Está en la página 1de 18

Síndromes clínicos

principales II
A  Fiebre

Regulación de la temperatura
55 y patogenia de la fiebre
Mohammad M. Sajadi y Philip A. Mackowiak

Las referencias escritas más antiguas que se conocen sobre la fiebre se trabajo Wunderlich concedió una importancia especial al valor 37 °C y lo
remontan a las inscripciones cuneiformes acadianas del siglo vi a. C., la relacionó con la temperatura normal del cuerpo8. Describió la variación
mayoría derivadas, probablemente, de un antiguo pictograma sumerio diurna de la temperatura corporal y, en el proceso, alertó a los médicos
de un brasero encendido utilizado para simbolizar tanto la fiebre como del hecho de que «la temperatura normal del cuerpo» constituye en
el calor local de una inflamación1. Las teorías sobre la patogenia de la realidad un rango de temperaturas más que una temperatura específica.
fiebre no aparecieron hasta varios siglos después, cuando los médicos
hipocráticos propusieron que la temperatura corporal, y la armonía TERMINOLOGÍA
fisiológica en general, dependían de un delicado equilibrio entre los Según la International Union of Physiological Sciences Commission for
cuatro humores corporales: la sangre, la flema, la bilis negra y la bilis Thermal Physiology, la fiebre es «un estado de temperatura central elevada
amarilla2. Entonces se creía que la fiebre era el resultado de un exceso que suele ser, aunque no necesariamente, parte de las respuestas defensi-
de bilis amarilla, un concepto que se correspondía con el hecho de que vas de los organismos multicelulares (huésped) a la invasión de materia
muchas infecciones producían fiebre e ictericia. Más tarde, Galeno viva (microorganismos) o inanimada reconocida por el huésped como
amplió la clasificación de las fiebres y propuso la idea de que muchos patogénica o externa»8. La respuesta febril, de la que la subida de la tem-
tipos de fiebre aparecían por putrefacción de los humores3. Durante la peratura es un componente, constituye una reacción fisiológica compleja
Edad Media, la posesión demoníaca se añadió a la lista de los mecanis- de la enfermedad, que no sólo produce un aumento de la temperatura
mos que se creían responsables de producir fiebre. En el siglo xviii, el central, sino que también genera reactantes de fase aguda y la activación
descubrimiento de Harvey de la circulación de la sangre y el nacimiento de numerosos sistemas fisiológicos, endocrinos e inmunológicos. La
de la química clínica condujeron a los iatrofísicos y a los iatroquímicos elevación regulada de la temperatura durante la fiebre debe diferenciarse
a crear las hipótesis alternativas de que el calor corporal y la fiebre se de la que se produce durante los episodios de golpe de calor y otras formas
debían a la fricción asociada al flujo sanguíneo a través del sistema vas- de hipertermia. Éstos representan una alteración de la termorregulación.
cular, y que eran el resultado de la fermentación y la putrefacción que Así, los termofisiólogos definen el término hipertermia como la situación
se producen en la sangre y los intestinos4. Finalmente, como resultado de un regulador de la temperatura cuando la temperatura central es
del trabajo de Claude Bernard en el siglo xix, se empezaron a conocer mayor que el intervalo especificado para el estado activo normal de la
los procesos metabólicos que se producen dentro del organismo como especie9, como en el golpe de calor, cuando el aumento del calor es mayor
la verdadera fuente de calor corporal. Los trabajos que se realizaron que la capacidad de lograr la pérdida de calor. El golpe de calor y otras
con posterioridad establecieron que existen mecanismos que controlan formas de aumento pasivo del calor (p. ej., por exposición ambiental) se
de manera estrecha la temperatura corporal dentro de un rango y que caracterizan por la elevación mantenida de la temperatura central, carente
regulan la cantidad de calor que puede disiparse desde el organismo. de la fluctuación diurna típica de la fiebre y de la temperatura corporal
El origen de la práctica de vigilar la temperatura corporal como normal, y que no responde al tratamiento antipirético10.
ayuda para el diagnóstico se desconoce. Las referencias más antiguas Por lo general, en la práctica clínica se define la fiebre como un
sobre dispositivos utilizados para medir la temperatura datan del siglo i aumento de la temperatura corporal por encima del rango normal
o ii a. C., cuando se cree que Filo de Bizancio y Hero de Alejandría mediado por pirógenos. Aunque la definición está en consonancia con
inventaron algunos de estos dispositivos5. El médico persa Akhawaynī la percepción popular de la fiebre, ignora el hecho de que un incremento
del siglo x d. C. fue el primero que propuso y que usó una curva de de la temperatura corporal es sólo un componente de una respuesta
fiebre3. Parece ser que Galileo fabricó un termómetro primitivo (de aire) multifacética. Esta definición clínica estándar tiene más errores, porque
aproximadamente cuando asumió la cátedra de Matemáticas en Padua implica que la «temperatura corporal» es una entidad única, cuando,
en 15926. Sin embargo, el termómetro no se incorporó por completo a la de hecho, es una mezcla de muchas temperaturas diferentes, cada una
práctica médica hasta 1868, cuando Carl Reinhold August Wunderlich representativa de una parte del cuerpo en particular, y que puede variar
publicó un opus magnum titulado Das Verhalten der Eigenwärme in a lo largo del día en respuesta a las actividades diarias y a la influencia
Krankenheiten (El curso de la temperatura en las enfermedades)7. En este de los ritmos diurnos endógenos.

734 © 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos


Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
734.e1

PALABRAS CLAVE
antipiresis; citocina; fiebre; hipertermia; hipotermia; patogenia; piró-
geno; respuesta de fase aguda; temperatura; temperatura corporal;

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


termometría; termómetro; termorregulación

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
735

TERMOMETRÍA CLÍNICA ca utilizando los modernos termómetros de infrarrojos ha hecho que estos
Durante más de un siglo, el termómetro ha sido uno de los instrumentos termómetros sean los elegidos en muchas clínicas y en las unidades de
clínicos más importantes para diferenciar la salud de la enfermedad y cuidados intensivos. Hay dos tipos básicos de termómetros de infrarrojos

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


vigilar el curso de esta última. Por desgracia, las medidas termométricas de la membrana timpánica. Un tipo detecta la energía radiante emitida
están influidas por un sinfín de variables, que se ignoran con demasiada desde la membrana timpánica y partes del conducto auditivo, procesa
frecuencia cuando se interpreta la importancia de las lecturas clínicas la información y muestra luego un valor que representa la temperatura
de la temperatura. tisular en el conducto auditivo (modo no ajustado)20. El otro ofrece una
estimación (ajustada) de la temperatura central (p. ej., temperatura de la
Variabilidad anatómica sangre arterial pulmonar) basada en la comparación de los datos obtenidos
Aunque los médicos suelen considerar las lecturas de la temperatura de muestras de estudio seleccionadas. Las lecturas obtenidas mediante el
de varios sitios anatómicos como aproximaciones equivalentes de la tipo anterior de termómetro de la membrana timpánica tienden a ser más
«temperatura corporal»1, ninguna temperatura es patognomónica del bajas que las lecturas orales obtenidas simultáneamente, mientras que las
estado térmico del cuerpo humano. Esto se debe a que el cuerpo tiene obtenidas con el último tipo suelen ser más altas19. Por desgracia, muchos
múltiples temperaturas diferentes, cada una de las cuales representa una estudios de muchos tipos diferentes de termómetros de la membrana
parte del cuerpo en particular. No obstante, dentro del cuerpo hay dos timpánica han demostrado que, aunque los instrumentos sean adecuados,
compartimentos térmicos básicos, dignos de especial consideración: el tienden a dar lecturas muy inconstantes que se relacionan poco con las
interior y la superficie11. lecturas orales o rectales obtenidas simultáneamente20,21,22-25. Además,
La superficie consta de la piel y la grasa subcutánea, y aísla el interior dos estudios han demostrado la falta de precisión de las mediciones de la
del exterior. El interior, cuyos componentes principales son las vísceras membrana timpánica en los pacientes con hipotermia e hipertermia26,27.
y los músculos, aunque aislado por la superficie, tiene gradientes de La termometría de la arteria temporal (usando una tecnología infrarroja
temperatura propios, resultado de las diferencias de las tasas metabólicas similar a las mediciones de la membrana timpánica) se ha popularizado
y los patrones del flujo sanguíneo de los distintos órganos que contie- en los últimos años. Sin embargo, hay pocos estudios sobre la precisión
ne. Incluso en condiciones basales, los órganos con tasas metabólicas de estos nuevos aparatos de termometría28-34.
superiores tienen una temperatura ligeramente superior que los que Varios estudios han demostrado que la técnica del control de la
poseen tasas metabólicas bajas; en general, los tejidos que están cerca temperatura cutánea mediante cristales sensibles a la temperatura incor-
de la piel presentan temperaturas más bajas que los que se localizan más porados en tiras plásticas colocadas en la frente no tiene sensibilidad
profundos11. Aunque estas diferencias suelen ser pequeñas, durante el para detectar la elevación de la temperatura interna35,36. Los estudios han
ejercicio intenso la temperatura de los músculos aumenta mucho en demostrado de manera uniforme que las mediciones de la temperatura
comparación con la de los órganos que tienen un metabolismo menos axilar no reflejan la temperatura interna y difieren bastante de las tem-
activo. Durante el shock y en condiciones medioambientales extremas, peraturas rectales37-39. La detección de la fiebre y de la hipotermia por
las variaciones anatómicas regionales de la temperatura pueden ser palpación es igual de insensible40-43. Bergeson y Stienfeld observaron
exageradas. Antiguamente, las medidas rectales se consideraban la que las enfermeras que utilizaron la palpación para detectar la fiebre
manera más práctica y segura de obtener estimaciones de rutina de la juzgaron que el 42% de 138 niños febriles (definida por una temperatura
temperatura interna. Benzinger y Benzinger, sin embargo, han señalado corporal ≥38 °C) no tenían fiebre40. Mediante esta misma técnica, se
que no existe ningún sistema termorregulador conocido en esta zona juzgó que sólo el 1,8% de más de 1.000 niños afebriles tenían fiebre. En
anatómica particular11. Las lecturas de la temperatura rectal son muy una evaluación de la capacidad de las madres para valorar la temperatura
superiores a las obtenidas en otras zonas (incluso la sangre de la arteria de sus hijos por palpación, Banco y Veltri encontraron madres que tenían
pulmonar), y algunos expertos han sugerido que podría ser consecuencia una sensibilidad del 73,9% y una especificidad del 85,6% para detectar
del calor generado como resultado de la actividad metabólica de las fiebre de más de 38 °C41. Así, la palpación por las madres resultaba más
bacterias fecales11. Sin embargo, en un estudio anterior no se observó sensible que la de las enfermeras, pero era menos específica para detectar
una disminución significativa de la temperatura rectal después de reducir el estado febril. Por último, en un estudio en niños menores de 2 meses
el contenido bacteriano del colon 12. También puede tener interés el que se llevan a urgencias con una historia de fiebre, Bonadio y cols.
hecho de que las heces del recto actúan como un disipador de calor observaron que aquéllos a los que se ha tomado la temperatura en casa
para retrasar o mitigar los cambios de la temperatura rectal, sobre todo con un termómetro rectal tienen dos veces más probabilidad de estar
si el termómetro se inserta directamente en las heces13. Sin embargo, febriles durante el ingreso o la hospitalización que aquéllos cuya fiebre
también tiene un efecto considerable en la temperatura rectal el retorno sólo se documenta mediante palpación (92% frente a 46%; P <0,001)44.
de sangre al tronco desde las extremidades inferiores, porque la vena Puesto que las temperaturas del recto, la boca y la membrana tim-
ilíaca interna pasa cerca del canal anorrectal. Por tanto, durante el shock, pánica están relacionadas pero no son idénticas, sería útil contar con
la perfusión del recto puede alterarse mucho: la temperatura rectal dis- una fórmula eficaz que permitiera convertir los datos de uno de estos
minuye significativamente antes de aumentar con rapidez o disminuir sitios a otro. En un estudio con adultos jóvenes sanos, Rabinowitz y cols.
la temperatura interna14. Por este motivo, Houdas y Ring han concluido determinaron que, por término medio, las lecturas rectales superaban a
que la temperatura rectal proporciona una aproximación fiable de la las lecturas orales concurrentes en 0,4 °C y a las lecturas de la membrana
temperatura interna sólo si el paciente se encuentra en equilibrio térmi- timpánica (obtenidas con un IVAC Core) en 0,8 °C21. Sin embargo, estas re­
co15. En los neonatos, incluso en ausencia de shock, la temperatura rectal laciones fueron extremadamente variables. Sus resultados acerca de la
(medida con técnicas estándar) se relaciona poco con la temperatura relación entre las lecturas rectales y orales coincidían con los de otros
interna medida con una sonda rectal profunda16. investigadores anteriores45-48. En cuanto a la relación entre las lecturas
La aurícula derecha es el sitio ideal para medir la temperatura cen- orales y de la membrana timpánica, los resultados eran, sin embargo,
tral, puesto que representa el nexo en el que se junta la sangre venosa diferentes de los de informes anteriores13, que solían mostrar lecturas
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

procedente de todas las regiones anatómicas. Sin embargo, puesto que de la membrana timpánica más altas que las medidas orales obtenidas de
es relativamente inaccesible, suelen emplearse las temperaturas de otras manera simultánea. Esta diferencia reflejó que los termómetros de la
zonas como aproximaciones de la temperatura interna. Además del recto y membrana timpánica en modo sin ajustar (p. ej., el IVAC Core) ofrecían
de la aurícula derecha, la temperatura esofágica y la vesical pueden usarse por lo general lecturas más bajas que los termómetros de la membrana
para medir la temperatura central17,18. Debido a su proximidad, la tempe- timpánica en modo ajustado, como los que se usaron en estudios anterio-
ratura esofágica es más parecida a la temperatura en la aurícula derecha. res20. En la actualidad, las mediciones orales y en la membrana timpánica
Algunos autores creen que la temperatura de la membrana timpánica son las más utilizadas. Aunque difieren de la temperatura central medida
resulta particularmente útil para esto, puesto que esta membrana es per- por vía rectal21, son adecuadas para la mayor parte de los usos. Nosotros
fundida por una rama tributaria de la arteria que irriga el centro termo- recomendamos uniformidad en el uso de los aparatos, sea cual sea la
rregulador del cuerpo19. Aunque no existen pruebas concluyentes de que localización elegida. Además, los médicos deben conocer las limitaciones
la temperatura de este centro sea la responsable principal para determinar de cada modalidad (hipotermia e hipertermia para las lecturas en la
las respuestas del organismo a los cambios de la temperatura ambiental, la membrana timpánica, mucositis para las lecturas orales) y deben medir
facilidad con que pueden obtenerse las medidas de la membrana timpáni- la temperatura central por otros medios cuando sea necesario.

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
736

Variables fisiológicas Además de estas variables fisiológicas, el ejercicio, los medicamentos


Wunderlich y Seguin consideraban que las personas «ancianas» tenían (p. ej., corticoides), la digestión y las alteraciones subyacentes, como la
temperaturas corporales más bajas que los jóvenes49, y sus ideas al res- insuficiencia renal crónica, el shock y la inflamación local en el lugar
Parte II  Síndromes clínicos principales

pecto fueron corroboradas por Howell en un informe publicado en donde se toma la temperatura (p. ej., proctitis, otitis externa o estomati-
Lancet en 194850. Hay gran cantidad de datos que sugieren, asimismo, tis), pueden alterar las respuestas termorreguladoras y/o la temperatura
que la termorregulación falla en las personas mayores debido a diversos local. Por ejemplo, se ha demostrado que la temperatura central varía
efectos de la edad sobre el sistema nervioso autónomo51,52. Varios estu- hasta 3 °C (de 36 °C a 39 °C) en estados que van desde el sueño hasta
dios han demostrado unas temperaturas orales medias inferiores en la niveles moderadamente altos de ejercicio continuo, y el mantenimiento
ancianidad53,54; sin embargo, las temperaturas centrales no cambiaron de la temperatura corporal se relaciona con el mantenimiento de la
al comparar personas sanas de edad avanzada (edad media, 80,3 años; actividad67. Un estudio ha mostrado que la mucositis en los pacientes
rango, 62-99 años) con personas sanas más jóvenes55. Las comparaciones con cáncer aumenta 0,89 °C la temperatura oral en comparación con
de las lecturas simultáneas de la temperatura oral, axilar y rectal pro- la temperatura en la membrana timpánica68. Se ha comprobado experi-
cedentes de estas personas han demostrado una media inferior en las mentalmente que la humedad y la temperatura ambiente afectan tanto a
lecturas oral y axilar en los ancianos, pero temperaturas rectales medias los estados de sueño como a la temperatura corporal de las personas69, lo
similares en las personas mayores y más jóvenes. que sugiere que la temperatura del cuerpo también podría variar según
Desde hace mucho tiempo se sabe que la temperatura corporal de la estación del año y el clima local. Cheng y Partridge demostraron que
las mujeres aumenta en cerca de 0,5 °C en el momento de la ovulación15. los ambientes cerrados y calurosos pueden elevar la temperatura rectal
Wunderlich y Seguin también observaron que las mujeres, en conjunto, de los recién nacidos hasta un rango febril70.
tienen la temperatura normal ligeramente más alta que los varones y
suelen sufrir cambios de temperatura mayores y de forma más repenti- «Temperatura corporal normal»
na49. Otros dos estudios han confirmado las primeras observaciones de Un estudio de las percepciones de los médicos sobre la temperatura
Wunderlich y Seguin, pero no las últimas56,57. Sin embargo, en un estudio corporal publicado en 1995 indicó que existía una confusión extendida
reciente en más de 18.630 adultos blancos entre 28 y 92 años (media, en cuanto a los rasgos importantes de la temperatura corporal humana71.
58,3 años), se observó que las mujeres tenían temperaturas orales más De 268 médicos y estudiantes de medicina estudiados, el 75% estableció
altas que los varones53. Por último, otro estudio reciente indica que el los 37 °C como la temperatura corporal normal. Otro 13% definió la
propio embarazo puede alterar la temperatura central58. En este estudio, temperatura corporal normal como un rango estrecho de temperaturas
se midieron las temperaturas centrales durante el primer, segundo y que rondan los 37 °C. Sólo 10 personas del grupo (el 4%) especificaron
tercer trimestre y tres meses después del parto. En el primer trimestre un sitio del cuerpo en particular (p. ej., la boca o el ano) para las medidas
la temperatura central fue de 37,1 °C y disminuyó progresivamente y de la temperatura en su definición. Además, el 98% consideró que la
alcanzó su punto más bajo (36,4 °C) después del parto. temperatura normal varía durante el día, con estimaciones cuantitativas
La temperatura corporal, como la mayoría de las funciones fisio- del rango de variabilidad diurna de 0,2 °C a 2,8 °C (media ± DE [des-
lógicas, muestra un ritmo circadiano, relacionado con el ciclo sueño- viación estándar], 0,8 ± 0,4 °C). Estos conceptos erróneos no se limitan
vigilia59. Antes de las 8 semanas de edad, los recién nacidos tienen osci- a los estudiantes de medicina y a los médicos de atención primaria.
laciones horarias de la temperatura corporal60. En este período baja la En la última reunión de actualización (2008) del American College of
temperatura central (rectal) durante el sueño61,62. El ritmo circadiano Critical Care Medicine y de la Infectious Disease Society of America
característico de la temperatura observado en los adultos aparece a las 10 se­- para evaluar la fiebre reciente en pacientes adultos en estado crítico se
manas de edad63. Durante los ciclos normales sueño-vigilia (es decir, definió la temperatura normal como 37 °C17.
sueño durante la noche y vigilia durante el día), la temperatura interna No se conoce el origen de estas percepciones de la temperatura cor-
alcanza su punto álgido al final de la tarde o principio de la noche y poral, pero con mucha probabilidad proceden del libro de termometría
su punto más bajo (nadir) al principio de la mañana56. La adaptación clínica de Carl Wunderlich de 1868 (v. antes), que muchos consideran
al trabajo nocturno hace que este modelo se invierta64. También se ha el trabajo definitivo hasta el momento sobre el tema7. Por desgracia,
observado que la termorregulación se modifica en pacientes con altera- varios de los dictámenes de Wunderlich sobre la temperatura corporal,
ciones neuropsiquiátricas, como la depresión crónica65. Por último, en así como la percepción de los médicos actuales, parecen ser erróneos.
la vejez disminuye la amplitud circadiana54,56, que se recupera mediante Un análisis descriptivo de 1992 sobre 700 observaciones de la tempe-
tratamiento con melatonina66. Por tanto, cuando se interpretan las ratura oral basal en 148 varones y mujeres sanos encontró un rango de
medidas termométricas clínicas, es importante no sólo considerar la 35,6 °C a 38,2 °C, con una media ± DE de 36,8 ± 0,4 °C; 37 °C aparecían
edad del paciente, el tiempo de la medida y el sitio donde se toma sólo en 56 (8%) de las 700 observaciones tomadas de la temperatura oral
la temperatura, sino también el ciclo sueño-vigilia y la salud mental (fig. 55-1)56. La temperatura media variaba durante el día: el punto más
de la persona que está siendo estudiada. bajo se registraba a las 6 a. m. y el punto más alto, entre las 4 y las 6 p. m.

FIGURA 55-1  Frecuencia de distribución de 700 temperaturas orales basales medidas tomadas durante 2 días consecutivos de observación
en 148 voluntarios sanos. La flecha indica la localización de 37 °C. (De Mackowiak PA, Wasserman SS, Levine MM. A critical appraisal of 98,6 °F, the
upper limit of the normal body temperature, and other legacies of Carl Reinhold August Wunderlich. JAMA. 1992;268:1578-1580.)

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
737

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


FIGURA 55-2  Temperaturas orales medias y rangos de temperatura en 148 jóvenes voluntarios sanos según la hora del día. Las cuatro tem-
peraturas mostradas en cada momento corresponden al percentil 99 (arriba), al percentil 95 (segunda), a la media (tercera) y al quinto percentil (abajo) para
cada conjunto de muestra. Los números entre paréntesis en el eje x indican el número de observaciones analizadas en cada momento. (De Mackowiak PA,
Wasserman SS, Levine MM. A critical appraisal of 98,6 °F, the upper limit of the normal body temperature, and other legacies of Carl Reinhold August
Wunderlich. JAMA. 1992;268:1578-1580.)

(fig. 55-2)56. La temperatura máxima (como se refleja en el percentil 99) la mañana temprano o una temperatura de 37,8 °C o mayor a cualquier
variaba desde un mínimo de 37,2 °C a las 6 a. m. hasta un máximo de hora durante el día.
37,7 °C a las 4 p. m. La edad no influía de forma significativa en la tem- Wunderlich escribió en 1868 que «[la temperatura] oscila, incluso
peratura dentro del rango de edad estudiado (18 a 40 años) (regresión en las personas sanas, según el momento del día en 0,5 °C ». Al año
lineal, P = 0,99). Las mujeres presentaban una media de temperatura siguiente, Wunderlich y Reeve escribieron que «el punto más bajo se
oral ligeramente más alta que los varones (36,9 °C frente a 36,7 °C; t de alcanza por la mañana, entre las 2 y las 8 a. m., y el más alto por la
Student, P <0,001, grados de libertad [gl] = 698), pero no mostraron tarde, entre las 4 y las 9 p. m.»74. En general, actualmente los expertos
oscilaciones de la temperatura diurna media mayores que los varones en la materia coinciden en estas observaciones. Sin embargo, Tauber
(0,56 °C frente a 0,54 °C). Había una relación lineal estadísticamente sugiere que la amplitud de la variación diurna puede llegar a 1 °C75. Los
significativa entre la temperatura y la frecuencia del pulso (análisis de datos descritos antes son más congruentes con la visión de Wunderlich
regresión, P <0,001), con un aumento medio de la frecuencia cardíaca y cols. No obstante, las personas examinadas en ese estudio mostraron
de 4,4 latidos por minuto por cada grado centígrado de aumento de la una variabilidad individual considerable; algunos tenían oscilaciones de
temperatura (rango estudiado entre 35,5 °C y 38,2 °C). temperatura diarias que llegaban a 1,3 °C y otros tenían oscilaciones de
Según Wunderlich y Seguin, «cuando el organismo (humano) se apenas 0,1 °C. Un estudio más reciente con un «Holter de temperatura»,
encuentra en condiciones normales, la temperatura general del cuerpo un aparato que mide durante 24 horas la temperatura axilar y en la mem-
se mantiene en un punto fisiológico: 37 °C»49. Aunque varias investiga- brana timpánica, demostró un aumento de la amplitud de la temperatura
ciones posteriores han registrado temperaturas medias en poblaciones en el ritmo circadiano de pacientes con fiebre (sobre todo en los que
adultas normales cercanas a 36,6 °C72, la sugerencia de Wunderlich de sufren una tuberculosis)76.
que 37 °C es la temperatura más normal73 se mantiene hasta el momento Según Wunderlich y Seguin, las mujeres tienen las temperaturas nor-
en el pensamiento popular, aunque va disminuyendo entre los trabaja- males ligeramente más altas que los varones y suelen mostrar cambios de
dores sanitarios. temperatura más amplios y más repentinos49. Dinarello y Wolff corrobo-
Los datos revisados antes sugieren que los 37 °C tienen una impor- raron ambas observaciones en un estudio realizado con 9 adultos jóvenes
tancia especial en la temperatura corporal de los adultos jóvenes sanos sanos (6 varones y 3 mujeres)57. La investigación descrita antes, que no
cuando se mide la temperatura oral mediante termómetros modernos. controlaba los efectos de la ovulación en las observaciones térmicas, sólo
En la población examinada, 37 °C no fue la temperatura media global, la pudo corroborar la observación anterior de Wunderlich y Seguin de que
temperatura media de cualquiera de los períodos de tiempo estudiados, las mujeres tienen temperaturas ligeramente más altas que los varones56.
la temperatura mediana ni la temperatura única que se registraba con Durante más de un siglo se ha mantenido la idea de que las personas
más frecuencia. Además, no estaba dentro del 99,9% del intervalo de mayores tienen temperaturas corporales más bajas que los jóvenes49,50.
confianza para la media de la muestra (36,7 °C a 36,8 °C). De hecho, hay bastantes datos que sugieren que la termorregulación en
Wunderlich identificó los 38 °C como el límite superior de la tem- las personas mayores se altera debido a varios efectos de la edad sobre el
peratura corporal normal en sus pacientes; así pues, registró cualquier sistema autónomo y otros sistemas51,52. Sin embargo, las investigaciones
temperatura superior a 38 °C como fiebre49. Sin embargo, el límite más recientes no han demostrado una media inferior de la temperatura
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

superior de la temperatura corporal normal varía entre las personas, lo central entre los ancianos sanos y los jóvenes sanos55.
que limita la utilidad de los valores medios derivados de los estudios de Como resultado de investigaciones llevadas a cabo en el siglo
la población (incluso en aquéllos tan grandes como el de Wunderlich) pasado48,77 está extendida la creencia de que la frecuencia cardíaca se
a las personas a nivel individual. Sin embargo, la temperatura máxima, incrementa 10-15 latidos por minuto por cada 1 °C que aumenta la
como la temperatura media, observada en una población varía según temperatura corporal. Datos más recientes (v. antes) indican que la
la hora del día y el lugar en el que se mide la temperatura. Debido a frecuencia cardíaca aumenta sólo 2 latidos por minuto por cada 1 °C
esta variabilidad, ninguna temperatura única puede designarse como que se eleva la temperatura56. La diferencia entre las primeras y las
el límite superior de lo normal. En el estudio de la población que se ha últimas investigaciones reflejan probablemente el hecho de que, en el
considerado antes, 37,2 °C era la temperatura oral máxima (es decir, último estudio, las personas estaban afebriles y se examinaron sentadas,
el percentil 99) recogida a las 6 a. m., mientras que a las 4 p. m. la mientras que los que se examinaron en las primeras investigaciones
temperatura oral máxima observada alcanzaba los 37,7 °C. Estos datos tenían fiebre y estuvieron descansando tumbados en una cama durante
sugieren que, cuando se usan los termómetros modernos para controlar 20 minutos antes del examen.
la temperatura oral en los adultos jóvenes o de mediana edad, la fiebre se El rango normal de la temperatura corporal de los niños no está bien
define aproximadamente como una temperatura de 37,2 °C o mayor por delimitado. Lorin ha escrito que el rango es superior en los niños que
Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Parte II  Síndromes clínicos principales 738

FIGURA 55-3  Termorregulación. La temperatura central está regulada por una serie de bucles de retroalimentación independientes (representados por dos
bucles con flechas). Los sensores en la periferia y en el centro se activan según los cambios de temperatura. Las señales pasan por la médula espinal y el tronco
encefálico hasta el área preóptica en el hipotálamo, donde se integran con sensores centrales en el encéfalo. A su vez, estos sensores activan vías eferentes en el
hipotálamo, el tronco encefálico, la médula espinal y el sistema simpático, que provocan cambios fisiológicos que regulan la temperatura. TAP, tejido adiposo pardo.

en los adultos y que los niveles empiezan a disminuir hacia los niveles un trabajo externo se genera calor adicional como un subproducto de
adultos cuando los niños alcanzan el año de edad, continúan durante la las contracciones del músculo esquelético. El calor se genera sobre todo
pubertad y se estabilizan a los 13-14 años en las chicas y a los 17-18 años en los órganos vitales y se distribuye a lo largo del cuerpo a través del
en los chicos78. Para documentar su punto de vista sobre la materia, este sistema circulatorio.
autor ha ofrecido una publicación de Bayley y Stolz59 de 1937. Por des- La termorregulación es un proceso que implica muchas estructuras
gracia, estos primeros investigadores no controlaron algunas variables nerviosas y conexiones que se extienden desde y hacia el hipotálamo y
que podrían haber influido de manera significativa en los resultados de el sistema límbico a través de la parte inferior del tronco del encéfalo, la
su estudio, como, por ejemplo, la hora del día, la cantidad de ropa y el formación reticular de la médula espinal y los ganglios simpáticos88. Los
tiempo durante el cual se colocaba el termómetro. receptores para el calor y para el frío en la periferia (piel) y en el interior
(vísceras) se activan a diferentes umbrales de temperatura89. Se cree que
TERMORREGULACIÓN miembros de la familia de canales receptores potenciales transitorios
Antes estaba muy extendido el concepto de que la integración en el área catiónicos están implicados en esta sensibilidad al calor y activación90.
preóptica (APO) del hipotálamo anterior de su propia temperatura y de Una vez generada la señal, pasa por el ganglio de la raíz dorsal y el
las señales térmicas implicaba un punto de ajuste térmico determinado núcleo prebraquial lateral hasta el APO del hipotálamo91,92. Aunque suele
que se mantenía con un sistema de retroalimentación negativa. Según denominarse «área preóptica», en realidad comprende las caras lateral
esta teoría, si la temperatura preóptica sube o baja de dicho punto, se y medial del APO, el hipotálamo anterior y el septum. Muchos estudios
activan respuestas efectoras en la dirección apropiada que devuelven la realizados a lo largo de 60 años han establecido que una red sináptica
temperatura del APO a su punto de ajuste térmico (p. ej., 36,8 °C)80. Sin de neuronas situadas en esta zona ejerce un control al menos parcial
embargo, investigaciones más recientes apoyan un modelo con varios sobre las respuestas termorreguladoras fisiológicas y conductuales93,94.
bucles de retroalimentación independientes que regulan la temperatura Las neuronas hipotalámicas sensibles al calor integran la información
central (fig. 55-3)81-83. Cada bucle efector está controlado por la tempe- térmica central y periférica, orientando sus dendritas medial y lateral-
ratura central, la variable principal, pero también por una combinación mente para recibir las aferencias de los termorreceptores cutáneos a
específica de temperaturas periféricas y central84-87. Aunque el APO sigue través del núcleo preóptico mediano. Además de recibir señales de sen-
siendo muy importante para la termorregulación, este modelo apoya la sores centrales y periféricos, las neuronas sensibles al calor en el núcleo
capacidad del organismo para responder a cambios en la temperatura preóptico medial son responsables de la sensibilidad del encéfalo al frío
periférica antes de que cambie la temperatura central. y al calor95,96. Las señales generadas por las neuronas sensibles al calor
El calor deriva de reacciones bioquímicas que se producen en todas empiezan la señalización eferente, mediada por el hipotálamo dorsome-
las células vivas88. A nivel mitocondrial, la energía que se desprende del dial y el núcleo pálido del rafe anterior, que en última instancia producen
catabolismo de metabolitos como la glucosa se utiliza en la fosforilación respuestas efectoras como escalofríos, termogénesis por el tejido adiposo
oxidativa para convertir adenosindifosfato en adenosintrifosfato (ATP). pardo, vasoconstricción, vasodilatación y cambios conductuales82,92.
En reposo, más de la mitad del calor del cuerpo se genera como resultado En los seres humanos adultos y en la mayoría de los demás mamífe-
de la ineficacia de los procesos bioquímicos que convierten la energía ros de gran tamaño, los escalofríos son la medida principal por la que
de los alimentos en almacenes de energía libres (p. ej., ATP). Incluso si aumenta la producción de calor. La termogénesis sin escalofríos es más
no se realiza ningún trabajo externo, el calor se genera como resultado importante en mamíferos más pequeños, recién nacidos (incluidos los
del trabajo interno (p. ej., peristalsis, contracciones miocárdicas y la humanos) y mamíferos aclimatados al frío88,97. Aunque varios tejidos
circulación de la sangre) y de las reacciones bioquímicas que se producen (p. ej., corazón, músculos respiratorios, tejido adiposo e hígado) con-
para mantener la integridad estructural y funcional de varios sistemas tribuyen al proceso, el tejido adiposo pardo tiene una relación más
orgánicos (es decir, la captación y resíntesis de ATP). Cuando se realiza directa con la termogénesis sin escalofríos. Esta forma muy especializada
Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
739
de tejido adiposo localizado cerca de las escápulas, el cuello, las glándulas En mamíferos pequeños, los picos de fiebre inicial y final provocados
suprarrenales y los vasos sanguíneos profundos (junto a órganos vitales) por LPS se asocian a producción de PGE2 en distintas regiones anatómi-
se caracteriza por su color parduzco, una irrigación vascular profusa y cas. Es probable que el paso inicial del proceso de la fiebre sea la unión de
abundancia de mitocondrias88,98. Hace poco tiempo se ha comprobado LPS a receptores tipo Toll 4 (TLR4) en los macrófagos124,125. El pico inicial

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


que el tejido adiposo pardo está presente en los seres humanos adultos está mediado por PGE2 producida en la periferia y suficientemente
y contribuye a la termogénesis y, por extensión, a la regulación del peso pequeña para atravesar la barrera hematoencefálica. En ratas, el aumento
corporal99,100,101-103. de la PGE2 plasmática coincide con la producción de ciclooxigenasa-2
En respuesta a la señal nerviosa, el sistema circulatorio determina (COX-2) y de sintasa PGE microsomal por los macrófagos en los pul-
tanto la temperatura de distintas regiones corporales como la tasa de mones y en el hígado (pero no en el hipotálamo)126,127. En cobayas, el
pérdida de calor desde las superficies corporales hacia el ambiente mensaje de PGE2 generado por células de Kupffer activadas por C5a
(mediante conducción, convección, radiación y evaporación)93. En un llega al encéfalo por la rama hepática del nervio vago, donde estimula
ambiente cálido, o en respuesta a una subida de la temperatura central la liberación de noradrenalina en el APO, que inhibe con rapidez las
por ejercicio, aumenta el flujo sanguíneo cutáneo de manera que se neuronas sensibles al calor y activa con más lentitud la fosfolipasa A2 y
transporta calor desde el interior para disiparlo en la superficie de la piel. la inducción consiguiente de PGE2128,129. El mecanismo neural de fiebre
La activación simultánea de la transpiración aumenta dicha pérdida de provocada por LPS que se acaba de describir destaca, principalmente, el
calor mediante evaporación. En animales anestesiados el aumento del inicio rápido del primer pico de fiebre y, secundariamente, la aparición
flujo sanguíneo cutáneo en respuesta al calentamiento del hipotálamo se más lenta del segundo pico. Mientras tanto, las citocinas presentes en el
compensa con la reducción del flujo sanguíneo gastrointestinal104. En un APO complementan y refuerzan el efecto de la PGE2.
entorno frío o como respuesta a una disminución de la temperatura cen- El segundo pico de fiebre está mediado por la producción de PGE2 en
tral, el flujo sanguíneo cutáneo suele reducirse como forma de conservar el propio encéfalo. Desde hace mucho tiempo se sospecha que el órgano
la temperatura corporal. vascular de la lámina terminal (OVLT), una barrera hematoencefálica
parcial que rodea el APO, está implicado en la respuesta febril. También
GENERACIÓN DE LA FIEBRE se cree que el LPS estimula la producción de PGE2 mediante unión
Se ha observado que algunas sustancias afectan a la regulación de la tem- directa a células que expresan TLR4 en el OVLT124,130. Sin embargo,
peratura alterando la actividad de las neuronas del hipotálamo. Clásica- investigaciones más recientes señalan también la importancia de las
mente, las sustancias que aumentan la temperatura central (pirógenos) se células endoteliales en cualquier parte del encéfalo131. Las citocinas piro-
dividen en dos categorías generales, las que se originan fuera del cuerpo génicas activan sus receptores respectivos sobre la superficie endotelial
(pirógenos exógenos como las endotoxinas bacterianas [lipopolisacárido, del encéfalo, estimulando la producción de ácido araquidónico (que se
LPS]) y las que derivan de las células del huésped (pirógenos endógenos). convierte en PGE2) y la liberación en el APO105. Si se inyecta en el APO,
Sin embargo, con el descubrimiento de las citocinas, el término pirógeno el LPS y las citocinas pirogénicas activan la producción de PGE2 (de este
endógeno se ha sustituido por el de citocinas pirogénicas105. Durante la modo, el APO está preparada también para responder a la infección
infección, la fiebre se produce probablemente por una combinación local, inflamación local o alteración de la barrera hematoencefálica).
de pirógenos exógenos (efecto pirógeno independiente) y de citocinas Por un mecanismo neural diferente (señalización por el nervio vago), el
pirogénicas, además de la respuesta inmunitaria innata resultante que aumento de producción de noradrenalina en el APO activa la produc-
aumenta la producción de citocinas pirogénicas. La mayoría de los ción local de PGE2 durante el segundo pico de fiebre128,129.
estudios se han centrado en citocinas individuales o LPS. No obstante, Los datos actuales señalan a la PGE2 como el principal mediador
está empezando a conocerse mejor el proceso de la fiebre. responsable de inhibir las neuronas sensibles al calor que expresan el
La lista de citocinas pirogénicas reconocidas en la actualidad com- receptor EP3 en el núcleo preóptico mediano y en el núcleo preóptico
prende la interleucina 1 (IL-1 [IL-1a e IL-b]), la IL-6, el factor de necrosis medial. Los ratones y las ratas que carecen del receptor EP3 tienen
tumoral a (TNF-a), el factor neurotrófico ciliar (CNF) y el interferón g deficientes respuestas de fiebre a LPS, PGE2 e IL-1132-134. Las neuronas
(IFN-g)106-114. La infusión de citocinas pirogénicas en animales y en seres gabaérgicas (ácido g-aminobutírico) sensibles al calor estimulan respues-
humanos produce fiebre105. Aunque las infecciones pueden activar la tas efectoras como los escalofríos mediante desinhibición de las neuronas
producción de citocinas, las citocinas pirogénicas pueden producirse del hipotálamo dorsomedial y del núcleo pálido del rafe anterior, que a su
también en respuesta a estados no infecciosos, como la gota y la muerte vez aumentan la termogénesis y la conservación de calor. La figura 55-4
celular115,116. En ratones, la inyección de turpentina produce un absceso muestra un resumen de las probables vías de generación de fiebre.
estéril y fiebre mediada por IL-1b105,117. Todos los modelos de fiebre propuestos hasta el momento se han
Incluso entre estas pocas citocinas existen relaciones complejas: cier- relacionado con los mecanismos responsables de la fase de inducción
tos miembros aumentan la regulación de la expresión de otros miembros de la fiebre. Nadie ha considerado la meseta o la fase descendente de la
o sus receptores en determinadas situaciones y disminuyen su regulación fiebre ni ha explicado por qué un desorden como la endocarditis, en la
en otras118. Las cuatro citocinas pirogénicas principales tienen masas que los pirógenos exógenos (es decir, las bacterias) están continuamente
moleculares en un rango de 17 a 30 kDa. Indetectables en condiciones presentes en la sangre, se asocia a un modelo remitente y no a un modelo
basales en las personas sanas, son producidas por muchos tejidos diferen- de fiebre continua. Como consecuencia, el conocimiento sobre la res-
tes en respuesta a un estímulo adecuado. Una vez liberadas, las citocinas puesta febril sigue siendo parcial y muy especulativo.
pirogénicas tienen una semivida intravascular corta. Son pleiotróficas
e interactúan con los receptores presentes en muchas células huésped RESPUESTA DE FASE AGUDA
diferentes. Son activas en cantidades picomolares, inducen respuestas Como se ha indicado, una subida de la temperatura interna mediada
celulares máximas incluso ocupando poco el receptor y ejercen efectos por citocinas es sólo uno de los muchos rasgos de la respuesta febril.
tanto locales (autocrinos-paracrinos) como sistémicos (endocrinos)118. Las otras reacciones fisiológicas, que en conjunto se llaman respuesta de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Probablemente el LPS es el ejemplo mejor estudiado de sustancia piró- fase aguda, están mediadas por miembros del mismo grupo de citocinas
gena exógena. En conejos y en otros mamíferos pequeños, la inyección pirogénicas que activan la respuesta térmica de la fiebre. Estas reacciones
intravenosa de LPS produce al menos dos picos febriles diferentes, el pri- consisten en alteraciones del comportamiento, fisiológicas, bioquímicas
mero 1 hora después de la inyección intravenosa y el segundo 3-4 horas y nutricionales del huésped (tabla 55-1)135. Los estímulos capaces de
después de la inyección105. Sin embargo, la latencia hasta el inicio de la inducir una respuesta de fase aguda comprenden infecciones bacterianas
fiebre es de varios minutos después de la inyección intravenosa de LPS. y, en menor grado, víricas, traumatismos, tumores malignos, quemadu-
En seres humanos, sólo se produce un pico de fiebre 3-6 horas des- ras, infarto de los tejidos, estados inflamatorios inducidos y mediados
pués de la inyección119-121, aunque algunos estudios señalan un segundo inmunológicamente, ejercicio extremo y el parto136,137. También existen
pico menor105,122. En seres humanos, la fiebre provocada por LPS puede evidencias de que las depresiones intensas138, la esquizofrenia139 y la
aparecer incluso si se bloquea la IL-1 o el TNF-a mediante un antagonista tensión psicológica140 pueden producir una respuesta de fase aguda.
del receptor de IL-1 o una proteína de fusión del receptor soluble del Tradicionalmente, la expresión respuesta de fase aguda se usaba
TNF-Fc120,122,123. El paso final común de la generación de fiebre es la para definir cambios en las concentraciones plasmáticas de algunas
producción de prostaglandina E2 (PGE2) en la periferia y/o el encéfalo. proteínas secretadas por los hepatocitos. La respuesta de fase aguda

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Parte II  Síndromes clínicos principales 740

FIGURA 55-4  Modelo hipotético de respuesta febril. La fiebre puede producirse por productos microbianos que actúan de modo directo o indirecto
(mediante citocinas pirogénicas). Ambas vías activan la producción de prostaglandina (PGE2) en la periferia del encéfalo, en respuesta a productos micro-
bianos o citocinas. La PGE2 actúa sobre neuronas sensibles al calor en el área preóptica (APO) del hipotálamo expresando receptor EP3. Estas neuronas
gabaérgicas producen cambios en los termoefectores (p. ej., escalofríos) mediante desinhibición de las neuronas del hipotálamo dorsomedial y del núcleo
pálido del rafe anterior. El aumento de la termogénesis y la conservación del calor en respuesta a un umbral térmico nuevo provocan fiebre. IL, interleucina;
LPS, lipopolisacáridos; OVLT, órgano vascular de la lámina terminal; TLR4, receptor tipo Toll 4; TNF, factor de necrosis tumoral.

TABLA 55-1  Reacciones fisiológicas es parte de la respuesta inmunitaria innata activada mediante TLR. La
de fase aguda síntesis de las proteínas de fase aguda, que son muchas (tabla 55-2)135,
aumenta (proteínas de la fase aguda positivas) o disminuye (proteínas
Cambios neuroendocrinos de la fase aguda negativas) durante la respuesta de fase aguda. La IL-6 es
Fiebre, somnolencia y anorexia el principal estimulador de la producción de muchas proteínas de fase
Aumento de secreción de hormona liberadora de corticotropina, corticotropina aguda. Sin embargo, otras citocinas pirogénicas también influyen en la
y cortisol producción de varios subgrupos de estas proteínas135.
Aumento de secreción de arginina vasopresina Se cree que muchas de las proteínas de fase aguda regulan la infla-
Descenso de producción de factor de crecimiento insulínico tipo 1 mación y la reparación tisular141. Una función principal de la proteí­
Aumento de secreción suprarrenal de catecolaminas na C reactiva (CRP), por ejemplo, parece ser su implicación en la unión
Cambios hematopoyéticos de la fosfocolina con los microorganismos patogénicos, así como de los
Anemia de enfermedad crónica componentes fosfolipídicos sobre las células necróticas o dañadas del
Leucocitosis huésped. A través de esta unión, la CRP podría activar el sistema del
Trombocitosis complemento y favorecer la adherencia fagocítica. De ese modo se ini-
ciaría el proceso por el cual se eliminan del huésped los microbios pato-
Cambios metabólicos
génicos o las células necróticas. Es más probable que estas actividades
Pérdida de músculo y balance nitrogenado negativo
estén potenciadas por la producción inducida por la CRP de citocinas
Descenso de gluconeogénesis
inflamatorias142 y factor tisular143 por los monocitos. Sin embargo, se
Osteoporosis desconoce la función última de la CRP, de la que varios estudios in vivo
Aumento de lipogénesis hepática han demostrado que tiene propiedades antiinflamatorias144-146.
Aumento de lipólisis en tejido adiposo Se ha observado que otra proteína humana importante de la fase
Descenso de actividad lipasa de lipoproteína en músculo y tejido adiposo aguda, la amiloide A sérica, potencia las propiedades de adhesión y
Caquexia quimiotaxis de los fagocitos y los linfocitos147. También hay evidencias
Cambios hepáticos de que los macrófagos contienen sitios de unión específicos para la
Aumento de metalotioneína, óxido nítrico sintasa inducible, hemo oxigenasa, amiloide A sérica; las lipoproteínas de alta densidad, ricas en amiloi­
manganeso superóxido dismutasa e inhibidor tisular de metaloproteinasa-1 de A sérica, regulan la transferencia de colesterol de los macrófagos a los
Descenso de actividad fosfoenolpiruvato carboxicinasa sitios de la inflamación148; y la amiloide A sérica mejora la oxidación de
Cambios en elementos plasmáticos no proteínicos lipoproteínas de baja densidad en las paredes arteriales149.
Hipozincemia, ferropenia e hipercupremia Los componentes del complemento, muchos de los cuales son reac-
Descenso de concentración plasmática de retinol
tantes de fase aguda, inducen la producción de citocinas pirogénicas y
PGE2; modulan la quimiotaxis, la opsonización, la permeabilidad capilar
Aumento de concentración plasmática de glutatión
y la dilatación vascular; y tienen efectos citotóxicos135. La haptoglobina, la
De Gabay C, Kushner I. Acute-phase proteins and other systemic responses to hemopexina y la ceruloplasmina son antioxidantes y se cree que atenúan
inflammation. N Engl J Med. 1999;340:448-454. Copyright © 1999 Massachusetts
Medical Society. la infección mediante unión a sus metales respectivos150,151. Por tanto,
es razonable asumir que, como las antiproteasas a1-antiquimiotripsina
e inhibidor de C1 esterasa, desempeñan funciones importantes en la
regulación de la inflamación. Sin embargo, estas proteínas tienen mucha
capacidad funcional. Cada vez se publican más textos sobre la proteína
de fase aguda de unión a LPS, que parece tanto mejorar como neutralizar
Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
741

TABLA 55-2  Proteínas de fase aguda


en los seres humanos
Proteínas cuyas concentraciones plasmáticas aumentan

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


Sistema del complemento
C3
C4
C5
C9
Complejo de ataque a la membrana
Factor B
Inhibidor de C1
Proteína de unión a C4b
Lectina de unión a manosa
Coagulación y sistema fibrinolítico
Fibrinógeno
Plasminógeno
Activador tisular del plasminógeno
Urocinasa
Proteína S
Vitronectina
FIGURA 55-5  Modelo de las respuestas (A, B) de la tasa de activa-
Inhibidor del activador del plasminógeno tipo 1 ción neuronal (TA) en la región preóptica y en el hipotálamo ante-
Cininógeno rior y producción metabólica de calor corporal total (C) durante los
Antiproteasas cambios de temperatura hipotalámica (Th). La termosensibilidad está
Inhibidor de la proteasa a1 representada por la pendiente de cada trazado. Las letras dentro de las célu-
las indican una neurona sensible al calor (c) y una neurona sensible al frío (f).
a1-antiquimiotripsina
Al subir la Th, las neuronas sensibles al calor aumentan su TA y disminuye
Inhibidor de la tripsina secretora pancreática la producción de calor. Los pirógenos inhiben (−) la TA de las neuronas
Inhibidores de la inter-a-tripsina sensibles al calor, lo que acelera la TA de las neuronas sensibles al frío y
Proteínas de transporte aumenta la producción de calor. Los trazados muestran las respuestas de
la TA y de la producción de calor en circunstancias normales sin pirógenos (N)
Ceruloplasmina
y con una concentración baja (P1) y alta (P2) de pirógenos. (De Mackowiak PA,
Haptoglobina Boulant JA. Fever’s glass ceiling. Clin Infect Dis. 1996;22:525-536.)
Hemopexina
Participantes en las respuestas inflamatorias
Fosfolipasa A2 secretada La respuesta de fase aguda, como la respuesta febril, es una respuesta
Proteínas de unión a lipopolisacáridos compleja que consta de numerosos componentes integrados, aunque
Antagonista del receptor de interleucina 1 se regulan por separado. Cada componente que aparece en respuesta a
Factor estimulante de colonias de granulocitos un proceso patológico determinado probablemente refleja las citocinas
Otras específicas inducidas por la enfermedad.
Proteína C reactiva
Amiloide A sérica
ANTIPIRÉTICOS ENDÓGENOS
Hipócrates sostenía que «el calor es la sustancia inmortal de la vida con
a1-glucoproteína ácida
inteligencia. [...] Sin embargo, el calor también debe refrigerarse por la
Fibronectina
respiración y mantenerse dentro de unos límites para que persista la
Ferritina fuente o principio de la vida; si no hay refrigeración, el calor se consumi-
Angiotensinógeno rá»154. En general, los médicos de hoy en día también comparten la idea
Proteínas cuyas concentraciones plasmáticas disminuyen de que el rango febril tiene un límite superior, pero no están de acuer­
Albúmina do en una temperatura precisa que defina ese límite71. La falta de acuerdo
Transferrina general sobre este tema es comprensible, ya que los perfiles de temperatu-
Transtiretina ra corporal tienen variabilidades considerables individuales, anatómicas
Glucoproteína a2-HS y diurnas. Por tanto, no puede definirse el límite superior del rango febril
Alfafetoproteína como una temperatura única aplicable a todos los lugares del cuerpo de
Globulina de unión a tiroxina
todas las personas y a todas las horas del día. No obstante, la respuesta
febril es una respuesta fisiológica regulada en la cual la temperatura se
Factor de crecimiento insulínico tipo 1
mantiene dentro de un rango específico con un límite superior, que casi
Factor XII
nunca supera los 41 °C en las personas adultas, independientemente de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Proteína de unión a retinol


la causa de la fiebre o del sitio donde se mida la temperatura155. Muchos
Modificada de Gabay C, Kushner I. Acute-phase proteins and other systemic datos experimentales apoyan la necesidad fisiológica de este límite
responses to inflammation. N Engl J Med. 1999;340:448-454. Copyright © 1999 superior y demuestran las consecuencias fisiológicas adversas de las
Massachusetts Medical Society.
temperaturas internas superiores a 42 °C156.
Todavía no se han aclarado del todo los mecanismos que regulan el
la actividad biológica de los LPS a través de su interacción con el recep­ límite superior de la fiebre. Podrían afectar a las propiedades intrínsecas
tor CD14 en los macrófagos152. de las propias neuronas o a la liberación de sustancias antipiréticas
Aunque está estrechamente asociada a la fiebre, la respuesta de fase endógenas que antagonizan los efectos de los pirógenos sobre las neu-
aguda no constituye un componente invariable de la respuesta febril135. ronas termosensibles. En cuanto a la posibilidad anterior, los gráficos
Algunos pacientes febriles (p. ej., los que tienen ciertas infecciones virales) de la tasa de activación de las neuronas que coordinan las respuestas
presentan niveles en sangre normales de CRP. Es más, los pacientes con termorreguladoras y la producción de calor tienden a converger a 42 °C
niveles sanguíneos elevados de CRP no siempre están febriles. Los ácidos (fig. 55-5)156. A esa temperatura, las proporciones de activación sos-
grasos nutricionales (altos por lo general en la obesidad) pueden actuar tenidas de las neuronas sensibles al calor alcanzan su punto álgido y
como ligandos del TLR4 generando una respuesta de fase aguda crónica153. no pueden aumentar más allá en respuesta a temperaturas más altas.
Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
742
De forma parecida, la tasa de activación de las neuronas sensibles al
frío alcanza su punto inferior a 42 °C y no puede descender más allá,
incluso si la temperatura continúa subiendo. Así, sin tener en cuenta la
Parte II  Síndromes clínicos principales

concentración del pirógeno, parece que las neuronas termosensibles son


incapaces de proporcionar señales termorreguladoras adicionales una
vez que la temperatura alcanza los 42 °C.
Estas mismas neuronas termosensibles están influidas por varias sus-
tancias endógenas, algunas de las cuales parecen funcionar como antipi-
réticos endógenos156. Una de estas sustancias es la arginina vasopresina.
Estudios realizados por una serie de laboratorios que han utilizado
varios modelos animales han establecido que la arginina vasopresina
está presente en las fibras y terminales del área del tabique ventral del
hipotálamo, que se comunica con el área del tabique ventral durante la
fiebre, que reduce la fiebre por su acción en los receptores de vasopresina
tipo 1 cuando entran en el área del tabique ventral y que, cuando se
inhiben, se alarga la fiebre157-159.
La hormona estimulante de melanocitos a (a-MSH) es otro neu-
ropéptido con actividad antipirética endógena160. A diferencia de otros
péptidos antipiréticos, la a-MSH no se ha identificado en las fibras que
se proyectan en el área del tabique dorsolateral161. No obstante, reduce
la fiebre inducida por pirógenos cuando se administra a animales de
laboratorio en dosis por debajo de las que afectan a la temperatura basal
del cuerpo162-166. Cuando se administra centralmente, la a-MSH es más
de 25.000 veces más potente como antipirético que el paracetamol160.
La administración central repetida de a-MSH no produce tolerancia a
su efecto antipirético167. Además, la inyección de antisuero anti-a-MSH
en los ventrículos cerebrales ha aumentado la respuesta febril de los
animales de laboratorio a IL-1168.
Los glucocorticoides y sus inductores (como la hormona liberadora
de corticotropina y la corticotropina) inhiben la síntesis de citocinas
pirogénicas como IL-6 y TNF-a169-171. Debido a estos efectos, se ha creído
que ejercen una retroalimentación inhibidora sobre la fiebre inducida
por LPS172. También se ha demostrado que la lipocortina 1, un supues-
FIGURA 55-6  Árbol evolutivo de los animales. Se ha observado una
to mediador de la función de los glucocorticoides, inhibe las acciones respuesta febril en vertebrados, artrópodos y anélidos. Estas observaciones
pirogénicas de IL-1 e IFN173. La inyección de hormona liberadora de indican que la respuesta febril evolucionó hace más de 400 millones de años en
corticotropina en el tercer ventrículo en los animales de laboratorio el momento en que las líneas evolutivas divergieron en artrópodos y anélidos.
produce efectos antipiréticos similares174.
La hormona liberadora de tirotropina175, el factor antihiperpirético
esplénico176, la 15-desoxi-∆-12,14-prostaglandina J2 (15d-PGJ2)177, los
Sin embargo, es posible que una de sus funciones sea servir como un
ácidos cis-epoxieicosatrienoicos178, el péptido inhibidor gástrico179,
sistema de freno natural para la respuesta febril.
el neuropéptido Y180, el óxido nítrico181, el monóxido de carbono182 y
la bombesina183 también pueden tener propiedades antipiréticas en
determinadas condiciones. De éstos, la bombesina es el que ha mos- CONSIDERACIONES
trado más potencia. Produce hipotermia asociada a los cambios en RIESGO-BENEFICIO
la disipación del calor y en la producción de calor cuando se inyecta Las cuestiones que se refieren al cociente riesgo/beneficio de la fiebre
en el área preóptica o en el hipotálamo anterior de cabras y conejos han generado muchas controversias198. Éstas se originan debido a los
conscientes183-185. Se cree que la bombesina ejerce su efecto hipotérmico datos que indican efectos tanto de estimulación como de inhibición de
al disminuir la sensibilidad de las neuronas sensibles al calor185. la respuesta respecto de la infección. Como resultado, no existe acuerdo
La IL-10 media en la fase de desaparición de la fiebre provocada por sobre las situaciones clínicas apropiadas (si las hay) en las que deben
la inflamación inducida por LPS o por Staphylococcus aureus en ratas186. eliminarse la fiebre o sus mediadores.
Además, las citocinas pirogénicas, los mediadores de la respuesta febril, Las evidencias que ilustran los efectos beneficiosos de la fiebre se
pueden desempeñar un papel en la determinación del límite superior de originan a partir de varias fuentes. Los estudios sobre la filogenia de la
la fiebre, como en ciertas condiciones (p. ej., inyección intracerebral de fiebre han demostrado que la respuesta está muy extendida dentro del
TNF-a recombinante humano en las ratas de Zucker) en las que el TNF-a reino animal199. Con algunas excepciones, se ha observado un aumento
actúa disminuyendo, más que aumentando, la temperatura corporal168,187, de su temperatura interna después de un contacto con microorganis-
aunque sólo en presencia de LPS. Así, es posible que en determinadas mos u otros pirógenos conocidos (fig. 55-6) en mamíferos, reptiles,
concentraciones o en un entorno fisiológico apropiado, las citocinas anfibios y peces, así como en varias especies de invertebrados. Se
pirogénicas funcionen paradójicamente como antipiréticos endógenos. supone, aunque no se ha establecido de manera concluyente, que
Cada vez hay más documentación que ha indicado que después de la estas elevaciones de la temperatura son el corolario poiquilotérmico
descarga de citocinas pirogénicas como la IL-1 aumenta la liberación de de la fiebre. El predominio de estas respuestas febriles se ha expuesto
receptores solubles para esas citocinas, que funcionan como colectores como una de las evidencias más importantes de que la fiebre cons-
endógenos de estos pirógenos188. En el caso de la IL-1, una molécula de tituye una respuesta adaptativa de defensa del huésped, basándose en
22-25 kDa que se ha identificado en el sobrenadante de los monocitos el argumento de que el gran aumento metabólico de la temperatura
humanos bloquea la unión de IL-1 con sus receptores189. El antagonista corporal que acompaña a la respuesta febril no hubiera evolucionado
de los receptores de IL-1 se relaciona estructuralmente con IL-1a e ni se hubiera conservado fielmente en el reino animal si la fiebre no
IL-1b190 y se une a los receptores de los tipos I y II sobre varias células tuviera algún beneficio para el huésped.
diana sin inducir una respuesta biológica específica191,192. También se La evidencia más allá de los efectos beneficiosos de la fiebre puede
ha descrito la emisión de receptores solubles de TNF-a que se unen a encontrarse en numerosas investigaciones que demuestran que la resis-
los TNF-a circulantes inhibiendo así la unión a los receptores asocia- tencia de los animales a la infección mejora con el aumento de la tem-
dos a las células193-197. No se conoce la función biológica precisa de los peratura corporal dentro de un rango fisiológico199. En estudios clásicos
antagonistas de los receptores circulantes ni de los receptores solubles. en los que se produce la infección experimental en reptiles Dipsosaurus

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
743
dorsalis con Aeromonas hydrophila, Kluger y cols. demostraron una puesta febril. En estos estudios, se ha demostrado que todas las citocinas
relación directa entre la temperatura corporal y la supervivencia200,201. pirogénicas principales tienen capacidad para potenciar la inmunidad,
En este modelo también se demostró que la eliminación de la respuesta lo que podría mejorar teóricamente la resistencia a la infección118,227; una

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


febril con salicilato de sodio se asoció a un aumento importante de la temperatura corporal alta potencia muchas de estas capacidades. Las
mortalidad201. Covert y Reynolds corroboraron estos resultados en un investigaciones in vitro e in vivo de estas citocinas han proporcionado
modelo experimental realizado con peces de colores202. evidencias de un efecto protector de IFN, TNF-a o IL-1, o todas ellos,
En los modelos experimentales con mamíferos, se ha observado que frente a Plasmodium228-230, Toxoplasma gondii231, Leishmania major232,
el aumento de la temperatura corporal a través de medios artificiales Trypanosoma cruzi233 y Cryptosporidium234.
mejora la resistencia de los ratones al virus del herpes simple203, a los Varios informes también han demostrado una mejoría de la resis-
poliovirus204, a los coxsackievirus del grupo B205, al virus de la rabia206, a tencia a las infecciones virales235-237 y bacterianas238-239 gracias a las cito-
Klebsiella pneumoniae207 y a Cryptococcus neoformans208, pero disminuye cinas pirogénicas. Se ha demostrado que el tratamiento de los animales
la resistencia a Streptococcus pneumoniae209. También se ha notado que normales y con granulocitopenia con IL-1 evita la muerte en algunas
después de la inducción artificial de fiebre aumenta la resistencia de los infecciones bacterianas grampositivas y gramnegativas239. Sin embargo,
conejos a S. pneumoniae210 y a C. neoformans211, de los perros a los virus la IL-1 sólo es eficaz si se administra durante un tiempo considerable
herpes212, de los lechones al virus de la gastroenteritis213 y de los hu­ (p. ej., 24 horas) antes de que se inicie la infección en procesos graves que
rones al virus de la gripe214. Por desgracia, puesto que la elevación de desencadenan la muerte. En las infecciones menos graves, la adminis-
la temperatura corporal por medios artificiales no reproduce las altera­ tración de IL-1 puede retrasarse hasta poco después del comienzo de
ciones fisiológicas que tienen lugar durante la fiebre en los homeotermos la infección. Algunas observaciones de estos efectos fisiológicos de la
(y, de hecho, produce varias respuestas fisiológicas opuestas) 215, las respuesta febril sugieren que el aumento de la resistencia a la infección
evidencias obtenidas mediante modelos experimentales con mamíferos puede limitarse a infecciones localizadas o infecciones sistémicas de
deben interpretarse con cautela cuando se emplean para comprender intensidad leve o moderada. También pueden indicar que las acciones
la respuesta febril. beneficiosas de la IL-1 y/o la fiebre están programadas para fases espe-
Los datos clínicos que apoyan un papel adaptativo de la fiebre se han cíficas en la progresión de una infección.
recogido lentamente. Al igual que los datos de los animales, los datos La hipótesis del daño que puede causar el proceso de la fiebre se reflejó
clínicos incluyen evidencias tanto de los efectos beneficiosos de la fiebre en un torbellino de informes que sugieren que la IL-1, el TNF-a, la IL-6
como de los efectos adversos de los antipiréticos en la evolución de las y el IFN regulan anomalías fisiológicas de algunas infecciones. Aunque
infecciones. En un análisis retrospectivo de 218 pacientes con bacte- todavía debe establecerse la prueba de los efectos adversos de la fiebre
riemia gramnegativa, Bryant y cols. observaron una relación positiva en la evolución clínica de estas infecciones, las implicaciones son que,
entre la temperatura máxima el día que se diagnosticó la bacteriemia y si las citocinas pirogénicas contribuyen a la carga fisiopatológica de las
la supervivencia216. En los pacientes con sepsis polimicrobiana y enfer- infecciones, tanto los propios mediadores como la respuesta febril son
medad subyacente leve se ha percibido una relación similar217. En un potencialmente dañinos. La evidencia más persuasiva se deriva de los
examen sobre los factores que influyen en el pronóstico de la peritonitis estudios sobre la sepsis por bacterias gramnegativas240. Se ha sospechado
bacteriana espontánea, Weinstein y cols. identificaron una correlación mucho tiempo que los LPS bacterianos están implicados en la fisiopatolo-
positiva entre las lecturas de la temperatura superiores a 38 °C y la super- gía del síndrome. Los LPS purificados inducen un espectro de anomalías
vivencia218. En estudios de pacientes ancianos con neumonía extrahos- fisiológicas similares a las que se producen en pacientes con sepsis por
pitalaria, la mortalidad fue más alta en los que no presentaban fiebre219. bacterias gramnegativas. En los animales de laboratorio, las pruebas con
En otro estudio, los pacientes en unidades de cuidados intensivos con LPS hacen que el TNF-a y la IL-1 aumenten en la circulación sanguínea
infecciones invasivas por Candida y temperaturas por debajo de 36,5 °C coincidiendo con la aparición de signos de sepsis241. Además, los pacientes
tuvieron una mortalidad más alta que los pacientes con temperaturas con el síndrome pueden tener niveles detectables de TNF-a, IL-1 e IL-6
por encima de 38,2 °C 220. circulantes independientes de la infección documentada con cultivos, y
Se ha observado que, en los niños con varicela que se tratan con para- estos niveles se relacionaban inversamente con la supervivencia242. La
cetamol, las costras de las lesiones tardan más tiempo en formarse que en IL-1, sola o en combinación con otras citocinas, produce muchas de las
los controles tratados con un placebo221. Stanley y cols. han informado mismas anomalías fisiológicas (p. ej., fiebre, hipoglucemia, shock y muer-
de que los adultos infectados con un rinovirus tienen más descarga nasal te) que se observan después de la administración de LPS purificados243.
viral cuando toman aspirina que cuando se les administra un placebo222. En un modelo experimental del shock séptico con roedores, la adminis-
Además, Graham y cols. han descrito que las descargas de rinovirus tración de IFN antes o a lo largo de las 4 horas después del contacto con
tienden a durar más tiempo cuando se asocian a una terapia antipirética LPS aumentaba la mortalidad, mientras que el pretratamiento con anti-
y han demostrado que el uso de aspirina o paracetamol se relaciona con cuerpos anti-IFN reducía significativamente la mortalidad244. En varias
la eliminación de la respuesta de anticuerpos neutralizantes séricos y investigaciones, los efectos adversos de la sepsis bacteriana gramnegativa
con un incremento de los signos y síntomas nasales223. En un análisis y/o las inyecciones de LPS se han atenuado por el pretratamiento en
reciente retrospectivo de estudios con voluntarios humanos infectados animales de laboratorio con antagonistas de IL-1245,2461 y anticuerpos
con gripe A, puede verse una relación entre el tratamiento antipirético monoclonales dirigidos frente al TNF-a247,248. Además, los animales que
y la enfermedad prolongada224. Se ha observado que el paracetamol desarrollaron tolerancia al TNF-a por inyecciones repetidas de citocinas
profiláctico disminuye las reacciones febriles a la vacuna de Haemophilus recombinantes estaban protegidos frente a la hipotensión, la hipotermia
influenzae al tiempo que disminuye la respuesta de anticuerpos a dicha y la letalidad de la sepsis bacteriana gramnegativa249.
vacuna225. Por último, en un estudio en niños infectados por Plasmodium La teoría derivada de estas observaciones acerca de que la muerte
falciparum, el paracetamol prolongó el tiempo de eliminación del pará- debida a sepsis es la consecuencia de la sobreestimulación del sistema
sito226. De manera interesante, las concentraciones plasmáticas de TNF e inmunológico mediada por las citocinas se relaciona poco, por des-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

IL-6 en los niños que no recibieron paracetamol fueron parecidas a las gracia, con el cuadro clínico en los seres humanos, tal vez porque los
de los que sí lo recibieron, lo que hace pensar que la propia temperatura estudios citados utilizaron dosis grandes de endotoxinas o bacterias que
elevada fue la responsable de la eliminación más rápida del parásito. indujeron niveles de citocinas pirogénicas circulantes exponencialmente
Estos últimos datos, como los que se han repasado antes, están sujetos superiores a los detectados en pacientes con sepsis250. Así, es más pro-
a varias interpretaciones y no demuestran una relación causal entre la bable que la «tormenta de citocinas» que se crea en los animales sólo
fiebre y la mejoría del pronóstico durante la infección. No obstante, tenga importancia limitada en la sepsis de los seres humanos. Quizá esto
reflejan una relación, y cuando se consideran junto con la filogenia de explique por qué en las pruebas clínicas la inhibición de las citocinas
la respuesta febril y los datos sobre animales que se han resumido antes, pirogénicas en los pacientes sépticos sólo tiene efectos modestos, ya que
aportan evidencias circunstanciales importantes acerca de que la fiebre mejora la evolución en los pacientes con alto riesgo de muerte, pero no
constituye una respuesta adaptativa en la mayoría de las situaciones. en los que tienen bajo riesgo251.
Mientras que muchas de las investigaciones anteriores examinaron Por último, la exposición previa se ha centrado en la fiebre causada
la relación entre elevación de la temperatura interna y evolución de la por infección. Se sabe que puede haber fiebre después de ictus isquémi-
infección, otras han considerado los mediadores endógenos de la res- cos agudos o infarto de miocardio. Hay pruebas en modelos animales de

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
744
que la hipertermia empeora los ictus isquémicos252 y de que la supresión que los métodos que se utilizan en la actualidad para inhibir la fiebre
de la fiebre causada por un infarto de miocardio es beneficiosa253. En el como tratamiento antipirético evitarán este efecto, sobre todo si este
ser humano, hay pruebas de que la fiebre asociada a un ictus isquémico tratamiento tiene una toxicidad intrínseca propia.
agudo es perjudicial254,255. Sin embargo, la presencia de fiebre depende
Parte II  Síndromes clínicos principales

Una categoría de pacientes en los que se ha estudiado la supresión


del tamaño del infarto254; por tanto, queda por ver si la fiebre es sim- de la fiebre son los niños, principalmente entre 3 meses y 5 años de
plemente un marcador de peores resultados o si además participa en el edad. En estos niños se han observado convulsiones durante episo-
empeoramiento de los resultados clínicos. dios de fiebre con una frecuencia superior al 14% en determinados
grupos271. Aunque la mayoría de los niños con convulsiones febriles
TRATAMIENTO ANTIPIRÉTICO tienen una temperatura de 39 °C o superior en el momento de la con-
Aunque los médicos han tenido a su disposición medios eficaces para vulsión272, muchos toleran fiebres más altas tiempo después sin sufrir
bajar la temperatura central en los pacientes con fiebre durante mucho convulsiones273. Por desgracia, no se demostrado que el tratamiento
tiempo, todavía no se conoce bien el beneficio real de esta reducción de antipirético proteja frente a las recidivas de convulsiones febriles en los
la temperatura. Es más, aún debe demostrarse en los seres humanos que pocos estudios comparativos realizados hasta ahora274. Camfield y cols.
el aumento de la temperatura interna observado durante la fiebre sea han dirigido un estudio estadístico doble ciego que compara una única
realmente perjudicial. Es verdad que durante el curso de la insolación y dosis diaria de fenobarbital más un tratamiento antipirético con un
otras formas de hipertermia la temperatura interna puede subir a niveles placebo más el tratamiento antipirético para prevenir las convulsiones
que resultan perjudiciales256. Sin embargo, como se ha comentado, casi recurrentes después de una convulsión febril275. En los niños tratados
nunca se alcanzan estos niveles durante la elevación de la temperatura con fenobarbital y antipiréticos, la proporción de recurrencia de las
regulada de la fiebre, que probablemente nunca excede los 41 °C en convulsiones fue del 5%, mientras que en los tratados con el placebo y
los seres humanos156. Sin embargo, a pesar de que se ha observado antipiréticos la proporción fue del 25%, lo que sugiere que una única
que voluntarios sanos resisten temperaturas internas de 42 °C durante dosis diaria de fenobarbital de 5 mg/kg es más eficaz que aconsejar a los
períodos de 4 horas sin efectos dañinos aparentes257, parece que en padres sobre el tratamiento antipirético para prevenir las convulsiones
ciertos pacientes un aumento incluso relativamente moderado de la febriles recurrentes. Más recientemente se ha administrado paracetamol
temperatura interna producido durante la fiebre podría ser muy nocivo, a los niños con fiebre como profilaxis frente a las convulsiones febriles
por lo que debe eliminarse. recurrentes. Tanto si se administra en dosis moderadas (10 mg/kg cuatro
La terapia antipirética también podría justificarse, al menos en teoría, veces al día)276 como en dosis relativamente altas (15-20 mg/kg cada 4
si el coste metabólico de la fiebre excediera su beneficio fisiológico, si el horas)277, el paracetamol no reduce el porcentaje de recurrencia de las
tratamiento proporcionara alivio sintomático sin afectar adversamente convulsiones febriles.
el curso de la enfermedad febril, o si la toxicidad (efectos secundarios) El tratamiento antipirético se emplea en algunas ocasiones para
del régimen antipirético fuera menos apreciable que sus efectos bene- mejorar la disfunción mental causada por la fiebre en pacientes ancianos
ficiosos. Por desgracia, aunque los clínicos han argumentado mucho debilitados. Beisel y cols. han demostrado que la aspirina (combinada
sobre la validez de cada una de estas propuestas como justificación del con propoxifeno) mejora el deterioro de la actividad mental causado
tratamiento antipirético, existen pocos datos científicos que apoyen por la fiebre en voluntarios jóvenes infectados por flebovirus, incluso
cualquiera de estos argumentos. en presencia de tan sólo un alivio parcial de la fiebre o de otros síntomas
de la enfermedad278. A la vista de estas observaciones, cabe esperar que
Consideraciones diagnósticas el tratamiento antipirético tenga un efecto beneficioso en la disfunción
Numerosos investigadores han observado una relación directa entre la mental causada por la fiebre en pacientes ancianos debilitados. Sin
intensidad de la fiebre y la proporción de infecciones bacterianas graves embargo, todavía no se han publicado estudios diseñados para probar
en los niños, así como una incidencia máxima de estas infecciones a esta hipótesis.
temperaturas que superan los 40 °C258-261. También se ha sugerido que Una de las principales razones señaladas para justificar la supresión
la respuesta de la fiebre al tratamiento con antipiréticos podría tener de la fiebre es que el coste metabólico de la fiebre supera el beneficio
implicaciones diagnósticas: un descenso de la temperatura y/o una clínico279. Dichas demandas son más altas durante la fase de escalofríos
mejoría del aspecto del niño febril indican que la fiebre no es el resultado en presencia de tiritona, como refleja el aumento del tono simpático215,
de una enfermedad grave262. Sin embargo, muchas investigaciones que del consumo de oxígeno, del volumen minuto respiratorio y del cociente
comparan la respuesta a los antipiréticos en situaciones de fiebre causada respiratorio280. Debido a las posibles consecuencias adversas de estos
por infecciones bacterianas y no bacterianas en los niños no apoyan esta efectos metabólicos en la función cardiovascular y pulmonar, la fiebre
conclusión263-268. se ha atacado con vigor especial en pacientes con enfermedades car-
Varios estudios han sugerido que una respuesta antipirética a los diovasculares y pulmonares281. Aunque el tratamiento antipirético tiene
antiinflamatorios no esteroideos (AINE) puede diferenciar la fiebre ventajas teóricas en este contexto, en ausencia de escalofríos282, deben
de origen infeccioso de la causada por el cáncer en virtud del hecho evaluarse con sentido crítico los efectos perjudiciales de la fiebre y los
de que estos agentes eliminan antes las segundas fiebres. El naproxeno efectos favorables del tratamiento.
fue el primer agente estudiado en relación con esto269. Las compara- El enfriamiento externo, que se utiliza bastante en pacientes en
ciones estadísticas posteriores han demostrado que el naproxeno, la estado crítico para suprimir la fiebre que no responde a los fármacos
indometacina y el diclofenaco tienen los mismos efectos en cuanto a antipiréticos, disminuye el consumo de oxígeno hasta un 20% si se
la inhibición de la fiebre inducida por cáncer270, aunque la sensibilidad evitan los escalofríos mediante parálisis terapéutica282. Si no se inhiben
y la especificidad de la prueba del naproxeno para diferenciar la fiebre los escalofríos, el enfriamiento externo puede aumentar, en vez de dis-
neoplásica de la infecciosa todavía no se conocen. Además, no hay minuir, el consumo de oxígeno282. Probablemente es más importante
ninguna razón fisiológica que explique por qué los AINE podrían ser para los pacientes febriles con enfermedad cardiovascular subyacente
más eficaces en la reducción de la fiebre causada por el cáncer que en que el enfriamiento externo puede causar vasoespasmo de arterias
la causada por infección. coronarias dañadas porque provoca una respuesta de constricción
por frío283,284. Por todas estas razones, se ha señalado que un méto-
Beneficios frente a riesgos do más racional para tratar la fiebre que no responde al tratamiento
Existen dos hipótesis a la hora de prescribir un tratamiento antipirético. antipirético es calentar en lugar de enfriar determinadas superficies
Una es que la fiebre es, al menos en parte, nociva y la otra es que, al cutáneas (p. ej., la frente), bajando así los umbrales de vasoconstric-
suprimir la fiebre, se reducen, si no se eliminan, los efectos negativos ción y de escalofríos determinados por la subida del punto de ajuste
de la fiebre. Ninguna suposición se ha validado de forma experimental. térmico hipotalámico y, a su vez, bajando la temperatura central285. Por
De hecho, hay evidencias considerables de que la fiebre constituye un desgracia, algunos fármacos antipiréticos pueden producir también
mecanismo importante de defensa que contribuye a la capacidad del vasoconstricción coronaria en pacientes con cardiopatía isquémica.
huésped para resistir la infección199. Sin embargo, incluso si la fiebre Friedman y cols. observaron una subida significativa de la presión arte-
(o sus mediadores) afecta de manera adversa al curso de ciertas alteracio- rial media, resistencia vascular coronaria y diferencia arteriovenosa
nes (p. ej., la sepsis bacteriana198), de esto no se deduce necesariamente de oxígeno miocárdico después de la administración intravenosa de

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
745
indometacina (0,5 mg/kg) a dichos pacientes 286. El flujo sanguíneo puede prolongar la enfermedad responsable de la fiebre a la vez que
coronario bajó al mismo tiempo de 181 ± 29 a 111 ± 14 ml/min (P reduce sus síntomas.
<0,05). Por tanto, en este estudio la demanda miocárdica de oxígeno En vista de la capacidad de las medidas de enfriamiento externas para

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


aumentó en presencia de un descenso del flujo sanguíneo coronario inducir una respuesta presora al frío, es cuestionable incluso que esta for-
después de la administración de indometacina. Los autores creen que el ma de tratamiento antipirético deba administrarse a los pacientes febriles,
efecto vasoconstrictor de la indometacina se debe probablemente a su mucho menos a los pacientes en unidades de cuidados intensivos, para los
capacidad para bloquear la síntesis de prostaglandinas vasodilatadores. que se prescribe con tanta frecuencia. Si se utiliza el enfriamiento externo
Todavía pueden ser más preocupantes los estudios que indican que, en para tratar la fiebre, hay que procurar prevenir los temblores, ya que
comparación con otros AINE, los AINE selectivos de la COX-2 aumentan éstos se asocian a un aumento del consumo de oxígeno. Por desgracia,
el riesgo de episodios trombóticos en pacientes que no toman aspirina287. incluso cuando se evitan las convulsiones, no hay garantía de que pueda
El tratamiento antipirético se emplea con frecuencia también para evitarse una respuesta presora al frío. Considerando la capacidad de la
mejorar el malestar del paciente281. La experiencia general con los fár- indometacina para causar vasoconstricción coronaria en los pacientes
macos antipiréticos, que suelen ser analgésicos también, apoya esta con enfermedad arterial coronaria y el posible aumento del riesgo de
indicación. Sin embargo, estudios de eficacia con un control óptimo no trombosis cardiovascular asociado a los AINE selectivos de la COX-2,
han demostrado aún la utilidad en esta indicación. Aunque se conocen debe tenerse mucho cuidado al suprimir la fiebre en estos pacientes.
bien los perfiles de efectos secundarios de estos medicamentos, también
se han publicado artículos recientes sobre la relación de los AINE con Medicamentos
enfermedad inflamatoria intestinal, adenocarcinoma renal y colitis por Los fármacos antipiréticos pueden agruparse en tres categorías generales
Clostridium difficile288-290, y una relación entre paracetamol y aparición según su mecanismo de acción. Estas categorías son corticoides, aspirina
de asma291,292,293-294. Además, apenas se ha estudiado el coste relativo de y otros AINE, y paracetamol. Cada uno produce sus efectos en distintos
este alivio sintomático en términos de toxicidad farmacológica y efectos puntos de la cascada de la respuesta febril.
adversos de los fármacos antipiréticos en el transcurso de la enfermedad Aunque no se utilizan mucho para bajar la fiebre, los corticoides
responsable de la fiebre. La importancia de esta información queda suprimen la fiebre mediante mecanismos directos e indirectos. Bloquean
demostrada en estudios que indican que suprimir la fiebre puede tener la transcripción de citocinas pirogénicas y de COX inducible mediante
un coste inmunológico (v. «Consideraciones riesgo-beneficio»)221-225. interacciones con el receptor de glucocorticoides299,300. Disminuyen la
Por último, se ha destacado el interés del uso de ciertos fármacos síntesis de receptores de citosina y, mediante inducción de lipocortina 1,
antipiréticos para regular la actividad de las citocinas pirogénicas durante inhiben de manera secundaria la actividad de la fosfolipasa A2, una enzima
la sepsis bacteriana295. En algunos modelos animales de sepsis, los fárma- fundamental en la síntesis de prostaglandinas, que suprime la fiebre300.
cos antipiréticos que inhiben la ciclooxigenasa proporcionan protección El paracetamol y la aspirina y los otros AINE inhiben la síntesis
cuando se administran poco después del ataque bacteriano, probable- mediada por COX de tromboxanos y prostaglandinas inflamatorias a
mente bloqueando los efectos adversos del TNF-a y la IL-1. En un amplio partir del ácido araquidónico. La ciclooxigenasa tiene distintas isofor-
ensayo clínico, Bernard y cols. observaron que en 48 horas de tratamiento mas, de las que las mejor estudiadas son COX-1 y COX-2. La primera
intravenoso con ibuprofeno inhibidor de la ciclooxigenasa bajaron la se consideró durante mucho tiempo una enzima celular expresada cons-
temperatura central, la frecuencia cardíaca, el consumo de oxígeno y los titutivamente implicada en distintas funciones de conservación, mien-
niveles de ácido láctico en la sangre, pero no disminuyó la incidencia tras que la segunda se consideró una enzima inducible responsable de
de insuficiencia orgánica ni la mortalidad a los 30 días296. En un análisis la fiebre mediada por el hipotálamo y producida como parte del proceso
retrospectivo más reciente de los ensayos de la sepsis, Eichacker y cols. inflamatorio por distintas estirpes celulares, como macrófagos, sinovio-
sólo encontraron evidencias de un efecto beneficioso de los agentes citos y células endoteliales. Sin embargo, este concepto dicotómico de
antipiréticos en los pacientes sépticos con un alto riesgo de mortalidad una COX-1 constitutiva y una COX-2 proinflamatoria inducible es una
(v. antes)251. Un metaanálisis reciente de cinco estudios (excluyendo el simplificación excesiva. No sólo algunas células expresan COX-2 de
mencionado) no halló pruebas de que el tratamiento de la fiebre influyera manera constitutiva, sino que se ha observado que en ciertas circuns-
en la mortalidad en adultos en estado crítico sin lesión neurológica tancias la COX-2 favorece la cicatrización de lesiones de las mucosas y
aguda297. Así, a pesar de los resultados prometedores obtenidos en algunos la desaparición de la inflamación301.
modelos experimentales, se ha demostrado que los agentes antipiréticos Se cree que las afinidades específicas de las distintas categorías de
sólo tienen un valor clínico limitado para el tratamiento de la sepsis fármacos antipiréticos para las diferentes variantes de COX determinan
bacteriana y de los pacientes en estado crítico con fiebre. sus potencias antipirética y analgésica. Los AINE inhiben la COX-1 y la
COX-2, y según el grupo predomina la selectividad COX-1 (aspirina a
Indicaciones dosis bajas y ketorolaco), COX-2 (rofecoxib, lumiracoxib) o la actividad
Aunque los médicos han recurrido desde hace tiempo a varias formas de mixta (ibuprofeno, naproxeno sódico, aspirina a dosis altas)302. Sólo la
tratamiento antipirético, hay pocos datos científicos sobre los beneficios aspirina inhibe de manera irreversible la COX mediante acetilación en el
actuales y los riesgos relativos de estos tratamientos298. Sin embargo, a la lugar activo de la enzima. Otros AINE y el paracetamol inhiben la COX
luz de los datos limitados disponibles, parece que se garantizan varias de manera reversible303. Clásicamente se consideraba que el paracetamol
conclusiones provisionales en cuanto al tratamiento antipirético. Está era un inhibidor débil de la COX-1 y la COX-2. Con el descubrimiento
claro, por ejemplo, que si se administran durante cortos períodos de de la COX-3304, muy parecida a la COX-1, se pensó que también se
tiempo, las dosis aprobadas de los fármacos antipiréticos estándar tie- había descubierto el mecanismo de acción antipirética del paracetamol.
nen un riesgo bajo de toxicidad. La mayoría de estos fármacos presentan Sin embargo, estas enzimas varían mucho en las distintas especies de
propiedades analgésicas y antipiréticas. Por tanto, si por otra parte no mamíferos302,305,306, y en el ser humano el paracetamol no baja la fiebre
hay contraindicaciones (p. ej., aspirina en los niños pequeños debido al mediante la COX-3305. Un estudio reciente mostró que el paracetamol es
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

riesgo de síndrome de Reye), estos fármacos pueden prescribirse para un inhibidor de la COX-2 potente en el ser humano, contradiciendo un
aliviar los síntomas de los pacientes febriles, para reducir las demandas estudio previo307. Aunque la actividad antipirética de los AINE mediante
metabólicas de la fiebre en los pacientes con alteraciones cardiovas- inhibición de la COX-2 se adapta a los modelos actuales de generación
culares y pulmonares subyacentes y, posiblemente, para prevenir o de la fiebre (v. fig. 55-4), nuestro conocimiento actual de la actividad
aliviar las disfunciones mentales inducidas por la fiebre en los ancianos. antipirética del paracetamol es limitado. Los estudios han mostrado que
Con el fin de minimizar las fluctuaciones de la temperatura inducidas la aspirina y los AINE tiene actividad antipirética independiente de la
por los antipiréticos, así como el riesgo de convulsiones recurrentes COX. La aspirina induce el citocromo P-450, que puede aumentar su
cuando se asocian a demandas metabólicas incrementadas, los agentes efecto antipirético mediante desplazamiento del metabolismo del ácido
antipiréticos deben administrarse a los pacientes febriles en intervalos araquidónico hacia la producción de epoxieicosanoides antipiréticos
regulares que eviten recurrencias bruscas de fiebre, y no cuando sea mediada por P-450. Además, la acetilación de la COX-2 por la aspirina
necesario para alcanzar los niveles arbitrarios de temperatura que se aumenta la producción de ácido 15R-hidroxieicosatetraenoico, que
han indicado antes. Siempre que se prescriban tales medicamentos, hay usan los neutrófilos para formar lipoxinas activadas por aspirina. Estas
que asumir que cada uno asocia su propio riesgo de toxicidad y que lipoxinas tienen actividad antiinflamatoria potente independiente de

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
746
aspirina. Las proteínas de choque térmico disminuyen la transcripción tienen menos probabilidad de causar tiritona309. Sin embargo, estudios
de IL-1b in vitro, y las dosis terapéuticas de aspirina y de algunos AINE comparativos con un diseño meticuloso no han demostrado todavía
aumentan la concentración del factor de choque térmico-1 in vitro. Estos que algún método físico para bajar la fiebre sea superior a los demás.
Parte II  Síndromes clínicos principales

mismos fármacos disminuyen también la actividad del factor nuclear Del mismo modo, no se han llevado a cabo comparaciones directas
activador de la transcripción kappa B (NF-k B)303, que participa en la entre métodos farmacológicos y físicos para bajar la fiebre. En el único
transcripción de citocinas pirogénicas, moléculas de adhesión, óxido estudio comparativo existente, Wenzel y Werner observaron que los sali-
nítrico sintasa inducible y COX-2 en algunas estirpes celulares. La cilatos disminuyen la segunda fase de la fiebre causada por endotoxina en
aspirina y los AINE aumentan la producción de adenosina, un media- conejos, mientras que el enfriamiento abdominal aumenta la producción
dor antiinflamatorio producido por los leucocitos. No se conocen las de calor y no baja la temperatura central a menos que los animales se
implicaciones clínicas de estas vías antipiréticas alternativas. expongan de manera simultánea a hipertermia ambiental310. Ninguno de
estos dos métodos antipiréticos anula la respuesta febril inicial.
Métodos físicos para bajar la fiebre Los pocos estudios clínicos disponibles sobre la eficacia de los méto-
Para enfriar a los pacientes febriles se emplean diversas técnicas físicas, dos físicos para bajar la fiebre han obtenido conclusiones dispares. Resul-
como la aplicación de compresas con distintas soluciones (p. ej., agua tibia ta difícil interpretar los resultados de estos estudios porque los fármacos
o alcohol), la aplicación de bolsas de hielo o de mantas de enfriamiento y se utilizan casi siempre combinados con enfriamiento externo. Steele y
la exposición a ventiladores circulantes (a menudo junto con la aplicación cols. observaron que el paracetamol (en dosis ajustadas por edad de 80
de compresas). Con este último método, se ha comprobado que Helox a 320 mg) y la aplicación de compresas tenían la misma efectividad para
(80% helio, 20% oxígeno) es mejor que el aire para bajar la temperatura bajar la fiebre en niños ingresados en un hospital infantil por fiebre311.
central, al menos en animales de experimentación, gracias a que el helio Sin embargo, cuando se combinan las dos modalidades producen un
tiene una mayor conducción térmica que el nitrógeno308. A diferencia de enfriamiento más rápido que si se emplean por separado. Por el con-
los fármacos antipiréticos, el enfriamiento externo baja la temperatura trario, Newman observó que la aplicación de compresas empapadas
de pacientes febriles mediante mecanismos efectores incontenibles que en agua tibia combinada con paracetamol (5-10 mg/kg) no fue más
pueden haber sido provocados por una subida del punto de ajuste termo- efectiva que el paracetamol solo para bajar la temperatura en niños con
rregulador en vez de por un descenso de dicho punto de ajuste. Por tanto, fiebre312. O’Donnell y cols. llegaron a la conclusión de que en adultos el
a menos que se combine con fármacos antipiréticos o que se inhiban los tratamiento con manta de hipotermia añade poca utilidad a la acción
escalofríos por otros medios farmacológicos, el enfriamiento externo es de los fármacos para bajar la temperatura produce fluctuaciones de
contrarrestado en el paciente febril por mecanismos termorreguladores temperatura más amplias y más episodios de hipotermia de rebote309.
que intentan mantener la temperatura corporal elevada. Por estas razones, creemos que las mantas de enfriamiento y los baños
Los métodos físicos para bajar la fiebre promueven la pérdida de calor de agua fría deben evitarse en general como tratamiento de la fiebre
por conducción, convección y evaporación. Los métodos de evapora- (no de la hipertermia) y las esponjas húmedas con agua tibia pueden
ción se han considerado siempre los medios físicos más efectivos para utilizarse en combinación con tratamiento farmacológico para que el
promover la pérdida de calor en pacientes febriles porque son los que paciente con fiebre esté más cómodo.

Bibliografía seleccionada 105. Dinarello CA. Infection, fever, and exogenous and endoge-
nous pyrogens: some concepts have changed. J Endotoxin
function, viral shedding, and clinical status in rhinovirus-
infected volunteers. J Infect Dis. 1990;162:1277-1282.
Res. 2004;10:201-222. 226. Brandts CH, Ndjave M, Graninger W, et al. Effect of parace-
La bibliografía completa está disponible en studentconsult.es.
116. Rock KL, Lai JJ, Kono H. Innate and adaptive immune res- tamol on parasite clearance time in Plasmodium falciparum
ponses to cell death. Immunol Rev. 2011;243:191-205. malaria. Lancet. 1997;350:704-709.
3. Sajadi MM, Bonabi R, Sajadi MR, et al. Akhawayni and the
120. Suffredini AF, Reda D, Banks SM, et al. Effects of recombi- 242. Casey LC, Balk RA, Bone RC. Plasma cytokine and endoto-
first fever curve. Clin Infect Dis. 2012;55:976-980.
nant dimeric TNF receptor on human inflammatory res- xin levels correlate with survival in patients with the sepsis
7. Wunderlich C. Das Verhalten der Eigenwärme in Kranken-
ponses following intravenous endotoxin administration. J syndrome. Ann Intern Med. 1993;119:771-778.
heiten. Leipzig: Otto Wigard; 1868.
Immunol. 1995;155:5038-5045. 251. Eichacker PQ, Parent C, Kalil A, et al. Risk and the efficacy of
11. Benzinger M, Benzinger TH. National Bureau of Standards
121. Granowitz EV, Porat R, Mier JW, et al. Hematologic and antiinflammatory agents: retrospective and confirmatory studies
Fifth Symposium on Temperature. Pittsburgh: Instrument
immunomodulatory effects of an interleukin-1 receptor of sepsis. Am J Respir Crit Care Med. 2002;166:1197-1205.
Society of America; 1971:2080-2102.
antagonist coinfusion during low-dose endotoxemia in 254. Saini M, Saqqur M, Kamruzzaman A, et al. Effect of hypert-
21. Rabinowitz RP, Cookson ST, Wasserman SS, et al. Effects of
healthy humans. Blood. 1993;82:2985-2990. hermia on prognosis after acute ischemic stroke. Stroke.
anatomic site, oral stimulation, and body position on esti-
124. Steiner AA, Chakravarty S, Rudaya AY, et al. Bacterial lipo- 2009;40:3051-3059.
mates of body temperature. Arch Intern Med. 1996;156:777-
polysaccharide fever is initiated via Toll-like receptor 4 on 255. Hajat C, Hajat S, Sharma P. Effects of poststroke pyrexia on
780.
hematopoietic cells. Blood. 2006;107:4000-4002. stroke outcome: a meta-analysis of studies in patients. Stroke.
49. Wunderlich KRA, Seguin E. Medical Thermometry and
125. Romanovsky AA, Steiner AA, Matsumura K. Cells that 2000;31:410-414.
Human Temperature. New York: William Wood; 1871.
trigger fever. Cell Cycle. 2006;5:2195-2197. 269. Chang JC, Gross HM. Utility of naproxen in the differential
52. Blatteis CM. Age-dependent changes in temperature
128. Blatteis CM. The onset of fever: new insights into its mecha- diagnosis of fever of undetermined origin in patients with
regulation—a mini review. Gerontology. 2011;58:289-295.
nism. Prog Brain Res. 2007;162:3-14. cancer. Am J Med. 1984;76:597-603.
53. Waalen J, Buxbaum JN. Is older colder or colder older?
129. Li Z, Blatteis CM. Fever onset is linked to the appearance 274. Rosman NP. Febrile convulsions. In: Mackowiak PA, ed.
The association of age with body temperature in 18,630
of lipopolysaccharide in the liver. J Endotoxin Res. 2004;10: Fever: Basic Mechanisms and Management. 2nd ed. Phila-
individuals. J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2011;66:
39-53. delphia: Lippincott Williams & Wilkins; 1997:267-277.
487-492.
131. Saper CB, Romanovsky AA, Scammell TE. Neural circuitry 282. Manthous CA, Hall JB, Olson D, et al. Effect of cooling on
56. Mackowiak PA, Wasserman SS, Levine MM. A critical
engaged by prostaglandins during the sickness syndrome. oxygen consumption in febrile critically ill patients. Am J
appraisal of 98.6 degrees F, the upper limit of the normal
Nat Neurosci. 2012;15:1088-1095. Respir Crit Care Med. 1995;151:10-14.
body temperature, and other legacies of Carl Reinhold
135. Gabay C, Kushner I. Acute-phase proteins and other systemic 283. Raizner AE, Chahine RA, Ishimori T, et al. Provocation of
August Wunderlich. JAMA. 1992;268:1578-1580.
responses to inflammation. N Engl J Med. 1999;340:448-454. coronary artery spasm by the cold pressor test: hemodyna-
78. Lorin MI. Fever: pathogenesis and treatment. In: Feigin RD,
156. Mackowiak PA, Boulant JA. Fever’s glass ceiling. Clin Infect mic, arteriographic and quantitative angiographic observa-
Cherry JD, eds. Textbook of Pediatric Infectious Diseases. 4th
Dis. 1996;22:525-536. tions. Circulation. 1980;62:925-932.
ed. Philadelphia: Saunders; 1998:89.
200. Kluger MJ, Ringler DH, Anver MR. Fever and survival. 286. Friedman PL, Brown EJ, Gunther S, et al. Coronary vaso-
81. Romanovsky AA. Thermoregulation: some concepts
Science. 1975;188:166-168. constrictor effect of indomethacin in patients with coronary-
have changed. Functional architecture of the thermore-
201. Bernheim HA, Kluger MJ. Fever: effect of drug-induced artery disease. N Engl J Med. 1981;305:1171-1175.
gulatory system. Am J Physiol Regul Integr Comp Physiol.
antipyresis on survival. Science. 1976;193:237-239. 293. Beasley RW, Clayton TO, Crane J, et al. Acetaminophen use and
2007;292:R37-R46.
216. Bryant RE, Hood AF, Hood CE, et al. Factors affecting risk of asthma, rhinoconjunctivitis, and eczema in adolescents:
84. McAllen RM, Tanaka M, Ootsuka Y, et al. Multiple thermo-
mortality of gram-negative rod bacteremia. Arch Intern International Study of Asthma and Allergies in Childhood
regulatory effectors with independent central controls. Eur J
Med. 1971;127:120-128. Phase Three. Am J Respir Crit Care Med. 2011;183:171-178.
Appl Physiol. 2010;109:27-33.
217. Mackowiak PA, Browne RH, Southern PM, et al. Polymicro- 296. Bernard GR, Wheeler AP, Russell JA, et al. The effects of
89. Kobayashi S, Okazawa M, Hori A, et al. Paradigm shift in
bial sepsis: an analysis of 184 cases using log linear models. ibuprofen on the physiology and survival of patients with
sensory system—animals do not have sensors. J Therm Biol.
Am J Med Sci. 1980;280:73-80. sepsis. The Ibuprofen in Sepsis Study Group. N Engl J Med.
2006;31:19-23.
218. Weinstein MP, Iannini PB, Stratton CW, et al. Spontaneous 1997;336:912-918.
90. Caterina MJ. Transient receptor potential ion channels as
bacterial peritonitis: a review of 28 cases with emphasis on 298. Mackowiak PA, Plaisance KI. Benefits and risks of antipyretic
participants in thermosensation and thermoregulation. Am
improved survival and factors influencing prognosis. Am J therapy. Ann N Y Acad Sci. 1998;856:214-223.
J Physiol Regul Integr Comp Physiol. 2007;292:R64-R76.
Med. 1978;64:592-598. 305. Kis B, Snipes JA, Busija DW. Acetaminophen and the
91. Nakamura K, Morrison SF. A thermosensory pathway that
221. Doran TF, De Angelis C, Baumgardner RA, et al. Acetami- cyclooxygenase-3 puzzle: sorting out facts, fictions, and
controls body temperature. Nat Neurosci. 2008;11:62-71.
nophen: more harm than good for chickenpox? J Pediatr. uncertainties. J Pharmacol Exp Ther. 2005;315:1-7.
100. van Marken Lichtenbelt WD, Vanhommerig JW, Smulders
1989;114:1045-1048. 307. Hinz B, Cheremina O, Brune K. Acetaminophen (paracetamol)
NM, et al. Cold-activated brown adipose tissue in healthy
223. Graham NM, Burrell CJ, Douglas RM, et al. Adverse effects is a selective cyclooxygenase-2 inhibitor in man. FASEB J.
men. N Engl J Med. 2009;360:1500-1508.
of aspirin, acetaminophen, and ibuprofen on immune 2008;22:383-390.

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
746.e1

Bibliografía completa 33. Williams EM, Heusch AI, McCarthy PW. Thermal screening
of facial skin arterial hot spots using non-contact infrared
adaptation in night workers. Am J Physiol. 1997;272(3 pt 2):
R948-R954.
1. Majno G. The Healing Hand: Man and Wound in the Ancient
radiometry. Physiol Meas. 2008;29:341-348. 65. Avery DH, Shah SH, Eder DN, et al. Nocturnal sweating
World. Cambridge: Harvard University Press; 1975.
34. Roy S, Powell K, Gerson LW. Temporal artery temperature and temperature in depression. Acta Psychiatr Scand.
2. Siegel RE, ed. Galen’s System of Physiology and Medicine. New

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


measurements in healthy infants, children, and adolescents. 1999;100:295-301.
York: Karger; 1968.
Clin Pediatr (Phila). 2003;42:433-437. 66. Gubin DG, Gubin GD, Waterhouse J, et al. The circadian
3. Sajadi MM, Bonabi R, Sajadi MR, et al. Akhawayni and the
35. Reisinger KS, Kao J, Grant DM. Inaccuracy of the Clinitemp body temperature rhythm in the elderly: effect of single daily
first fever curve. Clin Infect Dis. 2012;55:976-980.
skin thermometer. Pediatrics. 1979;64:4-6. melatonin dosing. Chronobiol Int. 2006;23:639-658.
4. Atkins E. Fever: its history, cause, and function. Yale J Biol
36. Scholefield JM, Gerber MA, Dwyer P. Liquid crystal fore- 67. Webb P. Daily activity and body temperature. Eur J Appl
Med. 1982;55:283-289.
head temperature strips: a clinical appraisal. Am J Dis Child. Physiol Occup Physiol. 1993;66:174-177.
5. Berger RL, Clem TR, Harden VA, et al. Historical develop-
1982;136:198-201. 68. Ciuraru NB, Braunstein R, Sulkes A, et al. The influence of
ment and newer means of temperature measurement in
37. Cattaneo CG, Frank SM, Hesel TW, et al. The accuracy and mucositis on oral thermometry: when fever may not reflect
biochemistry. Methods Biochem Anal. 1984;30:269-331.
precision of body temperature monitoring methods during infection. Clin Infect Dis. 2008;46:1859-1863.
6. Bolton HC. Evolution of the Thermometer. Easton, PA: The
regional and general anesthesia. Anesth Analg. 2000;90: 69. Okamoto-Mizuno K, Mizuno K, Michie S, et al. Effects
Chemical Publishing Co. 1900.
938-945. of humid heat exposure on human sleep stages and body
7. Wunderlich C. Das Verhalten der Eigenwärme in Kranken-
38. Jensen BN, Jensen FS, Madsen SN, et al. Accuracy of digital temperature. Sleep. 1999;22:767-773.
heiten. Leipzig: Otto Wigard; 1868.
tympanic, oral, axillary, and rectal thermometers compared 70. Cheng TL, Partridge JC. Effect of bundling and high envi-
8. Mackowiak PA, Worden G. Carl Reinhold August Wunder-
with standard rectal mercury thermometers. Eur J Surg. ronmental temperature on neonatal body temperature.
lich and the evolution of clinical thermometry. Clin Infect
2000;166:848-851. Pediatrics. 1993;92:238-240.
Dis. 1994;18:458-467.
39. Lefrant JY, Muller L, de La Coussaye JE, et al. Temperature 71. Mackowiak PA, Wasserman SS. Physicians’ perceptions
9. Commission for Thermal Physiology of the International
measurement in intensive care patients: comparison of regarding body temperature in health and disease. South
Union of Physiological Sciences. Glossary of terms for
urinary bladder, oesophageal, rectal, axillary, and inguinal Med J. 1995;88:934-938.
thermal physiology (3rd ed.). Jpn J Physiol. 2001;51:245-280.
methods versus pulmonary artery core method. Intensive 72. Horvath SM, Menduke H, Piersol GM. Oral and rectal
10. Bouchama A, Knochel JP. Heat stroke. N Engl J Med.
Care Med. 2003;29:414-418. temperatures of man. JAMA. 1950;144:1562-1565.
2002;346:1978-1988.
40. Bergeson PS, Stienfeld HJ. How dependable is palpation 73. Wunderlich CA, Woodman WB. On the Temperature in
11. Benzinger M, Benzinger TH. National Bureau of Standards
as a screening method for fever? Can touch substitute for Diseases: of Medical Thermometry. London: New Sydenham
Fifth Symposium on Temperature. Pittsburgh: Instrument
thermometer readings?. Clin Pediatr. 1974;13:350-351. Society; 1871.
Society of America. 1971:2080-2102.
41. Banco L, Veltri D. Ability of mothers to subjectively assess 74. Wunderlich CA, Reeve JC. The course of the temperature
12. Blainey CG. Site selection in taking body temperature. Am
the presence of fever in their children. Am J Dis Child. in diseases: a guide to clinical thermometry. Am J Med Sci.
J Nurs. 1974;74:1859-1861.
1984;138:976-978. 1869;57:425-447.
13. Lorin MI. Measurement of body temperature. Semin Pediatr
42. Katz-Sidlow RJ, Rowberry JP, Ho M. Fever determination 75. Tauber MG. Fever of unknown origin. In: Stein JH, ed.
Infect Dis. 1993;4:4-8.
in young infants: prevalence and accuracy of parental pal- Internal Medicine. Boston: Little Brown; 1990:1240-1246.
14. Buck SH, Zaritsky AL. Occult core hyperthermia com-
pation. Pediatr Emerg Care. 2009;25:12-14. 76. Varela M, Ruiz-Esteban R, Martinez-Nicolas A, et al. ‘Cat-
plicating cardiogenic shock. Pediatrics. 1989;83:782-784.
43. Agarwal S, Sethi V, Srivastava K, et al. Human touch to detect ching the spike and tracking the flow’: Holter-temperature
15. Houdas Y, Ring EFJ. Human Body Temperature. New York:
hypothermia in neonates in Indian slum dwellings. Indian J monitoring in patients admitted in a general internal medi-
Plenum; 1982:57-141.
Pediatr. 2010;77:759-762. cine ward. Int J Clin Pract. 2011;65:1283-1288.
16. Mayfield SR, Bhatia J, Nakamura KT, et al. Temperature
44. Bonadio WA, Hegenbarth M, Zachariason M. Correlating 77. Lyon DM. The relation of pulse-rate to temperature in febrile
measurement in term and preterm neonates. J Pediatr.
reported fever in young infants with subsequent temperature conditions. Q J Med. 1927;20:205-218.
1984;104:271-275.
patterns and rate of serious bacterial infections. Pediatr Infect 78. Lorin MI. Fever: pathogenesis and treatment. In: Feigin RD,
17. O’Grady NP, Barie PS, Bartlett JG, et al. Guidelines for
Dis J. 1990;9:158-160. Cherry JD, eds. Textbook of Pediatric Infectious Diseases.
evaluation of new fever in critically ill adult patients: 2008
45. Linder FE, Carmichael HY. A biometric study of the relation Philadelphia: Saunders; 1998:89.
update from the American College of Critical Care Medicine
between oral and rectal temperatures in normal and schi- 79. Bayley N, Stolz HR. Maturational changes in rectal tempe-
and the Infectious Diseases Society of America. Crit Care
zophrenic subjects. Hum Biol. 1935;7:24-46. ratures of 61 infants from 1 to 36 months. Child Dev. 4th ed.
Med. 2008;36:1330-1349.
46. Togawa T. Body temperature measurement. Clin Phys Physiol 1937;8:195-206.
18. Murray HW, Tuazon CU, Guerrero IC, et al. Urinary tem-
Meas. 1985;6:83-108. 80. Hammel HT. Neurones and Temperature Regulation.
perature: a clue to early diagnosis of factitious fever. N Engl
47. Anagnostakis D, Matsaniotis N, Grafakos S, et al. Rectal- Wright-Patterson Air Force Base, Ohio: Aerospace Medical
J Med. 1977;296:23-24.
axillary temperature difference in febrile and afebrile infants Research Laboratory, Aerospace Medical Division, Air Force
19. Klein DG, Mitchell C, Petrinec A, et al. A comparison of pul-
and children. Clin Pediatr. 1993;32:268-272. Systems Command; 1965:1-32.
monary artery, rectal, and tympanic membrane temperature
48. Tanner JM. The relationships between the frequency of the 81. Romanovsky AA. Thermoregulation: some concepts
measurement in the ICU. Heart Lung. 1993;22:435-441.
heart, oral temperature and rectal temperature in man at have changed. Functional architecture of the thermore-
20. Erickson RS, Kirklin SK. Comparison of ear-based, bladder,
rest. J Physiol. 1951;115:391-409. gulatory system. Am J Physiol Regul Integr Comp Physiol.
oral, and axillary methods for core temperature measure-
49. Wunderlich KRA, Seguin E. Medical Thermometry and 2007;292:R37-R46.
ment. Crit Care Med. 1993;21:1528-1534.
Human Temperature. New York: William Wood; 1871. 82. Romanovsky AA, Almeida MC, Garami A, et al. The tran-
21. Rabinowitz RP, Cookson ST, Wasserman SS, et al. Effects of
50. Howell TH. Normal temperature in old age. Lancet. sient receptor potential vanilloid-1 channel in thermore-
anatomic site, oral stimulation, and body position on estima-
1948;1:517-518. gulation: a thermosensor it is not. Pharmacol Rev. 2009;61:
tes of body temperature. Arch Intern Med. 1996;156:777-780.
51. Weitzman ED, Moline ML, Czeisler CA, et al. Chronobiology 228-261.
22. Giuliano KK, Scott SS, Elliot S, et al. Temperature measure-
of aging: temperature, sleep-wake rhythms and entrainment. 83. Satinoff E. Neural organization and evolution of thermal
ment in critically ill orally intubated adults: a comparison
Neurobiol Aging. 1982;3:299-309. regulation in mammals. Science. 1978;201:16-22.
of pulmonary artery core, tympanic, and oral methods. Crit
52. Blatteis CM. Age-dependent changes in temperature 84. McAllen RM, Tanaka M, Ootsuka Y, et al. Multiple thermo-
Care Med. 1999;27:2188-2193.
regulation—a mini review. Gerontology. 2011;58:289-295. regulatory effectors with independent central controls. Eur J
23. Modell JG, Katholi CR, Kumaramangalam SM, et al. Unre-
53. Waalen J, Buxbaum JN. Is older colder or colder older? Appl Physiol. 2010;109:27-33.
liability of the infrared tympanic thermometer in clinical
The association of age with body temperature in 18,630 85. Ootsuka Y, McAllen RM. Comparison between two rat
practice: a comparative study with oral mercury and oral
individuals. J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2011;66:487-492. sympathetic pathways activated in cold defense. Am J Physiol
electronic thermometers. South Med J. 1998;91:649-654.
54. Gomolin IH, Aung MM, Wolf-Klein G, et al. Older is col- Regul Integr Comp Physiol. 2006;291:R589-R595.
24. Dodd SR, Lancaster GA, Craig JV, et al. In a systematic
der: temperature range and variation in older people. J Am 86. Sakurada S, Shido O, Fujikake K, et al. Relationship bet-
review, infrared ear thermometry for fever diagnosis in
Geriatr Soc. 2005;53:2170-2172. ween body core and peripheral temperatures at the onset of
children finds poor sensitivity. J Clin Epidemiol. 2006;59:
55. Jones SR. Fever in the elderly. In: Mackowiak PA, ed. Fever: thermoregulatory responses in rats. Jpn J Physiol. 1993;43:
354-357.
Basic Mechanisms and Management. New York: Raven Press; 659-667.
25. Petersen-Smith A, Barber N, Coody DK, et al. Comparison
1991:233-242. 87. Morrison SF, Nakamura K, Madden CJ. Central con-
of aural infrared with traditional rectal temperatures in chil-
56. Mackowiak PA, Wasserman SS, Levine MM. A critical trol of thermogenesis in mammals. Exp Physiol. 2008;93:
dren from birth to age three years. J Pediatr. 1994;125:83-85.
appraisal of 98.6 degrees F, the upper limit of the normal 773-797.
26. Coso JD, Aguado-Jimenez R, Mora-Rodriguez R. Infrared
body temperature, and other legacies of Carl Reinhold 88. Boulant JA. Thermoregulation. In: Mackowiak PA, ed.
tympanic thermometry in a hot environment. Int J Sports
August Wunderlich. JAMA. 1992;268:1578-1580. Fever: Basic Mechanisms and Management. Philadelphia:
Med. 2008;29:713-718.
57. Dinarello CA, Wolff SM. Pathogenesis of fever in man. N Lippincott Williams, Wilkins; 1997:35-58.
27. Rogers IR, Brannigan D, Montgomery A, et al. Tympanic ther-
Engl J Med. 1978;298:607-612. 89. Kobayashi S, Okazawa M, Hori A, et al. Paradigm shift in
mometry is unsuitable as a screening tool for hypothermia
58. Hartgill TW, Bergersen TK, Pirhonen J. Core body tempe- sensory system—animals do not have sensors. J Therm Biol.
after open water swimming. Wilderness Environ Med. 2007;18:
rature and the thermoneutral zone: a longitudinal study of 2006;31:19-23.
218-221.
normal human pregnancy. Acta Physiol. 2011;201:467-474. 90. Caterina MJ. Transient receptor potential ion channels as
28. Lee G, Flannery-Bergey D, Randall-Rollins K, et al. Accuracy
59. Stephenson LA. Circadian timekeeping. In: Mackowiak PA, participants in thermosensation and thermoregulation. Am
of temporal artery thermometry in neonatal intensive care
ed. Fever: Basic Mechanisms and Management. Philadelphia: J Physiol Regul Integr Comp Physiol. 2007;292:R64-R76.
infants. Adv Neonatal Care. 2011;11:62-70.
Lippincott Williams & Wilkins; 1997:59-77. 91. Nakamura K, Morrison SF. A thermosensory pathway that
29. Stelfox HT, Straus SE, Ghali WA, et al. Temporal artery
60. Brown PJ, Dove RA, Tuffnell CS, et al. Oscillations of body controls body temperature. Nat Neurosci. 2008;11:62-71.
versus bladder thermometry during adult medical-surgical
temperature at night. Arch Dis Child. 1992;67:1255-1258. 92. Nakamura K, Morrison SF. A thermosensory pathway
intensive care monitoring: an observational study. BMC
61. Tappin DM, Ford RP, Nelson KP, et al. Breathing, sleep mediating heat-defense responses. Proc Natl Acad Sci U S
Anesthesiol. 2010;10:13.
state, and rectal temperature oscillations. Arch Dis Child. A. 2010;107:8848-8853.
30. Mangat J, Standley T, Prevost A, et al. A comparison of
1996;74:427-431. 93. Boulant JA. Hypothalamic control of thermoregulation:
technologies used for estimation of body temperature.
62. Guilleminault C, Pelayo R, Leger D, et al. Recognition neurophysiological basis. In: Morgane PJ, Pankepp J, eds.
Physiol Meas. 2010;31:1105-1118.
of sleep-disordered breathing in children. Pediatrics. Handbook of the Hypothalamus. New York: Marcel Dekker;
31. Holzhauer JK, Reith V, Sawin KJ, et al. Evaluation of tempo-
1996;98:871-882. 1980:1-82.
ral artery thermometry in children 3-36 months old. J Spec
63. Guilleminault C, Leger D, Pelayo R, et al. Development of 94. Boulant JA. Neuronal basis of Hammel’s model for set-point
Pediatr Nurs. 2009;14:239-244.
circadian rhythmicity of temperature in full-term normal thermoregulation. J Appl Physiol. 2006;100:1347-1354.
32. Kirk D, Rainey T, Vail A, et al. Infra-red thermometry: the
infants. Neurophysiol Clin. 1996;26:21-29. 95. Chen XM, Hosono T, Yoda T, et al. Efferent projection from
reliability of tympanic and temporal artery readings for
64. Weibel L, Spiegel K, Gronfier C, et al. Twenty-four-hour the preoptic area for the control of non-shivering thermo-
predicting brain temperature after severe traumatic brain
melatonin and core body temperature rhythms: their genesis in rats. J Physiol. 1998;512(pt 3):883-923.
injury. Crit Care. 2009;13:R81.

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
746.e2
96. Zhang YH, Yanase-Fujiwara M, Hosono T, et al. Warm 131. Saper CB, Romanovsky AA, Scammell TE. Neural circuitry Temperature Regulation. Berlin: Springer-Verlag; 1990:
and cold signals from the preoptic area: which con- engaged by prostaglandins during the sickness syndrome. 273-283.
tribute more to the control of shivering in rats?. J Physiol. Nat Neurosci. 2012;15:1088-1095. 162. Glyn JR, Lipton JM. Hypothermic and antipyretic effects of
1995;485(pt 1):195-202. 132. Oka T, Oka K, Kobayashi T, et  al. Characteristics of centrally administered ACTH (1-24) and alpha-melanotropin.
Parte II  Síndromes clínicos principales

97. Bruck K. Heat balance and the regulation of body temperatu- thermoregulatory and febrile responses in mice defi- Peptides. 1981;2:177-187.
re. In: Schmidt RF, Thews G, eds. Human Physiology. Berlin: cient in prostaglandin EP1 and EP3 receptors. J Physiol. 163. Glyn-Ballinger JR, Bernardini GL, Lipton JM. Alpha-MSH
Springer-Verlag; 1983:531-547. 2003;551(pt 3):945-954. injected into the septal region reduces fever in rabbits.
98. Stanier MW, Mount LE, Bligh J. Energy Balance and 133. Ushikubi F, Segi E, Sugimoto Y, et al. Impaired febrile res- Peptides. 1983;4:199-203.
Temperature Regulation. Cambridge, England: Cambridge ponse in mice lacking the prostaglandin E receptor subtype 164. Lipton JM, Whisennant JD, Gean JT, et al. Effects on fever
University Press; 1984. EP3. Nature. 1998;395:281-284. of central administration of transport inhibitors. Brain Res
99. Satterfield MC, Wu G. Brown adipose tissue growth and 134. Lazarus M, Yoshida K, Coppari R, et al. EP3 prostaglandin Bull. 1979;4:297-300.
development: significance and nutritional regulation. Front receptors in the median preoptic nucleus are critical for fever 165. Murphy MT, Richards DB, Lipton JM. Antipyretic potency
Biosci. 2011;16:1589-1608. responses. Nat Neurosci. 2007;10:1131-1133. of centrally administered alpha-melanocyte stimulating
100. van Marken Lichtenbelt WD, Vanhommerig JW, Smulders 135. Gabay C, Kushner I. Acute-phase proteins and other syste- hormone. Science. 1983;221:192-193.
NM, et al. Cold-activated brown adipose tissue in healthy mic responses to inflammation. N Engl J Med. 1999;340: 166. Murphy MT, Lipton JM. Peripheral administration of alpha-
men. N Engl J Med. 2009;360:1500-1508. 448-454. MSH reduces fever in older and younger rabbits. Peptides.
101. Ouellet V, Labbe SM, Blondin DP, et al. Brown adipose 136. Kushner I, Rzewnicki DL. The acute phase response. In: Mac- 1982;3:775-779.
tissue oxidative metabolism contributes to energy expen- kowiak PA, ed. Fever: Basic Mechanisms and Management. 167. Deeter LB, Martin LW, Lipton JM. Antipyretic effect of
diture during acute cold exposure in humans. J Clin Invest. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 1997:165-176. central alpha-MSH summates with that of acetaminophen
2012;122:545-552. 137. Ernst E, Saradeth T, Achhammer G. n-3 fatty acids and or ibuprofen. Brain Res Bull. 1989;23:573-575.
102. Cannon B, Nedergaard J. Metabolic consequences of the acute-phase proteins. Eur J Clin Invest. 1991;21:77-82. 168. Shih ST, Khorram O, Lipton JM, et al. Central administration
presence or absence of the thermogenic capacity of brown 138. Joyce PR, Hawes CR, Mulder RT, et al. Elevated levels of of alpha-MSH antiserum augments fever in the rabbit. Am J
adipose tissue in mice (and probably in humans). Int J Obes. acute phase plasma proteins in major depression. Biol Physiol. 1986;250(5 pt 2):R803-R806.
2010;34(suppl 1):S7-S16. Psychiatry. 1992;32:1035-1041. 169. Morrow LE, McClellan JL, Conn CA, et al. Glucocorti-
103. Richard D, Picard F. Brown fat biology and thermogenesis. 139. Ganguli R, Yang Z, Shurin G, et al. Serum interleukin-6 coids alter fever and IL-6 responses to psychological stress
Front Biosci. 2011;16:1233-1260. concentration in schizophrenia: elevation associated with and to lipopolysaccharide. Am J Physiol. 1993;264(5 pt 2):
104. Schonung W, Wagner H, Jessen C. Differentiation of duration of illness. Psychiatr Res. 1994;51:1-10. R1010-R1016.
cutaneous and intestinal blood flow during hypothalamic 140. LeMay LG, Vander AJ, Kluger MJ. The effects of psycholo- 170. Luedke CE, Cerami A. Interferon-gamma overcomes
heating and cooling in anesthetized dogs. Pflugers Arch. gical stress on plasma interleukin-6 activity in rats. Physiol glucocorticoid suppression of cachectin/tumor necrosis
1971;328:145-154. Behav. 1990;47:957-961. factor biosynthesis by murine macrophages. J Clin Invest.
105. Dinarello CA. Infection, fever, and exogenous and endoge- 141. Volanakis JE. Acute phase proteins. In: McCarty DJ, Koop- 1990;86:1234-1240.
nous pyrogens: some concepts have changed. J Endotoxin man WJ, eds. Arthritis and Allied Conditions of Rheumato- 171. Nakano T, Ohara O, Teraoka H, et al. Glucocorticoids sup-
Res. 2004;10:201-222. logy. Malvern: Lea & Febiger; 1993:469-477. press group II phospholipase A2 production by blocking
106. Dinarello CA, Wolff SM. The role of interleukin-1 in disease. 142. Ballou SP, Lozanski G. Induction of inflammatory cytokine mRNA synthesis and post-transcriptional expression. J Biol
N Engl J Med. 1993;328:106-113. release from cultured human monocytes by C-reactive Chem. 1990;265:12745-12748.
107. Dinarello CA. Interleukin-1. Adv Pharmacol. 1994;25:21-51. protein. Cytokine. 1992;4:361-368. 172. Alexander DP, Bashore RA, Britton HG, et al. Maternal and
108. Dinarello CA. The interleukin-1 family: 10 years of dis- 143. Cermak J, Key NS, Bach RR, et al. C-reactive protein induces fetal arginine vasopressin in the chronically catheterised
covery. FASEB J. 1994;8:1314-1325. human peripheral blood monocytes to synthesize tissue sheep. Biol Neonate. 1974;25:242-248.
109. Fiers W. Tumor necrosis factor: characterization at the mole- factor. Blood. 1993;82:513-520. 173. Carey F, Forder R, Edge MD, et al. Lipocortin 1 fragment
cular, cellular and in vivo level. FEBS Lett. 1991;285:199-212. 144. Tilg H, Vannier E, Vachino G, et al. Antiinflammatory modifies pyrogenic actions of cytokines in rats. Am J Physiol.
110. Vassalli P. The pathophysiology of tumor necrosis factors. properties of hepatic acute phase proteins: preferential 1990;259(2 pt 2):R266-R269.
Annu Rev Immunol. 1992;10:411-452. induction of interleukin 1 (IL-1) receptor antagonist over 174. Bernadini GL, Lipton JM, Clark WG. Intracerebroven-
111. Tracey KJ, Cerami A. Tumor necrosis factor: a pleiotropic IL-1 beta synthesis by human peripheral blood mononuclear tricular and septal injections of arginine vasopressin are
cytokine and therapeutic target. Annu Rev Med. 1994;45: cells. J Exp Med. 1993;178:1629-1636. not antipyretic in the rabbit. Peptides. 1983;4:195-198.
491-503. 145. Dobrinich R, Spagnuolo PJ. Binding of C-reactive protein to 175. Riedel A, Mest HJ. The effect of PAF (platelet-activating
112. Lotz M. Interleukin-6. Cancer Invest. 1993;11:732-742. human neutrophils: inhibition of respiratory burst activity. factor) on experimental cardiac arrhythmias and its inhibi-
113. Jones TH. Interleukin-6: an endocrine cytokine. Clin Endo- Arthritis Rheum. 1991;34:1031-1038. tion by substances influencing arachidonic acid metabolites.
crinol. 1994;40:703-713. 146. Ahmed N, Thorley R, Xia D, et al. Transgenic mice expressing Prostaglandins Leukot Med. 1987;28:103-109.
114. Brach MA, Herrmann F. Interleukin 6: presence and future. rabbit C-reactive protein exhibit diminished chemotactic 176. Feleder C, Perlik V, Tang Y, et al. Putative antihyperpyretic
Int J Clin Lab Res. 1992;22:143-151. factor-induced alveolitis. Am J Respir Crit Care Med. 1996;153: factor induced by LPS in spleen of guinea pigs. Am J Physiol
115. Rock KL, Kataoka H, Lai JJ. Uric acid as a danger signal in 1141-1147. Regul Integr Comp Physiol. 2005;289:R680-R687.
gout and its comorbidities. Nat Rev Rheumatol. 2013;9:13-23. 147. Xu L, Badolato R, Murphy WJ, et al. A novel biologic 177. Quraishi O, Mancini JA, Riendeau D. Inhibition of inducible
116. Rock KL, Lai JJ, Kono H. Innate and adaptive immune res- function of serum amyloid A: induction of T lymphocyte prostaglandin E(2) synthase by 15-deoxy-Delta(12,14)-
ponses to cell death. Immunol Rev. 2011;243:191-205. migration and adhesion. J Immunol. 1995;155:1184-1190. prostaglandin J(2) and polyunsaturated fatty acids. Biochem
117. Gershenwald JE, Fong YM, Fahey TJ, 3rd, et al. Interleukin 148. Kisilevsky R, Subrahmanyan L. Serum amyloid A changes Pharmacol. 2002;63:1183-1189.
1 receptor blockade attenuates the host inflammatory res- high density lipoprotein’s cellular affinity: a clue to serum 178. Kozak W, Kluger MJ, Kozak A, et al. Role of cytochrome
ponse. Proc Natl Acad Sci U S A. 1990;87:4966-4970. amyloid A’s principal function. Lab Invest. 1992;66:778-785. P-450 in endogenous antipyresis. Am J Physiol Regul Integr
118. Mackowiak PA, Bartlett JG, Borden EC, et al. Concepts of 149. Berliner JA, Navab M, Fogelman AM, et al. Atherosclerosis: Comp Physiol. 2000;279:R455-R460.
fever: recent advances and lingering dogma. Clin Infect Dis. basic mechanisms. Oxidation, inflammation, and genetics. 179. Bahendeka SK, Moore RE, Tomkin GH, et al. Gastric inhi-
1997;25:119-138. Circulation. 1995;91:2488-2496. bitory polypeptide, dietary-induced thermogenesis, and
119. Preas 2nd HL, Reda D, Tropea M, et al. Effects of recombi- 150. Larsen R, Gozzelino R, Jeney V, et al. A central role for free obesity. Can J Physiol Pharmacol. 1987;65:1242-1247.
nant soluble type I interleukin-1 receptor on human inflam- heme in the pathogenesis of severe sepsis. Sci Transl Med. 180. Stanley BG, Leibowitz SF, Neuropeptide Y. stimulation of
matory responses to endotoxin. Blood. 1996;88:2465-2472. 2010;2:51-71. feeding and drinking by injection into the paraventricular
120. Suffredini AF, Reda D, Banks SM, et al. Effects of recombi- 151. Quaye IK. Haptoglobin, inflammation and disease. Trans R nucleus. Life Sci. 1984;35:2635-2642.
nant dimeric TNF receptor on human inflammatory res- Soc Trop Med Hyg. 2008;102:735-742. 181. De Paula D, Steiner AA, Branco LG. The nitric oxide pathway
ponses following intravenous endotoxin administration. J 152. Wurfel MM, Monks BG, Ingalls RR, et al. Targeted deletion is an important modulator of stress-induced fever in rats.
Immunol. 1995;155:5038-5045. of the lipopolysaccharide (LPS)-binding protein gene leads Physiol Behav. 2000;70:505-511.
121. Wolff SM. Biological effects of bacterial endotoxins in man. to profound suppression of LPS responses ex vivo, whe- 182. Steiner AA, Colombari E, Branco LG. Carbon monoxide as a
J Infect Dis. 1973;128(suppl):259-264. reas in vivo responses remain intact. J Exp Med. 1997;186: novel mediator of the febrile response in the central nervous
122. Granowitz EV, Porat R, Mier JW, et al. Hematologic and 2051-2056. system. Am J Physiol. 1999;277(2 pt 2):R499-R507.
immunomodulatory effects of an interleukin-1 receptor 153. Shi H, Kokoeva MV, Inouye K, et al. TLR4 links innate 183. Jansky L, Vybiral S, Moravec J, et al. Neuropeptides and
antagonist coinfusion during low-dose endotoxemia in immunity and fatty acid-induced insulin resistance. J Clin temperature regulation. J Therm Biol. 1986;11:79-83.
healthy humans. Blood. 1993;82:2985-2990. Invest. 2006;116:3015-3025. 184. Schmid H, Pierau Fr-K. Long-term modulation of hypot-
123. Van Zee KJ, Coyle SM, Calvano SE, et al. Influence of IL-1 154. May MT. Galen on the Usefulness of the Parts of the Body. halamic neurons by neuropeptides. In: Bligh J, Voigt K,
receptor blockade on the human response to endotoxemia. Ithaca: Cornell University Press; 1968:50- 53. eds. Thermoregulation and Temperature Regulation. Berlin:
J Immunol. 1995;154:1499-1507. 155. Dubois E. Why are fever temperatures over 106 degrees F. Springer Verlag; 1990:53-63.
124. Steiner AA, Chakravarty S, Rudaya AY, et al. Bacterial lipo- rare?. Am J Med Sci. 1949;217:361-368. 185. Gale CC, McCreery BR. Mechanism of bombesin hypother-
polysaccharide fever is initiated via Toll-like receptor 4 on 156. Mackowiak PA, Boulant JA. Fever’s glass ceiling. Clin Infect mia. Fed Proc. 1979;38:997.
hematopoietic cells. Blood. 2006;107:4000-4002. Dis. 1996;22:525-536. 186. Cartmell T, Ball C, Bristow AF, et  al. Endogenous
125. Romanovsky AA, Steiner AA, Matsumura K. Cells that 157. Pittman QJ, Wilkinson MF. Central arginine vasopressin interleukin-10 is required for the defervescence of fever evo-
trigger fever. Cell Cycle. 2006;5:2195-2197. and endogenous antipyresis. Can J Physiol Pharmacol. ked by local lipopolysaccharide-induced and Staphylococcus
126. Ivanov AI, Pero RS, Scheck AC, et al. Prostaglandin E(2)- 1992;70:786-790. aureus-induced inflammation in rats. J Physiol. 2003;549(pt 2):
synthesizing enzymes in fever: differential transcriptio- 158. Pittman QJ, Poulin P, Wilkinson MF. Role of neurohypophy- 653-664.
nal regulation. Am J Physiol Regul Integr Comp Physiol. sial hormones in temperature regulation. Ann N Y Acad Sci. 187. Holt SJ, Grimble RF, York DA. Tumour necrosis factor-
2002;283:R1104-R1117. 1993;689:375-381. alpha and lymphotoxin have opposite effects on sympat-
127. Steiner AA, Ivanov AI, Serrats J, et al. Cellular and molecular 159. Kasting NW. Criteria for establishing a physiological role hetic efferent nerves to brown adipose tissue by direct
bases of the initiation of fever. PLoS Biol. 2006;4:e284. for brain peptides. A case in point: the role of vasopressin action in the central nervous system. Brain Res. 1989;497:
128. Blatteis CM. The onset of fever: new insights into its mecha- in thermoregulation during fever and antipyresis. Brain Res 183-186.
nism. Prog. Brain Res. 2007;162:3-14. Brain Res Rev. 1989;14:143-153. 188. Sivo J, Salkowski CA, Politis AD, et al. Differential regulation
129. Li Z, Blatteis CM. Fever onset is linked to the appearance 160. Lipton JM. Disorders of temperature control. In: Rieder P, of LPS-induced IL-1b and IL-1 receptor antagonist mRNA
of lipopolysaccharide in the liver. J Endotoxin Res. 2004;10: Kopp N, Pearson J, eds. An Introduction to Neurotransmission by IFNa and IFNg in murine peritoneal macrophages. J
39-53. in Health and Disease. Oxford: Oxford University Press; 1990: Endotox Res. 1994;1:30-36.
130. Turrin NP, Rivest S. Unraveling the molecular details involved 119-123. 189. Seckinger P, Lowenthal JW, Williamson K, et al. A urine
in the intimate link between the immune and neuroendo- 161. Zeisberger E. The role of septal peptides in thermoregulation inhibitor of interleukin 1 activity that blocks ligand binding.
crine systems. Exp Biol Med (Maywood). 2004;229:996-1006. and fever. In: Bligh J, Voigt K, eds. Thermoreception and J Immunol. 1987;139:1546-1549.

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
746.e3
190. Eisenberg SP, Brewer MT, Verderber E, et al. Interleukin 1 220. Leroy O, Gangneux JP, Montravers P, et al. Epidemiology, 246. Ohlsson K, Björk P, Bergenfeldt M, et al. Interleukin-1
receptor antagonist is a member of the interleukin 1 gene management, and risk factors for death of invasive Can- receptor antagonist reduces mortality from endotoxin shock.
family: evolution of a cytokine control mechanism. Proc Natl dida infections in critical care: a multicenter, prospective, Nature. 1990;348:550-552.
Acad Sci U S A. 1991;88:5232-5236. observational study in France (2005-2006). Crit Care Med. 247. Opal SM, Cross AS, Sadoff JC, et al. Efficacy of antilipo-

Capítulo 55  Regulación de la temperatura y patogenia de la fiebre


191. Dripps DJ, Brandhuber BJ, Thompson RC, et al. Interleukin-1 2009;37:1612-1618. polysaccharide and anti-tumor necrosis factor monoclonal
(IL-1) receptor antagonist binds to the 80-kDa IL-1 receptor 221. Doran TF, De Angelis C, Baumgardner RA, et al. Acetami- antibodies in a neutropenic rat model of Pseudomonas
but does not initiate IL-1 signal transduction. J Biol Chem. nophen: more harm than good for chickenpox?. J Pediatr. sepsis. J Clin Invest. 1991;88:885-890.
1991;266:10331-10336. 1989;114:1045-1048. 248. Overbeek BP, Veringa EM. Role of antibodies and antibiotics
192. Dripps DJ, Verderber E, Ng RK, et al. Interleukin-1 receptor 222. Stanley ED, Jackson GG, Panusarn C, et al. Increased virus in aerobic gram-negative septicemia: possible synergism
antagonist binds to the type II interleukin-1 receptor on B shedding with aspirin treatment of rhinovirus infection. between antimicrobial treatment and immunotherapy. Rev
cells and neutrophils. J Biol Chem. 1991;266:20311-20315. JAMA. 1975;231:1248-1251. Infect Dis. 1991;13:751-760.
193. Porteu F, Nathan C. Shedding of tumor necrosis factor 223. Graham NM, Burrell CJ, Douglas RM, et al. Adverse effects 249. Alexander HR, Sheppard BC, Jensen JC, et al. Treatment
receptors by activated human neutrophils. J Exp Med. of aspirin, acetaminophen, and ibuprofen on immune with recombinant human tumor necrosis factor-alpha pro-
1990;172:599-607. function, viral shedding, and clinical status in rhinovirus- tects rats against the lethality, hypotension, and hypothermia
194. Engelmann H, Aderka D, Rubinstein M, et al. A tumor infected volunteers. J Infect Dis. 1990;162:1277-1282. of gram-negative sepsis. J Clin Invest. 1991;88:34-39.
necrosis factor-binding protein purified to homogeneity 224. Plaisance KI, Kudaravalli S, Wasserman SS, et al. Effect of 250. Hotchkiss RS, Karl IE. The pathophysiology and treatment
from human urine protects cells from tumor necrosis factor antipyretic therapy on the duration of illness in experimental of sepsis. N Engl J Med. 2003;348:138-150.
toxicity. J Biol Chem. 1989;264:11974-11980. influenza A, Shigella sonnei, and Rickettsia rickettsii infec- 251. Eichacker PQ, Parent C, Kalil A, et al. Risk and the efficacy
195. Olsson I, Lantz M, Nilsson E, et al. Isolation and characteri- tions. Pharmacotherapy. 2000;20:1417-1422. of antiinflammatory agents: retrospective and confirma-
zation of a tumor necrosis factor binding protein from urine. 225. Prymula R, Siegrist CA, Chlibek R, et al. Effect of prophy- tory studies of sepsis. Am J Respir Crit Care Med. 2002;166:
Eur J Haematol. 1989;42:270-275. lactic paracetamol administration at time of vaccination 1197-1205.
196. Brockhaus M, Schoenfeld HJ, Schlaeger EJ, et al. Identifi- on febrile reactions and antibody responses in children: 252. Ginsberg MD, Busto R. Combating hyperthermia in acute
cation of two types of tumor necrosis factor receptors on two open-label, randomised controlled trials. Lancet. stroke: a significant clinical concern. Stroke. 1998;29:
human cell lines by monoclonal antibodies. Proc Natl Acad 2009;374:1339-1350. 529-534.
Sci U S A. 1990;87:3127-3131. 226. Brandts CH, Ndjave M, Graninger W, et al. Effect of parace- 253. Duncker DJ, Klassen CL, Ishibashi Y, et al. Effect of tem-
197. Engelmann H, Novick D, Wallach D. Two tumor necrosis tamol on parasite clearance time in Plasmodium falciparum perature on myocardial infarction in swine. Am J Physiol.
factor-binding proteins purified from human urine: evidence malaria. Lancet. 1997;350:704-709. 1996;270(4 pt 2):H1189-H1199.
for immunological cross-reactivity with cell surface tumor 227. Dinarello CA. Endogenous pyrogens: the role of cytokines 254. Saini M, Saqqur M, Kamruzzaman A, et al. Effect of hypert-
necrosis factor receptors. J Biol Chem. 1990;265:1531-1536. in the pathogenesis of fever. In: Mackowiak PA, ed. Fever: hermia on prognosis after acute ischemic stroke. Stroke.
198. Mackowiak PA. Fever: blessing or curse? A unifying hypot- Basic Mechanisms and Management. New York: Raven Press; 2009;40:3051-3059.
hesis. Ann Intern Med. 1994;120:1037-1040. 1991:23-47. 255. Hajat C, Hajat S, Sharma P. Effects of poststroke pyrexia on
199. Kluger MJ, Kozak W, Conn CA. The adaptive value of 228. Mellouk S, Green SJ, Nacy CA, et al. IFN-gamma inhibits stroke outcome: a meta-analysis of studies in patients. Stroke.
fever. In: Mackowiak PA, ed. Fever: Basic Mechanisms and development of Plasmodium berghei exoerythrocytic stages 2000;31:410-414.
Management. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; in hepatocytes by an l-arginine-dependent effector mecha- 256. Mackowiak PA. Assaulting a physiological response. Clin
1997:255-266. nism. J Immunol. 1991;146:3971-3976. Infect Dis. 1997;24:1214-1216.
200. Kluger MJ, Ringler DH, Anver MR. Fever and survival. 229. Naotunne TS, Karunaweera ND, Del Giudice G, et al. 257. Neymann CA, Osborne SL. Artificial fever. Am J Syph Neu-
Science. 1975;188:166-168. Cytokines kill malaria parasites during infection crisis: rol. 1934;18:34-47.
201. Bernheim HA, Kluger MJ. Fever: effect of drug-induced extracellular complementary factors are essential. J Exp 258. McCarthy PL, Grundy GW, Spiesel SZ, et al. Bacteremia
antipyresis on survival. Science. 1976;193:237-239. Med. 1991;173:523-529. in children: an outpatient clinical review. Pediatrics.
202. Covert JB, Reynolds WW. Survival value of fever in fish. 230. Curfs JH, van der Meer JW, Sauerwein RW, et al. Low 1976;57:861-868.
Nature. 1977;267:43-45. dosages of interleukin 1 protect mice against lethal cerebral 259. McGowan JE, Bratton L, Klein JO, et al. Bacteremia in febrile
203. Schmidt JR, Rasmussen Jr AF. The influence of environ- malaria. J Exp Med. 1990;172:1287-1291. children seen in a “walk-in” pediatric clinic. N Engl J Med.
mental temperature on the course of experimental herpes 231. Woodman JP, Dimier IH, Bout DT. Human endothelial cells 1973;288:1309-1312.
simplex infection. J Infect Dis. 1960;107:356-360. are activated by IFN-gamma to inhibit Toxoplasma gondii 260. Teele DW, Pelton SI, Grant MJ, et al. Bacteremia in febrile
204. Lwoff A. Factors influencing the evolution of viral diseases replication. Inhibition is due to a different mechanism from children under 2 years of age: results of cultures of blood of
at the cellular level and in the organism. Bacteriol Rev. that existing in mouse macrophages and human fibroblasts. 600 consecutive febrile children seen in a “walk-in” clinic. J
1959;23:109-124. J Immunol. 1991;147:2019-2023. Pediatr. 1975;87:227-230.
205. Walker DL, Boring WD. Factors influencing host-virus inte- 232. Liew FY, Li Y, Millott S. Tumor necrosis factor-alpha synergi- 261. Bonadio WA, Romine K, Gyuro J. Relationship of fever
ractions, III. Further studies on the alteration of Coxsackie zes with IFN-gamma in mediating killing of Leishmania major magnitude to rate of serious bacterial infections in neonates.
virus infection in adult mice by environmental temperature. through the induction of nitric oxide. J Immunol. 1990;145: J Pediatr. 1990;116:733-735.
J Immunol. 1958;80:39-44. 4306-4310. 262. McCarthy PL. Fever in infants and children. In: Mackowiak
206. Bell JF, Moore GJ. Effects of high ambient temperature on 233. Torrico F, Heremans H, Rivera MT, et al. Endogenous IFN- PA, ed. Fever: Basic Mechanisms and Management. Phila-
various stages of rabies virus infection in mice. Infect Immun. gamma is required for resistance to acute Trypanosoma cruzi delphia: Lippincott Williams & Wilkins; 1997:351-362.
1974;10:510-515. infection in mice. J Immunol. 1991;146:3626-3632. 263. Torrey SB, Henretig F, Fleisher G, et al. Temperature res-
207. Jiang Q, Cross AS, Singh IS, et al. Febrile core temperature 234. Ungar BL, Kao TC, Burris JA, et al. Cryptosporidium infec- ponse to antipyretic therapy in children: relationship to
is essential for optimal host defense in bacterial peritonitis. tion in an adult mouse model: independent roles for IFN- occult bacteremia. Am J Emerg Med. 1985;3:190-192.
Infect Immun. 2000;68:1265-1270. gamma and CD4+ T lymphocytes in protective immunity. J 264. Baker MD, Fosarelli PD, Carpenter RO. Childhood fever:
208. Kuhn LR. Effect of elevated body temperatures on crypto- Immunol. 1991;147:1014-1022. correlation of diagnosis with temperature response to ace-
coccosis in mice. Proc Soc Exp Biol Med. 1949;71:341-343. 235. Sambhi SK, Kohonen-Corish MR, Ramshaw IA. Local pro- taminophen. Pediatrics. 1987;80:315-318.
209. Eiseman B, Malette WG, Summers WB, et al. Prolonged duction of tumor necrosis factor encoded by recombinant 265. Yamamoto LT, Wigder HN, Fligner DJ, et al. Relationship of
hypothermia in experimental pneumococcal peritonitis. J vaccinia virus is effective in controlling viral replication in bacteremia to antipyretic therapy in febrile children. Pediatr
Clin Invest. 1956;35:940-946. vivo. Proc Natl Acad Sci U S A. 1991;88:4025-4029. Emerg Care. 1987;3:223-227.
210. Rich AR, McKee CM. The mechanism of a hitherto unexplai- 236. Feduchi E, Carrasco L. Mechanism of inhibition of HSV-1 266. Weisse ME, Miller G, Brien JH. Fever response to acetami-
ned form of native immunity to the type III pneumococcus. replication by tumor necrosis factor and interferon gamma. nophen in viral vs. bacterial infections. Pediatr Infect Dis J.
Bull Johns Hopkins Hosp. 1936;59:171-207. Virology. 1991;180:822-825. 1987;6:1091-1094.
211. Kuhn LR. Growth and viability of Cryptococcus hominis at 237. Strijp HAG, van der Tol ME, Miltenburgh LA, et  al. 267. Baker RC, Tiller T, Bausher JC, et al. Severity of disease
mouse and rabbit body temperatures. Proc Soc Exp Biol Med. Tumor necrosis factor triggers granulocytes to internalize correlated with fever reduction in febrile infants. Pediatrics.
1939;41:573-574. complement-coated virus particles. Immunology. 1991;73: 1989;83:1016-1019.
212. Carmichael LE, Barnes FD. Effect of temperature on growth 77-82. 268. Mazur LJ, Jones TM, Kozinetz CA. Temperature response to
of canine herpesvirus in canine kidney cell and macrophage 238. Hedges S, Anderson P, Lidin-Janson G, et al. Interleukin-6 acetaminophen and risk of occult bacteremia: a case-control
cultures. J Infect Dis. 1969;120:664-668. response to deliberate colonization of the human uri- study. J Pediatr. 1989;115:888-891.
213. Furuuchi S, Shimizu Y. Effect of ambient temperatures on nary tract with gram-negative bacteria. Infect Immun. 269. Chang JC, Gross HM. Utility of naproxen in the differential
multiplication of attenuated transmissible gastroenteritis 1991;59:421-427. diagnosis of fever of undetermined origin in patients with
virus in the bodies of newborn piglets. Infect Immun. 239. Vogels MT, van der Meer JW. Use of immune modulators cancer. Am J Med. 1984;76:597-603.
1976;13:990-992. in nonspecific therapy of bacterial infections. Antimicrob 270. Tsavaris N, Zinelis A, Karabelis A, et al. A randomized
214. Toms GL, Davies JA, Woodward CG, et al. The relation of Agents Chemother. 1992;36:1-5. trial of the effect of three non-steroid anti-inflammatory
pyrexia and nasal inflammatory response to virus levels in 240. Bernheim HA, Bodel PT, Askenase PW, et al. Effects of fever agents in ameliorating cancer-induced fever. J Intern Med.
nasal washings of ferrets infected with influenza viruses of on host defense mechanisms after infection in the lizard 1990;228:451-455.
differing virulence. Br J Exp Pathol. 1977;58:444-458. Dipsosaurus dorsalis. Br J Exp Pathol. 1978;59:76-84. 271. Lessell S, Torres JM, Kurland LT. Seizure disorders in a
215. Greisman SE. Cardiovascular alterations during fever. In: 241. Dinarello CA. The proinflammatory cytokines interleukin-1 Guamanian village. Arch Neurol. 1962;7:37-44.
Mackowiak PA, ed. Fever: Basic Mechanisms and Manage- and tumor necrosis factor and treatment of the septic shock 272. Aicardi J. Febrile convulsions. In: Aicardi J, ed. Epilepsy in
ment. New York: Raven Press; 1991:143-165. syndrome. J Infect Dis. 1991;163:1177-1184. Children. New York: Raven Press; 1994:253-275.
216. Bryant RE, Hood AF, Hood CE, et al. Factors affecting 242. Casey LC, Balk RA, Bone RC. Plasma cytokine and endoto- 273. Lennox-Buchthal MA. Febrile convulsions: a reappraisal.
mortality of gram-negative rod bacteremia. Arch Intern xin levels correlate with survival in patients with the sepsis Electroencephalogr Clin Neurophysiol. 1973;32(suppl):
Med. 1971;127:120-128. syndrome. Ann Intern Med. 1993;119:771-778. 1-138.
217. Mackowiak PA, Browne RH, Southern PM, et al. Polymicro- 243. Johnson J, Brigham KL, Jesmok G, et al. Morphologic chan- 274. Rosman NP. Febrile convulsions. In: Mackowiak PA, ed.
bial sepsis: an analysis of 184 cases using log linear models. ges in lungs of anesthetized sheep following intravenous Fever: Basic Mechanisms and Management. Philadelphia:
Am J Med Sci. 1980;280:73-80. infusion of recombinant tumor necrosis factor alpha. Am Lippincott Williams & Wilkins; 1997:267-277.
218. Weinstein MP, Iannini PB, Stratton CW, et al. Spontaneous Rev Respir Dis. 1991;144:179-186. 275. Camfield PR, Camfield CS, Shapiro SH, et al. The first febrile
bacterial peritonitis: a review of 28 cases with emphasis on 244. Heinzel FP. The role of IFN-gamma in the pathology of seizure—antipyretic instruction plus either phenobarbital or
improved survival and factors influencing prognosis. Am J experimental endotoxemia. J Immunol. 1990;145:2920-2924. placebo to prevent recurrence. J Pediatr. 1980;97:16-21.
Med. 1978;64:592-598. 245. Henricson BE, Neta R, Vogel SN. An interleukin-1 276. Uhari M, Rantala H, Vainionpää L, et al. Effect of aceta-
219. Ahkee S, Srinath L, Ramirez J. Community-acquired pneu- receptor antagonist blocks lipopolysaccharide-induced minophen and of low intermittent doses of diazepam on
monia in the elderly: association of mortality with lack of colony-stimulating factor production and early endotoxin prevention of recurrences of febrile seizures. J Pediatr.
fever and leukocytosis. South Med J. 1997;90:296-298. tolerance. Infect Immun. 1991;59:1188-1191. 1995;126:991-995.

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
746.e4
277. Schnaiderman D, Lahat E, Sheefer T, et al. Antipyretic effecti- 290. Cho E, Curhan G, Hankinson SE, et al. Prospective evalua- 301. Uhlig S. Who tidies up the lung? Listen to Cox-2 and Nrf2.
veness of acetaminophen in febrile seizures: ongoing prophy- tion of analgesic use and risk of renal cell cancer. Arch Intern Am J Respir Crit Care Med. 2005;171:1198-1199.
laxis versus sporadic usage. Eur J Pediatr. 1993;152:747-749. Med. 2011;171:1487-1493. 302. Hersh EV, Lally ET, Moore PA. Update on cyclooxygenase
278. Beisel WR, Morgan BB, Bartelloni PJ, et al. Symptomatic 291. Barr RG, Wentowski CC, Curhan GC, et al. Prospective inhibitors: has a third COX isoform entered the fray?. Curr
Parte II  Síndromes clínicos principales

therapy in viral illness: a controlled study of effects on work study of acetaminophen use and newly diagnosed asthma Med Res Opin. 2005;21:1217-1226.
performance. JAMA. 1974;228:581-584. among women. Am J Respir Crit Care Med. 2004;169: 303. Aronoff DM, Neilson EG. Antipyretics: mechanisms of
279. Styrt B, Sugarman B. Antipyresis and fever. Arch Intern Med. 836-841. action and clinical use in fever suppression. Am J Med.
1990;150:1589-1597. 292. Beasley R, Clayton T, Crane J, et al. Association between 2001;111:304-315.
280. Horvath SM, Spurr GB, Hutt BK, et al. Metabolic cost of paracetamol use in infancy and childhood, and risk of 304. Botting R, Ayoub SS. COX-3 and the mechanism of action of
shivering. J Appl Physiol. 1956;8:595-602. asthma, rhinoconjunctivitis, and eczema in children aged paracetamol/acetaminophen. Prostaglandins Leukot Essent
281. Isaacs SN, Axelrod PI, Lorber B. Antipyretic orders in a 6-7 years: analysis from Phase Three of the ISAAC pro- Fatty Acids. 2005;72:85-87.
university hospital. Am J Med. 1990;88:31-35. gramme. Lancet. 2008;372:1039-1048. 305. Kis B, Snipes JA, Busija DW. Acetaminophen and the
282. Manthous CA, Hall JB, Olson D, et al. Effect of cooling on 293. Beasley RW, Clayton TO, Crane J, et al. Acetaminophen cyclooxygenase-3 puzzle: sorting out facts, fictions, and
oxygen consumption in febrile critically ill patients. Am J use and risk of asthma, rhinoconjunctivitis, and eczema in uncertainties. J Pharmacol Exp Ther. 2005;315:1-7.
Respir Crit Care Med. 1995;151:10-14. adolescents: International Study of Asthma and Allergies 306. Li S, Dou W, Tang Y, et al. Acetaminophen: antipyretic or
283. Raizner AE, Chahine RA, Ishimori T, et al. Provocation of in Childhood Phase Three. Am J Respir Crit Care Med. hypothermic in mice? In either case PGHS-1b (COX-3) is
coronary artery spasm by the cold pressor test: hemodyna- 2011;183:171-178. irrelevant. Prostaglandins Other Lipid Mediat. 2008;85:89-99.
mic, arteriographic and quantitative angiographic observa- 294. Amberbir A, Medhin G, Alem A, et al. The role of aceta- 307. Hinz B, Cheremina O, Brune K. Acetaminophen (paraceta-
tions. Circulation. 1980;62:925-932. minophen and geohelminth infection on the incidence of mol) is a selective cyclooxygenase-2 inhibitor in man. FASEB
284. Nobel EG, Gang P, Gordon JB. Dilation of normal and cons- wheeze and eczema: a longitudinal birth-cohort study. Am J. 2008;22:383-390.
truction of atherosclerotic coronary arteries caused by the J Respir Crit Care Med. 2011;183:165-170. 308. Blatteis CM. Antipyretic therapy with helium-oxygen. In:
cold pressor test. Circulation. 1987;77:43-52. 295. Warren HS. Strategies for the treatment of sepsis. N Engl J Cox B, Lomax P, Milton AS, Schönbaum E, eds. Thermo-
285. Lenhardt R, Kurz A, Sessler DI. Thermoregulation and Med. 1997;336:952-953. regulatory Mechanisms and Their Therapeutic Implications.
hyperthermia. Acta Anaesth Scand Suppl. 1996;109:34-38. 296. Bernard GR, Wheeler AP, Russell JA, et al. The effects of ibu- Proceedings of the Fourth International Symposium on the
286. Friedman PL, Brown EJ, Gunther S, et al. Coronary vaso- profen on the physiology and survival of patients with sepsis. Pharmacology of Thermoregulation, Oxford, July 30-Aug 3,
constrictor effect of indomethacin in patients with coronary- The Ibuprofen in Sepsis Study Group. N Engl J Med. 1997;336: 1979. New York: S. Karger; 1980.
artery disease. N Engl J Med. 1981;305:1171-1175. 912-918. 309. O’Donnell J, Axelrod P, Fisher C, et al. Use and effectiveness
287. Mukherjee D, Nissen SE, Topol EJ. Risk of cardiovascular 297. Niven DJ, Stelfox HT, Laupland KB. Antipyretic therapy in of hypothermia blankets for febrile patients in the intensive
events associated with selective COX-2 inhibitors. JAMA. febrile critically ill adults: a systematic review and meta- care unit. Clin Infect Dis. 1997;24:1208-1213.
2001;286:954-959. analysis. J Crit Care. 2013;28:303-310. 310. Wenzel C, Werner J. Physical versus pharmacological
288. Ananthakrishnan AN, Higuchi LM, Huang ES, et al. Aspirin, 298. Mackowiak PA, Plaisance KI. Benefits and risks of antipyretic counter-measures: studies on febrile rabbits. Eur J Appl
nonsteroidal anti-inflammatory drug use, and risk for Crohn therapy. Ann N Y Acad Sci. 1998;856:214-223. Physiol Occup Physiol. 1988;57:81-88.
disease and ulcerative colitis: a cohort study. Ann Intern Med. 299. Dinarello CA. Cytokines as endogenous pyrogens. In: 311. Steele RW, Tanaka PT, Lara RP, et al. Evaluation of sponging
2012;156:350-359. Mackowiak PA, ed. Fever: Basic Mechanisms and Manage- and of oral antipyretic therapy to reduce fever. J Pediatr.
289. Manges AR, Labbe A, Loo VG, et al. Comparative metage- ment. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 1997: 1970;77:824-829.
nomic study of alterations to the intestinal microbiota and 87-116. 312. Newman J. Evaluation of sponging to reduce body tempera-
risk of nosocomial Clostridium difficile-associated disease. 300. Vane JR, Botting RM. New insights into the mode of action ture in febrile children. Can Med Assoc J. 1985;132:641-642.
J Infect Dis. 2010;202:1877-1884. of anti-inflammatory drugs. Inflamm Res. 1995;44:1-10.

Descargado para emma paucar (emma.paucar32@anahuac.mx) en Universidad Anahuac de ClinicalKey.es por Elsevier en agosto 29, 2018.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2018. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.

También podría gustarte