Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/232599327
CITATIONS READS
36 5,789
1 author:
David L Palenzuela
Universidad de Salamanca
43 PUBLICATIONS 438 CITATIONS
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by David L Palenzuela on 07 January 2017.
1
David L. Palenzuel,a
Universidad de Salamanca
RESUMEN
SUMMARY
483
sectioy¡ analyzes cr>itically the r>esolution given to
the fir>st set of inadequacies in the olf theor>y. This
analysis suggests the following: a) the new definition
if uncontr>ollability is less pr>ecise, vaguer> than the
old one; b) the attr>ibutional analysis seems incomple-
te and somehow ambiguous; and e) neither> seems the
meaning of the expectancy to be delimited and clear>
enough. The thir>d section deals with sorne implications
which what has been discussed in the pr>evious section
has on the deficits and ther>apy of helplessness. This
paper> concludes by questioning t he contribution of the
refor>mulation to the body of knowledge alr>eady exis-
tent in this field of psychology, and suggests the de-
velopment of a gener>al, unified social-cognitive moti-
vation theor>y.
484
La teoria de la indefensión aprendida (learned helplessness)
formulada por el grupo de Seligman (Maier y Seligman, 1976; Maier
Seligman y Solomon, 1969;Seligman, 1975 ; Seligman, Maier y Solo-
mon, 1971) ha alcanzado una gran popularidad en muchas áreas de
la psicología y ha producido un cuantioso número de investigacio-
nes en los últimos años. Es algo difícil estimar el número de tra
bajos (publicados y no publicados que tratan sobre este tema. Me:
Ferran y Breen (1979) han recogido en torno a unos 300 estudios
publicados antes de la reformulación hecha por Abramson, Seligman
y Teasdale (1978). Es muy probable que en l a actualidad se haya
triplicado esa cantidad.
485
expuestos a consecuencias que son independientes de cuaLquieP Pes
puesta instPumentaL forman una expectativa de que no habrá contin
gencia entre su conducta y la consecuencia en el futuro.
486
2
la ambigüedad de la definición de control •
487
1
'
1
488
componente de la indefensión que representa el caso de la indefe~
sión personal. As í', el concepto de incontrolabilidad ( indefen-
sión) significa algo .más que fracaso, puede referirse tanto al
fracaso como al éxito no contingente.
489
con la definición original de controlabilidad. Desde esta perspe~
tiva, el ejemplo de Abramson y cols. sería, por lo tanto, un caso
de fracaso personaL - contingent e o de incompetencia personal más
que de indefensión personal .
A90 -~
no pueda ser conseguida (controlada) por nadie en un momento tem-
poral determinado nd es una condición suficiente para definir una
consecuencia como incontrolable o no contingente con las respues-
tas. En este sentido, no vemos que la leucemia sea un buen ejem-
plo de no contingencia (uní versal) , debido a que es una conse-
cuencia negativa que no se produce de forma aleatoria ni es mani-
pulada, sino que tiene unas causas que pueden ser desconocidas
hasta ahora por los científicos, pero que en cualquier momento
-como. ha sucedido con otras enfermedades- pueden dar con esas ca~
sas y ser capaces de controlarla. En otras palabras, de acuerdo
con la definición del modelo original, la probabilidad de la con-
secuencia deseada sería diferente si ocurriera una determinada
respuesta (una respuesta competente) que en estos momentos nadie
posee, pero que en un futuro próximo alguien puede poseerla. Es
decir, la consecuencia negativa (o la no consecución de la conse-
cuencia deseada) está relacionada con res pues as incompetentes.
Desde esta perspectiva, el ejemplo de la leucemia sería un caso
de f"raoaso universal cont i ngente. Por lo tanto, en este tipo de
situación la gente es más bien incompetente que indefensa, pues
ni realmente la leucemia fuera en si misma incontrolable, no ten-
dría sentido que los científicos siguieran investigando en su
afán por tener control sobre dicha enfermedad (efecto de facilita
ción). De esta forma, nosotros no vemos que este ejemplo de inde:
fensión uní versal sea consistente con la definición original de
incontrolabilidad, tal como sugieren Abramson y cols.
491
8
bien existe esa falta de ajuste o de lo contrario tal distinción
no tiene ningún ·s entido en el caso de la indefensión universal.
Sin embargo, esta última posibilidad no parece que sea consisten-
te con la definición de la Tabla 1 (ver Abramson y cols., 1978,
p. 53), ni con la siguiente definición: "Situaciones en lag c ua~
les los sujetos creen que ni ellos ni ningún otro pertinente pue-
den resolver el problema son casos de indefensión universal"
(Abramson y c ols., 1980, p. 12). De estas definiciones y del ejem
plo que ponen Abramson y cols. para aclarar porqué utilizan úi'
expresión "otro pertinente" parece derivarse que una situación de
indefensión universal sería aquella en la que un estudiante cree
que ni él ni sus comprañeros de clase (otros pertinentes) pueden
resolver problemas matemáticos que sólo matemáticos profesionales
pueden resolver. Pero en este caso, la consecuencia deseada puede
ser controlable por alguien, mientras que en el caso de la leuce-
mia nadie puede controlarla. Por consiguiente, no parece quedar
claro si en la indefensión universal la persona cree que la cons~
cuencia deseada es incontrolable sólo para ella y para "otros pe!:
tinentes" o para todas las personas.
492
ga a pensar que le cae bien el profesor y haga lo que haga en los
exámenes le pone siempre buena nota. De acuerdo con la definición
original de incontrolabilidad, la ocurrencia de la consecuencia
(una buena nota) no está r e lacionada con el tipo de re s puestas
que emite el individuo; es decir, la consecuencia o el f eedba ck
está manipulado, no se corresponde con la clase de respuesta que
da el individuo. Sin embargo, no vemos que ésta sea una situación
de indefensión personal puesto que la consecuencia deseada (obte-
ner buena nota) ha sido conseguida y no hay fracaso ni una a t ri-
bución interna. Tampoco parece que sea una situación de indefen-
sión universal puesto que a todos sus compañeros no les ocurre lo
mismo. Por otra parte, tanto la indefensión personal como la uni-
versal parecen estar definidas en base a consecuencias negativas,
por lo que las consecuencias positivas no parecen encajar en la
lógica de esa definición, al menos es algo que no queda claro en
la reformulación.
493
PePsonaL VePsus UnivePsaL. En el modelo de Abramson y cols. la d~
mensión internalidad-externalidad parece tener un significado muy
restringido en relación con otros modelos atribucionales, como
por ejemplo el de Weiner (1972, 1974, 1979, 1980). De acuerdo con
la reformulación, un individuo hace una atribución interna a su
incompetencia cuando cree que la consecuencia incontrolable le
ocurre sólo a él y no a otros pertinentes. Sin embargo, a noso-
tros nos parece que el que un individuo crea que la consecuencia
incontrolable le ocurre sólo a él y no a otros pertinentes no im-
plica que tenga que hacer una atribución interna, puede hacer ta~
bién una atribución externa. Supongamos un estudiante que es el
único que suspende los exámenes, todos los demás compañeros los
aprueban. Este estudiante puede hacer bien una atribución interna . l
y pensar que él es un incompetente o puede hacer una atribución
externa y pensar que el profesor le tiene manía, pues él es com-
petente.
494
controlable) puede creer que él es incapaz de resolverlo aunque
sus compañeros (otros pertinentes) pueden resol verlo, entonces
atribuye la consecuencia incontrolable a un factor interno (incom
petencia). Esta sería una situación de fracaso o de indefensión
personal. Por otro lado, un segundp sujeto, puede creer que ni él
ni sus compañeros (otros pertinentes) pueden resolver el proble-
ma, entonces hace una atribución externa. Esta sería una situa-
ción de incontrolabilidad o de indefensión universal, pero no de
fracaso. Esto significa que según la reformulación parece ser que
una consecuencia incontrolable no puede ser considerada como fra-
caso hasta que el sujeto no haya evaluado las causas de · esa conse
cuencia, de tal forma que una atribución externa no supone un fra
caso sino simplemente un caso de incontrolabilidad.
495
tes a la causa de un evento incontrolable ... " (p. 167).
Expectativa de No Contingencia
496
fensión universal no supone una baja expectativa de la consecuen-
cia.
497
apoyar esta semejanza entre indefensión y control externo se ha
encontrado que tanto los sujetos indefensos como los no indefen-
sos consideran la tarea de habilidad como una tarea de habilidad,
lo cual significa que los sujetos indefensos pueden tener no sólo
un lugar de control "externo" sino también "interno". Así, la re-
formulación considera la indefensión y el lugar de control exter-
no como ortogonales; de tal forma que los individuos pueden hacer
bien atribuciones internas (lugar de control interno) o externas
(lugar de control externo) de su indefensión, dando lugar a la
indefensión personal y a la indefensión universal respectivamen-
te.
498
lugar, la expectativa de . lugar de control del refuerzo se refiere
a creencias acerca ·de las relaciones de contingencia entre accio-
nes-consecuencias y no hace referencia a ningún acontecimiento
ocurrido; es decir, son anteriores a la conducta y a la consecue~
cia. En cambio, las atribuciones causales se refieren a los inten
tos de la gente por explicar los acontecimi entos (positivos o ne
gativos) que han experimentado; es decir, tienen lugar después de
haber experimentado una consecuencia. Una distinción similar ha
sido sugerida por Zuroff (1980). En segundo lugar, en el modelo
aribucional de Abramson y cols. internalidad significa atribuir
la consecuencia negativa a la falta de capacidad. En cambio el 1~
gar de control interno se refiere a que los refuerzos son contin-
gentes con las conductas emitidas por el sujeto y pueden suponer
tanto capacidad como esfuerzo y no tiene por qué referirse sólo
a consecuencias negativas. Por último, para el modelo reformula-
do la externalidad nada tiene que ver por ejemplo con la suerte
o el destino y el lugar de control externo sí.
499
equivalen te a la expectativa de no contingencia. Sin embargo,
Abramson y cols. sostienen lo contrario.
500
tiva de la consecuencia del grupo de Carver.
501
desfavorable? ¿Es equivalente a una baja expectativa de la efica-
cia? La respuesti no parece ser 6nica, depende en qué interpreta-
ción fijemos la atención. Otra pregunta que uno puede hacerse es
la siguiente ¿Cuántos posibles tipos diferentes de expectativas
pueden distinguirse y con qué términos pueden ser descritos? Esta
pregunta tampoco parece tener una respuesta 6nica y consistente
seg6n el análisis que acabamos de hacer, aunque algunos autores
distinguen dentro de sus teorías varios tipos de expectativas, e~
mo puede ser el caso de la teoría del aprendizaje social de Ro-
tter, la teoría del aprendizaje social de Bandura o la teoría de
control de Carver.
502
r
ficits motivacionales. Además, como ya hemos visto en la sección
anterior, muchas de· estas expectativas han sido consideradas como
equivalentes a la expectativa de no contingencia.
503
(1977) o la teoría atribucional de Weiner (1972) acuden al mismo
mecanismo para explicar la di s minución de la autoestima. La teo-
ría de Carver (1979) también predice la baja autoestima en fun-
clon de una expectati va de l a cons ecuencia desfavorable, de term i-
nada ésta a su vez por una baja exp e ctativa de eficacia.
504
que no aprueban las oposiciones por manipulación del tribunal im-
plican cambios en las contingencias ambientales para que hagan va
ler las competencias que la gente ya posee.
CONCLUSIONES
505
te con la definición que da la reformulación de los conceptos de
fracaso e incontrolabilidad. Es decir, por un lado la reformula-
ción dice que sólo se puede hablar de fracaso cuando se ha hecho
una atribución interna de la consecuencia incontrolable percibi-
da. Por otro lado, uno se encuentra en la literatura con expresio
nes tales como: "la reformulación hace hincapié en las atr>ibuaio=
nes que la gente hace de las causas de su fr>aaaso". Cuarto, y más
importante todavía, es que el significado de la expectativa de no
contingencia, variable crucial del modelo, no parece estar claro
en la reformulación, como ha quedado evidenciado en las múltiples
interpretaciones a las que ha sido susceptible.
506
NOTAS
2. Por razone s de espacio no pre se ntamo s aquí una revisión siste mátic a del primer
co njunto de insuficiencias que, segGn Abramson y cols., tiene la teoría origi -
nal (ver Abramson y co l s . 1978, pp. 50- 51; o Abramson, Garver y Seli9 man,1980,
p. 5- 7).
3. Abramson y cols. (1978, p. 53) han aclarado por qué usan la expre si ón "otro
pertinente" en lugar de las expresiones "otro al azar" u 11 otro cualqu iera" a
través del si guiente ejemplo. Un estudiante que es incapaz de re so lver proble -
mas matemáticos que sólo matemáti cos profesionales pueden resolver (ni él ni
sus compañeros de clase pueden re sol verlos: indefensión uni versal) no se ve
afectado en su aut o-estima, pero si sus compañeros de clase, "otros pertinen -
tes", lo s re s uelven, su autoestima sí se verá afectada (indefensión persona l).
Seg Gn esta distinción, en e l caso de la indef ensión universal parece ser que
lo importante no es que un individuo crea que la tarea es incontrolable para
todo el mundo, s ino só lo para él y para sus compañeros de clase (otros perti -
nentes).
.. 7. Una situación que podría ajustarse un poco más a la distinción entre indefen-
sión personal vs universal se ría la s iguiente. Si un médico X es incapaz de
controlar y curar una enfermedad que otros médico s son capaces de curar sería
un caso de indefensión personal. Pero si ni ese médico X ni ningGn otro es ca-
paz de curar la enfermedad, entonces se ría un caso de indefensión univer sa l.
La diferencia entre el caso del médico aquí de sc rito y el del padre es que la
leucemia o cualquier otra enfermedad so n acontecimientos negativo s que compe -
ten al médico pero no a un padre; el padre no trata de curar él mi smo la enfer
medad, sino de buscar a alguien (un médico) que le re s uelva el problema.
507
universal".
9. El s ubrayado es nuestro. Otro pertinente quiere decir que existe alguien (otro
cualquiera 9 al azar) que puede resolver el problema.
BIBLIOGRAFIA
ABRAMSON, L.Y. y MARTIN, D.J.: Depression and the causal inference process. En J.
H. Harvey, W. J. Ickes y R.F. Kidd (Eds.), New directions in attribution(Vol.
3). Hillsdale, New Jersey: Lawrence Erlbaum Associate s , 1981.
ARRAM SON , L. Y., SE UGMAN, M.E.P. y TEASDALE, J.D.: Learned . helple s sness in hu -
man·s: Critique and reformulation. J. Abnor• • .Psychol., 1978, 87: 1, 49-74.
BUCHWALD, A.M., COYNE, J.C. y COLE, C.S.: A critica! evaluation of the learned
helplessness model of depression. J. Abnor•. Psychol., 1978, 87: 1, 180-193.
CARVER, C.S., BLANEY, P.H. y SCHElER, M.F.: Reassertion and giving up: The inte-
active role of s elf - directed attention and outcome expectancy. J. Pers. Soc.
Psychol., 1979, 37: 10, 1859-1870.
508
approach to hu1an behavior. New York: Springer - Verlag, 1981.
COYNE, J.C., METALSKY, G.I. y LAVELLE, T.L.: Learned helple ss ness as experimen-
ter-induced failure and its alleviat i on with attentional redeployment. J. Ab-
nor•. Psychol., 1980, 89: 3, 350- 357.
GREGORY, W.L.: Locus of control for positive and negative outcomes. J. Pers. Soc.
Psychol., 1978, 36: 8, 840- 849.
HIROTO, D. S.: Locus of control and learned helple ss ness. Journal of Experi•ental
Psychology, 1974, 102: 187-193.
JANOFF - BULMAN, r. y BRICKMAN, P.: Expectation and what people learn from failure.
En T.N. Feather (Ed.), Expectation and actions. Hillsdale, New Jersey: Lawren
ce Erlbaum Associates, 1982.
LEFCOURT, H.M.: Locus of control: Current trends in theory and research. New Jer -
,. sey: Lawrence Erlbaum Associates, Publishers, 1976.
MAIER, S.F. y SELIGMAN, M. E.: Learned helplessness: Theory and evidence. Journal
of Experi•ental Psychology, 1976, 105, 3- 46.
MAIER, S.F., SELIGMAN, M.E.P. y SOLOMON, R.L.: Pavlovian fear conditioning and
learned helplessness. En B.A. Campbell y R.M. Church (Eds.), Punish1ent. New
York: Appleton, 1969.
509
MCFERRAN, J.R. y BR EEN, L. J.: A bibliography of research on learned helplessness
prior to introduction of the reformulated model (1978). Psychological Reports
1979, 45, 311 - 325.
MILLER, I.W. y NORMAN, W.H.: learned helplessness in humans: A review and attibu -
tion-theory model. Psychol. Bull., 1979, 86, 93-118.
PHARES, E.J.: locus of control. En H. london y J.E. Exner, Jr. (Eds.) Di•ensions
of personality. New York: Wiley, 1978.
ROTTER, J.B.: Social learning and clinical psychology. Englewood Cliffs, New Jer-
sey.: Prentice - Hall, 1954.
510
SELIGMAN, M. E.P. y MAIER, S.F. : Failure to escap e t r aumatica shock. Journal of Ex
peri•ental Psychology, 1967 , 74, 1- 9.
SELIGMAN , M.E.P., HA I ER, S.f. y GEER, J.: The alleviation of learn ed he lple ss ne s s
i n the do9. J. Abnor•. Psychol., 1968, 73, 256- 262 .
SERGENT, J. y LAHBERT, W. E.: "Learned helple s sne ss " or "learned incompet enc e? "
Canad. J . Behav. Sci . , 1979, 11: 4, 257- 273 .
STOTLAND, E.: The psychology of hope. San Franci s co: Jo ss ey-Bas s , I nc., 1969.
WEINER, B.: Theories of •otivation: Fro• •echaniu to cognition. Chi cago: Rand
HcNally, 1972.
WEINER, B.: Achieve•ent •otivation and attibution theory. Morri s town, New Jersey:
General Learning Pre ss , 1974.
WEINER, B.: A theory of motivation for s ome cla s sroom e xperience s . J . Educ. Psy -
chol., 1979, 71: 1, 3- 25.
WEINER, B.: Hu.an •otivation. New York: Holt, Rinehart & Winston, 1980.
WEISZ, J.R. y STIPEK, O.J.: Co•petence, contin9ency and the dev e lopment of percei_
ved control. Huun Dev., 1982, 25, 250.
511
ZUROFF, D. C.: Learned helple ss ne ss i n human s : An analy s i s of l earning pro cess es
and t he r ole s of 'indiv i dual and s itu ational differen ces . J. Pers. Soc. Psy-
chol., 19 80 , 39: 1, 130- 146.
512
View publication stats