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Santiago de Chile
2017
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CAPÍTULO I
¿POR QUÉ LOS ESTADOS RIVALIZAN? UNA MIRADA DESDE LA PSICOLOGA POLÍTICA.
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que desea proyectar constituye un prisma de las actitudes que influencia o determina
la conducta hacia el otro.
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C. Schmitt, 1988 (1922), Théologie politique I, trad. J.-L. Schlegel, Paris, Gallimard (coll. « Bibliothèque
des sciences humaines »), désormais cité TPI ; 1992 (1927/1932), La notion de politique, trad. M.-L.
Steinhauser, Paris, Champs Flammarion, ci-après NP (sauf indication contraire, nous suivons la traduction
proposée par M.-L. Steinhauser) ; 1994 (1937), « Totaler Feind, totaler Krieg, totaler Staat », (Ennemi total,
guerre totale, État total) dans Positionen und Begriffe, Berlin, Duncker und Humblot, p. 268-273.
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1. Oposición de interés material: Este implicaraé la bué squeda real por
obtener el control, fíésico o psicoloé gico, sobre un objetivo o el alcance de un
determinado estatus que implique preeminencia sobre la otra entidad.
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El conflicto implicará, de esta manera, la existencia de una “voluntad” política razonada, es decir, el uso de
facultades decisorias, de planificación y de ordenamiento de la conducta política que se adoptará en función
del logro del objetivo planteado.
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Por Politicidio debemos comprender la aniquilación física de un grupo humano en particular o la destrucción
de la entidad política que les representa de manera específica.
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La Hostilidad constituye, desde esta oé ptica, una percepcioé n permanente de
recelo tanto en los actos como en las intenciones de un ente cualquiera con el cual se
interactué a. La hostilidad constituye, de esta forma y ante todo, una determinada
predisposicioé n psicoloé gica de desconfianza. La conducta hostil implicaríéa, en este
marco de anaé lisis, la comunicacioé n permanente de una animadversioé n políética y
oposicioé n de intereses, asíé como la recepcioé n, por parte del “otro” de dichos mensajes.
En este sentido, la importancia de la hostilidad nos es revelada por el rol que dicho
factor juega en la generacioé n de inseguridad entre entidades políéticas bajo la forma de
una “ecuacioé n de seguridad” o su opuesto.
H+ F+ OS = INSEGURIDAD
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una animosidad o animadversioé n deberíéa tender a neutralizar el surgimiento de
cualquier motivacioé n en llevar a cabo el uso de la amenaza armada.
En otras palabras, la Ocasioé n de servirse (Os) de la Fuerza (F) con el fin de
resolver disputas o conflictos mantiene una relacioé n de dependencia directa con la
Hostilidad.
En teé rminos esquemaé ticos:
(H) - F+ OS =
SEGURIDAD
Sin Hostilidad, es decir sin un factor o una variable que alimente un estado de
desconfianza políética, militar, econoé mica, social o cultural, poco importa el valor que
se le asigna al factor Fuerza. La animosidad, en el caso precedente, no tiene un
caraé cter estructural, tendiendo eé sta a ventilarse por medio de canales de cooperacioé n
y de distensioé n. Un escenario de seguridad relativa se establece cuando el factor de
Hostilidad es, finalmente, impedido de expresarse.
Es asíé como, la Fuerza (F), bajo la forma de capacidades beé licas, puede darse en
una relacioé n vecinal o de competencia estatal; la Ocasioé n que significa servirse (Os) de
dichas capacidades en teé rminos de condiciones políéticas y militares tambieé n puede
darse, sin embargo, sin motivaciones justificando o estimulando un acto de violencia
organizada ambos factores tienen valor cero. ¿Queé hace que Canadaé no tema desde
1945 en adelante al potencial beé lico, convencional y de destruccioé n masiva
estadounidense? ¿Queé impulsa a los Estados Baé lticos a mantener una relacioé n de
aprehensioé n con su vecino ruso y no asíé con una Alemania unificada, políéticamente y
militarmente poderosa?
Mientras la condicioé n de paz entre Estados en donde un factor de Hostilidad
(H) existente es directamente dependiente de la voluntad políética de los dichas
entidades en orden a mantener el estatus quo, en una relacioé n de conciliacioé n de
intereses, esto es en donde ningué n diferendo les opone, la relacioé n de paz es
directamente dependiente de la ausencia de factores de animosidad.
De esta forma la ecuacioé n presentada por David Singer en donde la inseguridad
es generada como resultante de la suma de las capacidades maé s las intenciones de los
Estados 7(Treath Perception= Estimated capability × Estimate Intent) tiene un serio
defecto al no valorizar las consecuencias que tiene la problemaé tica políética en la
generacioé n de conflictos. Tal es el caso de la Seguridad por la Disuasioé n. Este tipo de
estructura de seguridad no busca suprimir el factor que genera la animosidad ni
menos aué n el factor Fuerza, sino que administrar su uso, despliegue y, en algunos
casos, su desarrollo cientíéfico y tecnoloé gico.
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La utilizacioé n de los medios militares como instrumentos de paz armada es
posible por la creacioé n de relaciones de fuerza tales que hace irracional el recurso a la
guerra como Políética de Estado. Las capacidades beé licas, en este caso, tienen valor
cero, poco importa la existencia de intenciones belicosas, el establecimiento de un
equilibrio militar, simeé trico o asimeé trico, tiende a neutralizar cualquier motivacioé n
políética destinada a utilizar la fuerza. Los diferentes regíémenes de seguridad tienen
como objetivo contener la hostilidad en su forma de intencioé n a fin que no transite
hacia la forma de accioé n.
La hostilidad y su expresioé n a traveé s de actos, decisiones o políéticas
declaratorias, implica la existencia de acciones destinadas a “romper la resistencia” del
otro por lograr o alcanzar el mismo objetivo. Esta dinaé mica de accioé n-reaccioé n
cristalizaraé percepciones de amenazas en ambas entidades en friccioé n, pudiendo
desarrollarse un tipo de Rivalidad Duradera.
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CAPITULO II
TRAUMAS HISTÓRICOS Y POLITICIDIO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LAS PERCEPCIONES DE
AMENZAS TEMPRANAS.
Reneé Girard, en su obra Achever Clausewitz expondraé una controvertida tesis: luego de
la derrota de Prusia, en los verdes valles de Jena (1806) 8, se habríéa inaugurado entre Francia y
el espacio germano9, un ciclo de violencia que califica como “mimeé tica” o de imitacioé n. Un ciclo
de acciones, actitudes y predisposiciones violentas que habríéan alternado, una francofobia
con una germanofobia recíéproca. Dicha predisposicioé n de animadversioé n sociopolíética habríéa
sido administrada, dirigida y constantemente estimulada por las elites sociopolíéticas de ambas
entidades, abriendo permeado hacia el conjunto de sus respectivas sociedades. El fenoé meno
anterior habríéa conducido, finalmente, a una escalada de conflictos armados, y de fricciones
diplomaé ticas, pero sobretodo, una profunda percepcioé n mutua de animadversioé n. Se erige una
imagen de enemigos hereditarios.
Para Girard, la tragedia en Jena introduciraé , en el seno de la elite políética y militar
germana, un trauma.10 En los germanos un sentimiento de humillacioé n tomaraé forma, no
obstante que desarrollaraé n una fascinacioé n por el proceso políético-militar que terminoé con la
ocupacioé n francesa-napoleoé nica de sus propios territorios, y en particular, de Berlíén. Francia
se trasformaraé , de esta forma, en un “modelo”, pero tambieé n en un acelerador de la unidad
alemana al haber generado una cohesioé n artificial del espacio germano. Francia, por el
contrario, y en una actitud mimeé tica, tambieé n admiraraé a Prusia, consideraé ndola como una
entidad moderna, eficaz y dinaé mica. Tambieé n le temeraé .
8
La batalla de Jena tuvo lugar el 14 de octubre de 1806, y enfrentó al ejército francés bajo el mando de Napoleón contra el segundo
ejército prusiano comandado por Federico Guillermo III de Prusia. Esta batalla, junto a la batalla de Auerstädt, significó la derrota de
Prusia y su salida de las Guerras Napoleónicas hasta1813. Tras el combate, Napoleón entrará en Berlín, ocupándolo y forzando a la el
exilio de la familia real prusiana.
9
Cabe resaltar que Alemania materializa su unidad política solo después de 1870, antes constituía solo un “espacio germano”.
10
Girard, René., Achever Clausewitz, Editorial Carnets Nord, 2007, página 29.
3
Girard, inspiraé ndose del pensamiento aristoteé lico y platoniense, identificaraé dos tipos
de conductas humanas: el deseo y la apropiacioé n. Senñ alaraé que el deseo humano es,
baé sicamente, uno de mimesis o imitacioé n. Todo deseo humano no seríéa maé s que el reflejo del
deseo del otro, la proyeccioé n de una intencionalidad de ser o tener lo del “otro”, en el que “cada
cual se convierte en obstaé culo-modelo” 11 para su contraparte. La imitacioé n de los actos del
otro o de sus deseos generaraé un efecto de accioé n-reaccioé n permanente en el tiempo.
En el proceso de construccioé n socioloé gica de su teoríéa, Girard, acunñ araé el concepto de
“mimesis de apropiación”: rivalidad que emana y se cristaliza por el solo hecho que dos actores
buscan, de manera sistemaé tica, adquirir el mismo objeto. Si dicho “objeto de deseo” mutuo, no
es reactivado de manera sistemaé tica en el tiempo, o se resuelve su obtencioé n por víéas
confrontacionales directas, leé ase guerra, la mimesis de apropiacioé n se transformaraé en una
mimesis de antagonista: el deseo mimeé tico del objeto tenderaé a mutar en una obsesioé n, real o
instrumental, permanente, independiente del “objeto”. Un tipo de rivalidad duradera 12 se
instauraraé entre dichos actores. La mimesis de Girard introduciraé , en funcioé n de lo anterior,
una caracteríéstica central: pondraé eé nfasis en el potencial divisivo y generador de crisis de
dicha postura, proyectando la relacioé n de rivalidad mutua de manera permanente en el tiempo
y espacio.
A partir de esta visioé n, la segunda teoríéa de Girard senñ alaraé que, al igual que las
comunidades primitivas, cuando eé stas inauguraban fases de crisis internas, las maé s
evolucionadas tendíéan a adoptar posturas y predisposiciones violentas, expulsando o
eliminando al factor o actor identificado como la fuente del desorden. En aquellos períéodos de
crisis, la comunidad tendíéa a “indiferenciarse”, es decir, el conjunto de jerarquíéas sociales que
establecíéan un determinado orden de cosas, desaparecíéa. Es asíé como para Girard, una suerte
de instrumentalizacioé n políética13 se desencadenaba al aislar de manera artificiosa un actor,
bajo la loé gica de lo que eé l mismo denomina como “chivo expiatorio” 14 o víéctima propiciatoria.
La propiciacioé n, concepto propio a la teologíéa cristiana, significa, literalmente, "lo que expíéa o
propicia", "el don que procura la propiciacioé n" o "lugar o medio de reconciliacioé n". En otras
palabras, la identificacioé n y el aislamiento de un actor o actores, los cuales personifican
artificialmente la fuente u origen de permiten, por medio de su victimizacioé n facilitan y
permiten la conciliacioé n interna del grupo. Es asíé como la identificacioé n de una víéctima
propiciatoria que encarne una crisis, seraé percibida, a su vez, como la salvadora, por cuanto su
11
Cap 3, ‘El crítico del subsuelo’, p. 55
12
Leyton, Cristian., Chile y Perú: Una Rivalidad Duradera, Editorial Akhilleus, Santiago 2011.
13
2 Leyton, Cristian., «Instrumentalización de Conflictos Históricos», Revista Política y Estrategia, Nº 97, 2005, Academia Nacional de
Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE), pp. 9-26.
14
Girard utilizará el concepto francés de bouc émissaire. Girard, René., El Chivo Expiatorio, J.Jordá (Trad.). Barcelona, Anagrama.
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sacrificio, permitíéa superarla. El solo hecho de identificar a una “fuente” ué nica, formal y
claramente identificable, revitalizaraé la imagen del “otro”, a traveé s del reforzamiento del
concepto de “diferencia”.15
Girard al focalizar su teoríéa mimeé tica en la interpretacioé n geopolíética del origen de la
guerra y de la violencia políética entre los Estados, desarrollaraé una visioé n de orden
antropoloé gica de la rivalidad entre Napoleoé n y Clausewitz. El cuerpo teoé rico mimeé tico dice
relacioé n, fundamental y esencialmente, con la existencia de una voluntad de imitar, consciente
e inconscientemente, al “otro”. La imitacioé n inconsciente estaé presente, desde esta perspectiva,
en la mayor parte de las actividades humanas. La imitacioé n se revela como una conducta
inmanente al ser humano, propia a eé l y las sociedades que construye. La conducta mimeé tica es,
desde esta oé ptica, una constructo social. Para Girard, “todo el valor de un objeto crece en
proporcioé n de la resistencia que encuentra su adquisicioé n. De la misma forma va para el
modelo. Uno no van sin el otro…la cual emana de la rivalidad subyacente”. En este caso, el
“modelo” dice relacioé n con el mecanismo y la dinaé mica de emulacioé n, y de imitacioé n
establecido por ambos actores en proceso mimeé tico. De lo anterior se desprende queé , en el
marco de la escalada imitacioé n/apropiacioé n, el objeto de deseo termina por ocupar un papel
secundario, e incluso olvidado, cediendo su lugar a la rivalidad, en este caso, a la rivalidad
mimeé tica. Para Girard, “cada uno imita la violencia del otro…” 16 El objeto del deseo se
transforma, de esta manera, en un “instrumento” que facilita la conducta mimeé tica. Tal fue el
caso de la regioé n de Alsacia-Lorena entre Francia y Alemania, por ejemplo. El objeto de deseo
mutuo absorbe y simboliza la instalacioé n de una relacioé n de rivalidad por imitacioé n,
proyectaé ndola en el tiempo.
Un concepto central del proceso de formacioé n y desarrollo de los deseos mimeé ticos es
la “mediacioé n”. La Mediacioé n no es otra cosa que la influencia de personas o hechos que
constituyen, para los individuos, de manera consciente o no, modelos de conducta. El
establecimiento de pautas de conducta futuras, de modos de actuar, pensar y planificar el
presente y el futuro. Los “mediadores” se erigen como los intermediarios entre el surgimiento
primigenio de un “deseo” y su desarrollo, y afianzamiento en la percepcioé n social en torno al
mismo. Se considera que, el “mediador” constituye la primera entidad a imitar o ser objeto de
un mimetismo de rivalidad. En el marco de esta conducta imitativa, un sentimiento de
atraccioé n se desarrolla hacia el mediador, sentimiento que puede evolucionar hacia otras
percepciones, como es la de animadversioé n al identificarlo, bajo ciertas condiciones, como una
barrera frente a objetivos a alcanzar, o un objetivo a sobrepasar. Dos variantes de mediadores
15
Capítulo 2, página 33.
16
René GIRARD, Des choses cachées depuis la fondation du monde, Grasset, 1978, p.423.
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existen, desde la perspectiva de Girard, la “mediacioé n externa”, cuando el mediador no se
encuentra en relacioé n e interaccioé n directa con el o los individuos; la “mediacioé n interna”,
cuando el mediador se encuentra a proximidad del o los individuos y se mantienen relaciones
directas y permanentes con eé l.
La identificacioé n de un objeto de deseo mimeé tico, asociado al juego de
imitacioé n/mediacioé n combinado con el uso real o potencial de la fuerza y la violencia estaé n en
la base misma del origen de la historia. Reneé Girard veraé en las relaciones de hostilidad
franco-alemana la validacioé n ué ltima de su cuerpo teoé rico, “…tenemos allíé uno de los focos
mimeé ticos maé s virulentos de la edad moderna. Merece ser analizado como tal. El texto de
Clausewitz es decisivo para comprenderlo.”17 La relacioé n atraccioé n/repulsioé n de su rival
habríéa encontrado el “mediador” en la figura misma de Napoleoé n, y de manera general, en la
conducta invasiva y hegemoé nica de Francia. Para Girard, Napoleoé n y su conducta hacia el
espacio europeo y el germano, habríéa sido el “catalizador esencial. Es contra eé l que se
realizaraé la unidad de la Alemania y todas las consecuencias que tendraé en la historia Europea
y mundial”.18 El arribo de Otto von Bismarck, luego de ser nombrado Primer ministro de
Prusia (1862), y su objetivo de unificar el espacio germano en torno a la creacioé n de un Reich,
bajo preceptos autoritarios y antiparlamentarios, materializan el inicio de la cristalizacioé n de
una relacioé n mimeé tica franco-alemana.
Bismarck, desde la oé ptica de Girard, buscaraé imitar el modelo imperial franceé s, modelo
que deberaé imperativamente reproducir, y sobre pasar en teé rminos de potencia. El primer
paso seraé la derrota militar y políética francesa en 1870, y el sentimiento de humillacioé n que se
expandiraé al oeste del Rhin. Se constataraé , luego de 1870 y la unificacioé n manu militari
germana, el surgimiento de un nuevo “mediador”, esta vez interno, Prusia. “Esta increíéble
tensioé n”, afirmaraé Girard, “haraé que la poblacioé n se desquicie de un lado y otro del Rhin, y
relanzar en Alemania…el resentimiento clauswitziano que haraé de Prusia uno de los focos de
inspiracioé n del pangermanismo”. Un pangermanismo inacabado, por cierto, tal y como seraé
cuestioé n con el arribo al poder, deé cadas maé s tarde de Hitler. Para Girard, en el transcurso de
140 anñ os de historia, “…el nudo franco-alemaé n se revelaraé como uno de los focos de
indiferenciacioé n maé s virulentos de la historia de Europa. El hecho que dicha rivalidad haya
producido aquella víéctima propiciatoria como fue la empresa de exterminacioé n de los judíéos –
crimen de Estado fríéamente pensado y organizado, donde la esencia misma de la idea europea
fue manchada, debe quedar constantemente presente en nuestro espíéritu”.
17
Girard, René., Achever Clausewitz, Editorial Carnets Nord, 2007, página 64.
18
Girard, René., Achever Clausewitz, Editorial Carnets Nord, 2007, página 18.
3
El pensamiento desarrollado por Girard nos permite establecer a partir de la
construccioé n de una imagen políética del «otro», determinadas intencionalidades, tanto
actuales como futuras de grandes grupos humanos políéticamente organizados. Imaé genes que
tienden a ser asociadas a un actor especíéfico, ué nico, claro y permanente. Se le vincula, a dicho
actor, determinadas intencionalidades malignas, permanentes, y que son proyectadas en el
tiempo, las cuales denotaríéan una cierta «predisposicioé n» histoé rica hacia la rivalidad, el
conflicto y la friccioé n políética. Bajo este prisma, ambas entidades políéticas se identifican,
mutuamente, como en constante competencia y pugna por recursos considerados como
estructuralmente escasos. Cada una identifica a la otra como un actor que busca adoptar
políéticas pué blicas cuyo fin seríéa el aislar al “otro”, impedirle el acceso a ciertos recursos
estrateé gicos, a fin de cuenta, coartar sus capacidades de progreso y desarrollo. Otro aspecto
central en el marco de este enfoque es la interpretacioé n de determinados hechos considerados
como “traumaé ticos” o lo que podemos considerar como “choques emocionales que producen
efectos negativos en el inconsciente” 19 colectivo, generando, producto de ello, impresiones
duraderas de hechos pasados, observados y vivenciados por grandes grupos de personas,
acontecimientos que son instrumentalizados por las elites a fines políéticos. Estamos hablando
de la existencia de Traumas.
Robert Jervis, a mediados de la deé cada de los 70, debutoé el estudio de los fenoé menos
políéticos internacionales desde una oé ptica distinta a la dominante, senñ alando que los modelos
racionalistas fundados en la disuasioé n 20, los equilibrios de poder y la resolucioé n de conflictos,
no eran la ué nicos, ni los maé s adecuados enfoques permitiendo comprender las crisis
internacionales y los conflictos armados21, tampoco la tendencia a observar una determinada
predisposicioé n de rivalidad y de hostilidad entre actores a traveé s del tiempo y del espacio
histoé rico. Jervis introdujo, casi sin saberlo, el enfoque que podríéamos denominar, hoy, como
psicopolíético o de la psicologíéa políética. La exploracioé n, el estudio y la utilizacioé n de activos
conceptuales como es la «percepcioé n de amenaza» o la “misperception” 22, por ejemplo,
intentaraé n explicar el por queé los Estados entran en crisis con las otras entidades del sistema
internacional, el porqueé del conflicto violento intertestatal, finalmente el porqueé de la guerra.
El llamado «intereé s nacional» realista no seríéa capaz de explicar, por síé mismo, la razoé n
profunda que predispone a los Estados hacia el conflicto y la rivalidad a traveé s de la historia.
19
Raes. es
20
Morgan, M. Patrick., Deterrence, Sage Publications, London, 1977, página 24.
21
Jervis, R. (1976). Perception and misperception in international politics. Princeton: Princeton University Press.
22
Para una visión israelí sobre esta temática consultar, Avraham Ben Zvi, "Hindsight and Foresight", World Politics 28, no. 3 (Abril 1976):
páginas 381-395; Avi Shlaim, "Failures in National Intelligence Estimates: The Case of the Yom Kippur War," World Politics 28, no. 3 (Abril
1976): páginas 348-380.
3
Los Estados tenderíéan a construir una determinada imagen políética del “otro”, y ello en
funcioé n de una representacioé n consciente de una entidad y sus caracteríésticas, de la forma
como se conduce y comporta en la interaccioé n que mantiene con su entorno y de los intereses
que eé sta promueve.
Un enfoque distinto nos es aportado por la psicopolitica aplicada a las relaciones
interestatales. Reneé Girard ya avanzoé , tal y como lo hemos visto, un marco teoé rico que ha
permitido comprender, desde un enfoque socioloé gico, para otros incluso filosoé fico, el origen
de las relaciones de animadversioé n entre los Estados. La proposicioé n segué n la cual una
relacioé n mimeé tica se instalaríéa de manera natural entre entidades políéticas que se identifican
como rivales, ajustaé ndose, observaé ndose y percibieé ndose, una a la otra, como barreras para el
alcance de determinados objetivos generales o especíéficos, permite comprender el mecanismo
de imitacioé n/repulsioé n.
La “humillacioé n”, como fuente psicopolíética de los conflictos estaé siendo estudiada. La
Dra. Evelin Gerda Lindner de la organizacioé n Human Dignity and Humiliation Studies ha
buscado establecer el víénculo causal entre el sentimiento de sumisioé n y acatamiento, con
determinadas enfermedades sociales. Su objetivo ha sido el aislar la dinaé mica de la
humillacioé n, la cual es concebida como un sentimiento, un acto y un proceso. Lindner senñ ala
que desde una oé ptica relacional, experiencias que implican una desconexioé n violenta y
sorpresiva de la realidad humana, en el proceso de convivencia social de cualquier individuo o
grupos de eé stos, generaraé profundas y permanente consecuencias psicoloé gicas negativas en
las sociedades. Klein seraé quien aportaraé un concepto central en el proceso de estudio y
conocimiento de la “humillacioé n” como fuente de conflicto social: Dinaé mica de la humillacioé n o
el conjunto de patrones de comportamiento asociados a la experiencia de humillaciones. De
acuerdo a esta visioé n, la humillacioé n comprende tres perspectivas o roles: el “humillador”, la
“victima” y el testigo. Esta condicioé n, impuesta desde afuera, comprende un mecanismo de
sumisioé n desde un actor deé bil hacia otro fuerte, el cual ejerce acciones a fin de someter al
humillado, generando con ello confusioé n, degradacioé n, indefensioé n, paralizacioé n, ostracismos
o violacioé n. Los testigos generaran, en cuanto a ellos, percepciones de temor futuras frente a
escenarios de humillacioé n, influenciando o determinando su propio comportamiento futuro.
La humillacioé n, desde la perspectiva de ambos autores, implicaraé la percepcioé n de ser objeto
de una degradacioé n injusta, hecho que generaraé una devaluacioé n de su identidad.
Vamik Volkian, a objeto de comprender, esta vez desde la oé ptica de la psicologíéa social,
las relaciones de animadversioé n que se desarrollan entre entidades estatales y paraestatales,
avanzaraé un nutrido cuerpo teoé rico en torno al concepto de Trauma Elegido y de Transmisioé n
3
Transgeneracional de Traumas: las sociedades que han sido objeto y sujeto de hechos
violentos tienden a generar sentimientos de indefensioé n, humillacioé n, perdida y verguü enza,
percepciones que seraé n utilizadas, desde esta oé ptica, consciente e instrumentalmente, por
liderazgos “negativos”, transmitiendo los deseos y la obligacioé n de venganza o revanchismo, de
generacioé n en generacioé n. La visioé n de Volkian posee la caracteríéstica ué nica de aglutinar en
torno a un solo cuerpo de ideas y reflexiones tanto la visioé n de Girard, como aquella de Jervis y
de Lindner. Observeé mosla.
23
Tomkins, Silvan S. and Carroll E. Izard (1965), Affect, Cognition, and Personality: Empirical Studies New
York: Springer.
3
materialmente desarrolladas en funcioé n y relacioé n de determinadas percepciones sociales y
culturales de animadversioé n de una entidad hacia otra.
Vamik Volkian ha desarrollado una profusa y profunda teorizacioé n en torno a lo que eé l
denomina el Chosen Trauma o Trauma Elegido. Esta construccioé n mental constituye la imagen
de un evento pasado vivido por un grupo humano, el cual sufrioé , en el trascurso del mismo,
sentimientos o percepciones de indefensioé n, de humillacioé n y de peé rdidas individuales o
colectivas en manos de otro grupo humano. Este tipo de “traumas psicopoliticos” poseeríéa la
caracteríéstica de generar y regenerar, constantemente, a traveé s del tiempo, imaé genes y
representaciones colectivas compartidas de naturaleza traumaé ticas, es decir que evidencien
una lesioé n o danñ o psicoloé gico negativo y duradero por un grupo humano.
Un aspecto central de estos “traumas socio-políéticos” dice relacioé n con la transmisioé n
transgeneracional del mismo hacia las venideras generaciones de connacionales, depositando,
en ellos, la misioé n inconclusa de “hacer justicia”, “lavar la afrenta” o “recuperar lo usurpado”.
En este sentido, una caracteríéstica de las sociedades traumatizadas es que, usualmente, existe
un desfase entre la generacioé n que evidencioé los hechos y fue objeto, sujeto y testigo de los
mismos y aquella generacioé n que hoy ha sido o es “encargada” de asumir y “resolver” las
percepciones de “humillacioé n, peé rdida y verguü enza”. En esta instancia, las EÉ lites desempenñ an
un rol central: elegir el trauma que cohesionaraé psicoloé gicamente a la sociedad, reactivaé ndolo,
dadas ciertas condiciones, y luego, transformaé ndolo en posturas de “victimizacioé n” o de
“venganza”.
En este sentido, el irredentismo tiene la caracteríéstica de declarar la no-renuncia a
recuperar determinados espacios con una alta valoracioé n simboé lica, econoé mica o militar, todo
ello en funcioé n de alimentar ideoloé gicamente y sostener políéticamente, en el tiempo, a
sociedades con clara tendencia hacia la fragmentacioé n. La ideologíéa irrendentista, no puede
tomar forma en ausencia de liderazgos políéticos que directa o indirectamente no elijan un
trauma ni decidan explotarlo sociopolíéticamente. Volkian avanza en su obra, Blind Trust: Large
Groups and Their Leaders in Times of Crisis and Terror, (Volkan, 2004), la existencia de dos
tipos de liderazgos, uno de ellos “reparativo”, cuyo accionar busca solidificar la identidad del
grupo sin que ello implique devaluar o criminalizar al otro grupo “victimario”. Identifica, sin
embargo, a otro liderazgo, el “destructivo”, el cual se da como objetivo el solidificar el
sentimiento de amenaza de su propio grupo, de animadversioé n hacia el victimario, incluso de
venganza. El trauma elegido se materializaraé , mentalmente, por medio de una “eleccioé n
inconsciente” del evento traumaé tico y se proyecta como resultado de la imposibilidad del
grupo-víéctima de revertir la herida-narcisista y la humillacioé n infringida. Desde este enfoque,
3
dicho evento traumaé tico es “depositado”, como lo avanza Volkian, en la autorepresentacioé n
individual de las nuevas generaciones, transmitieé ndose de manera permanente y sistemaé tica
de un grupo humano hacia otro. De una generacioé n a otra.
Senñ alemos que el liderazgo, bajo este enfoque, desempenñ araé un rol central en la
movilizacioé n mental del evento traumaé tico y su materializacioé n en acciones concretas. El
liderazgo desempenñ araé la tarea de “reactivarlo” sobre la base de lo que podríéamos calificar
como “hitos histoé ricos trasformadores”, eventos propios a la evolucioé n social de los grupos
humanos, organizados en torno a entidades estatales o políéticas, los que despiertan
sentimientos de revanchismo, de venganza o de revictimizacioé n social. El liderazgo asume el
rol de magnificar y estructurar los “hitos” en torno a ideas políéticas e ideologíéas políéticas de
corte irrendentistas.
Por Trauma podemos comprender aquella “exposicioé n personal directa a un suceso
que envuelve amenaza real o potencial de muerte o grave danñ o u otras amenazas a la
integridad fíésica personal, o ser testigo de un suceso que envuelve muerte, danñ o o amenaza a
la integridad fíésica de otra persona, o enterarse de la muerte no esperada o violenta, danñ o
serio, amenaza de muerte o danñ o experimentados por un miembro de la familia u otra
relacioé n cercana”. El concepto se origina de la palabra griega que describe el fenoé meno de
“penetrar la piel” describiendo un danñ o a un tejido. Freud utiliza el concepto para enfatizar
como la mente puede ser danñ ada por eventos No obstante que existen mecanismos de
defensa psicoloé gicos, algunos eventos externos poseen la facultad de afectar la capacidad el
funcionamiento humano provocando una disfuncioé n en su comportamiento.
Desde esta perspectiva, podemos apreciar en la bibliografíéa asociada a la problemaé tica
diversas visiones, como son:
a. El Trauma colectivo:
Es un efecto traumaé tico psicoloé gico compartido por un gran grupo de personas de
cualquier tamanñ o, incluyendo incluso toda una sociedad. Eventos traumaé ticos fueron testigos
por toda la sociedad hecho que generaraé cambios en eé sta, en su cultura y accioé n masiva.
b. El Trauma histórico.
3
c. El Traumatismo Sociopolitico:
Dicho traumatismo estaé vinculado a lo que Catherine Balabou 24 denomina como danñ os
causados por de “extrema violencia relacional”. Sn que se observe danñ o cerebral alguno
efectivo, se puede identificar en los individuos que han sido objeto de violencias extremas
comportamientos similares aquellos que síé han sido objeto de lesiones cerebrales, su
organizacioé n cerebral y su equilibrio psíéquico han sido alterados (2007. Pp. 36-37). Desde la
visioé n de Balabou todo traumatismo tendríéa consecuencias sobre la organizacioé n neuronal,
en particular sobre los sitios de induccioé n de emociones. En el caso de las neuropatoloé gicas,
los cambios neuronales estaríéan a la base de las desorganizaciones psíéquicas, en el caso de
traumatismos psicopoliticos dichos cambios neuronales son la consecuencia.( Ibid. 38-39).
Desde esta oé ptica, la “herida” o “lesioé n”, se convierte en la determinante de una
transformacioé n de orden psíéquica. Generaé ndose una “fractura” en la identidad del individuo.
Se genera una “identidad pos danñ o”, una forma de alteridad identitaria.
d. El Traumatismo antropológico o Cultural:
e. El Trauma Masivo:
24
MALABOU, C. (2007). Les Nouveaux blessés, de Freud à la neurologie, penser les
traumatismes contemporains. Paris : Bayard.
25
FASSIN, D. & RECHTMAN, R. (2007). L’Empire du traumatisme. Paris : Flammarion.
3
Podemos observar, en teé rminos generales, tres efectos psicopoliticos del trauma:
3
- “Duelo saludable”: El sujeto del duelo, luego de un proceso de dolor, y de un
proceso de revisioé n de las imaé genes mentales de lo “perdido”, adquiere la
experiencia, asimilando las funciones de lo perdido. Absorbe sus cualidades y las
regenera, positivamente.
- “Duelo No-saludable”: El sujeto del duelo representa las imaé genes mentales, en
funcioé n de una “perdida” psicoloé gica, pero no fíésica. El actor que generoé dicha
“perdida” aué n estaé presente. Un proceso de continuidad permanente del
sentimiento de humillacioé n, verguü enza, pena y culpabilidad se proyecta en el
tiempo, sin un final claro.
Tipos de regeneración:
a. Regeneración Biosocial:
Irredentismo:
3
d. “Efectos cumulativos” modelan y determinan la identidad de grandes grupos de
personas.
HUMILLACIÓN
26
Lindler, Evelin.,Healing the Cycles of Humilation:How to attend the Emotional Aspects of “Unsolvable” Conflicts and the
Use of “Humilation Entrepeneurship”, Peace and Conflict: Journal of Peace Psychology, 8 (2), 125-138, 2002.
27
28
Varin, Caroline., Humilation, National Identity and Foreign Policy: a Study of France and China., 27 oct 2009, en Culture et
Societé. La Revue Toudi. Disertación sometida al Departamento de Gobierno, London School of Economics and Political
Science, septiembre 2007.
3
3. Una reaccioé n emocional, que podríéamos catalogar como un tipo de “revanchismo”.
Lindle estableceraé , asimismo, dos reacciones baé sicas frente a fenoé menos de humillacioé n.
La primera de ellas estaríéa asociada al surgimiento de un estado de “depresioé n”. El segundo a
un deseo de represalias que define como “contrahumillacioé n agresiva”. En ambos casos, una
dinaé mica de orden sincroé nica y diacroé nica se instala: admiracioé n hacia aquellos que les
humillan, pero a la vez una verguü enza frente a dicho sentimiento. 29 Esta misma idea seraé
iluminada por Vamik Volkian.
Ahora bien, ¿Todo Trauma viene acompanñ ado de la humillacioé n?
Individuos o grupos humanos pueden experimentar eventos traumaé ticos, sin que ello
implique ser objeto u sujeto de una humillacioé n: un desastre natural o entroé pico, por ejemplo,
puede generar un trauma social, pero no una humillacioé n. Por Trauma, y a modo de
introduccioé n, podemos conceptualizarlo como aquel acontecimiento negativo agudo que surge
de forma brusca, que resulta imprevisto e incontrolable y que, al poner en peligro la
integridad fíésica o psicoloé gica de una persona que se muestra incapaz de afrontarlo, tiene
consecuencias dramaé ticas para la víéctima, especialmente de terror e indefensioé n. Desde esta
perspectiva, la humillacioé n puede configurar una condicioé n de trauma. Es asíé como la
humillacioé n se erige como un factor clave en situaciones que envuelven situaciones violentas
“humanamente conducidas”.
Dicho trauma, que produce humillacioé n, tenderaé a generar tres danñ os psicoloé gicos,
permanentes, en grandes grupos humanos: Primero: reaccioé n de sobrecogimiento. Segundo:
Vivencias afectivas de dolor, indignacioé n, ira, culpa y miedo. Tercero: Tendencia a revivir
intensamente el suceso.
Asociado a dichos danñ os psicoloé gicos, tienden a generarse secuelas de tipo emocionales:
alteraciones irreversibles en el funcionamiento psicoloé gico habitual donde las personas que
sufren de trastorno de estreé s postraumaé tico siguen "volviendo a vivir" el trauma.
29
Ibid, Pag. 132.
30
Volkian, Vamik., CHOSEN TRAUMA, THE POLITICAL IDEOLOGY OF ENTITLEMENT AND VIOLENCE, junio 10,
2004, alemania.
3
- Estos grandes grupos “mitilogizan” o “psicolgizan” representaciones mentales del
evento. Cuando aquello ocurre, la realidad de los eventos deja de tener valor. Los
eventos pasan a formar parte de la identidad social.
Características:
Consecuencias:
Efectos:
3
- Las sociedades victimizadas generan “glorias elegidas” para que las futuras
generaciones las materialicen.
Liderazgos Selectivos:
- Deshumanizan al “enemigo”.
3
El Trauma Elegido
La tendencia hacia el aglutinamiento social o lo que Vamik Volkian senñ alaraé como la
existencia de «grandes grupos» sociales que se dotaraé n de fronteras, compartiraé n una historia
comué n y un territorio comué n, es inherente a la naturaleza humana.
Dichos grandes grupos absorbieron, en el marco de su propia construccioé n material
como entidades “distintas y diferentes”, tanto en el tiempo como en el espacio, imaé genes
mentales de síé mismos y del “otro”, imaé genes asociadas a percepciones mentales tales como el
prestigio, el honor, el poder, la envidia, la venganza, la elacioé n, la humillacioé n, la sumisioé n y la
peé rdida. Dichas percepciones societales pasaron, en el marco del proceso de afianzamiento de
su unificidad socio-histoé rica, de ser simples percepciones, a ser constituirse en verdaderos
síémbolos consensuados, tradiciones, religiones, o “memorias” histoé ricas que materializaban la
autoestima, narcisismo, e identidad del grupo grande.
Un aspecto central dice relacioé n con que todo proceso de “construccioé n de una
sociedad nacional institucional”, comprendiendo que eé sta no experimenta una fase de
teé rmino, sino que tiende a evolucionar de manera permanente a lo largo de toda su historia,
conoceraé fases traumaé ticas. Primero, muchos individuos sufriraé n varios tipos de problemas de
estreé s postraumaé tico. Segundo, nuevos comportamientos compartidos apareceraé n a lo largo
de la sociedad traumatizada. Tercero, las personas traumatizadas obligaraé n sobretodo de
forma inconsciente, a sus descendientes a resolver las tareas psicoloé gicas relacionadas con el
trauma masivo sin resolver de la generacioé n traumatizada.
Volkian senñ alaraé que en tiempos de estreé s colectivo, tales como crisis econoé micas,
cambios políéticos draé sticos, movimientos sociales o guerras, los grupos humanos socializados,
tienden a buscar la proteccioé n, y adoptar, posturas de defensa de sus particulares identidades.
En este sentido, Erikson31, complementando la visioé n de Volkian, avanzaraé el concepto de
31
Erikson, E.H., (1956), The Problem of Ego Identification. Journal of the American Psychoanalytic
Association, 4:56-121.
3
“core identity” describieé ndolo como “un persistente (sentido de) semejanza al interior de uno
mismo…un persistente sentido de compartir un tipo de carácter esencial con otros ”.32 Todas las
sociedades poseeríéan ese core identity o una identidad nuclear, la cual se expresaríéa a traveé s
de relaciones y de víénculos sociales de naturaleza subjetivos tales como sentimientos de
unificidad eé tnica, religiosa o nacional. Kernbergs, por otro lado, seraé claro en senñ alar que
“siempre existe un implícito liderazgo primitivo en la fantasía de pequeños así como de grandes
grupos humanos, un liderazgo cercano al ideal primitivo de ego maternal…el cual pareciera
siempre estar defendiéndose de las amenazas a su propia identidad y de la violencia de grandes
grupos”.33 En ese sentido, la sumatoria de los sentimientos de identidad individuales se erige
como la identidad nuclear general compartida por grandes grupos humanos. Es asíé como
cualquier accioé n percibida como atentatoria a esa “unificidad nacional” por dichos grandes
grupos (sociedad nacional que comparte un territorio especíéfico) desde otros, puede ser
considerada como un acto de animadversioé n u hostil. Anzieu, 34 por su parte, haraé referencia a
la existencia de un “ego ideal primitivo maternal” en cada grupo humano, es decir un liderazgo
que se erige como el promotor de la defensa de dicha core identity del conjunto del grupo.
Toda sociedad, en el transcurso de su evolucioé n y del proceso formativo como entidad socio-
políética moderna, atravesaraé por fases o eventos traumaé ticos, es decir, seraé objeto o testigo de
desastres masivos, ya sea por causas naturales, por acciones accidentales humanas o por
acciones humanas, pero de tipo deliberadas. Para Volkian, toda cataé strofe tendraé
repercusiones de orden psicoloé gicas en el grupo. Tal y como lo senñ ala Erikson, si el “tejido
social” no fue objeto de aniquilacioé n o danñ o, la sociedad podraé recuperarse a traveé s de un
proceso de “regeneracioé n biosocial”,35 si no, podríéamos estar frente a un proceso inverso
degenerativo del tejido social.
Trauma elegido o chosen trauma: evento pasado sufrido por un grupo humano,
habiendo sido objeto, en el trascurso del mismo, de sentimientos o percepciones de
indefensioé n, de humillacioé n y de peé rdidas individuales o colectivas en manos de otro grupo
humano. Un evento que, por sus caracteríésticas violentas, generoé lesiones psicoloé gicas
duraderas en el llamado inconsciente colectivo de un grupo humano. Todo trauma masivo
compartido por un amplio grupo humano, 36 se caracterizaraé , eminentemente, porque el danñ o
seraé infringido de manera deliberada, por otro grupo humano.
32
Ibid,. Pp.57
33
Kernberg O.F., (1989), Mass Psychology Through the Analytic Lens, Paper presented to The Looking Glass.
34
Anzieu, D. (1984), L´illusion Groupale, Nouevelle Revue de Psychanalyse, 4:73-93.
35
Williams, R.M., and Parkes, C.M. (1975.) Psychosocial Effects of Disaster: Birth Rate in Aberfan. British
Medical Journal, 2:303-304.
36
Volkian desarrollará el concepto de “"massive large-group trauma" .
3
Para Volkian, existiríéan escenarios donde el grupo victimizado no ha logrado realizar
exitosamente el “duelo” del evento traumaé tico. De esta manera, la representacioé n mental
compartida del evento en cuestioé n puede, bajo ciertas condiciones, evolucionar hacia un
“trauma elegido”, esto es, designado por la elite o por un líéder carismaé tico,
instrumentalizaé ndolo a fines políéticos, muchas veces de corte o tendencia irrendentista.
Un aspecto central de estos traumas psicopolíéticos, es decir que poseen la
caracteríéstica de generar y regenerar imaé genes y representaciones colectivas compartidas
negativas del “otro”, tambieé n se caracterizaraé por cuanto establece mecanismos de
transmisioé n transgeneracional del mismo, hacia las venideras generaciones de connacionales,
depositando en ellos la misioé n inconclusa de “hacer justicia”, “lavar la afrenta” o “recuperar lo
usurpado”. Las elites elegiraé n conscientemente un trauma, transformaé ndolo en un mito. Es asíé
como existe un desfase, en las sociedades traumatizadas, entre la generacioé n que evidencioé los
hechos y fue objeto, sujeto y testigo de los mismos y aquella generacioé n que hoy ha sido o es
encargada de asumir y resolver las percepciones de “humillacioé n, perdida y verguü enza”
pasadas. En esta instancia, y segué n la visioé n de Volkian, las elites desempenñ araé n un rol central:
“elegir el trauma” que cohesionaraé socialmente a la sociedad, reactivarlo, dadas ciertas
condiciones, y luego, transformarlo en posturas de “victimizacioé n” o de “venganza”.
Una de las expresiones políéticas maé s claras y objetivas asociadas a dichos traumas
psicopoliticos dice relacioé n con el surgimiento de ideologíéas irrendentistas (inspiradas del
fascismo italiano ¡Italia irredenta!), en otras palabras, un cuerpo de ideas articuladas en torno
a aspiraciones políéticas concretas, fíésicas y reales destinadas a “recuperar algo perdido”, como
territorios, limites o grupos humanos, absorbieé ndolos mediante el desplazamiento de líémites
fronterizos. El irredentismo tiene la caracteríéstica de declarar la no-renuncia a recuperar
determinados espacios con una alta valoracioé n simboé lica, econoé mica o militar, todo ello en
funcioé n de alimentar ideoloé gicamente y sostener políéticamente, en el tiempo, a sociedades con
clara tendencia hacia la fragmentacioé n.
El trauma elegido, por la elite dominante, debe poseer, ademaé s, la caracteríéstica de
poder ser internalizado como si eé ste formara parte de la identidad nacional del paíés
autopercibido como “victima”. De la misma forma, dicha eé lite es llamada a aislar y elegir un
vehíéculo transmisor del trauma. Un vector histoé rico, cultural, territorial, social, políético,
econoé mico o incluso militar, capaz de articular una movilizacioé n colectiva en torno y funcioé n
de intereses de corte nacionalistas cuando ello se perciba como necesario. El trauma elegido
se materializa, mentalmente, por medio de una “eleccioé n inconsciente” del evento traumaé tico
y se proyecta como resultado de la imposibilidad del grupo-víéctima de revertir la herida-
3
narcisista y la humillacioé n infringida. Desde este enfoque, dicho evento traumaé tico es
“depositado”, como lo avanza Volkian, en la autorepresentacioé n individual de las nuevas
generaciones, transmitieé ndose de manera permanente y sistemaé tica de un grupo humano
hacia otro. De una generacioé n a otra.
En funcioé n de lo anterior, Vamik Volkian avanzoé en su obra, Blind Trust: Large Groups
and Their Leaders in Times of Crisis and Terror, la existencia de dos tipos de liderazgos, uno
de ellos “reparativo”, cuyo accionar busca solidificar la identidad del grupo sin que ello
implique devaluar o criminalizar al otro grupo considerado como “victimario”. Vamik
identifica, asíé mismo, a otro tipo de liderazgo, el “destructivo”, el cual se da como objetivo
solidificar el sentimiento de amenaza de su propio grupo, de animadversioé n hacia el
victimario, incluso de venganza. Un efecto claro de esta inyeccioé n de un nacionalismo negativo
en un grupo humano es que no soé lo posee la capacidad de generar intencionalidades
catalogadas como “revanchistas”, sino que tiende a generar, ademaé s, el efecto opuesto en el
grupo-objetivo. La Eleccioé n del Trauma a instrumentalizar y los mecanismos sociopolíéticos y
socioculturales a transmitir transgeneracionalmente, seraé n asumidos por un liderazgo, que
eé ste sea individualizado o en su defecto, asumido por agrupamientos políéticos de la elite.
Senñ alemos que el liderazgo, bajo este enfoque, desempenñ araé un rol central en la
movilizacioé n mental del evento traumaé tico y su materializacioé n en acciones concretas, como
puede ser el caso de políéticas pué blicas. El liderazgo desempenñ araé , en el caso anterior, la tarea
de “reactivarlo” sobre la base de lo que podríéamos calificar como “hitos histoé ricos
trasformadores”, en otras palabras, eventos propios a la evolucioé n social de los grupos
humanos, organizados en torno a entidades estatales o políéticas, los que despertaraé n
sentimientos de revanchismo, de venganza o de revictimizacioé n social. El liderazgo asumiraé ,
de manera directa o no, el rol de magnificar y de estructurar los “hitos” en torno a ideas
políéticas e ideologíéas que se erigiraé n en cuerpos de ideas de naturaleza irrendentistas. En este
caso, por ejemplo, Grecia asumioé , durante todo el siglo XX para síé, una proyeccioé n geopolíética
en todo el Mar Joé nico, asumiendo y absorbiendo la presencia histoé rica de Atenas en toda la
zona. Turquíéa se opone, hoy, y se ha opuesto histoé ricamente a esta postura.
Volkian identifica siete caracteríésticas del accionar social del líéder. Siete caracteríésticas
que, síé puestas en praé ctica juntas, crean un liderazgo constructivo o negativo:
1. Reconocimiento de un sentimiento de “We-ness”, o de falta de identidad, hecho
establecido desde la infancia misma, y que el líéder se encarga de “despertar”.
2. Identificacioé n de los ninñ os con los padres y figuras significantes del grupo humano
nacional.
3. Proyecciones simboé licas y subjetivas que definen al grupo en teé rminos de “otro”.
4. Glorias elegidas.
3
5. Traumas Elegidos.
6. Influencia del líéder y la generacioé n de una ideologíéa.
7. Síémbolos.37
Este tipo de liderazgo negativo se caracterizaraé , segué n la visioé n de Volkian, por poner en
praé ctica una planificacioé n políética destinada a:
Un aspecto central para Volkian dice relacioé n con que, en el marco del proceso de
transmisioé n trasngeneracional del trauma, “la verdad histoé rica acerca del evento deja de ser
relevante para el grupo”, desplazaé ndose, dicha importancia hacia el “trauma compartido” y su
valor cohesionador, transformaé ndose en una parte inseparable de la identidad del grupo.
Otra caracteríéstica del trauma compartido es que eé ste no siempre estaé en modo activo,
puede adoptar una postura de letargo por extendidos espacios de tiempo, para ser reactivado
por liderazgos negativos. Volkian define aquel tiempo entre que adopta el modo letargo y su
reactivacioé n políética como time collapse. Este concepto viene a representar el momento en que
es reactivado, establecieé ndose, instrumentalmente, una conexioé n, consiente o no, entre el
trauma pasado y lo que se percibe como una “amenaza actual”. En esta fase, la imagen del
enemigo es magnificada, asíé como el conflicto mismo.
37
Vamik D. Volkian., Transgenerational Transmission and Chosen Traumas, paper presentado en XIII
International Congress, International Association of Group Psychotherapy, Agosto 1998.
3
de sus propias inhibiciones y tabué es. La investigacioé n sobre transmisioé n psíéquica, sin
embargo, fue ignorada por largo tiempo por los psicoanalistas, quienes estaban maé s
interesados en el determinismo intrapsíéquico del inconsciente. El tema de la transmisioé n
psíéquica fue reabierto por la labor de Nicolaé s Abraham y Maríéa Torok entre los anñ os 1961 y
1975, sobre el duelo, la cripta y el fantasma. Estos autores proponen que aquellas situaciones
que no pudieron ser elaboradas, es decir, que no pudieron ser incorporadas a la psiquis
mediante el mecanismo de introyeccioé n, daraé n lugar al sufrimiento psíéquico y se constituiraé n
como trauma, quedando “incluido” en el psiquismo, especíéficamente en el yo. Lo que resulta es
un ajuste psicoloé gico, al que los autores denominan cripta, el cual describen como la
instalacioé n de un lugar cerrado en el seno del yo (Abraham & Torok, 2005). La cripta
determinaraé un fantasma psíéquico en el inconsciente de un hijo en contacto con un padre
portador de una cripta. Asíé, padres con traumas o situaciones no elaboradas o no
introyectadas, transmiten una laguna en el inconsciente, un saber no sabido a sus hijos. Asíé, el
trauma puede ser transmitido transgeneracionalmente y su efecto puede atravesar a varias
generaciones. En la primera generacioé n, los contenidos incluidos, enquistados en el yo, se
encuentran condenados al secreto, sin plantear conflicto mediante la represioé n conservadora.
El acontecimiento se convertiraé en un indecible. Nunca debe ser revelado, no se puede hablar
sobre ello debido al dolor y culpa que evoca. En la segunda generacioé n, el secreto no puede ser
objeto de representacioé n verbal. El suceso se vuelve inmencionable ya que el portador del
secreto tiene un conocimiento intuitivo de eé ste, pero ignora el contenido. Por ué ltimo, en la
tercera generacioé n se convierte en impensable, algo que existe pero es inaccesible
mentalmente, nadie se lo puede imaginar. Los teoé ricos intersubjetivos, Stolorow y Atwood
(2004), proponen una teoríéa de campos o de sistemas en la que se busca la comprensioé n de
los fenoé menos psicoloé gicos no como productos de mecanismos intrapsíéquicos aislados, sino
como emergentes de la interaccioé n recíéproca de las subjetividades en interaccioé n. Para ellos el
desarrollo del trauma infantil se origina dentro del contexto formativo relacional. En estos
contextos una experiencia dolorosa se vuelve traumaé tica cuando no se da por parte del
entorno la respuesta empaé tica necesaria que permitiraé tolerar, contener y aliviar el impacto
doloroso.
3
existencia de expectativas estructuradas del grupo familiar, en relacioé n con las cuales todos los
miembros adquieren un compromiso. / 41 / Estas lealtades invisibles actué an en forma de
mandato, moldeando y dirigiendo el comportamiento individual. Minuchin (1977) plantea que
un paraé metro ué til en la evaluacioé n del funcionamiento familiar es la claridad de los líémites del
sistema familiar. Todas las familias pueden ser caracterizadas de acuerdo a su posicioé n en un
continuo de líémites, que van desde líémites difusos, caracterizando a familias aglutinadas, hasta
líémites demasiados ríégidos, caracterizando a familias desligadas. Los líémites estaé n
constituidos por reglas que definen quieé nes participan, y de queé manera. Los líémites difusos,
de las familias aglutinadas, implican un aumento de la comunicacioé n y la preocupacioé n entre
los miembros, la familia se cierra sobre síé misma, desarrollando su propio microcosmos. La
diferenciacioé n del sistema se hace difusa y puede carecer de los recursos para adaptarse en
casos de estreé s. Los líémites ríégidos de las familias desligadas implican comunicacioé n difíécil
entre los miembros, cada uno vive en su microcosmos, y se ven perjudicadas las funciones de
proteccioé n de la familia. Los miembros desligados pueden funcionar en forma autoé noma, pero
tienen un desproporcionado sentido de independencia, careciendo de lealtad, pertenencia y
capacidad de interdependencia, y no pueden pedir ayuda cuando la necesitan.
Segué n Felsen (1998) las familias de sobrevivientes del Holocausto han sido
frecuentemente caracterizadas como familias aglutinadas, debido a caracteríésticas parentales
de sobrevaloracioé n y sobreproteccioé n de los ninñ os y líémites poco claros entre los subsistemas
conyugal y filial. Este autor senñ ala que la falta de diferenciacioé n de los miembros de una
familia podríéa desalentar la exploracioé n autoé noma y la resolucioé n de problemas, inhibiendo el
desarrollo de herramientas cognitivas y afectivas en los ninñ os, dificultando de esta manera su
desarrollo emocional y su separacioé n de los padres. En Chile, Biedermann (1991) Becker y
Díéaz (1998) y Díéaz (1991, 1995) tambieé n describieron que las familias de los perseguidos
políéticos tendíéan a transformarse en sistemas aglutinados y maé s ríégidos que las familias no
afectadas, extremaé ndose las lealtades familiares e interrumpiendo las fases del ciclo de vida. Si
bien no se encontraron estudios de familias de sobrevivientes de experiencias traumaé ticas que
den cuenta de sistemas familiares desligados Aproximaciones al estudio de la Transmisioé n
Transgeneracional del Trauma Psicosocial / 42 / Revista de Psicologíéa de la Universidad de
Chile y con líémites maé s difusos, es posible pensar que es un tipo de organizacioé n que tambieé n
pudiera darse frente a las experiencias traumaé ticas provocadas por la violencia políética. Los
sistemas familiares desligados podríéan actuar como un mecanismo que busca negar la
dependencia o protegerse frente a la posibilidad de ligarse a alguien que puede morir o
desaparecer. El mismo silencio al interior de las familias podríéa ser entendido como una forma
3
de desligamiento, no hablar, no enterarse. Finalmente, consideramos que el principal aporte
de un anaé lisis desde el enfoque sisteé mico es que frente a una experiencia traumaé tica siempre
hay una fractura familiar y un cambio en la dinaé mica familiar, maé s allaé de cuaé l sea el rumbo
que tome la familia.
En funcioé n de lo anteriormente observado y analizado, es necesario identificar una
relacioé n de hostilidad duradera, plasmada en el sistema internacional, asociada a un tipo de
relacioé n de animadversioé n cuyas caracteríésticas denoten un víénculo de “enemistad
hereditaria”.
3
ENEMIGOS HEREDITARIOS
3
que tiende a manifestarse en actitudes agresivas, de fuerza o no, las cuales se caracterizan por
proyectarse en el tiempo, regenerándose de manera sistemática, entre dos entidades cualquiera.
Por “enemigo hereditario” debemos comprender aquel ente que abriga el deseo de generar
perjuicio, menoscabo y deterioro en otra entidad, identificándolo, en el tiempo, como un adversario o
un oponente en el marco de una relación de competencia en un espacio físico, económico, político,
militar o cultural cualquiera.
El estudio de la evolución de las relaciones franco-alemanas desde finales del siglo XIX
hasta hoy, ejemplifica la idea precedente. Por ello es fundamental analizarla y utilizarla como
referencia empírica y a la vez teórica del proceso histórico actual en el Cono Sur de América latina,
particularmente en las relaciones chileno/vecinales.
41
Leyton, Cristian.,«Fundamentos de la Hostilidad Histórica Chileno-Vecinal: el Ciclo del Factor de Hostilidad», Revista Memorial del
Ejército de Chile, Edición 474, Octubre 2004, Departamento Comunicacional del Ejercito de Chile, pp.108-138
3
Podemos establecer que a cada parámetro de análisis histórico de las relaciones políticas
franco-alemanas ha correspondido una relación y una interacción particular entre sus estamentos
armados. Partiendo desde la percepción de amenaza fundada en el estigma del “enemigo
hereditario”, ésta ha evolucionado hacia una relación eminentemente Protocolar/Confrontacional,
entre el ocaso mismo del siglo XIX (guerra de 1870-71) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945),
hacia una relación de Cooperación/integración, desde el periodo de la posguerra hasta 1988
aproximadamente. Esta última etapa ha estado marcada por la creación del Consejo Franco-Alemán
de Defensa y Seguridad. 42 Un año más tarde, en 1990, por la creación de la Brigada Binacional
Franco-alemana, pasando por el avance en la adopción de un concepto binacional en materia de
seguridad y de defensa43, el cual perdura hasta hoy.
42
Protocole portant création d'un conseil franco-allemand de défense et de sécurité, 22 enero 1989, http://www.france.diplomatie.fr
43
16ème Sommet du Conseil Franco-Allemand de Sécurité et de Défense, Nuremberg, 9 diciembre 1996,
http://www.france.diplomatie.fr
44
Déclaration du Conseil Franco-Allemand de Défense et de Sécurité, 22 enero 2003, http://www.france.diplomatie.fr
3
De la Animosidad a la Hostilidad Franco-Alemana.
Establezcamos una premisa: los factores primigenios que alimentarán la hostilidad franco-
alemana y que se cristalizará en la fase en cuestión, pueden ser agrupados en torno a tres grandes
hitos históricos y en dos actores principales, Prusia y Francia.
En la influencia cultural y política que Francia ejercerá sobre el conjunto de Europa luego de
la Guerra de los Treinta Años.
El dominio militar y político que la Francia de Napoleón ejercerá sobre Europa.
Los cambios territoriales y de delimitación de las fronteras franco-germanas producto de los
hitos precedentes, que tendrán como consecuencia una hostilidad natural entre ellos.
La Guerra de los Treinta Años constituye un conflicto religioso y político que tiene su origen
en 1618 y que se genera sobre la base de un profundo antagonismo religioso entre católicos y
protestantes germanos, así como en la determinación de Francia y de Suecia en orden a disminuir el
poder del Santo Imperio Romano germano bajo dominio de la dinastía de los Habsburgo.
La guerra tomará una dimensión internacional luego que varios Estados alemanes
protestantes buscaran ayuda exterior para luchar en contra del catolicismo, particularmente los
Estados franceses, suecos, daneses y el español.
Los territorios germanos serán, de esta forma, el principal "teatro de guerra" y como tal,
sufrirán los embates del conflicto tanto sobre el plano económico (le tomará cerca de un siglo
restablecer su economía), demográfico (un tercio de su población será diezmada), religioso (el país
se dividirá en dos confesiones) y político (la declinación del poder de los Hasburgos será realizada
en favor de poderes locales y particularmente de Francia).
3
entenderla como aquel poder o autoridad que una persona o entidad tiene o ejerce por sobre otra,
nos referimos de esta forma al ámbito de injerencia aceptada consciente o inconcientemente en
distintos aspectos ya sea desde una entidad o desde una persona hacia otra, en el caso francés.
Esta influencia se expresará como la probabilidad cierta que un actor dado se encuentre facultado
para imponer su voluntad en el marco de una relación social, no obstante las resistencias eventuales
y no importando el fundamento sobre el cual reposa dicha eventualidad 46.
En un panfleto datado del año 1689 y titulado « La France toujours ambitieuse et toujours
perfide»48, se declara lo siguiente:
“Su país, esta bien poblado, sus habitantes son de un humor turbulento, está muy bien
dotada de ejércitos y de dinero, en fin, ella se cree fuerte, sin escuchar la razón que sea, ella declara
la guerra a todos los vecinos, lleva a todas partes, sobre la tierra y el mar, la carnicería, el incendio,
la desolación, la esclavitud, el fierro y el fuego...Ella cubre sus crímenes, con otros crímenes no
pudiéndolos cubrir de otra forma. Europa solo puede estar tranquila cuando Francia esta ocupada
de sus asuntos internos.”49
3
Este del Rhin una vez le pertenecía, ella no usurpa cuando toma posesión de parte de ellos, sino
que solo retoma territorios que una vez le pertenecían ”50.El libelo en cuestión terminará
estableciendo un sentimiento de animosidad que en los siglos se generalizará, “ Los franceses”, dirá,
“no cesaran de preocuparnos mientras ellos serán franceses y nosotros alemane s”. La idea de la
existencia de un "enemigo hereditario" francés atribuida al Conde Von Molkte años más tarde, en el
siglo XIX, comienza a hacer, lenta, pero progresivamente camino.
La comprensión de esta naciente percepción de amenaza germana frente a Francia solo puede ser
entendida si la exponemos al escenario político internacional y a la coyuntura Europea.
En momentos en que Armand Jean du Plessis o el Cardenal Richelieu accede al poder en 1624, la
Guerra de los Treinta Años desolaba el Viejo Continente. En 1635, cuando se hace evidente que el
Emperador Fernando II de los Hasburgos buscaba instalar a los príncipes germanos protestantes
bajo su total autoridad, Richelieu hace entrar a Francia en la guerra del lado de Suecia y de la
Holanda protestante. Concluida la guerra en 1648, los tratados de Westfalia, que ponen fin al
conflicto, se traducen no sólo en el poder hegemónico francés sobre Europa continental, sino que
además, en la adquisición de territorios: la Alsacia (la Alta Alsacia y el Landgrave de Haguenau) es
anexada por el reino francés (1648-1681) 51. Finalmente, por el tratado de RijsWijsk de 1897, el Rhin
se convertirá en la frontera política y militar entre Francia y del "espacio germano".
Luego de la muerte de Richelieu (1642), Luís XII confiará la dirección de los asuntos
externos al cardenal Jules Mazarin. A la muerte de este último, Luís XIV decidirá ser él mismo quien
dirija el país. Si bien su gobierno se traducirá en costosas guerras, son estás mismas las que
permitieron expandir territorialmente su reino en desmedro de los entes vecinales. Es así como
inscribiendo su actuar en política exterior en la misma línea de acción que Richelieu y Mazarin, Luís
XIV proseguirá su política de hostilidad hacia el Santo Imperio Romano germano. El objetivo
continúa siendo el mismo: la disminución del poder de influencia de la dinastía de los Hasburgos.
La creación de una capacidad bélica que le permitiese imponer su visión de Europa al resto
del Continente impulsará a Luís XIV a hacerse asesorar por prominentes hombres ligados a la
guerra52. Durante el siglo XVII, la Francia de Luís XIV entrará en guerra en cuatro ocasiones. En la
llamada Guerre de Devolution, invadirá Flandes y el Franche-Comté (Condado Franco) 53. Sólo la
Triple Alianza logrará contener las ambiciones galas.
En 1672, Luís XIV entrará en guerra con Holanda. Si bien no adquiere territorios, logra
extender sus fronteras militares hacia el sur de los Países Bajos y el Este del Franche-Comté. En
1689, la Liga de los Hasburgos conducida por Guillermo III perteneciente al trono de Inglaterra entra
en guerra contra Francia para impedirle anexar territorios próximos a las ciudades cedidas en los
50
Ibid., Carteret, J. Grand., La France..., pagina 259.
51
Entre 1657 y 1681 comienza el proceso de anexión real y efectiva de Alsacia por la corona francesa. El rey Luís XIV en virtud del
tratado de Westafalia era soberano solo de las antiguas posesiones austriacas, siendo la región alsaciana germanófona. Las ciudades libres
imperiales continuaron a forjar su propia moneda y no le rendían tributos al rey francés. Entre 1660 y 1670 una ola de inmigrantes
germanófonos entra en Alsacia, frente a ello, Luís XIV pone en marcha una política de inmigración francófona sin resultados. Entre 1672
y 1678 en momentos en que Francia entra en guerra con Holanda el rey galo invade el conjunto de Alsacia, incluidas las ciudades libres,
todas caen menos Strasburgo. En 1681 Strasburgo cae y es anexada.
52
Sébastien Le Pestre Vaubansera uno de ellos, el especialista en las técnicas de ocupación metódica del terreno, de la utilización
judiciosa de la artillería, del asedio de ciudades y de su defensa; por otro lado encontramos a François-Michel Le Tellier marques de
Louvois, quien se considera como el conceptor del primer ejercito moderno de Europa. Ambos lograrán sentar las bases primeras de lo
que será en algo más de un siglo la Grande Armée de Napoleón
53
Condado Franco, región administrativa, histórica y cultural del este de Francia, enclavada entre Suiza y la región de Borgoña. Limita
al norte con Alsacia, Lorena y Champaña-Ardenas y al sur, con Ródano-Alpes.
3
tratados precedentes (Montbéliard, Courtrai, Sarrebruck, Sarrelouis, entre otras). Luego de ocho
años de guerra, Luís XIV debe restituir por el tratado de Ryswick (1697) todas las conquistas
posteriores al tratado de Nimègue, con excepción de Strasburgo. Luego vendrá la guerra de la
Sucesión de España en 1701.
Asociado a una Francia con sed de poder continental, el siglo XVII estará unido, además, al
apogeo del arte francés el cual irradiará toda su fuerza creadora hacia Europa. El Castillo de
Versalles encarnará la influencia creciente del arte francés, tanto sobre el plano de sus pinturas, de
sus esculturas y de sus técnicas de construcción. Ahora bien, mientras los príncipes acogían las
costumbres y la lengua francesa como “un mal menor” frente a la amenaza representada por la
dinastía austríaca, el pueblo y la burguesía veían en ella una fuente de creciente inseguridad para
sus respectivas formas de vida. El folleto de 1689, « La France toujours ambitieuse et toujours
perfide”, representa las bases del pensamiento hostil que ya comenzaba a alimentar las relaciones
entre las riveras este y oeste del Rhin, germanos y franceses: " siempre han sido enemigos, sin
embargo estos últimos siempre han sido vencidos y los otros siempre vencedores, desde los
tiempos de nuestros padres"54, proclamará otro panfleto de la época.
Los sucesores del Rey Sol, Luís XV y XVI, ejercerán su reinado en un período de sostenido
crecimiento económico y militar. A mediados del siglo XVIII, Francia será considerada como la
“nación más poderosa de Europa”. El siglo XVIII es el Siglo de las Luces, de la llamada Ilustración
nacida precisamente en tierras galas. El idioma francés será, más que nunca antes, la lengua
internacional de la diplomacia, de la cultura y sobre todo, de la política europea. No obstante ello, el
crecimiento económico excluirá a la mayor parte de la población, hecho que terminará por sentar las
bases para un período sociopolítico de suyo complejo, dando paso a la Revolución Francesa.
Paralelamente al poder político y cultural que Francia irradiará sobre el conjunto de Europa, Prusia
comienza a manifestar, sigilosamente, su interés en los asuntos continentales.
Prusia.
De esta forma podemos establecer que la dominación napoleónica constituye un hito y un elemento
desencadenante, que no hace más que cristalizar una percepción de hostilidad creciente entre dos
entidades políticas "predestinadas" a medir y oponer sus fuerzas políticas y militares, en pos de un
diseño o rediseño de Europa en función de sus propios objetivos. Una Francia que había contribuido
directamente a la formación del espacio geopolítico francés, en virtud de los tratados
54
Ibid., Carteret, J. Grand., La France..., pagina 267.
3
de Verdún (843) y Ribemont (880), y que tempranamente, había establecido los pilares
sustentadores de la formación de su propia identidad nacional frente a sus vecinos. Identidad
manifestada en hitos como serán la batalla de Poitiers (732), la batalla de Bouvines (1214), el tratado
de Corbeil (1258) y de París (1259), y más tarde, la guerra de los Cien Años.
Figura 13.
Figura 14.
55
Nos referiremos a "espacio germano" para ilustrar aquella zona geopolítica constituida por diferentes regionales de dominación
lingüística germana, pero que antes de 1871 no respondían a un gobierno único sino que a una multiplicidad de mini Estados, todos de
ascendencia germana.
56
Cabe señalar que si bien es cierto desde el siglo XV surgen en Europa los llamados Estados-naciones, solo será a partir de los siglos
XVIII y XIX que los procesos de unificación tendrán lugar.
3
Expansión de Prusia (1740-1785)
Figura 15.
Figura 16.
Prusia en 1815
Figura 17
3
Prusia en 1860-1867
Figura 18 (57)
3
a) establecer una continuidad territorial, frente a la atomización de los reinos germanos en el
centro de Europa. La existencia de un “espacio germano” al interior del cual coexistía un
solo "pueblo germano" bajo la dirección de un sin numero de monarcas, muchas veces no-
germanos lo que dificultaba e impedía la unificación natural de estos territorios.
b) la unificación política del "espacio germano".
Durante las Grandes Guerras Nórdicas, y no sin antes haber sido objeto de una derrota en el
campo de batalla (Poltava, 1709), el Ejército Prusiano se servirá de la derrota de Suecia (1720) a fin
de extender sus fronteras hacia la Pomerania 59. En este sentido cabe destacar que parte importante
de la expansión territorial prusiana será realizada en desmedro de Polonia 60. De esta forma,
podemos ver que cerca del 35% del territorio polaco será absorbido por la naciente Prusia.
58
Los Hohenzollern fueron una familia real europea que reinó en la región de Brandebourg a partir de 1415. Estuvieron a la cabeza del
ducado de Prusia, la cual se convirtió luego en el Reino de Prusia en 1701. À partir de la proclamación del Imperio Alemán en 1871,
adjuntaron a su titulo los de emperadores de Alemania que conservaron hasta 1918 fecha en la cual Guillermo II fue destronado como
consecuencia de la derrota de Alemania en la Prime Guerra Mundial.
59
Región histórico-geográfica situada al norte de Polonia y Alemania en el litoral báltico.
60
Durante la primera partición de Polonia (1772) será el mismo Ducado de Prusia el que se desprenderá de su soberanía. Mas tarde,
durante la segunda partición (1793), Prusia adquirirá la llamada "Gran Polonia", esto es la zona de Thorn, Posen y Gniezno. Dos años
mas tarde, como resultado de la tercera y última partición, puesto que esta última pone fin a la existencia de Polonia, Prusia adquiere la
zona de Mazivie.
3
La guerra de Sucesión de Austria (1740-1748) acabará con la ocupación y luego anexión a
la Prusia de la rica provincia de Silesia (Schlesien), antes territorio austríaco. La guerra de los Siete
Años (1756-1763) llevada a cabo esencialmente por los austríacos a fin de recuperar Silesia termina
con la derrota de los últimos y la consolidación de la dominación prusiana sobre los nuevos
territorios.
La llegada de Federico Guillermo III al trono de Prusia traerá dos fenómenos que dejaran a
la vista la naturaleza antagónica de Francia y del Reino de Prusia: el debilitamiento, en términos
relativos, del poder militar prusiano. Por otro lado, la disminución y el desmembramiento del territorio
del núcleo germánico-pruso. Se da un nuevo paso hacia la identificación del “otro” como fuente de
aprensión.
Analicémoslo.
Cabe destacar que hasta 1805, Prusia mantendrá una estricta relación de neutralidad con la
Francia de Napoleón. No obstante ello, y luego de un cambio de su política exterior se integrará a la
coalición antinapoleónica. Dicha decisión se traducirá no solo en una derrota militar en Iena y
Auerstdet, sino que absorber las consecuencias políticas propias a dicha sumisión militar.
61
La ciudad de Varsovia será perdida finalmente en 1807 como consecuencia de la creación por Napoleón del Gran Ducado de Varsovia.
3
A la luz de las ideas precedentes, se aprecia que la génesis histórica, primigenia, de la
hostilidad franco-alemana futura, la encontraremos de manera material en la ocupación y el
desmembramiento de gran parte de lo que Prusia había logrado hasta ese momento, unificar.
El titulo imperial, las referencias mismas al Imperio Romano así como el de Carlo Magno
constituían la finalización de un proceso iniciado ya en 1797 con la creación de la República
Cisalpina. La figura del llamado " Grand Empire", el Gran Imperio, escondía tras suyo la idea de crear
una unidad política europea a cuya cabeza estaría Francia: en 1812 el imperio se extendía a través
de 132 departamentos contabilizando 44 millones de personas, sin contar los junto Estados-vasallos,
sobre los cuales Francia ejercía un dominio indirecto.
La existencia durante la Edad Media del Santo Imperio Romano germano, no tiene nada que
ver con su contenido ni con su significado moderno. Bajo el Antiguo régimen, la existencia de los
Estados germanos se fundaba en el reagrupamiento de territorios y de poblaciones cuya única
unidad se basaba en la posesión de una misma dinastía soberana y el sentimiento “nacional”
moderno, en consecuencia, prácticamente no existía.
La extinción del Santo Imperio Romano germano tendrá lugar el 6 de agosto de 1806
cuando, como resultado del ultimátum de Napoleón Bonaparte, Francisco II de los Habsburgos
renunciará a la corona del Reich. Tan solo veintiún días más tarde Bonaparte entrará triunfante en
Berlín. De esta forma, el Emperador francés terminará con 800 años de historia germana (962-
1806)64 junto con comenzar el proceso que conllevará al desmembramiento de Prusia. Existe
conciencia que el concepto de "nacionalidad", en Europa, y particularmente en el caso del espacio
germano, fue despertado por la dominación napoleónica.
62
En alusión y en contrapartida al advenimiento de Charles Philippe Napoleón, nieto de Napoleón Bonaparte quien establecerá el II
Imperio en 1852.
63
5 coaliciones enfrentó Napoleón.
64
Tal acto puso un fin abrupto a la existencia de una entidad política que constituía sin lugar a dudas una ficción jurídica y en la cual el
epíteto de alemán nunca tuvo la connotación étnica que tomaría durante el siglo XIX y ello a partir de las guerras antinapoleónicas.
Podemos afirmar que la invasión francesa del espacio germano y particularmente de lo que constituía la capital del poder prusiano,
Berlin-Brandenburgo, dará pie al comienzo de la hostilidad franco-germana. Cabe señalar, en este sentido que mientras prevaleció el
Santo Imperio, nunca los germanos entraron en conflicto bélico con Francia, salvo en Bouvines en 1214, constituyendo esta una
excepción a lo que hasta ese momento era una regla.
3
Este sentimiento nacional entregará las condiciones permitiendo a la población germana del
Rhin desarrollar sentimientos de solidaridad y de unificación que la conllevaran a generar un
antagonismo creciente entre su pueblo y el francés.
Aunque estas victorias fueron importantes, Napoleón necesitaba crear una "zona tapón"
entre Francia y Europa del Este, particularmente en función de la amenaza austríaca, rusa y
prusiana. Para ello, debía necesariamente extender sus fronteras militares hacia el Este, es decir,
hacia el flanco noreste del Rhin. La idea era suprimir el Principado de Rhineland constituyendo una
confederación de Estados germanos bajo el dominio directo de Napoleón. El Acta de la
Confederación será firmado el 12 de julio de 1806, en París. Junto a la destrucción del Santo Imperio
Romano germano, se creará simultáneamente la llamada Confederación del Rhin lo que significaba
que cerca de 350 principados y ducados serían reducidos a treinta y nueve Estados. Napoleón se
auto proclamará "Protector de la Confederación" germana. El carácter de una entidad política
satélite de Francia, tenía como objetivo la defensa del núcleo duro del imperio, el establecimiento de
una unión económica directa con Francia, así como una fuente de ingresos fiscales permitiendo el
mantenimiento del Gran Ejército invasor.
Para Federico Guillermo III, rey de Prusia, la sesión de los ducados de Kleves y de Berg a la
familia Murat, así como la inclusión de Würzburg y de Silesia en la Confederación constituía,
claramente, un casus belli. Más aún, si Napoleón instará a Joachim Murat a extender sus dominios
imperiales hacia territorios que tradicionalmente le habían pertenecido a Prusia. En una carta dirigida
por Napoleón a su ministerio de relaciones exteriores, Charles-Maurice de Talleyrand, éste expresará
su intención de neutralizar al vecino prusiano sosteniendo que, " Prusia es una gran potencia, y como
una consideración general sería un gran error permitirle crecer en tamaño...El remedio para ello
sería crear un nuevo Estado en Germania que creciese a un tamaño igual al de Prusia "65. La
creación de la Confederación permitía a Napoleón dar forma a este nuevo Estado germano, satélite
de los intereses imperiales franceses en Europa.
65
Schom Ian, Napoleon Bonaparte, Harper Collins Publishers, Estados Unidos, 1998, pp. 422.
66
35 mil serán los muertos, 1000 mil prisioneros y heridos. De los 160 mil efectivos, solo 16 mil lograran escapar.
3
Napoleón entra a Berlín el 26 de octubre de 1806. Continúa con su campaña militar esta vez
contra Rusia con la cual firma el tratado de Tilsit en 1807. Por medio este tratado Prusia será
desmembrada. Todos los territorios situados al oeste del Elba son perdidos, junto a los territorios
adquiridos durante la tercera partición de Polonia (ver figura 7 y 8), Danzing es hecha una ciudad
libre, Prusia seguirá bajo ocupación francesa durante tres años. Del resto del territorio prusiano,
Napoleón dará forma al Ducado de Westfalia y al Ducado de Varsovia. El tratado de Tilsit, localidad
inmediatamente al norte de Königsberg (hoy Kaliningrado), es testigo de la casi destrucción de
Prusia. Francia ocupa y desmiembra a la entidad prusiana.
Figura 20
67
http://www.napoleonseries.org. (Napoleonic Series Organization). Consultar además, Brun, Geoffrey. The Rise of Modern Europe:
Europe and the French Imperium 1799-1814. Harper Torchbooks: New York; 1963, pp. 35-68.
3
Renunciar a perpetuidad a todas las posesiones en Polonia, de Dantzig.
Reconocer la existencia del Ducado de Varsovia.
Obligarse, mediante un artículo secreto, a formar parte del "Sistema
Continental".esto es, el cierre de los puertos europeos a Inglaterra.
Pagar 140 millones de francos a título de compensaciones de guerra.
Limitar el número de sus tropas a un total de 42 mil efectivos (comparados con los
160 mil del ejército prusiano).
El artículo 15 del tratado de Tilsit termina estableciendo que, " Su majestad el Emperador y
Rey garantiza a su majestad el Rey de Prusia la integridad de su territorio bajo la condición que su
Majestad el Rey de Prusia sea un fiel aliado de Francia "68 .
"Hace ya tiempo que los europeos han podido constatar cuanto los franceses eran una
nación turbulenta, fácil para poner en movimiento, y muy fáciles para apartarles de sus problemas
interiores mediante empresas bélicas lejanas y sobretodo por la guerra...La Francia napoleónica
busca someter la Alemania como ella sometió a Italia..." 69. Dos elementos de análisis
fundamentales a fin de comprender el proceso de creación de una percepción de “enemigo
hereditario” pueden ser extraídos de esta cita. En un primer momento, la idea según la cual las
empresas bélicas napoleónicas eran el fruto y la consecuencia directa de los problemas interiores
franceses y particularmente de Napoleón. En otras palabras no existía un ideal político-ideológico
que buscase exportar manu militari los supuestos valores de la Revolución Francesa. Por otro lado,
se absorbe la idea, según la cual, el régimen napoleónico no era más que una entidad política que
buscaba, mediante guerras de agresión y de conquistas, someter al conjunto de los pueblos
europeos con el único afán de utilizarles como instrumentos al interior de un objetivo mayor: la
derrota de Inglaterra. En este sentido, la conquista de Europa continental no sería más que un medio
que le permitiría alcanzar su real y final objetivo, el politicídio 70 inglés.
68
Ibid., http://www.napoleonseries.org/reference/diplomatic/tilsit.cfm.(Napoleonicseries Organization).
69
Ibid., Carteret, J. Grand., La France..., pagina 129.
70
3
Volantes publicados en 1806, como por ejemplo, « Nous aussi comprenons Bonaparte?»71,
«La politique franco-napoléonienne démasquée »72, demuestran las aspiraciones alemanas que
buscan ser «libre y no los esclavos de una provincia francesa, lo que ocurrirá tan pronto como
Bonaparte sea maestro del Estado ».73 En este sentido, y luego de tres años de ocupación francesa
del «espacio germano», así como del desmembramiento del principal reino germano, Prusia, las
percepciones de los habitantes del espacio en cuestión se exacerbarán negativamente. El
«Registre des iniquités commises par les Français en Allemagne »74 (1806), por ejemplo, documento
que registra las supuestas exacciones cometidas por las tropas y la administración francesa en
territorio germano destacan entre otras: la ruina del comercio y de la industria, la humillación de la
nobleza y del conjunto del pueblo germano, la degradación del militar y así como la devastación
completa de los reinos germanos, entre otros hechos susceptibles de haber denigrado el orgullo
germano.
El sentimiento de los pueblos del Rhin, frente a los hechos debutados en 27 de octubre de
1806, se resume en dos frases, "las continuas guerras en las cuales está implicada la sed de
conquistas de Napoleón, la ha pervertido a tal punto que ésta, [Francia ] se convirtió en el mal de la
Tierra, la maldición del genero humano "75. Por otro lado el escrito «Le miroir des Français pour les
patriotes Allemands»76 deja ver las intenciones que en algún momento de la historia europea se
materializaran, sosteniendo que, «los franceses son útiles en el mundo cuando son dejados
pequeños y débiles, dejan de serlo cuando comandan. En una u otra situación ellos aportan sus
talentos naturales y saben hacer un buen empleo de ellos .»77 Ambas citas dejarán relucir el
resentimiento generado en el pueblo germano por los años pasados bajo el dominio de Napoléon y
que se expresarán a los largo de la historia europea.
animosidad germano, ya no sólo hacia Napoléon, sino en contra la propia nación francesa. Dirá:
"Marchen dulcemente, o pies míos, allí esta la frontera! -dira Rücker- Te saludo, patria mía, de una
felicidad mezclada con dolor. Tomo de tu seno la primera piedra que encuentro, y desde aquí la
lanzo con fuerza sobre la tierra francesa. ¡Que sea un recuerdo mío!, y sí cayendo aplasta un
espino, lo proclamo a viva voz, mi corazón estará contento -¡que durante veinte años de insolencia
de un pueblo extranjero que te ha pisoteado y a bebido la sangre de tu corazón, Dios y tu lo saben!.
Es por ello cuando la aurora del día de la venganza se levanta en las flamas, yo iré al combate y a la
muerte misma para vengar el afronte con la esperanza de un doble triunfo: el nido de los extranjeros
tirado a las flamas y sus cabezas separadas del tronco... El odio me sigue y me choca a cada paso
que doy. ¿Cuál es esta columna que se levanta frente a mí? ¡Leo Austerliz! Por que mi respiración
no es una tempestad y mi mirada el relámpago? ¡Y ese puente sobre el río que lleva un nombre
alemán! ¡Si!, ¡Ustedes aún son una gran nación como antes! Ustedes no quieren ser vencidos y
ustedes no lo son, ustedes no lo serán mientras que toda la Francia no será arrastrada en el polvo.
71
Traducción: “¿También nosotros comprendemos a Bonaparte?
72
Traducción : « La Política Franco-napoleónica desenmascarada ».
73
Ibid., Carteret, J. Grand., La France..., página 132.
74
Traducción: « Registro de injusticias cometidas por los franceses en Alemania »
75
Ibid., Carteret, J. Grand., La France..., página 133.
76
Traducción: “El espejo de los franceses por los patriotas alemanes”
77
Ibid., Carteret, J. Grand., La France..., página 135
78
Este poeta y traductor alemán plasmará su animosidad antinapoleónica en dos importantes escritos, Deutsche Gedichte y Geharnischte
Sonette (1814).
3
¡Pero patria mía, haz pensado en tu dulzor que era necesario mostrar grandeza de espíritu.
Grandeza de alma con un enemigo como este ! 79
En 1812, una nueva guerra estalla entre Francia y Rusia, cuando Alexander, el zar ruso, se
niega a aplicar el bloqueo continental sobre Inglaterra, el llamado Sistema Continental . La invasión 80
de Rusia, dos años antes de aquella dirigida contra España, impedirá a Napoleón contar con el
grueso del potencial bélico de la Grande Armée . 81
El 22 de enero de 1813, Karl Augusto von Hardenberg, Canciller de Prusia, anuncia que el
Rey Federico Guillermo dejaría Postdam a fin de formar el nuevo ejército Prusiano requerido por el
invasor francés. La formación, sin embargo, de esta nueva fuerza tenía como real objetivo bélico a
Francia. La derrota de la Grande Armée napoleónica permitió hacer efectivas una de las principales
condiciones para la sublevación prusiana y germana: el temor al poder coercitivo de las fuerzas
invasoras napoleónicas.
El tratado de Kalish firmado el 28 de febrero de 1813 entre prusianos y rusos dará lugar a la
creación de una nueva alianza antinapoleónica. En términos generales, el tratado en cuestión llama
a la "total destrucción de las fuerzas enemigas ", proclamando además "obtener la independencia
para todos los Estados...sobre los cuales Francia se había impuesto por tantos años ". El tratado en 82
cuestión incita a una cooperación total e inmediata entre las fuerzas militares rusas y prusianas así
como a no firmar, bajo ninguna circunstancia, una paz separada con Francia. Rusia acepta,
igualmente, restaurar Prusia "al mismo grado de poder" que tenía antes de 1806. El 17 de marzo,
79
Ibid., Carteret, J. Grand., La France..., pagina 138.
80
El sistema continental tenia consistía en el bloqueo de los puertos ingleses a todo comercio con el continente europeo. Napoleón será
claro, "Todo comercio y correspondencia con las islas británicas será prohibida", Ver, El decreto de Berlín, 21 noviembre 1806,
Correspondance de Napoleón I, XIII, 551-557. http://www.napoleonseries.org/.
81
Consultar, Tranié J. y Carmigniani J.C. . Napoléon, la campagne de Russie (1812). Ediciones Pygmalion, 1997, 322 paginas.
82
Convención entre Rusia y Prusia, Librería de Referencia de Documentos Diplomáticos,
http://www.napoleonseries.org/reference/diplomatic/russiaprussia.cfm
3
una nueva y más completa Convención Ruso-Prusiana es firmada en Breslau. En ella se establece
que los objetivos son la total liberación del “espacio germano” del yugo francés, la destrucción de la
Confederación del Rhin, como instrumento de poder francés, así como presionar a todos los reinos
germanos a adherirse a la causa antinapoleónica o sufrir la pérdida de sus territorios.
"Habrá, desde la fecha de la firma de este tratado, paz, amistad y alianza entre su Majestad
el Zar de Rusia y su majestad, el Rey de Prusia y sus sucesores, su estado y sujetos a
perpetuidad",
"La alianza entre Rusia y Prusia es defensiva y ofensiva en la actual guerra. Su objetivo
inmediato es la reconstrucción de Prusia en las proporciones que aseguraran la tranquilidad
de ambos estados y para establecer garantías. Estas dos garantías no pueden ser
obtenidas mientras el ejercito francés ocupe sus actuales posesiones en el norte de
Alemania, mientras este poder ejerza influencia en esta área el principal objetivo militar será
dirigido hacia este punto".
"Ambas potencias deberán constantemente consultarse en base a planes de operaciones y
actuar constantemente en concierto en las operaciones militares",
"Los principios que unen las dos partes contractuales tiene como objeto la unidad de
acciones e intenciones, su majestad el Zar y su majestad el Rey de Prusia se comprometen
recíprocamente a no negociar con el enemigo, a no firmar la paz, convención o tregua en
forma secreta de la otra parte".
todas las Rusias garantizará a su majestad el Rey de Prusia todas sus actuales provincias,
incluyendo la Vieja Prusia, a la cual se le agregará un territorio que de acuerdo a los reportes
militares y geográficos será colindante a la provincia de Silesia "85.
Rusia emerge como la potencia europea que desea a una Prusia fuerte, tanto militar como
económicamente. Su objetivo será claro: generar un estado-vecinal a Francia capaz de generar un
equilibrio de poder en el corazón de Europa. Sin lugar a dudas, algo más de un siglo después lo
lamentará.
83
Ibid., Convención entre Rusia y Prusia, Librería de …
84
Ibid., Convención entre Rusia y Prusia, Librería..., http://www.napoleonseries.org/reference/diplomatic/russiaprussia.cfm
85
Ibid., Convención entre Rusia y Prusia, Librería..., http://www.napoleonseries.org/reference/diplomatic/russiaprussia.cfm
3
(16-18 octubre 1813), Napoleón deberá abandonar la rivera oriental del Rhin, terminando de
hecho la ocupación francesa del “espacio germano”.
Desde el mes de enero de 1814, austríacos, rusos y prusianos comienzan con la invasión de
Francia. Luego de una serie de victorias francesas sobre la quinta coalición , los aliados se amparan
86
de París el 30 de marzo de 1814. Por el tratado de París, Francia vuelve a sus fronteras de 1792. El
artículo 4 ° del tratado en su parte secreta y separada establece que, " el reino de Francia retendrá
sus límites tal y como ellos existieron hasta el 1 de enero de 1972 ", así también se establece que
"las fronteras de Bélgica, Germanía e Italia deben volver a su estado al 1 de enero de 1792".
Finalmente el tratado establecerá en su artículo 3° que "Francia renuncia a todos los derechos
soberanos y posesiones más allá de sus fronteras " . 87
A la luz de los tratados precedentes, resulta evidente la importancia acordada tanto por
Prusia, como por el resto de las entidades políticas europeas al territorio y al poder que dichos
territorios acordaban a las clases dirigentes frente a sus semejantes. Prusia logrará su objetivo que,
no será otro que el restablecer sus fronteras anteriores a 1806, así como terminar con los Estados
satélites franceses en el "espacio germano". Logrará, además, disminuir el poder francés y el
dominio que éste ejercía sobre Europa . Prusia consigue también restablecer su capacidad bélica,
88
Entre octubre de 1814 y junio de 1815 el Congreso de Viena rediseñará el mapa de Europa
89
anulando la mayor parte de las transformaciones geopolíticas provocadas por las guerras
revolucionarias y proseguidas durante el período napoleónico consagrando la derrota francesa y
estableciendo las bases de un precario equilibrio Europeo.
Prusia, fiel a la búsqueda de la unificación del "espacio germano" proseguirá una política
territorial que buscará el respeto de las fronteras propias al Santo Imperio Romano germano por
parte de las potencias europeas vencedoras. Como una respuesta a esta búsqueda, y con el claro
afán de limitar el creciente poder prusiano, el Congreso de Viena instaurará la Confederación
Germana, similar a la creada por Napoleón, conservando su estructura básica simplificada, esto es,
una confederación de treinta y ocho Estados, cada uno de ellos gozando de gran autonomía política.
La Confederación será colocada bajo la dirección honorífica de la dinastía de los Habsburgo. El
Estado prusiano deberá contentarse con dar forma a la Zollverein o la unión aduanera de los
Estados del "espacio germano". No obstante ello, mientras la entidad austríaca gozará de una
primacía que podríamos catalogar como meramente honorífica al interior de la Confederación,
Prusia llevará a cabo una política que tendrá como objetivo afianzar su poder sobre los pequeños
86
En Saint-Dizier (27 enero), en Brienne (29 enero), en Champaubert (10 febrero), en Montmirail (11 febrero), en Château-Thierry (12
febrero), luego en Vauchamp (14 febrero) y finalmente en Montereau (18 febrero)
87
Ibid., Convención entre Rusia y Prusia, Librería..., http://www.napoleonseries.org/reference/diplomatic/russiaprussia.cfm
88
Consultar el Tratado de Paris del 3 de mayo de 1814, Librería de Referencia de Documentos Diplomaticos,
http://www.napoleonseries.org/reference/diplomatic/paris1.cfm, Napoleón Series Organization.
89
C. A. Fyffe., History of Modern Europe 1792-1878, Capítulo I, Popular ed., pp. 430-433.
3
Estados germanos. Otto von Bismarck encarnará el profundo deseo prusiano de liderar la unificación
germana.
No obstante este afán, la unificación germana, liderada por Prusia, se enfrentará a tres
grandes problemáticas. Por un lado, la existencia de intereses extranjeros en territorios
pertenecientes al “espacio germano”: Dinamarca sobre el territorio de Holstein, Holanda sobre los
territorios de Luxemburgo y de Limburgo, e Inglaterra sobre Hanover. Por otro lado se encontraba
Austria, la cual constituía oficialmente un Estado imperial germano que mantenía la presidencia de la
Confederación Germana, sin embargo tan solo 12% de la población era de origen germanófona, el
resto siendo multiétnica. Finalmente, variados territorios germanos se ubicaban fuera de las
fronteras de la Confederación, como Schleswig (Danesa), Alsacia (Francia), entre otras. Para
Bismarck, la solución pasaba por el desprendimiento de estos territorios por la fuerza.
Las guerras que precedieron la unificación alemana, donde Bismarck asume el liderazgo
intelectual, permitieron a Prusia obligar a Dinamarca ceder Schleswig y Lurenberg (Guerra danesa-
germana, 1864). Luego tendrá lugar la Guerra de los Siete Años en contra de Austria la que
terminará finalmente cediendo Holstein, terminando, de hecho, con la Confederación Germana.
Prusia anexará, además, Hannover, Nassau, Hesse-Kassel y la ciudad de Frankfurt. En 1867 se
creará la Confederación Germana del Norte a cuya cabeza estaba Prusia.
Frente a la posibilidad de ver unificado la totalidad del "espacio germano" bajo el liderazgo
prusiano, Napoleón III, emperador de Francia, advierte a Guillermo IV y a su canciller Bismarck de
no extender su influencia hacia los Estados al sur de la Maine, esto es sobre Bavaria, Wuttenberg y
Baden. Tres años más tarde, en 1870, tendrá lugar la Guerra Franco-Alemana como resultado del
temor francés a verse rodeado por fuerzas hostiles como lo era Prusia, al Este, y un Estado español
regido por un Hohenzollern, de la dinastía prusiana, al Oeste. El virtual encierro geoestratégico que
tal hecho representaba se constituya en un casus belli francés.
El 1 de marzo las autoridades francesas aceptarán la derrota en manos, no solo del ejército
prusiano, sino que del conjunto de los Estados germanos. Francia no solo perderá Alsacia-Lorraine
sino que además deberá cancelar altas reparaciones de guerra. No obstante ello, la peor derrota
será la de haber permitido la unificación del “espacio germano” y de su conversión en el Imperio
Alemán el 2 de enero de 1871. En este momento será la Alemania unificada la que impondrá un
Diktat a Francia.
A la luz de los acontecimientos precedentes el mapa político Europeo sufrió, entre 1806 y
1871, grandes cambios: Mientras Francia se reconstruye de su pasado imperial, Prusia edifica su
poder político, económico y militar, focalizando, cada acción, hacia un objetivo único, el
reforzamiento de la unificación total germana, siempre bajo su liderazgo. Las percepciones del
pueblo alemán hacia Francia durante este período, específicamente, tienden a consolidarse,
básicamente, en lo que se refiere al crecimiento de una animosidad franco-germana que permitió a
Bismarck reafirmar la tarea unificadora.
Si bien la unificación fue liderada por Prusia, ésta no hubiere sido posible sin la ayuda del
conjunto de los Estados germanos como Bavaria, Wuerttemberg y Baden, aliados tradicionales
3
franceses, y de los Estados de Hanover y de Bavaria que finalmente se unieron al resto de los
Estados germanos en contra de un enemigo común.
El período 1814 -1870 estará dominado por la reconstrucción económica, política y militar de
Prusia, así como del resto de las entidades germanas. En esta fase, en particular, el nacionalismo
germano se expresará de manera abierta y libre, expandiéndose aceleradamente en todas las capas
de la sociedad industrial alemana.
Cabe destacar que la doble dimensión -la objetiva y la subjetiva- de la idea de Nación
encontrarán su eco en la formulación, a fines del siglo XVIII, y durante el siglo XIX, en dos
concepciones distintas de este concepto. Ésta estará encarnada en el pensamiento francés, por un
lado, y en el alemán, por otro. Las tesis de Renán, Fustel y Coulanges se enfrentarán a las de 90
Herder y Fichte, las concepciones "francesas" y "alemana" de la Nación. Mientras que para Fichte la
importancia recae en la lengua y en la etnia, para Ernest Renán los criterios de pertenencia nacional
se concentrarán, más bien, en " el deseo de vivir juntos, la voluntad de continuar hacer valer su
herencia que recibieron como individuos ", la nación se construye día a día. Renán buscará, con su
discurso «Qu'est-ce qu'une nation ?» de 1882, responder a la concepción etnolingüística de la
nación alemana.
Desde el comienzo del siglo XIX serán elaborados en Alemania los conceptos de Volk
(«pueblo»), de Volkstum («pensamiento y sentimientos nacionales») de Volkskunde («cultura
popular»); el término «popular» se referirá al pueblo como un conjunto histórico de personas que
tienen un mismo origen y que comparten, como tales, una cultura propia. El sentimiento nacional se 91
refiere a la pertenencia a una misma y única comunidad humana que se define como tal por la
existencia de una misma lengua, una misma cultura y una historia única. De esta forma, el
sentimiento nacional será utilizado, y de alguna forma instrumentalizado, a fin de reforzar la cohesión
nacional hacia el Estado formado o en plena formación, así como referente frente a los Estados
vecinos. Escritores populares como Menzel, Herder, Goette y Fichte encarnarán el surgimiento de
un nacionalismo alemán que se construirá, fundamentalmente, en clara y directa oposición al
francés.
Johann Gottfried Fichte (1762-1814), pronunciará los " Discursos de la Nación Alemana" en
momentos en que Prusia es derrotada en Jena, y que las tropas francesas entran en Berlín. Para
Fichte, los hombres están formados por la lengua, capaz de cohesionar al pueblo, de unificar su
acción colectiva hacia objetivos supraindividuales. Proclama, así mismo, que el lenguaje original
constituye la única lengua viva en oposición a las lenguas muertas desprendidas del latín (Francés).
La lengua original, Ursprache, es el alemán, hablado por el pueblo original, el Urvolk. Es así como
para Fichte, la libertad para los germanos significa "... continuar siendo Germanos y continuar
decidiendo sus propios asuntos, independientes y en concordancia con el original espíritu de su
propia raza, continuando con su propio desarrollo en concordancia con su espíritu y propagando
esta independencia a sus sucesores." 92
90
Ambos autores considerados como los padres del nacionalismo francés evocan públicamente en 1870 los argumentos según los cuales
los principios lingüísticos no justifican la anexión alemana de la Alsacia y Lorraine. Beck, Robert., y Turrel, Denise., "Langue et
nationalité sur la fortune d'une phrase de Henri IV", Cahiers d'histoire, numéro 2001-2.
91
Renan, Ernest (1882). "Qu'est-ce qu'une nation?", in: Qu'est-ce qu'une nation? et autres essais politiques, Angleterre, Presses Pocket,
Collection AGORA Les classiques, 1992, p. 37-56.
3
Fichte busca, con su filosofía, precursar la unidad de la lengua germana como un primer y
fundamental paso hacia la creación de la unidad alemana, pero no solo la material, en torno a
fronteras físicas, sino que sobre todo una unidad alemana en cuanto a una percepción única de
pertenencia y de unificidad socio-cultural. Es así como éste dará paso a la concepción de la nación
alemana sobre la base etnolingüística, hecho que más tarde será utilizado, ya no a fines de creación
de una "nación" alemana, sino que de un "nacionalismo" pan germánico excluyente y supremacista.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, por su parte, legitimará el régimen prusiano representado
por Bismarck y su autoritarismo político. La creación del Imperio Alemán en 1871, no se traducirá
93
Wolfgang Menzel, por su parte, popular escritor alemán del siglo XIX, otro precursor del
nacionalismo germano, se referirá en estos términos hacia Dietz, un poeta alsaciano que, en idioma
alemán, alaba a la patria francesa, " Un poeta alemán que canta en versos alemanes ", exclama
Menzel, "!A su patria y esta patria no es Alemania! ¡Tuvimos que soportar a menudo el desdén de
los franceses, al menos, era de los franceses, nuestros enemigos hereditarios! Ellos tenían el
derecho de regocijarse cuando podían oprimirnos, eso no nos asombra ...". La "cuestión alsaciana"
será un punto de atención y de fricción en el ámbito de la literatura y de la poesía nacionalista
alemana por cuanto se consideraba a esta tierra de 8 280 km² como formando parte intrínseca del
"espacio germano".
Podemos señalar que, sí existe un factor que podríamos determinar como “desencadenador”
del sentimiento nacional alemán, a comienzos del siglo XIX, este se encarna y responde de manera
clara la figura, acciones u omisiones de Napoleón y del conjunto de su empresa de dominación
política Europea. Una vez nacida y afianzada la idea de la existencia de una Nación Alemana, la que
debe integrar la globalidad del "espacio germano" bajo una frontera única y sobre la base
etnolingüística, pero que, además, debe aglutinarse en torno a un Estado germano política y
militarmente fuerte, las condiciones para la emergencia de una hostilidad interestatal franco-alemana
estaba dada.
Asociada a las nociones precedentes, el elemento "territorio", esta vez personificado por la
pérdida de la Alsacia-Lorraine por parte de Francia, sienta las bases para que esta hostilidad genere
su elemento desencadenador, la guerra o conflicto bélicos mayores. Las relaciones franco-alemanas
concretizaran su hostilidad a partir de 1871 en adelante. Existirá hostilidad interestatal franco-
92
Johann Gottlieb Fichte, Addresses to the German Nation, trans. R. F. Jones & G. H. Turnbull (Chicago: University of Chicago Press,
1922), pp. 136-138, 143-145.
93
Ver, Anthony McElligott., Rethinking the Weimar Republic: Authority and Authoritarianism, 1916-1936, Londres, Bloomsbury, 2013,
384 páginas.
94
Se señala que el término de “Estado-Nación” será, por primera vez, utilizado en el marco del Tratado de Westfalia o Munster (30 enero
1648), momento en que se establecen los parámetros de la paz en Europa luego de la Guerra de los 30 años.
95
Johann Gottfried Herder promoverá la existencia de naciones independientes y diferenciadas entre sí. Desarrollará la idea según la
cual a cada una de 2naciones” les corresponderían rasgos constitutivos inmutables (culturales, raciales, psicológicos...), realidades que
desde su punto de vista son, por esencia, ahistóricos, anteriores y superiores a las personas que forman la nación en un momento
determinado.
3
alemana a partir del momento en que Alemania se erige como un Estado unificado, y desde el
momento en que, producto de la derrota francesa, Francia deja de ser un imperio y se convierte en
un Estado moderno.
El conjunto de ideas precedentes nos han permitido establecer las fuentes primarias de la hostilidad
franco-alemana. Desde la influencia cultural (siglos XV-XVIII), pasando por el dominio político y
militar (siglo XVIII), para llegar finalmente a los cambios territoriales y de delimitación de las fronteras
franco-germanas resultado de la interacción entre ambas entidades. La dinámica histórica franco-
alemana anteriormente abordada generará una "hostilidad natural" entre ellos basada en una
percepción mutua de riesgos asociada a la lógica de dominación-dominado, percepción que se
expresará con toda su fuerza entre en dos guerras mundiales.
3
"FRANCIA Y ALEMANIA: GÉNESIS, DESARROLLO Y CESE DE LA HOSTILIDAD FRANCO-
ALEMANA"
La imagen de una Alemania siempre ofensiva, hostil y expansionista no se condice con las
palabras de Bismark, quien considera, por el contrario, a Francia como un factor de riesgo y
amenaza para la seguridad del naciente Estado unificado germano. La guerra de 1870 tendrá una
duración de un año, no obstante que los combates solo se extenderán por un período de seis
meses. El Imperio Alemán ( Das Deutsche Reich) no sólo nacerá en plena guerra franco-germana,
sino que además lo hará como resultado directo de ella. Dicho conflicto cristalizará un proceso de
animosidad franco-germano viejo de siglos. Éste refocalizarará la hostilidad francesa, ya no desde el
continente Europeo hacia el Reino Unido, sino que hacia Alemania. El centro de la disputa dejará de
ser la influencia hacia el territorio belga/luxemburgués, para transformarse en una animosidad
territorial y de potencia con un vecino que, ahora, competirá ya no solo por garantizar su propia
existencia, sino que ahora también la búsqueda por ejercer algún tipo de supremacía continental en
Europa.
96
El 03 de julio los prusianos del rey Guillermo I derrotan a los austriacos de François-Joseph I en Sadowa, Bohemia. Dicha victoria provocará en toda
Europa una sorpresa mayor al no esperar una victoria total germana en dichas tierras, menos aún la idea de Bismarck en cuanto a dar forma a un Parlamento
germano único.
97
Pedroncini, Guy., La guerre de 1870-1871: Une Guerre Limitée, Stratis Organisation, 2003.
3
seguridad para Alemania, sino que sólo en un armisticio que sabe que durará el tiempo que Francia
y el gigante alemán decidan que es el momento de dejarlo sin efecto.
Luego de haber obtenido la victoria sobre Austria en 1866, Prusia se convirtió en la potencia
dominante de Europa Central.
Para Francia, la existencia de esta entidad prusiana con claras tendencias hegemónicas, en
el centro de Europa, significaba la perdida de la tradicional influencia que había ejercido durante
siglos, no solo sobre el "espacio germánico", sino que el conjunto de Europa.
Ahora bien, la animosidad no será unilateral, por cuanto Prusia consideraba aún en aquel
momento a la Francia post-napoleónica fuente de amenaza para su tarea unificadora. Dos hechos
alimentaran esta percepción: en 1697, los franceses habiendo tomado posesión de la zona fronteriza
de Alsacia, la absorben territorialmente. En 1766, Francia domina la región de la Lorraine,
ejerciendo, paralelamente, una presión indirecta sobre los territorios al sur del Rhin.
El conflicto será asimétrico sobre el plano de las fuerzas en presencia. Mientras Francia
luchará sola, sin una base aliada que la refuerce, Prusia contará con la asistencia de la mayor parte
de los Estados germanos. Tres ejércitos penetrarán la frontera francesa comandadas por los
Generales von Steinmetz, los príncipes Carlos-Federico y Federico-Guillermo. La movilización
98
A notar, primo de Guillermo I de Prusia.
3
germana será declarada el 15 de julio de 1870, mientras que la francesa será retardada debido a
problemas burocráticos lo que le impedirá atacar las fuerzas prusianas antes o en pleno proceso de
movilización. A la luz de lo precedente, la guerra de los ejércitos franceses será eminentemente
defensiva, con la sola excepción de la batalla de Saarbrücken en la frontera franco-germana . 99
Temiendo una revuelta en la capital parisina producto de las derrotas sufridas, Napoleón III
ordenará un repliegue hacia las fortificaciones, decisión que facilitará la tarea bélica prusiana al
permitirles desbordar las ciudades francesas, incluyendo la capital, sometiéndolos, de esta forma, a
un aislamiento del resto de las guarniciones. El 01 de septiembre rodeados por los ejércitos
prusianos, el emperador Napoleón III capitulará dejando a París sin un gobierno central. A pesar de
que las fortalezas de Metz, de Strasburgo y de Verdún siguen el ejemplo del emperador, capitulando,
París resiste.
El tratado, lejos de solucionar los problemas franco-alemanes, los agrava. El Imperio Alemán
se convierte en la "Nueva Francia Imperial Napoleónica".
La derrota militar gala se convirtió en una victoria francesa al crear las condiciones para una
futura alianza antigermana. La emergencia de una Alemania unificada, militarmente poderosa,
económicamente sólida, y políticamente estable, con un espacio de influencia fortalecido y que ya no
solo mira hacia el continente Europeo, sino que además hacia el Atlántico, creará el nacimiento de
una percepción de amenaza paneuropea negativa hacia el nuevo coloso germano.
Como consecuencia del sentimiento favorable hacia Francia producto del diktat alemán,
Alemania se sintió cada vez más aislada, sometida a un encierro político-estratégico por parte de
sus vecinos, particularmente Rusia, Reino Unido, y lógicamente, Francia. Las autoridades germanas
concluyen que la única forma de protegerse reposaba en el rearme, lo que trajo consigo una carrera
armamentista sin precedentes en la historia europea . 100
El deseo de venganza francés sobre Alemania da lugar al concepto de " revanchisme", esto
es el “deseo de castigar al enemigo de ayer y de recobrar manu militari los territorios y el orgullo
nacional perdido”. La derrota de Francia afianza el sentimiento, ahora mutuo, de la emergencia de
enemigos hereditarios. Según las palabras de Charles Murras, intelectual francés, un enfoque de
pensamiento se impondrá: "¡Revancha, reina de Francia!" . Un ideal político belicoso hacia Alemania
101
99
En la cual las fuerzas galas sufrirán su primera de una serie de derrotas: la batalla de Wissembourg (4 agosto), de Reichschoffen y de
Froeschwiller (6 agosto).
100
Entre 1880 y 1914 el tonelaje de las naves de guerra alemanas pasa de 88 a 1 millón 305 mil toneladas. En comparación la de Francia
pasa de 271 a 900 mil. Kennedy, Paul., Naisance et Declin des Grandes Puissances, Ediciones Payot, Paris VI, capitulo V, 1991, página
242.
101
C. A. Fyffe., History of Modern Europe, Capítulo I, Popular ed., página 410.
3
Pese a que la guerra de 1870 fue una de unificación de la mayor parte del "espacio
germano", cabe recordar que Austria formaba parte de dicho conglomerado en momentos en que
esta zona se encontraba atomizada. Otras zonas colindantes pobladas por germanófonos escaparon
al control prusiano como los sudetes (Südeten) emplazados y diseminados en lo que luego de la
Primera Guerra Mundial constituirá Chekoslovakia, otras poblaciones germanófonas estarán
asentadas en Schleswig (Dinamarca), Alsacia (Francia) y parte de Suiza también. Ambos fenómenos
tendrán una repercusión decisiva en el proceso que conllevará a la Segunda Guerra Mundial. La
tarea unificadora constituye un proceso permanente en el caso germano y particularmente en el
prusiano. Será por esta razón que luego de la derrota sufrida en la Primera Guerra Mundial, la
creación del Corredor de Danzig, entregada a una administración soberana polaca, significará no
sólo la separación de Germanía del corazón mismo del naciente Estado germano, Prusia, sino que
además la pérdida de su continuidad territorial. El fin de la I Guerra Mundial traerá consigo esta vez
la pérdida del simbólico territorio de la Alsacia-Lorraine en favor de Francia.
y los intereses permanentes frente a cada choque de intereses en las relaciones franco-alemanas,
ejercían sobre la población, las clases dirigentes y los órganos de dirección política un
acrecentamiento permanente de la animosidad. La hostilidad cristalizada en la guerra de 1870-71
impulsará sentimientos de inseguridad entre Estados vecinales los que serán alimentados por
conflictos y crisis bélicas mayores que integrarán un ciclo de hostilidad regional europeo bajo la
forma de dos guerras mundiales con consecuencias directas en las relaciones actuales entre
Francia y Alemania.
La guerra de 1866 entre Prusia y Austria en la cual el Estado prusiano extendió su influencia
hacia el conjunto del "espacio germano" se soldó en la batalla de Sadowa y en la derrota de Austria.
Los términos de la victoria prusiana sobre el principal Estado germano vencido fueron mesurados y
limitados.
3
Sin embargo, el triunfo de 1871 sobre Francia será diametralmente diferente.Bismarck en
orden a aislar a Francia firmará acuerdos con Rusia, Austria e Italia. El Reino Unido, por su parte,
continuará con su política exterior aislacionista. Francia será asilada.
Frente a la dominación ejercida por Berlin sobre Europa continental, el Estado galo buscará
su expansión fuera del continente, en África. Para Bismarck tal política colonial francesa le
acomodaba al permitirle monopolizar el poder de influencia hacia todo el continente, sin
interferencias. Luego de la muerte de Bismarck en 1890, el Káiser Wilhelm II ascenderá al poder
político germano.
La llegada del Káiser traerá consigo un cambio mayor en la política exterior germana. No era
posible, a los ojos de este nuevo dignatario, mantener un pacto de defensa mutuo y en forma
paralela con dos Estados enemigos entre sí, como lo eran Rusia y Austria. Por la razón precedente,
la Cancillería germana decide dejar sin efecto el pacto militar con Rusia y reforzar el que mantenía
vigente con su Estado hermano austríaco. Frente a esta nueva realidad, Rusia establecerá una
alianza con Francia (Alianza Dual), la que evolucionará, más tarde, hacia la Entente.
El engranaje que conlleva a la primera conflagración mundial no será abordado aquí , no 104
obstante ello, cabe destacar que los objetivos políticos de la guerra, tanto de la Triple Alianza como
de la Entente, solo pueden ser comprendidos en función de las rivalidades entre los diferentes
componentes políticos de las alianzas y la hostilidad existente entre una Francia humillada y una
Alemania buscando mantener y reforzar su poder en Europa.
Los objetivos alemanes en una posible guerra victoriosa estaban focalizados a continuar con
el proceso de reunificación del "espacio germano", lo que incluía la absorción de Flandes (zona
perteneciente a Holanda), Curlandia (Zona dominada por una minoría germanófona), y la región de
Longwy, parte de la Lorraine francesa. Alemania esperaba obtener ganancias territoriales en el
Congo, así como aprovechar la oportunidad estratégica en orden a debilitar a Rusia, adversario en la
extensión del dominio sobre Europa central.
El 14 de agosto de 1918 el Estado Mayor General alemán declara que la guerra no podía
ser ganada. Producto de motines en sectores de la armada que buscan el termino del Imperio
Alemán y la instauración de una nueva forma de gobierno, se declara en febrero de 1919 en la
ciudad de Weimar (la capital berlinesa estaba bajo control revolucionario) el nacimiento de la
República.
104
Un excelente trabajo es presentado por Keegan, John., The First World War, EE.UU, Vintage Canada Edition, 2000, 473 paginas.
3
La Primera Guerra Mundial termina, esta vez, con la victoria de la Entente, indirectamente la
victoria de Francia por sobre Alemania. La paz será firmada en Versalles, en el mismo lugar en que
Bismarck procedió a la coronación del primer Emperador Alemán de la Alemania unificada.
A partir del momento en que el Ejercito Prusiano y su extensión germana eran parte del
Estado, cimientos generadores de la entidad de Prusia y de la unificación del "espacio germano", su
disminución era vista como una humillación. La nueva configuración territorial de Alemania, y
particularmente, las nuevas fronteras que habían interrumpido la continuidad territorial del Imperio,
introducían la necesidad de proteger a la población de las nuevas amenazas que emergían de esta
nueva condición territorial. Los llamados "Cuerpos Libres", unidades alemanas encargadas de
proteger a las minorías germanas en Báltico (Estonia, Lituania, etc.), así como en Upper Silesia,
zona colindante a Danzig, en donde una mayoría Alemana era azuzada por paramilitares polacos
deseosos de vengar la división de Polonia un siglo antes.
La ocupación de la región del Rhineland por parte de tropas francesas y belgas a modo de
garantía del pago, así como de "cabezas de puente" en tres localidades en la rivera norte del Rhin
junto a las compensaciones introduce un factor acelerador de la hostilidad alemana hacia Francia al
recordar la ocupación napoleónica. Frente a la ocupación, las autoridades germanas prohibirán la
colaboración con las fuerzas de ocupación. No obstante ello, la República de Weimar buscará
terminar con su aislamiento internacional.
La firma del Tratado de Rapallo de 1922 con la URSS le permitirá contornear el Tratado de
Versalles y permitirle entrenar a sus fuerzas armadas con armamento prohibido. Este tratado tendrá
decisivas y costosas consecuencias para la guerra que se aproximaba.
Por otro lado, en un intento por terminar con la ocupación francesa, Alemania, en una nueva
deshonra internacional, firmará el Tratado de Locarno de 1925. Éste estipulará el reconocimiento por
parte del Estado germano de las nuevas fronteras con su enemigo hereditario galo a cambio del fin
de la ocupación en un plazo de cinco años (1925-1930). La ciudad de Colonia (Köln) será, por su
parte, evacuada en 1926 por los franceses.
3
Entre 1924 y 1928 la República de Weimar logra terminar con el aislamiento y controlar la
economía profundamente afectada por el costo de la guerra tanto en el ámbito de las reparaciones
como en el ligado al costo económico general frente al esfuerzo de guerra mismo. El Plan Dawes
permitirá al fisco alemán realizar el pago de las compensaciones de guerra en forma parcializada lo
que ayudará a suavizar la dura realidad económica y socioeconómica que el afectaba.
Jean Pierre Bise, describe en 1932 el pueblo alemán como " un pueblo humillado, lleno de
resentimiento, muerto de hambre, ebrio de orgullo y sudando revancha, un pueblo desesperado de
una impotencia transitoria, marcado por dogmas tales como la superioridad inconmesurable de la
raza alemana". Bise descubrirá en este pueblo la marca de la..." monstruosa injusticia del tratado de
Versalles, la divinidad de la guerra y la santidad de la venganza, un pueblo profundamente
persuadido que sus sufrimientos son inicuos, sus torturas morales inmerecidas, que el fue robado,
destruido por un enemigo sin vergüenza, que la hora de Dios está cerca " . 105
La Segunda Guerra Mundial no parece aquí más que la continuación de la Primera, una
pausa de veinte años.
3
extremos del escenario electoral germano, el Partido Comunista alemán y el Partido Nacional
Socialista, solo fue posible gracias a que las condiciones socio-políticas y socioeconómicas así lo
permitieron.
Hitler tuvo la autoría de ser el único dirigente germano en haber logrado por primera y única
vez la unificación real y efectiva de todo el "espacio germano" en una sola frontera política. Este
sueño tendrá una duración de sólo cinco años.
106
Suarès, André.,"Vues sur l'Europe ", N.R.F., 2e sem. (1934), pagina 641, nota 34, en Henri Lichtenberger, L'Allemagne Nouvelle,
Flammarion Bibliothèque de Philosophie Scientifique, dirigida por Paul Gaultier), pagina 81.
107
Intervención de Vermeil en la Conferencia Juridica Internacional, Sorbonne, 10-11 julio 1937, en: Régression des principes de la
liberté dans les réformes constitutionnelles des Etats démocratiques, Marcel Rivière éd., 1938, pagina 56.
3
El "espacio germano" se retrotrajo al período posterior al Tratado de Tilsit. No solo
Alemania quedó dividida en cuatro zonas de ocupación aliada, sino que además se vio sometida al
despojo tanto de Prusia del Este como de Prusia del Oeste.
Tal y como fue avanzado en el punto precedente, las relaciones franco-alemanas ha sido
sometidas, a lo largo de su historia, a tres factores primigenios que han cumplido un papel de
acelerador y de estimulación de diversos grados de relaciones de hostilidad.
1. La influencia ejercida por Francia, primero sobre Europa, particularmente la Francia de Luís
XVI y de Napoleón, luego el turno de Prusia que buscará, en un primer momento extender
su influencia al interior del "espacio germano" a fines de unificación, para más tarde, ya a
fines del siglo XIX, y hasta mediados del XX, extenderla hacia el resto del continente. Los
medios de influencia estarán restringidos a la presión militar disuasiva y persuasiva, a la
extensión de una presión cultural sobre las clases nobles y dirigentes.
3
3. El último factor es el territorial. Las fricciones bélicas, de dominio y de influencias históricas
debían concretizarse y objetivizarse en uno de los elementos esenciales de la formación de
los Estados-Naciones, el territorio.
El territorio de un Estado constituye una base física sobre la cual la soberanía, ésto es, el poder del
órgano estatal, se aplicará. El territorio constituye de esta forma el objeto mismo del poder del
Estado, el límite material mismo de la acción efectiva de los gobernantes. A partir de este prisma de
análisis, podemos entender que el territorio juega un papel fundamental en el nacimiento, desarrollo
y consolidación de la hostilidad franco-alemana.
Alsacia y Lorraine, una región sometida a un continuo cambio de soberanía entre Francia y
Alemania/Prusia se erige como la cristalización objetiva de una animosidad que llevó a ambos
Estados a conflictos bélicos mayores y guerras continuas hasta el término de la Segunda Guerra
Mundial en 1945. Luego de la Guerra de 1870, Alsacia/Lorraine será anexada al Imperio Alemán en
plena formación. Esta zona constituyó históricamente un punto de fricción entre ambos Estados.
Simbolizaba para Francia el deseo histórico en orden a absorber territorialmente el conjunto de la
zona al sur del Rhin, de la cual la región en cuestión forma parte. Será durante la Guerra de los
Treinta Años que Francia podrá extender su influencia hacia la Renania (Rhénanie o Rheinland). Si
la política de "reuniones" de Luís XVI fracasa la penetración de la cultura francesa en el siglo XVIII
permitió hacer efectiva la teoría francesa de las fronteras naturales -lo que implicaba su dominación
sobre el territorio al sur del Rhin. Será durante el periodo revolucionario que el Estado galo logrará
dar forma a los departamentos de la Sarre, de Mont-Tonnerre, así como del Rhin-et-Moselle. La
centralización y los sucesos europeos en orden a destruir el legado napoleónico a través del
Tratado de Vienna en 1815 hacen de la Renania un Estado Prusiano (Rheinprovinz).
No obstante no haber podido absorber territorialmente esta región, el Estado francés bajo
Napoleón III establecerá la política de los llamados " Pourboires", y en 1918 un ensayo de anexión
avanzado por Francia durante las conversaciones de que llevaron al Tratado de Versailles no tuvo
éxito. A falta de lograr una anexión en el corto plazo, Francia lo busca en el mediano. El retraso del
pago por parte de Alemania de las reparaciones de guerra le permite al Estado galo aprovechar la
oportunidad para ocupar el Rhur en 1923. Un proceso de separatismo alimentado por Francia es
inaugurado. La idea de la creación de una república Rinanina y de una república Palatina, que luego
demandarían su anexión a Francia no tienen el éxito buscado. Frente a este fracaso en la política
francesa debe proceder a la desocupación mediante el Tratado de Locarno.
108
La percepción alemana en relación a la cuestión de la Sarre estima que Francia deseaba anexarla, llegando incluso a prohibir, después
de 1950, la existencia de partidos políticos libres en esta región, así como llevar a cabo una campaña de opresión en contra de sus
miembros. Estiman que en 1952 elecciones falseadas habrían sido celebradas. Osterheld, Hold., Konrad Adenauer, Verlag Bonn Aktuell,
Sttutgart, agosto 1983, paginas 50-53.
3
Bajo el gobierno de J.Hoffmann, la política exterior y de defensa estará asegurada por
Francia a la cual ésta se encuentra ligada económicamente por un tratado de unión aduanera
concluida en 1948 -sus yacimientos mineros serán, además, cedidos en préstamo a Francia en
1950.
Las relaciones franco-alemanas de la post guerra estarán en su inicio marcadas por la
problemática de la Sarre no obstante los acuerdos y compromisos entre ambas naciones a fin de
darle una justa solución (Acuerdo Mendés-France/Adenauer de 1954). Finalmente, por plebiscito, la
ciudadanía de esta región, convertida en Saarland, decide anexarse a la República Federal de
Alemania. Los acuerdos Mollet-Adenauer de 1956 arreglarán la cuestión, previa canalización de la
Moselle y la entrega a Francia por quince años de 90 toneladas de carbón. La integración política de
la Sarre a Alemania Federal tendrá lugar en 1957 y la económica en 1959. Desde 1960 la Saarland
forma parte de uno de los Lands alemanes.
Podemos avanzar la hipótesis, según la cual, dos factores cimentaron la senda para la
reconciliación de los "enemigos hereditarios" franco-alemanes. Por un lado, el factor económico y
por otro, el factor geoestratégico.
El factor geoestratégico está dado por la existencia del otro lado de la frontera de separación
entre las zonas Aliadas occidentales y la soviética de 20 a 25 divisiones del Ejército Rojo. La
amenaza soviética, primero militar y, luego, política e ideológica, emergerá como un factor de
cohesión artificial entre los Aliados Occidentales. Por un lado, Alemania Federal buscará la
protección y la seguridad que solo los EE.UU. y los Estados occidentales pueden garantizarle. Por
otro lado, debe ser capaz de comunicar estabilidad hacia la misma amenaza soviética en orden a
3
garantizarle que su integración a los valores políticos occidentales y a un órgano militar de la misma
naturaleza, le impedirá constituirse en una fuente de amenaza revisionista del orden preestablecido.
No obstante las ideas precedentes, en marzo de 1947, Francia y el Reino Unido firmarán el
Tratado de Dunkerke, acuerdo por el cual cada una ellas se compromete a suministrar un apoyo
militar completo a la otra en caso de ataque alemán. Un año más tarde, en marzo de 1948 el Tratado
de Bruselas extiende el pacto en cuestión a los Estados del Benelux. La problemática alemana
aparece como incluso tanto o más importante que la cuestión ruso/soviética . 109
La creación de la Alemania Federal Oriental por lo Aliados Occidentales (23 mayo 1949) y la
posterior emergencia de la Alemania Oriental (7 octubre de 1949), introduce la necesidad de sentar
las bases políticas, económicas y militares permitiendo el desarrollo de un Estado Alemán
democrático, esta vez aliado del campo Occidental. En este sentido será el Ministro francés de
Asuntos Extranjeros, Robert Schuman, quien va a proponer a su homólogo alemán " poner el
conjunto de la producción franco-alemana de carbón y de acero bajo la una Autoridad Común, en
una organización abierta de otros países de Europa ". El 18 de abril de 1951 será firmado en París
110
entre Bélgica, la RFA, Francia, Italia y los Países Bajos el Tratado instituyendo la Comunidad
Europea del Carbón y del Acero (CECA). Finalmente, Francia decretará el 13 de julio de 1951 el fin
del "estado de guerra" con Alemania.
El factor económico aparece como el otro elemento de la ecuación permitiendo hacer evolucionar las
relaciones franco-alemanas hacia lo que se estimaba era una "Comunidad de destino"
(Communaute du destin).
Tanto la existencia de una amenaza común, y la necesidad paralela de afianzar los lazos
económicos frente a una Europa en plena reconstrucción de sus estructuras socioeconómicas,
permiten a ambos Estados buscar estrategias y medios de una mayor cooperación. Otro factor de
convergencia de los intereses franco-alemanes estará dado por el Reino Unido. Tanto Francia como
Alemania Federal consideran, en un primer momento, que el Estado inglés no debe formar parte de
la Comunidad Económica Europea (CEE). El veto francés al ingreso del Reino Unido a la CEE 111
consolida su posición de potencia directora indiscutida en la Europa de los Seis. Para los alemanes,
particularmente para K. Adenauer, existían dudas respecto a su real intención en cuanto a que
Londres deseaba o no a formar parte de la CEE, pero en términos orgánicos, por otro lado,
consideraba que el pueblo británico nunca llegaría a pensar de modo "proeuropeo" . 112
Ante el fracaso de la CED (Comunidad Europea de la Defensa), la seguridad militar recaerá en las
manos de la OTAN, y particularmente en los Estados Unidos de Norteamérica. La negativa francesa
estaba orientada a impedir el rearme y la remilitarización de la Alemania, según lo estipulaba el
acuerdo.
3
Latinoamérica y Asia del Sur, si la III Guerra Mundial estallaba, ésta sería luchada en el corazón de
Europa. Frente a esta disyuntiva, Francia se dota del armamento nuclear a objeto de marcar su
distancia respecto al peso político y político-estratégico establecido por los Estados Unidos en
Europa Occidental.
Un paso fundamental será dado en el ámbito simbólico entre el Estado francés y el alemán.
La firma de una declaración común y del tratado entre la República francesa y la República Federal
de Alemania sobre la cooperación franco-alemana será firmada el 22 enero de 1963 ( Tratado de
Elysée). El General De Gaulle dirá, "No existe un hombre en el mundo que no mida la importancia
capital de este acto, no solo porque el da vuelta la página luego de una larga y sanguinaria historia
de luchas y de combates, sino que también porque esta abre todas las puertas de un futuro nuevo
para Francia, Alemania, para Europa y por consiguiente, para el mundo entero ". 113
No obstante la firma del tratado, este debía ser ratificado por ambas asambleas nacionales.
El 16 de mayo de 1963 el Bundestag ratifica el tratado agregando al mismo un preámbulo que
reafirma los principios de la construcción europea y de la solidaridad atlántica. Alemania Federal
busca el equilibrio entre la seguridad frente a la amenaza soviética y la seguridad interna frente a los
problemas económicos potenciales. Menos de un mes más tarde, la Asamblea Nacional Francesa
expresa la idea según la cual el preámbulo del Bundestag difiere de la concepción francesa. El 28 de
octubre del mismo año Charles de Gaulle considera públicamente que " la República Federal de
Alemania a "vaciado el tratado franco-alemán de su espíritu y de su sustancia " al preferir la alianza 114
con los Estados Unidos en desmedro de una alianza franco-alemana. Para la Bundestag, la "pareja
Franco-alemana" no debía erigirse como una rival al poder y la influencia estadounidense, ni dirigir
bilateralmente la construcción de una Europa Comunitaria. Tampoco la concebían como un
instrumento permitiendo oponerse orgánicamente al Reino Unido y su ingreso a la CEE.
Podemos apreciar que las relaciones franco-alemanas tienden a debilitarse entre los años
1963 y 1973, no obstante que la firma del Tratado permite romper psicológicamente con un pasado
hostil entre ambos Estados.
La llegada del Canciller alemán Helmut Schmidt y del Presidente francés Giscard d´Estaing
al poder en 1974 relanzan las relaciones bilaterales. Se considera que será a partir de este período
que se puede comenzar a hablar del "Couple Franco-allemand".
113
Historique des Relations franco-Allemandes, Forum Franco-allemand, 13/11/2003, pagina 1, www.leforum.de/fr/fr-histoirefa.htm.
114
La Documentation Française, Dossiers D´Actualité, Les Relations Franco-Allemandes, Chronologie, pagina 5.
3
La creación del Consejo Europeo será iniciativa franco-alemana, así como la creación del
Ecu. En el ámbito militar, el despliegue de misiles SS-20 soviéticos en Europa Oriental permitirá que
las relaciones franco-alemanas sean puestas a prueba. En la cumbre Franco-alemana del 25 de
febrero de 1982 el gobierno francés se declarará favorable al despliegue de misiles Pershing en
Alemania Occidental. La 40 Cumbre Franco-Alemana institucionaliza la cooperación sobre
cuestiones militares, ya previstas en el tratado de 1963, sobre la base de encuentros comunes de los
ministros de la Defensa y de los Ministerios de Asuntos Exteriores.
En 1987 tienen lugar las primeras maniobras conjuntas entre fuerzas militares francesas y
alemanas denominadas "Moinau hardi". Un año más tarde, en la Cumbre 51 Franco-Alemana en
1988, se concretará el protocolo del tratado de 1963 que creaba el Consejo de Defensa y de
Seguridad Franco-Alemán. A partir de este hecho, los acuerdos en vista de transformar la pareja
franco-alemana en el motor de Europa se aceleran en todos los ámbitos, particularmente en el de la
defensa. El 02 de octubre de 1989 se crea la Brigada Franco-Alemana, la cual entrará en servicio el
17 de octubre de 1990.
Es así como luego de la reunificación alemana la cooperación militar entre ambos Estados
es vista como el paso que permite la creación de un Ejército Europeo Unificado. El 22 de junio de
1992, se firma la Declaración sobre la creación de un Cuerpo de Ejército Franco-Alemán a vocación
europea así como mediante la Consulta Franco-Alemana de la Rochelle se establece un refuerzo y
extensión de la cooperación militar binacional, paralelamente y sirviendo de base la cooperación
franco-alemana, en mayo de 1992 durante la 59 Cumbre se decide la creación del Eurocorps, la cual
se instala oficialmente en Strasburgo y es puesto a disposición de la UEO.
La Declaración Común Franco Alemana , a ocasión del 40 aniversario del Tratado del Elyseo
estableció las bases para:
b) La construcción de una Comunidad Europea, tanto sobre el plano político como económico,
no garantiza la seguridad en el ámbito de la defensa. Sobre esta base ambos gobiernos
decidieron extender la cooperación hacia los ámbitos de la seguridad militar europea sobre
115
Declaración Común Franco Alemana a la ocasión del 40 aniversario del Tratado del Elyseo, martes 22 enero 2003, France
Diplomatie, Ministerio de Asuntos Extranjeros, Gobierno de Francia, www.diplomatie.gouv.fr/actual/dossiers/traitelysee/
3
la base del eje Paris-Bonn. El motor de la construcción Europea en el plano militar solo
aparece como posible sobre la base del couple franco-alemán. En este documento
establecen, la necesidad de defender las fronteras europeas implica dotarse de los medios
para tal efecto, garantizar la paz por medio de la disuasión tanto convencional como nuclear,
se busca contribuir a la OTAN a fin de prevenir toda agresión o tentativa de intimidación a
Europa, se decide crear en vista de cristalizar la llamada "comunidad de destino" entre
Francia y Alemania el Consejo Franco-alemán de Defensa y de Seguridad.
Se establece claramente que los objetivos del consejo son:
La Declaración, en cuestión, sentó, en su momento, las bases para lo que debería ser una futura
Política de Defensa común franco-Alemana . De esta manera, la creación del Cuerpo de Ejercito
Franco-Alemán, a vocación Europea, avanzada en mayo de 1992 por los gobiernos de Francia y de
Alemania, a través de sus respectivos ministerios de la Defensa y Exteriores, tenía como objetivo
"dotar a la Unión Europea de una capacidad militar propia " . Adicionalmente y siempre al interior de
116
En este sentido y visto el nuevo medio ambiente estratégico internacional, Francia y Alemania
buscaban materializar, mediante este paso, promover una visión común de seguridad global de la
Unión Europea, generar una mayor flexibilidad en el seno de la UE por medio de la extensión y de la
adaptación del instrumento de cooperación reforzada de la PESD, estimular el refuerzo de las
capacidades militares de los miembros, estableciendo, con ello una mejor articulación de la
cooperación, tanto en materia de armamento como en el ámbito de la base industrial y tecnológica
de la defensa.
3
puesta en común de sus respectivos medios, sirviéndose como base de un escuadrón
común de transporte aéreo franco-alemán.
c. Desarrollo de un análisis común de los riesgos y de las amenazas que pesan sobre sus
Estados miembros.
d. Desarrollo de una política común de cooperación en materia de armamento.
e. Formación común de sus respectivos personales militares. Tanto Francia como Alemania se
comprometen y afirman su decisión en orden a desarrollar una formación común de su
oficialidad a fin de favorecer la elaboración de conceptos comunes a ambos ejércitos.
Desde el Tratado del Elyseo de 1963 y el año 2003 han pasado treinta años.
El tratado en cuestión, más que sentar los principios que debían guiar las relaciones entre Francia y
Alemania, rompió el ciclo del factor de hostilidad.
El factor de cooperación introdujo el quiebre de un período que había llevado a ambos Estados a
crisis bélicas mayores y percepciones de amenaza negativas durante siglos.
Este capítulo nos ha permitido comprender la evolución de las relaciones franco-alemanas a partir
del Tratado del Elíseo, que marca el fin de la principal fuente de conflicto en Europa Occidental, pero
que a la vez pone en marcha la construcción de una Europa nueva.
Lo sorprendente esta dado porque tal evolución ha sido inaugurada por Estados que hace no más
de sesenta años se consideraban enemigos hereditarios.
3
CAPITULO IV
RIVALIDADES, COOPERACION Y TRAUMAS PSICOPOLITOCS: CASO PERÚ DE LA
RESEÑA HISTÓRICA A LA TEORÍA VOLKIANA.
3
La percepcioé n de amenaza de Chile ha atravesado, asíé como el conjunto del sistema
internacional, períéodos de profundos cambios. La evolucioé n del sistema internacional,
fundado sobre la base de equilibrios de poder, dinaé micos, tanto en su naturaleza, siempre estaé
sujeta a modificaciones, muchas de ellas imperceptibles, pero que en la sumatoria pueden
generar transformaciones estructurales.
Si entre 1902118 y 1989, por ejemplo, las fuentes primarias de amenaza para la
seguridad exterior de Chile, en particular, eran claras, reconocibles y por ende, globalmente
proyectables, esto no puede aplicarse al períéodo inaugurado a partir de 1990, menos aué n a
partir del comienzo del siglo XXI.
El Cono Sur latinoamericano conocioé , a partir del ué ltimo decenio del siglo pasado y
comienzos de este nuevo milenio, un fenoé meno que le fue particular: la disuasioé n cohabitoé con
un avanzado proceso de cooperacioé n 119. Fenoé menos contradictorios emergieron: mientras que
por un lado se inauguraban programas de modernizaciones beé licos y nuevas alianzas extra-
regionales se instauraban120, por otro, se buscaba la asociacioé n econoé mica y la
implementacioé n de medidas de confianza mutua. Las percepciones de amenaza tradicionales,
especialmente aquellas dirigidas a garantizar la proteccioé n externa del paíés coexistieron con
nuevas percepciones de peligro para la seguridad nacional, especialmente aquellas asociadas
a amenazas no convencionales, propias del crimen trasnacional y transfronterizo. 121
Seamos claros: el dominio de una percepcioé n de Estado-fortaleza que por maé s de un
siglo generoé un sentimiento de Politicidio, 122 absoluto primero, moderado despueé s, otorgaba a
Chile una mayor certeza de las acciones y comportamientos de las fuentes de aprensioé n. La
finalizacioé n de la ríégida estructura de la Guerra fríéa, a finales del anñ o 1991, marcoé el comienzo
de un cambio mayor en la estructura geopolíética y geoestrateé gica sudamericana. Tambieé n de
la chilena. La ríégida distribucioé n del poder políético regional, sustentado sobre la base del
modelo “Enemigo-Enemigo=Amigo”, de Jack Child, 123 cesoé de existir. Hoy un nuevo “orden
geopolíético” tiende a cristalizarse.
Comprender cabalmente dicha evolucioé n, con aires de “revolucioé n geopolíética”,
necesita del concurso de dos hechos: En comprender la percepcioé n de Politicidio y observar
118
Fecha en que se firman los Pactos de Mayo.
119
Leyton S, Cristian M. "Introducción al factor de hostilidad: de la seguridad cooperativa a la seguridad por la cooperación/disuasión",
en Fuerzas Armadas y Sociedad, Nº4, FLACSO/Chile, Chile, octubre-diciembre 1999.
120
Leyton, Cristian., Argentina, aliado mayor extra-OTAN : la problemática política . Diplomacia / Academia Diplomática de Chile Andrés
Bello. (Santiago, Chile). No. 83 (abr. / jun. 2000), p. 50-61.
121
Leyton, Cristian., “Sudamérica y el fin del repliegue del Realismo”, Voces La Tercera, jueves 24 abril 2014.
122
Leyton, Cristian., NATURALEZA Y ESTRUCTURA DE RIVALIDAD HISTÓRICA ENTRE CHILE – PERÚ, Cuaderno de Difusión Nº 24.
Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.
123
Child, Jack., Geopolitics and Conflict in South America: Quarrels Among Neighbors, Praeger (February 15, 1985), 285 paginas.
3
detenidamente su relevancia en la construccioé n de una determinada percepcioé n de amenaza o
riesgo.
Chile, en la fase de cristalizacioé n de su percepcioé n de amenaza de base y dominante,
deberaé lidiar con el fenoé meno antes descrito, especíéficamente el peruano.
Establezcamos que el Perué , su sociedad y su clase políética parecen haber sido
expuestos a traveé s de la historia a hechos que han generado un síéndrome de esta naturaleza.
Traumas psicopolíéticos que, como ya lo habíéamos senñ alado anteriormente, han
desencadenado un proceso de transmisioé n transgeneracional de traumas, los que, podríéan
haber sido instrumentalizados por su elite.
Lo interesante aquíé es que dicho “trauma psicopolíético” se evidencioé en funcioé n de dos
supuestos axiomas, todos ellos erroé neamente planteados: Primero, la idea segué n la cual el
conflicto y Chile frenaron una fase de reorganizacioé n políética y econoé mica peruana. Todo
indica que la decadencia post-independentista peruana fue consistente en el “tiempo políético”
del paíés del norte, no se detuvo. El caudillismo limenñ o gobernoé la fase que va desde 1826 –
nacimiento mismo del proto-estado peruano- hasta el comienzo mismo de la Guerra con Chile.
Un trauma interno, es decir la incapacidad de las clases dirigentes en orden a frenar el
fenoé meno caudillista y la fragmentacioé n políético-eé tnica del espacio peruano parecen haber
impedido la estabilizacioé n del proceso de afirmacioé n de la institucionalidad peruana,
fenoé meno que incluso parece extenderse hasta hoy en díéa.
Segundo, y en funcioé n de la idea precedente, la guerra impuesta por Chile obstruyoé el
“normal” desarrollo políético peruano e impuso una fase de “reconstruccioé n nacional” peruana.
Falso: Acadeé micos peruanos del renombre de Julio Cotler se han cuestionado la existencia
misma de una “nacioé n peruana” en la fase anterior a la Guerra del Pacíéfico. No pudo haber
“reconstruccioé n nacional” cuando no se habíéa hecho visible ni materializado una “Nacioé n
peruana”, en la excepcioé n moderna del teé rmino. Luego del fin del conflicto trinacional, no hubo
una “reconstruccioé n” del espacio peruano sino que debuta, por fin, el proceso de
“construccioé n” de una embrionaria entidad estatal peruana. Chile no frena el normal
desarrollo políético peruano, sino que todo lo contrario, lo acelera.
Los axiomas antes senñ alados no son maé s que dos ejemplos, y no hacen sino que
desnudar los síéndromes post traumaé ticos que evidencia la sociedad peruana en funcioé n de la
imagen de Chile. No cabe la menor duda que las dos condiciones necesarias para el
surgimiento del SPT en la sociedad peruana estaé n presentes. La amenaza a la integridad fíésica,
bajo la forma de un conflicto que se saldoé por una larga ocupacioé n de su capital por una
potencia externa, por la peé rdida de territorios y la amenaza de desmembramiento. Desde un
3
plano interno, la amenaza a la integridad fíésica del espacio peruano en manos de sus propios
habitantes, como es el caso de la amenaza indigenista y el estallido eé tnico y social producto
del sistema econoé mico esclavista que se manteníéa vigente hasta antes de la guerra con Chile,
sin olvidar las guerras civiles secesionistas internas.
Finalmente, queda claro que el temor a una reedicioé n de las mismas condiciones que
gatillaron la conflagracioé n trinacional aué n estaé n presentes, tal es el caso de la asimilacioé n de
los capitales “chilenos” en Perué a las condiciones antecedentes al mismo conflicto. Si todo
recuerdo o síémbolo reactiva el síéndrome en cuestioé n, Arica es un recuerdo permanente en la
conciencia psicopolíética peruana.
Por las razones precedentes, la loé gica de naturaleza “revanchista”, es decir la idea
socializada y politizada en cuanto a la necesidad de “reintegrar lo perdido” o “restaurar la
peé rdida”,124 sigue presente en importantes segmentos de la intelectualidad peruana, asíé como
parece estar fuertemente incrustada en sectores castrenses y políéticos tradicionales limenñ os.
La pregunta medular queda planteada ¿Coé mo solucionamos, definitivamente, las relaciones de
animosidad histoé rica con Perué ? ¿Existe una solucioé n conciliatoria o soé lo la disuasiva y
coercitiva? ¿Existe una "tercera víéa"? ¿Coé mo solucionar la cuestioé n peruana?
Se entiende el concepto de “Cuestioé n peruana” como aquella predisposicioé n
permanente del conjunto del sistema políético peruano en orden a instrumentalizar y utilizar
de manera sistemaé tica la imagen de Chile a fin de generar una cohesioé n social, políética y
cultural interna. Se trata de una “cuestioé n” por cuanto, con el tiempo y a traveé s de la historia
reciente, dicha predisposicioé n se ha erigido en una Políética de Estado, con estrategias de corto,
mediano y largo plazo, asociadas a un desborde hacia el conjunto de la poblacioé n. Una
caracteríéstica es que dicha postura parece ser cíéclica. En otras palabras, si bien es
permanente, la predisposicioé n al hostigamiento conoce fases de mayor o de menor presioé n, no
obstante que eé sta nunca decae, soé lo cambia de naturaleza. Dicha postura permanente
podemos claramente asociarla a la idea del we-ness y del trauma elegido. Tanto asíé que la
sistematizacioé n del recuerdo de eventos pasados producidos hace maé s de un siglo, en el marco
de la Guerra del Pacíéfico, pero cuyos efectos se hacen sentir hasta el díéa de hoy, recuerdan un
concepto utilizado en los estudios psicopoliticos como es el de “transmisioé n transgeneracional
de traumas”. Este teé rmino, lo habíéamos avanzado, nos describe el proceso que viven algunas
sociedades expuestas a traumas sociales e histoé ricos severos en el transcurso de su vida en
comunidad. La idea es identificar de queé manera ciertos liderazgos instrumentalizan dichos
“Traumas elegidos”, y por queé razoé n eligen soé lo algunos y no todos.
124
Acepción encontrada en el Diccionario de la Real Lengua Española. www.rae. es.
3
La “transmisioé n transgeneracional” implica que ciertos eventos generan efectos
emocionales de impresioé n negativa y duradera. Segué n este mismo enfoque, dichos eventos
traumaé ticos poseen caracteríésticas que les son ué nicas: Un sentimiento conjunto de
humillacioé n, indefensa, verguü enza y deshumanizacioé n. El Perué , su sociedad y clase políética,
evidenciaron tales sentimientos en la fase posterior al conflicto del Pacíéfico. La ocupacioé n
militar de Lima, capital del Perué , constituye un hito, de la misma forma que la absorcioé n
territorial soberana de Arica. El primer trauma forma parte de los libros de historia, el
segundo estaé presente en la vida diaria de Tacna. Otra caracteríéstica de este fenoé meno,
absorbido plenamente por la sociedad peruana y su sistema políético en respuesta a la Guerra
de 1879 y sus consecuencias, conscientes o inconscientes, es la transmisioé n de una generacioé n
a otra la representacioé n del “enemigo chileno”.
Una generacioé n deposita en la otra los traumas no evidenciados por la ué ltima a fin que
sea eé sta la que a su vez transmita imaé genes deshumanizadas del “otro”. La proé xima generacioé n
tiene la tarea inconclusa de “limpiar” el “honor vapuleado”, revalorizar el orgullo lesionado o
reintegrar el espacio fíésico perdido. El caso peruano es uno de naturaleza y alcance
psicopolíético. Los efectos traumaé ticos en la sociedad peruana aué n estaé n frescos en su memoria
histoé rica, pero lo maé s complejo de todo es que el sistema políético limenñ o tiende a alimentarse
de eé ste.125
125
Leyton, Salas., Cristian. Chile y Perú: Una Rivalidad Duradera. Ediciones Akihllleus, 2011.
3
Observemos, a continuacioé n, el pensamiento desarrollado por Vamik Volkian relativo al
Trauma y el papel que este desempenñ a en el sistema internacional, en especial entre entidades
que mantienen relaciones de rivalidades duraderas.
3
entidad (muerte o amenazas). Por el otro lado, se evidencian reacciones de aprensioé n intensos
frente a hechos sobre los cuales no se tiene la capacidad de influir en su inicio o termino. En
este mismo sentido, el SPT tiene la caracteríéstica a reeditarse, a revivirse de manera
permanente. Todo recuerdo o síémbolo que materialice la remembranza del proceso
traumaé tico no hace sino que reeditar un proceso de ansiedad. El sentimiento de una peé rdida
territorial, de una ocupacioé n militar o una percepcioé n de humillacioé n.
Se observa que una de las expresiones políéticas maé s claras y objetivas asociadas a
dichos traumas psicopoliticos dice relacioé n con el surgimiento de ideologíéas irredentistas
(inspiradas del fascismo italiano ¡Italia irredenta!), en otras palabras un cuerpo de ideas
articuladas en torno a aspiraciones políéticas concretas, fíésicas y reales destinadas a “recuperar
algo perdido”, como territorios, limites o grupos humanos, absorbieé ndolos mediante el
desplazamiento de líémites fronterizos. En eset sentido, el irredentismo tiene la caracteríéstica
de declarar la no-renuncia a recuperar determinados espacios con una alta valoracioé n
simboé lica, econoé mica o militar, todo ello en funcioé n de alimentar ideoloé gicamente y sostener
políéticamente, en el tiempo, a sociedades con clara tendencia hacia la fragmentacioé n.
La ideologíéa irredentista, no puede tomar forma en ausencia de liderazgos políéticos
que directa o indirectamente no elijan un trauma ni decidan explotarlo sociopolíéticamente.
Volkian avanza en su obra, Blind Trust: Large Groups and Their Leaders in Times of
Crisis and Terror, (Volkan, 2004), senñ ala la existencia de dos tipos de liderazgos, uno de ellos
“reparativo”, cuyo accionar busca solidificar la identidad del grupo sin que ello implique
devaluar o criminalizar al otro grupo “victimario”. Identifica, sin embargo, a otro liderazgo, el
“destructivo”, el cual se da como objetivo el solidificar el sentimiento de amenaza de su propio
grupo, de animadversioé n hacia el victimario, incluso de venganza. Un efecto claro de esta
inyeccioé n de un nacionalismo negativo en un grupo humano no solo posee la capacidad de
generar intencionalidades revanchistas en el, sino que tiende a generar el efecto opuesto en el
grupo-objetivo.
La eleccioé n del Trauma a instrumentalizar y los mecanismos sociopolíéticos y
socioculturales a transmitir transgeneracionalmente seraé n asumidos por un liderazgo, que
este sea individualizado o en su defecto, asumido por agrupamientos políéticos de elite.
Vamik Volkian senñ ala que en tiempos de estreé s colectivo, tales como crisis econoé micas,
cambios políéticos draé sticos, movimientos sociales o guerras, los grupos humanos
políéticamente organizados, tienden a buscar la proteccioé n, y adoptar posturas de defensa de
sus propias identidades. En este sentido Erikson 126 avanza el concepto de “core identity”
126
Erikson, E.H., (1956), The Problem of Ego Identification. Journal of the American Psychoanalytic
Association, 4:56-121.
3
describieé ndolo como “un persistente (sentido de) semejanza al interior de uno mismo…un
persistente sentido de compartir un tipo de caraé cter esencial con otros”. 127 Todas las
sociedades poseen ese core identity, una identidad nuclear, la cual se expresa a traveé s de
relaciones y víénculos sociales subjetivos tales como sentimientos de unificidad eé tnica,
religiosa o nacional. Kernbergs es claro en senñ alar que “siempre existe un implíécito liderazgo
primitivo en la fantasíéa de pequenñ os asíé como de grandes grupos humanos, un liderazgo
cercano al ideal primitivo de ego maternal…el cual pareciera siempre estar defendieé ndose de
las amenazas a su propia identidad y de la violencia de grandes grupos”. 128 En ese sentido, la
sumatoria de los sentimientos de indentidad individuales se erige como la identidad nuclear
general compartida por grandes grupos humanos. Es asíé como cualquier accioé n percibida
como atentatoria a esa unificidad nacional por dichos grandes grupos (sociedad nacional que
comparte un territorio especifico) desde otro, es considerada como un acto de animadversioé n
u hostil.
Anzieu129 hace referencia a la existencia de un “ego ideal primitivo maternal” en cada
grupo humano, un liderazgo que se erige como el promotor de la defensa de dicha core
identity del conjunto del grupo.
Desde esta perspectiva, el Trauma Elegido, desde la visioé n de Volkina, constituye una
vivencia representada, simboé licamente, bajo la forma de una imagen social compartida de un
choque emocional evidenciado por todo el grupo humano. Trataé ndose de una lesioé n en el
inconsciente colectivo, dicha tiene la caracteríéstica de haber sido producida como resultado de
eventos generados por “otro grupo nacional”. Los efectos de dicho trauma se cristalizaron en
el surgimeinto de diversos sentimientos, reales o no, de indefensa y de humillacioé n.
El trauma elegido se materializa, mentalmente, por medio de una “eleccioé n
inconsciente” del evento traumaé tico y se proyecta como resultado de la imposibilidad del
grupo-víéctima de revertir la herida-narcisista y la humillacioé n infringida. Desde este enfoque,
dicho evento traumaé tico es “depositado”, como lo avanza Volkian, en la autorepresentacioé n
individual de las nuevas generaciones, transmitieé ndose de manera permanente y sistemaé tica
de un grupo humano hacia otro. De una generacioé n a otra.
Senñ alemos que el liderazgo, bajo este enfoque, desempenñ araé un rol central en la
movilizacioé n mental del evento traumaé tico y su materializacioé n en acciones concretas. El
liderazgo desempenñ araé la tarea de “reactivarlo” sobre la base de lo que podríéamos calificar
127
Ibid,. Pp.57
128
Kernberg O.F., (1989), Mass Psychology Through the Analytic Lens, Paper presented to The Looking
Glass.
129
Anzieu, D. (1984), L´illusion Groupale, Nouevelle Revue de Psychanalyse, 4:73-93.
3
como “hitos histoé ricos trasnformadores”, eventos propios a la evolucioé n social de los grupos
humanos, organizados en torno a entidades estatales o políéticas, los que despiertan
sentimientos de revanchismo, de venganza o de revictimizacioé n social. El liderazgo asume el
rol de magnificar y estructurar los “hitos” en torno a ideas políéticas e ideologíéas políéticas de
corte irrendentistas.
Volkian identifica siete caracteríésticas del accionar social del líéder. Siete caracteríésticas
que, síé puestas en praé ctica juntas, crean un liderazgo constructivo o negativo:
Reconocimiento de un sentimiento de “We-ness”, o de falta de identidad, hecho
establecido desde la infancia misma, y que el líéder se encarga de “despertar”.
Identificacioé n de los ninñ os con los padres y figuras significantes del grupo humano
nacional.
Proyecciones simboé licas y subjetivas que definen al grupo en teé rminos de “otro”.
Glorias elegidas.
Traumas Elegidos.
Influencia del líéder y la generacioé n de una ideologíéa.
Simbolos.130
Este tipo de liderazgo negativo se caracterizaraé , segué n la visioé n de Volkian, por poner en
praé ctica una planificacioé n políética destinada a:
1. Incrementar el sentimiento de victimizacioé n de un gran grupo humano de
connacionales.
2. Reactivar el “trauma elegido”.
3. Incrementar el sentimiento de “nosotros”. (we ness)
4. Desvaluar al enemigo hasta un nivel de deshumanizacioé n.
5. Crear una actitud de revancha o reactivar una ideologíéa irredentista dormida.
130
Vamik D. Volkian., Transgenerational Transmission and Chosen Traumas, paper presentado en XIII
International Congress, International Association of Group Psychotherapy, Agosto 1998.
3
Un trauma interno, es decir la incapacidad de las clases dirigentes en orden a frenar el
fenoé meno caudillista y la fragmentacioé n políético-etnica del espacio peruano parecen haber
impedido la estabilizacioé n del proceso de afirmacioé n de la institucionalidad peruana,
fenoé meno que incluso parece extenderse hasta hoy en díéa.
Segundo, y en funcioé n de la idea precedente, la guerra impuesta por Chile obstruyoé el
“normal” desarrollo políético peruano e impuso una fase de “reconstruccioé n nacional” peruana.
Falso: Acadeé micos peruanos del renombre de Julio Cotler se han cuestionado la existencia
misma de una “nacioé n peruana” en la fase anterior a la Guerra del Pacíéfico. No pudo haber
“reconstruccioé n nacional” cuando no se habíéa hecho visible ni materializado una “Nacioé n
peruana”, en la excepcioé n moderna del teé rmino. Luego del fin del conflicto trinacional, no hubo
una “reconstruccioé n” del espacio peruano si no que debuta, por fin, el proceso de
“construccioé n” de una embrionaria entidad estatal peruana. Chile no frena el normal
desarrollo políético peruano, sino que todo lo contrario, lo acelera.
Los axiomas antes senñ alados no son maé s que dos ejemplos, y no hacen sino que
desnudar los síéndromes post traumaé ticos que evidencia la sociedad peruana en funcioé n de la
imagen de Chile. No cabe la menor duda que las dos condiciones necesarias para el
surgimiento del SPT en la sociedad peruana estaé n presentes. La amenaza a la integridad fíésica,
bajo la forma de un conflicto que se saldoé por una larga ocupacioé n de su capital por una
potencia externa, por la peé rdida de territorios y la amenaza de desmembramiento. Desde un
plano interno, la amenaza a la integridad fíésica del espacio peruano en manos de sus propios
habitantes, como es el caso de la amenaza indigenista y el estallido eé tnico y social producto
del sistema econoé mico esclavista que se manteníéa vigente hasta antes de la guerra con Chile,
sin olvidar las guerras civiles secesionistas internas.
Finalmente, queda claro que el temor a una reedicioé n de las mismas condiciones que
gatillaron la conflagracioé n trinacional aué n estaé n presentes, tal es el caso de la asimilacioé n de
los capitales “chilenos” en Perué a las condiciones antecedentes al mismo conflicto. Si todo
recuerdo o síémbolo reactiva el síéndrome en cuestioé n, Arica es un recuerdo permanente en la
conciencia psicopolíética peruana.
Por las razones precedentes, la loé gica de naturaleza “revanchista”, es decir la idea
socializada y politizada en cuanto a la necesidad de “reintegrar lo perdido” o “restaurar la
perdida”,131 sigue presente en importantes segmentos de la intelectualidad peruana, asíé como
parece estar fuertemente incrustada en sectores castrenses y políéticos tradicionales limenñ os.
131
Ascepción encontrada en el Diccionario de la Real Lengua Española. www.rae.es.
3
La pregunta medular queda planteada ¿Coé mo solucionamos, definitivamente, las
relaciones de animosidad histoé rica con Perué ? ¿Existe una solucioé n conciliatoria o solo la
disuasiva y coercitiva? ¿Existe una "tercera víéa"? ¿Coé mo solucionar la cuestioé n peruana?
Se entiende el concepto de “Cuestioé n peruana” como aquella predisposicioé n
permanente del conjunto del sistema políético peruano en orden a instrumentalizar y utilizar
de manera sistemaé tica la imagen de Chile a fin de generar una cohesioé n social, políética y
cultural interna.
Se trata de una “cuestioé n” por cuanto, con el tiempo y a traveé s de la historia reciente,
dicha predisposicioé n se ha erigido en una Políética de Estado, con estrategias de corto, mediano
y largo plazo, asociadas a un desborde hacia el conjunto de la poblacioé n. Una caracteríéstica es
que dicha postura pare ser cíéclica. En otras palabras, si bien es permanente, la predisposicioé n
al hostigamiento conoce fases de mayor o de menor presioé n, no obstante que eé sta nunca
decae, solo cambia de naturaleza.
Dicha postura permanente podemos claramente asociarla a la idea del we-ness y del
trauma elegido. Tanto asíé que la sistematizacioé n del recuerdo de eventos pasados producidos
hace maé s de un siglo, en el marco de la Guerra del Pacíéfico, pero cuyos efectos se hacen sentir
hasta el díéa de hoy, recuerdan un concepto utilizado en los estudios psicopoliticos como es
el de “transmisioé n transgeneracional de traumas”. Este teé rmino, lo habíéamos avanzado, nos
describe el proceso que viven algunas sociedades expuestas a traumas sociales e histoé ricos
severos en el transcurso de su vida en comunidad. La idea es identificar de queé manera ciertos
liderazgos instrumentalizan dichos “Traumas elegidos”, y por queé razoé n eligen solo algunos y
no todos.
La “transmisioé n transgeneracional” implica que ciertos eventos generan efectos
emocionales de impresioé n negativa y duradera. Segué n este mismo enfoque, dichos eventos
traumaé ticos poseen caracteríésticas que les son ué nicas: Un sentimiento conjunto de
humillacioé n, indefensa, verguü enza y deshumanizacioé n. El Perué , su sociedad y clase políética,
evidenciaron tales sentimientos en la fase posterior al conflicto del Pacíéfico. La ocupacioé n
militar de Lima, capital del Perué , constituye un hito, de la misma forma que la absorcioé n
territorial soberana de Arica. El primer trauma forma parte de los libros de historia, el
segundo estaé presente en la vida diaria de Tacna.
Otra caracteríéstica de este fenoé meno, absorbido plenamente por la sociedad peruana y
su sistema políético en respuesta a la Guerra de 1879 y sus consecuencias, consientes o
inconscientes, es la transmisioé n de una generacioé n a otra la representacioé n del “enemigo
chileno”.
3
Una generacioé n deposita en la otra los traumas no evidenciados por la ué ltima a fin que
sea eé sta la que a su vez transmita imaé genes deshumanizadas del “otro”. La proé xima generacioé n
tiene la tarea inconclusa de “limpiar” el “honor vapuleado”, revalorizar el orgullo lesionado o
reintegrar el espacio fíésico perdido.
El caso peruano es uno de naturaleza y alcance psicopolíético. Los efectos traumaé ticos
en la sociedad peruana aué n estaé n frescos en su memoria histoé rica, pero lo maé s complejo de
todo es que el sistema políético limenñ o se alimenta de eé ste. 132
Chile pudiere ante La Haya ver modificado el status quo territorial. El desprendimiento
de un espacio territorial a favor de Perué no debilitaraé ni terminaraé con el trauma psicopolíético
peruano, la entrega de una fraccioé n diminuta de territorio –que antes les pertenecíéa a ellos
mismos- no modificaraé un aé pice el proceso de transmisioé n transgeneracional del trauma que
Perué vivioé a manos de Chile. Podríéa, no obstante ello, verse aplacado.
El Perué necesita una victoria moral sobre Chile. Lo ha intentado en el plano econoé mico
estos ué ltimos anñ os, sin un verdadero eé xito, en especial a partir del momento en que la clase
políética peruana sigue el “modelo de expansioé n econoé mica chilena” y son, justamente,
capitales nacionales los que son los maé s visibles en dicho paíés. Si la disuasioé n basta para
mantener la paz, no nos entregaraé nunca la amistad del Perué . La pregunta que subyace es si
debemos buscarla o simplemente aprender las lecciones pasadas y utilizar la astucia o la
fuerza -como diríéa Nicolaé s de Maquiavelo- para contener su animosidad hacia nuestro paíés.
Una condicioé n fundamental para el surgimiento y cristalizacioé n políética de una
autopercepcioé n de politicidio, bajo sus dos formas, es el reconocimiento de la entidad
generadora del trauma psicopolitico. El reconocimiento de la existencia de un liderazgo
destructivo, en el sentido avanzado por Volkian, es decir un liderazgo, unificado o
fragmentado, que se nutre de un nacionalismo negativo transmitiendo
trasngeneracionalmente el trauma. La entidad traumatizada psicosocialmente teme la
reedicioé n del evento traumaé tico. La entidad victimaria, a su vez, se reconoce como la entidad
fuente del trauma y adopta una postura de asedio.
En teé rminos generales, la hostilidad histoé rica desempanñ araé un rol central en la
percepcioé n de amenaza chilena. A diferencia de las relaciones de animosidad establecidas con
Bolivia, vinculadas eminentemente a una problemaé tica territorial, el caso peruano implicaraé
un trinomio de factores de hostilidad:
1. Una lucha histoé rica de influencia, particularmente en el marco comercial y econoé mico
entre las elites de ambas entidades, pero que desborda el hacia el aé mbito políético.
132
Leyton, Salas., Cristian. Chile y Perú: Una Rivalidad Duradera. Ediciones Akihllleus, 2011.
3
2. Una problemaé tica de orden territorial, ilustrada por el despojo hacia el Perué de Tacna
y Arica, a la cual se le asocian sentimientos de revanchismo.
3. Una problemaé tica psicopolíética introducida por el fenoé meno de peé rdida de un
conflicto beé lico y de ocupacioé n de la capital nacional peruana.
4. Una problemaé tica de orden fronteriza emergente, ilustrada por la demanda de
rectificacioé n de la frontera maríétima.
3
al interior del cerco de la OTAN solucionaba un aspecto importante de la percepcioé n de
amenaza francesa, la problemaé tica suscitada por una Alemania dominando políéticamente a
Europa Central no estaba resuelta. La creacioé n y el reforzamiento del couple franco-alemaé n se
inserta en dicha loé gica, interpenetrar ambas políéticas exteriores y de defensa a fin de
controlar, mantener y controlar cualquier espacio pudiendo facilitar un sentimiento de
competencia, políética, econoé mica y militar franco-alemaé n.
A la luz de lo precedente, vemos que el caso chileno-peruano debe insertarse en dicha
loé gica: cooperar e integrarse, en todos los aspectos posibles a fin de para impedir que vacíéos
de poder puedan buscar ser llenados por impulsos de rivalidad, desencadenando situaciones
de hostilidad que degeneren en fricciones beé licas directas.
Existe un continuo en la forma coé mo el sistema políético peruano y su sociedad
absorbieron los efectos de la Guerra de 1879: una marcada tendencia histoé rica que podríéamos
catalogar como revanchista. Esta tendencia en el comporrtamiento politico y social peruano
hacia Chile se instaloé en la capital limenñ a, irradiando todo su territorio y todas sus capas
sociales.
Un sentimiento de naturaleza revanchista, adoptando la visioé n psicopolitica del
fenoé meno, esto es un sentimiento de humillacioé n generalizado, en donde la percepcion de
sometimiento y acatamiento a una potencia externa, vino a mancillar la dignidad nacional. Un
revanchismo que se ha transmitido transgeneracionalmente a traves del tiempo, claramente
adscrito a la loé gica franco-alemana de enemistad hereditaria: Si para Francia fue “le
revanchisme”, para Alemania el “urrecht”.
Una reaccioé n psicopolitica peruana que incluso podríéamos caracterizar
sociologicamente como “natural y comprensible” dado el complejo contexto social, econoé mico,
políético y militar propio a cualquier conflagracioé n con caracteristicas de “guerra total”, tal y
como se desarrolloé entre ambos paises. Traumas histoé ricos, se anclaron en la conciencia
nacional peruana producto de los efectos y consecuencias, de corto y largo plazo, que su
poblacioé n y clase dirigente debíéeron afrontar en el marco de la campanñ a militar, pero que
luego se consolidoé tanto en la fase misma de ocupacioé n politico-militar a manos de una
potencia extranjera (Chile), como en la perdida de territorios.
En funcion de lo anterior, una marcada tendencia hacia un irredentismo se instaloé en
sus elites tradicionales, irredentismo que ha transitado por diferentes estadios de desarrollo y
que parece estar presente incluso hasta hoy en díéa. Si para el Perué la guerra con Chile se inicioé
el 14 de febrero de 1879, eé sta soé lo parece haber terminado cincuenta anñ os despues, el 28 de
agosto de 1929, a las 15:00 hrs, momento en que se firma el "Acta de Entrega de Tacna”,
3
completandose, con ello, la reincorporacioé n de esta ciudad a Perué , poniendo teé rmino a la
Ocupacioé n chilena del Perué .
Por “revanchismo” debemos comprender la expansioé n del sentimiento individual que
busca o insta a lograr la reitegracion de “algo” que ya no se posee o “restaurar” una perdida, 133
al canzando un estado de “satisfaccioé n, vengando una ofensa, danñ o o derrota”. Este
sentimiento individual, revanchista, es asimiliado politicamente sobre el plano de la
identificacioé n del enemigo, del adversario, del competidor. Ese enemigo se erige como la
barrera psicologica o fíésica que impide o que histoé ricamente ha impedido alcanzar
determinados objetivos considerados como nacionales. Esa barrera es “el otro”. Un
nacionalismo negativo comienza a cristalizarse.
No obstante que el “revanchismo” como sentimiento, no genera ni estaé asociado a una
ideologia, propiamente tal, el caraé cter de rememoracion sistemaé tica y permanente del litigio,
de la friccion politica, del conflicto, o de los resultados y consecuencias de este ué ltimo, en la
memoria colectiva de un grupo humano, le situa como una voluntad nacional generalizada y
cristalizada en una logica de instrumentalizacioé n políética permanente.
Los traumas histoé ricos, o aquellos choques emocionales capaces de producir un danñ o
duradero en el inconsciente, en este caso colectivo, se erigen como los espacios de
canalizacioé n de rivalidades nacientes, en especial, aquellas rivalidades que solo eran
administradas o asumidas, como tales, por las elites politicas o economicas. No hay, aué n, una
socilizacioé n de la rivalidad. Asíé como para la naciente Prusia la derrota en Jena, frente a
Francia, en 1806, fue asimilada como una completa y humillante derrota militar, tambien
significoé la absorbcioé n de una conciencia de tipo revanchista. La “urrecht” germana nace. La
derrota, no solo fue militar sino que vino acompanñ ada de la ocupacioé n militar de Berlin. El
sentimiento de humillacion es, a partir de ese instante, nacional. El revanchismo prusiano-
alemaé n toma la forma de un nacionalismo negativo antifrances. Ahora era necesario
transformar la vieja Alemania, dividida, sin un claro sentimiento nacional, en otra moderna y
unificada capaz de rivalizar con aquella Francia ocupante y victoriosa. Todo el esfuerzo
alemaé n se vierte, de esta manera, en funcioé n de un “nunca maé s”, el fraceé s en terrirorio alemaé n,
y una promesa futura de “pagar con la misma moneda”. Un ciclo de rivalidad se instala. La
cohesioé n nacional embrionaria se alimenta de la diferencia con el “otro”.
El revanchismo, tal y como ha sido abordado anteriormente, necesita de un catalizador
real, fíésico, material, geograé fico, digamos, espacial: Un diferendo territorial. Un espacio
terrirorial considerado y percibido como “peé rdido” o la reclamacioé n de un territorio que se
133
Rae.es
3
considera formando parte inmanente de su espacio geografico, un territorio que ha sido
habitado, desdfe esta visioé n, “desde tiempos inmemoriales”. El urrecht alemaé n en su maé xima
expresioé n.
Laurence Turetti en su obra Cuando Francia lloraba la Alsacia Lorena: Las “provincias
perdidas” a las fuentes del nacionalismo republicano, ilustra la idea alimentada por las elites
republicanas galas en cuanto a considerar los terrirorios ya no bajo su soberaníéa, como era la
Alsacia-Lorena, como territorios sometidos a regimenes de opresioé n por parte del ocupante.
Su “liberacioé n” era asumidadf como un deber nacional permanente. Fustel de Coulanges, en
1870, senñ alaraé a proposito de lo mismo: “Puede que Alsacia sea alemana por la raza o la
lengua: pero por la nacionalidad y el sentimiento de la patria, ella es francesa. ¿Y sabe Ud. por
queé ella es francesa? No es por Luis XIV, es nuestra revolucioé n de 1879. Despues de ese evento
Alsacia a seguido nuestro destino; ella ha vivido nuestra vida. Todo aquello que pensabamos,
ella lo pensaba; todo lo que sentiamos, ella lo sentíéa. Ella compartioé nuestras victorias y
derrotas, nuestras glorias y faltas, todas nuestras felicidades y dolores. Ella no tiene nada en
comué n con ustedes. La patria, para ella, es la Francia. El extranjero, para ella, es Alemania”. 134
Si la victoria de 1870, para Alemania, y Otton Von Bismarck, significoé la unificacioé n de
todos los reinos germanos en torno y por Prusia, su proclamacioé n oficial fue realizada en el
mismo Palacio de Versalles. El Segundo Reich nace en Francia.Luego de 1870, la opinion
puvblicav francesa banñ araé en un sentimiento de revanchismo antigermano. La mayor parte de
la historiografia francesa de la epoca estaraé dirigida y orientada a que la perdida de Alsacia-
Lorena, absorbida por la nueva Alemania, era una afrenta a la integridad terriotorial de
Francia. De la misma manera, los galos, en lo que seríéa considerada casi una políética de Estado,
levantaraé n 900 monumentos a los muertos o los llamados Morts pour la Patrie. Diversos sitios
conmemorativos a la derrota francesa en la guerra de 1870 fueron erigidos en toda Francia,
muy numerosos al Este y Norte del territorio galo, Baja Normandia, Loire, el Maine y la
Bourgogne, sitios donde tuvieron lugar las principales batallas. Francia erigiraé dichos
monumentos como una rememoracioé n de su derrota, pero ademaé s la ascensioé n de su
“enemigo hereditario” aleman al estatus de potencia europea, unificada.
Los monumentos y sitios conmemorativos cumpliraé n tres objetivos.
3
2. El segundo objetivo, generar un Lugar de Memoria , bajo la vision de Pierre Mora
constituye “un lugar de memoria en todos los sentidos va desde el objeto maé s material y
concreto, eventualmente geograé ficamente situado, al objeto maé s abstracto e
intelectualmente construido”. En eset sentido, Pierre Mora va maé s allaé , senñ alando que “un
objeto, se transforma en un lugar de memoria cuando espaca al olvido…cuando una
colectividad lo abriga de sus afectos y emociones.” Los monumentos aboseberaé n y
encarnaraé n fisicamente el Deber de Memoria colectivo.
3. Alimentar y canalizar una derrota politico-militar como nacional, general y de Estado, en
simbolos de naturaleza colectivos. El monumento en Cantal, en Aurillac, levantado en
memoria de los ninñ os de Cantal muertos en la guerra franco-prusiana, senñ ala en su base :
“Souvenir Francais” (Recuerden Franceses).
3
Podemos, tambieé n, adoptar una postura maé s positiva. Cualquier resolucioé n de un
tribunal internacional tiene el potencial de sellar definitivamente cualquier otra pretensioé n
peruana en los territorios que antiguamente le pertenecíéan. No obstante ello, si la sociedad
peruana no es capaz de sobreponerse definitivamente al trauma psicopolíético que le afecta
desde hace maé s de un siglo, he de esperarse que el “irredentismo” se desplace, mute, se
transforme constantemente, generando en el futuro nuevas fuentes de inestabilidad y
fricciones. En este sentido, la loé gica que buscaríéa obtener de Lima un compromiso de
renuncia ad eternum a cualquier otra pretensioé n territorial o fronteriza estaríéa, claramente,
destinada al fracaso si, al norte de la Líénea de la Concordia, las Políéticas de Estado”, cuando se
trata de Chile, toman la forma de “Políéticas de Gobierno”.
El díéa 26 de mayo se conmemora, en Perué , la Batalla del Alto de la Alianza, fecha que da
inicio al proceso de ocupacioé n chilena de dicha ciudad. Esta batalla constituye, per se, un hito
relevante en el proceso de penetracioé n de las fuerzas chilenas en el terrirorio peruano,
fundamentalmente para lo que luego seraé conocido como la Ocupacioé n de Lima. Las batalla en
cuestioé n pondraé , ademaé s, teé rmino a la alianza peruano-boliviana, hecho que da inicio a una
nueva fase de la conflagracioé n. El inicio del proceso de ocupacioé n militar y de contro, politico
del Perué .
Desde el punto de vista psicopolitico, dicha rememoracioé n anual se inserta en la logica
de recordar el moment exacto en que las fuerzas peruanas son sometidas, y dejan de
constituirse en la barrera natural entre las fuerzas vivas de la poblacion civil peruana y las
fuerzas militares extranjeras. La imagen de « heé roes que pelearon sin municiones y sin
refuerzos ante un ejeé rcito chileno superior en nué mero y organizacioé n » se instala,
cristalizandos e la idea de una lucha asimetrica entre una fuerza belica concientizada,
preparada material y logisticamente, frente a una capacidad militar debil y un liderazgo
politico inexistente. La resistencia seraé absorbida por la poblacion misma, sus mujeres
desempenñ ando un rol central, segíén la vision peruana.
El díéa 07 de junio, menos de un mes despues, tiene lugar la conmemoracioé n nacional
del Díéa de la Bandera, fecha que rememora la llamada Batalla Arica. El dia de la bandera
coíüncide con dos hechos de la mayor significancia histoé rica para el Perué : la derrota de las
fuerzas peruanas en Arica, asi como la muerte del maximo heroe nacional peruano, Francisco
Bolognesi. La ceremonia, estaé marcada por una alta y activa participacion ciudadana. Esta
incluye, en su desarrollo y organizacioé n, un desfile de diversas delegaciones escolares,
institutos de educacioé n superior y teé cnico, un batalloé n del Ejeé rcito Peruano (EP), fuerzas
policiales, asíé como delegaciones de la Municipalidad Provincial de Satipo. Comienza, desde la
3
visioé n peruana «el Cautiverio de la Heroíéca » ciudad de Tacna. Cautiverio que duraraé , segué n
versiones peruanas 49 anñ os, tres meses y un díéa.
El 28 de agosto, algo maé s de un mes despues, la ciudad de Tacna conmemora, otra
ceremonia, la denominada Procesioé n de la Bandera, díéa que recuerda la reincorporacion de la
provincia tacnenñ a a Perué (28 agosto 1929), luego de su ocupacioé n por parte de Chile. La
ciudad posee, a este fin, una lampara votiva, emplazada en el centro mismo del monumento a
los Heé roes de la Guerra del Pacíéfico, la cual es encendida a modo de recordar el fuego de la
libertad que «nunca se extinguioé », desde la visioé n peruana.
El 01 de septiembre, la ciudad de Tarata (Provincia de Tacna), celebra, cada anñ o, su
reincorporacioé n temprana (01 de septiembre 1925) a Perué con una marcha denominada
“Maé rtires del Cautiverio de Tarata”. Tambien se rememora la entrega de la ciudad a las
autoridades peruanas, esto luego de casi cuatro deé cadas de administracioé n chilena.
Tacna, se erige en la conciencia nacional peruana un rol mayor en el proceso de
rememoracioé n de la derrota militar contra Chile. El 31 de octubre de 1884, sobre la base de
los territorios de las ex provincias peruanas de Tacna y Arica, el Estado chileno crearaé la
Provincia de Tacna, aglutinando las dos ciudades antes senñ aladas. La Capital provincial de la
nueva provincia chilena estuvo radicada en la misma ciudad de Tacna. En el marco de la
misma iniciativa, Santiago daraé forma a la Provincia de Tarapacaé , sobre la base del antiguo
Departamento de Tarapacaé . Un proceso de « chilenizacioé n » debuta, el cual estaraé siempre
asociado a la idea de retener y absorber, desde un punto de vista territorial y soberano, ambas
ciudades.
Un proceso de negociacioé n se instala. La propuesta de 1926, Kellogg-Ellis, introduciraé
una nueva variable : la divisioé n territorial de la Provincia de Tacna. La formula era simple : el
territorio, desde el ferrocarril Arica-La Paz para el Perué y el resto dividioé entre Chile y
Bolivia. Si bien no se asimiloé dicha propuesta, introdujo la idea de la particioé n territorial como
una manera de dar por finalizada formalmente la fase politica del conflicto. Al menos eso se
pensaba.
Sobre el principio anterior, se erigiraé el Tratado de Lima de 1929 : "El territorio de
Tacna y Arica seraé dividido en dos partes, Tacna para el Perué y Arica para Chile".
Conjuntamente, se integra al Tratado el Protocolo Complementario de 1929, el cual lograraé
materializar, casi treinta anñ os despues, la llamada Doctrina Pardo: «Amistad con Bolivia,
rivalidad con Chile ».
La percepcioé n peruana en los « territorios ocupados» era clara : la poblacioé n peruana,
bajo la administracioé n chilena, anhelaba, segué n la visioé n peruana «la libertad». En otras
3
palabras, se instala, al menos mediatica y politicamente, la idea de una poblacioé n peruana,
ocupada y sometida, por la fuerza, a una potencia extranjera. Eduardo Perez Gamboa,
compositor peruano, elaboraraé , bajo el gobierno de Velasco Alvarado, la cantata Himno al 28
de Agosto, melodia alusiva a la « liberacioé n » de Tacna, senñ alando, en una de sus estrofas …
«Tacneños, ¡Somos Libres!
3
Falso: Acadeé micos peruanos del renombre de Julio Cotler se han cuestionado la existencia
misma de una “nacioé n peruana” en la fase anterior a la Guerra del Pacíéfico. No pudo haber
“reconstruccioé n nacional” cuando no se habíéa hecho visible ni materializado una “Nacioé n
peruana”, en la excepcioé n moderna del teé rmino. Luego del fin del conflicto trinacional, no hubo
una “reconstruccioé n” del espacio peruano si no que debuta, por fin, el proceso de
“construccioé n” de una embrionaria entidad estatal peruana. Chile no frena el normal
desarrollo políético peruano, sino que todo lo contrario, lo acelera.
Los axiomas antes senñ alados no son maé s que dos ejemplos, y no hacen sino que
desnudar los síéndromes post traumaé ticos que evidencia la sociedad peruana en funcioé n de la
imagen de Chile. No cabe la menor duda que las dos condiciones necesarias para el
surgimiento del SPT en la sociedad peruana estaé n presentes. La amenaza a la integridad fíésica,
bajo la forma de un conflicto que se saldoé por una larga ocupacioé n de su capital por una
potencia externa, por la peé rdida de territorios y la amenaza de desmembramiento. Desde un
plano interno, la amenaza a la integridad fíésica del espacio peruano en manos de sus propios
habitantes, como es el caso de la amenaza indigenista y el estallido eé tnico y social producto
del sistema econoé mico esclavista que se manteníéa vigente hasta antes de la guerra con Chile,
sin olvidar las guerras civiles secesionistas internas.
Finalmente, queda claro que el temor a una reedicioé n de las mismas condiciones que
gatillaron la conflagracioé n trinacional aué n estaé n presentes, tal es el caso de la asimilacioé n de
los capitales “chilenos” en Perué a las condiciones antecedentes al mismo conflicto. Si todo
recuerdo o síémbolo reactiva el síéndrome en cuestioé n, Arica es un recuerdo permanente en la
conciencia psicopolíética peruana.
Por las razones precedentes, la loé gica de naturaleza “revanchista”, es decir la idea
socializada y politizada en cuanto a la necesidad de “reintegrar lo perdido” o “restaurar la
perdida”,135 sigue presente en importantes segmentos de la intelectualidad peruana, asíé como
parece estar fuertemente incrustada en sectores castrenses y políéticos tradicionales limenñ os.
La pregunta medular queda planteada ¿Coé mo solucionamos, definitivamente, las
relaciones de animosidad histoé rica con Perué ? ¿Existe una solucioé n conciliatoria o solo la
disuasiva y coercitiva? ¿Existe una "tercera víéa"? ¿Coé mo solucionar la cuestioé n peruana?
Se entiende el concepto de “Cuestioé n peruana” como aquella predisposicioé n
permanente del conjunto del sistema políético peruano en orden a instrumentalizar y utilizar
de manera sistemaé tica la imagen de Chile a fin de generar una cohesioé n social, políética y
cultural interna.
135
Ascepción encontrada en el Diccionario de la Real Lengua Española. www.rae.es.
3
Se trata de una “cuestioé n” por cuanto, con el tiempo y a traveé s de la historia reciente,
dicha predisposicioé n se ha erigido en una Políética de Estado, con estrategias de corto, mediano
y largo plazo, asociadas a un desborde hacia el conjunto de la poblacioé n. Una caracteríéstica es
que dicha postura pare ser cíéclica. En otras palabras, si bien es permanente, la predisposicion
al hostigamiento conoce fases de mayor o de menor presioé n, no obstante que eé sta nunca
decae, solo cambia de naturaleza.
Dicha postura permanente podemos claramente asociarla a la idea del we-ness y del
trauma elegido. Tanto asíé que la sistematizacioé n del recuerdo de eventos pasados producidos
hace mas de un siglo, en el marco de la Guerra del Pacíéfico, pero cuyos efectos se hacen sentir
hasta el d´pia de hoy, recuerdan un concepto utilizado en los estudios psicopoliticos como es
el de “transmisioé n transgeneracional de traumas”. Este teé rmino, lo habiamos avabnzado, nos
describe el proceso que viven algunas sociedades expuestas a traumas sociales e histoé ricos
severos en el transcurso de su vida en comunidad. La idea es identificar de queé manera ciertos
liderazgos instrumentalizan dichos “Traumas elegidos”, y porqueé razoé n eligen solo algunos y
no todos.
La “transmisioé n transgeneracional” implica que ciertos eventos generan efectos
emocionales de impresioé n negativa y duradera. Segué n este mismo enfoque, dichos eventos
traumaé ticos poseen caracteríésticas que les son ué nicas: Un sentimiento conjunto de
humillacioé n, indefensa, verguü enza y deshumanizacioé n. El Perué , su sociedad y clase políética,
evidenciaron tales sentimientos en la fase posterior al conflicto del Pacíéfico. La ocupacioé n
militar de Lima, capital del Perué , constituye un hito, de la misma forma que la absorbcion
territorial soberana de Arica. El primer trauma forma parte de los libros de historia, el
segundo estaé presente en la vida diaria de Tacna.
Otra caracteríéstica de este fenoé meno, absorbido plenamente por la sociedad peruana y
su sistema políético en respuesta a la Guerra de 1879 y sus consecuencias, consientes o
inconscientes, es la transmisioé n de una generacioé n a otra la representacioé n del “enemigo
chileno”.
Una generacioé n deposita en la otra los traumas no evidenciados por la ué ltima a fin que
sea eé sta la que a su vez transmita imaé genes deshumanizadas del “otro”. La proé xima generacioé n
tiene la tarea inconclusa de “limpiar” el “honor vapuleado”, revalorizar el orgullo lesionado o
reintegrar el espacio fíésico perdido.
3
El caso peruano es uno de naturaleza y alcance psicopolíético. Los efectos traumaé ticos
en la sociedad peruana aué n estaé n frescos en su memoria histoé rica, pero lo maé s complejo de
todo es que el sistema políético limenñ o se alimenta de eé ste. 136
Chile pudiere ante La Haya ver modificado el status quo territorial. El desprendimiento
de un espacio territorial a favor de Perué no debilitaraé ni terminaraé con el trauma psicopolíético
peruano, la entrega de una fraccioé n diminuta de territorio –que antes les pertenecíéa a ellos
mismos- no modificaraé un aé pice el proceso de transmisioé n transgeneracional del trauma que
Perué vivioé a manos de Chile. Podríéa, no obsrtante ello, verse aplacado.
El Perué necesita una victoria moral sobre Chile. Lo ha intentado en el plano econoé mico
estos ué ltimos anñ os, sin un verdadero eé xito, en especial a partir del momento en que la clase
políética peruana sigue el “modelo de expansioé n econoé mica chilena” y son, justamente,
capitales nacionales los que son los maé s visibles en dicho paíés. Si la disuasioé n basta para
mantener la paz, no nos entregaraé nunca la amistad del Perué . La pregunta que subyace es si
debemos buscarla o simplemente aprender las lecciones pasadas y utilizar la astucia o la
fuerza -como diríéa Nicolas de Maquiavelo- para contener su animosidad hacia nuestro paíés.
Una condicioé n fundamental para el surgimiento y cristalizacioé n políética de una
autopercepcioé n de politicidio, bajo sus dos formas, es el reconocimiento de la entidad
generadora del trauma psicopolitico. El reconocimiento de la existencia de un liderazgo
destructivo, en el sentido avanzado por Volkian, es decir un liderazgo, unificado o
fragmentado, que se nutre de un nacionalismo negativo transmitiendo
trasngeneracionalmente el trauma. La entidad traumatizada psicosocialmente teme la
reedicioé n del evento traumaé tico. La entidad victimaria, a su vez, se reconoce como la entidad
fuente del trauma y adopta una postura de asedio.
En la Plaza de la Mujer Tacnenñ a (anteriormente Plaza 28 de Agosto) se inicia la
ceremonia de la Procesioé n de la Bandera, con el discurso a cargo de las damas de Tacna. El
discurso es precedido por el Himno Nacional del Perué y culmina con el Himno a Tacna. El
recorrido se inicia en el barrio de Alto Lima, Urbanizacioé n Espíéritu Santo, Plaza Zela, la calle
San Martíén y culmina en el paseo cíévico de Tacna. La procesioé n es acompanñ ada por la banda
del ejeé rcito y bandas de colegios de la ciudad.
La procesioé n es precedida por explebiscitarios, como Santos Villanueva de 98 anñ os
presente en el 2007, y cincuenta ninñ as que conjuntamente con las damas tacnenñ as entonan la
cancioé n "Mi patria y mi bandera", "Tacnenñ os, Somos Libres". Los vecinos de la calle Alto Lima
construyen sobre la pista del barrio alfombras con flores.
136
Leyton, Salas., Cristian. Chile y Perú: Una Rivalidad Duradera. Ediciones Akihllleus, 2011.
3
Durante el recorrido es homenajeado por instituciones pué blicas, privadas, colegios.
Los centros educativos de nivel inicial realizan su saludo en la Urbanizacioé n Espíéritu Santo. El
pué blico espontaé neamente tambieé n realiza sus poemas y canciones al paso de la bandera asíé
como lanza buganvillas, flor tíépica de Tacna, desde balcones y techos. Hasta el 2001 asistíéan a
la ceremonia los Presidentes de la Repué blica del Perué .
Al llegar al paseo cíévico, se iza en el asta central al compaé s de la marcha de banderas y
es rodeada por cincuenta banderas izadas por joé venes de Tacna.
Posteriormente se realiza el encendido de la laé mpara votiva a cargo de las damas de
Tacna. Luego se entonan las notas del Himno Nacional del Perué y el Himno a Tacna. A
continuacioé n el Ejeé rcito del Perué tiene a su cargo el juramento de la bandera, repitiendo la
respuesta del Coronel Francisco Bolgnesi en Arica el 7 de junio de 1880.
Seguidamente se realiza el desfile cíévico militar. Entre los que desfilan se encuentran la
Sociedad de Artesanos de Tacna, institucioé n que participoé en la Batalla de Arica, la Sociedad de
Senñ oras de Auxilios Mutuos de Tacna, la responsable de la ceremonia, la Asociacioé n de
Explebiscitarios de Tacna y Arica, que iban a participar en el plebiscito en 1926 y que
actualmente estaé integrada por sus descendientes.
La ceremonia continué a en el Teatro Municipal con la recepcioé n del gobierno de la
ciudad a los invitados de otras regiones del Perué . Ademaé s se realiza la entrega de la medalla de
la ciudad a vecinos notables de Tacna, nombraé ndolos Hijos Predilectos o Ciudadanos
Distinguidos. En la Casa Juríédica, se realiza la representacioé n de la entrega de Tacna, segué n lo
sucedido en 1929.
A las 02 de la tarde se realiza el encendido de las sirenas de bomberos y repique de las
campanas en las parroquias de Tacna indicando la hora de la firma del "Acta de entrega de
Tacna".
Joseé Manuel de los Reyes Gonzaé lez de Prada y AÉ lvarez de Ulloa o Manuel Gonzaé lez
Prada como se le conoceraé en Perué , desarrolloé una profusa tarea de ensayista, siendo
catalogado como un pensador anarquista por sus connacionales. Se le senñ ala como uno de los
ensayistas maé s influyentes, tanto en las letras como en la políética misma limenñ a. Su postura
críética, directa, ausente de toda postura políéticamente-correcta adoptaraé un radicalismo
absoluto durante y luego de la Guerra del Pacifico.
3
No obstante haber vivido dos anñ os en Valparaíéso (Chile), producto del destierro
políético de su padre Francisco Gonzaé lez de la Prada Marron y Lombera, quien fuera partidario
del derrocado presidente Joseé Rufino Echenique, participoé en las batallas de San
Juan y Miraflores, en el marco de la defensa de la capital peruana. En Miraflores, se senñ ala, fue
segundo jefe del Reducto del Pino (15 de enero de 1881). Al producirse la invasioé n de
Lima por tropas chilenas, se habríéa recluido por maé s de dos anñ os en su casa en senñ al de
protesta (1881-1883). Paginas libres constituye una de sus obras de mayor repercusioé n
sociopolíética, tanto asíé que producto e ella eé ste fue excomulgado pro la misma Iglesia Catoé lica.
Su Discurso en el Politeama, en atencioé n a Teatro en donde se pronuncioé el discurso en
cuestioé n, se inserta al interior de un esfuerzo por colectar recursos econoé micos a fin de
“rescatar” las provincias de Tacna y Arica, aun bajo el control políético-militar chileno. En
aquel momento, se senñ ala que escolares de Lima organizaron la velada en el establecimiento
en cuestioé n. Un aspecto complejamente notable dice relacioé n con que el discurso, que seraé
analizado y expuesto a continuacioé n, seraé leíédo a viva voz por tan solo un ninñ o. Se advierte,
por el mismo comentador de la obra, que eé sta tiene un marcado acento “revanchista”.
La tercera estrofa del discurso ilustra a la perfeccioé n la loé gica de la transmisioé n
transgeneracional del trauma histoé rico recientemente absorbido por la clase políética peruana
y parte de sus elites. Este senñ ala, “Ninñ os, sed de hombres, madrugad a la vida, porque ninguna
generacioé n recibioé herencia maé s triste, porque ninguna tuvo deberes maé s sagrados que
cumplir, errores maé s graves que remediar ni venganzas maé s justas que satisfacer”. 137 Letras
maé s tarde seraé claro y directo en senñ alar que, “La mano brutal de Chile despedazoé nuestra
carne y machacoé nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo,
fueron nuestra ignorancia y nuestro espíéritu de servidumbre”.138
La bué squeda del culpable de la debacle, de la derrota, de la amputacioé n futura, de la
cual fue objeto y sujeto el espacio peruano, se iniciaraé en momentos mismos en que, ese 17 de
enero de 1881, las primeras botas de los regimientos Buin, Zapadores y Bulnes, pisaran las
calles de Lima.
Para Gonzaé lez Prada, la guerra a la cual habíéa sido arrastrado el Perué era obra de un
“ensayos de aficionados en Diplomacia”, en Economíéa políética, en Legislacioé n y hasta en
Taé cticas y Estrategias. Para Prada, el Perué , “fue un cuerpo vivo, expuesto sobre el maé rmol de
un anfiteatro, para sufrir las amputaciones de cirujanos que teníéan cataratas seniles y manos
con temblores de paralíéticos”139. La solucioé n, desde la visioé n de Prada, al letargo sociopolíético y
137
González, Prada Manuel., Paginas Libres. Horas de lucha, en Discurso de la Politeama, pagina 43.
138
Ibid,…Politeama, página 43.
139
Ibid,…Politeama, página 44.
3
social del espacio peruano, fuente de la derrota militar frente a Chile es la falta de libertad,
senñ alando que la “ignorancia de los gobernantes y la servidumbre de los gobernados”,
impidieron el surgimiento de “hombre fuertes”.
La Ciencia es la clave que deberíéa permitir al embrionario Perué resurgir de sus cenizas,
aquellas dejadas por Chile en su retirada. La Ciencia es, a los ojos de Prada “libertad”, pero una
libertad que debe reposar en la emancipacioé n real de “el indio”, como le denomina el mismo
Gonzaé lez Prada. “Cuando tengamos pueblo sin espíéritu de servidumbre y políéticos a la altura
del siglo, recuperaremos Arica y Tacna, y entonces y solo entonces, marcharemos sobre
Iquique y Tarapacaé , daremos el golpe decisivo, primero y ué ltimo.” 140 La trasmisioé n de la tarea
irredenta es, bajo el ensayista limenñ o, un deber de la proé xima generacioé n. Una tarea
inconclusa, como es aquella de “recuperar” lo perdido. El objetivo de recomponer el honor
perdido no puede ser obra de las elites, sino que de una sociedad recompuesta. El “espacio
peruano” necesita reconsolidarse bajo la loé gica de una unificidad etno-social. La
fragmentacioé n etno-politica debe dar paso a una unioé n socio-políética y socio-eé tnica total del
espacio peruano, siendo los “indios” una parte central de dicho proceso.
“En esta obra de reconstruccioé n y venganza”, como lo senñ alaraé Prada, “no contemos
con los hombres del pasado. Los troncos anñ osos y carcomidos produjeron ya sus flores
deleteé reas y sus frutas de sabor amargo. Que vengan arboles nuevos a dar flores nuevas y
frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los joé venes a la obra!”. 141 La loé gica de la transmisioé n
transgeneracional de traumas histoé ricos, de generacioé n en generacioé n es asumida, por el
ensayista, como un fenoé meno natural y necesario.
A la pregunta “¿Por queé esperar?”, refirieé ndose a la “recuperacioé n” de Arica, Tacna,
Iquique y Tarapacaé , Prada llama a no desalentarse, senñ alando que, “…si somos versaé tiles en el
amor, no lo somos menos en el odio: el punñ al estaé penetrando en nuestras entranñ as y ya
perdonamos al asesino”, para luego advertir…”Alguien ha talado nuestros campos y quemado
nuestras ciudades y mutilado nuestro territorio y asaltado nuestras riquezas y convertido el
paíés entero en ruinas de un cementerio; pues bien senñ ores”, senñ alaraé Prada, “…ese alguien a
quien juraé bamos rencor eterno y venganza implacable, empieza a ser contado en el nué mero de
nuestros amigos, no es aborrecido por nosotros con todo el fuego de la sangre, con toda la
coé lera del corazoé n”.
Todo indicaríéa, segué n estas ué ltimas líéneas que finalmente la loé gica conciliatoria
deberíéa imponerse en las relaciones Chile-Perué . No obstante la insistente vociferacioé n y los
sistemaé ticos llamados a la represalia antichilena, el autor senñ ala la idea del perdoé n hacia Chile.
140
Ibid,…Politeama, página 46.
141
Ibid,…Politeama, página 46.
3
Sin embargo, Prada seraé claro en lo siguiente: “Ya que la hipocresíéa y la mentira forman parte
de los polos de la Diplomacia, dejemos a los gobiernos mentir hipoé critamente juraé ndose
amistad y olvido. Nosotros, hombres libres reunidos aquíé para escuchar palabras de lealtad y
franqueza…lancemos una chispa que inflame en el corazoé n del pueblo el fuego para amar con
firmeza todo lo que debe amar y odiar con firmeza tambieé n todo lo que se debe odiar”. 142
Gonzaé lez Prada, luego de “mecernos” en palabras de la maé s alta conciliacioé n
senñ alaraé …”! Ojalaé cada una de mis palabras se convierta en trueno que repercuta en el
corazoé n de todos los peruanos y despierte los dos sentimientos capaces de regenerarnos y
salvarnos: el amor a la patria y el odio a Chile! 143
La lectura de Gonzaé lez Prada permite aventurarnos y senñ alarlo como el padre o la
fuente maé s primigenia del revanchismo políético peruano hacia Chile. La bué squeda, selectiva,
poeé ticamente construida y claramente expresada, en frases sencillas, tiene como objetivo el
transmitir de manera trasngeneracioé nal un trauma especíéfico: la derrota de la elite peruana en
la Guerra del Pacifico. Parda instala en el centro de su pensamiento un trauma especíéfico, un
trauma que es “escogido” (chosen trauma), el cual viene a transformarse en el elemento
psicopolitico que permitiraé , tardíéamente, al Perué , y especíéficamente parte de su elite, colar ese
“especio peruano” fragmentado, dividido y antagoé nico entre sus mismas clases sociales muy
tempranamente hostiles entre ellas.
El denominado Deber de Memoria tiene, como ya lo hemos senñ alado, un gran objetivo:
Evocar un “nunca maé s, pasado” sociado a un “deber reparatorio, futuro”. Una responsabilidad
social e individual en cuanto a recordar un evento coniderado, de manera consciente o no,
traumaé tico. Dicho ejercicio de remembranza, es decir de evocacioé n, se materializaraé en
terminos concretos, en un Lugar de Memoria, un espacio fisico y concreto, real, observable, el
cual representaraé de manera simboé lica, a traves de un elemento u objeto material, ya sea por
medio de una convencioé n o de una asociacioé n, determinados valores o principios.
En el caso peruano, este Deber de Memoria estaé presente, a nivel de remembranza de
los hechos y efectos de la Guerra del Pacíéfico y del rol que desempenñ o Chile en eé ste evento. En
terminos concretos, podemos senñ alar que los denominados “deberes de memoria” peruanos
estaraé n asociados a recordar:
a. Derrotas militares, concebidas y absorbidas mentalmente como tales, pero
transformadas en hechos que implicaron acciones de “resistencia” ante los eventos
142
Ibid,…Politeama, página 47.
143
Ibid,…Politeama, página 47.
3
sobre los cuales los grandes grupos humanos peruanos ya no tenian capacidad de
intervencioé n.
b. Peé rdida del control soberano sobre sus espacios nacionales considerdos como
formando historicamente parte del ethos nacional.En este sentido, los espacios
terriotirales localizados en las zonas maé s extremas, medidas desde el nucleo vital de
los paises, tienden a simbolizar y encarnar profundos sentimientos identitarios, como
lo fue Arica y Tacna.
En cuanto a los “lugares de memoria”, eé stos estaraé n, a su vez asociados a:
a. La “Ocupacioé n” politico-militar de determinadas ciudades por fuerzas “invasoras”
chilenas. Por “ocupacioé n” debemos comprender la accioé n de una entidad cualquiera
sobre un espacio territorial sin animo de incorporarlo a un control soberano
permanente.
b. La “Invasioé n” y la posterior “conquista” de espacios territoriales, absorbidos por Chile
y avalados por sectores de la elite políética limenñ a. La “conquista” implica y considera la
exitencia de un animo, voluntad y decisioé n, por parte de una entidad cualquiera, de
transformar la presencia fisica, en un espacio territorial dado, en un control politico
permanente, absorbiendola en forma definitiva a su soberania.
Los “deberes de memorias” y los “lugares de memoria” vienen a materializar en teé rminos
simboé licos, pero materiales, es decir observables y evidenciables la existencia de un
“trauma elegido”. Dichos deberes y lugares de memoria representan, asimismo, la
existencia de un fenoé meno de “transmisioé n transgeneracional de traumas histoé ricos”, de
acuerdo a lo avanzado por Vamik Volkian.
a. LA OCUPACIOÉ N DE LIMA.
En 1880, el Instituto Internacional de la Ley, en el artíéculo 41 de su Manual de las
Leyes de la Guerra Terrestre declararon que un territorio estaé ocupado cuando “como
consecuencia de una invasión por fuerzas hostiles, el Estado al cual pertenece a cesado de existir,
incluso, el ejercicio de la autoridad al interior de sus fronteras, y el Estado invasor se encuentra
solo, al interior de dichas fronteras, a fin de mantener orden allí”.144 En otras palabras, la
“ocupacioé n”, implica la sumisioé n de facto, de una autoridad a una fuerza políético-militar hostil
extranjera. Segué n el artíéculo 42 de las Regulaciones de La Haya, un territorio es considerado
ocupado cuando es “establecido bajo la autoridad de una fuerza armada hostil” 145
144
Institute of International Law, in Article 41 of its Manual on the Laws of War on Land (the Oxford Manual.
145
Laws and Customs of War on Land (Hague Convention II), The Hague, 29 July 1899.
3
El concepto de “Ocupacioé n” se encuentra presente de manera sistemaé tica en la
bibliografíéa peruana respecto de la Guerra del Pacíéfico, encontraé ndose de manera especial,
asociada al ingreso de las fuerzas militares chilenas a Lima y la instalacioé n de un gobierno
militar en la capital peruana. Tal seraé el caso de la obra de la historiadora peruana Margarita
Guerra Martinieè re, “La ocupacioé n de Lima, 1881-1883”, quien describiraé de manera detallada
el proceso en cuestioé n, el cual teníéa como objetivo dar un teé rmino a la guerra, siendo
necesario para ello la instalacioé n de un gobierno proclive a finalizarla de manera
incondicional: El Perué siendo un paíés centralista, conquistar la capital podíéa asegurar la
victoria final.
La denominada “Ocupacioé n de Lima” se ha erigido, en el subconsciente políético de la
poblacioé n peruana, y de sus elites, en un “deber de memoria” permanente, el cual se ve
representado, anualmente y de manera especíéfica, en los diversos medios de comunicacioé n
escritos. La “invasión de Lima, una pesadilla que cumple 130 años”, artíéculo del diario El
Comercio146 viene a cristalizar de manera clara dicha obligacioé n de recordar no solo la
antesala al ingreso de fuerzas chilenas a la capital peruana, es decir las batallas de San Juan
(13 enero) y Miraflores (15 enero), sino que de manera especial el 17 de enero de 1881,
momento en que las tropas chilenas ingresan a Lima. "En la misma tarde la artillería ocupó el
cuartel de Santa Catalina, donde tuvo lugar una ceremonia conmovedora. Se izo la bandera
chilena hasta el asta y se toco despacito (sic) el himno nacional [...]"147.Dicho “deber de
memoria” tambieé n rememora lo que podemos describir como la peé rdida del control sobre sus
propias vidas como “gran-grupo humano”, utilizando el concepto volkiano de “large-group”,
pero ademaé s como el surgimiento de un sentimiento y una “percepcioé n de indefensioé n” ante
“el otro”: Chile, sus fuerzas militares desplegadas y el gobierno “extranjero” en su capital
políética, en el “…Palacio de los Virreyes”, como lo senñ alaraé Manuel Baquedano en una carta al
mismo Presidente de Chile.
El New York Times, describiraé en sus paé ginas, su percepcioé n psicopolitica de lo que
observa en febrero del anñ o 1881, titulando el hecho observado coé mo, “The Humilliation of
Perú”. Dichas palabras vendraé n a representar, desde un observador externo, la ocupacioé n
misma de la capital peruana. O lo que desde la misma visioé n peruana describiraé el proceso
mediante el cual “ los diferentes cuerpos del ejército invasor proceden a distribuirse en los
cuarteles de Lima, abandonados tras la derrota”148 No obstante ello, la humillacioé n expresada
invasión de Lima, una pesadilla que cumple 130 años”, El Comercio, Blog,
146
12/01/2011.
147
El Heraldo del 4 de febrero de 1881.
148
Lima, La única, Blog, http://limalaunica.blogspot.cl/2012/02/la-vida-en-lima-durante-la-ocupacion.html
3
implicaraé maé s que el hecho traumaé tico mismo de presenciar el ingreso de fuerzas extranjeras
a su capital, sino que ademaé s, el proceso de subyugacioé n políética del Perué hacia Chile.
Implicaraé , de esta manera, la asumida derrota de las fuerzas militares peruanas, el ingreso de
las tropas chilenas a Lima, la ocupacioé n militar de la capital peruana y la instalacioé n de un
gobierno militar durante cuatro anñ os. Implicaraé , posteriormente, la amputacioé n territorial de
Arica, y la postergada ocupacioé n de Tacna.
De manera maé s especíéfica, con la derrota de las fuerzas peruanas, tras las batallas de
Chorrillos (13 enero 1881), Barranco y Miraflores (15 enero), el escrito estadounidense
advertíéa el alto grado de desmoralizacioé n de las fuerzas peruanas y del conjunto de la
sociedad limenñ a. En este sentido el artíéculo senñ alaba que una derrota de las fuerzas peruana
en Miraflores llevaríéa a una destruccioé n de la capital: la barrera propia a los Estados
westfalianos, entre los centros vitales poblacionales y el “enemigo” habíéan cesado de existir.
El sentimiento de humillacioé n se cristalizoé en la intervencioé n políética del cuerpo
diplomaé tico extranjero y militar asentado en Lima y El Callao, hecho que quedoé plasmado en
el Memoraé ndum de Tallenay en el cual el General Manuel Baquedano firma un acuerdo a fin de
ocupar de manera pacíéfica la ciudad de Lima, evitando con ello reeditar las acciones de
aniquilacioé n similares a San Juan y Miraflores. El ingreso de las fuerzas chilenas a Lima
tambieé n fue “acordado”, esta vez con el alcalde Rufino Torrico. El 17 de enero, cerca de las
16:00 hrs la II Divisioé n del coronel Emilio Sotomayor ingresa a la capital peruana en direccioé n
del Cuartel Santa Catalina donde izoé , por primera vez en territorio peruano, de manera oficial,
la bandera chilena en Lima. El regimiento Buíén se dirigioé a la Penitencieria; Zapadores al
Cuartel General de la Guardia Peruana y el Bulines al Palacio Pizarro, sede de gobierno del
Perué .
La ocupacioé n de Lima seraé observada como la ué ltima fase de la “invasioé n chilena” de la
capital peruana. La declaracioé n de Lima como “ciudad abierta”, hecho negociado con
extranjeros, y no por ciudadanos peruanos, constituye la materializacioé n de dicha
“humillacioé n” observada por el New York Times. La bandera chilena seraé izada en el Palacio
Pizarro. Se mantendraé allíé por maé s de tres anñ os. Se izoé el 17 de enero de 1881 y se arrioé al
teé rmino de la ocupacioé n, despueé s de la ratificacioé n del Tratado de Ancoé n, en octubre de 1884.
La Sede de Gobierno del Perué se transformaraé , por cuatro anñ os, en el Cuartel General del
Ejeé rcito de Ocupacioé n.
El 18 de enero, el General Manuel Baquedano ordenaraé publicar una proclama en la “Orden
del Díéa”. En ella, senñ alaraé que toma “posesión, en nombre de la República de Chile, de esta
ciudad de Lima”, haciendo hincapieé en que “las grandes victorias de Chorrillos y Miraflores,
3
obtenidas merced a su esfuerzo… nos abrieron las puertas de la capital del Perú”. El General,
quien viene de ordenar el ingreso de las tropas chilenas a dicha ciudad, expresa, antes sus
soldados y la poblacioé n limenñ a en general, su satisfaccioé n ante lo que se considera una victoria
total en la guerra y ante su adversario. Para ello resaltaraé , “…el inmenso placer que inunda
nuestras almas cuando vemos flamear aquí, embellecida por el triunfo, la querida bandera de la
Patria, en el Palacio de Pizarro”.
Gonzalo Bulnes, en su obra Guerra del Pacifico, especíéficamente en el Capitulo V “Lima,
durante la ocupacioé n”, senñ alaraé que, “La sociedad (peruana) pasaba su tiempo encerrada en sus
habitaciones, viendo pasar por entre los vestidores esos uniformes odiados que le recordaban el
deudo muerto, del hijo o el amigo ausente en el interior, sufriendo penalidades”. Esta misma
“actitud de reserva” la representa Margarita Guerra cuando senñ ala que la poblacioé n limenñ a
ante el desagrado y el temor que siente ante la presencia chilena, adoptaraé una actitud de
encierro, lejos del contacto con ellos, mencionando que "las celosias permanecieron cerradas y
no se abrió una sola ventana de las que daban a la calle: Este fue el sentimiento general de
la población. Muchos eran también los heridos que se cerraban en sus casas"149 El diario limenñ o
El Heraldo describiraé en su nué mero del 04 de febrero de 1881 que, " Lima esta todavía como en
viernes santo. No corre sino uno que otro carruaje; los carros del ferrocarril sin caballos, pues
Pierola los tomo bajo recibo; las tiendas cerradas y muchas casas como si acabara de morir el
dueño. En cambio recorren las calles todos los comerciantes en calducho". Lo anterior
cristalizaraé lo expresado por Evelin Lindler, en paginas anteriores al senñ alar que el concepto
de “invasioé n” denotaba y expresaba un proceso de subyugación, el cual teníéa como efecto el de
lesionar o desmantelar el orgullo, honor o dignidad nacional de un gran-grupo humano.
Roberto Mendoza, historiador peruano, ahondaraé en la misma loé gica al senñ alar que,
“consolidada la ocupación, los invasores se apoderaron de las rentas del Municipio, se llevaron
valiosas estatuas de los paseos públicos, así como cañones de la fortaleza del Callao y saquearon
diversos establecimientos públicos y privados como la Biblioteca Nacional, la Universidad de San
Marcos, la Escuela Militar, la Escuela de Artes y Oficios, el Colegio Guadalupe, el Palacio de la
Exposición, el Jardín Botánico, etc.” De la misma forma consideraraé que, “hubo un retraimiento
que reflejaba lo difícil de la convivencia con el invasor. Ya que no se podía abandonar Lima, se
recurría al vacío, destacándose el estado en que quedó la población masculina: heridos en
cantidades que fueron atendidos en sus propios hogares, tanto por no haber sitio en los
hospitales o enfermerías, cuando por evitar que los chilenos puedan conocer los nombres de
todos los que participaron en las luchas y tomar represalias. Se buscaba en lo posible mantener
149
Guerra, Margarita,
3
el secreto”. Proseguiraé senñ alando que la ocupacioé n de Lima “por las tropas invasoras”, trajo
muchas penalidades a la poblacioé n, hasta que una manñ ana de agosto de 1884, el asta colocada
en la Plaza de Armas amanecioé sin la bandera chilena. Esa manñ ana habíéan desaparecido los
chilenos de la capital, por ello la gente corrioé la voz y comenzoé a congregarse en el lugar. Las
llaves de la puerta del Palacio, habíéan sido dejadas en la estacioé n del tren”.
Otros dos conceptos volkianos se materializan en las percepciones de los autores peruanos: el
denominado “sentimiento de desproteccioé n e indefensioé n”, de grandes grupos humanos
pertenecientes a una nacionalidad distinta, y un claro cuestionamiento, no establecido de
manera expresa, pero si inferida, en cuanto a la existencia de un “rol y de estatus social
asignado no cumplido” por parte de los principales poderes pué blicos peruanos de la eé poca, su
clase políética, su gobierno y sus fuerzas armadas. Roberto Mendoza senñ alaraé , en funcioé n de lo
anterior, que, en su momento: “Uno de los actos más dolorosos para el Perú fue el izamiento de
la bandera chilena en los principales edificios, pero al lado de esta, también aparecieron
emblemas de muchos países en diversos inmuebles, como símbolo de neutralidad, esto debido a
que Lima era una ciudad que en su parte más céntrica, concentraba gran cantidad de
comerciantes, la mayoría extranjeros, de tal forma que ellos exhibieron su emblema como señal
de neutralidad”.150 Estas palabras denotan aquel “sentimiento comué n de verguü enza,
deshumanizacioé n, humillacioé n y culpa” representado por Vamik Volkian al avanzar su
teorizacioé n del Chosen Trauma. El izamiento simboé lico y material de la bandera chilena en la
capital del Lima y en los principales edificios que encarnaban el control soberano estatal
peruano sobre su poblacioé n cristalizan dichos sentimientos de humillacioé n e indefensioé n. El
trauma histoé rico peruano comienza su proceso de construccioé n. El izamiento de la bandera
chilena se incorpora al “deber de memoria” en cada una de las fotos de la eé poca y en la
existencia misma, hasta el díéa de hoy, del Palacio de Gobierno peruano. El Palacio Pizarro
absorbe, ademaé s, y se materializa en el el “lugar de memoria” al encarnar cotidianamente,
frente a fechas como el 17 de enero, el momento del inicio de la presencia políético-militar
chilena en la capital limenñ a. Una remembranza permanente en la psicopolitica peruana se
instala. En teé rminos concretos se constata una níétida dificultad para hacer el duelo o luto del
proceso traumaé tico por parte de sectores intelectuales peruanos.
Renzo Babilonia, en su trabajo Memoria de una Invasión. La fotografía y la Guerra del Pacífico
(1879 – 1884), permitiraé observar que el sentimiento de humillacioé n, observado por el New
York Times, es captado y se inmortaliza en la consciencia nacional peruana a traveé s de
fotografíéas. Se cristaliza, mediante dichos medios fotograé ficos, la ocupacioé n de espacios de alta
150
Roberto Mendoza Policarpio , La Ocupación de Lima, Sociedad de Estudios Históricos Coronel Arnaldo
Panizo
3
significancia para la moral nacional del paíés nortino. El “deber de memoria” se cristaliza en
“lugares de memoria”, en plural. Es asíé como Renzo advierte, por ejemplo, que habiendo el
concluido el “horror”, propio a las acciones de batalla, “la fotografía solo registra lo que el
vencedor, el que se ha quedado con el terreno al final del día, quiere mostrar. ¿Cómo se
representa la victoria? Mostrando los muertos, la tecnología (cañones, trincheras y defensas) y
las ciudades destruidas del enemigo: siempre retratadas y humilladas con las banderas del
triunfador en sus principales edificios públicos.” 151 Estas representaciones tambieé n encarnan y
vuelven a representar los sentimientos de “desporteccioé n”, pero sobre todo los asociados a la
percepcioé n del “deber no cumplido” por las autoridades censadas en hacerlo, como son las
fuerzas armadas que el autor deja entrever como subyugadas.
En efecto, la captura de imaé genes, desde la perspectiva de Renzo, buscaba demostrar el
sojuzgamiento de las fuerzas de defensa de Lima, pero a su vez cristalizar el vacíéo de poder
dejado por la derrota políética y militar sobre el Perué . La idea del sentimiento de indefensioé n y
de desproteccioé n volkiano reaparece. Es asíé como senñ alaraé que era “…común ver imágenes en
las que los militares parecen actores de una obra cinematográfica: oficiales chilenos que parecen
estar visitando los lugares donde se produjeron las batallas posan junto a los volados cañones de
las defensas de Arica. De la misma manera, también se puede observar una imagen en la que
prisioneros peruanos son obligados a tenderse en el suelo y fingir estar muertos, encontrándose
rodeados de tropas chilenas que izan una bandera, notoriamente dibujada en la fotografía, y que
intenta representar la toma del Morro de Arica del siete de junio de 1880. En estos casos el
fotógrafo actúa como el director de una obra de gran envergadura”.
3
“eleccioé n inconsciente” del evento traumaé tico, y se proyectaraé como resultado de la
imposibilidad del grupo-víéctima de revertir la herida-narcisista y la humillacioé n infringida, síé
encontraraé en dichos espacios territoriales “lugares de memoria” colectiva. Lima constituye un
muy claro ejemplo, tambieé n lo es la ciudad de La Magdalena, Tacna y Arequipa.
a. La Magdalena
Magdalena, durante el proceso de emancipacioé n peruano, se erigioé en el centro neuraé lgico
del llamado “gobierno” de San Martin en el Perué . La Casa Quinta o Palacio de Gobierno se
constituyoé en la sede de su poder como figura políética en la historia peruana, seraé allíé, en la
localidad de Pueblo Libre que el Protector San Martin firmaraé , el 20 de septiembre del anñ o
1822, su despedida del Perué .
Cincuenta y siete anñ os maé s tarde, Francisco Garcíéa Calderoé n, presidente de la Repué blica del
Perué , durante la ocupacioé n chilena en la Guerra de Pacíéfico ejercioé el gobierno desde la Quinta
de los Libertadores. E.W. Middendorf, quien entre 1873 y 1894, publicaraé su obra “El Perué ”,
donde plasmaraé la evolucioé n del espacio peruano por un plazo de tres deé cadas, incluyendo el
inicio de la Guerra del Pacifico y la invasioé n de Lima . Este advertiraé que, “ Magdalena, el cuarto
suburbio de Lima, se salvó de la triste suerte de Chorrillos, Barranco y Miraflores, ya por su
situación alejada del camino por el que avanzó el ejército enemigo, y por la modestia de sus
viviendas y sus humildes enseres, que situados más o menos a la mitad del camino del Callao con
Miraflores, a un kilómetro de distancia del mar; bellos huertos y olivares dan un encantador
aspecto al lugar, pero en cambio originan aire malsano” (Middendorf).
Luego de la Ocupacioé n, y frente a la inexistencia de un gobierno central, una «Junta de
Notables» peruanos lo ungioé como Presidente Provisorio del Perué , estableciendo la sede de su
gobierno en La Magdalena, en marzo de 1881. Desde dicha ciudad iniciaraé gestiones de paz
con Chile, no obstante ello, eé ste no aceptaraé lo que fuentes peruanas consideran un intento,
por parte de Chile, de “desmembrar territorialmente al Perué ”. Lo anterior habríéa significado su
arresto y confinacioé n en Chile. Si bien, la ciudad de La Magdalena representa la postura de
“resistencia” ante el victimario, esta ciudad permitiraé cristalizacioé n del denominado Chosen
Trauma volkiano. El llamado “desmembramiento del Perué ” se inicia en su fase formal, lo cual
se plasmaraé en el Tratado de 1929, en esta ciudad. Viene a rememorar el sentimiento de
verguü enza, humillacioé n y de indefensioé n de la sociedad peruana en formacioé n, y en sus elites,
hacia el victimario. Lima seraé desocupada tres anñ os maé s tarde.
La Magdalena se suma a la representacioé n mental traumaé tica peruana representada por
determinados eventos críéticos, los cuales ya no tienen lugar en los campos de batallas, sino
3
que en la misma capital peruana. Representacioé n mental psicosocial que, en el tiempo, crearan
imaé genes compartidas, y con ello, formaraé n parte del futuro mecanismo de transmisioé n
trasngeneracional del trauma histoé rico. En 1883 se firmaraé el Tratado de Ancoé n que sella la
soberaníéa perpetua de Chile sobre Arica.
152
Se señala que en 1821 desembarcó en Arica parte del ejército independentista al mando de Guillermo Miller,
organizando una fuerza militar compuesta por patriotas de Moquegua, Tacna y Arica. El 14 de mayo de 1821 ingresó a
Tacna donde dos regimientos realistas se les unieron denominándose la fuerza "Los independientes de Tacna". Fue también
la capital de iure de la República Sud-Peruana (1836-1839), y la sede del gobierno de la Confederación Perú-Boliviana.
3
que cada domingo una antorcha se enciende en una ceremonia, con un juramento, el cual
expresa: “Mi coronel Bolognesi, tenemos deberes sagrados que cumplir y los cumpliremos hasta
quemar el último cartucho”.
Dicho juramento denotaraé , lo que Vamik Volkian senñ alaba como la “dificultad para
hacer el duelo”, por parte de una sociedad traumatizada. Implica la existencia de
representaciones mentales que denotan la “perdida” de “algo”. La negativa a asimilar la
“peé rdida”, no solo recordaé ndola, sino que la idea de restaurar la verguü enza, la humillacioé n y la
indefensioé n. Dicho juramento cristaliza la idea de un revanchismo persistente y presente que
implicaraé la entrega a las generaciones futuras la tarea de “lavar la afrenta”, un caso de
transmisioé n transgeneracional del trauma se materializa en aquellos “lugares de memoria”. Es
asíé como dichos “lugares y deberes de memoria” buscan la reactivacioé n de traumas histoé ricos
“dormidos” o “latentes”, encarnando de manera simboé licas de “derechos” a la venganza. Los
“deberes sagrados que cumplir” materializan la idea de “recuperar” lo perdido. La promesa
que senñ ala ese “cumpliremos hasta quemar el ué ltimo cartucho” representa la idea volkiana de
un irrendentismo de naturaleza políético.
En resumen:
Defensa “heroica de Lima”: “Glorias elegidas”
Actores “Militares” buscan hacer la paz con Chile: coronel Miguel Iglesias; Coronel
Mariano Ignacio Prado huye de Lima: Sentimiento de culpa.
3
CAPÍTULO III
SUDAMÉRICA: ESTRUCTURA DE LA AMENAZA Y PERCEPCION DEL “OTRO”
Proceso de “balcanización”.
En teé rminos geopolíéticos, la “balcanizacioé n” ha sido utilizado para senñ alar y describir
el proceso de fragmentacioé n o de divisioé n de una regioé n o entidades políéticas en partes o
Estados maé s pequenñ os que son considerados como mutuamente hostiles y que no han
desarrollado intenciones en cuanto a establecer un reé gimen de cooperacioé n entre síé.
Recordemos, en este sentido, que la “balcanizacioé n” 153 representa un hecho geopolíético
que, desde una oé ptica histoé rica, afectoé a la regioé n de los Balcanes 154 tanto territorial como
políéticamente. Este proceso de fragmentacioé n territorial y soberana debutaraé casi
cronoloé gicamente el anñ o 1876 con la Guerra serbio-turca, para luego cristalizarse con las dos
Guerras de los Balcanes (1912-1923). Desde una oé ptica políético-estrateé gica, podríéamos ser
claros en senñ alar que este proceso de descomposicioé n aué n no tiene un teé rmino, en particular
con la reciente accesioé n a la soberaníéa de Kosovo (2008).
153
Gerald. R., Globalization and the Balkanization of states: The myth of American exceptionalism, The Journal of Geography, 1 marzo,
2002.
154
Se encuentra en el sureste de Europa, continente al que está unida por las cordilleras de los Balcanes al este (cordilleras que han
dado nombre a la península) y los Alpes Dináricos al oeste. Está separada de Asia por los estrechos de Dardanelos y del Bósforo, entre
los mares Negro, Adriático, Jónico y Egeo, Mármara, el río Danubio y el Mediterráneo.
3
La balcanizacioé n denota un proceso de desintegración de un espacio territorial en
función del crecimiento exponencial de otras unidades políticas. Estamos hablando de un
proceso que implica la existencia de un conjunto de fases sucesivas de naturaleza disolutivas
que conocen fases de aceleracioé n y de consolidacioé n de fronteras y territorios, tanto en el
tiempo como en el espacio. Este hecho, estaé inserto al interior de un fenoé meno permanente y
estructural de descomposicioé n territorial y políética.
En teé rminos precisos, este concepto tambieé n denotaríéa una divisioé n de una entidad
multinacional en otras maé s pequenñ as entidades uninacionales y étnicamente homogéneas.
Se considera que el espacio colonial americano conocioé este fenoé meno como resultado
de los procesos de emancipacioé n a los cuales fue sometido y que se saldaron por la implosioé n
del caraé cter unitario de la Ameé rica de la Nueva Espanñ a.
Entidades territoriales protonacionales surgieron de los vestigios de la Colonia
Espanñ ola, exigiendo espacios territoriales soberanos en funcioé n de aquellos heredados de las
antiguas posesiones peninsulares. En cuanto al espacio lusitano (actual Brasil), heredero
políético del Imperio de Portugal en Ameé rica del Sur, dicho fenoé meno no se verificoé ,
manteniendo su unidad y unificidad nacional.
Una de las explicaciones a esta diferencia en cuanto a procesos políéticos
emancipatorios podríéa estar dada por la existencia de una multiplicidad de “polos de poder”
en el espacio hispano sudamericano, dichos polos o nué cleos debutaron un proceso lento pero
progresivo de rivalidades internas, particular es el caso de las disputas de los espacios
territoriales del Alto Perué , de Paraguay y de Uruguay frente a bué squeda portenñ a de Buenos
Aires por ejercer un dominio, tal y como lo senñ ala Amado Luiz Cervo. 155
Los cambios experimentados en el siglo XIX, dejaran sentir toda su fuerza transformadora
en el siglo XX, en particular por el surgimiento de nuevas entidades políéticas soberanas, pero
tambieé n, y podríéa decir de manera pivotal, la importacioé n de rivalidades políéticas externas
hacia el espacio sudamericano.
Digamos que el calendario gregoriano senñ ala que el siglo XIX comprende los anñ os situados
entre 1801 y 1900, sin embargo, podemos ser claros en senñ alar que el siglo XIX debuta, para
Ameé rica latina, precisamente el anñ o 1808 con las “abdicaciones de Saboya”, impuestas por
Napoleoé n Bonaparte sobre las figuras de Fernando VII y de su padre, Carlos V. Vientos de
cambio se avecindaban.
En efecto, la unidad institucional de la colonia espanñ ola en Ameé rica comienza un proceso
lento pero progresivo de resquebrajamiento para finalmente acelerar el fenoé meno de
155
Rapoport, Mario y Cerbo, Amado Luiz, compiladores, 2001, El Cono Sur. Una historia común, FCE, Buenos Aires, Argentina, p. 91.
3
desmembramiento del llamado Imperio Espanñ ol en Ameé rica. La conceptualizacioé n antes
senñ alada se hace efectiva: un amplio espacio territorial social y eé tnicamente heterogeé neo
emprende el proceso de subdivisioé n.
El proceso emancipador debuta, cronoloé gicamente, el 5 de agosto de 1808 en Meé xico, con
la organizacioé n de la Junta Soberana con el apoyo del mismo virrey de la Nueva Espanñ a, Joseé
de Iturrigaray. No obstante su temprana disolucioé n, manu militari, este evento tendraé el efecto
de constituirse en el primer dominoé que caeraé de muchos otros. Un proceso que debuta en
1809 con la Revolucioé n de Chuquisaca, termina oficialmente en Paraguay con su proclamacioé n
de independencia el 15 de mayo de 1811, pero se materializara realmente con el acceso a la
independencia de la Isla de Cuba y de Puerto Rico el anñ o 1898.
Un efecto dominoé de Juntas de Gobiernos arrasaraé el espacio hispanoamericano, y con
ello, levantaraé el espectro de la fragmentacioé n territorial y políética del espacio
hispanoamericano, maé s allaé de los llamados a la reunificacioé n de la Hispanoameé rica pos
colonial.
El Manifiesto de Cartagena, de uno de los gestores de la independencia de Ameé rica, Simoé n
Bolíévar, establece de manera oficial el surgimiento de un pensamiento unificador, pero que
consigo, traeraé tambieé n otro: la necesidad de la autodeterminacioé n.
Senñ alemos que las condiciones baé sicas de lo que seraé esta “balcanizacioé n” seraé otorgada
por la misma Corona Espanñ ola. En efecto, esta no obstante ser una entidad políético-
administrativa ué nica y homogeé nea, desde el punto de vista de la fuente de su poder, la realeza,
deberaé desconcentrar su poder en una multipolaridad de entidades y liderazgos territoriales
altamente heterogeé neos entre síé. De esta manera, la Corona Espanñ ola, en su afaé n por
establecer una administracioé n eficiente, llevoé a cabo un proceso de regionalizacioé n acorde a
las singularidades de cada virreinato o centro de administracioé n militar, hecho que instituye
ya un embrionario proceso de fragmentacioé n políética.
La Dinastíéa de los Borbones instituyeron un hito en el marco del proceso de
fragmentacioé n: Descentralizar. Si bien para algunos estos teníéan como objetivo modernizar la
administracioé n de la Colonia, para otros esta respondíéa, fundamentalmente, a reconstituir el
control sobre la misma toda vez se reconocíéan las diferencias cada vez maé s crecientes y
profundas entre los “criollos” y los peninsulares. Dentro del proceso en cuestioé n se procedioé a
la "liberalizacioé n" del comercio, se instituyoé una Reforma del Estado asíé como una Reforma
Educativa.156
Diversas razones explicaríéan este proceso de reformas, entre ellas encontramos:
156
Zoraida, Vásquez Josefina, (coord.) Interpretaciones del siglo XVIII mexicano. El impacto de las reformas borbónicas, México, Nueva
imagen, 1992, 215 p.
3
1. Incremento de la poblacioé n durante el siglo XVII, lo que resultoé en el
surgimiento de nuevas necesidades de caraé cter social.
2. Las rivalidades entre Espanñ a y las potencias rivales, como Inglaterra y
Portugal conocieron un fenoé meno de aceleracioé n, en particular la
expansioé n de sus intercambios ilegales con la Colonia.
3. El poder creciente que la aristocracia criolla y el Clero habíéan adquirido en
el transcurso del tiempo.
Este proceso de acomodación de la administracioé n colonial no es nuevo, sino que se
encontraba inserto en una loé gica de adaptacioé n permanente hacia este espacio de expansioé n
territorial imperial. Es asíé como se constata tempranamente que:
1. La Corona reconoce la especificidad y heterogeneidad de este espacio colonial,
de su poblacioé n y de las interacciones que se estableceraé n entre los individuos
que la componen.
2. Instituye un proceso de ajuste de leyes y disposiciones se materializara,
estructuraé ndose la elaboracioé n para el Nuevo Mundo de un cuerpo legal
conocido como las Leyes de Indias o el Derecho Indio.
3. Institucionaliza una administracioé n diferente al de la Metroé polis, los
Virreinatos y Reales Audiencias ejemplifican el caraé cter ué nico de los territorios
a absorber y gobernar en Hispanoameé rica.
De manera especíéfica, la colonizacioé n constituíéa, ante todo, un proceso de adquisicioé n de
territorios a fines econoé micos y comerciales. La asimilacioé n al espacio hispanoamericano a
una entidad anaé loga a la metroé polis no parecíéa estar contemplada en el proceso de conquista
y de colonizacioé n. Un espacio de crecimiento vital para la Corona Espanñ ola emerge y se
constituye en fuente de riqueza y de generacioé n de un poder políético que trasciende las
fronteras europeas, pero que no parecíéa contemplar asignarle un trato políético y sociocultural
metropolitano.
Senñ alemos, asimismo que el proceso de multipolarizacioé n del espacio hispanoamericano, esto
es el surgimiento de entidades de naturaleza políéticas, con reivindicaciones territoriales
propias y con un embrionario acento nacional, dejaraé trascender las diferencias que
embargaban el desarrollo social políético, econoé mico, cultural y eé tnico entre las diversas
extensiones territoriales hispanoamericanas. Las elites del espacio hispanoamericano tienden
a delimitar espacios nacionales diversos en funcioé n de intereses protonacionales de
naturaleza embrionarios en la bué squeda por materializar y cristalizar las fronteras
administrativas del Utis Posidetis Ius. Al interior de esta implosioé n, un fenoé meno de
3
concentracioé n y disgregacioé n natural se produce: Dos polos de poder ven el díéa: el “espacio
Lusitano” y el “espacio hispano sudamericano”. Dos entidades coloniales la de Espanñ a y
Portugal importaraé n su rivalidad mundial al continente americano.
La rivalidad hispano-lusitana vendraé a institucionalizarse a partir de 1479.
El Tratado de Alcaçovas instauraraé una reparticioé n bilateral de Atlaé ntico, poniendo fin a
las hostilidades directas entre ambos reinos, facilitando, maé s tarde, a traveé s del Tratado de
Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494, un modus vivendi menos hostil entre ambas
potencias en declinacioé n constante, pero no por ello menos rival.
Es asíé como se estableceraé el reparto de las zonas conquistas coloniales a partir de la
instauracioé n de una líénea imaginaria a 370 leguas al oeste de las islas del Cabo Verde, asíé como
la anexioé n del Nuevo Mundo por parte de estas dos potencias europeas.
Una primera divisioé n del mundo tiene lugar.
Zonas de influencia son repartidas entre dos potencias. Otras seguiraé n, en particular en
momentos en que las entidades políéticas nacionales ven el díéa, se afianzan como actores de
poder regional e internacional, particularmente en el espacio regional.
En este sentido, Roé mulo Feé lix Meneé ndez senñ alaraé claramente que Buenos Aires era,
efectivamente, “la base de operaciones y brazo armado de Espanñ a, en la tarea de proteger las
tierras del margen oriental del ríéo Uruguay y ríéo de La Plata contra las aspiraciones de los
lusitanos”.157
Senñ alemos que esta importacioé n de una rivalidad extrarregional permitiraé que el proceso
de fragmentacioé n territorial, una vez terminado, tienda a concentrarse en funcioé n de la
existencia de dos nué cleos de poder con claras tendencias hegemoé nicas,, pero esta vez
regionales: Buenos Aires, por un lado, y Brasil, por el otro. Un tercer apareceraé , el cual buscaraé
ejercer, primero una supremacíéa, luego establecer solo una zona de influencia alejada de la
rivalidad mayor en Ameé rica del Sur: Chile. Nuestro paíés ocuparaé este rol, buscando ejercer un
control sobre parte del Pacifico Sur y las costas que le banñ aban hasta Centro Ameé rica. 158
La importacioé n de esta rivalidad hacia Sudameé rica se articularaé en torno a tres variables:
a) Identificacioé n de espacios geopolíéticos y geoestrateé gicos de relevancia para la
expansioé n comercial de las metroé polis, como son las costas y puertos.
b) Establecimiento principios de defensa de los líémites territoriales.
c) Identificacioé n de espacios geopolíéticos de relevancia para la expansioé n territorial, en
particular en funcioé n de espacios vacíéos interiores en el continente, como seraé el Mar
157
Feliz, Menéndez Rómulo., 1982, Las conquistas territoriales argentinas, Circulo Militar, Argentina, pp 358 pp.
158
Emilio Meneses, "Los límites del Equilibrio de Poder: La política exterior chilena a fines del siglo pasado, 1891-1902", en: Revista
Opciones, N 9, 1986, pp. 89-118. Para una narración de los hechos consultar la obra de Mario Barros van Buren, Historia Diplomática de
Chile, 1541-1938, editorial Andrés Bello, segunda edición (actualizada a 1958), Santiago, 1990.
3
del Plata y el establecimiento de nué cleos administrativos y poblaciones en zonas de
relevancia.
Ambos nuevos actores delimitaran sus respectivos espacios de influencia, buscado controlar
determinadas zonas geograé ficas a fin de permitirles establecer bases de sustentacioé n de sus
respectivos poderes nacionales en plena formacioé n.
Un aspecto central en dicha fase estaraé dado por el proceso de conformacioé n de
especificidades identitarias que se transformen en el mediano plazo en formaciones de
caraé cter “nacionales”. Una visioé n altamente aceptada es aquel enfoque desarrollado por Oscar
Oslazk, quien establece el caraé cter evolutivo de las formaciones estatales sudamericanas sobre
la base de ciertos atributos de estaticidad.
159
Oszlak, Oscar – Formación histórica del Estado en América Latina: elementos teórico-metodológicos para su estudio– en Estudios
CEDES, volumen 1, N° 3, 1978 – pp. 5-6
3
Existencia y desarrollo de movimientos emancipadores “localizados”
geograé fica y administrativamente en funcioé n de las ciudades de
residencia de las autoridades coloniales.
Alcance jurisdiccional limitado, por parte del Estado, en el espacio.
Existencia de espacios vacíéos.
Existencia de “archipieé lagos” territoriales con fronteras abiertas.
Institucionalizacioé n de lealtades locales.
Superposicioé n de jurisdicciones eclesiaé sticas, militares y
administrativas.
Existencia de una clase dominante continental.
Supremacíéa del modelo de organizacioé n políética europea en funcioé n del
Tratado de Wesfalia, del Congreso de Viena y del Derecho de Gentes.
Importacioé n de un sistema políético exoé geno a realidades nacionales.
La formacioé n de las entidades estatales nacionales sudamericanas estaé vinculada, a la luz
de lo anterior, a la herencia colonial de tradicioé n europea. Podemos establecer, en funcioé n
de las caracteríésticas antes expuestas, que la transformacioé n de las administraciones
coloniales espanñ olas en “Estados” y entidades nacionalmente diferenciadas entre ellas no
correspondioé , en un primer momento, a la realidad del espacio sudamericano. El proceso
de “estatizacioé n” de los territorios heredados si bien es cierto debuta con la afirmacioé n de
especificidades protonacionales locales, no es suficiente para explicar la cristalizacioé n de
unidades nacionales estatales. Podemos establecer, de esta manera, que a diferencia de la
mayor parte de experiencias sudamericanas en el períéodo post independencia,
ué nicamente Chile cumpliraé , en teé rminos generales, con los requerimientos avanzados por
Oszlak: un actor central seraé el Ejeé rcito, el cual daraé luz al Estado. 160
En este mismo sentido, y segué n Trindade 161 los “patrones de desarrollo políético” de
Argentina y de Brasil si bien tienen como veta comué n Europa, respondieron a condiciones
especiales endoé genas regionales. Es asíé como se establece que el patroé n de Argentina
configuro un proceso que se denomina como “tardíéo”, mientras que el Brasilenñ o se habríéa
constituido de manera “prematura”.
Otra caracteríéstica central en la mayoríéa de experiencias formacionales estatales
sudamericanas estaraé dada por la primacíéa de la entidad estatal en la construccioé n de las
formaciones nacionales. Segué n O`Donnell162 la concepcioé n baé sica del Estado sudamericano
160
Insertar referencia de implicancia del Ejercito chileno en nacimeinto del Estadon chileno.
161
Trindade, Helgio, “La construcción del Estado nacional en Argentina y Brasil (1810-1900), pp. 137-164.
162
O`Donnell, Guillermo, 1980, Modernization and Bureaucratic-Authoritarianism: Studies in South America, Berkley, Berkley University
Press.
3
se genera sobre la base de un reflejo de la sociedad civil. Desde esta perspectiva, resultaba
esencial para la estabilizacioé n del proceso la estructuracioé n de una “comunidad políética”
que otorgara legitimidad al proceso y a los actores. Dos fenoé menos vendraé n a fragilizar lo
anteriormente descrito. Por un lado, una deé bil burocratizacioé n del aparato estatal (Brasil),
por otro lado, una descentralizacioé n exacerbada (Argentina). Dos esquemas se
desarrollaran en forma casi simultaé nea. Uno que buscaraé mantener una relacioé n funcional
con la extinta administracioé n colonial, tanto en cuanto a su modalidad de gestioé n como en
cuanto a sus instituciones. La otra, propiciar e instaurar una interrupcioé n tajante de toda
forma de relacioé n directa o indirecta con la metroé polis. Por un lado, se constatara una
loé gica imperial de administracioé n territorial, por otra, una loé gica de administracioé n
colonial menos vertical.
El principal efecto de esta dicotomíéa estaraé dado por la naturaleza de las elites que
accederaé n al poder, pero sobre todo en cuanto a la forma de administrarlo.
Nuevamente encontramos dos experiencias histoé ricas diferentes. Por un lado, una que
construyoé su especificidad nacional en torno y funcioé n del Estado. Las elites políéticas y
econoé micas de estas formas estatales nos senñ alan la necesidad que una fraccioé n de ella
“gobierne y domine” sobre las otras. Consensos se desprenden y permiten la construccioé n
de un Estado eficaz y eficiente en la administracioé n del poder, dando la forma a gobiernos
relativamente estables. Esta forma de elite se caracterizaraé por estar unificada, poseer
experiencia en la administracioé n estatal y estar preparada para controlar a la naciente
burocracia.
Por otro lado, encontraremos aquellas experiencias, las mayoritarias en el escenario
regional sudamericano, en donde no existe una fraccioé n de la elite que ejerza una
hegemoníéa o supremacíéa por sobre el resto. Lo anterior provocaraé la fragmentacioé n
políética interna y con ello el surgimiento de conflictos políéticos internos anclados en
intereses de poder y econoé micos contradictorios. Oszlak seraé muy claro en senñ alar, para el
caso argentino que, “fue muy evidente una vez destruido el vinculo colonial, que la
dominacioé n espanñ ola no habíéa establecido las bases que generaran una clase políética de
“criollos” capaz de suplantar el control políético y territorial ejercido por la corona con su
liderazgo y legitimidad”. 163
La loé gica “caudillista” traeraé consigo una polarizacioé n avanzada del espacio territorial y
políético de las entidades en plena formacioé n. Es asíé como en el caso argentino, por
ejemplo, dos polos locales se disputaran el poder hegemoé nico. Buenos Aires y las
163
Ibid., p. 39.
3
“Provincias Unidas”. La primera, que buscaba ejercer una primacíéa sobre el resto, en
funcioé n de su poder geopolíético y geoestrateé gico natural, el cual fue otorgado por su
posicioé n geograé fica en la boca del Mar del Plata y su configuracioé n de Ciudad-Puerto. Las
segundas, que buscaban establecer un sistema políético de equilibrios de poder. Su
naturaleza rural y sometida a un “encierro geopolíético” limitaraé su margen de accioé n. El
vacíéo existente entre ambos fue llenado por una loé gica políética de conflicto civil. Avanzado
el proceso argentino de construccioé n de su Estado, solo a finales del siglo XIX lograraé un
pacto de dominacioé n estable.
Tomando en consideracioé n las generalidades y no las excepciones (Brasil y Chile), el
proceso de “construccioé n” de identidades nacionales resulta central para la edificacioé n de
los oé rganos estatales nacionales.
Construcción de los intereses nacionales
¿Coé mo se construyen dichos “Intereses Nacionales”?
Dos formas pueden ser avanzadas:
a. La primera, como una proyeccioé n de los intereses regionales o de las fracciones de
elites sometidas a un proceso de caudillismo.
b. La segunda, como una construccioé n de objetivos nacionales establecidos
concensuadamente y sobre la base de un proceso lento pero progresivo de
afirmacioé n de valores inmutables para la entidad estatal, tanto en los aé mbitos
sociales, políéticos, econoé micos, militares y estrateé gicos.
Los intereses nacionales en el caso sudamericano estaraé n ampliamente marcados por
tres grandes factores:
1) Una percepcioé n de peé rdida
territorial permanente e inacabada.
2) Una fragmentacioé n de los
intereses de las elites.
3) Una bué squeda por ejercer un
control mayor sobre los espacios vacíéos fronterizos.
Todas y cada una de estas variables, modelaran el comportamiento externo de las
entidades estatales en formacioé n. La necesidad de generar procesos de cohesioé n nacional
a fines de afianzamiento de las embrionarias estructuras estatales, pero sobre todo de
edificar víénculos sociales entre el Estado y su comunidad políética se haraé sentir
tempranamente. La utilizacioé n políética del proceso de formacioé n territorial contribuiraé , de
esta manera, a un prolijo uso de nacionalismos negativos como la manera maé s eficaz y
3
eficiente de generar la unidad social, políética y econoé mica en torno al Estado. Fenoé menos
que se han proyectado incluso hasta hoy.
Emergencia de los nacionalismos negativos
El “nacionalismo territorial”, avanzado por Cameros Thies 164, se constituye en un
instrumento de comprensioé n de la forma como se cristaliza esta estrategia en orden a
generar una identidad ué nica. El nacionalismo territorial constituye un “nacionalismo
negativo”.
Roé mulo Feé lix Meneé ndez,165 demuestra claramente la visioé n profundamente territorial
de los nacientes intereses estatales argentinos. La necesidad por una expansioé n y un
control de los espacios debíéa movilizar las conciencias nacionales e identitaria
“argentinas”, algo que, desde la perspectiva de Meneé ndez se materializoé en un
desplazamiento continuo de las fronteras de facto de Buenos Aires a fronteras de derecho
por parte del Estado argentino.
Otra forma de expresioé n de este nacionalismo negativo estaraé dado por el ejemplo
peruano de formacioé n estatal. En efecto, el nacionalismo peruano crea, genera y regenera
un sentimiento de “nacioé n” en funcioé n de la identificacioé n de un “enemigo” comué n, ué nico y
claramente visible. Desde la visioé n y perspectiva de Carl Schmitt, este nacionalismo busca
generar una conciencia social, políética, eé tnica y cultural en funcioé n del establecimiento de
un “adversario, pué blico, visible, no de un inimicus sino que de un hostis”. La imagen del
“enemigo” es asociada al contrincante, el de hostilidad al de rival.
La construccioé n de un nacionalismo negativo se realiza en base a la exageracioé n
artificial de las diferencias con el “otro”, y no en funcioé n de una mancomunidad de
caracteríésticas síémiles, como son un idioma, un territorio y una historia comué n.
La formacioé n de una conciencia nacional ué nica en torno a objetivos comunitarios y
comunes a alcanzar, es explicable en espacios políéticos profundamente fragmentados,
como son el de la mayor parte de Sudameé rica en la fase pos colonial.
La mancomunidad de intereses divergentes al interior mismo de las entidades
políéticas en plena estructuracioé n, a lo que se suma un desarrollo econoé mico endoé geno en
funcioé n de polos de desarrollo, lo que implicaba la existencia y desarrollo de espacio
vacíéos, sin olvidar la fragmentacioé n de intereses de las elites, terminaron por generar un
escenario de bué squeda de “enemigos comunes” y de “rivales permanentes”, como una
forma de reforzar y cristalizar el afianzamiento del Estado, o en su defecto, la del conjunto
del paíés. Una estructura de poder se erige sobre la base de rivalidades importadas.
164
Incluir fuente.
165
Feliz, Menéndez Rómulo., 1982, Las conquistas territoriales argentinas, Circulo Militar, Argentina, pp 358 pp.
3
ESTRUCTURA DE LOS EQUILIBRIOS DE PODER EN AMERICA DEL SUR
La identificacioé n de una o de estructuras de equilibrio de poder a nivel regional
implica per se la bué squeda por establecer un modus vivendi estable entre unidades
estatales definidas como potencias.166
Dicho modus vivendi se generaríéa, segué n la loé gica del balance of power, mediante un
enfrentamiento sistemaé tico por parte del conjunto de Estados en contra de una tentativa
hegemoé nica de uno de ellos.
La distribucioé n de las capacidades de influencia generaríéa un cierto ordenamiento entre
paíéses que poseen capacidades y voluntades políéticas para modificar el comportamiento
de las demaé s entidades estatales o no, asíé como los medios materiales para transformar
políéticas en comportamientos concretos.
La manera como se ha distribuido el poder a nivel regional estaé asociada a la
formacioé n de ciertas “estructuras geopolíéticas”, comprendidas estas como aquella
distribucioé n de un poder políético sobre la base de la existencia de polos de poder
hegemoé nicos o dominantes, proceso que conlleva al establecimiento de un “orden”
jeraé rquico en el marco de las relaciones que las entidades estatales establecen entre ellas
en el sistema internacional.
Podemos establecer dos tipos de estructuras geopolíéticas, aquella vinculada al
pensamiento de Jack Child avanzada en su obra Geopolitics and Conflict in South America.
Segué n esta visioé n, la configuracioé n y el emplazamiento geograé fico han determinado el
conjunto de relaciones de rivalidad o de cooperacioé n entre las entidades estatales
sudamericanas. De esta manera se explica la relacioé n “especial” entre Chile y Brasil, pero
tambieé n en funcioé n de la aparicioé n de “adversarios mutuos”, es decir de entidades políéticas
estatales con las cuales ambos Estados o grupos de Estados identificaron puntos de
competencia o de emulacioé n, y que por lo tanto se transforman en barreras para el alcance
de intereses nacionales coyunturales o permanentes.
El modelo avanzado por Robert Burr en su obra By Reason or Force: Chile and the
Balancing of Power in South America, 1830-1905,167 este autor establece que la estructura
políética interna del sistema regional estaé gobernada por un sistema de equilibrios de
poder, en donde se identifica claramente al existencia de Estados-hegemoé nicos y de un
166
Una Potencia es un Estado que tiene la capacidad y la voluntad política en orden a extender y proyectar su influencia a una escala
regional y mundial.
167
Burr, Robert.N. By Reason or Force, Chile and the Balancing of Power, 1830-1905, University of
California Press, Berkley, 1974.
3
conjunto de otras entidades políéticas deé biles. La seguridad y paz regional se alcanza por el
papel estabilizador que juegan dichas potencias frente a la loé gica de competencia por
alcanzar mayores cuotas de poder en el sistema por parte de los Estados deé biles.
En este marco de anaé lisis, podemos ser claros en senñ alar que la “estructura
Geopolíética” regional ha obedecido a ambos modelos explicativos, tanto la configuracioé n
como el emplazamiento geograé fico han influenciado determinadas relaciones de
animosidad o de cooperacioé n, la inexistencia de una colindancia geograé fica ha impedido
en determinados casos el surgimiento de sentimientos de “perdidas territoriales” o en su
defecto reivindicaciones sobre espacios territoriales ricos en materias primas o recursos
estrateé gicos.
De esta misma manera, la estructura en cuestioé n, ha sido administrada políéticamente
por medio de las capacidades endoé genas que cada Estado ha adquirido a traveé s del tiempo
y de su formacioé n políética. De esta manera las cualidades en cuanto a las formaciones de
sus respectivas elites, a los actores sociales, a la gestioé n administrativa del aparato de
gobierno asíé como al proceso de accesioé n al poder y su traspaso, han determinado un
cierto orden regional en donde actores estatales transformados en potencias ejercen una
dominacioé n sobre el resto.
La base de sustentacioé n de las “estructuras geopolíéticas” regionales es la rivalidad, esto
es el desarrollo de una enemistad producida por emulacioé n o competencias exacerbadas y
permanentes en el tiempo y sobre un espacio determinado.
168
Ver, Real Diccionario de la Lengua Española, www.rae.es.
169
Hans. Morgenthau, Politics Among Nations, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1986.
3
puramente “militar” o de “equilibrio de poder”, expandieé ndose hacia todo el espectro de
interaccioé n internacional: social, econoé mico políético, cultural y beé lico. Es asíé como se
compite por recursos, una posicioé n econoé mica o políética dada en el sistema internacional,
por el desarrollo de tecnologíéas, por el reconocimiento internacional, por el liderazgo
regional, por recursos, entre otras variables.
La competencia es inherente a la interaccioé n econoé mica y políética en un mundo,
particularmente en uno globalizado. Las necesidades siempre presentes y crecientes, los
recursos limitados, el desarrollo constante de nuevas realidades y productos asíé como el
caraé cter restringido del espacio fíésico mundial generan emulacioé n.
La existencia de una rivalidad no implica, necesariamente, el uso de la fuerza fíésica para la
resolucioé n de un diferendo con el Estado o la entidad políética en competencia. Todo lo
contrario. Esta envuelve, en la mayor parte de los casos, una aceptacioé n de las reglas del
juego internacional o regional, multilateral o bilateral, particularmente si estas reglas son
de caraé cter econoé micas.
La problemaé tica surge, maé s bien, en momentos en que dicha emulacioé n viene
acompanñ ada de lo que podemos denominar el factor de Hostilidad 170. Sin hostilidad no
existe aprensioé n en la fuerza –beé lica- y la posible consecucioé n de los objetivos nacionales
por medio del uso persuasivo, coercitivo o disuasivo de la capacidad militar. En otras
palabras, la existencia de una relacioé n de hostilidad o de una postura pre agresiva, entre
Estados, puede tender a expresarse en el mantenimiento de un clima de animosidad
permanente, lo que se traduce en un virtual estado permanente de tregua.´
Paul R. Hensel, senñ ala que en toda relacioé n de rivalidad entre unidades estatales, tres
caracteríésticas estaé n siempre presentes:
170
Tesis avanzada en “Fundamentos de la Hostilidad Histórica Chileno-Vecinal: el Ciclo del Factor de Hostilidad”, Revista Memorial
del Ejército de Chile, Edición 474, Octubre 2004, Departamento Comunicacional del Ejército de Chile, pp.108-138
171
Hensel, Paul.R. “Interstate Rivalry and the Study of Militarized Conflict”, en New Directions in the Study of International
Conflict, Crises and War, ed. Frank Harvey y Ben Mor. Londres: Macmillan, 1998, pp.45-80.
3
En teé rminos generales, existe rivalidad cuando dos o maé s adversarios buscan alcanzar los
mismos intereses, generando con dicho comportamiento, antagonismos, generando una
percepcioé n mutua de intenciones agresivas a traveé s de un periodo prolongado de tiempo.
Ahora bien, para que exista rivalidad, esta emulacioé n hostil no solo debe darse a un nivel
políético. Es necesario que esta rivalidad sea multidimensional, es decir que abarque el
conjunto de aé mbitos que conforman una sociedad, esto es, los sociales, los políéticos, los
econoé micos, los comerciales, los culturales, los militares e incluso, los cientíéficos.
De esta manera, la rivalidad no soé lo se daraé a niveles estatales, sino que constituiraé ,
ademaé s, tambieé n, fuente de emulacioé n entre los actores subnacionales: la sociedad en su
conjunto.
Lo anterior tenderaé a generar un clima social apto para tener efectos en el aé mbito políético,
generando condiciones para asegurar escenarios de gobernabilidad. En Estados deé biles
institucionalmente dicha estructura políética permite garantizar maé rgenes de legitimidad
temporalmente limitados, pero con un alcance horizontal en el tiempo.
Segué n Paul Diehl, la rivalidad no es maé s que “aquella competencia entre un mismo par de
Estados a traveé s de un largo períéodo de tiempo” 172. Dentro de las principales
caracteríésticas de esta conducta estatal encontramos que es mutua por naturaleza: ambos
actores se reconocen como adversarios. De allíé su implicancia en que la mayoríéa de
disputas de naturaleza territoriales es solucionada por medios beé licos, segué n pudo
constatar Paul Hensel.173
Adhirieé ndonos a esta loé gica, podemos identificar dos grandes enfoques. La tesis
avanzada por Gary Goertz y Paul Diehl 174 quienes desarrollan el prisma analíético del “Nivel
Baé sico de Rivalidad” o Basic Rivalry Level. Segué n esta visioé n, la rivalidad se cristalizaríéa en
momentos en que se produce una primera relacioé n conflictiva entre dos o maé s unidades
estatales: una friccioé n políética primigenia. En el caso sudamericano podríéamos adscribirla
en funcioé n de la “importacioé n de rivalidades exteriores”.
El nivel baé sico de rivalidad estaríéa dado por una disrupcioé n mayor en la relacioé n normal
entre dos entidades estatales y que requiere, para cristalizarse, de un cambio dramaé tico
en la relacioé n políética mutua, o lo que ellos denominan un “political shock”: es a partir de
este “choque” de intereses que debutaraé o finalizaraé una relacioé n de friccioé n permanente
172
Paul Diehl y Jaroslav Tir. “The Political Geography of Enduring Rivalries”, University of Illinois, paper presentado en el
seminario “New Methodologies for the Social Sciences: The Development and Application of Spatial Analysis for Political
Methodology”, Boulder, Colorado, Estados Unidos, 12 Marzo 2000.
173
Hensel, Paul.R. “Interstate Rivalry and the Study of Militarized Conflict”, en New Directions in the Study of International
Conflict, Crises and War, ed. Frank Harvey y Ben Mor. Londres: Macmillan, 1998, pp.45-80.
174
Goertz, Gary, and Paul F. Diehl. "The Initiation and Termination of Enduring Rivalries: The Impact of Political Shocks."
American Journal of Political Science, 39, Nº1, Febrero: 1995, pp.30-52.
3
en el tiempo. Bajo esta misma loé gica, los Estados estableceraé n una relacioé n de rivalidad de
base, creando para ello criterios de estabilizacioé n o de equilibrio: el conjunto de sus
respectivas fricciones políéticas, econoé micas, sociales y militares gravitaraé en torno y en
funcioé n de dicho balance.
El escenario regional de distribucioé n del poder podríéa responder a este esquema.
De la importacioé n de rivalidades externas, utilizaé ndose para ello como un “choque
políético” estaríéa la aparicioé n de un espacio geograé fico por descubrir y conquistar: Ameé rica.
La competencia entre Espanñ a y Portugal, antes adscrita a islas y pasos hacia AÉ frica y Asia,
ahora encuentra un nué cleo de competencia en vastos espacios provistos de incalculables
riquezas.
El otro modelo de comprensioé n de la distribucioé n del poder en Sudameé rica esta dado
por el esquema teoé rico de de Paul Hensel.175
En este caso, la rivalidad duradera seríéa un fenoé meno maé s bien “evolutivo”. Segué n esta
visioé n, las rivalidades evolucionan a traveé s del tiempo, siendo alimentadas y transitando a
traveé s de estados y fases, maé s que estar predeterminadas o generadas por momentos
traumaé ticos en las relaciones entre Estados.
Un factor central y altamente explicativo del desarrollo de las rivalidades duraderas estaé
dado por la emergencia de disputas militarizadas, esto es, aquellos diferendos que fueron
resueltos mediante el uso de la coercioé n –uso de la fuerza militar- o la persuasioé n –
amenaza del uso de la fuerza para generar en la entidad contraria una “accioé n” dada. La
importancia de las disputas “militarizadas” segué n este enfoque, estaé dado por su efecto en
la historia futura de ambos Estados: las decisiones subsecuentes y el conjunto de las
relaciones “internacionales” estaraé n sometidas a las consecuencias y efectos de tales actos
de fuerza.176´
En las primeras fases de importacioé n de las rivalidades a Sudameé rica, no fuimos testigos
de importaciones de conflictos beé licos al espacio regional. Espanñ a y Portugal resolvieron
sus visiones divergentes en cuanto a la extensioé n y limites de sus derechos territoriales en
Ameé rica y el hemisferio en forma negociada, pero tambieé n en cuanto a sus derechos en el
Atlaé ntico. El Tratado de Alcaçovas (1479) y luego el de Tordesillas (1494) materializan la
nueva distribucioé n de los espacios de poder descubiertos y por descubrir. En este sentido,
las disputas se militarizan fundamentalmente en el espacio sudamericano en la fase pos
colonial.
175
Hensel, Paul R. "An Evolutionary Approach to the Study of Interstate Rivalry." Conflict Management and Peace Science, Nº17,
1999, p 2.
176
Hensel, Paul R. Otoño 1996, “Charting a Course to Conflict: Territorial Issues and Militarized Interstate Disputes, 1816-1992.”
Conflict Management and Peace Science, Nº 15, Vol. 1, , pp. 43-73.
3
A la luz de lo senñ alado por Hensel y Diehl, encontramos que entre los principales factores
que han alimentado el nacimiento, la evolucioé n y la posterior cristalizacioé n de
animosidades duraderas entre entidades estatales, se encuentran las disputas
territoriales, segué n tambieé n constatan Vaé squez 177 y Holsti.178
En este aé mbito de anaé lisis, las disputas territoriales tenderaé n a desarrollarse en el marco
de la cristalizacioé n definitiva de los espacios soberanos en plena construccioé n o
afianzamiento, tal y como seraé el caso del Tratado ABC de 1915 el cual buscaba, entre
otros objetivos, establecer un modus vivendi en cuanto a la distribucioé n del poder regional,
pero de manera maé s especifica constituirse en una instancia de resolucioé n pacíéfica de
conflictos entre los tres “supergrandes regionales” de la eé poca. A los ojos de Carlos Escudeé ,
por medio de este tratado Chile buscaba tener una mayor presencia regional, revertir su
declinacioé n relativa respecto de los ascendentes poderes argentino y brasilenñ o, y resolver
la cuestioé n de Tacna y Arica.179
La ocurrencia de conflictos armados entre entidades estatales que comparten fronteras es
mayor, segué n Diehl. 180 En este sentido, Wallensten demostroé que el factor de “contiguü idad”
entre Estados en el transcurso de la historia europea estuvo asociado, no soé lo, a conflictos
militarizados sino que ademaé s íéntimamente relacionado con procesos de escalamiento
desde conflictos políético-diplomaé ticos sin uso de la fuerza coercitiva hacia otros de
naturaleza beé lica.181 Lo precedente explica el surgimiento de una determinada estructura
de poder en el espacio regional, en particular en las tempranas relaciones de conflicto
diplomaé tico entre Buenos Aires y del Imperio Lusitano de Brasil, pero que tiene su origen
ya en la fase de importacioé n de rivalidades externas.
Tal es el caso de Uruguay. Su emplazamiento frente y colindante al Estuario del Plata le
otorgaba un valor estrateé gico, econoé mico y políético de relevancia: Aquel que lo controlaba,
dominaba los brazos internos de su afluente. De allíé, la proyeccioé n hacia el Alto Perué y la
Amazoníéa. Entre 1680 y 1828 un conflicto de magnitudes se desarrollara en ambos
aé mbitos. En esta primera fase, las metroé polis coloniales se enfrentaran, luego sus
descendientes, en torno a la llamada Colonia do Sacramento, o Banda Oriental, o tambieé n
177
Vásquez, John., 1995, “Why Do Neighbors Fight? Proximity, Interaction, or Territoriality.” Journal of Peace Research, Nº 32,
pp. 277-293.
178
Holsti, Kalevi J.. 1991, Peace And War: Armed Conflicts and International Order, 1648-1989. Cambridge: Cambridge University
Press, , 324 p.
179
Escudé, Carlos y Cisneros, Andres, Historia de las Relaciones Exteriores de Argentina, en http://www.argentina-
rree.com/historia.htm
180
Senese, Paul D. 1996. “Geographic Proximity and Issue Salience: Their Effects on the Escalation of Militarized Interstate
Conflict.” Conflict Management and Peace Science 15:133-61.
181
Wallensten, Peter, “Incompatability, Confrontation, and War: Four Models and Three Historical Systems, 1816-1976.”, Journal
of Peace Research, Nº 18, 1981, pp.57-90.
3
la denominada Provincia Cisplatina, Uruguay. La Convencioé n de Paz entre Brasil y Buenos
Aires fue firmada en Ríéo de Janeiro decretaraé el fin de las hostilidades lusitano
bonaerenses.
Ahora bien, la contiguü idad territorial per se no constituye fuente de rivalidad, esta se
erige como un factor significativo soé lo en momentos en que existen disputas, o se instala
un litigio o competencia en funcioé n de variables diversas. La proximidad geograé fica
permite, efectivamente, explicar ya sea la aceleracioé n de diferendos o en su defecto la
existencia misma de ellos, pero en ningué n caso es el factor determinante en la
cristalizacioé n de una relacioé n de rivalidad histoé rica.
En este sentido, Vaé squez182 senñ ala que aquellos Estados que han logrado sellar acuerdos
políéticos en torno a espacios territoriales en disputa mediante la negociacioé n y, podríéamos
agregar, la instauracioé n de un consenso interno de aceptacioé n de la nueva realidad
territorial, no son susceptibles de “ir a la guerra”. El desarrollo y la generacioé n de
condiciones cumulativas de animosidad interestatal a traveé s del tiempo pueden ayudar a
explicar la rivalidad duradera o histoé rica, asíé como el surgimiento de factores de
hostilidad.183 La acumulacioé n permanente en el tiempo de fricciones, disputas, litigios,
fricciones políéticas y beé licas, asíé como conflictos beé licos mayores, influyendo en las
expectativas futuras de su “adversario histoé rico” en relacioé n a sus intenciones. Un
elemento central en el surgimiento de un factor de hostilidad estaé dado por la intensidad
de la resolucioé n armada del litigio y su naturaleza. El surgimiento de un “nacionalismo
territorial”, como lo senñ ala Thies,184 puede ayudar a entender el “uso políético” que dichos
factores pueden generar en los sistemas políéticos internos, no soé lo de una manera
instrumentalizada sino que tambieé n como resultado de un proceso normal en el proceso
de formacioé n de una comunidad políética dada, particularmente en el marco de la
identificacioé n y afirmacioé n de identidades nacionales. La idea de traumas histoé ricos
subyacentes comienza a hacerse visible, cristalizando se en rivalidades entre Estados.
Importación rivalidades duraderas
182
Ibid., Vásquez, John, ,“Why Do Neighbors Fight? Proximity…”, p. 281.
183
Ibid., Leyton, Cristian. “Fundamentos de la Hostilidad Histórica Chileno-Vecinal…”, pp.108-138. La Hostilidad debe ser
comprendida como el conjunto de intenciones agresivas percibidas y comunicadas por un ente en contra de otro está sujeta a una
relación cíclica. Cuando nos referimos a un fenómeno cíclico damos cuenta de una regeneración de eventos cuyo clímax,
adscribiéndola en su sentido splengleriano al punto de mayor significado histórico, en este caso el estallido de un conflicto bélico,
retroalimenta las intenciones
184
Thies. G. Cameron, “Material and Existential Conflict in Enduring Rivalries”, Capítulo “The Argentine-Chilean Rivalry”,
Lousiana State University, Agosto 2001pp 11-13.
3
Sudameé rica forma parte del sistema internacional, no como un espacio central, si
perifeé rico. Maé s allaé de esta constatacioé n casi axiomaé tica, su naturaleza políética en cuanto a
entidad colonial condicionoé su desarrollo en su fase de emancipacioé n.
En el espacio sudamericano podemos establecer tres tipos de fenoé menos de “importacioé n
de rivalidades” extra regionales.
Al senñ alar esto, estamos haciendo referencia a que los procesos de emulacioé n políética
interestatales, en su origen, no son producto de interacciones propias al entorno regional,
no surgen, en su origen, como una consecuencia loé gica y evolutiva propia al espacio
regional de poder, sino que como un subproducto de conflictos externos, extrapolados a
Sudameé rica.
Un punto central a retener estaé dado por la naturaleza del espacio sudamericano, esto es
su caraé cter colonial. La implantacioé n inmediata, directa y planificada de un modelo de
ejercicio del poder y de su distribucioé n a la regioé n impactara las relaciones que los futuros
Estados mantendraé n entre ellos.
Tipos de importaciones de rivalidad:
A. Primera: Directamente desde espacios de poder extra regionales: Caso
Espanñ a y Portugal.
La estructura de la rivalidad entre ambas potencias europeas se desplaza inmutablemente
hacia el conjunto de los espacios territoriales en disputa, en particular aquellos asociados
a un estatus de res nullis. El crecimiento espacial de los imperios o sus procesos de
construccioé n implicaraé la emulacioé n por vastos territorios y el establecimiento de
fricciones territoriales. En el marco de dichas disputas, y en el proceso de expansioé n
territorial “imperial”, dichos estamentos reeditan oé rganos de administracioé n de su
capacidad políética metropolitana a las colonias, identificando y estableciendo nué cleos de
poder determinados geograé ficamente y administrativamente. Tal seraé el caso de Buenos
Aires y de Sao Paulo.
B. Segunda: Importacioé n de efectos de rivalidades entre superpotencias
mundiales.
Una segunda forma de importar rivalidades estaé dada por la existencia de
superestructuras de poder internacional sobrepuestas. El sistema internacional,
jerarquizado, genera una distribucioé n de poder asimeé trica. Algunas estructuras de poder
emergen como dominantes, otras como subordinadas. Las primeras, establecen la
estructura geopolíética internacional y la manera como seraé administrada. En este sentido,
el espacio sudamericano conoceraé dos fases, la primera vinculada al establecimiento
3
mismo de los imperios en formacioé n de Espanñ a y Portugal, luego, a finales de los siglos
XVII y XVIII, como una estructura geopolíética de poder hispano-lusitana en decline y
sometidas a los juegos de poder de superpotencia internacionales en proceso de
expansioé n de su dominacioé n, como seraé Inglaterra y Francia. Bajo este escenario, las
rivalidades regionales estaraé n determinadas en funcioé n de intereses extrarregionales,
frente a los cuales deberaé n adaptarse o en su defecto verse sometidos a sus presiones
directas o indirectas.
C. Tercera: Importacioé n de modus vivendi internacionales.
La importacioé n de lo que podemos denominar un modus vivendi internacionales esta dado
por la adopcioé n de la forma de los Estados post westfalianos, pero ademaé s la conducta
internacional de los mismos. Las rivalidades que se cristalizaron en Sudameé rica siguieron
la estructura del comportamiento natural de los Estados europeos, tanto en cuanto a la
administracioé n del poder interno, pero sobre todo en su conducta con sus síémiles en la
arena internacional. Es asíé como la guerra, como medio de resolucioé n de conflictos era
legitima y legal, asimismo los medios de hacerla y estrategias de obtencioé n de fines
políéticos. La guerra, la invasioé n, conquista, la expansioé n territorial y la creacioé n de zonas
de influencia, Estados tapones e identificacioé n de zonas de valor estrateé gico fueron
reeditadas en el espacio sudamericano. No solo eso, fueron administradas en el periodo
post colonial por las entidades políéticas heredadas de dicho orden. La balcanizacioé n del
espacio hispanoamericano responde a esa loé gica.
Estructura de la Rivalidad en el Cono Sur.
Desde una perspectiva histoé rica, podemos claramente identificar la existencia de las
variables antes descritas, es decir en el proceso de balcanizacioé n del espacio
hispanoamericano debutado en 1810, y en particular de aquel del Cono Sur, se encuentran los
oríégenes de una determinada estructura de rivalidad duradera regional.
Digamos que dos grandes tipos de rivalidades se han constituido en ejes motores en la
evolucioé n políética del espacio sudamericano en el transcurso del siglo XIX y comienzos del XX.
a. Rivalidad Duradera Luso-argentina, en el Atlaé ntico.
b. Rivalidad Duradera chileno-peruana, en el Pacíéfico.
Ahora bien, ambas estructuras de rivalidad se han subdividido en dos, la primera de orden
histoé rica, la segunda de orden maé s bien geopolíética:
La histórica:
La herencia colonial y del proceso de independencia generoé las
condiciones sociales, políéticas, econoé micas y culturales para el
3
desencadenamiento de un proceso de balcanización o fragmentacioé n del
espacio hispanoamericano.
La “importacioé n” de las querellas y de la rivalidad hispano-portuguesa al
Cono Sur, animosidad que absorben el “espacio argentino” y el “espacio
lusitanio”.
La geopolítica:
La existencia de una emulación económica sobre un espacio común.
La existencia de una competencia por extender una determinada
influencia política sobre un espacio en particular.
La existencia intereses de expansión territorial sobre los mimos
espacios.
Los efectos de dichas rivalidades duraderas seraé n principalmente dos:
1. Generaron lo que podemos denominar como un sistema regional de rivalidades
duraderas fundado en la generacioé n de un determinado orden sudamericano con
Estados pivotes, unos satélites y otros tapones.
2. Generaron un orden regional dominado por la loé gica del ABC.
3
los líémites pre-utis posidettis ius de 1810. No obstante dichas pretensiones
espaciales, el ex espacio virreinal se afrontaríéa a un proceso interno de
balcanizacioé n, fundamentalmente entre Buenos Aires las Provincias del Interior. Esta
percepcioé n externa de una tendencia natural argentina hacia la “expansioé n
territorial” y la “hegemoníéa políética” se mantuvo durante el transcurso del siglo XX,
cristalizando un orden especíéfico y duradero en el tiempo.
En cuanto al Imperio de Brasil, las pretensiones espaciales teníéan tres objetivos:
a. Mantener el caraé cter de unidad del espacio lusitanio, evitando la
fragmentacioé n y el caudillismo hispanoamericano.
b. Ejercer un control directo del espacio rioplatense a fin de garantizar la
libre circulacioé n en los ríéos del interior, impulsando la independencia
paraguaya y aquella de la zona portuaria de la Banda Oriental, Uruguay.
c. Evitar el aislamiento de la mega isla imperial lusitania en el oceé ano
hispano parlante.
Esta percepcioé n interna de aislamiento potencial brasilenñ a induciraé a sus sucesivos
gobiernos a adoptar una políética bondeirante186 en sus relaciones con su espacio
vecinal.
¿Cuaé l seraé el rol que jugaraé Chile en dicha rivalidad duradera?
La rivalidad chileno-argentina tenderaé a cristalizarse fundamentalmente sobre la
base de una competencia territorial, tal y como lo senñ ala Thies187, pero tambieé n en
funcioé n de la idea de un rol de secundario, pero de vital importancia por parte de
Chile en la rivalidad brasilenñ o-argentina: aliado de facto de Brasil.188 En otras
palabras, para Argentina, Chile constituíéa un poder estatal aliado de su principal y
ué nico real adversario, Brasil.
Desde esta perspectiva, el Estado trasandino no pudo incorporar a Chile su zona de
influencia, tal y como lo hizo con Uruguay, menos aué n neutralizar su capacidad
militar, dejando abierta la probabilidad de un “frente occidental” en el marco de una
potencial conflagracioé n beé lica con el gigante carioca.
Percepciones de “peé rdidas territoriales” entre ambos actores se tradujeron en
competencias beé licas y rivalidades políéticas bilaterales. Es asíé como la creacioé n de
una identidad nacional y su consolidacioé n, teníéan como estimulo central el territorio.
186
Explicar.
187
Ibid., Thies. G. Cameron, “Material and Existential…”. Consultar, Escudé, C., “Argentine Territorial Nationalism”, Journal of Latin
American Studies, Vol. 20, pp.139-165.
188
Leyton, Cristian., “Chile y Argentina: Evolución y ¿comienzo del fin de una Rivalidad Histórica?”, Revista Digital Parinas, Vol 2, Nº 2,
2006, pp. 1-28.
3
Mientras que para Chile el conjunto de la Patagonia era chilena, para Argentina
desde la ribera sur del ríéo Bíéo-Bíéo les pertenecíéa189.
Para Chile, la “perdida” de parte de la Patagonia fue mitigada por el control que
mantuvo del estrateé gico paso del Estrecho de Magallanes asíé como por las ganancias
territoriales en el norte. Para Argentina, en cambio, las “perdidas” territoriales se
mantuvieron latentes, teniendo especial eé nfasis en la cuestioé n a de las Falklands, no
sin dejar de lado los territorios de Uruguay, Paraguay y Bolivia.
La percepcioé n anterior se tradujo en posturas de defensa y de seguridad en el
aé mbito de sus respectivas políéticas exteriores.
La emergencia y adherencia a regíémenes regionales de facto, en orden a mantener
equilibrios de fuerza, tendieron lentamente a tomar forma. El sistema de paz armada
se cristalizoé bajo el principio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, principio
sustentado, fundamentalmente en intereses no divergentes ni en la colindancia
territorial. Este sistema de paz armada logroé “administrar”, exitosamente, una
ausencia de conflicto directo, entre las potencias medianas (Brasil, Argentina y
Chile) durante gran parte del siglo XX, no obstante el Conflicto del Chaco, las
fricciones beé licas entre Perué y Ecuador y el conflicto de las Malvinas.
Un hecho es claro, el siglo XIX determinoé gran parte de los acontecimientos
acaecidos durante el siglo XX, e incluso estaé influenciando los del presente.
En el marco del trabajo “Naturaleza y Estructura de Rivalidad Histórica entre Chile-Perué ”190, se
establecieron cuatro grandes ejes en torno a los cuales se articulaban las relaciones de
animosidad histoé rica que han marcado las relaciones vecinales entre Chile y Perué . Estos eran:
a) Una rivalidad de potencia191, sobre espacios geograé ficos frecuentemente disputados.
b) Conflictos bélicos mayores 192 con resultado de una ocupacioé n militar y políética sobre un
espacio de alto valor simboé lico para la conciencia nacional, como es la capital políética
de los Estados, en este caso de un Estado peruano en plena formacioé n.
c) El despojo de territorios193 como resultado de un conflicto trinacional.
189
Talbott, Robert D., A History of the Chilean Boundaries, Ames: Iowa State University Press.
190
A ser próximamente publicado en Cuadernos de Difusión de la Academia de Guerra del Ejército, N° 22.
191
Por “rivalidad de potencia” debemos adscribirnos al sentido aroniano de ésta, es decir la búsqueda por influenciar el
comportamiento estatal de otra entidad política soberana, imponiendo su propía voluntad “al otro”.
192
Identificamos dos grandes conflagraciones, la Guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana, pero sobre todo la
Guerra del Pacifico.
3
d) Un fenoé meno de instrumentalización política194 institucionalizado de conflictos
histoé ricos por ambos Estados, hecho que se ha constituido en un factor de alta
cohesioé n nacional, generando síémbolos sociales en sociedades en plena formacioé n de
sus respectivas identidades nacionales.
Procedamos a analizarlos de manera maé s detallada. Antes, conceptualicemos, en teé rminos
generales, la nocioé n de Rivalidad avanzando, las caracteríésticas generales de la percepcioé n de
amenaza peruana en funcioé n de Chile.
193
Perú, producto de la Guerra del Pacífico, perdió a perpetuidad Arica, viendo amputado dicho territorio virreinal (fue
fundada en 1536 como una villa del Virreinato del Perú). En 1880 (junio) dicho territorio pasa a formar parte del espacio
soberano chileno, es decir luego de casi tres siglos de control peruano.
194
Cristian Leyton, “Instrumentalización de Conflictos Históricos: El Caso Chileno-Boliviano”, revista Política y Estrategia,
ANEPE, No. 97, 2005, pp. 9-26.
3
Ahora bien, ¿coé mo se genera la hostilidad y como puede ser contenida?
INTENCIONES
MEDIOS DE
COMUNICACIÓN
EDUCACIÓN
OPINION
PÚBLICA
FILTRO
HISTORIA
C
H
OQ
HOSTILIDA
U
D
INSTRUMENTALIZACIÓN E
IMAGEN
DE
I
N
T
E
INTERESES
PERMANENTES R
E
S
E
DETERMINANTES S
CONFLICTO
BÉLICO
CRISIS BÉLICA
MAYOR,
CRISIS
DIPLOMATICA.
3
A. El Factor de Hostilidad ven el ámbito vecinal: Instrumentalización de conflictos
históricos.
3
Entre los conflictos histoé ricos no resueltos encontramos principalmente a:
a. Conflictos fronterizos, referentes a divergencias en cuanto a la delimitacioé n de la
frontera,
b. Conflictos territoriales, referentes a espacios territoriales en disputas contestados
por alguna de las partes.
c. Conflictos de influencia, referentes a percepciones de dominacioé n políética, econoé mica
e incluso militar sobre determinados Estados o espacios territoriales de dichos
entidades políéticas.
Esquemaé ticamente dos formas de instrumentalizacioé n de conflictos histoé ricos aparecen.
Por un lado, aquellas que responden a factores cíclicos internos o coyunturales.
Por otro lado, aquella que responde a una loé gica maé s bien estructural.
Es asíé como mientras los factores cíclicos internos estaé n asociados a conflictos de orden
fronterizos, los estructurales lo estaé n en relacioé n a conflictos territoriales.
La relacioé n causa-efecto estaé dada, principalmente, por la imagen que proyecta el
despojo percibido de un espacio territorial en la poblacioé n. Asíé mientras que a un territorio
dado se le asocia principalmente a hechos histoé ricos pasados y a potenciales desarrollos
econoé micos trabados, limitados o impedidos -como es el caso boliviano-, a una delimitacioé n de
frontera considerada como inexacta o erroé nea se le asocia maé s que nada al impedimento por
parte del Estado en cuanto a hacer respetar su soberaníéa en el marco de un sistema regional o
vecinal –caso peruano.
La instrumentalizacioé n cíéclica estaé relacionada y es directamente proporcional al
estado de la convivencia social interna, al estado de la coyuntura económica interna, asíé como al
estado de los intereses nacionales de gobierno (el caso peruano es caracteríéstico de este
escenario).
Por otro lado la instrumentalizacioé n estructural se caracteriza por el hecho que la
dinaé mica y la estructura políética, social y econoé mica estaé constituida en torno a la peé rdida o
limitacioé n sobre un espacio territorial dado (el caso boliviano es caracteríéstico de este otro
escenario).
No obstante la importancia en cuanto a los efectos y consecuencias del fenoé meno
precedente, el principal factor que emerge como explicativo de las relaciones de rivalidad esta
dado por la Hostilidad.
En este marco de anaé lisis aparecen dos grandes problemaé ticas, a saber:
¿En queé medida y bajo queé condiciones los Medios de comunicacioé n, la Educacioé n y la
Opinioé n Pué blica se constituyen en “objetos” de instrumentalizacioé n políética, alimentando una
mayor hostilidad entre los Estados?
¿De queé manera puede ser roto el ciclo que se establece entre la Historia, la Imagen y los
Intereses Permanentes de un Estado, por un lado, la Hostilidad y las crisis diplomaé ticas y los
conflictos beé licos mayores, por otro?
Digamos que la hostilidad comprendida como aquel sentimiento sociopolíético de
competencia permanente entre entidades nacionales y estatales puede efectivamente ser
resuelto por medio de la implementacioé n de medidas de cooperacioé n, particularmente en el
caso de la introduccioé n de medidas de confianza mutua, sin embargo requiere
simultaé neamente del concurso de medidas sociales concretas destinadas a contrarrestar los
efectos perversos de hechos histoé ricos traumaé ticos producto de actos de despojo territorial,
3
de acciones de violacioé n de santuarios estrateé gicos asíé como de la vulneracioé n de elementos
altamente subjetivos, como es el honor.
196
3. Según la Convention on the Prevention and Punishment of the Crime of Genocide , genocidio se refiere a: Asesinato de miembros
de un grupo; (b) Causar serios o letales heridas a miembros de un grupo; (c) Inflingir deliberadamente daño a un grupo dado con el fin
de buscar su destrucción física por completo o parcialmente; (d) Forzar transferir niños o grupos de niños a otros grupos.
197
La percepción de amenaza israelí puede ser considerada como de absoluta en sus primeros años de vida estatal. Frente a la postura
del principal líder arábe, Nasser quien sostiene “The problem today is not just Israel, but also those behind it. If "Israel embarks on, an
aggression against Syria or Egypt, the battle against Israel will be a general one and not confined to one spot on the Syrian or Egyptian
borders. The battle will be a general one and our basic objective will be to destroy Israel. I probably could not have said such things five
or even three years ago. If I had said such things and had been unable to carry them out my words would have been empty and
worthless." Alocución frente a la Arabe Trade Unionist el 26 de mayo de 1967,el ex Ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Israel Eban,
en su alocución al Consejo de Seguridad israelí el 6 de junio de 1967 pone de manifiesto lo que entiende por politicidio, "destruction
against Israel. Here, then, was a systematic, overt, proclaimed design at politicide, the murder of a State".
3
aumento en las capacidades beé licas del vecino peruano y boliviano como
consecuencia de los ingresos que los yacimientos de guano, primero, y de
salitre luego, podríéan aportar. La Guerra del Pacifico, siendo un conflicto beé lico
defensivo en teé rminos políéticos, pero ofensivo en teé rminos doctrinarios,
permitiraé a Chile garantizar una relativa pero activa influencia en las costas del
Pacifico. La percepcioé n de inseguridad, en este caso, se acelera por cuanto no
obstante el Estado chileno acrecienta sus arcas fiscales y de allíé sus
capacidades beé licas, aumenta, simultaé neamente, la percepcioé n de amenaza en
los Estados vecinales sobre la base de un “revanchisme” estimulando el
encierro del paíés frente a entidades vecinales que encuentran un enemigo en
comué n. En este caso, la percepcioé n de amenaza chilena, velada, de un
politicidio futuro se ve reflejada en la nueva postura internacional del paíés al
retrotraer su pasada intencioé n de proyeccioé n de potencia políética y militar en
el aé mbito regional hacia una postura eminentemente continental.
c. Las consecuencias políéticas, militares y econoé micas de la Guerra del Pacifico
marcaran la percepcioé n de amenaza chilena hasta el anñ o 1989. Un sistema de
paz armada se instaurara entre Chile y sus vecinos. El temor de un politicidio
ya no recae en una destruccioé n de la convivencia nacional y luego de una
absorcioé n de nuestro paíés por una potencia vecinal, sino que en la perdida de
ambos extremos del territorio nacional, fundamentalmente del norte, pulmoé n
del sistema econoé mico chileno.
d. El periodo inaugurado por el teé rmino del reé gimen militar y el regreso del
democraé tico inauguran otra realidad políético-estrateé gica, esta vez, de
transición en donde la disuasioé n cohabitaraé con la cooperacioé n. En este caso, la
percepcioé n de amenaza chilena, esta tambieé n es una de transicioé n. Las
capacidades militares en adquisicioé n demuestran que la percepcioé n de
politicidio aué n estaé latente, sin embargo, la coyuntura internacional parece
dictar otro sentido.
En teé rminos generales, la hostilidad jugaraé un rol central en la percepcioé n de amenaza chilena.
A diferencia de las relaciones de animosidad establecidas con Bolivia, vinculadas
eminentemente a una problemaé tica territorial, el caso peruano implicaraé un trinomio de
factores de hostilidad:
a) Una lucha histoé rica de influencia, particularmente en el marco comercial y econoé mico
entre las elites de ambas entidades, pero que desborda el hacia el aé mbito políético.
b) Una problemaé tica de orden territorial, ilustrada por el despojo hacia el Perué de Tacna y
Arica, a la cual se le asocian sentimientos de revanchisme.
c) Una problemaé tica psicopolítica introducida por el fenoé meno de pérdida de un conflicto
bélico y de ocupación de la capital nacional peruana.
d) Una problemaé tica de orden fronteriza emergente, ilustrada por la demanda de
rectificacioé n de la frontera maríétima.
I. Rivalidad Histórica.
3
Por rivalidad debemos entender, segué n la Real Academia de la Lengua, aquella
“enemistad producida por emulacioé n o competencia muy viva” 198. Cuando hablamos
de emulacioé n, nos estamos refiriendo a un deseo intenso de imitar e incluso superar
las acciones o posesiones ajenas. Estamos hablando de una concurrencia de intereses
nacionales, entre entidades estatales199, definidos en teé rminos de potencia200, esto es
en el proceso que significa dotarse de capacidades de todo tipo a fin de adquirir una
capacidad de influencia ofensiva o defensiva, segué n los teé rminos aronianos.
La problemaé tica surge, maé s bien, en momentos en que dicha emulacioé n viene
acompanñ ada de lo que podemos denominar el factor de Hostilidad 201. Sin hostilidad no
existe aprensioé n en la fuerza –beé lica- y la posible consecucioé n de los objetivos
nacionales por medio del uso persuasivo, coercitivo o disuasivo de la capacidad militar.
En otras palabras, la existencia de una relacioé n de hostilidad o de una postura pre
198
Ver, Real Diccionario de la Lengua Española, www.rae.es.
199
Influenciadas o determinadas por interses de grupos, en ocasiones.
200
Hans. Morgenthau, Politics Among Nations, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1986.
201
Tesis avanzada en “Fundamentos de la Hostilidad Histórica Chileno-Vecinal: el Ciclo del Factor de Hostilidad”, Revista
Memorial del Ejército de Chile, Edición 474, Octubre 2004, Departamento Comunicacional del Ejército de Chile, pp.108-138
3
agresiva, entre Estados, puede tender a expresarse en el mantenimiento de un clima de
animosidad permanente, lo que se traduce en un virtual estado permanente de tregua.
Paul R. Hensel, senñ ala que en toda relacioé n de rivalidad entre unidades
estatales, tres caracteríésticas estaé n siempre presentes:
Fernando Morote Solari en su libro “Geopolíética del Perué ” expone, en 1987, lo que a su
juicio constituíéan las zonas de tensiones geopolíticas que afectaban al Perú. Se senñ aloé que
el paíés del Ríémac constituiríéa una entidad políética “acosada” 203. El conjunto de fronteras
202
Finlay, et al. 1967; Feste 1982; Azar, et al. 1978; Brecher 1984; Bennett 1993; Vasquez 1993; Goertz and Diehl 1993;
Wayman 1996)
203
Fernando Morote Solari, “Geopolítica del Perú”, Tercera Edición, enero 1987, Ediciones Morot, p. 105.
3
estatales, tanto terrestres, maríétimas como aeé reas eran objeto de lo que eé l identificaba
como una tensión geopolítica permanente204, principalmente por cuatro paíéses, Ecuador,
Chile Brasil y Colombia. La tensioé n en cuestioé n debe entenderse, a la luz de su discurso,
por la existencia de una presioé n políética, econoé mica y militar por parte de los cuatro
paíéses con los cuales el Perué mantiene fronteras políéticas, y mantuvo fricciones y
conflagraciones beé licas mayores.
- Es asíé como en el aé mbito, políético dicha presioé n se expresa como una competencia por
impedir al “otro” acrecentar su estatus de influencia políética a nivel regional y mundial.
La loé gica de esta estrategia de contencioé n es clara: impedir la creacioé n de alianzas de
facto que pudieren generar un detrimento en los aé mbitos diplomaé ticos, econoé micos y
políéticos, tanto en tiempos de paz como de conflicto.
- En el plano econoé mico, mantener y buscar aumentar su poder comercial, y a la vez
disminuir el de la entidad antagoé nica. La loé gica estaé dada por considerarse que toda
capacidad econoé mica genera un aumento de las capacidades militares y acrecienta la
capacidad de influencia políética.
- En el plano militar, mantener los equilibrios estrateé gicos, que estos sean simeé tricos o
asimeé tricos, particularmente sobre la base del mantenimiento de una capacidad
militar juzgada como optima para los intereses políéticos del Estado en un momento
determinado. El equilibrio en el aé mbito estrateé gico implicaraé , fundamentalmente,
mantener alianzas estrateé gicas con Estados con los cuales e comparten “adversarios” y
coinciden intereses políéticos y econoé micos.
El conjunto de apreciaciones anteriores, seraé n fuertemente influenciadas por el historial
de conflictos y derrotas tanto militares como políéticas, excepcioé n dada del caso
ecuatoriano, ilustrando, no soé lo, los factores y fenoé menos gestores de la percepcioé n de
amenaza políético-militar peruana, sino que ademaé s las frustraciones de las cuales ha
sido objeto su principal estamento armado, el Ejeé rcito.
Victor Villanueva senñ alaba en 1971 que “la frustración que sufrió el Ejército en esta
ocasión [la Guerra del Pacífico] es, tal vez, una de las más graves de su historia, tanto que
aún no ha logrado reponerse del todo”205. En este mismo sentido Carlos Dellpiane en su
libro Historia Militar del Perú admite, en el marco de la derrota sufrida en 1879, que “…el
fracaso de las fuerzas armadas en plena lucha, no es fácilmente remediable. Esto
204
Ibid., Fernando Morote, …., p.106.
205
Victor Villanueva, 100 años del Ejercito Peruano: frustraciones y Cambios, Lima, Editorial Juan Mejia Baca, 1971, pp.34.
3
representa el más duro golpe que pueda sufrir la nacionalidad y la herida que produce no
puede reestrenarse sino en largos años de triste convalecencia”206.
Para Villanueva, existe un sentimiento institucional de haber faltado al compromiso
frente a una embrionaria sociedad peruana, particularmente, por no haber “cumplido
con el deber que el impone la Constitución: defender al país contra agresiones extranjeras
y velar por la integridad territorial…”. Lo anterior, generoé una respuesta inmediata desde
este sector: responsabilizar “los y la direccioé n políética” de la derrota militar, hecho
asociado actualmente al conjunto de la clase políética peruana. No obstante lo anterior se
advierte que, desde que el Perué se independizoé , por obra y arte de fuerzas externas, el
vacíéo de poder fue inmediatamente llenado por el Ejeé rcito peruano recieé n creado 207. En
otras palabras, la guerra fue dirigida tanto operacional, políética como estrateé gicamente
por los propios estamentos militares y no los civiles, por cuanto tanto el agotamiento del
guano, como principal fuente de riqueza de la aristocracia, como los efectos inmediatos
de la Guerra del Pacíéfico, significaron su virtual colapso 208. El ué nico estamento capaz de
erigirse como entidad de direccioé n políética del naciente Estado peruano era el Ejeé rcito,
por lo tanto coincide en que la fuente de la derrota tanto militar como políética era una
sola.
Otro factor, estaraé dado por un factor comparativo. Las fuerzas navales peruanas (hoy
Marina de Guerra del Perué ), no obstante haber sido diezmada y finalmente derrotada,
lograraé mantener en alto su honor y orgullo institucional al haber obtenido victorias
taé cticas de alto valor simboé lico, y en algué n momento militar, hechos reconocidos
inmediatamente tanto por su homoé loga chilena como por el mundo en general.
El Ejeé rcito peruano, en cambio, deberaé absorber diversos hechos que pondraé n en tela de
juicio su capacidad, no soé lo para cumplir su principal misioé n: la defensa de la soberaníéa,
sino que tambieé n, y a posteridad, la institucionalidad misma 209, como resultado de la
Guerra Civil de 1895.
El Ejeé rcito peruano veraé como su estructura orgaé nica seraé objeto de un aniquilamiento
total durante los ué ltimos meses de la Guerra del Pacíéfico, debiendo soportar la
imposibilidad de defender la capital del ex virreinato, Lima, hecho que abriraé la puerta a
206
Carlos Dellpiane, Historia Militar del Perú, Lima, Libr. E Imp. Gil S.A, 1931, p.39.
207
Felipe Portocarrero y Heraldo Bonilla, La Republica entre los siglos XIX y XX, en Imágenes del Perú, Lima, Editora
Magisteral, 48 pp.
208
Se señala que solo algunas familias sobrevivieron al derrumbe económico y social que trajo consigo la conflagración
trinacional de fines del siglo XIX. Ver, Jorge Besadre, Historia de la república del Perú, 1822-1933, tomo II, Editorial
Universitaria, 7 º Edición, Lima, 1983, p. 20.
209
Ibid., Victor Villanueva, 100 años…, p. 33.
3
su ocupacioé n. Otro trauma, menos publicitado, pero de complejas repercusiones en la
autoestima institucional y cuyos efectos se trasladan hasta hoy en díéa, estaraé dado por la
desercioé n del Presidente de la Nacioé n, General de Ejeé rcito, Mariano Ignacio Prado 210
quien, a pocos meses de iniciada la conflagracioé n con Chile, en plena guerra, y luego de
la destruccioé n de la Escuadra peruana, resolvioé salir del paíés para solo regresar meses
del fin de las hostilidades, lo que a juicio de Villanueva se erigiraé como un alto trauma
institucional. A lo anterior, se sumaraé la Guerra Civil de 1895, momentos en que fuerzas
irregulares someteraé n militarmente a las FF.AA de dicho paíés, consolidando una
percepcioé n de derrota total y un sentimiento de desesperanza. Segué n Villanueva, “el
Ejército no habrá de salir de su postración hasta después de 1940”.
Las fuerzas terrestres peruanas entraraé n en una espiral traumaé tica permanente: la
situacioé n de Tacna y Arica, luego del retiro de las tropas chilenas de Lima; el inicio y la
adopcioé n de una postura de observador y testigos del proceso de chilenizacioé n de los
dos departamentos peruanos; cohabitar con la derrota que sufrieron en el conflicto con
Colombia luego del cuestionamiento del Tratado Salomoé n-Lozano de 1922 y la
ocupacioé n de la míética ciudad de Loreto.
La reaccioé n, que en un momento dado fue capitalizada por el Ejeé rcito, pero que
luego se expandioé hacia el conjunto de la sociedad civil peruana, se articuloé en funcioé n
de dos aspectos bien precisos.
A. Culpabilizar al elemento “políético” de las derrotas y efectos posteriores a
estas.
B. Generar un sentimiento de revanchismo hacia Chile.
Lo anterior se traduciraé en estimular de manera sistemaé tica la identificacioé n de un
“enemigo interno pasivo” (clase políética), junto a un “enemigo externo activo” (Chile),
que explicaríéa la debacle de la conflagracioé n, excusando a los estamentos armados bajo
acusaciones de imprevisioé n, falta de decisioé n estrateé gica, el sometimiento a presiones
políéticas indebidas o la interferencia de la políética en el proceso de preparacioé n,
despliegue y acciones armadas,
El Tratado de 1929 que sellaraé la incorporacioé n de Arica a la soberaníéa chilena,
pero que a su vez encarnaraé un intimo sentimiento de amputacioé n territorial, no soé lo del
espacio territorial histoé rico del paíés vecino, sino que ademaé s de la conciencia colectiva
general, terminaraé generando un sentimiento de revanchismo. Segué n Dellpianne, “el
210
El objetivo declarado por Prado era asistir, en persona, al extranjero a fin de adquirir pertrechos militares para la campaña,
no obstante que la prensa de la época, tal como lo señala Jorge Basadre en su libro Historia de la Republica del Perú, lo indica
como un acto de “vergonzosa deserción” y al mandatario, como “un monstruo de perfidia, egoísmo y de degradación”, Tomo
III, Cap. VIII, p.3147.
3
desastre da el sentimiento de la propia debilidad y crea el deseo de revancha; desde el
momento que se sufre, el espíritu militar tiene un faro que ilumina su marcha (…) la
defensa nacional debe ser el empeñoso anhelo para los buenos patriotas, a fin de no dar
lugar a que la espada, que deberá salir algún día de la vaina, se enmohezca en ella (…).
Por eso algún escritor ha considerado la derrota militar cómo el primer paso hacia la
victoria vencedora”.211
El revanchismo, se expresaraé segué n Villanueva horizontalmente en las filas del Ejeé rcito,
pero no de manera pué blica212. No obstante ello, la existencia de aprensiones hacia los
estamentos armados incidiraé n en una imposibilidad praé ctica en orden a dotarles de una
alta capacidad militar ofensiva, esencialmente por temor a que estas sean utilizadas en
desmedro de la institucionalidad interna. La excepcioé n a dicha regla estaraé dada por el
proceso de modernizacioé n de los sistemas de armas peruanos en el períéodo de Velasco
Alvarado gracias a las relaciones especiales establecidas con el reé gimen de la Unioé n
Sovieé tica213.
CAPITULO V
CONCLUSIONES
Existe un continuo en la forma coé mo el sistema políético peruano y su sociedad
absorbieron los efectos de la Guerra de 1879: un revanchismo natural dadas las condiciones
sociales, econoé micas y políéticas de la conflagracioé n y una tendencia hacia un irredentismo
histoé rico, el cual parece estar presente incluso hasta hoy en díéa. Al interior de este continuum,
un hecho vino a marcar lo que parecíéa ser un cambio radical: el 13 de noviembre de 1999 los
ministros de Relaciones Exteriores del Perué y Chile suscribieron la llamada “Acta de Ejecucioé n”
de las obligaciones establecidas en el Artíéculo Quinto del Tratado del 3 de junio de 1929 y
Segundo de su Protocolo Complementario. El mandatario Alberto Fujimori senñ alaraé en su
momento: “…esta firma que acabamos de presenciar pone fin a asuntos pendientes de un
Tratado de 70 anñ os de antiguü edad y es un hecho histoé rico que peruanos y chilenos, que
211
Carlos Dellpiane, Historia Militar…, p.507.
212
Ibid., Victor Villanueva, 100 años…, p. 40.
213
Leyton, Cristian.,
3
latinoamericanos en general, tenemos que recordar como un hito de integracioé n y como
demostracioé n plena de que, honrando nuestro pasado, queremos mirar al futuro con
dignidad.” Su Canciller Fernando de Trezegnies seraé aué n maé s claro: “La firma del Acta de
Ejecucioé n de los asuntos pendientes del Tratado de 1929, que hemos presenciado hace unos
minutos, pone fin a la ué ltimas secuelas de un conflicto entre Perué y Chile que tuvo lugar hace
120 anñ os y que, felizmente, se encuentra hoy totalmente superado.” Lo que en 1999 parecíéa
una transformacioé n de la tendencia histoé rica observada allende el desierto nortino, resultoé
soé lo ser un breve capíétulo de conciliacioé n, no obstante que quedoé en entredicho la confianza
políética de un actor sobre el otro.
¿Queé viene despueé s de las Haya?
No obstante lo anterior, una tendencia se perfila desde hace unos anñ os en el espacio
limenñ o. Aquella tendencia, cristalizada en la figura del acadeé mico Daniel Parodi, de la PUCP,
que, siguiendo el ejemplo franco-alemaé n de reconciliacioé n en el períéodo de la pos guerra
mundial de 1939, senñ alaríéa la necesidad que Chile, oficial y pué blicamente, pida indulgencia
por la Guerra del Pacíéfico y sus efectos.
Es asíé como despueé s de Las Haya, un enfoque instalado en Lima buscaríéa lograr
obtener gestos de benignidad desde Santiago podríéa instalarse. Los efectos y consecuencias
territoriales y políéticas producto de los acontecimientos beé licos propios al conflicto de 1879
aué n estaé n presentes en la imagen colectiva peruana, alimentando, segué n las circunstancias
políéticas internas, la necesidad de reflotar las consecuencias de la ya centenaria conflagracioé n.
Existe, de esta manera, la idea de querer importar la matriz de la reconciliacioé n
franco-alemana al caso peruano-chileno, lo anterior, como una manera de sellar,
definitivamente, un inacabado proceso de conciliacioé n bilateral. Algunos piensan que el
proceso de sanacioé n políética, histoé rica y social de las heridas de la centenaria guerra deberíéa
emanar desde Chile, otros piensan que dicho proceso forma parte de un trauma psicopolíético
peruano que estaé allíé para quedarse y que siguiendo los dictados de intereses políéticos
internos seguiraé siendo trasmitido de generacioé n en generacioé n. No podemos descartar que
una transmisioé n transgeneracional de traumas histoé ricos sobreviva a cualquier díéa despueé s
de La Haya.
Podemos, tambieé n, adoptar una postura maé s positiva. Cualquier resolucioé n de un
tribunal internacional tiene el potencial de sellar definitivamente cualquier otra pretensioé n
peruana en los territorios que antiguamente le pertenecíéan. No obstante ello, si la sociedad
peruana no es capaz de sobreponerse definitivamente al trauma psicopolíético que le afecta
desde hace maé s de un siglo, he de esperarse que el “irredentismo” se desplace, mute, se
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transforme constantemente, generando en el futuro nuevas fuentes de inestabilidad y
fricciones. En este sentido, la loé gica que buscaríéa obtener de Lima un compromiso de
renuncia ad eternum a cualquier otra pretensioé n territorial o fronteriza estaríéa, claramente,
destinada al fracaso si, al norte de la Líénea de la Concordia, las Políéticas de Estado”, cuando se
trata de Chile, toman la forma de “Políéticas de Gobierno”.
Europa, aquella de las dos Guerras mundiales. Europa. Ese continente en donde
tuvieron lugar los peores horrores de la guerra, como el Holocausto judíéo. Europa, la que
despueé s de maé s de medio siglo se erigioé como la cuna del respeto de los DD.HH, de la paz
regional y del progreso humano. Finalmente, Europa, aquella que comprendioé que la fuente de
todos los males era la relacioé n de rivalidad permanente y “hereditaria” entre Alemania y
Francia.
La llamada “reconciliacioé n” franco-alemana si bien es cierto pavimentoé la víéa a la
conciliacioé n de intereses europeos luego de la II Guerra Mundial, y de manera especíéfica, como
una respuesta dramaé tica a la amenaza que se les cerníéa desde el oriente del continente, su
mayor y maé s relevante factor de transformacioé n fue la renuncia a territorios y espacios
fronterizos que no estaban bajo su control políético. En otras palabras, la plataforma sobre la
cual se construyoé la reconciliacioé n franco-alemana y se dio paso al llamado “couple franco-
alemaé n”, el motor de la futura Unioé n Europea, fue la renuncia implíécita y explicita a la
pretensioé n de territorios histoé ricos o considerados como supuestamente geopolíética o
geoestrateé gicamente relevantes para la seguridad del paíés.
Luego del Fin de la URSS en diciembre de 1991, una suerte de nuevo “utis possidetis”
se impone en el conjunto de fronteras europeas. El principio deintangibilidad de los trazados
fronterizos de institucionaliza como una medida de confianza mutua multilateral y
generalizada. La guerra en Yugoslavia demostroé que el cuestionamiento de fronteras y las
pretensiones territoriales constituíéan la base de sustentacioé n de la inestabilidad políética y
políético-militar en dicha zona.
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El cuestionamiento de fronteras europeas y su adopcioé n como una “políética de Estado”
de la mayor parte de los paíéses regionales de dicho espacio, constituyoé por anñ os, incluso por
deé cadas, una medida y un instrumento al servicio del nacionalismo irrendentista europeo,
tanto en la Europa Occidental como en la Oriental, y maé s allaé incluso. Un nacionalismo
negativo que se alimentaba de una reivindicacioé n territorial como la mejor y maé s efectiva
forma de cohesionar artificalmente a sus connacionales en torno a sentimientos de supuestas
amputaciones de espacios soberanos.
Si el poderíéo de la histoé rica rivalidad franco-alemana, motor del conflicto permanente
en Europa, logroé ser encauzada hacia una interaccioé n benigna, la reunificacioé n alemana sonoé
las alarmas en Polonia. El desconocimiento por parte de la Alemania reunificada de la líénea
Oder-Neisse que la separaba de Polonia constituyoé , por largos anñ os, una fuente de gran
inseguridad. Fraé ncfort comprendioé que su negativa en orden a aceptar la cristalizacioé n de
dicha frontera, asumiendo la “perdida” de extensos territorios, constituíéa la ué nica forma para
generar lazos de confianza mutua estructurales. La firma del Tratado de Buena Vecindad entre
Polonia y Alemania (1992) materializa el termino definitivo de la antigua y tradicional políética
de cuestionamiento de fronteras en esa parte de Europa. La misma loé gica se se habíéa impuesto
en su relacioé n con Francia, la repite con Polonia. Una decisioé n eminentemente "políética", con
un caraé cter de "Estado", consensuada y obligatoria, es adoptada como una plataforma vital
para la construccioé n de una paz real y permanente.
Un aspecto central en los hechos antes descritos dice relacioé n con la existencia de una
voluntad políética real, profunda y efectiva del conjunto de las clases dirigentes en orden a
interinar, como un consenso perpetuo, la aceptacioé n del estado actual de las fronteras.
Alemania declaroé unilateralmente su renuncia a toda reivindicacioé n territorial como la
principal medida de confianza mutua para Europa y el resto de entidades que le son vecinales.
El actual y pasado reinado de la paz interestatal europea se basa en la proclamacioé n de
un estado de “satisfaccioé n fronteriza” y en la creacioé n de una nueva mentalidad políética del
conjunto de su clase políética: la seguridad europea pasa por una mayor integracioé n, ya no maé s
por la instrumentalizacioé n de conflictos histoé ricos.
Irredentismo
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Trauma elegido o chosen trauma: imagen de un evento pasado sufrido por un grupo
humano, habiendo sufrido en el trascurso del mismo, sentimientos o percepciones de
indefensioé n, de humillacioé n y de peé rdidas individuales o colectivas en manos de otro grupo
humano. Este tipo detraumas psicopoliticos poseen la caracteríéstica de generar y regenerar
imaé genes y representaciones colectivas compartidas traumaé ticas. Un aspecto central de estos
“traumas socio-políéticos” dice relacioé n con la transmisioé n transgeneracional del mismo hacia
las venideras generaciones de connacionales, depositando en ellos la misioé n inconclusa de
“hacer justicia”, “lavar la afrenta” o “recuperar lo usurpado”.
Una caracteríéstica de las sociedades traumatizadas es que, usualmente, existe un
desfase entre la generacioé n que evidencioé los hechos y fue objeto, sujeto y testigo de los
mismos y aquella generacioé n que hoy ha sido o es encargada de asumir y resolver las
percepciones de “humillacioé n, perdida y verguü enza”. En esta instancia, las EÉ lites desempenñ an
un rol central: elegir el trauma que cohesionaraé socialmente a la sociedad, reactivarlo, dadas
ciertas condiciones, y luego, transformarlo en posturas de “victimizacioé n” o de “venganza”.
Una de las expresiones políéticas maé s claras y objetivas asociadas a dichos traumas
psicopoliticos dice relacioé n con el surgimiento de ideologíéas irredentistas (inspiradas del
fascismo italiano ¡Italia irredenta!), en otras palabras un cuerpo de ideas articuladas en torno
a aspiraciones políéticas concretas, fíésicas y reales destinadas a “recuperar algo perdido”, como
territorios, limites o grupos humanos, absorbieé ndolos mediante el desplazamiento de líémites
fronterizos.
El trauma elegido, por la elite dominante, debe poseer, ademaé s, la caracteríéstica de
poder ser internalizado como formando parte de la identidad nacional del paíés autopercibido
como “victima”.
De la misma forma, dicha eé lite estaé llamada a aislar y elegir un vehíéculo transmisor del
trauma. Un vector histoé rico, cultural, territorial, social, políético, econoé mico o incluso militar
capaz de articular una movilizacioé n colectiva en torno y funcioé n de intereses de corte
nacionalistas cuando ello se perciba como necesario.
El irredentismo tiene la caracteríéstica de declarar la no-renuncia a recuperar
determinados espacios con una alta valoracioé n simboé lica, econoé mica o militar, todo ello en
funcioé n de alimentar ideoloé gicamente y sostener políéticamente, en el tiempo, a sociedades con
clara tendencia hacia la fragmentacioé n.
Sociedades como la italiana y la alemana conocieron en forma dramaé tica este tipo de
fenoé menos durante el siglo XIX, dos sociedades que se erigieron como Estados modernos en
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forma bastante tardíéa y que sobretodo conocieron tendencias endoé genas hacia la
fragmentacioé n políética nacional.
En otras latitudes, aceptar esta anomalíéa socio-políética interna constituyoé el primer y
gran paso para dejarla atraé s y mirar hacia el futuro.
Transmision transgeneracional de traumas peru
¿Coé mo solucionar la cuestioé n peruana?, Entendiendo el concepto de “Cuestioé n
peruana” como aquella predisposicioé n permanente del conjunto del sistema políético peruano
en orden a instrumentalizar y utilizar de manera sistemaé tica la imagen de Chile a fin de
generar una cohesioé n social, políética y cultural interna.
Se trata de una “cuestioé n” por cuanto, con el tiempo y a traveé s de la historia reciente,
dicha predisposicioé n se ha erigido en una Políética de Estado, con estrategias de corto, mediano
y largo plazo, asociadas a un desborde hacia el conjunto de la poblacioé n. Una caracteríéstica es
que dicha postura es cíéclica. En otras palabras, si bien es permanente, el hostigamiento conoce
fases de mayor o de menor presioé n, no obstante que eé sta nunca decae, solo cambia de
naturaleza.
Hoy apreciamos y observamos los freneé ticos movimientos diplomaé ticos de la
Cancilleríéa peruana. Con una retoé rica inflamada con aires victoriosos, se nos quiere descolocar
ante los resultados de las gestiones peruanas con Quito. En el trasfondo de dicho
“entendimiento” queda clara la postura defendida por La Moneda en cuanto al valor fronterizo
del paralelo, pero sobre todo en funcioé n de la naturaleza juríédica de los Tratados de 1952 y
1954. En cuanto a la aplicacioé n de dichos instrumentos delimitantes en relacioé n de las “islas
adyacentes”, queda claro que el principio se aplica el paralelo para "cortar" el mar territorial
proyectado por esos territorios. La soberaníéa del paíés, representada por esas islas proé ximas a
la frontera maríétima, no puede extenderse ni proyectarse maé s allaé del paralelo que establece e
indica la “frontera maríétima” entre dos paíéses.
No obstante lo anterior, lo maé s relevante estaé en el fenoé meno de hostilizacioé n
permanente que observamos desde Lima hacia Santiago. Tanto asíé que me recuerda un
concepto utilizado en los estudios psicopoliticos como es el de “transmisioé n transgeneracional
de traumas”. Este teé rmino nos describe el proceso que viven algunas sociedades expuestas a
traumas sociales e histoé ricos severos en el transcurso de su vida en comunidad. La idea es
identificar de queé manera ciertos liderazgos instrumentalizan dichos “Traumas elegidos”, y
porqu razoé n eligen solo algunos y no todos. La “transmisioé n transgeneracional” implica que
ciertos eventos generan efectos emocionales de impresioé n negativa y duradera. Segué n este
mismo enfoque, dichos eventos traumaé ticos poseen caracteríésticas que les son ué nicas: Un
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sentimiento conjunto de humillacioé n, indefensa, verguü enza y deshumanizacioé n. El Perué , su
sociedad y clase políética, evidenciaron tales sentimientos en la fase posterior al conflicto del
Pacíéfico.
Otra caracteríéstica de este fenoé meno, absorbido plenamente por la sociedad peruana y
su sistema políético en respuesta a la Guerra de 1879 y sus consecuencias, consientes o
inconscientes, es la transmisioé n de una generacioé n a otra la representacioé n del “enemigo
chileno”.
Una generacioé n deposita en la otra los traumas no evidenciados por la ué ltima a fin que
sea eé sta la que a su vez transmita imaé genes deshumanizadas del “otro”. La proé xima generacioé n
tiene la tarea inconclusa de “limpiar” el “honor vapuleado”, revalorizar el orgullo lesionado o
reintegrar el espacio fíésico perdido.
El caso peruano es uno de naturaleza y alcance psicopolíético. Los efectos traumaé ticos
en la sociedad peruana aué n estaé n frescos en su memoria histoé rica, pero lo maé s complejo de
todo es que el sistema políético limenñ o se alimenta de eé ste.
Chile pudiere ante La Haya ver modificado el status quo territorial. El desprendimiento
de un espacio territorial a favor de Perué no debilitaraé ni terminaraé con el trauma psicopolíético
peruano, la entrega de una fraccioé n diminuta de territorio –que antes les pertenecíéa a ellos
mismos- no modificaraé un aé pice el proceso de transmisioé n transgeneracional del trauma que
Perué vivioé a manos de Chile.
El Perué necesita una victoria moral sobre Chile. Lo ha intentado en el plano econoé mico
estos ué ltimos anñ os, sin un verdadero eé xito, en especial a partir del momento en que la clase
políética peruana sigue el “modelo de expansioé n econoé mica chilena” y son, justamente,
capitales nacionales los que son los maé s visibles en dicho paíés. Si la disuasioé n basta para
mantener la paz, no nos entregaraé nunca la amistad del Perué . La pregunta que subyace es si
debemos buscarla o simplemente aprender las lecciones pasadas y utilizar la astucia o la
fuerza -como diríéa Nicolas de Maquiavelo- para contener su animosidad hacia nuestro paíés.
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Corríéa el 21 de enero del 2014, seis En Despueé s del 27 de enero, Perué y Chile no
soé lo seguiraé n coexistiendo (esto constituye casi un axioma geopolíético), sino que
cerraraé n, ademaé s, uno de los capíétulos maé s complejos de su accidentada relacioé n
histoé rica. Se cerraraé un capíétulo maé s, pero se abriraé otro.
Ambos paíéses seguiraé n cohabitando en la frontera norte, ya sea daé ndose la
espalda, miraé ndose directamente a la cara en una actitud desafiante, o lo haraé n de la
mano, buscando una integracioé n cooperativa y transparente. Lo que estaé claro es que
buscaraé n, de toda evidencia, superar la coyuntura del fallo, adaptarse a ella,
gestionando de manera distinta las diferentes percepciones de fracaso o de victoria.
Percepciones que moldearan un nuevo tipo de relacioé n bilateral. El paso del tiempo y
la contencioé n políética deberíéan permitir absorber, en el mediano y largo plazo, la
nueva realidad en el terreno, dando paso a una fase de acomodamiento políético de un
lado y otro de la Líénea de la Concordia. Antes de ello, se requeriraé abordar un aspecto
central: los factores y las variables psicopolíéticas que han alimentado negativamente y
de manera sistemaé tica la ya centenaria relacioé n de emulacioé n entre ambos paíéses.
Existe la percepcioé n que Perué ve a Chile como un “enemigo hereditario”,
tomando la expresioé n adoptada en su momento por los alemanes hacia la Francia
napoleoé nica. Una enemistad sistemaé ticamente instrumentalizada con fines de políética
interna, pero que desborda lo meramente políético para adoptar la forma econoé mica,
sociocultural y militar en todos sus grados y formas.Algunos diraé n, incluso, que el
problema peruano es su nacionalismo negativo, es decir, el haber buscado construir y
dar forma a la idea de nacioé n peruana sobre la base de la bué squeda e identificacioé n de
un “enemigo comué n” a todos; un rival externo. La demanda ante La Haya seríéa desde la
perspectiva anterior, soé lo un capíétulo maé s en una larga historia de consolidacioé n
como nacioé n. Nelson Manrique y Julio Cottler, ambos historiadores peruanos, han
dejado en claro que la nacioé n peruana tendioé a cristalizarse como tal luego de la
Guerra de 1879. La ocupacioé n de la capital limenñ a y su posterior administracioé n
políética desde Santiago, la peé rdida de territorios y la derrota misma en la
conflagracioé n, constituyen hitos de una percepcioé n peruana de clara animadversioé n
hacia los “mapochinos”. Percepciones que deben ser consideradas en una agenda post
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Haya y mejor comprendidas de este lado de la frontera. ¿Queé rol deberaé desempenñ ar
Chile para asistirles en la superacioé n del mismo?
En funcioé n del cuestionamiento anterior, ¿podemos esperar que una hipoteé tica
“victoria moral” peruana ante La Haya, cristalizada en la adquisicioé n de algunos
kiloé metros de espacios maríétimos –territoriales y aeé reos-, seraé suficiente para hacer
desistir a su elite políética dominante del mantenimiento de relaciones de rivalidad con
Chile? ¿Podraé la “recuperacioé n” de una íénfima parte de los 59.025 kms² absorbidos
por Chile, luego del Tratado de 1929 –Arica y Tarapacaé -, generar un cambio mayor en
dicha postura, permitiendo reemplazar la Guerra del Pacíéfico por Alianza del Pacíéfico?
Son preguntas basales que deberaé n ser respondidas y se tendraé que actuar en
consecuencia.
En funcioé n de lo anterior, el “antes de la agenda post Haya” implicaraé resolver,
segué n míé juicio, dos problemaé ticas de fondo.
1. ¿En queé medida la idea de una Nacioé n peruana, imbuida en un proceso de
construccioé n inacabada y permanente, ha llegado finalmente a su teé rmino? Este
aspecto seraé central por cuanto, soé lo una vez resuelto eé ste, el conjunto del sistema
políético del Ríémac desistiraé de seguir alimentando psicopolíéticamente una rivalidad
permanente con este lado de la frontera. Si ayer se buscaban los responsables de la
derrota en la guerra de 1879, manñ ana se buscaraé n los responsables de la hipoteé tica
victoria ante Chile en La Haya. La instrumentalizacioé n de conflictos histoé ricos se
mantendraé con otro eé nfasis, pero se mantendraé .
2. Otro aspecto relevante dice relacioé n con conocer en queé medida la nueva
eé lite econoé mica peruana ha logrado posicionarse por sobre la eé lite tradicional
limenñ a. Se debe establecer en queé medida, finalmente, la eé lite del Perué del Siglo XXI se
ha impuesto o no, aunque sea faé cticamente, sobre aquella del siglo XIX.
Una “Agenda post Haya” con Perué podraé fructificar y constituirse en un quiebre
real de la postura limenñ a entes senñ alada soé lo síé el conjunto del sistema políético allende
la Líénea de la Concordia, no mide estructuralmente su poder econoé mico, diplomaé tico,
militar e incluso cultural, con un solo actor de su espacio vecinal: Chile.
La superacioé n de la rivalidad peruana hacia Chile pasa por acciones, gestos y
conductas emanadas desde el aparato políético y sus eé lites, y desde actores
subnacionales. En otras palabras, esta superacioé n de la rivalidad desde Lima hacia
Santiago, pasa por una decisioé n de Estado. El ejemplo franco–alemaé n (si desean
utilizarlo como ejemplo de superacioé n de la relacioé n de enemistad histoé rica entre
ambos paíéses), debe tener en consideracioé n que fueron las propias eé lites alemanas y
francesas las que decidieron poner fin a la instrumentalizacioé n de la imagen del “otro”.
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