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PORQUE EL PAN TOSTADO CAE SIEMPRE DEL LADO DE LA MERMELADA/JALEA?

Mcuhas personas se cuestionan dicha pregunta haciendo análisis no exitosos para corroborar uno
de los mas grandes acontencimientos inexplicables y infortunos.

En 1995, el científico Robert Matthews, de la Aston University, se hizo la misma pregunta. Y


después de más de 10.000 ensayos fue capaz de probar su teoría. Y concluyó que no es mala
suerte, sino física. En definitiva, sus afirmaciones concluyeron que la tostada siempre caía por el
lado de la mantequilla no por el peso de la tostada como muchas personas piensan, sino por la
altura de la mesa. La tostada tiene tiempo suficiente para dar media vuelta, pero no una vuelta
entera. Si las mesas tuvieran tres metros, asegura Matthews que este problema desaparecería.

Expliquémoslo un poco mejor. Por lo general, la tostada siempre cae inclinada sobre el borde de
algo, un plato o el mismo borde de la mesa. Es decir, ha empezado a girar en el momento que
arranca a ‘volar’. Por eso, continúa girando en el aire y cae siempre del revés, es decir, por el lado
de la mermelada o de la mantequilla. Se trata básicamente de un tema de gravedad y de tener
algo en cuenta el efecto de la fricción del aire.

Pero claro, siempre hay que tener en cuenta unas cuantas variables, como que el número de
rotaciones depende de la altura de la mesa, el trozo de tostada que sobresale del borde en el
momento de caer, la fricción entre la tostada y la mesa y el propio tamaño de la tostada. Aun así,
en ‘condiciones típicas’ la tostada caería boca abajo.

Usando los cálculos de Matthews y los que posteriormente desarrolló Roland Krenn en 2005, se
puede demostrar que la solución para que la tostada caiga del lado sin mantequilla es tener una
mesa de tres metros de altura, pues así podría dar una vuelta completa y caer al suelo por el lado
deseado. Aun así, cuando agregamos las variables del deslizamiento, el cálculo se vuelve más
complicado.

De todos modos, volviendo a la ley de Murphy, ¿cómo podríamos salvar nuestra tostada de
mantequilla? Pues los expertos dan varias opciones:

Elevar la mesa unos tres metros de alto

Comer tostadas de 2,5 centímetros de ancho

Cuando el pan comienza a caer, y si no se tiene mucho apego al plato, lanzarlo encima para evitar
que gire.

Para Matthews la mejor opción es tener mesas de tres metros y entonces se pregunta por qué no
existen. Obviamente, porque entonces no nos serían útiles. Entonces comienza a divagar sobre la
altura de los humanos. ¿Por qué no medimos tres metros? Comienza a investigar y demuestra,
usando un modelo de enlace químico, que la altura máxima que puede resultar segura para un
animal bípedo ‘esencialmente cilíndrico’ es de tres metros. Más allá de esa altura, cualquier caída
podría producirnos serias lesiones.
No hay duda de que la curiosidad de Robert Matthews no tiene límites. Tanto es así que en 1996
recibió el Ig Nobel de Física, unos premios estadounidenses que se entregan anualmente a los diez
científicos que, con sus hallazgos, “primero han hecho reír y luego, pensar”.

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