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Lours CORMAN

EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA


LOUIS CORMAN

El test del dibujo


de la fa mili a
Con 103 ilustraciones

CENTRO EDITOR .ARGENTINO


Buenos Aires
2008
Gorman, Louis
Test del dibujo de la familia. - 2ª ed. - Buenos Aires : Centro Editor Argentino, 2008.
240 p.; 21x15 cm.

Traducido por: Pedro Gómez de la Fuente.


ISBN 978-950-9238-51-0

1. Test. l. Gómez de la Fuente, Pedro, trad. 11. Título


CDD 153.9

Fecha de catalogación: 15/05/2008

Hecho el depósito que ordena la ley.


Buenos Aires, marzo de 2008.
Impreso en la Argentina.
ISBN 978-950-9238-51-0

Traducido por:

lra. Edición francesa. Presses Universitaires de France, 1961. París, Francia


6ª. Edición francesa corregida y aumentada. Marzo, 1990.

2da. Edición en español. © Centro Editor Argentino, 2008.


Jorge Savino, Editor. Marcelo T. de Alvear 2217 -
Teléfono/Fax 4826-4157 - Buenos Aires -Argentina -
centroeditorargentino@2vias.com.ar

Sin la autorización expresa del editor, ninguna parte de esta publicación


puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o parcialmente,
en manera alguna ni por ningún medio creado o por crearse; ya sea
eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, trata­
miento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante al­
quiler o préstamo público.
PRÓLOGO DEL EDITOR

El Centro Editor Argentino, tras treinta años de labor especializada


y continua en los temas de Psicología, incorpora al Dr. Louis Corman
entre los autores de su fondo editorial.
Lo hace con la traducción al español de la sexta y última edición
francesa de nuestros colegas Presses Universitaires de France; que
cuenta con la inestimable calidad de nuevos textos -reelaborados otros-
y se agregan ilustraciones hasta un total de ciento tres, con las que se
potencian las observaciones y aplicaciones del clásico Test del dibujo
de la familia.
Como se sabe el test, que fue diseñado con el objetivo de explorar
la adaptación del niño al medio familiar, es de sencilla y económica
ejecución; a lo que el autor añade el método de las preferencias­iden­
tificaciones, que permite conocer la interpretación personal del sujeto
evitando la interpretación propia del profesional interviniente.
Con estas características, no es extraña la preferencia que tiene este
test en el ámbito clínico, en la orientación vocacional e incluso en el
forense.
Nos sentimos gratificados por la confianza brindada por la editorial
francesa y, con orgullo, entregamos esta cuidada traducción a la consi-
deración de los lectores y profesionales de habla española.

Lic. Jorge R. Savíno


Editor
INTRODUCCIÓN

En la práctica de la psiquiatría infantil, un gran número-de los proble-


mas que la Medicina y la Psicología tienen que resolver se deben a las
dificultades de adaptación del niño a su entorno familiar.
En efecto: toda la primera parte de la vida de un niño -y sabemos que
es la más importante- transcurre en el seno de su familia. Es con sus pa-
dres y sus hermanos con quienes el niño hará sus primeras experiencias de
adaptación. Es con ellos que entrará en conflicto, si es que hay conflictos.
De modo que, como veremos, los trastornos psicógenos, ·ya sea que se
produzcan en la esfera afectiva o en la intelectual, estarán siempre en rela-
ción o bien con los conflictos edípicos o bien con los propios de la rivali-
dad fraterna.
No siempre aparecerá esto claramente en la simple entrevista en la que
se nos describen los problemas, porque lo aparente, lo que se hace notar,
son los efectos, mientras que las causas, más profundas, frecuentemente
quedan ocultas.
Estas causas profundas, en efecto, son en muchos casos· inconscien­
tes. No son por lo tanto conocidas por los padres y ni siquiera por el
niño, dado que la censura educativa pone bajo interdicto toda una parte
de nuestra personalidad e impone una máscara de corrección a nuestros
pensamientos y sentimientos más verídicos. No será entonces en un in-
terrogatorio donde podremos descubrir las motivaciones profundas de
los problemas de adaptación.
En particular, si hay un conflicto grave entre un niño y un miembro de
su familia, será necesario, para ponerlo en evidencia, llevar al niño a des-
10 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

cubrirnos sus sentimientos más íntimos, la manera en la que vive en el


fondo de su corazón la relación con la persona en cuestión.
Es preciso, para decirlo de otra manera, que el niño pueda expresarse
libremente. El dibujo es precisamente un medio de expresión libre. El
dibujo de lafamilia, particularmente, permite al niño proyectar hacia fue-
ra las tendencias reprimidas en el inconsciente y, de ese modo, puede re-
velamos los verdaderos sentimientos que expfrimenta por los suyos.
Ciertamente, si se le da el niño una consigna limitativa, como cuando
se le dice, "Dibuja a tu familia", puede creerse obligado a hacerlo de una
forma completamente objetiva, respetando el orden de sus estaturas y eda-
des, las características verdaderas de cada uno de sus miembros, las rela-
ciones que el decoro establece en el seno del grupo familiar.
Pero más frecuentemente la subjetividad lo arrastra (sobre todo como
se verá cuando se le de como consigna: "Dibuja una familia inventada").
La manera en la cual el niño se ubica entonces entre los suyos es suma-
mente influenciada por su estado afectivo, sus sentimientos, sus deseos,
sus temores, sus atracciones y repulsiones. Somos así ilustrados sobre su
personalidad y sus conflictos íntimos.
El dibujo de la familia es por lo tanto un test de personalidad que
podremos interpretar basándonos en las leyes de la proyección.
Agreguemos que es un test de fácil aplicación. En la consulta médico-
psicológica, debe procederse -casi siempre- no sólo bien, sino rápido y
éstas son dos exigencias nada fáciles de conciliar.
El test del dibujo familiar lo logra: es rápido de ejecutar e interpretar
(alrededor de treinta minutos); es casi siempre bien aceptado por el niño y
el adolescente; es realizable a partir de los cinco o seis años y finalmente
no exige otro material que una mesa, papel y lápiz. _
Por nuestra parte, lo practicamos de modo sistemático en el Centro
Médico Pedagógico de Nantes y esa práctica nos ha llevado, para ha-
cerlo mas fructífero, a desarrollar un "método especial de ejecución e
interpretación.
En primer lugar, no damos como consigna al niño: "Dibuja tu fami­
lia", sino "Dibuja una familia, cualquier familia que inventes".
En realidad, no hay entre estas dos propuestas tanta diferencia como
pareciera a primera vista. Dibujando su familia, el niño se proyecta y en
consecuencia expresa su subjetividad casi tanto como si dibujase una fa-
milia imaginaria. Sin embargo pensamos que nuestra propuesta es preferi-
ble en la medida en que tiende a desviar la atención de los niños de su
INTRODUCCIÓN 11

propia familia y facilita, por lo tanto, sin ninguna duda, la proyección de


sus tendencias más personales.
En segundo lugar, el dibujo es seguido de una corta entrevista en la que
el niño es invitado a explicar por sí mismo lo que ha hecho, a definir los
personajes, a considerar su función, su sexo, su edad, las relaciones mu-
tuas entre ellos.
Luego aplicamos a ese test el método especial que hemos elaborado
para el test PN y que hemos llamado: método de las Preferencias­Identi­
ficaciones.
Este método consiste en invitar al sujeto a expresar sus preferencias y
sus aversiones con respecto a los diversos personajes representados y lue-
go a identificarse con uno, es decir, a elegir el personaje que quisiera ser.
Como hemos dicho en trabajos anteriores, este método tiene la gran ven-
taja de sustituir la interpretación del psicólogo, siempre más o menos du-
dosa, por la interpretación personal del sujeto que ha hecho el test, que
siempre será el mejor ubicado para saber lo que su test quiere decir.
Habiendo sido rápidamente agotada la primera edición de esta obra,
presentamos ahora una nueva versión, con el aporte de -cómo nuevos do-
cumentos ilustrativos- cuarenta dibujos suplementarios.
Por una parte, nos apoyamos en los resultados de una estadística lleva-
da a cabo sobre mil doscientos casos: ochocientos dibujos son provenien-
tes de varones y cuatrocientos de niñas (cien de ellos comprendidos entre
los seis y los catorce años en el caso de los varones y cincuenta dentro de
la misma edad en el caso de las niñas).
Los sujetos incluyen niños normales, con características especiales, dé-
biles mentales en grado leve y neuróticos. Pese a no haber podido estable-
cer como referencia a un grupo completamente normal (pero, ¿que sería
un sujeto normal en esta materia?) pensamos que el gran número de casos
reunidos nos autoriza a considerar nuestros resultados como aptos para
distinguir entre lo banal y lo original.
Además, hemos llegado a estudiar de un modo mas profundo el signi-
ficado de la investidura de la imagen de una persona, especialmente en su
relación con la identificación inconsciente y con las relaciones objetivas.
Es así, por ejemplo, que utilizaremos, para interpretar la investidura privi-
legiada de la imagen de sí mismo, la noción de repliegue narcisista, no-
ción fértil en consecuencias, como se verá. ·
Hemos también señalado, aun más que en nuestra primera obra, la ac-
ción de la defensa del Yo contra la angustia, ya que esto es particularmente
12 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

importante en el dibujo familiar.


Es por eso que hemos hecho una mención especial de la relación a
distancia concebida como mecanismo de defensa.
Estas nuevas concepciones nos han llevado, en particular, a repensar
nuestro capítulo sobre el complejo de Edipo, que una interpretación más
trabajada nos ha llevado a considerar más frecuentemente involucrado de
lo que pensábamos, no solamente en las neurosis sino en muchos proble-
mas de adaptación, en el hogar y en la escuela.
LIBRO 1

El dibujo de la familia
Test proyectivo
CAPÍTULO!

El dibujo infantil,
expresión de la inteligencia y de la afectividad del niño

El creciente interés que existe desde hace muchas décadas por la psico­
logía infantil ha llevado a estudiar los modos de expresión de las primeras
etapas de la vida y particularmente los juegos y los dibujos.
En lo que concierne a estos últimos, se ha descubierto el gran valor del
dibujo libre. No se lo enseñaba demasiado en la escuela tradicional, pues-
to que se prefería sobre todo la copia de modelos. Se sabe hoy que, en el
dibujo sin modelo, el niño realiza una verdadera creación y que puede
expresar incomparablemente mejor todo lo que hay en él cuando crea, que
cuando imita. Nos da, al hacer esto, su propia visión del mundo que lo
rodea y de ese modo nos informa sobre su propia personalidad.

El dibujo como test de inteligencia


Es sabido que el niño pequeño al que se le da una hoja de papel y un
lápiz se aplica de inmediato a dibujar toda clase de cosas. En particular y
mucho antes de dibujar objetos, se complace en dibujar "monigotes."
Los dibuja, no tal como los ve, ya que sería incapaz de lograrlo, sino tal
como los concibe, o más exactamente tal como se concibe a sí mismo y
esto en función de su grado de madurez psicomotriz. Es así, entonces, que
la noción instintiva que el niño tiene de su "esquema corporal" determi-
nará a cada edad su representación del "monigote".
De donde se puede deducir un modo de estimar su inteligencia. Es el
TEST de GOODENOUGH, llamado también el "Test del Monigote", el que
da el nivel intelectual de un sujeto según el grado de perfección, el equili-
brio general y la riqueza de detalles con los que el monigote está dibujado.
16 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

El TEST de FAY: "Dibuja una mujer paseando bajo la lluvia", que exige
una integración mas afinada de los diferentes elementos, también permite
medir el nivel de inteligencia.
Además de ese nivel, el dibujo libre (represente personajes o cualquier
otra cosa) permite también apreciar el modo perceptivo particular del su-
jeto. Francois MINKOWSKA contrapuso muy atinadamente dos tipos posi-
bles, que llama sensorial y racional según el aspecto formal diferente del
dibujo.
En el sensorial, la realización del dibujo no es demasiado precisa, pero
los detalles están ligados unos con otros por un vivo dinamismo.
En el racional, por lo contrario, la realización es muy precisa; cada ser,
cada objeto está dibujado con rigor y frecuentemente con simetría, pero
cada uno de ellos está aislado, sin conexión con el resto.

El dibujo como test de personalidad

El dibujo no sólo abarca elementos formales. Al lado de la forma está


el contenido y en ese contenido se expresa algo de la personalidad del
sujeto en su totalidad.
El dibujo espontáneo de un niño nos revela entonces muchas otras co-
sas además de su nivel intelectual y su manera de percibir la realidad. En
particular, nos revela su vida afectiva.
Florence GOODENOUGH, al crear su TEST DEL MONIGOTE no parece
haberse preocupado demasiado de la posible influencia de las tendencias
afectivas sobre el dibujo. Hubiera debido, sin embargo, estar atenta a la
circunstancia de que en un cierto número de casos hay discordancias entre
el nivel mental atribuido al sujeto por el TEST DEL MONIGOTE y el nivel
medido por los tests clásicos de inteligencia, como por ejemplo, el BINET-
SIMON o el WISC.
Karen MACHOVER, por lo contrario, había comprendido en 1949 la
importancia del problema y al modificar el TEST DEL MONIGOTE por me-
dio de la consigna de dibujar sucesivamente dos personajes de distinto
sexo, planteaba, además y de manera muy pertinente, el problema del
contenido. Es así que su primer libro tiene por titulo: "Proyección de la
personalidad en el dibujo de una figura humana:' (3)1.

1
Sus estudios psicológicos, muy apreciados, han sido expuestos en francés por
Ada Abraham en una obra reciente ..
EL DIBUJO INFANTIL 17

BUCK, proponiendo en 1948/49 su TEST HOUSE-TREE-PERSON (H-T-P


-4) comprendió también claramente que el dibujo libre permite una exce-
lente aproximación a la personalidad. Su test comprende dos tiempos: el
primero es no verbal y creador, y se expresa por la realización gráfica de
la consigna H-T-P; el segundo es verbal e interactivo, siendo el sujeto
invitado a definir, describir e interpretar los objetos dibujados y su entor-
no, haciendo asociaciones en relación a ellos.
Juliette BOUTONIER (2) en su libro Los Dibujos de los Niños (5), hace
sobre esta cuestión algunas observaciones muy pertinentes. En particular
dice que: "El dibujo del niño expresa mucho más que su inteligencia o su
nivel de desarrollo mental: es una especie de proyección de su propia
existencia y de la de otros o más bien de la manera en que se siente existir
a sí mismo y a los otros " (página 25).
Y un poco después: "El estudio de los dibujos de los niños conduce
inevitablemente al corazón mismo de los problemas que se les plantean,
de sus historias y de las situaciones que viven" (página 38).

Proyección y simbolismo

Como bien dice J. BOUTONIER, el dibujo libre es una proyección, es


decir que la personalidad en su totalidad busca en él una manera de expre-
sarse y particularmente de expresar sus elementos subconscientes e in-
conscientes, proyectándose hacia fuera gracias a la libertad que es con-
cedida al sujeto.
Esta proyección de elementos inconscientes de la personalidad es utili-
zada, como se sabe, en un cierto número de tests que se llaman, por este
motivo, tests proyectivos.
El dibujo libre es el prototipo mismo de la prueba proyectiva, en la
medida en que favorece muy particularmente la expresión de las tenden-
cias inconscientes.
Será preciso, entonces, preguntarse ante todo dibujo libre, que nivel de
la personalidad nos revela o, por decirlo de otra manera, cual es la parte
consciente y la parte inconsciente que expresa.
No ocurre de otra manera, como se sabe, en los otros tests proyectivos,
por ejemplo el T.A.T. de MURRAY. El relato hecho por el sujeto ante una
lámina es, o bien la pura y simple reproducción de una situación vivida

2
Actualmente la Sra. Favez-Boutonier, es profesora de Psicología en la Sorbona.
18 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

por él o de un hecho concreto, y por lo tanto explicable racionalmente, o


bien la proyección de un estado o de un conflicto inconsciente que es
necesario interpretar.

Psicoanálisis

Este inconsciente es el dominio del psicoanálisis, método de investiga-


ción de las profundidades oscuras del alma desarrollado por FREUD.
Pero la técnica de asociación verbal libre que se utiliza en el psicoaná-
lisis de adultos no es aplicable a los niños. Se la ha debido reemplazar, por
lo tanto, sirviéndose para ello -como material de investigación- de los
productos espontáneos de los primeros años, sean éstos los juegos o los
dibujos libres.
Es Sophie MORGENSTERN quien, en 1928 (6), tuvo por primera vez la
idea de servirse de los dibujos espontáneos de un niño para psicoanalizarlo.
A partir de ahí, son numerosos los autores que han aplicado este méto-
do de interpretación del dibujo libre con una finalidad de diagnóstico o de
terapia. Citemos particularmente a BAUDOUIN, (7) André BERG, (8)
Madeleine RAMBERT, (9) y Francoise DOLTO-MARETTE (10).
Veremos que, cuanto mejor informados estemos de los datos debido al
psicoanálisis, más indicaciones valiosas se podrán obtener del estudio de
un dibujo infantil.

Dibuja tu familia

Es posible imponer ciertos límites a la libre creatividad del niño impo-


niéndole una consigna. Así es como procedemos en el TEST DEL DIBUJO
DE LA FAMILIA.
Como hemos dicho, el mundo del niño es su familia y por lo tanto las
relaciones que mantiene con ella son decisivas para la comprensión de su
personalidad.
La consigna clásica es: "Dibuja tu familia". Es eso lo que hacen, cada
uno por su lado, Francoise MINKOWSKA (11), Maurice POROT (12), CAIN
y GOMILA (13), y, entre los autores extranjeros, N. APPEL (14), F.
BARCELLOS (15) y N. FUKADA (16).
Nos consideramos obligados a hacer una mención particular de Maurice
POROT, porque su estudio abunda en anotaciones muy interesantes. Él
afirma lo siguiente, al presentar el dibujo de la familia como test proyectivo:
EL DIBUJO INFANTIL 19

"Se sabe que un test proyectivo es bueno si es que permite obtener una
proyección de la personalidad global, consciente e inconsciente, del suje-
to, usando para ello un material que sea al mismo tiempo lo suficiente-
mente poco estructurado para no molestar en nada esa proyección, pero
que lo sea lo bastante como para permitir luego el análisis de esa persona-
lidad por comparación con los resultados experimentales provistos por
otros sujetos. El dibujo de la familia responde de manera muy exacta a
esas exigencias por demás contradictorias."
Subrayando luego las ventajas de la prueba, M. POROT escribe:
"La simple observación y un estudio detallado del dibujo permite co-
nocer, con respecto al niño, los sentimientos reales que experimenta hacia
los suyos, la situación en la cual se coloca a sí mismo en la familia; permi-
te conocer, en una palabra, la familia del niño tal y como él se la represen-
ta, lo cual es mucho más importante que saber como es ella en realidad."
M. POROT insiste sobre la composición de la familia tal como es dada
en los dibujos y sobre la importancia del hecho que algunas personas pue-
dan haber sido olvidadas. Remarca que el personaje que ha sido dibujado
en primer lugar, es casi siempre el más importante a los ojos del niño.
Indica los signos de valorización y desvalorización y por último, nos invi-
ta a considerar el lugar que se da a sí mismo el sujeto en el grupo familiar,
lugar que es significativo en relación con el modo en el que se considera a
si mismo.

Dibuja una familia

Venimos de ver que, a pesar del carácter acentuadamente limitativo de


la consigna precedente, que impone al niño la obligación de dibujar su
propia familia, la proyección es siempre potencialmente capaz de defor-
mar la realidad en el sentido de las preocupaciones afectivas del sujeto.
No obstante, hemos pensado que esta proyección de sentimientos sub-
jetivos se encontraría facilitada si se da al niño una consigna más vaga y
difusa: "Dibuja una familia, lafamilia que tu imagines". Entre quienes
nos han precedido, hasta donde sepamos, tan solo André BERGE ha for-
mulado la consigna del test de esa manera (entre otros 8).
Remarquemos que un cierto número de sujetos, a pesar de haber sido
invitados por esta consigna más amplia a dar libre curso a su fantasía imagi-
nativa, se ciñen estrictamente a la realidad y dibujan su propia familia.
Se verá más adelante la interpretación que hacemos de esto.
20 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Pero en la mayoría de los casos la nueva consigna da una libertad más


amplia, lo cual permite a las tendencias inconscientes expresarse más fá-
cilmente. Es así que, como veremos, el niño puede entonces apartarse
mucho más de la realidad; podrá por ejemplo dibujar una familia en la
cual él mismo no figura de modo alguno, o bien, en otros casos, podrá
proyectarse en múltiples personajes diferentes.
CAPÍTULOII

Nuestro método personal


Técnica del test

I.- La técnica de este test es simple. Se instala al niño ante una mesa
adecuada a su estatura (esta precaución es muy importante), con una hoja
de papel blanco y un lápiz de punta muy bien afilada. Nosotros practica-
mos generalmente el dibujo con lápiz negro. Pero se pueden obtener tam-
bién resultados muy interesantes (incluso con información suplementaria)
si se utilizan lápices de colores.
La consigna es "Dibújame unafamilia" o bien: "Imagina unafamilia
de tu invención y dibújala". Si el niño parece no comprender bien, se
puede agregar: "Dibuja todo lo que quieras: las personas de una familia
y si quieres, cosas o animales".

II.- La manera en la cual el dibujo se hace, es casi tan importante como


el resultado final. Esto significa que es necesario que el psicólogo esté
presente en el momento de la prueba. Deberá permanecer cerca del niño,
pero sin darle nunca la impresión de que lo vigila y estar preparado a
dirigirle una sonrisa, una palabra de aliento o una explicación comple-
mentaria si el niño lo pide.
Algunos sujetos con tendencia a inhibirse se declaran incapaces de ha-
o
cer un dibujo, bien dicen que no pueden hacerlo sin contar con una regla
y una goma de borrar (siguiendo el desafortunado hábito tan extendido en
nuestras escuelas). Es necesario entonces animarlos y darles seguridad
diciéndoles que uno se interesa en lo que van a dibujar, pero que no serán
de ninguna manera juzgados por la perfección de sus dibujos y que la
prueba no tiene nada que ver con un deber con notas, como en la escuela.
22 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

La inhibición puede traducirse en momentos de inactividad, tanto al


comienzo como en el transcurso del dibujo. Según que estos periodos de
inactividad se produzcan antes de la representación de uno u otro persona-
je, tendrán una significación diferente en relación con el personaje que
haya provocado la inhibición.
Deberá observarse también en qué lugar de la página ha comenzado el
dibujo y con cuál de los personajes. El orden en el cual son dibujados es,
en efecto, muy importante. En caso de haberlo-pasado por alto, se podrá
preguntárselo en el mismo momento al niño.
Es importante también el tiempo invertido para dibujar tal o cual per-
sonaje, el cuidado puesto en los detalles o, tal vez, una tendencia obsesiva
a volver siempre sobre el mismo personaje.

III.- La terminación del dibujo no significa que por eso el test haya
acabado. Como veremos en el capítulo siguiente, es necesario reducir cuan-
to sea posible la parte personal del psicólogo en la interpretación. Es el
sujeto el más apto para saber qué es lo que él mismo ha querido expresar
al hacer su dibujo. Es por lo tanto a él mismo a quien hay que preguntár-
selo. De ahí la necesidad absoluta de la entrevista posterior.
Comenzaremos por alabar discretamente al niño por lo que ha hecho.
Siempre decir: "Está muy bien", sin importar el valor estético del dibujo.
Luego diremos: "Esta familia que tú has imaginado, ¿me la vas a
explicar?
Después: "¿Dónde están?" y "¿Qué hacen ahí?"
Luego: "Nómbrame todas las personas, comenzando por la que hayas
dibujado primero". De cada uno de los personajes, preguntaremos su pa-
pei en la familia, su sexo y su edad.
También intentaremos hacer hablar al sujeto sobre las preferencias afec-
tivas de unos por otros. No se trata aquí de imponer un cuestionario rígi-
do, sino de inspirarse en las circunstancias e inducir al niño, en la medida
de lo posible, a expresarse por sí mismo sin ninguna traba.
Sin embargo, tenemos por hábito formular cuatro preguntas, siempre
las mismas, que proveen información muy interesante:
"¿Quién es el más bueno de todos, en esta familia?"
"¿Quién es el menos bueno de todos?"
"¿Quién es el más feliz?"
"¿Quién es el menos feliz?"
A cada respuesta preguntaremos siempre el porqué.
NUESTRO MÉTODO PERSONAL 23

Una quinta pregunta es: "Y tú, en esta familia, ¿a quién prefieres?
Según las circunstancias uno puede verse llevado a completar el test
con otras preguntas, que serán dictadas por la inspiración del momento.
Por ejemplo: "El papá propone un paseo en el auto, pero no hay lugar para
todo el mundo. ¿Quién es el que se va a quedar en casa?
O bien: "Uno de los chicos no se portó bien. ¿Quién es? ¿Qué castigo
tendrá?

IDENTIFICACIÓN.-Aplicandoal dibujo de la familia nuestro método de


Preferencias­Identificaciones (P.l), terminaremos diciendo al niño: "Su-
poniendo que tú fueras parte de esa familia ¿quién serías? Si vacila en
responder, podríamos agregar: "Estamos sólo jugando, ya sabes, jugamos
a ser uno de esta familia, el que quieras". Y cuando el niño elije un perso-
naje para identificarse con él, le preguntaremos porqué.
Como veremos en el capítulo dedicado a la interpretación, la identifi-
cación responde generalmente al principio de la obtención de placer y nos
clarifica por eso sobre las motivaciones profundas del sujeto.
Este método no ha sido practicado por quienes nos precedieron. Sin
embargo Maurice POROT lo había presentido. Él ha remarcado, en efecto,
que el personaje dibujado en primer lugar y con el mayor cuidado es aquel
al cual el niño está más apegado o aquél con el que más desea identificarse
o las dos cosas a la vez.
Observemos que en los casos en los que, a pesar de nuestra consigna
más larga, el niño dibuja su propia familia y se incluye en ella, podría
parecer superfluo pedirle que se identifique, puesto que ya lo ha hecho.
Pero, por una parte, siempre será posible decirle: "¿Qué otro personaje
desearías ser?" Y por otra, no es para nada raro que, espontáneamente, el
sujeto se atribuya otra identificación.
Por ejemplo, en el caso de Solange, de doce años (figura 1, ver en pági­
na 24), tenemos una reproducción muy fiel de su verdadera familia, los
niños arriba, los padres abajo, pero contrariamente a lo que es habitual, la
niña, que es la mayor de cinco, ha representado sus hermanas en orden
inverso a sus edades, poniendo primero a la mas pequeña, Maryléne, y
ubicándose ella en último lugar. Se observa, además, que se desvaloriza
dibujándose completamente en el borde de la hoja y más pequeña que su
hermana menor, su rival directa, no escribiendo su nombre y para rematar,
declarándose a sí misma la menos buena. Ahora bien, a la pregunta: "¿Cuál
serías tú?", ella responde: "Maryléne".
24 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura l. Quiero ser la hermana menor.

REACCIONES AFECTIVAS.- Es conveniente prestar atención a las reac-


ciones afectivas eventuales del niño durante la prueba. Se observará muy
especialmente si hay una situación de inhibición general o de incomodi-
dad, que puede llegar incluso a una negativa a dibujar y que se expresa en
todo caso en la confección y en los trazos del dibujo. A la inversa, ciertos
niños lo realizan con una alegría a veces adornada de exclamaciones. En
el curso mismo del dibujo, los movimientos mal humor, de tristeza, de
alegría o de cólera, pueden ser muy significativos en cuanto a las relacio-
nes del niño con el personaje o la escena que está representando en ese
momento.
Finalmente, habiendo terminado la prueba, se preguntará al niño si está
contento o no de lo que ha hecho. Y según diga sí o no, se le podrá pregun-
tar que haría en el caso de que tuviera que hacer el dibujo nuevamente, si
lo haría parecido, si agregaría o le quitaría alguna cosa o si haría algún
cambio. Este procedimiento aporta a veces elementos de información muy
reveladores.

COMPARACIÓN CON LA FAMILIA VERDADERA.- Es indispensable tomar


nota, sobre la hoja del dibujo, de la composición de la verdadera familia
NUESTRO MÉTODO PERSONAL 25

ya que, como veremos en la interpretación, la fidelidad mayor o menor


con la cual el niño, bajo el disfraz de una familia inventada, ha reproduci-
do su propia familia tiene una gran importancia, puesto que toda omisión
o deformación de un personaje es reveladora de algún problema. (1)

1 Los ciento tres dibujos infantiles incluidos en esta obra han sido hechos con
lápiz. Sin embargo, para facilitar la impresión, se los han reproducido en tinta
china.
CAPÍTULO III

La interpretación

El test del Dibujo de la Familia es, como hemos visto, de una gran
facilidad de ejecución. Tampoco podría decirse, por otra parte, que sea de
una interpretación dificil, pero es evidente que cuanto más experiencia
tenga el psicólogo, más numerosa será la información sobre la personali-
dad del niño que podrá deducir del test.
La interpretación, como hemos dicho, comienza con la entrevista y con
las preguntas formuladas al niño. Se trata aquí de extraer el máximo de
información del sujeto mismo, ya que es el mejor situado para saber lo
que el dibujo quiera decir.
El dibujo de una familia comprende, por una parte una forma y por
otra un contenido.
A decir verdad hay frecuentemente un entrelazamiento entre los ele-
mentos formales y los elementos de contenido. Por lo tanto, la distinción
que haremos no debe ser considerada como absoluta sino sólo como un
intento de aportar algo de claridad en la exposición.
Los elementos formales del dibujo son ellos también de dos órdenes
diferentes, según que se considere los trazos aislados o las estructuras de
conjunto.
Esto nos lleva a distinguir tres niveles de interpretación:
1 º) El nivel gráfico.
2º) El nivel de las estructuras formales.
3º) E.I nivel del cóntenido.
28 El TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

El nivel gráfico

Las reglas generales de la grafología son en gran medida aplicables al


dibujo y por lo tanto la manera en la cual el sujeto se sirve del lápiz y traza
puntos, líneas rectas y curvas, es reveladora de su psicomotricidad y por
esa vía, de sus disposiciones afectivas.
En el trazo del dibujo es necesario distinguir la amplitud y la fuerza.
Las líneas trazadas con un gesto amplio y que ocupan una buena parte de
la hoja indican una gran expansión vital y una fácil extraversión de las
tendencias. Por lo contrario, si el gesto es de poca amplitud, trazando
líneas cortas (o bien, cuando traza una línea larga, lo hace mediante pe-
queños trazos cortados), se puede deducir que hay una inhibición de la
expansión vital y una fuerte tendencia a replegarse sobre si mismo.
Lafuerza del trazo se traduce en su espesor, en su grado de intensi-
dad de color y en la marca que deja en el papel (llegando a veces hasta
desgarrarlo).
Por supuesto, estas características dependen en buena medida de la
naturaleza y calidad del papel y los lápices empleados y será conveniente
utilizar siempre los mismos materiales, de modo de poder llevar a cabo la
interpretación con elementos comparables.
Habiendo hecho esta observación, un trazo fuerte significa fuertes
pulsiones, audacia, violencia, o bien liberación instintiva: un trazo débil
significa débiles pulsiones, suavidad, tímidas o bien inhibición de los
instintos.
Los dos efectos pueden, claro está, combinarse en alguna medida. La
fuerza expresada por el trazo puede ser amplia, que se dispersa en el me-
dio, o una fuerza contenida, incluso inhibida, que se concentra en el inte-
rior del ser. Lo mismo puede decirse de la debilidad.
Se considerará sobre todo, como significativo, el exceso de esas dispo­
siciones. Por ejemplo, cuando la amplitud de su expansión vital conduce
al sujeto a dibujar personajes muy grandes que tienden a desbordar la
hoja, eso puede ser el signo de una expansión reactiva cuyo exceso indica
un desequilibrio (cf. figura 40) Cuando, por lo contrario, el dibujo es de-
masiado pequeño para la hoja, esto indica una falta de expansión, una
inhibición de las tendencias (figura 2). Un trazo hecho con una energía
LA INTERPRETACIÓN 29

desproporcionada indica pulsiones brutales, a veces reactivas a un temor a


la impotencia.

Figura 2. Miniatura por inhibición.

Un trazo exageradamente ligero, por lo contrario, si bien puede indicar


delicadez de sentimientos y espiritualidad, significa también, muy fre-
cuentemente timidez morbosa, incapacidad para autoafirmarse y incluso
una neurosis de fracaso.
Más remarcable aún es el significado de esos trazos cuando se locali-
zan en alguna parte del dibujo.Así, cuando un personaje o un objeto (la
casa, por ejemplo) está dibujado más grande que el resto, puede deducirse
que un impulso particular lleva al sujeto hacia él y lo valoriza de modo
especial.
El ritmo del trazo también debe considerarse. Es muy frecuente que el
sujeto repita en un personaje o de un personaje a otro los mismos trazos
simétricos (por ejemplo, rayas o puntos). Esta tendencia a la repetición
rítmica, que puede llegar a ser verdaderamente estereotipada (Cf., figura
9), es lo opuesto al dibujo libre hecho al libre arbitrio de la imaginación.
30 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Significa precisamente que el sujeto ha perdido una parte de su esponta-


neidad, que vive bajo el dommio de lo reglado. En ciertos casos muy
pronunciados esto puede ponemos en la posibilidad de un diagnóstico de
neurosis o por lo menos de una estructura de carácter obsesivo.
En el mismo sentido destacamos el cuidado, que llega hasta la meticu-
losidad, con el que algunos sujetos ejecutan su dibujo.
La zona de la página ocupada por el dibujo tiene también una signifi-
cación gráfica, por referencia a las nociones clásicas sobre el simbolismo
del espacio. En efecto, al lado de los niños que ocupan toda la página,
están aquellos que se limitan a una parte reducida.
La parte de debajo de la página es la zona de los instintos primordiales
de la conservación de la vida, la zona de elección de los fatigados, de los
neuróticos asténicos y de los deprimidos.
La parte de arriba es la de la expansión imaginativa, la zona de los
soñadores y de los idealistas.
La izquierda es la parte del pasado, la de los sujetos que regresan hacia
su infancia.
La derecha es la del porvenir.
Recomendamos de todos modos ser prudentes al interpretar este sim-
bolismo del espacio, ya que no toma significación verdadera sino cuando
es corroborado en función de otros elementos.
Por otra parte habrá que recordar siempre que las zonas blancas, aqué-
llas donde no hay dibujo, no son por eso zonas sobre las que no haya nada
que decir; son zonas de interdicción, que será necesario interpretar en
consecuencia.
Por ejemplo, los sujetos que no dibujan sino en la parte baja de la hoja,
los un poco deprimidos, los asténicos, son sujetos a los que toda expan-
sión, todo impulso hacia lo alto, toda imaginación está prohibida (por una
censura exterior o interior). Así es que el dibujo de Jacques, niño de doce
años, el menor de trece hermanos, ocupa un espacio reducido, en la parte
mas baja de la hoja y en la mitad izquierda. (figura 3)
Contrariamente a lo que este dibujo parecería indicar, el niño es inteli-
gente y tiene éxito en la escuela. Pero es emotivo, triste y constantemente
replegado sobre sí mismo. En el test, por otra parte, suprime a todos sus
hermanos y hermanas y se identifica con una niñita de dos años (el "mi-
crobio" de la derecha) con el comentario de que "cuando se está solo, se
es mejor tratado". Ahora bien, ese deseo de ser hijo único para poder
gozar de una felicidad no compartida, lo expresa también con fuerza en su
LA INTERPRETACIÓN 31

Figura 3. Inhibición y astenia.

Test de la Aldea, donde declara vivir solo con su madre, llegando al extre-
mo de generalizar y decir que todas las familias de la aldea son familias
con un solo hijo. Pero este deseo no está exento de culpabilidad, de un
temor ansioso de ser rechazado como demasiado egoísta y, en el test PN,
el héroe es el menos bueno, ya que siempre quiere mamar, pero el más
feliz porque siempre es mimado. Sus preocupaciones orales exclusivas
nos muestran también que no ha alcanzado la etapa edípica y toda compe-
tencia con el padre le es imposible, lo que nos explica bien la sujeción
interior que lo retiene en la parte inferior de la hoja.

Quienes limitan su dibujo a la mitad izquierda de la hoja son, no sola-


mente sujetos en regresión, sino incluso sujetos ante quienes las puertas
del porvenir (representadas en la zona de la derecha) están cerradas y han
debido, por eso, retroceder.
Así es que Loíc, de quince años, comienza por dibujar un tronco de
árbol en la mitad de la hoja (figura 4) y luego ubica a la izquierda al padre,
al hijo y a la madre, en ese orden, para terminar con una ruta bordeada de
32 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 4 Refugio en el pasado.

árboles a la derecha. Parece entonces que sitúa su familia (es hijo único)
en un plan regresivo y en una actitud de inmovilidad: "los están fotogra-
fiando"). El árbol, con su tronco masivo y su follaje mínimo, parece inter-
ponerse sobre el camino que va hacia la derecha. Ahora bien, clínicamente
Loic es muy regresivo: es aniñado, pasivo, sin iniciativa, demasiado cen-
trado en sus padres a los que no quiere dejar; rehusa el esfuerzo y la afir-
mación de sí mismo. Dicho de otra manera, como lo demuestra su dibujo,
desea quedarse ahí, en el statu quo, encuadrado y protegido por sus pa-
dres. Más aún, ha renunciado a toda competición varonil y uno podría
muy bien preguntarse si el árbol que bloquea la ruta del porvenir no es
aquí el símbolo de un poder castrador.

La derecha y la izquierda. Es necesariotambién, al observar el sujeto


que dibuja, prestar atención a si su dibujo se construye de izquierda a
derecha, que es el movimiento progresivo natural, o bien de derecha a
LA INTERPRETACIÓN 33

izquierda, lo que es un movimiento regresivo. En este caso habrá primero


que preguntarse si el niño no es zurdo. Por ejemplo, el sujeto de la figura
5 ha comenzado a dibujar por la madre, a la derecha, después ha colocado
ordenadamente el niño de doce años, que lo representa, el padre y final-
mente la pequeña niña de seis meses en su cuna. Ahora bien, Pierre-Yves
es un zurdo contrariado.

Figura 5. Dibujo de un zurdo.

Si el sujeto es diestro, el movimiento de derecha a izquierda indica una


fuerte tendencia regresiva de la personalidad que puede tener consecuen-
cias patológicas. Así es que el sujeto de la figura 6 es un joven de diecisie-
te años, aquejado de esquizofrenia, es decir de una afección mental que
siempre implica una regresión al estadio oral. Ha dibujado primero y en el
centro, al padre, luego ordenados hacia la izquierda, a la madre, el mucha-
cho, la niña y el perrito.

Remarquemos al pasar, con ZAZZO, que cuando un diestro dibuja per-


sonajes de perfil, generalmente los hace mirar a la izquierda, mientras que
si es la mano izquierda la que dibuja los perfiles tienden a mirar hacia la
derecha. (cf.figura 11 ). Pero esto no es una constante y hay demasiadas
excepciones como para que podamos hacer de esto una regla.
34 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 6. Retorno al pasado.

II

El nivel de las estructuras formales

Hemos afirmado al comenzar que la manera en la que cada niño dibuja


un "monigote" expresa su propio esquema corporal. Pero esta visión in-
terior del propio cuerpo no se edifica más que poco a poco, a medida y en
función del progreso de la edad.
I.- Resulta entonces que el grado de perfección del dibujo es aquí el
testigo de la madurez de quien dibuja y puede constituirse en una medi-
da de su nivel de desarrollo. Es de ahí de donde Florence GOODENOUGH
ha deducido, como ya lo hemos visto, su test del monigote. Es conve-
niente mencionar, en el mismo sentido, los estudios de Karen MACHO-
VER y los que Jacques THOMASI ha llevado a cabo sobre los niños de
"La Reunión" (17)
Intervienen aquí el modo en el cual está dibujada cada parte del cuerpo,
la búsqueda de detalles, las proporciones de las diferentes partes entre
LA INTERPRETACIÓN 35

ellas y el agregado de vestimentas u otros ornamentos.


Pero hemos visto que es conveniente formular algunas reservas sobre
el Test de GOODENOUGH y con respecto a esto coincidimos con K. MA-
CHOVER, su alumna Ada ABRAHAM así como con Juliette BOUTONIER,
cuando declaran que la manera en la que es realizado el dibujo no depende
solo del nivel de inteligencia, sino que es igualmente influenciada por los
factores afectivos y por el equilibrio de la personalidad en su totalidad. Es
corriente constatar que ciertos niños inteligentes parecen ser, ante el Test
de GOODENOUGH muy inferiores a lo que valen realmente. Esto es debido
a la aparición de los factores afectivos de inhibición.

--------·

Figura 7. Dibujo de inhibición.

Sería posible argumentar que en el test del monigote se podría tomar la


precaución de decir: "Dibújame un monigote, el más hermoso que pue­
das", esperando que esta consigna ponga al niño en las mejores condicio-
nes posibles para que rinda lo mas posible. Y se podría contestar a eso
diciendo que durante un primer examen, sin una aproximación previa y
con la agitación inevitable de una consulta rápida, la invitación que se le
hace al niño de dibujar una familia, con todas las resonancias afectivas
36 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

subterráneas que esto puede entrañar, es por si misma muy apta para inhi-
bir al sujeto.

Figura 8. Dibujo de expansión (Por el mismo sujeto).

Es posible. Pero no es menos verdadero que se deberá ser muy pruden-


te cuando uno quiera apreciar la inteligencia de un niño por su dibujo de la
familia según las normas de GOODENOUGH
Dos casos deben retener nuestra atención de manera especial. El pri-
mero es el de los grandes inhibidos, que reducen su dibujo del monigote
a un pálido esquema sin densidad ni vida. Hemos visto ejemplos en las
figuras 2 y 3.
He aquí otro caso, muy notable, de un niño de once años y medio,
Jean-Francois que, en una primera consulta,.cuando se le invitó a dibujar
una familia, trazó con gran inhibición las siluetas esquemáticas de la figu-
ra 7, como hubiera podido hacerlo un niño de cuatro o cinco años. Una
semana después, con la misma consigna, hizo un retrato mucho más vivo,
LA INTERPRETACIÓN 37

con numerosos detalles, el que se ve en la figura 8, no sin agregarle, lleva-


do por su impulso, una pequeña familia de patos.
El segundo caso a considerar es el de los disléxicos. Se ha mencionado
frecuentemente la mediocridad de sus dibujos haciendo referencia a:
1 º) que están muchas veces mal lateralizados, sin importar que proce-
dan de diestros o de zurdos mas o menos contrariados;
2º) que suelen sufrir de trastornos del esquema corporal;
3°) que muchos de ellos tendrán una oposición afectiva hacia lo que se
espera de ellos.
De tal modo, tampoco en este caso podría deducirse de la mediocridad
del dibujo la mediocridad de la inteligencia de su autor.
La prueba en contra es elocuente: la mejoría de la dislexia se traduce en
un mejoramiento del dibujo.
He aquí el caso de Didier, disléxico de nueve años y medio, cuyo dibu-
jo es una seguidilla estereotipada de pequeños monigotes a lo sumo dig-
nos del lápiz de un niño de cinco años. Tres años después, Didier, habien-
do seguido un proceso de educación plenamente exitoso nos hizo los di-
bujos siguientes (figuras 9 y 10). Incluso teniendo en cuenta su madura-
ción lógica luego de €(SOS tres años, la diferencia entre ambos dibujos con-
tinúa siendo considerable y muy significativa.

Figura 9. Dibujo de un disléxico.


38 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 1 O. Dibujo del mismo sujeto reeducado.

II. - En el dibujo de la familia hay que tener en cuenta, por otra parte,
la estructura formal del grupo de los personajes dibujados, sus interac-
ciones mutuas y el cuadro general, inmóvil o animado en el que actúan.
La mayor parte de esos elementos son parte del contenido, que estudia-
remos luego.
Hay sin embargo un elemento formal que es conveniente examinar aquí
y que ha sido objeto del penetrante análisis de F. MINKOWSKA (II). Hemos
visto que ella opone el sensorial y el racional como dos tipos extremos.
No la seguiremos en la asimilación que hace de esos dos tipos de apre-
hensión de la realidad a dos estados patológicos. Para ella el tipo sensorial
sería epileptoide y el racional sería esquizoide.
Esta asimilación nos parece, en todo caso, sin ningún tipo de utilidad
en la práctica médico-pedagógica y vemos la oposición -muy justa- de F.
MINKOWSKA, desde una perspectiva completamente distinta.
El sensorial es para nosotros un tipo de espontaneidad, muy vital, que
en el grupo familiar es especialmente sensible al ambiente, al movimien-
to, al calor de los vínculos. Se observará aquí.la importancia de las líneas
curvas que expresan el dinamismo de la vida.
El racional es, por lo contrario, un tipo de aprehensión de la realidad
en el que la espontaneidad ha sido, por lo menos en parte, inhibida por
LA INTERPRETACIÓN 39

censuras y ha dejado su lugar a una regla de cierta rigidez, lo que lleva a la


reproducción estereotipada y rítmica de personajes poco móviles, aisla-
dos unos de otros, pero frecuentemente dibujados con una preocupación
extrema por el detalle preciso. Aquí, a la inversa, las líneas rectas y los
ángulos predominan sobre las curvas.
Se podría, viendo el carácter más vivaz de los dibujos del primer tipo,
caer en la tentación de decir que son la obra de sujetos más inteligentes
que otros. Es un error que hemos cometido algunas veces, antes de haber
comprendido la significación de los dibujos del tipo racional. Volvamos a
poner los trabajos de los niños en su contexto habitual y recordemos que
la frescura y la espontaneidad de los dibujos de los pequeños se pierden al
llegar a la edad escolar.
¿Por qué? Pues bien, por un lado porque la escuela, desde el punto de
vista de la cultura artística de los jóvenes, da en general una formación
deplorable, puesto que concibe demasiado frecuentemente la obra de arte
como una copia servil y hace jugar un rol demasiado grande a la regla y a
la goma de borrar; este es el rol negativo de la formación escolar.
Pero por otra parte, el acceso al pensamiento racional y a la disciplina
de espíritu que la escuela permite sustituye con la regla al capricho y favo-
rece el espíritu científico a expensas del sentido artístico, lo cual puede se
considerado (salvo para los artistas, claro) como el lado positivo de la
formación escolar.
Refiriéndonos a la concepción psicoanalista, podemos expresar la mis-
ma cosa en otros términos: que la edad escolar está marcada por el desa-
rrollo de lasformaciones reactivas del Yo, que sustituyen por la norma al
capricho infantil y hacen prevalecer el orden, la exactitud, el ritmo y la
prolijidad.
Cuando estas formaciones reactivas se encuentran demasiado desarro-
lladas, imponen a la infancia la rigidez de la regla estricta y le prohiben
dejarse llevar por la espontaneidad. Entonces el niño pondrá mucho cui-
dado en el dibujo de una copia, que será preciso reproducir con exactitud.
Pero invitado a hacer un dibujo libre se sentirá desamparado, ya que es
precisamente su regla interior lo que le prohibe la libertad. Si no llega a
rehusar directamente a hacer lo que le pedimos, producirá con esfuerzo un
dibujo de figuras rígidas trazadas con cuidado y minucia.
Cuando se observan enfrentados un dibujo sensorial y un dibujo racio-
nal se tiene la impresión de que han sido realizados por personalidades
muy diferentes, incluso completamente opuestas. Pero nada es menos se-
40 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

guro, ya que para crear esas diferencias no es necesario más que variacio-
nes en la defensa del Yo. Es probable que el mismo niño, al pasar de la
edad de la espontaneidad a la edad de las formaciones reaccionales produ-
cirá en las dos etapas los dos tipos de dibujos.
Es remarcable que ésto se puede observar también en las parejas de
gemelos. En estos casos estamos ante las condiciones ideales de experi-
mentación, con un mínimo de variables: misma estructura mental y fisica,
mismo medio educativo, mismo pasado. Hemos tenido como sujetos dos
parejas de gemelos verdaderos, una de varones y otra de niñas, y dentro de
cada una de ellas no había mas que-ligeras diferencias, que se traducían en
un nivel de madurez intelectual y afectivo netamente superior en uno de
los gemelos. En esas dos parejas se puede notar la misma oposición entre
el tipo sensorial y el racional en relación al dibujo de la familia. He aquí
los dibujos de la pareja de varones, Christian y Michel, de once años.
(Fig. 11 y 12)

Figura 11. Dibujo de tipo racional ..

Christian nos dibujó una familia en "posición de firmes", sin fondo y


sin vida. Michel, por lo contrario hizo un dibujo muy vívido y que parece-
LA INTERPRETACIÓN 41

ría a primera vista indicar un nivel de inteligencia superior al de su herma-


no. Pues bien, lo verdadero es lo contrario.
Ambos están en 6º grado, donde Christian hace un papel aceptable
mientras que Michel está entre los últimos de la clase. Por otra parte,
Christian tiene más personalidad: es paciente, asiduo en su trabajo esco-
lar, muestra más audacia e iniciativa que su hermano, apareciendo corno
menos abierto y más personal. Michel es más nervioso, más abierto, más
espontáneo, más colérico, más impulsivo e inestable; siempre se deja con-
ducir por su hermano.

Figura 12. Dibujo del tipo sensorial del hermano gemelo.

Se advierte claramente por eso que la rigidez del dibujo de Christian es


producto de su Yo más rígido, que impone reglas severas a su espontanei-
dad vital y la inhibe. En cambio el valor estético mayor del dibujo de
Michel se debe a que tiene una personalidad más flexible, más lábil y no
acepta someterse a una regla, corno frecuentemente sucede con los tempe-
ramentos artísticos. ·
En conclusión, se deberá pensar siempre en la intensidad creciente de
las formaciones reactivas del Yo a partir de la edad de ocho o nueve años,
42 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

que corresponde a las exigencias de la adaptación escolar.


Por otra parte, en la apreciación del valor intelectual de los niños, el
psicólogo no deberá dejarse llevar por su propia personalidad. En efecto,
si él es del tipo artístico y ha salvaguardado en sí mismo la libre esponta-
neidad, tendrá tendencia a sobreestimar el tipo sensorial. Si por lo contra-
rio tiene formaciones reactivas poderosas, sobrevalorará el tipo racional.
Es preciso remarcar, finalmente, que los dibujos de estos gemelos nos
presentan dos situaciones extremas y que ordinariamente tendremos si-
tuaciones intermedias, con elementos a la vez sensoriales y racionales. He
aquí un ejemplo entre otros muchos

Figura 13. Dibujo mixto: racional­sensorial.


LA INTERPRETACIÓN 43

III

El nivel del contenido


y la interpretación psicoanalistica

Entre los diferentes test proyectivos, el Dibujo de la Familia es-por lo


mismo que su consigna es amplia-, uno de los que mejor permiten al suje-
to construir un universo social a su conveniencia, es decir, apartarse tanto
como lo desee de la realidad objetiva para dar precedencia a sus propias
tendencias y a su concepción personal de la vida familiar.
Se podría, sin embargo, esperar que el sujeto, cuando uno le pide dibu-
jar "una familia sacada de su imaginación", tenga en primer lugar en su
mente -acorde con el principio de realidad- el cuadro de su propia fami-
lia, en medio de la cual vive y que por lo tanto, renunciando a toda fanta-
sía imaginativa, dibujara a su padre, su madre y sus hermanos, según el
orden jerárquico de sus edades e importancias relativas.
En un número de casos no despreciable, esta preocupación por la obje-
tividad se impone al sujeto y lo lleva a ejecutar la consigna sin permitirse
ningún desvío de la realidad.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la subjetividad lo domina y el
niño, comportándose así corno un creador, representa en su dibujo no su
propia familia, sino una familia según su deseo. Nos bastará entonces
comparar esta producción imaginaria con la familia auténtica para obser-
var las deformaciones, las supresiones y los agregados que nos indiquen
en que sentido y en qué medida las tendencias afectivas propias del sujeto
han podido trasformar su visión de la realidad.
Estas tendencias afectivas son de dos clases: las positivas y las ne-
gativas.
Las tendencias positivas son los sentimientos de admiración o de amor
que conducen al sujeto a investir el objeto privilegiado, es decir a valori­
zarlo de manera especial en su dibujo.
Las tendencias negativas son los sentimientos de menosprecio que
conducen al sujeto a desinvestir a la persona que es el objeto, es decir, a
desvalorizarla en su dibujo.
Mientras que el sujeto que reproduce su verdadera familia obedece, al
hacerlo, al principio de realidad, contrariamente quien inventa una fami-
lia imaginaria obedece al principio de placer­desplacer, siguiendo la re-
44 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

gla según la cual la situación dibujada acarreará el máximo de placer y el


mínimo de desplacer.
Es bien sabido que estos dos principios opuestos están en los funda-
mentos de la conducta humana. Sabemos también que ambos se encuen-
tran más o menos equilibrados y que el niño, originalmente sometido solo
al principio del placer, a medida que crece y madura se somete gradual-
mente a la obediencia a la realidad.
En los casos patológicos, el pasaje del primer principio al segundo no
se hace cómodamente. En caso de fuertes conflictos psíquicos, en efecto,
la obligación de aceptar la realidad tal como es provoca un desplacer tan
grande que el sujeto experimenta una angustia insoportable. Es necesario,
entonces, que el Yo, instancia de adaptación, elabore las conductas que
reduzcan la angustia permitiendo al mismo tiempo una adaptación sufi-
ciente a la realidad.
El equilibrio de una personalidad depende enteramente del logro de
este compromiso. Si la defensa del Yo contra la angustia puede salvaguar-
dar· 1a adaptación, el equilibrio está asegurado y se puede considerar al
sujeto como normal. Si por lo contrario, para reducir la angustia a un
grado soportable cuando es demasiado intensa, el sujeto debe utilizar
mecanismos de defensa demasiado brutales, suele pasar que esto sea en
detrimento de una buena adaptación. La defensa del Yo obedece aquí a la
regla primitiva de todo o nada: aquello que provoca la angustia es pura y
simplemente suprimido.
Negar una realidad penosa es, en efecto, el procedimiento de defensa
más arcaico. El "¡no fui yo quien/o hizo!", tan habitual en niños sorpren-
didos en alguna falta, es una defensa suscitada por un fuerte angustia de
culpabilídad. Pero cuando una defensa parecida es utilizada por sujetos de
más edad, es el signo claro de una inmadurez afectiva y de una inadapta-
ción a la realidad.
He aquí un ejemplo en el caso de un muchacho de catorce años, Ber­
trand, que luego de algún tiempo rehusa ir a la escuela y se recluye en su
casa en un estado de pereza morbosa, al extremo que podría sospecharse
en su caso un principio de esquizofrenia. Él es el cuarto de cinco niños.
Sus padres están divorciados desde hace diez años y Bertrand vive con su
madre. Se nos dice que quería mucho a su padre y lo veía muy frecuente-
mente hasta el año anterior a la prueba, época en que el padre partió hacia
las colonias.
Su dibujo de una familia inventada (figura 14) ofrece dos particulari-
LA INTERPRETACIÓN 45

dades notables. Por una parte Bertrand no hace figurar en el dibujo ningu-
no de sus hermanos reales, sino, en cambio, a dos varones más jóvenes
que él, quienes representan muy probablemente dos identificaciones de él
mismo a una edad en la que era más feliz puesto que podía ver a su padre.
El mismo, en su edad actual, no figura en la escena. Por otra parte, repre-
senta al padre y a la madre teniéndose por el brazo, a una edad en que aún
lo hacían (30 años). Podemos pensar que en el dibujo, negando la realidad
actual desagradable y traumatizante, el muchacho retrocede a una época
pasada en la que era más feliz. Pero ese rechazo a aceptar la realidad y la
correlativa tendencia a la regresión si se instalan para permanecer, podrían
arrastrar al sujeto hacia la pendiente vertiginosa de la psicosis.

·¿
\c. 'w,.1...1-ru,._ ~!'t. \· ..~~L'"~ i-. ,_1._;,_

Figura 14.
46 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

IV

Las defensas del Yo contra la angustia

La defensas que el Yo utiliza en situaciones patológicas derivan todas


en mayor o menor medida de este mecanismo de rechazo, de la negación
de una realidad demasiado penosa como para ser soportada.

I.- Cuando la amenaza que suscita la angustia proviene del exterior, el


sujeto puede suprimirla pura y simplemente en su dibujo. Venimos de ver
un excelente ejemplo de ello en el caso del joven Bertrand, que, a pesar de
sus catorce años, niega el divorcio de sus padres.
Si un niño está celoso de un hermanito, del cual desconfia ansiosamen-
te por temor de que lo suplante en el cariño de sus padres, puede expresar-
lo en su dibujo (negación de existencia) o bien ponerlo en la posición del
hermano mayor y colocarse el mismo en la posición del más pequeño
(inversión de roles) o puede incluso tomar simplemente su lugar (identifi­
cación con el rival).
Del mismo modo, cuando un niño teme ser castigado por algún mal
comportamiento se declarará, a pesar de la realidad, el más bueno de to-
dos o bien se pondrá en el dibujo como teniendo una menor edad, es decir,
esa edad de oro en la que no era todavía "malo" (regresión); o bien, si es
un muchacho, podrá representarse bajo los trazos de una niña buena y
obediente o a la inversa, si es una niña representarse como un muchacho.
Pero ya, en estos últimos ejemplos rozamos los casos en los que el
peligro que provoca la angustia no se origina en el exterior sino en el
interior del sujeto, sea del Ello o del Superyo.

II. El Ello es el dominio de las fuerzas instintivas, principalmente de la


sexualidad y de la agresividad. Cuando la intensa presión de estas fuerzas
las impulsa a proyectarse en el test con una forma brutal, esto puede cau-
sar al sujeto una angustia muy viva y la defensa del Yo será puesta en
alerta, igual que si se tratara de un peligro exterior.
Es siempre el mismo mécanismo de defensa primordial que es puesto
en acción, aquí bajo la forma de negación de Id pulsián culpable. Pero
como la pulsión es exterior, no puede ser suprimida pura y simplemente.
Es entonces rechazada hacia el inconsciente, es decir eliminada del cons-
LA INTERPRETACIÓN 47

ciente con este doble resultado: por una parte que el sujeto crea no tener
ya esa tendencia y por otra que la tendencia rechazada no tenga ya acceso
a su realización. Sin embargo, no por ser rechazada al dominio del incons-
ciente la tendencia oculta dejará de existir e intentar realizarse y para lo-
grarlo deberá acudir al disfraz, emplear una vía alternativa que no provo-
que angustia. Dos mecanismos de defensa pueden utilizarse con ese fin.
El primero es el desplazamiento. La tendencia está presente pero es
asumida por otro personaje, una persona bien diferente al sujeto por la
situación familiar, la edad o el sexo para no poder ser reconocido en ella.
Y cuando más generadora de angustia es la pulsión reprimida más impor-
tante será el desplazamiento. Puede suceder incluso que el niño (esto ya
no es posible en el adulto) haga asumir su pulsión interdicta por un ani-
mal, es decir por un ser tan diferente como es posible serlo y bajo los
rasgos del cual no sería nunca posible que fuera reconocido.
El segundo mecanismo de defensa es la proyección en el primer senti­
do freudiano de la palabra, por medio de la cual la tendencia culpable es
atribuida al personaje que es el objeto de ella y que desde ese momento
asume el lugar y rol del sujeto.
Por ejemplo, veremos que con frecuencia el niño muy fuertemente car-
gado de agresividad hacia su padre o su madre proyecta este sentimiento
sobre aquel que sea objeto de la agresividad e imagina temas donde ya sea
el padre o ya sea la madre, se muestran con respecto a él de una severidad
cruel, Escapa así de la culpabilidad de sus tendencias y además, en ciertos
casos, logra satisfacerlas identificándose con ese padre o madre severa
que puede ejercer su acción represiva sin temer al castigo. (identificación
con el agresor). Es fácil de comprender que esas defensas, gracias a las
cuales la acción culpable se encuentra asumida por un personaje distinto
al sujeto, son conformes al principio del máximo placer, ya que el sujeto
puede satisfacer sus tendencias de un modo vicario o, por decirlo así, por
procuración.
Y correlativamente el desplacer está reducido al mínimo, puesto que el
castigo o bien se ha evitado o bien es sufrido no por el sujeto sino por
aquel a quien el sujeto ha hecho asumir la acción culpable.

III.- La. angustia ante el Superyo, es la angustia de culpabilidad. Al


principio es una angustia ante las severidades paternales. Pero luego los
ideales y las prohibiciones paternales son introyectados en la personali-
dad del niño y constituyen una instancia especial que se llama el Superyo.
48 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Es a partir de ese momento que el Superyo, aún sin la presencia efectiva y


coactiva de los padres, operando en el interior del sujeto critica, censura y
castiga las actitudes culpables de éste.
Por una parte el Superyo refuerza el rechazo de las pulsiones censura-
bles desarrollando en el Yo consciente las tendencias exactamente contra-
rias a las pulsiones rechazadas. (retorno a lo contrario y formaciones reac­
tivas del Yo).
Por otra parte, mientras que la mayor parte de los sujetos tienden a
valorizar el personaje bajo los rasgos del cual se presentan, los que sufren
la angustia del Superyo, por lo contrario, se humillan, se empequeñecen
ante esta instancia agresiva (retorno contra sí mismo de las pulsiones agre­
sivas) a fin de obtener el perdón.
En consecuencia, cada vez que en su dibujo un niño se desvaloriza, sea
dibujándose pequeño, sea declarándose el menos bueno o el menos di-
choso, es que sufre la angustia de la culpabilidad.
En los casos extremos, raros en realidad, esto puede llegar incluso a
suprimirse completamente en el dibujo.
En otros casos, esto puede conducir al sujeto a renunciar a la situación
que ocupa para aceptar espontáneamente una más modesta: por ejemplo
en forma de un bebé en la cuna. Entre los varones, sucede también que las
manifestaciones agresivas de virilidad susciten un temor a la castración
que puede decidir al sujeto a abdicar de su sexo y a representarse bajo la
forma de una niña.
En un primer análisis, la angustia ante el Superyo parece implicar reac-
ciones que son contrarias al principio del placer. Pero un análisis más
profundo de esas reacciones muestra que no es así de modo alguno: el
castigo aceptado borra la culpa y suprime la angustia de culpabilidad: ella
es entonces, en último extremo, si no una satisfacción, por lo menos un
menor desplacer. De modo que en los casos límites, ante esos ansiosos
ante el Superyo, es posible comprender el fenómeno del masoquismo moral
por el cual algunos llegan a amar el castigo y complacerse con él.
Veremos, por otra parte, que en oposición con quienes sufren la angus-
tia ante el Yo, los ansiosos ante el Superyo se identifican frecuentemente
no con quien castiga sino con quien es castigado.
CAPÍTULO IV

El dibujo de la familia clínicamente

Como se expresan en el dibujo de la familia


las tendencias y las defensas del Yo

Hemos visto, en el capítulo precedente, que el Yo se defiende contra la


angustia de una situación exterior o interior demasiado penosa por medio
de mecanismos diversos y hemos subrayado que el aspecto creador del
dibujo de la familia tiende a acentuar de manera muy especial las defensas
hechas por medio de la valoración o de la desvalorización.
1.- Valorizacióndel personaje principal
La puesta en valor de una de las personas de la familia-ya ha sido men-
cionada como indicadora de relaciones particularmente significativas en-
tre el niño y esa persona. Es la que el niño considera la más importante, la
que admira, o envidia, o teme. Según el psicoanálisis es la persona sobre
la que apoya la más importante carga afectiva y muy frecuentemente, como
ha remarcado Maurice POROT, aquélla con quien se identifica, conscien-
temente o no.
Como en su dibujo el niño construye los personajes a su arbitrio, la
puesta en valor de uno de ellos está claramente indicada por la manera en
que fue dibujada.
a) El personaje valorizado es muy frecuentemente dibujado primero,
porque es en él en quien el niño ha pensado primero y a quien acuerda más
atención. Notemos que ocupa frecuentemente el primer lugar a la izquier-
50 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

da de la familia, puesto que si el niño es diestro el dibujo se habrá hecho


de ordinario de izquierda a derecha.
·, Es frecuente que sea uno de ambos padres, lo que subraya la importan-
. 'ia de éste .
Cuando la figura valorizada es un niño, eso significa que es en ese niño
~ en quien se cristalizan las principales aspiraciones del sujeto, que conside-
<('

~
:::¡ ra su sexo y su rol como privilegiados y que en su corazón desearía ocupar
•Q O su lugar.
lU Cuando es el mismo sujeto quien se pone en primer lugar esto señala
-¿ f-
I fB
una tendencia narcisista muy acusada, cuyas causas habrá que descubrir.
~O Como se verá, esas causas son, con frecuencia, derivadas de la imposibi-
~ :J lidad de investir las imágenes paternales, como consecuencia de un con-
d flicto, lo que acarrea para el sujeto la consecuencia de un repliegue narci-
~ 00 sista sobre sí mismo, situación cuyas consecuencias patológicas debere-
Q mos estudiar (Libro II, Capítulo 2).
ri b) El personaje valorizado es remarcable por su talla más grande, guar-

2
~ dadas las proporciones, que la de los otros personajes.
J Es así por ejemplo, que cuando un niño no osa usurpar el lugar de los
padres o de los hermanos mayores y se representa en el lugar que por
derecho le corresponde, podrá, sin embargo, hacer valer su personaje se-
gún la talla que le de. De ese modo Jacqueline, niña de once años ( cf.
Caso 64) no se atreve sin duda a separar a su madre de su padre y se pone
un poco más lejos. Pero ella se dibuja mucho más grande que su madre,
de modo que los brazos del padre, tendidos en su dirección se dirigen más
a la hija que a la madre, en virtud de la perspectiva que nos puede hacer
pensar que la madre está situada más atrás.
e) El dibujo del personaje valorizado es el que está ejecutado con más
atención. Los trazos están mejor delineados. Si se ha podido asistir a la
realización del test, se habrá podido notar que el sujeto se ha detenido en
ese personaje para que no falte ningún detalle. En consecuencia, si uno lo
considerara aisladamente, habría obtenido, siguiendo el sistema de Goo-
DENOUGH, una calificación superior a la de los otros monigotes del mis-
mo dibujo.
Si el niño ha utilizado colores, se notará también que el personaje valo-
rizado es el más colorido de todos o incluso que es el único coloreado.
d) Es por otra parte rico en cosas agregadas:' ornamentos en los vesti-
dos, sombrero, bastón, paraguas, pipa, cartera, etcétera.
e) Sucede con frecuencia que ocupa una posición central (en el sentido
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 51

figurado de la palabra) y que las miradas de todos los otros convergen en


él.
f) Es puesto en valor también por las preguntas de la entrevista, que
revelan su rol privilegiado.
g) Es muy frecuentemente una personificación del sujeto, ya sea que el
niño declare abiertamente querer identificarse con él, ya sea que, sin de-
cirlo por prohibírselo la: defensa del Yo, muchos índices convergentes nos
hagan adivinar que es con él con quien el niño se identifica en el secreto
de su corazón.

2.- La desvalorización
El mecanismo de defensa más primitivo consiste, como hemos visto,
en negar la realidad a la cual uno se siente impotente para adaptarse. Esta
negación de la realidad se expresa en el dibujo por la supresión pura y
simple de lo que suscita la angustia. Así, cuando falta en un dibujo uno de
los miembros de la familia, mientras que en la realidad existe y está pre-
sente en el hogar, puede concluirse de ello que el sujeto desea en su cora-
zón su desaparición. La persona faltante es generalmente uno de sus her-
manos o hermanas, pero no es raro que luego de eso el sujeto se defienda
racionalizando esa ausencia; diciendo por ejemplo, como el sujeto de la
figura 40: "No tenía lugar en la hoja para poner a mi hermanita".
Puede ser también uno de los padres el que falte (o los dos), y podemos
concluir de ahí que el sujeto tiene relaciones con ese padre que por lo
menos debemos calificar de dificiles.
Finalmente, puede pasar que sea el sujeto mismo el que esté ausente en
su dibujo. Se trata entonces, que en su presente condición de situación,
edad o sexo, no se siente cómodo y preferiría ser algún otro. No podría-
mos pensar, en efecto, que un niño pueda aceptar suprimirse del seno de
su familia y debemos admitir, salvo alguna muy rara excepción, que está
representado bajo los rasgos de otra persona cuyo lugar querría ocupar, en
cuyo caso deberemos averiguar de quien se trata.
Algunas veces faltan algunas partes de los personajes. Pueden haberse
omitido los brazos, o los pies, o los detalles de la cara. En lo que concier-
ne al cuerpo sin brazos, se ha sostenido que esto indica en el sujeto un
sentimiento de culpabilidad ligado a la función de tocar o de asir, y esto es
verdad en algunos casos (por ejemplo en el caso 88).
Pero el simbolismo de estas partes que faltan deberá ser el objeto de un
análisis individual en cada caso, puesto que la significación de este sim-
52 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

bolismo puede variar de un sujeto a otro.


La desvalorización de un personaje, cuando no llega a traducirse en su
ausencia, puede expresarse de muchas maneras; el personaje desvaloriza-
do es:
a) Dibujado más pequeño que los otros guardando las proporciones (es
decir, teniendo en cuenta sobre todo la edad).
b) Colocado último, muchas veces justo al borde de la hoja como si no
se hubiera tenido la intención desde el primer momento de reservarle un
lugar.
e) Colocado apartado de los otros y aun debajo de ellos.
d) Peor dibujado que los demás o con detalles de importancia que le
falten.
e) Despreciado por una estimación peyorativa o un cambio en las eda-
des relativas. (Por ejemplo: uno de los padres muy viejo en relación al
otro)
f) No está designado por su nombre, mientras que los otros sí lo están.
g) Muy raramente figura como una personificación del sujeto, que no
se identifica con él.
Vamos a dar múltiples ejemplos de estas valorizaciones­desvaloriza­
ciones, siendo los dos procesos solidarios, puesto que la valorización de
uno de los personajes acarrea obligatoriamente la desvalorización del otro.
Vemos aquí el caso de un muchacho de once años y medio, Manuel,
que dibuja en primer lugar a su madre, luego una cuna con una bebé feme-
nina de seis meses, luego vuelve sobre la izquierda para dibujar al padre y
finalmente a cinco pequeños personajes de los dos sexos que correspon-
den a sus hermanos, salvo dos que faltan, el mayor de quince años y otro
de siete. Se notará que la madre está especialmente bien dibujada y es
muy grande mientras que el padre es más pequeño y está dibujado incom-
pleto en el borde de la hoja (figura 15).
Ahora bien, Manuel, que es el tercero de ocho hermanos, tiene proble-
mas de carácter, fuertemente censurados por una madre de carácter fuerte
que dicta la ley en la casa. En su dibujo, aunque tiene un arco, se desvalo-
riza poniéndose último. Él valoriza a la madre a expensas del padre y la
declara la más buena. Es, como pasa con frecuencia, que se expresa de un
modo optativo y desearía una mamá poderosa pero buena, de la cual él
pudiera ser el protegido, como lo es probablemente la pequeña Antonia,
la bebé de seis meses dibujada junto a la madre, bebé con la cual, por otra
parte, él se identifica a fin de cuentas.
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 53

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Figura 15. Identificación con el bebé en la cuna.

Veamos ahora el caso de una niñita de siete años, Pasea/e, en cuyo


dibujo -en el cual los padres están ausentes- figuran los cinco niños de la
familia en orden de edad decreciente, con sus nombres verdaderos. Pasea-
le figura como segunda, como es en la realidad. Pero lo que asombra es
que la pequeña Annie, de edad de dos meses en el dibujo (en la realidad de
dos años) está dibujada casi tan grande como Pascale y mucho más gran-
de que los dos hermanos varones, que figuran en el dibujo como teniendo
respectivamente tres años y diez meses. Esta valorización del bebé indica
cuanto interés le presta Pascale. Ella declara por otra parte que Annie es la
más buena ''porque yo la quiero" y agrega: "los menos buenos son los
otros; yo no los quiero". Que esta atracción afectiva corresponde a una
identificación nos parece probado por el hecho de que Pascale considera
como edad de oro los dos meses "porque nadie se enoja con una y todos te
cuidan" (figura 16).
Ahora bien, Pascale trabaja bien en la escuela pero en casa es nerviosa,
54 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 16. identificación con la más pequeña indicada por su valorización.


violenta y tiene arranques de cólera en el curso de los cuales injuria a sus
padres. Este nerviosismo data de la época del nacimiento del primer her-
mano, Dominique, cuando Pascale tenía dieciocho meses. Enviada fuera
de casa durante tres semanas a causa de este nacimiento, Pascale reaccio-
nó con mucho enojo. Se convirtió en anoréxica y con tendencia a "ensu-
ciarse" de día (de noche no dejó nunca de ser enurética) Además, durante
seis meses, no quería dormirse sin haber tomado un biberón.
Es altamente posible que los padres hayan preferido a sus dos varones
y que Pascale se haya resentido de eso. En el PN y el Blacky, ella se
identifica con un muchacho, pero se sitúa como hijo único en los dos test,
expresando fuertemente de ese modo su deseo de eliminar a sus rivales.
Sólo la más pequeña, Annie, entonces, encuentra gracia a sus ojos, pero
esto es a favor de una identificación regresiva, proceso que, como vere-
mos, es muy frecuente y eso nos explica por que los dos varones son
desvalorizados en el dibujo en comparación con la más pequeña.
Veamos ahora el caso de René, muchacho de quince años que llega a
la consulta como consecuencia de un cuadro general de nerviosismo y
tartamudeo.
Su dibujo lo muestra atribuyéndose una edad de veinte años, estrecha-
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 55

mente encuadrado entre dos mujeres, su madre, dibujada en primer térmi-


no y su abuela en tercero. El padre fue dibujado en cuarto lugar, comple-
tamente en el borde izquierdo de la hoja y más pequeño. Un dibujo como
éste, en el cual René se identifica con un muchacho de veinte años, condu-
ce a pensar que para él los personajes femeninos de la familia son más
importantes que el padre (figura 17).
Esto corresponde a la realidad clínica. René es hijo único, pero hasta
los cuatro anos fue criado en parte por su madre y en parte por una señora
anciana, antigua nodriza de la familia, a quien llamaba abuela. En cambio
el padre es un hombre con poco relieve, que resultó aún más disminuido
desde hacia algunos años por un accidente cerebral y a quien René no
obedece.
La importancia de este encuadramiento femenino se vuelve a encontrar
en los otros tests de René, particularmente en el PN.
El héroe se comporta aquí de una manera demasiado pasiva, poco va-
ronil y en todo el test no hay una sola identificación paterna. Al contrario,
tenemos -cosa absolutamente insólita tratándose de un muchacho, cinco
identificaciones maternas y dos con la cabra, madre sustituta. Conviene
sin embargo subrayar que no es con la madre en tanto esposa del padre

_, M J¡S

Figura 17.
56 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

con quien el sujeto se identifica, sino con la madre que tanto protege como
censura.
En realidad René ha tenido siempre muchos choques con su madre, ya
que ella lo vigila continuamente y le priva de su libertad. En su comenta-
rio del dibujo, René la desvaloriza: ella "no está bien", es la menos dicho-
sa; lo mismo pasa con la abuela, que es la menos buena. En cambio, el
padre es el preferido y el más bueno.
Este muchacho tiene entonces en relación con el poder maternal una
actitud ambivalente; la reconoce como una figura poderosa, pero la resis-
te. Nos cuenta que muchas veces la irrita deliberadamente lo que indica a
la vez su apego y su rebelión.
3.- Los personajes tachados
Un modo bien particular de desvalorización es el de tachar un persona-
je después de haberlo dibujado.
Hay algunos casos, raros, en verdad, en que eso corresponde a una
situación real. Así es en el caso de Francoise, niña de ocho años, segunda
de una familia de cuatro hijos, que representa en su dibujo una familia casi
real donde figuran con el padre y la madre, tres hermanas y hermanos, que
son los suyos. Pero por una parte no se ha puesto ella misma y por otra
dibuja en la parte de debajo de la hoja una cuna, que tacha en seguida
declarando que en esa cuna duerme un bebe de seis meses.

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M
,.

Figura 18.
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 57

Una regla constante en el análisis del dibujo de la familia es que, cuan-


do un niño no se dibuja a sí mismo, es necesario preguntarle de cual otro
miembro de la familia el niño está tomando el lugar. Aquí, invitada a
identificarse, Francoise vacila mucho y luego termina por decir que ella
sería el bebé, si no lo hubiera tachado" (figura 18).
Aquí es cuando nos enteramos que seis meses antes del test había naci-
do una pequeña que murió a los diez días. Francoise, que es en conjunto
muy regresiva, se había identificado con ese bebé y su muerte la había
impresionado de manera tan fuerte que la hizo figurar en el dibujo, aun-
que pese a todo, con un justo sentimiento de realidad, ya que la tachó del
número de los vivos. Además, podemos comprender que ella hubiera de-
seado estar en el lugar del bebé "si ella no estuviera muerta".
En la mayoría de los casos el hecho de tachar lo que se ha dibujado es
índice de un conflicto entre una tendencia primero proyectada en el dibujo
y luego suprimido por la censura del Yo. Notemos, incidentalmente, que
en nuestra técnica del test no damos goma de borrar al niño, ni siquiera si
él la pide, de modo que su dibujo guarda necesariamente el rastro de todo
lo que ha hecho, mientras que si hubiera tenido una goma, sin duda habría
borrado algunas cosas,

Figura 19.
58 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

He aquí el caso de una niña de nueve años, Brigitte, que siendo zurda,
representa los personajes de derecha a izquierda, contrariamente a lo habi-
tual (por lo tanto los perfiles están invertidos). Ella hace su dibujo del
padre primero, después dos esbozos mal formados que declara ser 'yo "y
mama. Pero entonces dice querer tachar lo que había hecho y querer reco-
menzar (figura 19).
Se le da entonces otra hoja en la cual ejecuta un dibujo diferente y
reproduce su propia familia, con una valorización particular de su perso-
naje (el pelo) desvalorizado, sin embargo, por el lugar en el que lo pone,
ya que en el orden de edades ella debería haber figurado como tercera y
no como cuarta.
El problema es claro: Brigitte, que tiene una fuerte rivalidad fraterna y
un fuerte conflicto edípico, quiso en el primer dibujo interponerse entre el
padre y la madre, pero esta posición, interdicta, no la pudo mantener y de
ahí el segundo dibujo. En el curso de la entrevista, cuando se le pregunta
en que lugar pondría a la niña "yo," si pudiera elegir, responde "en el lugar
de la mamá".

Tomemos ahora el caso de un muchacho de dieciséis años, Alain, quien


con una inteligencia comprobable, no es exitoso ni en el estudio ni en el
aprendizaje de un oficio a causa de su falta de carácter. Tiene una hermana
menor, de catorce años, mucho más exitosa que él en el estudio y hacia la
que tiene fuertes sentimientos de inferioridad.
En un primer dibujo de la familia representa dos niños bajo los padres;
un muchacho de seis años que juega y que sería, por eso mismo, el más
feliz y una hija de veinticinco años que reposa y con quien él se identifica-
rá, puesto que ella ha terminado sus estudios, tiene una situación y es
libre.
Lo que es particular, es que esta mujer está vestida de hombre: Alain
dice al respecto: "quería dibujar un hombre, pero me ha salido un busto de
mujer; entonces dije que era una mujer". Aquí muestra claramente una
fuerte ambivalencia sexual.

En un segundo dibujo, hecho seis semanas después, representa dos per-


sonajes una vez más, ahora al lado de una tienda de campaña. El primer
dibujado es un hombre de perfil, que declara que es el marido. Pero ense-
guida lo tacha. El segundo personaje está dibujado de frente; nos dice que
es una mujer, pero está vestida de hombre, con un pantalón. Sin embargo
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 59

el dibujo muestra el esbozo de una falda que Alain había dibujado prime-
ro. De nuevo aquí la ambivalencia sexual. En la entrevista desvaloriza,
por otra parte, al hombre, que es el menos bueno porque no hace todo lo
que le pide su mujer y el menos feliz porque está obligado a trabajar. En
cambio, la mujer es la más buena y la más dichosa, puesto que se hace
servir y para ella son verdaderas vacaciones. En el momento de identifi-
carse, Alain vacila; dice: "el marido" luego dice: "la· mujer" "tal vez por­
que es la más feliz" (figura 20).

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7

Figura 20.

Hay entonces en el espíritu de Alain una fuerte tendencia a valorizar a


la mujer y desvalorizar al hombre, de ahí la tachadura sobre el personaje
masculino. Notemos también que en su test PN el héroe es una niña de
tres años y que finalmente Pattenoire va a pedirle al Hada que la convierta
en niña, una verdadera, para conocer la vida, viajar y hacer estudios más
largos, lo cual es exactamente la situación privilegiada de la hermana de
Alain.
60 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

4.- El desplazamiento y los personajes añadidos


Hemos visto ya la frecuencia con la cual, cuando una tendencia instin-
tiva no puede ser asumida porque implica una cierta culpabilidad, el suje-
to renuncia a ella. Dicho en términos psicoanalíticos, la relega a su sub-
consciente.
Pero hemos visto también que en virtud del dinamismo inherente a
toda tendencia vital, ese renunciamiento no es más que aparente, ya que
las pulsiones buscan satisfacerse a pesar de los interdictos, lo que se lleva-
rá a cabo por medio de un desplazamiento.
Eso quiere decir que la tendencia es entonces asumida, no por el sujeto
mismo, sino por medio de un personaje bien diferente de él por la edad, el
sexo o la situación (o por las tres cosas a la vez), para que el sujeto no
corra el riesgo de ser reconocido o de reconocerse el mismo bajo esos
trazos deformantes.
La situación más simple es aquélla en que el niño atribuye la tendencia
censurada a uno de sus hermanos o bien, aunque más raramente, a uno de
sus padres y se atribuye a sí mismo, en revancha, todas las virtudes de un
ser irreprochable.
Pero sucede también, en un buen número de casos, que el niño, siendo
libre para crear por medio de su dibujo todo un universo familiar a su
conveniencia, introduzca en él uno o muchos personajes imaginarios, que
realicen todo lo que el mismo no se atreve a realizar.
Cuanto más valorizado sea el personaje añadido, mas deberá conside-
rárselo como representativo de una tendencia importante del sujeto.
En un cierto número de casos, el sujeto mismo está ausente del dibujo,
por haberse proyectado completamente en el personaje añadido.
Es posible encontrar la variedad más grande de casos y posibilidades.

1.- El personaje añadido puede ser un bebé, sobre el cual el sujeto


añadido desplaza fuertes tendencias agresivas que tendría vergüenza de
expresar directamente. Tenemos un ejemplo remarcable en un muchacho
de quince años, Loíc, que nos hizo con tres semanas de intervalo dos di-
bujos casi idénticos. Representaba en el primero un bebé en pañales (atri-
buyéndole primero cinco meses y después ocho), luego a los padres, des-
pués a los abuelos, todos vueltos hacia el bebé. La primera vez no se
identificó con nadie, pero la segunda se identificó con el bebé, descrito
por él mismo como el más dichoso porque carecía de preocupaciones y
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 61

estaba feliz de vivir.


Ahora bien, Luíc es el menor de tres hermanos. No dibuja aquí ni a sus
hermanos ni a sí mismo, sino que en cambio introduce un personaje inexis-
tente, el bebé, en el cual se proyecta enteramente, expresando de esa ma-
nera la nostalgia de la edad de oro. Lolc había sido muy mimado en su
infancia, pero luego, por la mala conducta de su madre y por la disolución
familiar, cayó en una situación de casi total abandono moral. Es muy in-
maduro, pasivo, sin iniciativa alguna e incapaz de un esfuerzo sostenido.
Corresponde señalar aquí las convergencias que dan un gran valor a la
identificación (figura 21 ):
l. El bebé figura en ambos dibujos.
2. En ambos casos ocupa el primer lugar.
3. Tiene los rasgos, no de un bebé, sino de un adolescente.
4. Finalmente Loic, aunque con alguna vacilación, se identifica con él.

Figura 21

2.- El personaje añadido puede ser un sujeto de mayor edad e incluso


un adulto. He aquí, por ejemplo, el caso de un muchacho de once años,
Rafael, que llega a nosotros a causa de sus múltiples fracasos escolares.
62 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Dibuja a su familia: padre, madre, hermana mayor, de veintitrés años y


hermano mayor, de dieciocho. Pero él no figura en el dibujo. En cambio,
de un avión que pasa, se ve descender un paracaidista. Rafael dice en su
comentario, que "todo el mundo mira al paracaidista".
Nosotros sabemos que el muchacho, en su condición de vida actual, no
es feliz, porque es frecuentemente castigado por sus malas notas. Detesta
la escuela y querría verse liberado de ella. Es comprensible que, viéndose
desvalorizado por todos, no haya querido figurar eh el dibujo. Invitado a
representarse, declara querer ser el hermano de dieciocho años, conside-
rado el más feliz de todos por cuanto tiene un ciclomotor nuevo.
En cuanto al paracaidista, no lo conoce; él no es de la familia. Pero el
hecho de que sea el centro de todas las miradas nos indica su importancia
para Rafael. Por otra parte, el muchacho no se hace rogar para decir que le
gustaría estar en su lugar "porque es un paracaidista". Parece claro que ese,
personaje añadido simboliza los deseos de liberación del sujeto, deseos
más o menos interdictos y que por ese motivo no pueden expresarse sino

Figura 22.
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 63

por medio de un disfraz (figura 22).


3. El personaje añadido puede ser un doble, es decir, no un personaje
que sustituya al objeto sino que lo doble, es decir que permanece cerca de
él y le está asociado en todo lo que hace. El doble está siempre muy próxi-
mo al sujeto por la edad, el sexo y la situación; es de alguna manera su
gemelo. Pero hay también dobles de edades diferentes y dobles de sexos
diferentes. Es posible en cada caso formularse la hipótesis de que el doble
no es elegido al azar, sino que representa en su situación particular de
edad o de sexo una de las tendencias importantes del sujeto, la cual no
puede expresar directamente.
Veamos por ejemplo el caso de una hija única de catorce años, que
dibuja una familia en la cual hay dos hijas. Una de diez años, Sylvie,
dibujada primero, puesta en valor por el dibujo (lleva cartera), preferida
de los dos padres y a la cual ella ha dicho querer identificarse por ser 1a
más grande y razonable. Pero ¿qué representa entonces la hija de ocho
años, Christelle, dibujada en cuarta posición y que es un personaje añadi-

Figura 23.
64 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

do? Ella es descripta como la menos gentil, montando en cólera cuando


no sabe sus lecciones y la más dichosa por ser la más pequeña y mimada.
Si los padres prefieren a Sylvie, en revancha, Sylvie prefiere a Christelle
para jugar juntas. Si uno agrega a eso que la edad de oro es para nuestra
niña la de los siete u ocho años, "porque se está mejor cuando se es
pequeño", se comprenderá fácilmente que Christelle, el personaje aña-
dido, representa los deseos regresivos del sujeto, deseos interdictos por
la defensa del Yo de una niña "muy razonable". Agreguemos todavía
que el hecho de que Christelle figure al lado de su padre no es para nada
producto del azar. Nuestra niña vive desde hace dos años una situación
edípica intensa y muy perturbadora, resuelta por una actitud de frialdad
hacia el padre y por una aproximación tierna hacia la madre. Al regresar
a la edad en la cual el conflicto edípico aun no existía con esa intensi-
dad, puede darse la satisfacción de aproximarse a su padre -que le es
hoy interdicta- lo que además desplaza al lado de la madre a su persona-
je de identificación (figura 23).

4.- El personaje añadido es frecuentemente también un animal y aquí


el enmascaramiento es el máximo posible, indicándonos que la interdic-
ción puesta sobre la tendencia que se quiere ocultar es particularmente
fuerte. Por supuesto, es necesario mostrar una cierta prudencia en la inter-
pretación: es muy posible que el niño ame a los animales e incluya por eso
en su dibujo el gato o el perro de la familia: esto se podrá saber por medio
de la entrevista.
Pero en todos los casos en los que figure un animal que no existe en la
realidad y en los cuales este animal está particularmente valorizado, de
una manera positiva o negativa, se deberá siempre pensar que representa
una tendencia que el niño no se atreve a asumir directamente. La cosa es
particularmente remarcable cuando el niño no figura en el dibujo, lo que
nos puede llevar a concluir que se ha proyectado completamente en el
animal.
Veremos en los capítulos siguientes que la agresividad -sea contra los
hermanos o contra los padres- es muy frecuentemente expresada por me-
dio de un animal salvaje (perro, lobo, león, serpiente). Este hecho es bien
conocido y se sabe, por ejemplo, en relación con el simbolismo de los
cuentos de hadas, cuan frecuentemente el lobo representa las pulsiones
infantiles de la etapa sádica oral.
Lo-que es menos conocido es que no sólc las tendencias agresivas pue-
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 65

den ser representadas por un animal. A nuestro juicio esto es un signo


claro de que ellas están también marcadas de un sentimiento de culpa tan
fuerte que les impide toda expresión directa.
A modo de ejemplo, he aquí el caso de un muchacho de trece años,
Philippe, a quién lo han traído a causa de una disminución importante en
fa visión, que le impedía todo trabajo escolar, pero que el especialista no
podía atribuir a ninguna causa orgánica y de la que se sospechaba, por lo
tanto, ser de naturaleza histérica.
Su dibujo de la familia representa, instalados en un comedor, al padre,
la madre y sobre la mesa, muy buen situado al lado del plato un gran
gato. El comentario dice que los padres van a comer y a acostarse y que el
gato espera que se le dé de comer. No hay ningún niño en esta familia; los
padres no quieren. Philippe se identifica con el padre "por ganar dinero"
(figura 24).
Volviendo sobre su dibujo, Philippe nos dice que el gato dibujado tiene
diez años. Ahora bien, en otro dibujo, nos ha representado al lado de una
mesa, a un papá, cuya mujer ha muerto y del otro lado un "gato­tigre", de

Figura 24.
66 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

diez años también, en relación con el cual Philippe nos dice que los ani-
males son los menos felices porque no se les da de comer y se les castiga
por cometer torpezas.
La tendencia en juego aquí, es evidentemente la oralidad. ¿Por qué
una expresión franca le es imposible?
Clínicamente notamos en la historia de Philippe signos de unafl}ación
oral sádica. Cuando tenía alrededor de los quince meses, si se le contra-
riaba, generalmente mordía. Ante eso su madre lo mordió a su tumo y él
no se atrevió jamás a volver a hacerlo. Por otra parte ha sido hasta los
ocho años anoréxico y sabemos que la anorexia indica una relación algo
dificil con la madre.
En los tests proyectivos de Philippe, la oralidad ocupa un muy impor-
tante lugar. En su test P.N. todo se trata de la oralidad, pero bajo una
forma conflictiva, bajo la forma de un constante dilema: ser alimentado o
alimentarse solo. Por otra parte, como se ve frecuentemente entre los ano-
réxicos, la avidez oral sádica es muy importante. Hay sobre eso temas
frecuentes en su P.N. y finalmente Philippe dice que "Pattenoire" va a
pedirle al Hada que lo trasforme en lobo "porque entonces tendrá mucha
comida; podría comer a todos los animales que encuentre a su paso ...
podría comer al resto de la familia ... "
Se comprende bien, entonces, que censurada por la madre, esta avidez
oral haya sido reprimida o que no ose expresarse en el dibujo sino bajo el
disfraz de un gato.
Es conveniente aquí preguntarse por que un instinto tan natural como
el de la alimentación no se puede expresar de manera directa. Frecuente-
mente, en casos parecidos, la avidez oral es signo de otra tendencia y de
manera particular reemplaza las pulsiones edípicas censuradas. Aquí los
tests nos muestran en Philippe un gran temor de crecer, de perder la pro-
tección de una madre a la cual, como el menor de cuatro hermanos, está
estrechamente unido. Su rechazo hacia la escuela, motivado en apariencia
por el problema visual histérico que da al niño la buena excusa de la enfer-
medad, aparece como ligado también a ese temor de crecer. Por otra par-
te, en el test P.N., Philippe esquiva el Edipo y no tendrá ninguna identifi-
cación con el padre, esposo de la madre. En NUIT, particularmente evoca-
dora de la intimidad del dormitorio de sus padres, llega al extremo de
olvidar al padre y a la madre y no pone en escena sino a los pequeños, que
solos en la noche, tienen miedo a los lobos.
Es perfectamente posible entonces, formular la hipótesis de que la in-
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 67

tensidad de la oralidad en Philippe es la expresión regresiva de una rela­


ción edípica prohibida. Y es a causa de ese contenido edípico que la ten-
dencia oral es también interdicta, de donde viene clínicamente la anorexia
como consecuencia lógica y el desplazamiento de la tendencia sobre el
animal de la familia.
Corno corolario de esa facilidad de expresar las tendencias censuradas
haciéndolas asumir por un animal, cada vez que uno se encuentre ante un
niño demasiado inhibido como para dibujar una familia se podrá trasfor-
mar la consigna diciéndole: "dibuja una familia de animales". Tengamos
por seguro que el niño se puede identificar tan fácilmente con un animal
como con un ser humano. La prueba de esto es que los animales represen-
tados están muy frecuentemente provistos de rasgos humanos, lo que trai-
ciona su verdadero origen.
Daremos un ejemplo. Una niña de once años, Francoise, ha represen-
tado toda una familia de gatos: el padre, la madre, una hija de cinco años,
un muchacho de siete y luego, última pero muy cerca de la madre, una
bebé de dos años, la preferida de la mamá, con la cual ella se identifica. Es
remarcable que todos estos gatos tengan rostros humanos (figura 25).

f So-A
? M

Figura 25.

5.- Los vínculos y las relaciones a distancia


Los vínculos que el.sujeto establece entre los personajes en su pro-
yección gráfica traicionan la manera en la cual él ve interiormente sus
relaciones.
La proximidad de dos personajes en el dibujo indica su intimidad, vivi-
da o deseada por el sujeto. Si los personajes están tornados de la mano o
68 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

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G.P. '
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Figura 26.

se abrazan o juegan juntos, la nota de intimidad es aun más marcada. Hay


casos remarcables donde la constatación de esta intimidad puede poner-
nos sobre la pista de un problema. Así es que hemos sido consultados en
relación a un muchacho de quince años, Hubert, quien, después de una
escolaridad bastante mediocre comenzó a trabajar, pero con dificultades
muy grandes para adaptarse fuera del ámbito familiar. Es el mayor de tres
varones pero siempre fue de un carácter tímido, poco expansivo, solitario
y no pudo hacer amigos. Bebé frágil, tardó largos meses en alcanzar el
peso adecuado para su edad y fue durante mucho tiempo anoréxico.
Su dibujo reproduce parcialmente a su verdadera familia. Figuran en el
sus padres y sus abuelos. El hermano de nueve años falta y sabemos que
Hubert no se lleva bien con él. En cambio está representado el hermano
menor, con quien Hubert tiene una fácil relación y con el que juega fre-
cuentemente; Hubert está representado por un muchacho de trece años
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 69

con el que se identifica "porque es el mayor" La razón de ese "rejuveneci-


miento" la encontramos por el test de "la edad de oro": para Hubert, la
"edad de oro" son los trece años, "porque uno puede quedarse en casa".
Lo que es insólito en el dibujo es que el hermanito está en cuarta posición
y no tiene la mano de nadie mientras que el muchacho de trece años está
muy cerca de la madre y le toma la mano. Podemos por lo tanto inferir
que Hubert sufre por estar alejado de los suyos y desearía volver a la edad
de trece años para estar bajo la protección de su mamá (figura 26).
Como índices convergentes, notemos que el esbozo de este muchacho
está situado en la zona de protección materna y que en el test P.N. Hubert
se identifica regresivamente con una niñita.
Cuando hay muchos personajes en el dibujo, la proximidad de dos de
ellos implica necesariamente un alejamiento de otros, lejanía que debere-
mos interpretar.
Si es el sujeto mismo quien se representa apartado de los otros, esto
indica la dificultad que experimenta para establecer relaciones con el
resto de la familia, ya sea por agresividad hacia ella o porque se sienta
excluido.

Por ejemplo, Jean­Paul, de nueve años, representa la pareja de sus


padres estrechamente unidos y en último plano, claramente separado de
ellos, un niño de ocho años con el cual se identifica. En cambio dibuja,
visto como por transparencia del cuerpo de la madre, un bebé varón de un
año. En la realidad, Jean-Paul tiene dos hermanas mayores y un hermano
menor, de cinco años. Es un niño inteligente, que tiene éxito en la escuela,
pero cuyo trabajo escolar se convirtió en mediocre desde hace un año,
periodo en el cual su carácter se alteró. No representa su edad, es un chico
pequeño, delicado y tierno, suave y afectuoso. Trata bien a su hermanito,
pero reclama ser tratado como él, quiere abrazar a su madre continuamen-
te e insiste en acostarse en la cama matrimonial (figura 27).
En su test P.N., considera al héroe como una niña, pero luego, ante las
acciones de "Pattenoire" que harán que sea considerado finalmente como
el más malvado y el menos afortunado, reaccionará depresivamente y en
siete imágenes posteriores desarrolla temas en los que el héroe es herido o
muerto. Como la mayor parte de los muchachos-niñas, rehusa asumir el
rol del héroe (lo asume dos veces solamente) y se refugia en la identifica-
ción aseguradora con el poderoso (tres veces el padre y seis la madre). Es
preciso subrayar aquí el tema de la emasculación de "JARS", donde Jean-
70 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 27.

Paul se identifica de manera masoquista con el cerdito de la cola cortada y


el tema de TROU, la menos amada, que expresa un fuerte temor ante el
abandono.
Es legítimo pensar que el nacimiento de su hermanito, cuando Jean-
Paul tenía cuatro años, ha debido plantearle un grave problema de rivali-
dad. Pero, a causa de su naturaleza delicada, más femenina que masculi-
na, ha reaccionado, no agresivamente, sino depresivamente. En su dibujo
consiente a su exclusión, pero solamente de manera parcial. Sin embargo,
dada su fuerte tendencia a la identificación femenina en los otros tests, es
válido pensar que la bebé de un año, personaje añadido, representa para él
una identificación de deseo.
Como caso particular es muy habitual que los niños representen a am-
bos padres como una pareja, y<J sea que dicha anión es la que existe -;;'1 la
vida· real o ya sea, como Io hemos visto en el caso tie la figura 14 (cf.
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 71

también, luego la figura 94), que la disolución del hogar sea negada por el
sujeto, que quiso representar un padre y una madre que viven juntos aun-
que en realidad ya no lo hacen.
En sentido inverso se deberá ser particularmente atento en los casos en
que los padres están separados en el dibujo de la familia y colocados a una
cierta distancia uno de otro. Esta separación bien puede corresponder a
una realidad (ausencia de uno o divorcio). Pero en la mayoría de los casos
corresponde al deseo secreto del sujeto de disociar la pareja parental, lo
que es muy frecuentemente signo seguro de celos edípicos.

Veremos así el caso de una niña de trece años, Catherine, la menor de


dos hijos, que, menos querida por sus padres que su hermano mayor, sufre
por esta situación y cae, sin cesar, en ensoñaciones tristes que la distraen
de su trabajo escolar. Puesta bajo control psicoterapéutico desde la edad
de doce años ella nos hizo, jalonando su evolución, muchos dibujos de
familia en los que reproducía mas o menos su propia familia, pero situán-
dose de manera regresiva como una pequeña niña. En cambio, en el últi-

11 31
"f' 3S

Figura 28.
72 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

mo dibujo, reproducido aquí, se ve que representa a la madre, pero aisla-


da, mientras que el padre, a una cierta distancia, tiende la mano a su pe-
queña hija, a quien Catherine ha atribuido once años y con quien se iden-
tifica. Es posible concluir de esto que la niña desea aproximarse a su pa-
dre y apartar a su madre. Hay que remarcar que de todos modos el dibujo
valoriza mucho a la madre, personaje principal, que figura en primer lugar
mientras que los rasgos de la niñita son apenas esbozados (figura 28).
Esta aproximación del sujeto al padre del otro sexo, del cual acabamos
de ver un ejemplo, es muy frecuente en la situación edípica normal, como
lo demostraremos en un capítulo especial.
En sentido inverso, cuando un niño se coloca muy lejos del padre del
otro sexo, esto expresa el deseo de una relación a distancia que, por cierto,
es contraria a los sentimientos normales. En la mayoría de los casos esto
indica una interdicción sobre el Edipo, correspondiendo la distancia entre
uno y otro al temor de una cercanía demasiado íntima que es vivida por el
sujeto de manera traumática. Veremos ejemplos significativosde esto cuan-
do tratemos del complejo de Edipo.
La distancia representada en el dibujo puede también ser reforzada por
una delimitación gráfica en el dibujo, estando los personajes que se quie-
ren separar aislados de otros por un trazo que refuerza ese aislamiento.
Los conflictos edípicos nos ofrecerán ilustraciones de esto.

6.- Las identificaciones


En nuestra técnica del test pedimos al sujeto que elija por si mismo su
identificación. Al pedirle que haga esa elección, es claro que estamos ape-
lando a su consciencia de sí mismo y es conveniente subrayar que en ese
nivel consciente las tendencias no pueden expresarse más que si no son
fuertemente rechazadas, ya que en caso contrario la censura del Yo inter-
vendrá para impedir enunciar la identificación secretamente deseada.
Resulta de esto que debemos admitir, del inconsciente al consciente,
varios niveles de identificación.

1.- A nivel consciente, que es donde nos colocamos cuando le pedimos


al sujeto que declare quien querría ser:

a) Está en primer lugar la identificación real, cuando el niño se representa


a sí mismo en su verdadera condición de edad y sexo y declara ser "yo"
(identificación del yo).
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 73

b) En segundo lugar está la identificación de deseo o de tendencia, por


la cual el sujeto se proyecta en el o en los personajes que satisfacen
mejor sus tendencias confesables. Por ejemplo, él será el padre, para
poder mandar; o la madre, para tener niños; o el hermano mayor, para
ser independiente y hacer lo que se le antoja, o será el bebé, para ser
mimado (identificación del Ello).
e) En tercer lugar, está la identificación defensiva, en general con el poder
que simboliza el Superyo. Por ejemplo, si el niño pone en escena un
malvado que representa su propia agresividad, podrá identificarse con
el padre o la madre o con el gendarme, que castiga o incluso mata al
malvado (identificación del superyo ).
Es suficiente en general preguntarle al sujeto objeto del test: ¿por qué
serías tú tal o cual?, para saber con que tipo de identificación se relaciona
su elección.

II.- Pero hay identificaciones más profundas, que generalmente no se


ponen de manifiesto cuando se apela al consciente del sujeto. Conocer-
las es muy interesante porque pertenecen a las tendencias más ocultas y
rechazadas y por lo tanto objeto de conflicto y motivo de poderosas
defensas.
En estos casos es la manera con la que el sujeto reviste a uno u otro de
sus personajes lo que nos revela mejor sus identificaciones inconscientes.
Los signos de valorización en el dibujo adquieren aquí toda su importan-
cia. El miembro de la familia dibujado en primer lugar, sobre todo si está
representado grande y con mucho cuidado es con casi seguridad un perso-
naje de identificación.
Cuando el sujeto pone en valor de manera especial a uno de los perso-
najes de su dibujo, puede ser ciertamente por una atracción concreta hacia
ese objeto, pero al mismo tiempo es porque es un sujeto posible de iden-
tificación.
Se deberá ser siempre especialmente atento a los personajes añadidos,
ya que representan casi siempre, como se ha visto, identificaciones del
sujeto; si hay varios, pueden muy bien representar varias tendencias dis-
tintas, entre las que el sujeto se encuentra dividido.

Veamos a título de ejemplo el caso de Jean­Louis, once años, que llega


a consulta por sus dificultades escolares y problemas de carácter. Dibuja
un comedor y representa, en este orden, a los verdaderos hermanos; él, su
74 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

hermana de nueve años y su hermano de seis. Pero agrega dos personajes


imaginarios: Jean Pierre, diez años y Jean-Luc de doce y entre ellos inter-
cala al padre y a la madre.
Hay que tomar nota de que en el comentario, el hermanito de seis
años es particularmente valorizado: es el más bueno y el más dichoso.
Seis años es por otro lado la edad de oro para Jean-Louis, "porque se
ocupan de ellos". Se comprende bien por eso que Jean-Louis envidia a
su pequeño hermano y su situación de hermano mayor le pesa. Ahora
bien, de los dos muchachos agregados, uno, Jean-Pierre, de diez años,
figura en segundo plano, es el menos bueno porque le gusta molestar a
los demás y el otro, Jean-Luc, de doce, es el menos feliz porque debe
ocuparse de todo. Ésa es precisamente la doble condición de nuestro
sujeto: se le reprocha ser demasiado infantil, de molestar continuamente
a los otros y al mismo tiempo se le recuerdan sin cesar sus deberes de
hermano mayor.

Figura 29.
EL DIBUJO DE FAM!l!A CLÍNICAMENTE 75

De hecho, es él mismo quien es a la vez el menos bueno y el menos


dichoso, pero esa doble condición, que no quiere asumir y proyecta so-
bre dos dobles, de edad muy vecina a la suya (cuyo primer nombre,
como el mismo ha remarcado es el suyo propio). Lo que nos lo confirma
es que, invitado a decir cual de todos quisiera ser, contesta: "Yo mismo,
puesto que si fuera el mayor sería necesario que me encargase de todo".
Esto quiere decir que está demasiado atrapado dentro de la realidad
como para atreverse a identificarse con su pequeño hermano, como se-
ría su deseo profundo, pero que se descarga del reproche tan frecuente-
mente oído de no ser bueno, acusando a "otro yo" un año menor y por
otra parte intenta liberarse de las responsabilidades de ser el mayor des-
cargándolas en otro "otro yo", este un año mayor.

III.- Se comprende por lo expuesto que puede ser fructífero compa-


rar la identificación consciente a la identificación inconsciente ya que
esta comparación nos puede enseñar mucho sobre la dinámica conflic-
tual de la personalidad, puesto que la identificación inconsciente está
directamente relacionada con las pulsiones reprimidas y la identifica-
ción consciente expresa algo relativo a la defensa del yo.
Un caso particularmente interesante de esta dinámica conflictual es
aquélla en la que un muchacho, habiéndose proyectado en el curso de su
dibujo en una niña, en el momento de elegir una identificación, vacila y
luego termina por decir que él sería el padre. Es bien conocido, en efec-
to, por los tests de personalidad que los muchachos con fuerte composi-
ción femenina tienen una tendencia muy acusada de enmascarar su debi-
lidad y pasividad, de las cuales tienen vergüenza, por una identificación
compensadora y poderosa que posea la virilidad de la cual están des-
provistos, es decir, generalmente su padre (figura 30).
En el mismo sentido es muy frecuente que niños con una fuerte ten-
dencia regresiva, fijados en la etapa oral, se identifiquen instintivamente
con un bebé, siempre percibido como el más mimado y feliz, pero que
conscientemente se inclinen hacia la identificación con el padre alimen-
tador, generalmente la madre y, de gratificados pasan así a ser gratifi-
cantes (figura. 31 ).
Es por un proceso análogo que, cuando el-sujeto principal se conduce
mal y atrae sobre sí la sanción, la identificación consciente se hace co-
múnmente con el censor, que dispone del poder de castigar y escapa a la
angustia de la culpabilidad.
76 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 30.

Tenemos aquí un muchacho de catorce años, con tres. hermanas más


pequeñas y cuya conducta es muy inmadura. Tiene los ojos fijos sobre un
padre impotente, mpy neurótico, que rehuye la lucha por la vida y deja
toda la responsabilidad del hogar a su mujer; -ella, por otra parte, en el
dibujo "lleva los pantalones"-. El chico ha dibujado con mucha reticencia
al padre y a la madre, y luego, al otro día, invitado a completar el dibujo
ha agregado entre los dos una niña de ocho o diez años, que tiene la mano
del padre. Esta muchachita única lo representa, sin lugar de dudas, en su
identificación femenina. Pero no asume ese rol y luego de algún tiempo
de hesitación asegura que él sería el padre (Figura 30).
Jacques, de diez años, hijo único, enurético nocturno constante, tiene
clínicamente una muy clara identificación femenina regresiva. En su di-
bujo (regresivo, ya que está hechode derecha a izquierda) manifiesta
que él se representa por el único niño, que es tina nena de dos añes. En
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 77

el comentario dice que la madre le ofrece flores al padre. En realidad en


el dibujo es hacia la niña que la madre se dirige. Es, en fin de cuentas,
con esa madre gratificante con quien Jacques se identificará.

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Figura 31.

II

Objetividad y subjetividad

Hemos visto que la consigna dada por nosotros: "dibuja una familia de
tu invención", sustraía en gran medida al sujeto de la prisión de lo real,
representado por su verdadera familia y permitía que la proyección se
hiciera mucho más libremente.
Y sin embargo, a pesar de esa consigna muy liberal, un buen número de
78 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

sujetos, ya lo hemos dicho, se comportan como si se les hubiera impartido


la consigna clásica de "dibuja tufamilia"
Sobre los mil doscientos casos de nuestra estadística, hemos visto cien-
to cincuenta casos de familias reales, seiscientos sesenta de familias ima-
ginarias y trescientos noventa casos intermedios.

1. La familia verdadera

Cuando un sujeto, a pesar de la consigna que le es dada, se impone a sí


mismo el respeto a la objetividad de lo real y representa los diversos miem-
bros de su familia en su orden jerárquico, respetando en cada uno las
características de edad, sexo y situación, parece que no se pudiera hablar
de proyección y que el análisis del dibujo no pudiera aportar nada más
que lo que se pudiera sacar en limpio de una simple entrevista con el
sujeto de un modo consciente.
Pero pensar eso sería un error; en la mayor parte de los casos, el test es
válido y aporta su cosecha de preciosas informaciones.
En primer lugar, el mismo hecho de haber trasformado la consigna
liberal en una estricta obediencia indica en el sujeto una predominancia
muy marcada del principio de realidad sobre el principio del placer.
El problema entonces es saber si esa característica es signo de una bue-.
na adaptación a la realidad o no. De hecho, en la mayoría de los casos,
sobre todo cuando se trata de un niño muy joven, se deberá considerársela
como un signo de inhibición de la espontaneidad, de una interdicción so-
bre la libre expresión de las tendencias. Ella deja ver casi siempre el desa-
rrollo de intensas formaciones reactivas y nos puede poner sobre la pista
de un conflicto neurótico.
En segundo lugar, pese a la objetividad que ofrece aquí el dibujo de la
verdadera familia, es posible descubrir signos que nos revelarán la pro-
yección de las tendencias afectivas. El orden jerárquico de los personajes
no es siempre perfectamente respetado y una inversión inesperada puede
ser reveladora. Las estaturas respectivas pueden tener también un valor.
Cualquiera que sea el rango que ocupe, uno de los miembros de la familia
puede tomar importancia por la talla que se le asigne en el dibujo. La
mayor o menor perfección en el diseño de un personaje y la riqueza de
detalles son igualmente importantes índices def valor que se le atribuye.
SP. deberá tener en cuenta también la apreciación del rol y del valor de
cada uno en las preguntas formuladasdespués.
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 79

Finalmente, si la identificación de realidad es en estos casos determina-


da de entrada, ya que el sujeto está necesariamente presente en su dibujo,
en cambio la identificación del deseo puede ser reveladora de los proble-
mas particulares del sujeto y no debe jamás omitirse la pregunta: "¿Según
tu deseo, cuál preferirías ser?

He aquí el caso de un muchacho de diez años, Jean­Claude, que si bien


representó a su propia familia, traicionó en su dibujo una buena parte de
sus sentimientos mas íntimos.
El padre está dibujado a la derecha de la página y puesto en valor por
sus botones, su pipa y su sombrero. Enseguida el niño ha dibujado, de
derecha a izquierda, a la madre, a una pequeña de tres años, un muchacho
de dieciséis, una chica de quince y un muchacho de doce años, que corres-
ponden a hermanos existentes. Habiendo dibujado al chico de doce años,
Jean-Claude vuelve a la derecha y pone cerca del padre a un muchacho de
siete años, menor que él. Luego se dirige a la izquierda y se dibuja a sí
mismo en octava posición. El conjunto reproduce exactamente su verda-
dera familia; da también el verdadero nombre de cada uno de sus herma-
nos y hermanas.
En la entrevista nos dice que el más bueno es Patrick, (cerca de su

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Figura J¿
80 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

padre) porque es obediente y la más feliz Catherine (cerca de la madre)


porque es pequeña y mimada. Finalmente él se identifica con Denis, el de
doce años porque es siempre el primero.
Se remarca que el mencionado Denis es el único que tiene un sombrero
igual al del padre y que, en cambio, el personaje que representa a Jean-
Claude está netamente desvalorizado, siendo dibujado el último, el más
pequeño de todos y el único que no tiene las piernas representadas con un
doble trazo.
Cuando se conoce el contexto clínico, este dibujo toma toda su signifi-
cación. Después de los padres, la privilegiada es Catherine, la más dicho-
sa. Luego siguen los otros hermanos y hermanas según el orden de sus
edades respectivas, con la excepción, sin embargo de Patrick, que en la
realidad es el más querido por el padre y que está puesto a su lado. En
cuanto al sujeto, es el último y el peor dibujado, lo que significa que en la
realidad es el menos valioso. Nosotros sabemos el motivo. Gravemente
disléxico, Jean-Claude está muy atrasado en sus estudios y se compara a
menudo de modo desventajoso con su hermano mayor Denis, que es mu-
cho más exitoso. Comprendemos ahora que su situación lo angustia y que
en su interior querría estar en el lugar de Denis.

2. La familia imaginaria

Se puede observar todas las transiciones entre la representación exacta


de la familia verdadera y los casos, situados en el otro extremo, donde los
personajes representados no tienen ninguna realidad objetiva, siendo la
proyección pura y simple de tendencias propias del sujeto.
En esos casos en los que la subjetividad domina se deberá usar de un
método de interpretación que, aunque no sea profundamente diferente del
método expuesto, no por eso carece de reglas que le sean propias. Es
necesario considerar que los miembros de la familia imaginaria no tienen
una existencia real, pero deben ser vistos, en la medida en que representan
las tendencias afectivas del sujeto, como funciones de su personalidad.
Como lo ha mostrado muy bien un psicoanalista norteamericano de ori-
gen húngaro, PIOTROVSKY, a propósito del test T.A.T., se debe en casos
parecidos hacer uso de un método de interpretación análogo a aquél que
se utiliza para el estudio de los sueños. Igual que se supone que el soñador
es "él mismo " todos los personajes de su sueño; del mismo modo, en un
test de proyección, se puede pensar que el sujeto simboliza en los diversos
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 81

personajes sus diversas tendencias. E incluso cuando esos personajes ten-


gan una existencia real, no figuran en el test sino en tanto que el sujeto
puede, por un cierto aspecto de su personalidad, identificarse a ellos, sea o
no consciente de esto.
PIOTROVSKY remarcó con mucho acierto que es posible deducir con
certeza la tendencia que se manifiesta en un tema proyectado pero, que, en
cambio, nada se puede decir con certidumbre en cuanto al personaje que
asume esa tendencia, el cual puede ser, en el simbolismo proyectivo, muy
diferente del sujeto en si mismo. Esta observación es absolutamente con-
forme con lo que hemos dicho anteriormente sobre el mecanismo de de-
fensa por desplazamiento.
Resulta de esto, particularmente, que un sujeto dividido por un conflic-
to interior de tendencias podrá proyectar cada una de ellas sobre un perso-
naje diferente, el mejor adaptado para representarlo.
También resulta de esto que, cuanto más diferente es la familia fi-
gurada de la familia real, más estará presente el mecanismo de proyec-
ción de tendencias. En tales casos que, a primera vista parecen desa-
fiar toda explicación, la interpretación psicoanalista nos informará
mejor sobre las motivaciones profundas del sujeto y sobre la estructu-
ra de su personalidad.
Como lo hemos dicho ya, un miembro de la familia ausente del dibujo
no es solamente alguien a quien el sujeto no quiere y desea eliminar; es
también un personaje con el cual el sujeto no puede o no quiere identifi-
carse. Recíprocamente, cada miembro representado puede ser, en algún
grado, el soporte de una de las tendencias del sujeto, es decir, puede ser
objeto de identificación.
Mencionaremos también que es especialmente entre los personajes
añadidos que el sujeto se proyecta, como hemos visto. Estos personajes
deberemos estudiarlos con mucho cuidado, siguiendo la regla ya dada que
cuanto más diferentes del sujeto sean dichos, -su situación, su sexo, su
edad- más será posible deducir que las tendencias representadas por ellos
están interdictas y no pueden expresarse sino disfrazadas.
Sucede también que los personajes añadidos simbolicen las diferentes
situaciones psicológicas del sujeto en diversos periodos de su vida. Se
verá, por ejemplo (Lib.2 Cap.2) el caso de Catherine, niña de doce años,
hija única, que se dibuja primero bajo la forma de una chica de catorce
años y agregará al finalizar una niña de nueve años, inexistente en la rea-
lidad. Corno lo mostramos en el análisis que hacemos de ese caso, la niña
82 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

de nueve años es también una representación de Catherine, a una edad


, más temprana en la que ella no estaba atormentada, como lo está hoy, por
el conflicto edípico.

Figura 33.

Veamos también el caso de Jean­Pierre, muchacho de dieciséis años,


que dibuja primero, a la izquierda, al padre luego, en la cocina, a la madre:
después en una sala de juego un pequeño de cinco años. En el piso supe-
rior del dibujo, a la izquierda, una habitación con una cama, sobre la cual
está acostada una niña de trece años. Luego, volviendo al principio, pone
en los brazos de su padre un bebé de un año. Cada una de las partes del
dibujo está separada de las otras por una línea y Jean-Pierre nos dice que
ellas representan diferentes momentos en la vida de esa familia.
Jean-Pierre es el mayor de seis hermanos, pero ninguno de los niños
representados son miembros de la familia. Son personajes inventados y él
mismo no figura en la escena.
Invitado a identificarse, dice ser el pequeño de cinco años, que se di-
vierte: En realidad, él es los tres. Es el bebé en los .brazos de su papá, ya
que Jean-Pierre, que ha sufrido grandes frustraciones matemafes y que
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 83

tiene la nostalgia de una infancia que no ha sido feliz, tiene mejores rela-
ciones con su padre, que se ha mostrado siempre muy gratificante con él.
El es también la niña de trece años acostada en su cama, puesto que tiene
una fuerte propensión a comportarse de una manera femenina y le gusta,
por otra parte, pasar mañanas enteras perezosamente en su habitación.
Es legítimo preguntarse como puede ser la personalidad de un joven
identificado de esta manera con tres personajes diferentes: un bebé, un
muchacho y una niña que está acostada. Es seguro que una personalidad
de ese modo dividida y regresiva debe tener las más grandes dificulta-
des para asumir la condición masculina. Y el hecho es que Jean-Pierre, a
pesar de su viva inteligencia es incapaz de concentrarse y de realizar
ninguna tarea.

3. Síntesis interpretativa

El análisis de la manera en la cual un niño se proyecta en su dibujo de


la familia nos da, como se ha visto, informaciones preciosas sobre super-
sonalidad, sobre la estructura del Yo, del Ello y del Superyo y sobre los
conflictos eventuales entre estas diferentes instancias, así como sobre las
relaciones que el sujeto mantiene con sus padres y sus hermanos.
Sin embargo, como todo test proyectivo, el dibujo de la familia no nos
aporta en general certidumbres, sino solamente posibilidades. Nos permi-
te avanzar sobre Ja personalidad del sujeto y estudiar un cierto número de
hipótesis fructíferas, per.o esas hipótesis deberemos probarlas. Lo lograre-
mos de dos maneras.

l º) En primer lugar, empleando el método de las convergencias de


índices, es decir, haciendo uso de documentos proyectivos comple-
mentarios
Distinguiremos aquí las convergencias intra-test y las convergencias
extra-test.
Llamamos convergencias intra­test a aquéllas que podemos recoger en
el dibujo de Ja familia en sí mismo, cuando varios elementos convergentes
aumentan la probabilidad de cada uno de ellos.
Recordamos particularmente el caso típico de ese muchacho de quince
años, Loíc, que hemos descrito mas arriba, haciendo en su dibujo un bebé
en pañales al que atribuye cinco meses, después los padres y los abuelos,
todos girados hacia el bebé. Después de haber declarado que él no sería
84 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

parte de esa familia, el muchacho se identifica con el bebé, considerado


por él como el más dichoso porque no tiene preocupaciones y es feliz de
vivir;
Hemos subrayado las convergencias importantes que dan un gran valor
a la identificación regresiva:
a) El bebé fue dibujado primero.
b) Es el centro de atención, ya que todos lo miran.
e) No tiene los rasgos de un bebé sino los de un hombre joven.
e) Finalmente Loíc declara identificarse con él.
También son convergencias intra-test aquéllas que nos son aportadas
por varios dibujos de la familia sucesivos donde un tema constante se
reproduce. Por ejemplo, el niño del que estábamos hablando hizo, tres
semanas, después un dibujo de la familia casi idéntico pero cambiando
la edad del bebé (ocho meses) y negándose ahora a identificarse con él.
Llamamos convergencias extra­test a aquéllas que nos son dadas por
otros test de personalidad. Así el mismo Loíc nos ha dado, en la "Fábula
del Camero" de Luisa Duss, un tema de sumisión donde parece ausente la
rivalidad fraternal esperable. La verdad es que, invitado a identificarse, él
se proyecta no en el gran cordero obligado a ir a comer hierba, sino en el
pequeño corderito extranjero que tendrá de hoy en adelante la leche de la
mamá oveja.
Es a veces dificil de descubrir desde el principio puntos de convergen-
cia, ya sea porque los diversos tests proyectivos empleados no exploran
todos los mismos sectores de la personalidad o bien porque revelan nive-
les de conciencia diferentes o el equilibrio conflictual de las tendencias y
las defensas no es el mismo. Cada test debe ser objeto de una interpreta-
ción dinámica que tenga en cuenta esas diferencias y la síntesis de los
documentos recogidos será entonces mucho.mas fácil.
Agreguemos que convergencias muy importantes pueden ser aportadas
también por la psicoterapia; si es que se lleva a cabo. Especialmente el
psicodrama, si se utiliza con los niños, no tiene tan solo un valor terapéu-
tico, sino también un valor de diagnóstico al revelamos conflictos. En-
contraremos ejemplos de esto en la obra.

2º) En segundo lugar, una síntesis interpretativa válida no puede hacer-


se sino uniendo la clínica y el test proyectivo. No hace falta-salvo con la ·
finalidad de la pura investigación científica- hacer interpretaciones a cie-
gas. E:; preciso siempretornar como referencia a los aspectos ,,1mic9sy
EL DIBUJO DE FAMILIA CLÍNICAMENTE 85

particularmente a los problemas patológicos por los cuales el sujeto llega


a la consulta.
En relación a esto es conveniente decir acá que el test proyectivo no
aporta sino raramente criterios que permitan diferenciar el estado normal
del estado patológico. Las mismas tendencias instintivas, las mismas cen-
suras y los mismos conflictos pueden observarse tanto en sujetos bien
adaptados como en los inadaptados.
Supongamos, por ejemplo, que un niño suprime en su dibujo un miem-
bro de la familia. Es posible que esta supresión corresponda clínicamente
a un odio patológico hacia su rival, generador de graves problemas de
adaptación a la vida familiar (lo que se ha llamado "complejo de Caín").
Pero puede ser también que la supresión corresponda clínicamente a un
simple deseo, compensado eficazmente en la realidad por otras tenden-
cias y por la censura del Yo y que la adaptación sea buena. Podemos por lo
tanto concluir que si en la vida del sujeto existe un conflicto, el test pro-
yectivo nos ilustrará sobre su origen y sus motivaciones. Pero si no hay
conflicto actual, lo que nos revele el test, por interesante que sea, no ten-
drá valor clínico.
Si retomamos el ejemplo del joven Loíc, por más que la importancia de
las convergencias de índices nos aporta una prueba casi certera de la re-
gresión, es de suma importancia para nuestro diagnóstico que la observa-
ción clínica nos lo confirme. Loíc es, en efecto, de una gran inmadurez
afectiva. Es pasivo, sin iniciativa, incapaz de esfuerzos, viviendo en la
nostalgia de su primera infancia; y esto se explica por su historia, como ya
hemos visto. Recíprocamente el dibujo de familia apoya la observación
clínica mostrándonos que Loíc no puede imaginarse en otra situación que
en la de hijo único -aunque tiene tres hermanos- y único objeto de admira-
ción de su familia, expresando la nostalgia de la edad de oro que fue su
más lejana infancia.
Se deberá entonces interpretar siempre los datos del dibujo de la fami-
lia en función de la observación clínica. Es decir que, mientras la observa-
ción no sea hecha'por la misma persona que ha hecho el test, un diagnós-
ticofructífero no podrá surgir mas que en una reunión de síntesis en la que
en que ambos observadores intercambien sus documentos.
El médico, el orientador, el pedagogo no tienen de ningún modo de-
recho a pedir al psicólogo que deduzca del test una apreciación de la
personalidad del niño que se sostenga a sí misma; en la mayor parte de
los casos esta exigencia podría'arrastrar .:!, importantes errores'} por con-
86 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAM/LIA

secuencia descalificar al test y a quien lo toma.


En la segunda parte de esta obra, en la que serán expuestas situacio-
nes típicas, veremos una aplicación constante de este método.
LIBRO 11

Los conflictos del alma infantil


explorados por el dibujo de la familia
Tal como lo hemos demostrado, el niño proyecta en su dibujo de la
""""''" la manera en la que vive y ha vivido sus relaciones con sus padres
y sus hermanos. Como su vida afectiva profunda está enteramente conte-
nida en esas relaciones, nos es posible inferirla y aclarar por ese medio las
motivaciones más o menos secretas de la conducta del sujeto, particular-
cuando esa conducta es patológica.
Si las tendencias afectivas se expresaran tal cual son, sin ser objeto de
ninguna represión, podríamos leer directamente en el dibujo como son las
relaciones del sujeto con los suyos. Pero como ya hemos visto, la libre
expresión de las tendencias está impedida por la acción del Yo, que apunta
por una parte a preservar al sujeto de una angustia de culpabilidad dema-
grande y por otra a adaptar su conducta a las normas socio-familia-
res en uso. Puede explicarse por esto esa constatación capital, sobre la
volveremos, de que muchas de las situaciones cohflictivas vividas no
son representadas en el dibujo de la familia; por ejemplo las manifestacio-
de agresividad violenta hacia un miembro de la familia, así como los
sentimientos muy eróticos hacia el padre del sexo opuesto. En el mismo
sentido, es digno de asombro que la angustia, visible tan frecuentemente
en las manifestaciones clínicas está casi siempre ausente del dibujo de la
familia, como lo demostraremos con muchos ejemplos.
Subrayemos también que, si para mejor claridad de la exposición des-
cribimos en diferentes capítulos las relaciones con los hermanos y las re-
laciones con los padres, esta separación no se corresponde con la verdad
de los hechos. No debemos olvidar que la edad en la que se hace el dibujo
de la familia es principalmente la edad del complejo de Edipo y que los
sentimientos experimentados por el niño hacia sus hermanos están estre-
chamente ligados a los que siente por sus padres, puesto que la comuni-
dad familiar es una totalidad viviente que no puede disociar artificialmen-
te en sus elementos.
CAPÍTULOI

Las relaciones fraternales y los conflictos

Es habitual subrayar la importancia patológica de la rivalidad fraterna


y las dificultades de todo orden que ella crea tanto a los padres como a los
educadores. Es necesario, sin embargo, no olvidar que esa rivalidad fra-
terna es normal y que incluso es uno de los motores más poderosos del
desarrollo infantil.
Hay que tener presente que en la infancia los dos instintos primordiales
-el amor y la agresividad- están estrechamente asociados: no se disocian
hasta más tarde: esto se ve claramente en el ejemplo cotidiano de todo
niño que tenga hermanos y esto es lo que expresan los padres con la frase
tan corriente "Se pelean todo el tiempo pero no podrían estar uno sin el
otro". Es precisamente porque estos dos instintos opuestos están ligados
que pueden, en el curso de su desarrollo neutralizarse o por lo menos
atemperarse uno a otro; la reducción de la rivalidad fraternal funciona de
manera totalmente natural en un medio familiar armonioso, por las com-
pensaciones afectivas que aporta la vida en común y es así como la agre-
sividad se sublima y se socializa poco a poco.
Mucho más grave que la agresividad es la indiferencia, ya que aquí
todas las relaciones se rompen: veremos que es un sentimiento raro en-
tre los niños que no se observa sino en las situaciones francamente pato-
lógicas.
La agresividad, por lo contrario, es normal Y. contribuye, como lo he-
mos dicho ya, al "amoldamiento" de los hermanos entre sí, lo que es in-
dispensable para la posterior instalación de relaciones equilibradas en la
comunidad social ya que en ella se reproducirán situaciones análogas a las
92 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

vividas en el plano familiar. La agresividad fraternal no deviene patológi-


ca más que en dos órdenes de casos; cuando crece hasta terminar en actos
de violencia agresiva o bien cuando ella es inhibida por fuertes censuras
por parte de los padres.
Sin duda alguna hay niños que están predispuestos, por su constitución
natural, a no poder soportar las frustraciones inevitables de la vida en
común y a reaccionar con fuertes descargas de agresividad. Pero es nece-
sario decir que en la gran mayoría de casos la rivalidad fraternal no devie-
ne peligrosa más que a favor de los errores educativos de los padres, que
por torpeza pueden fácilmente echar aceite al fuego en lugar de agua. En
todo caso es extremadamente raro ver la expresión de una agresividad
desenfrenada contra otro en el test del dibujo de la familia. Lo que nos
revela más bien la proyección en los dibujos son las motivaciones subya-
centes de la conducta agresiva. La defensa del Yo interviene, en efecto,
casi siempre para hacer que la rivalidad fraternal se exprese de manera
oculta, más o menos simbólicamente.
Estudiaremos entonces las diferentes maneras en las que se expresa la
agresividad infantil.

En primer lugar examinaremos la agresividad bajo todas sus for-


mas, desde las más explícitas hasta las más atenuadas e incluso enmas-
caradas (I).

En segundo lugar mostraremos que, en un gran número de niños, la


culpabilidad inherente a las descargas de agresión determina un volver
hacia sí mismos la pulsión agresiva dando como resultado un humor
depresivo permanente (n).

En tercer término haremos ver que, en ciertos casos, especialmente


cuando hay una gran diferencia de edad entre los hermanos, la defensa
del Yo contra las pulsiones determina una regresión con identificación
con el rival (III).
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 93

La reacción agresiva
Es excepcional, ya lo hemos dicho, que una fuerte carga de agresividad
pueda expresarse en relación con un rival en el dibujo de la familia, test en
el que las defensas del Yo son muy poderosas. Jamás se ve en el dibujo a
los hermanos intercambiando golpes. A lo sumo el niño, en el curso de la
conversación que sigue, podrá declarar que su personaje de identificación
no es bueno que golpea a los otros o, a la inversa, que él es golpeado por
uno u otro de sus hermanos.
Se puede medir toda la distancia que hay entre el dibujo de la familia y
otras situaciones de proyección comparando, por ejemplo, el contenido
de los temas psicodramáticos del mismo niño. Veamos por ejemplo el
caso de un niño de diez años, Paul, que desde hace varios años no hace
progresos en la escuela y se muestra en su casa cada vez más confronta-
dor, sobre todo con respecto a su madre. Ha tenido una hermanita cuando
tenía cinco años y parece que este nacimiento ha sido la causa de todo.
Paul, en los otros test de proyección (entre otros el test PN) atribuye al
héroe la edad de cinco años, que es justamente la edad de su hermanita.
Ésta es por lo tanto para él la edad de oro ''porque los chiquitos no saben
si lo que hacen está mal". Sabemos, por otro lado, que Paul está profun-
damente celoso de su hermana diciendo siempre que se la mima más que
a él y habla de ella con desprecio diciendo "no es más que una enanita de
cinco años tan insoportable como yo" La situación clínica es, por lo tan-
to, de las más claras.
No es sin embargo en el dibujo de la familia donde hemos encontrado
la expresión más franca de la rivalidad de Paul, sino en un dibujo ejecuta-
do por él en el marco de un psicodrama.

Figura 34. Veamos este dibujo con el comentario que añade Paul. Un
muchacho de nueve años ha tomado el bebé de manos de la mamá y ella le
dice: "¡Exageras!
[Dárnela en seguida! ¿Qué dirías si yo te hubiera entregado así a tu
hermano mayor?" Y el muchacho responde: "[No! Ese bebé es insignifi- -
cante, en cambio yo trabajo bien, soy más interesante." Pero enseguida,
como no sabía que regalo hacer por el Día de la Madre, va a meter el bebé
en una caja con agujeros y ofrecérselo a su madre, que estará contenta.
94 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILJA

Figura34.
Una terminación más posesiva que agresiva, porque en ella es él quien da
un bebé a su madre y se ve muy larvadamente bosquejarse detrás de la
rivalidad fraternal un tema edípico de secreta rivalidad con el padre.

La reacción agresiva asumida por un animal

Sucede que las tendencias agresivas puedan ser, a causa de la defensa


del Yo, desplazadas sobre otro personaje que no sea el sujeto, proceso que
como ya lo hemos visto permite al niño asumir su tendencia "por procura-
ción" es decir, sin cargar directamente con la responsabilidad. Particular-
mente importante en la infancia es el desplazamiento de la agresividad
sobre un animal, que deviene entonces en el símbolo de las pulsiones cen-
suradas. Se sabe que el simbolismo es un modo de pensamiento regresivo,
posible solamente entre los sujetos jóvenes. Además, como Freud lo ha
demostrado, la simbolización sirve de mecanismo de defensa del Yo al
permitir disfrazar una tendencia interdicta bajo una máscara que no per-
mite en una primera aproximación reconocer al autor.
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 95

El simbolismo es raro en el dibujo de la familia. Existe, sin embargo, y


sucede que las pulsiones hostiles del niño sean simbolizadas por el dibujo
de un animal agresivo: un perro, un gato, un lobo o un león.
Es sorprendente que en casos parecidos el sujeto no se representa a sí
mismo en el dibujo. Es por la excelente razón de que está proyectado
enteramente en el animal figurado, pudiendo así asumir salvajemente su
agresividad con un mínimo de culpabilidad.
Hemos visto una veintena de casos de ese tipo. A pesar de esta relativa
rareza vamos a dar algunos ejemplos, porque están llenos de sentido.

Figura 35. He aquí el caso de un muchacho de nueve años, Yannick,


que tiene problemas en el colegio, en gran parte producto de una dislexia
(el W ISC le da un QI de 90). Su desarrollo ha sido normal salvo en lo que
concierne a la limpieza, ya que a los tres años todavía ensuciaba los pan-
talones y ha sido fuertemente retado por eso. Él es todavía enurético de
noche.
Su dibujo de la familia nos presenta en una casa al padre, dibujado
primero, luego como segundo un lobo y a la izquierda una niñita en la

~-------------

Figura 35.
96 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

cama, de la cual podemos pensar que se trata de su hermanita de cinco


años, ya que el sujeto no tiene otra. El comentario nos anoticia de que el
padre mata al lobo, que viene de herir a la pequeña en su lecho.
Las leyes de la proyección nos autorizan a suponer que Yannick ha
proyectado su agresividad en el lobo que ataca a la niña (el mismo no
figura). Pero incluso bajo ese disfraz no se atreve a ser el lobo, ya que la
culpabilidad subsiste de manera subyacente. Él será el padre que castiga,
lo que, como ya sabemos, es un mecanismo frecuente de identificación
defensiva con el poderoso.
Ahora bien, la familia nos dice que Yannickjamás ha estado celoso de
la pequeña, nacida cuando él tenía cuatro años.
Apliquemos a este sujeto los otros test de proyección. En el PN expre-
sa una fuerte agresividad sádico-oral dirigida ya sea contra una imagen
parental (padre o madre) o contra la imagen fraternal. Es así por ejemplo
que todas las imágenes <le TÉTÉE son vistas, no como una relación de
alimentación dichosa con la madre sino más bien como temas de morder
y devorar.
En los psicodramas, paralelamente, Yannick ha demostrado una fuerte
agresividad sádico-oral, dirigida tanto contra una imagen paternal pode-
rosa como contra un hermano rival. Pero esta agresividad está muy conte-
nida y se produce continuamente un efecto rebote con el tema depresivo
de abandono. Para finalizar el muchacho, como en el dibujo de la familia,
se identifica generalmente con el poderoso. En repetidas ocasiones Yan-
nick ha expresado su agresividad bajo el disfraz de un animal. Así, en un
tema psicodramático, el padre, la madre y la niña de ocho años van a
pasear al bosque. Aparece un lobo, que mata primero a la niña, luego al
padre y después a la madre y los devora. El lobo se va enseguida muy
contento. Pero invitado a continuación a dibujar el tema, Yannick dibuja
al padre muy grande, parado, para nada muerto ni comido y sobre el cos-
tado al lobo huyendo. El control del Yo ha cambiado aquí la situación en
lo contrario, al hacer censurar la agresividad del muchacho-lobo por el
poder paternal.
Tenemos aquí la prueba de que el lobo del dibujo de la familia es el
muchacho mismo y comprendemos que si clínicamente Yannick no mues-
tra celos en relación con su hermanita es simplemente porque una censura
demasiado fuerte lo inhibe, obligándolo a rio expresarla sino con un dis-
fraz simbólico. Pero incluso con el disfraz la censura se mantiene obligan-
do al muchacho a no asumir la tendencia.
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 97

Figura 36. Veremos aquí un segundo ejemplo, el de Viviane, de siete


años, niña inteligente pero con mal carácter, irritable y con tendencia a la
anorexia. Es necesario decir que sus padres son muy severos y no toleran
ninguna mala conducta. Los problemas de carácter de esta niña se han
acentuado mucho desde hace siete meses cuando tuvo un hermanito, a
quien ha debido ceder su lugar en la habitación de sus padres. Este peque-
ño es ahora el preferido de los padres y los celos de Viviane le han hecho
decir, en varias ocasiones: "lo mataré", por lo cual ha sido severamente
retada. No ha acompañado esta amenaza, sin embargo, con ningún gesto
violento.

Figura 36.
He aquí el dibujo de la familia extravagante de Viviane. La mamá di-
bujada primero, a la izquierda, tiene casi aspecto humano. Después viene
el hermano de diez años estilizado de manera barroca y el padre, muy
deforme también. En el nivel inferior figura un.animal extraño que Vivia-
ne declara que es "el lobo", ·de setenta años, malvado -ella le atribuirá
más tarde cuarenta años y estar muerto. Ella se identificará con él "porque
se come todo el mundo".
98 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Se notará aquí: lº, las deformaciones de edad; padres rejuvenecidos,


lobo muy viejo, deformaciones que son tomas de distancia en relación
con la realidad y por consecuencia defensas; 2º: la afirmación de que los
padres son buenos y el hermano y el lobo son malos.
Aquí, como en el caso precedente, a pesar del disfraz de la agresividad,
ésta está fuertemente censurada y para finalizar el lobo es muerto.
Ahora bien, esta agresividad sádico-oral, que el lobo personifica, la
encontramos en todos los test proyectivos deViviana: C.A.T., BLACKY y
PN; y en todos se ve aparecer al lobo devorador. En el BLACKY, descri-
biendo la imagen de los cuatro nichos, Viviane dice que un lobo viene
desde el bosque y amenaza con devorar a todo el mundo, lo que no es para
nada conforme con la imagen. De igual modo, en el PN esta intervención
de un lobo forastero en la imagen se produce tres veces, por AUGE, BATAI-
LLE y DÉPART.
También en sus psicodramas Viviane pone en escena un lobo que quie-
re comerse a todos los niños de la casa. Ella ha desempeñado muchas
veces ese rol con mucha crueldad pero enseguida, ansiosa por haberlo
hecho, invierte los roles y en el curso de la misma sesión da el rol del lobo
a la psicóloga para tomar para sí el de la mamá que defiende a los niños.
Hemos visto en estos dos casos que la agresividad infantil, aunque ten-
ga lugar bajo el disfraz de un símbolo animal, es el objeto de una muy
fuerte censura, ya sea que el niño se identifique con el poderoso que cas-
tiga ( 1 er. caso) o ya sea que después de haberse identificado con el animal
agresor lo haga perecer (2do. caso).
Es que, como ya lo hemos dicho, el nivel proyectivo del dibujo de la
familia se sitúa en una zona de conflicto donde la toma de conciencia es
muy viva y por consecuencia las censuras están muy presentes. En los
otros test proyectivos, el PN, por ejemplo, la exteriorización de las ten-
dencias instintivas se hace ya mucho más libre. Y esto culmina en los
psicodramas donde vemos exteriorizarse tendencias fuertemente ocultas,
no interviniendo la censura, generalmente, sino posteriormente.
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 99

Il

Las reacciones agresivas indirectas

En otros casos, con mucho los más frecuentes, la censura del Yo, que
impide toda expresión de franca agresividad, fuerza la tendencia a expre-
sarse de una manera indirecta y con mucha frecuencia toma la forma de la
desvalorización del rival.
Se pueden observar todos los grados, desde la negación completa de la
existencia del rival hasta las formas más atenuadas de desvalorización.
No es posible decir con exactitud en qué medida, estos diferentes grados,
dependen de la intensidad variable de las pulsiones o de la inhibición de
esas mismas pulsiones por la defensa del Yo, pero nos inclinamos a creer
que el rol preponderante lo juega la inhibición.

1.- La eliminación del rival

Cuando la existencia de un hermano del cual está celoso causa a un


niño una angustia demasiado viva, su Yo se defiende negando la existen­
cia del rival, es decir, no haciéndolo figurar en su dibujo de la familia.

1.- Los casos más típicos son aquellos en los que el niño, habiendo
representado su propia familia, omite hacer figurar alguno de sus herma-
nos; uno puede asegurar en estos casos que es ese con el cual mantiene las
peores relaciones. En diferentes términos, digamos que es aquel que no
puede investir y que no puede ser para él un personaje de identificación.
Todo sucede como si el niño se dijera en su interior: "a éste yo no lo
conozco; no quiero tener nada que ver con él".

Figura 37. Jean­Pierre, de ocho años y medio de edad, nos es traí-


do porque es disléxico y sumamente nervioso. Es un niño inteligente,
frágil, emotivo, tímido y solitario. Tiene una rivalidad muy fuerte
con su hermano, mayor que él un año, pero no se atreve a confrontarlo
directamente.
Su dibujo representa una familia parecida a '1a suya, donde el mismo se
con su verdadera edad. Pero se nota: 1) que se representa muy
y se desvaloriza declarándose en la entrevista como el menos
100 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

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a .•.....:dt .J .. ¡.,

J''....._.,,,._
Figura 37.

feliz; 2) que el hermano mayor no figura; 3) que en lugar de aquél, Jean-


Pierre ha dibujado una niña que podría -por la edad- ser su gemela pero
valorizada especialmente por su talla y que da lugar a pensar que la consi-
dera su doble femenino; 4) que el niño ha agregado un personaje inexis-
tente bajo la forma de una bebé de tres años, que tiene el mismo nombre
que una primita de esa edad con la que él juega frecuentemente.
En este test la hostilidad del muchacho contra su hermano mayor hizo
que lo elimine del cuadro. En cuanto a él mismo, se desvaloriza pero se
atribuye dos dobles femeninos, más felices que él, uno de su edad y otro
mucho más joven.
Los otros test nos confirman que hay en este muchacho una muy fuerte
tendencia regresiva, además de una identificación femenina, manifestada
sobre todo en el PN donde aparece el héroe renunciando a toda actitud
viril de miedo a las sanciones que esa actitud podría acarrearle. Como
pasa muy frecuentemente en los casos de test de niños-niñas, los senti-
mientos ansiosos de impotencia y el miedo al castigo hacen que las accio-
nes del héroe no sean asumidas y que el sujeto se vea impelido hacia una
RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 101

identificación casi sistemática con el poderoso (once veces) Del mismo


modo, en su dibujo de la familia, mientras que su identificación real es
"yo", sus identificaciones de deseo son las dos niñas, aunque su identifi-
cación declarada es con el padre.

Figura 38. Patrick llega a la consulta a la edad de once años porque se


porta muy mal en el colegio, donde acaba de ingresar. Llega tarde con
frecuencia, vagabundea por las calles, no trabaja en clase. Esto está acom-
pañado por trastornos en la salud: pérdida de apetito, noches agitadas,
gran fatigabilidad y problemas nerviosos: tics y rabietas.
A decir verdad fue a la edad de siete años que los problemas fueron
manifestados, pero más atenuados. En un principio eran numerosos tics y
crisis de cólera con gestos agresivos.
Los padres han notado que esto fue contemporáneo del nacimiento de
su tercer hijo, una niña. Patrick parece haber aceptado muy bien a su pri-

...¡

Figura 38.
102 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

mera hermana, nacida cuando él tenía once meses, habiendo por otra parte
compartido la habitación con ella hasta los cinco años. Pero con la segun-
da no ha pasado lo mismo; su carácter se ha alterado y los padres han
notado que disputa mucho con ella y prefiere estar solo. Al nacimiento de
la tercera hermana, a sus ocho años, ha protestado, quejándose de que
fuera otra vez una niña y una vez, cuando ella tenía cinco años, jugando, la
ha asido de la garganta e intentado estrangularla. Es entonces claro desde
el punto de vista clínico que Patrick ha aceptado a su primera hermana,
pero no a las otras dos y que sus problemas nerviosos tanto corno su con-
ducta anormal están relacionados directamente con la rivalidad fraterna.
Su dibujo de la familia nos lo muestra muy bien. Después de los padres
representa a su hermana de diez años y se pone a sí mismo corno último,
desvalorizándose entonces por esa situación, así corno por la declaración
de que es el menos bueno porque molesta a su hermana. Pero corno puede
verse elimina completamente a sus dos hermanas más jóvenes.

2.- Hay casos donde los celos agresivos no se dirigen sólo a uno de los
hermanos sino a todos. El niño no representa entonces a ninguno de sus
rivales; es el tema del niño que querría ser único.
En nuestra estadística de mil doscientos casos hemos observado ese
tema en doscientos noventa. Es necesario, por supuesto, restar de esa cifra
a los niños que realmente son hijos únicos cuando reproducen su situación
real, lo que hemos constatado en veintiún casos sobre un total de ochenta
y tres hijos únicos.
Queda entonces el hecho de que doscientos sesenta y nueve veces ni-
ños pertenecientes a familias de dos o más hijos se representan solos. Esta
eliminación sistemática de los rivales se observa más particularmente en-
tre los muchachos (27%) que entre las niñas (19%}.
Pero si se constituyen dos grupos de edad diferentes, comparando los
niños de seis a once inclusive con los de doce a dieciséis, se obtiene para
el primer grupo más o menos la misma cifra para los dos sexos ( 19%). En
cambio, para el segundo grupo existe una diferencia significativa entre
varones y mujeres: las muchachas mantienen una tasa vecina al 22%, mien-
tras que los varones tienen una cifra bastante más elevada, el 33%. Se
puede concluir de estas cifras que existe en el corazón de muchos niños un
secreto deseo de gozar solos del afecto de sus padres y que ese deseo es
particularmente fuerte entre los varones al llegar a la pubertad.
Clínicamente podernos concluir de este terna: en primer lugar, que el
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 103

sujeto ha debido sufrir de manera especial por la presencia de sus riva-


les, sea debido a su carácter susceptible y celoso, sea por las condicio-
nes especiales de la vida hogareña: preferencia de los padres por el otro,
etcétera.
En segundo lugar podemos sacar en limpio que al sujeto le falta madu-
rez, ya que soporta mal las inevitables frustraciones de la vida en una
familia numerosa, que no ha sido capaz de establecer un compromiso y
que utiliza en consecuencia el mecanismo de defensa infantil de la nega-
ción, rechazando pura y simplemente aquello que lo molesta.

Veamos algunos ejemplos de esto para ilustrar el tema.

Figura 39. Daniel, de nueve años, tiene problemas escolares desde un


principio: dificultad de fijar la atención, inestabilidad, gran dificultad para
aprender a leer, a escribir y a calcular. Fue muy severamente censurado
por todo esto.
Tuvo un desarrollo dificil y a los dos años sufrió una infección, a resul-
tas de la cual fue enviado un año a la montaña. Ha sufrido mucho por esa

Figura 39.
104 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILJA

separación, sobre todo porque un hermanito nació en ese momento. Ac-


tualmente Daniel es el mayor de cuatro hermanos. Nos es descripto como
un niño temeroso, susceptible y que acepta mal las observaciones, retirán-
dose sobre sí mismo. Tiene mejores relaciones con su padre que con su
madre, ya que el padre se muestra mucho más comprensivo. Con herma-
nos y hermanas disputa sin cesar.
En su dibujo de la familia no figura con los padres sino un solo niño,
un muchacho de la edad del hermano que le sigue en el orden de naci-
miento. Como se ve los otros tres son omitidos, eliminándolos. La madre
es descripta como severa, retando mucho al pequeño. En cambio el padre
es descripto como bueno y será la identificación declarada de Daniel.

Figura 40. Maryvonne, de doce años, fue hija única hasta los ocho
años; época en que le nació una hermanita que, al principio, pareció acep-
tar bien. Pero luego, como la recién llegada era la favorita del padre, Ma-
ryivonne pasó a estar muy celosa. En su dibujo de la familia ella se dibuja
primero, después a la madre y al padre y, terminado el dibujo, dice de sí

Figura 40.
FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 105

"No tiene lugar para dibujar a mi hermana", excusa racionaliza-


de su hostilidad apenas consciente.
Hay que notar que en ese dibujo la niña está un poco separada de la
de los padres y que mira en otra dirección. Como lo veremos tra-
de los conflictos edípicos, esta imagen de sí misma traduce habi-
tualmente un repliegue narcisista por decepción, no siendo las relaciones
niño con sus padres de las mejores.

Figura 41. Frecuentemente el niño que se representa solo para eliminar


de manera más segura a un rival más joven se atribuye en el dibujo una
edad regresiva, lo que lo remite a una época en la cual su rival aun no
había nacido. Se encuentra entonces ipso facto y con toda buena concien-
cia, restablecido en su condición anterior de hijo único. Esto es lo que
hace Catherine, de diez años y medio, al representar junto a sus padres
una pequeña niña de dos años con la cual se identifica porque es mimada
por su madre.
Ahora bien, Catherine tiene un hermano dos años y medio menor que

/,~
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....¡ .2. 3

Figura 41.
106 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

ella, preferido de ambos padres porque es más inteligente y más afectuoso


que ella. Cuando los padres nos dicen que Catherine no es celosa no pode-
mos creerles, ya que el test PN nos ha revelado una tremenda rivalidad
fraternal en la niña. Pero podemos comprender que esta rivalidad no se
muestra abiertamente, ya que dentro del test es inhibida y culpabilizada.
Esto quiere decir que Catherine, más bien que disputar, prefiere volver a
la edad dorada en que ella no tenía aún hermanos menores, edad que ella
mismo nos da como "edad de oro", ya que en ella "los niños son más
mimados por sus padres".

2.- El dibujo sin niño

En un cierto número de casos (tenemos cuarenta, o sea 5% del total, de


los cuales treinta y cinco son varones y cinco niñas) el dibujo de la familia
se reduce al dibujo de los padres. Nos parece una forma extrema de elimi-
nación de los rivales. En la entrevista que sigue, un pequeño número de
niños (en rigor dos) declara que los padres representados querrían tener
niños y que tendrían uno. Pero la mayoría (tres veces más) dice que esos
padres no tendrán hijos, porque no quieren tenerlos por diversas observa-
ciones relativas a lo malos que son los niños, lo caro que cuesta educarlos,
etcétera.
Esto debe ser relacionado con la afirmación frecuentemente oída de la
boca de estos sujetos, celosos de sus hermanos, en el sentido de que cuan-
do ellos sean grandes y se casen no querrán tener hijos. Se comprende
claramente que el sujeto proyecta en su dibujo su propio deseo de no tener
hijos, extensión de su hostilidad contra el lastre de sus hermanos.
En esos casos, está claro además, que el sujeto se identifica a uno de
sus padres, generalmente el de su sexo, proyectando sobre él su egoísmo
de niño que quiere ser único.

3.- La desvalorización del rival

La eliminación completa del o de los rivales es la característica de los


Yo inmaduros que no obedecen más que al solo principio del placer y que
no se preocupan demasiado de la realidad del otro.
En cambio, desde que el niño accede al principio de realidad -lo que va
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 107

acompañado de la constitución de un Superyó que controla las tenden-


cias- esto no puede hacerse sin una viva angustia de culpabilidad. La hos-
tilidad se expresa entonces de una manera más moderada, por una desva-
lorización del rival.
¿No es así que las cosas pasan en la realidad clínica y no constatamos
muy frecuentemente en los niños una necesidad constante de criticar, de
desvalorizar con palabras al rival? Por ejemplo uno de nuestros jóvenes
pacientes, muy celoso de su hermanito, lo había apodado "nada de nada"
y otro, un varón, llamaba a sus tres hermanas "cero, cero, cero".

Figura 42. Tenemos aquí el dibujo de la familia de Claude, muchacho


de nueve años y medio, que representa a su familia real con la particulari-
dad de que, si bien él se ha atribuido su edad, en cambio ha rejuvenecido
a su hermano de tres años y sobre todo a su hermana, a la cual ha dado
nueve años, pese a que es la mayor y tiene dieciséis. Agreguemos, como

S"
,.,.,. 7

Figura 42.
108 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

otro signo de desvalorización, que se ha dibujado a sí mismo mucho más


netamente que a sus hermanos.
Ahora bien, ese muchacho, que tiene dificultades escolares de tipo dis-
léxicas, ha sido muy censurado por una madre poco comprensiva, Ella
dice que él se entiende bien con sus hermanos y que siendo de carácter
más bien reservado y tímido, de ordinario cede ante ellos. La hermana de
dieciséis años tendría un gran ascendiente sobre él y sería aun más crítica
que su madre, lo que Claude no siempre soporta.
Así es que, en su dibujo, obedeciendo al principio de realidad y figu-
rando todos los miembros de su familia en el orden jerárquico de sus
posiciones reales, Claude rebaja a la hermana mayor al rango de la menor
para tener una superioridad sobre ella.
En otro dibujo, hecho algunos meses después, expresará aun más abier-
tamente su rivalidad no haciendo figurar a esa hermana,

Figura 43. He aquí otra vez el caso de Pascale, niña de siete años
cuya observación y dibujo han sido ya mencionados en el Libro 1 (figura
16). El dibujo, reproducido otra vez aquí, reproduce la familia real, en

Figura 43.
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 109

el orden de edades y parecería por eso que la proyección no puede jugar


aquí ningún papel. Sin embargo Pasea/e marca netamente su hostilidad
contra los dos hermanos -representados en 3 y 4- y los hace mucho más
pequeños que la hermana mayor -1- y que ella misma -2- y sobre todo
más pequeños que la más pequeña de dos años, que Pasea/e además valo-
riza designándola por su nombre y que es, como ya vimos, su identifica-
ción deseada.
La desvalorización del rival puede también manifestarse por la manera
de dibujarlo, sea deformándolo, sea amputándole partes esenciales, por
ejemplo, brazos piernas, cara. Esto puede llegar incluso a la realización de
formas que no tienen gran cosa de humanas y sólo el niño puede, por su
comentario, explicamos que es lo que ha querido representar en el dibujo.
Hemos visto dos ejemplos remarcables de esto más arriba, al hablar de las
reacciones agresivas asumidas por un animal de identificación. En la figu-
ra 35, Yanniek, muy cargado de hostilidad contra la hermanita a quien
hace atacar por el lobo, dibuja muy bien al padre y al lobo, mientras que el
dibujo de la hermana rival es apenas reconocible. En la figura 36, el her-
mano de Viviane,rival detestado es dibujado con un desprecio total hacia
las formas reales.
110 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

III

La reacción depresiva

Se sabe que la tendencia agresiva está, en numerosos casos, pesada-


mente cargada de culpabilidad, por la ley del talión que está anclada en
toda alma infantil y que hace creer a cada niño que los todopoderosos
padres le harán a él lo que él desea hacer a su rival. Ya hemos visto, en este
sentido, con qué frecuencia las reacciones agresivas son seguidas, tanto en
los test proyectivos como en los psicodramas, de un shock de retomo de
ansiedad y culpabilidad, con identificación con el poderoso que tiene el
poder de castigar.
Pero hay casos en los que ese retorno de la agresividad contra sí mis-
mo opera desde las primeras manifestaciones de la pulsión y, por conse-
cuencia, no se constatan clínicamente celos ni odio al rival sino por lo
contrario, una tendencia contra sí mismo que puede llegar hasta un verda-
dero estado depresivo.
Es frecuente encontrarse con que en el comentario del test, el niño se
declara el menos bueno y el menos feliz y uno puede asombrarse de que
consienta en asumir un rol como ése, tan poco conforme a la ley del máxi-
mo placer que reina a esa edad. Veremos que es necesario admitir aquí la
intervención de un Superyó severo, ante el cual el Yo se somete humilde-
mente, ya que espera obtener por esa sumisión el perdón y la protección
de la instancia censuradora (representada por los padres) mientras que, si
se rebelara, correría el riesgo de ser excluido y desalojado del paraíso de
la seguridad paternal.
Subrayemos incidentalmente que esta reacción depresiva es más
frecuente en las niñas que en los muchachos, sin duda en razón del tempe-
ramento particular del sexo femenino, para el cual la ruptura de las rela-
ciones afectivas es especialmente temida.

1.- La eliminación de sí mismo

En el caso más extremo, que es simétrico con.respecto a la eliminación


agresiva del rival, encontramos la eliminación de sí mismo. Es excepcio-
nal que esta eliminación sea total y es comprensible que así sea porque es
necesaria una gran depresión para aniquilarse y renunciar a la existencia.
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 111

No lo hemos observado más que en un solo caso, que comentaremos a


continuación.

Figuras 44 y 45. Francoise, de doce años de edad, tiene una hermana


mayor con la que se lleva tan mal como es posible y un hermanito de
cuatro años que es el favorito de los padres por su gentileza y éxitos esco-
lares. En un dibujo de la familia, la niña representa en el rincón superior
izquierdo a su madre, el padre y el hermano pequeño, al cual atribuye tres
años y que declara que es el más lindo. Los cuerpos y las caras están muy
mal dibujados (veremos luego que Francoise es gravemente disléxica) pero
de los tres es el niñito quien está más valorizado. Ni la hermana mayor ni
Francoise están en la escena. Sería lógico pensar, aplicando las reglas pro-
yectivas, que Francoise se identifica con el más pequeño. Sería un error:
ella se identifica con la hermana de doce años, la más mala, "yo".
En otro dibujo, hecho seis meses después, Francoise pone dos niñas,
una de siete años; otra de cinco, lo que nos aparta mucho de la realidad.
De hecho ella se rejuvenece atribuyéndose una edad de siete años, que
probablemente es para ella la edad de oro y envejece un poco al hermano
menor a menos que, -no es imposible- esa niña de cinco años que tiene un
lugar privilegiado, sea otra representación de ella misma a una edad en la
que los conflictos no existían (el hermano pequeño no había nacido aun).
La niña de siete años, dibujada apartada es, por lo contrario considerada
mala porque golpea a su hermano. ¿Va Francoise a identificarse regresiva-
mente con la más buena y la más feliz, conforme al principio del placer?
¡No! Es una vez más la más malvada, la de siete años. Por lo tanto, del
primer dibujo al segundo, la niña se ha reintegrado a la familia, pero con-
tinúa desvalorizándose.
Clínicamente, Francoise es una niña extremadamente inhibida, que no
habla sino en voz baja y su escolaridad es un incesante fracaso. Educada
muy severamente, ha reaccionado al principio de manera agresiva, ensu-
ciándose tanto de día como de noche. Además ha sido disléxica y severa-
mente censurada por eso. Después se ha inhibido y pasó a ser depresiva,
juzgándose tonta, mala, inferior a los demás y viviendo en un perpetuo
temor al fracaso.
No se atreve jamás a comprometerse con nada ni a asumir sus tenden-
cias vitales esenciales, ni en los test de proyección ni en la psicoterapia.
En el test PN se sitúa como una niña de siete años y da los dos chanchi-
tos blancos como gemelos de cuatro años (edad del hermanito). Pero pro-
112 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

.3

Figura 44.

M
7 /1

Figura 45.
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 113

vee temas muy pobres y no se compromete nunca. Nada podría sacarse de


esos test a no ser por las Preferencias -Identificaciones, que son aquí re-
veladoras en el sentido en que Francoise sólo se identifica una vez con el
héroe "Pattenoire" pero será, en cambio, nueve veces la niñita de cuatro
años valorizada en razón de su gentileza.
En los psicodramas, Francoise es inhibida y juega depresivamente.
Aunque los temas que dan sean de una agresividad muy atenuada, se niega
a jugarlos y resiste todas las sugestiones de la psicóloga para mostrarse
agresiva. Cuando por casualidad lo es un poco, se bate en seguida en reti-
rada y las sanciones, sobre todo las paternales, son descriptas como muy
severas. Hay que tomar nota de que ella juega preferentemente el rol de un
muchacho que llama Michel (casualmente es el nombre de su hermano) al
cual da ordinariamente la edad de cinco años, lo que nos revela su fuerte
tendencia a identificarse con él.
Así es que, como lo hemos visto en otros casos, pasando del dibujo a
otros test proyectivos y al psicodrama, se cambia de nivel. El nivel del
dibujo de la familia es próximo al consciente, lo que hace que las censuras
del yo sean muy fuertes y estamos entonces cerca de la situación clínica en
la cual la niña se inhibe hasta la depresión. En cambio, en el test PN y en
los psicodramas, incluso mostrándose igual de inhibida y sin mostrar sus
tendencias, la niña intenta liberarse y lo logra identificándose regresiva-
mente con un hermanito privilegiado.

Figura 46. Tenemos aquí el caso de una niña de once años, Danielle, la
mayor de ocho hermanos, que tiene grandes dificultades en el colegio.
Pasa por ser muy lenta en todo lo que hace. En realidad sueña, y sus fan-
tasías habituales le impiden estar presente para hacer bien lo que se le
pida, tanto en la casa como en la escuela. Se le reprocha además su afición
a las golosinas.
Su dibujo de la. familia reproduce, con nombres y edades reales, las
personas de su familia. Pero se puede ver que faltan algunos: el padre, dos
muchachos nacidos inmediatamente después que ella, el cuarto, también
varón y finalmente, Danielle misma. No figuran, entonces, sino la madre
y cuatro hijas, todas con hermosos vestidos de baile, porque estamos en
Navidad. Una primera cuestión: ¿Por qué todos los miembros masculinos
son eliminados?
Se puede responder a eso que el padre, tuberculoso recidivante, tiene
frecuentes estadías en el hospital y está mucho tiempo ausente de la casa.
114 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

3
1

Figura 46.
En cuanto a los tres hermanos, sobre todo los mayores, aparecen como
los rivales directos de Danielle y es sin duda por eso que ella los ha
omitido. Cuando se le pregunta por sus preferencias, dice querer más a
Sylvie, la más buena y considerará como la edad de oro, justamente la
edad de Sylvie "porque nos levantan en brazos" (la pequeña que figura
en su cuna en 5).
Si es olvidada en el dibujo es seguramente porque se considera indig-
na de figurar en él. A la pregunta: ¿Quién es el menos feliz?, primero
respondía: "nadie", y después, bajo insistencia: "alguien que no está acá,
puede ser Danielle." Para finalizar se identifica con la madre. Porque
tiene niños.
Su test PN nos confirma a la vez su rivalidad fraternal y su modo de-
presivo de reaccionar. Por una parte se pone como hija única y sostendrá a
lo largo de todo el test que los otros dos son sólo camaradas. La tendencia
al refugio oral hacia la madre es constante. La rivalidad es expresada de
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 115

manera más bien depresiva; así es que en TÉTÉE 2, son los dos otros pe-
queños quienes impiden a Pattenoire mamar; y en BATAILLE, es el otro
quien muerde a Pattenoire y éste no hace sino defenderse. Pero tenemos la
confirmación del deseo de Danielle de ser hija única cuando, después de
haber dado por PORTÉE un tema banal, diseñará la imagen diciendo: "hu-
biera preferido no tener hermanitos."
La tendencia depresiva con culpabilidad se expresa sobre todo final-
mente en los tres deseos pedidos a la FÉE, que son promesas de supera-
ción moral.

2.- La desvalorización de sí mismo

En un menor grado, la reacción depresiva se define por signos de des-


valorización del sujeto, quien se encuentra desfavorecido en el dibujo por
comparación con otros miembros de la familia.

Figura 47. Este es el caso de Nicole, niña de trece años, que dibuja su
verdadera familia, con su hermano Sergio y ella misma. Pero en realidad

Figura 47
116 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Sergio es el menor y debería figurar lógicamente en cuarto lugar. Pues


bien, es todo lo contrario. Nicole se ha puesto última, en un nivel inferior,
al borde mismo de la hoja y se ha dibujado más pequeña que su hermano.
Clínicamente la niña es inhibida, emotiva hasta la ansiedad y su inhibi-
ción y su duda sobre sí misma son responsables de sus malos resultados
escolares. Nos dicen que quiere mucho a su hermano y que lo cuida asi-
duamente ya que siempre tiene miedo de que le ocurra un accidente. En
realidad los test proyectivos nos muestran que ese temor es la sobrecom-
pensación de una fuerte rivalidad fraterna, que la hace sentir culpable y se
trasforma en depresión.
Es así que en los test PN, a la imagen CHARRETTE, Nicole declara que
los cerditos recién nacidos que la mamá acaba de tener (en PORTÉE) van a
ser llevados al matadero para ser muertos. Pero en el BLACKY, hecho des-
pués, esta posición agresiva deja lugar a una posición depresiva; el test se
desarrolla en una atmósfera de intensa emoción. Nicole dirá finalmente
que BLACKY es el menos dichoso porque sus padres prefieren a TIPPY y
que se va a ir de la casa para no volver jamás.

Figura 48
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 117

Figura 48. El caso de Jean­Paul, muchacho de nueve años, ya ha sido


presentado al principio de este libro (figura 27), como ejemplo de rela-
ción distante e indicadora de relaciones familiares difíciles. Recordemos
simplemente aquí que el nacimiento de su hermanito, cuando él tenía cua-
tro años, ha debido plantear a Jean-Paul un grave problema de rivalidad,
pero que en razón de su naturaleza delicada, más femenina que masculina,
ha reaccionado depresivamente. Es por eso que en el dibujo consiente con
su exclusión parcial. Pero tenemos derecho de pensar que dada su fuerte
tendencia de identificación femenina, en su corazón se identifica con la
beba de un año representada en el vientre de la madre.
Son frecuentes los casos en los que, como venimos de ver, la desvalo-
rización de sí mismo en el dibujo, que corresponde a una auto desvalori-
zación, determina una angustia que el niño intenta atenuar por medio de
una identificación conforme al principio del placer. Veremos otros ejem-
plos de eso a lo largo de este estudio.

La reacción regresiva
y la identificación con un bebé

Hemos señalado ya muchas veces la frecuencia de ese mecanismo de


defensa del Yo que es la regresión a un estado anterior, que permite al
niño trasladarse a una época dichosa en la cual no existía aun el conflic-
to ansiógeno.
De manera especial, el conflicto de rivalidad fraterna es muy frecuen-
temente resuelto por medio de la regresión, ya sea, como en el caso de la
figura 21, que el sujeto viva en la nostalgia constante de su primera infan-
cia, ya sea que, como en el caso de la figura 41, se remita a una edad en la
que gozaba de la condición privilegiada de hijo único o que, como en el
caso de la figura 48, su reacción depresiva lo lleve a desvalorizase a sí
mismo y intente compensar su angustia de inferioridad por la vía de iden-
tificarse con el más pequeño de sus hermanos, visto, por ser el último y
más pequeño, como el más afortunado.
Nuestro estudio estadístico de míl doscientos casos muestra la frecuen-
cia de esta defensa por regresión.
118 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Cuando un bebé figura en el dibujo de la familia, hay que preguntarse


en primer lugar si existe realmente en la familia del niño. Sobre nuestros
mil doscientos casos hay doscientos ochenta y dos (22% entre los varones
y 26% entre las niñas) donde la familia tiene, efectivamente, un bebé.
Pero hay que tomar nota de que sobre esos doscientos ochenta y dos no
hay sino ciento cuarenta y ocho casos en que el bebé esté representado en
el dibujo (11% entre los varones, 15% entre las niñas). Podemos deducir
de eso que, en ciento treinta y cuatro casos, el niño eliminó al bebé de su
dibujo, muy probablemente porque no lo ha aceptado.
En cambio contamos doscientos cincuenta y cinco dibujos en los cua-
les figura un bebé que no existe realmente en la familia (20% entre los
varones y 23 % entre las niñas). Ante estas cifras estamos habilitados a
suponer que la imagen "bebé" tiene gran significado para muchos niños y
que consecuentemente debe representar frecuentemente una identificación
de deseo.
1 º) En el primer grupo de casos, el sujeto declara querer identificarse con
el bebé. Contamos ochenta y dos de estos casos, de los cuales cincuen-
ta y cuatro son muchachos y veintiocho niñas.
2°) En un segundo grupo de casos podemos, aunque el infante no lo diga,
suponer una identificación secreta con el bebé representado primero en
el dibujo, según la regla general de la investidura privilegiada que he-
mos formulado anteriormente. En algunas observaciones esto coincide
con la identificación declarada; éste es particularmente el caso entre las
niñas. En cambio, entre los varones hallamos que en veinticuatro casos
se identifican con otro personaje y no con el bebé dibujado en primer
lugar.
3º) En un tercer grupo pondremos todos los casos en los cuales el bebé es
imaginario.

Según la regla de la investidura privilegiada de los personajes añadi-


dos, tenemos derecho a suponer que el bebé en cuestión es una identifica-
ción de deseo que la censura no permite confesar abiertamente.
Estos tres grupos, como hemos visto, totalizan la cifra muy elevada de
doscientos cincuenta y cinco casos, es decir, un 21 % del total general.
La identificación con un bebé se sitúa entone.es cuantitativamente entre
7% (cifra mínima de las identificaciones declaradas) y 21 % (cifra máxi-
ma que resulta de nuestras hipótesis).
El análisis estadístico detallado de estos casos no nos ha permitido
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 119

establecer diferencias significativas según la edad del niño y su posición


entre los hermanos. Pero nos ha parecido que la identificación con un
bebé es un poco más frecuente en el sexo femenino. La observación clíni-
ca, por otra parte, apunta en el mismo sentido. En todas las observaciones
donde nos ha sido posible seguir los procesos que se desarrollan hemos
podido constatar: en primer lugar, que la regresión es un mecanismo de
defensa muy corrientemente utilizado por los sujetos de tipo femenino
(sean estos niños o niñas); en segundo lugar que, como ya lo hemos dicho,
hay muy frecuentemente asociación entre ambos modos reactivos, el de-
presivo y el regresivo y aparece como muy probable que es para paliar la
angustia de la depresión que el niño entra en la vía, que le da más seguri-
dad, de la regresión.
Hemos dado ya muchos ejemplos de esto. Veamos otros.

Figura 49. Estamos ante el caso de Jackie, de doce años y medio, que
se encuentra en situación dificil entre un hermano de trece años y medio
que lo aplasta con sus éxitos estudiantiles y un pequeño de seis años a
quien envidia. Es sin embargo inteligente (QI de 100 en el WISC), pero es
nervioso, inestable y ha sido durante mucho tiempo disléxico, lo que ha

Figura 49. Identificación regresiva con un bebé


120 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

hecho que nunca le gustara la escuela. Es, por si fuera poco, zurdo y enu-
rético nocturno constante.
Su dibujo de la familia (perfiles vueltos hacia la derecha como lo hacen
frecuentemente los zurdos), representa, junto a los padres, un pequeño
niño de dos años, inexistente en la realidad. Ahora bien, esta edad de dos
años es muy importante para Jackie y se la encuentra constantemente en
otros test. Por ejemplo, en el PN, Pattenoire y sus dos hermanos tienen
dos años; dicho de otra manera, son un solo y único personaje. Jackie da
también los dos años como la edad de oro, porque uno es "pequeño a esa
edad y lo dejan hacer todo lo que quiere". Agreguemos que los temas del
PN expresan de una punta a la otra la frustración del héroe a causa del
nacimiento de los más pequeños; se manifiesta también una fuerte carga
agresiva contra la madre, que el héroe finalmente hace morir y una bús-
queda incesante de una madre complaciente.
Sabemos que la madre de Jackie lo ha censurado mucho por sus fraca-
sos escolares y tendremos alguna idea de la repugnancia que muestra el
muchacho por lo que le hacen hacer cuando sepamos que para él, la edad
menos feliz son los doce años "porque hay muchos deberes en el colegio
y muchas cosa que hacer en casa".
Se constatará que, al revés de lo que sería esperable, no es la madre la
que en el dibujo está junto al pequeño niño, sino el padre. Es por otra
parte con ese padre que Jackie se identifica "porque es él quien manda"
pero no hay dudas de que se identifica también con el pequeño.

Figura 50. Chanta/, de doce años y medio, repite siempre el mismo


dibujo que se reproduce aquí: madre, padre niño de diez años y beba de
dos .meses. Pero en realidad la mayor es ella, con unhermano de diez
años.
Está muy atrasada desde el punto de vista escolar, no por falta de inte-
ligencia (QI en el WISC de 105/11O) pero vive en un estado de pasividad
y ensoñación permanente. No tiene ninguna iniciativa y se comporta en
todo como un bebé. Esta situación se explica por una grave frustración; su
madre ha muerto hace un año y había estado enferma desde hacía varios
años y no había podido ocuparse de la niña.
Es lógico suponer que se representa aquí corp.o una niñita un poco más
joven que ella pero hay que observar que no tiene brazos, lo que la coloca
en posición desvalorizada.
Interrogada, Chanta! declara que es la mamá, representada primero,
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 121

Figura 50.

pero no es dudoso que ella se identifique en su corazón con el bebé, perso-


naje añadido.
La regresión con identificación con un bebé se expresa por otra parte,
con fuerza en el C.A.T., donde Chantal se identifica con un pollito de un
año, con un osito en la cueva y con un pequeño canguro en la bolsa de su
madre.

Figura 51. Christian, de diez años es el segundo de tres muchachos (de


diez y medio y nueve años). Su dibujo no reproduce por lo tanto sus her-
manos reales, ya que al costado de los padres hay una niña de nueve años
y un chico de siete y en los brazos de la madre, un bebé de tres meses.
Invitado a identificarse, Christian comienza por decir que no quiere for-
mar parte de esa familia. Como insistimos, termina por decir que querría
ser el bebé, "porque es el mejor."
Esta identificación es conforme con la tendencia fuertemente regresiva
de Christian. En el PN, el héroe es un niño de dos meses y a la imagen
PORTÉE, primera descripta, Pattenoire envidia a los pequeños de cinco
días que podrían mamar, agregando que era más feliz cuando era chiquito,
122 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 51.

porque podía entretenerse con su mamá, cosa que ya no podía hacer


porque ella estaba ocupada por los más pequeños. Finalmente Christian
dirá que Pattenoire preferiría quedarse pequeño que crecer, para no ir al
matadero.
La edad de oro de Christian son los dos años, mientras que la menos
feliz son los cinco "porque van a clase y lloran". Notamos todavía, como
otra convergencia de índices que provee a la fábula del cordero un tema
de sumisión pero identificándose con el más pequeño, que dispondría de
la leche materna.
Pero: ¿qué pensar de los dos muchachos más grandes representados en
el dibujo? Notemos primero que el hermano mayor de Christian, de once
años y medio, no figura; sabemos que Christian no se lleva bien con él. Es
posible que la niña de nueve años represente al menor, con el que Chris-
tian tiene una buena relación. Pero hay que admitir que Christian también
ha invertido las edades. En efecto, la niña de diez es presentada como la
más feliz porque no comete errores y la madre la quiere. En cambio, el
muchacho de siete años dibujado último, es el menos bueno, porque pelea
con su hermana ya que no la quiere y está celoso de ella porque su madre
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 123

la prefiere; es también el menos feliz porque su padre lo castiga con un


látigo (que esgrime, por otra parte, en el dibujo).
¿Christian se identifica también con ese muchacho de siete años? Todo
nos lleva a creerlo. En efecto, en su PN hay un tema dominante; la prefe-
rencia de la madre por alguien más joven, en general del sexo femenino,
preferencia que suscita en el héroe una tristeza y una reivindicación y
conviene subrayar la emoción intensa con la que Christian ha dicho en la
entrevista que su madre había tenido una niña
En el BLACKY, el héroe es también el menos bueno y el menos feliz y
monta frecuentemente en cólera porque su madre prefiere la pequeña her-
mana Tippy.
La observación clínica nos enseña por otra parte, que Christian, de na-
turaleza tierna y afectuosa, no tiene un carácter alegre: está frecuentemen-
te malhumorado y se queja sin cesar de que no se es justo con él y que
quieren más a sus hermanos.
Por lo tanto, al regresar a la edad del más pequeño, Christian intenta
asegurarse una posición de privilegio, pero no logra escapar a su culpabi-
lidad de niño ni bueno ni feliz y, en el deseo de evitar la depresión, hace
una regresión aun más acusada retomando a la edad en la que no tenía aun
a su hermanito menor.

Figura 52. Madeleine, niña de diez años y medio dibuja dos chicas:
una de dos años y otra de 8. Dice enseguida que la más pequeña es la
preferida de todos: del papá, de la mamá y de la hermana mayor.
Aquí, como en nuestro tercer caso, la interpretación choca con el hecho
de que Madeleine es la segunda de siete hermanos. Pero en su dibujo no
hay sino dos niñas, que no corresponden a su familia real y no están los
padres. En rigor se podría pensar que la niña se ha representado con su
hermana mayor, ambas rejuvenecidas. Sabemos, en efecto, que Madelei-
ne, que tiene un QI d 100, trabaja muy mal en clase y se muestra indolen-
te y pasiva para todo; se contenta con seguir a su hermana mayor, de once
años y medio, que por su parte, es muy activa, al punto que los padres han
comprendido que es necesario separarlas. Pero entonces ¿y los otros her-
manos? ¿Por qué Madeleine no los hace figurar, ya que se nos dice que
ella quiere mucho a los más pequeños y no ha.demostrado celos jamás?
Los otros test proyectivos nos permiten responder a esa pregunta reve-
lándonos, disimulada detrás de defensas muy activas, una intensa rivali-
dad fraterna. En el PN Madeleine, se coloca en la posición de hija única,
124 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

con una edad regresiva y mantendrá esto durante todo el test, expresan-
do así su deseo de no tener hermanos ni hermanas. Los temas se desarro-
llan en un clima de inhibición, pero bruscamente en los P.I. la defensa
cede y analizando la imagen PORTÉE, que ella dice no gustarle, Madelei-
ne declara que Pattenoire está celoso, que querría haber nacido último
para que los padres se ocupen de él y que va a llevarse a todos los recién
nacidos para tirarlos al agua. Pero este tema criminal es retirado apenas
enunciado y Madeleine dice que la madre los va a traer sanos y salvos
del borde del pantano, lo que nos indica con que fuerza el Yo censura
aquí sus pulsiones.
En su TEST DE LA ALDEA, Madeleine vive con sus padres, un hermano
de diez años, preferido del padre y un bebé en la cuna, preferido de la
madre. La misma situación que en el dibujo de la familia se encuentra
aquí: dos niños que no existen en la realidad. Podemos entonces pensar
que, tanto en un test como en otro, ella se proyecta desdoblándose. En el
dibujo es la niña grande, próxima a ella por la imagen, pero es también la
pequeñita preferida por todos. Es al final con esa pequeña de dos años con
quien se identifica.

Figura 52.
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 125

Se comprende entonces que esta niña, sometida a censuras familiares


muy inhibidoras, no haya podido asumir directamente su rivalidad frater-
na ni logrado triunfar sobre ella más que por una identificación regresiva
repetida a cada nacimiento de un rival, constituyendo esto poco a poco un
trazo de carácter permanente, con el resultado negativo de mantenerla en
la pasividad oral e impedirle progresar.

Conclusiones

El dibujo de la familia nos permite, como hemos visto, averiguar


cómo es que el niño, en su corazón, resuelve sus conflictos de rivalidad
fraternal.
Cuando ese conflicto no provoca grandes frustraciones, porque el tem-
peramento del niño, las condiciones de vida de sus primeros años y el
ambiente afectivo que lo rodea le permiten establecer esos compromisos
de agresividad y ternura que son la característica de una buena adaptación,
no pasa nada anormal.
Pero ese mismo conflicto deviene fuente de problemas cuando las frus-
traciones que impone no pueden ser soportadas y producen acciones vio-
lentas o una angustia que hacen entrar en escena la defensa del Yo.
Hemos visto que el conflicto puede resolverse patológicamente de tres
maneras diferentes.
Puede ser que la agresión domine implicando reacciones violentas que
estarán en el origen de un nuevo conflicto, exterior esta vez y uno es en-
tonces consultado por los problemas de carácter, la maldad, los celos,
incluso los actos peligrosos que alteran las relaciones familiares o, por
desplazamiento, pueden acarrear actos hostiles, en la escuela o en la calle.
También puede ser que la agresividad sea inhibida y vuelta contra sí
mismo, dando lugar a reacciones depresivas, con humor triste, ansiedad
u.u • ..,.,, • ..,, temor al abandono o neurosis de fracaso. Somos entonces

consultados por un estado de inhibición, de timidez, de miedo, un carácter


y quejoso, todas manifestaciones afectivas que acompañan
E>"''""'•auu-.J'"'"' a los fracasos escolares.
Es posible, finalmente, que el conflicto de rivalidad sea resuelto por
126 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

una regresión con identificación con el rival nacido después, proceso que
parece muy frecuente.
En los dos últimos casos no es siempre fácil, a primera vista, atribuir
los problemas a la rivalidad fraterna, porque ésta parece como ausente del
cuadro clínico: "No hay ningún problema por ese lado", dicen los padres.
Sucede a veces, sin embargo, que habiendo los problemas comenzado
poco después del nacimiento de un hermanito, uno toma nota de la rela-
ción causal posible entre los dos hechos. Pero más frecuentemente sólo el
análisis proyectivo permite, como lo hemos visto, descubrir un conflicto
profundo enmascarado bajo las defensas represivas o depresivas.
Agreguemos ­esto es muy importante para el pedagogo­ que la reac-
ción agresiva es la más sana de las tres, cuando no pasa más allá del
grado en que puede ser peligrosa. La experiencia demuestra, en efecto,
que es más conforme a un buen equilibrio de adaptación el poder exte-
riorizar un conflicto, por desagradable que pueda ser esa exteriorización
para el entorno.
En revancha, la reacción depresiva y la reacción regresiva son reaccio-
nes neuróticas y no aportan una solución real al conflicto, que permanece
reprimido,
En la práctica, la reacción agresiva es ordinariamente tratada con sim-
ples medidas pedagógicas, que deberán apuntar, por otra parte, tanto a la
conducta de los padres como la de los niños.
En cambio, las reacciones depresivas y agresivas son más frecuente-
mente objeto de una psicoterapia, en el curso de la cual el conflicto inicial
podrá ser vivido de nuevo y resuelto del modo que salvaguarde mejor la
expansión de la personalidad del niño.

En el curso de nuestro estudio hemos constatado ciertas diferencias en


la manera de comportarse de los varones y de las niñas.
Los varones reaccionan más ftecuentemente que las niñas por medio
de la agresión abierta. También tienden mucho más a eliminar a sus riva-
les y situarse en el dibujo en la situación de hijo único o incluso, como lo
hemos visto, a representar padres que no quieren tener hijos.
Las niñas, por lo contrario, tienen menos frecuentemente que los varo-
nes reacciones agresivas o depresivas. Se ven menos frecuentemente como
hijas únicas. Hay que recordar la constatación estadística en que los dibu-
jos de las niñas son más ricos en personajes que los dibujos de los varo-
nes; es así que suelen representar una multitud de hermanos, hermanos,
LAS RELACIONES FRATERNALES Y LOS CONFLICTOS 127

primos y compañeros, a veces dando sus nombres, lo que los varones


hacen más raramente.
Pensamos que esto es acorde con las constataciones clínicas. Está en la
naturaleza de las niñas ser más sociables, más dependientes de la familia,
más deseosas de la presencia humana y menos solitarias que los mucha-
chos. Por lo tanto, son también más proclives a aceptar la presencia de
hermanos y hermanas. También, al aproximarse a la pubertad, las niñas
sueñan con tener bebés y con que serán en el futuro madres, tanto o más
que esposas.
Por lo contrario los muchachos, sobre todo después de los doce años
(cf. nuestras cifras del tema del niño que se quiere único) reaccionan más
fácilmente ante el conflicto de rivalidad fraterna por medio de una bús-
queda de independencia y soledad y, en su deseo de tomar el lugar del
padre, jefe de la casa, se ven maridos primero y no aceptan sino mucho
más tarde las funciones paternales.
CAPÍTULO 11

Las relaciones con los padres


Los conflictos edípicos

La etapa oral pre­edipica y la etapa edípica.

Hemos estudiado los conflictos de rivalidad fraternal de una manera


algo arbitraria, como si ellos existiesen en estado puro, cuando en reali-
dad la intensidad de estos conflictos y su manera de expresión dependen
estrechamente de las relaciones del niño con sus padres.
Es necesario, en efecto, saber que a los seis o siete años, edad en que se
comienza a utilizar el dibujo de la familia, el niño ha despertado ya psí-
quica y intelectualmente a la vida sexual. Se muestra deseoso de caricias y ~:
de intimidad afectiva y es ya muy curioso por todo lo concerniente a los
misterios de la relación entre los sexos, la intimidad de sus padres, los
misterios de la fecundación y del nacimiento de los bebés.
Resulta de eso que a esa edad los conflictos de rivalidad fraternal están
estrechamente mezclados con los conflictos edípicos y que en consecuen-
cia los celos suscitados por el nacimiento de un hermano no se dirigirá
solamente contra él, sino también contra el padre cuyo lugar el niño que-
rría tomar para tener él también un bebé. Las niñas con su padte. Los
niños con su madre.
Importa mucho diferenciar aquí dos etapas de maduración psico-sexual,
la etapa pre­edípica y la etapa edípica. .
En la etapa pre­edipica, en los primeros años, el niño tiene una rela-
ción esencialmente binaria con el padre alimentador, que generalmente es
la madre. Sea varón o niña, él verá en ese padre -o madre- su único objeto
130 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

de amor y en esa etapa la rivalidad fraternal tiene por base el rechazo a


compartir la madre con el hermano rival.
En la etapa edípica, las relaciones del niño con sus padres deviene
triple: el padre y la madre representan ahora para el niño dos seres bien
diferenciados y con roles en buena medida opuestos.
Esquemáticamente podemos decir que el apego a la madre es con­
servador y regresivo, en ese sentido la madre representa para el niño la
protección, la seguridad, el amor y el alimento y también que más tarde,
cada vez que las exigencias esenciales de la vida adulta pudieran estar
amenazadas, el sujeto, devenido adulto, tenderá a volver hacia la madre
protectora.
En cambio, el apego al padre es progresivo, en el sentido de que el
padre representa en la familia el factor dinámico, que despega al niño del
regazo maternal y lo impulsa a ir hacia delante, a progresar.
En la etapa edípica las relaciones del niño con sus padres se apoyan ya
en buena medida en la atracción de los sexos. El niño es atraído hacia el
padre del otro sexo. El muchacho es atraído hacia la madre, de modo que
para él, el objeto primero de su amor no cambia. La niña es atraída hacia
su padre y por eso para ella la situación afectiva es más dificil porque el
objeto de su amor cambia. ·
El otro elemento del Edipo es la· rivalidad con el padre del mismo sexo.
El varón, por más que quiera a su padre, querría tomar su lugar en relación
con la madre. La niña, aun guardando hacia su madre mucho de su· amor
primitivo, querría suplantarla en el afecto del padre.
Esto es lo que se ha convenido en llamar la situación edípica normal,
que existe en todas las familias y que, cuando el medio es favorable, no
traba el desarrollo psico-sexual del niño, ya que se resuelve por una imita-
ción más o menos consciente del padre al que se querría igualar y es esta
imitación -cuando es exitosa- lo que lleva al varón hacia la masculinidad
y a la niña hacia la feminidad.
Veremos estos dos elementos de la situación edípica frecuentemente
expresados en el dibujo de la familia: en primer lugar por una identifica-
ción con el padre del mismo sexo, en segundo lugar por una aproximación
al del sexo opuesto.
Pero en muchos casos, esta situación engendra conflictos edípicos. Si -
en el estado normal- los sentimientos agresivos de celos hacia el rival son
atemperados por el afecto que el niño siente por él -sean el hijo por el
· padre o la hija por la madre-; en el estado patológico la agresividad puede
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 131

acrecentarse y devenir fuente de conflicto por su intensidad. Será conflic­


to exterior cuando se da con el padre rival, manifestándose con variados
problemas de carácter, y engendrando como consecuencia el temor al cas-
tigo, o bien conflicto interior cuando la censura del Yo interviene para
prohibir la agresividad.
Se ha pensado frecuentemente que, de los dos elementos del Edipo,
son esencialmente los celos agresivos los que son objeto de la interdic-
ción. Pero eso es equivocado: la atracción erótica hacia el padre del sexo
opuesto está también muy frecuentemente en el origen de un conflicto
interior generado por la angustia.
Se sabe que, para reprimir las tendencias interdictas, el Yo hace con
frecuencia uso de la represión y por lo tanto la agresividad y la atracción
erótica son enterradas en el inconsciente y como consecuencia no se ex-
presan ya en la conducta del sujeto. Pero no por no formularse han perdi-
do su dinamismo y forman aquello que se llama el complejo de Edipo,
dotado de una intensa carga afectiva.
Puede verse como se expresan en el dibujo de la familia una gran can-
tidad de situaciones edípicas. Las más fáciles de interpretar son aquéllas
en las que los sentimientos de agresividad o de amor son declaradas muy
abiertamente, sin ningún enmascaramiento; es el caso de los conflictos
edípicos no reprimidos.
En cambio, cuando se reprimen, a primera vista no vemos nada: tanto
la agresividad como la atracción amorosa están ausentes. Pero su misma
ausencia es insólita y ella misma indica que han sido reprimidos y que la
situación edípica existe, pero escondida. Una de las tareas más interesan-
tes del psicólogo es seguir la pista de las acciones de las censuras del Yo y
desnudar las tendencias que las represiones han ocultado.
Notemos, al pasar, que en el dibujo de la familía, por la actividad crea-
dora misma del sujeto que hace el test, la defensa del Yo está en general
muy activa y se opone con fuerza a la exteriorizaron de las tendencias
reprimidas. De modo ·que no tendremos aquí, como en otros test, una
exposición muy cruda de las pulsiones edípicas. De esto resulta también
que no habrá tampoco reacciones ansiosas, porque precisamente la defen-
sa del Yo apunta a reducir la angustia suscitada por las pulsiones interdic-
tas. Es muy remarcable (veremos ejemplos) que un sujeto que presenta
manifestaciones ansiosas muy vivas no las expresa en su dibujo, pero ex-
presa en cambio sus defensas, de modo que analizando a estas podremos
inferir, por deducción, cual es la situación que causa angustia.
132 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Por citar un ejemplo, digamos que cuando, en el dibujo de un ansioso


habitual, hay una gran distancia separando el niño de uno de sus padres, es
que una mayor intimidad entre ellos está interdicta por la defensa del Yo.

II

La diferenciación de sexos en la etapa edipica.

En la etapa edípica, como lo hemos visto, el niño se encuentra en situa-


ción triangular con el padre y la madre, estando ambos percibidos en roles
distintos y figurando así en el dibujo de la familia.
En la edad del dibujo de la familia se da por sentado que esa etapa
siempre ha sido alcanzada y que el niño siempre es capaz de dibujar al
padre en un lugar y a la madre en el otro.
Pero esto no quiere decir que verdaderamente haya realizado su Edipo
plenamente ni sobre todo que lo haya superado, es· decir, que haya alcan-
zado un nivel suficiente de madurez del Yo y un nivel suficiente en sus
relaciones objetales. - ·
Esta inmadurez se marca muchas veces en el dibujo por la indiferen­
ciación de los sexos. Hay que notar, en efecto, que en nuestros mil dos-
cientos casos la diferenciación de los sexos en el dibujo aumenta con la
edad. A seis o siete años no se la ve sino en el 50% de los dibujos; el
porcentaje alcanza el 75% a los diez años yun 90% a los catorce.
La diferenciación de sexos es raramente expresada por una representa-
ción ingenua de los órganos sexuales, ya que a la edad del dibujo de la
familia el niño ha adquirido formaciones reactivas contra el exhibicionis-
mo. Veamos, como un ejemplo, el caso de una niña de ocho años, cuya
. inmadurez recuerda, desde ese punto de vista, a un nivel anterior.
Figura 53. Ivette dibuja al papá, la mamá y luego volviendo a la iz-
quierda, al hermano y la hermana. Los cuatro personajes están provistos
de un falo, tan solo un poco más grande en el papá y en el chico. Pero
además, mamá y papá tienen un ombligo y senos. La niña dice que es el
casamiento de papá y mamá, que el papá se va a casar con su prima. El
pequeño niño y la niña han nacido antes del casamiento. Ellos van a casar-
se también, porque la niña quiere ser una mamá Los padres están en la
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 133

iglesia y "hacen pipí"; o más bien fueron a "hacer pipí" a la escuela por-
que no lo habían hecho antes de casarse. Cuando se lo preguntan aclara
que generalmente las mamás y las niñas no "hacen pipi" como los seño-
res, que los papás tienen una "cometa" mientras que las mamás no la tie-
nen. Pero en esta familia mamá tiene una porque ella quiere ser como
papá y la niñita también. Y el papá tiene busto para ser como mamá. Para
finalizar Yvette se identifica con la mamá

Figura 53.

La ingenuidad de este dibujo no puede ser imputado a un defecto de


inteligencia. Es verdad que Yvette sólo obtiene un 85 en el test de WISC y
tiene un retraso escolar importante, pero este retardo se agrega a una gran
inmadurez afectiva que data del nacimiento del hermanito, cuando ella
tenía cuatro años. Como Ja madre estaba enferma, ella fue sacada de la
casa durante tres meses y cuando volvió estaba anoréxica y se portaba en
todo como un bebé ·
Los test proyectivos revelan una fuerte agresividad. Es así que en la
imagen PORTÉE del PN la madre quería reservar Ja leche para los más
pequeños y los grandes querían matarlos para beber a su placer. Pero esta
134 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

agresividad está muy culpabilizada y desviada como depresión como es


muy frecuente. Los test nos muestran también una fijación en la etapa oral
pre-edípica, lo que explica la confusión de sexos en Yvette. Ella sabe cons-
cientemente que existen padres y madres y que están casados unos con
otros, pero en lo profundo cree todavía en la existencia de una madre
fálica y de un padre con senos. Otro trazo de su dibujo nos indica también
que Yvette está fijada en la etapa pre-edípica: es que ella une la idea del
casamiento con la de "hacer pipí" exteriorizando así de modo consciente
la concepción erótica inconsciente de los enuréticos nocturnos.
Este caso es excepcional. Corrientemente, a la edad del dibujo de la
familia los personajes son representados vestidos y la diferencia de sexos
se expresa por lo común por la vestimenta.
En segundo lugar, se expresa por las que se llaman las características
sexuales secundarias: para el hombre piernas largas, espaldas anchas, cara
cuadrada, pelo corto, barba. Para la mujer, pecho saliente, miembros más
cortos, cara redondeada, pelo más abundante y más cuidado.
Es digno de remarcarse también que los personajes del dibujo son más
generalmente vistos de frente, como estando en reposo o posando para
una foto, aunque en un número importante de casos los muchachos los
presentan de perfil (32%) en marcha o en acción, mientras que en las
niñas esto es raro (12%).
Se verá también que la sexualidad viril es frecuentemente indicada, en
lugar de por el falo que está prohibido mostrar, por símbolos: pipa, bas-
tón, revólver cuchillo, espada. La cartera, las flores, los adornos diversos
son, por lo contrario, símbolos femeninos.

III

Las situaciones edipicas francas

Los diferentes elementos de la relación edípica: atracción amorosa por


el padre del otro sexo, rivalidad agresiva hacia el del mismo sexo, identi-
ficación con él, se encuentran expresados como lo hemos visto, en el di-
bujo de la familia y es generalmente posible, mediante un análisis atento,
apreciar la intensidad y naturaleza de estos conflictos edípicos.
Aquí, como en todas las situaciones proyectivas, es necesario evaluar
la fuerza de las pulsiones en relación con la intensidad de las defensas del
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 135

Yo. Cuando las pulsiones edípicas se expresan libremente en temas carga-


dos de afectividad, es posible hablar de situaciones edípicas francas.
Cuando, por lo contrario, la censura del yo impide la expresión libre de
las pulsiones, yendo hasta reprimirlas y hacerlas desaparecer del campo
de la consciencia, se puede hablar de situaciones edípicas enmascaradas
y la dificultad para el diagnóstico es mucho mayor, siendo más difícil de
resolver que en el primer caso.
Los temasfrancos y (bien abiertos) indican entonces que no hay repre-
sión. Esto significa que el conflicto edípico es poco intenso o bien que las
defensas del Yo son insuficientes para reprimir las pulsiones y en este
último caso es frecuente que haya manifestaciones clínicas de ansiedad.
En esta exposición vamos a partir de las situaciones más próximas a la
normalidad para llegar a describir situaciones cada vez más conflictivas.

1.- Identificación con el padre del mismo sexo.

En una situación sicológica normal, todo niño tiene tendencia a identi-


ficarse con una persona de su sexo, afirmando así su virilidad o su femi-
neidad. El test de MANCHOVER,como hemos visto, se basa sobre esa regla
de elección preferencial de una identificación con su mismo sexo. De ahí
se puede deducir que cuando un niño inviste de manera privilegiada a una
persona de otro sexo, nos encontramos ante un problema.
Nuestra estadística lo demuestra. Si se considera, en efecto, el reparto
de una familia en seis personajes: el padre, la madre, el sujeto mismo, un
hermano, una hermana y un bebé, las leyes del azar distribuirá las identi-
ficaciones con cada sexo en un 50%. Ahora bien, totalizando las identifi-
caciones declaradas del sujeto a su sexo, se obtiene alrededor de 80%,
tanto en los varones como en las niñas.
Sucede por otra parte en el dibujo de la familia como en el "dibujo de
una persona" de MANCHOVER: el personaje dibujado en primer lugar y
por lo tanto valorizado, es para el niño un objeto de admiración, pero es
también muy frecuentemente, como lo ha demostrado Maurice POROT, un
objeto privilegiado de identificación. Es muy remarcable que la identifi-
cación con el dibujado primero da la cifra de trescientos noventa sobre
mil doscientos o sea un tercio, tanto para los muchachos como para las
niñas.
Es interesante aquí considerar separadamente los personajes de identi-
ficación según su sexo, Cuando el dibujado primero es del sexo masculi-
136 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

no (padre o muchacho) los niños se identifican en un 38% de los casos,


cifra ligeramente superior al tercio. Para las niñas, cuando la primera figu-
ra es del sexo femenino (madre o hija) ellas se identifican en un 45 % de
casos, es decir, casi la mitad.
En cambio, hay una baja considerable de las identificaciones con el
dibujado en primer lugar cuando éste no es del sexo del niño: en los mu-
chachos, 14%; en las niñas 8%. Se puede, ante estas cifras, formular la
hipótesis de que la primera persona dibujada representa siempre para el
niño una identificación de deseo, pero que, como la identificación decla­
rada está mucho más sometida a la censura del Yo que la identificación
inconsciente, la investidura consciente de una imagen del otro sexo susci-
ta la posibilidad de un conflicto muy fuerte de ambivalencia sexual, como
veremos.

--)

Figura 54.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 137

Tenemos aquí a título de ejemplos dos casos en los que el niño se iden-
tifica con el padre de su sexo.

Figura 54. Isabel/e, de diez años, tiene dos hermanas menores a las
que nunca ha aceptado y que están ausentes en el dibujo. Ella acaba de
tener un hermanito, que acapara totalmente, diciéndole a su madre, de la
que está celosa: "Este bebé es mío". En el dibujo los padres están espe-
cialmente valorizados como rey y reina y se puede notar además que la
madre está embarazada. Es con esta madre-reina con quien la niña se
identifica.

...

'.....;)

Figura 55.

Figura 55. Christian, de siete años, tiene una hermana menor que no
representado en el dibujo. Figuran después del padre, la madre, la abuela
el abuelo sobre la izquierda y finalmente él mismo, un poco aislado
la derecha. Ha provisto al padre de un atributo guerrero, una espada
y esgrimida hacia delante, como si la mano derecha hubiera
suprimida y la espada la reemplazase formando parte integral del
El niño se identifica con este padre porque "hace la guerra".
138 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

En realidad la relación de Christian con su padre no es de las mejores,


ya que este bebe y a veces golpea al muchacho. Es posible que sea a causa
de esta identificación a "un padre que hace la guerra" que Christian es
conflictivo, insoportable y no obtiene buenos resultados escolares.

2.- Aproximación al padre del sexo opuesto.

La identificación declarada con el padre del mismo .sexo es muy fre-


cuente, como acabamos de ver. En cambio, es muy raro que el niño se
represente en persona al lado del padre del otro sexo, sin duda porque la
censura del Yo, que permite la expresión del deseo de ser el padre o la
madre, no permite en cambio que se tome efectivamente su lugar.

Figura 56. He aquí, sin embargo, un ejemplo en un muchacho de trece


años, Patrick, que, pese a su buen nivel intelectual no hace progresos en la
escuela. Es el menor de tres, con una separación de seis años en relación
con la niña que lo precede, lo que lo pone casi como hijo único, por otra

Figura 56.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 139

parte muy mimado. Está en plena evolución de la pubertad y particular-


mente perturbado por su relación edípica, como nos lo demuestra su dibu-
jo, en el que pone a un chico de once años -su identificación declarada-
"porque cuando lo dibujaba pensaba en mí" sentado delante de la madre
"admirándola".
Parece entonces que no hay aquí ningún conflicto; el padre, dibujado
primero, en lo alto de la escalera está bien valorizado. La madre mira la
televisión y Patrick mira a su madre. Hay que hacer, sin embargo, dos
observaciones: la primera es que Patrick quería inicialmente poner en lu-
gar de la madre un chico jugando con un tren; la segunda es que, siendo
diestro, demuestra dibujando de derecha a izquierda una fuerte tendencia
regresiva subrayada también por el rejuvenecimiento de su personaje de
identificación. Esto es confirmado también por la entrevista, en la que
Patrick dirá que el muchacho es el más feliz porque está solo, es el único
y el más mimado: y por otra parte, que cuando era más chico era más feliz
pero que ahora su madre tiene dificultades con él y no es dichosa por su
culpa. El padre es el menos bueno, porque es sobre todo él quien lo casti-
ga cuando no se comporta bien.
Es muy frecuente, en cambio, que la aproximación hacia el padre del
sexo opuesto esté relacionada con un reparto de los niños entre los padres,
como veremos en los ejemplos siguientes, en que el niño -en el caso de un
varón- se coloca con su mamá y pone la hermana con el papá-
Veamos tres ejemplos.

m ¡m

Figura 57
140 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 57. Marie­Claude, de trece años y medio, es la mayor de cua-


tro. En su dibujo suprime al hermano que sigue, de nueve años, su rival
directo y hace figurar a los otros, pero con edades regresivas: un hermano
de dos años -que tiene en realidad siete-, que tiene la mano de la madre y
una pequeña bebita de dos meses -la menor tiene en realidad dieciocho
meses- que la hija de ocho años lleva con su papá, como si les pertenecie-
ra a ellos dos. Es con esta niña con quien Marie-Claude se identifica,
diciendo que es la mejor de los niños porque es la más grande y compren-
de todo mejor, lo que quiere decir claramente que ella es capaz de reem-
plazar a la madre al lado del padre.

Figura 58.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 141

Figura 58 Elise, de quince años, representa en una extremidad de un


barco -a izquierda- a su hermano con la madre y en la otra -a la derecha-
una niña con el padre. Adviértase que esta niña, con la que Elise se iden-
tifica, tiene el privilegio de empuñar la caña del timón.
A primera vista parece extraño, ya que Elise nos ha sido traída por sus
problemas de carácter: es hipercrítica, violenta y grosera con su padre -el
cual es él mismo violento en palabras y gestos y no se ocupa de su hija
sino para retarla-; en cambio Elise se entiende muy bien con su madre.
Pero en un análisis más atento, se advierte que cuando por casualidad la
niña se encuentra sola con su padre y éste le demuestra algún interés, la
relación entre ellos es completamente diferente. Podemos entonces inferir
que son las decepciones provocadas por la conducta del padre las que han
exaltado la agresividad de Elise contra él, lo que la historia de la infancia
de la muchacha nos confirma plenamente.

Figura 59. Jacques, de trece años y medio. Dibuja un muchachito de


cinco años, al padre, un muchacho de quince años y la mamá, todos bai-
lando. El pequeño de cinco años es el más feliz porque es el más consen-
tido y el preferido del padre. El grande, de quince, es el menos bueno
porque golpea al pequeño, celoso de que éste sea el más mimado y prefie-
re a su madre, descripta como la más buena. Se notará también que: 1 º) el

Figura 59.
142 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

chico de quince años está muy cerca de la madre. 2º) es igual de grande
que el padre y provisto de los mismos atributos (vestimenta, sombrero,
trenza, etcétera).
Ignoramos si el padre de Jacques tiene efectivamente una preferencia
por el hermano menor. Pero sabemos que Jacques es un muchacho muy
inhibido, suave, solitario, que prefiere la calma de la casa y está muy ape-
gado a su madre. Agreguemos que ha dormido hasta los once años en el
dormitorio de lospadres y frecuentemente en la misma cama.
Es interesante remarcar que según Jacques la escena dibujada tiene lu-
gar en China. Vemos que está funcionando aquí un mecanismo de defensa
por desplazamiento, ya que toda situación trasportada a un país lejano
debe ser menos fácilmente reconocible como apta para implicar a un miem-
bro de la familia.

3.­Agresividad celosa contra el padre del mismo sexo.

Es raro que en el dibujo de la familia la agresividad edípica se exprese


de manera muy libre. Sucede en esto lo mismo que en la rivalidad frater-
nal; las marcas de hostilidad demasiado evidentes son interdictas por la
defensa del Yo.
Para obtener una proyección más libre de la agresividad es necesario
complementar el dibujo de la familia con los psicodramas.

Figura 60. He aquí por ejemplo el caso de un chico de doce años,


Henri, víctima de una neurosis obsesiva con dudas y rituales numerosos.
Durante mucho tiempo ha vivido en la intimidad del dormitorio de sus
padres y el trauma psicológico que eso le ha causado ha hecho regresar su
Edipo a la etapa sádico-anal. Esta regresión lo ha cargado de una fuerte
agresividad contra sus padres, que ha sido bloqueada por las poderosas
formaciones reactivas de la neurosis.
Ahora bien, en psicoterapia, pese a sus fuertes censuras, Henri juega
frecuentemente el tema de la pareja de sus padres atacada por un bandido
y es el rol del bandido el que él asume. Veamos el tema de uno de sus
juegos, creado por el mismo en el curso de una sesión. El señor y la señora
-Ia defensa prohibe, por supuesto, nombrarlos como el padre y la madre-
se pasean. Son seguidos por un bandido que se introducirá en su casa. El
bandido saca un arma y se dispone a matarlos y como la pareja le pregunta
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 143

Figura 60.

por qué, contesta. "porque ustedes son ladrones" y luego corrige "para
robarles la plata". La señora pide socorro. Llega un policía que domina al
bandido, a quien lleva a la cárcel.
El tema está claro: la pareja bien unida representa a los padres que no
pueden ser separados uno del otro; el bandido, por supuesto es Henri mis-
mo, el hijo cargado de agresividad. La ambivalencia es importante aquí;
el chico se considera frustrado, por lo tanto roba a sus padres. De hecho es
él quien querría robarlos. Pero está en la misma naturaleza del conflicto
neurótico que las tendencias agresivas susciten una culpabilidad y sean
castigadas por la censura introyectada por el Superyó. Y es por esto que
Henri, después de haber hecho de bandido, hace también de policía.
En el dibujo de la familia, los temas de celos son siempre muy atenua-
dos, ya sea que se expresen directamente, como en el caso de la figura 61
o de una manera simbólica como en las figuras 62 y 63.

Figura 61. Joél, muchacho de doce años, reproduce su verdadera fa-


milia valorizando mucho al padre, dibujado en primer lugar. Luego la
madre, la más buena, ya que saluda al papá para decirle "buenos días". En
tercer lugar hay un chico de doce años, su identificación de realidad, que
vigila lo que pasa desde atrás del muro. Él es quien será descrito como el
144 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 61.

menos bueno, porque no le interese ver que la mamá salude al papá y el


menos dichoso porque no lo cuidan ni se ocupan de él. En cambio el papá
es el más dichoso porque la mamá le dice buenos días. Dibujado último,
en su bicicleta, figura el hermano pequeño, del que nada dice. Pese a lo
que reproduce el dibujo Joél se identifica con el padre "porque tiene un
buen trabajo". Y la significación edípica de todo esto nos es confirmado
por la edad de oro, dada por Joél como los veinte años ''porque uno se
pasea, se casa, todo eso ",
Joél tiene un temperamento nervioso y peleador, poco dotado para el
trabajo escolar y es muy censurado por sus padres que vigilan de cerca sus
deberes y lecciones.
En su PN, BAISER y NUITson rechazadas. BAISER volverá a ser inclui-
da entre las queridas, aunque con un tema en el que Pattenoire se burla de
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 145

los padres (identificación con el padre); NUITserá la menos amada pero


con una consecuencia explícita en la que él ve, en lugar del padre, al her-
mano con la madre, lo que confirma el deseo del muchacho de dividir la
pareja de los padres. Este test nos confirma entonces que hay en Joél un
importante problema edípico.

Figura 62. En el caso de Pierre, de doce años, pero cuyo nivel intelec-
tual no pasa de los nueve, la rivalidad fraternal (es el cuarto de seis) se
traduce por la eliminación de los otros cinco. El padre, representado pri-
mero, posee un magnifico sombrero y el tema es que el monigote a su
lado, que representa un muchacho de diez años con el que Pierre se iden-
tifica, ha querido llevarse el sombrero del padre, por lo cual este va a
golpearlo y el niño tiene mucho miedo .

....

Figura 62.

Figura 63. En el caso de Dominique, de once años, el problema es que,


buen alumno hasta los siete años, ha pasado luego a ser un colegial medio-
cre, inestable, sucio y desordenado. Ahora bien; en esa época le nació un
hermanito y todos los test proyectivos nos muestran que Dominique ha
regresado al nivel de este. Su Pattenoire tiene cuatro años y es niña. Su
146 EL TEST DEL DIBUJO D$ LA FAMILIA

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Figura 63.

edad de oro son los tres años. En su dibujo no pone sino un niño, un
muchacho de cinco años. La agresividad edípica la encontramos aquí del
padre al muchacho, que dice: "préstame tu bastón" y el padre se la rehusa.

4.· Desvalorización del padre del mismo sexo.

Como la rivalidad fraternal, también la rivalidad edípica se puede


expresar, atenuada, por una desvalorización del rival. Veamos algunos
ejemplos.

Figura 64. Jacqueline, niña de once años, tiene un hermanito de seis y


sus dibujos, que la representan siempre como hija única, demuestran que
no ha aceptado nada bien al benjamín.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 147

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J\1y
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Figura 64.

En la época del nacimiento de su hermana Jacqueline se enfermó. Cuan-


do la madre fue llevada en plena noche a la clínica para dar a luz, Jacque-
line gritaba de miedo y durante un año entero, cada noche era dominada
por el miedo de que la madre pudiera partir para no volver nunca más.
Notemos que ella dormía entonces en el dormitorio de los padres, situa-
ción que se prolongó hasta que cumplió ocho años. A partir de ahí sus
miedos se intensifican (sobre todo luego de los nueve años): todas las
noches sufre crisis de ansiedad a la hora de acostarse; tiene miedo de que
alguien venga a llevársela; tiene miedo del diablo, a morir durante la no-
che, miedo también de que sus padres mueran. No se calma ni se duerme
sino cuando su madre se acuesta con ella. A partir de esas angustias su
carácter se ha modificado, en un sentido a la vez agresivo y depresivo y
tiene conflictos frecuentes con su hermano y con sus padres: pero al mis-
mo tiempo está atormentada por los remordimientos, pide a su madre que
148 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

le repita que la quiere y va a confesarse con frecuencia.


En su dibujo figuran el padre, la madre y una niña, con la que Jacque-
line se identifica. La madre ocupa aquí el lugar al que tiene derecho, bien
cerca del padre, pero hay que advertir que es netamente más pequeña que
la niña, como si estuviera en un segundo plano, lo que hace que el padre
parezca tender sus brazos, no a la madre sino a la niña.
Este dibujo no parece corresponder, a primera vista, a lo que sabemos
de los temores ansiosos de Jacqueline. En ellos no está involucrado el
padre sino unos hombres que se llevarían a la niña. En cuanto a la madre,
lejos de ser desvalorizada, es para Jacqueline un elemento protector indis-
pensable, ya que su presencia calma la ansiedad nocturna de la niña, que
por otra parte tiene miedo de que su madre la abandone.
En realidad sabemos por el psicoanálisis que esos miedos ansiosos, así
'Comoel miedo de morir, indican fuertes sentimientos de culpabilidad. Por
otra parte el temor a ser secuestrada durante la noche es frecuente entre las
niñas púberes, mezcla conflictiva de una atracción sexual hacia el hombre

Figura­65.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 149

y al mismo tiempo temor hacia el acto sexual considerado como una agre-
sión sádica. Jacqueline ha hecho de sus temores el sujeto de un psicodra-
ma que ella ha luego dibujado: "un gran gigante cuya cabeza toca el
techo lleva a la niña en sus brazos. Ella pide socorro a su madre pero
esta no viene; se despierta de golpe: no era más que un sueño". La mane-
ra en la cual Jacqueline ha dibujado este tema remarca muy bien la ambi-
valencia de sus sentimientos, ya que se tiene más bien la impresión de que
ella se arroja en los brazos del hombre (figura 65).
En cuanto a las relaciones de Jacqueline con su madre, son de tipo
agresivo, fuertemente culpabilizado y vuelto en sentido contrario. Si la
niña tiene miedo de que la madre parta y no vuelva más, como la noche
del nacimiento de su hermanito, es porque en el fondo de su corazón ella
desea esa partida, para quedar sola con el padre. Pero ese deseo oculto le
produce una viva culpabilidad; es por eso que se confiesa con frecuencia
y le preocupa saber si su madre aún la quiere y, además, en su dibujo no se
atrevió a eliminar a su madre y quedar sola con el padre.

Figura 66. Michéle es una niñita de ocho años, que tiene un hermanito
de dos, del cual está muy celosa. Trabaja mal en la escuela y tiene un
carácter depresivo; lloriquea sin cesar, vive con el temor constante de ha-
cer mal las cosas y de que su madre o su hermanito mueran.
Su test PN nos revela que esta tendencia depresiva está ligada a una
rivalidad fraterna. HESITATION será la menos querida, porque Pattenoire
cree que ha sido abandonado. Él piensa que nadie lo quiere a causa de su
mancha negra. Y PORTÉE es negada, con la aclaración de que los grandes
tienen celos de los pequeños porque ya no serán ellos los más queridos y
quieren intentar hacer desaparecer a sus rivales escondiéndolos bajo la
paja.
Su dibujo de la familia está conforme a la realidad: las deformaciones
que comporta son, sin embargo, muy interesantes; l º) la niña se pone en
primer plano, al lado del padre y sosteniendo su mano. 2º) la madre, unida
también al padre, está netamente desvalorizada por su pequeño tamaño.
3º) el hermanito es puesto apartado y abajo, lo que significa que se lo
querría eliminar. De todo esto podemos concluir que el temor de Michéle
de perder a su madre o a su hermano es el negativo de su deseo secreto de
eliminarlos a ambos, lo que no se atreve a hacer en su dibujo, ya que esto
le causaría una muy viva angustia de culpabilidad.
El dibujo manifiesta también de manera muy clara el deseo de Michéle
150 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 66.

de ser la preferida del padre. Hemos visto aquí una excelente convergen-
cia de índices en la Fabula del Aniversario de Louise Düss, en la cual se
pregunta por qué la niñita ha abandonado la sala en la que se festejaba el
aniversario del casamiento de sus padres. Michéle respondió: "La niña ha
salido al jardín porque estaba triste, ya que no quería que su mama se case.
No quiere tomar el lugar de su mamá porque es muy pequeña. Cuando sea
grande, entonces sí que su papá querrá que ella tome el lugar de su madre
y se casarán."
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 151

Del mismo modo, en el psicodrama en el cual ella elige tema: -casa-


miento con papá- dice, en el momento de acostarse: "voy a ponerme a tu
lado", colocando la marioneta que representa la niña en los brazos de la
marioneta..papá. Luego agrega "Si la mamá viniera, la niña le diría: estoy
acostada con mi marido ... ¡No, no quiero dártelo! Cásate con otro".

Figura 67. Guy, de siete años de edad, tiene una hermana de tres años
y un hermanito de dieciocho meses, pero ninguno de los dos figura en el
dibujo. En su lugar, Guy representa muchos muchachos de edad creciente:
siete años, (su edad) nueve y dieciocho años, después la madre junto al
muchacho de dieciocho, el que le enseña a andar en bicicleta. En cambio
el padre figura en último lugar, a buena distancia y es de notar que figura
sin cara; es, por otra parte, considerado el menos bueno, porque es muy
violento y el menos feliz por la misma razón. En revancha, el chico de
dieciocho años es el más bueno y el más feliz y es con él con quien Guy se
identificará.

Figura 67.
152 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

El simbolismo de este dibujo es muy claro; todo sucede como si Guy,


creciendo, pasase de siete a nueve años y luego a dieciocho, y a esa edad
se convirtiera en el "chevalier servant" de su madre, con la cual forma
pareja en el dibujo, dejando al padre completamente de lado.
Ahora bien, Guy es un niño que, aunque es inteligente, no tiene éxito
en sus estudios. Parece que ha aceptado muy mal la llegada de su herma-
na, cuando tenía cuatro años y que tiene celos. En su PN, invierte los
términos de la realidad familiar atribuyéndose el sexo femenino y la edad
de su hermana. Los temas son constantemente agresivos y es conveniente
notar que esta agresión no es asumida por el héroe sino en TÉTÉE 2, donde
Pattenoire es presentado como muy ávido y rechazando a sus rivales, a
quienes mata: tema que por cierto remarca la rivalidad fraternal de Guy.

Pero en todos los otros temas, la agresividad se atribuye a otros, a la


madre, al padre y sobre todo a un personaje agregado: el lobo, que figura
aquí en seis imágenes, lo que es insólito. En casos como éste es acertado
suponer que el lobo es el soporte de la agresividad del niño y si Guy no
quiere asumir ese rol de manera directa es porque eso le haría sentir dema-
siada culpabilidad. La prueba nos es proporcionada por el hecho de que
pone al lobo en el lugar de Pattenoire (en TROU y NUIT). En NUIT, está
dicho que el lobo va a romper la casa, que abre la puerta y desde ella mira
hacia la cama. Este tema subraya el carácter edípico, aunque enmascara-
do, de la agresividad de Guy.
Una prueba suplementaria nos será aportada por los psicodramas, en
los que Guyjugará muchas veces el papel de un lobo muy agresivo.
Remarcaremos, finalmente, que en el dibujo de Guy se encuentran los
diferentes elementos de la situación edípica: el acercamiento hacia lama-
dre, pero por medio de la figura de un muchacho de dieciocho años que
puede hacer cosas que no son posibles para un niño de la edad de Guy; la
identificación con el personaje masculino de la pareja; la eliminación del
padre, con la doble ventaja de poder asumir su lugar y no encontrarse
directamente en una relación agresiva con él.

5.- Eliminación del padre del mismo sexo.

Esta es la forma más extrema de la desvalorización. Tenemos derecho


a pensar que la mayoría de los niños tienen en lo profundo de sí el deseo
de tomar el lugar del padre del mismo sexo, eliminándolo. Pero en reali-
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 153

dad, en un gran número de casos, la censura del Yo va a intervenir para


impedir la expresión de ese deseo. De ahí se puede deducir que no se
debería ver esto sino muy raramente en el test del Dibujo de la familia.
Estadísticamente, en efecto, en los casos muy numerosos en que uno
de los padres aparece eliminado del dibujo, lo más frecuente es que, al
revés de lo que podría esperarse, el eliminado sea el padre objeto del
deseo edípico. Así, en los muchachos, la madre es eliminada dos veces
más frecuentemente que el padre y en las niñas el padre es eliminado tres
veces más que la madre.
En los casos, en consecuencia muy raros, en los que es el padre rival
quien es excluido del dibujo, esta expulsión es, como vamos a ver, rodea-
da de un cierto número de precauciones que son defensas emplazadas por
el Yo para disminuir la culpabilidad de los deseos edípicos. Veremos de
esto tres ejemplos.

Figura 68. Bernard, de ocho años, es el menor de dos (hermano de


doce años) Hace en su dibujo, con mucha torpeza (tomemos nota de que
es zurdo y disléxico) una mesa, un bebé varón de un año y la mamá. Ni el
padre ni el hermano están acá. Interrogado, Bernard dice que el bebé es el

13
Figura 68.
154 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

más bueno y se identifica con él. De su propia iniciativa dice: "No hice un
papá. A lo mejor habría que hacer uno" Y como le respondemos que pue-
de hacer lo que quiera, dice: "prefiero que no haya ninguno." Y declara
que no hay otros niños, que la mamá querría tenerlos pero no puede y que
el bebé prefiere estar solo.

Figura 69~ Francine, niña de siete años incluye en su dibujo dos per-
sonajes: un niño y un adulto, de sexo mal definido. Pero luego dice que
esa figura es papá y mamá, que la familia está completa así y que esos
padres no tendrán más hijos porque no los quieren. Ella se identifica con
la madre.
Esta niña, segunda de cinco, es muy mal aceptada por sus hermanos y
se muestra violenta con ellos. En el test PN ella atribuye al héroe la condi-
ción de hijo único. Una agresividad muy fuerte se manifiesta contra la
madre y en el PN no es la madre sino el padre quien hace a los pequeños
y se ocupa de ellos. Francine agrega que prefiere con mucho a Pattenoire

Figurativ.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 155

a los demás y que le gustaría quedarse solamente con él. Pero vacila con-
tinuamente entre dos posiciones extremas: la de pequeño bebé privilegia-
do por la madre (edad de oro: dos meses) y la de la mamá esposa del
padre.
Hemos podido ver en estos dos dibujos la manera en que se expresa la
defensa del Yo contra las pulsiones edípicas. En el primero no es un mu-
chacho grande de la edad de Bemard quien está solo con la madre, sino un
bebé, lo que es menos grave y por otra parte están separados por una gran
mesa. En el otro dibujo, aun cuando sea claro que Francine ha tenido al
principio la intención de representar a la niñita al lado del padre, ella se
defiende contra esto diciendo que se trata de la madre, para volver a caer
en su intención inicial, ya que es con la madre con quien se identifica.

Figura 70. En el caso de Marie, niña de catorce años, vamos a ver


trabajar defensas análogas. Marie es la segunda de cinco. Sin embargo no
representa en su dibujo sino al padre y a una pequeña, a la cual no nombra,

Figura 70.
156 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

pero tiene exactamente la edad de su hermana más chica, Nicole. El padre


y la hija de diecínueve años conversan sobre el futuro de los otros dos
niños de la familia, de los oficios a los que se los podría dedicar (un mu-
chacho de trece años y una niña de diez). Pero mientras que el padre se
muestra comprensivo, la joven de diecinueve años es la menos buena, ya
que no quiere dejar que los dos pequeños hagan nada. Ellos son por eso
los menos felices puesto que son incomprendidos, mientras que la herma-
na mayor es la más feliz porque tiene una buena situación. Falta la madre
y la misma Marie. La madre esta efectivamente ausente de la familia,
porque desde hace varios meses se encuentra hospitalizada. Es más sor-
prendente que Marie no se haya dibujado a sí misma, pero sacamos de ahí
la conclusión de que, en su situación actual, no se siente feliz. Nos dicen
que cuando se enoja habla frecuentemente de abandonar su casa; es cierto
que por la enfermedad de la madre ha sido confiada durante años a varias
nodrizas. Parece ser que en su dibujo confunde su destino de niña "incom-
prendida" con el de los dos hermanos menores. Notemos también que no
hace ninguna mención al más pequeño de todos, de cinco años, lo que
indica que en el fondo de su corazón no lo ha aceptado.
Para finalizar, Marie se identifica con la muchacha de diecinueve años
"porque ella es feliz" y el sentido de su dibujo aparece muy claramente:
querría estar sola con su padre como lo está su hermana mayor Nicole,
cuando a la noche, después de comer, los niños se acuestan y ella se ocupa
con él de las tareas de la casa. El padre no escatima elogios a su hija
mayor: es que es ella quien, verdaderamente ha asumido el lugar de la
madre enferma y los celos edípicos de Marie, por medio de la identifica-
ción, no se dirigen directamente contra la madre sino contra su hermana
mayor lo que implica ser menos culpable que si sustituyera abiertamente a
una madre que estuviera presente en la casa.

IV

Las situaciones edipicas enmascaradas.

Venimos de ver aquí ejemplos de situaciones edípicas francamente ex-


presadas. Hemos notado en ellas, sin embargo, atenuaciones, desplaza-
mientos, ciertas maneras de esquivar la responsabilidad que revelan la
existencia de una cierta censura del Yo.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 157

Pero la censura es mucho más fuerte en los casos en los que el conflicto
edípico es más intenso, obteniéndose entonces temas enmascarados en
Jos que no se puede reconocer la existencia de los sentimientos edípicos
ocultos sino con una interpretación en profundidad. Se sabe que es en
estos casos cuando el Yo rechaza hacia el inconsciente las pulsiones cen-
suradas y que llega muy frecuentemente a sustituirlas en la consciencia
por tendencias exactamente contrarias, comoformaciones reactivas.
Los mecanismos de defensa del Yo puestos en acción contra el Edipo
son numerosos y vamos a estudiar los principales de ellos considerándo-
los a cada uno en su acción aislada, como si actuaran así. Pero digamos de
entrada que se trata de una esquematización algo arbitraria, ya que en la
realidad de los casos hay, frecuentemente, una asociación de muchos me-
canismos de defensa concertando sus acciones.

1.- La agresividad asumida por un animal.

Como hemos visto en relación con la rivalidad entre hermanos, cuando


la agresividad es tan fuerte que su expresión franca engendraría el temor
de sufrir la ley del talión, la defensa del Yo puede enmascararla bajo una
apariencia animal.
Veremos aquí dos casos referidos a dos muchachos (esta simbolización
animal nos parece que es más frecuente en los varones que en las mujeres).

Figura 71. El primer caso es el de un niño de seis años y medio, Chris­


tian, que representa, al lado de una casa bastante grande (hay más abajo
otra más pequeña de rol indefinido) a un pequeño monigote, que vive solo
y un perro malvado que corre tras la gente.
En el comentario, el perro va a devorar al papá. Y agrega después de
esto que con él vive una mamá y un muchacho de siete años que no esta-
rán contentos de que el perro coma al papá.
Como siempre, se expresan sucesivamente distintos planos proyecti-
vos. Primero la tendencia agresiva, simbolizada por el perro que va a co-
mer al señor; si admitimos que el niño se está proyectando en el perro, se
encuentra expresada claramente aquí la pura hostilidad edípica. Pero en-
seguida aparecen la madre y el mismo niño, baj<? forma humana y ambos
condenan la acción agresiva.
Clínicamente Christian no se presenta como una persona agresiva, sino
como un inhibido ansioso, y es por un estado permanente de ansiedad que
158 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

¡flJ! \
~

Figura 71

ha llegado ante nosotros. Este muchacho, educado por padres muy seve-
ros, ha estado bajo una presión educativa tan fuerte como constante. Su
ansiedad queda clara también en los test de proyección. Es así que en el
PN no ha acercado sino temas breves de inhibición, pero en la imagen
NUIT ha visto inmediatamente un lobo que, dice, va a matar y comer a
Pattenoire.
En el transcurso del test no querrá asumir ninguno de los papeles y será
dieciséis veces una persona, con el argumento de que no quiere ser un
cerdito porque el lobo lo va a comer. En casos como este estamos autori-
zados a pensar que el temor ansioso es la imagen en negativo de una fuerte
agresividad subyacente, pero censurada y v~elta sobre sí mismo. La psi-
coterapia nos lo confirma: el muchacho ha jugado siempre con temas muy
agresivos, sobre todo contra el padre y figuraba muy frecuentemente como
un lobo devorador del cual él asumía el rol. Esta catarsis de agresividad
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 159

es, por otra parte, producto de una afortunada mejoría clínica.


Teniendo en cuenta todo esto, el tema de su dibujo de la familia nos
parece bien claro y el perro que come al papá es el mismo niño bajo una
forma simbólica.

Figura 72. El segundo caso es el de un muchacho de doce años, Mar­


ce/ y debemos notar que una representación animal a esa edad demuestra
un muy alto grado de inmadurez afectiva. En el dibujo, Marce! ha repre-
sentado en primer lugar, con mucho cuidado, una serpiente. Luego un
hombre que la serpiente toca en el pie, después una mujer que tiene en la
mano un látigo. En el comentario, la serpiente es una "víbora-niño" de
diez años, que muerde en el talón a un señor que estaba desayunando en el
campo con su mujer. La serpiente muerde al señor porque este le pisó la
cola y el señor va a morir. La señora va a golpear a la serpiente con su
látigo y se va a ir.
La importancia dada a la serpiente nos induce a pensar que es una iden-
tificación del muchacho, simbolizando su tendencia agresiva. Lo que lo
prueba aun más claramente es que la madre va a golpear a la víbora con un
látigo, instrumento que efectivamente es muy usado en la familia de Mar-
cel. El niño no se ha atrevido a identificarse abiertamente con el animal y
luego de una larga vacilación, va a decir que él es alguien que no está en el
dibujo, un niño.
Clínicamente sabemos que Marce! tiene un carácter solitario y triste y
un retardo escolar de dos años. Ha reaccionado de una manera muy depre-
siva a una hospitalización de seis meses cuando era pequeño Y manifiesta
de manera disimulada una muy fuerte hostilidad:
1 º) Por una parte contra su madre, en relación a su propia falta de capa-
cidad para retener sus heces voluntariamente durante el día, lo que durado
hasta los cinco años de edad .En el PN, permanecerá mudo ante REVE M
y a la imagen siguiente, de TROU, dirá que Pattenoire no estaba contento
en su casa, había mordido la pata de su madre y quería huir, pero tenía
miedo de que los lobos lo comieran. Sin embargo expresó varias veces en
el test una viva nostalgia de la presencia materna.
2º) Por otra parte, contra sus hermanos. Marce! es el segundo de ocho
hijos y hay que tomar nota que su madre, apenas divorciada de un primer
marido al cual había dado cinco hijos muy seguidos, se volvió a casar con
otro señor once años más joven que ella y con él ha tenido otros tres
niños. Marce! tiene entonces sus buenas razones para estar celoso de los
160 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

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Figura 72.

más pequeños, sobre todo porque su madre se ocupa poco de él. Su test
PN es desde este punto de vista significativo: se pone en posición regresi-
va de hijo único (muchacho de dos años) y desarrolla largamente un tema
de frustración en relación con sus hermanos, con una madre frustrante. La
imagen de la PORTÉE es muy significativa: el tema es que los más grandes
quieren matar a los más pequeños: la imagen será sin embargo la más
amada con, en último momento, una identificación regresiva con los más
chicos. La FÉE no es querida; Marce! ve aquí un "hada-mamá" y dice que
ésta quiere cambiar a Pattenoire en un malvado lobo que va a devorar a
todos los cerditos; Pattenoire no querrá ser trasformado de ese modo, pero
la madre lo hace porque éste ha sido malo: en efecto, Pattenoire le ha
hecho cosquillas en el vientre con un bastón cuando dormía.
3°) Esta declaración tiene un carácter sexual certero y nos hace volver a
la agresividad del dibujo de la familia contra un personaje paternal. Una
primera suposición podría ser que Marce! ha 'desarrollado en el pasado
una fuerte animosidad contra su padre, quien se ha divorciado. Pero tene-
mos la prueba de que el hombre agredido por la serpiente es el padrastro,
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 161

ya que en otro dibujo de la familia Marcel representa un señor de veintio-


cho años que se cae al agua y se ahoga, mientras que en el mismo dibujo
se ve también a una señora de treinta y ocho años que derriba un árbol.
Esas son exactamente las edades respectivas del padrastro y de la madre.
Es entonces al padrastro a quien Marcel odia, así como a los retoños
del segundo matrimonio de su madre, pero la violencia habitual de las
censuras en esa familia hace que el muchacho no se atreva a exhibir abier-
tamente su hostilidad y de ahí la transferencia de la agresividad hacia el
símbolo animal.

2.- La relación a distancia.

Hemos mostrado en el libro I la extrema importancia de la relación a


distancia como signo de relaciones difíciles entre los personajes figurados.
La forma extrema de esta relación a distancia es evidentemente la eli-
minación total que, como vimos precedentemente, puede ser, cuando se
trata de los padres, el signo manifiesto de la hostilidad edípica. Debe su-
brayarse, en relación a esto, la relativa frecuencia de los casos en que la
pareja de padres falta totalmente en el dibujo: 6% de los casos entre los
varones y 10% entre las niñas.
En un grado menos acusado, pero aun así frecuente, la pareja de padres
está puesto a cierta distancia del niño. El análisis proyectivo permite en
tales casos suponer que el niño tiene relaciones difíciles tanto con el padre
de su mismo sexo por agresividad, como con el padre del sexo opuesto
por temor de una excesiva proximidad que sería vivida con culpabilidad.
Hemos encontrado ejemplos de esto sobre todo entre las niñas y los ex-
pondremos aquí en detalle a fin de remarcar bien el valor de esta relación
distante que muchas veces no impresiona al psicólogo a primera vista.

Figura 73. Anne­Marie, niña de trece años, está en la situación de hija


única, ya que su hermana mayor tiene quince años más que ella. Se sitúa
en el dibujo como hija única, pero vista como un muchacho de ocho años
que será su identificación. Ella dice que los padres y el muchacho van a
sentarse a la mesa para comer, pero no ha puesto más que dos cubiertos y
no es hasta haber terminado el dibujo que se apercibe de haber olvidado
un cubierto. Lo dibuja entonces diciendo que es el del muchacho, pero no
poniendo ni tenedor ni cuchillo
Clínicamente la niña ha sido traída a nuestra consulta por una baja en
162 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 73.

su rendimiento escolar reciente, que contradice su excelente inteligencia.


Está en plena evolución de la pubertad y esto da lugar a preguntarse si no
está ahí la causa de sus problemas escolares. Hay que notar, como hecho
importante, que ha sido hasta los ocho años una anoréxica mental. Se
sabe que este trastorno especial traduce una agresividad secreta con la
madre y muchas veces también un rechazo a la feminidad: la ambivalen-
cia es en estos casos en general bien marcada, siendo el rechazo a la comi-
da una formación reactiva contra una avidez oral pronunciada. Por otra
parte a la edad del Edipo, las relaciones sexuales pueden, cuando son
dificiles, expresarse bajo la modalidad de la regresión oral.
En el plano oral, la representación de una mesa puesta traiciona las
preocupaciones alimentarias del sujeto; pero, al mismo tiempo, expresa
un rechazo a la oralidad, puesto que los padres están colocados lejos de la
mesa. El rechazo se ve reforzado en relación a la misma niña, que al prin-
cipio no había ni siquiera puesto el tercer cubierto.
En el plano sexual, se puede interpretar este dibujo como traduciendo
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 163

el deseo de la niña de dividir a los padres. Este mismo deseo lo volvemos


a encontrar en el PN, donde la actitud del héroe es muy criticada por Anne-
Marie porque espía a sus padres en BAISER y en NUIT. Pero esa aproxima-
ción que la niña intenta prohibir a los padres está prohibida para ella tam-
bién y el muchacho que la representa es el más alejado de la mesa, donde
su cubierto, por otra parte, está incompleto.

Figura 74. Thérése, de doce años, viene a la consulta por manifesta-


ciones de ansiedad que datan ya de hace dos años. Su ansiedad es constan-
te: miedo de todo, sobre todo de la enfermedad y de la muerte: miedo de
que llegue el fin del mundo. Más especialmente tiene un temor inmenso a
ser envenenada con los alimentos y cuando come su garganta se cierra
hasta el punto en que' le es imposible tragar.
De noche su ansiedad se redobla: no puede dormir sin luz y al comien-
zo de los problemas ha querido volver a dormir -durante un año- en el -
dormitorio de sus padres, que había abandonado a los seis años. Más o
menos en la misma época manifestó un deseo obsesivo de lavarse las manos
sin cesar, necesidad que sabemos que es simbólica de una culpabilidad
profunda. Agreguemos que no puede abandonar a su madre un solo ins-

...

Figura 74.
164 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

tante sin que recrudezca su ansiedad.


En su dibujo figura en primer lugar la madre y el padre y declara que
los quiere mucho. En 3 y 4 ha representado dos hermanos pequeños "ma-
los", que no existen en la realidad porque Therese es la segunda de tres
niñas. Con el número 5 representa un hermano mayor de quince años,
imaginario también, descrito como el menos feliz porque querría tener
una hermana mayor. Finalmente hay una niña de once años, la más feliz
porque tiene un perrito al que quiere mucho; ésta será la identificación
declarada de Thérése. Se debe remarcar: por una parte, que ella es en el
dibujo la copia exacta de la madre, en pequeño y por otra, que está sepa-
rada de la pareja de los padres por todo el ancho de la hoja. Parece, por
otra parte, que la felicidad consiste en ser dos, ya que esto es dicho en
relación con los padres, con la niñita dichosa por tener un perro y por el
muchacho de quince años que está triste porque no tiene una hermana
mayor (o como se podría interpretar: una mujer).
Si interrogamos los otros test proyectivos de Thérése, observaremos lo
siguiente.
En el test PN, la niña construye un mundo absolutamente masculino.
Pattenoire es varón y tiene dos hermanos con edades regresivas de tres y
cuatro años. Los sentimientos edípicos son aquí netamente expresados.
BAISER es la primera elegida y la más amada, como es frecuente entre
las niñas. NUIT es querida tan solo un poco y esto se relaciona con el tema
de Pattenoire, a quien le gusta mirar si sus padres duermen. Pero la niña
dirá un poco después que el padre duerme (relación a distancia) mientras
que la madre está despierta y Pattenoire le habla. Aquí aparece un tema de
ansiedad que va a marcar todo el test: miedo de que si sus padres se fueran
otras personas vendrían a llevársela. Finalmente tomamos conocimiento
de que Pattenoire no es tan feliz como sus hermanos porque, cuando sus
padres duermen teme constantemente que haya intrusos en la casa y es por
eso que no le gusta la noche.
Agreguemos que todos los temas sin excepción son una verdadera con-
jugación del verbo amar: Pattenoire ama, Pattenoire ya no ama, lo que
subraya la intensidad de la vida emocional de la niña. Mencionemos final-
mente que Thérése no se ha identificado ni una sola vez con la madre en el
test y tampoco en su dibujo de la familia. .
En el SYMONDS, cuatro imágenes ponen en escena proyectivamente a
una pequeña niña a la que Thérése atribuye entre quince y diecisiete años
(como el joven de su dibujo) y el tema de su inquietud es nuevamente
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 165

expresado en relación a estas imágenes: miedo de que los ladrones vengan


a apoderarse de ella, miedo de un hombre que la persigue y podría llevár-
sela, niña castigada con la cárcel por haber hecho cosas malas.
No es posible no asombrarse de que los temas que provocan angustia
son sin cesar retomados por esta niña con una cierta complacencia y que
se identifique muy fácilmente con la jovencita en peligro.
Por otra parte, se identifica tanto con un muchacho (en el PN) como
con una niña (en el SYMONDS). En su dibujo de la familia esta ambivalen-
cia está muy formalmente marcada, ya que debemos admitir que pese a su
identificación de la realidad con la niña del perrito, ella se proyecta tam-
bién en los dos muchachos "malos" y en el grande de quine años, puesto
que ellos no tienen concordancia alguna con sus verdaderos hermanos
Para concluir, conviene considerar primero que esta niña está fisica-
mente muy avanzada con respecto a su edad y que muy probablemente en
la época del inicio de sus problemas (diez años) había iniciado ya una -
pubertad al menos psicológica. La importancia del verbo amar en sus te-
mas, la actitud de los padres mirándose uno al otro en el dibujo de la
familia nos dicen mucho sobre la posición afectiva de Thérése, Pero en su
identificación principal, (la niña) está colocada a buena distancia de la
pareja de los padres. Conocemos, por otra parte, la significación habitual
al temor del hombre que puede venir en la noche, temor mezclado de
deseo; esto está ligado a la concepción del acto del amor como un acto
agresivo, al mismo tiempo deseado y temible.
Estamos entonces fundamentados si decimos que la neurosis de angus-
tia de esta niña es un signo de alarma contra el peligro sexual, el peligro de
la aproximación al hombre, ese peligro que ella se representa en su imagi-
nación como exterior pero que es en realidad el peligro interior de sus
propias pulsiones edípicas. Su angustia se relaciona así con un deseo in-
terdicto y cuando, proyectivamente, la niña expresa su miedo de que "si
sus padres se fueran vendrían personas a llevársela", podemos fundada-
mente traducir esto en lenguaje de deseo. Pero, al mismo tiempo, se com-
prende que la presencia de los padres, sobre todo la de la madre alimenta-
dora, sea una garantía contra las tentaciones, de ahí la búsqueda ansiosa
de la protección materna permanente.

Figuras 75 a 78. En el caso de Catherine, hija única de doce años, la


dinámica de la relación a distancia es todavía más neta, ya que después de
haber puesto como primer personaje a una niña de catorce años, cuyo
166 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 75.

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Figura 76.
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LAS RELACIONES CON LOS PADRES _ 167

j -

Figura 77.

. . .
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Fig. 78

Figura 78.
168 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

dibujo está hecho con mucho cuidado, dominado por un sol que lanza sus
rayos sobre ella, dibuja en el borde opuesto de la hoja al papá, mirando
hacia ella (figura 76); después la madre dando la mano al padre (figura
77); en cuarto lugar, después de un tiempo de detención, una niña de nue-
ve años entre la madre y la niña de catorce años. Finalmente Catherine
dirá que ella es esa hija mayor, la primera dibujada. Como es hija única, la
niñita de nueve años es un personaje agregado, cuyo significado debere-
mos buscar. Conviene tener en cuenta que esta niña de nueve años va a
ser, con sus dos brazos tendidos, el nexo entre la hija de catorce y la pareja
paterna, y que, para realizar esa unión Catherine vuelve a dibujar, sepa­
rándolos del cuerpo, los brazos de la niña y de la madre.
Se puede pensar fundadamente que ese personaje agregado es una pro-
yección de Catherine misma a la edad de nueve años. Se puede deducir
que, en su edad actual-que ella desea sobrepasar-, Catherine intenta man-
tenerse a distancia de la pareja de sus padres, del padre primero y luego de
ambos vistos en su unión. Pero esta toma de distancia le causa sufrimiento
-el sufrimiento de la soledad- y vuelve en su imaginación a la época de
sus nueve años en la que era sin duda más dichosa, unida con los suyos.
Encontramos la misma situación edípica dificil en el PN, donde el con-
flicto es resuelto por medio de un renunciamiento a toda competencia con
la madre, reemplazado por una regresión con deseos de volver a encontrar
la edad de oro infantil.
Estas deducciones proyectivas aclaran remarcablemente bien el pro-
blema clínico. Catherine, en efecto, nos fue llevada a causa de un declive
escolar importante, que data de un año atrás. Es una niña inteligente, que
no había tenido hasta entonces más que éxitos en el colegio. También
deberemos tomar nota de que es también desde hace un año que, habién-
dose mudado la familia, Catherine debe dormir en el dormitorio de sus
padres, con todo lo que esto puede implicar en cuanto a perturbaciones
afectivas en una muchacha en plena evolución de la pubertad.

Figuras 79 y 80. Tenemos aquí un caso notable, en el que podremos


captar aun mejor la dinámica conflictiva de la relación a distancia. Una
niñita de seis años, Martine, nos es traída a causa de su carácter dificil.
Por un lado está en oposición permanente y sistemática con sus padres,
especialmente con la madre. Por otro ha desarrollado, desde hace un
año, varios rituales a la hora de acostarse y numerosas manías; en parti-
cular se lava las manos sin cesar. Nos hizo, con algunos meses de inter-
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 169

Figura 79.

valo, dos dibujos de la familia, muy significativos por la ambivalencia


que expresan.
El primero, (figura 79) representa, en un cuadrado que los aísla, dos
personajes muy mal formados que ella dice ser el papá y la niña de diez
años. En el curso de la entrevista agregará que la niña no tiene hermanos
ni hermanas y que jamás ha tenido mamá.
El segundo dibujo (figura 80) representa, en un cuadrado que es el
interior de una casa con habitaciones, a la izquierda al papá, la mamá y el
hermanito de cinco años, en el medio un muchacho de diecisiete llamado
Jean-Luc y a la derecha, fuera de la casa, en un lado el "Niño Jesús" y en
otro un personaje mal dibujado que la representa a ella. Tenemos aquí, al
contrario que en el primer dibujo, la representación de la familia verdade-
ra, que se compone, en efecto de un Jean-Luc de diecisiete años y un
hermanito de tres, del cual Martine está muy celosa y al que apoda "el
170 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

...

Figura 80.

nada de nada". Notemos que ha colocado el hermano más pequeño en la


habitación de los padres, pero en cuanto a ella, está en la otra punta y
además detrás de líneas que la aíslan.
Es remarcable la manera en que vemos aquí los dos aspectos de la
ambivalencia de Martine. Clínicamente la niña presentó manifestaciones
de erotismo pre-edípico muy intensas. Educada severamente en la limpie-
za, ha reaccionado ensuciando su ropa durante el día hasta los cuatro años
y presenta aun signos de un erotismo uretral, removiéndose largamente en
el lugar cuando debe orinar. Es, además, enurética nocturna.
¿Tiene un erotismo edípico, como parece indicar su primer dibujo? Sí,
y los temas del psicodrama nos lo prueban. Martine ha jugado, en efecto,
muchas veces el papel de una pequeña niña que se instala en el lecho del
padre, le hace cosquillas y él se las hace a ella en el vientre. En su comen-
tario dirá que quiere casarse con su papá y con.su hermano Jean-Luc, que
también le hace cosquillas en el vientre. En otro psicodrama, Martine se
mete en la misma cama que un chico y dice que sueña frecuentemente que
una mujer sucia la mata cuando ella está acostada con un muchacho.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 171

Figura 81.

La prueba de que esta niña, bajo la influencia de la censura materna ha


hecho poderosas formaciones reactivas contra sus pulsiones sádico-ana-
les y eróticas, la tenemos en muchas partes.
En primer lugar vemos los síntomas clínicos de neurosis obsesiva:
las manías y los rituales, el lavado compulsivo de las manos, el rechazo
sistemático de dar la mano a nadie, quien quiera que sea.En segundo
término tenemos el segundo dibujo de la familia, con su aislamiento y
su fuerte relación a distancia. Al cual debemos agregar el comentario
hecho por Martine: "no quiero ir más a la cama de papá. No me gusta
que me hagan cosquillas. Jean­Luc tampoco: es malo que le hagan
cosquillas a uno "
Después: "Mamá no quiere. Ella va a la cama porque es grande: mamá
tampoco quiere que vaya a la cama de Jean-Luc. Él si puede porque es
chiquito".
172 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Y además: "Cuando yo sea grande no me voy a casar, porque no me


gusta estar casada: Es malo estar casada."
En tercer lugar, tenemos sus garabatos, que por los trazos fragmenta-
rios, aislados unos de otros es completamente insólito en una edad tan
precoz y nos confirma el aislamiento de la neurosis obsesiva (figura 81).
Sabemos, por el ejemplo de otras neurosis infantiles que esa edad la
defensa del Yo no es capaz de ocultar completamente las pulsiones y que
las tendencias logran manifestarse a pesar de las censuras. Esto es lo que
nos explica a la vez la ambivalencia de los sentimientos edípicos expresa-
dos en los dos dibujos y la mezcla en la conducta de la niña de signos
neuróticos y de una oposición sistemática a la madre, manifestación re-
gresiva de sus celos edípicos.

3.- El repliegue narcisista sobre sí mismo.

Hemos visto que, en la mayoría de los casos, es el padre o la madre


quien es representado en primer lugar en el dibujo, lo cual es el signo de
una buena relación afectiva del niño con sus padres. En cambio son raros
los casos en los que el niño se representa a sí mismo en primer lugar;
contamos treinta y ocho de esos casos entre los chicos (4.5%) y veintio-
cho entre las niñas (7%).
Frecuentemente, en casos parecidos el niño hace su propio retrato con
un cuidado especialmente particular y eso, junto con el hecho que es el
primero que hizo, indica una investidura privilegiada de la imagen de sí
mismo. Los padres son entonces colocados en segundo término y muchas
veces en un segundo plano.
Hemos formulado la hipótesis de que la tendencia narcisista a la inves-
tidura privilegiada de la imagen de sí mismo representa un narcisismo
secundario, es decir, un repliegue narcisista, por imposibilidad o negati-
va a investir preferentemente las imágenes paternales. Se podría pensar
que esto sucedería sobre todo cuando los padres están ausentes. Pero la
experiencia no confirma esta idea y en la mayoría de los casos parece ser
que el repliegue narcisista sobre sí mismo se deriva de una decepción en
las relaciones efectivas con los padres, decepción ligada comúnmente a
frustraciones de la fase edípica. .
Venimos de ver un notable ejemplo de ésto (figuras 75 a 78) en Cathe-
rine, la hija única traumatizada por un retomo reciente al dormitorio de
los padres. Veamos aquí otros dos casos.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 173

Figura 82.

Figura 82. Danielle,jovencita de quince años, consulta por accesos de


angustia repetidos, en el transcurso de los cuales se siente desfallecer y
tiene miedo de morir.
Pero la angustia está totalmente ausente de su dibujo. Todo lo contra-
rio: Danielle se representa en primer lugar bajo la forma de una niña de
trece años, muy valorizada en el dibujo y que es declarada la más gentil.
En segundo lugar ha dibujado a la madre, valorizada también y la más
feliz porque tiene hijos. En tercer término el padre, un poco desvaloriza-
do, asido pasivamente a la madre y considerado el menos feliz porque
tiene que trabajar. Y en cuarto logar un muchacho de diez años, el menos
bueno, lo cual se ve, dice Danielle, en su mirada malvada.
Si la angustia está ausente en este dibujo es presumible que es porque
la defensa del Yo ha intervenido para ello. Tres cosas nos sorprenden aquí:
la investidura de la imagen de sí misma, la ubicación distante de la pareja
de sus padres y la aparición de un personaje agregado, el chico, "que es
malo" (Danielle es la tercera de cuatro hijas, la menor de las cuales tiene
trece años y no tiene ningún hermano varón).
Podemos suponer que ese personaje agregado es la proyección de pul-
siones interdictas por la defensa del Yo y desplazadas; y, en esa hipótesis,
debemos remarcar que no es la angustia lo que figura aquí, sino la maldad.
En el test PN Danielle presenta una fuerte ambivalencia sexual. El hé-
174 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

roe es descrito como un muchacho malo que no obedece, quiere irse, se


pelea y es demasiado curioso. En los P.-I., Danielle se negará a asumir ese
rol y se identificará en cambio seis veces con la niña, descripta como la
mas buena porque sigue los consejos de los padres. Finalmente los pedi-
dos que Pattenoire le hace al Hada son deseos de mejoramiento moral: ser
más obediente y más bueno.
Lo que es muy particular aquí es que el test comienza por REVE P, que
Danielle describe diciendo: "Pattenoire piensa que su padre no lo quiere,
lo que no es verdad". En cambio REVE M, será secundariamente puesto en
valor porque la mamá parece querer a su niñito, que "no mira mal" en esta
imagen. Como esta declaración concerniente a la mirada de Pattenoire es
puramente proyectiva, ya que nada en la imagen lo autoriza, estamos in-
clinados a pensar que la "mala mirada" está ligada a la relación con el
padre (recordemos que en el dibujo se ve la maldad del muchacho en su
mirada.). Volvemos a encontrar la mala mirada de Pattenoire en el tema

Figura 83.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 175

NUIT, lo que da a pensar que una culpabilidad está ligada, en Danielle, a la


curiosidad edípica.
Como nosotros sabemos que las crisis con angustia de muerte están
ligadas siempre en su origen a una culpabilidad inconsciente, podemos
concluir, en el caso de esta niña, que tiene fuertes pulsiones edípicas inter-
dictas por la prohibición del Yo. Y comprendemos entonces que la rela-
ción distante con la pareja parental es una defensa contra el Edipo, para
suprimir la culpa, lo que se completa aquí con la no identificación con la
madre.
El garabato de Danielle (figura 83) nos confirma esta defensa. Por una
parte está todo hecho en líneas rectas y en ángulos, indicando las pulsio-
nes agresivas, que son más masculinas que femeninas. Pero, por otra par-
te, estas líneas están fragmentadas y se cortan muy poco, lo que indica el
mismo deseo de aislamiento que en el dibujo de la familia. Finalmente, el
dibujo se agrupa en la zona que está abajo del nombre y hemos demostra-
do ya que eso significa un rechazo a entrar en contacto con el padre y una
regresión hacia el refugio protector de la madre alimentadora 1•

Figura 84. Cathy, de once años, nos es traída por tener dificultades
escolares, sobre todo desde hace un año. Su desarrollo ha sido normal y
nada parecía motivar en este caso un análisis proyectivo. Es el dibujo de la
familia lo que ha atraído nuestra atención sobre la existencia de un proble-
ma y nos ha llevado a seguir la investigación en profundidad.
Cathy se representa en primer lugar, valorizándose por el dibujo y por
la aclaración de que ella es la más buena porque da la mano a su hermanito
para cruzar la calle. La vemos, en efecto, dar la mano a un niño de diez
años, bien valorizado también.
Esto hace alusión a una situación que efectivamente ha existido; la niña
tenia un hermano, cinco años mayor, que sufría el síndrome de Down y
era incapaz de arreglarse solo y al cual Cathy ha debido proteger. Ese
muchacho era el preferido de la madre y cuando murió a los diez años la
madre, inconsolable, le dedicó un verdadero culto, manteniendo toda la
casa en un clima de duelo perpetuo. Así es que cuando Cathy cumplió a su
vez diez años la madre no hizo otra cosa que subrayar que a esa edad
había muerto el hermanito (sic).

1 Cf. Nuestro libro: Le Grlboullís, un test de personnalité profonde,


176 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

,._ 1.iz.-

Figura 84.

En el dibujo la madre figura en tercer lugar, muy desvalorizada por su


pequeña talla y sin embargo declarada la más feliz porque ve que su hija y
su hijo se llevan bien. El padre está en cuarto lugar y es considerado el
menos bueno porque golpea a sus hijos y el menos feliz porque siente que
ni sus hijos ni su mujer lo quieren. Nos enteramos de que Cathy duerme
aun en el dormitorio de sus padres, que está muy unida a su madre -de
manera muy pasiva- que en cambio se mantiene distante con respecto al
padre, omitiendo a veces saludarlo, nunca lo abraza y muchas veces dis-
puta con él.
Aquí una vez más el dibujo nos conduce a descubrir la fijación oral
pasiva con la madre y la toma de distancia con respecto al padre. La cul-
pabilidad, que lleva a la niña a una represión oral, aparece en primer plano
en el PN donde el héroe es descrito como el menos bueno porque desobe-
. dece y el menos feliz porque es el menos querido por sus padres. El Yo
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 177

aparece aquí como muy débil, incapaz de asumir ni las tendencias ni las
sanciones aunque la noción del deber está frecuentemente invocada de
una manera artificial y forzada.
Sabemos también que Cathy ha estado muy celosa de su hermano ma-
yor y ha deseado fuertemente estar en su lugar. Se podría interpretar en-
tonces el hecho de que el hermano figura y valorizado, en lugar de haber
sido eliminado, como se hubiera podido esperar y dibujado además como
idéntico al padre, como una indicación de que se trata de un doble mascu-
lino de Cathy y al mismo tiempo un sustituto del padre.

Figura 85. Louis­Marie de doce años, tiene dificultades escolares des-


de hace un año y numerosas manifestaciones de ansiedad. El menor de
cinco hermanos, nacido tardíamente, vive con solo una de sus hermanas,
de veinticinco años y deficiente mental con la cual pelea frecuentemente.

Figura 85.
178 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

En su dibujo figura en primer lugar, bien valorizado, un muchacho de


su edad que será su identificación porque es el preferido y el más feliz,
después una niña de diez años que no corresponde en nada a su grupo
familiar, descripta como la menos dichosa porque debe jugar sola; en ter-
cer lugar un bebé de dos años, representación de un sobrino con el cual a
Louis-Marie le gusta mucho jugar; en cuarto término un personaje de tipo
paternal, pero que es llamado "un señor" y que es el menos bueno porque
no quiere que los chicos vayan a todos lados. Subrayemos que la hermana
de veinticinco años y la madre no están representadas de ninguna forma.
En una primera aproximación, nada en la historia clínica del muchacho
haría pensar en malas relaciones con los padres, eliminación de la madre y
toma de distancia con respecto al padre.
Pero la exploración proyectiva debía aclaramos el dibujo de la fami-
lia: en su PN figura una intensa situación de frustración, sobre todo en
relación con la madre, que en el curso de los temas fue declarada muerta y
reemplazada por la cabra, madre sustituta.
Los padres de Louis-Marie lo han educado muy severamente desde su
primera infancia y han censurado todas sus desobediencias. De naturaleza
muy tímida, el niño ha cedido, pero ha permanecido muy inmaduro, fija-
do en la etapa oral (se chupaba el pulgar hasta los diez años) y en la etapa
sádico-anal (enuresis nocturna basta los once) Además padecía de una
ectopia testicular. Estos tres signos de inmadurez desaparecieron entre los
diez y los once años, con lo que Louis-Marie, que no abandonaba jamás
su casa, ha podido ir dos años seguidos a una colonia de vacaciones.
A partir de todo esto el dibujo de la familia se aclara. El muchacho
valorizado es el mismo Louis-Marie, orgulloso de poder esquiar, afirmán-
dose virilmente. La niña de diez años, personaje agregado, es también él,
dos años antes, cuando, varón-niña enurético, no podía liberarse de la
tutela familiar. La madre, evidentemente muy censuradora, es eliminada.
En otros dibujos de familia, Louis-Marie la hace figurar pero siempre en
último lugar. En cuanto al padre, figura pero es llamado "un señor" y
además está sentado, opuesto por lo tanto a su hijo, que está esquiando.
No se puede dejar de estar sorprendido por la frecuencia con que los
niños que se representan en primer lugar se atribuyen un doble del mismo
sexo o del otro, personaje con el cual mantienen los vínculos más estre-
chos y que es al mismo tiempo una identificación de ellos mismos.
Esto no es una constante, por supuesto y podríamos dar ejemplos en
los que esto no sucede, pero parece que en muchos casos, la soledad a la
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 179

cual el repliegue narcisista condena al niño y el aflojamiento de los víncu-


los afectivos con los padres como consecuencia del complejo de Edipo, le
son penosos y busca entonces compensarlos con un doble más o menos
imaginario. No podemos, sin embargo, extendemos aquí sobre esta cues-
tión, que hemos estudiado en otra parte. 2

4.- La regresión pre­edípica.

Hemos ya señalado, en el capítulo precedente, la frecuencia de la iden-


tificación regresiva con un bebé como mecanismo de defensa en los con-
flictos de rivalidad fraterna. Encontraremos esta misma defensa por me-
dio de la regresión en los conflictos edípicos y es conveniente suponer,
cada vez que esto se constate, la posibilidad de una asociación de dos
tipos de conflictos, lo cual crea una situación doblemente ansiógena.
No hablaremos aquí de las cifras estadísticas, sobre las que ya se habló,
y que demuestran la gran frecuencia de estos procesos regresivos.
Como se ha visto en relación con la rivalidad fraterna, la regresión
tiene la ventaja de retrotraer al sujeto a sus primeros años, a una edad en la
que no tenía aun rivales.
En relación con el conflicto edípico, la regresión sirve para sustituir la
relación triangular del Edipo, cuando está cargada de agresión y culpa,
por una relación binaria con el padre alimentador (la madre, generalmen-
te) lo que es mucho menos ansiógeno. Pero esta ventaja se paga caro,
como hemos visto, porque si esta regresión es intensa y perdurable será un
serio obstáculo a la maduración de la personalidad y a los progresos esco-
lares y debe ser objeto de una psicoterapia.
Veamos dos ejemplos de esto.

Figura 86. Laurent, de ocho años, nos es traído a causa de sus proble-
mas de carácter. Muy mimado en su primera infancia, ha aceptado muy
mal las obligaciones de la vida familiar y del estudio y cuando llegó -
hacia sus seis años- una hermanita, aunque la adoraba y no estaba celoso -
según dicen los padres- exigía que hicieran con él lo mismo que con la
bebé, lo que nos pone ya sobre la pista de una identificación regresiva.

2 Le double dans le test du dessin de famille, Sa sígnlflcatíon psychopa-


thologíque (L'evolution psyquiatrique, 1967 Nº 1)
180 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 86.

Su dibujo representa un cochecito infantil con una beba de dos años,


empujado por el padre, luego la madre y finalmente un chico de nueve
años. Laurent dice que el bebé es el más bueno porque no desobedece y
no es nunca castigado y el padre es el menos bueno, porque golpea. Su
edad de oro la ubica en los tres años porque a esa edad "se es bueno".
Manifiesta que en el dibujo, su identificación de realidad es el mucha-
cho de nueve años, muy desvalorizado por su posición de "seguidor" sin
vínculos con los padres que le dan la espalda. Pero luego declara ser el
bebé.
Como nos es confirmado por los otros test proyectivos, Laurent exte-
rioriza una gran avidez oral, con regresión. En la Fábula del Cordero, de
Duss, él acerca un tema de sumisión, pero se identifica con el pequeño
privilegiado que tendrá la leche de la mamá-oveja. En el PN y en el Blac-
ky se pone en el lugar del nacido en último lugar y en el PN, además, con
una identificación femenina. La rivalidad fraterna se expresa de una ma-
nera negativa en PORTÉE por medio de una escotomización completa de
los recién nacidos, pero de manera mucho más positiva en el Blacky don-
de, a la imagen 1, de la alimentación, declara repentinamente, sin referen-
cia con el tema real, que el hermanito TIPPY va a ser llevado por la granje-
ra y va a morir. La culpabilidad provocada por ese deseo es intensa hacia
el final del test, cuando BLACKY es declarada malvada (con solamente
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 181

tres identificaciones) mientras que TIPPY es el más gentil, el más feliz a


causa de su bondad y el favorito de Laurent, que se identifica con él
cmcoveces.
Se podría entonces pensar que la rivalidad fraterna es lo único que está
sobre el tapete y que Laurent se identifica regresivamente con la pequeña
privilegiada con la finalidad de tomar su lugar. Pero hay que observar el
malestar edípico de su test PN. Si BAISER es la más querida, es al precio
de una negación del Edipo y de una fuerte regresión oral, ya que Laurent
se identifica con Pattenoire "porque sería yo quien viniera más rápido a
mamar".
NUIT es en cambio la menos querida y en el PN "tiene miedo a los
lobos, que van comerla", tema que expresa muy probablemente el desvío
contra sí mismo de la agresividad suscitada por la visión de la intimidad
de los padres.
Por otra parte es expresada en el mismo test una agresividad sádico-
anal contra la madre, mientras que el padre es declarado el más feliz por-
que no ha sido manchado de barro como la madre y es el preferido por la
misma razón. Remarquemos que en el dibujo es el padre y no la madre
quien empuja el cochecito del bebé.
Vemos aquí la puesta en práctica de varias defensas del Yo trabajando
juntas: 1 º) La regresión; 2º) La inversión de sexo con identificación feme-
nina; 3°) Correlativamente una relación a distancia con la madre y elec-
ción del padre como protector y alimentador. Las defensas 2 y 3 constitu-
yen una inversión del Edipo, mecanismo frecuente que será tratado un
poco más adelante.

Figura 87. 'Colette, de catorce años, es la mayor de cuatro hermanos.


Tiene un carácter gruñón, peleador, muy egoísta y pelea mucho con el
hermano y la hermana que le siguen en orden de edades, no llevándose
bien sino con el más pequeño, de ocho años. Pasa por ser aficionada a los
bebés y se ocupa de ellos cuando la ocasión se presenta. No tiene la madu-
rez fisica propia de su edad y es anoréxica desde siempre, pareciendo
poco desarrollada.
En su dibujo ha representado a su verdadera familia, agregando abue-
los y tía, pero ella misma no figura. En revancha hay un personaje agrega-
do, un bebé varón de cuatro meses, con el cual Colette se identifica por-
que es el más feliz, ya que "es un bebé y lo pasean".
En su PN exterioriza una fuerte rivalidad fraterna, con culpabilidad, ya
182 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

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---·- ----~
Figura 87.

que finalmente Pattenoire es el menos bueno y el menos feliz. La tenden-


cia a escapar de esa situación de conflicto por medio de una regresión se
ve claramente en que, después de haber dicho que Pattenoire es un mucha-
cho grande, en el transcurso del test lo llamará siempre "el pequeño" y
terminará por hacer de él una niña. Notemos también que su dibujo indica
una intensa fijación con la madre y que su edad de oro son los tres años
porque los chicos de esa edad "siguen siempre a su mamá".
Lo que hay que remarcar aquí, volviendo a su dibujo, es que el bebé
está cerca de la madre, en un círculo que los aísla de los otros miembros
de la familia y que por otra parte el padre, puesto muy lejos de ellos,
cultivando el campo, les da la espalda.
Este caso, como el precedente, nos muestra la asociación de varias de-
fensas.!º) La regresión; 2°) La inversión de sexo; 3°) El aislamiento y la
distancia en la relación con el padre, testimonio aquí de una inversión del
Edipo,
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 183

5.- La inversión del Edipo

En los dos casos precedentes, la tendencia regresiva estaba en primer


plano, mientras que la inversión del Edipo aparecía como secundaria.
Hay, en cambio, numerosos casos donde las dificultades del complejo
de Edipo conducen a los niños a renunciar a su propio sexo y a identificar-
se, los muchachos con una chica y las niñas a un varón. El Edipo está
entonces invertido y, en lugar de los sentimientos edípicos normales, ve-
remos expresarse sentimientos contrarios.
1 º) El amor hacia el padre del sexo opuesto es reemplazado por la
indiferencia e incluso por la hostilidad.
2°) La rivalidad agresiva hacia el padre del mismo sexo es reemplazada
por el afecto.
Es posible considerar esta inversión del Edipo como una verdadera
formación reactiva del Yo; desarrollando, en el consciente, sentimientos
exactamente contrarios a los sentimientos primitivos, que han sido oculta-
dos por la censura.
Esto no llega, como una esquematización muy simplista nos podría
hacer creer, en una inversión completa de la situación normal, sino a lo
que llamamos una situación ambivalente, en la que el sujeto es tironeado
por sentimientos opuestos. Hay que considerar, en efecto, que el Edipo
normal, aunque rechazado y oculto, no ha desaparecido por eso y está
siempre activo, pero en el inconsciente.
Resultan de esto personalidades complejas, pero divididas, cuya psi-
cología es dificil de comprender. Daremos un gran paso hacia esa com-
prensión si tenemos siempre presente que, en tales sujetos, el Edipo ne­
gativo está en la superficie, en el consciente, mientras que el Edipo
positivo está en la profundidad, en el inconsciente. Esto significa que
los métodos proyectivos podrán revelarnos, detrás de las formaciones
reactivas del Yo, los sentimientos edípicos rechazados y por lo tanto
desconocidos. Por ejemplo, en un muchacho, la sumisión cariñosa hacia
el padre hará lugar en la proyección a una rivalidad celosa y la agresivi-
dad contra la madre a sentimientos de cariño. En una niña, la ternura
filial hacia la madre se borrará ante el deseo agresivo de tomar su lugar
y la hostilidad, la toma de distancia con respecto al padre, se tomará
adoración.
Notemos también que en la producción del Edipo invertido intervienen
184 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

dos órdenes de factores. En primer lugar está la bisexualidad natural de


todos los seres, a veces tan marcada en algunos que resulta de ello una
verdadera disposición estructural a realizarse como siendo del otro sexo.
En segundo lugar están los traumatismos afectivos relacionados con el
Edipo y que impiden la evolución normal, incluso entre los sujetos de
sexualidad franca.
Estadísticamente, la identificación declarada con un niño del otro sexo
es de 8% entre los varones (sesenta y cuatro casos) y de 6% en las niñas
(veinticuatro casos) Este resultado es bastante sorprendente cuando lo
comparamos con las identificaciones invertidas obtenidas en otros test
proyectivos, por ejemplo, el PN, donde el porcentaje de "varones­niñas"
es del 17% y el de "niñas­varones" de 75%.
Hay que remarcar aquí que, de un test a otro, el nivel de la proyección
cambia: en el PN, la proyección saca a la luz tendencias muy profundas
muchas veces completamente rechazadas; en cambio en el dibujo de la
familia la censura del Yo es mucho más activa e impide asumir tendencias
que no estén de acuerdo con el sexo del sujeto.
Debemos entonces considerar que los porcentajes mencionados, con-
cernientes al dibujo, representan un mínimo y están relacionados con
casos en los que la ambivalencia sexual es particularmente fuerte, ca-
sos que, con toda seguridad, darán lugar a problemas patológicos de
adaptación.

Figura 88. Pierre, de catorce años, es el menor de cuatro hermanos,


pero prácticamente hijo único porque el hermano que lo precede tiene
veintidós años. Nos es traído a causa de crisis de violencia impulsiva des-
ordenada, calificadas de "crisis de nervios" dirigidas especialmente con-
tra su madre, que llegan hasta golpearla. Es preciso decir que es provoca-
do ya que la madre bebe en exceso y cuando ha bebido injuria a su marido
y a su hijo. Pierre no puede soportarla y abandona la casa siempre que
puede.
El muchacho, acompañado de su padre, nos confía que está muy alar-
mado por los problemas nerviosos que ha tenido hace algunos días: estan-
do en clase ha sentido todo su costado derecho entumecerse; pudo conti-
nuar escribiendo pero tiene mucho miedo de quedar paralizado. Esa mis-
ma tarde había tenido una crisis de nervios y había querido suicidarse en
presencia de su madre bebiendo un tóxico.
Pierre evita a su madre todo lo posible, pero ella lo persigue y cuando
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 185

Figura 88.

logramos decidir al muchacho, muy fácilmente además, a ingresar a nues-


tro Centro especializadopara someterse a observación, no es él quien querrá
abandonado sino la madre que le hará continuas visitas y finalmente no
querrá dejarlo internado.
Otra prueba de la actitud anormal de la madre es que Pierre permane-
ció hasta los doce años en la habitación de sus padres, durmiendo entre
ambos en la cama matrimonial. Es él quien no ha querido continuar con
esa situación diciendo que dormía mejor solo.
En cambio Pierre mantiene buenas relaciones con su padre, hombre de
buen carácter, desgraciadamente muy disminuido por una enfermedad que
lo incapacita.
Lo que choca clínicamente es el comportamiento afeminado de Pierre.
Tiene una voz de niña. Es pasivo, muy dócil, hace sin discutir todo lo que
le piden, no tiene iniciativa ni sabe comandar a los más pequeños. Tampo-
co le gusta la gimnasia ni los juegos deportivos. Lo que le gusta es hacer la
186 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

comida, tejer, hacer vestidos para las muñecas y jugar con su sobrinita, de
cuatro años, a quien adora. Finalmente desea ser peluquero de señoras
cuando crezca. En la escuela es bien educado, estudioso, muy suave y
para nada peleador.
Su dibujo de la familia representa a la izquierda a la madre, el padre y
luego una niña de siete años que será su identificación declarada.
Parece entonces que la madre es puesta en primer plano y él se ve
regresivamente a sí mismo como una niña de siete años. Lo que es más
especial es la ausencia de manos y pies en los tres personajes dibujados.
Cuando uno suma esto a la parálisis puramente histérica que ha dado
tanto miedo al muchacho, podemos pensar que es víctima de una culpa-
bilidad ansiosa, relacionada con tocar, lo que nos lleva al trauma del
"lecho" conyugal. Si tenemos en cuenta que las mujeres alcohólicas
muestran muchas veces, cuando han bebido, una ausencia total de pu-
dor, se puede pensar que Pierre ha sido afectado por conductas inconve-
nientes de su madre. Tal vez ella misma lo ha acariciado, o se ha hecho
acariciar por él. En todo caso no es una censura exterior lo que ha inter-
dicto al chico esa intimidad, sino una censura interior que alcanza aquí a
ser una verdadera mutilación, especialmente de la mano culpable. El
ataque de pseudo parálisis es con mucha probabilidad un fenómeno de
esa índole. Y el hecho de que después de ese accidente Pierre haya inten-
tado suicidarse, aunque sea muy tímidamente, nos dice que no logra
resolver el conflicto interior.
Es que se trata de un sujeto muy ambivalente. En apariencia tiene una
fuerte carga de hostilidad contra su madre, bajo la forma continua de
rechazo y negativa a aproximarse a ella y bajo la forma intermitente de
crisis de nervios. Y por otra parte, a favor de las inclinaciones naturales
de su carácter, ha puesto todo su afecto sobre su padre, como lo haría
una niña.
Pero esto es la apariencia, el Edipo invertido. En la profundidad per-
sisten los sentimientos primarios del Edipo normal como nos lo va a
mostrar el T.A.T. En este test, hay un tema que vuelve continuamente: el
héroe hace tonterías o se conduce mal. Se le reprocha. El lamenta lo que
ha hecho y dice que va a corregirse. O bien, lo que viene a ser lo mismo,
el héroe escucha los consejos de quienes tienen más experiencia. En
repetidas ocasiones la relación es la de un niño con su madre, aparecien-
do la imagen maternal como muy censuradora, pero también como muy
protectora y el héroe busca refugio a su lado. Esto llega hasta el deseo
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 187

morboso de someterse e incluso de humillarse, sin ningún orgullo. Las


identificaciones tienen el mismo sentido, ya que por una parte hay cua-
tro identificaciones femeninas sobre catorce imágenes, de las cuales tres
son con una niñita y, por otra parte, todas las otras son a un muchacho
sumiso que busca enmendarse. 3
El T.A.T. nos revela entonces un aspecto de la personalidad de Pierre
muy diferente del que nos ofrece la observación clínica; no es aquí la
madre la que está en falta sino el muchacho y por su buena conducta éste
intenta congraciarse con una figura materna severa, pero aseguradora,
que aparece aquí más bien como la madre ideal. Hay que acordarse de
que en el dibujo de la familia la imagen materna está también netamente
valorizada. Podemos entonces preguntamos si la identificación femeni-
na no será más bien una identificación con un padre demasiado blando,
siendo aquí el elemento viril conductor la madre, ya que de hecho, en la
casa es la madre quien manda. El conflicto edípico será en este caso
particularmente perturbador, ya que esa imagen materna se desvaloriza
a los ojos de Pierre cuando bebe y provoca entonces en el niño reaccio-
nes de disgusto y violencia.

Figura 89. Paul, de trece años y medio, es el menor de dos hermanos,


teniendo el mayor dieciséis años. Inquieta a su madre y a sus maestros por
su mala conducta. De alta estatura, se encuentra en una clase donde los
compañeros, aunque de su edad, son más bajos que él, lo que lo hace
sentir orgulloso. Bastante buen alumno, se ha hecho sin embargo expulsar
de esa escuela a causa de sus faltas de disciplina. No quiere aceptar ningu-
na observación, busca siempre hacerse notar e intenta ser el "cacique" de
su grupo de camaradas.
Pero esta es una actitud superficial que no corresponde en realidad a
ninguna cualidad profunda, ya que Paul detesta el esfuerzo y espera todo
de la ayuda de los demás. Por ejemplo, rivaliza con su hermano mayor,
pero lo copia en todo y además le pide con frecuencia que haga por él su
trabajo escolar. Es incapaz de aceptar la menor contrariedad. Ama la vida
fácil y querría ganar mucho dinero sin hacer nada.

3 Aplicamos al TATnuestro método de Preferencias-Identificaciones, expues-


to en el Test PN-Tomo I, Manual, es decir que invitamos al sujeto a decir ante
cada imagen cual es el sujeto con el que desea identificarse
188 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 89.

Como el sujeto del caso precedente Paul tiene una madre enérgica, que
ejerce la autoridad en la casa y un padre que está ausente muy frecuente-
mente y, cuando está, se muestra algo blando de carácter.
Tiene una gran frustración surgida de que su madre ha debido pasar
dos años internada cuando Paul tenía cinco. Había además contagiado
una enfermedad a sus dos hijos, que debieron ser internados juntos por
el mismo periodo aunque no con la madre. De ahí nació en Paul un
vínculo muy fuerte con su hermano y también con su padre, que los
visitaba regularmente.
En el dibujo representa primero una muchacha de dieciséis años, des-
pués al padre, luego a la madre, para volver luego hacia la izquierda y
colocar un poco abajo del resto un niño pequeño de ocho años. Nótese
que la muchacha de dieciséis años se parece mucho a la madre por la
estatura y el vestido. El padre es descrito como el más bueno y es el prefe-
rido de Paul. La madre es la menos buena porque lo reta. El pequeño es el
más dichoso porque es el más mimado por su madre.
Invitado a identificarse, Paul dice querer ser la niña mayor. Remarcare-
mos que esa muchacha tiene la edad del hermano mayor de Paul y que,
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 189

por otra parte, ef niño de ocho años no tiene nada que ver con la familia.
Se puede pensar que ese niño, -el más feliz- es también una identificación
de deseo de Paul, pero regresivo. El hecho de que no esté al lado de la
madre, sino, como la chica de dieciséis, del lado del padre nos indica que
probablemente las relaciones de Paul con su madre sean difíciles, tal vez a
causa de la frustración sufrida entre los cinco y los siete años.
En suma, Paul se identifica en primer término con una persona de la
edad de su hermano, tan alta como los padres, pero de sexo femenino.
Por otra parte, la segunda identificación es con un niñito mimado por la
madre.
Hemos visto ya que la identificación femenina en un varón depende
muchas veces de su predisposición natural. El hecho es que Paul se nos
presenta en algunas actitudes más femenino que varonil. Si bien su cuer-
po es vigoroso, su rostro es suave y sus ojos tienen una expresión tierna.
Su voz es suave también y cuando habla su cara adopta expresiones
femeninas.
Su T.A.T. provee temas que están en abierta contradicción con su
personalidad tal como se revela en su conducta habitual. Hay un número
inusitado de temas dramáticos, sea de agresión, sea de desdicha, pero
los temas agresivos están siempre asociados a un sentimiento de culpa
aplastante.
En muchos temas -aun cuando la imagen no se preste a ello- figura una
pareja marido-mujer, pero siempre en vías de desunión y es siempre el
hombre el responsable, el que se conduce mal, es haragán o bebedor e
incluso criminal. Esta desvalorización del sexo masculino tiene por con-
trapartida una valorización de la mujer, ya sea como esposa o como ma-
dre, que siempre tiene el papel más noble.
Algunos temas más particulares indican una tendencia masoquista a
regodearse en su indignidad y ante la imagen 3 (el sujeto extendido sobre
un diván), en la que Paul ve un criminal en prisión, dice: "Tiene vergüenza
de lo que ha hecho ... piensa que deberían haberle cortado las manos por
eso ... que siempre será un pobre tipo".
Parece entonces que Paul no percibe ninguna acción sino bajo el modo
de acto culpable o condenable, nunca bajo la forma de una actividad
constructiva.
Sabemos que, según la técnica de interpretación de MURRAY, es conve-
niente analizar los temas del T.A.T. en términos de relaciones interperso-
nales. Esto nos lleva a pensar, por una parte, que Paul reproduce en sus
190 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

temas -tal vez agravándolos -las relaciones de su padre y su madre tal


como las vio; y, por otra parte, que, sintiendo su propia debilidad, imagi-
na su futuro con una mujer como imposible.
Pero tiene más sentido aun analizar las situaciones de los temas como
simbólicos de la profunda ambivalencia sexual del muchacho. Paul se
proyecta en los dos elementos de la pareja: la figura masculina, mal
adaptada, impotente o criminal y la .figura femenina, estable y bien
adaptada.
Hay que recordar que, en su dibujo de la familia, la figura femenina de
identificación está bien valorizada, que tiene el mismo aspecto y talla que
la madre y que, lejos de ser una figura regresiva, como sucede frecuente-
mente, es una figura progresiva, ya que Paul le atribuye dieciséis años, la
edad de su hermano mayor. Su personaje de identificación es entonces
una condensación de su madre y su hermano mayor. Parece que estos son
los personajes dominantes de su familia. Hemos visto que Paul admira
mucho a su hermano y aunque es celoso, lo copia en todo. Su madre, por
su parte, es un "ama", una mujer dominante que todo lo gobierna en la
casa. En el dibujo Paul la describe como la menos buena porque se queja
todo el tiempo. El padre, en cambio, nos es descrito como plácido y de
buen carácter.
Estamos entonces autorizados para pensar que la identificación del di-
bujo es una identificación con el Súper­Yo maternal o, si preferimos, con
el ideal del Yo femenino. Sabemos que según el psicoanálisis, hay una
tendencia a identificarse con el padre con respecto al cual se han sufrido
las frustraciones más fuertes y conviene recordar que a la edad de cinco
años, que es la edad en que los sentimientos edípicos toman fuerza, Paul
se resintió durante dos años de la ausencia de la madre y puso todo su
afecto en el padre. Por otra la madre de Paul es mucho más severa que el
padre.
Pero por medio de esta identificación con el ideal femenino el mucha-
cho se encuentra en una situación de Edipo invertido. En tanto que el
hombre es desvalorizado, es "castrado", como lo expresa de manera so-
breabundan te en su T.A.T. donde, como hemos vísto, el hombre es siem-
pre un "pobre diablo" que por su propia culpa se condena a ser rechazado
por todos.
La necesidad constante de ayuda, de protección, la preocupación ali-
mentaría, se revelan también aquí. Se podría decir, paradojalmente, que
Paul no es un impotente viril en la medida que se identifica con una mujer,
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 191

sino en la medida en que se identifica con un hombre.


Incapaz de mantener ese ideal de Yo, tiene caídas regresivas que están
representadas en el dibujo de la familia en el cuarto personaje, el niñito de
diez años, puesto en posición desvalorizada y del cual nos dice que es el
más feliz porque es el más mimado por la madre. Esta es entonces, como
ya lo hemos dicho, la otra identificación de Paul: la de deseo.
Pero ni en su dibujo ni en su T.A.T. se ve la identificación con el
"cacique", que se manifiesta en su conducta habitual. Esto nos demues-
tra que esa identificación no es profunda, que se trata de una formación
reactiva, una bravata para demostrar a los otros y a sí mismo que no es
una niña, ni un niñito, sino verdaderamente un hombre capaz de asumir
roles activos y creadores. Esta actitud es muy frágil y la verdadera per-
sonalidad del muchacho la encontraremos en las revelaciones que nos
aportan los test.
Tales casos son frecuentes en la adolescencia, a favor de la ambivalen-
cia sexual y la exteriorización de conductas falsamente agresivas para com-
pensar y enmascarar las pulsiones femeninas, es una conducta inadaptada
que puede conducir fácilmente a la delincuencia.

Figuras 90 y 91. Catherine, de nueve años, tiene dos años de retraso


escolar. No muestra ningún interés en el estudio y su comportamiento
general es el de una inhibida triste. Ha tenido un desarrollo dificil, ha sido
siempre anoréxica y tiene un aspecto raquítico. Tiene un hermano mayor,
con el que no se entiende nada bien y uno menor, de dieciocho meses, a
quien prefiere.
Como sucede frecuentemente, nadie se ha alarmado de esta ausencia
de vitalidad, de este carácter triste y timorato, porque la niñita es tran-
quila, afectuosa y no se hace notar. Es la falta de progresos escolares lo
que la ha llevado a la consulta (la primera vez a los seis años y medio).
El dibujo hecho por Catherine a los nueve años representa al padre, la
madre y un chico de ocho años, que será declarado el más bueno porque
es el más pequeño y que por la misma razón será la identificación de la
niña. Podemos entonces pensar hasta aquí, que Catherine se sitúa en hijo
único de sexo masculino, suprimiendo a su hermano y también suprimién-
dose a sí misma (figura 90).
Pero, después de un tiempo de vacilación, completa la familia agregan-
do (figura 91), sobre la izquierda, muy cerca del papá, una niña de diez
años. Notemos que este último personaje está especialmente puesto en
192 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

z M

Figura 90.

valor en el dibujo: es tan grande como la madre y un poco más cuidado en


su ejecución (la flor en el delantal, las cintas en los zapatos). Sin embargo,
esta niña de diez años es la menos buena "porque es más grande" y la
menos feliz "porque el papá es el menos bueno con ella".
Es sin embargo la preferida del papá y la mamá: de la mamá "porque es
una niña" y del papá "porque ella es más grande que la mamá ... ¡No! Más
chica".
La primera parte de ese dibujo expresa entonces el deseo de la niña
de ser un muchacho, en el lugar del hermano nacido último, pero este
muchacho está aquí claramente aislado de la madre y más todavía del
padre; no tiene nariz ni boca y el padre tampoco tiene boca, contraria-
mente a la madre y la hija. Podemos preguntarnos entonces si el rechazo
a la oralidad que se expresa clínicamente por medio de la anorexia no
está ligado, en el espíritu de Catherine a un rechazo a la femineidad con
inversión del sexo.
La segunda parte, comparada a la primera, expresa lo que está más
profundamente oculto, es decir, la relación íntima de la niña con su padre,
compensando la decepción de ser la menos feliz (por la actitud el padre)
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 193

Figura 91

por medio de una valorización especial del propio cuerpo.


Hay que notar que en su PN Catherine también se identifica con un
varón, con un varón malo al que sus padres no quieren y que por eso es
muy desdichado. Es sobre todo de la relación con el padre de lo que ha-
bla: por una parte el padre golpea frecuentemente a Pattenoire y una vez
está a punto de matarlo pero por otra ese mismo padre es siempre presen-
tado como alimentador. La relación es íntima con la imagen paterna, ya
que tan pronto hay un ''papá ganso" que arremete contra el pequeño, como
un ''papá cabra" que lo protege. Parece también que teme sobre todo el
abandono, ya que JARS­''papá ganso"­ a pesar de la relación agresiva es
el más querido, mientras que NUIT y TROU son los dos menos queridos ya
que siendo Pattenoire el más malvado, sus padres lo van abandonar. La
madre es nombrada muy pocas veces y mientras que hay unas cinco iden-
tificaciones con el padre o con una poderosa figura paterna, no hay sino
una con la madre: sin embargo dos veces expresa el deseo de encontrar
otra madre más gratificante.
La tonalidad general de los temas es depresiva: Pattenoire, el más malo,
el menos feliz; no encuentra hermosa su mancha negra: más tarde será
194 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

completamente negro y no se casará porque es feo.


Parece entonces que las relaciones de Catherine con su madre no son
buenas y que la niña se apoya sobre la imagen paterna, pero en la relación
regresiva oral del padre alimentador. De todas maneras una fuerte ambi-
valencia marca esta relación y el héroe, malo porque no lo quieren y no
querido por ser malo, se siente excluido y triste. La declaración de que no
se casará pone el acento sobre el lado edípico.
La observación clínica va en el mismo sentido: Catherine teme mu-
cho a su padre, que es severo y la golpea continuamente. Tenemos aquí
un triple mecanismo de defensa: 1 º) regresión hacia la etapa oral; 2º)
inversión con identificación con un varón, 3º) depresión que reemplaza
la agresividad.
En el dibujo: 1 º) identificación regresiva con un varón; 2°) relación a
distancia con el padre; 3ª revalorización compensadora de la propia ima-
gen y acercamiento hacia el padre, sin identificación.
Tenemos la prueba de que las dificultades inherentes al Edipo están
en el origen del estado de inhibición de Catherine, cuando ella propone
el siguiente tema psicodramático: "El padre envía a la niña a hacer las
compras y ella se pierde en el bosque. El papá y su hermano salen a
buscarla, pero el hermano tiene miedo a los lobos y vuelve a la casa. El
papá sigue solo, encuentra a la niña, que está muy alegre por eso y en-
tran los dos juntos en la casa tomándose la mano". Invitada a dibujar el
tema, Catherine representa al padre y la niñita tomados de la mano en el
camino y cerca de la casa, la mamá y el hijo varón: describiendo la
escena se equivoca dos veces y dice "el papá y la mamá ... no, el papá y
la niñita". Para finalizar, Catherine se identificará con la mamá.

6.- El padre alimentador.

Hay casos en los que no es la madre quien es considerado como el


personaje protector y nutricio, sino el padre. Hemos visto ya dos casos
(casos 33 de Pierre y 86 de Laurent) en los que se afirmó claramente que
no era la madre sino el padre quien tomaba a su cargo el cuidado de los
niños. En un tercer caso (53) esta confusión de imágenes parentales llega
hasta atribuir al padre los mismos senos nutricios que a la madre (que, en
revancha,tiene el mismo atributo fálico que el padre).
Hemos visto que estas imágenes suponen una gran inmadurez afectiva
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 195

y una fijación en la etapa oral, etapa en la cual la figura paterna no se


diferencia aún de la materna.
Sin embargo, el tema del padre alimentador integral, que tiene los ni-
ños y los amamanta existe. En la práctica del PN es donde lo vamos a
descubrir, planteando al mismo tiempo el problema de su significación.
Después de un estudio profundo hemos llegado a ver en esa relación de
alimentación un sustituto de la relación edípica por medio del mecanismo
de la regresión a la etapa oral.
En apoyo de esta hipótesis hay que tener en cuenta que el tema del
padre alimentador en el test PN es un tercio más frecuente en las niñas que
en los varones y que además, entre los varones es casi siempre caracterís-
tico de los "muchachos-niñas", es decir, de aquellos que tienen el Edipo
invertido.
Vamos a dar aquí dos ejemplos en los cuales el padre tiene un rol ali-
mentador tanto en el dibujo de la familia como en el PN.

Figura 92. Xavier, de diez años, es el segundo, entre un hermano


de doce años y una hermana de ocho. Tiene problemas de carácter:
mal humor, susceptibilidad, tendencia a montar en cólera a la menor
contrariedad.
Su dibujo representa un bebé femenino de dos meses en una gran cuna
y al lado al padre que le da de comer. Luego una niña de siete años que
salta a la cuerda y es considerada como la más feliz. Xavier aclara que
ella no forma parte de esa familia y se niega a identificarse con ella. La
niña de siete años podría, en rigor, representar el benjamín de la familia,
pero faltan la madre, el hermano mayor y el mismo Xavier. El bebé no
tiene ninguna existencia real; es un personaje agregado pero particular-
mente puesto en valor por el dibujo y por el hecho de que es el preferido
del padre: podemos, en consecuencia, considerarlo como la expresión
de deseo de Xavier.
Esto puede explicarse fácilmente por el hecho de que el muchacho te-
nía dos años cuando nació su hermanita menor y él estuvo muy celoso en
esa época. Considera, por otra parte, que la edad de oro se extiende hasta
el año, "porque uno no va a la escuela y lo tienen en brazos". Xavier
desea, entonces, el lugar de la hermana pequeña.
Su identificación femenina la volvemos a encontrar en el PN, donde
Xavier dice que Pattenoire es una niña de su edad y los dos pequeños de
pelaje blanco son dos varones gemelos de la edad de su hermana. Sabe-
196 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 92.

mos, por la experiencia recogida en ese test, que la identificación femeni-


na hecha al principio es en un varón un rechazo a la virilidad, pero des-
pués, ante los actos aventureros de Pattenoire, el niño es muchas veces
llevado a rechazarla una segunda vez y asume entonces muy poco el rol
del héroe.
Este es el caso de Xavier que, ante la realidad de las imágenes, dice que
Pattenoire es la menos buena "porque hace tonterías"; la menos feliz "por-
que los padres no la quieren" y no se identificará con ella más que una
vez. En el test las relaciones con los padres confirman las constataciones
del dibujo. La madre está presente, pero es frustrante; ella es menos que-
rida que el padre y es contra ella que se descarga la agresividad del héroe,
que además irá a mamar de la cabra, porque su mamá no le da buena
leche. En cambio el padre está valorizado; tiene la misma mancha que
Pattenoire (aunque no sea descrito como alimentador), es más hermoso
que la madre y el preferido de Xavier.
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 197

Hay entonces en este caso una relación agresiva (o a distancia en este


dibujo) con la madre y una aproximación hacia el padre, exactamente
como en el Edipo normal de una niña, pero el mecanismo de inversión se
completa aquí por una fuerte regresión oral.

Figura 93. Jean­Francois, de doce años, es el mayor de tres hermanos,


de los cuales dos son niñas. Tiene una buena inteligencia, pero se encuen-
tra perjudicado en la escuela por la lentitud de su carácter escrupuloso,
meticuloso y su timidez. Ha sido siempre un ser frágil, comiendo poco y
teniendo poco dinamismo. Se ha comportado siempre más como una niña
que como un muchacho: jugó con muñecas hasta los ocho años y luego su
juego favorito fue fabricar marionetas para representar obras con títeres
ante sus dos hermanitas. No le gusta ninguno de los juegos que les gustan
a los varones y encuentra placer en ayudar a su mamá en los quehaceres

Figura 93 .

• s .t
M.
........
.J­­
198 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

domésticos. La hermana que le sigue, de diez años, es mucho más dinámi-


ca y osada que él y cuando van a algún lado juntos es ella y no él quien
aborda a la gente.
Por su carácter lento, minucioso y solitario, Jean-Francois es el perfec-
to retrato de su padre y la madre, que es de temperamento vivo y apasio-
nado, se irrita de estas características de su marido y de su hijo.
En su dibujo hace figurar primero al padre y a la madre, bien puestos
en valor los dos, luego, volviendo hacia atrás, dos muchachitos de seis
años, gemelos, que tienen la mano del padre y son descriptos como bue-
nos. Jean se identifica con el padre "porque es un hombre". Esta represen-
tación de los gemelos la encontramos también en otros dos dibujos de la
familia. Se trata, incontestablemente, de una identificación de Jean con un
doble y siempre en edades regresivas. Remarquemos también que es el
padre y no la madre quien se ocupa de los niños; la madre marcha adelan-
te, lo que parece conforme a su rol conductor en la familia.
El PN nos confirma que Jean nos ofrece un tema constante de padre
alimentador, que debemos tener en cuenta que es raro a esa edad. Jean se
identifica en el test con un chico de tres años pero hay que subrayar que su
dependencia pasiva en los temas y su constante rechazo a la batalla está
muy a favor de una identificación femenina. Por ejemplo las partidas ter-
minan siempre con un retomo a sus padres, con la aclaración de que "cuando
uno ve a sus papás sabe que no está perdido". De la madre no habla en
ningún momento. En cambio es el padre quien está siempre presente y
muchas veces dice que él recompensa a Pattenoire cuando se ha portado
bien dándole leche. El padre es también visto como el más bueno, no
habiendo nunca golpeado a Pattenoire y están unidos ambos por el hecho
de tener los dos la mancha negra, que los hace reconocibles.
En el BLACKY aparece otro tema: la gran rivalidad del héroe con su
hermana, rivalidad muy teñida de erotismo y al mismo tiempo del de-
seo de estar adornado por el buen pelaje y la cinta de la niña. Esta
rivalidad está aliada estrechamente a los celos edípicos, al extremo
que ante la imagen en la que los "padres-perros" se abrazan, luego de
haber dicho que Blacky no quiere a su hermana, Jean agrega que "Blac-
ky está enojado de ver la intimidad de sus padres y quiere cambiaéde
familia; no quiere tener esos padres: quierevivir solo o con uná~com-
pañera o con un compañero". Finalmente declarará por Blacky: preferi-
ría ser una niña.
Esta rivalidad será el tema dominante de sus psicodramas. En una
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 199

primera serie Jean se identifica constantemente con la niña y da el rol


del varón a la psicóloga. En una segunda serie, después de una inte-
rrupción, asume su participación en el psicodrama mucho mejor, dice
"yo" y se muestra agresivo con la psicóloga que al principio, tiene el
rol de la hermana y luego el de su madre; hay que remarcar, por otra
parte que muchas veces, queriendo hablar de su hermana dice "mi
mujer".
Clínicamente, en paralelo con esta evolución psicodramática, se
produce un mejoramiento tanto en el plano del carácter -Jean se
muestra menos tímido y no vacila ya en discutir con su madre y su
hermana) como en el plano escolar donde su mayor dinamismo lo
hace progresar.
Debe ser hecha una observación sobre el tema casi constante delfraca­
so: siempre la mercadería que se procura es de mala calidad, a veces con
agujeros y normalmente esa mercadería es proporcionada por el hermano
o la hermana, por burla o tacañería .Se puede deducir de esto la hipótesis
de un complejo de castración, sobre todo cuando se considera la intensi-
dad habitual de la identificación femenina en este muchacho. Por otra
parte, en el dibujo de la familia hecho el año siguiente se encuentra exac-
tamente el tema inicial y se tiene la impresión de que el mejoramiento no
es profundo: si bien Jean progresa regularmente en la escuela, no muestra
ningún interés por lo que hace y su carácter no se socializa mucho; sigue
solo, no tiene ningún amigo y no practica ningún deporte. Que se haya
dado un doble en el dibujo no debe sorprendemos, puesto que se trata de
algo común en los seres solitarios.
A primera vista parecería haber contradicción entre las tendencias fe-
meninas de Jean y su identificación con el padre en el dibujo de la fami-
lia y en el PN. Pero esto no significa nada en el fondo, ya que sabiendo
como es el carácter del padre y el dominio que su mujer ejerce sobre él,
la identificación de Jean-Francois con su padre equivale a una identifi-
cación femenina.
200 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Conclusiones.

Remarquemos una vez más que en el dibujo de la familia como en los


otros test proyectivos, los temas abiertos, por interesantes que puedan ser,
ordinariamente nos documentan mucho menos sobre la personalidad pro-
funda y sus problemas que los temas enmascarados, es decir, aquellos en
los que las tendencias son en mayor o menor medida amordazadas por la
defensa del Yo.
Es decir que los sentimientos edípicos que se expresan francamente en
el dibujo no tienen ninguna significación patológica, salvo los casos origi-
nales en los que revisten una intensidad particular.
En cambio, en caso de Complejo de Edipo, se hace silencio; los
sentimientos edípicos están ausentes o reemplazados por sentimientos
contrarios.
La hostilidad edípica, interdicta, puede ser simbolizada por la acción
agresiva de un animal de identificación; o bien es desviada por un despla-
zamiento de la rivalidad fraternal, del mismo modo que la atracción hacia
el padre de sexo opuesto puede ser reemplazada por la atracción por un
hermano del otro sexo.
Se construyen así, como hemos visto, relaciones a distancia defensivas
que el dibujo permite apreciar de manera clara y objetiva. No hay ya iden-
tificación con el padre del sexo opuesto, porque fue censurada. Más aun;
sucede a veces que la investidura de la imagen parental sea reemplazada
por la investidura de sí mismo, en virtud de un repliegue narcisista.
La inversión del Edipo y la regresión oral son defensas complemen-
tarias, frecuentemente puestas en práctica cuando las otras no son sufi-
cientes para proteger al niño contra la angustia de culpabilidad. Pode-
mos decir, entonces, que bajo la máscara de la oralidad, la relación edí-
pica ya no es reconocible, pero se deja deducir por una interpretación
hecha en profundidad.
En todos estos casos, a consecuencia del rechazo, el problema de las
relaciones edípicas no está generalmente en primer plano. Somos consul-
tados siempre por alguna otra cosa. Como lo demuestran las observado-
LAS RELACIONES CON LOS PADRES 201

nes, el niño nos es traído por tener problemas escolares o por problemas
de carácter, generalmente de tipo agresivo-depresivo, o por ensoñaciones
obsesivas que hacen de él un continuo distraído o por fenómenos neuróti-
cos, ansiosos u obsesivos.
Este es el gran interés del dibujo de la familia: que al abrimos una vía
de acceso a la personalidad profunda nos hace descubrir en todos estos
casos la razón de ser de los problemas.
Sin embargo deberemos en la mayoría de los casos limitamos a plan-
tear la hipótesis de un complejo de Edipo y sugerir una investigación
más profunda. Hemos visto en particular todo el beneficio que hemos
sacado aquí del test PN: las cuatro imágenes BAISER, NUIT, REVE M y
REVE P despiertan en el alma de los niños sentimientos edípicos y la
turbación -que llega hasta la inhibición- que ellas pueden provocar, así
como el rechazo a asumirlas y a identificarse, por la convergencia de
índices con el dibujo de la familia, nos llevan frecuentemente a acercar-
nos a la certidumbre.
Hemos mostrado aquí las indicaciones preciosas que se pueden extraer
del test del garabato, especialmente en la medida en que es revelador de
mecanismos de aislamiento y de fijación oral con la madre nutricia.
Capítulo m

La evolución del dibujo de la familia

La ventaja del dibujo de la familia es que no conlleva prácticamente


ningún aprendizaje y se lo puede hacer repetir muchas veces. En la serie
de dibujos que ejecuta un mismo sujeto podremos distinguir trazos cons­
tantes, indicadores de lo que permanece estable en la personalidad del
niño y también trazos variables que nos indican los cambios acontecidos
de una época a la otra. Tenemos entonces aquí un buen test de la evolución
de la personalidad, sea la evolución espontánea o sea la evolución como
consecuencia de la psicoterapia.

Vamos a dar aquí dos ejemplos.

Figuras 94, 95, 96. Arlette es una niña que consulta desde la edad de
siete años. Las dificultades escolares que la trajeron hasta nosotros no
eran debidas a un déficit de inteligencia sino a una lentitud excesiva, liga-
da a una continua distracción. Su carácter era el de una sentimental tímida,
se comportaba dócilmente en la casa, pero de forma pasiva, sin iniciativa,
de humor triste, no tenía camaradas y buscaba siempre aislarse con un
libro (es la menor de cuatro hermanas).
Tomemos nota de que sus padres se divorciaron cuando tenía cuatro
años. Luego del divorcio, Arlette veía a su padre, al principio cada quince
días, pero luego dejó de verlo y si lo encontraba en la calle no le decía ni
siquiera buenos días. La madre dedujo de Ía actitud de la niña que no
había sufrido por el divorcio; ya veremos lo que deberemos pensar de esa
opinión.
204 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

El comportamiento distraído­absorto de la niña nos hizo pensar que


estaba asediada por un problema interior y lo hemos estudiado regular-
mente por medio de psicodramas con marionetas. Ella nos ha traído un
tema constante de familia formada por un papá, una mamá y una niñita de
entre cinco y nueve años, generalmente hija única cuyo rol era asumido
por ella.
Frecuentemente, en sus juegos expresaba unos fuertes celos edípicos; o
bien la niñita se acuesta entre la mamá y el papá o bien se queda sola con
el papá, resultando la mamá eliminada. Pero esto no sin drama y la san-
ción es generalmente la muerte por aplicación inmediata de la ley del ta-
lión. Así, en uno de los temas, el padre mata al hijo; la madre muere; el
padre y la hija se quieren y son muy felices, pero la hija muere de enfer-
medad y el padre también.
Como vemos, el psicodrama tiene en principio un valor de diagnósti-
co: nos pone frente a frente con el deseo que tiene Arlette de ser la única
hija de la familia y de eliminar a la madre para quedarse sola con el padre;

Figura 94.
LA EVOLUCIÓN DEL DIBUJO DE LA FAMILIA 205

y nos muestra al mismo tiempo porque ese deseo es rechazado; es que


implica una intensa culpabilidad.
El psicodrama tiene por otra parte un valor liberador, que se traduce
aquí por un cierto mejoramiento clínico, incompleto, ciertamente, pero
suficiente para que la madre deje de traemos a la niña planteando el pro-
blema de la distancia de su domicilio, que por otra parte era verdadero.
Volvimos a ver a la niña seis años después, cuando ya tenía catorce
años, y la situación era en general la misma: Arlette es siempre lenta y
soñadora, siempre muy fijada con la madre, a quien no quiere abando-
nar. No desea ver a su padre y llega a decir que ningún hombre podría
hacer dichosa a una mujer. Es en esa época que nos ha hecho su primer
dibujo de la familia (94) representando primero a una niñita de siete
años, después un papá que le tomaba la mano, luego la madre, muy al
borde de la hoja, amputada de parte del brazo izquierdo. Notemos que
padre y madre están estrechamente unidos, dándose los brazos y la mi-
rada del padre se dirige hacia su mujer. Por otra parte Arlette agrega a la
izquierda un cuarto personaje, un bebé varón de un año, el menos bue-
no, dice, pero pese a eso el más feliz. Ella se identifica con la niña de
siete años, que es la más buena porque ayuda mucho a su mamá y tiene
por eso mucho trabajo.
Nos asomamos, en este dibujo, a los sentimientos profundos de Arlet-
te. Contrariamente a lo que dice la madre, ella no se ha resignado verdade-
ramente al divorcio de sus padres; lo niega, restablece la pareja en su
integridad y expresa además su preferencia por el padre, desvalorizando a
la madre O>.
En cuanto al bebé, que no está del lado de la madre, remarquémoslo,
sino del lado de la niña, lo habíamos visto figurar con frecuencia cuando
Arlette tenía siete años, especialmente en las fábulas de Düss; era enton-
ces el bebé de su mamá, pero la niñita quería tener uno también con su
papá y es digno de subrayar que a la misma edad, en una prueba de asocia-
ción había asociado la palabra "papá" a la palabra "bebé".
Un año después, Arlette nos hace un segundo dibujo, que mostramos
aquí (95). La madre está esta vez valorizada, dibujada primero, de mayor
talla que el padre y con un bebé femenino en sus brazos. El padre está
siempre presente, al lado de la madre pero 1!º unido a ella esta vez y, por

LCf. el caso análogo de Bertrand (figura 14).


206 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

M~ ... ._ _3->
~,;r;¿ T .t ..,.1.,

Figura 95.

otra parte, alejado de la niñita. Arlette continúa entonces negando la parti-


da de su padre pero acepta que los vínculos entre sus padres sean más
flojos y renuncia a estar ella misma cerca del padre. Sin embargo, aun
figura el bebé, como vivo testimonio de la unión de la pareja.
Volvimos a ver a Arlette a los dieciséis años. Proseguía sus estudios
con éxito mediano, pero su carácter no había cambiado: es siempre muy
solitaria, saliendo poco de su casa y sin otros amigos que su hermana
mayor. Es una joven muy hermosa, de tipo fino, longilíneo, de rasgos bien
dibujados pero con una actitud distante.
Nos hizo sin embargo un dibujo muy vivo (96), que se acerca más que
los otros a la realidad familiar, en el sentido de que se representa a sí
misma en su edad actual y pone en escena a su hermana, de la que es
inseparable.
Hay que subrayar: l º) que la joven se ha dibujado en primer lugar; 2°)
que está a distancia de la pareja paterna 3°) que desvaloriza a la madre,
como en el primer dibujo, pero le pone un bebé en brazos, del cual declara
que es el más dichoso porque no tiene preocupaciones.
El caso de Arlette hay que agregarlo a los casos de repliegue narcisista
LA EVOLUCIÓN DEL DIBUJO DE LA FAMILIA 207

Figura 96.

dados en el capítulo precedente. Hemos visto que cuando fuertes decep-


ciones afectivas nacidas del complejo de Edipo impiden a un niño investir
las imágenes parentales, éste de alguna manera es impulsado a volcar su
investidura afectiva sobre sí mismo, lo que se traduce en el dibujo de la
familia por una valorización especial del propio cuerpo.
Remarquemos también que al lado de la joven figura un muchacho
de la misma edad que ella, del cual dirá que es el menos bueno, mien-
tras que la más buena es la hermana mayor. No puede tratarse de uno de
los hermanos de Arlette, porque son mucho mayores que ella: es enton-
ces un personaje agregado, que podemos considerar como otra identifi-
cación de la joven, que traduciría así un alto grado de ambivalencia sexual.
Aquí este personaje es un verdadero doble, un gemelo y sabemos que a
muchos sujetos solitarios les gusta darse un doble, para amarse ellos
mismos a través de él. Podemos preguntamos aquí porque el doble es
del otro sexo; es posible que Arlette haya introyectado la imagen del
padre que se fue, pudiendo expresar su relación con un doble masculino
una sustitución de su relación imposible con su padre.
Una valiosísima convergencia de índices nos es aportado aquí por los
208 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

otros test proyectivos y por el psicodrama.

En el TEST DE LAS CUATRO IMÁGENES, de VAN LENNEP, Arlette hace


figurar una familia parecida a la suya, pero introduciendo un personaje
suplementario llamado Pierre, huérfano, excelente camarada de uno de
los hijos de la familia, a quien había salvado la vida. Hay una pelea entre
los dos amigos, la familia se entristece porque Pierre no vuelva más y el
padre aconseja una reconciliación. Pierre entonces vuelve; todo el mundo
lo recibe con alegría y juran no separarse más. Es difícil no ver en esta
historia una reproducción simbólica del deseo de Arlette de que su padre
vuelva a la casa.
En los psicodramas también figuran los dobles: dos muchachas geme-
las, una de las cuales se ahoga mientras la otra es salvada; dos solteros de
treinta años, los dos llamados Pierre, entre los cuales se entabla la discor-
dia porque uno de ellos fue acusado de un robo cometido por el otro;
finalmente el culpable es arrestado y todo se arregla.

En conclusión asistimos en los dibujos de la familia de Arlette a la


evolución de su personalidad afectiva. La veíamos a los catorce años co-
locarse en la posición regresiva de niña de siete años y, según un modo
muy primitivo de defensa del Yo, rehusar reconocer la realidad del divor-
cio de sus padres.
La vemos luego manteniendo ese rechazo pero separándose poco a poco
de la pareja parental para aislarse en una actitud autista, pero con un vivo
deseo de anudar relaciones afectivas con una imagen fraternal (su herma-
na mayor) y con un doble. Y como es común, este repliegue narcisista va
acompañado con una disminución de la investidura de las imágenes pa-
rentales, que en el dibujo se alejan poco a poco del sujeto.
Por otra parte y en el mismo sentido Arlette no se identifica con la
madre en ninguno de los tres dibujos, sino con las hijas. La defensa del Yo
es entonces muy activa aquí, puesto que ella prohibe el Edipo y de ese
modo suprime la angustia de culpabilidad relacionada con los sentimien-
tos edípicos, esa angustia que hemos visto expresarse en los temas psico-
dramáticos.
.
Figuras 97 a 103. Catherine es seguida por nosotros desde que te-
nía doce años por sus dificultades escolares: ella está en sexto y es una
alumna mediocre, que tiene poco interés por la escuela, es lenta y ador-
LA EVOLUCIÓN DEL DIBUJO DE LA FAMILIA 209

milada; su nivel de inteligencia es normal. Siente una gran rivalidad


por su hermano, tres años mayor, que no la ha aceptado nunca como
hermana menor.
Esta niña tiene un fondo constante de depresión. No es que sea triste
sino apática y parece abandonarse a su suerte de Cenicienta. En su PN, el
héroe está en situación de abandono: no lo quieren ni sus hermanos ni sus
padres, siempre es castigado y como es desdichado con su familia intenta
irse para buscar en otra parte otra familia más gratificante. Catherine es
muy ambivalente, ya que en un momento se identifica con un muchacho
que sería el hijo mayor de la familia, lo que significa ocupar el lugar del
hermano preferido y en otro es regresiva y se identifica con un bebé acu-
nado por su madre.
La serie de sus dibujos de la familia expresa la misma ambivalencia.

El primero, (97) representa a los miembros de la familia casi con sus


edades verdaderas, pero ella está ausente y en su lugar hay un bebé varón

Figura 97.
210 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

­p 35 M 3G

Figura 98.

de dos años, estrechamente unido a su madre. Ella se identifica con la


madre.
El segundo (98) hecho dos meses después, da la misma distribución
pero hermano y bebé tienen dos años más y el bebé es ahora una niñita.
También aquí Catherine se identifica con la madre.

En el tercero (99), hecho a los trece años, Catherine elimina al herma-


no rival y asocia estrechamente al padre una niñita de cinco años con la
cual se identifica.

En el cuarto, (100) hecho dos meses después, es siempre la madre


quien figura en primer plano, pero esta vez aislada, mientras que el padre
está al costado de la niñita, ahora de once años.jeniéndole la mano y es
con esa niña con quien se identifica Catherine.
Catherine hace psicoterapia, donde ella expresa frecuentemente su
desazón por no ser querida por su padre y eso hace que pudiera pensar-
LA EVOLUCIÓN DEL DIBUJO DE LA FAMILIA 211

M 3o

Figura 99.

se que la evolución del dibujo indica una maduración de su personali-


dad, una separación de la madre alimentadora y una aproximación al
padre. Hemos visto, en ese sentido, que en el último dibujo, la niña
tiene once años; esta es la edad en que Catherine se ha convertido en
una "chica grande".
Sin embargo este cuarto dibujo no es plenamente satisfactorio. Hay
que notar que la niña no está valorizada, en particular su cara no está
completa, como si fuera una forma sin vida real. En revancha, la madre
está dibujada con mucho cuidado y los rasgos de la cara son el exacto
retrato de Catherine, lo que deja pensar que la niña ha querido aquí to-
mar el lugar de la madre pero no pudo hacerlo sino poniéndola a distan-
cia del padre.
Clínicamente, por otra parte, el mejoramiento fue poco apreciable:
Catherine continua pasiva, incapaz de afirmarse y sigue estancada en el
colegio.
212 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

11 31
p 35"

Figura 100.

Figura 101.
LA EVOLUCIÓN DEL DIBUJO DE LA FAMILIA 213

El quinto dibujo, ( 1O1) hecho a los trece años y medio, nos hace asistir
a una vuelta atrás. Catherine se identifica de nuevo con una niña de seis
años, estrechamente unida a su madre. La posición edípica es entonces
abandonada.

Figura 102.

El sexto dibujo, (102) hecho tres meses después del precedente, nos
lleva todavía más atrás y la niña ha sido reemplazada por un bebé de once
meses, unido a la madre, con el cual se identifica.
Hemos vuelto a ver a Catherine algunos años después y a los dieciséis
años nos hizo el dibujo siguiente (Ver figura 103).

Este séptimo dibujo (103) es una fiel reproducción de la familia. Ca-


therine se dibuja primero, valorizándose bien, luego figura el hermano
con su edad rea!, después el padre, luego, volviendo hacia atrás, la madre.
Ella queda ubicada entonces a cierta distancia del padre y reposiciona a su
madre en el último rango, poniendo bien en valor a su propia figura por el
214 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura 103.

proceso que hemos estudiado bajo el nombre de repliegue narcisista y que


hemos ligado a las decepciones edípicas.
Pero a pesar de esta tentativa de valorizarse, Catherine, siempre depre-
siva, no se siente feliz en la situación presente y se identifica con el herma-
no "porque preferiría ser un chico ",
Podemos pensar también que la aproximación de la niña al muchacho,
mientras que los padres están un poco apartados, simboliza el doble deseo
de Catherine de separar a sus padres y de realizar el Edipo, pero con un
hermano grande sustituyendo al padre.
Sin embargo -rasgo completamente insólito-, el muchacho con el que
se identifica no tiene manos: es por lo tanto un muchacho incompleto,
símbolo de la incapacidad de nuestra joven paciente de realizarse en nin-
guna dirección. .
Como en el PN, vemos a Catherine vacilar entre dos identificaciones
opuestas: con un bebé o con un hermano grande, mostrándose incapaz de
asumir su rol de mujer joven, rival de la madre.
LA EVOLUCIÓN DEL DIBUJO DE LA FAMILIA 215

Podemos considerar en semejante caso que la evolución de la pubertad


no se está haciendo correctamente y esta muchacha tendrá, más tarde,
serias dificultades en sus relaciones amorosas.
Vemos por estos dos ejemplos todo el fruto que es posible obtener del
estudio de dibujos de familia sucesivos del mismo sujeto para apreciar la
evolución de su personalidad. Tanto en uno como en otro, se podría pen-
sar que la psicoterapia ha fracasado y es verdad, pero no hay que asom-
brarse, ya que los medios psicoterapéuticos de nuestra consulta son muy
limitados y no pueden compararse con una psicoterapia de inspiración
psicoanalítica llevada a cabo con continuidad.
Capítulo IV

Conclusiones generales

Entre los test de personalidad en uso en la práctica de psicología infan-


til, el dibujo de la familia ocupa uno de los primeros lugares.
En primer término, porque es a la vez rápido y de una aplicación fácil.
En segundo lugar, porque siendo expresión de la actividad imaginati-
va creadora del niño puede, mejor que cualquier otro, proyectar los conte-
nidos profundos de la personalidad que no se podrían conocer con una
entrevista directa.
En tercer término porque, como la mayor parte de los problemas psi-
cológicos de adaptación dependen de los conflictos del alma infantil, -
conflictos de rivalidad fraterna y conflictos edípicos- la manera en que un
niño se sitúa en medio de una familia de su elección nos introduce en el
corazón mismo de sus problemas y sus dificultades.

II

Los documentos que nos son provistos por el dibujo de la familia son
de diverso orden, ya que la personalidad se revela ahí en sus principales
aspectos.
Nos hemos limitado, en esta obra, al estudio del contenido, es decir, a
sacar a luz los conflictos del alma infantil. Descubrir y analizar esos con-
flictos es uno de los problemas más importantes que se presentan al psi-
quiatra infantil porque en la mayor parte de los casos no son visibles. Lo
218 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

que se percibe clínicamente, como hemos visto, no son los conflictos en sí


mismos sino su efecto secundario sobre la personalidad exterior del niño,
su carácter, su conducta, su humor y particularmente su rendimiento esco-
lar, que es frecuentemente lo primero que notan los padres. Constatamos
el efecto visible, pero es necesario remontamos del efecto a su causa es-
condida, al conflicto de las tendencias propias del niño con las censuras
del medio en el que ha vivido.
Hemos insistido mucho, en consecuencia, sobre el concepto de que la
psicologla de las relaciones interpersonales no puede comprenderse aquí
sin una continua referencia al psicoanálisis.
Es, en efecto, el psicoanálisis, lo que nos ha instruido sobre el rol pato-
lógico de las tendencias rechazadas y del rol que juegan los mecanismos
de defensa del Yo, tanto para apaciguar la angustia como para adaptar el
sujeto a su medio. Hemos pasado revista en esta obra a los principales
mecanismos de defensa, mostrando cómo se expresan en el dibujo por
medio de la valorización o la desvalorización, la eliminación, el desplaza-
miento simbólico y la relación a distancia.
La exposición a que hemos sido llevados a hacer de las grandes líneas
de la concepción psicoanalítica tiene, ilustrada por los dibujos infantiles,
una simplicidad y un valor demostrativo que se encontrará dificilmente en
otra parte. Eso significa, además, que nuestra obra puede ser para el joven
psicólogo un buen medio de información psicoanalítica.
El lector quedará seguramente sorprendido de la monotonía con la cual
nuestras observaciones reproducen la situación siguiente: "niño inteligen-
te con malos resultados escolares"
Es que esta situación es, efectivamente, muy frecuente.
Se debe, en parte, a la óptica algo deformada de padres y maestros.
Ellos tienden a no estimar los méritos de un niño sino en función de sus
logros escolares y hacen de su fracaso en esta materia el principal motivo
de la consulta médico-psicológica.
También, por otra parte, a que, junto con las aptitudes, hay que consi-
derar la eficiencia y si las aptitudes están ligadas a la inteligencia en sí
misma, la eficiencia está más ligada a factores afectivos conscientes e
inconscientes, de modo que cuando un niño fracasa en la escuela hay
que sospechar siempre la intervención negativa de esos factores. Hemos
dado suficientes ejemplos de esto como para que sea inútil insistir.

Se puede decir que, cada vez que un niño no logra un éxito escolar a la
CONCLUSIONES GENERALES 219

medida de sus aptitudes, es necesaria una exploración proyectiva. En el


curso de la primera consulta deberemos hacerle hacer un dibujo de la fa-
milia para determinar la dinámica de la personalidad del niño en la rela-
ción familiar.
En algunos casos, los más favorables, seremos llevados por la interpre-
tación del dibujo al meollo del problema conflictivo. En todos los otros
no obtendremos más que una probabilidad y para acrecentar esa probabi-
lidad hasta la certidumbre será conveniente, como hemos demostrado,
buscar convergencias de indices con otros test de personalidad.
En ese sentido hemos hecho un uso constante de las fábulas de Düss,
del test de la aldea, del T.A.T., del PN, del BLACKY y del MONIGOTE.
Subrayemos también las características originales de nuestro método
de ejecución e interpretación y especialmente la necesidad que existe de
demandar al sujeto mismo su identificación. Recordemos en relación a
esto la distinción muchas veces muy rica de sentido que hemos hecho
entre la identificación de realidad, la identificación de deseo y la identi­
ficación de defensa.
Finalmente remarcaremos que el dibujo de la familia es en, alguna
medida, una especie de corte hecho en algún momento del devenir psico-
lógico de un sujeto.
Es verdad que esa situación presente resume todo el pasado del sujeto
y expresa por eso algo más que simple actualidad.
Pero.justamente por eso, se obtiene una base más segura de interpreta-
ción cuando se repite el test varias veces; ya que se pueden apreciar así los
trazos constantes, que expresan lo que permanece invariable y los trazos
variables, que expresan lo que evoluciona y en qué sentido lo hace (cf.
Capítulo m, Libro 2).

III

Nuestro libro está lejos de haber agotado el vasto sujeto del test del
dibujo de la familia.
Para remarcar bien lo que aporta y lo que queda por estudiar que-
rríamos decir aquí hacia qué direcciones -tal vez exploradas ya por
otros especialistas- pensamos que se podrían dirigir investigaciones
provechosas.
220 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

En primer lugar, el estudio de la forma y del contenido de gran nú-


mero de observaciones podría encauzarse hacia la finalidad de estable-
cer las características típicas de cada edad, en relación con la madurez
psicomotriz.
En segundo término y del mismo modo, podrían estudiarse las carac­
terísticas diferenciadoras de los sexos, estudio hacia el que hemos apun-
tado en muchos puntos de este trabajo.
En tercer término convendría poner a punto un método de análisis
morfológico (en gran medida dependiente del contenido) a fin de estable-
cer a qué nivel de inteligencia corresponden las diversas estructuras. Pen-
samos que debería retomarse el estudio ya hecho por F. GOODENOUGH,
pero de una manera más sintética, teniendo en cuenta trabajos modernos
sobre la importancia de la noción del esquema corporal.
En cuarto lugar, en la dirección del estudio precedente, no podemos
dejar de encontrar a cada paso el problema de la interacción entre lo inte-
lectual y lo afectivo. Convendría entonces establecer de manera precisa la
acción positiva (de valorización) o negativa (de desvalorización) de la
afectividad sobre el nivel mental.
En quinto lugar y siempre en esta misma dirección, encontramos el
problema muy complejo de la dislexia, con sus factores de psicomotrici-
dad perturbada y sus conflictos afectivos, influenciando ambos en la es-
tructura del dibujo.
En sexto lugar, volviendo aquí al contenido, sería de muy gran interés
estudiar la evolución de la personalidad de cada niño repitiendo el dibujo
de la familia en cada una de las etapas de su vida. Se trata de un trabajo de
gran envergadura del cual no hemos hecho sino un tímido esbozo. Todo
está por descubrirse en este campo del paralelismo entre lo que se proyec-
ta en el dibujo y la evolución de la personalidad en la vida real; un estudio
profundizado y extendido a un gran número de casos nos permitirá, pro-
bablemente, aprender a extraer de un dibujo de la familia pronósticos so-
bre el futuro del sujeto y nos permitirá también apreciar la evolución del
sujeto bajo la influencia de psicoterapia.
Bibliografía

Entre las incontables publicaciones dedicadas a los dibujos infantiles,


no mencionaremos aquí sino a aquéllas que, teniendo una relación directa
con nuestro estudio, han sido citadas en el texto de la obra.

l. GOODENOUGH, Florence: L 'intelligence d'apres le dessin (un volu-


men en P.U.F., Paris, 1957).
2. FAY, H.: Une méthode pour le dépistage des arriérés dans les grands
collectivités d'enfants (Bulletin de la Ligue d'Hygiénement, 7-1923).
3. MACHOVER, Karen: Personality projection in the drawing o/human
figure (Un volumen. Springfield III. Ch. Thomas, 1949).
3 bis. ABRAHAM, Ada: Le dessin d 'une personne, Le test de Manchover
(Un volumen. Actual. Pédag. Delachaux et Niestlé, 1963).
4. BUCK, J. N. The H.T.P. technique. A qualitative and quantitative
scorings manual (J. Clin. Psycol. 1948-5 y 1949-5).
5. BOUTONNIER, Juliette: Les dessins des enfants (Un volumen, Edicio-
nes du Scarabee, Paris, 1953).
6. MORGENSTERN, Sophie: Psychanalyse infantile. Symbolisme et va­
leur clinique des creations imaginatives chez l 'enfant (Un volumen,
Denoel, Paris, 1937).
7. BAUDOmN, Charles: L 'ame enfantine et la psychanalyse (Un volu-
men, Delacaux et Niestlé, 1954).
8. BERGE, André: Lefacteur psychique dans l'énurésie (Ed. Du Seuil,
Paris, 1946).
9. RAMBERT, Madeleine: La vie affective et mora/e de l'enfant (Un
volumen, Delachaux et Niestlé, Lausanne).
10. DOLTO-MARETTE, Francoise: Rapport sur f 'interprétation psycha­
nalitique des dessins d'enfants au cours de traitements psycho­thé­
222 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

rapiques (Psyche, 1948, p. 324-346).


l l. MINKOWSKA, Francoise: La tipologie constitutionnelle vue a tra­
vers le Rorschach et les dessins d'enfants (Revue de Morpho-phy-
siologie humaine, 1952).
12. POROT, Maurice: Le dessin defamille (Pédiatrie, 1952, p. 359-81).
13. CAIN ET GOMILA: Le dessin de familia chez l'enfant. Critéres de
classification (Ann. Médico-psychol., p. 502-506).
14. APPEL,N.: Drawings of children as aids to personality study (Ame-
ric. J Orthopsychiat, 1931 p. 129-144 ).
15. BARCELLOS, F.: Psicodiagnóstico atraves do desenho infantil
(Arruada, Río de Janeiro, 1952 nº 81 p. 132).
16. FUKADA, N.: Family drawing by school children (Japanese J. Psy-
chol. 1958, 29, p. 264-267).
17. THOMAZI, J.: Le bonhomme et l'enfant (Un volumen Edit. Coque-
mard, Angouléme, 1962).
18. PIOTROVSKI, Zygmunt: A new evaluation of the T.A.T. (The Psy-
choanalitic Review, April 1950).

A estos títulos se han agregado, después de la publicación de nuestra


primera edición, algunos trabajos de particular interés:

M. BORELLI-VINCENT:L 'expression des conflicts dans le dessin de fa­


mille (Rv. Neuro-Psych. Inf. 1965 nº 1 ).
M. POROT: Le dessin defamille (Rev. Psych. Appliquée, 1965, nº 3).
D. WIDLOCHER: L 'interpretation des dessins d'enfants (un volumen,
Dessarts, Bruxelles, 1965).

Agregamos también una referencia sucinta a los otros test men-


cionados frecuentemente en la obra.

BLACKY Pictures­Gerald S. BLUE. Tite Blacky Pictures: a techniquefor


the exploration of 'personality dynamics (New York. The Psycholo-
gical Corporation, 1950).
Fables de Düss -Luisa Düss. La methode des fables en psychanalyse
in/anti/e (Edit. L arche, París 1950).
r
BIBLIOGRAFÍA 223

C.A. T. Léopold BELLAK. The Thematic Apperception Test and the chil­
dren apperception test in clinical use (Grune and Stratton, New York,
1954).
T.A. T.- MURRAY. Manuel du T.A. T. en francés, editado con las 31 plan-
chas por el Centre de Psicología Apliquée, Paris,
Test PN ­ Louis COR.MAN, Le test PN. Une dynamique nouvelle de la
proyection (P.V.P., Paris, 1961). Las planchas del Test son difundi-
das por el Centre de Psychologie Apliquée y existe una forma para-
lela con corderitos en lugar de cerdos para los psicólogos que traba-
jan en un medio judío o musulmán.
ÍNDICE

Prólogo del Editor 7


Introducción 9

LIBRO I
EL DIBUJO DE LA FAMILIA
TEST DE PROYECCIÓN

Capítulo I: El dibujo del niño, expresión de su inteligencia


y su afectividad 15
El dibujo, test de inteligencia 15
El dibujo, test de personalidad 16
Proyección y simbolismo 17
Psicoanálisis 18
Dibuja tu familia 18
Dibuja una familia 19

Capítulo n: Nuestro método personal : 21


Técnica del test 21

Capítulo m: La interpretación 27
I - El nivel gráfico 28
n - El nivel de las estructuras formales •............................. 34
m - El nivel del contenido y la interpretación psicoana-
lítica 43
IV - Las defensas del Yo contra la angustia 46
226 EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA
----------------------------

Capítulo IV: El Dibujo de la familia desde el punto de vista


clínico 49
I - Como se expresan en el dibujo de familia las tenden-
cias y las defensas del Yo 49
1. Valorización del personaje principal 49
2. La desvalorización 51
3. Los personajes tachados 56
4. El desplazamiento y los personajes agregados 60
5. Los vínculos y las relaciones a distancia 67
6. Las identificaciones 72
II - Objetividad y subjetividad 78
l. La familia verdadera 78
2. La familia imaginaria 80
3. Síntesis interpretativa 83

LIBRO II
Los CONFLICTOS DEL ALMA INFANTIL
EXPLORADOS POR MEDIO DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Capítulo r: Las relaciones fraternales y los conflictos 91


I - La Reacción Agresiva 93
La reacción agresiva asumida por un animal 94
n - Las reacciones agresivas indirectas 99
l. La eliminación del rival 99
2. El dibujo sin niño 106
3. La desvalorización del rival 106
m - La reacción depresiva 11 O
1. La eliminación de sí mismo 11 O
2. La desvalorización de sí mismo 115
IV - La reacción regresiva y la identificación con un bebé . 11 7
v - Conclusiones 125
ÍNDICE 227

Capítulo II: Las Relaciones con los padres. Los conflictos


edípicos [29
I - La etapa oral pre-edípica y la etapa edípica 129
n - La diferenciación de los sexos y la etapa edípica 132
III - Las situaciones edípicas francas 134
1. Identificación con el padre del mismo sexo 135
2. Aproximación al padre del sexo opuesto 138
3. Agresividad celosa contra el padre del mismo sexo 142
4. Desvalorización del padre del mismo sexo 146
5. Eliminación del padre del mismo sexo 152
IV - Las situaciones edípicas enmascaradas 156
l. La agresividad asumida por un animal 157
2. La relación a distancia 161
3. El repliegue narcisista sobre sí mismo 172
4. La regresión pre-edípica 179
5. La inversión del Edipo 183
6. El padre alimentador 194
V - Conclusiones 200

Capítulo m: La evolución del dibujo de la familia 203

Capítulo IV: Conclusiones Generales 2J 7

BIBLIOGRAFÍA 221

ÍNDICE 225
Se terminó de imprimir en el mes de mayo de 2008
en los Talleres Gráficos Nuevo Offset
Viel 1444, Capital Federal

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