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LEC 1 Modelos y Procesos de Integración Regional PDF
LEC 1 Modelos y Procesos de Integración Regional PDF
de integración
regional
Derecho de
Integración
Regional
Modelos y procesos de
integración regional
En la presente unidad, se analizarán los antecedentes históricos e institucionales
más relevantes del fenómeno de la integración regional supranacional, a los fines
de brindarle al alumno un panorama general y comparado de sus características
a lo largo del tiempo.
La palabra integración viene del latín integratio-onis, que significa constituir las
partes un todo, unirse a un grupo para formar parte de él. La integración
económica, por su parte, es definida por Bela Balassa como “un proceso o estado
de cosas por el cual diferentes naciones deciden formar un grupo regional”
(citado por Arnaud, 1999, p. 21). Se diferencia de la cooperación en cuanto a que
esta última supone acciones destinadas a disminuir la discriminación, como es el
caso de los acuerdos internacionales sobre políticas comerciales, a diferencia de
los procesos de integración económica que comprenden medidas para suprimir
algunas formas de discriminación, como la eliminación de las barreras al
comercio.
Caracteres generales
La integración así concebida es un proceso que puede darse tanto a nivel del
sistema internacional global como en el ámbito geográficamente restringido de
los subsistemas regionales. De allí que pueda distinguirse entre una integración
internacional y una integración regional. La primera –que constituye un aspecto
de la dinámica de la sociedad internacional– alude a la superación de entidades
políticas menores mediante su fusión en entidades de mayor extensión
superficial, y puede abarcar desde la simple conclusión de tratados de paz y
alianza hasta la formación de confederaciones, federaciones y otras uniones de
Estados (Medina citado por Zelada Castedo, 1989).
La integración regional, por su parte, que es la que aquí nos interesa, se refiere a
un proceso que tiene lugar entre dos o más Estados, en una escala
geográficamente limitada y en un plano inferior al de la integración global.
En segundo lugar, la convicción de que había que evitar por todos los medios la
vuelta a un enfrentamiento entre los Estados europeos. Las dos guerras
mundiales se habían iniciado como "guerras civiles" europeas, y nuestro
continente había sido el principal campo de batalla en ambas. Se trataba,
esencialmente, de buscar un acomodo entre Francia y Alemania, que contara con
el visto bueno de EE. UU. La unidad era el camino para garantizar la paz.
Existe un consenso más o menos amplio en la literatura que trata esta temática
respecto de cuáles son los modelos de integración más importantes1. A los
efectos de esta exposición, se tomará como base la clasificación de Freeland
López Lecube (1996), quien establece cuatro modelos de integración, a los que
agregaremos una etapa preliminar –llamada área de preferencias arancelarias– y
una final, o modelo de unión política, que, como veremos, sería el nivel de
integración más avanzado, al que se encaminaría la Unión Europea.
1Aclaramos que otros autores hablan de niveles o etapas en el proceso de integración (ver, por ejemplo,
Ekmedjian, 1996).
significa que deban dejar sin efecto todas las tarifas y derechos aduaneros al
comercio entre sí; lo que importa es que las mutuas tarifas sean más reducidas
que aquellas que imponen a las importaciones de terceros países, diferencia que
se denomina margen de preferencia.
De acuerdo con Freeland López Lecube (1996), en la zona de libre comercio los
Estados partes se limitan a acordar la eliminación de los obstáculos arancelarios
y no arancelarios que restringen la libre circulación de mercancías entre ellos. Es
decir, se trata de un proceso económico-comercial regional en el que se eliminan
los derechos aduaneros y demás obstáculos que gravan los intercambios
comerciales entre los Estados que integran la zona, pero en el cual cada miembro
conserva su propia política comercial y arancel aduanero, generalmente
distintos, respecto de las importaciones y relaciones comerciales con los países
extrazona (Arnaud, 1999).
Por consiguiente, en este modelo, los Estados partes acuerdan suprimir las
tarifas arancelarias y otras barreras o restricciones cuantitativas al comercio
recíproco de bienes, pero conservan cada uno de ellos autonomía e
independencia respecto de su comercio con terceros Estados.
El artículo XXIV del GATT autoriza las zonas de libre comercio y las define como:
En las zonas de libre comercio surge el problema del control de las importaciones
de extrazona, por lo que los Estados partes deben implementar instrumentos
que tiendan a establecer el origen de los productos y, de esa forma, diferenciar
entre los bienes que se generan en la zona y los que provienen de otras latitudes.
Es decir, los productos que se deben beneficiar con el acuerdo son solo los
originarios de los Estados partes; de allí la necesidad de evitar el ingreso de
productos ajenos a la zona de libre comercio por medio de normas y certificados
de origen, cuya regulación y control deben ser muy precisos y severos.
Es por ello que en las zonas de libre comercio normalmente se crean órganos
comunes de carácter intergubernamental, con funciones coordinadoras de las
medidas que deban ir adoptando los Estados partes, para de esta forma lograr el
objetivo propuesto. En este período, cada Estado sigue conservando todo el
poder de decisión sin delegación de facultades, aunque existe el compromiso
para reducir de forma progresiva las barreras arancelarias hasta llegar a la total
desgravación.
Ello supone, por lo tanto, que en la unión aduanera no solo circulan libremente
los bienes originarios, sino también las llamadas mercancías en libre práctica o
libre tránsito, que Freeland López Lecube (1996) define como aquellas que han
sido importadas para consumo por la frontera común en cualquiera de los
Estados miembros, y que se desplazan luego por los demás, como si fueran
productos originarios.
De manera sintética, podemos afirmar que una unión aduanera perfecta debe
reunir las siguientes condiciones (Arnaud, 1999): 1) la completa eliminación de
aranceles entre sus Estados miembros; 2) el establecimiento de un arancel
uniforme sobre las importaciones del exterior de la unión; y 3) la distribución de
los ingresos aduaneros entre sus miembros conforme a una fórmula acordada.
Las uniones aduaneras han sido convalidadas por el artículo XXIV del GATT, que
las define como:
Los sistemas económicos internos de los países integrantes de la unión deben ser
compatibles entre sí y negocian en grupo, como un bloque inescindible. Como
señala Freeland López Lecube (1996), la fijación de un arancel aduanero externo
común implica la necesidad de un posicionamiento del grupo respecto del
mundo, es decir, de una política común en las relaciones con los terceros países.
De allí que pueda afirmarse que “toda unión aduanera implica en buena medida
la unificación de la política comercial” (Ekmedjian, 1996, p. 27).
En cuanto a las ventajas de una unión aduanera respecto a una zona de libre
comercio, se suelen señalar los menores costos de administración debido a la
eliminación de los controles internos sobre el origen de los bienes. Arnaud
(1999) señala que tal ventaja, sin embargo, sería compensada con los costos de
convenir e implementar un sistema aduanero común y el establecimiento del
mecanismo de distribución de los ingresos aduaneros en una unión aduanera.