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La otredad judía en los Milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo

de Berceo
A lo largo de la literatura española he detectado la presencia de personajes de
origen judío que cumplen una función crucial en cada obra: la de funcionar como otro. El
judío ingresa a la literatura española en calidad de otro, lo que puede analizarse a partir
de ciertas características. Para tratar este tema, he decidido trabajar detalladamente con
los Milagros de Nuestra Señora, de Berceo.
Antes de empezar con el análisis de las obras, me interesa aclarar qué es lo que
entiendo por otredad. La otredad es todo lo que no es ni está determinado por un yo o “lo
propio”. Un otro es todo aquel que escapa a cualquier parámetro de lo propio, por lo que
este otro resulta incomprendido y hasta insoportable ya que le exceden dichos parámetros.
Pensar en un otro en la literatura implica preguntarse por su funcionalidad en el texto
literario. En nuestro caso, ¿por qué y en calidad de qué están los personajes judíos en
cuatro de los Milagros?
En consecuencia, me parece importante definir un yo/lo propio. En la Introducción
el yo poético se dirige a un tú, llamándolos “amigos e vassallos de Dios omnipotent”, es
decir, nos define un sí mismo: solo los cristianos pueden oír, comprender e interpretar los Commented [A1]: “terredeslo en cabo por bueno
Milagros. El mismo yo poético se inscribe mediante el uso de la primera persona del verament”
singular para describir el prado, explicar la alegoría, hacer un catálogo de los diferentes
nombres de María. Además, es quien escribe los Milagros guiados por la Virgen y se Commented [A2]: Cacho Blecua  es un milagro más
incluye en el mismo grupo que sus oyentes, lo que se demuestra principalmente con el
uso de la primera persona plural en diferentes estrofas. Así, quienes no forman parte de
este grupo, quedan anulados. No nos olvidemos también que indiscutiblemente la
protagonista es la Virgen en todos los Milagros, quien es caracterizada en términos muy
humanos, a pesar de ser un personaje sobrenatural (Uría: LI).
Sin embargo, los Milagros están compuestos de personajes que no forman parte
de dicho grupo, son figuras disidentes que Berceo nombra y les da un lugar importante Commented [A3]: A diferencia del Cid o de La Celestina
cuando aparecen. Dentro de este grupo forman parte los personajes judíos, quienes donde en el primero ni siquiera se nombra la palabra
“judío” ni hay epítetos, y en el segundo que las
aparecen en los siguientes Milagros: El niño judío, Los judíos de Toledo, La deuda reminiscencias al judío están cubiertas de un velo lingüístico
pagada y Teófilo. Así, Berceo se encarga de definir la otredad con un fin: reafirmar los y los personajes que tienen un origen judío deben ocultarlo
límites entre un lado y el otro, cuestión que puede verse si analizamos la forma de cada (=Lazarillo)

uno de estos cuatro Milagros, el lenguaje que utiliza Berceo para marcar la otredad. De
este modo, me centraré en el análisis de la descripción y presentación de los personajes y Commented [A4]: Momentos del texto según Cacho
de la configuración espacio-temporal, factores que contribuyen a la construcción de la Blecua: presentación –nudo acción – desenlace (milagro) –
afirmación admirativa – conclusión narrativa final -
otredad judía. enseñanza

Los Milagros de Berceo están compuestos en tetrástrofos monorrimos, Commented [A5]: Arte de la cuadernavía: Cuatro versos,
característica formal que contribuye a una organización clara, uniforme y breve del texto. cada uno de 14 sílabas, rima de un solo sonido
El primer Milagro que incluye personajes judíos es El niño judío (XVI). Tal como
propone Isabel Uría (1997: LI), los personajes han sido creados a partir de dos criterios:
la oposición amigos/enemigos de María, y la oposición seres terrenales/seres
sobrenaturales. Desde esta perspectiva, tenemos un protagonista un tanto polémico ya que
es judío (el único protagonista judío de los Milagros), lo que supone que dicho personaje
debería inscribirse dentro del grupo de los enemigos de María (de los católicos). Sin
embargo, Berceo hará una presentación del personaje bastante sutil en comparación con
la descripción de otros otros. En primer lugar, no presenta al niño con ningún epíteto o
adjetivo calificativo negativo, como suele hacer con los demás personajes judíos. En
segundo lugar, en la cuaderna vía 355, Berceo lo presenta como amigo de niños cristianos.
En tercer lugar, Berceo nos cuenta que en Pascuas al niño le dieron ganas de comulgar y
ve con devoción la figura de la Virgen. Por último, una vez que el niño judío comulga,
Berceo ya no se refiere a él como “iüdezno”, sino como “niño” o “niñuelo”. Commented [A6]: Iudezno/niñuelo = diminutivo del judío
 animalizante
De este modo, tenemos a un otro particular ya que, en contraste con la descripción
de su padre, el niño judío tiene muy poco de otro. Este Milagro trata fundamentalmente
de acentuar lo malvado de los judíos a través de la figura del padre del niño.Ya desde el Commented [A7]: Uría
principio Berceo lo presenta como un personaje malvado debido a que lo quería azotar
por haber llegado tarde a la casa. Luego, podemos ver múltiples epítetos que dan cuenta
de la maldad del padre, como por ejemplo: “malaventurado”, “diablado”, “esti can
traïdor”, “el loco pecador”, “el falso descreído”, “falso desleal”. También podemos ver
una comparación del enojo del padre “como demoniado” y una interjección que resalta
todavía más la perversidad del padre: “¡Mal venga a tal padre que tal faze a fijo!”. Todas
estas características dan cuenta de la caracterización principal de los personajes judíos en
la obra de Berceo: judío emparentado con el Diablo, judío amigo del Diablo. En otras Commented [A8]: Wilkins
palabras, todas estas características contribuyen a una descripción del otro.
Este Milagro ubica en un lugar importante al fuego, elemento emparentado con el
destino de estos dos personajes judíos y con el Diablo (Infierno). Por un lado, el niño
saldrá ileso del horno con fuego, por otro lado, el padre no saldrá. La principal diferencia: Commented [A9]: Figura cotidiana
la Virgen salva al niño, mientras que “judíos e cristianos” se encargarán de meter al padre
al horno. Estos personajes colectivos son muy importantes, de acuerdo con Cacho Blecua
y Uría, ya que funcionan como testigos del Milagro, lo que le da más
credibilidad/verosimilitud, y también son quienes manifiestan admiración frente al
Milagro.
Me parece importante notar que dentro de estos personajes colectivos, Berceo
incluye a los judíos. ¿Por qué este grupo de judíos no está del lado del Diablo, del padre
del niño, en otras palabras, por qué no son otros? Por un lado, es importante aclarar que
la gente llegó debido a los gritos de la madre quien, con este episodio, también se pone Commented [A10]: No se la describe con ningún adjetivo
en contra de su esposo. Por otro lado, ante tal suceso, Berceo explica en la estrofa 370  no podemos saber si es judía
que tanto judíos como católicos “entendieron que era Sancta María” a la que refería el
niño cuando contó que “la dueña” lo había salvado.
En cuanto a la construcción espacial y temporal, Berceo nos ubica en Bourges, en
un pasado remoto. Dentro de esta ciudad, tendremos dos espacios cerrados: una iglesia,
espacio público, y la casa del niño, espacio privado. En la iglesia tendremos un pequeño
intruso que, como ya hemos dicho, comulgará y admirará la visión de María. Luego, el
niño saldrá de ahí para entrar al otro espacio cerrado: su casa, donde también podremos
ver una escena de la vida cotidiana (estrofa 359). Llama la atención que a dicho espacio Commented [A11]: Acerca al público
puedan entrar cristianos mientras que a la Iglesia solo pueda entrar un niño judío que,
como ya hemos demostrado, Berceo no lo caracteriza como tal. Creo que los cristianos
pueden entrar a este espacio diabólico, que no les pertenece, precisamente porque los
testigos del milagro no pueden ser sino católicos, de lo contrario deben convertirse. Los
cristianos ingresan a otro espacio para presenciar un acontecimiento perteneciente a lo
propio: son quienes pueden comprender e interpretar (de acuerdo con lo que Berceo dice
en la Intro) la magnitud del suceso, es decir, el milagro.
Por último, me llamó la atención la última parte del Milagro, la de la enseñanza,
donde Berceo caracteriza al sí mismo y al propio:
“Tal es Sancta María, que es de gracia plena,
Por servicio da gloria, por deservicio pena;
A los bonos da trigo, a los malos avena,
Los unos van en gloria, los otros en cadena.

Qui servicio li faze es de buena ventura,


Quil fizo deservicio nació en ora dura,
Los unos ganan gracia e los otros rencura;
A bonos e a malos so fecho los mestura”. (pp. 91, 92) Commented [A12]: descubre

Mediante estos paralelismos, el yo poético se preocupa por marcar el límite entre


los “unos” y los “otros”, límite definido por la Virgen, descubre quién se ubica en un lado
o en otro. En relación con este factor, estas dos estrofas me interesaron porque de esto
tratan precisamente los Milagros: de delimitar al otro frente a un no-otro, de la disyunción
excluyente: del planteo de una cosa o la otra.
Los judíos de Toledo es uno de los Milagro más breves donde, a diferencia de la
mayoría de los Milagros, María ayuda a sus amigos y castiga a sus enemigos por iniciativa
propia (sin previo rezo de un pecador, por ejemplo, factor que suele reproducirse en la
obra), es decir, “el prodigio (…) acontece a iniciativa suya” (Uría, 1997: LIII). Si
seguimos con la oposición propuesta por Uría, amigos de la Virgen/enemigos de la
Virgen, Los judíos de Toledo presenta una clara división entre los personajes colectivos,
“amigos e vassallos de Dios Omnipotent” (Berceo, 1997: 7) y los enemigos: los judíos.
Aquí no hay un personaje que actúe como otro y que tenga posibilidades de pasar al grupo
de los cristianos (≠ El niño judío). Podemos ver dicha división a partir de los epítetos con
los cuales se dirige Berceo a una u otra parte.

Como ya hemos planteado, Uría propone que los personajes colectivos sirven
como testigos indiscutibles que transmiten el prodigio que presenciaron: cuantos más
testigos haya, más verídico es el milagro (1997: LI – LII). Podemos percibir este factor
en el momento en que el arzobispo, “un leal coronado”, quien estaba dando la misa
cuando la Virgen apareció, interviene para interpretar lo que la Virgen dijo, e insta al
“grand” pueblo, “bien adobado”, “muy devotas”, quienes asisten a misa porque “quieren
ganar de Dios perdón”, a castigar a los enemigos (Berceo, 1997: 100). Frente a los epítetos
citados, llama la atención cómo Berceo marca la otredad al referirse al pueblo judío a
partir de las siguientes expresiones: “la gent de judaísmo, sorda e cegajosa”, “pueblo tan
descosido”, “los que mala nazieron, falsos e traïdores”, “que facién (…) follía” (Berceo,
1997: 100-101). Además, así como el poeta incluye al arzobispo como el personaje más
ilustre de entre los fieles, también nombra al “raví más onrado” (Berceo, 1997: 102), en
cuya casa encuentran la figura de cera de Jesús, por lo que, si el personaje más ilustre o
de mayor jerarquía es el más fiel servidor a Dios y a la Virgen, el rabino más ilustre, en
contraste, pasará a ser el más pecador y, por ende, el pecado sucederá en su casa.

Respecto de la ubicación espacio-temporal, tal como dijimos previamente, Berceo


nos ubica en la primera estrofa dónde y cuándo acaeció el milagro: Toledo, España,
durante las festividades dedicadas a la Virgen en agosto. Una fecha clave, pues no
olvidemos que la protagonista principal es la Virgen. Sin embargo, falta aclarar el año del
acontecimiento, factor que nos permite confirmar que se ubica en un tiempo narrativo
remoto (García, 2006).

Asimismo, Berceo define los límites entre el adentro y el afuera dentro de una
misma ciudad (Toledo): “la iglesia bien plena” donde rezan “las gentes muy devotas” y
es el lugar donde sucede el milagro, el lugar donde se va a escuchar la “voz de grand
tribulación”, lugar donde puede resultar lógico que se pueda escuchar una voz que viene
del cielo.

Al ser la iglesia un lugar donde sólo los “amigos e vassallos de Dios” pueden
ingresar, también va a ser el lugar desde donde los fieles salgan y se dirijan hacia el afuera,
la judería, con la guía de Jesús y María. De este episodio es importante tener en cuenta
que el pueblo cristiano sólo puede ir hacia ese afuera de manera guiada pues ese territorio
pertenece a los pecadores. También me parece importante remarcar que existe un adentro
en el territorio del otro, pero un adentro bien diferente al de la iglesia pues se trata de la
casa del rabino principal y, tal como hemos dicho previamente, es la casa del judío más
pecador, el lugar donde van a encontrar la figura de cera de Cristo crucificado. Por último,
Berceo no nos dice dónde los católicos se enfrentaron con los judíos. Sólo podemos
afirmar que la matanza sucedió en la judería pues en la estrofa 429c encontramos el
deíctico “hí”.
Berceo busca intensificar la bondad de los buenos y la perversidad de los malos
(Uría: LV). Este Milagro tiene como rasgo principal marcar la otredad por medio del uso
de los epítetos y por medio de la marca de los límites entre los espacios. La Virgen y su
intermediario (el clérigo) instan a castigar a los “traïdores” (Wilkins, Julio 1999-Junio
2000). La marcada construcción de los personajes (mediante epítetos) y de los espacios
en los que éstos circulan trata de nunca igualar al otro: el católico más importante del
Milagro tiene voz, el rabino, no. Los católicos, junto con la guía de Jesús y María, pueden
ingresar al territorio del otro, los judíos, no. Así, debido a que el pecado del colectivo
judío es una blasfemia, la Virgen no los puede salvar como al niño judío o al prestamista,
por lo que el grupo de judíos quedará finalmente anulado sin antes comprender “que mal
seso ficieron” (de Berceo, 1997: 103).

Nuevamente, la enseñanza en la estrofa final divide a los otros de los no otros, con
la inclusión del yo en la primera persona del plural:

“Qui a Sancta María quisiere afontar,

Como éstos ganaron assín deven ganar;

Mas pensémosla nós de servir e honrar,

Ca nos á el su ruego en cabo a prestar.” (p. 103, cv 430)

En los Milagros Berceo describe al otro para reafirmar la figura del sí-mismo,
factor que puede verse sobre todo en las estrofas dedicadas a la enseñanza con las que
Berceo concluye cada Milagro. Quien la defiende, sirve, honra y le reza, son los unos a
los que se refería en El niño judío, son los receptores de los Milagros que Berceo escribe
mediante la guía de la Virgen (Intro). Quienes la afrontan, hacen “mal seso”, son
pecadores, son los otros.

En La deuda pagada vemos a un personaje cristiano pedir un préstamo a un


personaje judío. ¿Cómo es posible que un cristiano acuda a la ayuda/ a los ss de un otro? Commented [A13]: Este judío que ayudó al cristiano y
que entró a la iglesia debe ser convertido al cristianismo, no
Berceo soluciona este interrogante en la estrofa 635, después de que Valerio rezó para puede seguir siendo un otro

pedir ayuda por su situación económica, Berceo nos dice que Dios quiso ayudar a Valerio
haciéndole acudir al judío y, además, hace hincapié en que a Valerio no se le ocurrió esta
idea sino a Dios, factor que pone en evidencia al personaje judío: solo con la mediación
de Dios puede un cristiano acudir a un otro.
En cuanto al judío prestamista, al comienzo, el personaje judío está caracterizado
con mayor benignidad que en su desenlace: el yo poético solo lo presenta como un judío Commented [A14]: y en cp con Los judíos de Toledo y
con Teófilo
rico y no lo caracteriza con ningún epíteto sino hasta que la incredulidad del judío llega a
Commented [A15]: respecto al hecho de que Valerio
un punto considerable. Berceo se refiere a él como “trufán renegado” cuando Valerio lo toma como garantes a la Virgen y a Jesús

invita a la iglesia a ver la figura de María y Cristo, los garantes de la deuda. Cuando Commented [A16]: trufán= chorro
renegado = personas que renuncian a la ley de Jesucristo
Valerio reza por que la deuda sea pagada por sus garantes, tanto este personaje como el
yo poético se refieren a él como “trufán” (V: + “renegado”, B: + “descreído”), lo que
predice que alguna forma de traición ocurrirá.

Después de haber buscado su caja, Berceo hace un retrato despectivo del judío,
donde resalta su avaricia y codicia, características que no pertenecen al no-otro:

“El trufán alevoso, natura cobdiciosa,

Non metié el astroso mientes en otra cosa, Commented [A17]: vil, despreciable

Tenié que su ventura era maravillosa

Púsoli al burgués nomne <<boca mintrosa>>” (p. 151, cv 679)

Este pasaje resalta los estereotipos de los judíos: traidor, codicioso, vil y mentiroso
(al tildar a Valerio de mentiroso). Luego se refiere a él como “goloso e logrero”,
calificativos negativos cuya función principal es resaltar la figura estereotipada del otro
judío, como malvado, amigo del Diablo y, por ende, contrastarla con la del cristiano,
encarnado en Valerio (buen cristiano, que reza mucho, etc.).

En este episodio también aparecen personajes colectivos. Por un lado, los hombres
del judío, “compañuela balduera”, y cristianos “sabidores”, que sabían como desarmar el
recipiente, caracterizados como “trufadores” por Berceo ya que intentaban adquirir algo
que no les pertenecía. En resumen, ambos bandos se unen por una característica común:
tanto judío como cristianos le tienen envidia al judío. De esta manera, Berceo ubica a los
cristianos pecadores junto con judíos, remarcando así de manera polémica la otredad. Por
otra parte, Berceo nombra otro grupo colectivo, la aljama, grupo de judíos, quienes le
creen al judío que Valerio es un mentiroso. Berceo los describe como “mala natura”
precisamente porque le creen al judío prestamista.

Luego de este episodio, Berceo ya no caracteriza al judío con calificativos


negativos, aunque sí se encarga de seguir resaltando la figura del judío codicioso al decir
que planeaba aprovecharse de la vuelta de Valerio para duplicar su deuda.
Respecto del tratamiento espacio-temporal, puedo detectar mucho más
movimiento que en los otros dos Milagros. El Milagro sucede en Constantinopla. Una
vez que Valerio consigue el préstamo, emprende un viaje a Flandes y a Francia, desde
donde le pedirá a Jesús y María que le faciliten el cofrecito al judío. Luego, la narración
vuelve a Constantinopla, donde podemos ver que el judío recibe el dinero, y a donde luego
vuelve Valerio. Con respecto a los movimientos que hacen en Constantinopla, Valerio se
dirige a lo del judío sin muchas especificaciones. ¿Cómo es posible que un cristiano entre
a una judería, a la casa de un judío, al mismo espacio que un otro? Berceo no nos
especifica cómo llegó a lo del judío pero podemos inferir que fue guiado por Dios ya que,
como nombramos previamente, Dios lo guió a recurrir a la ayuda del judío.

El segundo movimiento que me llamó la atención fue que Valerio lleva al judío a
la iglesia a mostrarle a sus garantes. Un otro ingresa a una iglesia y no es castigado, un
otro ingresa a un espacio al que no pertenece. El texto debe hacerse cargo de esta invasión
y, al igual que con el niño judío, el prestamista termina convirtiéndose al cristianismo.
Todo judío que ingresa a una iglesia terminará convirtiéndose al cristianismo porque no
puede ser de otra forma. Si entra sin el consentimiento de un católico, el judío será un
usurpador y, por lo tanto, los cristianos o María se tendrán que hacer cargo de él (más o
menos como en Los judíos de Toledo).

Así, el judío, al que le descubren el embuste, se arrepiente y se termina


convirtiendo. Éste pasa a ser un sí-mismo porque ingresó dos veces a una iglesia y porque
vio que la imagen de Cristo hablaba. En síntesis, Berceo no lo describe tan tenazmente
como al padre del niño judío o al grupo de judíos que replican la crucifixión de Jesús,
sino que remite a él principalmente como trufán, como ladrón, o como lujurioso, pecados
que, por intermedio de la Virgen, se pueden expeler.

Finalmente, el último Milagro, Teófilo, presenta a la figura de un judío que se


dedica a la magia negra, actividad altamente ligada con el Diablo, tal como demuestra el
texto. Me parece importante que uno de los factores por los que un cristiano ilustre como
Teófilo (al que Berceo primero describe como generoso, humilde y muy querido) acude
a un brujo judío es porque está movido por un pecado: el de la envidia. En dicho Milagro,
Berceo vuelve a describir hostilmente a un judío como un otro, tal como podemos ver en
el siguiente pasaje:

“Era el trufán falso pleno de malos vicios,


Savié encantamientos e muchos maleficios,

Fazié el malo cercos e otros artificios;

Belzebud lo guiava en todos sus oficios” (cv 722, p. 161)

Ladrón, pecador, hechicero, guiado por el Diablo. Esta descripción acentúa la


otredad del personaje con todos estos calificativos negativos y condensa todo lo que un
cristiano no puede ser, con lo que Berceo logra reafirmar así la figura del sí-mismo
mediante la descripción hiperbólica del personaje que actúa como otro. Además, este
judío recibe otros epítetos, tales como: “falso traïdor”, “vasallo de muy mal señor”,
“trufán dïablado”, “trufán”, “trufán traïdor”, “el de la judería”, “falso judío”, “trufán
renegado”, “falso consejero”. También hace referencia a su relación con el Diablo en
versos tales como: “con la uest antigua avié su cofradía”, “todo Satanás lo guiava”. Y
como si resaltar la malignidad del personaje no fuera suficiente, el Diablo también
aparece en este Milagro, también es un personaje.

De Teófilo nos interesa remarcar cómo es posible que un personaje al que Berceo
lo describe tan virtuoso al principio le venda su alma al diablo por mediación de un judío.
Tal como podemos ver en este pasaje, Teófilo:

“cegó con grand despecho e fo mal trastornado,

Asmó fiera locura, yerro grand, desguisado” (cv 720 cd, p. 161), Commented [A18]: guisado: 'justo, apropiado'
(Corominas)
Una vez que Teófilo peca de envidia, Berceo lo presenta como un personaje fuera
de sí (desguisado) mediante descripciones que hacen referencia a este estado. Por
ejemplo: “venciólo su locura e mueda del Pecado” (v. 727b), cp “como embelliñado”, Commented [A19]: impulso

“fementido”. Sin embargo, este personaje tiene salvación, no pasará permanentemente al Commented [A20]: enajenado

mundo de los otros porque Dios va a estar observando todo el engaño por parte del judío
y del Diablo (“fuera Dios, a cual sólo non se encubre nada”, v. 742d) y Berceo ubicará a
los tres personajes mencionados en su lugar:

“El Señor, que non quiere muerte de pecadores,

Mas que salven las almas, emienden los errores,

Tornó en est enfermo de mortales dolores,

Que era decebido de malos traïdores.” (cv. 748, p. 166) Commented [A21]: engañado
Con esta estrofa, se puede dar cuenta de que Teófilo nunca estuvo del lado de la
otredad porque, además de estar en un estado sobrenatural, fue engañado por los traidores
a la religión cristiana: el judío y el Diablo. Además, es interesante notar que sufre
transformaciones en el cuerpo una vez que firma la carta de la venta de su alma al diablo:
perdió la sombra y el color de su piel. En contraste con el niño judío, quien no pecó y a
quien la Virgen lo protegió, el cuerpo de un pecador sí debía sufrir cambios.

En cuanto a la construcción espacio-temporal, solo nos enfocaremos en los


episodios que conciernen a la marca de la otredad. Berceo no nombra ni ninguna ciudad
ni ninguna fecha festiva, solo nombra una iglesia sin nombre propio. Tal como sucede en
otros Milagros, Teófilo debe salir del claustro cristiano para pecar efectivamente. Salir de
un adentro implica que Teófilo ya no será el mismo que antes de salir.

Berceo nos dice que en la villa (bispalía) hay una judería donde habita un judío al
que todos, “chicos e grandes”, tienen como profeta, al que todos le creen. El personaje
judío es un personaje ilustre en su comunidad y, por consiguiente, será muy cercano al
Diablo, tal como sucede en la jerarquía de Los judíos de Toledo. Es interesante notar que
Berceo no nos dice cómo llega a la judería, espacio que simboliza la otredad. A diferencia
de este Milagro, donde sí dice cómo llegaron los cristianos, María no guía al cristiano
hacia allí, así que es posible decir que este movimiento anticipa que algo malo va a
suceder. Un cristiano que se dirige a un espacio ajeno sin la guía de María es un cristiano
en peligro.

En efecto, Teófilo vuelve a su posada “durament engañado” y el yo poético, con


una estructura condicional (“mucho más li valiera si se fuesse quedado”, v. 731d),
anticipa su destino. Una vez más, Teófilo sale de su posada para encontrarse con el judío,
quien lo guía de la mano, lo saca de la villa y terminan en una encrucijada, donde
encuentra al Diablo, alrededor de sus fieles con cirios. Este encuentro sucede de noche,
cuando los demás duermen. Berceo insiste con que el judío lo tenía agarrado de la mano,
lo que confirma que éste lo estaba guiando y, por ende, que Teófilo no tomó la decisión
por sí mismo de entrar en contacto con otros. Sin la guía de un otro, Teófilo jamás habría
llegado allí.

Una vez de vuelta en su casa, Teófilo ya no es el mismo físicamente: ya no tiene


sombra y tiene una palidez extrema. Como ya dijimos antes, un personaje que no es otro
y que peca, sufrirá alguna consecuencia. Además de cambios en el cuerpo, también pecará
de vanidad, lo que indica que este cristiano debe ser salvado. La otredad en este Milagro
recae sobre Teófilo porque este es engañado, tocado y cambiado por medio de un otro, y
el milagro es precisamente que María lo salvó porque el cristiano fue engañado por el
judío.

En conclusión, Berceo se encarga de describir personajes judíos con


características que refuerzan el estereotipo de los judíos. Así, en El niño judío, remarcará
que son amigos del Diablo, en Los judíos de Toledo, remarcará su pasado traidor, en La
deuda pagada, remarcará la codicia de los judíos, y en Teófilo, remarcará que los judíos
se dedican a labores diabólicas, como la nigromancia. Mediante la caracterización de
estos personajes, siempre en contraste con los personajes amigos de Dios, y el juego entre
los espacios, Berceo reafirma la figura del sí-mismo, en la que se inscribe desde el
principio.

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