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Construcción y validación de una escala de autoeficacia percibida específica de


situaciones académicas. / Construction and validation of a scale of perceived
self-sufficiency for...

Article  in  Análisis y Modificación de Conducta · January 1983

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David L Palenzuela
Universidad de Salamanca
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Análisis y Modificación de Conducta, 1984, Vol. JO. N. • 26.

UNA EVALUACION DE LA INDEFENSION APRENDIDA: CRITICA


A LA REFORMULACIÓN DE ABRAMSON, SELIGMAN Y TEASDALE

1
David L. Palenzuel,a
Universidad de Salamanca

RESUMEN

Este articulo presenta una evaluación critica de la


reformulación de Abramson, Seligman y Teasdale de la
teoria de la indefensión aprendida. La primera sección
describe los puntos básicos de la reformulación . La
segunda sección analiza criticamente la resolución da -
da al primer conjunto de insuficiencias de la teoria
original. Este análisis sugiere lo siguiente : a) la
nueva definición de incontrolabilidad es menos precisa
y más vaga que la original y ambas definiciones pare-
cen referirse a fenómenos y teorias diferentes; bJ el
análisis atribucional parece incompleto y algo ambi-
guo; e) el significado de la expectativa tampoco pare-
ce estar completamente claro y delimitado . La tercera
sección trata sobre las implicaciones que lo discutido
en la sección anterior tiene sobre los déficits y tera
pia de la indefensión . El articulo concluye cuestionan
do la contribución de la reformulación al cuerpo de co
nacimientos ya existentes en este campo y sugiere eT
desarrollo de una teoria general y unificada de la mo-
tivación cognitivo-social .

SUMMARY

This paper presenta a critical evaluation of the


Abramson, Seligman, and Teasdale reformulation of the
learned helplessness theory . The first section descri-
be the basic points of the reformulation . The second

483
sectioy¡ analyzes cr>itically the r>esolution given to
the fir>st set of inadequacies in the olf theor>y. This
analysis suggests the following: a) the new definition
if uncontr>ollability is less pr>ecise, vaguer> than the
old one; b) the attr>ibutional analysis seems incomple-
te and somehow ambiguous; and e) neither> seems the
meaning of the expectancy to be delimited and clear>
enough. The thir>d section deals with sorne implications
which what has been discussed in the pr>evious section
has on the deficits and ther>apy of helplessness. This
paper> concludes by questioning t he contribution of the
refor>mulation to the body of knowledge alr>eady exis-
tent in this field of psychology, and suggests the de-
velopment of a gener>al, unified social-cognitive moti-
vation theor>y.

484
La teoria de la indefensión aprendida (learned helplessness)
formulada por el grupo de Seligman (Maier y Seligman, 1976; Maier
Seligman y Solomon, 1969;Seligman, 1975 ; Seligman, Maier y Solo-
mon, 1971) ha alcanzado una gran popularidad en muchas áreas de
la psicología y ha producido un cuantioso número de investigacio-
nes en los últimos años. Es algo difícil estimar el número de tra
bajos (publicados y no publicados que tratan sobre este tema. Me:
Ferran y Breen (1979) han recogido en torno a unos 300 estudios
publicados antes de la reformulación hecha por Abramson, Seligman
y Teasdale (1978). Es muy probable que en l a actualidad se haya
triplicado esa cantidad.

En los últimos 15 años, el concepto de contingencia ha jugado


un papel importante progresivamente en las explicaciones teóricas
del aprendizaje contemporáneo. Dentro de estas teorías contempo-
ráneas del aprendizaje, es la teoria de la i ndefensión aprendida
para la cual el concepto de c ontingencia es central. Los predece-
sores más inmediatos en los que se asienta esta teoria de la in-
defensión aprendida responde a las reformulaciones que, desde el
punto de vista de la contingencia, han he cho un grupo de autores
(v.g., Kamin, 1968; Premack, 1965; Prokasy, 1965; Rescorla, 1968)
a la vieja visión de la contingüidad o apareamiento temporal para
explicar el proceso de condicionamiento. La relevancia del conceE
to de contingencia en el condicionamiento instrumental deriva del
hecho de que la presencia versus la ausencia de una c~ntingencia
entre respuestas y consecuencias tiene enormes consecuencias dif~
rentes para la conducta, como lo demuestran los exper i mentos de
Weiss (1968).

Los efectos que las consecuencias incontrolables tienen sobre


los organismos han sido, sin embargo, estudiados más extensamente
por un grupo de investigadores capitaneado por Martin E.P. Selig-
man. Este grupo de investigadores llevaron a cabo una serie de
estudios de laboratorio (Seligman y Maier, 1967; Overmier y Selig
man, 1967) que dieron lugar a lo que ellos denominaron el fenóme:
no de la indefensión aprendida. Alloy y Seligman (1979) han afir-
mado que la proposición básica de la teoría propuesta por el gru-
po de Seligman para explicar dicho fenómeno es que los organismos

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expuestos a consecuencias que son independientes de cuaLquieP Pes
puesta instPumentaL forman una expectativa de que no habrá contin
gencia entre su conducta y la consecuencia en el futuro.

La teoría original de la indefensión aprendida, no obstante,


ha sido objeto de algunas críticas (Abramson y cols., 1978; Buch-
wald, Coyne y Cale, 1978; Miller y Norman, 1979; Wortman y Brehm,
1975; Wortman y Dintzer, 1978). Como respuesta a estas críticas
se han propuesto nuevos enfoques entre los que cabe destacar la
teoría reformulada de la indefensión aprendida basada en un enfo-
que atribucional, el cual ha sido propuesto independientemente
por Abramson y cols. (1978) y Miller y Norman (1979). Si bien es-
te nuevo enfoque ha sido ampliamente reconocido también ha sido
criticado (Buchwald y cols., 1978; Huesman, 1978; Jackson y La-
rrance, 1979; Polaino-Lorente y Vázquez, 1982; Wortman y Dintzer,
1978).

Las críticas que se han hecho a la teoría reformulada de Abram


son y cols. son importantes, pero no han abordado una serie de
puntos que nosotros creemós que han contribuido a crear una teo-
ría reformulada de la indefensión aprendida que tiene poco que
ver con el fenómeno original y que es menos precisa que la teoría
original. La teoría reformulada parece haber levantado también
más problemas de los que ha pretendido resolver y su contribución
al cuerpo de conocimientos ya existente en . este campo de la psi-
cología parece cuestionable. ·

El presente artículo aborda esta serie de puntos a lo largo de


tres secciones. En la primera sección se exponen los supuestos
básicos de la reformulación a criticar. En la segunda sección se
analiza críticamente la solución propuesta por Abramson y cols.
para resolver lo que ellos han dado en llamar "la primera insufi-
ciencia" de la teoría original de la indefensión. También se dis-
cute los problemas que presenta el significado de la variable bá-
sica del modelo: la expectativa de no contingencia. En la tercera
sección se analiza críticamente algunas de las implicaciones que,
sobre los déficits y terapia de la indefensión aprendida, tiene
lo discutido en la sección anterior.

SUPUESTOS BASICOS DE LA REFORMULACION

Según Abramson y cols. (1978; Abramson, Garber y Seligman,


1980) la teoría original de la indefensión aprendida presenta una
serie de insuficiencias. Ellos han distinguido dos tipos de insu-
ficiencias. En nuestra opinión, es la primera de esas insuficien-
cias la que da lugar al núcleo central de la reformulación. Los
autores de la reformulación han objetado que el viejo modelo de
la indefensión no .da cuenta de las diferencias individuales en
respuesta a la incontrolabilidad y que esto se debe, en parte, a

486
2
la ambigüedad de la definición de control •

De acuerdo con la teoría original de la indefensión, "se dice


que una consecuencia es incontrolable para un individue> cuando la
ocurrenciacle la consecuencia 1110 está relacionada a su respuesta.
Es decir, si la probabilidad de una consecuencia es la misma ocu-
rra o no una determinada respuesta, entonces la consecuencia es
independiente de esa respuesta. Cuando esto es verdad para todas
las respuestas voluntarias, se dice que la consecuencia es incon-
trolable para el individuo ... Inversamente, si cuando ocurre una
respuesta la probabilidad de una consecuencia es diferente de su
probabilidad cuando la respuesta no ocurre, entonces la consecuen
cia es dependiente de esa respuesta: la consecuencia es controla-
ble" (Abramson y cols., 1978, p. 51).

Sin embargo, según Abramson y cols. esta definición original


de incontrolabilidad es ambigua porque no distingue aquellos ca-
sos en que un sujeto cree que existen respuestas que deberían pr~
ducir contingentemente la consecuencia deseada, aunque él no las
posee, y aquel1:f>s casos en que ni él ni "otros pertinentes" (re-
levant others) poseen las respuestas requeridas para controlar
la consecuencia deseada. Es decir, la definición original de in-
controlabilidad no distingue dos tipos de indefensión posibles en
los humanos. Así, según la definición reformulada, la persona que
cree que la consecuencia es no contingente con las respuestas de
su repertorio pero contingente con las respuestas del repertorio
de "otros pertinentes" es un caso de indefensión personal. Abram-
son y cols. ponen como ejemplo un estudiante que estudia incesan-
temente y hace cursos de recuperación con la intención de obtener
buenas notas pero, sin embargo, fracasa. El estudiante llega a
creer que es un incompetente y cesa en su intento de aprobar. De
acuerdo con el modelo original de indefensión, éste no es un caso
claro de incontrolabilidad debido a que la persona cree que exis-
ten respuestas {que poseen otros pertinentes) que producirán las
consecuencias, aunque él no las tenga en su repertorio. Según
Abramson y cols., lo que importa es que a pesar de cualquier res-
puesta voluntaria que dé la persona, la probabilidad que tiene de
obtener la consecuencia deseada permanece inalterada. Este caso
de indefensión personal es un refinamiento de la hipótesis origi-
nal de la indefensión.

Por otro lado, la persona que cree que la consecuencia es no


contingente con las respuestas de su repertorio ni con las res-
puestas de ningún "otro pertinente" es un caso de indefensión uni
versaL~ Abramson y cols. ponen como ejemplo un niño que tiene le~
cemia y el padre hace uso de todos sus recursos para salvar la
vida del niño. Sin embargo, nada de lo que él hace mejora la sa-
lud del niño. Ni hay ninguna otra cosa que alguien pueda hacer p~
ra curar la enfermedad. El padre llega a creer que no hay nada
que él o cualquier otro pueda hacer para salvar la vida del niño,

487
1
'
1

luego la leucemia es incurable. Seg6n Abramson y cols. este ejem-


plo es consistente con la hipótesis original de la indefensión.

Para los autores de la reformulación, la distinción entre ind~


fensión personal y universal resuelve la primera insuficiencia
del modelo original. Esta distinción viene definida por la dimen-
sión atribucional de internalidad-external~dad. A su vez, la re-
formulación utiliza la dicotomía self-otro como criterio de in-
ternalidad-externalidad. Así, cuando los individuos creen que es
más probable o menos probable que las consecuencias les ocurran
a ellos mismos que a "otros pertinentes", atribuyen esas ~onse­
cuencias a alguna cosa acerca de ellos mismos -factores internos.
Inversamente, cuando los individuos creen que es tan probable que
las consecuencias les ocurran a ellos mismos como a "otros perti-
nentes", hacen atribuciones externas. De esta forma, en los ejem-
plos de indefensión personal y universal descritos anteriormente,
el estudiante hace una atribución interna a su incompetencia,
mientras que el padre hace una atribución externa a la incurabi-
lidad de la leucemia. De acuerdo con la reformulación, estas atr~
buciones llevan a una expectativa de no contingencia de que futu-
ras respuestas serán inútiles en orden a obtener la consecuencia
deseada. Y tanto el modelo reformulado como el original mantienen
que esta expectativa es el determinante crucial de los síntomas
de la indefensión aprendida.

De acuerdo con la reformulaciónr la distinción entre indefen-


sión personal e indefensión univ~rsal no sólo aclara la defini-
ción original sino que tiene otras importantes implicaciones. En
primer lugar, esta distinción es consistente con la distinción
conceptual de Bandura (1977) entre expectativas de la eficacia y
de la consecuencia. La indefensión personal envuelve una baja ex-
pectativa de eficacia y una alta expectativa de la consecuencia
(la respuesta que produce la consecuencia no es disponible para
la persona), mientras que la indefensión universal envuelve una
baja expectativa de la consecuencia (ninguna respuesta produce la
consecuencia). Abramson y cols. (1980, p. 8) también han afirma-
do: "es digno de ser notado que nuestro análisis atribucional de
la indefensión se ajusta a la lógica del análisis atribucional de
la motivación de logro de Weiner (1972, 1974)".

En segundo lugar, la distinción entre indefensión personal y


universal clarifica la relación entre incontrolabilidad y fraca-
so. Según la reformulación, fracaso e incontrolabilidad no son si
non1mos, como algunos han sugerido. Fracaso significa algo más
que simplemente no obtener una consecuencia deseada. En general,
fracaso implica que hay una posibilidad de éxito (v.g., algunas
respuestas pueden producir la consecuencia deseada) y que la fal
ta de éxito en el logro del objetivo es atribuida a factores in::
ternos. Fracaso es un subcomponente de incontrolabilidad que en-
vuelve malas consecuencias. En otras palabras, fracaso es un sub-

488
componente de la indefensión que representa el caso de la indefe~
sión personal. As í', el concepto de incontrolabilidad ( indefen-
sión) significa algo .más que fracaso, puede referirse tanto al
fracaso como al éxito no contingente.

Finalmente, según Abramson y cols. la relación entre incontro-


labilidad y lugar de control externo parece ser más compleja que
lo que daba a entender la hipótesis original. Según la reformula-
ción, la incontrolabilidad y el lugar de control externo no son
sinónimos, sino más bien ortogonales. La incontrolabilidád puede
referirse tanto al lugar de control interno como al lugar de con-
trol externo. En otras palabras, los individuos pueden hacer bien
atribuciones internas o externas de su indefensión. "Los indivi-
duos universalmente indefensos hacen atribuciones externas de los
fracasos, mientras que los individuos personalmente inde~ensos
hacen atribuciones internas" (Abramson, cols., 1978, p. 54) •

PROBLEMAS DERIVADOS DE LA DISTINCION ENTRE INDEFENSION PERSONAL


VS UNIVERSAL

Una vez expuestas las bases de la r~for~ulación, al menos por


lo que se refiere a la resolución propuesta por Abramson y cols.
al primer conjunto de insuficiencias del modelo original de la i~
defensión, podemos comprender mejor el análisis crítico sobre di-
cha reformulación. En esta sección, vamos a analizar críticamente
la resolución dada a ese primer conjunto de insuficiencias en
tres grandes apartados que coinciden, en. parte, con tres pasos im
portantes del flujo de eventos que lleva a los síntomas de inde:
fensión: las consecuencias, las atribuciones y las expectativas.

Consecuencias Incontrolables, no Contingencia y Fracaso

Casos de IncontPo LabiLi dad e I ndefens ión PePs ona L vs Un i vePsa L


Nosotros asumimos que las dos definiciones de incontrolabilidad,
la original y la reformulada, expuestas en la sección anterior,
conciben la no cont i ngenci a de forma diferente, y que la nueva de
" finición, reflejada en la distinción entre indefensión personal
y universal, no parece más clara ni más completa que la original.
Analicemos el caso que Abramson y cols. describen para .ejemplifi-
car una situación de indefensión personal. En nuestra opinión, un
individuo que fracasa en sus exámenes a pesar del esfuerzo que ha
puesto y piense que fue debido a su incompetencia, es una situa-
ción clara de controlabilidad o de contingencia entre respuestas
y consecuencias. La consecuencia negativa de suspender ocurre en
relación a un tipo determinado de respuestas (respuestas incompe-
tentes); es decir, no aparece de forma aleatoria, sino que es de-
pendiente del tipo de respuestas que dé el suejto. Así, si emitie
ra respuestas más competentes las consecuencias serían diferen:
tes. Evidentemente, este análisis es completamente consistente

489
con la definición original de controlabilidad. Desde esta perspe~
tiva, el ejemplo de Abramson y cols. sería, por lo tanto, un caso
de fracaso personaL - contingent e o de incompetencia personal más
que de indefensión personal .

Abramson y cols. (1978), en cambio, señalan que el ejemplo an-


terior sería un caso de no contingencia (indefensión) personal de
bido a que e l sujeto cree que la consecuencia deseada (aprobar
los exámenes) es no contingente con los actos de su repertorio,
aunque contingente con los actos de los repertorios de otros per-
tinentes. Para Abramson y cols., entonces, no contingencia perso-
nal significa que las respuestas del sujeto son incompetentes pa-
ra conseguir la consecuencia deseada. En otras palabras, la cons~
cuencia deseada es independiente de las respuestas incompetentes
del sujeto, depende de respuestas competentes que él no posee pe-
ro que otros pertinentes sí poseen. Para nosotros, y según la de-
finición original, sin embargo, no contingencia significa que el
tipo de consecuencias que recibe un sujeto no está relacionado
con el tipo de respuestas que emite. En situaciones experimenta-
les, contingencia y no contingencia se refiere a la ausencia o
presencia de manipulación por parte del experimentador en el feed
back dado a los sujetos, lo cual fue precisamente lo que sucediÓ
en los estudios de laboratorio que dieron lugar al fenómeno de la
indefensión.

De esta forma, para nosotros un caso de fracas o personaL no


contingente sería aquel en que un individuo que suspende los éxa-
menes llega a creer que él es competente y que su fracaso se debe
a que el profesor le tiene manía y aunque él sabe la materia y ha
ce buenos exámenes el profesor le suspende. Aquí el feedback ad:
ministrado por el profesor está manipulado, no se corresponde (no
es contingente) con el tipo de respuesta dada por el alumno. Ob-
viamente, este caso no está recogido en la definición de indefen-
sión personal y tampoco en la indefensión universal; en cambio,
sí lo está en la definición original de incontrolabilidad. Por
consiguiente, la definición reformulada de incontrolabilidad per-
sonal no parece distinguir entre las consecuencias que son inde-
pendi entes de respuestas incompetentes y las consecuencias que
son independientes de respuestas competentes. Sólo hace referen-
cia a las primeras.

Analicemos ahora el ejemplo de la leucemia, descrito por Abram


son y cols. para ilustrar una situación de indefensión universal~
Según la lógica de la definición reformulada, en este ejemplo las
consecuencias deseadas son independientes de las respuestas incom
petentes del padre y de otra gente. Así, incontrolabilidad (no
contingencia) universal aquí parece que significa que nadie puede
conseguir la consecuencia deseada debido a que nadie conoce, por
eL momento, la forma de conseguirla, es decir, de curar la enfer-
medad. Sin embargo, para nosotros el que una consecuencia deseada

A90 -~
no pueda ser conseguida (controlada) por nadie en un momento tem-
poral determinado nd es una condición suficiente para definir una
consecuencia como incontrolable o no contingente con las respues-
tas. En este sentido, no vemos que la leucemia sea un buen ejem-
plo de no contingencia (uní versal) , debido a que es una conse-
cuencia negativa que no se produce de forma aleatoria ni es mani-
pulada, sino que tiene unas causas que pueden ser desconocidas
hasta ahora por los científicos, pero que en cualquier momento
-como. ha sucedido con otras enfermedades- pueden dar con esas ca~
sas y ser capaces de controlarla. En otras palabras, de acuerdo
con la definición del modelo original, la probabilidad de la con-
secuencia deseada sería diferente si ocurriera una determinada
respuesta (una respuesta competente) que en estos momentos nadie
posee, pero que en un futuro próximo alguien puede poseerla. Es
decir, la consecuencia negativa (o la no consecución de la conse-
cuencia deseada) está relacionada con res pues as incompetentes.
Desde esta perspectiva, el ejemplo de la leucemia sería un caso
de f"raoaso universal cont i ngente. Por lo tanto, en este tipo de
situación la gente es más bien incompetente que indefensa, pues
ni realmente la leucemia fuera en si misma incontrolable, no ten-
dría sentido que los científicos siguieran investigando en su
afán por tener control sobre dicha enfermedad (efecto de facilita
ción). De esta forma, nosotros no vemos que este ejemplo de inde:
fensión uní versal sea consistente con la definición original de
incontrolabilidad, tal como sugieren Abramson y cols.

Además, este caso no sólo parece responder más a una situación


de incompetencia universal que de indefensión universal, sino que
la situación en la que un padre tiene un hijo con leucemia po-
dría ser explicada mejor por una teoría de la desesperanza (Sto-
tland, 1969). En la vida existen una serie de acontecimientos ne-
gativos que no son competencia directa de uno el controlar los.
Así, las enfermedades del cuerpo humano son competencia directa
del médico; de tal forma que cuando un hijo contrae una enferme-
dad (v.g., leucemia) la reacción del padre no parece que sea tra-
tar de controlar y curar él la enfermedad, como parecen sugerir
Abramson y cols. (1978, p. 51-52). Más bien la reacción del padre
es acudir inmediatamente al médico. Pero si la enfermedad no pue-
de ser curada por los médicos, como en este caso, un término más
apropiado para describir esta situación tal vez sea el de "d7ses-
peranza" (hopelessness) más que el de indefensión universal . Es
decir, en esta situación parece ser que el factor crucial es la
baja expectativa de la consecución de la consecuencia deseada (la
curación del niño).

Por último, el caso de la leucemia para ilustrar la indefen-


sión universal no parece ajustarse a la distinción de Abramson y
cols. (1978, p. 53) hacen entre el término "otro pertinente" y
"otro al azar" u "otro cualquiera". Así, en el caso de la leuce-
mia ni el padre ni nadie pueden curar al niño; por lo tanto, o

491
8
bien existe esa falta de ajuste o de lo contrario tal distinción
no tiene ningún ·s entido en el caso de la indefensión universal.
Sin embargo, esta última posibilidad no parece que sea consisten-
te con la definición de la Tabla 1 (ver Abramson y cols., 1978,
p. 53), ni con la siguiente definición: "Situaciones en lag c ua~
les los sujetos creen que ni ellos ni ningún otro pertinente pue-
den resolver el problema son casos de indefensión universal"
(Abramson y c ols., 1980, p. 12). De estas definiciones y del ejem
plo que ponen Abramson y cols. para aclarar porqué utilizan úi'
expresión "otro pertinente" parece derivarse que una situación de
indefensión universal sería aquella en la que un estudiante cree
que ni él ni sus comprañeros de clase (otros pertinentes) pueden
resolver problemas matemáticos que sólo matemáticos profesionales
pueden resolver. Pero en este caso, la consecuencia deseada puede
ser controlable por alguien, mientras que en el caso de la leuce-
mia nadie puede controlarla. Por consiguiente, no parece quedar
claro si en la indefensión universal la persona cree que la cons~
cuencia deseada es incontrolable sólo para ella y para "otros pe!:
tinentes" o para todas las personas.

En cualquier caso, en el ejemplo de la leucemia, indefensión


universal parece significar que una persona no puede conseguir
la consecuencia deseada porque nadie tiene la suficiente compete~
cia para conseguirla, lo cual es muy distinto de aquella situa-
ción en la que la gente es competente pero no puede conseguir la
consecuencia deseada debido a que está manipulada. Un ejemplo se-
ría una persona muy competente que va a unas oposiciones a las
que se presentan cuatro personas más para cubrir sólo dos plazas.
Estas cuatro personas son también muy competentes; pero resulta
que ni ella ni las demás aprueban las oposiciones, se dejan las
dos plazas vacantes. Esta persona llega a creer que aunque tanto
ella como sus compañeros eran competentes nadie consiguió la con-
secuencia deseada porque el tribunal no le interesó dar las pla-
zas, pues están reservadas para otra gente. Es muy probable, en-
tonces, que esta persona desarrolle una fuerte expectativa de no
contingencia y no se presente la próxima vez. Obviamente, la in-
controlabilidad en este ejemplo no parece que signifique lo mismo
que en los ejemplos de Abramson y cols. de indefensión personal
y universal. Sin embargo, sí parece que es consistente con la de-
finición de incontrolabilidad de la teoría original. Este ejemplo
sería un caso de fracaso universaL no contingente.

Finalmente, según la reformulación, incontrolabilidad se refie


re no sólo a l fracaso sino también al éxito no contingente . Sin
embargo, los autores de la reformulación no especifican de qué
forma el éxito no contingente quedaría recogido e integrado en la
nueva distinción entre indefensión personal y universal. Un ejem-
plo de éxit o no contingente podría ser aquella situación en la
que un individuo obtiene siempre una buena nota en sus exámenes
aunque no estudia mucho ni hace bien los exámenes, por lo que lle

492
ga a pensar que le cae bien el profesor y haga lo que haga en los
exámenes le pone siempre buena nota. De acuerdo con la definición
original de incontrolabilidad, la ocurrencia de la consecuencia
(una buena nota) no está r e lacionada con el tipo de re s puestas
que emite el individuo; es decir, la consecuencia o el f eedba ck
está manipulado, no se corresponde con la clase de respuesta que
da el individuo. Sin embargo, no vemos que ésta sea una situación
de indefensión personal puesto que la consecuencia deseada (obte-
ner buena nota) ha sido conseguida y no hay fracaso ni una a t ri-
bución interna. Tampoco parece que sea una situación de indefen-
sión universal puesto que a todos sus compañeros no les ocurre lo
mismo. Por otra parte, tanto la indefensión personal como la uni-
versal parecen estar definidas en base a consecuencias negativas,
por lo que las consecuencias positivas no parecen encajar en la
lógica de esa definición, al menos es algo que no queda claro en
la reformulación.

Incompet enc i a Persona L vs Univer saL. De acuerdo con los casos


que acabamos de anal i zar, la distinción entre indefensión perso-
nal vs uní versal se r efiere sólo a consecuencias negativas que
implican fracasos contingentes y no abarca las situaciones de fr~
caso y éxito no contingente, que son las que precisamente abarca
la definición original de incontrolabilidad. Por consiguiente, la
definición reformulada de incontrolabilidad no parece haber re-
suelto ningún problema en relación con la definición original, s~
no que simplemente es diferente y abarca casos de incontrolabili-
dad diferentes. Esto significa que la definición reformulada tie-
ne poco que ve r con el fenómeno original que dio lugar a la teo-
ría de la i ndefensión aprendida. La teoría r eformulada parece ba-
sarse más en una dime nsión del éxito-fracaso que en una dimensión
de la contingencia- no contingencia. Es decir, hay indefensión per
sonal si hay fracaso personal (contingente según nuestro análi=
sis) y hay indefensión universal si hay fracaso universal (contin
gente también según nuestro análisis). -

Como sabemos, el fenómeno y la teoría de l a indefensión apren-


dida surgió de unos estudios de laboratorio en los que el feed-
back era manipulado por el experimentador de acuerdo con un pro-
grama de no contingencia. Sin embargo, puesto que la reformula-
ción emplea el término "no c ontingencia" con un significado dife-
rente, no parece apropiado que siga utilizando la expresión "inde
fensión aprendida". En otras pa labras, las situaciones de fracaso
contingente personal vs universal que de f inen la distinción entre
indefensión personal vs universal parecen responder más a una teo
ría de la "incompetencia aprendida" que a una teoría de la inde=
fensión aprendida; por lo tanto, la expresión "incompetencia per-
sonal vs universal" podría ser más apropiada.
Análisis Atribucional
Dicotomi a Se Lf-Otr o , Internalidad- Ex ternalidad e I ndef ensión

493
PePsonaL VePsus UnivePsaL. En el modelo de Abramson y cols. la d~
mensión internalidad-externalidad parece tener un significado muy
restringido en relación con otros modelos atribucionales, como
por ejemplo el de Weiner (1972, 1974, 1979, 1980). De acuerdo con
la reformulación, un individuo hace una atribución interna a su
incompetencia cuando cree que la consecuencia incontrolable le
ocurre sólo a él y no a otros pertinentes. Sin embargo, a noso-
tros nos parece que el que un individuo crea que la consecuencia
incontrolable le ocurre sólo a él y no a otros pertinentes no im-
plica que tenga que hacer una atribución interna, puede hacer ta~
bién una atribución externa. Supongamos un estudiante que es el
único que suspende los exámenes, todos los demás compañeros los
aprueban. Este estudiante puede hacer bien una atribución interna . l
y pensar que él es un incompetente o puede hacer una atribución
externa y pensar que el profesor le tiene manía, pues él es com-
petente.

Por otra parte, según la reformulación, un individuo hace una


atribución externa cuando cree que la consecuencia incontrolable
el ocurre tanto a él como a otros pertinentes. A nosotros nos p~
rece, sin embargo, que un individuo que cree que la consecuencia
incontrolable le ocurre tanto a él como a otros pertinentes puede
hacer bien una atribución externa o bien una atribución interna.
Supongamos una persona que se presenta a unas oposiciones junto
con otras dos personas para cubrir tres plazas, pero todos suspen
den. Esta persona puede hacer bien una atribución interna y pen:
sar que tanto él como los demás eran · incompetentes o bien una
atribución externa y pensar que las oposiciones estaban manipula-
das.

De este análisis parecen derivarse cuatro situaciones diferen-


tes. La atribución interna en ambos ejemplos daría lugar a una . si
tuación de incompetencia (contingencia) personal y universal res:
pectivamente; mientras que la atribución externa en ambos ejem-
plos daría lugar a una situación de indefensión (no contingencia)
personal y universal respectivamente. Evidentemente este análisis
no es consistente con la reformulación. Sin embargo, sí es consis , 1
tente con el análisis que hicimos en el apartado anterior y con
el modelo original de la indefensión.

AnáLi sis AtribucionaL de Abramson y cols. versus Análisis Atri


bucional de Weiner. Abramson y cols . (1980) afirman que "el análi
sis atribucional de la indefensión se ajusta a la lógica del aná:
lisis atribucional de la motivación de logro de Weiner (1972,
1974)" (p. 8). Sin embargo, si tenemos en cuenta la distinción y
relación entre incontrolabilidad y fracaso sugerida por Abramson
y cols., la anterior afirmación es discutible.

Según los autores de la reformulación, si un estudiante encuen


tra que no puede resol ver un problema matem.á tico (consecuencia in

494
controlable) puede creer que él es incapaz de resolverlo aunque
sus compañeros (otros pertinentes) pueden resol verlo, entonces
atribuye la consecuencia incontrolable a un factor interno (incom
petencia). Esta sería una situación de fracaso o de indefensión
personal. Por otro lado, un segundp sujeto, puede creer que ni él
ni sus compañeros (otros pertinentes) pueden resolver el proble-
ma, entonces hace una atribución externa. Esta sería una situa-
ción de incontrolabilidad o de indefensión universal, pero no de
fracaso. Esto significa que según la reformulación parece ser que
una consecuencia incontrolable no puede ser considerada como fra-
caso hasta que el sujeto no haya evaluado las causas de · esa conse
cuencia, de tal forma que una atribución externa no supone un fra
caso sino simplemente un caso de incontrolabilidad.

Sin embargo, paraWeiner con lo primero que se encuentra un su-


jeto es con un fracaso (o un éxito), a continuación intentará ex-
plicar ese fracaso (o éxito) atribuyéndolo a una de las siguien-
tes causas: capacidad, esfuerzo, dificultad de la tarea y suerte
(entre las más importantes). No obstante, en la literatura sobre
indefensión aprendida no está suficientemente claro que la situa-
ción de fracaso tenga lugar después que la atribución haya sido
hecha, como veremos a continuación.

Lugar de las Atribuciones en el Modelo de Abramson y Cola. Se-


gún la reformulación de Abramson y cols. la atribución se hace a
la percepción de no contingencia y sirve de mediadora entre la
percepción de no contingencia y la expectativa de no contingen-
cia.

Sin embargo, en la literatura Sobre el modelo reformulado de


indefensión aprendida no está del todo claro qué lugar ocupan las
atribuciones en el proceso que lleva a los dos tipos de indefen-
sión y a qué hacen referencia: si al fracaso, a la falta de con-
trol, a la incontrolabilidad objetiva, a la percepción de incon-
trolabilidad o a la indefensión. Veamos algunos ejemplos. Breen
y cols. (1979) consideran la atribución como referida al fracaso
(ver p. 136). De forma similar Janoff-Bulman y Brickman (1982)
" afirman que "la versión reformulada de la indefensión aprendida
también coloca gran énfasis sobre las atribuciones que la gente
hace de las causas de su fracaso" (p. 210). Abramson y Martín
(1981) afirman: "En breve, el modelo reformulado postula que atri
buir la falta de control. .. " (p. 121). Abramson y cols. (1980)
consideran las atribuciones como referidas a la indefensión (p.
12, 23 y 29) y también como referidas al fracaso (p. 12). Ickes
y Layden (1978, citado por Abramson y cols., 1980, p. 29) hablan
de atribuciones a las consecuencias negativas. Abramson y cols.
( 1980) señalan: "La reformulación atribucional está destinada a
explicar qué ocurre una vez que se hace una atribución de la in-
controlabilidad" (p. 18). Zemore y Johansen (1980) señalan: "de
acuerdo con la hipótesis reformulada, las atribuciones concernien

495
tes a la causa de un evento incontrolable ... " (p. 167).

Todos estos son algunos ejemplos de la falta de precisión en


el lenguaje, lo cual crea ambigüedad terminológica y conceptual.
Pues no es lo mismo decir "atribución a la indefensión" que decir
"atribución del fracaso" o "atribución de la incontrolabilidad" .

Así, según los autores de la reformulación se habla de fracaso


sólo cuando un sujeto atribuye la consecuencia incontrolable a
factores internos, pues si atribuye la consecuencia a factores
externos no tiene lugar una s i tuación de fracaso sino simplemente
de incontrolabilidad. Este argumento, sin embargo, no parece ser
consistente con algunas de las citas anteriores que consideran
que las atribuciones se hacen después de que una situación de fr~
caso ha ocurrido . . Por otra parte, si el término indefensión es
utilizado para referirse al resultado de una serie de· procesos
que dan lugar o bien a la indefensión personal o bien a la inde-
fensión universal, ¿cómo puede utilizarse también dentro de uno
de los pasos de ese proceso, por ejemplo en la expresión "atribu-
ción de la indefensión"? Por último, ¿la expresión "atribución de
la incontrolabilidad"abarca tanto consecuencias negativas como P9_
sitivas?.

Expectativa de No Contingencia

Significado de l a Expectativa en el Modelo Origi nal y Reformu-


lado. Tanto en el modelo original como en el reformulado la expe~
tativa de no contingencia es considerada como el determinante cru
cial de los síntomas de indefensión. Sin embargo, no significa lo
mismo en uno y otro modelo. En el modelo original significa que
el feedback seguirá estando manipu~ado, mientras que en el modelo
reformulado significa que la gente seguirá siendo incompetente pa
ra conseguir o controlar un feedback no manipulado. En el caso de
la expectativa de no contingencia personal el individuo cree que
solamente él será incapaz de ejecutar la conducta requerida para
conseguir la consecuencia deseada. En el caso de la expectativa
de no contingencia universal el individuo cree que ni él ni sus
compañeros serán capaces de ejecutar la conducta requerida para
conseguir la consecuencia deseada. De esta forma, consistente con
lo sugerido en un apartado anterior, parece más adecuado hablar
de una expectativa de incompetencia personal vs universal dentro
del modelo reformulado.

Expectativa de No Contingencia Perso~al vs Univer sa l y Expecta


tiva de Eficacia vs Consecuencia. Abramson y cols. (1978) han
afirmado que la distinción que Bandura (1977) hace entre la expec
tativa de eficacia y la expec t ativa de la consecuencia se ajusta
al modelo reformulado; sin embargo, esto no parece que sea del to
do correcto. El significado de indefensión personal sí parece ser
equivalente al de una baja exp ectativa de eficacia; pero la inde-

496
fensión universal no supone una baja expectativa de la consecuen-
cia.

Para Bandura (1977), la expectativa de la consecuencia se re-


fiere a que una persona está segura de sus capacidades pero espe-
ra que su conducta no tenga ningún efecto sobre un ambiente no
respondiente o consistentemente castigado. Esto significa que las
conductas de la persona son competentes pero no tienen ningúnva-
lor instrumental porque el feedback es manipulado. así, para res-
taurar el valor instrumental de esas competencias que posee la
persona hay que cambiar las contingencias ambientales. Por e l co~
trario, la indefensión universal se refiere a que una persona
cree que tanto ella como "otros pertinentes" son incompetentes p~
ra resolver un problema. En este caso, no hay que cambiar las co~
tingencias ambientales sino desarrollar las competencias que la
gente no posee todavía.

Por consiguiente, según la distinción hecha por Bandura (1977,


ver pp. 204-205) entre expectativa de la eficacia y expectativa
de la consecuencia, la indefensión universal sería más equipara-
ble a la expectativa de la eficacia que a la expectativa de la
consecuencia. De esta forma, la indefensión personal supondría
una baja expectativa de eficacia personal, mientras que la inde-
fensión universal supondría una baja expectativa de eficacia uni-
versal, con lo que la hipótesis de la incompetencia personal vs
universal parece quedar aún más reforzada a través de esta compa-
ración entre el modelo reformulado y la teoría de Bandura.

Por otra parte, si el significado de la indefensión universal


fuera realmente equivalente al de la expectativa(de la indefen-
sión universal fuera realmente equivalente al de la expectativa)
de la consecuencia -cosa que no queda claro como ha sido demostra
do en la discusión anterior- entonces también sería equiv.a lente
al signifcado original de indefensión. En este caso, la reformu-
lación hubiera consistido en la incorporación del concepto de au-
toeficacia de Bandura al modelo original, por lo que la expresión
"incompetencia vs indefensión" sería más adecuada que la de "inde
" fensión personal vs universal" para describir una integración de
las teorías de la indefensión aprendida y autoeficacia.

Expectat?:va de Indefensión y Expectativa de Lugar de Control


Externo. Otra de las insuficiencias del modelo original según
Abramson y cols. tiene que ver con la relación entre la indefen-
sión y el lugar de control externo. A lo largo de la literatura
la indefensión ha sido considerada en muchas ocasiones como seme-
jante o equivalente al lugar de control externo (Benson y Kenne-
lly, 1976; Gregory, 1978; Hiroto, 1974; Lefcourt, 1980; Miller y
Seligman, 1973; Pittman y Pittman, 1979; Seligman, Maier y Geer;
1968; Winefield, 1979). Los autores de la reformulación, sin em-
bargo, han objetado que en los estudios empíricos que tratan de

497
apoyar esta semejanza entre indefensión y control externo se ha
encontrado que tanto los sujetos indefensos como los no indefen-
sos consideran la tarea de habilidad como una tarea de habilidad,
lo cual significa que los sujetos indefensos pueden tener no sólo
un lugar de control "externo" sino también "interno". Así, la re-
formulación considera la indefensión y el lugar de control exter-
no como ortogonales; de tal forma que los individuos pueden hacer
bien atribuciones internas (lugar de control interno) o externas
(lugar de control externo) de su indefensión, dando lugar a la
indefensión personal y a la indefensión universal respectivamen-
te.

Abramson y cols. consideran, por lo tanto, que la distinción


entre indefensión personal vs universal resuelve otra de las ins~
ficiencias del modelo original de indefensión. Sin embargo, ' no
parece que sea esto correcto. Por una parte, las manipulaciones
empleadas en sujetos humanos para inducir la indefensión aprendi-
da envuelven fracasos inducidos por el experimentador más que co~
secuencias incontrolables, dado que los sujetos no pueden escapar
de una estimulación aversiva de la que se les ha mal informado
que es escapable, o no pueden resolver tareas cognitivas de las
que se les ha mal informado que son solubles (Coyne, Metalsky y
Lavelle, 1980). En este sentido, Sergent y Lambert (1979) han de-
mostrado experimentalmente que la incontrolabilidad parece ser un
medio accidental utilizado para impedir a los sujetos tener éxi-
to, siendo el fracaso suficiente pa~a explicar los déficits. Así,
Sergent y Lambert han sugerido que los resultados de los experi-
mentos de indefensión aprendida con sujetos humanos pueden ser ex
plicados mejor por un efecto de incompetenci a aprendida.

En términos de la reformulación, los resultados de esos experi


mentas serían explicados por la indefensión personal. De este mo:
do, el que los sujetos con indefensión personal (incompetencia)
consideren la tarea de habilidad ~omo una tarea de habilidad no
parece que sea ninguna prueba empírica en contra de la semejanza
conceptual postulada entre el lugar de control externo y la inde-
fensión puesto que esos experimentos en realidad están poniendo
a prueba una hipótesis de la incompetencia más que una hipótesis
de la indefensión. Es decir, la definición original de indefen-
sión parece ser conceptualmente semejante a la definición de lu-
gar de control externo. Por consiguiente, el error parece estar
en que los experimentos de indefensión aprendida con humanos indu
cen a situaciones de incompetencia más que la indefensión o incoñ
trolabi l idad y en llamar "indefensión" (personal) a algo que debe
ría ser llamado "incompetencia".

Por otra parte, la reformulación parece confundir la dimensión


atribución interna-externa con la expectativa de lugar de control
interno- externo, tal como se deriva de su argumento de que la in-
defensión es ortogonal a el lugar de control externo. En primer

498
lugar, la expectativa de . lugar de control del refuerzo se refiere
a creencias acerca ·de las relaciones de contingencia entre accio-
nes-consecuencias y no hace referencia a ningún acontecimiento
ocurrido; es decir, son anteriores a la conducta y a la consecue~
cia. En cambio, las atribuciones causales se refieren a los inten
tos de la gente por explicar los acontecimi entos (positivos o ne
gativos) que han experimentado; es decir, tienen lugar después de
haber experimentado una consecuencia. Una distinción similar ha
sido sugerida por Zuroff (1980). En segundo lugar, en el modelo
aribucional de Abramson y cols. internalidad significa atribuir
la consecuencia negativa a la falta de capacidad. En cambio el 1~
gar de control interno se refiere a que los refuerzos son contin-
gentes con las conductas emitidas por el sujeto y pueden suponer
tanto capacidad como esfuerzo y no tiene por qué referirse sólo
a consecuencias negativas. Por último, para el modelo reformula-
do la externalidad nada tiene que ver por ejemplo con la suerte
o el destino y el lugar de control externo sí.

Distintas Interpretaciones de ~a Expect ativa de No Contingen-


cia. Un último punto problemático se hace evidente si examinamos
de qué forma la expectativa de no contingencia ha sido suscepti-
ble a diferentes interpretaciones. Lefcourt (1980) considera que
tanto el lugar de control como la indefensión se refieren a las
creencias que los individuos mantienen con respecto a la relación
entre acciones y consecuencias, de tal forma que la expectativa
de lugar de control externo viene a ser equivalente a la expecta-
tiva de no contingencia o indefensión. Por otro lado, Zuroff
(1980) considera la expectativa de no contingencia como equivale~
te a la expectativa del refuerzo de la teoría del aprendizaje so-
cial de Rotter (1954; Rotter, Chance y Phares, 1972). ¿Quiere es-
to decir que la expectativa de lugar de control y la expectativa
del refuerzo son también equivalentes? La respuesta parece ser p~
sitiva si nos centramos en los argumentos de Lefcourt y Zuroff.
Sin embargo, ambas expectativas son diferentes dentro de la teo-
ría del aprendizaje social de Rotter.

El problema parece complicarse más si examinamos la compara-


Clon que el grupo de Carver (Carver, 1979; Carver, Blaney y
Scheier, 1979; Carver y Scheier, 1981) hace entre algunas varia-
bles de su modelo y la expectativa de no contingencia y la expec-
tativa de la consecuencia de Bandura. El grupo de Carver conside-
ra la expectativa de futura no contingencia del modelo reformula-
do y la expectativa de no control del modelo integrativo de Wort-
man y Brehm (1975) como conceptualmente similares a lo que ellos
denominan "expectativa de la consecuencia desfavorable". A su vez
Carver y Scheier (1981) afirman que una diferencia importante en-
tre el modelo de la autoeficacia de Bandura (1977) y su modelo es
que ambos modelos tienen referentes diferentes para el término
expectativa de la consecuencia. Según Carver y Scheier, entonces
la expectativa de la consecuencia del modelo de Bandura no sería

499
equivalen te a la expectativa de no contingencia. Sin embargo,
Abramson y cols. sostienen lo contrario.

Si volvemos a la interpretación de Zuroff (1980) todavía pare-


cen complicarse más las cosas. Zuroff considera la expectativa de
no contingencia como equivalente a la expectativa del refuerzo y
ésta se refiere a "las probabilidades subjetivas de que ciertas
conductas llevarán a ciertas consecuencias" (Zuroff, 1980,p.132).
Bandura (1977) define la expectativa de la consecuencia como la
"estimación de la persona de que una conducta determinada llevará
a ciertas consecuencias" (p. 193). Evidentemente, las definicio-
nes de Zuroff y Bandura parecen completamente análogas. Por con-
siguiente, siguiendo la argumentación de Zuroff, la expectativa
de la consecuencia de Bandura sería equivalente no sólo a la ex-
pectativa del refuerzo sino también a la expectativa de no conti~
gencia. Sin embargo, esta interpretación está en conflicto con la
del grupo de Carver, para quienes la expectativa de no contingen-
cia es similar a la expectativa de la consecuencia desfavorable
peio ésta, a su vez, es diferente de la expectativa de la conse-
cuencia de Bandura.

Por otra parte, Bandura (1977, p. 204-205) parece sugerir que


el lugar de control y la indefensión aprendida (expectativa de no
contingencia) del modelo original se centran en las expectativas
de la consecuencia, si es que para él los términos "expectativas
de respuesta-consecuencia", "expectativas de acción-consecuen-
cias" y "expectativas de la consecuencia" tienen el mismo signifi
cado. ¿Significa esto que si la definición de la expectativa de
la consecuenica de Bandura coincide con la definición de la expe~
tativa del refuerzo dada por Zuroff, hay razones para asumir que
expectativa de lugar de control y la expectativa de no contingen-
cia serían equivalentes también a la expectativa del refuerzo?.

Dentro del contexto de los determinantes de las expectativas


Carver y Scheier (1981) presentan evidencia empírica del lugar de
control como una variable mediadora de la relación entre ejecucio
nes previas y futuras expectativas de las consecuencias (expecta:
tivas de éxito o del refuerzo). Naturalmente, esto supone una res
puesta negativa a la posible equivalencia entre la expectativa de
lugar de control y la expectativa del refuerzo sugerida en la pr~
gunta ante!'ior. Por otro lado, en este mismo contexto Feather
(1982 ) interpreta la expectativa de la consecuencia de Bandura de
tal forma que parece coincidir con la expectativa de éxito o con
el uso que de la expectativa de la consecuencia hace el grupo de
Carver. Feather afirma lo siguiente: "Mis propios estudios estu-
vieron interesados en los determinantes de la probabilidad subje-
tiva de éxito de la persona, es decir, en las expectativas de la
consecuencia más que en las expectativas de eficacia ( Feather,
1982, p. 65). Según la afirmación de Feather, la expectativa de
la consecuencia de Bandura sí parece ser equivalente a la expect~

500
tiva de la consecuencia del grupo de Carver.

Siguiendo en este mismo contexto de los determinantes de las


expectativas de éxito -o de la consecuencia según el grupo de Car
ver- el modelo de Weiner (1980) asume que es la dimensión de esta
bilidad vs inestabilidad, y no el lugar de control, quien realme~
te determina la expectativa de éxito. De esta forma, las atribu-
ciones a causas estables tales como la capacidad o la dificultad
de la tarea producen expectativas de que las consecuencias futu-
ras continuarán siendo las mismas. Curiosamente, en el modelo re-
formulado de Abramson y cols. estas mismas atribuciones dan lugar
a la expectativa de no contingencia personal y universal respect~
vamente. En base a estos mismos antecedentes, ¿puede uno asumir
que la expectativa de éxito en el modelo de Weiner es semejante
a la expectativa de no contingencia en el modelo de Abramson y
cols.?; ¿no podría considerarse entonces el modelo de Abramson y
cols. como una parte del modelo de Weiner?. En relación con el
primer interrogante, Weiner y Litman-Adizes (1980, p. 51) han su-
gerido, de forma similar a Abramson y cols., que para que la ex-
pectativa de fracaso (expectativa de no contingencia) persista en
el tiempo el autor tiene que atribuir el anterior fracaso percib~
do, o la falta de control, a causas estables. Según esto, la ex-
pectativa de no contingencia parece equivalente a la baja expec-
tativa de éxito.

Sin embargo, Weiner y Litman-Adizes (1980) también han sugeri-


do que uno puede estar indefenso y, no obstante, esperar conse-
guir la consecuencia deseada. En este sentido, han afirmado que
"si uno asume que una absoLutamente baja expectativa de la conse -
cución de la meta más bien que justamente una independencia de
respuestas y consecuencias es el antecedente clave de la depre-
sión, entonces desesperanza (hopelessness), más bien que indefen-
sión (helplessness), debería ser el concepto apropiado que habría
que recalcar" (p. 52). Contrario a la primera afirmación, en es -
ta última afirmación parece quedar claro que para Weiner y Lit-
man-Adizes la expectativa de no contingencia (indefensión) es di-
ferente de la baja expectativa de éxito o de la consecuencia de-
,- seada (hopelessness). Y en el caso de que lo que realmente deter-
mina los déficits postulados por la teoría de la indefensión sea
una baja expectativa de conseguir la consecuencia deseada, enton-
ces habría que hablar de una teoría de la desesperanza (hopeless -
ness). Pero todo esto es algo que no vemos que quede claro en la
nueva teoría de la indefensión.

En conclusión, después de este extenso análisis crítico uno


puede preguntarse qué significa realmente la expectativa de no
contingencia. ¿Es equivalente a una alta expectativa del lugar de
control externo? ¿Es equivalente a una baja expectativa del éxi-
to (o refuerzo)? ¿Es equivalente a una baja expectativa de la co~
secuencia? ¿Es equivalente a una expectativa de la consecuencia

501
desfavorable? ¿Es equivalente a una baja expectativa de la efica-
cia? La respuesti no parece ser 6nica, depende en qué interpreta-
ción fijemos la atención. Otra pregunta que uno puede hacerse es
la siguiente ¿Cuántos posibles tipos diferentes de expectativas
pueden distinguirse y con qué términos pueden ser descritos? Esta
pregunta tampoco parece tener una respuesta 6nica y consistente
seg6n el análisis que acabamos de hacer, aunque algunos autores
distinguen dentro de sus teorías varios tipos de expectativas, e~
mo puede ser el caso de la teoría del aprendizaje social de Ro-
tter, la teoría del aprendizaje social de Bandura o la teoría de
control de Carver.

Finalmente, suponiendo que existen varios tipos de expectati-


vas y que el significado de éstas así como su relación está cla-
ramente delimitado, ¿la expectativa de no contingencia añade sig-
nificativamente algo en el contexto de las teorías de las expec-
tativas ya existentes? Esta parece ser una cuestión muy importan-
te dado que el n6cleo central de la teoría de la indefensión
aprendida es la expectativa de . no contingencia. En este sentido,
Carver y Scheier (1981, p. 254) han sugerido que no hay aparente-
mente ninguna necesidad de una teoría especial de la indefensión,
ésta forma parte de su modelo integrativo.

ALGUNAS IMPLICACIONES EN LOS DEFICITS Y TERAPIA


DE LA INDEFENSION APRENDIDA

Seg6n Abramson y cols. tanto en la teoría original como en la


reformulada la expectativa de no contingencia es un determinante
crucial y el 6nico necesario para producir los déficits asociados
a la indefensión aprendida. Pero la teoría reformulada distingue
entre expectativa de no contingencia personal vs universal, ambos
tipos de expectativa producen los déficits motivacionales, cogni-
tivos y afecto deprimido, pero sólo la expectativa de no contin-
gencia personal determina el déficit de autoestima. En esta sec-
ción vamos a exponer algunas de las implicaciones que el análisis
crítico de la sección anterior tiene sobre los déficits y terapia
de la indefensión aprendida.

Déficits de la Indefensión Aprendida

Déficit Motivacional. Este déficit no sólo ha sido explicado


por la teoría de la indefensión, sino también por sistemas teóri-
cos más amplios basados en mecanismos cognitivos semejantes al de
la teoría de la indefensión. Así, la expectativa de lugar de con-
trol o la expectativa del refuerzo (teoría del aprendizaje social
de Rotter), la expectativa de la autoeficacia y la consecuencia
(teoría del aprendizaje social de Bandura), la expectativa de éxi
to (teoría atribucional de Weiner), o la expectativa de la canse=
cuencia desfavorable (teoría de control de Carver) predicenlos dé

502
r
ficits motivacionales. Además, como ya hemos visto en la sección
anterior, muchas de· estas expectativas han sido consideradas como
equivalentes a la expectativa de no contingencia.

Déficit Cognitivo. Según la definición original de incontrola-


bilidad, el déficit cognitivo consiste en la dificultad en apren-
der que las respuestas producen o son contingentes con las conse-
cuencias. Es decir, un sujeto expuesto a consecuencias no contin-
gentes llega a creer que sus respuestas son independientes o no
están relacionadas con el feedback que recibe (dado que éste es
manipulado) y tardará en aprender que las contingencias ambienta-
les han cambiado y que el feedback ya no está manipulado. Este d~
ficit sería explicado también por la teoría de lugar de control
de Rotter (1966). Sin embargo, puesto que la definición original
es cualitativametne diferente de la reformulada, el déficit cogn~
tivo sería también cualitativametne diferente. Así, por ejemplo,
en el caso de la indefensión personal un estudiante que suspende
los exámenes y llega a creer que es poco competente o inteligente
tardará en aprender que él sí es competente e inteligente. Aquí
el déficit consiste en la dificultad en aprender que uno es com-
petente y, en este caso, también sería explicado por la teoría de
la autoeficacia de Bandura (1977).

Déficit deL Afecto Deprimido. Según Abramson y cols. (1980, p.


28) este déficit está determinado por la expectativa de que malas
consecuencias ocurrirán y no simplemente por la expectativa de i~
controlabi1idad. Sin embargo, otros modelos, como por ejemplo el
de Carver (1979, Carver y Scheier, 1981) también predicen el afee
to deprimido a partir de un mecanismo cognitivo análogo como es
la expectativa de consecuencias desfavorables. Además, según Car-
ver y Scheier (1981, p. 255), la indefensión universal, la cual
se basa en atribuciones externas, no predice otras consecuencias
afectivas que serían propias de atribuir la indefensión a una
fuente externa. Según el modelo de Carver (1979) estas consecuen-
cias son la ira y el resentimiento. En el modelo de Carver este
afecto negativo es predicho desde una expectativa de la consecue~
cia desfavorable, determinada, a su vez, por una fuente externa
como son las restricciones ambientales . También en el contexto
del lugar de control, la expectativa de lugar de control externo
parece estar relacionada con la depresión (ver por ejemplo, Lef-
court, 1976, Phares, 1976, 1978).

Déficit de Baja Autoestima. El modelo original de la indefen-


sión aprendida no predecía el déficit de autoestima, lo cual fue
una de las insuficiencias que llevaron a la reformulación del mo-
delo. En este nuevo modelo, la baja autoestima que se deriva de
las consecuencias negativas está mediada por la expectativa de no
contingencia personal o por una baja expectativa de eficacia y
por una alta expectativa de la consecuencia . Sin embargo'· otras
teorías, como por ejemplo la teoría de la autoeficacia de Bandura

503
(1977) o la teoría atribucional de Weiner (1972) acuden al mismo
mecanismo para explicar la di s minución de la autoestima. La teo-
ría de Carver (1979) también predice la baja autoestima en fun-
clon de una expectati va de l a cons ecuencia desfavorable, de term i-
nada ésta a su vez por una baja exp e ctativa de eficacia.

Este último défi c i t no era exp l icado por la teoría original p~


ro sí por otras teorías como la teoría de la autoeficacia de Ban-
dura. Por consigui ente, no vemos por qué la teoría original nece-
sita s er reformulada si no es como el objetivo de integrar ambas
teorías y formar un sistema teórico más amplio, como puede ser el
caso del modelo de Carver y Scheier (1981) que integra varias te o
rías, entre ellas la de la autoeficacia y la de la indefensión~
Pero éste no parece ser el caso de la teoría reformulada de la in
defensión aprendida.

Terapia de la Indefensión Aprendida


~ 1
Según l a teoría original, el estado de indefensión aprendida
o la expectativa de no contingencia surge de situaciones en las
que el feedback es manipulado o administrado de forma no contin-
gente. Para alterar este estado de indefensión y los déficits aso
ciados a él, por lo tanto, hay que cambiar las contingencias am-
bientales prevalecientes, de tal forma que restauren el valor ins
trumental de las respuestas y competencias que los organismos ya
poseen; es decir, habría que desarrollar la expectativa de contin
gencia entre respuestas y consecuencias. Esta descripción coinci=
de plenamente con la hecha por Bandura en relación con el déficit
basado en una baja expectativa de la consecuencia. Por el contra-
rio, para alterar el estado de indefensión según la definición
reformulada de incontrolabilidad habría que desarrollar las campe
tencias o repertorios de respuestas que la gente no posee todavía
es decir, en terminología de Bandura, habría que desarrollar las
expectativas de eficacia personal y universal.

Analicemos los ejemplos de indefensión personal y universal


descritos por Abramson y cols. y los que nosotros pusimos en la
primera sección. En el ejemplo del estudiant e que fracasa en los
exámenes que superan sus compañeros debido a su incompetencia, el
cambio está en desarrollar las competencias que no posee todavía.
Algo semejante sucede con el caso de la leucemia. El control futu
ro de la l eucemia (consecuencia incontrolable) implica un cambio
en la capacidad del hombre para enfrentarse con el ambiente nega-
tivo (pero no manipulado); es decir, el cambio no está en las con
tingencias ambientales sino en las compe t encias que la gente no
posee.

Por el contrario, y consistente con la terapia derivada de la


teoría original de la indefensión, l os ejemplos del estudiante
que f r acasa porque le tiene manía el profesor y de los opositores

504
que no aprueban las oposiciones por manipulación del tribunal im-
plican cambios en las contingencias ambientales para que hagan va
ler las competencias que la gente ya posee.

CONCLUSIONES

De acuerdo con lo discutido a lo largo de este artículo, la


resolución dada por Abramson y cols. a ese primer conjunto de in-
suficiencias del modelo original parece haber levantado más pro-
blemas e interrogantes que los que ha pretendido resolver. Es de-
cir, la reformulación parece haber supuesto un cambio de fenómeno
y teoría más que una resolución de insuficiencias de la teoría
original y un avance hacia una teoría de la indefensión aprendida
más precisa y poderosa. La teoría original y la reformulada son,
por lo tanto, cualitativamente diferentes, entienden el concepto
de la no contingencia de forma diferente. Los casos de incontrola
bilidad que cubre la teoría original no los cubre la distinción
entre indefensión personal vs universal. Desde nuestra perspecti-
va de la no contingencia, la definición original de incontrolabi-
lidad abarca situaciones de fracaso y éxito no contingente, mien-
tras que la definición reformulada de incontrolabilidad compren-
de sólo situaciones de fracaso contingente. De esta forma, la teo
ría reformulada parece tener que ver más con una teoría de la in=
competencia que con unfl. teoría de la no contingencia.
Incluso, dentro de la propia definición reformulada existe al-
guna inconsistencia, como es la falta de ajuste del caso de la
leucemia con la distinción entre "otro pertinente" y "otro al
azar" u "otro cualquiera". Tampoco parece haber una corresponden-
cia entre la definición reformulada de incontrolabilidad y la dis
tinción entre indefensión personal y universal. Es decir, según
Abramson y cols. la incontrolabilidad se refiere tanto al fracaso
como al éxito no contingente; sin embargo, la indefensión perso-
nal vs universal parece referirse sólo al fracaso o consecuencias
negativas.

Por otra parte, el vínculo con las teorías contemporáneas del


aprendizaje a través del concepto de contingencia vs no contingen
cia parece haberse debilitado, pues aunque la teoría reformulada
sigue utilizando esa distinción no tiene el mismo significado que
en las teorías del aprendizaje. El avance hacia una teoría cogni-
tiva también ha levantado algunos problemas. Primero, la dimen-
sión atribucional internalidad-externalidad fue propuesta para
explicar las difePencias individuales en las reacciones ante con-
secuencias incontrolables y, sin embargo, no explica otras posi-
bles diferencias individuales que son importantes. Segundo, la de
finición de la internalidad-externalidad en base a la dicotomía
self-otro parece cuestionable. Tercero, la literatura sobre el
análisis atribucional es algo ambigua y no parece que sea coheren

505
te con la definición que da la reformulación de los conceptos de
fracaso e incontrolabilidad. Es decir, por un lado la reformula-
ción dice que sólo se puede hablar de fracaso cuando se ha hecho
una atribución interna de la consecuencia incontrolable percibi-
da. Por otro lado, uno se encuentra en la literatura con expresio
nes tales como: "la reformulación hace hincapié en las atr>ibuaio=
nes que la gente hace de las causas de su fr>aaaso". Cuarto, y más
importante todavía, es que el significado de la expectativa de no
contingencia, variable crucial del modelo, no parece estar claro
en la reformulación, como ha quedado evidenciado en las múltiples
interpretaciones a las que ha sido susceptible.

Por último, todos estos problemas que presenta la resolución


al primer conjunto de insuficiencias de la teoría original han t~
nido implicaciones importantes en la explicación de los déficits
y en la terapia de la indefensión. Así, el déficit cognitivo no
parece ser el mismo en la teoría original que en la reformulada,
por lo que la terapia es diferente también. En el modelo original
supone un cambio de las contingencias ambientales, mientras que
en la reformulación supone un desarrollo de competencia. El défi-
cit de la autoestima era ya explicado por otras teorías tales co-
mo la teoría de la autoeficacia de Bandura ( 1977) o la teoría
atribucional de Weiner (1972) en base al mismo mecanismo cogniti-
vo que el propuesto por la reformulación.

Todo esto hace que la utilidad y el avance de la teoría refor-


mulada al cuerpo de conocimientos ya existente en este campo de
la psicología, y en particular por lo que se refiere a la teoría
original, no se vea claro. No obstante, el hecho de que dicha re-
formulación haya introducido en sus esquemas conceptos propios de
otras teorías, como la teoría de la autoeficacia de Bandura, la
teoría del lugar de control de Rotter o la teoría atribucional de
Weiner, entre otras, y el hecho de que la expectativa de no con-
tingencia haya sido equiparada con otras expectativas, puede ser
un punto de partida para el desarrollo de un sistema teórico ge-
neral y unificado que integre y articule una serie de conceptos
estrechamente relacionados que forman parte de teorías diferen-
tes. En este sentido, nosotros hemos emprendido dicha labor y es-
tamos en el proceso de construcción de un modelo integrativo de
motivación cognitivo-social.

506
NOTAS

l. Me gustaría expresar mi agrade ci miento al prof eso r de Psicología del Aprendi -


zaje Julián Almar az por sus interesantes comentarios en torno al co ncepto de
conti ngencia.
Separadas de este artículo pueden obtenerse esc ribiendo a David L. Palen zue
la, Univer sida d de Salamanca, Departamento de Psicología General, Plaza de Ana
ya 1, Apartado 19, Salamanca.

2. Por razone s de espacio no pre se ntamo s aquí una revisión siste mátic a del primer
co njunto de insuficiencias que, segGn Abramson y cols., tiene la teoría origi -
nal (ver Abramson y co l s . 1978, pp. 50- 51; o Abramson, Garver y Seli9 man,1980,
p. 5- 7).

3. Abramson y cols. (1978, p. 53) han aclarado por qué usan la expre si ón "otro
pertinente" en lugar de las expresiones "otro al azar" u 11 otro cualqu iera" a
través del si guiente ejemplo. Un estudiante que es incapaz de re so lver proble -
mas matemáticos que sólo matemáti cos profesionales pueden resolver (ni él ni
sus compañeros de clase pueden re sol verlos: indefensión uni versal) no se ve
afectado en su aut o-estima, pero si sus compañeros de clase, "otros pertinen -
tes", lo s re s uelven, su autoestima sí se verá afectada (indefensión persona l).
Seg Gn esta distinción, en e l caso de la indef ensión universal parece ser que
lo importante no es que un individuo crea que la tarea es incontrolable para
todo el mundo, s ino só lo para él y para sus compañeros de clase (otros perti -
nentes).

4. Siempre que nos refiramos al término "leucemia" ha de entenderse en el sentido


que es empleado por Abram so n y cols.

5. Siempre que aparezca el término 11


self 11 lo utilizamos con el mismo significado
que lo utilizan Abramson y cols.

6. Imaginamos que en esta frase hay un error de imprenta en la publicación de di -


cho artículo. De lo contrario, el qu e los indefensos universalmente hagan atr~
bucione s externas de los fracasos no parece consistente con la distinción que
Abramson y cols. ha ce n entre fracaso e incontrolabilidad.

.. 7. Una situación que podría ajustarse un poco más a la distinción entre indefen-
sión personal vs universal se ría la s iguiente. Si un médico X es incapaz de
controlar y curar una enfermedad que otros médico s son capaces de curar sería
un caso de indefensión personal. Pero si ni ese médico X ni ningGn otro es ca-
paz de curar la enfermedad, entonces se ría un caso de indefensión univer sa l.
La diferencia entre el caso del médico aquí de sc rito y el del padre es que la
leucemia o cualquier otra enfermedad so n acontecimientos negativo s que compe -
ten al médico pero no a un padre; el padre no trata de curar él mi smo la enfer
medad, sino de buscar a alguien (un médico) que le re s uelva el problema.

8. Para que se ajustara a · la di stinción debería haber sido descrito de la forma


siguiente: "un padre que tiene un hijo con leucemia y tanto él como "otros per
tinentes 11 (otros padres) so n incapaces de curarlo es un caso de indefensió-;;

507
universal".

9. El s ubrayado es nuestro. Otro pertinente quiere decir que existe alguien (otro
cualquiera 9 al azar) que puede resolver el problema.

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