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Nocicepción:

. La estimulación dolorosa, denominada estimulación nociceptiva, activa los receptores específicos del
dolor llamados «nociceptores». Los nociceptores son terminaciones nerviosas libres que se excitan
por estímulos dañinos debidos a diversas causas. La mayoría de los nociceptores son polimodales, es
decir, reaccionan a varios tipos diferentes de estímulos, por ejemplo, estímulos térmicos, mecánicos y
químicos. Estando presentes en gran número en la piel, pero también se encuentran en los músculos,
periostio, cápsulas de órganos internos y paredes de vasos y órganos huecos. No existen nociceptores
en el cerebro.

- Término que hace referencia al mecanismo de transducción (activación del receptor) y


conversión de una forma de energía (térmica, mecánica o química) en una forma accesible
(impulso nervioso) a las regiones superiores del sistema nervioso central, implicadas en la
percepción de la sensación dolorosa.

En la transducción y transmisión del impulso a la médula espinal están implicadas las fibras A-
delta (mielínicas) y las fibras C (amielínicas) polimodales.

La transmisión a los centros supraespinales se produce por los fascículos espinotalámico,


espinorreticular, espinomesencefálico, espinosolitario, espinocervicotalámico y fibras
postsinápticas de los cordones posteriores.

En la modulación de la nocicepción están implicados más de 21 neurotransmisores


(excitadores e inhibidores), que pueden actuar, tanto durante la ascensión del estímulo, como
a nivel segmentario y descendente desde el córtex, el tálamo y el tronco cerebral.
- Llamamos “nociceptor” a las terminaciones de las células que detectan las sensaciones de dolor
y las transmiten a otras áreas del sistema nervioso central. Los distintos tipos de nociceptor
responden a estímulos mecánicos, térmicos o químicos, tanto externos como provocados por
el propio organismo.
En este artículo describiremos qué son los nociceptores y en qué difieren los 5 tipos
principales. Asimismo explicaremos brevemente cómo funciona la experiencia del dolor a nivel
de la médula y del cerebro, y los modos en que ésta puede ser inhibida.
Los nociceptores son receptores sensoriales que responden a estímulos que lesionan los
tejidos o que podrían hacerlo, y están situados al final del axón de una neurona sensorial.
Esta respuesta, que se conoce como nocicepción, consiste en la emisión de señales de dolor
al sistema nervioso central, es decir, al cerebro y a la médula espinal.
Los nociceptores se sitúan en distintas partes del cuerpo, tanto en tejidos externos como
internos. Así, la sensación de dolor no sólo se produce en la piel o en las mucosas, sino
también en los músculos, el intestino o la vejiga.
La activación de los nociceptores puede darse por la estimulación directa de los tejidos o bien
de forma indirecta, por la liberación de sustancias químicas en el tejido dañado. Estos
compuestos incluyen la histamina, la bradicinina, el potasio, la serotonina, la acetilcolina,
la sustancia P y el ATP.
Los axones de los nociceptores pueden ser de dos tipos: fibras A delta (Aδ) y fibras C. Las
primeras están mielinizadas, por lo que los potenciales de acción se transmiten con gran
velocidad a través de estas fibras. Por su parte, las fibras C son mucho más lentas porque estos
axones contienen una cantidad más baja de mielina.
Tipos de nociceptor
La transmisión de señales nociceptivas se desencadena cuando los tejidos detectan
estimulación lesiva de distintos tipos, como la compresión o el calor intenso.
Podemos dividir los nociceptores en función de las clases de estímulos a las que
responden, si bien algunos de ellos reaccionan a varias modalidades sensoriales.
1. Mecánicos (mecanorreceptores)
Los nociceptores mecánicos se activan a partir de sensaciones táctiles intensas, como los
pinchazos, la presión o la deformación; por tanto, responden a cortes y golpes. Su frecuencia
de respuesta es mayor cuanto más dañino resulte el estímulo.
Este tipo de nocicepción conlleva respuestas muy veloces porque los receptores mecánicos
transmiten aferencias a través de fibras A delta, nervios mielinizados de conducción
rápida.
2. Térmicos (termorreceptores)
La conducción desde los nociceptores térmicos también tiene lugar a través de fibras A delta
y por tanto se transmiten a una velocidad elevada.
Estos nociceptores se activan cuando detectan temperaturas muy elevadas o muy bajas
(más de 42ºC o menos de 5ºC), así como estímulos mecánicos intensos.
3. Químicos (quimiorreceptores)
Los nociceptores químicos responden a diversos compuestos químicos que los tejidos
liberan al sufrir daños, como la bradicinina y la histamina. Asimismo detectan la
presencia de sustancias tóxicas externas que pueden provocar lesiones tisulares, como la
capsaicina del pimiento picante y la acroleína del tabaco.
4. Silenciosos
Esta clase de nociceptor no se caracteriza por el tipo de estímulo que lo activa sino por el
hecho de que responde de forma tardía, una vez se ha producido inflamación del tejido
adyacente a la lesión.
5. Polimodales
Los nociceptores polimodales responden a distintos tipos de estimulación: mecánica,
térmica y química. Conducen las señales de dolor a través de fibras C, significativamente
más lentas que las fibras A. Podemos encontrar este tipo de nociceptores en la pulpa
dental, entre otras partes del cuerpo.
Las vías del dolor y su inhibición
Distintos tractos espinales transmiten las señales de dolor desde los nociceptores hasta la
corteza cerebral. En particular se ha resaltado la relevancia del tracto espinotalámico,
que conecta la piel con el tálamo, una estructura clave en el envío de aferencias
sensoriales al cerebro.
Las fibras nociceptivas se localizan en el asta dorsal (o posterior) de la médula espinal y
están compuestas, como hemos dicho, de fibras A delta y fibras C, así como de neuronas
de proyección e interneuronas inhibitorias.
Existen tres componentes de la experiencia de dolor: la sensación, la emoción y la
cognición. La corteza somatosensorial primaria y secundaria procesa la dimensión
discriminativo-sensorial, mientras que la emoción negativa asociada depende de
la ínsula y del cingulado anterior. El sentimiento de dolor a largo plazo se relaciona con el
córtex prefrontal.
La teoría de la compuerta de Melzack y Wall propone que la percepción de estímulos no
dolorosos bloquea la transmisión de señales de dolor al sistema nervioso central; así, la
experiencia de dolor puede quedar anulada si predominan sensaciones táctiles no
dañinas. La terapia mediante estimulación eléctrica transcutánea se basa en esta
teoría.
La inhibición del dolor también puede producirse en sentido descendente, desde el cerebro
hasta las neuronas nociceptivas. En este sentido tienen mucha importancia las endorfinas
de la sustancia gris periacueductal, la serotonina secretada por los núcleos del rafe y
la noradrenalinadel locus cerúleo.

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