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ACOMPAÑAMIENTO
DE UNA RUPTURA DE
PAREJA
Consultor Mindfulness Noviembre 2012
Jon Kabat-Zinn.
Cuando elegimos un camino de amor, nos hacemos candidatos al dolor. Tenemos que
estar preparados para vivir los momentos de placer y los momentos de desamor. El yin
y el yang del amor.
Una ruptura amorosa supone una pérdida. Pérdida que hace tambalear y remueve los
cimientos que dan seguridad y significado a nuestra vida. Pérdida que pone en juicio
nuestro poder personal. La pérdida de una pareja, de un acompañante, de un modo de
vida. En esos momentos, es cuando surge el apego, la sensación de depender de la
otra persona para realizar tu vida, el miedo, la inseguridad, un sentimiento profundo
de soledad y fragilidad. Aparece en nosotros una resistencia a cambiar, que esconde
miedo.
Rumi.
Minerva Gutiérrez Lama 2
Consultor Mindfulness EEDT
2. EVOLUCIÓN DEL PROCESO
2.1 OBSERVAR
Observar, según su definición, es una actividad realizada por un ser vivo, que detecta y
asimila los rasgos de un elemento utilizando los sentidos como instrumentos
principales.
A lo largo del proceso, la observación es muy importante. Una observación sin juicio,
sin crítica, sentir que “no soy eso”, sino el espectador que lo observa. Visualizarse
desde una distancia que permita la desidentificación. Salirse fuera y convertirse en el
observador de tu persona.
Observar cómo sufrir no es suficiente. Darse cuenta que el siguiente paso consiste en
dejar de hacerte sufrir, desprenderse de las actitudes y hábitos que provocan el
sufrimiento y te hacen infeliz.
La observación con comprensión y amor hacia uno mismo. Sentir respeto hacia uno
mismo, permitirse sentir, expresar las emociones.
Ajahn Chah.
Adopta una postura cómoda con tu espalda recta y los ojos cerrados.
Párate y observa.
Todo es perfecto.
No te identifiques con los dolores, si existen, ni con las emociones, sólo observa.
Inhala lentamente y nota como el aire comienza a penetrar por tus fosas
nasales hasta la tráquea y los pulmones.
Es importante una actitud de reconocimiento sincero ante lo que nos pasa, para que
luego nos permita actuar de un modo ajustado a las circunstancias.
Trabajamos con una emoción concreta y para ello rememoramos alguna situación
que nos provocó enfado, ira, miedo, ansiedad…
Preguntémonos a qué me impulsa esa emoción, qué haría si me dejase llevar por
esa emoción, que consecuencias ocurrirían y si esas consecuencias me
beneficiarían o me perjudicarían. Detengámonos y pensémoslo unos momentos.
Tomemos conciencia simultáneamente de la respiración.
Es muy apropiada la metáfora que emplea Thich Nhat Hanh: La de la madre que
sostiene en sus brazos al niño que llora y le transmite sus cuidados y cariño. La
madre cuida al niño hasta que se le pasa el llanto. El niño es la emoción y yo soy la
madre. Yo cuido a la emoción y lo hago con paciencia cariño y comprensión. Al
mismo tiempo nos cuidamos de la emoción. Al cuidar de la emoción cuido de mí
mismo y muestro compasión hacia mí mismo. Acepto el sufrimiento que me
produce y por ello soy capaz de tratarme con compasión y cariño. Al mecer y
tranquilizar a ese niño que sufre estoy queriéndome y tranquilizándome a mí
mismo.
Fluir significa estar en sintonía con lo que está pasando en cada momento, sin desear
cambiarlo todo, incluido a uno mismo.
Significa estar en el momento presente, vivir con atención plena y no querer estar en
otro lugar, en otro tiempo, en otra experiencia.
Mindfulness implica abrirse a las sensaciones que estás experimentando, sean cuales
sean, distinguiendo entre las sensaciones que surgen en tu cuerpo espontáneamente y
aquellas que tú provocas. Implica aceptar lo que sucede en cada momento. Cuando
nos resistimos a esas sensaciones, que hemos etiquetado como dolorosas,
aumentamos nuestro sufrimiento.
Conocer las cualidades y las sombras para poder potenciar las primeras y trabajar
sobre las segundas.
Lao Tse.
Aceptar significa recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da. Admitir lo que
está ocurriendo en el momento, sin rechazo.
Al practicar este tipo de aceptación, los contenidos mentales dolorosos que tienen
tanto poder para hacernos daño, se van debilitando, dejan de ser más fuertes que
nosotros y de tener el control sobre nuestra vida. Si intentamos evitar la emoción que
nos provoca un sentimiento determinado, esta emoción aumentará y nos dominará.
Sin embargo, si aceptamos la emoción, centrando la atención en el presente y en lo
que importa, nos hacemos más fuerte que esa emoción.
Vicente Simón.
El momento es ahora.
Práctica de la Compasión.
Inspiramos profundamente
Es parte de la vida.
La unión de todo lo vivido y todo lo aprendido durante este duelo, equilibra nuestra
vida, nos aporta las herramientas necesarias para continuar el camino con mayor
fuerza y conocimiento. Conocimiento sobre uno mismo, sobre las propias emociones,
las reacciones, las sombras, que aporta un granito más al crecimiento como persona y
como ser.
Mindfulness te ayuda a integrar todo lo que te está ocurriendo con tus emociones y
sentimientos.
Heráclito de Éfeso.
Cuando comprendemos que cada persona actúa como puede, según sus propios
condicionamientos, su manera de ver la vida, según sus heridas no resueltas, en
definitiva, según su estado evolutivo o de consciencia, al igual que nosotros, entonces,
no necesitamos perdonar nada…
Al perdonar, estamos aceptando que la otra persona y las circunstancias, son como
son, sin expectativas, sin juzgarlas y sin pretender cambiarlas, aunque no coincidamos
con su punto de vista.
Al inhalar nota como el aire fresco penetra por tus fosas nasales.
Visualiza un paisaje que te transmita paz y seguridad. Por ejemplo, una playa, con
palmeras, arena blanca y mar azul. Un lugar especial que sea un sitio de
seguridad para ti, donde irías para sentirte seguro, un lugar donde nadie pueda
hacerte daño y herirte.
Ahora que está en tu lugar de seguridad, que estás en paz, tómate un momento
para pensar en una persona que te ha hecho daño. Mientras visualizas la persona
y la situación, toma conciencia de que está en un sitio seguro. Habla con ella y
expresa todo lo que sientes. Deja que fluyan todos tus sentimientos, diles todo lo
que te ha molestado.
Cuando sientas que has expresado todo lo que te ha hecho daño, visualiza a la
otra persona y pronuncia:
Durante el proceso de duelo no es buena idea luchar contra las emociones. Las frases
como “no quiero pensar en esto”, “no quiero sentir esto”, más que ayudar en el
proceso contribuyen a intensificarlas.
El hemisferio derecho tiene más conexiones interoceptivas con el interior del cuerpo,
así que es más consciente de las emociones, y de sus sentimientos.
Rumi.
3.1 ANSIEDAD
3.2 TRISTEZA
Una vez que hemos identificado el lugar donde el sentimiento se siente con más
fuerza, podemos aflojar esa parte del cuerpo, permitiendo a la sensación permanecer y
dirigir un poco de energía amorosa y amable a ese lugar en el cuerpo como si
perteneciera al cuerpo de una persona que queremos mucho.
Este ejercicio se denomina “aflojar, calmar, permitir”. Las emociones son una red de
reacciones a nivel de la mente y del cuerpo, al cambiar una parte de la red se modifica
el resto. Al identificar la emoción se produce un gran cambio en nuestras sensaciones.
Buda.
3.3 MIEDO
Es importante reconocer los miedos. El primer paso consiste en conocer cuáles son los
miedos y mirarlos cara a cara: miedo al abandono, a estar solo, al cambio, al paso del
tiempo, a sentirte fuera de control, a la dependencia, etc. Cuando etiquetamos la
emoción del miedo, especialmente con “atención bondadosa y amable” en vez de
“atención preocupada”, la emoción parece perder su intensidad.
El miedo no es más que una ausencia de amor. Si no hay amor, habrá miedo. Si eres
capaz de amar, el miedo desaparece.
Nisargadatta.
3.4 SOLEDAD
Tener en cuenta que la soledad es una emoción que nos permite sentir cosas que no
sentimos cuando estamos en otro estado emocional.
Además, es importante tener en cuenta que para sentir alegría o valorar el estado en
compañía, tenemos que sentir el contraste de la soledad y que las dos emociones son
reales durante la vida de todo ser humano. Lograr un equilibrio entre ambas.
Detrás de la soledad hay miedo, temor. Solo se teme a los demás cuando uno se teme
a sí mismo. Si te amas a ti mismo, amas a los demás. En la relación con la otra persona
sólo estás tú, reflejado. El otro no es más que un espejo. La relación magnifica lo que
hay dentro de ti. La relación te muestra lo que ya existe.
Este plan de acompañamiento está pensado para un paciente que sienta la necesidad
de reencontrarse asimismo en un proceso de ruptura de pareja. Que sea capaz de
atravesar el momento que vive, con atención plena, observando y sintiendo cada
emoción que aparece y trabajando sobre ella.
La primera semana son 7 días de toma de contacto con el Mindfulness. Está dirigido a
un paciente “novato” en el arte de practicar Mindfulness conscientemente.
Cada vez que camines (ya sea un paseo o con rapidez) toma conciencia de tus pasos y
de tu respiración. Intenta acompasar tu respiración al ritmo de tus pasos.
Siente como los procesos de inspiración y espiración se van sincronizando con tus
pasos.
Caminar despacio y concentrado es la mejor receta para correr muy lejos, sabiendo
que el auténtico reto es saborear y apreciar cada kilómetro del trayecto.
Adopta una postura relajada pero atenta, con la espalda recta, en un lugar tranquilo.
Toma conciencia de tu cuerpo y detecta suavemente si hay en él tensiones. Si es así
procede a soltar esa zona…
Puedes permanecer con los ojos cerrados o abiertos, como creas que te ayuda más…
Date cuenta de que “ya” estás respirando… siempre lo haces… Percibe cómo es tu
respiración sin tratar de cambiarla… Cada uno de los dos movimientos: inspiración…. y
Pon tu atención en cada uno de los dos movimientos cada vez que sucede, como si
fuera la primera… Cada inspiración es la primera… Cada espiración es la primera…
Varias veces, disfrutando de ellas… No intentes controlarla o modificarla, déjala que
sea como es…
Ahora fíjate en el ciclo completo: puedes darte cuenta de que a cada una de las fases la
sigue una pequeña pausa… Inspiración… Pausa… Espiración… Pausa… Detecta cada una
y permanece en ella con tu atención el tiempo que dure… Hazlo un par de minutos…
Cuando transcurra el tiempo, con una actitud agradecida por esta sencilla y bella
experiencia, haz algunas respiraciones más profundas, vuelve a tomar conciencia de tu
cuerpo y su postura, y finaliza el ejercicio.
Segunda semana de reflexión y atención plena sobre la capacidad del ser humano de
percibir a través de los sentidos: De saborear, tocar, oír, ver y oler.
Tómate unos minutos para atenderte a ti mismo. Localiza un lugar tranquilo y cierra
los ojos. Percibe las sensaciones.
Se trata de concentrarse en la acción pero sin olvidarse de lo que nos rodea. Es decir,
observar la comida, oír, ver, tocar y oler el alimento. Si otros pensamientos nos
interrumpen, los apartamos por un momento y volvemos a la acción que nos ocupa.
Después saboreamos lentamente los alimentos, disfrutando de cada bocado, y
atendiendo a nuestro cuerpo, nuestras necesidades. Escuchando en todo momento la
indicación de saciedad.
Vas a realizar una práctica de meditación en la que experimentes tu relación con los
sentidos.
Prepárate para realizar un paseo virtual por tus sentidos. Comienza por la parte
inferior de tu cuerpo. Siente el roce de tus piernas, pies, glúteos sobre el cojín. Observa
el contacto de tu piel sobre tu ropa. Ve ascendiendo lentamente y focaliza qué
sensaciones sientes en tu abdomen. No intentes modificarlas, eres el observador que
lo mira desde fuera.
Ahora asciende y escucha los sonidos que te rodean, agudiza tu oído y no juzgues, no
intentes etiquetar nada. Solamente escucha los sonidos y disfruta del momento.
Dirígete a las partes desnudas de tu cuerpo que están en contacto con el aire y mira
que sensaciones sientes en esa zona: frío, calor, si sientes calma, movimiento,…
Siente el contacto del aire que penetra por tus fosas nasales y recorre tu cuerpo para
salir de nuevo con otra temperatura, otra sensación.
Abre los ojos lentamente, y visualiza los colores, texturas y formas que aparecen a tu
alrededor. Disfruta de las vistas y qué sensación te produce.
Una vez que hayas realizado el recorrido por tus sentidos moviliza tu cuerpo
suavemente, percibiendo el aroma que ha dejado esta meditación sobre tu cuerpo.
Durante la semana, cuando aparezca una emoción intensa: enfado, miedo, rabia,
inquietud, tristeza… localízala en un lugar de tu cuerpo: cabeza, estómago, piernas,
pecho… disfruta de un SPA:
Suelta. Dirígete a tu zona corporal donde se ubica esa emoción e imagina que aplicas
sobre ella una toalla caliente con suavidad y pronuncias “Suelta, suelta…”
Pon la mano en el corazón y te dices a ti mismo, como lo harías a una persona cercana:
Paz, paz…”
Se trata de un ejercicio para incorporar en nuestra vida y aplicarlo cada vez que nos
encontremos estresados, con la mente agitada, incluso cuando sentimos emociones
intensas que no nos dejan relajarnos.
Para soltar esa carga que nos acompaña, hay un refugio en nuestro interior, al que
podemos acudir.
Adopta tu postura de meditación con especial atención a que tu espalda esté recta y tu
cuerpo equilibrado y estable. Realiza un breve chequeo corporal y comienza centrando
tu atención en la respiración unos minutos…
¿Qué te trae esta emoción? ¿Qué te quiere decir? Detecta la resistencia que tienes a
que se exprese esa emoción, a que aparezca. Intenta abandonar esa resistencia y
acéptala.
A medida que vas aceptando la emoción, nota el espacio que surge alrededor de ella,
una amplitud que hace disminuir el malestar. Un alivio que se genera en el núcleo del
dolor: la salida del dolor se encuentra a través del mismo dolor…
Conecta contigo mismo, con la parte interior de ti en la que puedes encontrar paz,
seguridad y amor. Si no recurre a una figura cercana que te proporcione ese amor. A
partir de este núcleo amoroso, date a ti mismo cariño y consuelo: puedes decirte “que
yo esté tranquilo, que tenga paz, que sea feliz”… Puedes acompañarlo del gesto de
posar tu mano en el pecho. Hazlo unos minutos.
Para finalizar, toma unas respiraciones conscientes y moviliza poco a poco tu cuerpo.
Sonríe: Haz sonreír a tu cuerpo y a tus órganos, así como lo hace tu cara. Que la sonrisa
se muestre desde dentro hacia afuera.
Siente: Reconoce como cambian tus sensaciones interiores tras la sonrisa de tus
células. Observa tus emociones tras esta sonrisa.
Reconoce el vacío que hay dentro de ti cada vez que tengas ante ti un recipiente
similar a una taza. Ese espacio que te permite refugiarte cuando aparecen emociones
fuertes, ese espacio que te permite ser más amable con el otro, ese espacio que se
crea dentro de ti y permite liberarte de sensaciones incómodas, ese espacio que te
permite caminar por tu vida con más ligereza…
Siéntate cómodamente y respira varias veces procurando relajar todos los músculos de
tu cuerpo. Imagina que una luz entra por tu cabeza y penetra suavemente tu cuerpo
limpiándolo de toda contaminación. Exhala gris, poniendo en ello todo lo que te
preocupa, inquieta o molesta. Inhala Luz Dorada, exhala Gris.
Ahora eres una hoja, sientes el aire fresco en tu cara y puedes contemplar el paisaje
desde donde te encuentras.
Desciende lentamente y observa como late la vida, como te nutres y que enorme
conocimiento se encuentra disponible para que tú lo tomes. Dedica un momento para
recibir con Amor el regalo de vida que le da la Tierra a tu parte consciente.
Disfruta el momento.
En nuestro día a día podemos enviar bondad a las personas que nos rodean.
Siente tu respiración, como penetra el aire en tus vías respiratorias hacia todas tus
células y como va saliendo suavemente.
Semana en la que el paciente se liberará del ancla que le mantiene unido a su pareja,
en la que se enraizará a la tierra y se reconocerá aún más.
En nuestra vida cotidiana siempre surgen situaciones que nos hacen sentir emociones
como rabia, impotencia, nos sentimos heridos y queremos que nos digan “perdón”,
"Estaba equivocado y tú estabas en lo cierto." Pero el perdón no es redimir a alguien
por un acto que uno ha percibido como erróneo. El perdón simplemente es el acto de
liberar su espíritu y convertirse en un ser ilimitado.
STOP, me detengo
Observo mi cuerpo, mis pensamientos y mis emociones. Repite varias veces “te
perdono y te libero. No te guardo ningún rencor. Mi perdón hacia ti es total. Soy libre
y tú eres libre."
Permite trabajar con los dolores, emociones, situaciones conflictivas que el paciente
recuerda, tratando así la causa de su sufrimiento. Es un ejercicio de transformación que
le permite abrir el corazón.
Respira lentamente y con profundidad y siente como el aire penetra por tus fosas
nasales.
Ahora, vas sentir tu corazón, ese órgano que palpita en el centro de tu pecho. Visualiza
en él una luz, en forma de llama que desprende calor. Siente ese calor de tu corazón.
Establecerá un circuito entre el calor y el dolor que has colocado a una distancia de ti.
Siente como se conectan entre sí.
Respira el dolor. Inspira un aire negro, oscuro, dolor, malestar y exhala luz, claridad.
Siente como interiormente se quema ese dolor que has inspirado en forma de
oscuridad y se transforma en luz. Siente la alquimia interior en tu corazón. Exhala
apertura, espacio, frescura, bondad amorosa, alegría, ternura.
Conecta con tu esencial, y repite TODO ES ASÍ. Nota como se ha abierto un espacio
interior en ti.
Observa cómo el sufrimiento que estaba fuera de ti, a una distancia, se va sanando a
través de la fuerza interna de tu corazón.
Antes de establecerme en Plum Village, viví en una ermita a una hora y media de Paris.
Se encontraba en un cerro rodeado por bosques. Un día llegó una familia de refugiados
que había escapado de Vietnam. El padre estaba buscando trabajo en Paris y me pidió
que cuidara de su hija de cinco años, Thuy, que significa “agua”.
Thuy y otra niña se quedaron conmigo y llegamos al acuerdo que al atardecer cuando
fuera el momento de la práctica de meditación sentada, ellas se irían a dormir y no
hablarían ni jugarían más. Ellas permanecerían muy calladas mientras yo me ponía mis
hábitos y prendía un incienso antes de la práctica de meditación sentada.
Un día Thuy y otras niñas estaban jugando cerca de la ermita y entraron a pedir agua
para tomar. Yo tenía un jugo de manzana orgánica que un vecino me había regalado.
Le ofrecí un vaso de jugo a cada niña. La última porción del jugo de manzana le tocó a
Thuy quien no quiso tomárselo porque tenía mucha pulpa. Dejó el jugo sobre la mesa y
se fue a jugar. Aproximadamente una hora después, volvió muy sedienta buscando
agua. Yo le señalé su vaso de jugo de manzana y le pregunté, “¿por qué no te lo tomas?
Está delicioso.” Ella miró el vaso de jugo y vio que ahora estaba muy claro ya que
después de una hora toda la pulpa se había ido al fondo. Se lo tomó muy contenta.