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que a los arquitectos del Movimiento Moderno solía denominar la
quinta fachada.
¿Qué es la quinta
quinta fachada?
fachada?
Cuando el arquitecto suizo-francés Le Corbusier lanzó sus famosos
preceptos a los que llamó 5 puntos para una nueva arquitectura no
se olvidó de la cuestión de los techos de los edificios. Justamente,
uno de esos puntos detallaba que las construcciones modernas
debían culminar en una terraza – jardín. El Corbu proponía
devolverle al paisaje la misma cantidad de verde que el edificio le
había quitado. Aunque era un hombre de lengua afilada, este famoso
arquitecto, (considerado uno de los padres de la arquitectura de
este siglo) no se quedaba tan solo en las palabras: llevaba a las
obras todas las teorías que declamaba.
Por ejemplo, en las terrazas de la conocida Unidad de Habitación de
Marsella (un edificio de departamentos en dúplex con un piso
intermedio de locales comerciales), Le Corbusier dio rienda suelta a
su portentosa imaginación y creó una azotea habitable: Si se lo
contempla desde un avión, este techo se transforma en una quinta
fachada, como él solía denominarlo.
A partir de las ideas de ¨Corbu¨ y de toda la camada de arquitectos
modernos, el techo inclinado fue defenestrado y casi condenado a
desaparecer. No obstante, a la gente común, ajena a éstas teorías,
los techos de tejas les seguían gustando. Al punto de que el propio
Le Corbusier vio varias de sus obras de sintéticos planos
¨arruinadas¨ porque los dueños, al tiempo de habitarlas, les
colocaban un techo de tejas encima de su quinta fachada.
De todas formas, no todos los arquitectos del movimiento moderno
siguieron plasmando en sus proyectos los preceptos de la
denominada (con ironía) la Biblia corbusierana. Uno de sus
contemporáneos, el finlandés Alvar Aalto, al parecer por sus obras,
no se encasilló dentro de ninguna regla específica. En el Sanatorio
para tuberculosos de la localidad finlandesa de Paimio, por
ejemplo, se ajustó al canon del techo plano. Pero en otras obras,
como la de la Municipalidad de Sainatsalo (una serie de edificios de
ladrillos dispuestos en torno a un patio verde), usó techos
inclinados que se vuelcan al espacio abierto, reforzando el carácter
del patio central que organiza el proyecto. Hoy, algunos de los
arquitectos que ocupan la primera línea mundial, como el
estadounidense Frank Gehry o el japonés Toyo Ito, parecen haber
tornado obsoleta la polémica entre techo plano o inclinado. Ellos,
computadoras e imaginación mediante, inventan techos curvos u
ondulantes en los cuales, en ocasiones es difícil distinguir donde
terminan las paredes y donde comienza el techo.
Una verdadera quinta fachada releída.
Regreso
Regreso a los techos planos o inclinados
Volviendo al tema de los techos (que interrumpimos brevemente para
ocuparnos de ciertos temas “históricos”), diremos que un techo-
jardín tiene una técnica especial de construcción. Además de una
correcta aislación hidrófuga, se le debe adicionar un manto de
pedregullo o piedra partida por debajo de la tierra vegetal. Así la
piedra funciona como un filtro que impide que los desagües se tapen
con tierra. Una opción intermedia es la combinación de los techos
planos con los inclinados. En esta variante las partes planas
generalmente se utilizan como balcones terraza, mientras que la
mayor parte del techo se construye inclinada.
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El carácter
carácter térmico de una cubierta
Una cubierta no es óptima tan solo porque evita que se filtre agua de
lluvia al interior de nuestra obra. Tampoco deberá permitir el
ingreso de las altas temperaturas exteriores en verano, ni las bajas
temperaturas durante el invierno. A ésta capacidad la denominamos
aislación térmica. ¿Cómo se logra?
Existen varias técnicas, pero casi todas se basan en la incorporación
de una o varias capas de materiales livianos y porosos como el
poliestireno expandido (cuya denominación comercial más común es
¨telgopor¨), la lana de vidrio, spray de poliuretano.
Dichos aislantes pueden utilizarse tanto en los techos inclinados
como en los planos. Sólo variará la manera de disponer del
“sándwich” de los distintos materiales componentes de la cubierta.
El peso de la cubierta.
El peso del techo es otro de los puntos que pueden incidir en la
elección de la cubierta. Por lo general, los techos planos
construidos por losas, ya sean macizas o cerámicas, entran en la
categoría de cubiertas pesadas. En cambio, los techos inclinados
suelen ser livianos, porque se construyen con delgadas estructuras
de madera o metálicas.
Si el techo será inaccesible, conviene colocar una cubierta liviana
porque de ésta forma se restará peso a la estructura de sostén de
la construcción. Una tendencia actual es adoptar ésta solución
incluso en edificios de varios pisos. Así, el techo del último piso se
le puede otorgar un tratamiento estético especial porque se
convierte en el remate del edificio.
A medio camino entre las cubiertas planas y las inclinadas, se
encuentran los techos curvos. Y por sus características se los
puede asimilar tanto a un techo liviano como a uno pesado. Dentro
del primer caso se encuentran las cubiertas con estructuras
metálicas, generalmente conocidas como parabólicas. Este tipo de
techos se suelen cubrir con chapas metálicas. Por ello, se los suele
considerar como un caso especial de techo inclinado.
En el segundo grupo se encuentran las bóvedas, tanto las de
hormigón armado como las de ladrillos. En este caso se debe
brindar una aislación hidrófuga similar a la que utilizan los techos
planos. El balance de estos datos técnicos seguramente servirá de
referencia al diseñador en la toma de decisiones.
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La función del contrapiso, es la de lograr una pendiente para el
escurrimiento del agua de lluvia, ya sea por libre escurrimiento o
hacia un embudo de desagüe. Dicha pendiente debe ser por lo menos
del 2%, es decir 2 cm. por cada metro de desarrollo.
El espesor del contrapiso, estará determinado por la dimensión del
agregado grueso, que se estima en 5 cm., mientras que el espesor
máximo queda determinado por el desarrollo de la pendiente, que
depende de la longitud.
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Una vez completado el techado armado como acaba de indicarse,
puede quedar como cubierta definitiva o complementarse con una
terminación de baldosas cerámicas, losetas premoldeadas, etc. Si se
requiere una superficie transitable.
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Cubierta asfáltica con sobrecubierta horizontal.
La sobrecubierta horizontal permite que sea transitable una
superficie que normalmente no lo es, ya que el bitumen asfáltico no
cumple con esas condiciones. Otra solución es la de protectora
contra los efectos de la acción solar sobre la membrana hidrófuga.
Su ejecución se basa en una serie de pilares que sirven de apoyo a
elementos horizontales, como pueden ser losetas de hormigón
premoldeado. Los pilares pueden ejecutarse con ladrillos comunes o
con elementos premoldeados de hormigón siendo la altura de los
mismos variable. Entre las losetas de horno premoldeado se deja 2
cm. de separación a fin de que el agua de lluvia pueda llegar hasta
la membrana hidrófuga y ser conducida en virtud de la pendiente,
hacia lo embudos de desagüe.
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Cámara de aire.
Uno de los problemas que pueden presentarse en este tipo de
cubiertas de hormigón armado, es la aparición de fisuras en las
paredes exteriores, en correspondencia aproximada con la ubicación
de la losa de Hº Aº.
Estos problemas se deben a las dilataciones que experimenta el
hormigón, por efecto de los aumentos de temperatura. Por ejemplo,
una estructura de hormigón armado de 30 metros de longitud, ante
aumentos de temperatura de 30º C, sufre un incremento de longitud
de aproximadamente 9 mm. La inclusión de juntas de dilatación y
protecciones térmicas adecuadas pueden reducir los efectos de la
dilatación.
Pero el aumento de volumen que experimentan algunos materiales
deben atribuirse no solo al aumento de la temperatura, sino también
a al humectación. Los metales, por no ser absorbentes, no sufren
movimientos, pero es sabido que las maderas sufren movimientos que
pueden llegar a representar el 12% con respecto a su dimensión
inicial.
En hormigones porosos, estos valores pueden representar el 0,05
%, y aún mayores cuanto más porosos sean.
Por efecto de la humectación, el contrapiso es capaz de reproducir
un aumento de volumen que se habrá de traducir en una presión,
ejercida contra el muro de carga, provocando su desplazamiento, y
como consecuencia la fisuración de la mampostería.
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Barrera de vapor.
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Cámara de aire.
Por el punto en que la línea de la temperatura de rocío corta al
gradiente térmico, pasará el plano de condensación que ha quedado
ubicado dentro de la masa del contrapiso.
Luego, la condensación del vapor de agua dentro del contrapiso
producirá la humectación del mismo, y como consecuencia su aumento
de volumen y las fisuras de la pared.
Conocida la fuente de humedad, es posible buscar soluciones.
Una de ellas ya la hemos mencionado, y es el de la “cámara de aire”.
Otra solución es la de no permitir que el vapor de agua pase por
permeabilidad a través de la estructura, a efectos de evitar que
llegue hasta el plano de condensación, lo que puede conseguirse
interponiendo un elemento impermeable a los gases, que debe
ubicarse antes del plano de condensación. El lugar elegido puede
ser sobre una losa de hormigón armado, este elemento puede estar
constituido por una capa de bitumen asfáltico, un techado asfáltico
o una película metálica. A estos elementos se los conoce con el
nombre de Barrera de vapor.
Esta barrera también nos permite solucionar el problema del
ampollamiento del techado asfáltico. La causa de esos
ampollamientos obedece a las fuerzas expansivas que desarrolla la
humedad al evaporarse, ya sea desde el contrapiso o de la misma
losa de hormigón armado. Es por eso que también se consigue
mediante la ejecución de una capa de mortero de cemento
impermeable, como base de la membrana asfáltica, evitando que
vapores lleguen a dicha membrana.
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Detalle de colocación de tejas coloniales.
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Detalle de colocación de tejas de pizarra.
Estas tejas están compuestas por una mezcla de asbesto, cemento
Pórtland y agua, dicha masa está coloreada y fuertemente
comprimida. Sus dimensiones pueden ser de 40 x 20 – 60 x 30 cm. y
su espesor de 4 mm. Sus características generales son: reducido
peso, facilidad y rapidez de colocación, es impermeable, inalterable
por bajas temperaturas, incombustible y de color inalterable. La
pendiente mínima es de 25º. Esta cubierta se puede fijar sobre dos
tipos de elementos:
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En cuanto a las dimensiones de los elementos existen ventajas con
respecto al acero, ya que se presentan de la misma longitud pero con
un ancho aproximadamente de 1,15 m. lo que implica un menor número
de juntas longitudinales. El recubrimiento exigido es el mismo para
las chapas de acero y se aconsejan pendientes mínimas de 18º, es
decir del orden del 32%. Además del diseño común, que es
sinusoidal, existen otras formas de sección, entre ellas la
trapezoidal, que puede obtenerse con longitudes de hasta 16 m. y
anchos de 1,06 m., siendo sus espesores variables entre 0,6 mm. y
1,25 mm.
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Detalle de cubiertas autoportantes.
Las cubiertas autoportantes cumplen con dos funciones: la de
resistentes y la de protectora. Estas dos propiedades se logran
mediante el empleo de materiales capaces de absorber las
solicitaciones mecánicas y que simultáneamente ofrezcan propiedades
adecuadas especialmente en lo que se refiere a la impermeabilidad.
Entre los materiales que cumplen con estas condiciones podemos
nombrar al acero por su alta resistencia mecánica y su absoluta
compacidad unida a la posibilidad de obtener chapas delgadas, los
espesores de éstas chapas oscilan entre 2 mm y 3 mm, siendo
necesario conformar su sección transversal, a fin de conseguir un
plegado en forma de canalones que confiere resistencia por forma.
El diseño de la sección en cuanto a forma y dimensión es función de
las luces entre apoyos, que pueden superar los 30 m., aunque desde
el punto de vista económico es aconsejable limitarla a 2,5 m.
aproximadamente.
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Fin
Del
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