Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GODOY SILVEIRA, Rosa Maria, “Região e História: Questão de Método” En: DA SILVA,
Marcos A. (coord.), República em Migalhas. História Regional e Local, Editora Marco Zero –
Programa Nacional do Centenário da República e bi-Centenário da Inconfidência Mineira –
MCT/CNPq, São Paulo, 1990, pp. 17-42. Traducción del portugués: Horacio M. H. Zapata*
Pareciera obvio que la relación entre Historia y Región fuera, en última instancia, la relación
entre temporalidad y espacialidad; pero tal asunción no es tan, o casi nada, obvia en los estudios
históricos de Brasil. Nuestra producción historiográfica ignora completamente la problemática
en términos de su tratamiento teórico-metodológico. Prácticamente no existen reflexiones
sistematizadas sobre los varios abordajes acerca de la relación Región-Historia que se han dado
en los trabajos empíricos y sobre las implicaciones epistemológicas y políticas de tales enfoques.
La sorpresa que causa esa constatación nos debe conducir al entendimiento de las razones por
las cuales tal hecho ocurre, tanto más porque se trata de una cuestión importante para el avance
de nuestra ciencia histórica al nivel de la investigación y de la enseñanza. Basta con recordar que
la pertinencia de esta reflexión teórico-metodológica se coloca cuando el discurso oficial de
aquellos que dirigen los órganos de Educación y Cultura viene acentuando, con mayor énfasis
desde hace 10 años, la necesidad de regionalización de los currículos y de una óptica de la
cultura atenta a las peculiaridades regionales.
A nuestro modo de ver, nuestra producción historiográfica se asienta, de alguna manera, en
determinadas ópticas de abordaje acerca de lo que es la Región y, por extensión, de lo qué es el
Espacio, que no cuestionan su contenido. Por un lado, en la relación Región-Historia, el recorte
regional, sea cual fuere la configuración que se le haya dado, ha sido exactamente esto: un dato,
aceptado y acabado, un producto. No se presta atención para los conceptos de Región y de
Espacio en tanto construcciones, procesos históricos concretos y, por tanto, atravesados por la
temporalidad en esta inferfase. Una vez que los recortes espaciales ya no están definidos a priori,
*
[N. T.] En la presente traducción se han respetado los formatos de letras (cursivas, subrayados) y marcaciones
personales (grifos) presentados por la autora en el texto original.
**
Texto-base de la mesa redonda “História e região”, presentado en el XIIII Simpósio da Associação Nacional dos
Professores Universitários de História (Curitiba, 1985). Magíster y Doctora en Histórica Económica por la
FFLCH/USP. Docente del Depto de História da UFPB, João Pessoa.
***
Magíster y Doctora en Histórica Económica por la FFLCH/USP. Docente del Depto de História da UFPB, João
Pessoa. Es autora de Republicanismo e federalismo y O regionalismo nordestino y de artículos en diferentes
publicaciones. Participo de la Comisión de Publicaciones de la Associação Nacional dos Professores Universitários
de História en el período 1987/1989.
2
1
Cf. MARTINS, Paulo Enrique N. Estado, Espaço e Regido: novos elementos metodológicos. Texto inédito y
mecanografiado, p. 1.
2
Cf. MORALES, Antonio Carlos Robert. Geografía. Pequena História Crítica. São Paulo, IIUCITEC, 1981, pp. 15-
16.
3
3
Idem, p. 26.
4
Ídem, p. 22.
4
Brejo, del Sertão, del Litoral, del Agreste, del Cerrado o de la Selva Amazónica– o geológica: la
división en continentes, que está siendo muy utilizada en la organización de los currículos de
Historia: Historia de América, de África, de Asia. Esos criterios revelan el peso de la concepción
naturalista. Otro tipo de criterio se delimita por la vida económica: los recortes son definidos por
ser la base de producción de determinados productos –zona de la región cañera-azucarera,
cafetalera, algodonera, pesquera o mineral. O por la distribución demográfica. O regiones, por la
influencia de la Sociología Política norteamericana, que se clasifican de acuerdo a criterios
culturales, étnicos y religiosos. Los criterios son muchos y los recortes varían en función de ellos,
las “fronteras” entre los mismos se desdoblan de acuerdo con la clasificación empleada, de modo
que hasta hoy la controversia en torno a qué es la Historia Regional es muy grande, ya sea como
un término aplicable a un área política, ora a un área climática, o a un área económica, etc. Si
existe un consenso genérico de que la Región sería la particularización de los lugares, su
individualización y cómo delimitar esas particularidades, aún cuando se supera la apariencia y se
profundiza su contenido, son materias polémicas. ¿Qué definiría esas particularidades?
En lo que respecta al naturalismo que impregna esas concepciones, éste tuvo como efecto,
aunque ajustando la relación hombre-naturaleza, escamotear la relación de los hombres entre sí
por el peso atribuido a las condiciones naturales (el medio) en la constitución de la vida social, es
decir, como determinación de esta última. El elemento humano es un componente más del
paisaje. Incluso en la Geografía de Vidal de la Blache, que introdujo el posibilismo en la relación
hombre-medio, refutando el determinismo de matriz ratzeliana, “el hombre (interesa) por sus
obras y en cuanto contingente numérico, presente en una porción de la superficie de la Tierra. La
Geografía habla de población, de agrupamiento, y nunca de sociedad; habla de establecimientos
humanos, no de relaciones sociales; habla de las técnicas y de los instrumentos de trabajo, pero
no de proceso de producción. En fin, discute la relación hombre-naturaleza sin abordar las
relaciones entre los hombres. Y por esta razón es que la carga naturalista es mantenida a pesar de
la apelación a la Historia contenida en su propuesta”5. Es conocido que los frutos directos del
naturalismo, sobre todo de origen alemán, fueron el Determinismo Geográfico y la Geopolítica,
que se constituyeron en soportes pretendidamente científicos para justificar el imperialismo. Esa
causalidad mecanicista del medio sobre el hombre aparece en la historiografía brasileña de modo
explicito en la caracterización de las secas nordestinas o de la diferenciación entre las áreas
consideradas desarrolladas –las de clima templado, con inmigración extranjera– y las
subdesarrolladas del país, de clima tropical, cuya formación étnica, a su vez, se constituyó en
base de contingentes provenientes de áreas climáticas semejantes: el nativo indígena o el esclavo
africano. O incluso para diferenciar al hombre brasileño, al o latino, o al africano indolente del
mundo de los trópicos, por tanto et pour cause subdesarrollado, del hombre europeo, cuyo medio
explicaría su “actividad civilizatoria”. La Blache, cuando caracteriza los “géneros de vida”, esto
es, la relación población-recursos, habla de contactos entre tales “géneros”, aquellos que
romperían los localismos y criarían “dominios de la civilización”6. La consecuencia práctica de
esta concepción fue crear un soporte justificativo de la expansión europea sobre los “géneros de
vida” africanos y asiáticos durante la carrera neocolonialista.
5
Idem, p. 77.
6
Ver al respeto la obra de Milton Santos. Por una geografia nova: da crítica da geografia a una geografia crítica.
São Paulo, HUCITEC, 1978.
5
acción humana en el tiempo –la otra dimensión esencial–, aparece substituyendo aquella acción,
personificándola, protagonizándola. Descontando la Historia y sus agentes, naturalizándola, esa
representación de lo real hace del medio una entidad en sí, con vida propia, cuya formación no se
explica sino por factores tautológicos (los propios factores naturales) o por factores
extranaturales (metafísicos). Convierte al medio, además, en una totalidad homogénea, producida
también de esa manera. La historiografía es propensa a la incorporación de esta entificación: es el
caso de las muchas historias provinciales o estaduales que aparecen (o semejan estar)
desconectadas del proceso histórico brasileño, aisladas de la Formación Social que las envuelve y
con la cual, de hecho, interactúan. En una fase posterior, se establecen relaciones entre los
espacios, peor la entificación es reiterada. Así, es producida toda una historiografía en la cual
determinados eventos espaciales aparecen como mero reflejo de recortes espaciales más amplios,
ora en términos de superficies, ora en términos de divisiones político-administrativas: la Historia
de un determinado Estado o provincia repite los acontecimientos de la historia del Estado
brasileño o lo que se piensa que es la Historia del Estado brasileño y que se irradia desde sus
centros de decisión. En esta óptica, se hallan presentes algunos de los principios del Sumario
General del pensamiento geográfico: totalidad/parcialidad, con la idea de que ésta última se halla
contenido en primera, y que la primera, a su turno, determina a la última.
En la transición de la Geografía Tradicional positivista a la nueva Geografía, a principios del
siglo XX, se recupera la concepción kantiana del espacio con nuevas bases. Se produce una
renovación metodológica, superando el estadio de la descripción de las diferencias espaciales
para avanzar en las explicaciones consustanciadas con los conceptos de “área” e “integración”.
“El área sería una porción de la superficie terrestre diferenciada por el observador
que la delimita por su carácter, esto es, la distingue de las demás. Esa delimitación
es un procedimiento de elección del observador que selecciona los fenómenos
enfocados; dependiendo de los datos seleccionados, la delimitación será deficiente
(pues la amplitud de estos varia regionalmente). Así, en verdad, el área es construida
idealmente por el investigador a partir de la observación de los datos observados. El
área sería un instrumento de análisis (semejante al tipo ideal de Weber) al contrario
de la región o del territorio, que eran vistos como realidades objetivas exteriores al
observador. El área sería construida en el proceso de investigación”8.
La integración de los fenómenos seleccionados de un área sería su configuración. La
comparación de integraciones permitiría la generalización del análisis o lo que se denomina
Geografía Nomotética, que
“…posibilita la agilización del estudio regional, que iría al encuentro de los intereses
de la planificación pues abrió una perspectiva para trabajar con un número bastante
elevado de elementos, relacionándolos de acuerdo con los intereses del plan. Esta
segunda perspectiva instrumentalizó los ‘diagnósticos’ y dio posibilidades para el
uso de la cuantificación y de la computación en Geografía”9.
A partir de la década del sesenta, cambios históricos provocaron un cuestionamiento
definitivo al positivismo en la Geografía: el intervencionismo creciente del Estado, utilizando la
8
Idem, p. 88.
9
Idem, p. 90.
7
10
Idem, p. 107.
8
11
Idem, p. 113.
12
Cf. LACOSTE, Yves. A geografia serve, antes de mais nada, para fazer a guerra. Lisboa, Iniciativas Editoriais,
1977. El título al que hacemos referencia fue dado a una edición clandestina de Brasil.
13
Cf. MORAES, Antonio Carlos Robert. op. cit. pp. 115-116.
14
Idem, p. 116.
10
15
Cf. HARVEY, David. The Geography of Capitalist Accumulation: A reconstruction of the Marxian Theory. En
Richard Peet (org.) Radical Geography; alternative viewpoints on contemporary social issues. Chicago, Maraoufa
Press, 1977.
11
16
Cf. A. LIPIETZ, Alain. Le capital et son espace. Paris, Maspéro, 1977.
17
Cf. ENGELS, Friederich. A dialéctica da natureza. 2º Ed. Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1977. p. 222 e 223. Grifo
del autor.
12
18
Cf. SANTOS, Milton. op. cit. 138. Grifos nuestros.
19
Cf. SANTOS, Milton. Relações espacio-temporais no mundo subdesenvolvido. São Paulo, Associação dos
Geógrafos Brasileiros, dez. 1976. (Seleção de textos, 1) p. 20.
20
Cf. SILVEIRA, Rosa Maria Godoy. O regionalismo Nordestino: existência e consciência da desigualdade
regional. São Paulo, Moderna, 1984. 49.
21
Cf. SANTOS, Milton. A totalidade do diabo. Contexto, nº 4. São Paulo HUCITEC, nov. 1977. p. 41.
13
22
Idem, p. 40.
23
Cf. obras citadas en las notas 18 y 20.
24
Cf. op. cit. en la nota 16.
14
25
Cf. op. cit. pp. 142-143.
15
Aunque tanto Milton Santos como Alain Lipietz estén informados por una concepción de
espacios articulados y diferenciados, y aunque se refieran a la organización social de un lugar
dado como un proceso que interfiere en su estructuración en términos espaciales, el geógrafo
brasileño, tal vez por su propia formación, se concentró mucho más en el proceso de difusión de
la variable tecnología como elemento diferenciador de espacios y en la acción de intervención
del Estado-Nación como intermediario de este proceso; Lipietz, como se comprueba, centra su
análisis en el papel del Estado-Nación en tanto expresión de dominación de clase.
El análisis de Francisco de Oliveira sobre el Nordeste brasileño en su libro Elegia para uma
Re(li)gião26, que causó un impacto importante sobre los estudios regionales en el país, se
aproxima al elaborado por el estudioso francés. Delimitando la validez del concepto de región
para el sistema capitalista, el economista pernambucano igualmente enfatiza la instancia política
sin, no obstante, profundizar su comprensión de la base territorial.
Una región
“…sería, en suma, el espacio donde se imbrican dialécticamente una forma especial
de reproducción del capital y, por consecuencia, una forma especial de lucha de
clases, donde lo económico y lo político se fusionan y asumen una forma especial de
expresión en el producto social y en los presupuestos de la reposición”27.
Su caracterización del Nordeste, colocando en jaque la configuración oficial y enmascaradora
de la región, aún ciñéndose a los Nordestes azucareros y algodonero-pecuarios, avanza en el
mismo sentido con que lo hace Lipietz para la problemática regional en Francia, pero es taxativo
al mencionar la tendencia a la homogeneización del espacio y a la consecuencia desaparición de
la región.
Estos autores, cuyo pensamiento expusimos aquí a vuelo de pájaro, representan hoy
expresiones primigenias en la conducción de los estudios que han procurado redimensionar la
cuestión espacial y regional en el país. Sus concepciones, unos más, otros menos, tienen en
común la matriz del materialismo histórico que recuperó, para el análisis espacial, la centralidad
del trabajo humano en la organización de la superficie terrestre, refutando la naturalización de las
concepciones anteriores y, por lo tanto, cuestionando su postura ahistórica o, mejor dicho,
antihistórica. La teoría del valor posibilita, entre otras contribuciones, comprender la distinción
entre valor contenido y valor creado en el espacio, el primero de los conceptos equivaliendo a los
recursos disponibles en la naturaleza (valor del espacio) y el segundo al valor agregado al
espacio por la acción humana (valor en el espacio) o “tiempo materializado” del que habla
Milton Santos y actúa como capital fijo en nuevos procesos de generación de valor. Permite,
igualmente, redimensionar algunos conceptos como Espacio, Territorio y Región: el Espacio
como una categoría lógica que posibilita la comprensión del Territorio y el Territorio como
categoría más referida a lo empírico que, en la acepción marxista, es un proceso de apropiación
de determinadas porciones del globo terrestre, resultante de la dialéctica entre el valor contenido
y el valor creado. La Región sería un concepto para instrumentalizar la diferenciación de formas
en el proceso. De cualquier modo, conviene remarcar que la epistemología del materialismo
26
Cf. OLIVEIRA, Francisco de. Elegia para uma Re(li)gião. SUDENE, Nordeste. Planejamento e conflito de
classes. Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1977.
27
Idem, p. 29.
16
histórico aún se resiste a una mayor profundización en lo que a la cuestión regional refiere: la
obra clásica al respecto es la de Lenin, Formação do Capitalismo na Rússia28, en el que el autor
procura caracterizar la diferenciación del espacio ruso a partir de la desarticulación de antiguas
organizaciones espaciales y su rearticulación en la lógica del proceso capitalista en aquel país.
Señala cómo la acumulación de capital en manos de una clase ocurre paralelamente a un proceso
de acumulación de recursos (valor creado) en una determinada área de Rusia. Esa obra brinda
fundamentos para la teoría del desenvolvimiento capitalista desigual y combinado, hoy
largamente difundida notablemente entre los economistas, y que nos permitiría conceptualizar la
región de la siguiente forma:
“…una ‘región’ sólo será plenamente caracterizada si es analizada en su complejo
de imbricaciones y relaciones: en la relación con la formación social, de la cual es
un ‘corte’ espacial delimitado histórica y por lo tanto dinámicamente, el aspecto
básico a ser vislumbrado es el nivel de articulación de las actividades productivas de
la región al modelo de acumulación dominante; en la relación con los demás cortes
espaciales, cuyas “fronteras” están en continuo reacomodamiento, el aspecto básico
es la forma específica de reproducción del capital y, por lo tanto, la diferenciación y
articulación entre los cortes; y finalmente, en el ámbito interno de la propia región,
el aspecto básico es el nivel de sus fuerzas productivas y sus relaciones de
producción”29.
Así conceptualizada la región, es posible caracterizar el sentido común que la unifica, dado
por el sentido del Modo de Producción que domina la organización de su espacio, aún cuando no
este plenamente implantado en aquel espacio determinado; porque en el caso del Modo de
Producción Capitalista, el espacio se estructura para realizar la acumulación. Las varias formas
de reproducción del valor permitirán caracterizar las singularidades espaciales, constituidas por
la concreción de las leyes de reproducción del Modo de Producción y además por la carga
histórica incorporada al espacio. Y la identificación de las fuerzas productivas y de las relaciones
de producción permitirá, en suma, caracterizar la singular estructura de clases del recorte
regional, pero articulada a las estructuras de clases específicas a los demás cortes y a la
estructura global de clases del sistema. Muchos conceptos correlativos precisan ser aquí mejor
dimensionados, pero las limitaciones de este texto nos impiden hacerlo. Así, la cuestión de la
Formación Social y del mercado externo-interno que con ella se imbrica la dejamos apenas
mencionada para posteriores reflexiones.
Sin duda, fue la Cuestión Meridional gramsciana la que permitió el avance en la elaboración
del concepto de espacio regional tanto en nivel de la unificación de las clases dominantes en el
sistema capitalista y de sus especificidades espaciales de acuerdo con las diferentes formas de
generación de valor, como en el nivel de sus relaciones con las clases dominadas. Su acepción de
Bloque Histórico devela la esencia del Estado-Nación como instancia mediadora entre la
necesidad que conlleva imprimir la nueva organización social y territorial (de acuerdo a la lógica
del sistema capitalista en el proceso de su reproducción) y la organización social y territorial ya
dispuesta históricamente, siendo ésta última el resultado de un Modo de Producción anterior o de
28
Cf. El desarrollo del capitalismo en Rusia. E proceso de la formación de un mercado interior para la gran
industria. Barcelona, Ariel, c. 1974.
29
Cf. SILVEIRA, Rosa María Godoy. op. cit. p. 52.
17
etapas previas del capitalismo y cuyos agentes (de organización social y territorial) se
posicionan, a partir del lugar social que ocupan, de diferentes maneras en relación al nuevo
proceso que se pretende configurar. Recordemos la configuración de la problemática dada por
Lipietz. Así, los recortes nacionales se constituirán como componentes de la estrategia del capital
para expandirse vertical y horizontalmente, viabilizando la construcción de un mercado interno
(en la acepción de Lenin y de Rosa Luxemburgo)30 distinto del mercado externo, sin que haya –
enfatizamos– rebatimientos entre los límites del mercado y la territorialidad (fronteras nacionales
fijas, visibles, demarcadas). Las fronteras son incluso explicadas siguiendo la concepción
materialista de la Historia.
“En el caso de la Nación, los puntos de separación entre el “dentro” y el “afuera”
son más claros: éstos son dados por las fronteras modernas del Estado burgués. Esas
fronteras no son creadas por condicionantes políticos propiamente dicho. Esta
necesidad política de demarcación de “fronteras modernas” nace cuando la fijación
de las actividades productivas genera una división territorial de producción y
división territorial del poder político, hasta el punto en que la creación de un aparato
de Estado especialmente localizado y adaptado para generar la reproducción del
capital en el control de las luchas sociales se torna un imperativo”31.
En cuanto a los recortes regionales, éstos también formarían parte de la estrategia del capital.
Si el Estado-Nación coordina las espacialidades por y para el capital, la región (y, huelga decirlo,
quien la comanda) coordina la visibilización de una cierta forma de reproducción del valor
articulado por y para el sentido general del Modo de Producción Capitalista. De igual forma, las
“fronteras” de los recortes regionales no coinciden con las fronteras político-administrativas de
una cierta área, por ejemplo los recortes provinciales o estaduales.
Es preciso distinguir:
a) espacialización: esto es, acción intervencionista del Estado con el objetivo de organizar
el territorio según intereses bien definidos y que, por lo tanto, es un hecho social,
dinámico, en proceso, en determinada época; sinónimo de regionalización, acción de
crear regiones.
b) espacialidad: una organización del territorio ya producida y codificada sobre la
expresión de fronteras legales que acaban siendo rebasadas por la sobredeterminación
del proceso de espacialización. Sinónimo de región ya creada.
Esa diferencia, queremos creer, es fundamental para derribar la idea simplificadora que
opone lo nacional y lo regional y para pensar en la superposición de sistemas espaciales sobre el
territorio, pero que guardan simultáneamente puntos de articulación y puntos de especificidades.
Basta que pensemos en la regionalización emprendida por el Estado en el Nordeste a través
de SUDENE. La propia área delimitada para la actuación rebasa las fronteras estaduales,
incluyéndose el norte de Minas Gerais; y aún cuando el lenguaje es reduccionista,
homogeneizando espacios al configurar estados como áreas de intervención de aquel órgano, el
30
Cf. LENIN, V. L. op. cit. y LUXEMBURG, Rosa. A acumulação do capital. 2º Ed. Rio de janeiro, Zahar, 1976.
31
Cf. MARTINS, Paulo Henrique N. op. cit. en la nota 1, p. 22.
18
proyecto tiene una dirección bastante nítida: son determinadas porciones de los territorios
estaduales los que interesan a la acción del planificador.
Paulo Henrique Martins, en un texto inédito, señala las dificultades para demarcas las
“fronteras internas” del Estado nacional: su importancia secundaria en relación a la frontera
nacional, la mayor movilidad histórica de sus límites y la multiplicidad de límites fronterizos
regionales. Para el autor,
“Las ‘fronteras internas’ tienen en el fondo la misma importancia estructural que las
‘fronteras externas’ para la supervivencia del Estado burgués. Ellas trazan límites
que permiten al Estado clasista sustentar la división conflictiva de las clases sociales
al mismo tiempo que este Estado ejerce un efecto polarizador sobre el conjunto de
esas clases sociales. Los límites de las ‘fronteras externas’, creando un territorio
nacional, permiten la organización de un pueblo-nación cuya existencia real termina
por montar un arco de solidaridad entre individuos que, en la práctica, se hallan
socialmente diferenciados. Del mismo modo, los límites de las ‘fronteras internas’ –
éste es el aspecto al que prestamos particular atención– son el soporte de los
territorios regionales, donde se organizan pueblos-regiones cuyas existencias reales
también crean arcos de solidaridades que contribuyen para enmascarar la existencia
de individuos socialmente diferenciados”32.
Aunque podríamos comentar algunas discrepancias que tenemos en relación a esta cita,
consideramos más importante apuntar que la tentativa de reconceptualizar la región a la luz del
materialismo histórico todavía no resolvió cómodamente –por el propio hecho de que es una
producción bastante reciente– dos cuestiones fundamentales en términos epistemológicos:
1) en el interior del propio concepto, en la explicación para el proceso de
homogeneización/heterogeneización del espacio, Francisco de Oliveira opta por la
interpretación de que el capital monopolista tiene por tendencia homogeneizar el espacio
y así conducir a la desaparición de la región. Otros autores lo repiten. Ese enfoque es
crucial para el historiador en la medida que de ser verdadero, su consecuencia lógica
última sería el cuestionamiento de la noción de singularidad.
“Creemos que, de cierto modo, falta en este abordaje, tal vez como síntoma de su
reacción a los fundamentos geográficos tradicionales (contenidos en las nociones
conservadoras de región) el concepto de espacio en al acepción de la propia geografía
contemporánea de vertiente marxista. Espacio en tanto producción-producto de la
relación naturaleza-sociedad. Espacio en tanto expresión de historicidades incorporadas
en el paisaje.
Razonando en función de este concepto y en la medida que, por lo tanto, los espacios son
especificados por recursos naturales y por acciones humanas diferenciadas, generando
cargas históricas desiguales, inclusive sobre la acción del capita, ¿cómo es posible
pensar que la acción homogeneizadora de este último pasaría por encima de esas
historicidades?
(…)
32
Idem, p. 23.
19
…la homogenización del espacio nacional no elimina sus desigualdades internas pues,
en caso contrario, se colocaría en cuestionamiento la propia concentración de capitales.
La homogenización del espacio nacional, a nuestro entender, significa exactamente, en
términos teóricos, la generalización de las relaciones capitalistas de forma articulada
entre los varios espacios que se subsumen entonces al capital, pero en condiciones
desiguales. El término nacional debe tener como substancia la articulación de las
relaciones y no la uniformización de estas últimas”33.
2) La segunda cuestión tiene que ver con la validez y aplicación del concepto para otras
temporalidades históricas que no son aquellas producidas por el Modo de Producción
Capitalista. Esta cuestión supera, en estos términos, las dimensiones propuestas en el
trabajo y las limitaciones de la autora. Sin embargo, consideramos que debe ser
registrado como un problema teórico de alta relevancia.
Es innegable que la mayor parte de los estudios de la llamada “cuestión regional”
concentraron sus análisis y sus elaboraciones teóricas en el proceso de constitución del
capitalismo. Francisco de Oliveira es taxativo al identificar región y generación de valor
capitalista. De cierta forma, en un trabajo anterior, aceptamos esta caracterización.
Si reflexionamos sobre el hecho de que el concepto de región, tanto ayer como hoy, está
atravesado centralmente por la problemática de las diferencias consubstancias en las formas
espaciales, y si utilizamos el concepto histórico-estructural del espacio que, a su vez, guarda una
determinada visión de las relaciones Hombre-Naturaleza, creemos en su aplicabilidad para
representar y explicar otras organizaciones espaciales producidas a lo largo del proceso histórico.
La elaboración del concepto de territorio en Marx como “proceso de apropiación de
determinadas porciones del globo terrestre” fue acompañada de una serie de ejemplos aplicados
a otros períodos de la Historia: “Lo que hace que una región de la tierra sea un territorio de
caza es el hecho que las tribus cacen en ella; lo que transforma el suelo en una prolongación del
cuerpo del individuo es la agricultura. Habiendo sido construida la ciudad de Rosa, y sus
tierras circunvecinas cultivadas por sus ciudadanos, las condiciones de la comunidad difieren
de aquellas que habían existido anteriormente”34. Allí se halla emplazada la noción de valor
creado en el espacio así como éste encierra las condiciones naturales de existencia, es decir, el
valor contenido en el espacio. Y así queda explicita la relación entre territorio, cuya producción
significa el dominio y apropiación de la naturaleza, y la región, cuya raíz etimológica, inclusive,
deriva de regir, comandar, gobernar. Así, la región es la porción del territorio de comando.
Consideramos todavía válido pensar los tres niveles de caracterización de una región para
otros Modos de Producción, la relación corte-espacial (espacio de las actividades productivas) y
el sentido general de la Formación Social y del espacio dado por el Modo de Producción
dominante; la relación entre los recortes-espaciales y las relaciones intra-corte espacial
(relaciones sociales de producción). La sutileza de las articulaciones espaciales en el Modo de
Producción feudal, con una organización digamos fragmentada, no significa que no hubiera un
33
Cf. SILVEIRA, Rosa Maria Godoy. A Questão Regional: gênese e evolução. João Pessoa, mimeo. Texto
presentado en el Seminario “O nordeste e a Questão Regional”, dentro de las actividades del Encontro Paraibano de
História, del 10 al 14 de junio de 1985.
34
Cf. MARX, K. Formações Econômicas Pré-Capitalistas. Rio de janeiro, Paz e Terra, 1975.
20
Estado mediando la apropiación del territorio y ordenándolo de acuerdo al sentido general del
sistema. Hay una articulación de instancias y de espacios, diferente en intensidad del Modo de
Producción Capitalista. Otra diferencia residiría en la distinción cualitativa de la temporalidad.
Dado que es el capitalismo el que provoca, mediante la creación del mercado y su
mundialización, la profundización de las articulaciones extensivas (espaciales) y verticales
(sociales), el espacio regional estaría en este Modo de Producción atravesado, en el decir de
Milton Santos, por varias temporalidades externas. En otras palabras, la intensificación del valor
cambia de intercambio caracteriza la articulación espacial capitalista por la subordinación de
otros Modos de Producción. En etapas anteriores del proceso histórico, la organización espacial
sería determinada por una temporalidad interna y el valor de uso del territorio sería
preponderante sobre el valor de cambio. En síntesis, si las diferencias espaciales anteriores al
Modo de Producción Capitalista eran dadas por “rugosidades” específicas y por los usos
desiguales, las diferencias espaciales posteriores serían dadas por las “rugosisdades” y por los
intercambios desiguales. La complejidad conceptual del asunto hizo que otro geógrafo, Armando
Correa da Silva35, distinguiese entre región aislada, región marginal y región complementaria,
usando como referente la circulación.
No poseemos, al menos en esta fase de nuestros estudios personales, elementos para
responder con claridad a esta cuestión teórica de mucha importancia para la comprensión de la
relación Región e Historia. Pero consideramos esencial retomarla para la reflexión y someterla a
la contribución de la cual, sin duda, emergerá el debate público.
Conclusión
Ya vimos cómo la utilización del arsenal teórico positivista y neopositivista produjo serias
distorsiones en la comprensión de la realidad y, en consecuencia, en las prácticas políticas. Así,
por ejemplo, la naturalización de loa propia naturaleza retiró al Hombre de la Historia; en
definitiva, produjo una presentación antihistórica de lo real, encerrando el determinismo y
camuflando cualquier perspectiva de transformación social. La expresión última del
determinismo, la Geopolítica, ha reiterado el imperialismo. Por su parte, la entificación del
espacio y su interpretación autonomizada tiene como consecuencia los regionalismos
reaccionarios y localismos de toda (o ninguna) cualidad. Esto significa decir que las mediaciones
que aseguran la dominación espacial burguesa están siendo utilizadas categorías pretendidamente
explicativas de la realidad para mantener la opacidad de comprensión de los procesos sociales:
así ha sido con la categoría región que desplaza para un nivel geográfico (físico) la
determinación de un proceso que ocurre en otras esferas.
La reconceptualización de la región se torna necesaria para que comprendamos y
expliquemos la realidad de lo más aproximadamente posible de lo que ella es y, así, la
instrumentalicemos para acciones políticas contemplando su transformación. Pensando en la
revisión del proceso histórico brasileño asentado en esta óptica, la materialización del uso del
concepto sería un nuevo mapa del Brasil que aprehendiese mejor no sólo las fronteras legales
sino las múltiples, superpuestas y conectadas espacialidades. Significaría configurar otro
Nordeste que no sería ya esa sumatoria oficial de Estados pero cuyo espacio tampoco sería
35
Cf. SILVA, Armando Correa da. O Espaço fora do lugar. São Paulo, HUCITEC, 1978.
21
contiguo, sino que incluiría también, por ejemplo, el territorio paulista. Significaría explicar por
qué el separatismo no se concretiza en nuestro proceso histórico a pesar de las tendencias
existentes.
Es innegable que esa reconceptualización tiene profundas implicaciones para que se
vehiculicen acciones concretas en términos de enseñanza y de investigación de la ciencia de la
Historia. En la enseñanza,
“los criterios para recortar la realidad (cronológicos o espaciales o culturales), al
ser insertados en los curriculums, tácitamente ya portan ‘cargas ideológicas’ de
consenso, homogeneizadoras de una realidad no homogénea cuyos determinantes
son, de este modo, enmascarados”
…………………………………………………………………………………………
…Del mismo modo que la fronterización nacionalista, la fronterización regional de
los curriculums puede estar viabilizando fronterizaciones regionalistas que no
permitirán aprender el real proceso histórico de la región pues las fronteras
regionales geopolíticas o geográficas no constituyen las verdaderas fronteras de la
región, que sólo serán coincidentes con la realidad regional si en el proceso de
conocimiento de la misma ingresa la cuestión del trabajo, que es elemento de
definición de la Humanidad y, por lo tanto, de la Historia.
…………………………………………………………………………………………
…Si la falta de la Historia Regional aparta al educando de su aspecto cotidiano y
genera el equivoco de que éste piensa ese cotidiano como si fuese lo mismo que el
resto del país, el simple hecho de invertir la propuesta curricular pero sobre la base
de los recortes regionales tradicionales podrá implicar una percepción
fragmentada, aislada de la Historia Regional, destituida, por medio de un proceso
de homogeneización geopolítica, de sus diferencias internas, de sus articulaciones
externas en el espacio brasileño y fuera de éste”36
En relación a la investigación, uno de los hechos que puede resultar como producto de
esta revisión teórico-metodológica de la cuestión regional es una estructuración de los
Centros de Documentación y de Investigación Regional, al posibilitar elementos para la
caracterización y delimitación de las áreas de estudios de tales Centros, o inclusive,
fortalecería las indicaciones de los propios temas y problemas a ser documentados e
investigados.
Peor si la problemática regional se constituye hoy en la tónica de la ciencia histórica,
tal suceso proviene del hecho de que se constituyo, primeramente, como un problema
colocado en el proceso histórico actual, asociado inequívocamente a las desigualdades
espaciales y, por así decir, sociales. Restringiéndonos a guisa de ejemplo a nuestro proceso
histórico, cuestiones esenciales del ámbito espacial se colocan en el debate político sobre
el reordenamiento de la sociedad brasileña ahora en curso: en la fase actual del capitalismo
36
Cf. SILVEIRA, Rosa Maria Godoy. Nova Forma de Dominação: a Regionalização dos Currículos. En
Licenciatura de História: estudos e propostas. Trabalhos apresentados no II Encontro Estadual de Reformulação dos
Cursos de Formação do Educador. São Pessoa, junho de 1984. pp. 24-25.
22
en el Brasil, ¿qué estrategia territorial será más adecuada para la manutención del sentido
del sistema capitalista? La publicitada “recuperación del Federalismo” cuya tendencia de
viabilizarse se está configurando a través del “pacto de gobernadores”, ¿hasta qué punto
representa una fuerza democratizante, obstaculizando o deteniendo la expansión del capital
conforme lo que el discurso aparentemente hace creer? ¿O hasta qué punto, en verdad,
representaría una nueva estrategia del capital configurada espacialmente? ¿Cuál sería la
estrategia territorial más adecuada para promover la transformación en un sentido social
democratizante?
Tales indagaciones por sí sólo demuestran la relevancia del tema de este debate y el
sentido más profundo de la Historia que orientó su elección.