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Capítulo 1
ESPACIO, TERRITORIO Y AMBIENTE
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Prólogo

Bajo el título Espacio, territorio y ambiente se agrupan siete tíabajos pre-


sentados en el seminario. En unos casos, desde perspectivas diferentes y
connotadones diversas, se exploran lineamientos teóricos que orientan la
discusión y las prácticas investigativas en estos temas; en otros casos, se -. 9
presentan resultados pardales de investigaciones, talleres o informes de Q
experiencias en la formulación de planes para la acción local. A continua- i^
ción se reseñan brevemente los contenidos de cada una de las ponencias. ^
En Geografía, espacio y teoría social, con el objetivo de explorar aproxi- ~^
maciones entre geografía y teoría social, Ovidio Delgado presenta un ba-
lance de las tíansformaciones del concepto de espado y de los discursos
derivados del mismo en varias de las corrientes metodológicas desarrolla-
das en la geografía desde mediados del siglo XX hasta comienzos del siglo
XXI.
Edgard Moncayo en su escrito Evolución de los paradigmas y modelos ¿ •
interpretativos del desarrollo regional informa y discute sobre ell-^
redescubrimiento del espado como referente fundamental de la econonuaui
y la política. A partir de una reseña de la nueva geografía económica del e c o - ^
nomista estadounidense Paul Krugman, el autor muestra que los m á s ^
recientes cambios en la ciencia económica tienen que ver con la valora-
ción de la geografía en la formulación de las teorías de la concentración
espacial. ^' . •••' !^" ' J. ; ' ^»inu
Luis Carlos Jiménez, en Organizadón espadal y región en Colombia,
hace un recuento de las variaciones del concepto región como objeto de
estudio geográfico, lo mismo que de los cambios en las formas de
compartimentación y división del espacio geográfico. Tras una somera re-
visión de los distintos tipos de regiones, se enuncian las tendencias más
sobresalientes de regionalización en el mundo occidental.
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OVIDIO DELGACÍOM,

En El territorio, el ambiente y la sostenibiUdad, Julio Carrizosa propo-


ne enfocar los estudios ambientales en la perspectiva de organizadón del
territorio enmarcada dentro de procesos de desarroUo y sostenibilidad.
Desde este marco metodológico se insinúan líneas de investigación
interdisciplinaria sobre los desequilibrios urbano-regionales y la
sostenibiUdad municipal.
Laura CeciUa Orozco informa, en Planes de acción ambiental local y
territorio, sobre los resultados de un contrato de consultoría entre el Mi-
nisterío del Medio Ambiente y el IDEA de la Universidad Nacional de Co-
lombia, en el marco del cual se desarroUo una guía metodológica para la
formulación de Planes de Acción Ambiental Local (PAAL).
Iván Escobar presenta, en Humedales, ríos, ciudades y paisajes territo-
riales: una relación ambiental del territorio, resultados de un proyecto de
cooperación técnica para la lectura, anáUsis y valoración territorial de estos
sistemas, como los factores ambientales de mayor dinamismo e incidencia
en la organización socioespadal de las ciudades colombianas. Enfatiza en
la manera desafortunada como históricamente se han asumido en Colom-
bia las relaciones territoriales entre humedales, ríos y ciudades.
Sergio Gaviria en Estudio regional de los geoecosistemas del borde oc-
cidental de los altiplanos en el territorio de jurisdicción de la CAR, describe
los rasgos generales de estas regiones y su influencia como barreras
topográficas en las condiciones ambientales naturales de los altiplanos, las
cuales son importantes para entender las formas de ocupación y las activi-
dades humanas, lo mismo que el deterioro ambiental.
Sin pretender desvirtuar la importancia de cada uno de los trabajos
aquí publicados, vale la pena señalar que una lectura global de estos textos
revela que los conceptos de espacio, territorio y ambiente tienen significa-
dos diferentes para los autores. En varios casos, el espacio es identificado
generalmente con el ambiente físico-biótico, o se usan como sinónimos
espacio, territorio, ambiente y región, los cuales se intercambian perma-
nentemente sin que medie ninguna discusión sobre sus alcances e
impUcaciones conceptuales, teóricas y metodológicas. Este, que parece un
inconveniente menor, puede erigirse en un obstáculo de grandes dimen-
siones a la hora de intentar tratamientos interdiscipUnarios de problemas
comunes, pues uno de los requisitos para el éxito de prácticas científicas de
este tipo es la posibiUdad de que los conceptos y principios fundamentales
puedan circular transversalmente entre disdpUnas distíntas. No se quiere
insinuar que exista o deba existir una única y verdadera significación de

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_ PRÓLOGO

espacio, territorio o ambiente, pero es váUda la invitadón a que en todos


los casos se ponga en claro lo que estos términos significan en cada una de
las disciplinas en interlocución.

Ovidio Delgado M.
^ Profesor, Facultad de Ciencias Humanas,
Departamento de Geografía, Bogotá
Universidad Nacional de Colombia

37
t'.*-

. .1.1.

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1
GEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

Ovidio Delgado*

INTRODUCCIÓN

Lo primero a lo que deseo invitar es a quitar de la mente algunas


telarañas concernientes a la idea de espacio.
Orlando Fals Borda (2000:1)

Algo común en las ciencias sociales de nuestro tiempo, es el reconoci-


miento de la importanda del espacio y la espadaUdad de todos los fenó-
menos, sistemas y procesos sociales. La teoría social y sus practicantes
celebran su descubrimiento del espado (Santos, 1998; WaUerstein, 1998), y
es así que historiadores, antropólogos, sociólogos, economistas, fUósofos,
entre otros, aseveran que no es posible una comprensión de la sodedad
sin considerar el espacio, o en versiones más refinadas, sin tener en cuenta
los diferentes espacio-tiempos en que se estructura la sodedad.
Pero el espacio no siempre fue importante en la teoría sodal y esos
mismos teóricos señalan el acento historicista de todas las teorías sociales
hasta finales del siglo XX (Fals, 2000; Giddens, 1995; Jameson, 1991; Lefébvre,
1991; Santos, 1998; Soja, 1993). Giddens (1995: 143), por ejemplo, señala
que con excepción de los trabajos de algunos geógrafos "los especialistas
en ciencia social han omitido construir su pensamiento en torno de los
modos en que los sistemas sociales se constituyen por un espacio-tiempo".
Según Foucault (1980: 70, dtado por Soja 1993), la obsesión modernista por
la historia produjo una cienda social en la que "el espado fue tratado como
lo muerto, lofijo,lo no dialéctico, lo inmóvil. El tiempo, al contrario, era la
riqueza, la fecundidad, la vida y la dialéctíca".

Profesor, Facultad de Qendas Humanas, Departamento de Geografía, Bogotá, Universidad Na-


donal de Colombia. ^

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QVI.OIQ..DEI,C;ÍAE>D....

La historia del pensamiento geográfico revela que tampoco la geogra-


fía se había preocupado lo suficiente por el espacio y que por consiguiente
no era la ciencia espacial par excellence. Por ejemplo, se sabe que hasta los
comienzos de la "revolución cuantítatíva" el espacio no fue una categoría
central para la geografía, ni mucho menos su objeto de investigación reco-
nocido (Harvey, 1983; Santos, 1990). Los geógrafos de la tradición regional,
que dominó el panorama académico hasta mediados del siglo XX y los de
la incipiente "Nueva Geografi'a" de los años 60, basaron su trabajo en la
idea de espacio absoluto, como contenedor de paisajes o de objetos en
interacción, pero el espacio mismo no era objeto de reflexión (Gregory,
1984). En efecto, Harvey (1983:222) en 1969 indica que:

El espacio bien pudiera ser el concepto central con que cuenta la geografía para su
coherencia interna como disciplina. Pero la propia naturaleza del espacio y las di-
ferentes interpretadones del concepto no se han tenido casi en cuenta.

Desde los años setenta, se ha emprendido en geografía una tarea teóri-


ca de gran importancia y productividad en torno al espacio. Positivismo,
marxismo, existenciaUsmo, postestructuralismo, postmodernismo y otros
"ismos", sustentan una variopinta y contradictoria teoría geográfica sobre
el espacio. En este escrito se presentan los principales elementos del dis-
curso geográfico contemporáneo sobre este tema, a partir de una revisión
de la bibUografía más reciente y reconocida

L A GEOGRAFÍA REGIONAL: PAISAJES, LUGARES, ÁREAS Y REGIONES EN VEZ DE


ESPACIO

La geografia no siempre se definió como una dencia espacial, es decir que


tuviera al espacio mismo como objeto de estudio. La referencia geográfica
al espacio se dio fundamentalmente en términos de la localización de ob-
jetos en contenedores espaciales, pero la geografía debía ocuparse del con-
tenido y no del contenedor en sí mismo. Se dio por sentado que el espacio
absoluto era una verdad sóUda sobre la que el desarrollo de la geografía
podía consoUdarse, sin necesidad de participar en las discusiones filosófi-
cas o dentíficas sobre su naturaleza. En el mejor de los casos, cuando la
geografía se definía como el estudio del "espacio geográfico", se deUmita-
ba su campo diferenciándolo de otras disdpUnas como la física, las mate-
máticas o la geometría, aclarando que el espacio geográfico era la superfide
de la tierra transformada por el hombre (George, 1967,1970).

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GEOCRAFJAJSPAOO y TEORÍA SOQAL

En la mayoria de las ocasiones, los geógrafos regionales utUizaron in-


distintamente los términos espacio, lugar, región y territorio como sinóni-
mos, es decir como porciones de la superficie terrestre.
En consonancia con los prindpios de la dencia positiva definida por
Comte, los ojos de los geógrafos eran educados para ver y estudiar los
paisajes y sus sigrúficados, y no para buscar estructuras abstractas o posi-
bles causaUdades ocultas. Gregory (1984: 43) üustra el caso de la siguiente
manera: ^v - .,-,-,/ :• , , ^ . , j j . , ;; •. i./', v,; .;•.

Cari Sauer, en su ensayo clásico sobre La morfología del paisaje, publicado en 1925,
representaba a la geografía como "una cienda que encuentra su campo entero en
el paisaje". Según él, "la organización sistemática del contenido del paisaje avanza
mediante la represión de las teorías apriorísticas que a él se refieren" de modo que
la geografía se basa en "un sistema puramente evidendal, sin prejuidos sobre el
significado de su evidencia"... "La geografi'a causal" declaró, quedaba ya atrás y
había llegado el momento de establecer la geografi'a como "denda positiva". No
hay duda de que esto lo entendía en un sentido comtíano, puesto que afirmaba
como Goethe, que "no es preciso buscar algo más allá de los fenómenos; ellos mis-
mos son el saber (Lefere) [las leyes]". , .^j n^j • ,^^j,-\ ;

Hartshorne (1978: 22) reafirma en los años 60 que "la geografía tiene
por objeto proporcionar la descripción y la interpretación, de manera pre-
dsa, ordenada y racional, del carácter variable de la superficie de la tierra",
y señala como una exageración de Ratzel su intención de considerar las
relaciones espaciales como parte esencial de la geografía, en detrimento de
las diferencias de contenido de las áreas.
Un genuino estudio de geografi'a regional partía de deUmitar una por-
dón de la superficie terrestre para luego describir sus características físicas,
humanas y culturales, de modo que dicha descripción reflejara la persona-
Udad de esa porción de tierra denominada región, lo cual hacía posible su
comparadón en términos de similitudes y diferendas con otras regiones.
La geografía regional se defínió como una ciencia singular, en la que las
conclusiones obtenidas sobre una región no podían extrapolarse a otras,
de modo que se proclamaba sin rodeos que no existían leyes en geografía,
y no sólo en geografía humana, sino en la geografía en general, pues inclu-
so se reivindicaba el carácter zonal de la geografía física (George, 1967).
Haggett (1976: 7-8) recuerda que en el ambiente de mediados del siglo XX
rondaba la idea de que no era necesario formular leyes generales en geo-
grafía y que el papel convencional atribuido a esta disciplina se resumía en
"diferenciar la superficie de la fierra, entresacar y separar en eUa sus áreas
de características semejantes", y remata su juicio contra el enfoque
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OVIDIO DELGAQO...

singularista afirmando que "la diferenciación por áreas ha dominado la


geografía en detrimento de la integración de superficies".
La crisis del concepto de espacio absoluto que dominó en la geografía
regional hasta mediados del siglo XX, tuvo que ver fundamentalmente
con la crisis de la propia geografia regional, cuyos productos científicos
tenían poca demanda social, pues los requerimientos de la economía, de la
política o de la planificación del desarroUo, iban más aUá de lo que una
denda descriptiva y singular podía ofrecer en un ambiente científico ávi-
do de teorías y modelos de predicción.

L A REVOLUCIÓN CUANTITATIVA: LA GEOGRAFÍA COMO CIENCIA ESPACIAL

A mediados del siglo XX la geografía se encontraba en una etapa de cam-


bio paradigmátíco y una revolución científica socavaba los cimientos de la
geografía regional. De dicha revolución surgió una geografía distinta que
se conoce como "la cienda espacial". En 1963 el geógrafo lan Burton escri-
bió que la revolución científica iniciada por la geografía a fínales de los
cuarenta y comienzos de los cincuenta, ya se había consumado en 1960.
A mediados del siglo XX Schaefer "abrió la puerta a la admisión formal
del positívismo lógico dentro de la geografía" (Gregory, 1984: 48) y ésta se
transforma paulatinamente en una "ciencia espacial" teórica y empírica
con énfasis en el orden espacial y en la búsqueda de las leyes generales de
la organización espacial, mediante un método científico naturalista.
En el nuevo paradigma el espacio es considerado, por una parte, como
espado concreto referido a la actual superficie de la tierra con toda la varie-
dad del mundo real, y por otra, como espacio abstracto referido a la estruc-
tura espadal no visible. Según Peet (1998: 32):

El período de la posguerra conodó una geografía redefinida como la cienda del


espacio - el espado no en los términos de la escuela de Berkeley como la superfide
de la tierra transformada por la acción humana en un paisaje cultural, sino del
espado a imagen de la física, espado reduddo a la distancia entre puntos, con la
conducta espadal como minimizadón de la distanda, y la geometría como lengua-
je disdplinar Con tal espado se pudo emplear el moderno método científico, ini-
cialmente midiendo regularidades estadísticas en forma inductiva, eventualmente
con la lógica matemática como una denda deductiva.

El nuevo discurso geográfico se pone en evidencia en la siguiente cita


(Gámir et.al, 1995: 91) de un manual sobre anáUsis espadal:

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^ E O G R A f ( A , ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

En el análisis espadal, los nodos o vértices de la red pueden venir constituidos por
los puntos de origen y destino de los intercambios (ciudades, puertos, aeropuertos
o centros de zona -denominados centroides, si trabajamos a escala urbana, a los
que se atribuyen las caracteristicas del área que representan-). Los arcos o aristas
se identifican con las rutas, tanto si tienen una estructura física o soporte (rutas
terrestres) como si no cuentan con ella (rutas marítimas, aéreas, o referidas a
teleflujos), o con losflujos(pasajeros, mercancías,flujostelemáticos...) que por ellas
circulan, cuando se trata de redes valorizadas. En las redes urbanas de transporte
público, como puede ser, por ejemplo, una red de metro, los nodos pueden venir
constituidos por las paradas de las líneas de la red (o de forma más simple, por los
puntos de origen y destino de las mismas) y las aristas pueden identificarse con los
recorridos de las líneas... Los resultados de este tipo de análisis de cara a la planifi-
cadón, permiten potendar nodos a través de las mejoras en las conexiones de la
red.

Es evidente que este tipo de trabajo impUca que el geógrafo tenga un


conocimiento profundo de la geometría de las redes y la teoría de los gratos,
las cuales le permiten hacer comparaciones precisas entre la conectividad
y la configuración de las redes (Haggett, 1976), lo mismo que un dominio
de medidas de centraUdad, dispersión de áreas y puntos, anáUsis de vecin-
dad, de las técnicas de anáUsis de interacción espadal, y de correlación y
autocorrelación espadal (Gámir et.al., 1995), todo lo cual se haUa muy rela-
cionado con los actuales Sistemas de Información Geográfica (SIG).
El cambio ya aludido implicó poner el espacio como elemento
articulador de la disdplina y a éste como objeto mismo de teorización, lo
que a su vez trajo como consecuenda un viraje en los métodos, en el len-
guaje, en las formas de representación y en las relaciones teóricas con cien-
das poco exploradas por los geógrafos, como la matemática, la estadística,
la teoría económica neoclásica y la teoría de sistemas, entre otras.
La organizadón espadal (de Souza, 1992) se reladona con la forma como
los individuos y las sociedades organizan el espacio para ajustarío a sus
necesidades. Este concepto provee una estructura para anaUzar e interpre-
tar decisiones de localización y de movimiento, al igual que estructuras
espaciales relacionadas con patrones de uso del suelo, locaUzadón indus-
trial o asentamientos.
Pero el interés mayor se centró en la formulación de hipótesis y en la
construcdón de teorías acerca de la organización del espacio. En este esce-
nario florece la teoría locacional como un intento de integrar la dimensión
espacial con la teoría económica clásica para expUcar y predecir las dedsio-
nes geográficas resultantes del agregado de decisiones individuales. Esto
expUca el interés de los geógrafos por los trabajos de Von Thünen, ChristaUer
y Weber, entre otros, en los que se encontraron las bases para la construc-
43
QvimoDEiQADO..

ción de modelos normativos de interacdón y difusión espadal, con énfasis


en la racionalidad económica de agentes maximizadores de beneficios con
el mínimo esfuerzo, y en el papel determinante de la fricción de la distan-
da como restricción espacial en la oferta y la demanda de bienes y servi-
dos.
La idea central de este nuevo discurso es que lo real es una estructura
espacial abstracta y ordenada, cuyo orden es posible revelar y representar
a partir de teorías, leyes y modelos generales como elementos constituti-
vos de la nueva ciencia espacial. A partir del trabajo de Haggett (1976) el
anáUsis locadonal fue organizado alrededor del concepto de la región nodal
como un sistema espacial abierto constituido por movimientos o flujos,
redes, nodos, jerarquías y superficies y gradientes, tan posibles de repre-
sentar en un modelo geométrico abstracto, como de ser identificados en la
reaUdad empírica en movimientos de personas, mercancías e información;
en redes de carreteras; ciudades de distinto rango y tamaño como nodos
artículadores de las redes, y con sus respectivas áreas de influencia. Dicho
sistema, su orden y sus componentes pueden ser reconocidos, medidos,
conocidos en su funcionaUdad y relaciones internas, lo mismo que regula-
dos, modificados o reordenados en su estructura y funcionamiento, de
acuerdo con la intencionalidad e intereses de los actores económicos o de
las instituciones organizadoras del espado.
Los principales conceptos que articulan el discurso de la geografía como
dencia espacial (de Souza, 1992:15-21) son los siguientes:
1 k Propiedades del espacio. Algunas veces los geógrafos consideran el espa-
do como tridimensional (volumen), otras como espacio unidimensional
(una línea entre dos puntos), pero la mayoría de las ocasiones lo repre-
sentan en dos dimensiones (mapas). El espacio se puede considerar
como abstracto o como concreto. Como abstracto es isotrópico e inde-
pendiente de cualquier referenda a la superficie terrestre y permite
elaborar modelos ideaUzados de estructuras y organización. Como es-
pado concreto corresponde a la actual superfide de la tierra con toda la
variedad y diferenciación del mundo real.
La descripdón, definición y medida del espado requiere de pocos ele-
mentos. Una representación bidimensional del espacio abstracto se
puede solventar mediante puntos, líneas y áreas, y a partir de los cua-
les es posible definir los conceptos básicos de distancia, dirección y
conectividad, o los de aglomeradón y accesibiUdad como extensiones
del concepto de distanda. Tales conceptos y sus extensiones son abso-

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GEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

lutos cuando se aplican en una superficie isotrópica. En el espado con-


creto también se pueden apUcar medidas absolutas o relativas. Así, por
ejemplo, la locaUzación relativa puede ser medida en términos de los
costos o del tiempo requerido para vencer el obstáculo de la distanda.
Esos costos son definidos como/ncció« de la distancia.
• Procesos espaciales y estructura espacial. Por proceso espacial se entiende
un movimiento o flujo en el espacio, o una localización estratégica de
un objeto. La estructura espacial se refiere a la organizadón interna de
una distiibudón de elementos u objetos espaciales; estas estructuras
Umitan, canalizan o controlan los procesos espádales. Por ejemplo, se
puede afirmar que todo movimiento en el espacio se da entre nodos a
través de redes, por lo que los atributos de locaUzadón, distanda, acce-
sibiUdad o conectividad son asuntos críticos para cualquier elemento
del sistema, de modo que la estructura es un determinante de los pro-
cesos y éstos, a su vez, son determinantes de la estructura.
• Interacción espacial. Los flujos de mercancías, personas e información se
reconocen como interacdón espacial, fenómeno cuya cantidad tiende
a decrecer con el aumento de la distancia. Este es un príncipio conoci-
do como distance-decay effect y se considera váUdo para toda clase de
cosas en todas las escalas geográficas. La interacción es también una
fundón del tamaño de los nodos del sistema espadal, de donde se des-
prende la importancia del concepto de jerarquía. Para la explicación de
la interacción espacial se desarrollaron los conceptos de
complementariedad, oportunidad de intervendón y transferibUidad,
bajo la hipótesis de que el movimiento entre dos lugares es una fun-
ción de la oferta de bienes o servicios en un lugar y de la demanda por
esos mismos bienes y servidos en otro lugar (complementariedad); de
la oportunidad de intervención de otro lugar, y de la razón costo-dis-
tanda (fricción de la distancia). Se supone que el incremento de los
costos del movimiento con la distanda tiene un umbral más aUá del
cual la transferibilidad se hace imposible a pesar de la comple-
mentariedad o de la ausencia de oportunidades de intervención de
otros lugares.
Desde los años 70 las críticas a la "ciencia espadal" se hicieron sentir
con rigor, particularmente desde oriUasfilosóficasopuestas al positivismo
lógico como el marxismo, la fenomenología y las epistemologías
postmodernistas. Las razones de la crítica son varias y se refieren a su pre-
tendida objetividad, a su marcado carácter abstracto, lo mismo que a su

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OVIDIO DEt,GA(jQ„

alejamiento de la reaUdad social y sus compromisos con los intereses de las


clases sociales en el poder La concentración de sus esfuerzos científicos en
las estructuras espaciales como si eUas fueran autónomas, autosuficientes
y ahistóricas, le vaUó la asociación de su práctica con un verdadero "feti-
chismo espacial" (Gregory, 1994). Entre las principales limitaciones de esta
teoría locacional (Healey e Ilbery, 1990) señaladas por sus críticos se resal-
tan las siguientes:
1. Las ideas neoclásicas de hombre económico, la maximización del benefi-
cio, el conocimiento completo y la capacidad perfecta para utilizar y
manejar la información por parte de los actores económicos, son
insostenibles, puesto que razones no económicas también son impor-
tantes para comprender la conducta o comportamiento económico.
2. La mayoría de estos modelos carecen de contenido empírico y no son
reaUstas.
3. No es posible derivar explicaciones sobre los patrones espaciales y su
variación desde dentro de los mismos patrones, porque muchas de las
causas que los generan son externas a ellos. Por lo tanto las expUcacio-
nes en el ámbito de la firma carecen de valor explicativo real.
4. La mayoría de los modelos son estáticos y la teoría no permite predecir
los cambios sociales y económicos que ocurren en el mundo real.
5. Los modelos neoclásicos ignoran la historía y la posición de las firmas
dentro de del sistema económico. La conducta locacional se aisla de su
contexto histórico.
6. Los modelos locacionales son considerados como independientes de la
reaUdad económica y cultural, sin tener en cuenta que son los procesos
sodales y sus relaciones los que tienen una forma espacial, y que no
existe alguna cosa como proceso espacial en sí mismo.
El geógrafo radical Richard Peet (1998: 32-33) enfatiza en el carácter
instrumentaUsta de la geografía cuantitativa y recoge el sentido general de
las críticas en la siguiente forma: - •?.

A pesar de su gran funcionalidad, la geografía humana como dencia espacial fue


aislada de la cienda social en general, que tuvo dificultades para reconocer la
significancia de "toda esta teoria acerca del espado". La revolución espadal tam-
. bien produjo un dualismo entre espacio y ambiente, irónicamente en el momento
en que los problemas ambientales ganaban importanda (geografía como el estudio
de los efectos sodciles sobre la naturaleza).

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GEOGRAFÍA, ESPAQO Y TEORÍA SCOAL

Pero la geografía como ciencia espadal no ha desaparecido de la esce-


na, y su vigencia se nota, por ejemplo, en la gran demanda de ínformadón
espadal de carácter empírico-analítico e interés técnico y en el incremento
del uso de los Sistemas de Información Geográfíca. Y su vigencia, tiene
explicación en el hecho de que el conocimiento generado por este tipo de
geografía tiene alta demanda en los sectores hegemónicos de la sociedad.
Para entender el porqué de su vigencia, puede ser útil la tesis de Habermas
de que el conocimiento tíene raíces históricas y sociales y que éste depende
de los intereses cognoscitivos que pueden ser técnicos, prácticos o
emancipatorios (Unwin, 1995). De este modo podemos asociar el discurso
de la geografía como ciencia espacial, como conectado específicamente con
el interés técnico.
Actualmente sigue teniendo interés la localización óptima de firmas o
cualquier otro objeto en el espacio objetivo, lo mismo que la funcionalidad
del espacio en térnünos de flujos, conectividad o accesibiUdad. Colocar en
el espado objetivo, es decir localizar, digamos por caso un nuevo almacén
para distribuir productos al por menor, requiere conocer las características
de la disposidón espacial de los otros almacenes existentes, y de aquellos
otros objetos que tengan relación como las vías de acceso, la localización
de aparcaderos, zonas de carga, etc. /ifi.
La creciente demanda de datos espádales de alto valor agregado, rela-
cionados con la localización y distribución de fenómenos sobre la superfi-
cie terrestre, y la tendencia de especialistas de muchas disciplinas a
espacializar sus datos y relacionarlos con otros datos espacializados, es cla-
ra evidencia de que las concepciones y las prácticas científicas basadas en
las ideas de espacio objetivo absoluto y relacional mantienen plena vigen-
cia. Digamos, por ejemplo, que los especialistas en salud consideran de
suma importancia un mapa que muestre la variación espacial de una de-
terminada enfermedad, o la variación espacial de la asignación del presu-
puesto en salud, de la misma manera que a un político le parecerá de gran
utiUdad un mapa electoral que muestíe la variación espacial o distribución
de los votos en una determinada región. Y qué decir de la utiUdad del
mapa que muestra la variación espacial de la criminalidad en una ciudad.
De gran utiUdad puede ser para los planificadores del transporte urba-
no o interregional, disponer de mapas y bases de datos espaciales que es-
pecifiquen las redes de carreteras y el volumen de los flujos de pasajeros y
carga entre los distintos nodos de la red. Esto se hace evidente en el tipo de
información espacial que se maneja en los planes de ordenamiento territo-
rial de los munidpios. La manipulación automatizada de grandes cantida-
47
OVIDIO DELCADQ,_ _ _ __.„ _._ ^

des de información espadal por medio de los Sistemas de Información


Geográfica es también una muestía contundente de la vigencia de las men-
donadas ideas espaciales. ' "*--
' Hay que advertir también que las ideas positivistas sobre el espacio y
el reduccionismo de la distancia han sufrido cambios importantes dentro
de la geografía como ciencia espadal. La teoría locacional se basa hoy en
modelos complejos que incorporan muchas variables en el anáUsis de la
toma de decisiones de los actores en el espacio. La llamada "dictadura de la
distanda" ha sido fuertemente criticada internamente por la dencia espa-
cial, y en lugar de este reduccionismo y de la isotropía espacial, se
estructuran modelos de análisis que contienen varios contextos que
interactúan, sin que ninguna de dichas variables tenga prioridad perma-
nente sino circunstancial. Dichos modelos multivariados incluyen el con-
texto ambiental, el contexto histórico, el contexto demográfico, el contexto
cultural, el contexto tecnológico y el contexto político, entre otros, cuando
se quiere expUcar la conducta de los tomadores de decisiones, sean éstos
individuos o firmas. Considerar estos contextos significa reconocer la va-
riabilidad en su distribución espacial, considerando el espacio como la su-
perficie terrestre. También implica aceptar la posibiUdad de que en un
momento dado uno de estos contextos, o varios a la vez, sean decisivos en
la conducta espacial analizada. La aceptación de la complejidad de las es-
tructuras espaciales en la nueva teoría locadonal no significa un cambio
esencial en la concepción del espacio objetivo como contenedor de obje-
tos, ni como espacio relacional generado por las relaciones económicas que
se dan en el espacio objetivo en escalas locales y globales.
Ocurre sí que el discurso de la geografía positivista como denda espa-
cial ya no es hegemónico y tiene que compartir o disputar con otras ten-
dencias y otros intereses un puesto en la práctica disciplinar.

LA GEOGRAFÍA RADICAL: LA PRODUCCIÓN SOCIAL DEL ESPACIO

Los años setenta del siglo XX están marcados en la historia de la geografía


^omo los de la revolución de la "Geografía Radical", un movimiento inte-
lectual cuyas bases ideológicas Uberales iniciales se fueron transformando
paulatinamente en planteamientos socialistas para coronar con la adop-
dón del marxismo como sustento teóríco para su actitud de cienda crítica.
El nuevo discurso desnaturaliza el espacio, pues asume que el espacio
geográfico no es un ente natural, sino un subproducto social del modo de
producdón y que su comprensión sólo es posible a partir de una geohistoria
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JCEOGRAFÍAJESPAOO XTEORIA SOCIAL

que impUca el conodmiento de los procesos involucrados en su produc-


dón, lo que hará de la geografía una espede de "economía política" de la
producción del espado (Harvey 1982, 1989, 1996, 2000; Soja, 1989, 1996;
Santos, 1992,1996). El espacio es lo que la economía hace de él, y el paisaje
económico es el producto de la estructura total del sistema económico en
el cual actúan los individuos que toman decisiones económicas.
Harvey aboga por una geografía que dé cuenta de cómo se han produ-
ddo y cómo se reproducen las formas espaciales bajo el capitalismo, carac-
terizadas por el desarroUo geográficamente desigual en las condiciones
ecológicas, culturales, económicas, políticas y sodales, para lo cual se re-
quieren formas críticas de pensamiento. A partir del argumento de que las
diferencias espaciales y ecológicas son constitutivas de los procesos sodo-
ecológicos y político-económicos, considera que es fundamental "proveer
un aparato conceptual para investigar sobre la justicia de tales relaciones y
sobre cómo el sentido de justicia está histórica y geográficamente consti-
tuido" (Harvey, 1996: 6). Y puesto que el marxismo ortodoxo se concentra
en los procesos temporales manteniendo la especiaUdad constante, consi-
dera necesario asumir una aproximación dialéctica relacional, historico-
geográfica y materiaUsta, como única forma de teorizar sobre la producdón
del espado.
Los argumentos centrales de Harvey (1989,1996,2000) son los siguien-
tes: ,1, .,,1^. .. ;
1. Espacio y tiempo son construcdones sodales profundamente arraiga-
das en la materiaUdad del mundo y son el producto de las distintas
formas de espado y de tiempo que los seres humanos encuentran en
su lucha por la supervivencia material. El descubrimiento de las carac-
terísticas variables de tiempo y espado (a través de lafísica,la ecología, la
biología, etc.), es fundamental para comprender la elecdón sodal de los
procesos usados para la construcdón social del espado y del tiempo.
2. Las concepciones de espacio y de tiempo dependen igualmente de los
acerbos culturales, metafóricos e intelectuales de los grupos sociales.
Tiempo y espado son hechos de la naturaleza, pero tales hechos no se
pueden conocer por fuera de nuestro entramado cultural simbóUco que
incluye el lenguaje y los sistemas de creencias.
3. La construcdón social del espacio y del tiempo operan con la fuerza
total de los hechos objetivos a los que todos los individuos e institucio-
nes responden necesariamente. Decir que algo es socialmente produci-
do no es reconocerle el carácter de subjetividad individual.

49
OVIDIO DEiGADQ

4. Las definiciones sociales de espacio objetivo y tiempo objetivo están


impUcadas en procesos de reproducción social, de manera que una for-
ma particular de representadón del espado y del tiempo orienta la prácti-
ca social en un sentido que asegura el orden social. Las representaciones
del espacio y del tiempo surgen del mundo de las prácticas sociales
pero son a su vez instrumentos de regulación de dichas prácticas.
5. La producción social del espacio y del tiempo es un escenario de lucha
poUtica y confrontación social en el que se involucran cuestiones como
las diferencias de clase, de género, culturales, reUgiosas y políticas. El
intrincado contíol social por el orden espacial, las formas de desafío del
orden social por las transgresiones de los límites espaciales, los espa-
cios simbólicos y la semiótica de los órdenes espaciales, crean textos
que deben ser leídos en términos sociales. La organizadón espacio-tem-
poral interna del hogar, del lugar de trabajo, de las ciudades, es el pro-
ducto de luchas entre fuerzas sociales opuestas por mantener o cambiar
un orden social. La dinámica sodal es también lucha de poder por el
espacio, lucha por órdenes espaciales alternativos.
De lo anterior, el autor en referencia colige que el espado y el tiempo
son permanentemente creados y recreados para adaptarlos a las condicio-
nes del modo de producción, que fija el contexto de posibiUdades en que
pueden ocurrir estas creaciones. De suerte que las diferenciaciones geo-
gráficas son rasgos activamente reconstituidos del modo de producción
capitalista y no meros residuos históricos. El producto de la reestructura-
ción capitaUsta contemporánea es el desarroUo geográfico desigual, cuyas
manifestaciones se notan, por ejemplo, en escala global en los desequiUbrios
entre centro y periferia, o en escala local en los paisajes urbanos altamente
estratificados social, económica y poUticamente.
Sobre el método para abordar la comprensión del espacio, particular-
mente en lo que tiene que ver con el desarrollo geográficamente desigual
del capitaUsmo, lo mismo que sobre las formas para evaluar la justicia/in-
justida de las diferendas producidas por el desarroUo capitaUsta, Harvey
(1996) propone reconstruir una teoría marxista del espacio que él denomi-
na materiaUsmo dialéctico historico-geográfico, cuyos presupuestos son:
1. El tratamiento de la diferencia y de la "otredad" no como algo que debe
agregarse a las categorías marxistas más esenciales (como las de clase y
fuerzas productivas), sino como algo que debiera estar omnipresente
en cualquier intento dirigido a anaUzar la dialéctica del cambio sodal.
La importancia que posee la recuperación de aspectos de la organiza-
50
GEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

ción sodal como la raza, el género, la reUgión dentío del marco global
del análisis materiaUsta histórico (con su énfasis en el poder del dinero
y en la circuladón del capital) y la política de clase (con su preocupa-
dón centrada en la unidad de la lucha de emancipación) no puede
sobreestimarse.
2. Un reconocimiento de que la producdón de imágenes y de discursos
es una faceta importante de la actividad que tiene que ser analizada
como parte de la reproducción y fransformadón de cualquier orden
simbólico. La estética y las prácticas culturales importan, y del mismo
modo las condiciones de su producción merecen la mayor atención.
3. Un reconocimiento de que las dimensiones del espacio y el tiempo son
importantes y que hay verdaderas geografías de la acción social, verda-
deros y metafóricos territorios y espacios de poder que resultan vitales
en tanto fuerzas organizadoras en la geopolítica del capitaUsmo, al mis-
mo tiempo que son los lugares de las innumerables diferencias y de las
otredades que se deben comprender por derecho propio, y dentro de
la lógica mayor del desarrollo capitaUsta. Por fin, el materialismo histó-
rico está empezando a tomar en serio su geografía.
4. El materialismo historico-geográfico es una modaUdad abierta y dialé-
ctica y no un cuerpo de concepciones fijo y clausurado. La meta-teoría
no es una afirmadón de la verdad total, sino un intento de reconciUar-
se con las verdades histórícas y geográficas que caracterizan al capita-
Usmo, tanto en general como en su fase actual.
Harvey asume una aproximación dialéctica (relacional), histórica-geo-
gráfica y materialista al conocimiento, y considera que las reglas de la
teorización son aquí diferentes de las que pueden ser construidas en la
aproximación anaUtica o positivista, sin que esas teorías sean totalmente
incompatibles unas con otras. Las metanarratívas teoréticas sociales (como
las de Marx y Weber) se concentran generalmente sobre los procesos de
cambio temporal, manteniendo la espaciaUdad constante, razón por la cual
Harvey se interesa en reconstruir la metateoría marxiana incorporando
una comprensión de la espacio-temporalidad (y los hechos sodo-ecológjcos)
dentro de esta estructura. Rechaza cualquier argumento relacionado con
la idea de que la espadaUdad hace imposible la teoría y declara su interés
por teorizar sobre «la producción del espacio», en particular, o más gene-
ralmente, sobre la «producción de la naturaleza».
En la misma línea de pensamiento, los planteamientos de Soja (1993,
1996) tienen también fundamento en el marxismo heterodoxo, particular-

51
OVIDIO DELGADO

mente en la obra de Lefébvre (1991) sobre la producdón social del espado.


Para Lefébvre, quien centra su interés en el espado sodal, el espacio es
abstracto y al mismo tiempo concreto; abstracto puesto que no tiene exis-
tencia sino en virtud de la intercambiabiUdad de todas sus partes compo-
nentes, y concreto puesto que es socialmente real y como tal está locaüzado;
el espacio es por consiguiente homogéneo, aunque al mismo tiempo dife-
renciado, es decir, constituye una contradicción dialéctica no revelable ni
con el método de Hegel ni con el de Marx, ambos basados en el anáUsis del
tiempo histórico. El anáUsis de la producción (social) del espacio (sodal), es
abordado por Lefébvre como una "economía política del espacio y su pro-
ducdón", es decir, como un proceso histórico desde tres ámbitos: las prác-
ticas espaciales, las representaciones del espacio y los espacios de
representación.
Las prácticas espaciales se refieren a la producción de la espaciaUdad
de cada formación social. La práctica espacial de una sociedad es revelada
descifrando su espacio. Las representaciones del espacio tienen que ver
con el espacio interpretativo, y se refieren al espacio conceptuaUzado por
dentíficos, planificadores, urbanistas, tecnócratas, artistas, etc., generado
en las reladones de producción; es el espacio dominante en cualquier so-
ciedad (o modo de producción) y se expresa mediante el uso de sistemas
verbales y signos gráficos, mapas y planos e imágenes mentales del espa-
cio que contienen las representaciones del poder y de la ideología domi-
nantes. Los espacios de representadón o espados vividos por los habitantes
y usuarios del espacio, son espacios de resistencia, espacios simbóUcos y
contraespados que contienen simultáneamente a los otros espacios.
El interés de Soja es hacer visible para la teoría social la espaciaUdad de
la vida sodal, mantenida oculta por el historicismo que la despojó de toda
significadón poUtica y práctica. La geografía forma parte de la teoría social
y le corresponde desarrollar y reafirmar el carácter espacial de la vida so-
cial reivindicado por las tendencias postmodernas.
La espaciaUdad es, según Soja (1993), el espacio socialmente produddo
por el conjunto de las relaciones sodales, económicas, poUticas y culturales
entre los individuos y los grupos. Existe en formas concretas de organiza-
dón sodal y como medio propio de la vida sodal. Es tanto el resultado de
la acdón sodal sobre la naturaleza, como de la propia dinámica social. Es
diferente del espacio físico de la naturaleza material y del espacio mental
de cognición y representadón de los individuos, los cuales son incorpora-
dos en la producdón de la espaciaUdad y transformados en el proceso,
pero no son su equivalente. La espacialidad se torna concreta, material y
_52_
_CEOCRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

contingente, contradictoria y dialéctíca, y se puede describir como el me-


dio y como el resultado de la dinámica de la sociedad. La vida sodal es
materialmente constituida en su geografía histórica en los diferentes mo-
dos de producción. La existenda social se vuelve concreta en la geografía y
en la historia, es decir en su espaciaUdad que debe ser constantemente
reajustada, reestructurada y reproducida socialmente, lo que la hace una
fuente perpetua de contradicción y confUcto. Estas consideraciones exigen
(Soja, 1993) una interpretadón materialista de la espacialidad que permita
rescatarla de la opaddad y de la ilusión de transparencia e irrelevancia
poUtica en que la han mantenido el positívismo, el idealismo y el marxis-
mo tradidonal, y aún el más contemporáneo que apenas le concede la con-
dición de un epifenómeno reflejo de la estructura económica.
En una reciente relectura de The Production of Space de Lefébvre (1991),
Soja (1996), asumiendo con Heidegger y Sartre que la existencia del Ser es
simultáneamente histórica, sodal y espacial, retoma la ontología trialéctica
del Ser, constituida por Espacialidad, Historicidad y Sociabüidad, como
fundamento para la construcdón de una teoría sodal que no dé prioridad
ontológica a ninguno de los momentos de la relación, como hasta ahora ha
ocurrido, sino que los considere íntimamente reladonados, interdepen-
dientes y contenidos entre sí. La teoría social, a su juicio, tradicionalmente
los ha estudiado en disciplinas separadas, prívilegiando la historicidad y la
sociabilidad, y poniendo el momento de la espaciaUdad en las márgenes, o
como un contenedor, estado o ambiente externo constrictivo de la conduc-
ta humana y de la acción social.
En los mismos términos Soja (1996) considera que la geografía, al estu-
diar la espaciaUdad, debe partir de una epistemología del espacio funda-
mentada en una relación trialéctica entre la espacialidad percibida, la
espaciaUdad concebida y la espacialidad vivida. Ninguna de las espadaU-
dades puede ser estudiada en ningún aislamiento especializado, ni dotada
de prioridad ontológica alguna que desvirtúe a las otras. Pero la geografía
ha confinado el conocimiento espacial al "Primer Espacio" (espado perci-
bido) y al "Segundo Espacio" (espacio concebido), y a sus teorizaciones
asociadas con el anáUsis empírico y las prácticas sociales. El "Tercer Espa-
do" (espado vivido) ha sido marginado. En un ajustado resumen, las ideas
centrales son las siguientes (Soja, 1996: 76-81):
Las epistemologías del Primer Espado que hacen énfasis en las prácti-
cas espaciales o espado perdbido, han privUegiado la objetividad y la ma-
terialidad de la espadaUdad fisica y han produddo una dencia en forma
de fi'sica sodal, como en el caso de la "geografía como cienda espadal"
53
OVIDIO DELGADO

fundamentada en el positivismo lógico, que actualmente hace énfasis en


los Sistemas de Información Geográfica (SIG) y en las imágenes de satéli-
tes para recolectar y organizar grandes cantidades de datos. Desde la pers-
pectiva de la geografía histórica de corte positivista e historicista, la
producción del Primer Espacio es tíatada como una secuencia histórica de
geografías cambiantes que son el producto de las relaciones dinámicas de
los seres humanos con el ambiente construido y con el ambiente natural.
Las epistemologías del Segundo Espacio tienen bases ideaUstas y se
caracterizan por su énfasis en la explicación del espacio como cosa pensa-
da, por lo que las expUcaciones se tornan más reflexivas, subjetivas,
introspectivas,filosóficase individuaUzadas, como se nota en el interés de
la geografía por los mapas mentales y las denominadas geografías hu-
manísticas.
Las epistemologías del Tercer Espacio, son por ahora posibilidades que
deberán surgir de la deconstrucción de las anteriores epistemologías, y se
deberán enfocar sobre los espacios de representación codificados o no, re-
ladonados con el lado clandestino de la vida social, Uenos de política e
ideología, que descansan en las prácticas materiales que concretan las rela-
ciones sociales de producción, explotación y sometimiento. Deberán hacer
énfasis en los espacios dominados, en los espacios de las periferias, en los
márgenes y en los marginados, en los espacios de la oposición radical y de
la lucha social, en los espacios de la diferencia y de la diferenciación.
En América Latina el geógrafo que más se ha interesado por teorizar en
torno al espacio es el brasUeño MUton Santos (1987,1990,1991,1996a, 1996b,
1997a, 1997b, 1997c). Santos comparte con las tradiciones estructuraUstas
marxistas como las de Harvey y Soja, las ideas de que el espacio es produ-
ddo socialmente y de que cada modo de producción crea y recrea el espa-
cio a su conveniencia. Pero toma distancia de estas conceptualizaciones al
considerar el espacio como un concreto social con identidad propia, no
como una cosa ni como un sistema de cosas, sino como una realidad
relacional -cosas y relaciones juntas- cuya realidad material no se reduce a
un mero producto o epifenómeno de una estructura económica, sino que
es una de las estructuras de la sociedad y que está en evolución permanen-
te. "El espado es un sistema complejo, un sistema de estíucturas, sometido en
su evoludón a la evoludón de sus propias estructuras" (Santos, 1997a: 16).
Para Santos (1997a), la esencia del espacio es social, histórica y poUtica,
pero el espacio es en sí mismo un híbrido que participa igualmente de lo
social y de lofísico.Este debe considerarse como una instanda de la sode-
dad, en los mismos términos que las instandas económica y cultural-ideo-
54
GEOGRAFÍA, ESPACIO jf TEORÍA SOQAL

lógica, y no como una simple superestructura o producto reflejo del modo


de producción. El espacio no es apenas un conjunto de las cosas naturales
y artifidales, sino todo eso junto con la sodedad. Los objetos geográfícos
distribuidos sobre un territorio constituyen su configuradón geográfica o
configuración espacial.
El espacio como estructura es, para Santos, una totaUdad cuyos com-
ponentes son los hombres, las firmas, las instituciones, el medio ecológico
y las infraestructuras. Los hombres son elementos del espacio, ya sea en
calidad de trabajadores, jóvenes, desempleados o empleados. Las deman-
das de cada individuo como miembro de la sociedad total son atendidas
por las firmas y las instituciones; las firmas tienen como función esencial la
producción de bienes, servicios e ideas, en tanto que las instituciones son
productoras de normas, órdenes y legitimaciones. El medio ecológico es el
conjunto de los elementos territoriales que constituyen la base física del
trabajo humano, y las infraestructuras son el trabajo humano materializa-
do y geografizado en forma de casas, plantadones, caminos, etc. Mediante
el estudio de las interacciones entre los diversos elementos se recupera la
totaUdad social, es decir, el espacio como un todo.
La geografía según Santos (1996a) es una disciplina cuyo objetivo prin-
cipal tiene que ver con el estudio del espacio definido como una totalidad
estructural formada por un conjunto indisoluble, solidario y contradicto-
rio de sistemas de objetos y de acciones, no considerados aisladamente,
sino como un cuadro único en el que acontece la historia. El espacio de hoy
se caracteriza por estar constituido por objetos cada vez más artificiales, y
por sistemas de acdones igualmente cargadas de artificiaUdad que se pre-
sentan cada vez más extraños al lugar y a sus habitantes. El medio de la pri-
mera naturaleza está siendo sometido a una transformadón credente mediante
el incremento de la carga técnica que lo convierte en un "medio técnico-den-
tífico informadonal", homogéneo y fragmentado simultáneamente.
Esta fragmentación se expresa en la desigual concentración de la técni-
ca en el espacio y en la ruptura de las continuidades, hadendo que unos
lugares se articulen en redes hegemónicas y jerarquizadas nacionales y
mundiales, en tanto que otros quedan desvinculados de los lugares conti-
guos y de las redes. Los espacios más tecnificados son como islas de mo-
dernización que se articulan a los espacios en redes hegemónicas de alcance
mundial, mientras que los menos tecnificados son excluidos y se mantie-
nen como espacios letárgicos y atrasados.
Definiendo las cosas como el producto de una elaboradón natural, y
los objetos como el producto de una elaboración social, Santos observa que
55
OVIDIO DELQABQ

asistimos a un proceso acelerado de transformación en el que cada vez


más los objetos toman el lugar de las cosas y todo tiende a ser objeto. Así, la
naturaleza se transforma en un verdadero sistema de objetos, en un proce-
so de desnaturalización de la naturaleza. El espacio no es neutro, sino que
"su evolución es al mismo tiempo un efecto y una condición del movi-
miento de la sociedad global", y "cada combinación de formas espaciales y
de técnicas correspondientes constituye el atributo productivo de un es-
pado, su virtuaUdad y su Umitación" (Santos, 1996b: 25). Si bien Santos se
resiste al determinismo económico que caracteriza a los marxistas orto-
doxos, una especie de determinismo técnico-científico parece dominar en
su concepción del espacio. La técnica, dice Santos (1997b: 63), "constituye
un elemento de expUcación de la sociedad".
Sobre la geografía crítica que se ha descríto es necesarío hacer algunas
consideraciones adicionales. Los críticos situados en el positivismo le
enrostran su poca utiUdad práctica. A esto se puede responder que su in-
utüidad se debe a que no tiene interés técnico sino crítico, y de ahí su énfa-
sis en la comprensión del espacio y de las estructuras espaciales, más que
en el espacio o en las estíucturas en sí mismas. La geografía crítica no está
interesada en producir conocimiento sobre la geometría de las formas es-
paciales, sino sobre los procesos que generan las formas; de ahí su incUna-
ción por la geohistoria de dichas formas. Un marxista convencido dirá que
el conocimiento geográfico crítico es útil para cambiar el mundo, pero no
para mantener el estado de las cosas, afirmando así el carácter revolucio-
nario de su teoría.
Pero otías observaciones son menos fáciles de responder. Por ejemplo,
los postmodernistas señalan que su discurso espacial no es suficiente para
entender la naturaleza de nuevos movimientos sociales que no tíenen ori-
gen en la lucha de clases, tales como los asuntos de género, ambiente, ho-
mosexuales, étnicos, entre otíos. Los movimientos postestíucturaUstas, el
postmodernismo, o el pensamiento postcolonial, critícan con vehemenda
el metadiscurso marxista por su totaUtarismo y su poca o nula sensibiUdad
por la diferencia. Una de esas manifestaciones es la geografía de género,
de cuyo discurso espadal nos ocuparemos en adelante.

EL ESPACIO EN U S PERSPECTIVAS DE LA GEOGRAFÍA DE GÉNERO

Las ciencias sodales (Sabaté, 1995) han desarroUado, desde los años seten-
ta, Uneas de investigación empírica y teórica en las que el concepto de gé-
nero aparece como un elemento explicativo de la organización de la
56
GEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOQAL

sociedad. Pero la teoría social desde la perspectiva de género ha ignorado


el papel del espacio, y la geografía centíada en los anáUsis del espacio ha
ignorado la perspectiva de género como varíable importante de la diferen-
ciación social.
La geografía de género, influenciada por las corrientes postmodernistas
y postestructuralistas, pretende Uevar a cabo una deconstíucción de las
geografías que, tradidonalmte parciaUzadas a favor del hombre, han igno-
rado esta perspectiva. La idea que dirige este proyecto intelectual es que el
espado no es neutro desde la perspectiva del género y que es necesario
incorporar estas diferendas sociales en el análisis espacial y territorial, por-
que ellas permiten entender las claves de la organización de la sociedad
que discrimina a las mujeres el acceso al espado y que utiliza el espacio
como medio de control social y político; el espacio es un instíumento de
discriminación, de dominadón y control que sustenta el dominio masculi-
no en la sociedad. La desigualdad social entre hombres y mujeres se
espacializa, y la espacialización de la mujer constituye un medio de domi-
nación. Entonces, la lucha por la justicia en las relaciones de género, pasa
necesariamente por la lucha política por el espacio y las espaciaUdades al-
ternativas que incluyen, entre otías, las esferas del hogar, el trabajo, la re-
creación y la vida comunitaria. Para üustrar, basta con señalar que la lucha
de las mujeres por el trabajo fuera del hogar, al que históricamente fueron
confinadas mediante la espacialización del trabajo de la mujer expresado
en el adentro o el interior del espacio doméstico, es necesariamente una
lucha por la conquista de nuevos espacios y por la generación de espacia-
Udades más justas en la sociedad de la que son parte. ExpUdtar la no neu-
traUdad del espacio en la vida social y en su organizadón y reproducción,
es también hacer visibles sus potenciaUdades poUticas.
Las geografías modernistas, tanto las positivistas como las marxistas,
se argumenta, además de que asumen una visión occidentaUsta del mun-
do, son de perspectiva mascuUna, ignoran "el otío" femenino y a menudo
defínen la feminidad como ausenda de masculinidad (Massey, 1994). La
idea central es que las prácticas sociales de producción y reproducción del
espacio, de representadón y organización espacial de la vida social, en to-
das las escalas desde lo local hasta lo global, deben ser exploradas teniendo
en cuenta las diferencias de género y las relaciones de poder que de eUas se
derivan. Lo femenino debe ser considerado como "el otro" diferente, en
términos positivos y no como lo carente de mascuUnidad (Sabaté et. al, 1995).
Doreen Massey señala que dicha tarea requiere de visiones alternativas del
espacio fundadas en las siguientes proposidones (Massey, 1994: 264-269):
57
OVIDIO DELGADO

1. El espacio no es estático y el tiempo no es aespacial. De hecho, la espa-


cialidad y la temporaUdad son diferentes, pero ninguna puede ser
conceptualizada como la negación de la otra. Es necesario insistir en la
necesidad de pensar que todas las cosas ocurren en términos del espa-
cio-tiempo.
2. Es necesario conceptualizar el espacio como producto de las interrelacio-
nes, como la coexistencia simultánea de interpelaciones e interacciones
en todas las escalas desde el nivel más local hasta el más global. Urge
reconocer que lo espacial es sodalmente constituido, tanto como que lo
social es necesariamente constituido espacialmente. El espacio no es
estático porque las relaciones sociales que lo crean son dinámicas. Como
consecuencia de su creación social el espacio está lleno de poder y
simboUsmo, y es una compleja red de relaciones de dominación, de
subordinación, de solidaridad y de cooperación.
3. Lo espacial es tanto un elemento de orden como de caos. El espacio
contiene y expresa el orden impuesto por lo socialmente planeado, pero
también el desorden producido por la yuxtaposición de espaciaUdades
contradictorias, por los posicionamientos espaciales de los "otros", o las
contraespacialidades de los subordinados. En este sentido el espacio es
político y abierto a la lucha poUtica. No es fijo, ni muerto, ni mucho
menos neutral.
4. Los roles desempeñados por las mujeres en el hogar, en el tíabajo y, en
general, en todos los ámbitos de la vida social, son espacialmente orga-
nizados y espacialmente controlados por los hombres y constituyen un
instrumento de dominación y discriminación. Las prácticas sociales de-
sarrolladas por las mujeres generan espaciaUdades propias de su géne-
ro, son diferentes y como tales deben ser consideradas.
5. La emancipación femenina induye la conquista del espacio, el empode-
ramiento espacial y la ruptura de espadaUdades opresoras como las
generadas en las relaciones patriarcales.
Los geógrafos marxistas ortodoxos y heterodoxos no comparten en su
totaUdad los argumentos de las geografías de género. Consideran que esta
visión del espacio es fragmentadora, no sólo del espacio, sino de la acción
política. Algunos hasta denuncian un carácter reaccionario de estas luchas
localizadas que denominan particularismo multante, haciendo notar que
esas contradicciones no esenciales entre género desvían la lucha necesaria
contra el capitalismo. La micropolítica, connatural a los movimientos
postmodernistas, como el de la geografía de género, multipUcan por miles

58
_CEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

los escenarios de lucha poUtica, con el inconveniente de que son luchas


fragmentadas y aisladas que tienen poca efectividad.
Pero son tan evidentes las diferencias que hoy se expresan, que el con-
cepto marxista de clase social parece insuficiente, por ser tan general, para
considerar la gran diversidad de intereses de género, de etnia, de edad o
de sexo que constituyen la reaUdad de la vida cotidiana. Y al lado de las
geografías de género surgirán otras geografías de grupos excluidos o no
reconocidos por los metadiscursos que han caracterizado la geografía tra-
dicional. Tal vez eso expUque que geógrafos como David Harvey o Edward
Soja, particularmente este último, consideren que es necesario constíuir
aproximaciones teóricas que permitan incluir estas diferencias en discur-
sos generales que a su vez consideren las diferendaciones que el espacio
hace. Es imposible para un geógrafo no reconocer que el espacio es gene-
rador de diferencias y que al mismo tiempo el espacio es un instrumento
de diferenciación, de inclusión, pero también de exclusión. La justicia y la
injusticia se expresan espacialmente. „ ......
El postmodernismo ha hecho visible esta reaUdad, pero se debe tener
en cuenta que la injusticia espadal, la territoriaUzación y la desterritoria-
lización como estrategias de espacialización, no son hechos que se pueden
explicar como casos singulares, sino que también tienen una configuración
estructural que no puede ser soslayada. La micropolítica que responde a
espadaUdades y espacializaciones de las relaciones sociales en el nivel lo-
cal, debe estar articulada con la macroestructura del sistema de circulación
del modo de producdón capitaUsta, y por lo tanto con la macropolítica
anticapitalista.
La geografía no puede pasar por alto estas cosas, pero tampoco puede
olvidarse de la locaUdad de las relaciones sociales, que como en el caso del
género, se expresan en la discriminación de las mujeres por sus mismos
compañeros de clase. Es un hecho real que machistas de todas las clases
sociales ejercen y fortalecen las espaciaUdades de la vida sodal que les de-
jan ventajas en relación con las mujeres. La articulación de lo local con lo
global es una tarea que reta a la teoría geográfica.

LA TERCERA VÍA: EL ESPACIO DESDE LA TEORÍA DE LA ESTRUCTURACIÓN

En la teoría sodal contemporánea se está desarrollando un amplio e inte-


resante debate, no sólo en torno a la importancia del espacio en la explica-
dón y comprensión de la dinámica social, sino sobre la naturaleza misma
del espado. Uno de los mayores logros sobre el asunto es el de la "Teoría de
59
OVIDIO DELGADO

la Estructuración", desarrollada por el teórico social Anthony Giddens,


cuyos planteamientos han sido considerados por algunos geógrafos como
útiles para entender la producción y reproducción del espacio (Gregory,
1994; Knox, 1994).
El aporte de esta teoría a la geografía es cada día más importante, parti-
cularmente en lo que tiene que ver con la comprensión de la producción
del espacio y la construcción social de la reaUdad, no solamente por situar-
se en una vía intermedia entre los discursos estíucturaUstas y postestruc-
turaUstas, sino porque permite valorar el papel de estructuras y actores en
dichos procesos. El geógrafo Paul Knox (1994) reconoce sus potencialida-
des para el anáUsis de la producción social del espacio urbano, pues permi-
te mirar el espacio físico como abierto a la construcción de realidades
significativas, que reflejan los valores, las actitudes y las estructuras
cognitivas de los diferentes grupos impUcados en los procesos, a la vez que
permite comprender cómo la urbanizadón como estructura socialmente
espacializada reproduce y mantiene la dinámica de las relaciones de la
sociedad capitaUsta.
Knox (1994: 284-285) sigue los argumentos de Giddens sobre la estruc-
turación de la vida social para reformular el discurso de la geografía urba-
na, que en su criterio debe ocuparse de estudiar tanto los procesos como
los productos y las consecuencias de la urbanización. De él toma el con-
cepto de estructuración basado en la interdependencia entre, por una par-
te, los sistemas sociales y las estructuras, y por otía, la intencionaUdad de la
conducta individual, y plantea que los paisajes humanos son creados por
actores reconocidos (agentes) que operan dentío de un contexto social es-
pecífico (estíuctura). Las relaciones entre estructura y agentes son media-
das por una serie de instítudones capaces de permitir o constreñir la acción.
En el anáUsis se pueden identificar tres niveles: estructuras, instituciones y
agentes o actores. Las estíucturas incluyen las arraigadas prácticas sodales
de larga duración y que gobiernan la vida diaria, como la ley o la familia;
las instituciones representan la forma de las estíucturas, incluyendo, por
ejemplo, el Estado y los aparatos estatales; los agentes son los actores hu-
manos individuales que determinan los productos precisos y observables
de cualquier interacción social.
El teórico social Gottdiener (1994) identifica cambios importantes en la
que denomina "nueva dencia espadal" constituida por el cruce interdisci-
pUnario de los discursos del urbanismo, la geografía y la antropología, in-
tegrados dentro de los fundamentos de la teoría de la estructuración. Esta

60
GEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

nueva ciencia espadal parte de las consíderadones que se exponen a con-


tínuadón.
1. Tanto las reladones espaciales como las temporales son intrínsecas a
todos los aspectos de la organización social.
2. Ningún modelo simple de economía poUtíca, ni marxista ni neorricardia-
na, puede ser suficiente para deducir los actuales patrones del desarro-
llo regional multinucleado.
3. Una característíca importante de la producción sodal del espado es
que los fenómenos geográficos y demográficos son representativos de
fuerzas sodales que interactúan y están mutuamente reladonados.
4. La nueva ciencia del espacio necesita comprender integralmente la na-
turaleza tridimensional de la organización socioespadal constítuida por
relaciones jerárquicas entre los lugares, las relaciones contextúales
interactívas y las relaciones formadoras de aglomeración.
5. Para expUcar la producción del espacio es necesario hacerlo en el con-
texto general de la teoría de la estructuración. Las formas espaciales
son productos contíngentes de la artículación dialéctica de la acdón y
la estructura. Las formas espaciales no revelan por sí mismas las mani-
festaciones de las fuerzas sodales, sino que eUas deben ser anaUzadas
con detenimiento y más aUá de sus apariencias. Sólo existen formas
espádales y modos de producción relacionados por un proceso contín-
gente en varias fases de desarroUo y cambio, y son estos procesos los
que deben llamar nuestra atendón y no las formas en sí mismas. ' ••.
6. Para anaUzar la producción del espacio es necesario considerar los as-
pectos estructurales del capitalismo más pertínentes y discutir en deta-
Ue las características de esos aspectos estructurales, dando énfasis al
capitaUsmo como modo de producdón dominante y como un sistema
de desarroUo sodalmente desequiUbrado. Esas fuerzas estíucturales con-
temporáneas son, por ejemplo, la emergencia de las corporaciones
globales y transnacionales que reorganizan la producción en un siste-
ma global caracterizado por la acumuladón flexible, la descentíaUza-
ción de la producción, la desindustrialización del centro y la
industrializadón de la periferia; las tíansformadones en las fimdones del
Estado, la desrreguladón de la economía y las tendendas dominantes del
mercado Ubre, lo mismo que la emergenda de la denda, la tecnología y la
industria del conocimiento como fuerzas de producdón dominantes.
7. Además de las transformadones estructurales es necesario tener en
cuenta y enfatizar los intereses esperíficos de los actores que operan en

61
OVIDIO DELGADO

. la sociedad para canalizar los procesos de desarrollo en direcciones es-


pecíficas y proyectos que crean las formas del ambiente construido.
Estos intereses sociales, económicos y políticos específicos se refieren,
• por ejemplo, a los de los actores involucrados en el negocio de los bie-
nes raíces, la banca, las finanzas, el capital corporatívo y el comercio, lo
mismo que a los poUticos corruptos, los grupos locales de presión, los
partidos políticos que necesitan financiación, los ambientaUstas y los
propietarios de viviendas, entíe otíos. Sus intereses y los conflictos en-
tre los distintos actores son cuestiones muy importantes en la
estructuración del espacio y en cambios espaciales. Comprender el pa-
pel de los intereses de los actores en la producción social del espacio
requiere entender que los capitaUstas son acfivos en el espado, y de ahí
la necesidad de especificar las acciones de los grupos sociales que cons-
tituyen sus respuestas a los incentivos sistémicos del capitaUsmo.
8. La producción social del espacio explicada mediante la articulación dia-
léctica entíe acción y estructura, difiere de las perspectivas convencio-
nales que tratan el ambiente constíuido como el producto de múltiples
decisiones independientes tomadas por actores sociales separados.
Es evidente la intendón de esta última propuesta teórica y metodológica
por dejar en claro que la comprensión y la explicación de la producción del
espacio no se pueden abordar en forma reduccionista ya sea del tipo
estructuralista o del tipo postestructuraUsta. Se trata de tener en cuenta
tanto estructuras como actores. Pero la distancia que toma de los enfoques
marxistas es evidente cuando se rechaza la idea de que el espado es histó-
ricamente constituido por el modo de producción, y la consecuencia nece-
saria de que la explicación de las estructuras espaciales implica la
comprensión del modo de producción que las produce. Gottdiener aseve-
ra que no existe una estrecha correspondencia entre, por ejemplo, las for-
mas de la ciudad y los estadios en el modo de producción capitaUsta.
Sostiene que no es demostíable la relación entíe fases del desarroUo social
del capitaUsmo y las formas espaciales, de manera que no han existído la
ciudad capitalista industíial, la dudad capitalista monopoUsta, o la dudad
capitaUsta global. .•••
Esto tíae consecuencias serias a la hora de pretender abordar el estudio
del espacio. Por una parte, parece negarse la existenda de una totalidad
espacial generada o producida por el modo de producción capitaUsta y,
por otra, se deja en entredicho la vaUdez de estudiar el espado en una
dimensión histórica que revele el proceso de su producción. En este pun-

62
GEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL

to, la mirada del espacio desde la teoría de la estructuradón evade la mira-


da de la historia de la totalidad espadal diferendada y desequiUbrada, como
la proponen Harvey, Soja y Milton Santos, para dedicar su esfuerzo a estu-
diar históricamente procesos parciales y localizados de estructuración de
sodedades que construyen espacios también partículares desarticulados
en su temporaUdad. La ciudad, por ejemplo, desde esta perspectiva, se
asume como una entidad o como un sistema, que si bien está expuesta al
influjo de las estructuras del capitaUsmo, puede tomar su forma de fuerzas
locales más relacionadas con la conducta de los actores urbanos. Parece
entonces que por esta vía se escapan las posibilidades de una teoría gene-
ral de la producdón capitaUsta del espacio, que permita comprender el
desarrollo geográficamente desigual. Aquí radica una de las diferencias
fundamentales con el materiaUsmo historico-geográfico como el propues-
to por Harvey.
Por otía parte, esta forma de abordar el espado no incluye las espada-
Udades reivindicadas por la geografi'a de género, que no sólo hace énfasis
en las diferencias espaciales generadas por el modo de producción y ex-
presadas en el desarrollo desigual de las regiones, sino en las diferencias
que el espacio hace y en las espaciaUdades que generan las diferencias en
las relaciones entíe actores sociales diferenciados por género. El énfasis en
estudiar la estíucturación del espacio restringe las espaciaUdades genera-
das por las relaciones entre los actores. No hay que olvidar que en el caso
de las geografías de género hay más interés por la espacialidad que por el
espacio mismo, entendida la espacialidad como el producto de la
espacialización de las relaciones sociales, incluidas las de producción, pero
no reducibles a estas últímas.
La teoría de la estructuración no permite captar la multiplicidad de las
formas de poder impUcitas en las reladones sociales entre los actores. Es
más, el mismo Giddens argumenta que reconocer esa miríada de
micropoderes dificulta el estudio del poder en sí mismo. Si el poder está en
todas partes, crifica Giddens, y en todas las escalas, agrego yo, entonces no
está en ninguna parte, concluye. Pero desconocer las manifestaciones de
los micropoderes es también desconocer sus microespacialidades. Tales
microespadaUdades son notorias en la vida urbana, por ejemplo, las gene-
radas por la apropiación territorial de espacios por vendedores caUejeros
que excluyen y desterritoriaUzan a otros actores de su misma condición
social. El poder se ejerce sobre los actores de forma vertical y de forma
horizontal. La teoría de la estíucturadón, a nuestro juido, no tíene en cuenta
esas relaciones horizontales y desprecia la micropolítíca y prefiere estudiar
63
QV1DLQJ2ELQADQ

el problema del poder en la escala estatal e interestatal. Giddens (1997:


285) no hace ningún reconocimiento al postestíucturaUsmo y manifiesta
que "debemos romper con el estUo de pensamiento postestíucturaUsta que
Foucault representaba". Pero romper con Foucault impUca dejar de ver
muchas cosas que quedan ocultas cuando soslayamos lo micro o la
microfísica del poder: la micropoUtíca, la microespaciaUdad, entíe otras.

CONCLUSIÓN

Esta exposición nos revela que los esfuerzos por dotar a la geografía de un
marco teórico consistente sobre la naturaleza del espacio han sido ingen-
tes y fructíferos. Aunque no se puede ignorar que se está lejos de la unani-
midad en la materia o de una particular dominancia paradigmática; por el
contrario, la confrontación teórica es la norma. La importancia de tales lo-
gros se debe medir por el impacto que tengan sus formulaciones teóricas
en la consolidación de la geografía como práctica dentífica, y en sus apor-
tes a la teoría social contemporánea urgida de comprender e incorporar el
espacio en el núcleo de su pensamiento, para superar las interpretaciones
sesgadas y parciales de la reaUdad social.
La geografía ha dado un giro epistemológico importante, y de su sim-
patía por las expUcaciones fundamentadas en la lógica de las dencias natu-
rales, ha pasado a preferír las interpretaciones guiadas por la lógica de las
dendas sociales, que en los tíempos que corren beben en la fuente de las
humanidades.
La condición de viudez espadal que le endilgara MUton Santos ha sido
superada por la geografía en corto tiempo, pero pocos se han dado cuenta
del asunto. En los años setenta a los geógrafos se les reprochaba por teori-
zar poco; ahora son muchos quienes se sienten incómodos con el abun-
dante y novedoso lenguaje del discurso sobre el espacio, cargado de
confusos e incomprensibles tropos, que hacen que legos y entendidos co-
incidan en que se ha erigido una torre de Babel, en la que la incomunica-
ción y la incomprensión entre los distintos campos de especialización
geográfica amenazan con incrementar la fragmentación de la discipUna.
. Pero los geógrafos no podemos esperar cosas distintas; uno de los ries-
gos del giro epistemológico enundado tíene que ver con el abandono de
las certezas y los criterios de definición de lo "verdadero", tan comunes en
las dencias naturales y en los enfoques positívistas y marxistas de las cien-
das sodales. Como no hay patíón de verdad en las dendas sodales con-

-6á_
GEOGRAFÍA, ESPAOO Y TEORÍA SOCIAL

temporáneas, los geógrafos debemos acostumbrarnos a la rutína de las que


Habermas denominó las ciendas de la discusión. '
Pensar y teorizar sobre el espacio es para los geógrafos su segunda
oportunidad sobre la tíerra, ahora que el espacio es importante para la
teoría social. Pero dicha tarea no puede interpretarse como que la geogra-
fía reclame para sí el ser la ciencia del espado, o que internamente sea
posible desarrollar un discurso coherente, propio y exclusivo de una deter-
minada tendencia. El espacio, en los tíempos que corren es demasiado
importante como para dejárselo sólo a los geógrafos, para expresarnos en
términos simUares a quienes negaron en el pasado redente que la econo-
mía era sólo para los economistas. La reflexión disdpUnaria ha de contí-
nuar, sin duda, pero con un objetívo más ampUo que es el de contribuir en
la construcción de una teoría sodal, que supere la fragmentación de las
dencias sociales y que nos acerque más a la comprensión del mundo. La
realidad social es una totalidad compleja y no puede ser abordada con
teorías simples y simplifícadoras. Como recomienda Morin, los problemas
complejos se deben abordar con soluciones complejas. La geografía siem-
pre ha tenido una vocación de ciencia compleja y esto, en el momento
actual, la hace más interesante y posiblemente más útü.

LISTA DE REFERENCIAS -'^ • '• '

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J&6
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS
INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

• Edgar Moncayo*

INTRODUCCIÓN . - o:

U n o de los rasgos más sobresaUentes de la últíma parte del siglo XX es la


emergencia de la dimensión espacial como un referente fundamental de la
economía y la poUtíca tanto a escala nacional como mundial.
Cuando, a la par con "el fin de la historia", se llegó a anunciar el "fin de
la geografía^ para significar que la globaUzación estaba tornando irrele-
vantes las distandas, muy por el contrario, las variables espaciales referen-
te a la locaUzadón de la producción, los flujos de comercio y los aspectos
sociopolítícos del desarroUo son cada vez más determinantes.
La valorizadón de lo local, en relación dialéctíca con lo "global", ha
dado lugar incluso a un extíaño neologismo: "glocal", para tratar de expre-
sar la pertenencia de los dos ámbitos espaciales al mismo campo relacional.
Esta suerte de re-espacialización del acontecer socioeconómico y poUtí-
co se manifiesta de múltiples maneras, desde la creación de "tecnópolis" y
otro tipo de áreas intencionalmente localizadas de innovación hasta la
emergencia de verdaderos "estados-región" directamente vinculados con
circuitos económicos internacionales y la fragmentación de viejos estados-
nación, pasando por una creciente preocupación por el diseño de estrate-
'. gias y poUticas para impulsar el avance de las regiones subnacionales. Como
tenía que ocurrir, estos fenómenos han inducido toda una nueva forma de
concebir el desarrollo económico, al punto que Paul Krugman, uno de los
; más prominentes economistas norteamericanos, no vacua en situar el re-

* Consultor Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social - ILPES.


1. R. O' Brien, Global Financial Integration: The End of Geography, Pinter, Londres, 1999.

67
É.DGAR,.MQ-N£AYQ...

novado interés de la geografía como parte de la revolución que ha experi-


mentado la ciencia económica en los últimos veinte años^.
Aunque la mayoría de estas nuevas tendencias se están presentando
en los países avanzados, en el mundo en desarrollo y en particular en
América Latina, desde hace algún tiempo es cada vez más evidente que
una nueva lógica espacial permea no sólo los procesos económicos sino
también los políticos y sociales. Como bien señala el ILPES, "durante la
década de 1990, la geografía económica, social y política de los países de la
región sufrió grandes mutaciones"^ para realzar la relocalización de activi-
dades productivas, la descentralización poUtica, los cambios en la distribu-
ción de la población y la integración física del territorio que han tenido
lugar en el espacio latinoamericano..
En el contexto anterior, uno de los problemas que ocupa el centro de las
preocupaciones de la nueva geografía económica son las profundas
disparidades que exhibe el desempeño económico de las distintas regio-
nes de un mismo país. ¿Por qué unos territorios como SiUcon VaUey y la
Padania (en el norte de Italia) se han convertido en los landmarks más
emblemáticos de la casi mítica geografía posfordista y otros en cambio, que
otrora ocuparon posiciones de liderazgo como el nordeste francés o el cen-
tro-sur de México, se están quedando rezagados?
La cuestión es todavía más acuciante en América Latina, que después
de haber tenido siempre un desarroUo muy concentrado en unos pocos
centros, parece experimentar un nuevo ciclo de repolarización, ahora bajo
el impulso de nuevos procesos productivos y una nueva lógica de
relacionamiento con la economía mundial.
La búsqueda de una expUcación al hecho de que las actividades produc-
tivas en un país tienden a concentíarse en determinadas aglomeradones no
es una preocupadón de últúna hora puesto que ha estado presente desde
las primeras teorizaciones de la economía espacial, sino que se ha ido car-
gando de nuevos contenidos e impUcaciones.
En efecto, desde las primeras conceptualizaciones a principios del siglo
XIX hasta el presente, las preguntas básicas de la economía espacial han
sido las siguientes'*:

2. Paul Krugman, The Role of Geography in Development, Annual Bank Conference on Development
Economics, 1998. The World Bank, Washington, 1999, p. 93.
3. ILPES/Cepal, La reestructuración de los espacios nacionales, Santiago de ChUe, 2000, p. 9.
4. Georges Benko y Alain Lipietz, El nuevo debate regional, 1994, en George Benko, y Alain Lipietz,
Las regiones que ganan, Edidons Alfons El Magnámin, Valencia, 1994, p. 23.

68
EVOLUQÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

1. ¿Por qué emergen en un espacio plano, bidimensional y homogéneo


(el campo dedicado a la agricultura), las concentradones urbanas de
actívidades industriales o terciarias, en vez de repartir la producción
de manera uniforme?
2. ¿Qué explica la jerarquía de tamaño, de gama de bienes y servicios
producidos y, por tanto, de riqueza entíe estas aglomeraciones?
En las secciones se hará una presentación sudnta de diferentes teorias
del desarroUo regional desde el siglo pasado hasta el presente, concen-
trando la atendón en las teorías formalizadas que se presentan como estruc-
turas abstractas que permiten explorar, identíficar y verificar las conexiones
lógicas propuestas. No se incluyen las teorías apreciativas expresadas en for-
ma discursiva y verbalizada^.
La exposición se inida con las contribuciones de la Escuela Alemana y
las teorías -príndpalmente anglosajonas- del alto desarrollo, pasa por los
enfoques de la acumulación flexible y la escuela francesa de la regulación,
para abordar por últímo las conceptualizaciones más redentes de la llama-
da nueva geografía económica, surgidas en el seno de la academia norteame-
ricana. .>,
El interés principal que anima este recorrido es examinar cómo ha tía-
tado de responder la teoria económica a la pregunta de qué es en última
instancia lo que determina el desarrollo regional.

LA ESCUELA ALEMANA Y OTRAS CONTRIBUCIONES

En su tíabajo pionero, Von Thünen (1826) construyó un modelo muy útü -


basado en los precios de la tíerra, la caUdad de la misma y los costos de
transporte- para expUcar la división del tíabajo entíe los centíos urbanos y
las áreas rurales dedicadas a la agricultura, que todavía conserva su vigen-
cia gracias a las reelaboraciones de Alonso*" en los años sesenta, pero deja
sin resolver la cuestíón esencial de por qué surgen las aglomeraciones ur-
banas especializadas en la manufactura y las actívidades terciarias^.

5. Esta distinción es propuesta por Richard Nelson, "How New is New Growth Theory? A Different
Point of View", Challenge, vol. 44, No. 5, septiembre-octubre.
6. W. Alonso, "Teoría de la localización", en L. Needleman (Comp.), Análisis Regional, Tecnos, Ma-
drid, 1972, cap. 10.
7. Este párrafo, y los que siguen sobre las primeras contribuciones a la teoría espadal, se basan en Paul
Krugman, Desarrollo, geografía y teoría económica, Antoni Bosch, editor, Barcelona, 1997, capítulo 2.

69
ÉDOA.RMQNCAYQ_

Ya en los inicios del siglo XX, otros geógrafos alemanes como A. Weber
(1929) y especialmente los de la escuela de Jena -ChristaUer (1929) y Lósh
(1940)-, desarroUaron una teoría de la localización que hace intervenir la
disposición geográfica del mercado y, de nuevo, los costos del tíansporte
para deducir con un instrumental tomado de la geometría el surgimiento
de "emplazamientos centíales" organizados hexagonalmente, en los que
se concentran las actívidades productivas
Así como la tradición alemana apeló a la geometría para construir sus
modelos, algunos geógrafos estadounidenses recurrieron a la física para
estudiar problemas como la jerarquía de tamaño de las ciudades y las
interacdones entre eUas, y encontraron regularidades empíricas muy inte-
resantes. Así, por ejemplo, Zipf (1941)" estableció una "ley" que lleva su
nombre, para expUcar la distribución del tamaño de las ciudades y tam-
bién se encontró una regularidad matemática, simüar a la ley de la grave-
dad, que relaciona las interacdones entre ciudades -viajes, transporte de
mercancías, etc.- con el tamaño de sus poblaciones y la distancia entre
eUas.
En los años cincuenta y sesenta, la academia norteamericana elaboró
otras teorias como el multípUcador de base-exportación (Friedmann, 1966')
y el potencial de mercado (Harris, 1954)^°, que tienen como rasgo común
su énfasis keynesiano en el papel de la demanda en la determinación del
nivel de actividad económica (y por tanto de ingreso) de la región. La pri-
mera de eUas prioriza la demanda externa (las exportadones) y la segun-
da, la interna.
Un intento de gran aliento intelectual por integrar las aportaciones de
la escuela alemana con la microeconomía de minimización de costos o de
maximización del beneficio fue el realizado por Walter Isard en su obra
magna Location and space-economy (1956)". En eUa, Isard creó la ciencia re-
gional {Regional Science), una constíucción interdisciplinaria que ha tenido
importancia práctica considerable en el ámbito de la planeación regional.

8. G.K. Zipf, National Unity and Disunity, Bloomington Prindpia, Press, Indiana, 1941.
9. J. Friedmann, Regional Development Policy: A Case Study of Venezuela, MIT Press, Cambridge, 1966.
10. C. Harris, "The Market as a Factor in the Localization of Industry in The United States", Annals of
the Association of American Geographers 64,1954, pp. 640-656.
11. Walter Isard, Localization and Space Economy: A General Theory Relating to Industrial Location, Market
Áreas, Land Use, Trade, and Urban Structure, MIT Press, Cambridge, 1956. Sobre este Übro y en
general sobre la obra de Isard, véase: Masahisa Fujita, Location and Space-Economy at Halfa Century:
Revisiting Professor Isard's Dream on the General Theory, The Annals of Regional Sdence, Springer-
Veriag, 1999.
J V O L U a Ó N DE LC« PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

Sin desconocer las importantes contribuciones de los geógrafos alema-


nes y estadounidenses hasta aquí reseñados, el hecho es que eUas no lo-
graron llegar al meollo de la cuestión espacial: ¿qué determina la
aglomeración urbana y la jerarquía interurbana? En cierto modo, el argu-
mento de tales enfoques teóricos era un tanto tautológico: la aglomeración
de productores en una locaUzación proporciona ventajas y éstas, precisa-
mente, expUcan la aglomeradón. Estas teorías suponen lo que están tía-
tando de entender: la existencia de un mercado central urbano. 'í'
Esta insufidenda expUcatíva se ha atribuido al presupuesto de un es-
pacio homogéneo y a la no captación apropiada del concepto de
"externaUdades", asociado a los rendimientos crecientes de escala y la com-
petenda imperfecta, que si bien ya estaba presente en la obra de A. MarshaU,
no podía ser incorporada en los modelos espaciales por Umitadones en el
"estado del arte"'^. Por lo demás, su sesgo hacia el modelaje económico
hace decir a Krugman que ésta fue una de las razones principales para que
los aportes de la geografía económica no entraran a formar parte del nú-
cleo central del pensamiento económico. Según Benko y Lipietz, Marshall
hacía equivaler las externalidades a una "atmósfera", esto es, a un ambien-
te denso en interacdones no mercantUes, de información, de acercamientos
personales y de emulación y confianza entre los agentes. Para estos auto-
res, "algunas dudades tíenen más éxito que otras porque lo merecen, por-
que la vida económica (o cultural) es alU más actíva... De esto se deduce
que la jerarquía espacial es el resultado, no la causa: todas las ciudades
podrían ser igualmente prósperas si lo hicieran igualmente bien"".
Ya no en el terreno de las teorías espaciales, sino desde la perspectíva
de las teorías del crecimiento y el desarroUo económico, en los años cin-
cuenta y sesenta se formularon varias conceptualizaciones que tuvieron
gran influencia en el pensamiento y en la práctica del desarroUo regional.
Por una parte, están los enfoques según los cuales el nivel de desarroUo
de una región es el resultado del lugar que eUa ocupa en un sistema de
naturaleza jerarquizada y de reladones asimétricas definidas por el com-
portamiento determinista de flujos y fuerzas externas a la propia región".
En esta corriente pueden situarse las teorías del centro-periferia y de la

12. ftul Krugman, op. cit., p. 65.


13. Georges Benko y Alain Lipietz, op. cit., p. 22 y 25.
14. Esta clasificadón se basa en Elies Furió, Evolución y cambio en la economía regional, Ariel Economía,
Barcelona, 1996, p. 9. Los apartes que siguen se basan extensamente en los capítulos I, U y UI de
esta obra. •«

71
EDGARMQNCAYQ..

dependencia en sus distíntas versiones (Friedmann, 1972; Frank 65, y


CEPAL, 1950-70)^'. Massey, Meegam y Aydalot'* han intentado apUcar la
formación de los procesos centro-periferia al desarroUo regional, dando
lugar a los anáUsis en términos de la división espacial del trabajo.
Emparentadas con los enfoques anteriores están las teorias del desa-
rrollo desigual que indagan por la causa de las diferencias en el ritmo y
nivel de desarrollo entre las regiones. En este sentído, fue influyente la
teoría de la causadón circular acumulativa formulada primero en forma
cualitatíva por Myrdal (1957) y elaborada después en un modelo formal
por Kaldor (1970).
A partir de la noción general de que el sistema social no se mueve es-
pontáneamente hacia ningún equiUbrío de fuerzas como postula el mode-
lo neoclásico, sino que se aleja permanentemente de tal posición, Myrdal
sostiene que a partir de una aglomeración inicial en una región, la existen-
cia de economías de escala y externaUdades tecnológicas atíaen nuevos
recursos que refuerzan circularmente la expansión del mercado. Lo con-
trario ocurre en las regiones rezagadas^^.
La idea de que el crecimiento es necesariamente desequiUbrado fue
compartída también por Hirshman, quien intíodujo el concepto de linJcages
(encadenamientos hacia delante y hacia atrás), que sería clave en los desa-
rrollos teóricos posteriores'".
La teoría de los polos de crecimiento, asociada a los nombres de Frangois
Perroux (1955)" y Jacques Boudeville (1968)^, tiene en común con el ante-
rior modelo la atención que presta a los procesos acumulativos y de locaU-
zadón, que pueden ser generados por las interdependencias deltipoinput-out put
en torno a una industria líder e innovadora. La idea expuesta inicialmente
por Perroux, en términos generales, fue trasladada al espacio geográfico
por BoudevÜle, con el argumento de que las industrias y proyectos diná-
micos se aglomeran en un área determinada y tíenen efectos de derrame
sobre el hinterland adyacente y no sobre el conjunto de la economía^'.

15. Para Friedmann y la CEPAL, la posidón que una región o país ocupa en el sistema centro-periferia
puede ser modificada por la evoludón misma del sistema (Friedmann) o como resultado de polí-
ticas deliberadas (CEPAL).
16. Philippe Aydalot, Économie régionale et urbaine. Económica, París, 1985.
17. Gunnar Myrdal, Economic Theory and Underdeveloped Regions, Harper Torchbooks, 1971.
18. Albert Hirshman, The Strategy of Economic Development, New Haven, Yale University Press, 1958.
19. F. Perroux, "Note Sur La Notíon de 'Póle de Croissance' ", Économie Apliquée, Tomo VIII, 1955, pp.
307-320. . i-.
20. Jacques Boudeville, Vespace et /es Póíes de Croissance, Puf, París, 1968
21. Elies Furió, op. cit., p. 30.

72
. EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

Hay un segundo grupo de teorias que centían el anáUsis en las condi-


ciones internas de la región para explicar su posición en el sistema econó-
mico y su evolución a largo plazo. Entre éstas está la de las etapas del
crecimiento, que se vincula con los nombres de CoUn Clark (1940) y Alian
G. Fisher (1949), aunque tíene importantes antecedentes en los trabajos de
A. Young (1928).
Al consistír el desarroUo en el paso sucesivo y casi determinista -direc-
tamente relacionado con la elastíddad ingreso de la demanda-de los sec-
tores primarios hacia los terciarios, pasando por la fase industrial; el
subdesarroUo sería la permanencia de una economía en las primeras fases
del crecimiento, forzada por circunstancias propias de su división interna
del tíabajo^.
En una elaboración posterior, Rostow (1970) identífico las condidones
para el "despegue", que desencadenarían la tíansición hacia las fases avan-
zadas del desarroUo, que por cierto no serían sólo económicas sino tam-
bién culturales y sociales^.
La comprobadón empírica de las conceptualizaciones de Myrdal, so-
bre causación circular acumulativa y de Kaldor sobre rendimientos cre-
dentes; los trabajos de Kuznetz y Madisson, sobre desarroUo asimétrico y
concentrado, sumados a la insatisfacción con la teoría neoclásica del creci-
miento, condujeron en los años ochenta a la formulación de la teoría del
crecimiento endógeno, cuyo prindpal propósito era construir modelos en los
que la tasa de crecimiento a largo plazo dependa no sólo de la tecnología y
de las funciones de producción y utiUdad, sino también y principalmente
de la acumulación de conodmiento, del capital físico y humano, y de las
políticas macroeconómicas^. -i- . "
Al asumir la existencia de externalidades positivas asodadas a la pro-
ducción de conocimiento y tecnología, estos modelos sustituyen los su-
puestos neoclásicos ortodoxos sobre rendimientos constantes a escala y
competenda perfecta por los de rendimientos crecientes y competencia
imperfecta.
'^ El concepto de "endógeno", medular en la teoría, tiene que ver con el
supuesto de que "el crecimiento... es impulsado por el cambio tecnológico

22. Juan R. Cuadrado, "Planteamientos y teoríeis dominantes sobre el crecimiento regional en Euro-
pa, en las últimas cuatro décadas". Revista Eure, No. 63,1995, pp. 8-10.
23. WW. Rostow, Tlie Process of Economic Growth, Second Ediüon, Norton New York, 1962, capítulo XII.
24. Vernon W. Ruttan, "The New Growth Theory and Development Economics: A Survey", Thejourttal
of Development Studies, vol. 35, No. 2, Decembei de 1992, p. i. •..

73
EDGAR MQ.N.CAYQ...

que procede de dedsiones intendonales de inversión tomadas por agen-


tes maximizadores de ganancias", lo cual implica que el crecimiento a lar-
go plazo es función de factores endógenos en determinado contexto
histórico. Se puede descartar, por tanto, la existencia de factores exógenos
no expUcados en el modelo^.
Los modelos de crecimiento endógeno, inicialmente elaborados por
Romer^ y Lucas^^ tuvieron altísimo impacto en varios campos de la teoría
económica, entíe los cuales hay dos muy vinculados al desarroUo regional:
el de la economía espacial y el del análisis de los procesos de convergencia
en el desempeño económico a largo plazo de las economías, como se verá
en secciones posteriores de este artículo.

'i¿:
ACUMULACIÓN FLEXIBLE

Hacia finales de los años ochenta, una serie de trabajos realizados en Euro-
pa y Estados Unidos fueron dando forma a la idea de que el crecimiento de
las regiones se debe esencialmente a sus condiciones y dinámicas internas,
la cual inauguró toda una nueva fase en la teorizadón del desarrollo regio-
naP.
Los estudios pioneros fueron realizados por un grupo de investigado-
res italianos sobre lo que después dio en Uamarse la Tercera Italia, donde se
daba el fenómeno de regiones y dudades muy exitosas en medio de la
industrialización decadente del triángulo Müán-Turín-Genova y el atíaso
secular del mezzogiorno. Para estos autores, la fórmula del éxito de la Terce-
ra ItaUa sería entonces el distrito industrial (el término es original de MarshaU
quien lo aplicó en 1909 en sus estudios sobre Lancashire y Sheffield), organi-
zadón industrial resultante de las reladones de competenda-emuladón-co-
operadón entíe pequeñas y medianas empresas.
Paralelamente los geógrafos californianos Scott, Storper y Walker,
intrigados por el dinamismo de su estado y en particular la ciudad de Los
Angeles, llegaron a conclusiones similares.

25. Garios A. De Mattos, "Nuevas teorías del crecimiento económico: lectura desde los territorios de
la periferia, Territorios, No. 30, Cider, Universidad de los Andes, Bogotá, 1999.
26. E Romer, "Increasing Retiu-ns and Long Run Growth", Journal of Political Economy 94,1986,1002-
1037.
27. R.E. Lucas, "On The Mecanics of Economic Development", Jourrml of Monetary Economics 22,1989,
3-42.
28. Los apartes que siguen se basan en: Benko y Lipietz (1994), op. dt., pp. 30 y 31.

74
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

Interpretando las evidencias de la Tercera Italia, de California y de los


distritos de alta tecnología de Boston y Carolina del Norte, como casos
particulares dentío de una tendenda mucho más general en la evoludón
del capitalismo industrial, Michael Piore y Charles F. Sabel publicaron en
1984 La segunda ruptura industrial-"^, un libro que habría de convertirse en el
manifiesto de una nueva ortodoxia: la especialización flexible.
Al rechazar la tesis en boga según la cual esta crísis se debía a los efectos
perversos de la intervendón del Estado en la economía, Piore y Sabel si-
túan el origen de la misma en el agotamiento del modelo de desarroUo
industrial basado en la producción en serie, generalizado tías la primera
ruptura industrial de finales del siglo XIX, con sacrificio de las tecnologías
industíiales artesanales. Pasando de lo positivo a lo normativo, estos auto-
res proponen abiertamente una estrategia de reconversión industrial para
los países avanzados basada en la recuperación del hilo perdido de la pro-
ducción flexible asodada a tecnologías artesanales.

La tesis hindamental de este libro es que estamos viviendo la segunda ruptura


industrial. Extrapolando lo que está ocurriendo actualmente, observamos dos es-
trategias totalmente contradictorias para relanzar el credmiento en los países avan-
zados. La primera se asienta en los prindpios dominantes de la tecnología de la
producdón en serie, pero exige una espectacular ampliación de las institudones
reguladoras existentes, incluida una redefinidón de las reladones económicas en-
tre el mundo desarrollado y el mundo en vía de desarrollo. La segunda se aleja
totalmente de los prindpios tecnológicos establecidos y vuelve a esos métodos de
producción artesanales que se perdieron en la primera ruptura industrial. Esta se-
gunda estrategia exige la creadón de mecanismos reguladores cuya reladón con
tipos pasados de organizadón económica los desacredita aparentemente como ins-
trumentos de la industria moderna-"'.

El concepto de producción (o especialización) flexible impUcaba toda


una nueva manera de producir que transformaba revolucionariamente -
desde la base tecnocienti'fica misma hasta la naturaleza de los bienes fina-
les, pasando por los sistemas productivos- el tamaño y las relaciones entíe
empresas, y la organización del trabajo; de las producciones masivas de
bienes estandarizados, dirigidas a mercados homogéneos se pasó a la ma-
nufactura con tirajes pequeños de productos hechos a la medida del clien-
te; de tecnologías basadas en maquinarias de propósito único operadas
por trabajadores semicalificados se Uegó a las tecnologías y máquinas de

29. Michael J. Piore, La segunda ruptura industrial. Alianza Editorial, Buenos Aires, 1993.
30. Michael J. Kore y Charles E Sabel, op. cit., p. 15.

75
ÉDGARMONCAYO

propósito múltiple manejadas por operarios caUficados. Las grandes fir-


mas monopoUstas, integradas verticalmente y con economías internas de
escala, cedían el paso a las empresas medianas y pequeñas, vinculadas entíe
sí a través de relaciones de cooperadón y de división del trabajo entre
firmas (subcontratación y outsourcing), las cuales generan economías exter-
nas. El eje de la competencia se tíaslada de los precios a productos homo-
géneos, a la innovación y el diseño de productos diferenciados^^
La producción flexible anunciaba un nuevo horizonte de posibüidades
productívas, innovaciones tecnológicas y organizaciones empresariales que
habría de tener vastas consecuencias en la configuración espacial de las
economías y, por ende, en la forma de concebir el desarrollo regional.
El nuevo evangeUo se propagó rápidamente en ambos lados del Atlán-
tico. Apelando al marco teórico de la escuela francesa de la regulación,
investígadores de muy diversos contextos generalizaron a todas las latitu-
des los conceptos de la segunda ruptura industíial, especialización flexible
y distritos industíiales.
Para los "regulacionistas" tíanceses^^ un modelo de desarroUo no es
sólo un sistema de producción, sino una constíucción coherente que in-
cluye tres aspectos sustantívos: a) un paradigma tecnológico relacionado
con los principios que rigen la organización del trabajo, b) un régimen de
acumulación, es dedr, el conjunto de principios macroeconómicos que des-
criben la compatíbiUdad a mediano y largo plazos entre las transformacio-
nes de las condiciones de producción y las de los usos del producto social
y c) un modo de regulación referido al acervo de normas e instítuciones
que regulan las relaciones salariales, los vínculos entre capitales y la inser-
ción intemadonal.
UtíUzando estas categorías con diversas variantes y adaptadones, au-
tores como Lipietz, Aydalot, Benko, Boyer, Veltz y Leborgne en Franda;
Becattíni, GarofoU y Bagnasco en ItaUa; Cuadrado Roura y Vásquez Bar-
quero en España, y Scott, Fisher, Saxenian y Markusen en Estados Unidos,
elaboraron influyentes tíabajos para demostrar el advenimiento irreversi-
ble de un nuevo modelo de desarroUo: la acumulación flexible o el posfor-
dismo. El nuevo modelo no sólo comprometía los sistemas de producdón
sino también las políticas macroeconómicas y las instituciones sodales.

31. A.H.J. Helmsing (Bert) "Teorías de desarrollo industrial regional y políticas de segunda y tercera
generadón", Rei'ista Eure, No. 75, septiembre de 1999, pp. 12 y 13.
32. Robert Boyer, La teoría de la regulación, Edidóns Alfotjs El Magnámin, Valenda, 1992.

76
E V O L U a Ó N DE LOS PARADICMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

AUí estaban para demostíarlo con hechos concretos, las historias de


éxito, ya no sólo de los distritos itaUanos y las áreas de innovación en Califor-
nia, sino del estado de Baden-Wurtemberg en Alemania, la zona ocdden-
tal de Flandes en Bélgica, Grenoble en Francia y Escoda en el Reino Unido,
entre muchas otías. Estas son "las regiones que ganan", como se Uamó el
célebre Übro dtado de Benko y Lipietz en el que se analizan estas experiendas.
Desde la perspectíva de los países en desarroUo, el modelo de acumu-
lación flexible se presentaba muy atíactívo puesto que a tíavés del desa-
rroUo de la capacidad innovadora y la potendación de formas de producdón
intensivas en destreza y conodmiento local, se podían encontrar atajos
para superar los determinismos y fatalidades propias de los modelos
estructuraUstas de desarrollo. Ya no sería la fase de la evolución capitalista
en la que se encuentra una economía, ni su posidón en la jerarquía pro-
ductiva internacional, sino su esfuerzo propio y los factores endógenos los
que determinarían sus posibiUdades de desarrollo. En /Vmérica Latina, se
inició desde 1989 una vertiente de investigación sobre los impactos territo-
riales del posfordismo, que ha producido a tíavés de varios seminarios
regionales importantes contribuciones a la materia^-'.
Como en ciencias sodales -ni, la verdad sea dicha, en nada en este
mundo- ningún comportamiento es Uneal, la crítica -muchas veces con
amargas tonaUdades de frustración y desencanto- no se hizo esperar.
Por una parte ni la oposición polar entíe producción masiva y espeda-
lizadón flexible sería tan rotunda ni esta última es necesariamente incom-
patible con las economías internas de escala. Por la otía, los "oligopolios
están bien, gracias", como dicen MartineUi y Schoenbergeer^; los nuevos
espacios industriales no se escapan a la lógica de integración capitaUsta
global y el modelo de producción flexible no es la única, sino apenas una de
las salidas posibles a la crisis del capitalismo.

33. El primer seminario intemadonal convocado para analizar el impacto territorial de los cambios
tecnológicos y de las modificadones en las formas de organizadón de la producdón se realizó en
Santiago de ChUe en agosto de 1989 y sus memorias se publicaron en el volumen Francisco
Albuquerque Llorens, Carlos A. de Mattos y Ricardo Jordán Fuchs, editores. Revolución tecnológica
y reestructuración productiva, impactos y desafíos territoriales, ILPES/ONU, lEU/PUC, Grupo Editor
Latinoamericano, Buenos Aires, 1990. Desde entonces se han realizado sucesivos seminarios simi-
lares en Santiago de Chile, Huelva, Bogotá y Toluca, cuyas memorias se han recogido en sendos
volúmenes.
34. Estas autoras sostienen que los oligopolios siguen muy bien de salud y no han cedido el poder en
el mercado a los pymes. Flavia Martinelli y Erica Schoenberger, Los oligopolios están bien, gracias.
Elementos de reflexión sobre la acumulación flexible, en Georges Benko y Alain Lipietz, op. cit., capitulo 7.

77
EDGAR MONCAYO

Lo último pero no menos importante, en el nuevo paradigma no todas


las regiones ganan, sino que por el contíario hay muchas que pierden.
). HelmsÚTg distingue dos líneas diferentes en los desarroUos teóricos del
linaje posfordista en los años noventa; la primera se refiere a teorías de nivel
macro sobre industríalización y desarrollo regional, y la otía concierne a teo-
rías de nivel meso sobre organización industrial y distritos industriales^^.
En la Unea de las macroteorías los autores más representativos son Scott
y Storper, cuyo tíabajo fue evolucionando desde una militanda radical en
el modelo de acumuladón flexible hasta una posición menos economicista
que relativiza el papel de las aglomeraciones, para invocar la importancia
de las instituciones y del capital sodal, los cuales -conjuntamente con la
base económica- constituirían la capacidad productiva de un territorio. En
esta misma tónica se sitúan Trigila y Bagnasco cuando hablan de la "cons-
trucción social del mercado" en sus trabajos sobre la Tercera ItaUa.
Más recientemente, en su último libro, Scott deriva hacia las relaciones
de las regiones con la economía mundial, en la actuaUdad uno de los temas
mas recurrentes en la agenda de investigadón de los geógrafos económi-
cos estadounidenses*.
En cuanto a las teorías del nivel meso sobre especialización flexible,
éstas se concentran en el análisis de firmas, especialmente los pymes, y las
relaciones entíe eUas dentío de una aglomeración, es decir, en los distritos
industriales, con una perspectíva de organización industrial y no de siste-
mas regionales de producdón.
En la vasta literatura sobre los distritos industriales, Helmsing distín-
gue tres enfoques: el que realza el papel de los aspectos sociales y las instí-
tuciones en el éxito del distrito; el que pone el énfasis en la generación de
eficiencia por medio de la acción colectíva de las empresas y el que destaca
la formación de redes (de subcontratación, por ejemplo), que no necesaria-
mente se expresan en forma geográfica. En la Unea de las investígaciones
sobre los distritos industriales. Cuadrado Roura informa sobre lo que sería
un cuarto enfoque, el del "entorno innovador" {milieu innovateur), de la in-
novadón y los procesos sinérgicos que eUa genera en el desarroUo regionaP^.

35. A.H.J. Helmsing (Bert) op. cíí., p. 10. J ""'


36. Alien J. Scott, Regions and the World Economy, the Corning Shape of Global Production, Competition, and
Political Order, Oxford University Press, 1998.
37. Este concepto está siendo desarrollado por el grupo de investígaciones Gremi (Groupe de
Recherches sur les Milieux Innovateurs), integrado por investigadores de Europa y otros países,
bajo la direcdón de E Aydalot y del cual hace parte el propio Cuadrado. Véase Juan R. Cuadrado
R., op. cíf., pp. 19-25.

78
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS YMODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

Sobre los distritos industriales, se han hecho numerosos estudios de


caso, que han dado pie para estilizar modelos que tíatan de ser emulados.

LA NUEVA GEOGRAFÍA ECONÓMICA *•

Alain Lipietz, uno de los más connotados representantes de la escuela fran-


cesa de la reguladón, que como se ha visto postula un desarroUo regional
basado en las fuerzas endógenas, se lamenta en su últíma obra. La richesse
de regions^, de que el posfordismo se quedó en un punto muerto en los
años noventa sin responder a las crítícas ni avanzar en una nueva agenda
de investigación para expUcar los novedosos arreglos económico-espacia-
les que emergieron en este periodo. .^^ i
El campo abandonado por el posfordismo fue pronto ocupado, según
el mismo Lipietz, por una nueva teoría económica del espado bajo la batu-
ta de Paul Krugman en el MIT.
A partir del primer tíabajo pubUcado en 1991^^ en sucesivos artículos y
ensayos breves, Krugman fue desarroUando un cuerpo teórico apoyado
en modelos matemáticos que plasmó recientemente en un solo volumen,
que es sin duda el nuevo manifiesto de la geografía económica".
Para Krugman el renovado interés en la geografía constituye la cuarta
(¿y última?) ola de la revolución de los rendimientos crecientes/competen-
cia imperfecta que ha transformado la teoría económica en los últimos dos
decenios. Los tíes primeros momentos de esta revolución habrían sido la
nueva organización industrial que creó un conjunto de modelos de com-
petencia imperfectos, la nueva teoría comercial que utilizó dicho conjunto
para constíuir modelos de comercio intemadonal en presencia de rendi-
mientos crecientes y luego la teoría del credmiento que apUcó todo este
instrumental al cambio tecnológico y el crecimiento económico'*'. En opi-
nión de Krugman, la nueva geografía económica - q u e podría llegar a
subsumir la teoría del comercio intemadonal- basa su programa de inves-
tigación en las dos preguntas clásicas de la economía espadal: ¿Por qué se
concentra la actividad económica en determinadas localizaciones en vez

38. George Benko y Alain Lipietz, (Publié sous la direction de) La Richesse des Regions, La nouvelle
géographie socio-économique, Press Universitaires de France, Paris, 2000.
39. Paul Krugman, Geography and Trade, The MIT Press, Cambridge, 1991.
40. Masahisa Fujita; Paul Krugman y Anthony Venables, The Spatial Economy: Cities, Regions and
International Trade, The MIT Press, Cambridge, 1999.
41. Paul Krugman, op. cit., p. 93. ^

79
ÉDG.AR M O N C A Y O .

de distribuirse uniformemente por todo el territorio? y ¿qué factores deter-


minan los sitíos en los que se aglomera la actívidad productíva?
A estos dos interrogantes se suma un tercero: ¿cuáles son las condicio-
nes para la sostenibilidad o la alteradón de tales situaciones de equilibrio?
Como se ha visto anteriormente, desde el siglo pasado se han hecho
importantes contribuciones que apuntan a responder estas cuestiones, y
así lo reconoce ampUamente Krugman, quien hace en sus trabajos exten-
sas consideraciones acerca de los aportes de Marshall, Von Thünen y la
escuela alemana; Harris, Lowry, Pred y muy especialmente sobre los de
Walter Isard. A tal punto se declara en deuda con la Regional Science de
este último, que afirma que su último Ubro es "en un grado importante
una continuación, quizás incluso una validación del proyecto de
Isard"''^.También reconoce su deuda con Myrdal y Kaldor. Lo que sí ignora
por completo es la teoría de la acumulación y la escuela francesa de la
regulación, tal vez porque él se declara monolingüe sin ambages.
Krugman atribuye el hecho de que los aportes mencionados no forma-
ran parte del mainstream de la teoria económica no al desinterés de los eco-
nomistas, sino a que en el momento en que fueron producidos, éstos no
disponían del insfrumental necesario para modelar los rendimientos cre-
cientes y su corolario lógico: los mercados de competencia imperfecta, que
son -como ya se ha señalado- las dos nodones centrales de la economía
espaciaL , .
Al tiempo que lamenta que la academia anglosajona sea tan exigente
con los modelos, lo cual puede obrar en sacrificio de vaUosas contribucio-
nes, Krugman cifra, un tanto apologéticamente, uno de sus prindpales
logros en el desarroUo de modelos que permitan superar las Umitadones
arriba señaladas''-'.
A partir del modelo Dixit-StigUtz de competencia monopoUstica con
rendimientos crecientes, Krugman va incorporando "trucos" (como el mis-
mo los Uama) para captar las impUcaciones de los costos de tíansporte y los
flujos monetarios con el fin de llegar a un anáUsis de equiUbrio general que
hasta cierto punto es dinámico, en tanto que logra simular el efecto de las
fuerzas centrífugas y centrípetas que actúan sobre las aglomeraciones va-

42. Fujita, Krugman and Venables, c^. df., p. 34. ' ''•
43. Algo pareado ocurría a Marshall que seglin Mark Blaug, mantuvo una reladón ambivalente con
su obra capital The Principies of Economics, en la cual repite una y otra vez que los análisis estáticos
de la teoría económica no son confiables ni captan los temas vitales de la política económica. Véase
Mark Blaug, Economic History in Retrosped, Fith Edition, Cambridge University Press, 19%, p. 104.

80
EVOLUCIÓN .DtLQs PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

riando su configuración. Como este tipo de modelos son de equilibrio


múltiple, el autor encuentra muy útil frabajar con la ayuda del compu-
tador.
La constíucción teórica de Krugman está basada en el argumento se-
gún el cual en el comercio y la especialización, los rendimientos crecientes,
las economías de escala y la competencia imperfecta son, de lejos, más
importantes que los rendimientos constantes, la competencia perfecta y la
ventaja comparativa, y que las economías externas por tamaño del merca-
do y por innovadón tecnológica que apuntalan dichos rendimientos cre-
dentes, no son de alcance intemadonal y ni siquiera nadonal, sino que
surgen de un proceso de aglomeradón de naturaleza regional o local. El
modelo que elabora Krugman para analizar las reladones de los rendi-
mientos credentes con la aglomeración espadal representa la interacción
de las fuerzas centrípetas que promueven la concentíación geográfica de
las actividades económicas y las centrífugas que operan en la dirección
opuesta, como se puede ver en la tabla siguiente''*.

"I , ;

Tabla 1 J i. i .^ .. -
Fuerzas que actúan sobre la concentración geográfica
j •

Centrípetas Centrífugas

:: Tamaño del mercado (encadenamientos) Factores fijos


Mercados laborales densos Rentas de la tierra
' ••' Economías externas puras * ' Deseconomías externas

Las "petas" de la columna izquierda son la trilogía dásica de las fuentes


de las economías externas según MarshaU. Las "fugas" -inspiradas en el
modelo de Von Thünen- tienen que ver, respectivamente, con la tierra y
los recursos naturales, los predos del suelo que van aumentado con la con-
centíación y la congestíón generada por la aglomeración. No obstante que
Krugman advierte que, en el mundo real, la localización refleja la
interacción de todas estas fuerzas, para efectos de hacer viable el modelaje
matemático, escoge sólo una de cada lado de la tabla 1: los encadena-
mientos hacia atrás y hacia delante ("petas") y los factores fijos ("fu-

44. Paul Krugman, op. cit., p. 91. ^' *

81

i£«
ÉDGARMONCAYQ

gas"^*^. Anota además que esta simplificación le permite incorporar los cos-
tos de fransporte en forma natural: cuanto más bajos sean éstos, mayor
será el peso de las fuerzas centrípetas, y viceversa. .»' ¡
Con el desarroUo de estos modelos, Krugman se propone continuar el
programa de investigadón de la ciencia regional de Walter Isard (Regional
Science), que a su juicio apuntó en la dirección correcta al formular teorías
como el lugar centíal, el multiplicador de base y el potencial de mercado,
pero no llegó a tener un marco conceptual riguroso.
En el cumplimiento de este empeño, Krugman afirma haber formula-
do una teoría general de la concentración espacial que subsume los modelos
anteriores y que, al develar las "esfructuras profundas" (deep structures)
que subyacen en los más diversos fenómenos de geografía económica, es
capaz de explicar desde la especialización productíva y las disparidades de
las regiones subnacionales hasta la jerarquía de las ciudades y el comercio
internacional.
De hecho, en la obra citada de Fujita, Krugman y Venables hay capítu-
los separados para cada uno de éstos temas.
En suma, en sus propias palabras, Krugman considera que su aporte
puede sintetizarse en dos grandes ideas:

La primera es que en un mundo en donde tanto los rendimientos crecientes como


los costos de transporte son importantes, los encadenamientos hacia atrás y hacia
delante pueden generar una lógica drcular de aglomeración. Es decir, ceteris paribus,
los productores quieren situarse cerca de sus proveedores y de sus clientes, lo cual
explica que van a terminar estando cerca los unos de los otros. La segunda consiste
en que la LnmovUidad de algunos recursos -la tierra, ciertamente, y en algunos
casos la hierza laboral- actúa como una fuerza centrífuga que se opone a la fuerza
centrípeta de la aglomeración. La tensión entre estas dos fuerzas moldea la evolu-
d ó n de la estructura espacial de la economía*^.

Sin embargo, Krugman deja sin resolver el viejo problema de la aglo-


meradón originaria. ¿Por qué la especialización y la concenfración se pro-
ducen en determinada localidad y no en ofra? Si los modelos Von Thünen,

45. Existen economías o deseconomías extemas cuando la fundón de producdón de una firma con-
tiene variables que no son inputs físicos, sino el efecto de las actividades de otras firmas de la
industria. Son externalidades positivas la difusión tecnológica y los mercados laborales densos, en
tanto que la poludón es ejemplo de externalidades negativas. Por su parte, los encadenamientos
hacen referenda a rendimientos credentes en la firma, asodados al potendal del mercado (backward)
y a la disponibilidad de insimios (forward).
46. Fujita ff al., op. at., p. 345.

82
.EVOLUCIÓN DE LCM PARADICMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

Losh y ChristaUer no lograban expUcar sino que daban por sentada la exis-
tencia del lugar centíal, falencia que Krugman critica, los modelos de la
nueva geografía no van mucho más lejos en este sentido, y en consecuen-
da su principal teórico tiene que apelar a la noción de "accidente de la
historia". Es decir, la locaUzadón específica de una aglomeración seria, en
buena medida, fruto del azar y por tanto no sujeta a determinismos previ-
sibles. Una vez iniciado el proceso, enfrarían a operar las "petas" y las "fu-
gas" mencionadas. •* '•' • í' '
En cualquier caso, no hay duda de que Krugman ha logrado incorporar
finalmente la geografía al cuerpo teóríco centíal de la economía anglosajona.
En este esfuerzo lo acompañan los coautores de sus Ubros y ensayos, R.E.
Livas, A.J.Venables, M. Fujita y otíos economistas como WB. Arthur, L. Katz,
J.V Henderson y D. Quah, que tíabajan en universidades anglosajonas.

LA CRÍTICA A LA NUEVA GEOGRAFÍA ECONÓMICA f . .;

La crítíca a la Nueva Geografía Económica, ha provenido, hasta ahora, prin-


cipalmente de los geógrafos económicos (en oposición a los economistas
geográficos), que son más afines a las visiones inspiradas en las teorías de
la producción flexible, la reguladón francesa y los distíitos indusfriales a la
itaUana, que se reseñaron anteriormente. Partícularmente pugnaz contía
el frabajo de Krugman y sus colegas, es el geógrafo económico Ron Martín
de la Universidad de Cambridge, para quien, por una parte, la Nueva Geo-
grafía Económica ni es nueva ni es geografía y, por otía, la "teoría general
de la aglomeradón" tíene muy poco espacio y demasiadas matemátícas''^.
La incisiva crítíca de Martín se despliega en fres perspectivas: la inter-
na a las teorías económicas de la localización, la de otías tendencias de la
economía y la de la tradición de los geógrafos económicos. En cuanto a lo
primero, Martín sostíene que la nueva economía de la aglomeración espa-
cial se basa en el intento de incorporar soludones maximizadores de equi-
Ubrio a las teorías tempranas de localizadón, mediante el expediente de
modelos muy matematízados con espedficaciones muy Umitadas, que no
logran captar de modo adecuado aspectos como los "accidentes históricos"
y la "inercia" {path dependance) que la propia NGE considera muy impor-

47. Hay dos versiones del trabajo de Martin: Ron Martin, (1999), "The New Geograplical Tum in
Economics: Some Critical Reflections", Cambridge Journal of Economics, 23,65-91 y Ron Martin y
Peter Sunley, "L'économie géographique de Paul Krugman et ses consequences pour la theorie du
development regional: une evaluation critique", en George Benko y Alain Lipietz (2000), op. dt.

83
.ÉDG.ARMD.N.CAJ:CL

tantes. Los modelos serían además demasiado absfractos e irreales para


permitir comprobaciones empíricas y apUcaciones prácticas.
Desde la perspectiva de otros enfoques económicos, Martin sostiene
que la NGE no tiene debidamente en cuenta los aportes de la economía
evolutiva en materias como las instítuciones, la historia, el cambio tecnoló-
gico y el capital humano, que ofrecen un valioso potencial para el estudio
contextuaUzado del espacio y su evolución en el tiempo. Y en tercer térmi-
no, desde el punto de vista de los "geógrafos económicos propiamente
dichos", en la terminología de Martin, éste sostiene que aquellos no están
impresionados con el giro hacia la geografía de la economía porque mu-
chos de los supuestos nuevos enfoques producen una aburrida sensación
de deja vu en los geógrafos, para quienes la mayoría de los conceptos utiU-
zados por Krugman ya eran bastante conocidos. Si los geógrafos no incor-
poraron los rendimientos crecientes y los linkages a sus modelos, dice Martin,
no habria sido por incompetencia en las matemáticas, sino por el propósi-
to deUberado, sobre bases epistemológicas, de alejarse del positivismo ló-
gico y la excesiva formaUzación matemática para evolucionar hacia modos
de teorización más discursivos y modalidades de investigación empírica
intensiva que den cuenta de los espacios reales con sus complejas historias
sociales y culturales.
No obstante que encuenfra en el frabajo de Krugman varios elementos
nuevos importantes para expUcar las aglomeradones regionales, en últi-
mas para Martin, la nueva geografía económica es un retorno faUido y anacró-
nico a los modelos de la ciencia regional y la economía urbana que los
geógrafos económicos habían abandonado desde mucho afras porque, a
su entender no logran captar la complejidad de los "lugares reales" con sus
intrincadas y azarosas historias.
La crítíca de Martin, que Lipietz comparte con entusiasmo, parece exa-
gerada y en más de una ocasión injusta. En cuanto a los modelos matemá-
ticos, por ejemplo, Krugman advierte sobre sus Umitadones y es el prímero
en lamentar la necesidad de simplificar excesivamente la reaUdad para
poder hacerlos operativos. Y respecto a la importanda de la historia y el
contexto sodal, afirma perentoriamente: "Al menos en lo que conderne a
la localizadón de la actividad económica en el espado, la idea de que la
forma de una economía está determinada en gran medida por las contin-
gencias históricas, no es una hipótesis metafísica: es simplemente la pura
verdad"**.

48. Fujita et al., op. dt., p. 346.

84
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO RECIONAI.

El problema con Krugman es su incontenible propensión a revisar per-


manentemente su pensamiento y a confrovertirse a sí mismo en un ince-
sante corzi e ricorzi de tesis y confratesis. Conoce perfectamente los riesgos
del reducdonismo cuantitativo, pero se siente obUgado a modelar para
estar a tono con las exigendas de la academia norteamericana; reconoce
con amplitud los aportes de los geógrafos econórrücos, pero lo hace en tal
forma que éstos lo encuenfran desdeñoso y arrogante; cree en los factores
endógenos del credmiento, pero por la vía de sus teorías del comerdo in-
temadonal encuentra que éste también influye en la especiaUzadón y las
aglomeraciones; propone tender puentes para el diálogo interdisciplinario,
pero se declara monoUngüe sin ambages y tan pronto como establece una
tendenda, se apresura a identificar las fuerzas que pueden revertiría.
Es difícü la lectura de Krugman pero en esta materia, al menos, es in-
dispensable.
-• - -W

LA GEOGRAFÍA SOCIOECONÓMICA E INDUSTRIAL

La nutrida carga de Martin contra Krugman proviene, como ya se insinuó,


de las trincheras de la geografía humana, socioeconómica y regional, esfre-
chamente asodada a las teorías de la acumulaciónflexibley del posfordismo
que se mendonaron en un aparte anterior Para los teóricos de esta escuela,
el espacio no es el plano homogéneo e isofrópico de la economía espacial
neoclásica en el cual se inscribe una actividad económica que, a partir de
un azar inicial, se aglomera o se fragmenta siguiendo sólo las reglas del
mercado. Al confrario, para eüos el espacio es la dimensión material de las
relaciones sociales. Es la actividad humana, las reladones humanas de to-
das clases, las que constituyen la sustancia misma del espacio, el cual es un
campo de fuerzas donde interactúan los factores históricos y físicos con la
acción múltíple de los agentes sociales'".
Además de los geógrafos ya mendonados, como los franceses Lipietz,
Benko y los anglosajones Scott y Storper, son destacados exponentes de
este enfoque los geógrafos norteamericanos Ann Markusen y Anna Lee
Saxenian, cuyos principales aportes se hallan en el campo del análisis de
los distritos industriales, y Saskia Sassen cuya línea de frabajo actual son
las "dudades globales". «i: > ..

49. Georges Benko y Alain Lipietz, op. dt., p. 13. .!•

85
— K;
EDGAR MONCAYO

A pesar de que los geógrafos económicos se esfuerzan por acentuar sus


discordancias con Krugman, tanto en el terreno epistemológico como en
el del método, es posible que las diferencias sean más aparentes que reales,
más de estüo y talante de las fradiciones académicas de los dos bandos,
que de contenido y de fondo. De hecho, aunque expresados de muy dis-
tinto modo, los dos enfoques destacan la importancia del azar y los acci-
dentes históricos en la génesis de las aglomeraciones; de las externalidades
en la evolución de las mismas y de la causalidad circular y acumulativa
enfre historia y actividad humana.
Tal vez uno de los desacuerdos de fondo es el papel de las externaUdades
intangibles, no mercantiles (la "atmósfera" de MarshaU), que para los geó-
grafos es tan decisiva, y de las que Krugman prescinde por enconfrarlas
difícües de cuantificar.
Lo lógico sería que, hada el futuro, el diálogo al que invita con cierta
reticencia Krugman^ y del que Martin se declara muy escéptico'^', pueda
darse para que haya al final un desenlace feUz: la integración de los temas
espádales denfro de la economía a fravés de modelos cada vez más inteli-
gentes que den sentído a los aportes de los geógrafos, de modo que cum-
pla los niveles de exigencia de los economistas.

' • . :. '.'I
CRECIMIENTO REGIONAL V CONVERGENCIA

Otra vertíente derivada de lo que Krugman llama "la revoludón de los


rendimientos crecientes/competencia imperfecta", son los estudios sobre
el credmiento a largo plazo y la convergencia entíe países y regiones.
La formulación de los modelos de credmiento endógeno con rendi-
rttíentos credentes puso en tela de juido la predicdón del modelo neoclásico
estándar (Sw^an-Solov^), según el cual los países más afrasados crecen con
más rapidez que los más avanzados y, por lo tanto, pueden Uegar a "alcan-
zarlos", -í *» -"
ApUcado al anáUsis del credmiento de las regiones subnadonales, el
modelo neoclásico supone moviUdad perfecta de los factores, competen-
cia perfecta y funciones de producción regionales idénticas en las que el
producto total depende de la cantidad de factores productivos y del pro-
greso técnico que, al estar incorporado al capital, se determina exógena-

50. Paul Krugman, op. dt., p. 85.


51. Ron Martin, op. dt., p. 83.

86
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

mente. La remuneración de los factores es fundón de su contribución mar-


ginal al producto y los rendimientos son decrecientes, lo cual impUca que a
mayor acumulación de un factor en una región menor será su remunera-
dón y, en consecuencia, mayor el incentivo a la movüidad del factor hacia
regiones que tienen menor dotación relativa del mismo, donde alcanzará
una retribución más alta.
De lo anterior se deduce que a largo plazo habria una tendenda a la
igualación de las tasas de credmiento y, por ende, del ingreso per cápita
entre las regiones. Esta visión optimista de la evoludón de las economías a
largo plazo se conoce como hipótesis de la convergencia.
Existen por lo menos fres tipos distintos de convergencia: absoluta,
condidonal y de clubes. Se dice que hay convergencia absoluta cuando el
ingreso per cápita de una economía converge con el de otras economías en
forma independiente, tanto del grado de simiUtud entre ellas como de las
condiciones iniciales; la convergencia condicional se presenta cuando conver-
ge el ingreso per cápita enfre economías que son idénticas esfructuralmente
(tecnología, preferencias etc.), con independenda de las condiciones ini-
ciales. Por último, se dice que hay convergencia de clubes cuando converge el
ingreso per cápita de economías con estructura similar, siempre y cuando
las condiciones iniciales sean también pareddas.
En cuanto a la convergencia absoluta, la más utilizada en los anáUsis
empíricos. Barro y Sala-i-Martin^^ distinguen entre la convergencia beta
que se refiere a la existencia de una correlación negativa enfre las tasas de
credmiento y los niveles de ingreso per cápita, y convergenda sigma que
dice a la reducción en la dispersión del ingreso per cápita. Por lo tanto en
esta notación, convergencia beta necesariamente implica la sigma, pero lo
confrario no es siempre cierto. Hay todavía lugar a un nuevo refinamien-
to: cuando en la convergencia absoluta tipo beta, los países cambian en su
nivel de ingreso per cápita, con países en los que la velocidad del cred-
miento es función de la brecha enfre sus niveles de ingreso per cápita ini-
dales y sus propios niveles de ingreso per cápita de largo plazo, (estado
estacionario) se habla de una convergencia condicional tipo beta.
Comenzando por los frabajos pioneros de Barro y Sala-i-Martin^^, la
mayoria de los análisis empíricos de corte neoclásico realizados entre paí-
ses coinciden en identificar una evolución hacia la convergencia. Iguales
resultados obtienen los frabajos realizados para analizar las regiones inter-

5X Robert J. Barro y Xavier Sala-i-Martin, Economic Growth, McGraw-Hill, 1995, pp. 387-3%.
53. Robert J. Barro ef. al, op. dt., pp. 398-414.

87
EDGAR MQNCAYQ_.

ñas de los países, incluidos los latinoamericanos. Como en la mayoría de


los casos se obtienen valores de convergencia que oscüan alrededor del
2%^, se ha Uegado a formular una suerte de "ley de hierro" que conduciría
lenta pero inexorablemente todos los espacios territoriales del mundo ha-
da la convergencia.
No obstante, esta supuesta tendencia universal a la convergencia se
confradice con las evidentes disparidades que se observan tanto en el pla-
no internacional como en el interno de los países. En cuanto a lo primero,
incluso algunos economistas neodásicos, más aUá de toda sospecha, como
GaUup y Sachs, reconocen que:
Dos siglos después del inicio del crecimiento económico moderno, una vasta por- ,j
d o n del mundo permanece sumida en la pobreza. Aunque algunos benefidos del
desarrollo moderno, espedalmente esperanza de vida y reducción de la mortali-
dad infantil, se han irrigado a casi todo el mundo, inmensas y trágicas disparidades
persisten en algunas regiones. En términos de bienestar material, medido por el
PIB per cápita ajustado por la paridad del poder adquisitivo (PPP), las brechas son
enormes y muestran pocos signos de mejoramiento... en África, los niveles de in-
greso en los noventa fueron casi iguales a los de los setenta... y en América Latina y
el Caribe, los niveles de ingreso en 1992 ($4.820) fueron solamente 6.6% más altos
que en 1974 ($4.521)5=.

En el interior de los países la situadón no es muy distinta, pues existen


unas regiones claramente ganadoras y otras perdedoras netas. En algunos
casos el movimiento hacia la convergencia regional se ha estancado, como
en la Unión Europea, y en ofros presenta incluso signos de reversión, como
en el de Colombia.
Por las razones anteriores y por la lógica interna de los modelos de
crecimiento endógeno, los teóricos de este enfoque, siguiendo la Unea de
Paul Romer y Robert Lucas, cuestionan la vaUdez de la evolución hacia la
convergenda inducida sólo por las fuerzas del mercado. Por un lado, las
economías de aglomeración resultantes de los rendimientos crecientes
pueden reforzar el dinamismo de las regiones avanzadas, y aumentar la
brecha respecto de las atrasadas; por el ofro, la tasa del 2% de convergen-
da podría estar vidada de falacias estadísticas*.

54. Juan R. Cuadrado Roura, Disparidades regiotuiles en el credmiento, convergerwia, divergencia y factores
de competitividad territorial, IV Seminario Intemadonal, Red Iberoamericana de Investígadores sobre
Globalizadón y Territorio, Bogotá, 1998, p. 9.
55. John Luke Gallup y Jeffrey D. Sachs with Andrew D. Mellinger (1999), Geography and Economic
Development, World Bank Annual Development Conference 1998, World Bank, Washington D.C.
56. D. Quah, "Galton's Fallacy and the Convergence Hypothesis", Scandinavian Journal of Economics,
95,427-443. (Reimpreso en XM. Andersen y K O. Moene (eds.) Etulogenous Growth, Blackwell, 1993.

JML
•n r - j - _ i_T I

EVOLtXJÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

Para teóricos como Quah, en el caso de Europa, están surgiendo pautas


que dan pábulo a pensar en un modelo twin peaks^'^, que presenta polariza-
ción enfre regiones de altos niveles y bajos niveles de renta, y una dismi-
nución del número de regiones con renta intermedia. Se forman así lo que
Baumol ha denominado "clubes" de convergenda, en las partes alta y baja
de los especfros de renta.
íCrugman, en sus modelos de comerdo internacional, encuentra que el
efecto acumulativo de las externaUdades y los encadenamientos en los
países más avanzados pueden conducir a un escenario en donde "el atraso
del Sur no es algo que se gestó aisladamente, sino la consecuencia necesa-
ria del mismo proceso que hizo posible la industriaUzadón en el Norte"^.
Hasta aquí estos resultados parecen vaUdar tardíamente las viejas tesis
de la dependenda, pero los mismos modelos de Krugman predicen que el
proceso de polarización puede reversarse por efecto de los costos
decUnantes del fransporte, inherentes al proceso de globalizadón. La ra-
zón radicaría en que las regiones periféricas tienen una ventaja competiti-
va en los salarios bajos. Al prindpio esta ventaja es más que compensada
por el mejor acceso que tiene el Norte a los mercados (encadenamientos
hacia afras) y a los insumos (encadenamientos hada adelante), pero a me-
dida que el costo del fransporte decUna, también disminuye la importan-
da de tales encadenamientos. De esta manera, habría un segundo punto
de inflexión en el cual la indusfria del Norte encuenfra rentable frasladarse
a los sitios en que los con salarios son bajos.
En síntesis, las teorías del crecimiento endógeno consideran que los
ricos tienden a ser más ricos como consecuenda de los rendimientos cre-
dentes de escala en una forma u ofra, y que la convergencia se circunscribe
al club de los territorios que tienen la base de capital humano sufidente
para valerse de la tecnología moderna. '"'
Según Sachs, quien reconoce la ampliación de las brechas, la vía que
pueden seguir los países atrasados para enfrar en el club de convergencia
es adoptar políticas económicas eficientes y "apropiadas", en espedal las
que guardan reladón con la apertura intemadonal y la protección de de-
rechos de propiedad privada. Afravésde un proUjo ejerdcio econométrico,
Sachs y Warner^'' enconfraron que todos los países en desarroUo que han

57. D. Quah, Ttirin Peaks: Growth and Convergence in Models of Distribution Dynamics, Working Pajjer
No. 280, Centre for Economics P&rformance, London School of Economics, 1996.
58. Paul Krugman (1999), op. dt., pp. 97-99.
59. Jeffrey D. Sachs y Andrew M. Warner, Economic Convergence and Ecorwmic Policies, Working Paper
No. 5039, National Bureau of Economic Research, Washington D.C, 1995.

89
ÉeCARMQNCAYQ...

seguidos tales políticas experimentaron tasas de credmiento más altas que


los países desarroUados, durante los decenios del setenta y del ochenta y,
en consecuencia, convergieron. Una notable excepción que inquieta a los
autores mencionados es China, que creció con rapidez sin haber seguido
las políticas "apropiadas".
En todo caso, bajados al nivel regional, los análisis de convergencia con
las teorías del crecimiento endógeno impUcan que el capital humano, el
conocimiento y la educación formal son muy relevantes para el desarroUo
territorial.
En síntesis, de la aplicación de los distintos modelos de convergenda
surgen resultados confradidorios. Así, mienfras desde un enfoque neo-
clásico se detecta una tendencia lenta pero inexorable hacia la convergen-
cia, desde la perspectiva de los modelos de crecimiento endógeno se
predicen procesos de polarización o de mantenimiento de los desequiUbrios.
No es posible generalizar entonces sobre la existencia o no de una tenden-
cia hacia la progresiva disminución de las diferencias interregionales, sino
que es necesario examinar la situación de cada país caso por caso.

L A IMPORTANCIA DE LA GEOGRAFÍA FÍSICA

Un tercer enfoque, gestado en la academia norteamericana en los últimos


años, es el de Jeffrey Sachs, el émulo de Krugman al ofro lado del río Char-
les en Cambridge. En asocio con J.L. GaUup y A.D. MeUinger*", Sachs se
pregunta si la geografía física es importante para el desarroUo económico.
A partir de una tradición intelectual que se remonta hasta Adam Smith y
Uega a Jared Diamond y David Landes, pasando por Fernando Braudel y
WüUam M. Neil, Sachs y sus colegas se proponen examinar las complejas
relaciones entre geografía física y credmiento económico, apelando a mo-
delos econométricos formales.
Adicionando a un modelo simple de crecimiento (el AK, conoddo en
sus primeras versiones como el modelo Harrod-Domar) los costos del frans-
porte y el supuesto de que una economía necesita importar bienes inter-
medios y bienes de capital, los autores en mención Uegan a una de sus
primeras conclusiones fundamentales: las regiones costeras y las que están
vinculadas a la costa por canales oceánicos navegables tienden a tener ta-

60. John Luke GaUup, Jeffrey D. Sachs y Andrew D. Mellinger, Geography and Economic Development,
Annual World Bank Conference on Development Economic 1998, Washington D.C, 1999.

90
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS YJHODELOSJNTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

sas de crecimiento mucho más altas que las regiones del interior (hinter-
land). Esto se debe a que en las primeras los costos de fransporte son más
bajos y hay economías de aglomeración. .:-_ :Í<,I ' . Í>^'S:J
Mediante la creciente de complejización del modelo básico, e incorpo-
rando correlaciones econométricas con información tactual, Sachs, GaUup
y MeUinger establecen ofras regiüaridades empíricas, así**':

1. Las regiones fropicales tienen, en cuanto al desarroUo, una gran des-


ventaja frente a las regiones de cUma templado, debido probablemente
a la incidencia de las enfermedades fropicales y a las diferencias en la
productividad agrícola. i « ,.
2. La densidad poblacional favorece el credmiento en las regiones costeras
con buen acceso al comercio interno, regional e internacional, pero lo
afecta negativamente en el hinterland.
3. El crecimiento de la población de un país está negativamente asociado
a su potencial relativo de crecimiento, es decir, que la población au-
menta con más rapidez en los países menos preparados para experi-
mentar un desarrollo económico acelerado.
4. El potencial de desarroUo está inversamente asociado a la distancia a
las costas. -, >..

Bajo la influenda del enfoque teórico descrito, el BID ha pubUcado un


frabajo en el que se examinan empíricamente, para América Latina, las
relaciones entre geografía física (incluido el impacto de los fenómenos na-
turales) y el desarroUo económico, lo que comprueba varios de los hallaz-
gos de Sachs, GaUup y MeUinger*'^.
Aunque en principio la vinculación entre geografía y desarrollo evoca
la ingrata resonanda de un determinismo fataUsta que ha conduddo a veces
al etnocentíismo y el racismo, lo cierto es que no puede ignorarse la evi-
dencia de que existen fuertes regularidades empíricas en las que aparecen
las condiciones del entorno físico y natural, estíechamente vinculadas con
las potenciaUdades del desarrollo^. Si bien la geografía no es "el destino",

61. John Luke Gallup e< a/, p. 13L - ._ •iil-^'i^,


62. BID (2000), Geografia y desarrollo en América Latina, Informe Económico y SodaV2000, cap. 3, Was-
hington D.C, 1999.
63. Por ejemplo, según Henderson, Shalizi y Venables, hay una reladón gobernada por una suerte de
ley de gravedad entre el centro y la periferia: a mayor distancia de los centros, menor el comerdo, la
lED; los flujos de tecnología y el ingreso. Véase Vernon J. Henderson, Zamarak Shelizi y Anthony
J. Venables, Geography and Devebpment, World Bank, 2000. .:' » i•

91
ÉDGARMONCAYO

como pretendía la vieja geopolítica, tampoco el desarroUo de los territorios


obedece sólo a la acción de procesos espaciales autoorganizados de pro-
ducción basados en los efectos de aglomeración y en las externaUdades.
Claro que los dos enfoques no son incompatibles, como lo reconocen
tanto Sachs como Krugman. Este último sostiene que "entender por qué
pequeños eventos causados por el azar pueden tener vastos efectos en la
geografía económica es crucial para entender por qué las diferencias sub-
yacentes en la geografía natural pueden tener efectos tan grandes"**. En la
misma vena, Sachs piensa que "una ciudad puede emerger a causa de ven-
tajas iniciales de costos derivadas de la geografía, pero puede continuar
prosperando debido a las economías de aglomeración, incluso cuando ta-
les ventajas iniciales hayan desaparecido*^". Como puede verse, la cues-
tión obedece a la lógica de causalidad circular tan cara a los geógrafos
económicos: la aglomeración retroalimentadora y, por lo tanto, la política
económica e industrial pueden dar a la dotación inicial de recursos natura-
les de una región un nuevo impulso para su desarroUo futuro.
Algunos anaUstas han señalado que los modelos de GaUup, Sachs y
Mellinger sobreestiman la importancia del transporte maritimo de larga
distancia** y adolecen de serias deficiencias econométricas*^.

APLICACIONES EMPÍRICAS DE LOS ENFOQUES TEÓRICOS " "

Los marcos teóricos reseñados en las secciones precedentes han inspirado


en América Latina numerosas investigadones empíricas de diverso conte-
nido y alcance. A título de ejemplo se pueden mencionar algunas de éstas
Uneas de trabajo: ; .,
1. Acumulación flexible y geografía socioeconómica e industrial
En agosto de 1989, cinco años después de la aparidón del libro de Piore
y Sabel, se celebró en Santiago de ChUe un seminario para examinar las

64. Pau! Krugman, op. dt., p. 90. '


65. John Luke Gallup et al. op. dt., p. 6. • • -'• ^. ..i ;
66. J. Vernon Henderson, Comment on Geography and Economic Development, by John Luke Gallup and
Jeffrey Sachs with Andrew D. Mellinger, World Bank Conference on Development Economics 1998,
Washington D.C, 1999.
67. Anthony J. Venables, Comment on Geography and Economics Development by John Luke Gallup and
Jeffrey D. Sachs with Andrew D. Mellinger, World Bank Conference on Development Economics
1998, Washington D.C, 1999. i•

92
EvoLuaóN DÉLOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

impUcadones territoriales de la reesfructuración productiva inducida


por la acumulación flexible.
Las ponencias presentadas en este seminario -compüadas en un volu-
men colectivo editado por Frandsco Alburquerque, Carlos de Mattos y
1 Ricardo Jordán***- giraban alrededor de la incidencia territorial de los
. cambios tecnológicos posfordistas y sus efectos sobre las poUticas de
; planificadón regional del desarroUo.
A partir de este primer encuenfro, se constituyó la Red Iberoamericana
de Investigadores sobre Globalizadón y Territorio, que agrupa los in-
vestigadores afines al enfoque teórico de la acumuladónflexibleen Amé-
rica Latina. Desde luego, es posible que "ni estén todos los que son ni
sean todos los que están".
La red ha celebrado ofros cuafro seminarios, así: Santiago de Chüe (1995),
La Rábida, Huelva (España, 1996), Bogotá (1998) y Toluca (1999, México).
2. Geografía física y natural
Presumiblemente bajo la influencia del trabajo de GaUup, Sachs y
MeUinger, al que se hizo referencia anteriormente*^, la Oficina del eco-
nomista jefe del BID encargó, en varios países latinoamericanos, inves-
tigadones sobre la relación entíe la geografía y el desempeño económico
de países y regiones™, los cuales sirvieron de insumos para la prepara-
ción del estudio "Geografía y DesarroUo en América Latina", pubUcado
como el capítulo 3 del Informe Económico y Social tle América Latina de
2000.
3. Crecimiento y convergencia
En el contexto del debate sobre las desigualdades regionales, estimula-
do por los enfoques del credmiento endógeno, se están realizando fra-
bajos sobre la cuestión de convergenda o polarización interregional en

68. Frandsco Albuquerque Llorens; Carlos A. de Mattos y Ricardo Jordán Fuch, (editores) op. dt.
69. John Luke Gallup et. al., op. dt.
70. J. Escobal, y M. Torero, Does Geography Explain Differences in Economic Growth in Perú?, documento
de antecedentes OCE-RED, BID, 1999.
G. Esquivel et £il. Geography and Economic Development in México, documento de antecedentes OCE-
RED, BID, 1999. i.'
R. Morales et al. Bolivia, Geography arul Economic Development, documento de antecedentes OCE-
RED, 1999.
F. Sánchez y J. Núñez, Geography and Ecorwmic Development: A Municipal Approach for Colombia,
documento de antecedentes, OCE-RED, BID, 1999.
M. Urquiola et al. Geography and Development in Bolivia. Migration, Urban and Ituiustrial Coruxntration,
Welfare and Convergence: 1950-1992, documento de antecedentes OCE-RED, BID, 1999.

93
ÉDGARMONCAYQ

varios países como México^^ y Colombia^^ enfre los que hasta ahora se
han identificado en el desarroUo de este trabajo.
El ILPES también ha efectuado cálctüos para algunos países. >"
4. Geografía económica >• , ^ . >? . ..•/••••'
Paradójicamente, el enfoque teórico que ha tenido mayor impacto re-
ciente en los medios académicos, la Nueva Geografía Económica de
Krugman y sus asociados, no parece haber inspirado hasta ahora mu-
chos trabajos empíricos en América Latina, a diferencia lo que ha ocu-
rrido con ofras perspectivas teóricas. De hecho, hasta ahora sólo se ha
podido registrar una investigación de esta línea, en la que se apUca un
modelo de Krugman"^ para anaUzar las relaciones entíe apertura co-
mercial, aglomeración y locaUzación de la actividad económica en las
ciudades colombianas^*. .' ; f " !

CONSIDERACIONES FINALES . . r,

De la exposición, necesariamente parcial y no exhaustiva, que se hizo en


las secciones precedentes de las distintas teorías y modelos interpretativos
del desarrollo regional, queda claro que en la actuaUdad no existe una teo-
ría unificada del espacio económico que integre las diferentes corrientes
de pensamiento en esta materia. En el orden en que fueron tíatadas, las
principales conceptualizaciones que se examinaron destacan la relevancia
de diferentes factores, tal como se aprecia en la tabla 2
Como se puede observar en esta reladón sinóptica, los "determinan-
tes" del desarrollo regional, según las distintas teorías, son de la más varia-
da índole, pero pueden ser agrupados en dos grandes subconjuntos. Por
una parte, están los enfoques propiamente espaciales que se originaron
mayoritariamente en la discipUna de la geografía y, por consiguiente, po-
nen el énfasis en lo específicamente territorial, ya sea en términos de facto-

71. Gerardo Esquivel, "Convergencia regional en México", 1940-95, El Colegio de México, por
publicarse en el Trimestre Económico.
72. Las investigadones sobre este tema en Colombia, que ya pasan de media docena, se analizarán
más adelante.
73. Krugman y Elizondo, "Trade Policy and the Third World Metrópolis", Jourruil of Development
Economics, vol. 49,1996.
74. Este trabajo encuentra que las predicdones del modelo, en el sentído que la apertura comerdal
relocaliza la actívidad económica hada las zonas costeras, no se cumple en el caso colombiano.
Véase Cristina Fernández "Agglomeratíon and Trade: The Case of Colombia", Ensayos sobre Políti-
ca Económica, No. 33, Banco de la Reptiblica, Bogotá, 1998, pp. 86-122.

94
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS Y MO[>ELC>S INTERPRETATIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL

res físicos o de procesos económicos y tecnológicos. En esta línea están


claramente las teorías espacicües 1, 2 y 3, así como las del credrrüento eco-
nómico 4 y 8. . ' li i ^ , ^•
•^:^v..
Tabla 2
Teorías y determinantes del desarrollo regional

Teorías Determinantes

Teorías espaciales Valor y calidad de Id tierra


1. (Von Thünen y la Escuela Alemana) Transporte
2. Multiplicador de base-exportación Demanda extema e interna
(Friedmann) y potencial de mercado
(Harris)
3. Ciencia regional (Isard) Modelo general
Teorías del crecimiento económico Desarrollo asimétrico y desigual
1. Centro-Periferia (Friedmann, Frank,
CEPAL)
2. Causación circular y acumulativa Retroalimentación de la expansión del
(Myrdal, Kaldor) mercado
3. Polos de crecimiento (Perroux y Interdependencias del tipo input-output en
BoudevÜle) torno a una industria líder
4. Etapas del crecimiento (Clark, Fisher, Dinámica intersectorlal interna
Rostow)
Teorías del crecimiento endógeno Capital físico y conocimiento, con
(Romer, Lucas) rendimientos crecientes a escala y
competencia imperfecta
6. Acumulación flexible (Piore, Sabel, Las economías flexibles, las pymes, el capital
Scott, Storper, Lipietz, Benko y los social y la innovación
regulacionistas franceses e italianos)
7. La Nueva Geografía Económica Efectos de aglomeración a la Marshall, con
(Krugman, Fujita, Venables, Henderson, rendimientos crecientes a escala
Quah)
8. Geografía socioeconómica e industrial Relaciones sociales territoriales
(Martin y los teóricos del posfordismo)
9. Crecimiento y convergencia La convergencia neoclásica puede
desvirtuarse a causa de los efectos
acumulativos de aglomeración en los
territorios más ricos
10. Geografía física y natural (Sachs, Gallup, Entorno físico
Mellinger)

95
ÉDGARMONCAYO

Por el otío lado, se encuenfran los enfoques derivados de adaptaciones


regionales de modelos más generales de crecimiento económico, que son
todos los demás. Es posible discernir, sin embargo, en éstos últimos la pro-
gresiva incorporación de lo espacial en sus marcos teóricos, en una frayec-
toria que arranca en MarshaU, pasa por Myrdal y Kaldor y llega a Krugman
y los otros exponentes de la Nueva Geografía Económica. En esta perspec-
tíva, es innegable que esta últíma vertíente integra los aportes de teorías
espaciales, como las de Von Thünen e Isard, con las contribuciones del
campo económico, como las de Myrdal y Kaldor, y muy especialmente las
de las teorías del crecimiento endógeno.
Parece que las dos vertíentes -la espadal y la funcional-confluyen en
una concepción más integral del territorio, en la cual éste ya no sería un
factor drcunstandal que se debe incorporar al análisis del crecimiento eco-
nómico, sino un elemento explicativo esencial de los procesos de crecimiento.
Más aún, los aportes de la geografía socioeconómica indican que el desa-
rrollo territorial frasciende el campo económico para enfrar en las dimen-
siones social, cultural y poUtíca.
Es decir, esta visión integrada se refiere más a una aproximación terri-
torial al desarrollo que a una teoría del crecimiento regional. En esta Unea
se sitúa el frabajo del ILPES/Cepal y, en particular, las contribuciones de
Sergio Boisier''^ -^ •
Históricamente está demosfrado que las "regiones que ganan" son aque-
llas donde los valores y las instituciones y en general la "atmósfera"
sociocultural refuerzan el potendal tecnoeconómico del desarrollo local.
La afirmación de Heübroner y Milberg, según la cual un nuevo cenfro
teórico del pensamiento económico sólo aparecerá cuando la economía
logre expUdtar sus vínculos indisolubles con el orden social subyacente^*,
es más cierta en el ámbito regional. En consecuencia, cabe esperar que el
diálogo hasta ahora poco auspicioso enfre Krugman y Martin pueda conti-
nuar. " '•

•'^^^

75. Para una buena síntesis del trabajo de éste últímo, véase Sergio Boisier, Teorías y metáforas sobre
desarrollo territorial, Cepal, Santiago de Chile, 1999.
76. Robert Heübroner y William Müberg, La crisis de visión en el pensamiento económico moderno, Paidos.
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96
EVOLUCIÓN DE LOS PARADIGMAS Y MODELOS INTERPRETATIVOS DEL PESARROLLO_REGIONAL

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99
^\
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•f."
• : lí.-
ORGANIZACIÓN ESPACIAL Y REGIÓN EN COLOMBIA
i" '
\fii* - J

' Luis Carlos Jiménez Reyes*

RESUMEN

Las formas de compartimentación y división del espacio geográfico han


estado siempre Ugadas al momento histórico en el cual se suceden: cuenca
hidrográfica, región natural, región polarizada y red, son descritas y anaU-
zadas en el marco espado-temporal de ocurrencia. Se hace aquí una some-
ra revisión del objeto de estudio de la geografía y de las más sobresaUentes
tendencias de regionaUzación en el mundo occidental para desarroUar la
hipótesis que se enuncia a continuadón:

Están cambiando las reladones que los hombres establecen con el espado, aunque
éstas han estado siempre en constante transformación. Los escenarios sodedad-
espado-tiempo que han surgido a lo largo de esa evoludón no desaparecen, por el
contrario todos coexisten e inclusive se complementan, establedendo una compleja
reladón dialéctica entre tradidonalismo-modernidad, territorio-red, local-global.
• • • ' :•' • í ' : , . .. ' •' •'

INTRODUCCIÓN * ''*^ '

• Importantes transformaciones históricas en el mundo económico, poU-


tico y tecnológico han cambiado la forma como los hombres, las em-
presas, los grupos humanos y los Estados organizan, ordenan y
adminisfran el espacio geográfico.
• Algunos de esos procesos y fransformadones se expresan en el paso de
sodedades predominantemente rurales (agrarias), a sociedades predo-

Ptofesor, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía, Bogotá, Universidad Na-


cional de Colombia. '

101
L U I S CARLOS JIMÉNEZ REYES

minantemente urbanas; un mundo en proceso de urbanización. Proce-


so de transformación de economías con predominio del sector prima-
rio a economías terciarias y cuaternarias (terciario superior).
• De un medio (entorno), visto por los hombres como Umitadón, restric-
ción, bajo una perspectíva principalmente determinista (darwiniana),
que se opone a una visión creacionista (Dios pone al hombre sobre la
superficie de la tierra para utilizarla, poblarla y dominarla), fuimos pa-
sando a una visión del mundo en la que el hombre en fundón de sus
intencionaUdades, su perspectiva y su desarroUo tecnológico es capaz
de fransformar el medio, adaptar el espado (aproximación posibiUsta);
pero que posteriormente encuenfra oposición en una visión de fragiU-
dad y agotabüidad de medio ambiente y los recursos naturales: el
ambientaUsmo. . ' ^ ",i
• De las reducidas posibilidades de movílizadón en el espacio tiempo, a
pie, llama o caballo, pasamos a la cada vez más sorprendente velocidad
y eficiencia del vehículo, la aerofransportación y las telecomunicacio-
nes. Cada uno en su momento: brújula, telégrafo, teléfono, televisor,
etc., cambiaron las relaciones que el hombre establece con el espacio.
¿Por qué seguir hablando hoy de organización urbano funcional o ur-
bano regional? ¿Será la única lógica o explicación de las relaciones enfre
grupos sociales, el espacio geográfico y la naturaleza? ¿Un modelo susten-
tado en las relaciones campo ciudad, debería ser hoy revisado cuando se
habla de: ¡el fin de la vida en el campo!, üa urbanización del mundo!, ¡el
tiempo deshadendo el espacio!, ¡el fin de los territorios!, ¡la desconcen-
tración concenfrada!, ¡el fin de los Estados nación!, ila descentralización y
la autonomía¡, ¡el fortalecimiento de lo local!, ¡la globaUzación!, ila
competitividad internacional de las regiones»?
Si lo urbano se revaloriza y se impone, entonces ¿qué está pasando con
lo regional? Se habla de ofras formas de organización en las que ya no
importa dominar un espacio sino actuar a distancia; la jerarquía de un cen-
fro ya no la dan los equipamientos y el espacio que es capaz de servir, sino
los centros en diversidad y calidad, con los cuales éste mismo se relaciona.
Si se va atrás en el origen y evolución de la urbanización, y desde una
aproximación muy simpUsta se menciona que la proliferación del cred-
miento económico impulsó la industrialización y ambos fomentaron las
primeras formas de urbanización; luego, un mejoramiento en la calidad
de vida de la población aceleró el credmiento urbano. Hoy, cambios en la
veloddad de desplazamiento y en las distancia-tiempo imprimen ofras

102
ORGANEAOÓN ESPACIAL Y REGIÓN EN COLOMBIA

formas de urbanización. Aunque lo económico sigue siendo el factor prin-


cipal de aceleración y explicación.
En 1963 y 1965 W Alonso y D.N. Michael ya escribían: «nosofros esta-
mos ante una nueva reaUdad: la explosión urbana, la era de la megalópoUs.
Pero cuidado, un cambio de escala se acompaña de un cambio en la estruc-
tura». Esta afirmación sigue siendo váUda al abordar el fenómeno urbano
de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Todo se muesfra como un reto
para la región y para el mismo espacio geográfico, y principalmente para la
región que parece no mencionarse en las frases apocaUpticas antes men-
donadas.

1. LA EVOLUCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA

La reflexión en torno a los cambios en la forma como organizamos y admi-


nistramos el espacio, parte de la consideración sobre la evolución del obje-
to de estudio de la geografía. Medio, paisaje, región, espacio geográfico y
territorio, hacen parte cada uno de un legado, que en su momento deter-
minaron las tendencias en los estudios: hemos pasado de un objeto con-
creto y material, a un objeto cada vez más humanizado, aspecto que le ha
vaUdo el reconocido paso de ciencia natural a ciencia humana.
Los primeros desarrollos de la geografía se observan en la necesidad
manifiesta durante las primeras civiUzaciones (greco-romana, árabe, etc.),
de inventariar los sitios que iban incorporando al imperio y luego repre-
sentar los recursos de los cuales se disponía en esos nuevos territorios,
representados éstos en madera, esclavos, caza, etc., confundido hasta aquí
el objeto con una tarea de tipo cartográfico. Retengamos de esto el sentido
de localización que marca el objeto de la geografía y sigue presente como
una condición de todos los seres humanos. Los viajes de Colón,
MagaUanes, Balboa, etc. evidencian esa condición, al igual que nuesfra
vida cotidiana al trabajar en un edificio, vivir en una ciudad, desplazarse
por el país.
La geografía ha estado también al servido del poder, de la adminisfra-
dón territorial, de la economía; se ha ocupado de la distribución de los fe-
nómenos sobre la superficie terrestre, de la observación del paisaje. La
geografía ha pasado por fases consecuentes con el determinismo de Ch.
Darwin; por las tendencias posibüistas de J. Lamark y de V. de la Blanch;
per la consideración del territorio y el espacio geográfico como aspectos
cada vez más cargados de subjetividad, representadón, memoria colectiva
e inmaterialidad; y finalmente, ha sido tocada por las transformaciones
103
LUIS CARLOSÍIMÉNEZ REYES

contemporáneas en los modelos de desarroUo económico (globaUzación,


ambientaUsmo, locaUsmo, etc.).
Hoy se puede mencionar que se crea y se recrea espacio geográfico
cuando un hombre o grupo social, en una acción confinua en el tiempo,
fransforman formas preexistentes de espacio: modificando la naturaleza,
satisfaciendo sus necesidades de carácter corporal y espiritual, consfru-
yendo así formas concretas observables y representaciones de éstas en la
memoria colectíva.
Esos cambios en el objeto de estudio de la geografía no son fortuitos;
son producto del momento histórico político y económico en el cual sur-
gen. Aunque el surgimiento de ofra nueva visión no impUca necesaria-
mente la revaUdadón de las anteriores.

2. EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE REGIÓN

Los grupos humanos siempre han tenido la necesidad de dividir el espa-


cio geográfico, ese espacio geográfico que aunque, como lo menciona J-C
Gay, «está hecho más de discontinuidades que de Umites»'; bien sea con
fines poUtícos adminisfrativos, o al servicio del poder, o con fines de plani-
ficación territorial.
Diversos modelos de división del espacio geográfico han imperado en
épocas diversas, los cuales en forma muy general se podrían agrupar como
sigue: . . . :' ,^

La cuenca hidrográfica
La cuenca hidrográfica es la técnica de división más antigua, utilizada des-
de la Edad Media. Toda la superficie terrestre es posible dividirla por este
criterio. Es taxonómica: existe la gran cuenca, la cuenca, la microcuenca.
No es homogénea: a mayor rüvel de jerarquía es posible enconfrar en la
cuenca los más diversos matices de vegetación, clima, geología,
geomorfología, e inclusive características diversas de ocupación; la cuenca
del río Magdalena, por ejemplo.
Habría que fransportarse a las dvilizaciones europeas durante la Edad
Media, a los mayas, aztecas en Mesoamérica o los incas en el mundo andino

1. Por derto que nos hemos fíjado más en las heterogeneidades, que en los sitios donde se rompen
esas homogeneidades.

104
ORGANIZACIÓN ESPACIAL Y REGIÓN EN COLOMBIA

para percatarse de las condidones de movUidad en el espacio tiempo com-


pletamente diferentes a las observables hoy en torno a nuesfras ciudades.
CiviUzaciones que estaban mucho más cercanas en su cotidianidad a los
ritmos de la naturaleza; el día y la noche, el sol y la luna, la Uuvia y la
sequía, el cauce del río y el filo de la montaña: la cuenca.
, . .•. ''"; -I

. ~. . " • í . . . . -' • .

La región natural . ' :'


Es una división utiUzada universalmente, pero teorizada principalmente
por los geógrafos franceses de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Es
el anáUsis de un conjunto de caracteristicas naturales; estudios del medio
natural: cUma, edafología, vegetación, geomorfología, etc., como en los fra-
bajos de G. Berfrand y J. Tricard. La observación del paisaje es aquí el
punto de partida en el análisis de las relaciones hombre medio. Es una
región creada por una geografía fiel al evolucionismo de Ch. Darwin y a
la ecología. i .
Es Vidal de la Blanche, en 1889, quien propone una geografía regional
creada sobre bases puramente naturaUstas^ (Baüly, A., 1998, 77). Para esos
tiempos están en pleno vigor las sodedades fradicionales agrarias, con poca
moviUdad y caracterizadas por relaciones bastante comarcales o provin-
dales; el tiempo no pasa, pero el espacio tampoco; aunque sí son socieda-
des mucho más pegadas al espacio. En el período de enfre guerras la
geografía alemana no estaba tan lejana de la francesa con sus aportes des-
de la geografía del paisaje: die landschaft o die kulturlandschaft (BaiUy, 1998).
A principios del siglo XX la región era definida como «la porción de
espado equüibrado en el cual la dudad, el Bourg, se integra armoniosa-
mente al campo que lo rodea»; el centro se adapta al medio y no el medio
al cenfro, la ciudad está para servir al campo que la rodea y la actividad
principal no está en la ciudad, su función es servir al campo para desarro-
Uar sus actividades rurales. Es también una porción de espacio original y
única, dotada de derta permanenda en el tiempo (Bianchi, 1992).
La región natural permanece intacta o casi sin cambios en el tiempo.
Por tanto, no se adapta a los cambios y transformaciones del mundo mo-
derno. Tampoco la cuenca hidrográfica. Seguramente, hoy se tendría que

Aunque iniciado el siglo XX y antes de la primera guerra mundial, \^dal escribió: "la ciudad es la
que crea la región y su atracción la que la mide" (Bianchi, 1992).

105
Luis CARLQSJIMÉNEZ REYES

mirar cómo las sociedades humanas ordenan y desordenan, y no cómo el


medio las limita.

LA REGIÓN POLARIZADA Y EL ENFOQUE FUNCIONAL

La ciudad comienza a mosfrar indicios del protagonismo que hoy consta-


tamos. La ciudad deja de ser simplemente parte integral del paisaje y se
convierte en factor de expUcación. Ciertas consfrucciones anfrópicas ya no
coinciden con las unidades naturales. El interés se cenfra en la vida de
relación, olvidando la fideUdad al marco natural.
El geógrafo W. ChristaUer (1933) y el economista A. Losch (1940) cons-
fruyeron las bases teóricas fundamentales de los "lugares centrales". Estos
explican la talla, el número y la localización de las ciudades, proyectándo-
las como oferentes de bienes y servicios al espacio rural que las rodea: su
área de influencia (Baüly 1998,169). Teóricamente parten del supuesto de
las relaciones de complementariedad ciudad-campo; la ciudad existe gra-
cias a las relaciones comerciales que establece con el espacio rural que la
rodea, sin embargo, parten de supuestos de homogeneidad del espacio
geográfico, precios fijos y la existencia de economías de escala. Las ciuda-
des aparecen como el soporte de las economías de aglomeración:
reagrupamiento de la producción de diversos bienes en cenfros urbanos,
regularmente espaciados para cautivar de una manera óptima la clientela,
resultado: la jerarquía urbana. Retengamos dos conceptos fundamentales,
la economía de escala y la distancia.
La región polarizada no fue exclusividad de los alemanes y los esta-
dounidenses, los franceses también se contagiaron. Jean Labasse escribió
en su tesis en 1955: "la región no es más el área de extensión de un paisaje,
sino el campo de acción de una serie de flujos originados desde la ciudad".
Esta corriente de la región polarizada se caracteriza además por su gran
rigor científico y un creciente cuantititivismo. Después de la segunda gue-
rra mundial la tendencia naturalista en la división y estudio del espacio
geográfico, es substituida por el estudio de las relaciones enfre las múlti-
ples localizaciones puntuales que se distribuyen en el espacio: la región
comienza a ser un espacio abierto que se define por su cenfro y que se
caracteriza por las reladones que establece con el resto del mundo. La re-
gión es definida por la intensidad y la densidad de los flujos, materiales y
económicos, así como por la jerarquía de los cenfros: es el tiempo de la
región polarizada.

106
ORGANIZACIÓN ESPACIAL Y REGIÓN EN COLOMBIA

¿Cuándo surgen la ciudad y la región polarizada como factores princi-


pales de la administración del espacio? ¿Cuándo comienza a adquirir tal
protagonismo que la convierte en parte fundamental, si no úrüca de la
explicación del espacio? Después de la segunda guerra mundial en Euro-
pa y Norteamérica, ante la necesidad de reconsfrucción, tiene origen un
asombroso crecimiento de las economías: alemanes, ingleses y norteame-
ricanos fueron los pioneros teóricos de la región polarizada y los pioneros
en su apUcadón para la planificación de la reconsfrucción. La región pola-
rizada sustenta, entonces, el crecimiento de las economías de estos países:
industrializadón, desarrollo tecnológico, modernización y urbanización
fueron de la mano para generar múltiples y variados flujos, intercambios y
vínculos. Eso no quiere dedr que antes de las dos guerras mundiales la
ciudad no existiese, simplemente se estaba transformando, como viene
transformándose desde las civilizaciones grecorromanas.
Habria que esperar a Francois Perroux en 1955 y su concepto de "polo
de crecimiento", con base en los trabajos de ChristaUer y Lósch, para mos-
frar que el credmiento económico es selectivo y no aparece en todos los
lugares a la vez; se presenta en polos con intensidades variables. Perroux
utiliza para la identificación de los polos, las actividades indusfriales y el
sector terciario. Los trabajadores se desplazarían de las zonas pobres a las
ricas y el capital se dirigiría hacia las zonas con salarios más bajos.

Una crítíca a lo funcional or.


" Teórica y metodológicamente en el enfoque funcionaP la ciudad se ve ce-
rrada en muros que son creados por el economista o el geógrafo. Se obser-
va la región a una sola escala, desconociendo ofros elementos. Son unas
regiones disecadas en el tiempo, tíenen sólo presente y el pasado no inte-
resa. El enfoque de organización funcional es estático y descriptivo, da la
idea de equilibrio. Esta forma de compartimentación del espacio no sumi-

Rondinelli (1985,66), define la fundón urbana, como aquellos servicios, fadlidades, infraestructu-
ra, actividades institudonales o económicas que deben estar localizadas en asentamientos con al-
gún tamaño mínimo de población que permita ofrecerlos económica y eficientemente. Algunas
sirven solamente a los residentes del lugar en el cual ellos de localizan y son llamadas fundones
locales o residenciales; otras sirven a un mercado mayor o a los residentes de otros asentamientos
y son llamadas fundones centrales básicas. El IGAC (2000) lo define como el grado de espedaliza-
dón o diversiflcadón de la fuerza laboral, que cada centro presenta en el conjunto de su grupo
jerárquico y referido a las nueve ramas de actividad económica. - • '.

107
Luis CARLaSl)MÉNEZ.R£YES..

nisfra los elementos suficientes para la expUcación de un espado geográfi-


co en evolución, niegan o permanecen extraños a las grandes transforma-
dones de la segunda mitad del siglo XX.
• Sería ideal para el logro de objetívos de poUtíca en países con regíme-
nes centraUstas y tipos de planificación del desarroUo normativos,
direccionistas, con Umitadón de recursos y necesidad de concenfrar los
recursos en las regiones con mayor potencial. Es pensado desde arriba,
desde lo general.
• Parte de grandes espados nadonales y no de unidades espaciales de base.
m Es una aproximación descendente en la que priman los objetívos del
nivel nacional. -
« Genera una deificadón de la región polarizada.
« Algunas cadenas productívas y reladones industriales no se reflejan
necesariamente en el espacio geográfico.
« La red de polarizadón urbana puede no tener ningún efecto sobre el
espacio al que se pretende superponer Modelo inductivo en el que la
teoría suele no coincidir con la reaUdad.
m Confusión enfre el efecto y la causa: ¿la urbanización es el motor del
desarroUo regional o el desarrollo genera la urbanización? ¿Es el espa-
cio el que expUca la ciudad o la dudad al espacio?
» La región es definida con base en anáUsis de las relaciones de corto
plazo.
« Su inadaptación a un mundo en constante fransformadón.
> Es excluyente al considerar solamente los espacios polarizados, dejan-
do de lado partes importantes del espado. Se apartan los espacios inters-
ticiales: aquéUos que se sitúan al margen de las zonas de influenda.
m La región es definida por el centro y no por las márgenes. Éstas últimas
no tíenen importancia. Es el caso de la Amazonia, el Pacífico y la
Orinoquia en Colombia.
« Teóricamente parte de la consideradón de complementariedades du-
dad-campo, sin embargo, en la práctica todo conduce, con el tiempo, al
establedmiento de relaciones de dominadón de la dudad hada el campo
y de dependencia del campo hada la dudad.
« Los lugares son vistos como si estuviesen predestinados, hechos para,
con vocación para, con un lugar específico asignado en un mundo ar-
monioso.
« Defrás de los datos de mües de personas, dólares o servicios, se escon-
den infinidad de condiciones particulares y matices.

108
.ORGANIZACIÓN ESPACIAL Y REGIÓN EN COLOMBIA

Brunet (1992), da una definidón de funcionaUsmo: "consiste en imagi-


nar que cada lugar tiene un papel atribuido, estudiado, armonioso, nece-
sario al funcionamiento de la sociedad, del mundo. Mientras lo que
realmente se observa es que todo son competendas, confradicciones, con-
flictos... hay inclusive funciones que no son funcionales".

- . ' • ' • . . . .,<r • . . ••'-•'--•


Las redes
Según Brunet (1992), "red es el conjunto de líneas o de relaciones más o
menos complejas, unas son materiales y ofras inmateriales". Etimológica-
mente la palabra tiene diversos significados: del inglés net o ned que signi-
fica nodo; del alemán netz que significa maUa de nodos; y del latín rets o
filet que significa separaciones, retícula. En ofras palabras, si nombramos
las redes no necesariamente estaríamos hablando de lo mismo: para unos
son los puntos, para otros las Uneas y para ofros los espacios vacíos entre
esas Uneas y puntos; interesante coincidenda si revisamos el origen de la
región polarizada y de la región natural. ' - ,
Tres elementos caracterizan el concepto moderno de red: la informáti-
ca, expresada en la tecnología digital; las telecomunicaciones, expresada
en la telefonía celular y el fransporte elecfrónico de datos; y por último, el
audiovisual, manifiesto en la teleconferenda y ofros interesantes desarro-
llos multimediales.
Offner (1996), define la red como "una técnica de pensamiento y un
instrumento de construcción del territorio: modo de razonamiento y
reticulado, hace la unión enfre los lugares, bien sea en el espado material o
en un proceso conceptual".
Aunque las redes materiales: autopistas, Uneas férreas, líneas eléctricas,
etc. siguen marcando y fransformando el espacio; las inmateriales*: Internet,
fransmisión de datos, transacciones bancarias, dinero plástico, etc., aun-
que invisibles, parecen ahora incidir de una forma mucho más certera en
la organización del espacio. Al menos marcan la diferencia enfre aquéllos
que logran acceder a estos nuevos desarroUos tecnológicos y aquéUos que

4. Un fenómeno que pudiese pasar desapercibido, evidenda importantes desarroUos y progresos: el


mayor valor en transacdones y el mayor número de empresas vendidas se registra en el sector de
las telecomunicadones y el transporte. De las 10 empresas más grandes del mundo en 1995, 4
pertenecen al sedor del automovilismo, 2 al sector de las telecomunicadones, 2 al petróleo, 1 a la
distribudón y otras a los equipos electrodomésticos (Paulet, 1998).

109
Luis CARLQSIIMÉNEZ REYES

no tienen opción de hacerlo, bien sea por interés particular de no partici-


par o por diversas modaüdades de restricción.
Las redes van de la mano del nuevo modelo económico que parece
imponerse: el libre mercado, el neoUberalismo. Las redes van acompaña-
das de exigencias de desrreguladón y libre acción, gustan de la descenfra-
lización, de la desnacionalización y de las privatizaciones; son compatibles
con la extensión de la lógica empresarial al manejo y administradón del
territorio, gustan de la eficiencia y de la productividad.
En la lógica de organización en red ya no operan los principios de proxi-
midad y contigüidad, ya no interesa quién es mi vecino sino con quiénes
estoy comunicado en ofras partes del mundo, es decir, interesa el principio
de conectividad. Las redes no diferencian entre categorías sociales: grupos
de edad, sexo o profesión, tampoco enfre categorías espaciales: barrio, ciu-
dad o región; gustan de un mundo uniformizado, desrregulado, libre. Li-
gadas a un mundo global, consideran que las pertenencias fransversales
de los miembros de la red a múltiples círculos sociales constituyen la trama
del sistema social. Las redes gustan igualmente de las desnacionalizaciones,
de las privatizaciones y laflexibilizaciónlaboral.
Existe un término muy acertado para explicar el efecto de la redes so-
bre la organización del espacio, se trata del denominado efecto túnel: "fre-
cuentemente utilizado para resaltar la conexión rápida enfre dos puntos
de tal manera que se hace total absfracdón del espacio intersticial (Offner,
1996, 232).
Las redes de comunicación elecfrónica adquieren un papel cada vez
más protagónico en las relaciones entre los individuos y de éstos con el
espacio. Colocan a su disposición los servicios de audiovisuales, las teleco-
municaciones y la informátíca. La moda de desplazamiento determina en cada
época la organización de la sociedad, ciertos teóricos consideran que la velod-
dad de transmisión de mensajes, su inmediatez, son un factor esencial en
la repartídón de la riqueza, del poder y de la toma de decisiones. Hoy, el
fransporte elecfrónico de información y la acción consisten cada vez me-
nos en recorrer una distanda y cada vez más en confrolar y adminisfrar a
distancia.
La modificación de los pafrones de desplazamiento y la noción de es-
pacio-tíempo, pone en crisis la noción de espacio y distanda. En cierta
forma estamos adquiriendo el don de la ubicuidad, un don antes otorgado
tan sólo a Dios, "el cuerpo dejará de ser el elemento de soporte de las rela-
ciones con el otro, con el mundo". El espacio se vuelve fransparente y ho-
mogéneo. "Confrario a las redes visibles, la redes de telecomunicaciones
.110
ORGANIZACIÓN ESPACIAL_Y REGIÓN EN COLOMBIA

no dejan hueUa en el espacio" (Offner, 1995). Las redes tíenden a abolir la


distanda y estarían incentívando la desterritorialización de los intercam-
bios^ En el desarroUo epistemológico de la geografía el concepto de red se
muestra en confravía del concepto de territorio. Las redes, como se men-
donó, desterritoriaUzan y además, desconocen el sentído de pertenencia,
de identídad, de proximidad.
Las redes invitan a la simultaneidad. Se afirma comúnmente que como
la distancia ya no es un limitante, las desigualdades y los desequüibrios
territoriales disminuirán, puesto que las localizaciones industriales y los
servicios podrían estar ahora en todas partes, inclusive en sitíos antes con-
siderados como marginales. Sin embargo, en la práctíca el modelo está re-
sultando adverso: puesto que las reglas del mercado se hacen más exigentes
en cuanto a locaUzación, mano de obra y ofros factores, lo que resulta es
una ampliación de la brecha entre los que logran acceder al mundo
globalizado y los que definitivamente quedan excluidos, nunca antes la
brecha había sido tan ampUa. y "^^ ^ *-?
La tendencia a rüvel mundial es la concenfración de los flujos económi-
cos en las zonas desarroUadas y sus satéUtes inmediatos. El capital se está
dirigiendo hacia las zonas más ricas, por tanto, hacia donde los recursos
son más costosos; confrario al modelo anterior donde el capital se dirigía
hacia las zonas pobres y con mano de obra barata (Veltz P, 1997).

Ciudades, redes de ciudades y nuevas jerarquías urbanas


La ciudad ha sido elemento expUcatívo del desarrollo económico. La ciu-
dad se constítuye, como lo afirma J. Lojkine citado por L.M. Cuervo (1997),
"en la expresión material, espacializable y sodalmente reconocible del ca-
pitalismo". Es la concenfración de los medios de consumo colectivo y de
reproducdón, y la urbanizadón es una de las más importantes herramientas
y mecanismos de cooperación en la sociedad capitaUsta contemporánea.
En la ciudad se reúnen los medios de consumo y reproducción del ca-
pital y de la fuerza de trabajo, los cuales se van convirtiendo en condición

La triptiladón de los vuelos de grandes aerolíneas llega a nodos en la red mundial de ciudades en
latitudes y longitudes diversas, hadendo total abstracción del espacio que hay entre ellos, indusi-
ve conservan sus horarios, hábitos de sueño, alimentadón y preferendas musicales, etc. Lo mis-
mo ocurre con nuestros desplazamientos a través de las superautopistas o dobles calzadas, con
nuestros automóviles dimatizados, aislados del sonido exterior Son los tiempos de la simultanei-
dad.

111
LUIS.CARLOSUMÉNEZ REYES .

para el desarroUo económico. La concentración de la población y de las


actívidades en cenfros urbanos, aglomeraciones y áreas mefropoUtanas es
una condición necesaria para el desarrollo.
La dudad es también el cenfro de la poUtíca y la adminisfradón: Lefevbre
decía (1978) "...el Estado tiene la ciudad por centro. Estos subsisten como
lugar asignado de la división del trabajo sobre el territorio. Esta relación
ciudad-Estado conduce a una mezcla sin forma, al caos, a pesar del orden
adminisfratívo".
Sin embargo, la ciudad también se transforma en el tíempo, en el espa-
do y en su esfructura como consecuencia de los cambios económicos, tec-
nológicos y culturales. En la ciudad se concentra el capital, la innovación,
el desarrollo tecnológico, el bienestar, etc. La dudad es el cenfro de aten-
dón en el mundo moderno y a pesar de la promulgación de la equidad y la
justícia social, es la ciudad la concenfradora de los mayores beneficios, au-
mentando la brecha con la periferia.
Las redes y los fenómenos que acompañan la globalización irrumpen
fransformando la organización del espacio. Una de tales manifestaciones
se hace a través del fenómeno de confraurbanización o desconcentración
concentrada, reflejado en la metropolización de las grandes ciudades del
mundo. En las mefrópoUs se están concenfrando las empresas más sobre-
saUentes y, angustíosamente, las recientes tendendas de concenfración se
están dando en torno a los cenfros que en el modelo anterior habían alcan-
zado las mejores condiciones de desarroUo y habían podido modernizar
su infraestructura de comunicaciones y telecomunicaciones (Jiménez L.
C, 1999).
< En la nueva lógica de organización espacial, la jerarquía de un cenfro
ya no la definen las caraderístícas del espado que tíene bajo su influencia,
sino las caraderístícas en calidad y cantídad de los centros con los cuales
está relacionado en el mundo. Las ciudades, las mefrópoUs, son las mayo-
res protagonistas del mundo globalizado, establedendo inclusive una nueva
jerarquía: .' j . ;>
« Sistema de ciudades: Conjunto de dudades que están en permanente
dinámica, desarroUan relaciones de interdependencia entre eUas y con-
servan una esfructura persistente, coherente y en evolución. En eUas
opera la teoría general de sistemas: todo cambio en uno de sus elemen-
tos produce cambios en los demás elementos.
« Red de ciudades: Esta nodón puede entenderse como una pordón de la
red urbana o como pordones pertenecientes a diferentes redes urba-

112
_ORGANIZACIÓN ESPACIAL Y REGIÓN EN COLOMBIA

ñas. Es decir, que es un conjunto de ciudades que forman parte de una


o más redes urbanas o que pertenecen a una o más divisiones adminis-
fratívas. No necesariamente tíene referencia en la práctíca, pues pue-
den ser objeto de consfrucción por parte de un investígador con el fin
de aprehender el fundonamiento del conjunto de ciudades. La selec-
ción la puede hacer el investígador en función de la taUa, del peso eco-
nómico o naturaleza de sus actívidades. ' '
m Club de ciudades: No impUca necesariamente fundonamiento en común
de las dudades. Se frata principalmente de reunión de alcaldes de ciu-
dades frecuentemente de la misma taUa.
» Alianza de ciudades: Formada principalmente por razones de ordena-
miento territorial, persigue la búsqueda de complementariedades, que
se fraducen generalmente por una distribudón de tareas, en términos
de colaboración para el logro de un objetívo preciso. El cimiento de
esta aUanza de ciudades está en la voluntad de los actores polítícos
locales y de su aporte de proyectos de desarroUo. Los alcaldes de ciuda-
des medianas conscientes de la dificultad de actuar aisladamente han
dado cuerpo a estas aUanzas.
• La red de grandes ciudades: Es un tipo de noción de territorio en el senti-
do que la red no se inscribe necesariamente denfro de un territorio
comprendido como unidad poUtico adminisfrativa y conderne tan sólo
a una parte de un conjunto de dudades. ..

CONCLUSIONES Í

Antes de lanzar conclusión alguna, se mendonan a continuadón algunos


elementos adicionales para el análisis:
Colombia es un país que desde su condidón de país emergente, subde-
sarroUado, etc., ha sido tardíamente reflejo de los desarroUos tecnológicos,
innovadores, poUticos y económicos que han surgido en el mundo. Igual-
mente, el proceso de configuración espadal interno ha sido especialmente
matizado y presenta marcadas diferenciaciones regionales: ocupación
prehispánica, conquista, colonia, repúbUca, conformación del Estado mo-
derno, violenda interna, diversidad étnica y orden territorial, han tenido
expresiones sodo-espaciales propias, las cuales continúan presentes.
Pordones importantes del territorio colombiano, tradicionalmente aje-
nas a los cambios, permanecen Ugados a la fradidonaUdad y a la ruraUdad;
aunque se diga que hoy somos un país urbano y que el espacio rural no
tiene significadón. Sin embargo, el conflicto histórico, político o no, que ha
113
LUIS CARLOSIIMÉNEZ REYES

marcado el siglo XX en Colombia se ha gestado principalmente en el cam-


po. "Es que el conflicto en Colombia es agrario y no es urbano", se dice en
algunos escenarios de discusión. Entonces, ¿si no tiene relevancia lo rural
y adquiere mayor importanda el hecho urbano y mefropolitano, por qué
se nos vuelca al país entero el problema? Será que por décadas hemos rele-
gado y negado parte de nuesfra cultura y territorio, a costa de alcanzar
afanosamente las bondades del desarroUo económico?
Apropiando palabras de L. Bianchi (1992), "las nuevas tendendas de
deUmitación, estudio y anáUsis de la región y en general del espacio geo-
gráfico colombiano, deben ser más progresivas para favorecer las intendo-
nes actuales de ordenamiento territorial", y adicionando: la construcción
territorial colombiana, los proyectos de nación y la cohesión social deben
conciUar todos los elementos de tradicionalidad y modernidad, centro y
periferia, ruraUdad y urbanización, legalidad e ilegalidad, localidad y
globaUdad, territorios y redes, que resultan de la mezcla y transición a to-
dos los niveles territorial, étnico, cultural, económico y político en Colom-
bia. No hay que regionalizar o dividir primero, para luego ver qué le
asignamos o le colocamos adentro; primero hay que saber hacia dónde
queremos ir, qué es lo que queremos para nuestra sociedad.
No es posible continuar favoredendo la consfrucción de una sodedad
fragmentada en archipiélagos y dual, en la que por una lado irían unas
redópoUs conectadas al mundo moderno y por ofro lado sodedades con
otra idea distinta de desarroUo; o que creadas las dos, exista una fórmula
concüiadora, un nuevo esquema político y económico que reúna tales par-
ticularidades.
Cuenca, región natural, región polarizada y redes mundiales no se ex-
cluyen y por el contrario coexisten y se complementan en el territorio co-
lombiano. Precisamente con el propósito de trabajar la hipótesis inicial se
desarrolla actualmente en el Departamento de Geografía de la Universi-
dad Nacional un proyecto sobre "organización espacial en el piedemonte
amazónico: elemento clave para la cohesión nacional". Se espera que los
resultados contribuyan con elementos de análisis a la problemátíca aquí
expuesta.
--"• ;i . :•• • •' •• . •.

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114
ORGANIZACIÓN ESPACIAL Y REGIÓN EN COLOMBIA

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115
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EL TERRITORIO, EL AMBIENTE Y LA SOSTENIBILIDAD*

>, . Julio Carrizosa**

INTRODUCCIÓN

El concepto de territorio proviene de la geografía, del derecho y de las


ciencias polítícas; desde un punto de vista ambiental la idea de territorio
generalmente se reemplaza por las palabras región, locaUdad, ecosistema
o ecorregión, pero estos conceptos no incluyen necesariamente dos de los
atributos del concepto territorio: su Umitación poUtíca y su posesión. En el
Instituto de Estudios Ambientales hemos creído necesario profundizar,
desde un punto de vista ambiental, en lo que pudiera Uamarse la organiza-
dón del territorio, concepto que creo fraduce mejor y con menos üusiones
el amenagément francés, dado que consideramos que el concepto de orde-
namiento tíene connotaciones que lo restringen. La organización la enten-
demos como un ordenamiento más amplio y dinámica que incluye tanto
lo deseable como lo real, y que maneja tanto variables espaciales como
temporales en estudios de procesos complejos en los que se deben tener
en cuenta lo ecológico, lo económico, lo social, lo poUtíco y en una palabra
lo cultural.
En estos estudios del territorio nuesfro enfoque se relaciona con los
procesos de desarroUo y con el concepto de sostenibilidad. Estamos intere-
sados en estudiar los procesos de poblamiento espadalmente, pero en un
contexto delimitado por lo que se entíende en cada proceso como desarro-
Uo y con un deber ser de sostenibilidad o sea de permanencia y de equidad

Esta ponencia contiene apartes de documentos elaborados por Julio Carrizosa Umaña en los años
1999 y 2000, dentro del contrato de asesoría para el Ministerio del Medio Ambiente firmado entre
SECAB y el Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Nadonal de Colombia. El resto
son textos escritos para este Seminario.
Profesor, Instituto de Estudios Ambientales, IDEA, Bogotá, Universidad Nadonal de Colombia.

117
JULIO CARRIZOSA

infra e intergeneracional. Consideramos que la consoUdación de cada asen-


tamiento crea derechos sobre el patrimonio natural en cabeza de personas
y grupos específicos y, por lo tanto, establece diferencias que afectan en un
todo y en partes específicas a la sociedad.
Desde esos puntos de vista pensamos que el país está en mora de ana-
lizar casos concretos, como la relación entre Bogotá y el resto del territorio
nadonal, o como los procesos de ocupación que se realizaron durante la
segunda mitad del siglo XX en regiones antes selvátícas, como Urabá,
Caquetá, o el Magdalena Medio. Proponemos que esos posibles anáUsis se
realicen bajo el concepto de sostenibüidad. Consideramos que los modelos
de desarroUo sostenible local o comunitario podrian ser de gran ayuda en
el diagnóstíco sobre el éxito social de tales procesos y en la conformación
de modificaciones o en la generación de nuevos procesos.
Creemos que en los patrones de poblamiento ya citados pueden estar
algunas de las claves que se esconden detrás del actual confUcto armado y
de las actuales circunstancias económico-sociales y nos interesaría poner
esto de presente en la consfrucción de la paz.
La mayoría de las polítícas de poblamiento durante los últímos cuaren-
ta años han tenido como fundamento principal las tesis del Plan Currie en
relación con la necesidad de acelerar el crecimiento de las ciudades para
modernizar el país y aprovechar las diferencias en productívidad enfre lo
urbano y lo agrario. Los resultados de estas esfrategias distan signifícatíva-
mente de lo que sus autores previeron a mediados del siglo veinte, la caU-
dad de vida en las ciudades no ha aumentado al ritmo previsto, el
desempleo urbano se ha incrementado y la brecha entre campo y ciudad
que se diagnostícó a principios de la década de los setenta, ha sido ocupa-
da por dos factores inesperados que ar"'enazan la sostenibiUdad de la Na-
dón: la insurrección y los cultívos ilícitos.
En la Constítución PoUtíca de 1991 se infrodujeron dos conceptos que
posiblemente faciUten modificar las tendencias que Uevaron a la crisis ac-
tual: el de patrimonio ecológico y cultural de los municipios y el de funcio-
nes sociales y ecológicas de la propiedad. Ambos tíenen reladones con la
capacidad del territorio para propordonar bienestar a sus habitantes en
formas duraderas o sostenibles.

EL PATRIMONIO ECOLÓGICO '

El concepto de patrimonio ecológico aparece en la Constítudón de 1991 en


forma casi marginal, como objeto de una función espedfica de los Conce-

im
EL TERRITORIO, EL AMBIENTE Y LA SOSTENIBILIDAD

jos Municipales:". Dictar las normas necesarias para el control, la preserva-


dón y la defensa del patrimonio ecológico y cultural del municipio". La
discusión internacional sobre el concepto de patrimonio es también abun-
dante y densa pero me parece que la Constítución colombiana ha infrodu-
cido en este debate dos variaciones interesantes: la de referirlo a los
municipios, la unidad más local y lugareña de nuestro ordenamiento terri-
torial y la de fratar lo ecológico conjuntamente con lo cultural. En efecto, la
polémica jurídica internacional se ha concentrado sobre la idea de lo
ecológico como un patrimonio planetario común a la humanidad y sobre
las connotaciones económicas del uso de una palabra con tan clara estir-
pe', mienfras que en la versión colombiana se presenta una opción muy
atractíva para aumentar el interés de las comunidades de base en la pro-
tección del ecosistema y para inducir un fratamiento más ambiental que
ecológico-económico del concepto.

L \ FUNCIÓN ECOLÓGICA DE UV PROPIEDAD - - ^i

El Artí'culo 58 de la Constitudón dio un paso importante al frasladar a ni-


vel de predio el concepto de función ecológica. Al texto anterior, en el que
se decía que la propiedad tenía una función social, le agregó: "Como tal le
es inherente una fundón ecológica". Al unir lo ecológico con lo social este
artículo enfra a lo ambiental y aclara de una vez por todas las posibles
confradicciones entre ambos conceptos; por ser social, la función es tam-
bién ecológica. La responsabiUdad total e integral, de la cual se habla tanto
a nivel industrial, se hace aquí más ampUa y estable. Es el predio el que es
responsable, pero esas responsabiUdades las comparten de ahora en ade-
lante toda la cadena de propietarios. Es importante señalar que la Consti-
tución no hace distinciones entre propiedades rurales y propiedades
urbanas; todas tienen funciones sociales y ecológicas.
¿Cómo se asegura la función ecológica de la propiedad? Probablemen-
te este tema tiene que plantearse sistémicamente, o sea, fratando al mismo
tiempo lo ecológico con lo sodal y lo económico-productivo. En esta forma
un propietario con excedentes en lo productivo tendría una obUgación le-
gal de compensar en lo social y en lo ecológico, y un territorio cuyas carac-
terísticasfísicasy bióticas lo pusieran en desventaja en lo productivo podría
ser compensado para asegurar sus fundones ecológicas y sociales. En ese

1. Ver Frangois Ost, 1996, Naturaleza y derecho, Edidones Mensajero S.A. Bilbao, pgs. 293 a 322.

119
JULIQ C A R R I Z Q S A

contexto las propiedades urbanas que gozan de las funciones ecológicas


del resto del territorio pero que no pueden prestar directamente las suyas
podrían pagar impuestos especiales que compensaran económicamente a
los territorios rurales no productivos. •. • -

POSIBILIDAD DE UN TRATAMIENTO CONCEPTUAL INTEGRADO

Es posible que se hayan reunido las condiciones para que el gobierno na-
cional afronte el tratamiento del poblamiento de dudades y campos desde
puntos de vista que integren en lo nacional las consideraciones que pro-
vienen desde diferentes disciplinas.
En un tratamiento multidiscipUnario o interdiscipUnario de estos pro-
cesos de poblamiento sería posible hacer valer las consideraciones que vie-
nen desde la demografía, la ecología, la antropología, la sociología, el
urbarüsmo, la agronomía, las ciendas políticas y la economía para acercar-
se a la complejidad de los procesos actuales.
Esta complejidad sólo puede verse en toda su magnitud si se considera
amplia y profundamente la realidad: especialmente si el poblamiento no
se considera aislado de la globalización, del mercado de drogas üegales y
de la guerra. Globalización, drogas üegales y guerra constituyen un con-
texto entrelazado de un enorme poder que puede estar modificando
significativamente las tendendas.
Comprender lo que está sucediendo en el ámbito técnico implica cons-
fruir modelos conceptuales transdisciplinares capaces de adaptarse, de
complejizarse y de actuaUzarse conforme disminuye la incertidumbre.

•,v . V . • í j •-
1. El ambiente y la metropolización
Desde un punto de vista amplio de ordenamiento ambiental, es claro que
el desequilibrio de la red de ciudades y, específicamente, la concenfración
de la población en cuafro grandes áreas mefropoUtanas, afecta la situación
ambiental del país y hace necesario y urgente el estudio de los asentamientos
actuales y de su credmiento, así como el análisis de los procesos de distri-
bución espacial de la población en las diversas regiones del país.
Los efectos ambientales de la mefropoUzación no han sido estudiados
detaUadamente. Quienes creen que esos impactos son positivos presentan
argumentos tendientes a defender la concenfración de la población por las
economías de escala en la provisión de servicios púbUcos, la necesidad de
ampUadón de los mercados nacionales, la variedad de las posibiUdades
culturales, la fadUdad de consecudón de empleo y la minimizadón de los
120
_E_L_TERRIT0RIO, EL A M B I E N T E Y LA SOSTENIBIUDAD

espacios dedicados a vivienda (Lotero, 96, pg. 108) (Molina, 99, exposición
ante la Misión)^ Quienes se oponen a la metropoUzación desde un punto
de vista ambiental alegan que la prestadón efidente de servidos púbUcos
tiene límites estableddos por las existencias de fuentes de energía y de
agua, y por falta de gobernabiUdad de conglomerados muy grandes de
poblaciones pobres^*; se dice también que la minimización es espacios de-
dicados a vivienda significa hacinamiento y disminución de calidad de
vida, que la concentración de poder conduce a acaparamiento de los re-
cursos de agua y energía que pertenecen a ofras regiones y, sobre todo,
que la acumulación de población significa también concentración de resi-
duos líquidos y sólidos por endma de las capacidades de fransformación
ofrecidas por el medio natural, con el consiguiente deterioro de los
ecosistemas (Lipietz, 96, pgs. 58-60) (MindesarroUo, 95, pg. 131) (Di Pace,
94) (Echechurri, 94). Cuando estas concenfraciones de población se produ-
cen fundamentadas en las migraciones de habitantes rurales estos proble-
mas ambientales se agravan por choques culturales enfre las concepciones
fradicionales de la vida rural y los nuevos retos planteados por la ciudad y
los dtadinos (Marino, 99). Gómez Buendía plantea acertadamente la dife-
rencia entre "ciudad grande" y "gran dudad" y expUca cómo en la primera
la "debilidad de la poUs... explica y se manifiesta en escasa participación
poUtica, violencia social, ingobernabiUad, inseguridad y ausencia de iden-
tidad. (Gómez Buendía, 94, pg. 128). •^^'^'
En el caso de Bogotá y de Cali, a los anteriores impactos cabe agregar la
urbanización irreversible de suelos agropecuarios de primera clase, con
posibles consecuencias tanto en la competitividad de la producción
agropecuaria, como en la rrüsma seguridad alimentaria de estas ciudades,
en casos de crisis políticas o económicas^'^. En los cuatro casos de

Humberto Molina ante la Misión sobre Bogotá y Región anotó que los seis millones de bogotanos
hubiesen causado mucho más daño si se hubiesen asentado en la Amazonia.
"Hasta el presente no ha habido una soludón viable para un manejo adecuado de tales áreas
metropolitanas", escribieron en 1994 dos de los prindpales urbanistas colombianos (Cortez y Del
Castillo, 94, pg. 204).
Borja y Castells afirman: "La evoludón de las dudades difieren sustandalmente. Mientras algu-
nas han realizado grandes progresos de mejora de su sustentabilidad local, las grandes megalópolis
de los países en vía de desarrollo experimentan retrocesos por su elevado ritmo de crecimiento y
la incapaddad de sus economías y de sus gobiernos de superar déficit y cubrir las nuevas necesi-
dades" (Borja y Castells, 97, pg. 202).
En Santiago de Chile el área urbana se duplicó en 20 años, lo cual nos indica la gran capaddad de
consumo de tierra en un modelo capitalista dinámico (Rosenfeld, 94, pg. 151).
La Sodedad Geográfica de Colombia, fundamentada en estudios del IGAC, identifica 50.000 hec-
táreas de primera clase para actívidades agropecuarias localizadas al centro-ocddente de la saba-
na, entre la dudad y las pobladones de Facatativá y Zipaquirá.

121
Juuo CARRIZOSA

megapoUzación colombiana debe señalarse que todos los residuos líqui-


dos de sus poblaciones son recibidos por la cuenca Magdalena-Cauca, y
que de las aguas de estos dos rios no solamente se surten buena parte de
los acueductos y de la actividad agropecuaria de ofras poblaciones colom-
bianas, sino que ambos son parte fundamental de la estructura de los
ecosistemas en los vaUes interandinos y en la planicie del Caribe.
Estos y ofros costos y beneficios ambientales de la metropolización de-
berían estudiarse detaUadamente para compararlos con los costos y bene-
ficios ambientales de otras formas de urbanización. Debería examinarse la
experiencia de otros países en donde ciudades de menor tamaño se han
constituido en modelos de caUdad de vida y de manejo adecuado del am-
biente, así como en ejemplos de competitividad económica, como ocurre
en varios casos en Estados Unidos, Europa y Brasü. Debe estudiarse la po-
sibiUdad de crear nuevas imágenes a ciudades existentes para generar cul-
turas sostenibles y competitivas, tanto en lofísicobiótico como en lo social
y en lo económico, capaces de competir económicamente, de absorber can-
tidades significativas de migración rural y de proporcionar a estos nuevos
ciudadanos mejores niveles de bienestar sodal.
En el caso de Bogotá, la aceleración de su crecimiento en comparación
con las ofras metrópoUs incipientes, a pesar de todos los intentos de des-
cenfraUzación, y el fuerte ligamento entre esta situación y el crecimiento
del sector terciario superior (Gouéset, 98), debería ser objeto de un estudio
especial, por encontrase en un ecosistema de interés nacional.
Este estudio debe hacerse tanto desde el punto de vista del ambiente
físico-biótico, como del poblamiento, de la estabilidad sociopolítica y del
crecimiento económico''. Los fenómenos de desplazamiento de población
y la consfrucción del proceso de paz posiblemente podrían ser mejor en-
tendidos y fratados si se realizaran anáUsis regionales en donde el poten-
cial físico y biótico de estas ecorregiones y su poblamiento se considere
desde el punto de vista de su sostenibiUdad económica, en el marco de las
sostenibUidades sectoriales planteadas desde la producción Umpia, la pro-
ducdón endógena, y la posibiUdad de acceso a mercados verdes.

Borja y Castells anotan cómo la "globalización tíene también efectos desestructurantes y


dualizadores sobre el territorio y las sociedades locales" marginalizando zonas enteras del territo-
rio, dejando fuera una parte de la pobladón, limitando la factíbilidad de actívidades económicas
tradidonales, creando discontinuidades en el espado urbano, hadendo necesarias alianzas de
tipo oligárquico, vendiendo la imagen de sólo una parte de la ciudad y concentrando las activida-
des polidacas en sólo los territorios "in" de las dudades (Borja y Castells, 97, pg. 184).

122
E L TERRITORIO, EL AMBIENTE Y LA SOSTENIBILIDAD

2. Sostenibilidad y desarrollo sostenible local


La polémica actual sobre las posibüidades de desarrollo sostenible ha con-
ducido a un renovado interés por el tema de la sostenibiUdad de las comu-
nidades y la sostenibilidad local. Frente a la sostenibilidad global, cuyas
condiciones han sido expuestas por ecólogos sistémicos y por macro-
economistas, surge la sostenibiUdad de sitios específicos en el planeta cu-
yas condiciones son objeto de estudio de la ecología de paisajes, de la
economía ecológica, de la antropología cultural, de la sociología ambiental
y, naturalmente, del ambientaUsmo integraUsta^. En esta discusión el caso
colombiano cobra inusitado interés por fratarse de uno de los pocos países
de América Latina en donde existe una muy densa red de municipios,
cada uno con su "casco urbano" y con una posición y unas funciones defi-
nidas por la Constítución PoUtíca de la Nación. Esta red de munidpios y de
cascos urbanos constítuye también una red de alternatívas a la situación
actual de macrocefalia. Así como Bogotá credo, en den años, de menos de
cien mil habitantes a seis mülones de habitantes, cada uno de estos mü y
pico de munidpios contiene un potendal de crecimiento que depende de
las características de su sostenibiUdad ecológica, sodal, económica y poUtica.
El concepto de desarroUo sostenible local tiene reladón con el de desa-
rrollo sostenible comunitarío y con el de desarroUo popular sustentable,
analizado por Leff, Barkin^" y otros autores pero se diferencia de eUos en
que no supone la existencia de una comunidad, en el sentido estricto del
concepto ni en su relación con las etnias indígenas, o afroamericanas. En
un sentido más ampUo nos proponemos profundizar sobre la posibüidad
de que las reaUdades locales en asentamentos humanos de baja densidad
de población puedan permitir un aumento sostenible de la calidad de vida
de esos pobladores bajo las circunstancias actuales de disgregación sodal,
de globalización económica y de masificación cultural que son comunes
en todo el territorio colombiano. Se frata de enfrever las posibiUdades de

8. Arturo Escovar está desarroUando una ecología política del "lugar" en la que este constítuye "el
espado de la diferenda". Escovar recuerda que vivir es vivir localmente y conocer es conocer el
lugar (Ver Memorias del Segundo Seminario Latinoamericano y del Caribe sobre Universidad y
Medio Ambiente, noviembre de 1999).
9. "El resultado de estos procesos contradictorios entre la globalizadón tecno-económica y la
espedfidad credente de las identidades es la crisis sistémica de los estados nadonales" (Borja y
Castells, 97, pg. 31).
10. Barkin, David, 1999, "Superando el paradigma neoliberal: desarrollo popular sustentable", en Cua-
dernos de Desarrollo Rural (43).

123
luLio CARRIZOSA.

cambio de la situación actual, bajo restricciones esfructurales de todos co-


nocidas pero en medio del proceso de cambio social en que nos enconfra-
mos, en el que la guerra y la crisis económicas son dominantes. Para lo
anterior hemos escogido un insfrumento posible, el incremento del patri-
monio ecológico del municipio y hemos explorado las diversas coyunturas
a que nos exponen las circunstancias de guerra y de recesión.
j r'

EL INCREMENTO DEL PATRIMONIO ECOLÓGICO

Este concepto, que a mi juicio es fundamental, ha sido poco desarroUado


en los municipios y puede tener un potencial apreciable para integrar la
sociedad municipal y para aumentar la equidad ínter e intrageneracional a
nivel local.
La consideradón de la posibilidad de aumentar el patrimonio natural
en términos generales contradice formas de pensamiento ambiental que
tienen raíces en las consideraciones de la segunda ley de la termodinámica
y en la existenda de límites físicos planetarios. Sin embargo estas confra-
dicdones desaparecen cuando se frata de formas espedficas de patrimo-
nio natural y de circunstancias espaciales definidas a niveles inferiores del
planetario. Es evidente que es posible aumentar ciertas formas de capital
natural a expensas de ofras formas de capital, reversando las tendencias
donünantes y es también claro que es posible aumentar ciertas formas de
patrimonio natural de una locaUdad con límites específicos fransfiriendo
capitales de ofras locaUdades como se ha hecho y como puede hacerse en
sentidos inversos.
En términos concretos si el capital natural representado por el bosque
existente en un munidpio ha mermado por la explotación de dicho bos-
que para aumentar el capital consfruido en una locaUdad urbana centrali-
zada es también posible utilizar parte del capital financiero acumulado en
uno de los centros para aumentar nuevamente e inclusive para incremen-
tar el capital natural preexistente, todo de acuerdo no a límites globales
sino a límites locales. Dependiendo de los procesos que se utüicen para
recrear el bosque, esta frasferencia de capital financiero del cenfro a la pe-
riferia podría también aumentar el capital social de ésta y podría incidir en
una mejora en la distribución sodal de su capital finandero a fravés de la
creación de empleo permanente no calificado. _ .

124
EL TERRITORIO, EL AMBIENTE Y LA_SOSTENIBILIDAD

Lvs FUNCIONES ECOLÓGICAS DE LA PROPIEDAD Y LA INTEGRACIÓN SOCIAL

Como se ha mendonado afras, la obUgación legal de cada propietario, ur-


bano y rural, de ejercer sus funciones ecológicas plantea la posibilidad le-
gal de generar transferendas de la dudad hacia el campo en magnitudes
suficientes para asegurar el cumpUmiento de estas funciones en condido-
nes de baja productividad económica.
Estas fransferencias se cumplen actualmente en condiciones volunta-
rias en el caso de los mües de propietarios urbanos que mantienen segun-
das casas de recreo en el campo. La gran mayoría de éstos no obtienen de
sus propiedades rurales beneficios diferentes a los recreacionales y volun-
tariamente fransfieren sistemáticamente recursos obtenidos de sus activi-
dades urbanas al campo para asegurar la continuidad y la caUdad de sus
actividades recreacionales. Gran parte de estos recursos se utilizan en acti-
vidades de restauración ecosistémica, limpiando cauces de agua y
reforestando. En ocasiones estos nuevos pobladores del campo lo hacen
en buenas condiciones de integración social con sus vecinos campesinos,
participando en actividades comunales, suminisfrando empleo que po-
dría ser caracterizado como improductivo en términos económicos y frans-
firiendo tecnología.
Estas actividades voluntarias probablemente podrían ampUarse o con-
vertirse en obUgaciones legales, para constituir un proceso significativo de
recondUadón sodopoUtico si se conforma un contexto legal y de seguri-
dad personal apropiado en el curso de la construcción de la paz. '

U SEGURIDAD ALIMENTARIA Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE LOCAL

El tema de la seguridad aUmentaria adquiere un carácter mucho más claro


cuando se lo frata a nivel local. Sin duda, como lo afirman sus críticos, la
seguridad aUmentaria a nivel de las naciones es un tema que se debüita
cuando se consideran las posibiUdades de adquirir aUmentos en el merca-
do internacional, empleando las divisas provenientes de ofras actividades
económicas para las cuales existan ventajas comparativas en los territorios
nadonales, como lo han hecho varios países a lo largo de la historia; pero
cuando se estudia la sostenibiUdad de sitios y de famüias específicas surge
la posibüidad de producir alimentos para el consumo farrüUar y local en
condidones diferentes de productividad y de eficacia mediante, como lo
explica Barkin, el uso de recursos que no fienen ninguna ofra posibiUdad
de uso como factores en los mercados internacionales.

125
iuuQ CARRIZOSA..,

Desde un punto de vista cultural, como lo explica también Barkin, el


uso de elementos locales en la producción de alimentos, fortalece y au-
menta la sostenibiUdad de la diversidad cultural de los países. Desde el
punto de vista de la diversidad nutricional, la posibilidad de produdr ver-
duras orgánicamente, y proteínas animales de especies menores criadas
en espacios reducidos, mejora significativamente la dieta aUmentícia cam-
pesina, al proporcionar vitaminas, minerales y proteínas indispensables
para el desarroUo neuronal. '

L A ELECTRÓNICA, LAS COMUNICACIONES Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE LOCAL

La nueva economía o sea la guiada por las tecnologías digitales de comuni-


cación abre perspectívas completamente nuevas para la organización y el
funcionamiento del territorio y, por lo tanto, para la viabüidad del desarro-
llo sostenible local. WiUiam Mitchell, decano de la Facultad de Arquitectu-
ra y Planeación de MIT'^ sintetiza la nueva situación en cinco tendencias:
la desmaterialización, la desmovilización, la producción a la medida
masificada, la operación inteUgente y la transformación blanda. Las tecno-
logías digitales abren nuevas posibüidades para los territorios lejanos o
aislados que, si se utüizan en la consfrucción de la paz pueden significar
cambios sociales radicales, al romper obstáculos a la ínformadón, la educa-
ción y la capacitación de los grupos más pobres. •M
En el caso colombiano, por lo menos dos de estas caraderístícas: la
desmateriaUzación de la producción y la no necesidad de movilizarse, tíen-
den a disminuir los costos de transacción ocasionados por la complejidad
de nuestra geografía y hacen posible la participación de comunidades pe-
queñas y pobres en mercados internacionales de servicios, eUminando in-
termediarios y facüitando una distribución más justa de los ingresos.

NUEVOS PUEBLOS Y DESARROLLO SOSTENIBLE LOCAL ., i,

La mayoría de la literatura sobre sostenibüidad local estudia la vida rural


sin tener en cuenta las posibiUdades que se encuenfran en las ciudades
pequeñas y medianas. Al respecto es interesante tener en cuenta la expe-
riencia de postguerra en Inglaterra, Franda y la antigua Unión Soviética, en

11. Mitchell, William ]., e-topia. 2O00, The MIT Press, Cambridge. Mass.

126
EL TERRITORIO, EL AMBIENTE Y I A SOSTENIBILIDAD

donde se diseñaron y consfruyeron miles de nuevos pueblos como parte de


una esfrategia de reactivadón económica y de integradón sodal'-.
Las ideas actuales sobre sostenibiUdad local probablemente se enrique-
cerían significativamente si se tuviera en cuenta la posibiUdad de seleccio-
nar áreas de mayor potencial de sostenibilidad en donde fuera posible
diseñar y construir nuevos asentamientos urbanos de tamaños pequeños
y medianos adecuados a las posibilidades del entorno biofísico. Las facili-
dades de la comunicación digital por satéUte podrían constituir oportuni-
dades de prestadón de servicios que constituyeran economías adecuadas
a las posibüidades de cada asentamiento, como se menciona en el punto
anterior.
En Colombia en donde es necesario mantener bajas densidades gene-
rales de población para proteger la biodiversidad en la Amazonia, en el
Chocó, en las cumbres andinas y en la Orinoquia, la concenfración de po-
blación en múltiples nuevos pueblos más integrados socialmente y Ugados
a las nuevas economías internacionales podría constituir un escenario de
recondliación en el proceso de construcdón de la paz. ^
• r . .•. , / „ . .,,.,,•.. ,
EL DSL, LA RECESIÓN Y LA GUERRA .i , , : .

La recesión y la guerra aparentemente crean enormes obstáculos para au-


mentar en forma sostenible la calidad de vida en las locaUdades, pero al
mismo tiempo la necesidad de lograr la paz y por consiguiente de realinear
la estructura productiva para crear empleo y aumentar la equidad social,
plantean oportunidades que son sólo realizables en asentamientos huma-
nos de baja densidad de pobladón como lo son la mayoría de las zonas en
las que el conflicto es más intenso.
Estas drcunstandas plantean situaciones extremadamente interesan-
tes en la tarea de definición y realización de ejemplos de DSL, como las
que pueden surgir de diálogos enfre el gobierno, la subversión y el movi-
miento ambiental en torno a temas como las plantadones sociales de árbo-
les para crear empleo y aumentar la capacidad de absorción de gas
carbónico, la creación de un sector de agricultura orgánica que garantizara
la seguridad aUmentaria local o la cooperación para conservar los Parques
Nacionales. , .,. -^ . ,.. ^-, -•

12. ChaUne, Claude, 1996, Les Villes Nouvelles dans le Monde, Presses Universitaires de France, París.

127
JULIO CARRIZOSA

UNA PROPUESTA DE INVESTIGACIÓN

Proponemos que inicialmente se trabaje en por lo menos dos líneas:


desequüibrios urbano regionales y sostenibilidad municipal. En la primera
consideramos que podría estudiarse la relación enfre Bogotá, la Sabana y
el resto del país, así como la forma en que esta relación ha afectado lo
ecológico, lo económico y lo social. En la segunda pensamos que sería de
extremo interés el diseño de talleres de investigación-acción que en un
diálogo de saberes entre profesores, estudiantes, pobladores locales e insu-
rrección, puedan conducir a acdones sostenibles locales.
En ambas líneas podríamos tener algún tipo de colaboración con el
Ministerio del Medio Ambiente y con las Corporaciones Autónomas Re-
gionales, además de los municipios involucrados, todo en el marco de ela-
boración de las políticas de población, asentamientos humanos y
colonización que están ordenadas por la Ley 99 de 1993.
En el contexto anterior parece interesante que la Universidad estudie
la posibüidad de enrrumbarse hacia varios temas que corresponderían a
las siguientes preguntas generales:
¿Cuál es el impacto de Bogotá sobre el resto del país?
• ¿Cuáles son los factores que impiden el crecimiento sostenible de alter-
nativas urbanas a Bogotá?
• ¿Cómo se predice la sostenibiUdad de un proceso de urbanización?
• ¿Cuáles son los municipios de mayor potendal de sostenibiUdad inte-
gral?
• ¿Es posible diseñar ciudades de alta sostenibilidad de población?
¿Cómo? .,¡¡ ,j . ,,yt ^ ,.,
• ¿Es posible generar procesos de sostenibiUdad local? ¿Cómo? ,', ^ .
Estas preguntas, a mi juicio, deberían todas ser puestas a consideradón
de grupos multidisdplinarios y siguiendo metodologías fransdisdpUnarias.
La colaboradón en esos grupos de las facultades de Agronomía, Artes, Cien-
cias, Ciendas Humanas, Derecho, Economía e Ingeniería me parece indis-
pensable. Especialmente es necesaria la partidpadón de los departamentos
de Urbanismo, Arquitectura, Geografía, Ingenieria Agrícola, e Ingeniería
Civü, del Instituto de Ciencias Naturales, del Centro de Estudios Sociales,
CES, y del Centro de Investigaciones para el DesarroUo, CID.
Sugerimos que la Vicerrectoría Académica tome el Üderazgo de estas
sugerencias. El IDEA está dispuesto a colaborar en el papel que se conside-
re conveniente.

128
E L TERRITORIO, ELAMBIENTE Y I A SOSTENIBILIDAD

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

Borja, Jordi y Castells, Manuel, 1997, Local y global. La gestión de las ciudades en Ut era déla
información, Tauros, Madrid.
Carrizosa, Julio, 1997, "Evolución del concepto de Desarrollo Sostenible", en Globalización,
medio ambiente y derecho, Fondo Editorial Cancillería de San Carlos, Penca de Sábila,
Imprenta Nacional, Bogotá.
Cortez, Rodrigo y Del CastUlo, Juan Carlos, 1994, "La planeación urbana frente a las nuevas
formas de crecimiento de la ciudad", en MindesarroUo, ob. cit. Di Pace, Maria ]., 1994,
"Environmental settings of latin american cities", en OEA, Ponencias y presentaciones del
taller sobre desarrollo sustentable en las áreas urbatms de ¡as Américas, Washington.
Echechurri, Héctor, 1994, "Factors leading to the change, loss or degradation of urban
environmental quality, en OEA, ob. cit.
Gómez, Hernando, 1994, "Ciudades grandes, pequeñas polis", en MindesarroUo, ob. cit.
Goueset, Vincent, 1998, Bogotá: nacimiento de una metrópoli, TM Editores, Bogotá.
Lipietz, Alain, 19%, "En frente del peligro de la metropolización", en Producción, consumo y
uso de la ciudad, Fundación Habitat, PGU. FNA, Medellín.
Lotero, Jorge, 1996, "Otras reflexiones desde la economía", en Fundación Habitat, ob. cit,
MindesarroUo, DNP PNUD, 1994, Seminario sobre políticas e instituciones para el desarrollo
urbano futuro, TaUeres Gráficos Canal Ramírez, Antares, Bogotá.
Sociedad Geográfica de Colombia, 1998, Guerrea alta del río Bogotá, Editora Guadalupe, Bo-
gotá.

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PLANES DE ACCIÓN AMBIENTAL LOCAL


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Laura Cecilia Osorio*
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Esta ponencia recoge la experiencia realizada durante el desarrollo del


Contrato de Consultoría 0366/96 enfre el Ministerio del Medio Ambiente y
el Instituto de Estudios Ambientales, IDEA, de la Universidad Nacional,
para diseñar una Guía Metodológica para la Formulación de Planes de
Acción Ambiental Local (PAAL) y su aplicación en 5 dudades menores de
un millón de habitantes. Con una duración prevista de 8 meses, y dada su
complejidad dicho contrato se prolongó a 36 meses.
La presentación de esta experiencia en el seminario sobre Espacio y
Territorio se hace relevante, porque un proyecto de gestión ambiental que
se inicia con un énfasis urbano, durante su ejecución demostró que no
puede ser absfraído de su territorio y que las ciudades mantienen una rela-
dón sistémica y bidireccional con éste. Haremos una descripción del Con-
trato y de la metodología propuesta y consignaremos las lecciones
aprendidas del proceso y algunas recomendaciones que podrán servir de
punto de partida para experiencias simüares.
Para ser coherente con los compromisos adquiridos por Colombia en la
Cumbre de la Tierra, Rio de Janeiro (Agenda Local 21-1992) y en la Decla-
ración de Estambul, en Habitat II (1996), el Ministerio del Medio Ambiente
debe apoyar con asesoría técnica a las Corporaciones Autónomas Regiona-
les y a las autoridades munidpales en zonas urbanas menores de un mi-
Uón de habitantes, para que adelanten procesos de gestión ambiental bajo
los parámefros de la Planeación Estratégica y Participativa. Para eUo, el

Profesora, Instituto de Estudios Ambientales, IDEA, Bogotá, Universidad Nadonal de Colombia.


Coordinadora general del Contrato 0366/96 celebrado entre el Mirüsterio del Medio Ambiente y el
IDEA.

131
LAURA CECIÍIADSORIO

Ministerio en mención confrata con el IDEA de la Universidad Nacional -


dada su experienda en gestión ambiental urbana, con la construcción del
Perfil Ambiental de Manizales (1992)V la coordinación de las Agendas
Ambientales de Bogotá (1993)- y el documento "Lineamientos para la PoU-
tica Ambiental Urbana en Colombia" (1996)^.
El Confrato contempló el desarroUo de fres aspectos básicos: 1) Como
ejercido académico se deberia diseñar, evaluar y ajustar la Guía Metodo-
lógica para la Formuladón de Planes de Acdón Ambiental Local en Co-
lombia''; 2) La gerenda de este proyecto de gestión ambiental urbana incluyó
todo el proceso de información, concertación y negociadón para la firma
de los convenios interinstitucionales, donde se comprometieron a apoyar
el PAAL con ínformadón básica y/o aporte económico; la universidad ad-
minisfró los dineros aportados por las diferentes entidades, actuó como
gerente administrativa Beatriz Martínez. Adicionalmente se constítuyó un
Comité Operatívo Local con ofras entídades gubernamentales y ONG, y
representantes de la comunidad para constituirse en veedores del PAAL, y
3) la coordinación técnica de los consultores que formularían los PAAL en
cada ciudad, aplicando la metodología propuesta, estuvo a cargo de Luz
Stella Velásquez y Pedro BuragUa por el IDEA. Por parte del Ministerio del
Medio Ambiente, actuó como coordinador del proyecto, GuiUermo Ruiz V.
Esta consultoria fue en la práctica un ejerdcio conjunto de aprendiza-
jes entre la Academia, las institudones del Estado y las comunidades loca-
les, materializado en el diseño de una metodología adaptada a las
condiciones colombianas para formular Planes de Acción Ambiental Local
en 5 casos püoto en el país.
Las ciudades escogidas debían: ser consideradas como de acción priori-
taria por el Conpes respectivo; tener una considerable problemática am-
biental y/o dificultades en el manejo ambiental urbano y estar en proceso
de conurbación con una dudad mayor Así se seleccionaron Soacha, Yumbo
y ViUamaría. Posteriormente se escogieron Buenaventura como ciudad-

1. Coordinado por Luz StelIa Velásquez, IDEA, Marüzeiles.


2. Coordinadas por Margarita Pacheco, IDEA, Bogotá.
3. Con la partidpación de Augusto Ángel Maya, Margarita Pacheco, Luz Stella Velásquez, Santiago
Beracasa y Laura C. Osorio.
4. A partir del Manual de Planificadón para la Agenda Local 21, ICLEl; el documento (MI) MIAU de
Szauer, M. T. y otras, versiones preliminares M2 y M3 del IDEA y la versión ajustada y definitiva
M4.

132
PLANES DE ACCIÓN AMBIENTAL LOCAL Y TERRITORIO

puerto de nivel nacional con grandes confUctos ambientales y Yopal como


d u d a d esfratégica del piedemonte Uanero.
Las entidades "sodas" aportantes y firmantes del Convenio para cada
PAAL fueron: En Villamaría (Caldas): Minambiente, la Alcaldía, la Gober-
nación de Caldas y Corpocaldas; en Yumbo: Minambiente, la Alcaldía, la
Gobernación del VaUe, la CVC Regional Suroccidente y la Corporación
Universitaria A u t ó n o m a de O c c i d e n t e . En Buenaventura (Valle):
Minambiente, la Alcaldía, CVC, la Sociedad Portuaria, la Universidad del
Pacífico y Ecopefrol Occidente. En Yopal (Casanare): Minambiente, la Al-
caldía y un año después Corporinoquia. La quinta ciudad: Soacha
(Cundinamarca) no terminó el proceso por falta de voluntad política de
una de las instituciones comprometidas (CAR).
El hecho de iniciar procesos de gestión ambiental urbana en ciudades
de características biogeofísicas particulares y con condiciones poUticas, eco-
nómicas y sodales diferentes, indudablemente enriquecieron el proceso,
pero por otro lado al ser estudios piloto, cuyos principios eran: la
interdisciplina, la participación ciudadana y el trabajo interinstitucional, presen-
taron una gran complejidad en el manejo de las situaciones poUticas, en
las relaciones entre los diferentes actores y muchas ofras situaciones im-
previstas que se saUan del manejo y competendas de la Universidad Na-
cional, lo cual influyó enormemente en el desarrollo de cada PAAL y que
prolongaron por espacio de fres años el trabajo.
El diseño de la Guía Metodológica para la Formuladón de Planes de
Acción Ambiental Local, se centra particularmente en la formulación de
elementos para apoyar la Gestión Ambiental Local, entendida ésta como el
proceso coherente de planeación, ejecución y seguimiento de políticas y
acciones ambientales. En síntesis, el PAAL es el compendio de iniciativas,
esfrategias y medios para lograr el proceso de mejoramiento ambiental en
las dudades y su territorio.
La Guía sugiere un fuerte cambio de enfoque para el manejo de los
asuntos ambientales en las ciudades y su entorno, ya que propone cenfrar-
se de manera más clara y decidida sobre el sujeto de la acción ambiental, es
decir, en la regulación de la actividad humana, no sólo con un criterio de con-
frol sino principalmente con el propósito de desarroUar prácticas y valores
positivos que permitan la puesta en marcha de un proceso colectivo, gra-
dual pero permanente y de naturaleza constructiva que conduzca al logro
definitivo y sostenido de mejores caUdades ambientales para nuestras po-
bladones, al lado de la construcción de valores sociales y colectivos como
la soUdaridad y la identidad.. > > . . Í, '

133
LAUMCECUIAOSOSIO-

No obstante que el objeto del Confrato se limitaba al "manejo ambien-


tal urbano de las ciudades menores de un millón de habitantes", el ejercicio
colectivo de definir un Perfil Ambiental Local nos llevó a concluir que:

' La calidad ambiental urbana está relacionada directamente con la calidad ambien-
, ^ tal de su territorio, y la calidad ambiental de éste depende del enfoque con el cual
se mire el tema ambiental en el desarroUo de la actividad humana tanto urbana
como territorial.

Con esta hipótesis de frabajo se apUcó la Guía metodológica de la cual


hacemos un resumen en el Cuadro 1, el cual incluye las seis fases del pro-
ceso del PA\L, con sus objetivos y productos esperados.
Siendo coherentes con nuestra hipótesis, para realizar la "Evaluación
de la CaUdad Ambiental Urbana"' se propone superar los aspectos mera-
mente biofisicos y se incluyen además como componentes de anáUsis los
siguientes:
1. Medio Físico Biótico Urbano: Se refiere a la composición y calidad o al
estado actual de la base natural sobre la cual se asienta la zona urbana y el
territorio que ésta pueda afectar positiva o negatívamente. También al
estado de lo construido por el ser humano.
2. Socio-Cultural y Simbólico: Básicamente tíene que ver con las actitudes y
valores de la sociedad respecto a su ambiente, desde cada individuo y
desde el pensamiento colectívo. Se incluyen los Servicios Sociales, los
Servicios PúbUcos y la Seguridad Ciudadana como parte de la Evalua-
ción de la CaUdad Ambiental Urbana porque su ausencia o mala cali-
dad afectan directamente la CaUdad de Vida Urbana, pero se aclara
que su planeación, manejo y acciones sobrepasan la competenda de
las autoridades ambientales y que están incluidos en los Planes de
Ordenamientos Territorial, en los Planes de DesarroUo Municipal o en
Planes sectoriales diferentes a los PAAL. , , . -
3. Productividad y Sostenibilidad: Se refiere a los procesos productivos, en todo
nivel, de pequeñas, medianas y grandes empresas, y su enfoque hacia
' una producción sostenible, que incluya todo el ciclo productívo, desde el
suminisfro de materias primas, los sistemas de fransformación de és-

Ver gráfico de "Evaluadón de la Calidad Ambiental Urbana", de la Guía Metodológica para la


Formuladón de Planes de Acdón Ambiental Loctil, M4, IDEA - Minambiente, didembre /99,
Buraglia, Pedro y Osorio, Laura C.

134
PLANES DE ACOÓN AMBIENTAL LOCAL Y TERRITORIO

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136
PLANES DE ACCIÓN AMBIENTAL LOCAL Y TERRITORIO


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137
LAURA CEaj,iA-QsQf*3-

Cuadro: EVALUACIÓN DE LA CALIDAD AMBIENTAL URBANA

COMPONENTES FACTORES VARI,\BLES

a s p e c t o s Físicos: Condiciones biogeográficas y


procesos físico químicos en: Agua. Suelos, Aire, y
¡.Ambiente Sano 1I t"l e m e n t o s Biológicos: Ecosistemas Urbanos
1— 1 "'
llora v fauna.

1. MEDIO Klfsgüs por I'enómenos n a t u r a l e s


FÍSICO-BIÓTICO ^^~ 2, S e g u r i d a d Fisica y del f'oslbllldad de desastres que afecten a seres
humanos. fauna. flora. edificaciones
URBANO Enlomo infraestructura urbana.

* Riesgos por actividades h u m a n a s


F'or uso Inadecuado, mal estado de los elementos
.^.' 1—, 3 . Calidad del h a b i t a t 1 urbanos: edlllcaclones. infraestructura, espacio
[JLlbliCO.

11. P a t r o n e s d e C o n s u m o Consumo de ser\'lclos y de p r o d u c t o s : Actitudes


acia su ahorro o utilización y producción
mbíentalnienle m a s adecuada.

2. E t i c a A m b i e n t a l Actitudes Individuales de r e s p e t o y tolerancia


(Lo individual) hacia el medio natural, hacia el medio construido
y hacia los Otros Individuos
ÍL SOCIO-
CULTURAL Y
SIMBÓLICO 3. Cultura Ciudadana Actitudes y valores desde lo colectivo hacia su
medio ambiente, aceptación de normas
(Lo colectivo) responsabilidades, cultura institucional.

4. Calidad d e v i d a rvlclos Sociales y Servicios Públicos:


urbana Cobertura y calidad.
Seguridad Ciudadana

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1. S o p o r t e r^ruducUvo 1
H Principales fuentes de ingreso e c o n ó m i c o :
SostenibiUdad de su explotación.

2. Capacidad ;ecursos n a t u r a l e s renovables; Ftegeneración de


III. Regenerativa los suelos: de la atmósfera, de los recursos
PRODUCTIVIDAD vegetales y animales.
Y 3 . Capacidad de
SOSí^rENIBlUD.t\D I'íe s e r v a s Reservas dc r e c u r s o s renovables y
renovables: de manera que permitan su
utilización para futuras generaciones.
4. Sistemas de
Producción Disponibilidad y utilización de Tecnologías m á s
Sostenibles sostenibles. Tendencia a la autorregulación
adopción voluntaria de nonTias internacionales.
fíase I nst il uc lonal Local: Base Fiscal y
1. Capacidad Financiera; Base T é c n i c a y de recursos,
IV. Frtcacia. disponibilidad y capacidad operativa
Institucional
GESTIÓN
AMBIENTAL Voluntad Política: Capacidad Organizativa y de
2. P a r t i c i p a c i ó n 1
actuación: Cultura de trabajo
Ciudadana | Interinstituclonal.

138
PLANES QLACaóN AMBIENTAL LOCAL Y TERRITORIO

tas, hasta el destino final de los productos una vez han terminado su
vida útil.
4. Gestión Ambiental: Se refiere al proceso coherente de planeación, ejecu-
ción y seguimiento de políticas y acciones ambientales, orientado a propiciar
un trabajo participafivo, estratégico y prospectivo, donde se generen
compromisos y responsabilidades conjuntas, tendientes al mejoramien-
to de la calidad ambiental urbana y la de su territorio.

Saldo pedagógico: Logros y dificultades del proceso ' '


El mayor logro es haber podido superar todos los inconvenientes e impre-
vistos que se presentan dentro de un Proyecto Experimental como el que
nos ocupó durante tres años. Se diseñó y aplicó la Guía Metodológica y
con base en las experiencias se ajustó a su versión definitiva M4; se entre-
garon los PAAL de Villamaría, Yumbo, Buenaventura y Yopal en cumpli-
miento de nuestro contrato, pero desde la Academia, consideramos como
el resultado más importante poder consignar las lecciones aprendidas de
todo el proceso, que deberán servir de punto de partida en experiencias
similares.
El ejercicio realizado en los estudios de caso, ha dejado al descubierto
debilidades y fortalezas que intervienen en el proceso de la Gestión Am-
biental Municipal.
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DEBIUDADES Y DIFICULTADES DEL PROCESO

• Problemas de enfoque del tema ambiental: A nivel de las instítuciones mu-


nicipales el tema ambiental, por exigencia constitucional y legal, debe ser
incluido en la planeación de su territorio, tanto en el Plan de Ordena-
miento Territorial como en los Planes de Desarrollo Municipal. Sin
embargo, esta exigencia tíene diferentes interpretaciones. Es común
encontrar que de una manera reduccionista se entiende lo ambiental
como "lo ecológico", en lugar de enfocarse en los efectos que causa la
acción humana sobre el medio natural, dentro de un concepto de
sostenibilidad.
Se ha entendido que el tema ambiental puede incluirse como "un capí-
tulo más" de estos planes, o incluso como un "sector" más, equivalente
a salud, transporte, educación, etc. El problema de enfoque radica en
que no se reconoce y asume lo ambiental como una dimensión que
debe estar presente en todos los aspectos de la planeación.
139
LAURA CECIUA QsQfíi.Q_..

Tradición de la planeación del desarrollo vs la planeación del desarrollo soste-


nible: La planeación a nivel municipal en Colombia ha sido tradicional-
mente inmediatista, con énfasis en acciones sectoriales y puntuales,
hacia la construcción de más vías, más infraestructura, además de los
compromisos políticos que llevan a desarrollar acdones que no coinci-
den con los requerimientos del municipio.
A esto se añade que en el ejercicio de la planeación municipal aún pri-
ma el aspecto económico sobre el ambiental, los planes se enfocan ha-
cia la obtención de mejor competitividad económica local, mayor
producción, mejores índices económicos, sin considerar los costos am-
bientales que acompañan este enfoque, o internalizar y asumir los com-
promisos que deben acompañar la planeación con miras a un desarrollo
posible y mas sostenible.
Falta de voluntad política: El nivel político local no está convencido de la
importancia de sus compromisos ambientales, se requiere voluntad de
la administración para incluir el tema ambiental en todo el proceso de
planeación y ejecución de acciones, también se requiere de voluntad
política para convocar y animar a todos los implicados en la problemátí-
ca ambiental para que participen en el mismo proceso.
Falta de coherencia en el proceso de planeación: De acuerdo con el proceso
seguido para la formulación de Planes Ambientales Locales, se conclu-
ye que la forma y el momento en el cual se está haciendo gestión ambien-
tal en el país no ha sido coherente, se ha trabajado a nivel local sin
tener una clara política ambiental a nivel nacional, regional o local.
Durante 1997 Minambiente solicitó a las Corporaciones Autónomas Re-
gionales su Plan de Gestión para el nivel regional, lo cual incidió en
que éstas no se interesaran en participar en un plan ambiental diferen-
te y limitado a lo local por su alcance.
El ámbito de trabajo de las Corporaciones es más del nivel regional y
rural, lo urbano no está dentro de sus prioridades.
La expedición de la Ley 388 de Desarrollo Territorial (julio de 1997),
donde se incluye el tema ambiental pero no se precisa de qué manera
pues según la misma, desvió la atendón de las administraciones loca-
les, todos los municipios de Colombia deberían tener su Plan de Orde-
namiento Territorial (POT) en enero de 1999, fecha que ha ido
ampliándose debido al atraso en las propuestas.
Complejidad de la negociación para el trabajo interinstitucional: Cada d u d a d
tuvo un proceso diferente, por lo cual nos parece inadecuado hablar de
un "modelo" repetible cuando las condiciones políticas, sociales, am-

140
PLANES DE ACCIÓN AMBIENTAL LOCAL Y TERRITORIO

bientales y económicas son tan diversas. Existen dificultades para el


trabajo conjunto entre instítudones del Estado (las alcaldías suelen te-
ner conflictos con las gobernadones, y ambas con las Corporadones
Regionales), adicionalmente el trabajo entre instítuciones del Estado y
ONG o empresa privada también es difícil, pueden lograrse acuerdos
solamente después de un proceso largo de negociación y concertación.
Es indispensable incluir como parte fundamental de la metodología,
un periodo de tíempo para la identíficación y "sensibilización" de los
posibles socios, donde se analice conjuntamente la convenienda del
proyecto, comprendan los compromisos que todos deben asumir, co-
nozcan la metodología, etc.
Se pudo concluir que a nivel de las instítudones del Estado, no hay
una cultura de trabajo interinstítudonal, hay duplicidad en el trabajo
ambiental, no se intercambia información, tampoco se planean ni reali-
zan acciones conjuntas y no hay una comunicación constante entre las
entídades. Esta dificultad se traslada a la reladón entre las instítudones
con la empresa privada, los sectores y la sodedad organizada.
Hay "momentos políticos inadecuados": Debe tenerse en cuenta el momento
polítíco en el cual se proponen iniciatívas de planeación y acdón am-
biental, porque en el caso de los PAAL la terminación del período de los
alcaldes, la campaña de los candidatos y el cambio de administraciones
locales en enero de 1998 resultaron inconvenientes. Adicionalmente el
inicio de las negociaciones no coincidió con el añofiscal,lo cual dificul-
tó la disponibilidad de recursos económicos.
Se observó que no es muy favorable la formulación de un Plan de Ac-
ción Ambiental Local al final de un período administratívo local puesto
que se corre el riesgo de que la administración siguiente simplemente
lo desconozca.
Conflictos de jurisdicción y competencia: Las jurisdícdones territoriales para
tratar los temas ambientales han generado conflictos en el proceso de
gestíón ambiental, haciéndose evidente la necesidad de un trabajo con-
junto entre "lo urbano y lo rural" y entre municipios vecinos.
En Villamaría se presentó una situadón de esta naturaleza con el río
Chinchiná y el Parque de Los Nevados, pues en ambos casos, el territo-
rio ocupado por la cuenca del río y el páramo está compartído con la
jurisdicción del municipio de Manizales, por un lado, y con la Corpora-
dón Autónoma Regional, Corpocaldas, por otro.
Estos conflictos ya han sido detectados en el nivel central, a través de
su propuesta de ordenamiento ambiental del territorio, la cual está en
141
UURA CECILIA QSQRIQ._

proceso de discusión; pero a nivel local aún se está lejos de mirar el


territorio no sólo como una división político-administratíva (validez
del munidpio como unidad de gestíón ambiental), sino a partír de las
condiciones biogeográficas del territorio.
En la formulación de los PAAL, se evidenció la dificultad de la defini-
ción de "quién hace qué", los PAAL son básicamente urbanos y las cor-
poraciones tíenen como prioridad la región o ámbito natural. Ambas
instancias tíenen diferentes prioridades de acción (división entre lo ur-
bano y lo rural).
Muy relacionado con el tema de las jurisdicciones para el manejo de las
situaciones ambientales, está el tema de las competencias. El manejo am-
biental en los munidpios y la jurisdicción de las corporaciones no guar-
dan suficiente coherencia entre la normatividad ambiental, la
planificación y el desarrollo (territorial, económico, humano, etc.), oca-
sionando una falta de delimitación e integración funcional y de com-
petencias entre los departamentos, las corporaciones y los municipios.
La asignación de funciones dadas a las entídades integrantes del SINA
son tantas y tan diversas que se superponen entre ellas, y en lugar de
fortalecer la gestión ambiental, se diluyen las responsabilidades gene-
rando conflictos entre las autoridades ambientales. De las corporado-
nes se espera que realicen el monitoreo, control y seguimiento de la
situación ambiental, y del municipio que sea el ente ejecutor de accio-
nes concertadas con las demás instandas, lo cual hasta ahora no se ha
logrado.
Debilidad en la capacidad institucional local: La gestíón ambiental requiere
de mínimas condiciones logísticas y de recursos para realizarse. La ex-
periencia con la formulación de PAAL dejó en claro que estas condicio-
nes son bastante precarias pues las administraciones locales no poseen
una estructura administratíva suficiente, ni recursos humanos capad-
tados para asumir la dimensión ambiental en el municipio.
En los municipios los temas ambientales se han limitado a las asesorías
que puedan dar las UMATA (encargadas del área agraria), o en la zona
urbana, el tema ambiental se toma como suministro de servicios públi-
cos o saneamiento básico; faltan recursos técnicos para produdr, proce-
sar y manejar ínformadón. En los munidpios analizados ésta resultó ser
insufidente, desactuaüzada, poco confiable, o simplemente no existía.
La limitada capacidad operatíva de los municipios para hacer gestíón
ambiental quedó expuesta cuando los consultores inidaron la fase de
prediagnóstico, el cual se había programado bajo el supuesto de que
142
PlANESDE A C a Ó N AMBIENTAL LOCAL Y TERRITORIO

cada municipio tendría una información básica actualizada y confiable


en el tema ambiental. Este hecho obligó a dedicar buena parte del tiem-
po a producir nueva ínformadón o actualizarla, y a recoger la que está
dispersa en diversas instituciones.
Es recomendable que desde el inicio del proceso de formulación del
PAAL se vincule a los fundonarios de Planeadón Municipal, y con el
propósito de dejar en el municipio una capacidad técnica instalada, es
deseable que se vinculen también equipos de profesionales de la re-
gión y sobre todo a la comunidad, para que se constituyan en parte
esencial del proceso durante la formulación y garanticen una constan-
te veeduría sobre la ejecudón del Plan.

FORTALEZAS Y CONDICIONES QUE FACiuTARON EL PROCESO ' >-

Si bien el proceso de gestión ambiental para la realización de los PAAL en


los estudios de casos presentó dificultades, también se encontraron condi-
ciones que lo facilitaron y fortalezas que pueden ser retomadas en procesos
similares.
• Convocatoria del tema ambiental. El tema ambiental, ventilado a nivel
internacional y nacional aún con tintes ecologistas, convoca la concien-
cia de los gobiernos y la sociedad ante la posibilidad de desaparíción
de especies, incluido el hombre. Cuando se expuso la iniciativa de ha-
cer PAAL, tanto los municipios como otras instituciones del Estado
mostraron su aceptación. Fue un poco más difícil con la empresa priva-
da, no porque le falte interés en el tema ambiental, sino por sus difíciles
relaciones con el Estado. Las comunidades son bastante receptivas a tra-
bajar por su ambiente inmediato, a nivel de su calle, su barrio o su comu-
na, muestran menos interés cuando el ámbito de acdones se amplía.
« Participación ciudadana. La metodología empleada incluía talleres con
la comunidad para la definición del Perfil Ambiental del Munidpio y
para proponer el Plan de Acción que incluía los temas prioritarios. Los
actores sociales son receptivos a procesos de participación, pero requie-
ren de programas de capacitación. En algunos casos los participantes
esperaban algún tipo de retribución o estímulo por este "trabajo".
• Inclusión de los PAAL en los POT. Durante el proceso de formulación
de los PAAL entra en vigenda la Ley 388 de 1997, o de Desarrollo Terri-
torial, que exige la formulación de los Planes de Ordenamiento Territo-
rial en los municipios. Como un logro positivo se tiene que los PAAL

143
lAURA CECILIA OSQRI0.

fueron involucrados en los POT, puesto que éstos ya tenían la informa-


ción ambiental recopilada, los perfiles ambientales definidos e inida-
ban la fase de definición de prioridades y estrategias y la formulación
de propuestas de Programas y Proyectos ambientales concretos.
Aportes y recursos económicos. El dinero necesario para la formulación
del PAAL pudo conseguirse con la suma de esfuerzos de los diferentes
socios, no obstante haberse presentado la iniciativa al final del período
de los alcaldes. En general existen diferentes fuentes para conseguir
dineros para iniciativas ambientales, a nivel del Estado o de la empre-
sa privada, incluso con el nivel nacional, o con instituciones interna-
cionales.
Se generaron o consolidaron unidades ambientales en el municipio. En
poblaciones pequeñas como Villamaría no existen Unidades Ambien-
tales o su equivalente, en éste caso, a partír de la propuesta del PAAL,
se encargó una persona de la Oficina de Planeación como responsable
de coordinar el tema ambiental en los diferentes planes del munidpio.
En poblaciones mayores como Yumbo y Buenaventura, existían ofid-
nas de nombre con un profesional no especializado y sin ninguna ca-
pacidad operatíva como resultado de los PAAL estas oficinas fueron
convertídas en subdirección y consolidadas para manejar el tema am-
biental.
Ya hay algunas iniciativas adelantadas en los municipios. La realiza-
dón de los PAAL permitíó constatar que existe un buen número de
estudios y acciones dispersas en el campo ambiental, tanto a nivel del
Estado como de la empresa privada, algunos de los cuales se
involucraron en la propuesta del PAAL. También se encontró que mu-
cha información se ha perdido, o no está sistematizada o disponible
para su consulta.
Se diseñó y puso en práctica una metodología adecuada al país, la M2.
Para realizar gestión ambiental es necesarío contar con recursos técni-
cos adecuados; el gobierno central se propuso suministrar las herra-
mientas que contribuyeran a la formulación de PAAL. A partír de una
metodología propuesta por Nadones Unidas^ se hicieron adaptacio-
nes a las caracteristícas de los municipios típo I y 11 del país (según
típificadón ambiental propuesta para municipios), y se produjo una
metodología (M2) que involucrara conceptos modernos de planeadón,

6. Manual de Planificadón Agenda 21.

144
_ P L A N E S PE A C a Ó N AMBIENTAL LOCAL Y TERRITORIO

como la partidpación, la interdisciplina, el trabajo interinstitucional y


la visión prospectiva.
j I

RECOMENDACIONES CON RELACIÓN A LA FORMUUCIÓN DE PLANES DE ACCIPON


AMBIENTAL LOCAL

La experiencia con la formulación de los PAAL ha dejado importantes en-


señanzas, las cuales nos permiten hacer algunas recomendadones para
mejorar el proceso en el futuro:
• El Plan de Acdón Ambiental (para munidpios tipo 1 y ll) deberá ser
realizado conjuntamente con los Planes de Ordenamiento Territorial e inclui-
do en el Plan de Desarrollo Municipal, constituyéndose en la dimensión
ambiental de los mismos, de manera que se logren optimizar esfuerzos
económicos y humanos en su formulación, dentro de un esquema
participativo, interdisciplinario e interinstitudonal. El hecho de ser parte
integral del Plan de Desarrollo municipal le garantiza la asignación de
presupuesto y su ejecución.
• La dimensión ambiental del Plan de Desarrollo Munidpal, precisada
por el PAAL, deberá ser coherente con la dimensión ambiental del Plan
de Ordenamiento Territorial del munidpio, con los planes de gestión
de las entidades ambientales regionales y con el Plan Nacional Am-
biental.
• La inclusión del PAAL en el Plan de Ordenamiento Territorial, amplía su
cobertura a todo el municipio (la propuesta inidal del PAAL era bmitarlo
al área urbana).
• La responsabilidad de la formulación del Plan de Desarrollo recae en la
Oficina de Planeadón Munidpal. Se recomienda que la dimensión am-
biental del mismo, contenida en el PAAL, sea trabajada conjuntamente
con la Unidad o Subdirección Ambiental existente en el municipio.

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HUMEDALES, RÍOS, CIUDADES Y PAISAJES TERRITORIALES

UNA RELACIÓN AMBIENTAL DEL TERRITORIO

-' ' ' "*í'.


Iván Escobar R.*

. -4

ARGUMENTOS EN FAVOR DE LA LECTURA, EL ANÁLISIS Y LA VALORACIÓN


TERRITORIAL DE ESTOS SISTEMAS
'I Fui creciendo con la ciudad que urbanizó la vida cotídiana de nuestro pueblo. Esa
que fue mi ciudad desde entonces. La que no sería más una ciudad de trenes y
peatones, con rieles que ya no servirían para viajar a otras tierras, con calles que no
-w estarían hechas para andar por ellas, que serían hechas para los coches y los coches
devoran a las personas.
La ciudad que no sabría comprender la grandeza que propordonaba el paso de un
no, que en lugar de acogerlo con mimo, abrigarlo y bordearlo de amplios maleco-
nes, paseos y jardines, devolverle el valor de lo público, restaurarle sus cualidades
ambientales, escénicas y paisajísticas, liberarle sus recuerdos y evocaciones colecti-
vas... con los banqueos y la expansión urbana, la institucionalización de sus espa-
cios ribereños, su angostamiento con vías rápidas... se encargaría de arrinconarlo
hasta convertirlo en cloaca, con lo que fue preciso cubrirlo para esconder sus
vergüenzas. Y ya pútrido y maloliente, dejarlo saÜr de su escondite para meterlo
en el gran río, en la gran cloaca, en el vertedero mayor, víctima de similar trata-
miento entre la general indiferencia.
Con todo y la pérdida del río como referente vital, la vida se nos fue haciendo a la
medida de la ciudad que merecíamos. Para no vivir del recuerdo sepia de las foto-
grafías de cajón, viajé como marinero en tierra, buscando el encanto de la ciudad
en los lugares a donde fui, y esa fue mi dudad desde entonces. La amada ciudad
infinita que se instala subrepticiamente en la memoria, cuando ni siquiera creías
poder Uegar a recordarla, cuando ni siquiera imaginaste, mientras la tenías, de qué
forma ibas a quererla, cómo se te colocaría hada el fondo hasta encabritarte la nos-
talgia. Tendrías que estar lejos de ella para saberlo"

(Borrador para una hoja de vida. Iván Escobar R.).

M3.'

Profesor, Facultad de Ciendas Humanas y Económicas, Director del Taller de Estudios del Territo-
rio y el Paisaje, Medellín, Universidad Nacional de Colombia. 1

147
IVÁN ESCOBAR.R,

Los ríos y humedales son de los factores ambientales de mayor dinamis-


mo e incidencia en la organización socioespadal de las ciudades colombia-
nas y de sus paisajes territoriales, su protagonismo aumenta cuando el
sistema urbano los integra y absorbe en su expansión y densificadón terri-
torial, mediante la conquista y ocupación de sus tierras.
En efecto, las grandes y pequeñas ciudades colombianas han tenido el
privilegio ambiental de formarse y evolucionar en paisajes territoriales
donde ríos y humedales han podido tener una doble significación ecológica
y cultural, esto es biofísica y simbólica, en la construcción de su identidad
terrítoríal y visual.
Infortunadamente algo que ha debido representar un valioso patrimo-
nio afectivo, paisajístico, urbanístico y arquitectónico de las ciudades y su
entorno, además de importante recurso natural de donde obtener sus
aprovisionamientos básicos y atender sus problemas sanitarios, se ha con-
vertido en un problema para urbanizadores y planificadores pragmáticos,
que no han asumido esta rica reladón territorial como virtud, sino más
bien como defecto.
En Colombia son muy evidentes los ejemplos de la manera desafortu-
nada como históricamente se ha asumido la relación territorial entre
humedales, rios, ciudades y paisajes. Basta considerar las siguientes situa-
ciones territoriales:
ü Bogotá y su relación con la quebrada San Francisco, el río Bogotá, el
Tunjuelito, los cerros oríentales y los humedales de la Sabana.
• Medellín y la relación con su río ancestral, los tributarios de las laderas
del valle y los humedales y excavaciones de su planicie fluvial.
» Cali y la relación con su río, los farallones occidentales y la planide
fluvial del río Cauca.
• Barranquüla con el río Magdalena, sus dénagas y el litoral de su des-
embocadura.
« Cartagena con el Canal del Dique, esteros, manglares y bahías del mar
Caribe.
•1 Santa Marta con los ríos caudalosos que desdenden al mar desde la
Sierra Nevada, con sus manglares y formaciones coralinas.
• Quibdó en el Chocó-Parífico y su reladón con elríoy dénagas del Atrato,
el más caudaloso del mundo, drenando fierras de 12.000 mm de pred-
pitación al año.
• Buenaventura en el litoral Padfico y su estrecha reladón con bahías,
esteros y ríos de montaña.

14S
HUMEOALES. RÍOS, CIUDADES Y PAISAJES TERRITORIALES

• Y un largo etcétera de ciudades y paisajes terrítoriales que han tenido


en cauces, caños, dénagas, lagos, esteros, playas, una histórica posibili-
dad de ser grandes.
Entre las ciudades históricas que perdieron sitío de importancia en el
sistema regional urbano debido a la pérdida de protagonismo de sus ríos y
humedales, en que el factor de riqueza inicial se transformó en origen de
su pobreza actual, debemos recordar a la nombradísima Santa Cruz de
Mompox, que después de sus glorias pasadas, contínúa hoy estancada a
oriUas del río Magdalena, después que ganaderos y agricultores desecaron
su brazo, afectando la villa prindpal de una de las depresiones tectónicas
más ricas de América Latína, como quiera que reúne cerca de 8.278 ciéna-
gas y lagunas menores^ que acumulan la escorrentía lateral de la planicie
fluvial y que se encuentran interconectadas a la hidráulica de los ríos más
importantes de las llanuras del Caribe: Magdalena, Cauca, San Jorge y Cesar
La persistencia de un paisaje urbano ribereño testímonia el esplendor de
su arquitectura hidráulica (Véase Mapa 1, Mapa 2, Croquis 1).
Y a otras escalas no menos importantes, es necesario considerar los
pequeños poblados que han tejido su rica historia, aprovechando el agua
de escorrentía para suplir la sequedad climátíca y ambiental, construyen-
do importantes paisajes de agricultura hidráulica, surtídos por lagos y ace-
quias, que hoy enfrentan los problemas de la expansión territorial del
sistema de dudades, que va absorbiendo sin contraprestación alguna estos
ambientes productívos, transformándolos en balnearios, hoteles campes-
tres, condominios privados, clubes sodales y deportívos, etc., con la consi-
guiente descomposidón de sus culturas locales y con la migradón masiva de
sus habitantes. Como decía Joaquín Costa, en Aragón, España: el agua que
no da vida, convierte a los propietarios en jornaleros y a éstos en emigrantes.
Es el caso de los pobladores del cañón del río Cauca, en el occidente
antioqueño, donde los paisajes urbanos y territoriales poseen cualidades
arquitectónicas y urbanístícas asociadas a huertas y solares de árboles fru-
tales, que contínúan dependiendo de un frágU sistema hidráulico que no
ha logrado resistír con éxito a las presiones urbanas^ que serán mayores

Véase Dister, Emil y Garda, Luis Carlos (1980), "Operación El Dorado: restauradón y conserva-
dón del habitat de la planide de inundadón del Medio-Bajo Magdalena", Simposio de Grandes
Ríos Latinoamericanos, dudad Guayana, Venzuela.
Véase Escobar, Iván (1997), "El ordenamiento ambiental del territorio de la cuenca hidrográfica de
la Tajamf, ocddente antioqueño", en: revista Anotaciones de Planeación, N° 43, posgrado en Planeadón
Urbano-Regional, Universidad Nadonal de Colombia, Sede Medellín.

149
IVÁN..ESCQBAR R. _ „.,. ...._..„.__.i.._.._. _.-____-

cuando el nuevo Túnel de Occidente, Aburrá-Cauca, acerque la ciudad de


Medellín a estos escenarios (Véase Figura 1). Situaciones territoriales que
tenemos interés de trabajar con mayor cuidado en desarrollo de este Pro-
yecto de Cooperación Técnica, retomando la investígación regional y el
trabajo de campo que hemos adelantado por varios años dentro del obser-
vatorio en territorio educador.
A estas situaciones territoriales, en que se relacionan agua, ciudades y
paisajes, habría que incluir la efímera prosperidad urbana de las ciudades
portuarias y/o insulares, tanto de río, como de ciénaga, lago, estero o lito-
ral, que tuvieron o han tenido en sus cuerpos de agua el fundamento de
sus riquezas y bonanzas. Su auge estuvo o ha estado ligado a la abundan-
cia de la pesca, la exhuberancia de la vegetación de ribera, la fertilidad de
sus suelos lacustres o aluviales, el intercambio comercial, la navegación o
el contacto con otros pueblos o culturas, actívidades que atraviesan actual-
mente una grave crisis, con lo que, de argumentos en favor del progreso
cultural y material, se han convertído en contra de lo que pudieron llegar
a ser como verdaderas ciudades portuarias.
Muchas de ellas han quedado convertídas más bien en simples embar-
caderos, muelles de carga, cuarteles militares, sacaderos de arena; sus ríos
y humedales convertídos en canales de transporte, de aguas turbias, con-
taminadas, malolientes y estancadas. Es duro tenerlo que plantear así, pero
los colonnbianos hemos sido inferiores a todo este patrimonio territorial
que nos tocó en suerte.
También hay en Colombia ciudades y regiones que han basado su cre-
cimiento económico y social en actívidades turísticas de paisajes del agua,
pero hoy por la degradación y deterioro de estos ambientes se encuentran
en situación de pauperización y decadencia, como es el caso de muchos
poblados de las planicies marinas y aluviales y de los archipiélagos del
Caribe y del Pacífico, que continúan experimentando la pérdida de impor-
tantes patrimonios naturales como vegetación, corales, playas, arrecifes,
gravas, arenas, que se utilizan inescrupulosamente en la construcción de
ciudades y endaves urbanos.
El turismo de los paisajes de agua es quizás una de las opciones más
viables de modemizadón social en nuestro medio, por la exhuberancia y
singularidad que los caracteriza y por la infinita posibilidad de fundamen-
tar actividades lúdicas, recreativas y deportivas al aire libre. No obstante la
falta d e planificación y tecnología turística apropiada a estos lugares, ade-
m á s d e la construcción indiscriminada de ciudades en oposición a esta
riqueza, el grave impacto de obras públicas que se diseñan e implantan sin

J50
HUMEDALES, RÍOS, CIUDADES Y PAISAIES TERRITORIALES

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Mapa 1. Sistema hidrográfico Valle medio y bajo río Magdalena.

151
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152
HUMEDAtES, Ríos. CIUDADES Y PAISAIES TERRITORIALES

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Croquis 1. Malla urbana de Mompox en la rlt)era del Magdalena.

153
IVAN ESCOBAR, JL.

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CONVENCIONES
ESCALA HORIZONTAL I 200000
ESCALA VERTICAL i;«0.000
= — - = LINEA oe CORTE

VZA ZONA EN PERSPECTIVA

— CARRETERA
O CABECERA MUNIQPAL
• .CORRCSIMIENTO

Figura 1. Corte transversal del cañón del río Cauca en el occidente antioqueño.

154
HUMEDALES, RÍOS, CIUDADES Y PAISAJES TERRITORIALES

tomarlos en consideración, han aplazado esta aspiración e incluso han


puesto en peligro el que pueda lograrse en el futuro.
Hay ciudades en otros ambientes ecológicamente más frágiles, como
las de las altas montañas andinas, que aunque en el medio colombiano no
son muy notorias, también prolongan la existencia conflictiva de esta rela-
dón territorial entre ríos, humedales, asentamientos y actividades huma-
nas, como es el caso de Túquerres e Ipiales, a más de 3.000 msnm, en el
altiplano naríñense del sur del país, que por estar situadas en climas secos
ejercen una importante presión por las zonas productoras de agua de los
nevados Chiles y Azufral, donde incluso explotan bloques de hielo para
atender demandas de las industrias urbanas. Estas ciudades generalmente
están bordeadas por escarpes rocosos y cañones profundamente disectados,
de cauces que limitan su expansión y las convierten en sitios especialmen-
te aislados y de difícU acceso.
Paradójicamente al predominio de nuestras formaciones húmedas, el
84% del territorio nadonal, si tomamos en consideración la escala del Mapa
Ecológico de Colombia (IGAC, 1977, 1:500.000), los asentamientos huma-
nos han carecido de una adecuada percepción ambiental de sus entornos
territoriales acuáticos, no han tenido sentído del valor singular de ríos y
humedales, no han desarrollado culturas hidráulicas, ni han incorporado
en sus simbologías cotidianas referentes asodados con el agua, manteniendo
más bien una conflictiva relación territorial con su entorno hidráulico, que
no ha sido asumido hasta ahora como parte integral del sistema de planifi-
cación territorial, de ordenamiento urbano de las ciudades, y sobre todo,
que no ha sido valorado como patrimonio y riqueza afectiva, simbólica,
visual.
Más bien han sido tratados como obstáculosfísicosal crecimiento urba-
no, por lo que han sido desecados y degradados por múltiples medios:
deforestaciones, drenajes, desviaciones, escombreras, fragmentación terri-
torial, etc., alterando su ciclo hidroecológico y el de los ambientes con que
están relacionados, modificando indiscriminadamente su curso, sus ciclos,
y las áreas de los cuerpos de agua, mediante canalizaciones, rectificacio-
nes, derivadones, represamientos, etc., sin considerar su carácter de orga-
nismos vivos y dinámicos, sin evaluación adecuada de su impacto, ni
valoración de sus posibilidades potenciales alternativas.
Es escaso el esfuerzo técnico y la imaginación para diseñar obras que se
integren e integren los dominios hidráulicos a los asentamientos humanos
de manera apropiada. Más bien las calidades ambientales, urbanas y ar-
quitectónicas, que nuestras culturas han logrado construir socialmente, sus
155
lyÁN ESCOMR R,.

cualidades escénicas y paisajísticas, e incluso la propia vida de las colectivi-


dades humanas, han estado continuamente expuestas a riesgos y desas-
tres surgidos del mal manejo del agua y de la inadecuada gestión hidráulica,
tales como las avenidas torrenciales, las inundaciones, los deslizamientos,
las sequías prolongadas, etc.
Tendríamos que buscar en nuestro pasado, en las prósperas culturas
del agua que se construyeron tanto en respuesta a la sequedad estacional
como a la abundanda de aguas permanentes, la clave de la enemistad ac-
tual con estos ambientes hidráulicos y la posibilidad de rehacer las relacio-
nes terrítoriales que debieran obrar en beneficio de inventario colectivo.
Recuperar la memoria del pueblo Zenú en el manejo y gestión de las
inundaciones periódicas del río Sinú sobre sus llanuras y depresiones, don-
de lograron construir un próspero paisaje territorial de diques, canales y
campos elevados-*; a los Tayronas con sus terrazas, represas y obras hidráu-
licas en las laderas de la Sierra Nevada de Santa Marta; los Quimbayas con
la prosperidad hidráulica del valle geográfico del río Cauca; los Wayuú
con su persistencia en las tierras áridas y semiáridas de la península Guaji-
ra*; los negros del Pacífico con su silvicultura tradicional en los humedales
del Patía^ o la ocupación agrícola de los diques del Atrato por parte de las
comunidades emberas y negroides, y un largo etcétera de rícas relaciones
étnicas y ecológicas mediadas y/o potenciadas por los atríbutos de las for-
maciones hidráulicas. :j I•
Recientemente se tuvo una excelente oportunidad histórica de darle
manejo al agua y sus entornos con criterios territoriales y planificación de
sitio. Fue cuando el país decidió embalsar y represar agua abundante en
los valles interandinos para la generadón hidroeléctrica exclusivamente,
no para aprovechamiento múltiple, con lo que después de transformada la
geomorfología andina de colinas y valles angostos de fondo plano, en ba-
hías litorales y penínsulas mediterráneas, se formaron nuevas ciudades-

3. Véase Plazas, aemencia y Ana María Falcíietti, (1986), "La cultura del oro y el agua. Un proyecto
de reconstrucción", en: Boletín Cultural y Bibliográfico, 6, vol. XXIII, Banco de la República, Santafé
de Bogotá.
4. Véase Escobar, Iván (1996), "Proyecto Guajira. Ordenamiento ambiental del territorio". Convenio
de Cooperadón Académica Universidad Naional de Colombia Sede Medellín - CORPOGUAJIRA,
Medellín, Colombia.
5. Véase Del Valle, J. y E. Restrepo, compiladores (1996), "Renacientes del Guandal. 'Grupos negros'
de los ríos Satinga y Sanquianga", Proyecto BIOPACÍFICO, Mirüsterio del Medio Ambiente, Santafé
de Bogotá. ,

156
HUMEDALES, RÍOS, CIUDADES Y PAISAJES TERRITORIALES

puerto y balnearios para el turismo urbano. Sus pobladores se convirtie-


ron en pescadores, motoristas, mayordomos y jardineros, después que la-
braron los paisajes agrícolas en los mismos sitíos que fueron inundados
por el agua, crederon los enclaves tiuísticos y los muelles deportivos, se
incrementaron las demandas por servidos y equipamientos urbanos, no
obstante que para la mayoría de sus habitantes son zonas que continúan
muy atrasadas, sin redbir los beneficios que reporta disponer de obras hi-
dráulicas y aguas abundantes*. " í
Aún son evidentes los problemas que se generaron por la falta de pla-
nificación de estos cambios y sobre todo, por continuar confundiendo po-
líticas hidráulicas o hidrológicas con políticas territoriales, en las que el
agua debe ser considerada como un factor integrado a un sistema territo-
rial estructurado y dinámico, esto es, que no opera como elemento aislado
o desagregado de otros factores territoriales, por lo que en cualquier deci-
sión o intervención que la tenga como protagonista principal debe pensar-
se en sus interdependencias y relaciones. El alto costo de los
reasentamientos, de los desapegos y desarraigos territoriales, continúan
generando problemas y conflictos en las zonas de embalses.
Sólo en los últimos años se ha empezado a enderezar un poco el rum-
bo, al intentarse trabajar desde la perspectiva territorial, fundamentándo-
se en la actíva relación ecológica entre humedales,ríos,dudades y paisajes,
intentando corregir las actuadones, impactos y problemas que origina el
analfabetísmo y la insensibilidad sobre sus potencialidades. Se empieza a
notar un nuevo esfuerzo de la sociedad y el Estado por incorporar el
protagonismo del agua, y más propiamente de humedales y ríos, a los pla-
nes estratégicos de desarrollo; se empieza a considerar en los planes de
ordenamiento territorial de las ciudades, que los ríos madres deben obrar
como el prindpal factor de estructuradón y organizadón sodoespadal.
En muchos lugares se están empezando a proponer barreras vivas a los
urbanizadores y ocupantes de los dominios públicos hidráulicos, con pro-
yectos de parques públicos lineales en las planicies inundables, los terre-
nos vagos y las riberas urbanas de los cauces, etc., como proyectos
partídpatívos donde se rescata el sentído y el valor de lo público y se incor-

Véase Escobar, Iván (1994), "Para una lectura del habitat local", en: Ensayos FORHUM, N» 11,
Centro de Estudios del Habitat Popular - CEHAK Facultad de Arquitectura, Universidad Nado-
nal de Colombia, Sede Medellín. Castrillón, Fredy (1999), "Memoria y significadón territorial del
paisaje urbano de Medellín", tesis de Maestría, Pbsgrado en Estudios Urbano - Regionales, Facul-
tad de Arquitectura, Universidad Nadonal de Colombia, Sede Medellín.

157
IVÁN ESCOBAR Ji-

poran al imaginario de la vida cotidiana las toponimias y paisajes del agua.


En esta perspectiva territorial se coloca el sistema de pequeñas ciudades
ribereñas del Rionegro y sus afluentes en el Altiplano del oriente
antioqueño, donde ya hay un proceso andando de construcción social de
estas iniciativas, las que nos hemos propuesto apoyar en desarrollo de este
Proyecto de Cooperación Técnica y en aplicación de los avances de los
estudios y análisis territoriales que hemos realizado en esta región tan es-
tratégica^.
También es el caso de la ciudad de Medellín, la dudad más importante
del noroccidente colombiano y centro urbano desde donde se proyecta
internacionalmente la propuesta estratégica de hacer de esta parte del
subcontinente americano la llamada "mejor esquina de América". Para ello
su transformación en ciudad de excelentes servicios pasa por el
reordenamiento del sistema hidráulico urbano^ que tiene en el río y en los
afluentes que confluyen en su planicie fluvial, la clave de su organizadón
y recuperación ecológica y paisajística.
Este será un tema a trabajar en este Proyecto de Cooperación Técnica
por la enorme importancia futura que tiene, porque ha sido de las situado-
nes conflictivas en que más hemos puesto nuestra atención en el observato-
rio en territorio educador y porque la ciudad parece más interesada y
dispuesta a superar el olvido e ignorancia del río, recuperándolo e incor-
porando su memoría viva como patrimonio colectivo. No obstante que
aún continúa tratando esta relación como un asunto de cosmética y jar-
dinería, lo que se tendría que modificar por una política territorial que
integre realmente el río Medellín y el paisaje territorial del Valle de Aburra.
No sin ciertas limitaciones, las perspectivas actuales de trabajar positi-
vamente la reladón de ríos, ciudades y paisajes son más alentadoras, pues
algo se avanza en iniciativas para recuperar los paisajes hidráulicos urba-
nos, esto es, como parte importante de sus ambientes públicos. Existe la
iniciativa de construir socialmente las riberas urbanas y de respetarle y
devolverle a sus cauces la parte que les pertenece de sus tierras; algo se
hace por considerar el impacto paisajístico de las obras hidráulicas y de
otras obras públicas, se avanza en propuestas de territorio y ciudad educa-

Véase López, Luz Piedad (1999), "Red subregional de parques lineales con partidpación juvenil
en el altiplano del oriente antioqueño", Munidpios Asodados del Oriente Antioqueño - MASORA.
Rionegro, Antioquia.
Secretaría de Planeadón Munidpal (1999), "Medellín. Proyecto Plan de Ordenamiento Territorial
2000-2009".

158
HUMEDALES, RÍOS, CIUDADES Y PAISAIES TERRrroRiALES

dora' en que ríos y humedales son parte importante de la huella digital


urbana, soplan nuevos vientos y eso nos entusiasma.
No obstante, lo que hay por hacer excede nuestros esfuerzos, nuestra
capacidad técnica y económica y nuestra imaginadón. No poseemos los
suficientes recursos para emprender las nuevas tareas que todo esto exige,
los gobiernos e instítuciones no apoyan resueltamente estos propósitos, su
voluntad política todavía es precaría, las universidades y los centros de
estudios especializados continúan operando de manera aislada a estas rea-
lidades, las competencias y conflictos terrítoríales continúan avanzando.
Paralelamente al relativo cambio de actitud y de políticas hidráulicas,
los conflictos contínúan, si consideramos el avance vertiginoso de los pro-
cesos de formadón de lo que Horacio Capel'" denomina "dudades disper-
sas y difusas", que crecen y se expanden desmesuradamente por fuera de
sus mallas urbanas, conquistando otros territorios distantes y apartados,
en la forma de autopistas, ciudadelas industriales, urbanizaciones campes-
tres, clubes sodales y deportivos, estaciones de servicios, centros comercia-
les, invernaderos agrícolas, establos, autódromos, pistas para deportes de
motor, museos al aire libre, etc.
Son otros usos urbanos de la tierra que originan nuevos conflictos con
el agua, con las sociedades campesinas y los ambientes rurales, con las
geoformas y la vegetación asociada a ella, con la disponibilidad y reposi-
ción de este recurso, con sus ciclos y sistemas de circuladón. La relación
terrítoríal de la ciudad y su entorno está experímentando variadones im-
portantes con los nuevos modelos de ocupación y consumo del territorio,
con la formación de nuevos tiempos de ocio y de espacios de servicios, con
las resistencias de la agricultura y de las poblaciones de artesanos; se trata
de transformaciones territoriales profundas que plantean la urgenda de
asumir el estudio, el análisis, la valoración y la pedagogía de este tema.
Este es un asunto de actualidad especialmente en las regiones vecinas
a las grandes ciudades colombianas, que continúan creciendo, por lo me-

9. Véase: Escobar, Iván (2000), "Observatorio en Territorio Educador Para una instaladón en campo
del observatorio y la puesta en escena pública de la red del sistema de estadones y recorridos
regionales y locales", Universidad Nadonal de Colombia Sede Medellín. Véase: Escobar, Iván (1999),
"Ética y percepdón ambiental del territorio, el habitat y la vida local. Una estrategia regional de
formadón territorial de comunidades educativas y vecinales locales". Universidad Nadonal de
Colombia Sede Medellín.
10. Véase Capel, Horacio (1994), "La geografía y las periferias urbanas. Reflexiones para arquitectos",
en: Suplementos Anthropos, 43, Barcelona.

159
.lYÁN. ESCOBAR...R.,

nos en sentído físico-espadal, escamoteando la capacidad máxima de uso


del territorio e ignorando la significación que el agua tiene en estas nuevas
situaciones: es el caso de Bogotá en expansión a los humedales de la Saba-
na, de Medellín al altiplano del oriente antioqueño y al cañón del río Cauca,
de Barranquilla a las ciénagas y lagunas, de Buenaventura a sus esteros, etc.
Este últímo caso es dramátíco, pues las presiones urbanas han avanza-
do sobre el mar y los humedales, usando escombros y basuras de la ciudad
para construir sus ensanches; ya son pocas las señales de la arquitectura
vernácula y popular, pues los edificios pastel de boda de "norteños" e "ita-
lianas", las nuevas clases sociales emergentes, necesitan piso duro para sus
construcciones y materiales (véase figura 2)".
Estas nuevas presiones territoriales urbanas, han dado lugar en algu-
nos casos a estrategias de resístenda local en defensa y protección de estos
ambientes o de su integración a los paisajes urbanos y territoriales; como
lo hemos señalado, ya se empieza a hablar por ejemplo de parques y espa-
dos públicos lineales, para evitar la urbanización de las llanuras y riberas
inundables que son de los espacios más apetecidos por los rentístas y urba-
nizadores.
Pero quizás lo que más conflictos y problemas continúa ocasionando
para cambiar de estrategia frente a esta reladón ambiental del territorio, es
la situación de guerra e intolerancia en que continúan empeñados impor-
tantes sectores de la sodedad colombiana, que provoca grandes masas de
desplazados hacia los centros urbanos, donde deben ocupar ambientes
marginales y de alto riesgo, casi siempre en los dominios públicos hidráu-
licos'^.
Esta guerra también es causa de abandono y desarraigo territorial de
las gentes de los humedales, que los ocuparon y manejaron con las destre-
zas y habilidades de verdaderas culturas anfibias y que por ser hoy los
escenarios de las más agudas confrontaciones bélicas, de las disputas por
el dominio y control territorial, por las rutas entre regiones y dudades,
parecen estar por fuera del mapa de los intereses generales de la Nación
colombiana.

11. Véase Arroyo, Edgar (1998), "Buenaventura: Un puerto sin dudad, una dudad sin región", tesis
Planeación, Posgrado en Estudios Urbano Regionales, Facultad de Arqmtectura, Universidad
Nadonal de Colombia, Sede Medellín.
12. Véase Molina, Claudia (1998), "Estudio y valoración territorial de las formas populares de cons-
trucdón de dudad en Medellín", tesis de Planeadón, Posgrado en Estudios Urbano Regionales,
Facultad de Arquitectura, Universidad Nadonal de Colombia Sede Medellín.

160
HUMEDALES, RÍOS, CIUDADES Y PAISAJES TERRITORIALES

•v>'- ;«•--.»•'

161
.IVÁN ESCOBAR R,

Últimamente las gentes de los humedales en Colombia se han venido


agrupando para plantear su defensa, conservación y protección ambien-
tal, como asunto de interés público. Se resisten política y culturalmente y
hacen ingentes esfuerzos para evitar que con el avance de la guerra, de la
ganaderización, de los enclaves energéticos y de las ciudades, retrocedan
las ciénagas y los caños y desaparezcan los relictos de las culturas hidráuli-
cas y los artesanos de los ambientes del agua; han estado poniendo en
evidencia que rivalizar con la singularidad territorial de estos paisajes, con-
tinuaría causando pérdidas irreparables en ecosistemas que han probado
ser de los más productivos en el trópico, y que corren actualmente la mis-
ma suerte de los humedales en torno de las grandes ciudades, donde más
que productivos, hoy son de alto valor ambiental, paisajístico, simbólico y
sensible.
Esta ha sido la lucha de las gentes de los humedales de La Conejera en
la Sabana de Bogotá, amenazados por las vías y las urbanizaciones; de la
Laguna de la Cocha en Nariño, por la apertura de carreteras y construc-
ción de centrales de energía; de la Ciénaga de Negros en Calamar, Bolívar,
por el desecamiento para las ganaderías; de la Ciénaga de Zapatosa, en el
Magdalena, de las ciénagas del Bajo y Medio Atrato, de los caños y ciéna-
gas del Magdalena Medio rodeados por cementeras, campos petroleros y
termoeléctricas; de las ciénagas de los ríos Sinú y San Jorge, como San
Marcos y Ayapel, afectadas por obras públicas, etc."
Hoy resulta una actuación más que quijotesca asumir la defensa de
estos ambientes, para que las ciudades y regiones los integren sin tener
que destruir estos paisajes. Son evidentes los peligros a que han estado
sujetos los defensores de algunos importantes humedales en Colombia,
por animarse a construir proyectos productivos y/o de protección y con-
servación ambiental en beneficio del interés colectivo, pues son sistemas
que se encuentran en grave riesgo de desaparecer por su posición territo-
rial estratégica, por falta de dolientes, por la inconsciencia social y/o por la
escasa capaddad técnica y económica para entenderlos y manejarlos.
Este es un país infinitamente rico, precisamente por los paisajes y am-
bientes terrestres e insulares en que el agua es actor territorial principal,
donde, no obstante las dificultades, se han construido sodalmente cultu-
ras hidráulicas que están en peligro de desaparecer, y que pueden repre-

13. Véase Acta de fundadón de la Asodadón de las gentes de los humedales en Colombia, Calamar,
Bolívar, noviembre de 1998.

162

••M.lU-ll ip !II.M1>—M^^ II ••aBM<^


JHüMEDALES, RlOS, CIUDADES Y PAISAJES TERRITORIALES

sentar, junto a la construcción alternativa de nuevas culturas del territorio,


el germen de una nueva convivenda social, cuando sólo se habla de muer-
tes y agresiones. .
Ante la eventualidad de un armistido en Colombia, la recuperación de
las culturas del agua, la restauración ambiental de las zonas marginales, de
los paisajes hidráulicos y de los entornos ribereños, va a ser un trabajo
dispendioso y exigente en conocimientos y experiencias. Por ello, en este
Proyecto de Cooperadón Técnica nuestra aspiración de continuar perci-
biendo el dinamismo territorial de estos sistemas, como prioridad educati-
va y pedagógica de nuestro observatorio en territorio educador, hay también
un ánimo conciliador y un propósito pacifista.

FINALIDADES ÉTICAS, TÉCNICAS Y POLÍTICAS DE UN PROYECTO DE COOPERACIÓN


TÉCNICA PARA LA LECTURA, EL ANÁLISIS, LA INTERVENCIÓN Y LA VALORACIÓN
TERRITORIAL DE ESTOS SISTEMAS , ^

Los problemas de gestión, manejo, planificación y percepción ambiental


de los ríos y humedales y de las relaciones territoriales con las ciudades y
su entorno, van asociados con muchos y diversos factores que han estado
y/o contínúan estando actívos en la conducta social, en las decisiones de
Estado, en el diseño urbanístíco, técnico y arquitectónico, en las respuestas
culturales de las comunidades, en el comportamiento de la naturaleza, en
la falta de voluntad política, en el desmedido afán de riqueza particular, en
el escaso conocimiento y valoración científico-técnica del patrimonio hi-
dráulico, en el atraso económico y técnico, en el analfabetismo territorial,
en la carencia de una política de lugares, de apegos, de arraigos, de identí-
dades.
Se ha carecido de adecuadas lecturas, estudios y análisis territoriales
que ayuden a comprender las potendalidades de esta reladón, que estí-
mulen la imaginación colectíva en el uso y aprovechamiento de estos am-
bientes, que constituyan la inteligencia social de las formas de ocupación y
de las modalidades de urbanización de estos territorios, de técnicas y cul-
turas hidráulicas avanzadas que contribuyan a transformar lo que hoy es
causa de tantas desgracias, en medio de desarrollo. Se ha careddo de una
pedagogía con datos tomados de la realidad, de una percepdón del territorio,
el habitat y la vida local, de un observatorio en territorio educador.
Aunque las manifestaciones concretas e históricas de esta reladón en
nuestro país son especialmente dinámicas y conflictívas, porque expresan
agudamente las competendas rurales-urbanas por el uso de la tierra, tra-
163
lyáN ESCOBAR R,.

ducen los desequilibrios regionales y los dramáticos movimientos de po-


blación que hoy se registran en Colombia, esta es una relación territorial esen-
cialmente universal. Que ha tenido en otras latitudes, en otros pueblos y en
otras culturas, respuestas tanto o más afortunadas que las nuestras, por
diferentes razones que también conviene examinar para derivar lecciones
que, adaptadas a nuestro medio, puedan contribuir a un cambio de estrate-
gia y orientadón de nuestras actuadones y decisiones a este respecto.
El diseño y planificación urbanístíco hidráulico de los países indus-
trializados, las culturas y obras hidráulicas de otras latítudes y dudades
del mundo, las intervenciones urbanísticas de los ríos y humedales como
escenarios y progresos de la civilización, la incorporación de rios y lagunas
como referentes e hitos urbanos o como parte importante del paisaje urba-
no, por ejemplo el Támesis en Londres, el Sena en París, el Tajo en Lisboa,
el Manzanares en Madríd, el Ebro en Zaragoza, el Tíber en Roma, el Spree
en Berlín, el Rhin, el Danubio, el Volga, la laguna del Véneto en Venecia,
etc., son desarrollos que, guardadas las proporciones, conviene conocer,
estudiar y analizar como parte del acervo tecnológico y cultural de la hu-
manidad y como fundamento de nuevas inidativas y propuestas de desarro-
llo. La estructuradón territorial que históricamente ha resultado de esta reladón
se encuentra en la génesis y desenvolvimiento de estados y dudades.

Si el Ebro se convirtió en la espina dorsal de la Corona aragonesa-catalana, será el


Duero padre de las Coronas de CastUla La Vieja y León

También el reordenamiento territorial y las intervenciones hidráulicas


urbanas, como los casos españoles de la desviación del rio Turia en Valen-
cia o del Guadalquivir en Sevilla, o el tema de los trasvases del río Ebro a
Tarragona, etc., son hoy en día un valioso patrimonio universal que puede
servir de inspiración a las iniciativas que aquí podamos desarrollar en un
futuro. v_, ,1

Cuando el Ayuntamiento de Valencia le preguntó a Juan Goytisolo si consideraba


posible hacer en la ciudad una plaza con el colorido y vitalidad de la Xemá el Fna
de Marrakech, él contestó que no: 'esa plaza es el producto de siglos de reladones
humanas; lugares como ese, pueden ser suprimidos por decreto, pero nunca crea-
dos por decreto (Topofilia, una pasión necesaria, Josán y Tomás Mata)

En países con limitados recursos para la investigadón y de escaso desa-


rrollo técnico, económico y sodal como el nuestro, la posibilidad de for-
marse y entrenarse en estos urüversos se convierte en un factor de progreso

164
HUMEDALES, RÍOS, CIUDADES YPAISAJES TERRETORIALES

en sí mismo, sobre todo, cuando se aspira a estudiar la geografía e historia


de estos procesos, para partidpar activamente de una nueva construcción
social del territorio, ya sea como educador, investigador o planificador. Es
claro que este asunto no nos interesa como cuestíón de enciclopedismo o
erudición, sino de fundamento polítíco-técnico de los proyectos estratégi-
cos que esperamos contínuar trabajando con más aliento y dedicadón, como
posiblidad étíca de construir memoria e identídad colectíva inspirados en
la experiencia más directas del territorio y el paisaje.
Desde esta perspectíva, los objetívos o finalidades a que aspiramos con
la formulación de este Proyecto de Cooperación Técnica, en el que se ha
propuesto integrar el trabajo de campo en nuestras propias realidades con
el intercambio e interacción con las de otros países, considerando la rela-
d ó n territorial universal entre los dominios biofísicos hidráulicos y la evo-
lución de la civilización y la cultura, se podrian sintetizar en las siguientes
ideas e iniciatívas, concebidas como posibüidad de establecer redes de apoyo
mutuo: „ ' , .. ..-.
« Estudio, análisis y valoración territorial de las experiencias y conoci-
mientos de culturas del agua y/o hidráulicas que han incorporado en
su desarrollo y evolución la reladón territorial entre humedales, ríos,
ciudades y su entorno.
íB Aprendizaje de técnicas y polítícas hidráulicas que han tenido efectos
terrítoríales duraderos o que habiendo desaparecido han dejado sus
rastros imborrables en los paisajes territoriales. ^¿•••r •>; •
» Conocimiento y aplicación de la legislación ambiental sobre los domi-
nios públicos hidráulicos, y las reglamentadones posteriores.
« Comprensión de la geomorfología y biogeografía de los ciclos hidráuli-
cos, que han tenido especial incidencia en la formación y desenvolvi-
miento de las ciudades y su entorno territorial.
» Estudio de los diseños urbanos y arquitectónicos que han logrado la
incorporación al paisaje de las ciudades de los dominios del agua, así
como de las obras hidráulicas que han transformado el paisaje público
urbano.
i9 Adiestramiento en las técnicas de la planificación territorial en que la
reladón de la dudad y su entorno, esto es, los dominios de la agricultu-
ra, de las reservas y relictos naturales, de las canteras, de los arrabales,
etc., son asumidos integralmente como escenarios de las dedsiones pri-
vadas y públicas, donde generalmente los ríos, quebradas y cuerpos de
agua son de gran dinamismo en la estructuradón del terrítorio.

165
lYÁN ESCOBAR R,

m Aprendizaje y aplicación de las más modernas técnicas de estudio y


análisis territorial; de observaciones, sensores, registros y evaluación
de procesos de manejo y gestíón territorial; de valoración del patrimo-
nio y riqueza territorial; del uso y asignación social del agua, de la in-
• vestigación cartográfica, corográfica y visual; de la restitución y
arqueología del paisaje y de la lectura y percepción ambiental en cam-
po de la formación y modelado de los paisajes hidráulicos.
« Potenciación de la capacidad de diversificación, innovación y creación
tecno-cultural para la formulación de proyectos y propuestas
paisajísticas, urbanísticas y arquitectónicas en los entornos territoriales
de las ciudades.
• Trabajar los imaginarios colectívos de las culturas hidráulicas, como parte
importante de la historia de las ciendas, de la estétíca y la literatura,
para superar un cierto analfabetísmo que se deriva del divorcio cultu-
ral entre científicos y humanistas, que ha afectado la construcción inte-
gral de políticas territoriales hidráulicas.
La cooperación técnica, ética y política a que aspiramos, continuaría
potenciando nuestros proyectos de investigación terrítoríal, nuestros pro-
gramas regionales de formación terrítoríal y la estrategia del observatorio en
territorio educador, en que hemos estado empeñados durante algo más de
16 años de trabajo del Colectivo Taller de Estudios del Territorio y el Paisa-
je, donde hemos concedido un lugar principal y protagónico a esta rela-
ción ambiental del territorio, en el devenir de nuestras regiones y localidades
y en la que creemos está parte de la clave de sus proyectos de progreso y
bienestar futuro. , , .... .-

' í.

166
ESTUDIO REGIONAL DE LOS GEOECOSISTEMAS DEL
BORDE O C C I D E N T A L DE LOS ALTIPLANOS EN EL
TERRITORIO DE JURISDICCIÓN DE LA CAR

Sergio Gaviria*

INTRODUCCIÓN

La Sabana de Bogotá y los valles de Ubaté y Chiquinquirá, son grandes


altiplanos que se desarrollan a una altitud aproximada de 2600 metros,
siguiendo la orientación general SE-NO de la cordillera Oriental, cruzan-
do todo el territorio de jurisdicción de la CAR.
Estas regiones están separadas del valle del río Magdalena por una ca-
dena montañosa que se levanta desde varios centenares de metros hasta
mil metros por encima de las planides hacia zonas de clima frío y de pára-
mo, con laderas de pendiente media que se cortan a pico formando la divi-
soria de aguas de los ríos Bogotá y Suárez con la cuenca del río Negro, en el
borde occidental de la región.
Hacia el sur, la cuenca baja del río Bogotá está separada de la altiplani-
de de la Sabana por una cadena de menor altitud, de topograh'a de colinas
suaves, que cae abruptamente formando paredes de roca verticales de va-
rios centenares de metros de altura. Más al sur, por fuera de la altiplanicie,
* una divisoria de aguas en forma de batea, conocida como CuchiUa de Pe-
ñas Blancas, separa la cuenca baja del río Bogotá de la cuenca del río
Sumapaz y se caracteriza por presentar cortes abruptos hacia el oeste.
La influenda de estas barreras topográficas sobre las condiciones am-
bientales naturales de los altiplanos situados al interior de la cordillera, son
esenciales para entender la ocupación y el desarrollo de las actividades
humanas en el territorio, así como su deterioro ambiental. v.
.. , V
* Profesor, Universidad Nadonal de Colombia, Subdirector Científico CAR. '

167
SERGIO GAVIRIA

PAISAJES DEL ESCARPE ^

Resalta la presencia de un elemento común que caracteriza el borde ocd-


dental de la cordillera: grandes paredes de roca dura constituidas por are-
niscas de color claro, que han sido descritas como paisajes de escarpe,
dominan con su altura y su cobertura de bosques tupidos los paisajes de
ladera que descienden hacia tíerras de climas más cálidos (Ingeominas,
1997). Vistas desde los valles inferiores, estas paredes rocosas forman gran-
des barreras topográficas de centenares de metros de altura, escondiendo
de la vista los altiplanos y las regiones frías.
En la base de estas paredes rocosas un elemento adicional aparece co-
múnmente en toda la región: inmensos depósitos de materiales caídos de
las paredes, cubren grandes extensiones de terreno como consecuencia de
procesos geodinámicos naturales, creando un paisaje que se ha denomi-
nado de pie de escarpe (Ingeominas, 1997). Forman conos de varias decenas
de metros de espesor conformados por materiales sueltos y fragmentos de
roca de diversos tamaños que se interdigitan o se superponen, sobresa-
liendo de ellos gigantescos bloques de arenisca. Estos depósitos son comu-
nes en las zonas intermedias de clima frío a templado, a lo largo de todo el
borde occidental de la cordillera, cubriendo una franja de varios kilóme-
tros de ancho que se extiende por centenares de kilómetros.
Las paredes de arenisca que forman los escarpes y los depósitos de
bloques de los pies de escarpe caracterizan por lo tanto la parte superior de
las cuencas hidrográficas que drenan hacia el río Magdalena a lo largo del
terrítorio de jurisdicción de la CAR.
Estos elementos del paisaje descansan sobre rocas de composición arci-
llosa y de color oscuro que se extienden regionalmente hacia la parte infe-
rior de la cordillera. Por ser rocas más blandas que las areniscas, han sido
sometidas a procesos de erosión que han excavado progresivamente los
sucesivos estratos, dando origen a paisajes de morfología más suave carac-
terísticos de las laderas inferiores.
Hacia abajo, las laderas sufren procesos actívos de socavadón y están
profundamente cortadas por los drenajes que corren a lo largo de la pen-
diente y que originan numerosas microcuencas. El paisaje se caracteriza
por sucesiones de lomas y depresiones perpendiculares al eje de la cordi-
llera, que desdenden hada los valles inferiores donde se unen para ali-
mentar los ríos de mayor orden.
Los procesos que configuraron estas unidades de paisaje, son el resul-
tado de la historía geológica de las series de rocas sedimentarias de origen

IM

^ M
ESTUDIO REGIONAL DE LOS GEOECOSISTEMAS DEL BORDE OCCIDENTAL...

marino de la época Cretácea (areniscas y ardllolitas prindpalmente), que


actualmente afloran en la región gracias a los procesos de deformación y
erosión ligados al levantamiento de los Andes desde el período Terdarío.
La consecuencia de esta historia sobre el funcionamiento de los
geoecosistemas regionales es muy importante y permite proponer unidades
de manejo ambiental de carácter estratégico (Gaviria et al, 1998).

IMPORTANCIA AMBIENTAL

Las zonas de nacimientos de agua y de recarga de acuíferos, son aquellas


pordones del territorio que actúan como receptoras de aguas lluvias; a
través de las coberturas de vegetación y suelos el agua circula en forma
superficial o se almacena en los acuíferos subterráneos y es suministrada
posteriormente a los manantiales, quebradas y otros cuerpos hídricos su-
perfidales en las zonas de descarga.
Las barreras topográficas que actúan como divisorias de aguas entre
los altiplanos y las cuencas hidrográficas que drenan hada el valle del río
Magdalena, constituyen un sistema de importancia estratégica para las
vertientes externas y también para las regiones situadas hacia el interior de
los altiplanos.
En el caso de la región del Tequendama, cuenca baja del río Bogotá, y
las cabeceras de la extensa cuenca del río Negro occidental, el conjunto de
escarpes y depósitos de bloques actúan como soporte a un sistema combi-
nado de recarga, tránsito y descarga, que es alimentado principalmente
por los aportes de agua lluvia y de condensadón en las zonas de bosques
que recubren estas áreas. El agua transita a través de estos depósitos dan-
do nadmiento a las quebradas que corren sobre los materiales arcillosos
menos permeables en la parte inferior de las microcuencas.
Los escarpes se encuentran interrumpidos en la zona del Salto del
Tequendama y la cuchiUa de Peñas Blancas, por algunos niveles de roca
más blanda que forman escalones topográficos, como consecuenda de la
existenda de fallas geológicas regionales. Estos estratos blandos dieron lu-
gar a la formación de cinturones en forma de escalones deprimidos de
varios centenares de metros de ancho, que interrumpen los escarpes a media
ladera en varios niveles sucesivos, y se extienden a lo largo de las paredes
por decenas de kilómetros. Estos pisos arciUosos son menos permeables
que las areniscas fracturadas y han permitido que el agua circulante sea
retenida temporalmente, estableciéndose una red de humedales y en oca-

169
SERGIO GAVIRIA

siones pequeñas lagunas que dan nacimiento a muchas quebradas de la


región (Gaviria et ai, 1998).
En contraste, en la zona de El Colegio-La Mesa, el río ha cortado más
profundamente la roca (drcula a 900 msnm), con un desnivel que desde el
Salto del Tequendama alcanza los 1500 mefros de caída. Se pone en evi-
dencia la posición geomorfológica de La Mesa, conformada en forma sim-
plificada por estratos de rocas arcillosas que han sido excavados por los
ríos Bogotá y Apulo. En la posición actual. La Mesa se encuentra aislada
del resto de la cuenca a manera de un plano inclinado en el sentido de la
pendiente general de la cuenca. Su superficie está cubierta con vestigios
de depósitos aluviales en forma de terrazas antiguas, desconectados de los
drenajes actuales, que atestiguan el paso de los ríos antes de la disección.
En la actualidad, los aportes hídricos naturales de La Mesa provienen ex-
clusivamente de las Uuvias locales (Gaviria et al., 1998).
Hacia el norte, numerosas cuencas de segundo y tercer orden, toman
su nacimiento en la parte alta de los escarpes que bordean la Sabana de
Bogotá hacia el occidente, para formar la cuenca delríoNegro. La divisoria
de aguas que alcanzaba apenas los 2800 metros de altitud en la región del
Tequendama, se vuelve progresivamente más alta y Uega a altitudes supe-
riores a 3500 msnm, hacia el occidente de Subachoque, prolongándose hacia
el norte, hasta formar una importante estrella fluvial en zona de páramo,
que alimenta tanto elrioNegro como elríoBogotá y la cuenca de Fúquene.

ECOSISTEMAS ESTRATÉGICOS

El geoecosistema de la franja superior de la cuenca es la zona que da naci-


miento a casi la totaUdad del sistema hídrico regional, debido a las caracte-
risticas geológicas y ecológicas de esta vertiente externa de la cordiUera.
La franja de escarpes locaüzada entre las cotas 2700 y 2100 msnm aproxi-
madamente, posee una pluviometría abundante cuyo promedio está cerca
a los 2000 mm/año (CAR, 1986). Estas altas precipitaciones son debidas a la
condensación de los vientos húmedos provenientes del valle inferior que
al ascender se enfrían y chocan con el obstáculo topográfico de la cordille-
ra, condensándose y dando lugar a la precipitación de Uuvias y a la forma-
ción de nebUna. Los valores de la evapofranspiradón potencial promedio
(ETP) están alrededor de 1100 mm/año, lo que arroja un excedente hídrico
anual importante.
En esta región el cÜma es por lo tanto muy húmedo, lo que permite el
establecimiento del cinturones de bosque Andino y Subandino (Grabandt,
170
ESTUDIO REGIONAL DE LOS GEOECOSISTEMAS DEL BORDE OCCIDENTAL...

1980). Las laderas superiores se encuentran recubiertas por bosques de gran


diversidad donde abundan diversas especies de Melastomataceae (tunos),
Cecropia (yarumos). Crotón (sangregaos), FÍCMS (cauchos), Cedrela (cedro),
Cyatheacaeas (heléchos arborescentes). Palmas, y en el sotobosque aparecen
gran variedad de musgos entre los que se destaca el Sphagnum. Este bos-
que reviste especial interés pues contiene una muy alta biodiversidad y
tiene suelos ricos en humus y de colchones vivos que acumulan gran can-
tidad de humedad. •' '!.'
Los suelos están provistos de una capa humífera profunda como resul-
tado de la acumulación de material orgánico descompuesto proveniente
del bosque, incorporado a cenizas volcánicas alteradas. Solamente en las
laderas de pendiente muy fuerte no se retienen estos materiales y los sue-
los son esqueléticos sobre la roca sin alterar.
En los escalones deprimidos se han estableddo dnturones de humedales
por la retención de los aportes hídricos de lluvias y neblinas en los
reservorios naturales creados en estos pisos poco permeables. En estos
ambientes hidromorfos se ha conservado la materia orgánica acida prove-
niente de la descomposición lenta de un tipo particular de vegetación que
prospera en ambientes saturados en agua, dominado por el musgo
Sphagnum, acumulando con el tiempo depósitos de material orgánico os-
ctu-o muy poroso de varios metros de espesor conocido como turba. Los
bosques y humedales constituyen importantes sistemas de reserva del agua
que dan nacimiento a las quebradas de la región, gradas al excedente hídrico
que permite la saturación de suelos y depósitos de ladera.
Adicionalmente, el suministro permanente de agua a fravés del siste-
ma regulador de bosques, humedales y depósitos superficiales porosos en
la parte superior de las microcuencas, genera caudales de agua importan-
tes que circulan en forma subsuperficial a fravés de los depósitos de ladera
hacia las zonas más bajas. Este aporte hídrico da lugar a la aparición de
numerosos nacederos en el contacto con las rocas arcUlosas en la parte
intermedia de la microcuenca, los cuales a su vez dan origen a quebradas
permanentes que recogen gran cantídad de agua pura, fUfrada natural-
mente. A partír de este nivel, todas las quebradas forman un sistema hídrico
que circula en forma superficial sobre las rocas circillosas o depósitos poco
permeables, hasta su desembocadura en el rio Bogotá.
A medida que se desciende por la cuenca, los cortes producidos por los
ríos al excavar la roca, han generado vaUes profundos con laderas de pen-
diente alta. Las temperaturas van en aumento, incrementando los valores
de la ETP que en promedio se calcula del orden de 1300 mm/año. La
171
SERGIO GAVIRIA

pluviometría disminuye a valores promedio de 1500 mm/año, que hada el


fondo de los vaUes decrece progresivamente hasta valores alrededor de
1000 mm/año, produciendo períodos de sequías importantes (CAR, 1986).
Esto indica una fransidón cUmátíca hada zonas cada vez más secas, que
son evidentes por el típo de vegetación y los suelos de la parte inferior de
la cuenca: se pasa del bosque subandino húmedo a bosques secos tropica-
les por debajo de los 1000 msnm.
La disminución en el valor del agua disponible, la escasa vegetación y
la baja permeabilidad de los suelos, hacen que en la parte inferior de la
cuenca no existan más reservas de agua que aqueUas que se generan en la
parte alta y que circulan por el sistema superficial de quebradas. En los
períodos de verano, la escasez de agua se hace evidente, mienfras que en
épocas de invierno son frecuentes los fenómenos torrenciales en las que-
bradas y los deslizamientos en las laderas, que se han incremetado en los
últímos años por usos inadecuados del suelo y prácticas extractívas de
materiales de cantera.
La deforestación ha generado el incremento en la ocurrencia de
deslizamientos y flujos de escombros y la degradación de humedales, afec-
tando la estabilidad de los suelos e interrumpiendo o desequUibrando el
ciclo del agua en la región.

INFLUENCIA REGIONAL DE LOS BORDES SOBRE LOS ALTIPLANOS

La presencia de una barrera topográfica confinua que separa la vertíente


ocddental de la cordillera Oriental de los altíplanos, ejerce un efecto de
protección ambiental sobre los territorios que se sitúan al interior del maci-
zo. Las aguas se condensan y precipitan en la parte alta de los cerros que
coronan los escarpes, disminuyendo progresivamente a lo largo de las ver-
tíentes internas. Hacia el centro de la Sabana de Bogotá y los altíplanos
cundiboyacenses el cUma es mucho más seco que en las laderas expuestas
a la influencia de los vientos húmedos externos, lo que confiere a la región
caracteristícas partículares de ambiente salubre, que han determinado las
formas de desarroUo conocidas de las actívidades humanas. A pesar de
contar con menos agua, en estas regiones los suelos son muy fértíles, pro-
ducto de aportes de cenizas volcánicas fraídas por el viento desde la cordi-
Uera Central y depositadas masivamente gradas a la presenda de la barrera
montañosa de los bordes occidentales.
Por lo anterior, los altíplanos han sido sometidos a un uso intensivo del
territorio, que ha llevado a un deterioro alarmante de sus recursos natura-
172
ESTUDra REGIpNAL DE LOS GEOECOSISTEMAS DEL BORDE OCCIDENTAL..

les, principalmente la vegetación, los suelos y el recurso hídrico. Enfre ofras


razones, la desaparidón de la cobertura de bosques original en muchas
zonas, para el establecimiento de pastos o zonas de producdón agrícola
donde domina la papa, ha generado un fuerte desequiübrío en el aporte
de agua para la región. La cantidad de agua disponible es Umitada, han
disminuido muchas de las fuentes que brotaban de los cerros y las quebra-
das que circulaban en las planicies, lo que ha obUgado a la utilización in-
tensiva en las últimas décadas de agua subterránea en la parte plana.
Esto ha producido un descenso en los niveles de los acuíferos y un efecto
nefasto sobre los niveles de agua en los cerros y en la planicie, como
consecuencia de desequilibrios en el balance hídrico regional (Lobo-
guerrero, 1995). '. ' ' i'
Los cálculos globales del balance del agua en la región, muesfran que la
mayor parte del agua Uuvia desaparece por evapofranspiradón y evapora-
dón, quedando un excedente que es Uevado por escorrentía hacia los rios
y evacuado a través del rio Bogotá, quedando poca agua disponible para la
saturación de los suelos y para la recarga de acuíferos. Adicionalmente, en
la mayor parte de los piedemontes y del área plana presentan un défidt
hídrico marcado.
Según Van der Hammen (1998) en una parte considerable de las
subregiones de la Sabana, muchas quebradas se secaron por completo o se
volvieron estadonales y buena parte de los manantiales del piedemonte
desaparederon. Lo anterior se debe al descenso dramático del nivel freático
principal en las rocas de los horizontes acuíferos aflorantes en los cerros,
que se encuentran hoy por debajo del nivel topográfico de la planicie. La
explotadón de aguas subterráneas y la deforestadón de los bosques nati-
vos que Ueva a la pérdida de agua de almacenamiento en los suelos, por la
cual el nivel freático suspendido disminuye o desaparece, disminuye la
infiltración hacia el nivel freático principal y también la aUmentación hacia
las quebradas y manantiales. Estas dos causas podrían reforzar enfre sí sus
efectos. Sin embargo, en casos como el de la subcuenca del río Chicú y en
el cenfro de la planicie de la Sabana la sobre-explotación de aguas subte-
rráneas parece haber sido la prindpal causa (explotación mayor que la re-
carga local de la subcuenca).
Actualmente se encuenfran en un programa de monitoreo sistemático
por parte de la CAR, cerca de 400 de los más de 5000 pozos profundos que
exfraen agua subterránea en la parte plana de la Sabana, con el fin de iden-
tíficar las subcuencas hidrogeológicas donde el efecto de la explotación

173
SERGIQ GAVIRIA

está causando impactos graves e irreversibles sobre el medio ambiente,


puestos ya de manifiesto en algunas de las regiones del centro y occidente,
con el fin de controlar la exfracción.
Los estudios más recientes han permifido establecer que el agua subte-
rránea en los depósitos acuíferos de la Sabana fue almacenada poco a poco
durante los períodos húmedos del Cuaternario, dando lugar a depósitos
de agua fósil confinada por los sedimentos arcillosos en la planicie. En con-
diciones naturales los acuíferos desbordaban en los cerros manteniendo
un nivel alto por encima de la planicie de la Sabana, dando nacimiento a
manantiales y quebradas. Los suelos saturados en los piedemontes o con
niveles freáticos suspendidos en la planicie, dejaban un excedente de agua
que escurria abundantemente en las épocas húmedas dando origen a un
sistema de quebradas y ríos que drenaban el agua a través de la planicie
hasta el río Bogotá.
El sistema de drenaje se aprecia claramente en los mapas de suelos
(IGAC, 1968 y 1977; Gaviria, 1999), pues las cenizas volcánicas que recubren
en forma generalizada toda la parte plana de la Sabana, fueron evacuadas
por las aguas de escorrentía con el franscurso del tíempo (serie TZ en el
mapa de suelos, IGAC, 1968). Por lo tanto, en contraste con los suelos de la
planicie, las depresiones se caracterizan por presentar suelos formados di-
rectamente sobre las arcillas lacustres (serie BN en el mapa de suelos, IGAC,
1968). Siguiendo en el campo estos suelos arciUosos mal drenados, cubier-
tos muchas veces con pastos, se descubre toda la antígua red de drenajes.
Por lo tanto, los altiplanos dependen desde el punto de vista hídrico,
de los aportes provenientes del exterior que precipitan en la parte alta de
los cerros y en las laderas internas, por condensación de los vientos húme-
dos que chocan con los bordes de la cordUlera.

CONCLUSIONES <' '

Los bordes de los altíplanos hacia el occidente, son geoecosistemas de gran


importancia ambiental para el funcionamiento de las cuencas hidrográficas
del interior y del exterior de la cordiUera, en el territorio de jurisdicción de
la CAR. Constítuye un sistema de producdón y regulación natural del agua
de la región, que conserva la saturación hídrica de los depósitos superficia-
les y de los suelos, aumentando en forma permanente el sistema hídrico
de las cuencas tanto en verano como en invierno.
Regionalmente el geoecosistema constítuido por los escarpes cubiertos
de bosques en la parte alta, los escalones de humedales o pequeñas lagu-
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ESTUDIO REGIONAL DE LOS GEOECOSISTEMAS DEL BORDE OCCIDENTAL...

ñas en la parte intermedia y los depósitos de bloques en la parte baja, for-


ma una franja casi continua en todo el borde occidental de la cordillera
Oriental, desde la región del Tequendama al sur, hasta la región del rio
Negro al norte, actuando como barrera natural y como corredor biogeo-
gráfico regional.
Todas las comunidades rurales y urbanas así como las actívidades pro-
ductívas que se desarroUan en la parte inferior de las cuencas dependen
en gran medida del buen funcionamiento de este sistema natural, que debe
por lo tanto ser conservado en forma prioritaria. Esta franja constítuye un
geoecosistema esfratégico en cuanto a la producción y suministro de agua
de las regiones situadas más abajo. Son por lo tanto zonas de nacimientos
de agua y recarga de acuíferos y deben ser protegidos en forma espedal,
tal como lo establece el Artí'culo 1°, Numeral 4 de la Ley 99 de 1993.
Hacia el interior de la cordUlera, el cUma más seco es consecuencia de la
existencia de esta barrera montañosa. Los suelos volcánicos fértíles acu-
mulados en las laderas del interior y en la propia planicie de la Sabana, que
son considerados unos de los mejores suelos del país, han asegurado el
desarrollo de las actívidades humanas en la región. Sin embargo, el mane-
jo inadecuado de los recursos naturales, ha producido una degradación de
los ecosistemas y un desbalance del agua, escasa en los altíplanos del inte-
rior de la cordiUera. Descensos marcados de los niveles de agua en los ce-
rros y en la planicie como consecuencia de la deforestación, actívidades
agropecuarias y agroindustriales no sostenibles y uso intensivo del agua
subterránea, Uevan a una degradación de los suelos que se vuelven cada
vez menos productívos, lo que ha motívado cambios drástícos en su uso
(industrial y urbano).
Por lo tanto, si no se toman las medidas necesarias para proteger los
recursos naturales, su deterioro actual y futuro hace peligrar la sosteni-
biUdad ambiental de la región, con consecuendas sociales y económicas
graves para el territorio y para el país.

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