíbe a mucha gente a través Le!§ c9-tegorías que empleamos no son ni mutuamente excluyentes
del tiempo pisar el césped, pero no describiríamos como "regla" a ni rígidamente distintas, sino que, por el contrarici, se superIJoneri y
una instrucción particular (a menos que se trate de un recordatorio se anidan u11a deiitró c1e· Otra, dé_ modo ·rarqüe üri ·ofüeto_ o~ev.ento
de una regla preexistente) dada por un padre a un niño de no pisar partisular comúnmente es miembro ele muchas de ellas. En razón ele
este césped en este momento. La orden de un oficial de policía que esto, los objetos; aéciónés, eventos o percepcioñes particulares no pue-
grita "iatrás!" es diferente de una regla que obliga a todos a mantenerse den ser colocados mecánicamente en una única categoría, ya que nin-
alejados de determinada zona, y el juego infantil "Simón dice" no se guna ele las categorías simultáneamente aplicables de las cuales cu9-J::...
refiere a reglas ( excepto a las reglas del juego mismo), sino preci- qmei:_i_g_g_¡,y_!<:l_uo --~-s -~-1~?1:bJ:()_t~1;n.:e· p~1~i:1.9~°-_[<5.g_1ca sobre fas__r.est.ante.s .....
samente a la no regularidad de las órdenes particulares. Por el contrario, al peúsar y hablar elegimos tomar dis!.:_1.:1?-_ci~_ de lo
r/ Las reglas, tanto las descriptivas como las prescriptivas, se di_Ejge11, particlilfü;ynacernci"s·uña nueyif~l~c;~féüüiT.esc.oge.rJa::cáfogoría dentro
\.puefari]}oSy":iió"á casos particufaies:Añieiiós"qüe·quei:im6s-clescribir de la_ cual_ l!Q.!C:~r _a ~se __c_a_s_e>_particular,_Me _rt;f(;_rir~ _aja elección de
'rriultiples casof;oprescúbir-iiiúltiples acciones, sería sencillamente erró- transitar ele lo particular a lo general como generalizar,_y _9-l producto
neo usar la palabra "regla". El lenguaje ordinario destaca así una dife- ele ~se__procesó ·como una "gerieraliiación:-Cu.aiido generalizamos, no
rencia entre lo particular y lo general que resulta tan significativa para vemos .a "los iiidi~@-!.ºI-~e.11° fQUI!ª:_:ªisJ~fla~§ÍíiO_-.:cqfücf~ieJÍ),J2fos·:ae~ µn
las prescripciones como para los informes sobre regularidades empí- tir.o. o _miembros ele ~na clas~.:-
ricas. Con el fin de e~plorar esta cuestión más a fondo debemos, sin Por eso la colección de sustancias químicas sentada ante mí no
embargo, comenzar con las generalizaciones descriptivas, para aplicar es sólo un perro, sino también un miembro de otras numerosas clases
luego los frutos de dicho estudio al análisis de las generalizaciones naturales y no naturales. Este perro, Angus, es simultáneamente un
prescriptivas.
terrier escocés, negro, un anlmaf,""un-maüiífero;--uña··mascofa,. un.·saco ...
ciiriulgas, una~püsesión de.ñi.i ámigoHerb y algo··ubTéaéio a 300 millas
2. GENERALIZACIONES DESCRIPTIVAS el
de Chicago .. Pero 1a vida és corta y espácii:YfüeñlaTffriito~·-ae mañera
qüe ·si bieífí•esulta quizás teóricamente posible referirse a un individuo
Generalizar es involucrarse en un proceso que es parte de la vida identificando todas sus propiedades (todas las categorías de las cuales
misma. Cuando confrontamos la realidad comúnmente lo hacemos con
in.dividuos ___:esTa-peisoiia,-·agu"élla consfrüc"ción, estas rocas, es·as pala- apartándome así del uso en metafísica, desde cuya perspectiva se reserva la palabra "categoría"
bras- pero nos aferramos al mundo organizando esos individuos den- para aquellas clases que son últimas en cierto sentido, De modo similar, mi distinción entre
tro....de... agiüp.ariiiehto.s":.m.a_yQte.~:--c:::o"iri<Yr"esültacló ele ello; los_iriditiQ!}-üS lo particular y lo general pretende marcar la distinción entre caso y tipo, y entre individuo
y especie, todas aproximadamente expresivas de la misma relación,
que percibimos no sólo son individuos, sino individuos _qg_e.__¡2.9seen Al hacer referencia a nuestra percepción de los individuos no es .mi intención negar que
c_iª-!~)Y~p1.ea~1 x,~ siendo iris"tap_flaS~Q·:~asos de categorías más __com- muchas de tales percepciones se ven intermediadas por conceptos. Más aún, no sostengo que
prens1vas . el proceso de "organizar" percepciones particulares en categorías sea necesariamente activo
o co.nsciente, o incluso que lo particular sea lógica o temporalmente anterior a lo general.
Sólo-me apoyo en aquello que resulta relativamente no controvertido en cuanto a la distinción
' Para los fines que persigo, tomaré a las expresiones "clase" y "categoría" como sinónimas, entre lo particular y lo general.
78 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 79

es miembro), en la práctica truncamos drásticamente esta lista de cate- anidada a ld siguiente generalizamos en categorías de amplitud cre-
gorías al describir un individuo. Consecuentemente, la comunicación cie11.t~_,__ c:a9:~_.:u.:na__ ci~Ja_~ c11c1Je_~ _ig_c:l:gy~ a_ todC>§_ los. mi;ru"bros.. de sus
supone un incesante proceso de selección entre numerosas clasifica- clase~ constitutivas. Las generalizaciones son, por lo tant_o, re::lativas,
ciones posibles, constituyendo todas ellas generalizaciones empíric;:a y puesto.. qUe-fo parffciifar eriú.~J11:1qifo__p11.ed~iex general.en otro.
lógicamente correcta;,, pero de las cuales sólo algunas se ajustap a
los propósitos del momento. R;ef.e.i:t:rn~-ª--All.gJJ_s__kQfilQ "un perro~, i,nás Elegir una direccióÍ1y'\rn grado de generalización son actos sub-
que como "una posesión de Herb" o "un saco de pulgas" o "algo:que secuentes respecto de la previa decisión de generalizar. Es posible siem'--
está a 300 millas de Chicago" supone una elección no determütada pre en teoría (al menos si se incluye la localización en tiempo y espacio J,
po~ ninguna de las diversas propiedades de Angus, sino por el__0m.t~o y habitualmente en la práctica, referirse a algún individuo con la sufi-
discursivo en el nue se lo describe 5 • --
ciente riqueza de detalle como para que el individuo denotado resulte
.,.·--··--··• ••-• ---• - -----••"•bx __________ _
único. Esta descripción detallada de un individuo implicaría, sin duda,
Cada una de las propiedades de un individuo lo proyecta en direc- el uso de términos generales. Aun así, la mayoría de los individuos
ciones diferentes y potencialmente conflictivas. La clase de los)ndi- que c;:oucebimos existen en la inte;rsección singular de un espectro de
viduos que se encuentran a 300 millas de Chicago y la clase de_ las pr.9pieaaae"s""no·síffgulares;cacra"i:ina-deTascü~_~eses·üij:f.éf~i!f9_g_~f.1trnL. _
posesiones de Herb pueden tener pocos miembros en común además per_o..1ales··¿füe todas ellas en conjunto describen el perfil completo
de Angus. Generalizar. en una dirección implica apelar a todo( los d(~sf()' s?il,º_§st~ individuo 6._ Angús es un individuo, uria cólección
. ré~tantes miem6"r-os-cfela"-clase·qu~-éoiifcffm.an esa_generaliza-:r.tó.11, rríieñ- de sustancias químicas en un cierto tiempo y lugar, e incluso dejando
fras que geiiera.11:zaf-eifofoi--dfrección sugiere una colección diferynte de lado la localización espacio-temporal resultaría extraordinariamente
de .individuos. Dedt· qm~·-Angüs·-1e·-15eYtehéce··a·Herb no es
igual a improbable que Angus fuese idéntico en todo aspecto a cualquier otra
det:it•que Angus es·urrterrier escoces;-potqüe •ffmism<fAñgusse en~on- colección de sustancias químicas. Si tuviésemos que describir todas
1 trará en compañía: "bien -dístinta:·-según ·cuál sea la· propiedad- a Ja :que las propiedades de Angus, llegado ~ierto punto en el proceso de enu-
\ se·preste atención. · · ·· · ·· ···· · ·· ' merar propiedades adicionales, sólo Angus encajaría en la descripción.
\....• Además de elegir direcciones de generalización, los hablantes s~lec- Es raro que se especifique hasta tal extremo, pero aun así es útil reco-
cionan generalizaciones más ·o menos excluyentes dentro de una misma nocer que se encuentra disponible una descripción con aptitud para
dirección. La pertenencia de Angus a la clase de los perros y su per- individualizar, ya que tal posibilidad nos recuerda que describir un
tenencia a la clase de las posesiones de Herb suponen generalizaciones individuo despojándolo de su singularidad es en sí misma una elección
en diferentes direcciones, por cuanto no existe relación alguna (µ1ás discursiva.
allá de la ocurrencia de Angus) entre las dos categorías. Q.tr.as _gene- Dado__ que quien _busca __ de_sc::!:H,ir q~.Qe_ Jomflr esta,s_.decisiones de
ralizacionesL sin embargo, anidan una dentro _de_otra _en ·una _mi~ma si va a generalizar y, de ser así, en qué dirección y hasta qué grado,
dirE!g_ción. Considérese la diferencia. entre referirse a Angus comd un la_gi:il~t.?.T~aci?_ñ--es-urt-i_:;toces·o·contingentei Al· decir ésto no· pretendo
terrier eséOcés niaé:hó-·ae--· ti:es ..años y--·reférír-s"e- ·a-ércomo-- un perro. comprometerme con una metafísica nominalista. Puede o no ser verdad
La-última generálíz"á""cióñ-·fricfüye--á todos· Tüs iiíieiúfüós de la primera, que con la misma facilidad podríamos haber agrupado a los pájaros
por lo que constituye una generalización más amplia en la misma direc- negros junto con los autos negros como miembros de la categoría "ne-
ción, que admite miembros adicionales (por ejemplo, bulldogs y terriers gros", y ubicado a los antílopes y a los tenedores de dos dientes dentro
escoceses hembra) pero no excluye a ninguno de la clase más ;res- de la misma categoría "con dos puntas". Pero incluso si existen las
,;:
,;-; tringida. La gama de elecciones con respecto al grado de generalización clases naturales y aun cuando nuestro reconocimiento de ellas moldee
,,.
es por supuesto mayor, puesto que Angus también podría haber sido y limite el proceso de generalización, la mayoría de las categorías de
,,!i descrito como un terrier escocés macho de tres años, como un terrier nuestra existencia conceptual no son ni naturales ni últimas. En con-
¡¡,, escocés macho, como. un terrier escocés, con:_ia un perro, como· un secuencia, él uso cotidian9__sl_~Ue.D.gµ~j§_presenta.numerosas opciones
l¡ mamífero o como un animal. A medid~__g~~..,.:füisamcís· de un~ __ _9ase
!; de generalización a cada paso. El usuario puede incluso elegir no gene~
" ralízar, desplegando en un::l" descripción un número suficientemente
.i~
,,
5
Lo que se puntualiza en el texto puede considerarse como una variante del pri@ipio grande de propiedades, de forma tal que un solo ítem quede descrito.
:~ de que la explicación resulta subdeterminada por los casos particúláres a explicar. Véase DU)-IEM, Y cuando el usuario del lenguaje decide generalizar, entonces debe
The Aim and Stn1cture of Physical Theo,y, y QurNE, Word and Qbject: 26 730, 78-79. Así como
'· las múltiples observaciones particulares no determinan unívocam~pJe su propia explicación; tam-
6
1i poco las múltiples propiedades de ningún caso particular determinan unívocamente su· des- Debo la expresión "perfil completo" a YALBO, «Identity, Essence and Indiscernabi-
¡¡ cripción. lity»: 296.
;;::,
j~
·~
80 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 81

elegir una dirección para la generalización y un nivel de generalidad, tituciones. La esquina de los oradores del Hyde Park en Londres puede
rechazando en el proceso una gama de descripciones igualmente pre- ser descrita con la misma precisión, sea como un foro para la libertad
cisa pero extensionalmente divergente del individuo identificado. La de expresión, sea como una atracción turística, pero las dos genera-
1elección de una descripción correcta en lugar de otra resalta, en con- lizaciones dicen cosas distintas e incluyen un espectro ampliamente
!secuencia, las propiedades elegidas para que se les preste especial divergente de individuos. El accidente ocurrido en un cruce de calles
! atención. que es un caso de responsabilidad por daños para un abogado, es a
la Vez una infracción de tránsito para un policía y una lesión cervical
para un médico. Distintos observadores de un mismo hecho, al gene- 7
3. LAS GENERALIZACIONES COMO SUPRESIONES ralizar en distintas direcciones con diferentes propósitos, soslayan pro-f
piedades del hecho que podrían ser relevantes para otras personas, (
Li1_S__g~:r:i.ei;Ali_'.?..9:cjpnes-son, pues,-selectiv.as,.pero-asLcorno~§_On inclu- propósitos y momentos. ..J
s_i_9_n~1___§~l~ºtiYé!~,_las gene1~alizaºiqp~_s_son tambi~!L exi::J~_~iog~s selec-
tivas ...Al concentrarse en un número limitado de propiedades, una gene-
ralización simultáneamente suprime otras prop1eCTac!es, mcluso aquellas 4. LAS GENERALIZACIONES Y LA ESTRUCTURA
que~rrüircan-aiforericiás iéales· entre·fo~dndivíduos que las propiedades DE LAS REGLAS
selecciona.a as -.fratán-·cómci . sem~j_anles~ ·De·scrfük·a:J--~ueen Elizabeth
como un "barco" simpliciter, evocando asociaciones con barcos de Ahora estamos eri condiciones de analizar las reglas prescriptivas,
guerra y buques cisterna, simultáneamente oculta de la consideración una tarea que se hará más fácil descomponiendo tales reglas para obser-
activa aquellas características que distinguen al Queen Elizabeth ele los var su estructura· característica y las partes que la integran. Cuando
barcos de guerra y los buques cisterna, como slis casinos y sus salones se pbserven los componentes de las reglas prescriptivas se verá que
de baile. Las propiedades que distinguen al Queen Elizabeth de otros la generalización, con sus necesarlas·seléccio·nes·ysupn.stones,.resúlta.
barcos no son menos propiedades suyas que las que comparte con tan}füp_oftañle-paü pre·scribffpormédio-dé- reglas como para el pro-
otros barcos, pero la descripción del Queen Elizabeth como un "barco" _c~_<2_'-!~ d·escripcióii ·_:- -- ·-- -- . - . ' -- - :- -- . -"~------ -- .. ·-----· ------ -· --·--·
más que como, digamos, un "lugar de veraneo", centraliza la atención Un_,Lp_ª1:.t.tA~ toda regla, que algunos autores llaman protasis 8 y
en algunas de sus propiedades y suprime otras. La supresión es impor- otros denominan hechos operativos 9, especifü~§. su alcance_,Ja,'Lcondi-
tante justamente porque no es una negación. Decir que el Queen Eli- cio~ fácticas que dan lugar a la aplicación de la regla. Este com-
zabeth es un barco suprime el hecho de que tiene salones de baile, ponente aeiasreglas; al que me referiré como suyJedic..ado f4c_~ico,
pero no niega que tenga salones de baile. Cuando me refiero al jilguero
que estoy señalando simplemente como un "ave", suprimo las dife- puede _ser Ü~!e~2!e_ta~º--c_o_mo.~~.fii.p_9tesjs__,__p.1;!~$Jg_q1!.~lfüLI_eglas_pies=
criptivas pueden ser formuladas de _tal_P19-clo __que,__c:_9_II1_ie_ncen_con__ J.J.n
~~ncias entre los jilgueros· y los pingüinos, por muy reales que éstas "s_0:~~i___doride ·x és ün -eiiúnciado descriptivo cuy.9-__ ~~rdª-.c!. e_~_.CQJlQ_i~ión
ºpuedan ser. La generalización como forma de.dis.curso.supone, en con-
necesaria y suficiente _2arªla__Cl-P,JKaJi1I1da~Lde_Ja__regla. "Si una persona
secuencia, la supresión en ciertos contextos de diferenci:;is _que serían conduce a -mds· dé 55 rnillas por hora, entonces debe pagar una multa
relevant-es-err-utrus:--t;a generalización que lJJJ. _hablante__ elige, entre
de,cincuenta dólares".('Si no regresas antes de las diez en punto, entonces
las--i:iumerosas·-dispDñiblés;·s·úp"ririié ~-diferencias que habrían sido des-
tus: padres no volverán a permitirte usar el auto".
tacadas por otros, del mismo lll_()_s[~_q11e la_generaliz_a,ción .e.J~gida evo-
ca'rá-semejanzas·que-bafüfari siclo soslay_ª-ºª?__pwotros 7 • . Las reglas también contienen lo.que llamaré consecuente, que pres-
~ ( La supresión-el~ pr~pi;~l;d~~ ·; -t~;vés ele generalizaciones selectivas cribe lo que habrá de ocurrir cu_cindo___s_e _y~fifiq~~P:-L~[~<nrtliciones
especificadas e_n:ei pr~clicado__f~~!ic_orn. "Si uná persona conduce a más
( resulta particularmente llamativa cuando se describen hechos e ins-
'·.::::,_
de _55 millas por hora, entonces debe pagar una multa ele cincuenta
7
dólares". "Si una persona es mayor de veintiún años, entonces puede
"Supresión" es qmzas una exp~es1on más fuerte de lo que aquí sería deseable, dado
que el grado de implicancias negativas de aquello que se omite varía según el contexto. Si
comprar bebidas alcohólicas".
lo veo en la calle y lo elogio por el saco que está usando, no he suprimido el hecho de que
usted es un maravilloso orador del mismo modo en ·que lo habría hecho si Jo hubiese elogiado ': 8 GorruEB, The Logic of Choice: 39, 43-47, y Tw1NING y MIERS, How to Do Things With
por su saco inmediatamente después de haber usted terminado de ofrecer una extensa conferencia. Rules: 137-140.
No obstante, lo quei se omite resulta menos accesible, y la fuerza de .la expresión que empleo 9
MAccoRMICK, Legal Reaso1úng and 'Legal Theo,y: 43-45.
para describir esta inaccesibilidad comparativa resulta más adecuada teniendo en cuenta lo que • 10 Quienes se refieren al predicado fáctico como protasis, denominan apodosis a Jo que
se expresa a continuación. yo llamo "consecuente". Por ejemplo, GorrLIEB, The Logic ofChoice: 36-39.
82 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS. COMO GENERALIZACIONES 83

Habitualmente las reglas no se formulan de un modo tal qué la orden, _la regla depen~ ~~-1:1gél. g_e_I?:(;J.ah~_íl~ión_ qll_e _prohíbe...eLingre~o
separación del predicado fáctico del consecuente resulte tan nítida de todosTosperros en to4_9 momento. Y la "totalidad" esencial de
como en estos ejemplos. De hecho, una o la otra parte pueden 'no cualquier generalización persiste aun cuando las generalizaciones sean
estar explícitas. De totlos modos, cualquier regla puede ser reformulada más restringidas. Una regla diferente podría prohibir sólo a los terriers
de manera que asuma la forma canónica de un predicado fáctico hipo- escoceses, sólo a los terriers escoceses de tres años de edad o sólo
tético seguido de un consecuente. "No pisar el césped" es equivalente a los perros que pesen menos de 30 libras, pero tales reglas aún se
a "si usted está pisando el césped, entonces se le pedirá que se retire", referirían, respectivamente; a todos los terriers escoceses, todos los
y "caballeros sólo de traje" significa lo mismo que "si usted es varón terriers escoceses de tres ~ños de edad, o a todos los perros que pesen
y desea entrar en este restaurante, entonces deberá vestir traje". Más menos de 30 libras. +nclependientemente de su alcance, el predicado
aún, existe cierta potencial elasticidad respecto de qué hechos están fáctico generalizador de cualqmer reg1a·1a~yiI~N~~-.~1füi;:.@l~_::a:7odos los
ubicados en el predicado fáctico y cuáles en el consecuente. La regla mieñiliiosc!e uriacias-e 13 . - - ·
inmediatamente precedente podría también ser formulada como "si
usted es varón y desea entrar en este restaurante, y si no está vistiendo
,,,,
::
traje, entonces no puede entrar al restaurante". De manera similar, 5. GENERALIZACIONES PRESCRIPTIVAS
i! casi cualquier regla puede ser formulada de forma tal que el conse-
;¡ cuente sea sólo una operador deóntico desnudo, quedando en el pre- Aunque las reglas prescriben para todos lcis µiiembros de alguna
,,¡ dicado fáctico todo aquello que no sea el establecimiento de una obli- categoría, tampoco aquí emerge unívocamente ninguna categoría a par-
:: gación, prohibición, o permisión. Explicar cómo y por qué ocurre esto tir de un cierto individuo. Ir desde un hecho particular a una pres-
1'1
no resulta, sin embargo, relevante por el momento. Por ahora todo cripción general requiere, por lo tanto, tomar decisiones del mismo
,,i

lo que importa es la distinción básica entre predicado fáctico y cR:n- tipo que las que se toman cuando se efectúa una generalización des-
secuente. · :, criptiva. Establecer reglas en respuesta a un hecho particular, y, casi
siempre, establecer reglas de cualquier !ÍI2Q,_§1JJ2QJ1s,__ d .. 1,.1so.. de ..gene-
Una vez qu.e se separa el predicado fáctico de una regla prescriptiva ralizac:.ionés elegidas de entre numerosos candidatos lógicamente equi-
de sJi6nsecueñfe;~--uéoe·verS-é-·ar ·re·dicadci'Iácficó-fomcf i.m;:C eiie- valentes:--·-------•-···· - --··- ·· ··--· - ······· ··· -·· -- ····· · · · ·· ·
-- .... ·········· . - ···········-·p . ·-----··-----·--·-·-·p ··-···· ············--··-·--····--·- ········----·--•.g '
r 9!f.zªción iguql .ª .!as_ ge.p..e_rc.1lizé1ciones. cl~?S:riptfyas .~xami11.'!:.d_a.§_pre1ia- -->"••···----·----···
mºpte. Considérese nuevamente al terrier escocés Angus. "Angus lpo Supóngase que entro en un restaurante con Angus, quien entonces
debe entrar en este restaurante en este momento" no es una regla comienza a ladrar, a corretear, a saltar sobr-e fos clientes· y a comer
sino una orden, un término que utilizo para referirme sólo a las pro- resf9~··---
de-c·ómida--aer
··-· ··-· ............ P..iso:-Er·ro·1elario·ae1
......P._._p -.,. . . ··-" . . restaurante;
. . . . . . .a fin de evitar
hibiciones y obligaciones pa,1iculares y no a reglas 11 • Su predicado fác- que se repitan estos hechos, propone excluir no sólo a Angus ahora,
tico -"Angus ( este perro) en este restaurante ( este lugar) en e:ste sino aTodos·-zos·7iéchos Jútiiioi del rriismo tipo. Por consigüiéñte, el
momento"- no es general sino particular. Pero compárese esto cpn propietario· debe-generalizar a·partlrdel' 11eéhO particUlai· ·cónstifüido
el predicado fáctico contenido en una regla como "_~_() se .ª-c!.rnHen porAngus·Iaarando; co'irienél0;··salfaiidó--y' coiniendci en eI .tiempo t
~Jr!)s" ..El predicado fáctico de esta regla puede ser formulado corno (y.1úgi:fr p): A,ngiis--·es..ñegi:_o;--·¿~_fü2c:i.9.. 9.1:!~ _eJ.i;,i(;im~tariCi: pqdría es tac
"perro en restaurante" o, más explícitamente, "cualquier perro en e¡;te blecer una regla que excluyera del restaurante a todo lo que fuese
restaurante en cualquier momento" 12.. Nótese la diferencia entre e~to ne_gri:r,-excluyendo·-así-·110-·s·á-1-o · a los tertiers escoceses negros como
y "Angus en este restaurante en este momento". A diferencia de;. la Angus, sino también a los gatos negros, a los zapatos negros, a las
:,'.
corbatas negras, a los vestidos negros y al cabello negro. Una gene-
11
El uso que le acuerdo a la palabra "orden" (command), para distinguir a las prescripciones ralización semejante a partir del hecho desencadenante sería lógica-
particulares de las generales se parece al de AuSTIN, J., The Provincc of Jurispmdence Deter- mente impecable, puesto que dicho hecho puede describirse correc-
mined: 21-23. Este uso no es en absoluto universal. Compárese)Jorru.EB, The Logic of Owi- tamente como un problema causado por un agente negro, y la exclusión
ce: 115-119, quien emplea "orden" para referirse a cualquier prescrip_cíón, particúlar_-o general,
de los agentes negros aseguraría que ningún hecho exactamente igual
en la cual el destinatario tiene vedada la posibilidad de indagar .. el propósito que subyace a
la prescripción, y Ross, A., Directives and Nonns: 48-51, quien utíliza' la· expresión "orden" para volviese a ocurrir jamás. Sin embarg()L~~t_ª_gep._~r,.aliz.a.ción lógicamente
referirse a cualquier prescripción particular o general que se halla r.espaldada por una autoriélad
personal. El uso de HART en The Concept of Law: 19-20, parece cefcano ¡¡] de Ross. 13
No me preocupa ahora la generalidad empírica de una generalizació-1 lógica. Resulta,
12
Si esta regla estuviera en una orde\1anza municipal en lugar de en un cartel fre,nte sin embargo, importante tener presente que una generalización lógica no limitada como "todas
a un restaurante, los tres componentes deberíah.ser generalizados, de modo que la regla prohiqiría las mujeres que son miembros de la Corte Suprema de los Estados Unidos", puede de hecho
entonces el ingreso de todo perro en todo restaurante en todo motne.n_t~:. _ ) seleccionar un solo individuo. ·
84 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 85

legítima es absurda, y esto se debe a que el color negro de Angus En lo que sigue habré de decir más sobre los diferentes niveles de
\ es causalmente irrelevante respecto de la ocurrencia de los hechos la justificación, pero por ahora deseo atenerme a la simple relación
ique inspiraron inicialmente la decisión de excluirlo. Sabemos que el entre una regla y su justificación de primer orden más inmediata).
icofor negro de Angus es causalmente irrelevante o ilegítimo con res- La justificación determina así cuál de entre las_ m~c:.I:i~~ geR~.r.a-
1pecto a ladrar, correr, saltar y comer debido a nuestro conocimiento lizacfones7cigicagi·ente ~__9}11vaTCille·s-de_algun-1iedio _desencadenante_
del mundo, y nuestro conocimiento empírico justifica la conclusión e.q._p~rticular se.!t~l~gis!a. _c:01119_ _ ~l_predi~_~qQJ~c!_ic.9_c:l~ _la _regla_ r~sul~
de que estos actos, incluso cuando los comete Angus, no son con- tante.Ta-jüsfüicación de evitar las molestias a los clientes, _ p_or ejemplo,
secuencia causal de su color. · gúía---a-quíeucrea-1a-regHncgenefa1iiá.r a partir del hecho. desenq.-
Supóngase que la perturbación provocada por Angus a los clientes
sJc~~fffe-paffici.ifat de J\ilg~_sJ_ªdrands;i;:~Clj:!-}~D.;~Q, s~Jtan_g9y _comiendo.
El cofoi riegro falla corno predicado fáctico porque esa generalización
en el pacífico goce de sus cenas no fue consecuencia de sus ladridos, no es causalmente relevante respecto de la presencia de distracciones
correteos, saltos o de que comiera del piso, sino en cambio resultante molestas, pero lqué. ocurre si generalizamos a partir de Angus, no
de reacciones alérgicas a su negrura recalcitrante. Supóngase que cuan- hacia su color negro; sino hacia su condición de perro? Prohibir el
do ciertas personas se encuentran cerca de algo negro, estornudan, ingre~Q___de _.P._<;!L<?.§..12-ª!~<?_e menos absurdo 12.orgue s~~~~2§2__ ~<?..!?t~_Ja
sienten comezón y desarrollan sarpullidos. Si la característica causal- base de nuestra experiencia, que la calidad de perro es causalmente
mente relevante para la ocurrencia del hecho fuera así el color negro r~Jevante respecto de'. n'i""bcú"frericfa··ae::aístiacciones··molesfas·¿¡e· un
de Angus en lugar de las molestias resultantes de sus ladridos, correteos m~do en ~l qué -~-1 c~~<?r -~-~J~~~.:=1?s~esi?ed~irrie"~t_e Pi~.b~!Jle:_gue· un-
y saltos, la generalización a partir de ese hecho hacia todo lo negro agente que posee, la propiedad de ser perro part1c1pe en alguna con-
ya no sería absurda. ducta )i:J.ólesta;• mientras·que un· agérite: SLúé"_pciseefa-piopfodad de ser
Por lo tanto, al igual que la descripción, la. generalización ..p¡:es-
negro no ti_ene; por el 'solo hecho de ser ·negi-o;mayoresjrobabíiidades
de participar e11 cci:riaúcfas molestas qi.ie cüalquier otro. -Más aiiii; sabe-~
criptiva comienza habitualmente'con un individuo, lo toma como ejem- mas que es poco probable que las conductas· molestas puedan ser
plar de una categoría más general f luégo b"úsca aqÜelÍa-propiedad encuadradas en una categoría de perros en función de su raza o edad
~e ese individuo. que ·es _cai!.~~lriiep.1:e-i.iJe_yarifé~paia_la~o:c.iirú~ñcia de y, por lo tanto, la coh_dición de Angus como terrier' escocés y el que
la categoría.más general. De aquí en adelante me referiré a la categoría tenga tres años, al igual que sus propiedades de ser negro, estar ubicado
111á:5._g_e1~(:~al~omo laj_i,s~ifi_cación, esto es, el mal que se pretende erra- a 300 millas de Chicago y ser una posesión de Herb, son causalmente. _
-dicar o la _meta _q11(:_ s~_p_i:~_fo_1_19-~Jgg@r.'-De esfe".riiodo, el dese·o de irrelevantes a la luz de la justificación d~ la regla. 2!_p:r:_e_d_icado f~ctico \
eliminar posibles molestias a los clien~~~ -~el]'~sta_üt.~:riJf_c_qústit,:uye la de ,la regla propuesta que prohíbe el mgreso de perros es, en con- 1
justificaciori-qúe ·11ey·a -~(propi'ét~i:iq_ a geI_l_e_r_aJizm.: .1l..p.artiLg(;l he_1::_ho s~cuencia; una--gei1'e""rálización -a:· partir del heého desencadenante par-
particulár.-(Lás}üsdficaciones pueden existir en niveles diferentes. Eli- ticular que causó.el pi-óblémáeri está.. ocasióri hacia la própiedad (o
minar posibles molestias a los clientes puede, por su parte, estar jus- propiedades) qel hJcljv'iduo. que.,.parece..ser,. en..tanto-tipo, ...G.ª_1.J~fil-W_~rg~__ ,
tificado por la meta de incrementar su felicidad, lo que a su vez podría 1:elevante para la incidencia d_~l pr_()bl_~:rn~.c en tanto tipo 15 • _J
estar justificado por la meta de maxi~izar el bienestar del propietario 14 •
Más aún, gran parte de 16 que digo es compatible incluso con modelos coherentistas de
14 justificación, Si un resultado particular se considera justificado sólo en la medida en que resulte
Con el uso de un ejemplo utilitarista no pretendo sostener que toda justificación última
coherente con otros resultados particulares, el resultado único se encuentra no obstante en
sea necesariamente utilitarista o consecuencialista, Tampoco pretendo negar que toda justificación
una relación con el todo coherente que es similar a la relación que lo particular posee con
última sea consecuencialista. A lo largo de este libro me mantengo agnóstico en lo que respecta una justificación subyacente, E incluso si la relación entre un todo y sus partes es más circular
a cuestiones últimas de teoría moral, incluyendo la cuestión de si debe haber justificaciones que lineal (como en el caso del equilibrio reflexivo rawlsiano), la parte que resulta más estre-
últimas. Adopto esta postura porque gran parte de lo que tengo que decir sobre las reglas chan1cnte aplicable al caso bajo análisis todavía mantiene una relación con el todo que de
es aplicable a numerosos ámbitos de decisión no morales, y es igualmente aplicable a diversas nuevo recuerda en aspectos relevantes a la que media entre la regla y su justificación.
teorías incluso dentro del ámbito de la moral. Gran parte de lo que digo aquí se verá más claro a medida que continúe la exposición,
Esto no significa negar que la reconstrucción que ofrezco de la justificación parece en pero agrego estas salvedades ahora sólo en un intento por persuadir a quienes simpatizan con
gran medida lineal. De todos modos, me gustaría hacer algunas salvedades para el lector escéptico teorías antifundacionalistas o coherentistas de la justificación que puede resultar útil continuar
respecto de las justificaciones lineales. En primer lugar, decir que una justificación genera o con la lectura.
15
subyace tras una regla no supone formular ninguna consideración temporal. Como en el ejemplo Las complicaciones en la determinación de la clase normativa apropiada para cierto
del restaurante, Jo particular puede preceder temporalmente a lo general, y la regla puede individuo son discutidas de manera esclarecedora en LYONS, David, Fonns and Limits of Uti-
preceder a su justificación más general, siendo esta última sólo construida cuando se aplica litarianism: 30-118; S1NGER, Generalization in Etliics, passim, y HARR!SON, «Utilitarianism, Uni-
la regla o cuando su aplicación resulta problemática, versaüsation and Our Duty tu be Just»: 114-116.
86 FREDERICK SCHÁUER
LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 87

Ni Angus ni el hecho que protagonizó son necesarios para la ciea- ser perro no es, por lo tanto, en ningún nivel de justificación, una
ción de reglas. Los acontecimientos particulares a nwnudo provqcan
la creación de una regla, pero no son necesarios. Con frecuencia el f~~~%~ea~:1~-Feifi:l·~-.9~~Xr.e!1~i·~--de~-fos·.néch.o's·~qué~.ons'tituyen
impulso que da lugar a su creación surge de una acumulación de etpe-
riencias o percepciones, y es esa acumulación y no un único hecho lo ~i·.1_3:,.c:gndf~icS~.A~.P~!.!.S? no_~s condición necesaria ni suficiente
que desencadena un deseo de prescribir respecto de propiedades que para la ocurrencia de comportamientos molestos én un restaurante,
tienen una propensión causal frente a ciertas justificaciones 16 • Per.o ya emon:ce1n:-enqfféserifidciiesü1fa·:rerevaiité 1a -coriéfféí6ñde· eiio ara
sea que emane de un hecho único o de una evaluación empírica )nás e~~ClI1SecüeiicfaTDna" posifüffclacfes·-que
fa condkióii. ·dlp_errlsea
difusa, e~r.e.<:!j.caª9 fáctico de. una_ regla consiste en una generalización simplemente uri.á'lor¡:naL,~füéyiada de hacer referencia a un espectro
percibida. c.orpg_c:a:usalrne.:n,t_e_x~l~.YªllJS:,~§.Recto de -ªlgw..1a_metª-.qP:,~ se mii_S.. ámplio de-.coridiciones ·y propiedades, todas las cuales son indi-
persigue o de algún mal que se busca evitar. La prescripción de'. esa vidualmente necesarias y conjuntamente suficientes para la ocurrencia
ineta o la proscripción-dé eséiriaf"dfüslifüyeii-fajusfifícac1ón que·cteter- de la conducta molesta. Pero entonces la condición de perro ya no
1,11-PJª. qué ·~eriéiafü·acfón,c:?:i?:f?r.1.?~r~:~tpredicádo 'fádíco~a~lICt~gla. sería un predicado fáctico satisf~ctorio para la regla. :tl!1_._predicado
,, f~ctico satisfactorio (causalmente relevante ).sería más complejo y esta-
r1a compüeslo-p6ftodas las propiedades y condiciones que en conjunto
asegurarían la ocurrencia de la conducta temida. La regla "no se admi-
6. GENERALIZACIÓN Y PROBABILIDAD
ten .Perros" debería entonces ser descartada en favor de "en este res-
tauraure·no·se admitéii pefrós qiie~se"ccimpói:teri inalY cuyos cfoeños
Aunque sólo las _generalizaciones causalmente relacionadas con la no'-J?.:[(ciap-Coritrolarlcis" 17• Es probable que incluso esta regla, con
justificación de una regla califfcañ .. fomo ·prediéádos fáctiééYs legítimos su predicado fáctico más complejo, sea excesivamente simple y que
para ella, esta conclusión se apoya en una concepción específic:i de una formulación precisa de todas las condiciones individualmente nece-
la causalidad que debe ser explorada. l,;i;:;:,n qué consiste el que/una sarias y conjuntamente suficientes para la ocurrencia de las consecuen-
generalización sea causalmente relevante~respecfü.. de uria meta lper- cias temidas sería sustancialmente más larga. Aun así, incluso esta espe-
§~güitl:roae uñaano a ser evitado? Consúiérese nuevamente a AI1gus cificación algo más compleja nos permite ver un notable contraste entre
cí.Utndcnadfa;··cé5rf~;..salfa y'"'coiñe en un tiempo t. La sola cond{ción ella y el simple "no se admiten perros". ·
de perro de. Angus no es condición suficiente para la ocurrencia de
éstos hecho·s-·ñiolestos. ·111C1üso·-siiinaiid61e fa ·califlcadoii--cle "en un Si la regla es "no se admiten perros" y no algo más complicad0,
résfaürante?,-'ia preseÍicia de "un perro en un restaurante" no :;pro- entonces el predicado fáctico de la regla, la condición de perr,o
duciría necesariamente las conductas molestas. Algunos perros se <om- simpliciter, no es una enunciación de las condiciones individualment~
portan perfectamente bien, sin demostrar (cuando están correctam'ente necesarias y conjuntamente suficientes para la producción de las con\
entrenados) ninguna de las conductas temidas. :p_ª-ra que tales.condÜttas secuencias temidas. Más bien el predicado _fáctico -perro en restan~
se-produzcan deb~J?: ~ars_e _!1,:1:1:!,E~_r_C?.~S.-.f~~-!?!:~~--:l-~~~~-S..E..~}~lid:J.des rante- representa uñ conjüñfo de ·hecfios qut; se h..?.,Ha..11 .~!l_llµa _rr_lgtg/911
de "perro" y '"'enünrestaurante". Decir que la propiedad de se:r·perro, de C(lUsalidad probabi!Tsucá-co-ñ--fa-jüsfüícación 18 • Si "perro en un res-
o fncíuso li de· ser 'jjefi'ó"-énünfeslaüYante; es caüsaltnenre--relev'ante tan"~"_ es .el pfi~aifadó' fác~icó--·a-e-·~a.:-:r_~gfa"e "in_t~t~-~p~ión p.1colt:sta
respecto de la: ocufrép.ciá _.c!e'..GQmportciirii:eiitof mólli§fQ}patece\por
17
lo menos confuso sino lisa,.y llanamente erróneo. Adviértase que éstas son reglas diferentes. El porqué esto es así (en lugar de ser la
primera una forma abreviada de la segunda) podrá apreciarse' con claridad hacia el final del
La condiciónd~ p~r!o. de Angu~ nq sólo .n.o es una condi9i.QP.- sufi- 1 capítulo 3.
18
cientepaf~}a§c:::m:r.rn~ia_ qe,Jo_s _comp_m::tamientos_mQl estos~J.que · Mi discusión de la causalidad probabilística no es más sofisticada de lo necesario para
el presente propósito. En consecuencia, ignoro muchas precisiones y complicaciones. Entre las
tampoco es una condición necesaria. Otros animales o niños pequéños obras clásicas t¡ue sigo se encuentran SurPES, A Probabilistic Theory of Causality; CARTWR!GHT,
pq:tjrían igu-atmenreñacer~tuíclo (aunque propablemente no ladiar), «Causal Laws and Effective Strategies»; Gooo, «A Causal Calculus»; RosEN, «In Defense of
córrer~·-salfar·· ·-comer-·restcís--óe comida de1··iuel6'. La propiedad de a Probabilistic Theory of Causality», y SALMON, «Probabilistic Causality». Las contribuciones
--·----·-·-..·--·-y·-·-----·-····-"--"-·•·----·---···----•-"·- ........... ---·-- :. modernas más importantes para la comprensión de la causalidad probabilística incluyen a EELS,
16
1 «Probabilistic Causal Interaction»; PAPINEAU, «Probabilities and Causes», y SosER, «Apportioning
Y, aunque para mis propósitos aquí el proceso inductivo de creación de reglas es más Causal Responsibility',,.
esclarecedor, no quiero sugerir que un proceso deductivo (véase I-IARE, Freedom and Réason) Para quienes estén convencidos de la plausibilidad de un enfoque determinista de la cau•
sea imposible. Muchas veces las reglas no surgen de casos particulares sino de otras reglas, salidad, la frase "causalidad probabilística" podrá parecer un sinsentido o un oxímoron, En
aunque las reglas así generadas también comparten la misma característica de generalización tal caso, rechazar la frase y sustituirla, mutatis mutandis, por "la probabilidad de que una cosa
contingente que discuto en esta sección. causará otra" sería más fácil de aceptar sin detrimento del punto central que deseo resaltar.
88 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 89

en un restaurante" es la justificación de la regla, entonces "perro en es compatible con el hecho de que algunas interrupciones molestas
un restaurante", aunque no es condición necesaria ni suficiente para sean causadas por agentes distintos de los perros, y con que haya perros
la ocurrencia de "interrupción molesta en un restaurante", se encuentra que no causen interrupciones molestas. El_predicado fáctico repre§~uta,
¡_ no obstante causalmente relacionado con "interrupción molesta en un p_!,!el,, _@___c,:q_njunt_o_ d~__he~Q_9~_c1:1ya existencia U]._~i~a l).p._i_n~:r~men!<?_ en
\ restaurante" de un modo probabilístico. Decir que existe una relación la_ pr9.9.ª_Qi_lig_~a :~eJ?.:__C?~~IT~!l_ci-ª--º~JJI_Ü:1~tifica99n y cuya.prohibición
\le causalidad probabilística entre una propiedad y una consecuencia (efectiva) 1isniinuirá consecuentemente la probabilic:!ª9 (o incidencia)
no es lo mismo que decir que la ocurrencia de la propiedad es nece- del mal contra el-cuálla-ú~gla·v·a·airígícta-zo~-De manera similar, si
sariamente seguida por la ocurrencia de la consecuencia, Iii tampoco se considera que la regla se ha establecido persiguiendo más una meta
es decir que el acaecimiento de la consecuencia requiere la ocurrencia positiva que la disminución de un mal, la existencia de la condición
de la propiedad. Simplemente es decir que la incidencia de la con- representada por el predicado fáctico incrementará, cuando la relación
secuencia será mayor en una población que posee la propiedad en probabilística exista, la probabilidad de la meta positiva a la que apunta
cuestión que en una población idéntica en todos los demás aspectos la regla. La clave en ámbos casos es la relación probabilística, que
_en la cual esta propiedad está ausente. explica por qué "no se admiten perros" es una respuesta apropiada
Est_a concepción probabilística de la causalidad muestra que la regla a los Angus del futuro, sin dejar de reconocer al mismo tiempo que
"no se···adrriitell perros"··se·oa:sa·en-la creencia de· que -1-a·-condición no todos los perros causarán interrupciones molestas y que no todas
de·perr6·causa-dé ma"iiei"aprobabilísücá -coridüctas·molestáS:-La regla las interrupciones nioléstas serán causadas por perros.
se. construye sobre la. expecfa"tlva de· encciiifrái.·-·üna mayor incidencia
de interrupciones molestas cuando se permiten perros que cuando no
se los admite. Para decir lo mismo de un modo distinto, la relación 7. EL CARÁCTER SUB Y SOBREINCLUYENTE
probabilística requerida existe cuando la probabilidad de una interrup- DE LAS REGLAS
ción molesta es mayor en presencia de un perro de lo que lo sería
;si no hubiera perros 19 • El predicado fáctico de una regla no sólo es una generalización
\ en el sentido de que incluye a todos los elementos de algún tipo. Cuan-
'- De manera qué una concepción probabilística de la relación entre do decimos de cierto enunciado, un tanto peyorativamente, que es
causa y efecto y, por lo tanto, entre el predicado fáctico y la justificación "sólo una generalizáción" queremos significar que por más que el enun-
19
ciado pueda ser verdadero para algunos o para la mayoría de los casos,
No necesito ocuparme aquí del proceso consistente en determinar, como cuestión de
hecho, que tal relación existe. Aun así, es importante advertir que dicho proceso distinguirá,
no es n·ecesariamente verdadero para todos los casos. En teoría, podría-
si opera correctamente, casos de causalidad de casos de mera correlación. La distinción entre mos excluir tales generalizaciones probabilísticas de nuestra vida· lin-
causalidad y correlación, sin embargo, no apunta a la validez conceptual de la idea de la causalidad güística, empleando el lenguaje de la generalización cuando, y sólo
probabilística, sino solament_e· .a su identificación. Una investigación experimental controlada, cuando, la generalización representara, en la medida de nuestro cono-
o una aproximación no científica a tal proceso, puede, no obstante, producir conclusiones de
causalidad probabilística expurgadas de la posibilidad de casos de mera correlación, como cuando
cimiento, una verdad universal. Pero para hacer esto, sin embargo,
los científicos concluyen que fumar causa cáncer, o cuando la gente común concluye que los deberíamos hablar. un lenguaje inconcebiblemente engorroso como
caminos congelados causan accidentes. • para que sirviese a los propósitos del habla ordinaria. Las limitaciones
Podría parecer que la causalidad, incluso l<! causalidad probabilística, es una relación más de tiempo y del entendimiento hacen imposible restringir nuestras pon-
fuerte de lo que· se requiere para explicar el surgimiento de reglas, ya que en muchas áreas
de la vida le atribuimos a la mera correlación el carácter de condición suficiente para la creación
deraciones de causa y . efecto o nuestras aseveraciones de verdades
de una regla. Tómese como ejemplo una ley que prohíbe la posesión· de armas de fuego a empíricas, a enunciados uajversalmente correctos, por lo que frecuen-
quienes han sido condenados por un delito grave. La consideración empírica sobre la que se
apoya tal regla no es que la condena por un delito grave sea causa de que la gente desarrolle 20 No hay nada en esta concepción que exija que la relación probabilística sea la relación
formas antisociales de comportamiento, sino más bien que la condena por un delito grave indica con la probabilidad más alta. La relación probabilística requerida se verifica cuando la pro-
de manera probabilística la existencia de otras ciertas características, las cuales sí poseen una babilidad de la consecuencia es mayor, dada la presencia de la propiedad que dada su ausencia,
relación causal con la propensión a cometer actos antisociales. Aunque parece, e_n consecuencia, y esta mayor probabilidad puede existir incluso si la probabilidad se incrementase en mayor
que resulta común que las reglas se basen en meras indicaciones correlativas, incluso en tales medida con la presencia de otras propiedades. Así como es razonable concluir que fumar causa
casos existe una consideración causal detrás de la regla. El agente causal no se halla especificado de ·manera probabilística (o, tal como las compañías tabacaleras lo presentarían, es un indicio
en el predicado fáctico de la regla, sino que en lugar de ello la regla depende de la presencia de) enfermedades cardíacas, a pesar de que el incremento en la posibilidad de enfermedades
de ciertas propiedades que se consideran indicativas de la existencia del agente causal. En casos cardíacas es mayor para, digamos, la obesidad que para el fumar, así también es razonable
como éstos la relación probabilística es doble. La propiedad identificada por la regla posee identificar la relación de causalidad probabilística entre la calidad de peno y las molestias,
sólo una relación probabilística con la presencia del agente causal, y el agente causal posee aun si la presencia de otros agentes podrían incrementar la probabilidad de molestias en una
sólo una relación probabilística con la incidencia de la justificación de la regla.
medida todavía mayor.
90 FREDERICK SCHAUÉR
LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 91

tem~nte empleamos generalizaciÓnes que son sólo probabilísticas. probabilísticJ con el objeto de la regla, pero esa relación deja abierta
Decifños que fumar provoca cáncer, que los perros tienen pulgas, qúe la posibilidad dy__q.l.l_~. en_ casos_ pai.tiºuJares la conexión entre la jus-
la comida mexicana es picante y que los escoceses son tercos, sin supo-
ner que21 al decir esto estamos afirmando verdades universales inva- tificación y !ª.~<?P.-..S..~C::-~t~11cj_a._est~ ªll.~~_nte.
riables . Por el contrario, generalizamos de manera probabilística· y EJ,..,ejemplo de la regla "no se admiten perros" nos permitió ver
no inexorable, admitiendo el uso de generalizaciones descriptivas en no ~óloqüe-a.lgüños-pefr6s. puederi rió causar interrupcíones molestas,
la medida en que sean estadísticamente justificables 22 • Pero las con- sin2J.c.igil5i~1_1_qii§_'~Jg:1:.1~ªs _iI?-teirup~ic;in~§ :rnol~stás. pueden _ser ·causadas
venciones del comportamiento lingüístico cotidiano no requieren más por agentes distintos .<1e _lqs perros. El prt;_dicado fá~tico es, pues, subin-
que esta relación estadísticamente justificada entre causa y efecto. o clU~-iít~_~ta:111<?.:·comci. sóbreiriduyente. __ Así corno el predicado fáctico
entre una propiedad y la clase en la cual ella se presenta, y uno no puede a veces dar indicios de la presencia de la justificación en casos
comete un error lingüístico al decir que el víno alemán és dulce, q11e en que ésta se halla ausente, también puede ocasionalmente no dar
en Noruega hace frío, que fumar provoca cáncer o que los filósofos indicios de la justificación en casos en que ésta se halla presente. En·
son inteligentes. En la medida en que la generalización identificada consecuencia, existe subinclusión cuando reconocemos que algunas
(vino alemán, Noruega, fumar, filósofo) tenga algún valor predictivo personas por sobre los veintiún años podrían ser incapaces de beber
o indicativo en términos de lo que interesa en última instancia ( dulzura, en forma responsable y que los accidentes de. tránsito son a menudo
frío, cáncer, inteligencia), la generalización es conversacionalmente consecuencia de condiciones distintas del exceso <;le velocidad. Muchas
permisible, aunque algunos vínos alemanes sean secos, en Noruega reglas son de este tipo, pues incorporan predicados fácticos que no
a veces haga calor, algunos fumadores no contraigan cáncer y algunos cubren algunos estados de cosas que en casos particulares producirían
filósofos sean necios. la consecuencia que representa la justificación de la regla 23 •
: El predicado fáctico de una reglétpreSC::[!P!!Y<1: es com.úngi_~!?-_te sóio A diferencia de las generalizaciones sobreincluyentes, las subin-
~na generaliiacíon·probáoilística de este tipo. Ya se trate de "no :Se cluyentes no necesitan ser meramente probabilísticas para ser subin-
!admiten perros", "velocidad máxima 55 millas p'or hora", "los menor'ys cluyentes. "Todos los x son y" es compatible con que algunos no-x
de veintiún años no podrán consumir bebidas alcohólicas" o "no mafa- sean y. Pero, por supuesto, de esto se sigue a fortiori que la subinclusión
/
,rás", el predicado fáctico de una regla es una generalización proba- puede existir aun cuando el predicado fáctico de una regla se relacione
'bilística respecto de alguna justificación (habitual aunque no neces'a- sólo de manera probabilística con la justificación. La existencia de la
riamente implícita). E;n la medida en que algunos perros no causan relación probabilística entre predicado fáctico y justificación es igual-
mol~~!~as1 qu.e !'1-lgunasvecescoñcfiicir--a-iíiás de-35 :millas"'p-or hoi-a mente compatible con la existencia de casos en los cuales la justificación
no es peligroso, que alguriós·inen·ore(de_:'!.~füfi_ií,:í_'fá1\0S:]21~·den beb.er no es causada ni indicada por la generalización que constituye el pre-
dicado fáctico 24 .
~6i!:e!~/j!~fl~atf~f;°11~:~~elaifi11~ikgarr}rrcrr¿l~J-fJ~~~~esf;
. regla es sobreincluyente. 'Cornpreiiéfo- estados ·de-·Eosas~qu.e,~~e_I.Lfasos 23
Debería remarcar aquí que no hay nada de malo en reglas que sean sub o sobreincluyentes,
particulares, pOdríari no producir la consecuencia que representa ,la y que esos términos no deberían tomarse como indicadores de defectos que deben ser corregidos.
justificación de la· iegla;·aunque el estado de cosas,-en tanto_j[po;·esfé En breve podrá apreciarse con claridad que todas las reglas son actual o potencialmente sub
o sobreincltiyentes, y a partir del capítulo 5, punto 7, y en gran medida en el capítulo 7, exploraré
relacionado de manera probabilística con la plausibilidad o incidenci~ justamente por qué la toma de decisiones de acuerdo con reglas sub y sobreincluyentes es
de la justificación. El predicado fáctico de una regla posee una relación con frecuencia deseable. A diferencia de lo que ocurre con uri tomate subdesarrollado, no hay
nada inherente o necesariamente malo con una regla subincluyente.
21 24
A veces se marca esta distinción a través de la diferencia que media entre una regla En consecuencia, el paralelo entre sub y sobreinclusividad es una función de la relación
descriptiva y una ley descriptiva. Corrientemente se interpreta. a .)a$:leyes de la ciencia como entre generalización y justificación, y no se sostiene como cuestión lingüística o lógica de carácter
necesariamente universales y tanto los científicos como los legos 'p'are'éeri. resistirse· a: utilizar general. La proposición expresada por "los filósofos son inteligentes", si se entiende que con
la palabra "ley" a menos que este rasgo de universalidad esté presente. · ·. ella quiere aludirse a todos los filósofos, resulta falsada por la existencia de un filósofo necio,
22
Digo "estadísticamente justificable" a fin de comprender, tal como se discutió arrib~, pero no por la existencia de un carpintero inteligente. Salvo en ciertos contextos especiales,
tanto el caso de la causalidad probabilística directa como el caso de los indicios probabilísticamente resulta plausible interpretar "filósofos" como "todos los filósofos" pero no como "todos y sólo
justificados. "Estadísticamente justificable" se encuentra así vinculado con el sentido de "i;e- los filósofos". Esta falta de paralelismo lógico o lingüístico es potencialmente relevante cuando
levante" en el que una pmeba es relevante para la aceptación de una proposición si la verdad se piensa en reglas prescriptivas, ya que no es necesario que "no se admiten perros", como
de la proposición es más probable dada dicha pmeba que sin ella. Esta relación es comúnmente la regla que surge de la preocupación por las molestias a los clientes, deba tratar los casos
identificada con el uso de las palabras "tender" y "tendencia". Véase, por ejemplo, Qu!NToi-l, de perros no molestos y no-perros molestos como equivalentes. O, para presentarlo de una
Utilitarian Ethics: 47-48, y ÜRMSON, «The Interpretation of the Moral Philosophy of J. S. Mill»: 37. manera algo más técnica, la máxima estadounidense de interpretación jurídica expressio unius
es/ alte,io exc/usius (la expresión de una cosa implica la exclusión de otra) es un punto de
92 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 93

Las reglas dependen, pues, de predicados fácticos que son (ha- Esta preocupación por lo probabilístico o lo actualmente subin-
bitualmente) generalizaciones probabilísticas y sub incluyentes respecto cfoyente, no obstante, parece a primera vista ignorar muchas gene-
. de las justificaciones de la regla 25 . Puesto que las generalizaciones son ralizaciónes que están construidas con mayor precisión. "Todos los
· necesariamente selectivas, las generalizaciones probabilísticas incluirán presidentes estadounidenses han sido de género masculino" es ver-
propiedades que en ciertos casos particulares serán irrelevantes y todas dadero para todos y no sólo para la mayoría de los presidentes esta-
las generalizaciones, probabilísticas o no, excluirán propiedades que dounidenses y "los diamantes son más duros que la manteca" es ver-
en ciertos casos particulares serán relevantes. Por lo tanto-, en algunos dadero para todo diamante y para todo pan de manteca. Esto contrasta
casos, los predicados fácticos volverán operativas características del con el enunciado sintácticamente similar "el vino alemán es más dulce
caso que no sirven a la justificación de la regla y, en otros casos, no que el francés", que es verdadero sólo para la mayoría y no para todas
reconocerán características del caso cuyo reconocimiento se,viría a la sus extensiones. También existe una congruencia equivalente a la gene-
j_!J.stificación de la regla. ralización universalmente verdadera respecto de la subinclusión, como
ocurre con "personas de género masculino han sido presidentes esta-
Por consiguiente, dado que el predicado fáctico de una regla es dounidenses".
(actual o potencialmente, como analizaré en la próxima sección) subin-
cluyente o sobreincluyente (o ambas cosas) desde la perspectiva de Así como es posible una generalización descriptiva que no sea ni
la justificación de la regla, puede ser que a veces ese predicado fáctico sub ni sobreincluyente, también parece que puede haber predicados
no favorezca la justificación de la regla sino que la obstaculice. Si una fácticos igualmente ptecisos en las reglas prescriptivas. Supóngase que
regla se aplica incluso cuando su aplicación no sirve a su justificación se sabe que todos los seres ,humanos sufren de una violenta reacción
y si una regla no se aplica inclu~o cuando su aplicación serviría a esa alérgica a los pém:is, una reacción que no es producida por ningún
justificación, les una mala regla? lü simplemente la hemos aplicado [, otro agente que no sea un perro, y que interfiere con la digestión
mal? lO es esto sencillamente un rasgo distintivo de las reglas? Volveré ¡: de un modo en el que ninguna otra reacción alérgica lo hace. Ahora
sobre estas preguntas después de las necesarias precisiones que intro- t bien, si ia prevención de esa re.acción fuese la justificación de la regla
duciré en la sección siguiente. f. "no se admiten_ perros", la regla no sería ni sub ni sobreincluyente.
' Se ajustaría perfectámente a su justificación, prohibiendo todo lo que
,l causase el daño temido y nada que no lo hiciese.
¡
8.. LA TEXTURA ABIERTA DE LAS REGLAS [
1· Esta regla "nc:i se admiten perros" parece ser un ejemplo de un
¡
tipo de regla -una que no es ni sub ni sobreincluyente- fundamen-
He venido analizando generalizaciones que desde su concepción talmente difererite de los tipos que no se ajustan perfectamente a su
son probabilísticas o subincluyentes en vez de universales o excluyentes. [:
justificación, coino los que hasta aquí hemos venido considerando. Una
Cuando se usa descriptivamente a estas generalizaciones· imperfectas, .f mirada más atenta revela, sin embargo, que esta diferencia tiene menos ,.
el usuario sabe desde el principio que no todos los individuos com- t
I: consecuencias de lo que parece. Cuando se concibe ¡i _l_~_r:e.lación-entre °)
prendidos en la generalización son consistentes con ella, o que algunos la, regla y su justificación como utriversal y eicfüyei:ite, en vez de pro-
individuos no comprendidos en ella.sí lo son, o ambas cosas a la vez. k'
f
! lfaoilísTiéa"y· nó ··exélüyente, ·:esta::i2~_rc_ep:ci6n -_se _bas_,r~~íLJa:::coiiclusión
Cuando se las usa prescriptivamente, estas generalizaciones imprecisas einpTrica -dé-qu,nodos- los perros y únicamente eUo_s causan. est<:;_tipo
pueden a vetes indicar resultados distintos de aquellos que serían indi- '
1:
1 de-reacción alérgica eñ todos los seres -hümario·s. Esta conclusión empí-
cados por una aplicación directa de la justificación que subyace a la f..
rtca se· basa, -sin embargo, en la:_percepción actual del mundo actual,
generalización. r
pero algo en ese mundo podría cambiar mañana, o podríamos mañana
descubrir algo previamente desconocido acerca del mundo de hoy. En
vista sobre el paralelismo de la sub y sobreinclusión que admite alternativas. Pero todo esto cualquiera de estos casos, este nuevo conocimiento falsaría la precisión
anticipa lo que está por venir, y en esta fase sólo pretendo hacer notar el modo en el que
las generalizaciones pueden ser tanto sub como sobreincluyentes cuando la sub y sobreinclusión de la regla presupuesta previamente. Una raza de perros hasta ahora
se mide por y sólo por la justificación de la regla. Que esa medida sea la forma correcta de no descubierta, por ejemplo, podría no poseer el agente que produce
interpretar una regla es una cuestión bien distinta.
25 ,, la reacción, o podría encontrarse gente que fuese inmune a las reac-
Digo "habitualmente" a fin de tomar en consideración que en ocasiones se proyectan ciones que anteriormente se creía que afectaban a todos. Por remota
reglas con un predicado fáctico que puede parecer entonces perfectamente adecuado, ni sub
ni sobreínc!uyente. Incluso en tales casos, sin embargo, un predicado fáctico actualmente universal [.•
que pueda parecer la perspectiva de estos hechos o descubrimientos
imprevistos, la posibilidad existe, tanto, como existe la posibilidad de
¡
es potencialmente sólo probabilístico o potencialmente subincluyente. Ésta es la lección que
nos enseña la textura abierta, que será introducida en el análisis en la sección siguiente. excepciones adicionales hoy ni siquiera concebibles. En parte porque
r
94 FREDERICK SCHAUER LAS REGLAS COMO GENERALIZACIONES 95

los seres humanos. son falibles, eú parte porqu. e tienen un conocimien.to cubría todos los casos al establecer que si algo tiene las propiedades

!
imperfecto de un futuro cambiante, y eri parte porque el mundo mismo a, b, c y d, entonces es un x, y que si algo no posee cada una de
es variable, las reglas que se basan en una relación empírica eri.tre esas propiedades entonces no es un x, aun así, al enfrentarnos con
generalización y justificación resultan vulnerables frente a descubri- algo que tiene, digamos, sólo 2/3 de b, esta contingencia imprevista
mientos o hechos futuros que falsarían lo que antes era consider~do provoca una vaguedad donde hasta entonces no la había. La te:xtura
! una verdad úniversal o excluyente·. Por lo tanto, incluso respectó.de abierta es esta característica•indeleble del lenguaje que es consecuencia
\ las reglas que a~tu~li:nen~e parecen no ser ni sub ni s~b~~incluyentes de la oposición entre un lenguaje fijo y un mundo continuamente cam-
\ respecto de sus Just1flcac10nes subyacentes resta la posibilidad de que biante y desconocido. ~-
' lo sean en el futuro. La más precisa de las reglas es potencialme~te La idea d~ WAI~~''fue_ captada perfectamente en el ejemplo
\ imprecisa. del jilguero explosivo de J. L. AusTIN: supóngase que hemos visto un
\

\_ Lo anterior no es más que una mera adaptación del fenómeno pájaro que desde toda perspectiva era un jilguero --:Parecía tener todas
de la textura abierta identificado por Friedrich W AISMANN 26 • La textura las propiedades necesarias para ser ·un jilguerq--, pero entonces explo-
abierta es distinta de la vaguedad. Por contraste con la vaguedad actµal- tó ante nuestros ojos 27 • "Simplemente no sabríamos que decir", dice
mente identificable, según W AISMANN, la. textura abierta es_1ª. posfüi- AusTIN, y no sabríamos que decir porque el hecho de poseer (o no
lidad de que incluso el término menos vago, el más_Qrec1so, se torne., poseer) la capacidad de explotar nunca fue tomado en cuenta _por la
vág6 como consecffeñcia-áefüie-sfr6-con6cimiento imperfecto del mµn- . comunidad lingüística al desarrollar una definición limitada por el
11 áo y-ae·ñue-sffii.--capacíffad·liíñfraoaoe predecir ef1utüro.La texfura conocimiento existente en ella respecto del mundo y de los jilgueros
abierta -·es la .posibílídad· inelimiriable "'de··-vagúedio:"Ta continge~cia que lo habitaban.
i_nerradicable de que incluso el término aparentemente más pretiso Tanto WAISMANN como AusTIN se ocupaban de definiciones y, den-
pueda, cuando se lo confronta con un caso no previsto al momento tro de este ámbito, la opinión de que todos los términos poseen textura
ii en el que. el término fue definido, tornarse vago con respecto a '~se abierta resulta altamente controvertible. Desde el punto de vista, por
;; caso. No importa cuán cuidadosamente persigamos el máximo de pre-
:: ejemplo, de la semántica de mundos posibles, simplemente no es cierto
¡j cisión en nuestras definiciones y, por lo tanto, en las generalizacidnes que todos los términos posean textura abierta, y que conserven la posi-
l: que esas definiciones reflejan y crean, algún hecho no previsto sie~í)re bilidad de resultar indeterminados a la luz de hechos empíricos hoy
:;,
puede confundirnos. WAISMANN nos pide que reconozcamos que, a:tm- desconocidos 28 • Pero estas discusiones dentro de la teoría semántica
li que podamos haber creído .que teníamos una definición precisa 8_Ue no son especialmente relevantes aquí. Poco y nada en el análisis de
¡•
'•'
las reglas regulativas concierne a si todos los términos son necesa-
WAISMANN, «Verifiability»,passim. Para un desarrollo interesante de la idea, véase M,ÁR-
26
riamente de textura abierta, aunque gran parte de dicho análisis con-
l::::i «Open Texture», passim. HA.RT aplica este concepto a las reglas jurídicas en The Co\Ícept
:::,,,
GALIT, cierne a la postura no controvertida que esbozo aquí: que las gene-
,,,,:, of Law: 120, 124-132, pero la noción que emplea parece levemente más amplia y en cierto
sentido menos provechosa que la concepción original de WAisMANN. I-lAilT identifica la te~fora
ralizaciones empíricas, sean ellas de causa efecto o de otro tipo, que
:;:
abierta como un. rasgo inelíminable del lenguaje y, por ello, de las reglas formuladas lingüís- hoy consideramos universales o excluyentes, con frecuencia resultarán
m
:::
ticamente, pero presenta a la textura abierta como equivalente a la zona de penumbra/que ser meramente probabilísticas o meramente ejemplificativas. Dejando
'·',,, rodea al núcleo de significado (establecido) de la mayoría de los términos. Es verdad qúe la de lado la verdad de sus afirmaciones más globales acerca del lenguaje,
mayoría de los términos que confrontamos tienen tanto un núcleo de significado claro i una WAisMANN nos enseña que una definición aparentemente universal y
penumbra de incertidumbr~, pero algunos términos, sobre la base de nuestro conocimi6nto
!i/ actual, parecen no tener ninguna genuina penumbra de incertidumbre. Aunque hoy no est~mos de la máxima precisión puede resultar ser algo menos que universal.
seguros de si una bicicleta es un "vehículo" y si el bridge es un "deporte", no tenemos la m'i'sma Esto nos permite advertir que las generalizaciones universales o exclu-
clase de inseguridad sobre ninguna extensión hoy conocida de la palabra "prnitorrinco". Podría- yentes pueden con frecuencia resultar ser de otra índole. Cuando esto
mos imaginar casos de penumbra incluso para esa palabra, dado que en ciertos contextos po'dría ocurre, el fracaso de una generalización previamente universal o exclu-
i plantearse la cuestión 'de si un ornitorrinco muerto o una figura·:de. un ornitorrinco es un ?'or-
nitorrinco". Pero incluso esas posibilidades podrían determinars/p,¡;r·aniicipado,,aiirique po,i:lría
yente frente a un nuevo conocimiento y el fracaso de una generalización
probabilística o no excluyente en casos particulares son similares, pues
requerirse para ello de una oración o de un párrafo y no de una ·única palabra. No obst~nte,
el argumento de WAISMANN es que, incluso después de haber hecho todo esto con nuestra m,ayor ambos representan situaciones en las que una generalización ya no
1
~/j
,,,
habilidad, previsión e imaginación, nuestra humana falibilidad y nuestro conocimiento imperfecto
en torno al futuro pueden todavía confundirnos, volviendo vago aquello que previamente h~bía-
mos considerado absolutamente preciso. El modo en el que HART asimila lo actualmente conoddo
es adecuada para el caso en cuestión. Esta falta de adecuación puede

::: con lo actualmente desconocido oscurece una distinción digna de brindar una ayuda sustancial
27
AusnN, J. L., «Other Minds»: 88.
en nuest_rós esfuerzos pt:ir comprender la naturaleza de la toma de decisiones basada en reglas.
28 Véase CARN;".P, Meaning and Necessity,passim.

:11
;;:
96 FREDERICK SCHAUER

ser ocasionada por una generalización de la que previamente se sabía


que era sub o sobreincluyente (o ambas cosas), o puede ser ocasionada
por el fenómeno de la textura abierta. Cualquiera que sea la causa,
no obstante, es precisamente en estos casos en los que se plantean
las cuestiones fundamentales respecto de la función de las reglas.

/
·:;-

CAPÍTULO IX
LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS

l. LOS CASOS EN LOS QUE SE INTERPRETA

Las reglas normalmente son discretas y realizan gran parte de su


trabajo sin provocar dudas interpretativas conscientes en sus destina-
tarios. Puede que no nos agrade detenernos frente a señales que dicen
¡,: "pare", pagar nuestros impuestos a las ganancias, abstenernos de fumar
il en la mesa al cenar o usar prendas que nos resultan incómodas, pero
entendemos lo que se nos exige y, por lo general, actuamos de con-
formidad con ello. En tales casos, consideramos que las reglas están
siendo aplicadas y hablar de la "aplicación de una regla" ordinaria-
mente presupone una tarea relativamente rutinaria. A veces, sin embar-
go, las cosas no son tan simples y no somos capaces, de un modo
rápido y fácil, de detem1inar precisamente qué es lo que la regla pre-
tende que hagamos. Decimos entonces que la regla requiere una inter-
pretación. El uso corriente parece reservar la palabra "interpretación"
para los casos en los cuales parece haber un problema.
En lo que a esto respecta, el uso lingüístico corriente puede resultar
engañoso, dado que toda aplicación de una regla es también una inter-
pretación 1• Cuando leo la expresión "No se admiten perros" como
1
-Cuando vengas mañana, trae mis botines de fútbol. También, si es humanamente posi-
ble, un spaniel irlandés. Urgente. Saludos. Tuppy.
/r,
-lCómo entiendes esto, Jeeves?
-Tal como yo interpreto el documento, señor, el Sr. Glossop desea que Ud., cuando
venga mañana, le traiga sus botines de fútbol. También, si es humanamente posible, un spaniel
irlandés. Indica que la cuestión es urgente y le manda saludos.
272 FREDERICK SCHAUER LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 273

indicativa de que no se admiten perros, y cuando entiendo que la no En este ejemplo he supuesto que la regla reside en el significado
admisión de perros me prohíbe entrar con Angus a este restaurante de una formulación canónicamente expresada, y la dificultad inter-
en este momento, realizo actividades interpretativas que, para distintas pretativa surge precisamente porque no resulta claro qué es lo que
personas en este mundo, o para personas de distintos mundos, podrían significa la palabra "perro" en este contexto. Pero no siempre resulta
ser llevadas a cabo de un modo diferente. No obstante, en general tan claro precisamente cuál es la regla. lQué pasaría si el cartel hubiese
no consideramos que estas actividades impliquen interpretación, dado sido tachado parcialmente, y se leyera "no se admiten #(/g#\"? En
que hay un sentido en el que interpretar un texto o una regla es lidiar ese caso, incluso antes de determinar lo que la regla significa, debería
con un dilema, batallar con una situación en la cual las reglas, que tener que determinar lo que la regla dice ("no se admiten perros",
por lo general son criaturas ociosas, se tornan más notorias cuanto o "no se admiten cigarros" o alguna otra cosa), y ésta también es una
más difíciles se vuelven las cuestiones interpretativas que normalmente cuestión interpretativa.
exigen nuestra reflexión. En tales circunstancias, a diferencia de muchas Pero es más realista pensar que puede resultar poco claro cuál
otras, no tenemos la certeza de qué es lo que la regla con exactitud es la regla o qué es lo que ella dice, no porque los símbolos hayan
nos exige 2. sido físicamente tachados, sino porque no hay ninguna formulación
Las cuestiones relativas a la interpretación de las reglas, por lo canónica a la que podamos apuntar. Hemos visto que las reglas del
tanto, resultan ser cuestiones acerca de cómo deben decidirse los casos common law muchas veces operan al estilo de las reglas, pero que
difíciles. De todos modos, si bien reformular la cuestión de esta forma localizar la regla con frecuencia resulta difícil. Puede encontrarse una
se apoya en una distinción fructífera entre aquellas reglas que nos versión en una opinión judicial, otra en un tratado jurídico y una tercera
hablan con claridad y aquellas que no lo hacen, existe el riesgo de en un artículo de una revista jurídica escrito por un autor eminente.
que formular el punto de este modo constituya una petición de prin- En tales casos, el primer obstáculo interpretativo consiste en encontrar
cipio. Interpretación puede ser lo que hacemos cuando nos enfren- la regla, puesto que no se puede interpretar lo que no es posible encon-
tamos a un caso difícil, pero la propia cuestión de qué es lo que cons- trar. Surgen problemas similares cuando se entiende que las reglas
tituye un caso difícil es problemática. Nuestra primera tarea al refle- residen en todo o. en parte en el nivel del propósito o justificación
xionar sobre la interpretación, en consecuencia,· será considerar los de primer orden. Puede resultar difícil determinar cuál es la justifi-
casos en los que se interpreta. Sólo después dé que le hayamos encon- cación de cierta formulación de una regla, y si la justificación y no
trado algún sentido a qué es lo que hace difícil a un caso difícil podre- su formulación es fo que constituye la regla (véase supra capítulos 4,
mos enfocar el problema de cómo deberían resolverse dichos casos. punto 5, y 5; punto 1), nos enfrentamos a dificultades interpretativas
desde el comienzo.
Cuando hablo de "resolver" un caso difícil no me refiero a lo que
un agente debería, considerando todos los factores relevantes, hacer. Incluso una vez que hemos localizado la regla, de todos modos
Más bien me refiero a:cómo ha de entenderse lo que una regla indica. pueden surgir problemas interpretativos. Bajo una cierta interpre-
Supóngase que, recién llegado del taxidermista, arribo a un restaurante tación, existe un caso problemático -un caso en el que ha de interpre-
con el cadáver rellenado, preservado y embalsamado de mi bulldog tarse, en el sentido qu~ dicha expresión cobra en los "casos difíciles"-
recientemente fallecido. Mi primen1: pregunta es si esta regla "no se siempre que el resultado generado por la regla sea, considerando todos
admiten perros" es aplicable en absoluto, dado que el perro embal- los factores .relevantes, problemático. Desde este punto de vista, un
samado es, en el mejor de los casos, un caso fronterizo de aplicación caso "fácil" o "claro" es aq¡el en el que no sólo hay una respuesta
de la palabra "perro". Pero si determino que la regla efectivamente simple sobre la base de los ateriales que componen la propia regla,
se aplica, esto no fuerza a concluir que deba, considerando todos los sino que esa respuesta sim le es por lo demás, considerando todos
factores relevantes, permanecer fuera del restaurante, ni tampoco fuer- los factores relevantes, aceptable. Debería ahora resultar claro, no obs-
za a concluir que el propietario, considerando todos los factores rele- tante, que un punto de vista como ése ( dejando de lado cuestiones
vantes, deba denegarme la entrada. de presunciones) lleva a poner completamente en crisis la idea de una
regla; puesto que disué;lve lo que la regla indica en la cuestión relativa
-Sí, así es como yo lo entendí también ... , WoDEHOUSE, The Ordeal of Young Tuppy, citado
a qué decisiones deberían tomarse sobre la base del conjunto total
en BLACKBURN, Spreading the Word: 3. de justificaciones, en uno o varios niveles superiores respecto del de
2
Mis conclusiones relativas a la distinción enlre aplicación e interpretación son congruentes la propia regla, que existan en todo el entorno de toma de decisiones.
con la interprelación que ofrece McGiNN del contraste de WnTGENSTE!N entre el proceso activo
de interpretación con el acto pasivo de ver de manera literal. Wittgenstei¡¡ OH Meaning: 15-16. Hay momentos en los que el trabajo de Ronald DwoRKIN parece
Véase también DASCAL y WRóilLEWSKJ, «Transparency and Doubt»,passim. susceptible de esta "interpretación". Recuérdese del capítulo 8 el caso
274 FREDERICK SCHAUER LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 275

Riggs vs. Palmer, donde las leyes aparentemente claras de testament9s más sus opsionales referencias a la «fuerza gravitacional» 5, pueden
parecían permitir al nieto que había matado a su abuelo heredar ·a ser un indicio de que su punto de vista está más cerca del cuadro
este último, del mismo modo en el que lo hubiese heredado si su abuelo que estoy presentando de lo que puedo haber sugerido. No obstante,
hubiese muerto por causas naturales. Resulta crucial para comprender en ninguno de los numerosos ejemplos que ofrece, la regla más local-
la idea de un caso difícil, al igual que para pomprender el ataque de mente aplicable genera un resultado que no se habría alcanzado igual-
DWORKIN al positivismo jurídico, que se reconozca que los hechos inv<:i- mente a partir de la aplicación de los principios subyacentes a esa
lucrados en Riggs caían de un modo relativamente claro bajo el alcanc,e regla (o al sistema dél cual ella es miembro) y, en consecuencia, µo
lingüístico de la regla más localmente aplicable, la ley de testamentos.. resulta claro.si hay lugar,:~n el enfoque de DwoRraN para una forma
La tesis descriptiva de DwoRKIN es que el hecho de que un aconte~ fuerte de tcimá.'de cleéísfones basada en reglas 6• En la medida en que
cimiento quede comprendido en el a,lcance de la regla más localmente no lo haya, no obstante, su enfoque parece menos fidedigno incluso
i aplicable no determina el resultado cfue un tribunal alcanzaría o debería como descripción de la práctica jurídica estadounidense. Tal como se
alcanzar al decidir qué hacer en tal caso 3. Aunque Riggs era por elio advirtió en el capítulo 8, muchas veces herederos indignos no tan indig-
1
'
:::
en cierto sentido un caso fácil, se torna difícil precisamente porque
el resultado generado' por la regla más localmente aplicable es social,
nos como el nieto de Riggs vs. Paimer heredan incluso en circunstancias
en las que podría apropiadamente considerarse que han actuado
·~ incorrectamente. Esto brinda un fuerte argum_ento en favor de la pro-
~ política o moralmente difícil de digerir. En tales circunstancias, Dwoíi.-
;~
KIN ·observa adecuadamente que la práctica jurídica estadounidense posición de que una de las características del derecho estadounidense
m
~
y, de manera menos extendida, la práctica jurídica inglesa 4, confier,e es el modo en el que las restricciones que impone la regla más local-
N
~ mente aplicable producen resultados que de otro modo serían distintos.
~:. ' potestad a los jueces para tratar a la regla más. localmente aplicabfe La regla más localmente aplicable no siempre prevalece, como Riggs
corno si no fuera concluyente y estuviese sujeta a ser superada o revi- e innumerables otros casos lo muestran, pero esto sólo pone de m¡ini·· .
;,
sada sobre la base de aquellos factores que tornan difícil desde el inicio fiesto que el mejor modo de dar cuenta del papel de las reglas en
::•'
:: al caso localmente fácil. · · el sistema jurídico estadounidense, así como en muchos otros, es el
:5
;~ Pero adviértase que este procedimiento, quizás tan deseable destje positivismo presuntivo y no un positivismo concluyente.
:~ el punto de vista político y moral como fidedigno desde el punto de
:;.;~ Esta digresión sobre DwoRKIN ilustra las dificultades implicadas
vista descriptivo, arroja un serio cuestionamiento contra el carácter en tratar de determinar precisamente qué es un caso difícil, en el sen-
jf de regla de aquello que parece ser la regla más localmente aplicable. tido de presentar a un decisor frente a un dilema interpretativo. Si
,::,
:¡; Para que la regla no se confunda con el conjunto de justificaciones se definen como casos difíciles incluso aquellos en los que una regla
que nos hicieron preocupar por el resultado, para que la regla no result,e clara produce un resultado incómodo, entonces los casos fáciles serían
superflua al generar un conjunto de resultados extensionalmente equ,i- sólo aquellos en los que el resultado señalado por la regla resulta con-
i!i valentes a aquellos que se hubiesen obtenido sin ella, la regla en tanto sistente con el mejor resultado, considerando todos los factores rele-
regla debe, como hemos visto, tener al menos cierto grado de fuer~a vantes. Esto obviamente no funciona porque de nuevo confunde la
!// presuntiva, cierto grado de resistencia. Si lo tiene, entonces habrá un regla con su justificación. Ahora bien, puede ocurrir que la propia
conjunto no vacío de casos en los cuales la regla producirá resultados justificación constituya la regla, ya que ahora sabemos que una regla
m puede encontrarse en up lugar distinto de una formulación canónica.
que podrían haber sido distintos en ausencia de ella, incluso aunque
)¡¡ también haya casos en los cuales la presunción se ve superada o i_a En ciertos entornos de toma de decisiones, la regla puede consistir
1;\
'•'
¡;¡ resistencia es vencida. Pero si la regla no ofrece resistencia cuandq, en una cierta combinación de formulación y justificación de. primer
considerando todos los factores relevantes, parece señalar un resultado orden, o en una cierta combinación de formulación e intención ori-
incorrecto, entonces sólo tiene la forma pero no el efecto de una regla. ginaria, o en alguna otra cosa. Pero sea lo que sea y donde quiera
¡¡¡ . :•:.-:;~,.¡ . ·: '. ·'',·
No está claro cuánta resistencia tienen las ·Í'eglás''en el modelo 5
DwoRKIN, Taking Rights Seliously: 111-115. También es relevante la discusión de DwoRKJN
!ii interpretativo de DwoRKIN. El énfasis mismo que pone en que los priri:. de la "prioridad local" en Law' s Empire: 250-254, 400-407. Aunque DwoRKIN está hablan~o
:::
;¡¡ cipios se extraen o construyen a partir de reglas preexistentes, y aún de la prioridad entre distintas ramas del derecho, la misma idea es aplicable a las reglas dentro
de una misma rama.
¡¡¡. 6
Sobre el modo en el que DwORKIN parece poner en crisis la idea de regla exigiendo
:;: 3
Véase especialmente DwoRKJN, Law' s Empire: 15-53, 114-150. que se la interprete de la mejor manera posible desde el punto de vista moral y político para
4
Sobre la diferencia entre ambas prácticas en lo que a esto respecta, véase A11YAH'·y una ocasión particular, véase ALEXANDER, «Striking Back at the Empire»: 424-425, y ScHAUER,
/\ SuMMERS, Form and Substance in Anglo-Amelican Law, passim. .. «The Jurisprudence of Reasons»,passim.

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276 FREDERICK SCHAUER LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS
~
277

~
que esté, esa regla tendrá un núcleo claro y una penumbra, y los pro- Por consiguiente, una regla en un sistema semejante muy bien podría
blemas interpretativos, tal como los hemos definido, se presentarán ·11 ser precisamente el significado de la formulación si, y sólo si, el resul-
sólo en la zona de penumbra y no en el núcleo. En consecuencia, ~
.j tado señalado por fa formulación fuese consistente con el resultado
identificar los casos en los que se interpreta exige identificar los casos señalado por la justificación de la regla. Pero, tal corno lo he remarcado
difíciles, y ese cometido es parasitario de una teoría que explique a -~
.j a lo largo de este libro, una regla semejante sería extensionalrnente
la vez qué es lo que tori1a difícil un caso difícil y qué es lo que hace ~
equivalente a que la propia justificación fuese la regla. No hay nada
fácil a un caso fácil. Y esto a su vez es una función de quf dato -la .1
l
incoherente en esto, puesto que las reglas pueden existir en niveles
formulación, la intención originaria, el propósito o lo que sea- cons-
tituye la regla. Sólo cuando se cuenta con una clara representación
¡ diferentes de las formulaciones canónicamente articuladas. No obs-
tante, esto sólo posterga el problema a un estadio distinto, ya que
de qué dato genera una decisión es posible comprender cuándo ese
dato es claro y cuándo no lo es 7 • De todos modos, parece que el retrato
i ¡ de todos modos puede haber casos, tal corno hemos visto, en los que
pretendidamente fidedigno de la práctica jurídica estadounidense que
J el resultado señalado tanto por la formulación como por su justificación
ofrece DwoRKIN confunde el problema relativo a qué hacer con el pro- pudiera todavía diferir del resultado señalado por la justificación aún
blema relativo a cómo determinar qué es lo que una regla significa. más profunda que subyace a esa justificación. Considérese no sólo al
Si lo que una regla significa es precisamente lo que debemos hacer, ,J campeón olímpico, sirio también un caso en el que el mismo ejecutivo,
1
entonces las dos cuestiones se confunden. Pero si este enfoque es ! habiendo perdido el último tren, se saca los zapatos, se recuesta sobre
incorrecto, y si, en consecuencia, las reglas mismas no son irrelevantes su abrigo y procede realmente a dormir mientras espera al primer
en un cierto entorno de toma de decisiones, entonces los dilemas acerca tren de la rnañaqa siguiente. Bajo estas circunstancias, la justificación
de qué hacer, a los que podríamos denominar "interprefativos", no para la regla que prohíbe a la gente usar la estación como sustituto
son idénticos a los dilemas acerca de lo que una regla significa, a los de un hogar o un hotel podría resultar satisfecha con la imposición
que sin duda deberíamos denominar "interpretativos". de sanción, pero es posible que la justificación subyacente a esa jus-
tificación, concerniente a casos arquetípicos de vagancia, no resulte
satisfecha: siquiera coi1 la aplicación de la justificación de primer orden
2. UNA NUEVA VISITA A HART Y FULLER al sancionarse al ejecutivo. Si bajo estas circunstancias se aplica la regla
cuando es consistente con su justificación, aun cuando resulte incon-
Esta misma confusión entre lo que una regla indica y lo que un sistente c01i la justificación de esta última, habremos simplemente des-
juez debe hacer ( o incluso lo que un sistema jurídico debe hacer) se cubierto que hay reglas en el sistema. Las reglas, no obstante, residirían
encuentra presente en el famoso debate entre H. L. A. I-IART y Lon en justificaciones atrincheradas de primer orden y no en formulaciones
FuLLER 8• Cuando Fuu,ER presentó como contraejemplo el monumento inscritas.
del vehículo que debía erigirse en el parque (véase supra capítulo 4, En consecuencia, a menos que se asuma una poco plausible teoría
punto 5), o cuando de manera similar preguntaba si una regla como particularista del significado, bajo la cual la nocióp de significado se
"no se debe dormir en la estación" debía ser aplicada a un ejecutivo confunde con lo que un decisor en un cierto entorno de decisión debe-
cansado que cabeceó por un instant_e·mientras esperaba su tren, enten-
ría hacer en un cierto caso (véase .dupra capítulo 4, punto 1), parece
dió que estaba poniendo en tela de juicio la misma posibilidad de
que una regla tuviese casos claros fuera de la aplicación de su propósito que I-IART estaba en l_o cierto. Exisfen núcleos de significado claro de
frente a las circunstancias y el contexto de un caso particul.ar. las reglas (casos claramente comprendidos dentro de la regla), pese
a que puede que no siempre resulten congruentes con el núcleo claro
Es más que plausible que un sistema jurídico podría querer asumir de;significado del uso lingüístico ordinario de la formulación canónica
como reglas propias alguna combinación del significado de una for- de' la regla. También existen, de..sde luego, los casos a los que HART
mulación y el propósito localizable que subyace a esa formulación. se: refería corno de penumbra ( ¿1as bicicletas o los carritos de bebé
7
han de ser considerados vehículos?), en los cuales se requiere de inter-
Empleo la expresión "dato" para describir los ítems presumiblemente relevantes para pretación en un sentido distinto 9•
determinar qué es el derecho, sin incurrir en la petición de principio que implicaría referirse
a esos ítems como "reglas" o "derecho". La idea que tengo en mente está-próxima a la utilización
9
de la expresión "derecho de primer nivel" por parte de GAVISON en «Comment». Adviértase también lo expresado por RussELL en «Vagueness»: «Todas las palabras son
8
HART, «Positivism and the Separation of Law and Morals», y FuLLER, «Positivism and aplicables sin lugar a dudas dentro de cierta área, pero se vuelven controvertibles en una zona
Fidelity to Law: A Reply to Professor Hart». de .penumbra fuera de la cual son-nuevamente con certeza no aplicables».
i
-¡.
'
278 FREDERICK SCI-IAUER LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 279

Esto sugiere que no era necesario que HART concediera inciuso sistente con su propósito, o incluso si el resultado les parece absurdo.
tanto como subsiguientemente concedió a FtJLLER 10 . Al reconocei: la Un enfoque semejante reflejaría la decisión de preferir errores oca-
función del propósito en la constitución de la idea misma de regla, sionales, o incluso resultados absurdos, a un régimen en el que se
HART también incorporó lo que no es sino una elección contingente confiriera pptestad a los jueces para buscar el propósito o el carácter
efectuada por la mayoría de los sistemas jurídicos contemporáneos. .absurdo de fas reglas, pues podría ser que se considere que tal potestad
Considérese a este respecto algu,nos otros famosos ejemplos de casos representa un riesgo de error o de variaciones en las decisiones aún
en los que la aplicación literal de u;na regla genera lo que induda- más peligrosas C:1ue tolerar resultados ocasionalmente absurdos. La pre-
blemente puede considerarse un resultado absurdo. Uno es el caso gunta, por consiguie1+te, no es solamente si un resultado es absurdo,
imaginado por PuFENDORF, en el que un cirujano boloñés que había sino tambiéií.'''si lós de2isófts deberían tener competencia para deter-
llevado a cabo una cirugía de emergencia fue acusado, de conformidad minar qué resultados son absurdos y cuáles no. Cuando se lo reformula
con una ley claramente dirigida a ¡:¡fevenir duelos y p. eleas públii::as, así, el argumento en apoyo de aquello a lo que muchas veces se hace
de «derramar sangre en las calles>{ 11 • Otro es el caso de ficción R. referencia peyorativamente como ."formalismo" puede que no resulte
vs. Ojibway, en el que las disposiciones de una mítica ley para aves todavía convincente, pero está lejos de ser absurdo.
,:J¡
pequeñas definía "ave pequeña" como cualquier animal pequeño Si se adoptara un enfoque semejante en un cierto sistema jurídico,
cubierto con plumas y con dos patas 12 . En esta definición, no obstante, dicho sistema podría (pero sólo podría) tener un título inferior para
::¡ quedaban comprendidas no sólo las aves pequeñas, sino también: un exigir obediencia de sus destinatarios. Sin duda reduciría el atractivo
,::"',, poney con un cojinillo sobre su lomo, a resultas de lo cual el dueño intelectual de ser juez. No obstante, ninguna de tales consecuencias
¡~ del poney, que lo había matado para librarlo del dolor que sufría por
haberse quebrado una pata, fue correctamente condenado por tr~ns-
ha de considerarse concluyente, y ninguna de ellas sugiere que sea
conceptualmente imposible tener un sistema semejante. Lo que se
Ji,, gredir la ley que prohibía matar aves pequeñas 13 • •··
advierte, en consecuencia, es una tendencia persistente, especialmente
Estos casos, junto con el del monumento de FuLLER y muchos otros en la teorización jurídica centrada en los jueces, a considerar que las
!/
,,,
que son reale~ y no ficticios como éstos, están destinados a mostrar facultades contingentes de los jueces demuestran la incompatibilidad
'liJ
lo absurdo de la aplicación literal de las formulaciones de reglas:· Es de la idea de regla con la tolerancia de resultados absurdos. Pero lás
importante distinguir, no obstante, lo absurdo del resultado de la p;osi- cosas son justamente al revés, ya que la idea misma de toma de deci-
bilidad conceptual de reglas sub y sobreincluyentes. Los resultado~, en siones basada en reglas implica la aceptación de cierto número de
j¡J
estos casos pueden ser desagradables, pero el hecho de que me resu1ten resultados subóptimos en el área de sub o sobreinclusión.
desagradables las anchoas no me lleva a controvertii: su existencia.:;N"o Los resultados absurdos, en consecuencia, no son sino manifes-
i!!l obstante, la intolerancia respecto de estos resultados absurdos ha p;ro-
!¡!¡ taciones extremas de una característica primordial de la idea de regla.
¡~¡ ¡P7t¾
ducido un entorno jurídico en el que ordinariamente se ot01gan po'tes- A veces podría resultar deseable evitar las experiencias recalcitrantes
::¡¡ tades a los jueces para dejar de lado el resultado señalado por la for- que cualquier regla genera, pero la compulsión por evitar respuestas
:¡:¡
mulación normativa más localmente aplicable cuando ese result~do erróneas claramente generadas por reglas claramente aplicables es algo
¡;jJ
sea absurdo. Pero ese enfoque, que trata a la justificación y no i la bien distinto de los casos en los que no estamos seguros de lo que
formulación como regla, es contingente y no necesario. Por lo derµás, una regla parece exigir. Por consiguiente, el debate en torno a la natu-
no· resulta en absoluto claro que no pueda decirse nada en defen.sa raleza de las reglas, incluyendo el debate entre 1-IART y FuLLER sobre
de la alternativa aparentemente desagradable. Un sistema jurídico qué debe hacerse en el área de sub o sobreinclusión de las reglas,
receloso en otorgar potestades .a los jueces para determinar el propós)to · en última instancia no es muy pertinente respecto de la cuestión bien
de las reglas (considérense las instrucciones que se le imparten a)os distinta de la interpretación de las reglas cuando éstas resultan poco

1,,,,
;m
oficiales de policía acerca de lo que se le debe decir a un sospechóso
cuando se lo arresta), podría instruir a los júec~s. párcj..qµ~ ;,apliqien
simplemente la regla, incluso cuando el resultado les parezca ind?n-
3.
claras.

REGLAS Y REALIDAD
10
HART, Essays in Iurisprndence and Philosophy: 8, 106. ,
;.:, 11
::;: PUFENDORF, De Jure Naturae et Gentium Libri Octo, citado en United States v. Kirby,
74 US (7 Wall.) 482, 487 (1968).
Antes de volver sobre las cuestiones relativas a la resolución de
12
POMERANTZ y BRESLIN, «Judicial Humor -Construction of a Statue»: 138,
los casos difíciles, es necesario, no obstante, considerar un intento adi-
:i!i: 13 cional por fusionar las cuestiones relativas a qué es lo que una regla
Adviértase que los ponis tienen cuatro patas -y más-.

!~
280 FREDERICK SCHAUER LA. INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 281

, exige con aquellas relativas a qué es lo que, considerando todos los de lo que es el agua. No obstante, esto constituye un salto injustificado
factores relevantes, un decisor debe decidir. A esta postura, a la que de la mejor teoría generalmente admitida de lo que es el agua a lo
he aludido antes (capítulo 4, punto 1), se la caracteriza como una apli- que cierto decisor querría hacer con este agua en este momento. Esto
cación de la semántica realista a cuestiones acerca de la interpretación significa .que no hay nada en la semántica realista que exija necesa-
de las reglas, y desde un punto de partida diferente busca cuestionar riamente (o incluso que tolere) un enfoque particularista del lenguaje,
nuevamente la idea de que toda regla tenga un núcleo claro ele sig- y aunque el punto de vista de una cierta comunidad lingüística pueda
nificado relativamente independiente del contexto. Como los puntos cambiar respecto de aquello que representa el término "agua" en la
de vista de FULLER y DwoRKIN, este enfoque controvierte la idea de medida que cambie su punto de vista de lo que es el agua, de ello
que hay casos fáciles comprendidos en una regla y, en consecuencia, no sé sigue que no haya alguna concepción relativamente acontextual
controvierte asimismo la noción de caso difícil, porque la idea de caso de lo que la palabra "agua" significa para una determinada comunidad
difícil sólo resulta coherente bajo una interpretación subyacente de lingüística en un momento dado. Y en tanto ello sea así, nada de lo
las reglas según la cual existen casos fáciles . que hemos concluido cambia, dado que para la aplicación de ese sig-
La postura a la que aquí me refiero se encuentra primordialmente nificado siempre resta la posibilidad de que genere un resultado distinto
asociada con M. MooRE, aunque ha sido también defendida por del generado por la aplicación directa de las justificaciones subyacentes
L. KATZ, D. BRINK ·y cierto número de otros autores 14 • Todos ellos a las reglas de las cuales ese significado es parte componente.
pretenden inspirarse en concepciones semánticas generalmente aso- Pero quienes propugnan _este punto de vista preguntarían lqué
ciadas con S. KRIPKE, K. DoNNELLAN y H. ·PuTNAM, entre otros. En ocurre con aquellos.términos que poseen contenido moral, tales como
este enfoque -o al menos así lo suponen sus traductores-, el lenguaje "muerte" o "negligencia"? Aquí parecería como si ese componente
es esencialmente transparente, y no es más que un indicador contin- moral fuese parte _del significado de la expresión, y con seguridad sería
gente de una realidad más profunda. En un sentido interesante, por inmoral confiar én una definición convencional de "muerte" si hacerlo
lo tanto, la semántica realista es a la semántica convencionalista lo produce Úri resuÍtadci iriinoral. No obstante, esta vfa niega la posibilidad
que las reglas de experiencia son a las reglas imperativas. Si entonces de una moral basada en reglas. Incluso -las palabras con contenido
resulta que nuestra comprensión del fenómeno subyacente que el len- moral tienen aptitudes referenciales, y esa referencia puede orientarse
guaje refleja se modifica, cambiará también el significado del lenguaje, hacia algo diferente de lo que constituye el resultado óptimo para este
no como una consecuencia causal sino como un corolario lógicamente caso. De leí contrario, la idea de moral se tornaría esencialmente par-
.necesario del cambio en la comprensión misma. ticularista, y riirigúri término, frase u oración moral podría decir nada
Las consecuencias de este punto de vista para nuestra comprensión excepto "tome ahcirá la mejor decisión considerando todos los factores
de las reglas resultan intrigantes. Para usar el ejemplo de PuTNAM, rele".antes" 15 . Si toda decisión moral fuese necesariamente particula-
si cambiara nuestra-Gomprensión de la naturaleza del agua, entonces rista, las restricciones que imponen las reglas efectivamente desapa-
también cambiaría el significado de la palabra "agua", y entonces el recerían, al menos en el contexto de términos moralmente cargados.
significado de cualquier regla cuyo predicado fáctico incluyera "agua" No obstante, la fuente de esta conclusión parece extraña. Puedo admitir
cambiaría en la misma medida. MooRE y otros autores sostienen, por concepciones cambiantes de la muerte, así como el inextricable com-
consiguiente, que las reglas deben ser entendidas de conformidad con ponente moral en la definición de la palabra "muerte", sin aceptar
esta tesis de la transparencia, de modo que quienes interpretan reglas que fa únicá respuesta a la pregunta "lella murió?" sea "lpor qué
no sólo tienen una justificación para mirar debajo de ellas, sino que quiere saberlo y qué depende de ello?"
tienen la obligación de hacerlo.
Ahora resulta claro que )1
programa realista sólo funciona si la
Pero aun suponiendo que KRIPKE, PUTNAM y sus camaradas filo~ teor(a semántica en la que se basa incorpora una teoría de toma de
sóficos estén en lo cierto, lrespecto de qué es transparente el lenguaje? decisiones particularistas óptimas. Esto significa que la pretendida apli-
De acuerdo con la versión corriente de la teoría, ciertas palabras son cación de la semántica realista, como desafío a un enfoque conven-
transparentes respecto de la propia clase (o construcción) real, tal como cional de las reglas (y BRINK, entre otros, presenta las cosas justamente
ella es ordinariamente entendida por la mejor teoría disponible acerca en estos términos) sólo será exitosa si las reglas significan precisamente
1
' Véase MoóRE, M., «A Natural Law Thcory of Interpretation»; id., «The Semantics of 15' Sobre estas cuestiones resulta relevante la discusión respecto de la asimetría de la auto-

Judging». Véase también KATZ, Bad Acts a11d Gui/ty Minds, y BRINK, «Legal Theory, Legal Inter'. ridad '(capítulo 6, punto 4) para explicar por qué una moral basada en reglas podría tener
pretation an Judicial Review»;_ id., «Semantics and Legal Interpretation (Further Thoughts)»: más o menos sentido según cuál sea el punto de partida de la evaluación.
282 FREDERICK SCHAUER LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 283

lo que constituiría la mejor decisión moral en todo caso particular. resulta sorprendentemente similar a la de FULLER, ya que ambas con-
Pero a menos que estemos dispuestos a perder por completo el ccí.'n- sideran a las definiciones de los términos como coextensivas de los
cepto de significado, o a menos que la postura comentada se restrinja fines del sistema en el que tales términos se usan. Y ambas, al menos
ahora a un número (relativamente) pequeño de términos moralmente en sus manifestaciones extremas, consideran a las definiciones de los
cargados, con poco significado convencional 16, esta concepción del len- términos también como coextensivas de las mejores decisiones par-
guaje, según la cual éste es consistente con la mejor decisión parti- ticulares que se alcanzan en casos particulares dentro del sistema. En
cularista bajo las circunstancias del caso considerado, parece escasa- la medida en que este enfoque se aplique a términos que poseen exis~
mente comprensible 17 . ¡_ tencia fuera' del sistema:; . p,q.rece incoherente. Y en la medida en que
Si se la restringe a un conjunto de e/presiones mucho más limitado se lo aplique a términos que sólo tienen existencia dentro del sistema,
que el universo del lenguaje, la postura que ,aquí se discute se vuelve el argumento implica una teoría de la adjudicación bastante plausible,
bastante más plausible. Supóngase que en el marco de un sistema jurí- pero en absoluto conceptualmente necesaria, que se encuentra enmas-
::: dico tratamos con términos tales como "incumplimiento contractual", carada como una teoría del signifis;ado.
1:,
:: "habeas corpus': "orden de inhabilitación", "parte interesada" 18 . Estas
i expresiones, que son técnicas hasta la médula, no tienen significago
alguno fuera de su significado jurídico sistemático. Por lo tanto, seria 4. PROPÓSITO E INTENCIÓN EN LA INTERPRETACIÓN

! ,.,


mucho más plausible que tuviesen significados que incorporaran fos
fines y aspiraciones .del sistema del cual forman parte. En ese casi),
si una de las aspiraciones del sistema consistiera en evitar resultados
absúrdos, una regla que incorporase el término "habeas corpus" seiía
incapaz de generar un resultado absurdo salvo que se la malinterprete,
porque evitar resultados absurdos en los casos particulares es algo que
DE LAS REGLAS

Aunque hemos dado un largo rodeo, estamos de nuevo donde nos


encontrábamos al comienzo de este capítulo. Hemos visto que en CUc;il-
quier concepción de lo que es una regla que sea plausible y que no
presuponga lo que quiere demostrar, habrá ciertos casos claramente
";t habría sido incorporado en el significado del propio término. comprendidos por ella, otros claramente no comprendidos por ella
¡;,, y otros respecto de los cuales resulta dudoso determinar si se hallan
Pero debería resultar manifiesto que este enfoque constituye una o no cubiertos por la regla. Debo reiterar que esto resulta compatible
':i petición de principio. Como hemos visto, podría no ser descabellado
,,.:~ c9n cualquier concepción acerca de qué es una regla (o dónde está
/) que un sistema jurídico admitiera cierto número de resultados absurdos ella). Si la regla es una formulación canónica, entonces algunos casos
:¡¡ en casos individuales. Cualquier sistema sensible a cuestiones de dis- estarán claramente cubiertos por ella, otros claramente no y en otros
tribución del poder y diseño institucional debería al menos considerar esto resultará dudoso. De modo similar, si la regla es cierta justificación
como plausible un sistema más fuerte basado en reglas que reconociera o conjunto de justificaciones, entonces nuevamente habrá un conjunto
·:;:
la posibilidad de resultados absurdos, pero que reconociera, asimismp, ,de casos claramente dentro de esa regla, algunos fuera de ella y otros
que está dispuesto a aceptar tales resultados como el menor de los en la zona de penumbra. Sólo si la noción de regla es coextensiva
i!I males posibles en la toma de decisiones. ·· respecto de una determinación completamente particularista, en cuyo

~
Esto no significa decir que un sistema semejante sería mejor qrt,e caso no tendríamos noción de regla en absoluto, no habría un conjunto
uno que tolerara menos los resultados absurdos o subóptimos en lps de casos claramente dentro, otro claramente fuera y otros dudosos.
casos individuales. Significa decir, no obstante, que la idea del realisnio Por lo tanto, estamos en condiciones de examinar la pregunta inter~-
Y:
:;~
16
( pretativa fundamental. lCómo deben interpretarse las reglas en los
Esta precisión aparece implícitamente en el trabajo más reciente de BRINK, «Semantics casos de duda, con independencia de cuáles sean los componentes de.
,; and Legal Interpretation (Further Thoughts)». ,, ., , <: ., . , .. ":
la regla? Una respuesta corriente a esta pregunta es que tales dudas
m 17
En «Defeasability and Meaning», BAKER reconoce la tensión que aquí describo·y sugiér,e
que la idea de derrotabilidad se funda, ya sea .en un rechazo de concepciones ordinarias ele! deberían resolverse consultando las intenciones originarias de quienes
significado o bien en un deseo de fusionar una teoría del significado con una teoría de los formularon la regla. Estas intenciones, se dice, constituyen la fuente
!!/ actos de habla. Creo que está en lo correcto en ambas cosas, aunque soy menos optimistá necesaria de orientación para la toma de decisiones cuando falla la
llt respecto de la posibilidad de desarrollar una teoría del significado que permita rescatar la id.ea orientación de la regla que de otro modo estaría disponible.
de derrotabilidad. ·

lf
t;:;
t~:i
18
Y quizás también con términos de la constitución norteamericana tales como "protección
igualitaria de la ley", "debido proceso legal" y "libertad de expresión".
El recurso a la intención originaria no puede con plausibilidad con-
siderarse como una necesidad lingüística. Incluso los más devotos de

¡¡¡¡ ¡'.
284 FREDERICK SCHAUER 1 LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 285
:j
una teoría intencional del significado no sostienen que el significado Aquí, como en cualquier otro lugar, el recurso a las intenciones
de un término sea precisamente esa intención 19 . Si tal fuese el caso, i originarias es exigido por la naturaleza sustantiva de la relación. Dado
entonces sería imposible explicar cómo es que las palabras usadas son ;j que el objeto mismo de un testamento, por ejemplo, es permitir al
capaces de brindar al oyente alguna pista de lo que el hablante quiso dueño ele una propiedad disponer de ella para después ele su muerte
decir. co,mo lo désee, puede comprenderse por qué la referencia a la intención
::l
Una vez que se acepta que el lenguaje tiene un significado inde- del testador constituiría el curso natural cuando las instrucciones con-
-~ tenidas en el propio testamento resultasen indeterminadas. De manera
pendientemente de lo 1ue quien lo usa (o formula) originariamente ·1
tuvo intención de decir 0, puede advertirse que no hay necesidad de J siinilar, no es difícil entender el estímulo que subyace en la así llamada
i teoría "subjetiva" de los contratos, de acuerdo con la cual se recurre
recurrir a la intención originaria. Si el significado del término resulta i
~ de pruebas externás ele las intenciones ele las partes contratantes a
insuficiente y nos enfrentamos a un caso lingüísticamente difícil, enton-
ces no hay nada en la naturaleza del significado que sugiera que deba- j fin de completar los términos ele un acuerdo cuando los contenidos

mos preguntar "¿qué habría pensado James Madison sobre esto?" 1 en el propio documento no brindan una respuesta clara a cierto pro-
Podríamos querer formular esa pregunta, pero hacerlo requeriría una í blema interpretativo.
resolución sustantiva acerca de por qué se consideró que las reglas En otros contextos, sin embargo, el recurso a la intención originaria
existían desde el comienzo. ,\
,l parece menos requerido por la naturaleza de la situación. Cuando se
.1 presenta un caso _en el cuál el intérprete no está seguro de lo que
Tómese, por ejemplo, la (relativamente) extendida proposición de 1
que cuando el lenguaje de las leyes resulta insuficiente, las intenciones l exigen las reglas· del béisbol o del bridge, la importancia de tratar de
originarias del cuerpo que promulgó la ley deben tomarse como con- l'l discernir a partir de pruebas extrínsecas lo que Abner Doubleclay o
cluyentes. Admítase, aunque esto es altamente discutible, que los cuer- \
Cornelius Vanderbiltpensaban o hubieran pensado sobre el caso pare-
pos colegiados como las legislaturas pueden tener intenciones. No obs- i ce mucho menor. Pensamos que recurrir a la intención originaria es
tan extraño para el bridge o el béisbol como natural para los testa-
tante, la existencia de esa intención no impcine su uso como debido.
Utilizar tales intenciones es considerar a la legislación oesde un modelo
] mentos o los contratos porque nuestra comprensión de aquello de lo
:i que trata el bridge puede describirse sin hacer referencia a los crea-
imperativo 21 , semejante al modo en el que contemplamos la relación :j
entre un soldado y su sargento. Cuando se considera lá relación entre dores del juego. El bridge sería igualmente divertido (para quienes
el soldado y su sargento, se reconoce que la relación de autoridad pensamos que lo es) si sus reglas hubiesen sido descubiertas bajo la
( establecida quizás por otras reglas) coloca .al soldado en una posición hoja ele un repollo. Sólo cuando las intenciones de quien promulga
la regla son parte de aquello en lo que consiste la actividad de seguir
en la que está obligado a cumplir con los deseos del sargento. Tan
esas reglas podría resulta¡- necesaria la referencia a las intenciones
pronto como se adopta este modelo, puede entenderse por qué el atri- originarias en casos de dificultad interpretativa.
bulado soldado, que en cierta ocasión resulta insuficientemente orien-
tado por las instrucciones realmente impartidas por el sargento, acu- En consecuencia, puede -también apreciarse por qué la cuestión
diría a otras pruebas para cletermin~r lo que el sargento habría deseado de la intención originaria del autor en referencia a reglas ele la Biblia,
que se hiciera en tales circunstancias. del Corán o del Talmud no es una cuestión de teoría normativa ni
de filosofía del lenguaje sino de teología. De manera similar, la cuestión
19
Pienso aquí en ÜRICE, .«Meaning»; id., «Utlerer's Meaning and Intentions», y SCHIFFER, de la intención originaria del autor con respecto a la interpretación
Meaning. jurídica es nuevamente un pr0blema de jurisprudencia sustantiva, con
20
Las reglas subsisten en el tiempo, y también lo hacen sus formulaciones. Esto lleva 10· cual quiero significar qui se trata ele una cuestión que puede ser
a un problema respecto de cómo deberíamos entender el lenguaje en el que se formula una respondida por, y sólo por, una teoría acerca ele lo que el derecho
regla. Incluso dejando de lado cuestiones relativas a la intención, luna expresión debería significar
lo que habría significado al tiempo en el que ella fue formulada, o debería significar lo que 1 es y hace. Si, por ejemplo, el derecho es precisamente algo que se
significa ahora en esta comunidad lingüística, aun si eso es distinto del significado que tenía { vincula con la continuidad, que consiste en comprometer el futuro a
1
cuando la regla fue formulada? La respuesta sólo puede determinarse haciendo referencia a través de las decisiones legislativas actuales, y en seguir las órdenes
los valores que informan la internalización de la regla. Aunque toda internalización tiene lugar 'j dé, autoridades humanas 22, entonces no sorprendería en absoluto que
ahora, la internalización actual podría (pero no necesita) incorporar el significado de cierto ,!
momento en el pasado.
21
Véase PosNER, «Legal Formalism, Legal Realism and Interpretation of Statutes and
,,
J, 22
Los· esfuerzos de DwoRKIN por demostrar las dificultades para adivinar la intención
.¡ originaria, Law's Empire: 53-76, le resultan necesarios precisamente porque la suya es una teoría
the Constitution». 1
.J sustantiva de la naturaleza del derecho que parecería tornar relevantes a las intenciones de
l
,•i
LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 287
286 FREDERICK SCHAúER

;¡ zona de discrecionalidad no responde ninguna de nuestras preguntas:
:, se valorase el recurso a la intención originaria, dado que en esta visión
jj
sólo las presenta. lQué es exactamente la discrecionalidad y en qué
del derecho quienes crearon las normas en algún momento en el pas~do circunstancias sería sensato otorgarla?
:¡ son algo más que meros escribientes, son los creadores de las normas
,,,, La gente!habla corrientemente de "discrecionalidad sin grilletes",
:,,¡ y deben ser obedecidos, así como las legislaturas actuales son creadoras
j¡' de normas que deberán ser obedecidas mañana. , pero la frase es redundante. La discrecionalidad es libertad respecto
de grilletes cuya imposición sería de lo contrario plausible. Cuando
Por el contrario, si se contempla al derecho de manera diferente, se imponen restricciony~, Ja discrecionalidad disminuye pro tanto.
¡¡¡ como un conjunto de reglas que, sin imJ?,Ortar quien las haya creado,
son aquellas que nosotros aceptamos hop r que nosotros elegimos uti-
Cuando se cóhcibida interpretación en función de los problemas que
surgen cuando no se está seguro de si una regla se aplica, muchas
¡¡¡ lizar ahora para coordinar nuestra existencia social, entonces del he~ho veces se presupone este modelo de discrecionalidad, y muchos de quie-
de que ciertos seres humanos en cierto momento fuesen primariameµte nes han escrito sobre reglas con frecuencia lo incorporan explícita-
responsables de establecer al comienzo la forma canónica de cier,tas mente. A veces vemos referencias. a una responsabilidad de creación
!i.,,,,,l reglas en los textos legales, no se seguirá nada con respecto al vso de reglas "intersticial" que es detonada cuando las restricciones que
de las intenciones legislativas para resolver problemas interpretativos.
:''""~ En este último enfoque, la fuente de orientación en los casos de incle-
imponen las reglas resultan insuficientes, y algunos se refieren a las
"lagunas" que surgen en los sistemas de reglas, lagunas que es función
-,: terminación queda abierta, y ésta es una pregunta que quienes viv,~n del intérprete llenar. La imagen de KELSEN de un «marco sin una pin-
f!· hoy bajo tales reglas han de responder en términos de a quién des~.an tura» capta lo que mucha gente piensa, porque esta metáfora ofrece
.;: conferir potestad para llenar las lagunas generadas por la indeterrrii- el modelo de un pintor libre para pintar lo que desee en el lienzo,
:::
:;:
,:
nación. Si una sociedad teme otorgar demasiado poder a quiei1es en la medida en que se respeten los límites establecidos por el marco 24 •
::- poseen autoridad para llenar esas lagunas, primordialmente los jue~es, No obstante, parece haber aquí una confusión, ya que identificar
:,:
,¡¡¡ puede, no obstante, optar por exigir a esos jueces que sigan las int~n- la libertad para la toma de decisiones· que resta luego de que las reglas
ciones históricas. Aquí, sin embargo, el recurso a las intenciones han cumplido su labor es diferente de tratar de determinar lo que
j¡j originarias no ·es tanto el producto de la importancia teórica d1;.! la las reglas dicen en primera instancia. La pregunta acerca de qué es
:'.! intención originaria como de su utilidad instrumental para limitar a lo que debe hacerse en los intersticios entre las reglas no es idéntica
los jueces. Desde esta perspectiva, el instrumento para imponer:\;fal a la pregunta acerca de dónde se ubican esos intersticios.
1;!·
,,, restricción podría ser alguna otra cosa, como por ejemplo una regla
,,, Por lo tanto, cuando una regla se presenta por vez primera como
por defecto que establezca que, en los casos ·de duda, quien ha for-
,,.f!~ mulado el reclamo jurídico debe perder. Porque cuando el uso de: la poco clara, parece incuestionable que se miren en primer lugar las
::: justificaciones que subyacen a ella. Aunque puede no ser claro si un
.,,,,, intención originaria está al servicio de una restricción en tanto ~es-
};t tricción, más que al servicio de una teoría sustantiva de la autoridac,!' 23 , perro embalsamado es un perro, esa falta de claridad desaparece una
!fü la intención originaria se vuelve nada más que una técnica, entre otras, vez que se admite que la justificación que subyace a la regla "no se
!H:
,,1,
que podría servir a tal fin .. admiten perros" pretende excluir del restaurante a aquellos agentes
,,,
1111
que, por su conducta molesta, pueden interferir con el placer de cenar
:~::
de otra gente en el restaurante. Sin perjuicio de lo que pudiera decirse
sobre los perros embalsamados, está fuera de discusión su incapacidad
5. INTERPRETACIÓN Y DISCRECIONALIDAP para correr por ahí, ladrar o comer restos de comida del piso. En
¡¡¡¡
consecuencia, aunque hemos visto que resulta inconsistente con las
Se sigue de lo expuesto que pueden existir circunstancias en las virtudes comúnmente atribuidas a la toma de decisiones basada en
que no sea necesario considerar a la ausencia. dy una guía clara a reglas el permitir que una justificación triunfe sobre la regla, no se
partir de las reglas existentes como una opo:rt1hidad ,.p~p:a;Jmpon,er sigue de ello que la justificación deba ser invisible cuando no estamos
restricciones adicionales sobre los intérpretes. En esas circunstancias

1 reconocemos que cuando las reglas resultan insuficientes, los inter-


pretes poseen discrecionalidad. No obstante, la identificación de una

los miembros anteriores de la comunidad. En una teoría del derecho diferente, no habría ra•ión
::,
seguros de lo que la regla significa y, en consecuencia, de qué conducta
restringe.
24
-

Este modelo de interpretación se articula en PECZENIK y WRóBLEWSKJ, «Fuzziness and


Transformation». Véase también GOTTLIEB, The Logic of Choice, 91-100; CURTIS, «A better theory
para atribuir importancia a la intención originaria y, por lo tanto, no habría necesidad de demos- of legal Interpretation», passim; FRIEDMAN, «Law and lts Language»: 572-573, y SCHAUER, «Aut-

1
trar que ella resulta difícil de determinar. hority and Indeterminacy»,passim.
23 Esto no significa: decir que no podría haber una teoría sustantiva de tales restriccioi:ies.
288
FREDERICK SCHAUER LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 289

Sin importar con qué frecuencia el recurso a la justificación pueda • Por consiguiente, si estamos pensando en una única regla regu-
resolver un caso que de otro modo sería difícil, la dificultad subsistirá lativa, parece difícil alcanzar la idea de laguna. El fracaso de la regla
a veces incluso después de que se haya consultado la justificación. No "no se admiten perros" para excluir hombres sin corbata difícilmente
solamente ocurre que a veces no estamos seguros de si una regla se pu,ede considerarse una "laguna" de la regla, y sería extraño pensar
aplica, sino que con frecuencia tampoco estamos seguros ele si se aplica q1.te cada caso no cubierto por la regla es una laguna. Por otra parte,
su finalidad (incluso cuando sabemos cuál es esa finalidad). Supóngase incluso el fracaso de la regla "no se admiten perros" para excluir osos
que concluyésemos que un perro embalsamado, que quizás es un perro o. niños molestos es una laguna sólo si, como hemos visto, la justi-
y quizás no lo es, puede o no molestar a otros clientes del restaurante, ficación y no la instanciación es lo que constituye la regla. Si se excluye
en parte porque sin importar cuán dócil y tranquilo un perro embal- a los osos y a los niños molestos, entonces "no se admiten perros"
samado pueda ser, de todos modos no es lo que la mayoría de la simplemente no es; y nunca fue, una regla. En consecuencia, si una
gente desearía ver cuando cena. La exclusión del perro embalsamado regla no puede generar +ª idea de una laguna, y si las indeterminaciones
podría o no servir a la finalidad de la regla. Simplemente no estamos en los límites de aplicación de la regla (el caso del perro embalsamado,
seguros. por ejemplo) pueden resolverse a través ele un proceso que va desde
. Aquí parece de. nuevo plausible volver a la justificación, en este y a través de la propiá regla, resulta igualmente difícil encontrar algún
caso a la justificación de segundo orden que subyace a la de primer espacio para lo que podría denominarse "discrecionaliclacl" en un sen-
orden. Podría ocurrir, por ejemplo, que la justificación de evitar moles- tido fuerte de la expresión.
tias a los clientes fuese en sí misma la instanciación de una justificación La situación es distinta, sin embargo, si en lugar ele considerar
consistente en maximizar el placer de cenar de esos clientes. Si ése sólo una regla ·contemplamos y asumimos un sistema completo de
fuese el caso, podríamos (los hipotéticos intérpretes) desear excluir reglas. Al decir completo no quiero significar cerrado, como es el caso
al perro embalsamado, sobre la base de que, aun cuando no resulte de las reglas de ájed¡.-ez. Más bien pretendo hacer referencia a un sis-
claro si el perro embalsamado resultaría molesto, es mucho más claro tema, como el cornmon law en los países ele esa tradición, que aspira
que la presencia de un perro embalsamado· difícilmente podría incre- a regular todas las disputas. Eso no significa, desde luego, que todo
mentar el placer ele cenar ele nadie en el restaurante con excepción aquel que presente un reclamo judicial lo ganará. Pero sí significa que
de su dueño. el sistema pretende suministrar una respuesta para todo caso en el
Esta visión de la interpretación orientada a los fines no parece dejar que dos ciudadanos tienen un conflicto. Por lo tanto, en este enfoque
espacio alguno para lagunas. Aunque la identificación ele la finalidad no existe nada parecido a una situación que quede completamente
puede resultar difícil e incluso controvertible, la idea de una laguna fuera del sistema de reglas, como tampoco, empleando el ejemplo de
DwoRKIN, hay en el tenis saques que no caigan dentro ni fuera de
parece, no obstante, una pobre caracterización de lo que ocurre incluso
cuando no estamos ·s·eguros de lo que requiere la justificación de una la cancha 25 •
regla. Considérese otra vez la regla "no se admiten vehículos en el par- Cuando un sistema de reglas tiene semejante pretensión de com-
que". Cuando se presenta el problema de si una bicicleta es un vehículo, pletitud, puede en efecto haber lagunas, dado que se espera que las
podría haber ciertas dudas al consultar la justificación de primer orden reglas determinen un resultado para cualquier acontecimiento. Supón-
respecto de si la finalidad subyacente a la regla es minimizar el ruido gase que nuestro restaurante pretende contar con un sistema de reglas
o promover la seguridad de los peatones. En el primer caso, se admitirá completo que se ocupe de todos los casos en los que un potencial
la bicicleta en el parque, pero en el segundo resultará excluida. A efectos cliente se acerca a la puerta del restaurante. Desde este punto de vista,
de resolver esta dificultad, podríamos esperar que el intérprete acuda debería haber una solución para todo caso en el que alguien quiere
a la justificación de segundo orden. Supóngase, sin embargo, que este entrar en el restaura-fite con algo. Podría imaginarse una lista de pro-
nuevo nivel ele análisis revela simplemente un deseo de maximizar el hibiciones un tantó compleja, ele conformidad con la cual se excluye
placer de los residentes del pueblo en el que está ubicado el parque. a los perros, a los hombres sin corbata y los niños menores de seis
Ahora estamos en duda, y la tarea que debemos acometer está lejos
de ser fácil, pues se trata ele una cuestión práctica que genera una mul- 25
DwoRKIN, A Matter of Ptinciple: 119-145. DwoRKIN formula un argumento similar en
tiplicidad de respuestas entre una multiplicidad de intérpretes. De todos su discusión del encuentro de ajedrez entre Fischer y Tal, Taking Rights Seriously: 101-105.
modos, esos ii1térpretes están todavía en un sendero que se inició con La sonrisa de Tal a Fischer, una actividad hasta entonces no cubierta por las reglas del ajedrez,
es un caso difícil precisamente porque las reglas del ajedrez pretenden cubrir todo lo que pasa
la propia regla, y el destino podría ser distinto si el intérprete hubiese eiltre los jugadores durante el juego. Sobre la pretensión de completitud de las reglas jurídicas,
comenzado a partir de otro lugar. véase COHEN, «The01y and Definition in Jurisprudence»: 223-207.

·r
290 LA INTERPRETACIÓN DE LAS REGLAS 291
FREDERICK SCHAUER
..;I

años. Ahora supóngase nuevamente que llega un cliente trayendo con desarrolle y se corresponda con la empresa establecida por el sistema
él un oso pequeño. Ninguna prohibición específica excluye al oso, de de reglas existentes.
modo que se podría pensar que la no prohibición permite que? el oso No es del todo claro, no obstante, que los dos enfoques sean genui-
ingrese. Tal sería el resultado si el sistema de reglas fuese considerado namente diferentes. Examinemos más detenidamente estos dos mode-
completo, y se considerara que el sistema contiene una regla por: defec- los, uno tll que podríamos denominar "legislativo", porque considera
to que especificara el resultado para todos los casos no específicamente que el intérprete desempeña un papel orientado por las mismas con-
enumerados. Si las reglas del restaurante dispusieran implícitamente sideraciones que guiaron al creador originario de la regla, y otro al
que todo lo que no está prohibido esta permitido, entonces ;estaría que podríamos dfnorp.i11::1.~ "interpretativo", porque le pide al intérprete
)! permitido entrar con el oso, y no habría nada oculto, difícil io que que complemente la i"iglaiacudiendo únicamente a las restantes reglas
,," requiera interpretación en ello. De manera similar, si las reglas del ya existentes en el sistema aplicable. De acuerdo con el modelo inter-
ll ajedrez especificaran. que los jugadores pueden hacer todo lo que no pretativo, dado que por estipulación la finalidad que subyace a la regla
,, está específicamente prohibido, entonces la sonrisa de Tal a Fischer * originaria no resulta apta para suministrar una respuesta, el intérprete
:t estaría permitida y, nuevamente, no podríJ' decirse que este caso tenga . debe alcanzar aquella decisión ·que resulte más coherente con los "da-
¡; nada de "difícil". / tos" existentes. Pero este proceso tropieza con el problema de la sub-
il determinación. Ninguna explicación, teoría o historia tendrá la pro-
Nos estamos acercando ahora a una comprensión cabal de nuestro piedad de ser la única que se ajuste a las ·reglas existentes y a las
lf¡ problema. Las lagunas son exclusivamente el producto de la conjunción
;¡¡ decisiones tomadas a partir de ellas. El intérprete deberá entonces,
::1 de dos condiciones distintas, que sólo existen en sistemas con pre- entre todas las interpretaciones que se ajustan al sistema de reglas
m
,,,
,,,
tensiones de completitud, y que no disponen de una regla por defecto existente, seleccionar una entre ella~ sobre la base de algún factor que
,,,
::~1 (o de clausura) para los casos no previstos. Si no hay una regla por no resultará unívocamente derivable del sistema 27 . Para hacer esto,
defecto en el sistema, como no la hay en el ajedrez para las actividades el intérprete, si es racional, tomará ent9nces la decisión que resulte
.,,
'•'• que tienen lugar durante un encuentro pero que no están cubiertas mejor, considerando todos los factores relevantes, donde "todos los
¡¡¡ por las reglas, y como no la hay en el common law, la resptfesta a factores relevantes" ha de entenderse como basado precisamente en
,,, un caso no cubierto por el sistema es "veremos". Entender la existencia aquello que el sistema pretende lograr.
fü,,, de lagunas en un sistema jurídico, por consiguiente, es una fiinción.
~l,,,: de la ausencia en el derecho (o, al menos, en el common law) q~ una En el modelo legislativo, donde otra vez por estipulación toda
'" regla que establezca que el actor perderá si no puede fundar sü pre- noción de finalidad subyacente a cierta regla en particular se ha agotado
m como fuente para la orientación de la decisión, el legislador recien-
:(¡_
,,,,,, tensión en una justificación preexistente. Si el actor tiene un~ pre-
,,, temente investido deberá tomar la mejor decisión, nuevamente "con-
1:;; tensión, esto se convierte en una circunstancia jurídicamente ccignos-
siderando todos los factores relevantes". Dado que puede suponerse
cible incluso si no hay una regla preexistente que confieraresarcirriiento
en casos como ése. · que incluso el legislador originario ha tomado en cuenta las razones
)iÍ que justifican este sistema de reglas, parece que el intérprete que opera
Cuando efectivamente existe una laguna, al presentarse conjun- bajo el modelo legislativo estará basando su decisión en los mismos
¡¡¡¡
tamente esta aspiración sistemática de completitud y la ausen9ia de factores empleados por el intérprete en el modelo interpretativo para
t:i¡
,,,
1,\ una regla por defecto, pueden imaginarse dos enfoques diferentes'/ Para elegir entre teorías coherentes en competericia.
uno de ellos, las reglas existentes no ofrecen ningún apoyo p~ra la Adviértase que la similitud que hemos encontrado es precisamente
~it
¡t¡!;
decisión que ahora ha de tomarse, y el intérprete deberá decid.ir en
el nuevo caso, considerando todos los factores relevantes, qué{debe
una similitud y no una verdadera equivalencia extensional. En el mode-.
;¡¡¡¡ lo legislativo se encontraría abierta para el intérprete la posibilidad
hacerse. Para el otro, asociado primordialmente.a DwoRK.IN 26, elintér_- ·de elegir una interpretación que no se ajusta adecuadamente al sistema
prete contempla al sistema de reglas existenteicbnio un conjµnto pbten- existente y a su finalidad, una opción de la que no dispone el intérprete
cialmente coherente, y decidirá el nuevo caso de la forma que mejor en el modelo interpretativo. Pero es difícil imaginar algún sistema de
reglas que otorgue a sus intérpretes, cuando no coincidan con los crea-
* Tanto aquí como en la nota 25 precedente hemos cambiado la referencia a "la :sonrisa dores de las reglas, la potestad de alcanzar una decisión que se aparte
de Fischer a Tal" que obraba en el original por resultar inexacta. (N. del T.) ·
26
En la visión de DwoRKIN, el cometido de la interpretación es totalizante y no intersticial. 27
En consecuencia, podríamos describir este enfoque como dworkiniano pero no ·comq. el 'de Véase ALEXANDER y BAYLES, «Hercules ·or Proteus: Thc Many Theses of Ronald Dwor-
DwORKIN. . kin», y HANEN, «Justification and Coherence».
293
292 FREDERICK SCHAUER 1A JNTERPRETACIÓN DE lAS REGLAS_

drásticamente de las presupos1c10nes existentes del sistema íntegro nación de potestades como necesariamente sujeta a· 1a privación de
cuando se enfrentan a un dilema interpretativo. Y en tanto no estemos potestades.
tratando con un sistema semejante, que toma al caso fortuito hasta Esto no significa decir que algún sistema no podría preferir seguir
entonces no considerado como una autorización para que el intérprete este curso. Pero sí significa decir que la exigencia ele que un intérprete
cambie la naturaleza del sistema, parece que el intérprete legislativo con potestades se vea restringido viene impuesta por la idea misma
desarrollará un proceso similar al que lleva a cabo el intérprete en de una regla o por la idea de un sistema de reglas. En cambio, resulta
el modelo interpretativo. consistente con la concepción de las reglas como herramientas que
sirven a ciertos fines en ciertas partes de la comunidad. En conse-
Lo dicho hasta aquí supone, no obstante, que tratamos con casos cuencia, sin una teoría sustantiva acerca de lo que un entorno de toma
cuya dificultad surge en los límites de aplicación de una regla regulativa. de decisiones está destinado a hacer, no es posible saber qué clases
Cuando se trata de reglas jurisdiccionales y no ele reglas regulativas, de reglas querría tener, si es que ha de tener alguna. Una decisión
el cuadro parece diferente. Decir que "no se admiten perros" es una basada en reglas es acontextual, pero la determinación de si un cierto
regla jurisdiccional parece extraño, aunque ella confiere potestad a entorno ele toma de decisiones debería emplear decisiones acontex-
quien ha ele aplicarla para determinar qué es un perro. En la mayoría tuales es una decisión que no puede en sí misma tomarse acontex-
de los casos, no obstante, esta determinación ya habrá sido hecha por tualmente.
la comunidad lingüística. Pero si la regla se presenta de un modo dife-
rente, y prohíbe la denegación de la "protección igualitaria de las leyes",
o "contratos, maquinaciones y conspiraciones que restrinjan el ·comer-
cio", o "conducta indigna de un caballero", o "conducta antideportiva",
ella posee un aspecto jurisdiccional o de asignación de potestades domi-
nante asociado con su aspecto regulativo, pues toda aplicación exige
del decisor que lleve a cabo la determinación lingüística (y quizás social)
de qué conducta es "no igualitaria", "restrictiva del comercio", "indigna
de un caballero" o "antideportiva".
En tales casos, parece circular sostener que la determinación del
significado de estos términos que confieren potestades ha de hacerse
en función de las reglas existentes dentro del sistema, pues una de
las reglas del sistema establece que tales determinaciones deben ser
hechas por el intérprete. Aquí resulta dificil incluso concebir esto como
un caso difícil en el ·sentido interpretativo. El preciso propósito de
estas reglas es conferir potestad a los intérpretes para elaborar los
resultados sobre la base de factores que no se hallan contenidos en
la regla y, en consecuencia, un intérprete que asume esta tarea estaría
haciendo algo que se torna forzadamente en un acto interpretativo /
debido a las limitaciones de] lenguaje, a las limitaciones en la previsión
de los legisladores o a la ineliminable posibilidad de la textura abierta,
pese a tratarse ele algo diferente. Cuando vemos al intérprete forzado
a interpretar debido a alguno de estos factores, es posible entender
por qué la interpretación debe ser modesta y debe· evitar tomar el
caso fortuito como una oportunidad para alterar la naturaleza de la
regla. Pero cuando la propia regla exige desde su núcleo que el intér-
prete precise aquello que no ha sido determinado por ella, encadenar
al intérprete a_ otras reglas parece auto-derrotante, puesto que con-
siderar a una regla que confiere potestades como sujeta a las exigencias
privativas de potestades de otras reglas equivale a considerar a la asig-
- ? ·:·; ~-- .... --.----..---;:2.::-:.::::.-:::.-:.-::-:-_-:-_:: _ • -•.. --- ------..---:..-_-_..______________.:,,:::-·------;< .:r.r::-.-.-- -- -.- --. ~ - .....·. '-.· ..... ,, ,, ..

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De las normas en general

l. La palabra inglesa "norma", y las que le son equivalentes en otras


lenguas, se usa en muchos sentidos y, a menudo, con un significado poco
claro. Ni siquiera cabe decir que el término haya sido plenamente acep-.
tado en el vocabulario filosófico inglés. Sí lo ha sido, por contra, el adje-
tivo "normativo".
Existen varios sinónimos parciales de "norma", todos ellos inglés co-
rrecto. "Patrón ("Pattern"), "modelo" ("standard"), "tipo" ("type"), figu-
ran entre ellos; al igual que "reglamento" ("regulation"), "regla" ("rule")
y "ley" ("láw"). Las 'insfruccione:ts6bre el'lÍso'· y' las· ordenes· ·quizá no'··,, .. - - '.:.
sea frecuente que se les llame "normas", pero es indudable que no vacila-
ríamos en llamarles "normativas".
· Puesto que el' campo de significación de "norma" no sólo es hetero-
géneo, sino que además tiene fronteras vagas, resultaría probablemente
fútil intentar crear una Teoría General de las Normas que abarcara todo
el campo. La. teoría de las normas tiene, por ello, que tener un alcance
en cierto modo restringido.
Para construir una teoría restringida de las normas, sin embargo, es
conveniente tener presente que los varios significados de "norma" no
dejan de tener una relación lógica. La palabra no es "ambigua" en el sen-
tido ordinario. U na teoría restringida de las normas tiene el peligro de
ser defectuosa si no examina debidamente_ las afinidades conceptuales y
los parentescos lógicos de las varias partes del campo total de signifi-
cación.
En este primer capítulo intentaré entresacar y caracterizar brevemente
algunos de los principales significados de la palabra "norma" o, podríamos
también decir, de especies o tipos de normas.

2. Hemos dicho que imo de los significados de "norma" es ley (law).


La palabra "ley", sin embargo, se usa en por lo menos tres sentidos típi-
camente diferentes. Hablamos, en primer lugar, de leyes del estado. Ha-
blamos, en segundo lugar, de leyes de la naturaleza. Hablamos, en tercer
lugar, de leyes de la lógica (y de las matemáticas).
) ") ')

22 Norma y acción

Es obvio que las leyes de la naturaleza y las leyes del estado son. muy
diferentes. Y, sin embargo, la identidad de nombre no es mera coinci-
dencia.
Así' vemos que para los griegos la concepción del mundo como un
kosmos u orden armonioso parece haber estado relacionado histórica-
mente con su concepción del est:1do-ciudad como un orden justo y legí-
timo para la comunidad humana. La filosofía natural de los pre-socráticos
se ha caracterizado como una proyección de los ideales de un orden social
sobre todo el .universo. Podríamos decir. que en la. filosofía de Platón esta
idea del mundo como un kosmos se proyecta a su vez sobre lus condicio-
nes humanas y se -convierte en .un patrón o modelo de la vida buena.
Puede contrastarse con la concepción griega de. la ley en tanto que con-
diciones de· equilibrio y armonía la concepción hebrea (Antiguo Testa-
mento) de la ley como expresión· de una voluntad ..soberana imperiosa. La
idea de Dios como legislador puede ser considerada como analogía o pro-
yección en el plano sobrenatural de la idea de un caudillo o rey soberano
en una comunidad humana. De la misma manera que el rey da las leyes
para aquellos sobre los que gobierna, Dios gobierna todo el universo con
Su ley o "palabra". La idea cristiana del rey "por la gracia de Dios" es
una retroproyección en los asuntos humanos de esta idea de un señor
supremo del universo. La idea de un reino mundano se asienta en la misma
¡<lea sobrenatural, para la que inicialmente sirvió de patrón.
Nosotros · propendemos a considernr ias ieyes de ia naturaleza como
lógicamente diferentes tata coelo; a pesar de las afinidades que en su ori-
gen tu vieron las dos ideas de "ley". La diferencia puede ser brevemente
caracterizada del siguiente modo :
Las ley.es de la naturaleza son descriptivas. Describen regularidades. que
el hombre. cree haber descubierto. en el curso de· la naturaleza. Son o
verdaderas o falsas. La naturaleza no.obedece, excepto en. un sentido me-
tafórico, a estas .leyes. Si se descubre una. discrepancia entre la. descripción
y el curso efectivo de la naturaleza, es la descripción y no la naturaleza
la que tiene que ser rectificada. Esta es una caracterización superficial de
lo que son las leyes de la naturaleza, pero opino que en lo esencial es
correcta.
Las leyes del estado son prescriptivas. Establecen reglamentos para la
conducta e intercambio humanos. No tienen valor veritativo. Su finalidad
es influenciar la conducta. Cuando los hombres desobedecen las leyes,
la autoridad que las respalda trata, por lo pronto, de corregir la conducta
de los hombres. En ocasiones, sin embargo, la autoridad cambia las leyes;
quizá para hacerlas más conformes con las capacidades y exigencias de la
'naturaleza humana'.
Puede utilizarse el contraste 'prescri pti vo/descriptivo' para distinguir
las normas de lo que no son normas. Las leyes de la naturaleza son des-
·.... -- -- -- -· . .::. .... , ·-:....·-·--•..•••.--- ·- '.-.-.- -.- .... ·.·:-.-.-...-.-.--.--f.:".---.-;- • .:.' - ;..:--_-.:-..-,~---..-•.---.-.---.-.-...-.:-.;:::...----~----_-.,_-_-_....,_..._.., . __.,..,.., ·-·-·-~- ·. : . . -....... ·--- ·- .. . ;:,.-.,------·--·,,. ...... ··-·· ·.

De las nomzas en general 23

criptivas y no prescriptivas; por consiguiente, no son normas. O lo que


es lo mismo: delineamos el uso de la palabra 'norma'; establecemos los
límites del concepto. Dentro de un uso distinto del término, las leyes de
la naturaleza pueden perfectamente ser llamadas 'normas'.
-Podría pensarse que el atributo 'prescriptivo' nos da la clave para una
caracterización general d_e las normas. Se dice a menudo que el discurso
normativo es discurso prescríptivo. Con el discurso prescriptivo se con-
trasta luego el discurso descriptivo, y a veces también el valorativo.
Sin embargo, la identificación del significado de 'normativo" con el
· d~··\:írescriptivo' y de 'norma' con 'prescripción' sería demasiado restric-
tivo> Además, 'prescriptivo' y 'prescripción' son palabras con un signifi-
c~do vago, y es preciso hacerlas más precisas para que puedan ser utili-
zadas. Como veremos en seguida, hay cosas a las que sin vacilar nos
gt(staría llamar normas y para las que tanto el atributo 'prescriptivo'
como 'descriptivo' parecen igualmente inapropiados.

3. Examinemos brevemente el significado de 'ley' en la frase 'leyes


de la lógica (matemática)'. Las leyes de la lógica han sido a menudo lla-
madas Leyes del Pensamiento.
Una inspección más detenida revela que, tanto en la lógica como _en la
matemática, hay varios tipos de proposiciones que se llaman, o pueden
ser llam·adas, 'leyes'. No necesitamos aquí investigar estas distinciones.
Como ejemplos de leyes de la lógica podemos elegir la Ley del Tercio
Excluso en la formulación 'Toda proposición es o verdadera o falsa', y la
' Le)' ºdé "Córifrádicción· eri fa' formulaci'óri 'Ninguna proposición es verd.áéfera: ~!....'-~ .. - •

y falsa a la vez'.
¿Son estas leyes 'descriptivas' o 'prescriptivas'? Si lo primero, ¿qué
describen? : ¿el modo de pensar de la gente? Esta sugerencia no es muy
, satisfactoria. Primero, porque no resulta claro qué signifique pensar de
· acuerdo con la ley, por ejemplo, de que ninguna proposición es verdadera
y falsa a la vez. Segundo, porque la idea de que las leyes de la lógica
·:-:~i :
describen el modo en que la gente piensa parece dificil de reconciliar con
la noción de que tales leyes son a priori y, por tanto, verdaderas inde-
pendientemente de la experiencia, incluida la experiencia del modo en
que la gente piensa.
La naturaleza aprioristica de las leyes de la lógica parece más fácil-
mente reconciliable con la opinión de que son leyes prescriptivas. ¿Dire-
mos entÓnces que las leyes de la lógica prescriben el modo en que debié-
ramos pensar y el modo en que podemos y no tenemos que pensar? Tal
vez ello sea posible, pero resulta igualmente obvio, cuando reflexionamos,
que el sentido en el que las leyes de la lógica 'prescriben' ( ordenan, pro-
hiben, permiten) es un sentido diferente de aquel en el que las leyes del
estado prescriben.
24 Norma y acción

Parece razonable en vista de ello la idea de que las leyes de la lógica


y de la matemática prescriben có.mo se debe pensar y calcular para pen-
sar y calcular correctamente. Las leyes de la lógica no pretenden hacer
que la gente piense correctamente como puede decirse de las leyes del
estado que pretenden hacer a la gente proceder de una manera determi-
nada. Las leyes de la lógica suministran un patrón por el que juzgan si
la gente piensa correctamente o no. Esta parece ser una buena forma de
. caracterizar. la .diferencia entre. los dos .tipos de ley(es) y los diferentes
sentidos en que ·_prescriben.
. Sin embargo, decir que las leyes de la lógica prescriben cómo tiene que
pensar la gente. para hacerlo correctamente, es una forma de hablar pro-
vocativa y peligrosa. Parece dar a entender que la función 'prescriptiva'
de las leyes de la ·lógica es secundaria a su funci_ón 'descriptiva' en cuanto
que enuncia· los principios del correcto pensar. Primordialmente, las leyes
de la lógica y de la· matemática enuncian verdades acerca de las entidades
lógicas y matemáticas-proposiciones, relaciones, inferencias, números, et-
cétera-. Esto lo hacen también cuando están formuladas en la forma
corriente, como, por ejemplo, cuando decimos 'Toda proposición es o
verdadera o falsa'.
Así, pues, la concepción de las leyes de la lógica como prescriptivas
de la forma en que la gente debe pensar nos lleva a una concepción de
que estas leyes son, primordialmente, descriptivas. Lo que, en esta nueva
concepción, las leyes de la lógica describen no es, sin embargo, cómo pien-
sa Ja gente, sino cómo están constituidas las entidades lógicas.
Esta opinión de· la lógica (y de la matemática) entraña grandes difi-
cultades. Parece presuponer una peculiar 'ontología' de las entidades ló-
gicas (matemáticas). En la filosofía de la lógica (matemática) a esta
ontología se la. llama . algunas veces· Platonismo o Realismo. Según esta
concepción, las leyes de la lógica (matemática) son muy parecidas, y al
mismo tiempo; sin embargo, significativamente diferentes de las leyes de
la naturaleza. Ambos tipos de ley tienen un valor-veritativo. Pero las
leyes del primer tipo son necesariamente verdaderas; las leyes del se-
gundo tipo lo son contingentemente. Ambos tipos de ley describen las
propiedades y relaciones de determinadas entidades. Pero las entidades
de que se ocupan las leyes del primer tipo son eternas e imperecederas,
mientras que las entidad·es del segundo tipo son mutables y ,;:xisten con-
tingentemente. Esta es una caracterización superficial, pero opino que capta
algo típico.
A la a_lternativa principal a una posición realista (Platónica) en la filo-
sofía de la lógica (matemática) se la llama algunas veces una posición
nominalista o convencionalista. Tiene muchas variantes. Algunas de ellas
parecen tan poco plausibles y difíciles de defender corno algunas opm10-
nes radicalmente Platónicas. Me abstendré de hacer aquí ni siquiera una
-.,;·.·. :- •--;-- •··"'·. :'---•.,---· ... ----.-.·----•· --···---••••• • • -- • .•-.-.-_..r,.•,.--:,: ·="-'"-'•••r-.-•.-_.---.:-.,•.....-...,-;.-,.•_.._.,.•,.-.•· ,,;;,.---,,-#'-;.,.•;,.:,.:,.:,;,; ·,-,,.-,~ . • • ••· • • • •.,- • • •.

(
De las nonnas en general 25

o
caracterización superficial de la pos1c10n convencionalista como tal. Sólo
apuntaré el status que adquieren las leyes de la lógica (matemática) si
, rechazamos una filosofía Platónica.
Podríamos comparar entonces estas leyes con las reglas de un juego.
Jugar un juego es una actividad, al igual que lo es pensar y calcular. Las
reglas del ajedrez, por ejemplo, determinan qué movimientos están per-
mitidos y cuáles no, y algunas veces exigen un movimiento determinado.
Puede decirse que, de una fonna similar, las reglas de la lógica determi-
nan qué inferencias y afirmaciones son 'posibles' (correctas, legítimas,
permitidas) al pensar. De una persona que no juega _de acuerdo con las
reglas del ajedrez diríamos o que juega i11con·ecta_mente o que no juega
al ajedrez. Diríamos lo primero si, por ejemplo, quisiera seguir las reglas,
pero no supiera o no comprendiera cómo hacerlo. O también si intentara
engañar a sn adversario. Diríamos lo segundo si, por ejemplo, no se pre-
ocupara de seguir las reglas, o si, consciente y consistentemente, jugara
. de acuerdo a otras reglas. De Jonna análoga, según esta concepción, de-
cimos de una persona que no infiere de acuerdo con las reglas de la lógica
o que infiere incorrectamente, o que no 'infiere' en absoluto. Y decimos
lo uno o lo otro casi con los mismos fundamentos que aquellos que deter-
minan nuestras reacciones hacia el jugador.
El 'Platónico' argüiría que la analogía expuesta arriba se derrumbaría
en este punto: Mientras que el hombre que juega en contra de las reglas
de un -•juego -peca -sól"ó" contra···-las Teglas, -·e1·, hombre• que··, piensa· en· contra··
de las reglas de la lógica está en pugna con la verdad Las reglas de un
juego están hechas por los hombres y se pueden modificar por convenio
o deseo. Los patrones de verdad no son · convencionales. Es obvio./ que
en esta argumentación hay parte de verdad. En qué consista esta verdad
y las implicaciones que tenga para la" analogía entre las leyes de la .lógica
y las reglas de un juego no es, sin embargo, obvio.
Nos planteamos la cuestión de si las leyes de la lógica y de la ,mate-
mática son descriptivas o prescriptivas. Hemos encontrado que ninguna I)
caracterización resuelve completamente el problema. Podemos llamar a
estas leyes descriptivas, pero no en el mismo sentido inequívoco en el que
ias leyes de la naturaleza son descriptivas. También podemos llamarlas
prescriptivas, pero de una forma algo diferente a aquella en que las leyes
del Estado son prescriptivas. -La comparación de las leyes de la lógica
(de la matemática) con las reglas de un juego sugería una nueva carac-
terización de estas leyes. De acuerdo con esta nueva caracterización, las
leyes de la lógica (matemática) ni describen ni prescriben, sino que deter-
minan algo. Independientemente de lo que podamos pensar de esta com-
paración en otros respectos, podemos convenir en la utilidad de esta ca_-
racterización : se acomoda a las leyes de la lógica (de la matemática) mejor
que el atributo 'descriptivo' o el atributo 'prescriptivo'.

o
o
) ) )

26 Nonna y acción

4. Las reglas de un juego son el prototipo y ejemplo clásico de un


tipo impOítante de norma. Emplearemos en lo que sigue el nombre regla
como término técnico para dicho tipo.
fugar un juego es una actividad ·humana. Esta se desarrolla con arreglo
~ patrones fijos, que se pueden llamar -movimientos del jµego. Diremos
que las reglas del juego detenninan estos movimientos o patrones-y de
este modo también al juego 'mismo' y la actividad de jugarlo-. Podría-
mos decir que, desde el punto de vista del juego mismo, las reglas deter-
minan cuáles son los movimientos correctos, y, desde el punto de vista
de la actividad de jugar,· 1as reglas determinan cuáles son los movimientos
permitidos.· Se··entiende·' que ,los··movimientos incorrectos les ,están'.. prohi-
bidos a los jugadores del juego, y que un movimiento que es el único
movimiento correcto ·en una situación específica del juego es obligatorio
cuando uno está jugando el juego.
Las reglas de la gramática• (morfología ·y sintaxis) de. un idioma na-
tural son otro ejemplo del mismo tipo importante de norma que las reglas
de un juego. A los movimientos de un juego como patrones corresponden
las formas fijas del discurso correcto. Al jugar o a la actividad de jugar
un juego corresponde el habla o la actividad de hablar (y escribir) un
idioma. De una persona que no habla con arreglo a las reglas de la gra-
mática, decimos que habla incorrectamente o que no habla ·ese idioma.
Los motivos para decir lo uno o lo otro son muy similares a los motivos
para decir que una persona juega un juego incorrectam-::nte o que no lo
juega en absoluto. Pero las reglas de la gramática tienen mucha mayor
flexibiiidad y mutabiiidad que !as reglas de un juego : están en constante
proceso de desarrollo. Cuáles sean las reglas en un momento dado de la
historia de u11 idioma puede no ser posible decirlo exhaustiva .y precisa-
mente.
Las reglas de un cálculo lógico y matemático son, en algunos aspectos,
aún más semejantes a las reglas. de un juego (como, por ejemplo, el ajedrez)
que las reglas de la gramática de· un idioma natural. (Los juegos y los
cálculos tienen una 'historia'· mucho· más pobre que los idiomas natu-
rales.) Sin embargo, por lo menos en un aspecto importante, las reglas dé
un cálculo se parecen más a las reglas de la gramática que a las reglas
de un juego. Calcular, como hablar un idioma, es un juego con símbolos.
Los cálculos y los idiomas tienen una dimensión semántica, que los juegos,
en general, no tienen.

S. A un segundo tipo importante de normas, distintas de las reglas,


llamaré prescripciones o regulaciones. Ya nos hemos encontrado con un
subtipo de dichas normas: las leyes del Estado.
Consideraré los siguientes distintivos como característicos de normas
que son prescripciones:
_,.,,,,.,. •••. ,.r~ - --.:-..:-,. - ••-.. - - - - . - - -,,._ .,·.·.
~ .. - - ------,.-,..,.-,.._,..•-----•-----•--:a•.•
------------------- ,,.------- ----------
~. - - - - ··- - - - - - - - - • - • • • .:r.:". • ,-- •
------------------ ------------:.-.' ; - -- -- -- -- - - . - .-,-- :- . --------..-•-~-~

De las normas en general 27

Las prescripciones son dadas o dictadas por alguien. 'Dimanan' de o


tienen su 'origen' en la voluntad de un dador de normas o, como tam-
bién diremos, una autoridad normativa. Van, además, destinadas o diri-
gidas a algún agente o agentes, a qu'ien llamaremos sujeto(s) normativo(s).
Puede decirse normalmente que la autoridad que da la norma quiere que
el sujeto(s) adopte una cierta conducta. La· emisión de la norma puede
entonces decirse que manifiesta la voluntad de la autoridad de _hacer que
el sujeto(s) se comporte de una manera determinada. Para que el sujeto(s)
conozca su voluntad, la autoridad promulga la norma. Para dar efectividad
·.á _su voluntad, la autoridad añade una sanción, o amenaza, o castigo a la
-'·:"'ri.9rma. En todos estos resp~ctos, las normas que llamamos prescripciones
·. difieren de forma característica de las normas que llamamos reglas.
En términos generales, _las prescripciones son órdenes o permisos dados
por alguien desde una posición de autoridad. a alguien en una posición
/ 4e sujeto. Las órdenes militares son un ejemplo de prescripciones. Así
también las órdenes y permisos dados por los padres a los niños. Las
reglas de tráfico y otras regulaciones dictadas por un magistrado normal-
mente tienen también este carácter. Las decisiones de un tribunal puede
decirse que tienen un aspecto o componente prescriptivo.

6. Un grupo de normas, que, en algunos aspectos, son como reglas


y, en otros, corno prescripciones, son las costumbres.
Las costumbres pueden ser .consid~radas como una especie de los há-
bitos. Un hábito es primordialmente una regularidad en la conducta de
un individuo, una disposición o tendencia a hacer cosas similares en
ocasiones .. sirr1ilares. Q.. en _circu,nstancias recurrentes. Los_ h_ábitos se ad-
q~1ieren; no son innatos. Puede COI~siderarse las. éosfo~brés 'Ii&~'- ·a:• éoin'o
bitos sociales : son patrones de conducta para ios miembros de una comuc
ni dad; la comunidad los adquiere en el curso de su historia, y son más
bien impuestos a sus miembros que adquiridos por éstos individual-
mente.
Las costumbres tienen que ver con la forma en que la gente se salud_á,
come, se viste, se casa, entierra a sus muertos, etc. Ceremonia, moda_.:Y _
modales son categorías hermanas de las costumbres. Es costumbre en mi
país, pero no en los palses anglosajones, dar las gracias a los anfitriones
o al cabeza de la familia al terminar la comida. Esto se hace regularmente.
Un miembro de la comunidad que-excepcional o habitualmente-no lo
haga es mirado con desaprobación. Un 'extranjero' a la comunidad puede
ser excusado por no saber o no adoptar esta costumbre.
Los hábitos y las costumbres, qua regularidades de conducta, mues-
tran cierta semejanza con las regularidades de la naturaleza que estudian
los naturalistas. La antropología social es, en gran parte, una science des
moeicrs. Es 'descriptiva' en casi el completo sentido en que las ciencias
naturales son 'descriptivas'.
.)

28 Norma y acción

Sin embargo, hay una diferencia 'de principio' entre las regularidades
de la conducta, como las costumbres, y las leyes de la natu_raleza. Esta
diferencia no consiste en que las regularidades de la primera sean 'esta-
_·dísticas' y admitan excepciones, y las _segundas regularidades 'nómicas'
y sin excepciones. No parece haber ninguna objeción para llamar a algunas
regularidades estadísticas 'leyes de la naturaleza'. No es la simple existencia
de excepciones a una regla lo que constituye la diferencia 'de principio'
entre las costumbres y las· regularidades de la naturaleza. La diferencia
estriba en la forma en que· las excepciones pueden ocurrir. Hay un sen-
tido -en el-que el .ser humanocpuede 'romper' la. regla de.la .costumbre y
en el :que ·el curso de' la· naturaleza ·no ·.puede 'romper'. sus leyes (causales
o estadísticas).
Podemos · caracterizar esta .diferencia entre., las costumbres y las . leyes
de la naturaleza diciendo que las primeras presentan un aspecto genuina-
mente normativo o. prescriptivo, del cual ·carecen ·las segundas. Las cos-
tumbres son 'como normas' en el sentido de que influyen sobre la con-
ducta; ejercen una 'presión normativa' sobre cada uno de los miembros
de la comunidad, de los cuales son costumbres. La existencia de esta pre-
sión se refleja en las diversas medidas punitivas, con las que la comu-
nidad reacciona ante aquellos de sus miembros que no se ajusten a sus
costumbres. En este aspecto las costumbres son enteramente· distintas de
las leyes de la naturaleza, y se asemejan no tanto a las normas que son
reglas cuanto a las normas que son prescripciones.
&in embargo, hay también importantes diferencias entre las costum-
bres y las prescrip.ciones. Ante todo, las costumbres no les son dadas a
los sujetos. por autoridad alguna. En la medida en que es posible hablar
de una autoridad detrás. de las costumbres, esta autoridad sería la propia
comunidad, incluyendo tanto· su.s míembr"üs pasados como los presen-
tes. Las costumbres podrían muy bien ser caracterizadas como normas o
prescripciones anónimas. Pero esta caracterización no tiene por qué pro-
piciar misticismo alguno en torno· a la. naturaleza de la comunidad como
dadora de normas.
Otra diferencia existente entre las costumbres y las prescripciones es
que las primeras no necesitan promulgación por medio de signos simbó-
licos. No necesitan estar 'escritas' literalmente en ninguna parte. En este
aspecto podrían llamarse también prescripciones implícitas. Es un pro-
blema interesante saber si en una comunidad de animales o en otra comu-
nidad cualquiera sin lenguaje ·son (lógicamente) posibles las costumbres
que ejercen una presión normativa sobre sus miembros.
Bajo algunos aspectos las costumbres se asemejan más a las reglas que
a las prescripciones. Las costumbres determinan o, por así decirlo, 'defi-
nen' formas de vida que son características dentro de una cierta comu-
nidad. Un miembro que no vive de acuerdo con la costumbre, raramente
:::_::::::_ · :::~~:-~~ :_.,: ·-:: .-~---- .:_~_· .· --- .,--,._•. _...._. ~-. - .·.-.".."..-.·-..------:.---- .,::.-,.-:--:-:--;:-;-;-;-;-.,.:.. _ --- -~;.---------..-.,:.-·--·.--, -.-.:-.-.-.-.::-.-..-..:-.,.~.
'
--------- ·-. ---·-·------··--··

De las nonnas en general 29

es sancionado con una pena, tal como se hace con el que infringe las
leyes. Su actitud es más como la de un niño que se mantiene apartado
y no quiere participar e~ los jnegos de sus compañeros. Se convierte más
en un 'extraño' a su comunidad que en un 'fuera de la ley'.

7. Un tercer tipo importante de normas, junto a las reglas y a las


prescripciones, son las que llamaré directrices o normas técnicas. En tér-
minos aproximados guardan relación con los medios a emplear para al-
canzar un determinado fin.
Las 'instrucciones para el uso' son ejemplos de normas técnicas. Con
ellas se presupone que la persona que sigue las instrucciones aspira a la
cosa (fin, resultado), con vistas a cuyo logro se dan dichas instrncciones.
Consideraré como la formulación tipo de las normas técnicas las ora-
ciones condicionales, en cuyo antecedente se hace mención de alguna
cosa que se desea, y en cuyo consecuente se hace mención de algo que
tiene que (hay que, debe) o no tiene que hacerse. _Un ejemplo sería: 'Si
quieres hacer la cabaña habitable, tienes que calentarla'.
¿Diremos de la oración citada que es 'descriptiva' o 'prescriptiva'? La
contestación adecuada, a mi entender, es que no es ninguna de las dos
cosas.
Compárese la oración considerada con la oración 'Para hacer la casa
habitable, debe cale_ntarse'. A esta última oración no dudaría en llamarla
(puramente) des"criptiva. ºbice <qlié éafen1ar la cása'·es ·üiiá condición i1e 0

cesaría para hacerla habitable. Esto es (o no es) verdad, independiente-


mente de si alguien quiere hacer la casa habitable y se lo propone-':como
fin. Una formulación equivalente de esta oración sería: 'A no ser que
la casa tenga calefacción, no será habitable'. Podríamos decir que ·el uso
corriente de ambas es el de hacer un enunciado acerca de las condiciones
de vida de los hombres. La verdad que el enunciado afirma es una:º,"€specie
de primitiva 'ley de la naturaleza'. · ;;,
A un enunciado que indique que algo es (o no es) una condición ne-
cesaria para otro algo le llamaré un enunciado anankástico. Un (tipo de)
oración cuyo uso corriente es el de hacer un enunciado anankástico, le lla-
maré una oración anankástica. Una oración que se usa para hacer un enun-
ciado anankástico puede decirse también que expresa una proposición
anankástica.
Pienso que sería un error identificar las normas técnicas con las pro-
posiciones anankásticas. Hay, sin embargo, una conexión esencial (lógica)
entre ambas. Cuando se da la directriz 'Si quieres hacer la cabaña habi-
table, tienes que instalar calefacción' se presupone (lógicamente) que si
la cabaña no es acondicionada Con calefacción no llegará a ser habitable.
Otra confusión que debe evitarse es la existente entre normas técnicas
y las que me propongo llamar normas hipotéticas. Por estas últimas en-
)

30 Nonna y acción

tiendo, hablando con amplitud, las normas relativas a lo que debe, o puede,
o tiene que no hacerse cuando surge una determinada contingencia. Las
normas hipotéticas también son formuladas normalmente por medio de
oraciones condicionales. Por ejemplo : · 'Si el perro ladra, no corras'. Esta
oración se usaría normalmente para recomendar un determinado modo
de conducta, eh caso de que suceda una determinada cosa. La norma que
enuncia la oración es un& prescripción.
También en el 'trasfondo' de una norma hipotética (prescripción) hay,
a veces, una proposición anankástica. ¿Por qué no debo correr, si el
perro empieza ·a.'·ladrar?· Si corro,. el. perro ·puede atacarme. :Por eso, si
quiero escapar de ser atacado por el perro,.que ladra, no debo correr. Aquí
la · norma técnica-o la proposición anankástica subyacente-explicá por
qué la prescripción,hipotética me:fue.dada.-.Pero esta conexión es acci-
dental; no esencial. Ni la norma .técnica ni Ja relación anankástica están
· (lógicamente) propuestas al dar. la norma hipotética (prescripción). Aun
cuando no existiera norma técnica o relación anankástica en el trasfondo,
podría darse a una persona la orden hipotética de no correr si ... (cf. ca-
pítulo IX, sección 3).
Una persona razona para sus adentros: 'Quiero hacer la cabaña habi-
table. A menos que tenga calefacción, no llegará a ser 'habitable. Por
tanto, tengo que. poner calefacción'. A este 1Ípo de argumento lo llamaré
iriferencia práctica. En él la persona que hace el razonamiento extrae,
como vimos, de una norma técnica, una prescripción para su propia con-
ducta .. Tales prescripciones 'autónomas' que una persona se da a sí misma
son, sin embargo, mu y <listín tas de las prescripciones 'heterónomas', cate-
goncas o hipotéticas, dadas por una autoridad normativa a algún su-
jeto(s). Es dudoso que se deba llamar· a. !as primeras 'prescripciones' (cf.
capítulo V, sección 8).

8. ¿Cuál es la posición de las llamadas normas (principios, reglas)


morales dentro de la división de las normas en. grandes grupos?
Sería más fácil de contestar esta pregunta si pudiéramos dar ejemplos
claros de normas morales. Esto, sin embargo, no es tan fácil. Un ejemplo
que parece relativamente incontrovertible (como ejemplo) es el principio
de que las promesas deben cumplirse. Este es, sin embargo, un ejemplo de
norma moral de un carácter algo especial. Otros ejemplos serían que los
niños deben honrar a sus p.adres, que no se debe castigar al inocente o
que se debe amar al prójimo como a sí mismo.
¿Se pueden clasificar las normas morales en el mismo grupo que las
reglas de un juego, es decir, determinan (definen) una actividad práctica?
Me parece que, en conjunto, las normas morales no son como las reglas
(en el sentido que hemos dado aquí al término). Pero algunas normas
morales presentan este aspecto también. Es un aspecto de la obligación
:::-:::,;:.:-:::: ::::::.:-.;:·- ·::·. ·:..::.:.:.:. ::::. :.: :. _ ... ._::. ·.-'.·.:-::--- - --- --- -- - -- -----. -.~.:.--- --- ----- -------- - --.· .,_.,., ------------- ··--···-:•·-: ·-- ·-- ··••., • ,;---,r-... - ...... ,,..,.., ____________ - -- •• - • -

De las nonnas en general 31

de cumplir las promesas que esta obligación es inherente a, o es una ca-


racterística lógica de, la institución de hacer y aceptar promesas. 'Por
definición', uno puede decir, las promesas deben cumplirse. Pero éste es
sólo un aspecto, entre otros, de la obligación en cuestión.
¿Se pueden clasificar las normas morales junto a las costumbres de
una sociedad (comunidad)? Hacemos notar que la palabra 'moral' deriva
del latín mos, que significa costumbre. Algunos filósofos morales han in-
tentado convertir la ética en una rama de la science des moeurs. Me pa-
rece que algunas ideas morales pueden ser contempladas provechosamente
;'i 'por el filósofo sobre el trasfondo de las costumbres (tradiciones) de una
comunidad. Esto puede ser verdad, por ejemplo, de las ideas morales en
materias relativas a la vida sexual. Otras normas morales, sin embargo,
no parecen tener un ·lugar significativo en esta perspectiva. Intentar ex-
plicar la obligación de cumplir promesas, por ejemplo, en términos de la
'presión normativa' de las costumbres parece totalmente fuera de lugar.
¿Son las normas morales prescripciones? Si pensarnos que lo son, de-
bemos también ser capaces de decir de quién a quién son las prescrip-
ciones. ¿ Quién dio la ley moral?
Un contrato es una especie de promesa. Las obligaciones legales que
la gente adquiere por contrato son, _por tanto, obligaciones ·de cumplir
una especie de promesa. Las normas legales que instituyen estas obliga-
ciones son las prescripciones. Pueden realmente llamarse prescripciones de
alguien hacia alguien-a pesar del hecho de que su autoridad no es un
ser humano o persona_ 'física'-. Pern .l.::t. noq"\la mora1 que ,_establ<':c;e . que .
·1a; promes;·s deben cu~plir;e no p~~d~ Ú~ga~ ¡ i<lé~tiÍi'c¡;;e ~on ¡¡ ~~r:i"'a
total de tales prescripciones legales que la 'soportan'. Las leyes del Estado
tienen frecuentemente un 'contenido moral' o están relacionadas con 'ma-
terias morales'. Lo mismo puede decirse de las prescripciones que _.Jos
padres imponen a la conducta de sus hijos. En la vida moral del hombre
las prescripciones desempeñan así un papel prominente. Esto no es rn:ero
accidente; es una característica lógica de la moralidad. Pero este víff,tiulo
lógico entre las normas morales y las prescripciones no reduce, en · mi
opinión, las primeras a una especie de las segundas.
Algunos piensan que las normas morales son los mandamientos de
Dios a los hombres. La ley moral es la ley de Dios. Tener esta opinión
de la moralidad equivale a considerar las normas morales corno prescrip-
ciones. Estas prescripciones, sin_ embargo, no son sólo de un género muy
especial; quizá tengan incluso que ser consideradas corno prescripciones
en un sentido especial del término. Esto es así debido a la peculiar natu-
raleza de la autoridad (sobrenatural) de que dimanan.
La principal alternativa, en la historia de la ética, a considerar que la
moralidad es la ley divina es una visión .teleológica de la misma. Según
la primera consideración, las normas morales son una especie de pres-
32 Norma y acción

cripción-o prescripciones en algún sentido especial del término-. Según


la segunda, tas normas morales son una especie de normas o directrices
técnicas para el logro de ciertos fines. Pero ¿qué fin?, o ¿qué fines? ¿La
felicidad del individuo?, o ¿el bienestar de la comunidad? Eudemonismo
y utilitarismo son variantes de una ética teleologica. Podría parecer que
los fines, con relación· a los cuales ciertas formas de conducta son mo-
ralmente obligatorias o permisibles, no pueden especificarse independien-
temente. de las. consideraciones del bien y del mal. Esto es -igualmente
cierto de .la felicidad y del bienestar. como últimos fines propuestos a
la acción moral.
En vista de las dificultades con que tropieza, tanto lá concepción de
las normas morales como leyes, como · la concepción teleologica de las
mismas, podría sugerirse que las··normas ·morales son, sui generis, 'con-
ceptualmente autónomas'; un grupo de normas que se mantienen por sí
solas, y no prescripciones de conducta en conformidad con el deseo de
una autoridad moral o directrices para el logro de fines morales. La con-
sideración de las normas morales como sia generis se conoce, a veces,
con el nombre de posición deontológica.
Este no es el lugar para una crítica detallada del deontologismo en la
ética. Como una vía de escape de las dificuitades, esta posición me parece
totalmente insatisfactoria. La peculiaridad de las normas morales, tal
como yo las veo, no está en que formen un grupo autónomo por sí solas;
está más bien en que tienen complicadas afinidades lógicas con l~s otros
tipos principales de normas y con las nociones valorativas de bien y mal.
Comprender la' naturaleza de las normas morales no es por eso descubrir
una única característica en ellas; es examinar sus complejas afinidades
con cierto número de otras cosas:

9. Las normas de .. las varias. categorías, de las que hemos estado ha-
blando hasta aquí, son principalmente normas que se ocupan de lo que
debe, o puede, o tiene que no hacerse. Las leyes de la naturaleza y otras
proposiciones anankásticas no tienen, en general, nada que ver con la
acción; pero a éstas hemos decidido no llamarlas 'normas'.
Hay, sin embargo, un grupo de normas que tienen relación inmediata,
no con la acción, pero sí con cosas que deben, o pueden, o no tienen que
ser. Los autores alemanes· algunas veces hacen una distinción· entre Tun-
sollen y Seinsollen 1• En los escritores anglosajones no se hace a menudo
referencia a esta distinción 2 •

1
Véase, por ejemplo, NICOI.AI HARIMAl'-t'{, 'Ethik' (1925), Teil I, Absc hnitt VI,
Kap. 18-19. MAX SCHEUER, en 'Der Formalismus in der Ethik un die materiale
Wertethik' (1916), usa los términos 'ideales Sollen' y 'normatives Sollen'.
2
Una excepción es G. E. MOORE, que extrae la distinción muy claramente en
su trabajo 'The Nature of Moral Philosophy' (en Philosophical Studi.es, 1922).
~ - - - - -. 2 - - : - - - - - - - - · : •• ·-- - · - - · - . - - • ·-· - . ·: • • ..:.~-----:-------;._- - - · - --------...:-::-:-:---· ""· --=--.;""----::--. .....--::-.·.-.·--::.-~-..-:.·..-.·. __-_:.,-_-:,-~--. --------. -- - --··-- ---- - ------ ----- - : .......--.:..-----------..:-~--:-..-.. --:.,..-.:.':-·.:
~ . ..·-·...:-..·.·-·..-..·_-_____ , ..::-...:-..:-.:.-~.:.-.-.-.-.-.-,~-----

De las nomzas en general 33

De acuerdo con G_ E. Moore 3 , llamaré a las normas que tienen más


relación con ser que con hacer, reglas ideales. Se hace referencia a reglas
ideales, por ejemplo, cuando decimos que un hombre tiene que ser gene-
roso, sincero, justo, ecuánime, etc., y también cuando decimos que un
. só\dado en el ejército debe ser bravo, sufrido y disciplinado; un maestro,
paciente con los niños, firme y comprensivo; un guardia, alerta, obser-
vador y resuelto, y así sucesivamente.
También decimos de los coches, relojes, martillos y otros utensilios
_:que se usan para servir varios propósitos, que deben tener ciertas propie-
.;:dades y no deben tener otras. Cabe preguntarse si tales enunciados deben
\ier aceptados como enunciados de reglas ideales o como proposiciones
anankásticas en torno a las relaciones entre medios y fines. Esta cuestión
,no se discutirá aquí.
Las reglas ideales están en estrecha conexión con el concepto de
.. bondad Las propiedades que un artesano, un administrador o un juez
tienen que poseer son características, no de cada artesano, administrador
o juez, sino de un buen artesano, administrador o juez. La persona que
tiene las propiedades de un buen lo-que-sea en un grado supremo le lla-
mamos frecuentemente un lo-que-sea ideal. Lo mismo puede decirse de
los relojes, coches y otras cosas que sirven para diversos propósitos
humanos.
Las características que las reglas ideales exigen estén presen_tes en los
buenos miembros de una clase o tipo de seres humanos pueden ser deno-
minadas las virtudes características de los hombres de esa clase o tipo.
En un sentido ·extenso de -la palabra ·:virtud', que·-.corresponde aproximas'··
clamen te al griego arete, las propiedades características de los buenos ins-
trumentos se llaman frecuentemente virtudes también.
Es natural llamar a las reglas ideales que conciernen a los hombres en:
general, para distinguirlas de las que conciernen a los hombres de uná
clase o profesión particular, reglas morales o ideales. Es útil distinguir
entre los principios morales, que son normas de acción moral, y los idealesi
morales, que establecen el patrón de hombre bueno.
Cabe pensar que las reglas ideales puedan reducirse a normas de acción.
Puede argiiirse que los conceptos de acto valiente, generoso, justo, etc.,
son previos a los conceptos de hombre valiente, generoso, justo, etc. El
hombre que ejecuta actos valientes es, 'por definición', un hombre va-
liente, y así sucesivamente. Esto, sin embargo, sería dar una visión dema-
siado simplista de la relación de la cuestión. Con todo, está también claro
que la 'educación' (en el más amplio sentido) orientada hacia ideales ten-
drá que hacer uso de prescripciones y otras normas de conducta.
Hay una cierta semejanza entre las reglas ideales y las normas técnicas.

3
Op. cit., págs. 320 y sig.
·,
J

34 Nomza y acción

Esforzarse por el ideal se asemeja a la persecución de un fin. Sería, sm


embargo, un error pensar en las reglas ideales como normas que relacio-
nan medíos a fines.' Para ser un buen profesor, un hombre tiene que tener
tales y tales cualidades. Para coger un libro del estante más alto de su
librería, tiene que usar una escalera. Pero esas cualidades de un hombre
que determinan su excelencia como profesor no están causalmente rela-
cionadas con el ideal, en la forma en que el uso de una escalera puede ser
un pre-requisito para coger un libro de una estantería. Lá primera relación
es conceptual (lógica). Las reglas ideales determinan un concepto, es decir,
el concepto de. un (buen) profesor o. soldado. En. esto son similares a las
reglas. de. un juego .. Por -causa de esta· semejanza las hemos dado aquí el
. nombre de ·'reglas'.

JO. Nuestra discusión, en .las secciones ·anteriores, del campo de sig-


nificación de la palabra 'norma' nos ·ha. ·permitido ·distinguir entre tres
grandes grupos o tipos de· normas. Las hemos llamado reglas, prescripcio-
nes y directrices.
Como prototipo de reglas señalaremos las reglas de un juego. Las reglas
de la gramática también pertenecen a este tipo de normas. Quizá las lla-
madas leyes o regias de la lógica y de las matemáticas deberían ser inclui-
das en este apartado .
Dentro de las prescripciones consideramos a los man datos, permisos
y prohibiciones que se dan o se dirigen a los agentes en relación con su
conducta. Las leyes del Estado son prescripciones.
A las directrices las llamamos también normas técnicas. Presuponen
fines de la acción humana y relaciones necesarias de los actos con estos
fines.
En adición a estos tres grupos principales de normas hablamos de tres
grupos menores de particular .importancia. Son éstos: las costumbres, los
principios morales y las reglas ideales. Es característica de los grupos me-
nores el presentar afinidades con más de uno de los grandes grupos-se
sitúan, por así decirlo, 'entre' los grandes gru pos'-c-.
Así, las costumbres se asemejan a las reglas en que determinan, quasi
definen, ciertos patrones de conducta, y a las prescripciones en que ejer-
cen una 'presión normativa' sobre los miembros de una comunidad para
que se ajusten a esos patrones.
En torno a la naturaleza de los principios morales ha habido mucha
controversia y desacuerdo. Algunos filósofos los cons_ideran como una
especie de prescripción-digamos, como los mandamientos o leyes de Dios
a los hombres-. Otros los ven como cierta clase de norma técnica o di-
rectriz sobre cómo conseguir fines de una naturaleza peculiar. Con inde-
pendencia de qué opinión se acepte como básicamente correcta, uno no
puede negar que los principios morales tienen importantes relaciones con
::::.: :-:-:-- -- -_ ::_ :::.:_:.: -__ _ ______ ,...,.-' __
_____-:.., . -:_-· ------- .. ·- ··-·-.
::,.:_.:_.:_-'.,:'_::'f"..-'.:f_-.-':--:-.,-_-.,-_-_,..,._,._-_________________:--- - -· : : ::'.-':-:-:"'-'--.- - - - - ---,..:;.:.---~ :.._:..:.:..:.:...:.
' -- -- . -·- ---:,.. --- ----- ... ,. ......... ,...,. ~- - -- ---..:-:.:-..:-_._ -·- :,:_-_.__--.:-::.-.-...-,-.-.-,-- - •.

De las normas en general 35

las prescripciones y con las normas técnicas. El aspecto prescriptivo de la


moralidad, además, se íClaciona con la costumbíe. El aspecto 'técnico'
de la moralidad se relaciona con los ideales de la vida y el hombre
buetios.
L~s reglas ideales, por último, puede decirse que mantienen una posi-
ción intermedia entrc; las normas técnicas acerca de los medios para un
fin y las reglas que determinan un patrón o modelo.
'--·
O[Ji){CHO
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Liil"OS

4/l~J[~IJl /l ~m~~II

El derecho y la justicia

Edición de
Ernesto Garzón Valdés y Francisco J. Laporta

Editorial Trotta
Consejo Superior de Investigaciones Clentlílcu
ILfCITO

Hugo R. Zuleta

I. INTRÓDUCCIÓN

El concepto de «acto ilícitÓ» o «acto antijurídico» forma parte de los lla-


mados «conceptos básicos» de la ciencia del derecho, cuyo análisis co-
rresponde, según se acepta generalmente, a la teoría general del derecho.
En realidad no es muy claro qué distingue a los conceptos conside-
rados básicos de los restantes. Se ha dicho que los primeros constitu-
yen .«la base teórica pá:rá la construcción de muchos otros», lo que
«hace que seari empleados en casi todas las explicaciones que se desa-
rrollan en las distintas ramas del derecho», mientras que los no básicos
«tienen un uso más circunscrito» (Nino, 1980, 165).
Sin embargo, el autor citado reconoce que «no hay criterios defini-
dos para determinar qué conceptos tienen. un uso lo suficientemente
extendido como para ser analizados en el nivel de una teoría general
del derecho» (Nino, 1980, 165). .
No obstante la vaguedad señalada, parece existir acuerdo general
sobre el carácter básico ele algunos conceptos, como, entre otros, «san-
ción:», «obligación», «persona jurídica», «responsabilidad» y, desde
luego, «ilicitud».
La función de la teoría general del derecho consiste en reconstruir
su significado por medio de definiciones que, sin apartarse de los crite-
rios de aplicación usuales entre los juristas, pongan de manifiesto las
relaciones lógicas existentes entre ellos. El ideal de la teoría consiste en
construir un sistema conceptual en el cual la totalidad de los conceptos
básicos sea definida a partir de un número reducido de términos primi-
tivos.
El filósofo que más se a°cercó a ese ideal fue, sin duda, Hans Kelsen.
Su tratamiento ele los conceptos jurídicos básicos, que define a partir de
dos términos primitivos -«deber» y «sanción»- constituye uno de los

333
ILÍCITO
HUGO R. ZUlfTA

principales avances de la filosofía del derecho contemporánea y e(refe- Sin embargo, esta afirmación es ambigua, ya que el término «prohi-
rencia obligada de cualquier tratamiento del tema. Más adelante volve- bido» tiene más de un sentido. Para evitar confusiones sobre su signifi-
remos sobre el modo en que Kelsen define la noción de «acto ilícito». cado, es necesario distinguir entre: a) «prohibido» como carácter nor-
mativo, y b) como propiedad de una conducta normada.
Para aclarar la cuestión es necesario recordar la conocida distin-
Il. EL CONCEPTO DE «ACTO ILÍCITO» EN EL IUSNATURALISMO ción entre normas y proposiciones normativas:
Las normas son-enunciados prescriptivos que se usan para ordenar, prohibir o
En la tradición iusnaturalista, atribuir a un acto la condición de Uícito permitir conductas humanas. Las proposiciones normativas son enunciados des-
es una manera de calificarlo como malo. criptivos que se usan para informar acerca de las normas, o acerca de las obliga-
Dentro de esta clase de actos es común distiguir dos tipos, a saber, ciones, prohibiciones o permisiones establecidas por las normas (Alchourrón y
aquellos que son malos en sí mismos por ser contrarios al derec!-io na- Bulygin, 1974, 173).
tural (mala in se) y los que, sin tener esta característica, han sido p_rohi-
bidos, sin embargo, por el orden social positivo (mala prohibita) . . El carácter de una norma es uno de los elementos que aparecen en
La distinción reconoce un antecedente en la diferenciación efectua- su enunciación. Una norma que diga, por ejemplo, «prohibido fumar»,
da por Aristóteles entre lo natural y lo legal: tendrá el carácter prohibido, y otra que diga. «obligatorio circular por
la é:lerecha», tendrá el carácter obligatorio 3: Toda vez que las prescrip-
De lo justo político una parte es natural, otra legal. Natural es lo que en todas ciones no pretenden transmitir información, no se puede atribuir valo-
partes tiene la misma fuerza y no depende de nuestra aprobación. Legal es lo que res de verdad a expresiones de este tipo.
en un principio es indiferente que sea de este modo o de otro, pero que una vez Por otra parte, cuando decimos que una determinada conducta está
constituidas las leyes deja de ser indiferente [... ]'. prohibida en un determinado sistema normativo, estarnos enunciando
una proposición normativa mediante la cual pretendemos informar
Santo Tomás afirmaba que las acciones contrarias a la ley natural acerca de la existencia de ciertas normas en ese sistema. Lo que decimos
no son malas simplemente porque Dios las prohíba, sino que Dios las es que la prohibición de esa conducta forma parte del sistema en cues-
prohíbe porque son malas. Pero hay otras que, aunque no tienen ·nada tión, y esta afirmación será verdadera o falsa según cuales sean las nor-
de malo eri sí mismas, como comer carne los viernes, están prohibidas mas que lo integran. En este segundo sentido, estarnos usando «prohibi-
por la ley de la Iglesia. Tales .acciones sólo son malas cuando están do» como propiedad de una conducta.
,. prohibidas y sólo por ello. «Los preceptos de la Iglesia, como la ley de Hecha esta distinción, debe aclararse que al caracterizar los actos
¡_:; abstinencia los viernes, pueden ser suspendidos o cambiados, pero la ilícitos corno prohibidos, estarnos utilizando esta expresión en el se-
Hl
::; ley moral natural es inalterable» 2 • · gundo sentido.
~:i Para una teoría del derecho de orientación iuspositivista no ys ad- A primera vista parece que, para que sea verdadera la proposición
¡;;,
misible la suposición de que hay conductas que son ilícitas por su pro- normativa que dice que cierta conducta está prohibida en un sistema

i
pia naturaleza, esto es, que su ihcitud pueda determinarse media_nte el dado, debería formar parte del sistema en cuestión una norma de ca-
análisis de sus características intrínsecas. Un acto sólo es ilícito cuando rácter prohibitivo que se refiera a esa conducta.
su prohibición resulta de las normas del derecho positivo .. «No hay Sin embargo, si bien esto vale en general para los actos prohibidos
mala in se, sólo hay mala prohibita, pues un cornportámiento e_s ma- por diversos tipos de sistemas normativos, en el caso de los actos ilíci-
lum solo cuando es prohibitum» (Kelsen, 1958, 61). tos las cosas son algo distintas.
Para aclarar esta cuestión, debe tenerse presente que los actos ilíci-
¡¡¡ tos son los actos prohibidos por un tipo especial de sistemas normati-
:::)JI III. LO ILÍCITO COMO PROHIBIDO vos, los sistemas jurídicos.

!
.Ahora bien, según está generalmente admitido, uno de los rasgos que
En el punto anterior se sostuvo que los actosj_lícitos son, para el positi- distingue a los sistemas jurídicos de otros sistemas normativos es su ca-
vismo jurídico, aquellos que están prohibidos'por el·derééhó positivo.
3. Parece razonable sostener que los tres caracteres que puede tener una norma, esro es,
::::
,,1, obligatorio, prohibido o permitido, son interdefinibles, ya que es lo mismo decir, continuando
,,.,,,, 1. ltica Nicomaquea, Porrúa, México, 1967, Libro V, cap. Vll, 66.
.,,., con el ejemplo, «prohibido fumar», «no permitido fumar» u «obligatorio no fumar». Sobre
2. F. C. Copleston, El pensamiento de Santo Tomás, Fondo de Cultura Económica, Mé-
esta cuestión, cf. Wright, 1970, cap. V; y Alchourrón y Bulygin, 1974, cap. VII.
xico, 1960, 249. :

334 335
HUGO R. ZULETA ILÍCITO

rácter coactivo, es decir, que contiene normas que prescriben la aplica- También rechaza la idea de que la aplicación de una sanción es una
ción de sanciones coercitivas --esto es, impuestas por la fuerza en caso consecuencia de la ilicitud de un acto, ya que esto supone que la no-
de resistencia- en determinadas circunstancias 4 • ción de «ilícito» es independiente de la de «sanción». En su teoría, el
De ahí que, de acuerdo con el uso común del lenguaje, para que un concepto de «sanción» es previo: «Una acción u omisión es un acto ilí-
acto sea considerado ilícito no es suficiente que esté prohibido por al- cito o delito, porque se le ha conectado un acto coactivo como conse-
guna norma del sistema jurídico, sino que hace falta, además, que el cuencia» (Kelsen, 1979, 126).
sistema prescriba la aplicación de una sanción en el supuesto de que Como primera aproximación al concepto de acto ilícito que desa-
sea realizado. rrolla Kelsen, podemos proponer la siguiente definición: acto ilícito es
Sin embargo, se puede plantear la siguiente objeción: si una norma aquel que figura mencionado en una norma jurídica como condición
prescribe una sanción en el caso de que se realice un acto, ¿qué necesi- para que se deba aplicar una sanción.
dad hay de otra norma que prohíba ese mismo acto? El vocablo «sanción,; es un término primitivo en la teoría de Kel-
De acuerdo con la teoría de Kelsen, la segunda norma sería superflua: sen, es decir que no se lo define dentro de la teoría. Sólo se pueden
ofrecer explicaciones extrasistemáticas del sentido en que se lo emplea.
Los códigos penales modernos no contienen, por lo con{ún, ninguna norma en la A su vez, desempeña un papel esencial en la definición de los demás
cual, como en los Diez Mandamientos, se prohíba el matar, el adulterio y otros de- conceptos básicos de la ciencia del derecho.
litos, sino que se limitan a enlazar ciertas sanciones penales a determinados hechos. El concepto de «sanción», tal como es empleado por Kelsen, puede
Aquí se ve claramente que la norma que establece: «No debes matar» es superflua,
ser caracterizado de. la siguiente manera: es un acto realizado por una
si existe una norma válida que establezca que: «Quien mate, será sancionado pe-
nalmente»; que el orden jurídico justamente prohíbe determinada conducta, en autoridad competente de acuerdo con las normas del sistema jurídico,
cuanto enlaza a esa conducta una sanción, o bien, obliga ::¡ determinada conducta que consiste en la privación de algo considerado generalmente valioso,
en cuanto enlaza una sanción a la conducta contraria (Kelsen; 1979 1 67-68). como la vida, la libertad, la integridad física, el patrimonio, que se rea-
liza como consecuencia de una conducta, ya sea una acción positiva o
Como puede verse, de acuerdo con este autor, para que un acto sea una omisión, de manera coactiva, esto es, aun sin el consentimiento del
ilícito no es condición necesaria ni suficiente que esté caracterizado individuo que la padece6 ..
como prohibido por una norma del sistema jurídico. Es más, las nor- La característica de ser consecuencia de una conducta permite distin-
mas típicamente jurídicas no prohíben ni ordenan acciones, sino que guir una sanción de otros actos coactivos, como la internación forzosa
enlazan sanciones a ciertas conductas 5 • de ciertos dementes; lá cu~tentena a que se somete a veces a algunas per-
En el acápite siguiente nos ocuparemos de la definición de «acto ilí- sonas, la _detención de sospechosos, la confinación de personas de cierta
cito»· en la teoría de Kelsen. raza o religión en.campos de concentración, la expropiación por causa
de utilidad pública, el exterminio de animales portadores de ciertas en-
fermedades contagiosas o la destrucción de mercaderías contaminadas o
IV. EL ACTO ILfCITO COMO CONDICIÓN DE UNA SANCIÓN de edificios que amenazan ruina 7 • Todos estos son actos que consisten
en la privación de algún bien por medio de la fuerza, pero no se llevan a
Kelsen rechaza la concepeión tradicional que veía el acto ilícito como cabo como consecuencia de una conducta sino como resultado de en-
algo contrario o violatorio del derecho, es decir, como algo que está fue- contrarse en ciertas circunstancias, aunque sea involuntariamente. En
ra del derecho y que lo contraría. Esta idea, señala, reposa en el equívoco otro orden de ideas, conviene aclarar que la conducta condicionante de
de creer que existe una contradicción lógica entre la norma que ordena la sanción no necesariamente debe ser un acto positivo. Puede tratarse
una conducta y la conducta fáctica que es opuesta a la ordenada. Esto, de una omisión, como cuando se sanciona a alguien como consecuencia
como él advierte, es erróneo, ya que sólo puede existir contradicción en- de su negligencia en el control de los actos de un hijo o un dependiente.
tre dos proposiciones, no entre una proposición y un hecho. Por otra La condición de que se trate de actos realizados por autoridad com-
parte, tampoco hay contradicción entre la proposición que describe una petente permite distinguir la sanción de otros actos de fuerza, como el
norma y la que dice que una persona no se comporta de hecho como or- asesinato o el robo.
dena la norma en cuestión, porque ambas pueden ser verdaderas. En cuanto a la característica de que se trate de algo considerado ge-
neralmente valioso, cabe advertir que no es necesario que sea algo va-
4. Cf. Alchourrón y Bulygin, 1974, 103.
5. En la última versión de la Reine Rechtslehre (1960 [1979, 67-70]) Kelsen admite la
existencia de normas que no establezcan sanciones. Pero éstas, a las que denomina «normas no 6. Cf. Nino, 1980, 168-173.
independientes», sólo tienen sentido en relación con otras normas que establecen sanciones. 7. Cf. Kelsen, 1979, 53-54.

336 337
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! HUGO R. ZULETA ILÍCITO
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Joqdo por todas las personas, ya que tal vez no exista nada semej¡i.nte. Considerar a todas estas conductas ilícitas, o como parte del acto
l Es suficiente con que sea considerado deseable por la generalidad de
las personas. de la sociedad en cuestión. . . .
ilícito, no sería satisfactorio, pues el concepto resultante se apartaría
excesivamente del uso común de los juristas. En efecto, nadie conside-
Por último, debe tenerse presente que, para que un acfo constituya raría que la conducta del fiscal, al presentar su acusación, forma parte
.una sanción, no es necesario que de hecho se realice en todos los casos integrante de un acto ilícito. ·
contra la voluntad expresa del individuo a quien se aplica, porque éste El problema, entonces, es distinguir la conducta considerada ilícita
podría someterse voluntariamente a la misma. Pero debe tratarse 1
de un de los _qtr,9_s ,,c;qJ1).p.Qtt¡¡,mientos que aparecen como partes integrantes
acto coact'ivo, Jo·que significa que se aplicaría por la fuerza en caso de del hedió condicio'naii'té de la sanción.
resistencia,
1 •
de modo que el consentimiento •
del destinatario

es irrele- Normalmente, dice Kelsen enfrentando el problema, el acto ilícito
vante. · es, entre todas' esas conductas, la de aquel individuo contra quien se di-
El concepto de «acto ilícito» comprend·e tanto los delitos, qüe son rige la sanción. ·
los ilícitos del derecho penal, como los ilícitos civiles. Kelsen distin- Pero esta característica 'no puede servir de base para solucionar el
gue los ·primeros de los segundos por el tipo de s~nción que se aplica. problema que nos ocupa. Ello por dos razones:
La sanción civil típica es la ejecución forzosa de bienes. En el'dere-
cho penal también existen, entre otras, sanciones de carácter patrimo- a) No contempla los casos de responsabilidad indirecta, donde la
nial (multas). Pero las sanciones civiles, a diferencia de las penales; tien- persona sancionada es un tercero cuya conducta no aparece entre los
den a reparar la situación creada por el acto ilícito, ya sea produciencio hechos condicionantes de la sanción. Por ejemplo, en el derecho primi-
por la fuerza el mismo estado que debió haber sido obtenido me9iante tivo, todos los miembros de un grupo eran sancionados por la conduc- .
la actuación voluntaria del infractor, o bien, cuando esto no es p9sible, ta de alguno de sus· integrantes. Algo similar sucede en el derecho inter-
un estado sustituto. Ejemplo del primer caso es el secuestro y la efürega nacional, donde, verbigracia, se pueden aplicar represalias contra los
1
de una cosa· al comprador, cuando el vendedor se niega a entregarla. ciudadanos de un país que residen en el territorio de otro, como conse-
Del segundo, lá subasta de bienes de una persona para indemnizar', con cuencia de actos realizados por los gobernantes del primero. Los accio-
el producto de su venta, los daños y perjuicios que ha ocasionado a nistas de una sociedad pueden sufrir también sanciones patrimoniales a
otra. · :' raíz de los actos ilícitos cometidos ppr quienes tienen facultades para
En el ca;o de !a's sandones civiles, el valor patrimonial obtenido ca- obligarla.
activamente se incorpora al patrimonio del perjudicado por el acto ilíci- b) Entre los condicionantes de una sanción pueden estar menciona-
to, mientras que el producto de las sanciones penales pasa, norma·lmen- das varias conductas de la persona contra la cual aquélla se dirige, no
te, a un fondo público 8 • . · ! / todas las cuales, sin embargo, deberían ser consideradas1
actos ilícitos.
Volviendo a la definición de «acto ilícito» propuesta, pued'e adver- Por ejemplo, para la ejecución forzosa de un contra to hacen falta al
tirse que presenta la sigui,ente dificultad: las normas jurídicas, tal\:omo menos dos conductas del mismo individuo: celebrar un contrato y no
las concibe Kelsen, son enunciados complejos, en los cuales pueden ~s- cumplirlo. Sin embargo, sólo la segunda de estas conductas es conside-
tar mencionadas muchas conductas humanas entre los hechos c_ondi- rada usualmente como ilícita (cf. Nino, 1980, 176). ·
cionantes _para que se aplique una sanción. Por ejemplo, «el actd·.-legis-
lativo que produjo la norma general que determina el tipo penal, así Para solucionar el primer prob/ema, Kelsen introduce en su defini-
como el. acto judicial, ,mediante el cual se ha verificado la existenóa del ción fa noción de «allegado»:
hecho delictivo concreto» (Kelsen, 1979, 128) 9 • ·•
· Si para simplificar el lenguaje, se designa con el término «allegados» (allegados fa-
miliares, de grupo racial, de comunidad estatal) a los individuos que se encuentran_
8. Un tercer tipo de sanciones son las del derecho internaciohal, esto es, las repr;salias y
la guerra. Cf. Kelsen, 1979, 123-125. -'.
9. Recuérdese que, para Kelsen, las normas que ro.-t(enen la _esuuctura canónic~ «Si A que establecen sanciones, sólo tienen sentido. en 'relación con estas últimas, con las que consti-
debe s'er B», donde «B» es una sanción, deben ser recó'ris'r?GTáif{ómi'fÍ,liresd~I lntecedente de tuyen una unidad. Su contenido, señala Kelsen, podría. haber sido expresado totalmente como
normas de esta estructura. De este modo, las normas conSHtucionafes que otorgan cor'.npeten- parte del antecedente de una norma que prescribe una sanción. Por ejemplo, una norma esta-
cias, y las procesales·, por ejemplo, son reconstruidas como parce de los hechos condicionantes blece una pena para el comercio de bebidas alcohólicas, y otra dice que este comercio no está
de una sanción. En -la última versión de la Reine Recht;lehre (1960 [1979)) admitió la ~xisten' prohibido cuando media una au.torización administrativa. Ambas pudieron haber sido expre-
cía de normas que no tuvieran la estructura canónica, a las que denominó «normas no inde- sadas en una sola norma que dijera: «Si alguien vende bebidas alcohólicas sin autorización,ad-
pendientes» (cf. nota 5). Pero estas normas, que están destinadas a limitar el alcance de otras ministrativa, será penalm'ente sancionado» (Kelsen; 1979, 67-68).

338 339
HUGO R. ZULETA ILÍCITO

en cierta relación, determinada por el orden jurídico, con el delincuente, responsa- b) En la concepción iusna:turalisa se afirma que existen actos que
bilizándolos por el delito de aquél, _cabe determinar el delito como la conducta de son ilícitos por sus propias características intrínsecas.
·aquel hombre contra quien, o contra: cuyos allegados, se
dirige la sanción como e) Para el iuspositivismo, en cambio, un acto sólo es ilícito en tanto
consecuencia (Kelsen, 1979, 129·; el cursivado.es mío). .·• esté prohibido por las normas de un sistema jurídico positivo.
d) Los actos ilícitos son cierto tipo de actos prohibidos.
Kelsen parece darse por satisfecho con esta formulación. Sin em- e) La noción de «prohibido» es ambigua, puede referirse al carácter
bargo, es dudoso c¡ue se pueda considerar una solución satisfacto.ria, dé una norma o a la propiedad de una conducta. En el punto «d» se
pues, como señala Nino (1980), el concepto de allegado «es lo bastante utilizó en el segundo sentido.
. vago como para que se encuentren en esa vinculación, con el que pade- f) Para que. un acto sea ilícito no es suficiente q'ue una norma lo
ce la sanción, no sólo el hijo respecto al padre o el jefe de Estado en re- prohíba, sino que debe existir una norma que .establezca una sanción
lación a los súbditos, sino también el fiscal que acusa y el co-contratan- par¡i el caso de que sea realizado. .
te que demanda por incumplimiento del contrato» (Nino, 1980, 177) . g) Para Kelsen, la existencia de una norma prohibitiva es superflua¡
. Teniendo en cuenta que, además, subsiste la segunda dificultad, Para que. un acto sea ilícito sqlo es necesario que se haya previsto una
. qu'e él no parece haber advertido, podemos concluir que Kelsen no lo- sanción como consecuencia.
gró dar una definición satisfactoria del concepto de «acto ilícito». /1) Como las normas son entidades complejas, es necesario un crite-
.Los· problemas que tiéne· Kelsen para aislar el acto ilícito sin recu- rio para distinguir, entre todos los actos mencionados como condicio-
rrir a normas de carácter prohibitivo nos muestran que, después de nantes de una sanción, al acto ilícito.
todo, tal vez tales normas no sean superfluas, como él pensaba 10 . Pero, · i) La solución de Kelsen consiste én definir el acto i\ícito como la con-
en es~ caso, la teoría general del derecho debería admitir normas de di- ducta· de aquel contra quien, o contra cuyos allegados, se dirige la san-
versos tipos, en lugar de intentar reducirlas a todas a una única estruc- ción prevista como consecuencia en una norma jurídica.
tura canónica. Si esto es así, las características distintivas de los siste- j) _La definición de Kelsen presenta dificultades que él deja sin solu-
mas jurídicos, con relación a otros sistemas normativos, no deberían ción.
buscarse en la estructura o en el contenido de las normas que lo inte- k) El problema parece residir en su criterio para distinguir las nor-
gran, sino en otros rasgos 11 • · ·· mas jurídicas de otro·s tipos de normas, que requiere que todas tengan
la misma estructura. Ello tiene como consecuencia que se niegue ·a ad-
mitir la relevancia de normas·de carácter prohibitivo.
V. RESUMEN Y CONCLUSIONES

.Los temas desarrollados precedentemente se pueden sintetizar así: BIBLIOGRAFÍA

a)' El concepto de «acto ilícito» es uno de los llamados «conceptos Alchourrón, C. y Bulygin, E. (1974), Introducción a la metodología de las
básicos de la ciencia del derecho» y, como tal, objeto de estudio de la ciencias jurídicas y sociales, Astrea, Buenos Aires.
teoría general del derecho. Jiménez de Asúa, L. (6 1973),La Ley y el Delito. Principios.de derecho penal,
Sudamericana, Buenos Aires. .
Kelsen, H. (21958), Teoría General del Derecho y del Estado, UNAM, Mé-
10. Es interesante señalar q'!e.en la dogmática penal se acepta en general, con ligeras va- xico.
riantes, la definición de «delito» de Beling, que dice que es «la acción típica antijurídica, culpa- Kelsen, H. (1960), Teoría Pura del Derecho, EUDEBA, Buenos Aires; v. or.
ble, sometida a una adecuada sanción penal y que llena las condiciones objetivas de la punibili- ThÍ!orie Pure du clroit. Introduc~ion a la science du droit, Neuchatel, 1953.
dad» (Jirnénez de Asúa, 1973, 205-206). Lo relevante de la definición es que; .además de la Kelsen, H. (1979), Teoría Pura del Derecho, UNAM, México; v. or. Reine
circunstancia de que sea una conducta mencionada en una norma como condiciona11te de una Rechtslehre, Wien, 1960.
sanción, se incluye e.orno característica definitoria del delito la antijuridicidad, que se entiende Nino; C. S. (1980), Introducción al análisis del derecho, Astrea, Buenos Aires.
co¡nó la oposición «entre el hecho y el ordenamiento jurídico general de una sociedad, conte- Maffía,· O. J. (1961), «Ilicitud,,, en Enciclopedia Jurídica Omeba, t. XIV, Bue-
nido no sólo en el Código penal, sino, además, en roda fuente vigente de Derecho» (Soler,
nos Aires, 962-970.
1951, 227). Esto parece significar que el ordenamiento jurídico contiene, además de las nor-
rnás expresamente legisladas, mediante las cuales se imputan sanciones a determinados hechos,
Soler;_ S. (1951), Derecho Penal Argentino I, Tipográfica Editora Argentina,
otras normas implícitas que prohíben algunas de las conductas mencionadas en las normas le- Bt,1enos Aires. ·
gisladas corno antecedentes de una sanción. Wright, G. H. von (1970), Norma y Acción. Una investigación lógica, Tecnos,
· ii. Sobre esta cuestión, cf. Alchourrón y Bulygin, 1974, 103-107. Madrid.

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