Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN
Como el salto entiendo que es muy abrupto y para que no parezca una asíntota
discontinua, trataré de comunicar a ambas partes por medio de un puente que las una y
enlace conveniente.
LAS MENINAS: VELÁZQUEZ Y PICASSO (por José Luis Palacios A) Pág: 2/10
El Barroco
A finales del siglo XVI, se produjo una fuerte oposición al formalismo
manierista en pro de un arte capaz de estimular el sentimiento popular incrementando
un mayor interés por lo real, que acentuara un naturalismo que no huyera de lo feo o lo
cruento. Se trataba de pintar la realidad tal y como es ésta vista por el pintor, basándose
en la luz y color en el que los detalles se desvanecen por la subordinación al conjunto
(perdiendo el valor individual que tenían en el Renacimiento) y los contornos resultan -
sobre todo al final- desdibujados y poco precisos.
En el caso de España, la decadencia política y económica del siglos XVII,
contrasta con el momento cumbre de la pintura, con temática reducida al ámbito
religioso, mitológico y en menor proporción bodegones y naturalezas muertas, aunque
en la segunda mitad del siglo se experimentó una evolución más colorista y luminosa
(quizá por influjo de la pintura flamenca). También el retrato (género que dominó a la
perfección Velázquez) fue uno de los géneros más frecuentes sobre todo en el ambiente
cortesano.
ANÁLISIS
Según el más elemental nivel de lectura, Las Meninas es la representación del instante
congelado del trabajo cotidiano del pintor Velázquez en su taller de palacio. La infanta,
acompañada de su séquito, posa para el pintor, y la sesión se interrumpe por la llegada
de los padres. O bien son los propios reyes quienes posan para Velázquez. Ambas
opciones y otra muchas son plausibles, pero lo que no cabe duda es que el barroquismo
de la representación se aleja demasiado de las composiciones al uso en la época (para
ser simplemente una escena de “ambiente”). Puede decirse que el cuadro de Las
Meninas es el fruto de la complicidad entre el Rey y el Pintor y a la vez es la meta, el
punto álgido, de la carrera pictórica de Velázquez tanto en su estilo, forma y
composición intelectiva.
Interpretaciones
Ante el cuadro podemos tener 3 interpretaciones:
• Que el pintor sólo pretendía pintar lo que se ve: un conjunto de niñas de corte (la
princesa Margarita y sus meninas o chicas de compañía) recogiendo en el cuadro un
LAS MENINAS: VELÁZQUEZ Y PICASSO (por José Luis Palacios A) Pág: 3/10
instante exacto. La figura del pintor sería una manera de representar un autorretrato
pictórico. Esta la interpretación más simplista.
• Que los reyes están siendo pintados en el taller de pintura de palacio y el cuadro
representa el momento de pose. No es probable, por 3 razones:
o El difícil entender que los reyes pasasen tanto tiempo en la sala de pintores
como el necesario para pintar su retrato.
o El soporte del lienzo que Velázquez se ve que está pintando es demasiado
grande para un retrato
o En la época NUNCA se ha pintado a los dos reyes en pareja. Todos los
retratos reales son siempre de una única persona
o La actitud de las meninas, gesticulantes, no refiere el momento de pose real
si fuera un lapso tan largo de tiempo
• La línea más “lógica” de interpretación es que represente a la visita de los reyes a la
sala de pintores de paso, y el momento exacto en que abren la puerta y pillan a todo el
mundo moviéndose (algunos de los cuales se acaban de cercionar de su presencia y
hacen algún gesto). Al fondo, el Aposentador abre la puerta y la cortina de la siguiente
estancia, abriendo el camino por donde la pareja real debe pasar cuando atraviesen la
estancia.
1
La idea que quiere dar el traje de gala de Velázquez: no es un pintor manual, sino un cortesano que
pinta, que es muy diferente.
LAS MENINAS: VELÁZQUEZ Y PICASSO (por José Luis Palacios A) Pág: 4/10
Los personajes
Dentro del sobrio espacio muy bien caracterizado como el taller del pintor, la escena
conlleva un grupo de 10 personajes, incluyendo al perro, desde el punto de vista directo
del espectador, y otras 2 que figuran especularmente en el espejo/cuadro de la pared del
fondo.
2
Este término de origen portugués, designaba en la corte de los Austrias a los jóvenes de ambos sexos, y
de origen noble, que entraban al servicio de los infantes y otras personas reales
3
No deja de resultar chocante para nuestra sensibilidad actual, la afición de los reyes del barroco a
rodearse de personas con deficiencias físicas o psíquicas, de forma que Velázquez trataba el tema de
forma natural.
LAS MENINAS: VELÁZQUEZ Y PICASSO (por José Luis Palacios A) Pág: 5/10
Sabemos que Las Meninas era ya una obra conocida y célebre antes incluso de
ser terminada. Del taller pasó directamente al Despacho de Verano de Felipe IV, una
estancia restringidísima donde sólo el monarca podía contemplarla. A su muerte, en
1666, figura en el inventario de bienes como “La Sra. Emperatriz Infanta de España
con sus damas y criados y una enana”. Sobrevivió al incendio que destruyó el Alcázar
de los Austrias en 1734, tras el cual aparece en el inventario como la familia del Señor
Rey Phelipe Quarto” ocupando siempre los lugares más relevantes en el nuevo Palacio
Real. Desde la creación del Mueso del Prado (1819) apareció por primera vez como
“Las Meninas” en los catálogos. En 1984 fue restaurado, a fin de paliar el deterioro
provocado por el tiempo, la contaminación y la afluencia de visitantes.
Lucas Jordán lo definió en 1700 como la “Teología de la pintura”, en 1776
Antonio Rafael Mengs alabó su excelente naturalidad (aunque no se adaptase a su
definición de “bello ideal” pictórico). En 1778 Francisco de Goya emprendió la tarea de
popularizar ésta y otras obras de Velásquez mediante el grabado, aparte de las
influencias que pueden reflejarse en diversas obras del XVII y XVIII cuyos autores era
obvio que conocían la obra 5 .
Pero sólo desde mediados del siglo XIX, cuando su exhibición pública se unió a
la aparición de nuevas corrientes como el impresionismo comenzó a ser conocida y
apreciada fuera de nuestras fronteras. Para los impresionistas, con Manet y Renoir a la
cabeza, Velázquez fue un autor de culto. Los escritores y los historiadores se sumaron a
una corriente de interés por la obra que ni siquiera las conmociones que el concepto del
arte sufrido a principios del siglo XX pudieron atenuar. Y como muestra de ello, vemos
cómo un pintor aparentemente tan alejado de los postulados figurativos de tiempos de
Velázquez dedicará a Las Meninas una larga serie de personales interpretaciones en
clave cubista.
4
Consiste en la representación de la atmósfera mediante la degradación tonal y el desdibujamiento
progresivo de los planos lejanos.
5
Es muy interesante la comparativa entre “Las Meninas” de Velázquez y el “Retrato de la familia de
Carlos IV” de Goya. Analizar sus diferencias y concomitancias es una tarea apasionante que no vamos a
poder tratar aquí.
LAS MENINAS: VELÁZQUEZ Y PICASSO (por José Luis Palacios A) Pág: 6/10
Cuando en 1955 en plena madurez creativa del artista, una vez pasadas y
fundamentas las etapas cubistas, clasicista, surrealista, (una vez creado Guernika)
Picasso se traslada a vivir a Canes. En esta etapa, el pintor malagueño reafirma su
opinión sobre la naturaleza de la verdad en el arte: “Pasa como en todo: la verdad no
existe”. Es por esa idea por la que comienza un acercamiento a los clásicos
reinterpretando sus obras maestras. De Delacroix escoge Mujeres de Argel, de Manet
reinterpreta Desayuno en la hierba, de David escoge El rapto de las Sabinas y de
Velázquez elige su cuadro más conocido Las Meninas que va a ser el asunto del que
ahora nos vamos a ocupar.
ANÁLISIS
Picasso empezó a realizar variaciones del famoso cuadro de Velázquez en el año
1957, cuando se cumplía el tricentenario de la obra que hoy podemos ver en el Museo
del Prado. Su interés por “rehacer” la obra lo había manifestado en varias ocasiones,
pero fue entre el 17 de Agosto y el 30 de Diciembre de 1957 cuando Picasso reinterpreta
el cuadro haciendo su serie de Las Meninas, formada por 58 óleos (44 de los cuales
están inspirados directamente en la obra de Velásquez; El resto son paisajes y piezas
como Retrato de Jacqueline, El piano, Las palomas, etc). Realizó la serie completa en
apenas 5 meses. Primero pintó la gran tela y después la descompuso en las restantes.
Esta serie podríamos incluirla dentro de la evolución de sus obras cubistas.
Variaciones
Cada una de las variaciones que realizó Picasso esconde numerosos secretos y
características propias. Sería temerario hacer un acercamiento a todas las variaciones en
tan breve trabajo, así que simplemente daremos unas pinceladas.
En otra variación (la 13), las líneas y planos se disuelven en campos luminosos de
amarillo y blanco.
LAS MENINAS: VELÁZQUEZ Y PICASSO (por José Luis Palacios A) Pág: 8/10
Si analizásemos alguna de las variaciones con más detalle (por ejemplo, una en la
que no aparece Velázquez y en la que predomina el rojo y amarillo y el negro)
podríamos entretenernos en algunos detalles:
• La figura del umbral (el Aposentador del Rey) se ha convertido en una simple silueta
negra, más pequeña y enigmática que la figura del cuadro original.
• Dos grandes manos blancas con tonos azules, se alargan hacia la princesa,
enormemente agrandadas con respecto a las de la dama de honor del original.
• Las ventanas están sólo esbozadas en el original, mientras que Picasso les da
importancia, y las transforma en formas geométricas robustas.
• La infanta Margarita del centro del cuadro ha quedado reducida a una serie de forma
pseudo-geométricas, planas, con un pequeño círculo encima a guisa de cabeza,
pintada en su totalidad de amarillo.
Y así podríamos seguir toda la serie, recorriendo sus detalles y sus recovecos en un
lenguaje muy innovador y fascinante.
Interpretaciones
Las variaciones de Picasso sobre las Meninas de Velásquez, que en un primer
momento sólo dejó contemplar a su compañera Jacqueline, querían transmitir la idea de
la ausencia de certezas. Con las diferentes interpretaciones el pintor reconocía el
planteamiento del arte moderno según el cual la pintura carece de poder para representar
el mundo.
debe de haberse sentido realmente en su casa en ese cuadro ya que sus “Meninas”
acaban siendo cuadros de Picasso; En su versión él consigue enriquecerla, traduciendo
la idea pictórica velazqueña en un lenguaje del siglo XX.
En definitiva, los cuadros de “Las Meninas” junto con los cuadros del resto del ciclo
(más coloristas y luminosos) funden la naturaleza y el arte en una unidad, en una
realidad más llena y completa.
CONCLUSIÓN
Cuando uno llega a este apartado, y mira atrás sólo puede percibir que se ha
quedado corto, que el acercamiento a estos dos genios (Velázquez y Picasso) en general
y a su obra sobre Las Meninas en particular, supone una evidencia de que el arte es
superior a la pura razón y sobre todo a este breve trabajo. La Historia del Arte ha
escudriñando tanto estas obras que tratar de escribir más sobre ellas nos daría mayor
satisfacción, pero a fin de cuentas acabaría siendo repetir lo que otros dijeron.
Animo desde aquí a entrar y dejarse llevarse en el propio cuadro de Las Meninas
velazqueñas: dejarse mirar por esa infanta rubia y sonriente, que el pintor la hizo
inmortal y por los cortesanos que la acompañaban en un juego de espejos a modo de
toma y daca; hay que dejar buscar con la mirada el propio espejo del fondo donde uno
comprueba que no devuelve el propio rostro sino el de un rey y una reina muertos hace
3 siglos y es entonces cuando se encuentra uno en un lugar mágico entre la realidad y la
ficción tan propio de la pintura barroca en particular y del ARTE en general.
empeño del rey en conceder a su pintor favorito su máxima aspiración). Sólo así pudo
hacerse efectiva la concesión del hábito de Santiago en 1659, un año antes de su muerte.
Cabe suponer que fue el propio Velásquez quién pintó de su propia mano la cruz roja en
el cuadro en ese lapso de tiempo, o algún otro pintor por orden del Rey. Incluso algunos
dicen que Su Majestad mismo se lo pintó (algo desde todo punto inverosímil), pero nos
da constancia de que el asunto de la cruz roja de Santiago tuvo tanta reseña como para
generar leyendas.
REFERENCIAS