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MANUEL MARIA FLORES
H ú m . Cías
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Clasificó
POESIAS
«
I F. G R A N A D A Y C.a,
3 4 4 — DIPUTACIÓN — 344
098856
•4 - / V - ¿ v PASIONARIAS
- — « Y o soy la antorcha
una corona de f ^ ^ ^ S z o que el caos a l u m b r a ;
e s a s son el amorP En
y o soy el vuelo
se reclina mi sien, y y *
que al g e n i o encumbra
oíd lo que las vírgenes del sueno
hasta do tiene
murmuran a mi oído:
su trono Dios.
UNA v o z B a j o mis alas
la inteligencia
- « Y o v e n g o a ti. Soy un ave, abarca el mundo...
mística alondra del cielo, y o sol la Ciencia,
que voy buscando en mi vuelo el día sin noche
de lá Creación.»
el nido de un corazón.
Y o soy la chispa divina
con J e Dios prende la llama
MANUEL M. FlXJKES
io.
brilla el a l j ó f a r
sobre la g r a m a .
OTRA"VOZ ¿ D o v a e l incienso
de l o s a r o m a s ?
• 1 • V A «IV la h e r m o s u r a , ¿ Q u é dice el ritmo
M i ° h ! V C n 3 " " S a b i o l tamb-'én de las p a l o m a s ? . . .
mis o j o s e m b r . a g a n l ^ ) 1 O u r | Y t o d o luce, "
acerca los t u y o s , mi > g o c e s y c a n t a , se a g i t a ,
Á vida s a g r a d a
doquier palpita.
A l z a l a tierra
su a m a n t e c o r o ,
y el sol la p a g a
f J c o n besos de oro.
Y h e m e ' a q u í , " j u v e n t u d , á t i viniendo
w d p
L u e g o , la noche
su n e g r a tienda
abre del m u n d o
L f ^ !
sobre la senda.
I Y entre la sombra
m u d a y tranquila
ECOS a s o m a el a s t r o
su alba pupila.
¿ S o i s , por v e n t u r a ,
M i r a d l a aurora, b l a n c a s estrellas,
m a d r e del d í a , del cielo al m u n d o
¡ cómo derrama l á g r i m á s bellas?
luz, a l e g r í a ! ¿ J o y a s que bordan
A l l á e n el c i e l o el r e g i o v e l o
todo es fulgores; con que a la tierra
¡ t o d o en l a tierra c o b i j a el cielo?
c a n t o s y ñores! ¿ C h i s p a s que lanza
í Sobre las hojas la eterna s o m b r a ?
tiemblan las perlas, ¿ P o l v o que d e j a
vienen l a s b r i s a s D i o s en. su a l f o m b r a ? . . .
a recogerlas.
S a l t a n d o él a v e ,
t r i n a en l a r a m a ,
MANUEL M. FLORES PASIONARIAS
E c o s que el alma
tímida esconde,
ecos que vienen
de no sé dónde.
Q u i z á del verbo
Astros y flores del alma inmensa
quizá no viera que dice al hombre
si amor al alma que vela y piensa:
su luz no diera. « — D e toda vida
y o soy la llama:
L a s v a g a s notas
contempla, adora,
que el arpa lanza,
espera y ama.»
¿ n o son el himno
Y o creo P o r e s o
de la esperanza?
mi alma levanto.
E l alma encierra
A n i o y espero...
luz, armonía,
por e s o canto.
es una aurora
la fantasía.
Doquier que v a g u e
mi pensamiento,
la miel recoge
de un sentimiento. VISION
Cual mariposa
v a la •ilusión
H e visto de la noche
sobre las flores
/ entre la niebla oscura,
de la creación.
I b a j a r c o m o del cielo
E n los rüidos
radiante de hermosura,
que se levantan
la sombra de una v i r g e n
hay dulces ecos,
llegando junto a mí.
v o c e s que cantan.
Eran sus o j o s negros,
R u m o r de besos
blanca su vestidura,
y de suspiros
su cabellera de ángel...
flota en las alas
tú e r a s . . . te conocí.
de los céfiros.
C o m o en la selva
Y te miré tan bella
trinan las aves,
que delirante, ciego,
hay en el a l m a
por detener tu paso,
v o c e s süaves-.
espléndida visión,
E c o s solemnes,
ante tus plantas puse
desconocidos,
mi corazón de f u e g o ,
por voz humana
y — « t ó m a l e » — t e dije,
no traducidos.
MANUEL M. E L O ^ l
« — H o m b r e de los dolores,
y o t r a i g o desde el cielo
MI SUEÑO palabras inefables
A de paz y de consuelo.
Herido de tristeza
inclinas la cabeza,
¿ a c a s o no conoces
la vida del amor?»
/
la luz que necesita y se quema c o m o incienso
mi espíritu sediento en el ara de tu altar.
de amor y de ilusión. E r e s la virven s a g r a d a
E x t i e n d e cariñosa del alma de un soñador,
sobre mi sien tu v e l o ; y v e o la tierra alumbrada
/ bajo tus alas blancas por la luz de tu mirada
A de ti camino en pos, y la llama de mi amor.
tu luminosa huella Flota doquier en el viento »
me llevará hasta el cielo: tu esplendorosa visión,
te seguiré, mi ángel, llevo en mi oído tu acento,
para llegar a D i o s . tu ser en mi pensamiento,
tu amor en mi corazón.
é & m i
A UNA ENLUTADA *
I^ : I!
L a de los n e g r o s cabellos,
Melancólica enlutada,
la-de negra vestidura,
pálida virgen s o ñ a d a
la de negros ojos bellos,
por mi ardiente corazón,
¿ n e g r a será como ellos
¿porque mata tu mirada
de mi amor la desventura?
la v e í a s con el crespón?
N o ; ,tú no puedes querer
E i alma a tus ojos llega
que para siempre mi ser
cual mariposa a la luz,
se sepulte en el dolor...
loca, deslumhrada, c i e g a . . .
¡ Si el alma de la m u j e r
y a tus amores se entrega
es un alma toda amor!
c o m o el m á r t i r de la cruz.
Y amor revela, señora,
P e r o no tornes airacja
amor oculto que llora,
tu dulce faz con enojos,
esa palidez ardiente
porque m i a l m a enamorada
que marchitando tu frente
cual tú quedará enlutada
tu semblante descolora.
por el desdén de tus ojos.
Hondo, secreto quebranto
¿ P u d i e r a s v e r un delito
revelan tus ojos bellos;
en el amor infinito
¡ q u é hermoso será su llanto!
que al verte mi alma sintió?
PASIONARIAS
MANUEL M. FLORES 23
2 2 —
PASIONARIAS
desde ese trueno que airado
-retumba en el firmamento, f
h a s t a el suspiro del viento y una sonrisa que hasta Dios subía
a s | n o s comprendimos... nada más.
en una flor a p a g a d o .
P a r a ella escribe la aurora
letras de luz en el cielo, rinnl r O S ' m t b , é n ! E n e s t e "H.ndo
p a r a ella se borda el v e l o donde l a g n m a s tantas se derraman,
de la noche inspiradora; as que v.erten quizá los que se aman
para ella esa v o z que nombra tienen y o no sé qué de bendición.
al Ser que el misterio esconde ¡ Amemonos, mi bien! Tiendan sus alas
a quien escucha y responde dos corazones en dichoso vuelo •
entre el silencio y la sombra. amar e s v e r el entreabierto cielo
¿ Q u é importa q u e sola viva? y levantar el alma en asunción.
¿ Q u é importa que sola Vaya? A m a r e s e m p a p a r el pensamiento
E s una ola f u g i t i v a en la f r a g a n c i a del E d é n perdido • «
del m a r que no tiene playa. amar e s amar, e s llevar herido' .
¿ Q u é importa la niebla densa con un dardo celeste el corazón,
a siT vuelo v a g a b u n d o , f-s tocar los dinteles de la gloria
si altiva, creadora, inmensa e s ver tus ojos, escuchar tu acento,
lleva en sí misma su mundo? en el alma sentir el firmamento ¿
E l alma la luz encierra, y morir a t u s pies de adoración" J
el soplo de D i o s la enciende,
y es la lámpara que prende
para su altar en la tierra. PASION
T r a s un destierro maldito
levanta libre su vuelo, ¡ H a b í a m e ! Que tu voz, eco del cielo
águila del infinito,
para perderse en el cielo. c É t J V i e - r a P°r ™ siga . '
JE. tu nada me importa
q u e j desdén en tu labio me maldiga
¡ M í r a m e ! . . . T u s miradas me quemaron
tengo sed de ese mirar, eterno '
¡ A m a r ! Duplicar la vida,
escalar el firmamento,
llevar en el pensamiento , í t hacer del esclavo arrodillado
toda la gloria escondida. ~¡ hombre rey de corazón gigante.
¡ A m a r ! Perder anhelante
d e la existencia la calma
por el inefable instante
T ú pasas., y l a tierra voluptuosa
de d a r un alma a su alma.
Íe e n t i h i a ^ f a m o r ^ajo tus huellas,
|e entibia el aire, se perfuma el pradJ
MANUEL M. FLORES
PASIONARIAS
desde ese trueno que airado
-retumba en el firmamento, f
h a s t a el suspiro del viento y una sonrisa que hasta Dios subía
en una flor a p a g a d o . asi nos comprendimos... nada más.
P a r a ella escribe la aurora
letras de luz en el cielo, rinnl r ° S ' r m b , é n ! E n e s f e mundo
p a r a ella se borda el v e l o donde l a g n m a s tantas se derraman,
de la noche inspiradora; as que v.erten quizá Jos que se aman
para ella esa v o z que nombra tienen y o no sé qué de bendición.
al Ser que el misterio esconde ¡ Amemonos, mi bien! Tiendan sus alas
a quien escucha y responde dos corazones en dichoso vuelo •
entre el silencio y la sombra. amar e s v e r el entreabierto cielo
¿ Q u é importa q u e sola viva? y levantar el alma en asunción.
¿ Q u é importa que sola Vaya? A m a r e s e m p a p a r el pensamiento
E s una ola f u g i t i v a en la f r a g a n c i a del E d é n perdido • «
del m a r que no tiene playa. amar e s amar, e s llevar herido' .
¿ Q u é importa la niebla densa con un dardo celeste el corazón,
a siT vuelo v a g a b u n d o , f-s tocar los dinteles de la gloria
si altiva, creadora, inmensa e s ver tus ojos, escuchar tu acento,
lleva en sí misma su mundo? en el alma sentir el firmamento ¿
E l alma la luz encierra, y morir a t u s pies de a d o r a c i ó n J
el soplo de D i o s la enciende,
y es la lámpara que prende
para su altar en la tierra. PASION
T r a s un destierro maldito
levanta libre su vuelo, ¡ H a b í a m e ! Que tu voz, e c o del cielo
águila del infinito,
para perderse en el cielo. c É t J V i e - r a P°r ™ siga. '
JE. tu nada me importa
q u e j desdén en tu labio me maldiga
¡ M í r a m e ! . . . T u s miradas me quemaron
tengo sed de ese mirar, eterno '
¡ A m a r ! Duplicar la vida,
escalar el firmamento,
llevar en el pensamiento , „i f í a c e r d e I esclavo arrodillado
toda la gloria escondida. ~¡ hombre rey de corazón gigante.
¡ A m a r ! Perder anhelante
d e la existencia la calma
por el inefable instante
de d a r un alma a su alma. T ú pasas, y la tierra voluptuosa
Íe e n t i h i a ^ f amor b a j o tus huellas,
|e entibia el a,re, se perfuma el pradJ
con la embriaguez de la pasión más loca,
y se inclinan a verte las estrellas. y que mi ardiente vida se apag-ara
Quisiera ser la sombra de la noche al soplo de los besos de tu boca!
para verte dormir sola y tranquila,
y l u e g o ser la aurora... y despertarte
con un beso de luz en l a pupila
Soy tuyo, me posees... un solo á t o m o EN EL BAÑO
no hay en mi ser q u e para t. no sea:
dentro mi c o r a z ó n eres latido,
y dentro mi cerebro eres idea.
Alegre y sola en el recodo blando
que f o r m a entre los árboles el río,
al fresco a b r i g o del r a m a j e umbrío
se está la niña de mi amor bañando.
C U A N D O ME DEJAS
Salimos, y la luna v a g a m e n t e
blanqueaba y a g f f e j f c f e
MANUEL M. F L O R E S
vil su
PASIONARIAS
BESOS
VI
EL ÚLTIMO BESO
PRIMER BESO
E m p u j é , vacilando como un ebrio
la entrecerrada puerta.
« — L a luz del o c a s o moribunda toca Había en la estancia gentes que lloraban,
del pinar los f o l l a j e ! tembladores, y en medio de los cirios funerarios
suspiran en el bosque los rumores ella... ¡ mi vida! muerta.
y las tórtolas g i m e n en la roca.
Pálido mármol que esculpió la muerte
E s el instante que el amor i n v o c a ; con su mano de hielo,
ven junto a m í ; te sostendré con flores la hermosura terrestre de la v i r g e n
mientras roban volando los amores del_ abierto sepulcro por la entrada
el dulce beso de tu dulce boca.» se iluminaba con la luz del cielo.
BESOS
VI
EL ÚLTIMO BESO
PRIMER BESO
E m p u j é , vacilando como un ebrio
la entrecerrada puerta.
« — L a luz del o c a s o moribunda toca Había en la estancia gentes que lloraban,
del pinar los f o l l a j e ! tembladores, y en medio de los cirios funerarios
suspiran en el bosque los rumores ella... ¡ mi vida! muerta.
y las tórtolas g i m e n en la roca.
Pálido mármol que esculpió la muerte
E s el instante que el amor i n v o c a ; con su mano de hielo,
ven junto a m í ; te sostendré con flores la hermosura terrestre de la v i r g e n
mientras roban volando los amores del_ abierto sepulcro por la entrada
el dulce beso de tu dulce boca.» se iluminaba con la luz del cielo.
Adiós ^
Y te d e j o también, luz de mi cielo, . nido p r i r r l l a u , t l m a vez, tierra querida,
única flor de mi desierta v i d a ; que vuelva a v e r a ' de mis a m o r e s ;
solo y perdido en apartado suelo una modesta tu v e r t ® -- y a encontrar perdida
¿qué hará mi alma entre los dos partida? mba, entre tus flores.
i
¿ T a n sólo son g r a t a s las almas que lloran
| j . vr
Acuérdate ¡ a y ! que tu celeste nombre a l t o r v o destino?... ¿ L a ley es morir?...
alili*!
le solloza mi labio balbuciente, À
IglSf
que mi primera lágrima de hombre ¿ Q u i é n e s el destino?... T e arroja a mis brazos, • -]5V
' AK " X ¡5*
al decirte mi adiós, c a e en tu frente... en ™ a , m a te imprime, te infunde en mi ser,
y b á r b a r o l u e g o me arranca a pedazos
ti
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el alma y la vida c o n t i g o . . . ¿ p o r qué?
Adiós, Jalapa, búcaro de rosas, y*'fJ^J
1 Hi
S'-lf
manantial a la sombra de la palma, Adiós..-, e s preciso. N o llores... y parte.
región de los ensueños, de las diosas, L a dicha de vernos nos quitan no m á s ;
pero un solo instante dejar de adorarte,
fó
y de las dichaá que idolatra el alma. 1,
hacer que te olvide, ¿ l o pueden?... ¡ J a m á s !
O u é d a t e , adiós, encantadora tierra
Con lazos eternos nos hemos u n i d o ;
de "mi f e , de mi amor, de mi ventura...
en v a n o el destino nos hiere a los dos... 1
hondo sollozo mi g a r g a n t a cierra
¡ las almas que se aman no tienen olvido, '
al decirte el adiós de mi ternura.
no tienen ausencia, no tienen adiós!
A c a s o y a j a m á s . . . j a m á s — ¡ quién sabe!
a verte volveré, suelo q u e r i d o ;
tal vez mi vida solitaria acabe
lejos, muy lejos de mi Edén perdido.
MANUEL M. FLORES PASIONARIAS
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L
MANUEL M. FLORÉ
PASIONARIAS
A m a b a la e s p e r a n z a ; ¿ Y la a v e en busca
hoy el recuerdo adoro, de Otra región?
amor supremo y triste, — ¿ N o va diciendo
mi culto y mi tesoro. soy ilusión?
s
Soñaba todo un mundo ¿ Y aquel lucero
de amor y de g r a n d e z a , que no se alcanza?
hoy e n la vida, solo, — ¿ N o dice, acaso,
me muero de tristeza. soy esperanza?
»
Ignoro mi destino, ¿ Y esas tinieblas
i g n o r o lo que quiero, en que me pierdo?
tan sólo sé que sufro, — ¿ N o las conoces?
tan sólo sé que muero. Son tu recuerdo.
LA NIÑA LA NIÑA
LA NIÑA
X •
P e r o al menos la memoria
C o m o para el mundo un cielo,
de haberse querido tanto,
como para el cielo un sol,
la página de la dicha...
cual Dios, que no lo sería
PASIONARIAS 71
7o MANUEL M. FLORES
En el ingrato mundo
XVIII
mi v i d a es una ola
que no hallará m á s playa
Corazón, ¿ q u é es lo que quieres?
d o pueda descansar,
A m o r , dolores, placeres, \
que una c e r c a n a tumba
ya de todo t e sacié,
abandonada y sola, *
y sin e m b a r g o , ¡ te mueres,
do nadie irá su llanto
y no sabes ni dé qué!...
de amor a derramar.
XIX
- XXVIII
XXIX
LA FORTUNA
¡ N o m á s vida, Señor, y a no más vida!
C u a n d o lloraba el a l m a dolorida Á ROSARIO P.
me nutría el pesar.
A h o r a no sufro y a , no deseo nada ; ¿ En su curso voluble la Fortuna
pero t e n g o , Señbr, mi alma c a n s a d a todo cuanto me diera me q u i t ó ;
y quiero reposar. y la Miseria pálida y hambrienta
al umbral de mi puerta se sentó.
- XXVIII
XXIX
LA FORTUNA
¡ N o m á s vida, Señor, y a no más vida!
C u a n d o lloraba el a l m a dolorida Á ROSARIO P.
me nutría el pesar.
A h o r a no sufro y a , no deseo nada ; ¿ En su curso voluble la Fortuna
pero t e n g o , Señbr, mi alma c a n s a d a todo cuanto me diera me q u i t ó ;
y quiero reposar. y la Miseria pálida y hambrienta
al umbral de mi puerta se sentó.
Á ROSARIO H.
un pensamiento risueño,
T u a l m a y y o somos dos flores
es el éxtasis de un sueño,
q u e tienen la misma historia.
es a m a r . . . ¡ es ser feliz!
T a m b i é n y o tuve mi gloria
c o m o tuviste tú amor.
D e b e s a tu amor el llanto P e r o es dicha de un instante:
y y o a tu llanto la muerte... con su llama abrasadora
U n a misma e s nuestra suerte... amor su pecho devora,
¡ pobre mujer!... ¡ pobre flor! amor consume su ser.
Y en v a n o son las promesas
de la mentida esperanza...
Por los céfiros mecida,
¡ Ouién a realizar alcanza
por la luz e n g a l a n a d a ,
tu ilusión... pobre mujer?...
por los cantos arrullada
de l a s a v e s del pensil,
e s mi vida un paraíso, S o m o s dos flores hermanas
un pensamiento risueño, hijas del amor del c i e l o ;
es el éxtasis de un sueño, no comprenden nuestro duelo,
e s a m a r . . . ¡ e s ser feliz! ni comprenden nuestro amor.
P o r siempre cierro mis h o j a s ;
por siempre tu llanto trunca...
P e r o es dicha de un instante:
la dicha no vuelve nunca...
de tu lánguida pupila
¡ Pobre m u j e r ! — ¡ Pobre flor!»
rueda a b r a s a d a y tranquila
la g o t a que me mató.
Y en v a n o el cielo f u l g u r a , A s í dijo la tierna sensitiva,
en v a n o las aves cantan, sobre su muerto tallo se dobló:
cielo y á v e s no levantan y la pálida v i r g e n pensativa
mi corola... ¡ p o b r e flor! d e j ó en ella una lágrima f u r t i v a
y triste y en silencio se alejó.
Así la mujer hermosa,
flor d e los cielos querida,
sensitiva desprendida RAMILLETE
de las manos del Señor,
trae a la tierra del llanto Á REMEDIOS
su corola de belleza,
su rocío de pureza
y el perfume de su amor. Símbolo de tu càndida belleza,
son las flores, Remedios, que te envío ;
tu alma, como su cáliz, es pureza,
Y por ensueños mecida,
limpio, c o m o tu llanto, su rocío.
del amor enamorada,
por los himnos arrullada
V i r g e n hermana de las flores bellas
del mundo que v e ante sí,
que bordan y perfuman la campiña,
e s su vida un paraíso,
MANUEL M. FLORES
PASIONARIA
L a mujer a c u y a planta
se pone el alma de alfombra,
Á ÁNGELA
la mujer única y santa,
la mujer que no se nombra
Perdióse ya la dicha d e mi vida pero que siempre se c a n t a . . .
y del alma p a s ó la primavera...
¿ Q u é flor entonces dejaré caída Y esa mujer yo la vi
de tu álbum en la página primera? cuando la dicha s o ñ é ;
el a l m a toda la di,
y su imagen e s t á aquí,
y con ella moriré.
Y o fui la mitad de un alma
buscando su o t r a mitad,
i E r a su faz mi embeleso,
c o m o se b u s c a la c a l m a
era su nombre Alma mía;
y la sombra de la palma
donde su planta ponía,
en ardiente soledad.
mi pensamiento en un beso
adorándola caía.
E n un tiempo el alma mía,
alondra q u e tiende el vuelo
bañada en la luz del día, S o ñ é el placer indecible
sus ricas alas perdía de que ese a r c á n g e l visible
con el zafiro del cielo. me embriagase con su a m o r . . .
S o ñ é la dicha imposible
Soñé pedir a la gloria en la tierra del dolor.
la vida para mi nombre,
Wm
MANUEL M. FLORES
FLORES MARCHITAS
Perdóname. Buscaba un pensamiento,
A n g e l a , que dejar en esta hoja, Á EMILIA
y el g e m i d o d e l ' a l m a en su tormento
e s ¡ a y ! tan sólo lo que el alma arroja. Primer rayo d e luz, primera rosa,
primer c a n t o del ave en primavera,
Perdóname la nota dolorida suspiro de una lira melodiosa
que exhalara mi lira lastimera, e s de tu álbum la p á g i n a primera.
perdóname esta lágrima caída
de tu álbum en la página primera. L a arpa d e la poetisa resonando
allí vertió dulcísima sus g a l a s ,
blandas c o m o el rumor que al ir v o l a n d o
los ángeles producen con sus alas.
MANUEL M. FLORES
M a s si g o t a s esparce de ambrosía
P e r o ¿ q u é importa, Emilia, que la nota el ritmo de tu arpa vibradora,
que exhala para ti mi lira rota digno de su g r a t í s i m a armonía
sea triste c o m o el alma sin amor, no tengo nada que ofrecer, señora.
si al través del crespón de mí tristeza *
mirando estoy tu poética belleza
c o m o se v e tras de la niebla el sol?...
Corazón que el llanto m o j a ,
corazón que se deshoja
al embate del dolor,
de este álbum para la hoja
Mis pobres rimas ante ti al ponerlas ¿en dónde hallar una flor?
son flores y a marchitas entre abrojos,
pero f r a g a n t e s tú puedes hacerlas
¿ D ó n d e encontrar el ambiente
con la mirada de tus negros ojos.
hecho de brisa olorosa,
•
de blanca luz transparente esa l á g r i m a que moja
que envuelve tan dulcemente tu macilenta mejilla.
en los jardines la rosa?
E l corazón del poeta
Si tuviera el alma mía en su solitaria c a l m a ,
de inspiración el tesoro, es una c o p a secreta
ilusiones, poesía, de las l á g r i m a s del alma.
¡ cuántas mariposas de oro
para la rosa tendría! L a t u y a vierte sus perlas.
Y o no merezco g u a r d a r l a s ,
¡ C ó m o entonces la envolviera pero quiero recogerlas
el beso de primavera porque quisiera cantarlas.
en una nube de a r o m a !
¡ C o n qué cariño la diera Q u e también el alma mía
sus arrullos la paloma! coronada está de abrojos,
también he sentido un día
M a s mi musa, silenciosá humedecerse mis ojos.
no ha querido, en sus enojos,
que pueda dar otra cosa P o r q u e también he querido,
para el álbum de una R o s a porque también he adorado,
más que lo que doy... abrojos. y lo que amaba he perdido,
y también soy desgraciado.
Y o he sentido la c o n g o j a ,
REMINISCENCIAS del corazón que revienta,
en ese llanto que moja
tu mejilla macilenta.
Á EUGENIA
¡ C ó m o se llora sonriendo!
Pobre a m i g a , pues que lloras,
¡ C ó m o se habla sollozando!
pues que la vida sombría
¡ C ó m o se v i v e muriendo
en ti derrama sus horas
y se muere recordando!
de n e g r a melancolía;
S é lo que es, al adorarse
pues te hieren l o s pesares,
con infinita pasión,
y ha pasado tu contento,
decirse adiós... y arrancarse
como la espuma en los mares,
pedazos del corazón.
c o m o la nube en el viento ;
E n ese adiós sin segundo
permite, sí, que recoja
se v a la existencia entera,
mi buena amistad sencilla
y queda desierto el mundo a fuerza de padecer.
sin el alma compañera. E s la mitad de mi alma,
y siente, sí, mi quebranto,
T o d o es sombras, todo abrojos, como siento y o su llanto
todo noche, todo nada, en mi corazón caer.
desque f a l t a a nuestros ojos
la vida de su mirada.
•mu
Y c o m o madre que al mimado niño 1 yp
consuela al mismo tiempo que aconseja,
asi tu santo, fraternal cariño
Ninguno puede aclarar trata a mi corazón cuando se queja.
el enigma del vivir: ^LILILÍ
tal vez vivir es dormir D e mi destino sobre el mar incierto m? U
y morir es despertar. al estallar la tempestad violenta,
mi alma encontró tu corazón abierto
como el ave su nido en la tormenta.
ADIOS STELLA
Á CLEMENTINA
Á LOLA
Dicen, hermosa niña, que dejas tus hogares, El sol está muriendo. D e ocaso en las regiones
la tierra de las flores, del a g u a y los palmares, revueltos los ceiajcs de cárdeno arrebol,
fantásticos se tienden, se r a s g a n en festones,
la de perenne abril.
y cuelgan en el éter, espléndidos jirones
¡ A d i ó s ! y que los ángeles del alma tutelares
que deja al desgarrarse la púrpura del sol.
sus alas, cariñosos,
extiendan sobre ti.
Y callan los ruidos, y se alzan los rumores,
y pueblan de los c a m p o s la quieta soledad.
Q u e D i o s en tu camino derrame bendiciones, :
Ocultos en las hojas, alados trovadores,
que encuentres a tu paso amantes corazones,
en los encinos altos están los ruiseñores
y flores a tus pies. I sus trinos ensayando de amor y libertad.
E n torno a ti v o l a n d o las c a s t a s ilusiones
los sueños de la dicha El ave retardada el aire cruza a solas,
derramerf en tu sien. suspira el viento apenas l a s h o j a s al mover,
callada está la fuente, dormidas van las olas,
A p e n a s t e c o n o z c o ; apenas he escuchado
y doblan desmayadas las flores sus corolas
tu acento melodioso; apenas he mirado
el manto de los sueños la noche al extender.
t u s ojos de q u e r u b ;
c o m o visión celeste de un sueno idolatrado *
que pasa por el alma,
así pasaste tú.
En tanto allá en el cielo, cual lágrima divina
M a s , pues te doy el nombre g r a t í s i m o de amiga, del éter de zafiro caída en el tisú,
como lejano beso del c o r a z ó n te s i g a asoma tan hermosa la estrella vespertina,
el e c o de mi v o z ; . como será la perla que ruede, Clementina,
y porque no me olvides, dulcísimo te d i g a del cielo de tus ojos c u a n d o florares tú.
¡ adiós, quizá por siemnre,
hermosa L o l a . . . adiós! *
L á g r i m a s que debería
U n a madre me dió el cielo ; secar de rodillas yo,
y c u a n d o pequeño fui lágrimas, madre querida,
mi cuna no t u v o ángel - . que y o no merezco, no.
estaba mi madre allí.
Q u e ingrato en tanto buscaba
Y e r a tan dulce su acento, la dicha lejos de ti...
eran sus ojos tan bellos, ¡perdón, madre de mi vida!...
tan blanda la cabecera tú sabes cómo volví.
q u e me d a b a n sus cabellos;
V o l v í , sí. ¡ Q u é dulce llanto
tan dichosa su sonrisa, el volverse a ver arranca!
tan profundo su embeleso, ¡ M a s tu frente estaba pálida,
tan tiernamen inefable tu c a b e z a estaba blanca!
sobre mis ojos su beso,
Q u e mi ausencia desdichada
tu corazón lastimó,
y el pesar de mis pesares
tu cabello emblanqueció...
R T
¿valéis una sola g o t a Y pues el cielo te ha dado . Y » '
de los ojos maternales? una tan buena y tan bella,
cuanto amor hay encerrado ' S i i ì
Santa madre, ídolo mío,
mi eulto, mi única fe,
en tu alma, dáselo a ella.
1811
% '
¡ c o n qué dolor a tus plantas E s e ángel que en tus ensueños
confuso me arrodillé!... ves, que se inclina a besarte,
es ella que de tus sueños
las horas viene a robarte. ifPÍEí
¡ C ó m o ¡perdón! te gritaba
y sollozaba tu nombre!
¡ Cómo mojaba tus canas Que para amor como el suyo
con mis lágrimas de hombre! es una vida bien poca, M
y por cada beso tuvo
otra te diera su boca.
¡ Cómo las tuyas bañando
mi rostro... y mi eorazon,
Alma a su alma prendida
derramaban en mi vida
eres con lazo de flores,
el bautismo del perdón!
y la vida de su vida,
y el amor de sus amores.
¡ E n p a g o de mis errores,
en p a g o de mis agravios, A m a l a , no por el cielo,
bendiciones y consuelos ámala, no por deber,
sólo me dieron tus sabios!. sino porque ella es consuelo,
y vida y santo placer.
Y desdé entonces, mi madre, Y en el alma, desde niño,
tú lo sabes... un altar levanta el místico altar
levanté dentro mi alma de un infinito cariño
para el ángel de mi hogar. para el ángel del hogar.
Y mi madre es mi cariño,
mi fe, mi orgullo, mi a m o r ;
EL GRIJALVA
y porque la tengo, creo
en tu bendición, Señor.
Á LA SEÑORA DE TORRE
mí« 1
W w
PASIONARIAS
MANUEL M. FLORES
que idolatrando v o y ?
¿ N o sabes cuántos rostros
hermosos y queridos
se acercan a mirarme
cuando escuchando estoy? Y pálida y ardiente, soberbia de belleza,
deslumbradora alzando la espléndida cabeza,
¿ N o sabes a qué abismo siendo los ojos noche y la mirada sol,
de amor y de tristeza ondina del Adriático que lleva en la g a r g a n t a
al e c o de tu arpa la voz apasionada del alma cuando c a n t a . . .
desciende el corazón? Elisa, así sois vos.
¿ Y que si abajo entonces
doliente mi c a b e z a Cuando las dos beldades se juntan c o m o hermanas
es porque p a s a en mi alma y forman las dos voces una celeste v o z ,
su pálida visión?... del arte y l a belleza gentiles soberanas
entonces sois las dos.
N o sabes de quién h a b l o ;
la historia no h a s oído
de mi postrera dicha, » ORFANDAD
de mi primer d o l o r ;
no sabes que en las ruinas Á MARÍA
del a l m a hay escondido
el tétrico fantasma ¡ Cuánto e s triste pensar en tu destino,
de mi primer amor. pobre niña que v a s por tu c a m i n o
sin bienhechora l u z ;
D e r r a m a en mi alma triste atrás dejando en sus sepulcros yertos,
de tu arpa vibradora yacer el polvo de tus padres muertos
el inefable acorde, b a j o la negra cruz!
la música de "amor;
hay a l g o allá en el fondo Tú juegas, pobre niña, tú sonríes;
del corazón, que llora, cual linda mariposa entre alelíes
y quiere voz de l á g r i m a s por la existencia v a s .
para llorar mejor. Aun no hieren tu planta los abrojos,
aun no saben de l á g r i m a s tus ojos,
es tu alma toda paz.
LAS DOS
En tus o j o s purísimos aun tienes
ELVIRA Y ELISA algo del cielo azul de donde vienes,
paloma de candor.
Tierna como las flores, suave como el aroma, Toda inocencia, hoy eres todavía
con la mirada dulce que tiene la paloma hermana de los ángeles, María,
de un ángel con el rostro, de un ángel con la voz, la hija del Señor.
Ultima flor... Naciste con el día,
M a s ¡ a y , pobre á n g e l ! cuando el mundo infame
abriste al cielo la gentil corola,
en tu inocente corazón derrame fuiste el amor del sol y de la brisa.,
su veneno m o r t a l ; hoy yaces triste, marchitada y sola.
cuando bañada en l á g r i m a s , María,
exclames sollozando ¡Madre mía!
T a m b i é n y o tuve el cielo de unos oíos,
y madre no hallarás.
os suspiros de un alma enamorada,
as caricias de un ángel... mi tesoro...
los besos de su boca idolatrada.
¡ A y ! una madre... corazón que adora
sin cansarse jamás. ¡ Dolor que llora
Su mano resbalaba en mis cabellos,
nuestro mismo d o l o r ;
reposaba en su seno mi cabeza,
alma a nuestra alma por el cielo unida,
y secando mi llanto con sus besos,
entrañable pedazo de la vida,
se e m b r i a g a b a mi amor en su belleza.
único santo amor!
E s c u c h a b a su voz, canto suave,
U n a madre es así... y así la m í a . . .
inefable murmullo desprendido
y no la tienes tú, pobre M a r í a ;
de un corazón de f u e g o , palpitante,
no hay ángel en tu h o g a r . . .
que me daba latido por latido.
¿ Quién te la pueda dar sobre la tierra?
Cuanto tesoro el universo encierra
Y la llamaba entre mis brazos mía,
no la puede comprar.
y muriendo de amor, la acariciaba,
y muriendo de amor, dábame vida
el beso que mis labios abrasaba.
D i o s que al p á j a r o errante d a la espiga,
y cuida de la alondra, de la hormiga,
y de la ñor de abril;
Dios el clemente, el bondadoso, el Padre,
L a dicha de la vida es una rosa
e s un inmenso corazón de madre
que se seca también y se m a r c h i t a ;
y el cielo te d a r á . . . la tiene allí.
deshojóse la flor... quedó el aroma.,
dulce memoria _de mi amor bendita.
LA U L T I M A FLOR
LAS GRACIAS
Á MANUELA
ÁLBUM DE LAS SEÑORITAS B.***
PASIONARIAS 1x7
v o s o t r a s sois sus flores más preciosas; L u z riqueza, esplendor, bienes sin nombre,
y si A m o r levantare sus altares, dióle el Señor a la mujer p r i m e r a ;
de e s o s altares os hiciera diosas. después de Dios ¿ q u é le quedaba al hombre
que dar a su divina compañera?
PASIONARIAS
9
Bien haya la soñadora,
Como la estrella en el azul perdida la de dulce inspiración,
que se mira, se adora y no se alcanza, cuyas notas cuando llora
así, mi Luz, estrella de mi vida, son las perlas de la aurora
te idolatra de lejos mi esperanza. en la flor del corazón.
m« *
CATALINA
F Ú N E B R E S
FGJI
«—Patria, familia, hogar... ¿qué os habéis hecho?
Quedó la patria tras los anchos mares,
destruyó el infortunio mis hogares
cual pobre nido al huracán deshecho.
LA DESPOSADA DE LA MUERTE
¡ Mi familia, mi amor!... Aquí en mi pecho
convertí sus sepulcros en altares,
y he llorado... he llorado mis pesares CORONA FÚNEBRE
huérfana ¡ ay! bajo extranjero techo.»
de la Sra. Ana María de la Serna y Campbell de Thomas
Así te vi exhalar en hondo duelo
quejas que al Dios del desterrado claman,
hija preciosa del cubano cielo. Coronaban su frente todavía
los castos azahares,
Llanto tus ojos con razón derraman; el velo de la esposa la cubría
mas tu patria, tu hogar en 'este suelo, y la nupcial antorcha despedía
está en el corazón de los que te aman. su misteriosa luz en los altares.
Amor, engalanado, jubiloso,,
sus alas recogiendo,
aun estaba con aire victorioso
en los labios el dedo, y malicioso
ante la puerta del hogar sonriendo.
Y aun ebrio con la dicha de su suerte
en tan felices lazos
el esposo dormía, cuando la muerte
llamó impaciente, penetró, y ya inerte,
la arrancó sin piedad de entre sus brazos.
MANUEL M. FLORES
ímjllm£ii!il ¡ fimiM iijiii[miijjj rnnTiiTFrii ilTTiT ¡ITTiíji riinim
m« *
CATALINA
F Ú N E B R E S
FGJI
«—Patria, familia, hogar... ¿qué os habéis hecho?
Quedó la patria tras los anchos mares,
destruyó el infortunio mis hogares
cual pobre nido al huracán deshecho.
LA DESPOSADA DE LA MUERTE
¡ Mi familia, mi amor!... Aquí en mi pecho
convertí sus sepulcros en altares,
y he llorado... he llorado mis pesares CORONA FÚNEBRE
huérfana ¡ ay! bajo extranjero techo.»
de la Sra. Ana María de la Serna y Campbell de Thomas
Así te vi exhalar en hondo duelo
quejas que al Dios del desterrado claman,
hija preciosa del cubano cielo. Coronaban su frente todavía
los castos azahares,
Llanto tus ojos con razón derraman; el velo de la esposa la cubría
mas tu patria, tu hogar en 'este suelo, y la nupcial antorcha despedía
está en el corazón de los que te aman. su misteriosa luz en los altares.
Amor, engalanado, jubiloso,,
sus alas recogiendo,
aun estaba con aire victorioso
en los labios el dedo, y malicioso
ante la puerta del hogar sonriendo.
Y aun ebrio con la dicha de su suerte
en tan felices lazos
el esposo dormía, cuando la muerte
llamó impaciente, penetró, y ya inerte,
la arrancó sin piedad de entre sus brazos.
MANUEL M. FLORES
¡ Pero no la lloréis!... No, sin ruido Cuando ante el lienzo, virgen todavía,
¿habéis su vaga sombra inmóvil el artista se quedaba,
a vuestro lado alguna vez sentido.' la frente erguida, la mirada ardiente
*"•>" llega sin rumor a vuestro oído y en la mano el pincel, bella, riente
, , voz como de ángeles que os nombra.' hasta él la diosa inspiración bajaba,
Llai dejaba un beso rápido en su frente,
m a ? t l Ella; está invisible, mas no ausente. y tomando la mano en qué temblaba
e s t a e r un instante el cielo el pincel, ya mojado en la paleta,
Venirte a traer, madre doliente, arrojaba en el lienzo del artista
invisibles besos en tu frente, las creaciones del alma del poeta.
.hefable caricia del consuelo.
Así con la osadía
¡No la lloréis! Celeste mariposa, del espíritu en que arde y centellea
la noche del desierto la llama esplendorosa de la idea,
atravesó fugaz y luminosa; la inspiración magnífica del arte,
ahora vaga feliz de rosa en rosa robó Ocaranza su fulgor al día,
por los jardines del divino huerto. su sombra al bosque, su zafir al cielo,
y su honda palidez y desconsuelo
No la lloréis... j feliz! Bodas mejores al rostro de la virgen conmovida
para esas almas bellas que ve, con llanto que del alma brota,
hace el Dios de los místicos amores. la imagen ¡ ay! de su «Ilusión perdida»
Son en el mundo efímeras las flores en la azucena que se inclina rota.
y eternas en el cielo las estrellas.
Quedan allí los acabados cuadros
de su fácil pincel. Naturaleza,
cotao una virgen que el amor conquista
y se deja robar por el amante
beso tras beso en lánguida pereza,
se dejaba robar por el artista
sus secretos de luz y de belleza.
TERCERA PARTE
Un solo cuadro, artista, no acabaste,
el cuadro de tu vida transitoria.
¡ Qué triste y qué incompleto le dejaste!
AÍ través de la gasa mortuoria
que le cubre, se mira inmaculada
brillar como la luz de una alborada _ Traducciones, imitaciones y composiciones varias
la hermosa luz de tu temprana gloria.
A su tenue fulgor, símbolo triste
del abandono cruel y del tormento
que en el mundo acompañan al talento,
se ve una cruz; sencilla y aun reciente,
la corona caída de tu frente APARICION
enlaza de esa cruz los negros brazos,
y al pie de aquella cruz tan triste y sola,
tu mágico pincel hecho pedazos... (VÍCTOR HUGO)
TERCERA PARTE
Un solo cuadro, artista, no acabaste,
el cuadro de tu vida transitoria.
¡ Qué triste y qué incompleto le dejaste!
AÍ través de la gasa mortuoria
que le cubre, se mira inmaculada
brillar como la luz de una alborada _ Traducciones, imitaciones y composiciones varias
la hermosa luz de tu temprana gloria.
A su tenue fulgor, símbolo triste
del abandono cruel y del tormento
que en el mundo acompañan al talento,
se ve una cruz; sencilla y aun reciente,
la corona caída de tu frente APARICION
enlaza de esa cruz los negros brazos,
y al pie de aquella cruz tan triste y sola,
tu mágico pincel hecho pedazos... (VÍCTOR HUGO)
EL ARPA
¡ Que resuene el festín grato a los dioses! Del claustro las baldosas funerales
¿Dónde la flauta está de Berecinto? mi seno no enfriarían... está encendida
¿Qué hace-el oboe junto a la lira muda? la llama de mi amor; bajo la muerte
Rosas traedme del jardín, vecino, mi imposible esperanza aun está viva.
y resalte en la nieve de mis canas ¡ Cuántas veces en medio de la noche,
de su corona el purpurino brillo. allá en mi celda solitaria y fría,
Saca del fondo de la cueva, esclavo, levántome a abrazar ¡ oh, mi Abelardo!
el sécubo oloroso, envejecido, tu sombra tan hermosa y tan querida!...
y en la cercana fuente me refresca Sobre tu corazón está mi cielo,
la ánfora esbelta de falerno rico. tú eres mi fe, mi religión, mi guía,
tú mi Cristo también... ¿no soy, acaso,
En tanto yo celebraré a Neptuno; esposo de mi amor, tu prometida?...
y escucharán también plácidos himnos Nuestra tumba será mi Paraíso;
las nereidas de verde cabellera, y para siempre allí, no quiero el día.
mientras ofreces de tu lira el ritmo ¡ Que ¡mis huesos se junten a tus huesos,
a las flechas de Diana y á Latona. tu ceniza se mezcle a mi ceniza!...
Luego mis cantos alzaré contigo ¡ Y eternamente así, para nosotros
a quien reina en las Cíclades, y vuela no haya resurrección... no haya otra vida!.
en un carro por cisnes conducido;
y nuestro himno final será a la noche
del misterio nupcial mudo testigo.
¡ Que resuene el festín grato a los dioses! Del claustro las baldosas funerales
¿Dónde la flauta está de Berecinto? mi seno no enfriarían... está encendida
¿Qué hace-el oboe junto a la lira muda? la llama de mi amor; bajo la muerte
Rosas traedme del jardín, vecino, mi imposible esperanza aun está viva.
y resalte en la nieve de mis canas ¡ Cuántas veces en medio de la noche,
de su corona el purpurino brillo. allá en mi celda solitaria y fría,
Saca del fondo de la cueva, esclavo, levántome a abrazar ¡ oh, mi Abelardo!
el sécubo oloroso, envejecido, tu sombra tan hermosa y tan querida!...
y en la cercana fuente me refresca Sobre tu corazón está mi cielo,
la ánfora esbelta de falerno rico. tú eres mi fe, mi religión, mi guía,
tú mi Cristo también... ¿no soy, acaso,
En tanto yo celebraré a Neptuno; esposo de mi amor, tu prometida?...
y escucharán también plácidos himnos Nuestra tumba será mi Paraíso;
las nereidas de verde cabellera, y para siempre allí, no quiero el día.
mientras ofreces de tu lira el ritmo ¡ Que ¡mis huesos se junten a tus huesos,
a las flechas de Diana y á Latona. tu ceniza se mezcle a mi ceniza!...
Luego mis cantos alzaré contigo ¡ Y eternamente así, para nosotros
a quien reina en las Cíclades, y vuela no haya resurrección... no haya otra vida!.
en un carro por cisnes conducido;
y nuestro himno final será a la noche
del misterio nupcial mudo testigo.
(DANTE)
tímido aun vuestr-5 deseo guardabais;
¿dime de qué maneia inesperada
os reveló el Amor que os adorabais?
Amor, que obliga a amar, al que es amado, Mas ya que tu piedad saber procura
juntónos a los dos con red tan fuerte el cómo aquel amor rasgó su velo,
que para siempre ya nos ha ligado. llorando te diré mi desventura,
Amor hiriónos con terrible suerte; Leíamos con inquietud y grato anhelo
y está Caín de entonces esperando de Lanceloto el libro cierto día,
aquí al perverso que nos dió la muerte.» solos los dos y sin ningún recelo.
Estaba sola; entró, tomó mi mano, Y que pasen las nubes fugitivas,
con fuerza la estrechó, y que pasen sus rastros,
y con la otra apretándose la frente, dejando cintilar, pálidos soles,
como si fuera a dibujar mi rostro con tibio rayo los pequeños astros.
de hito en hito, en silencio, me miró.
Bellezas del ideal, hijas del cielo
Así permaneció por mucho tiempo, que sueña la esperanza,
así permaneció... cerrad en torno del gentil mancebo
Febril, de pronto, sacudió mi brazo; el giro voluptuoso de la danza.
y dos veces y tres, la frente lívida,
siniestra y triste, levantó y bajó. Destrenzad la rizada cabellera,
desatad la cintura,
Y de lo más impenetrable y hondo despojaos de la túnica que encubre
del corazón, oí la ardiente desnudez de la hermosura;
que un suspiro lanzó... pero suspiro
que, rompiéndole el pecho, iba a morir. y dejadla caer allá del prado
en el boscaje verde,
Y luego de mi lado lentamente donde a la hora lasciva de la siesta
alejarse le vi... la pareja de amor entra... y se pierde.
pero vuelta la faz sobre la espalda,
su camino sin ver, pasó la puerta, • Oh. la tierna verdura de los sotos!
los ojos fijos... fijos!., sobre mí... ¡ Oh, brazos de las vides!
¡ Oh miosotis azul que en la ribera
está diciendo al corazón «No olvides!»
*
MALICIA
Yo canto a la mujer santa y sencilla (IMITACIÓN DE VITORELLI)
que ignora en su bondad
¡cuánto en su corazón hay de sublime! Supe que al primer destello
¡cuánto de celestial! que lanza al mundo la aurora
Yo canto a la mujer que se llenara te levantaste, señora,
de asombro sin igual, inquieta de... no sé qué...
si llegara a saber que sus-virtudes
quiero glorificar. Supe que a la hora terrible
Canto a mi mismo corazón, mi madre, en que el alto sol abitsa,
el ángel del hogar; • te saliste de tu casa
y tiembla mi alma de ternura, y siento, buscando yo no sé qué.
mis lágrimas rodar.
Supe que en tu faz hermosa
ecnando un discreto velo,
SOÑABA te fuiste a mirar el cielo '
allí... donde no se ve.
(HEINE)
Supe...
Soñaba yo: mis párpados henchidos —Mas ¿quieres decirme-
de lágrimas sentía; quien te informó de este modo?
soñé que estabas en la tumba, muerta, Malicia, que sabe todo,
y muerta te veía... malicia, que todo ve.
«—¡Cómo! ¿es posible?... ¿sola?—gritó Juno
mirándola llegar con faz airada.
¡Oh, virtud! ¡oh, pureza!... ¿Conque nada?»
LAS FURIAS
Isis le dijo: «Nada, ¡ qué oportuno
(LESSING) hubiera sido el viaje más temprano!
Estuviera cumplido
«Mis furias están ya viejas y torpes,» ¡oh, diosa! tu mandato soberano;
Plutón dijo a Mercurio, mensajero hubiérate traído
que se halla de los.dioses al servio lo que tú me pediste... tres doncellas.
«—Necesito cambiarlas: ve a la tierra
y búscame tres mozas Las encontré en verdad; y eran de aquellas
lozanas y capaces del oficio. » que nunca conocieron un amante,
que jamás le pusieron,
Desde luego, Mercurio, diligente, • jamás, á hombre ninguno buen semblante ;
ni en sus glaciales senos
el coturno con alas consintieron la llama devorante
como pudo calzóse prontamente, de amorosa pasión... ni mucho menos.
y atravesando las etéreas salas, Tres doncellas, en fin (sin que esto alarde
ligero y volador como ninguno sea de mi ojo certero),
a la tierra subió. purísimas, castísimas, sin pero,
La diosa Juno, r- como tú las querías... Mas llegué tarde.»
poco tiempo después a su doncella
S o es, su camarista, talla «—¿Cómo tarde?».
también le dijo:-«Mira:
con mengua del honor de las mujeres —Mercurio en ese instante
se jacta de que ya no hay en el mundo para el fiero Plutón las embargaba.
ninguna de ellas que su fiel no sea ¡ Eso no puede ser!... ¡ Cuando pensaba
y que culto no rinda a los placeres. vengar yo de su sexo las injurias!...
y ¿para qué las quiere?»
Para burlarme de ella y del dios ciego —Para Furias.
baja á la tierra luego
Y traéme, por lo menos, tres doncellas,
mas- doncellas... ¿entiendes? JAMAS
enteramente castas todas ellas.» ü
1 (CAMPOAMOR)
Isis p a r t i ó también. Vahe y montaña,
¡ Adiós, mi bien! Es el postrer instante,
ciudad» ^iSblo||aldehuela y aun ermita, pero seca en tu pálido semblante
• todo lo registró la pobrecita; ¡ ay! ese llanto que vertiendo estás,
mas ¡ ay! que todo en vano; lejos me voy, tristísimo y errante.
y paso a paso y mano sobre mano,
cansada y triste, regresó sólita.
en el madero de la cruz ponía.
mas no te olvida el corazón jamás. Y por la noche, cuando ya la oscura
—¿Jamás? majestad de la sombra acrecentaba
el solemne pavor de la llanura
¡ Jamás, mi bien! La noche de la ausencia y de estrellas el cielo sé llenaba;
enlutará mi huérfana existencia cuando tan sólo se escuchaba incierto
y tú mi Corazón no alumbrarás; ése rumor apenas percibido
en vez de tu dulcísima presencia que parece el suspiro del desierto
tu bella imagen miraré no más. en su infinita soledad dormido;
—¿No más? entonces a mi espíritu perdido
en su éxtasis de fe, le parecía
¡ No más, mi bien'. Levanta tu cabeza, que ese vago rumor, que la honda noche,
déjame ver tu pálida belleza y el sjjencio, los seres, y las cosas...
aun otra vez... la postrimer quizás. Naturaleza toda que yacía
De este tu adiós supremo la tristeza de tal recogimiento,
¡ay! ¿cómo, ingrato/olvidaré jamas? mientras oraba sobre el polvo frío
—¿ J amás? de mi lóbrega gruta, se juntaban,
¡ Jamás, mi bien! En mi alma, dondequiera, se juntaban a mí para llevarte
hasta el instante de mi luz postrera, mi alma y mi fe con mi oración, ¡ Dios mío!...
la inolvidable, la única serás... ¿Y ahora?... Rezos, plegarias, asunciones
Y tú ¿me llorarás cuando me muera? del alma a Dios, extáticas visiones
que llenaban de júbilo mi pecho,
En mi tan sólo pensarás no más?
C »- transportes de! espíritu en el santo
fervor de^la oración... ¿qué os habéis hecho?...
—¿No más?
¡ No más, mi bien! De querubín el canto
es la palabra que diciendo estás... LA ESFINGE
¡ Adiós!--- ¡un beso!.,, ¡ Beberé tu llanto!
—¿Te olvidarás de la que te ama tanto.... (HEINE)
—¡Jamás, mitad corazón, jamásr
Por el antiguo bosque del encanto,
LA ORACION del vago sueño y misterioso asilo,
caminaba al azar y sin espanto.
(FLAUBERT)
Su blando aroma derramaba el tilo
y de inefable paz mi alma llenaba v
Por la mañana en el desierto inmenso de la alta luna el esplendor tranquilo.
humeaba el arenal, y sus vapores
se alzaban cual las nubes del incienso. Profundo era el silencio que reinaba;
Luego, en la tarde, cuado el sol mona pero de pronto acarició mi oído
de ocaso entre los tibios esplendores, la música de una ave que cantaba.
de oro y de fuego deslumbrantes flores
Era el canoro ruiseñor, hundido Del castillo a la puerta derruida
en la blanda espesura de las hojas y en granito durísimo tallada
que cantaba, volando, junto al nido, la misteriosa esfinge vi tendida.
los goces del amor y sus congojas- Era su aspecto horrible a la mirada,
Pero aquel su volar era tan triste, pero atractiva a la ánima medrosa.
como el suspiro, corazón, que arrojas Con cuerpo estaba de león formada
recordando la dicha que perdiste; y rostro y seno de mujer hermosa,
mientras que tan alegre era el lamento de mujer hermosísima. Brillaba
cual tu esperanza cuando niño fuiste. su pupila salvaje y voluptuosa
Asi es que al escuchar aquel acerato con sensual embriaguez y desmayaba,
tan triste y tan alegre a un tiempo mismo, mientras el beso del placer ardiente
levantarse sentí en mi pensamiento, en su labio de piedra palpitaba.
" como del vago fondo de un abismo, Sintió terror el ánima tremente,
esperanzas, recuerdos y tristezas pero al par que terror sintió contento.
como viejos ensueños de idealismo. Entonce el ruiseñor cantó impaciente
Siguiendo entre las bravas asperezas y ya no pude resistir... Violento
de aquella hermosa selva, vi que erguía a la Esfinge di un beso, y mi alma loca
un castillo, sobre áridas malezas # presa quedó de aquel encantamiento.
su vieja torre en ruinas, y sombría. Porque vida y acción cobró la roca,
En las almenas de zarzal cubiertas la Esfinge suspiró con embeleso,
ningún viviente ser aparecía. y con sed ardientísima en mi boca,
Las ventanas cerradas y las puertas
estaban, y silencio pavorcfso ¡bebió toda la llama de mi beso!...
reinaba en torno de las cosas muertas, y yo sentí que mi postrer instante
se me escapaba entre sus brazos preso.
como si aquel recinto misterioso Pues mientras que convulsa, jadeante
la misma muerte hubiérase escogido de voluptuosidad me acariciaba,
para el horrible hogar de su reposo. mi carne estremecida y palpitante
Ni una voz, ni un acento, ni un gemido
era aquello la ausencia de la vida con sus garras de fiera destrozaba,
en el silencio eterno del olvido. y entre horribles dolores y delicias
sin nombre y sin igual, me aniquilaba.
I ® ;
ffllllp'- :: ¡ Oh de la muerte vividas primicias!
¡ Oh martirio sin fin, oh goce eterno!
¡ Oh lágrimas mezcladas con caricias!
En tanto que la garra me rompía
'ttlll '
mm la carne, y penetraba hasta mis huesos,
yo de placer y de dolor moría
al contacto monstruoso de sus besos,
y cantó el ruiseñor allá en la oscura
soledad de los árboles espesos: COMPOSICIONES V A R I A S
MANUEL M. FLORES
mientras la cruz del Cristo moribundo Entonces era niño, no comprendí tu duelo;
entre el cielo y la tierra se levanta pero te amé, Señora, ¡ tú sabes que te amé!
sobre el inmenso pedestal del mundo. que dulce, inmaculado, alzábase "hasta el cielo
el infantil acento de mi sencilla fe.
>»1ÍSÍ
Allí están sus palmas, Le habló con sus rumores la selva centenaria,
allí están sus bienes, le habló con su murmullo
ceñid vuestras sienes la brisa del pinar;
con lauro triunfal; y en la remota playa ardiente y solitaria,
y sed nuestro orgullo, oyó cómo entonaban magnífica plegaria
y sed nuestra gloria, los vientos y las olas,
dejando a la Historia los tumbos de la mar.
renombre inmortal.
Y alzó su frente altiva bañada por el día,
en fuego la mirada,
en fuego el corazón;
y cuando al mundo quiso decir lo que sentía,
EL ARTISTA una arpa entre sus manos, temblando de armonía,
para cantar su alma
de súbito encontró.
Dadle aire, luz, espacio... Tened ante su vista Amó... cantó la dicha... Después... vino el tormento.
de un horizonte de oro Amor, ¿no eres acaso
la vaga inmensidad. _ del corazón la cruz?...
¡Dejadle libre y grande! Dejadle... es el Artista; .• Pero es para el artista fecundo el sufrimiento;
su numen es el genio, su sueño la conquista, allí la ciencia aprende el grande sentimiento,
y tiene dos amores: de aquella triste sombra
la Gloria y la Beldad. despréndese la luz.
Hgí"
De niño, cuando sólo resbala por la frente f El es el alma inmensa. La humanidad entera
ei fuego casto y suave palpita en el misterio
del beso maternal, | de su alto corazón,
su frente de poeta, ya pálida y ardiente, f, Es el latido de ella; por ella cree y espera,
estaba pensativa... Poblábase su mente í por ella sufre y llora, y por ella desespera,
de imágenes y sueños por ella del martirio
de un mundo celestial. levántase hasta Dios.
Así cruza el poeta la -senda de la vida.
La paz de la ventura
no se hizo para él. ¡A LAS ARMAS!
Le ignora la fortuna, el porvenir le olvida,
pero su frente triste y pálida-va ungida
con yo no sé qué beso
de cielo en su laurel. No tenemos más rey que las leyes,
no tenemos los libres señor;
¿Qué importa a su gran alma la dicha transitoria que con sangre se tiña de reyes
del oro, la fortuna nuestro bello pendón tricolor.
y el rápido placer?...
Escrita con la cifra de bronce de la historia ¿ Hasta cuándo en vil ocio, hasta cuándo
tal vez al mundo deja la página de gloria yaceréis, mexicanos, dormidos?
que el golpe de la suerte ¿Hasta cuándo seréis tan sufridos
. no puede ya romper. que se os pueda venir a insultar?
No de paz, no de fiestas y danzas
es esta hora que pasa tremenda...
¡ aquí mismo, en la patria, su tienda
ha venido el francés a plantar!
prodigan el tesoro
II inagotable de sus venas de oro,
y en cuyos senos el saber profundo
Y de entonces acá, siglo tras siglo, ha hecho decir a las edades muertas
infatigable luchador el hombre el misterioso génesis del mundo.
viene escribiendo su triunfal nombre Vencido, como está Naturaleza
en el libro inmortal de las edades. a quien arranca diligente el sabio
Humilló de las fieras la bravura, secretos de poder y de grandeza...
con su trabajo fecundó la tierra
y tapizó de mieses la llanura. ¿ Qué es esa chispa que en la nube oscura
Derramó en el desierto las ciudades, con ímpetu violento
dominó con sus torres-el espacio lanza el trueno, y fulgura y centellea?
y levantó, soberbio, su palacio En el cielo es el rayo, entre los hombres
junto al templo erigido a" sus deidades. ' es el dócil corcel del pensamiento
y lleva en su relámpago la idea.
En vano el mar, rugiendo de coraje
al sentir en su espalda la barquilla, ¡ Tú eres, Ciencia, del mundo la señora!
su crin de espuma sacudió salvaje ¿Cómo no dominar las tempestades,
y reventó su turbulento oleaje la centella y el piélago bravio,
en las quietas arenas de la orilla. cuando al sol detuviste en su carrera,
Presintiendo del hombre el poderío y fijándote allí tu poderío
en su contra llamó las tempestades, arrojaste a la tierra triunfadora
hizo rodar el trueno en el vacío, a trazar voladora
abrió en la inmensidad sus soledades su curva gigantesca en 'el vacío?...
de hondo misterio y de terror sombrío...
todo en vano... ¡ Oh, Ciencia, eres grandeza!
¿No veis allá a lo lejos por ti, sólo por ti, pudiera el hombre
sobre lascólas de rizada espuma, levantando orgulloso la cabeza
del magnífico sol a los reflejos, llamarse hijo de Dios. Tú eres la llama
tenderse al aire cual gallarda pluma, que nuestro frágil ser inmortaliza,
blanco penacho de indecisa bruma?... y transformando en sacerdote al hombre
¡ És el vapor! Su pabellón de gloria y en templo la Creación le diviniza.
protege al hobbre sobre -el mar perdido;
la inmensidad, el huracán, el trueno, Tú eres vida inmortal. Contigo el Arte
la tempestad flamígera, han huido... crece y vive también. ¿No ha transformado
dragones de la mar ya no la guardan; la tienda que las tribus vagabundas
el mar está vencido. alzaban del desierto en las arenas
y las rústicas aras pastorales,
Vencido está como lo está la tierra, en los sagrados pórticos de Atenas
cuyas entrañas al trabajo abiertas y de Cristo en las santas catedrales?
MANUEL M. FLORES
234
¿No del cincel a los prodigios raros algo también del porvenir del mundo.
bajar hizo a los griegos pedestales Gloria al obrero, al hombre del trabajo,
los magníficos dioses del Olimpo al hijo del taller, al que constante,
a dar vida a los mármoles de Paros?... en su obra de adelanto redentora,
quizá del mundo ante la faz mañana
¡ El Arte es genio, inspiración, grandeza! alto, muy alto con su afán levante
El mismo Dios le teje sus coronas... el nombre de esta tierra mexicana.
¡ El Arte es Rafael robando al cielo
el rostro angelical de sus madonas!
¡ Es Miguel Angel arrancando al suelo
ancha mole de pórfido y granito, III
y arrojando, pujante,
de San Pedro la cúpula gigante Patria, nido de amor, grupo de flores,
a la región azul del infinito! que besa el sol y que enamora el día,
santuario de la fe de mis mayores,
El Arte es esa Italia de Rossini, tierra de la beldad y los amores,
inundando la tierra de armonía, e incomparable amor del alma mía;
es el cisne de Pésaro exhalando hogar del corazón, patria del alma.
en un himno del cielo su agonía: México la gentil, virgen azteca,
es Angela, nuestra Angela llevando como Venus nacida de las olas,
en el canoro y musical gorjeo envuelta como Venus en la espuma,
de su dulce garganta mexicana, y robada al amor de Moctezuma
el espléndido alcázar europeo por las audaces manos españolas;
el trino de la alondra americana. tierra del Anahuac, huerto florido
que en el edén de América descuellas
con tu cielo de azul y de arreboles,
donde brillan tan fúlgidos los soles
y tiemblan tan amantes las estrellas;
¡ Y en tanto que la Ciencia es la grandeza tierra de promisión tan seductora
del hombre, hijo de Dios; mientras el Arte con tus bosques, tus lagos, tus vergeles,
derrama el esplendor de la belleza tus montes de oro, tu tapiz de rosas;
en las obras del genio, y se levanta y tus sabios, tus poetas y guerreros,"
rival de la gentil Naturaleza, y tus hijas con ojos de luceros
he aquí la Industria que también se acerca que parecen mujeres y son diosas;
al festín de la Gloria y la Conquista, Patria del corazón, quiero que te amen
v el himno hermoso de los triunfos canta! -así cual te amo yo, cuantos te miren;
¡ quiero que bella sin rival te llamen
¡ Gloria al sabio inmortal, gloria al artista! y grande te respeten y te admiren!
pero gloria también al artesano,
trabajador fecundo He aquí un huéspede ilustre. Viene amigo
que lleva humilde en su callosa mano un pueblo a visitar, un pueblo hermano
Agréguese a esto la tremenda cola,
que de su gloria y su valor testigo, el alto puff, la enmarañada cresta,
al saludarle con aplauso ufano y dígame cualquiera si no es ésta
no mira eri él al grande presidente una muchacha que se pinta sola.
sino al gran ciudadano,
al brazo varonil, fuerte y potente
que más allá del turbulento Bravo Mancha ninguna su beldad empaña;
hizo pedazos con terrible espada mas yo, aunque dicen que por ella muero,
la afrentosa cadena del esclavo. no la quisiera ver cuando se baña;
CUANTA PARTE
INSOMNIOS
LA NOCHE
CUANTA PARTE
INSOMNIOS
LA NOCHE
Y vosotras, mis ángeles perdidos, Que hasta que vaya a reposar tranquilo
las que adoró mi corazón creyente, en el negro sepulcro mi cabeza,
las que al pasar dejasteis suspendidos irá conmigo a mi postrer asilo,
tantos sueños de amor sobre mi frente; amiga inseparable, la Tristeza.
0 - •
Á MANUEL DE OLAGUIBEL
...De l u c e i n c o r o n a t a . . .
María, p r o n t o ascendiste al m í o dolore.
TASSO Era el instante en que vivir apenas
se despertaba el corazón creyente,
cuando cambia por rosas y verbenas
Del roto corazón en las ruinas la Diosa Juventud en nuestra frente
solloza mi dolor... Y a su gemido de la infancia las muertas azucenas.
resucitada y pálida despierta
de las cenizas de mi dicha muerta Era la aurora, el esplendente día
¡ ay! la memoria de mi amor perdido. del alma en Primavera.
Sediento ya mi corazón se abría
¡ Trae la visión que mi dolor ansia a ese inmenso raudal de poesía
insomnio del dolor!... ¡ Trae el delirio que trae consigo la ilusión primera.
y la ventura de mi fe de un día!... Y ya impaciente, soñador, poeta,
Angel de mi pasión y mi niartirio, con loco afán, con esperanza inquieta,
¿en dónde estás, María?... febrio de mi ternura
y entre mis propios sueños indeciso,
! buscaba la pasión y la hermosura,
I la Eva gentil, enamorada y pura
Aquí estás, junto a mí. Tu forma blanca del mundo en el risueño Paraíso.
se dibuja en la sombra
cuando del labio trémulo se arranca ¡ Era la vida! La embriaguez celeste
el profundo sollozo que te nombra. de aire, de luz y libertad que lanza
Aquí estás, melancólica María, al ave joven de su nido agreste.
tan pálida de amor, tan dulce y bella La aparición primer de la Esperanza
como en los cielos al morir el día en los senderos mágicos de flores
sobre la frente de la tarde umbría de la alma juventud con su diadema
lágrima de oro la primer estrella. de ardientes resplandores,
Aquí estás, compañera silenciosa j Era la vida! ¡ La encantada copa
del alma enamorada, rebosando promesas y delicias,
como el misterio de la noche, hermosa, conquistas y placeres,
como la misma luz, inmaculada. torrentes de suspiros, de caricias
y de trémulos besos de mujeres!...
¡ Hora de bendición! En ese instante, ¡ Y de ventura y de pasión perdidos,
hija suprema de la luz del dia en un abrazo delirante presos,
y del sueño de mi alma delirante. ocultamos los rostros confundidos
¡A mí llegaste, celestial María!... empapados en lágrimas y besos!...
¡ Y conmovido, deslumhrado, ciego,
puse a tus pies mi corazón de fuego, ¡ A tu grito de amor, grito sublime,
mi juventud de vida palpitante nuestras férvidas almas desposamos!...
y la inmensa pasión del alma mía. ¡ Ah! ¿qué se hicieron nuestras dichas, dime?...
Para siempre, despues, nos separamos.
Y de mi corazón sobre mi lira
desbordó sus raudales de ternura _ Pero yo te llamaba, te esperaba,
la inspiración en que encendió m; pecho porque mi corazón se me moría...
el sereno esplendor de tu hermosura. ¡ Con qué inmensa ternura sollozaba
este nombre de arcángeles: María!
Eras tan bella que al mirar tus ojos Y luego de los céfiros errantes
temblaba el corazón, y se sentía yo le escuchaba en los volubles giros,
algo... yo no sé qué... como si el alma y respiraba en ellos
se arrodillara y te adorase muda al ámbar de tu aliento y tus cabellos
en éxtasis de amor... ¡ Eras tan bella con el vago rumor de tus suspiros.
que al verte parecía Y demandaba a la Creación entera
que asomaba una estrella la inmortal compañera de mi suerte,
y que esa estrella derramaba el día! y me sentía morir... Porque la muerte
no era perder la vida pasajera,
¡ Con qué pasión te amé! ¡ Con qué delirio no era dejar el mundo... era no verte.
tomaba entre mis manos
tu frente melancólica de lirio
para besar tus ojos soberanos!
¡ Cómo te idolatré! ¡ Mi vida entonces
era un perpetuo abrazo
de mi alma con la dicha
en el nido de amor de tu regazo! Hoy en la triste calma
de mis insomnes noches, silenciosa
siento venir tu imagen cariñosa
Jamás, jamás en el ingrato suelo a la callada soledad de mi alma.
tal dicha tuvo nombre... . Conmigo estás aquí porque has oído
¿Te acuerdas de esas noches en que el cielo la voz de mi dolor... ¡Oh! ¡si supieras
miraba un ángel adorar a un hombre.-' cuánto... cuánto, mi bien, he padecido!
Temblaba mi alma en tu divina boca,
entre mis brazos te llamaba mía, Como náufraga tabla destrozada
y muriendo de amor, llorando loca, va mi existencia, sola,
yo besaba tus lágrimas, ¡ María!
al viento del dolor abandonada la inmensa soledad del mundo triste,
del mundo ingrato en la funesta ola. y dentro el corazón, como un gemido
que no calla jamás, el dolorido
Marchitas ya las flores de mi vida, acento de tu adiós cuando partiste.
ya deshojadas por el llanto mío,
heme aquí con el alma descreída, ¿Por qué dejarme en la espantosa calma
con la esperanza del amor perdida de un mundo para mí yerto y vacío?
viendo avanzar el porvenir sombrío. ¿ Por qué, divino corazón de mi alma,
Murió con mi esperanza mi deseo, tu espíritu de amor no asiste al mío?
los Dioses que adoré me abandonaron, ¿Por qué me desamparas, mi María?
y en el hogar del corazón ateo ¿Que muera loco de sufrir deseas?
ni las cenizas de mi fe quedaron. Pues ven a sonreirme en mi agonía
y te diré al morir: ¡ bendita seas!
Ha mucho tiempo que mi vida es triste, Amame y moriré... ¡mas ven conmigo!
que busco el aislamiento, pondré, al morir, mi espíritu en tus ojos
que de luto se viste mas ¿ por qué me abandonas si te sigo
en la sombra de mi alma el pensamiento; miserable arrastrándome de hinojos?
que llevo oculto en mentirosa calma
un corazón en ruinas,
y un alma...' ¡pobre alma!
coronada de lúgubres espinas. Palidece mi lámpara. Es de día.
He soñado el delirio de mi amor;
Temprano ¡ay! encontraron la noche se refugia al alma mía,
mis creencias en el mundo con su sombra la imagen de María...
el Gólgota, la cruz en que expiraron
entre escarnio y baldón... Ansia sublime Volvamos a la vida y al dolor.
sintiendo de lo grande y de lo bueno,
/ Tengo sed!—gritó el alma, ¡ y te llevaron
cáliz de hiél hasta los bordes lleno!...
§ § « 1
Sí, ¡ bésame, mujer!... Dame el olvido
que busco en la demencia del festín...
entre besos y copas, aturdido...
¿Qué me importa la dicha que perdí?
¡ Llenad las copas, que desborde, el vino!
¡ Hay algo aquí que necesito ahogar;
ORGIA que pase por el alma un torbellino
y barra en ella cuanto en ella hay!
AL SR. IGNACIO M. ALTAMIRANO ¡ Miserable de mí! ¿Cómo no puedo
ahogarte con mis manos, corazón?...
O h ! q u e n'ai-je a u s s i , moi des b a i s s e u r s q u i dévorent. Venid, bebamos, porque tengo miedo
Des caresses q u i f o n m o u r i r -
V . HUGO
de volver a eso... que llamáis razón.
¡ Bebed, amigos! La existencia es sueño,
y mentira de un sueño es la mujer;
¡Ven,-cortesana!... ¡Abrásame en delicias! de sus caricias al letal beleño
Quiero las tempestades del placer, soñemos la mentira del placer.
tropicales, frenéticas carias
con que reanime mi cansado ser. ¡ Bebed, amigos! Si al vivir soñamos,
¿despertaremos al morir quizá?...
El fuego del deleite reverbera ¿Qué será despertar? Y bien... ¡bebamos!...
en tu pupila brilladora... ¡ven! ¡ Qué importa lo que traiga el más allá!...
En la férvida llama de esa hoguera _
quiero quemarme el corazón también. Arde mi frente—es un volcán—¡ me abraso!
¡ Oh si llegara de mi vida el fin!...
¡ Prendan el fuego del deseo tus ojos, ¡ Dame un beso, mujer!... ¡ Llenad mi vaso!...
alumbren tus miradas el festín, ¡ Qué grato es el arrullo de un festín!...
mis labios beban en tus labios rojos
ansia perpetua del placer sin fin!
*
Del bacanal en el discorde ruido
pase el mañana con el triste ayer...
¿Qué importa al corazón lo que hayas sido.-'... Llena, Mercedes, la apurada copa;
Eres hermosa... ¡bésame, mujer! bebamos... hasta el fin... así... vacía.
Y ahora... ¡desgarra la importuna ropa,
Beldad de los festines, en tu seno desnuda el seno al beso de la orgía!
quizá mi corazón olvidaré,
mi corazón de tempestades lleno Mitiga de esa lámpara la llama,
el corazón imbécil con que amé. porque quiere un crepúsculo el placer,
¡ El amor... el amor! ¡ Ah! hubo un día
el misterio nupcial que se derrama en que su llama enardeció mi ser,
del velo de la sombra en la mujer. en que se alzó dentro del alma mía,
rival del mismo Dios, una mujer.-
Destrenza tu magnífico cabello
sobre la desnudez de tus hechizos; Y a Dios negué mi culto, mi creencia,
¡ cómo seducen en contraste bello y ante ella-—¡miserable!—me postré...
tan blancos hombros y tan negros rizos!
Disfrazada de un ángel de inocencia
¡Qué bella estás, Mercedes! ¡Me sofoca era una meretriz la que adoré...
el vértigo letal de las delicias,
tus besos de mujer queman mi boca,
la angustia del placer son tus caricias!
¿Conoces la embriaguez de una sonrisa?
¿De un suspiro el deleite sobrehumano?
¡ Mujer, mujer! Hay fiebre en tus abrazos, ¿Cómo la hoja al aliento de la brisa
fiebre en tus labios con furor impresos... ha temblado al contacto de una mano?
¡ Hurra... la orgía!... ¡ El choque de los vasos
sea la música ardiente de los besos!
Lleno de turbación ¿has recogido
tu sentir, tu pesar y tu alma entera
para ponerlo todo en el oído
Basta... pasó. Tu frenesí y el mío y oir de un paso la armonía ligera?...
apaga el tedio con su mano helada;
fantasma del placer, en él hastío ¿Has escuchado al corazón violento
escondes la vergüenza de tu nada. cómo en cada latir a su Dios nombra?...
¿Te ha desvelado el eco de un acento?
Siempre en la copa del placer el tedio, ¿Besaste el muro en que pasó una sombra?.
siempre en la copa del amor el duelo;
para el alma enferma no hay remedio, ¿Y presentiste el cielo en todo eso,
para un maldito corazón no ha}' cielo. y de rodillas, pálido, caíste
sobre tus labios al sentir un beso?...
Y en vano el llanto Con la pena crece... Dime ¿has amado así... y aborreciste?...
¿De qué sirven las lágrimas mezquinas
si el recuerdo verdugo se -guarece
del roto corazón en las ruinas?... Así amé y hoy detesto.,. Y roto hubiera
el corazón mezquino tanto duelo,
¿De qué sirve el amor, chispa que el cielo si el vino de la orgía no escupiera
prende en el alma y lo ilumina todo, a esa memoria del perdido cielo...
si en vez de alzarse, se rebaja al suelo
como reptil para arrastrase en lodo?
¡ Oh! la vida... la vida es una orgía; Dios de mi madre en quien ayer creía,
de llanto y hiél añte la copa llena, ¿no eres ya tú mi Dios?...
siéntese en el festín de la alegría ¡ Mi labio calla,
espectro el corazón, ebrio de pena. y al frenético trueno de la orgía
mi carcajada de dolor estalla!...
¡Suene el laúd y desparramen flores!...
Y agonizando del placer en brazos, ¡ Oh! yo bien sé que si dijera al mundo
escupamos la cara a los dolores lo que el dolor desesperado calla,
con la sangre del alma hecha pedazos. si dejara escapar el ¡ ay! profundo
del tempestuoso corazón que estalla;
¿No es mejor levantar a los placeres
un insolente altar, a pleno día, sí; yo bien sé que réprobo y blasfemo
y llamar.^, por su nombre a las mujeres la austera sociedad me llamaría,
y saber lo que son en una orgía, y del llanto de fuego en que me quemo
el corazón, la sociedad reiría.
que envilecer el alma y estrecharla
a un pobre culto que jamás la encierra, La sociedad... la sociedad... Perdida
y a todo su pesar, arrodillarla meretriz que de diosa se disfraza...
ante mezquinos ídolos de tierra?... _ Al través de mi copa enardecida
la veo pasar con su risible traza.
¡ Oh! si el alma es la luz, la llama santa Con su rico tesoro de pobreza,
que al soplo del Señor queda encendida, con el llanto y dolor de sus placeres;
¿por qué no de este fango se levanta veo fealdad al través de su belleza,
en que yace tan ruin y envilecida? al través de sus ángeles... mujeres.
¿ Dónde está el Dios que enalteció su hechura Los hombres con su honor y su decoro,
y vió su imagen complacido en ella? con su virtud las púdicas doncellas...
Empapada de infamia y amargura Ellos no tienen más honor que el oro,
está la tierra que el humano huella. oro que compra la virtud de aquéllas.
¡ Dios... el Señor!... Su maldición escrita ¿En dónde está el Poeta, sacerdote
está en mi frente doblegada al suelo... implacable y severo de la idea,
Desde esta tierra de pasión maldita que en tu carne crujir haga el azote,
no alcanzo a verle en su dichoso cielo. - ¡ oh! sociedad hipócrita y atea?
Allí su trono está. Dulces y bellas pero nunca te vi, nunca, Dios mío,
cual flores de topacio, como al tender su velo
cintilan temblorosas las estrellas ja noche en las llanuras del vacío;
en los oscuros campos del espacio. la tierra olvido y me remonto al cielo.
Mundos de oro de luz ruedan sin nombre Ante él, entre la sombra, solitario
en aparente calma, siento que espero y creo:
como los sueños del amor del hombre el cielo de la noche es el santuario
en la infinita soledad de su alma. mi Dios, mi eterno Dios, donde-te veo.
Pero Dios está allí... Yo le he buscado Cada astro, de tu nombre es una letra
al pie de los altares, cada rumor te nombra;
yo su nombre magnífico he escuchado allí me hablas, Señor, allí penetra
en el ronco retumbo de los mares. tu incomprensible espíritu mi sombra
t m ^ P*BTE
Pensar, a m a r - - .......
A d o r a c i ó n - - "" . ... -
Amémonos- - - ... ... - -
Pasión- - — C u a n d o m e deias- •
E n el baño. ^
Tarde serena- - . ... ...
Nupcial- - y ^ - i
MANUEL M. FLORES
t m ^ P*BTE
E l alma e n P r j g g j jg -
E c o s -- ••• " ... ...
Visión--- ••• ... .-- —
M'v sueño- - • ... .•• ••• •
Pensar, a m a r - - .......
adoración--- - " ... ... ... -
Ornémonos- - - ... ... - -
Pasión.- - — c ; a n d o m e dejas-- •
E n el baño. ^
Tarde serena- - .. ... ...
Nupcial- - y ^ - i
ÍNDICE
Págs.
B a j o las palmas...
A los niños... 207 —-
Besos
El artista 212
Adioses
¡ A las armas! 215
Ausencia
A los alumnos del colegio del Estado 224 —
Soñando E n la Exposición industrial de Puebla 229
T u imagen . Pintura al pastel 2-34
A Rosario.—Ven. En el álbum de Pepe... ¿a* ... 237
Nuestro amor... .
Juanita ... ... . . v „ . ... 238
Horas dispersas..
En un ejemplar de «La Divina Comedia».. 238
A la sociedad literaria «Rodríguez Galván» 239
CUARTA PARTE
Guirnalda.—La Fortuna..
Las flores Insomnios.-—La noche ... 245
Lirio... Mis sombras ... ... 24íT
Sensitiva Horas negras : 9^2
Ramillete María - - -. '254
Pasianaria Mi padre muerto
R o c í o . — F l o r e s marchitas A media noche g64
Abrojos
•••• ÉO
Reminiscencias.. L a s estrellas... . . . . . . 277
El alma en flor
Vivir
Amistad
Adiós
Stella ;
El ángel del hogar
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