Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Dina Micas PDF
Dina Micas PDF
APORTACIONES ACTUALES DE LA
PSICOLOGÍA SOCIAL
ISBN: 978-607-96539-4-1
AMEPSO
APORTACIONES ACTUALES DE LA
PSICOLOGÍA SOCIAL
Comité Editorial
Dra. Alejandra del Carmen Domínguez Dra. Mirna García Méndez
Espinosa Universidad Nacional Autónoma de México
Universidad Iberoamericana FES Zaragoza
Campus Santa Fé, México Dra. Mirta Margarita Flores Galaz
Dra. Angélica Romero Palencia Universidad Autónoma de Yucatán
Universidad Autónoma del Estado de Dra. Patricia Andrade Palos
Hidalgo
Universidad Nacional Autónoma de México
Dra. Fuensanta López Rosales Facultad de Psicología
Universidad Autónoma de Nuevo León Dr. Renán García Falconi
Dra. Isabel Reyes Lagunes Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
Universidad Nacional Autónoma de México Dr. Rolando Díaz Loving
Facultad de Psicología
Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. José Ángel Vera Noriega Facultad de Psicología
Universidad de Sonora Dra. Rozzana Sánchez Aragón
Dra. Julita Elemi Hernández Sánchez Universidad Nacional Autónoma de México
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco Facultad de Psicología
Dra. Lucy María Reidl Martínez Dra. Sofía Rivera Aragón
Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Psicología Facultad de Psicología
Dra. Luz María Cruz Martínez Dra. Tania Rocha Sánchez
Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Nacional Autónoma de México
FES Zaragoza Facultad de Psicología
Índice
RELACIONES PERSONALES .................................................................................................. 15
Estilos de Apego en las Relaciones de Pareja en Jóvenes Mexicanos ....................................................... 16
Diana Romero Sánchez, Rolando Díaz Loving, Norma Elena Reyes Ruiz y Carolina Armenta Hurtarte 16
Dinámica entre los Estilos de Apego y Escolaridad: ¿Existen Diferencias entre Hombres y Mujeres? ....... 23
Maria Fernanda Morales Peregrino, Carolina Armenta Hurtarte, Rolando Díaz-Loving y Norma Elena Reyes Ruiz
23
Amor y Poder en la Predicción de la Satisfacción Marital de Hombres y Mujeres ..................................... 28
Elizabeth Alvarez Ramírez* y Mirna García Méndez** 28
¿Depende de mí o del destino que mi pareja me haga mejor persona? .................................................... 35
Joaquín Alberto Padilla-Bautista, Alma Vianey López Hernández, Alejandra Avilor Ramírez, Estefanía Andrade
Hernández, Samantha Aguilar Román y Rolando Díaz-Loving 35
Estrategias de Comunicación en Relaciones Interpersonales Cercanas ...................................................... 41
Gustavo Andrés Zaragoza Romero, Rolando Díaz Loving, Paola Eunice Díaz Rivera y Geraldine Stephanie
Bouquet Escobedo 41
Construcción de una Escala de Expresión del Conflicto Marital ................................................................. 47
Itai Bermúdez Oviedo*, Luz María Flores Herrera* Juan Jiménez Flores* y Serafín Joel Mercado Doménech**
47
Efectos del Conflicto sobre la Calidad de la Relación Romántica en Hombres y Mujeres .......................... 54
Georgina Daniela Zepeda Goncen y Rozzana Sánchez Aragón 54
Efectos del Contacto Responsivo y Tácticas de Resolución del Conflicto en la Calidad de la Relación ..... 60
Daniela Silva Moctezuma y Rozzana Sánchez Aragón 60
Efectos de la Cercanía en el Duelo Romántico ........................................................................................... 66
Verónica G. Galindo Venegas, Alejandra Elizabeth Pérez Pérez y Rozzana Sánchez Aragón 66
Eventos Hirientes en la Pareja la Perspectiva de la Víctima ...................................................................... 71
Alejandra Elizabeth Pérez Pérez y Rozzana Sánchez Aragón 71
Validación de una Escala de Duelo ante el Divorcio ................................................................................. 77
Blanca Estela Retana Franco 77
¿Vale la Pena Convivir? Autoexpansión en las Actividades de Convivencia de las Parejas .................... 83
María Fernanda Valencia Camargo, Carolina Armenta-Hurtarte y Rolando Díaz-Loving 83
La Conceptuación de la Codependencia del Noviazgo en Jóvenes Mexicanos ......................................... 88
Pablo Tonathiu Salcedo Callado, Sofía Rivera Aragón e Isabel Reyes Lagunes 88
Apego, Estilos de Amor y Celos: Estudio Comparativo en Hombres y Mujeres Estudiantes de Nivel Medio
Superior ..................................................................................................................................................... 94
Giovanna Montes de Oca Negrete* y Melissa García Merza** 94
Infidelidad y Satisfacción de Necesidades Afectivas en Mujeres Mexicanas ........................................... 100
Dania Elizabeth Florín Florín, Alba García Osnaya y Pedro Wolfgang Velasco Matus 100
Relación entre los celos y los estilos de enfrentamiento en parejas ........................................................ 107
Mariana Rubí Patterson*, Fernando Méndez Rangel*, Pedro Wolfgang Velasco Matus** y Sofía Rivera
Aragón* 107
Amor de Compañía y Amor Pasional en Amigovios............................................................................... 114
Ixchel Calixto Molina, Andrea Natalia López Muñiz, Alejandra Elizabeth Pérez Pérez y Rozzana Sánchez
Aragón 114
Motivos y Estrategias de Hombres y Mujeres para Mantener una Relación Amistosa............................. 120
Berenice Jiménez Rodríguez y Rozzana Sánchez Aragón 120
Estilos de Enfrentamiento con los Amigos: Su Predicción a Partir de la Asertividad y la Autoestima ...... 126
María de Lourdes Cortés Ayala, Mirta Margarita Flores Galaz e Isaac Manuel Ortega 126
Motivos del Adolescente para Iniciar un Noviazgo, un Análisis por Sexo y Edad 1 ................................. 132
Fernando Méndez Rangel*, Sofía Rivera Aragón*, Isabel Reyes Lagunes* y Mirta Margarita Flores Galaz**132
Validación y Adaptación del Inventario de Estilos de Coqueteo ............................................................. 140
Geraldine Stephanie Bouquet Escobedo y Rolando Díaz Loving 140
Amor y Violencia en Mujeres de Chihuahua ........................................................................................... 145
María Bárbara Rivero Puente, Rolando Díaz-Loving y Norma Elena Reyes Ruiz 145
Percepción de la Violencia en la Pareja Evaluada en una Muestra de Mujeres Paraguayas ................... 150
María Liliana Bruno Godoy* y Yessica Ivet Cienfuegos Martínez** 150
El Papel de la Familia en la Violencia de Pareja en Adolescentes ........................................................... 156
Claudia Ivethe Jaen Cortés*, Sofía Rivera Aragón*, Lucy María Reidl Martínez*, Mirna García Méndez** y
Pedro Wolfgang Velasco Matus** 156
La Transmisión Intergeneracional de la Violencia de Pareja en Padres Adolescentes en Conflicto con la
Ley desde una Mirada Sistémica ............................................................................................................. 162
Marla Naiví Toiber Rodríguez*, Celia Mancillas Bazán *, Bernardo Turnbull Plaza *, Ignacio Ramos Beltrán ** y
Xolyanetzin Montero Pardo *** 162
ETNOPSICOLOGÍA ............................................................................................................. 168
Percepción y Compromiso Social en Psicólogos Residentes de un Estado Fronterizo Sur de México, Ante el
Tema de la Migración .............................................................................................................................. 169
Angélica Paz Valdez, Mariela Cristell Hernández Pérez, Itzel Margarita Torruco López y Gerardo López Osorio
169
Derechos Humanos y los Pueblos Indígenas ........................................................................................... 173
Adriana Rita Sordi*, Sonia Grubits** y Kátia Regina Bazzano Da Silva Rosi*** 173
Ellos son Diferentes: los Terena, Kadiwéu y Guaraní Mato Grosso del Sur, Brasil .................................. 179
Sonia Grubits y Heloisa Bruna Grubits 179
La Invisibilidad de la Ley al Adolescente Indígena, que cumple Medida Socio Educativa – Brasil .......... 189
Silvia Mara Pagliuzo Muraki* y Sonia Grubits** 189
Independencia o Interdependencia a los Demás: Estudio Comparativo de Edades Respecto al
Individualismo y Colectivismo ................................................................................................................ 195
Francisco Leonardo Soler Anguiano*, Jorge Raúl Palacios Delgado** y Rolando Díaz Loving* 195
Transición de las Premisas Histórico-Socio-Culturales en una Subcultura Tradicional ............................. 200
Mirta Margarita Flores Galaz, María de Lourdes Cortés Ayala y María Teresa Morales Manrique 200
Vigencia o Transformación de las Premisas HSC’S. Un estudio en una Muestra Mexicana ..................... 207
Norma Elena Reyes Ruiz*, Rolando Díaz Loving*, Carolina Armenta Hurtarte* y Alicia Saldívar Garduño**207
Representaciones Sociales de Estudiante de Bachillerato sobre la Violencia Captadas con un Test de
Frases Incompletas .................................................................................................................................. 212
Alba Cerino Soberanes, Catherine Sylvie Bracqbien Noygues, Héctor Herrera Barragán y Cynthia del Carmen
Gómez Gallardo 212
Violencia y Conflicto: con una Muestra Guanajuatense .......................................................................... 218
Rosario Guadalupe Alvarez Rubio, Yessica Ivet Cienfuegos-Martínez y Alejandro Daniel Avalos Montoya218
6
SEXUALIDAD ...................................................................................................................... 224
Actitudes Hacia Tener Hijos en la Adolescencia: Efectos de la Intolerancia a la Incertidumbre ............... 225
Christian Enrique Cruz Torres, Zuriel Tonatiuh Ceja De La Cruz, Fredi Everardo Correa Romero y Luis Felipe
García y Barragán 225
Comunicación Sexual entre Padres e Hijos con Alguna Discapacidad .................................................... 231
Susana Bárcena Gaona y Susana Robles Montijo 231
Nivel Socioeconómico y Capacidad de Autocuidado para la Prevención del VIH en Adolescentes de Área
Rural........................................................................................................................................................ 238
Lubia del Carmen Castillo Arcos*, Carolina Valdez Montero**, Raquel Alicia Benavides Torres***, María
Amparo de Jesús Kantún Marín* y Manuel Antonio López Cisneros* 238
Apoyo Social Percibido para la Conducta Anticonceptiva en Mujeres Jóvenes ....................................... 244
Lucía Caudillo Ortega*, Raquel Alicia Benavides Torres**, Fuensanta López Rosales**, María del Carmen
Méndez Hernández*, María Aurora Frausto Montañez* y Ma. Elvira Moreno Pulido* 244
Asertividad Sexual y su Relación con el Yo ............................................................................................ 249
Cristofer Jair Canchola Castillo, Marcoantonio Villanueva Bustamante, Joaquín Alberto Padilla Bautista y
Francisco Javier Castro Medina, 249
Educación Sexual y su Impacto en las Conductas Sexuales de Riesgo en Adolescentes de Secundaria .. 255
José Antonio Carmona Montes*, Mirelle Daniela Rosales Sánchez*, David Jiménez Rodríguez*, Claudia
González Fragoso* y Melissa García Meraz** 255
Promoción de Salud Psicosexual del Adolescente: Estrategia de Servicio Social en las IES ..................... 261
Raúl Ramírez Piña 261
Crianza Materna, Negociación del Condón y Conducta Sexual en Universitarios con Historia de Embarazo
................................................................................................................................................................ 266
David Javier Enríquez Negrete, Ricardo Sánchez Medina y Blanca Delia Arias García 266
Embarazo Temprano en el Sureste de México ......................................................................................... 273
Julita Elemí Hernández S., Renán García Falconi, José Manzanares Félix, Eddy del Carmen Morales Anaya y
María del Carmen Vargas López 273
Estilos de amor y su relación con conductas sexuales de riesgo en hombres estudiantes Universitarios 279
Erika Stephania Onofre Pérez* y Melissa García-Meraz** 279
Celos Románticos en Personas con Diferente Orientación Sexual de la Ciudad de México ..................... 285
Vanessa de los A. Maldonado Pérez*, Reyna Victoria Sánchez Hernández*, Lucy Ma. Reidl Martínez** 285
Creencias Hacia el Uso del Condón en Hombres Gay ............................................................................. 290
Ricardo Sánchez Medina, David Javier Enríquez Negrete, Consuelo Rubi Rosales Piña y Mario Fausto Gómez
Lamont 290
Mirada Universitaria a la Afectividad entre Varones ............................................................................... 297
Carlos Arturo Olarte Ramos 297
Relación entre la Violencia en el Noviazgo y los Roles de Género Tradicionales en hombres ................ 302
Rodolfo Cruz López* y Melissa García Meraz** 302
Validación del Instrumento: Beneficios Percibidos para Usar el Condón en Hombres que tienen Sexo con
Hombres .................................................................................................................................................. 308
Carolina Valdez-Montero*, Dora Julia Onofre-Rodríguez**, Lubia del Carmen Castillo-Arcos***, Raquel Alicia
Benavides-Torres**, Jesica Guadalupe Ahumada-Cortez* y Mario Enrique Gámez-Medina* 308
PROCESOS BÁSICOS Y MEDICIÓN ..................................................................................... 313
Construcción y Validación de la Escala de Percepción de Estrés en Pacientes Hospitalizados (Peph) ..... 314
Blanca Andrea Badillo Navarrete*, Arturo del Castillo Arreola** y Isabel Reyes Lagunes* 314
7
De la Apatía a la Depresión: Sus Implicaciones en Jóvenes Universitarios ............................................. 320
Yessica Paola Aguilar Montes de Oca *, José Luis Valdez Medina*, Norma Ivonne González Arratia López
Fuentes*, Sofía Rivera Aragón**, Sergio González Escobar*. 320
El Papel del Pesimismo sobre la Apatía en Universitarios ....................................................................... 326
Yessica Paola Aguilar Montes de Oca*, José Luis Valdez Medina*, Norma Ivonne González Arratia López
Fuentes*, Sofía Rivera Aragón**, Sergio González Escobar*. 326
Estrategias de Manejo del Estrés: Diferencias entre Estudiantes Mujeres y Estudiantes Varones ............. 332
Adriana Martínez Peralta y Gloria Ángela Domínguez Aguirre 332
Predictores Generales y Específicos en el Enojo de los Automovilistas ................................................... 338
Raúl José Alcázar Olán, Paloma Obeso De la Llave y María Lucio de Esesarte 338
Confiabilidad Interjueces de una Escala del Dibujo de la Figura Humana como Medida Visoespacial ... 344
Isaías Lara Klahr y L. Isabel Reyes Lagunes 344
Construcción y Validación de una Escala de Heurísticos de Disponibilidad en Jóvenes Conductores. .... 349
Carlos Alberto Mirón Juárez y Jesús Francisco Laborín Álvarez 349
Validación de la Escala de Gravedad de Fatiga ...................................................................................... 355
Rocío Elizabeth Duarte Ayala, Ángel Eduardo Velasco Rojano, Lucina Isabel Reyes Lagunes. 355
Desarrollo y Validación Psicométrica de la Escala de Inteligencia Emocional Laboral en Población
Mexicana................................................................................................................................................. 359
Jessica Rodríguez Suárez 359
Escala de Cambios en el Autoconcepto para Parejas (ECAP): Construcción y Validación ....................... 366
Lizbeth López López y Areli Reséndiz Rodríguez 366
Validación de la Escala de Tenacidad en Estudiantes Oaxaqueños: Un Estudio Exploratorio ................. 373
David Israel Becerra Martín*, José Ignacio Cuitún Coronado** y Yanko Norberto Mézquita Hoyos* 373
Entre el Estigma y la Inclusión: La Cognición Social del Autismo desde la Perspectiva de los Estudiantes de
Psicología de la Universidad de Sonora .................................................................................................. 378
María del Rosario López Villegas 378
Manejo de Impresión en Personas con Discapacidad Visual y Normovisuales ....................................... 385
Adriana Sánchez Mendoza, Carlos Emmanuel Martínez Butanda, Jimena Díaz Lozano, Marco Antonio Bautista
Santiago, Alejandra del Carmen Domínguez Espinosa y Pedro Wolfgang Velasco Matus 385
Relación entre Estereotipos de Género y Homofobia en Padres de Familia con Hijos Adolescentes ....... 393
Daniela Alejandra Cerón AlvaradoBerenice Suárez López, Lucero Torres Cervantes, Sebastián Maldonado
Trueba, Fabiola Trejo Pérez y Rolando Díaz Loving 393
Conceptuacion de la Salud Mental Positiva en Personal Hospitalario del Centro y Sur de México .......... 399
Areli Reséndiz Rodríguez*, Elías Alfonso Góngora Coronado**, Víctor Manuel Ramos Frausto*, José María De
la Roca Chiapas* e Isabel Reyes Lagunes*** 399
Simpatía y Modestia: ¿Qué tienen en Común? Un Estudio con Redes Semánticas .................................. 406
Sebastián Ortega Uribe, Jimena Díaz-Lozano Dovalí, Darane Santos Casillas, Carlos Emmanuel Martínez
Butanda; Pedro Wolfgang Velasco Matus, & Alejandra del Carmen Domínguez Espinosa 406
PSICOLOGÍA SOCIAL Y EDUCACIÓN ................................................................................. 412
Disminución de Agresiones entre Pares Adolescentes. Evaluacion Cualitativa de una Intervecion
Psicosocial. .............................................................................................................................................. 413
Ana Isabel Pastrana de la Garza, Norma Angélica Hernández Sánchez, Rosalía Juárez Pérez, German Mejía
Morales, María Isabel Gil Miranda, Edwin Antony Ayala Ayala, Marisol Pérez Ramos. 413
Mapa de Ruta: Una Alternativa Psicopedagógica para Detectar el Maltrato Infantil en el Nivel Básico .. 419
Denise Adriana Días Ramón, Belem Castillo Castro, Josefina Campos Cruz 419
8
Acoso Escolar entre Universitarios y su Relación con Ansiedad Social ................................................... 426
Angélica Romero Palencia*, Gloria Ángela Domínguez Aguirre**, Claudia López Becerra***, Adriana Martínez
Peralta **, Gloria Solano Solano*, Rebeca María Elena Guzmán Saldaña* & Flor de María Erari Gil Bernal*
426
Relación entre Liderazgo Distribuido del Director y el Clima Escolar con la Agresión entre Estudiantes . 432
Ana Carolina Reyes Rodríguez*, Angel Alberto Valdés Cuervo** y José Angel Vera Noriega*** 432
Un Estudio Descriptivo sobre Traumatización Secundaria en Defensores de Derechos Humanos ............ 438
Rogelio Flores Morales 438
Aprendizaje Colectivo en Universitarios: Zona de Desarrollo Próximo ................................................... 444
María de los Ángeles Maytorena Noriega y Daniel González Lomelí 444
Competencias de Motivación-Compromiso e Innovación Educativa en Docentes de Psicología de una
Universidad Pública ................................................................................................................................ 451
Claudia Soledad de la Fuente Pérez, Maria Elena Rincón Aguirre, Lenin Antonio Wade López, Ivet Pérez Shiels
y Patricia Carrera Fernández 451
Descripción de Competencias: Planeación-Desarrollo y Evaluación de Asignaturas en Docentes de
Psicología de la UJAT.............................................................................................................................. 458
Ivet Pérez Shiels, Lenin Antonio Wade López, Claudia Soledad De la Fuente Pérez, Patricia Carrera Fernández
y María Elena Rincón Aguirre 458
Orientación de Logro en una Muestra de Estudiantes de Ciudad Juárez: Validación de Resultados ....... 465
Alicia Moreno Cedillos, Ana Indira Castañón Morales y Elizabeth Leilani Luna García. 465
Repercusiones de la Autoestima del Profesor en el Aprendizaje de los Alumnos; una Mirada de
Profesores y Alumnos ............................................................................................................................. 470
Belem Castillo Castro, María de Lourdes Luna Alfaro, Rossana Aranda Roche 470
Calidad Educativa. Valoraciones por Parte de los Estudiantes ................................................................ 476
Marién León Baro y Blanca Aurelia Valenzuela 476
Compromiso Social: Percepción del Estudiantado de Psicología de su Labor ante la Sociedad ............... 482
Gloria Ángela Domínguez Aguirre y Adriana Martínez Peralta 482
Estudio del Significado Semántico de Valores Profesionales en la Formación Universitaria ................... 488
Brenda Imelda Boroel Cervantes, Miriam Álvarez Mariscal, Vicente Arámburo Vizcarra y Gisela Pineda García
488
Foros de Centros de Integración Juvenil. Dispositivo para la Afirmación de Identidad de los Jóvenes... 495
Rodrigo Emanuel Madrigal Morales, María Trinidad Fuentes Álvarez y Miguel Ángel Escalante Cantú 495
La Influencia de la Formación Académica en las Actitudes de los Futuros Psicólogos ............................ 501
Marisol Martínez Miramontes, Daniela Velarde Ramírez y Karla Urías Aguirre 501
Modo de Agencia Personal de Estudiantes Universitarios en dos Modalidades Educativas .................... 506
Daniel González Lomelí, María de los Ángeles Maytorena Noriega y Verónica Mariñez Valenzuela 506
GÉNERO ............................................................................................................................. 512
Actitudes de Género en Hombres y Mujeres Guanajuatenses ................................................................. 513
Yessica Ivet Cienfuegos Martínez y Alejandro Daniel Avalos Montoya 513
Estereotipos de Género que Marcan: ¿Hombres o Mujeres Machistas? ................................................... 519
Alma Liliana Ortiz Navarro*, Norma Elena Reyes Ruiz**, Rolando Díaz Loving** y Mabel Osnaya Moreno*
519
Los Roles de Género, Percepción de Equidad y Satisfacción Marital en Mujeres con Trabajo Remunerado
................................................................................................................................................................ 526
Aurea Deniss César Lobato, Rolando Díaz-Loving, Norma Elena Reyes Ruiz y Carolina Armenta-Hurtarte526
9
Percepción de las Propias Fortalezas: Un Análisis Exploratorio en Población Masculina ........................ 531
Norma A. Ruvalcaba Romero*, Julia Gallegos Guajardo**, Noé A. González Gallegos* y Laura N. Alfaro
Beracoechea** 531
Contraste de la Conciliación Vida-Carrera en Mujeres de Sonora y Coahuila, México ............................ 537
Alicia Hernández Montaño*, José González Tovar*, Janet Dariela Regino Rico*, Elba Abril Valdez**, María
José Cubillas Rodríguez**, Alejandra Córdova Moreno** y Sandra Domínguez Ibáñez** 537
PSICOLOGÍA POSITIVA ...................................................................................................... 543
Adulto Mayor: Significado Psicológico Durante la Adultez ..................................................................... 544
José Alberto Góngora Martín, Dulce Guadalupe Pérez Loria, Oscar Alejandro Ávila Anchevida y Montserrat
Vázquez Caamal 544
Deterioro Cognitivo en Ancianos Fresnillenses ....................................................................................... 550
Georgina Lozano Razo, Javier Zavala Rayas, María Dolores Sánchez García y Oliva Erendira Luis Delgado550
Validez Factorial del Cuestionario de Calidad de Vida para Adultos Mayores en Comunidad ............... 555
José González Tovar, Rosa Isabel Garza Sánchez, Alicia Hernández Montaño y Dariela Regino Rico 555
Percepción de Bienestar y Satisfacción con la Vida en Adultos Mayores ................................................ 562
William Ignacio Torres Palma y Mirta Margarita Flores Galaz 562
Bienestar Psicológico, Optimismo, Autoestima y Apoyo Familiar en Estudiantes con Alto y Bajo
Rendimiento ............................................................................................................................................ 568
Yazmin Escobar Tapia*, Norma Ivonne González Arratia López Fuentes*, Hans Oudhof van Barneveld * y
Patricia Andrade Palos** 568
Comparación de Niveles de Estrés Laboral y Bienestar en Trabajadores Universitarios de Ecuador y
México..................................................................................................................................................... 574
Gabriela Hernández Paredones y María Cristina Bravo González 574
El Significado de Felicidad desde la Perspectiva de Hombres y Mujeres ................................................. 580
Mirsha Alicia Sotelo Castillo, Mercedes Idania López Valenzuela, Dora Yolanda Ramos Estrada, Sonia Beatriz
Echeverría Castro y Guadalupe de la Paz Ross Argüelles 580
Felicidad y Bienestar: su Relación y Diferencias entre Zonas Rurales y Urbanas de Yucatán ................. 587
Judith G. Pérez Alonzo, Elías Alfonso Góngora Coronado e Iris Irene Vásquez Velázquez. 587
Aportaciones al Bienestar Subjetivo: Relación entre Mindfulness y la Satisfacción con la Vida ................. 593
Francisco Augusto Laca Arocena, Evelyn I. Rodríguez Morrill, Sara Lidia Pérez Rubalcaba y Eduardo Carrillo
Ramírez 593
Enfrentamiento: Rasgo Personal Importante ante la Depresión ............................................................... 599
Brenda Gabriela Cruz Salas, Verónica Rodríguez Cruz, Alba Fernanda Huerta Bolfeta, César Alexis Corona
Palma, Rocío Rojas Hernández, Iván Alexis Santana Mendizábal y Sofía Rivera Aragón 599
Optimismo y Bienestar. Hacia un Modelo Integrador de la Resiliencia ................................................... 604
Norma Ivonne González Arratia López Fuentes 604
El Enfrentamiento a los Problemas y el Enfrentamiento Positivo a la Vida en Estudiantes Universitarios 611
Hecmar Anthar Laguna Huerta, Elías Alfonso Góngora Coronado e Iris Irene Vásquez Velázquez 611
Resiliencia Asociada al Rendimiento Académico en Educación Media Superior ..................................... 617
Idalia Guadalupe Pérez Martínez y Armando Ruiz Badillo 617
Desarrollo de la Autoeficacia en Adolescentes ........................................................................................ 623
Damaris Díaz Barajas, Marisol Morales Rodríguez y Karina del Rocío Magdaleno Vega 623
Ira e Inteligencia Emocional: Relación con Factores de Riesgo y Protección en Adultos con Hipertensión
................................................................................................................................................................ 629
Mercy Guadalupe Concha-Chan*, Manuel Sosa-Correa*, Ricardo Castillo-Ayuso* y Cristina Guerrero** 629
10
Relación entre el Burnout y la Inteligencia Emocional en Profesionales del Sector Salud ......................... 635
Magdalena Escamilla Quintal, Cecilia Aguilar Ortega y Thelma Cetina Canto 635
SALUD ................................................................................................................................ 640
Afecto y Control Parental Percibida por los Adolescentes y su Asociación con el Comportamiento Suicida
................................................................................................................................................................ 641
Celia Carolina Pérez Ramírez, Claudia Patricia Ramírez Farías, Claudia Dennise Romero Ceceña y Nehemías
Cuamba Osorio 641
Comparación entre Grupos de Adolescentes en la Presencia de Ideación Suicida ................................... 647
Cristina Elizabeth Izábal Wong, Brenda Berenice Montes Zatarain y Claudia Irene Rodríguez Castro 647
Componentes Asociados al Comportamiento Suicida en Adolescentes de Frontera Norte (Estudio
Exploratorio)............................................................................................................................................ 652
Nehemías Cuamba Osorio, Francisca Tejeda Parra, Cesar Conrado Doumerc Pompa, Kristell Viridiana Reyes
López, Mavy Valenzuela Villa y Marlenne Tabardillo Aldecoa. 652
Ideación Suicida en Adolescentes ............................................................................................................ 658
Verónica González Franco, Mirsha Alicia Sotelo Castillo y Laura Fernanda Barrera Hernández 658
Apoyo Familiar y Sobrecarga en Cuidadores Primarios de Niños con Cáncer ......................................... 664
Xolyanetzin Montero Pardo* y Nataly Contreras Mollinedo** 664
Sintomatología Depresiva en Cuidadores Primarios de Niños Internados en Cuidados Intensivos
Neonatales .............................................................................................................................................. 670
Aline Aleida del Carmen Campos Gómez, Silvia Eugenia Arroyo Vázquez, Catherine Bracqbien Noygues,
Cynthia Gómez Gallardo y Dulce Cecilia López García 670
Somatización: Un Estudio desde la Teoría de la Paz o Equilibrio ............................................................ 675
Martha Adelina Torres Muñoz*, José Luis Valdez Medina†*, Norma Ivonne González Arratia López Fuentes*,
Sofía Rivera Aragón** y Sergio González Escobar* 675
Entre el Espejo y la Báscula: Insatisfacción y Alteración de la Imagen Corporal en Universitarios ......... 681
Gerardo López Zumaya*, Jasmin Navarro Almaraz*, Gisela Pineda García *, Gilda Gómez-Peresmitré** y
Silvia Platas Acevedo** 681
Imagen Corporal, Conductas Alimentarias de Riesgo, e Influencia en Adolescentes con Obesidad ........ 687
Rebeca María Elena Guzmán Saldaña*, Melissa García Meraz**, Gloria Solano Solano*, Arturo del Castillo
Arreola* y Angélica Romero Palencia*. 687
Índice de Masa Corporal, Comportamiento Saludable, Perfil de Salud y Emociones en Niños de Primaria
................................................................................................................................................................ 693
Renán García Falconi, Valentina Rivas Acuña, Julita Elemí Hernández Sánchez, Catherine Silvie Braqbien
Noygues y Herminia García Barjau. 693
Correlación de Factores de Riesgo de Trastornos de Conducta Alimentaria entre Hombres y Mujeres
Universitarios de Ciencias de la Salud..................................................................................................... 698
Lilia Angélica Venegas Rosales y Rolando Díaz-Loving 698
Cualidades Psicométricas del Instrumento de Autoeficacia para el Control de Peso en Niñas y Niños
Mexicanos ............................................................................................................................................... 704
Rodrigo León Hernández*, Gilda Gómez Pérez-Mitré**, Raquel Torres Muro***, Silvia Platas Acevedo** y
Rebeca Guzmán Saldaña**** 704
Drunkorexia: Riesgo de Anorexia y Consumo de Alcohol en Universitarios de Baja California.............. 709
Gisela Pineda García*, Gilda Gómez-Peresmitré**, Silvia Platas** Acevedo, Jazmín Navarro Almaraz*,
Gerardo López Zumaya* y Vicente Arámburo Vizcarra* 709
Diferencias por Sexo y Ejecución de Conducta Deportiva sobre la Autoeficacia y las Conductas
Alimentarias de Riesgo ........................................................................................................................... 715
Astrid Berenice Morales Martínez*, Melissa García-Meraz** y Rebeca María Elena Guzmán Saldaña* 715
11
Prácticas de Crianza Alimentarias en Diadas Madre-Hijo(a) de Pachuca de Soto, Hidalgo ..................... 722
Mariana Valdez Aguilar*, Rebeca María Elena Guzmán Saldaña*, Teresita de Jesús Saucedo Molina* y Ana
Olivia Ruíz Martínez** 722
Resultados Preliminares de un Programa de Prevención de la Obesidad Basado en la Autoeficacia para el
Control de Peso ....................................................................................................................................... 729
Gilda Gómez-Peresmitré*, Viridiana Eguía Martínez *, Silvia Platas Acevedo*, Rodrigo León Hernández**,
Gisela Pineda García*** y Rebeca Guzmán Saldaña**** 729
Autocuidado de la Salud y Conductas de Riesgo en Adultos .................................................................. 737
Joel Zapata Salazar, Mayra Aracely Chávez Martínez y Lizett Aimée Hernández Olivares 737
Construcción de una Escala de Autoeficacia en Enfermedades Crónicas (EA-CD) con Población Mexicana
................................................................................................................................................................ 743
Mayra Aguirre Ortiz y Areli Reséndiz Rodríguez 743
Factores Cognitivos Predictores de Adherencia Terapéutica en Personas con Enfermedades Crónicas.... 749
Gerardo Leija Alva*, Viridiana Peláez Hernández**, Elisa Pérez Cabañas**, Ruth Pablo Santiago**, Arturo
Orea Tejeda**, Benjamín Domínguez*** Trejo, Dulce González Islas**, Juan Antonio Pineda Juárez**, Raúl
Herrera Saucedo**, Rocío Sánchez Santillano**, Brenda Santellano Juárez**, Carlos Cintora Martínez** y Edna
Contreras Ramírez** 749
Propiedades Psicométricas de la Escala de Ansiedad Físico-Social en una Población que Realiza Actividad
Físico-Deportiva ...................................................................................................................................... 753
Rocío Haydee Arreguín Moreno*, Jesús Francisco Laborín Álvarez** y José Antonio González-Jurado***753
Estudio Psicométrico de la Escala de Ansiedad y Depresión en el Hospital en Mujeres Mexicanas ........ 759
María Cristina Bravo González*, Guadalupe del Carmen Villegas Pérez**, Leonardo Reynoso Erazo*, Maetzin
Itzel Ordaz Carrillo*, Ana Leticia Becerra Gálvez** y José Esteban Vaquero Cázares* 759
Consecuencias Emocionales en Adultos que Experimentaron Maltrato en la Infancia............................. 764
Marisol Pérez-Ramos, Claudia Dennis Pérez Vargas y Elizabeth Apolinar Ramírez 764
Trastorno de Ansiedad Social y su Relación con los Estilos de Apego en Estudiantes de Psicología....... 771
Flor de María Erari Gil Bernal, Scarlett Iglesias Hoyos y Arturo del Castillo Arreola 771
SOCIALIZACIÓN ................................................................................................................ 777
Adolescencia en México un Caso de Colonias Marginadas .................................................................... 778
Diana González Ortiz 778
Deserción Escolar en Adolescentes que Viven en Condiciones de Pobreza ............................................. 786
Joaquina Palomar Lever y Amparo Victorio Estrada 786
Discriminación hacia Personas Indígenas Mayas: Su Expresión en la Cotidianeidad de Mérida Yucatán,
México..................................................................................................................................................... 793
Rebelín Echeverría Echeverría 793
Modelo de Crianza en una Zona Rural Indígena Tseltal.......................................................................... 799
Martha Olivia Peña Ramo*, José Pablo Siqueiros Aguilera*, Jesús Edén Santis López** y Rey David Rodríguez
Meléndrez*** 799
Percepción de las Prácticas de Crianza en Niños y Niñas de una Comunidad Indígena ......................... 805
Sandra Trejo Miguel* y Melissa García-Meraz** 805
Descripción de Habilidades Prosociales en Adolescentes de Bachillerato ............................................... 811
Marcela Patricia Del Toro Valencia y Joanna Koral Chávez López 811
Funcionamiento Familiar y Estilos Parentales de Madres de Familia de Niños de Primaria .................... 818
Wendy Yaereth Hernández Barrientos, Alejandra Moysén Chimal, Patricia Balcázar Nava, Gloria Margarita
Gurrola Peña y Julieta Concepción Garay López 818
12
Regulación Emocional en Adolescentes que Perciben un Estilo de Crianza Autoritario de sus Padres .... 824
César Conrado Doumerc Pompa, Jesús Javier Ayón Williams, José Roberto Luján Saldívar y Nehemías Cuamba
Osorio 824
Mindfulness en Niños: Adaptación y Validación de una Prueba para su Medición ................................... 830
Diana L. Jurado Patrón, Elías Alfonso Góngora Coronado e Iris Irene Vásquez Velázquez 830
¿Influye la Creatividad en los Perfiles Cognoscitivos y Motivacionales de Niños de Primaria? .............. 835
Blanca Chávez Soto y Fabiola Zacatelco Ramírez 835
Diferencias en Variables Cognitivas y Socioemocionales de Niños Nominados y No Nominados como
Sobresalientes ......................................................................................................................................... 840
Fabiola Zacatelco Ramírez, Blanca Chávez Soto y Aurora González Granados 840
Factores Protectores Contra La Depresion En Preadolescentes ................................................................. 846
Marisol Morales Rodríguez, Damaris Díaz Barajas, Gabriela Pineda Sánchez y Daniela Ortiz Maldonado846
La Efectividad de las Prácticas de Crianza sobre la Conducta Infantil: Medios Tecnológicos .................. 852
Diana Isabel Santos Pérez y Silvia Morales Chainé 852
Rasgos Inhibitorios de la Agresividad en Preadolescentes: Estabilidad Emocional y Empatia ................ 859
Marisol Morales Rodríguez, Jenny Ramírez Fraga y Jessica Rubí Gómez Villagomez 859
PROCESOS POSMODERNOS .............................................................................................. 865
¿Crimen o Delito? Explorando el Significado entre la Población Mexicana ............................................. 866
Flor Patricia González Tapia y Lucina Isabel Reyes Lagunes 866
Desarrollo y Validación Psicométrica de la Escala de Miedo al Delito..................................................... 872
Ángel Eduardo Velasco Rojano, Flor Patricia González Tapia, Rocío Elizabeth Duarte Ayala y Lucina Isabel
Reyes Lagunes 872
Inseguridad Pública y Cambios en la Vida Cotidiana ............................................................................. 877
Mayra Moreno López, Itzel Arlene Mendívil Ceballos, Fidencio Antonio Zazueta Rojas, María del Rosario
Romero Castro y Erick Rodolfo Guerrero Manjarrez 877
Percepción De Seguridad Pública Y Miedo A La Delincuencia ................................................................. 882
David Armando de la Torre Fernández y Anabell Gómez Vidal 882
Tendencias Prosociales y Empatía en Personas Adultas: Comparación entre Internos del CERESO y No
Internos ................................................................................................................................................... 888
Diego Joel Juárez Arellano y Ximena Zacarías Salinas 888
¿Sufro Dependencia a mi Teléfono? Validando la Adicción al Smartphone .............................................. 893
María Fernanda Valencia Camargo, Martha Luisa Alejo Osorio, Diana Romero Sánchez, Pietra Daniela Di
Paola, Erendira Diana Rojas Solomon, María Fernanda Morales Peregrino, Joaquin Alberto Padilla-Bautista y
Rolando Díaz-Loving. 893
Personalidad en Diferentes Niveles del Comportamiento de Compra...................................................... 898
Jorge Raúl Palacios Delgado*, José Marcos Bustos Aguayo** y Francisco Leonardo Soler Anguiano** 898
13
RELACIONES PERSONALES
Estilos de Apego en las Relaciones de Pareja en Jóvenes
Mexicanos1
Diana Romero Sánchez, Rolando Díaz Loving,
Norma Elena Reyes Ruiz y Carolina Armenta Hurtarte
Las relaciones de pareja han sido un tema de interés por mucho tiempo, teniendo una
amplia definición, pues la cultura y la sociedad la han ido cambiando, incluso se piensa que el
analizar y definir con detalle la unión de dos personas al consolidarse una relación, puede ser
profano; pero es fundamental para lograr el entendimiento de los problemas que se suscitan
dentro de las relaciones de pareja que forman a la familia y éstas a la sociedad (Beck, 1993;
Ojeda, 1998). Sin embargo, es definida como una entidad social con intercambios íntimos de
afectividad, gratificación sexual, etcétera, con expectativas, percepciones e interpretaciones
personales, haciendo una experiencia sin par, dentro de un contexto cultural (Beck, 1993;
Díaz-Loving & Sánchez, 2004; Ojeda, 1998; Sánchez, 2007).
Asimismo, el desarrollo del ser humano sigue un proceso, cada etapa tiene sus obstáculos a
superar en diferentes momentos de la vida, y no todos pasarán por las mismas experiencias o
las viven de igual manera. En este proyecto se habla de la juventud, y de las parejas jóvenes,
que demandan oportunidades y espacios para desarrollarse, representando a una parte
importante de la población que cuentan con una capacidad para generar grandes cambios;
los jóvenes forman un grupo social que va transformando sus ideales de adultez y las
características que esto conlleva, son difíciles de especificar a diferencia de la adolescencia o
la niñez. Lo que existe en esta etapa, son guías sociales, normas, reglas y creencias que se
tienen que adoptar según el estrato social, la idiosincrasia y cultura de los implicados; por
ejemplo: el matrimonio, la procreación y la elección de carrera, etcétera, que varían de un
individuo a otro (Craig & Baucum, 2009).
En cuanto a las funciones y ventajas que tiene el noviazgo o estar en una relación de
pareja, se destacan: la recreación con otra persona, la socialización, el estatus (el ser visto con
alguien a quien se considera buen partido), la compañía para compartir nuevas experiencias,
la intimidad o establecer una relación íntima significativa, experimentar la sexualidad, obtener
satisfacción sexual y elegir a un compañero o cónyuge (Craig & Baucum, 2009). Esto trae
como beneficio la seguridad de pertenencia, aceptación, confianza, el compartir triunfos y/o
fracasos, etcétera, Döring (2000 en Sánchez, 2007). El noviazgo también es una etapa en
donde se practica la búsqueda y concertación de una pareja formal, Alatriste (2004 en
Sánchez, 2007).
17
depende de factores tanto endógenos (pertenecientes al individuo) como exógenos (situaciones
ambientales). Si existe una amenaza en el ambiente, el niño buscará protección en su figura
materna, si no hay tal amenaza el niño explorará el ambiente (Yárnoz, Alonso-Arbiol,
Plazaola & Sainz, 2001). El apego entonces, es definido como la disposición de los seres
humanos para crear vínculos afectivos con otros, explicando las emociones y conductas además
del sufrimiento emocional y alteraciones generadas por su separación o rompimiento de
expectativas ante éstos, Bowlby (1977, 1969/1982 en Frías, 2011; Díaz-Loving & Sánchez,
2004).
La estabilidad del apego se establece debido al principio de primacía con el que se rige,
es decir, que las primeras experiencias forman un patrón con el que se guiarán las relaciones
subsecuentes. Esta perpetuación es facilitada por los modelos de funcionamiento interno
(modelo de sí mismo y el modelo de los demás), que Bartholomew y Horowitz (1991 en Frías,
2011), retomaron de la propuesta original de Bowlby sobre la existencia de dos esquemas
mentales diferenciales, que son formados a partir de la experiencia con los cuidadores
primarios y se refieren a la imagen que tenemos de los otros, lo que esperamos y si es alguien
disponible; el otro esquema es cómo nos vemos a nosotros mismos, la imagen del Yo, una
autoevaluación de si merecemos o no cariño. De lo anterior es que se van formando los estilos
de apego en el adulto, el estilo de apego temeroso muestra recelo hacia la intimidad con otros
y es socialmente aislado; el estilo seguro se siente cómodo con la intimidad y la autonomía; el
estilo evitante, elude la intimidad y la dependencia y finalmente el estilo de apego preocupado
le inquietan las relaciones interpersonales (Frías, 2011; Padilla-Bautista & Díaz-Loving, 2016).
Por lo cual el estudio tiene como objetivo el conocer si existen diferencias de acuerdo a la
escolaridad y los estilos de apego en jóvenes en una relación de pareja.
Método
Participantes.
En el estudio se utilizó una muestra no probabilística intencional, compuesta por 186
participantes (92 hombres y 94 mujeres) de la Ciudad de México y Zona Metropolitana, con
un rango de edad entre 18 y 29 años (M=23.31). El 44.1% de la muestra tenía educación
básica/media y el 55.9% educación superior/posgrado; además el 75% de la muestra
mencionaba estar en una relación de noviazgo.
Instrumento.
Para identificar el estilo de apego, se utilizó la Escala de Apego en Adultos con Medidas
Independientes (EAMI) de Padilla-Bautista y Díaz-Loving (2016), misma que está conformada
por 17 reactivos, cuenta con una escala tipo Likert pictórica con cinco opciones de respuesta
que van de poco a mucho. Está conformado por cuatro factores (F1 Temeroso, α= .789, F2
Preocupado, α= .743, F3 Evitante, α= .685, F4 Seguro, α= .779), los cuales explican el
56.34% de la varianza total y cuenta con un α de Cronbach de .721.
18
Procedimiento.
Para el estudio se aplicó la escala EAMI de Padilla-Bautista y Díaz-Loving (2016) junto con
preguntas sociodemográficas, se aplicó de forma colectiva e individual en horarios de trabajo
y de estudio, en organizaciones así como en diferentes puntos públicos de la Ciudad de
México. Se les pidió a los participantes que cumplían con las características, que contestaran
de forma tranquila, leyendo cada una de las instrucciones, sin dejar preguntas en blanco,
recordándoles que no existen respuestas correctas ni incorrectas. Si las personas no estaban de
acuerdo en contestar el cuestionario se les agradecía su tiempo, respetando su decisión; a los
que colaboraron de manera voluntaria, se les garantizó anonimato y confidencialidad al no
pedirles nombre o datos de identificación. Se les instó a que preguntaran si tenían dudas en
cualquier punto del cuestionario. Posteriormente se llevó a cabo la captura de datos y los
análisis estadísticos descriptivos, t de Student y ANOVA en el programa Statistical Package for
the Social Sciences (IBM SPSS) versión 23; para sacar las diferencias de acuerdo a la
escolaridad en los estilos de apego de hombres y mujeres jóvenes.
Resultados
En esta tabla se observa que en los estilos de apego existen diferencias dependiendo el
nivel escolar, en el caso del estilo preocupado que a pesar de tener una significancia marginal
(.057), es un dato importante observar las diferencias entre las medias de EB y EA.
Posteriormente se realizó una prueba ANOVA para los estilos de apego conjuntando hombres
y mujeres con escolaridad baja (EB) y escolaridad alta (EA), véase Tabla 2.
Tabla 2
Prueba ANOVA Estilos de apego en sexo x escolaridad
Factores F Sig Escolaridad Hombres Mujeres
EB 1.82 2.06
Preocupado 6.178 .014
EA 1.89 1.53
19
Como se puede observar existe una diferencia significativa entre hombres y mujeres
dependiendo de la escolaridad que tienen.
Discusión
20
acogen las conductas antes mencionadas son los hombres, incluso más alta que los hombres de
EB. Siendo las mujeres con EA las que tienen menos el estilo de apego preocupado.
Se puede observar, cómo la aculturación en las mujeres de EA repercute en los estereotipos
de género, que culturalmente hablando se determina a las mujeres con un estilo de apego
preocupado, es decir, que no se valoren a sí mismas por lo que son, sino por lo que
representan las personas con las que se desenvuelven, anteriormente eran consideradas por el
esposo, por los hijos y la familia que tenían (Craig & Baucum, 2009; Díaz-Loving & Sánchez,
2004; Lagarde, 2001; Rocha-Sánchez & Díaz-Loving, 2005). También es verdad que estos
jóvenes que en su mayoría están en el noviazgo puede ser incluso que no quieran formalizar
en una relación, porque su ideal de vida pueda ser otro, simplemente disfrutar del momento,
como observa Casado (1991) al maximizar al sexo dejando de lado el amor, lo que sea que
pase, para cada pareja, pero si bien es cierto que algo indescriptible reunió a dos personas
para conectarse, física, afectiva y emocionalmente, siempre pueden entrar y salir de los
conflictos, pero dependiendo de sus estrategias de negociación y en sus acuerdos pueden
hacer que sobreviva la relación (Beck, 1993; Lagarde, 2001).
Referencias
Beck, A. (1993). Con el amor no basta. Cómo superar malentendidos resolver conflictos y enfrentarse a los
problemas de la pareja. México: Paidos.
Cardenal, V. y Fierro, A., (2001). Sexo y edad en estilos de personalidad, bienestar social y
adaptación social. Psicothema, 13, 1, 118-126.
Casado, L. (1991). La nueva pareja. Barcelona: Kairos.
Craig, G., y Baucum, D. (2009). Desarrollo psicológico. México: Prentice Hall.
Díaz-Guerrero, R. (2003). Bajo las garras de la cultura. Psicología del mexicano 2. México: Trillas.
Díaz-Loving, R. y Sánchez, R. (2004). Psicología del amor: una visión integral de la relación de pareja.
México: Miguel Ángel Porrúa
Frías, M. (2011). La teoría del apego: aspectos normativos y diferencias culturales. Tesis Inédita de
Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México.
Frías, M. y Díaz-Loving, R. (2010). Vínculos de apego: creación, mantenimiento y rompimiento de las
relaciones íntimas. En Díaz-Loving, R. & Rivera-Aragón, S. (Eds.), Antología Psicosocial de la
Pareja. Clásicos y Contemporáneos (p. 481-522). México: Miguel Ángel Porrúa.
García, J. R. (2008). Compilación sobre género y violencia. México: Instituto Aguascalentense de las
Mujeres.
Lagarde, M. (2001). Claves feministas para la negociación en el amor. Managua: Puntos de encuentro.
Ojeda, G. (1998). La pareja: apego y amor. Tesis Inédita de Maestría. Universidad Nacional Autónoma
de México.
Padilla-Bautista, J. y Díaz-Loving, R. (2016). Evaluación de apego en adultos, construcción de una
escala con medidas independientes. Manuscrito presentado para su publicación en la revista
Enseñanza e Investigación en Psicología.
Rocha-Sánchez, T. & Díaz-Loving, R. (2005). Cultura de género: La brecha ideológica entre hombres y
mujeres. Anales de Psicología, 21, 1, 42-49.
21
Sánchez, K. (2007). Estrategias de enfrentamiento y poder en la relación de pareja. Tesis Inédita de
Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Sciortino, K. (2015). The Mobile Love Industry, Vice Doc. Recuperado de http:
//www.vice.com/video/mobile-love-industries-851
Yárnoz, S., Alonso-Arbidol, I., Plazaola, M. & Sainz, L.M. (2001). Apego en adultos y percepción de los
otros. Anales de Psicología, 27, 2, 159-170.
22
Dinámica entre los Estilos de Apego y Escolaridad: ¿Existen
Diferencias entre Hombres y Mujeres?2
Maria Fernanda Morales Peregrino, Carolina Armenta Hurtarte,
Rolando Díaz-Loving y Norma Elena Reyes Ruiz
En los años cincuenta se desarrolló la Teoría del apego por Bowlby (1907-1990) la cual
explica la tendencia innata del ser humano sobre el desarrollo de vínculos afectivos con una
figura de apego, la cual podría identificar y satisfacer las necesidades emocionales y
afectivas que presentará el infante y sentirse seguro ante situaciones de estrés o ansiedad. A
través de la conducta de apego y experiencias que forme con la figura de apego, podrá
construir lo que Bowlby (1969) llamo “representaciones mentales”, que permiten formar un
sistema interno de creencias acerca de sí mismo y de otros, y de igual manera poder predecir
e interpretar la conducta de la figura de apego a través de las experiencias pasadas y
presentes que en un futuro contribuirán al desarrollo de la personalidad adulta (Frías, 2011),
pues las representaciones mentales suelen ser consistentes y significativas a través del tiempo y
logran modificarse según el contexto sociocultural del individuo (Bowlby, 1969, 1989).
Es así como en el año de 1970, Ainsworth et al.1978 lograron identificar tres estilos de
apego; Seguro, que corresponde a aquellos individuos que desarrollan autonomía e interés en
la exploración, mantienen representaciones mentales realistas y confiables (Ojeda, 1998)
presentan facilidad para entablar relaciones amistosas y románticas (Oliva, 2011)
identificando emociones propias y de los otros (Barroso, 2011), lo que les permitirá sentirse
queridos y seguros, en lugar de tener que dedicarse a buscar afecto en los otros. Manteniendo
interdependencia, compromiso y satisfacción en las relaciones interpersonales. Evitante, son
aquellos individuos que se muestran independientes y distanciados de las relaciones
interpersonales, en especial de la figura de apego, son autónomos, pero no desarrollan
seguridad, tienden a mostrar inhibición y rechazo de emociones (Barroso, 2011). Por último, se
encuentran el Ansioso, los cuales como menciona Oliva (2011) tienden a mostrar afectividad
negativa y poco control emocional. Sus relaciones interpersonales son caracterizadas por
desconfianza (Ojeda, 1998) y percepciones desmedidas de abandono ante separaciones
normales (Barroso, 2011), además de altos niveles de ansiedad y estrés ante la separación
(Frías, 2011), ya que suelen mostrar dependencia ante la figura de apego.
En 1987, Hazan y Shaver, pioneros del apego adulto afirmaron que el amor romántico es
un proceso de apego, el cual mantiene dinámicas emocionales y biológicas similares al proceso
en la infancia y que son transmitidos a la pareja, manteniendo los mismos estilos de apego.
Años posteriores Bartholomew y Horowitz (1991) desarrollaron un modelo basado en cuatro
Método
Participantes.
Se conformó una muestra no probabilística de 385 participantes involucrados en una
relación de pareja, entre 18 a 29 años, con una media de 22 años, siendo 187 hombres y
198 mujeres. El 49% contaba con escolaridad máxima de secundaria.
24
Instrumento.
Se construyó y valido el instrumento “Estilos de apego en relaciones de pareja”. Compuesto
por 32 reactivos que cuenta con una consistencia interna de (.81) y que evalúa los cuatro
estilos de apego propuestos por Bartholomew y Horowitz (1991).
Procedimiento.
La aplicación se llevó a cabo de manera individual en lugares públicos de la Ciudad de
México y Estado de México, solicitando a los sujetos su colaboración y haciendo hincapié en el
anonimato de los datos proporcionados.
Resultados
De manera inicial se realizó una prueba t para evaluar si hombres y mujeres difieren
respecto a los estilos de apego, los resultados se exponen en la Tabla 1.
Tabla1
Posteriormente se realizó una correlación de Pearson entre los estilos de apego y el nivel
escolar, registrando mayor significancia en los estilos Temeroso y Preocupado. A continuación
se muestra la Tabla 2 con los resultados.
Tabla 2
25
Tabla 3
Análisis de Correlación entre Nivel Educativo y Estilos de Apego en Hombres y Mujeres
Preocupado Temeroso Seguro Evitante
Correlación -.165 -.090 .063 -.055
Hombre/Escolaridad
Sig. .024* .220 .395 .451
Correlación -.091 -.160 .055 -.097
Mujer / Escolaridad
Sig. .201 .024* .442 -175
Nota. *valores significativos p< .05* N= 187 Hombres N= 198 Mujeres
Discusión
De acuerdo a los resultados se puede observar la vinculación de los estilos de apego con la
población mexicana, con respecto a la Tabla 1, se muestra que no existen diferencias
significativas entre hombres y mujeres debido a los estilos de apego evaluados. En cuanto a
las correlaciones con el nivel educativo, se muestran relaciones significativas entre los estilos
ansiosos, (Preocupado y Temeroso), sugiriendo que a menor escolaridad, mayores estilos
ansiosos; de acuerdo a los autores Hernández y Narro (1987), los individuos menor
escolarizados se perciben solos, deprimidos e infelices, poco satisfechos con sus logros
personales y forjando opiniones más absolutistas lo que puede verse vinculado con los
conceptos que ambos estilos comparten sobre baja valoración personal y niveles altos de
ansiedad al no sentirse satisfechos consigo mismos.
De acuerdo con Valdez y González (1999) excepto en el caso de mujeres universitarias, los
roles tradicionalistas de autoconcepto tienden a permanecer arraigados, peculiarmente en el
caso de las mujeres quiénes adoptan características de expresividad, conformismo, necesidad
de crianza y protección, preocupación por los otros y dependencia; éstas últimas
características igualmente de estilos Temerosos, quiénes se inclinan a ser altamente
dependientes de la aprobación y aceptación de los otros, asimismo manejan altos niveles de
ansiedad (Bartholomew & Horowitz, 1991) por lo que tienden a desconfiar de los otros,
elevando los niveles de evitación hacia las relaciones interpersonales.
Por otro lado, en el caso de los hombres se registraron niveles significativos en el estilo
Preocupado, lo que mantiene relación con lo que afirmaron Hernández y Narro (1987) sobre
estudiantes menos escolarizados, registrando percepciones de infelicidad, depresión, poco
satisfechos con logros personales, desconfiados y forjando constantemente opiniones
absolutistas; características que pueden ser relacionadas con la premisa socio-cultural (Díaz-
Guerrero, 1982) sobre el poder y supremacía del padre, ya que al percibirse como el pilar y
principal proveedor de la familia y no estar preparado, aumentan los niveles de ansiedad
peculiares en estilos Preocupados, además de descuidar de sí mismos, manteniendo baja
valoración propia y alta valoración de los demás.
Sin embargo, no debemos olvidar el papel de la cultura y educación en México, ya que
como se mencionó anteriormente, la educación se ha inculcado a partir de la diferenciación
sexual (Valdez et al., 2005), surgida en la cultura y se ha basado como afirma Díaz Guerrero
(1982) sobre las premisas socio-culturales, la supremacía del padre y el autosacrificio de la
26
madre, lo que puede generar niveles altos constantes de ansiedad en la población al no
cumplir lo que la sociedad espera, del mismo modo se encuentran continuamente en la
búsqueda de la aprobación de los otros, lo que se ve reflejado sobre los estilos Preocupado y
Temerosos entre hombres y mujeres.
Referencias
Ainsworth, M., Blehar, M., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of attachment: A psychological study of
the Strange Situation. Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum.
Bartholomew, K., y Horowitz, L. (1991). Attachment styles among young adults: a test of a four-category
model. Journal of Personality and Social Psychology, 61, 2, 226-244.
Bartholomew, K. y Shaver, P. R. (1998). Methods of assessing adult attachment: Do they converge? En J.
A. Simpson & W. S. Rholes (Eds.), Attachment theory and close relationships (p. 25-45). New York:
Guilford Press.
Barroso, O. (2011). El apego adulto: La relación de los estilos de apego desarrollados en la infancia
en la elección y las dinámicas de pareja. Revista Digital de y Psicosomática y Psicoterapia, 1-25
Bowlby, J. (1969). Attachment and loss, Vol. 1: Attachment. New York: Basic Books.
Bowlby, J. (1973). Attachment and loss. Vol. 2 Separation: Anxiety and anger. Nueva York: Basic Books.
Bowlby, J. (1989). Una base segura. Aplicaciones clínicas de una teoría del apego. Buenos Aires: Paidós
Brennan, K. A., Clark, C. L., & Shaver, P. R. (1998). Self-report measurement of adult romantic
attachment: An integrative overview. In J. A. Simpson & W. S. Rholes (Eds.), Attachment theory and
close relationships (pp. 46-76). New York: Guilford Press.
Díaz Guerrero, R. (1982). Psicología del mexicano. México: Trillas.
Frías, M. (2011). La Teoría del Apego: Aspectos normativos y diferencias culturales. Tesis Inédita de
Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México.
Hazan, C. & Shaver, P. (1987). Romantic love conceptualized as an attachment process. Journal of
Personality and Social Psychology, 52, 3, 511-524.
Hernández, A. y Narro, L. (1987). Cómo somos los mexicanos. México: Centro de Estudios Educativos,
A.C.
Ojeda G. A. (1998). La pareja: apego y amor. Tesis inédita de Maestría. Universidad Nacional
Autónoma de México.
Oliva, A. (2011). Apego en la Adolescencia. Acción Psicológica, 8, 2, 55-65.
Valdez, J., Díaz-Loving R. y Pérez, M. (2005). Los hombres y las mujeres de México: dos mundos distantes
y complementarios. México: Universidad Autónoma del Estado de México.
Valdez, J. y González, A. N. (1999). El autoconcepto en hombres y mujeres mexicanos. Ciencia Ergo
Sum, 6, 3 265-269.
27
Amor y Poder en la Predicción de la Satisfacción Marital de
Hombres y Mujeres
Elizabeth Alvarez Ramírez* y Mirna García Méndez**
28
lo que se ama (Díaz-Guerrero, 2003), por lo que se aplica el poder de manera sutil, sin dañar
a la pareja, para así conseguir lo que desea y a la vez demostrarle afecto para no perderla.
Sin embargo, es importante resaltar que las normas y valores preestablecidos en el
contexto sociocultural, provoca que las mujeres generen expectativas más elevadas respecto a
establecer una relación, esta situación las lleva a manifestar menor satisfacción, observándose
diferencias a partir de los roles de género que son transmitidos por la familia (Hernández,
Alberti, Núñez, & Samaniego, 2011), por ejemplo, para las mujeres es un importante predictor
de su satisfacción, recibir el apoyo que solicitan, por parte de sus compañeros (Wundever &
Schneewind, 2008). Corra, Carter, Carter y Knox (2009) reportan que estas diferencias tienen
una relación con el bienestar personal, lo que indica que al experimentar un alto nivel de
bienestar, ambos miembros de la pareja, su interacción y satisfacción se verá favorecida. En
base a lo expuesto, el objetivo de este estudio es establecer si los estilos de amor y el poder
predicen la satisfacción marital en hombres y mujeres.
Método
Participantes.
622 participantes, 316 hombres y 306 mujeres residentes de la ciudad de México, con un
rango de edad de 17-60 años (M = 40, SD = 9.8). La muestra fue no probabilística
intencional. El nivel de escolaridad de los participantes fue, 35.4% que correspondió a nivel
básico; 42.2% al nivel medio y 22.4% al nivel superior. Respecto al estado civil, el 67.5%
eran casados el 32.5% vivían en unión libre. Todos tenían hijos, de 1 a 6 (M = 2).
Instrumentos.
Inventario de Estilos de Amor (Ojeda-García, 1998) (versión corta). Consta de 30 reactivos
distribuidos en 6 factores: amistoso, erótico, pragmático, lúdico, ágape y manía. Estos explican
el 51.4% de la varianza total con un = 0.84. Escalas de estrategias de poder (Rivera-
Aragón, 2000). Integrada por 66 reactivos distribuidos en 14 factores: Autoritario, Afecto
positivo, equidad reciprocidad, directo-racional, imposición-manipulación, descalificar, afecto
negativo, coerción, agresión pasiva, chantaje, afecto-petición, Autoafirmativo, sexual, dominio.
Explica el 50% de la varianza con un = 0.80.
Inventario Multifacético de Satisfacción Marital (IMSM) (Cortés, Reyes, Díaz-Loving, Rivera, &
Monjaraz, 1994). Contiene 47 reactivos, distribuidos en seis factores: interacción conyugal,
físico-sexual, organización-funcionalidad, familia, diversión, hijos que explican el 68.8 % de la
varianza total con alpha de Cronbach que van de 0.86 a 0.92.
Procedimiento.
Los inventarios fueron aplicados de manera voluntaria en centros de trabajo, hogares y
lugares públicos de la ciudad de México. Se entregó a firmar un consentimiento informado y se
aclaró que la información proporcionada sería anónima y confidencial, se agradeció su
participación.
29
Resultados
Con el propósito de analizar si los factores de los estilos de amor y los factores de las
estrategias de poder predicen la satisfacción en hombres y mujeres, se realizaron dos modelos
de ecuaciones estructurales de sendas. Para obtener los índices de bondad adecuados, se
realizó un re-especificación de los modelos iniciales, donde se obtuvieron dos modelos de
sendas (Kline, 2005). Para el caso de los hombres, los indicadores de bondad de ajuste del
modelo probado fueron adecuados porque las puntuaciones son mayores a .90, mostró una X2
= 23.802 (gl = 16, p = .016), valores de NFI = 0.984, CFI = 0.991, RMSEA = 0.055 y R2 =
0.978, lo que indica que el modelo y sus interrelaciones se ajustan a los datos. Los resultados
sugieren que la satisfacción marital en los hombres es predicha por el estilo de amor Storge
(amistoso) en cinco de sus seis dimensiones (interacción, organiza-funciona, familia, diversión e
hijos); el estilo de amor Eros mostró efectos importantes en la dimensión físico-sexual. Las
estrategias de poder afecto positivo tuvieron efectos directos en físico-sexual, familia e hijos;
la estrategia de poder sexual positivo, mostró efectos directos en dos factores de la
satisfacción marital, efectos negativos en el factor familia y positivos en el factor diversión; las
estrategias de poder equidad reciprocidad, mostraron efectos en los factores de satisfacción
marital de interacción, físico-sexual y organiza funciona (Figura 1).
Para el modelo de las mujeres, los indicadores de bondad de ajuste fueron favorables,
mostraron una X2 = 13.032 (gl = 10, p = .222), valores de NFI = 0.993, CFI = 0.998, RMSEA
30
= 0.033 y R2 = 0.985, lo que indica que la satisfacción marital es predicha por el estilo de
amor Storge (amistoso) en sus seis dimensiones (interacción, físico-sexual, organiza-funciona,
familia, diversión e hijos); el estilo de amor Eros solo mostró efectos sobre el aspecto físico
sexual. Las estrategias de poder autoritarismo mostraron un efecto negativo sobre la
dimensión físico-sexual de la satisfacción marital; y las estrategias de poder equidad-
reciprocidad, mostraron efectos positivos sobre todas las dimensiones de la satisfacción
marital: interacción, físico-sexual, organiza-funciona, familia, diversión e hijos (Figura 2).
Discusión
El objetivo de este estudio fue establecer si los estilos de amor y las estrategias de poder
predicen la satisfacción marital de hombres y mujeres en su relación de pareja. Efectivamente,
los estilos de amor que mostraron efectos positivos en la satisfacción marital en hombres y
mujeres, fueron el amistoso (Storge) y el erótico (Eros), no obstante, las diferencias radican en
que para las mujeres el estilo de amor Storge, es importante en las seis dimensiones de la
satisfacción marital, para los hombres no es importante en la dimensión físico-sexual, ésto se
relaciona con lo mencionado por Wundever y Schneewind (2008) respecto a que las mujeres
experimentan mayor satisfacción cuando perciben más apoyo y compañía de su pareja. Estos
hallazgos sugieren que para incrementar la satisfacción de los hombres es importante el amor
en el que se privilegia la estabilidad y la cercanía, y un alto compromiso con la relación en la
31
que se supone debe ser perdurable, lo que es acorde con lo planteado por Ojeda, Melby,
Sánchez y Rodarte (2007) quienes refieren que el poseer rasgos masculinos positivos
relacionados con la expresividad favorece la satisfacción marital. En cuanto al amor Eros,
basado en la atracción física relacionada con el erotismo, en mujeres y hombres, sólo influye
en el aspecto físico-sexual de la satisfacción marital, para ambos es importante la forma y la
frecuencia de las relaciones, el contacto físico como los abrazos y los besos. Hallazgos que
encuentran congruencia con lo descrito por Arias-Galicia (2003) respecto a que el amor
erótico y la satisfacción sexual son predictores de la satisfacción marital y a su vez repercuten
en la calidad afectiva de la interacción conyugal.
Respecto a las estrategias de poder, las diferencias radican principalmente en que las
mujeres refieren que el utilizar estrategias de tipo equitativas y reciprocas favorece la
satisfacción con todas las áreas relacionadas con su vida marital, por el contrario, ser
autoritarias desfavorece su satisfacción sexual. A partir de estos datos, se puede prever un
ambiente más propicio para resolver los conflictos de una manera más equilibrada y
cooperativa, pues a sugerencia de Flores-Galaz, Díaz-Loving, Rivera-Aragón y Chi (2005) las
estrategias equitativas facilitan la resolución de los problemas con base en la comprensión de
los intereses y necesidades del otro. Ésto se encuentra ligado al hecho de que las mujeres se
muestren más competentes y hábiles para lograr una mayor calidad en su relación de pareja
(Mirgain & Cordova, 2007).
Los hombres además de utilizar las estrategias relacionadas con la equidad que favorecen
su interacción, la vida sexual, organización y toma de decisiones, también mostraron
preferencia por las estrategias relacionadas con lo sexual positivo y el afecto positivo. Para
ellos, la manera de influir en su pareja es haciéndole sentir bien, a través de muestras de
afecto e intimidad. Las estrategias afecto positivo, intervienen de manera positiva sobre su
satisfacción con los roles y tareas que se determinan en el interior de la dinámica familiar, y la
diversión y entretenimiento en pareja. Por el contrario, las estrategias sexual positivo, influyen
a la pareja a través de acercamiento erótico y caricias que afectan de manera negativa la
satisfacción con la distribución de roles y tareas familiares. Estos datos coinciden con lo que
reportó Sánchez-León (2007) respecto a que son los hombres quienes hacen mayor uso de
estrategias sexuales y amorosas para influenciar a su pareja.
En conclusión, los hallazgos son congruentes con el entorno sociocultural donde se realizó el
estudio, pues como mencionó Valdez et al. (2008), en México las personas se unen, guiándose
por los roles de género social y culturalmente establecidos. Sin embargo, las relaciones
maritales pueden mejorar su calidad, pues como había propuesto Loizaga (2012) al utilizar
estrategias adecuadas para enfrentar las tensiones y el recelo generado en la dinámica
familiar, así como, motivar y el acercamiento afectivo y sexual, favorece la resolución de
situaciones conflictivas, y como resultado habrá parejas felices y satisfechas.
32
Referencias
33
Sánchez-Aragón, R. (2009). Efectos Diferenciales del Bienestar Subjetivo, Autorrealización y Celos en
las Fases del Amor Pasional. Enseñanza e Investigación en Psicología, 14, 1, 5-21.
Sánchez-León, K. (2007). Estrategias de Enfrentamiento y Poder en La Relación de Pareja. Tesis Inédita de
Licenciatura. Facultad de Estudios Superiores Zaragoza. UNAM.
Valdez, M. J. L., González-Arratia, N., Arce, J., González, S., Morelato, G. e Ison, M. (2008). La
Elección de Pareja Real e Ideal en Dos Culturas: México y Argentina. Un análisis por sexo.
Enseñanza e Investigación en Psicología, 13, 2, 261-277.
Wundever, E. & Schneewind, K. (2008). The Relationships between Marital Standars, Dyadic Coping
end Marital Satisfaction. European Journal of Pshychology, 38, 462-476.
Yela, C. (2003). La Otra Cara del Amor: Mitos, Paradojas y Problemas. Encuentros en Psicología Social,
1, 2, 263-267.
34
¿Depende de mí o del destino que mi pareja me haga mejor
persona?
Joaquín Alberto Padilla-Bautista, Alma Vianey López Hernández,
Alejandra Avilor Ramírez, Estefanía Andrade Hernández,
Samantha Aguilar Román y Rolando Díaz-Loving
Contracción Expansión
Decremento
Incremento
Limpieza Corrupción
Cualidades Negativas
36
de control interno. Por lo que dependiendo de sus experiencias de reforzamiento pasadas los
individuos desarrollan rasgos consistentes ya sean internos o externos.
Esta unidimensionalidad a lo largo de un sólo continuo ha sido ampliamente cuestionada
(Abrahamson, Schludermann, & Schludermann, 1973; Barling & Bolon, 1980; Díaz-Loving &
Andrade, 1984) de tal modo que La Rosa (1986) refiere la existencia de más dimensiones
como la afectividad, donde los sujetos consiguen sus objetivos mediante el afecto que
desarrollan en sus relaciones interpersonales. También refiere a dimensiones donde el sujeto
percibe que son otros los individuos quienes tienen el poder de controlar sus reforzadores, ésto
ya sea en un entorno micro o macro.
Sin embargo, estas mediciones del foco de control, también denominado locus de control,
hacen una medición global de la responsabilidad con la que cuentan los individuos. Bajo la
hipótesis de que posiblemente los individuos tiendan a asumirse como agentes cambiantes de
su mundo, sólo en algún dominio específico de su vida, mientras que, en otro dominio, puedan
ser sujetos que perciben la situación como impredecible. Padilla-Bautista y Díaz-Loving
(2015b) desarrollaron una escala con la que se puede recuperar la responsabilidad que se
tiene sobre la elección de pareja.
Esta escala recupera en tres factores cómo es que el sujeto se asume responsable sobre la
elección de su pareja, los factores que refieren los autores son:
Poderosos del Microcosmos: Refiere a que la elección de su pareja está
principalmente determinada por lo que dicen personas cercanas a su vida como son
familiares, amigos.
Destino/ Predestinación: La unión de pareja se realiza gracias a que el destino de
una forma más romántica permite la unión de dos personas. Es Dios quien pone en el
camino de los individuos a la persona correcta, para la elección.
Control Interno: el Sujeto se asume como el único responsable de elegir a una
persona, esta elección está determinada por los criterios propios de búsqueda y un
control sobre la decisión final de la elección sin la influencia externa.
Padilla-Bautista y Díaz-Loving (2015b) refieren que el factor de control interno se creó a
partir de la varianza residual del análisis de componentes principales, por lo que para la
población mexicana, el fenómeno de control sobre la elección de pareja está determinado
principalmente por características externas al sujeto, siendo principalmente la familia, amigos
y el destino quien tiene el control de la elección de pareja.
Tal pareciera que la influencia social no sólo tiene un fuerte impacto en el autoconcepto de
los individuos, sino que también en la forma en cómo tiende a elegir pareja, por ello esta
investigación tiene como propósito conocer si existe una relación entre la forma en cómo el
autoconcepto es modificado a partir de la relación de pareja y si los individuos se perciben
responsables de la elección de esta persona con la que formarán una relación de pareja. Se
tiene como hipótesis que las personas que cuentan con control interno al momento de elegir una
pareja, se asumirán como responsables de elegir a una persona que tienda a propiciar un
incremento de las cualidades positivas, así como un decremento de las cualidades negativas, y
37
por el contrario, personas que cuenten con un foco orientado a la externalidad ya que no se
asumen responsables de su elección estarán relacionados con el decremento de las cualidades
positivas y el incremento de las cualidades negativas.
Método
Participantes.
Participaron 150 voluntarios entre los 18 y los 35 años con una media de 22 años. 124
(52.7%) hombres y 47.3% mujeres. El 55.7% de la población, reportó tener el nivel de
licenciatura. Se usó una muestra por conveniencia. Con los únicos criterios de que los
participantes no fueran estudiantes de psicología y todos ellos debían tener una relación de
noviazgo para el momento de la aplicación.
Instrumentos.
Para la medición de autoconcepto, se empleó la escala de Padilla-Bautista y Díaz-Loving
(2015a), es un instrumento etnopsicológico para la medición de la autoexpansión en las
relaciones de pareja, la cual es una adaptación al español de la escala de Self-expansion
Questionnaire (SEQ, Mattingly, Lewandowski, & McIntyre, 2014), el instrumento cuenta con
doce reactivos en escala Likert, de los cuales se tomaron en cuenta cada uno de los siguientes
factores: Expansión (α=.727), Limpieza (α=.674), Corrupción (α=.585) y Contracción
(α=.656). Para la medición de locus de control en la elección de pareja, se empleó la escala
propuesta por Padilla-Bautista y Díaz-Loving (2015b). La cual está compuesta por 12
reactivos y se compone de tres factores Fatalismo suerte (α=.873), Destino (α=.806), Interno
(α=.699), y Poderoso del microcosmos (α=.668).
Procedimiento.
Se llevó a cabo una aplicación individual de la batería dentro del campus de Ciudad
Universitaria, además en diferentes centros de esparcimiento y recreación, para la aplicación
del instrumento, los participantes debían tener una relación de noviazgo actual.
Análisis de datos.
Se procedió a capturar los datos de la batería aplicada y se verificó que las respuestas no
estuvieran fuera de los rangos de respuesta. Posteriormente, se procedió a computar los
factores propuestos por los autores para cada una de las escalas.
Resultados
Con el propósito de conocer si existe relación entre los factores de autoexpansión con los
factores de Locus de control en la elección de pareja, se llevó una correlación producto
momento de Pearson. Para hombres como para mujeres, ésto debido a que se sabe que el
autoconcepto y por ende la autoexpansión son producto del proceso de socialización y de
38
endoculturación, en donde se tiende a asignar a hombres y mujeres, características
diferenciales basadas en estereotipos e ideas consensuadas, Díaz-Guerrero (2003).
Tabla 1
Correlaciones entre los factores de la escala de Autoexpansión y los factores de la escala
de locus de control en la elección de pareja
Expansión Limpieza Corrupción Contracción
Hombres Poderosos del
.379** .345**
Microcosmos
Destino predestinación .300** .315**
Control Interno .263* -.267*
Mujeres Poderosos del
.407** .270*
Microcosmos
Destino predestinación .319** .360**
Control Interno .351** .381**
Nota: * Correlaciones significativas a .05; **Correlaciones significativas a .01
Discusión
La hipótesis que se tenía para el foco de externalidad se ve cumplida para la relación sólo
de los poderos del macrocosmos con los factores de contracción y corrupción; ésto indica que
tanto hombres como mujeres perciben un decremento de los aspectos positivos de su
autoconcepto (contracción) y una adición al autoconcepto con carácter negativo (corrupción) en
hombres y mujeres, existe un decremento del auto-concepto cuando el control de quien será su
pareja sentimental, está principalmente depositada en familiares o amigos.
Sin embargo, tanto para hombres como para mujeres, cuando es el destino el encargado
de la elección de pareja, existe un incremento de algo nuevo y positivo para el autoconcepto
(Expansión) así como, un decremento de las cualidades negativas (Limpieza) en hombres y
mujeres, lo que señala una mejora del auto-concepto.
Por otra parte, cuando hombres y mujeres se asumen como responsables de la elección de
pareja, (control interno) también se reporta un incremento de carácter positivo. Sólo para las
mujeres, también se aprecia la supresión de aspectos negativos. Sin embargo, se debe de
hacer notar que si bien las calificaciones de los hombres en el control interno no están
relacionadas con el factor de limpieza, sí lo están de forma negativa en contracción, lo que
quiere decir que los hombres con control interno a diferencia de las mujeres no permiten que
sus parejas eliminen aspectos positivos de su autoconcepto.
Si bien, tanto el factor de poderosos del macrosmos, así como el de destino-predestinación,
se pueden considerar focos orientados hacia la externalidad, las calificaciones de estos
factores están asociados de diferente manera al incremento del autoconcepto.
Para el factor de internalidad se observa como hombres y mujeres tienden al incremento de
su autoconcepto por medio de la relación de pareja de una forma similar, pero son las mujeres
quienes incrementan su autoconcepto, al permitirse aprender nuevas conductas positivas, así
39
como eliminar las conductas negativas, y los hombres se permiten aprender nuevas conductas
positivas y no permitiendo que se le eliminen las mismas cualidades positivas.
Sería importante para futuras investigaciones conocer específicamente cuales son las
conductas que se pierden y ganan en esta dinámica de relaciones de pareja. Asimismo, se
debe hacer notar la importancia de poder contar con instrumentos que puedan hacer una
evaluación especifica del fenómeno que se pretende medir ya que el constructo psicológico
puede estar explicado de diferentes maneras dependiendo del dominio especifico a estudiar.
Referencias
40
Estrategias de Comunicación en Relaciones Interpersonales
Cercanas
Gustavo Andrés Zaragoza Romero, Rolando Díaz Loving, Paola
Eunice Díaz Rivera y Geraldine Stephanie Bouquet Escobedo
El carácter social del ser humano lo mantiene en frecuente interacción con su entorno y ésto
implica un constante enfrentamiento con situaciones que requieren una respuesta. Por ello, el
individuo requiere desarrollar habilidades sociales que le sean favorables y le ayuden a
establecer relaciones interpersonales efectivas y satisfactorias (Hidalgo & Abarca, 2000).
Responder de determinada forma depende en gran medida del contexto en el que se
encuentra el individuo. Es la cultura la que le proporciona a éste, normas que le guían y
facilitan la adaptación para determinado grupo social ya que dictan el tipo de conductas que
son adecuadas y deseables así como conductas que no lo son (Flores & Díaz-Loving, 2002).
Son tres las formas de interrelación que más se han investigado: asertivo, agresivo y pasivo
(Castanyer, 2009; Flores et al., 2002; Lange & Jakubowski, 1976; Naranjo, 2008; Rodríguez
& Serralde, 1991). En México, Flores, Díaz-Loving y Rivera (1987) consideraron una forma
más para interrelacionarse: asertividad por medios indirectos. Años más adelante, Flores y
Díaz-Loving (2002) basados en el trabajo de Díaz-Guerrero (1990) sobre las premisas
histórico-socioculturales y su impacto en el desarrollo de la personalidad del mexicano,
consideran una forma más de interrelación: la automodificación.
La persona que se relaciona asertivamente defiende sus derechos sin recurrir a actos
agresivos; abiertamente puede expresar algún desacuerdo; si tiene alguna duda pide que
ésta sea aclarada; es capaz de decir, no, en situaciones en las que no se quiere involucrar;
pide favores sin exigirlos; expresa sentimientos positivos y negativos de forma adecuada
(Aguilar, 1988; Castanyer, 2009; Lange et al., 1976).
La persona que se relaciona agresivamente, tiende a enfatizar la defensa de los derechos
e intereses propios; además de expresar sentimientos, pensamientos, opiniones y emociones de
manera inapropiada, ésto es consecuencia de no considerar los derechos de los demás
(Aguilar, 1988; Castanyer, 2009; Lange et al., 1976).
La persona que se relaciona de forma pasiva, accede ante los deseos de los demás, no
tiene la habilidad para defender sus intereses y derechos ya que no es capaz de expresar
pensamientos, sentimientos, deseos y opiniones propias (Aguilar, 1988; Castanyer, 2009;
Lange et al., 1976).
La asertividad por medios indirectos se refiere a la inhabilidad del individuo para
enfrentarse a situaciones cotidianas con otras personas cara a cara. Las personas que se
interrelacionan de esta manera expresan sus sentimientos, opiniones, deseos, hacen peticiones y
41
se rehúsan a ellas a través de cartas, llamadas telefónicas, etcétera (Flores et al., 1987; Flores
& Díaz-Loving, 2004).
En el último estilo de interrelación, el individuo prefiere modificarse a sí mismo para
mantener en armonía sus relaciones interpersonales; evita conflictos y es por eso que no
manifiesta sus inconformidades con los demás; si cree que al rehusarse a una petición incomoda
a quien se lo pide, prefiere no rehusarse; no reclama algo legítimo porque considera que al
hacerlo molesta a los otros; la expresión de sus opiniones, intereses y sentimientos se apoya en
lo que los demás opinen, sientan o les interese; expresar incomodidad le hace sentir culpa
(Flores et al., 2002).
Método
Participantes.
232 participantes voluntarios, hombres (49.6%) y mujeres (50.4%) con un rango de edad
de 18 a 62 años (M=33.5, D.E.=11.88), que habitan en la ciudad de México y área
metropolitana. Se empleó un muestreo no probabilístico intencional.
Instrumento.
Originalmente el instrumento estaba compuesto por 60 reactivos divididos en 12 situaciones
que se presentan en forma de viñetas: a) Expresión de sentimientos: expresar afecto,
sentimientos positivos y negativos b) Expresión de opiniones: expresar desacuerdos, puntos de
vista y quejas; c) Expresión de deseos: rechazar invitaciones, hacer y pedir favores; d)
Defensión de derechos e intereses: expresar inconformidad ante una injusticia, expresar
molestia ante el incumplimiento de un acuerdo y pedir la devolución de pertenencias. Cada
situación contiene 5 reactivos que corresponden a estrategias de respuesta diferentes (pasiva,
agresiva, asertiva, asertivo indirecta y automodificadora) con 5 opciones de respuesta tipo
Likert pictórico que van desde 1 (Nunca) hasta 5 (Siempre) para cada una de las estrategias.
Procedimiento.
Se elaboraron reactivos a partir de la revisión teórica, mismos que se sometieron a jueceo y
se realizaron los cambios pertinentes. Posteriormente, se explicó brevemente los objetivos de la
investigación a las personas y se solicitó su participación voluntaria para contestar la versión
final del instrumento. La aplicación fue individual y se realizó en lugares públicos.
Resultados
42
significativa, χ2 (300)= 2388.16, p <.001; por lo que se asume que la matriz es factorizable.
Después, se realizó un análisis factorial con rotación ortogonal, obteniendo 25 reactivos con
carga factorial igual o mayor a .40 (Tabla 1). Los reactivos se distribuyeron en 3 factores con
valores Eigen value mayores a 1 y que explican el 53.46% de la varianza total. Se obtuvo un
Alpha de Cronbach de .87. Los datos psicométricos de los factores se describen en la Tabla 2,
y las definiciones e indicadores de cada factor se describen en la Tabla 3. Por último, se
realizó el análisis de correlación de Pearson que muestra que existen correlaciones
significativamente positivas, aunque bajas (Tabla 4).
Tabla 1
Reactivos y factores de la Escala de Estrategias de Comunicación en Relaciones Interpersonales
Cercanas
Reactivos 1 2 3
7.4Cuando quiero expresarles mi punto de vista Prefiero llamar por teléfono o
,851 ,111 ,056
enviarles un mensaje para expresar mi punto de vista
12.4Cuando hacen o dicen algo que me hace sentir mal Por medio de una llamada
,836 ,095 ,115
telefónica o un mensaje les digo que lo que hicieron me lastimó
11.4Cuando hacen o dicen algo que me molesta Les expreso mi molestia por medio
,804 ,103 ,119
de una llamada telefónica o un mensaje
10.4Cuando no cumplen con algún acuerdo que ya teníamos Les expreso lo que
,802 ,130 ,077
siento por medio de un mensaje o llamada telefónica
6.4Si actuaron injustamente Les expreso lo que opino por medio de una llamada
,774 ,132 ,079
telefónica o un mensaje
9.4Cuando necesito pedirles un favor Les envío un mensaje o les llamo por teléfono
,699 ,079 -,038
para pedírselos
5.4Cuando insisten en ir a algún lugar al que no quiero ir o hacer algo que yo no
,683 ,181 ,027
quiero Prefiero llamar por teléfono o mandar un mensaje de texto para negarme
3.4Cuando estoy en desacuerdo sobre algo con ellos Expreso que no estoy de
,670 ,019 ,102
acuerdo a través de una llamada telefónica, mensaje, etcétera
2.4Cuando tengo que pedirles que me regresen algo que les presté, Los llamo por
,584 -,115 ,050
teléfono o les envío un mensaje para pedirles que lo regresen
10.5Cuando no cumplen con algún acuerdo que ya teníamos Si considero que se
,056 ,738 ,082
pueden incomodar o molestar, prefiero no decirles lo que en realidad pienso
10.1Cuando no cumplen con algún acuerdo que ya teníamos No digo nada porque
,097 ,710 ,018
no encuentro las palabras para reclamarles
7.1Cuando quiero expresarles mi punto de vista No puedo expresar lo que pienso -,014 ,701 ,068
11.1Cuando hacen o dicen algo que me molesta No logro expresarles mi molestia -,028 ,693 ,092
3.1Cuando estoy en desacuerdo sobre algo con ellos Me pongo nervioso y no
,017 ,684 ,033
logro expresar mi descuerdo
9.1Cuando necesito pedirles un favor No sé cómo pedirlo y termino por no pedirles
,003 ,682 ,198
nada
11.5Cuando hacen o dicen algo que me molesta Me siento incómodo si expreso lo
,166 ,670 -,001
que en verdad pienso
6.5Si actuaron injustamente Si considero que se pueden incomodar o molestar,
,119 ,655 -,006
prefiero no decirles lo que en realidad pienso
12.5Cuando hacen o dicen algo que me hace sentir mal Siento culpa por decirles
,232 ,622 ,197
que me siento mal por lo que hicieron o dijeron
9.5Cuando necesito pedirles un favor Me siento incómodo pidiéndoles un favor ,104 ,613 ,194
3.2Cuando estoy en desacuerdo sobre algo con ellos Me altero y manifiesto mi
,059 ,069 ,777
desacuerdo bruscamente
43
Tabla 1
Reactivos y factores de la Escala de Estrategias de Comunicación en Relaciones Interpersonales
Cercanas
Reactivos 1 2 3
7.2Cuando quiero expresarles mi punto de vista Alzo mi tono de voz para imponer
,085 ,175 ,753
mi punto de vista
6.2Si actuaron injustamente Subo el volumen de mi voz para expresarles lo que
,090 ,149 ,721
pienso
2.2Cuando tengo que pedirles que me regresen algo que les presté Suelo
,122 -,002 ,703
alterarme y les exijo que me regresen lo que me pertenece
5.2Cuando insisten en ir a algún lugar al que no quiero ir o hacer algo que yo no
,150 ,131 ,696
quiero Me altero y manifiesto mi enojo haciéndoles saber que no me interesa
10.2Cuando no cumplen con algún acuerdo que ya teníamos Me molesto y les grito
-,059 ,082 ,687
para reclamarles
Nota: 1= Asertivo Indirecto; 2= Pasivo-Automodificador; 3= Agresivo
Tabla 2
Datos psicométricos de los factores de la Escala de Estrategias de Comunicación en Relaciones
Interpersonales Cercanas
Asertivo indirecto Pasivo-automodificador Agresivo
Varianza explicada (%) 26.78 15.70 10.98
Alpha de Cronbach .9 .87 .82
Media y D.E. 2.11 (.83) 2.19 (.85) 2.16 (.84)
Tabla 3
Definición, indicadores y reactivos de los factores de la Escala de Estrategias de Comunicación en
Relaciones Interpersonales Cercanas
Factores Definición Indicadores Reactivos
Asertivo Estilo en el que la expresión de sentimientos, deseos, Llamada 7.4, 12.4, 11.4,
indirecto opiniones y la defensa de derechos e intereses se telefónica 10.4, 6.4, 9.4,
realiza por medio de mensajes, llamadas telefónicas, Mensajes 5.4, 3.4, 2.4
(9 reactivos) etc.
Pasivo- Estilo en el que la persona se modifica a sí misma para Incomodo 10.5, 10.1, 7.1,
automodificador mantener en armonía sus relaciones interpersonales y es Culpa 11.1, 3.1, 9.1,
(10 reactivos) incapaz de defender sus derechos e intereses, expresar Incapaz 11.5, 6.5, 12.5,
sus sentimientos, deseos y opiniones. 9.5
Agresivo Estilo en el que se enfatiza la defensa de los derechos Brusquedad 3.2, 7.2, 6.2,
(6 reactivos) e intereses propios así como la expresión inapropiada Alterar 2.2, 5.2, 10.2
de sentimientos, deseos y opiniones. Reclamar
Tabla 4
Correlaciones entre las estrategias de comunicación
Asertivo indirecto Pasivo-automodificador Agresivo
Asertivo indirecto 1
Pasivo-automodificador ,181** 1
Agresivo ,194** ,231** 1
**p<.01
44
Discusión
Las correlaciones positivas entre las estrategias de comunicación muestran que una persona
puede utilizar una estrategia de comunicación para determinada situación, pero eso, no
significa que no utilice las otras dos estrategias en situaciones diferentes. Lo anterior, apoya lo
señalado por Acaso y Teruel (2001) y Bishop (2000) respecto a que la asertividad es una
conducta y no un rasgo de personalidad, por lo que podemos asumir que ocurre lo mismo con
las demás estrategias.
Los resultados demuestran tal y como lo mencionan Flores y Díaz-Loving (2002) que la falta
de asertividad en la población mexicana, se muestra en las relaciones con aquellas personas
con las que mantenemos una relación cercana (pareja, familia, amigos, compañeros en la
escuela o trabajo). Estos mismos autores, señalan que la respuesta asertiva puede ser
confundida con una respuesta agresiva en culturas colectivistas (Hofstede, 1980). Al respecto,
los estudios de La Rosa (1986) en nuestro país muestran que mientras más competitivo sea un
individuo, menor salud emocional se tiene, por lo que la asertividad pudiera ser una forma de
interrelacionarse poco adaptativa en México.
Al igual que en el estudio de Flores y Díaz Loving (2002), la asertividad indirecta se utiliza
entre los mexicanos y podemos ver que sigue siendo una de las formas más comunes para
interrelacionarse.
La estrategia agresiva puede resultar porque: el individuo no ha aprendido a discernir las
situaciones en las que los demás esperan una respuesta adecuada de él; la ansiedad provoca
que la conducta apropiada no sea emitida o que se realice pero de forma parcial, es decir, sí
expresa lo que quiere pero inapropiadamente; patrones irracionales de pensamiento
provocan exceso en la defensa de sus derechos e intereses; los pensamientos y sucesos son
situados en términos de ganar o perder (Castanyer, 2009).
Los reactivos de estrategias pasiva y automodificadora se agrupan debido a que la
abnegación refleja en nuestra cultura la importancia del grupo por encima del individuo. Para
los mexicanos es importante satisfacer las necesidades de los demás antes de las propias,
Díaz-Guerrero (1967 en Díaz-Loving, 2006). El mexicano ha desarrollado formas amables
para interrelacionarse: buena educación, cortesía, amigabilidad, etcétera. Frecuentemente, los
mexicanos prefieren perder un argumento que perder un amigo. Incluso pueden perder dinero
y tiempo con tal de no perder una amistad (Díaz-Guerrero, 1990). Otra razón por la que
automodificación y pasividad se agruparon es porque incluso una misma persona puede
responder de diferente manera ante situaciones parecidas porque considera que sus
respuestas son socialmente adecuadas (Flores et al., 2002).
Referencias
45
Bishop, S. (2000). Desarrolle su asertividad. Barcelona: Gedisa.
Castanyer, O. (2009, 30ª. Ed.). La asertividad expresión de una sana autoestima. España: Desclée de
Brouwer.
Díaz-Guerrero, R. (1990, 5ª. Ed.). Psicología del mexicano. México: Trillas.
Díaz-Loving, R. (2006). Rogelio Díaz-Guerrero: un legado de creación e investigación psicológica.
Revista Mexicana de Psicología, 23, 1, 11-18.
Flores, M. (1994). Asertividad: conceptualización, medición y su relación con otras variables. Tesis inédita
de Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México.
Flores, M., Díaz-Loving, R. y Rivera, S. (1987). MERA: Una medida de rasgos asertivos para la cultura
mexicana. Revista Mexicana de Psicología, 4, 1, 29-35.
Flores, M. y Díaz-Loving, R. (2002). Asertividad: una alternativa para el óptimo manejo de las relaciones
interpersonales. México: Miguel Ángel Porrúa y Universidad Autónoma de Yucatán.
Flores, M. y Díaz-Loving, R. (2004). EMA: Escala Multidimensional de Asertividad. México: Manual
Moderno.
Hidalgo y Abarca. (2000, 3ª. Ed.). Comunicación interpersonal: programa de entrenamiento en
habilidades sociales. México: Alfaomega.
Hofstede, G. (1980). Culture’s consequences: International Differences in Work Related Values. Beverly
Hills, CA: Sage.
Lange, A. J. & Jakubowski, P. (1976). Responsible Assertive Behavior. Champaign: Research Press.
La Rosa, J. (1986). Escalas de locus de control y autoconcepto. Construcción y validación. Tesis Inédita de
Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México.
Naranjo, M. (2008). Relaciones interpersonales adecuadas mediante una comunicación y conducta
asertivas. Revista Electrónica Actualidades Investigativas en Educación, 8, 1, 1-27.
Reyes-Lagunes, I. y García-Barragán, L. F. (2008). Procedimiento de Validación Psicométrica
Culturalmente Relevante. En S. Rivera Aragón, R., Díaz Loving, R. Sánchez Aragón e I. Reyes
Lagunes (Eds.), La psicología social en México, XII (pp. 625-630). México: Asociación Mexicana de
Psicología Social, Universidad de Guanajuato, Universidad Nacional Autónoma de México.
Rodríguez, M. y Serralde, M. (1991). Asertividad para negociar. México: McGraw-Hill.
46
Construcción de una Escala de Expresión del Conflicto
Marital
Itai Bermúdez Oviedo*, Luz María Flores Herrera* Juan Jiménez
Flores* y Serafín Joel Mercado Doménech**
El conflicto en las relaciones de pareja tiene efectos importantes dado que la interacción
entre los miembros de la pareja implica intimidad, apoyo y emociones; sin embargo, la
cercanía y frecuencia de estas interacciones también son las principales causas de que surjan
situaciones conflictivas (Bersched & Peplau, 1983). El conflicto marital es un proceso
interpersonal que surge cuando las acciones de un miembro de la pareja interfieren con las del
otro, que se expresa mediante el empleo de agresiones y métodos aversivos en contra de la
pareja. (Cristóforis, 2009; Peterson, 1983). Diversas investigaciones indican que existe relación
entre el conflicto marital y los problemas de salud mental, debido a que los conflictos mal
manejados generan problemas emocionales en los integrantes de la pareja, quienes pueden
manifestar episodios de enojo, tristeza, ansiedad, agresividad, depresión, alcoholismo,
desórdenes alimenticios, entre otros (Cristóforis, 2009; García-Méndez, 2002).
Actualmente, se han identificado diversos instrumentos relacionados con el conflicto marital
de acuerdo con Calleja (2005), algunos de ellos son: el Cuestionario de Formas de
Afrontamiento (Folkman & Lazarus, 1988) que mide los estilos de negociación utilizados por la
pareja durante el conflicto; el Inventario de Afrontamiento Marital (Bowman, 1990), evalúa los
mecanismos interpersonales, cognitivos y de conducta, dirigidos a controlar la respuesta ante el
conflicto; el Inventario de Estilos de Negociación del Conflicto (Levinger & Pietromonaco,1989),
evalúa la forma en la que los individuos manejan típicamente el conflicto en sus relaciones;
Escala de estilos de resolución del conflicto (Gutiérrez-Galindo, 1997), evalúa la manera en
que las parejas se pelean o discuten, incluye comportamientos de violencia física o verbal,
evitación y posiciones de acuerdos; la Escala de Tácticas de Conflicto (Straus, 1979), evalúa
elementos familiares en general y no sólo de pareja. Lo que se hace evidente en las escalas
anteriores es que fueron construidas para evaluar aspectos específicos del conflicto marital
para responder o predecir la relación familiar o de pareja.
En contraste con la evidencia anterior, el interés del presente estudio fue evaluar las formas
de interacción entre la pareja percibidas por la mujer, considerando en primer lugar la cultura
a la que pertenece (Flores, Díaz-Loving, Rivera-Aragón, & Chi, 2005) y un modelo conceptual
pertinente como el señalado por (Buehler, Anthony, Krishnakumar, Stone, & Gerard, 1997). El
modelo está conformado por dos categorías: conflicto marital manifiesto y conflicto marital
encubierto. El primero se subdivide en conflicto verbal y conflicto físico, el segundo en
evitación, introversión, no cooperación (Buehler et al., 1997), triangulación (Bradford et al.,
2003) y dominio (Peterson, 1983). Cada categoría incluye una serie de acciones, conductas y
pensamientos, las cuales se entienden como la forma de expresión del conflicto, ningún
instrumento diseñado hasta ahora incluye dichas categorías, las cuales son importantes ya que
las parejas mexicanas tienden a expresar los conflictos de forma intensa (Flores et al., 2005).
La Escala de Expresión del Conflicto Marital para Mujeres Mexicanas permitirá evaluar la
forma de expresión del conflicto marital, de manera que se identifique como se dan los
enfrentamientos en la pareja. En virtud de lo anterior, con la finalidad de identificar las formas
de enfrentar el conflicto marital se construirá una escala para medir en general, los patrones
de interacción entre los cónyuges
Método
El objetivo consistió en elaborar La Escala de Expresión del Conflicto Marital para Mujeres
Mexicanas, con base en entrevistas realizadas a mujeres mexicanas.
Participantes.
Muestra intencional, se conformó por 140 mujeres mexicanas, con edades entre los 20 y 50
años, casadas o en unión libre, con más de 3 años de vivir en pareja, que declararan haber
pasado por situaciones conflictivas y que estuvieran dispuestas a participar en el estudio.
Instrumento.
Se diseñaron 6 preguntas guía (ejemplos: ¿Cómo discutes con tu pareja?, ¿Han llegado a los
golpes?) con base en el modelo teórico de Bradford et al. (2003); Buehler et al. (1997) y
Peterson, (1983).
Procedimiento.
Las entrevistas fueron realizadas en diversos escenarios (el hogar de las participantes,
escuelas de educación básica), por un equipo de 10 psicólogos previamente capacitados
quienes realizaron un análisis de contenido por entrevista, a partir de los cuales se diseñaron
los reactivos que conformaron la primera versión de la Escala de Expresión del Conflicto
Marital para Mujeres Mexicanas.
La primera versión de la escala, fue sometida a un jueceo de expertos para obtener la
validez de contenido. En esta etapa, se solicitó el apoyo de cinco jueces expertos en el tema, a
quienes se les pidió: Clasificar los reactivos en categorías, considerar si el reactivo era
pertinente o si debía ser eliminado, así como revisar la redacción de cada reactivo. Una vez
que los jueces entregaron sus observaciones se modificaron los reactivos correspondientes y se
eliminaron aquellos que resultaron irrelevantes, de esa forma, se obtuvo el formato de
validación de la Escala de Expresión del Conflicto Marital para Mujeres Mexicanas.
48
Resultados
Participantes.
La muestra se conformó por 310 mujeres mexicanas seleccionadas mediante un muestreo no
probabilístico, con edades entre los 20 y 54 años, casadas o en unión libre, con o sin hijos, que
aceptaran participar en el estudio.
Instrumento.
Escala de Expresión del Conflicto Marital para Mujeres Mexicanas, compuesta por un
apartado sociodemográfico en el que se obtiene edad, escolaridad, ocupación, estado civil y
tiempo de vivir con la pareja, y que consta de 78 reactivos tipo Likert, clasificados en 7
categorías.
49
Procedimiento.
La aplicación se realizó en escuelas y lugares públicos de la Ciudad y el Estado de México,
se pidió el consentimiento de las participantes, las instrucciones fueron leídas por el aplicador.
Las participantes respondieron la escala en un tiempo aproximado de 15 minutos.
Resultados
Con el fin de identificar si los reactivos discriminan significativamente, se llevó a cabo una
prueba t de Student. Con este procedimiento, se eliminó el reactivo 29 “Avienta la televisión”,
ya que no mostró una capacidad de discriminación significativa. Posteriormente, para revisar
la confiabilidad de la escala, fue calculada la consistencia interna mediante la fórmula de
Alpha de Cronbach, junto con la correlación de cada reactivo con el total, y el valor de
modificación de la confiabilidad si se elimina el reactivo, los resultados arrojaron correlaciones
altas para los 77 reactivos, por lo cual no fue necesario eliminar ninguno en esta etapa.
Para determinar la validez de constructo de los factores que constituyen la escala, se
realizó un análisis factorial exploratorio de componentes principales con rotación varimax,
fueron seleccionados sólo los reactivos con carga factorial igual o mayor a .400 y factores con
cuatro o más reactivos. De este análisis quedaron 35 reactivos, agrupados en 3 factores los
cuales explican el 51.108% de la varianza (Tabla 1).
Tabla 1
Estructura factorial de componentes principales con rotación varimax de la Escala de Expresión del
Conflicto Marital para Mujeres Mexicanas
I II III
3 Te dice groserías .731
36 Tu pareja te impide usar el correo electrónico .687
2 Te grita .682
35 Tu pareja te revisa el celular .679
21 Te vas a la casa de tu mamá .677
29 Dice que está demasiado cansado para no ayudar en los .669
quehaceres del hogar
1 Le dices palabras ofensivas .648
34 Tu pareja te impide trabajar .634
20 Le dices que no vas a perder el tiempo discutiendo .634
25 No soportas a tu pareja .628
24 Tu pareja te deja hablando sola .616
22 Regresas a tus quehaceres domésticos para ignorarlo .611
4 Te pone apodos incómodos .585
33 Tú dejas de hacerle la comida .518
23 Tu pareja sale de la casa .504
10 Te cachetea .771
13 Cacheteas a tu pareja .750
12 Te tuerce el brazo .737
8 Te patea .715
15 Te jala el cabello .698
50
Tabla 1
Estructura factorial de componentes principales con rotación varimax de la Escala de Expresión del
Conflicto Marital para Mujeres Mexicanas
I II III
17 Lo rasguñas .688
16 Te da puñetazos .676
6 Te avienta .639
14 Le pegas con objetos .639
7 Te azota contra la pared .629
11 Te zarandea .629
19 Te tira al piso .618
18 Le pega a la pared .528
9 Destruye los muebles .477
32 Recorta el gasto familiar .786
30 Deja de comprar ropa a sus hijos .775
28 Pone de pretexto que no ve a sus hijos para dejar de aportar el .755
gasto
26 Deja de aportar el gasto a la casa .724
31 No cubre los gastos necesarios para la escuela de sus hijos .711
27 Despilfarra el dinero .649
Número de reactivos 15 15 6
Varianza Explicada 20.416% 19.805% 10.886%
Una vez identificados los factores se procedió a calcular la confiabilidad de cada reactivo.
Los resultados mostrados en la tabla anterior arrojaron un α =.90 (Factor 1), .91 (Factor 2) y
.86 (Factor 3). Para la escala total, se obtuvo un α =.93.
El Factor 1 agrupó reactivos que se encontraban en las categorías: verbal, evitación, no
cooperación y dominio. El Factor 2 contiene reactivos que se incluían en las categorías: físico y
verbal. Por último el Factor 3 se integra por reactivos que relacionados con el manejo del
dinero por parte de uno de los miembros de la pareja. Acorde con tales factores el conflicto
marital, para esta muestra, quedo delimitado por las situaciones difíciles como riñas o peleas
donde cada uno de los cónyuges quiere ser el ganador en el altercado, sin oportunidad de
negociaciones o debates, imperando los aspectos negativos. Con base en esta definición, los
factores se delimitaron del siguiente modo. Factor 1. Hostilidad marital: conjunto de acciones
reciprocas que implican ignorar a la pareja, resentimiento, control de las actividades del otro,
gritar cosas que molesten a la pareja, y acciones que demuestran poco interés en mejorar la
situación, por medio de las cuales los miembros de la pareja utilizan para manifestar el
conflicto marital. Factor 2. Agresividad marital: Conjunto de acciones dirigidas a perjudicar,
herir o lastimar de forma directa a la pareja, dichas acciones consisten en agresiones físicas
durante las discusiones. Factor 3. Manipulación económica: Conjunto de acciones mediante las
cuales la pareja deja de aportar dinero, ya sea por enojo o con la finalidad de sentir control
sobre la pareja.
De acuerdo a los resultados obtenidos en el análisis factorial, es posible observar que las
categorías del modelo establecido para la investigación, se modifican en cuanto a su
51
estructura, es decir los reactivos pertenecientes a las categorías del modelo están presentes en
la versión final de la escala, sin embargo no tienen la estructura determinada debido a que
únicamente resultaron clasificados en 3 factores y no en 7 como era esperado.
Discusión
52
conflicto marital. Por otra parte, es recomendable aplicar el instrumento obtenido en otras
poblaciones, de modo que sea posible hacer comparaciones que enriquezcan lo obtenido
mediante este estudio.
Referencias
Bersched, E. & Peplau, L. (1983). The emerging science of relationships. En: Kelley, H., Berscheid, E.,
Cristensen, A., Harvey, J. Juston, T., Levinger, G., McClintock, E., Peplau,L. & Peterson, D. (Eds.),
Close relationships (pp. 1-19). New York: W.H. Freeman and Company.
Bradford, K., Barber, B., Olsen, J., Maughan, S., Erickson, L., Ward, D. & Stolz, H. (2003). A Multi-
National Study of Interparental Conflict, Parenting, and Adolescent Functioning: South Africa,
Bangladesh, China, India, Bosnia, Germany, Palestine, Colombia, and the United States. Marriage
& family, 107-137.
Buehler, C., Anthony, C., Krishnakumar, A., Stone, G., Gerard, J., & Pemberton, S. (1997). Interparental
Conflict and Youth Problem Behaviors: A Meta-Analysis Journal of Marriage and the Family.
Journal of Child and Family Studies, 6(2), 233-247.
Cahn, D., (1990). Intimates in Conflict: a Research Review. En: Cahn, D. (Ed.), Intimates in conflict: A
communication perspective (pp. 1-22). New York: Lawrence Erlbaum.
Calleja, N. (2011). Inventario de Escalas Psicosociales en México. México: Facultad de Psicología UNAM.
Cristóforis, O. (2009). Amores y parejas en el siglo XXI. Buenos Aires: Letra Viva.
Díaz-Guerrero, R. (1972). Hacia una teoría histórico-bio-psico-sociocultural del comportamiento humano.
México: Trillas.
Flores-Herrera, L. M., Bustos-Aguayo, J. M., y Villegas-Zavala, P. (2013). Construcción de una escala de
actitudes. El caso de habilidades socioemocionales. En: L. Flores- Herrera, y M. Bustos-Aguayo
(Eds.), Investigaciones psicoambientales en preescolares (pp. 43-50). México: Universidad Nacional
Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Zaragoza.
Flores, M., Díaz-Loving, R., Rivera-Aragón, S., & Chi, C. (2005). Poder y negociación del conflicto en
diferentes tipos de martirio. Enseñanza e Investigación en Psicología, 10, 2, 337-353.
García-Méndez, M. (2002). Asociación de la Satisfacción Marital, la Evitación del Conflicto y la
Depresión. Tesis Inédita de Maestría, Universidad Nacional Autónoma de México.
Gutiérrez, G. G. (1997). El adolescente y la relación interparental en conflicto. Tesis Inédita de
Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México.
Peterson, D. (1983). Conflict. En: H. Kelley, E. Berscheid, A. Cristensen, J. Harvey, T. Justo n, G. Levinger,
E. McClintock, L. Peplau, & D. Peterson (Eds.), Close relationships (pp. 360-396). New York: W.H.
Freeman and Company.
Straus, M. (1979). Measuring intrafamily conflict and violence: The Conflict Tactics Scales(CTS). Journal
of Marriage and Family, 41 (1), 75-88.
53
Efectos del Conflicto sobre la Calidad de la Relación
Romántica en Hombres y Mujeres3
Georgina Daniela Zepeda Goncen y Rozzana Sánchez Aragón
3 Agradecimiento a la DGAPA-UNAM por el apoyo al Proyecto IN 301814 “Efectos de la calidad relacional y la co-
regulación emocional en la salud física y mental de parejas mexicanas y brasileñas”.
sustancial entender cuáles son los temas o fuentes del mismo; al respecto, Arnaldo (2011)
señala una serie de categorías que engloban las temáticas más recurrentes y más importantes
en los conflictos que se dan en las relaciones de pareja, éstas son: personalidad (forma de ser
o el carácter de los miembros de la pareja, así como sus estilos de vida), actividades (aquellas
que cada uno o ambos realizan para pasar tiempo libre, diversión y distracciones), educación
de los hijos, intereses o gustos, economía (forma de administrar, distribuir y emplear el dinero),
familia (forma de relacionarse con la familia de la pareja y la propia), hábitos (conductas que
se realizan cotidianamente, como la hora de levantarse, tipo de alimentación, fumar, etc.),
ideología (forma de pensar y puntos de vista), trabajo, religión, sexualidad, toma de
decisiones, celos, comunicación (aquello que los miembros de la pareja dicen sobre sí mismos,
por ejemplo sobre sus planes a futuro, sus intereses, etc.), educación (forma en que cada
miembro fue educado en su casa, así como la escolaridad que hayan alcanzado) y tiempo
(aquel que se le dedica a la pareja y a la relación). Algunos factores que influyen en la
frecuencia de conflictos en las parejas son: extroversión social, menor similitud entre los
intereses hacia las actividades que realiza o prefiere cada miembro de la pareja, etc. Bajo
este marco, el objetivo de la presente investigación consiste en explorar los efectos de la
frecuencia e importancia de los conflictos en la calidad de la relación de pareja en hombres y
mujeres con pareja.
Método
Participantes.
Se conformó una muestra no probabilística accidental (Kerlinger & Lee, 2002) de 848
personas residentes de la Ciudad de México de los cuales 50% son hombres y 50% mujeres,
cuyos rangos de edad son de 15 a 76 años (M=39.12 años; D.E.=12.95). En lo que respecta
al estado civil de quienes conformaron la muestra, el 38% vivían en unión libre y 62% eran
casados.
Instrumentos.
Escala de Frecuencia de Conflicto de Arnaldo (2001). Constituida por 14 factores. El formato
de respuesta es tipo Likert con 5 grados (1=Nunca a 5=Siempre). Los factores comprendidos
son: Educación de los hijos, Ideología e intereses, Actividades de la pareja, Actividades
propias, Desconfianza, Familia política, Religión, Personalidad, Sexualidad,
Dinero/Responsabilidad, Celos, Adicciones, Orden/Responsabilidad y Familia de origen.
Escala de Importancia de Conflicto de Arnaldo (2001). Conformada por 73 reactivos
divididos en 10 factores, con formato de respuesta tipo Likert con 5 grados (1=Nada
importante a 5=Muy importante). Los factores que conforman el instrumento son: Organización
y funcionamiento familiar, Adicciones/Religión/Celos, Falta de atención, Interés en la relación,
Personalidad, Ideología/Intereses, Orden/Desorden, Desconfianza, Familia y Sexualidad.
Validación en México de la Escala Acuarela-R (De Andrade & García, 2012; Silva
Moctezuma et al., 2015). Éste instrumento mide con 44 pares de adjetivos (α=.918) la calidad
55
de la relación a través de un diferencial semántico en el que los participantes señalaron cómo
se sienten respecto a algunas dimensiones: Compromiso, Intimidad, Amor, Relación sexual y
Comunicación.
Procedimiento.
La aplicación de los instrumentos se llevó a cabo en lugares públicos de la Ciudad de
México, tales como plazas, parques, avenidas, etcétera. Se explicó a los participantes, la
forma de contestar los instrumentos, especialmente el diferencial semántico, para que fuera
clara la forma de responder; aclarando el papel confidencial y anónimo de las respuestas que
proporcionaran.
Resultados
Para cumplir con los objetivos de este estudio, se realizaron correlaciones producto-
momento de Pearson para conocer el grado de asociación entre las variables para mujeres y
para hombres por separado (Tablas 1 y 2).
Tabla 1
Correlaciones de los efectos de la frecuencia e importancia del conflicto en la calidad relacional
para Hombres
Comunicación
Compromiso
Intimidad
Relación
Sexual
Amor
Calidad con….
Discusión
Las correlaciones mostraron que en la medida en que se tienen conflictos con la pareja
sobre áreas diversas y a los cuales se les confiere importancia, la calidad con la relación se
verá afectada negativamente. En el caso de los hombres, se observa que conflictos sobre las
56
actividades de la pareja y familia política tienen un gran impacto en todas las dimensiones de
la calidad relacional; mientras que para las mujeres cuestiones como la ideología/intereses y
actividades propias tienen el mismo efecto pero con un mayor impacto (dados los coeficientes
de correlación obtenidos).
Tabla 2
Correlaciones de los efectos de la frecuencia e importancia del conflicto en la calidad relacional
para Mujeres
Comunicación
Compromiso
Intimidad
Relación
Sexual
Amor
Ideología/Intereses -.231** -.298** -.378** -.378** -.382**
Actividades de la pareja - -.230** -.198* -.256** -.281**
Actividades Propias -.189* -.353** -.325** -.325** -.227**
Desconfianza - -.191* -.187* -.182* -.174*
Familia política - -.190* -.190* -.246** -.211**
Personalidad - -.170* -.154* -.189* -.207**
Dinero/Responsabilidad - -.212** -.191* -.194** -.162*
Sexualidad - -.172* - - -
Celos - - -.205** -.162* -
Orden/Responsabilidad - -.156* -.169* -.224** -.153*
Organización y función familiar - -.264** -.182* -.191* -.184*
Adicciones/Religión/Celos - -.149* - -.165* -.167*
Falta de atención - -.213** -.198** -.229** -.203**
Interés en la relación - -.250** -.173* -.202** -.212**
Ideología/Intereses - -.156* -.184* -.177* -.257**
Orden/Desorden - - - -.151* -
Familia y Sexualidad - - - -.203** -
Nota: *p=.05; ** p<=0.01
Curiosamente para ellos, los problemas más sociales son los que afectan su percepción de
calidad, mientras que para ellas, los conflictos más relacionados a su esfera individual son los
que dañan su calidad relacional, ésto coincide con lo encontrado por Cervantes (2005), quien
en un estudio halló que cuando a los hombres se les cuestiona acerca de su relación de pareja,
tienden a describirla en términos más razonados, tratando de comprenderla un elemento más
de la sociedad que los rodea, mientras que las mujeres hablan se refieren a su relación desde
lo más profundo de sus vidas.
En la medida en que hay conflicto principalmente con las actividades de la pareja, la
familia política; y se le da importancia a los conflictos sobre familia y sexualidad, se ve más
afectada la calidad respecto al compromiso en los hombres, ésto se apoya de lo dicho por
Tenorio (2010) que habla acerca de la importancia del espacio para el desarrollo y
actividades de cada integrante de la pareja. Mientras que en el caso de las mujeres, los
resultados aquí obtenidos, reflejan una tendencia a que existan tópicos que afectan la calidad
relacional en todas las áreas, excepto el compromiso. Estos resultados se apoyan en la
57
explicación de Naranjo (2010), quien dice que la forma en que las mujeres conciben al amor y
el compromiso en las relaciones de pareja, es construida a través del modelo tradicional con el
que han sido educadas, la presión social por tener una pareja estable, el miedo a no tener
pareja y construcciones culturales tales como la entrega total, el sacrificio por amor y la
idealización de la pareja.
En cuanto a la calidad con la intimidad, se puede observar que se ve más perjudicada por
tener conflictos sobre las actividades de la pareja, por ideología e intereses y familia política
en el caso de los hombres; mientras que en el caso de las mujeres, ésta se ve menoscabada
básicamente por problemas de dinero y responsabilidad, coincidiendo con lo que dice
Mancillas (2006), acerca de que en las mujeres, la intimidad afectiva esta motivada
principalmente por aspectos como que el hombre sea proveedor económico, que formara un
hogar o el tener una casa. En la medida en que se tienen conflictos esencialmente sobrela
familia política, las actividades de la pareja, ideología e intereses, personalidad y educación
de los hijos y que sea importante tenerlos sobre familia y sexualidad, ideología e intereses y
falta de atención la calidad con el amor que los hombres experimentan se ve dañada;
mientras que en las mujeres afecta más problemas de ideología e intereses, actividades
propias y celos.
Para los hombres, tener dificultades sobre las actividades de su pareja tiene efectos
negativos en su calidad percibida respecto a las relaciones sexuales, mientras que en las
mujeres lo que impacta son los conflictos sobre ideología e intereses, actividades propias,
actividades de la pareja, familia política y orden y responsabilidad, aunado a que se le
conceda importancia a problemas respecto a falta de atención, familia y sexualidad e interés
en la relación. Estos datos señalan una diferencia clara en la forma de concebir el ejercicio de
la sexualidad en la pareja, para ellos, sólo hay un determinante que afecta la calidad de las
relaciones sexuales mientras que para ellas los conflictos en diversas áreas impactan casi con
el mismo peso; lo que significa que para que ellas estén satisfechas con el sexo requiere del
bienestar geneneralizado en su vida cotidiana (Tenorio, 2010). Por último, en la medida en
que los hombres tengan conflictos en su relación respecto a ideología e intreses, familia
política, actividades de la pareja, famiia de origen, dinero, celos y personalidad, además de
darle importancia a problemas sobre ideología e intereses y familia y sexualidad, se verá
lacerada su calidad con la comunicación. En el caso de las mujeres, se encontró que las
dificultades con ideología e intereses, actividades de la pareja, actividades propias, familia
política y personalidad; así como darle relevancia a problemas sobre ideología e intereses,
interés en la relación y falta de atención son razones para que la comunicación se vea dañada
en su calidad. Ésto, resulta natural, ya que se ha considerado a la comunicación como el
vehículo de conocimiento y formación de la intimidad pero también del conflicto (Sánchez,
2016), así que si la comunicación es usada para discutir tópicos en desacuerdo y se quebranta
su función de acercamiento y construcción de la relación, se presenta baja calidad en ella. A
pesar de que existen similitudes, en general, ninguno de los temas de conflicto tuvo el mismo
impacto en los componentes de la calidad relacional para hombres y mujeres. Asimismo, los
hombres reportan una menor cantidad de correlaciones estadísticamente significativas, lo que
se traduce en que, los componentes de la calidad de la relación de intimidad, amor, relación
58
sexual y compromiso se ven afectados por una cantidad menor de temas, en comparación con
las mujeres, para las cuáles, sólo el componente de compromiso se ve afectado por menor
cantidad de tópicos, estas afirmaciones pueden generar nuevas preguntas y abrir el campo al
desarrollo de nuevas investigaciones.
Referencias
59
Efectos del Contacto Responsivo y Tácticas de Resolución
del Conflicto en la Calidad de la Relación4
Daniela Silva Moctezuma y Rozzana Sánchez Aragón
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística de 400 habitantes de la Ciudad de México,
de los cuales 200 son hombres y 200 mujeres cuyas edades oscilaron entre los 19 y 69 años
(M=39.28, DE=13.35). En cuanto a la escolaridad había de secundaria hasta posgrado. Todos
los participantes informaron tener una relación de pareja al momento de participar en el
estudio desde hacía al menos 1 año (M = 15.40 años, DE = 11.28).
Instrumentos.
Escala de Contacto Responsivo (Debrot et al., 2013), consta de 6 reactivos (α= .86) con
formato de respuesta tipo Likert de cinco puntos que van de Nunca a casi nunca hasta Más de
una vez al día, algunos reactivos son: Frecuencia con la que toma la mano de su pareja y
Frecuencia con la que usted abraza a su pareja.
Escala Tácticas de Resolución del Conflicto (De Andrade & Egert, 2013; Sánchez et al.,
2015) que consta de 26 reactivos (α= .72 a .87) con formato de respuesta tipo Likert de 5
puntos que van de Nunca hasta Siempre, y que conforman 4 factores: Negociación,
Acomodación, Manipulación, y finalmente Dominación.
Escala Acuarela-R (De Andrade & García, 2012; Silva et al., 2015) que consta de 44
reactivos (α= .89 a .93) con un formato de diferencial semántico separados por 7 líneas, y
conforman 5 dimensiones para evaluar la calidad de la relación: Compromiso, Intimidad,
Amor, Relación sexual y Comunicación.
Resultados
Se realizó un análisis de regresión lineal para conocer los efectos entre contacto responsivo
y tácticas de resolución del conflicto en la calidad de la relación (ver Tabla 1). Los resultados
sugieren que para que la persona evalúe con calidad el compromiso, la intimidad, el amor y la
comunicación en su relación de pareja, es porque hay presencia de contacto responsivo, así
61
como el uso de la negociación como táctica ante el conflicto. Continuando con los resultados, se
encontró que para evaluar con calidad las relaciones sexuales es debido a la presencia del
contacto responsivo.
Tabla 1.
Análisis de regresión de contacto responsivo y tácticas de resolución de conflicto en la calidad en
la relación
VI p R2
VD Calidad con el compromiso
Contacto responsivo .282 .000 .173
Negociación .229 .000
VD Calidad con la intimidad
Contacto responsivo .409 .000 .237
Negociación .160 .009
VD Calidad con el amor
Contacto responsivo .374 .000 .254
Negociación .170 .004
VD Calidad con la relación sexual
Contacto responsivo .428 .000 .203
VD Calidad con la comunicación
Contacto responsivo .413 .000 .284
Negociación .184 .001
Los resultados indican que hay mayor contacto responsivo en personas cuya relación lleva
de 1 a 5.08 años, en comparación con las personas que llevan de 25.25 a 54 años,
Finalmente se encontró que hay más uso de la acomodación ante los conflictos en relaciones de
25.25 a 54 años en comparación con las personas que llevan de 13 a 25 años.
Discusión
Se propuso como objetivo conocer los efectos que guardan el contacto responsivo y las
tácticas de resolución del conflicto en la calidad de la relación. Para cumplir con éste, se
realizó un análisis de regresión que permitiera explorarlos, se encontró que cuando las
62
personas tienen más contacto responsivo, evalúan con calidad su relación de pareja, es decir el
compromiso, la intimidad, el amor, las relaciones sexuales y la comunicación se evalúan
positivamente, ya que constantemente se están demostrando afecto mediante ciertas conductas
que involucran el contacto (abrazos, besos, caricias) entre la diada y debido a que estas
conductas ayudan a fortalecer lazos, mejoran el afecto y el bienestar (Debrot et al., 2013)
dentro de la relación es por esto, que evalúan positivamente las dimensiones que involucran su
relación romántica.
Se sabe que tocar a la pareja fomenta la propia experiencia de la intimidad, y con ello
mejora el estado afectivo del otro creando un equilibrio y una relación donde ambos están
bien con su relación y la evalúan como positiva y satisfactoria (Méndez, 2015). Curiosamente
se vio que para que se evalúe con calidad la dimensión de la relación sexual es necesario
contar con el contacto responsivo, en una investigación con parejas mexicanas se encontró que
para que puedan evaluarse positivamente es necesario hacer uso de una estrategia de la co-
regulación emocional llamada contacto físico y diversión donde se incluyen conductas como
besarse además de compartir momentos juntos y diversión (Sánchez, 2016).
De igual forma, se encontró que el uso de la táctica negociación conlleva a evaluar con
calidad del compromiso, la intimidad, el amor y la comunicación, en este sentido tratar de
encontrar puntos de acuerdo con la pareja para resolver una discusión, tener en cuenta los
argumentos del otro, encontrar soluciones que agraden a ambos, entre otras acciones que
llevan la intención de negociar son el tipo de tácticas que ayudan a que pueda valorarse con
gran calidad la relación de pareja.
Con respecto a ésto, Méndez (2015) menciona que cuando se busca resolver los conflictos
negociando, el compromiso mejora tanto para hombres como para mujeres, gracias a que la
comunicación ayuda a satisfacer algunas necesidades y motivaciones. La negociación se ha
ubicado en investigaciones previas como el tipo de táctica más frecuente y de igual forma se
ha demostrado la importancia de esta cualidad para el mantenimiento y la posibilidad de
sobreponerse a un problema (Montes, 2008) en una relación romántica. Para continuar con el
siguiente objetivo de este estudio, las diferencias en el tiempo en la relación arrojaron datos
interesantes con respecto al ciclo de vida de las relaciones románticas.
Como primer dato se encontró que hay mayor contacto responsivo en personas cuya
relación tienen de 1 a 5.08 años, en comparación con las personas que llevan de 25.25 a 54
años, lo cual puede explicarse claramente con lo mencionado por Díaz y Rocha (2011) quienes
sostienen que las relaciones tienen una tendencia a disminuir la expresión de afecto conforme
pasan los años, además de que existe la posibilidad de que a mayor tiempo y edad las
conductas son más normativas (Ussher, 1991). Se sabe que al inicio de la relación se muestra
un lado positivo de la comunicación no verbal el cual va dirigido principalmente a la intimidad
(Miranda, 2012) y el contacto responsivo involucra muchas expresiones de Comunicación no
verbal que se enfocan en transmitir afecto, cercanía, amor, etc. (Silva & Sánchez, 2015).
Finalmente se encontró que hay más uso de la acomodación ante los conflictos en relaciones de
25.25 a 54 años, en comparación con las personas que llevan de 13 a 25 años. La táctica de
acomodación se refiere a tratar de satisfacer más los deseos de la pareja que los propios,
63
dejar de hacer cosas que le molestan al otro, evitar opinar para no tener un conflicto etc., con
lo cual se puede ver que en las parejas con más tiempo en su relación hay solo conductas de
mantenimiento que al parecer funcionan en su relación como forma de comunicación (Dainton &
Gross, 2008). Estas parejas (25.25 a 54 años) pueden estar enfrentando los cambios que
surgen ante la separación de hijos o a un ajuste intrapareja (Sánchez, 1995) y por ende ceder
ante los deseos del otro con la finalidad de evadir los conflictos y mantener su relación lo más
estable posible. Con este dato se puede decir que la acomodación es una táctica típica de las
parejas mexicanas, ya que como menciona Díaz-Guerrero (2003) la cultura mexicana valora
la sumisión como una característica positiva. Este estudio permitió observar que hay conductas
que pueden ser significativas en una relación como son las del contacto responsivo, que se ven
más en los inicios de una relación influyendo en la prosperidad de ésta, sin embargo la
calidad de una relación no debe de ser positiva y satisfactoria en los inicios únicamente, debe
de ser siempre una relación con calidad a pesar de ya haberla vivido por muchos años. Con
respecto a las tácticas de resolución del conflicto cabe mencionar las ventajas de tomar
decisiones en pro de la relación, y la negociación parece siempre encontrar una solución
racional y aceptable, Peterson (1983 en Rodríguez, 2015).
Referencias
64
Miranda, H. J. (2012). La Comunicación No Verbal en la Relación de Pareja. Tesis Inédita de Licenciatura.
Universidad Nacional Autónoma de México.
Montes, B. B. (2008). Tácticas para la resolución de conflictos y celos románticos en las relaciones
íntimas: adaptación y análisis de las escalas CTS-2 y CR. Estudios de Psicología, 29, 221-234.
Sánchez, A. R. (1995). El Amor y La Cercanía en la Satisfacción De Pareja A Través Del Ciclo De Vida.
Tesis Inédita de Maestría. Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Sánchez, A. R. (2015). Primer Informe del proyecto: Efectos de la calidad relacional y la co-regulación
emocional en la salud física y mental de parejas mexicanas y brasileñas. Financiado por la Dirección
General de Apoyo al Personal Académico, DGAPA. Universidad Nacional Autónoma de México.
Sánchez, A. R. (2016). La Pareja Romántica en México: Desentrañando su Naturaleza Comunicativa y
Emocional. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Sánchez, A. R., Rodríguez, M. J., García, M. M. y Martínez, T. B. (2015, en proceso de evaluación).
Tácticas de Resolución de Conflicto en las Relaciones Románticas: Validación en tres estados de
México y Brasil. Revista Internacional de Psicología.
Schachner, D. A., Shaver, P. R., & Mikulincer, M. (2005). Patterns of nonverbal behavior and sensitivity in
the context of attachment relations. Journal of Nonverbal Behavior, 29, 141-169.
Silva, M. D. y Sánchez, A. R. (2014). El conflicto en la pareja: tipo, origen, reacciones, atribución y
emociones. En R. Díaz Loving, S. Rivera Aragón, I. Reyes Lagunes y M. M. Flores Galaz (Eds.), La
Psicología Social en México (pp. 691-697). México: Asociación Mexicana de Psicología Social.
Silva, M. D. y Sánchez, A. R. (2015). Diferencias y similitudes en Comunicación Emocional y Comunicación
No verbal por tiempo en la Relación Romántica. Ponencia presentada en el XXIII Congreso
Mexicano de Psicología. Cancún, Quintana Roo.
Silva, M. D., Sánchez, A. R., Retana, F. B., García, M. M. y Martínez, T. B. (2015). Validación en México
de una Escala de Calidad Relacional: El uso de la Escala Aquarela-R. Interpersona, 9,2, 215-
235.
Sternberg, R. J. (1989). El triángulo del amor. Barcelona: Paidós.
Thomas, W. (1976). Conflict and Conflict Management. Handbook of Industrial and Organizational
Psychology. Palo Alto: California.
Ussher, J. (1991). La Psicología del Tiempo. Madrid: Alias.
Villa, M. B., Del Prette, Z. A. P., & Del Prette, A. (2007). Habilidades sociais conjugais e filiação
religiosa: Um estudo descritivo. Psicologia em Estudo, 12(1), 23-32.
65
Efectos de la Cercanía en el Duelo Romántico5
Verónica G. Galindo Venegas, Alejandra Elizabeth Pérez Pérez y
Rozzana Sánchez Aragón
El deseo humano de vincularse con los demás, es profundo, universal y endémico (Baumeister
& Leary, 1995), dentro de la amplia gama de relaciones que entablan los individuos, es
posible que las más significativas sean las de carácter romántico, así las personas buscan
acercarse a los individuos por los que se siente atraído y que son percibidos como agradables,
para posteriormente -por medio de la interacción- establecer una relación de pareja
(Miranda, 2012). La relación de pareja se va definiendo a través del tiempo y por el nivel de
acercamiento e intimidad que perciben las personas involucradas (Sánchez & Martínez, 2014).
Sin embargo, a pesar de que ambos miembros estén involucrados emocionalmente, pueden
surgir complicaciones para lograr un acoplamiento, así como, factores causales que conducen a
la disolución de la relación (Agnew, 2000).
Investigaciones anteriores han documentado que, las parejas sentimentales impactan
fuertemente en el otro (Agnew, 2000; Aron et al., 1991), en concreto, los yo’s de las parejas
románticas a menudo se entrelazan, volviendo borrosas las líneas entre el autoconcepto de los
individuos (Slotter, Gardner, & Finkel, 2010), por lo que la cercanía entre los ex miembros de
la pareja en el mejor momento de la relación determinaría en gran manera la experiencia
emocional y cognitiva posterior a la disolución (Slotter, Garder, & Finkel, 2010).
La decisión de terminar el vínculo, es dolorosa, en mayor medida cuando es inesperada e
indeseable; en este punto, el proceso de pérdida será menos desconcertante o intenso en
situaciones donde el rompimiento surja de común acuerdo que en escenarios en el que haya
sido unilateral (Agnew, 2000), en este último caso, los ex miembros de la relación
experimentan una experiencia cognitiva diferente, considerándose abandonados, a las
personas que fueron dejadas por su pareja (Arriaga & Agnew, 2001).
Investigaciones anteriores señalan que la ruptura amorosa debe considerarse como un
proceso de duelo similar a cualquier otro; pues se trata de un daño a los recursos personales,
materiales o simbólicos con el que se ha establecido un vínculo emocional (Sánchez & Martínez,
2014; Sánchez & Retana, 2013). Las alteraciones que se sufren dentro del proceso del duelo
romántico van desde desorganización cognoscitiva y conductual, que se manifiesta por medio
de un estado de shock, negación y reacciones hostiles hasta llegar a la aceptación y
reorganización del doliente, así como vivir bajo el tormento de la esperanza del retorno de la
Método
Participantes.
Se trabajó con 332 participantes (49.4% mujeres y 50.6% hombres), con estudios de
preparatoria y licenciatura y edades que oscilaron entre los 15 y 37 años (M=20.32). Todos
reportaron haber sido abandonados por sus parejas en los últimos 3 años (M=6 meses), con un
tiempo de relación que iba desde 1 mes hasta 9 años (M=1.4 años).
Instrumentos.
Los participantes contestaron a la versión breve de la Evaluación Tridimensional de Duelo
Amoroso (Sánchez-Aragón & Retana, 2012), compuesto por tres escalas que tiene por objetivo
evaluar las Emociones, los Pensamientos y las Conductas ante la experiencia de duelo por
rompimiento amoroso. El formato de respuesta es tipo Likert con cinco opciones que indican
grados de acuerdo ante cada uno de los estímulos. La Escala de Emociones, con índices de
confiabilidad entre 61 y .96, consta de cuatro factores: emociones negativas (con reactivos
como Desesperación, Disgusto), emociones positivas (p.ej. Gozo, Entusiasmo), esperanza (Ilusión,
Ternura) y decepción (p.ej. Decepción, Resignación). En cuanto a la escala de Pensamientos,
67
cuyos Alpha de Cronbach oscilan entre .61 y .93, contiene siete factores: anhelo (p.ej. Todavía
lo(a) amo, Cuánto lo extraño), negociación (p.ej. Que la situación es superable si nos damos la
oportunidad, Que llegando a un acuerdo lograremos arreglar las cosas), reacciones hostiles
hacia la ex pareja (p.ej. Que ella (él) se lo pierde, Que no me merece), suspicacia (p.ej. Que
me está dejando por otra persona, Que me está siendo infiel), aceptación (p.ej. Me tengo que
resignar y aceptar lo que sucede, No hay nada que hacer), y reorganización y sustitución (p.ej.
Decir lo siento, Que yo no tengo la culpa). Finalmente, la escala de Conductas, cuyas
confiabilidades van de .80 a .94, comprende seis factores: re-adaptación (p.ej. Busco cosas
para distraerme, Trato de hablar con otras personas), reacciones hostiles hacia otros (p.ej. Soy
agresivo(a) con mis amigos y familiares, Trato mal a la gente que me rodea), depresión (p.ej.
Lloro, Tengo ganas de gritar), desorganización del sí mismo (p.ej. Me alejo de la sociedad, No
quiero hacer nada), negación (p.ej. Intento buscarlo(a), Trato de verlo(a) más seguido) y
agresión (p.ej. Intento chantajear a mi ex-pareja, Hablarle a la persona e insultarla).
El uso de esta escala permite identificar las etapas del duelo romántico (Sánchez &
Martínez, 2014): Negación, primer periodo posterior al rompimiento amoroso que se
caracteriza por emociones negativas, pensamientos de anhelo, negociación, reorganización y
sustitución, así como conductas que reflejan depresión y negación. Hostilidad, segundo estadio
del duelo romántico cuando la persona tiene pensamientos de suspicacia, busca readaptarse,
reacciona en formas hostiles hacia otras personas, muestra depresión, desorganización del sí
mismo y agresión. Desesperanza, esta etapa es un aglomerado emocional que involucra
emociones negativas y decepción, así como, la ausencia total de emociones positivas y
esperanza. Pseudo-aceptación, última etapa que incluye sentimientos de decepción,
pensamientos de suspicacia, aceptación, reacciones hostiles y conducta de re adaptación.
Procedimiento.
Se acudieron a lugares públicos de la Ciudad de México para la aplicación individual del
instrumento. Se pidió la participación voluntaria de personas que cubrieran los criterios de
inclusión, asegurándoles la confidencialidad de los datos y su uso con fines de investigación.
Durante la aplicación, se respondió a cada uno de los cuestionamientos y siempre se tuvo la
opción de retirarse de la aplicación en caso de no desear continuar participando.
Resultados
68
Tabla 1
Resultados de la prueba t de Student por cercanía alta y baja
Etapa Duelo Factor Baja Cercanía DE Alta Cercanía DE t p
Negación Anhelo 2.81 1.12 3.18 1.11 -3.004 .003
Depresión 2.30 1.02 2.67 1.18 -3.059 .002
Negación 2.60 1.13 2.86 1.13 -2.113 .035
Hostilidad Reacciones hostiles a otros 1.90 .88 2.16 1.15 -2.332 .020
Depresión 2.30 1.02 2.67 1.18 -3.059 .002
Desesperanza Reacciones hostiles a otros 1.90 .88 2.16 1.15 -2.332 .020
Emociones negativas 2.43 1.20 2.67 1.18 -3.041 .002
Pseudo- Aceptación Reacciones hostiles a otros 3.32 .90 3.13 .92 1.938 .050
Discusión
Los resultados señalan que las personas que percibieron mayor cercanía con su pareja en el
mejor momento de su relación, al experimentar la etapa de negación, (el primer periodo
posterior al rompimiento) presentan más pensamientos de anhelo, conductas de depresión y de
negación. Esto coincide con la naturaleza propia de la ruptura romántica: una devastadora
experiencia emocional para la persona abandonada (Agnew, 2000), que al evaluar su
relación como altamente cercana, no está preparada para afrontar la situación de pérdida,
además, en este sentido, se debe considerar que una evaluación con altos índices de cercanía
implicarían -para la persona abandonada- alta satisfacción con la relación que se tenía
(Arriaga & Agnew, 2001), por lo que el abandonado presentaría en el área cognitiva, una
gran confusión con respecto al estatus de la relación, preguntándose continuamente el porqué
del fin de la relación si su evaluación personal era favorable. Así con el afán de disminuir el
dolor y ansiedad se podía llegar a pensar que la situación es superable, resistiendo la idea
de que la otra persona ya no corresponde a sus sentimientos (Perilloux, 2008; Sánchez, &
Martínez, 2014), enfatizando con ello la unilateralidad de la disolución.
Respecto a la hostilidad y desesperanza, se experimentan más reacciones hostiles a otros
en ambas; depresión al pasar por la hostilidad y emociones negativas en desesperanza,
cuando la relación también fue evaluada como más cercana, este hallazgo implicaría que en
la relación estrecha, los involucrados influyen sobre las identidades, recursos y perspectivas del
otro (Aron et al., 1991), por lo que el rompimiento no sólo implicaría la conclusión del vínculo,
sino también una reestructuración de las relaciones cercanas al vínculo: amigos, familia,
compañeros de estudio, de las que se tendría recelo y se tomaría distancia, e inclusive, se
puede llegar a pensar que el apoyo de estos vínculos no está dirigido al abandonado,
propiciando la pérdida de esos nexos significativos, lo que fomentaría depresión, enojo, dolor,
culpa, confusión y frustración (Slotter, Garder, & Finkel, 2010).
Asimismo, es importante considerar que la literatura define a la cercanía bajo el concepto
del "yo": apariencia física, los bienes materiales, el juego de roles, los prototipos, las actitudes,
las creencias y los atributos que las personas piensan o sienten son característicos de quiénes
son (Slotter, Garder, & Finkel, 2010), por lo que miembros que se ven a sí mismos como
69
cercanos a su pareja, conciben de crucial importancia la relación romántica para su vida, su
propio autoconcepto y autoestima (Agnew, Van Lange, Rusbult, & Langston, 1998).
Se observa que estas etapas del duelo (hostilidad y desesperanza) podrían representar un
continuo para las personas abandonadas, en las que al no percibir una diferencia respecto al
cambio en el estatus de la relación pasada al utilizar la agresión y el aislamiento, las personas
se darían cuenta de la inminente ruptura llegan así a presentar comportamientos depresivos.
Para la etapa pseudo-aceptación, las personas con menor cercanía informaron mayores
reacciones hostiles a otros, puede deberse a que la interacción con las relaciones cercanas que
se establecieron en pareja, pueden tomar un cariz de evaluaciones negativas con respecto a la
persona abandonada, es decir, pueden volverse fuente de crítica o ser un recordatorio de la
presencia de la ex pareja, por lo que en ambos casos los abandonados buscaran poner
distancia (Arriaga & Agnew, 2001; Slotter, Garder, & Finkel, 2010). En conclusión, la cercanía
es un recurso que permite a las parejas románticas fusionar sus actividades relaciones sociales
e inclusive metas, así se vuelve determinante en la ruptura romántica y el duelo que conlleva,
así, los resultados del presente trabajo proporcionan de marcadores para la oportuna
intervención psicológica y entendimiento de la experiencia de la persona abandonada.
Referencias
Agnew, C. R. (2000). Cognitive Interdependence and the Experience of Relationship Loss. En J. Harvey
& E. Miller (Eds.), Loss and trauma: General and close relationship perspectives (p 385-398).
Agnew, C. R., Van Lange, P. A. M., Rusbult, C. E., & Langston, C. A. (1998). Cognitive interdependence:
Commitment and the mental representation of close relationships. Journal of Personality and Social
Psychology, 74, 939-954.
Aron, A., Aron, E. N., Tudor, M., & Nelson, G. (1991). Close Relationships as Including other in the Self.
Journal of Personality and Social Psychology, 60, 2, 241.
Arriaga, X. B., & Agnew, C. R. (2001). Being committed: Affective, Cognitive, and Conative components
of Relationship Commitment. Personality and Social Psychology Bulletin, 27, 9, 1190-1203.
Baumeister, R. F., & Leary, M. R. (1995). The Need to Belong: Desire for Interpersonal Attachments As a
Fundamental Human Motivation. Psychological Bulletin, 117,3, 497.
Miranda, H. J. (2012). La Comunicación no verbal en las Relaciones de Pareja. Tesis Inédita de
Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Perilloux, C., & Buss, D. M. (2008). Breaking up Romantic Relationships: Costs Experienced and Coping
Strategies Deployed. Evolutionary Psychology, 6,1, 164-181.
Sánchez, R. & Martínez, C. R. (2014). Causas y Caracterización de las Etapas del Duelo Romántico.
Acta de Investigación Psicológica, 4,1, 1329-1343.
Sánchez, A. R. & Retana, F. B. (2013). Evaluación tridimensional del duelo amoroso en México. Revista
Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, 2, 36, 49-69.
Slotter, E. B., Gardner, W. L., & Finkel, E. J. (2010). Who am I without you? The influence of romantic
breakup on the self-concept. Personality and Social Psychology Bulletin, 36,2, 147-160.
70
Eventos Hirientes en la Pareja la Perspectiva de la Víctima6
Alejandra Elizabeth Pérez Pérez y Rozzana Sánchez Aragón
Las relaciones románticas pueden llegar a ser una fuente tanto de placer extremo como de
dolor intenso, ya que a pesar de que los(as) compañeros(as) pueden proporcionar bienestar,
apoyo y satisfacción, también pueden expresar la más letal de las ofensas (Feeney, 2004).
Así, los miembros de la pareja se encuentran continuamente situados en una posición de
vulnerabilidad, debido a que a menudo surgen malentendidos, demostraciones de control o
poder que propician la ocasión de lastimar al otro (Vangelisti, 1994). La sensación de haber
sido herido, es una emoción inducida por el compañero relacional, a través de la devaluación
de algún componente de la relación (Leary et al., 1998). Las acciones hirientes han sido
estudiadas en una variedad de comportamientos dentro de las relaciones de pareja: mensajes
hirientes (Vangelisti, 1994), transgresiones relacionales (Feeney, 2004), experiencias de
rechazo (Fitness, 2001), o violaciones sobre las expectativas de la otra persona (Bachman &
Guerrero; 2006), por lo que se han definido más ampliamente como eventos hirientes (EH), que
incluyen palabras, mensajes verbales, no verbales o acciones que llegan a constituir una
transgresión relacional (Bachman & Guerrero, 2006). Pese a que investigaciones previas han
identificado los parámetros pertinentes a las experiencias de los EH, en México, no se ha
estudiado, así los objetivos del presente estudio son: 1) explorar cuáles son los eventos que se
consideran hirientes y son más comunes de recibir en personas con mexicanas involucradas en
una relación de pareja y 2) conocer las diferencias existentes entre los diferentes EH, las
reacciones inmediatas y las auto-percepciones (positivas y negativas).
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística de 184 adultos que se encontraban en una
relación romántica y de cohabitación con su pareja; el 45.7% hombres y 54.3% mujeres, de
entre 22 y 59 años (M=36.75), con un tiempo de relación que iba de 3 a 38 años (M=13.5).
Todos reportaron haber sido heridos en sus sentimientos por su pareja en el último año.
Instrumentos.
Se aplicó la Batería de Eventos Hirientes de Feeney (2004) compuesta originalmente por 7
subescalas que al adaptarse al español para los propósitos de la presente investigación y
validarse en población mexicana (Pérez, en prensa) arrojó robustos índices de confiabilidad y
Procedimiento.
Los participantes fueron contactados en lugares públicos, centros de trabajo y escuelas
donde se les aplicó el cuestionario de manera individual. A cada participante, se le instó a que
respondiera de la manera más honesta posible, se les aclararon sus dudas (en caso de existir)
y se les garantizó la confidencialidad y anonimato de sus respuestas.
Resultados
Para cumplir con el primer objetivo se realizó un análisis de contenido a las preguntas
abiertas en el que se agruparon las respuestas similares de hombres y mujeres receptores del
evento hiriente (ver Tabla 1).
Tabla 1
Exploraciones generales de los Eventos Hirientes
Causa del
F Acción/ Mensaje Hiriente Sucedió después del incidente Regla transgredida
Evento
50 Celos Comportamientos de coqueteo Separarse temporalmente Fidelidad
dirigidos a personas ajenas a la Discutir Confianza
relación Llegar a acuerdos
40 Ofensas Mensajes críticos- ofensivos: burlas, Platicar Respeto
insultos encubiertos. Discutir mutuo
Llegar a acuerdos Cuidado
38 Falta de Indiferencia y/o preferir a otras Pelear Atención
interés de la personas/ situaciones Discutir Reciprocidad
pareja Llegar a acuerdos
32 Infidelidad Aceptación de la infidelidad: Separarse temporalmente Fidelidad
desvalorización de la pareja y de Terminar la relación confianza
la relación
72
Tabla 1
Exploraciones generales de los Eventos Hirientes
Causa del
F Acción/ Mensaje Hiriente Sucedió después del incidente Regla transgredida
Evento
10 Posibilidad de Decirme que ya no me quería, que Separarse temporalmente Cuidado Respeto
terminar la no era suficiente, que tenía dudas Discutir mutuo
relación Llegar a acuerdos Equidad
10 Consumo de Ejercer violencia verbal y física Pelear Respeto mutuo
alcohol por Separación temporal Cuidado
parte de la
pareja
Se llevó a cabo un análisis de varianza de una vía y sus respectivos contrastes a posteriori
de Schefeé para cada reacción emocional y las auto-percepciones (positivas y negativas)
inmediatas al evento en función de las causas más frecuentes de EH, observándose diferencias
significativas en tres reacciones emocionales inmediatas y las auto-percepciones positivas y
negativas de la víctima (Tabla 2).
Tabla 2
Análisis de varianza de una vía para los eventos hirientes: reacciones y auto-percepciones
inmediatas
Reacciones Medias EH F p
Falta de Interés
Infidelidad
Ofensas
Celos
Discusión
Los resultados obtenidos a través del estudio exploratorio presentado aquí, señalan que la
naturaleza de los eventos hirientes es variada, entre las más comunes se encontraron los celos,
así como las ofensas, la falta de interés de la pareja y la infidelidad. Estas transgresiones
contienen elementos en común: la depreciación de aspectos habituales a la relación que
deberían ajustarse a las expectativas -contenidas en las reglas relacionales- y pasar
relativamente desapercibidas. Sin embargo, al violentar las normas, las personas pasan por
una experiencia de activación asociada con una reacción emocional aversiva que permite la
73
evaluación de la transgresión y del transgresor como ilícita (Feeney, 2004). Asimismo, algunos
autores han señalado que los EH actúan como un indicador de la calidad de la relación (Leary
et al., 1998; MacDonald & Leary, 2005), al evaluar las actitudes de su pareja, así sus propias
actitudes, o cuando indican que el contexto relacional es inseguro (Vangelisti, 2009).
Referente a las categorías con menor frecuencia: posibilidad de terminar la relación y
consumo de alcohol (que propicia el ejercer violencia física y verbal), se ha identificado a la
primera como una acción de rechazo explícito dentro de la pareja y un fuerte predictor de la
disolución de la misma (Bachman & Guerrero, 2006; MacDonald & Leary, 2005), en cuanto a
la segunda, su estudio se ha centrado en relación a la violencia doméstica, lo que marca la
necesidad de un análisis más profundo de las diferenciación entre el herir los sentimientos, la
agresión verbal y la violencia dentro de las relaciones románticas. Con respecto a las acciones
o mensajes que fueron hirientes, se encontró que en repetidas ocasiones están presentes los
insultos, las humillaciones, la mentira y la indiferencia, actos que son contrarios a las
expectativas de una relación de pareja ideal, asociada en términos generales con el amor, el
apoyo, el consuelo y el afecto positivo (Argyle, 1986; Sánchez, 2009).
Con relación a lo que sucedió después del incidente, las personas reportaron
recurrentemente separarse temporalmente, discutir y llegar a acuerdos, lo que lleva a
considerar que a pesar de que la consecuencia relacional última de los EH sea la ruptura, las
personas pueden permanecer juntas si se resuelve o hay una reparación del evento (Bachman
& Guerrero, 2006; Roloff et al., 2001).
La regla transgredida fue identificada por todos los participantes, las que se reportaron
con mayor coincidencia fueron la de respeto mutuo, fidelidad y cuidado, sin embargo, no se
especificó si la regla es un acuerdo que se da por hecho o que se negoció dentro de la
relación. En este sentido Escobar (2015) señala que la naturaleza de los acuerdos relacionales
puede ser contradictoria entre lo que el individuo vive y lo que piensa, por lo que la
transgresión de una regla implícita en la relación tendría diferentes percepciones,
dependiendo de la importancia que cada miembro le dé a la misma dentro de su relación y
cómo la vive y piensa.
Las diferencias en cuanto a las reacciones inmediatas arrojaron que el grado de dolor
percibido es más alto por una infidelidad que por una ofensa, ésto coincide con hallazgos
anteriores en la literatura sobre relaciones románticas que señalan que esta acción representa
la transgresión de las reglas relacionales más importantes: los compañeros románticos tienen la
expectativa de ser una parte importante de la vida del otro (en su presente y futuro),
satisfacer las necesidades de su pareja, formar parte de su bienestar y sentirse
correspondidos conforme al amor, atención y atracción (Vangelisti, 2009). Así, cuando surge el
EH, el miembro herido sentirá no sólo decepción -por la probabilidad de haber fallado en
algo-, sino también traición, pues gran parte de su confianza estaba depositada en su pareja
(Clark, Graham, & Grote, 2002), y confusión con respecto a las decisiones que debe tomar,
pues muchos de los aspectos de su vida estar directa e indirectamente relacionados con su
pareja: relaciones cercanas y familiares, economía y actividades cotidianas (Vangelisti, 2009).
Lo anterior, se encuentra estrechamente relacionado con el hallazgo de que la persona herida
74
percibe que ella valora más su relación que su pareja cuando esta muestra desinterés, ya que
la falta de reciprocidad es más evidente con respecto a este EH.
El receptor del EH en este estudio, también cree en mayor medida no merecer que fuera
herido cuando es ofendido por su pareja que ante la infidelidad y expresiones de desinterés,
ésto puede explicarse desde la responsabilidad que se toma dentro de la pareja romántica,
que implica que el bienestar y satisfacción de la pareja dependen en cierta medida de las
conductas del otro (Vangelisti, 2009), por lo que la persona herida podría considerar cierta
responsabilidad al presentarse infidelidad o la falta de interés, pero no estar de acuerdo con
los comentarios críticos o malintencionados expresados por su pareja y por lo tanto no creer
merecer ser ofendido.
No se presentaron diferencias significativas entre los diferentes EH con respecto al creer
que la pareja sabía que lo(a) había herido ni entre los índices de rechazo percibido e
impotencia, sin embargo, cabe mencionar que todas las puntuaciones se ubican por arriba de
la media teórica. Relativo a este resultado, es congruente mencionar que algunos autores han
encontrado que la percepción de rechazo, control y poder durante el evento hiriente no es
significativamente diferente entre los receptores del EH y los ofensores, ya que aceptar que
durante el evento se tenga menores índices de control, poder y más rechazo, representaría
aceptar una posición de fragilidad y la percepción de dar lugar a ser herido nuevamente o
con mayor intensidad (Bachman & Guerrero, 2006).
En general, se puede concluir que los EH son diversos pero poderosos en cuanto a su
influencia sobre quien los recibe, lo que representaría el escenario perfecto dentro de la
relación de pareja para considerar un reajuste e integración (Vangelisti, 2009). La presente
investigación representa un primer acercamiento al estudio de los EH en México, pese a que se
utilizaron métodos cualitativos y cuantitativos en el tratamiento de la información, es un estudio
transversal, por lo que es necesario que la investigación futura sea capaz de documentar los
EH en un período de tiempo más largo. Además, es importante mencionar que los resultados
de este trabajo consideran únicamente la experiencia de la víctima, por lo que sería un tema
de interés en el estudio de este fenómeno la exploración del perpetuador, así como la
interacción de ambos actores.
Referencias
Argyle, M., Henderson, M., Bond, M., Iizuka, Y., & Contarello, A. (1986). Cross‐cultural Variations in
Relationship Rules. International Journal of Psychology, 21, 1-4, 287-315.
Bachman, G. F., & Guerrero, L. K. (2006). Relational Quality and Communicative Responses Following
Hurtful Events in Dating Relationships: An Expectancy Violations Analysis. Journal of Social and
Personal Relationships, 23, 6, 943-963.
Clark, M. S., Graham, S., & Grote, N. (2002). Bases for Giving Benefits in Marriage: What is ideal?
What is realistic? What really happens? En P., Noller & J. A., Feeney (Eds.), Understanding
Marriage: Developments in the Study of Couple Interaction (pp. 150–176). Cambridge:
Cambridge University Press.
75
Escobar, M. G. (2015). Deconstrucción y reconstrucción de la monogamia: conociendo y entendiendo los
acuerdos monógamos y no-monógamos en parejas. Tesis Inédita de Doctorado. Universidad
Nacional Autónoma de México, México.
Feeney, J.A. (2004). Hurt feelings in Couple Relationships: Towards Integrative Models of the Negative
Effects of Hurtful Events. Journal of Social and Personal Relationships, 21, 4, 487-508.
Fitness, J. (2001). Betrayal, Rejection, Revenge, and Forgiveness: An Interpersonal Script Approach. En
M.R., Leary (Ed.), Interpersonal rejection (pp. 73-103). New York: Oxford University Press.
Leary, M. R., Springer, C., Negel, L., Ansell, E., & Evans, K. (1998). The Causes, Phenomenology, and
Consequences of Hurt Feelings. Journal of Personality and Social Psychology, 74, 5, 1225- 1237.
MacDonald, G., & Leary, M. R. (2005).Why does Social Exclusion hurt? The Relationship Between Social
and Physical Pain. Psychological Bulletin, 131, 202–223.
Roloff, M.E., Soule, K.P., & Carey, C. M. (2001). Reasons for Remaining in a Relationship and Responses
to Relational Transgressions. Journal of Social and Personal Relationships, 18,3, 362-385.
Sánchez, A. R. (2009). Expectativas, Percepción de stabilidad y Estrategias de Mantenimiento en las
Relaciones Amorosas. Enseñanza e Investigación en Psicología, 14, 2, 229-243.
Vangelisti, A. L. (2009). Hurt feelings: Distinguishing features, functions, and overview. En A. Vangelisti,
Feeling hurt in close relationships (pp. 3-11). Cambridge: Cambridge University Press
Vangelisti, A.L. (1994). Messages that Hurt. En B. H. Spitzberg, (1994). The Dark Side of Interpersonal
Communication (pp. 53-82). Hillsdale, NJ, England: Lawrence Erlbaum Associates.
76
Validación de una Escala de Duelo ante el Divorcio
Blanca Estela Retana Franco
Método
Participantes.
Se trabajo con una muestra de 298 participantes, de los cuales fueron 164 mujeres y 134
hombres, sus edades iban de 18 a 75 años (M= 41; DS= 10); sus escolaridades iban de
78
primaria a posgrado con una moda de preparatoria; el tiempo de divorcio que tenía iba
desde un mes hasta 26 años (M= 5 años; DS= 6 años).
Instrumento.
Escala de Fases del Duelo ante el Divorcio (Retana Franco, 2016) es una escala de 93
reactivos con formato de respuesta tipo Likert de cinco opciones de acuerdo, tiene un alfa total
de .98. Se compone de 6 factores incredulidad-añoranza (.93), negación (.72), ira-tristeza
(.89), inadaptación (.87), coraje-miedo (.78) y depresión (.71).
Procedimiento.
Se aplicaron las escalas en lugares públicos, escuelas y oficinas, a personas que aceptaron
participar en la investigación. Asimismo, se les explicaba en qué consistía su participación, se
les resolvieron sus dudas –en caso de tenerlas-, se les garantizó la confidencialidad de sus
respuestas y se pusieron a su disposición sus resultados en caso de ser solicitados.
Resultados
Una vez que se tenían los datos, se procedió a realizar el proceso de Reyes-Lagunes y
García y Barragán (2008) para obtener la validez y confiabilidad de los instrumentos. De
manera genérica, se puede decir que se realizó un análisis de frecuencias por reactivos, se
procedió a revisar el sesgo; a continuación se realizó una suma (compute) de todos los
reactivos y con esta nueva variable se le solicitaron las frecuencias y los cuartiles; una vez
hecho ésto se creo una nueva variable con los cuartiles extremos y con estos grupos se corrió
una t de Student para muestras independientes (reactivo por reactivo); se corrieron crosstabs;
se realizó un análisis alfa de Cronbach. Posteriormente se corrió un análisis de
intercorrelaciones de los reactivos para determinar la rotación a la que se someterían, se llevó
a cabo un análisis factorial con la rotación que indico el paso anterior, solicitando que solo
mostrara las cargas superiores a .40. Se revisó la congruencia conceptual de los factores y se
corrieron alfas de Cronbach para evaluar la consistencia interna de cada factor obtenido.
Después de este proceso quedo conformada una escala de 79 reactivos con una alfa total de
.98. El análisis factorial con un valor de KMO= .900 y Prueba de Esfericidad de Bartlett=
12619,790, p=.000, arrojó ocho factores con valor propio mayor a 1 que explicaron el
72.50 % de la varianza, de estos dos no resultaron ser consistentes (Ver Tabla 1).
Tabla 1
Factorial de la Escala de fases del duelo ante el divorcio
Incredulidad-añoranza .93 (M=2.16 DS=.68) # de reactivos 22
Aunque ya estamos divorciados aun sueño con regresar .770
Extraño a mi ex-pareja mucho .728
Me gustaría que mi ex-pareja y yo podría tratar de hacer que la relación funcione .698
Odio haberme divorciado .658
Me pregunto constantemente porque me tenia que divorciar .653
79
Tabla 1
Factorial de la Escala de fases del duelo ante el divorcio
Negación .72 (M=2.27 DS=.50) # de reactivos 15
Me alejo de mis familiares y/o amigos .639
Desde que me divorcie tengo constantes problemas en el trabajo .602
Mis amigos me invitan a salir pero me niego .593
Niego constantemente mi ruptura matrimonial ante la sociedad .586
Lloro constantemente por mi ex-pareja .545
Ira-tristeza .89 (M=2.28 DS=.78) # de reactivos 14
Me enojo más de lo que solía hacerlo .698
Lloro con mucha facilidad .697
Ahora hasta las pequeñas cosas me molestan .682
Me enojo con facilidad .621
Considero que reacciono agresivamente ante las situaciones cotidianas .602
Inadaptación .87 (M=2.40 DS=.73) # de reactivos 15
Después del divorcio todo se esta acomodando para que yo pueda realizar plenamente -.679
Considero que me he adaptado a mi nuevo estilo de vida -.656
Me siento satisfecha (o) con mi vida -.640
La vida me sonríe -.613
Siento que mi divorcio me fortaleció como persona -.607
Coraje-miedo .78 (M=2.36 DS=.85) # de reactivos 7
Tengo resentimiento a mi ex-pareja .735
Le tengo coraje a mi ex-pareja .690
Estoy molesto(a) con mi ex-pareja .644
Tengo miedo de no encontrar una nueva pareja .502
Me siento rechazado por mi ex-pareja .451
Depresión .71 (M=1.90 DS=.72) # de reactivos 6
Me considero una persona con pocas cualidades intelectuales .559
Fumo más que cuando estaba casado(a) .518
He notado que consumo mas alcohol que antes .516
Me considero una persona con pocas cualidades físicas .491
He perdido el interés por arreglarme .464
Se presentan ejemplos de reactivos, aquellos con el peso factorial más alto.
Discusión
80
es un aspecto que tiene que ser resaltado ya que al pasar por un proceso tan importante se
esperaría que en algún momento se llegará a esta ultima fase y más ya que se encontraron
personas que ya llevaban muchos años de divorciados.
El primer factor fue nombrado shock-incredulidad que es la primera etapa nombrada por
Lindemann (1944), en ésta el aturdimiento es grande, las personas no entienden por qué pasó
y piensan que se solucionará la situación y podrán regresar con su pareja, se producen
intensos sentimientos de separación y una amplia variedad de comportamientos (añoranza,
protesta, labilidad...) en pos de recuperar lo que se tenía. El segundo factor fue nombrado
negación, que corresponde con la primera etapa de Kübler-Ross (2005) y la segunda de
Larraburu (2010), se nombró así, por que en ella cayeron reactivos que identifican la
sensación de incredulidad, no se acepta lo que está ocurriendo, se niega que se hayan
divorciado cuando alguien se los pregunta. El tercer factor ira-tristeza que corresponde a la
segunda y cuarta etapa de Kübler-Ross (2005) y la tercera y quinta de Larraburu (2010), se
nombró así porque se ve un claro enojo contra todo, contra las personas cercanas y contra
aquellas situaciones que antes no causaban irritación, ésto se ve acompañado de una sensación
de vacío, de tristeza, cuando el cambio profundo se hace evidente y se ve que no puede
negarse ni eludirse.
El cuarto factor nombrado inadaptación que curiosamente son todos los reactivos que
tendrían que haber caído de forma positiva en el factor de resolución o aceptación, es decir
las personas sienten que no pueden realizarse plenamente, consideran que no se han
adaptado a su nueva vida, no están satisfechos, no sonríen y consideran que su divorcio les
trajo cosas negativas. Es interesante que en ninguna de las etapas planteadas por diversos
autores se presente esta etapa, sino que se vean en otro tipo de duelos que las personas
avanzan para superar la perdida. El quinto factor fue llamado coraje-miedo que igual no es
equiparable con otras fases propuestas, se llamó así ya que caen reactivos que tienen que ver
con abrigar resentimientos hacia la pareja, el estar molesto con ella, pero también por sentir
miedo de no encontrar a alguien con quien compartir la vida, ya que la ex-pareja los rechazó
y por eso terminaron en un divorcio. El ultimo factor fue el de depresión que es equiparable a
la cuarta fase de Kübler-Ross (2005), en este factor se puede observar que las personas
consideran tener pocas cualidades tanto físicas e intelectuales, así como que se sienten
cansadas, fuman y toman más. Así, se compone la escala de las fases del duelo, es interesante
y alentador que quizá a las personas les falta trabajar un poco en su duelo para llegar a la
aceptación, ya que como plantea Kübler-Ross (2005) en cualquier clase de duelo se debe de
llegar a esta etapa. Es un tema que requiere mayor investigación, aún quedan incógnitas sin
responder ya que en la actualidad el divorcio es común, pero falta identificar qué hace que
algunos rehagan su vida y otros se quedan añorando a su pareja ¿Qué necesitan estos últimos?
Se propone pues, seguir investigando y poder responder a ésta y otras preguntas más.
Referencias
Campos, L. (2004). Cómo afecta el divorcio el nivel de autoestima de los hijos adolescentes. Tesis Inédita
de Maestría. Universidad de Montemorelos, Montemorelos. México.
81
De la Cruz, A. C. y Gonzáles, M.C., (2001). El proceso del divorcio. Una mirada sistémica. Argentina:
Brujas.
Engel, G. L. (1971). Attachment behavior, object relations and the dynamic- economic points of view.
International Journal of Psychoanalysis, 52, 183-196.
Fonnegra, I. (2001). De cara a la muerte. Santiago de Chile: Andrés Bello.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2013). Recuperado de http: //www.inegi.org.mx
Kübler-Ross, E. (2005). Sobre la muerte y los moribundos. Barcelona: Debolsillo.
Larraburu, I. (2010). Superar el desamor. http: //www.isabel-larraburu.com/articulos/pareja/121-
superar-el-desamor-.pdf.
Limón Fonseca, A. (2011). Cuatro factores que motivan el divorcio en las parejas mexicanas. Quarterly
Review, 2, 5, 1-12.
Márquez, X. (2005). Ni contigo, ni sin ti: La pareja irrompible. Revista internacional de psicología y
educación, 7, 002, 27-42.
Navarro, J. (2001). Parejas en situaciones especiales. España: Paidós.
Ornstein L. C., Jara T. S., (2005). El Proceso De Duelo y Estrategias De Manejo. Recuperado de: http:
//www.med.uchile.cl/apuntes/archivos/2004/medicina/ el_proceso_de_duelo.pdf
Quilodrán, J. (2003). La familia, referentes en transición. Papeles de Población, 37, 51-83.
Reyes Lagunes, I. L. y García y Barragán, L. F. (2008). Procedimiento de Validación Psicométrica
Culturalmente Relevante: Un ejemplo. En: S. Rivera Aragón, R. Díaz Loving, R. Sánchez Aragón, &
I. Reyes Lagunes (Eds.), La Psicología Social en México, XII (pp. 625- 636). México: AMEPSO.
Rodríguez Raya, A., Marín Sierra, M. I. y Obregón Velasco, N. (2013). Psicoeducación para el proceso
de duelo después del divorcio en Morelia, Michoacán. Aportes Interdisciplinarios En El Ejercicio
Profesional De La Salud Mental, II, 127-138.
Wakefield, J.C., Schmitz, M.F., First, M.B. & Horwitz, A.V. (2007). Extending the Bereavement Exclusion
for Major Depression to other Losses. Arch Gen Psychiatry, 64: 433-40.
Yarnoz, S., Plazaola, M. & Etxeberria, J. (2008). Adaptation to divorce: An attachment-based
intervention with long-term divorced parents. Journal of Divorce & Remarriage, 49, 291-307.
82
¿Vale la Pena Convivir? Autoexpansión en las Actividades
de Convivencia de las Parejas
María Fernanda Valencia Camargo, Carolina Armenta-Hurtarte
y Rolando Díaz-Loving
La adultez es una etapa transitoria del desarrollo humano en la cual, los adultos jóvenes
buscan formar y mantener relaciones satisfactorias a largo plazo (Baptist, Norton, Aducci,
Thompson, & Cook, 2012). Existe un gran número de adultos que aspiran a tener una pareja
como una meta en su vida, buscando una relación íntima feliz y consecuentemente estabilidad
(Phillips, Bischoff, Abbott, & Xia, 2009).
Las relaciones de pareja juegan un papel fundamental en la vida de las personas, ya que
pueden significar disfrute y felicidad o estrés y disfunción, (Dargie, Blair, Goldfinger, & Pkall,
2014), por lo cual es importante entender qué factores predicen la satisfacción y la calidad en
las relaciones (Baptist et al., 2012).
Gleen (1998 en Haldford & Wilson, 2009) afirma que es en los primeros 10 años de la
relación donde se da una importante disminución de la satisfacción, y el porcentaje de parejas
que se separan cada día va en aumento, por lo cual en los últimos años diversas
investigaciones se han centrado en estudiar los factores positivos que determinan la calidad en
las relaciones, dichas investigaciones concluyen que las relaciones satisfactorias y de calidad
están determinadas por múltiples factores (Phillips et al., 2009). Uno de estos factores son las
actividades de convivencia de las parejas, al respecto algunos estudios indican que un patrón
positivo de interacciones diarias y la participación en actividades compartidas se traduce en
una mayor satisfacción y ajuste marital, de acuerdo a Schramm et al., (2005 en Phillips et al.,
2009).
Adicionalmente, los estudios afirman que las actividades que comparten las parejas y que
se caracterizan por ser novedosas y desafiantes, como tomar un nuevo pasatiempo, visitar
nuevos lugares o conocer gente nueva, favorecen la autoexpansión a través del impacto
positivo a nivel individual en la motivación intrínseca, el crecimiento personal, la percepción de
eficacia, la adquisición de nuevos recursos, conocimientos y habilidades, así como la
conformación de la identidad, a través del apoyo que se brindan los miembros de la pareja
(Fivecoat, Tomlinson, Aron, & Caprariello, 2014) y también impactan a nivel diada, ya que a
través del otro se aprenden continuamente cosas nuevas y se logra integrar nuevas cualidades,
ganando acceso a nuevos recursos y perpectivas (Sheets, 2013).
Para Sheets (2013), los estudios de parejas de adultos encuentran que el aburrimiento
predice menor satisfacción de la relación, mientras que las actividades asociadas a la
autoexpansión predicen afectos positivos, calidad en la relación y parecen aumentar la
satisfacción de la relación.
Dada la importancia de las relaciones y el impacto en el bienestar de las personas, es
latente la necesidad de continuar estudiando los factores que impactan a una relación de
calidad y satisfactoria para ambos miembros de la diada, el presente estudio se centró
específicamente en las actividades de convivencia de las parejas, como un factor que ha sido
asociado en años recientes a la autoexpasión de ambos miembros de la pareja y de influencia
en la calidad de la relación. Por lo cual, la presente investigación responde a las preguntas,
¿Cuáles son las actividades en las cuales las parejas buscan compartir tiempo de calidad?,
¿Qué motiva a las parejas a desarrollar actividades de convivencia?, ¿Favorecen la
autoexpansión las actividades de convivencia de las parejas? y finalmente ¿Influye el grado
de autoexpansión de las actividades de convivencia de las parejas en la percepción de una
relación de calidad?
Método
Participantes.
Por medio de un muestreo no probabilístico, la muestra se conformó con 183 personas,
habitantes de la Ciudad de México, de los cuales el 52% eran mujeres y el 48% eran
hombres que cohabitaban con su pareja en un rango de edad de los 19 a los 30 años
(M=24.90, DE=3.18). De la muestra el 27% tenía educación básica concluida, el 41%
educación media concluida y el 32% educación superior concluida.
Instrumentos.
Para evaluar las actividades de convivencia de las parejas y las motivaciones para
desarrollar esas actividades, se les pedía a los participantes: Menciona una actividad que
realizas con tu pareja en la cual buscan compartir tiempo de calidad e Indica ¿qué te motivo a
realizar esa actividad con tu pareja?
Escala de Calidad en la Relación de Pareja (Lara, Valencia, Armenta-Hurtarte & Diaz-
Loving, 2015) escala tipo Liket con 16 reactivos en cinco opciones de respuesta que van de
1=nada a 5=muchísimo, para evaluar 4 factores de la calidad en las relaciones, intimidad,
sexualidad, confianza e insatisfacción con un Alfa total α=.94 Finalmente, se les aplicó un
apartado de sociodemográficos, incluyendo información como edad, sexo, escolaridad y
presencia de una relación de pareja.
Procedimiento.
Se les solicitó a los participantes su colaboración con la investigación, que tenía por objetivo
conocer algunos aspectos de las relaciones de pareja pidiendo que respondieran a un
instrumento, cuyo tiempo de aplicación fue de 20 minutos aproximadamente. Se les aclaró que
su participación era voluntaria y que la información era anónima y confidencial, explicándoles
que sus respuestas se utilizarían para fines de investigación.
84
Resultados
Los datos obtenidos de las preguntas: Menciona una actividad que realizas con tu pareja en
la cual buscan compartir tiempo de calidad e Indica ¿qué te motivo a realizar esa actividad
con tu pareja? se categorizaron y se obtuvieron sus frecuencias en dos vertientes: las
actividades y motivaciones. Ver Tablas 1 y 2.
Tabla 1
Frecuencias y descripciones de las actividades que realizan las parejas en las cuales buscan
compartir tiempo de calidad juntos
Categoría de la actividad Descripción de la categoría Frecuencia
Cine Ver TV e ir al cine 43
Salir Visitar lugares culturales, paseos y viajes 36
Comer Compartir el tiempo de comida-cena 18
Deporte Practicar futbol, basquetbol, nadar, etc. 17
Platicar Platicar de nuestros hijos, matrimonio y problemas 17
Convivencia hijos Cuidar a los hijos - jugar con ellos 15
Esparcimiento Ir a bailar, cantar y teatro 11
Compartir espacio Leer - escuchar música 8
Doméstico Labores de la casa 7
Cotidianidad No hay una actividad en específico 5
Convivencia familiar Familia extensa (suegra) 2
Actividades con mascotas Pasear a las mascotas 2
Sexo Tener intimidad 1
Tabla 2
Motivación de las actividades compartidas de la pareja
Categoría de las actividades Frecuencia
Compartir tiempo juntos 76
Mejorar relación 39
Gustos similares 20
Distracción 17
Familia 13
Ninguno (cotidianidad) 7
Salud 6
Descansar 2
85
Tabla 3
Categorías de las actividades y su grado de autoexpansión
Categoría de la actividad Grado de Autoexpansión
Cine 4.00
Salir 5.33
Comer 3.90
Deporte 5.17
Platicar 5.00
Convivencia hijos 4.67
Esparcimiento 5.67
Compartir espacio 3.17
Doméstico 2.67
Cotidianidad 3.17
Convivencia familiar 3.40
Actividades con mascotas 2.83
Sexo 5.67
Tabla 4
Diferencias en la calidad de la relación percibida entre hombres y mujeres
t Media D. E. Sig
Amor- Intimidad Hombre 3.15 .795
.26 21.69
Mujer 3.78 .793
Sexualidad Hombre 2.09 .116
1.58 12.44
Mujer 2.27 .115
Confianza Hombre 1.74 .045
2.01 12.97
Mujer 2.41 .042
Insatisfacción Hombre 3.49 .333
.97 21.31
Mujer 4.00 .330
Tabla 5
Correlaciones grado de autoexpansión y la calidad de relación para hombres y mujeres
Amor - Intimidad Sexualidad Confianza Insatisfacción
Autoexpansión Hombre .044 .175 .035 -.005
de las actividades Mujer -.081 .114 .032 -.001
*p<.05; **p<.01
86
Discusión
Referencias
Baptist, J., Norton, A., Aducci, C., Thompson, D. & Cook, A. (2012) Relationship Maintenance Behaviors:
A Cross-Cultural Examination of Emerging Adults in Romantic Relationships, Journal of Couple &
Relationship Therapy: Innovations in Clinical and Educational Interventions, 11: 1, 33-50,
Dargie, E., Blair, K., Goldfinger, C. & Pukall C. (2013). Go Long! Predictors of Positive Relationship
Outcomes in Long-Distance Dating Relationships, Journal of Sex & Marital Therapy,
Díaz-Guerrero, R. (1963). Socio-cultural Premises, Attitudes and Cross-cultural Research. Anuario de
Psicología, 2, 31-45.
Fivecoat, H.C., Tomlinson, J.M., Aron, T. & Caprariello, P.A. (2014). Partner Support for Individual Self-
Expansion Opportunities: Effects on Relationship Satisfaction in long-term Couples. Journal of
Social and Personal Relationships, 1–18
Halford, K., & Wilson, K. (2009) Predictors of Relationship Satisfaction Four Years after Completing
Flexible Delivery Couple Relationship Education, Journal of Couple & Relationship Therapy:
Innovations in Clinical and Educational Interventions, 8: 2, 143-161, DOI:
10.1080/15332690902813828.
Lara, J., Valencia, M.F., Armenta-Hurtarte, C. y Diaz-Loving R. (2015). Validación de una escala de
calidad en la relación. Ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de Psicología.
Phillips, E., Bischoff, R., Abbott, D. & Xia, Y. (2009) Connecting Behaviors and Newlyweds’ Sense of
Shared-Meaning and Relationship Satisfaction, Journal of Couple & Relationship Therapy:
Innovations in Clinical and Educational Interventions, 8: 3, 247-263, DOI:
10.1080/15332690903049257
Sheets, V. L. (2013). Passion for life: Self-expansión and passionate love across the life span. Journal of
Social and Personal Relationships, 31, 7, 958–974.
87
La Conceptuación de la Codependencia del Noviazgo en
Jóvenes Mexicanos
Pablo Tonathiu Salcedo Callado, Sofía Rivera Aragón
e Isabel Reyes Lagunes
Método
Participantes.
100 personas (43 hombres y 57 mujeres) de edades entre 18 y 24 años (M=21, D.E.=
2,08), de nacionalidad mexicana, habitantes de la Ciudad de México, seleccionadas mediante
un muestreo no probabilístico. Todos los participantes fueron voluntarios y anónimos, con el
criterio de inclusión de tener una relación de noviazgo de al menos 6 meses de antigüedad y
como criterios de exclusión, no estar casados, vivir en unión libre o tener hijos.
Instrumento.
Se utilizó la técnica de redes semánticas modificadas (Reyes-Lagunes, 1993) en su versión
definición estimulo. A los participantes se les presentó la definición de codependencia; “La
codependencia del noviazgo es un tipo de relación de pareja en donde sus miembros son
adictos el uno al otro y donde uno de los dos está obsesionado en cumplir los deseos de su
pareja olvidando sus propias necesidades, mientras que la otra persona buscará controlar la
vida de su pareja, perdiendo su propio control. En esta relación no existen los límites entre las
personas que están juntas.” Posteriormente se presentaron las siguientes tres frases; “Para mí la
codependencia es” “Para mí una persona codependiente es” y “Para mí una pareja
codependiente es” con la finalidad de encontrar los aspectos pertenecientes al concepto, a su
expresión en la persona y en la pareja.
Procedimiento.
Se aplicó el instrumento de forma individual en instituciones educativas, centros de trabajo,
centros de reunión familiar, plazas comerciales y otros escenarios naturales de la Ciudad de
México. Se pidió a las personas su participación voluntaria y se les explicaron las instrucciones
a seguir. Así mismo se les hizo mención sobre la finalidad de la investigación, el uso exclusivo
de investigación que se le daría a sus datos, así como de su naturaleza confidencial y anónima.
Resultados
89
de elementos cognoscitivos (Obsesión, necesidad, baja autoestima, adicción, dependencia,
inseguridad, etc.) a comparación de los elementos emocionales (Celos, insanidad, miedo,
enfermedad) y conductuales (control, limites, problemas).
Tabla 1
Núcleo de la red de definidoras de la codependencia del noviazgo de jóvenes
entre 18 y 24 años
Núcleo de la red PS DS
Obsesión 323 100
Necesidad 270 83,591
Baja Autoestima 239 73,993
Adicción 193 59,752
Enfermedad 188 58,204
Control 181 56,037
Dependencia 169 52,321
Inseguridad 156 48,297
Celos 77 23,839
Insana 76 23,529
Dañina 73 22,600
Limites 71 21,981
Miedo 67 20,743
Problemas 62 19,195
Nota: PS= Peso semántico y DS= Distancia semántica
90
Tabla 2
Núcleo de la red de definidoras de la persona codependiente de jóvenes entre
18 y 24 años
Definidora PS DS
Baja autoestima 97 27,478
Necesitada 94 26,628
Sola 94 26,628
Triste 89 25,212
Infeliz 83 23,512
Sumisa 78 22,096
Inestable 74 20,963
Posesiva 70 19,830
Manipuladora 65 18,413
Enferma 64 18,130
Nota: PS= Peso semántico y DS= Distancia semántica
Discusión
En el análisis de los tres núcleos de la red, se encontró que la mayoría de las definidoras se
presentaron de manera constante a través de las condiciones, destacando una mayor
concentración de definidoras cognoscitivas al hablar de la codependencia de manera global,
emocionales al hablar de la persona codependiente y emocionales y cognoscitivas en la
91
pareja codependiente. Así mismo, la obsesión y la inseguridad, se mantuvieron a lo largo de
los núcleos de persona y pareja codependiente como las asociaciones más cercanas. Es decir,
los jóvenes mexicanos piensan que la codependencia del noviazgo, se asocia primordialmente
con la obsesión y la inseguridad, sin importar si se está refiriendo a una condición personal o
de pareja.
En lo que se refiere a los elementos primordiales de la conceptuación, se encontró que
existe una predominancia de elementos cognoscitivos y emocionales en contraste de los
conductuales. Para los jóvenes mexicanos la codependencia es un constructo principalmente
cognoscitivo y emocional. En el caso de una persona codependiente, lo primordial son las
características emocionales y finalmente, en una pareja los aspectos cognoscitivos y
emocionales son importantes en la misma magnitud.
Se encontró una estructura compuesta por características negativas ya sea de la situación
en general, de la persona o de la pareja codependiente, lo que muestra congruencia con las
líneas de investigación que sitúan a la codependencia como un constructo asociado con
condiciones negativas (Cowan et al., 1995; Gayol & Luciana, 2002; Inclan & Hernandez,
1992; Marks et al., 2012; Zarco, 2005).
Como se muestra en la Tabla 4, el significado de la codependencia para los jóvenes
mexicanos concuerda con características de las definiciones ofrecidas por otros autores en
contextos culturales distintos (Cowan et al., 1995; Kudson & Terrell, 2012).
Tabla 4
Conceptuaciones de la codependencia y sus elementos cognoscitivos, emotivos y conductuales
Autor/año Definición Elementos
Cowan, El reflejo de la desigualdad presente en la Elementos cognoscitivos y
Bommersbach y cultura, en donde la conducta sumisa es producida conductuales
Curtis (1995) por una distribución inequitativa del poder y una Centrada en la interacción
distribución desigual de los recursos.
Dear, Roberts y Patrón de interacción con cuatro comportamientos Elementos principalmente
Lange (2004) básicos; foco externo de atención, autosacrificio, cognoscitivos, seguidos por
control interpersonal, supresión emocional. conductuales y emocionales
Centrada en la persona
Kudson y Terrell Constructo usado para identificar conductas poco Elementos cognoscitivos y
(2012) sanas en la pareja, donde existe dolor y una emocionales.
impotencia asociada a un excesivo sentimiento de Toma en cuenta la interacción.
responsabilidad por el otro y el control de sus
vidas.
Salcedo, Rivera y Una condición emocional, cognoscitiva y conductual Elementos cognoscitivos,
Reyes (2016) primordialmente negativa que puede expresarse emocionales y conductuales
tanto en la persona como en la relación, en la cual Toma en cuenta la expresión en la
existe una obsesión y necesidad intensas, persona y la pareja
inseguridad personal, deseo de control y una
amplia gama de emociones negativas.
92
del fenómeno. La codependencia del noviazgo es para el joven mexicano una condición
emocional, cognoscitiva y conductual primordialmente negativa que puede expresarse tanto en
la persona como en la relación de pareja, en la cual existe una obsesión y necesidad intensas,
acompañadas de inseguridad personal, deseo de control y una amplia gama de emociones
negativas. Así mismo esta condición en la pareja estructura relaciones problemáticas, enfermas,
dependientes y destructivas. Es necesario seguir realizando investigaciones que exploren las
concepciones que se tienen del fenómeno en otros vínculos y grupos de edad, para así, lograr
un acercamiento más completo a la codependencia en México y a su comprensión.
Referencias
Cowan, G., Bommersbach, M., & Curtis, S. R. (1995). Codependency, Loss of Self, and Power.
Psychology of Women Quarterly, 19, 221–236.
Dear, G. E., Roberts, C. M., & Lange, L. (2004). Defining Codependency: A Thematic Analysis of
Published Definitions. Advances in Psychology, 34, 189–205.
Gayol, G. N., y Luciana, R. (2002). Construcción y Validación de una Escala del Instrumento de
Codependencia (ICOD) para Mujeres Mexicanas. Salud Mental, 25(2), 38-48.
Inclan, J., & Hernández, M. (1992). Cross Cultural Perspectives and Codependence: The Case of Poor
Hispanics. American Journal Orthopsychiatry, 62(2), 245-255.
Kudson, M., T., & Terrell, H. K. (2012). Codependency Perceived Interparental Conflict and Substance
Abuse in the Family of Origin. The American Journal of Family Therapy, 40, 245-257.
Marks, D. A., Blore, L. R., Hine, W. D., & Dear, G. E. (2012). Development and Validation of a Revised
Measure of Codependency. Australian Journal of Psychology, 64, 119-127.
Reyes Lagunes, I. (1993). Las Redes Semánticas Naturales, su Conceptualización y su Utilización en la
Construcción de Instrumentos. Revista Mexicana de Psicología y Personalidad, 9,1, 81-97.
Zarco, I. V. (2005). Relación de la Codependencia, el Apego, los Estilos de Amor y los Rasgos de
Masculinidad-Feminidad en adultos. Tesis Inédita de Licenciatura. Universidad Nacional
Autónoma de México.
93
Apego, Estilos de Amor y Celos: Estudio Comparativo en
Hombres y Mujeres Estudiantes de Nivel Medio Superior
Giovanna Montes de Oca Negrete* y Melissa García Merza**
Bowlby (1973) desarrolló una teoría explicativa de los vínculos, en la cual conceptúa la
preferencia de los seres humanos por formar lazos afectivos con ciertas personas y, a la vez,
para hacer un acercamiento al dolor emocional: ansiedad, depresión, enojo y alejamiento
emocional, que se generan a partir de la pérdida o un alejamiento obligado. En la teoría de
Hazan y Shaver (1987) se describen tres tipos de apego adulto, apego seguro (promueve la
cercanía), inseguro-evitativo (evita la intimidad) y ansioso-ambivalente (procura la cercanía
por miedo a la perdida). Con referencia a los estilos de amor podemos indicar que la manera
en la que amamos es derivada de una creencia aprendida del círculo social, en el que
adoptamos lo que se debe o no hacer alrededor del amor, marcando pautas de
comportamientos y actitudes (Hendrick & Hendrick, 1986). Para Lee (1973) hay dos patrones
de amor: tres amores primarios y tres amores secundarios que son resultado de la combinación
de los primarios.Estilos de amor primario (Ojeda, 1998): Eros (pasión intensa), Ludus (diversión)
y Storge (amistoso).Estilos de amor secundario: Manía (combinación de Eros y Ludus), Pragma
(combinación Ludus y Storge) y Ágape (combinación eros y storge).
Los celos referidos como una emoción son una alerta de que la relación en que estamos
inmersos, que tiene un significado importante, está siendo amenazada (Navarro, 2009). En
ciertas situaciones los celos están ligados a la ira, acoso y violencia (Chiffriller & Hennessy,
2010). A partir de Bowlby, los celos son la ansiedad ante la posible pérdida de la figura de
apego que nos brinda seguridad, esto se puede dar de manera inconsciente. Los celos han
sido, por mucho, una de las quejas más frecuentes en la práctica clínica (Lorenada, Eglacy,
Sanches, Tavares, & Zilberman, 2015).
La literatura ha mostrado que los celos están altamente vinculados a un estilo de apego
evitante, así como a la obsesión por la pareja, el miedo a la pérdida y la baja autoestima
(Arciniega, Anderson, Tovar-Blank, & Tracy, 2008). Por ello, el vínculo entre el apego, los celos
y el amor ha sido estudiado en diversas poblaciones. En el caso de Hidalgo, no se tiene
evidencia de estudios de este tipo por lo que el presente trabajo explora este vínculo en
estudiantes de preparatoria.
Metodo
Participantes.
La muestra fue 100 alumnos estudiantes de la Preparatoria Número1 de Pachuca, Hidalgo.
La edad de los participantes se encuentra entra entre los 14 y 18 años (M= 15.5 años;
D.E.=0.98), 59 mujeres y 41 hombres. Para ser candidatos al estudio, los participantes debían
tener una pareja, estar estudiando en la preparatoria num.1 y tener entre 15 y 19 años.
Instrumentos.
Inventario de Estilos de Apego (Díaz-Loving, Rivera & Flores, 1989) conformado por 21
afirmaciones tipo Likert con 5 opciones de respuesta que van desde “totalmente de acuerdo” a
“totalmente en desacuerdo”. Con un alfa total de .900 y un 41.67% de la varianza explicada.
Escala Multidimensional de Celos (Díaz-Loving, Rivera, & Flores, 1989) con 162 reactivos en
doce factores, agrupados de acuerdo a su contenido conceptual en dos dimensiones: Emociones
y sentimientos, con los factores Respuestas emocionales generadas por celos (.95), Enojo (.91),
Actitud negativa (.82), Dolor (.82), Control (.76) y Temor (.78); la segunda dimensión,
Cogniciones y estilos, se halla conformada por los factores Obsesión por la pareja (.98),
Suspicacia e intriga (.91), Confianza-desconfianza (.84), Confianza (.77), Frustración (.74) y
Desconfianza (.70). El formato de esta escala es de tipo Likert con cinco opciones de respuesta
Totalmente en Desacuerdo (1), en Desacuerdo (2), ni en Desacuerdo ni de Acuerdo (3), de
Acuerdo (4), Totalmente de Acuerdo (5), y evalúa el grado de acuerdo con cada ítem. La
estabilidad total de la prueba es de .98. La consistencia interna de la prueba es de un alfa
total de .98. Con una varianza explicada de 69.8%
Inventario para estilos de amor (Rivera, 2000) está conformado por 94 reactivos con una
escala de tipo Likert de 5 opciones de respuesta que va desde totalmente de acuerdo a
totalmente desacuerdo, que representan los seis estilos de amor propuestos por Lee (1973).
Con índices de confiabilidad por subescala desde = 0.75 hasta 0.94.
Procedimiento.
Después de gestionar los permisos pertinentes para la aplicación de instrumentos en la
Preparatoria núm.1 en Pachuca, Hgo., se aplicaron los instrumentos y se explicó el propósito de
la investigación, se recalcó que los datos proporcionados son confidenciales y anónimos.
Posteriormente, se les preguntó quienes tenían una relación en ese momento, aclarándose que
era un criterio para poder generar esta investigación. Una vez que se indagó este requisito, se
les preguntó si deseaban participar, las personas que aceptaban se les proporcionó la batería
de pruebas, la cual estuvo constituida por un apartado de datos sociodemográficos y tres
inventarios: Inventario de Estilos de Apego, Escala Multidimensional de Celos y El inventario de
Estilos de Amor.
Finalmente, antes de contestar la batería, se les explicó cómo contestar los instrumentos, en
términos de que era aconsejable contestar todos los reactivos, sin saltarse ninguno. Los datos
fueron analizados con el paquete estadístico SPSS versión 20.
95
Resultados
Las medias indican que la confianza es el factor más alto. Es decir que los participantes,
tanto hombres como mujeres, tienen sentimientos de autoconfianza. El factor con menor puntaje
en los dos ejes es el enojo. En esta escala, la persona se molesta o disgusta por no ser el centro
de atención de la pareja, hay molestia por cualquier intrusión a la exclusividad. Figura 1.
Figura 1.
Medias totales para el instrumento de celos.
La Figura 2 muestra que el tipo de estilo de amor más reportado es el Pragmática, mientras
que el menos reportado es el Lúdico.
Figura 2.
Medias totales para el instrumento de Estilos de Amor.
Tipos de apego
Finalmente, las Tablas 1 y 2 muestran las relaciones entre los estilos de amor, el apego y
los celos en hombres y mujeres.
96
Figura 3.
Medias totales para el instrumento de Tipos de Apego.
Tabla 1
Correlaciones entre celos, tipo de apego y estilos de amor en hombres
Apego Estilos de Amor
Evitante Ansioso Seguro Amistoso Ágape Eros Ludos Manía Prag
Resp. Emocio. .554** .497**
Enojo .542** .323* .604**
Actitudes .520** .339* .334* .354*
Dolor .335* .478**
Control .478** .396* .693**
Temor .673** .411** .405** .371*
Obsesión .603** .334* .351*
Suspicacia .367* .510** -.388* .386* .684**
Confi./Desc .385*
Confianza .500** .342*
Frustración .486** .390* .392*
Desconfia .462** -.381* .481** .702**
Tabla 2
Correlaciones entre celos, tipo de apego y estilos de amor en mujeres
Apego Estilos de Amor
Evitante Ansioso Seguro Amistoso Ágape Eros Ludos Manía Prag
Resp. Emocio. .431** .490** .296* .300* 480** .319*
Enojo .384** .385** .278* .369** .376** 520** .304*
Actitudes - .497** .368** .391**
Dolor .292* .337** .552** .353** .527** .320*
Control .394** .427** .315* 496**
Temor .366** .311* .357** .504 ** 317** .327*
Obsesión .405** .322* .322* .572** .306* 497** .370**
Suspicacia .351** .396** .326 * .387** 557**
Confi./Desc .280* .465** .306 * .365**
Confianza .326* .631** .331* .317*
Frustración .390** .292* .395**
Desconfia .257* .397** .444** .440**
** p<= 0,01 (bilateral).*; p<= 0,05.
97
Discusión
Referencias
Allen, J. P., Porter, M. R., McFarland, F. C., McElhaney, K. B., & Marsh, P. A. (2012).The relation of
attachment security to adolescents’ paternal and peer relationships, depression, and externalizing
behavior. Child Dev, 78, 4, 1222-1239.
98
Arciniega, G. M., Anderson, T. C., Tovar-Blank, Z. G., & Tracey, T. J. G.(2008). Towards a fuller
conception of machismo: Development of atraditional machismo and caballerismo scale. Journal
of CounselingPsychology, 55, 19–33. doi: 10.1037/0022-0167.55.1.19
Bartholomew, K. (1990). Avoidance of Intimacy: A Perspective. Journal of Social and Personal
Relationships, 7, 147-178.doi: 10.1177/0265407590072001
Bowlby, J. (1973) Separation: Anxiety &Anger. Attachment and Loss. London: Hogarth Press; New York:
Basic Books; Harmondsworth: Penguin. 2
Chiffriller, S., & Hennessy, J. (2010). An empirically generated typology of men who batter.Victims and
Offenders. 5, 1–24.doi: 10.1080/15564880903048552
Díaz, R., Rivera, S. y Flores, M. (1989). Desarrollo y análisis psicométrico de una medida
multidimensional de celos. Revista Mexicana de Psicología, 6(2), 111-119.
Hazan, C. & Shaver, P. (1987). Romantic Love conceptualized as an attachment process. Journal of
Personality and Social Psychology, 52(3), 511-524.
Hendrick, C. & Hendrick, S. (1986). A theory and method of love. Journal of Personality and Social
Psychology, 50(2), 392-402.
Lee, J.A. (1973). The colours of love. New Press: Ontario
Lorenada, C. A., Eglacy, C. S., Sanches, C., Tavares, H., & Zilberman, M. L. (2015). Pathological
Jealousy: Romantic Relationship Characteristics, Emotional. Journal of Affective Disorders, 174, 38-
44.
Navarro, J.O. (2009). Celos en Pareja. Tesis Inédita de Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma
de México.
Ojeda, A. (1998). La pareja: Apego y Amor. Tesis Inédita de Maestría. Universidad Nacional
Autónoma de México
Retana Franco, B. E. y Sánchez Aragón, R. (2008). El Papel de los Estilos de Apego y los Celos en la
Asociación con el Amor Adictivo. Psicología Iberoamericana, 16, 1, 15-22.
Rivera, A. S. (2000). Conceptualización, medición y correlatos de poder y pareja: una aproximacion
etnopsicólogica. Tesis Inédita de Doctorado en Psicología. Universidad Nacional Autónoma de
México.
99
Infidelidad y Satisfacción de Necesidades Afectivas en
Mujeres Mexicanas
Dania Elizabeth Florín Florín, Alba García Osnaya
y Pedro Wolfgang Velasco Matus
Método
Participantes.
Se utilizó una muestra no probabilística de 200 mujeres voluntarias estudiantes de la
Facultad de Estudios Superiores Zaragoza Campus I, con edades entre 18 y 24 años, con una
media de 19.3 años (D.E.=1.64); y una relación de pareja al momento de contestar los
instrumentos. A todas las participantes se les garantizó confidencialidad y se les dijo que los
datos serían utilizados solamente para fines estadísticos y de investigación.
Instrumentos.
Escala de Infidelidad de Romero et al. (2007) que se divide en cuatro subescalas: 1.
Subescala de Conducta Infiel: Se refiere a todas aquellas conductas que denotan un acto o un
deseo de infidelidad; y contiene factores de infidelidad emocional, infidelidad sexual, deseo
101
de infidelidad emocional y deseo de infidelidad sexual. 2. Subescala de Motivos de
Infidelidad: Se refiere a las atribuciones o motivos que las personas dan para llevar a cabo un
acto de infidelidad. Considera los siguientes factores: a) Insatisfacción en la relación primaria,
b) Sexualidad, c) Desajuste personal, d) Ideología, e) Confusión, f) Desamor, y g) Venganza. 3.
Subescala de conceptualización de la Infidelidad: Se refiere al significado y concepto que los
individuos tienen de un acto infiel, así como las connotaciones positivas o negativas que le
confieren a dicho constructo. Contiene los siguientes factores: a) Trasgresión, b) Sentimiento
negativo, c) Inseguridad, d) Pasión, e) Confusión, f) Amor. 4. Subescala de consecuentes de la
infidelidad: Se refiere las consecuencias positivas y negativas que la infidelidad puede
acarrear hacia la relación primaria. Incluye: a) Consecuencias negativas de la infidelidad y b)
Consecuencias positivas de la infidelidad.
Escala de Satisfacción de Necesidades Afectivas (versión mujeres) de Guevara (1996),
construida y validada en población mexicana, la cual consta de 67 reactivos divididos en seis
subescalas que explican 67% de la varianza: Importancia de ella para el compañero,
Comprensión, Ternura, Aspiraciones, Aceptación, y Vida erótica.
Resultados
Las correlaciones del factor importancia con los de infidelidad sexual e infidelidad
emocional son negativas, bajas y significativas, mientras que con los factores de deseo de
infidelidad emocional y deseo de infidelidad sexual las correlaciones fueron negativas,
moderadas y significativas. El factor de comprensión obtuvo correlaciones negativas, bajas y
significativas con los factores de infidelidad sexual e infidelidad emocional, mientras que con
los factores de deseo de infidelidad emocional y deseo de infidelidad sexual obtuvo
correlaciones negativas, moderadas y significativas. Las correlaciones que obtuvo el factor
ternura con los factores de infidelidad sexual e infidelidad emocional son negativas, bajas y
significativas, las correlaciones que obtuvo con los factores de deseo de infidelidad emocional
y deseo de infidelidad sexual fueron negativas, moderadas y significativas. El factor de
aceptación tuvo correlaciones negativas, bajas y significativas con los infidelidad sexual,
infidelidad emocional y deseo de infidelidad sexual; mientras que con el factor de deseo de
infidelidad emocional obtuvo una correlación negativa, moderada y significativa (ver Tabla 1).
Las correlaciones que tuvo el factor importancia con los factores de sexualidad, desajuste
personal, ideología, confusión y desamor son negativas, bajas y estadísticamente significativas,
la correlación con el factor de insatisfacción en la relación es negativa, moderada y
estadísticamente significativa. El factor comprensión obtuvo correlaciones negativas, bajas y
estadísticamente significativas con los factores de sexualidad, desajuste personal, ideología,
confusión, desamor y venganza, mientras que con el factor de insatisfacción en la relación su
correlación fue negativa, moderada y estadísticamente significativa.
102
Tabla 1
Correlaciones entre Conducta Infiel y Satisfacción de Necesidades Afectivas
Vida
Importancia Comprensión Ternura Aspiraciones Aceptación Media D.E.
Erótica
Infidelidad
-.203** -.276** -.234** .066 -.201** -.103 12.3 .43
Sexual
Deseo de
Infidelidad -.394** -.458** -.364** .084 -.319** -.103 16.4 .64
Emocional
Deseo de
Infidelidad -.341** -.384** -.303** .086 -.277** -.132 12.6 .52
Sexual
Infidelidad
-.296** -.264** -.198** .056 -.239** -.126 15.4 .71
Emocional
Media 4.09 4.2 4.2 3.4 4.3 4.2
D.E. .60 .61 .71 .68 .56 .91
Nota: *p<0.05, **p<0.01.
Las correlaciones que obtuvo el factor ternura son negativas, bajas y estadísticamente
significativas con los factores de sexualidad, desajuste personal, ideología, confusión, desamor
y venganza, mientras que con el factor de insatisfacción en la relación obtuvo una correlación
negativa, moderada y estadísticamente significativa. El factor aceptación obtuvo correlaciones
negativas, bajas y estadísticamente significativas con los factores de sexualidad, confusión,
desamor y venganza; con los factores de insatisfacción en la relación, desajuste personal e
ideología sus correlaciones fueron negativas, moderadas y estadísticamente significativas. Las
correlaciones obtenidas del factor vida erótica con los factores de insatisfacción en la relación,
desajuste personal y desamor son negativas, bajas y estadísticamente significativas (ver Tabla
2).
Tabla 2
Correlaciones entre Motivación de Infidelidad y Satisfacción de Necesidades Afectivas
Vida
Importancia Comprensión Ternura Aspiraciones Aceptación Media D.E.
Erótica
Insatisfacción en
-.319** -.353** -.331** .071 -.364** -.175* 2.35 1.10
la Relación
Sexualidad -.237** -.255** -.242** .045 -.238** -.136 2.01 .99
Desajuste
-.256** -.259** -.289** .121 -.308** -.213** 1.61 .78
Personal
Ideología -.296** -.283** -.282** .108 -.302** -.128 1.83 .87
Confusión -.212** -.203** -.222** .063 -.185** -.108 1.89 .95
Desamor -.264** -.265** -.267** .080 -.286** -.172* 2.02 1.01
Venganza -.108 -.183** -.158* .000 -.225** -.073 1.97 1.07
Media 4.09 4.21 4.29 3.41 4.31 4.29
D.E. .60 .61 .71 .68 .56 .91
Nota: *p<0.05, **p<0.01.
103
factor de inseguridad es positiva, baja y estadísticamente significativa. El factor de aceptación
obtuvo correlaciones positivas, bajas y estadísticamente significativas con los factores de
sentimiento negativo e inseguridad (ver Tabla 3).
Tabla 3
Correlaciones entre Conceptualización de Infidelidad y Satisfacción de Necesidades Afectivas
Vida
Importancia Comprensión Ternura Aspiraciones Aceptación Media D.E.
Erótica
Trasgresion .003 .029 .049 -.029 .050 .024 2.52 1.09
Sentimiento
.093 .141* .097 -.095 .160* .031 2.51 1.26
Negativo
Inseguridad .081 .138 .162* -.121 .180* .030 2.40 1.04
Pasion .076 .058 .099 .020 .061 .021 2.96 1.09
Amor .088 .101 .087 .079 .077 .060 3.65 1.04
Confusión .055 .106 .056 -.055 .099 .111 2.48 1.14
Media 4.09 4.21 4.29 3.41 4.31 4.29
D.E. .60 .61 .71 .68 .56 .91
Nota: *p<0.05, **p<0.01.
Discusión
Los datos obtenidos a partir de los estudios realizados en la presente investigación son
congruentes con Valdez et al. (2013), quienes dicen que la base de la infidelidad son las
necesidades que no se cumplen con la pareja primaria. También se es congruente con
Lewandowsky y Ackerman (2006), quienes dicen que el ser humano está impulsado a buscar
los satisfactores que requiere para poder cubrir sus carencias, aunque deba buscarlas fuera
de una relación primaria. Aunado a esto, se debe considerar una variable adicional, pues de
acuerdo con Bowlby (1969 en Ávalos, 2015) las relaciones de apego que el individuo haya
tenido a temprana edad afectarán de manera directa las relaciones que éste tendrá
104
posteriormente, si ha tenido carencia en la necesidad de satisfacción de necesidades afectivas,
sus relaciones futuras se verán dañadas.
En la subescala de motivación de la conducta infiel la correlación que se obtuvo con la
escala de satisfacción de necesidades afectivas fue negativa en su mayoría; lo cual nos indica
que entre menor sea la satisfacción los motivos de la conducta infiel tomarán fuerza, la
insatisfacción en la relación, en la sexualidad, el desajuste personal, la ideología, el desamor,
la venganza y la confusión se harán más fuertes. En este caso la correlación más alta fue con el
factor de insatisfacción con la relación primaria, en el cual la infidelidad es atribuida a
problemas de comunicación en la pareja (Rivera et al., 2011; Romero et al., 2007), de manera
general está situación es provocada por los conflictos que puede llegar a tener la pareja, los
cuales conducen a que la pareja sea inhábil para resolver problemas (Dominguez, 2014). En
la subescala de conceptualización de la infidelidad se encontraron pocas correlaciones con la
satisfacción de necesidades afectiva, las cuales eran positivas, entre mayor comprensión,
ternura y aceptación existía se consideraba a la infidelidad como un sentimiento negativo y de
inseguridad. Queda aún espacio a futuras investigaciones para conocer más a fondo estos
fenómenos, por ejemplo llevando a cabo análisis con otras variables sociodemográficas que
arrojen mayor detalle al análisis.
Referencias
Armenta-Hurtarte, C., Sánchez-Aragón, R. y Díaz-Loving, R. (2012). ¿De qué manera el contexto afecta
la satisfacción con la pareja? Suma Psicológica, 19, 2, 51-62.
Atwood, J. D. & Seifer, M. (1997). Extramarital Affairs and Constructed Meanings: A Social
Constructionist Therapeutic Approach. The American Journal of Family Therapy, 25, 55-75
Avalos, V. (2015). Rol de género y satisfacción de necesidades afectivas en las mujeres. Las
encrucijadas del amor en la relación de pareja. Tesis Inédita de Licenciatura. Universidad
Nacional Autónoma de México.
Buss, D.M. & Shackelford, T.K. (1997). Susceptibility of Infidelity in México: the First year of Marriage.
Journal of Research in Personality, 31, 193-221.
Domínguez, A. (2014). El apego afectivo en las relaciones de pareja. Tesis Inédita de Licenciatura.
Universidad Nacional Autónoma de México. México.
Fernández-Christlieb, P. (2005). La Afectividad Colectiva. España: Taurus.
Garciandía, J. y Samper, J. (2012). Las Infidelidades: Aprendiendo desde dentro de las
Conversaciones Terapéuticas. Revista Colombiana de Psiquiatría, 41, 3, 496-520.
Guevara, E. (1996). Género y afectividad en las relaciones de pareja: Desarrollo y validación de una
escala de satisfacción de necesidades afectivas. Tesis Inédita de Maestría. Universidad Nacional
Autónoma de México. México.
Hunt, M. (1959). The Natural History of Love. New York: A. A. Knopf
Lemaire, J. (1986). La pareja humana: su vida, su muerte, su estructura. México: Fondo de Cultura
Económica.
Lewandowsky, G. & Ackerman, R. (2006). Something’s Missing: Need Fulfillment and Self expansion as
Predictors of Susceptibility to infidelity. The Journal of Social Psychology, 146, 4, 389-403.
Pittman, F. (1994). Mentiras Privadas. La Infidelidad y la Traición de la Intimidad. Buenos Aires: Amorrortu
editores.
105
Rivera, S., Díaz, R., Villanueva, O. y Montero, N. (2011). El conflicto como un predictor de la
infidelidad. Acta de Investigación Psicológica, 1, 2, 298-315.
Romero, A., Rivera, S. y Díaz-Loving, R. (2010). La infidelidad: vicisitudes del libre albedrío y la
propiedad privada. En R. Díaz-Loving y S. Rivera A. (Eds.), Antología Psicosocial de la Pareja.
Clásicos y Contemporáneos (pp. 45-479). México: Porrúa.
Romero, A., Rivera, S. y Díaz, R. (2007). Desarrollo del Inventario Multidimensional de Infidelidad
(IMIN). Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, 23, 1, 121-147.
Valdez, J., González, B., Maya, M., Aguilar, Y., González, N. y Torres, M. (2013). Las causas que llevan
a la infidelidad. Acta de Investigación Psicológica, 3, 3, 1271-1279.
Wiederman, N.M., & Allgeier, E.R. (1993). Gender Differences in Sexual Jealousy: Adaptionist or Social
Learning Explanation? Ethology and Sociobiology, 14, 115-140
Yela, C. (2000). El amor desde la Psicología Social. España: Pirámide.
106
Relación entre los celos y los estilos de enfrentamiento en
parejas7
Mariana Rubí Patterson*, Fernando Méndez Rangel*,
Pedro Wolfgang Velasco Matus** y Sofía Rivera Aragón*
Los celos presentes desde tiempos inmemoriables, han sido objeto de estudio de distintas
ciencias y disciplinas, es por tal importancia que se tienen distintos conceptos, definiciones y
enfoques para estudiarlos.
Algunos autores como (Costa & da Silva, 2008) señalan que los celos se refieren a un conjunto
o complejo de comportamientos, cogniciones y emociones.
Los celos son una emoción compleja negativa que surge generalmente ante la sospecha real o
imaginada de una amenaza a una relación considerada valiosa (sea de pareja o no, aunque
generalmente se habla de celos en la pareja).
Entendidos como una emoción, los celos son una respuesta que nos alerta de que una relación
que queremos mantener esta siendo amenazada. (Canto, García, & Gómez, 2009). Se pueden
considerar como un estado emocional normal, ya que es común que se sientan en determinadas
circunstancias. Los celos normales están compuestos esencialmente por dolor, la pena causada por
el pensamiento de perder al objeto amado y de la herida narcisista; además de sentimientos de
enemistad hacia el rival venturoso y de una cantidad mayor o menor de autocrítica que trata de
responsabilizar a la propia persona de su pérdida. (Ochoa, 1998)
Díaz Loving, Rivera y Flores (1989) definen los celos como un concepto multidimensional que
tienen componentes tales como enojo, dolor, necesidad de poseer, desconfianza e intriga hacia la
pareja.
Para poder comprender la forma en las que se lidia con los celos, especialmente en cuestiones
de pareja es necesario tomar en cuenta los estilos de enfrentamiento de cada uno de los
integrantes de la pareja.
Se puede definir al enfrentamiento como la forma en la que un organismo reacciona al estrés.
Aunque cada organismo funciona diferente, en los humanos está compuesto por elementos
cognitivos y afectivos en respuesta a situaciones problemáticas. La forma en la que las personas
se enfrentan a situaciones de estrés tiene una influencia en la autoeficiencia, en el bienestar
subjetivo, y puede estar relacionada con las relaciones y aspiraciones del individuo (Frydenberg
& Lewis, 2015).
Participantes.
Contestaron el instrumento un total de 570 participantes de los cuales 226 fueron hombres y
344 fueron mujeres que están o estuvieron en una relación de por lo menos un año.
En cuanto a la edad, el mínimo fue de 18 y el máximo de 73 (M= 34.22; D.E.=12.21). En el
caso de los hombres, la edad mínima fue de 18 y el máximo de 70 (M= 34.07; D.E.=12.54). En
el caso de las mujeres, la edad mínima fue de 18 y el máximo de 73 (M= 34.32; D.E.=12). A
continuación se presentan los datos descriptivos correspondientes a los participantes.
Tabla 1
Características de la muestra
Total (N= 570) Hombres (n=226) Mujeres (n=334)
18 a 73 años 18 a 70 años 18 a 73 años
Edad
(M= 34.22, D.E. = 12.21) (M= 34.07, D.E.=12.54) (M= 34.32, D.E.= 12.00)
0 a 7 hijos 0 a 7 hijos 0 a 6 hijos
Número de hijos
(M= 1.24, D.E. = 1.24) (M= 1.16, D.E.=1.26) (M= 1.29, D.E.= 1.23)
Tiempo de 12 a 600 meses
12 a 600 meses 12 a 464 meses
relación de (M= 144.86, D.E.=
pareja (M= 135.68, D.E. =120.71) (M= 121.71, D.E.=113.14)
124.74)
Escolaridad
Primaria 27 (4.7%) 11 (4.9%) 16 (4.7%)
Secundaria 91 (16.00%) 35 (15.5%) 56 (16.3%)
Técnico 80 (14.00%) 23 (10.2%) 57 (16.6%)
Preparatoria 148 (26.00 %) 62 (27.4%) 86 (25.0%)
Licenciatura 205 (36.00 %) 86 (38.1%) 119 (34.6%)
Maestría 18 (3.2%) 9 (4.0%) 9 (2.6%)
Doctorado 1 (.2%) - 1 (.3%)
Estado civil
Soltero 182 (31.9%) 86 (38.1%) 96 (27.9%)
Casado 252 (44.2%) 90 (39.8%) 162 (47.1%)
Unión Libre 108 (18.9%) 40 (17.7%) 68 (19.8%)
Divorciado 14 (2.5%) 5 (2.2%) 9 (2.6%)
Separado 14 (2.5%) 5 (2.2%) 9 (2.6%)
Edad de la 17 a 74 años (M= 34.76, 17 a 66 años (M= 32.03, 17 a 74 años (M= 36.55,
pareja D.E.= 12.58) D.E.= 11.56) D.E.= 12.91)
Instrumentos.
Inventario de Estrategias de Enfrentamiento elaborado por López y Rivera (1998) y basada
en Beck, Epstein, Brown y Steer (1988), ésta consta de 66 afirmaciones que se dividen en 6
factores: Factor 1 Autoafirmación Planeada a=.8849, Factor 2 Apoyo Social a=.7177, Factor 3
Afirmativo a=.7021, Factor 4 Emocional Positivo a=.7477, Factor 5 Evitativo a=.6232, Factor 6
Autocontrol a=.6588. Su confiabilidad es de a=.8691.
Inventario Mutidimensional de Celos. Elaborado por Rivera, Díaz, Flores y Montero (2010) que
se sustenta en Díaz, Rivera y Flores (1986); White y Mullen (1989), así como en Reidl (1994).
Consta de 105 afirmaciones en escala Likert que se dividen en 12 factores: Respuestas
Emocionales generadas por Celos a=.9505, Enojo a=.9076, Actitud Negativa a=.8240, Dolor
109
a=.8204, Control a=.7564, Temor a=.7769, Obsesión por la Pareja a=.9833, Suspicacia e
Intriga a=.9067, Confianza-Desconfianza a=.8441, Confianza a=.7681, Frustración a=.7446 y
Desconfianza a=.6990.
Procedimiento.
Se llevaron a cabo aplicaciones individuales y grupales. Antes de la aplicación se les informó
que su participación era voluntaria. No hubo límite de tiempo para responder los instrumentos.
Posteriormente se agradeció su participación en la investigación.
Se realizaron correlaciones producto-momento de Pearson para las correlaciones entre las
variables y pruebas T de Student para observar las diferencias entre sexos de las mismas.
Resultados
Discusión
Aunque existen muchas similitudes en cuanto a las relaciones entre los celos y los estilos de
enfrentamiento en hombres y mujeres en estilos como emocional positivo y autoafirmación
planeada, se deben tomar en cuenta las diferencias existente sobre todo en el estilo evitativo, ya
111
que en algunos factores se tiene resultados opuestos. Esto se puede deber a las diferencias
culturales que existen en países como México en hombres y mujeres.
Como mencionaban Berra et al (2014) y García (2013), el estilo evitativo está muy
relacionado con los celos y se podría predecir que las relaciones en las que se usa este estilo de
enfrentamiento pueden tener grandes problemas de comunicación.
Al no existir mucha literatura acerca de las diferencias entre los hombres y mujeres en los
estilos de enfrentamiento usados específicamente en cuestiones de celos, se recomienda que se
amplíen las investigaciones al respecto.
Es también recomendable hacer una separación entre los tipos de celos para tener resultados
mucho más precisos.
Referencias
Berra, E., Muñoz, S., Vega, C., Silva, A. y Gómez G. (2014). Emociones, Estrés y Afrontamiento
enAadolescentes desde el modelo de Lazarus y Folkman. Revista Intercontinental de Psicología y
Educación, 16, 1, 37-57.
Canto, J., García, P. y Gómez, L. (2009). Celos y Emociones: Factores de la Relación de Pareja en la
Reacción ante la Infidelidad. Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social, 39-55.
Costa, N. y da Silva, R. (2008). Celos: un Ejercicio de Interpretación desde la Perspectiva del Análisis de la
Conducta. Diversitas- Perspectivas en Psicología, 4, 1, 139-147.
Frydenberg, E. & Lewis, R. (2009). The Relationship between Problem Solving Efficacy and Coping among
Australian Adolescents. British Journal of Guidance & Counselling, 37,1, 51-64
García, F. (2013). Ruptura de pareja, afrontamiento y bienestar psicológico en adultos jóvenes. Ajayu, 11,
2, 157-172.
Moral, J. y López, F. (2011). Escala de Estrategias de Manejo de Conflictos de 34 ítems: Propiedades
Psicométricas y su relación con Violencia en la Pareja. Revista Peruana de Psicometría, 4, 1, 1-12.
Ochoa S. (1998). Validez de Constructo y Confiabilidad del Inventario Multidimensional de Celos.
Universidad de Colima
Reidl, M. L., Sierra, O. G., y Fernández, B. H. (2004). Diferencias entre Celos Románticos y Celos
Relacionales. RIDEP, 2, 20, 133-148.
Rivera, S., Díaz Loving, R., Flores, M. y Montero, N. (2010). Desarrollo y análisis psicométrico de la escala
multidimensional de celos (EMUCE). En: García M. M. (Ed.), Evaluación en psicología: del individuo a
la interacción (p. 146-168).México: Miguel Ángel Porrúa.
Sánchez, R. (2000). Validación empírica de la teoría bio-psico-socia-cultural de la relación de pareja. (Tesis
de doctorado). Universidad Nacional Autónoma de México, México
112
Tabla 2
Correlación Producto- momento de Pearson entre las variables de estudio
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 M DE
1.autoa .534* -
- .291** .682** -.258** .546** -.201** -.207** -.059 -.068 -.083 -.155* -.161* -.013 .222** -.052 -.058 34.15 6.90
* .195**
2.apoyoso .475*
.378** - .419** .116 .370** -.067 -.082 -.052 .017 -.023 -.130 -.082 -.040 -.008 .045 .007 -.048 13.55 3.72
*
3.afirmativo .614** .412** - .542** -.045 .496** -.150* -.223** -.122 -.061 -.121 -.152* -.151* -.113 -.027 .008 -.094 -.131* 10.07 3.10
4.emocion .537* - -
.673** .420** - -.097 .531** -.216** -.238** -.116 -.048 -.126 -.193** .030 .252** -.091 -.081 22.89 5.23
* .210** .216**
5.evitativo -.108* -.033 -.005 -.138* - -.170* .436** .409** .175** .094 .364** .345** .441** .391** .166* -.271** .263** .355** 8.89 3.63
6.autocontrol .529* -
.661** .360** .640** -.259** - -.137* -.197** -.075 -.002 -.131* -.123 -.166* -.066 .188** -.073 -.091 20.10 4.47
* .190**
7.respuestas - -
-.171** -.004 -.025 .311** - .853** .684** .612** .717** .859** .896** .784** .547** -.033 .704** .608** 32.36 14.01
.167** .191**
8.enojo - -
-.152** -.039 -.041 .294** .854** - .637** .481** .725** .733** .860** .814** .532** -.097 .599** .629** 23.07 9.59
.147** .194**
9.actitudne -.084 .068 -.005 -.094 .094 -.056 .639** .642** - .641** .619** .660** .634** .547** .460** .079 .747** .448** 22.93 7.90
10.dolor -.006 .086 -.004 .002 .043 -.024 .507** .428** .655** - .456** .592** .528** .423** .455** .279** .662** .309** 28.24 8.76
11.control -
-.173** -.020 -.056 -.130* .255** .746** .815** .603** .420** - .675** .747** .717** .430** -.098 .699** .804** 16.79 6.84
.189**
12.temor - -
-.185** .035 -.046 .302** .837** .780** .669** .506** .719** - .764** .748** .496** .016 .715** .592** 11.19 5.01
.150** .175**
13.obsesion - -
-.137* -.023 -.039 .330** .864** .850** . .554** .460** .688** .757** - .820** .565** -.045 .649** .694** 23.28 8.41
.143** .177**
14.suspica -
-.174** .014 -.033 -.131* .351** .796** .825** .556** .419** .737** .800** .813** - .479** -.123 .636** .708** 26.00 10.11
.191**
15.confianzades .031 .167** .035 .027 .158** -.035 .569** .517** .162** .451** .383** .471** .557** .507** - .301** .408** .379** 17.74 4.57
16confianza .196** .120* .074 .168** -.142** .209** -.045 -.069 .162** .386** -.093 -.037 -.035 -.080 .299** - .076 -.062 18.11 4.88
17frustracion -.142** .066 -.021 -.061 .148** -.100 .699** .662** .763** .618** .726** .738** .621** .649** .425** .039 - .616** 18.11 6.87
18desconfianza -
-.144** -.037 .006 -.102 .301** .688** .708** . .492** .341** .743** .694** .703** .779** .370** -.134* .632** - 9.28 4.38
.165**
M 32.91 14.11 9.80 22.93 8.34 19.02 31.52 22.22 22.50 28.39 17.19 11.08 23.01 25.69 17.82 17.18 17.88 9.75
DE 6.85 3.57 2.84 4.80 3.10 3.58 13.49 9.06 7.34 8.12 7.03 4.95 8.03 10.73 4.46 4.56 6.60 4.75
Nota: En la parte superior de la tabla se muestran los datos que corresponden a los hombres (n= 226) y en la parte inferior se encuentran los datos de las mujeres (n= 334).La
variable estilos de enfrentamiento se compone por 1.autoafirmación planeada 2.apoyo social 3.afirmativo 4. Emocional positivo 5.evitativo 6. Autocontrol. La variable celos se
compone de 7.respuestas emocionales generadas por celos 8.enojo 9.actitud negativa 10.dolor 11.control 12.temor 13.obsesión 14. Suspicacia e intriga 15.confianza-
desconfianza 16.confianza 17.frustración 18.desconfianza * p ≤ 0.05; ** p ≤ 0.01.
113
Amor de Compañía y Amor Pasional en Amigovios
Ixchel Calixto Molina, Andrea Natalia López Muñiz, Alejandra
Elizabeth Pérez Pérez y Rozzana Sánchez Aragón
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística de 200 participantes (100 hombres y 100
mujeres), estudiantes de bachillerato y licenciatura de entre 15 y 39 años (M=20.5), que
reportaron tener/ haber mantenido una relación de amigovios.
Instrumentos.
Escala de Amor Pasional (Hatfield & Sprecher, 1986), en su versión corta, compuesta por 15
reactivos tipo Likert de 5 puntos en grados de certeza (1=NO es del todo cierto, 5=
Definitivamente cierto) que miden el nivel de amor apasionado que siente una persona por
otra, cada ítem presenta un espacio en blanco, en el que se les pide a los participantes
rellenen con el nombre de la persona por la que sienten amor.
Escala de Amor de Compañía (Hatfield & Rapson, 2013), en su versión de 8 reactivos que
evalúan el compromiso y la intimidad con respecto a la persona amada, también tiene un
formato de respuesta tipo Likert de cinco puntos mostrando grados de certeza (1=NO es del
todo cierto, 5= Definitivamente cierto).
Procedimiento.
La aplicación se realizó de forma individual en lugares públicos y de esparcimiento, en el
que se solicitó la participación voluntaria de personas que cumplieran con los criterios antes
mencionados, garantizándoles la confidencialidad de los datos proporcionados.
Resultados
Tabla 1.
Análisis Factorial de la Escala de Amor Pasional
Reactivo Enamoramiento Obsesión Romance
_____ siempre esté en mi mente. .797
Tengo un interminable deseo por el afecto de ___. .764
Poseo una poderosa atracción hacia ____. .748
Quiero físicamente, emocionalmente y mentalmente a ____. .737
Quiero que ____ me conozca –mis pensamientos, miedos y mis esperanzas. .713
Para mi ____ es la pareja romántica perfecta. .675
Siento como responde mi cuerpo cuando ____ me toca. .663
Me deprimo bastante cuando las cosas no van bien en mi relación con .618
____.
En forma ávida (ansiosa) busco señales que indiquen que ____ siente .549
deseo por mí.
A veces siento que no puedo controlar mis pensamientos obsesivos sobre .752
____.
Me sentiría profundamente desesperado si ____ me abandonara. .578
115
Tabla 1.
Análisis Factorial de la Escala de Amor Pasional
Reactivo Enamoramiento Obsesión Romance
Anhelo saber todo sobre ____. .563
Preferiría estar con ____ que con alguien más. .744
Me siento feliz cuando hago algo que hace feliz a ____. .728
Me encelaría si pienso que _____ se ha enamorado de alguien más. .581
α .89 .60 .61
M 3.07 2.40 3.27
D.E. 1.04 1.05 1.10
116
Discusión
117
tengan claras sus motivaciones para iniciar una relación de amigovios, las normas o reglas
para mantenerlas no llegan a ser iguales entre los participantes. Los resultados obtenidos en
este estudio permiten una visión más amplia de las relaciones de amigovios, ya que plantea
que si bien hay correspondencia entre los datos cuantitativos y la concepción teórica, también
se muestran discrepancias significativas.
Referencias
Afifi, W. A., & Faulkner, S. L. (2000). On being ‘just friends’: The frequency and impact of sexual
activity in cross-sex friendships. Journal of Social and Personal relationships, 17, 205- 222.
Aguilar, G. & Santos, X. (2013). Significación psicológica del amor a través de las etapas del desarrollo.
Tesis inédita de Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Glass, S. P., & Wright, T. L. (1985). Sex differences in type of extramarital involvement and marital
dissatisfaction. Sex Roles, 12, 1101-1120.
Hatfield, E. & Sprecher, S. (1986). Measuring Passionate Love in Intimate Relations. Journal of
Adolescence, 9, 383-410
Hatfield, E. (1988). Passionate and Companionate Love. En R. J. Sternberg & M. L. Barnes (Eds.), The
psychology of love (pp. 191-217). New Haven, CT, US: Yale University Press.
Hatfield, E., Schmitz, E., Cornelius, J., & Rapson, R. (1988). Passionate love: How early does it begin?
Journal of Psychology and Human Sexuality, 1, 35-52.
Hatfield, E., & Rapson, R. (2013). Companionate Love Scale. Measurement Instrument Database for the
Social Science. Recuperado de www.midss.ie.
Hughes, M., Morrison, K., & Asada, K. J. (2005). What’s love got to do with it? Exploring the impact of
maintenance rules, love attitudes, and network support on friends with benefits relationships.
Western Journal of Communication, 69, 49–66.
Márquez, D. J. y Rivera, A. S. (2010). Apego, cultura y satisfacción en la relación de pareja: que pesa
más ¿Nuestros vínculos afectivos o nuestros vínculos culturales? En Rivera, S., Díaz, R., y R.
Sánchez., I. Reyes-Lagunes. (Eds.), La Psicología Social en México XIII (81-87). México: Asociación
Mexicana de Psicología Social.
Regan, P. C., & Dreyer, C. S. (1999). Lust? Love? Status? Young adults’ motives for engaging in casual
sex. Journal of Psychology and Human Sexuality, 11, 1–24.
Retana, F. B. (2011). Rastreando el origen, desarrollo e interacción de los adictos al amor. Tesis Inédita
de Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México. México.
Reyes, I. L., y García y Barragán, L. F. (2008). Procedimiento de Validación Psicométrica Culturalmente
Relevante: Un ejemplo. En: S. Rivera Aragón, R. Díaz Loving, R. Sánchez Aragón, y I. Reyes
Lagunes (Eds.), La Psicología Social en México, XII (pp. 625- 636). México: Asociación Mexicana
de Psicología Social.
Richins, M. L. (1997). Measuring Emotions in the Consumption Experience. Journal of Consumer Research,
24, 127-146.
Sánchez, A. R. (2004). De lo claro a lo Oscuro de la Pasión. Conferencia presentada en la Semana de
la Psicología. Villahermosa, Tabasco.
Sperling, M. B. & Berman, W. H. (1991). An attachment classification of desperate love. Journal of
Personality Assessment, 56, 1, 45-55.
Sprecher, S., & Regan, P. (2002). Liking Some Things (in some people) More than Others: Partner
Preferences in Romantic Relationships and Friendships. Journal of Social and Personal Relationships,
19, 463–481.
118
Sternberg, R. J. (1997). Construct validation of a triangular love scale. European Journal of Social
Psychology, 27, 3, 313-335.
Taylor, S., Peplau, L., & Sears, D. (1994). Social Interaction and Relationships. En Taylor, S., Peplau, L.,
& Sears (Eds.), Social Psychology (p.230-353). NJ: Prentice-Hall.
Tennov, D. (1979). Limerence Among the Sexes. En: D. Tennov (Ed.), Love and Limerence: The Experience of
Being in Love. (pp. 207-241). New York: Stein & Day.
119
Motivos y Estrategias de Hombres y Mujeres para Mantener
una Relación Amistosa8
Berenice Jiménez Rodríguez y Rozzana Sánchez Aragón
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística de 347 participantes, 171 eran hombres y
176 mujeres, con una edad promedio de 31.11 (D.S.=13.63) y con nivel de escolaridad de
secundaria (34), preparatoria (115), licenciatura (174), y posgrado (8).
Instrumentos.
1. Escala de Motivos para Mantener una Amistad (Jiménez & Sánchez, 2016). Escala
integrada por 40 ítems con formato de respuesta tipo Likert en grados de acuerdo
(1=Totalmente en desacuerdo a 5=Totalmente de acuerdo), distribuidos en 4 factores: 1)
Afecto (=.93) cuenta con 15 reactivos como: Él/Ella ha demostrado su aprecio por mí. 2)
Lealtad (=.91) cuenta con 9 reactivos como: Nos respetamos. 3) Simpatía (=.89) cuenta con
10 reactivos como: Él/Ella es divertido(a). 4) Confianza (=.85) cuenta con 5 reactivos como:
Puedo confiarle mis secretos. 2. Escala de Estrategias de Mantenimiento de Amistad (Jiménez
Rodríguez, 2016). Esta escala cuenta con 42 reactivos con formato de respuesta tipo Likert
que indica grados de frecuencia (0= nunca hasta 4= Siempre), distribuidos en 6 factores: 1)
Aceptación (=.86) con 11 reactivos como: Lo respeto. 2) Cercanía física y emocional (=.86)
con 10 reactivos como: Procuro realizar actividades que nos agraden a ambos. 3) Empatía
(=.84) cuenta con 8 reactivos como: Apoyo en las buenas y en las malas. 4) Apoyo recíproco
(=.72) cuenta con 5 reactivos como: Encuentro soluciones a sus problemas. 5) Buenas
121
relaciones sociales externas (=.72) cuenta 3 reactivos como: Me llevo bien con sus familiares.
6) Auto modificarse (=.69) cuenta con 5 reactivos como: Evito discusiones.
Procedimiento.
Se solicitó la participación voluntaria de personas en centros educativos y laborales. Se les
informó el objetivo de la investigación, que sus respuestas serían anónimas y confidenciales.
Durante la resolución de las escalas todas las dudas que los participantes tuvieron fueron
resueltas satisfactoriamente.
Resultados
Tabla 1
Diferencias entre Hombres y Mujeres en Motivos y Estrategias para Mantener una Relación
Amistosa
Hombres Mujeres t p
Afecto 4.25 4.42 -2.30 .022
Lealtad 4.33 4.53 -2.88 .004
Motivos
Simpatía 4.24 4.38 -2.03 .043
Confianza 4.27 4.44 -2.09 .037
Aceptación 3.49 3.65 -3.04 .003
Estrategias Cercanía física y emocional 3.11 3.26 -2.25 .025
Empatía 3.37 3.51 -2.48 .014
Tabla 2
Índices de correlación entre los Motivos y Estrategias para mantener una relación de amistad por
hombres (H) y por mujeres (M)
Estrategias
Buenas
Cercanía
Apoyo relaciones Auto-
Aceptación física y Empatía
recíproco sociales Modificación
emocional
externas
H .602** .575** .530** .582** .262** .257**
Afecto
M .602** .541** .557** .495** .323** .317**
H .631** .454** .455** .568** .229** .293**
Lealtad
Motivos
122
Discusión
123
lealtad, simpatía y confianza, todos ellos elementos fundamentales de la amistad (Baumeister
& Leary, 1995; Felmlee, 1999). Enseguida con la misma motivación aunque con coeficiente de
correlación medianos, los amigos –hombres y mujeres- procuran la cercanía física y emocional,
con lo cual realizan actividades que les agraden a ambos y expresan lo importante que es la
relación de amistad, ésto se ve apoyado por hallazgos anteriores, donde las personas con
motivación hacia la intimidad procuran interacciones satisfactorias e intercambios equitativos,
además, de divulgar gran contenido personal como forma de acercarse con el otro (McAdams,
1984; McAdams, Healy & Krause, 1984). En cuanto a la relación entre la motivación por la
interacción amistosa afectiva, leal y en sincronía y su relación con el apoyo que se brinda en la
buenas y en las malas con el amigo, ser paciente y ayudarlo en situaciones difíciles, consolida
la motivación por las relaciones de amistad como fuente de apoyo (Felmlee, 1999). De hecho
Felmlee, Sweet y Sinclair (2012) mencionan que la regla principal de las relaciones de
amistad es el apoyo mutuo, hombres y mujeres evalúan constantemente la ayuda brindada así
como el apoyo que puede brindar, lo que McAdams (1984) considera a su vez como
motivación al poder.
Con respecto a la motivación por conservar una relación de amistad y su relación con las
dos últimas estrategias –Buenas relaciones externas y Auto-Modificación- es posible observar
mayores diferencias entre los coeficientes de correlación obtenidos por hombres y por mujeres.
Concerniente al interés por conservar el afecto, el aprecio, la sinceridad, el entendimiento, la
aprobación y la confianza con su amigo se encuentra vinculado con llevarse bien con los
familiares, amigos y pareja de su amigo, se vincula con la fragilidad que mantiene la relación
amistosa cuando es comparada con otro tipo de relaciones, familiares o románticas, ambas
cuentan con gran apoyo social para su mantenimiento (Díaz-Guerrero, 2003), además de que
en caso de elección entre una relación romántica y otra amistosa, los amigos muestran
preferencia por su pareja, pues consideran que la amistad no es exclusiva y puede
reestablecerse (Werking, 1997). Este resultado también muestra los diversos contextos donde
los amigos interactúan, dando cabida a situaciones donde los amigos se integren a grupos más
grandes de convivencia (Felmlee, 1999). Referente a las correlaciones más altas para la
mujeres en este rubro se encuentra con una mayor motivación por expresar su afecto y
confianza durante su interacción amistosa; lo cual confirma que las mujeres en relaciones de
amistad confieren gran importancia a la expresión del área afectiva, mientras que los hombres
resaltan el apoyo y convivencia agradable con sus amigos (Felmlee et al., 2012).Por último, la
relación entre la motivación por conservar una relación de amistad y estrategias como evitar
discusiones, contradicciones y problemas, se presenta ya que se ha encontrado que las
personas evalúan más positivamente o otros cuando observan similitudes, e incluso es una de
las características fundamentales para la amistad (Bigelow, 1977, Leary & Batts, 2012) así en
caso de encontrar una diferencia los amigos, podrían mostrar un cambio de actitud u opinión y
mantener la semejanza. Un análisis más detallado, los coeficientes superiores para la mujeres
muestra como estas estrategias son empleadas de forma similar al contexto de relaciones de
pareja, donde la mujer en situaciones de desacuerdo (Sánchez, 2000) tenderá a modificar su
actitud o conducta en aras de aminorar el distanciamiento, asegurando el mantenimiento del
vínculo (Díaz-Guerrero, 2003).
124
Referencias
Baumeister, R. F. & Leary, M. R. (1995). The Need to Belong: Desire for Interpersonal Attachments as a
Fundamental Human Motivation. Psychological Bulletin, 17, 3, 497-529.
Bigelow, B. (1977). Children’s Friendship Expectations: A Cognitive-developmental Study. Child
Development, 48, 246-253.
Deci, E. L. & Ryan, R. M (2012). Motivation, Personality, and Development Within Embedded Social
Contexts: An Overview of Self-Determination Theory. En R. M. Ryan (Ed.), The Oxford Handbook
of Human Motivation (p. 85-103). USA: Oxford University Press.
Díaz-Guerrero, R. (2003). La Psicología del Mexicano. (6a Ed.) México: Trillas.
Dunning, D. (2011). Social Motivation Some Introductory Notes. En Author (Ed.), Social Motivation (pp. 1-
10). USA: Psychology Press.
Felmlee, D. H. (1999). Social Norms, In Same- and Cross-Gender Friendships. Social Psychology
Quarterly, 62, 1, 53-67.
Felmlee, D., Sweet, E., & Sinclair, H. C. (2012). Gender Rules: Same- and Cross-Gender Friendships
Norms. Sex Roles, 66, 7, 518-529.
Jiménez, R. B. (2016). Factores Individuales, de Interacción y Emocionales del vínculo de Amistad, cuando
los amigos son del mismo sexo y cuando son de diferente sexo. Manuscrito no publicado, División
de Estudios de Posgrado, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México,
México.
Jiménez, R. B. & Sánchez, A. R. (July, 2016). Motives for Establishing, Maintaining and Finishing a
Friendship. Poster presented at the Biennal Conference of the International Association for
Relationship Research in Toronto, Canadá.
Leary, M. R. & Batts Allen, A. (2011). Belonging Motivation: Establishing, Maintaining, and Repairing
Relational Value. En D. Dunning (Ed.), Social Motivation (pp. 37-55). USA: Psychology Press.
López Becerra, C., Rivera Aragón, S., y Reyes Lagunes, I. (2007). Inventario de estrategias de
mantenimiento de la amistad. Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica,
23(1), 23-29.
McAdams, D. P. (1984). Human Motives and Personal Relationships. En V. J. Derlega (Ed.),
Communication, Intimacy, and Close Relationship (pp.41-70). USA: Academic Press.
McAdams, D. P., Healy, S., & Krause, S. (1984). Social Motives and Patterns of Friendship. Journal of
Personality and Social Psychology, 47, 4, 828-838.
Monsour, M. (2002). Women and Men as Friends. Relationships Across the Life Span in the 21 Century.
USA: Lawrence Erlbaum Associates.
Reeve, J. (2005). Understanding Motivation and Emotion. USA: John Wiley & Sons, Inc.
Ryan, R. M. (2012). Motivation and the Organization of Human Behavior: Three Reasons for the
Reemergence of a Field. En R. M. Ryan (Ed.), The Oxford Handbook of Human Motivation (pp. 3-
10). USA: Oxford University Press.
Sánchez , A. R. (2000). Validación Empírica de la Teoría bio-psico-socio-cultural de la relación de
pareja. Tesis Inédita de Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México. México.
Schunk, D. H. & Usher, E. L. (2012). Social Cognitive Theory and Motivation. En R. M. Ryan (Ed.), The
Oxford Handbook of Human Motivation (pp. 13-27). USA: Oxford University Press.
125
Estilos de Enfrentamiento con los Amigos: Su Predicción a
Partir de la Asertividad y la Autoestima
María de Lourdes Cortés Ayala, Mirta Margarita Flores Galaz
e Isaac Manuel Ortega
Método
Participantes.
291 mujeres seleccionadas mediante un muestreo no probabilístico de la Ciudad de
Mérida, Yucatán, 136 solteras, divorciadas o viudas y 155 casadas o en unión libre con una
edad promedio de 31.35 años y una desviación estándar de 12.62 años, de las cuales el
51.2% (149) contaban con una escolaridad de secundaria y 48.8% (142) con bachillerato.
Instrumentos.
Escala Multidimensional de Asertividad (EMA; Flores & Díaz-Loving, 2004) en su versión
corta, consta de 15 reactivos tipo Likert, con cinco opciones, conformados en tres dimensiones:
asertividad indirecta (alfa = .67), no asertividad (alfa = .66) y asertividad (alfa = .75).
Escala de Autoestima (EA; Reyes-Lagunes & Hernández, 2000) desarrollada para la
población mexicana, basada en un enfoque etnopsicológico. Se utilizó la versión corta
conformada por 47 reactivos de chequeo adjetival en una escala tipo Likert pictográfica,
conformada por siete intervalos psicológicamente iguales. Este instrumento está conformado
por siete factores: social expresivo (alfa = .86), inteligencia emocional (alfa = .72), romántico
(alfa = .80), ético moral (alfa = .70), control externo instrumental negativo (alfa = .75), control
externo pasivo negativo (alfa = .85), individualismo (alfa = .66).
127
Escala Multidimensional y Multisituacional de Estilos de Enfrentamiento a los Problemas
(Góngora & Reyes-Lagunes, 1998), la cual mide una situación general: vida y 5 situaciones
específicas: salud, familia, amigos y escuela o trabajo. En este estudio se analiza la situación
específica Amigos, la cual está conformada por los estilos directo (alfa = .72), evasivo (alfa =
.64), revalorativo (alfa = .65) y social emocional negativo (alfa = .70).
Procedimiento.
La administración de los instrumentos fue individual y colectiva en los lugares de trabajo o
públicos previa autorización y consentimiento. El tiempo aproximado fue de 30 minutos.
Resultados
128
se muestran las correlaciones entre los factores de la Escala de Autoestima y la Escala de
Estilos de Enfrentamiento; los estilos de enfrentamiento a los problemas directo y revalorativo
correlacionan de manera positiva con las dimensiones positivas de la autoestima y los estilos
evasivo y social emocional negativo con las dimensiones negativas de la autoestima.
Tabla 2
Correlaciones obtenidas entre la Escala de Autoestima y la Escala Multidimensional y
Multisituacional de Estilos de Enfrentamiento a los Problemas (Amigos)
Enfrentamiento D Directo Evasivo Revalorativo Social
Autoestima
Social Expresivo 0.33** 0.39** 0.11*
Inteligencia Emocional 0.23** 0.13* 0.26**
Romántico 0.22** 0.29**
Ético-Moral 0.32** 0.26**
Control Externo Instrumental 0.17** 0.33**
Negativo
Control Externo Pasivo Negativo 0.18** 0.28**
Individualismo 0.19** 0.31**
* p 0.05 ** p 0.01
Discusión
129
Tabla 3
Análisis de regresión múltiple obtenido para la predicción de cada uno de los factores del estilo de
enfrentamiento con los amigos a partir la asertividad y la autoestima
Estilo R R2 Variables independientes Β Beta t Prob.
Directo .37 .13 Social Expresivo .33 .23 3.78 .000***
Ético Moral .25 .20 3.20 .002**
Evasivo .40 .15 Asertividad -.51 -.29 -5.12 .000***
Romántico .25 .17 3.18 -002**
Control Externo Pasivo .12 .15 2.70 .007**
Negativo
Asertividad Indirecta .20 .12 2.14 .03*
Revalorativo .41 .16 Social Expresivo .56 .33 5.87 .000***
Inteligencia Emocional .16 .14 2.58 .01**
Social .44 .20 Control Externo .16 .19 2.80 .005**
Emocional Instrumental Negativo
Negativo Asertividad -.44 -.24 -4.32 .000***
Social Expresivo .40 .17 3.18 .002**
Control Externo Pasivo .13 .15 2.15 .03*
Negativo
* p 0.05 ** p 0.01 *** p 0.001
130
Referencias
Casas-Anguera, E., Prat, G., Vilamala, S., Escandell, M. J., García-Franco, M., Martin, J.R., López, E. y
Ochoa, S. (2014). Validación de la Versión Española del Inventario de Asertividad Gambrill y
Richey en Población con Diagnóstico de Esquizofrenia. Anales de Psicología, 30, 2, 431-437. doi:
10.6018/analesps.30.2.154311.
Di Paula, A. & Campbell J. D. (2002). Self-esteem and persistence in the face of failure. Journal of
Personality and Social Psychology, 83, 711-724.
Flores, G. M. (1994). Asertividad: Conceptualización, Medición y su relación con otras variables. Tesis
Inédita de Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Flores, G. M. y Díaz-Loving, R. (2004). Escala Multidimensional de Asertividad (EMA). México: Manual
Moderno.
Gaeta, G. L. y Galvanovskis, K. A. (2009). Asertividad: un análisis teórico-empírico. Enseñanza e
Investigación en Psicología, 14, 2, 403-425.
Góngora, C. y Reyes I. (1998). El enfrentamiento a los problemas en jóvenes adultos yucatecos. La
Psicología Social en México, 7, 18-23.
Herrington, A. N., Matheny, K. B., Curlette, W. L., McCarthy, Ch. J., & Penick, J.(2005). Lifestyles, coping
resources, and negative life events and predictorsof emotional distress in university women. The
Journal of Individual Psychology, 61, 4, 342-364.
Karagözoğlu, S., Kahve, E., Koç, O. & Adamişoğlu, D. (2007). Self esteem and assertiveness of final
year Turkish university students. Recuperado de http: //www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/
León, C. A., Rodríguez, A. C., Ferrel, O. F., & Ceballos, O., G. M. (2009). Asertividad y autoestima en
estudiantes de primer semestre de la facultad de ciencias de la salud de una universidad pública
de la ciudad de santa marta (Colombia). Psicología desde el Caribe, 24, 91-105.
Morelato, G., Madio, S. y Valdez Medina (2011). Autoconcepto en niños de edad escolar: el papel del
maltrato infantil. Revista Argentina de Clínica Psicológica, XX, 2, 151-159
Reyes-Lagunes, I. (1996). La medición de la personalidad en México. Revista de Psicología Social y
Personalidad, 12, 1, 2, 31-60.
Reyes-Lagunes, I. & Hernández, M. J. (2000). Escala de Autoconcepto y Autoestima. Documento Inédito.
Unidad de Investigaciones Psicosociales: UNAM.
Park, L. E., & Maner, J. K. (2009). Does self-threat promote social connection? The role of self-esteem
and contingencies of self-worth. Journal of Personality and Social Psychology, 96, 203-217.
Sánchez, C. (2000). Propuesta de un curso-taller a padres y sus hijos de 8 a 12 años para apoyar
aspectos de la autoestima de estos últimos a través de la comunicación asertiva en la comunidad
Hornos. Tesis Inédita de Licenciatura en Pedagogía. Universidad Nacional Autónoma de México.
México.
Schroder, K. E. (2004). Coping competence as predictor and moderator of depression among chronic
disease patients. Journal of Behavioral Medicine, 27(2), 123-145.
Zaldívar, D. (2004). Asertividad y Autoestima Saludable. Salud vida. Recuperado de: http:
//www.sld.cu/saludvida/psicologia/temas.php?idv=6082.
Zavala, Y. L., Rivas, L. R., Andrades, P. P. y Reidl, M. L. (2008). Validación del instrumento de estilos de
enfrentamiento de Lazarus y Folkman en adultos de la Ciudad de México. Revista Intercontinental
de Psicología y Educación, 10, 2, 159-182.
131
Motivos del Adolescente para Iniciar un Noviazgo, un
Análisis por Sexo y Edad1
Fernando Méndez Rangel*, Sofía Rivera Aragón*,
Isabel Reyes Lagunes* y Mirta Margarita Flores Galaz**
Durante los primeros años de vida, una persona experimenta miles de horas de interacción
con sus padres, compañeros y profesores; sin embargo, cuando se cumple entre 10 y 13 años
de edad, se generan nuevas experiencias y tareas por desarrollar. Las relaciones con los
padres toman una forma distinta, el tiempo compartido con los compañeros se torna más
íntimo, empiezan a generarse las citas amorosas, los noviazgos y la exploración sexual; de
esta manera, también se genera el inicio de la vida sexual (Arnett, 2008; Santrock, 2004,
2006; Steinberg, 1999).
Hasta 1920, el único objetivo que tenía el inicio de una relación de noviazgo era la
elección de pareja para toda la vida, es decir, la preparación de las personas para el
matrimonio; por esta razón, las citas eran controladas por los padres; sin embargo, en las
últimas décadas, el proceso ha cambiado, pues ahora la decisión se encuentra en los
adolescentes, además de que ya no se inicia este tipo de relaciones como un simple cortejo
previo al matrimonio (Santrock, 2004).
Algo en lo que concuerdan diferentes teóricos de la adolescencia es que la edad promedio
de inicio de las relaciones del noviazgo varía de acuerdo con los diferentes grupos en los que
a los que pertenece el adolescente, es decir, depende del periodo en el que es motivado y
aprobado por el contexto social, económico, escolar y étnico, así como por las creencias
religiosas predominantes en el grupo social de este (Kimmel & Weiner, 1995; Santrock, 2004).
En este sentido, se complementa el punto de vista que menciona que los adolescentes
comienzan a interesarse en tener una relación de pareja cuando comienza la pubertad y el
desarrollo de los caracteres sexuales secundarios (Arnett, 2008; Kimmel & Weiner, 1995).
Existen dos concepciones teóricas que habla sobre los motivos que tienen los adolescentes
para iniciar una relación de noviazgo. La primera, considera que los adolescentes se
comprometen con otros como una interacción estratégica, es decir, las primeras relaciones son
actos para quedar bien ante los demás, son cuestión de imagen, lo que los coloca en un plano
de superioridad respecto de sus compañeros. En este sentido, la idea de tener un noviazgo y
que los demás se enteren es más emocionante que la relación en sí misma (Kimmel & Weiner,
1995; Perinat & Corral, 2003).
La segunda postura retoma el desarrollo de la recreación y la intimidad, así como de
sentimientos románticos y experiencias, más que a un estatus social, como el principal motivo
que tienen los adolescentes para iniciar una relación de noviazgo (Montgomery, 2005); pues
se ha encontrado que a medida que los adolescentes comparten tiempo y vivencias junto a su
pareja, la relación llega a transformarse en aquello que se identifica como amor (Arnett,
2008; Zani & Cicognani, 2006).
Método
Participantes.
Para cumplir con el objetivo de este estudio, se contó con la participación voluntaria de un
total de 170 adolescentes mexicanos, con una edad entre 12 y 18 años (M=16.02,
D.E.=1.93), seleccionados a partir de un muestreo no probabilístico incidental (Kerlinger & Lee,
2002). De éstos, 69 (40.6%) son hombres, mientras que 101 (59.4%) son mujeres. Asimismo, la
muestra total se dividió en dos grupos de edad: adolescentes tempranos, con un total de 60
participantes (35.3%); y, adolescentes medios, con un total de 110 participantes (64.7%).
Instrumentos.
Se empleó la Técnica de Redes Semánticas Naturales Modificadas (Reyes-Lagunes, 1993),
a partir de la cual se aplicaron 2 estímulos en total, el primer estímulo (Se inicia un noviazgo
por…) permitió identificar el significado psicológico del noviazgo, y el otro estímulo (La pareja
es...) fue un distractor que permitió disminuir el efecto de adivinación en los participantes.
Los estímulos fueron presentados en hojas blancas tamaño esquela que contaron sólo con el
estímulo correspondiente. Al principio se pusieron las instrucciones, así como un ejemplo de
cómo se debía contestar el instrumento a partir de un estímulo relacionado con el tema de
interés, en este sentido se escogió la amistad al ser una relación interpersonal en que los que
los adolescentes están inmersos en su vida diaria. Al final se anexó una hoja con la que se
pudieron obtener los datos sociodemográficos de los participantes, tal como el sexo, la edad y
el nivel escolar.
Procedimiento.
Se acudió a lugares públicos pertinentes para encontrar a la población a estudiar. Una vez
localizados los posibles participantes se les preguntó si desearían participar en una
investigación; cuando los participantes contestaron afirmativamente se les pidió su ayuda para
responder el instrumento. En este sentido, se entregó un instrumento a cada participante y se
les hizo mención de todos los aspectos éticos, es decir, que podrían abandonar la investigación
en el momento en el que ellos los decidieran y que toda la información sería confidencial,
anónima y tratada estadísticamente sólo con fines de investigación. Se pidió que firmaran el
consentimiento informado, integrado en el instrumento, y se les dio el tiempo necesario para
terminar de contestar el instrumento.
133
Se siguieron los pasos propuestos por Reyes-Lagunes (1993) para el tratamiento
estadístico; de esta manera, se obtuvo el tamaño de la red (TR), el peso semántico (PS) de
todas las definidoras mediante la suma de los valores ponderados de la frecuencia de
ocurrencia que éstas tuvieron¸ la distancia semántica cuantitativa (DSC) por cada definidora.
Se seleccionaron las definidoras con mayor peso semántico y, de esta manera, se obtuvo el
núcleo de la red (NR); además de que se desarrollaron las gráficas y tablas pertinentes a
partir del sexo y el grupo de edad.
Resultados
Después de realizar los análisis pertinentes, se obtuvo que los hombres adolescentes
tempranos presentaron una riqueza de la red de 71 definidoras para el estímulo “se inicia un
noviazgo por…”; sin embargo, como se puede observar en la Figura 1, su núcleo de red se
compuso de 17 definidores, dentro de las cuales se encontró amor, cariño, atracción, interés y
gusto, entre otros. Por otro lado, los hombres adolescentes tempranos obtuvieron una riqueza
de la red de 106 definidoras, aunque solo 21 de ellas formaron parte del núcleo de red para
este estímulo, como se puede observar en la Figura 2; entre las definidoras para este grupo,
se puede observar amor, atracción, cariño, gusto, amistad y confianza.
Figura 1.
Núcleo de red obtenido por los hombres adolescentes tempranos para el estímulo “se inicia un
noviazgo por...”
afecto querer
convivencia felicidad
guapo amistad
experiencia soledad
134
En el caso de las mujeres adolescentes tempranas, la riqueza de la red fue de 101
definidoras para el estímulo “se inicia un noviazgo por…”; sin embargo, como se puede
observar en la Figura 3, el núcleo de red para este mismo estímulo, quedó conformada por 15
definidoras, dentro de las cuales se encontró amor, comprensión, gusto, atracción y cariño. En
otro caso, las mujeres adolescentes medias obtuvieron una red con una riqueza de 124
definidoras para este mismo estímulo, aunque fueron 21 definidoras las que conformaron el
núcleo de red, dentro de las cuales se encontraron amor, atracción, cariño, gusto, amistad e
interés.
Figura 2.
Núcleo de red obtenido por los hombres adolescentes medios para el estímulo “se inicia un
noviazgo por...”
amor
experimentar 100 atracción
respeto 80
cariño
afecto 60 gusto
experiencia 40 amistad
20
seguridad confianza
0
necesidad interés
compatibilidad soledad
sexo felicidad
deseo curiosidad
enamoramiento sentimiento
135
Figura 3.
Núcleo de red obtenido por las mujeres adolescentes tempranas para el estímulo “se inicia un
noviazgo por...”
físico amistad
compartir soledad
compañía interés
Figura 4.
Núcleo de red obtenido por las mujeres adolescentes medias para el estímulo “se inicia un
noviazgo por...”
sentimiento 40 amistad
20
compromiso interés
0
compatibilidad soledad
compartir confianza
enamoramiento curiosidad
necesidad compañía
diversión felicidad
136
Como se puede observar en la Tabla 1, de acuerdo con los datos obtenidos por cada uno
de los grupos de participantes, se realizó una comparación sobre las definidoras que más
emplean los adolescentes para describir los motivos por los que inician una relación de
noviazgo. En este sentido, se puede ver que el amor es el principal motivo que mencionan los
adolescentes, sin importar se sexo o se edad; asimismo, los cuatro grupos de participantes
integran cariño, atracción, interés, gusto, amistad y soledad como motivos principales por los
que inicia una relación de noviazgo en esta etapa de la vida, aunque dan diferente niveles de
importancia a cada uno de los motivos.
Al realizar una comparación por sexo, se puede observar que los hombres mencionan
felicidad como motivo, mientras que las mujeres mencionan la definidora compañía. En cuanto
a la comparación hecha por edad, se puede observar que los adolescentes medios, hombres y
mujeres, integran la definidora curiosidad; mientras que los adolescente tempranos agregan
querer y experiencia, en el caso de los hombres, y compartir, en el caso de las mujeres.
Tabla 1
Tabla comparativa de las primeras 10 definidoras obtenidas en el núcleo de red para el estímulo “Se inicia
un noviazgo por…” de los cuatro grupos de participantes
Hombres Adol. Hombres Adolescentes Mujeres Adolescentes
Mujeres Adol. Tempranas
Tempranos Medios Medias
Definidora PS Definidora PS Definidora PS Definidora PS
amor 153 amor 267 amor 238 amor 418
cariño 74 atracción 168 confianza 93 atracción 301
atracción 59 cariño 159 gusto 93 cariño 192
interés 38 gusto 85 atracción 82 gusto 175
gusto 35 amistad 84 cariño 73 amistad 122
querer 32 confianza 68 Amistad 67 interés 119
felicidad 31 interés 58 soledad 40 soledad 97
amistad 25 soledad 51 interés 32 confianza 83
soledad 22 felicidad 50 compañía 31 curiosidad 61
experiencia 17 curiosidad 41 compartir 26 compañía 54
Discusión
Una vez analizados los resultados, se puede observar que se cumplió con el objetivo
principal de este estudio, ya que se identificaron los principales motivos que tienen los
adolescentes para iniciar una relación de noviazgo, ya que por qué los adolescentes inician
relaciones románticas en esta etapa se ha modificado a través del tiempo, así como lo ha
hecho la definición que se tiene de este tipo de relaciones románticas (Steinberg, 1999).
137
En general, se pueden retomar diversas teorías sobre la motivación para explicar el inicio
de las relaciones de noviazgo adolescentes, pues algo en lo que concuerdan diferentes
teóricos es que la edad de inicio de estas relaciones es durante esta etapa de la vida; sin
embargo, no es sólo la pubertad y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarias los que
marcan este fenómeno, sino que también influyen los diferentes grupos en los que está inmerso
el adolescente, es decir, depende del periodo en el que es motivado, aprobado y aceptado
por el contexto social, económico, escolar y étnico (Arnett, 2008; Kimmel & Weiner, 1995;
Santrock, 2004).
En primer lugar, se realizó un análisis de acuerdo con los sistemas de evaluación de la
relación de pareja que presentaron Díaz-Loving y Sánchez (2002), es decir, se clasificaron las
definidoras obtenidas por los participantes a partir del elemento predominante en cada una
de ellas. En este sentido, las palabras que contestaron los adolescentes se clasificaron en
emociones, cogniciones, conductas o cogniciones afectivas.
Los motivos que los adolescentes identificaron para iniciar una relación de noviazgo son,
principalmente, de índole cognoscitivo y cognoscitivo-emocional, pues fueron los sistemas de
evaluación que más definidoras tuvieron por parte de los participantes; posteriormente, se
presentaron las definidoras emocionales, y finalmente, las conductuales. En este sentido, se
puede observar que los adolescentes centran sus motivos de iniciar un noviazgo en la
evaluación de la otra persona, la relación y lo que ésta puede proporcionarles, pues para
ellos es importante la atracción, deseo, respeto, experiencia, sin dejar de lado la compañía, la
confianza, la amistad, la seguridad (Díaz-Loving & Sánchez, 2002).
De acuerdo con las dos posturas mencionadas sobre los motivos que actualmente siguen los
adolescentes para iniciar una relación de noviazgo, los resultados obtenidos demuestran que
en esta etapa de la vida se prefiere iniciar este tipo de relaciones por el desarrollo de
sentimientos románticos, curiosidad, y experiencias de recreación, seguridad e intimidad, los
cuales llegan a transformarse en sentimientos de amor, después de cierto tiempo de
experimentar, convivir y divertirse con la pareja (Arnett, 2008; Montgomery, 2005; Zani &
Cicognani, 2006).
Como se ha podido ver en los resultados, las emociones mencionadas por los adolescentes
son de índole positiva, principalmente, ya que hablan de amor, cariño y felicidad. En este
sentido, Nahoul y González (2013) mencionaron que es la adolescencia la etapa en la que
iniciar una relación romántica se vuelve una experiencia mágica y poderosa; en esta etapa
predominan los sentimientos de ternura y devoción.
Al hacer una comparación por sexo, los resultados remontan a pensar sobre la teoría del
amor pasional expuesta por Hatfield (1988), ya que los hombres mencionaron las definidoras
sexo, experimentar, afecto y experiencia, a diferencia de las mujeres que mencionaron el
compromiso y la compañía como definidoras. En este sentido, los hombres denotan un amor
pasional, caracterizado por el deseo intenso de conocer y ser conocido por la pareja, una
atracción física y sexual, y un estudio de la pareja para mantenerla; mientras que las mujeres
denotan un amor de compañía, caracterizado por un afecto tranquilo hacia la pareja, al que
se anexa un deseo de autodivulgar, de promover cercanía y de cuidar al otro.
138
Con los resultados obtenidos en este estudio, se podrán generar nuevas escalas, confiables,
válidas y culturalmente relevantes para identificar los motivos que tienen los adolescentes para
iniciar una relación de noviazgo. Con esto, se pretende fomentar el desarrollo de nuevas
investigaciones que ayuden a conocer y comprender los fenómenos que están aunados a este
tipo de relaciones románticas; además de incrementar la literatura científica que permita
comprender por qué los adolescentes deciden iniciar una relación de noviazgo.
Referencias
Arnett, J. (2008). Adolescencia y adultez emergente. Un enfoque cultural. 3° Ed. México: Pearson
Educación.
Díaz-Loving, R. y Sánchez, A. R. (2002). Psicología del amor: una visión integral de la relación de pareja.
México: Miguel Ángel Porrúa.
Hatfield, E. (1988). Passionate and Companionate Love. En Sternberg, R., & Barnes, M. (Eds.), The
psychology of love (pp 191-217). New Haven: Yale University Press.
Kerlinger, F. N. y Lee, H. B. (2002). Investigación del comportamiento, 4ª Edición. México: McGraw-Hill
Interamericana.
Kimmel, D. C., & Weiner, I. B. (1995). Adolescence: a developmental transition. 2° Ed. New York: Wiley.
Montgomery, M. J. (2005). Psychosocial intimacy and identity from early adolescence to emerging
adulthood. Journal of Adolescent Research, 20(3), 346-374.
Nahoul Serio, V. y González Núñez, J. J. (2013). Técnica de la entrevista con adolescentes: Integrando
modelos psicológicos. México: Pax-Instituto de Investigaciones en Psicología Clínica y Social, A. C.
Perinat Maceres, A. y Corral Íñigo, A. (2003). Los adolescentes en el Siglo XXI: un enfoque psicosocial.
Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.
Reyes-Lagunes, I. (1993). Redes Semánticas para la construcción de instrumentos. Revista de Psicología
Social y Personalidad, 9, 1, 81-97.
Santrock, J. (2004). Psicología del desarrollo en la adolescencia. 9ª edición. México: McGraw-Hill
Interamericana.
Santrock, J. (2006). Psicología del desarrollo. El ciclo vital. 10° Edición. España: McGraw-Hill.
Steinberg, L. (1999). Adolescence. 5° Ed. USA: McGraw-Hill College.
Zani, B., & Cicognani, E. (2006). Sexuality and intimate relationships in adolescence. En Jackson, S. &
Goossens, L. (Eds.), Handbook of adolescent development. New York: Psychology Press.
139
Validación y Adaptación del Inventario de Estilos de
Coqueteo
Geraldine Stephanie Bouquet Escobedo y Rolando Díaz Loving
Participantes.
Participaron 203 voluntarios, hombres (47.5%) y mujeres (52.5%) con un rango de edad de
18-33 años (M=22.9, D.E.=3.9), que habitan en la Ciudad de México. Se les garantizó la
confidencialidad de sus datos y se les solicitó que firmaran el apartado consentimiento
informado. Se utilizó un muestreo no probabilístico intencional.
Instrumento.
Inventario de estilos de coqueteo (Hall, Carter, Cody, & Albright, 2015, versión traducida).
El instrumento estuvo integrado por 40 reactivos con 5 opciones de respuesta en escala
pictórica, de Totalmente en desacuerdo a Totalmente de acuerdo, divididos en 5 factores:
juguetón, sincero, tradicional, físico y educado.
Procedimiento.
Se realizó la traducción de reactivos con el objetivo de obtener una equivalencia cultural
del lenguaje; la versión adaptada se sometió a jueceo y finalmente se realizaron
adecuaciones para obtener la versión final del inventario. Posteriormente, se explicó
brevemente los objetivos de la investigación a las personas y se solicitó su participación
voluntaria.
Resultados
141
Tabla 1
Reactivos y factores del inventario de estilos de coqueteo
1 2 3 4 5
37. Se puede coquetear incluso con personas en quién NO se tiene ,808 ,105 -,056 -,170 -,063
ningún interés
20. Me parece bien que las personas coqueteen con todos (as) ,730 -,010 -,043 -,107 ,023
7. Coquetear es divertido, la gente NO debe tomárselo en serio ,706 ,075 ,006 ,079 ,118
4. Las personas le pueden coquetear a personas en quién NO tienen ,702 ,113 -,120 ,142 -,023
interés de tener una relación de pareja
16. Coquetear puede ser una diversión inofensiva ,453 ,099 -,085 ,102 ,353
42. NO importa quién se acerque primero a la otra persona, ,053 ,773 ,111 ,060 ,121
mientras suceda
21.NO importa quien llame primero a la otra persona, mientras ,026 ,762 ,086 ,037 -,120
suceda
6. NO importa quién bese primero a la otra persona, mientras ,040 ,743 ,031 ,041 ,050
suceda
11. NO importa quien sugiera primero mantener relaciones sexuales, ,330 ,668 -,154 ,186 ,040
mientras suceda
23. La gente debería ser cautelosa al comenzar a salir con alguien -,040 ,063 ,789 ,169 -,092
nuevo
41. La gente debería ser cautelosa al comenzar un noviazgo -,029 ,135 ,739 ,067 ,050
18. La gente debería ser cautelosa al mostrar su interés por otra -,112 -,095 ,717 -,073 ,163
persona
3. Las personas deben mostrar interés por quién les gusta físicamente ,055 ,005 -,061 ,812 -,176
1. Hacer una conexión cercana con otra persona es emocionante -,103 ,040 ,252 ,598 ,265
8. Las personas deben intentar acercarse a la persona que les gusta ,051 ,375 ,105 ,598 ,002
14. Ser demasiado abierto sexualmente, puede alejar a la persona -,001 ,055 ,180 -,098 ,737
que te interesa
25. A pesar de que nuestra sociedad está cambiando, todavía ,223 -,074 -,106 ,010 ,692
depende del hombre el tomar el control al iniciar una relación de
pareja
15. En la sociedad de hoy, la gente tiene que tener cuidado cuando -,194 ,123 ,390 ,153 ,468
coquetea con alguien
Nota. 1=Juguetón; 2=Libre albedrío; 3=Cauteloso; 4=Atracción; 5=Precavido.
Tabla 2
Datos psicométricos de los factores del inventario de estilos de coqueteo.
Juguetón Libre albedrío Cauteloso Atracción Precavido
Varianza explicada (%) 17.82 15.31 9.94 7.05 6.40
Alpha de Cronbach .74 .74 .65 .50 .44
Media y D.E. 2.49 (.88) 3.82 (.90) 3.69 (.85) 3.89 (.72) 3.02 (.87)
142
Tabla 3
Definición, indicadores y reactivos de los factores del inventario de estilos de coqueteo
Factores Definición Indicadores Reactivos
Juguetón Estilo basado en mostrar interés hacia otra Falta de interés 37, 20, 7, 4, 16
(5 reactivos) persona por diversión y sin interés por futuras Diversión
interacciones. Inofensivo
Libre albedrío Coqueteo basado en mostrar interés e iniciativa Interacción 42, 21, 6, 11
(4 reactivos) para generar acercamiento entre ambos, sin Iniciativa
importar quien lo haga suceder.
Cauteloso Estilo basado en creencias acerca de que las Cautela 23, 41, 18
(3 reactivos) personas deben aproximarse a la persona que
les interesa de manera reservada.
Atracción Señala un estilo en el que la persona expresa Interés 3, 1 , 8
(3 reactivos) interés con el objetivo de aproximarse a Atracción física
personas que le atraen física y/o Conexión
emocionalmente. Gusto
Precavido Estilo que muestra apego a reglas Apertura sexual 14, 25, 15
(3 reactivos) preestablecidas de comportamiento dentro de Control
las relaciones y evita situaciones inapropiadas o Precaución
sexualmente abiertas.
Tabla 4
Correlaciones entre los estilos de coqueteo
juguetón libre albedrío cauteloso atracción precavido
Juguetón 1
libre albedrío 0.259** 1
Cauteloso -0.165* 0.062 1
Atracción 0.023 0.278** 0.190** 1
precavido 0.090 0.078 0.251** 0.080 1
*p<.05. **p<.01
Discusión
Los resultados señalan que los estilos de coqueteo relevantes en México difieren
notablemente de los propuestos por Hall (et al., 2010), los datos muestran uno de los estilos
propuestos (juguetón) y cuatro estilos nuevos (atracción, cauteloso, libre albedrío y precavido).
Sánchez-Aragón y Díaz-Loving (2010) señalan que la atracción sucede cuando un individuo se
excita fisiológicamente por factores como apariencia física, personalidad o intereses comunes;
y comienza una locomoción de acercamiento afectivo hacia el otro sujeto. Asimismo, Díaz-
Loving (2010) señala que las normas prescriben que las personas deben mostrarse amables,
románticas y sensibles en sus interacciones iniciales, y congruentes a los roles de género
establecidos. De manera opuesta en el estilo juguetón, el coqueteo no tiene como fin el
establecimiento de relaciones amorosas estables, sino una forma de interactuar entre las
personas jóvenes de manera divertida, sin ningún otro objetivo (Castelli, 2004; Wachs, 2000).
Respecto a las diferencias obtenidas entre los hombres y mujeres, los hombres muestran
indiferencia respecto a si el hombre o la mujer debe propiciar el primer encuentro o
143
acercamiento. Hall et al. (2010), explica que existe una menor tendencia al libre albedrío por
parte de las mujeres debido a que de tal manera limitan su riesgo a sufrir rechazo, decepción
o causar una impresión desfavorable. Asimismo, la tendencia de los hombres hacia
aproximarse a personas que los atraen físicamente se ha descrito también en las teorías
evolutivas, que sugieren que los hombres muestran preferencia a mujeres con indicadores de
fertilidad (características de atractivo físico) y las mujeres hacia indicadores de recursos
materiales. Eastwick, Luchies, Finkel y Hunt (2014) señalan que las evaluaciones románticas
inspiradas en atracción, se encuentran en mayor proporción en los hombres que en las mujeres.
Esta investigación corrobora que el comienzo de relaciones románticas es un proceso
multimodal y complejo con aspectos personales y sociales (Viejo et al., 2013). Acorde con
Díaz-Loving (2010), las personas inmersas en una cultura colectivista, muestran una tendencia a
desarrollar apegos cercanos y desarrollar relaciones íntimas e interdependientes, por lo que al
momento de sentir atracción, se acentúa la motivación por conocer e interactuar; promoviendo
el acercamiento, el vínculo y la conexión emocional entre ambos (Feeney & Noller, 2001;
Levinger, 1982; Rage, 1997).
Referencias
144
Amor y Violencia en Mujeres de Chihuahua
María Bárbara Rivero Puente, Rolando Díaz-Loving y Norma Elena
Reyes Ruiz
El amor es cualquier tipo de comportamiento cuya consecuencia hace que las personas se
acerquen unas a otras, ésto es físicamente, en forma emocional, de manera cognitiva, en forma
social, o espiritual. Cuando la persona reconoce el sentimiento de amor hacia su pareja busca
expresarlo desde un estilo personal, lo cuál lo lleva a tener diferentes estilos de amor en sus
relaciones de pareja (Díaz-Guerrero, 1975; Lee, 1977; Ojeda, 2010). La teoría de los estilos
de amor de Lee es una “filosofía de expresión personal y única de amor, cuyo énfasis teórico
da importancia a las características y la historia de vida que se ha experimentado
individualmente a lo largo del tiempo”. Lee (1977 en Barajas, 2006). Esta teoría conceptual-
inductiva, surge de la analogía de la rueda del color para explicar las variedades que existen
en las formas de amar que tienen las personas. Propuso 3 estilos de amor primarios (eros,
storge y ludus) y 3 estilos de amor secundarios (manía, pragma y ágape) que surgen de la
combinación de los estilos de amor primarios (Barajas, 2006; Lee, 1973).
Los estilos antes mencionados se describen a continuación (Barajas, 2006; Lee, 1973;
Ojeda, 1998; Yela, 2000). El estilo de amor Eros se enfoca en la atracción física del objeto
amoroso. Este estilo de amor inicia por “un inicio súbito y emocionalmente turbador, combinado
con un fuerte compromiso hacia el amante, gran atracción física y sexual así como una pasión
irresistible, sentimientos intensos e incontrolables hacia la persona deseada, ansiedad y
malestar en su ausencia, pensamientos obsesivos y rumiación sobre el objeto amado” (Yela,
2000). El segundo estilo de amor Storge, es un afecto que se desarrolla lentamente y se
caracteriza por la amistad y el afecto. El último estilo primario es el Ludus el cuál tiene muy
poca implicación emocional y no existen expectativas futuras ya que se centra en el presente.
Este estilo no tiene características físicas preferidas ya que puede estar con cualquier
compañero. El estilo de amor Pragma surge de la combinación entre los estilos primarios Ludus
y Storge, así como el estilo de amor, Manía que es el resultado de la combinación de Eros y
Ludus. El estilo de amor Ágape, es una combinación de Eros y Storge (Díaz-Guerrero, 1975,
Lee, 1977, Ojeda, 2010). Estos estilos son ideologías que son transmitidas por el grupo al que
se pertenece, el cuál es generalmente la familia y la cultura en la que se vive (Hendrick y
Hendrick, 1986; Lee, 1973). Es por eso, que los padres cobran un papel fundamental en esta
construcción del amor ya que transmiten el estilo de amor que ellos vivieron. Es así que desde
años atrás se ha estudiado el amor y las relaciones de pareja.
Las relaciones de pareja se convierten en las más significativas de la vida de un individuo,
ésto es porque el depender del otro, le permitirá desarrollar sus capacidades sociales,
145
afectivas y físicas, lo que lo orilla a depositar sus expectativas más altas en el otro individuo
(Becerril, 2001; Bowlby, 1982; Diaz-Loving, 2010; Ojeda, 2010). Sin embargo, también
pueden ser fuente de conflicto, tensión y desilusión (Díaz-Loving & Rivera, 2010). Una de las
fuentes de tensión más estudiadas ha sido la violencia. La violencia en la pareja se define
como cualquier conducta activa o pasiva que dañe o tenga la intención de dañar, herir y
controlar a la persona con la que se tiene un vínculo afectivo y/o sexual (Cienfuegos, 2004;
Trujano, Martínez y Benítez, 2002, en Cienfuegos, 2010). Los tipos de violencia que existen
dentro de las relaciones de pareja son la violencia económica, sexual, psicológica y física. La
violencia económica, utiliza el dinero como medio de control sobre la pareja para fomentar la
dependencia del receptor (Cienfuegos, 2004, Trujano et al., 2002). La violencia psicológica
consiste en cuestionar las capacidades de la víctima y/o se desconfía de su pareja, limitando
el desarrollo personal, social y profesional de la víctima (Cienfuegos, 2004; INMUJERES,
2009; Mildorf, 2005). El tercer tipo es el más conocido de todos y es la violencia física, esta se
define como el daño que se hace o otra persona utilizando la fuerza física, algún tipo de
arma, objeto o sustancia que pueda o no provocar lesiones (INMUJERES, 2009). El último tipo
de violencia es la sexual, la cual se manifiesta a través de criticas constantes o burlas de
alguna parte de del cuerpo de la pareja, no tomar en cuenta sus necesidades sexuales u
obligar a que realice actos sexuales que no desea (Cienfuegos, 2004; Trujano et al., 2002).
Por todo lo anterior el presente estudio se realizó con la intención de identificar la relación que
existe entre los estilos y los tipos de violencia en las relaciones de pareja.
Método
Participantes.
En la investigación participaron 87 madres y 105 hijas dando un total de 192 mujeres, de
la cuidad de Chihuahua. La muestra de madres e hijas está compuesta por dos subgrupos:
población en general, en la cuál se usó el método de la bola de nieve y muestreo por
conveniencia en centros de atención de violencia hacía la mujer. Estos centros se encargan de
brindar atención psicológica y legal a mujeres que han sobrevivido a la violencia en su
relación de pareja. La edad de las hijas oscilo de los 12 a los 53 años, con una media de
edad de 27.5 años. El 33.3% de las hijas eran estudiantes, 17.1% se dedicaba al hogar y
15.2% eran empleadas. La escolaridad de las hijas fue de un 36.2% preparatoria, 30.5%
licenciatura y 19% secundaria. El tipo de relación que se presentó en las hijas fue el 39%
noviazgo y 29.5% están casadas.
Instrumentos.
Se aplicó el Inventario de los estilos de amor (Ojeda, 1998) Esta escala utiliza un formato
de respuesta tipo Likert de cinco niveles que va desde 1 “totalmente de acuerdo” a 5
“totalmente en desacuerdo”. Este inventario está validado en población mexicana y tiene una
confiabilidad que va de .94 a .81. Para la presente investigación se utilizo la versión reducida
de este inventario, considerando los cinco reactivos con mayor carga factorial, dando un total
de 30 reactivos (Barajas, 2006; García, 2007).
146
La segunda fue la Escala de violencia en la pareja (Cienfuegos 2004). Consta de dos
partes: la de receptor, la cual tiene un formato de respuesta tipo likert, que va de siempre a
nunca y tiene una confiabilidad de .94. Esta escala se les aplicó tanto a las mujeres como a su
figura parental seleccionada. La segunda parte que es la del perpetuador, la cuál tiene un
formato tipo likert que va de siempre a nunca y tiene una confiabilidad de .89. Esta escala
solo se le aplicó a la figura parental seleccionada por las mujeres, ya que ellos tendrían
mayor probabilidad de ser perpetuadores(a) dentro de la relación (Cienfuegos, 2004).
Procedimiento.
Se administró un cuestionario que contenía aspectos sociodemográficos, así como los
instrumentos ya mencionados. Esta prueba fue administrada de manera individual. Se
ofrecieron las instrucciones garantizando la confidencialidad y el anonimato. Por la delicadeza
del tema, se les dió a todas las participantes un sobre manila en el cuál se les pidió que
guardaran su batería de pruebas. Para la población en general se utilizó el método bola de
nieve y en los centros, se aplicó la batería a las mujeres que tomaban terapia grupal en el
centro. El tratamiento estadístico de los datos se realizó mediante el paquete informático SPSS
19.0. Primero se realizaron los datos descriptivos. En segundo se realizó un análisis con
distribución t de student para investigar las diferencias de los tipos de violencia en mujeres de
los centros y población en general, así como se realizó una correlación de Pearson para
estudiar la relación que existe entre los estilos de amor de las mujeres de centros y la
población en general.
Resultados
Tabla 1.
Diferencias de violencia en centros de atención y población general
Sig. Media Centro Media Población General
Económica .000 16.21 8
Psicológica .000 14.39 8.05
Física .000 15.91 7.43
Sexual .000 14.52 7.23
En cuanto a los estilos de amor, La Tabla 2 muestra la comparación con los tipos de
violencia en centros y población en general. En población general, el estilo de amor erótico
podemos ver que se tiene una correlación negativa en la violencia económica (-.302*),
psicológica (-.312*), seguido por la física (-.227) y por último la sexual (-.373**). El estilo de
147
amor amistoso también tuvo una correlación negativa alta en la económica (-.563**),
psicológica (-.563**), física (-.530*) y la sexual (-.669**). Se apreció también una correlación
negativa en el estilo maníaco con la violencia económica (.332*), psicológica (.414**), física
(.281) y sexual (,391**), así como en el estilo pragmática se relacionó positivamente en la
violencia económica (.284*), psicológica (.294*), física (.293*) y sexual (.323**).
Tabla 2
Correlaciones de estilos de amor con violencia en población general
Económica Psicológica Física Sexual
Erótico -0.302* -0.312* -0.227 -0.373**
Lúdica 0.001 -0.025 0.103 -0.037
Maniaco 0.332* 0.414** 0.281 0.391**
Storge -0.112 0.061 -0.009 0.004
Pragmático 0.284* 0.294* 0.293* 0.323**
Amistoso -0.563** -0.563** -0.53** -0.669**
*p=0.05; **p=0.01
En los centros sólo hubo correlación positiva en el estilo erótico con la violencia sexual (.348)
y una correlación negativa en el estilo amistoso con la violencia económica (-.395*),
psicológica (-.270), física (-.611**) y sexual (-.371*). (Tabla 3).
Tabla 3
Correlaciones de estilos de amor con la violencia en los centros
Económica Psicológica Física Sexual
Erótico -0.1 0.172 0.014 0.348
Lúdico -0.105 -0.016 -0.124 -0.156
Maniaco 0.15 0.266 0.12 0.13
Storge 0.056 0.31 0.031 0.211
Pragmático -0.129 0.105 -0.127 -0.079
Amistoso -0.395 -0.270 -0.611** -0.371
Discusión
El presente estudio se realizó con la intención de identificar la relación y las diferencias que
existen entre los estilos de amor, y los tipos de violencia de centros de atención a violencia y
población en general en mujeres de la cuidad de Chihuahua.
Los resultados obtenidos indican que las mujeres de centros de atención de violencia reciben
más violencia económica, psicológica, física y sexual, que las mujeres de población en general.
Ésto nos hace descartar que las mujeres de población general estuvieran presentando algún
tipo de violencia y no estuvieran siendo canalizadas en un centro. Por otro lado, se muestra
que las mujeres de población general al tener un estilo de amor amistoso y erótico
presentaran menos violencia, así como el amor maniaco y el pragmático perpetúan la
violencia. En los centro se observa que las correlaciones son mucho menores y que si las mujeres
presentan un estilo de amor erótico, sus parejas perpetuarán violencia sexual, así como se
148
vuelve a ver que el estilo amistoso es un factor de protección ya que en estas mujeres también
baja la probabilidad de recibir violencia por su pareja.
Referencias
Barajas, M. (2006). Estilos de amor y su relación con la depresión, enojo y ansiedad. Tesis Inédita de
Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México. México.
Becerril, D. (2001). Relaciones de pareja. Revista de Educación, 325, 49-55.
Becerril, D. (2001). Relaciones de pareja. Revista Educación, 325, 49-56.
Bowlby, J. (1982/1969). Attachment and Loss: Vol. 1. Attachment (2 ed.). New York: Basic Books.
Cienfuegos, M. Y. (2004). Evaluación del conflicto, el apoyo social y la satisfacción marital en mujeres
violentadas: un estudio comparativo. Tesis Inedita de Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma
de México.
Cienfuegos, Y. (2010). Violencia en la relación de pareja: una aproximación desde el modelo ecológico.
Tesis Inédita de doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México.
Díaz-Guerrero, R. (1975) Psicología del Mexicano. Descubrimiento de la etnopsicología. México. Ed.
Trillas.
Díaz-Loving (2010). Una teoría Bio-psico-social-cultural de la relación de pareja. En R., Díaz-Loving y S.
Rivera. (Eds.), Antología psicosocial de la pareja. Clásico y contemporáneos (p.13-33). México:
Editorial Porrúa.
Hendrick, C., Hendrick, S., & Dicke, A. (1998). The Love Attitudes Scale: Short form. Journal of Personal
and Social Relationships, 15, 147-159.
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (2003). Mujeres violentadas por su pareja.
Recuperado de http: //www.inegi.gob.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvine
gi/productos/estudios/sociodemografico/mujeresrural/muj_viol .pdf
Lee, J. (1973). Colors of Love. Toronto: New press.
Lee, J. (1977). A Typology of Styles of Loving. Personality and Social Psychology Bulletin, 3, 173-182.
Mildorf, J. (2005). Words that strike and words that comfort: discursive dynamics of verbal abuse in
Roddy Doyle’s The Woman Who Walked into doors. Journal of Gender Studies, 14. 2, 107-122.
Ojeda, A (1998). La pareja: Apego y Amor. Tesis Inédita de Licenciatura. Universidad Nacional
Autónoma de México.
Ojeda, G. A. y Díaz, L. R. (2010). Pasado y presente de los estilos de amor: un análisis psicosocial en la
relación de pareja En: Díaz Loving, R. y Rivera Aragón (Eds.), Antología Psicosocial de la Pareja:
Clásico y Contemporáneos. México: Miguel Ángel Porrua Editor. ISBN: 978-607-401-322-1
Trujano, R. P., Martínez, K., y Benítez, J. C. (2002). Violencia hacia el varón. Psiquis, 4, 23, 133-147.
Yela, C, (200). El Amor desde la Psicología Social. Ni tan libres ni tan racionales. España. Ediciones
pirámide.
149
Percepción de la Violencia en la Pareja Evaluada en una
Muestra de Mujeres Paraguayas
María Liliana Bruno Godoy* y Yessica Ivet Cienfuegos Martínez**
Método
Participantes.
La muestra estuvo conformada por 173 mujeres que aceptaron de forma voluntaria ser
parte de la investigación, que en el momento de las entrevistas se encontraban residiendo en
las Ciudades de Villarrica, Eugenio A. Garay y Coronel Oviedo en Paraguay. El tipo de
151
muestreo utilizado fue no probabilístico por conveniencia. La edad media de la muestra es de
36 años y el 32% el 57% de la muestra cuenta con algún tipo de empleo remunerado de las
mujeres cuentan con un nivel universitario.
Instrumentos.
Cuestionario Psicosocial: elaborado con el objetivo de recolectar los aspectos
sociodemográficos. Es de tipo estructurado-descriptivo consta de 7 reactivos que busca
recabar información sobre escolarización, área laboral, ingreso, lugar de procedencia, acceso
a salud, idioma que utiliza con frecuencia y tiempo de duración de la relación de pareja.
Escala de violencia en la pareja: Instrumento original elaborado por Cienfuegos (2004). El
Instrumento evalúa las siguientes dimensiones: Violencia física (factor 1), Violencia económica
(factor 2), Intimidación (factor 3), Violencia psicológica (factor 4), Control (factor 5),
Humillación/devaluación (factor 6), Chantaje (factor 7) y Violencia sexual (factor 8). La
valoración de las respuestas se basa en un formato tipo Likert de 1 al 5, representando 1 sin
presencia de situaciones de violencia y 5 episodios que se experimentan con mayor frecuencia
en la relación de pareja.
Procedimiento.
Se aplicó un diseño no experimental o ex post-facto, como señala (Kerlinger, 1979). Tiene
un enfoque cuantitativo y cualitativo. Es descriptiva porque busca describir y detectar los
factores de violencia en la parejas en una muestra de mujeres paraguayas evaluadas a través
de la Escala de Violencia en la Pareja (Hernández Sampieri, Fernández, & Baptista, 2003). De
tipo transeccional o transversal ya que recolectan datos en un solo momento, en un tiempo
único. Para la realización del análisis de datos se consideró la presencia o ausencia de algún
tipo de violencia elaborando un baremo con puntos de corte, considerando un puntaje de 3 en
cada ítem como indicador de niveles de violencia.
Resultados
152
Entre los factores también percibidos con cierta frecuencia en las relaciones de parejas, se
encuentran la humillación e intimidación con un 27% cada una, siendo de esta manera los
indicadores de violencia psicológica mayormente percibida por las mujeres de la muestra,
considerando que los indicadores de control, humillación e intimidación forman parte de un
gran conjunto que corresponde a la violencia psicológica.
Tabla 1
Puntuación obtenida en la Escala de violencia en la pareja por factores
Factores F1 F2 F3 F4 F5 F6 F7 F8
Violencia Violencia Violencia
Puntajes Física Económica Intimidación Psicológica Control Humillación Chantaje Sexual
Puntaje máximo
13840 9515 7785 8650 6920 6055 4325 3460
posible
Puntaje mínimo
2768 1903 1557 1730 1384 1211 865 692
posible
Puntaje total
3034 2728 2139 2934 2385 1630 1226 905
obtenido
Porcentaje
22 29 27 34 34 27 28 26
(N=173)
Nota: Fuente: Elaboración propia
Discusión
153
humillación, intimidación, control o chantaje son los tipos de violencia que con mayor frecuencia
son reportados en las distintas investigaciones, pero al mismo tiempo, la más difícil de
identificar, pues algunas de sus manifestaciones suelen disfrazarse de afecto y protección, de
esta forma, a pesar de que el fin último sea el control y el sometimiento, la idealización de la
relación de pareja lleva a percibir situaciones como éstas de manera positiva, visibilizando y
naturalizando el hecho de que la pareja, hombre o mujer, sean considerados una propiedad y
se actúe en consecuencia( Cienfuegos, 2010).
Mientras que la violencia económica en algunos casos es utilizada para someter y controlar
a la pareja, lo que indica una forma fuerte de dependencia que muchas veces imposibilita la
toma de decisiones respecto a las situaciones de violencia que pueda experimentarse en el
marco de la relación.
Referencias
Amor, P., Bohorquez, I., De Corral, P., y Oria, J. C. (2012). Variables psicosociales y riesgo de Violencia
grave en parejas con abuso de sustancias tóxicas y maltrato previo. Redyc , 3-17.
Arce, A., Caballero, J., y Elizeche, M. (1993). La violencia sexual en el Paraguay. Aspectos psicológicos,
social y juridico . Asunción, Paraguay: CIDSEP.
Caballero, J., Alfaro, M., Nuñez, Y. y Torres, H. (2009). Violencia psicológica contra la mujer por su
pareja en el Peru 2004-2007. Redalyc , 1-7.
Castillo, M. (2011). Violencia de pareja en el Paraguay segun la Encuesta Nacional de demografia y
Salud Sexual y reproductiva 2008. Revista Latinoamericana de Población , 35-38.
Castillo, M., Melián, M., Tullo, E., y Galeano, J. (2010). Factores de riesgo y caracteristicas de las mujeres
victimas de violencia de pareja en Paraguay.Un analisis en base a a dos encuestas nacionales.
Asunción.Paraguay: Centro Paraguayo de estudios de Población.
CEPEP. (2012). Nuevos aportes al estudio de la violencia contra las mujeres en Paraguay.Análisis de la
Encuesta Nacional de Demografía y Salud Sexual y Reproductiva 2008. Asuncion.
CEPEP. (2010). Resumen de investigación en base a dos encuestas nacionales. Caracteristicas de la
violencia de pareja en Paraguay. Asunciòn.
Cienfuegos, I. (2004). Evaluación de conflicto, satisfacciòn marital y apoyo en mujeres violentadas: un
estudio comparativo.Tesis de Licenciatura no publicada. Universidad Nacional Autónoma de
Mexico.
Gracia, E. (2002). Las victimas invisibles de la violencia familiar: El extraño iceberg de la violencia
doméstica. Barcelona: Paidos.
Hernández Sampieri, R., Fernández, C. y Baptista, L. (2003). Metodología de la investigación. México:
Mc Graw-Hill.
Kerlinger, F. (1979). Enfoque conceptual de la investigación del comportamiento. D.F: Nueva Editorial
Interamericana.
López, A. L., Apolinaire, P. J. J., Array, M. y Moya, A. A. (2006). Autovaloración en mujeres víctimas de
violencia de pareja. (U. d. Cienfuegos, Ed.) Medisur, 4 (1), 9-12.
Molinas, S. y Ubaldi. (1989). Transgresión y violencia. El maltrato a la mujer en la relación de pareja.
Asunción: Centro de documentación y Estudios.
Ocampo, O. L. E. y Amar, A. J. (2011). Violencia en la pareja,las caras del fenómeno. REDALYC, 27, 1,
108-123.
PNUD. (2012). La violencia contra la mujer en cifras. Recuperado de: www.americalatinagenera.org
154
Rodriguez, F. y Córdova, L. (2009). Violencia en la pareja: manifestaciones concretas y factores
asociados. REDALYC, 18, 2, 323-338.
Soto, C., González, M. y Elias, M. (2003). Encuesta nacional sobre violencia domestica e intrafamiliar.
Asunción: Centro de documentación y estudios.
Torres. (2001). La violencia en casa. Mexico: Paidos.
Traverso, M. (2000). Violencia en la pareja: la cara oculta de la relación. Washington: BID.
Última hora. (Noviembre de 2014). Ultima Hora. Obtenido de http: //www.ultimahora.com/en-10-
meses-casi-2000-mujeres-denunciaron-violencia-intrafamiliar-n850648.html
Werlch, S., & Comer, J. (1988). Quantitative Methods for Public Administration.Pacific Grove:
Brooks/Cole Publishing Company.
155
El Papel de la Familia en la Violencia de Pareja en
Adolescentes9
Claudia Ivethe Jaen Cortés*, Sofía Rivera Aragón*, Lucy María Reidl
Martínez*, Mirna García Méndez** y Pedro Wolfgang Velasco
Matus**
Método
Participantes.
Colaboraron de manera confidencial y voluntaria, 200 adolescentes con antecedente de
pareja, 91 hombres y 109 mujeres, mexicanos, residentes de la Ciudad de México. El rango
de edad fue de 12 a 18 años (M=15.4; D.E.=1.6); 52% son estudiantes de educación básica
(secundaria) y 48% son estudiantes de educación media superior (bachillerato).
Instrumentos.
Funcionamiento familiar. Una adaptación de la Escala de Funcionamiento Familiar, Versión
Modificada, de García-Méndez, Rivera, Reyes-Lagunes y Díaz-Loving (2006) por Jaen,
Rivera, Villanueva, Velasco y García (2014) en adolescentes mexicanos. Dicha adaptación
está conformada por 33 reactivos que explican el 47.9% de la varianza total con un alpha de
Cronbach global de 0.89, con formato de respuesta tipo Likert de 5 puntos (1, Nada a 5,
Mucho) con 6 factores: 1. Cohesión y comunicación padres e hijos; 2. Libertad y relaciones
sociales armoniosas; 3. Devaluación y crítica; 4. Límites; 5. Coaliciones; 6. Limites difusos.
Violencia de pareja. Se empleó la Escala de Violencia en las Relaciones de Pareja de Jaen,
Rivera, García y Reidl (2015), en versión receptor, de 44 reactivos con formato de respuesta
tipo Likert de cuatro opciones, que explica el 57.8% de la varianza a través de 5 factores,
violencia psicológica, violencia relacional, violencia física, violencia económica y violencia
sexual. El nivel de consistencia interna alpha de Cronbach global, fue de 0.91.
Procedimiento.
Previo consentimiento informado de los padres y asentimiento de los participantes, se
aplicaron los instrumentos en distintos puntos de la Ciudad de México. Se solicitó la
colaboración voluntaria y se garantizó la confidencialidad y el anonimato.
157
Resultados
Discusión
En general, en el presente estudio, se encontró que en una muestra de adolescentes hombres
y mujeres, la violencia de pareja se asocia con las coaliciones familiares y el establecimiento
de límites difusos en la dinámica familiar. Al respecto, García-Méndez, Rivera-Aragón, Díaz-
Loving y Reyes-Lagunes (2006) indican que la familia es un sistema, cuyas funciones sirven
para la protección psicosocial de sus miembros, así también, es un agente de socialización que
recibe y transmite las normas y creencias culturales. A partir de la familia, se establecen las
formas de comunicación, y de relacionarse con otros sistemas, cuya estructura y funcionamiento
depende de las necesidades de sus miembros, así como del ciclo vital en que se encuentre
inmersa.
La familia está en constante transformación porque se adapta a los distintos momentos de
desarrollo por los que atraviesa, así también, es un sistema activo y autorregulado, que
abarca reglas que configuran su estructura, y estabiliza las relaciones entre los miembros en
donde pueden aparecer tensiones por cambios externos que requieren ajuste y adaptación,
además, funciona como un sistema abierto compuesto por subsistemas que están en interacción
con otros sistemas, como la escuela, el vecindario, los amigos, entre otros (Arnett, 2008).
La familia tiene diversas funciones, la de tipo instrumental obedece a la satisfacción de las
expectativas de la sociedad, ya que a través de ésta, se consigue la seguridad económica, se
obtienen bienes y servicios, permite tener un estatus social, así, como procrear y criar hijos; la
función expresiva, permite a su vez, cubrir las necesidades personales de seguridad emocional
(Rice, 2000). Es la encargada de brindar soporte y cuidados a cada uno de sus miembros, por
lo que en aquellos ambientes donde se presenten conflictos recurrentes, así como deficiencias
en el apego familiar, y en el soporte emocional que se brinde, se propician conductas de
riesgo entre sus miembros, principalmente, entre los adolescentes, ya que se propicia la
violencia de pareja (Kaukinen, 2014), ya que los padres tienen una influencia significativa en
el desarrollo de sus hijos (Andrade & Betancourt, 2008)
158
Tabla 1
Correlaciones de Pearson entre el funcionamiento familiar y la violencia de pareja en adolescentes
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 M D.E.
1 - .483** .396** .-384** .307** .596** .043 -.077* -.042 -.080 -.036 3.21 .75
2 .559* - .311** .040 .679** .362** .301** .170 .125 .164 .211 2.70 .67
3 .055 -.222* - .212 .217 .230* .168 .123 .101 .027 .128 2.55 .67
4 -.222* .058 .251** - .035 -.363** .188 .372** .270* .290** .355** 2.05 .81
5 .342** .572** .038 .049 - .300** .246** .243** .136 .204 .227* 2.39 1.10
6 .397** .074** .189* -.107 .095 - .033 .001 .062 .046 -.019 2.93 .69
7 -.117 .058 .020 .126 .271** -.044 - ..571** .465** .455** .713** 1.12 .37
8 -.134 -.120 .029 .129 .021 -.007 .598** - .813** .772** .918** 1.26 .40
9 -.041 -.056 .072 .047 .105 .011 .548** .803** - .596** .743** 1.30 .50
10 -.143 -.078 .076 .018 -.007 -.065 .459** .794** .624** - .688** 1.23 .37
11 -.151 -.203* .040 .056 -.005 -.016 .363** .767** .545** .729** - 1.28 .45
Media 3.31 2.55 2.56 2.00 2.19 2.98 1.05 1.23 1.32 1.19 1.16
D.E. .71 .57 .67 .75 1.15 .63 .16 .38 .58 .36 .35
Nota: Las intercorrelaciones para los hombres (n=91) se presentan en la parte superior derecha de la diagonal; y las intercorrelaciones para mujeres (n=109), en la parte
inferior izquierda. Los factores correspondientes al funcionamiento familiar abarcan del número 1 al 6; 1-Cohesión y comunicación padres e hijos; 2-Libertad y relaciones sociales
armoniosas; 3-Devaluación y crítica; 4-Límites difusos; 5-Coaliciones; 6. Limites. Los factores del número 7 en adelante, corresponden a la violencia de pareja: 7-Violencia sexual, 8-
Violencia psicológica; 9-Violencia relacional; 10-Violencia económica; 11-Violencia física. *p<0.05, **p<0.01.
159
La adolescencia abarca una fase difícil, turbulenta y de alta vulnerabilidad, en la que
algunos adolescentes no cuentan con las habilidades para afrontar las vicisitudes propias de la
edad, situación que puede generar frustración y dar paso al surgimiento de conductas
antisociales, como la violencia de pareja, por lo que diversos trastornos físicos y mentales, se
gestan durante la adolescencia y algunos permanecen aún en la vida adulta (Briggs, 2008),
por lo que resulta crucial permanecer en un ambiente familiar funcional.
La adolescencia es un período crítico en donde convergen cambios físicos, emocionales,
sexuales y mentales acompañados de una reestructuración de la personalidad y el incremento
en la autonomía e independencia, que se integran por características expuestas a
configuraciones naturales, culturales, religiosas, políticas, familiares y sociales (Fondo de
Población de las Naciones Unidas, 2011), por lo que resulta difícil establecer indicadores
precisos, cuantificables y claramente definidos sobre el impacto que tienen diversos factores
sobre la salud integral en esta etapa, principalmente, sobre el rol que desempeña la familia.
Este trabajo contribuye para diseñar e instrumentar intervenciones que favorezcan el
funcionamiento de las familias mexicanas, así también, que tengan un impacto en la reducción
de la prevalencia de violencia de pareja en población adolescente, que se asocia con otras
conductas de riesgo y que cae en detrimento de la salud, bienestar y calidad de vida de los
adolescentes.
Referencias
Andrade, P.P. y Betancourt, O. D. (2008). Practicas Parentales: Una Medicion Integral. En S. Rivera-
Aragón, R. Diaz-Loving, R. Sánchez-Aragón, e I. Reyes-Lagunes (2008). La Psicología Social en
México. Volumen XII (p 561-565). México: Asociación Mexicana de Psicología Social.
Arnett, J.J. (2008). Adolescencia y Adultez Emergente. Un enfoque cultural. 3ª edición. México: Pearson
Prentice Hall.
Briggs, S. (2008). Working with adolescents and Young adults. A contemporary psychodinamic approach.
Londres: Palgrave Macmillan.
Castro, R., y Casique, I. (2010). Violencia en el Noviazgo Entre los Jóvenes Mexicanos. México:
Universidad Nacional Autónoma de México.
Cattelino, E., Glowacz, F., Born, M., Testa, S., Bina, M. & Calandri, E. (2014). Adolescent Risk Behaviours
and Protective Factors against Peer Influence. Journal of Adolescence, 37, 1353-1362
Fondo de Población de las Naciones Unidas (2011). Estado mundial de la infancia. La adolescencia una
época de oportunidades. Estados Unidos de América: Fondo de Población de las Naciones Unidas.
ISBN: 978-92-806-4557-6. Recuperado de: www.childinfo.org
García-Méndez, M., Rivera-Aragón, S., Díaz-Loving, R. y Reyes-Lagunes, I. (2006). Construcción de una
Escala de Funcionamiento Familiar. Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación
Psicológica. 2, 22, 91-110
Garrido, E.F. & Tausing, H. N. (2013). Do Parenting Practices and Prosocial Peers Moderate the
Association Between Intimate Partner Violence Exposure and Teen Dating Violence? Psychol
Violence, 3, 4, 354-366
Hipwell, A.e., Stepp, S.D., Xiong, S., Keenan, K., Blokland, A. & Loeber, R. (2014). Parental Punishment
and Peer Victimization as Developmental Precursors to Physical Dating Violence Involvement
among Girls. Journal of Research on Adolescence, 24, 1, 65-79
160
Jaen, C. C., Rivera, A. S., García, M. M. y Reidl, M. L. (2015). Violencia que se Ejerce en las Relaciones
Románticas Adolescentes: Un instrumento de Medición. Trabajo presentado en el XXXV Congreso
Interamericano de Psicología. Sociedad Interamericana de Psicología. Ciudad de Lima, Perú.
Jaen, C. C., Rivera, A. S., Villanueva, O. G., Velasco, M. P. y García, M. M. (2014). Escala de
Funcionamiento Familiar para Adolescentes. En Rivera A.S., Díaz Loving, R.., Reyes, L.I. y Flores G,
M. (Ed.), La Psicología Social en México. Volumen XV (p 563-571). México: Asociación Mexicana
de Psicología Social.
Kaukinen, C. (2014). Dating Violence among College Students: The Risk and Protective Factors. Trauma,
Violence & Abuse, 15, 4, 283-296
Leen, E., Sorbring, E., Mawer, M., Holdsworth, E., Helsing, B. & Bowen, E. (2013). Prevalence, Dynamic
Risk Factors and the Efficacy of Primary Interventions for Adolescent Dating Violence: An
International Review. Aggression and Violent Behavior, 18 (1), 159-174
Manganello, J. A. (2008). Teens, dating violence, and media use: a review of the literature and
conceptual model for future research. Trauma & Violence Abuse, 9, 1, 3-18, doi:
10.1177/1524838007309804.
Miller, S., Gorman-Smith, D., Sullivan, T., Orpinas, P. & Simon, T. (2009). Parent and Peer Predictors of
Physical Dating Violence Perpetration in Early Adolescence: Tests of Moderation and Gender
Differences. J Clin Child Adolesc Psychol, 38, 4, 538-550
Rice, F.P. (2000). Adolescencia. Desarrollo, Relaciones y Cultura. Madrid: Prentice Hall.
Spriggs, A.L., Tucker, H. C., Herring, A. H. & Schoenbahc, V. J. (2009). Family and School Socioeconomic
Disadvantage: Interactive Influences on Adolescent Dating Violence Victimization. Social Science &
Medicine, 68, 1956-1965
161
La Transmisión Intergeneracional de la Violencia de Pareja
en Padres Adolescentes en Conflicto con la Ley desde una
Mirada Sistémica
Marla Naiví Toiber Rodríguez*, Celia Mancillas Bazán *, Bernardo
Turnbull Plaza *, Ignacio Ramos Beltrán ** y Xolyanetzin Montero
Pardo ***
*Universidad Iberoamericana
**Universidad Nacional Autónoma de México
***Universidad Autónoma de Sinaloa
Método
Participantes.
Cinco padres adolescentes en conflicto con la ley, sus parejas y madres. Los criterios de
inclusión fueron: a) el rango de edad entre 15 y 19 años de edad, b) ser pareja, c) ser padre,
163
d) cumplir una medida alterna, la cual consiste en la obligación del adolescente a someterse a
la vigilancia y supervisión del personal especializado que determine la Autoridad Ejecutora, a
través de un Programa diseñado para tal efecto (art. 22 del Reglamento de la Ley de justicia
para adolescentes para el Distrito Federal en materia de ejecución de medidas y centros
especializados para adolescentes), e) haber cometido el delito de robo (a transeúnte, casa
habitación).
Instrumento.
Método de investigación cualitativa, específicamente el método biográfico de estudio de
caso (Neiman & Quaranta, 2006). Se empleó la técnica de entrevistas en profundidad (Chase,
2011) a los adolescentes, sus parejas y madres.
Procedimiento.
El estudio se llevó a cabo en la Comunidad Externa de Atención para Adolescentes (CEAA)
de la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes de la Subsecretaria del Sistema
Penitenciario de la Secretaría de Gobernación, del Distrito Federal.
Se realizaron historias de vida a través de la técnica de entrevista a profundidad
(Rodríguez & García, 1999), tanto de las historias individuales de los adolescentes como las
historias familiares de cada uno. Se les dio la siguiente instrucción a los adolescentes “cuéntame
la historia de tu vida”. En donde el papel de la entrevistadora fue el de favorecer la libre
producción narrativa e intervino para orientar la conversación hacia el tema de interés. Se
realizó el registro en audio, la transcripción y el análisis de contenido a través del software
Atlas ti versión 7.
La investigación se llevó a cabo de forma ética ya que los participantes aceptaron
participar y firmaron una carta de consentimiento en donde se estipula la confidencialidad, el
anonimato y su participación de forma voluntaria en la investigación. Los nombres de los
adolescentes y sus familiares han sido cambiados para proteger la confidencialidad. Asimismo,
se contó con la autorización de las autoridades de la institución.
Resultados
164
Cuando empezamos a salir con mis primos fue cuando conocí el tiner y de ahí lo
probé y pues si me gustó su sabor como dulce y me empezó a gustar (Josué, 17 años,
robo a transeúnte)
Ahí entré a otra secundaria pero de la misma me expulsaron por lo mismo que me
peleaba (Hugo, 18 años, robo agravado)
El ser responsable para todo, el buen cabrón es el que trata bien a una mujer, el
que responde al tener un hijo, así como yo (Alfredo, 18 años, robo a casa habitación)
La relación de pareja fue descrita como el transcurso de la trayectoria de la conformación
de pareja desde el noviazgo hasta la actualidad, la descripción de las bases sobre las que la
han construido, los cambios marcados por el nacimiento de sus hijos, los conflictos a los que se
han enfrentado especialmente la desconfianza y los celos, y la forma de resolverlos.
Desde que la conozco como que no ha confiado (Josué, 17 años, robo a
transeúnte)
Luego sí había cosas y por eso empecé a perder la confianza (Leonor, 17 años,
pareja de Josué, 17 años, robo a transeúnte)
Pues a veces si andamos peleando por desconfianza o algo así… como teníamos
Facebook por eso teníamos problemas (Hugo, 18 años, robo agravado)
Por cositas pero luego luego se solucionan, (…) yo estoy “ya cálmate, discúlpame
si te dije esto o lo otro” y ya nos dormimos juntos (Alfredo, 18 años, robo a casa
habitación)
Luego sí me molesta porque yo no salgo toda la semana en la casa y luego él
llega reclamándome que por qué salgo mucho (Lorena, 16 años, pareja de Esteban)
Como que a veces no capto bien las cosas como que a fuerzas la quiero siempre
conmigo, no sé por qué, pero ya quiero tener mi manera de pensar pues ella dice que
necesita su espacio (Esteban, 17 años, robo de autopartes)
Yo todavía tengo una relación de novios, o sea nada más que ahora está mi hijo
pero ahora hasta me llevo mejor (Alfredo, 18 años, robo a casa habitación)
Finalmente, la violencia en la familia de origen expresa la magnitud de su impacto en la
vida de los adolescentes, ya que fueron testigos de violencia familiar y generalmente tomaron
un rol activo en ella, defendiendo a su madre de la violencia perpetuada por su padre.
Yo le pido mucho a Dios que mis hijos no vuelvan a agarrar esto porque dicen que
es una cadenita que se sigue “si mi papá maltrataba a mi mamá, pues ah yo también
maltrato a mi esposa (…). Le digo que hable mucho con su pareja en lo que no le
parezca y todo, pero que nunca la maltrate, que no le hable mal (Sara, madre de
Esteban, 17 años, robo de autopartes)
Desde que me acuerdo hay problemas en mi casa con mis papás de que se andan
peleando y todo eso y se separaron como 3 o 4 veces. No me gustaría así dejarlas [a
su esposa e hija] porque cuando mi mamá y mi papá se separaron (…) había veces
165
que no comíamos y así, no me gustaría que pasaran ellas eso (Esteban, 17 años, robo
de autopartes)
Siempre le pegaba [el padre a la madre] y desde que me acuerdo la primera vez
que le pegó le dio (…) en el estómago y se desmayó, fue la primera vez que le
pegó, pero ya cuando estaba más grande me le iba encima (Hugo, 18 años, robo
agravado)
En la escuela me volví un poco agresivo y no sé si lo hacía porque mi papá lo
hacía o porque se peleaba con mi mamá (Diego Armando, 17 años, robo a
transeúnte)
Discusión
Referencias
166
Alvarado, L. y Díaz, D. (2008). La Transmisión Intergeneracional de la Violencia Asociada a la Co-
ocurrencia de Comportamientos Delictivos y de Consumo en Mujeres Adolescentes. Tesis Inédita de
Licenciatura en Psicología. Bogotá.
Andrés, P. (2004). Violencia contra las mujeres, violencia de género. En Q. C. Ruiz- Jarabo y P. P Blanco
(Eds.), La violencia contra las mujeres. Prevención y detección. Cómo promover desde los servicios
sanitarios relaciones autónomas, solidarias y gozosas (pp. 17-38). Madrid: Díaz de Santos.
Batres, G. (1999). El lado oculto de la masculinidad. Tratamiento para ofensores. Programa regional de
capacitación contra la violencia doméstica. Costa Rica: ILANUD.
Bowen, M. (1991). De la familia al individuo. La diferenciación del sí mismo en el sistema familiar.
Barcelona: Paidós.
Cirillo S., & Di Blasio P. (1991). Niños maltratados, diagnóstico y terapia familiar. Buenos Aires: Paidós.
Cirillo, S., Berrini, R., Cambiaso, G. y Mazza, R. (1999). La familia del toxicodependiente. Barcelona:
Paidós.
Chase, S (2011, 4a. Ed.) Narrative Inquiry. Still a Field on the Making. En N.K. Denzin & Y. Lincoln (Eds.),
The Sage Handbook of Qualitative Research (pp. 421-434). LA/London: Sage.
Hernández, A. (2014). Representación social de la paternidad y significado de la progenie en jóvenes
que viven en la calle. En J. Figueroa & A. Salguero (Eds.), ¿Y si hablas de…de tu ser hombre?
Violencia, paternidad, homoerotismo y envejecimiento en la experiencia de algunos varones
(pp.237-270). México: El Colegio de México.
Honorable Congreso de la Unión (2007). Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal.
México.
Instituto Nacional de Salud Pública (2004). Violencia contra las mujeres 2003. Un reto para la salud
pública en México. México: Instituto Nacional de Salud Pública de México.
Neiman, G. y Quaranta, G. Los estudios de caso en la investigación sociológica. En I. Vasilachis (Ed.),
Estrategias de investigación cualitativa (pp. 213-234). España. Gedisa.
Nogueiras, B. (2004). La violencia en la pareja. En Q. C. Ruiz-Jarabo & P. P. Blanco (Eds.), La violencia
contra las mujeres. Prevención y detección. Cómo promover desde los servicios sanitarios relaciones
autónomas, solidarias y gozosas (pp. 39-55). Madrid: Díaz de Santos.
Perrone, R. y Nannini, M. (1997). Violencia y abusos sexuales en la familia. Un abordaje sistémico y
comunicacional. Buenos Aires: Paidós.
Ravazzola, M. (2003). Historias infames: los maltratos en las relaciones. Buenos Aires: Paidós.
Rocha, T. (2014). Hombres en la transición de roles y la equidad de género: retos, desafíos, malestares
y posibilidades. En T. Rocha & I. Lozano (Eds.), Debates y reflexiones en torno a las masculinidades:
analizando los caminos hacia la igualdad de género (pp.41-66). México: Facultad de Psicología.
Rodríguez, G., Gil, J. & García, E. (1999). Metodología de la investigación cualitativa. Granada: Aljibe.
167
ETNOPSICOLOGÍA
Percepción y Compromiso Social en Psicólogos Residentes
de un Estado Fronterizo Sur de México, Ante el Tema de la
Migración
Angélica Paz Valdez, Mariela Cristell Hernández Pérez, Itzel
Margarita Torruco López y Gerardo López Osorio
Método
Participantes.
Como población, se eligieron a 4 personas que contaran con los siguientes elementos: Ser
psicólogos titulados, estar inmersos en el campo laboral y residir en alguno de los estados que
colinden con la frontera sur de México.
Para la elección de dichas personas, se contempló que pertenecieran a diferentes zonas en
cuanto a su área de trabajo, con el objetivo de obtener una mirada más general de las
percepciones de los psicólogos ante la migración.
170
Instrumentos.
El instrumento de recolección de datos fue una entrevista estructurada, la cual contó de 6
preguntas, de las cuales 1 tuvo la finalidad de asegurar la comprensión del tema de
“migración”, 2 fueron con el propósito de conocer su percepción de la migración como
fenómeno social, y finalmente 3 tuvieron el objetivo de indagar acerca del compromiso social
del psicólogo ante este tema.
Resultados
Tabla 1
Relación del compromiso social del psicólogo, con la migración como problemática social
La transgresión de los derechos humanos concierne a los psicólogos 25%
Detección de espacios para el beneficio de los migrantes 50%
Diseño de políticas públicas 25%
Concierne a todos, no sólo a psicólogos 25%
La concientización es la tarea del psicólogo 50%
La atención psicosocial 25%
Tabla 2
Desde la psicología ¿Qué acciones se pueden tomar para un manejo positivo de los migrantes en México?
Campañas de re-educación y/o sensibilización 50%
Creación de albergues 25%
Apoyo psicológico individual 75%
Estudio de sus motivaciones para migrar 25%
Acciones para la preservación de derechos humanos 25%
171
Discusión
En los objetivos de esta investigación, se buscó develar las percepciones de los psicólogos
participantes, en donde se encontró que el conocimiento sobre la situación del migrante, no fue
mayor o menor, según el grado de estudio del sujeto.
Los participantes, a pesar de pertenecer al estado de Tabasco, el cual es parte de la
frontera sur de México y por lo tanto hay un flujo prominente de población migrante en su
territorio; en general, no mostraron dominar estrategias específicas para el manejo de la
población inmigrante, limitándose estos a la descripción superficial de acciones, tales como:
“apoyo psicológico”, o “concientización”. Sin embargo, a mayor tiempo de servicio, se mostró
mayor uso de herramientas propias de la psicología para posibles intervenciones.
El asistencialismo como intervención, fue lo más representativo en las respuestas obtenidas.
El psicólogo, generalmente tiende a tomar la posición de espectador, ante las
problemáticas sociales, y en la presente investigación se mostró que la falta de conocimiento
sobre estrategias específicas para implementar con poblaciones vulnerables, tal como los
migrantes, hace que el compromiso social del psicólogo se vea comprometido.
Por lo tanto, se puede concluir mencionando que, si bien la problemática es evidente para
los sujetos, no representa en su realidad, un tema que hayan atendido, o bien, considerado un
plan de atención.
Referencias
172
Derechos Humanos y los Pueblos Indígenas
Adriana Rita Sordi*, Sonia Grubits** y Kátia Regina Bazzano Da
Silva Rosi***
Resultados
En un primer momento, se hace fundamental entender que los Derechos Humanos, son
derechos fundamentales de todo Ser Humano, independientemente de su color, raza, religión,
etc. Estos derechos fueron establecidos por la Organización de las Naciones Unidas – ONU,
siendo un documento marco en la historia de los derechos humanos. Elaborada por
representantes de diferentes orígenes jurídicos y culturales de todas las regiones del mundo, la
Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10
de Diciembre de 1948, a través dela Resolución 217 A (III) de la Asamblea General como una
norma común para ser alcanzada por todos los pueblos y naciones. Ella establece, por primera
vez, la protección universal de los derechos humanos (Galvão, 2007). A través de la
Declaración de los Derechos Humanos, otros documentos como cartas y tratados fueron
surgiendo bajo la protección y en los derechos humanos, así como, dio origen y sirvió de base
para la Constitución Federal de muchos países democráticos.
En Brasil, la Constitución Federal de 1988, enfatiza los derechos humanos y los extiende a
los pueblos indígenas brasileños, volviéndolos ciudadanos plenos de derechos. Sin embargo no
siempre es lo que vemos ocurrir, cayendo en una cuestión ética, como es citado por Dussel
apud Guareschi (2008), la ética habla sobre la “busca de una sociedad más justa y fraterna y
del establecimiento de normas que sean cada vez más y más constructoras de seres humanos
libres y solidarios” (Guareschi, 2008, p.26).
Es importante resaltar que la historia de los Derechos Humanos, según Galvão (2007) surgió
en la segunda mitad del siglo XIV en Italia, en un movimiento denominado Humanismo, pero es
antes de eso, en la Magna Carta de la Inglaterra del siglo XIII, que surgen los primeros
esbozos de los derechos humanos.
Además, según el autor arriba citado, fue en América del Norte, en el año de 1776,
cuando surgió la primera Declaración de los Derechos cuya primera cláusula proclamaba:
“todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes”. Y en 1789 la
Asamblea Nacional Francesa aprobó la “Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano”, a lo que vino de encuentro la revolución francesa, teniendo en consideración los
ideales humanistas, haciendo temblar el absolutismo europeo de la época y reflejándose en
varios movimientos revolucionarios. Además, según Galvão (2007), en el siglo XX, la
174
constitución de la República de Weimar de 1919, serviría de base para el futuro
reconocimiento de los derechos humanos. Solamente tras la Segunda Guerra Mundial la
organización de las Naciones Unidas – ONU, en asamblea general aprobó el documento
titulado “Declaración Universal de los Derechos Humanos” en 1948. Así, entendemos los
derechos humanos como un conjunto de facultades e instituciones en determinado momento
histórico, que asegura la dignidad, libertad e igualdad humana, que deben ser reconocidas a
nivel nacional e internacional.
Galvão (2007), además destaca que los derechos humanos engloban cuatro dimensiones,
siendo la primera dimensión los derechos civiles y políticos. Así hay un derecho a la prohibición
de la tortura, al tratamiento inhumano, a la esclavitud; también a la libertad de opinión. En
una segunda dimensión están los derechos económicos, sociales y culturales. Los derechos de la
tercera dimensión son los denominados derechos a la fraternidad y solidaridad e incluyen el
derecho a la paz y al desarrollo. La cuarta dimensión habla respecto al derecho a la vida de
las futuras generaciones y el derecho a la democracia.
En este sentido, lo que percibimos con relación a los derechos humanos no es la dificultad de
reglamentarlos o fundamentarlos, sino de materializarlos, principalmente cuando el asunto en
cuestión trata sobre los pueblos indígenas. Mathias & Yamada (2010), destacan que
solamente tras 22 años de discusión, la Declaración de los Derechos de los Pueblos indígenas
fue aprobada, el 13 de septiembre de 2007. Siendo que refleja un conjunto de
reivindicaciones actuales de los pueblos indígenas, en la mejora de sus relaciones con los
Estados nacionales y en el establecimiento de parámetros mínimos de leyes nacionales e
internacionales. Entre estos derechos, quedan garantizados los derechos a la prohibición de la
discriminación, el derecho a mantener sus culturas, el derecho a la comunicación que versa
sobre la lengua materna, el derecho a la reparación del hurto a las propiedades que versa
sobre la reparación por el estado nacional a cualquier propiedad que en el pasado haya sido
extraída sin consentimiento de la población indígena y el Derecho a la Autodeterminación, que
trata sobre el derecho a perseguir su desarrollo económico, social y cultural.
Además, Mathias & Yamada (2010), citan que en 1993 la ONU, proclamó el Año
Internacional de las Poblaciones Indígenas en el mundo y por primera vez habló de un foro
permanente sobre cuestiones indígenas. Solamente en 2002 se inauguró el primer periodo de
sesiones del Foro Permanente de la ONU para Asuntos Indígenas. En este sentido, desde 2005
la ONU viene trabajando sobre derechos de los pueblos indígenas, sin embargo, el gran
desafío habla respecto a la violencia, discriminación, marginalidad tanto de las políticas
públicas como de la convivencia de la población indígena con otras culturas.
Napoli (2007) destaca que una resolución no es una ley sino un acto normativo del poder
ejecutivo que si no se cumple, dependiendo de la situación, puede generar procesos jurídicos. Y
así, la resolución 303/04, define pueblos indígenas como: “pueblos con organizaciones e
identidades propias, en virtud de la conciencia de su continuidad histórica como sociedades
precolombinas”. E indio, “aquel individuo que se considera perteneciente a una comunidad
indígena y es por ella reconocido como miembro”. Como cita Napoli (2007), entre los
principios referidos en la resolución, está el respeto a su visión del mundo, sus costumbres, sus
175
actitudes estéticas, su filosofía peculiar, sus creencias religiosas, su organización social, siendo
respetadas las diferencias lingüísticas y de estructura política, en la preservación de la
dignidad. De esta forma, y a pesar de toda la reglamentación y legislación sobre las
cuestiones indígenas, muchos aspectos de sus derechos son aún violados. Un hecho que llama la
atención citado por Oliveira (2012), es que a pesar de que la Constitución Federal de 1988
haya dado subsidios para la elaboración de varias leyes, garantizando el derecho de la
población en general, como el Estatuto de la Infancia y del Adolescente – ECA (Ley
8.069/90), del Código de Defensa del Consumidor (Ley 8.078/90), de la Ley de las
Directrices y Bases de la Educación (Ley 9.394/96) entre otras, con relación a los pueblos
indígenas el movimiento fue el “archivo” en el Congreso Nacional de la creación del Estatuto
de las Sociedades Indígenas (Proyecto de Ley 2.057/91), y que se encuentra archivado hasta
los días actuales. Además de que, tanto la Constitución Federal de Brasil, como la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, no abarcan algunas especificidades culturales, surgiendo
así, la incidencia de varias cuestiones con relación a los derechos humanos de los pueblos
indígenas. Un ejemplo que puede ser citado versa sobre el derecho del niño y del adolescente
indígena, cuestionable, pues fue construido teniendo como base un modelo occidental. Y
además, la propia mención de las categorías desarrollistas occidentales, que a partir de una
determinada franja de edad, incluye o excluye y nombra en una categoría del desarrollo,
como por ejemplo, la adolescencia, no tiene en consideración que el concepto de adolescencia
viene de la cultura occidental no indígena, así como cita Oliveira (2012), que el término
adolescencia no es usualmente utilizado en consenso por la propia población indígena.
Aún así, algunos proyectos de Ley, como el que trata de la represión jurídica penal a los
pueblos indígenas que supuestamente practican aborto o infanticidio, el proyecto de Ley que
discute las cuestiones sobre el poder de la familia, pero que no tiene en consideración que las
poblaciones indígenas tienen sus propias organizaciones, y otro modelo de familia, como la
familia extensa. El proyecto de Ley que erradica el trabajo infantil, y no tiene en cuenta la
valorización cultural del trabajo infantil en las comunidades indígenas, o incluso, la cuestión del
acto de infracción y de las medidas socioeducativas, teniendo en cuenta los niños y
adolescentes indígenas, e así, no tiene en consideración las supuestas formas diferenciadas de
pensar el crimen y el castigo a partir de la población indígena. De este modo, absteniéndonos
de citar otras cuestiones de derecho, que usualmente son utilizadas en las demandas jurídicas
que envuelven a la población indígena, como la de la violencia contra la mujer, del derecho a
la tierra, la jubilación, y tantas otras cuestiones que permean a las Leyes nacionales, pero que
la mayoría de las veces no abarcan la cuestión de la especificidad cultural de los pueblos
indígenas. Reportándonos nuevamente a la cuestión de la ética que como cita Dussel apud
Guareschi (2008, p.26), “La ética busca la liberación personal y social de las personas y de
las situaciones de injusticia”. Hablar de ética es fundamentar las acciones en justicia, igualdad
y solidaridad. ¿Qué decir con relación a los Derechos Humanos en relación con la población
indígena, en esta relación del hombre no indígena, con grupos indígenas? Al final, siempre ha
sido una relación desgastada, una relación de dominación/dominado, de prejuicio y exclusión
social.
176
La población no indígena, siempre trató al indígena como “incapaz”, algunos en la tentativa
de contribuir con la población indígena, llevaron conceptos,”recetas listas”, ya preestablecidos
por nuestra sociedad, olvidando que la población indígena, como cualquier otra comunidad
tiene sus saberes populares y que sostienen la identidad del grupo.
Un aspecto interesante de esta relación hombre no indígena con grupos indígenas, queda
evidente al visitar la reserva indígena de Dourados, Mato Grosso del Sur, pues, mucho llama
la atención la cantidad de iglesias de varias denominaciones instaladas en la Reserva, todos
con sus supuestos saberes, en la tentativa de contribuir espiritualmente con aquel grupo, visto
como primitivo. Así, cuando la llegan a Brasil, los europeos con sus supuestos saberes
“civilizaron” a los indios que aquí vivían. La visión que el europeo tenía a respecto de los indios
era de seres inferiores y groseros. Así, su visión era convertirlos al cristianismo. Y de esta
forma, los indígenas comenzaron a sufrir la influencia de los no indios en su cultura. Nos cabe
la indagación: ¿cómo quedan las creencias culturales del propio indígena? ¿Y las creencias
específicas de aquella referida etnia? ¿Y su organización cultural y política? Así, lo que vemos
es que en el intento de contribuir con la población indígena, la sociedad nacional, en sus
representantes, acaban por interferir en la dinámica de una comunidad, en las relaciones
sociales y políticas, en las relaciones de género, de educación, de creencias, de liderazgo, y en
toda la cultura indígena, rompiendo en principio, todas las dimensiones de los derechos
humanos.
Consideraciones Finales
177
Referencias
BRASIL. Lei 8.069 de 13 de julho de 1990 (Estatuto da Criança e do Adolescente). Disponível em:
<http: //www.planalto.gov.br/ccivil_03/Leis/L8069.htm>. acessado em abril 2016.
Lei 9.394 de 20 de dezembro de 1996 (Lei de Diretrizes e Bases da Educação Nacional). Disponível
em: <http: //www.planalto.gov.br/ccivil_03/Leis/L9394.htm>. Acessado em abril 2016.
Lei 8.078 de 11 de setembro de 1990 (Lei Código de Defesa do Consumidor). Disponível em: <http:
//www.planalto.gov.br/ccivil_03/leis/L8078.htm>. Acessado em abril 2016.
Galvão, R. C. S. (2005). História dos direitos humanos e seu problema fundamental. In: Âmbito
Jurídico, Rio Grande, VIII, n. 23, out. Recuperado de: <http: //www.ambito-
juridico.com.br/site/index.php?n_link=revista_artigos_leitura&artigo_id=176>. Acessado em
dez 2015.
Guareshi, P. A. (2008). Ética e paradigmas na Psicologia Social: ética e paradigmas. Rio de Janeiro:
Centro Edelstein de Pesquisas Sociais.
Martinez, A. B. (2003). Mitos e povo Terena: uma analogia com a mitologia grega. Campo Grande:
Universidade Católica Dom Bosco.
Mathias, F.& Yamada, E. (2010). Declaração da ONU sobre direitos dos povos indígenas. Recuperado
de: http: //pib.socioambiental.org/pt/c/direitos/internacional/declaracao-da-onu-sobre-
direitos-dos-povos-indigenas. Acessado em: dez./2015.
Napoli, R.B. D. (2007). Fundamentos éticos e bioéticos das resoluções sobre a ética em pesquisa no Brasil.
Recuperado em: http: //periodicos.ufsc.br/index.php/ethic/artiche/view/14431. Acessado em:
25 ago. 2014.
Oliveira, A. C. (2014). Indígenas crianças, crianças indígenas: perspectivas para a construção da doutrina
da proteção plural. Curitiba: Juruá.
Severino, A. J. (2007). Metodologia do Trabalho Cientifico. 23.ed. São Paulo: Cortez.
178
Ellos son Diferentes: los Terena, Kadiwéu y Guaraní Mato
Grosso del Sur, Brasil
Sonia Grubits y Heloisa Bruna Grubits
Estudios con niños, mujeres y familias indígenas en la región Centro Oeste de Brasil, desde
1993, evidencian y demuestran, en las diferentes investigaciones e intervenciones, la
diversidad social y cultural de estos pueblos. Analizamos dibujos de niños Guaraní/Kaiowá,
Kadiwéu y Terena. En las dos últimas investigaciones, abordamos cuestiones de género y la
participación de las mujeres en las áreas de salud, educación y políticas públicas. Últimamente,
nuestras atenciones están volcadas hacia la cuestión ambiental, entendiendo la urgencia y la
necesidad de la participación de las referidas poblaciones en las acciones de preservación de
la flora, fauna, ríos y nacientes. Así, estamos dando seguimiento a comparaciones y reflexiones
importantes sobre la situación de las diferentes poblaciones en cada área.
El Estado de Mato Grosso del Sur, en el centro-oeste brasileño, donde encontramos a las
tres etnias, posee un gran número de comunidades indígenas en el área rural y una gran
cantidad de personas denominadas "sin-tierra", grupos organizados que luchan por la reforma
agraria, que enfrentan serios problemas de disputa de tierras, salud y educación. En las
reivindicaciones, discusiones con órganos gubernamentales, las acciones no ocurren en conjunto,
teniendo en consideración la naturaleza de las demandas. Los sin-tierra quieren la reforma en
las áreas rurales. Los indios quieren volver o permanecer en las tierras donde vivieron
originalmente y donde están los cementerios de sus ancestros.
Nuestra intención en este capítulo es reunir una serie de informaciones, fruto de las
referidas investigaciones, intentando plasmar acerca de las grandes diferencias que
efectivamente existen entre los grupos indígenas brasileños y que muchas veces son
desconsideradas por la población de un modo general.
Nuestros trabajos se sitúan en la Etnopsicología, área del conocimiento que viene
integrando teorías y estudios referentes a las cuestiones étnicas, así como en la Psicología
Social, en una forma más amplia y general, cuando tratamos sobre la busca y configuración
de la identidad de los componentes de sus diferentes grupos indígenas, reflexiones sobre
género, ofreciendo subsidios para otras áreas como Ambientalismo, Derecho y Educación.
Adoptamos también la Psicosemiótica, o sea, Semiótica aplicada a la Psicología, disciplina
que explica los fenómenos resultantes del mundo natural: hipotéticamente, acción y significado,
actos somáticos, y actos discursivos. La mencionada disciplina ha sido nuestra referencia teórica
para el análisis de la producción artística (Grubits & Darrault-Harris, 2009).
Para los semioticistas, la identidad no tiene definición y se opone al concepto de alteridad,
siendo que la identificación permite decidir sobre los trazos o conjuntos de trazos comunes,
entre dos o más objetos, mientras que la distinción es la operación por la cual se reconoce su
alteridad. El par, sin embargo, es interdefinible, por la relación de presuposición recíproca, y
es indispensable para fundamentar la estructura elemental de la significación (Grubits &
Darrault-Harris, 2009).
Según Agier (2001), de acuerdo con el abordaje contextual, no existe definición de
identidad en sí. Los procesos identitarios no existen fuera de contexto, son siempre relativos a
algo específico que está en juego. Dicho de otra forma, el proceso identitario, como
dependiente de la relación con los otros, es lo que hace problemática la cultura y acaba
transformándola. Lo mismo ocurre con relación al cambio en un mismo contexto local.
Según los últimos datos del Fundación Nacional de la Salud – FUNASA (2008), se han
prsentado 410 suicidios en la nación Guarani en el Estado de Mato Grosso del Sur de 2000 a
agosto de 2008. En 2013, el Distrito Sanitario Especial Indígena notificó 72 casos de suicidios.
Publicaciones referentes a las cuestiones indígenas y a su historia y el contacto directo en las
aldeas en Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, Brasil, donde tuvimos la oportunidad de
observar y acompañar los diversos problemas enfrentados por esos grupos en sus contactos
con la sociedad nacional, nos suscitan reflexiones sobre los motivos que llevan a los miembros
de las poblaciones indígenas, directa o indirectamente, a la autodestrucción.
El Estado de Mato Grosso del Sur, donde desarrollamos nuestros trabajos, es el segundo de
Brasil en número en los censos de poblaciones indígenas divulgados por la FUNASA (2008),
con un total de 63.963 indios, siendo Guaraníes cerca de 40.245.
El método más frecuente es el del ahorcamiento. Los datos analizados apuntan hacia el
hecho de que los referidos suicidios continúan ocurriendo en olas durante el periodo de ocho
años, repitiendo observaciones anteriores de Brand (1997).
La mayoría de los suicidas son hombres, a pesar de que el porcentaje de mujeres está
próximo. Los suicidios ocurren con más frecuencia en las bandas de edad por debajo de los 29
años, siendo que, en este periodo, se registraron dos muertes en la banda de 5 a 9 años
(FUNASA, 2008).
El grupo enfrenta problemas de disputa de tierras, cuestiones referentes a la demarcación.
La Justicia encuentra dificultades en la toma de decisiones sobre la posesión de tierras debido
al tiempo de su ocupación por los no indios, muchas veces en propiedades con registro de más
de dos generaciones de la misma familia. Al mismo tiempo, vestigios de tierras indígenas de
hallazgos arqueológicos y antropológicos indican que, en un pasado reciente, en el mismo
espacio, existían grupos indígenas.
Según Agier (2001), de acuerdo con el abordaje contextual, no existe definición de
identidad en sí. Los procesos identitarios no existen fuera de contexto, son siempre relativos a
algo específico que está en juego. Dicho de otra forma, el proceso identitario, como
dependiente de la relación con los otros, es lo que hace problemática la cultura y acaba
transformándola.
El estudio de la relación identidad/cultura, cuando distingue en el análisis, sin separar los
determinantes sociológicos de la identificación y el trabajo de la creación cultural, permite
180
recolocar en cuestión la ilusión de una transparencia, es decir, el a priori de un continuum
natural entre una cultura, una sociedad, un espacio y un individuo, tal como fue desarrollado
por cierto modelo holista de la identidad en la etnología tradicional (Agier, 2001).
La comprensión de la identidad se enriquece cuando se analizan las narrativas a partir de
trazos culturales. Lo que debe ser preservado es su diferenciación con relación a las otras
culturas, o sea, las fronteras, y esas se trazan por elementos que tienen origen cultural. El
proceso de transmisión de una tradición habla respecto a una reproducción social que convive
con el cambio, la variación inherente al acto de repetición (Cohn, 2001).
Campos-de-Carvalho (2008) habla sobre la identidad de lugar considerando el ambiente
físico como un contexto dinámico para la vida humana, porque modifica el comportamiento,
afecta a pensamientos, sentimientos, interacciones sociales y bienestar físico. Para la psicología
ambiental, los estudios sobre la identidad de lugar, el apego al lugar y temas relacionados
como, por ejemplo, los efectos restauradores del ambiente, son necesarios tanto para el
bienestar psicológico de los individuos como para la preservación de ambientes y comunidades
saludables.
LOS GUARANÍ/KAIOWÁ, KADIWÉU Y TERENA: Se hace importante aclarar las
especificidades culturales y ambientales de los referidos grupos, las cuales,
independientemente de los movimientos indígenas actuales, apuntan a situaciones antiguas
envolviendo poder y tradición.
Desarrollamos actualmente nuestros trabajos de campo en las aldeas de la región de
Dourados (RID – Reserva Indígena de Dourados). La población es de aproximadamente doce
mil personas, en 3.475 hectáreas. La RID fue creada por el Servicio de Protección al Indio –
SPI, en 1917, por el Decreto Estatal 401 de 1917, con 3.600 ha. El título definitivo del área,
legalizada como patrimonio de la Unión, fue emitido en 1965 (Pereira, 2014). Esta área fue,
inicialmente, reservada a los indios de la etnia Kaiowá, que ya ocupaban el lugar y sus
inmediaciones. Antes de la ocupación de los frentes agropastoriles en la região, toda la
región, hoy comprendida por los actuales municipios de Dourados, Río Brilhante, Maracaju,
Douradina y Fátima del Sur, componía un único territorio ampliado. Ka’aguy Rusu era el
nombre de ese territorio, o tekoha guasu o te’yi jusu, como es designado en la lengua Guaraní
(Vietta, 2007).
En la RID, la desnutrición infantil está muy divulgada en los medios por indicar graves
problemas sociales, y aparecen también la falta de espacio físico relacionada a la
superpoblación, a los índices elevados de violencia, a las fallas en el programa de las escuelas
que no contempla datos de la cultura del grupo y que deberían determinar aspectos
importantes en su organización, agua potable, saneamiento, entre otros.
Los liderazgos muestran preocupación con la violencia, drogadicción, alcoholismo, pero las
soluciones siempre tropiezan en dificultades de contar con el necesario apoyo de las
instituciones estatales, cuestiones políticas y burocráticas.
Todo ello apunta a la falta de una política que proponga acciones efectivas y adecuadas
junto a los pueblos indígenas. En cuanto a los jóvenes, se hacen necesarias acciones
181
relacionadas con la formación, ocupación y generación de renta. Los índices del suicidio de
jóvenes y adultos jóvenes permanecen muy altos. Todos estos factores no impiden el
crecimiento elevado de la población.
Caben resaltar las cuestiones familiares y de género, con relación a la salida del hombre
de la aldea, y retomamos las informaciones de Schaden (1974) sobre un fenómeno antiguo,
desde la época, en la que la economía, dejando de ser autosuficiente, obligaba al hombre a
salir de la aldea o reserva y trabajar en los herbazales (cultura de la yerba-mate), hoy
sustituidos por las alcoholeras y nuevos cultivos como maíz, arroz, etcétera. De las haciendas
de la región.
La situación de los Kadiwéu, por otro lado, es muy diferente en lo que se refiere al
ambiente espacio. El grupo está en una reserva, en la Bodoquena, con un área de cerca de
538.000 ha., siendo que 158.000 están actualmente en litigio con rancheros de la región. El
área es de muy difícil acceso y dista 48 km de la ciudad más próxima, también denominada
Bodoquena. Su población es de aproximadamente 2010 habitantes. La notable exuberancia
de la flora y fauna y su preservación han sido observadas por ecologistas y ambientalistas.
La economía Kadiwéu se organiza, hoy día, principalmente en torno a la obtención de los
recursos provenientes del arrendamiento de los pastos10, actualmente prohibido, actividades
agrícolas, de cría de ganado bovino y equino y, en menor escala, de caza, pesca y
recolección, además de la realización de trabajos y la venta de fuerza de trabajo en las
haciendas vecinas a la reserva y junto a sus propios arrendatarios. Todas esas tareas son
básicamente masculinas, exceptuando la recolección. Las mujeres son las principales
productoras de artesanía para la venta, generando recursos razonables para la economía
familiar.
Podemos, por lo tanto, entender la cultura y la identidad Kadiwéu íntimamente ligadas a la
gran área preservada donde habitan y las posibilidades de desplazamiento, movimiento por
toda la región, siendo que la caza, la pesca y la ganadería aún son las actividades
predominantes. Añadimos a todo esto el difícil acceso a los medios de comunicación y ciudades
más próximas. (Grubits & Darrault-Harris, 2009). A pesar de la pequeña población, los
Kadiwéu tienen mucho prestigio entre los diferentes grupos indígenas. El enfermero Kadiwéu
Hilário da Silva fue indicado para la coordinación del distrito sanitario especial indígena
(DSEI), unidad gestora descentralizada del Subsistema de Atención a la Salud Indígena
(SasiSUS), con el apoyo de todas los liderazgos de los diferentes grupos indígenas de Mato
Grosso del Sur.
Los Terena, juntamente con el grupo Guaraní/Kaiowá, constituyen la mayor nación indígena
de Mato Grosso del Sur, alrededor de veinticinco mil personas, de un total alrededor de
cincuenta mil que habitan el estado. Los Terena pertenecen al pueblo Aruak y vinieron por el
10Las tierras indígenas, según dispone el inciso XI del artículo 20 de la Constitución Federal, pertenecen a la
Unión, cabiendo a los indios su usufructo exclusivo. La práctica de arrendamiento de tierras indígenas está
prohibida y configura crimen, conforme el artículo 2º de la Ley nº 8.176/91.
182
alto Río Negro, siendo que las hipótesis levantadas sobre su origen son que partieron desde
las planicies colombianas y venezolanas. Recientemente, surgió la hipótesis del origen en
Ecuador. De la misma forma que otros grupos, los Terena entraron en el territorio sur
matogrossense a partir del siglo XVIII.
Están actualmente asentados en doce reservas en un total de cerca de diecinueve mil
diecisiete hectáreas de tierra, localizados sobre todo en la Cuenca del Río Miranda. Existe
también un contingente viviendo en haciendas y en la ciudad, denominados desaldeados en
una aldea urbana, en Campo Grande, llamada Conjunto Marçal de Souza (Cabrera, 2006).
Todas las comunidades Terena son semejantes en los aspectos económico, político y cultural,
siendo que cada aldea posee una organización con una política propia, o sea, posee un
Cacique (llamado capitán por los indios) que, a través de votación, es elegido, teniendo como
función defender los derechos de la comunidad como, por ejemplo, reunir hombres de cada
familia para discutir asuntos y problemas del grupo en una especie de consejo.
La comunidad de la aldea Bananal, donde realizamos actualmente nuestras investigaciones,
queda a 75 km del Municipio de Aquidauana, en la región Oeste de Mato Grosso del Sur. En
la aldea, el punto de referencia es la Escuela General Rondon, de enseñanza fundamental,
localizada en el centro al lado del ambulatorio indígena PIKIHI (uno de los fundadores de la
aldea Bananal). Fue creada también otra escuela de segundo grado, que sirve a los Terena y
vecinos no indios de la región. Los Terena consideran muy importante preparar a los jóvenes
para ser independientes, pero valorando su identidad, su cultura y lengua materna. Algunas
comunidades Terena están perdiendo rápidamente o ya perdieron el uso de su lengua.
Un elementopara desarrollar una propuesta de investigación en el área de psicología
social es la identificación del Terena como un pueblo ligado a la agricultura, de índole
pacífica, muchas veces sometido por otras naciones y que acepta con facilidad las reglas del
dominador. Tal hecho es apuntado como causa de la eventual transformación del grupo, a
pesar de indicaciones de que los Terena aún son capaces de mantener elementos culturales
profundos que les dan cohesión (Mangolim, 1999). Al final de la década de 90, este cuadro
comenzó a transformarse con los movimientos políticos envolviendo la retomada de tierras que
pertenecían en el pasado a los Terena, y otras reivindicaciones en educación y salud.
Siempre demostraron disposición para contactos pacíficos con la población de la región,
participando en la comercialización de productos agrícolas, principalmente maíz, mandioca,
batata, calabaza, etc. También en la artesanía trabajan con la cerámica, básicamente
actividad femenina, restando para los hombres la cestería, caza y pesca. Actualmente, se
observó que su aproximación a los vecinos de las regiones donde están asentados es cada vez
mayor buscando trabajo en la comunidad y ciudades.
Aunque haya una tentativa de rescate cultural a través de la enseñanza de la lengua
Terena en las escuelas de las aldeas (así como en muchas otras aldeas del país), este rescate,
la mayoría de las veces, no se torna eficaz en función de que su foco se restringe a los niños y
a los adolescentes estudiantes.
183
Diferente de lo que percibimos en otros grupos, verificamos aquí que la escuela ha asumido
el papel de socializador y transmisor cultural en la comunidad estudiada, papel que la familia
debería desempeñar, pero que se perdió de forma más evidente en la transición de la
generación de los actuales abuelos a la generación de los actuales padres. Los niños conocen
de su cultura poco más de lo que aprenden en la escuela, lo que nos hace pensar en la
necesidad de un rescate en conjunto, para que en futuras generaciones ciertos hábitos y
costumbres Terena sean algo cotidiano, pero consciente (Cabrera, 2006).
Método
Participantes.
Grupos de 6 niños y jóvenes de las tres etnias estudiadas, con edades de sete a nove años.
Instrumentos.
No podríamos dejar de enfatizar la gran contribución de los estudios de dibujos de niños y
jóvenes de las tres etnias para el conocimiento y análisis de la situación social, psicológica,
cultural y ambiental de los tres grupos. Identificamos semejanzas entre los niños de las tres
etnias estudiadas, en eldesarrollo mental y aspectos emocionales, en el análisis semiótico de
trabajos de expresión artística. Sin embargo, notamos que el fenómeno construcción de la
identidad se da de forma diferente entre los Guaraní/Kaiowá, Kadiwéu y Terena.
Procedimiento.
Visitas mensuales a las comunidades para observaciones e trabajos en grupos con los niños
durante tres días.
Resultados
Los Kadiwéu son muy diferentes de los Guaraní/Kaiowá en lo tocante a la historia, hábitos,
uso del espacio y relación con la naturaleza. Cabe una comparación y una reflexión sobre la
producción artística de los niños de las dos reservas, para entender la construcción y busca de
la identidad de esas naciones en sus respectivos contextos ambientales, socioeconómicos y
culturales. Mientras los Guaraní/Kaiowá, en su producción artística, revela una gran influencia
de la sociedad nacional, además de la de su propia cultura, el grupo Kadiwéu,
diferentemente, evidenció una trayectoria homogénea, apenas con representaciones de la
naturaleza y cultura Kadiwéu, desde el inicio de las actividades de expresión artística.
Los Guaraní/Kaiowá representan principalmente el cielo, las aguas y la flora. En cuanto a
los Kadiwéu, toda la producción infantil, dibujos, pinturas, modelajes, hasta ahora analizados,
simbolizan el ambiente natural, flora y fauna, con intensidad de colores diversificados y la
cerámica, conocida y divulgada en los medios académicos e incluso en los medios nacionales e
internacionales.
184
Resaltamos aquí la hipótesis de que el color, los dibujos y los objetos de la cerámica,
trabajos en cuero y dibujos corporales constituyen una verdadera marca, o signo Kadiwéu,
acompañando la construcción de la identidad de este pueblo, presente en diferentes formas,
no solo en los trabajos infantiles, sino en la decoración de la fachada de la escuela, la
camiseta de los alumnos e incluso ya difundidos por todo el Estado de Mato Grosso del Sur, no
solo los dibujos y pinturas, sino también los nombres Kadiwéu y Guaicurú, denominación dada
al grupo en la guerra. Tales hechos apuntan a la exuberancia y el potencial de la referida
cultura y por lo tanto, su influencia determinante en la autoestima de este pueblo y de su
población infantil.
La mujer Guaraní/Kaiowá revela una tendencia a asumir el papel de guardiana de la
cultura, permaneciendo en la reserva, representando la cosmología Guaraní, buscando la
identificación con su etnia, mientras que los hombres, saliendo de la reserva para buscar
trabajo y medios de supervivencia, van construyendo una identidad de hombre de la ciudad,
conforme los trabajos de expresión artística de los niños.
En las representaciones de los niños Kadiwéu, percibimos que todos van configurando la
identidad de acuerdo con la etnia, aún reflejan la división de lo masculino y femenino según la
cultura, los hombres cazadores, cuidando del ganado, las mujeres como ceramistas, conforme
sus dibujos y demás actividades artísticas. Las Tablas 1 y 2 indican puntos importantes de cada
etnia, mostrando especificidades tanto en el ambiente como en el desarrollo de cada grupo de
un modo general. En la Tabla 1, se presentan datos sobre ambiente, aspecto socioeconómico y
cultural. En la Tabla 2, aparece lo que fue revelado en los tres estudios anteriores con dibujos.
Tabla 1.
Etnias Guaraní/Kaiowá Kadiwéu Terena
Área Ocupada 3.594 ha. 380.000.000 ha. 6334 ha.
Población 12000 habitantes 2008 habitantes 4600 habitantes
Aproximada
Distancia de la Periferia de la ciudad de 48 km 75 km
ciudad más Dourados.
próxima
Acceso a la Está en la periferia de la Difícil Fácil
ciudad más ciudad.
próxima
Actividades Agricultura Ganadería, caza, pesca y Agricultura
tradicionales cerámica.
Medio ambiente Vegetación de cerrado Mata atlántica, con fauna, Vegetación de cerrado
(sabana), con pocos flora y aguas abundantes (sabana), con características de
recursos ambientales. y preservadas. las comunidades rurales del
estado.
Hechos más Suicidios de jóvenes y Cerámica conocida Actuación política e inserción en
divulgados en los violencia. mundialmente, la sociedad no india.
medios preservación ambiental.
185
Tabla 2
Etnias Guaraní/Kaiowá Kadiwéu Terena
Contacto con la Frecuente Escaso Frecuente
ciudad
Medios de Presentes Razonables, a pesar de eventuales Presentes
comunicación dificultades por la localización.
Representacione Ora la importancia de Flora, fauna, ambiente de la aldea y Ciudad y aspectos
s más frecuentes la cultura y cosmología cerámica. semejantes a los dibujos
en los dibujos guaraní, ora el de niños de las
infantiles ambiente de la ciudad. comunidades rurales.
Colores Variados Muy intensos, con influencia de los Variados
trazados y colores de las cerámicas
principalmente en los dibujos de las
niñas.
Actividades Agricultura Ganadería, caza, pesca y cerámica. Agricultura
tradicionales
Tendencias Ora identidad Identidad Kadiwéu. Identidad indígena en
indígena, ora identidad transformación
no india.
Discusión
Los niños Guaraní/Kaiowá revelaron, en su producción, un punto en común entre sí. Una
trayectoria en la busca de la identidad semejante, comenzando en un conflicto entre las dos
culturas, es decir, Guaraní/Kaiowá y sociedad no india, pasando por momentos de
representación muy individualizada de sus casas, familia o personas significativas, pero
también con indicadores altamente importantes para nuestras conclusiones y discusiones, la
busca por algunos de la identidad de individuos de la ciudad.
Los niños Kadiwéu, del grupo estudiado, por otro lado, representan, desde sus primeros
trabajos, su propia cultura, ambiente, relación con la flora, la fauna, siendo que sus signos y
significados tienen una gran homogeneidad.
Sobre los Terena, siempre indicaron en sus trabajos la proximidad de la sociedad nacional,
lo que corresponde a lo que ya viene siendo observado con la frecuencia de los Terena en las
universidades, trabajo en los órganos públicos, principalmente FUNAI, entre otros.
Intentamos entonces analizar algunos datos culturales, ambientales o incluso poblacionales o
de localización, que, juntamente con la producción de los niños estudiados, pudieran indicar los
factores importantes para la diferencia en la trayectoria de las poblaciones infantiles en la
configuración de sus respectivas identidades. Los detalles de los referidos estudios con niños
Guaraní/Kaiowá y Kadiwéu están en la obra de Grubits y Darrault-Harris (2009). Identité et
representation; Céations plastique des Guarani et des Kadiwéu du Brésil. Sobre los dibujos
Terena, están en el artículo “la expresión de la cultura en los dibujos de niños Kadiwéu y
Terena, de Grubits y Sordi, aguardando evaluación
186
Consideraciones Finales
Cabe resaltar también que, en las investigaciones, la Semiótica nos viene propiciando un
recurso de análisis de la trayectoria de los referidos niños, lo que nos condujo a importantes
conclusiones sobre todo el proceso propuesto y nuestras técnicas. Evaluamos producciones
artísticas, empleamos técnicas expresivas, observamos comportamientos, gestos, mímicas,
verbalizaciones, o sea, la Semiótica en la Psicología o Psicosemiótica.
En las conclusiones referentes a las investigaciones con los niños Guaraní/Kaiowá, un hecho
relevante, percibido al final de nuestros análisis semióticos, la cuestión de identidades
opuestas, es decir, ora de un individuo de la ciudad, ora de un individuo Guaraní/Kaiowá, en
el lenguaje semiótico, algunos quieren, pueden y saben ser Guaraní/Kaiowá, otros quieren,
pueden y saben ser individuos de la ciudad.
Con relación a los Kadiwéu, sin conflictos o divergencias, individualmente o en grupo,
configuran la identidad de su propia etnia. Los Terena pasan por transformaciones, buscando
contacto cada vez más frecuente con los no indios.
Referencias
187
La Invisibilidad de la Ley al Adolescente Indígena, que
cumple Medida Socio Educativa – Brasil
Silvia Mara Pagliuzo Muraki* y Sonia Grubits**
Este es un extracto de una tesis que tiene como objetivo: realizar un estudio con el joven
indígena Guaraní/Kaiowá, que cumplió medida socioeducativa en un internado, por cometer
actos ilegales, considerados como muy graves en una ciudad del interior del estado de Mato
Grosso Sul, Brasil. El presente estudio proporciona retratar a lo largo de la historia, una breve
retrospectiva de las leyes que atiéndelos adolescentes indígenas y no indígenas en conflicto
con la ley, con foco en la evolución de los preceptos de la garantía de derechos y de
protección a la infancia y juventud.
Históricamente, el niño y el adolescente en Brasil sólo aparecían en la esfera pública como
el menor que cometió una transgresión a la moral o al patrimonio. El atendimiento al menor
recibió una connotación de poco control social, diseminada en un modelo institucional
equivocado en su concepción, método, y forma de gestión, que generaba arbitrariedades.
Entre tanto con la promulgación del Estatuto del Niño y del Adolescente ECA, el 13 de julio de
1990, por medio de la Ley Federal n.8.069.Se incorporarla absoluta prioridad en la garantía
de los derechos a la vida, salud, alimentación, educación, entretenimiento, profesionalización,
cultura, dignidad, al respeto, libertad y la convivencia familiar y comunitaria. Es considerado
una de las principales conquistas del derecho infante juvenil en Brasil.
Método
Resultados
190
Se coaduna con esas reflexiones, Souza (2013), cuando resalta que el gobierno se
convencía del suceso de las acciones por creer que promovían prácticas de atendimientos
especiales, que objetivan sin la estimulación positiva, capaz de desviarla tendencia progresiva
de la marginalización social. Con base en esos autores, podemos resaltar, eso se debió a una
legislación y una política cuya esencia reveló ser los controles sociales y la criminalización de
la pobreza, materializados en el círculo perverso de la institucionalización compulsoria:
aprehensión o abandono, rotulación, deportación y confinamiento.
Antes de hablar propiamente del Estatuto del Niño y del Adolescente ECA, se hace
necesario enfatizar que en la década de 1980, por influencia también de movimientos del
ámbito internacional, surgieron varios movimientos que luchaban por la garantía del derecho,
en Brasil. El resultado de todo ese movimiento incurrió en la creación del ECA, el cual elevó a
Brasil, en términos legislativos, a una etapa de país más desarrollado en lo que se refiere a los
derechos del niño y del Adolescente. (Souza, 2013b).
Con la promulgación del ECA, se objetivó la reglamentación del nuevo derecho
constitucional. Fue creado, el 13 de julio de 1990, por medio de la Ley Federal n.8.069.
Incorpora los postulados constitucionales de absoluta prioridad en la garantía de los derechos
a la vida, salud, alimentación, educación, al entretenimiento, profesionalización, cultura,
dignidad, al respeto, libertad y la convivencia familiar y comunitaria. Es considerado una de
las principales conquistas del derecho Infante juvenil en Brasil. A partir de esta ley el acto
infracciónale del adolescente pasó a ser considerado dentro de un contexto complejo. Para los
adolescentes autores de hecho infracciónale son previstas medidas socioeducativas. Es posible
transformar el encuentro del adolescente con la ley jurídica en un modo de promover una
visión subjetiva del adolescente y de su hecho (Heleno & Ribeiro, 2010).
Actualmente el Sistema Nacional de Atendimiento Socio educativo - SINASE, compone el
proceso evolutivo histórico, según los representantes del Consejo Nacional de los Derechos del
Nino y del Adolescente – CONANDA. Contribuyeron para la creación en 2012 de la Ley
12.594 de 18 de enero, que en su art. 1o instituye el Sinase.
Para Lévinas (en Martins, 2014, p. 58) “la justicia es importantísima, pero no basta para
conferir sentido a la vida humana ella demanda de la necesidad social y de más algo que le
escapa. La justicia permanece justicia, únicamente en una sociedad en que no hay distinción
entre próximos y longincuos”.
Una rápida mirada a las normas de derechos de los pueblos indígenas, se observa que
antes de la Constitución Federal - CF de 1988, la imputabilidad penal de los indígenas era
orientada por la menor o mayor integración a la cultura dominante. Se creía que os indios
vivían un forma transitoria y que, temprano o tarde, ellos dejarían de ser indios. De esa forma,
el Código Civil de 1916, al tratar de la capacidad civil de los indios los consideraba
relativamente incapaces. Esto influenció el tratamiento dado a la imputabilidad penal,
regulada por el Estatuto del Indio, de 1973.
Entre las normativas se destacan: el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; la Convención para la
Eliminación de la Discriminación Racial; la Convención 169 de la Organización Internacional
191
del Trabajo; Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y la Convención
de la Diversidad Biológica, de los cuales Brasil es signatario, reafirman derechos indígenas
fundamentales de carácter individual y colectivo para que sean observados y respetados por
todos los países que los tengan aceptado. Pero existen normas más específicas como el
estatuto del indio, ley n.6001/1973 que trata, en el título VI de las normas penales, sobre los
principios que deben ser observados en la aplicación de medidas penales a los indios que
cometen infracción penal (art. 56). En el caso de condenación del indio por infracción penal, la
pena deberá ser atenuada y en su aplicación el Juez atenderá también a su grado de
integración. Ya en párrafo único, las penas de reclusión y de detención serán cumplidas, si
posible, en régimen especial de semi libertad, en el lugar de funcionamiento del órgano
federal de asistencia a los indios más próximos de la habitación del condenado.
La convención169, OIT.-Organización Internacional del Trabajo en la cual, Brasil es
signatario desde 2004, que sugiere respeto a los pueblos indígenas en la reprehensión de
delitos cometidos por sus miembros. Estas sanciones penales deben llevarse en cuenta las
costumbres, características económicas, sociales y culturales. En su artículo 9o a la medida en
que eso sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los derechos humanos
internacionalmente reconocidos, deberán ser respetados los métodos a los cuales los pueblos
interesados recurren tradicionalmente para la represión de los delitos cometidos por sus
miembros.
Cuando se tira una mirada hacia los adolescentes en conflicto con la ley, tanto el indio como
el no indio, se verifica que es el ECA que tiene como obligación garantir que los derechos no
sean violados, es el propio Estatuto que define adolescente en su art.2º, como [...] adolescente
aquella persona entre 12 y 18 años de edad.
La responsabilidad por la conducta descripta comienza a los 12 años. “La transgresión de
la Ley es que define y limita la actuación de la justicia en este área. Las demás problemáticas
que afectan los adolescentes y jóvenes son objetos de la actuación del Estado, mediante el
conjunto de las políticas públicas”. (Volpi, 2014, p 16). En el caso de los adolescentes
indígenas en conflicto con la ley, por la condición de haber practicado un acto infracciónalo,
son sometidos a las mismas medidas de los adolescentes, no indígenas. La privación de la
libertad es entendida como la fórmula mágica de proteger la sociedad, de la violencia
producida por desajustados sociales, que necesitan ser apartados de la vivencia social,
recuperados y re inclusos.
Discusión
Santos (2007, s/p.), señala que “ debe ser reexaminada la jurisprudencia que todavía
predomina, en grande parte construida en el siglo pasado bajo el palio de ultrapasada visión
etnocéntrica e integracionista, que cuidaba de los indios como categoría obligada al
desaparecimiento". Y cabe a el Judiciario aplicar el efectivo reconocimiento de la diversidad
étnico cultural de los pueblos indígenas, dando eficacia a los principios preconizados en la
Convención 169 de la OIT y demás instrumentos normativos internacionales.
192
Los indios en cumplimiento de medidas de resocialización es un asunto que merece más
discusión, pues aplicadores de las leyes tienen se posicionado de formas variadas. Tenemos
ejemplo en Bahia, donde un juez aseguró al indio cumplir la medida provisoria de semi
libertad junto a FUNAI y otro ejemplo de la propia Corte Suprema, el STF, confiriendo parcial
imputabilidad del indio por no hablarla lengua portuguesa y la falta de grado de
escolaridad.
Consideraciones Finales
Las leyes fueron impuestas respetando cada momento histórico, resaltando al judiciario el
abordaje de poder imputar penalidades a los niños y a los adolescentes, encuadrados como
carentes, imposibilitándose eso, nuevas formas de comprenderse la dinámica y la
funcionalidad de aplicaciones de acciones comprometidas integralmente con la formación de
la ciudadanía legitimada por el contexto de la sociedad vigente.
La situación de adolescentes indígenas y no indígenas, expuestos a la violencia personal y
social antes de ser un problema a requerir maneras nuevas de atendimiento, es algo que
exige opciones políticas claras, capaces de proporcionar procesos de cambios que rescaten,
efectivamente, los derechos de los niños y adolescentes, principalmente de la populación en
vulnerabilidad social.
Podemos comprender, con base en este estudio que cotidianamente ocurren el des
cumplimiento de principios básicos de protección a la diversidad cultural, asegurados en el
ECA, CF/88, en el Estatuto del Indio ,Convención 169 de la OIT, de entre otros, que
demuestran la invisibilidad de los derechos del adolescente indígena en conflicto con la ley.
La situación de adolescentes indígenas, autores de actos infracciónales institucionalizados,
son las manifestaciones de la existencia de amplias camadas e la población que no tuvieron, a
lo largo de nuestra evolución histórica, respeto a sus derechos territoriales, culturales de entre
otros, en sus dimensiones civil, política y social. En este momento los jóvenes indígenas son
travestidos en jóvenes no indígenas, cuando están en cumplimiento de medida socioeducativa
de internación, por la invisibilidad de las leyes.
Referencias
Brasil. Sinase .Ley nº12.594 ,de 18 de enero del 2012.Decreto 5051/ 2004. Disponible en: <http: //
www. planalto. gov. br/ ccivil 03/_ato2004-2006/2004/decreto/d5051.htm>Visitada en abr
de 2016.
Heleno, C. T., y Ribeiro, S. M. (2010). Criança e adolescente: Sujeitos de direitos.Belo Horizonte:
Conselho Regional de Psicologia de Minas Gerais.
Lima, T. C. S. D. y Mioto, R. C. T. (2007). Procedimentos metodológicos na construção do conhecimento
científico: a pesquisa bibliográfica. Rev. Katál. Florianópolis, 10, 37-45.
Martins, R. J. (2014). Introducción a Lévinas: Pensar la ética en el siglo.São Paulo: Paulus. (Colección
Como leer filosofia).
193
Santos, F. R. (2016). INDIOS: Prisión Cautelar y Cumplimiento de Pena Privada de LibertadaLuces del
Estatuto del Indio y de la Convención 169 de la OIT. Revista del Trib.Reg.Fed.3ª Região n° 84,
julio-agosto 2007.Disponíbleen: http:
//www.ibrajus.org.br/revista/artigo.asp?idArtigo=63 .Acessoem 22 de ene.de 2016
Souza,T. J. (2013). La conquista de los derechos sociales y de las políticas para la juventud brasileña:
dondequedanlosadoles.autores de actos infr.en esahistória? Recuperado de: http:
//www.JoinppUfma.br/jornadas/joinpp2013/JornadaEixo2013/Anais-eixo8-
direitosepoliticaspublicas- /pdf. Acesso em 17 deene de 2015.
Volpi, M. (2014). Adolescentes privados de liberdade. A normativa Nacional e Internacional &Reflexõe
acerca da responsabilidade penal. 6.ed.rev.ampl. São Paulo: Cortez.
194
Independencia o Interdependencia a los Demás: Estudio
Comparativo de Edades Respecto al Individualismo y
Colectivismo
Francisco Leonardo Soler Anguiano*, Jorge Raúl Palacios Delgado**
y Rolando Díaz Loving*
Cada día nuestros valores, creencias y actitudes se ven involucrados como guía de nuestro
comportamiento, pero no es la única variable interviniente, en gran medida, está también
presente la influencia del medio sociocultural, pues es en éste en donde, como advierte Díaz-
Loving (2008), crecemos y nos desenvolvemos. Así, entonces, podemos incluir y entender a la
cultura como la experiencias de la sociedad que se transmite de generación en generación,
como un sistema de significados compartidos entre quienes hablan un particular lenguaje
dialéctico, durante un específico periodo histórico y en una definida región geográfica en el
que los individuos exhiben dichos patrones culturales en diferentes tiempos o en diferentes
situaciones (Singelis, Triandis, Bhawuk, & Gelfand, 1995; Triandis, 1994, 2000, 2001), que
además es un proveedor de fundamentos, estructura y normas aceptables y deseables de
conducta (Díaz-Loving, 2008). Para Hofstede (1983) la cultura puede ser definida a grandes
rasgos, como un conjunto parcial de valores.
Una de las aproximaciones hechas a partir del estudio y entendimiento de la cultura ha sido
mediante la dimensión individualismo/colectivismo, de las cuales Hofstede (1983) la categorizó
junto con otras tres dimensiones culturales: Distancia del poder; evitación de la incertidumbre; y
masculinidad/feminidad. El individualismo versus colectivismo, es la más amplia división,
definida por atributos específicos de cada cultura, lo cual no significa que una cultura sea
puramente una o la otra, y tampoco implica que los miembros de la cultura son autómatas
ciegos y representan uniformemente y reproducen la cultura. Los atributos que definen a las
culturas son tendencias, que puede o no manifestarse en un individuo o contexto particular
(Singelis et al., 1995).
La dimensión individualismo-colectivismo (I-C), involucra las metas, logros personales, de
grupo y sus decisiones al cual estamos ligados (Hofstede, 1983). Por tanto, el hablar de
individualismo y colectivismo nos referimos a las tendencias conductuales de un grupo o
sociedad (García & Reyes-Lagunes, 2005). De esta manera, la cultura nos forma para que
pongamos más atención a los individuos y a los procesos internos de los individuos (actitudes,
creencias), si nosotros somos elevados en culturas individualistas, y más atención a los grupos,
roles, normas, deberes y relaciones entre el grupo si nosotros somos elevados en culturas
colectivistas (Triandis, 2000).
En culturas colectivistas (más culturas tradicionales, como Asia y Latinoamérica) las personas
son más probable que reflejen interdependencia con otros y que se piensen ellos mismos como
interdependientes con sus grupos, como la familia, compañeros de trabajo, dando prioridad a
las metas del grupo (Triandis, 2001). Triandis (2000) señala que las culturas colectivistas se
encuentra en sociedades que son relativamente homogéneas, donde la densidad poblacional y
la interdependencia laboral es alta, porque ellos requieren el desarrollo y adherencia de
muchas reglas de comportamiento, entre los miembros de una sociedad vieja, con numerosos
miembros de familia. Los valores importantes entre los colectivistas son el patriotismo, el
heroísmo, la lealtad y el autosacrificio (Triandis, 2006); mientras que en el individualismo, se
ven a ellos mismos como autónomos, quienes son independientes de sus grupos, dando
prioridad a sus metas personales que las de su grupo, conduciéndose principalmente con base
a sus actitudes, más que a las normas de su grupo (Markus & Kitayama, 1991). En el
colectivismo existe un enorme contraste entre el grupo cercano y el grupo foráneo. Que una
persona sea definida como parte de un grupo cercano o foráneo depende de varios factores.
En las culturas individualistas, los valores de las personas y sus creencias es todo lo importante.
En culturas colectivistas las líneas de sangre son lo que frecuentemente determina a un miembro
cercano (Triandis, 2006).
Para Chen y West (2008), el individualismo está formado por independencia, unicidad y
competitividad, mientras que el colectivismo fue definido por la composición de la
consideración de las decisiones de uno en los otros, compartir los resultados positivos y
compartir los resultados negativos. En otras palabras, como refiere Singelis et al. (1995) y
Triandis (2000, 2011), las personas en el colectivismo se enfocan principalmente en las
relaciones con los demás, mientras que los individualistas se enfocan en lograr la justicia. Los
colectivistas prefieren métodos de solución de conflictos que no destruyan las relaciones,
mientras que los individualistas están dispuestos a enfrentar diputas para solucionar conflictos.
Triandis y Singelis (1998) llevaron la dimensión de I-C al plano de la medición subjetiva, en
cuyo hallazgos arrojan una íntima relación entre el individualismo subjetivo y ser joven, viajar,
tener abuelos de culturas occidentales, viajar al extranjero solo, haber vivido en el extranjero
sólo más de 6 meses, tener la tendencia de hacer las propias cosas, valorar la privacidad,
tener una ocupación que permita a uno tomar sus propias decisiones mientras se ignoran las
necesidades de los otros. Por otro lado, el colectivismo subjetivo está relacionado con elegir las
metas familiares sobre las personales, sentirse cerca del grupo, vivir en una comunidad
pequeña, estar fuertemente influenciado por las tradiciones de padres y abuelos, ser
interdependiente con sus finanzas, haber tenido una formal educación tradicional, haber
crecido en familias extensas, tener un trabajo que requiera hablar tomando en cuenta el punto
de vista de los demás, necesitar estar rodeado de otros para divertirse, tener una ocupación
que requiera prestar atención a las necesidades de otros.
Schwartz (1990) pone en relieve que el I-C no forma síndromes coherentes que están en
oposición polar, dando pie a la idea de un síndrome multidimensional. Otros autores como
Comadena, Kapoor, Konsky y Blue (1998) y Omi (2012) retoman dicha propuesta y ponen
especial énfasis en señalar que esta dicotomía o concepción del constructo de manera polar no
es productiva para la psicología. Con base en una concepción multidimensional del I-C,
196
Singelis, Triandis, Bhawuk y Gelfand (1995) incorpora las dimensiones de verticalidad y
horizontalidad en dicho síndrome cultural, en donde la verticalidad es referida como el
resaltar los aspectos jerárquicos en las relaciones con los demás, que como señala Chen,
Meindl y Hunt (1997), se caracteriza por relaciones entre el individuo y el colectivo, que
frecuentemente incluye subordinación de las metas individuales; mientras que la horizontalidad
es destacar la igualdad en la cultura, es decir, como indica Triandis (2000), donde las
personas son básicamente similares.
En el manifiesto vertical de la dimensión, Singelis et al. (1995) indica que es una tendencia
de aceptación o rechazo de hacer lo que uno no le gusta. En este rubro, se señala que los
colectivistas son más propensos a hacer lo que se espera de ellos; mientras que en cuestión de
horizontalidad, el individualismo es más responsable de que tengas más tiempo para conocer
gente nueva. En general, los verticales son más propensos a sentirse más culpables que los
horizontales. Tras dicha aproximación cultural, la presente investigación plantea la siguiente
pregunta, ¿Existen diferencias estadísticamente significativas respecto a la dimensión
individualismo y colectivismo en tres grupos de edades de la Ciudad de México?
Método
Participantes.
Se empleó un muestreo no Probabilístico por cuotas, la muestra estuvo constituida por 318
personas nacidas en territorio mexicano, residentes de la Ciudad de México (M= 36.44,
D.E.=13.31), La muestra quedó conformada de la siguiente manera: El 53.1% por mujeres y el
46.9% por hombres de entre 18 y 85 años. El 39.6% de los participante indicaron estar
casados; el 28.9% soltero; el 14.5% en una relación de noviazgo; el 9.1% en unión libre; el
5% divorciado; y el 2.9% indicó que estaba en otro tipo de relación. El nivel de educación de
la muestra estuvo representada por el 14.5% con educación básica, la cual abarca primaria y
secundaria; el 41.8% con educación técnica o bachillerato; el 43.1% por personas con
educación superior, la cual incluye universidad y posgrado; asimismo, dos personas indicaron
no tener estudios, lo cual representa el 0.6% de la muestra.
Instrumento.
Escala de Individualismo y Colectivismo (Soler, 2015). Conformada por 39 afirmaciones con
opción de respuesta Likert de 1 a 5 que van de “totalmente en desacuerdo” a “totalmente de
acuerdo”. Los factores que la integran son Colectivismo Vertical (α= 0.841), Individualismo
Horizontal (α= 0.770), Individualismo vertical (α= 0.768), y Colectivismo Vertical (α= 0.616).
Procedimiento.
Se aplicó la escala a las personas, solicitándoles su colaboración para contestar las escalas
indicándoles que los datos proporcionados serían manejados de manera confidencial. La
aplicación se llevó a cabo en lugares y universidades públicas. Posteriormente se procedió a
197
capturar los datos de cada escala en el Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales (SPSS)
versión 21, para así poder trabajar con los análisis estadísticos pertinentes.
Resultados
Se realizó una ANOVA para determinar si existen diferencias en cuanto a los grupos de
edad de las variables de estudio (Ver Tabla 1).
En la Tabla 1 se muestra que respecto al rango de edad de 18 a 28 años presenta una
tendencia significativa al Individualismo Horizontal y al Individualismo Vertical en comparación
con los demás grupos de edad.
Tabla 1
Diferencias por grupos de edad en Individualismo y Colectivismo
Edad
Factor F p
18-28 años 29-45 años 46-85 años
Colectivismo
51.26 51.36 52.29 .565 .569
Horizontal
Individualismo
28.83 27.79 26.32 5.794 .003*
Horizontal
Individualismo
18.08 16.35 15.41 7.783 .001**
Vertical
Colectivismo
13.31 13.75 13.63 .343 .710
Vertical
*p ≤ 0.05; ** p 0.01
Discusión
Referencias
Bond, R., & Smith, P. B. (1996). Culture and conformity: A meta-analysis of studies using Asch´s (1952b,
1956) line judgment task. Psychological Bulletin, 119, 111-137.
Díaz-Guerrero, R. (1993). Entrevista a Rogelio Díaz Guerrero/ Entrevistador: Gerardo Marín. Papeles del
Psicólogo: Revista del Colegio Oficial de Psicólogos, 55. Recuperado de http:
//www.papelesdelpsicologo.es/vernum ero.asp?id=577
Díaz-Loving, R. (2008). Etnopsicología Mexicana: Siguiendo la huella de Díaz Guerrero. México: Trillas.
198
Díaz-Loving, R., Armenta, H. C., Saldívar Garduño, A., Reyes Ruiz, N. E., López Rosales, F., Moreno
López, M., Romero Palencia, A., Hernández Sánchez, J. E., & Domínguez Guedea, M. (Manuscrito
no publicado). Las premisas histórico-psico-socio-culturales en México: Conceptualización de ayer
y hoy, validación de su medida. Summa Psicológica.
García Campos, T., & Reyes Lagunes, I. (2005). Escala de individualismo-colectivismo para mexicanos:
Desarrollo de una aproximación culturalmente relevante. Revista de Psicología Social y
Personalidad, 21(2), 103-115.
Hofstede, G. (1983). National cultures in four dimensions: A research-based theory of cultural
differences among nations. International Studies of Management and Organization, 13(1), 46-74.
Hofstede, G. (2001). Culture´s Consequences: Comparing Values, Behaviors, Institutions and
Organizations across Nations (Second Edition). UK: Sage.
Markus, H., & Kitayama, S. (1991). Culture and self: Implications for cognition, emotion and motivation.
Psychological Review, 98, 224-253.
Singelis, T. M., Triandis, H. C., Bhawuk, D. P. S., & Gelfand, M. J. (1995). Horizontal and vertical
dimensions of individualism and collectivism: A theoretical and measurement refinement. Cross-
Cultural Research, 29(3), 240-275.
Soler Anguiano, F. L. (2015). El poder asociado al individualismo y colectivismo en la cultura Mexicana
(Tesis de Licenciatura). UNAM.
Triandis, H. C. (1994). Culture and Social Behavior. New York: McGraw-Hill.
Triandis, H. C. (1995). Individualism and collectivism. Boulder, CO: Westview.
Triandis, H. C. (2000). Culture and conflict. International Journal of Psychology, 35(2), 145-152.
Triandis, H. C. (2011). Culture and self-deception: A theoretical perspective. Social Behavior and
Personality, 39(1), 3-14.
199
Transición de las Premisas Histórico-Socio-Culturales en una
Subcultura Tradicional
Mirta Margarita Flores Galaz, María de Lourdes Cortés Ayala
y María Teresa Morales Manrique
Método
Participantes.
Muestra año 2002. 361 personas seleccionados mediante un muestro no probabilístico de
los cuales el 46.3% (167) pertenecieron al área rural del estado de Yucatán y el 53.7% (194)
a la Ciudad de Mérida. El 49.9% (180) fueron hombres y el 50.1% (181) mujeres, con una
edad promedio de 35.6 años y una desviación estándar de 9.24, con una escolaridad desde
primaria hasta profesional.
Muestra año 2010. 480 personas seleccionadas mediante un muestreo no probabilístico de
la ciudad de Mérida, Yucatán. El 41.9% (201) fueron hombres y el 58.1% (279) mujeres, la
edad promedio fue de 18.94 años con una desviación estándar de 2.90, con una escolaridad
de secundaria a profesional.
Muestra año 2015. 590 personas seleccionadas mediante un muestreo no probabilístico de
la ciudad de Mérida, Yucatán. El 50.5% (299) hombres y el 49.3% (291) mujeres, la edad
promedio fue de 30.99 años y una desviación estándar de 12.63, con una escolaridad de
secundaria y bachillerato.
201
Instrumentos.
Durante los años 2002 y 2010, se utilizó la Escala de Premisas Histórico-Socio-Culturales de
la Familia Mexicana (Díaz-Guerrero, 2004) en su versión corta y modificada a un formato tipo
Likert pictográfico por Flores, Cortés, Góngora y Reyes-Lagunes (2002), que consta de 28
reactivos, 4 reactivos para cada factor: machismo ( = 0.75), obediencia afiliativa ( = 0.78),
virginidad ( = 0.75), temor a la autoridad ( = 0.82), status quo familiar ( = 0.57), respeto
sobre amor ( = 0.93) y rigidez cultural ( = 0.82). Para el año 2015, se utilizó la Escala de
PHSC (Díaz-Guerrero, 2003) que consta de 33 reactivos que conforman siete factores que
explican el 57% de la varianza total, con un alfa de Cronbach global de .8284, validada por
García-Méndez (2007). Consta de siete factores: Obediencia afiliativa ( =.83),
Consentimiento ( =.78), Autoafirmativo ( =.82), Status quo familiar ( =.62), Temor a la
autoridad ( =.82), Marianismo ( =.49) y Honor familiar ( =.63). Cabe señalar que para el
análisis comparativo durante esta aplicación se consideran únicamente los factores de
obediencia afiliativa (cuatro reactivos) y Temor a la autoridad (cuatro reactivos) dado que son
los coincidentes durante las tres aplicaciones a través del tiempo, así como también porque son
las que se han mantenido consistentemente a través del tiempo.
Procedimiento.
La administración del instrumento a través de los años se llevó a cabo en forma individual o
de manera colectiva en diferentes puntos de la Ciudad de Mérida.
Resultados
Las consistencias internas obtenidas durante el año 2002 y 2010 para cada uno de los
factores de la Escala de PHSC fueron mayores a .75 con excepción del factor status quo
familiar (machismo 2002 = .75, 2010 = .76; obediencia afiliativa 2002 = .78, 2010
= .86; virginidad 2002 = .75, 2010 = .80; temor a la autoridad 2002 = .82, 2010
= .85; status quo familiar 2002 = .57, 2010 = .66; respeto sobre amor 2002 = .93,
2010 = .91; y rigidez cultural 2002 = .82; 2010 = .78). Posteriormente, se realizó un
análisis de varianza de 2x2 (tiempo y sexo) para conocer la influencia del paso del tiempo y
el género en el apego y/o cambio en las PHSC.
La Tabla 1 muestra que en todos los factores se encontraron diferencias significativas en el
apego a las PHSC de 2002 al 2010 por sexo, observando que las medias disminuyen a
través del tiempo, es decir en todos los factores las medias más bajas se obtienen en el año
2010. Es importante señalar que el rango de puntuaciones obtenido para cada factor va de 4
a 20 por lo que la media teórica es de 12, de tal manera que las medias para el año 2010
disminuyen a tal grado que están por debajo de la media teórica. Las diferencias por sexo se
202
observaron en cinco de los siete factores: machismo, obediencia afiliativa, respeto sobre amor
y rigidez cultural. En este caso, es importante mencionar que en los factores de machismo,
obediencia afiliativa y temor a la autoridad las medias están por arriba de la media teórica.
Tabla 1
Análisis de varianza obtenido para cada uno de los factores de la Escala de Premisas Histórico-
Socio-Culturales por ciudad y sexo
Premisas Tiempo Sexo
Histórico-Socioculturales 2002 2010 F p Hombres Mujeres F p
Machismo 13.78 9.80 174.14 .000*** 12.70 10.47 39.62 .000***
Obediencia afiliativa 17.29 13.52 188.57 .000*** 15.77 14.56 11.11 .001***
Virginidad 14.77 10.36 205.49 .000*** 12.21 12.21 1.88 .17
Temor a la autoridad 15.03 12.17 93.35 .000*** 13.15 13.54 5.29 .02*
Status quo familiar 17.18 15.89 39.28 .000*** 16.37 16.48 .78 .37
Respeto sobre amor 12.93 7.33 275.95 .000*** 10.61 8.92 13.43 .000***
Rigidez cultural 13.88 8.14 353.34 .000*** 11.64 9.65 24.99 .000***
* p 0.05 ** p 0.01 *** p 0.001.
203
Tabla 2
Análisis de diferencias obtenido para cada una de las afirmaciones correspondientes a los factores
Obediencia afiliativa y Temor a la autoridad por año (2002, 2010 y 2015) para hombres y mujeres
Premisas Histórico-Socio-Culturales 2002 2010 2015 X2 Prob.
Obediencia Afiliativa
-Un hijo debe siempre obedecer a sus padres H 84.4% 71.6% 58.9% 40.59 .000***
M 83.1% 64.2% 55.0% 39.73 .000***
-Una hija debe siempre obedecer a sus padres H 88.6% 58.2% 63.9% 46.0 .000***
M 83.3% 52.3% 61.5% 45.96 .000***
-Nunca de debe dudar de la palabra de una H 83.1% 45.3% 61.9% 57.38 .000***
madre M 79.3% 37.6% 56.4% 76.97 .000***
-Nunca debe dudar de la palabra de un H 77.1% 37.3% 53.5% 61.59 .000***
padre M 67.8% 29.0% 48.1% 67.26 .000***
Temor a la autoridad
-Muchas hijos temen a sus padre H 65.0% 54.7% 46.8% 14.81 .001***
M 72.2% 55.0% 43.3% 37.65 .000***
-Muchas hijas temen a sus padres H 68.6% 36.3% 48.8% 39.34 .000***
M 73.0% 36.6% 48.5% 58.21 .000***
-Muchos hijos temen a sus madres H 57.1% 26.9% 47.2% 37.44 .000***
M 68.2% 28.3% 47.8% 70.90 .000***
-Muchas hijas temen a sus madres H 57.1% 31.8% 39.5% 25.80 .000***
M 64.6% 29.7% 34.0% 61.58 .000***
Nota: * p 0.05 ** p 0.01 *** p 0.001. Los porcentajes representan el grado de acuerdo con la premisa.
Discusión
Los resultados obtenidos mostraron que al comparar el año 2002 y 2010 el apego a las
PHSC disminuye significativamente en todos los factores, principalmente en los factores de
rigidez cultural, respeto sobre amor y machismo, datos que corroboran que las premisas están
en constante cambio y en una dialéctica cultura-contracultura (Díaz-Guerrero, 2003); así
también lo demuestran las diferencias por sexo, ya que son los hombres los que mantienen un
mayor apego a las PHSC de obediencia afiliativa, machismo, rigidez cultural y respeto sobre
amor.
En este caso se puede observar que los cambios acelerados en las relaciones entre hombres
y mujeres y la incorporación de éstas al medio laboral y por ende al empoderamiento muestra
que el apego hacia las premisas ha disminuido considerablemente en la rigidez cultural y el
respeto sobre el amor, más no así en la obediencia afiliativa, temor a la autoridad y machismo
respectivamente, lo cual nuevamente evidencia la importancia para el mexicano de seguir las
órdenes de los padres, la percepción que tienen los individuos sobre como la cultura indica que
se debe tener temor a los padres debido a la jerarquía y supremacía de los mismos y a la
percepción de que todavía continua el apoyo a la supremacía del hombre sobre la mujer,
resultados que reflejan que en estas dimensiones la evolución y los cambios son más lentos
(Díaz-Guerrero, 2003).
204
Por otra parte, el análisis de los factores de obediencia afiliativa y temor a la autoridad
durante tres cohortes, 2002, 2010 y 2015 muestra una tendencia de disminución de 2002 a
2010, sin embargo para el 2015 se percibe un incremento en el grado de apoyo a las PHSC
tanto para los hombres, como para las mujeres. Estos datos son de llamar la atención y
corroboran la transición y/o la permanencia de las diversas PHSC, producto de la dinámica
cultura-contracultural, en la que está inmersa la sociedad actual, así como también a las
diferencias de género, escolaridad, edad y etapas de ciclo vital del grupo particular
estudiado. Al respecto, es importante señalar que en este estudio se analizó además del paso
del tiempo, una variable que consistentemente se ha visto que impacta a las PHSC, el género.
Sin embargo quedan otras variables que probablemente ayuden a explicar estos cambios
tales como la edad y la escolaridad, variables que también han demostrado tener efecto en la
evolución de las PHSC. Finalmente, los hallazgos sugieren la necesidad de continuar
explorando el apego a las PHSC de la familia mexicana, considerando los factores
planteados por Díaz-Guerrero (1967, 1994), así como los factores emergentes como el
Marianismo y Autoafirmativo, entre otros, que contribuyen para entender mejor la no solo la
personalidad de los individuos en un contexto sociocultural particular, sino también otros
procesos psicosociales como la crianza de los hijos, relaciones de pareja, violencia de género,
entre otros.
Referencias
Alarcón, R. (2010). El legado psicológico de Rogelio Díaz- Guerrero. Revista conducta. 8, 16, 6-20.
Ávila, M. M. (1986). Premisas socioculturales en el campesino mexicano. Revista de Psicología Social y
Personalidad, 1, 1, 283-288.
Balcázar, N. P., Mercado, M. A. y Moysen, C. A. (1994). Filosofía de vida y vida familiar en
adolescentes preparatorianos. La Psicología Social en México, 7,1, 10-15.
Bargas, D. E., García, P. A., Flores, G. M. y Cortés, A. L. (2010) Premisas histórico-socio-culturales en
adultos de un ecosistema rural de yucatan. Revista mexicana de Psicología. Número especial.
Memoria in extenso. Octubre, 871-873.
Cortés, A. L., Flores, G. M. y Moya, M. M. (2008). Premisas socioculturales, sexismo ambivalente e
ideología de género en adolescentes. La Psicología Social en México. México: AMEPSO. 12, 201-
208.
Cubas-Carlin, E. & Díaz-Loving, (1982). Anticoncepción y premisas socioculturales. La Psicología Social
en México. México: AMEPSO. 6 (1), 309-327.
Díaz-Guerrero, R. (1967). The Active and the Passive Syndromes. Revista Interamericana de Psicología,
1,4, 263-272.
Díaz-Guerrero, R. (1994). Psicología del Mexicano. Descubrimiento de la Etnopsicología. Trillas: México.
Díaz-Guerrero, R. (2003). Psicología del Mexicano 2. Bajo las garras de la cultura. México: Trillas.
Díaz-Loving, R., Rivera, A. S., Villanueva, O. G. B. T., y Cruz, M. L. (2011). Las premisas histórico-
socioculturales de la familia mexicana: su exploración desde las creencias y las normas Revista
Mexicana de Investigación en Psicología, 3, 2, 128-142.
Flores, G. M. (2010). Etnopsicología de la asertividad. Conducta. Psicología Científica al Alcande de
Todos. México: Escuela Superior de Psicología de Ciudad Juárez, 8, 16, 31-44.
Flores, G. M. (2011). La cultura y las premisas de la familia mexicana. Revista Mexicana de
Investigación Psicológica. Artículo comentario. 3, 2, 148-153
205
Flores, G. M., Cortés, A. L., Góngora, C. E. y Reyes-Lagunes, I. (2002). Premisas socioculturales: Entre la
transición y la permanencia. La Psicología Social en México. México: Asociación Mexicana de
Psicología Social. 9, 560-566.
García-Méndez, M. (2007). La infidelidad y su relación con el poder y el funcionamiento familiar. Tesis de
doctorado no publicada. México: Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de
México.
García, C. T. (2010). Premisas socioculturales: proximidad cultural en sistemas rurarles y urbanos. En R.
Díaz-Loving (Eds.), Etnopsicología Mexicana: Siguiendo la huella teórica y empírica de Díaz-
Guerrero México: Trillas, 59-76.
García, M, M., Guzmán, S. R. & Solano, S. G. (2014). Premisas Histórico-Cultuales: Diferencias en
contextos del norte, sur y centro de la república. En R. Díaz-Loving., S. Rivera., L. Cruz., I. Reyes-
Lagunes. (Eds.), La Psicología Social en México. 15, 78-84.
Guerrero, M. H., Beltrán, M. G. y Flores, G. M. (2007). Premisas Socio-Culturales en jóvenes de dos
ecosistemas. Ponencia presentada en el IV Latin American Regional Congress of Cross Cultural
Psychology. International Association for Cross-Cultural Psychology. Del 6 al 9 de Julio de 2007
en la Ciudad de México.
Lara, T. L. y Gómez, A. P. (1993). Cambios socioculturales en los conceptos de abnegación en la familia
mexicana: un estudio en relación con el cambio social. Revista Mexicana de Psicología, 10, 1, 29-
35
Ortega, E. F. (1996). Fuerza personal y premisas socioculturales en mujeres empleadas de
maquiladoras. En Asociación Mexicana de Psicología Social (Ed.), La Psicología Social en México.
México: AMEPSO. 6, 21-27.
Reyes-Lagunes, I. (2008). El mexicano a través de las premisas histórico-socioculturales- En Díaz-loving,
et. al. (2008). Etnopsicología Mexicana: Siguiendo la huella teórica y empírica de Díaz-Guerrero
México: Trillas, 42-58.
206
Vigencia o Transformación de las Premisas HSC’S. Un
estudio en una Muestra Mexicana11
Norma Elena Reyes Ruiz*, Rolando Díaz Loving*,
Carolina Armenta Hurtarte* y Alicia Saldívar Garduño**
En la actualidad con los cambios generados por la tecnología, las redes sociales y un sinfín
de avances que han agilizado la adquisición de información del entorno, esto ha sido
observado desde la manera en que se interioriza la cultura para hombres y mujeres de este
nuevo siglo, en muchos de los casos prevalece el arraigo de las tradiciones, mandatos y
creencias, en otros de los casos se han alejado de la forma tradicional de la cultura. Aspectos
como la idiosincrasia de cada uno de los mexicanos hace que tengan una cosmovisión diferente
de ver la realidad aun estando en contextos culturales similares. Para esto, Díaz-Guerrero
(1972) ya hablaba de al menos tres factores que se debían considerar. El social: en la vida
común existen moralejas, refranes y proverbios que de alguna manera parecen regir el
comportamiento de los grupos sociales. El cultural: la experiencia común aporta una cierta
"perspectiva sobre el mundo" y el histórico: su temporalidad se mide por el grado de
tradicionalismo o apertura a nuevas miradas del comportamiento cultural de los individuos.
Con estos tres componentes que observó el autor antes mencionado, es lo que le daba el
origen a las premisas histórico-socio-culturales. Para Díaz-Guerrero (1981), las premisas son
“las unidades esenciales de la realidad interpersonal”, haciendo referencia a los roles que
juegan los miembros de una cultura en particular. Demostrando que conceptos, aparentemente
imposibles de definir, pueden ser abstraídos a unidades, o construcciones empíricas, como las
referidas con el nombre de Premisas HSC´s” (Díaz-Guerrero, 1972). Las mismas han sido
sostenidas a lo largo del tiempo bajo tres aristas principales: la abnegación en la madre, la
obediencia de los hijos y la supremacía del varón, vistas en las instituciones culturales que
obedecen a las necesidades psicológicas del grupo, necesidades a su vez determinadas por
las condiciones familiares (Giraldo, 1972). A partir de lo señalado párrafos arriba, se
desprenden factores que se derivan de las premisas (machismo, obediencia afiliativa,
virginidad, abnegación, temor a la autoridad, status quo familia, respeto sobre amor, honor
familiar y rigidez cultural), conjuntando en cada factor aquellas aseveraciones que sustraen la
sustancia de los patrones culturales de las personas.
Las primeras investigaciones relacionadas con las premisas HSC´s se realizaron con el
objeto de determinar el grado de salud mental personal y social del mexicano, así como para
Método
Participantes.
1624 personas, 49% hombres (n=789) y 51% mujeres (n=835), elegidos por muestreo
intencional por cuotas, provenientes de los estados de Sonora (12%; n=190), Nuevo León
(16%, n=261), Hidalgo (15%, n=248), Sinaloa (15%, n=240), Tabasco (15%; 247), y de la
Ciudad de México (27%, n=438). El promedio de edad fue de 25 años (DE=3), en un rango
entre 18 y 31 años. La escolaridad fue principalmente secundaria (42%; n=688), licenciatura
(28%; n=455), y bachillerato concluido o estudios técnicos (27%; 443); el resto de los casos
tenían primaria o posgrado. Respecto de su estado civil, el 95.4% (n=1,544) señaló tener
pareja, y el restante 4.6% (n=74), no; casos perdidos: 6. De aquellas personas que contaban
con pareja, en el 58.5% (n=886) de los casos se trataba de noviazgo, en el 32.3% (n=490)
de matrimonio, y el restante 9% (n=139), tenían alguna otra condición; casos perdidos: 29.
Instrumento.
El instrumento original fue desarrollado por Díaz-Guerrero (1972) y está constituido por
123 premisas y se agrupan en los siguientes factores: machismo, obediencia afiliativa,
virginidad, abnegación, temor a la autoridad, status quo familia, respeto sobre amor, honor
familiar y rigidez cultural. Se eligieron las más significativas por medio del procedimiento
“inter-jueces”, por cada factor de la escala, quedando 68 premisas.
Procedimiento.
Se llevó a cabo la validación psicométrica por medio del procedimiento de Reyes Lagunes
y García Barragán (2008): Asimetría, t de student (discriminación de reactivos), - Confiablidad
ítem-total, Direccionalidad y Análisis factorial.
208
Resultados
El análisis psicométrico se hizo a partir de los estudios de Díaz-Guerrero (2003). De las 123
premisas originales, el instrumento quedó con 68 premisas; a través del proceso estadístico,
discriminaron 33 reactivos. Se realizó un análisis factorial por componentes principales con
rotación ortogonal y se obtuvieron ocho factores que explican el 57.08% de la varianza total.
Se utilizó la carga factorial mínima de .40 como criterio para incluir los reactivos en cada
dimensión. La confiabilidad total fue de .753 (Ver Tabla 1).
Tabla 1.
Factores de la actualización de las premisas tradicionales de la familia
Factor 1 (7 ítems) Machismo α =.80
Todo niño debe probar su hombría .741.
Los hombres son por naturaleza superiores a las .703
mujeres
Las mujeres dóciles son mejores .700
Factor 2 (5 ítems) Obediencia α=.77
Nunca se debe dudar de la palabra de una madre .749
Nunca se debe dudar de la palabra de un padre .718
Un hijo nunca debe poner en duda las órdenes de un .682
padre
Factor 3 (5 ítems) Obediencia benevolente α=.73
Algunas veces, una hija NO debe obedecer a su padre .759
Algunas veces una hija NO debe obedecer a su madre .710
Algunas veces una hija NO debe respetar a sus padres .681
Factor 4 (3 ítems) Status Quo α=.61
Todos los niños deben tener confianza en sí mismos .718
Las mujeres tienen que ser protegidas .590
Las niñas deben ser protegidas .563
Factor 5 (4 ítems) Temor a la autoridad α=.70
Muchos hijos temen a sus madres .767
Muchas hijas temen a sus madres .742
Muchos hijos temen a sus padres .671
Factor 6 (3 ítems) Abnegación α=.71
Todo niño debe probar su hombría .818
Los hombres son por naturaleza superiores a las .777
mujeres
Las mujeres dóciles son mejores .594
Factor 7 (3 ítems) Status Quo-Fidelidad α=.55
Un buen esposo debe ser siempre fiel a su esposa .673
Un hombre infiel deshonra a la familia .617
Una buena esposa debe ser siempre fiel a su esposo .530
Factor 8 (3 ítems) Honor familiar α=.51
Está bien que una mujer tome en un lugar público .756
Está bien que un hombre tome mucho en un lugar .726
público
Las mujeres deben ser agresivas .491
209
Discusión
Con los factores anteriores se señala la existencia de premisas que se han conservado y
otras más se han transformado, siendo el producto del pensamiento de mujeres y hombres
permeados por la cultura mexicana. Las premisas que perdieron vigencia en la actualidad son
aquellas que hablan sobre virginidad, respeto sobre amor y rigidez cultural. Se ha observado
que con el cambio de ciertas premisas así como la ausencia de otras más habla sobre una
característica cultural hispana y particularmente mexicana (Giraldo, 1972). Del encuentro
entre las premisas heredadas en la sociocultura, que representan la cultura tradicional, y las
ideas renovadoras que se asumen, surgen nuevas formas de vida y de adaptación, que a la
postre contextualizan la personalidad de los individuos (Alarcón, 2005). En el caso de la no
presencia del factor de virginidad, Díaz Guerrero (2000) estudió la evolución de este
precepto, encontrando que las creencias culturales relativas a ella han sufrido en el lapso de
35 años, de 1959 a 1994, una pronunciada caída. Estos factores que ya no se reportan al
menos en este estudio han estado muy estrechamente ligados a creencias tradicionales y
religiosas, encontrándose en el centro de estas ideas la supremacía del varón y la abnegación
de la mujer, sin embargo los tiempos cambian y las creencias también están cambiando. En la
actualidad, también se ha observado un cambio significativo comparando investigaciones
anteriores, respecto al apoyo a dichas creencias. Existen factores de premisas que con el paso
del tiempo se han eliminado por necesidades del propio sistema cultural actual y otros que se
siguen manteniendo en este caso por la influencia aún vigente de ser un país colectivista en
donde se habla más de la conservación del grupo de referencia como lo es la familia. Por
último, a manera de conclusión, Díaz Guerrero (2003) señala que el establecimiento de una
sociocultura iba a estar conformada por un sistema de premisas interrelacionadas que norman
los sentimientos, ideas, así como los procesos de jerarquización, estipulación de papeles
sociales y reglas de interacción en las relaciones interpersonales que brindan cohesión entre los
individuos para un mejor establecimiento de un grupo cultural actual mexicano.
Referencias
210
Muñoz, M.B. (2007). Influencia de las premisas histórico-socio-culturales en el locus de control en mujeres
casadas que trabajan. Tesis de Licenciatura no publicada. Universidad Nacional Autónoma de
México.
Reyes, I. y García y Barragán, L. F. (2008). Procedimiento de validación psicométrica culturalmente
relevante: Un ejemplo. En S. Rivera Aragón, R. Díaz Loving, R. Sánchez Aragón e I. Reyes Lagunes
(Eds.), La psicología social en México, XII, 625-630. México: AMEPSO, Universidad de
Guanajuato y UNAM.
211
Representaciones Sociales de Estudiante de Bachillerato
sobre la Violencia Captadas con un Test de Frases
Incompletas
Alba Cerino Soberanes, Catherine Sylvie Bracqbien Noygues, Héctor
Herrera Barragán y Cynthia del Carmen Gómez Gallardo
Desde hace algunos años, la violencia va permeando de manera muy notoria los distintos
ámbitos de vida del ser humano. A las formas de violencia ya bien identificadas en nuestra
sociedad, como la violencia intrafamiliar o la delincuencia “común”, vemos como se agregan
nuevas formas como la violencia escolar, la autoagresión, la violencia estructural ligada a la
desigualdad social, y la violencia causada por el crimen organizado. Se ha vuelto un
problema prioritario a nivel nacional que atañe a todos los sectores: político, social, económico,
salud, educación, etc.
La violencia se define como “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o
como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga
muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del
desarrollo o privaciones” (OMS, 2002). Existen muchas categorizaciones de la violencia. La
más común distingue violencia física, psicológica y sexual. También se hace la distinción entre
la violencia directa y violencia indirecta. La violencia directa o manifiesta implica
comportamientos con la intención de causar daño como empujar, pegar, amenazar o insultar.
La violencia indirecta o relacional no implica una confrontación directa entre el agresor y la
víctima; se define como aquel acto que se dirige a provocar daño en el círculo de amistades
de otra persona o bien en su percepción de pertenencia a un grupo. Puede darse e n forma
de exclusión social, rechazo social, difusión de rumores, etc. (Little, 2003).
Desde el punto de vista psicológico, resulta imprescindible entender las representaciones
que genera la violencia en los individuos y en la sociedad, como impacta en la población y
que tipo de actitudes provoca. Debe considerarse que los adolescentes resultan
particularmente vulnerables ya que, en este momento crucial de la formación de su identidad,
los modelos observados pueden tener gran influencia sobre su comportamiento. Es de
esperarse que su participación activa o pasiva de un ambiente violento tenga un efecto más o
menos perdurable en su personalidad, y específicamente en su salud mental, con mayor riesgo
de síntomas depresivos y de ansiedad, dificultades académicas, conducta disruptiva y uso de
sustancias como efecto de la exposición de los adolescentes a la violencia Cooley-Strickland,
Quille, Griffin, Stuart, & Bradshaw, (2011).
La violencia se hace cada vez más presente en las escuelas y en la relación de pares en
general. Con el avance tecnológico y la apertura de los medios de comunicación, los
adolescentes y jóvenes se encuentran expuestos a contenidos cada vez más explícitos de
violencia y agresividad en videojuegos, películas, periódicos y revistas. Las redes sociales dan
lugar al ciberbullyng y al sexting; también vinculan ideas o imágenes que propician la
imitación de conductas peligrosas o de violencia y que producen una cierta fascinación en
algunos adolescentes. La violencia en la comunidad genera un clima social que puede afectar
el desarrollo de los adolescentes. Para entender la magnitud del problema de la violencia en
los adolescentes, se requiere de un abordaje integral y no fragmentado de su realidad
cotidiana. La mayoría de los estudios tienden a abordar solo una parte de la problemática,
como el acto violento como tal, algún tipo de escenario, las víctimas o los perpetradores. Sin
embargo, en los tiempos actuales, los adolescentes pueden convivir con la violencia en diversos
escenarios: en su familia, en el noviazgo, en la escuela, el trabajo, en la comunidad donde
radiquen. etc.
Existen pocas investigaciones en Tabasco que aborden de manera integral el problema de
la violencia en los ámbitos en los que se desenvuelven los adolescentes. El tema de la violencia
es considerado un problema social sin embargo, es escasamente abordado de manera
sistemática, ya sea mediante programas de detección, diagnóstico e intervención. Es necesario
trabajar este tema desde los ámbitos educativos, empezando por estudios exploratorios que
presenten un panorama de la situación que viven los jóvenes en Tabasco. La exploración de las
representaciones de los jóvenes adolescentes sobre su exposición a la violencia y su
participación en la misma en sus principales ámbitos de vida (familiar, educativo, comunitario y
social) es determinante para la comprensión del impacto del fenómeno de la violencia entre
ellos. Para eso, es importante reconocer la singularidad de sus formas de pensar y vivenciar la
violencia en sus manifestaciones actuales.
De acuerdo con Moscovici (1961), citado por Mora (2002), la representación social es un
conocimiento que delimita u orienta la comprensión de la realidad, las formas de comunicación
y los modos característicos de actuar. Jodelet (1984) indicó que las representaciones sociales
corresponden al “saber de sentido común”. De acuerdo con lo anterior se ha considerado que
las formas dominantes de la discursividad sobre la violencia entre jóvenes de bachillerato, son
una evidencia de ese ‘conocimiento’ que permea e incluso determina los modos que tienen de
experimentar la violencia.
Es importante entonces clarificar la posición asumida en esta investigación con respecto al
fenómeno de la violencia, por lo que debe señalarse que no se persigue aquí evidencia sobre
la violencia en tanto que hecho real, sino que el interés está centrado en indagar modos de
representación de la violencia en la conciencia de los jóvenes adolescentes de bachillerato de
comunidades escolares circunscritas
En este caso, se ha optado por un estudio que aporte elementos narrativos con el objetivo
de identificar las representaciones que prevalecen en los estudiantes de nivel medio superior
del estado de Tabasco sobre la violencia, entendida como algo a lo que se encuentran
expuestos y/o de lo que participan de manera activa.
213
Método
El estudio se manejó con un enfoque cualitativo. Es de tipo interpretativo, con base en una
prueba de Frases Incompletas, la cual responde a toda una tradición de investigación en el
campo de la psicología bajo el modelo del Test Frases Incompletas de Sacks & Levy (1987). Es
de corte transversal.
Participantes.
La muestra fue de 45 adolescentes de un Colegio de Bachilleres de Tabasco, ubicado en
una zona urbana (15 alumnos de cada uno de los semestres en curso).
Instrumentos.
El instrumento se diseñó con el propósito de tener un acercamiento a la perspectiva de los
jóvenes respecto al fenómeno "violencia” suscitando la expresión escrita. Se denominó test de
Frases Incompletas sobre Representaciones de la Violencias (F.I.R.V.). Consiste en una serie de
frases incompletas que indagan las siguientes dimensiones: concepto general de violencia,
violencia social, violencia de pareja, violencia familiar, violencia psicológica.
Procedimiento.
Como primer paso se elaboraron un total de 20 frases, de las cuales se eligieron 12, luego
de reconocer con un test piloto la sensibilidad diferenciada que dichas frases aportaban a la
construcción de imágenes discursivas para evocar la violencia. Los enunciados de la prueba
fueron construidos de modo que el tronco verbal sugiriese una representación sobre la
violencia en algún área o aspecto de la vida social, escolar y/o familiar. La aplicación se
realizó en el plantel 1del COBATAB, en la sala de usos múltiples, de forma colectiva en los tres
grupos de 15 adolescentes, después de conseguir su consentimiento informado. Se les indicó
que tenían que contestar de forma individual, de manera espontanea, pero sin limitaciones de
tiempo.
En una segunda revisión, se estableció un filtro de modo que las respuestas que no
aportaran información significativa fuesen eliminadas. Se desecharon las frases en las que los
jóvenes daban como respuesta un “si”, “no” y/o “nada”. Se vaciaron las respuestas de las
nueve frases restantes agrupándolas en categorías constituidas a partir de la frecuencia
conceptual. Las respuestas de cada frase se redujeron a filtros de los cuales surgen surgieron
los escenarios y formas de violencia (física, verbal y psicológica) que reconocen los jóvenes, así
como los roles que desempeñan (victima, victima secundaria y victimario), sentimientos
asociados a este fenómeno, juicios acerca de la justificación de la violencia, entre otras.
Resultados
214
Frase “Para mí la violencia es…”. Los participantes se expresaron con frecuencia en
términos de formas de violencia, de manifestaciones directas de violencia física
principalmente. Se refirieron a la agresión, el maltrato o el daño provocado con
conductas, particularmente entre las personas; además la concibieron como un
“método inadecuado” para solucionar problemas, mencionando el “Bullying” y
diferentes actos vandálicos.
Frase “La peor cosa que hice a alguien es…” . La mayoría de los jóvenes
mencionaron aquí haber infligido violencia de tipo verbal a través de “insultos”, con
la intención de dañar o de “hacer sentir mal” a alguien. En menor medida, indicaron
haber hecho uso de la violencia física a través de golpes, y algunos sujetos
mencionaron haber realizado un acto de carácter delictivo de tipo robo o daño a
propiedad. Generalmente no evocaron los factores implicados, salvo algunos que
indicaron que se trató de una reacción defensiva ante una agresión verbal o física.
Frase “Tomo como un insulto…”. Los adolescentes indicaron percibir como insulto las
críticas, las burlas y palabras obscenas, particularmente, si son dirigidos a su
persona o a algún miembro de su familia.
Frase “las personas me hieren cuando…”. Se refirieron a diferentes formas de
agresiones como “burlas”, “insultos” y “golpes”. También indicaron situaciones en las
cuales se les dirige comentarios “malos” o desagradables que desvalorizan su forma
de ser y/o su complexión.
Frase “siento que alguien es rudo conmigo o con otra persona si…”. Manifestaron
principalmente reconocer esta rudeza cuando se presentan “golpes” acompañados
de “insultos”. Encontramos dos tipos de respuestas predominantes: el primero atañe
a justificar que alguien sea rudo al tener “problemas”, y el otro refleja la idea de
que es una forma de reaccionar ante una agresión.
Frase “La peor cosa que me han hecho es…”. Esta frase suscitó principalmente
evocaciones de conductas de naturaleza verbal-psicológica: insultos, “que me
humillen”, “no me tomen en cuenta”, “culparme” o “que me ignoren”. Otras respuestas
también significativas introducen el haber experimentado violencia de tipo social a
través de actos como “asaltos” y “robos” sin prescindir de los “golpes”.
Frase “No soporto que alguien…”. Las respuestas más frecuentes se refirieron a
insultos, molestias y humillaciones. En menor proporción, aludieron a situaciones de
desvaluación, de incomprensión, o a personas que “hablan a sus espaldas”. Por otra
parte, manifestaron no soportar que alguien agreda, muestre crueldad o “se pase de
listos” con otras personas.
Frase “Una forma de hacerle daño a otra persona es…”. Los participantes
mencionaron principalmente los insultos, indicando que pueden ser dirigidos hacia la
moral, el valor de la persona, su forma de ser y/o su apariencia física. Otra de las
formas que según ellos producen daño son las humillaciones, especialmente cuando
se hace uso del conocimiento de alguna situación dolorosa para la otra persona con
el fin de dañar “sus sentimientos”. También aludieron a agresiones físicas
generalmente con golpes, acompañados frecuentemente de agresiones verbales.
215
Frase “Me he burlado de alguien…”. Los participantes reconocieron su participación
en situaciones como los juegos de bromas entre compañeros que resultan en
experiencias vergonzosas y/o desagradables para sus destinatarios. Algunos
reconocieron que estas bromas son “mala onda”, pero indicaron que la han ejercido
al sentirse “aburridos”, para reír un rato. Varios de ellos mencionaron que la
apariencia física es un motivo frecuente de burlas. Finalmente indicaron haber
recurrido a las burlas para insultar a alguien o para responder a las burlas que
ellos mismos recibieron.
En el análisis de los resultados, se encontró que dentro del concepto general de violencia
que tienen los jóvenes se halla inmersa la “agresión”, además únicamente relacionan a la
violencia con “actos” o “sucesos” de naturaleza física y/o verbal. Así, por ejemplo como
respuestas se obtuvieron: “La agresión física y verbal” o “Agresión física hacia otras personas”.
Otro de los hallazgos obtenidos fue el uso indistinto que hacen los jóvenes de los términos
"agresión" y "maltrato", para referirse a la naturaleza física y verbal de la violencia, por
ejemplo: “Maltrato físico y verbal” o “Agredir física y verbal a una persona”.
Cabe mencionar que, dentro de las respuestas obtenidas, el término psicológico no estaba
presente como tal, sin embargo se encontraba de manera implícita en el empleo de términos
relacionados, como sentir, humillar, herir y soportar. Por otra parte, en el filtro denominado
“violencia psicológica” se identificó que se agrupaban un numero representativo de respuestas,
reincidiendo esto mismo en ocho de las frases analizadas. Por consiguiente, se infiere que la
violencia de naturaleza psicológica Es la imagen más recurrente en las representaciones de los
jóvenes sobre la violencia.
Discusión
Los jóvenes pueden identificar de manera muy precisa una situación de violencia, conocen
los diferentes tipos de violencia y los espacios en donde se producen. Claramente ubican a la
familia como generadora de violencia, conocen quienes son las personas que ejercen
mayormente violencia y pueden mencionar algunas de sus motivaciones y causas para ejercer
y relacionarse violentamente.
La aplicación de las frases incompletas condujo a un acercamiento al modo de pensar que
los jóvenes tienen sobre la violencia, sin embargo, uno de los aportes fue la constatación de las
limitaciones de las respuestas escritas de los jóvenes, tales como respuestas cerradas, poca
legibilidad u omisión de respuesta, así como le mencionó Isla (2008). Es por esto que
remarcamos la importancia de generar espacios que permitan un amplio desenvolvimiento del
discurso articulado de los jóvenes estudiantes de educación media superior sobre el fenómeno
de la violencia escolar.
216
Referencias
217
Violencia y Conflicto: con una Muestra Guanajuatense
Rosario Guadalupe Alvarez Rubio, Yessica Ivet Cienfuegos-
Martínez y Alejandro Daniel Avalos Montoya
Universidad de Guanajuato
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013) informa que la violencia física o sexual
contra las mujeres es un problema de salud pública en todo el mundo, experimentado por más
de un tercio de las mujeres, siendo la ejercida por la pareja la más común.
Para dar un panorama de la violencia en el estado de Guanajuato, el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2011) reporta que, el 37.5% de las mujeres
casados o unidas han experimentado violencia en un punto de su relación; las agresiones
sufridas se dividen en emocionales, económicas, físicas y sexuales. El índice más alto
corresponde a la violencia física, con un porcentaje de 89.2%, el 22% ha vivido violencia
extrema que se caracteriza por ocasionar lesiones que ponen en peligro la vida o dejan daños
físicos y psicológicos permanentes que requieren atención médica. Vinculado con lo anterior, el
15.3% de las mujeres que han sufrido violencia reportan haber pensado en el suicidio. En
Guanajuato el 61.5% de mujeres actualmente separadas, divorciadas o viudas reportaron que
han sufrido violencia de parte de su ex pareja. La Procuraduría General de Justicia del Estado
de Guanajuato (PGJ, 2015) informa que en los casos reportados por violencia contra las
mujeres, éstos han sido efectuados por su cónyuge o pareja, expareja y/o concubino.
Los datos anteriores revelan la importancia sobre el estudio de la violencia en la pareja,
pues ésta se relaciona con una disminución de la calidad de vida de las víctimas, así como
consecuencias graves en la salud física y psicológica de las personas que la experimentan
(INEGI, 2011). Las consecuencias tienen una amplia gama, siendo la más extrema el asesinato
o el suicidio.
La violencia puede referirse a una manera de exponer conflictos haciendo vulnerables los
derechos o voluntades del otro(a) (Moral de la Rubia, López, Díaz Loving, & Cienfuegos-
Martínez, 2011). En este sentido, la violencia en la pareja puede ser definida según Johnson y
Campbell (como se citó en Méndez & García, 2015) como el uso de control y poder que se
ejerce principalmente contra la mujer, en una relación heterosexual; lo cual, según los autores
alude a un tipo de violencia llamada coercitiva de control. Sin embargo, existen también casos
en los que los hombres han sido agredidos por sus parejas, a este tipo de violencia
bidireccional le conoce como violencia situacional en la pareja.
Comúnmente en los datos sobre violencia en la pareja se considera únicamente a las
mujeres como víctimas. Cantera y Blanch (2010) explican cómo los estereotipos de género han
sido adoptados socialmente para clasificar tradicionalmente los roles de mujer cuidadora-
pasiva y hombre proveedor-activo. Dentro de estos roles, también se percibe a mujeres y
hombres en una dicotomía donde las primeras son (y deben ser) débiles y sumisas, mientras
que los otros son (y deben ser) fuertes e impositivos. Éste y otros estereotipos influyen en la
invisibilización de casos donde hombres han sido agredidos por su pareja heterosexual, siendo
un fenómeno, en algunos casos bidireccional.
Los estereotipos de género tienden a ser socialmente polarizados y se reconoce que en una
relación ambos miembros pueden ejercer algún tipo de violencia, pero, los casos reportados
sobre violencia física extrema que tienen consecuencias como la muerte o daños permanentes
en la salud, son mayores en mujeres (OMS, 2013). De tal suerte que es pertinente hacer una
evaluación crítica de los resultados y estudios que asumen las violencias dirigidas a unas y
otros como equiparables.
La violencia en la pareja puede tener origen en el conflicto, el cual de no ser resuelto, o la
pareja no efectúa estrategias adecuadas para el manejo del mismo, puede generar violencia
dentro de la relación (Cienfuegos-Martínez, 2010); así sí el conflicto se mantiene, puede ser un
factor que eleve los grados de violencia en la relación, en lo que Walker (1989) llamaría el
ciclo de violencia en la fase de acumulación de tensión.
Las estrategias de manejo de conflicto son formas cognitivas para la resolución de estos, son
aprendidas socialmente para mejorar nuestras relaciones interpersonales (Feldman & Ridley,
2000), por lo que el contexto alrededor de la violencia ejercida y recibida en las relaciones
de pareja es un aspecto poco contemplado en los estudios de violencia de género que sin
embargo es de gran importancia como factor subsecuente de causas de violencia.
El conflicto en la pareja es un desacuerdo entre las partes que puede ser solucionado por
diversas estrategias, donde la violencia es solo una de ellas, la más desafortunada. Las
estrategias de manejo de conflicto son soluciones frente a situaciones que generan estrés o
malestar, estas se denominan también estilos de afrontamiento, los cuales han sido estudiados
y clasificados. Moral de la Rubia et al. (2011) reportan en su estudio, realizado con la
participación de 223 mujeres y 177 hombres mexicanos con pareja heterosexual entre 18 y
64 años, que no existen diferencias significativas en el estilo de afrontamiento entre hombres y
mujeres además muestran que las personas con estilo de afrontamiento pasivo utilizan
estrategias como evitación, negación y acomodación así como culpabilizarse y suelen presentar
mayores índices de la violencia recibida y el activo que implica el uso del afecto, la reflexión
y participación de los miembros de la relación en la resolución de conflictos, puede ser un
factor para ejercer o recibir violencia.
Cienfuegos (2010) en su estudio con 293 hombres y 447 mujeres en una relación
heterosexual, encuentra que las mujeres son las principales víctimas y perpetradoras de
violencia; señala que, como en otros estudios (Trujano, 2007), al evaluar la violencia a través
de la frecuencia de los actos violentos son los hombres quienes reportan mayores niveles de
violencia en comparación a cuando se evalúa la intensidad de dichos actos. En este estudio, las
mujeres reportan percibir intencionalidad de su pareja para hacerles daño, si bien falta
analizar las razones por las que las mujeres tienen estas percepciones, es factible que la
violencia sea una forma reactiva de actuar ante esta intencionalidad percibida. Se observa
además que la acomodación, impacta en la percepción de violencia del miembro que la utilice
219
asumiendo la culpa de los problemas en la relación, poniéndose en una situación vulnerable;
otro estilo de afrontamiento es la evitación, que favorece ejercer y recibir violencia dentro de
la relación de pareja. La automodificación consiste en comportarse prudente y paciente es un
estilo de afrontamiento de conflicto protector para la violencia.
La acomodación como estilo de afrontamiento, en la cultura patriarcal, impacta a la mujer
que aprende a culpabilizarse de los conflictos así en la acomodación puede haber
dependencia y temor al abandono por el control y poder ejercido. La evitación refiere a
ignorar o negar el problema por lo que este no se soluciona por el contrario de la
automodificación que implica solucionar el problema de forma equitativa.
Estudios como el de Méndez y García (2015) que constó de 150 hombres y 192 mujeres
con pareja y al menos un hijo, reiteran la predicción y relación entre el manejo del conflicto y
la violencia situacional en la pareja planteando la bidireccionalidad de la misma, cabe señalar
que este tipo de violencia refiere al uso de violencia ocasional debida a un conflicto.
Los estilos de afrontamiento forman parte fundamental de la dinámica de pareja pues se
ha observado (Cienfuegos-Martínez, 2010; Méndez y García 2015; Moral de la Rubia et al
2011) que son factores importantes para predecir la situación de violencia en la pareja, ya
que se relaciona el estilo de afrontamiento con la violencia percibida.
Método
Participantes.
La muestra constó de 122 participantes con mujeres (61%) y hombres (38%) adultos
(M=28.16, DE= 7.67) del estado Guanajuato. De la muestra total cerca de la mitad
reportaron estar solteros (49%), también más de la mitad de los participantes había cursado
la preparatoria o bachillerato (31%) o tenían un grado profesional como la licenciatura
(32%).
Instrumentos.
Se usaron tres instrumentos, la escala de Violencia en la Pareja (Cienfuegos-Martínez,
2014) en su versión para receptor(a) que explica un 67.7% de la varianza con un coeficiente
de confiabilidad de alfa de Cronbach de .94. la cual se divide en cuatro factores; violencia
económica, violencia psicológica y el control, violencia física e intimidación y violencia sexual.
El segundo instrumento fue la escala en su versión para perpetrador(a) que explica un 59.9%
de la varianza y tiene un alfa de Cronbach de .89, evaluando dos factores; la violencia
psicológica y otros tipos de violencia.
El tercer instrumento fue la versión corta de Estrategias de Manejo de Conflictos elaborada
por Arnaldo en 2001 (Cienfuegos, 2010) compuesta de 34 reactivos con un coeficiente de
confiabilidad de .86%, que evalúa seis factores; relacional-reflexivo y negociación-
comunicación, afecto, separación, evitación, automodificación y acomodación.
220
Procedimiento.
La aplicación fua a población abierta de forma individual y colectiva. Se cumplieron los
requisitos para salvaguardar el anonimato y confidencialidad de las y los participantes.
Resultados
Tabla 1.
Correlaciones entre violencia en la pareja y estrategias de manejo de conflicto.
Violencia Violencia Violencia Violencia Violencia Violencia y otros
económica psicológica física sexual psicológica tipos de violencia
(perpetrador) (perpetrador)
Negociación- -,004 ,013 -,047 -,152 -,258** -,124
comunicación/ Racional
-reflexivo
Afecto ,065 ,130 ,001 ,042 -,035 ,060
Separación ,182 ,243* ,023 ,112 ,068 ,086
Evitación ,339** ,303** ,319** ,353** ,515** ,407**
Automodificación ,172 ,284** ,055 ,166 -,031 ,030
Acomodación ,405** ,341** ,308** ,325** ,356** ,315**
Discusión
Los conflictos en la relación de pareja son estados de estrés que en una confrontación que
resulte positiva pueden ayudar a mejorar la relación; sin embargo, cuando un conflicto no se
resuelve o se resuelve de forma negativa, se intensifica y es un factor predictor de la violencia
en la pareja, por lo que el estudio de las estrategias de manejo de conflicto relacionadas con
la violencia pueden ayudar a ampliar el conocimiento respecto a la interacción positiva entre
los miembros, de tal suerte que la posible existencia de violencia se minimice.
221
La separación hace referencia a dejar pasar tiempo entre el conflicto y la búsqueda de
solución al mismo; en la acomodación uno(a) de los miembros asume la responsabilidad e
incluso la culpa ante los conflictos. Ambos estilos de afrontamiento están vinculados con altos
niveles de violencia psicológica; es decir, las personas que indican evitar el conflicto
alejándose o asumiendo la responsabilidad tienden reportar mayores niveles de insultos,
humillaciones y control por parte de su pareja; este tipo de afrontamiento es señalado por
Moral de la Rubia et al. (2011) como pasivo. Por otro lado se observó que utilizar
negociación-comunicación/ racional–reflexivo, que implican solucionar conflictos usando el
diálogo para buscar el origen de estos a través de la comunicación, disminuye la violencia
psicológica ejercida en la pareja, lo cual podría señalar que, a diferencia de la creencia
común, que es mejor evitar el conflicto que enfrentarlo, el hablar con la pareja respecto a las
razones del conflicto promueve una interacción más positiva. La automodificación que implica
aceptar los errores propios, pero no los de la pareja, se correlacionó con la violencia
psicológica; lo cual resulta factible si consideramos que las humillaciones, amenazas e insultos y
negligencia de la violencia psicológica, cuyo fin último es el control, podrían tener más eco si la
pareja asume los asume válidos al asumir responsabilidades y culpas, no solo propias sino
también de la pareja (Lagarde, 1990). Resalta el hecho de que tanto la evitación (dejar
pasar el tiempo hasta que se olvide el conflicto) como la acomodación (acepar los errores)
presenten correlaciones significativas con todas los tipos de violencia recibidos y perpetrados.
En este sentido, el conocimiento de la dinámica de pareja y el uso de las estrategias de
manejo de conflicto en relación a la violencia nos da fundamentos para realizar intervenciones
con temáticas referentes a los estilos de afrontamiento que ayuden a las parejas para conocer
su dinámica y mostrar estrategias de manejo de conflicto óptimas para mejorar la relación de
pareja, las que son factores predictores de violencia en la pareja, y los tipos de violencia que
comúnmente no son reconocidos como la violencia psicológica hacia los hombres o la utilización
de la evitación o acomodación en las mujeres para evitar el conflicto relacionadas con la
violencia en la pareja.
Referencias
Cantera, L. M. & Blanch, J. M. (julio, 2010) Percepción social de la violencia en la pareja desde los
estereotipos de género. Scielo. Recuperado de http:
//scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S113205592010000200003&script=sci_arttext
Cienfuegos-Martínez, I. Y. (2010). Violencia en la relación de pareja: una aproximación desde el modelo
ecológico. Tesis de Doctorado no publicada. Universidad Nacional Autónoma de México.
Feldman, C. M., & Ridley, C. A. (2000). The role of conflict based communication response and outcomes
in male domestic violence toward female partners. Journal of Social and Personal Relationship, 17,
(4-5), 552-573.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en
los Hogares. (2011). Panorama de Violencia Contra las Mujeres en Guanajuato. Recuperado de
http:
//internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos//prod_serv/contenidos/espanol/bvine
gi/productos/nueva_estruc/702825051099.pdf
222
Méndez S. M. del P. & García M. M. (2015). Relación entre las estrategias de manejo del conflicto y la
percepción de la violencia situacional en la pareja. Revista Colombiana de Psicología, 24(1), 99-
111. doi: 10.15446/rcp.v24n1.41439
Moral de la Rubia, J., López, R. F., Díaz L. R. & Cienfuegos M. Y. I. (2011) Diferencias de género en
afrontamiento y violencia en la pareja. Revista CES Psicología, 4(2), 29-46.
Organización Mundial de la Salud. (2013). Informe de la OMS destaca que la violencia contra la mujer
es “un problema de salud global de proporciones epidémicas. Recuperado de http:
//www.who.int/mediacentre/news/releases/2013/violence_against_women_20130620/es/
Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato, Banco Estatal de Datos e Información
sobre Casos de Violencia Contra las Mujeres. (2015). Consejo Estatal para Prevenir, Atender,
Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres. Recuperado de https:
//portal.pgjguanajuato.gob.mx/PortalWebEstatal/Banco/Formularios/apartado_publico.aspx
Trujano, R. P. (Julio-Septiembre, 2007). Nuevos posicionamientos de género: varones víctimas de la
violencia de sus mujeres. Revista Internacional de Estudios sobre Masculinidades: La Manzana,
2(3). Recuperado el 4 de Febrero de 2016 de http: //www.estudios
masculinidades.buap.mx/num3/art7.htm
Walker, L., (1989). The battered Woman. New York: Harper & Row.
Lagarde, M. (1990, 5a. Ed.). Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas.
Coordinación General de Estudios de Posgrado, UNAM. México.
223
SEXUALIDAD
Actitudes Hacia Tener Hijos en la Adolescencia: Efectos de la
Intolerancia a la Incertidumbre
Christian Enrique Cruz Torres, Zuriel Tonatiuh Ceja De La Cruz, Fredi
Everardo Correa Romero y Luis Felipe García y Barragán
Universidad de Guanajuato
226
El presente estudio tiene por objetivo poner a prueba la relación entre la intolerancia a la
incertidumbre y las actitudes implícitas hacia estudiar y hacia el embarazo adolescente. Se
propone como una primera hipótesis que la intolerancia a la incertidumbre puede asociarse
con una mayor preferencia por ser padres y no por estudiar, pero especialmente en aquellas
personas que han atravesado una gran cantidad de adversidades en su vida. Otra posibilidad
a explorar es que la intolerancia a la incertidumbre se asocie negativamente con las actitudes
positivas hacia el embarazo adolescente, debido principalmente a que los individuos con alta
intolerancia a la incertidumbre buscarían alejarse de situaciones que les produzcan estrés,
ansiedad y/o preocupación como las situaciones sexuales de riesgo.
Método
Participantes.
Se contó con la participación de 54 hombres y 127 mujeres con una edad promedio de
16.8 años (d.e.= 2.8), todos estudiantes de secundaria, nivel medio superior o primer año de
licenciatura. El 17% declaró que no le gustaría tener hijos. Para el resto, la edad promedio
considerada como ideal para tener a su primer hijo fue 26.2 años, con una d.e= 7.5 años.
Instrumentos.
El TAI de lápiz y papel estaba compuesto de dos tareas presentadas en hojas separadas.
La primera con un acomodo congruente con una actitud a favor de ser estudiante y la segunda
con un acomodo congruente a favor de tener hijos. En cada caso se presentaban en el centro
de la página y en orden aleatorio los conceptos asociados a las categorías tener hijos (e.g.
gatear), ser estudiante (e.g. escribir), agradable (e.g. paz) y desagradable (e.g. dolor). En la
parte superior izquierda y derecha se encontraban las categorías (anexos 1 y 2).
Para medir la intolerancia a la incertidumbre se utilizó la subescala de afrontamiento
emocional de Greco y Roger (2012), cuyo análisis factorial de máxima verosimilitud mostró
una solución de dos factores. El factor fatalismo se integró con seis reactivos (e.g. Cuando no sé
lo que va a pasar casi siempre espero que pase lo peor) que explicaron el 24.4% de la
varianza total con un indicador de consistencia interna α=.83. El factor ansiedad explicó un
23.2% de la varianza con una consistencia interna α=.83.
La medición de actitudes hacia el embarazo se compuso de 14 reactivos en escala tipo
Likert de cinco puntos desarrollada por García- Alcaraz y Correa-Romero (2012) con un
indicador de consistencia interna α=.85. Seis reactivos de dicha escala reflejaban actitudes
positivas hacia el embarazo en los adolescentes (e.g. Tener hijos hace que los y las
adolescentes maduren) y ocho actitudes negativas (e.g. Los y las adolescentes que tienen hijos
están arruinando su vida).
Procedimiento.
Los participantes eran contactados en las aulas de clase y se les invitaba informándoles que
su participación era voluntaria y que sus respuestas serían confidenciales. Quienes aceptaban
227
recibían primero el cuadernillo del TAI, donde leían las instrucciones generales del
procedimiento, indicándoles que el objetivo era responder tan rápido como pudieran pero sin
equivocarse y que si se equivocaban no se detuvieran a corregir sus respuestas. El aplicador
les informaba que iniciarían con el ejercicio y tendrían solo 20 segundos para categorizar
tantas palabras como pudieran. A continuación, señalaba el inicio de la tarea cronometrando
los 20 segundos, al término de los cuales pedía a los participantes que no respondieran más.
Al estar listos se iniciaba la segunda tarea del TAI, siguiendo el mismo procedimiento. Al
terminar estas tareas comenzaban a responder las mediciones explícitas de actitudes hacia ser
padres. Al finalizar se les agradecía por su participación, se les explicaban los objetivos y
procedimientos del estudio.
Resultados
Para distinguir posibles efectos debidos a los planes de vida respecto de tener o no hijos se
formaron tres grupos: quienes no deseaban tener hijos, quienes deseaban tenerlos antes de los
25 y quienes deseaban tenerlos después de los 25, tomando como criterio para esta última
división la mediana de edad en ese indicador. Para poner a prueba la asociación entre las
variables del estudio, se utilizaron correlaciones de Spearman, analizando por separado entre
hombres y mujeres, y entre los diferentes grupos de edad reportada para tener hijos.
Como se observa en la tabla 1, para los hombres el fatalismo se asocia positivamente con
actitudes negativas hacia la paternidad adolescente, pero sólo en quienes reportan como
edad ideal para tener hijos después de los 25 años. Para las mujeres, la ansiedad se asocia
positivamente con actitudes negativas hacia la maternidad adolescente en quienes dicen no
desear tener hijos. Para las mujeres que reportaron desear tener hijos después de los 25 años
la ansiedad se asocia positivamente con las actitudes negativas hacia la maternidad y
negativamente con las actitudes positivas. El grupo de mujeres que reportó desear tener hijos
antes de los 25 años presenta un patrón contrario a los anteriores, donde el fatalismo se
asocia positivamente con las actitudes positivas hacia la maternidad, tanto en las actitudes
explícitas como en las implícitas.
Tabla 1.
Correlaciones Spearman entre fatalismo, ansiedad y las actitudes explícitas e
implícitas hacia tener hijos para hombres y mujeres
Positivas hacia tener Negativas hacia TAI Preferencia por tener
hijos tener hijos hijos
Hombres
Antes de los Fatalismo .247 -.162 -.080
25 Ansiedad .187 -.010 -.235
Después de Fatalismo -.127 .516* -.197
los 25 Ansiedad -.069 .413 .101
228
Tabla 1.
Correlaciones Spearman entre fatalismo, ansiedad y las actitudes explícitas e
implícitas hacia tener hijos para hombres y mujeres
Positivas hacia tener Negativas hacia TAI Preferencia por tener
hijos tener hijos hijos
Mujeres
Nunca Fatalismo .091 .331 -.079
Ansiedad -.219 .549** .211
Antes de los Fatalismo .322* -.020 .357*
25 Ansiedad .204 .189 .123
Después de Fatalismo -.182 .326* -.019
los 25 Ansiedad -.361* .424** -.040
*Relación significativa con p<.05; **Relación significativa con p<.001
Discusión
Los resultados muestran un patrón mixto con respecto a las hipótesis originalmente
planteadas. El fatalismo y la ansiedad se asociaron regularmente con actitudes negativas
hacia tener hijos en la adolescencia, pero sólo para las mujeres que consideran tener hijos
antes de los 25 años, el fatalismo se asoció positivamente con actitudes implícitas y explícitas
hacia la maternidad adolescente.
Estas diferencias llevan a pensar que para algunos estudiantes tener hijos representa un
reto que genera incertidumbre y parece difícil de sortear, mientras que para las mujeres que
desean tener hijos a más temprana edad puede representar una opción de estabilidad y un
proyecto viable ante la percepción fatalista de su propio entorno.
Resultaría necesario entonces explorar qué condiciones o antecedentes de vida se
encuentran presentes en este grupo de adolescentes a fin de identificar posibles rutas de
acción para presentarles alternativas de vida adicionales a la maternidad. Podría explorarse
también su autoeficacia escolar, pensando en que una baja autoeficacia escolar les llevaría a
pensar que terminar una carrera es un reto fuera de su alcance, mientras que ser madres sí es
una meta accesible.
Referencias
Cruz, C., Díaz-Loving, R., Bouzas, R. y Sánchez-Aragón, R. (2013). Resultados incontrolables en la vida e
impotencia aprendida generalizada: facilitadores para aceptar un estatus inferior, Suma
Psicológica, 20(2), 129-146. Doi: 10.14349/sumapsi2013.1278.
Dugas, M. J., Buhr, K., & Ladouceur, R. (2004). The role of intolerance of uncertainty in etiology and
maintenance. In: R. G. Heimberg, C. L. Turk, & D. S. Mennin (Eds.), Generalized anxiety disorder:
advances in research and practice (pp. 143– 163). New York: Guilford.
Dugas, M. J., Schwartz, A., & Francis, K. (2004). Intolerance of uncertainty, worry, and depression.
Cognitive Therapy and Research, 28, 835–842.
229
Dugas, M. J., Gagnon, F., Ladouceur, R., & Freeston, H. (1998). Generalized anxiety disorder: a
preliminary test of a conceptual model. Behaviour Therapy and Research, 36, 215–226.
Eagly, A. H., & Chaiken, S. (1993). The psychology of attitudes. Orlando, FL: Harcourt Brace Jovanovich
Freeston, M. H., Rheaume, J., Letart, H., Dugas, M. J., & Ladouceur, R. (1994). Why do people worry?
Personality and Individual Differences, 17, 791–802.
García-Alcaraz, J. & Correa-Romero, F. (Noviembre, 2012). La implicación de la perspectiva del
tiempo en el embarazo adolescente. Ponencia presentada en el 3er congreso internacional de
ciencias sociales en el sureste mexicano, Cancún, Quintana Roo, México.
Gawronski, B., & Payne, B. K. (Eds.). (2011). Handbook of implicit social cognition: Measurement, theory,
and applications. Guilford Press.
Greco, V. & Roger, D. (2001). Coping with uncertainty: the construction and validation of a new
measure. Personality and Individual Differences, 31, 520-522.
Greenwald, A.G., McGhee, D.E., and Schwartz, J. (1998). Measuring individual differences in implicit
cognition: The Implicit Association Test. Journal of Personality and Social Psychology, 74, 1464-
1480.
Greenwald, A. G., Poehlman, T. A., Uhlmann, E. L., & Banaji, M. R. (2009). Understanding and using the
Implicit Association Test: III. Meta-analysis of predictive validity. Journal of personality and social
psychology, 97(1), 17
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica
2014. Base de datos. México, INEGI, 2015. Recuperado de http:
//www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2015/juventud0.pdf
Monat, A., Averill, J., & Lazarus, R. (1972). Anticipatory stress and coping reactions under various
conditions of uncertainty. Journal of Personality and Social Psychology, 24, 237±253.
Organización mundial de la salud (OMS). El embarazo en la adolescencia. OMS.Recuperado de http:
//www.who.int/mediacentre/factsheets/fs364/es/
Peña, D. (2004). Necesidad de control: análisis conceptual y propuesta experimental. Revista
Profesional Española de Terapia Cognitivo-Conductual, 2(16), pp.78
Secretaría de Salud (SSA). Base de Egresos Hospitalarios 2013. SSA, 2015. Recuperado de http:
//www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2015/juventud0.pdf
Schwarz, N. y Bohner, G. (2008). The Construction of Attitudes. En A., Tesser, & N. Schwarz, (Eds.).
Blackwell handbook of social psychology: Intraindividual processes. John Wiley & Sons.
Villalobos-Hernández, A., Campero, L., Suárez-López, L., Atienzo, E. E., Estrada, F., & la Vara-Salazar,
D. (2015). Embarazo adolescente y rezago educativo: análisis de una encuesta nacional en
México. Salud Pública de México, 57(2), 135-143.
230
Comunicación Sexual entre Padres e Hijos con Alguna
Discapacidad
Susana Bárcena Gaona y Susana Robles Montijo
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2015), se estima que el 15%
de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad. En México, el Instituto Nacional de
Geografía y Estadística informa que más de cinco millones de personas viven con esta
condición (INEGI, 2012). Las personas con discapacidad carecen de acceso a servicios básicos
de salud y educación. Las acciones emprendidas para promover la salud y prevenir
enfermedades pocas veces están orientadas a ellas (OMS, 2015). Asimismo, pese a que desde
organismos internacionales se impulsa la integración educativa y el reconocimiento a sus
derechos, únicamente asisten a la escuela el 5.8% de la población de niños con discapacidad
en México (Diario Oficial de la Federación, 2014), a esto se suma que no se les brinda
educación en materia sexual porque se piensa que son “asexuales” o “ángeles eternos” y que
por lo tanto, no la requieren (Rivera, 2008).
En México no existen datos oficiales que den cuenta de la situación en materia de salud
sexual que viven las personas con discapacidad, se desconoce el número de embarazos,
Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y abuso sexual que viven. No obstante, en Estados
Unidos el índice de infección del VIH/SIDA entre individuos sordos es el doble que en las
personas oyentes (Lisher, Richardson, Levine & Patrick, 1996) y en Uganda el 38% de las
mujeres y el 35% de los hombres con discapacidad ha tenido una ITS alguna vez (Moore,
1998). De igual manera, los niños con discapacidad, en comparación con niños sin
discapacidad, tienen el doble de probabilidad de sufrir abuso sexual, y las mujeres con
discapacidad son agredidas, violadas y abusadas en proporción dos veces mayor que las
mujeres sin discapacidad (Couwenhoven, 2012).
Los datos referidos ponen en evidencia la imperiosa necesidad de brindar educación sexual
clara y oportuna a las personas con discapacidad. En este sentido, la familia, especialmente
los padres, desempeñan un papel primordial, ellos son los responsables de resolver sus
primeras curiosidades sexuales, asimismo transmiten valores e información a través de la
comunicación que establecen con ellos (Amor, 1997). Sin embargo, los estudios muestran que
los padres experimentan temor ante la posibilidad de que sus hijos con discapacidad tengan
una vida sexual, y por ello suelen adoptar conductas de sobreprotección, limitando su
autonomía y reduciendo sus actividades al ámbito familiar y a la institución que les brinda
servicio (Navarro & Hernández, 2012).
Por su parte, los jóvenes también expresan la misma falta de comunicación sobre temas de
sexualidad con sus padres. Robles, Guevara, Pérez y Hermosillo (2013) realizaron un estudio
con 132 jóvenes sordos y encontraron que más de la mitad nunca habló de temas sexuales con
sus padres. Asimismo, presentaron un patrón de conducta sexual riesgoso: el 56.1% tuvo su
primera relación de manera forzada y 43.9% tuvo relaciones forzadas nuevamente. Además,
un gran porcentaje (71.9%) no usó ningún método anticonceptivo, dando pie a embarazos
(28.8%), abortos (13.8%) e ITS (19.3%). Es posible suponer que exista una fuerte asociación
entre la escasa comunicación con la conducta sexual de riesgo, a partir de los resultados
reportados en población sin discapacidad, en donde se observa que cuando los jóvenes
conversan con sus padres sobre temas de sexualidad retardan la edad de debut sexual
(Andrade, Betancour & Palacios, 2006), usan condón en su primera relación sexual (Frías,
Barroso, Rodríguez, Moreno & Robles, 2008) y tienen un desarrollo sexual más positivo
(Dilorio, Pluhar & Belcher, 2003).
Dado el impacto positivo que tiene la comunicación sexual de los padres en la salud sexual
de sus hijos, se han llevado a cabo estudios encaminados a conocer los aspectos que influyen
en dicha comunicación. Los resultados de tales estudios indican que los padres más jóvenes
(Einsenberg, Sievening, Bearinger, Swain & Resnick, 2005) y con un nivel escolar superior
(Gallegos, Villaruel, Gómez, Onofre & Zhou, 2007) tienden a hablar más con sus hijos sobre
sexualidad. Asimismo, las madres a diferencia de los padres, se involucran más en dicha
comunicación (Meshke, Bartolomé & Zentael, 2002). De igual manera, los conocimientos que los
padres poseen sobre SIDA y sexo seguro influyen en la forma de comunicación que establecen
con sus hijos (Lehr, Demi, Dilorio & Facteau, 2005).
Es reconocido también el papel que desempeñan los estereotipos y las creencias de los
padres en la comunicación sobre temas de sexualidad que establecen con sus hijos. Por
ejemplo, en algunas familias los padres enseñan a sus hijos que existen diferentes roles de
género y que la manera en que se experimenta el romance y las relaciones sexuales deben
ser distintas para hombres y mujeres, dando mayor libertad a los hombres (Shearer,
Hosterman, Gillen & Lefkowitz, 2005). Asimismo, los padres con creencias conservadoras
enseñan a sus hijos que la mejor forma de cuidar su salud es abstenerse de tener relaciones,
mientras que los padres con creencias más laxas enseñan a sus hijos a prevenir los riesgos
sexuales mediante el uso de píldoras y/o de condón (Lefkowitz & Stoppa, 2006).
Los estudios referidos anteriormente se llevaron a cabo con padres de hijos sin
discapacidad, sin embargo, no hay investigaciones que den cuenta de lo que ocurre en padres
que tienen hijos con alguna discapacidad. Por lo cual, el objetivo de esta investigación fue
conocer la frecuencia con la cual los padres de hijos con alguna discapacidad se comunican
con ellos sobre temas vinculados al cuidado de su salud sexual, analizando las variables
psicosociales que se relacionan con dicha comunicación.
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística de 76 padres de familia, cuyo criterio de
inclusión fue que sus hijos fueran adolescentes y tuvieran algún tipo de discapacidad. La
muestra estuvo constituida en su mayoría por mujeres (76.3%), la edad promedio fue de 45
232
años (DE=8), la mayoría estaba casada (60.5%) o vivía en unión libre (13.2%). Más de la
mitad de la muestra cursó únicamente primaria (25.3%) y secundaria (29.3%); sólo el 17.1%
asistió a la universidad. En cuanto a su ocupación, el 50.3% se dedicó al hogar y el resto tenía
un trabajo remunerado.
Instrumentos.
Se emplearon los instrumentos validados por Bárcena (2013) en una muestra de padres de
familia para evaluar las siguientes variables:
Comunicación sobre temas sexuales: Se evalúo mediante una escala tipo Likert con valores
de 1 (Nunca) a 5 (Una gran cantidad de veces) conformada por 17 reactivos referentes a tres
temas: Métodos anticonceptivos (6 reactivos), relaciones sexuales (6 reactivos) y VIH/SIDA (5
reactivos).
Expectativas hacia la comunicación sexual con los hijos. Se empleó una escala tipo Likert con
valores de 1 (Totalmente desacuerdo) a 5 (Totalmente de acuerdo) integrada por siete
reactivos referentes a lo que los padres esperan que ocurra si hablan con sus hijos sobre
sexualidad (p.e: sería menos probable que mi hijo tenga un embarazo).
Estereotipos. La escala Likert con valores de 1 (Totalmente desacuerdo) a 5 (Totalmente de
acuerdo) conformada por 8 reactivos referentes a los estereotipos que prevalecen en torno a
lo que está mal visto que hagan hombres y mujeres en el cuidado de su salud sexual.
Creencias positivas hacia el uso del condón. Se empleó Likert con valores de 1 (Totalmente
desacuerdo) a 5 (Totalmente de acuerdo) con cinco reactivos orientados a evaluar las
creencias positivas de los papás hacia que sus hijos usen condón.
Conocimientos sobre ITS, VIH/SIDA y embarazos: Se empleó una prueba constituida por 12
reactivos encamida a obtener información sobre el nivel de conocimientos sobre formas de
prevención y transmisión del VIH, así como las consecuencias sociales y psicológicas del
embarazo adolescente. La opción de respuesta para cada reactivo era: cierto, falso y no sé.
Se contabilizó el número de respuestas correctas y se transformó a porcentaje de respuestas
correctas.
Conocimientos sobre uso del condón: La prueba estuvo conformada por seis reactivos con la
misma opción de respuesta que la prueba anterior y permitió obtener información sobre
aspectos referentes a los cuidados y pasos a seguir para usar correctamente un condón.
Procedimiento.
Para aplicar los instrumentos de evaluación a los padres de familia se les contactó
individualmente; a quienes decidieron participar voluntariamente se les proporcionaron las
instrucciones generales para contestarlos, garantizando su anonimato y confidencialidad.
233
Resultados
En la Tabla 1 se presentan los análisis descriptivos para cada una de las variables
estudiadas. Las puntuaciones obtenidas en ambas pruebas de conocimientos indican que los
padres saben poco sobre ITS, VIH/SIDA, embarazos y uso del condón. En las escalas de
creencias y expectativas positivas los padres alcanzaron una puntuación superior a la media
teórica, mientras que en la escala de estereotipos y las de comunicación dicha puntuación se
ubicó por debajo de la media teórica.
Tabla 1
Estadísticos descriptivos
Variables MÍnimo Máximo MT Media DE
Comunicación sobre VIH/SIDA 1 4.25 3 2.13 1.00
Comunicación sobre relaciones sexuales 1 4.57 3 2.32 1.13
Comunicación sobre métodos anticonceptivos 1 4.17 3 1.85 0.94
Expectativas positivas hacia la comunicación 1 5 3 3.86 0.76
Estereotipos hacia el cuidado de la salud 1 4.40 3 2.02 0.89
Creencias Positivas 1 5 3 3.99 1.01
Conocimientos sobre uso del condón 0 85.71 55 37.10 23.57
Conocimientos sobre ITS, VIH/SIDA 26.67 86.67 55 61.61 15.74
234
Discusión
Los principales resultados de este estudio muestran que los padres, a pesar de tener
expectativas positivas hacia la comunicación sexual con sus hijos con discapacidad, nunca o casi
nunca se comunican con ellos sobre temas vinculados al cuidado de su salud sexual. Quienes
llegan a comunicarse, lo hacen abordando con mayor frecuencia temas referentes a la
posibilidad de que tengan relaciones sexuales y pospongan un encuentro sexual. Este hallazgo
concuerda con el reportado por Robles et al. (2013) con jóvenes con discapacidad auditiva y
por Guevara, Robles, Frías y Rodríguez (en prensa) con jóvenes con discapacidad visual,
quienes señalan que la mayoría de dichos jóvenes nunca o casi nunca se comunican con sus
padres sobre temas de sexualidad. Ello sugiere que los padres que tienen hijos con
discapacidad están más preocupados por que sus hijos no tengan relaciones sexuales, que en
abordar temas referentes a su cuidado sexual. Es posible que esto se deba a que los padres
evaden hablar sobre sexualidad con sus hijos por el temor a que ello los incite a iniciar su vida
sexual (López, 2006).
También se encontró que los padres tienen un nivel muy bajo de conocimientos sobre la
transmisión y prevención de ITS, VIH/SIDA y embarazos, y un gran desconocimiento sobre
cómo debe utilizarse un preservativo, a pesar de tener creencias positivas hacia el uso del
condón. De acuerdo con Lehr, Demi, Dilorio y Facteau (2005), esta falta de conocimientos tiene
gran influencia en la comunicación que establecen con sus hijos, ya que quienes poseen mayor
información sobre sexualidad hablan más con sus hijos sobre el tema, pero quienes no tienen
conocimientos al respecto difícilmente abordarán con sus hijos temas vinculados al cuidado de
su salud sexual. Es posible entender que su falta de conocimientos sobre el uso del preservativo
se deba a que en la época en que ellos tuvieron su primera relación sexual no existía
suficiente difusión sobre la epidemia del VIH e información sobre su prevención mediante el
uso del condón. Aunque en diferentes estudios se desdeña el papel que desempañan los
conocimientos, estos son una herramienta fundamental que permite que los padres transmitan
información útil y certera sobre estos temas a sus hijos.
Las variables que sí se asociaron con la comunicación que establecen los padres sobre
temas sexuales con sus hijos fueron las creencias positivas hacia el uso del condón, las
expectativas positivas hacia la comunicación sexual con sus hijos y el nivel de escolaridad de
los padres. De acuerdo con Lefkowitz y Stoppa (2006), los padres que tienen creencias
positivas hacia la sexualidad enseñan a sus hijos cómo prevenir riesgos a su salud a través de
métodos anticonceptivos. Por otra parte, la comunicación sobre VIH estuvo asociada con que
pensaran que hablar sobre dichos temas con sus hijos haría menos probable que adquirieran
dicha enfermedad, estos resultados dejan ver lo importante de que perciban consecuencias
positivas de hablar sobre sexualidad con sus hijos (Dilorio, Pluhar & Belcher, 2003). En cuanto
al nivel escolar, se encontró que hablan más sobre relaciones sexuales y VIH con sus hijos en la
medida que aumenta su nivel educativo. Aunque en este estudio el nivel educativo no se asoció
con mayores conocimientos, sí se correlacionó con las creencias positivas, debido a esto es
posible suponer que el acceso a mayor educación tiene un impacto en las creencias, que
235
finalmente se traducen en comunicación (Einsenberg, Sievening, Bearinger, Swain & Resnick,
2005).
Los resultados más importantes de esta investigación muestran una urgente necesidad de
dirigir los esfuerzos hacia la educación sexual de los padres que tienen hijos con alguna
discapacidad. De acuerdo con los resultados de este estudio es fundamental brindar a los
padres conocimientos sobre ITS, VIH/SIDA, embarazo y uso del condón y promover las
ventajas que tiene la comunicación sobre sexualidad, así como el uso del preservativo en el
cuidado de la salud sexual de sus hijos. Con lo anterior, se espera que los padres sean un
agente de cambio que contribuya a prevenir que sus hijos adquieran una ITS, tengan un
embarazo no deseado y de forma importante, que sean víctimas de violencia sexual.
Referencias
Amor, J. (1997). Afectividad y sexualidad en la persona con deficiencia mental. Madrid: Universidad
Pontificia Comillas.
Andrade, P., Betancourt, D. y Palacios, J. (2006). Factores familiares asociados a la conducta sexual en
adolescentes. Revista Colombiana de Psicología, 15, 91-101.
Bárcena, S. (2013). Efectos diferenciales de un programa de prevención del VIH dirigido
independientemente a padres e hijos (Tesis doctoral inédita). Universidad Nacional Autónoma de
México, México.
Couwenhoven, T. (2013). La educación sexual es la prevención del abuso sexual. Revista Síndrome de
Down, 30, 9-21.
Diario Oficial de la Federación (2014). Reglas de operación del Programa para la Inclusión y la
Equidad Educativa. Recuperado de http: //dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5377499&
DiIorio, C., Dudley, W.N., Wang, D.T., Wasserman, J., Eichler, M., Belcher, L., & West-Edwards, C.
(2001). Measurement of parenting self efficacy and outcome expectancy related to discussions
about sex. Journal of Nursing Measurement, 9 (2), 135-149.
Eisenberg, M. E., Sieving, C., Bearinger, L. H., Swain, C., & Resnick, M. D. (2005). Parental notification
laws for minors’ access to contraception – What do parents say? Archives of Pediatrics Adolescent
Medicine, 159, 120-125.
Frías, B., Barroso, R., Rodríguez, M., Moreno, D. y Robles, S. (2008). Comunicación sobre temas sexuales
con padres y pareja y su relación con la intención para tener sexo y usar condón en
adolescentes. En: S. Rivera Aragón, R. Díaz-Loving, R. Sánchez Aragón e I. Reyes Lagunes (Eds.),
La Psicología Social en México (pp. 227-232), Vol. XII, México, D.F.: AMEPSO.
Gallegos, E.C., Villaruel, A.M., Gómez, M.A., Onofre, D.J., & Zhou, Y. (2007). Research brief: Sexual
Communication and knoledge among mexican parents and their adolescent children. Journal of
the Association of Nurses in AIDS Care, 18 (2), 28-34.
Guevara, Y., Robles, S., Rodríguez, M. y Frías, B. (en prensa).
Comunicación con padres, comportamiento sexual, e indicadores de abuso
sexual en jóvenes mexicanos con discapacidad visual. Psychologia:
Avances de la Disciplina, 10(1).
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (2012). Censo Nacional de Población y
Vivienda. Disponible en línea: http:
//www.inegi.org.mx/Sistemas/temasV2/Default.aspx?s=estyc=17484.
Lefkowitz, E. S., & Stoppa, T. M (2006). Positive Sexual Communication and Socialization in the Parent-
Adolescent Context. New Directions for child and adolescent development, 112, 39-55.
236
Lehr, S. T., Demi, A. S., Dilorio, C., & Facteau, J. (2005). Predictors of fathers-son communication about
sexuality. The Journal of sex research, 42 (2), 119-129.
Lisher, D; Richardson, M; Levine, P; & Patrick, D. (1996). Access to primary health care among persons
with disabilities in rural areas: a summary of the literature. Rural Journal Health, 12, 45–53.
Meshke, L. L., Bartolomé, S., & Zentael, S. R. (2002). Adolescent sexuality and parent-adolescent
processes: Promoting healthy teen choices: Journal of adolescent Health, 31, 264-269.
Moore, D. (1998). HIV/AIDS and deafness. American Annals of the Deaf , 143 (3). 182-205.
Navarro, N. Z. y Hernández, A. I. (2012). Influencia de las actitudes de los padres ante la educación
sexual y la discapacidad intelectual. Psicología y Salud, 22 (2),195-203.
Organización Mundial de la Salud (2001). Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la
Discapacidad y de la Salud. Editor: Autor.
Organización Mundial de la Salud (2015). Discapacidad y salud. Disponible en: http:
//www.who.int/mediacentre/factsheets/fs352/es/
Rivera, P. (2008). Sexualidad de los niños, niñas y jóvenes con discapacidad. Revista Educación, 32 (1),
157-170.
Robles, S., Guevara, Y., Pérez, Y. y Hermosillo, A. (2013). Comunicación con padres y conducta sexual
en jóvenes mexicanos con discapacidad auditiva. Psicología y Salud, 23 (2), 227-239.
Shearer C. L., Hosterman S. J., Gillen M. M., Lefkowitz E. S. Are traditional gender role attitudes
associated with risky sexual behavior and condom-related beliefs? (2005). Sex Roles, 52, 311–
324.
237
Nivel Socioeconómico y Capacidad de Autocuidado para la
Prevención del VIH en Adolescentes de Área Rural
Lubia del Carmen Castillo Arcos*, Carolina Valdez Montero**,
Raquel Alicia Benavides Torres***, María Amparo de Jesús Kantún
Marín* y Manuel Antonio López Cisneros*
Método
Participantes.
La muestra fue de 150 adolescentes entre 15 y 19 años de edad, pertenecientes a una
institución educativa rural, la muestra fue calculado para un modelo de Regresión Lineal
Múltiple para un coeficiente de determinación entre medio y alto (Cohen, 1983) de R2 = .10 y
un poder del 90% y el muestreo fue por conglomerados unietápico por grupo.
Instrumentos.
Se utilizó una cédula de datos demográficos donde se retomó el nivel socioeconómico. Los
niveles socioeconómicos se miden en 6 niveles; A/B: clase alta, esta es el segmento con el más
alto nivel de vida, el jefe de familia y los integrantes son personas con nivel educativo de
licenciatura o superior y viven en casas o departamentos de lujo con comodidad; en la clase
C+: clase media alta, el jefe de familia tiene un nivel educativo de licenciatura y
generalmente viven en casas o departamentos propios ; la clase C: clase media, generalmente
el jefe de familia tienen nivel educativo de preparatoria principalmente, y viven en casas o
departamentos propios o rentados con algunas comodidades; la clase D+: clase media baja,
generalmente conformado por el jefe de familia con nivel educativo de secundaria o primaria
completa, los hogares son en su mayoría de su propiedad, algunos rentan o son viviendas de
interés social: , la clase D: clase baja, el jefe de familia tiene generalmente un nivel educativo
de primaria, sus hogares son propios o rentados de tipo vecindad y la mayoría son de interés
social y la clase E: clase más baja es considerada como pobreza extrema, el jefe de familia
tiene nivel educativo de primaria sin completarla, no tienen un lugar propio para vivir y suele
vivir más de una generación en el mismo hogar (Alpizar, 2011). También, se aplicó la escala
de autocuidado en adolescentes para prevención de VIH/Sida diseñada por Duran (2001). La
escala está conformada por 24 reactivos, donde a mayor puntaje mayor autocuidado.
Procedimiento.
Se recibió la autorización de las comisiones de Ética e Investigación de la Licenciatura en
Enfermería de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), posteriormente se pidió
permiso y presentó el proyecto a los directivos de la escuela preparatoria rural seleccionada;
así como, a los docentes, padres de familia y alumnos. A los adolescentes se les explicó el
objetivo del estudio y se les invito a que participaran, se proporcionó el consentimiento
informado a los padres y el asentimiento informado por escrito a los adolescentes.
Posteriormente se le pidió responder los cuestionarios, se les solicito que sus respuestas fueran
lo más honestas posibles y que contestaran todas las preguntas. Sin embargo, se les recordó a
los participantes que sus respuestas eran confidenciales y nadie tendría acceso a ellas;
asimismo, la información que se recolectó sería resguardada por el personal responsable.
239
Resultados
El análisis de confiabilidad por medio del alfa de Cronbach de los instrumentos que
evaluaron los conceptos de interés muestra que los coeficientes de la escala de autocuidado en
adolescentes para prevención del VIH/Sida (EAAPREVIHS) y de nivel socioeconómico
mostraron confiabilidad aceptable de .91 y .75 respectivamente. El grupo se conformó por 150
adolescentes de 15 a 19 años, predominando el género femenino (57.3%), el 40.7% cursa el segundo
semestre de preparatoria, el 92% es soltero, el 68.7% de religión católica y el 86.7% señalaron
vivir con sus padres.
Los adolescentes en su mayoría han recibido información sobre sexualidad (79.3%),
específicamente el 78.7% refirieron haber recibido información sobre VIH/Sida. Asimismo, el
38% refirió tener relaciones sexuales activas, de ellos el 14.7% se encuentran en la edad de
15 años. De los adolescentes con vida sexual sólo el 11.3% se han realizado la prueba rápida
para detección de VIH/Sida. Por otro lado el nivel socioeconómico que predomina en el grupo
de estudio es la clase media baja (D+), con un 39.3%, seguida por la clase media alta (C+)
con 24.7% y en tercer lugar la clase media (C) con 18% (ver tabla 1).
Tabla 1
Estadística descriptiva de nivel socioeconómico
Nivel Socioeconómico F %
Clase alta (A/B) 10 6.7
Clase media alta (C+) 37 24.7
Clase media (C) 27 18.0
Clase media Baja (D+) 59 39.3
Clase baja (D) 15 10.0
Clase más baja (E) 2 1.3
Nota: f = Frecuencia; % = Porcentaje
240
significativa entre el nivel de autocuidado para la prevención del VIH/Sida con el sexo y la
edad.
Tabla 2
Índice de capacidad de autocuidado para la prevención del VIH por nivel Socioeconómico
Variables Media DE Mín. Máx.
Clase alta (A/B) 62.08 26.21 17 99
Clase media alta (C+) 67.19 20.11 10 100
Clase media (C) 56.74 26.31 0 93
Clase media Baja (D+) 62.08 19.74 19 99
Clase baja (D) 59.26 20.31 24 94
Clase más baja (E) 70.14 28.48 50 90
Nota: DE = Desviación Estándar, Min = Mínimo, Max = Máximo
Tabla 3
Correlación de Spearman para capacidad de autocuidado para la prevención del VIH de
acuerdo al sexo
Variables 1 2 3 4
Sexo 1
Edad 0.91 1
Autocuidado -.202* .166* 1
Nivel Socioeconómico .070 .057 .022 1
Nota: *p < 0.05. ** p < 0.01.
Discusión
241
Asimismo, se demostró que existe una relación entre la edad y el sexo con la capacidad de
autocuidado para la prevención del VIH, se obtuvo que los adolescentes con mayor edad en
este caso los de 19 años son los que mayor capacidad de autocuidado para la prevención del
VIH tuvieron, los adolescentes masculinos son los que mayor capacidad de autocuidado para la
prevención del VIH tienen, esto señala que ni la edad y el sexo son condicionantes para que
no se lleve una capacidad de autocuidado óptimo. Esto indica que habrá que realizarse
medidas preventivas que aluden a las mujeres a mejorar su estado, al igual que se deberá
enfocar en las edades más pequeñas. Datos que coinciden con Cupil (2007) refiere que la
edad si es un aspecto significativo para que la capacidad de autocuidado para la prevención
del VIH se encuentre en un porcentaje alto, lo cual ayude a reducir los niveles de riesgo para
contraer infecciones tales como el VIH, datos contrarios con Villalobos, Pineda y Compean
(2007) refirieren que la edad no es un aspecto que ayude a que la capacidad de
autocuidado para la prevención del VIH sea mayor y ayude a disminuir riesgos de contagios.
La Teoría de Orem “autocuidado” en la cual se apoyó el presente estudio permitió
demostrar que el cuidar de uno mismo requiere el inicio de una compleja serie de conductas
intencionada. El proceso de autocuidado se inicia con la toma de conciencia del propio estado
de salud, esta toma de conciencia permite que se adopte conductas de aprendizaje. Cuando
se ha tomado la decisión de adoptar ciertas conductas de autocuidado en respuesta a las
necesidades de cada ser humano, debe diseñarse un plan o procedimiento a fin de satisfacer
la necesidad percibida. Una vez decidido, debe existir el deseo y el compromiso de continuar
con el plan. Datos que coinciden con De la Fuente-Maldonado et al., (2011) refieren que la
capacidad de autocuidado es considerada importante para una salud y bienestar óptimo de
cada ser humano.
Referencias
Alvares, G. (2011). Capacidades de Autocuidado para la Prevención del VIH en Adolescentes. Tesis de
licenciatura de enfermería, Universidad Veracruzana. Recuperado de http:
//cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/29285/1/tesis7.pdf
Blanco, L., Pérez, M., & Osuna, Z. (2005). VIH/SIDA: conocimientos y conducta sexual. Revista de
Salud Publica, 36 (6), 535-538.
Centro Integral para prevención y el control del VIH/Sida (CENSIDA). (2014). Marco monitoreo
continuo de la atención al VIH. Recuperado de: http: //www.censida.salud.gob.mx/
Collazo, M., Echeverry, N., Molina, A., Canaval, G., & Valencia, C. (2005). Riesgo de VIH/Sida en la
mujer: no es cuestión de estrato socioeconómico. Revista sidastud, 36(3) 50-57.
Cupil (2007). Sociocultura del adolescente y autocuidado en la prevención del Sida. Revista Salud
Publica, 23(1), 23-29.
De la Fuente-Maldonado. V., Omaña-Martínez. V., Lee-Chun. R., Alavéz-Orato. B., Peña-Carrillo. H.,
Sierra-Castañeda. E. (2011). Conocimiento y acciones de los adolescentes sobre el autocuidado
de su salud. Revista CONAMED, 16 (1), 29-33.
Duran (2001). Factores condicionantes básicos y acciones de autocuidado de adolescentes para prevención
de VIH/Sida. (Tesis de maestría, Universidad Autónoma de Nuevo león). Recuperado de: http:
//cdigital.dgb.uanl.mx/te/1080093844.PDF
242
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2013). Casos de VIH en Carmen. Recuperado
de: http: //www3.inegi.org.mx/sistemas/sisept/default.aspx?t=msal81&s=est&c=22571
Orem, D., (1993) Nursing Concepts of Practice. Ed. Mosby, Missouri. 2009-2035.
Orem, D. (2012). El cuidado. Recuperado de: http:
//teoriasdeenfermeriauns.blogspot.mx/2012/06/dorothea-orem.html
Organización Mundial de la Salud. (OMS). (2013). Diez datos sobre el VIH/SIDA, Recuperado de http:
//www.who.int/features/factfiles/hiv/facts/es/index2.html
Organización Mundial de la Salud, (OMS). (2006). Los jóvenes, en el centro de la epidemia de VIH,
2006. Recuperado de http:
//www.who.int/maternal_child_adolescent/documents/pdfs/es_hiv_y_people_9241209380.pdf
?ua=1
Organización Mundial para la salud. (OPS). (2014). Salud de los Adolescentes. Recuperado de: http:
//www.who.int/topics/adolescent_health/es/
Villalobos S., Pineda. R. & Compean. O. (2007). Capacidades del Auto cuidado de los
adolescentes en la prevención del VIH/SIDA. Desarrollo Científico de Enfermería,
15(4), 155-158.
243
Apoyo Social Percibido para la Conducta Anticonceptiva en
Mujeres Jóvenes
Lucía Caudillo Ortega*, Raquel Alicia Benavides Torres**, Fuensanta
López Rosales**, María del Carmen Méndez Hernández*, María
Aurora Frausto Montañez* y Ma. Elvira Moreno Pulido*
*Universidad de Guanajuato
**Universidad Autónoma de Nuevo León
Método
Participantes.
220 mujeres de 18 a 24 años de edad, inscritas y acudían como estudiantes a un Instituto
Técnico para el Trabajo en alguno de sus seis planteles al Norte de México. La edad fue de
18 a 24 años, con una media de 20, con respecto a su nivel educativo las participantes
reportaron de 9 a 14 años de estudio, el mayor porcentaje de las participantes tenía solo la
secundaria (50.5%), seguido de preparatoria completa (24.1%) y preparatoria trunca
(22.3%). En relación a su ocupación el 68.6% eran estudiantes, el 30% eran estudiantes y
tenían un empleo pagado y el 1.4% eran estudiantes y tenían un empleo no pagado. Respecto
al estado marital el 73.2% eran solteras, el 17.7% casadas, el 7.7% vivían en unión libre, el
0.9% eran divorciadas y el 0.5% eran viudas. El 78.2% de las participantes reportaron no
tener hijos y el 21.8% reportaron tener hijos. La media de edad de la primera menstruación
fue de 12.2 años y la media de edad del inicio de la vida sexual activa fue de 16.9 años.
Instrumentos.
Escala de Provisión Social para la Conducta Anticonceptiva en Mujeres (Caudillo, Benavides,
2014), adaptada de la Social Provision Scale (Cutrona & Russell, 1984), mide la percepción
de apoyo de la familia, pareja y proveedores de salud para la conducta anticonceptiva en
mujeres. Esta escala tipo likert, contiene 72 reactivos, de los cuales 24 corresponden para
apoyo familiar, 24 para el apoyo de la pareja y 24 para el apoyo del personal de salud.
245
Con puntuación total de 96 a 385, puntuaciones mayores indican mayor percepción de apoyo
familiar y social para el uso de métodos anticonceptivos. Escala de Conducta Anticonceptiva
(Contraceptive behavior scale, Jaccard, Dittus, Gordon, 1996), queevalua la conducta
anticonceptiva en cuatro facetas, decidir sobre el uso de anticonceptivos, eligiendo el método,
uso sostenido y correcto y tener un método preferido. Es una escala de cinco ítems; el puntaje
va de 0 a 20, a mayor puntaje, mejor es la comprensión de la conducta anticonceptiva.
Procedimiento.
Se obtuvieron las autorizaciones de las instituciones correspondientes, posteriormente se
solicitaron las listas de asistencia y se obtuvieron aleatoriamente las participantes del estudio.
Se concentró a las participantes y se les informaron los objetivos, con énfasis en la
confidencialidad y anonimato de sus respuestas. Se les proporcionó el consentimiento
informado una vez revisado y firmado se procedió a entregarles la cédula de datos
personales, la escala de provisión social para la conducta anticonceptiva y la escala de
conducta anticonceptiva, el llenado de los instrumentos tuvo una duración de 15 a 20 minutos.
Resultados
Las correlaciones entre el apoyo social percibido por las mujeres para el uso de los
métodos anticonceptivos se encontró que el apoyo de la familia, la pareja y el personal de
salud se relacionó significativa y positivamente con la conducta anticonceptiva, es decir a
mayor apoyo social percibido por parte de su red social (familia, pareja y personal de salud),
es mejor el uso correcto y sostenido de los métodos anticonceptivos. Así mismo se realizó un
análisis de regresión lineal múltiple con técnica de bootstrap para confirmar los resultados de
las correlaciones y se encontró que sólo el apoyo percibido de la pareja se relacionó con la
conducta anticonceptiva de las mujeres, es decir que a mayor apoyo por parte de la pareja la
conducta anticonceptiva será más correcta y sostenida.
Tabla 1
Correlaciones entre apoyo de la familia, apoyo de la pareja y apoyo del personal de salud con
conducta anticonceptiva
Variable Apoyo de la familia Apoyo de la pareja Apoyo del personal de salud
Conducta anticonceptiva **.17 **.48 **.39
Nota. *p< .05. **p< .001
Tabla 2
Modelo de regresión de apoyo familia, apoyo pareja, apoyo personal de salud y
conducta anticonceptiva "con bootstrap"
Modelo B Bootstrap
SE p IC 95%
Inferior Superior
Constante -1.93 .54 .001 -3.04 -.94
Apoyo familia -.11 .11 .289 -.34 .09
246
Tabla 2
Modelo de regresión de apoyo familia, apoyo pareja, apoyo personal de salud y
conducta anticonceptiva "con bootstrap"
Modelo B Bootstrap
SE p IC 95%
Inferior Superior
Apoyo pareja .95 .11 .001 .60 1.31
Apoyo personal de salud .16 .18 .372 -.19 .52
Demanda insatisfecha .00 .00 .776 -.00 .00
Nota: variable dependiente conducta anticonceptiva, B= b, SE= Error estándar.
Discusión
En conclusión las mujeres que perciben apoyo por parte de su red social, tiende a mejorar
el uso de los métodos anticonceptivos, haciendo énfasis en el apoyo por parte de la pareja, de
quien considera importante la opinión para tomar una decisión de usar o no un método, es
importante considerar estos hallazgos en las intervenciones para mejorar la conducta
anticonceptiva, que involucre a la red social. Cuando las mujeres perciben apoyo de su pareja
para utilizar métodos anticonceptivos, presentan un uso correcto y sostenido de los métodos
anticonceptivos, esto es porque en la cultura mexicana como en otras culturas (medio oriente),
la decisión de las mujeres de utilizar un método anticonceptivo tiene como referente, la opinión
y en muchos casos la aprobación del hombre, ellas consideran muy importante el apoyo de su
pareja para utilizar métodos anticonceptivos, que puede ser de emocional o económico. Ong,
Smith, Wong, McNamee y Fairley. (2012), encontraron que las mujeres que no percibían
apoyo de su pareja para utilizar un método anticonceptivo, eran quienes tendían a no utilizar
ningún método anticonceptivo, pese a tener vida sexual activa y embarazos previos.
El apoyo de la pareja es importante predictor del uso consistente de anticonceptivos, dado
que si este apoyo no existe, las mujeres tienden a ser usuarias inconsistentes (Kenyon, Sieving,
Jerstad, Pettingell, & Skay, 2010); otros autores han reportado que la pareja tiene influencia
directa en la decisión de la mujer para usar un método anticonceptivo (Manning, Longmore, &
Giordano 2000; Rosenthal, Von Ranson, Cotton, Biro, Mills, & Succop, 2001; Bartz, Shew,
Ofner & Fortenberry, 2007); así mismo González, Sable, Campbell y Dannerbeck (2009), en
su estudio refiere que el hombre que apoyaba el uso de los métodos anticonceptivos y además
se involucró en los servicios de planificación familiar con su pareja, tenía mayor probabilidad
de ser una usuaria consistente de los métodos anticonceptivos.
Referencias
Ayoola, A. B., Nettleman, M. & Brewer, J. (2007). Reasons for unprotected intercourse in adult women.
Journal of Women's Health, 16, 3, 302-310.
Bartz, D., Shew, M., Ofner, S. & Fortenberry, J. D. (2007). Pregnancy intentions and contraceptive
behaviors among adolescent women: a coital event level analysis. Journal of Adolescents Health,
41, 3, 271-276.
247
Caudillo-Ortega, L. (2015). Modelo de conducta anticonceptiva en mujeres desde un abordaje con
métodos mixtos. Tesis de Doctorado no publicada. Universidad Autónoma de Nuevo León.
Cutrona C. E. & Russell D. W. (1987, 2a. Ed.) The provisions of social relationships and adaptations to
stress. Greenwich (CT): JAI Press.
Finner, L. B., & Henshaw, S. K. (2006). Disparities in Rates of Unintended Pregnancy in the United States,
1994 and 2001. Perspectives on Sexual and Reproductive Health; 38, 2, 90–96.
Glasier, A. (2010) Acceptability of contraception for men: a review. Contraception, 82, 453–456.
Gonzalez, E., Sable, M., Campbell, J. & Dannerbeck, A. (2010). The Influence of Patriarchal Behavior on
Birth Control Access and Use Among Recent Hispanic Immigrants. Journal of Immigrant Minority
Health, 12, 551–558.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2009). Resumen de los Censos Económicos 2009.
Disponible en: http:
//www.inegi.org.mx/est/contenidos/espanol/proyectos/censos/ce2009/pdf/RD09-resumen.pdf
Jaccard, J., Dittus, P. J., & Gordon, V. V. (1996). Maternal correlates of adolescent sexual and
contraceptive behavior. Family Planning Perspectives, 28, 159-165.
Kenyon, D. B., Sieving, R. E., Jerstad, S. J., Pettingell, S. L. & Skay, C. (2010). Individual, interpersonal,
and relationship factors predicting hormonal and condom use consistency among adolescent girls.
Journal Pediatric Health Care, 24, 241-249.
Kim, C., Lee, J., M., Gebremariam, A., Iwashyna, T., J. & Dalton, V. (2011). Longitudinal influences of
friends and parents upon unprotected vaginal intercourse in adolescents. Contraception, 83, 2,
138–144.
Manning, W.D., Longmore, M.A., & Giordano, P.C. (2000). The relationship context of contraceptive use
at first intercourse. Family Planning Perspectives, 32, 3, 104-110.
Ong, J., Smith, M., Wong, W., McNamee, K. & Fairley, C. (2012). Contraception matters: indicators of
poor usage of contraception in sexually active women attending family planning clinics in
Victoria, Australia. Biomedic Central Public Health; 12, 1108
Organización de las Naciones Unidas (2012). Objetivos de Desarrollo del Milenio Informe. Disponible
en: http: //www.un.org/es/millenniumgoals/pdf/mdg-report-2013-spanish.pdf
Organización Mundial de la Salud, 2013. The Family Planning Fact Sheet WHO, Geneva. Disponible
en: http: //apps.who.int/iris/bitstream/10665/144874/1/WHO_RHR_14.25_spa.pdf
Osmani, A. K., Reyer, J. K., Osmani,A. R., & Hamajima, M. (2015). Factors influencing contraceptive use
among women in Afghanistan: secondary analysis of Afghanistan Health Survey 2012. Nagoya
Journal of Medicine Science, 77, 551- 561.
Pender, N., J. (2006). Health promotion in nursing Practice. Third edition.
Rosenthal, S.L., Von Ranson, K.M., Cotton, S., Biro, F.M., Mills, L. & Succop, P.A. (2001). Sexual initiation:
predictors and developmental trends. Sexual Transmission Diseases, 28, 9, 527-532.
Samandari, G., Speizer, I. S., & O´Connel, K. (2013). The Role of Social Support and Parity in
Contraceptive Use in Cambodia. International Perspectives on Sexual and Reproductive Health, 36,
3.
Yee, L. & Simon, M. (2010). The role of the social network in contraceptive decision-making among
young, African American and Latina women. Journal Adolescent Health, 47, 4, 374–380.
248
Asertividad Sexual y su Relación con el Yo
Cristofer Jair Canchola Castillo, Marcoantonio Villanueva
Bustamante, Joaquín Alberto Padilla Bautista y Francisco Javier
Castro Medina,
Método
Participantes.
Se contó con la participación de 155 jóvenes de la Ciudad de México (hombres 45.2% y
mujeres 44.8%) que fueron seleccionados por muestreo no probabilístico por conveniencia. Con
un rango de edad de 17 y 31 años ( =21.52 D.E.=3.24). La mayoría de los participantes
tenían una escolaridad de técnico/bachillerato y licenciatura (56.3% y 40% respectivamente).
Instrumentos.
Escala de asertividad sexual validada para población mexicana (Canchola, Villanueva &
Padilla, 2015). Que consta de 19 reactivos que se agrupan en 5 factores: inicio, rechazo,
abnegación, métodos de prevención y expresividad, en formato de respuesta tipo Likert con 5
opciones.
Escala de autoestima (Reyes-Lagunes, 1992) que consta de 47 reactivos con un formato de
respuesta tipo Likert con 7 opciones
Escala de sociosexualidad validada para población mexicana (Díaz-Loving & García,
2008) que consta de 7 reactivos, los cuales conforman dos factores, Conductual que se
responde con 3 reactivos abiertos y Actitudinal que se responden con una escala tipo Likert de
9 opciones que van desde “Totalmente en desacuerdo” hasta “Totalmente de acuerdo”
Procedimiento.
Los datos se obtuvieron mediante un muestreo por conveniencia, los participantes accedieron
voluntariamente a participar en la investigación, comentándoles en todo momento que las
respuestas serían utilizadas con fines académicos y también se les indico que podrían
250
abandonar la aplicación en el momento que desearan y rectificándoles que se mantendría el
anonimato de sus respuestas.
Resultados
Se realizó una correlación de Pearson para saber si existían relaciones entre los factores de
sociosexualidad y asertividad sexual por sexo.
Tabla 1.
Correlación entre factores de sociosexualidad y asertividad sexual
Conducta Actitud
HOMBRES
Métodos de Prevención -.322** -.087
Expresividad -.229 -.239*
Abnegación -.120 -.279*
MUJERES
Inicio .219** .237**
Abnegación -.184* -.132
Rechazo -.211* -.114
**p<.001 *p<.005
Se realizó una prueba t de student para saber si existían diferencias entre hombres y
mujeres en la asertividad sexual (ver Tabla 2).
Tabla 2.
Prueba t para asertividad sexual y sexo.
Factor Media t gl p
Hombres Mujeres
Métodos de prevención 13.98 16.02 -3.12 122.74 .002
Expresividad 14.60 16.39 -3.08 118.89 .003
Inicio 13.63 12.86 1.63 146.19 .105
Abnegación 14.94 17.26 -4.82 213 <.001
Rechazo 9.52 11 -3.87 155.56 <.001
Como último se realizó una prueba t de student para muestras independientes, para saber
las diferencias entre participantes con baja y alta autoestima en la asertividad sexual.
251
Tabla 3
Comparación baja autoestima y alta autestima y factores de asertividad sexual.
Media
Baja autoestima Alta Autoestima gl t p
Factor social-expresivo
Métodos de Prevención 15.84 15.14 83 .790 .432
Expresividad 12.93 15.21 83 -2.82 .006
Inicio 16.16 14.62 83 2.09 .039
Abnegación 11.93 14.33 83 -2.95 .004
Rechazo 13.65 11.48 68.91 1.59 .115
Factor Ético Normativo
Métodos de Prevención 14.77 15.62 79 -.89 .37
Expresividad 13.49 14.52 79 -1.15 .25
Inicio 16.54 14.55 79 2.52 .014
Abnegación 10.87 14.29 67.88 -4.19 .001
Rechazo 15.79 11.14 62.34 -3.11 .003
Factor Control Externo Negativo-Pasivo
Métodos de Prevención 12.70 18.48 56.61 -7.29 .001
Expresividad 11.75 16.20 70.42 -5.68 .001
Inicio 13.48 17.24 72.52 -4.92 .001
Abnegación 11.70 13.43 67.42 -1.85 .060
Rechazo 10.35 13.15 81.03 -2.03 .051
Factor Social Afiliativo
Métodos de Prevención 15.60 13.77 81 1.85 .068
Expresividad 12.48 14.42 81 -1.90 .060
Inicio 17.25 14.26 81 4.17 .001
Abnegación 11.25 14.86 73.56 4.28 .001
Rechazo 16.55 10.63 54.80 4.27 .001
Discusión
La asertividad sexual desempeña un papel importante sobre las personas tal y como lo
planteó Díaz-Loving (2004) aunque dentro del vocablo de los mexicanos no se encuentra la
palabra asertividad y por consecuente es un fenómeno difícil de estudiar. En el ámbito de la
sexualidad, la asertividad posee un papel de suma importancia por su impacto a la manera
de socializar y la salud general de las personas de las personas.
Los hallazgos indican que las mujeres más permisivas conductualmente son aquellas que
tienen la iniciativa para iniciar la relación sexual, son menos sacrificadas a su placer y deseo,
y son aquellas que rechazan más, respecto al componente actitudinal, las mujeres más
permisivas reportan una mayor iniciativa. En lo que respecta a los hombres más permisivos
conductualmente son aquellos que promueven menos el uso de métodos anticonceptivos; y en lo
que respecta a las actitudes son menos expresivos y menos sacrificados. Es curioso como estos
resultados no concuerdan con la norma de conducta sexual que la cultura mexicana ha
impuesto sobre los roles de género, las mujeres no necesariamente siguen siendo aquellas que
sacrifican su placer y deseo en presencia de los hombres.
252
Por su parte, la autoestima, que fue evaluada a través de cinco factores reporta; en el caso
de los sociales-expresivos, las personas con una alta autoestima cuentan con un alta capacidad
de expresión y llevan esta capacidad de expresividad al ámbito sexual, expresando con
mayor facilidad sus deseos y necesidades, sin embargo, hay una tendencia a sacrificar sus
propios deseos y necesidades por los de su pareja sexual, en el mismo componente los
resultados indican que las personas con una baja autoestima son más abiertos a iniciar y
aceptar una relación sexual. En el factor ético-normativo, las personas que gustan por seguir
los mandatos de la sociedad sacrifican sus necesidades ante las de la otra persona, por el
contrario, a las personas que no les gusta subyugarse ante estos mandatos, les gusta tomar la
iniciativa a iniciar una relación y expresan con mayor facilidad sus deseos, están más abiertos
al inicio de una relación y usan con mayor eficacia métodos para una relación segura, es
interesante, ya que los rasgos de este factor demuestran que son poco constructivos con la
sociedad, siendo flojos y frustrados, dato interesante para continuar estudiando en próximas
investigaciones. En el factor social-afiliativo, personas cariñosas y románticas sacrifican sus
deseos antes las demandas de otros, pero son personas que rechazan una relación sexual, a
pesar de lo cual inician la relación, esto suena congruente ya que son personas que tienden a
establecer vínculos íntimos para estas relaciones
Referencias
Ahrold, T., Farmer M., Trapnell, Paul., Meston, Cindy. (2011) The Relationship Among Sexual Attitudes,
Sexual Fantasy, and Religiosity. Arch Sex Behav. June ; 40(3): 619–630.
Auslander, B.A., Perfect, M.M., Succop, P.A., y Rosenthal, S.L. (2007). Perceptions of sexual assertiveness
among adolescent girls: Initiation, refusal, and use of protective behaviors. Journal of Pediatric
and Adolescent Gynecology, 20, 157-62.
Canchola, C., Villanueva, M. & Padilla, B. (2015). Validación y adaptación de la SAS para población
mexicana. Manuscrito inédito. Unidad de Investigaciones Psicosociales, UNAM, México.
Cotten-Houston, A.L. & Wheeler, K.A. (1983). Preorgasmic group treatment: Assertiveness, marital
adjustment and sexual function in women. Journal of Sex & Marital Therapy, 9, 296-302
Denton, L. (2004). Gender and marital decision making: Negotiating religious ideology and practice.
Social Forces, 82, 1151-1180.
Dunn, M., Lloyd, E.E. y Phelps, G.H. (1979). Sexual assertiveness in spinal cord injury. Sexuality and
Disability, 2, 293-300.
Hurlbert, D.F. (1991). The role of assertiveness in female sexuality: A comparative study between
sexually assertive and sexually nonassertive women. Journal of Sex & Marital Therapy, 17, 183-
190.
Lottes, I. (2000). New researchs on sexual health. En I. Lottes O. Kontula (Eds.), New views on sexual
health: The case of Finland. Helsinki: Population Research Institute.
Morokoff, P.J., Quina, K., Harlow, L.L., Whitmire, L., Grimley, D.M., Gibson, P.R. et al. (1997). Sexual
Assertiveness Scale (SAS) for women: Development and validation. Journal of Personality and
Social Psychology, 73, 790-804.
Santos-Iglesias, P & Sierra J. (2010). El papel de la asertividad sexual en la sexualidad humana: una
revisión sistemática. International Journal of Clinical and Health Psychology, 10, 553-577.
253
Sierra, J., Santos-Iglesias, P., Gutiérrez, J., Gómez, P. & Maeso, M. (2008). Un Estudio Psicométrico del
Hurlbert Index of Sexual Assertiveness en Mujeres Hispanas. Terapia psicológica, 26(1), 117-
123. Recuperado en 11 de octubre de 2015, de http:
//www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
48082008000100010&lng=es&tlng=es. 10.4067/S0718-48082008000100010.
Sierra, J., Santos-Iglesias, P. & Vallejo-Medina, P. (2012). Evaluación de la equivalencia métrica de la
Sexual Asertivness Scale (SAS) por sexo. Psicothema, 24, 312-322.
Trejo P. F. y Díaz L. R. (2013). En torno a la sexualidad: actitudes y orientación sexual en una muestra
mexicana. Psicología Iberoamericana, Vol 21, No. 1, pp. 7-15
Zamboni, B.D., Crawford, I., y Williams, P.G. (2000). Examining communication and assertiveness as
predictors of condom use: Implications for HIV prevention. AIDS Education and Prevention, 12,
492- 504.
254
Educación Sexual y su Impacto en las Conductas Sexuales
de Riesgo en Adolescentes de Secundaria
José Antonio Carmona Montes*, Mirelle Daniela Rosales Sánchez*,
David Jiménez Rodríguez*, Claudia González Fragoso* y Melissa
García Meraz**
Método
Participantes.
El presente estudio contó con 164 participantes (52% fueron mujeres, 42% hombres y un
6% prefirió omitir su sexo), alumnos de educación secundaria de primer y tercer grado (71
256
alumnos de 1º grado y 93 de 3º) provenientes de dos escuelas secundarias de la ciudad de
Pachuca de Soto.
Las edades de los participantes estuvieron entre los 11 y 15 años de edad. y fueron
seleccionados tomando en cuenta los siguientes criterios: de Inclusión: Sujetos de ambos sexos,
de edad entre 11 y 15 años; que estén cursando el primer grado sin haber recibido el
contenido de educación sexual; alumnos de tercer grado que ya hayan recibido dicho
contenido, de Exclusión: Alumnos de segundo grado que estén recibiendo el contenido; alumnos
mayores de 14 años, dos meses, y de Eliminación: Sujetos que voluntariamente se negaron a
participar o bien, sujetos que invalidaran las pruebas.
Instrumentos.
“Escala de conductas sexuales de riesgo” diseñado por Lilia Bertha Alfaro Martínez (1995,
como se citó en Carmona & Rosales, 2016). Esta escala, evalúa las creencias conductuales y
normativas, la norma subjetiva, la actitud y la intención conductual ante las conductas sexuales
de riesgo. Los índices de confiabilidad obtenidos por las subescalas fueron desde a=0.59
hasta 0.79.
“Encuesta sobre aprendizajes esperados de educación sexual de la asignatura de
formación cívica y ética en l@s alumn@s de segundo grado de educación secundaria”,
diseñado por Angélica Saucedo Quiñones (2011, como se citó en Carmona & Rosales, 2016).
Es una encuesta que consta de 70 reactivos cuyo sustento teórico está basado en las categorías
de educación, aprendizaje significativo, educación por competencias, sexualidad, género,
erotismo, relaciones afectivas y derechos sexuales y reproductivos. Los índices de confiabilidad
son del 0.75.
Procedimiento.
Para la realización de este estudio se llevó a cabo la siguiente serie de pasos: Búsqueda y
elección de los instrumentos que permitieran medir de manera confiable las variables del
estudio con características en población mexicana, Delimitación de los criterios de inclusión y
exclusión de los participantes con base en los instrumentos elegidos, Solicitud de permiso a las
autoridades de los centros escolares para la aplicación de los instrumentos en la ciudad de
Pachuca Hidalgo, Aplicación de instrumentos a los alumnos que cumplían con los criterios de
inclusión, se realizó de manera colectiva y Análisis de los datos obtenidos, por medio del
programa SPSS versión 20.
Resultados
Debido a los instrumentos empleados, se obtuvieron diferentes datos que aportan gran
cantidad de observaciones interesantes para el presente trabajo, pero por cuestiones prácticas
se seleccionaron los que a criterio de los autores, se consideran los más interesantes.
Se evaluó si las y los alumnos son propensos a realizar conductas sexuales de riesgo y en la
Escala de Conductas Sexuales de Riesgo (Alfaro, 1995, como se citó en Carmona & Rosales,
257
2016)) se encontró que un 59% obtuvo 2 puntos en las creencias normativas de los padres;
42% obtuvo 3 puntos en las creencias normativas de los amigos; la norma subjetiva se
caracterizó por un 72% en los 2 puntos; 54.9% en 2 puntos de las actitudes emocionales, así
como 63.4% con 2 puntos en la intención conductual. A continuación se muestran los resultados
arrojados por el estadístico, pero solo se mencionarán los más relevantes para el presente
trabajo, además únicamente se presentarán los resultados de los alumnos de 3º grado debido
a que se supone que ya han recibido los conocimientos de educación sexual impartidos por el
sistema de educación público.
Se encontró una correlación positiva entre los conocimientos acerca de la pubertad y las
creencias normativas de los amigos, r=.221 con una significancia, p=.066; también se halló
una correlación negativa entre los conocimientos respecto a la utilidad de conocer los órganos
sexuales y las creencias normativas de los padres, r=-.257, con una significancia p>.032
Tabla 1
Correlaciones de subescalas de CSR y Cuestionamiento de conocimientos esperados de alumnos
de tercer grado
Se preguntó a las y los adolescentes de tercer sobre cuáles consideran que deberían de ser
los temas que se manejen en el contenido de educación sexual que se les imparte, dentro de
esos tópicos encontramos que el 5.4% considera que género, un 33.3% considera que temas
sobre la reproducción y salud sexual, un 4.3% considera que la parte de las relaciones
afectivas, mientras que un total de 55.9% considera que todos los temas anteriormente
mencionados son parte la educación sexual, contra un 1.1% que prefirió omitir dicha pregunta.
También se le preguntó a la totalidad de los participantes si ya habían tenido relaciones
sexuales, a lo que se encontró que un 84.3% afirmó no haber debutado sexualmente, contra
un 12.2% que ya ha tenido relaciones sexuales, mientras que un 3.0% que prefirió omitir su
respuesta. De este 12.2% que afirmó haber debutado sexualmente, se les preguntó sobre el
uso de condón en su primera relación sexual, a lo que un 77.8% respondió afirmativamente al
usó condón en su primera relación sexual, contra un 22.2% que no usó. De igual forma, a este
258
porcentaje que contestó afirmativo a haber tenido relaciones sexuales o no, se les preguntó
sobre la edad a la que dicho debut ocurrió, se encontró que un 61.1% tuvo su primera relación
sexual a los 14 años, un 16.7% mencionó haber tenido relaciones sexuales a los 13 años, un
11.1% a los 12 años y otro 11.1% prefirió omitir su respuesta. Se les cuestionó a las y los
alumnos sobre los pasos correctos para usar un condón, a lo que se encontró que un 52.4% del
total de la muestra NO sabe cómo usar un condón correctamente, contra un 31.1% afirmó no
saber cómo hacerlo, otro 14.6% omitió su respuesta y solo un 1.8% Si supo correctamente
como usar adecuadamente un condón.
Discusión
Los resultados encontrados sugieren que cuando existe un mejor conocimiento de la función
de los órganos sexuales, las creencias normativas de los padres, tienen un menor impacto en
las y los adolescentes. Por ejemplo, no es lo mismo no tener relaciones sexuales antes del
matrimonio, porque mis padres lo desaprueben, a no tener relaciones sexuales premaritales
porque se conoce la posibilidad de embarazo no deseado o ITS, por ejemplo.
En cuanto a la edad de debut sexual, se encontró que del total de alumnas y alumnos que
afirmaron haber tenido relaciones sexuales ya (12.2), se halló que la moda de edad de inicio
de actividad sexual fue 14 años, lo que concuerda con lo registrado en la literatura (Díaz-
Loving y Alfaro, 1999, como se citó en Carmona & Rosales, 2016), que refiere que el inicio de
la actividad sexual en nuestro país va de los 14 a 16 años de edad.
Se identificó el impacto que tiene la educación sexual en las conductas sexuales de riesgo,
dicho impacto es del tipo preventivo debido a que en la evaluación de las conductas sexuales
de riesgo, casi la totalidad de los alumnos puntuó bajo en dicha escala, pero de igual forma
se encontró que esta función preventiva de la escuela, depende en buena medida de la
educación informal, como la de los padres y los amigos, esta última estuvo presente en el
presente trabajo, ya que con base a las puntuaciones, se demostró el papel que juegan los
pares en la educación sexual.
Referencias
259
Franco, M. (2011). Educación de la Sexualidad: Sensibilización en docentes de bachillerato (Tesis de
maestría, Universidad Autónoma de Yucatán). Recuperada de http:
//posgradofeuady.org.mx/wp-content/uploads/2011/09/Franco-Marina.pdf
Grupo de Información en Reproducción Elegida. (2015). Cifras sobre la ILE en la Ciudad de México de
Abril de 2007 a Julio de 2015. Recuperado desde: http: //www.gire.org.mx/nuestros-
temas/aborto/cifras
Gutiérrez-Martínez, O., Bermúdez, M.P., Teva, I. & Buela-Casal, G. (2007). Sexual sensation-seeking
and worry about sexually transmitted diseases (STD) and human immunodeficiency virus (HIV)
infection among Spanish adolescents. Psicothema, 19(4) 661-666.
Intolerancia Diario (2011) El 27.6% de embarazadas en México son adolescentes. Recuperado de http:
//www.intoleranciadiario.com/detalle_noticia.php?n=82369.
López, D. (2013). La importancia de la educación sexual integral desde la infancia como derecho
humano básico. Tesis de Licenciatura no publicada. México: Universidad Nacional Autónoma de
México.
Mexía, M. (2005). Actitudes, conocimientos y grado de masculinidad-femineidad de los docentes de
primaria. Tesis de Maestría no publicada. Hermosillo: Universidad de Sonora.
Milenio Diario (2012). Estadísticas sobre embarazo adolescente y uso de condón en jóvenes mexicanos.
Recuperado de http:
//www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/f91d79fe958aaaaba01a70324ee38d37.
Mohammad, K., Abadi-Farahani, F.K., Mohammadi, M.R., Alikhani, S., Zare, M., Tehrani, F.R.,
Ramezankhani, A., Hasanzadeh, A. & Ghanbari, H. (2007). Sexual Risk-Taking Behaviors among
Boys Aged 15-18 Years in Tehran. Journal of Adolescent Health, 41, 407-414.
Ramírez, C. (2000). Conocimientos y actitudes hacia la sexualidad en profesores de educación
secundaria. Revista Sonorense de Psicología, 13(2) 47-54.
Sandoval, A. (2001). Los derechos económicos, sociales y culturales. Una revisión del contenido esencial
de cada derecho y de las obligaciones del Estado. México: Equipo Pueblo.
Saucedo, A. (2011). La educación sexual en la Escuela Secundaria Técnica No. 43 Luis Enrique Erro
México. Tesis de Maestría no publicada. México D.F.: FLACSO.
260
Promoción de Salud Psicosexual del Adolescente: Estrategia
de Servicio Social en las IES
Raúl Ramírez Piña
Metodo
Participantes.
Participaron 280 estudiantes del tercer grado de secundaria de la zona rural y urbana,
muchos de ellos viven en condiciones de pobreza y marginación y otros son de características
sociales diferentes en cuanto a la formación cultural; participaron 22 estudiantes del servicio
social de la Universidad Popular de la Chontalpa que conformaron once equipos de trabajo.
Procedimiento.
Se trabajó con un diseño preexperimental de grupos no aleatorizados con dos
observaciones, una al inicio del programa y la segunda al final del programa.
El programa consiste de 12 sesiones de dos horas cada una con los temas que a
continuación se mencionan:
Desarrollo integral del Adolescente: Promoción de la Salud Psicosocial.
El desarrollo Humano” Ciclo de vida del ser humano integral.
Sexualidad y adolescencia: cambios biológicos, psicológicos y espirituales que el
adolescente experimenta en su desarrollo
Cambios Físicos en la Adolescencia: Órganos Sexuales Femeninos y Masculinos;
Cambios Psicológicos
Sexualidad y adolescencia¸ Respuesta sexual humana; Embarazo en la adolescencia
Concepto del Aborto; Infecciones de transmisión sexual.
Métodos anticonceptivos
Desarrollo Sociocultural
Noviazgo y Violencia, el Bulling
Autoestima
Autorrealización Motivación
Desarrollo Espiritual
Creación de proyecto de vida
Las actividades y metodología se realizaron de la siguiente forma: a) se publicó el proyecto
para el conocimiento de los estudiantes que vayan a realizar servicio social o prácticas
profesionales, b) de que se seleccionaron los equipos; c) se procedió a brindarles asesorías y
capacitación con relación a los temas y técnicas didácticas para llevar a cabo el programa en
las escuelas; d) se realizaron las gestiones necesarias en las escuelas seleccionadas para
263
lograr los permisos; e) se realizó una evaluación previa a los estudiantes sobre los temas a
tratar; f) se realizaron las sesiones de acuerdo a la carta descriptiva y g) se realizó la
evaluación final.
Resultados
El impacto social se vio reflejado en la información que ahora manejan los estudiantes de
secundaria sobre la sexualidad y la comunicación que tienen con sus padres, quienes también
se beneficiaron con las pláticas que se les impartieron. Además se promovió la concientización,
los valores y la ética social dentro del marco de la libertad individual para la toma de
decisiones con la plena seguridad de que la población de adolescente cuenta con información
científica adecuada y suficiente. De manera extraordinaria, los profesores también se vieron
beneficiados cuando llegaban los estudiantes del servicio social a apoyar la educación de los
estudiantes de 3º de secundaria.
A partir de la implementación del programa de Salud Psicosexual, para prevenir
embarazos no deseados y establecer una cultura de comunicación con bases científicas sobre
la sexualidad entre la población adolescente y que incluye a padres y maestros se logra
coadyuvar en la solución de esta problemática social.
Tabla 1.
Porcentaje de respuestas de 280 participantes
Variable Evaluación inicial Evaluación final
Información sobre sexualidad Mucha 24.66 % Mucha 39.10 %
Regular 60.06 % Regular 49.18 %
Poca 15.27 % Poca 11.70
En esta tabla se observan los cambios en cuanto a la información sobre la sexualidad. Los
resultados se basaron en el número de respuestas para las diferentes categorías. Se muestran
también los porcentajes de respuestas positivas en las siguientes variables: relaciones sexuales
9.6%; influencia de los amigos para tener relaciones sexuales 7.1% y violencia física o
psicológica 32.8%.
Discusión
Los alumnos de la UPCH en formación consolidaron los aspectos teóricos de las materias que
llevan en su carrera, especialmente de Sexualidad y Cultura que se cursa en el sexto semestre
de la carrera de Psicología. Se inició la formación de una línea de investigación sobre una
problemática nacional de salud psicosocial y posteriormente se realizó la propuesta para que
este programa se nacionalice como Servicio Social a través de la RED DE SERVICIO SOCIAL DE
LA ANUIES.
264
Se manejaron doce sesiones muy dinámicas, pláticas a padres de los adolescentes y sobre
todo, existe una evaluación previa y una final del aprendizaje de los estudiantes. También se
manejan variables sociales de categoría sexual que han sido estudiadas por diversos autores,
entre los que figura el Dr. Rolando Díaz Loving.
Se observó un incremento en cuanto a la información sobre la sexualidad a partir de la
participación de los adolescentes en este programa de servicio social en desarrollo, el cual se
propuso como programa nacional en el foro de la red sur sureste de servicio social de ANUIES.
Referencias
Anuario estadístico y geográfico por entidad federativa. (2015). Instituto Nacional de Estadística y
Geografía. INEGI, México.
Díaz Loving, R., Pick de Weiss S. y Andrade Palos P., (2013). Relación de control, conducta sexual,
Anticonceptiva y embarazo en adolescentes. En Cinco lustros de investigación en la Psicología
Social en México: Contribuciones de Díaz Loving y sus colegas. México. AMEPSO
Díaz Loving, R., Pick de Weiss S. y Andrade Palos P., (2013). Obediencia, asertividad y planeación al
futuro como precursores de comportamiento sexual y anticonceptivo en adolescentes. En Cinco
lustros de investigación en la Psicología Social en México: Contribuciones de Díaz Loving y sus
colegas. México. AMEPSO
Laborín, Vera, Durazo y Parra, (2008) Psicología desde el Caribe No. 21, 2008. Recuperado de: http:
//www.scielo.org.co/pdf/psdc/n22/n22a06.pdf
Pick, Andrade-Palos y Díaz-Loving, (2013). Características psicosociales de las adolescentes de 16 -17
años que han y no han tenido su debut sexual. En Cinco lustros de investigación en la Psicología
Social en México: Contribuciones de Díaz Loving y sus colegas. México. AMEPSO
Pick, Díaz-Loving y Andrade-Palos, (2013). Estudio comparativo de adolescentes de dos grupos de
edad que han y no han tenido relaciones sexuales. En V lustros de investigación en la Psicología
Social en México: Contribuciones de Díaz Loving y sus colegas. México. AMEPSO
Rotter, J. B., (1966). Generalized expectancies for internal versus external control of reinforcement.
Psychological Monographs: General and Applied, Vol 80(1) 1-28.http:
//dx.doi.org/10.1037/h0092976.
Miller, D., Kets de Vries, M. F. R. y Toulouse. J-M. (1982). Top Executive Locus of Control and Its
Relationship to Strategy-Making, Structure, and Environment. Vol. 25 no. 2 pp. 237-253: doi:
10.2307/255988ACAD
265
Crianza Materna, Negociación del Condón y Conducta
Sexual en Universitarios con Historia de Embarazo
David Javier Enríquez Negrete, Ricardo Sánchez Medina y Blanca
Delia Arias García
Método
Participantes.
Se seleccionaron con un muestreo no probabilístico e intencionado a 197 universitarios con
edad promedio de 20.39 años (DE=1.63), todos con experiencia sexual. De los 71 varones
(36% de la muestra) 29 informaron haber embarazado a una pareja y 42 reportaron lo
contrario. El 64% restante de la muestra lo conformaron 126 mujeres, de las cuales 56
indicaron no haber tenido un embarazo y 70 señalaron tener precedente de embarazo. Todos
los participantes se encontraban adscritos a universidades públicas ubicadas en la zona Norte
y Oriente de la Ciudad de México.
Instrumentos.
1) Estilos parentales: se utilizó el Cuestionario de Patrones de Autoridad Parental (CPAP) de
Aguilar, Valencia, Martínez, Romero y Lemus (2007) en su versión breve ajustada por Enríquez
(2014). El cuestionario dirigido al padre se encuentra constituido por 22 ítems (α=.76),
agrupados en cuatro factores: 1) estilo negligente, siete ítems (α=.90), 2) estilo democrático,
cinco ítems (α= .65), 3) estilo autoritario, seis ítems (α=.81), y 4) estilo permisivo, cuatro ítems
(α=.69). El cuestionario para la madre cuenta con 23 ítems (α=.72) configurado en cuatro
factores: 1) estilo negligente, ocho ítems (α=.91), 2) estilo democrático, seis ítems (α=.61), 3)
estilo autoritario, seis ítems (α=.80), y 4) estilo permisivo, tres ítems (α=.60). Este cuestionario
tiene un formato de respuesta tipo Likert de cuatro opciones de respuesta; 2) Estilos de
negociación del condón: se utilizó una versión breve ajustada por Enriquez (2014) de la Escala
267
de Estilos de Negociación del uso del condón de Robles y Díaz-Loving (2011). El alfa de
Cronbach global fue de .63 y se divide en cuatro factores, a) Equidad-colaboración, seis
reactivos (α= .84); b) Acomodación, tres reactivos (α= .66); c) Contender, tres reactivos
(α=.55) y d) Evitación, tres reactivos (α=.64). El formato de respuesta es tipo Likert con cinco
opciones de respuesta; 3) Comportamiento sexual: definida por las siguientes variables, a)
Edad del debut sexual, b) Número de parejas sexuales en toda la vida, frecuencia de las
relaciones sexuales vaginales, anales y orales en los últimos seis meses -escala tipo Likert-, uso
del condón en el mismo periodo de tiempo en las mismas prácticas sexuales –escala tipo
Likert- y consistencia del uso del condón, la cual se estimó dividiendo el número de veces que
se usa el condón en los últimos tres meses entre el número de veces que se tienen relaciones
sexuales en el mismo periodo de tiempo. Cuando el valor es 1 se interpreta como
“consistencia” pero cuando es menor a 1 se conceptúa como “inconsistencia”; y 4) Otros
indicadores de riesgo: presencia de alguna ITS (Si/No) y haber decidido abortar (Si/No).
Procedimiento.
Los directores de las universidades asignaron los grupos para la evaluación. Se informó a
los alumnos el propósito del estudio y se hizo énfasis en la participación voluntaria y anónima.
Resultados
Se estimó la media teórica (MT) de cada variable para obtener un punto de comparación en
relación a los resultados obtenidos con la media aritmética (𝒙 ̅). Cuando el valor de la 𝒙 ̅ es
superior al de la MT indica la presencia del abributo evaluado y viseversa. La Tabla 1
muestra que los varones obtuvieron promedios (𝒙 ̅) por arriba de la MT en los estilos de
negociar el condón basados en la equidad-colaboración y en la acomodación, pero no se
encontraron diferencias significativas entre la condición de tener y no un precedente de
embarazo; sin embargo, los hombres quienes informaron haber embarazado a su pareja son
quienes percibieron a sus madres con un estilo negligente (𝒙 ̅= 27.65, DE=5.83, MT=24) en
comparación con quienes reportaron no tener precedente de embarazo (𝒙 ̅=22.89, DE=8.67,
MT=24), encontrandose diferencias estadisticamente significativas entre los grupos (t= 2.448,
p < .01). Respecto a la mujeres, ellas percibieron tanto al padre como a la madre con un estilo
parental negligente, sin embargo –y a diferencia de los varones- no se encontraron diferencias
estadisticamente significativas entre las jóvenes con y sin precedente de embarazo. Asimismo,
las universitarias presentaron un promedio superior a la MT en el estilo de negociar el condón
basado en el estilo equidad-colaboración y particularmente las adolescentes pertenecientes al
grupo que informaron haber tenido un embarazo se caracterizaron por negociar el
preservativo con un estilo de contender y a través de la acomodación (𝒙 ̅=9.05, DE=3.17,
MT=9), pero solo en éste último estilo se encontrarón diferencias estadisticamente significativas
con el grupo de chicas quienes no se han embarazado (𝒙 ̅=7.56, DE=2.80, MT=9, t= 2.713, p
< .01).
268
Tabla 1
Estilos parentales y de negociación del preservativo: comparación intragrupal de medias (𝒙
̅) por
sexo entre quienes han tenido y no precedente de embarazo
Hombres Mujeres
Embarazo No embarazo Embarazo No embarazo
MT n ̅
𝒙 D.E. n ̅
𝒙 D.E. p n ̅
𝒙 D.E. n ̅
𝒙 D.E. p
Estilos maternos
Democrático 18 28 11.57 4.28 39 13.48 5.67 -- 67 12.77 4.60 55 12.14 4.85 --
Autoritario 18 28 17.89 5.02 39 16.28 4.90 -- 65 17.12 4.93 55 17.81 4.48 --
Permisivo 9 27 6.48 2.32 37 6.75 2.46 -- 68 6.98 2.16 55 6.54 2.52 --
Negligente 24 26 27.65 5.83 39 22.89 8.67 .01 65 25.40 7.37 55 26.52 7.04 --
Estilos paternos
Democrático 15 22 10.45 3.76 32 11.78 4.05 -- 53 11.37 3.20 45 11.35 3.53 --
Autoritario 18 21 15.61 3.90 32 15.84 4.24 -- 54 16.37 4.18 45 16.66 3.80 --
Permisivo 12 21 9.00 2.44 30 9.40 3.17 -- 54 8.90 3.07 45 8.66 3.32 --
Negligente 21 21 20.04 7.07 31 20.06 7.15 -- 51 21.49 6.33 44 23.13 6.07 --
Estilos negociación
Equidad- 18 -- 67 25.26 4.82 52 25.63 5.16 --
27 24.07 5.71 38 23.86 5.63
Colaboración
Acomodación 9 29 10.17 3.42 38 10.47 2.76 -- 68 9.05 3.17 51 7.56 2.80 .01
Evitación 9 29 8.10 3.52 37 7.75 3.27 -- 67 6.22 3.13 51 5.56 2.45 --
Contender 9 29 8.00 3.87 37 8.40 2.82 -- 68 9.00 3.02 53 8.30 2.99 --
Respecto a las variables del comportamiento sexual, el grupo varones informo tener un
precedente de embarazo con alguna pareja tienen mayor diversidad de prácticas sexuales,
ellos llevan a cabo con mayor frecuencia relaciones sexuales anales (t=1.987, p<.05) y orales
(t=2.36, p<.02), encontrandose diferencias significativas al compararlos con los hombres
quienes no tienen antecedentes de embarazo. Respecto a las mujeres quienes informaron
haber estado embarazadas alguna vez, ellas iniciaron su vida sexual a edades más
tempranas (t=-3.781, p<.01), han tenido mayor número de parejas sexuales a lo largo de la
vida (t=2.820, p<.01) y tienen mayor frecuencia de prácticas sexuales vaginales (t=2.366,
p<.02) en comparación con las universitarias que no reportaron embarazo (Tabla 2).
Tabla 2
Variables del comportamiento seuxal: comparación intragrupal de medias (𝒙
̅) por sexo entre
quienes han tenido y no precedente de embarazo
Hombres Mujeres
Embarazo No embarazo Embarazo No embarazo
MT n ̅
𝒙 D.E. n ̅
𝒙 D.E. p n ̅
𝒙 D.E. n ̅
𝒙 D.E. p
Edad debut sexual -- 28 16.36 1.31 41 16.66 1.37 -- 69 16.78 1.41 55 17.85 1.68 .01
No. parejas sexuales -- 27 4.48 1.96 41 4.22 2.98 -- 70 3.70 2.49 52 2.50 2.19 .01
Consistencia u/condón -- 25 .524 .451 34 .638 .415 -- 61 .552 .429 46 .682 .394 --
Frecuencia últimos 6
meses
Relaciones vaginales 3 29 4.28 1.06 38 3.92 1.23 -- 67 4.51 .927 50 4.02 1.30 .02
Relaciones anales 3 29 2.07 1.41 35 1.51 .781 .05 67 1.61 .984 44 1.36 .780 --
Relaciones orales 3 28 3.68 .983 36 3.00 1.30 .02 67 3.16 1.27 48 2.85 1.47 --
Frecuencia u/condón
últimos 6 meses
Relaciones vaginales 3 29 2.90 1.61 36 3.19 1.52 -- 65 3.28 1.57 49 3.53 1.63 --
Relaciones anales 3 25 2.12 1.64 27 2.26 1.67 -- 45 1.73 1.38 29 2.00 1.51 --
Relaciones orales 3 27 1.41 1.01 31 1.61 1.14 -- 58 1.38 .988 39 1.74 1.22 --
269
Finalmente respecto a los resultados de otros indicadores de riesgo se encontró que en el
grupo de varones (n=29) quienes habian tenido un embarazo, dos informaron haber tenido
alguna ITS y 18 señalaron que en algún momento decidieron optar por el aborto,
encontrandose una asociación entre la condición de tener precedente de embarazo con el
aborto (X2 de Pearson=30.526, p<.001). Respecto a las mujeres (n=126) del grupo que señaló
haber estado embarazada alguna vez (n=70) 4 informaron tener antecedentes por ITS (1 por
condiloma y 3 por Virus de Papiloma Humano) y 55 reportaron haber abortado ante la
situación de embarazo, encontrandose una asociación significativa entre la condición de
embarazo y el aborto (X2 de Pearson=75.903, p<.001).
Discusión
270
Por otro lado, los resultados sugieren que en el caso de los varones, los programas
centrados en la modifación de comportamientos parentales maternos podrían resultar útiles
para prevenir una situación de embarazo, diferente a las mujeres donde se sugiere
desarrollar intervenciones enfocadas en el entrenamiento de habilidades conductuales para
evitar que se ajusten a la demanda de su pareja de no usar condón -estilo de acomodación- y
por el contrario, entrenarlas en habilidades que les permitan desarrollar estilos basados en la
equidad-colaboración para probabilizar el uso del preservativo en las relaciones sexuales (cf.
Jimenez, 2010; Robles & Díaz-Loving, 2008; 2011).
Referencias
Aguilar, J., Valencia, A., Martínez, M., Romero, P., & Lemus, L. (2007). Impacto de los estilos parentales
sobre el ajuste personal, escolar y social entre estudiantes universitarios. En J. Aguilar, A.
Valencia & Sarmiento C. (Eds.), Relaciones familiares y ajuste personal escolar y social en la
adolescencia. Investigaciones entre estudiantes de escuelas públicas (pp. 37-57). México D.F.:
Facultad de Psicología, UNAM.
Brahmbhatt, H., Kågesten, A., Emersona, M., Decker, M. R., Olumide, A. O, et al. (2014). Prevalence and
Determinants of Adolescent Pregnancy in Urban Disadvantaged Settings Across Five Cities. The
Well-Being of Adolescents in Vulnerable Environments Study, 55(6), 48-57. Doi:
10.1016/j.jadohealth.2014.07.023
Climent, G. (2009). Voces, silencios y gritos: Los significados del embarazo en la adolescencia y los
estilos parentales educativos. Revista Argentina de Sociología, 7(13), 186-213.
Dalby, J. D., Hayon, R., & Carlson, J. (2014). Adolescent Pregnancy and Contraception. Primary Care:
Clinics in Office Practice, 41(3), 607-629. Doi: 10.1016/j.pop.2014.05.010
Damle, L. F., Gohari, A. C., McEvoy, A. C., Desale, S. Y., & Gomez-Lobo, V. (2015). Early Initiation of
Postpartum Contraception: Does It Decrease Rapid Repeat Pregnancy in Adolescents?. Journal of
Pediatric and Adolescent Gynecology, 28(1), 57-62. Doi: 10.1016/j.jpag.2014.04.005
Enríquez, D. (2014). Papel del contexto familiar en la conducta sexual protegida de jóvenes
universitarios: Una perspectiva sistémica (Tesis Doctoral inédita). Facultad de Estudios Superiores
Iztacala, Universidad Nacional Autónoma de México, Edo. de México, México. Recuperada de
www.dgbiblio.unam.mx
Epstein, M., Bailey, J. A., Manhart, L. E., Hill, K. G., Hawkins, J. D., Haggerty, K. P., & Catalano, R. F.
(2014). Understanding the link between early sexual initiation and later sexually transmitted
infection: Test and replication in two longitudinal studies. Journal of Adolescent Health, 54(4),
435-441.
Godfrey, E. M. (2015). Helping Clinicians Prevent Pregnancy among Sexually Active Adolescents: U.S.
Medical Eligibility Criteria for Contraceptive Use and U.S. Selected Practice Recommendations
for Contraceptive Use. Journal of Pediatric and Adolescent Gynecology, 28(4), 209.214. Doi:
10.1016/j.jpag.2014.08.006
Houston, A. M., Fang, J., Husman, C., & Peralta, L. (2007). More than just vaginal intercourse: Anal
intercourse and condom use patterns in the context of “main” and “casual” sexual relationships
among urban minority adolescent females. Journal of Pediatric and Adolescent Gynecology,
20(5), 299-304.
Jiménez, M. (2010). Comunicación sexual en los adolescentes y su implicación en la consistencia del uso
del condón. Enseñanza e investigación de la Piscología, 15(1), 107-129.
Martino, S. C., Elliott, M. N., Corona, R., Kanouse, D. E., & Schuster, M. A. (2008). Beyond the “Big Talk”:
The roles of breadth and repetition in parent-adolescent communication about sexual topics.
Pediatrics, 121(3), 612-618.
271
Moreno, D., Robles, S., Frías, B., Rodríguez, & M., Barroso (2011). Encuesta Universitaria sobre Salud
Sexual. Informe Técnico correspondiente al proyecto IN307210 del Programa de Apoyo a
Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT). México: Universidad Nacional
Autónoma de México.
Programa de Becas de Apoyo a la Educación Básica de Madre Jóvenes y Jóvenes Embarazadas
(Promajoven, 2012). Embarazo adolescente y madres jóvenes en México: Una visión desde el
Promajoven. Recuperado de http:
//www.promajoven.sep.gob.mx/archivos/titulos/Embarazo_Adolescente.pdf
Robles, S., & Díaz-Loving, R. (2008). Determinantes del uso del condón con pareja regular y pareja
ocasional en adolescentes. En: Rivera-Aragón, S., Díaz-Loving, R., Sánchez-Aragón, R, & Reyes-
Lagunes, I. (editores), La Psicología Social en México, Volumen XII (pp. 299-305), México,
AMEPSO, Universidad de Guanajuato, UNAM.
Robles, S., & Díaz-Loving, R. (2011). Validación de la Encuesta Estudiantil sobre Salud Sexual (EESS).
México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Roche, K. M., Mekos, D., Cheryl, A., Astone, N., Bandeen-Roche, K., & Ensminger, M. E. (2005). Parenting
Influences on early sex initiation among adolescents: How neighborhood matters. Journal of
Family Issues, 26(1), 32-54.
Shaha, M., Prajapatib, S., & Sheneeshkumarc, V. (2012). Adolescent pregnancy: Problems and
consequences. Apollo Medicine, 9(3), 176-180. Doi: doi: 10.1016/j.apme.2012.06.002
Widman, L., Choukas-Bradley, S., Helms, S. W., Golin, C. E., & Prinstein, M. J. (2014). Sexual
Communication between early adolescents and their dating partners, parents, and best friends.
The Journal of Sex Research, 51(7), 731–741.
272
Embarazo Temprano en el Sureste de México
Julita Elemí Hernández S., Renán García Falconi, José Manzanares
Félix, Eddy del Carmen Morales Anaya y María del Carmen Vargas
López
Método
Participantes.
Estudiantes de bachillerato de escuelas públicas del municipio del centro en Tabasco. La
muestra fue no probabilística intencional. Los sujetos fueron contactados en diversos planteles
de la zona. . La muestra total fue de 300 estudiantes, 119 mujeres y 181 hombres.
Instrumento.
Se utilizó un instrumento diseñado para este estudio, donde se medían las actitudes,
conocimientos, creencias e intenciones de los sujetos sobre el tema del embarazo temprano. La
escala era tipo Likert con 57 reactivos con 5 opciones de respuesta desde Muy en desacuerdo
hasta muy en acuerdo. La confiabilidad se calculó a través de un análisis de consistencia
interna que reportó un alpha de Crombach de .81, con 4 factores: a) Conocimiento con 6
reactivos. b) Actitud, con 5 reactivos, c) Creencias, con 13 reactivos y d) Intención con 8
Procedimiento.
Los participantes fueron contactados en sus escuelas por encuestadores estudiantes de
psicología de los últimos semestres, entrenados para encuestar. Se le preguntaba a los sujetos
274
si querían participar explicándoles que el cuestionario era totalmente anónimo y sólo para
fines de investigación. Al aceptar, se les daba el cuestionario y se les permitía que lo
contestaran en forma confidencial. Para analizar los datos se realizaron pruebas t de Student,
donde se contrastaron las medias en dos grados escolares, y análisis de varianza para
evaluar los efectos de la edad. El análisis se llevo a cabo con el paquete SPSS15.
Resultados
El análisis de la puntuación total del instrumento por semestre escolar que cursaban los
participantes, menor o igual a cuarto (M=187.58) y mayor o igual a quinto (M=196.25)
reveló diferencias significativas con una t=-3.642 con 212 gl y p< .001 (Ver gráfica 1).
Gráfica 1.
Percepción del embarazo temprano por semestre
49.5
49
48.5
48
47.5
47
46.5
46
Menor o igual a cuarto Igual o mayor a quinto
semestre semestre
49.5
49
48.5
48 Media
47.5
47
46.5
46
Menor o igual a Igual o mayor a quinto
cuarto semestre semestre
275
El factor de conocimiento, también mostró diferencias significativas con respecto al semestre
cursado, así los de menor o igual a cuarto (M= 46.2177) y los de mayor o igual a quinto ( M=
49.0568) con una t=-3.382 y con gl=218.1 y una p<.001 (ver gráfica 3).
Gráfica 3.
Semestre cursado por conocimiento
49.5
49
48.5
48
47.5
47
46.5
46
45.5
45
44.5
Menor o igual a cuarto Igual o mayor a quinto
semestre semestre
En cuanto a las creencias, el efecto del semestre cursado fue menor, con una t=-1.946 y gl
223.1 y p<005 (Ver gráfica 4).
Gráfica 4.
Semestre cursado por creencias sobre embarazo
49.5
49
48.5
48
Media
47.5
47
46.5
46
Menor o igual a Igual o mayor a
cuarto semestre quinto semestre
Con respecto a la actitud, los grupos menor o igual a cuarto semestre (M=44.8710)
comparados con los grupos de quinto o mas (M=46.3977) no mostraron diferencias
significativas, aunque la media del grupo con más altos semestres calificó con actitudes más
positivas que los de semestres inferiores. (Ver Grafica 5).
276
Gráfica 5.
Semestre cursado por actitudes sobre embarazo
46.5
46
45.5
45
44.5
44
Menor o igual a Igual o mayor a
cuarto semestre quinto semestre
Con el fin de analizar el efecto de la edad, se hicieron rangos de edad tomando tres
grupos: 1) menor a 15 años (n=49), 2) entre 16 y 17 años (n=151) y 3) mayores a 18 años
(n=100). y se realizó un Análisis de Varianza encontrándose efectos significativos en la escala
total, (F=5.01 p<.005, y en los factores de intención, (F=10.95 p<.001) ) , creencias (F= 3.00
p<.05) y conocimiento (F=6.84 p<001). No así en actitud (Ver gráfica 6 y 7).
Gráfica 6.
Calificación total por grupo de edad
Mayor a 18 años
Rango de edad
Entre 16 y 17 años
Menor de 15 años
Gráfica 7.
Factores por rango de edad
50
Rango de edad
48
Rango de edad Menor
46 de 15 años
44
Rango de edad Entre 16
42 y 17 años
Rango de edad Mayor a
18 años
277
Discusión
Al analizar los resultados de la escala general y siguiendo la TAR, podemos asumir que los
grupos de semestres menos avanzados, estarían en mayor riesgo de caer en embarazo
temprano, mientras que los de semestres superiores, están en menor riesgo de embarazo. Lo
cual se refleja también al analizar los factores en forma independiente, en especial el de
intención, que según la teoría, predice la conducta. En este caso los adolescentes de grados
superiores, tienen una intención más positiva a no embarazarse, mientras que los de semestres
inferiores, sus intenciones son más hacia el embarazo. Este patrón se repite también en los
factores de conocimientos y creencias, lo cual es lógico, tomando en cuenta que estos influyen
en las intenciones. Al analizar la escala total y los factores por edades el patrón vuelve a
repetirse, lo cual nuevamente es de esperarse, ya que las edades están relacionadas
generalmente con los semestres cursados.
Estos datos apoyan los datos del INEGI que reporta que en el estado de Tabasco hubo un
18% de embarazos en adolescentes, porcentaje que solo ha variado en un 0.3% en 7 años. El
número de hijos nacidos vivos por cada 1000 mujeres de 15 a 19 años de edad en el 2010,
según el Censo de Población y Vivienda 2010; en Tabasco fue de 49,844 y en todo el país de
2,643,908. Estos hallazgos son importantes porque son una llamada de atención para la
prevención del embarazo en nuestros niños y niñas. Es necesario que se tomen medidas que les
proporcionen a los muchachos y muchachas herramientas para prevenir y controlar este
problema, que como se mencionó anteriormente, es ya una problema de Salud Pública.
Referencias
Ajzen, I., & Fishbein, M. (1980). Understanding attitudes and predicting social behauior. Englewood Cliffs.
N. J. Prentice Hall
Ajzen, I., & Fishbein, M. (1972). Attitudes and normative beliefs as factors influencing behavioral
illlentions.Joumal 01 Personality and Social Psychology, 21, 1-9.
Ajzen, I.y Fishbein, M. (1970). The prediction of behavior from attitudinal and normative variables.
[ournal 01 Experimental Social Psyclwlogy, 6, 466-487
Díaz-Guerrero, R. (2003). Bajo las garras de la cultura. Psicología del Mexicano 2. México, D.F.: Trillas.
INEGI. (2010) Censo de Población y Vivienda. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
México.
Moreno, S., León M. y Becerra; L. (2006) Conducta sexual, conocimiento sobre embarazo y necesidades
percibidas con relación a la Educación Sexual en Adolescentes Escolarizados. Espacio abierto. Vol
15 (004), 787-803
Pick de Weiss, W. Andrade Palos, P. Towsend, J y Givaudan, M. (1994) Evaluación de un programa de
educación sexual sobre conocimientos, conducta sexual y anticoncepción en adolescntes. Salud
Mentalm 17(17), 25-31
Pablos, E. T. (2006). Embarazo en adolescentes del sureste de México. Papeles de Población, 12(48),
141-154,
Existe una relación directa entre los estilos de amor y la sexualidad. Diversas
investigaciones han mostrado que los estilo de amor de tipo lúdico y la sexualidad. De esta
manera, un estilo lúdico está relacionado a actitudes sexuales más liberales así como una
tendencia a elegir pareja en base a la visibilidad social y la atracción. Esto es más frecuente
en hombres que en mujeres (Saul, Reifman, Pearson, Harris, & Fitzpatrick, 2004). Sin embargo,
poca o nula investigación se ha realizado en el estado de Hidalgo que vincule los diferentes
estilos de amor, manifestados en una relación de pareja, con la sexualidad humano. Por ello,
el presente trabajo tiene como objetivo relacionar las conductas sexuales de riesgo con los
estilos de amor en jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
En 1977, Lee desarrolló la teoría de los estilos de amor, los cuales define como la manera
personal en qué nos enamoramos y manifestamos nuestro amor a la pareja y que se divide en:
Estilo Erótico (Eros): Se trata de un amor apasionado y romántico. Se caracteriza
por el romance y la pasión implacable y, con frecuencia, se cae en el amor a
primera vista, dado por una intensa atracción física (Boal, 2003). Estas personas
buscan a su pareja ideal y tienden a ser muy comprometidas, ya que valoran una
intensa emoción y el deseo de exclusividad. La necesidad de sentirse amado y
deseado es algo natural en la expresión del amor erótico, así mismo la exclusividad
e intimidad (Carreño & Sánchez, 2011).
Estilo Lúdico (Ludus): Este estilo de amor se asemeja a un juego donde el sexo y el
amor son parte de la diversión (Fricker & Moore, 2002). En este estilo no se busca
una pareja ideal (Boal, 2003), por lo tanto, estos amantes pasan de una persona a
otra recuperándose rápidamente de las rupturas o rechazos, ya que valoran la
cantidad sobre la calidad. Büyükflahin y Hovardaolu (2004), lo catalogan como un
amor muy permisivo, carente de compromiso, celos, expectativas futuras e
implicación emocional habiendo así múltiples parejas.
Estilo Amistoso (Storge): Descrito por Lee (1973) como “el amor sin fiebre o locura”
(p. 77), trata de un amor basado en la amistad y el afecto que se va fortaleciendo
con el tiempo (Boal, 2003). El amante amistoso trata a la pareja como un viejo
amigo, por lo tanto, no se expresan emociones intensas en cuanto a la atracción
física y demuestra el afecto en maneras no sexuales. Dentro de este estilo de amor
se crea una relación fiable y de identificación mutua (Lee, 1973), por lo que es poco
propenso a cometer infidelidad.
Estilo Pragmático (Pragma): Para estos amantes, el amor se trata de algo práctico
(Fricker & Moore, 2002) por lo que tienden a plantear la relación de pareja al
grado de buscar a la persona que se suponen es la más adecuada para ellos. Él o
ella crean una lista de cualidades, características o atributos de la pareja deseada
y escoge a la persona de acuerdo a los requisitos que cumple (Boal, 2003). Se trata
de una búsqueda racional y lógica.
Estilo Maníaco (Manía): Se trata de un amor dependiente, posesivo y
emocionalmente intenso, mezcla de eros y ludus. La persona amada ocupa
constantemente el pensamiento de su pareja desesperada por ser correspondida y
que le aseguren continuamente este amor (Fricker & Moore, 2002). De acuerdo a
Hendrick y Hendrick (1986), estos amantes mantienen una autoestima más baja y es
esta incertidumbre de sí mismos lo que ocasiona la manía. El temor de ser
abandonadas o rechazadas los induce a aferrarse a la relación y ser incapaces de
terminarla.
Estilo Agápico (Ágape): Es la combinación de eros y storge. Hace referencia a un
amor altruista basado en el sacrificio (Boal, 2003). En él, existe una predisposición a
perdonar y apoyar a la pareja pasando por alto sus fallas (Büyükflahin &
Hovardaolu, 2004). Anteponer las necesidades de sus seres amados es lo que
caracteriza a estos amantes altruistas (Fricker & Moore, 2002). Implica la obligación
de amar y cuidar a los demás sin esperar reciprocidad.
Los estilos de amor se verán sujetos a las circunstancias por las que pasa la persona, así
como a la edad en la que se encuentra. Las adolescentes ponen como prioridad la entrega y
la necesidad de reponerse ante una decepción amorosa y los adolescentes conciben el tener
una pareja como una meta. Siguiendo a Hendrick y Hendrick (1986), el estilo “maníaco” es el
que predomina en la población adolescente. No obstante, estas actitudes de celos y posesión
se van aminorando conforme a la edad y la persona comienza a establecer relaciones de tipo
lúdicas, eróticas y amistosas (Yela, 2000).
280
Método
Participantes.
89 hombres estudiantes del Instituto de Ciencias de la salud y del Instituto de Ciencias
sociales y humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Que
tengan o hayan tenido una relación de pareja y conducta sexual de penetración
Instrumentos
Inventario de Conducta Sexual: Evalúa las variables psicológicas y comportamientos sexuales
de riesgo. Está constituido por 44 preguntas acerca de los motivos, las situaciones sociales, el
estado biológico antes de la relación sexual con una escala de Likert ascendente, de cuatro
puntos. Cuenta con una confiabilidad Cronbach global de 0,821.
Inventario de Estilos de Amor: Evalúa los estilos de amor basándose en el modelo propuesto
por Lee (1973). Este instrumento está adaptado para la población mexicana y consta de una
escala Likert de cinco niveles. Agrupados en seis factores (Estilos de amor).
Procedimiento.
La aplicaciónse realizó en los diferentes institutos de la UAEH a alumnos de diversas
carreras. Durante la aplicación se les informaba a los alumnos sobre la intención de la
investigación así como de su confidencialidad; acerca de los objetivos pero no de las hipótesis
del estudio. La participación fue de forma voluntaria. Posteriormente se realizó la captura y el
análisis estadístico para la obtención de resultados (Programa SPSS versión 19).
Resultados
Tabla 1.
Correlaciones de "Motivos que determinaron la primera relación sexual"
1 2 3 4 Eros Lúdus Amistoso Manía Agápico Pragma
1 Se presentó la
1 .516** .231* .324** .405** .329**
oportunidad
2 Tenía interés en
1 .269* -.298** .328** .338**
experimentar
3 Me atrajo
1 .282**
físicamente
4 Existía una relación
1 -.322** .227* -.239*
afectiva
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
281
La oportunidad de tener relaciones se correlaciona positivamente con experimentar y sentir
atracción, así como con los estilos: erótico, lúdico y maníaco.
Tabla 2.
Correlación de “Estado biológico que influyó en la primera relación sexual”
1 2 3 Eros Lúdus Amistoso Manía Agápico Pragma
1 Excitación física 1 .211* .278** .443** .293**
2 Influencia del alcohol 1 .272* -.353** .352** .228*
3 Influencia de una droga 1 .286** -.263* .225*
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
Como muestra la Tabla 2, el estado de excitación tiene correlación significativa positiva con
la influencia del alcohol y de droga además de relacionarse con erótico y agápico. La
influencia del alcohol se correlaciona positivamente con lúdico, maníaco y agápico y, de
manera negativa, con amistoso.
Tabla 3.
Correlaciones de “Situación social que facilitó la primera relación sexual”
1 2 3 Eros Lúdus Amistoso Manía Agápico Pragma
1 A solas/lugar
1 .347** .276**
privado
2 Fiesta o reunión 1 .409** .388** -.363** .368**
3 Lugar de
1 .244* -.493** .231*
espectáculos para
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
Lúdus
Amistoso
Manía
Agápico
Pragma
282
El número de hombres que reportó que han tenido relaciones con parejas ocasionales fueron
29. Porque se presentó la oportunidad y la atracción se correlacionan significativa y
positivamente con el estilo lúdico, indicando que aun siendo oportunistas también son selectivos
en estas relaciones. Hay correlación significativa positiva entre atracción y pragmático,
suponiendo la misma selectividad en estos amantes (Tabla 4).
Discusión
La finalidad del estudio fue conocer las conductas de riesgo de la población estudiada y
relacionarla con los estilos de amor que reportaban. Los puntajes más altos en los estilos fueron
eróticos y amistosos. Los motivos para que se inicien las relaciones sexuales son por relaciones
afectivas y de atracción, también influyen aspectos biológicos y sociales. De acuerdo con
Cooper, Agocha y Sheldon (2000), algunos factores que impiden que los jóvenes se perciban
en riesgo son la atracción física y el amor pasional, existiendo más intención de tener
relaciones sexuales y en menor grado usar protección.
Los motivos para no usar preservativo en la actividad sexual fueron porque en ese momento
no se tiene uno disponible. Por ello, es importante buscar alternativas que faciliten el acceso de
métodos de barrera como el condón. En el caso de los que lo usan, el principal motivo es para
evitar un embarazo, seguido de evitar el contagio de ITS. Es importante señalar que al no usar
el preservativo, en todos los casos, sigue existiendo el riesgo a una ITS, SIDA o un embarazo no
deseado.
Los resultados de esta investigación nos señalan que los principales motivos para decidir
usar preservativo en la primera relación sexual, a lo largo de la vida sexual activa e, inclusive,
cuando se tiene relaciones sexuales con parejas ocasionales, son para evitar una ITS y un
embarazo no deseado. De acuerdo a la encuesta nacional de la juventud (2010), se señala
que el 97% de los jóvenes consideran usar el condón para prevenir una ITS. Para Vela (2007),
los hombres son más eróticos debido a que buscan más una pareja que les resulte atractiva
físicamente en comparación con las mujeres que se inclinan más a la estabilidad económica. Los
chicos eróticos dan mayor importancia a la atracción física y emocional (Fricker & More, 2002)
que les proporciona su pareja además de que buscan intimidar rápidamente con ella. Por otra
parte, también muestran puntajes más altos en el estilo amistoso indicando así que también
expresan una alta necesidad de establecer confianza e identificación con su pareja, como lo
señala Lee (1973).
La oportunidad o el interés por experimentar, están presentes en todos los estilos, lo cual se
relaciona al aspecto de la presión del grupo social. El interés por experimentar y la
oportunidad de tener relaciones sexuales refleja instrumentalidad sexual y esta es más
significativa en el género masculino en la primer relación y esto se asocia con los estilos lúdico,
pragmático y maníaco.
283
Cabe destacar que el debut sexual en los estilos lúdico y maníaco en los hombres se
relaciona inversamente con que mantenían una relación afectiva con la pareja, es decir, que su
primera relación fue con una pareja no estable, lo que indica que en el futuro se verán
envueltos en más encuentros de este tipo. Carrol, Volk y Hide (1985 en Román 2009) señalan
que los hombres, en comparación con las mujeres, desde la primera relación sexual se ven más
involucrados con parejas con las que no establecen compromisos.
Los hombres que no usaron preservativo fueron los de actitud lúdica debido a que resta
placer y sensibilidad. La actitud de que ambos miembros no quisieron usarlo se ve reflejada en
la primer relación como con el encuentro con parejas sexuales ocasionales. Es importante
señalar que uso del preservativo cuando se ha consumido bebidas alcohólica es más común con
una pareja casual que con la pareja estable (Cooper & Orcutt, 2000).
Referencias
"Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta
definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla" (citado por
Wenger, Jones y Jones en Chóliz)
Las emociones son fenómenos psicológicos-fisiológicos de corta duración que representan
formas eficientes de adaptación ante las demandas de un ambiente cambiante (Reidl. 2002).
“Las emociones le dan a la vida su sabor y sus sinsabores, su energía, sentido, son elementos
fundamentales de lo humano. Dirigen la atención, guían la toma de decisiones, estimulan el
aprendizaje y disparan la conducta” (Cacioppo, Gardner y Bernston, 1999 citado en Reidl.
2002).
“Las emociones tienen las siguientes características: son breves; están asociadas a
una expresión facial distintiva; están precedidas por eventos reconocibles; sirven para
modular o segar el comportamiento; son perturbaciones momentáneas; son
precipitadas por eventos que se perciben como ocurriendo rápidamente y sin aviso”
(citado en Reidl. 2005).
El estudio de las emociones es importante ya que son centrales para la comprensión del
comportamiento y experiencia del humano en cualquier nivel de análisis científicos-sociológico,
psicológico y fisiológico, así mismo todo lo que le sucede al ser humano hace que estas surjan.
Todas las emociones tienen alguna función que les confiere utilidad y permite que el sujeto
ejecute con eficacia las reacciones conductuales apropiadas y ello con independencia de la
cualidad hedónica que generen. Incluso las emociones más desagradables tienen funciones
importantes en la adaptación social y el ajuste personal. Según Reeve (1994), la emoción tiene
tres funciones principales: Funciones adaptativas que quizá es una de las funciones más
importantes de la emoción ya que prepara al organismo para que ejecute eficazmente la
conducta exigida por las condiciones ambientales, movilizando la energía necesaria para ello,
así como dirigiendo la conducta (acercando o alejando) hacia un objetivo determinado;
Funciones sociales que facilita la aparición de las conductas apropiadas, la expresión de las
emociones permite a los demás predecir el comportamiento asociado con las mismas, lo cual
tiene un indudable valor en los procesos de relación interpersonal y Funciones motivacionales,
la relación entre emoción y motivación es íntima, ya que se trata de una experiencia presente
en cualquier tipo de actividad que posee las dos principales características de la conducta
motivada, dirección e intensidad. La emoción energiza la conducta motivada. (Mariano Chóliz
,2005)
La regulación y el proceso por el cual los individuos influyen sobre sus propias emociones,
así como cuando las tienen y cómo las expresan y experimentan es clave para la salud mental,
pueden ser un apoyo o un obstáculo para la capacidad de trabajar, relacionarse, incluso
disfrutar la vida (Reidl, 2005).
De igual manera, la presencia de diferentes estados emocionales requieren que la persona
posea una serie de recursos regulatorios o capacidades básicas que le faciliten en el ejercicio
del monitoreo, inhibición, mantenimiento, modulación o incremento de la forma, intensidad o
duración de las emociones que experimenta (Sánchez, Aragón 2007b en Martínez 2009).
Existen diferentes clasificaciones de las emociones, las emociones pueden ser consideradas
como intencionadas o no; a largo o corto plazo, singulares o promedio y predecibles, así como
individuales o grupales (Reidl, 2005).
Las diferentes clasificaciones de las emociones son: desde un ámbito cognitivo, fisiológico,
social y desde la línea de investigación de Reidl vistas como positivas vs negativas; este
trabajo se centrara en esta clasificación de emociones las cuales se relacionan con lo bueno y
lo malo, con la satisfacción de necesidades y deseos, y con la obediencia a ciertas reglas o
principios universales.
Las emociones positivas tiene efectos como ampliar el rango de atención y la cognición,
fortalecer los recurso, intelectuales, físicos y sociales del individuo (Ramírez, 2014). Por su
parte, las emociones negativas son aquellas que provocan problemas interpersonales que
amenazan no sólo las relaciones con otras sino la misma existencia como individuos y miembros
de una subcultura. Estas comparten el deseo de dañar a otros o a uno mismo (Reidl, 2005 en
Cortés, 2011).
Entre este tipo de emociones negativas se encuentran los celos. La importancia de investigar
esta emoción en particular es como lo menciona Reidl, porque es considerada como
socialmente indeseable como tal, pero también porque a las personas que se les relaciona con
ella se les asocia con esa misma indeseabilidad social.
“Los celos son una respuesta emocional, mental y conductual que surge ante la percepción
de parte de la persona “celosa” de una amenaza externa que pone en peligro una relación
personal importante con la persona “celada”. Estas relaciones personales pueden ser
románticas (entre esposo y esposa); o no románticas; (entre amigos, hermanos o compañeros
de trabajo” (Reidl 2009 en Navarro, 2009). Según Reidl (2005) Es importante investigar esta
emoción ya que una emoción como los celos, puede ayudar a que se mantengan, protejan o
restauren lazos sociales frente a amenazas contra el individuo o una relación.
Los celos son un fenómeno universal, no exclusivos del ser humano, se dan en todas las
razas, todas las culturas, tanto en el sexo femenino como el masculino y la edad con la que se
286
experimenta no están predeterminada, existiendo así celos entre hermanos, celos de parejas,
con los compañeros de trabajo, etc. sin embargo, pareciera tener especial relevancia dentro
de las relaciones de parejas (González, 2005).
Cortés (2011) menciona que un componente relevante y ampliamente estudiado dentro de
la relación de pareja es la presencia de celos. Esta emoción natural se da en las relaciones
interpersonales, pero, especialmente, en las relaciones románticas, los celos son
indiscutiblemente temor a la pérdida de una atención especial que se le tenía al individuo;
esta puede o no indicar amor.
El grueso de las investigaciones tiene como muestra adolescentes, jóvenes adultos y parejas
heterosexuales, sin embargo, no se han encontrado investigaciones que busquen conocer cómo
sienten los celos no heterosexuales en comparación con las heterosexuales.
En ese mismo sentido es de suma importancia conocerlo debido a que cada vez la
comunidad no heterosexual es un grupo de la sociedad más grande, con movimientos activos
en búsqueda de sus derechos, y que en el país ya se ha logrado implementar reformas para
reconocer sus derechos. Es interesante e importante saber si existen diferencias o relación entre
las diferentes orientaciones sexuales ya que uno de los problemas que presentan las personas
no heterosexuales ante la sociedad para ser aceptados en el hecho de “ser diferentes, sentir
diferente”. Es por ello que el objetivo de la presente investigación es conocer si existen
diferencias en los celos románticos que experimenta una muestra de personas heterosexuales y
no heterosexuales de la Ciudad de México.
Método
Participantes:
40 personas de la Ciudad de México con edades entre los 18 y 38 años, 𝑒𝑑𝑎𝑑 𝑀 : 24 Y DE:
4.68 de ambos sexos, 20 heterosexuales y 20 no heterosexuales
Instrumento.
Se utilizó un instrumento tipo Likert que miden los celos románticos validadas por la Dra.
Lucy María Reidl Martínez (2002).
Procedimiento.
Se aplicó el instrumento de celos románticos a una muestra no aleatoria de 40 personas con
diversa orientación sexual. Los datos se capturaron con el programa estadístico IBM SSPS
Statistics 19 para comparar los resultados y determinar si existe o no una diferencia en los
celos románticos de las personas heterosexuales y no heterosexuales.
287
Resultados
Como puede observarse en la tabla anterior, ambos grupos presentan medias cercanas, así
como desviaciones estándar parecidas. Para comprobar si esas diferencias son
estadísticamente significativas a continuación se presentan los resultados de la prueba t de
Student para muestras independientes.
El valor de t fue de .104 y la probabilidad asociada fue de .918 lo que indica que la
probabilidad es menor a 0.5, por lo tanto no existen diferencias estadísticamente significativas
en los celos románticos en heterosexuales y no heterosexuales.
Discusión
Los resultados muestran que no existen diferencias significativas en los celos románticos que
experimenta una muestra de heterosexuales y no heterosexuales, un análisis más detallado
por pregunta muestra algunas diferencias. Lo anterior puede deberse a:
Tamaño de la muestra: la muestra fue de 40 personas, por lo que los resultados
únicamente se acotan a este grupo de personas.
Grupo de comparación (heterosexuales vs no heterosexuales): al no conocer la
existencia o no de roles que juegan las parejas no heterosexuales al interior de su
relación, el análisis no permitió conocer a detalle si existían diferencias significativas
entre ambos grupos, por lo que se recomienda para futuras investigaciones un
enfoque cualitativo del tema. Por otra parte, el acceso a la muestra de personas no
heterosexuales fue difícil. Una observación de campo evidenció que algunas
personas que se encontraban en una relación no heterosexual, en el instrumento de
medición declaraban que su orientación sexual era heterosexual. Lo anterior pudo
288
haber influido en los resultados. Se sugiere nuevamente un enfoque cualitativo del
tema.
Por último, el instrumento pudo haber influido en las respuestas de los participantes, pues al
estar compuesto de situaciones y al tener que tomar una postura al respecto, los participantes
mostraban señales de cansancio.
Este tipo de estudios permite continuar con la investigación de celos románticos en diferentes
grupos de la sociedad, pues ya se ha comprobado que los celos románticos son diferentes por
sexo y ahora toca el caso para la comparación por grupo de orientación sexual diferente.
Referencias
289
Creencias Hacia el Uso del Condón en Hombres Gay
Ricardo Sánchez Medina, David Javier Enríquez Negrete, Consuelo
Rubi Rosales Piña y Mario Fausto Gómez Lamont
De acuerdo con CENSIDA (2014) de las infecciones de VIH que ocurren diariamente en el
mundo cerca del 40% es en jóvenes. A nivel internacional (ONUSIDA, 2014) se han creado
diversas campañas de prevención para disminuir los índices de VIH; principalmente en ciertas
poblaciones que por el tipo de prácticas sexuales y por su contexto social, son más susceptibles
de contagiarse; como por ejemplo, hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y hombres gay
(HG). La única estrategia de prevención de VIH/SIDA en personas sexualmente activas es el
uso del condón en todas y cada una de sus relaciones sexuales. En la población HSH y HG las
relaciones sexuales anales desprotegidas son un factor de riesgo para la transmisión del virus;
aunado al entorno familiar y social, en donde la discriminación y homofobia dificultan
conductas de prevención (Lozano-Verduzco & Rocha, 2015).
Se ha encontrado que en estos hombres, las creencias que tienen en torno al uso del condón
se asocia a la conducta sexual, diversos modelos de salud tratan de explicar cómo las
creencias y su relación con otras variables, permite responder porqué las personas usan o no
condón en sus relaciones sexuales; como por ejemplo, el modelo de creencias de salud
(Rosentock, Strecher & Becker, 1994), la teoría de acción razonada (Ajzen & Fishbein, 1980),
de la conducta Planeada (Ajzen, 1985), y el modelo integral (Fishbein, 2000).
La evidencia empírica muestra que aquellas personas que se perciben con mayor riesgo de
infección son quienes tienen más conductas preventivas (Martínez-Donate et al., 2010); o
buscan estrategias para cuidarse (Stahlman et al., 2015); en cambio quienes tienen una actitud
favorable sobre tener relaciones sexuales sin protección, tienen mayor comportamientos de
riesgo sexual (Parsons, Lelutiu-Weinberger, Botsko & Golub, 2013); o quienes piensan que
tener VIH es algo normal entre la comunidad, dejan de protegerse (Jacques, García, Díez,
Martín & Caylà, 2015). Con base en la asociación entre creencias y comportamiento sexual, es
necesario identificar cuáles son las creencias hacia el uso del condón en hombres que tienen
sexo con hombres, a partir de; (1) analizar si las creencias que se tienen varían conforme la
edad, dado que se ha encontrado que las conductas de riesgo sexual cambian entre jóvenes y
adultos (Fernández-Dávila & Zaragoza, 2011); (2) conocer la percepción que tienen en función
del tipo de pareja sexual, ya que se ha encontrado que la percepción de riesgo es diferente,
si la pareja es regular u ocasional (Gayet, Juárez, Pedraza, Caballero & Bozon, 2011).
Considerando lo anterior, el propósito de la presente investigación fue conocer las creencias
sobre el uso del condón, que tienen jóvenes y adultos gay.
Método
Participantes.
A través de un muestreo por conveniencia (Kerlinger & Lee, 2002); se invitó a los usuarios
del portal Web #Soy Homosensual a responder un cuestionario en línea. De 108 hombres que
respondieron, se extrajo una muestra de 80 que reportaron tener relaciones sexuales y ser
solteros. Se formaron dos grupos, los 40 jóvenes, y 40 más grandes de edad. El primer grupo
con edad promedio de 21.29 años (SD=2.39), con edades entre los 18 y 24 años. El segundo
grupo tiene una edad promedio de 32.57 años (SD=8.79), con edades entre los 30 y 57 años.
Instrumento(s).
Patrón de comportamiento sexual: edad a la que tuvieron su primera relación sexual,
método utilizado y planeación en su primera relación sexual, el número de personas con las
que han tenido relaciones sexuales con penetración en toda su vida; para medir la consistencia
en el uso del condón, se preguntó sobre el número de parejas sexuales y número de veces que
usaron condón en un periodo de tres meses, se dividen estos valores y el resultado indica el
nivel de consistencia, valores iguales a 1, indica que siempre usaron condón, y valores menores
a .99 indican que no son consistentes, adicionalmente se preguntó si han tenido alguna ITS.
Creencias hacia el uso del condón: A través de la metodología de Redes Semánticas
Naturales Modificadas ([RSNM] Reyes-Lagunes, 1993), se presentaron cuatro estímulos
orientados a evaluar la percepción que tienen sobre uso del condón con: pareja regular,
pareja ocasional, ventajas y desventajas. Los estímulos fueron presentados en orden aleatorio
y se les pidió que los definieran con la mejor claridad y precisión, mediante el uso de mínimo
cinco palabras relacionadas con los estímulos, después debían numerarlas en orden de
importancia.
Procedimiento.
Se estableció un convenio con el editor del portal #Soy Homosensual para que a través de
su página web se difundiera un cuestionario en línea para invitar a los usuarios a participar. En
dicho portal se compartió el vínculo, el cual permaneció disponible en un periodo de dos
meses. Aquellas personas que deseaban participar, se les indicaba que la información
proporcionada sería anónima y confidencial, en promedio tardaron 20 minutos en responder.
Resultados
Sobre el patrón de comportamiento sexual, el grupo de jóvenes, la edad del debut sexual
fue a los 15.54 (SD=3.65); el 45.71% no utilizó ningún método de protección, el porcentaje
restante uso condón; sólo el 25.71% planeó su primera relación sexual, han tenido 15.44
(SD=19.80) parejas sexuales. En el grupo de mayor edad, la edad del debut sexual fue a los
17.51 (SD=5.70); el 64.86% no utilizó ningún método de protección, el porcentaje restante uso
condón; el 18.92% planeó su primera relación sexual, han tenido 71.49 (SD=104.52) parejas
291
sexuales. En relación a la consistencia en el uso del condón, el 78.12% de jóvenes y el 51.42%
de adultos son inconsistentes, es decir al menos en alguna ocasión en un periodo de 33 meses
han tenido relaciones sexuales con penetración sin uso de preservativo. El 20% de jóvenes ha
tenido alguna ITS, mientras que el 48.65% de adultos ha tenido alguna infección.
En las figuras 1 y 2 se presentan las definidoras al estímulo Creencias hacia el uso del
condón con pareja regular. Entre más cercanas al cero tiene mayor peso semántico. El grupo
de jóvenes utiliza palabras como seguridad, protección, salud, amor y confianza; mientras que
el grupo de adultos, seguridad, salud, protección, confianza e higiene. Se realizó un análisis
entre las definidoras y fueron significativas (rs=0.71, p<.05), esto indica que las redes por los
grupos son similares en términos del significado que le atribuyen a las palabras.
Figura 1. Figura 2.
Creencias hacia el uso del condón con Creencias hacia el uso del condón con
pareja regular en jóvenes gay. pareja regular en adultos gay.
seguridad seguridad
compromiso
100
proteccion 100
80 sexo 80 salud
limpieza 60 salud 60
40 necesario 40 protección
20 20
responsabi… 0 amor 0
prevención confianza
Figura 3. Figura 4.
Creencias hacia el uso del condón con Creencias hacia el uso del condón con
pareja ocasional en jóvenes gay. pareja ocasional en adultos gay.
seguridad
respeto 100
seguridad
proteccion 100
80 necesario salud
80
placer 60 prevencion 60
40 indispensable 40 protección
diversion 20 siempre 20
0 0
obligatorio siempre
obligatorio salud
responsabilid
cuidado
ad
necesario higiene
prevención higiene
cuidado responsabi…
292
En el estímulo Creencias hacia el uso del condón con pareja ocasional, se observan las
definidoras en las figuras 3 y 4, en ambos grupos las principales son seguridad, protección y
salud; los hombres más jóvenes mencionan siempre; y los más grandes indican responsabilidad.
En un análisis se encontraron diferencias significativas (rs=-0.85, p<.05); de igual forma, que
en el estímulo anterior. En las figuras 5 y 6, se presentan las definidoras del estímulo Ventajas
de usar condón; en ambos grupos se comparten: salud, seguridad, higiene y protección; el
grupo de jóvenes menciona tranquilidad, placer y confianza; y el grupo de grandes menciona
diversión, cuidado e ITS. La correlación obtenida fue significativa (rs=-0.75, p<.05), indicando
que ambos grupos comparten las mismas creencias sobre las ventajas del uso del condón.
Figura 5. Figura 6.
Ventajas hacia el uso del condón en Ventajas hacia el uso del condón en
jóvenes gay. adultos gay.
seguridad salud
100 100
confianza 80 salud ITS 80 seguridad
60 60
40 cuidado 40 tranquilidad
limpieza proteccion
20 20
0 0
bienestar higiene diversión protección
Finalmente, las definidoras de Desventajas del uso del condón, se pueden observar en las
figuras 7 y 8; en el caso de los hombres más jóvenes, las palabras con mayor PS son
enfermedad, VIH/SIDA, preocupación, muerte, sucio; y aquellos con edades más grades, las
definidoras fueron placer, alergia, incomodo, aprieta, costos, también un alto porcentaje
respondió que no había desventajas. En un análisis no se encontraron diferencias, indicando
que la percepción de las desventajas hacia el uso del condón son diferentes entre los grupos.
293
Figura 7. Figura 8.
Desventajas hacia el uso del condón en Desventajas hacia el uso del condón en
jóvenes gay. adultos gay.
placer
enfermedad 100
insensibili… alergia
riesgo100 VIH/SIDA higiene 80 enfermedad
80
60 60
precio preocupación
40 duele 40 incomodo
20 20
inseguridad sensibilidad
0 dolor 0 ninguna
Discusión
294
Sobre las ventajas de usar condón, ambos grupos coinciden con las definidoras como salud,
seguridad, higiene y protección; sin embargo, en desventajas hay diferencias entre los grupos,
en el caso de los hombres jóvenes, reportaron enfermedad, VIH/SIDA, preocupación y muerte;
el grupo de adultos, reportaron placer, alergia, incomodo, aprieta, costos; un alto porcentaje
respondió que no había ninguna desventaja; en el caso del grupo de jóvenes las desventajas
están orientadas hacia adquirir alguna infección; mientras que el grupo adultos están
orientadas hacia la utilización del condón en relaciones sexuales. Esto es importante, ya que
creer que no usar condón es sinónimo de contagio de VIH, es diferente a creer que reduce el
placer; de esta forma es más probable que si alguien considera que puede adquirir una
infección, use el condón; que quienes piensen que reduce el placer (Gayet et al., 2011).
En términos generales, la edad parece tener un papel importante respecto al tipo de
creencias de las desventajas de usar condón, una explicación de ello es que probablemente
aquellos HG de mayor edad no se perciben en riesgo, por que no han tenido consecuencias
negativas a pesar de tener una conducta sexual de riesgo (Jacques et al., 2015).
Finalmente, en la muestra evaluada las creencias hacia el uso del condón en HG son
favorables, aunque cabe mencionar que no hay correspondencia con la conducta sexual
preventiva, ya que reportaron múltiples parejas sexuales, inconsistencia en el uso del condón y
presencia de ITS; sin embargo, para tener un análisis que permita conocer si hay una relación
entre creencias y conducta sexual de riesgo es necesario para futuras investigaciones evaluar
las diferencias entre consistentes e inconsistentes en el uso del preservativo; así como entre
aquellos que han tenido una ITS de los que no; elementos que no fueron consideraros en la
presente investigación. De esta manera se podrá tener un análisis diferente al considerar otras
experiencias, diferentes a la edad, que permita identificar cuáles son las creencias que
favorecen el uso del condón en HG y con base en ello generar programas de intervención
para promover la salud sexual.
Referencias
Ajzen, I. (1985). Recuperado de intentions to actions: a theory of planned behavior. In J. Kuhl & J.
Beckman (Eds.), Action control form cognition to behavior (pp. 11-39). New York: Springer-Verlag.
Ajzen, I., & Fishbein, M. (1980). Understanding attitudes and predicting social behavior. In Prentice-Hall
(Ed.). New York.
CENSIDA. (2014). La epidemia del VIH y el sida en México. Recuperado de: http:
//www.censida.salud.gob.mx/descargas/epidemiologia/L_E_V_S.pdf
Fernández-Dávila, P. & Zaragoza K. (2011). Hombres jóvenes que tienen sexo con hombres: ¿un
colectivo en alto riesgo para la infección por el VIH?. Gac Sanit. 25(5). 372–378.
Fishbein, M. (2000). The role of theory in HIV prevention. AIDS Care, 12(3), 273–278.
Gayet, C., Juárez, F., Pedraza, N., Caballero, M. & Bozon, M. (2011). Percepciones de VIH/sida y
parejas sexuales simultáneas: un estudio de biografías sexuales mexicanas. Papeles de Población,
68. 9-40.
Jacques, C., García, P., Díez, E., Martín, S. & Caylà, J. (2015). Explicaciones de las prácticas sexuales
de riesgo en hombres que tienen sexo con hombres. Gac Sanit. 1-6.
295
Kerlinger, F. & Lee, H. (2002). Investigación del comportamiento. Métodos de investigación en ciencias
sociales. México: McGraw Hill.
Lozano-Verduzco, I. & Rocha, T. (2015). Analysis of the category ‘Gay Identity’: Situated knowledge in
Mexico. Psychology of Sexualities Review, 6 (1). 56-73.
Martínez-Donate, A., Zellner, J.., Sañudo, F.., Fernandez-Cerdeño, A., Hovell, M., Sipan, C., et al.
(2010). Hombres Sanos: Evaluation of a Social Marketing Campaign for Heterosexually
Identified Latino Men Who Have Sex With Men and Women. American Journal of Public Health,
100(12), 2532-2540.
ONUSIDA (2014). The GAP Report. Recuperado de: http:
//www.unaids.org/sites/default/files/en/media/unaids/contentassets/documents/unaidspublicat
ion/2014/UNAIDS_Gap_report_en.pdf
Parsons, J., Lelutiu-Weinberger, C., Botsko, M. & Golub, S. (2013). Predictors of day-level sexual risk
for young gay and bisexual me. AIDS Behav. 17. 1465–1477
Reyes-Lagunes, I. (1993). Redes semánticas para la construcción de instrumentos. Revista de Psicología
Social y Personalidad, IX(1), 83-99.
Rosentock, I., Strecher, V., & Becker, M. (1994). The Health Belief Model and HIV Risk Behaviour
Change. In R. DiClemente & J. Peterson (Eds.), Preventign AIDS: theories and methods of behavioral
interventions (pp. 5-24). New York: Plenum press.
Stahlman, S., Plant, A., Javanbakht, M., Cross, J., Montoya, J. A., Bolan, R., et al. (2015). Acceptable
Interventions to Reduce Syphilis Transmission Among High-Risk Men Who Have Sex With Men in
Los Angeles. American Journal of Public Health, 105(3), 88-94.
296
Mirada Universitaria a la Afectividad entre Varones
Carlos Arturo Olarte Ramos
Método
Participantes.
El grupo de informantes clave estuvo conformado por diez personas (50% varones y 50%
mujeres), quienes desempeñan diversos roles en la comunidad estudiantil: directivos, profesores,
psicólogos, estudiantes y personal de apoyo.
Instrumentos.
Se utilizó una cédula de entrevista cuyas preguntas se clasificaron de acuerdo a las
categorías trabajadas: escenario académico, masculinidad, manifestaciones afectivas y
prescripciones sociales.
298
Procedimiento.
Las entrevistas se realizaron en biblioteca, salones y oficinas de la División Académica de
Educación Artes, dependiendo el informante clave. La participación fue individual. Al momento
de estar frente al (la) informante, se hizo una presentación general del investigador y el
motivo de la entrevista, sin explicar a detalle el objetivo del proyecto para evitar el sesgo de
los datos.
Resultados
Los directivos consideran que la universidad es un espacio que ofrece diversas alternativas
de crecimiento para la comunidad docente, estudiantil y administrativo, a partir de programas
de capacitación, intercambio e investigación, pero exige compromiso, disciplina y constancia
para cumplir con los objetivos institucionales y divisionales. Por su parte, los docentes señalan
que el espacio académico favorece la interacción afectiva entre los estudiantes ya que se
realizan diversas actividades donde interactúan profesores y alumnos, además de mostrar la
capacidad creativa de la población estudiantil.
Todos los informantes afirmaron que la DAEA es un espacio con apertura para la
diversidad sexual y genérica, en donde no causa malestar el ver a dos jóvenes varones o
mujeres tomados(as) de la mano o besándose. Los directivos afirman que aun cuando no hay
regulación universitaria al respecto, las divisiones académicas hacen lo propio a partir de las
particularidades del escenario. Los profesores elaboraron un código de convivencia que dejó
de aplicarse al poco tiempo de implementación. Se da por entendido que los alumnos están
conscientes de la libertad para demostrar afectividad y de no violentar la integridad
universitaria y estudiantil.
Los espacios identificados para demostración afectiva son lugares poco concurridas y con
poca iluminación de las divisiones académicas: la colindancia de la división con la parte más
arbolada de la orilla de la Laguna de las Ilusiones, así como la parte trasera de algunos
salones y biblioteca.
Se identifica que la percepción que tienen los informantes de género femenino respecto al
comportamiento afectivo de los universitarios, es más empática con la idea de relaciones sanas
e igualitarias entre los sexos y géneros. Los informantes de género masculino también
reconocen la transformación social de la convivencia entre varones y mujeres, pero lo comentan
menos que sus pares femeninos.
La mayoría de los participantes señaló que las relaciones interpersonales de los alumnos
reflejan camaradería, respeto, solidaridad y unión, por medio de abrazos, besos y apoyo
moral; por su parte, una tercera parte afirmó que la convivencia en la universidad implica
roces por diferencias de pensamiento y acción, además de que existe competencia entre los
alumnos y entre los programas educativos.
Respecto al comportamiento afectivo hacia las mujeres, los informantes observan que los
varones lo demuestran a través de besos, abrazos, detalles y acompañamientos; en el caso de
299
las relaciones afectivas entre varones, la vinculación es agresiva porque se muestra el interés
hacia el otro a través de golpes, empujones y obscenidades orales. Asimismo, algunos varones
se resisten en demostrar afecto hacia los demás.
Los estudiantes consideran que en la convivencia masculina resaltan rasgos machistas al no
exteriorizar abiertamente las emociones frente a situaciones específicas, que coincide con la
percepción del personal de apoyo al mencionar que los estudiantes varones muestran
resistencia al llanto en el espacio abierto.
Discusión
Referencias
Bonino, L. (2011). Micromachismos: la violencia invisible en la pareja. Obtenido en octubre de 2015 en:
http: //primeravocal.org/micromachismos-la-violencia-invisible-en-la-pareja-de-luis-bonino-
mendez/
García, J. (2000). Comunicación no verbal, periodismo y medios audiovisuales. Madrid: Editorial
Universitas.
González, M. (2000). La afectividad en el aula de clases. Colombia médica, 31(1), 55-57.
Kaplan, M. (2000). La universidad pública: esencia, misiones y crisis. Revista Mexicana de Ciencias
Políticas y Sociales, 44(178), 101-133.
Núñez, G. (2015). Hombres indígenas migrantes con prácticas homoeróticas en México. Un análisis a
partir de cuatro historias de vida. Conferencia dictada en Encuentro Internacional sobre
Masculinidades, Migraciones y Vulnerabilidades, Zamora, Michoacán.
Pearson, J. y otros. (1993). Comunicación y género. Barcelona: Paidos.
Rocha, T. y Díaz, R. (2012). Identidades de género. Más allá de cuerpos y mitos. México: Trillas.
Rodrigo, M. (1995). Los modelos de la comunicación. Madrid: Tecnos.
Siles, I. (2012). Poder y afectividad: paternidad en varones mormones. La Ventana, (35), 322-375.
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. (UJAT). Código de Ética de la UJAT. Consultado en febrero
de 2015 en: http:
//www.archivos.ujat.mx/abogado_gral/legislacion_univ2012/CODIGO%20DE%20ETICA%20D
E%20LA%20UNIVERSIDAD%20JUAREZ%20AUTONOMA%20DE%20TABASCO.pdf
Método
El objetivo principal del presente trabajo fue determinar la relación entre el reporte de
violencia en el noviazgo por parte de la pareja íntima y la aceptación de los roles de género
tradicionales dentro de las citas de noviazgo en hombres heterosexuales que mantienen una
relación de noviazgo.
Participantes.
La población objeto del presente estudio estuvo conformada por hombres estudiantes de
preparatoria y universidad que mantienen o han mantenido una relación de noviazgo de la
ciudad de Pachuca de Soto, Hidalgo. Se empleó una muestra no probabilística incidental
compuesta por 157 participantes voluntarios (59 estudiantes de preparatoria y 98 estudiantes
de universidad). La media de edad presentada por la muestra fue 16. 56 años para los
estudiantes de preparatoria con una desviación estándar de 1.94 y para los estudiantes de
universidad la media de edad fue de 20.20 años con una desviación estándar de 2.
Instrumentos.
Violencia en el noviazgo (García & Guzmán, s/f) el cual está compuesto por 52 reactivos
que se contestan a través de una escala Likert, dichos reactivos describen conductas y actitudes
representantes de 7 formas de violencia: verbal, chantaje, celos y conflicto, control, social,
exigencias y humillación. El instrumento cuenta con una confiabilidad de .90 y 82% de la
varianza explicada.
Roles de género tradicionales en las citas de noviazgo (García & Guzmán, 2015) que
consta, en la versión hombres, de 25 reactivos los cuales se responden mediante una escala
303
Likert, los reactivos se dividen en 3 factores: persona (ej. simpático, puntual, cariñoso,
caballeroso), sexualidad (ej. Llevar condón, besar, dar el primer paso) y rol activo (ej. Llevar
flores, pagar, complacer). El instrumento cuenta con una confiabilidad de .96 y 71.99% de la
varianza explicada.
Resultados
304
Se encontraron correlaciones estadísticamente significativas y negativas entre todos los
factores del instrumento de la escala Violencia en el Noviazgo y el factor tipo Persona de la
escala Rol de Género en las Citas de Noviazgo. Se pueden observar correlaciones
estadísticamente significativas y negativas entre el Rol de Género en las Citas de Noviazgo de
tipo Sexualidad y la Violencia en el Noviazgo de tipo Verbal, Social y Exigencia. Finalmente,
se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre el Rol de Género en las Citas
de Noviazgo de tipo Activo y la Violencia en el Noviazgo de tipo Verbal, Social y Exigencia.
Discusión
Los resultados obtenidos nos indican que a mayor tradicionalidad menor violencia. Esto nos
presenta una contraposición a la literatura la cual nos indica que, a mayor tradicionalidad
mayor violencia (Arroyo, 2014; Delgado, Cruz & Fernández, 2012; García, Del Castillo, &
Guzmán, 2010).
Es necesario recalcar que el estudio de las masculinidades en México y su relación con la
violencia parece aún disperso, así como su impacto sobre la salud mental en la cultura latina
en general y la mexicana en particular. Por un lado, los roles de género tradicionales
asociados a la sexualidad y el género, por ejemplo, ser el primero en iniciar la relación sexual
y tomar la iniciativa en la relación parece no estar altamente vinculado a la violencia. Sin
embargo, aquellos reactivos relacionados a ser caballeroso, gracioso, romántico, aseado, etc,
parecen vincularse de manera negativa a la violencia. Lo anterior plantea, que si bien, por un
lado, la estereotipación de los roles puede predisponer a la violencia, lo cierto es que
aspectos culturales como el así llamado “caballerismo” o “caballerosidad” son aspectos
positivos del rol de la masculinidad latina que protegen se relacionan directamente a la
autoestima y la salud mental positiva en latinos (Ojeda & Piña-Watson, 2014).
Lo anterior señala que el ser caballeroso está altamente relacionado a no percibir violencia
en la relación de noviazgo. La relación entre las dos variables indica que a menor percepción
de violencia recibida mayor ejecución de conductas relacionadas con roles de género
tradicionales, sobre todo con ser caballeroso y respetuoso. De hecho, la investigación señala
que la violencia aumenta cuando el abandono de aspectos tradicionales es mayor (Alberdi &
Matas, 2002 en Davins, Pérez-Testor, Aramburu & Aznar, 2012). De esta manera podríamos
afirmar que el abandono de características tradicionales como lo son el ser caballeroso y dar
importancia en cubrir aspectos tradicionales de las citas podría influir en la percepción de
violencia.
Las relaciones encontradas en el presente trabajo nos pueden hacer considerar que hay
aspectos tradicionales que pueden ser considerados positivos ya que pueden constituir una
barrera ante la violencia por parte de la pareja, por ejemplo: el aspecto físico estereotipado
sigue teniendo aceptación por parte de los hombres jóvenes cuando se encuentran en una
relación de noviazgo, en cambio, el rol activo durante en las citas de noviazgo parece tener
cada día menos relevancia. Esto se puede deber a los cambios que nuestra sociedad comienza
a tener, dentro de los cuales un hombre se puede preocupar y ocupar cada día más de su
305
aspecto físico y, de igual manera, comienza a ser cada vez más aceptable que las mujeres
pueden tomar la iniciativa para iniciar una relación, rompiendo así, a pasos pequeños,
tendencias estereotipadas inmersas en nuestra cultura.
Si bien es complicado y poco convencional pensar en los hombres como posibles víctimas de
violencia por parte de sus parejas, es importante comenzar a reconocer este fenómeno, la
comunidad científica y la sociedad en general, comienza aceptar de a poco estas situaciones.
Tan es así, que los hombres reportan medias cercanas a la media teórica en aspectos
relacionados al chantaje y los celos. Lo cual, pone de manifiesto que los chicos están
experimentando aspectos relacionados a la violencia psicológica y que, además, lo están
reportando. Futuras investigaciones deben recalcar, la prevención y atención de la población
joven en general y la universitaria en particular.
Referencias
Arroyo, S. (2014). Violencia de género en parejas jóvenes. (Tesis de grado). Grado en Trabajo Social,
Universidad de Jaén, España.
Close, S., M. (2005). Dating Violence Prevention in Middle School and High School Youth. Journal of
Child and Adolescent Psychiatric Nursing, 18, 2–9.
Corsi, J. & Peyrú, G. (2003). Violencias sociales. España: Ariel.
Davins, M., Pérez-Testor, C., Aramburu, I., & Aznar, B. (2012). Maltrato en la pareja: una modalidad de
relación dañina. Temas de Psicoanálisis, 4, 1-21.
Delgado, M., Cruz, M. & Fernandez, P. (2012). Atributos y estereotipos de género asociados al ciclo de
violencia contra la mujer. Universitas Psychologica. 11(3), 770-777.
Encuesta Nacional de Violencia en el Noviazgo ENVINOV (2008). Encuesta Nacional de Violencia en el
Noviazgo ENVINOV, Resumen Ejecutivo. Instituto Mexicano de la Juventud recuperado el 28 de
enero de 2016 http: //www.imjuventud.gob.mx/imgs/uploads/ENVINOV_2007_-
_Resultados_Generales_2008.pdf
García, M. & Guzmán, R. (2015). Roles de género tradicionales en las citas de noviazgo. Conferencia
presentada en el 1er foro internacional de la FES Zaragoza.
García, M. & Guzmán, R. (sf). Violencia en el noviazgo. Manuscrito sin publicar.
García, M., Del Castillo, A., & Guzmán, R. (2010). Roles de género dentro de las citas de noviazgo: de
la tradición a la modernidad. Revista mexicana de psicología, Memoria in extenso, 1038-1039.
Garrido-Lora, M. (2003). La cultura comunicada en el origen de la violencia humana. Sphera Pública,
1(3), 39-54.
González-Ortega, I., Echeburúa, E. & de Corral, P. (2008). Variables significativas en las relaciones
violentas en parejas jóvenes: una revisión. Psicología Conductual, 16(2), 207-225.
Kanin, E.J. (1957). Male Aggression in Dating-Courtship Relations. The American Journal of Sociology,
63, 197−204.
Moreno, J. (2013). Detrás de la mentira: Varones maltratados en cifras. (Tesina inédita de licenciatura).
Licenciatura en psicología, Universidad Autónoma de México, México.
Ojeda, L. & Piña-Watson, B. (2014). Caballerismo May Protect Against the Role of Machismo on
Mexican Day Laborers’ Self-Esteem. Psychology of Men & Masculinity, 15(3), 288–295 DOI:
10.1037/a0033450
Price, E. L., Byers, E. S., & the Dating Violence Research Team. (1999). The Attitudes Towards Dating
Violence Scales: Development and initial validation. Journal of Family Violence, 14, 351-375.
306
Reforma (2015). Sube violencia familiar contra varones. http:
//www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?id=732302&v=4&hoot
postid=e09af36f72fb0b896deea50235b28b35&urlredirect=http:
//www.reforma.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?id=732302&v=4&hootPostID=e09af3
6f72fb0b896deea50235b28b35
Rey-Anacona, C. A. (2009). Maltrato de tipo físico, psicológico, emocional, sexual y económico en el
noviazgo: un estudio exploratorio. Acta Colombiana de Psicología, 12(2), 27-36.
307
Validación del Instrumento: Beneficios Percibidos para Usar
el Condón en Hombres que tienen Sexo con Hombres
Carolina Valdez-Montero*, Dora Julia Onofre-Rodríguez**,
Lubia del Carmen Castillo-Arcos***, Raquel Alicia
Benavides-Torres**, Jesica Guadalupe Ahumada-Cortez*
y Mario Enrique Gámez-Medina*
Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) continúan siendo un problema de salud pública,
debido a que cada día se contagian más de 1 millón de personas (OMS, 2015). Más de 30
bacterias, virus y parásitos diferentes son los causantes de las ITS y estas se propagan
principalmente por contacto sexual. Las ITS y el VIH tienen diferentes medios de contagio, una
de las más comunes es a través de las relaciones sexuales vaginales, anales y con menor
riesgo orales sin uso del condón con una persona que se encuentra infectada de una ITS o VIH
(Valdez-Montero, Moral, Benavides-Torres, Castillo-Arcos y Onofre, 2014).
Las poblaciones que se encuentran más vulnerables a estas infecciones son los hombres que
tienen sexo con hombres (HSH). El termino HSH hace alusión a todo hombre que muestra tal
conducta, independientemente si tienen relaciones sexuales con mujeres o de si, a nivel
particular o social, tiene una identidad homosexual, gay, bisexual o travesti. Este término es de
utilidad por que incluye a los hombres que se identifican como heterosexuales, pero pueden
tener relaciones sexuales ocasionales con hombres (Isacco, Yallum & Chromik, 2012). Asimismo,
la OMS (2014) señala que los HSH tienen 19 veces más probabilidad de contraer VIH que en
la población en general.
Hakim et al., (2015) y Pires et al., (2015) señalan que los HSH practican con mayor
frecuencia sexo anal, oral e incluso vaginal si condón y a menudo utilizan de manera
incorrecta, e inconsistente el condón. La mayoría de los estudios de investigación se enfocan
principalmente a aspectos negativos o de riesgo sexual en esta población y muy poca
literatura aborda aspectos positivos o de promoción a la salud sexual de los HSH. Es por ello
que se deben contemplar los aspectos cognitivos o percepciones que los HSH poseen para usar
el condón. King, Vidourek, y Singh (2014) reportaron que utilizaban los condones porque
previene las ITS o el VIH y disminuye la ansiedad y preocupación en relación a contraer una
ITS. Los beneficios percibidos para usar el condón son los resultados positivos para la
prevención de ITS-VIH/Sida que los HSH asocian al uso del condón.
Es importante señalar que existe escasa literatura en relación a los beneficios percibidos
para el uso del condón específicamente en población de HSH y en su gran mayoría la
literatura es cualitativa, por lo cual es fundamental contar con un instrumento que evalué los
beneficios percibidos para usar el condón en dicha población. Por lo anterior, el propósito del
presente trabajo es traducir y validar el instrumento de beneficios percibidos para usar el
condón en HSH.
Método
Participantes.
La muestra estuvo conformada por 241 HSH mayores de 18 años de la ciudad de
Monterrey, México.
Procedimiento.
Se utilizó el método de traducción-retrotraducción (Carvajal, Centeno, Watson, Martínez y
Sanz Rubiales, 2011) llevando a cabo los siguientes pasos:
Traducción: Se realizó la traducción de la versión en inglés al español considerando los
aspectos culturales y de la población. El instrumento se retomó de la Escala de Creencias de
Salud Sida (Zagummy & Brady, 1998). El instrumento está integrado por 4 ítems. Las opciones
de respuesta son de tipo Likert de 5 puntos que van desde 1 (completamente en desacuerdo),
a 5 (definitivamente de acuerdo). Las puntuaciones oscilan de 4 a 20 donde a mayor
puntuación representan mayores beneficios percibidos para usar el condón. Esta escala ha sido
aplicada en adolescentes y jóvenes universitarios heterosexuales.
Validación por jueces: Posterior a la traducción del instrumento, se seleccionaron a cinco
expertos de al área de la psicología y enfermería que realizaran trabajos en relación a
temas de sexualidad, ITS, VIH y HSH y se les dio a conocer el propósito del instrumento. Los
jueces realizaron la revisión y la adaptación lingüística, en algunos ítems se realizaron ajustes
a la redacción de los ítems
Retraducción: En este apartado se retomó el instrumento ya traducido al español para
traducirlo a su idioma original, se realizó la comparación de la versión original en equivalencia
semántica, los expertos decidieron no realizarle más modificaciones.
Piloteo: Al finalizar la traducción-retrotraducción se realizó la prueba piloto para
identificar los posibles problemas de comprensión de alguno de los ítems, recomendaciones
para una mejor claridad en la redacción del instrumento, el tiempo del llenado del mismo y si
es suficiente el contenido de lo que se quiere medir.
309
Resultados
Validez
310
Se procedió a realizar la matriz de componentes principales por rotación varimax
quedando conformado por un factor y fueron mayores de .50. En la tabla 3 se muestra la
carga factorial del instrumento de beneficios percibidos para el uso de condón en HSH.
Tabla 3.
Carga factorial del instrumento de beneficios percibidos para el uso del condón en HSH
Ítems Factor
1. Creo que las posibilidades de contraer el Sida pueden reducirse significativamente mediante el
.794
uso de un condón
2. Creo que vale la pena el esfuerzo de tener condones disponibles .824
3. Siento que las posibilidades de contraer el Sida pueden reducirse al tener relaciones sexuales con
.584
una sola pareja
4. Si el condón no está disponible, valdría la pena el esfuerzo de suspender la actividad sexual para .640
conseguir un condón
Nota: n= 241
Confiabilidad
Discusión
Referencias
Burns, N., & Grove, S. K. (2005).The practice of nursing research: conduct, critique and utilization
(4ta.ed.). Philadelphia: WB. Saunders Company.
Carvajal, A., Centeno, C., Watson, R., Martínez, M., & Sanz Rubiales, A. (2011). ¿Cómo validar un
instrumento de medida de la salud? Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 34(1), 63-72.
Hakim, A. J., Aho, J., Semde, G., Diarrassouba, M., Ehoussou, K., Vuylsteke, B., & ... SHARM Study
Group. (2015). The Epidemiology of HIV and Prevention Needs of Men Who Have Sex with Men
in Abidjan, Cote d’Ivoire. Plos ONE, 10(4), 1-13. doi: 10.1371/journal.pone.0125218
Haochu, L., Lau, J. F., Holroyd, E., & Huso, Y. (2010). Sociocultural facilitators and barriers to condom use
during anal sex among men who have sex with men in Guangzhou, China: an ethnographic study.
AIDS Care, 22(12), 1481-1486. doi: 10.1080/09540121.2010.482121
Isacco, A., Yallum, N., & Chromik, L. (2012). A review of gay men's health: Challenges, strengths, and
interventions. American Journal if Lifestyle Medicine, 1(6), 45-62.
King, K., Vidourek, R., & Singh, A. (2014). Condoms, sex, and sexually transmitted diseases: Exploring
sexual health issues among Asian-Indian College students. Sexuality & culture, 18(3), 649-663.
Matarelli, S. (2013). Sexual Sensation Seeking and Internet Sex-Seeking of Middle Eastern Men Who
Have Sex with Men. Archives of Sexual Behavior, 42(7), 1285-1297. doi: 10.1007/s10508-013-
0073-5
Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014). La OMS advierte de que las personas con más riesgo
de contraer la infección por el VIH no están recibiendo los servicios de salud que necesitan.
Recuperado de: http: //www.who.int/mediacentre/news/releases/2014/key-populations-to-
hiv/es/
OMS (2015). Infecciones de Transmisión Sexual. Recuperado de: http:
//www.who.int/mediacentre/factsheets/fs110/es/
Read, T., Hocking, J., Sinnott, V., & Hellard, M. (2007). Risk factors for incident HIV infection in men
having sex with men: a case-control study. Sexual Health, 4(1), 35-39. doi: 10.1071/SH06043
Valdez-Montero, C., Moral, J., Benavides-Torres, R., Castillo-Arcos, L., & Onofre, D. (2014). Revisión
Sistemática de Predictores Socioculturales y Psicológicos de Conductas Sexuales de Riesgo para
VIH en Hombres que Tienen Sexo con Hombres. Horizonte de Enfermería, 25(1), 47-60. doi:
10.7764/Horiz_Enferm.25.1.47
Zagumny, M. J., & Brady, D. B. (1998). Development of the AIDS Health Belief Scale (AHBS). AIDS
Education and Prevention, 10(2), 173-9
312
PROCESOS BÁSICOS Y
MEDICIÓN
Construcción y Validación de la Escala de Percepción de
Estrés en Pacientes Hospitalizados (Peph)
Blanca Andrea Badillo Navarrete*, Arturo del Castillo Arreola** y
Isabel Reyes Lagunes*
Lazarus y Folkman (1986) definen el estrés como la relación entre la persona y el ambiente,
que es evaluado como gravoso o con demandas superiores a sus recursos y dañino para su
bienestar. La valoración del estrés no sólo se determina por el estímulo o el estresor, sino
también por la interpretación subjetiva de las relaciones del individuo con el ambiente por
medio de procesos fisiológicos y psicológicos y, de manera simultánea e indisociable, a través
de percepciones de tipo afectivas y normativas (Lazarus, 1990; Ortega, Mercado, Reidl &
Estrada, 2005). México ha sido identificado como uno de los países con niveles de estrés más
elevados, provocando constante tensión y problemas de salud (Martínez, 2009).
La hospitalización es un acontecimiento: imprevisible, incontrolable e indeseado; la carencia
de ajuste entre las características del escenario hospitalario y las demandas del individuo, que
exceden sus capacidad de enfrentamiento e impiden el logro de sus objetivos, pueden ser
causantes de estrés (Ortega et al., 2005).
El ambiente hospitalario, independientemente de la patología, es con frecuencia tan
perjudicial emocionalmente como la enfermedad lo es físicamente (King, 1972). La
hospitalización representa una situación en la cual el individuo percibe un incremento de su
propia vulnerabilidad, acompañado de una gran cantidad de estímulos estresantes e incluso
amenazantes (Fernández-Castillo & López-Naranjo, 2006). Por lo que las fuentes de estrés
hospitalario se vuelven cruciales al crear fuentes de estrés externo a individuos que ya tienen,
debido a la enfermedad, fuentes internas de estrés (Olsen, 1992).
Dentro de los síntomas físicos de los pacientes con estrés hospitalario se encuentran el dolor
de músculos y cabeza, tensión muscular en cuello y hombros, problemas de sueño, cansancio y
agotamiento, taquicardia, hipertensión, sudoración, entre otras. En cuanto a los síntomas
psicológicos se han identificado la ansiedad, desesperanza aprendida, miedo, irritabilidad,
agresividad, falta de concentración, pérdida de atención y memoria y comportamientos
antisociales (Olsen, 1992; Ortega, 1992). El estrés crónico, como el que los pacientes
experimentan durante las hospitalizaciones, activa mecanismos bioquímicos, a nivel de
hipotálamo, hipófisis y glándulas suprarrenales, las cuales deprimen y /o suprimen la respuesta
inmune, lo que favorece patologías diversas, el cáncer entre ellas. (Gómez & Escobar, 2009).
Por lo que la percepción de estrés es un factor de amenaza significativo para la recuperación
de la salud (Correché & Labiano, 2003). En el área social, puede dificultar la identidad y la
integración social del paciente que no se encuentran en un ambiente familiar; y desarrolla
indefensión y dependencia (Pérez, 2005).
Olsen (1992) señala que la sensación de confinamiento, las oportunidades mínimas de un
contacto social, ansiedad y depresión por la exposición a enfermedad y muerte, el
aburrimiento y monotoneidad de los días, son componentes que producen estrés y
ocasionalmente provocan algún retroceso fisiológico o recaída. Ortega y colaboradores
(2005) mencionan la despersonalización en los hospitales, la cual sucede en la rutinización de
los procedimientos de tratamiento, los trámites burocráticos, el trato impersonal del personal,
la ausencia de información al paciente. Reizenstein, Grant y Simmons (1986, en Ortega et al.,
2005) clasifican cuatro aspectos estresantes de tipo ambiental en hospitales: el confort físico
(temperatura, humedad, ruido, iluminación, acceso a ventanas, la imposibilidad de manipular el
mobiliario y el diseño del mobiliario), el contacto social, la orientación y señalización y, el
significado simbólico, en el que el escenario hospitalario es un transmisor del significado
simbólico, enviando mensajes de importancia o rechazo a los pacientes.
Método
Participantes.
Participaron 285 pacientes, 201 mujeres y 84 hombres, hospitalizados en el Hospital Juárez
de México, mayores de edad, entre 18 y 77 años de edad. Con un mínimo de tres días de
estancia hospitalaria.
Instrumentos.
Se emplearon redes semánticas modificadas con 8 estímulos, basándose en la revisión
teórica.
Procedimiento.
Se aplicaron las redes semánticas modificadas a 38 personas, 18 del sexo masculino y 20
del sexo femenino, con una media de edad de 46.8 años cumplidos. Posteriormente, se calculó
el Peso Semántico, se graficaron los datos de forma descendente y se realizó corte cuando la
curva tenía carácter asintótico en relación al eje de las X’s, identificando los pesos semánticos
más altos. Se obtuvo la Distancia Semántica Cuantitativa. Finalmente, con el análisis de los
datos graficados se crearon categorías y se generaron reactivos. Se realizó un piloteo a 285
pacientes hospitalizados del Hospital Juárez de México 41 de ellos no completaron la
totalidad del cuestionario o tuvieron respuestas duplicadas por lo cual, se presentan los datos
con sólo 244 participantes.
315
Tabla 1.
Características sociodemográficas de participantes.
Estancia Hospitalaria Sexo (%) Escolaridad (%)
Como puede observarse en la Tabla 1, el 71.3 % de los participantes son mujeres. El nivel
educativo más común fue la secundaria con 36.78 %, seguido de la primaria con 24.59 %. El
promedio de días de estancia hospitalaria era de 10.7 días, siendo tres días la respuesta más
frecuente.
Con los datos obtenidos, se realizó el análisis estadístico constituido por la asimetría de
cada uno de los reactivos, frecuencia en cuanto a las opciones de respuesta, que permitirían
dar una mejor confiabilidad a los datos resultantes. A su vez, se midió la significancia en la
prueba t de Student para muestras independientes; se evalúo igualmente la direccionalidad
de cada reactivo y se determinó la consistencia interna total de aquellos reactivos
significativos. Así mismo, se determinó, a través de la correlación de Pearson, la fluctuación
entre reactivos y a través de ello obtener el tipo de rotación adecuada y realizar la
agrupación de los mismos. Finalmente, se obtuvo una consistencia interna para cada uno de los
factores que se obtuvieron, así como las normas de calificación.
Resultados
Como primer punto se obtuvo la asimetría de cada uno de los reactivos, para esto, se tomó
en cuenta que la conducta a evaluar es atípica ya qué, se habla de estrés en una
hospitalización, teniendo qué, ni el estrés ni una hospitalización debieran existir; 26 de los
reactivos estuvieron fuera del rango establecido, en su mayoría siendo valores positivos, con
una distribución de la curva cargada a la izquierda. Posteriormente, se obtuvieron los cuartiles
de los reactivos registrando de estos últimos el dato mayor y el menor; con estos puntajes se
buscó contrastar estos grupos extremos con la prueba t de Student para muestras
independientes y ver cuales reactivos eras susceptibles de ser eliminados.
Los puntajes de los cuartiles del grupo más bajo fueron de 109 y el grupo alto 139.75. El
siguiente paso a realizar fue el análisis a través de la Prueba t de Student para muestras
independientes, no se eliminó ningún reactivo. En cuanto a la consistencia interna del presente
instrumento, como se observa en la Tabla 2 se obtuvo un alpha de Cronbach de .796, no fue
necesario eliminar reactivos para aumentar dicho valor, en cuanto a la prueba T cuadrado de
Hotteling el valor de la significancia fue de .000.
316
Tabla 2.
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de Cronbach Alfa de Cronbach basada en los N de elementos
elementos tipificados
.796 .796 20
El instrumento quedó constituido por cinco factores. El primer factor evalúa la parte
emocional-conductual. Los reactivos refieren el malestar emocional debido a la falta de un
empoderamiento conductual dentro de una institución hospitalaria. El segundo factor mide la
parte cognitivo-emocional de la percepción de estrés. Los reactivos pertenecían a la categoría
emocional, cognitiva y un reactivo a la conductual, sin embargo se refiere a una conducta
emocional que es el llanto. El tercer factor está compuesto por cuatro reactivos que pertenecen
al área cognitiva-conductual.
El cuarto factor está formado por tres reactivos. El factor será nombrado ambiental-interno,
tomando en cuenta, que tanto el olor, el frío y el respeto del personal son percepciones
sensoriales internos del paciente. Finalmente, el quinto factor se compone de tres reactivos,
todos del área ambiental. Por lo que el factor medirá la parte ambiental, diferenciándose del
factor ambiental- interno en que éste no medirá la parte simbólica del ambiente sino de los
servicios en el hospital.
Los factores tendrán como formato de presentación cuatro casillas, con los encabezados:
Totalmente de acuerdo, De acuerdo, En desacuerdo y Totalmente en desacuerdo. El paciente
317
hospitalizado deberá tachar la opción que más se adapte a su opinión. El valor 4 representa
la opción de mayor estrés mientras que el valor 1 pertenece al nivel de estrés menor. Para
conocer el puntaje obtenido únicamente se suma cada opción de respuesta elegida, dando un
valor contrario a los reactivos invertidos; entre mayor sea el puntaje, mayor será la percepción
de estrés del paciente. Para estos puntajes se obtuvieron las normas de calificación, para
realizarlas, se tomó en cuenta el puntaje mínimo a obtener (20) y el máximo (80) en el
instrumento. Posterior a ello se sacaron las puntuaciones Z restando a cada puntaje la media
de los participantes y dividiendo este resultado entre la desviación estándar de los mismos.
Para determinar los rangos de calificación se utilizó la Puntuación T cuya fórmula es 10z+50.
Con estos nuevos datos se determinaron los siguientes rangos de calificación como puede
observarse en la tabla 3.
Tabla 3.
Rangos de Calificación
Rango-puntuación Estado
20-29 Estrés muy leve
30-39 Estrés leve
40-49 Estrés ligero
50-59 Estrés moderado
60-69 Estrés grave
70-80 Estrés muy grave
Discusión
Referencias
Método
Participantes.
A través de un muestreo no probabilístico de tipo intencional se seleccionaron a 600 jóvenes
repartidos equitativamente por sexo de 18 a 25 años de edad (M=20, D.E.=1.83). Todos
estudiantes de licenciatura de una universidad pública de la Ciudad de Toluca, México.
Instrumentos.
Para evaluar la apatía se utilizó la Escala de Apatía (EEVA) de Aguilar, Valdez, González-
Arratia y Rivera (2015), compuesto por 51 reactivos con formato tipo Likert evaluados
mediante cuatro opciones de respuesta (1=nunca; 4=siempre). La escala permite explicar el
321
46.29% de la varianza total y una consistencia interna de Alfa de Cronbach de 0.94. Para
evaluar la depresión se utilizó la Escala (EPMD) de González (2015), compuesto por 74
reactivos que evalúan la frecuencia e intensidad de los síntomas, con formato tipo Likert
mediante cuatro opciones de respuesta (1=ningún día; 4=de 5 a 7 días). La escala permite
explicar el 37.15% de la varianza total y una consistencia interna de Alfa de Cronbach de
0.97
Procedimiento.
Con previa autorización de los participantes y firma del consentimiento informado, se
llevaron a cabo las aplicaciones en una sola sesión de manera colectiva en espacios
académicos de una universidad pública, en un tiempo aproximado de 20 minutos por
participante. La investigación se llevó a cabo siguiendo los estándares éticos de la American
Psychological Association (APA, 2012).
Resultados.
A partir del puntaje total de la escala de apatía, se realizaron puntos de corte tomando
como base la media +/- 1 desviación estándar y se obtuvieron 3 niveles: alto medio y bajo.
Este procedimiento fue similar en el caso de la variable depresión.
Con base en estos criterios de clasificación, se realizó un análisis descriptivo, en el cual se
observa que la mayoría de los participantes se encuentran en niveles medios de apatía, así
como de manifestaciones depresivas. Las mujeres reportan niveles altos tanto de apatía como
de manifestaciones de depresión (ver tabla 1).
Tabla 1.
Descriptivos para las variables apatía y manifestaciones de depresión
Clasificación
Bajo Medio Alto
Apatía Hombres 41 210 49
Mujeres 32 217 51
Total 73 427 100
Depresión Hombres 14 255 31
Mujeres 7 234 59
Total 21 489 90
Para obtener datos que apoyen la relación entre las variables, se realizó un análisis de
correlación de Pearson, considerando una p≤0.01, en donde se encontró que si existe relación
positiva moderada estadísticamente significativa entre las variables (r= .532) (Rivera &
García, 2012).
322
Posteriormente, con el objetivo de aportar evidencia predictiva, se realizó una regresión
lineal simple, en el que se introdujo la variable apatía como variable independiente y la
depresión como variable dependiente. Se encontró que la apatía pronostica el 28% de la
variable depresión (ver tabla 2).
Tabla 2.
R R2 Error de β β F t p
estimación tipificada
Modelo 1 .532 .283 25.253 .745 .532 236.129 15.366 .000
Discusión
De manera general, los resultados permiten observar que la apatía y las manifestaciones
de depresión se encuentran presentes en los jóvenes que participaron en el presente estudio,
ya que ambas variables tienen una alta prevalencia. Entre los factores que se han reportado
que pudieran estar relacionados se encuentran las condiciones socioeconómicas y políticas
actuales, tales como desempleo, violencia, pobreza, incertidumbre laboral y pocas
expectativas ocupacionales (Gómez & Rodríguez, 1997). Sin embargo, se requiere continuar
indagando para tener mayor claridad al respecto.
Otro dato importante es que las mujeres reportan niveles más altos respecto al grupo de
hombres. Una posible explicación es que actualmente, la mujer realiza un mayor número de
actividades y tiene más posibilidades de incorporarse a la vida laboral; esto duplica las
tareas que realiza y la presión a la que se ve sometida por cuestiones laborales (Brazelton,
Greene, & Gynther, 1996). Sin embargo, autores como Burín, Moncarz y Velázquez (2000),
comentan que en este proceso, las mujeres avanzan en lo intelectual y lo social, pero sin sólidos
recursos psicológicos para satisfacer las exigencias derivadas de aquí, aferradas aún a
estereotipos a pesar de la intención de romper tradiciones. Por otro lado, estos resultados se
ajustan a los diferentes estudios epidemiológicos reportados, que demuestran que es más
frecuente la depresión en el sexo femenino y en los estudiantes de licenciatura (Riveros,
Hernández & Rivera, 2007). Esta prevalencia puede atribuirse a factores sociales o
psicológicos. Una de las hipótesis al respecto es que las mujeres generalmente buscan ayuda o
tratamiento clínico y están más dispuestas a reportar su depresión (Téllez, 2000). Así mismo,
las mujeres pueden estar más propensas por causas situacionales biológicas como: el síndrome
premenstrual, cambios hormonales, estrés, problemas de funcionamiento de tiroides, entre otros
(Arrivillaga, Cortés, Goicochea & Lozano, 2004). Aunque la información hasta el momento
permite vislumbrar esta tendencia, será necesario comprobar esta hipótesis.
Respecto de la relación entre la apatía y la depresión, se encontró que si existe correlación
estadísticamente significativa (positiva y moderada) como se esperaba, al mismo tiempo se
encontró que la apatía puede ser un predictor importante de la depresión, lo cual puede
llevar a la disminución de las actividades cotidianas, al desánimo, al desinterés y al
aislamiento social, que son posibles desencadenantes de episodios depresivos (Ferrel, Celis &
Hernández, 2011).
323
Finalmente, es importante señalar que si bien, la presencia de apatía y depresión en los
jóvenes de la muestra, puede deberse a que en esta etapa de vida se ponen a prueba
competencias y habilidades para alcanzar los objetivos durante el periodo de formación
profesional, la cual somete continuamente al estudiante a una gran carga de exigencias
académicas, nuevas responsabilidades, así como presiones familiares, económicas y sociales
(Arrieta, Díaz & González, 2014), es de vital importancia implantar estrategias encaminadas
a desarrollar capacidades para afrontar estos desafíos de manera saludable, dirigidos hacia
la aceptación y el rechazo abierto de los acontecimientos vitales, que los lleve de manera
consecuente a vivir con gusto y sin queja, haciéndose responsables de sí mismos, estables, lo
cual, en otras palabras, los llevaría a vivir en un estado de paz y equilibrio, auto-organizados
y con el menor desgaste posible (Valdez Medina, 2009).
En un segundo momento, se propone realizar programas preventivos cuyas actividades
estén encaminadas a propiciar la identificación de estos fenómenos tanto en el plano
comportamental como en el de las ideaciones destructivas, lesivas, negativistas, catastróficas,
que produzcan angustia o que antecedan a estados de melancolía y tristeza, para poder
acudir a un profesional que proporcione el tratamiento adecuado (Osornio & Palomino, 2009).
Promover estas estrategias y conservar la salud mental en el estudiante y futuro profesional
redundará en su bienestar, y de manera paulatina, de la sociedad en general. Finalmente,
como limitación del estudio se considera a la selección de sujetos de manera no aleatoria, por
lo que sugiere continuar indagando sobre el tema en una muestra diversificada.
Referencias.
Agüera, L., Gil, N., Cruz, I., Ramos, M., Osorio, R., Valenti, M. y Martínez, P. (2010). Creación de una
escala de medición de la apatía en pacientes con demencia tipo Alzheimer institucionalizados: la
escala APADEM-NH-66. Psicogeriatría, 2 (4), 207-219.
Aguilar, Y.P., Valdez, J.L., González-Arratia, N.I., Rivera, S., Carrasco, C., Gómora, A., Pérez, A. y
Vidal, S. (2015). Apatía, desmotivación, desinterés, desgano y falta de participación en
adolescentes mexicanos. Revista de Enseñanza e Investigación en Psicología, 20 (3), 326-336.
Aguilar, Y.P., Valdez, J.L., González-Arratia, N.I. y Rivera, S. (2015). Construcción y validación de una
escala para evaluar la apatía (EEVA). Manuscrito presentado para su publicación.
American Psychiatric Association (APA) (2002). Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders. DSM-IV-TR. Trad. Castellano. Barcelona: Masson.
Arrieta, K., Díaz, S. y González, F. (2014).Síntomas de depresión y ansiedad en jóvenes universitarios:
prevalencia y factores relacionados. Revista clínica médica familiar,7(1), 14-22.
Arrivillaga, M., Cortés, C., Goicochea, V. y Lozano, T. (2004). Caracterización de la depresión en
jóvenes universitarios. Universitas Psychologica, 3 (1), 17-26.
Bottini, A., Etcheverry, J., Persi, G., Zezza, H., Starkein, S. y Gatto, E. (2009). Apatía en enfermedad de
Parkinson. Impacto sobre la calidad de vida. Medicina (Buenos Aires), 69 (2), 253-258.
Brazelton, E., Greene, K. & Gynther, M. (1996). Femininity, Depression and stress in college women.
Social Behavior and Personality, 24, 4, 329-334.
Burín, M., Moncarz, E. & Velázquez, S. (2000) El malestar de las mujeres. Buenos Aires Argentina, Paidós.
324
Ferrel, R., Celis, A. y Hernández, O. (2011). Depresión y factores socio demográficos asociados en
estudiantes universitarios de ciencias de la salud en una universidad pública (Colombia).
Psicología desde el Caribe. Universidad del Norte, 27, 40-60.
Goldman, H. (2001). Psiquiatría general. 5 ed. México: Manual Moderno.
Gómez, C. y Rodríguez, N. (1997). Factores de riesgo asociados al síndrome depresivo en la población
colombiana. Revista Colombiana de Psiquiatría, 26(1), 23-35.
González, S. (2015). Una propuesta etnopsicológica de la medición de la depresión. Tesis de doctorado
sin publicar. Universidad Iberoamericana.
Hernández A. (2003). Descripción de los factores familiares más significativos que influyen en el
rendimiento escolar (Tesis inédita de licenciatura). Universidad Autónoma del Estado de México.
Toluca, México.
Marin, R. (1996). Apathy: Concept, Syndrome, neural mechanisms, and treatment. Seminars in Clinical
Neuropsychiatry, 1(4), 304-14.
Messing C. (2009). Desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes. Buenos
Aires: Noveduc.
Negrete R y Leyva G. (2013). Los NiNis en México: una aproximación crítica a su medición. Realidad,
datos y espacio. Revista Internacional de estadística y geografía, 4 (1), 1-32.
Organización Mundial de la Salud (OMS) (2008). CIE 10. Décima Revisión de la Clasificación
Internacional de Las Enfermedades. Trastornos Mentales y del Comportamiento:
Descripciones Clínicas y pautas para el Diagnóstico. Madrid: Meditor.
Organización Mundial de la Salud (OMS) (2015). La depresión. Recuperado de http:
//www.who.int/topics/depression/es/
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2015). Panorama de la
educación. Madrid: Secretaría General Técnica.
Osornio, L. y Palomino, L. (2009). Depresión en estudiantes universitarios. Archivos en Medicina Familiar,
11(1) ,1-2
Real Academia Española (RAE) (2014). Diccionario de la Real Academia Española, 22° edición.
Madrid: RAE.
Reinfeld, B. y Rojas, T. (2005). Reflexiones sobre la apatía. Archivos Venezolanos de Psiquiatría
y Neurología, 51 (105), 19-25.
Rivera, S. y García, M. (2012). Estadística aplicada a la psicología. México: Purrúa.
Riveros, M, Hernández, H. y Rivera, J. (2007). Niveles de depresión y ansiedad en estudiantes
universitarios de Lima metropolitana. Revista de Investigación en Psicología, 10 (1), 91-102.
Téllez, H. (2000). La noradrenalina: su rol en la depresión. Revista Colombiana de Psiquiatría,
29 (1), 59-73.
Valdez, J.L. y Aguilar, M.Y.P. (2014) La configuración de la apatía. Seminario de Investigación. Toluca,
México, 6-30 Enero (paper).
Secretaría de Salud (2014). Depresión y suicidio en México. Recuperado de http:
//www.spps.gob.mx/avisos/869-depresion-y-suicidio-mexico.html
Valdez, J.L. (2009). Teoría de la paz o equilibrio. Una nueva teoría que explica las causas del miedo y del
sufrimiento, y que nos enseña a combatirlos. México: EDAMEX.
325
El Papel del Pesimismo sobre la Apatía en Universitarios
Yessica Paola Aguilar Montes de Oca*, José Luis Valdez Medina*,
Norma Ivonne González Arratia López Fuentes*,
Sofía Rivera Aragón**, Sergio González Escobar*.
326
parálisis supranuclear progresiva, la esquizofrenia y en enfermedades crónico-degenerativas
(Agüera et al., 2010).
En psicología, se ha propuesto que la apatía puede ser una pérdida de motivación no
debida a la angustia emocional, deterioro intelectual, o disminución del nivel de conciencia
(Marin, 1996), por lo que se ha definido también desde el ámbito psicosociocultural sin
asociarla con alguna patología, por lo que se propone que consiste en una falta de interés por
participar en alguna actividad, al considerar que no se obtendrá algo favorable para
sobrevivir o para tratar de llegar a ser más y mejor que otros y que sí mismo (Aguilar et al.,
2015). Esta tendencia puede llevar un desinterés generalizado causante de problemas para
elaborar un proyecto de vida personal o familiar a futuro y una molesta sensación de vivir en
un presente azaroso, continuo y repetitivo (Silva, 2008; Hernández, 2003). Entre las
consecuencias de la apatía sin la presencia de algún trastorno, puede verse aquellos individuos
que ni estudian, ni trabajan, a los cuales se les ha denominado como NiNis, de los que
actualmente existen más de 7 millones de entre 15 y 24 años, lo cual representa alrededor del
22 por ciento de la población juvenil mexicana (Negrete & Leyva, 2013; INEGI, 2013).
En este sentido, para esta investigación se considera que el pesimismo impide la actividad
para hacer frente a los contratiempos y hace desistir ante los retos por pensar en el fracaso,
aun cuando el éxito fuera asequible con un poco de esfuerzo y persistencia (Scheier, Calver, &
Bridges, 1994), y la apatía es una falta de interés por participar debida al juicio previo de
falta de éxito. Por ello, la hipótesis es que existe relación positiva entre ambos constructos, así
mismo, se plantea la posibilidad de que el pesimismo sea un precursor de la apatía.
Al respecto, no se reportan investigaciones que analicen la relación entre estas variables, a
pesar de que su presencia se reporta con mayor frecuencia y representa importantes
problemas de salud para la población en general y de manera particular, para los jóvenes,
pues se transforma en improductividad en todos los niveles: escuela, trabajo, familia y
sociedad, y como resultado, trae el deterioro, el abandono, la falta de expectativas, la
violencia, la delincuencia, la intolerancia y, en última instancia, desesperanza, ansiedad y
depresión (Messing, 2009; González-Arratia & Valdez, 2012). Con base en lo anterior, los
objetivos de la presente investigación son determinar la relación existente entre el pesimismo y
la apatía, así como determinar si el pesimismo antecede a la apatía, en una muestra de
hombres y mujeres jóvenes pertenecientes a una universidad pública.
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística de tipo intencional compuesta por 600 jóvenes
repartidos equitativamente por sexo de 18 a 25 años de edad (M=20, D.E.=1.83). Todos
estudiantes de licenciatura de una universidad pública de la Ciudad de Toluca, México.
327
Instrumentos.
Se utilizó la Escala de Pesimismo (González-Arratia & Valdez, 2012), compuesta por 38
reactivos con formato tipo Likert evaluados mediante cinco opciones de respuesta (1=nunca;
5=siempre). La escala permite explicar el 29.53% de la varianza total y una consistencia
interna de Alfa de Cronbach de 0.94. Para la variable apatía se utilizó la Escala de Apatía
(EEVA) de Aguilar, Valdez, González-Arratia y Rivera (2015), compuesto por 51 reactivos con
formato tipo Likert evaluados mediante cuatro opciones de respuesta (1=nunca; 4=siempre).
La escala permite explicar el 46.29% de la varianza total y una consistencia interna de Alfa
de Cronbach de 0.94.
Procedimiento.
Con previa autorización de los participantes y firma del consentimiento informado, se
llevaron a cabo las aplicaciones en una sola sesión de manera colectiva en espacios
académicos de una universidad pública, en un tiempo aproximado de 20 minutos por
participante. La investigación se llevó a cabo siguiendo los estándares éticos de la American
Psychological Association (APA, 2012).
Resultados
A partir del puntaje total de la escala de pesimismo, se realizaron puntos de corte tomando
como base la media +/- 1 desviación estándar y se obtuvieron 3 niveles: alto medio y bajo. El
procedimiento de la variable apatía fue similar. Con base en estos criterios de clasificación, se
realizó un análisis descriptivo, en el cual se observa que la mayoría de los participantes se
encuentran en niveles medios de pesimismo y apatía. En mayor medida las mujeres reportan
niveles altos de pesimismo y apatía (ver Tabla 1).
Tabla 1.
Descriptivos para las variables pesimismo y apatía
Clasificación
Bajo Medio Alto
Pesimismo Hombres 46 200 54
Mujeres 53 186 61
Apatía Hombres 41 210 49
Mujeres 32 217 51
Para obtener datos que apoyen la relación entre las variables, se realizó un análisis de
correlación de Pearson, considerando una p≤0.01, en donde se encontró que si existe relación
estadísticamente significativa entre las variables (r= .659) y de acuerdo Rivera y García
(2012) es una relación positiva moderada.
Posteriormente, con el objetivo de aportar evidencia predictiva, se realizó una regresión
lineal simple, en el que se introdujo la variable pesimismo como variable independiente y la
328
apatía como variable dependiente. Se encontró que el pesimismo pronostica el 43% de la
variable apatía (ver tabla 2).
Tabla 2.
Regresión lineal simple.
R R2 Error de β β F t p
estimación tipificada
Modelo 1 .659 .435 16. 624 .684 .659 459.894 21.445 .000
Discusión
De acuerdo con los resultados obtenidos, se observa de manera general, que el pesimismo
y la apatía se encuentran presentes en la vida de los jóvenes, ya que ambas variables
presentan niveles importantes de aparición en la muestra. Esta situación puede deberse a
diversos factores, tales como la falta de oportunidades laborales, el limitado acceso educativo,
la falta de recursos económicos, la insatisfacción e inseguridad personal y la pérdida del
sentido de vida de los jóvenes (Negrete & Leyva, 2013; Valdez & Aguilar, 2014), lo cual
evidencia la importancia de estudiar estas variables de manera conjunta para identificar las
causas que las originan para plantearse métodos de intervención eficaces para disminuir su
incidencia.
Respecto a las diferencias por niveles de aparición y sexo, se observa que tanto en la
variable pesimismo, como en apatía, son las mujeres quienes presentan niveles más altos en
comparación con los hombres. Lo anterior, puede deberse a que la participación pública de la
mujer se ha asociado al poder económico, a la excelencia, la capacidad, el buen desempeño y
a la competitividad que genera el mercado del trabajo donde se demanda razón, precisión,
creatividad, triunfo, trayendo consigo la ampliación de sus intereses, conocimientos y cultura así
como la asimilación de nuevas pautas y exigencias de la sociedad contemporánea. Burín,
Moncarz y Velázquez (2000), comentan que en este proceso, las mujeres avanzan en lo
intelectual y lo social, pero sin sólidos recursos psicológicos para satisfacer las exigencias
derivadas de aquí, aferradas aún a estereotipos a pesar de la intención de romper
tradiciones.
Respecto al objetivo central de esta investigación, que consistía en determinar la relación
entre el pesimismo y la apatía se encontró que si existe correlación entre ambas variables de
manera moderada y positiva, e incluso, de acuerdo con los resultados obtenidos, el pesimismo
puede ser un predictor de la apatía, lo cual puede llevar a pensar que la disposición y un
estilo de explicación pesimista promueve la apatía e impide la actividad para hacer frente a
los contratiempos. Sin embargo, aunque la relación entre los constructos pudiera parecer obvia
desde la teoría, será necesario continuar indagando sobre el efecto del pesimismo sobre la
apatía, considerando su interrelación con variables como la depresión y ansiedad para
dilucidar las causas y consecuencias de la apatía en estas edades con el fin de explicar aún
más ambos constructos.
329
Estos hallazgos resultan de suma importancia dado que no existen estudios al respecto, a
pesar de que ambas variables son reportadas cada vez con mayor frecuencia en la población
juvenil y pueden dar luz para el diseño de intervenciones tempranas ante la presencia de
pesimismo, que pudiera presentarse como un juicio desfavorable ante alguna circunstancia, que
de seguir su curso, podría llevar a los que lo padecen a perder el interés por participar no
sólo en esa actividad, si no en lo que hacen, debido a que no le encuentran un sentido
netamente suficiente para seguir con ello (Román, 2013), lo que de continuar de esta forma,
podría afectarles directamente en los procesos de socialización (García, Gallego, & Pérez,
2009). Además de reprimir en ellos la posibilidad de desarrollar sus propias potencialidades,
su creatividad, su talento, lo cual, podría llevarlos a no vivir con base en su ser en el hacer,
donde se es lo que se hace y se hace lo que se es, sin contradicción, con gusto, y sin queja
(Valdez Medina, 2009).
Entre las principales limitaciones de la presente investigación se encuentra la selección no
aleatoria de la muestra, por lo que se sugiere diversificar la muestra para buscar posibles
diferencias entre variables sociodemográficas, tales como la edad, el ingreso económico, lugar
de residencia, así como con variables como el rendimiento académico y escolaridad.
Referencias
330
Lemola, S., Räikkönen, K., Matthews, K., Scheier, M., Heinonen, K., Pesonen, A., Komsi, N. & Lahti, J.
(2009). A New Measure for a Dispositional for Optimism and Pessimis in Young Children.
European Journal of personality, 24 (1): 71-84.
Marin, R. (1996). Apathy: Concept, Syndrome, neural mechanisms, and treatment. Seminars in Clinical
Neuropsychiatry, 1(4), 304-14.
Messing C. (2009). Desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes. Buenos Aires:
Noveduc.
Negrete, R. y Leyva, G. (2013). Los NiNis en México: una aproximación crítica a su medición.
Realidad, datos y espacio. Revista Internacional de estadística y geografía, 4 (1): 1-32.
Organización Mundial de la Salud. (1992). CIE10. Décima Revisión de la Clasificación Internacional de
Las Enfermedades. Trastornos Mentales y del Comportamiento: Descripciones Clínicas y pautas para
el Diagnóstico. Madrid: Meditor.
Real Academia Española (2014). Diccionario de la Real Academia Española. 22° edición. Madrid: RAE.
Rivera, S. y García, M. (2012). Estadística aplicada a la psicología. México: Purrúa.
Román, M. (2013). Factores asociados al abandono y la deserción escolar en América Latina. Revista
Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 11 (1): 33-59.
Seligman, M. (2002). La auténtica felicidad. Barcelona: Byblos.
Sheier, M., Calver, C. & Bridges, M. (1994) Distinguishing Optimism, from Neuroticism (and trait anxiety,
self-mastery and self- esteem): A Re-evaluation of the life Orientation Test. Journal of Personality
and Social Psychology, 67 (6): 1063-1078.
Silva, A. (2008). Ser adolescente hoy. Fermentum. Revista Venezolana de Sociología y Antropología, 18
(52): 312-332.
Valdez, J.L. (2009). Teoría de la paz o equilibrio. Una nueva teoría que explica las causas del miedo y del
sufrimiento, y que nos enseña a combatirlos. México: EDAMEX.
Valdez, J.L. y Aguilar, M.Y.P. (2014). La configuración de la apatía. Seminario de Investigación. Toluca,
México, 6-30 Enero (paper).
331
Estrategias de Manejo del Estrés: Diferencias entre
Estudiantes Mujeres y Estudiantes Varones
Adriana Martínez Peralta y Gloria Ángela Domínguez Aguirre
Ante una situación de crisis o de estrés las personas responden y desarrollan diferentes
formas y estrategias para hacerle frente, dependiendo de los recursos que ha desarrollado el
individuo, de la interpretación del suceso, conducta o experiencias anteriores, entre otros. En el
ámbito universitario, los estudiantes enfrentan diversas situaciones que ponen a prueba sus
capacidades para hacerle frente al estrés. En relación a investigaciones realizadas sobre el
tema, De la Rosa (2015), al comparar los niveles de estrés y estilos de afrontamiento en
estudiantes de Medicina, Derecho y Psicología de una universidad privada de Lima, Perú,
encontró que las formas de afrontamiento más comunes entre los estudiantes son la focalización
en la solución del problema, la reevaluación positiva y búsqueda de apoyo social.
Cabanach, Fariña, Freire, González & Ferradás (2013) encontraron que los estudiantes
universitarios hombres recurren en mayor medida a estrategias de reevaluación positiva y
planificación, mientras que las mujeres tienden a la búsqueda de apoyo social. Andrade, Leal
& Castro (2013) mencionan el apoyo social, la religión y la evitación, como los mecanismos de
afrontamiento del estrés más utilizados por la muestra de estudiantes de psicología estudiados.
Las estrategias menos usadas fueron la reevaluación positiva y la auto- focalización negativa.
Contreras, Espinosa & Esguerra (2009), mencionan que en “99 estudiantes de primer año de
Psicología, de una universidad privada de la ciudad de Bogotá, con una edad promedio de
18 años, la mayoría de ellos, mujeres (88%)”, encontraron resultados similares con otras
investigaciones, en donde las personas con una mayor estabilidad emocional, recurren a
estrategias de afrontamiento de tipo más activo y racional como la solución de problemas,
reevaluar positivamente la situación generadora de estrés y buscar apoyo en personas
significativas, mientras que las personas con mayores niveles de neuroticismo utilizan
estrategias más emocionales, como expresar abiertamente sus emociones negativas, acudir a
prácticas religiosas pasivas y centrarse en los aspectos negativos de la situación generadora
de estrés. Por otra parte, dentro de la revisión bibliográfica realizada por Scafarelli & García
(2010), citan a González (2002) quien menciona que los estilos de afrontamiento son
diferentes entre hombre y mujeres, estas últimas recurren más a un estilo improductivo o
relacionarse con los demás, pero no buscan ayuda profesional. Los varones en cambio,
emplean la distracción física, ignoran la situación y/o lo reservan para sí, lo cual coincide con
los resultados obtenidos por Scafarelli et al., (2010). Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez
(2003) encontraron que las estrategias que se utilizan con mayor frecuencia son la
reinterpretación positiva, búsqueda de soporte social y planificación y las menos usadas son la
negación, evitación y religión.
El Cuestionario de Afrontamiento del Estrés (CAE) desarrollado por Chorot & Sandín (2001),
permite evaluar siete estilos de afrontamiento: Focalizado en la solución del problema
estableciendo estrategias y alternativas de acción; autofocalización negativa como sentirse
indefenso, no poder resolver el problema y pensar que todo saldría mal; la reevaluación
positiva implica centrarse en lo positivo del problema; la expresión emocional abierta se
relaciona con conductas de enojo, irritabilidad y agresión; la evitación implica desviar la
atención del problema hacia otras actividades; búsqueda de apoyo social de familiares y
amigos para ser escuchado o guiado; y la religión como una estrategia para la solución de
eventos estresantes. Los autores encontraron que las mujeres usan más las estrategias de
afrontamiento que los varones.
La escala abreviada del CAE fue desarrollada por Ramírez & Hernández (2007), quienes
encontraron que los varones obtuvieron medias y medianas más altas en la dimensión de
focalizado en la solución del problema, mientras que las mujeres utilizan más la búsqueda de
apoyo social, evitación y religión. En las dimensiones de autofocalización negativa, expresión
emocional abierta y reevaluación positiva no encontraron diferencias.
Domínguez, Martínez & Bracqbien (2013) mencionan que diferentes autores coinciden con el
hecho de que un psicólogo que no se conoce, que tiene problemas emocionales o no saber
manejar sus emociones, no puede proporcionar una ayuda adecuada, por tanto, se requiere
que adquieran las habilidades y competencias para responder de manera positiva a los
problemas y situaciones estresantes. En el caso de los estudiantes de psicología, es importante
que desarrollen la competencia de adaptación al mundo contemporáneo, que contempla el
conocimiento y habilidades psicosociales que le permitan enfrentarse con éxito a las exigencias
de su profesión y realidad de su entorno, así como el establecimiento de comunicación
apropiada con el entorno social. Martínez (2010) hace referencia a que el uso adecuado de
las estrategias para afrontar el estrés, permite al estudiante una adecuada gestión del
aprendizaje, reducir el estrés académico y un mejor rendimiento académico.
Se considera importante evaluar la forma en que los estudiantes enfrentan las situaciones
de estrés, ya que es fundamental para su desempeño como futuros profesionales de la
psicología y como modelo a seguir en su entorno.La presente investigación tiene como objetivo
identificar los estilos de afrontamiento al estrés en los estudiantes de psicología y si existen
diferencias significativas entre la forma en que los estudiantes hombres y mujeres enfrentan el
estrés, por grado de estudios y edad.
Método
Participantes.
Se seleccionó una muestra por conveniencia de 176 estudiantes de Psicología de una
universidad pública, de los cuales el 17%(30) fueron hombres y 83%(146) mujeres. El 56%
(99) se encuentran entre los 18 y 20 años, el 32% (56) entre 21 y 23 años y el 11.9% (21)
tiene más de 24 años. En cuanto al grado escolar que cursan, el 32% (54) estudia primer año,
27% (45) segundo año, 13% (22) tercero, 19% (33) cuarto año y 9% (16) quinto año.
333
Instrumento(s).
Se utilizó una escala abreviada de 21 ítems, del Cuestionario de Afrontamiento al Estrés
(González y Landero, 2007), que evalúa 7 dimensiones: Focalizado en la solución del
problema, Autofocalización negativa, Reevaluación positiva, Expresión emocional abierta,
Evitación, Búsqueda de apoyo social y Religión; La escala de medición va de 0 (nunca) a 4
(frecuentemente).
Procedimiento.
Se invitó a participar de manera anónima y voluntaria a los estudiantes de la Licenciatura
en Psicología de una universidad pública del estado de Tabasco. Se aplicó de manera
colectiva el cuestionario. Se procesó y analizó la información con el programa estadístico SPSS
v. 20, utilizando estadística descriptiva e inferencial paramétrica univariada.
Resultados
Los estudiantes de Psicología utilizan diferentes mecanismos para hacer frente a las
situaciones de estrés que viven, a través de una prueba t para muestra relacionadas se
estableció que se utiliza más la Reevaluación Positiva (M=2.33; DS=.953), seguido de la
Focalización en la Solución del problema (M=2.06; DS=.920), Búsqueda de apoyo social
(M=1.86; DS=.1.081), Evitación (M=1.85; DS=.987), Religión (M=1.48; DS=1.152), Expresión
emocional abierta, (M=1.25; DS=.866) y Autofocalización negativa ((M=.96; DS=.755).
La mayorías de los y las estudiantes (98.2%) piensan que todo saldrá bien y que son
capaces de resolver cualquier problema; solo el 11.9% manifiesta reaccionar de manera
agresiva hacia algunas personas y el 16.4% sentirse indefenso e incapaz de resolver
positivamente su situación. En relación a las diferencias por sexo, se seleccionó una submuestra
de 30 mujeres con el programa SPSS para ser comparada con los resultados de los
estudiantes varones. Se utilizó una prueba t de Student para muestras independientes,
teniendo como resultado que en todas las dimensiones estudiadas existen diferencias entre
hombres y mujeres (p=.000), siendo las estudiantes mujeres las que utilizan con más frecuencia
las estrategias de afrontamiento al estrés (ver la tabla 1).
Tabla 1
Resultados de las pruebas t de student para comparar las Estrategias de Afrontamiento de Estrés
con el género de los estudiantes.
Dimensiones Género M Ds t(58) d
Autofocalización Negativa Mujer 3.97 1.098 12.911* .8532
Hombre .97 .689
Expresión Emocional Abierta Mujer 3.77 1.135 9.757* .7863
Hombre 1.20 .866
Búsqueda de apoyo social Mujer 4.23 .898 9.568* .7784
Hombre 1.67 1.151
Focalizado en la Solución del Problema Mujer 4.03 1.098 8.346* .7326
334
Tabla 1
Resultados de las pruebas t de student para comparar las Estrategias de Afrontamiento de Estrés
con el género de los estudiantes.
Dimensiones Género M Ds t(58) d
Hombre 2.01 .745
Religión Mujer 3.70 1.393 7.660* .7028
Hombre 1.28 1.029
Evitación Mujer 3.60 1.354 5.709* .5822
Hombre 1.97 .870
Reevaluación Positiva Mujer 3.67 1.213 5.100* .5505
Hombre 2.19 1.023
*p: ≤ 0.05
Los valores del tamaño del efecto indican la existencia de diferencias moderadas entre los
y las estudiantes en los rubros de reevaluación positiva (d=.5505), evitación (d=.5822),
Religión (d=.7028), Focalizado en la solución del problema (d=.7326), Búsqueda de apoyo
Social (d=.7784) y Expresión Emocional Abierta (d=.7863), en el caso de Autofocalización
Negativa (d=.8532) existen diferencias grandes entre estudiantes mujeres y estudiantes
hombres.
Mediante la Correlación de Kendall se relacionó el género con los estilos de afrontamiento
al estrés, encontrando una relación positiva de moderada a grande con cada una de las
dimensiones: Reevaluación positiva (r=.491, p=.000), Evitación (r=.503, p=.000), Religión
(r=.601, p=.000), Focalizado en la solución del problema (r=.639, p=.000), Búsqueda de
apoyo Social (r=.687, p=.000), Expresión Emocional Abierta (r=..688, p=.000),
Autofocalización Negativa (r=.723, p=.000).
De acuerdo al análisis de regresión lineal el género es una variable que influye en el estilo
o estrategia de afrontamiento que utilizan los estudiantes de psicología para hacer frente al
estrés. Las mujeres tienden a utilizar más las estrategias de búsqueda de apoyo social
(X=4.23; DS=.898), mientras que los hombres primero utilizan la reevaluación positiva
(X=2.19; DS=1.023); de igual forma ambos tienden a usar la focalización en la solución del
problema. Las estrategias menos utilizadas por las mujeres son evitación (X=3.6; DS=1.354) y
en los hombres la autofocalización negativa (X=.97; DS=.689).
Estilos de afrontamiento por grado escolar y grupos de edad. Utilizando la prueba de
ANOVA de una vía se analizó si existían diferencias entre la edad y el grado escolar con las
estrategias de afrontamiento al estrés utilizadas por los estudiantes, encontrando que en
relación a la edad no existen diferencias.
En relación al grado escolar, se encontraron diferencias significativas entre los estudiantes
de segundo grado con los de tercero (F=3.33, p=.012). Con el método de Turkey se
estableció que los estudiantes de segundo año utilizan más el mecanismo de focalización en la
solución del problema que los estudiantes de tercero, y los estudiantes de quinto año lo utilizan
más que los de segundo año.
335
En la dimensión de Evitación se encontró diferencias entre los estudiantes de segundo grado
con los de primer y tercer año (F=2.532, p=.042). Los estudiantes de segundo año utilizan más
la evitación que los de primero y tercero.
Discusión
Los resultados indican que los estudiantes de psicología utilizan más las estrategias de
afrontamiento basadas en la focalización en el problema, reevaluación positiva y búsqueda
de apoyo social, que estrategias como autofocalización negativa, expresión emocional
abierta, evitación y religión, igual a lo encontrado por Cassaretto et al., (2003), De la Rosa et
al., (2015). A diferencia de lo encontrado por Andrade et al., (2013) donde los mecanismos
más utilizados fueron la religión y la evitación.
De acuerdo con otras investigaciones, igual se encontró que el género es una variable que
influye en la forma de hacer frente al estrés, siendo las mujeres las que utilizan todas las
estrategias de afrontamiento del estrés, ya sean estrategias positivas o negativas, lo cual
concuerda con los resultados mencionados por Chorot et al., (2003).
Si bien, González et al., (2002) mencionan que las mujeres usan más estrategias de un estilo
improductivo, en la presente investigación se encontró que hacen uso de todos los estilos de
enfrentamiento al estrés a diferencia de los varones, pero su enfoque es más de un estilo
productivo.
Las mujeres utilizan más la búsqueda de apoyo social, a diferencia de los hombres; la
focalización en el problema y la reevaluación positivas es utilizada tanto hombres como
mujeres estudiantes de psicología, también encontrado en las investigaciones realizadas por
Contreras et al., (2013).
La edad y el grado escolar no son significativos para el uso de estrategias de
afrontamiento de los estudiantes de psicología, sin embargo, se encontró que estudiantes de
segundo año a diferencia de otros grados escolares utilizan de manera significativa las
estrategias de focalización en la solución del problema y evitación, lo cual puede deberse a
aspectos personales y del entorno que deben ser estudiados.
En general, se sugiere establecer líneas de acción para que el estudiante de Psicología
desarrolle las competencias que le permitan hacer frente a las situaciones de estrés y
responder de manera positiva.
Referencias
Andrade, J., Leal, Y. & Castro, M. (2013). Manejo de los eventos estresantes de los estudiantes de un
programa de psicología. PsicoPediaHoy, 15(3). Recuperado de: http:
//psicopediahoy.com/manejo-eventos-estresantes-estudiantes-psicologia.
Cabanach, R., Fariña, F., Freire, C., González, P., & Ferradás, M. (2013). Diferencias en el
afrontamiento del estrés en estudiantes universitarios hombres y mujeres. European Journal of
Education and Psychology, 6(1).
336
Cassaretto, M., Chau, C., Oblitas, H., & Valdéz, N. (2013). Estrés y afrontamiento en estudiantes de
psicología. Revista de psicología, 21(2), 363-392. Recuperado de http:
//blog.pucp.edu.pe/item/8909/estres-y-afrontamiento-en-estudiantes-universitarios.
Contreras, V., Espinosa, C., & Esguerra, G. (2009). Personalidad y afrontamiento en estudiantes
universitarios. Universitas Psychologica, 8(2), 311-322.
De la Rosa, G., Chang, S., Delgado, L., Oliveris, L., Murillo, D., Ortiz, R., Vela, G., & Yhuri, N. (2015).
Niveles de estrés y formas de afrontamiento en estudiantes de Medicina en comparación con
estudiantes de otras escuelas. Gaceta Médica de México, 2015(151), 443-49. Recuperado de
http: //www.anmm.org.mx/GMM/2015/n4/GMM_151_2015_4_443-449.pdf
Martínez, J. (2010). Estrategias de afrontamiento ante el Estrés y rendimiento académico en estudiantes
universitarios. Cuadernos de Educación y Desarrollo, 2(18),1-12. Recuperado de http:
//www.eumed.net/rev/ced/18/jamg.htm
Ramírez, M., & Hernández, R. (2007). Cuestionario de Afrontamiento del Estrés (CAE): Validación en
una muestra mexicana. Revista de psicopatología y psicología clínica, 12(3). doi: http:
//dx.doi.org/10.5944/rppc.vol.12.num.3.2007.4044
Sandín, B., & Chorot, P. (2003). Cuestionario de Afrontamiento del Estrés (CAE): Desarrollo y validación
preliminar. Revista de psicopatología y psicología clínica, 8(1), 39-54.
Scafarelli, L., & García, R. (2010). Estrategias de Afrontamiento al Estrés en una muestra de Jóvenes
Universitarios Uruguayos. Ciencias Psicológicas, IV (2), 165-175. Recuperado de file: ///C:
/Users/win%207/Downloads/121-462-1-PB.pdf
Domínguez, G., Martínez, A., & Bracqbien, C. (2013, agosto). El proceso terapéutico: ¿Un requisito en la
formación del psicólogo?. 3er. Simposium Internacional de Investigación Multidisciplinaria y 4to.
Encuentro Nacional de Investigación Científica. Tabasco. México.
337
Predictores Generales y Específicos en el Enojo de los
Automovilistas
Raúl José Alcázar Olán, Paloma Obeso De la Llave
y María Lucio de Esesarte
El enojo es una emoción frecuente en los automovilistas de varios países. Es común encontrar
obstáculos y frustraciones al manejar. Por ejemplo, el tráfico, baches, calles cerradas,
semáforos descompuestos, lugares ocupados en el estacionamiento, entre otros. Esta
investigación se enfocó en dos predictores del enojo en los automovilistas, el enojo como forma
general de reaccionar ante cualquier situación y en cualquier contexto (enojo como rasgo de
personalidad) y el enojo como forma específica de reaccionar cuando se maneja el automóvil
(enojo en el contexto específico de conducir). Se evaluó el papel de estas dos variables en la
predicción de la expresión del enojo al volante, por ejemplo, expresiones verbales (e.g.,
insultar), expresiones físico agresivas (e.g., dar un “llegue” a otro carro), o bien expresiones
usando el propio cuerpo (e.g., hacer señas obscenas con la cara o las manos).
Uno de los predictores para esta investigación es el enojo general, también llamado enojo
rasgo. Este se define como una tendencia estable de sentir enojo ante cualquier situación y en
cualquier momento (Spielberger, 1999). Este tipo de enojo indica un patrón o rasgo de
personalidad, el cual se refleja en ser fácilmente irascible en cualquier lugar y en cualquier
instante. Por ejemplo, algunas personas con alto enojo rasgo se irritan fácilmente con la
pareja, los hijos, los hermanos, los compañeros de trabajo o incluso con desconocidos.
En cambio, existe un tipo de enojo que surge específicamente cuando las personas manejan
su automóvil. Las personas que suelen enojarse específicamente en el contexto de la conducción
son tendientes a la ira al volante. Este tipo de enojo se denominó por Deffenbacher y colegas
como enojo rasgo al manejar (Deffenbacher, Oetting y Lynch, 1994). Deffenbacher propuso
que el enojo al manejar es específico (único del contexto de la conducción), mientras que el
enojo rasgo, del que habla Spielberger (1999), es una forma general de reaccionar ante
cualquier situación (no sólo al conducir), por eso le llamó enojo general (Deffenbacher, 1999).
El enojo como rasgo de personalidad se asocia con varias características negativas. Las
personas con alto enojo rasgo son impulsivas, agresivas verbal y físicamente, son ofensivas con
los demás, tienden a guardar rencores, mantienen por mucho tiempo su enojo, consideran
formas de cobrar venganza y difícilmente respiran profundo para calmarse, además de que
no encuentran soluciones pacíficas a los problemas (Deffenbacher et al., 1996). Así como el
enojo rasgo (enojo general) tiene correlatos dañinos, el enojo al manejar (enojo específico)
guarda un patrón similar. Las personas con alto enojo al manejar acostumbran usar el auto
para agredir a otros automovilistas (echar luces altas, dar un “llegue” a otro carro, manejar
muy cerca de otros), agreden verbalmente por medio de gritos o insultos, emplean su cara,
manos y brazos para mostrar desaprobación (e.g., “ojos de pistola”), ofensas y desprecio
hacia otros automovilistas (Deffenbacher, 2009; Deffenbacher, Lynch, Oetting, & Swaim,
2002).
Esta investigación partió de dos supuestos, bajo los cuales se planteó la pregunta que
abordó el estudio. El primero es que, si el enojo rasgo es un patrón general de reaccionar,
entonces el enojo rasgo no debería predecir las expresiones de enojo en los automovilistas
(aventar el carro, agredir con el claxon). El segundo es que, si el enojo al manejar es una
tendencia a la ira, específica de la conducción, entonces el enojo al manejar debería predecir
las expresiones de enojo y agresión en los automovilistas. Con estos supuestos, la pregunta fue
¿cuál es la contribución de dos variables, el enojo rasgo (enojo general) y el enojo al manejar
(enojo específico), en la predicción de las expresiones de enojo al manejar? En consecuencia,
esta investigación tuvo el objetivo de evaluar por medio de correlaciones y regresiones la
contribución de dos variables, el enojo rasgo (predictor general) y el enojo al manejar
(predictor específico), en la predicción de las formas de expresar el enojo en automovilistas
(agredir usando el auto, hacer gestos obscenos a otros, insultar a otros automovilistas).
Método
Participantes.
Contactamos a 400 automovilistas (221 hombres y 179 mujeres), estudiantes universitarios
(Media de edad de 21.38, DE = 2.94), pertenecientes a 17 licenciaturas. El 14.3% de los
participantes eran de la carrera de nutrición y el resto de las licenciaturas estuvieron
representadas en menos del 13% cada una. La mayoría era soltero (97.9%) y el 2.1%
casado. Los alumnos no recibieron compensación económica o en créditos por su participación.
Esta investigación fue aprobada por los procesos de revisión institucional.
Instrumentos.
Escala de Enojo al Manejar (Driving Anger Scale, DAS). La escala tiene 33 items para medir
la propensión a enojarse al manejar (Deffenbacher et al., 1994). Las subescalas del DAS
evalúan seis tipos de situaciones que pueden provocar enojo: (a) Gestos hostiles (3 items), por
ejemplo, otro automovilista muestra gestos o caras de desaprobación hacia el conductor, α =
.87 en la escala original, α = .84 en el presente estudio; (b) Conducción ilegal (4 items), por
ejemplo, otro automovilista viola normas de tráfico como pasarse el semáforo en rojo, α = .80
en la escala original, α = .72 en el presente estudio; (c) Presencia de la Policía (4 items), la
cual se refiere a acciones como ser captado por un radar de alta velocidad, α = .79, en la
escala original, α = .74 en el presente estudio; (d) Conducción lenta, (6 items), por ejemplo,
otro automovilista o peatón provocan que el conductor avance lento α = .81 en la escala
original, α = .74 en el presente estudio; (e) Descortesía (9 items), que se refiere a conductas
irrespetuosas de otros automovilistas como ganar el lugar de estacionamiento que uno estaba
esperando, α = .81 en la escala original, α = .83 en el presente estudio; y (f) Obstrucciones
339
de Tráfico (7 items), las cuales impiden el avance como los embotellamientos, α = .78 en la
escala original, α = .81 en el presente estudio. Deffenbacher et al. (1994) reportaron alta
consistencia interna del DAS (.90). La confiabilidad en el presente estudio es de .93. Los
participantes imaginan cada uno de los reactivos como si les sucediera a ellos y responden con
el grado de enojo que cada situación les provoca en una escala de cinco opciones de
respuesta, desde 1 (nada de enojo) hasta 5 (mucho enojo).
Inventario de Expresión del Enojo al Manejar (Driving Anger Expression Inventory, DAX). La
escala mide las formas en que los individuos expresan su enojo cuando manejan (Deffenbacher
et al., 2002). Para este estudio se emplearon las escalas: (a) Expresión verbal agresiva (12
items), es decir, insultar o decir groserías, α = .88 en la escala original, α = .87 en el presente
estudio; (b) Expresión personal físico agresiva (11 items), esto es, mostrar gestos hostiles para
intimidar a otros, α = .81 en la escala original, α = .91 en el presente estudio; y (c) Uso del
vehículo para mostrar enojo (11 items) como bajar la velocidad para frustrar a otro
automovilista, α = .86 en la escala original, α = .88 en el presente estudio. Las opciones de
respuesta se califican desde 1 (casi nunca) hasta 4 (casi siempre) en términos de la frecuencia
en que la persona expresa su enojo en la manera descrita en cada ítem.
Escala de Enojo Rasgo (Trait Anger Scale, TAS). La escala (10 items) mide la disposición a
sentir enojo en cualquier momento y situación (Spielberger, 1988). Evalúa dos aspectos: (a)
Temperamento (5 items), esto es, la propensión a sentir enojo en general en cualquier situación,
α = .89 en la escala original, α = .88 en el presente estudio, y (b) Reacción iracunda (5 items),
es decir, la tendencia a enojarse ante situaciones frustrantes específicas, como ser criticado en
frente de otros, α = .72 en la escala original, α = .86 en el presente estudio. Los participantes
responden en una escala de 1 (casi nunca) a 4 (casi siempre). El TAS tiene buena consistencia
interna, de .86 (Spielberger, 1988), α = .90 en el presente estudio. Los estudios de validación
indican que el TAS se relaciona con agresión, expresión y control del enojo (Alcázar,
Deffenbacher, & Byrne, 2011).
Exposición a Manejar. Los participantes respondieron a la pregunta: entre Lunes y Viernes,
¿generalmente cuántas horas pasas manejando en un día? La respuesta se consideró como un
índice de tiempo de exposición a manejar.
Procedimiento.
Algunos alumnos que tomaban materias de investigación aplicaron los cuestionarios durante
horarios de clase. Informaron que la participación era voluntaria y anónima. La aplicación
tomó 15 minutos. Cuando concluyeron, se agradeció la participación de los encuestados.
Resultados
La Tabla 1 muestra que el predictor general (enojo rasgo) tuvo correlaciones más altas con
las variables de expresión del enojo que el predictor específico (enojo rasgo al manejar). El
340
enojo rasgo se asoció en mayor grado con la expresión verbal agresiva, la expresión personal
físico agresiva y el uso del vehículo para mostrar enojo.
Tabla 1.
Correlaciones entre la escala de enojo rasgo y la escala de enojo al manejar con la expresión del
enojo
Variables Enojo rasgo Enojo rasgo al manejar
Enojo rasgo -- .45***
Horas de manejo al día .02 .06
Expresión verbal agresiva .57*** .52***
Expresión personal físico agresiva .50*** .37***
Uso del vehículo para mostrar enojo .54*** .36***
*p < .05, **p < .01, ***p < .001
341
2Los estadísticos para β reflejan significancia de la prueba t para la fuerza de β.
3Grados de Libertad para el paso 1 = (3, 396), para el paso 2 = (2, 394), y para el paso 3 = (2, 392).
Discusión
Esta investigación evaluó a dos variables en la predicción de las formas de mostrar el enojo
al manejar. Se encontró que el enojo general (enojo rasgo) fue mejor predictor que el enojo
específico (enojo al manejar). El enojo general se asoció en mayor grado con la expresión
verbal agresiva (insultar a otros automovilistas), la expresión personal físico agresiva (usar
manos, brazos y rostro para intimidar a otros automovilistas) y el uso del vehículo para mostrar
enojo (dar un “llegue” a otro carro o manejar muy cerca de otros automovilistas).
Los resultados de esta investigación contradicen lo esperado por la teoría. Debido a que el
enojo al manejar es único de la experiencia de conducir, se hubiera esperado que la escala de
enojo al manejar (DAS) de Deffenbacher y colegas (1994) se relacione en mayor grado con
las formas de expresar el enojo al volante. Los resultados muestran que no fue así. Por el
contrario, el enojo rasgo (una forma general de reaccionar ante cualquier situación en
cualquier momento) fue mejor predictor que el enojo al manejar.
Quizás el enojo al manejar (enojo específico) es un constructo muy delimitado, lo cual tiene
dos consecuencias. Una es la ventaja de evaluar precisamente la tendencia a enojarse durante
la conducción de un automóvil. La desventaja es que, debido a ser un constructo puro, único de
la experiencia de conducción, entonces se desliga de los patrones generales de reaccionar
ante la frustración. Debido a que el enojo al manejar está muy delimitado, se aleja de la
totalidad y complejidad que implica la emoción del enojo.
Otra explicación para los resultados está en el formato de respuesta. El enojo rasgo (enojo
general) evalúa frecuencias desde casi nunca hasta casi siempre. En cambio, el enojo al
manejar (enojo específico) evalúa en términos, no de frecuencia, sino de intensidad del enojo,
desde nada hasta muchísimo. Quizá el formato de respuesta influyó para encontrar que el
enojo rasgo fue mejor predictor, debido a que las variables predichas (expresión del enojo al
manejar) se evaluaron también en términos de frecuencia. Futura investigación podría
enfocarse en los formatos de respuesta y evaluar si mismos formatos se asocian con
correlaciones más altas.
En conclusión, esta investigación encontró que el enojo rasgo (predictor general) fue mejor
que el enojo al manejar (predictor específico) en la predicción de formas de expresar el enojo
al manejar (verbalmente, físicamente, o por medio del vehículo).
Referencias
Alcázar, R. J., Deffenbacher, J. L. y Byrne, Z. S. (2011). Assessing the factor structure of the anger
expression inventory (ML-STAXI) in a Mexican sample. International Journal of Psychology and
Psychological Therapy, 11, 307-318.
342
Deffenbacher, J. L. (1999). General anger: Characteristics and clinical implications. Psicología
Conductual, 1, 49-67.
Deffenbacher, J. L. (2009). Angry drivers: Characteristics and clinical interventions. Revista Mexicana de
Psicología, 26, 5-16.
Deffenbacher, J. L. Lynch, R. S., Oetting, E. R., Swaim, R. C. (2002). The driving anger expression
inventory: A measure of how people express their anger on the road. Behaviour Research and
Therapy, 40, 717-737.
Deffenbacher, J. L., Oetting, E. R., y Lynch, R. S. (1994). Development of a driving anger scale.
Psychological Reports, 74, 83-91.
Deffenbacher, J. L., Oetting, E. R., Thwaites, G. A., Lynch, R. S., Baker, D. A., Stark, R. S., … Eiswerth-
Cox, L. (1996). State-trait anger theory and the utility of the trait anger scale. Journal of
Counseling Psychology, 43, 131-148.
Spielberger, C. D. (1988). Manual for the state-trait anger expression inventory. Odessa, FL:
Psychological Assessment Resources.
Spielberger, C. D. (1999). Manual for the state-trait anger expression inventory-Revised. Odessa, FL:
Psychological Assessment Resources.
343
Confiabilidad Interjueces de una Escala del Dibujo de la
Figura Humana como Medida Visoespacial
Isaías Lara Klahr y L. Isabel Reyes Lagunes
Este estudio es parte de una serie de estudios que tiene la finalidad de construir y validar
una prueba del dibujo de la figura humana (DFH) como medida de habilidad visoespacial
gráfica. El proceso completo de desarrollo de una escala implica una serie de pasos que, en
términos generales, incluye la definición del constructo que se pretende medir, la planeación
de la escala, la creación de reactivos, la validación psicométrica de la escala resultante,
estudios de validez de constructo, estudios de validez de criterio para justificar los usos
pretendidos y la construcción de normas. El presente estudio reporta los resultados de un
análisis de confiabilidad entre los juicios que emitió un grupo de jueces expertos al calificar la
prueba aplicada a una muestra de niños. Este tipo de estudios no es necesario en la
construcción de todas las pruebas, pero es indispensable cuando se elaboran pruebas que
tienen reactivos cuyas respuestas pueden ser ambiguas debido a que suponen cierta cantidad
de juicio de los investigadores (American Educational Research Association; American
Psychological Association; National Council on Measurement in Education, 2014) (en adelante
Estándares para los Tests). La finalidad es asegurarse que dos o más jueces, trabajando por
separado, clasifican el mismo comportamiento de igual manera. Si la concordancia es mala
debe refinarse el sistema, negociando las diferencias entre los clasificadores (Clark-Carter,
2002).
En las pruebas del DFH los evaluados construyen la respuesta (Hogan, 2004), para calificar
este tipo de respuestas los evaluadores tienen que usar cierto monto de juicio, por lo cual es
necesario que los futuros usuarios cuenten con una guía de calificación de indicadores diseñada
de manera que al seguirla se generen puntajes consistentes. Este estudio pretende probar el
nivel de coincidencia entre un grupo de calificadores de la prueba en desarrollo.
Habitualmente, los métodos disponibles del dibujo de la figura humana ofrecen al usuario
evaluador apoyos gráficos que facilitan la calificación de las respuestas. Con el objetivo de
probar la descripción verbal de los criterios, en este estudio no se utilizaron apoyos gráficos.
Más adelante dichos apoyos gráficos han de ser integrados.
Los tests del Dibujo de la Figura Humana son una serie de pruebas que pretenden medir
madurez conceptual, calidad de la inteligencia o habilidad intelectual general, a partir de la
conducta no-verbal de dibujar la figura humana, con vistas a predecir capacidad educacional.
Los principales tests del DFH para medir cognición son la Prueba de Dibujo de un Hombre,
creado por Goodenough, en 1926; la Prueba de Dibujo de Goodenough-Harris que es la
revisión del anterior hacia 1963; el Dibujo de la Figura Humana en los niños, de Koppitz, test
que apareció hacia 1974; la Prueba de Dibujo de una Persona: Un sistema cuantitativo de
344
calificación, desarrollado por Naglieri hacia 1988; el DAP: IQ Prueba de Habilidad Intelectual
para el Dibujo de una Persona en Niños, Adolescentes y Adultos, creado por Reynolds y
Hickman hacia 2004 y, finalmente; el Test de Dos Figuras Humanas (T2F), elaborado por
Maganto y Garaigordobil hacia 2009.
Varios autores coinciden en que estas pruebas son altamente similares (Abell, Wood &
Liebman, 2001; Kamphaus & Pleiss, 1991), en tanto que mantienen elevadas correlaciones
entre sí, elevados niveles de consistencia interna y bajos niveles de correlación con otras
pruebas de inteligencia.
A pesar de que el uso de los dibujos como medida cognoscitiva es muy popular pues ha
estado entre los dos y los diez más usados a lo largo de varias décadas (Fernandes, 2007),
distintos autores señalan que hay demasiadas inconsistencias entre los niveles de validez
mostrados en los estudios empíricos que pretenden fundamentar su uso (Abell, Von Briesen &
Watz 1996; Fernandes, 2007; Imuta, Scarf, Pharo & Hayne, 2013; Kamphaus & Pleiss, 1993;
Maganto & Garaigordobil, 2009; Motta, Little & Tobin 1993), a partir de lo cual, la validez
de dichos instrumentos se ha vuelto objeto de un debate de largo plazo. El debate versa sobre
su utilidad como rastrillaje (screening) para detectar personas con bajo nivel de inteligencia,
dada la elevada cantidad de falsos positivos y falsos negativos que generan al aplicarlos;
sobre su utilidad, dada la existencia de instrumentos de rastrillaje más precisos y; sobre la
contradicción entre un uso muy difundido y una baja capacidad predictiva.
Ante la controversia señalada, es necesario revisar a fondo los instrumentos disponibles del
DFH y desarrollar nuevos si es que resulta, como algunos autores defienden (Fernandes, 2007),
que el dibujo tiene potencial como prueba de alguna función intelectual superior, dado que es
una tarea altamente motivadora para los niños como medio de expresión (Delval, 1994).
Los DFH se han formulado a partir de una noción de la inteligencia monolítica o global, tal
como se hacía en la época de Binet, cuando tuvo dio inicio a la expresión de la inteligencia
como un coeficiente intelectual. En lugar de ello, en el proyecto presente se presume que es de
mayor utilidad recurrir a la teoría factorial de la inteligencia, a partir de Thurstone (Nunnally,
1991), más específicamente a la teoría jerárquica de la inteligencia de CHC (Cattel-Horn-
Carroll) McGrew-Flanagan (Cohen & Swerdlik, 2007) para comprender qué aspectos
específicos de la inteligencia se expresan de mejor manera en la conducta de dibujar. Lo
anterior, a partir de que diversos autores (Ayres & Reid, 1966; Holtzman, Díaz-Guerrero &
Swartz, 1975) han encontrado que los dibujos de este tipo se relacionan de manera más
estrecha con el factor de la organización perceptual o con algunos de sus sub-factores que con
la inteligencia general. La organización perceptual es uno de los cuatro factores en que se
organiza la inteligencia, de acuerdo con el modelo psicométrico de Wechsler, es decir, las
pruebas WAIS y WISC. Se conforma por variables como habilidad visoespacial y habilidad
gráfica, entre otras. A partir de estas consideraciones se plantea desarrollar una escala del
dibujo de la figura humana como medida de organización perceptual, y más específicamente
de habilidad visoespacial gráfica.
345
Como se mencionó antes, el proceso completo de desarrollo de una escala implica una serie
de pasos. El presente estudio es un análisis de consistencia inter-calificadores o inter-jueces que
no debe confundirse con el análisis de consistencia interna de la escala. A partir de los
resultados estadísticos del análisis y de las observaciones cualitativas de los evaluadores se
podrá mejorar la escala, a través de estudios sucesivos.
Método
Objetivo general.
Determinar el valor Alpha de Krippendorff (Hayes & Krippendorff, 2007) de las
calificaciones que un grupo de jueces dio a un grupo de DFH, con la finalidad de determinar el
nivel de confiabilidad interjueces.
Participantes.
Hay dos tipos de muestra: 1) la muestra de escolares evaluados; y 2) la muestra de jueces
cuya consistencia inter-calificadores se analizó.
La muestra de jueces.
La muestra de evaluadores fue compuesta por 6 profesionistas, de los cuales cinco eran
psicólogos de distintas especialidades y uno era médico, todos familiarizados con las pruebas
psicológicas, aunque no necesariamente con el tipo de prueba en desarrollo. El método de
selección de los jueces fue por designación directa por conveniencia a partir de un grupo de
estudiantes de doctorado de la facultad de Psicología de la UNAM, cuya motivación es la de
compartir procesos de investigación para fines académicos.
Instrumento.
El instrumento con el que se realizó la medición es una escala del dibujo de la figura
humana en construcción. Se retomaron los indicadores originales de Goodenough de 1926,
revisados en la estandarización que de ese instrumento hizo Harris (1981) en 1963, y los
indicadores de los instrumentos equivalentes de Koppitz, Reynolds y Hickman y, Maganto y
Garaigordobil (2009). Se crearon criterios para la construcción de reactivos a partir de las
recomendaciones de los Estándares para los Tests (2014) y con ellos se construyeron y
adaptaron los indicadores.
346
Procedimiento.
Se pidió a cada uno de los 6 jueces que calificaran los 12 dibujos, por separado, sin
comunicarse ni consultarse entre ellos, utilizando para ello la escala en construcción.
Para evitar el sesgo de los jueces, éstos no fueron informados sobre cuál era la hipótesis de
la investigación y la condición específica que se observaba (Clark-Carter, 2002). Con ese
respecto, se tomaron dos previsiones: la primera es que se dijo a los jueces que la finalidad
del ejercicio no es la real –comparar la congruencia entre ellos-, sino la de verificar qué tan
bien funciona el que un juez califique varios protocolos de manera simultánea, lo cual será
medido comparando sus evaluaciones con las de un calificador experto (en lugar de que se
comparen entre ellos). Este recurso tuvo la finalidad adicional de apoyar el cumplimiento del
requisito, descrito más abajo, de que los jueces mantengan una actitud atenta durante todo el
ejercicio. La segunda es que se pidió a los jueces que trabajaran por separado, sin ponerse de
acuerdo.
El aburrimiento de los jueces puede afectar la confiabilidad de las calificaciones, por lo que
es necesario procurar que permanezcan vigilantes (Clark-Carter, 2002). Con esa finalidad se
indicó a los jueces que es importante que mantuvieran un estado atento a lo largo del ejercicio
y se dispuso que tomaran un único descanso, de 5 minutos, si lo requerían y que podían hacerlo
en cualquier momento.
Análisis
El análisis de concordancia entre los jueces se realizó mediante el método propuesto por
Hayes y Krippendorff (2007).
Resultados
Discusión
El valor alcanzado por medio del análisis Alpha de Krippendorff es de .71, por lo cual el
objetivo del estudio no se ve confirmado, considerando que el mismo consistía en alcanzar una
confiabilidad Alpha de Krippendorff de .80 o mayor.
Como se señaló antes, los métodos disponibles del dibujo de la figura humana utilizan
apoyos gráficos para la calificación de los reactivos. En el estudio presente éstos no se
347
utilizaron con el objetivo de alcanzar la máxima claridad posible a partir de la descripción
verbal de los reactivos. La creación de apoyos gráficos desarrollados a partir de observar
dibujos de niños de nuestra propia cultura es parte del plan general del instrumento en
desarrollo, por lo que se puede esperar razonablemente que una vez que se disponga de
éstos, así como después de hacer las correcciones recomendadas por los jueces, aumentará la
consistencia inter-calificadores, lo cual será objeto de nuevos estudios.
De acuerdo con los jueces-participantes hay reactivos que requieren ser revisados. Las
áreas de oportunidad para mejorar la comprensión de los reactivos son las siguientes: hay
reactivos confusos cuya redacción puede ser corregida.
Referencias
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los accidentes viales representan una
de las principales causes de muerte en el mundo, sobre todo en poblaciones de entre 16 a 30
años de edad y sexo masculino (OMS, 2013). El 95% de los accidentes en México son
causados por el factor humano, destacando el exceso de velocidad relacionada a accidentes
con resultados fatales (AMIS, 2012). Los jóvenes de 16 a 24 años son quienes se involucran
más en conductas de riesgo vial (INEGI, 2013). En el municipio de Hermosillo se reportaron
2273 accidentes en 2014 con 41 personas fallecidas, siendo principales involucrados los
conductores jóvenes (Contreras, 2015).
El sexo ha sido un factor relacionado a la accidentabilidad, ser hombre o mujer puede
incidir en los hábitos y actitudes, por ejemplo, los hombres tienden a menospreciar las
consecuencias de rebasar el límite de velocidad (Baxter, Manstead, Stradling, Campbell,
Reason y Parker, 1990). Otro factor referido en la accidentabilidad juvenil ha sido la
inexperiencia vial, ya que se ha demostrado que ésta se relaciona con mayor riesgo a
accidentes en jóvenes conductores (Quimby y Watts, 1981). A su vez, la experiencia se
relaciona a la edad y predice el riesgo debido a la poca información para afrontar
problemas viales (Reeder, Alsop, Begg, Nada-Raja y McLaren, 1998).
Algunos autores advierten que en los procesos de toma de riesgo existen factores
perceptuales que responden a procesos cognitivos particulares, los cuales determinan cómo se
toman decisiones (Schwartz y Bless, 1992; Kahneman y Frederick, 2002). Desde la perspectiva
de la cognición social se entiende el comportamiento como producto de procesos cognitivos,
donde las personas elaboran juicios a partir de lo que se percibe en los demás (Schwartz y
Bless, 1992). Este principio perceptual permite la generación de esquemas cognitivos del
entorno social (Taylor, Peplau y Sears, 1997).
Tversky y Kahneman (1974) proponen el uso de heurísticos como procesos que utilizan
sesgos de información desde lo perceptual para generar juicios, siendo la disponibilidad uno
de los principales heurísticos utilizado, evaluando frecuencia o la probabilidad de un
acontecimiento según la facilidad con la que logran evocarse.
Kahneman y Frederick (2002) plantean desde la Teoría de las Perspectivas, que los
heurísticos parten de un proceso simultáneo de dos sistemas, el primero de corte intuitivo,
formula juicios rápidos y frugales a través de sesgos de información, y es automático y sin
esfuerzo; y el segundo de corte lógico-formal, parte de un análisis completo de la información
disponible, tiende a ser más lento y demanda esfuerzo.
Se ha señalado que los heurísticos se relacionan a la percepción del riesgo a la salud,
donde las personas suelen hacer estimaciones utilizando información sesgada (Soto, Gracia y
Contreras, 2000; Peters, McCaul, Stefanek y Nelson, 2006). Las conductas de riesgo al volante
parten de la interpretación que los conductores hacen a partir de recursos informativos
disponibles (Mortimer, Goldsteen, Armostrong y Macrina, 1990), y utilizan heurísticos que
pueden llevar a errores en los juicios sobre el riesgo vial (Tversky y Kahneman 1974).
Se advierte que la mayoría de los estudios de heurísticos parten de enfoques
experimentales, limitándose a la manipulación de tareas específicas para discernir el uso de
heurísticos a través del control de los elementos informativos y la toma de decisión (Tversky y
Kahneman, 1974). Kahneman (2003) refiere a los heurísticos como procesos que pueden
referirse verbalmente, lo que permitiría desarrollar instrumentos psicométricos a fin de
observar la información utilizada y cómo se accede a ella. Se reconoce la necesidad de
instrumentos psicométricos en el ámbito de atajos cognitivos, por ello se tiene como objetivo
generar y probar la escala que permita la identificación de heurísticos de disponibilidad
utilizados para la elección de recursos informativos de los conductores en escenarios de riesgo
vial por exceso de velocidad.
Método
Participantes.
A través de una muestra representativa en la que se estimó a 105,011 jóvenes de 16 a 24
años de edad residentes de la ciudad de Hermosillo. Se obtuvo una muestra probabilística de
436 jóvenes a través de la fórmula de muestras finitas (Sierra, 2003).
Instrumentos.
Como datos generales, se abordan el sexo, la edad, experiencia en accidentes y el tiempo
conduciendo; este último categorizado en ‘menos de un año’, ‘de uno a dos años’, ‘de tres a
cuatro años’ y ‘más de cinco años’ conduciendo. A partir de la teoría de Tversky y Kahneman,
(1974), se elaboraron reactivos para identificar la disponibilidad de información interna de
referentes sobre el riesgo de la situación evaluada (Peters, McCaul, Stefanek y Nelson, 2006),
conformando 20 ítems divididos en agrupaciones de conductas exceso de velocidad exitosas y
fallidas en uno mismo, en los padres, en amigos y en familiares. La escala responde a 7 niveles
de respuesta que refieren el grado de facilidad para recordar las situaciones expuestas.
Procedimiento.
La escala fue aplicada el mes de octubre de 2015 en jóvenes de ocho instituciones
educativas. Los datos se capturaron y analizaron bajo el software IBM SPSS Stadistics versión
23, se realizó análisis bootstrap de la muestra y análisis factorial con rotación varimax para
estimar la consistencia de la escala con la propuesta teórica; utilizando además el índice de
KaiserMeyer-Olkin (KMO) y la prueba de esfericidad de Barttlet (Bartlett, 1950). Se
obtuvieron factores identificados a partir del análisis de punto de quiebre (Cattel, 1966) y la
350
interpretabilidad de las estructuras factoriales (Gorsuch, 1983). Posteriormente, se hicieron
pruebas de hipótesis con la prueba t de student y análisis de varianza para confirmar la
dependencia en factores obtenidos con el sexo, tiempo conduciendo, edad y accidentabilidad.
Resultados
Tabla 2.
Distribución factorial de ítems de la escala de heurístico de disponibilidad.
Factores Comunalid
¿Qué tan fácil y vívidamente recuerdo que… 1 2 3 ad
Mis padres hayan sufrido un accidente sin heridas por ir a exceso de velocidad? .757 .723
Mis padres hayan sufrido en su salud por accidentarse a exceso de velocidad ¿ .820 .799
Mis padres hayan sufrido económicamente por accidentarse a exceso de
.705 .639
velocidad?
Yo haya sufrido un accidente sin heridas por ir a exceso de velocidad? .818 .760
Yo haya sufrido en mi salud por accidentar a exceso de velocidad? .807 .768
Yo haya sufrido económicamente por accidentarme a exceso de velocidad? .788 .721
Mis padres conduzcan de 10 a 20 km/h sobre el límite sin accidentarse? .800 .747
Yo conduzca de 10 a 20 km/h sobre el límite sin accidentarme? .739 .805
Yo conduzca a más de 20 km/h sobre el límite sin accidentarme? .747 .793
351
Tabla 2.
Distribución factorial de ítems de la escala de heurístico de disponibilidad.
Factores Comunalid
¿Qué tan fácil y vívidamente recuerdo que… 1 2 3 ad
Mis padres conduzcan a más de 20 km/h sobre el límite sin accidentarse? .811 .774
Amigos conduzcan de 10 a 20 km/h sobre el límite sin accidentarse? .636 .696
Amigos conduzcan a más de 20 km/h sobre el límite sin accidentarse? .660 .766
Familiares conduzcan de 10 a 20 km/h sobre el límite sin accidentarse? .765 .788
Familiares conduzcan a más de 20 km/h sobre el límite sin accidentarse? .762 .806
Familiares hayan sufrido un accidente sin heridas por ir a exceso de velocidad? .605 .719
Familiares hayan sufrido en su salud por accidentarse a exceso de velocidad? .662 .727
Familiares hayan sufrido económicamente por accidentarse a exceso de
.619 .609
velocidad?
Amigos hayan sufrido un accidente sin heridas por ir a exceso de velocidad? .716 .667
Amigos hayan sufrido en su salud por accidentarse a exceso de velocidad? .775 .731
Amigos hayan sufrido económicamente por accidentarse a exceso de velocidad? .724 .692
Porcentaje de Varianza Explicada 43.7 15.1 9.6
Alfa de Cronbach .933 .906 .879
352
Discusión
El resultado de la prueba Kaiser, Meyer y Olkin, muestra un valor mayor a .7, lo cual
sugiere que hay un nivel pertinente en la adecuación de la muestra con respecto a las
correlaciones parciales entre los factores (Gorsuch, 1983).
Se logró interpretar tres factores de manera satisfactoria como heurísticos de
disponibilidad, los factores se conformaron en relación a la disponibilidad de información
sobre las conductas de exceso de velocidad en agrupaciones propuestas. Los datos sugieren
que la disponibilidad de información sobre la accidentabilidad por exceso de velocidad
difiere en los referentes filiares más cercanos como la experiencia propia y la de los padres; y
otras afiliaciones menos cercanas como son los familiares y amigos.
En las pruebas de hipótesis se sugiere que en relación al sexo, sólo el factor de
disponibilidad filial en accidente se encuentra afectado (t=2.90, p=0.003), por otro lado, el
tiempo conduciendo parece incidir en los tres factores de disponibilidad filial en accidente
(F=6.48, p=0.00), no filial en accidente (F=5.00, p=0.002) y disponibilidad filial y no filial en
conducta (F=4.05, p=0.007); de forma similar a la edad. Lo anterior, concuerda con Levy
(1990), son los jóvenes con menor tiempo conduciendo los que parten de información
disponible en referentes filiares para el ámbito de accidentabilidad vial por exceso de
velocidad. También se encontró que la disponibilidad filial (t=2.08, P=0.018) y no filial
(t=2.38, P=0.038) dependen de la experiencia en accidentes.
Se advierte que los heurísticos funcionan dentro de la interacción social entre el individuo y
su entorno, proceso de interés para la psicología social que se estudia el comportamiento de
las personas en relación a su contexto social, y la influencia que tiene este contexto social en
ellos (Taylor, Peplau y Sears, 1997; Feldman, 1998).
Para futuras investigaciones, se sugiere la ampliación de población en otros escenarios de
riesgo que permita distinguir el uso de atajos heurísticos; así mismo, se sugiere la utilización del
modelo de Rasch (1977) con el fin de estimar la unidimensionalidad de las escalas a partir del
rasgo latente de los sujetos abordados (Hambleton, Swaminathan y Rogers, 1991).
Referencias
AMIS (2012). Accidentes y Enfermedades Estadística Anual (SESA) 2012. Retomado en: http:
//www.amis.org.mx/InformaWeb/Documentos/Archivos/SESA%20AyE%202012.pdf al 11 de
Agosto de 2013.
Bartlett, M. (1950). Tests of significance in factor analysis. British Journal of Mathematica and Statistical
Psychology, 3, 77-85.
Baxter, J., Manstead, A., Stradling, S., Campbell, K., Reason, J. y Parker, D. (1990). Social facilitation
and driver behaviour. British Journal of Psychology, 81, 351-360.
Cattell, R. B. (1966). The data box: Its ordering of total resources in terms of possible relational systems.
In R. B. Cattell (Ed.), Handbook of multivariate experimental psychology (pp. 67–128). Chicago, IL:
Rand-McNally.
353
Contreras, C. (2015). Causan muertes falta de cultura vial e infraestructura. Uniradio Noticias.
Recuperado el 7 de Marzo de 2015 en: http:
//www.uniradionoticias.com/noticias/reportajesespeciales/316133/causan-muertes-falta-de-
cultura-vial-e-infraestructura.html
Feldman, R. (1998). Social Psychology. New Jersey: Prentice Hall, Second Edition.
Gorsuch, R. (1983). Factor Analysis. Second Edition. LEA
Hambleton, R., Swaminathan, H., y Rogers, H. (1991). Fundamentals of item response theory. Newbury
Park, CA: Sage.
INEGI (2013). Estadística de accidentes de tránsito terrestre en zonas urbanas y suburbanas.
Recuperado en: http: //www.inegi.org.mx/lib/olap/General_ver4/MDXQueryDatos.asp
Kahneman, D. (2003). A perspective on judgment and choice: Mapping bounded rationality. American
Psychologist. 58, 697 – 720.
Kahneman, D., y Frederick, (2002). In T. Gilovich, D. Griffin, & D. Kahneman (Eds.), Heuristics of intuitive
judgment. New York: Cambridge University Press.
Ledesma, R. (2008). Introducción al Bootstrap. Desarrollo de un ejemplo acompañado de software de
aplicación. Tutorials in Quantitative Methods for Psychology, 4, 51-60.
Levy, D.T. (1990). Youth and traffic safety: The effects of driving age, experience, and edcation.
Accident Analysis and Prevention, 22, 327 334.
Mortimer, R.G., Goldsteen, K., Armstrong, R.W., y Macrina, D. (1990). Effects of incentives and
enforcement on the use of safety belts. Journal of Safety Research, 21 (1).
Organización Mundial de la Salud (2013). Global status report on road safety 2013: supporting a
decade of action. Who library cataloguing-in-Publication Data. Recuperado en: http:
//apps.who.int/iris/bitstream/10665/78256/1/9789241564564_eng.pdf
Peters, E., McCaul, K., Stefanek, M. y Nelson, W. (2006). A Heuristic Approach to Undestanding Cancer
Risk Perception: Contributions from Judgment and Decision-Making Research. Annalisys Behaviour
Medical, 31, 45-42.
Quimby, A. R. y Watts, G. R. (1981). Human factors and driving perfomance. Report No. 1004.
Berksire, Englad: Transportation and Road Research Laboratory.
Rasch, G. (1977). On specific objectivity: An attempt at formalizing the request for generality and
validity of scientific statements. En M. Glegvad (De.). The Danish Yearbook of Philosophy (pp. 59-
94). Copenhagen: Munksgarrd.
Reeder, A.I.; Alsop, J.C.; Begg, D.J.; Nada-Raja, S. y McLaren, R.L. (1998). A longitudinal investigation
of psychological and social predictors of traffic convictions among young New Zealand Drivers.
Transportation Research Parte F, 1, 25-45.
Schwarz, N., y Bless, H. (1992). Constructing reality and its alternatives: Assimilation and contrast effects
in social judgment. In L. L. Martin & A. Tesser (Eds.), The construction of social judgments (pp. 217-
245). Hillsdale, NJ: Erlbaum.
Sierra, R. (2003). Técnicas de Investigación Social. Madrid: Thomson.
Soto, I., Gracia, S. E. y Contreras, C. C. (2000). Heurístico de representatividad en embarazos a
temprana edad. Trabajo no publicado, presentado en el V Congreso Al encuentro de la
Psicología Mexicana. Guanajuato, México.
Taylor, S., Peplau, L. y Sears, D. (1997). Social psychology. N.J.: Prentice Hall. Ninth
Tversky, A. y Kahneman, D. (1974). Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases. Science, New
series, 185 (4157), 1124-1131.
354
Validación de la Escala de Gravedad de Fatiga
Rocío Elizabeth Duarte Ayala, Ángel Eduardo Velasco Rojano,
Lucina Isabel Reyes Lagunes.
La fatiga es la sensación de cansancio que se produce en los seres vivos como consecuencia
de la realización de esfuerzos físicos y mentales o de la existencia de alguna enfermedad
(Viner & Christie, 2005), es un síntoma o conjunto de síntomas debilitantes que afectan la
calidad de vida y la salud (Hickman et al., 2004; Newton et al., 2008), se relaciona con
infecciones, enfermedades inmunológicas y sistémicas (Maes, 2009; McKinley, Ouellette &
Winkel,1995) y depresión (Lee, 2000).
Distintos autores como Steele y colaboradores (1998), Petrie, Faasse, Crichton y Grey
(2014) han encontrado que la fatiga se presenta en proporciones entre el 4.3 % y el 36% en
la población general. Además, Kroenke (2003) propone qué, en los servicios médicos de
atención primaria, la fatiga es uno de los síntomas transitorios y benignos que más se atienden
sin generar un diagnóstico médico específico. Por consiguiente, es muy importante realizar
estudios para conocer su prevalencia y consecuencias para las personas.
Para realizar estos estudios la fatiga debe ser caracterizada adecuadamente ya que tiene
un conjunto de diversos indicadores; los fisiológicos como frecuencia crítica de fusión, velocidad
de los movimientos sacádicos del ojo, desgaste muscular y de los tendones, falta de precisión
motriz o destreza manual, aumento en la sensación de agotamiento y deterioro sensorial; los
conductuales como aumento en el número de errores cuando se realizan ciertas tareas o un
aumento en la variabilidad del rendimiento; los cognoscitivos y los afectivos (Cimprich, 1993;
Knobf, 1986; Rhodes, Watson, & Hanson, 1988).
Por lo que resulta muy importante poder evaluar la fatiga. Tradicionalmente se han
empleado métodos físicos y psicológicos para este fin.
En los métodos físicos se encuentran los aparatos para identificar umbrales de percepción
visual, y cambios en la frecuencia crítica de fusión, la frecuencia cardiaca y consumo de
oxígeno, el tiempo de reacción y las pruebas de precisión motriz o destreza manual. Sin
embargo, son más complejos para aplicar, por lo que los métodos subjetivos son más
utilizados.
En las medidas psicológicas se pueden encontrar los instrumentos psicométricos tanto
unidimensionales como multidimensionales. Las escalas unidimensionales son, a menudo,
relativamente breves, lo que hace que sean fáciles de administrar y no constituyan una
molestia extra a personas que se encuentran en un estado vulnerable. Las Escalas
unidimensionales suelen centrarse en la dimensión de la gravedad de la fatiga. Dentro de las
escalas unidimensionales de fatiga se puede encontrar a la Escala de Gravedad de Fatiga
(FSS) (Krupp, LaRocca, Muir-Nash, & Steinbery, 1989), esta escala es la más comúnmente
utilizada, ha sido traducida a diversos idiomas y adaptada para personas sanas y con
distintos padecimientos de salud (Bassetti, Bloch, Held, & Baumann, 2008).
La Escala de Gravedad de Fatiga (FSS) es un cuestionario de auto reporte con nueve
reactivos, confiabilidad inicial alta (alpha de Cronbach de .89) y una estructura de un solo
factor que explica el 47% de la varianza. Por lo qué, el propósito del estudio fue traducir y
adaptar de forma culturalmente relevante para mexicanos la Escala de Gravedad de Fatiga.
Método
Participantes.
Se trabajó con 205 Habitantes de la Ciudad de México, 109 mujeres (53%) y 96 hombres
(47%), con edades entre los 16 y los 72 años de edad, con una edad promedio de 35.82
años y una desviación estándar de 13.18 años. Todos los participantes dieron su
consentimiento antes de participar. El nivel académico de los participantes es: sin estudios 3
(1.5%), primaria 39 (19%), secundaria 48 (23 %), preparatoria 64 (31%), licenciatura 42
(21%) y posgrado 9 (4.5 %). La escolaridad de los participantes va entre 0 y 20 años
concluidos, con una media de 12.02 años concluidos y una desviación estándar de 4.51 años.
El 47 (23%) de los participantes reportaron tener una enfermedad diagnosticada y 158
(77%) se encuentran aparentemente sanos.
Instrumento.
Se aplicó la escala de impacto de fatiga, con 9 reactivos, con 7 opciones de respuesta de
tipo Likert que van desde de acuerdo hasta en desacuerdo con cada una de las afirmaciones.
Procedimiento.
Se contactó a los participantes en lugares públicos como, jardines, parques, plazas y
mercados, se obtuvo su consentimiento, se les aplicó el instrumento posteriormente se validó
psicométricamente de acuerdo con el procedimiento propuesto por Reyes Lagunes y García y
Barragán (2008).
Resultados
Validación psicométrica
Análisis de Frecuencias: Los 9 reactivos presentaron frecuencias en todas y cada una de sus
opciones de respuesta.
Distribución: El tipo de distribución de los reactivos fue 9 normales, con los cuales se trabajó.
356
Discriminación de reactivos: Se conservaron todos los reactivos, ya que discriminaron
significativamente. La direccionalidad fue adecuada, por lo que no se recodificó ninguno. En la
Tabla 1 se presentan, a continuación, todos los puntajes.
Tabla 1.
Discriminación de reactivos de la Escala de Impacto de Fatiga
Reactivo Sesgo t p Direccionalidad r
reactiv
o Total
Cuando estoy fatigado disminuye mi motivación. (1) -.213 -2.910 ,000 No recodificada .624**
El ejercicio aumenta mi fatiga (2) .469 -3.057 ,000 No recodificación .640**
Me fatigo fácilmente (3) .438 -3.833 ,000 No recodificación .801**
Mi funcionamiento físico se entorpece con la fatiga .300 -3.855 ,000 No recodificación .815**
(4)
La fatiga me causa problemas frecuentemente (5) .560 -3.774 ,000 No recodificación .839**
La fatiga no me permite tener un funcionamiento .457 -3.842 ,000 No recodificación .816**
físico consistente (6)
La fatiga me impide llevar acabo ciertas tareas y .459 -4.289 ,000 No recodificación .861**
responsabilidades (7)
La fatiga es uno de los tres síntomas que menos me .525 -3.898 ,000 No recodificación .808**
permiten hacer cosas (8)
La fatiga me estorba en mi trabajo, con mi familia o .393 -4.165 ,000 No recodificación .798**
con mi vida social (9)
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
Tabla 2.
Análisis factorial de extracción de componentes principales con rotación oblicua.
Reactivo Factor 1
1. Cuando estoy fatigado disminuye mi motivación .874
2. El ejercicio aumenta mi fatiga .856
3. Me fatigo fácilmente .836
4. Mi funcionamiento físico se entorpece con la fatiga .834
5. La fatiga me causa problemas frecuentemente .833
6. La fatiga no me permite tener un funcionamiento físico consistente .797
7. La fatiga me impide llevar acabo ciertas tareas y responsabilidades .758
8. La fatiga es uno de los tres síntomas que menos me permiten hacer cosas .589
9. La fatiga me estorba en mi trabajo, con mi familia o con mi vida social .556
% de Varianza explicada 60.5%
Alpha de Cronbach total de la escala 9 elementos .914
357
Discusión
Referencias
Christie, D. & Viner, R. (2005). Adolescent development. BMJ Clinical Research. 330(7486), 301-3044.
Cimprich, B. (1993). Development of an intervention to restore attention in persons with cancer. Cancer
Nursing, 16(2), 83-92.
Hickman IJ, Johnson JR, Prins JB, Ash S, et al. (2004). Modest weight loss and physical activity in
overweight patients with chronic liver disease results in sustained improvements in alanine
aminotransferase, fasting insulin, and quality of life. Gut 53(3), 413-419.
Knobf, M.T. (1986). Physical and psychological distress associated with adjuvant chemotherapy in
women with breast cancer. Journal of Clinical Oncology. 4, 678–684.
Kroenke, K. (2003). Patients presenting with somatic complaints: epidemiology, psychiatric comorbidity
and management. International Journal of Methods Psychiatry Research. 12(1), 34-43.
Krupp, L.B., LaRocca, N.G., Muir-Nash, J. & Steinbery, A.D. (1989). The fatigue severity scale.
Application to patients with multiple sclerosis and systemic lupus erythematosus. Archives of
Neurology. 46, 1121-3.
Maes, M. (2009). Leaky gut in chronic fatigue syndrome: A review. Activitas Nervosa Superior Rediviva.
51(1-2), 21–28.
McKinley, P.S., Ouellette, S.C. & Winkel, G.H. (1995). The contributions of disease activity, sleep
patterns, and depression to fatigue in systemic lupus erythematosus. A proposed model. Arthritis
Rheum. 38(6), 826-34.
Newton, J.L., Jones, D.E., Henderson, E., Kane, L., Wilton, K., Burt, A.D. & Day, C.P. (2008). Fatigue in
non-alcoholic fatty liver disease (NAFLD) is significant and associates with inactivity and excessive
daytime sleepiness but not with liver disease severity or insulin resistance. Gut.57(6). 807-13. doi:
10.1136/gut.2007.139303.
Petrie, K.J., Faasse, K., Bollard, M., & Grey, A. (2014). Unhelpful advice on adverse drug
reactions. BMJ, 349, g5019. doi: 10.1136/bmj. g5019
Reyes Lagunes, I. L., & García y Barragán, L. F. (2008). Procedimiento de Validación Psicométrica
Culturalmente Relevante: Un ejemplo. En: S. Rivera Aragón, R. Díaz Loving, R. Sánchez Aragón, &
I. Reyes Lagunes (Eds.). La Psicología Social en México, XII (pp. 625- 636). México: AMEPSO.
Rhodes, V., Watson, P., & Hanson, B. (1988). Patients’ descriptions of the influence of tiredness and
weakness on self-care abilities. Cancer Nursing, 11(3), 186-194.
Steele, L., Dobbins, J.G., Fukuda, K., Reyes, M., Randall, B., Koppelman, M. & Reeves, W.C. (1998). The
epidemiology of chronic fatigue in San Francisco. Am Journal of Medicine. 105(3A), 83S-90S.
Valko, P.O., Bassetti, C.L., Bloch, K.E. Held, U., Baumann, C.R. (2008). Validation of the fatigue severity
scale in a Swiss cohort. Sleep. 31(11), 1601-7.
358
Desarrollo y Validación Psicométrica de la Escala de
Inteligencia Emocional Laboral en Población Mexicana
Jessica Rodríguez Suárez
Draft Ejecutivo
Método
Participantes.
La muestra quedó conformada por 16 participantes, 9 (56.25%) hombres y 7 (43.75 %)
mujeres, de entre 25 y 52 años de edad (M=39.68; D.E.=8.37), con una media de años de
experiencia laboral de M=16.37 (D.E.=8.13).
Instrumento.
El instrumento está compuesto por 54 reactivos: comunicación (19), autoconciencia (8),
autocontrol (9), motivación (7), empatía (7) y optimismo (4), con 5 opciones de respuesta en
escala tipo Likert que van de totalmente de acuerdo a totalmente en desacuerdo.
Procedimiento.
Se realizó una revisión exhaustiva de la literatura sobre Inteligencia Emocional y su
evaluación en el ámbito laboral, optando por el modelo mixto propuesto por Daniel Goleman
(Goleman, 1998). Se elaboraron 63 reactivos que posteriormente se sometieron a análisis
mediante panel de expertos compuesto por 4 jueces cuya selección fue realizada de acuerdo
a los criterios que proponen Skjong & Wentworth (2006).
Para asegurar la comprensión correcta de los reactivos por parte de los participantes, se
aplicó la técnica de laboratorios cognitivos utilizando los métodos concurrente y retrospectivo
mediante cuestionario verbal. Cada participante fue asignado a uno de los grupos.
360
Método concurrente. De forma individual, el participante leía en voz alta cada reactivo, al
mismo tiempo que iba expresando todo lo que éste le hacía pensar y la forma en la que
llegaba a la respuesta (Tiburcio & Natera, 2007).
Método retrospectivo. De forma individual, el participante leía en voz alta un reactivo a la
vez y emitía su respuesta. El facilitador preguntaba en el momento al participante sobre la
claridad del reactivo, comprensión de todas las palabras, ejemplos, etc. (Tiburcio & Natera,
2007).
Muestra.
La muestra fue no probabilística y estuvo conformada por 339 participantes mexicanos,
231 (68.1%) hombres y 102 (30.1%) mujeres, de entre 18 y 61 años de edad (M=25.86;
D.E.=8.91), con una media de años de experiencia laboral de M=6.1 (D.E.=8.56).
Instrumento.
El instrumento empleado fue la escala resultante de la primer etapa y que se encuentra
conformada por 54 reactivos: comunicación (19), autoconciencia (8), autocontrol (9), motivación
(7), empatía (7) y optimismo (4), con 5 opciones de respuesta en escala tipo Likert que van de
totalmente de acuerdo a totalmente en desacuerdo.
Procedimiento.
Se invitó a contestar el cuestionario a personas que se encontraran laborando. La
administración de la escala fue en línea mediante una plataforma virtual. Se realizó la
recopilación de datos, captura y análisis en el paquete estadístico SPSS-20 de IBM.
Resultados
362
Figura 1.
Gráfico de sedimentación inteligencia emocional.
Discusión
Referencias
Aksoz, I., Bugay, A. & Erdur-Baker, O. (2010). Turkish adaptation of the trait metamood scale. Procedia
Social Behavioral Sci, 2(6), 2.
Araujo, M. & Guerra, M. (2007). Inteligencia emocional y desempeño laboral en las instituciones de
educación superior públicas. Centro de Investigación de Ciencias Administrativas y Gerenciales,
4(2).
Basarde, S. (2002). The ripple effect: emotional contagion and its influence on group behavior.
Administrative Science Quarterly, 47, 644-675.
Goleman, D. (1998). Inteligencia Emocional en la Empresa. España: Editorial Planeta.
Mayer, J., Caruso, D. & Salovey, P. (2000). Selecting a measure of emotional intelligence- the case for
ability scales. En Bar-On, & J. Parker. (2000, 1a Ed). The handbook of emotional intelligence
theory: Development, assessment, and application at home, school and in the workplace. San
Francisco: Jossey-Bass.
Mayer, J., Salovey, P. & Caruso, D. (1997). The emotional IQ test. Needhsam: Virtual Knowledge.
Mayer, J., Salovey, P., Caruso, D. & Sitarenios, G. (2001). Emotional intelligence as a standard
intelligence. Journal Emotion, 1(3), 232-242.
Palmer, B., Donaldson, C. & Stough, C. (2003). Examining the structure of the trait meta-mood scale.
Austrial Journal Psychologi, 154(8), 154-8.
Psilopanagioti, A., Anagnostopoulos, F., Mourtou, E. & Niakas, D. (2012). Emotional intelligence,
emotional labor, and job satisfaction among physicians in Greece. BMC Health Services Research,
12, 1, 463-474.
364
Salovey, J. & Mayer, D. (1990). Inteligencia Emocional. México: McGraw-Hill.
Salovey, P., Woolery, A. & Mayer, J. (2001). Emotional intelligence: conceptualization and measurement.
En O. Fletcher, & M. Clark (2001, 1a Ed). Blackwell handbook of social psychology: interpersonal
processes. Malden: Blackwell.
Skjong, R., & Wentworth, B. (2006). Expert Judgement and risk perception. {En red}. Perception, 18, 1-
8. Recuperado de http: //research.dnv.com/skj/Papers/SkjWen.pdf
Tiburcio, M., & Natera, G. (2007, 1ª Ed). Laboratorio cognitivo: una metodología para la adaptación de
material psicodidáctico en población indígena. México: UNAM.
365
Escala de Cambios en el Autoconcepto para Parejas (ECAP):
Construcción y Validación
Lizbeth López López y Areli Reséndiz Rodríguez
Universidad de Guanajuato
Método
Participantes.
La muestra estuvo conformada por 234 personas con una relación de pareja actual, 57.3%
fueron mujeres y el 42.7% hombres, de la ciudad de León, Gto.; el rango de edades fue de
18 a 37 años (M= 20.63; DE= 2.41); el 94.9% tienen una escolaridad de nivel superior y el
4.7% de nivel medio superior; el 97.4% son relaciones de noviazgo, y el 2.6% se encuentran
casados; el 94% son exclusivamente estudiantes, el 1.6% son laboralmente activos, y el 2%
realiza ambas actividades; finalmente, en cuanto al tiempo que llevan en la relación, el rango
va de 0 (3 semanas) a los 168 meses (M= 26.12; DE= 24.38).
367
Instrumento.
La técnica utilizada para la elaboración de reactivos fue una versión modificada de redes
semánticas naturales, propuesta por Reyes Lagunes (1993). Para este estudio se optó por
tomar un abordaje mixto de dichas redes semánticas, agrupando las palabras definidoras
resultantes (las comprendidas dentro del núcleo de la red) en factores que abarcaran dominios
más generales, y que estuvieran acordes con la teoría revisada.
Se elaboraron 60 reactivos, con 5 opciones de respuesta en escala tipo Likert, las opciones
van de “totalmente de acuerdo” a “totalmente en desacuerdo”. Estos estuvieron basados en las
4 subescalas teóricas mencionadas anteriormente (autoexpansión, contracción, limpieza y
corrupción).
Procedimiento.
Para la fase de piloteo, se aplicó la prueba a 10 personas, universitarios, con una relación
de pareja actual, con edades entre los 18 y 27 años (M=21.2; DE= 3.5). Se hicieron
modificaciones en 5 reactivos, según observaciones hechas por la muestra piloto, en cuanto a la
manera en cómo estaban redactados para que éstos resultaran más comprensibles.
Con la versión modificada del instrumento se procedió a la aplicación en la muestra
objetivo. Se explicó a grandes rasgos el propósito de la aplicación y se indicó que la
información proporcionada era confidencial y anónima, agradeciendo al final su participación.
Los datos recabados fueron capturados y analizados con el programa Statistical Package for
the Social Sciences (IBM SPSS Statistics 21®). Los procedimientos de validación psicométrica
retomados fueron los propuestos por Reyes-Lagunes & García y Barragán (2008).
Resultados
Tabla 1.
Resultados del análisis factorial.
Corrupción/ Autoexpansión Autoexpansión Limpieza Desarrollo
Contracción Social positivo
en pareja
49 Pienso que ha traído cosas 0.855
negativas a mi vida.
24 Mis sentimientos hacia otras 0.741
personas ahora son negativos.
57 Experimento más emociones y 0.741
sentimientos negativos.
26 Dejé de pensar cosas positivas. 0.737
37 Experimento menos emociones y 0.725
sentimientos positivos.
20 Él/ella me lleva a pensar en lo 0.683
negativo de mi vida.
59 Tengo una opinión negativa 0.605
acerca de los demás.
25 Hago menos actividades que me 0.595
gustan.
48 Dejé de hacer cosas que me 0.580
gustaban.
10 Él/ella influye en que 0.485
desaparezcan mis emociones y
sentimientos positivos.
45 He aprendido a hacer cosas 0.695
nuevas.
2 Descubrí que soy capaz de 0.639
aprender a hacer actividades
nuevas
16 Experimento más emociones y 0.637
sentimientos positivos.
43 Pienso que él/ella ha traído 0.622
cosas positivas a mi vida.
54 Juntos aprendemos a hacer cosas 0.525
nuevas.
21 Mis cualidades positivas han 0.513
aumentado.
5 Lo que opino acerca de mi 0.643
familia es positivo.
29 Hago más actividades que me 0.637
gustan.
35 He aprendido buenos hábitos. 0.592
39 Tengo una opinión positiva 0.590
acerca de los demás.
27 Él/ella me motiva a pensar en lo 0.452
positivo de mi vida.
369
Tabla 1.
Resultados del análisis factorial.
Corrupción/ Autoexpansión Autoexpansión Limpieza Desarrollo
Contracción Social positivo
en pareja
14 Pienso que mis problemas han 0.710
disminuido.
13 He dejado mis malos hábitos. 0.661
17 Dejé mis sentimientos negativos 0.600
hacia otras personas.
12 Dejé de pensar cosas negativas. 0.450
6 Él/ella influye en que mi estado 0.754
de ánimo mejore.
55 Él/ella me motiva a dejar de 0.625
hacer cosas que me desagradan.
47 Él/ella influye en que 0.598
desaparezcan mis emociones y
sentimientos negativos.
Confiabilidad total α = 0.70 α = 0.86 α = 0.74 α = 0.70 α = 0.63 α = 0.57
Discusión
Referencias
Aron, A., McLaughlin, T., Mashek, D., Lewandowski, G., Wright, S. C. & Aron E. N. (2004). Including
others in self. European Review of Social Psychology, 15, 101-132. DOI:
10.1080/10463280440000008
Aron, A., Steele, J. L., Kashdan, T. B. & Perez, M. (2006). When similar do not attract: Tests of a
prediction from the self-expansion model. Personal Relationships, 13, 387-396. Recuperado de
http: //mason.gmu.edu/~tkashdan/publications/simattract_perrel.pdf
Castrillón, M. E. (2008). Terapia de pareja: una mirada a sus procesos. Revista colombiana de
psiquiatría, 37(1), 187-197. Recuperado de http:
//www.redalyc.org/pdf/806/80615420015.pdf
Conde, L. G., (2015). Claridad del autoconcepto, inclusión del otro en el self y ajuste diádico en adultos de
Lima Metropolitana. (Tesis de Licenciatura, Universidad Católica del Perú). Recuperada de http:
//tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/123456789/6100
García Méndez, M., Rivera, S., Díaz Loving, R. & Reyes Lagunes, I. (2010). Vicisitudes en la
conformación e integración de la pareja: aciertos y desaciertos. En R. Díaz Loving y S. Rivera
(Eds.), Antología psicosocial de la pareja. Clásicos y contemporáneos (pp. 270- 303). México:
Miguel Ángel Porrúa.
Mattingly, B., Lewandowski, G. & Mcintyre, K. (2014). “You make me a better/worse person”: A two-
dimensional model of relationship self-change. Personal Relationships, 21, 176-190. DOI:
10.1111/pere.12025
McIntyre, K. P., Mattingly, B. A. & Lewandowski, G. W. (2014). When “we” changes “me”: The two-
dimensional model of relational self-change and relationship outcomes. Journal of Social and
Personal Relationships, 1-22. DOI: 10.1177/0265407514553334
Padilla-Bautista, J. A. & Díaz-Loving, R. (2015). ¿Mi pareja me hace mejor o peor persona? Validación de
una escala de autoexpansión. Manuscrito inédito, Unidad de Investigaciones Psicosociales. UNAM.
México.
371
Penagos, A., Rodríguez, M., Carrillo, S. & Castro, J. (2006). Apego, relaciones románticas y
autoconcepto en adolescentes bogotanos. Univ. Psychol. Bogotá, 5(1), 21-36. Recuperado de:
www.redalyc.org/pdf/647/64750103.pdf
Reyes-Lagunes, I. (1993). Las redes semánticas naturales, su conceptualización y su utilización en la
construcción de instrumentos. Revista de Psicología Social y Personalidad, IX, 1, 81-97.
Reyes-Lagunes, I. & García y Barragán, L. F. (2008). Procedimiento de validación psicométrica
culturalmente relevante: Un ejemplo. La Psicología Social en México, XII, 625-636.
Riedl, J., O’Reilly, C., Kima, M., Mammadova, S. & Cross, T. L. (2015). Social coping and self-concept
among young gifted students in Ireland and the United States: a cross-cultural study. High Ability
Studies, 26(1), 39-61. DOI: 10.1080/13598139.2015.1031881
372
Validación de la Escala de Tenacidad en Estudiantes
Oaxaqueños: Un Estudio Exploratorio
David Israel Becerra Martín*, José Ignacio Cuitún Coronado**
y Yanko Norberto Mézquita Hoyos*
Método
Participantes.
La escala fue aplicada a estudiantes de 2do., y 3er., año del sistema de telesecundaria del
Estado de Oaxaca, en 14 comunidades de las regiones Mixteca, Zapoteca y Chatina. Una vez
delimitada la población, se realizó un muestreo por conveniencia, siendo conformada por 250
alumnos, de los cuales 139 son hombres (55.6%) y 111 mujeres (44.4%), con edades entre los
12 y 18 años, con una media de 14.74 años y una desviación estándar de 0.991.
Instrumento.
Se utilizó la escala de Tenacidad de Duckworth y Quinn (2009), de tipo Likert que está
conformada por 22 afirmaciones con cinco opciones de respuesta compuesta y cuyas
respuestas van de “Nada parecido a mí” a “Muy parecido a mí”, la cual mide la tenacidad
con base en la consistencia de intereses y la perseverancia de esfuerzo. Para la aplicación de
esta escala se capacitó a los docentes de cada comunidad, para que realizaran la aplicación
con sus propios alumnos, y posteriormente se recolectaron los resultados para su análisis e
interpretación.
Procedimiento.
Para el análisis de los datos, se llevó a cabo el análisis factorial a través del método de
Factores Principales (ejes principales) con rotación varimax. Se extrajeron los factores que
tuvieran valores propios mayores a 1, así como también se suprimieron los valores absolutos
menores a .5.Una vez obtenidos los factores, se tomaron los valores rotados, siendo que sólo se
consideraron aquellos factores conformados por 3 o más reactivos. Y en el caso de aquellos
factores que tuvieran reactivos en común, se decidió mantener el reactivo en el factor donde
tuvieran congruencia con los demás reactivos. Una vez identificados los factores y sus
respectivas afirmaciones, se realizó una prueba t de student para muestras independientes y
de esta manera conocer las diferencias que existen para hombres y mujeres.
374
Resultados
Al realizar el análisis factorial por medio del método de factores principales con rotación
varimax, se obtuvieron 6 factores los cuales explican el 52.833% de la varianza (Tabla 1).
Tabla 1.
Varianza de los factores.
Factor Porcentaje de Varianza Porcentaje Acumulado
1 19.597 19.597
2 10.427 30.024
3 6.973 36.997
4 5.964 42.961
5 5.254 48.215
6 4.618 52.833
Una vez obtenidos los factores, se realizó un análisis de los reactivos que los conformaron,
revisando que tuvieran un sentido lógico. Después de realizar dicho análisis, de los factores
iniciales, sólo 3 resultaron útiles debido a que los reactivos que los conformaron mostraron
relación teórica; y, por último, éstos 3 factores fueron renombrados (Tabla 2).
Tabla 2.
Estructura Factorial obtenida para la Escala de Tenacidad.
Factor 1. Consecución de Metas
Soy eficiente. 0.642
Soy muy trabajador/a. 0.636
Mi objetivo es ser el mejor del mundo en lo que hago. 0.612
Acabo siempre lo que empiezo. 0.582
Los fracasos incrementan mi motivación a triunfar. 0.579
Estoy decidido a triunfar. 0.578
Factor 2. Indecisión
Creo que la búsqueda del logro está sobrevalorada. 0.677
He superado contratiempos para poder conquistar un reto importante. 0.628
La meta más alta en mi vida es lograr algo importante que dure para siempre. 0.625
Mis intereses van cambiando de año en año. 0.555
Factor 3. Inconsistencia de Intereses
He estado obsesionado/a durante bastante tiempo con un proyecto concreto por el que 0.674
después perdí interés.
Me es difícil mantener la atención en proyectos que necesitan más de unos cuantos meses 0.652
para acabarlos.
Las ideas y proyectos nuevos a veces me distraen de los anteriores. 0.620
No siempre acabo lo que empiezo. 0.616
Por último, se realizó una prueba t de student, para saber si existen diferencias entre
hombres y mujeres, con respecto a cada uno de los factores obtenidos, siendo que dicho
análisis reveló que no existen diferencias entre ambos (Tabla 3).
375
Tabla 3.
Análisis de diferencias de los factores de tenacidad entre hombres y mujeres.
Factor Mujeres Hombres t de student gl Sig.
Consecución de metas 3.29 3.07 -2.34 248 0.20
Indecisión 3.33 3.14 -1.78 248 0.76
Inconsistencia de Intereses 2.30 2.42 1.23 248 0.21
Discusión
Referencias
Becerra, M. D. I., Espíndola, M. J. C. & Mézquita, Y. (2012). Correlación entre resiliencia y tenacidad.
Memorias del XX Congreso Mexicano de Psicología. Campeche, San Francisco de Campeche,
México.
Cuitún, C. J. I. & Mézquita, Y. (2012). Validación de la escala de tenacidad y su relación con el
rendimiento académico. Memorias del 1er. Congreso Nacional de Investigación y Desarrollo en
Educación. Mérida, Yucatán, México.
Duckworth, A.L. & Quinn, P. (2009).Development and Validation of the short Grit Scale (Grit-S). Journal
of Personality Assessment, 91(2), p. 166-174.
Duckworth, A. L., Peterson, C., Matthews, M. D., & Kelly, D. R. (2007). Grit: Perseverance and passion
for long-term goals. Journal of Personality and Social Psychology, 92, p. 1087-1101.
Doskoch, P & Flora, C. (2005). The Winning Edge. Psychology Today, 38, p. 42-52.
Schutz, P. A. (1994). Goals and the transactive point between motivation and cognition. En P. Pintrich, D.
R. Brown & C. E. Weinstein (Eds.), Student motivation, cognition and learning. Essays in honor of
Wilbert J. McKeachie (p. 135-156). Hillsdale, NJ: Erlbaum.
377
Entre el Estigma y la Inclusión: La Cognición Social del
Autismo desde la Perspectiva de los Estudiantes de
Psicología de la Universidad de Sonora
María del Rosario López Villegas
Universidad de Sonora
Autismo
El termino autismo aparece por primera vez en la monografía Demerita Praecox oder
Grupe de Schizophrenien, redactada por Eugen Bleuler, que era descrito para el tratado de
psiquiatría, y publicado en Viena en 1911. (Garrabe, 2012).
Blueler (1919), en cambio muestra una explicación acerca del autismo, que se basaba
prácticamente en poder describir ese alejamiento del mundo exterior que observaba en
personas que presentaba esquizofrenia de pacientes adultos que atendía. El termino autismo
que definía Blueler, tiene una etimología griega “autos” que significa “si mismo” opuesto a
“otro”. El autismo no es un fenómeno moderno; la historia de la psiquiatría infantil registra
desde 1799 a niños que juegan en soledad y no logran establecer ningún lazo social. Desde
mediados del siglo pasado, su historia puede ser leída a partir de un rasgo persistente: el
esfuerzo por encontrar su causa. La causa de la profunda soledad en la que parecen
sumergirse los pequeños cuando se aíslan a través de diferentes formas, sea rechazado o
ignorado el contacto de las personas que se les acercan; tapándose los oídos cuando se les
habla; quedándose inmóviles con la mirada en un punto. (Kaufmann, 2010).
Después de 70 años de conceptualizar el concepto de autismo, se ha ido modificando, en la
literatura lo podemos encontrar como síndrome del autismo, trastorno del espectro autista, o
bien como un trastorno del desarrollo infantil que ha afectado al desarrollo social,
comunicativo. El autismo actualmente se considera un espectro a manera de un continuo que
abarca casos de diferentes grados, de grave a leve, siendo asociados a factores genéticos y
del ambiente, que afectan el desarrollo neurológico y cuya manifestación es muy variable en
los niños, generalmente se identifica en sus primeras manifestaciones desde los 18 meses.
(Marcín, 2013).
El autismo es un trastorno del desarrollo que cuenta con una prevalencia de alrededor
45/10.000, no obstante a partir de los nuevos criterios diagnosticados las cifras antes
señaladas se han reproducido de manera exorbitante. Las estadísticas indican que existe
mayor prevalencia en los varones ya que son afectados tres veces más que las niñas.
El término Autismo se le acuñe a Kanner (1943), como el primer descriptor del trastorno, la
obra que presenta Kanner sobre este problema, tuvo mayor trascendencia. Inicialmente llamo
la atención del autor la precocidad de la aparición de los síntomas, por lo cual esbozo la
posibilidad de existencia de factores constitucionales como causa del cuadro, idea que
abandono frente a la observación de ciertos rasgos de caracteres en los padres, que vinculo
como contribuyentes al desencadenamiento del trastorno, y que hoy se piensa que indicarían
cierta carga genética familiar, o una reacción secundaria a la dificulta de comunicación del
niño. (Tallis, 2007).
Son numerosas las afecciones genéticas en las cuales se han encontrado trastornos autísticos.
Podemos mencionar algunas, como fenilecetonuria, hipermelanosis de Ito, enfermedad de Soto,
Síndrome de Beckwits-Wiedman, etc. El autismo parece tener relación con dos enfermedades,
ya que la presencia de este es alta, y no meramente casos esporádicos sin mayor significación
asociativa: la esclerosis tuberosa (enfermedad de Bournville) y el síndrome de Williams. (Tallis,
2007).
Paluszny (2013), sugiere que a pesar de los resultados negativos de las hipótesis que
exploran la posibilidad de las bases psicogénicas del autismo, han existido varias indicaciones
de un posible origen biogenético. Señalando que el hecho de que el autismo es presentado en
la etapa temprana del desarrollo de la vida sugiere una relación con un problema de origen
biológico. El autismo puede ser vinculado con retardo mental y epilepsia debido a que estos
pueden llegar a presentar en algunos casos alguna tipología que se le relacione con
deficiencia en el área del sistema nervioso central.
Tallis (2007) refiere que el retardo mental en un niño con autismo se presenta alrededor
del 70%, de grado variable. La presencia de retardo mental puede ser interpretada como
una extensión del proceso mórbido a áreas implicadas en el funcionamiento intelectual, a más
de las responsables de la sintomatología autista. Mientras que los cuadros de epilepsia se
pueden dar entre un 25% a 30% de los niños autistas. A partir de realizar esta asociación
sobre autismo, con epilepsia y retardo mental, nos permite pensar en una articulación en la
cual la epilepsia condiciona el retardo, y el autismo se sobrecargue por un mecanismo
psicodinámico.
379
Cognición Social
Estigma
Erving Goffman (1998), menciona el término “Estigma” para señalar a aquellas personas
que resultan ser estigmatizadas dada la situación en la que se encuentran. En este estudio se
retoma como base la teoría del autor para explicar y describir cómo surge la representación
estigmatizada del autismo que se crea en la sociedad a partir de la cognición social del sujeto.
Inclusión
Ainscow (2003), define la inclusión como un proceso, que debe ser considerada como
búsqueda de formas para responderá ante la diversidad, se centra en identificar y eliminar
las barreras que se presenten en este proceso. La UNESCO (2009), señala a la educación
inclusiva como un proceso que debe ser orientado en responder a la diversidad de las
necesidades de los alumnos para incrementar su participación en el aprendizaje, como en las
diferentes culturas y comunidades, reduciendo de esta manera la exclusión desde la educación.
Esto conlleva a que haya cambios y modificaciones en el contenido, programas, estrategias y
estructuras, para regular y educar a todos los niños por igual.
Método
Participantes.
La muestra está constituida por 50 estudiantes de Lic. En Psicología de la Universidad de
Sonora, de 6to y 8vo semestre, de sexo masculino y femenino.
Instrumentos.
Se aplicó la técnica de redes semánticas naturales de Valdez Medina (1998).
380
Procedimiento.
Se entregó auna hoja impresa con las diferentes palabras estimulo que se vayan a aplicar.
Cada uno de los estímulos que se vayan a definir, deberá ir acompañado de dos columnas con
líneas, donde se anote las palabras definitorias y las jerarquías atribuidas a las mismas, tal y
como se puede observar en el ejemplo ilustrativo para el caso del presente estudio.
Resultados
En cuanto a la cognición social que tienen los estudiantes de psicología sobre el autismo, se
pudo observar en análisis de los datos, según el valor del conjunto SAM de la palabra autismo
los estudiantes de sexo femenino, que se concibe como un trastorno especial que necesita de
ayuda, apoyo, atención y aprendizaje, que se presenta en niños con características aisladas
que muestran inteligencia y problemas (Véase Figura 1). En cuanto a los estudiantes de sexo
masculino se observa una diferencia en palabras definidoras, en este caso no es visto como un
trastorno, si no como una discapacidad que requiere de atención y ayuda porque es una
enfermedad que se presenta en niños con problemas neuronales que afecta su aprendizaje y
son desadaptados pero con capacidades (Véase Figura 2).
Los resultados analizados en las redes semánticas nos indican que la cognición social que
tiene el estudiante de psicología acerca de la inclusión está, relacionada con grupo, inclusión,
escuela, apoyo, sociedad igualdad, lo que indica que el estudiante tiene la concepción del
significado de inclusión hacia el apoyo a las personas y como la sociedad es la que se
encarga de incluir y generar un sentido de ayuda e igualdad. Las 3 palabras con peso
semántico más alto fueron, incluir, grupo y escuela en el caso de las mujeres (Véase Figura 3)
para el caso de los hombres las palabras con mayor peso semántico fueron, incluir, integración
y adaptación, a diferencia de las mujeres los hombres integran en la palabra inclusión a la
familia como apoyo y aceptación (Véase Figura 4).
Figura 1. Figura 2.
Red Semántica Mujeres “Autismo” Red Semántica Hombres “Autismo”.
TRASTORNO ATENCIÓN
100 50
PROBLEMA 80 ESPECIAL DESADAPTADO 40 PROBLEMA
60 30
40 AYUDA 20 DISCAPACIDAD
INTELIGENCIA AYUDA
20 10
0 0
AISLADO APOYO CAPACIDAD ENFERMEDAD
381
Figura 3. Figura 4.
Red Semántica Mujeres “Inclusión” Red Semántica Hombres “Inclusión”
JUNTAR ACEPTACIÓN
PERSONA IGUALDAD
FAMILIA
SOCIEDAD
Figura 5
Cadena de Asociación Semántica Inclusión
382
Figura 6.
Cadena de Asociación Semántica Autismo
Discusión
Estos significados semánticos permiten conocer las cognición social que tiene el estudiante en
formación educativa y psicológica, el conocimiento que se tiene sobre los problemas actuales
que pueden presentarse en su campo profesional en un futuro. Explorar si conocen sobre la
inclusión de personas con algún tipo de problemas, una enfermedad, un trastorno, un problema
conductual y cuál sería la práctica o que harían si se encuentran frente a una persona que
presente un tipo de discapacidad o un tipo de trastorno en el desarrollo. Esto nos ayuda a
conocer si el estudiante está enterado y concibe el autismo como un término que ha ido
estigmatizando, por la construcción de sus propias realidades en contextos sociales y
educativos, en los resultados se pudo observar que si existe el significado de discriminación y
que merecen ser vistos con igualdad.
383
Referencias
Ainscow, M. y Miles, S. (2008). Por una educación para todos que sea inclusiva: ¿hacia dónde vamos
ahora?. Perspectivas, Vol. XXXVIII, nº 1 (pp 17-44). Madrid.
Dokic, J., (2006). Representaciones situadas en el objeto y el espacio. En Gonzales, J. (Ed). Perspectivas
contemporáneas sobre la cognición, percepción, categorización, conceptualización. (pp. 110-
126). México: Siglo XXXI: Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Goffman, E. (1998). Estigma: Identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Kaufmann, L, (2010). Soledades: las raíces intersubjetivas del autismo. Buenos Aires: Paidós.
Paluszny, M. (2003). Autismo: Guía práctica para padres y profesionales. México: Trillas, 1987.
Tallis, J. (Ed). (2007). Autismo Infantil: lejos de los dogmas. Buenos Aires: Mino y Dávila.
UNESCO (2009): Directrices sobre políticas de inclusión en la educación.
Valdez, M., (2000). Las redes semánticas naturales, usos y aplicaciones en psicología social. México:
Universidad Autónoma del Estado de México. UAEMEX.
384
Manejo de Impresión en Personas con Discapacidad Visual
y Normovisuales
Adriana Sánchez Mendoza, Carlos Emmanuel Martínez Butanda,
Jimena Díaz Lozano, Marco Antonio Bautista Santiago, Alejandra
del Carmen Domínguez Espinosa y Pedro Wolfgang Velasco Matus
Universidad Iberoamericana
El ser humano al ser un ser social, siempre estará al pendiente de cómo es percibido y cómo
percibe a los demás (Schrey, García, Maurer & Domínguez Espinosa, 2014). El ser humano se
adapta a las situaciones sociales a través de diversas habilidades y rasgos, buscando como fin
la aprobación o admiración social (Domínguez Espinosa & Van de Vijver, 2014); parte de las
habilidades sociales para la adaptación incluye el controlar lo que otras personas piensan de
uno mismo (Bolino & Turnley, 2003) ya que el trato que recibimos de los demás depende de la
impresión que tienen de nosotros, del rol que perciben que desempeñamos y de la manera en
cómo definen la situación social en la que estamos interactuando, permitiendo la adaptación al
ambiente social (Goffman, 1959). Esta habilidad es conocida como Manejo de la Impresión
(MI).
Cabe recalcar que la habilidad del MI es más acentuada en algunas personas o se puede
manifestar de diferentes maneras haciendo un uso diferenciado de las estrategias antes
mencionadas dependiendo de las cualidades y características propias, pero no hay duda que
es una cuestión que afecta a todos los seres humanos. El MI tiene como antecedente la parte
motivacional de la Necesidad de Aprobación Social (NAS) ligado al término de Deseabilidad
Social, que se refiere a la tendencia psicológica de las personas a presentarse ante los demás
de una manera que sea más valorada socialmente, existiendo una necesidad genuina de
aprobación social de agradar (Domínguez, Aguilera, Acosta, Navarro & Ruiz, 2012), lo que
implica auto-atribuirse cualidades deseables y rechazar aquellas indeseables por el contexto
(Pérez, Labiano & Brusasca, 2010).
Por otro lado, aunque se reconoce que las personas están motivadas a mantener
determinadas creencias acerca de sí mismas (Greenwald & Breckler, 1985), generalmente
positivas, se ha estudiado al MI como una parte de las relaciones interpersonales en donde
entran en juego fenómenos como la agresión (Tedeschi, Smith & Brown, 1974; Felson, 1978), el
egoísmo (Weary & Arkin, 1981; Leary & Kowalski, 1990) y síntomas psicóticos (Braginsky,
Braginsky, & Ring, 1969; Leary & Kowalski, 1990), entre otros. Es así que, Leary y Kowalski
(1990), describen 3 características de la personalidad relacionadas con rasgos aversivos y de
manipulación social, que son: 1) Maquiavelismo, haciendo referencia a la personalidad
manipulativa como la clave del éxito con altos grados de cinismo, bajos principios morales y la
tendencia a comportarse de acuerdo a la ocasión plagiando ideas de terceros y evitando
riesgos (Fumham, Richards & Paulhus, 2013); 2) Narcisismo, que incluye sentimientos de
grandiosidad, tendencias a exagerar los propios logros, talentos y una necesidad de ser
notados como “especiales” aún sin haber hecho algo fuera de lo común, sobresaltando rasgos
de extroversión; y 3) Psicopatía, que engloba elementos de impulsividad, baja empatía,
búsqueda de emociones fuertes, ansiedad y tendencia a la agresividad. Estos rasgos se
manifiestan en situaciones concretas con el objetivo de obtener algo, y son frecuentemente
utilizados ya que forman parte de relacionarse con los demás y por ende de la adaptación al
contexto; sin embargo tienen altos costos negativos en las relaciones interpersonales por su
poca aceptación social (Jonason, Li & Czarna, 2013).
Parte importante del MI y sus estrategias se basa en la conducta no verbal. Andrade
(2003) especifica algunos elementos que entran en el MI siendo las características conductuales
específicas (puntualidad o uso de tiempo libre) y no verbales (apariencia física, arreglo
personal, manejo del espacio, movimientos corporales y posturas, expresiones faciales, mirada,
modulación de la voz y volumen) las principales para mantener la imagen deseada. Algunos
autores como Tedeschi y Melburg (1984) distinguen estrategias verbales y no verbales dentro
del MI especificando que aquellas técnicas defensivas verbales sirven como excusas o
justificaciones y las técnicas defensivas no verbales como sonreírle a la otra persona, mantener
contacto visual y afirmar con la cabeza orientan a construir activamente una imagen favorable
(Peeters & Lievens 2006).
Dado que el acceso de las personas con discapacidad visual al contexto de la comunicación
no verbal se limita a lo que puede ser percibido a través de otros sentidos distintos a la visión,
su comprensión de mensajes orales pueden diferir considerablemente de lo que los hablantes
en realidad intentan comunicar (Wernicka, 2014), repercutiendo en la calidad de sus
interacciones sociales (Bishop, 1996) debido a la dificultad de interpretar el contenido
emocional de los enunciados, la reacción de los integrantes o el turno dentro de la
conversación (McDaniel et al., 2008). A la fecha, no hay evidencias empíricas que indaguen
acerca de las repercusiones de la discapacidad visual en las interacciones interpersonales,
particularmente en las estrategias del MI. Esto resulta particularmente relevante ya que el MI
es utilizado generalmente para causar una impresión favorable en los demás, como vehículo
para alcanzar metas, y sobretodo, se basa en gran medida de información visual. Así, el
presente estudio tuvo el objetivo de evaluar los efectos de la discapacidad visual sobre el uso
de las estrategias de MI, considerando aspectos motivacionales y de personalidad, a partir de
su comparación con personas normovisuales (individuos sin discapacidad visual).
Método
Participantes.
Por medio de un muestreo no probabilístico se seleccionó una muestra de 353 participantes,
todos mexicanos. 263 personas normovisuales (sin discapacidad visual), 63% mujeres, tenían un
rango de edad entre 18 y 83 (M= 35, DE= 13.49), y tenían estudios de posgrado (17%), o
estudios universitarios (44%), principalmente. 90 personas (39% son mujeres, 61% hombres)
386
conformaron la muestra con discapacidad visual, 30% con ceguera congénita, 41% con
ceguera total, 34% percibe luz o sombra y 24% percibe colores, luz, imágenes y letras en alto
grado de tamaño. El rango de edad de estas 90 personas osciló entre 18 y 81 años (M=37,
DE= 12.81), con nivel educativo de estudios universitarios (13%), seguido de estudios de
carrera técnica (63%).
Instrumentos.
Para llevar a cabo el estudio, se utilizó una batería de pruebas psicológica en dos formatos
de aplicación para cada muestra. Para el grupo de participantes con discapacidad visual, se
elaboró una versión de aplicación mixta, que consistía en la lectura de los reactivos de manera
verbal y un formato de respuestas con una hoja braille y guías táctiles de orientación para
poder ser respondida de manera individual por los participantes. El formato para los
participantes normovisuales, consistió en una batería de autoaplicación en formato de lápiz y
papel. En ambas baterías, el formato de respuestas fue dicotómico (Sí, No). Las escalas
utilizadas fueron las siguientes:
Escala de Necesidad de Aprobación Social (Domínguez Espinosa & Van de Vijer, 2014).
Conformada por 14 reactivos, mide dos dimensiones: una positiva con seis reactivos (p. ej. Soy
amable con todas las personas, sin importar su forma de ser) y otra negativa con ocho
reactivos (p. ej. He evitado devolver algo que no me pertenece fingiendo olvido).
Escala de Manejo de Impresión (Bolino & Turnley, 2003). Conformada por 28 reactivos los
cuales miden cinco dimensiones: autopromoción, ejemplificación, intimidación, súplica y
congraciamiento.
Triada Oscura de la Personalidad (Furnham et al., 2013). Conformada por 30 reactivos los
cuales miden tres dimensiones: maquiavelsimo (p, ej. Estoy dispuesto a decir lo que sea
necesario para obtener lo que quiero), psicopatía subclínica (p. ej. La venganza tiene que ser
rápida y fea) y narcicismo (p. ej. Me gusta conocer personas importantes).
Asimismo, se realizó una escala exprofeso para identificar el manejo de impresión positiva
en población con discapacidad viual, desarrollada a partir de una exploración cualitativa de
dichas estrategias en la población de interés. Finalmente la escala se constituyó con 21
reactivos (p. ej. Soy cuidadoso que mi tono de voz corresponda con lo que digo).
Procedimiento.
El estudio se llevó a cabo a partir de la aplicación de la batería de escalas en distintos
escenarios (p. ej. escuelas, trabajos, congresos, etc.) para ambas muestras. Las instrucciones
utilizadas fueron las mismas en los diferentes escenarios, con la particularidad de que para la
muestra con discapacidad visual, como ya se indicó previamente, los investigadores leyeron en
voz alta las preguntas y de manera individual. En ambas muestras cada participante
contestaba de manera confidencial, anónima y voluntaria a las preguntas. El tiempo de
aplicación para la muestra con discapacidad visual fue de una hora y para la muestra
normovisual de 40 minutos aproximadamente.
387
Resultados
Para cumplir con el objetivo de la investigación, se decidió llevar a cabo dos análisis: una
prueba t de Student entre normovisuales y personas con discapacidad visual para comparar
las variables en ambas muestras, y una correlación de Pearson entre las variables en ambas
muestras. En la Tabla 1 se observan diferencias estadísticamente significativas entre ambas
muestras en cinco de los factores: Maquiavelismo, Psicopatía, NAS negativa, Intimidación y
Súplica, en donde los participantes con discapacidad visual obtienen puntajes más altos que
aquellos que no la tienen, excepto en el factor de NAS negativa donde la muestra normovisual
alcanza un puntaje mayor.
Tabla 1
Prueba t de Student para los factores de personalidad, aprobación social y manejo de impresión
entre personas con discapacidad visual y normovisuales
Discapacidad Visual (n=90) Normovisuales (n=263)
Escalas/factores M DE M DE t p d de Cohen
1. Maquiavelismo .43 .32 .30 .27 3.80 .001* 0.44
2. Narcisismo .32 .29 .35 .25 -.74 .462 -0.11
3. Psicopatía .36 .26 .22 .20 4.67 .001* 0.60
4. NAS Positiva .61 .31 .61 .28 .11 .911 0.00
5. NAS Negativa .74 .22 .81 .20 -2.70 .007* -0.33
6. Impresión Positiva .65 .28 .70 .21 -1.73 .086 -0.20
7. Autopromoción .51 .33 .54 .35 -.65 .519 -0.09
8. Congraciamiento .30 .32 .27 .30 .87 .382 0.10
9. Ejemplificación .23 .25 .21 .27 .64 .526 0.08
10. Intimidación .32 .31 .19 .24 3.73 .000* 0.47
11. Súplica .19 .26 .11 .22 2.92 .004* 0.33
Nota: Los factores 1, 2 y 3 pertenecen a la Triada Oscura de la Personalidad; los factores 4 y 5 pertenecen a la
Necesidad de Aprobación Social; el factor 6 constituyó la medida creada exprofeso de Manejo de Impresión
Positiva; finalmente, los factores 7 al 11 pertenecen al Manejo de Impresión.
Discusión
Referencias
390
Domínguez E., A. C., Aguilera M., S., Acosta C., T.T., Navarro C., G. & Ruiz P., Z. (2012). La
deseabilidad social revalorada: más que una distorsión, una necesidad de aprobación
social. Acta de Investigación Psicológica, 2, 3, 808-824. ISSN: 2007-4719
Domínguez E., A., & Van de Vijver, F. J. R. (2014). An Indigenous Social Desirability Scale. Measurement
and Evaluation in Counseling and Development, 47, 3, 199-214. DOI:
10.1177/0748175614522267
Felson, R. B. (1978). Aggression as impression management. Social Psychology Quarterly, 41, 205-213.
Fiesler, W., Lechner, L., & Bos, A. (2008). If you can’t see--see if I care... An experimental study on the
effects of seriousness, personal responsibility and openness on stigmatization of visually impaired
persons. [Als je niet kunt zien dan bekijk je het maar...Experimenteel onderzoek naarde effecten
van ernst, persoonlijke verantwoordelijkheid en openheid op stigmatise ring van mensen met een
visuele beperking]. Psychologie & Gezondheid, 36, 1, 23-31. DOI: 10.1007/BF03077463
Furnham, A., Richards, S. C., & Paulhus, D. L. (2013). The Dark Triad of Personality: A 10 Year Review.
Social and Personality Psychology Compass, 7, 3, 199-216. DOI: 10.1111spc3.12018.
Goffman, E. (1959). La presentación de la persona en la vita cotidiana. Buenos Aires, Argentina: Amorortu
Editores.
Greenwald, A. G., & Breckler, S. J. (1985). To whom is the self presented? In B. R. Schlenker (Ed.), The
self and social life (pp. 126-145). New York: McGraw-Hill.
Huurre, T., & Aro, H. (2000). The psychosocial wellbeing of Finnish adolescents with visual impairments
versus those with chronic conditions and those with no disabilities. Journal of Visual Impairment &
Blindness, 94, 625-637.
Jonason, P. K., Li, N. P., & Czarna, A. Z. (2013). Quick and Dirty: Some Psychosocial Costs Associated
With the Dark Triad in Three Countries. Evolutionary Psychology, 11, 1, 172-185.
Kekelis, L. S. y Andersen, E. S. (1984). Family communication styles and language development. Journal
of Visual lmpairment and Blindness, 78, 54-65.
Leary, M. R., & Kowalski, R. M. (1990). Impression Management: A Literature Review. Psychological
Bulletin. American Psychological Association, 107, 1, 34-47.
Lifshitz, H., Hen, I., & Weisse, I. (2007). Self-concept, Adjustment to Blindness, and Quality of Friendship
among Adolescents with Visual Impairments. Journal of Visual Impairment & Blindness, 101, 2, 96-
107.
McDaniel, T., Krishna, S., Balasubramanian, V., Combry, D., & Panchanathan, S. (2008). Using a haptic
belt to convey nonverbal communication cues during social interactions to individuals who are
blind. Proceedings of HAVE: 2008: IEEE International Workshop on Haptic Audio Visual
Environments and Games, Ottawa, Canada, 13–18. DOI: 10.1109/HAVE.2008.4685291
McNeill, D. (1992). Hand and mind: What gestures reveal about thought. Chicago: Chicago University
Press.
Peeters, H. & Lievens F. (2006). Verbal and Noverbal Impression Management Tactic in Behavior
Description and Situational Interviews. International Journal of Selection and Assessment, 14, 3,
206-222
Pérez, M., Labiano, M., & Brusasca, C. (2010). Escala de deseabilidad social: análisis psicométrico en
muestra argentina. Evaluar, 10, 53-67.
Pierce, B. (2010). More absurd research to bother the blind. Braille Monitor, 53, 7, 486-
Schrey, A. L. C, García, M. S., Maurer, M. A. P. & Domínguez, E. A. C. (2014). La influencia de la
inteligencia emocional y la personalidad en el manejo de impresión. México: Universidad
Iberoamericana.
Tedeschi, J., Smith, R., & Brown, R. (1974). A reinterpretation of research on aggression. Psychological
Bulletin, 81, 540–562
391
Tedeschi, J.T. & Melburg, V. (1984) Impression management and influence in the organization. In S.
Bacharach and E.J. Lawler (Eds), Research in the sociology of organizations, Vol. 3 (pp. 31–58).
Greenwich, CT: JAI Press.
Weary, G., & Arkin, R. M. (1981). Attributional self-presentation. In J. H. Harvey, W. J. Ickes, and R. F.
Kidd (Eds.), New directions in attribution research, Vol. 3 (pp. 225-246). Hillsdale, NJ: Lawrence
Erlbaum.
Wernicka, J. (2014). The Effect of Nonverbal Cues on the Interpretation of Utterances by People with
Visual Impairments. Journal of Visual Impairment & Blindness, 108, 2, 133-143.
Zebehazy, K. T., & Smith, T. J. (2011). An Examination of Characteristics Related to the Social Skills of
Youths with Visual Impairments. Journal of Visual Impairment & Blindness, 105, 2, 84-95.
392
Relación entre Estereotipos de Género y Homofobia en
Padres de Familia con Hijos Adolescentes
Daniela Alejandra Cerón AlvaradoBerenice Suárez López, Lucero
Torres Cervantes, Sebastián Maldonado Trueba, Fabiola Trejo Pérez
y Rolando Díaz Loving
Históricamente, la cultura ha definido las normas sociales que regulan las relaciones
románticas y de matrimonio (Pearl & Galupo, 2007). Dichas ideologías han sido fuertes
precursores que influyeron en la visión de la sociedad acerca de la homosexualidad, lo cual,
pronto dio paso a la homofobia (Weinberg, 1977). De acuerdo con los resultados de la
Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas del 2001, el 66% de los
mexicanos no vivirían en el mismo hogar con un homosexual y 71% de los jóvenes no
apoyarían los derechos de los homosexuales (Mercado, 2009).
En términos psicológicos, la homofobia hace referencia a la presencia de un estímulo
aversivo que produce un comportamiento de evitación, miedo y ansiedad. En este estado el
sujeto evita a toda costa la presencia del estímulo y el simple hecho de pensar en él, le puede
provocar angustia (Lozano, 2008). Según Weinberg, (1977) el temor a la homosexualidad es
inculcado desde los primeros años de vida. La sociedad ha establecido una distinción
considerando “normal” a una pareja entre hombre y mujer; mientras que “enfermo o anormal”
se le atribuye a una pareja entre personas del mismo sexo.
Dentro de los patrones que deben seguir tanto hombres como mujeres, vienen implícitos los
comportamientos sexuales adecuados para cada uno (Burin y Meler, 1998) por lo tanto,
cuando se salen de los patrones establecidos, estos pueden ser castigados y rechazados por la
sociedad (Ruano y Serra, 2001).
Desde el hogar es cuando se comienzan a delimitar las ideas, mitos, expectativas y reglas
que la cultura ha establecido acerca de las interacciones entre hombres y mujeres y los
comportamientos adecuados para cada uno (Rocha y Díaz-Loving, 2011). Así es como
comienza esta distinción entre los sexos y comienza a formarse los estereotipos de género,
definidos como ideas preconcebidas que se tienen en relación de los comportamientos y
características que debe tener un hombre o una mujer dependiendo de su sexo biológico. Estos
están ligados a la masculinidad y la feminidad, al menos en la cultura mexicana, la forma en
que debe ser un hombre, es referente al prototipo del rol instrumental, el cual, se caracteriza
por ser autónomo, fuerte, exitoso y proveedor, mientras que la visión de la mujer se vincula a
las actividades afectivas encaminadas al cuidado de los hijos, del hogar y de la pareja (Rocha
y Díaz-Loving, 2005).
Es así como desde el núcleo familiar se definen los roles, las actitudes, las creencias y los
rasgos de personalidad de los individuos (Rocha y Díaz-Loving, 2011). Por lo tanto, los padres
de familia juegan un papel sumamente importante en la forma de educar a sus hijos (López,
2006).
López (2006) menciona que es posible que los padres de familia acepten que la
homosexualidad es un hecho y se encuentra en el exterior, sin embargo, cuando se encuentra
que un miembro de la familia se percibe como homosexual es cuando surgen los conflictos y
dificultades dentro de ella.
En épocas anteriores, resultaba difícil para los padres ver que sus hijos se identificaran
como homosexuales, ya que creían que se debía a cuestiones genéticas, es decir, transmitidas
por herencia, por consiguiente, pensaban que sus hijos estarían perdidos y sin un futuro
prometedor (López, 2006). Lo anterior facilita conflictos familiares, la fractura del vínculo
entre padres e hijos y confusión por parte de los jóvenes al no saber si se debe dar más
importancia a sus deseos o a mantener el estatus quo de su familia. Debido a lo anterior el
presente estudio tiene el propósito de conocer si existe una relación entre los estereotipos de
género que tienen los padres y madres de adolescentes y la homofobia que podrían
manifestar.
Método
Participantes.
Se conformó una muestra no probabilística por cuotas donde participaron un total de 100
padres de familia, de los cuales, 49 eran hombres y 51 mujeres en un rango de 28 a 56 años
de edad ( =43; d.e.= 6.18). Se tomó como criterio de inclusión que los padres debían de
tener al menos un hijo que tuviera entre 13 y 17 años de edad.
El 44% reportó tener estudios de licenciatura y el 20 % sólo alcanzó el nivel de secundaria.
Un 61% de la muestra eran casados, 16% se encontraban en unión libre. El 85% de la
muestra reportaron ser católicos.
Instrumentos.
Estereotipos de Género (Rocha y Díaz-Loving, 2011) Cuenta con un total de 20 reactivos con
cinco opciones de respuesta en escala Linkert, que van desde 1 “totalmente en desacuerdo”
hasta 5 “totalmente de acuerdo”. Se realizó un análisis factorial exploratorio con rotación
varimax, el cual arrojó dos factores (estereotipos de hombres y estereotipos de mujeres) y un
indicador que mide específicamente la sensibilidad de las mujeres. El instrumento completo
presenta una alta confiabilidad interna por alpha de Cronbach de .939 y explica el 63.58%
de la varianza total.
Inventario de Homofobia (Lozano, 2008). Se compone de 27 items que se responden con
una escala tipo Likert con cinco opciones de respuesta que van de “totalmente de acuerdo” a
“totalmente en desacuerdo” y se divide en cuatro factores que miden discriminación a la
394
expresión emocional, rechazo familiar, rechazo social y rechazo personal. El instrumento
completo presenta una alta confiabilidad interna por alpha de Cronbach de .964 y explica el
60.62% de la varianza total.
Procedimiento.
Los instrumentos se aplicaron en lugares públicos de la Ciudad de México donde se
identificaron a personas que cumplieran con la característica de inclusión de tener por lo menos
un hijo o hija de entre 13 y 17 años de edad. Se aplicó una batería que incluía todos los
instrumentos y se les proporcionó 20 minutos para responderlos, haciendo énfasis en la
confidencialidad y anonimato de su información. Una vez recolectada la información, se
procedió a la captura de datos y análisis en el programa SPSS.
Resultados
Estadísticos descriptivos
Estadísticos descriptivos
35.00
30.00
25.00
20.00
15.00
10.00
5.00
0.00
Estereotipos Hombres Estereotipos Mujeres Discrim. Expresión Rech. Familiar Rech. Social. Rech. Personal
Homosex.
En las correlaciones para los hombres se observó que entre más apegados estén a los
estereotipos de cómo debe ser un hombre y una mujer tenderán más a discriminar a las
personas homosexuales (r= .672, p= < 0.01; r= .480, p= <0.01), y a considerar que la
homosexualidad es dañina para la sociedad (r= .426, p= <0.01; r=289, p= < 0.05) sin
embargo en casa no rechazarían a alguno de sus familiares por ser homosexual (r=-326,
p=.01; r= -318, p=01). [Tabla 2].
Tabla 2.
Correlación entre estereotipos de género y homofobia para hombres
Discriminación de la Rechazo familiar Rechazo social
expresión homosexual
Estereotipos de hombres .672** -.326* .426**
Estereotipos de mujeres .480** -.318* .289*
*p ≤ .05, **p ≤ .01
Diferencias en estereotipos
Se realizó una prueba t de Student para conocer si existen diferencias entre hombres y
mujeres en cuanto a los estereotipos de género y la homofobia, donde se observaron
diferencias significativas únicamente con el factor de estereotipos hacia los hombres, siendo
ellos quienes manifiestan más estereotipos (t (81.898=2.643, p=.010)). [Tabla 3].
Tabla 3.
Diferencias en estereotipos entre hombres y mujeres
Media
H M t gl p
Estereotipos hombres 23 19 2.643 81.898 .010
Discusión
Estudios previos sobre homofobia realizados con muestras diferentes arrojan resultados que
indican que existe alta aceptación y flexibilidad hacia la homosexualidad (Toro-Alfonso y
396
Varas-Díaz, 2004), sin embargo la presente investigación muestra que cuando los padres de
familia están arraigados a los estereotipos de género y a las conductas sexuales socialmente
aceptadas, tienden a expresar rechazo hacia las personas con una orientación sexual
diferente a la que indica la norma por lo tanto resulta relevante no estudiar la homofobia de
manera aislada sino considerar sus asociaciones, causas y efectos con otras variables.
Además, la cultura mexicana se caracteriza por ser colectivista, viéndose reflejado en la
importancia que se le atribuye a la familia. En este estudio, aunque se identifica que existe
rechazo hacia las personas homosexuales en general, los profundos sentimientos de lealtad,
reciprocidad y solidaridad entre los integrantes de la familia (Kimble, Hirt, Díaz-Loving, Hosch,
Lucker y Zárate, 2002) podrían estar relacionados con el hecho de que no se rechace a los
miembros del propio núcleo familiar que se identifiquen como homosexuales.
Así, es evidente que el rol de la familia resulta importante para el desarrollo o declive de
actitudes homofóbicas, por lo tanto, se debe considerar que los valores inculcados dentro de la
familia se enseñan de forma diferenciada en cuanto al género (Rocha y Díaz-Loving, 2011). En
el caso del presente estudio, se encuentra que los hombres están más arraigados a sus
estereotipos de género en comparación con las mujeres, quizá de manera que les permita
mantener el orden jerárquico establecido por la norma, ya que en la actualidad, las mujeres a
pesar de seguir realizando algunas actividades consideradas estereotípicamente propias de
su género (Rocha y Díaz-Loving, 2005), la flexibilización de las normas y las actitudes se ha
asociado con que ellas vayan apropiándose de espacios y actividades que en algún momento
fueron consideradas como exclusivas de los hombres, como el ser proveedoras (Fonseca y
Quintero, 2014).
Así el propósito del estudio adquiere aún más relevancia ¿por qué enfocarnos a los padres
de familia?, como se ha mencionado, la familia juega un papel fundamental, A pesar de que
los niveles de estereotipos obtenidos se encontraron arriba de la media teórica, en
comparación con estudios anteriores (López, 2006) sobre la aceptación de la homosexualidad
dentro de la familia, es posible comenzar a ver modificaciones sutiles en la forma en que las
familias se apegan a las normas tradicionales, pues de acuerdo a este estudio, hoy en día los
padres estarían abiertos a aceptar la expresión homosexual dentro de sus familias.
Dichos resultados se observan dentro del marco de una ciudad claramente urbana y
cosmopolita en comparación con áreas alejadas de la Ciudad de México que suelen ser
consideradas como unidades más tradicionales y conservadoras (Kimble, et.al. 2002). Además,
el 40% de los participantes reportaron un nivel de estudios de licenciatura, lo cual les permite
cuestionar las normas tradicionales y facilita la apertura y contacto con diferentes formas de
expresión, por lo tanto, se sugiere para futuras investigaciones contar con participantes
procedentes de ciudades diferentes al Distrito Federal o de variedad de niveles educativos
que permitan conocer de una forma más representativa las actitudes de los padres de familia
mexicanos así como familias de estructuras diversas o con integrantes de orientaciones sexuales
no normativas para permitir una polifonía de perspectivas sobre la homofobia y los
estereotipos de género.
397
Referencias
Burin, M & Meler, I (1998) Género y familia: poder, amor y sexualidad en la construcción de
subjetividad. México: Paidos
Fonseca, C y Quintero, M (2014) Género, familia y alternativas sociales. México: Plaza y Valdés
Gutiérrez S, C (2012) Guía para la Acción Pública contra la homofobia. México: CONAPRED
Kimble, C; Hirt, E; Díaz-Loving, R; Lucker, G & Zárate, M (2002) Psicología social de las Américas.
México: Pearson
López, F. (2006). Homosexualidad y Familia. Lo que los padres, madres, homosexuales y profesionistas
deben saber y hacer. España: GRAÓ.
Lozano, I (2008) El amor que no osa decir su nombre: un estudio exploratorio en el D.F. Tesis de
Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México
Mercado, J (2009). Intolerancia a la diversidad sexual y crímenes por homofobia. Un análisis
sociológico. Sociológica 24 (69)
Pearl, M & Galupo, M (2007) Development and validation of the attitudes toward same-sex marriage
scale. Journal of homosexuality 53, 3, 117-134
Rocha, T & Díaz-Loving, R (2005) Cultura de género: La brecha ideológica entre hombres y mujeres.
Anales de psicología, 21, 1 ,42-49
Rocha, T & Díaz-Loving, R (2011) Identidades de género: más allá de cuerpos y mitos. México: Trillas
Ruano, R & Serra, E (2001) La familia con hijos adolescentes. Barcelona: Octaedro
Toro-Alfonso, J & Varas-Díaz, N (2004). Los otros: prejuicio y distancia social hacia hombres gay y
lesbianas en una muestra de estudiantes de nivel universitario. International Journal of Clinical
and Health Psychology 4, 3, 537-551
Weinberg, G (1977) La homosexualidad sin prejuicios. Barcelona: Montaña
398
Conceptuacion de la Salud Mental Positiva en Personal
Hospitalario del Centro y Sur de México
Areli Reséndiz Rodríguez*, Elías Alfonso Góngora Coronado**,
Víctor Manuel Ramos Frausto*, José María De la Roca Chiapas* e
Isabel Reyes Lagunes***
*Universidad de Guanajuato,
**Universidad Autónoma de Yucatán,
***Universidad Nacional Autónoma de México
La Salud Mental ha sido considerada como un tema complejo, se ha dicho que conlleva
aspectos biológicos, químicos, psicológicos y sociales (SSA, 2001), entre otros. Su conceptuación
se ha dado en diversos campos, predominando la visión del modelo médico, por ser,
posiblemente, desde el cual se le dio atención por primera vez.
A mitad del siglo XX el desarrollo del término ha ido paralelo a la concepción integral del
ser humano desde una perspectiva bio-psico-social (Lluch, 1999), e incluso histórico-bio-psico-
socio-cultural del comportamiento (Díaz Guerrero, 1972). Con el paso del tiempo ha pasado
de ser definido en la mayoría de los campos académicos y multidisciplinarios en términos de
enfermedad y ausencia de ésta (García, 2005; Lluch, 1999; Rodríguez, 2005) hasta llegar a
la definición que adoptó la OMS (2004): “capacidad del individuo, el grupo y el ambiente de
interactuar el uno con el otro de forma tal que se promueve el bienestar subjetivo, el óptimo
desarrollo y el uso de habilidades (cognitivas, afectivas y relacionales), la adquisición de las
metas individuales y colectivas en forma congruente con la justicia, adquisición y preservación
de las condiciones de equidad, p.14”. Al igual que la OMS, existen múltiples investigaciones y
posturas que han abordado el tema de la salud mental; sin embargo, se conoce poco del
porqué hay personas que tienen actitudes positivas y disponen de más recursos y habilidades
que otras; es decir, cuáles son los componentes positivos de la salud mental.
En el caso de la psicología positiva se ha abordado como el estudio científico de las fuerzas
y virtudes que permiten a los individuos y a comunidades prosperar (Peterson & Seligman,
2004). En el caso de la salud mental positiva no se puede separar de la psicología, ya que,
ésta concierne todo lo referente a la primera y viceversa, ya que la psicología es la ciencia y
estudio de la mente, la conducta, de los pensamientos, sentimientos y emociones humanas, ante
lo cual la salud mental positiva está inmersa de estas variables también.
El término salud mental positiva inició con la obra de Marie Jahoda en 1958 con su modelo
multidimensional (Actitudes hacia sí mismo, Crecimiento y autoactualización, Integración,
Autonomía, Percepción de la realidad y Dominio del entorno). En España, Lluch (1999, 2002)
realizó una investigación para operacionalizar el modelo de Jahoda. Otro abordaje fue el de
Per-Anders Tengland en donde adopta una postura holística e introduce el concepto de salud
mental aceptable (Tengland, 2001). En América existen dos investigaciones: en Costa Rica se
plantea el “modelo integral sobre los ejes que sustentan la salud mental” (De Mézerville,
2007); mientras que, en México se identifican como características de personalidad y
habilidades (bio-psico-sociales) que una persona tiene para alcanzar metas vitales y de
autorrealización; además, incorpora el bienestar y adaptación al contexto como parte de su
conceptuación (Barrera Guzmán, 2011).
Todas estas investigaciones abarcan a la población en general; sin embargo, durante toda
la formación del personal hospitalario existen situaciones que los hacen vulnerables a padecer
problemáticas emocionales que impactan directa o indirectamente en su salud mental
(Viniegra, 2005) e ingresan a las instituciones de salud sin saber cómo enfrentar dichas
situaciones poniendo en riesgo su situación personal, familiar y profesional; así como la de los
pacientes y familiares de estos (Arenas, 2006; Arnetz, 2001; Escribà & Bernabé, 2002; Lorin,
Rho, Wisnivesky & Nierman, 2006).
En este contexto y con este tipo de formación académica no es de extrañarse que el
personal de salud presente deterioro en su Salud Mental como efecto de los altos niveles de
estrés, ansiedad y depresión principalmente (Buguera, Gurí, Arteman & Valldosera, 2001). Sin
embargo, existen nuevas generaciones que deciden realizar estudios de especialización a
pesar de conocer estos estudiosy, más aún, existen quienes egresan y deciden trabajar en
instituciones hospitalarias a pesar de haber padecido alguna de estas problemáticas
emocionales expuestas anteriormente (Reséndiz Rodríguez, 2012). Esto permite el
cuestionamiento sobre la existencia de situaciones, actividades, conductas, pensamientos,
actitudes que llevan a cabo algunas personas que les permiten ser funcionales y adaptarse al
medio, adquiriendo lo que llamamos Salud Mental Positiva. De lo anterior se desprende el
propósito de esta investigación, el cual es conocer las características que identifica el personal
de salud como parte del concepto Salud Mental Positiva. Con el fin de crear intervenciones
psicológicas para desarrollar pensamientos, conductas y emociones que fomenten las
fortalezas y habilidades en el personal hospitalario para enfrentar el contexto médico en el
que se encuentra.
Método
Participantes.
La muestra estuvo conformada por 73 trabajadores (Medicina y Enfermería) de la UMAE
IMSS T1 en la ciudad de León, Gto., 40 mujeres y 33 hombres con un rango de edad entre 22
y 56 años (Modo= 35 años). En el caso de la ciudad de Mérida se aplicaron a 64
trabajadores (Medicina y Enfermería) del “Hospital D´Horan” y el “Hospital Psiquiátrico
Yucatán”, siendo 26 mujeres y 38 hombres, con un rango de edad entre 20 y 51 años
(Modo=32 años). De la muestra total de trabajadores (N=137) el 92% estaban casados y el
86% se encuentran estudiando alguna especialidad en medicina o enfermería.
400
Instrumento.
La técnica utilizada para la identificación del concepto Salud Mental Positiva fue la
propuesta por Reyes Lagunes (1993) de Redes Semánticas Naturales Modificadas. Se
presentaron 3 estímulos (1 distractor) pidiendo mínimo 5 palabras (verbos, adverbios,
sustantivos, adjetivos, etc. sin utilizar artículos o preposiciones) que consideraran estuvieran
relacionados con éste. Posteriormente se les pidió que volvieran a leer sus palabras y les
asignaran un número en función de la relación, importancia o cercanía con los estímulos. En la
parte final se encuentran los datos sociodemográficos.
Procedimiento.
Se hicieron los trámites pertinentes para realizar la aplicación del instrumento en los
diferentes hospitales de la ciudad de León y Mérida. Al obtener los permisos se efectúo la
aplicación en el “Hospital D´Horan” y el “Hospital Psiquiátrico Yucatán” de la ciudad de
Mérida Yucatán; así como, la UMAE IMSS T1 de la ciudad de León Guanajuato. Se les pidió
consentimiento con información y se les comentó que la aplicación era anónima y confidencial.
No se les ofreció remuneración económica o académica por participar en la investigación. Al
final se les agradeció su cooperación. Los datos fueron analizados con el procedimiento de
obtención de núcleo de la red propuesto por Reyes Lagunes (1993) con el análisis modificado
de las Redes Semánticas. Una vez obtenido el núcleo de red se realizó la clasificación de las
definidoras en positivas (+), negativas (-) y descriptivas (D).
Resultados
Tabla 1
Diez principales definidoras del núcleo de la red en León Guanjuato
SALUD MENTAL POSITIVA
MEDICINA ENFERMERIA
MUJERES HOMBRES HOMBRES MUJERES
Felicidad (+) Felicidad (+) Salud (+) Felicidad (+)
Bienestar (+) Autoestima (+) Sano (+) Optimismo (+)
Equilibrio (+) Bienestar (+) Equipo (D) Equilibrio (+)
Actitud (D) Tranquilidad (+) Ejercicios (+) Tranquilidad (+)
401
Tabla 1
Diez principales definidoras del núcleo de la red en León Guanjuato
SALUD MENTAL POSITIVA
MEDICINA ENFERMERIA
MUJERES HOMBRES HOMBRES MUJERES
Autoestima (+) Actitud (D) Felicidad (+) Estabilidad (+)
Alegría (+) Salud (+) Limpio (+) Alegría (+)
Tranquilidad (+) Alegría (+) Respeto (+) Bienestar (+)
Ejercicio (+) Familia (+) Educación (+) Armonía (+)
Familia (+) Descanso (+) Familia (+) Autoestima (+)
Estabilidad (+) Confianza (+) Servicial (+) Madurez (D)
En el estímulo Salud Mental Positiva, las gráficas de núcleo de red incluían entre 10 y 18
definidoras (excepto en enfermería hombres de Mérida); sin embargo, en esta investigación se
trabajó con las diez definidoras principales del núcleo de la red de hombres y mujeres de
medicina y enfermería de los hospitales en las dos ciudades.
Tabla 2
Diez principales definidoras del núcleo de la red en Mérida Yucatán
SALUD MENTAL POSITIVA
MEDICINA ENFERMERIA
MUJERES HOMBRES HOMBRES MUJERES
Equilibrio (+) Felicidad (+) Felicidad (+) Felicidad (+)
Paz (+) Estabilidad (+) Alegría (+) Bienestar (+)
Felicidad (+) Tranquilidad (+) Autoestima (+) Feliz (+)
Amor (+) Equilibrio (+) Cerebro (D) Tranquilidad (+)
Tranquilidad (+) Sano (+) Cordura (+) Alegría (+)
Armonía (+) Apoyo (+) Familia (+) Alegre (+)
Confianza (+) Autoconcepto (D) Inquebrantable (+) Optimista (+)
Vida (D) Autoestima (+) Amor (+) Salud (+)
Familia (+) Confianza (+) ---- Activo (+)
Meta (D) Autoconocimiento (D) ---- Contento (+)
Tabla 3
Diez principales definidoras del núcleo de la red en León, Guanajuato
FELICIDAD
MEDICINA ENFERMERIA
MUJERES HOMBRES HOMBRES MUJERES
Familia (+) Familia (+) Familia (+) Amor (+)
Salud (+) Amor (+) Amor (+) Familia (+)
Amor (+) Alegría (+) Salud (+) Salud (+)
402
Tabla 3
Diez principales definidoras del núcleo de la red en León, Guanajuato
FELICIDAD
MEDICINA ENFERMERIA
MUJERES HOMBRES HOMBRES MUJERES
Amistad (+) Salud (+) Trabajo (D) Dinero (D)
Sonrisa (+) Bienestar (+) Amigos (+) Sonrisa (+)
Dormir (D) Sonrisa (+) Hijos (+) Tranquilidad (+)
Autoestima (+) Amigos (+) Estabilidad (+) Trabajo (D)
Bienestar (+) Autoestima (+) Dormir (D) Armonía (+)
Carrera (D) Amistad (+) Dinero (D) Amigos (+)
Plenitud (+) Metas (+) Armonía (+) Pareja (+)
Tabla 4
Diez principales definidoras del núcleo de la red en Mérida, Yucatán
FELICIDAD
MEDICINA ENFERMERIA
MUJERES HOMBRES HOMBRES MUJERES
Salud (+) Equilibrio (+) Alegría (+) Amor (+)
Amor (+) Paz (+) Sonrisa (+) Familia (+)
Equilibrio (+) Amor (+) Autorrealización (+) Salud (+)
Amistad (+) Tranquilidad (+) Futbol (D) Alegría (+)
Alegría (+) Armonía (+) Familia (+) Amigos (+)
Familia (+) Confianza (+) Amigos (+) Plenitud (+)
Bienestar (+) Vida (D) Bienestar (+) Autoestima (+)
Paz (+) Estabilidad (+) Salud (+) Autorrealización (+)
Trabajo (D) Familia (+) Sonreír (+) Actitud (+)
Hijos (+) Compartir (+) Amor (+) Sonrisa (+)
Discusión
Referencias
Arenas, J. (2006). Estrés en médicos residentes en una unidad de atención médica de tercer nivel.
Cirujano General. Revista del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional “La Raza”,
28(2), 103 – 109.
404
Arnetz, B. (2001). Psychological challenges facing physicians of today. Social, Science and Medicine, 52,
203 – 213.
Barrera Guzmán, M.L. (2011). Salud Mental Positiva: Conceptuación y construcción de un instrumento de
medición para adultos. Tesis de Maestría no publicada: Universidad Autónoma de Yucatán,
UADY.
Buguera, M., Gurí, J., Arteman, A., & Valldosera, J. (2001). La atención de los médicos hacia su propia
salud. Resultados de una encuesta postal. Medicina Clínica, 117, 492 – 494.
De Mézerville, G. (2007). Ejes de la salud mental. México: Trillas.
Díaz Guerrero, R. (1972). Hacia una teoría histórico-bio-psico-sociocultural del comportamiento humano.
México: Trillas.
Escribà, V., & Bernabé, Y. (2002). Exigencias laborales psicológicas percibidas por médicos
especialistas hospitalarios. Gaceta Sanitaria, 16(6), 1 – 20.
García, R. (2005). Notas sobre la noción de salud y la reflexión cultural en la psicología. Athenea
Digital, 9. Recuperado el 11 de diciembre del 2014, de http:
//www.antalya.uab.es/athenea/num9/pdf.
Jahoda, M. (1958). Current concepts of positive mental health. New York: Basic Books, Inc.
Lorin, S., Rho L., Wisnivesky, J., & Nierman, D. (2006). Improving medical student intensive care unit
communication skills: A novel educational initiative using standardized family members. Critical
Care Medicine, 34(9), 2386 – 2391.
Lluch Canut, M. (1999). Construcción de una escala para evaluar la salud mental positiva. Tesis Doctoral
inédita. Universidad de Barcelona. Recuperado el 11 de diciembre del 2014 de http:
//diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/42359/1/E_TESIS.pdf
Lluch Canut, M. (2002). Evaluación empírica de un modelo conceptual de salud mental positiva. Salud
Mental, 25 (4). Recuperado el 11 de diciembre de 2014 de http:
//www.redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf.
Organización Mundial de la Salud. (2004). Promoción de la salud mental. Conceptos, evidencia
emergente, práctica. Informe compediado. Recuperado el 8 de diciembre de 2014 de http:
//www.who.int/mental_health/evidence/promocion_de_la_salud_mental.pdf.
Peterson, C. & Seligman, M. (2004). Character strenghts and virtues: a handbook and classification. New
York: Oxford University Press.
Reséndiz Rodríguez, A. (2012). Calidad de Vida en Médicos Residentes: propuesta de intervención
psicológica. Tesis de Doctorado no publicada: Universidad Nacional Autónoma de México,
UNAM.
Reyes-Lagunes, I. (1993). Las redes semánticas naturales, su conceptualización y su utilización en la
construcción de instrumentos. Revista de Psicología Social y Personalidad, IX (1), 81-97.
Rodríguez, R. (2005). El hombre como ser social y la conceptualización de la salud mental positiva.
Investigación en salud, VII (2). Recuperado el 11 de diciembre de 2014, de http:
//www.redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/142/pdf.
Secretaría de Salud del Gobierno de México. (2001). Programa de Acción en Salud Mental. México
Tengland, P. (2001). Mental health: a philosophical analysis. Netherlands: Kluwer Academic Publishers.
Viniegra V. (2005). El desafío de la educación en el IMSS: cómo constituirse en la avanzada de la
superación institucional. Revista Médica del IMSS, 43, 305-321.
405
Simpatía y Modestia: ¿Qué tienen en Común? Un Estudio
con Redes Semánticas
Sebastián Ortega Uribe, Jimena Díaz-Lozano Dovalí, Darane Santos
Casillas, Carlos Emmanuel Martínez Butanda; Pedro Wolfgang
Velasco Matus, & Alejandra del Carmen Domínguez Espinosa
Universidad Iberoamericana
De acuerdo a la RAE (2016) la modestia se define por ser: "1. Virtud que modera, templa y
regla las acciones externas, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo
conveniente a él. 2. Una Cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad...". Al
observar estas definiciones podría decirse que la modestia es un atributo positivo. De la
primera definición que proporciona la Real Academia Española sobre el significado de
modestia se podría inferir, como lo sugieren Schrey, García, Maurer y Domínguez (2014) que
cada individuo es un ser social, por lo que siempre estará al pendiente de cómo son percibidos
y cómo perciben a los demás.
Por otra parte, la RAE (2016) menciona sobre el concepto de simpatía: "1. f. Inclinación
afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua. 2. f. Inclinación afectiva hacia
animales o cosas, y la que se supone en algunos animales. 3. f. Modo de ser y carácter de una
persona que la hacen atractiva o agradable a las demás."
Al observar de primera instancia las definiciones de estos dos conceptos, es evidente que
son características descriptivas de un individuo. Primero está el caso de la palabra modestia.
Esta palabra ha sido estudiada desde distintas disciplinas, como la filología, en la que Cicerón
la define cómo la "... virtud de conocer y adoptar la actitud más conveniente para cada
momentos y situación" (en Rodríguez, 1997, p. 62). Tomando en cuenta que es caracterizada
como una virtud, Tomás de Aquino (en Olivera, 2008, p. 155) también menciona sobre la
definición de modestia como una virtud, el considerarla como un "... hábito operativo bueno".
Habiendo mencionado las palabras de Tomás de Aquino, podría argumentarse un claro
paralelismo entre la modestia y algunos conceptos estudiados desde la psicología, por
ejemplo, el Manejo de Impresión (MI), el cual se define como un proceso de regulación y
autocontrol que puede desarrollarse tanto de manera consciente como inconsciente sobre la
información que uno mismo presenta de sí mismo, o no, a otros individuos (McKillop, Berzonsky,
& Schlenker, 1992; Paulhus, 2003). Esto deja entrever que la modestia, al igual que el
concepto de manejo de impresión, se presenta como una característica general en la
adaptación social de la vida de un individuo (Goffman, 1959; Rodríguez, 1997; Schlenker,
1980).
Triandis, Marín, Lisansky y Betancourt (1984), argumentan que la simpatía forma parte de
un discurso cultural que crea un patrón social que se encuentra dentro de los grupos
latinoamericanos e hispanos. Asimismo mencionan que la simpatía, como discurso cultural, se
refiere a una cualidad personal permanente, en la que el individuo es percibido como
agradable, atractivo, alguien con quien uno puede divertirse y es fácil de tratar (Triandis et
al., 1984). Dentro de las características a las que se asocia la simpatía, Díaz-Loving y Draguns
(1999) mencionan que los individuos caracterizados por ser simpáticos dentro del discurso
cultural hispano; son individuos que se esfuerzan por promover armonía en las relaciones
mostrando respeto hacia los demás, evitan el conflicto, enfatizan comportamientos positivos y
desenfatizan los negativos.
El concepto de simpatía también muestra paralelismos con términos estudiados en
psicología, por ejemplo, la agradabilidad (uno de los cinco grandes factores de personalidad)
(Ramírez, Gossling, & Pennebaker, 2008). Ambos conceptos promueven conductas prosociales
en las que el individuo es agradecido, amable, perdonador, de confianza, obediente,
comprensivo, generoso, cálido, es educado y evita el conflicto (Ashton & Lee, 2007; Costa &
McCrae, 1992; John & Srivastava, 1999; McCrae & John, 1992).
El objetivo de este estudio fue conocer el significado que otorgan los mexicanos a los
conceptos de modestia y simpatía, así como evaluar las posibles coincidencias en las
definidoras de ambos términos.
Método
Participantes.
Se utilizaron dos muestreos no probabilísticos por conveniencia para cada red semántica.
Para la red de Modestia se eligieron 49 sujetos (29 mujeres, 20 hombres), con edades entre
18 y 66 años. El nivel de estudios de los individuos va de educación básica a posgrado, siendo
educación superior el nivel de estudios que los sujetos mayoritariamente poseen. Para la red
de Simpatía se eligieron 42 sujetos (23 mujeres, 19 hombres), con edades entre 15 y 48 años.
El nivel de estudios varía desde educación básica hasta un segundo nivel de posgrado, siendo
educación superior y media superior los niveles educativos que poseen la mayoría.
Procedimiento.
Mediante la técnica de Redes Semánticas Naturales Modificadas (Reyes-Lagunes, 1993), se
buscó obtener el significado de ambos constructos (modestia, simpatía). La técnica permite
conocer la organización cognoscitiva de cualquier constructo, así como identificar conductas,
407
pensamientos, actitudes u otros indicadores que la muestra considere pertenecientes a los
conceptos de interés.
Las redes se aplicaron de forma colectiva en centros de estudio, de trabajo, familiares y
otros escenarios. El tiempo promedio para responder fue de 5-10 minutos. A todos los
participantes se les garantizó la privacidad y confidencialidad de los datos, asegurándoles
que la información sería utilizada para fines de investigación.
Resultados
Para evaluar una posible relación entre ambos conceptos, se evaluó la coincidencia de
definidoras en ambas redes. La Tabla 2 muestra las palabras que tuvieron en común ambos
408
conceptos, y se contrasta el lugar que ocupa cada definidora en ambas redes. Para este
análisis no se tomó en cuenta si la palabra se encontraba o no dentro del núcleo de red.
Tabla 2
Tabla comparativa de núcleos de red
Palabra Modestia Simpatía
Definidora PS DCS PS DCS
Agradable 38 14% 163 100%
Amable 57 21% 87 53%
Carismática 6 2% 85 52%
Sociable 8 3% 58 36%
Feliz 20 7% 42 26%
Honesta 98 36% 42 26%
Sencilla 268 98% 41 25%
Empática 62 26% 39 24%
Segura 10 4% 26 16%
Confiable 16 6% 22 13%
Comprensiva 39 14% 20 12%
Educada 47 17% 20 12%
Sincera 16 13% 19 12%
Inteligente 41 15% 15 9%
Simpática 9 3% 15 9%
Humilde 273 100% 12 7%
Respetuosa 28 10% 10 6%
Responsable 13 5% 10 6%
Cálida 35 13% 7 4%
Solidaria 46 17% 7 4%
Valiente 7 3% 6 4%
Se puede observar que existen 21 palabras definidoras que ambos conceptos comparten,
aunque poseen diferentes pesos semánticos y ocupan diferente posición dentro del tamaño de
la red. A pesar de esta diferencia de posición se puede observar que ambas redes comparten
la definidora más fuerte de cada una, siendo “humilde” la de una y “agradable” la de otra.A
pesar de la cantidad de las definidoras que se comparten, sólo hay una palabra que se
encuentra en ambos núcleos de red, es decir, dentro de las 10 definidoras con el peso
semántico más grande. Esta característica que se percibe como un atributo importante que
deben poseer tanto las personas que son modestas como las simpáticas es ser “amable”.
Discusión
Dentro de lo observado, se deduce que la percepción que se tiene de los dos conceptos es
similar a lo establecido por la literatura, es decir, la modestia se ve relacionada con conceptos
que implican una manera de actuar que sea socialmente aceptada, así como también implica
un cierto nivel de control de su conducta para entrar dentro de este rango de aceptación
social (Díaz-Loving & Draguns, 1999; Triandis et al., 1984). Esta perspectiva pone a la
409
modestia como un factor similar al manejo de impresión, como es mencionado por Bolino y
Turnley (1999) ya que ambos se relacionan con una manera de comportarse que es afín a la
situación o la necesidad del momento y que, en su mayoría, es para ser visto como alguien
competente o aceptable.
Por otro lado, la simpatía es definida por los sujetos con conceptos que se inclinan al
favorecimiento de la interacción social, dentro del marco cultural latinoamericano, como es la
empatía y la calidez, así como la facilidad de trato con el otro. En la simpatía se puede incluso
observar la relación con los estudios previos, ya que la palabra con mayor peso semántico fue
“agradable” lo que la vincula directamente con los estudios relacionados con el factor de
personalidad “agradabilidad” (Ashton & Lee, 2007; Costa & McCrae, 1992; John &
Srivastava, 1999; McCrae & John, 1992).
La manera en cómo se relacionan estos dos conceptos es por la forma en que el mexicano
regula su conducta para ser aceptado, es decir, cómo suele recurrir a la modestia para
aparecer como simpático frente al otro. Este aspecto es validado por los estudios de Ramírez-
Esparza, Gosling y Pennebaker (2008) y Díaz Guerrero (1994), y se observa en la similitud
de las palabras definidoras de cada concepto mostradas en las Redes Semánticas.
Referencias
Ashton, M., & Lee K. (2007). Empirical, Theoretical, and Practical Advantages of the Hexaco Model of
Personality Structure. Personality and Social Psychology Review, 11, 2, 150-166. DOI: 10.
1177/1088868306294907.
Bolino, M., & Turnley, W. (1999). Measuring Impression Management in Organizations: A scale
Development Based on the Jones and Pittman Taxonomy. Organizational Research Methods, 2, 2,
187-206. DOI: 10.1177/109442819922005
Costa, P. T., & McCrae, R. R. (1992). Revised NEO Personality Inventory (NEO-PI-R) and NEO Five factor
Inventory (NEO-FFI) professional manual. Odessa, FL: Psychological Assessment Resources.
Díaz-Guerrero, R. (1994, 6ª Ed.). Psicología del Mexicano: Descubrimiento de la etnopsicología. México:
Trillas.
Díaz-Loving,R., & Draguns, J. G. (1999). Culture, meaning, and personality in Mexico and in the United
States. In Y.T. Lee, C. R. McCauley, & J. G. Draguns (Eds.), Personality and person perception across
cultures (pp. 103-126). Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum
Goffman, E. (1959). The art of impression management. New York, NY: Doubleday.
John, O. P., & Srivastava, S. (1999). The Big Five Trait Taxonomy: History, measurement, and theoretical
perspectives. In L. A. Pervin & O. P. John (Eds.), Handbook of personality: Theory and research (2nd
Ed.; pp.102-138). New York: Guilford Press.
McCrae, R. R., & John, O. P. (1992). An introduction to the five-factor model and its applications. Journal
of Personality, 60, 175-216.
McKillop, K. J., Jr., Berzonsky, M. D. & Schlenker, B. R. (1992). The impact of self-presentations on self-
beliefs: effects of social identity and self-presentational context. Journal of Personality, 60, 4,
789-808.
Olivera R., E. (2008). La virtud de la Modestia y Las Formas Corporales de Expresión en Santo Tomás de
Aquino. Tesis Doctoral presentada en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra: LII
(2).
410
Paulhus, D. L. (2003). Self-Presentation Measurement. Encyclopedia of psychological Assessment, 858-
861. Thousand Oaks, CA: Sage.
Ramírez-E., N., Gosling, S. D., Pennebaker, J. W. (2008). Paradox Lost: Unravelling the puzzle of
Simpatía. Journal of Cross-Cultural Psychology, 39, 6, 703-715. DOI:
10.1177/0022022108323786.
Real Academia Española (2016). Diccionario de la lengua española Edición Tricentenario. Recuperado el
24 de Enero de 2016, de diccionario de la lengua española http: //dle.rae.es/?id=PUQTGj5
(modestia)
Real Academia Española (2016). Diccionario de la lengua española Edición Tricentenario. Recuperado el
24 de Enero de 2016, de diccionario de la lengua española http: //dle.rae.es/?id=XvR3ILw
(simpatía)
Reyes-Lagunes, I. (1993). Las redes semánticas naturales, su conceptualización y su utilización en la
construcción de instrumentos. Revista de Psicología Social y Personalidad, 9, 1, 83-99.
Rodríguez M., P. (1997). Apuntes de lexicografía a propósito de los términos moderatio, modestia y
temperantia en Tito Livio. Cuadernos de Filología Clásica. Estudios latinos, 13, 61-71.
Schlenker, B. (1980). Impression management: The self-concept, social identity and interpersonal relations.
Monterey, CA: Brooks/Cole Publishing Company.
Schrey Alba, L. C., García Muñoz, S., Maurer Martínez, A. P. y Domínguez Espinosa, A. C. (2014). La
influencia de la inteligencia emocional y la personalidad en el manejo de impresión. En S. Rivera
Aragón, R. Díaz Loving, I. Reyes Lagunes y M. M. Flores Galaz (Eds.), La psicología social en
México, Vol. 15, (pp. 154-160). Mérida: AMEPSO, UADY y UNAM. ISBN: 978-607-96539-2-7.
Triandis, H. C; Lisansky, J.; Marín, G.; Betancourt, H.(1984). Simpatía as a Cultural Script of Hispanics.
Journal of Personality and Social Psychology, 47, 6, 1363-1375, DOI: 1363-1375.
411
PSICOLOGÍA SOCIAL Y
EDUCACIÓN
Disminución de Agresiones entre Pares Adolescentes.
Evaluacion Cualitativa de una Intervecion Psicosocial.
Ana Isabel Pastrana de la Garza, Norma Angélica Hernández
Sánchez, Rosalía Juárez Pérez, German Mejía Morales, María Isabel
Gil Miranda, Edwin Antony Ayala Ayala, Marisol Pérez Ramos.
Los grupos se forman alrededor de diversas actividades. Hay grupos basados en juegos o
actividades practicadas, siendo las posiciones o reglas de estos los que hacen funcionar al
grupo y colocan a cada miembro en un puesto. Existen otros grupos que establecen mayor
pertenencia con pares construyendo identidades grupales con base en intereses en común. Así,
los grupos se vuelven más estables ya que eligen a otros como amigos en la medida en que sus
gustos encajan con los intereses de la mayoría.
La interacción de los adolescentes en el juego da lugar para cierto grado de bromas,
cuestionamientos y comentarios críticos; se hace uso de estas estrategias para conformar la
conducta de los individuos a las reglas del grupo, éste proceso continua a lo largo de la vida,
en forma de suaves indicaciones por parte de los amigos, y en forma de crítica de otras partes
(Besag, 2008 citado en Elliott, 2008).
Cuando se construye una interacción y/o relación entre individuos se generan grupos de
pertenencia; mucho tiene que ver la cuestión del género al momento de hacerlo. Por una parte
se encuentran las relaciones entre hombres, ellos forman grupos más grandes e indefinidos que
las niñas, sea como un equipo organizado o como una pandilla informal, puesto que se centran
en actividades y acciones y no tanto en la relación ente ellos (Omark, Omark y Edelman, 1975
citado en Elliott, 2008).
Las niñas en cambio, se juntan en diadas o tríos; enfocándose más en la calidad de las
relaciones, la conversación y el intercambio de opiniones, llegando a copiarse actitudes,
conductas y apariencias (Douvan y Adelson, 1966 citado en Elliott, 2008). Sin embargo, es
éste mismo nivel de relación el que puede provocar ciertos desacuerdos y discusiones entre
ellas, llegando a presentarse celos, relaciones de poder y conductas continuamente revisadas.
Las relaciones que se dan en el ámbito escolar y en el patio al momento de jugar, pueden
pasar de una convivencia y un sentimiento de acuerdo entre los miembros de cada grupo a
una inconformidad por parte de uno o más miembros. En éste aspecto y por definición, todos
los participantes de un juego lo disfrutan, sin embargo, si alguno no lo está pasando bien en
alguna actividad entonces no se puede seguir caracterizando como juego (Besag, 2008).
El patio es un lugar para desarrollar habilidades sociales, comúnmente están presentes
empujones y lastimadas; en la dinámica de un espacio comúnmente grande es difícil distinguir
entre una conducta que provoca angustia al otro y una que es caracterizada como juego rudo
(Besag, 2008).
Cuando se traspasa la línea de un juego a una conducta que provoca malestar en el otro se
habla entonces de agresión. El acoso es parte del tipo de conducta que genera malestar a
algún miembro de un grupo; la mayor parte ocurren en los patios de juegos, donde los niños
pasan aproximadamente una cuarta parte de su jornada escolar (Besag, 1989 citado en
Besag, 2008).
Las agresiones pueden diferenciarse en por su naturaleza física, si son acciones físicas como
golpes o patadas; o afirmaciones verbales, que podrían ser expresadas con el propósito de
herir a la persona que está siendo evaluada, como insultos, (…) amenazas o apodos, los cuales
a pesar de ser un aspecto presente en el ámbito escolar pueden traspasar la parte divertida
llegando a ser hirientes (Berkowitz, 1996). Ante esto interviene la función de autoridad en la
escuela, observando y manteniéndose al tanto de la diversidad de interacciones que suceden
en el patio escolar; aprenden su dinámica y mediante ella pueden llevar a cabo un mejor
manejo de situaciones problemáticas de su relación en el ambiente escolar.
Es importante disminuir las conductas agresivas, por lo cual se hizo un seguimiento de una
intervención psicosocial, enfatizándose en el fomento de conductas de convivencia entre pares,
alumnos-profesores, y padres e hijos; para generar un bienestar físico, psicológico y
relacional, así como un ambiente libre de violencia; esto con el objetivo de identificar la
diferencias en las relaciones entre pares, conductas violentas y de juego rudo en los años 2012
(antes) y 2015 (después).
Método
Participantes.
La muestra se conformó por adolescentes de 11 a 15 años estudiantes de una escuela
secundaria pública en el municipio de Ixtapaluca, Estado De México. El tipo de muestreo es no
probabilístico mediante criterio.
Instrumento.
Bajo un enfoque cualitativo, mediante una guía de observación y previa autorización de los
padres; se realizaron observaciones de tipo narrativo en dos momentos. También se utilizó una
guía que contenía indicadores de las primeras observaciones para reconocer cambios
cualitativos dentro del centro escolar intervenido.
Procedimiento.
Se realizaron observaciones dos veces a la semana durante dos meses de forma colectiva,
esto en dos momentos diferentes; en el año 2012 se observaron las interacciones entre los
414
alumnos; después de una intervención psicosocial dirigida a padres de familia, alumnos,
maestros y directivos se volvieron a realizar observaciones con base en una guía en el año
2015. Se llevaron a cabo en diferentes momentos: cambio de clase, en el receso y hora de
salida. El grupo de investigación se dividió puntos estratégicos, en donde se observó la
dinámica de estudiantes y de autoridades, posteriormente se hizo un vaciado de datos y
análisis de primer y segundo nivel, permitiendo rescatar categorías más precisas. Se realizó un
conteo del número de apariciones de las conductas dentro de las narraciones observadas y
categorizadas en el análisis de segundo nivel, realizando una lista de indicadores, y su
comparación entre 2012 y 2015 mediante gráficos.
Resultados
Estas relaciones se clasifican en: entre mujeres, entre hombres y entre hombre y mujer
(amigos y novios). La relación entre mujeres en ambas observaciones es a través de jalones,
abrazos nalgadas, empujones, gritos y correteos; solo se diferencia por las burlas, las cuales
son más frecuentes en el 2012. Con frecuencia las relaciones se llevan en diadas y muestran
más afecto, por ejemplo:
“Una niña jala a otra constantemente, luego la abraza y la toma por el cuello,
después se separan, se sientan en el piso y comienzan a platicar y a reír”
(observación, 2015).
En las interacciones entre hombres se observaron empujones, correteos, golpes, apretón de
cuello, groserías, gritos, se avientan objetos, simulación de golpes; y a diferencia del 2015 se
presenta con mayor frecuencia ésta última. Los hombres interactúan con mayor frecuencia en
grupo con más de 3 integrantes:
“Un grupo de 3 jóvenes estaban jugando entre ellos, se correteaban, se pegaban
con los puños, en algunos momentos simulaban golpearse, cuando la maestra les
llamaba la atención se incorporaban a las actividades de la clase (calentamiento
antes de correr y luego hicieron grupos se unían para correr), en momentos se
empezaban a corretear y a simular golpearse” (observación, 2015).
En las interacciones entre hombre y mujer (centrado en el noviazgo) se observaron abrazos,
jaloneos, afecto, reclamos; en 2015 se suma la observación de pellizcos:
“Una pareja de novios platica, se jalan y al final se despiden con un beso; entran
mucho después a su salón que sus compañeros” (observaciones, 2012).
En las relaciones dentro de grupos que estaban formados por hombres y mujeres (amigos)
se manifiestan empujones, jaloneos, agarrarse de la mano, forcejeos, agarrarse del cuello,
groserías, gritos; con diferencia que en 2012 hay presencia de nalgadas, intento de beso y
aventarse objetos. Estos grupos están formados con mayor frecuencia por un mayor número de
mujeres que de hombres, y cuando la agresión es provocada por la mujer es porque superan
415
el número, si el hombre lo provoca es uno a uno. Estas relaciones se conservan en ambos
momentos de observación.
Juego rudo
Partiendo de la lista de indicadores se realizaron clasificaciones más definidas, obtenidas
de las observaciones interpretadas en narraciones como:
“En el segundo piso cinco jóvenes se estaban pegando en la cabeza con un papel
bond estos corrían para evitar ser golpeados, en esta persecuciones habían jalones,
empujones y risas, […] “(2015).
A continuación se presentan la comparación de frecuencias entre las conductas en los años
2012 y 2015, donde se puede observar un aumento de juego rudo respecto a cada indicador
en el año 2015:
Gráfica 1.
Comparación de conductas observadas con mayor frecuencia en el juego rudo entre 2012 y
2015
Gráfica 3.
Comparación de agresión física 2012-2015.
Discusión
Referencias
418
Mapa de Ruta: Una Alternativa Psicopedagógica para
Detectar el Maltrato Infantil en el Nivel Básico
Denise Adriana Días Ramón, Belem Castillo Castro, Josefina
Campos Cruz
Detectar y prevenir el maltrato infantil no sólo es un problema social sino de salud, pues
esta problemática afecta el desarrollo físico, emocional y psicológico del menor. En esta
investigación se pretendió dar a conocer ¿qué es el maltrato infantil?, ¿Cómo lo perciben los
docentes en el aula?, sus implicaciones y una herramienta de ayuda para detectarlo
(partiendo de la propuesta de Mapa de Ruta de Uruguay12), se desarrolló un Mapa de Ruta
acorde a las características e Instituciones del estado de Tabasco a fin de integrar un
mecanismo de ayuda para la labor docente, que permitiera que el profesor descubra
oportunamente sí un niño está siendo objeto de Maltrato Infantil -físico, sexual o abandono y/o
negligencia- y que pueda intervenir de manera oportuna. En este trabajo se ha considerado
adecuado lo expresado por Barreda (2011), quien define “el Maltrato Infantil como acción,
omisión o trato negligente, no accidental, que priva al niño de sus derechos y su bienestar, que
amenaza y/o interfiere su ordenado desarrollo físico, psíquico o social y cuyos autores pueden
ser personas, instituciones o la propia sociedad”. El Maltrato Infantil puede ser físico, psíquico y
social, por lo general no se presenta de forma aislada, sino que se combinan diferentes tipos
de abusos. Hablando en materia educativa, Duke, Manrique, Parra. (2008) señala que el niño
que es víctima de cualquier forma de maltrato manifiesta reacciones psicológicas que afectan
su rendimiento académico y su motivación para el aprendizaje, se pueden mostrar rebeldes,
tímidos, apáticos, agresivos, ansiosos, tímidos, inseguros, enojados, desconfiados y otras
conductas que podrías considerarse antisociales que son producto del maltrato físico o
psicológico que viven. Si bien, hay niños que sufren maltrato, hay muchos profesores que no son
capaces de identificarlo.
Método
12El Mapa de ruta es un estrategia diseñada por el Administración Nacional de educación Pública del Uruguay
(ANEP) y el –Consejo de Educación Primaria (CEP) para abordar situaciones de maltrato y abuso sexual que
viven niños, niñas y adolescentes; integrado por un grupo de expertos que apoyados por la DE UNICEF y con el
asesoramiento técnico del programa de las naciones unidas para el desarrollo PNUD.
Curricular, ya que pretende primero dar a conocer por que se presentan problemas
educativos, ¿qué es el Maltrato Infantil?, ¿qué tipos de maltrato existen?, identificar a los que
son objeto de maltrato y a su vez encontrar las propuestas para erradicar este problema que
les permitan a los niños desarrollarse de una manera normal y sin prejuicios, y donde a través
del mapa de ruta, el profesor puede llegar a detectarlo.
El Objetivo General de la investigación fue analizar si el docente cuenta con los
conocimientos necesarios para diagnosticar el Maltrato Infantil en sus alumnos y si los niños
pueden percatarse de que están siendo maltratados.
Participantes.
La población que se estudió pertenecen a una escuela pública (Escuela José Morgas García)
y una privada (Colegio Anáhuac); el total fue de 62 alumnos y de 21 profesores,
considerando que la población era pequeña, no hubo necesidad de determinar una muestra. El
total de profesores encuestados fue de 21, y por el tamaño de la población estudiada se
considera a éste como un estudio de casos.
Instrumentos.
El trabajo de campo realizado estuvo referido al uso de dos cuestionarios: a) El primero de
ellos dirigido al personal docente, integrado por 17 preguntas abiertas con la intención de
recoger información que permitiera conoce de manera real los conocimientos de los maestros
acerca del Maltrato Infantil y cómo repercute en el proceso Enseñanza-Aprendizaje de sus
alumnos; b) El segundo cuestionario dirigido a los alumnos, conformado por 11 preguntas de
opción múltiple, a fin de detectar si alguno de ellos está en situación de maltrato.
Procedimiento.
Los cuestionarios se aplicaron en las dos escuelas a profesores y alumnos, los profesores en
todo momento colaboraron para poder desarrollar está investigación al considerar que
beneficiaría a los docentes al detectar a los alumnos con signos de maltrato y apoyarlos para
que ya no sigan siendo violentados por parte de sus padres. A partir de la información
obtenida a través de los instrumentos se procedió al análisis de los datos, los cuales fueron
codificados y graficados en un primer momento; y en un segundo momento se realizó la
triangulación de la información en una matriz de donde se integró las preguntas realizadas a
los alumnos y maestros de las escuelas públicas y privadas y ello se comparó con la teoría con
que se ha realizado este trabajo.
Resultados
El 100% de los profesores manifiesta que el Maltrato Infantil es agresión física, emocional,
psicológica hacia al niño, el 95.23% de los docentes considera que el Maltrato Infantil debe
420
ser un tema a enseñar en las escuelas; lo cual permitiría a los niños evitar y denunciar cuando
puedan estar en peligro de ser maltratados y sepan cómo actuar.
Cabe señalar un 33% de los profesores considera que los problemas que presentan los
niños que son maltratados son la inseguridad, seguida de la Agresión con un 24%, así como un
19% con bajo autoestima, y un 14% con falta de atención. El niño que sufre maltrato lo refleja
a través de la no participación en clases con un 39%, seguido de un 26% que nos dice que es
agresivo con sus compañeros, en tanto un 13% se aísla del grupo. Un 85.71% de los
profesores indicaron que una forma de detectar a los padres maltratadores es a través de la
conducta emocional y social que manifiestan los niños. El 95.23% de los profesores declararon
que el Maltrato Infantil puede prevenirse a través de las charlas con los padres o impartiendo
talleres con el cual se busca prevenir que ellos sean padres que maltraten a sus hijos.
El 42.85% de los profesores si ha recibido información del Maltrato Infantil, pero llama la
atención que un 33.33% no, por lo que podemos darnos cuenta que hay profesores que si
tienen conocimiento y otros no. Si bien, el 100% de los profesores está de acuerdo en que la
SEP es la institución que debe brindarles información completa de la problemática del
Maltrato Infantil que tanto afecta a los niños en el ámbito social y educativo. El 57.15% de los
profesores consideran que entre sus funciones debe estar la de detectar Maltrato Infantil en
alguno de sus alumnos, en tanto un 23.80% dice que no es su función pero sí podrían
detectarlo y sólo un 14.28% dice que no es su función. Un 57.14% de los profesores no recibe
de la SEP, ni de la escuela, material que aborde el tema del Maltrato Infantil y mucho menos
como detectarlo en el salón de clases, seguido de un 23.80% que dice que si han recibido
material de éste tema.
El 100% de los profesores están de acuerdo en que es importante que se formule un Mapa
de Ruta o Manual que les permita detectar si algún alumno está siendo objeto de Maltrato
Infantil, y canalizarlo antes las instituciones que se encargan de salvaguardar los derechos de
los menores.
En base a lo anterior, podemos considerar que los docentes presentan una falta de
conocimientos sobre el Maltrato Infantil, así como de las repercusiones del mismo y les hacen
falta elementos para hacer una identificación de esta problemática.
421
En la pregunta de explica ¿cómo fuiste maltratado y por quién? El 22.73% de niños de la
institución pública señalan que cuando han sido objeto de maltrato este ha sido por un familiar
(mamá, papá, tíos, hermanos); el 60.47% de los niños de la escuela privada no respondió a la
pregunta y sólo 4 niños dijeron que cuando fueron objeto de maltrato fue por parte de un
familiar. En la pregunta ¿qué tipo de maltrato has sufrido?, en su mayoría los niños de ambas
escuelas señalan: Golpes, insultos, heridas, gritos por mencionar algunos tipos de maltrato que
indican haber recibido. En la pregunta ¿que sientes después de que fuiste maltratado?, el
52.64% de los niños de la escuela pública y el 46.52 de la institución privada no pudieron
responder a esta pregunta. A los niños les cuesta precisan emociones o estado anímicos. ¿Tú
has maltratado a alguien?, el 52.63% de los niños de la escuela pública respondió que no han
maltratado a otra persona; un 72.09% de los alumnos de la institución privada respondieron
que no han maltratado a otra persona
Ante el cuestionamiento ¿crees que puedes evitar ser maltratado? y ¿cómo puedes evitarlo?.
El 73.64% de los niños de la escuela pública respondió que sí pueden evitar ser maltratados,
por su parte en la escuela privada el 90.70% de los niños también dijeron poder evitarlo,
denunciando al agresor con un familiar o con las autoridades. En la pregunta ¿conoces tus
Derechos como niños?, el 84.22% y el 97.68% respectivamente respondieron que si conocen
sus derechos y nombraron algunos como: alimentación, salud, hogar, educación, amor, jugar,
ser respetado.
A partir de los resultados, se puede considerar que los profesores de Educación Básica no
cuentan con los conocimientos necesarios para detectar el Maltrato Infantil y desconocen las
repercusiones de esta problemática en la vida personal y académica de los niños. Por su parte
cabe destacar que la mayoría de niños no pueden precisar con certeza cuando han sido
maltratados, o se niegan a aceptarlo por temor a las consecuencias si bien, conocen los
derechos que tienen como niños y que pueden evitar ser objeto de maltrato, denunciándolo con
un familiar, un maestro o ante las autoridades.
Discusión
423
Referencias
Duke L., Manrique G. (2008) Rendimiento académico de niños maltratados. Universidad Tecnologica de
Pereira.
Barreda P., (2011). Blog. Trabajo Social: generando cambios. http: //tcambiosociales.blogspot.mx/
Bentancor G., Lozano F., Morales S. UNICEF Uruguay. Mapa de ruta para las situaciones de maltrato y
abuso sexual en niños, niñas y adolescentes detectadas en el ámbito escolar. Edición 2013.
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (unicef), consultado en
www.unicef.org/uruguay/spanish www.unicef.org/uruguay/spanish
Cantón J. y Cortés M., (2011) Malos Tratos Y Abuso Sexual Infantil, 7ª, edición Madrid, Editorial Siglo
XXI de España.
Osorio C., (2005) El niño Maltratado, Editorial TRILLAS Cuarta Edición, MEXICO
¿Qué es el Maltrato Infantil?. La violencia contra los niños. Página internet: www.vidahumana.com
.HTTP: //WWW.CEP.EDU.UY/PUBLICACIONES/Mapa_DE_Ruta_Maltrato_Infantil.PDF
424
Datos de Contacto: Denise Adriana Días Ramón,
Correo: bcastillocastro@hotmail.com
425
Acoso Escolar entre Universitarios y su Relación con
Ansiedad Social
Angélica Romero Palencia*, Gloria Ángela Domínguez Aguirre**,
Claudia López Becerra***, Adriana Martínez Peralta **, Gloria
Solano Solano*, Rebeca María Elena Guzmán Saldaña* & Flor de
María Erari Gil Bernal*
Investigaciones internacionales sobre violencia escolar y juvenil muestran que el acoso está
presente en todas las zonas del mundo, siendo los países con menor nivel de desarrollo los más
vulnerables (Pinheiro, 2006). No obstante, el acoso escolar ha sido investigado y medido en
diversos contextos dejando excluido el universitario, a pesar de que éste contribuye a estilos
de convivencia fundamentales para el individuo en formación profesional (Smith & Kingery,
2002).
El acoso escolar esta constituido por un grupo de conductas intencionales, hostiles y poco
éticas que una persona o grupo de personas dirigidas hacia otra de manera frecuente y
prolongada y con la finalidad de provocar daño, mediante el abuso del poder (Aquino &
Lamertz, 2004; Lewis & Orford, 2005). Así, Menesini, Fonzi y Smith (2002) afirman que el
fenómeno de acoso escolar está conformado por tres elementos: la intención, la persistencia y
el abuso de poder entre estudiantes.
El acoso escolar se puede dar de manera directa o indirecta. El acoso escolar indirecto o
relacional: está asociado con la exclusión social recibida y ejercida. Probablemente también
exija un comportamiento persistente, ofensivo, abusivo, de intimidación y malévolo insultante
relacionado con el abuso de poder (ejemplo: castigar de forma injusta). El directo: está
conformado por las variables de agresión y victimización de insultos, golpes y amenazas.
Exige un comportamiento persistente, ofensivo, abusivo, de intimidación y malévolo.
Las investigaciones previas permiten establecer que los comportamientos de acoso escolar
más comunes según las víctimas son: la ocultación de información, la exclusión social, la
infravaloración del esfuerzo realizado, el no tener en cuenta la opinión de la víctima y el
impedir actividades (Simpson & Cohen, 2004; Defensor del Pueblo-UNICEF, 2007) ocasionado
que la víctima se sienta trastornada, amenazada, humillada o vulnerable, alterando su
confianza en sí misma haciéndole sufrir con la tensión, lo que podría estar relacionado con la
sintomatología de ansiedad, depresión, ideación suicida entre otros malestares (Gil-Bernal &
Hernández-Guzmán, 2009).
La mecánica del acoso escolar tiene carácter “expansiva” yendo de un episodio específico
de maltrato, hasta constituir una dinámica constante de exclusión, violencia y deterioro en la
socialización de la víctima. En este fenómeno las relaciones interpersonales juegan un papel
trascendente pudiendo afectar la personalidad, así como la sociabilidad de los jóvenes al
facilitar el status social y la determinación de roles (Vaillancourt, MDougall, Hymel, Krygsman,
Miller & Stiver, 2008).
Poco se ha estudiado de la relación del acoso escolar con la sintomatología de ansiedad,
específicamente con la ansiedad social que se define como un temor acusado y persistente por
una o más situaciones sociales en el que dichas personas se exponen a otras y temen resultar
humillados (American Psychiatric Association, 2013). Las situaciones se experimentan con
ansiedad o malestar intensos. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el
malestar que aparece en las situaciones sociales o de actuaciones en público interfieren con la
rutina de las persona y con su funcionamiento social, lo que produce un malestar significativo
(Gil-Bernal & Hernández-Guzmán, 2009).
Dado que las personas con ansiedad social suelen presentar dificultades en diversas áreas
de su vida, como por ejemplo en sus relaciones entre pares al no comunicarse con los demás,
en clase suelen permanecer callados, suelen aislarse en la escuela, de igual manera tienen
respuestas ansiosas evaluaciones y son molestados por parecer retraídos y callados (Gültekin
& Dereboy, 2011), podría suponerse que esta sintomatología estuviera relacionada con la
percepción de acoso escolar. Por tanto el objetivo del presente trabajo consistió en analizar la
relación entre el acoso escolar y la sintomatología de ansiedad social, en universitarios de
Hidalgo, Tabasco y la Ciudad de México.
Método
Participantes
Para llevar a cabo la investigación se contó con 532 estudiantes universitarios seleccionados
mediante un muestreo no probabilístico accidental, 118 hombres (22%) y 413 mujeres (78%),
con un promedio de edad de 21.5 años y un rango de 18 - 59 años de edad; 150 alumnos
(28%) pertenecientes a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo en el Instituto de
Ciencias de la Salud, 184 alumnos (35%) pertenecientes a la Universidad Juárez Autónoma de
Tabasco y 198 pertenecientes a la Universidad Pedagógica Nacional (37%).
Instrumento
Inventario Multidimensional De Acoso Psicológico En Universitarios (IMAPU) (Plata, Romero,
Del Castillo, Domínguez & Martínez, 2015) con dos de sus tres subescalas: .
Subescala de convivencia entre pares: Obtuvo su validez mediante un análisis factorial con
rotación Varimax del cual se eligieron los cinco factores con un valor propio mayor a uno, los
cuales explicaban el 64.74% de la varianza. La versión final quedó constituida con 30
reactivos. Con un coeficiente del alpha de Cronbach de .911.
427
Subescala de victimización: Obtuvo su validez mediante un análisis factorial con rotación
Varimax del cual se eligieron los tres factores con un valor propio mayor a uno, que
explicaban el 60.47% de la varianza. La versión final quedó constituida con 17 reactivos. Con
un coeficiente del alpha de Cronbach de .865.
Versión adaptada para población mexicana del cuestionario CASO-A30 (Caballo, Salazar
Irurtia, Arias & Hofmann, 2010) cuenta con 30 ítems en escala likert de 5 puntos (desde
1="Nada o muy poco malestar, tensión o nerviosismo" hasta 5= "Mucho o muchísimo malestar,
tensión o nerviosismo"). El CASO-A30 evalúa cinco dimensiones de la ansiedad social: 1)
Interacción con el Sexo Opuesto; 2) Expresión Asertiva de Molestia; 3) Hablar en Público; 4)
Quedar en Evidencia; 5) Interacción con Desconocidos; 6) Ansiedad Social Total. Cada
dimensión consta de seis ítems distribuidos al azar a lo largo del cuestionario. Consistencia
interna de .91.
Procedimiento
Se les pidió a los participantes que respondieran a la escala de manera más clara y
sincera posible indicando que el cuestionario formaba parte de una investigación, cuyo
objetivo era conocer la existencia del acoso escolar en comunidades universitarias y su relación
con la ansiedad social. Así mismo se destacó el anonimato de las respuestas y se indicó que las
respuestas no serían catalogadas como buenas o malas, correctas o incorrectas, con el fin de
garantizar la confidencialidad de los participantes.
Resultados
428
De igual modo en la Tabla 1 se puede observar que el factor expresión asertiva de
molestia o enfado que se refiere a la dificultad experimentada al tener que hacer valer los
propios derechos o mostrar molestia, correlacionó de manera positiva, baja y estadísticamente
significativa, con todos los factores de la escala de acoso escolar entre pares (agresión
directa, intencionalidad, abuso, agresión indirecta).
En cuanto a la subescala de victimización que tiene que ver con la percepción que tiene la
persona de que está siendo acosada, así como su grado de malestar ante ello y el temor que
le suscita se encontraron correlaciones estadísticamente significativas, bajas y positivas de los
factores reacción y evaluación negativa con los factores de sintomatología de ansiedad social.
El factor percepción de acoso correlacionó significativamente con los factores de expresión
asertiva de molestia, interacción con desconocidos y ansiedad social total de la escala de
sintomatología de ansiedad social (Ver Tabla 2).
Tabla 2.
Análisis de Correlación Producto Momento de Pearson de victimización y ansiedad social
Evaluación
PercepciónReacción
negativa
Interacción con el sexo opuesto .084 .188** .102
Expresión asertiva de molestia .160** .258** .215**
Hablar en público /Interacción autoridad .045 .194** .170**
Quedar en evidencia o ridículo .109 .257** .195**
Interacción con desconocidos .138 ** .217** .144**
Ansiedad Social Total .135 ** .271** .203**
**= p ≤ 0.01
Discusión
A partir de los resultados se puede concluir que el acoso escolar universitario entre pares se
encuentra relacionado con la sintomatología de ansiedad social en esta muestra obtenida de
tres estados diferentes del país. Al parecer los y las universitarias que perciben recibir acoso
por parte de sus compañeros presentan también sintomatología de ansiedad social. Esto
ocurrió tanto para la escala de acoso entre pares que aborda la frecuencia con la que la
persona reporta experimentar acoso, como en la escala de victimización que se centra en la
percepción de peligro, las reacciones fisiológicas y emocionales ante el acoso y la percepción
de evaluación negativa por parte de los pares.
Los hallazgos resultan interesantes dado que la relación entre estas variables ha sido poco
estudiada y la literatura no reporta una explicación clara. No obstante existe dos hipótesis
tentativas: Una explicación tentativa es que las personas que desarrollan síntomas de ansiedad
social, se convierten es sujetos de acoso debido a su exagerada timidez, retraimiento y
preocupación por la evaluación de los demás (Gültekin & Dereboy, 2011) independientemente
de la hostilidad del ambiente escolar en el que se encuentre. Sin embargo, otra posibilidad es
que sea el fenómeno del acoso escolar caracterizado por la ocultación de información, la
exclusión social, la infravaloración del esfuerzo realizado, el no tener en cuenta la opinión de
429
la víctima, el impedir actividades (Simpson & Cohen, 2004) el maltrato psicológico general y
la exclusión social por parte de los pares académicos (Smith, 2004) el que provoque que las
personas desarrollen sintomatología de ansiedad social.
Los resultados deben tomarse con cautela dado que, a pesar de contar con una muestra de
buen tamaño de tres universidades públicas del país y de encontrarse una relación
estadísticamente significativa entre las variables y sus dimensiones, estas relaciones fueron de
una baja intensidad, lo que podría indicar que hay otras variables que afectan la aparición
tanto de la percepción de acoso escolar en la vida universitaria, como de la sintomatología de
ansiedad social. Estudios posteriores podrán esclarecer la relación entre ambos fenómenos, así
como sus consecuencias dentro del ámbito escolar.
Referencias
Adams F.D. & Lawrence G. J. (2011). Victims: The Effects Last Into College. Informe sobre la Convivencia
en los Centros Educativos. España.
American Psychiatric Association (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5®.
Spanish Edition of the Desk Reference to the Diagnostic Criteria From DSM-5®: American
Psychiatric Pub.
Aquino, K. & Lamertz, K. (2004). A relational model of workplace victimization: social roles and patterns
of victimization in dyadic relationships. Journal of Applied Psychology, 89(6), 1023-1034.
Clémence, A. (2001). Violence and security al school: The situation in Switzerland. In E Debarbieux &
Blaya (Eds.) Violence in schools. Ten approaches en Europe. Issy-les-Moulineaux: ESF editeur.
Cornell, D.G., Sheras, P.L., & Cole, J.C. (2006). Assessment of bullying. En: Jimerson SR, Furlong MJ (eds).
Handbook of School Violence and School Safety. Mahwah, NJ: Erlbaum, 587–602.
Defensor del Pueblo-UNICEF (2007). Violencia escotar: et maltrato entre iguales en la Educación
Secundaria Obligatoria 1999-2006. Nuevo estudio y actualización del informe del 2000. C. del
Barrio, M. A. Espinosa, E. Martín y E. Ochaíta. Madrid: Defensor del Pueblo.
Gil-Bernal, F.& Hernández-Guzmán, L. (2009). Tratamiento cognitivo-conductual para niños mexicanos
con fobia social. Anuario de psicología, 40(1), 89-104.
Gültekin, B.K. & Dereboy, I.F. (2011). The prevalence of social phobia, and its impact on quality of life,
academic achievement, and identity formation in university students. Turkish Journal of Psychiatry,
22(3), 150-158.
Howard, D. E. & Wang, M. Q. (2003). Risk profiles of adolescent girls who were victims of dating
violence. Journal of Adolescence, 38, 1-14.
Lewis, S. & Orford, J. (2005). Women’s Experiences of Workplace bullying: Changes in Social
Relationships. Journal of Community y Applied Social Psychology, 15, 29–47.
Menesini, E., Fonzi, A. & Smith, PK. (2002). Attribution of meanings to terms related acoso escolar: A
comparison between teacher’s and pupil’s perspectives in Italy. European Journal of Psycholy and
Education 17, 393–406.
Monks, C. P. & Smith, P. K. (2010). Definitions of bullying: Age differences in understanding of the term
and the role of experience. British Journal of Developmental Psychology, 24(4), 801-821.
Namie G. (2009). Acoso escolar y contexto ambiental. en http:
//www.colegiointernacional.edu .mx|tips- acoso escolar-com.pdf
Ortega, R. (2010). Violencia escolar, mito o realidad. Sevilla: Mergablum.
430
Pellegrini, A. D., & Long, J. D. (2002). A longitudinal study of bullying, dominance, and victimization
during the transition from primary school through secondary school. British Journal of
Developmental Psychology, 20(2), 259-280.
Pinheiro, P. S. (2006). Wortd report on viotence against chitdren. Geneva: Naciones Unidas.
Plata, J. V., Romero, A., del Castillo, A. Domínguez, G. A., & Martínez, A., (2015). Validación de la
Escala de Acoso Psicológico en ambiente escolar universitario. Revista Iberoamericana de psicología
23(2), 36-44.
Simpson, R. & Cohen, C. (2004). Dangerous work: The gendered nature of bullying in the context of
higher education. Gender, Work and Organization, 11(2), 163-186.
Smith D.C. & Kingery P. (2002). Appraisal and Prediction of School Violence. Hauppauge, NY: Nova
Science, 165–191.
Smith, P. K. (2004). acoso escolar: Recent developments. Child and Adolescent Mental Health Volume
9(3), 98-103.
Soares, A. (2002). Bullying: When work becomes incident. Montreal. http:
//www.er.uqam.ca/nobel/r13566/document/ bullying%20report%20soares.pdf
Stassen K. (2007). Update on acoso escolar at school: Science forgotten? Developmental Review. 27,(1)
90-126.
Vaillancourt, T., MeDougall, P., Hymel,S., Krygsman, A., Miller, J., & Stiver, K. (2008). Bullying: Are
researchers and children/youth talking about the same thing? International Journal of Behavioral
Development, 32, 486-495.
431
Relación entre Liderazgo Distribuido del Director y el Clima
Escolar con la Agresión entre Estudiantes
Ana Carolina Reyes Rodríguez*, Angel Alberto Valdés Cuervo** y
José Angel Vera Noriega***
Una educación de calidad debe proporcionar a los alumnos el dominio de “los códigos
culturales básicos, las capacidades para la participación democrática, el desarrollo de la
capacidad para resolver problemas y seguir aprendiendo, y el desarrollo de valores y
actitudes acordes con una sociedad que prevea una mejor calidad de vida” (Schmelkes (1994,
p. 17). Para lograr este propósito las escuelas deben de lograr un ambiente escolar libre de
violencia (Cassasus, Cusato, Froemel, & Palafox, 2001).
La violencia entre pares es un foco de atención para las autoridades educativas en México,
ya que se reporta que más de un 20% de los estudiantes de escuelas de nivel básico en el
país se ven involucrados directamente en este tipo de violencia escolar (Haro, García, & Reidl,
2013; Valdés & Carlos, 2014). La victimización por pares puede ser definida como una
situación en la que un individuo es agredido intencionalmente por parte de un compañero o
grupo de compañeros de la escuela (Stephenson & Smith, 2008).
Para prevenir la violencia entre estudiantes se requiere de la cooperación de los diferentes
actores escolares, y de forma muy particular, un desempeño eficiente de sus funciones por
parte de los directores escolares. La dirección escolar conlleva el desempeño de actividades
administrativas, financieras y pedagógicas a fin de direccionar los procesos educativos para
alcanzar la calidad educativa (Weinstein, 2002). Para la realización de dichas tareas es
imprescindible que el director cuente con las capacidades y las herramientas necesarias para
influir en el comportamiento de los demás en función del logro de las metas escolares
(Secretaría de Educación Pública [SEP], 2010).
El liderazgo es “el arte de conseguir que las personas cumplan una tarea voluntariamente”
(Ruíz, 1995, p. 371). Un liderazgo directivo eficaz reúne las características de ser facilitador,
distribuido y compartido, y prestar especial atención a la mejora de los procesos educativos y
de convivencia (Arribas & Torrego, 2007). Bajo este marco de referencia, el liderazgo
distribuido es un nuevo marco conceptual para analizar el desempeño de los directores
escolares, ya que este implica su capacidad de poner en movimiento a todos los miembros de la
comunidad escolar para el logro de las metas educativas. Este tipo de liderazgo se basa en el
principio de toma de decisiones y acuerdos en conjunto (Cayufel, 2007), por lo que su
característica distintiva es que entraña el compromiso e implicación de todos los miembros de
la comunidad escolar, aprovechando sus habilidades en pro del cumplimiento de los objetivos
y metas escolares (Hellsten, Noonan, Preston, & Prytula, 2013).
La importancia del liderazgo distribuido radica en que puede constituir el factor crítico de
éxito o fracaso de cualquier medida educativa para la prevención y control de la victimización
escolar. Diversos estudios señalan que el tipo de liderazgo utilizado por el director guarda
una relación importante con la frecuencia de reportes de bullying en las escuelas (Al-Safran,
Brown, & Wiseman, 2014; Hughes & Pickeral, 2013).
Por otra parte, el director tiene como una de sus tareas más importantes el promover un
clima social escolar positivo (Lavín, del Solar, & Padilla, 2000). El clima social escolar puede
ser definido como la naturaleza y la calidad de las relaciones entre los alumnos y los adultos
de la escuela y en la escuela (Kuperminc, Lead- Beater, Emmons, & Blatt, 1997; National
School Climate Council [NSCC], 2012). La promoción de un clima social escolar positivo reduce
los niveles de victimización entre pares, ya que la victimización es el resultado de
comportamientos que procuran construir una identidad dentro de un ambiente percibido como
violento (Postigo, González, Montoya, & Ordoñez, 2013). A pesar de que la victimización es
llevada a cabo por un individuo ésta es perpetuada dentro de un contexto, el cual al ser
controlado puede reducir las posibilidades de reincidencia del fenómeno (Linstrom, 2009).
Existen pocas investigaciones en México que indaguen en la relación del estilo de liderazgo
distribuido del director y el clima social escolar con la frecuencia de reportes de victimización
en estudiantes de secundarias (Sánchez, 2011; SEP, 2012), es por esto que el presente estudio
se propuso determinar si existe relación del liderazgo distribuido, y el clima social escolar con
los reportes de victimización entre pares en escuelas secundarias públicas de un Estado del
noroeste de México.
Método
Participantes.
En el estudio participaron directores y estudiantes de 78 escuelas secundarias públicas de
cinco municipios de un Estado del noroeste de México. Se encuesto a la totalidad de directores,
52 (66.7%) fueron hombres y 26 (33.3%) mujeres. Su edad promedio fue 52.5 (DS=7.1) años.
Los 2339 estudiantes involucrados en el estudio se seleccionaron mediante un muestreo
aleatorio por conglomerados (p= .50, q= .5). De estos 1 140 (48.7%) fueron del sexo
masculino y 1 199 (51.3%) del femenino con una edad promedio de 13.5 años (DS=1.4).
Instrumentos.
Victimización entre pares. Se utilizó el instrumento desarrollado por Valdés y Carlos (2014)
que mediante de 14 ítems mide la frecuencia con que los estudiantes reportan ser agredidos
por los pares durante el último mes. Estas agresiones se clasifican en tres tipos: (a) Física
(ejemplo: Me pegan), (b) Psicológica (ejemplo: Me dicen sobrenombres ofensivos) y (c) Social
(ejemplo: No me permiten participar en los equipos de trabajo). Se consideró el promedio de
433
agresiones reportadas por los estudiantes de cada escuela para el estudio. Se respondió
mediante una escala tipo Likert con opciones de respuesta que fueron desde: 1 (nunca), 2 (casi
nunca, 1-2 ocasiones), 3 (a veces, 3-5 ocasiones), 4 (casi siempre, 5-10 ocasiones) y 5 (siempre,
más de 10 ocasiones). La confiabilidad de la escala medida con el Alfa de Cronbach fue de
.86.
Clima social escolar. Se utilizó la escala desarrollada por Trianes, Blanca, De la Morena,
Infante y Raya (2006) para medir 13 indicadores el clima social dentro del centro escolar
desde la percepción de los estudiantes (ejemplo: Cuando tengo una emergencia en la escuela
hay alguien para ayudarme). Para fines del estudio se tomó el promedio de los reportes de los
estudiantes de cada escuela. El instrumento fue contestado utilizando una escala tipo Likert con
cinco opciones de respuesta: 1 (nunca), 2 (casi nunca), 3 (a veces), 4 (casi siempre) y 5 (siempre).
Su confiabilidad medida con Alfa de Cronbach fue de .92.
Liderazgo distribuido del director. Se realizó una adaptación del cuestionario ‘A Survey of
Student Assessment and School Leadership Practices’ de Hellsten et al. (2013). Este se responde
por los directores y consta de 16 ítems agrupados en cuatro dimensiones: (a) Evaluación
continua (ejemplo: Realizo observaciones en clase para evaluar la práctica del docente), (b)
Comunicación (ejemplo: Comparto con los docentes mis creencias y valores acerca del sistema
apropiado de evaluación), (c) Planeación estratégica (ejemplo: Desarrollo metas escolares con
base en los resultados de evaluación) y d) Participación social (ejemplo: Realizo reuniones
escolares para discutir acerca de la mejora del rendimiento de los estudiantes). El cuestionario se
contestó mediante una escala tipo Likert con cinco opciones de respuesta: 1 (nunca), 2 (casi
nunca), 3 (a veces), 4 (casi siempre) y 5 (siempre). Se obtuvo un Alfa de Cronbach de .91
Procedimiento.
Se explicó a los directores el propósito del estudio y se pidió su cooperación voluntaria. En
el caso de los estudiantes se envió una carta a los padres informándoles del proyecto y se
solicitó su consentimiento informado por escrito para que los hijos participaran en el mismo. Por
último, se invitó a los estudiantes a participar de forma voluntaria garantizándoles la
confidencialidad de la información. El análisis de los datos se realizó con una regresión lineal
jerárquica con apoyo del software SPSS. 22.
Resultados
Los datos muestran correlaciones significativas negativa entre los reportes de victimización
por pares y las variables liderazgo distributivo del director y clima social escolar (ver tabla 1).
Tabla 1
Medias, Desviaciones Estándar y Correlaciones entre la Frecuencia de Victimización por Pares y
las Variables Predictoras
Variable M DS 1 2
Victimización por pares 1.76 .08 -.28* -.35**
Variables predictoras
434
1. Liderazgo distribuido 3.73 .60 _ .15
2. Clima social escolar 3.31 .33 _
*p< .05. ** p< .01. *** p< .001.
Los resultados del análisis de regresión evidencian que las variables ejercen un efecto
significativo en los reportes de victimización por pares, y explican en conjunto el 18% de la
varianza de los puntajes (R2 =.18) y su tamaño de efecto es mediano (f2 = .22). El signo de los
coeficientes β sugiere que la frecuencia con que el director utiliza un liderazgo distribuido y un
mejor clima social escolar se asocian con menores reportes de victimización por parte de los
pares en los estudiantes (ver tabla 2).
Tabla 2
Resumen del Análisis de Regresión Jerárquica Para las Variables Predictoras Relacionadas con el
Director de las conductas agresivas hacia los pares (N= 76)
Paso y variables predictoras Β ES Β β R2 ΔR2
Paso 1: .07*
Liderazgo distribuido -.033 .016 -.26*
Paso 2 .18** .11**
Clima social escolar .084 .030 -.34**
*p < .05. ** p < .01. *** p < .001
Discusión
Los resultados constatan que el funcionamiento de los actores y las características del
contexto escolar se relacionan con la frecuencia de problemas de agresiones entre estudiantes
(Valdés & Carlos, 2014). El liderazgo distribuido se relaciona con menores reportes de
victimización, esto se puede explicar por el hecho de que esta forma de liderazgo favorece
que los miembros de la comunidad escolar se impliquen en establecer estándares positivos de
conducta y a favor de la resolución asertiva de los conflictos, lo que contribuye al desarrollo
de un ambiente escolar libre de cualquier tipo de violencia (Leithwood, 1994; Murphy, 1990).
Se reafirmó a través de los resultados de este estudio que un clima social escolar positivo
favorece la disminución de los reportes de victimización entre pares, y reafirma los hallazgos
de otros estudios que señalan que cuando dentro del centro escolar se procura el respeto, la
convivencia y se brinda seguridad a los estudiantes, existe menor frecuencia de
comportamientos de victimización entre los pares (Collie, Shapka, & Perry, 2011; Good,
McIntosch, & Gietz, 2011; Greene, 2006). Por último, la relación del liderazgo distribuido con
los de victimización entre pares es lo suficientemente alta para considerar esta variable como
un factor relevante a seguir estudiando en los directores. Así mismo, reconociendo la limitación
de este estudio en relación al tamaño de la muestra de directores, se sugiere realizar otras
investigaciones con muestras más amplias.
435
Referencias
Al-Safran, E., Brown, D., & Wiseman, A. (2014). The effect of principal’s leadership style on school
environment and outcome. Research in Higher Education Journal, 22, 1-19.
Arribas, J., & Torrego, J. (2007). El modelo integrado. Fundamentos, estructuras y su despliegue en la
vida de los centros. En J. Torrego, J. Aguado, J. Arribas, J. Escaño, I. Fernández, S. Funes, M. Gil
(Eds.), Modelo Integrado de Mejora de la Convivencia. Estrategias de mediación y tratamiento de
conflictos (pp. 27-66). Barcelona: GRAO.
Cassaus, J., Cusato, S., Froemel, J., & Palafox, J. (2001). Primer estudio internacional comparativo sobre
lenguaje, matemáticas y factores asociados, para alumnos de tercer y cuarto (UNESCO Informe).
Recuperado de http: //unesdoc.unesco.org/ images/0012/001231/123130s.pdf
Cayufel, C. (2007). El liderazgo distribuido una apuesta de dirección escolar de calidad. Revista
Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 5(5), 144-148.
Collie, R., Shapka, J., & Perry, N. (2011). Predicting teacher commitment: the impact of school cli- mate
and social-emotional learning. Psychology in the Schools, 48(10), 1034-1048.
Good, C., McIntosh, K., & Gietz, C. (2011). Integrating bullying prevention into schoolwide positive
behavior support. Teaching Exceptional Children, 44(1), 48-56.
Greene, M. (2006). Bullying in schools: A plea for mea- sure of Human Rights. Journal of Social Issues,
62(1), 63-79.
Haro, I., García, B., & Reidl, L. (2013). Experiencias de culpa y vergüenza en situaciones de maltrato
entre iguales en alumnos de secundaria. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 18(59),
1047-1075.
Hellsten, L., Noonan, B., Preston, J., & Prytula, M. (2013). Principal´s perceptions of assessment
leadership: A study of the assessment practices of school principals in Saskatchewan (Canada).
ISEA, 40(3), 57-74.
Hughes, W., & Pickeral, T. (2013). NSCC National School Climate Center. Recuperado de http:
//www.schoolclimate.org/publications/documents/sc-brief-leadership.pdf
Kuperminc, G. P., Leadbeater, B. J., Emmons, C., & Blatt, S. J. (1997). Perceived school climate and
difficulties in the social adjustment of middle school students. Applied Developmental Science, 1,
76–88.
Lavín, S., Del Solar, S., & Padilla, A. (2000). El proyecto educativo institucional como herramienta de
transformación de la vida escolar: guía metodológica para los centros educativos. Recuperado de
http: //biblioteca.uahurtado.cl/ujah/reduc/pdf/ 8650.pdf
Leithwood, K. (1994). Liderazgo para la reestructuración de las escuelas. Revista de Educación, 304,
31-60.
Lindstom, S. (2009). Improving the school environment to reduce school violence: a review of the
literature. Journal of School Health, 79(10), 451- 465.
Murphy, J. (1990). Principal instructional leadership. En R. Lotto & P. Thurston (Eds.), Advances in
educational administration: Changing perspectives on the school (pp. 163-200). Greenwich, CT:
JAI.
National School Climate Council. (2012). School climate. Recuperado de http:
//www.schoolclimate.org/climate/
Postigo, S., González, R., Montoya, I., & Ordoñez, A. (2013). Theoretical proposals in bullying research:
a review. Anales de Psicología, 29(2), 413-425.
Ruiz, J. (1995). Sociología de las organizaciones. Bilbao: Universidad de Deusto.
Sánchez, F. (2011). Desafíos de la gestión escolar de los directores de educación preescolar y su
proceso de formación (Tesis doctoral). Recuperada de http: //tesis.ipn.mx/xmlui/
bitstream/handle/123456789/11670/desafíosgestion. pdf?sequence=1
436
Schmelkes, S. (1994). Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas. Recuperado de http:
//www.ctascon.com/Hacia%20una%20mejor%20calidad%20de%20las%20Escuelas.pdf
Secretaría de Educación Pública (2010). Programa escuelas de calidad. Gestión estratégica en las
escuelas de calidad: Orientaciones Prácticas para directivos y docentes. Recuperado de http:
//basica.sep.gob.mx/pec/pdf/dprograma/Gestion_
estrategica_en_las_Escuelas_de_Calidad.pdf
Stephenson, P., & Smith, D. (2008). ¿Por qué algunas escuelas no tienen acosadores? En M. Elliot (Ed.),
Intimidación. Una guía práctica para combatir el miedo en las escuelas (pp. 56-78). México, Distrito
Federal: Fondo de Cultura Económica.
Trianes, M., Blanca, M., De La Morena, L., Infante, L., & Raya, S. (2006). Un cuestionario para evaluar el
clima social del Centro Escolar. Psicothema, 18(002), 272-277.
Valdés, A., & Carlos, E. (2014). Relación entre el autoconcepto social, el clima familiar y el clima
escolar con el bullying en estudiantes de secundarias. Avances de Psicología Latinoamericana,
32(3), 447-457.
Weinstein, J. (2002). Calidad y gestión en educación: condiciones y desafíos. Pensamiento Educativo,
31(2), 50-71.
437
Un Estudio Descriptivo sobre Traumatización Secundaria en
Defensores de Derechos Humanos
Rogelio Flores Morales
El Estrés Traumático Secundario (ETS) –también conocido como Desgaste Profesional por
Empatía– agrupa a un conjunto de síntomas que surgen como resultado de haber establecido
un contacto cercano y sistemático con víctimas de violencia, o con sobrevivientes de algún
trauma (Figley, 1999; Rothschild, & Rand, 2006). Dichos síntomas son similares a los que se
presentan en el Estrés Postraumático (EPT), aunque la principal diferencia se ubica en los
factores desencadenantes. En otros términos, en el ETS los síntomas surgen de una experiencia
indirecta o secundaria, mientras que en el EPT regularmente se configura por experiencias
directas (aunque no necesariamente, como bien se matiza en la quinta versión del DSM).
Tal y como ocurre con el EPT, los principales síntomas de ETS se agrupan en tres categorías:
intrusión, evitación y activación. Esta trilogía sintomática emerge como una especie de
“contagio emocional”, al absorber y retener el sufrimiento de las víctimas mientras interactúan
con ellas. Los síntomas intrusivos se manifiestan principalmente por medio de recuerdos
recurrentes del evento traumático, flashbacks sobre los sucesos perturbadores, y pesadillas. Los
síntomas evitativos se presentan como aislamiento social, anestesia emocional, desinterés en las
actividades cotidianas y olvidos recurrentes. Por último, los síntomas de activación se
manifiestan con insomnio, sobresaltos, dificultad para concentrarse e irritabilidad (Bride,
Robinson, Yegidis, & Figley, 2003; Figley, 1999). Una de las poblaciones que suele establecer
un contacto permanente y sistemático con víctimas son los defensores(as) de derechos humanos,
lo que hace de ellos un grupo vulnerable a la aparición de síntomas de ETS.
En esta investigación exploratoria y transversal, se planteó como objetivo principal
identificar la prevalencia de síntomas de ETS, así como establecer si existen diferencias de
acuerdo con el género (hombres / mujeres); violaciones a los derechos humanos (ha sido
víctima o no de violaciones a sus derechos humanos); horas trabajadas por semana (40 hrs. o
menos / más de 40 hrs.); y temáticas abordadas (incluye temática de narcotráfico / no incluye
temática de narcotráfico). Lo anterior se plantea con el fin de determinar si los defensores(as)
se han visto impactados de manera secundaria por su labor profesional, y reconocer si las
cuatro variables arriba descritas están presentes en su configuración.
Método
Participantes.
Se empleó una muestra no probabilística e intencional por invitación (Polit, 2002; Silva,
1993). En este estudio participaron 59 defensores de derechos humanos que trabajaban en
distintas áreas como asesoramiento, atención y defensoría de los derechos humanos. Los
participantes presentaban una exposición indirecta a experiencias traumáticas de otras
personas (principalmente hechos de violencia e impunidad).
El 61% de la muestra estuvo constituida por mujeres y 39% por hombres. Una mayoría se
ubicó en un rango de edad de 30 a 44 años (42.4%). Casi la mitad de los participantes
(45.8%) trabajaba más de 40 horas a la semana en sus actividades profesionales. Por otra
parte, 74.6% declararon que en sus labores como defensores, eventualmente habían
establecido contacto con víctimas de violencia derivada de la “guerra contra el narcotráfico”.
Al momento del levantamiento, el 72.9% de los participantes desempeñaba su trabajo en la
ciudad de México y el resto (27.1%) se distribuía en 8 entidades del país (Estado de México,
Morelos, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Chiapas, Colima y Chihuahua).
Instrumentos.
Además del cuestionario sociodemográfico y laboral, se empleó la Escala de Estrés
Traumático Secundario-EETS (STSS por sus siglas en inglés) desarrollada por Bride et al.
(2003), la cual evalúa en 17 reactivos síntomas intrusivos, evitativos y de activación, derivados
de una exposición indirecta a experiencias traumáticas. El Alfa de Cronbach total del
instrumento es .87.
Procedimiento.
Gracias a la intervención y apoyo de diversas organizaciones y colectivos, se convocó a
defensores de derechos humanos a participar en la investigación. Se invitó directamente a 74
defensores, y 59 aceptaron, configurándose una tasa de rechazo de 21%. A todos los
miembros de las organizaciones se les explicó el objetivo del estudio en una carta-invitación, y
se les garantizó el carácter confidencial de su participación. Los defensores que aceptaron
participar otorgaron su consentimiento informado. El proceso de levantamiento de datos y la
sistematización y ordenamiento de los mismos se realizó entre el último trimestre de 2014 y el
primero de 2015.
Resultados
La media del puntaje total del instrumento fue 38.92 (DE = 10.16), lo cual en promedio
ubicó a los participantes con niveles “moderados” de ETS. En cuanto a los síntomas
desagregados, se identificaron las siguientes medias: intrusión 11.02 (DE = 3.31), evitación
9.68 (DE = 3.21), y activación 18.22 (DE = 5.38).
439
Se encontró que utilizando un punto de corte de 44 (es decir, con puntajes que ubicaban a
los participantes con sintomatología “alta” o “severa”), la prevalencia de síntomas de ETS en
esta muestra fue de 32.2%.
Al realizarse las pruebas t de Student para muestras independientes con el fin de conocer si
existían diferencias significativas en cuanto a la presencia de ETS (puntajes totales), de
acuerdo con las variables de género, violaciones a los derechos humanos, horas trabajadas
por semana, y temáticas abordadas, se encontraron los siguientes resultados (Tabla 1):
Tabla 1
Diferencias por género, violaciones a los derechos humanos, horas trabajadas por semana y
temáticas abordadas en cuanto a los puntajes totales de la EETS
M DE M DE t p
Mujeres Hombres
40.58 9.69 36.30 10.54 -1.59 0.11
VVDH NVVDH
39.30 10.55 38.67 10.05 -0.23 0.81
40 horas o menos Más de 40 horas
37.75 9.89 40.30 10.49 -0.95 0.34
ITN NITN
39.91 10.73 36 7.87 -1.29 0.20
M= Media aritmética; DE= Desviación estándar; VVDH = Ha sido víctima de violaciones a sus derechos humanos;
NVVDH = No ha sido víctima de violaciones a sus derechos humanos; ITN= Su trabajo incluye temáticas de
narcotráfico; NITN= Su trabajo no incluye temáticas de narcotráfico.
Como puede observarse en la Tabla 1, pese a que hubo diferencias entre cada una de las
cuatro variables comparadas (mujeres/hombres; VVDH/NVVDH; 40 horas o menos/más de 40
horas; ITN/NITN), éstas no fueron significativas. Las mujeres, por ejemplo, presentaron una
media superior a la de los varones, pero no fue significativa. Lo mismo ocurrió entre los que
trabajaban más de 40 horas a la semana y aquellos que no, siendo los primeros quienes
obtuvieron una media superior. Del mismo modo, los defensores que en su trabajo profesional
incluían temáticas relacionadas con el narcotráfico también presentaron una media más alta
que aquellos que no las incluían, pero esta diferencia tampoco fue significativa.
Por otra parte, en la Tabla 2 se presentan los resultados obtenidos al realizar pruebas t de
Student, desagregados por grupo de síntomas (activación, intrusión y evitación), de acuerdo
con las mismas variables.
Tabla 2
Diferencias por género, violaciones a los derechos humanos, horas trabajadas por semana y
temáticas abordadas, en cuanto a la presencia de síntomas de activación, intrusión y
evitación
M Total Grupo M Grupo 1 DE M Grupo 2 DE t p
Activación
1. Mujeres
18.86 4.93 17.22 5.99 -1.14 0.25
2. Hombres
440
Tabla 2
Diferencias por género, violaciones a los derechos humanos, horas trabajadas por semana y
temáticas abordadas, en cuanto a la presencia de síntomas de activación, intrusión y
evitación
M Total Grupo M Grupo 1 DE M Grupo 2 DE t p
1. VVDH
18.70 6.32 17.92 4.75 -0.50 0.61
2. NVVDH
1. 40 hrs o menos
17.97 5.64 18.52 5.13 -0.38 0.69
2. Más de 40 hrs.
1. ITN
18.34 5.52 17.87 5.11 -0.29 0.77
2. NITN
Intrusión
1. Mujeres
11.50 3.25 10.26 3.34 -1.41 0.16
2. Hombres
1. VVDH
11.30 3.48 10.83 3.24 -0.52 0.59
2. NVVDH
1. 40 hrs o menos
10.50 3.11 11.63 3.51 -1.31 0.19
2. Más de 40 hrs.
1. ITN
11.41 3.51 9.87 2.41 -1.57 0.12
2. NITN
Evitación
1. Mujeres
10.22 3.39 8.83 2.79 -1.64 0.10
2. Hombres
1. VVDH
9.30 2.85 9.92 3.45 0.71 0.48
2. NVVDH
1. 40 hrs o menos
9.28 2.58 10.15 3.84 -0.99 0.32
2. Más de 40 hrs.
1. ITN
10.16 3.41 8.27 2.05 -2.01 0.04
2. NITN
M= Media aritmética.
DE= Desviación estándar.
VVDH = Ha sido víctima de violaciones a sus derechos humanos.
NVVDH = No ha sido víctima de violaciones a sus derechos humanos.
ITN= Incluye temáticas de narcotráfico.
NITN= No incluye temáticas de narcotráfico.
441
Discusión
442
Referencias
Beck, C. T., & Gable, R. K. (2012). A mixed methods study of secondary traumatic stress in labor and
delivery nurses. Journal of Obstetric, Gynecologic, and Neonotal Nursing, 41, 747-760.
Breslau, N., Davis, G. C., Andreski, P., Peterson, E. L., & Schultz, L. (1997). Sex differences in
posttraumatic stress disorder. Archives of General Psychiatry, (54)11, 1044-1048.
Bride, B. E., Robinson, M. M. Yegidis, & Figley, Ch. R. (2003). Development and validation of the
secondary traumatic stress scale. Research on Social Work Practice, 14, 27-35.
Figley, C. R. (1999). Compassion fatigue: Toward a new understanding of the costs of caring. En B. H.
Stamm (Ed), Secondary traumatic stress: Self-are issues for clinicians, researchers, and educators
(2nd ed., pp. 3-28). Lutherville, MD: Sidran.
Flores-Morales, R y Reidl, L (2014) Traumatización secundaria en periodistas que cubrieron la caravana
por la paz. En Aportaciones Actuales de la Psicología Social Volumen II (pp. 814-821) México:
Asociación Mexicana de Psicología Social.
Guerra, C., & Pereda, N. (2015). Estrés traumático secundario en psicólogos que atienden a niños y
niñas víctimas de malos tratos y abuso sexual: un estudio exploratorio. Anuario de Psicología/The
UB Journal of Psychology, 45(2), 177-188.
McLean, C. P. Asnaani, A., Litz, B. T., Hofmann, S. G. (2011). Gender differences in anxiety disorders:
prevalence, course of illness, comorbidity and burden of illness. Journal of Psychiatric Research,
45(8), 1025-35.
Montero, F. (2014). Estudio de factores psicológicos y conductas de autocuidado asociados a procesos
de estrés traumático secundario en profesionales de la salud mental. Tesis de licenciatura.
Universidad de la República, Montevideo.
Polit, H. (2002). Investigación científica en ciencias de la salud. México: McGraw-Hill Interamericana.
Rothschild, B., & Rand, M. (2006). Help for the Helper: The Psychophysiology of Compassion Fatigue
and Vicarious Trauma. New York: Norton & Company.
Silva, L. (1993) Muestreo para la investigación en ciencias de la salud. Madrid: Edit. Díaz de Santos.
443
Aprendizaje Colectivo en Universitarios: Zona de Desarrollo
Próximo
María de los Ángeles Maytorena Noriega y Daniel González Lomelí
Universidad de Sonora
Participantes.
La muestra no probabilística fue de 62 estudiantes de segundo semestre en las licenciaturas
de Cultura física y deportes (31) y Psicología (31) de una universidad pública en una ciudad
del noroeste de México.
Instrumentos.
Para este estudio la ZDP se midió de la siguiente forma: se seleccionaron dos ejercicios del
manual Aprender el Uso de Acentos (Maytorena & González, 2007) los cuales se denominaron
tarea A y tarea B:
- Tarea A: texto de 210 palabras que mide la aplicación de las reglas de acentos en
palabras agudas. Cuenta con dos tipos de tareas: identificar el acento ortográfico e
identificar el acento prosódico; contiene 12 palabras agudas con acento ortográfico
y nueve palabras agudas con acento prosódico.
- Tarea B: texto de 243 palabras que mide la aplicación de las reglas de acentos en
palabras agudas. El texto cuenta con dos tipos de tareas: identificar el acento
ortográfico e identificar el acento prosódico. Posee 12 palabras agudas con acento
ortográfico y ocho palabras agudas con acento prosódico. A partir de las lecturas
de los textos antes descritos se desprendieron diferentes instrucciones para la
valoración diferenciada del andamiaje empleado en la realización de la tarea.
Procedimiento.
Los estudiantes dieron respuesta a las tareas en dos etapas que se describen a continuación:
- Etapa 1. Corresponde a la resolución individual del ejercicio en dos condiciones
diferentes: a) Sin andamiaje: a una mitad del grupo presente en el aula en el
momento de la aplicación se le proporciona la instrucción “El siguiente texto es un
fragmento del libro escrito por García Márquez (2002). Subraya las palabras
agudas que encuentres y anótalas en los recuadros separando las palabras agudas
con acento escrito y las palabras agudas sin acento escrito”; b) Con andamiaje: la
otra mitad del grupo trabajó con la instrucción: “El siguiente texto es un fragmento
del libro escrito por García Márquez (2002). Subraya las palabras agudas que
encuentres y anótalas en los recuadros separando las palabras agudas con acento
escrito y las palabras agudas sin acento escrito. Las palabras agudas son aquellas
en las que la pronunciación se carga en la última sílaba. Se acentúan cuando
terminan en n, s o vocal.”
o En ambas condiciones se solicitó a los estudiantes, una vez concluida la tarea
individual que evaluaran su desempeño en una escala del 1 al 10 y
respondieran el siguiente cuestionamiento: ¿A qué crees que se deba la
calificación que otorgas a tu desempeño en esta tarea?
445
- Etapa 2. Se formaron tercias o cuartas; cuidando en ambas situaciones que dos de
los estudiantes fueran los que recibieron la instrucción con andamiaje.
Posterior a la ejecución en grupo se les solicitó que valoraran de forma individual su
desempeño en una escala del 1 al 10 además de responder a la siguiente pregunta: ¿A qué
crees que se deba la calificación que otorgas a tu desempeño en grupo? Tanto el orden de las
licenciaturas como la asignación de tareas a los grupos se seleccionaron al azar.
Resultados
Figura 1.
Frecuencia de aciertos en palabras agudas con acento escrito en trabajo individual.
9
8
7
Frecuencias
6
5
4
3
2
1
0
Número de aciertos
446
Figura 2.
Frecuencia de aciertos en palabras agudas con acento prosódico en trabajo individual.
25
20
Frecuencias
15
10
0
Cero Uno Tres Cuatro Cinco Seis Siete Ocho Nueve Diez Once
Número de aciertos
La figura 3 presenta la frecuencia de aciertos del trabajo en tríadas y cuartas para el caso
de las palabras con acento escrito. A partir de esa información es posible señalar que sólo tres
447
tríadas obtuvieron 10 aciertos mientras que dos cuartas obtuvieron la puntuación máxima (13
aciertos) para esta tarea. Sin embargo, sí se refleja que en términos generales se obtiene un
mayor número de aciertos en la modalidad de trabajo en grupo, en comparación con la
ejecución individual de la tarea.
Figura 3.
Frecuencia de aciertos de palabras agudas con acento escrito en la situación de trabajo
colaborativo.
Triadas Cuartas
10
9
8
7
Frecuencia
6
5
4
3
2
1
0
5 6 7 8 9 10 11 13
Número de aciertos
Para el caso de las palabras sin acento escrito, la frecuencia de aciertos fue menor tanto en
tríadas como en cuartas, como se observa en la figura 4. En esta parte de la tarea la ejecución
en cuartas fue mejor ya que las cuatro cuartas tuvieron siete aciertos.
Figura 4.
Frecuencia de aciertos de palabras agudas con acento prosódico en la situación de trabajo
colaborativo.
Tríadas Cuartas
18
16
14
Frecuencias
12
10
8
6
4
2
0
1 2 3 4 5 7 10
Número de aciertos
448
Ante la instrucción de calificar su desempeño en la tarea de grupo una vez concluida, la
puntuación media fue igual a 7.84 (DE = 1.70) en una escala de 1 a 10. Cabe destacar que
un estudiante se valoró con una puntuación de 2 mientras que la mayoría se valoró con 8
(40.3%) seguido de una calificación de 9 (25.8%). Esta instrucción estuvo acompañada de la
siguiente pregunta: ¿A qué crees que se deba la calificación que otorgas a tu desempeño en
equipo? Los comentarios de los estudiantes son sobre el trabajo en equipo y giran en torno a
la colaboración que consideran que se dio en el momento de la ejecución como es el caso del
estudiante 35 quien menciona que el desempeño en la tarea grupal es “Porque todos
colaboramos” mientras que en la tarea individual su comentario fue “No me acuerdo de las
palabras agudas.”
Discusión
Este estudio tuvo como guía dos hipótesis orientadas a diferenciar el desempeño en la
ejecución de una tarea. En relación con el desempeño de la tarea individual con y sin
andamiaje para las palabras agudas con acento escrito, los resultados permiten señalar que sí
hubo mayor número de aciertos en estudiantes cuya instrucción fue con andamiaje aunque sólo
en algunos estudiantes. La identificación de palabras agudas que no se acentúan resultó de
mayor dificultad a juzgar por la baja frecuencia de aciertos obtenidos en esta tarea, tanto en
la situación de trabajo individual como en el trabajo en grupo. Al comparar la ejecución
individual contra la ejecución en grupo, los resultados muestran una mayor ejecución en la
tarea grupal solo en el caso donde la tarea fue identificar las palabras agudas con acento
escrito.
Es pertinente aclarar que este trabajo es una primera aproximación experimental a la
propuesta de Vygotsky sobre la ZDP con estudiantes universitarios y en tareas específicas
como lo es la ortografía que no corresponde a un contenido de una asignatura particular de la
currícula profesional. Los estudiantes refieren no ser hábiles en uso de acentos y ese puede ser
un factor importante en los resultados obtenidos en esta tarea, aunque sí fue posible distinguir
la influencia del andamiaje para una ejecución más efectiva, como fue medido en este estudio.
Respecto a la opinión de los estudiantes en el desempeño que tienen en la realización de
ambas tareas destaca la colaboración como algo importante para un buen resultado sin
embargo, se visualiza también una sobrevaloración de su ejecución al considerar que el
resultado es más alto de lo que fue en la realidad.
449
Referencias
Corral-Ruso, R. (2001). El concepto de zona de desarrollo próximo: una interpretación. Revista Cubana
de Psicología, 18(1), 72-76.
Fernández, M., Wegerif, R., Mercer, N., & Rojas-Drummond, S. (2015). Re-conceptualizing “Scaffolding”
and the Zone of Proximal Development in the Context of Symmetrical Collaborative Learning.
Journal of Classroom Interaction, 50(1), 54-72.
García Márquez, G. (2002). Vivir para contarla. México: Diana.
Hernández, G. (1998). Paradigmas en Psicología de la Educación. México: Paidós.
Jarauta, B. (2014). El aprendizaje colaborativo en la universidad: referentes y práctica. Revista de
Docencia Universitaria, 12(4), 281-302.
Maytorena, M., & González, D. (2007). Aprender el uso de los acentos. Serie aprender ortografía y
redacción. Universidad de Sonora.
450
Competencias de Motivación-Compromiso e Innovación
Educativa en Docentes de Psicología de una Universidad
Pública
Claudia Soledad de la Fuente Pérez, Maria Elena Rincón Aguirre,
Lenin Antonio Wade López, Ivet Pérez Shiels
y Patricia Carrera Fernández
452
En la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, el nuevo plan de estudios de la
Licenciatura en Psicología entró en vigor a partir del 2010, presentando un perfil de egreso
basado en un enfoque por competencias en las siguientes dimensiones: 1) Competencias
teórico-conceptuales; 2) Competencias metodológicas y 3) Competencias de adaptación al
mundo contemporáneo.
El desarrollar un diagnóstico de necesidades formativas del profesorado ha de constituir el
punto de partida para el diseño de estrategias de formación docente, nos permitirá analizar
la situación en la Organización Universitaria y de esta forma planificar los elementos de
mejora, facilitando la formación y el intercambio de conocimientos y experiencias entre
profesores (R. González et al., 2007).
Como mencionan Bozu y Canto-Herrera (2009), el perfil profesional es asociado a una
imagen de docencia deseable y contextualizada, su rol vendrá enmarcado en un modelo
sistémico e interdisciplinar, donde la docencia, la investigación, su saber, saber hacer y querer
hacer conformaran su acción educativa. Por otro lado la característica de investigador ha
puesto de relevancia que la gran importancia del proceso, estaría en la creación de
conocimiento innovador, productivo, donde transmitir lo último sería verdaderamente lo
importante y significativo en el rol del profesorado. El profesor de nuestra institución educativa
está inmerso en un enfoque por competencias, por lo que es de vital importancia analizar y
determinar el perfil de competencias requerido.
Esto representa como expresa Rueda-Beltrán (2009), la oportunidad manifiesta de volver a
examinar críticamente cada uno de los componentes del hecho educativo, pero en particular
detenerse en el análisis y la redefinición de las actividades del profesor y los estudiantes; así
que vale la pena intentar la definición de las competencias docentes, en el contexto de la
sociedad del conocimiento, con una disposición abierta, flexible y con ánimo de comprobar su
pertinencia para contribuir de mejor manera a la formación profesional y ciudadana de
quienes participan en los programas de la educación formal.
Método
Participantes.
El universo considerado fue de 1,001 alumnos de la Licenciatura en Psicología de la
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. La muestra estuvo conformada por 586 alumnos
que representan el 59% de la población, considerándose ambos turnos: matutino y vespertino;
las edades fluctuaban entre los 17 y 46 años (M=21), 22% eran hombres y el 78% mujeres.
Los participantes estaban distribuidos en ocho ciclos de la licenciatura y se consideraron los
siguientes criterios de inclusión: a) Ser alumno inscrito de la licenciatura, b) Estar cursando a
partir del segundo ciclo en adelante y c) Ser alumno regular.
Los criterios de exclusión considerados son: a) Alumnos de primer ciclo, b) Alumnos que
cursan estudios en grupos únicos y c) Alumnos que no estuvieran inscritos o en baja temporal.
453
Instrumento.
Se realizó una investigación transversal de tipo descriptivo, empleándose un cuestionario
con escala tipo Likert de 5 opciones: nunca, casi nunca, algunas veces, casi siempre y siempre,
para su elaboración se consideraron instrumentos utilizados en investigaciones similares como
las de Arias-Galicia (2006), Camargo-Escobar (2008), Proyecto Tuning (2007), entre otros; así
como en el Cuestionario de Evaluación Docente y el Perfil del Puesto Institucional.
Está constituido por diez factores que exploran determinados comportamientos, rasgos y
actitudes del profesor; previamente fue sometido a evaluación y análisis por parte de jueces
expertos, así como la realización de pruebas piloto del mismo. Los factores que se
consideraron fueron: Dominio de la disciplina, Planeación y desarrollo de la asignatura,
Innovación educativa, Motivación y Compromiso, Evaluación, Investigación, Comunicación,
Identidad profesional, Vinculación - Gestión y Tutoría.
Procedimiento.
Se solicitó inicialmente a los participantes su colaboración de manera voluntaria,
explicándoles el objetivo del estudio, garantizándoles absoluta confidencialidad de la
información y el uso para fines exclusivamente de investigación. La aplicación se efectúo
dentro de las aulas de clase, el tiempo aproximado para contestar fue de 30 minutos,
obteniéndose también datos generales como edad, género, ciclo escolar, asignatura y
profesor, entre otros.
En este trabajo se analiza específicamente el factor tres denominado “Innovación
educativa”, integrado por 8 ítems y el factor cuatro “Motivación y Compromiso”, constituido
por 11 reactivos.
El factor de Innovación Educativa se refiere a la mejora de las prácticas educativas
relacionadas con métodos, materiales, formas de trabajo, etc. como consecuencia de la
aparición de nuevos escenarios. Abarca aspectos como la actitud de apertura al cambio, la
flexibilidad, los estilos de aprendizaje, el aprendizaje cooperativo, las redes de colaboración
docente e institucional, entre otros.
El factor de Motivación y Compromiso se conceptualiza como: el desarrollo de funciones
docentes y académicas con el potencial óptimo de desempeño; satisfacción en la labor que se
desarrolla y considera aspectos como son el compromiso en las actividades docentes,
responsabilidad por los grupos, ambiente de respeto y confianza, etc.
454
Resultados
En las Tablas 1a y 1b, se agrupan las percepciones positivas de los ítems (Casi siempre y
Siempre) y se observa que los valores mínimo y máximo en el factor de Innovación Educativa
son 66.6 y 83.8% respectivamente, mientras que en el factor de Motivación y Compromiso
estos valores son 80.0 y 90.3%; esto refleja que los docentes se encuentran muy
comprometidos con su desempeño académico, sin embargo emplean muy pocas estrategias
innovadoras en sus cátedras.
Tabla 1a
Opciones positivas del factor de Innovación Educativa
Casi siempre y
Item Competencia
Siempre
IT19 Se muestra abierto e interesado a nuevas ideas y proyectos propuestos por alumnos 80.2
IT20 Incluye dinámicas de enseñanza actuales 72.7
IT21 Organiza actividades dentro del aula que se convierten en experiencias de aprendizaje 66.6
IT22 En clase propicia la participación a partir de preguntas y ejemplos de la vida cotidiana 82.6
IT23 Utiliza las TIC en clases 70.5
IT24 El uso de las TIC permite un intercambio productivo de conocimiento 73.4
IT26 En clase se busca satisfacer las necesidades de conocimiento de los alumnos 83.8
IT27 Busca la excelencia en cada una de sus clases 81.4
Promedio 76.5
Tabla 1b
Opciones positivas del factor de Motivación y Compromiso
Item Competencia Casi siempre y Siempre
IT28 En sus actividades docentes se observa actitud de compromiso 85.3
IT29 Muestra responsabilidad por los grupos en que imparte asignaturas 88.0
IT30 Durante sus clases propicia un ambiente de respeto y confianza 90.3
IT31 En las clases reconoce el logro de sus estudiantes 81.1
IT32 Presenta trato equitativo hacia los alumnos 88.3
IT33 Propicia el trabajo en equipo entre estudiantes 85.7
IT34 En sus clases promueve acuerdos de convivencia considerando la opinión de todo 84.3
el grupo
IT35 Forma equipos de trabajo promoviendo la participación de todos los integrantes 84.4
IT36 Estructura ideas de aprendizaje que propicien la colaboración de los estudiantes 80.0
IT37 Fomenta la participación del grupo para realizar conclusiones en sus exposiciones 84.0
IT38 Muestra satisfacción en sus actividades docentes 85.7
Promedio 85.2
455
Discusión
Los ítems del Factor “Motivación y Compromiso corresponden al componente Saber estar
que propone Pereda-Marín (2006) para observar si la competencia se encuentra presente,
por su parte Alles (2012) menciona que el compromiso como competencia incluye en general la
motivación hacia lo que se hace, indagando sobre la motivación para el puesto (expectativas
de desarrollo profesional) y motivación para el cambio (de trabajo). En la presente
investigación encontramos que todos los ítems son evaluados en rangos de 80 a 90%. En
cuanto al Factor “Innovación Educativa, corresponden al Querer hacer” y/o “Poder hacer” que
tienen que ver con Motivación y Disponibilidad de medios respectivamente, los porcentajes
encontrados en los resultados son del 66.6 y 83.8% que contrastan con la motivación,
evidenciando baja implementación de nuevas herramientas didácticas, pudiendo ser causa de
esto: la falta de medios, las pocas habilidades para el cambio y/o la carencia de
actualización en este contexto.
Los resultados de la presente investigación dejan claro que los docentes de la licenciatura
en psicología están comprometidos y motivados en la impartición de sus cátedras, sin embargo
en cuanto a innovación educativa el déficit encontrado lleva a pensar en que aún se siguen
sosteniendo modelos antiguos de enseñanza, generado quizá por los cambios vertiginosos en
la educación e implementación de las TIC en este ámbito, se debe indagar más aún en cuanto
a las causas de estos resultados, para poder ofrecer propuestas que puedan mejorar esta
competencia en el docente universitario. El modelo de la Universidad, organizado bajo los
principios de la innovación, hace referencia a lo sustantivo de su quehacer, es decir, a su
trabajo académico y a quienes lo realizan: profesores, investigadores y alumnos. Esto requiere
de la voluntad, el compromiso y la participación de toda su comunidad.
Referencias
456
González-Tirado, R. M.; González Maura, V. (2007). Diagnóstico de necesidades y estrategias de
formación docente en las universidades. Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-
5653) No. 43/6 – 15/08/2007 EDITA: Organización de Estados Iberoamericanos para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
Pereda-Marín, S-. Berrocal, F., (2006) Gestión de Recursos Humanos por Competencias. Editorial:
Centro de Estudios Ramón Areces, S.A. Madrid, España.
Proyecto Tunning (2003). Tunning Educational Structure in Europe. Informe final. Bilbao (España):
Universidad de Deusto.
Rueda-Beltrán M. (2009). La evaluación del desempeño docente: consideraciones desde el enfoque por
competencias. Revista Electrónica de Investigación Educativa, Vol. 11, Núm. 2, 2009.
Zabalza, M. A. (2012) Competencias docentes del profesorado universitario. Calidad y desarrollo
profesional, Madrid: Narcea. Tendencias pedagógicas, Núm. 2012. Universidad Santiago de
Compostela.
457
Descripción de Competencias: Planeación-Desarrollo y
Evaluación de Asignaturas en Docentes de Psicología de la
UJAT
Ivet Pérez Shiels, Lenin Antonio Wade López, Claudia Soledad
De la Fuente Pérez, Patricia Carrera Fernández
y María Elena Rincón Aguirre
Método
Participantes.
El universo considerado fue de 1,001 alumnos de la Licenciatura en Psicología de la
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. La muestra estuvo conformada por 586 alumnos
que representan el 59% de la población, considerándose ambos turnos: matutino y vespertino;
las edades fluctuaban entre los 17 y 46 años (M=21), 22% eran hombres y el 78% mujeres.
Los participantes estaban distribuidos en ocho ciclos de la licenciatura y se consideraron los
siguientes criterios de inclusión: a) Ser alumno inscrito de la licenciatura, b) Estar cursando a
partir del segundo ciclo en adelante y c) Ser alumno regular. Los criterios de exclusión
considerados son: a) Alumnos de primer ciclo, b) Alumnos que cursan estudios en grupos únicos
y c) Alumnos que no estuvieran inscritos o en baja temporal.
Instrumento.
El diseño del estudio es transversal-descriptivo, el instrumento se elaboró a partir de
instrumentos similares como el de Arias-Galicia (2006), Camargo-Escobar (2008), Proyecto
Tuning (2007), entre otros; así como en el Cuestionario de Evaluación Docente y el Perfil del
Puesto Institucional. Se utilizó una escala tipo Likert con cinco opciones de respuestas: nunca,
casi nunca, algunas veces, casi siempre y siempre; explora diez factores, previamente fue
sometido a evaluación y análisis por parte de jueces expertos, así como la realización de
pruebas piloto del mismo. Los factores considerados en el estudio son los siguientes: Dominio de
la disciplina; Planeación y desarrollo de la asignatura; Innovación educativa; Motivación y
compromiso; Evaluación; Investigación; Comunicación; Identidad profesional; Vinculación y
gestión y Tutoría.
Procedimiento.
Respecto al procedimiento, se solicitó a los participantes su colaboración de manera
voluntaria, explicándoles el objetivo del estudio e invitándoles a contestar con sinceridad,
garantizándoles absoluta confidencialidad de la información y uso para fines exclusivamente
de investigación. La aplicación se efectúo dentro de las aulas, tomando en cuenta los horarios
de los maestros, el tiempo aproximado fue de 30 minutos para resolverlo, recuperándose
también datos generales como son edad, género, ciclo escolar, asignatura y profesor.
Es importante destacar que en este estudio se analizará específicamente el factor dos
denominado “Planeación y desarrollo de la asignatura”, integrado por 14 ítems. Refiriéndose
a la organización de actividades del proceso de enseñanza-aprendizaje, temáticas a
460
desarrollar, actividades con el fin de alcanzar los objetivos de la asignatura, enfocándonos en
el saber hacer, en las habilidades y destrezas del docente.
Resultados
A través de los análisis realizados a los 21 ítems con el software SPSS Ver. 23 y Microsoft
Excel 2013, se obtuvieron los siguientes resultados: las medianas obtenidas fueron 5 y 4 (Casi
siempre y Siempre), siendo la más frecuente (9 veces), Siempre. Las Tablas 1a y 1b nos
muestran la opción con mayor porcentaje en cada uno de los ítems y en la que podemos ver
que la de mayor porcentaje es la opción “Siempre”.
Tabla 1a
Opciones positivas del factor de Evaluación
Competencia 1 2 3 4 5
Informa de evaluación de forma clara y objetiva desde el inicio del ciclo 1.9 3.1 10.2 18.9 65.9
Al final del ciclo considera para la evaluación temas no vistos en las clases 35.3 13.1 10.9 15.5 25.1
Las evaluaciones son objetivas y justas 1.5 3.2 11.1 24.1 60.1
Respeta en tiempo y forma los criterios de evaluación considerados al inicio 2.6 3.2 10.1 20.5 63.7
Los exámenes y evaluaciones incluyen los temas vistos en clase 0.7 1.4 6 14.7 77.3
Aclara dudas personales en cuanto a las evaluaciones 2.6 2 8.7 21.5 65.2
Tabla 1b
Opciones positivas del factor de Planeación y Desarrollo
Competencia 1 2 3 4 5
El grupo es partícipe cuando se realiza el encuadre. 7.9 5.4 18.0 27.8 40.9
El (la) docente utiliza estrategias creativas de enseñanza 4.4 8.4 20.7 22.1 44.4
Propone ideas innovadoras al impartir sus clases. 4.1 10.9 21.3 19.9 43.9
Es accesible y está dispuesto (a) a brindarte ayuda académica. 0.5 3.5 10.4 21.0 64.6
461
Tabla 1b
Opciones positivas del factor de Planeación y Desarrollo
Competencia 1 2 3 4 5
En sus clases utiliza materiales de apoyo (libros, revistas, publicaciones). 3.3 7.4 15.0 22.3 52.0
Propone fuentes de información que facilitan el aprendizaje de los temas. 2.5 4.6 12.8 22.3 57.8
Aclara terminología o dudas que surjan ante la exposición de temas. 1.1 3.5 10.9 21.8 62.7
462
Con respecto a evaluación el 65.95 %de los alumnos consideran que la evaluación se
informa de una manera clara y objetiva desde el inicio del ciclo, igualmente el 35.3%
consideran no se incluyen temas no vistos en el ciclo escolar, resaltando que el 25.1% expresan
que se incluyen temas no vistos; el 60.1% manifiesta la evaluación objetiva y justa y el 42.3%
que si se implementa una autoevaluación. También perciben en un 63.7% que se respeta en
tiempo y forma los criterios de evaluación establecidos en el encuadre y por ultimo 65.2%
opinan que los maestros aclaran dudas en cuanto a las evaluaciones.
Discusión
Nuestros hallazgos coinciden con el modelo Coll y Solé (2002) el cual menciona la
interconectividad con la planeación, el desarrollo y la evaluación en las funciones del docente
y que en este caso nuestros hallazgos no permiten ver una actitud positiva de parte de los
alumnos ante los tres elementos del modelo.
En efecto en nuestro estudio encontramos que gran parte de la percepción de los alumnos
describen a un docente tradicional con un enfoque pedagógico centrado en la enseñanza, que
difiere del marco actual de competencias requerido. Así mismo Barnett (2001) argumenta que
la universidad se enfrenta a la supercomplejidad, en la que se ven continuamente desafiados
los propios marcos de comprensión, acción y autoidentidad, es decir la educación superior
tiene que atender a la acción. Lo cual coincide con los resultados presentados anteriormente,
ya que el alumno percibe áreas de oportunidad y mejora continua en los docentes. Sobre todo
en uso de materiales didácticos y estrategias pedagógicas de enseñanza y autoevaluación.
Por lo tanto el identificar el inventario de competencias con que cuenta la plantilla docente
de nuestra institución educativa nos permitirá tener bases para una adecuada toma de
decisiones que nos lleve a implementar procesos relativos a este importante factor humano a
través de su selección, capacitación y desarrollo así como los procesos administrativos
correspondientes.
Se sugiere dar continuidad en la investigación de competencias docentes a través de la
exploración de los diferentes factores que se tienen considerados y las etapas establecidas.
Un elemento clave es el propiciar un cambio de actitudes de la figura educativa tradicional
del docente al enfoque basado en competencias. Por otra parte se requiere la evaluación de
desempeño del docente y de acuerdo a ello diseñar un plan de carrera que incluya
capacitación centrada en el aprendizaje.
463
Referencias
464
Orientación de Logro en una Muestra de Estudiantes de
Ciudad Juárez: Validación de Resultados
Alicia Moreno Cedillos, Ana Indira Castañón Morales
y Elizabeth Leilani Luna García.
Método
Participantes.
Muestra intencional no probabilística de 900 estudiantes, mitad hombres, mitad mujeres,
desde primaria hasta universidad (100 por grado) en escuelas públicas de Ciudad Juárez. El
promedio de edad fue de 14.68 años con DS = ±3.42, siendo la máxima 42 y la mínima 9.
466
Instrumento.
Escala Multidimensional de Orientación al Logro (EOL) de Díaz-Loving, et al. (1994) con 21
reactivos de respuesta tipo Likert de 5 puntos, 1 es Completamente en desacuerdo y 5
Completamente de acuerdo, distribuidos en 3 subescalas: maestría, competitividad y trabajo.
Procedimiento
Los participantes, previo consentimiento informado respecto a la confidencialidad de sus
datos y los fines netamente estadísticos de los resultados, respondieron a la escala de
Orientación al logro, como parte de una amplia batería. Las aplicaciones fueron colectivas en
los salones de clase. Después de revisar cuidadosamente la matriz de datos, se procedió a
desarrollar el proceso de validación propuesto por Reyes y García (2008) consistente en los
siguientes pasos: análisis de frecuencias incluyendo sesgo, para selección de reactivos;
discriminación de reactivos para grupos extremos; cálculo de confiabilidad interna y validez.
Resultados
467
Posteriormente se calculó el valor de Alfa de Cronbach que fue de α= 0.848, lo que indica
que la escala general tiene buena consistencia interna. A continuación se procedió a realizar la
correlación de Pearson con la que se determinó que el tipo de análisis factorial fuese con
rotación ortogonal, dadas las correlaciones medias obtenidas entre reactivos (r=0.30 a 0.60).
El gráfico de sedimentación y la matriz de componentes rotados arrojaron una estructura
factorial de cuatro componentes (tabla 2).
Tabla 2.
Matriz de componentes rotados para la prueba de Orientación al Logro.
1 2 3 4
12. Me siento bien cuando logro lo que me propongo .826
20. Si hago buen trabajo me causa satisfacción .765
16. Me causa satisfacción mejorar mis ejecuciones previas .497
5. Es importante para mí hacer las cosas cada vez mejor .688
1. Me gusta ser trabajador .687
3. Me es importante hacer las cosas lo mejor posible .670
10. Me gusta que lo que hago quede bien hecho .408 .555
6. Ganarle a otros es bueno tanto en el juego como en el trabajo .724
18. Me esfuerzo más cuando compito con otros .718
21. Es importante para mí hacer las cosas mejor que los demás .716
14. Me gusta trabajar en situaciones en las que haya que competir con otros .680
19. Cuando se me dificulta una tarea, insisto hasta dominarla .750
11. Una vez que empiezo una tarea persisto hasta terminarla .734
13. Soy dedicado en las cosas que emprendo .528 .560
15. No estoy tranquilo hasta que mi trabajo queda bien hecho .459 .465
Método de extracción: Análisis de componentes principales.
Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser.
a. La rotación ha convergido en 5 iteraciones.
La validación de la escala total, una vez realizado el análisis factorial y con los 13
reactivos finales, obtuvo un valor α= 0.821, lo que habla de buena consistencia interna. Sin
embargo, los valores Alfa de Cronbach de cada uno de los factores son medianamente
consistentes: el componente uno denominado “satisfacción”, quedó definido por los reactivos
12, 20 y 16 (α= 0.71), el componente dos “maestría” con los reactivos 5, 1, 3 y 10 (α= 0.70),
los reactivos 6, 18, 21 y 14 forman el tercer componente denominado “competencia” (α=
0.71) y finalmente el componente 4 “persistencia” lo forman los reactivos 19 y 11 (α= 0.64).
Discusión
Referencias
469
Repercusiones de la Autoestima del Profesor en el
Aprendizaje de los Alumnos; una Mirada de Profesores y
Alumnos
Belem Castillo Castro, María de Lourdes Luna Alfaro, Rossana
Aranda Roche
Método
Participantes.
Todos los docentes de la institución, ya que por el tamaño de la población la muestra se
tomó de forma intencional no probabilística. Se eligió a 11 docentes (100%) que participan
de manera directa en la enseñanza-aprendizaje que son egresados de la Escuela Normal
Superior del Estado y otros de la Licenciatura de Ciencias de la Educación. También fueron
encuestados 365 niños, que eran alumnos de los profesores encuestados.
Instrumentos:
El trabajo de campo estuvo conferido al estudio por encuesta de una muestra en particular
de docentes, para medir cuál es su nivel de autoestima y de desarrollo profesional.
471
Procedimiento:
La encuesta para conocer cómo se percibe el profesor (autoestima) se aplicó a todos los
docentes en la institución en su horario de trabajo y posteriormente se aplicó otra encuesta a
los alumnos a fin de determinar cómo perciben a sus profesores. A partir de la información
obtenida a través de los instrumentos se procedió al análisis de los datos, los cuales fueron
codificados y graficados
Resultados
Ante la pregunta ¿Como docente considera tener su autoestima? el 100% de los profesores
dice tener la autoestima alta ya que dentro de su desarrollo profesional han visto resultados
favorables en su apariencia personal. En la pregunta ¿Consideran importante su labor como
educadores? El 100% de los profesores indicaron que su labor es muy importante y tratan de
lograr que los niños logren aprendizajes significativos.
En el cuestionamiento sobre ¿Tiene confianza en si mismo’: El 100% de la muestra opina
tener confianza en si mismo, ya que están bien preparados y esto los hace positivos a la hora
de tomar decisiones tanto en el aspecto educativo como en el personal. Este aspecto se
correlaciona con la pregunta ¿Considera tener conocimiento de las materias?: El 100% de los
encuestados opinaron que consideran tener conocimientos de las materias que impartes en los
diferentes grados a los que imparten clases.
En la pregunta ¿Cómo es su afan de superación? Del 100% de los docentes encuestados
solo el 40% contestó que su afán de superacion es excelente, y el 60% contestó que es buena.
Y en cuanto a ¿Cómo es su capacidad de iniciativa? Del 100% de los docentes encuestados el
20% contesto que que la capacidad de inicitiva que tiene es excelente, el 70% opinó que es
buena y el 10% dice tener mala de iniciativa. En la interrogante ¿Cuál es su apariencia
personal general? el 10% opinó que su apariencia personal es excelente, el 80% consideran
que tienen un buena apariencia personal y 10% creen tener regular su apariencia personal.
Cabe señalar que el ítems ¿Tiene confianza en sus alumnos?, el 100% de los encuestados
opinaron tener un buen nivel de confianza hacia sus alumnos; esto se contradice un poco ya
que en el ítem ¿Cómo es la relación con sus alumnos? solo el 10% dijo tener una excelente
relación con sus alumnos, el 60% declaró que la relacion con sus alumnos es buena y el 30%
que la relacion que mantiene es regular debido a que en ocasiones se pierde el respeto;
tambien hay cierta contradicción ya que al preguntarles ¿Considera tener autoridad? El 100%
de los docentes encuestados consideran tener autoridad ante sus alumnos, ya que tienen la
capacidad de generar disciplina en su clase
Resalta el cuestionamiento sobre la confianza que el profesor expresa, en el item ¿Expresa
el convencimiento de que todos pueden aprender? el 40% contestó que ellos expresan el
convencimeinto de que sus alumnos pueden aprender, el 30% dijo tener el convencimiento de
472
que los alumnos pueden aprender, el 20% contestó solo en algunas ocasiones pueden
converserse que si pueden aprender sus alumnos y el 10% dijo que ellos no expresan que sus
alumnos puedan aprender.
A fin de saber si el profesor estimula la autoestima de los alumnos se les preguntó
¿Aprovecha los pequeños exítos de los alumnos para valorar su capacidad de exíto en la vida
como personas?. El 30% de los docentes encuestados contestarón que ellos aprovechan el
logro de sus alumnos para motivarlos y le den valor a sus estudios, el 20% dijo de igual forma
ellos motivan a sus alumnos cuando tienen existo en sus calificaciones, el otro 20% constestó
que solo en algunas ocasiones motivan a sus alumnos cuando tienen éxito como personas
capaces y por ultimo el 30% contestarón que nunca aprovechan esos momentos de éxito de sus
alumnos ni siquiera para felicitarlos.
Para saber si él profesor se relacionan de forma positiva y constructiva con los alumnos se
les preguntó ¿Cree que se manifiesta como buen profesor y adulto en el que se puede
confiar?. El 50% de los encuestados contestó que ellos perciben que son buenos profesores y
que sus alumnos pueden confiar en ellos, el 20% dicen creer que son buenos maestros y que
sus alumnos si pueden confiar en ellos y el 30% contestó solo en algunas ocaciones se
manifiestan como buenos profesores, pero que sus alumnos pueden acercarse ellos.
¿Promueve actividades fáciles en la clase para poder valorar a los alumnos con más
experiencias de fracasos? Del 100% de los docentes encuestados, el 30% contestó ellos
promueven actividades donde los alumnos que tienen más problemas puedan recuperarse, el
50% respondió que ellos también promueven actividades donde sus alumnos puedan encontrar
las habilidades que les permitan corregir sus errores de fracaso, y el 20% que son rara las
veces promueven actividades donde puedan participar sus alumnos.
En la pregunta ¿Procura no comparar a los mejores alumnos con los peores? El 70% de los
docentes encuestados respondió que no comparan a los alumnos más destacados con los otros
que no tienen el mismo nivel de aprendizaje, el 10% contestó de igual forma hacen
comparaciones entre sus alumnos y el 20% dijo que nunca comparan a sus alumnos que
sobresalen con los peores.
Al preguntarles a los alumnos ¿Cómo es la actitud del profesor(a) con los alumnos? : El 41%
de los alumnos contestó la actitud del profesor (a) para con ellos es excelente, el 28% dijo que
la actitud de su profesor(a) es buena, 28% considera que la actitud de profesor(a) es regular
y solo el 3% contesto que su profesor(a) tiene mala actitud para con ellos.
En la pregunta ¿El profesor(a) escucha los puntos de vista de los alumnos?, el 85% de los
alumnos encuestados contestó que sus profesor(a) si escucha los puntos de vistas de los alumnos
y el 15 % dijo que el profesor(a) no escucha los puntos de vista. Esta pregunta se correlaciona
con ¿El profesor(a) les muestra confianza?, el 85% de los alumnos encuestados respondió que si
el profesor(a) muestra confianza a sus alumnos y el 15% contesto que el profesor(a) no les
muestra confianza, esta pregunta se correlaciona con ¿Consideras que puedes confiar en el
473
profesor?, el 79% de los alumnos encuestados dicen tener confianza par y con su profesor(a),
el 21% dijo no tener confianza con su profesor(a), tambien es necesario señalar lo que
indicaron sobre si ¿El profesor tiene buena comunicación con los alumnos?, el 88% de los
alumnos encuestados contestó que sí existe una buena comunicación entre el profesor(a) con los
alumnos y el 12% dijo no tener buena comunicación con el profesor(a).
En la pregunta ¿El profesor(a) motiva a los alumnos para ser responsable de su proceso de
aprendizaje?, el 55% de los encuestados contestaron que reciben motivación por parte del
profesor(a), el 18% dijo que de igual su profesor los motiva para ser responsable de su
proceso de aprendizaje, el 24% dijo que solo algunas ocasiones el profesor(a) los motiva
para que sean responsables de su aprendizaje y por último el 4% no reciben motivación por
parte de su profesor(a).
¿El profesor explica de forma clara las actividades a realizar?, el 87% de loa alumnos
encuestados contestaron que el profesor(a) da las explicaciones de forma clara y entendibles
para la realización de las actividades, y el 13% dijo que el profesor(a) no les da
explicaciones; esta pregunta se relacionó con ¿Cómo consideras el nivel de aprendizaje que
has logrado de acuerdo a tu profesor?, el 41% de los alumnos consideran tener excelente el
nivel de aprendizaje de acuerdo a su profesor(a), el 37% dice que su nivel de aprendizaje es
bueno y que esto lo ha logrado con la ayuda del profesor, el 19% dice tener el nivel de
aprendizaje regular debido al desempeño del profesor, y el 3% dijo que su nivel aprendizaje
en malo.
La aplicación de estos cuestionarios demostró que la percepción de una autoestima alta por
parte de los docentes, influye positivamente en los alumnos y de alguna u otra manera
satisface por los resultados obtenidos de educación basica de nivel primaria. Tambien se
confirma la hipotesis planteada en esta investigación: “A mayor autoestima del docente, mayor
rendimiento en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los educandos”.
Discusión
Los profesores y profesoras de Educación básica suelen poseer una buena autoestima.
Incluso, en algunos casos, una autoestima excesiva. Pero eso es más higiénico, aunque no se
corresponda con la realidad, que el poseerla baja. No son infrecuentes, tampoco, los casos en
que se tiene escasa claridad con respecto a sí mismo, al trabajo a desempeñar y a nuestra
capacidad efectiva para hacerlo de buena manera. Y cuando eso sucede uno tiende al
enclaustramiento, a la desvalorización de las propias iniciativas y, desde luego, a evitar la
interacción e intercambio académico.
Los maestros que tiene una autoestima alta pueden fortalecer el aprendizaje de los niños e
influir positivamente para que desarrollen un criterio propio, sean responsables, seguros,
confiados y con un autoconcepto equilibrado que les permita desarrollar una buena y real
autoestima.
474
La práctica educativa requiere de la mejor formación docente posible. Pero esa formación
entronca necesariamente con algunos factores de la personalidad que pueden ser
especialmente relevantes en la práctica de la profesión: la autoestima docente es uno de ellos,
y es notable importancia, porque su satisfacción pudiera comprenderse como buena condición
para emprender procesos didácticos, de desarrollo profesional y personal con mayores
garantías de éxito.
Los docentes con una autoestima alta, están seguros de su importancia como educadores y
son conscientes de que enseñando están creciendo y madurando ellos mismos cada día más;
esto repercute en los alumnos ya que llegan a proyectar en ellos una visión positiva de su
propia esencia como personas. Se considera que un docente con una autoestima bien
articulada está en muy buenas condiciones para favorecer la formación de sus alumnos en
cualquier etapa.
Una autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo de sí mismo, potenciará la
capacidad de los profesores y profesoras para desarrollar sus habilidades y aumentará el
nivel de seguridad personal, así como también es la base de una salud mental y física
adecuada, mientras que una autoestima baja los enfocará hacia la derrota y el fracaso.
Se espera que las conclusiones de esta investigación contribuyan a desarrollar o mejorar la
formación inicial pedagógica del profesorado, partiendo de la afirmación de que una
formación pedagógica de base reduciría en gran medida parte de sus dificultades en este
momento de su desarrollo profesional y redundaría en una autoestima mejor.
Referencias
Gil. M. R (1999,) Valores humanos y desarrollo personal. Tutorías de educación secundaria y escuela
de padres. Editorial Escuela Española. Consultado el 13 de julio de 2013 en http:
//terras.edu.ar/jornadas/133/biblio/133el-valor-de-la-autoestima.pdf
Herrán, A. de la (2004). El Docente de Baja Autoestima: Implicaciones Didácticas. Indivisa, Boletín de
Estudios e Investigación (5), 51-65.
Maslow, A.H. (1963). Motivación y personalidad. Barcelona: Sagitario (e.o.: 1954).
Miranda, C. (2004). Impacto del Programa de Becas en el exterior sobre la Autoestima Profesional, el
Pensamiento Crítico y la Innovación en las Prácticas pedagógicas de los docentes beneficiados.
Tesis de Grado para optar al grado de Doctor en Ciencias de la Educación. Santiago: PUC.
Miranda, C. (2005). Aproximación a un modelo evaluativo de la formación permanente del
profesorado en chile. Estudios pedagógicos, vol. 31, nº 2, p.145-166. ISSN 0718-0705.
Riviére y Quiroga, (1985). Los Esquemas Mentales. Documento de Trabajo. PIIE. Santiago, Chile.
Yagosesky, R. (1998). Autoestima en palabras sencillas. Júpiter Editores C. A.
Caracas
475
Calidad Educativa. Valoraciones por Parte de los Estudiantes
Marién León Baro y Blanca Aurelia Valenzuela
Universidad de Sonora
Metodo
Participantes:
Los participantes fueron seleccionados por una muestra no probabilística por conveniencia,
conformada por 500 alumnos, los cuales cumplían con las siguientes características: estudiantes
inscritos a partir del tercer semestre de formación de las siete licenciaturas adscritas a la
División de Ciencias Sociales de la Universidad de Sonora (Lic. en Psicología, Lic. en Ciencias
de la Comunicación, Lic. en Trabajo Social, Lic. en Sociología, Lic. en Derecho, Lic. en
Administración Pública, Lic. en Historia).
Instrumento.
Se aplicó el cuestionario "Evaluación de la calidad de las instituciones educativas", el cual
recoge información referente a la importancia que se da y sobre las evidencias reales (logro,
existencia, realidad o efectividad), arrojando un perfil real e ideal de los nueve componentes
de la calidad de las instituciones educativas (Gento, 2002): Identificadores: Valores como
Producto Educativo; Satisfacción de los Estudiantes; Satisfacción del Personal de centro;
478
Impacto del Producto Educativo. Y, Predictores: Disponibilidad de Recursos Materiales y
Personales; Organización y Planificación de la Institución; Administración y Gestión de
Recursos; Metodología Educativa; El liderazgo del director, El liderazgo de otros miembros de
la dirección; El liderazgo de los profesores.
Procedimiento.
La manera en que los alumnos contestaron el cuestionario fue otorgando en una escala
Likert del 1 al 9 (donde el 1 es la mínima puntuación y el 9 la máxima) su valoración sobre
qué tan importante resulta para ellos que la institución presente los elementos enlistados en
cada una de las variables y al mismo tiempo calificaban la evidencia de esos mismos
elementos, es decir, si ellos percibían que en su institución educativa se daba muestra de la
existencia de los indicadores de una escuela de calidad, dándose cuenta de la discrepancia
(de existir) entre los que debería suceder y lo que ellos ven que pasa. El tiempo promedio de
llenado es alrededor de 20 a 30 minutos máximo.
Resultados y Conclusiones.
La muestra se constituyó por 532 estudiantes de educación superior del sector público, el
75% de los participantes eran mujeres, dato esperado puesto que en la división seleccionada
la cantidad de mujeres es mucho mayor. La edad promedio de la población encuestada fue de
21 años, en un rango de 18 a 52 años.
La comparación entre la importancia y la evidencia se realizó sobre las medias aritméticas
obtenidas de las ponderaciones otorgadas por los participantes, dando como resultado el
perfil ideal y real. Al respecto, Edwards (1991) plantea que “la calidad es un valor atribuido
a los procesos educativos en términos comparables entre lo observado y lo deseado”. Para el
cálculo de la fiabilidad o confiabilidad del instrumento se ha utilizado el índice alfa (α) de
Cronbach del cual se obtuvo un índice es de 0.836, por lo que cabe deducir que el instrumento
es altamente fiable.
En el perfil ideal de los identificadores, se nota una clara diferencia en la puntuación de los
participantes, puesto que los únicos ítems que obtuvieron una media por debajo de 8, fue en
valores estéticos o artísticos (7.76) y en la dimensión afectiva o emocional (7.96) en el
liderazgo del director.
El impacto del producto educativo es el identificador más importante para los estudiantes al
darle una media de 8.58, seguida de la satisfacción del personal del centro (profesores,
administrativos, directivos y personal de servicio) con un 8.5, con una diferencia mínima
respecto a la satisfacción de los alumnos (8.47). Por último el producto educativo es el menor
valorado pero igualmente con una media alta, sin embargo es ésta variable la que menor
discrepancia obtuvo entre el perfil real e ideal.
Es alentador que uno de los predictores mejor ponderados sea la metodología educativa,
puesto que Pascual y Rodríguez (1995) se preocupan porque en los estudios realizados son
479
pocos los que consideran que “el compromiso principal de un maestro es lograr que los
alumnos aprendan y aún menos los que consideran que su formación es una razón importante
de la baja de la calidad de la educación”.
La disponibilidad de medios también se encuentra entre los mejor valuados en las
investigaciones, y es especialmente notoria la satisfacción de los estudiantes en cuanto a las
bibliotecas, puesto que tanto en importancia como en evidencia se obtuvo la media más alta.
Lo notable en el liderazgo del director, se encuentra en la distancia entre la evidencia e
importancia de la dimensión carismática, es la menos importante y la que menos se manifiesta
según la percepción de los alumnos, puede deberse a muchas situaciones como el poco
contacto que tienen con el director, etc. Sin embargo, respecto a hallazgos de otras
investigaciones, se esperaba que esta dimensión fuera cuando menos de las más valoradas
por los estudiantes, tanto para los directivos como docentes. Los participantes consideran como
más importante la dimensión profesional, la participativa y la formadora, y la menos
importante es la dimensión afectiva o emocional. En tanto la evidencia, no se esperaba que la
dimensión más baja fuera la carismática y la emocional, habría que indagar más sobre la
perspectiva de los alumnos respecto a esta dimensión. En el liderazgo de los docentes como en
los directivos, se encuentra la constante sobre la dimensión profesional y participativa tanto en
importancia como en evidencia. Los alumnos consideran que los profesores no tienen funciones
administrativas o gerenciales, es por ello que le otorgaron la media más baja en evidencia.
En cuanto a las correlaciones, en el modelo estructural del perfil real, se observa que la
realidad de la calidad de la institución educativa, no se alejada de lo que se espera de ella.
Según los estudiantes, los documentos de planificación, los principios de funcionamiento y la
estructura organizativa aportan las bases necesarias para que la forma en que se realizan las
funciones y tareas se dirijan a la consecución de los objetivos educativos, parte del proceso
requiere que los recursos materiales y personales sean gestionados de la mejor manera,
puesto se podría contar con el personal capacitado para cada una de las áreas educativas y
sean capaces de utilizar los materiales provistos para potenciar el desarrollo integral de los
alumnos, logrando la satisfacción del personal por los logros que obtienen los estudiantes.
.679
Disponibilidad
.544 de medios Gestión de
8 recursos
Producto
Educativo .739
.544
.729 8 Disponibilidad
.
Producto de medios
719 Gestión de .739
Educativo recursos
Metodología
.729 Educativa
Satisfacción Calidad
del personal Educativa
.
719
Satisfacción Calidad
Educativa Metodología
del personal 480 Educativa
.
.
Organización y 772
706
planificación
.
.
Referencias
481
Compromiso Social: Percepción del Estudiantado de
Psicología de su Labor ante la Sociedad
Gloria Ángela Domínguez Aguirre y Adriana Martínez Peralta
Los psicólogos y psicólogas pueden ayudar a resolver los problemas sociales; su labor
profesional en un sentido social amplio es percibida como contribución al bienestar humano;
coloquialmente a esto se le llama ayuda para quienes presentan problemáticas y formalmente
es visto como un profesional educado académicamente que ayuda a sus clientes a entender y
resolver problemas aplicando las teorías y métodos de la psicología (Roe, 2003). Esto permite
entender que la educación académica es un elemento clave en la definición del psicólogo o
psicóloga. Su ejercicio se dirige hacia la mejora de la calidad de vida humana y social;
contempla entre sus principales objetivos el bienestar, la salud y el desarrollo pleno de los
individuos, los grupos, las organizaciones y, en definitiva, de la sociedad en sus diversos
ámbitos (Pinto & Puertas, 2012).
Fouce, Parisi y Flores (2005) refieren que la psicología puede favorecer la creación de una
sociedad diferente, sin embargo también se espera que la propia disciplina lo sea, guiándose
por concepciones críticas y que contribuyan desde sus conocimientos y su bagaje histórico a
transformar la injusticia y la desigualdad. De tal forma se requiere que los profesionales de la
psicología ejerzan un papel de cambio y transformación que contribuya al desarrollo de un
mundo mejor, esto es, que cuenten con compromiso social, lo cual amerita contar con
sensibilidad social. Para Bender, Walia, Kambhampaty y Nygard (2012 en Proyecto CarES,
2012) la sensibilidad social es una habilidad empática que permite entender correctamente
los sentimientos y pensamientos del otro. Por su parte, el compromiso social alude a la
responsabilidad, a tener conciencia de lo que la sociedad espera de quienes participan, de la
intencionalidad en las acciones que implica planes permanentes, constantes y sistemáticos
(Marcano, 2002). Para García (2009), el compromiso social ha estado presente explícita o
implícitamente en las Instituciones de Educación Superior desde hace varias décadas; sin
embargo, en los años cincuenta y sesenta este concepto se presentaba desde la idea de que a
través de la educación los países saldrían del subdesarrollo, lo cual fue llamado por algunos
autores como la edad de la inocencia, debido a la idea optimista que generaba la sola
presencia de la educación superior como garantía de mayor productividad económica y
movilidad social. Sin embargo, en décadas recientes, el concepto de compromiso social se ha
complejizado e incluye otros elementos. González (2002) resaltó que para que un profesional
se considere competente no basta con lograr un desempeño eficiente, sino que además
necesita comprometerse y responder por las consecuencias de las decisiones que tome, lo cual
ocurre porque la competencia profesional como configuración psicológica compleja integra en
su estructura y funcionamiento elementos de orden cognitivo y motivacional que se expresan
como una unidad reguladora en la actuación profesional.
Actualmente, se percibe que muchos profesionales de la psicología no están manifestando
sensibilidad a las situaciones sociales de su entorno. Entre la comunidad académica se conoce
de estudiantes que llegan a la licenciatura sin mostrar vocación por la psicología, esperando
que el mero hecho de tomar clases resuelva problemáticas personales (Sánchez, 2013); a esto,
Gámez y Marrero (2003) le nombran psicología popular, esto es, que muchos alumnos
estudian psicología para arreglar sus problemas. Para García (2009), buena parte de los
contenidos presentes en la enseñanza de la psicología proceden de una lógica disciplinar
moldeada por la estructura escolar tradicional y resultan excesivamente teóricos, fríos y
desvitalizados, por lo cual es difícil imaginar que este conocimiento pueda ser útil para
entender los problemas reales y para intervenir en el mundo, haciendo difícil que estos
contenidos se transfieran a situaciones reales de la vida.
Se percibe que generalmente la contribución del profesorado se queda en la transmisión de
conocimientos y no modela adecuadamente el compromiso social (Sánchez, 2013). Por tanto,
ante los muchos requerimientos sociales es necesario que las Instituciones de Educación Superior
encargadas de la formación de profesionales de la psicología, encuentren estrategias que
logren estimular en los y las estudiantes sensibilidad necesaria para atender los problemas
sociales de su entorno. Este ejercicio implica propiciar la reflexión hacia su quehacer como
psicólogos y psicólogas, incluyendo la resignificación de los motivos bajo los que eligieron su
carrera universitaria, profundizando en las habilidades de servicio presente en ellos.
El objetivo de esta investigación es explorar la percepción del estudiantado de Psicología
de su actuación ante la realidad social: cómo la perciben, qué tan preparados se sienten para
responder a los requerimientos que la sociedad tiene para con ellos, cuál es el rol del docente
ante el desarrollo de su compromiso social y qué requerimientos perciben los estudiantes del
rol de sus maestros ante este aprendizaje.
Método
Participantes.
142 estudiantes de Psicología.
Instrumento.
Cuestionario de 40 ítems de cinco categorías: Rol de docentes, Sensibilidad social,
Conocimiento del contexto, Percepción de sí mismos como agente de cambio y Percepción de
la labor profesional.
483
Procedimiento.
El estudio se realizó en una universidad pública de Tabasco, de forma colectiva; el tipo de
muestreo fue por conveniencia, estratificado por grado escolar, sin reemplazo. El cálculo de la
muestra es para una población finita de 771 alumnos, con un error aceptado del 5% y un nivel
de confianza del 95%. Para el análisis de los datos se utilizó el programa SPSS v.18.0.
Resultados
De los 142 estudiantes, el 32.4% (n=46) de los estudiantes encuestados tiene entre 18 y 19
años de edad, el 47.2% (n=67) entre 20 y 21 años y el 20.4% (n=12) más de 22 años. El
promedio de edad es de 20.6 años (DS=2.29). El 30.3% son de segundo semestre, el 19%
cursan cuarto, 38.7% sexto, el 7.7% octavo y 4.2% décimo; el promedio de edad es de. En
cuanto al género el 73.9% son mujeres y el 26.1% son varones. En relación al área de
formación terminal el 34.5% aún no ha elegido el área a estudiar, el 28.9% cursan el área
clínica, el 19.7% el área organizacional, 7% el área educativa y 2.8% el área social, 7% no
contestó que área cursan.
El 70% (n=114) de los estudiantes perciben que el rol de los docentes está relacionado con
el compromiso social. El 96.5% (n=138) consideran que son sensibles ante los acontecimientos
de su entorno. El 76.4% (n=117) se reconoce como un estudiante informado de lo que pasa.
84.9% (n=118) de los estudiantes se perciben como agentes de cambio y el 90.3% (n=122)
considera que la labor profesional del psicólogo debe estar permeada por el compromiso y
sensibilidad social.
Percepción del estudiante sobre el rol del docente. Esta categoría tuvo el propósito de
indagar cuál es el papel que tiene el personal docente en la comunidad estudiantil y su
impacto en la formación del compromiso social de sus estudiantes. El 87.7% de los estudiantes
consideran que sus docentes tienen compromiso social, aunque solo el 52.5% demuestra la
mayoría de las veces sensibilidad ante los hechos sociales. Un alto porcentaje de estudiantes
(86%) menciona que los docentes vinculan los contenidos teóricos con la realidad social,
aunque solo el 45% refiere que lo que comentan sus docentes están relacionados con la
asignatura y que el debate de ideas sobre acontecimientos que ocurren en la sociedad es
fomentado por los docentes (59.9% de los estudiantes). En relación a las asignaturas prácticas
el 73% de los estudiantes mencionan que el docente las vincula a la realidad social.
En relación al impulso de los docentes a realizar acciones en beneficio de su entorno, el
52.8% de los estudiantes considera que así es y el 46.1% menciona que ha aprendido de sus
profesores a ser sensible ante los problemas del entorno.
Sensibilidad social de los estudiantes. El 90.2% de los estudiantes refiere que le interesa lo
que ocurre en su entorno social y el 82.4% que le preocupa la situación social que se vive en el
país, observando lo que pasa a su alrededor desde una postura crítica y reflexiva. Un alto
porcentaje de estudiantes (72.5%) considera que lo que ocurre en su entorno social se
relaciona con su formación como psicólogo, siendo la injusticia social un tema que les molesta
484
(82.3% de los estudiantes), al 68% de los estudiantes les conmueve el dolor de otras personas,
el 62.5% considera que no le cuesta trabajo empatizar con las problemáticas de otras
personas y solo el 23.9% de los estudiantes ha evitado involucrarse en las problemáticas de su
entorno.
Conocimiento del contexto. En esta categoría se aborda el hecho de que el profesional de
la psicología se encarga de atender problemas psicosociales de la población y debe
mantenerse informado sobre lo que acontece en su entorno y conocer la realidad inmediata
para poder establecer estrategias de acción;
El 88% de los estudiantes considera que para ser psicólogo se tienen que relacionar con su
entorno social, aunque solo el 69% refiere que conoce las problemáticas sociales de su
comunidad.
El 69% de los estudiantes hace uso de las redes sociales para mantenerse informado de lo
que pasa en su entorno, solo el 14.8% menciona que utiliza las redes sociales exclusivamente
para fines de entretenimiento, además de que el 53.9% generalmente hace uso de otros
medios de comunicación, aunque solo el 52.5% de los estudiantes mencionan que se mantienen
informados de lo que pasa en su contexto de manera frecuente. El 66.9% refiere que comenta
con sus compañeros o compañeras sobre las noticias que se entera.
Percepción de sí mismo como agente de cambio. Esta categoría se orientó a conocer la
percepción de los estudiantes en tanto gestores de cambio social, encontrando que 85.2%
considera que tiene los elementos para ser buen psicólogo o psicóloga y que la realidad social
le hace confirmar su vocación; el 82.9% de los estudiantes consideran poseen compromiso
social y el 78.9% menciona que se siente comprometido con su entorno aunque solo el 62.7%
considera que puede favorecer el bienestar de su comunidad. Cabe destacar que solo el
33.8% de los estudiantes se siente capaz de intervenir en alguna situación de crisis que se
presente en su entorno. Por último, el 76.8% menciona que le agrada compartir su opinión
sobre los problemas sociales que se viven actualmente.
Percepción de la labor profesional del psicólogo. Esta categoría busca conocer si el
estudiante de psicología percibe que la labor profesional involucra un alto compromiso y
sensibilidad social, mencionando el 93.7% que ser psicólogo implica una labor social
importante y de acuerdo al 82.1% una forma de conocer la realidad del entorno es la
realización de prácticas profesionales y por tanto el 70% menciona que para ser buen
psicólogo no es suficiente con conocer solo los aspectos teóricos, además para el 77.9% de los
estudiantes ser sensible ante los problemas sociales es necesario para su desempeño como
profesional de la psicología e incluso para la mayoría de los estudiantes (92.3%) es necesario
la responsabilidad social. De igual forma en relación a si les gusta trabajar con las personas
en su contexto el 82.8% menciona que sí le gusta, aunque para el 42.2% menciona que al
realizar prácticas se dio cuenta de la existencia de algunas problemáticas en las cuales no
supo qué hacer. Solo el 34.5% de los estudiantes ha realizado alguna labor social
perteneciendo a grupos religiosos, deportivos o artísticos de manera voluntaria.
485
Discusión
Referencias
486
Marcano, N. (2002). Pertinencia, compromiso social y currículo en las instituciones de educación superior.
Encuentro Educacional, 9, 147-161.
Pinto, M. y Puertas, S. (2012). Autoevaluación de la competencia informacional en los estudios de
Psicología desde la percepción del estudiante. Anales de Documentación. 15 (2).
Roe, R. (2003). ¿Qué hace competente a un psicólogo? Papeles del Psicólogo, 24(86), 1-12.
Sánchez, M. (2013). Responsabilidad científica del psicólogo en la percepción de estudiantes
universitarios. Psicogente, 16(29), 155-169. En Documentos Internos UJAT (2010) Reestructuración
del Plan de Estudios de la licenciatura en Psicología.
Proyecto CarES (2012) Definición de Sensibilidad Social. Recuperado de: http: //www.car-es.eu/es
487
Estudio del Significado Semántico de Valores Profesionales
en la Formación Universitaria
Brenda Imelda Boroel Cervantes, Miriam Álvarez Mariscal,
Vicente Arámburo Vizcarra y Gisela Pineda García
Método
Participantes.
El escenario fue la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), la población se
conformó por estudiantes inscritos en la etapa profesional de las cuatro áreas de estudio. Se
determinó una muestra no probabilística intencional por cuota de 180 alumnos equivalente al
30.37% de la población total, de los cuales 33.84% fueron hombres (84) y 66.15% mujeres
(96), con una edad promedio de 23 años (s=6).
Instrumento.
Se aplicó la técnica de redes semánticas naturales (Valdez, 1998), que consiste en 1)
definir una palabra estimulo con un máximo de 10 palabras definidoras que pueden ser
verbos, adverbios, sustantivos, adjetivos, pronombres etc.; sin utilizar ninguna partícula
gramatical (artículos o preposiciones) y, 2) jerarquizar las palabras dadas como definidoras,
en función de la importancia asociada con la palabra estimulo, asignándole el número uno a la
palabra que mejor defina a la palabra estimulo, y así, sucesivamente, hasta terminar de
jerarquizar todas las palabras definidoras que generaron.
Procedimiento.
Dadas las características de la técnica, el procedimiento se dividió en dos etapas: 1)
aplicación del instrumento a los estudiantes: la recolección de datos se dió de forma grupal, se
inició con un ejemplo de la tarea utilizando una palabra neutral, el tiempo dado para
contestar fue de dos minutos por estímulo y un minuto para jerarquizar el total de las palabras
definidoras, 2) análisis de la información: se llevó a cabo a partir de lo propuesto por Reyes-
Lagunes (1993), para las redes semánticas naturales, se obtuvieron tres indicadores
principales: Valor J (total de palabras definidoras generadas por los sujetos). Valor M (peso
489
semántico de cada palabra definidora, que se obtiene a partir del resultado obtenido de la
multiplicación de la frecuencia de aparición (FA) y la jerarquía asignada (JA) por los sujetos a
cada una de las palabras que se dieron como definidoras (FA x JA) donde la jerarquía uno
vale diez puntos y la jerarquía diez que vale un punto. Conjunto SAM (las diez palabras
definidoras con mayor peso semántico). Posteriormente se realizó el análisis de correlación
producto-momento de Pearson respecto a los valores M.
Resultados
La Tabla 2 muestra los resultados al estímulo Honestidad los respondentes identificaron 116
palabras definidoras, la palabra con mayor peso fue sinceridad (VM=420), seguida de
respeto (VM=274), verdad (VM=262), confianza (VM=262) y la palabra con menor peso
490
semántico fue veracidad (VM=30). De acuerdo con el estímulo Justicia, se encontraron 139
palabras definidoras, las palabras con mayor valor semántico fueron igualdad (VM=361),
posteriormente respeto (VM=325), equidad (VM=279), derechos (VM= 261) y honradez
(VM=248).
Tabla 2
Palabras estímulo: Honestidad y Justicia. Conjunto SAM, Valor M y Valor FMG.
Honestidad VM FMG Justicia VM FMG
Sinceridad 420 100% Igualdad 361 100%
Respeto 274 65.23% Respeto 325 90.02%
Verdad 262 62.38% Equidad 279 77.28%
Confianza 260 61.90% Derechos 261 72.29%
Responsabilidad 226 53.8% Honradez 248 68.69%
Lealtad 208 49.52% Leyes 142 39.33%
Valor 197 46.9% Responsabilidad 129 35.73%
Amor 157 37.14% Valor 94 26.03%
Honradez 113 26.9% Verdad 76 21.05%
Familia 103 24.52% Imparcialidad 69 19.11%
Transparencia 102 24.28% Seguridad 65 18
Ética 93 22.14% Libertad 65 18
Compromiso 86 20.47% Equilibrio 64 17.72%
Franqueza 77 18.33% Dios 40 11.08%
Legal 38 9.04% Ética 40 11.08%
J=116 J=139
En el estímulo Respeto se tuvieron como resultado 144 palabras definidoras, donde la más
importante fue tolerancia (VM=207), seguida de confianza (VM=172), honestidad (VM=165)
valores (VM= 157) y educación (VM=137). Se presenta además el conjunto SAM del estímulo
Responsabilidad, con un valor J de 79, las palabras con mayor peso semántico fueron
compromiso (VM=350), puntualidad (VM=335), cumplimiento (VM=307) y la palabra con
menor peso fue esfuerzo (VM=49), mismas que se muestran en la Tabla 3.
Tabla 3
Palabras Estímulo: Respeto. Conjunto SAM, Valor M y Valor FMG
Respeto VM FMG Responsabilidad VM FMG
Tolerancia 207 100% Compromiso 350 100
Confianza 172 83.09% Puntualidad 335 95.71
Honestidad 165 79.71% Cumplimiento 307 87.71
Valores 157 75.84% Trabajo 279 79.71
Educación 137 66.18% Respeto 202 57.71
Igualdad 103 49.75% Familia 132 37.71
Pareja 90 43.47% Perseverancia 111 31.71
Familia 85 41.06% Dedicación 91 26
Aceptación 75 36.23% Deber 91 26
491
Tabla 3
Palabras Estímulo: Respeto. Conjunto SAM, Valor M y Valor FMG
Respeto VM FMG Responsabilidad VM FMG
Libertad 74 35.74% Valor 81 23.14
Responsabilidad 74 35.74% Madurez 80 22.86
Paz 44 21.25% Disciplina 73 20.86
Derecho 37 17.87% Confianza 71 20.29
Uno mismo 29 14% Hijos 64 18.29
Cualidad 20 9.66% Esfuerzo 49 14
J=144 J=79
Como se puede observar al analizar todas y cada una de las tablas, las palabras estímulo
presentadas, a excepción de Competencia Profesional, tuvieron en común la palabra
definidora valor-valores. Finalmente, en los resultados arrojados por el análisis de correlación,
se hallaron altas asociaciones estadísticamente significativas entre los valores M (peso
semántico) de cada una de las palabras estímulo (valores de ética profesional) (Ver Tabla 4).
Tabla 4
Correlación poducto-momento de Pearson de los valores M generales para la muestra total.
Competencia Responsabilida
Honestidad Justicia Respeto Autonomía
profesional d
Competencia
- r .985** r .928** r .965** r .877** r .893**
profesional
Honestidad r .985** - r .948** r .963** r .909** r .920**
Justicia r .928** r .948** - r .971** r .929** r .986**
Respeto r .965** r .963** r .971** - r .903** r .959**
Autonomía r .877** r .909** r .929** r .903** - r .936**
Responsabilidad r .893** r .920** r .986** r .959** r .936 -
Nota: *p<.05; **p<.01
Discusión
En relación con la palabra estímulo Autonomía, los resultados indicaron que los participantes
la definieron con las palabras independencia, libertad, respeto, capacidad, responsabilidad e
individualidad entre el conjunto SAM con mayor peso semántico. Lo cual coincide con lo
propuesto por los autores Berumen (2001), Hirsch (2002) y Hortal (2002), quienes señalan que
ésta se basa en la capacidad personal de tomar decisiones en el ejercicio de la profesión y se
fundamenta ante todo en el valor de la libertad. Este resultado es especialmente relevante ya
que los participantes definieron el estímulo Autonomía con la palabra libertad como la
segunda más importante de su conjunto SAM.
En cuanto a la Competencia Profesional, los estudiantes la definieron con las palabras
responsabilidad, estudios, capacidad, conocimiento, preparación, profesionalismo y actitudes,
términos que coinciden con las definiciones propuestas por Hirsch (2002) y Llanes (2001)
492
quienes definen a este valor como la capacidad para aplicar conocimientos, destrezas y
actitudes para desarrollar una profesión y/o prestar un servicio.
Para el estímulo Honestidad, las palabras definidoras más significativas para los
participantes fueron sinceridad, respeto, verdad, confianza, responsabilidad y lealtad;
nuevamente estos términos coinciden con la definición propuesta en la literatura, donde es
conceptualizada como la actuación bajo el valor de la verdad, rectitud y claridad. Ahora bien,
el estímulo Justicia según los resultados fue definida principalmente por: igualdad, respeto,
equidad, derechos, honradez y leyes, términos íntimamente relacionados con la definición
dada por Gracia (1989) quien señala que la justicia se orienta a la distribución equitativa de
los recursos para conseguir fines múltiples.
El Respeto como palabra estimulo, tuvo como principal palabra definidora la tolerancia,
seguida de la confianza, honestidad, valores y educación, nuevamente resulta sorprendente la
correspondencia de los resultados de este estudio con la definición teórica dada por García
(2006) quien señala que el respeto se refiere a la tolerancia a los diferentes estilos de
pensamiento y a la dignidad de las personas. Llama la atención, que entre el conjunto SAM
dado por los universitarios se encontró la palabra paz, lo que haría suponer que refleja una
parte de la cultura o idiosincrasia mexicana referida a la muy conocida frase “El respeto al
derecho ajeno es la paz”.
Finalmente el estímulo Responsabilidad fue definido principalmente por compromiso,
puntualidad, cumplimiento, trabajo y respeto, mismos que se pueden identificar de manera
implícita en la definición dada por Berumen (2001) y Hirsch (2002) orientada a la obligación
reconocida por los propios profesionales de responder a lo que se espera de ellos en su
desempeño laboral. El análisis de correlación indicó asociaciones altas y significativas entre los
distintos valores semánticos (VM) de las palabras estímulo (valores de ética profesional);
resultado que podría ser un primer indicador de la validez de las posibles dimensiones del
constructo denominado valores de ética profesional. Con base en los resultados aquí
presentados, se puede concluir que cada palabra estímulo (valor profesional) contiene una
riqueza semántica entre los estudiantes universitarios que converge en alguno de sus elementos
con las definiciones teóricamente dadas. Como parte del estudio se puede inferir que la
universidad estaría promoviendo valores de ética profesional, no obstante se resalta la
necesidad de seguir realizando investigaciones orientadas a: a) la réplica de este trabajo, b)
obtención de evidencias de confiabilidad y validez de constructo, y c) contrastación de los
significados por municipio, sexo, grupos etarios y áreas de conocimiento.
Referencias
494
Foros de Centros de Integración Juvenil. Dispositivo para la
Afirmación de Identidad de los Jóvenes
Rodrigo Emanuel Madrigal Morales, María Trinidad Fuentes Álvarez
y Miguel Ángel Escalante Cantú
El presente trabajo forma parte de una investigación más amplia en la que se analizan las
representaciones sociales en torno a la marihuana en el contexto de los foros juveniles
llamados “¿Marihuana?, informate y decide”, llevados a cabo por Centros de Integración
Juvenil, A.C., Villahermosa, en centros de educación media superior. Estos foros, tuvieron como
objetivo “proporcionar estrategias que permitan hacer frente a riesgos asociados al consumo
de mariguana” (Centros de Integración Juvenil, A.C., 2014). En este contexto, se encuentra que
los foros constituyeron un escenario propicio para la afirmación de la identidad de los jóvenes
participantes. De ello se hablará a lo largo de este escrito. Para este trabajo se retoma la
Teoría de la identidad Social (TIS), por considerar que da cuenta de un proceso de constitución
de la personalidad de los jóvenes inmersos en los colectivos escolares. En estos espacios
sociales la convivencia cotidiana y la pertenencia favorecen la identidad.
“El núcleo de la TIS se origina en la idea de que por muy rica y compleja que sea
la imagen que los individuos tienen de sí mismos, en relación con el mundo físico y
social que les rodea, algunos de los aspectos de esa idea son aportados por la
pertenencia a ciertos grupos o categorías sociales” (Tajfel, 1974 en Scandroglio,
López Martínez, & San José Sebastián, 2008, pág. 81).
En este sentido, se habla de cómo la pertenencia lo determina como individuo en la
construcción de su propia identidad en relación a los grupos, en los cuales se encuentra
integrado.
“Parte del autoconcepto de un individuo está conformado por su identidad social,
esto es, el conocimiento que posee un individuo de que pertenece a determinados
grupos sociales junto a la significación emocional y de valor que tiene para él/ella
dicha pertenencia” (Tajfel, 1981, pp. 255).
De esta forma se habla de una especie de punto de convergencia entre dos fuerzas,
intergrupal e interpersonal. Pues Tajfel (1974, 1978) postuló que el comportamiento social de
un individuo variaba a lo largo de un continuo unidimensional demarcado por dos extremos: el
intergrupal, en el cual la conducta estaría determinada por la pertenencia a diferentes grupos
o categorías sociales; y el interpersonal, en el que la conducta estaría determinada por las
relaciones personales con otros individuos y por las características personales idiosincráticas.
Es necesario subrayar la necesidad del individuo de asumir, a partir de su grupo, su propia
identidad; en este sentido la pertenencia juega un papel importante y está asociada a
asimilar la estructura que el grupo le ofrece como propia.
En el tema del foro, la práctica identitaria hace alusión a cómo el uso de las drogas permite
a los jóvenes integrarse como sujetos individuales a partir de la aceptación de la práctica
grupal del consumo. Es decir que la reunión de personas en los foros no son agrupamientos,
sino un fenómeno de identidad, de afectividad colectiva o colectivizada.
Se podría asentar que el uso social de drogas es una práctica identitaria, es decir, los
sujetos, no sólo los que dependen física y emocionalmente de la droga, realizan ritos, patrones
de adscripción, comportamientos reiterados e, incluso, una representación similar del mundo
que los ubica como pertenecientes. Esto conlleva una fuerte adscripción grupal, que las más de
las veces, rebasa el simple uso de drogas (Nateras & Nateras, 1994).
Para poder comprender lo anteriormente expuesto se retoman los foros juveniles
organizados por Centros de Integración Juvenil en los que se analiza y reflexiona la
afirmación de la identidad de los jóvenes.
Método
Participantes.
Para el trabajo de investigación se utilizará la participación de estudiantes de educación
media superior en los foros juveniles llamados “¿Marihuana? Infórmate y decide”, organizados
por Centros de Integración Juvenil, A.C., Villahermosa, realizados en escuelas preparatorias
públicas del centro del estado de Tabasco, como el Colegio de Bachilleres de Tabasco #29
(COBATAB), el Centro de Bachillerato Tecnologico Industrial #32 (CBTis) y el Instituto de
Difusión Técnica #1 (IDIFTEC), realizados en los meses de agosto y septiembre de 2015.
Instrumentos.
Los eventos fueron videograbados, y posteriormente se trabajó desde la metodología
cualitativa, la cual permitió identificar las cualidades de los argumentos que utilizaron los
estudiantes participantes en la defensa de la posición que les tocó asumir.
Bajo el enfoque de saturación de datos se realizó la recolección de datos; posteriormente,
se transcribió y se vació en una matriz de doble entrada en la cual se crearon las categorías
emergentes, basadas en la metodología de análisis que propone la teoría fundamentada de
Strauss y Corbin (2002), expuesta por Inciarte et al. (2011), la cual toma en cuenta lo filtros
citados a continuación de forma textual.
Codificación abierta, la cual inicia con la identificación de los conceptos que denotan a los
fenómenos, y una vez que el investigador los observa y estudia, comienza a examinarlos de
forma comparativa y a formular preguntas sobre dichos conceptos. Descubrir y nombrar los
conceptos es un proceso que se alcanza utilizando la codificación abierta. En este sentido, el
concepto será entendido como un fenómeno al que se le puede asignar una etiqueta o código.
496
Es una representación abstracta de un conocimiento, objeto o acción-interacción que un
investigador identifica como significativo en los datos. Identificado los conceptos se procede a
establecer las categorías, éstas son conceptos que se desprende de los datos y de igual forma,
representan fenómenos. En la medida que los conceptos comienzan a acumularse, el
investigador tiene que dar inicio al proceso de clasificación o categorización bajo términos
explicativos más abstractos, es decir, en categorías.
En cuanto a la codificación axial, su propósito es el de identificar las posibles relaciones
entre las dimensiones de las propiedades de las categorías. La integración de las categorías y
propiedades, se concibe como un proceso de organización o de articulación caracterizado por
el desarrollo creciente de los elementos que conforman la teoría. La codificación axial procura
ejecutar un profundo análisis sobre una categoría y descubrir las interacciones y relaciones
entre ella y otras categorías o subcategorías y propiedades.
La codificación selectiva tiene el propósito de codificar de forma sistemática y
concertadamente la categoría central, es decir, su propósito de acción es el de integrar la
teoría y lograr que con el menor uso (en cuanto a cantidad) de categoría y conceptos se
puede explicar y comprender el fenómeno con la mejor exactitud, a esto se le conoce con el
nombre de parsimonia.
Matriz condicionada. Delimitación de la teoría: Por lo tanto, es necesario delimitar la teoría
y para ello, se debe por un lado, “solidificar la teoría”; esto significa que progresivamente las
modificaciones van siendo menores cada vez que el investigador-analista, compara el
siguiente incidente de una categoría con sus propiedades. De igual manera, estas
modificaciones buscan seleccionar las propiedades relevantes y eliminar aquellas que no lo
son. Por otra parte, la delimitación de la teoría tiene como propósito, reducir la lista original
de categorías de codificación, esto significa la realización de una selección cada vez más
selectiva y focalizada de los incidentes que serán codificados.
Cada paso permitió el análisis lógico de los datos, así como el resultado del núcleo central
de los discursos hecho por los participantes y actores sociales (Campo & Labarca, 2009).
Procedimiento.
La mecánica de los foros juveniles se planteó de la siguiente forma: para cada foro se
realizó una serie de visitas por parte de la asociación civil (CIJ) a las escuelas de educación
media superior públicas del municipio del centro de Villahermosa, Tabasco; mostrando la
propuesta de dicha actividad. Una vez aceptados, se solicitó a los directores o maestros del
plantel la necesaria participación de estudiantes con la característica de ser líderes
(académicos, populares, deportivos, etc.), por lo que la escuela busca a estas personas.
Posteriormente, se llegó al acuerdo de la fecha y hora de la siguiente visita.
En la segunda visita al plantel educativo, se realizó una reunión con los participantes del
foro (elegidos por los directivos o docentes de la preparatoria), la cual consistió en informar a
los jóvenes del evento a llevarse a cabo. Se les presentó el foro, así como la dinámica del
mismo. Se explicó que para llevar a cabo el foro juvenil era necesario formar dos equipos, uno
497
en contra y otro a favor de la legalización de la marihuana, en ese momento los estudiantes
debían asumir posturas (a favor y en contra) y hacer los grupos. De esta forma, se les indicó
que cada uno de ellos tenía la consigna de defender su postura respecto al tema dentro de un
tiempo (tres a cinco minutos para cada ponente), espacio físico (auditorios escolares) y frente a
un público expectante (grupos de estudiantes). Después, a modo de sugerencia, se le entregó
una hoja con referencias bibliográficas a cada participante para su preparación al evento. Se
les hizo saber que era importante su participación, y que ellos jugaban un papel de expertos.
Finalmente, se les indicó la hora y fecha en que se llevaría a cabo el evento.
El día del evento, la organización física y espacial fue de la siguiente forma: se
conformaron dos mesas, una fue ocupada por los ponentes que jugarían el rol a favor de la
legalización de la marihuana y la otra por los expositores en contra de ésta. Cada uno tuvo un
tiempo límite para argumentar; al término de este, quien moderaba cedió la palabra a un
miembro del grupo contrario, y viceversa, hasta agotar las participaciones.
Resultados
Los foros fueron escenarios ideales para el conocimiento de la posición de los jóvenes. En el
ejercicio de debate su pudo observar que el foro posibilitó la manifestación de ideas por
parte de los ponentes, pero los limitó en sus expresiones, dado que los llevó a un formato
académico que impone reglas y estilos discursivos que los jóvenes no dominan en su totalidad,
lo cual los introduce en una doble exigencia: decidir su posición ideológica en torno al tema a
debatir y estructurar dicha posición conforme a las reglas del juego discursivo.
En el debate sobre la legalización, las presiones sociales ejercieron su papel de
moderadoras de los discursos, con lo cual se puede ver un esfuerzo; especialmente, en los
ponentes que aprobaban la legalización del consumo de la marihuana, para deslindarse de la
imagen de consumidores. Para ello, se valieron de los estilos retóricos cientificistas, coloquiales,
ideológicos y políticos. Así, por ejemplo, se puede escuchar dentro del estilo cientificista, que
“la marihuana puede ser (utilizada) en forma de medicamentos”, “la marihuana tiene
propiedades medicinales (ya que) es un excelente analgésico” (…) “es medicinal” (…)
“la marihuana, como ya se ha mencionado, es una mezcla de hojas secas, flores y tallos”.
O se apela a su nombre científico y su origen, al afirmar que:
“es una planta (…) se llama cáñamo índico (…) es natural (…)”.
Esta necesidad de basar la definición de la marihuana bajo la verificabilidad científica, se
entorpece cuando aparecen discursos basados en otra lógica como:
“con la marihuana existen otros tipos de drogas que también vienen con el nombre de
cannabis (…)” y “la marihuana tiene dos tipos de macho y hembra (…)”,
Lo cual da cuenta de un intento de legitimar la posición de experto al traer al evento
información irrelevante (aparentemente) para el objetivo del foro.
498
De la misma manera se pudieron escuchar estilos políticos como:
“el gobierno… igual… este… reduce el gasto de los recursos contra la lucha del
narco y”, “bajaría su costo porque… porque no estaría prohibido en el mercado libre,
sino [que] ya sería algo legal, su precio bajaría” y “puede ser algún tipo de mercado”.
En el plano ideológico se encontró:
“por el simple hecho de consumirla ya se vuelven que si drogadictos, que si
delincuentes” y “se tiene la mala idea de que una persona es violenta, cuando consume
marihuana”. “estamos conscientes de que nosotros mismos nos estamos haciendo daño”.
Mientras en el plano coloquial:
“pueden conocer países y actores porque se sienten en las nubes”.
No obstante, la dificultad para facilitar la expresión de los jóvenes en el debate, por sus
dificultades mismas para debatir, el ejercicio resultó altamente reflexivo por el esfuerzo de los
ponentes para el análisis del tema.
A diferencia de una exposición de un tema en clase, la elaboración del foro fue productiva
por la construcción de un auditorio pertinente, ya que los interlocutores fueron sus propios
compañeros y no los adultos (maestros).
Ello generó un interés fuerte, tanto de los ponentes como de los asistentes, que posibilitó la
afirmación de la identidad de los jóvenes participantes al asumir posturas cargadas
afectivamente, tanto de parte de los expositores como de los asistentes, que se evidenciaron
con las manifestaciónes masivas y espontáneas en torno a las diferentes posturas valorativas
respecto a la legalización de la marihuana (tema del foro).
El juego discursivo se convirtió en un mecanismo donde los jóvenes encontraron una vía para
evidenciar su capacidad de convencer a los que escuchaban para compartir sus ideas,
empleando argumentaciones de tipo lógico que al generar confianza y adhesión por parte de
los participantes les permitió, por ende, obtener un reconocimiento que afirmó su identidad
intergrupal e interpersonal.
Discusión
Los estudiantes participantes del evento viven la participación (del foro), como un espacio
vivo que les permite hacer algo a lo que no tienen acceso muchas veces: argumentar desde lo
que saben, piensan, creen y viven respecto al objeto social en cuestión. De esta forma, el
participante construye interiormente un discurso para proyectar una opinión en donde el
alumno asume la participación y se siente perteneciente a una postura dándole significación
emocional y valorativa al grupo social del que se siente participe.
Se dan dos procesos simultáneos: uno intergrupal donde el ponente se identifica con el
apoyo del público expectante, quienes alientan o desalientan la participación y al mismo
499
tiempo interpersonal ya que existe una identificación de los grupos con los argumentos del
expositor, los cuales se dan en cierta medida por las características de cada sujeto y la otra
medida por la aceptación del discurso del otro.
El público se identifica con los que asumen la participación y su respectiva postura, con lo
cual se generan categorías y grupos sociales.
En conclusión, los foros organizados por CIJ fueron implementados como una estrategia
preventiva para la disminución del consumo de la sustancia psicoactiva; sin embargo, bajo ese
mismo escenario se ha encontrado que los jóvenes se apropian de un dispositivo en donde
afirman su identidad social mediante la experienciación de las identificaciones intergrupal e
interpersonal.
Referencias
500
La Influencia de la Formación Académica en las Actitudes de
los Futuros Psicólogos
Marisol Martínez Miramontes, Daniela Velarde Ramírez
y Karla Urías Aguirre
En busca de la calidad educativa en México se han creado diversas reformas en todos los
niveles educativos, preocupados por los estándares de calidad nacional e internacional, se han
realizado una serie de reformas estructurales y curriculares sobre los programas educativos
que oferta. Dichas reformas buscan mejorar la formación académica y profesional de los
alumnos. En esta búsqueda por el perfeccionamiento académico en el caso de la licenciatura
de psicología durante su formación se deben desarrollar diversas competencias que le
permitan realizar su trabajo de manera eficaz. Por lo cual, los psicólogos formados deben
contar con conocimientos, habilidades y actitudes, que le permitirán desarrollarse en cualquier
campo de la psicología (i.e., clínica, laboral, social, educativa).
Una de las actitudes que todo aspirante a psicólogo debe contar es una actitud de
compromiso y respeto a los valores, creencias y opiniones de los demás, procurando que una
vez que egrese sea un profesional de la psicología, que en su práctica se respeta la
diversidad social, cultural e individual; estas características coinciden con lo que marca el
Código Ético del Psicólogo (Sociedad Mexicana de Psicología, 2010) como uno de los
principios básicos que rigen el comportamiento de los psicólogos, el cual es el respeto a los
derechos y a la dignidad de las personas.
De acuerdo con este principio se establece que todas las personas tienen derecho a ser
respetadas como ser humano, independiente de sus características, condiciones o estatus
personal como cultura, discapacidad física, orientación sexual, religión, sexo, nacionalidad,
entre otras. Por lo cual, las actitudes que desarrollen los futuros psicólogos durante su
formación son fundamentales pues de ellas depende considerablemente el desempeño en su
ejercicio profesional. Durante la formación de los futuros psicólogo se busca trabajar sus
actitudes entendiéndolas como, juicios de valoración favorables o desfavorables, sobre ciertas
personas o grupos social que pueden ser o no compartidas (Moscovici, 1986). En otras
palabras, una actitud es la postura positiva o negativa que se toma ante un objeto actitudinal
que puede ser un fenómeno (e.g., manifestación, mitin), persona (e.g., raza, orientación sexual,
clase social) u objeto (e.g., política, donación de órganos). Cabe señalar, que el término
prejuicio, generalmente se utiliza como sinónimo de una actitud negativa (Allport, 1954 en
Ungaretti, 2012), el ser humano por naturaleza es prejuicioso, incluso, cuando cree no serlo;
tiene el prejuicio de negar la existencia de este, que es inherente al comportamiento humano
(Pinillos, 1982).
Se puede ver al psicólogo como el profesional que se encuentra en constante contacto con
personas y requiere minimizar cualquier tipo de actitud negativa que pudiera tener antes las
distintas situaciones (e.g., religión, orientación sexual). Las actitudes y los prejuicios predisponen
a las personas a actuar de cierta manera (e.g., respeto, prejuicio u odio) ante una
determinada situación o individuo (e.g., homosexualidad). Los prejuicios son actitudes
aprendidas en los distintos contextos en los que el ser humano se desarrolla a lo largo de su
vida como la familia, la escuela, sociedad y por esta razón las actitudes son difíciles de
contrarrestar y muchas veces acabamos juzgando y estereotipando a las personas (Del Olmo,
2005).
Las actitudes son difíciles de contrarrestar por la gran carga cultural que éstas conllevan ya
que son aprendidas a lo largo del desarrollo. En psicología, es sumamente relevante buscar
minimizar el efecto de actitudes negativas y prejuicios, a través de la formación académica
para garantizar que el psicólogo tenga desempeño laboral óptimo. Por lo cual, la presente
investigación tuvo por objetivo indagar cómo la formación académica de los estudiantes
universitarios, principalmente en aquellos en el área de ciencias sociales, influye en sus juicios
de valoración sobre fenómenos sociales como la homosexualidad.
Método
Participantes.
Participaron un total de 91 estudiantes de Psicología de una universidad del estado de
Sinaloa, siendo 30 estudiantes del primer año, 32 de tercer año y 29 de quinto año. La edad
media de los participantes fue de 21.35 (DE=2.83). El 76.9% de los participantes fueron
mujeres y 23.1% hombres. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado en el
que se declara la participación de manera voluntaria.
Instrumentos.
Se utilizaron dos escalas: a) Escala de Actitud hacia la Homosexualidad (EAH-10; Moral &
Martínez-Zulvarán, 2011), compuesta por 10 ítems con 5 opciones de respuesta cada una, que
van de “totalmente en desacuerdo”, pasando por “ni de acuerdo, ni en desacuerdo”, a
“totalmente de acuerdo”; de los 10 reactivos, 5 están redactados en un sentido de rechazo (1,
3, 5, 7, 9) y 5 en sentido de aceptación (2, 4, 6, 8, 10). Todos los reactivos se puntúan en un
sentido de rechazo y se invierte la puntuación en aquellos ítems que se encuentran en sentido
de aceptación. El rango de puntuación fluctúa de 10 a 50; con una puntación de 32 o más,
puede considerarse al participante como caso de homofobia y una puntuación menor de 31 se
considera como caso de no homofobia. b) Escala de Homofobia (EHF-10; Moral & Martínez-
Zulvarán, 2010), se compone por 10 preguntas dicotómicas (si/no). Las respuestas afirmativas
de las preguntas 1 a 6 suman un punto, mientras que de las preguntas 7 a 10 suman las
respuestas negativas; los puntos acumulados se cuentan para ser clasificados según el puntaje
obtenido. Las puntuaciones van de 0 a 2 para Actitud Respetuosa, de 3 a 5 como Actitud
502
Prejuiciosa y de 6 a 10 Actitud Homofóbica. Ambas escalas tiene por objetivo medir actitudes
con relación a la orientación sexual hacia personas del mismo sexo.
Procedimiento.
Obtenida la aprobación institucional, se realizó la programación para la aplicación de los
instrumentos. La aplicación se llevó a cabo de manera colectiva en grupos aproximados de 30
personas. Los participantes fueron informados que recibirían dos escalas, las cuales ellos
debían completar de acuerdo con las instrucciones correspondientes a cada escala. Así mismo,
las instrucciones fueron reforzadas por los investigadores.
Resultados
Se analizó el alfa de Cronbach de las dos escalas que se aplicaron para la presente
investigación, encontrándose en la escala de Homofobia (EHF-10; Moral & Martínez-Zulvarán,
2010), un alfa de Cronbach de 0.68; y en la escala de Actitud hacia la Homosexualidad
(EAH-10, Moral & Martínez-Zulvarán, 2011) un coeficiente de Cronbach de 0.73. De acuerdo
con las medidas del coeficiente de Cronbach, ambas escalas muestras una confiabilidad
aceptable.
Con el objetivo de conocer si el proceso de formación del psicólogo influye para que los
estudiantes modifiquen su actitud. Se realizó un análisis de frecuencia sobre la escala de
homofobia, en el grupo de primer año de formación se observó que se presentan cuatro casos
en el nivel de actitud de homofobia, en tercer año sólo se presentan dos casos y ningún caso en
quinto año. En cuanto al nivel de actitud de prejuicio, los índices de frecuencia sugieren que
existe una disminución en los estudiantes conforme el proceso de formación es más avanzado;
y ocurre de forma inversa en el nivel de actitud de respeto. Es decir, los resultados sugieren
que existe un aumento en la actitud de respeto al avanzar en el proceso de formación (Ver
Tabla 1).
Tabla 1
Frecuencias en la Escala de Homofobia (EHF-10).
Rango Primer Grado Tercer Grado Quinto Grado
Actitud Respetuosa 7 15 15
Actitud de Prejuicio 19 17 15
Actitud Homofóbica 4 2 0
Estos resultados indican que las actitudes de los estudiantes se modifican conforme el
proceso de formación en psicología avanza. En otras palabras, las actitudes de respeto que
promueve el plan de estudios bajo el que se forman los estudiantes, parecen influir en las
actitudes que desarrolle el psicólogo durante su formación. No obstante, si se analiza la
frecuencia entre la actitud de prejuicio y respeto en los grupos de tercero y quinto año, ambas
frecuencias son muy similares y se esperaría que en el quinto año se presentara una frecuencia
más elevada en comparación con el tercero y primer año.
503
Se realizó un análisis de varianza de un factor (ANOVA) del EHF-10, con la finalidad de
conocer si las diferencias que se observan en las frecuencias eran significativas. El nivel de
significancia que se utilizó para el tratamiento estadístico fue de p<0.05.
A partir del análisis de varianza, se encontró una diferencia significativa entre los grupos
(F(2, 91)=5.76, p=.004). El grupo de primer año obtuvo una media de 3.73 (SD=1.53),
clasificándolos con una actitud prejuiciosa; el grupo de tercer año 2.82 (SD=1.78), y el grupo
de quinto año 2.33 (SD=1.51) clasificándose con una actitud respetuosa. Si bien no se
presenta una diferencia entre el primero y tercero año, sólo se observan diferencias entre el
primer y tercer año (Ver Tabla 2). Dichos resultados eran de esperarse ya que las frecuencias
sugieren que se presenta una modificación en las actitudes de los estudiantes durante el
proceso de formación educativa.
Tabla 2
Diferencia entre medias de la escala de Homofobia (EHF-10) de los participantes de Psicología.
Grado Grado Diferencia. De Media
3 0.910
Primero
5 1.400
1 -0.910
Tercero
5 0.490
1 -1.400
Quinto
3 -0.490
.
Se analizó la escala de actitud hacia la homosexualidad (EAH-10) en la cual se realizó una
análisis de medias en el que se obtuvo en el grupo de primer año una media de 19.53
(SD=6.95), en el tercer año, 18.44 (SD=5.75) y en el quinto año una media de 18.20
(SD=6.24), clasificando a los grupos como casos no homofóbicos, dado que presentan puntajes
menores a 32. No obstante, al analizar los grupos por frecuencias, se encuentran casos de
homofobia en los tres grupos (Ver Tabla 3).
Tabla 3
Frecuencia en la escala de Homofobia (EHF-10).
Primer Grado Tercer Grado Quinto Grado
No homofobia 29 33 29
Homofobia 1 1 1
504
Discusión
Referencias
505
Modo de Agencia Personal de Estudiantes Universitarios en
dos Modalidades Educativas
Daniel González Lomelí, María de los Ángeles Maytorena Noriega
y Verónica Mariñez Valenzuela
Universidad de Sonora
Entender el papel que juegan los sistemas de creencias, tanto como entender los mecanismos
cognitivos y autorregulatorios que han mostrado ayudar a los estudiantes a ejercer un papel
activo sobre su auto desarrollo, se constituye en un foco central de la evaluación y el fomento
cognitivo en la Educación Superior. Así, se plantea que estos factores conforman el sentido de
agencia académica y se evalúe en estudiantes universitarios, considerando sus efectos sobre el
resultado obtenido en una prueba de ejecución, que evalúa conductas de dominio de
resultados de los aprendizajes de tipo declarativo en dos contextos de recuperación de
información, el de reconocimiento (nivel fácil) y el de recuerdo (nivel difícil).
La agencia, como la propuso Bandura (2006) en su teoría social cognitiva, hace referencia
a la adaptación y el cambio, y establece la presencia de tres modos de agencia: personal,
mediada y colectiva. En este estudio se habla del sentido de agencia personal, la cual es
caracterizada con una serie de elementos centrales que permiten a las personas jugar un rol
en su autodesarrollo, adaptación y autorenovación, a través del tiempo.
Pick et al. (2007) desarrollaron una escala para medir la agencia personal a través de
variables como autoeficacia, autodeterminación, control sobre conductas propias, pensamiento
independiente, identificación de necesidad de cambio, miedo al éxito, reconocimiento de mi
aprendizaje, percepción de mi contexto y control sobre mi entorno. Mientras que Castañeda,
Peñalosa y Austria (2014) refieren la agencia académica a altos puntajes en el uso de
estrategias de aprendizaje, estrategias de autoregulación y creencias epistemológicas
reflexivas en oposición a ingenuas. Por lo que se propone en este estudio considerar elementos
asociados a tales características que estén contextualizados a la adquisición del aprendizaje
en educación superior en contextos de ejecución.
En cuanto a las estrategias de aprendizaje y de autoregulación la literatura especializada
indica que las estrategias de aprendizaje son un elemento muy importante dentro del proceso
de aprender. Las estrategias de aprendizaje se refieren a las actividades que se realizan
para adquirir, organizar, procesar, recuperar e integrar la información nueva con la ya
existente. Han sido el motivo principal del desarrollo de modelos de aprendizaje estratégico
que han servido de base para el estudio del aprendizaje efectivo.
La perspectiva del estudio de las estrategias cognoscitivas de aprendizaje posee bastante
base empírica, gracias a la investigación reciente realizada en diferentes contextos, como el
estudio realizado por Gargallo, Almerich y Súarez-Rodríguez (2012) quienes a partir del
modelo de Weinstein estudiaron la evolución de las estrategias de aprendizaje durante el
primer año de universidad con estudiantes excelentes y no excelentes y encontraron que las
estrategias afectivo-motivacionales, meta-cognitivas y de aprendizaje predicen el rendimiento
y se asocian con estudiantes excelentes.
Marugán, Martín, Catalina y Román (2013) atribuyen gran importancia al uso de
estrategias de aprendizaje y tratan de identificar las estrategias cognitivas de elaboración
que utilizan los estudiantes universitarios de diferentes especialidades, hacen comparaciones
por el tipo de curso, por el nivel de avance del curso y por género. Encontraron que quienes
están en etapas finales de estudios emplean más estrategias de elaboración y mayor uso en
este tipo de estrategias en los estudiantes de ciencias experimentales, lo que llevó a los
autores a concluir que las estrategias de elaboración son particularmente potentes para la
construcción del conocimiento. Con base en lo que se trata de estrategias de autoregulación,
Pintrich (2004) afirmó que el aprendizaje autoregulado es una perspectiva de aprendizaje
derivada de la perspectiva del procesamiento de la información. La perspectiva del
aprendizaje autoregulado, en opinión de este autor es más inclusiva ya que no sólo considera
factores cognoscitivos, sino también motivacionales, afectivos, contextuales y sociales.
Esta perspectiva posee bastante base empírica gracias a la investigación realizada en
diferentes contextos presenciales y virtuales; por ejemplo, en el área del e-learning, Wan,
Compeau y Haggerty (2012), realizaron un estudio bajo la concepción de aprendizaje
autoregulado social y personal; el primero se refiere a la búsqueda de ayuda entre iguales y
el personal hace referencia a la auto evaluación, la fijación de metas y la planificación. Los
autores pretendían observar cuál de los dos tipos es mejor en un grupo de empleados en
capacitación y encontraron que ambos tipos de aprendizaje autoregulado proporcionan
normas de cooperación que fomentan la interacción entre los empleados.
Desde una perspectiva cognitivo-social del aprendizaje autoregulado, Pool-Cibrian y
Martínez-Guerrero (2013) realizaron un estudio con la finalidad de aportar evidencia
adicional sobre las relaciones entre la percepción de autoeficacia y el uso de estrategias para
el aprendizaje auto regulado; invitaron a participar a 766 estudiantes de diferentes semestres
de licenciatura; se identificó una correlación positiva entre la autoeficacia percibida y las
metas de aprendizaje (una medida de aprendizaje auto regulado). Identificaron también una
correlación positiva entre la autoeficacia percibida, las metas de aprendizaje y déficits de
concentración en aquellos estudiantes con bajas estrategias de autoregulación.
Una investigación con 48 estudiantes iraníes que se estaban especializando en inglés, como
segunda lengua, participaron en un estudio cuyo objetivo fue relacionar el aprendizaje
autoregulado con la orientación de meta y el rendimiento en escritura en inglés (Amini,
Beikmohammadi & Mohebbi, 2014). Los integrantes de la muestra respondieron el MSLQ de
Pintrich elaborado a partir de su modelo de aprendizaje autoregulado. Los autores
encontraron una relación significativa entre aprendizaje autoregulado y el rendimiento en
escritura y con la orientación de meta.
507
La información anterior refleja la pertinencia de integrar esas variables, por lo que el
objetivo del estudio fue identificar el comportamiento académico agentivo en estudiantes
universitarios que cursan una asignatura en dos contextos de entrega (virtual y presencial) a
partir del auto reporte de estrategias de aprendizaje y de autorregulación y de su ejecución
en una prueba de comprensión de textos.
Método
Participantes.
Muestra no probabilística por conveniencia de 141 estudiantes inscritos en la materia de
Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC) de una universidad pública
durante el año 2015. Los semestres correspondieron principalmente al segundo (n = 99), al
cuarto (n = 22), al sexto (n = 5), octavo (n = 9) y dos casos especiales de pasantes. Se
consideraron como unidad de análisis los contextos de entrega (cursos virtual y presencial); del
curso presencial (n = 97) y virtual (n = 43). La media de edad fue de 20 años con una edad
mínima de 19 y máxima de 44, se tuvo una distribución por género de 49% para mujeres.
Instrumentos.
El Inventario de Estrategias de Estudio y Autoregulación es un instrumento de auto reporte
tipo Likert con cuatro opciones de respuesta que valora la frecuencia con la que los estudiantes
realizan las estrategias que componen cada una de las 13 dimensiones que lo integran con un
total de 52 reactivos (Castañeda & Ortega, 2004). Las dimensiones son: a) Adquisición
selectiva, b) Adquisición generativa, c) Recuperación ante tareas; d) Recuperación ante
exámenes, e) Procesamiento convergente; f) Procesamiento divergente; g) Auto regulación de
persona en eficacia percibida; h) Auto regulación de persona en contingencia interna; i) Auto
regulación de persona en autonomía percibida; j) Auto regulación de persona en orientación a
la aprobación externa; k) Auto regulación de tarea en orientación a la tarea; l) Auto
regulación de tarea en orientación a las metas y; m) Auto regulación en relación con la utilidad
de los materiales de estudio.
Se utilizó una prueba de comprensión de textos (Castañeda, 1996) que consta de dos
partes; la primera parte es un fragmento del texto “Los dos reyes y los dos laberintos” de
Borges, que contiene 303 palabras. Su estructura es narrativa y su nivel de dificultad léxico-
técnica es bajo, pero su dificultad sintáctica y semántica es alta. La segunda parte es la
prueba de comprensión del texto narrativo, contiene 20 reactivos elaborados en dos contextos
de evaluación (reconocimiento y recuerdo) y diez tareas de comprensión: idea principal,
secuencia temporal, contraste, inducción, enumeración, relaciones causa-efecto, deducción,
vocabulario, detalle y resumen.
Procedimiento.
El grupo de estudiantes del contexto de entrega presencial respondió a los instrumentos en
la plataforma web, en el aula de nuevas tecnologías supervisados por la profesora de la
508
asignatura de NTIC. Mientras que el grupo del contexto de entrega virtual respondieron los
instrumentos vía web, monitoreados por sus respectivos facilitadores.
Resultados
La muestra de 43 estudiantes del contexto de entrega virtual se conformó por 67% del
género femenino, con media de edad de 21 años; la muestra de 98 estudiantes del contexto
de entrega presencial se conformó por 41% del género femenino, con media de edad 21
años.
Una comparación de medias arrojó que no hubo diferencias significativas en la ejecución de
los estudiantes del contexto de entrega virtual en contraste con los estudiantes del contexto de
entrega presencial, al ser comparados en la prueba de comprensión de textos; ni en la
puntuación total, ni en la comparación en los contextos de recuperación de información
(reconocimiento y recuerdo).
Los estudiantes del contexto de entrega presencial auto-reportan un mayor uso significativo
(t=-2.59, p<.05) de estrategias de aprendizaje de procesamiento divergente (M=2.73) en
comparación con los estudiantes de la modalidad virtual (M=2.52). También reportan mayor
uso significativo (t=-2.02, p <.05) de estrategias de autorregulación de autonomía percibida
(M=2.99) que los estudiantes de la modalidad virtual (M=2.79).
Se observaron diferencias significativas en comprensión de textos a favor de las estudiantes
mujeres, tanto en la puntuación total (t = 2.71, p<.05) con puntuaciones medias de 0.64 vs.
0.55, como en los contextos de reconocimiento (t = 2.61, p<.05) con puntuaciones medias de
0.74 vs. 0.64 y de recuerdo (t =1.89, p<.05) con medias de 0.54 vs. 0.45 al ser comparadas
con los varones, respectivamente.
En las estrategias de aprendizaje de recuperación ante tareas (t=2.98, p<.05) las
estudiantes mujeres destacan (M= 3.14) sobre los hombres (M= 2.88). Mientras que en las
estrategias de autorregulación (t=-2.02, p<.05) son los varones quienes sobresalen en cuanto
a la contingencia percibida (M=3.18) sobre las mujeres (M=3.00).
A través de análisis de correlación bivariada se encontraron correlaciones significativas
entre la puntuación en la prueba de comprensión de textos y las estrategias de aprendizaje
de adquisición selectiva (.205*), adquisición generativa (.201*) y recuperación ante tareas
(.199*). Al correlacionar la puntuación en el contexto de reconocimiento con las estrategias de
aprendizaje, se encontró correlación significativa con las estrategias de adquisición selectiva
(.196*) y las de recuperación ante tareas (.177*). El contexto de recuerdo sólo se correlacionó
significativamente con las estrategias de adquisición generativa (.184*). No se encontraron
correlaciones significativas entre la prueba de comprensión y las estrategias de
autorregulación.
Las estrategias de aprendizaje de recuperación ante el examen (.213) y las de
procesamiento divergente (.205) correlacionaron significativamente con la calificación final en
el curso de NTIC; las estrategias de autorregulación de tarea orientación a la tarea en sí
509
(.272) correlacionan significativamente con el promedio de calificación en NTIC y las
estrategias de autorregulación de persona contingencia percibida (.243) también correlaciona
significativamente con la calificación en el curso de NTIC.
El resultado de un análisis de correlación de Pearson de las respuestas a las dimensiones
del IEEA con la calificación obtenida en el curso de NTIC en los dos contextos de entrega
(virtual y presencial) muestra que en el contexto de entrega virtual no se presentaron
correlaciones significativas, mientras que en el contexto de entrega presencial las correlaciones
destacadas fueron: recuperación ante exámenes (.213) y adquisición divergente (.205)
correspondientes a las habilidades de tipo cognitivas, en cuanto a las habilidades
autorregulatorias las correlaciones significativas fueron con orientación a la tarea en sí (.271),
contingencia percibida (.243) y autonomía percibida (.222).
A partir de un análisis de regresión, se pudo observa que las estrategias de aprendizaje
de adquisición selectiva, recuperación ante examen y adquisición generativa, predicen 10%
de la puntuación total en la prueba de comprensión de texto. Mientras que las estrategias de
autorregulación no predicen la ejecución en la prueba de comprensión de textos.
Al considerar las puntuación en la prueba de comprensión de textos en los contexto de
reconocimiento y de recuerdo, encontramos que las estrategias de adquisición selectiva,
recuperación ante exámenes y recuperación ante tareas, predicen 10% de las puntuaciones
de los estudiantes en el contexto de reconocimiento; y las estrategias de adquisición
generativa predicen sólo 3% de las puntuaciones en comprensión de textos cuando se evalúa
en el contexto de recuerdo o nivel difícil.
Discusión
Referencias
Amini, M., Beikmohammadi, M., & Mohebbi, A. (2014). Sel-regulated learning, goal-oriented learning,
and academic writing performance of undergraduated Iranian EFL Learners. The Electronic
Journal for English as a Second Language, 18(2), 1-19.
Bandura, A. (2006). Toward a psychology of human agency. Perspectives on Psychological Science, 1(2),
164-180.
510
Castañeda, S. (1996). Interfase afectivo-motivacional en la comprensión de textos: estudio transcultural
México-Holanda. Revista Latina de Pensamiento y Lenguaje, 4, 169-186.
Castañeda, S., y Ortega, I. (2004). Evaluación de estrategias de aprendizaje y orientación
motivacional al estudio. En: S. Castañeda (Ed.), Educación, Aprendizaje y Cognición. Teoría en la
práctica. México: El Manual Moderno.
Castañeda, S., Peñalosa, E., y Austria, F. (2014). Perfiles Agentivos y no Agentivos en la Formación del
Psicólogo. México: UNAM-Facultad de Psicología–CONACYT.
Gargallo, B., Almerich, G., y Suárez-Rodríguez, J. (2012). Estrategias de aprendizaje en estudiantes
universitarios excelentes y medios. Su evolución a lo largo del primer año de carrera. Revista
Electrónica de Investigación y Evaluación Educativa, 18(2), 1-22. DOI:
10.7203/relieve.18.2.2000.
Marugán, M., Martín, L., Catalina, J., y Román, J. (2013). Estrategias cognitivas de elaboración y
naturaleza de los contenidos en estudiantes universitarios. Psicología Educativa, 19, 13-20.
Pick, S., Sirkin, J., Ortega, I., Osorio, P., Martínez, R., Xocolotzin, U., y Givaudan, M. (2007). Escala para
medir agencia personal y empoderamiento (ESAGE). Revista Interamericana de Psicología, 41(3),
295-304.
Pintrich, P. (2004). A Conceptual Framework for Assessing Motivation and Self-Regulated Learning in
College Students. Educational Psychology Review, 16(4), 385-407.
Pool-Cibrian, W., y Martínez-Guerrero, J. (2013). Autoeficacia y uso de estrategias para el
aprendizaje auto-regulado en estudiantes universitarios. Revista Electrónica de Investigación
Educativa, 15(3), 21-37.
Wan, Z., Compeau, D., & Haggerty, N. (2012). The effects of self-regulated learning processes on E-
learning outcomes in organizational settings. Journal of Management Information Systems, 29(1),
307 – 339. doi: 10.2753/MIS0742 – 1222290109.
511
GÉNERO
Actitudes de Género en Hombres y Mujeres
Guanajuatenses13
Yessica Ivet Cienfuegos Martínez
y Alejandro Daniel Avalos Montoya
Universidad de Guanajuato
Las actitudes pueden definirse como juicios evaluativos respecto a un objeto, persona o
situación; son resultado de las creencias y valores culturales internalizados. La American
Psychological Association define las actitudes como evaluaciones relativamente duraderas que
van de lo positivo a lo negativo (APA, 2010). Dentro de sus funciones se encuentra el dar
significado y orden a nuestro entorno (Kimble et al., 2008), sin olvidar que, al mismo tiempo,
parten de él; además, son identitarias pues inciden en el autoesquema (Blanco, 2009),
teniendo también una influencia recíproca. Son resultado de las experiencias de las personas y
la manera en como las interpretan; existe pues, una relación bidireccional entre los juicios
evaluativos que las personas realizamos respecto a los objetos de actitud, y el entorno en
donde se percibe dicho objeto.
Las actitudes tienen un componente evaluativo afectivo, y están vinculadas a conductas; más
específicamente, a la intención de realizarlas (Blanco, 2009). Es decir, no hay un vínculo
irrestricto entre la actitud y la conducta, pero éste puede tomar fuerza cuando existen otros
elementos como la aprobación por parte de personas importantes, cuando existe un
reforzamiento de la conducta, o bien, si dicha conducta es reforzada y permitida en el
contexto cultural dónde se realiza. Aunado a lo anterior, Blanco (2009) refiere que las
actitudes tienen un papel adaptativo y estable, en el sentido en que reducen el tiempo que las
personas emplean para tomar decisiones; a través de las actitudes existe un menor gasto
cognitivo que sería imposible de costear en tiempo y recursos si debiéramos empezar de cero
en cada nueva interacción con algún objeto de actitud. Si bien son relativamente permanentes,
se retroalimentan con el entorno, de tal suerte que sea posible observar diferencias por sexo,
edad y nivel educativo (García-Cueto, Rodriguez-Diaz, Bringas-Molleda, López-Cepero,
Paíno-Quesadac & Rodríguez-Franco, 2015).
Los estereotipos de género, por su parte, son definiciones basadas en convencionalismos
sociales sobre un grupo o colectivo particular, en este caso los hombres y las mujeres (Instituto
Nacional de las Mujeres, 2007); los estereotipos de género resultan de creencias populares
respecto a los roles, capacidades y atributos diferenciales que deben poseer las personas con
un tipo (vulva) y otro (pene) de genitales. Esta dicotomía y falta de reconocimiento hacia otras
514
conocer las diferencias respecto a las actitudes respecto a los roles de género que tienen
personas del Estado de Guanajuato.
Método
Participantes.
La muestra estuvo conformada por 132 habitantes del Estado de Guanajuato, 60% mujeres
y 40% hombres. Con una escolaridad promedio de bachillerato. El 40% de las y los
participantes tienen licenciatura.
Instrumentos.
Se aplicó una versión corta de la escala de Actitudes hacia los roles de género de Rocha
(2007), compuesta por 17 reactivos, con niveles adecuados de validez y confiabilidad. Se
compone de dos factores: Equidad y Tradicionalismo. Consta de una escala de 5 puntos, en
donde las y los participantes deben indicar qué tanto les gustan o disgustan las afirmaciones
presentadas. Para contar con mayor profundidad en el análisis de las actitudes hacia los roles
de género, los análisis fueron realizados por reactivo, y no por factor.
Procedimiento.
Se aplicó la escala de forma individual a población abierta en espacios públicos en las
ciudades de León, Guanajuato y Guanajuato Capital. Se cumplieron los requisitos para
salvaguardar el anonimato y confidencialidad de las y los participantes.
Resultados
Se realizó una prueba t-Student para conocer las diferencias entre hombres y mujeres
respecto a las actitudes de los roles de género. Se observa que, en general, en la muestra se
reportan puntajes superiores a la media teórica en aquellos reactivos que hacen referencia a
una actitud positiva hacia la equidad, mientras que los puntajes más bajos, regularmente
debajo de la media teórica, se encontraron en los reactivos que hacen referencia a actitudes
más tradiciones y estereotipadas respecto a los roles de hombres y mujeres. Se observaron
diferencias en cinco de los 17 reactivos. Como se puede observar en la Tabla 1, los hombres
presentan puntajes más altos, es decir, indican que les gustan más, en comparación con las
mujeres, afirmaciones como “Que el hombres siempre tome las decisiones del hogar” t(148)=
3.70, p< .05 y “Que el hombre sea dominante” t(148)= 3.10, p< .01. Por otro lado, se observa
que las mujeres presentan puntajes significativamente más altos en actitudes que aluden a la
equidad, tales como: “Que el hombre externe sus emociones igual que la mujer” t(148)= 3.08,
p< .01, “Que la mujer tome sus decisiones” t(148)= 3.09, p< .01; y finalmente, “Que la mujer
sea independiente” t(117)= 2.02, p< .05.
515
Tabla 1
Diferencias por sexo respecto a las actitudes de Roles de Género.
Sexo n M DE t gl p
Que el hombre siempre tome las decisiones hombre 60 2.82 1.14 3.70 148 .000
importantes en el hogar mujer 90 2.08 1.22
Que el hombre participe en el cuidado de hombre 60 4.23 1.09 -1.72 148 .087
los hijos. mujer 90 4.53 1.00
Que las mujeres realicen las tareas que hombre 59 3.98 1.09 -1.71 147 .089
ellas elijan mujer 90 4.28 .98
Que la mujer se encargue de las labores hombre 60 2.93 1.13 .250 148 .803
del hogar. mujer 90 2.89 1.02
Que las mujeres tengan oportunidades hombre 60 4.60 .76 -.08 148 .931
laborales similares a los hombres mujer 90 4.61 .77
hombre 60 4.55 .92 .072 147 .942
Que la mujer sea autosuficiente.
mujer 89 4.54 .85
hombre 60 2.17 1.10 3.10 148 .002
Que el hombre sea dominante
mujer 90 1.62 1.01
Que el hombre externe sus emociones igual hombre 60 3.90 1.11 -3.08 148 .002
que la mujer. mujer 90 4.44 1.01
hombre 60 4.23 .85 -3.09 117 .002
Que la mujer tome decisiones.
mujer 90 4.66 .76
Que la mujer se encargue del cuidado de hombre 60 3.28 1.16 -.150 148 .881
los hijos. mujer 90 3.31 1.07
Que la mujer tenga éxito personal y hombre 60 4.63 .73 -1.6 117 .096
profesional. mujer 90 4.82 .57
hombre 60 4.58 .78 -1.80 117 .074
Que la mujer sea dueña de su cuerpo.
mujer 90 4.80 .60
Que el hombre sea la parte fuerte de la hombre 60 3.35 1.19 1.78 148 .076
relación. mujer 90 2.98 1.28
Que el hombre conviva y juegue con sus hombre 60 4.72 .71 -1.07 147 .286
hijos. mujer 89 4.83 .58
Que los hombres y las mujeres realicen las hombre 60 4.20 1.17 -1.48 147 .141
mismas tareas. mujer 89 4.45 .87
hombre 60 1.73 1.03 .70 148 .483
Que la mujer sea sumisa y abnegada.
mujer 90 1.60 1.19
hombre 60 4.35 1.00 -2.02 117 .046
Que la mujer sea independiente.
mujer 90 4.66 .73
Discusión
El presente estudio buscó conocer las diferencias en cuanto a las actitudes hacia los roles de
género que tienen personas del Estado de Guanajuato. Los resultados muestran una actitud
más positiva de los hombres hacia los estereotipos tradicionales de género como la dominación
masculina y que las decisiones en el hogar deben ser tomadas por los hombres. Las mujeres
por su parte, presentan una ideología más tendiente a la equidad, es decir, una mayor
aprobación en reactivos como que los hombres externen sus sentimientos igual que las mujeres,
que ellas tomen decisiones, y ser mujeres independientes. Diversos estudios muestran a las
516
mujeres con visiones más progresistas que los hombres en diferentes contextos (Cortés, Flores &
Moya, 2008; Estrada Carmona & Pérez Aranda, 2009).
Cabe destacar que en muchos de los reactivos se observa, en las medias, una actitud
positiva de hombres y mujeres hacia una mayor equidad; sin embargo, como señala Blanco
(2007) en una revisión extensa de la literatura clásica al respecto, las actitudes están
vinculadas sólo a la intención de la conducta y no a la conducta en sí. Sólo por poner un
ejemplo, se puede contar con una postura de total apoyo hacia la participación igualitaria en
el cuidado de las y los hijos y una baja aprobación a que las labores del hogar sean
realizadas por mujeres; sin embargo, bastaría preguntar el porcentaje de hombres y mujeres
que realizan tareas de alimentación, cuidado, apoyo, limpieza de ropa y calzado,
administración del hogar, y mantenimiento y limpieza del hogar para observar que son tareas
realizadas en su gran mayoría por mujeres (INEGI, 2014). Existe pues, una actitud positiva
hacia la equidad que choca con una realidad inequitativa.
Más que buscar datos concluyentes respecto a las actitudes de hombres y mujeres hacia los
roles de género, se busca abrir la interrogante de la incidencia de las mismas en ámbitos de
interacción públicos y privados. Si bien la actitud no predice la conducta, sino que ésta se
vincula con la intención, en un país donde la voluntad política parece ser más importante que
la acción ¿Qué implicaciones tiene que sean en su mayoría los hombres quienes dictan la
política pública (INEGI, 2014) respecto a los derechos de las mujeres? Si bien el sexismo
trasciende el sexo, es importante contar con una mayor participación política de las mujeres,
quienes al menos en éste y otros estudios, tienen una actitud más positiva hacia la igualdad.
La actitud sólo predice la conducta si hay otros elementos que lo favorezcan, tales como la
norma subjetiva; por esta razón, valdría la pena preguntar cuáles son los mecanismos que
favorecen, que pese a que exista una actitud positiva, se siga viviendo en la inequidad; así
como cuál es nuestro papel como agentes sociales en la perpetuación de las diferencias y en la
naturalización de la inequidad social. Vale la pena también trabajar en medidas implícitas de
actitud (Blanco, 2009) que reduzcan la posibilidad de deseabilidad social, sobre todo en
tópicos como el presente.
Referencias
518
Estereotipos de Género que Marcan: ¿Hombres o Mujeres
Machistas?
Alma Liliana Ortiz Navarro*, Norma Elena Reyes Ruiz**,
Rolando Díaz Loving** y Mabel Osnaya Moreno*
La constante división de los sexos ha llevado a encontrar diferencias muy marcadas entre
los hombres y las mujeres, a partir de lo cual se asigna un significado a lo masculino y a lo
femenino, es decir, de esta manera se tiene que los hombres son trabajadores, responsables,
inteligentes, fuertes, realizan actividades productivas y públicas; mientras que las mujeres son
cariñosas, amorosas, maternales, comprensivas, dedicadas a la crianza, cuidado de los hijos y
la familia, en donde el hombre queda relacionado directamente al área laboral y productiva
mientras que la mujer al papel de la reproducción, la cual implica la procreación, crianza y las
labores domésticas (Batzan, 1994).
El establecimiento de los estereotipos relacionados con el comportamiento de los hombres y
las mujeres se encuentra relacionado con patrones culturales que fomentan un poder
inequitativo al hombre, fomentando de esta manera la creencia de la posición superior del
varón respecto a la mujer y, por ende, el dominio de los unos sobre las otras, dando como
resultado modelos de coacción y violencia contra ellas, ejercidos en mayor o menor medida a
lo largo de la historia.
Los estereotipos que subyacen en la ideología que fundamenta la psicología del mexicano,
incluye el papel de la mujer como madre y por ende un ser abnegado, sumiso, dependiente;
mientras que el hombre es el modelo del rol y el eje de la familia (Díaz-Guerrero, 1982).
Estos, también giran en torno de dos factores que surgen de las creencias sobre las
características que son asignadas específicamente para cada sexo; en estos, se sigue
considerando al hombre como el ser superior e inteligente, mientras que la mujer es vista
desde el contexto de los afectos, asignándole características cariñosas y emocionales.
Derivado de esta ideología, donde el principal objetivo es exaltar a lo masculino, se
encuentra que el sistema patriarcal es la base fundamental de esta visión de vida, el cual se
define desde el poder que emerge del hombre, dándole la supremacía a este por encima de
las mujeres y de lo femenino (Lagarde, 1997). El patriarcado reafirma la idea de que los
hombres y lo masculino son superiores y más útiles en comparación con las mujeres, lo que
significa que él es quien tiene el poder para dominar y violentar; es el machismo la forma de
expresión de este sistema patriarcal en donde los varones se caracterizan por ser agresivos,
dominantes, valientes, etcétera (Cob, 2000).
Muy a pesar de que el machismo puede presentarse en cualquier parte del mundo y que
afecta a hombres y mujeres por igual, el término machismo es una palabra proveniente de la
sociedad mexicana, debido a que esta palabra es utilizada para describir el prototipo del
hombre mexicano, el cual debe ser fuerte, poderoso, viril, autoritario, golpeador, entre otras
tantas características (Pozos-Gutiérrez, 2007); así también, algunos autores (p.e. Alhadeff,
2005; Capra, 1982; Eysenk, 1981; Hierro, 2003) mencionan que el machismo es una
derivación del sistema patriarcal con la diferencia que en México se tiene una palabra para
definirlo.
Lugo (1985) definía que en México la masculinidad se expresa mediante el machismo, pues
desde esta perspectiva es conocido como la patria de los machos, en donde esta patología
social es parte del modo de ser, del carácter popular, del inconsciente colectivo y de la sùper-
estructura.
Desde el campo de análisis del machismo, Castañeda (2002) mencionó que es en la
sociedad mexicana en donde pocos cuestionan las actitudes y conductas propias del machismo
ya que éste es presentado como un fenómeno totalmente natural. Así se tiene que un hombre
debe demostrar que es el más fuerte, el más listo, debe mostrarse duro y valiente, debe
defender el honor de la familia, debe engendrar muchos hijos, un macho muestra su
masculinidad diferenciándose de lo sentimental y afectivo por su frialdad, no muestra
emociones blancas y sentimientos, ni ternura o amor. Por lo que en una sociedad de esta
índole, todo el mundo es machista ya que es una forma de relación que todos han aprendido
desde su infancia: la sociedad machista crea individuos machistas.
De este modo en la sociedad patriarcal, el machismo, las conductas y actitudes machistas no
se ven como algo negativo ya que parecen ser motivo de orgullo para los son llamados
machos, los cuales son educados desde la infancia constituyendo un sistema de creencias como
los siguientes:
Un hombre tiene que probar su hombría cada día al enfrentar los retos y los insultos,
hasta llegar a morir sonriendo, debe mostrar que es el más macho, el más fuerte;
por lo que todo macho debe estar listo para reaccionar físicamente cuando sea
ofendido verbal o físicamente (Giraldo, 1972).
Debe ser duro y valiente, tiene que estar listo para defender el honor de la familia
ante la menor provocación, el hombre tiene que cumplir adecuadamente el acto
sexual y engendrar muchos hijos (Gilmore, 1972).
El macho debe engañar y conquistar a todas las mujeres que pueda ya que le da
prestigio, pero debe cuidar y proteger a sus hermanas de la conquista de otros
hombres porque las mujeres de su familia deben llegar vírgenes al matrimonio.
(Giraldo, 1972).
Un macho muestra su masculinidad diferenciándose de la mujer sentimental y
afectiva por su frialdad, no muestra emociones blancas y sentimientos, ni ternura o
amor hacia sus familiares más cercanos incluso hijos, excepto la madre (Giraldo,
1972).
520
El presente trabajo tiene como objetivo conocer si existe diferencias en el factor machismo y
los estereotipos de género de acuerdo con el sexo y el nivel de escolaridad de estudiantes
hombres y mujeres de secundaria, preparatoria y universidad del estado de Guerrero.
Método
Participantes.
La muestra estuvo constituida por 323 estudiantes, de los cuales 123 fueron de nivel
secundaria (62 hombres y 61 mujeres) 100 estudiantes de nivel medio superior (48 hombres y
52 mujeres) y 100 estudiantes de nivel superior (39 hombres y 61 mujeres), siendo un muestreo
no probabilístico intencional por cuota.
Instrumentos.
Se aplicó la Escala de Premisas Histórico-Socio- Culturales, conformada por 123 reactivos,
la cual se encuentra compuesta por nueve factores básicos; sin embargo, sólo se trabajó con el
factor de machismo por motivos del presente estudio. Consta de una forma de respuesta
dicotómica (ausencia-presencia) en la que se muestra a los participantes una serie de oraciones
y tienen que marcar sólo aquellas que coincidan con su sistema de creencias (Díaz Guerrero,
1986, 2003).
También se aplicó la Escala Estereotipos de Género (Rocha & Díaz-Loving, 2011),
conformada de 19 reactivos y compuesta de cuatro factores: factor estereotipo generales
sobre hombres y mujeres, factor estereotipos sobre los hombres, factor estereotipos sobre las
mujeres y factor estereotipos sobre los roles de género. Consta de una forma de respuesta de
tipo likert de cinco opciones que van del 1 al 5, en donde 5 hace evidente la aceptación de
las creencias estereotipadas (totalmente de acuerdo) y 1 refleja el rechazo de las creencias
estereotipadas (totalmente en desacuerdo).
Procedimiento.
Se solicitó un permiso previo a las autoridades de las escuelas, programando los horarios
en los que se asistiría al lugar. Una vez que se llevaron a cabo dichos procedimientos, se
aplicó el instrumento en los grupos programados; la aplicación fue grupal. A cada alumno se
le entregó un cuestionario y un lápiz, el facilitador les leía las instrucciones de cada una de las
escalas así como la explicación de cómo responder, además de responder dudas surgidas
durante la aplicación del mismo. En las intrucciones de la escala de PHSCs se pidió marcar con
una X sólo aquellas afirmaciones con las que se estaba de acuerdo, y se añadió
específicamente: “Si no estás de acuerdo con la afirmación, no la marques”.
En la Escala de Estereotipos de Géneros se les pidió que respondieran marcando con una X
sobre el espacio que mejor representara la frecuencia con la que realiza las actividades que
se les mencionarían. La aplicación se realizó en a alumnos de primer año de secundaria,
alumnos de primer año de prepa y alumnos de primer año de universidad en instituciones
públicas mixtas de Iguala de la Independencia, Guerrero.
521
Resultados
Para la obtención de los resultados se llevó a cabo una prueba t-Student de muestras
independientes para conocer si existen diferencias por sexo (hombres y mujeres) y un análisis
de varianza (ANOVA) para escolaridad (secundaria, preparatoria y universidad).
Se encontraron diferencias significativas en el factor de machismo perteneciente a las
PHSC´s con mayor presencia en los hombres (M=1.22) que en las mujeres (M=1.12); premisas
como todo hombre debe ser fuerte, los hombres deben llevar los pantalones en la casa, la
mujer debe ser dócil, entre otras afirmaciones son las que rigen el comportamiento de los
participantes (Ver Tabla 1).
Tabla 1
Resultados de la Prueba T para el Factor de Machismo.
Hombres Mujeres t gl p
1.12 1.22 5.177 242.409 .000
Tabla 2
Resultados de la prueba t para la Escala de Estereotipos de Género.
Factor Hombres Mujeres t gl p
Estereotipos sobre hombres y mujeres 2.85 2.20 7.063 294.108 .000
Estereotipos sobre los hombres 2.89 2.22 7.174 269.464 .000
Estereotipos sobre los roles de género 3.62 3.22 3.820 286.896 .000
522
Tabla 3
Resultados de la prueba ANOVA para el factor machismo por escolaridad.
Tabla 4
Resultados de la prueba ANOVA para la Escala de Estereotipos de Género por escolaridad.
Factor Secundaria Preparatoria Universidad gl F p
Estereotipos sobre hombres y
2.72 2.57 2.18 299 11.320 .000
mujeres
Factor estereotipos sobre los
2.82 2.66 2.10 294 21.389 .000
hombres
Factor estereotipos sobre los roles
3.82 3.47 2.94 288 26.438 .000
de género
Factor estereotipos sobre las
3.37 3.67 3.08 279 16.405 .000
mujeres
Discusión
Haciendo referencia al objetivo de este estudio, y en relación únicamente con los obtenidos
para dicha muestra, se puede señalar lo siguiente: en primer lugar, de acuerdo con los datos
de las tablas donde se muestran las diferencias de medias para sexo se encontró que para los
hombres existe una mayor aceptación del factor machismo del instrumento de Premisas
Histórico-Socio-Culturales, por lo que para ellos el padre de familia es quien debe ser el
encargado de representar un poder absoluto e indiscutible hacia su esposa e hijos, controlar el
ingreso familiar y tomar las decisiones familiares importantes en donde se incluyen aspectos
patrimoniales, laborales y educativos, así mismo las mujeres deben desarrollarse en los
papeles tradicionales de la esposa y madre (Hierro, 2002).
523
Cabe señalar que respecto a la escala de estereotipos de género fueron los hombres
quienes presentaron más diferencias significativas en el factor estereotipos sobre hombres y
mujeres, el factor estereotipos sobre los hombres y factor estereotipos sobre los roles de
género lo que indica que se apegan a creencias vinculadas con la posición y desempeño de
hombres y mujeres a partir de sus características biológicas, es decir, para ellos un hombre es
más racional que una mujer. También se apegan a creencias relacionadas con las
características y comportamientos que los hombres deben tener según lo aceptado socialmente,
en donde los hombres son infieles por naturaleza, les gustan las mujeres dóciles. Por último
tienen un mayor apego a creencias relacionadas con los comportamientos específicos de
hombres y mujeres en función de su papel social: el eje de la familia es indudablemente el
padre, la mujer tienen habilidades innatas para el quehacer doméstico, un buen esposo es el
que provee económicamente a su familia entre otras afirmaciones (Rocha & Díaz-Loving,
2011).
En segundo lugar, se observó que el nivel educativo en donde más permea el factor
machismo es secundaria, es decir, que se reafirma la idea de que los hombres y lo masculino
son superiores y más útiles en comparación con las mujeres lo que significa que él es quien
tiene el poder para dominar y violentar; es el machismo la forma de expresión de este sistema
patriarcal en donde los varones se caracterizan por ser agresivos, dominantes, valientes,
etcétera. (Cob 2000).
En cuanto a la Escala de Estereotipos de Género existieron más diferencias significativas
para el nivel de secundaria en comparación con preparatoria y universidad teniendo una
mayor aceptación para factores como estereotipos sobre hombres y mujeres, factor
estereotipos sobre los hombres y el factor estereotipos sobre los roles de género lo que deja
entre ver la importancia que tiene el nivel de escolaridad en el apego a las Premisas Histórico-
Socio-Culturales y a los estereotipos de género, puesto que mientras menor sea el nivel de
escolaridad mayor será el apego a estas premisas (Díaz-Guerrero, 2003).
Dado lo anterior es de suma importancia destacar que es en los niveles educativos iniciales
en donde se cuestionan muy poco las actitudes y conductas propias del machismo debido a
que este fenómeno forma parte de su forma de vida ya que ha sido internalizado desde su
infancia (Castañeda, 2000); entonces siguen prevaleciendo premisas que apoyan lo siguiente:
el padre autoritario, el patrón paternalista, el esposo mujeriego, el hermano prepotente, la
esposa abnegada, la madre sacrificada, roles que han sido aprendidos desde la infancia muy
temprana. Aunado a ello cabe mencionar que la mujer contribuye a mantener la relación de
poder del hombre hacia ella, transmitiendo valores y normas de conducta desiguales y de
sometimiento entre los sexos, debido a la transmisión de los roles asignados y que marcan
diferencias entre hombres y mujeres.
Referencias
525
Los Roles de Género, Percepción de Equidad y Satisfacción
Marital en Mujeres con Trabajo Remunerado14
Aurea Deniss César Lobato, Rolando Díaz-Loving,
Norma Elena Reyes Ruiz y Carolina Armenta-Hurtarte
Método
Muestra.
Muestra intencional no probabilística de 100 mujeres las cuales se encontraban realizando
alguna actividad fuera de casa por la cual recibían un salario. El rango de edad iba de los
21 a los 56 años, con una media de 38 años, el 28% de ellas tenía como último nivel de
escolaridad el técnico y/o bachillerato, el 59% de licenciatura y el 13% de posgrado, todas
eran residentes de la Ciudad de México y área metropolitana. Las participantes se
encontraban cohabitando con su pareja por al menos 12 meses, la media de tiempo en la
relación fue de 13 años, el 69% de la muestra eran casadas, el 27% se encontraba en unión
libre y el 4% en una relación de noviazgo y por último, el 88% de ellas tenía al menos un hijo.
Instrumentos.
Se utilizó la Escala de Roles de Género (Rocha & Díaz-Loving, 2012). Está desarrollada en
un formato tipo Likert con cinco opciones de respuesta que van de nunca a siempre. Esta escala
mide cuatro áreas; sin embargo, con el fin de cumplir el objetivo de esta investigación, sólo se
utilizaron dos dimensiones que explican qué roles se ejecutan en la pareja, en la familia y en
el hogar: (a) la dimensión de pareja cuenta con 10 reactivos y se divide en dos factores: el
expresivo (α=.740) y el instrumental (α=.815); (b) la dimensión familiar, se compone de 22
reactivos y se divide en expresivo–maternal (α=.817), expresivo–educativo (α=.859),
doméstico (α=.810) e instrumental–dominante (α=.758).
527
Para medir la Percepción de Equidad se realizaron siete indicadores que miden la
percepción de equidad e inequidad en la pareja de manera global; estos se elaboraron en
función de la teoría revisada sobre el tema. Posteriormente, se llevó a cabo una validación
interjueces y un análisis factorial, en el cual se obtuvo un factor que mide equidad (α=.897) y
dos indicadores que miden inequidad (α=.230).
La satisfacción marital se midió con la escala de Relationship Assessment Scale, RAS de
Hendrick (1988) traducida y validada para la población mexicana por Oropeza, Armenta-
Hurtarte, García-Arista, Padilla-Gámez y Díaz-Loving (2010). Este es un instrumento
unifactorial de cinco reactivos con opción de respuesta tipo likert que va de poco a mucho y
tiene una consistencia interna total de α=0.957.
Procedimiento.
Se aplicó el instrumento a las mujeres en lugares como oficinas, escuelas y plazas
comerciales. Toda la aplicación fue en la Ciudad de México y área metropolitana. Se les
garantizó el anonimato y la confidencialidad de sus respuestas.
Resultados
528
Discusión
El hecho de que sea cada vez más común que las mujeres trabajen fuera de casa y
obtengan un ingreso económico, ha propiciado diferentes cambios en diferentes áreas de la
vida de estas mujeres. Es cierto que la sociedad ha evolucionado, permitiendo que exista una
redistribución en cuanto a los patrones de género tradicionales; sin embargo, es notable que
las mujeres que deciden tener pareja y formar una familia se están enfrentando a que en
estas áreas la redistribución de los roles no está siendo del todo asimilada, lo que implica que
el hecho de que ellas realicen un trabajo remunerado no significa que dejen de desarrollar los
roles tradicionales.
De acuerdo a los resultados obtenidos en esta investigación, las mujeres que trabajan fuera
de casa y que se muestran más expresivas en cuanto al afecto, cariño y cuidado hacia su
pareja, perciben más equidad en su relación además de reportar mayores niveles de
satisfacción marital; se entiende que ellas además de realizar sus actividades laborales siguen
realizando actividades que se ajustan al patrón de lo femenino. Este hallazgo puede
relacionarse con los efectos de los diferentes estereotipos de género, por ejemplo, el hecho de
ejercer los roles tradicionales siga estado vinculado a sentirse más satisfecho por lograr
cumplir con las responsabilidades asignadas culturalmente (Yánez & Rocha, 2009).
Otro dato interesante fue observar el hecho de que las mujeres trabajadoras ejerzan un rol
instrumental dominante en su familia, es decir, que cumplan con actividades relacionadas a un
mayor ejercicio de poder, al establecimiento de reglas o a la administración del ingreso
económico de la familia, se relaciona con una percepción de inequidad y con menos
satisfacción con su relación de pareja. Las mujeres que ejecutan este rol, aparentemente se
encuentran en una transición en la ejecución de roles en el ámbito privado, ya que están
dejando a un lado las actividades relacionadas con los roles de género tradicionales; sin
embargo, aunque sus conductas muestran una flexibilidad hacia los roles, los estereotipos que
existen en torno a estos patrones también podrían estar provocando que ellas perciban que
están realizando un rol que no les corresponde y que están dejando las actividades que
socialmente se les ha asignado por ser mujeres; así, de acuerdo con las creencias que tienen los
miembros de la relación sobre el rol que deben de tomar en ella y el hecho de que un
miembro perciba esta división como injusta puede propiciar conflictos en la relación e
insatisfacción marital (Martínez-Pamplega, Rivero & Merino, 2011).
Las mujeres han mencionado como beneficios de tener un trabajo remunerado el ingreso
económico, la madurez, experiencia y crecimiento social, entre otros, sin embargo, es notable
que muchas de las desventajas percibidas por ellas tienen que ver con no descuidar a su
pareja y familia, lo cual coincide con los datos obtenidos (Cruz, 2013).
Por último, en este estudio se corrobora que, por lo menos para las mujeres, existe una
estrecha relación entre la equidad percibida y la satisfacción marital de la pareja, ya que de
acuerdo con el hecho de sentir que se invierte el mismo esfuerzo en las actividades de la
relación, independientemente de cuáles sean, propicia a una convivencia positiva en la relación
de pareja (Rodriguez-Del Toro & Padilla-Díaz, 2009).
529
Referencias
Cruz, C. C. (2013). Beneficios y costos del trabajo remunerado en la mujer: Implicaciones individuales y en
la pareja. Tesis de Doctorado. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México.
Dema Moreno, S. (2006). Una pareja, dos salarios. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.
Díaz-Guerrero, R. (2003). Psicología del Mexicano 2: Bajo las garras de la cultura. México: Trillas.
Dulfo, E. (2012). Omen Empowerment and Economic Development. Journal of Economic Literature, 50 (4),
1051-1079. Doi: http: //dx.doi.org/10.1257/jel.50.4.1051
Galeana, P. (2004). Derechos humanos de las mujeres en México. México: Universidad Nacional
Autónoma de México.
Giampino, S. (2002). ¿Son culpables las madres que trabajan? México: Siglo XXI.
Hatfield, E., Rapson, R. L., & Aumer-Ryan, K. (2008). Social justice in love relationships: Recent
developments. Social Justice Research, 21, 413–431.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía e Instituto Nacional de las Mujeres. (2012), Mujeres y
hombres en México 2011. México.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2015). Recuperado de: http: //www.inegi.org.mx/
Martínez-Pamplega A., Rivero, L., N. y Merino, B. L. (2011). Conciliación laboral y distribución de
tareas domésticas: impacto en la satisfacción de pareja. La Revue du REDIF, 4, 27–39.
Oropeza-Lozano, R., Armenta-Hurtarte, C., García-Arista, A., Padilla-Gámez, N. y Díaz-Loving, R.
(2010). Validación de la escala de evaluación de relaciones en la población mexicana. Revista
Psicología Iberoamericana, 18(2), 56-65.
Padilla-Díaz, M. y Rodríguez-Del Toro, V. (2009). Las Prácticas de Equidad en un Grupo de Parejas
Heterosexuales en Puerto Rico. Interamerican Journal of Psychology, 43, 84-90. Recuperado de:
http: //www.redalyc.org/articulo.oa?id=28411918010.
Rocha, T. y Díaz-Loving, R. (2012). Identidades de género: más allá de cuerpos y mitos. México: Trillas.
Valdez-Medina, J. L., Díaz-Loving, R. y Pérez, B. (2005). Los hombres y las mujeres en México: dos
mundos distantes y complementarios. Toluca, México: UAEM.
Zabludowsky, K. G. (2014). Las mujeres en los ámbitos de poder económico y político de México.
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 223(60), 61–94.
530
Percepción de las Propias Fortalezas: Un Análisis
Exploratorio en Población Masculina
Norma A. Ruvalcaba Romero*, Julia Gallegos Guajardo**,
Noé A. González Gallegos* y Laura N. Alfaro Beracoechea**
*Universidad de Guadalajara,
**Universidad de Monterrey
Método
Participantes.
La muestra estuvo constituida por 187 hombres que viven en la Zona metropolitana de
Guadalajara, con edad entre 16 y los 70 años (M=26.63, D.E.=10.50). El 56% de muestra
son estudiantes, mientras que 4% son obreros, 4% comerciantes, 22% empleados, 10%
profesionistas, 3.5% no refirió ocupación y 0.5% comentó dedicarse a labores del hogar.
Respecto a la escolaridad, el 3% cuenta con estudios de primaria, 6% de secundaria, 53% de
bachillerato, 5% de carrera técnica, 30% de licenciatura y 3% con estudios de posgrado.
Instrumentos.
Se empleó un cuestionario de características sociodemográficas, donde se identificó la
edad, la escolaridad y la ocupación. Así mismo, se empleó el Inventario de Virtudes y
Fortalezas (IVyF: Cosentino & Castro, 2008). Se trata de un inventario desarrollado para
evaluar las 6 virtudes y 24 fortalezas del carácter según la clasificación de Peterson y
Seligman (2004), que incluye 24 reactivos bipolares con cinco opciones de respuesta tipo
Likert, en la cual los encuestados indican en qué grado se parecen más a dos auto
descripciones opuestas en función a cada una de las fortalezas. La puntuación va de 1 (soy
muy parecido a la primera persona) a 5 (soy muy parecido a la segunda persona).
532
Resultados
En la Tabla 1 se presentan los descriptivos de cada fortaleza, se muestra que los mayores
puntajes corresponden a perspectiva, creatividad y curiosidad, mientras que las menos
prevalentes fueron humor, amor por el conocimiento y autorregulación.
Tabla 1
Descriptivos en orden descendente.
Fortaleza Media D. T. Mínimo Máximo
Perspectiva 4.10 .893 1 5
Creatividad 4.05 .920 1 5
Curiosidad 4.03 .867 1 5
Integridad 4.02 1.005 1 5
Gratitud 4.01 .950 1 5
Bondad 3.98 .886 1 5
Liderazgo 3.90 .922 1 5
Apertura Mental 3.89 .983 1 5
Inteligencia Social 3.89 1.084 1 5
Imparcialidad 3.87 1.055 1 5
Vitalidad 3.84 .910 1 5
Valentía 3.76 .944 1 5
Prudencia 3.76 .922 1 5
Apreciación 3.74 .955 1 5
Persistencia 3.63 1.101 1 5
Esperanza 3.61 1.027 1 5
Clemencia 3.47 .996 1 5
Amor 3.46 1.241 1 5
Ciudadanía 3.45 .985 1 5
Espiritualidad 3.42 1.243 1 5
Modestia 3.41 .975 1 5
Humor 3.36 1.047 1 5
Amor por el conocimiento 3.32 1.000 1 5
Autorregulación 3.11 1.010 1 5
Con el objetivo de identificar la relación existente entre las fortalezas y las características
sociodemográficas, se realizó un análisis de correlación, cuyos resultados se pueden observar
en la Tabla 2. Destaca que las correlaciones tienden a ser ligeras y se observa un mayor
número con la variable edad a diferencia de la escolaridad, en las que sólo resultaron
significativas la apertura mental, la perspectiva y la prudencia, mientras que respecto a la
edad, se observa una relación con la imparcialidad, la persistencia, el amor, la clemencia, la
espiritualidad, la ciudadanía, bondad, prudencia y vitalidad.
533
Tabla 2
Correlaciones entre la edad, la escolaridad y las fortalezas de carácter.
Fortaleza Edad Escolaridad Fortaleza Edad Escolaridad
Apreciación -.046 -.061 Ciudadanía .218** .035
Imparcialidad .180* .029 Valentía .010 .070
Persistencia .276** .050 Curiosidad .056 -.023
Creatividad .051 -.041 Bondad .193** .010
Amor .215** .067 Esperanza .078 .014
Autorregulación .092 .097 Integridad .131 .096
Gratitud .100 -.029 Perspectiva -.063 .191**
Liderazgo .004 -.005 Prudencia .230** .200**
Apertura Mental .102 .149* Humor -.133 -.067
Inteligencia Social .090 .068 Modestia .142 .061
Clemencia .268** -.065 Amor por el conocimiento -.042 .085
Espiritualidad .272** .036 Vitalidad .192* .071
Así mismo, para identificar diferencias respecto al estado civil, se realizaron análisis de
varianza. Para el estado civil, se agruparon aquellos participantes que tienen viven
actualmente con pareja (casados y unión libre) y aquellos que no (solteros y divorciados). De
esta manera, se encontró que los que actualmente viven con su pareja, presentaron niveles más
altos de persistencia F(1,162)=5.740, p<.05; clemencia F(1,162)=8.310, p<.01,
espiritualidad F(1,162)=4.998, p<.05; y modestia F(1,162)=9.890, p<.01.
Discusión
Azañedo, C. M., Fernández-Abascal, E. G., & Barraca, J. (2015). Character strengths in Spain:
Validation of the Values in Action Inventory of Strengths (VIA-S) in a Spanish sample. Clínica y
Salud, 25, 123-130.
Casullo, M. (2006). El capital psíquico: Aportes de la psicología positiva. Psicodebate, 6, 59-72.
Consentino, A. (2009). Evaluación de las virtudes y fortalezas humanas en población de habla hispana.
Psicodebate, Psicología, Cultura y Sociedad, 10, 53-71.
Cosentino, A., y Castro Solano, A. (2008). Inventario de Virtudes y Fortalezas. Manuscrito no publicado
Díaz-Loving, R., Rivera-Aragón, S., y Velasco-Matus, P. W. (2012). Masculinidad-feminidad y salud
mental. Persona, 15, 137-156.
Diener, R.B. (2006). From the ecuator to the North Pole: A Study of Character Strenghs. Journal of
happiness Studies, 7, 293-310.
Hofstede, G., Hofstede, G. J., & Minkov, M., (2010). Cultures and organizatións: Software of the mind.
New York: McGraw Hill.
Hool, K. (2011). Character strengths, life satisfaction and orientations to happiness: A study of the Nordic
countries (Tesis de Maestría no publicada). Universidad de Bergen, Departamento de Psicología.
Karris, M., & Craighead, W. (2012). Differences in Character Among U.S. College Students. Individual
Differences Research, 10(2), 69-80.
Kobau, R., Seligman, M. E., Peterson, C., Diener, E., Zack, M. M., Chapman, D., & Thompson, W. (2011).
Mental health promotion in public health: Perspectives and strategies from positive psychology.
American Journal of Public Health, 101(8), 1-9.
Linley, P., Maltby, J., Wood, A., Joseph, S., Harrington, S., Peterson, C., Park, N. & Seligman, M. (2007).
Character strengths in the United Kingdom: The VIA Inventory of Strengths. Personality and
individual differences, 43, 341-351.
Littman-Ovadia, H. & Lavy, S. (2012). Character strenghs in israel: Hewbrew adaptation of the VIA
Inventory of Strenghts. European Journal of Psychological Assessment, 28(1), 41-50.
Martínez-Martí, M.L. (2006). El estudio científico de las fortalezas trascendentales desde la psicología
positiva. Clínica y Salud, 17(3), 245-258.
Park, N., Peterson, C., & Seligman, M. (2006). Character strengths in fifty four nations and the fifty US
states. Journal of Positive Psychology, 1(3), 118-129.
Peterson, C., & Seligman, M. (2004). Character Strengths and Virtues. A Handbook and Classification.
New York, NY: Oxford University Press.
Ruch, W., Proyer, R. T., Harzer, C., Park, N., Peterson, C., & Seligman, M. E. P. (2010). Values in Action
Inventory of Strengths (VIA-IS): Adaptation and validation of the German version and the
development of a peer-rating form. Journal of Individual Differences, 31, 138-149.
Ruvalcaba-Romero, N.A., y Gallegos-Guajardo, J. (en prensa). Percepción de las propias fortalezas: Un
estudio exploratorio en mujeres jaliscienses.
Ruvalcaba-Romero, N.A., Gallegos-Guajardo, J., y Morales-Sánchez, A. (en prensa). Las fortalezas de
los mexicanos: Un análisis desde la autopercepción.
535
Sánchez-Aragón, R., & Díaz-Loving, R. (2009). Las reglas y preceptos culturales de la expresión
emocional en México: Su medición. Universitas Psychologica, 3(3), 793-805.
Seligman M.E., Steen, T.A., Park, N., & Peterson, C. (2005). Positive psychology progress: Empirical
validation of intervention. American Psychology, 60(5), 410-421.
Shimai, S., Otake, K., Park, N., Peterson, C. & Seligman, M. (2006). Convergence of character strengths
in American and Japanese young adults. Journal of happiness Studies, 7, 311-322.
Toner, E., Haslam, N., Robinson, J & Williams, P. (2012). Character strenghts and wellbeing in
adolescence: Structure and correlates of the values in action inventory of strengths for children.
Personality and Individual Differences, 52, 637-642.
536
Contraste de la Conciliación Vida-Carrera en Mujeres de
Sonora y Coahuila, México
Alicia Hernández Montaño*, José González Tovar*, Janet Dariela
Regino Rico*, Elba Abril Valdez**, María José Cubillas Rodríguez**,
Alejandra Córdova Moreno** y Sandra Domínguez Ibáñez**
Método
Participantes.
En el estudio se incluyó a 554 mujeres mediante un muestreo intencional, donde el criterio
de inclusión fue que las participantes desempeñaran una actividad laboral remunerada,
formal o informal, al momento de contestar el instrumento. Las mujeres se seleccionaron de dos
ciudades de dos estados de la República Mexicana diferentes, 419 casos de la ciudad de
Saltillo, Coahuila y 135 casos de la ciudad de Hermosillo, Sonora. La edad promedio de las
mujeres fue de 39 años, con una desviación típica de 11. La edad mínima fue de 18 y la
538
máxima presente fue 66 años. En cuanto al estado civil y conyugal, el 45.8% (n=2 54) de las
mujeres dijo que es madre soltera, 27.8% (n=154) se encuentran casadas, 14% (n=82) son
divorciadas, 8.5% (n=47) están solteras y el 1.8% (n=10) dijo vivir en unión libre. El 36.5%
(n=202) de la muestra tiene estudios universitarios, el 20.4% (n=113) tiene alguna carrera
técnica, 16.6% (n=92) estudió hasta preparatoria o bachillerato, 12.8% (n=71) cuenta con
secundaria, 4.2% concluyó solo la educación primaria (n=23), solo el 9.4% (n=52) reportó
estudios de posgrado.
Instrumento.
Se utilizó la Escala de Conciliación Vida-Trabajo (Hernández Montaño & González Tovar,
2015), misma que contiene 29 afirmaciones agrupadas en ocho dimensiones: desarrollo
personal (α=.828), vida social (α=.726), cuidado personal (α=.780), alimentación (α=.796),
actividad física (α=.869), relación de pareja (α=.991), crianza y labores (α=.905) y trabajo
y familia (α=.780). El formato de respuesta fue mediante una escala ordinal de frecuencias
que va de Nunca=0 hasta Siempre=4. El instrumento obtuvo un índice de fiabilidad, medido a
través del coeficiente alfa de Cronbach de α=.843. Se utilizó para medir la ansiedad-estado
la Escala de Ansiedad (Spielberger & Díaz-Guerrero 1975), los reactivos negativos obtuvieron
un puntaje de α=.838 y los reactivos positivos de α=.779. También se utilizó la Escala de
Depresión de Zung (Duch Campodarbe, Ruiz de Porras Rossello, Gimeno Ruiz de Porras, Allue
Torra & Palou Vall, 1999), se obtuvo un puntaje de α=.604.
Procedimiento.
La recolección de datos tuvo lugar en dos ciudades del norte del país, Sonora y Saltillo,
México. Se asistió a los centros de trabajo de las entrevistadas, dentro de sus horarios
laborales, recabando la información de forma individual y en formato de autoreporte. El
análisis de los datos fue mediante las frecuencias de las características laborales y familiares
de las participantes, posteriormente se realizó una prueba de hipótesis contrastando las
dimensiones de la conciliación entre vida y carrera a partir de la ciudad a la que pertenecían
las mujeres, se utilizó para tal efecto una prueba t para muestras independientes.
Resultados
Tabla 1
Caracteristicas laborales y familiares de las mujeres participantes por estado.
Valor por Estado
Indicador Categoría
Coahuila Sonora
Área laboral Sector publico 47.5% 80%
Sector privado 43.9% 16.3%
Organismos no gubernamentales 8.6% 1.5%
Apoyo para labores de la casa Si 70.7% 33.3%
No 29.3% 66.7%
Apoyo para el cuidado de las Si 66.3% 44.4%
hijas/hijos No 33.7% 55.6%
Promedio de horas por jornada laboral 8.06 9.82
Promedio de días de vacaciones al año 27.64 27.20
Promedio de número de hijos 3.03 2.22
Por otro lado, para identificar las diferencias en las dimensiones de la conciliación entre la
vida y la carrera de las mujeres se procesó la prueba t-Student para muestras independientes,
se realizó el contraste entre Coahuila y Sonora. Hay diferencias significativas en seis
dimensiones, las mujeres de Sonora presentan mayores niveles de conciliación en el desarrollo
personal, la vida social, el cuidado personal, la alimentación y la relación trabajo y familia, lo
que implica que las mujeres de dicho estado presentan mejores condiciones de equilibrio entre
su vida laboral y las caracteristicas de su vida personal.
Tabla 2
Prueba t-Student para muestras independientes.
Variable dependiente Coahuila Sonora t p Levene gl p
M DE M DE
Desarrollo personal 41.12 23.618 59.97 20.815 -8.1 0.091 4.652 538 0.031
Vida social 40.35 19.298 60.27 15.757 -10.7 0.006 6.105 542 0.014
Cuidado personal 52.25 18.278 71.77 13.907 -10.5 0.000 15.973 524 0.000
Alimentación 41.95 20.687 60.50 17.272 -8.9 0.019 6.004 534 0.015
Trabajo y familia 14.97 12.037 25.40 18.241 -7.6 0.000 29.060 547 0.000
Nota: No se asumieron varianzas iguales, M=media, DE= desviación estándar, gl= grados de libertad, p= nivel
de probabilidad.
540
Discusión
Las mujeres de Coahuila manifiestan en la mayoría de los casos contar con apoyo en las
labores domésticas y el cuidado de los hijos/as. En cambio, las mujeres de Sonora pese a que
trabajan una hora más en promedio, en menos de la mitad de los casos cuentan con ayuda
para las tareas domésticas y todavía en menor proporción para el cuidado de los hijos/as.
De acuerdo a algunos estudios, recibir apoyo en las tareas de casa, principalmente de la
pareja, está asociado a mayores niveles de satisfacción (Blanco & Feldman, 2000). Pero como
vemos, en el presente estudio no necesariamente está relacionado con el nivel de conciliación
en ámbitos como el desarrollo personal, la vida social, el cuidado personal, la alimentación y
la relación trabajo y familia. Esto nos hace pensar que intervienen otros factores para
equilibrar la vida personal con el trabajo, quizá tenga que ver con las estrategias de
armonización que utilizan las mujeres de Sonora.
Llama la atención que estas últimas perciben una baja interferencia entre su vida personal y
el trabajo, es decir, que cuentan con el tiempo necesario para cumplir con sus actividades
laborales, invertir en su persona, hacerse cargo de las movimientos de proveeduría del hogar,
los quehaceres y el cuidado de sus hijos/as. De aquí la importancia no solo de que las mujeres
concilien su vida laboral-personal, sino bajo qué condiciones se da, es decir, desempeñar
múltiples funciones puede resultar agotador y compaginarlas aún más.
Por último, el componente crianza y labores domésticas no figuro para ningún grupo de
encuestadas, es decir, dichas tareas no están distribuidas con la pareja en la forma en que
ellas desearían, en otras palabras, el hecho de que las mujeres salgan de casa a trabajar no
modifica la estructura de género, estos resultados coinciden con los trabajos de Feldman et al.
(2007) y Rocha (2013). Para poder salir tienen que negociar con otras personas, mujeres en su
mayoría de las veces, para que cubran su rol mientras ellas regresan y continúan. De tal
manera, sigue existiendo una división sexual del trabajo que responsabiliza en mayor medida
a las mujeres del cuidado del hogar (Benería, 2006).
Referencias
541
Feldman, L., Vivas, E., Lugli, Z., Zaragoza, J. y Gómez, V. (2007). Relaciones trabajo-familia y salud en
mujeres trabajadoras. Salud Pública México, 50(6), 482-489.
Hernández Montaño, A. y González Tovar, J. (2015) Escala de Conciliación Vida-Trabajo. Instrumento no
publicado.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] (2012). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo
2012 (ENOE). Recuperaado de: http:
//www.inegi.org.mx/est/contenidos/Proyectos/encuestas/hogares/regulares/enoe/
Lamas, M. (2005). ¿Qué generó el género? En O. Gallego (Coord.). Género, etnicidad y liderazgo:
entrecruzamiento y encuentros (pp. 19-37). México: Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE] (2015) Balance vida-trabajo.
Disponible en: http: //www.oecdbetterlifeindex.org/es/topics/work-life-balance-es/
Rocha, T. E. & Díaz-Loving, R. (2012). Identidades de género. Más allá de cuerpos y mitos. 2ª Edición.
México: Trillas.
Rocha, T. E. (2013). Mujeres en tiempo de cambio: retos, obstáculos, malestares y posibilidades. En T.
Rocha S. y C. Cruz Del Castillo (Coords.) Mujeres en transición: Reflexiones teórico-empíricas en
torno a la sexualidad, la pareja y el género (pp. 243-271). México: Universidad Iberoamericana.
Spielberger, C. D. y Díaz-Guerrero, R. I. (1975). Inventario de ansiedad: rasgo-estado. México: El
Manual Moderno.
542
PSICOLOGÍA POSITIVA
Adulto Mayor: Significado Psicológico Durante la Adultez
José Alberto Góngora Martín, Dulce Guadalupe Pérez Loria, Oscar
Alejandro Ávila Anchevida y Montserrat Vázquez Caamal
El término adulto mayor se utiliza para nombrar a las personas de 65 años en adelante
según la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2015). La Organización Mundial de
la Salud (OMS, 2014) indica que debido al aumento de la esperanza de vida, la proporción
de personas mayores de 60 años está aumentando rápidamente. El Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI, 2014), indica que actualmente hay 4.86 millones de ancianos
en el país.; mientras que para el año 2050, se tendrá una población de 132 millones, uno de
cada cuatro habitantes será considerado adulto mayor.
En México, existen diferentes percepciones acerca de quién es un adulto mayor, partiendo
de una población compuesta por distintas generaciones; Guzmán (2010) menciona que a los
llamados ancianos, la sociedad los describe de acuerdo a la propia experiencia que hayan
tenido con ellos. Por lo general, en México, se tiene una percepción negativa de la vejez
debido a que no se ha sabido valorar como una etapa de vida en la cual las personas
ancianas aún son personas capaces, con intereses e inquietudes.
Gómez (2001) señala que en México es aún demasiado ambiguo el rol que la persona de
la tercera edad adquiere en la actualidad, debido a que se ha estereotipado la imagen del
anciano como un ser bondadoso, consejero, respetado, sabio y risueño; sin embargo, se ha
olvidado o pretendido ignorar la idea de un anciano que actúa con cinismo, solitario,
amargado, y poco sociable.
La imagen social con respecto a lo que es ser viejo, como indica Ander-Egg (2010) se ha
construido sobre la base de prejuicios, tabúes y estereotipos, de igual manera muestra que la
imagen o concepción que se tiene acerca de la vejez es una construcción histórica y cultural que
tiene cada sociedad y en cada momento histórico. Dada la importancia y trascendencia para
el ser humano de la última etapa de la vida, este estudio considera como objetivo primordial
explorar el significado psicológico de “anciano", "vejez" y "me vuelvo anciano cuando…" en
adultos de Mérida, Yucatán, por medio del método de las redes semánticas, para poder
entender el cómo en la sociedad yucateca es visto una persona de la tercera edad.
Método
Participantes.
El estudio se llevó a cabo con una muestra de 320 personas de la Ciudad de Mérida,
Yucatán; en los cuales un 50% (160) eran mujeres y un 50% (160) hombres. Las edades se
encontraban entre los 18 y 65 años. La edad promedio de los participantes fue de 37.5 años
con una desviación estándar de 15.54. La selección se realizó mediante un muestreo no
probabilístico de cuota, divididos en dos grupos de edad: adultos jóvenes y adultos
intermedios.
Instrumento.
Para explorar el significado psicológico de los estímulos “Anciano”, "Vejez" y "Me vuelvo
anciano cuando...” se utilizó la técnica de Redes Semánticas Naturales Modificadas elaborada
de Reyes-Lagunes (1993). Así, se construyó el instrumento de cuatro hojas, con los estímulos en
la parte superior. La primera hoja contenía las instrucciones y el cuestionario socio-demográfico
y en las hojas restantes se pusieron de manera aleatoria los estímulos.
Procedimiento.
La recolección de datos se realizó en los meses de octubre y noviembre de 2015, en
diferentes colonias de la Ciudad de Mérida, Yucatán. Se siguieron los lineamientos planteados
por Reyes-Lagunes (1993), los cuales consisten en mostrar a los individuos algún estímulo
desencadenador con el fin de evocar palabras ligadas o definidoras a dicho estímulo. A las
personas que participaron se les explicó la técnica, que consiste en escribir cinco a diez
palabras que describan cada uno de los estímulos presentados, al finalizar la lista, se les pidió
que las jerarquizaran del uno al diez de acuerdo a la importancia y la relación con la frase
estímulo. Con la información obtenida, se realizó un análisis de datos a través de frecuencias
en el programa Excel mediante el cual se obtuvo el tamaño de la red (TR), el peso semántico
(PS), la distancia semántica (DSC), y el núcleo de la red (NR).
Resultados
De acuerdo con los resultados obtenidos se encontró de manera general que al definir
"Anciano", hombres y mujeres coincidieron en siete palabras que lo definieron como
"experiencia", "abuelo", "canas", "sabiduría", "viejo", "arrugas" y "paciente". Asimismo, se
encontraron diferencias que muestran que los hombres definen al estímulo con las palabras
"cariñoso" y "tristeza", en comparación con las mujeres que lo definieron como "cansado" (Ver
Tabla 1). El tamaño de la red en cuanto a los hombres de la primera etapa fue de 182
definidoras, y para la segunda de 197. Y con respecto a las mujeres se encontró para la
adultez joven 187 definidoras, y en la adultez intermedia 203.
545
Tabla 1
Núcleo de la red del estímulo "Anciano".
Adultez joven Adultez intermedia
Hombres PS Mujeres PS Hombres PS Mujeres PS
Experiencia 109 Abuelo 203 Cansado 122 Cabello blanco 168
Abuelo 82 Viejo 194 Dolor 83 Arrugas 163
Canas 76 Canas 157 Dormir 78 Adulto mayor 153
Sabiduría 71 Experiencia 153 Triste 64 Viejito 147
Viejo 67 Grande 142 Sabiduría 55 Experiencia 130
Sabio 55 Arrugas 135 Experiencia 48 Abuelo 73
Arrugas 52 Sabiduría 113 Amoroso 46 Sabiduría 70
Vejez 44 Cansado 105 Olvidadizo 38 Sabio 65
Tristeza 33 Enfermo 89 Paciente 33 Paciente 61
Cariñoso 34 Sabio 65 Seriedad 21 Sin dientes 36
En cuando al estímulo “Me vuelvo anciano cuando…”, se encontró que de manera general
los hombres y mujeres coinciden con las palabras "nietos", "crezco" y "cansado". Por otra
parte, se observa que los hombres lo definen como "jubilación", "recuerdos", "lento", "incapaz",
"impaciente", "esperanza", "inseguro" y “tonto”; a diferencia de las mujeres, quienes lo definen
con las palabras "tristeza", "no puedo caminar" y "dolor". Cabe resaltar que la mayoría de las
definidoras fueron características negativas (Ver Tabla 3). En cuanto al tamaño de la red para
546
los hombres de la primera etapa fue de 264 definidoras, y de la segunda etapa de 204,
mientras que el de las mujeres de la primera etapa fue de 251 definidoras, y de la siguiente
etapa fue de 208.
Tabla 2
Núcleo de la red del estímulo "Me vuelvo anciano cuando..."
Adultez joven Adultez intermedia
Hombres PS Mujeres PS Hombres PS Mujeres PS
Tengo nietos 61 Me enfermo 288 Cansado 96 Arrugas 125
Crecer 58 Tengo nietos 197 Lento 83 Crezco 123
Canas 36 Me siento 121 Incapaz 76 Me 120
cansado enfermo
Envejecen 25 Más de 60 110 Arrugas 66 Tristeza 113
años
Estoy más 25 Estoy viejo 101 Memorias 56 Me salen 101
cansado canas
Me jubile 25 Arrugas 96 Impaciente 40 No puedo 92
caminar
Tengo 24 Salen canas 88 Esperanza 39 Tengo 78
arrugas nietos
Cansancio 24 Envejezco 64 Canas 37 Dolor 70
cuerpo
Recuerdos 23 Tengo 36 Tonto 27 Tengo 70 62
arrugas años
No escucho 18 Crezco 35 Inseguro 22 Pasan los 58
años
Discusión
Uno de los aspectos importantes al hablar sobre la vejez es la relación que guarda el
anciano con los demás, así como ellos guardan las relaciones con el mismo, lo cual servirá para
cada individuo como marco de referencia en cuanto a las percepciones que se tiene sobre un
adulto mayor. Es por lo antes mencionado, que los resultados brindaron una amplia semántica
al tratar de definir los estímulos. Como mencionó Gómez (2001), a los llamados ancianos la
sociedad los describe de acuerdo a la propia experiencia que hayan tenido con ellos, ya sea
como buenos y alegres o malos y depresivos.
Con base en los resultados obtenidos, se encontró que el significado psicológico con
respecto al estímulo "anciano" que los hombres lo mencionan como experiencia, sabiduría y
tristeza, lo cual concuerda, hasta cierto punto, con lo propuesto por Gómez (2001) quien dice
que los adultos jóvenes ven al anciano como un ser bondadoso, consejero, respetado, sabio y
risueño; otorgándole de esta manera más características positivas al igual que los resultados,
sin embargo, los hombres de la edad adulta intermedia coinciden en que un anciano actúa con
cinismo, así como es solitario, amargado, arrugado y poco sociable. Lo cual puede ser, como
dice Franco et al. (2010), producto de nuestras creencias, prejuicios y conceptos erróneos sobre
la vejez, ya que en reiteradas ocasiones se encuentran relacionados con el abandono e
indiferencia social y familiar, que hace del adulto mayor un ser solitario, triste y amargado.
547
Para el estímulo "vejez", al hacer una comparación general entre hombres y mujeres se
obtuvo que ambos lo conciben como una etapa de enfermedad, como lo mencionaron Franco
et al. (2010), ya que perciben la etapa de la vejez como una etapa en el que decaen las
capacidades físicas y mentales, además de la mala salud, inseguridad económica, soledad y
abandono por parte de los seres queridos. Siguiendo con los resultados anteriores, estos
obedecen a los estereotipos negativos hacia la vejez y coinciden con los de enfermedad,
rigidez de pensamiento, dependencia y problemas sociales (Thornton, 2002).
En relación al estímulo "Me vuelvo anciano cuando…", Papalia et al. (2009) exponen con
respecto a la concepción de los ancianos que estos son personas que generalmente están
cansadas, tiene poca coordinación y son propensas a infecciones y muchos accidentes. Con lo
cual, se encuentran bastantes similitudes solamente en las etapas intermedias de ambos sexos,
esto por que mencionan que los ancianos se encuentran cansados, lentos, incapaces, falta de
recuerdos, arrugas, enfermedades y dolores. Cabe resaltar que las definidoras en su gran
mayoría fueron características negativas, al igual que menciona Thornton (2002), quien dice
que los rasgos negativos continúan teniendo vigencia en todos los grupos de la población e
influyen negativamente en las actitudes hacia las personas mayores de forma generalizada.
Se puede decir que hasta el día de hoy se tienen más concepciones negativas hacia la
vejez que positivas, como lo muestran los resultados del significado psicológico de los estímulos
en adultos intermedios al mencionar a la muerte, soledad y enfermedad como las principales
definidoras, lo que concuerda con Guzmán (2010), quien menciona que en la cultura mexicana
se tiene una percepción negativa de la vejez debido a que no se ha sabido valorar como una
etapa de vida en la cual las personas ancianas aún son personas capaces, con intereses e
inquietudes. Sin embargo, los jóvenes atribuyen a esta etapa más características positivas por
los conocimientos que han adquirido en su formación académica (Gómez, 2001).
Debido a que los factores antes mencionados determinan que no se formulen las preguntas
exactas o que no se encuentren soluciones, se ha impedido hacer frente a los problemas del
envejecimiento de la población. Se debe concientizar a las personas que para poder
envejecer de manera satisfactoria depende de varios factores relacionados, y que envejecer
no tiene que ser obligatoriamente negativo como muestran los resultados. Finalmente, éstos
resultados muestran la necesidad de continuar estudiando la última etapa de la vida y su
relación con distintas variables de la cultura Yucateca.
Referencias
Ander-Egg, E. (2010). Cómo envejecer sin ser viejo: añadir años a la vida y vida a los años. Mérida,
Yucatán: Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán.
Franco, M., Villareal, E., Vargas, E., Martínez, L. y Galicia, L. (2010). Estereotipos negativos de la vejez
en personal de salud de un hospital de la ciudad de Querétaro, México. Revista médica de chile,
130(8), 988-993.
Gómez, L. R. (2001). El anciano en la literatura etnográfica mexicana. Chiapas: Universidad Autónoma
de Chiapas.
548
Guzmán, A. Q. (2010). Análisis de la calidad de vida en adultos mayores del municipio de Tetepango
Hidalgo. Octopan, Hidalgo: Universidad Autónoma del estado de Hidalgo.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Consultado 25-10-15 . Recuperado de http:
//www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/ce/ce2014/doc/minimonografias/mmex_ce201
4.pdf
Organización Mundial de la Salud (OMS) Consultado 20-10-15. Recuperado de http:
//www.who.int/mediacentre/factsheets/fs404/es/
Papalia, D., Sterns, H., Duskin, R., y Camp C. (2009). Desarrollo del adulto y vejez. Tercera Edición.
México: McGraw-Hill/Iberoamericana Editores.
Thornton, J. E. (2002) Myths of Aging or Ageist Stereotypes. Educational Gerontology, 28(4), 301-312.
549
Deterioro Cognitivo en Ancianos Fresnillenses
Georgina Lozano Razo, Javier Zavala Rayas, María Dolores
Sánchez García y Oliva Erendira Luis Delgado
Método
Participantes.
Se trabajó con 100 adultos mayores, de entre 60 y 80 años, de los cuales 40 son hombres
y 60 mujeres. Todos ellos viven en la cabecera del municipio de Fresnillo, Zacatecas.
Instrumento.
Se aplicó el Test del Dibujo del Reloj (TDR) (Clock Drawing Test-CDT) (Cacho, 1998), el cual
evalúa deterioro cognitivo en el adulto mayor. Las instrucciones que se solicitan es dibujar un
reloj redondo, que marqué las 11.10. Para ello se les proporciona una hoja tamaño carta,
blanca, sin ningún elemento en ella. A continuación se les proporciona un modelo de reloj,
redondo, con manecillas, que marca las 11.10, los participantes tienen que copiar ese modelo
en la parte inferior de la hoja.
Dicho test evalúa elementos presentes y ausentes (por ejemplo manecillas, números, etc.,
forma del reloj (círculo distorsionado o no). La primera categoría es la esfera del reloj, los
puntajes pueden ir de 0 a 2 puntos. La presencia o secuencia de los números, con puntajes de
0 a 4. Y la presencia y localización de las manecillas, con puntajes de 0 a 4. Así mismo, el test
evalúa funcionamiento cognitivo global, principalmente la apraxia constructiva, la ejecución
motora, la atención, la comprensión y el conocimiento numérico.
Procedimiento.
Se acudió a lugares públicos, tales como parques, plazas. También a lugares donde se
reúnen ancianos jubilados, estancias de día, entre otros. En los lugares públicos se pidió la
colaboración de las personas adultas mayores, y en las instituciones, además se solicitó apoyo
de las autoridades que dirigen dichos centros. La aplicación fue individual, para lo cual se les
proporcionó una tabla de apoyo (en los lugares públicos), lápiz, papel, goma, sacapuntas. En
algunos casos se trabajo en los domicilios de los participantes (cuando así lo solicitaban ellos).
Resultados
Siguiendo los criterios que evalúa el test del dibujo del reloj, el análisis de los datos se
dividió en las siguientes categorías: esfera del reloj, presencia o secuencia de números, y
presencia y localización de manecillas.
Como podrá observarse en la Tabla 1, los varones presentan mayo porcentaje de
dificultad para realizar el dibujo, tanto en el criterio de la esfera, como con los números, sobre
todo en lo que a presencia de números se refiere. De igual forma, respecto al dibujo y
proporción de las manecillas, la ejecución de los hombres presentó mayor dificultad.
552
Tabla 1
Puntajes en el Test del Dibujo del Reloj
Criterios Esfera del reloj Presencia o secuencia Presencia y localización
de números de manecillas
Puntajes 0 1 2 0 1 2 3 4 0 1 2 3 4
Hombres Fr. 20 17 3 26 10 4 20 5 12 3
(n=40) % 50 42.5 7.5 65 25 10 50 12. 30 7.5
5
Mujeres Fr. 19 35 6 20 28 2 10 32 15 4 5 4
(n=60) % 31.6 58.3 10 33. 46.6 3.3 16.6 53.3 25 6.6 8.3 6.6
3
Discusión
553
implementación de este tipo de programas. Para lo cual se requiere que se realice
investigación sobre cuáles son las características de dicho deterioro en nuestros ancianos.
Referencias
Artero, S., Touchon, J., & Ritchie, K. (2001). Disability and mild cognitive impariment: a longitudinal
population- based study. International Journal of Geriatric Psychiatry , 16, 1092-1097.
Bäckman, L., Jones, S., Berger, A., Laukka, E., & Small, B.J. (2005). Cognitive impairment in preclinical
Alzheimer’s disease: A meta-analysis. Neuropsychology, 19, 520–531.
Barberger-Gateau, P., Dartigues, J., & Letenneur, L. (1993). Four instrumental activities of daily living
score as a predictor of one-year incident dementia. Age and Ageing, 22, 457-463.
Casanova-Sotolongo, P., Casanova-Carrilo, P. y Casanova, C. (2004). La memoria: Introducción al
estudio de los trastornos cognitivos en el envejecimiento normal y patológico. Revista de
Neurología, 38, 469-72.
Calero, M. y Navarro-González, E. (2005). Eficacia de un programa de entrenamiento en memoria en
el mantenimiento de ancianos con y sin deterioro cognitivo. Clínica y Salud, 17(2), 187-202.
Gómez, N., Bonnin, B., Gómez de Molina, M., Yánez, B. y González, A. (2003). Caracterización clínica
de pacientes con deterioro cognitivo. Revista Cubana de Medicina, 42(1), 12-17.
Greiner, P., Snowdon, D., & Schmitt, F. (1996). The loss of independence in activities of daily living: the
role of low normal cognitive function in elderly nuns. American Journal of Public Health, 86, 62-65.
León-Arcila, R., Millán-Sauzo, F., Camacho-Calderón, N., Arévalo-Cedano, R. y Escartín-Chávez, M.
(2009). Factores de riesgo para el deterioro cognitivo y funcional en el adulto mayor. Revista
Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, 47(3), 277-284.
López, A., Calero, M. D. y Navarro-González, E. (2013). Predicción del deterioro cognitivo en ancianos
mediante el análisis del rendimiento en fluidez verbal y en atención sostenida. Revista de
Neurología, 56(1), 1-7.
Moritz, D., Kasl, S., & Berkman, L. (1995). Cognitive functioning and the incidence of limitations in
activities of daily living in an elderly community sample. American Journal of Epidemiology, 141,
41-49.
Navarro, E., Calero, M. D., López, Á. y Gómez, A. (2008). Nivel de independencia en la vida diaria y
plasticidad cognitiva en la vejez. Escritos en Psicología, 2(1), 74-84.
Navarro-González, E. y Calero, M. (2011). Relación entre plasticidad y ejecución cognitiva: El potencial
de aprendizaje en ancianos con deterioro cognitivo. European Journal of Investigation in Health,
1(2), 45-59.
Pérez, V. (2005). El deterioro cognitivo: una mirada previsora. Revista Cubana de Medicina General
Integral, 21(1-2), 97-105.
Sánchez, A: (1998). Estudio clínico de las demencias. Revista Clínica Española, 183(5), 223-226.
Steen, G., Sonn, U., Hanson, A., & Steen, B. (2001). Cognitive function and functional ability. A
crosssectional and longitudinal study at ages 85 and 95 in a non-demented population. Aging:
Clinical Experimental Research, 13, 68-77.
Tuokko, H., Morris, C., & Ebert, P. (2005). Mild cognitive impairment and everyday functioning in older
adults. Neurocase, 11, 40-47.
554
Validez Factorial del Cuestionario de Calidad de Vida para
Adultos Mayores en Comunidad
José González Tovar, Rosa Isabel Garza Sánchez,
Alicia Hernández Montaño y Dariela Regino Rico
Método
Participantes.
Se seleccionaron mediante una estrategia de tipo intencional a 535 adultos mayores, de los
cuales el 49% (n=262) son hombres y el 51% (n=51) son mujeres, se observó que la muestra
es proporcional según el sexo (χ2=.226, gl=1, p=.634). Las edades de los adultos mayores
participantes oscilaron entre los 60 y hasta los 95 años. El 57.6% de la muestra corresponde a
adultos con edades de los 60 a los 70 años. El 42.4% estuvo en el grupo de 71 hasta 95 años.
El 40.6% tiene una familia compuesta por uno o tres hijos, 37.8% tiene de cuatro a seis hijos,
el 16.3% restante tiene entre siete y hasta 15 hijos.
Instrumentos.
Se utilizó un cuestionario de 104 reactivos y un apartado de datos generales con 19
indicadores denominada Cuestionario de calidad de vida percibida en adultos mayores. El
instrumento se organizó en nueve dimensiones que abarcan: bienestar físico,
autodeterminación, servicios de vivienda, seguridad material, participación ciudadana,
bienestar emocional, relaciones interpersonales, educación, bienestar espiritual y plan de vida.
Estas dimensiones están basadas en el modelo propuesto por Verdugo (2009). La forma de
respuesta del instrumento fue mediante una escala de frecuencias con cinco opciones para
556
cada dimensión. El instrumento obtuvo un índice de consistencia interna mediante el coeficiente
alfa de Cronbach de .908, lo cual es aceptable.
Procedimiento.
La recolección de los datos se realizó en el Instituto Estatal del Adulto Mayor, ubicado en la
ciudad de Saltillo, Coahuila. La aplicación de realizo de forma personal e individual en
formato de entrevista no remunerada a lapiz y papel. Los datos se procesaron mediante
análisis factorial exploratorio para determinar la estructura factorial. Se utilizó el método de
principales componentes con una rotación ortogonal Varimax con Káiser. Estos procedimientos
fueron hechos en el paquete estadístico SPSS, versión 21.
Resultados
Se obtuvo una solución de siete componentes después de la rotación, con una explicación
total de la varianza del 50.495%. Los componentes superaron el criterio de Káiser (Moral de
la Rubia, 2006) para la extracción con autovalores iniciales iguales o mayores a uno.
Originalmente el instrumento se estructuró en nueve apartados (factores), sin embargo, después
del análisis se logró una reducción de dimensiones a siete, con un porcentaje de explicación
total de la varianza del 50%. Cada componente aporta entre cinco y ocho por ciento de la
explicación de la varianza después de la rotación.
Tabla 1
Resumen de autovalores para una solución de siete componentes.
Sumas de las saturaciones al Suma de las saturaciones al
Autovalores iniciales
cuadrado de la extracción cuadrado de la rotación
Componente
% de la % % de la % % de la %
Total Total Total
varianza acumulado varianza acumulado varianza acumulado
1 16.298 22.326 22.326 16.298 22.326 22.326 6.408 8.778 8.778
2 5.064 6.937 29.263 5.064 6.937 29.263 6.124 8.389 17.167
3 4.481 6.138 35.402 4.481 6.138 35.402 5.662 7.756 24.923
4 3.214 4.403 39.805 3.214 4.403 39.805 5.463 7.483 32.407
5 2.931 4.016 43.820 2.931 4.016 43.820 4.877 6.681 39.088
6 2.575 3.527 47.348 2.575 3.527 47.348 4.197 5.749 44.836
7 2.298 3.147 50.495 2.298 3.147 50.495 4.131 5.659 50.495
Fuente: Elaboración propia. Método de extracción por componentes principales.
Después de realizar el procedimiento de rotación de los componentes se obtuvo la solución
con siete factores. Se utilizó el método ortogonal (Varimax) para obtener las puntuaciones
factoriales más altas en cada uno de los componentes y mejorar su explicación. Mediante esta
rotación se logró mayor claridad para la interpretación de los factores en comparación con un
método oblicuo que además no demostró correlaciones significativas entre los componentes.
El primer componente se etiquetó como bienestar general, este apartado se integró con 15
reactivos del instrumento y se refieren en su estructura a la satisfacción y percepción que el
adulto mayor tiene sobre su estado de salud física y emocional. En particular se incluye como
557
parte del bienestar general la frecuencia en que aparecen síntomas como nerviosismo,
cansancio, tristeza, falta de apetito, alteraciones del sueño y del estado de ánimo. Además de
lo anterior, la satisfacción con las relaciones sociales y familiares así como la asistencia a
revisiones médicas son elementos que forma parte de la evaluación del bienestar general de
los adultos mayores.
El segundo componente se refiere a las necesidades económicas de adulto mayor, quedó
integrado por ocho reactivos. Estos evalúan la suficiencia de recursos económicos del adulto
mayor para gastos de vestido, servicios básicos, alimentación, impuestos, transportación, ocio y
entretenimiento. Autodeterminación y plan de vida, es el nombre del tercer componente. Se
refiere a la autoevaluación que el adulto mayor hace sobre su capacidad para tomar
decisiones personales y profesionales así como las expectativas que tiene sobre sí mismo, su
presente y su futuro.
El componente cuatro, se etiquetó como autonomía, este supone la medición del nivel de
dificultad que el adulto mayor reporta al realizar actividades de la vida cotidiana como
darse un baño, vestirse, actividades de paseo, limpieza y preparación de alimentos. El
componente cinco, se integró con cinco reactivos que representan la satisfacción y el disfrute
del adulto mayor de sus actividades laborales y del ambiente que permea, por lo que se
decidió nombrar al componente como trabajo y ambiente.
El componente seis, se etiquetó como bienestar intra-subjetivo, tiene cinco reactivos que
evalúan el impacto que tiene la religión en la perspectiva de vida, el afrontamiento de
situaciones conflictivas o desesperanzadoras y el apego a la familia en el adulto mayor. Por
último el componente siete, llamado redes de apoyo y ocio aporta una evaluación de los
vínculos que el adulto mayor tiene con familiares y amigos, además del cumplimiento de
rituales para su integración en grupos sociales, de convivencia y activación física.
Tabla 2
Resumen de cargas factoriales por componentes del cuestionario de calidad de vida
para adultos mayores.
C1 C2 C3
Satisfacción con estado de salud .658
Satisfacción con su estado de ánimo .624
Percepción de su salud física .616
Considera se enferma con mayor frecuencia -.612
Se siente nervioso -.585
Evaluación de su salud comparada con la de hace un año .554
Siente que se cansa con facilidad -.532
Siente tristeza sin un motivo aparente -.531
Siente que no tiene hambre -.507
Evaluación de su vida en general .502
Siente que no puede dormir -.492
Siente que se enoja fácilmente -.441
Satisfacción con sus relaciones sociales .438
Satisfacción con su relación con familiares .438
Asistió al médico cuando se sintió enfermo -.422
558
Tabla 2
Resumen de cargas factoriales por componentes del cuestionario de calidad de vida
para adultos mayores.
C1 C2 C3
Ingresos suficientes para comprar ropa .831
Ingresos suficientes para pagar los servicios de la casa (agua, luz, teléfono) .826
Ingresos suficientes para pagar la comida que consumo .779
Ingresos suficientes para pagar impuestos .776
Ingresos suficientes para pagar el transporte o la gasolina del coche .765
Ingresos suficientes para salir de vacaciones fuera de la ciudad .752
Ingresos suficientes para hacer actividades de entretenimiento .740
Satisfacción con estabilidad económica .641
Eligió en qué trabajar .619
Eligió qué ropa comprar o usar .588
Eligió qué hacer con su tiempo libre .571
Se siente confiado al pensar en lo que viene en el futuro .539
Eligió dónde vivir .534
Eligió si estudiaba o no .526
Eligió qué estudiar .518
Se siente a gusto cuando piensa en cómo le gustaría verse .513
Se siente a gusto piensa en cómo lo ven los demás .511
Se siente a gusto cuando los demás lo miran .511
Considera que ha cumplido las metas que se ha planteado en la vida .504
Se siente a gusto piensa en cómo se ven otras personas de su misma edad .488
Siente que puede lograr cualquier cosa en el futuro .453
Al ver su presente, está seguro de que su futuro viene mejor .435
Se siente a gusto se ve en el espejo .420
Fuente: Elaboración propia. C1= Bienestar general, C2= Necesidades económicas, C3= Autodeterminación y plan
de vida. Método de extracción por componentes principales y rotación Varimax normalizada con Káiser.
Tabla 2
Resumen de cargas factoriales por componentes del cuestionario de calidad de vida para
adultos mayores (continuación).
C4 C5 C6 C7
Dificultad para bañarse .829
Dificultad para salir a la calle para pasear .811
Dificultad para vestirse .805
Dificultad para hacer pagos de .802
Dificultad para limpiar su casa o cuarto .800
Dificultad para salir de compras .792
Dificultad para cocinar .764
Le satisface su trabajo .945
Disfruta su trabajo .944
El ambiente en su trabajo le gusta .937
Considera que su trabajo está bien remunerado .842
Relación cercana con compañeros o ex compañeros de trabajo .490
La religión le ayuda para ver la vida de manera más positiva .815
La religión le ayuda en la forma en cómo afronta enfermedades .805
559
Tabla 2
Resumen de cargas factoriales por componentes del cuestionario de calidad de vida para
adultos mayores (continuación).
C4 C5 C6 C7
La religión le ayuda cuando tiene que afrontar situaciones difíciles .800
La religión le ayuda para asistir semanalmente a servicios religiosos .684
Relación cercana con familiares .408
Relación cercana con amigos .715
Se reúne con sus amigos para convivir .700
Convive con otras personas aparte de su familia .658
Asiste a eventos de entretenimiento .575
Toma decisiones consultando la opinión de amigos .516
Convive con otras personas aparte de sus amigos .461
Realiza algún deporte o ejercicio .448
Fuente: Elaboración propia. C4= Autonomía, C5=Trabajo y ambiente, C6= Bienestar intrasubjetivo, C7= Redes
de apoyo y ocio. Método de extracción por componentes principales y rotación Varimax normalizada con
Káiser.
Discusión
Referencias
Acevedo Alemán, J. y González Tovar, J. (2012). La familia versus la depresión en el adulto mayor:
entre la esperanza y la muerte. En L. Cano Soriano (Ed.), Investigación en Trabajo Social (pp.
277-294). México: UNAM.
Arita, B. Y., Romano, S., García, N. y Félix, M. d. R. (2005). Indicadores objetivos y subjetivos de la
calidad de vida. Enseñanza e Investigación en Psicología, 10(1), 93-102.
560
Arita Watanabe, B. Y. (2005). La capacidad y el bienestar subjetivo como dimensiones de estudio de
la calidad de vida. Revista Colombiana de Psicología, (14), 73-79.
Botero de Mejía, B. E. y Pico Merchán, M. E. (2007). Calidad de vida relacionada con la salud (cvrs) en
adultos mayores de 60 años: una aproximación teórica. Hacia la Promoción de la Salud, 12, 11-
24. Recuperado de: http: //www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttextypid=S0121-
75772007000100002ynrm=iso
Córdoba Andrade, L., Gómez Benito, J. y Verdugo Alonso, M. Á. (2008). Calidad de vida familiar en
personas con discapacidad: un analisis comparativo. Universitas Psychologica, 7(2), 369-383.
Gómez, L. E., Verdugo, M. A., Arias, B. y Navas, P. (2008). Evaluación de la calidad de vida en
personas mayores y con discapacidad: la Escala Fumat. Psychosocial Intervention, 17(2), 189-
199. Recuperado de: http: //www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=179814018007
Moral de la Rubia, J. (2006). Análisis factorial exploratorio y su aplicacion al desarrollo de escalas. In
M. Gonzalez Ramírez, Teresa y R. Landero Hernández (Eds.), Estadística con SPSS y metodología
de la investigación (pp. 387-437). México: Trillas.
Organización Mundial de la Salud [OMS]. (1997). Measurin de Quality of Life. Organización Mundial
de la Salud.
Schalock, R. L., Gardner, J. F. y Bradley, V. J. (2007). Quality of life for persons with intellectual and
other developmental disabilities: Applications across individuals, organizations, communities, and
systems. . Washington, DC: American Association on Intellectual and Developmental Disabilities.
Sirgy, M. J. (2001). Medición y método de evaluación de la calidad de vida de la comunidad.
Psychosocial Intervention,, 10(1), 71-84. Retrieved from http:
//www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=179818298006
Sirgy, M. J., Rahtz, D., Cicic, M. y Underwood, R. (2000). A method for assessing residents’ satisfaction
with community-based services: A quality-of-life perspective. Social Indicators Research, 49, 279-
316.
Velarde-Jurado, E. y Avila-Figueroa, C. (2002). Evaluación de la calidad de vida. Salud Pública de
México, 44(4), 349-361.
Verdugo Alonso, M. Á. (2009). El cambio educativo desde una perspectiva de calidad de vida. Revista
de Educación, (349), 23-43. Retrieved from http:
//www.revistaeducacion.mec.es/re349/re349_02.pdf
Verdugo, M. A., y Martín, M. (2002). Autodeterminacion y calidad de vida en salud mental: dos
conceptos emergentes. Salud Mental, 25(4), 68-77.
Verdugo, M. A., y Sabeh, E. N. (2002). Evaluación de la percepción de la calidad de vida en la
infancia. Psicothema, 14(1), 86-91.
World Health Organization Quality fo life assessment [WHOQOL] (1995). The World Health
Organization Quality fo life assessment: Position Paper from the World Health Organization.
Soc. Sci. Med., 41(10), 403-409.
561
Percepción de Bienestar y Satisfacción con la Vida en
Adultos Mayores
William Ignacio Torres Palma y Mirta Margarita Flores Galaz
Método
Participantes.
Participaron122 adultos mayores habitantes de la Ciudad de Mérida, Yucatán
seleccionados mediante un muestreo no probabilístico, con un rango de edad de 60 a 93 años,
edad promedio de 71. 5 y una desviación estándar de 8.4 años. Del total de la muestra el
54.9% fueron mujeres y el restante 45.1% eran hombres, asimismo el 45.1 estaba casado y el
40.2% había fallecido su cónyuge.
Instrumentos.
Escala Multidimensional para la Medición del Bienestar Subjetivo (EMMBSAR) (Anguas
Plata, & Reyes Lagunes, 1999). Este instrumento incluye dos dimensiones; La experiencia
emocional mide los aspectos emocionales y afectivos, y está compuesto por diez factores:
Afectividad positiva, Expresividad negativa, Afectividad negativa, Esperanza, Desesperanza,
Afectividad interna positiva, Hedonismo emocional, Nerviosismo, Depresión y éxito. En la
dimensión de evaluación afectivo-cognitiva se incluyen ocho factores: Clima familiar,
Interacción social percibida, Logros, Calidad de vida, Interacción social, Logros nacionales,
Religión y Educación, para este estudio se excluye el factor logros nacionales y calidad de
vida. Es importante mencionar que se utilizó la versión corta de la misma, ya que fueron
incluidos los primeros cinco reactivos con mayor peso factorial en cada dimensión
correspondiente debido a el tipo de muestra con la que se trabajo en el estudio. Los índices de
confiabilidad interna de este instrumento son: 0.813 para frecuencia emocional; 0.830 para la
intensidad emocional y 0.946 en la evaluación afectiva-cognitiva.
563
Escala de Satisfacción con la Vida (Diener, 1984). La escala mide la satisfacción con la vida
de forma global y consta de cinco reactivos que poseen puntuaciones que van del uno al siete.
Diener, Emmons, Larson y Griffin (1985) encontraron una consistencia interna de .87,
extrayendo un único factor mediante un análisis factorial exploratorio de ejes principales que
explicaba el 66% de la varianza total.
Procedimiento.
Los instrumentos se aplicaron en la ciudad de Mérida, Yucatán, de forma individual, en un
primer punto se les pedía su colaboración al adulto mayor resaltando el objetivo del estudio, y
mencionando la confidencialidad de los datos, posteriormente en su hogar se realizaba la
administración de los instrumentos.
Resultados
El análisis estadístico se realizó a través del SPSS (Statistical Package for Social Sciences), en
su versión 23.0, con el objetivo de obtener los datos descriptivos y establecer relaciones entre
las variables. Los resultados mostraron que en relación a la Escala de Satisfacción con la Vida
se obtuvo un Alfa de Cronbach de 0.85, con una media de 4.93 y una desviación estándar de
.98, arriba de la media teórica de 4.
En la Tabla 1 se observan los resultados descriptivos de la dimensión de experiencia
emocional de la EMMBSAR, en este caso los factores Afectividad Positiva (M=5.18) y
Afectividad Interna Positiva (M=5.04) fueron los que obtuvieron las puntuaciones de las medias
más altas, en contraste Emocionalidad Negativa (M=4.57) fue la que presento la media más
baja, aunque arriba de la media teórica (M=4).
Tabla 1
Medias, desviaciones estándar y consistencias internas obtenidas para la dimensión
experiencia emocional del Bienestar Subjetivo.
Factores Αlfa de Cronbach M DE Número de Reactivos
Afectividad positiva .79 5.18 .64 6
Expresividad negativa .58 4.65 .51 6
Expresividad emocional interna negativa .74 4.58 .55 6
Emocionalidad negativa .52 4.57 .68 4
Afectividad interna positiva .59 5.04 .57 4
Desesperanza .61 4.60 .58 4
Nerviosismo .59 4.62 .63 4
Hedonismo emocional .45 4.79 .46 4
Afectividad negativa .62 4.63 .59 4
Éxito .44 4.84 .51 4
Discusión
Referencias
Aguilar Solís, S. (2009). Tercera Edad. El nuevo Paradigma en Políticas de Envejecimiento y Salud.
Ponencia del Congreso Interparlamentaria de Salud, Habana, Cuba.
American Psycology Asociation, (2012). Elder abuse and neglect. Recuperado de http:
//www.apa.org/pi/aging/resources/guides/elder-abuse.aspx
Anguas, A. M. y Reyes-Lagunes, I. (1999). Conformación estructural del bienestar Subjetivo: El caso
específico de los yucatecos. Revista Sonorense de Psicología, 13,22, 15-22. Recuperado de http:
//kunkaak.psicom.uson.mx/rsp/13-2-15.pdf
Aranibar, P. (2001). Acercamiento Conceptual a la Situation Contextual del Adulto Mayor. CEPAL:
Santiago. .
566
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2013). Estadísticas a propósito del día Internacional de las
personas de edad datos de Yucatán. Mérida: INEGI
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. (2012). Informe de Pobreza en
México 2012. CONEVAL: D.F.
Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación. (2010). Encuesta nacional sobre discriminación
en México. INEDIM: México.
Diener, E. (1984). Subjectiv well-being. American Psychological Association, 95, 3, 542-575.
Diener, E., Emmons, R.A., Larson, R.J., & Griffin, S. (1985). The satisfaction with life scale. Journal of
Personality Assessment, 49. 1, 71-75.
Diener, E., Kesebir, P., & Lucas, R. (2008). Benefits of accounts of well-being For Societies and for
Psychological Science. Applied Psychology, 57, 37-53.
Garay Villegas, S. y Montes de Oca Zavala, V. (2012). La vejez en México: una mirada general sobre
la situación socioeconómica y familiar de los hombres y mujeres adultos mayores. Perspectivas
Sociales, 13, 1, 1-22.
Herzog, A. W. Rogers J., & Woodworth, (1983). Subjetive well-being among different age grups, Survey
Research Center, Institute for Social Research, The University of Michigan.
Hicks, J., Epperly, L., & Barnes, K. (2001). Gender, emotional support, and well-being among the rural
elderly. Sex Roles, 45, 15-30.
Lima, M.L. & Novo, R. (2006). So far so good? Subjective and social well-being in Portugal and Europe.
Portuguese Journal of Social Science, 5, 5-33. doi: 10.1386/pjss.5.1.5/1
Marrero Quevedo, R. y Carballeira Abella, M. (2010). El papel del optimismo y del apoyo social en el
bienestar subjetivo. Salud Mental, 33, 39-46.
Montes de Oca Zavala, V. (1999). Olvidos sociales y retos previsibles en México: la investigación
sociológica de la vejez. Iztapalapa Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 47, 299-326.
Palomar Lever, j., & Cienfuegos Martínez, Y. (2007). Pobreza y apoyo social: un estudio comparativo
en tres niveles socioeconómicos. Revista Interamericana de Psicología, 41. 2, 177-188.
Peniche Bates, W. (2000). El Bienestar Subjetivo y Apoyo Social en Personas de la Tercera Edad en el
Estado de Yucatán. Tesis de maestría no publicada. Universidad Nacional Autónoma de Yucatán.
Yucatán, México.
Sánchez Salgado, D., Orozco Mares, I., y Oneto Piaze, L. (2010). Análisis y perspectivas de las
Construcciones Sociales de la vejez en áreas rural/urbana de México, Chile y Puerto Rico.
Ageing Horizonts, 9, 3-18.
Vera Noriega, J., Quiñones Sotelo, T & Domínguez Guedea, M. (2005). Bienestar subjetivo,
enfrentamiento y redes de apoyo social en adultos mayores. Revista Intercontinental de Psicología
y Educación, 7, 57- 78.
567
Bienestar Psicológico, Optimismo, Autoestima y Apoyo
Familiar en Estudiantes con Alto y Bajo Rendimiento
Yazmin Escobar Tapia*, Norma Ivonne González Arratia López
Fuentes*, Hans Oudhof van Barneveld * y Patricia Andrade Palos**
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística de tipo intencional de la ciudad de Toluca,
Estado de México, compuesta por un total de 122 estudiantes de la Universidad Autónoma del
Estado de México: 64 hombres y 58 mujeres, de entre 18 y 23 años de edad (M=19.96, DS=
1.62). Se incluyeron alumnos de ambos turnos que en el momento de la investigación se
encontraban cursando del tercer al octavo semestre, de los cuales son 61 estudiantes con alto
rendimiento académico (Grupo 1) y 61 estudiantes con bajo rendimiento académico (Grupo 2).
Para efectos de la presente investigación se consideraron para el grupo de alto rendimiento
académico a los alumnos que no contaran con ninguna materia reprobada y con un promedio
de 8.3 o superior. En el grupo de alumnos con bajo rendimiento académico a alumnos que
contaran con una o varias materias reprobadas y con un promedio de 5.7 o menor.
Instrumentos.
Escala de Bienestar Psicológico (González, 2013). Consta de 29 reactivos con opción de
respuesta de tipo Likert de cuatro puntos. Cuenta con siete factores: crecimiento personal,
relaciones positivas con otros, propósito de vida, auto-aceptación, planes a futuro, rechazo
personal y control personal. La autora reporta que el instrumento explica el 60.51% de
varianza total y Alfa de Cronbach por factor que oscila entre .74 y .83.
569
Test de Orientación Vital Revisado LOT-R (Scheier & Carver, 1985). Es un instrumento
unifactorial que consta de diez ítems y que permite evaluar el optimismo disposicional. Cuenta
con cuatro opciones de respuesta tipo Likert. En muestra mexicanas la escala ha obteniendo
una Alfa de Cronbach de .78 y una varianza total explicada para un solo factor que
corresponde al 69.54% (Palomar, Victorio & Matus, 2011).
Escala de Autoestima IGA (González, 2011). Instrumento que consta de 25 reactivos y
cuatro opciones de respuesta tipo Likert de cuatro puntos. El instrumento se divide en seis
factores: yo, familia, éxito, trabajo intelectual, afectivo-emocional y fracaso. Con respecto a
los datos de confiabilidad y validez: Aranda y Pando (2010) obtuvieron una un Alfa de
Cronbach de .80 y una varianza total explicada del 51.3%
Escala de Apoyo Social AFA-R (González & Landero, 2014). La escala comprende 14 ítems
distribuidos equitativamente en dos factores: apoyo de amigos y apoyo familiar. En la
presente investigación solo se consideró el factor familiar. Cuenta con cinco opciones de
respuesta tipo Likert. El factor familiar explica el 49.16% de la varianza total. La escala total
tiene un Alfa de .91.
Procedimiento.
Previa aprobación del Comité de Investigación y Ética del Centro de Investigación en
Ciencias Médicas de la Universidad Autónoma del Estado de México, se procedió a obtener la
autorización y firma del consentimiento informado por parte de los alumnos para poder
aplicar las escalas en una sola sesión. La aplicación se llevó a cabo en el campus Toluca, de
manera colectiva dentro de las aulas y en horarios de clase. El tiempo aproximado fue de 20
minutos.
Para el análisis de datos se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 19. Inicialmente se
llevaron a cabo estadísticos descriptivos, posteriormente se realizó un análisis de t de Student
para comparar al Gpo. 1 con el Gpo. 2 respecto a las variables de interés. También se llevó
a cabo un análisis de correlación producto momento de Pearson, para calcular la relación
entre las variables. Se consideró un nivel de significancia de p≤.05.
Resultados
A partir de los datos obtenidos mediante la prueba t de Student se puede señalar que
existen diferencias estadísticamente significativas entre el Gpo. 1 y el Gpo. 2 únicamente en
cuanto a las variables BP y apoyo familiar. En el caso de la variable BP el Gpo. 1 obtuvo una
puntuación mayor (M= 94.45, DS= 8.83) en comparación con los estudiantes del Gpo. 2 (M=
91.39, DS= 7.79). Así mismo, en lo que respecta a la variable apoyo familiar, el Gpo. 1
obtuvo un puntaje más alto (M= 29.91, DS= 5.11) que el Gpo. 2 (M= 27.80, DS= 6.41). Para
optimismo y autoestima, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas respecto
a los grupos (Ver Tabla 1).
570
Tabla 1
Prueba t de Student respecto al Gpo. con alto y bajo rendimiento académico.
Gpo. 1. Estudiantes con Gpo. 2. Estudiantes con
alto rendimiento bajo rendimiento
académico N=61. académico N=61.
Variable M DS M DS t p Alfa
Apoyo familiar 29.91 5.11 27.80 6.41 2.01 .04* .90
Autoestima 84.01 9.37 81.45 9.96 1.46 .14 .88
Optimismo 17.39 2.88 17.80 2.64 -.81 .41 .61
BP 94.45 8.83 91.39 7.79 2.03 .04* .80
*p<.05
Tabla 2
Correlaciones entre el BP y optimismo, apoyo familiar y autoestima
1 2 3 4
1.BP --- .372** .220* .596**
2.Optimismo --- .150 .415**
3.Apoyo familiar --- .591**
4.Autoestima ---
*p≤.05 **p≤.01
Discusión
Los datos indican que los estudiantes con alto rendimiento académico presentan mayor BP
que los estudiantes con bajo rendimiento académico. Dichos resultados concuerdan con los
hallazgos de Osornio-Castillo et al. (2011) quienes encontraron entre el BP y el rendimiento
académico una relación positiva significativa, así como que algunos factores del BP
(autoaceptación y propósito de vida) son importantes predictores del rendimiento académico.
Tales resultados pueden deberse, según Castro (2010) y Osornio-Castillo et al. (2011), el BP
tiene influencia en el desempeño académico debido a que constituye una variable que impulsa
al sujeto a tener un propósito de vida y a fijarse metas que lo lleven al desarrollo integral, el
compromiso consigo mismo y la motivación intrínseca que experimenta el sujeto debido al BP
amplifica el repertorio de conductas y pensamientos de los individuos y pueden llegar a
construir recursos intelectuales que se vean reflejados en la vida escolar.
Los estudiantes con alto rendimiento académico presentan mayor apoyo familiar que los
estudiantes con bajo rendimiento académico. Dichos resultados coinciden con los obtenidos por
Hernando, Oliva y Pertegal (2012) quienes señalan que se pueden deber a que el factor
familiar es un activo que favorece el desarrollo de habilidades y la adquisición de
conocimientos en los jóvenes, lo que les impulsa a alcanzar sus metas académicas. Los
571
estudiantes que cuentan con relaciones psicoafectivas positivas verán influenciados de manera
benéfica sus pensamientos, emociones y acciones (Osornio-Castillo et al., 2011).
Los datos indicaron que no existen diferencias estadísticamente significativas entre los
estudiantes con alto y bajo rendimiento académico respecto con las variables optimismo y
autoestima. Cardenal (1999) señala que no existe uniformidad en cuanto a diversas
investigaciones que relacionan estas variables en estudiantes, y recomienda continuar con las
investigaciones haciendo diferenciaciones de edad y clase social.
A partir de los resultados obtenidos se pudo establecer una relación positiva significativa
entre las variables: optimismo, autoestima y apoyo familiar con respecto a la variable BP.
Resultados que concuerdan con los encontrados por Barra (2012) y Vera-Villaroel et al.
(2012) quienes afirman que los resultados se deben a que el optimismo, la autoestima y el
apoyo familiar son variables que desde la niñez tienen una influencia importante en desarrollo
social y psico-afectivo y por tanto en el BP de los individuos. Si bien, estos resultados
parecieran predecibles, también llevan a pensar que, posiblemente sea una relación
bidireccional, en el sentido de que ser un alumno regular suscita o sostiene tanto el optimismo,
la autoestima como el bienestar. Mientras que éstas influyen en el alumno para mantener
buenos resultados en su carrera, si esto es así se estaría considerando un modelo circular, sin
embargo, aún queda mucho por indagar ya que se requiere de planteamientos que permitan
demostrar ésta hipótesis; de ahí la necesidad de continuar con estudios longitudinales que
permitan conocer la interacción de estas variables.
De acuerdo con los objetivos planteados se puede concluir que los estudiantes con alto
rendimiento académico presentan mayor bienestar psicológico y apoyo familiar. Se sugiere
continuar con análisis de regresión lineal para poder conocer el grado de contribución de
dichos rasgos de personalidad a la consecución de un alto rendimiento académico, así como el
estudio de los mismos en poblaciones más jóvenes para poder determinar si el comportamiento
de éstos depende de variables como la edad o el sexo.
Referencias
Aranda, C. y Pando, M. (2010). Edad, síndrome de agotamiento profesional (burnout), apoyo social y
autoestima en agentes de tránsito, México. Revista Colombiana de Psiquiatría, 39(3), 510-522.
Barra, A. E. (2012). Influencia de la autoestima y del apoyo social percibido sobre el bienestar
psicológico de estudiantes universitarios chilenos. Revista Diversitas, Perspectivas en Psicología,
8(1), 29–38.
Cardenal, H. E. (1999). El autoconocimiento y la autoestima en el desarrollo de la madurez personal.
Málaga, España: Ediciones Aljibe.
Castro, S. A. (2010). Fundamentos de psicología positiva. Argentina: Paidós.
Domínguez, E. A. C., Salas, M. I., Contreras, B. C. y Procidano, M. E. (2010). Validez concurrente de la
versión mexicana de las escalas de Apoyo Social Percibido de la Familia y los Amigos. Revista
Latinoamericana de Psicología, 43(1), 125-137.
González, F. M. B. (2013). Prácticas parentales, bienestar psicológico y conductas de riesgo en
adolescentes. Tesis de doctorado no publicada. Universidad Nacional Autónoma de México.
572
González, R. y Landero, H. (2014). Propiedades psicométricas de la escala de apoyo social familiar y
de amigos (AFA-R) en una muestra de estudiantes. Acta de Investigación Psicológica, 4(2), 1464-
1480.
González-Arratia, N. I. (2011). La autoestima. Medición y estrategias de intervención a través de una
experiencia en la reconstrucción del ser. México: UAEM.
Hernández, M. B. (2013). Causas del bajo rendimiento escolar origina un alto nivel de deserción escolar
y habilidades para estudiar ayudan a mejorar el rendimiento escolar. Revista Iberomericana para
la Investigación y el Desarrollo Educativo, 11.
Hernando, A., Oliva, A. y Pertegal, M. (2012). Variables familiares y rendimiento académico en la
adolescencia. Estudios de Psicología, 33(1), 51-65.
Márquez, V, M. D. R., Ponce, C. S., y Alcántar, E. V. M. (2012). Propuesta metodológica para la
identificación de los factores del rendimiento escolar en estudiantes de educación superior.
Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Docente, 3(5), 70-79.
Morales, M. (2014). Estudiantes de sectores vulnerables con alto rendimiento escolar y su desempeño en
variables intelectuales, resiliencia, autoestima y bienestar psicológico.Revista de Investigación en
Psicología, 17(1), 93-105.
Morales, N. M. y González, G. A. (2014). Resiliencia-autoestima-bienestar psicológico y capacidad
intelectual de estudiantes de cuarto medio de buen rendimiento de liceos vulnerables. Estudios
Pedagógicos, 40(1), 215-228.
Ortiz, A. J. B. y Castro, S. M. (2009). Bienestar psicológico de los adultos mayores, su relación con la
autoestima y la autoeficacia. Contribución De Enfermería. Ciencia y Enfermería, 15(1), 25-31.
Osornio-Castillo, L., de Tagle-Herrera, S., Heshiki-akandakari, L. y Valadez-Nava, S. (2011). El
bienestar psicológico, predictor del rendimiento académico en estudiantes de la carrera de
médico cirujano. Archivos en Medicina Familiar, 13(3), 111-116.
Palomar, L. J., Victorio, E. A. y Matus G. G. L. (2011). Sentido del humor y optimismo: un estudio de
validación. Revista Interamericana de Psicología, 45(2), 123-132.
Scheier, M. F., & Carver C. S. (1985). Optimism, coping, and health. 4(3), 219–247.
Vega, E. y Torregroza, S. H. (2012). Optimismo y rendimiento académico en estudiantes de dos
colegios privados de la ciudad de Riohacha. Columna del Estudiante, 9(1), 94-97.
Vera-Villarroel, P., Pávez, P. & Silva, J. (2012). El Rol Predisponente del optimismo: Hacia un Modelo
Etiológico del Bienestar. Terapia Psicológica, 30(2), 77-84.
573
Comparación de Niveles de Estrés Laboral y Bienestar en
Trabajadores Universitarios de Ecuador y México
Gabriela Hernández Paredones y María Cristina Bravo González
Método
Participantes.
Para la realización de la investigación se realizó un muestreo no probabilístico intencional,
el único criterio de inclusión fue que la persona fuera trabajador (a) de la universidad, sin
importar el puesto que ocupara, ni cuánto tiempo llevara en dicha institución. Participaron 150
empleados y se evaluaron dos instituciones universitarias. La muestra A consistió en 75
empleados de la Universidad Nacional Autónoma de México, pertenecientes al campus de la
Facultad de Estudios Superiores Iztacala. La muestra B consistió en 75 empleados de la
Universidad Técnica Particular de Loja, ubicada en la ciudad de Loja en Ecuador.
Instrumentos.
Para la investigación se utilizaron tres cuestionarios, el primero es la Escala BIEPS- A,
realizada por Casullo (2002) la cual está compuesta por 13 aseveraciones que tienen tres
posibles respuestas y mide el nivel del bienestar subjetivo; el segundo instrumento es el
Cuestionario sobre el estrés laboral de la OIT- OMS (CEL) y el tercero es el Cuestionario de
Afrontamiento de estrés (CAE) diseñado por Sandín y Chorot (2002) que evalúa los estilos de
afrontamiento básico del estrés: 1) focalizado en la solución del problema, 2) autofocalización
negativa, 3) reevaluación positiva, 4)expresión emocional abierta, 5) evitación, 6) búsqueda
de apoyo social, y 7) religión.
Procedimiento.
La aplicación de los instrumentos fue de forma individual. La Universidad Técnica Particular
de Loja, fungió como el primer escenario de estudio para el análisis; el segundo escenario que
permitió la realización de esta investigación fue la Facultad de Estudios Superiores Iztacala,
que es un campus perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México. Las
características de ambas universidades difieren en muchos aspectos, por ejemplo, en las
condiciones laborales de los trabajadores, la cultura, costumbres y hábitos del entorno social,
575
es por ello que nace el interés por realizar la presente investigación. Los instrumentos fueron
aplicados aproximadamente durante 9 meses; antes de entregar el instrumento se dio una
explicación del objetivo de la investigación, en qué consistía y la forma de resolverlo,
comúnmente los instrumentos se le dejaban a la persona de dos días hasta dos semanas, ya
que la extensión del instrumento era muy amplia.
Resultados
La media de edad de ambas muestras fue de 37.67 (DT= 10.36); el mínimo de edad fue
de 21 años y el máximo de 64. La mayor proporción de los trabajadores participantes son
mujeres con un porcentaje del 57% y 43% hombres. Al realizar el análisis de la Prueba Alfa
de Cronbach resultó satisfactorio en los tres instrumentos realizados (Escala BIEPS-A: α=.770;
Prueba CAE: α=.909; Prueba CEL: α=.926).
Mediante el análisis de correlaciones bivariadas se muestran correlaciones significativas
débiles entre el estrés laboral y la edad, las horas de trabajo, y los estilos de afrontamiento
de reevaluación positiva (REP), Autofocalización negativa (AFN) y Religión (RLG). También se
obtuvo una correlación significativa débil entre el bienestar y el modo de afrontamiento de
afrontamiento de focalización en la solución del problema (FSP). Las correlaciones negativas
obtenidas que resultaron significativas también son débiles entre el estrés laboral y el
bienestar reportado y entre el bienestar y los estilos de afrontamiento de autofocalización
negativa (AFN), la evitación (EVT) y la expresión emocional abierta (EEA). Por otro lado, los
estilos de afrontamiento estuvieron correlacionados con diversos datos sociodemográficos,
aunque todas son débiles: la reevaluación positiva (REP) se correlaciona positivamente con el
nivel de estudios, es decir, entre mayor nivel de estudios tiene la persona, utiliza con más
frecuencia este tipo de estilo de afrontamiento; la expresión emocional abierta (EEA)
correlacionó negativamente con la edad, sí como la búsqueda de apoyo con la edad; la
evitación (EVT) correlacionó positivamente con el nivel de estudios y con las horas de trabajo; y
la religión (RLG) con el género y con el nivel de estudios.
Al realizar una comparación entre los resultados de las muestras, las Escalas BIEPS-A y CEL
muestran un nivel muy bajo de diferencia entre las medias de los niveles percibidos de
bienestar y estrés de la muestra A y la muestra B (BIEPS-A: (t=-0.164; gl=148; p ˃ 0.05; CEL:
t=-0.120; gl=148; p˃ 0.05). No existe una diferencia notable entre la percepción de
bienestar y de estrés entre los trabajadores mexicanos y los ecuatorianos (Ver Tabla 1).
Tabla 1
Diferencia de medias por nacionalidad de la Escala BIEPS-A
Nacionalidad Media Desviación típ. t
BIEPS Mexicano 35.2533 3.46447 -.164
Ecuatoriano 35.3467 3.52402 -.164
CEL Mexicano 65.7733 25.06940 -0.120
Ecuatoriano 66.3067 29.18393 -0.120
576
Con base en los resultados obtenidos en el cuestionario de afrontamiento del estrés, es
posible afirmar que existen diferencias significativas en tres de los estilos de afrontamiento de
estrés; es decir, a pesar de que no se obtuvo una diferencia en el nivel de estrés percibido por
los individuos, el estilo de afrontamiento que utilizan es diferente si se toma en cuenta la
nacionalidad de la persona. La muestra ecuatoriana se inclina más por los estilos de
afrontamiento de búsqueda de apoyo social (BAS) (t= -2.043; gl= 148: p<0.04), religión
(RLG) (t= -4.399; gl= 148: p<0.04) y evitación del problema (EVT) (t=2.181; gl= 148:
p<0.04). El estilo de afrontamiento en el cual la diferencia es más notable es en la Religión,
tal como se observa en la Tabla 2.
Tabla 2
Diferencia de medias por nacionalidad del CAE
Nacionalidad Media Desviación típica t p
Mexicano 9.6667 6.81480 -2.043 .043
CAEBAS
Ecuatoriano 11.9867 7.08919 -2.043 .043
Mexicano 5.6533 5.81120 -4.399 .000
CAERLG
Ecuatoriano 10.4667 7.48392 -4.399 .000
Mexicano 8.4267 4.77656 -2.181 .031
CAEEVT
Ecuatoriano 10.1067 4.65738 -2.181 .031
Por otra parte, al comparar los datos sociodemográficos de ambas muestras se encontró
una diferencia bastante grande en cuanto al ingreso económico en las muestras A y B ya que
la muestra ecuatoriana (DT=$16, 037), tiene un ingreso económico que duplica la media del
ingreso de la muestra mexicana (DT=$7,786). También se obtuvieron diferencias significativas
en el estado civil y en el nivel de estudios.
Discusión
El análisis mostró diversas correlaciones tanto positivas como negativas entre los datos
examinados, la primera correlación positiva obtenida se obtuvo al analizar la edad y el
estrés; una investigación que respalda los datos obtenidos es el estudio realizado por Gabel-
Shemueli, Peralta, Paiva, y Aguirre (2012) en donde se afirma que los profesionales de mayor
edad tienden a presentar mayor estrés, sobre todo si hay alguna relación con sus roles
ocupacionales. De igual forma se muestra una correlación positiva entre las horas de trabajo y
el estrés, es decir, esto puede deberse gracias a que al tener que permanecer por más horas
en el trabajo el individuo se ve obligado a restar tiempo a otras actividades. En cuanto a las
correlaciones relacionadas con el estilo de afrontamiento Castaño y León (2010) sostienen que
“las estrategias de afrontamiento activo orientadas a afrontar la situación de estrés son
usualmente descritas como adaptativas; mientras que aquellas denominadas pasivas, que
consisten en la ausencia de afrontamiento o conductas de evitación, son consideradas
desadaptativas” (p. 255).
Al realizar comparaciones de los datos sociodemográficos de las muestras, se obtuvieron
diferencias muy notables, sin embargo, ninguna de estas diferencias influyó en los niveles de
577
estrés y bienestar reportados; la primera diferencia se obtuvo al comparar las medias del
ingreso económico entre los trabajadores, en cuanto a esto, Cuadra y Florenzano (2003)
sostienen que el dinero no es un predictor muy seguro de felicidad. Se observaron también
diferencias en cuanto al estado civil de las muestras, en gran parte de la muestra ecuatoriana
los trabajadores son ya sea solteros y/o casados, en cambio en la muestra mexicana existen
trabajadores solteros, casados, divorciados y viudos. Una explicación que puede ser otorgada
a esta diferencia es que la universidad de Loja, Ecuador, es una institución católica y gracias a
ello los trabajadores y estudiantes tienden a ser creyentes y practicantes de la religión
católica y como es bien sabido la religión católica acentúa la indisolubilidad extrínseca
absoluta del matrimonio canónico (Rodríguez, 2006).
Por otro lado, la muestra ecuatoriana muestra una mayor inclinación por los estilos de
afrontamiento de búsqueda de apoyo social, religión y evitación del problema. Al ser una
universidad católica, es comprensible que la muestra de la universidad de Loja adopte el estilo
de afrontamiento basado en la religión. Por otro lado la preferencia por los estilos de
evitación y búsqueda de apoyo social, puede ser explicados por la diferencia de cultura
existente en el contexto de las universidades, ya que la universidad ecuatoriana se encuentra
en una ciudad regional, se permite argumentar que la cultura tiende a estar inclinada hacia el
colectivismo; en cambio la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, se encuentra ubicada en
una gran urbe, lo que favorece que las personas adopten una cultura individualista. Tal como
lo comentan Dorantes y Matus (2002) quienes afirman que las grandes urbes empobrecen las
relaciones sociales, fomentan la incivilidad y la indiferencia hacia los demás.
Es imprescindible que se cree conciencia de la importancia que tiene adoptar estrategias de
afrontamiento eficaces para hacer frente a las situaciones de estresantes, ya que esto evitaría
que se generen los malestares que el estrés trae consigo. Principalmente en el ámbito laboral
que es el lugar al que el individuo destina gran parte de su tiempo; es importante que las
empresas comiencen a brindar la importancia necesaria al mantenimiento del bienestar de sus
trabajadores pues el estrés laboral tiene graves repercusiones no solamente sobre los
individuos, sino sobre diferentes aspectos del funcionamiento de la empresa.
Referencias
579
El Significado de Felicidad desde la Perspectiva de Hombres
y Mujeres
Mirsha Alicia Sotelo Castillo, Mercedes Idania López Valenzuela,
Dora Yolanda Ramos Estrada, Sonia Beatriz Echeverría Castro
y Guadalupe de la Paz Ross Argüelles
Método
Participantes.
Participaron 227 jóvenes. La muestra fue conformada por 65 hombres y 162 mujeres cuyas
edades fluctuaron entre los 18 y 25 años con un promedio de 21 años. Los jóvenes fueron
seleccionados de manera intencional de una Institución de Educación Superior.
Instrumento.
Para la recolección de datos se aplicó la técnica de redes semánticas (Vera-Noriega,
Pimental & Batista, 2005) utilizando como palabra estímulo “Felicidad”. Para ello se solicitó
que escribieran cinco palabras que asociaran con la palabra estímulo; posteriormente se les
solicitó jerarquizar según el orden de importancia del 1 al 5, tomando en cuenta que el 1 es el
más importante y el 5 el menos importante
Procedimiento.
La aplicación se llevó a cabo en las aulas de la institución para lo cual se solicitó la
autorización de los maestros. El análisis de la red semántica se realizó en el programa
Microsoft Excel 2010, donde se calculó el tamaño de red (TR), el peso semántico (PS), el núcleo
de red (NR) y la distancia semántica cuantitativa (DSC).
581
Resultados
De manera general (incluyendo a todos los participantes) se produjo un tamaño de red (TR)
correspondiente a 190 definidoras. Al realizar la suma de la ponderación de la frecuencia por
la jerarquización asignada por el grupo para obtener el peso semántico, se incluyeron en el
núcleo de red 33 definidoras sin perder su representatividad de significancia. Las cinco
primeras palabras con la que se asociaron el constructo fueron: Familia, Amistades, Amor,
Alegría y Salud. Asimismo, se analizaron los resultados por género, en el caso del sexo
femenino, se produjo un tamaño de red de 190 definidoras. El núcleo de red se conformó por
39 palabras (Ver Figura 1).
Figura 1.
Red obtenida de “felicidad” según las mujeres
Tabla 1
Peso y distancia semántica del conjunto de definidoras según el sexo femenino
Definidora PS % DS Definidora PS % DS
Familia 740 100 Positivo 85 11.49
Amor 581 78.51 Comida 83 11.22
Amistad 402 54.32 Pareja 82 11.08
Salud 384 51.89 Escuela 79 10.68
Alegría 378 51.08 Unión 79 10.68
Sonrisas 217 29.32 Agradecimiento 78 10.54
Bienestar 182 24.59 Fé 78 10.54
Paz 178 24.05 Entusiasmo 76 10.27
Dinero 151 20.41 Estudios 76 10.27
Vida 136 18.38 Confianza 73 9.86
Satisfacción 114 15.41 Social 72 9.73
Estabilidad 106 14.32 Trabajo 68 9.19
582
Tabla 1
Peso y distancia semántica del conjunto de definidoras según el sexo femenino
Definidora PS % DS Definidora PS % DS
Tranquilidad 106 14.32 Motivación 67 9.05
Libertad 101 13.65 Metas 66 8.92
Emociones 100 13.51 Ayudar 64 8.65
Hijos 100 13.51 Realización 62 8.38
Diversión 93 12.57 Esperanza 60 8.11
Autoestima 92 12.43 Armonía 58 7.84
Noviazgo 91 12.30 Gustos 58 7.84
Plenitud 88 11.89
Para el caso del sexo masculino, se generó una red total de 190 definidoras de las cuáles
se formó un núcleo de red conformado por 22 palabras (ver Figura 2).
Figura 2.
Red obtenida de “felicidad” según los hombres.
Tabla 2
Peso y distancia semántica del conjunto de definidoras según el sexo masculino
Definidora PS % DS Definidora PS % DS
Salud 428 100.00 Tranquilidad 118 27.57
Sonreír 301 70.33 Unión 109 25.47
Paz 263 61.45 Positivo 103 24.07
Amor 238 55.61 Pareja 102 23.83
Amistad 178 41.59 Libertad 99 23.13
Libertad 177 41.36 Plenitud 91 21.26
583
Tabla 2
Peso y distancia semántica del conjunto de definidoras según el sexo masculino
Definidora PS % DS Definidora PS % DS
Familia 157 36.68 Motivación 89 20.79
Alegría 149 34.81 Paz 87 20.33
Satisfacción 131 30.61 Armonía 84 19.63
Noviazgo 128 29.91 Sociable 82 19.16
Vida 122 28.50 Trabajo 80 18.69
Discusión
Dado lo anterior se concluye que los jóvenes, independiente del sexo perciben la
felicidad como algo multifactorial, es decir asocian la felicidad a un conjunto se cosas o
situaciones, esto se puede apreciar en los resultados obtenidos en la presente investigación
ya que los participantes relacionan la felicidad en primer término con las relaciones
interpersonales, que se conforman por las redes de apoyo (familia) y las relaciones sociales
donde ambas que juegan un papel muy importante para el desahogo emocional de los
jóvenes, lo que concuerda con el estudio realizado por Acosta, et al. (2008) y Torres,
Moyano y Páez, (2014) quienes encontraron que los jóvenes que se percibían más felices
eran aquellos que tenían interacciones sociales. De esta misma forma la expresión de los
sentimientos es (amor, alegría, sonrisa) es de vital importancia y es evidente como
reconocen sus propias emociones y las de los demás, también el ser positivo, el sentirse
motivado, el hecho de estudiar para tener un buen trabajo o uno mejor son muy
característico en esta etapa de su ciclo de vida de los estudiantes para sentirse feliz.
584
Así mismo, los resultados de Pozos, Rivera, Reidl, Vargas y López (2013) indicaron que
la definición de felicidad se construye de amor y familia, lo cual concuerda con los
resultados obtenidos en este estudio, en el cual independiente del sexo, el término familia
es la principal palabra que define felicidad, sobre todo en el caso de las mujeres. Con
respecto a los hombres la palabra Salud fue la principal definidora, lo cual coincide con los
resultados de Alarcón (2002), en donde el "gozar de buena salud" ocupa el primer lugar
de preferencia con un porcentaje ligeramente mayor en varones que en mujeres.
Las definiciones de felicidad no aparecen ser explícitas en la literatura. Le evidencia
empírica señala que el constructo se relaciona con salud, trabajo satisfactorio, vida amorosa
afectiva y familiar, amistad, posibilidad para desarrollar aficiones, buena situación
económica y bienestar psicológico y emocional. Con los resultados obtenidos se pueden
generar estrategias para promover en los jóvenes el desarrollo de la felicidad y/o
bienestar, esto se puede lograr en el ámbito universitario desde el programa de formación
integral institucional.
Referencias
Acosta, M., Rondón, J., y Soler, M. (2008). Percepción de muerte y felicidad en estudiantes de
Licenciatura en Enfermería. Revista Cubana de Enfermería, 24(2). Recuperado de http:
//scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-03192008000200003&script=sci_arttext
Alarcón, R. (2002). Fuentes de felicidad: ¿Qué hace feliz a la gente? Revista Psicología de la
PUCP, 20(2).
Alarcón, R. (2006). Desarrollo de una escala factorial para medir la felicidad. Interamerican
Journal of Psychology, 40(1).
Carrasco, E., y Sánchez, R. (2008). Las facetas de la felicidad y el amor: el pensamiento, el
afecto y la conducta. Revista Psicología Iberoamericana, 16(1), pp. 28-35. Recuperado de
http: //www.uia.mx/web/files/publicaciones/ripsic/ripsic16-1.pdf#page=29
Diener, E. (2009). The science of well-being: the collected works of Ed Diener. Springer: New York.
Diener, E., Suh, E., Lucas, R., & Smith H. (1999). Subjetive well-being: three decades of progress.
Psychological Bulletin. 125(2), 276-302.
Fierro, A. (2001). Reseña sobre la vida feliz. Psicothema, 13(3), 530- 531. Recuperado de: http:
//www.redalyc.org/pdf/727/72713317.pdf
Garduño, L., Salinas, B., y Rojas, M. (2005). Calidad de vida y bienestar subjetivo en México.
México: Plaza y Valdés.
Martin, M. (2002). El bienestar subjetivo. Escritos de psicología, 6, 18–39. Recuperado de: http:
//www.uma.es/psicologia/docs/eudemon/analisis/el_bienestar_subjetivo.pdf
Pozos, G., Rivera, A., Reidl, L., Vargas, N. y López, P. (2013). Felicidad general y felicidad en la
pareja: diferencias por sexo y estado civil. Enseñanza e Investigación en Psicología, 18 (1).
Torres, M., Moyano, E. y Páez, D. (2014). Comportamiento juvenil universitario en busca de la
felicidad: su caracterización y su eficacia. Universitas Psychologica, 13(4). Recuperado de
http: //www.redalyc.org/pdf/647/64735353016.pdf
El interés en lo que es bueno para los seres humanos y sus vidas, que se traduce en
bienestar y felicidad, ha sido un tema de mucho tiempo atrás en el estudio de la naturaleza
humana y la filosofía ha sido pieza clave en esta parte de la historia (Góngora, Pérez, &
Jurado, en prensa).
En cuanto a la psicología, en la actualidad existe un interés creciente, en lo que es bueno en
la vida y cuál sería la mejor manera de estudiarlo científicamente tanto respecto a la felicidad
(Lyubomirsky, 2007/2008), como al bienestar (Diener, 2008; Ryff, 1989; Seligman, 2012) lo
cual complementa la visión más tradicional de la patología y el déficit como lo ha marcado el
enfoque de la psicología positiva (Csikszentmihalyi, & Nakamura, 2011).
En este contexto del estudio científico de la vida buena, el concepto de bienestar es un eje
importante y con frecuencia se le ha preferido al de felicidad por considerarlo más científico
(Vázquez, & Hervás, 2009), y porque este último según diferentes autores, tiene una raíz más
filosófica y confusa (Veenhoven, 2005). Sin embargo, aun cuando actualmente existen avances
y consensos, todavía persisten diferencias importantes.
Diener (1984; 2000; 2008) propuso el término de bienestar subjetivo como equivalente al
de felicidad, por considerarlo más científico. Ryff quien en gran parte puso en la escena de la
investigación psicológica el dualismo filosófico de la felicidad hedonismo-eudaimonía (Deci, &
Ryan, 2006; Ryan, & Deci, 2001; Ryff, 1989) propone el término de bienestar psicológico, por
considerarlo más eudaimónico (Ryff, 1989; Ryff, & Corey, 1995; Ryff, & Singer, 2008).
Por otro lado, Seligman quien en su propuesta teórica más reciente (Seligman, 2011/2012)
prefiere el término de bienestar en lugar de felicidad, después de haber iniciado con el de
felicidad (Seligman, 2002/2003), por considerar que este término tiene su peso en la
satisfacción con la vida y el de bienestar es más amplio e implica el florecimiento humano, lo
cual propone en su modelo: PERMA. Incluso algunos autores prefieren usar el término bienestar
eudaimónico para hacer énfasis en este aspecto (Lee, & Carey, 2013; Pawelski, & Moores,
2013). Sin embargo, un aspecto importante para considerar es cómo entender
psicológicamente el aspecto hedónico relacionado con el afecto positivo y las emociones
positivas (Fredrickson, 2009, 2013).
Pero lo medular del asunto es si el significado es el mismo desde el punto de vista empírico
para las personas de todos los días, considerando además su contexto cultural y si se está
estudiando lo mismo desde el punto de vista teórico y esto a veces con el riesgo de perder el
sentido integral original de felicidad en esa dualidad hedonismo-eudaimonía planteado en la
filosofía desde Aristóteles quien integra estos dos aspectos en el concepto de felicidad, en su
Ética Nicomaquea (trad., 1977) y propone que la felicidad es una actividad que supone vivir
bien de acuerdo con la virtud (excelencia), lo cual implica placer, pero el más placentero de
los actos es el ejercicio de la sabiduría (Góngora, & Vásquez, 2014).
Por todo lo anteriormente mencionado, el objetivo del presente estudio fue explorar el
significado de los conceptos de felicidad y bienestar desde la perspectiva cualitativa y
cuantitativa en personas yucatecas de una zona rural y una zona urbana.
Método
La investigación se realizó en dos fases: La primera fue con una aproximación cualitativa
para saber lo que las personas piensan y perciben sobre los conceptos de felicidad y
bienestar, y la segunda, con una aproximación más cuantitativa que consistió en la aplicación
de escalas, que midieran estas variables.
Participantes.
Fase 1.
En esta fase participaron 100 personas, 51 mujeres y 48 hombres con un promedio de
edad de 32.29 años con una desviación estándar de 8.37 en un rango entre 18 y 68 años, de
manera voluntaria del estado de Yucatán con diferentes ocupaciones.
Fase 2.
La muestra para esta fase fue de 200 personas, 102 hombres y 98 mujeres de Peto,
Papacal y Mérida, las primeras dos zonas rurales y la tercera la capital del estado de
Yucatán. La media de edad fue de 27.87 años con una desviación estándar de 9.58, de 18
años en adelante, con ocupaciones, como estudiantes, profesionistas, maestros, psicólogos, y
amas de casa, entre otros. Los participantes fueron elegidos por un muestreo no probabilístico
e intencional.
Instrumentos.
Procedimiento.
Se invitó a participar a las personas de manera voluntaria en las dos fases del estudio, se
les explicaron las instrucciones de manera verbal y se hicieron las aplicaciones de manera
individual. Posteriormente se realizó la captura en los programas específicos (SPSS) para
poder cumplir con los análisis estadísticos y psicométricos correspondientes.
Resultados
589
Así mismo, en muchas respuestas hubo la tendencia a la inclusión de los términos uno dentro
de otro es decir, ya sea que el bienestar es más amplio e incluye a la felicidad (f=9), o que la
felicidad es más amplia que el bienestar (f=15).
Para conocer si existe vinculación entre ambos términos y cumplir el objetivo de identificar
la relación, se realizó una correlación con la prueba producto momento de Pearson con el fin
de determinar la posible asociación entre las variables. Se encontró que el concepto de
bienestar sí correlaciona con cada dimensión de Felicidad, aunque los indicadores que
resultaron se podrían considerar bajos, sobre todo con las de realización personal y
valoración. En la tabla 3 se podrá observar la correlación de cada dimensión del concepto, así
como su nivel de significancia.
Tabla 3
Correlación entre Felicidad y Bienestar.
Sentido Positivo de Satisfacción con Realización Alegría de Valoración
vida la vida personal vivir personal
Bienestar .266** .215* .172* .239** .143*
*p≤.05, **p≤.01
590
Discusión
De acuerdo con los resultados obtenidos en esta aproximación tanto cualitativa como
cuantitativa, acerca de la felicidad y el bienestar, se puede deducir en primer lugar que las
personas que participaron en este estudio y de este contexto cultural tienden a ver más estos
conceptos como diferentes, pero también relacionados, lo cual se refleja en sus respuestas
tanto a las preguntas como en las correlaciones obtenidas, significativas pero bajas, y coincide
con propuestas teóricas al respecto (Diener, 1984, 2000, 2008; Vázquez & Hervás, 2009).
Resulta interesante que para estas personas con base en la fase cualitativa, la felicidad
tendría un sentido más amplio que el bienestar con peso sobre todo en las emociones positivas
y lo interno, mientras que para el bienestar el significado tiene mayor peso en lo externo y las
emociones positivas y en la fase cuantitativa se encontró que efectivamente ambos conceptos
tienen relación ya que el bienestar correlacionó con todos los factores de la felicidad, pero
más con el sentido positivo a la vida, y también con satisfacción y alegría. Esto coincidiría más
con la propuesta original de Aristóteles en su Ética Nicomaquea (trad., 1977) de un sentido
integral de la felicidad en lo que toca al hedonismo y la Eudaimonía que con otros puntos de
vista como el más reciente de Seligman (2011/2012) que rechaza el concepto de felicidad
por considerarlo más simple y de teóricos que interpretan que el bienestar refleja más la
eudaimonía (Deci & Ryan, 2006; Pawelski & Moores, 2013; Ryan & Deci, 2001; Ryff, 1989;
Ryff & Corey, 1995; Ryff & Singer, 2008).
Dos asuntos importantes para atender serán por un lado, el significado filosófico del
hedonismo y su aplicación a la psicología actual por las investigaciones recientes acerca de
cómo entender las emociones positivas y el afecto positivo (Fredrickson, 2009, 2013) y por el
otro, el significado o semántica de los términos, en el contexto de la cultura, ya que puede ser
que las palabras empleadas en distintos contextos culturales expresen algo diferente.
En cuanto a las diferencias de sexo y zonas estudiadas, como se mencionó, la única
diferencia estadísticamente significativa fue para Bienestar que es percibido con mayor
puntuación en la capital del estado, lo cual podría atribuirse, entre otras cosas, dado lo que
significa el término para estas personas, a los servicios que como ciudad capital se encuentran
en Mérida, pues hay mayor infraestructura, mayores áreas recreativas, actividades, servicios
básicos como agua, luz, hospitales y escuelas, entre otros factores.
La conclusión de este estudio exploratorio podría ser una pregunta para la reflexión, que
desde luego requiere mayor investigación: ¿En el contexto de nuestra cultura será igual estar
bien que ser feliz?
Referencias
591
Deci, L. E., & Ryan, R. M. (2006). Hedonia, Eudaimonia, and Well-being: An Introduction. Journal of
Happiness Studies (2008) 9: 1–11. DOI 10.1007/s10902-006-9018-1.
Diener, E. (1984). Subjective well-being. Psychological Bulletin, 95, 542-575.
Diener, E. (2000). Subjetive well-being: The science of happiness and proposal for a national index2, en
American Psychologist, 55, 34-43.
Diener, E. (2008). Myths in the Science of Happiness and Directions of Future Research. In M. Eid, & R. J.
Larsen, (Eds.). (2008). The Science of Subjective Well-Being (493-514). N.Y.: The Guilford Press.
Diener, E.; Wirtz, D.; Tov, W.; Tov, W.; Kim-Prieto, C.; Choi,D.; Oishi, S. & Diener, R. (2009). New Well-being
Measures: Short Scales to Assess Flourishing and Positive and Negative Feelings. Springer.
Fredrickson, B. L. (2009). Positivity. New York: Three Rivers Press.
Fredrickson, B. (2013). Love 2.0. USA: Hudson Street press.
Góngora Coronado, E.; Pérez Alonzo, J. & Jurado Patrón, D. (En prensa). ¿Estar bien es igual a ser feliz?
Redes y concepciones en adultos yucatecos desde una psicología positiva en L.A. Várguez Pasos (Ed.).
Bienestar, buen vivir y felicidad en Yucatán: miradas múltiples. México: UADY.
Góngora Coronado, E. A. & Vásquez Velázquez, I. I. (2014). Hacia un enfrentamiento positivo a la vida. Su
relación con la felicidad y la espiritualidad. En N. I. González Arratia López Fuentes & J. L. Valdez
Medina, Bienestar y familia. Una mirada desde la psicología positiva (pp. 23-36). México: EON.
Lee, Elliott, & Carey, Tyler. (2013). Eudaimonic well-being as a core concept of positive functioning in Mind
Pad. Winter, 17-20.
Lyubomirsky, S. (2007/2008). La ciencia de la felicidad. Barcelona: Urano.
Martínez Miguélez, M. (2010). Ciencia y arte en la metodología cualitativa. México: Trillas.
Pawelski, James. O. & Moores, D. J. (Eds.). (2013). The Eudaimonic Turn. Well-Being in Literary Studies, USA:
Faileigh Dickinson University Press.
Ryan, R. & Deci, E. (2000). Self-Determination theory and the facilitation of intrinsic motivation, social
development, and well-being. American Psychological association, 55, N° 1, 68-78.
Ryan, R. M. & Deci, E. L. (2001). On Happiness and Human Pontentials: A Review of Research and Hedonic
and Eudaimonic Well-Being. Annual Review of Psychology, 52, 141-166
Ryff, C. D. (1989). Happiness is everything, or is it? Explorations on the meaning of psychological well-being.
Journal of Personality and Social Psychology, 57, 1069-1081.
Ryff, C. D. & Keyes, C.L.M. (1995). The structure of psychological well-being revisited. Journal of Personality
and Social Psychology, 69, 719-727.
Ryff, Carol. D y. Singer, Burton. H. (2008). Know thyself and become what you are: a eudaimonic approach
to psychological well-being. Journal of Happiness Studies, 9, 13–39.
Seligman, M. (2002/2003). La auténtica felicidad. Barcelona: Zeta.
Seligman, M. E. P. (2012). La vida que florece. Barcelona: Ediciones B.S.A.
Vázquez, C, & Hervás, G. (2009). La ciencia del bienestar: fundamentos de una psicología positiva. España:
alianza editorial.
Vásquez-Velázquez, I. I. & Góngora-Coronado, E. A. (2012). Explorando relaciones y diferencias ¿Son más
felices las personas espirituales? En presencia psicológica: Aportes de investigación psicológica, Vol.
1. México: Universidad Autónoma de Yucatán.
Vásquez-Velázquez, I., Góngora-Coronado, E. A. & Canto-vadillo, J. (2015). Flourishing. Validation of a
scale in a mexican context. Poster presentado en el Fourth World Congress on Positive Psychology.
Realizado del 25 al 28 de junio del 2015 en los Orlando, Florida, USA.
Veenhoven, R. (2005). Lo que sabemos de felicidad. En L. Garduño, B. Salinas, y M. Rojas (Coords.), Calidad
de vida y Bienestar Subjetivo en México (pp. 17-55), México: Plaza Valdés.
Universidad de Colima
El interés de la psicología académica por los estados de bienestar no aparece hasta las
últimas décadas del pasado siglo. Surgen constructos como bienestar subjetivo (Diener, 1980),
optimismo aprendido (Seligman, 1992) o felicidad objetiva (Kahneman, 2003). Aunque la
relación entre bienestar subjetivo y consciencia ha recibido poca atención empírica, una
contribución desde las funciones de la consciencia a este bienestar que se viene discutiendo
ampliamente es el mindfulness (Brown, Ryan, & Creswell, 2007; Jiménez, Niles, & Park, 2010;
Kabat-Zinn, 2013). La consciencia plena del momento presente es una función de la mente que
se cree promueve el bienestar psicológico o subjetivo, que practicada intencionadamente y
desprovista de contextos religiosos está siendo popularizada en Occidente como mindfulness.
Inicialmente, el mindfulness se conceptualizó en psicología en términos de su capacidad
reguladora de la emoción (Baer, 2003) y como tal, moderadora de las respuestas
exageradas al entorno que están en la base del estrés y la ansiedad (Jiménez et al., 2010).
Tiene efectos también moderando la falta de aceptación de las experiencias y la rumiación
que contribuyen a los cuadros depresivos (Hayes, & Feldman, 2004). Es escasa la investigación
sobre los estados de mindfulness o consciencia plena del presente que surgen espontáneos,
como algo natural, relativamente frecuente y no buscado deliberadamente como sucede en la
práctica regular de la meditación y en las aplicaciones terapéuticas de la misma. Estos estados
espontáneos de consciencia plena del presente, quizás fuera pertinente describirlos como
«disposición al mindfulness» (dispositional mindfulness, Jiménez et al., 2010).
La supuesta bifactorialidad del mindfulness con un factor atencional de consciencia del
presente y otro actitudinal de aceptación del mismo, es objeto de discusión en la literatura
sobre el tema (Soler, 2014). Brown y Ryan, autores de la Mindfulness Attention Awareness Scale
(MAAS, 2003) describen el mindfulness como una única dimensión o factor. En otros estudios
predominan escalas bifactoriales, como en la Toronto Mindfulness Scale (Lau, Bishop, Segal,
Buis, Anderson, & Carlson. 2006) o en la Philadelphia Mindfulness Scale (Cardaciotto, Herbert,
Forman, Moitra, & Farrow, 2008), para una revisión de las escalas evaluando mindfulness,
véase a Soler (2014).
La psicología se ha aproximado al estudio del bienestar subjetivo por dos vías: la hedónica
y la eudaemónica (Blanco, & Díaz, 2005). La primera se ha centrado en el estudio del
bienestar subjetivo, bienestar que un sujeto siente por predisposición personal, que guarda
muy poca relación con las condiciones objetivas de su existencia y por tanto tiende a
mantenerse estable como una característica personal más. La segunda, siguiendo la distinción
de Blanco y Díaz, es más reciente y sustituye el calificativo subjetivo por el de «psicológico».
Tiene una perspectiva menos pasiva del bienestar interesándose por las actitudes proactivas
que el individuo pueda desarrollar para mejorar los niveles de satisfacción con su vida.
El constructo satisfacción con la vida (Diener, Emmons, Larsen, & Griffin, 1985), que aquí nos
ocupa, pertenece al primer tipo de aproximación hedónica. Diener, autor del constructo y de
una breve escala para medirlo, define esta satisfacción con la propia vida como “un proceso
de juicio mediante el cual los individuos valoran la calidad de sus vidas sobre la base de su
propio conjunto de criterios” (Pavot, & Diener, 1993, pp. 164). Se trata de un juicio subjetivo,
una cognición, que en el conjunto de factores emocionales, hereditarios y cognitivos que
integrarían las vivencias de bienestar subjetivo representa a estos últimos.
En un estudio con población mexicana del estado de Colima (Laca, Verdugo, & Guzmán,
2005), con una muestra aleatoria de hombres y mujeres heterosexuales y una muestra
intencional de hombres homosexuales, se encontró que la puntuación media más alta en
satisfacción con la vida se dio en las mujeres heterosexuales (5.35 de un máximo de 7),
después en los hombres homosexuales (5.25) y los menos satisfechos con sus vidas resultaron los
hombres heterosexuales (4.87). Estos resultados parecieron inicialmente contraintuitivos,
supuesta la colimense una sociedad tradicional con prejuicios misóginos y homófobos lo
esperable sería que la mayor satisfacción con sus vidas se hubiera presentado entre los
hombres heterosexuales. Lo explicaríamos desde la teoría de las expectativas. En una
sociedad tradicional como la citada los jóvenes heterosexuales inician sus vidas con mayores
expectativas que las mujeres y que los homosexuales, en esa medida serían más proclives a la
insatisfacción al no cumplirse tales expectativas.
En otro estudio con adolescentes mexicanos de bachillerato, se adaptó la escala de
satisfacción con la vida de Diener a la satisfacción con la vida de familia en particular (Luna,
Laca, & Mejía, 2011). En este caso la satisfacción con su vida de familia resultó
significativamente más alta en los muchachos (5.42) que en las muchachas (5.07). Además de
las expectativas que cada persona tenga (Laca et al., 2005), otra variable que
probablemente incide en la satisfacción con la vida es el grado de independencia o
autonomía: en la mayoría de las familias y durante la adolescencia los muchachos son menos
controlados por sus padres y alcanzan antes la autonomía que las muchachas. Estaríamos
indicando con estos resultados que la satisfacción con la vida, uno de los constructos
pertenecientes al enfoque del bienestar subjetivo es en todo caso un fenómeno multivariante en
el que el género y la edad son tan sólo dos variables más.
En los siglos de psicología precientífica, cuando ésta no se emancipaba de la filosofía,
constituyó una tentación frecuente la falacia dualista de Descartes separando nuestro
componente somático (cerebro) de nuestro componente psíquico (mente). El crecimiento
incesante de las neurociencias, particularmente de las técnicas de neuroimagen, ofrecen
evidencia de que unas zonas cerebrales estarán más activas en los estados de meditación
como mindfulness y otras estarán más activas durante la realización, por ejemplo, de cálculos
aritméticos; habrá predominancia de unas u otras áreas cerebrales según la actividad
594
desarrollada pero todas interactúan reflejando diferentes grados de activación en función de
la tarea (Holzel et al., 2007). Desde el lado de la psiquiatría y desde mediado el pasado
siglo XX, el creciente uso, posiblemente hasta llegar al abuso, de diferentes generaciones de
ansiolíticos y antidepresivos (Frances, 2014) manifiesta el rechazo al dualismo
físico/psicológico y la aceptación generalizada de que las bases de los trastornos mentales
son alteraciones químicas en el cerebro. En 1999, el director de salud pública de los Estados
Unidos, D. Satcher, afirmará que “ya no hay ninguna razón para la distinción entre mente y
cuerpo, o entre enfermedad mental o física (…). Las enfermedades mentales son
enfermedades físicas” (Stossel, 2015, p. 235).
Situándose en este contexto de rechazo al dualismo –que por una parte existieran ámbitos
exclusivamente físicos como los estados de relajación y por otra parte ámbitos exclusivamente
mentales, como pudieran ser las cogniciones y juicios cognitivos– la práctica de la terapia
cognitiva basada en mindfulness (MBCT; Segal, Williams, & Teasdale, 2002), reconocida de
utilidad para el tratamiento de cuadros depresivos y ansiógenos por el sistema británico de
salud, es una manifestación empírica de cómo relacionar mindfulness con un modelo cognitivo,
académico y científico sin padecer la sensación de hacer saltos conceptuales (Cebolla, 2014).
Método
Participantes.
La muestra total estuvo conformada por 171 participantes; de los cuales, 65 (38%) son
hombres, mientras que 106 (62%) son mujeres. Los participantes tenían un rango de edad que
oscilaba entre los 18 y los 59 años (M=27; D.T.=10.55)
Instrumentos.
Escala de Conciencia de Atención Plena Mindfulness (Mindful Attention Awareness Scale
MAAS, Brown & Ryan, 2003).15 ítems inversos en forma de afirmaciones sobre situaciones
cotidianas (“Me doy cuenta que hago cosas sin poner atención”). Escala tipo Likert desde 1
(nunca) hasta 6 (siempre). Aplicamos un análisis factorial exploratorio con el método de
extracción de componentes principales y se obtuvieron cargas factoriales similares a la versión
en inglés (los ítems 6 y 13 las tuvieron inferiores a .400 y su eliminación no aumentó la
fiabilidad total del instrumento por lo que se decidió dejarlos). La fiabilidad total del
instrumento en este estudio fue de = .85 y en la versión en inglés de =.87
Escala de Satisfacción con la Vida. Utilizamos nuestra traducción validada (Laca, Verdugo
& Guzmán, 2005) a partir de Diener, Emmons, Larsen y Griffin (1985). Cinco ítems en forma
de afirmaciones (“En la mayoría de los aspectos mi vida está próxima a mi ideal”). Escala
Likert desde 1 (totalmente en desacuerdo) hasta 7 (totalmente de acuerdo). Investigaciones con
esta escala muestran un índice alfa de fiabilidad aceptablemente alto 0.80 (Yardley & Rice,
1991; 0.87 en Diener et al. (1985); y 0.84 en nuestra versión. Para una revisión general sobre
esta escala, véase Pavot y Diener (1993).
595
Resultados
Los participantes muestran alto mindfulness o conciencia de atención plena y satisfacción con
la vida, de acuerdo al rango de interpretación de las dos escalas de medición (Ver Tabla
1). La diferencia de puntuaciones medias en las dos variables son estadísticamente
significativas F(56,114)=1.57, p=.02), siendo los hombres los que puntúan más alto en
ambas (hombres M= 4.22 vs 5.17, t(1,64)= -6.43, p=.001; mujeres M=4.15 vs
5.15,t(1,106)= -8.91, p= .001; mindfulness y satisfacción con la vida, respectivamente).
Tabla 1
Datos descriptivos y diferencias de medias por género.
Total1 Hombres2 Mujeres3
Variables M DT M DT M DT F p
Mindfulness a 4.19 0.86 4.22 0.83 4.15 0.90 .10 .63
Satisfacción con la vida b 5.18 1.17 5.17 1.21 5.15 1.19 .00 .92
a) Rango de interpretación: muy baja= 1.0 a 2.0, baja= 2.1 a 3.0, promedio= 3.1 a 4.0, alta= 4.1 a 5.0, muy
597
Referencias
Baer, R. A. (2003). Mindfulness training as a clinical intervention: A conceptual and empirical review. Clinical
Psychology: Science and Practice, 10, 125-143.
Blanco, A. y Díaz, D. (2005). El bienestar social: su concepto y medición. Psicothema, 17(4),582-589.
Brown, K. W. & Ryan, R. M. (2003). The benefits of being present: Mindfulness and its role in psychological
well-being. Journal of Personality and Social Psychology, 84(4), 822-848.
Brown, K. W., Ryan, R. M. & Creswell, J. D. (2007). Mindfulness: Theoretical foundations and evidence for its
salutary effects. Psychological Inquiry, 18, 211-237.
Cardaciotto, L., Herbert, J. D., Forman, E. M., Moitra, E., & Farrow, V. (2008). The assessment of present-
moment awareness and acceptance: The Philadelphia mindfulness scale. Assessment, 15(2), 204-223.
Diener, E. (1980). Subjective well-being. PsychologicalBulletin, 95, 542-575.
Diener, E., Emmons, R. A., Larsen, R. J. y Griffin, S. (1985). The Satisfaction with Life Scale. Journal of
Personality Assessment, 49, 71-75.
Diener, E. y Diener, M. (1995). Cross-cultural correlates of life satisfaction and self-esteem. Journal of
Personality and Social Psychology, 68, 653-663.
Diener, E. y Biswas-Diener, R. (2008). Happiness: Unlocking the mysteries of psychological wealth. Malden, MA.
Blackwell Publishing.
Frances, A. (2014). ¿Somos todos enfermos mentales? España: Ariel.
Hayes, A. y Feldman, G. (2004). Clarifying the construct of mindfulness in the context of emotion regulation
and the process of change in therapy. Clinical Psychology: Science and Practice, 11, 225-262.
Hölzel, B. K., Ott, U., Hempel, H., Hackl, A., Wolf, K., Stark, R., & Vaitl, D. (2007). Differential engagement of
anterior cingulate and adjacent medial frontal cortex in adept meditators and non-meditators.
Neurosciences Letters, 421(1), 16-21.
Jiménez, S. S., Niles, B. L., &Park, C. L. (2010). A mindfulness model of affect regulation and depressive
symptoms: positive emotions, mood regulation expectancies, and self-acceptance as regulatory
mechanisms. Personality and Individual Differences, 49, 645-650.
Kabat-Zinn, J. (2013). Vivir con plenitud las crisis: cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y de la mente para
afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad (8ª Ed.). Barcelona: Kairós.
Kahneman, D. (2003). Objective happiness. In D. Kahneman, E. Diener y N. Schwartz (Eds): Well-being: the
foundations of hedonic psychology (pp. 3-25). New York: Russell Sage Foundation.
Laca, F. A., Verdugo, J. C. y Guzmán, J. (2005). Satisfacción con la vida de algunos colectivos mexicanos:
una discusión sobre la psicología del bienestar subjetivo. Enseñanza e Investigación en Psicología,
10(2), 325-336.
Lau, M., Bishop, W., Segal, Z., Buis, T., Anderson, N., & Carlson L. (2006). The Toronto Mindfulness Scale
development. Journal of Clinical Psychology, 62(12), 1445-1467.
Luna, C. A., Laca, F. A. y Mejía, J. C. (2011). Bienestar Subjetivo y Satisfacción con la Vida de Familia en
Adolescentes Mexicanos de Bachillerato Psicología Iberoamericana, 19(2), 17-26.
Pavot, W. & Diener, E. (1993). Review of the Satisfaction with Life Scale. Psychological Assessment, 5(2),
164-172.
Seligman, M. (1992). Learned optimism. New York: Pocket Books Simon Schuster Inc.
Soler, J. (2014). Evaluación del mindfulness. En A. Cebolla, J. García-Campayo y M. Demarzo (Coords.),
Mindfulness y ciencia: de la tradición a la modernidad (pp. 41-63). Madrid: Alianza Editorial.
Stossel, S. (2015). Ansiedad: miedo, esperanza y búsqueda de paz interior México: Paidós.
Yardley, J. K., & Rice, R. W. (1991). The relationship between mood and subjective well-being. Social
Indicators Research, 24, 101-111.
Lazarus y Folkman (1986 en Riquelme, & Merino, 2002) definen el afrontamiento como los
esfuerzos cognitivos y conductuales que se encuentran en constante cambio y que desarrolla el
individuo con la finalidad de guiar demandas específicas, tanto internas como externas,
valoradas como excedentes de los recursos que posee el individuo. Reyes-Lagunes (1998, en
García-Méndez et al., 2011) define el enfrentamiento como
“todo aquello que las personas piensan, sienten o hacen ante los problemas o
estresores, con el fin de conservar su bienestar como una tendencia general, en la que
se identifica la dimensión de estabilidad (rasgo), y como una tendencia específica a
responder con base en la situación confrontada (estado)” (pp. 417).
Diversos aspectos intervienen en el empleo de ciertos estilos de enfrentamiento, pues como
Frydenberg (1999) señala, uno de los principales factores que explican las diferencias del uso
de estilos y estrategias de afrontamiento entre hombres y mujeres es el sexo, ya que existe
una desigualdad importante en la aprobación de la expresión de las emociones, mostrando un
amplio consentimiento hacia las mujeres para la exposición de éstas, en contraste con los
hombres, quienes son educados para inhibir dichas manifestaciones, representándose a través
de frases como “los niños no lloran”.
Frydenberg (1999) y López, Reyes y Rivera (1999 en Serrano, & Flores, 2005) concluyen
que las mujeres usualmente afrontan la situación centrándose en el problema, por ejemplo,
solicitan ayuda profesional o recurren a la expresión emocional positiva.
Hernández (200), y Martínez y Morote (2001), indican que las mujeres suelen hacer uso de
estrategias de afrontamiento directo, tales como la expresión de sentimientos, la comunicación
y la búsqueda de apoyo social, mientras que los hombres utilizan estrategias evitativas ante un
problema, por ejemplo, ignorar el problema, reservar para sí aquellas situaciones que le
preocupan o buscar actividades físicas con la finalidad de distraerse de la problemática. Estos
autores señalan que la aprobación por parte del medio para que las mujeres expresen sus
Método
Participantes.
Se aplicó el instrumento a 200 participantes voluntarios, 87 hombres y 113 mujeres, que se
encontraban en una relación de pareja con una duración mínima de un año. Las edades de los
participantes oscilaron entre 18 y 70 años (M=31.76 años; D.E.=13.32).
Instrumentos.
Los instrumentos empleados fueron el Inventario de Enfrentamiento como Rasgo (López,
1999); conformada por 31 reactivos en escala tipo Likert con 5 opciones de respuesta, y
consta de 6 factores: Autoafirmación Planeada (α=0.88), Apoyo Social (α=0.71), Emocional
Positivo (α=0.74), Evitativo (α=0.62), Autocontrol (α=0.65). Su confiabilidad es de 0.86. Así
como el Inventario de Depresión de Beck, conformado por 21 reactivos en escala tipo Likert
con 3 opciones de respuesta, donde 0 indica ausencia de síntomas depresivos y 3 depresión
severa. Su confiabilidad es de 0.87.
Procedimiento.
Se realizó un estudio descriptivo para el cual se buscaron participantes que cumplieran con
los requisitos de inclusión mencionados anteriormente. La aplicación se realizó en plazas
comerciales, parques, escuelas y bibliotecas, de forma individual. Se les preguntaba a los
participantes si querían colaborar en la investigación, si aceptaban se les entregaban los
600
instrumentos y explicaba el procedimiento, al finalizar se les agradecía por su colaboración.
Una vez reunidas las encuestas necesarias se realizó el análisis de los datos mediante el
programa estadístico SPSS versión 15.
Resultados
En lo que concierne a las diferencias por sexo, se observa que los hombres suelen utilizar
con mayor frecuencia el estilo evitativo en comparación con las mujeres, en cuanto a los demás
estilos no se muestran diferencias significativas (Ver Tabla 2).
Tabla 2
Diferencias en los estilos de enfrentamiento entre hombres y mujeres
Variable HOMBRES MUJERES MEDIA t gl p
MEDIA D.E. MEDIA D.E TEÓRICA
Autoafirmación Planeada 3.8175 .67941 3.8043 .73964 3 0.12 191 .899
Apoyo Social 3.4448 .89476 3.6438 .90559 3 -1.54 197 .124
Afirmativo 3.3295 .91822 3.3274 .96361 0.01 197 .988
Emocional Positivo 3.9360 .78598 3.9808 .83296 3 -0.38 197 .701
Evitativo 2.1954 .83738 1.9392 .74561 3 2.27 173.6 .026*
Autocontrol 4.0115 .70305 3.8946 .85864 3 1.02 197 .305
Depresión .5271 .50363 .5280 .48860 3 -0.01 198 .990
601
Discusión
Los resultados obtenidos permiten concluir que los estilos de enfrentamiento y la depresión
están relacionados de forma negativa, concordando así con Sanjuán y Magallares (2007). En
el caso de las mujeres se observa que utilizan más estilos de enfrentamiento en comparación
con los hombres, Frydenberg (1999) argumenta que probablemente esto sucede ya que
dentro de algunas culturas la expresión emocional suele ser mal vista en los hombres, sin
embargo, en el caso de las mujeres ésta es socialmente aceptable. Aunado a esto se observa
que no existen diferencias significativas entre sexos, con excepción del estilo evitativo,
reportado en mayor medida por los hombres, es decir, evitan enfrentar eventos estresantes
recurriendo así a la resignación, lo cual conlleva a la presencia de sintomatología depresiva,
tal y como lo señalan Sanjuán y Magallares (2007). En el caso de las mujeres se observa que
el apoyo social es el único factor que no comparten con los hombres, pues tal y como lo
explican Frydenberg (1999), Hernández (2000), López, Reyes y Rivera (1999 en Serrano, &
Flores, 2005), y Martínez y Morote (2001), las mujeres suelen buscar apoyo en sus redes
sociales cercanas para solucionar los problemas.
Los estilos de enfrentamiento son rasgos importantes ante la depresión ya que dependiendo
de los recursos personales y sociales que posean hombres y mujeres para hacer frente a los
problemas, éstos reducen o aumentan la probabilidad de presentar sintomatología depresiva.
Se sugiere seguir investigando sobre este tema con la finalidad de indagar si los estilos de
enfrentamiento funcionan como predictores de la depresión; así mismo se sugiere la realización
de talleres con la finalidad de promover el uso de estilos de enfrentamiento adecuados que
faciliten a las personas solucionar las problemáticas que se les presenten, en especial en el
caso de los hombres pues la resignación, en ciertas situaciones, no es una solución conveniente.
Referencias
602
Hernández Rosete Martínez, S. I. (2000). Actitud y estilos de afrontamiento ante la infidelidad en hombres
y mujeres mexicanos. Tesis de Maestría no publicada. Universidad Nacional Autónoma de México,
Facultad de Psicología, México, D.F.
Martínez Uribe, P. y Morote Ríos, R. (2001). Preocupaciones de adolescentes de Lima y sus estilos de
afrontamiento. Revista de Psicología de la PUCP, 19(2), 211-236.
Serrano Pereira, M.G. y Flores Galaz, M. M. (2005). Estrés, respuestas de afrontamiento e ideación
suicida en adolescentes. Psicología y Salud, 15(2), 221-230.
603
Optimismo y Bienestar. Hacia un Modelo Integrador de la
Resiliencia
Norma Ivonne González Arratia López Fuentes
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística intencional de 194 niños de ambos sexos (72
hombres, 122 mujeres), entre 9 y 12 años de edad (M=10.59, DS=.69), todos estudiantes y
que en el momento de la investigación se encontraban en 5° y 6° de educación básica de la
ciudad de Toluca, Estado de México.
Instrumentos.
La medición del BS se hizo a través de dos escalas: PANAS y de Satisfacción con la vida
Escala de Afecto Positivo y Negativo (PANAS) (Watson, Clark, & Tellegen, 1988) se
compone de dos escalas con 20 ítems en total, 10 ítems miden el AP y los otros 10 el AN. Los
ítems describen adjetivos asociados a sentimientos y emociones habituales, están en un formato
tipo Likert con 4 opciones de respuesta que van de 0 (muy ligeramente o nada en absoluto) a
4 (extremadamente). La consistencia interna fluctúa entre 0.86 a 0.90 para la escala del AP; y
de 0.84 a 0.87 para AN (Watson et al., 1988). Fue empleada la versión validada para
muestras de niños mexicanos (González, & Valdez, 2015). En el presente estudio se evalúo el
PANAS en el periodo de tiempo general.
605
Satisfacción con la vida (Dienner et al., 2008) es una escala unidimensional que consta de 5
ítems y 7 opciones de respuesta y a partir de la puntuación total se obtienen los niveles de
satisfacción que son extremadamente satisfecho (31-35 puntos), satisfecho (26-30 puntos),
ligeramente satisfecho (25-25 puntos), neutro (20 puntos), un poco insatisfecho (15-19 puntos),
insatisfecho (10-14 puntos) y extremadamente insatisfecho (5-9 puntos).
Escala de Resiliencia (González, 2011) es un instrumento de autoinforme con 32 ítems con un
formato de respuesta tipo Likert de cinco puntos (el valor 1 indica nunca y el 5 siempre). Con
una varianza total explicada de 40.33%, y consistencia interna de Alfa de Cronbach alta
(total α= .91). Del análisis factorial confirmatorio, se comprobó la tridimensionalidad de la
escala (González & Valdez, 2012a). Sus dimensiones son: Factores protectores internos (FPI).
Mide habilidades para la solución de problemas (Alfa= .80, 14 ítems). Factores protectores
externos (FPE). Evalúa la posibilidad de contar con apoyo de la familia y/o personas
significativas para el individuo (Alfa = .73, 11 ítems). Empatía (FE). Se refiere a
comportamiento altruista y prosocial (Alfa= .78, 7 ítems).
Escala de optimismo (González, 2013) consta de 39 ítems, 5 opciones de respuesta, con el
33.85% de varianza explicada y un Alpha de Cronbach total de .9480. Dividida en dos
dimensiones: Optimismo disposicional (OD) (28 reactivos, Alfa=.939) y Optimismo situacional
(OS) (11 reactivos, Alfa=.773).
Procedimiento.
Previa autorización en la institución y del consentimiento informado por parte de los padres,
todos los participantes fueron informados de la confidencialidad de los datos y objetivos de
investigación, y se siguieron los estándares éticos que indica la A.P.A. (2002). Se completaron
las escalas en una sesión y en un tiempo aproximado de 50 minutos, en los salones de clase y
en horarios académicos de manera voluntaria y anónima. Los análisis se realizaron con el
programa SPSS y AMOS versión 20.
Resultados
En la Tabla 1 se reportan la media y desviación típica para cada escala, así como la
correlación de Pearson, lo cual revela que el puntaje total de resiliencia se relaciona en el
sentido esperado, ya que muestra correlaciones positivas y negativas las cuales son
consideradas de bajas a moderadas y estadísticamente significativas. Se observa que no
existe relación entre las variables resiliencia con AN y AP con AN. Esta estructura de
correlación entre las variables observadas hace que se prevean relaciones directas e
indirectas entre los constructos. Respecto a la confiabilidad éstas son satisfactorias excepto la
escala de SV que se considera está en el límite satisfactorio.
Previo a especificar el modelo, se comprobó la presencia de normalidad multivariada,
usando para ello la prueba Kolmogorov-Smirnov, que indica que el en caso del optimismo
existe normalidad multivariada (KS=168.83, D.T.=16.78, p=.081), mientras que las variables
SV (KS=27.77, D.T.=5.20, p=.023) y resiliencia (KS=141.04, D.T.=12.73, p=.025) incumplen
606
éste criterio. A pesar de esto, se ha reportado que no afecta a la capacidad del método para
estimar de forma no sesgada los parámetros del modelo (Batista, & Coenders, 2000), por lo
que se decidió continuar con la especificación del mismo.
Tabla 1
Estadísticos descriptivos, consistencia interna e intercorrelaciones de las variables
M DT Mín Máx 1 2 3 4 5 6 Alfa de
Cronbach
1.Resiliencia 132.37 18.37 57 185 1 .89
2.SV 26.49 5.77 8 35 .447** 1 .70
3.AP 30.94 8.87 14 49 .480** .320** 1 .86
4.AN 20.59 7.69 10 44 ------- -.207* ----- 1 .85
5.OD 4.29 .61 1 5 .511** .455** .297** -.288** 1 .89
6.OS 4.21 .72 1 5 .471** .416** .255** -.397** .85** 1 .90
Fuente: Elaboración propia. 1 Resiliencia, 2 Satisfacción con la vida, 3 Afecto positivo, 4 Afecto negativo, 5
Optimismo disposicional 6 Optimismo situacional. ** p .001.
607
Discusión
Los resultados obtenidos del análisis de correlación mostraron asociación entre las variables
estudiadas. Respecto a la variable BS coincide con lo hallado por Philippe, Lecours y Beaulieu-
Pelletier (2009), en el sentido de que la emocionalidad positiva predice el bienestar subjetivo
especialmente en niños (Salgado, 2009). Sobre todo porque la capacidad de experimentar
emociones positivas junto a otros factores, formaría la parte fundamental de los mecanismos
protectores frente a una situación de adversidad (Greco, Morelato, & Ison, 2006). Respecto al
AN, no hay relación, el cual parece medir estados de ánimo desadaptativos, sin embargo, se
tiene que continuar evaluando en particular ésta variable a fin de tener resultados consistente
ya que según Fredrickson (2001) el efecto de las emociones negativas no es inmediato, sino a
largo plazo. En cuanto a la relación entre optimismo y BS se encontró una relación positiva lo
que indica que estilos atribucionales positivos y creencias optimistas, son aspectos que
contribuyen directamente sobre el bienestar (Hirsch, Wolford, LaLonde, Brunk, & Parker Morris,
2007). Así como un efecto hacia la resiliencia y de ésta sobre el BS (R²=.62) que es un efecto
mayor lo que coincide con Iraurgi et al. (2012) y Liu, Wang y Li (2012).
Del modelo estructural se puede decir que si bien no ajusta, estos resultados son congruentes
con la expectativa que nos habíamos planteado, ya que han sido identificadas las variables y
la manera en que interactúan, por lo que será necesario continuar verificando el modelo en
una muestra ampliada lo que permitirá verificar no sólo la relación entre las variables, sino
especificar mejor su carácter mediador o moderador para la explicación de la resiliencia, así
como la inclusión de variables sociodemográficas en individuos de diversas regiones y
contextos culturales para saber si estos son factores diferenciales del comportamiento
resiliente, lo cual será motivo de estudio para la autora.
Referencias
Abramson, L.Y., Alloy, L.B., Hankin, B.L., Clements, L.Z., Hogan, M.E., & Whitehouse, G. (200). Optimisms
and well-being in indivuald psychological resilience. In J. Gillham (Eds.). The Science of Optimism
and Hope (75-95). London: Templeton Fundation Press.
American Psychological Association. (2002). Manual de Estilo de Publicaciones A.P.A. México: Manual
Moderno
Avia, D. y Vazquez, C. (1999). Optimismo inteligente. España: Alianza Editorial.
Batista, F. J. y Coenders, G. G. (2000). Modelos de ecuaciones estructurales. Cuadernos de Estadística.
Madrid: La Muralla.
Beutel, M.E., Glaesmer, H., Wiltink, J. Marian, H., & Brähler, E.(2010). Life satisfaction, anxiety,
depression and resilience across the life span of men. The Aging Male, 13, 32-39. doi:
10.3109/13685530903296698
Bonanno, G. A. (2004). Loss trauma and human resilience. Have we Underestimated the Human
Capacity to Thrive After Extremely aversive events? American Psychologist, 59(1), 20–28. doi:
10.1037/0003-066X.59.1.20
608
Carr, A. (2007). Psicología positiva. España: Paidós.
Castro, S.A. (2010). Fundamentos de psicología positiva. México: Paidós.
Chang, E.C., Maydeu-Olivares, A., & D´Zurilla, T.J. (1997). Optimism and pessimism as partially
independent constructs: Relations to positive and negative affectivity and psychological well-
being. Personality and individual Differences, 23, 433-440.
Real Academia Española (2014). Diccionario de la Real Academia la Lengua Española, 23ª Edición.
Diener, E., & Biswas-Diener, R. (2008). Happiness. Unlocking the mysteries of pshychological wealth. E.U.:
Blackkwell Publishing.
Fredrickson, B. L. (2001). The role of positive emotions in positive psychology. The broaden-and-build
theory of positive emotions. American psychologist, 56, 218-226.
González Arratia, N. I. (2011). Resiliencia y personalidad en niños. Cómo desarrollarse en tiempos de
crisis. México: Universidad Autónoma del Estado de México.
González Arratia, N. I. (2013). Optimismo: validación de una escala para adolescentes mexicanos.
Revista Peruana de Psicología y Trabajo Social 2(1) 121-130.
González Arratia, N. I. y Valdez, J. L. (2012a). Análisis Factorial confirmatorio del cuestionario de
Resiliencia en una muestra de niños. En Díaz Loving, R., Rivera, S. y Reyes Lagunes, I. (Eds.). La
Psicología Social en México, Volumen XIV (pp. 676-681). México: AMEPSO.
González Arratia, N. I., y Valdez, J. L. (2012b). Optimismo-pesimismo y resiliencia en adolescentes.
Ciencia ErgoSum, 19(3), 207-214
González Arratia, N. I. y Valdez, J. L. (2015). Validez de las escalas afectos positivo negativos
(PANAS) en niños mexicanos. Revista LIBERABIT, 21(1), 37-47
Greco, C., Morelato, G., & Ison, M. (2006). Emociones positivas: Una herramienta psicológica para
promocionar el proceso de resiliencia infantil. Psicodebate, Cultura y sociedad, 7, 81-94.
Grotberg, E. (2006). La resiliencia en el mundo de hoy. España: Gedisa.
Hirsch, J., Wolford, K., LaLonde, S., Brunk, L., & Parker Morris, A. (2007). Dispositional optimism as a
moderator of the relationship between negative life events and suicide ideation and attempts.
Cognition Theraphy Research, 31, 533–546.
Iraurgi, C.I., Blánquez, A., Estévez, A., Gorbeña, S., Matellanes, B. & San Nicolás, S. (2012). Resiliencia:
Aproximación al concepto y Adaptación psicométrica de la escala RESI-M. Recuperado de
www.biskailab.deusto.es
Jessor, R. (1993). Successful adolescent development among youth in high-risk settings. The American
Psychologist Association, 48(2), 117-126.
Landa, A. J.M., Aguilar-Luzón, M.C., & Salguero, U.M.F. (2008). El papel de la IEP y el
optimismo/pesimismo disposicional en la resolución de problemas sociales: Un estudio con
alumnos de trabajo social. Revista Electrónica de Investigación Psicoeducativa, 6, 2, 363-382
Liu, Y., Wang, Z.H, & Li, Z. (2012). Affective mediators of the influence of neuroticism and resilience on
life satisfaction. Personality and individual differences, 52, 833-838. doi:
10.1016/j.paid.2012.01.017
Omar, A., Paris, L., Uribe, H., Almeida da Silva, S., & Aguilar de Souza, M. (2011). Un modelo
explicativo de la resiliencia en jóvenes y adolescentes. Psicología em Estudo, 16(2), 269–277.
Philippe, F.L., Lecours, S., & Beaulieu-Pelletier, G. (2009). Resilience and positive emotions: examining
the role of emotional memories. Journal of Personality, 77, 139-175.
Salgado, L.A. (2009). Felicidad, resiliencia y optimismo en estudiantes de colegios nacionales de la
ciudad de Lima. Liberabit Revista de Psicología, 15(2), 133-141
609
Seligman, M. (2006). La auténtica felicidad. Barcelona: Byblos.
Scheier, M. F., & Carver, Ch. (1985). Optimism, doping and health: Assessment and implications of
generalized outcome expectancies. Health Psychology, 4, 219-247.
Vázquez, A., y Hervás, G. (2009). La Ciencia del Bienestar. Alianza Editorial. Madrid.
Watson, D., Clark, L. , & Tellegen, A. (1988). Development and Validation of Brief Measures of Positive
and Negative Affect: The PANAS Scales. Journal of Personality and Social Psychology, 54(6),
1063-1070.
610
El Enfrentamiento a los Problemas y el Enfrentamiento
Positivo a la Vida en Estudiantes Universitarios
Hecmar Anthar Laguna Huerta, Elías Alfonso Góngora Coronado
e Iris Irene Vásquez Velázquez
Método
Participantes.
Participaron en esta investigación 199 estudiantes universitarios del estado de Quintana
Roo, y en la muestra se incluyeron tres diferentes licenciaturas de una universidad pública (n=
117) y tres carreras de una universidad privada (n=82), todas del área de ciencias sociales.
De los participantes, se aplicó el instrumento a 114 mujeres y 82 hombres, en un rango de
edad de 18 a 29 años.
Instrumentos.
Escala multidimensional y multisituasional de enfrentamiento a los problemas. Desarrollada por
Reyes Lagunés y Góngora Coronado (1998), esta prueba mide los estilos de enfrentamiento,
con diferentes dimensiones, como rasgo y como estado en la persona. Para este estudio solo se
aplicó la subescala que corresponde a los problemas en la vida diaria la cual consta de cuatro
factores: a) Directo-Revalorativo, b) Emocional-Negativo, c) Evasivo, d) Apoyo Social.
Escala de Enfrentamiento Positivo a la Vida: Mide los esfuerzos cognoscitivos, emocionales y
conductuales que desarrolla la persona para manejar las demandas externas y/o internas
ante situaciones adversas o importantes de su vida, aprovechando de la mejor manera posible
612
sus recursos, con el fin de propiciar una vida más plena y feliz (Góngora & Vásquez, 2014;
Góngora, Vásquez, Canto, Pérez, & Pérez, 2015). Está conformada por dos subescalas
denominadas situación adversa y situación importante, las cuales a su vez se dividen en 7 y 6
factores respectivamente.
Procedimiento.
Para la aplicación de este instrumento, se acudió con los administradores (directores o
secretarios académicos) responsables de cada una de las facultades elegidas. El criterio
utilizado para seleccionarlas fue la disponibilidad y la semejanza de las carreras. Se
aplicaron 25 encuestas por licenciatura, de manera grupal y dentro de los salones de clase de
cada Facultad.
Los datos se analizaron en el paquete estadístico SPSS V. 20 en el cual se realizaron
análisis de frecuencias, descriptivos, comparación de medias y análisis de correlación.
Resultados
Tabla 1
Puntuaciones de la Escala de Enfrentamiento a los problemas (n=199).
Factor Media absoluta Desviación típica Media por ítem Desviación típica
Directo-Revalorativo 41.92 5.52 5.99 .79
Emocional Negativo 16.98 4.96 4.24 1.24
Evasivo 15.79 4.66 3.95 1.17
Apoyo Social 13.39 4.16 4.46 1.39
613
Tabla 2
Puntuaciones de la Escala de Enfrentamiento a los Problemas (n=199).
Media Desviación Media por Desviación
Sub-Escala Factor
absoluta típica ítem típica
Situación
Apoyo de personas significativas 30.47 6.9 3.81 .86
Adversa
Autorregulación positiva 26.51 4.73 3.79 .68
Autodeterminación optimista 30.47 3.56 4.35 .51
Actitud resiliente 29.69 4.01 4.24 .57
Análisis y reflexión 24.51 3.63 4.08 .60
Planeación y ejecución 13.45 3.22 3.36 .86
Efectividad personal 12.51 1.93 4.17 .64
Situación
Autodeterminación 35.34 4.18 4.42 .52
Importante
Análisis y valoración positiva 33.78 4.56 4.23 .57
Búsqueda de apoyo de personas
24.37 4.78 4.06 .80
significativas
Autorregulación positiva 15.58 3.13 3.89 .78
Vínculos afectivos 12.45 2.88 4.15 .96
Actitud optimista 21.59 3.47 4.32 .69
Tabla 3
Correlación entre las dimensiones de la Escala de Enfrentamiento a los Problemas y la Escala de
Enfrentamiento Positivo a la Vida.
Directo- Emocional- Apoyo
Sub-Escala Factor Evasivo
Revalorativo Negativo social
Situación
Apoyo de personas significativas .300** -.046 .159* .547**
Adversa
Autorregulación positiva .453** -.476** -.086 .033
Autodeterminación optimista .617** -.271** -.090 .047
Actitud resiliente .658** -.204** .061 .037
Análisis y reflexión .584** -.286** -.118 .109
Planeación y ejecución .428** -.232** -.096 .184**
Efectividad personal .410** -.175* -.052 .083
Situación Autodeterminación .588** -.238** -.163* -.012
Importante
Análisis y valoración positiva .563** -.313** -.150* -.010
Búsqueda de apoyo de personas
.363** -.111 .001 .463**
significativas
Autorregulación positiva .421** -.420** -.104 .061
Vínculos afectivos .264** .035 .144* .330**
Actitud optimista .522** -.175* .000 .112
* p 0.05 ** p 0.01
614
Discusión
Referencias
Aspinwall, L., & Staudinger, U. M. (2003). A psychology of human strengths: Fundamental questions and
future directions for a positive psychology. Towards a Psychology of Human Strengths, 30(7), 9–
22.
Cantón Chirivella, E., Checa, I., y Budzynska, N. (2013). Estrategias de afrontamiento , optimismo y
satisfacción con la vida en futbolistas españoles y polacos: un estudio preliminar. Revista de
Psicología Del Deporte, 22(2), 337–343.
Gancedo, M. (2006). Virtudes y Fortalezas: el revés de la trama. Psicodebate, 7, 67–80.
Góngora Coronado, E. (2010). El enfrentamiento a los problemas vs el enfrentamiento positivo a la
vida. En M. Flores, C. Carrillo, M. Castillo, M. Cortés, R. Echeverría y E. Góngora (Eds.),
Contribuciones a La Psicología Social Y Comunitaria En Yucatán (pp. 77–112). Yucatán:
Universidad Autónoma de Yucatán.
Góngora Coronado, E. (2011). El enfrentamiento a los problemas de la vida. Una visión integral.
Psocología Y Salud, 193–213.
Lazarus, R. S. (1991). Emotion and Adaptation. New York: Oxford University Press.
Linley, P. A., Joseph, S., Harrington, S., & Wood, A. M. (2006). Positive psychology: Past, present, and
(possible) future. The Journal of Positive Psychology, 1(1), 3–16.
Mera, P., y Ortiz, M. (2012). La relación del optimismo y las estrategias de afrontamiento con la
Calidad de Vida de Mujeres con Cáncer de Mama. Terapia Psicológica, 30(3), 69–78.
Reyes-Lagunes, I. (1993). Las redes semánticas naturales, su conceptualización y su utilización en la
construcción de instrumentos. Revista Mexicana de Psicología Y Personalidad, 9, 81–97.
615
Reyes-Lagunes, I., y Góngora Coronado, E. A. (1998). Escala multidimensional y multisituasional de
enfrentamiento a los problemas. Proyecto CONACYT.
Sandin, B. (1995). El estres. En Manual de psicopatología, Volumen 2. México: McGraw-Hill.
Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A Visionary New a Understanding of Happiness and Well-being.
Policy, 27(3), 60–61.
Seligman, M. E. P., & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive psychology: An introduction. American
Psychologist, 55(1), 5–14.
Seligman, M. E. P., Steen, T. A., Park, N., & Peterson, C. (2005). Positive psychology progress: Empirical
validation of intervention. Positive Psychology, 1–19.
Smith, C. A., & Lazarus, R. S. (1990). Emotion and Adaptation. In Handbook of Personality: Theory and
Reasearch (pp. 609–637). New York: Guilford.
Wong, P., & Wong, L. (2006). Handbook of Multicultural Perspectives on Stress and Coping. Canada:
Springer.
616
Resiliencia Asociada al Rendimiento Académico en
Educación Media Superior
Idalia Guadalupe Pérez Martínez y Armando Ruiz Badillo
Método
Participantes.
Participaron en este estudio 117 estudiantes de un Instituto de Educación Media Superior
del Distrito Federal, que atiende principalmente a alumnos en circunstancias de pobreza. De
los semestres 2°, 3°, 4° y 5°. En un rango de edad de los 15 a los 25 años. Por sexo 73
(62.4%) son mujeres y 44 (37.6%) son hombres.
Instrumentos.
Se empleó el Cuestionario de Resiliencia para Estudiantes Universitarios (Peralta, Ramírez &
Castaño, 2006). Este instrumento evalúa habilidades resilientes en estudiantes de Educación
Media Superior. Previamente se realizo una adaptación semántica en algunos reactivos para
adecuarlos a población mexicana. Está compuesto por factores que evalúan Introspección,
Iniciativa, Humor, Interacción, Independencia, Creatividad, y Pensamiento crítico. Así también se
empleó la Escala de Sucesos de Vida (Casullo, 1998) en una versión adaptada para esta
investigación. En esta escala se identifican sucesos estresores que hayan experimentado los
jóvenes, en las áreas enfermedad física y psíquica, muerte, violencia, abuso de drogas o
alcohol, relaciones interpersonales negativas, conducta criminal, escuela, pobreza y abandono.
Procedimiento.
Previa autorización del instituto y el consentimiento informado de los estudiantes se aplicó
ambos instrumentos en sesiones grupales, abordando los grupos escolares naturales del
instituto, en un tiempo estimado de treinta minutos cada uno.
Resultados
Se identificó a estudiantes resilientes bajo tres criterios: 1) haber experimentado uno o más
sucesos de vida estresantes que hayan considerado como significativos, mediante la Escala de
Sucesos de Vida. 2) obtener puntajes por arriba de la media teórica (3) en el Cuestionario de
Resiliencia, 3) haber aprobado un mínimo del 70% de las asignaturas cursadas en el semestre
anterior al que están inscritos. Las calificaciones se obtuvieron a partir de datos otorgados por
el plantel. Bajo este criterio, se ubico como resilientes a 15 estudiantes; 8 hombres y 7 mujeres.
618
De los estudiantes clasificados como resilientes, a partir de la Escala de Sucesos de Vida se
pudo identificar a cinco estudiantes que han experimentado de 3 a 8 sucesos de vida
estresores, cuatro estudiantes han experimentado 2 sucesos, y seis estudiantes experimentaron
1 suceso estresante. Los sucesos reportados con más frecuencia son enfermedad física, muerte
de algún familiar, enfermedad psíquica, Violencia y uso de drogas (Ver Tabla 1).
Tabla1
Sucesos de Vida Estresantes reportados por los estudiantes identificados como resilientes.
Abuso de Drogas
Total de sucesos
interpersonales
Enfermedad
Enfermedad
Participante
Relaciones
Abandono
negativas
Conducta
Violencia
Pobreza
Psíquica
criminal
Escuela
Muerte
Física
3 Si Si Si Si Si Si Si Si 8
65 Si Si Si Si Si Si Si 7
13 Si Si Si Si Si Si 6
89 Si Si Si Si 4
4 Si Si Si 3
110 Si Si 2
34 Si Si 2
49 Si Si 2
52 Si Si 2
21 Si 1
39 Si 1
47 Si 1
60 Si 1
63 Si 1
73 Si 1
Total 9 6 7 2 3 1 3 2 4 5
619
Tabla 2
Promedios de Habilidades resilientes de estudiantes Identificados como:
Orden Factor N Mínimo Máximo Media D.E.
1 Independencia/Autonomía adaptativa 15 3.00 5.00 4.13 .639
2 Interacción/Capacidad de 15 2.22 4.78 3.77 .805
relacionarse Adecuada
3 Iniciativa Académica 15 2.20 5.00 3.64 1.05
4 Introspección habilidades 15 2.67 4.44 3.48 .558
5 Creatividad Pensamiento 15 2.00 5.00 3.46 .743
6 Creatividad Acción 15 1.80 4.40 3.24 .681
7 Humor Intrapersonal 15 2.38 4.50 3.22 .567
8 Iniciativa Personal 15 2.00 4.40 3.18 .634
9 Humor Interpersonal 15 1.50 5.00 3.13 1.15
10 Pensamiento Critico 15 2.01 3.67 3.01 .406
Discusión
Los estudiantes identificados como resilientes tienen un rendimiento académico alto, es decir,
ninguno de ellos han reprobado materias. Este rendimiento alto puede ser explicado porque
poseen altos niveles de independencia, autonomía autorregulada, capacidad de relacionarse
adecuada, iniciativa académica, introspección habilidades y creatividad pensamiento.
Básicamente actúan con independencia, autonomía creatividad e iniciativa dentro de la
escuela.
Dentro de las habilidades de relaciones cuentan con el apoyo de algunos familiares, en
algunos casos sólo la madre, el padre o tíos. Aunque también algo muy importante, es que
tienen amigos y amigas que les brindan su apoyo incondicional. En este sentido, Uriarte (2006)
explica que el contexto escolar permite al estudiante desarrollarse con normalidad y superar
sus dificultades familiares y sociales. Pero ¿qué les permite a estos jóvenes resilientes obtener
mejor rendimiento académico que los no resilientes?
La respuesta se encuentra en que los estudiantes resilientes siempre ven a futuro y piensan
en lograr determinadas metas. El entorno de estos jóvenes es desalentador, viven con
problemas fuertes que tienen que enfrentar a diario, como la enfermedad de un familiar
cercano, el suicidio de un amigo, pobreza, abandono y violencia intrafamiliar, sin embargo, el
621
ambiente educativo les permite olvidar su situación familiar y adentrarse en un mundo de
posibilidades. Porque continuamente piensan en cómo será su vida cuando terminen de
estudiar y logren obtener un trabajo para resolver sus problemas. Así que se considera, que
estos jóvenes desarrollaron habilidades resilientes que les permiten enfrentar su presente.
Los hallazgos aquí encontrados confirman los supuestos teóricos que sobre resiliencia han
realizado diferentes teóricos del tema, que están presentes en la población estudiada. Dentro
del ámbito académico es necesario optimizar habilidades resilientes en los estudiantes de
educación media superior para mejorar el rendimiento académico de estos jóvenes. Fomentar
un pensamiento crítico y de conciencia que les permita plantearse metas con el fin de mejorar
los ambientes en los que viven.
Referencias
622
Desarrollo de la Autoeficacia en Adolescentes
Damaris Díaz Barajas, Marisol Morales Rodríguez
y Karina del Rocío Magdaleno Vega
A través de las diferentes épocas por las que ha transcurrido la humanidad, han surgido
discusiones en torno a cómo influyen las creencias y sentimientos que tienen las personas acerca
de sus propias capacidades, habilidades y destrezas, así como sobre las acciones y prácticas
concretas que desarrollan en el mundo en el que se desenvuelven.
Bajo estas premisas, Albert Bandura (1977, 1987, 1993, 1997, 1999, 2001 en Velazquez
2012) planteó la Teoría Social Cognitiva, que explica que las creencias autorreferentes son
aspectos esenciales para comprender el comportamiento humano, y define a la persona como
un ente creador y modificador de sus propias condiciones de vida, en base a la constante
relación con su contexto. Así, propone la teoría de la autoeficacia, que sostiene a partir de dos
ideas: la primera es que las intervenciones que modifican el ambiente son eficaces para
modificar una conducta y la segunda hace referencia a que la intervención cognitiva del sujeto
es imprescindible. De esta manera se avanza en identificar la autoeficacia como un estado
psicológico en el cual la persona evalúa su capacidad y habilidad de ejecutar determinada
tarea, actividad, conducta o entre otros, en una situación específica con un nivel de dificultad
prevista (Bardales et al., 2006 en Velásquez 2012).
De esta manera, Bandura define la autoeficacia como “los juicios de las personas acerca de
sus capacidades para alcanzar niveles determinados de rendimiento” (Bandura, 1997 en
Velásquez 2012, p.150) y pone en consideración la importancia de conocer la forma en que
esta tiene influencia en la competencia humana, pues refiere que ésta determina en gran
medida la elección de actividades, la motivación, el esfuerzo y la persistencia en las mismas,
así como los patrones de pensamiento y las respuestas emocionales asociadas. Desde este
enfoque, se hace énfasis en que los sujetos con un alto sentido de autoeficacia aumentarán su
funcionamiento sociocognitivo en muchos dominios y afrontarán las tareas difíciles
percibiéndolas como cambiables, más que amenazantes, así también, se implicarán en
actividades con un alto interés y compromiso invirtiendo un gran esfuerzo en lo que hacen y
aumentando este ante las dificultades y contratiempos. De esta manera, una alta eficacia
percibida aumenta la consecución de metas, reduce el estrés y disminuye la vulnerabilidad a la
depresión (Bandura, 1995, 1997 en Ortíz, & Del Barrio, 2002).
Lo anterior hace necesario continuar realizando estudios asociados a la autoeficacia, con el
objetivo de prevenir riesgos y facilitar el desarrollo del ser humano a partir del fortalecimiento
de esta. Por ello es relevante determinar cómo ésta se desarrolla durante el transitar del
desarrollo humano, determinando periodos de vulnerabilidad, lo que puede permitir el
prevenir situaciones de crisis, principalmente en fases que pueden considerarse de mayor
complejidad, como lo es la adolescencia.
Al respecto, Arberastury y Knobel (1999) explican que en la adolescencia se atraviesa por
desequilibrios e inestabilidades extremas, ya que no sólo debe enfrentar el mundo de los
adultos, sino además debe desprenderse de su mundo infantil, con lo que hace referencia a las
dificultades por las que se atraviesa en su desarrollo. Lo anterior explica la crisis normal que
se vive en esta etapa lo que puede afectar su sentido de autoeficacia.
Es en esta vertiente que surge la necesidad de conocer cómo es que se va desarrollando la
autoeficacia, ello a partir de evaluaciones del constructo durante las fases que comprende la
etapa, ya que puede considerarse una parte esencial en la formación de la identidad
personal que es la tarea primordial a resolver durante la adolescencia, ya que es en esta
etapa cuando se “busca desarrollar un sentido coherente del self, incluyendo el rol que ha de
representar en la sociedad” (Erickson 1960 en Papalia et al, 2009, p. 515), lo que sin duda se
encuentra vinculado al sentido de eficacia percibido, es decir, la percepción de eficacia se
puede considerar una arista de la identidad.
Al respecto, Marcia (1966, en Oliva, 2002) proporcionó un importante apoyo empírico a
los estatus de identidad, estableció cuatro niveles diferentes definidos por dos criterios
cardinales: por un lado el hecho conciso de haber atravesado una crisis de identidad, y por el
otro, haber adoptado o no compromisos personales a nivel ideológico o vocacional en
respuesta al primer hecho, lo cual se relaciona con la autoeficacia, puesto que al tomar
compromisos como los vocacionales se hacen conforme a las creencias de autoeficacia que
tiene el individuo acerca de sus capacidades. Así pues, las creencias de autoeficacia,
determinan las conductas de la persona, afectando directamente las elecciones de actividades
a realizarse, tendiendo a elegirse actividades en las cuales se consideran más hábiles y a
rechazar aquellas actividades en las que se consideran incapaces de realizar, de igual
manera determinan lo referente al esfuerzo que aplica, la perseverancia con que enfrenta los
obstáculos, los patrones de pensamiento y las reacciones emocionales que experimenta.
El logro de la identidad comprende un desarrollo gradual, mismo que se da por fases, al
igual que el desarrollo adolescente. Las fases de la adolescencia denominadas por Blos
(1987) y Gonzalez (2001), son importantes para diferenciar el desarrollo del adolescente en
etapas evolutivas. La existencia de las fases permite la construcción de unos diseños o modelos
epistemológicos capaces de ordenar las teorizaciones sobre el desarrollo adolescente. Sobre
todo, por motivos teóricos, metodológicos y didácticos, pues el estudio de dichas fases, si se
realiza de forma flexible, y no de manera cerrada y dogmática, puede contribuir a
comprender mejor el desarrollo de la adolescencia.
Las fases anteriormente mencionadas comprenden la Preadolescencia, adolescencia
temprana, adolescencia media o propiamente tal, adolescencia tardía y postadolescencia.
Para hacer análisis detallados de las características de ésta, es necesario entender la
adolescencia como un concepto biopsicosocial, y es importante ir haciendo coincidente estas
fases de la adolescencia con aspectos biológicos como la edad cronológica, así como con
624
exigencias del medio social, como lo son los grados de estudio o niveles académicos; así
finalmente se pueden reconocer características psicológicas, como el desarrollo de un
autoconcepto y un bienestar psicológico entre otros aspectos.
Reconociendo la existencia de fases de desarrollo en el adolescente, se puede reconocer la
preadolescencia, que es coincidente (aproximadamente) con los 10 y 12 años de edad,
correspondientes a los últimos grados de la educación primaria; la adolescencia temprana de
los 12 a los 15 años, lo que armoniza con la educación secundaria; la adolescencia media, de
los 15 a los 18 años aproximadamente y que concuerda con el nivel bachillerato; la
adolescencia tardía, de los 18 a los 21 años y que se enmarca en los primeros años de
educación universitaria; y finalmente la postadolescencia, que como fase final de la etapa
coincide con los últimos años de educación universitaria (Urbano, & Yuni 2005).
Sin duda, así cómo se pueden determinar características biológicas y sociales propias de
cada fase de la adolescencia, también se pueden reconocer características el desarrollo de la
autoeficacia en los jóvenes, es decir, pueden observarse particularidades en cuanto a la
percepción de logros de ejecución basadas en las experiencias de dominio real de tareas
específicas, lo cual está asociado al éxito que se percibe como persona o autoeficacia, o por
el contrario al tener fracasos, la disminución de la misma.
Las creencias de autoeficacia se desarrollan en edades tempranas de la infancia
mientras se viven diferentes experiencias o situaciones, sin embargo se consolida durante la
adolescencia, por lo que resulta relevante su estudio en esta etapa d desarrollo. Por esta
razón, el objetivo de la presente investigación es determinar si existen cambios en el nivel de
autoeficacia durante el desarrollo de la adolescencia.
Método
Participantes.
426 adolescentes con edades entre 10 a 23 años, divididos en las fases de la adolescencia
(preadolescencia, adolescencia temprana, adolescencia media, adolescencia tardía y
postadolescencia).
Instrumentos.
Escala de Autoeficacia Generalizada, adaptación española, que muestra una consistencia
interna alpha de Cronbach de .87. (Baessler & Schwarzer, 1996), es un instrumento unifactorial
que está conformado por diez ítems. El análisis de los datos se realizó mediante Anovas, para
determinar diferencias de medias entre los grupos.
625
Procedimiento.
El estudio se llevó a cabo en un contexto escolarizado, realizándose aplicaciones colectivas
en grupos de aproximadamente treinta personas, seleccionados a partir de la fase de
desarrollo adolescente.
Resultados
Tabla 1
Media de autoeficacia por fase de la adolescencia.
Etapa Media
Preadolescencia 2.85
Adolescencia Temprana 2.85
Adolescencia Media 3.09
Adolescencia Tardía 3.12
Postadolescencia 3.34
Discusión
Referencias
627
Olaz, F. (2001). La teoría social cognitiva de la autoeficacia.Contribuciones a la explicación del
comportamiento vocacional.(Tesis doctoral, Facultad de psicología U.N.C., Argentina).
Recuperada de http: //search.uky.edu/~eushe2/Pajares/olaz.pdf
Ortíz, M. Á. y del Barrio Gándara, V. (2002). Evaluación de la autoeficacia en niños y adolescentes.
Psicothema ,14 (2) 323-332.Recuperado en http:
//search.psicothema.com/psicothema.asp?id=727
Tomás Manuel José, O. A. (2004). Análisis psicométrico confirmatorio de una medida multidimensional
del autoconcepto en español. Revista interamericana de psicología, 38.
Velásquez Fernández, A. (2012). Revisión histórico-conceptual del concepto de autoeficacia. Pequén,
2(1), 148-160. Recuperado de http:
//search.ubioubio.clmiweb/webfile/media/265/8%20REVISIÓN%20HISTÓRICOCONCEPTUAL
%20DEL%20CONCEPTO%20DE%20AUTOEFICACIA.pdf
628
Ira e Inteligencia Emocional: Relación con Factores de
Riesgo y Protección en Adultos con Hipertensión
Mercy Guadalupe Concha-Chan*, Manuel Sosa-Correa*,
Ricardo Castillo-Ayuso* y Cristina Guerrero**
Método
Participantes.
Se realizó un muestreo no probabilístico intencional y por cuota de 148 personas, de las
cuales 29 fueron hombres (19.6%), y 119 mujeres (80.4%), con una media de edad de 47.34
años (D.E.=17.50), con un rango de edad entre 18 y 80 años. Los participantes tenían que ser
mayores de edad y acudir a cualquiera de los tres Centros de Desarrollo Familiar Urbano
(CDFU) del DIF Yucatán.
El grupo formado por los hipertensos fue de 40 (27%) participantes con una media de
edad de 61.15 (D.E.=18.67), de los cuales 13 (32.5%) fueron hombres y 27 (67.5%) mujeres.
El grupo formado por los normotensos fue de 101(68.2%) participantes con una media de
edad de 42.24 (D.E.=16.47) de los cuales 14 (13.9%) fueron hombres y 87 (86.1%) mujeres.
630
No se obtuvo información de siete personas (4.7% )(dos hombres y cinco mujeres) con respecto
a si han sido diagnosticados o no con hipertensión.
Instrumentos.
Inventario de Expresión de Ira Estado- Rasgo (STAXI-2). El STAXI-2 en su versión española
(Miguel et al., 2001) se compone de 49 ítems, consta de seis escalas, cinco subescalas y un
Índice de Expresión de la Ira (IEI) que ofrece una medida general de la expresión y control de
la ira, manteniendo la misma estructura que el STAXI-2 de Spielberger: Estado de Ira (E),
Rasgo de Ira (R), Expresión Externa de la Ira (E. Ext.), Expresión Interna de la Ira (E. Int.),
Control Externo de la Ira (C. Ext.), Control Interno de la Ira (C. Int.).
Escala Autoinformada Reducida de Inteligencia Emocional (EARIE). Este instrumento consta de
77 ítems tipo Likert. Es la versión reducida de la Escala Autoinformada de Inteligencia
Emocional (EAIE) (Sosa-Correa, 2009), que mantiene su misma estructura de 11 factores de la
EAIE.
Cuestionario de factores conductuales de riesgo y protección de la hipertensión. Consta de seis
preguntas que abarcan los factores de riesgo y protección que contemplan la OMS (2013),
Ambrosi (2007) así como Cano y Miguel (2001), tales como: consumo de alimentos con alto
contenido de sal y grasa, consumo de alcohol, consumo de tabaco, actividad física. Este
cuestionario fue elaborado para este estudio (Ver Apéndices C y D).
Procedimiento.
Se presentó el proyecto a las autoridades correspondientes del DIF Yucatán, se realizaron
las gestiones correspondientes para notificarles a los directores de los Centros de Desarrollo
Familiar Urbano (CDFU) sobre el proyecto de investigación. Con el director de cada CDFU se
acordaron fechas para realizar la aplicación de los instrumentos, así como los grupos a los que
les serían aplicados.
Se realizó un jueceo de 10 expertos para el Cuestionario de factores conductuales de
riesgo y protección de la hipertensión. Posteriormente se realizó un análisis y se conservaron
aquellos reactivos en los cuales existió al menos un 80% de acuerdo entre los jueces, de
manera que se eliminó un reactivo que no cumplió con este criterio. Así también, se tomaron en
cuenta los comentarios realizados por los jueces. Se realizó un muestreo no probabilístico
intencional, pues la muestra estaba conformada por aquellas personas que asistieron esos días
a sus grupos de talleres de Jarana, Manualidades, así como a los grupos de Club del Adulto
Mayor, entre otros, siempre y cuando fuesen mayores de edad.
A los participantes se les solicitó su consentimiento para la aplicación de los instrumentos
necesarios para esta investigación, se les explicó detalladamente el propósito del estudio y se
les dio las instrucciones para que respondieran los instrumentos. La aplicación se realizó de
manera colectiva, exceptuando aquellos casos en los que la persona no sabía leer y escribir,
en los cuales la aplicación fue individual, brindando el apoyo necesario.
631
Se seleccionaron los casos en los que los datos perdidos fueran menores de tres en el caso
del STAXI-2 y el Cuestionario de factores conductuales de riesgo y protección de la
hipertensión, y menores de cinco en el caso de la EARIE; así también que su suma no afectara a
un sólo factor. Para el Cuestionario de factores conductuales de riesgo y protección de la
hipertensión, después de la selección, los reactivos uno y dos tenían cada uno un valor perdido,
por lo que se realizaron análisis de los valores perdidos mediante la Estimación Media (EM).
Se utilizó el paquete estadístico SPSS v. 22.0 para conocer si existe normalidad en todas
las variables, se encontró por medio del estadístico de Kolmogorov-Smirnov que sólo existe
normalidad para las variables de Índice de Expresión de la Ira (IEI) (z=.067, p=.200) y la IE
Total (z=.064, p=.200). Cabe mencionar que se hizo un muestreo aleatorio simple del grupo
de normotensos para poder realizar el análisis de diferencias debido a la gran diferencia de
tamaño existente entre el grupo de hipertensos (N=40) y el de normotensos (N=101) para
obtener una submuestra de grupos de 40 participantes, y en dicho muestreo se halló por
medio de los gráficos Q-Q que las únicas variables que no están distribuidas normalmente son
Estado de Ira y Expresión Física de la Ira. Con base en esto se procedió a realizar los análisis
estadísticos pertinentes que se mencionan en el capítulo de Resultados.
Resultados
Análisis descriptivo
En cuanto al análisis descriptivo de la Ira en la muestra general, se obtuvo la media y
desviación estándar de cada subescala del STAXI-2. Para conocer la consistencia interna de la
escala se utilizó el coeficiente Alfa de Cronbach, de manera que ésta fue de .898. La media y
desviación estándar de cada subescala, así como su consistencia interna puede observarse en
la Figura 1, en la que se presenta de manera gráfica una comparación entre hipertensos y
normotensos de los perfiles obtenidos en los distintos factores de ira del STAXI-2.
Figura 1.
Comparación del perfil del STAXI-2 en hipertensos y normotensos.
632
obtuvo la consistencia interna de la escala, siendo ésta de .928. La media y desviación
estándar de cada factor, así como su consistencia interna puede apreciarse en la Tabla 4.
En la Figura 2 puede observarse una comparación entre hipertensos y normotensos de los
perfiles obtenidos en los distintos factores de IE de la EARIE. Cabe mencionar que, si bien las
puntuaciones se encuentran dentro de lo considerado como normal, se puede notar que el
grupo de los normotensos presenta niveles ligeramente más altos a comparación de los
hipertensos en la mayoría de los factores de IE, exceptuando los factores 1, 5 y 6 en los cuales
ambos grupos se encuentran en el mismo percentil.
Figura 2.
Comparación del perfil de la EARIE en hipertensos y normotensos.
Discusión
Referencias
Andreeva, G., Deev, A., Gorbunov, V., Lyusin, D. & Lerman, O. (2010). Relationship between emotional
intelligence, psychological status and mean ambulatory blood pressure level in patients with
arterial hypertension. Journal of Hypertension, 28, 85.
Cano Vindel, A. y Miguel Tobal, J. J. (2001). Emociones y salud. Ansiedad y Estrés, 7 (2-3), 111-121.
Castillo Ayuso, R., Escoffié Aguilar, E. y Gutiérrez Pacheco, J. (2011). Diferencias en factores de riesgo
médico y estilo de vida, entre personas con y sin hipertensión arterial. PSICUMEX, 1(2), 65-73
Ellis, A. y Tafrate, R. C. (2007). Controle su ira antes de que ella le controle a usted. Cómo dominar las
emociones destructivas. Barcelona: Paidós.
Kravvariti, E., Maridaki-Kassotaki, K., & Kravvaritis, E. (2010). Emotional Intelligence and Coronary
heart disease: How close is the link? Global Journal of Health Science, 1(2), 127-137.
Lazarus, R. S. y Lazarus, B. N. (2000). Pasión y razón: La comprensión de nuestras emociones. Buenos
Aires: Paidós.
Miguel Tobal, J. J., Casado, M. I., Cano Vindel, A. y Spielberger, C. D. (1997). El estudio de la ira en
los trastornos cardiovasculares mediante el empleo del inventario de expresión de ira estado-
rasgo –STAXI–. Ansiedad y Estrés, 3 (1), 5-20.
Pérez-García, A. M., Sanjuán, P., Rueda, B. y Ruiz, M. A. (2011). Salud cardiovascular en la mujer: el
papel de la ira y su expresión. Psicothema, 23(4), 593-598
Saxena, P., Pandey, T., Dubey, A., Pratap, S., & Pandey, R. (2012). Differential Affective Profile of
Patients with Diabetes and Coronary Artery Disease. Journal of Projective Psychology & Mental
Health, 19, 137-149.
Smith, T. W. & Christensen, A. J. (1992). Hostility, Health, and social contexts. En H. S. Friedman (Ed.),
Hostility, coping and health (pp. 33-48). Washington: American Psychological Association.
Sosa-Correa, M. (2009). Escala autoinformada de inteligencia emocional (EAIE): Validación de la Escala
de Inteligencia Emocional Autoinformada (Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid,
España). Recuperada de http: //eprints.ucm.es/8685/1/T30581.pdf
Suarez, E., & Williams, R. (1990). The relationships between dimensions of hostility and cardiovascular
reactivity as a function of task characteristics. Psychosomatic Medicine, 52, 558-570.
Vlachaki, C. P. & Maridaki-Kassotaki, K. (2013). Coronary Heart Disease and Emotional Intelligence.
Global Journal of Health Science, 5 (6), 156-165.
634
Relación entre el Burnout y la Inteligencia Emocional en
Profesionales del Sector Salud
Magdalena Escamilla Quintal, Cecilia Aguilar Ortega
y Thelma Cetina Canto
En el ámbito laboral del sector salud, la intensificación de los ritmos de trabajo, las
competencias y de más cargas existentes en el trabajo, vienen a repercutir de manera
lacerante en la salud de los trabajadores dentro de una organización (Bernaldo de Quirós, &
Labrador, 2007). El reconocimiento y manejo de las emociones y el estrés laboral crónico como
el Burnout, son fenómenos que han adquirido relevancia y reconocimiento psicosocial,
asociándose de manera frecuente al desempeño del trabajo (Peiró, 2001; Ruiz-Aranda,
Fernández-Berrocal, Extremera, & Salguero-Noguera, 2005).
El síndrome de burnout ha sido un concepto ampliamente empleado en la literatura
científica sobre estrés laboral. El síndrome de “quemarse por el trabajo” (burnout) se define
como una respuesta a un estrés emocional crónico cuyos rasgos principales se representan en
tres dimensiones: a) el agotamiento, que representa el aspecto individual del síndrome, se
refiere al cansancio y fatiga que puede manifestarse tanto física como psíquicamente, o bien
como una combinación de ambos; b) el cinismo o la despersonalización, que representa lo
interpersonal del síndrome, se entiende como el desarrollo de sentimientos, actitudes y
respuestas negativas, distantes y frías hacia las personas destinatarias del trabajo
(despersonalización), así como de indiferencia y actitudes de distanciamiento hacia diferentes
aspectos del trabajo, incluyendo a las personas con las que se trabaja (cinismo); y c) la baja
realización personal, que representa la auto evaluación, hace referencia a un sentimiento de
incompetencia y una carencia del logro y de la productividad en el trabajo (Gil-Monte, 2003;
Maslach, Schaufeli, & Leiter, 2001).
Por otra parte, podemos observar, que las diferencias individuales, tienen impacto en el
estrés y destaca la reciente investigación vinculada a la Inteligencia Emocional (IE). Aunque
existen múltiples definiciones del constructo (Mayer, Salovey, & Caruso, 2000), la
conceptualización más aceptada define la IE como una habilidad para percibir, asimilar,
comprender y regular las emociones propias y las de otras personas (Mayer, & Salovey,
1997). De acuerdo con Salovey Bedell, Detweiler y Mayer (1999), las habilidades
emocionales descritas en la teoría de la IE permitirían un mejor procesamiento y asimilación de
la información emocional producida por los sucesos vitales cotidianos, favoreciendo mayores
niveles de bienestar y ajuste psicológico en los individuos (Salovey et al., 1999; Salovey,
Mayer & Caruso, 2002). Matthews y Zeidner (2000) afirman que las habilidades en IE ayudan
a la adaptación de los eventos estresantes a través de la comprensión de los sentimientos de
uno mismo y la dirección de nuestra expresión conductual.
Los profesionales en el área de la salud enfrentan situaciones como la escasez de personal
(la cual supone sobrecarga laboral), trabajo en turnos, trato con usuarios problemáticos,
contacto directo con la enfermedad, el dolor y la muerte, falta de especificidad de funciones y
tareas (lo cual supone conflicto y ambigüedad de rol), falta de autonomía y autoridad en el
trabajo para poder tomar decisiones, rápidos cambios tecnológicos, entre otros (Gil-Monte
2003). El objetivo de este trabajo fue conocer la relación entre el síndrome de “quemarse por
el trabajo” (burnout) y la inteligencia emocional en profesionales de la salud de Mérida,
Yucatán, México.
Método
Participantes.
Participaron 200 profesionales del primer nivel de atención del Sector Salud de Mérida,
Yucatán; en estos profesionales se incluyen Médicos (as), Enfermeros (as), Trabajadores (as)
sociales y Asistentes Médicos de siete diferentes clínicas o centros de salud de primer nivel de
atención. Con un total de 200 participantes, la media de edad fue de 39.02 años (DE=9.53).
El 78.5% (157) fueron mujeres, el 21% (42) fueron hombres y un participante no contestó.
En lo que respecta a estado civil, el 59.8% (119) reportaron estar casados o vivir con su
pareja, el 26.6% (53) solteros, el 11.1% (22) estar separados o divorciados, el 2.5% (5)
reportaron haber enviudado y solamente una persona no dio a conocer su estado civil.
En cuanto al nivel académico, el 33.7% (67) reportaron tener estudios de preparatoria, el
32.7% (65) estudios de licenciatura, el 4% (8) estudios de maestría, el 4% (8) estudios de
doctorado, el 25.6% (51) otros estudios, entre los cuales se encuentran estudios técnicos y
especialidades, por otra parte solo un participante no proporcionó su nivel académico.
Las profesiones de los participantes se distribuyeron de la siguiente manera, el 24.5% (49)
reportaron ser Médicos, el 30% (60) Enfermeros, el 14.5% (29) Trabajadores Sociales, y el
31% (62) Asistentes Médicos.
Por otra parte, el 49% (98) reportaron laborar en el turno matutino, el 46.5% en el turno
vespertino, el 1% (2) en el turno nocturno y el 3.5% (7) reportaron rotan turnos. En cuanto a su
situación laboral, el 84% (168) de los participantes reportaron contar con base, el 9% (18)
reportaron estar por contrato, y el 6% (12) reportaron ser suplentes, por otra parte 2
personas no respondieron a este apartado. Por último, la media de antigüedad laboral de los
participantes fue de 12.17 años.
Instrumentos.
Inteligencia Emocional. Versión castellana y reducida del Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24;
Fernández-Berrocal, Extremera, y Ramos, 2004). Se trata de una escala rasgo de meta-
conocimiento de los estados emocionales que proporciona, está compuesto de 24 ítems a
636
manera de escala de tipo Likert, con cinco opciones de respuesta (1= Nada de acuerdo, 5=
Totalmente de acuerdo), un índice de inteligencia emocional percibida mediante tres factores:
Atención, Claridad y Reparación de las propias emociones. La atención a las emociones implica
el grado en el que las personas creen prestar atención a sus sentimientos (ocho ítems; p. ej.:
Pienso en mi estado de ánimo constantemente); claridad emocional se refiere a cómo creen
percibir sus emociones las personas (ocho ítems; p. ej.: Puedo llegar a comprender mis
sentimientos); y reparación emocional hace referencia a la creencia del sujeto en su capacidad
para interrumpir estados emocionales negativos y prolongar los positivos (ocho ítems; p. ej.:
Cuando estoy enfadado intento cambiar mi estado de ánimo).
Burnout. Versión española de la escala Maslach Burnout Inventory - General Survey (MBI-GS)
(Shauffeli, Leiter, Maslach, & Jackson, 1996). Esta escala mide las respuestas ante un estrés
emocional crónico cuyos rasgos principales se representan en tres dimensiones: agotamiento,
cinismo o despersonalización y baja realización personal (Maslach, Schaufeli, & Leiter, 2001).
La escala de respuesta es tipo Likert con 7 puntos de anclaje, desde 0 (“Ninguna vez”) a 6
(“Todos los días”).
Procedimiento.
La selección de la muestra y recogida de datos se realizó mediante un muestreo por
conveniencia. Los datos fueron recogidos por miembros del equipo investigador, así como por
estudiantes. Para garantizar la calidad de los datos, los entrevistadores llevaron a cabo una
sesión de formación en donde se les explicaba detalladamente el procedimiento a seguir y se
les entregaba una guía donde figuraban los objetivos generales de la investigación, las
instrucciones de administración del cuestionario. Después se realizó la captura de datos con el
paquete estadístico SPSS 18, para luego realizar los análisis estadísticos necesarios para el
cumplimiento de los objetivos.
Resultados
Los resultados de la Figura 1 representan una relación significativa que existe entre la
dimensión Agotamiento del Burnout y la dimensión Atención de Inteligencia Emocional,
diferencias significativas al nivel de .05 (=.172*).
Tabla 1
Medias, Desviaciones Típicas y Alfas de Cronbach de las variables estudio.
DIMENSIÓN M DT α
Agotamiento 1.33 1.23 .89
Cinismo .94 .99 .59
Ineficacia .62 .83 .65
Atención 2.91 .90 .86
Claridad 3.90 .93 .92
Reparación 4.11 .82 .88
637
Es posible afirmar que cuando las personas atienden a las emociones tanto propias como
las de los otros tienden a agotarse más (Ver Figura 1).
Figura 1.
Correlaciones de Pearson de las Dimensiones Agotamiento (Burnout) y Atención (Inteligencia
Emocional).
Discusión
El objetivo de este trabajo fue conocer la relación entre el síndrome de “quemarse por el
trabajo” (burnout) y la inteligencia emocional en profesionales de la salud de Mérida, Yucatán,
México y, los resultados encontrados señalan que la habilidad para percibir, valorar y
explorar emociones, es un elemento importante para no experimentar estados crónicos de
estrés laboral favoreciendo una adecuada salud psicosocial, tal como afirma Matthews y
Zeidner (2000) que las habilidades en IE ayudan a la adaptación de los eventos estresantes a
través de la comprensión de los sentimientos de uno mismo y la dirección de nuestra expresión
638
conductual. La limitación en este estudio se encuentra en el uso exclusivo de las medidas de
autoinforme, esto plantea que los resultados pueden ser atribuidos al método de medida más
que a las variables consideradas. El presente trabajo resulta interesante; ya que contribuye a
entender mejor la relación entre las variables estudio y se espera generar interés para futuros
estudios en esta línea de investigación, que se busquen espacios necesarios en los cuales se
pueda reflexionar acerca del papel de las emociones y su manejo; así como también sobre la
importancia de la habilidad para atender, identificar, comprender y reparar las emociones.
Referencias
Bernaldo, M., y Labrador-Encinas, F. J. (2007). Evaluación del estrés laboral y burnout en los servicios
de urgencia extrahospitalaria. International Journal of Clinical and Health Psychology, 7(2), 323-
335.
Gil-Monte, P. (2003). El síndrome de quemarse por el trabajo (síndrome de burnout) en profesionales
de enfermería. Revista Electrónica Inter Ação Psy, 1(1), 19-33.
Maslach, C., Schaufeli, W., & Leiter, M. (2001). Job burnout. Annual Review of Psychology, 52, 397-422.
Matthews, G., y Zeidner, M. (2000).Emotional intelligence, adaptation to stressful encounters, and health
outcomes. In R. Bar-On, & J. M. Parker (Eds.), The handbook of emotional intelligence: Theory,
development, assessment, andapplication at home, school, and in the work place. San Francisco:
Jossey-Bass
Peiró, J. M. (2001). El estrés laboral: una perspectiva laboral y colectiva.Prevención, Trabajo y Salud,
13, 18-38.
Ruiz-Aranda, D., Fernández-Berrocal, P., Extremera, N., y Salguero-Noguera, J. (2005). La inteligencia
emocional ante situaciones de estrés agudo. Congreso universitario de psicología y logopedia
(pp. 1-4). Universidad de Málaga y Universidad Complutense de Madrid.
Salovey, P., Stroud, L. R., Woolery, A., y Epel, E. S. (2002). Perceived emotional intelligence, stress
reactivity, and symptom reports. Further explorations using the Train Meta-Mood Scale.
Psychology and Health. 17, 611-625.
Salovey, P., Bedell, B., Detweiler, J. B., & Mayer, J. D.(2000). Current directions in emotional intelligence
research. En M. Lewis y J .M. Haviland-Jones (Eds.), Handbook of Emotions, 2° Edition (pp. 504-
520). New York: GuilfordPress.
639
SALUD
Afecto y Control Parental Percibida por los Adolescentes y
su Asociación con el Comportamiento Suicida
Celia Carolina Pérez Ramírez, Claudia Patricia Ramírez Farías,
Claudia Dennise Romero Ceceña y Nehemías Cuamba Osorio
Universidad de Sonora
Método
Participantes.
Se utilizó una muestra no probabilística por conveniencia, la cual fue definida por criterios
de selección (inclusión y exclusión) específicos. Constituyendo dos grupos: el primero (como
grupo de casos) que presentaran comportamiento suicida (en cualquier fase de los conceptos y
modelos que se presentaron en el marco teórico) y otro como grupo control de adolescentes
que nunca hayan presentado este tipo de comportamiento, conformando una “n” de 53
personas por cada grupo, además se pareó la muestra en función de la edad y el sexo,
teniendo una prevalencia de 72 % de mujeres y 38 % de hombres, con un rango de edad que
oscila entre 15 y 18 años de edad y una media de 16.53.
Instrumentos.
Partiendo de los modelos de estilos parentales de Gaxiola, Frías, Cuamba, Franco, Olivas
(2006) y del Modelo de Comportamiento Suicida de Cuamba (2011), se estructuró una
batería de instrumentos de medición conformada por el Cuestionario de Prácticas Parentales
de Robinson, el cual contiene 62 reactivos, y posee una alfa de 0.70 del estilo de crianza
autoritativo, mientras que el estilo de crianza autoritario tiene un alfa de 0.69; la variable de
ideación suicida, se evaluó con cuatro reactivos elaborados por Roberts (1980); El intento
suicida y conductas parasuicidas, se determinó a través de las preguntas “¿Alguna vez, a
propósito te has herido, cortado, intoxicado o hecho daño, sin intención de quitarte la vida?”,
“¿Alguna vez, a propósito te has herido, cortado, intoxicado o hecho daño, con el fin de
quitarte la vida?” Además, se aplicó una encuesta de tipo socioeconómico. Ambos instrumentos
ya han sido validados y cuentan con confiabilidad comprobada en población sonorense.
Procedimiento.
Se solicitó permiso para la aplicación de la batería de pruebas en el Colegio de Bachilleres
de Nogales, Sonora. La aplicación de la misma duró aproximadamente una semana, y se
contó con el apoyo de alumnos de psicología de octavo y sexto semestre. Análisis de los datos:
los datos recabados se analizaron por medio del programa estadístico SPSS 22, se utilizaron
medias y desviaciones estándar para las variables continuas, y frecuencias para las variables
categóricas, además se utilizó el estadístico T de Student para muestras independientes con
643
estadístico F de Lavene para determinar el nivel de significancia al 95%, se crearon parcelas
(un conjunto de reactivos que presentan asociación entre sí) para facilitar el trabajo
correlacional, mismo que se definió utilizando el estadístico r de Pearson con un intervalo de
confianza al 95%.
Resultados
Discusión
Referencias
Arlaes, L., Hernández, G., Álvarez, D. y Cañizares, T., (1998). Conducta Suicida. Factores de Riesgo
Asociados. Rev. Cubana Med. Gen. Integr., 14(2); 122-6.
Averasturi, L. (2001) La Supervisión Parental y el Consumo de Drogas en la Adolescencia: Como
Hacerla más Eficaz, Colegio Oficial de Psicólogos de las Palmas, 4(37), Recuperado de
http://www.documentacion.edex.es/docs/1109GARsup.pdf
Betancourt, D. y Andrade, P., (2007) Escala de Percepción del Control Parental de niños, Investigación
Universitaria Multidisciplinaria, 6(6), Recuperado de Dialnet-
EscalaDePercepcionDelControlParentalDeNinos-2695339.pdf
Betancourt, D. y Andrade, P., (2011) Control Parental y Problemas Emocionales y de Conducta en
Adolescentes, Revista Colombiana de Psicología, 20(1): 27-41, Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80419035006
645
Cervantes, W. y Melo, E., (2008). El Suicidio en los Adolescentes: Un Problema en Crecimiento. Duazary,
5(2). Recuperado de
http://revistas.unimagdalena.edu.co/index.php/duazary/article/view/669/629
Cuamba, N. (2011). Factores asociados al comportamiento suicida en adolescentes de 12 a 17 años. Tesis
de Maestría. Universidad de Sonora. México
Domínguez, M., Bentancourt, D. y Cañas, J., (2014) Control Parental e Intento de Suicidio en
Adolescentes Mexicanos, Revista Colombiana de Ciencias Sociales, 5(2), 240-252, Recuperado de
http://funlam.edu.co/revistas/index.php/RCCS/article/view/1257/1290
Feldman, R., (2007) Adolescencia, Desarrollo Psicológico a través de la vida. 4ª Edicion. México: Pearson
Prentice Hall.
Fuentes, M., Motric, E., y Bersabé, R., (2003) Estrategias de socialización de los padres y conflictos entre
padres e hijos en la adolescencia, Anuario de Psicología, 34(3), 385-400, Recuperado de
http://revistes.ub.edu/index.php/Anuario-psicologia/article/view/8739/10920
Gaxiola, J., Frías, M., Cuamba, N., Franco, J., y Olivas, L., (2006). Validación del Cuestionario de
Practicas Parentales en una Población Mexicana. Enseñanza e Investigación en Psicología, 11(1),
115-128, Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/292/29211108.pdf
Larraguibel, M., González, P., Martínez, V. y Valenzuela, R. (2000). Factores de Riesgo de la Conducta
Suicida en Niños y Adolescentes. Revista Chilena de Pediatría, 71, Recuperado de
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0370-41062000000300002&script=sci_arttext
Manzo, G. (2005). El Suicidio desde una Perspectiva Socioeconómica Cultural. Cuicuilco, 12(033), 153-
171, Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35103309
Olivia, A. (2006). Relaciones familiares y desarrollo adolescente, Anuario de Psicología, 37(3), 209-
223 Recuperado de
http://www.raco.cat/index.php/AnuarioPsicologia/article/view/61838/82584
Papalia, D., Wendkos, S. y Duskin, R., (2010) Adolescencia, Desarrollo Humano. México: McGraw-Hill.
Pavez, P., Santander, N., Carranza, J. y Vera-Villarroel, P. (2009). Factores de Riesgo Familiares
Asociados a la Conducta Suicida en Adolescentes con Trastorno Depresivo. Rev. Med. Chile, Vol.
137, 226-233, Recuperado de http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0034-
98872009000200006&script=sci_arttext
Pérez, N. y Rodríguez, J. (2005). Intento Suicida en los Adolescentes Estudiantes y su Relación con la
Familia y el Grupo de Pares. Tesis Inédita de Licenciatura, Universidad Salesiana A. C., Recuperado
de: http://www.uade.inpsiquiatria.edu.mx/tesis/tesis_nancy_perez.pdf
United Nations Children's Fund. (2002). Adolescencia una etapa fundamental, Estados Unidos,
Recuperado de http://www.unicef.org/ecuador/pub_adolescence_sp.pdf
Vírseda, J., Amado, G., Bonilla, M. y Gurrola, G. (2011) Afrontamiento e ideación suicida en
adolescentes, Revista de Psicologia.com, Recuperado de
http://www.psiquiatria.com/revistas/index.php/psicologiacom/article/viewFile/1183/1101/
646
Comparación entre Grupos de Adolescentes en la Presencia
de Ideación Suicida
Cristina Elizabeth Izábal Wong, Brenda Berenice Montes Zatarain
y Claudia Irene Rodríguez Castro
En los últimos años se ha observado un incremento en los suicidios alrededor del mundo, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha resaltado la necesidad de buscar estrategias de
prevención, ya que es considerada una de las principales causas de muerte en personas de 15
a 29 años (OMS, 2006). En México, las estadísticas recientes han mostrado que el suicidio
cada vez se presenta en edades más tempranas, siendo las edades de 15 a 19 años, las de
mayor riesgo. De acuerdo con el INEGI los suicidios representan 7.5 decesos por cada 100 mil
adolescentes (INEGI, 2015). Estos datos nos permiten tener una proporción de la magnitud de
este problema ya que es considerada la tercera causa de muerte en estas edades.
Las estadísticas muestran que en nuestro país por cada suicidio consumado, se presentan de
8 a 10 intentos de suicidio, de igual forma por cada intento de suicidio 8 personas han
pensado o planeado realizar el suicidio (González-Forteza, Berenzon, Tello, Facio, & Medina,
1998). Asimismo, se ha identificado que las personas con pensamientos suicidas tienden a
presentar intentos de suicidio, además quienes intentan llevar a cabo el suicidio, y no lo
consiguen es más probable que lo vuelva a intentar en un periodo menor a un año (González-
Forteza et al., 1998). En este contexto es importante conocer e identificar las conductas o
señales de alerta que muestran los individuos que podrían presentar la ideación suicida. Por
tanto, la ideación suicida es definida como todos los pensamientos intrusivos y repetitivos
respecto a la propia muerte. Además de los pensamientos sobre la forma en que le gustaría
morir y con base en los objetos, circunstancias y/o condiciones en que se pretende morir
(Rosales, Córdova, & Guerrero, 2013).
El estudio de la ideación suicida se ha abordado desde diferentes perspectivas con el
objetivo de comprender los factores relacionados para que se presenten estas ideas y/o
pensamientos. Uno de los factores más estudiados es la depresión ya que hay autores que
sostienen que la ideación suicida está relacionada con la depresión, y debido a este factor
existe un alto índice de riesgo, aún más cuando se estudia con poblaciones adolescentes
(Amezcua et al., 2010; Amézquita, González, & Zuluaga, 2008, Hidalgo-Rasmussen &
Hidalgo-San Martín, 2015).
Asimismo, se ha encontrado una alta correlación entre depresión e ideación suicida, además
esta correlación va a ser mayor dependiendo del nivel de depresión que presente la persona.
Es decir, a mayor nivel de depresión, también aumenta el riesgo para que presente ideas
suicidas (Ospino et al., 2014). Sin embargo, en contraste con estas investigaciones, se ha
encontrado en adolescentes que presentan ideación suicida, pero no muestran síntomas de
depresión (Reynolds, & Mazza, 1990).
El incremento de la prevalencia del suicidio en los últimos años, y debido a las variables
que interfieren para que se presente el suicidio y la ideación suicida como primer paso para la
realización del acto. El objetivo del presente estudio fue conocer si existen diferencias con
relación a la edad de los adolescentes, que presentan ideación suicida. Así como, identificar la
prevalencia de la ideación suicida en dicha población.
Método
Participantes.
Participaron del estudio N= 268 estudiantes, en edades de 14 a 17 años (M= 15.44). Los
participantes fueron divididos en dos grupos dependiendo del nivel de escolaridad, Grupo 1
(estudiantes de secundaria) y Grupo 2 (estudiantes de preparatoria). A continuación se
presentan los datos de caracterización de los participantes por grupos.
Tabla 1
Datos de caracterización de los participantes
Variables Grupo 1 Grupo 2
M (DE) M (DE)
Edad 14.20 (0.51) 16.06 (0.81)
Sexo H/M 35/51 95/87
Nivel socioeconómico 3.66 (1.20) 3.95 (1.38)
Frec. Hábitos de lectura y 1.43 (0.49) 1.46 (0.50)
escritura
Nota: Frec. Hábitos de lectura y escritura= Frecuencia de hábitos de lectura y escritura; Sexo H/M= Sexo
Hombres/Mujeres; la variable sexo se presenta en frecuencia; M= Media; DE= Desviación estándar.
Instrumentos.
Los instrumentos utilizados en el presente estudio son descritos a continuación:
Cuestionario sociocultural y aspectos de salud (versión al español de Wong, et al., 2012).
Este instrumento de auto-relato, permite explorar aspectos como: edad, escolaridad, sexo,
nivel socioeconómico. Además de proporcionar datos referentes a la presencia de
enfermedades, uso de medicamentos y consumo de sustancias. También se incluye una escala
Likert para conocer la frecuencia de los hábitos de lectura y escritura.
Escala de Ideación Suicida de Beck -SSI- (Beck, Rush, Shaw, & Emary, 1983), es una escala
semi estructurada que se desarrolló con el objetivo de cuantificar y evaluar la intencionalidad
suicida, grado de seriedad e intensidad con el que se pensó o está pensando de suicidarse.
Esta consta de 19 reactivos, en un formato de respuesta que varía de 0 a 2 puntos, la suma
total de la puntuación puede variar de 0 a 38. Mediante la escala se han establecidos puntos
de corte para detectar la presencia de ideación suicida, los puntajes en un rango de 0 a 9 se
648
determina como ausencia de ideación suicida, los puntajes en rango de 10 a 38 es
considerado como presencia de ideación suicida.
Procedimiento.
En el presente estudio se consideraron los protocolos éticos para investigaciones con seres
humanos. Los instrumentos fueron aplicados en el orden presentado en el apartado anterior.
Las aplicaciones fueron realizadas en una única sesión de una hora aproximadamente. Todos
los instrumentos fueron aplicados en sesiones grupales, dentro de los salones de clase de las
escuelas en las cuales estaban inscritos cada uno de los participantes.
Resultados
Los datos fueron analizados mediante la prueba t, a seguir se presentan los resultados en el
siguiente orden: a) Comparación entre grupos de edades para conocer la presencia de
ideación suicida, b) Frecuencia de ideación suicida por cada grupo, y finalmente c) Análisis
complementar sobre las áreas exploradas mediante el SSI.
Tabla 2
Comparación entre grupos en relación a la presencia de ideación suicida
Grupo M DE p
Grupo 1 1.17 0.38
Grupo 2 1.08 0.27 0.00
Nota: Grupo 1= Estudiantes de secundaria, Grupo 2= Estudiantes de preparatoria.
649
Se realizó un análisis entre grupos para conocer los puntajes en cada una de las áreas que
son exploradas mediante la escala, a seguir en la Tabla 4 se muestra dicha comparación.
Tabla 4
Comparación entre grupos respecto a las áreas de la SSI
Área evaluada Grupo 1 Grupo 2
M (DE) M (DE) p
Área 1 1.07 (2.08) 0.60 (1.10) 0.00
Área 2 1.71 (2.33) 0.68 (1.28) 0.00
Área 3 1.17 (1.75) 0.73 (1.53) 0.07
Área 4 1.03 (1.88) 0.41 (1.06) 0.00
Nota: Área 1= Características de las actitudes hacia la vida; Área 2= Características de los
pensamientos/deseos de suicidio; Área 3= Características del intento; Área 4= Actualización del intento.
A partir de la Tabla 4, se observan diferencias significativas en casi todas las áreas. Sin
embargo el Área 3 no se presentaron diferencias entre grupo, en esta categoría se exploran
datos referentes a las características del intento. En la escala los ítems correspondientes a esta
área presentan poca variabilidad entre ellos; de tal forma que no se presentaron diferencias
significativas entre grupos.
Discusión
Con base en los resultados presentados anteriormente, con referencia a lo que corresponde
en la presencia de ideación suicida, llama la atención que se estén encontrando varios casos
de adolescentes en riesgo que manifiestan esas ideas suicidas. Cabe resaltar las diferencias
encontradas entre los grupos, ya que los grupos de menor edad (secundaria) fueron los que
presentaron los índices más altos de ideación suicida. Estos datos corroboran lo encontrado en
las estadísticas nacionales las cuales muestran una tendencia a presentar el acto suicida cada
vez más en edades más tempranas.
Sin embargo, mediante los datos obtenidos en la presente muestra no se pueden identificar
cuáles serían algunos de los factores que podrían estar influenciando para que los
adolescentes presenten ideación suicida. Como es conocido, la adolescencia es una etapa de
cambios, los cuales podrían ser un factor de riesgo en esta etapa. Por ello es importante
continuar prestando un pertinente interés y orientar la debida atención hacia otras alteraciones
a nivel personal o tener en cuenta la múltiple variedad de factores que pudieran repercutir en
la aparición de las ideas suicidas dentro de la comunidad en riesgo que corresponde a los
adolescentes.
Por tanto, en la adolescencia es necesario proporcionar atención en todo momento,
especialmente por ser un periodo de intensos cambios tanto físicos, emocionales y
comportamentales. Todos estos cambios característicos de la adolescencia son de gran
importancia, y por tanto es fundamental que se tenga en cuenta estos procesos en el desarrollo
del adolescente. Finalmente, cabe resaltar la necesidad de explorar otros factores que
podrían influenciar para la presencia de ideación suicida tales como la depresión, factores
650
emocionales como autoestima, biológicos como sexo, edad, o sociodemográficos como el nivel
socioeconómico, la calidad de vida entre otros.
Referencias
Amezcua, M., Rivera, M., Atienzo, M., De Castro, F., Leyva, M. y Chávez, R. (2010). Prevalencia y
factores asociados a la ideación e intento suicida en adolescentes de educación media superior
de la República mexicana. Salud Pública de México, 52(4), 324-333.
Amézquita, M., González, R. y Zuluaga, D. (2008). Prevalencia de depresión e ideación suicida en
estudiantes de 8º, 9º, 10º Y 11º grado, en ocho colegios oficiales de Manizales. Hacia la
Promoción de la Salud, 13(1), 143-153.
Beck, A. T., Rush. A. J., Shaw, B. F. y Emary, G. (1983). Terapia Cognitiva de la depresión. Bilbao:
Descleé de Brouwer.
González-Forteza, C., Berenzon, S., Tello, A., Facio, D. y Medina, M. (1998). Ideación suicida y
características asociadas en mujeres adolescentes. Revista: Salud Pública de México, 40(5), 430-
437.
Hidalgo-Rasmussen, C. y Hidalgo-San Martín, A. (2015). Comportamientos de riesgo de suicidio y
calidad de vida, por género, en adolescentes mexicanos, estudiantes de preparatoria. Ciência e
Saúde Coletiva, 20(11), 3437-3445.
INEGI. (2015). Estadísticas a propósito del día mundial para la prevención del suicidio (10 de
Septiembre). Datos Nacionales.
Organización Mundial de la Salud. (2006). Prevención del suicidio. Recurso para Consejeros, Ginebra:
Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias. Trastornos Mentales y Cerebrales. WHO:
Geneva.
Ospino, G., Suarez, Y., Suescún, J., Gamarra, L., Gonzalez, K. y Sotelo, A. (2014). Ideación suicida,
depresión y autoestima en adolescentes escolares de Santa Marta. Duazary, 12(1), 15-22.
Rosales, J. C. P., Córdova, M. O. & Guerrero, D. I. B. (2013). Ideación suicida y variables asociadas,
conforme al sexo, en estudiantes de la Universidad tecnológica del Estado de Puebla, México.
Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 16(2), 390-406.
Wong, C. E. I., Cotrena, C., Mojardín, A. H., Gauthier, L., Joanette, Y., y Fonseca, R. P. (2012). Test de
las campanas: Un estudio transcultural entre Brasil y México. Cuadernos de Neuropsicología
Panamerican Journal of Neuropshychology, 6(1), 113-127.
651
Componentes Asociados al Comportamiento Suicida en
Adolescentes de Frontera Norte (Estudio Exploratorio)
Nehemías Cuamba Osorio, Francisca Tejeda Parra, Cesar Conrado
Doumerc Pompa, Kristell Viridiana Reyes López, Mavy Valenzuela
Villa y Marlenne Tabardillo Aldecoa.
Universidad de Sonora
Método
Participantes.
Se entrevistaron 40 estudiantes de 12 a 15 años de segundo y tercer año de escuela
secundaria federal de la localidad, mismos que fueron canalizados por maestros y
orientadores por presentar comportamientos problema de tipo escolar (a percepción del
maestro), independientes de los comportamientos suicidas; de los participantes fueron
seleccionados cuatro adolescentes de edad entre 12 a 14 años, 3 mujeres y un hombre; que
durante la entrevista contestaron preguntas específicas para delimitar la presencia de este
tipo de comportamiento; mismos que se les entrevistó en dos ocasiones y se realizó dos grupos
de enfoque.
653
Instrumento.
Se utilizó la técnica de estudio colectivo de casos (Latorre et al., 1996) a través de 8
entrevistas profundas con una duración promedio de 1 hora, además de 2 grupos de enfoque
con una duración promedio de 2 horas, mismas que se transcribieron en formato Word.
Procedimiento.
Se procedió a solicitar los permisos correspondientes a las autoridades de la institución,
obteniéndolo, se realizó un proceso de entrevista a los maestros y orientadores de la escuela,
con relación a la percepción de los alumnos que consideraban con conductas de riesgo,
obteniendo la lista correspondiente, se contactó a los alumnos, y a sus padres a los cuales se
les envió una carta de consentimiento informado, donde se explicaba el objetivo de la
investigación y que la misma no afectaría la estancia de su hijo en la institución, posteriormente
se realizaron las entrevistas a los alumnos que se logró el permiso de los padres, se analizó
esa información y se eligieron los 8 candidatos de acuerdo a los criterios de inclusión y
exclusión propuestos, para realizar la entrevista y grupo de enfoque para posteriormente
analizar la información y determinar los resultados y discusión, se contó con el apoyo de
alumnos de la carrera de psicología de sexto y octavo semestre. Análisis de la información: la
información recabada se analizó a través de los procedimientos de análisis de contenido
estimando los factores presentados con mayor regularidad y las frases significativas se
analizaron a través de la técnica de discurso argumentativo (Vignaux, 1983).
Resultados
655
“el tema de la muerte es una solución muy fácil a problemas mayores” (Ante la carencia de
habilidades de resolución de problemas, el individuo considera la muerte como una alternativa
fácil para resolver las problemáticas a las que una persona tiene que enfrentarse).
“lo tomo muy apecho” (La persona es fácilmente afectada por los comentarios u opiniones
que los demás tienen sobre ella).
“el quererme morir es más para darle placer a los demás…yo sé que a nadie le agrado,
nadie me presta atención” (El individuo considera que su muerte beneficiaría a las personas
que le rodean, ya que percibe desinterés de parte de éstas hacia su persona),
“mi mamá es como…atiende más a mis otros hermanos, sí me quiere, sí me trata y sí me
cuida pero, a ellos los trata mejor” (Aunque la persona reconoce el afecto por parte de su
madre, siente que es menos valorada y tomada en cuenta en su hogar a comparación de sus
hermanos).
Discusión
656
Referencias
657
Ideación Suicida en Adolescentes
Verónica González Franco, Mirsha Alicia Sotelo Castillo y Laura
Fernanda Barrera Hernández
El aumento de suicidios en adolescentes es alarmante para el país, siendo una de las causas
consideradas como factor de riesgo, los problemas de autoestima (Instituto Nacional de
Estadística y Geografía [INEGI], 2012). Actualmente no se cuenta con un registro exacto de las
tasas de suicidio de la población, ya que es un tema considerado como tabú, los informes de
defunción no describen la causa real de la muerte, existen enlistadas grandes cantidades de
causas de muerte, que al final se clasifican en cuatro categorías: muerte natural, accidente,
homicidio o suicidio; de esta forma las diferencias entre las tasas de suicidio entre los países
puede deberse a diferencias en la concepción de suicidio para cada región o cultura, así
también a la variable precisión de los informes que en muchos casos no señalan que la causa
de muerte fue autoinfligida (Farberow & Shneidman, 1969).
Se han realizado diversos estudios que muestran resultados sobre la presencia de ideación
suicida en adolescentes, al respecto Cano, Gutiérrez y Nizama (2009) reportan mediante su
estudio con población peruana, que de una muestra de 530 adolescentes, el 31.3% ha
deseado morir, 21.1 % pensó en quitarse la vida y 18.1% ya intentó suicidarse de alguna
forma en algún momento. Analizando los datos con base al sexo, se tiene que 46.6% de las
mujeres señalan haber sufrido de algún cuadro del espectro de ideación suicida en
comparación con 26.3% de los varones; por otro lado, en la comparación por grupo de edad
se reveló que la prevalencia de algún cuadro del espectro de ideación suicida es mayor entre
los de 15 a 19 años con un 48%. Por su parte, Ventura et al. (2010) encontraron una
prevalencia de ideación suicida de 62%, cifra tres veces mayor del intento suicida, un grado
mayor que la anterior y de mayor cuidado, marcado como un antecedente más significativo;
las mujeres presentaron una prevalencia de ideación suicida de 71%, mientras que los
hombres 49%, diferencia estadísticamente significativa, situación similar en la prevalencia de
intento suicida en el que el porcentaje de mujeres también fue mayor, presentando de igual
forma una diferencia significativa.
Según los resultados del estudio de Córdova, Eguiluz y Rosales (2011), el 9.7% de los
hombres y el 16.5% de mujeres de la muestra trabajada reflejan incidencia de pensamientos
suicidas, respecto al cuestionamiento de desear morirse; una incidencia de 5.2% en los
hombres y de 7.8% en las mujeres, respecto a la categoría “pensar en suicidarse” y una
incidencia de 2.2% en las hombres y de 3.4% en las mujeres, relacionada a la cuestión de
“planear la propia muerte”. Por otra parte, en su estudio Córdova, Rosales, Guzmán y Zúñiga
(2013) localizaron que el 5.7% de los participantes manifestó tener presencia de ideas
suicidas; para determinar la ausencia de ideación suicida se consideró el valor total de cero,
donde el 66.8% se situó en esta categoría.
En el año 2010, se presentó un .0044% de defunciones en la población total de México
donde la causa fue el suicidio, en el caso de las muertes de la población juvenil de entre 15 y
24 años se registró un .0069% de suicidios. Para el estado de Sonora en este periodo, se
rastreó un .0064% de casos de suicidio en la población general del estado y un .0066% en la
población de jóvenes (INEGI, 2010). Sonora se ubica en el séptimo lugar en el índice de
suicidios a nivel estatal (INEGI, 2013); según el encargado del despacho de Dirección General
de Salud Mental, una de cada 10 jóvenes sonorenses intenta o ha pensado en quitarse la vida,
fundamenta su información en un estudio realizado a 10, 000 adolescentes en el año 2012, de
los cuales el 8.1% reportó haber pensado en el suicidio (Parra, 2015). El municipio de Cajeme
se encuentra entre los 4 municipios con mayor índice de suicidio del estado, siendo el segundo
lugar tanto para la población en general, con 36 suicidios, siguiendo al municipio de
Hermosillo que reportó 90 casos en ese año; como para la población específica de entre 15 y
24 años, con 8 casos de suicidio (INEGI, 2013). Para el 2015, el municipio de San Luis Río
Colorado se coloca como el municipio con mayor número de suicidios, ocurridos en varones de
edad productiva, según lo indica una noticia alarmante del municipio, la que además concluye
que puede deberse a la situación económica desmotivante que se vive actualmente en la
entidad (Román, 2015).
La OMS (1968) define al suicidio como un acto con resultado mortal. Por su parte en el
diccionario de la Real Academia Española (2014), suicidio aparece como (Voz formada a
semejanza de homicidio, del lat. sui, de sí mismo, y caedĕre, matar). Acción y efecto de
suicidarse. Acción o conducta que perjudica o puede perjudicar muy gravemente a quien la
realiza. La idea del suicidio es la primera fase dentro del suicidio, es la representación mental
del acto suicida, la aparición de pensamientos y sentimientos de muerte, contemplando
también posibles medidas al respecto. Las ideas de muerte van constituyendo una
personalidad cada vez más angustiada elevando los síntomas existentes y con una progresiva
marginación o automarginación social, que los envuelve en un aislamiento (Marchiori, 2006).
Método
Participantes.
La muestra de este estudio se conformó por 500 adolescentes de los cuales, 300 se
encuentran en educación secundaria en los municipios de Cajeme y San Luis Río Colorado y
200 en educación media superior en dichos municipios, participaron un total de cuatro escuelas
secundarias y dos preparatorias. De la muestra total el 57.2% de los participantes
corresponde al sexo femenino y 42.8% de sexo masculino, comprendiendo un rango de edad
entre los 11 a 18 años, la edad promedio fue de 14.20 años.
659
Instrumento.
Se construyó la escala de Ideación Suicida, la cual obtuvo una confiabilidad de .903,
constituida por 24 ítems divididos en 5 factores: 1) Pensamientos de muerte, referente a las
ideas y pensamientos acerca de morir y de las formas de morir, refiriéndose a sí mismo; 2)
Deseos de muerte; 3) Pesimismo, que comprende el afrontamiento negativo de situaciones
problemáticas, 4) Autolesiones y dolor físico, relacionada a los antecedentes de lesiones
autoinfligidas y el disfrute del dolor y 5) Integración e ideas suicidas.
Procedimiento.
Primeramente, se realizó una revisión bibliográfica sobre la variable en cuestión y se
construyó el instrumento, éste se aplicó en 6 escuelas de educación secundaria y preparatoria
de los municipios de Cajeme y San Luis Río Colorado, para lo cual, se solicitó el consentimiento
con los responsables de las escuelas y una vez obtenidos las autorizaciones necesarias. Una
vez identificados los grupos participantes se hizo un acercamiento al maestro encargado del
aula, para que permitiese la administración del cuestionario, la aplicación del mismo tardó
entre 25 y 30 minutos. A los participantes se les brindó una breve explicación del estudio y se
mencionó la absoluta confidencialidad y las instrucciones de llenado de la escala. La
información fue recogida y guardada. Una vez finalizado se les expresó el agradecimiento a
los participantes, por último, los datos recogidos fueron codificados y analizados
cuantitativamente utilizando el programa estadístico computadorizado SPSS versión 15.
Resultados
660
Tabla 1
Nivel de presencia de Pensamientos de muerte
Rango Fr %
Bajo 374 74.8%
Intermedio 107 21.4%
Alto 19 3.8%
Total 500 100%
En la segunda dimensión, Deseos de muerte, el 87.8% expresa tener escasos o nulos deseos
de muerte y el 1.2% de los sujetos reflejan tener una frecuencia considerable de deseos de
muerte, refiriéndose a su propia muerte (ver Tabla 2).
Tabla 2
Nivel de presencia Deseos de muerte
Rango Fr %
Bajo 439 87.8%
Intermedio 55 11%
Alto 6 1.2%
Total 500 100%
Del mismo modo para la tercera dimensión: Pesimismo, se obtienen valores más altos en el
nivel bajo con un 89% y el .8% restante se encuentra en un rango alto con puntuaciones de 12
a 16, en una escala de 0 a 16 (ver Tabla 3).
Tabla 3
Nivel de Pesimismo
Rango Fr %
Bajo 445 89.0%
Intermedio 51 10.2%
Alto 4 0.8%
Total 500 100%
661
En la quinta dimensión: Integración e ideas suicidas, los adolescentes continúan situándose en
su mayoría en el nivel bajo, con un 92.6% en este rango y un .6% en el nivel alto (ver Tabla
5). Al comparar por género, a través de la prueba T de Student, se encontró una diferencia
significativa (p=.034), en la presencia de ideación suicida, con una media de 15.08 para el
género femenino y un 12.08 para el género masculino, lo que refleja que en esta muestra la
presencia mayor de ideación suicida es en las mujeres en relación al género. Así mismo, se
encontró una diferencia significativa en la comparación de grupos por la ciudad en la que
habitan los participantes, con una significancia de p = .012, siendo Ciudad Obregón la que
cuenta con una media mayor, de 15.81 y San Luis Río Colorado obtiene una media de 11.79,
lo cual indica que en este caso la presencia de ideación suicida en Ciudad Obregón es mayor,
indicando que esta diferencia está relacionada a la zona demográfica.
Tabla 5
Nivel de Integración e ideas suicidas
Rango Fr %
Bajo 463 92.6%
Intermedio 34 6.8%
Alto 3 0.6%
Total 500 100%
Los resultados del estudio coinciden con Córdova et al. (2013) que encontraron niveles
bajos de la presencia de ideación suicida. Se halló además una diferencia significativa en la
presencia de Ideación Suicida respecto al género de los participantes, siendo el género
femenino quien presentó una media mayor, lo cual se asemeja a lo obtenido por Córdova et
al. (2011) y Ventura et al. (2010), que igualmente encontraron una mayor presencia de
ideación suicida en el género femenino, en comparación con el género masculino.
Aún con los resultados favorables en la muestra, no se debe descuidar la presencia de
ideación suicida, ya que todos los seres humanos tienen la potencialidad para desarrollar
pensamientos y deseos de muerte y autodestrucción al enfrentarse ante situaciones
deshabitúales, dependiendo el grado de afrontamiento; por esto es necesario prestar suma
atención a cualquier rasgo fuera de lo común presentado en un adolescente y atender a ese
.4% que externa la existencia de este tipo de pensamientos y deseos de muerte, buscando una
disminución de ideación suicida en la población.
Referencias
662
Córdova, M., Eguiluz, L. y Rosales, J. (2011). Pensamientos suicidas en estudiantes universitarios del
Estado de Tlaxcala (México). Enseñanza e Investigación en Psicología, 16, 1, 155-164.
Recuperado de: http://www.redalyc.org /articulo.oa?id=29215963014
Córdova, M., Rosales, J., Guzmán, B. y Zúñiga, G. (2013). Características del estudiante con y sin
ideación suicida del Colegio de Bachilleres de San Luis Potosí (MÉXICO). Salud y Sociedad, 4 (2),
120-134. Recuperado de:
http://www.saludysociedad.cl/index.php/main/article/view/133/155
Farberow, N. y Shneidman, E. (1969). ¡Necesito ayuda! Un estudio sobre el suicidio y su prevención.
México: Editorial, La prensa médica mexicana.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] (2010). Consulta de: Defunciones accidentales y
violentas Por: Tipo de defunción Según: Sexo, masculino. Recuperado de:
http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/
registros/vitales/mortalidad/tabulados/ConsultaMortalidad.asp
Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] (2012). Consulta de: Defunciones accidentales y
violentas Por: Tipo de defunción Según: Sexo. Recuperado de:
http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/contenidos/estadisticas/2014/suicid
io0.pdf
Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] (2013). Consulta de: Defunciones accidentales y
violentas Por: Tipo de defunción Según: Sexo. Recuperado de:
http://www.inegi.org.mx/lib/olap/consulta/general_ver4/ MDXQueryDatos.asp?c=11144
Marchiori, H. (2006). El suicidio: enfoque criminológico. 3ra Ed. México: Editorial Porrúa.
Organización Mundial de la Salud (1968). Documentos 1968-1975. Suicidio. Recuperado de:
www.who.int/mediacentre/news/releases/2004/pr61/es/
Parra, J. (20 de Agosto de 2015). Sonora, Séptimo lugar en suicidios. Sonora Presente. Recuperado de:
http://sonorapresente.com/principal/2015/08/ sonora-septimo-lugar-en-suicidios/
Real Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española 23ª Ed. España. Recuperado de:
http://www.rae.es/diccionario-de-la-lengua-espanola/la-23a-edicion-2014
Román, B. (28 de abril de 2015). San Luis RC, Preocupa alto registro de suicidios. Tribuna de San Luis.
Recuperado de: http://www.oem.com.mx/ tribunadesanluis/notas/n3788670.htm
Ventura, R., Carvajal, C., Undurraga, S., Vicuña, P., Egaña, J. y Garib, M. (2010).Prevalencia de
ideación e intento suicida en adolescentes de la Región Metropolitana de Santiago de Chile.
Revista Médica de Chile, 138 (3), 309-315.
663
Apoyo Familiar y Sobrecarga en Cuidadores Primarios de
Niños con Cáncer
Xolyanetzin Montero Pardo* y Nataly Contreras Mollinedo**
El cáncer es una enfermedad crónica, grave que no sólo afecta a los adultos, también a los
niños. Hoy día, la supervivencia de los niños a los cinco años del diagnóstico se sitúa cerca del
70%. El tratamiento de esta enfermedad constituye uno de los éxitos terapéuticos más
espectaculares de la medicina de nuestros días. Pero indudablemente, los niños y,
especialmente los cuidadores primarios, vivirán esta experiencia con un gran dolor,
incertidumbre y miedo (Kuri, Vargas, López & Rizo, 2003). Enfrentarse a un diagnóstico de
cáncer en un hijo es una experiencia muy estresante y dolorosa que supone una serie de
cambios personales, sociales y económicos que son consecuencias o efectos del cuidado y se
conocen como carga (Norberg, 2010).
El cáncer crea instantáneamente una crisis en la vida de los familiares. La vida cotidiana se
interrumpe y los cuidadores primarios deben ausentarse de las actividades laborales y demás
preocupaciones familiares para poder estar con su hijo. El niño enfermo se convierte en el foco
principal del tiempo y la atención del cuidador primario. La gran función que desempeña el
cuidador primario en estos pacientes puede ocasionarles problemas de salud no solo de tipo
físico sino de tipo mental. El cuidado diario y a largo plazo de un niño con cáncer, así se
asuma de manera voluntaria y con cariño, conlleva a riesgos para la salud de las personas
que lo realizan, principalmente si toda la responsabilidad recae sobre una sola persona, si la
persona que cuida no goza de bienestar físico y mental no puede dar atención de buena
calidad (Austrich, 2006).
La carga se considera como una valoración o interpretación del cuidador ante los estresores
derivados del cuidado, el tipo de ajuste está en función de los recursos y habilidades con lo
que cuenta el cuidador. La carga interfiere en el manejo adecuado del enfermo y en la propia
evolución de la enfermedad, provocando al mismo tiempo el empeoramiento de la calidad de
vida del cuidador (Rubira et al., 2012).
El resultado de la interacción entre acontecimientos estresantes y mediadores de respuesta
por los CPI, puede propiciar una vivencia subjetiva de sobrecarga, así como otras
consecuencias negativas sobre su salud. Un mediador que se ha demostrado que tiene gran
impacto en la sobrecarga es el apoyo social, entendido como la percepción del sujeto de que
existe ayuda accesible (instrumental y/o expresiva) para satisfacer sus necesidades básicas y
sociales (filiación, afecto, pertenencia, identidad, seguridad y aprobación) a través de la
interacción con otros (familiares, amigos, compañeros y/o comunidad); sintiéndose amado,
valorado, estimado, reafirmado y alentado por los amigos íntimos y la familia para ajustarse
al medio potencializando su salud y su felicidad (Cienfuegos, 2004; Lundero & González,
2002). Los padres y/o figuras paternas, hermanos y amigos tienen un papel fundamental para
minimizar el impacto negativo de los eventos estresantes de la vida (Cacante & Arias, 2009).
En nuestro país existen relativamente pocos estudios acerca de la sobrecarga en CPI de niños
con cáncer razón que motivó el presente estudio. A partir de lo antes descrito, el objetivo del
estudio fue evaluar la relación entre la sobrecarga y el apoyo familiar en el CPI de niños con
cáncer.
Método
Participantes.
En el estudio participaron 100 cuidadores primarios informales.
Instrumentos.
Encuesta de salud para el Cuidador Primario Informal (Ramos, Barcelata, Alpuche, Islas &
Salgado, 2006). Diseñado para describir las características del cuidador, consta de 73 ítems
organizados en cinco apartados. Para fines de este estudio se utilizó sólo el apartado II.
Cuidado del paciente
Escala de carga del cuidador de Zarit. Un instrumento autoadministrado que se utiliza para
medir la carga de los cuidadores a partir de que refleja los sentimientos habituales que
experimentan quienes cuidan a otra persona. Tiene un alfa global de 0.84 y está compuesto
por 12 reactivos que explican el 50% de la varianza y se distribuyen en tres factores: impacto
del cuidado, relación Interpersonal y expectativas de autoeficacia (Montero, Jurado, Valencia,
Méndez & Mora, 2014).
Escala de apoyo familiar para cuidador primario informal (Marín 2006). Evalúa la
percepción de apoyo familiar que tienen los CPI de pacientes pediátricos con cáncer. Tiene un
solo factor de 17 reactivos y mostró una confiabilidad de .95. La evaluación del nivel de
apoyo percibido se hizo mediante una escala de 1 a 4 (nunca, casi nunca, casi siempre y
siempre) y la puntuación final es de 17 a 68.
Procedimiento.
Se integró una batería formada por las escalas antes descritas. Posteriormente, se llevó a
cabo la aplicación en el área de oncología de un hospital de tercer nivel en el sur del Distrito
Federal en un periodo de tres meses. Se acudía a la cama del paciente durante el horario de
visita, la investigadora se presentaba como psicóloga del área de Psico-oncología y se
hablaba con la persona que estuviera acompañándolo sobre el lugar de origen, la
enfermedad, el tiempo del diagnóstico, el tratamiento y si era el cuidador primario del
paciente. Posteriormente, se les comentaba que se estaba realizando un estudio para saber
cómo se sentían con la enfermedad y la hospitalización del paciente, se les invitaba a
participar y se les preguntaba si sabían leer y escribir.
665
A los sujetos que afirmaban ser los cuidadores primarios del paciente, querían participar en
la investigación, se les leía el consentimiento informado, se les aclaraban dudas y se les pedía
que lo firmaran. Posteriormente, se les explicaba cómo debían responder los instrumentos y se
les pedía que lo hicieran en el transcurso de la mañana, cada hora se regresaba para
responder dudas. Cada aplicación fue realizada en una sesión.
Resultados
Para analizar los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS, versión 17.0.
Los participantes han cuidado a los pacientes a partir de su enfermedad de un mes a diez
años ( =18 meses, =22 meses). Por un periodo de 9 a 12 horas diarias (31%) o por más
de 13 horas diarias (39%) cuando están en casa. Los cuidadores realizan como parte de su rol
de una a diez ( =8 actividades, =3 actividades) de las siguientes actividades: acompañar
al paciente, bañarlo, alimentarlo, vestirlo, cargarlo, transportarlo, dar medicamentos, llevarlo
al médico, comprar medicinas y programar citas médicas. Siendo las más frecuentes
alimentarlo (n=94), acompañarlo (n=94), bañarlo (n=92) y vestirlo (n=91).
Se exploraron las siguientes áreas de la vida del CPI para conocer si se habían afectado
por asumir este rol: trabajo, escuela, tareas del hogar, vida social, vida familiar, vida sexual,
pasatiempos, vacaciones y convivencia con la pareja; se encontró que 10 participantes no
tienen afectada ninguna área de su vida; mientras que los 90 CPI restantes tenían afectadas
de una a ocho áreas ( =3 áreas, =2 áreas). Siendo las más frecuentes vida familiar
(n=62), tareas del hogar (n=52), trabajo (n=36) y convivencia con la pareja (n=36).
666
Descripción de las variables psicológicas
Se encontró que el 74% de la muestra presentó algún nivel de carga; de éstos, el 28% en
nivel excesivo. Tal como se muestra en la Figura 1.
Figura 1.
Nivel de carga que presentan los CPI (n=100)
28% 26%
Ausencia de
sobrecarga
Sobrecarga leve
Sobrecarga excesiva
46%
28%
27%
Apoyo nulo
Apoyo medio bajo
Apoyo medio alto
13% Apoyo alto
32%
667
Se encontró una correlación positiva del factor Impacto del cuidado con el número de áreas
afectadas en la vida del CPI (r=.50, p=0.01). Se encontró una correlación negativa del factor
Relación interpersonal con el apoyo familiar (r=-.33, p=0.01). Mientras las demás variables
no mostraron correlaciones estadísticamente significativas. Tal como se muestra en la Tabla 1.
Tabla 1
Correlación de carga con las variables sociodemográficas, médicas, de características del cuidado y
apoyo familiar (n=100)
Variables sociodemográficas, médicas, de características Carga Factores de carga
del cuidado y apoyo familiar global Impacto del Relación Expectativas de
cuidado interpersonal autoeficacia
Edad del cuidador -.125 -.055 -.126 -.091
Edad del paciente -.175 -.095 -.184 -.088
Nivel socioeconómico -.066 .029 -.077 -.133
Número de hijos que tiene el CPI -.023 -.088 .070 .008
Tiempo de diagnóstico de la enfermedad del paciente .065 .057 -.069 .150
Horas diarias de cuidado del paciente -.018 .054 -.075 -.053
Número de actividades que realiza el CPI -.089 .011 -.181 -.045
Número de áreas afectadas en la vida del CPI .376** .500** .270** -.158
Apoyo familiar -.352** -.223* -.334** -.166
**. La correlación es significativa al nivel 0.01
*. La correlación es significante al nivel 0.05
Discusión
Referencias
Austrich, S. E. (2006). Manual de apoyo para personas que brindan apoyo a otras personas. ¿Quién es la
persona más adecuada para cuidar? México: Secretaría de Salud.
Cacante, J. y Arias, V. (2009). Tocar los corazones en busca de apoyo: el caso de las familias de los
niños con cáncer. Investigación y Educación en Enfermería, 27(2), 170-180.
Cienfuegos, M. Y. (2004). Evaluación del conflicto, satisfacción marital y apoyo social en mujeres
violentadas: un estudio comparativo. Tesis de Licenciatura no publicada. México: Universidad
Nacional Autónoma de México.
Kuri, M., Vargas, C., López, S. y Rizo, R. (2003). Epidemiologia del cáncer en México. En T. R. Pérez
(Ed.), El cáncer en México (pp. 235-271). México: El Colegio Nacional.
Lundero, R. & González, M. (2002). Determinantes psicosociales del estrés en amas de casa. Psicología
y Salud, 12(2), 279-287.
Marín, T. M. (2006). Desarrollo y validación de la escala de apoyo familiar en cuidadores del paciente
pediátrico. Tesis de Maestría no publicada. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Montero, P. X., Jurado, C. S., Valencia, Méndez, V. J. y Mora, I. M. (2014). Escala de carga del
cuidador de Zarit: evidencia de validez de México. Psicooncología, 11(1), 71-85.
Norberg, A. (2010). Parents of children surviving a brain tumor: burnout and the perceived disease-
related influence on everyday life. Journal of Pediatric Hematology/Oncology, 32(7), 285-289.
Ramos, R., Barcelata, J., Alpuche, R., Islas, S. y Salgado, G. (2006). Evaluación diagnóstica del síndrome
de burnout y entrenamiento para el manejo del estrés en cuidadores primarios informales de
enfermos crónicos degenerativos. Tesis de Licenciatura no publicada. Universidad Nacional
Autónoma de México.
Rubira, E., Marcon, S., Belasco, A., Gaíva, M., & Espinosa, M. (2012). Burden and quality of life of
caregivers of children and adolescents with chemotherapy treatment for cancer. Acta Paulista
de Enfermagem, 25(4), 567-73.
669
Sintomatología Depresiva en Cuidadores Primarios de Niños
Internados en Cuidados Intensivos Neonatales
Aline Aleida del Carmen Campos Gómez, Silvia Eugenia Arroyo
Vázquez, Catherine Bracqbien Noygues, Cynthia Gómez Gallardo
y Dulce Cecilia López García
Método
Participantes.
Se seleccionó una muestra de 35 personas dentro de la población de los padres y madres
de los neonatos hospitalizados en la UCIN de un hospital de alta especialidad, en la ciudad de
Villahermosa, Tabasco. La selección fue por conveniencia, de acuerdo con la asistencia a las
horas de visita y la información médica referida para los recién nacidos.
Instrumento.
Se utilizó el Inventario de Depresión de Beck (BDI) cuyo propósito es evaluar el grado de la
sintomatología depresiva. Consiste en un cuestionario auto administrado de 21 ítems, cada uno
con cuatro alternativas de respuesta, ordenadas de menor a mayor (de 0 a 3 puntos), de las
que la persona debe elegir aquella que mejor describa la forma en que se ha sentido la
semana anterior. El rango de puntuación oscila entre 0 y 63 puntos, y se consideran los
siguientes puntos de corte: 1-10 altibajos normales, 11-16 leve perturbación del estado de
ánimo, 17-20 estados de depresión intermitentes, 21-30 depresión moderada, 31-40
depresión grave, más de 40 depresión extrema (Beck et al., 1988).
Procedimiento.
La recolección de datos se realizó en la sala de espera de la UCIN de un hospital de alta
especialidad en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, en los meses de septiembre a octubre del
671
2015. Se aprovechó el tiempo en que los padres, quienes son los únicos que tienen derecho a
visita, permanecen allí en espera de poder pasar a ver a los RN lo cual es posible entre 11:
30 y 12: 30, y uno por uno. Se realizaron entrevistas individuales y aplicación de la Escala de
Beck a los padres.
Resultados
De acuerdo a las entrevistas y aplicación del test se observó que los síntomas depresivos
estuvieron determinados por diversos factores: el diagnóstico y pronóstico del cuadro clínico
del recién nacido, las formas de afrontamiento de los padres, la situación actual de la familia,
los recursos socioeconómicos disponibles, entre otros; lo que significa que no necesariamente en
todos los casos de familiares de R/N se puedan identificar cuadros sintomatológicos de
depresión grave.
El impacto emocional en los padres y madres de recién nacidos pertenecientes a la muestra
no es susceptible de clasificarse como un trastorno depresivo que cubra con todos los criterios
diagnósticos, ya sea del DSM-5 o el CIE-10.
Cabe destacar que el caso más grave de depresión encontrado en la muestra lo presenta
un hombre de 29 años, contrastando así con el imaginario social que tiende a percibir a las
mujeres como más susceptibles a experimentar reacciones depresivas, reafirmando que no sólo
la madre es capaz de establecer un profundo vínculo emocional con su bebé.
Resulta interesante comparar la hipótesis de investigación que dio partida a este estudio
con los resultados obtenidos en la misma. Están experimentando altibajos en su estado de
ánimo considerado normal, de acuerdo a la situación que enfrentaban. En contraste con lo
esperado en la investigación que estimaba que a partir de que los padres biológicos tenían a
sus recién nacidos en condiciones críticas, presentarían cuadros de sintomatología depresiva
elevada.
672
Es importante señalar que los recursos personales de los cuidadores primarios como la
actitud positiva hacia el futuro, la asistencia de sus creencias religiosas, la esperanza de una
evolución favorable de su recién nacido; así como de las intervenciones psicológicas que hayan
recibido, ya sean entrevistas clínicas individuales que incluyen monitoreo del caso, o su
participación en el taller impartido por el área de psicología del hospital con el objetivo de
manejar y controlar adecuadamente sus emociones se reflejaron en sus resultados.
Discusion
Durante esta investigación, en su mayoría, los resultados se encontraron altibajos que son
considerados normales para la situación en la que se encuentran los padres de familia
participantes en el estudio., respecto a las condiciones inestables de salud de sus recién
nacidos, lo cual descartaría en la mayor parte de la muestra un cuadro depresivo.
Con lo expresado anteriormente, no pretendemos negar la existencia de cuadros
depresivos en este tipo de población, puesto que en la muestra se identifica un caso de
depresión grave, lo cual debe ser considerado por el equipo de salud mental. Precisamente
por esto, diversos estudios se han realizado al respecto, evidenciando que en una situación que
incluye la incertidumbre de los padres respecto a la evolución de su recién nacido, puede
desencadenar algunos de los síntomas citados anteriormente.
A pesar de los resultados obtenidos en el estudio, no se descarta la importancia de la
atención psicológica a este de tipo de pacientes “familiares”. Aunque pareciese que la
atención médica al recién nacido es prioritaria, resulta de igual importancia considerar los
efectos cognitivos, afectivos y conductuales que pueden desencadenarse debido a la carga
emocional a la que se enfrentan los cuidadores primarios cada vez que asisten a visitar a sus
hijos; por lo que es necesario que la atención del servicio sea también dirigida a este tipo de
población. Es importante que se dé el seguimiento con los padres de los recién nacidos
monitoreándoles y empleando los talleres organizados por el departamento de psicología del
hospital; de igual manera se sugiere que la atención psicológica se extiende al personal de
salud (médicos, enfermeras y trabajadoras sociales) para sensibilizarlos y psico-educarlos en
un marco de empatía, con ello se lograría brindar un servicio integral a los padres y a los
recién nacidos.
673
manejo de sus emociones y/o reducir de cierta forma estos síntomas que interfieren
con su estabilidad emocional produciendo un inadecuado desenvolvimiento del
individuo en sus esferas vitales.
En caso de que la depresión sea elevada, canalizar y/o referirlos al departamento
de psicología para un tratamiento individual posterior.
Incluir actividades que los padres puedan realizar en la sala de espera de la UCIN
que los motive y fomente en ellos pensamientos positivos.
Convertir la sala de espera en un lugar agradable, lleno de información, que
beneficie a sus usuarios.
Realizar técnicas que ayuden en el afrontamiento de situaciones que pueden
desencadenar síntomas depresivos como parte de un proceso de pérdida o duelo en
la sala de espera.
Implementar más talleres con temáticas relacionadas con el vínculo entre los padres
y el recién nacido, abarcando temas como el apego inmediato, lactancia materna,
etc.
Referencias
García H., Perez B., Noguera M. y Muños C. (2011). Guía Práctica clínica para el tratamiento de la
depresión en Atención Primaria. Versión resumida. Recuperado de http:
//www.guiasalud.es/GPC/GPC_488_Depresion_AP_resum.pdf
Gerhard M. y Camacho P. (2010). Guía Clínica para el manejo de la Depresión. Recuperado de http:
//www.inprf.gob.mx/opencms/export/sites/INPRFM/psicosociales/archivos/guias/manejo_depr
esion.pdf
Ginovart, G. (2010). Cuidados centrados en el desarrollo: un proyecto común. Aloma. Revista de
Psicología, Ciències de l’Eduació i l’Esport, 26, 15-27.
Hiscock, H., et al. (2007). Improving infant sleep and maternal mental health: a cluster randomized trial.
Archives of Diseases in Childhood, 92, 952-958.
Jiménez, F. et al. (2003). Padres de recién nacidos ingresados en UCIN, impacto emocional y familiar.
Vox Paediátrica. Revista de pediatría. 11(2), 26-33.
Leonard, L. (1998). Depression and anxiety disorders during multiple pregnancy and parenthood.
Journal of Obstetric, Gynecologic & Neonatal Nursing, 27(3), 329-337.
Moore, K. A., Coker, K., DuBuisson, A.B., Swett, B. & Edwards, W. H. (2003). Implementing potentially
better practices for improving family-centered care in neonatal intensive care units: successes and
challenges. Pediatrics, 111(4, pt.2), 450-460.
Paulson, J. F., et al. (2006). Individual and combined effects of postpartum depression in mothers and
fathers on parenting behavior. Pediatrics, 118, 659-668.
Rossel, K., Carreño, T., Maldonado, M.E. (2002). Afectividad en madres de niños prematuros
hospitalizados. Un mundo desconocido. Revista chilena de pediatría, 73(1), 15-21.
674
Somatización: Un Estudio desde la Teoría de la Paz o
Equilibrio
Martha Adelina Torres Muñoz*, José Luis Valdez Medina†*, Norma
Ivonne González Arratia López Fuentes*, Sofía Rivera Aragón**
y Sergio González Escobar*
Método
Participantes.
Se trabajó con 100 adultos de la Ciudad de Toluca, México, divididas equitativamente por
sexo (50 hombres y 50 mujeres), apareadas por edad (promedio de edad hombres = 29.7
años; promedio de edad mujeres = 29.2 años), mediante un muestreo no probabilístico por
conveniencia, los cuales acudieron al Programa de Promoción de la Salud Mental y Atención en
Crisis de la Facultad de Ciencias de la Conducta, de la Universidad Autónoma del Estado de
México. En relación con el estado civil, el 66% reportó ser soltero, 27% casado, 5% en unión
libre y el 2% separado. En cuanto a ocupación, 48% era estudiante, 17% profesionista, 22%
con un oficio y el 13% se dedicaba a actividades sin remuneración.
Instrumentos.
Cuestionario de autoreporte de somatización de Moral, Valdez Medina, Gaona, González
Arratia, Alvarado y González (2010), el cual consta de 53 reactivos que miden la frecuencia
con que se presentan malestares físicos, en una escala tipo Likert con cinco opciones de
respuesta que van de uno (1) = nunca a cinco (5)= siempre. El instrumento explica el 53.91%
de la varianza total, con una consistencia interna de Alpha de Cronbach = .94. La forma de
calificación del instrumento permite obtener los síntomas que se presentan con mayor
recurrencia, así como dos niveles de somatización. De 1 a 132 puntos se indica una presencia
de somatización baja y de 133 a 265 puntos un nivel de somatización alto.
Cuestionario de Caos en la vida, que consta de 20 reactivos con tres opciones de respuesta
que miden el nivel de caos, desequilibrio, conflicto o entropía (Valdez Medina, 2011). El
instrumento permite explicar el 51.38% de la varianza total, con una consistencia interna de
Alpha de Cronbach = .74. Las calificaciones en el instrumento permiten identificar tres niveles
676
de caos: de 1 a 20 puntos nivel de caos bajo, de 21 a 40 puntos nivel de caos medio y de 41
a 60 puntos nivel de caos alto.
Escala de Ansiedad de Beck, Weissman y Trexler (1974). Mide la gravedad del nivel de
ansiedad de una persona. Está compuesta por 21 preguntas auto-evaluativas de múltiples
opciones, referidas a los sentimientos de ansiedad. Las preguntas evalúan los diferentes
síntomas de ansiedad (sudor, aceleración del ritmo cardíaco, irritabilidad y falta de aliento).
Cada pregunta tiene cuatro opciones de respuestas: para nada, ligeramente, moderadamente
o severamente, con una consistencia interna o Alpha de Cronbach = .94.
Escala de Depresión EPMD (González, Valdez Medina & González Arratia, 2012). La escala
permite hacer una evaluación del estado del ánimo y nivel de depresión. Consta de 75
reactivos, con cuatro opciones de repuesta, que están en función de los días en que se presenta
la sintomatología (de cinco-siete días, de tres-cuatro días, de uno-dos días, ningún día). El
instrumento permite explicar el 68.37% de la varianza total.
Procedimiento.
El presente estudio fue avalado por el Comité de Investigación y Ética del Centro de
Investigación en Ciencias Médicas (CICMED) de la Universidad Autónoma del Estado de
México. La muestra fue contactada a partir de la divulgación del Programa de Promoción de
la Salud Mental y Atención en Crisis de la Facultad de Ciencias de la Conducta, al cual las
personas acuden por diversas demandas emocionales. Previa firma del consentimiento
informado por parte de los participantes, se procedió con la aplicación de los instrumentos de
manera individual, dentro de las instalaciones de la Universidad, en un cubículo asignado para
dicha actividad, durante dos sesiones, con una duración aproximada de una hora cada una.
Resultados´
677
A partir del puntaje total de la escala de somatización, el 46% de los hombres presentan
baja somatización y el 4% alta somatización, mientras que en el caso de las mujeres existe una
tendencia similar, ya que 47% presentan baja somatización y un 3% alta somatización.
Posteriormente, se realizó un análisis de correlación de Pearson en donde se encontraron
relaciones de bajas a moderadas entre somatización y caos (r = -.28, p= .005), ansiedad (r=
.48, p<0,001) y depresión (r= .59, p<0,001).
A partir de estos resultados se realizó un análisis de regresión lineal múltiple con el método
por pasos, en donde se incorporaron las variables sexo y edad. El modelo fue de tres pasos,
en el primero se introdujo la variable depresión (R2= .344), seguido de la edad (R2= .389) y
por último caos que explican el 41.8% de la varianza sobre la variable somatización, en el
caso de la variable sexo y ansiedad se excluyeron (ver tabla 2).
Tabla 2
Análisis de regresión múltiple con el método por pasos de las variables
Pasos R R2 Δ R2 F p β
1 .587 .344 .344 < 0,001 .591
2 .623 .389 .044 22.949 < 0,001 .230
3 .646 .418 .029 < 0,001 -.175
Discusión
De acuerdo con los resultados obtenidos en ésta investigación se puede observar que las
variables propuestas en el círculo del miedo de la teoría de la paz o equilibrio de Valdez
Medina (2009), pueden incidir en la presencia de somatización de los individuos.
Así, las personas se ven inmersas en un estado de caos, que tiende a derivar en ansiedad y
depresión, lo cual se establece como algo universal y aplicable tanto en hombres como en
mujeres de todas las edades (Valdez, 2009). Por lo que en este estudio, de acuerdo con los
porcentajes obtenidos, se observa una incidencia de somatización en ambos sexos. Al respecto,
ha sido reportada una presencia de síntomas somáticos entre la población en general, ya que
la mente y el cuerpo se encuentran íntimamente relacionados y en constante interacción
(González & Landero, 2008; Sivik & Shoenfeld, 2001; Vallejo, 200).
En otras investigaciones las mujeres informan niveles más altos de malestares físicos o
somáticos, lo cual no significa que los hombres no los presenten, por el contrario, en ellos hay
una tendencia a reportarlos menormente. En un estudio realizado por Kirchner, Forns, Muñoz, y
Pereda (2008), se encontró que las diferencias entre hombres y mujeres estriban en la
percepción de los niveles, debido a que las mujeres se sienten más afectadas que los hombres
en los sucesos y menos capaces de controlar sus vidas. De igual forma pueden estar influidas
por la educación recibida y la dependencia al medio (Aroian, Norris, González de Chávez, &
García, 2008; Cova, 2004, González & Landero, 2008; Oyama, Paltoo, & Greengold, 2008;
Rodríguez & Kirchner, 2011; Torres & Hernández 2011).
678
La edad es otra variable encontrada en este estudio como predictora de la somatización.
Para González y Landero (2008), la edad se asocia con la presencia de síntomas somáticos,
puesto que estos síntomas suelen aparecer antes de los treinta años y pueden mantenerse o
agravarse debido al deterioro provocado por el paso del tiempo.
Continuando con el círculo del miedo, una persona que está ante la presencia de un estímulo
sorpresa o significativo, se puede ver inmersa en un estado de caos. De acuerdo con Valdez
Medina (2009), así como existe una tendencia a buscar un estado de paz o equilibrio, también
existe una tendencia a vivir en caos o conflicto, es así que en el estudio se observa que las
personas viven con niveles de caos altos y al mismo tiempo se observa como otra variable
explica la presencia de somatización (Torres, Valdez, González & González 2013).
Por último, la variable que explicó en mayor medida a la somatización fue la depresión.
Ésta es una de las variables que reviste de importancia en el círculo del miedo, pues al no
poder resolver los estímulos sorpresas o significativos que generan las emociones negativas, las
personas tienden a vivir en un estado de caos y de ansiedad en donde la depresión se hace
presente. De acuerdo con Alvarado, et. al (2014), la ansiedad y la depresión se unen y
conforman la tendencia de personalidad en caos.
El hecho de que la depresión sea un importante predictor se apoya en lo reportado por
Cohen, Tirrell y Smith (1993), Seligman (1994), Martel (1998), Fredickson (2001), Barra
(2003), Valdez Medina, (2009), Goleman (2012), Torres (2013), Valdez y Torres (2015). Una
explicación es que el sistema inmunológico de debilita ante la presencia de este trastorno,
haciendo a las personas vulnerables a cualquier síntoma o enfermedad y en segundo lugar
porque a través del cuerpo se expresa el malestar emocional, lo cual ha sido ampliamente
documentado. Pero sobre todo porque esto permite obtener evidencia empírica sobre el
proceso de somatización que plantea Valdez (2009).
Si bien no es posible inferir causalidad respecto al vínculo personalidad y enfermedad, se
considera que las características psicológicas pueden ser una causa de somatización, por lo
que los estudios longitudinales serían una posibilidad para seguir comprobando esta hipótesis,
así como la inclusión de otras variables como estrés, paz, tendencias de personalidad,
emociones negativas no resueltas, desesperanza, entre otras, a fin de poder explicar el
fenómeno de somatización.
Referencias
Alvarado, J., Valdez Medina, J. L., González Arratia, N. I., González, S. y Argüello, F. (2014).
Frustración, Odio y Culpa. Origen de la personalidad en conflicto. Revista y Educación
Internacional, 4(7), 74-105.
Aroian, K. J., Norris, A. E., González de Chávez, M. A., & García, L.M. (2008). Gender differences in
psychological distress among Latin American immigrants to the Canary Islands. Sex Roles, 59,
107-18.
Barra, E. (2003). Influencia del Estado Emocional en la Salud Física. Terapia psicológica, 21, 55-60.
Beck, A. T, Weissman, A., & Trexler, E. (1974). Escala de Ansiedad.US. Dec;42(6), 861-5.
679
Cohen, S., Tyrrell, D., & Smith, A. (1993).Negative life events, perceived stress, negative affect, and
susceptibility to the common cold. Journal of Personality and Social Psychology, 68, 159-169.
Cornella, J. (2008). Trastornos Psicosomáticos. Girona: Centre Medic Psicopedagogic.
Cova, F. (2004). Diferencias de género en bienestar y malestar emocional: evidencias contradictorias.
Revista Terapia Psicológica, 22(2), 165-169.
Fredickson, B. (2001). The role of positive emotions in positive Psychology. American Psychologist, 56(3),
218-226.
Goleman, D. (2012). Cómo influyen las emociones en la salud. Obtenido de http:
//www.yogakai.com/goleman.htm, el 30 de Noviembre del 2012.
González, M. y Landero, R. (2008). Síntomas psicosomáticos y estrés: comparación de un modelo
estructural entre hombres y mujeres. México: UANL.
González, S., Valdez Medina, J. L. y González Arratia, N. I. (2012). Escala de Depresión EPMD.
México: UAEM.
Kirchner, T., Forns, M., Muñoz, D., & Pereda, N. (2008). Psychometric properties and dimensional
structure of the Spanish version of the Coping Responses Inventory-Adult Form. Psicothema, 20(4),
902-909.
Martel, J. (1998). El gran diccionario de las enfermedades y dolencias. USA: Editions Quintessence.
Moral, J., Valdez Medina, J.L. y González Arratia,N. I. (2011). Psicología y Salud. México: CUMex.
Oyama, O., Paltoo, C. & Greengold, J. (2008). ¿Cómo manejar los síntomas psicosomáticos?, Obtenido
de http: //www.intramed.com.ar/actualidad/contenidover.asp?contenidoID=50156 INTRAMED,
el 15 de febrero del 2009.
Pennebaker, J. (2000). Psychological factors influencing the reporting of physical symptoms. En Stone,
A., Turkkan, J., Bachrach, C., Jobe, J. Kurtzman, H., &. Cain, V. (Eds.). The Science of self-report:
Implications for research and practice (pp. 299-315). Mahwah, N.J: Lawrence Erlbaum Associates.
Salovey, P. & Birnbaum, D, (1989).Influence of mood on health- relevant cognitions. Journal of
Personality and Social Psychology, 57, 539-551.
Seligman, M. E. (1994). What you can change and what you can´t. New York: Knopf.
Sivik, T., & Shoenfeld, R. (2001). Somatization and paradigm of psychosomatology. Advances in Mind-
Body Medicine, 14(4), 263-266.
Torres, M., & Hernández, M. (2011). Tendencias de la personalidad y los síntomas somáticos, en personas
que acuden a consulta externa del sistema de salud estatal, Toluca, durante el 2009. Tesis no
publicada. Toluca, México: UAEM.
Torres, M. A. (2013). Características de personalidad en adultos que presentan síntomas somáticos. Tesis
no publicada. México: UAEM.
Torres, M. A., Valdez Medina, J. L., González Arratia, N. I. y González, S. (2013). Personalidad en caos
o entrópica y su asociación con la presencia de síntomas somáticos. Revista electrónica de
Psicología de Iztacala, 16(1),144-158.
Valdez Medina, J. L. (2009). Teoría de la Paz o Equilibrio: una nueva teoría que explica las causas del
miedo y del sufrimiento, y que nos enseña a combatirlos. México: EDAMEX.
Valdez Medina, J. L. y Torres, M. (2015). Definición de emoción. Seminario de Investigación. Toluca,
México, 25 de Mayo, (Paper).
Vallejo, J. (2003). Introducción a la Psicopatología y a la Psiquiatría (5ta edición). Barcelona: Masson.
680
Entre el Espejo y la Báscula: Insatisfacción y Alteración de la
Imagen Corporal en Universitarios
Gerardo López Zumaya*, Jasmin Navarro Almaraz*, Gisela Pineda
García *, Gilda Gómez-Peresmitré** y Silvia Platas Acevedo**
Método
Participantes.
Se encuestó a una muestra no probabilística de 359 estudiantes universitarios del sector
público de Ensenada, Baja California (de diversas carreras: Oceanología, Física, Matemáticas
aplicadas, Ingeniería, Gastronomía, Administración, Contabilidad, Psicología, Deportes,
Medicina, y Enfermería). El 52% era del sexo masculino y el 48% eran participantes del sexo
femenino. La edad promedio de los estudiantes fue de 20.52 años (D.E.=2.7).
Instrumentos.
Se aplicó el Cuestionario de Alimentación y Salud (Gómez Peresmitré, 2001). La presente
investigación utilizó en específico, las siguientes mediciones y variables:
Insatisfacción con la imagen corporal: El nivel de insatisfacción o satisfacción con la imagen
corporal se midió a partir de la diferencia entre el valor otorgado a la figura percibida
menos el valor de la figura ideal. Una diferencia igual a cero indica satisfacción, una
diferencia positiva representa insatisfacción porque se desea ser más delgado(a), la
diferencia negativa indica también insatisfacción y el deseo de ser más grueso. A su vez, la
figura percibida e ideal se miden con un grupo de siluetas que cubren un continuo de peso,
desde una figura desnutrida o emaciada hasta una con obesidad, pasando por una silueta
normopeso (Gómez-Peresmitré et al., 2013).
IMC: Se utilizó una báscula y un estadímetro (ambos marca “Seca”) para medir el peso y la
estatura de cada uno de los participantes. El Índice de Masa Corporal se mide dividiendo el
peso entre la estatura elevada al cuadrado. Los puntos de corte utilizados fueron: menores a
17 (delgadez extrema), de 17 a 18.49 (delgadez), de 18.5 a 24.99 (peso normal), de 25 a
29.99 (sobrepeso), y superior a 30 (obesidad) (OMS, 2011).
Alteración de la imagen corporal: El nivel de alteración/no alteración se mide a partir de la
diferencia entre la autopercepción del peso corporal menos el IMC. La autopercepción se mide
con la pregunta: “Creo que estoy… 5) muy gordo, 4) gordo 3) ni gordo ni delgado 2)
delgado y 1) muy delgado”. Los valores otorgados al IMC van de 1 (delgadez extrema) a 5
(obesidad). La diferencia igual a cero identifica no alteración, una diferencia negativa indica
682
subestimación del cuerpo (la persona se percibe más delgado de lo que en realidad está), una
diferencia positiva significa sobrestimación (percepción más gruesa del cuerpo).
Procedimiento.
Se solicitó permiso en las oficinas de dirección de las facultades correspondientes para la
aplicación del Cuestionario de Alimentación y Salud (CAS), posteriormente se acordaron fechas
previas tanto con maestros como con subdirectores de cada facultad para la aplicación de
manera grupal en una sola sesión y obteniendo así el consentimiento informado de los
participantes. Al finalizar el cuestionario, se pesó y midió a los participantes, finalmente, se
capturaron y analizaron los datos con el software SPSS; donde se realizaron análisis
descriptivos e inferenciales, dentro de estos últimos destaca el ANOVA factorial para
comparar la imagen corporal dependiendo del sexo e IMC.
Resultados
Tabla 1.
IMC por sexo
Sexo Total
Hombre Mujer
Delgadez extrema 0.0% 0.6% 0.3%
Delgadez 2.1% 4.1% 3.1%
Peso normal 53.5% 69.2% 61.0%
Sobrepeso 31.0% 18.0% 24.8%
Obesidad 13.4% 8.1% 10.9%
Total 100.0% 100.0% 100.0%
El tercer objetivo consistió en comparar la imagen corporal dependiendo del sexo y el IMC,
en este sentido se encontró en cuanto a la insatisfacción con el cuerpo que existen diferencias
significativas por sexo (F=36.2, P=.000) e IMC (F=40.9, P=.000). Las medias por sexo indican
que las mujeres (M=.87, D.E=1.74) manifiestan más insatisfacción que los hombres (M= -.24,
683
D.E=2.16); en la Figura 1 se observa que mientras los participantes con delgadez y peso
normal están insatisfechos por que desean siluetas más gruesas, aquellos con sobrepeso y
obesidad también están insatisfechos porque desean ser más delgados siendo las personas con
obesidad las que presentan el mayor grado de insatisfacción de los 4 grupos comparados.
Figura 1.
Satisfacción de la imagen corporal
0
Delgadez Media
-2 Peso Normal
Obesidad
Sobrepeso
684
Discusión
Referencias
Fuller-Tyszkiewicz, M., & Mussap, A. (2011). Examining the dissociative basis for body image
disturbances. International Journal of Psychological Studies, 3(2), 3-13.
685
Gómez-Peresmitré, G. (2001). Factores de riesgo en trastornos de la conducta alimentaria. Teoría
práctica y prevalencia en muestras mexicanas. Memorias de la Presentación de los 450 Años de la
Universidad. México: UNAM.
Gómez-Peresmitré, G. y Ávila A., E. (1998). Conducta alimentaria y obesidad. Revista Iberoamericana
de Psicología, 6(2), 10-22.
Gómez-Peresmitré, G., Alvarado, H.G., Moreno, E.L., Saloma, G. S., y Pineda, G.G. (2001). Trastornos
de la alimentación. Factores de riesgo en tres diferentes grupos de edad: Pre-púberes, púberes
y adolescentes. Revista Mexicana de Psicología, 18(3), 313-324.
Gray, S. (1977). Social aspects of body image: Perception of normality of weight and affect of college
undergraduates. Perceptual and Motor Skills, 45, 1035–1040.
León, R. Gómez Peresmitré, G y Platas, S. (2008). Conductas alimentarias de riesgo y habilidades
sociales en una muestra de adolescentes mexicanas. Salud Mental, 31, 447-452.
León, R. Gómez-Peresmitré, G., Pineda, G. y Platas, S. (2002). Alteración de la imagen corporal en una
muestra de adolescentes mexicanos. La Psicología Social en México, 9, 122–127.
Lobera, J. y Rios, B. (2011). Body image quality of life in eating disorders Patient Preference and
Adherence.North American Journal of Psychology, 5, 109–116.
Miller, E. C., Schulz M. R., Bibeau D. L. et al. (2008). Factors associated with misperception of weight in
the stroke belt. J Gen Intern Med. 23(3), 323-328.
Organización Mundial de la Salud. (2011). Monitoreo, evaluación y análisis de las estrategias
nacionales de salud. Recuperado de: http:
//www.who.int/healthinfo/country_monitoring_evaluation/MandE_NHS_spanish.pdf?ua=1&ua=
1
Park, E. (2011). Overestimation and underestimation: Adolescents´ weight perception in comparison to
BMI-based weight status and how it varies across socio demographic factors. Journal of School
Health, 81(2), 57 – 64.
Petti, Y., & Cowell, J. (2011). An assessment of measures of body image, body attitude, acculturation,
and weight status among Mexican American women. Journal of the American Academy of Nurse
Practitioners, 23, 84–91.
Pineda, G. (2011). Estrategias preventivas de factores de riesgo en trastornos de la conducta
alimentaria. Universidad Autónoma de Baja California. Mexicali, Baja California.
Secretaria de Salud (2008). Programa Nacional de Salud 2007-2012. Por un México sano:
construyendo alianzas para una mejor salud. Recuperado de http:
//dgis.salud.gob.mx/descargas/pdf/ProNaSa_2007-2012.pdf
Thompson, J. et al. (1995). Development of body image, eating disturbance, and general psychological
functioning in female adolescents: Covariance structure modeling and longitudinal investigations.
International Journal of Eating Disorders, 18, 221-236.
Thompson, J. et al; (1999). Exacting beauty: theory assessment, and treatment of body image disturbance.
Washington: American Psychological Association.
686
Imagen Corporal, Conductas Alimentarias de Riesgo, e
Influencia en Adolescentes con Obesidad
Rebeca María Elena Guzmán Saldaña*, Melissa García Meraz**,
Gloria Solano Solano*, Arturo del Castillo Arreola*
y Angélica Romero Palencia*.
Método
Participantes.
Se utilizó un muestreo probabilístico, polietápico, estratificado que permitió detectar a
N=278 participantes con obesidad (de acuerdo con los valores de IMC), de los cuales n=163
(59%) son mujeres (Medad=12.8, DE=1.4) y n= 115 (41%) hombres, de 10 a 16 años de edad
(Medad=12.7, DE=1.3).
Instrumentos y Materiales.
Escala de Factores de Riesgo Asociados a Trastornos Alimentarios (EFRATA), validado por
Gómez Peresmitré en 1998. Tiene un alpha general de confiabilidad de .90. Hay una versión
de hombres y otra de mujeres los factores que evalúa son: Conducta Alimentaria Compulsiva,
Preocupación por el Peso y la Comida, Conducta Alimentaria Normal, Dieta Crónica
Restringida y Conducta Alimentaria por Compensación Psicológica.
Escala Visual de Siluetas (Técnica Parcial del Marcado de Imagen), evalúa
satisfacción/insatisfacción corporal, formada por seis siluetas que cubren un continuo de peso
corporal que va desde una figura muy delgada (puntuación igual a uno), hasta una figura muy
gruesa u obesa (puntuación igual a seis), pasando por un peso normal (puntuación igual a tres),
el valor de Alpha en muestra preadolescente se distribuye de 0.70 a 0.75 (Gómez-Peresmitré
& Ávila, 1998).
CIMEC-12, este instrumento en su versión original fue elaborado por Toro, Salamero y
Martínez y adaptado y validado por Saucedo Molina (2012). Consta de doce reactivos tipo
Likert, en sus versiones para hombres y mujeres. Las respuestas se valoran en una escala de
cuatro opciones. A mayor puntuación, mayor influencia sobre el modelo estético corporal. El
factor influencia de la publicidad tiene seis reactivos, un valor alpha=. 87, y el factor malestar
con la imagen corporal también con seis reactivos, con alpha=.72. En el caso de los hombres el
Factor 1 Influencia de la Publicidad incluye cinco ítems, y para las mujeres este mismo factor
integra seis ítems; en la versión de hombres el Factor 3 corresponde a Malestar por la Imagen
Corporal y conjunta cinco ítems, y en la versión de mujeres es el Factor 2 con el mismo nombre
y el mismo número de cinco ítems al igual que el de mujeres. El peso y la talla se midieron con
un monitor corporal de marca TANITA, Modelo UM 2204 y un estadímetro portátil marca seca
214. Para obtener el índice de masa corporal (IMC) se utilizó la fórmula: IMC=Peso (kg)/
Talla (m²) y el valor obtenido fue clasificado de acuerdo los puntos de corte del Patrón
Internacional del Crecimiento Infantil de la OMS (2013) con criterios percentilares.
688
Procedimiento.
Posterior a la obtención del consentimiento de las autoridades escolares, y padres de
familia se midió el peso y la talla en todos los estudiantes de primarias y secundarias públicas
de Pachuca, Hidalgo, esto lo realizaron estudiantes de nutrición previamente capacitados y
estandarizados a través del procedimiento del Manual de Procedimientos de la Secretaría de
Salud para la Toma de Medidas Clínicas y Antropométricas (SSa, 2002); posteriormente se
identificó a los pre adolescentes y adolescentes con obesidad de acuerdo con el IMC. Es
importante destacar que se obtuvo el Consentimiento Informado por parte de la madre. La
recolección de datos fue de carácter no invasivo y se siguieron los criterios éticos de la
investigación en psicología.
Resultados
Se encontró que el 89% del total de están insatisfechos con su imagen corporal, las mujeres
en un mayor porcentaje (49%) desean ser más delgadas, y los hombres con un (28%).
Tabla 1.
Satisfacción e insatisfacción de Imagen Corporal.
Sexo Deseo de ser más grueso(a) Satisfechos Deseo de ser más delgado (a)
n % n % n %
Hombres 26 8.99 12 4.32 77 27.70
Mujeres 17 3.60 19 6.83 131 48.56
Total 43 12.59 31 11.15 212 76.26
Hombres
Mujeres
Total
50
5.84 Con riesgo
5.12 10.96
0 Sin riesgo
Hombres
Mujeres
Total
690
En lo que referente a la influencia de la publicidad el (73%) de los participantes dice que
pocas veces o nunca la publicidad influye en ellos.
Por último un análisis de varianza arrojó contrastes significativos entre ambos sexos F
(19.920)=14.952 p<.001; y es en los hombres en donde más influye la publicidad (entre
otros factores) para sentir malestar respecto a su imagen corporal.
Discusión y Conclusiones
Los resultados aportan datos descriptivos acerca del estado nutricio de la muestra. Se pudo
observar que la prevalencia sumada de sobrepeso y obesidad en la muestra de escolares es
en total de 48%; cabe destacar que este dato es mayor a la prevalencia a nivel nacional y
estatal del estado de Hidalgo (lugar en donde se realizó este estudio), ya que de acuerdo con
la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2012) el 35% de los adolescentes de
entre 12 y 19 años presentan sobrepeso u obesidad (SSa, 2012). Esto es semejante a lo que
se muestra en el análisis de diferencia, en donde los hombres en contraste con las mujeres son
quienes presentan un mayor nivel de dicha variable. Al respecto, aunque las mujeres parecen
ser más vulnerables a presiones del entorno a favor de la delgadez (Espinoza, Penelo & Raich
2009), se sabe que los hombres a mayor IMC son más sensibles a la publicidad, e incrementa
la probabilidad de que realicen dieta restringida (Saucedo-Molina et al; 2004, 2005);
además, algunos estudios informan que existe insatisfacción corporal en hombres como
resultado de la difusión de un ideal corporal cada vez más delgado y musculoso (Cafri, Van
den Berg & Thompson, 2006; McCabe & Ricciardelli, 2004).
En cuanto a los resultados de la variable “Malestar con la imagen corporal” son los hombres
quienes presentan mayor malestar; esto permite plantear que no solo son mujeres las que
presentan una interiorización de los modelos promovidos por la cultura de la delgadez, sino
que también ellos son influenciados de manera importante. En una investigación Fernández-
Aranda, Aitken & Badia, (2004) muestran que el malestar con la imagen corporal podría
generar en ellos preocupación por su peso y figura, insatisfacción corporal e incluso trastornos
alimentarios. Además, estos hallazgos podrían tener relación con la “Cultura de la
Muscularidad” que los hombres viven actualmente (Agliata &Tantleff-Dunn, 2004).
A partir de los resultados de esta investigación y de la premisa de que la alimentación es
parte de la cultura y se transmite de generación en generación, evolucionando dentro de este
proceso debido en parte a la acción de los conocimientos alimentarios (Tovar, 2000) se
propone implementar programas de promoción y prevención dirigidos a padres e hijos que
contribuyan a contrarrestar la obesidad y los trastornos de la conducta alimentaria.
691
Referencias
Acosta, M., Llopis, J., Gómez, G., & Pineda, G. (2005). Evaluación de la conducta alimentaria de riesgo.
Estudio transcultural entre adolescentes de España y México. International Journal of Psychology
and Psychological Therapy, 5(3), 223-232.
Gómez Peresmitré, G. (1998). Imagen corporal: ¿Qué es más importante, sentirse atractivo o ser
atractivo. Psicología y Ciencia Social, 2, 27-33.
Sarason, I. & Sarason, B. (2006). Psicopatología. Psicología anormal: El problema de la conducta
inadaptada. México: Pearson. Prentice Hall.
Toro, J., Salamero, M., & Martínez, E. (1994). Assessment of sociocultural influences on the aesthetic
body shape model in anorexia nervosa. Acta Psychiatrica Scandinava, 89,147-151.
Unikel-Santoncini C, Villatoro-Velázquez J, Medina-Mora I, Fleiz B, Alcantara M, Hernández R. (2000).
Conductas Alimentarias de Riesgo en adolescentes mexicanos. Datos en población estudiantil del
Distrito Federal. Revista de Investigación Clínica, 52(2), 140-147.
692
Índice de Masa Corporal, Comportamiento Saludable, Perfil
de Salud y Emociones en Niños de Primaria
Renán García Falconi, Valentina Rivas Acuña, Julita Elemí
Hernández Sánchez, Catherine Silvie Braqbien Noygues
y Herminia García Barjau.
Método
Participantes.
En el estudio participaron 332 alumnos, de escuelas primarias de cinco municipios de
Tabasco, cuyos grados iban del primero al sexto. Con respecto al índice de masa corporal
(IMC) el 5.2% estaba en el nivel bajo, el 78.8% estaba en el normal, el 9.9% estaba en
sobrepeso y el 6.1% estaba en el nivel de obesidad.
Instrumentos.
Los instrumentos de medición fueron los siguientes:
Formato para el registro de los indicadores antropométricos de peso y talla para la
determinación del índice de masa corporal (IMC) que fue definido como la relación entre la
talla y el peso de cada persona (OMS, 2004). Sus valores pueden ser clasificados como bajo
peso menor a 18.50, peso normal entre 18.50 a 24.99, sobrepeso igual o mayor a 25 (25.0 a
29.99) y obeso igual o mayor a 30 (tipo I entre 30.0 a 34.9; tipo II entre 35.0 a 39.9; tipo III
igual o mayor de 40.0). Sin embargo, para niños se uso el criterio de rangos percentilares
para asignar los participantes a las categorías así los que eran menor al rango percentilar de
igual o menor a 5 caía en la categoría de bajo peso, los que estaban entre 5.1 y 83.9, estaba
en la categoría normal, entre el 84 a 93.9 era sobrepeso e igual o mayor 94 era obeso
(Rodríguez Martínez, Gallego Vela, Fleta Zaragozano & Moreno Aznar, 2006).
Cuestionario de comportamiento saludable está formado por 23 reactivos tipo Likert cuyas
opciones de respuesta fueron nada, poco, regular, mucho y bastante. El comportamiento
saludable fue definido como el autoreporte del comportamiento del niño relacionado con el
cuidado de su salud.
Instrumento Child Health and Illness Profile-Child Edition, CHIP-CE (versión en español) con
una confiabilidad de .770, este cuestionario permite medir la salud percibida en niños (as), es
capaz de captar las dimensiones más relevantes de salud infantil, de manera que es posible
obtener una medida de salud percibida desde los 6 hasta los 12 años, incluyendo como
elemento básico el punto de vista del propio niño. La versión infantil del CHIP-CE/CRF consta
de 44 ítems agrupados en 5 dimensiones de salud, satisfacción, bienestar, resistencia riesgos, y
funciones (Rajmil, Berra, Estrada & Cols., 2004).
Escala de Ansiedad Manifiesta en Niños Revisada (CMAS-R) (Reynolds & Richmond, 1997). La
escala, es un autoreporte diseñado para niños de entre 6 y 19 años, está compuesta de 37
reactivos con respuestas dicotómicas (Si/No) cuya suma total da una medida de ansiedad, y se
agrupan en tres factores : Inquietud, fobias y somatización. Además posee un factor de
mentira usado para determinar si las respuestas fueron dadas de manera real o ideal. Esta
escala ha sido utilizada en anteriores ocasiones y con bastante éxito en distintas
investigaciones con niños y adolescentes mexicanos.
Escala de Depresión para Niños (CDS) fue diseñada por Lang y Tisher en 1978 y traducido
al español en España en el año de 1983. La escala es autoaplicable para niños de 8 a 16
años y consta de 66 reactivos agrupados en 8 dimensiones, las que a su vez están agrupadas
en 2 subescalas: Respuesta afectiva, problemas sociales, autoestima, preocupación por la
muerte/salud, sentimiento de culpabilidad y depresión varios, agrupadas en la subescala de
total depresivo; y las de ánimo/alegría y positivos varios, agrupados en la subescala de total
positivo.
694
Procedimiento.
Los datos fueron recolectados por personas entrenadas en la aplicación de las escalas y en
la obtención de datos respecto al índice de masa corporal, datos socio demográficos. Primero,
los recolectores de datos se presentaban ante las autoridades de la escuela y explicaban los
objetivos del estudio. Posteriormente hablaban con los padres de familia sobre el estudio y
pedían su autorización para entrevistar a sus hijos, para ello los padres tenían que firmar un
formato de consentimiento informado. Posteriormente, los recolectores de datos pasaban a los
salones donde daban las instrucciones a los alumnos y aplicaban los instrumentos.
Resultados
Se analizaron los efectos del IMC sobre el comportamiento saludable, perfil de salud,
ansiedad y depresión, encontrándose solo efectos significativos del IMC (véase Tabla 1) sobre
el perfil de salud (F=5.423, con 3 g.l. y p< .001). La prueba de Scheffé resulto en contrastes
significativos de los niveles de sobrepeso, bajo y normal con respecto al perfil de salud
(medias de 61.995, 57.83 y 59.08, respectivamente), el contraste del nivel de obesidad con
los otros niveles de IMC no fueron significativos.
Tabla 1
Análisis de Varianza de los Efectos del IMC sobre Comportamiento Saludable, Perfil de Salud,
Ansiedad y Depresión
Variable Suma de cuadrados F Sig.
Comportamiento Saludable 292.471 .325 .807
Perfil de Salud 2609.641 5.423 .001
Ansiedad 35.343 .366 .778
Depresión 797.440 1.255 .288
Tabla 2
Análisis de Varianza de los Efectos del IMC sobre Componentes de Comportamiento Saludable
Componente Suma de cuadrados F Sig.
Comer bien 11.355 3.100 .026
Realizar las tres comidas que te da tu mama. 16.660 4.17 .006
Tomar decisiones 25.808 4.77 .003
695
En cuanto al impacto del IMC sobre los factores de ansiedad (véase tabla 3) solo hubieron
efectos en la somatización (F= 3.67, con 3 g.l. y p< .012) y sobre los factores de depresión
(véase tabla 4) se encontraron efectos en la autoestima (F= 3.11, con 3 g.l. y p< .025) y
alegría (F= 5.67, con 3 g.l. y p< .001).
Tabla 3
Análisis de Varianza de los Efectos del IMC sobre los Factores de Ansiedad
Factor Suma de cuadrados F Sig.
Inquietud 1.427 .099 .961
Fobias 6.566 .324 .808
Somatización 39.097 3.674 .012
Tabla 4
Análisis de Varianza de los Efectos del IMC sobre Factores de Depresión
Factor Suma de cuadrados F Sig.
Autoestima 405.181 3.114 .025
Alegría 362.740 5.673 .001
Culpabilidad 178.054 2.374 .068
Aislamiento 137.467 1.611 .185
Discusión
Al analizar las consecuencias del IMC sobre el comportamiento saludable, perfil de salud,
depresión y ansiedad de los niños de primaria del estado de Tabasco, se encontró efectos
significativos de la variable independiente sobre el perfil de salud. Esto es, los niños con IMC
alto presentaron mejor percepción de su salud que los niños con IMC bajo; este indicador hace
suponer que los niños que son clasificados con sobrepeso u obesidad se ven a sí mismos como
saludables; lo cual está en concordancia con lo que la mayoría de las personas piensa acerca
de la relación peso y salud – a mayor peso mejor salud.
Al hacer un análisis de las características que conforman el comportamiento saludable se
detecto una influencia del IMC sobre la percepción de comer bien, realizar tres comidas y
tomar decisiones sobre el comportamiento para cuidar su salud. También, sobre el factor de
somatización de la ansiedad, los niños obesos presentan mayor ansiedad que los no obesos,
pero lo demuestran manifestándola corporalmente. Así mismo, los niños obesos se deprimen
más que los no obesos pero lo manifiestan a través de una autoestima negativa y poca
alegría.
Lo anterior apoya lo encontrado en otros estudios y en la literatura de que el sobrepeso y
la obesidad tienen efectos sobre los aspectos conductuales y psicológicos de la salud. Por
ejemplo, apoya lo señalado por Seijas y Feuchtmann (1997) con respecto a que la obesidad
se convierte en un estigma social tan grave que conlleva problemas de ansiedad y depresión,
entre otros síntomas psicológicos.
696
Referencias
697
Correlación de Factores de Riesgo de Trastornos de
Conducta Alimentaria entre Hombres y Mujeres
Universitarios de Ciencias de la Salud
Lilia Angélica Venegas Rosales y Rolando Díaz-Loving
La conducta alimentaria está determinada por factores que rebasan el valor nutrimental
y las necesidades diarias del individuo, pueden estar en riesgo cuando se relacionan
directamente con el estado de salud-enfermedad de un sujeto individual o colectivo
(Gómez-Peresmitré, Saucedo, & Unikel, 2001). Los Factores de Riesgo de Trastornos de
Conducta Alimentaria (FRTCA) no se consideran patologías, son alteraciones relacionadas
con la alimentación, prácticas erróneas de control de peso y la alteración de la imagen
corporal, que se presentan como un continuo entre una alimentación normal y la presencia
de un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) (Hunot, Vizmanos, Vázquez, & Celis, 2008).
Algunos autores aluden que el sexo femenino es de importancia para desencadenar un
TCA (Chávez, Macías, Gutiérrez, Martínez, & Ojeda, 2004; Narváez et al., 2011; Unikel,
Bojórquez, Villoro, Fleiz, & Medina 2006); sin embargo, la Encuesta Nacional de Salud y
Nutrición (ENSANUT, 2012) refiere que los hombres de 14 a 19 años tienen mayor número
de conductas de riesgo, como comer demasiado y hacer ejercicio. Dentro de los FRTCA más
importantes se ha encontrado que la baja autoestima y la insatisfacción con la figura
corporal están muy relacionadas (Altamirano, Vizmanos & Unikel, 2001; Escoto et al.,
2009). Lameiras, Calado, Rodríguez y Fernández (2003) encontraron que las mujeres están
más insatisfechas con su cuerpo, y que la insatisfacción corporal de la madre está
relacionada con el desorden alimenticio en la hija (Benninghoven, Tetsch, Kunzendorf &
Jantschek, 2007). Por su parte, la restricción excesiva de la dieta; la práctica de ejercicio
excesivo; vómito; uso de purgantes y atracón, seguida de purgantes y vómito autoinducido;
se usan como medidas compensatorias para bajar de peso dichos hábitos representan
conductas alimentarias de riesgo (Escoto, Camacho & Mancilla, 2009; Unikel et al., 2006).
Los medios de comunicación que hacen alusión a la estética del cuerpo influyen en la
baja autoestima e insatisfacción corporal (Lugli & Vivas, 2006; Kim & Lennon, 2007; Escoto
et al., 2009). Estos factores de riesgo se han encontrado en estudiantes universitarios y de
nivel medio superior tanto hombres como mujeres, ya que utilizan este tipo de conductas
para controlar su peso (Chávez et al., 2004; Lameiras et al., 2003; Unikel et al., 2006).
La somatización, considerada factor de riesgo (Unikel, Gómez & Bojorquez, s.f.), refiere
que las personas experimentan y expresan malestar emocional mediante síntomas físicos
(Zegarra & Guzmán, 2007). Además, la culpa, se relaciona con las conductas alimentarias
de riesgo en las mujeres después de practicar el atracón (Blanco, 2011; López et al.,
2010). Si bien, la aparición de un TCA oscila entre los 14 y 18 años (OMS, 2004);
conforme aumenta la edad la población se presenta más riesgo de padecer un desorden
alimentario (Ghaderi & Scott, 2001). Un factor de riesgo de TCA describe aspectos
fisiológicos, psicológicos, sociales y culturales que incluso los profesionistas encargados de la
salud podrían verse afectados (Escoto et al., 2009; Huon, 1996; Sepúlveda, Gandarillas &
Carrobles 2004). Así, el objetivo fue analizar los FRTCA presentes en los estudiantes
universitarios de ciencias de la salud en la Universidad de Guanajuato, Campus León.
Método
Participantes.
El instrumento se aplicó a 366 (44.6%) universitarios de las carreras de nutrición,
psicología y enfermería. El total de mujeres fue de 269 (73.5%) y 97 (26.5%) fueron
hombres. Las edades fueron de 17 a 36 con una media de 20.7 (DE=2.3) años. Para
realizar los análisis de correlación se seleccionaron de manera aleatoria 97 casos de
mujeres de las 269, con la finalidad de equiparar tanto hombres como mujeres.
Instrumento.
Cuestionario de factores de riesgo de Trastornos de la Conducta Alimentaria, consta de
14 áreas (Unikel, s.f.), de las cuales se eligieron: Conductas Alimentarias de Riesgo (α=.80)
compuesto de tres factores: Medidas compensatorias 1, Medidas compensatorias 2 y
Atracón; la Escala de Sintomatología depresiva (α=.90) dividida en: Somatización y Estado
de ánimo deprimido. La escala de Autoestima (α=.83) con Percepción de sí mismo y
Percepción de competencia negativa. La escala de Insatisfacción con la Figura Corporal
(α=.65). La escala de Actitudes hacia la Figura Corporal (α=.90) se divide en: Interiorización
y Creencias. La escala de Relación con hermanos (α=.80) comprende: el factor Crítica y el
factor Afecto. La escala de Miedo a madurar (α=.71) se divide en: Responsabilidad y
Pensamiento regresivo. El Test of Self-Conscious Affect-Adol: Proclividad a la culpa (α=.71)
y Proclividad a la vergüenza (α=.79) consta de tres factores: Culpa 1, Culpa 2 y
Vergüenza; y por último están las escalas Impulsividad (α=.72) e Ideación suicida (α=.84).
Procedimiento.
La aplicación se llevó a cabo en las instalaciones de la Universidad de Guanajuato,
Campus León, en la División de Ciencias de la Salud. La aplicación fue de manera colectiva
y duró de 30 a 40 minutos, y se incluyó una carta de consentimiento informado para indicar
que la participación sería voluntaria, anónima y confidencial.
699
Resultados
En la Tabla 1 se presentan las correlaciones de los FRTCA de las mujeres. Los resultados
indican que la autoestima en su escala de percepción positiva de sí mismo tiene una relación
alta y negativa con somatización (r = -.611; p<.01) y con el factor de Interiorización de
creencias (r= -.323; p<.01). Por su parte, el factor de atracón tiene una relación alta y
positiva con medidas compensatorias 1 (r=.629; p<.01), medidas compensatorias 2
(r=.523; p<-01) e Interiorización de creencias (r=.641; p<.01). En la tabla 2 se analizan
las correlaciones de los FRTCA de los hombres. Algunos resultados indican que el factor de
atracón tiene una relación alta y positiva con medidas compensatorias 1 (r= .542**; p<.01),
el factor de somatización tiene una relación alta y positiva con ánimo deprimido (r= .692;
p<.01), el factor de percepción de competencia negativa tiene una relación alta y negativa
con somatización (r= -.439; p<.01), el factor de ánimo deprimido tiene una relación alta y
negativa con percepción positiva (r= -.402; p<.01).
Discusión
Si bien es cierto que en la actualidad tanto hombres como mujeres presentan riesgo de
padecer un TCA (Chávez et al., 2004; ENSANUT, 2012; Narváez et al., 2011; Unikel et al.,
2006), en este estudio se encontró que las mujeres que tienen una percepción positiva de sí
mismas tienden a tener menos malestar emocional y estrés psicosocial, pues somatizan
menos y tienen menor interiorización de creencias sobre los hábitos alimenticios y los
estándares de belleza impuestos por la cultura; pues como refiere Rocha- y Díaz-Loving
(2005) es la cultura la que marca pensamientos y emociones que son adecuados para cada
ser humano con base a una red de estereotipos o ideas consensuadas. Por su parte, la
práctica de atracón en mujeres está relacionada con medidas compensatorias que tienen
que ver con ayunos, uso de laxantes, vómito y ejercicio. Las mujeres presentaron mayor
correlación entre sus factores a diferencia de los hombres; lo cual las sigue posicionando
como el sexo más vulnerable ante esta problemática en concordancia con otros autores
(Chávez et al., 2004; Narváez et al., 2011; Unikel et al., 2006). Por su parte los resultados
en los hombres indican que el factor de atracón también se relacionó con las medidas
compensatorias; es decir que antes o después de un atracón le sigue el vómito, el ayudo, el
uso de laxantes o el ejercicio excesivo en este sexo. Asimismo, se encontró que los hombres
tienden a somatizar cuando se sienten deprimidos y cuando sienten su autoestima baja. En
relación al factor de actitudes hacia la figura corporal donde interfieren la interiorización
de las normas y creencias dadas por estereotipos sociales como lo han descrito algunos
autores (Rocha-Sánchez y Díaz-Loving, 2005), en esta investigación las mujeres son las que
más presentan está conducta en base a su autoestima; dado que las normas y las creencias
dados por la cultura; mediante los medios de comunicación y las revistas de moda y belleza
(Escoto et al., 2009; Kim & Lennon, 2007; Lugli & Vivas, 2006) están más interiorizadas por
las mujeres que por los hombres, lo que indica que los hombres están menos preocupados
por los estereotipos que la sociedad marca en relación a la imagen corporal.
700
Tabla 1. Correlaciones entre los FRTCA de mujeres estudiantes universitarias de Ciencias de la Salud
Medidas Som Adep Perpos Compneg Mcomp1 Mcomp2 Atracón Inter Creen Culpa1 Culpa2 Verg Ifig
Som .666** -.611** -.334** .194 .087 .329** .324** .237* .147 -.110 .299** -.096
Ádep .666** -.395** -.142 .184 .046 .137 .217* .110 .018 -.065 .107 -.102
Perpos -.611** -.395** .305** -.168 -.113 -.285** -.323** -.252* -.120 .141 -.324** .298**
Compneg -.334** -.142 .305** -.238 * -.119 -.292** -.325** -.312** .099 .238* -.212* .198
Mcomp1 .194 .184 -.168 -.238* .572 ** .629** .692** .415** .013 .028 .092 .388**
Mcomp2 .087 .046 -.113 -.119 .572 ** .523** .515** .371** .067 .078 .136 .308**
Atracón .329** .137 -.285** -.292** .629** .523** .641** .383** .031 -.031 .160 .327**
Inter .324** .217* -.323** -.325** .692** .515** .641** .671** .215* .146 .369** .271**
Creen .237* .110 -.252* -.312** .415** .371** .383** .671** .161 .085 .361** .271**
Culpa1 .147 .018 -.120 .099 .013 .067 .031 .215* .161 .574** .348** .083
Culpa2 -.110 -.065 .141 .238* .028 .078 -.031 .146 .085 .574** .102 .104
Verg .299** .107 -.324** -.212* .092 .136 .160 .369** .361** .348** .102 .107
Ifig -.096 -.102 .298** .198 -.388** -.308** -.327** -.271** -.271** .083 .104 .107
*p<.05; **p<.01
Tabla 2. Correlaciones entre los FRTCA de Hombres estudiantes universitarias de Ciencias de la Salud
Medidas Som Adep Perpos Compneg Mcomp1 Mcomp2 Atracón Inter Creen Culpa1 Culpa2 Verg Ifig
Som 1 .692** -.373** -.439** .131 -.063 .383** .026 .016 .092 .110 .295** -.110
Ádep .692** 1 -.402** -.374** .177 .037 .368** .100 .030 .069 .005 .129 -.179
Perpos -.373** -.402** 1 .387** -.189 .040 -.325** -.174 -.075 -.005 -.037 -.230* .268**
Compneg -.439** -.374** .387** 1 -.133 .079 -.376** -.096 -.118 -.058 .020 -.276** .124
Mcomp1 .131 .177 -.189 -.133 1 .237 * .542** .367** .156 .123 .083 .052 .268**
Mcomp2 -.063 .037 .040 .079 .237* 1 -.113 -.021 .039 -.251* -.231* -.157 -.205*
Atracón .383** .368** -.325** -.376** .542** -.113 1 .241* .184 .308** .180 .325** -.195
Inter .026 .100 -.174 -.096 .367** -.021 .241* 1 .632** .218* .174 .073 .115
Creen .016 .030 -.075 -.118 .156 .039 .184 .632** 1 .104 -.058 .177 .154
Culpa1 .092 .069 -.005 -.058 .123 -.251* .308** .218* .104 1 .765** .462** .165
Culpa2 .110 .005 -.037 .020 .083 -.231* .180 .174 -.058 .765** 1 .327** .078
Verg .295** .129 -.230* -.276** .052 -.157 .325** .073 .177 .462** .327** 1 .061
Ifig -.110 -.179 .268** .124 -.268** -.205 * -.195 .115 .154 .165 .078 .061 1
*p<.05; **p<.01
701
Con relación a las mujeres el factor Culpa no tiene relación con el atracón como lo han
constatado algunos autores (Blanco, 2011; López, Mancilla, Vázquez, Ocampo, Franco &
Álvarez, 2010), sin embargo, en los hombres si existe relación entre el factor culpa 1
(sentimiento de culpa) y la conducta por atracón. Debido que en el número de participantes
hombres de esta investigación es dispareja en las tres licenciaturas estudiadas, es
importante, para futuras investigaciones realizar un análisis de cada licenciatura enfocada
a la salud donde exista mayor número de hombres, para delimitar si realmente existen
riesgo de padecer un TCA en el personal dedicado a la Salud o si las diferencias
únicamente continúan siendo por sexo.
Referencias
Altamirano, M., Vizmanos, B., y Unikel, C. (2011). Continúo de conductas alimentarias de riesgo en
adolescentes de México. Revista Panamericana de Salud Pública, 30(5), 401-407.
APA. (1995). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Barcelona, España: Masson.
Blanco, G. (2011). Trastornos alimenticios: La realidad detrás del espejo. México: Endira.
Benninghoven, D., Tetsch. N., Kunzendorf, S., & Jantschek, G. (2007). Body image in patients with
eating disorders and their mothers, and the role of family functioning. Sciencie Direct, 48,
118– 123.
Chávez, A. M., Macías, L. F., Gutiérrez, R., Martínez, C. y Ojeda, D. (2004). Trastornos Alimentarios
en jóvenes guanajuatenses. Acta Universitaria, 14(2): 17-24.
ENSANUT. (2012). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. Recuperado en Enero 2013 de: http:
//ensanut.insp.mx/informes/ENSANUT2012ResultadosNacionales.pdf
Escoto, M., Camacho, E., & Mancilla, J. (2009) Risk factors for the development of symptomatology
of eating disorders: prospective study. Journal of Behavior, Health & Social Issues, 2 (1).
Ghaderi, A. & Scott, B. (2001). Prevalence, incidence and prospective risk factors for eating
disorders. Acta Psychiatr Scand, 104: 122-130.
Gómez-Peresmitré, G., Saucedo, T. y Unikel, C. (2001). Imagen corporal en los trastornos de la
alimentación: la psicología social en el campo de la salud. En N. Calleja, G. Gómez y M.
López (Ed.), k (pp. 267-315). México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Huon, G. (1996): Health promotion and the prevention of dieting-induced disorders, Eating
Disorders: The Journal of Treatment & Prevention, 4(1), 27-32
Kim, J. & Lennon, S. (2007). Mass media and self-esteem, body image, and eating disorder
tendencies. Clothing & textiles research journal, 25 (1).
Lameiras, M., Calado, M., Rodríguez, Y., y Fernández, M. (2003). Hábitos alimentarios e imagen
corporal en estudiantes universitarios sin trastornos alimentarios. Revista Internacional de
Psicología Clínica y de la Salud, 3(1), 23-33.
López, A., Mancilla, J., Vázquez, R., Ocampo, T., Franco, K. y Álvarez, L. (2010). Factores
predictores del atracón alimentario en una muestra comunitaria de mujeres mexicanas. Journal
of Behavior, Health & Social Issues, 2(1), 25-38.
Lugli, Z. y Vivas, E. (2006). Trastornos de la alimentación, factores socioculturales, creencias de
control y dietas. Medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, 79(80).
Narváez, R., Ordóñez, M., Ochoa, O., Peña, G., Cardozo, R., Meertens, L., Ortunio, M. y Guevara, H.
(2011).Trastornos de conducta alimentaria en estudiantes de primer Año de Medicina.
Academia Biomédica Digital, 47.
702
OMS. (2004). Organización Mundial de Salud. Recuperado el 20 de noviembre de 2012: http:
//www.who.int/mental_health/evidence/Prevention_of_mental_disorders_spanish_version.pd
f
Rocha-Sánchez, T. y Díaz-Loving, R. (2005). Cultura de género: La brecha ideológica entre hombres
y mujeres. Revista anales de psicología. 2(6): 42-49.
Sepúlveda, A. R., Gandarillas, A. y Carrobles., J. A. (2004). Prevalencia de Trastornos del
Comportamiento Alimentario en la población universitaria. Psiquiatria.com, 8(2).
Unikel, C., Gómez, G. y Bojorquez, I. (s.f.). Manual de aplicación del cuestionario de riesgo de
Trastornos de la Conducta Alimentaria.
Unikel, C., Bojórquez, L., Villoro, J., Fleiz, C. y Medina, M. (2006). Conductas alimentarias de riesgo
en población estudiantil del Distrito Federal: tendencias 1997-2003. Revista de Investigación
clínica, 58(1), 15-27.
Zegarra, H. y Guzmán, R. (2007). Trastorno de Somatización, Trastorno por Somatización,
Somatización. Paceña de medicina Familiar, 4(6), 144.
703
Cualidades Psicométricas del Instrumento de Autoeficacia
para el Control de Peso en Niñas y Niños Mexicanos16
Rodrigo León Hernández*, Gilda Gómez Pérez-Mitré**,
Raquel Torres Muro***, Silvia Platas Acevedo**
y Rebeca Guzmán Saldaña****
705
Método
Participantes.
La muestra estuvo formada N=1190 niñas (n=603) y niños (n=587) estudiantes de cuarto,
quinto y sexto de primariaentre 8 y 13 años con una media=10.19 y desviación estándar=
0.99, el muestreo fue no probabilístico intencional. El tipo de estudio fue descriptivo con un
diseño no experimental y transversal.Los cuidados éticos se basaron en el código de ética del
psicólogo (Sociedad Mexicana de Psicología, 2007).
Instrumento.
Se utilizó el Inventario de Autoeficacia Percibida Para Control de Peso de Román, Díaz,
Cárdenas y Lugli (2007) adaptado por Gómez Pérez-Mitré et al., (2014) que está formado
por 30 reactivos tipo Likert, cuenta con 4 opciones de respuesta: no puedo hacerlo, podría
intentarlo, puedo hacerlo y seguro de poder hacerlo.
Procedimiento.
La aplicación del inventario fue dirigida por facilitadoras antes entrenadas y se realizó en
los salones de clase de las escuelas primarias. El tiempo aproximado de respuesta al
inventario fue de 45 min.
Resultados
706
El alfa de Cronbach para el género femenino fue de .92. El análisis factorial para esta
versión agrupo 29 de los 30 reactivos en 5 factores explicando el 47.1% de la varianza
Tabla 2.
Factores que conforman la versión para niñas
Factor Nombre Ítems Varianza% Alpha
F. 1 Evitación de alimentos con bajo aporte 11, 3, 9, 2, 15, 13, 4, 11.943% 0.816
nutricional e incremento de 6y8
hábitossaludables.
F. 2 Actividad Física Cotidiana. 5, 7, 1, 10, 14, 21 y 11.152% 0.774
16
F. 3 Acciones para Mejorar la Alimentación. 29, 25, 30, 26 y 28 9.607% 0.733
F. 4 Alimentación Emocional y actividad física 27, 19, 24, 17 y 23 8.639% 0.714
cotidiana.
F. 5 Acciones para Mejorar la Alimentación. 18, 12 y 20 5.793% 0.568
Ítem sin Soy capaz de hacer actividad física No. 22
agrupar cuando me siento nerviosa.
Discusión
De acuerdo al objetivo se puede afirmar que las dos versiones (niñas y niños) del Inventario
de Autoeficacia percibida para el control de peso son válidas y confiables. Sin embargo la
estructura factorial muestra ciertas diferencias ligadas al género: en el caso de las niñas el
factor que explica el mayor porcentaje de varianza fue “Evitación de alimentos con bajo
aporte nutricional e incremento de hábitos saludables” seguido por el factor “Actividad Física
Cotidiana”, lo anterior indica que en el caso de las escolares, los hábitos alimentarios son más
importantes que la actividad física para controlar el peso.En el caso de los niños estos dos
factores cambiaron el orden de importancia, el factor con mayor porcentaje de varianza
explicada fue “Actividad Física Cotidiana” lo que refleja que para el grupo de niños la
realización de esta actividad es prioritaria para el control de peso. Con referencia a los
demás factores, ambos instrumentos reflejan diferentes áreas relacionadas con la alimentación
y actividad física que integran el constructo de autoeficacia para el control de peso.
El avance en la línea de investigación muestra, respecto al estudio previo de cualidades
psicométricas de un instrumento diseñado para ambos sexos (Gómez et al, 2014), que existen
diferencias ligadas al género y que es importante contar con versiones adecuadas para niñas
y niños de forma independiente. Se contribuye con las iniciativas gubernamentales“Estrategia
contra el sobrepeso y la obesidad” (Secretaría de Salud, 2010), y la “Estrategia nacional
para la prevención y el control del sobrepeso, la obesidad y la diabetes” (Secretaría de
Salud, 2013) que impulsan las estrategias y el diseño de herramientas para el combate de la
obesidad, que representa un grave problema de salud en México.
707
Referencias
Aedo, A. y Ávila, H. (2009). Nuevo cuestionario para evaluar la autoeficacia hacia la actividad física
en niños. Revista Panamericana de Salud Pública, 26, 324-329.
Aranceta, J., Pérez, C., Ribas, L. y Serra, L. (2005). Epidemiologia y factores determinantes de la
obesidad infantil y juvenil en España. RevistaPediatría de Atención Primaria, 13-20.
Cabrera, G., Gómez, L. y Mateus, J. (2004). Actividad física y etapas del cambio comportamental en
Bogotá. Colombia Médica, 2, 82-86.
Flores, L., González, R. & Valencia. O. (2010). Validación del Instrumento de Autoeficacia para
Realizar Conductas Saludables en Niños Mexicanos Sanos. Revista Psicología y Salud, 20, 23-30.
Gómez Peresmitré, G., Alvarado, G., Moreno, L., Saloma, S. y Pineda, G. (2001). Trastornos de la
alimentación. Factores de riesgo en 3 diferentes grupos de edad: pre-púberes, púberes y
adolescentes. Revista Mexicana de Psicología, 18, 313-324.
Gómez Peresmitré, G., León, R., Rodríguez, S. J., Masa, V. X. y Platas, S. (2014). Validación del
inventario de autoeficacia percibida en conductas saludables en escolares mexicanos. La
Psicología Social en México, 747-753.
Gutiérrez, J., Rivera-Dommarco, J., Shama, T., Oropesa, C. y Hernández, M. (2012). Encuesta Nacional
de Salud y Nutrición 2012, Instituto Nacional de Salud Pública. Disponible en: (http:
//ensanut.insp.mx/informes/ENSANUT2012ResultadosNacionales.pdf)
Korbman de Shein, R. (2010). Obesidad en adultos. Aspectos médicos, sociales y psicológicos. Anales
Médicos, 55(3), 142-146.
León, H.R., Gómez Peresmitré, G., Zepeda, L. V., Torres, M. R. y Platas, A. S. (2014). Inventario de
autoeficacia para control de peso. Adaptación de Lenguaje en niños mexicanos. La Psicología
Social en México, 1015-1022.
Márquez, D. & MacAuley, E. (2006). Social cognitive correlates of leissure time physical activity among
latinos. Journal of Behavioral Medicine, 29, 281-289.
Olaiz, G., Rivera, J., Shama, T., Rojas, R., Villalpando, S., Hernández, M. y Sepúlveda, J. (2006)
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, Instituto Nacional de Salud Pública. Disponible en:
(http: //www.insp.mx/ensanut/ensanut2006.pdf)
Ryan, M. (2005). Physical activity levels in Young adult hispanics and whites. Social Cognitive
Determinants, 709-727.
Secretaria de Salud. Norma Oficial Mexicana NOM-174-SSA1-1998, Para el Manejo Integral de la
Obesidad. Diario Oficial de la Federación 47 fracción III. Disponible en: http:
//www.salud.gob.mx/unidades/cdi/nom/174ssa18.html
Secretaría de Salud (2010). Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria. Estrategia contra el sobrepeso
y la obesidad. México: Secretaría de Salud
Secretaria de Salud. (2013). Estrategia nacional para la prevención y el control del sobrepeso, la
obesidad y la diabetes. Disponible en http:
//promocion.salud.gob.mx/dgps/descargas1/estrategia/Estrategia_con_portada.pdf
708
Drunkorexia: Riesgo de Anorexia y Consumo de Alcohol en
Universitarios de Baja California
Gisela Pineda García*, Gilda Gómez-Peresmitré**, Silvia Platas**
Acevedo, Jazmín Navarro Almaraz*, Gerardo López Zumaya*
y Vicente Arámburo Vizcarra*
Si bien, el alcoholismo, por un lado y los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), por
otro, son problemáticas ampliamente estudiadas de manera separada, la investigación que los
correlaciona, en nuestro país, es escasa, mientras que el estudio empírico de la drunkorexia es
escaso en México. La drunkorexia (Kershaw, 2008), es un fenómeno recientemente utilizado
para identificar la conducta de jóvenes que se caracteriza por la restricción de alimentos con
alto contenido calórico con el propósito de ingerir bebidas alcohólicas en exceso, en el que
convergen algunas variables de TCA y alcoholismo, poco investigado en nuestro país
(Martínez, López-Espinoza, Navarro, López-Uriarte & Salazar, 2014). Tanto la anorexia como
la bulimia nervosa tienen tasas de comorbilidad psiquiátrica, ambas presentan ocurrencia
simultánea con trastornos de abuso de alcohol (Herzog et al., 1999). Para algunos autores la
presencia simultánea de estos trastornos puede ser mortal (Keel et al., 2003).
La literatura previa identifica estudios sobre la relación entre TCA y alcoholismo; por
ejemplo Burke, Cremeens, Vail-Smith y Woolsey (2010) encontraron que un 14% de una
muestra de universitarios estadounidenses, hombres y mujeres (N=692), presentaron conducta
alimentaria restrictiva (restricción de calorías) antes de consumir alcohol. Por otro lado, en el
meta análisis sobre la relación entre trastornos de consumo de alcohol y TCA en mujeres, en 37
de los 41 estudios analizados por Gadalla y Piran (2007) se encontraron asociaciones
positivas significativas entre el abuso en el consumo de alcohol y bulimia/conducta bulímica,
trastorno por atracón y trastorno alimentario no identificado. Mientras que, en una
investigación reciente realizada con una muestra de 425 universitarios del noroeste de México
mostró asociaciones significativas entre riesgo de TCA y consumo de alcohol, se identificó una
relación más clara entre anorexia y consumo de alcohol, entre el grupo de mujeres que en el
grupo de hombres (Pineda et al., 2015). Ahora bien, la evidencia sugiere que déficits en el
control de impulsos están presentes en pacientes que manifiestan TCA y desorden de abuso de
alcohol (Grilo, Sinha & O’ Malley, 2002).
Al parecer existe en la literatura internacional, evidencia sobre la relación entre consumo
de alcohol y TCA; en nuestro país en general, en muestras no clínicas, en específico la
investigación en la línea es menos extensa. Los principales objetivos de la presente
investigación consistieron en: 1) Identificar los niveles de dependencia al alcohol y su
comparación por sexo; y 2) Comparar el riesgo de anorexia y el riesgo de bulimia según el
nivel de dependencia al alcohol y el sexo de estudiantes universitarios de Ensenada, B.C.
Método
Diseño de investigación.
Diseño de investigación no experimental, transversal, analítico.
Participantes.
Utilizando una muestra no probabilística de 417 estudiantes universitarios (49% hombres,
51% mujeres) de una universidad pública de Ensenada, Baja California. La media de edad de
20.5 años (D.E.=2.7).
Instrumentos.
Se aplicó una versión del Cuestionario de Alimentación y Salud de Gómez Peresmitré, que
incluye, entre otras, las siguientes escalas: Escala de Factores de Riesgo asociados con
Trastornos Alimentarios, EFRATA (Gómez-Peresmitré & Ávila, 1998), con 54 ítems tipo Likert,
cuyas opciones de respuesta van de “nunca” =1 hasta “siempre” = 5 (el puntaje más alto
implica mayor problema o riesgo). Para los fines del presente estudio se llevaron a cabo dos
índices con los promedios de las respuestas, uno de ellos agrupando a los comportamientos
asociados con anorexia (alpha de confiabilidad de .735) y el otro agrupando los asociados
con bulimia (alpha = .807).
La Escala Sobre Dependencia al Alcohol [BEDA, (Raistrick, 1986; citada en Davidson, &
Raistrick, 1986)] fue diseñada para medir la dependencia en la población adulta que abusa
del alcohol, su principal fortaleza se encuentra en que representa las dimensiones del
Síndrome de Dependencia al Alcohol. La escala formada por 15 reactivos obtuvo un nivel de
confiabilidad de .839 (con los datos de la muestra), cuenta con cuatro opciones de respuesta:
nunca=0, algunas veces=1, frecuentemente=2, casi siempre= 3. Los puntos de corte para
identificar el riesgo van de 1 a 10= dependencia baja, de 11 a 20 dependencia media, y 21
puntos o más indican dependencia severa.
Procedimiento.
El instrumento se aplicó de manera colectiva en los salones de clase, en un sola sesión, se
llevó a cabo por ayudantes de investigación previamente capacitados; se siguieron las
recomendaciones éticas para procedimientos no intrusivos en investigación (Sociedad Mexicana
de Psicología, 2010). Se utilizaron estadísticas descriptivas e inferenciales, específicamente
ANOVA Factorial para comparar el riesgo de anorexia y bulimia dependiendo del sexo y el
grado de dependencia al alcohol.
710
Resultados
En función del primer objetivo se encontró que 38% de los participantes no manifiesta
ningún grado de dependencia al alcohol, mientras que 62% manifiesta algún grado: 51.5%
bajo, 10% moderado y .5% alto nivel de dependencia.
En la Tabla 1, se observa que más hombres que mujeres presentan dependencia al alcohol
(71% vs. 53%), así como cifras más elevadas en los niveles moderado y severo. La
significancia asociada al estadístico Chi cuadrada (X2(3)=20.8, p=.000) indican asociación
significativa entre el nivel de dependencia al alcohol y el sexo del participante.
Tabla 1
Nivel de dependencia al alcohol por sexo
Sexo Total
Hombre Mujer
sin dependencia 28.9% 46.6% 37.9%
bajo 55.4% 48.1% 51.7%
moderado 14.7% 5.3% 10.0%
severo 1.0% 0.0% 0.5%
100.0% 100.0% 100.0%
711
Figura 1.
Riesgo de anorexia por nivel de dependencia al alcohol
R.anorexia
2
nivel alcohol
0
sin bajo moderado severo
dependencia
sin
dependenci bajo moderado severo
a
nivel alcohol 1.5 1.6 1.9 2.7
Figura 2.
Riesgo de bulimia por dependencia al alcohol
2
r. bulimia
1.5
1
0.5
0
sin dependencia bajo moderado severo
Discusión
712
mismas características, identificando un 63% de universitarios con algún nivel de dependencia
al alcohol (Pineda et al., 2015).
El segundo objetivo permitió identificar diferencias significativas en el riesgo de anorexia y
bulimia por sexo, así como por nivel de dependencia al alcohol; tal y como lo señala la
literatura previa (Rastam, Gilberg & Garton, 1989) el grupo de mujeres investigadas muestra
mayor riesgo de anorexia y bulimia, si bien la tendencia marca el incremento de cifras de TCA
en hombres, tal parece que los trastornos alimentarios siguen afectando en mayor medida a
las mujeres.
Las diferencias significativas por nivel de dependencia al alcohol mostraron divergencias
más evidentes en el riesgo de anorexia, identificando desigualdades significativas entre los
cuatro niveles: sin dependencia, bajo, moderado y severo; siendo este ultimo grupo el que
presenta mayor riesgo de anorexia. En este sentido, la Figura 2 no muestra una relación clara
entre consumo de alcohol y bulimia, mientras que la Figura 1 identifica una relación directa
positiva más definida entre alcohol y anorexia, apoyando al modelo de drunkorexia, que
propone a la restricción alimentaria como medida compensatoria del alto contenido calórico
que implica el consumo de alcohol (Kershaw, 2008); sin embargo, es necesaria la realización
de estudios que incluyan diseños prospectivos para confirmar la aseveración.
Los resultados obtenidos con los datos de la muestra universitaria estudiada permiten llegar
a las siguientes conclusiones: a) Existe alto porcentaje (62%) de estudiantes con algún nivel de
dependencia al alcohol; b) Las mujeres presentan mayor riesgo de anorexia y bulimia que los
hombres; c) La relación entre consumo de alcohol y riesgo de anorexia es más definida que la
asociación entre alcohol y bulimia; arrojando evidencia sobre el modelo de drunkorexia.
Referencias
Burke, S., Cremeens, J., Vail-Smith, K., & Woolsey, C. (2010). Drunkorexia: Calorie Restriction Prior to
Alcohol Consumption among College Freshman. Journal of Alcohol & Drug Education, 54(2), 17-
34.
Davidson, R., & Raistrick, D. (1986). The validity of the Short Alcohol Dependence Data (SADD)
Questionnaire: A short self-report questionnaire for assessment of alcohol dependence. British
Journal of Addictions, 81, 217-222.
Gadalla, T., & Piran, N. (2007). Co – occurrence of eating disorders and alcohol use disorders in
women: a meta analysis. Archives of Women’s Mental Health, 10, 133-140.
Gómez-Peresmitré, G., & Ávila A. E. (1998). Conducta alimentaria y obesidad. Revista Iberoamericana
de Psicología, 6(2), 10-22.
Grilo, C., Sinha, R. & O’ Malley, S. (2002). Eating Disorders and Alcohol Use Disorders. Alcohol Research
and Health, 26(2), 151–160.
Herzog, D. B., Dorer, D. J., Keel, P. K., Selwyn, S. E., Ekeblad, E. R., & Flores, A. T. (1999). Recovery and
relapse in anorexia and bulimia nervosa: A 7.5-year follow-up study. Journal of the American
Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 38, 829–837.
Instituto Nacional de Salud Pública. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Resultados
Nacionales. Recuperado de: http:
//ensanut.insp.mx/informes/ENSANUT2012ResultadosNacionales.pdf
713
Keel, P.K., Dorer, D.J., Eddy, K.T., Franko, D., Charatan, D.L., & Herzog, D.B. (2003). Predictors of
mortality in eating disorders. Archives of General Psychiatry, 60, 179–183.
Kershaw, S. (02 de Marzo de 2008). Starving themselves, cocktail in hand. The NewYork Times.
Recuperado de http: //nytimes.com.
Martínez, A., López-Espinoza, A., Navarro, M., López-Uriarte, P. y Salazar, J. (2014). Trastornos de la
conducta del beber: una propuesta de investigación. Revista Mexicana de Trastornos Alimentarios,
5 (1), 58-69.
Pineda, G., Gómez Peresmitré, G., Platas, S., Velasco, V., y Arámburo, V. (2015). Consumo de alcohol y
riesgo de anorexia y bulimia en universitarios de Baja California. Revista Mexicana de Psicología,
Memoria in Extenso, 1364-1366.
Rastam, M., Gillberg, C., & Garton, M. (1989). Anorexia nervosa in a Swedish urban region. A
population–based study. British Journal of Psychiatric, 155, 642-64.
Sociedad Mexicana de Psicología. (2010). Código ético del psicólogo. 5a. Edición. México, D.F: Trillas.
714
Diferencias por Sexo y Ejecución de Conducta Deportiva
sobre la Autoeficacia y las Conductas Alimentarias de
Riesgo
Astrid Berenice Morales Martínez*, Melissa García-Meraz**
y Rebeca María Elena Guzmán Saldaña*
La autoeficacia es uno de los conceptos más estudiados en torno a las conductas de salud.
Bajar de peso, hacer ejercicio, entre otros, son temas por todos conocidos, es decir, aspectos
que escuchamos a diario como necesarios para tener una vida sana. Sin embargo, poco
sabemos acerca de cómo aspectos relacionados a estos temas pueden interferir para que
logremos o no uno de estos objetivos. En los últimos años, se ha recalcado la importancia de
que tan eficaces nos sentimos en la realización de una conducta para realmente hacerlo
(Fromholt, Wiken, Engedal, & Bergland, 2015; Guzmán, Gómez, García, y del Castillo, 2011).
Bandura (1997) define a la autoeficacia como las creencias del individuo en relación con
sus capacidades personales para organizar y emprender las acciones requeridas para
producir resultados esperados. Para él, la autoeficacia es producto de las creencias de la
persona sobre sus capacidades y el control percibido para enfrentarse a los eventos o
circunstancias que se presentan en su vida (López, 2009). Barraza (2010) menciona que Albert
Bandura logró identificar que los seres humanos pueden darse cuenta de sus capacidades
para alcanzar sus metas, las cuales utilizan para controlar y transformar su ambiente y de esta
manera poder llegar a ellas. Los individuos que suelen llevar el control de sus propias acciones,
conductas, pensamientos y del ambiente que los rodea, hacen uso de juicios, de sus
percepciones y del sentido de auto-eficacia (Chacón, 2006).
Para Bandura, las personas autoeficaces afrontan sin dificultades los desafíos pero, quienes
dudan de sí mismos la mayor parte de las veces, ni siquiera lo intentan, aun por bien que
puedan hacerlo. Pero no es suficiente creer en esas capacidades que las personas poseen, sino
que es esencial creer en esas habilidades que se tienen, pues la autoeficacia repercute en el
logro de las metas, en la constancia y esfuerzo que se emplea para tener el éxito que se
espera. La autoeficacia determina cuanto esfuerzo invierten las personas en una actividad, así
también cuán perseverantes serán éstas frente a los obstáculos que puedan presentársele
(Olaz, 2001). Por su parte, las conductas alimentarias de riesgo han sido definidas de diversas
formas. Saucedo-Molina (2003 en Saucedo-Molina y Guzmán, 2010) define a la conducta
alimentaria como las acciones que ejecuta una persona como forma de respuesta ante las
exigencias biológicas, psicológicas y socioculturales relacionadas con su consumo alimenticio
teniendo como objetivo llevar una nutrición estable.
Por el contrario, una conducta alimentaria de riesgo de acuerdo con Unikel (1998 en
Saucedo-Molina y Guzmán, 2010) involucra ingerir alimentos pero de forma desorganizada
como atracones o ingesta voraz, no seguir correctamente las dietas, utilizar laxantes, diuréticos
y anfetaminas, realizar demasiado ejercicio físico, provocar el vómito, o masticar la comida sin
tragarla y el acostumbrar el ayuno; esto debido a la preocupación de subir de peso y caer en
la obesidad así como el perder la figura corporal.
La preocupación por el peso y la comida es otra Conducta Alimentaria de Riesgo que se
refiere al estado psicológico y emocional de una persona, es decir, a la gran atención que
dirigen a su alimentación y peso (Acosta, 2000 en Jiménez, 2007). Comer por compensación
psicológica es una Conducta Alimentaria de Riesgo llevada a cabo sin un control de la misma y
ésta a su vez se debe al estado de ánimo en el que se encuentre la persona ya que le sirve
como herramienta para mitigar sus sentimientos desagradables (Jiménez, 2007). La práctica
de dietas como conducta alimentaria de riesgo que se mencionó con anterioridad, también
llamada restricción de la dieta o dieta restringida, habla de la frecuente evasión de alimentos
que la persona considera que “engordan” así como de evitar alguno de los alimentos
necesarios en el día ya sea desayuno, comida o cena, considerándolo un método para tener
una mejor imagen corporal y un control de su peso (Gómez y Ávila, 1998 en Jiménez, 2007).
Método
Objetivo general.
Analizar la relación y diferencias en la Autoeficacia para el Control de Peso con las
Conductas Alimentarias de Riesgo en hombres y mujeres universitarios deportistas y no
deportistas.
Hipótesis de investigación.
Las hipótesis refieren a las diferencias estadísticamente significativas en la autoeficacia y
las conductas alimentarias de riesgo por los efectos principales del sexo y practicar o no
deporte
716
Participantes.
Participaron 145 estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Se habla
de que al dividirlos por sexo se contó con 75 hombres de los cuales 37 fueron deportistas y 38
no practicaban ningún deporte y, de igual manera, 70 mujeres (36 deportistas y 34 no
deportistas).
Instrumentos.
Para medir la autoeficacia se utilizará el Inventario de Autoeficacia Percibida para Control
de Peso (AP-CP). La escala tiene un total de 45 ítems, formato tipo Likert con cuatro opciones
de respuesta, que van desde “No puedo hacerlo” (1) hasta “Seguro que puedo hacerlo” (4) y
donde una puntuación alta se interpreta como alta autoeficacia (Guzmán, Gómez, García y
del Castillo, 2011). La AC-CP mostró índices totales de consistencia interna satisfactorios (.95).
Los análisis exploratorios arrojaron seis factores en 36 reactivos. El porcentaje de varianza
total en el Inventario explica el 45.11% (Guzmán, Gómez, García, y del Castillo, 2011).
El primer factor: Autoeficacia en Actividad Física con reactivos como Caminar rápido a
pesar de que sientas que no tienes fuerza para seguir, Poner tu máximo esfuerzo para cumplir
el tiempo establecido para correr, Alpha= .86. El segundo factor: Autoeficacia para Evitar
Ingesta de Alimentos No saludables, con reactivos como evitar dulces aunque se te antojen,
Eliminar de tu dieta los dulces y chocolates, Alpha= .86. El factor 3 Autoeficacia para
Actividad Física Cotidiana con reactivos como Caminar rápido a pesar de que no te guste,
Caminar siempre que te sea posible evitando cualquier medio de transporte, Alpha=.80. El
factor 4 Autoeficacia para Actividad Física Programada con reactivos como Realizar ejercicio
diariamente, correr todos los días Alpha=.78. El factor 5 Autoeficacia para Ingesta
Alimentaria con reactivos como Dejar de tomar refresco y tomar agua, Evitar comer fuera de
los horarios de comida Alpha=.76. El factor 6 Autoeficacia para control de peso con reactivos
como Dejar de cenar si te sientes presionado(a), Dejar de comer entre comidas con el
propósito de controlar tu peso, Alpha=.78.
Para medir las conductas alimentarias de riesgo se utilizó el Cuestionario breve para medir
las Conductas Alimentarias de Riesgo elaborado en base a los criterios diagnósticos del DSM-
IV, éste consta de 11 reactivos sobre preocupación por engordar, práctica de atracones,
sensación de falta de control al comer y conductas alimentarias de tipo restrictivo (dietas,
ayunos, ejercicio y uso de pastillas para bajar de peso) y purgativo (vómito auto inducido, uso
de laxantes y de diuréticos), en los tres meses previos a la aplicación del instrumento original.
Cuenta con tres opciones de respuestas: nunca o casi nunca, algunas veces y frecuentemente (2
veces en una semana). En la validación del instrumento, realizada por Unikel, Borjóquez y
Carreño (2004) en población mexicana, se anexó una respuesta más, esta es “muy
frecuentemente (más de 2 veces a la semana)” para que la variación de las respuestas
aumentara. Por otro lado, también realizaron un análisis factorial de componentes principales
con rotación oblicua.
El instrumento tiene una alta confiabilidad, cuenta con un alfa de Cronbach de 0.83
(α=0.83) y una estructura interna de tres factores con una varianza explicada de 64.7%: El
717
factor 1 “Atracón-purga” explicó el 42.3% de la varianza total (α= 0.74), con reactivos como:
He perdido el control de lo que como (tengo la sensación de no poder parar de comer). El
factor 2 “Medidas compensatorias” explicó el 12.0% de la varianza total (α= 0.72) con
reactivos como: He usado partillas para tratar de bajar de peso. El factor 3 “Restricción”
explicó el 10.2% de la varianza total (α= 0.76), con reactivos como: Me ha preocupado
engordar (Unikel, Borjóquez y Carreño, 2004).
Procedimiento.
Para la aplicación de los instrumentos primero se realizó un formato que incluía preguntas
sobre las actividades deportivas que la persona realiza con el fin de poder diferenciar a los
universitarios que practican algún deporte de los que no lo hacen. Una vez contestado el
formato se continuó con la aplicación de los 2 instrumentos (1. Inventario de Autoeficacia
Percibida para Control de Peso y 2. Cuestionario breve para medir Conductas Alimentarias de
Riesgo)
Resultados
La Figura 1 muestra los puntajes para la escala de Autoeficacia percibida para control de
peso. La gráfica indica que los puntajes se encuentran muy cercanos a la media teórica, el más
alto es para realizar actividad física cotidiana y el más bajo para el control de peso.
Figura 1.
Medias obtenidas para instrumento Autoeficacia Percibida para el Control de Peso
4.00
3.50 3.25
2.92 2.98 3.11
3.00 2.77
2.86
2.50
2.00
1.50
1.00
F1 Autoeficacia F2 Autoeficacia F3 Autoeficacia F4 Autoeficacia F5 Autoeficacia F6 Autoeficacia
para actividad para evitar para actividad en actividad para ingesta para control de
física y fuerza ingesta de física cotidiana física alimentaria peso
de voluntad alimentos no programada
saludables
718
Figura 2.
Medias obtenidas para Cuestionario Breve de Conductas Alimentarias de Riesgo
3
2.8
2.6
2.4
2.2
2
1.8
1.6
1.4
1.2
1
F1 Prácticas purgativas F2 Prácticas restrictivas F3 Preocupación por engordar
Al realizar el ANOVA para conocer las diferencias atribuibles a los efectos principales del
sexo y de la práctica o no del deporte se encontraron diferencias estadísticamente
significativas en cuatro factores de la escala de Autoeficacia Percibida para Control de Peso y
un factor de la Escala Breve para Conductas Alimentarias de riesgo por el efecto principal de
ser o no deportista, no se encontraron diferencias por el efecto principal de sexo ni en la
interacción de ambas.
Tabla 1.
Medias para el efecto principal de deportistas y no deportistas
Deportistas No Deportistas F Sig. d Tamaño del
M DE M DE efecto
Autoeficacia Percibida para Control de Peso
Física Internalidad 3.06 .600 2.77 .545 9.126* .003 .50
Act. física cotidiana 3.35 .462 3.15 .564 5.321* .023 .38
Act. Física Progra 3.21 .643 2.73 .559 24.291 .000 .79
Ingesta Alimentaria 3.22 .577 3.00 .560 5.620 .019 .38
Conductas Alimentarias de riesgo
Práctica restrictiva 1.39 .483 1.13 .209 17.248 .000 .69
719
el efecto principal deportista y no deportista, con una significancia de .000, una probabilidad
asociada de .05, y una F1/145= 24.291, la media de los deportistas es de 3.22 en los
deportistas y no deportistas de 3.00. Finalmente, por Ingesta Alimentaria con una significancia
de .019, una probabilidad asociada de .05, y una F1/145= 5.620. Los deportistas reportaron
una media de 3.22 y los no deportistas de 3.00. En la escala de Conductas alimentarias de
riesgo, la diferencia se relacionó a la diferencia entre los deportistas 1.39 y los no deportistas
1.13 con una significancia de .000, una probabilidad asociada de .05, y una F1/145= 17.248.
Discusión
720
Referencias
721
Prácticas de Crianza Alimentarias en Diadas Madre-Hijo(a)
de Pachuca de Soto, Hidalgo
Mariana Valdez Aguilar*, Rebeca María Elena Guzmán Saldaña*,
Teresita de Jesús Saucedo Molina* y Ana Olivia Ruíz Martínez**
Método
Participantes.
Mediante un muestreo no probabilístico por cuota se seleccionaron N=75, de los cuales se
eliminaron las encuestas de las diadas participantes que no contestaron completamente las
baterías psicológicas y que no asistieron a más de dos sesiones, quedando N= 50, de los
cuales n=16 (32%) son hombres y n=34 (68%) son mujeres con un rango de edad entre 8 y
10 años (M = 9.12 años), los cuales tanto las madres como los escolares decidieron participar
de manera voluntaria. En cuanto a las madres de los escolares, las edades oscilaron entre 24 y
51 años, (M=34.94 años; DE= 6.20). De manera aleatoria se formaron el grupo control y
experimental, quedando el primero en fase de espera mientras que el segundo inició su
intervención posterior a la primera evaluación.
Instrumentos y medidas.
En este estudio se utilizaron tres instrumentos: 1) Cuestionario de Actitudes, Creencias y
Práctica de los Padres Hacia la Alimentación de los Hijos (Navarro, 2006); 2) Cuestionario
Breve de Prácticas Parentales (versión para madres y versión para niños) (Ramírez, 2012)., 3)
Cuestionario de Comportamiento Alimentario Infantil (CEBQ) (González & Martínez, n.d.)
723
Procedimiento.
Una vez que las madres aceptaron que ellas y sus hijos participaran en la intervención, se
les pidió que firmaran el consentimiento informado. Cuando leyeron el consentimiento, se
aclararon dudas y se solicitó la firma de las madres. Posteriormente se procedió con la
primera evaluación, se pesó y midió a los niños en su salón de clases y a las madres en la
biblioteca y se aplicaron los cuestionarios de manera colectiva. El grupo experimental inició su
intervención después de la primera evaluación, mientras que el grupo control permaneció en
fase de espera y recibió su tratamiento una vez concluido el grupo experimental. Se realizó
una segunda evaluación tanto para el grupo experimental como para el grupo control. Tres
meses después se hizo el seguimiento para ambos grupos. En la intervención se abordaron
contenidos como alimentación saludable, alimentación emocional, lonchera saludable,
estrategias parentales relacionadas con la alimentación entre otros.
Resultados
Se presentan los resultados de acuerdo con los objetivos establecidos previamente. El total
de los participantes del estudio fueron N=75 diadas madre-hijo (a). Se eliminaron las
encuestas de los participantes que no contestaran completamente las baterías psicológicas y
que no asistieran a más de dos sesiones, quedando N= 50.
El grupo experimental quedó conformado por N=25 diadas madre-hijo (a), de los cuales
n= 16 (32%) son mujeres y n= 9 (18%) son hombres. En la distribución del IMC de las mujeres
el mínimo fue de 13.17 y el máximo fue de 29.42 (MIMC=18.04; DE= 3.80); en el caso de los
hombres el valor mínimo fue de 14.76 el máximo de 17.96 (MIMC= 15.91; DE= 1.07). En
cuanto a los resultados del IMC de las madres, se encontró que en las madres de mujeres el
mínimo fue de 17.67 y el máximo fue de 43.79 (MIMC=26.03; DE=6.66). En las madres de
hombres se encontró que el mínimo fue de 19.39 y el máximo fue de 45.79 (MIMC=27.23 ;
DE=8.27).
El Grupo en Fase de Espera quedó conformado por N=25 diadas madre-hijo (a), de los
cuales n= 18 (36%) son mujeres y n= 7 (14%) son hombres. En la distribución del IMC de las
mujeres el valor mínimo fue de 13.77 y el valor máximo fue de 22.26 (MIMC=17.50;
DE=2.59), en el caso de los hombres el mínimo fue de 15.64 y el máximo de 24.42,
(MIMC=19.80; DE=3.06). Los resultados del IMC de las madres, se encontró que en las madres
de mujeres el mínimo fue de 18.37 y el máximo fue de 38.46 (MIMC=24.96; DE=6.30). En las
madres de hombres se encontró que el mínimo fue de 21.14 y el máximo fue de 29.25
(MIMC=26.14; DE=3.31).
724
Resultados de la Primera Evaluación
Prácticas de Crianza
En la Percepción de las Prácticas de Crianza se puede observar que tanto las madres de
hombres como de mujeres se perciben democráticas con sus hijos es decir, perciben una
relación de amistad, participación conjunta y armoniosa pero también con reglas. En cuanto a
la Percepción que tienen los niños de la Crianza se observó que tanto los hombres como
mujeres perciben a sus madres como democráticas es decir, también perciben una relación de
participación, amistosa y de cooperación en la que existen reglas y acuerdos (Tabla 1).
La mayoría de las madres tienden a la media teórica (correspondiente a un valor de 3), lo
que implica que las madres de familia manifiestan prácticas dentro de los parámetros de
normalidad; sin embargo en el Indicador 2 (Manipulación) tanto las madres de hombres como
de mujeres obtuvieron puntajes por arriba de la media teórica, lo que implica que ellas
ofrecen a los hijos (as) su comida favorita a cambio de que se “porten bien”, y ofrecen
golosinas (dulces, helados, pastelitos, galletas) como premio por su “gran conducta”.
El puntaje más alto tanto en madres de hombres como en madres de mujeres lo obtuvo el
factor Responsabilidad percibida lo que implica que estas madres se perciben con mucha
responsabilidad respecto a decidir si su hijo (a) no come el tipo de comida adecuado, así como
la cantidad que ingiere. Por otro lado, el puntaje más bajo tanto en madres de hombres como
en mujeres fue el Indicador Control lo que implica que restringen poco el acceso a alimentos
como comida chatarra o golosinas, haciéndose notar la poca preocupación hacia que su hijo
(a) tenga que hacer dieta para mantener el peso adecuado y/o que coma demasiado, vigilan
poco la alimentación de sus hijos(as).
Tabla 1
Distribución de medias y desviación estándar de toda la muestra por sexo de las prácticas de
crianza alimentaria y percepción de la crianza
Madres de Hombres Madres de Mujeres
Media DE Media DE
Prácticas de Crianza Alimentarias
Peso percibido de la madre 3.30 .70 3.13 .38
Preocupación y Control del peso del hijo 3.57 .93 3.50 .85
Monitoreo 3.71 .69 3.70 .90
Restricción 3.50 .89 3.63 .57
Presión para comer 3.33 .66 3.35 .39
Responsabilidad percibida 4.65 .49 4.56 .55
Peso percibido del Hijo 2.87 .36 3.06 .47
Indicador Control 2.59 .97 2.65 .98
Indicador Manipulación 3.69 1.01 3.87 .68
Percepción de las Prácticas de Crianza (madres)
Estilo Democrático 4.25 .74 4.44 .67
725
Comportamiento Alimentario infantil (reportado por las madres)
En estos factores también la mayoría de las madres tiende a la media teórica (corresponde
a tres) sin embargo se observa que los valores más altos tanto en madres de hombres como de
mujeres es la sobrealimentación emocional es decir, las madres reportan que sus hijos comen
más alimentos cuando se sienten estresados, ansiosos o tristes. También se puede observar que
los puntajes más bajos en el caso de las madres de mujeres fueron Deseo de beber y la
Respuesta de Saciedad es decir, las madres reportaron que en sus hijas es menor la necesidad
de beber bebidas azucaradas como refrescos o jugos y que no se satisfacen fácilmente con la
comida o es difícil que se terminen todo lo que esta en su plato (ver Tabla 2).
Tabla 2
Distribución de medias y desviación estándar de toda la muestra por sexo del comportamiento
alimentario infantil
Madres de Hombres Madres de Mujeres
Media DE Media DE
En cuanto a los resultados de Percepción de las Prácticas de Crianza para madres y niños
éstos indicaron que después de la intervención la percepción del Estilo Democrático en las
madres tuvieron un cambio estadísticamente significativo F(48)=2.64 p<.011 es decir las
madres se percibieron con una actitud más realista en cuestión a la relación que mantienen con
sus hijos, expresando mayor comprensión y entendimiento, por ejemplo, explicando las reglas,
hablando con ellos, ayudándolos y teniendo una relación amistosa y de razonamiento.
Por otro lado, en cuanto a la percepción de Estilos de Crianza de los niños existió un cambio
estadísticamente significativo en el Estilo autoritario F(48)=1.57, p<.023, esto quiere decir que
de percibir a sus madres como castigadoras, con quien no se puede razonar, con cierta
directividad, se redujo este puntaje y se fortaleció la comprensión y la relación amistosa y de
participación en la diada madre-hijo.
En cuanto a los resultados de Prácticas de Crianza Alimentaria éstos indicaron, que después
de la intervención las siguientes variables cambiaron significativamente en comparación con el
Grupo en Espera: Peso percibido de la madre F(48)=1.92, p<.01, Presión para comer F
(48)=1.15, p<.01., Peso percibido del hijo F(48)= 0.88, p<.05 y Restricción F(48)=.12, p<.03.
726
Los resultados para la conducta alimentaria infantil señalaron, que después de la
intervención únicamente las siguientes variables cambiaron significativamente en comparación
con el Grupo en Espera: Deseo de beber F(48)=2.698, p<.010., Subalimentación emocional F
(48)=32.73, p<.001. Esto implica que se redujo las actitudes y el deseo de la ingesta de
bebidas azucaradas en los niños, esto según lo reportado por las madres además de que se
redujo la tendencia a comer menos en contextos emocionales negativos, es decir, cuando los
niños se sienten tristes o enojados.
Discusión
Los resultados que se presentan aún están en proceso de análisis, por lo que es sólo el
panorama general de nuestra investigación que se llevó a cabo en dos primarias públicas de
Pachuca Hidalgo. Además de que faltan los análisis del seguimiento para comprobar la
efectividad de un programa de intervención y en qué aspectos se pudo haber mejorado de ser
necesario.
Referencias
Birch, L. L., & Fisher, J. O. (1998). Development of Eating Behaviors Among Children and Adolescents.
Journal of the American Academy of Pediatrics.
Campbell, K. J., Crawford, D. A., & Hesketh, K. D. (2006). Australian parent’s views on their 5-6-year-
old children's food choices. Health Promotion International, 22(1), 11–17.
Galván Marcos, Amezcua-González Armando, L.-R. G. (2011). Perfil Nutricional de Escolares de Hidalgo
2010: Estado de Nutrición y Variables del Contexto Familiar, Escolar e Individual. http:
//doi.org/ISBN 978-607-482-198-7
Gerardo, C. Corona, K. (2012). Prácticas de Crianza en Madres de Infantes con Índice de Masa Corporal
Saludable y No Saludable en Pachuca de Soto , Hidalgo.
González, A., & Martínez, J. L. S. (n.d.). Adaptación y aplicación del cuestionario de conducta de
alimentación infantil CEBQ, 339–344.
Gubbels, J. S., Kremers, S. P. J., Stafleu, A., de Vries, S. I., Goldbohm, R. A., Dagnelie, P. C., … Thijs, C.
(2011). Association between parenting practices and children’s dietary intake, activity behavior
and development of body mass index: the KOALA Birth Cohort Study. The International Journal of
Behavioral Nutrition and Physical Activity, 8, 18. http: //doi.org/10.1186/1479-5868-8-18
Hyland, R., Stacy, R., Adamson, A., & Moynihan, P. (2006). Nutrition-related health promotion through
an after-school project: the responses of children and their families. Social Science & Medicine
(1982), 62(3), 758–68. http: //doi.org/10.1016/j.socscimed.2005.06.032
Instiuto Nacional de Salud Pública. (2012). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Resultados
nacionales. Mexico.
Mitchell, G. L., Farrow, C., Haycraft, E., & Meyer, C. (2013). Parental influences on children’s eating
behaviour and characteristics of successful parent-focussed interventions. Appetite, 60(1), 85–94.
http: //doi.org/10.1016/j.appet.2012.09.014
Navarro, G. (2006). Prácticas parentales de alimentación, locus de control y su relación con el índice de
masa corporal de niños (as), preescolares y escolares. UNAM, Mexico.
727
Pérez-Morales, M. E., Bacardí-Gascón, M., & Jiménez-Cruz, a. (2012). Childhood overweight and
obesity prevention interventions among Hispanic children in the United States: systematic review.
Nutrición Hospitalaria, 27(5), 1415–21. http: //doi.org/10.3305/nh.2012.27.5.5973
Ramírez, M. G. (2012). Diferencias en la percepción de estilos parentales entre jóvenes y adultos de las
mismas familias Differences in the paranting style pareception between parents and adolescents
from the same families, 9, 53–64.
Rosas, H. Á., & Barrera, E. T. (2000). Evaluación del estado de nutrición. Nutriología Médica, 470–492.
Silva, C., Jiménez-cruz, B. E., & Hernández-medina, A. (2013). Factores Relacionados con las Prácticas
Maternas de Control Alimentario en Preescolares. Acta de Investigación Psicológica, 3(3), 1298–
1310.
Travé, T. D., & Visus, S. (2005). Obesidad infantil : ¿ un problema de educación individual , familiar o
social ? Acta Pediatr Esp, 63, 204–207.
UNICEF - Progreso para la Infancia - ¿Cuántos niños y niñas? (n.d.). Retrieved February 9, 2015, from
http: //www.unicef.org/spanish/progressforchildren/2006n4/index_howmany.html
728
Resultados Preliminares de un Programa de Prevención de
la Obesidad Basado en la Autoeficacia para el Control de
Peso
Gilda Gómez-Peresmitré*, Viridiana Eguía Martínez *, Silvia Platas
Acevedo*, Rodrigo León Hernández**, Gisela Pineda García***
y Rebeca Guzmán Saldaña****
Los estados nutricionales fuera del normopeso son un problema grave de salud en todo el
mundo. El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el
mundo (OMS, 2008). La mala alimentación, el sedentarismo, la falta de acceso a alimentos
nutritivos, y la vida apresurada son factores determinantes.
México tiene el primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial; datos de la ENSANUT
2012, señalan que hay una prevalencia de 34.4% de sobrepeso y obesidad (19.8 y 14.6%,
respectivamente) en niños de 5 a 11 años. Estos porcentajes han incrementado a través de los
años y se prevé que siga en aumento si no se toman las medidas necesarias. La desnutrición, el
sobrepeso y la obesidad conllevan a numerosas enfermedades no transmisibles (ENT), y sus
costos económicos representan una emergencia sanitaria. La desnutrición, su prevalencia y sus
efectos negativos sobre la salud de la población, hacen evidente la necesidad de detener su
avance y, la mejor forma de hacerlo es a través de la prevención. El desarrollo de programas
de prevención multidisciplinarios, toman en cuenta diversas variables socioculturales,
psicológicas y ambientales con la finalidad de abordar de manera integral enfermedades
como el sobrepeso y la obesidad. Una de las variables que ha sido investigada y utilizada
para el control de peso es la autoeficacia (Lugli, 2011; Jauregui, et al., 2013; Guzmán &
Gómez-Peresmitré, 2014; Gómez-Peresmitré, León, Platas, & Guzmán, 2014).
El concepto de autoeficacia y sus efectos, han sido estudiados en el tratamiento de diversas
enfermedades, llegando a ocupar un lugar importante en la psicología. Bandura (1995),
plantea que la autoeficacia es una clave importante para las conductas potenciadoras de la
salud, lo que la hace un factor valioso para mantener el peso corporal y señala que es en la
niñez cuando puede desarrollarse la autoeficacia. Es en esta etapa cuando se establecen
hábitos y costumbres que determinaran en gran parte, el estilo de vida para la edad adulta.
Establecer hábitos alimentarios y desarrollar o no conductas saludables a temprana edad,
puede tener un papel preventivo o fungir como un factor de riesgo para la aparición del
sobrepeso y la obesidad; es por ello la importancia de dirigir los programas preventivos a la
niñez. Promover que los niños(as) adquieran estilos saludables de alimentación y actividad
física, son elementos que están en el centro de la prevención primaria de la obesidad (Flores,
2011). Con relación al sobrepeso y la obesidad, existe evidencia empírica a favor de la
consideración de la autoeficacia como un mecanismo importante para el éxito de los
tratamientos dirigidos a la reducción del peso y en el posterior mantenimiento de los
resultados; se ha comprobado que las dietas para reducir peso y actividades reguladoras
como hacer ejercicio, están gobernadas por las creencias de autoeficacia; mientras mayor sea
la autoeficacia, será mejor la capacidad para seguir una dieta o cualquier conducta
relacionada con la salud (Bandura, 1995, 1997).
Existen estudios que han relacionado la autoeficacia con la actividad física. Marcus et al.
(1994 en Olivari & Urra, 2007) encontraron en un estudio longitudinal, que la autoeficacia
tiene una fuerte relación con la intención y la conducta de hacer ejercicio ahora y en el futuro.
Jauregui, et al. (2013) realizó una investigación con un grupo de niños y adolescentes de ocho
a quince años, a quienes les aplicó el Cuestionario de Autoeficacia para la Actividad Física,
antes y después de implementar un programa de ejercicio físico realizado durante 24
semanas, dos días por semana, dos horas. Los resultados indicaron que después de la
realización del programa de ejercicio los niveles de autoeficacia aumentaron
significativamente en la muestra total; además quienes respondieron mejor al ejercicio eran
quienes obtuvieron mejores niveles de autoeficacia antes de iniciar la actividad física. Platas,
Gómez-Peresmitré y León (2015) realizaron un estudio con escolares de primaria (4° a 6°)
encontrando que los niños tienen mayor autoeficacia, para la actividad física programada que
las niñas y que las niñas manifestaron mayor autoeficacia para el control de peso que los
niños. En otros estudios también se ha encontrado que las expectativas de eficacia general
aumentan cuando se realiza actividad física, gracias a que se viven experiencias de éxito, se
suman destrezas, condición física y demás beneficios (Astudillo & Rojas, 2006).
En los niños y adolescentes la autoeficacia los protege de conductas negativas para la
salud y promueve las positivas, al igual que en los adultos. Aunque la autoeficacia no es la
única variable que explica una mala nutrición, brinda una herramienta diferente a la de los
programas de prevención más comunes, ya que toma en cuenta una variable psicosocial que
puede ayudar a modificar la conducta no saludable. Incluir variables como ésta en los
programas de prevención promueve soluciones multidisciplinarias para el problema del exceso
de peso y la desnutrición. El objetivo de la presente investigación fue desarrollar y evaluar un
programa basado en autoeficacia para el control de peso, dirigido a niños de educación
primaria de distintas categorías de peso, como estrategia para la prevención de la obesidad.
Método
Participantes.
Se trabajó con una muestra no probabilística , intencional, estuvo conformada por 338,
niños(as), estudiantes de 4º, 5º y 6° de educación primaria; de dos escuelas públicas, una
730
ubicada en el Distrito Federal y otra en el estado de Pachuca. La edad de los participantes se
distribuyó en un rango de 8 a 13 años, con una M=9.79 y DE= 0.96.
Instrumentos.
Inventario de Autoeficacia percibida para el control de peso (Román, Díaz, Cárdenas, & Lugli,
2007); adaptado para niños(as) por Gómez Peresmitré et al. (2014); integrado por 30
reactivos con un formato de respuesta tipo Likert de 4 opciones: no puedo hacerlo (1), podría
intentarlo (2), puedo hacerlo (3), y seguro de poder hacerlo (4). Cuenta con un coeficiente de
confiabilidad Alfa de Cronbach=0.90. Los 4 factores explican el 43% de la varianza.
Programa de Prevención Autocuidado de la salud y autoeficacia en niños escolares. Una
estrategia en la prevención de la obesidad (Gómez-Peresmitré, 2014). Se compone de tres
sesiones de dos horas, una sesión dirigida a padres de familia y profesores, y dos a alumnos
de cuarto quinto y sexto de primaria. Las temáticas principales del programa son autoeficacia,
alimentación correcta y sana, causas y consecuencias de obesidad y desnutrición.
Procedimiento.
Durante la aplicación del presente trabajo se cuidó cumplir con los criterios señalados por el
código ético de psicología (SMP, 2007) y se pidió el consentimiento informado a padres o
tutores. El programa de prevención no fue invasivo y sólo se aplicó de forma voluntaria.
Previo a la aplicación del programa de prevención se tomaron medidas de peso y talla
para identificar la categoría de IMCP de los participantes. El programa de prevención se
impartió en tres sesiones de dos horas, por personal capacitado previamente. En la primera
sesión se realizó una exposición para los padres de familia, sobre los temas obesidad, hábitos
alimentarios y autoeficacia; además se realizó una dinámica para el fomento de la
autoeficacia para el control de peso como medio de autocuidado de la salud de los niños(as).
Simultáneamente a esta actividad, se aplicó el pretest a cada uno de los alumnos. En la
segunda sesión, se expusieron temas sobre alimentación correcta y saludable, y concepto de
autoeficacia. Se realizaron dinámicas para reforzar lo expuesto y promover la autoeficacia
para el control de peso. En la tercera y última sesión se expusieron temas como el peso
corporal, causas y consecuencias de la obesidad, dieta y trastornos alimentarios. Se realizaron
dinámicas para reforzar lo aprendido y para promover la autoeficacia para el control de
peso. Al término del programa se aplicó a los escolares de ambos sexos, la medida postest
Resultados
La muestra fue dividida en seis categorías de peso de acuerdo a su IMC como lo marca la
OMS (2014): 1) desnutrición severa; 2) desnutrición moderada, 3) desnutrición leve, 4)
normopeso, 5) sobrepeso y 6) obesidad. Casi la mitad de la muestra clasificó en la categoría
de normopeso (48%), sin embargo el 42% de la muestra obtuvo clasificación de sobrepeso u
obesidad. También se puede observar que los niveles de desnutrición obtuvieron porcentajes
muy bajos.
731
Figura 1.
Distribución porcentual de la variable categoría de peso
48.5%
50%
45%
40%
35%
Porcentaje 30%
25% 21.6% 20.7%
20%
15%
9.2%
10%
5%
0%
Bajo peso Normopeso Sobrepeso Obesidad
Categoría de peso
732
Tabla 1
Efecto del programa de autoeficacia en la categoría de normopeso
Normopeso
Pretest Postest
Factores t gl sig. M D.E. M D.E.
Autoeficacia Total 2.350 102 .021 91.679 16.938 94.805 17.113
Factor 1.Autoeficacia para incrementar actividad .295 111 .769 25.625 5.340 25.758 5.223
física
Factor 2. Autoeficacia para disminuir consumo de 4.563 110 .000 22.171 5.683 24.108 5.542
alimentos con bajo aporte nutricional
Factor 3. Autoeficacia para incrementar hábitos 1.037 109 .302 21.454 4.944 21.845 4.406
saludables para el control de peso
Factor 4. Autoeficacia para eliminar la 3.355 112 .001 8.823 2.574 9.637 2.334
alimentación emocional
Tabla 2
Efecto del programa de autoeficacia en la categoría de sobrepeso
Sobrepeso
Pretest Postest
Factores T gl sig. M D.E. M D.E.
Autoeficacia Total 1.934 50 .059 93.509 14.592 97.745 15.241
Factor 1.Autoeficacia para incrementar actividad 1.483 53 .144 25.963 4.459 26.833 4.665
física
Factor 2. Autoeficacia para disminuir consumo de 2.307 54 .025 23.127 5.312 24.927 4.947
alimentos con bajo aporte nutricional
Factor 3. Autoeficacia para incrementar hábitos 1.245 52 .219 22.679 3.588 23.320 4.003
saludables para el control de peso
Factor 4. Autoeficacia para eliminar la 1.649 53 .105 9.092 2.534 9.703 2.253
alimentación emocional
Tabla 3
Efecto del programa de autoeficacia en la categoría de obesidad
Obesidad
Pretest Postest
Factores T gl sig. M D.E. M D.E.
Autoeficacia Total 2.741 53 .008 91.796 15.748 96.240 17.476
Factor 1.Autoeficacia para incrementar actividad 2.117 57 .039 24.724 4.560 25.896 5.000
física
Factor 2. Autoeficacia para disminuir consumo de 2.803 55 .007 23.464 5.663 25.017 5.857
alimentos con bajo aporte nutricional
Factor 3. Autoeficacia para incrementar hábitos 1.098 55 .277 22.000 4.476 22.625 4.486
saludables para el control de peso
Factor 4. Autoeficacia para eliminar la .539 57 .592 9.551 2.201 9.706 2.369
alimentación emocional
733
Tabla 4
Efecto del programa de autoeficacia en la muestra total
Pretest Postest
Factores t gl sig. M D.E. M D.E.
Discusión
Referencias
735
Platas, R. S., Gómez-Peresmitré, G., León, R., Pineda, G. y Guzmán, R. (2015). Autoeficacia hacia la
actividad física y la alimentación en niños y niñas de primaria. Memorias Del XXIII Congreso
Mexicano de Psicología.
Rimal, R. (2001). Longitudinal influences of knowledge and self-efficacy on exercise behavior: Test of a
mutual reinforcement model. Journal of Health Psychology, 6, 31-46.
Román, Y., Díaz, B., Cárdenas, M. y Lugli, Z. (2007). Construcción y validación del Inventario
Autoeficacia Percibida para el Control de Peso. Clínica y Salud, 18(1), 45-56.
Salanova, M., Martínez, I, Cifre, E. y García-Renedo, M. (2004). Nuevos horizontes en la investigación
sobre la autoeficacia. España: Universitat Jaume.
Sociedad Mexicana de Psicología. (2007). Código ético del Psicólogo. Editorial Trillas.
736
Autocuidado de la Salud y Conductas de Riesgo en Adultos
Joel Zapata Salazar, Mayra Aracely Chávez Martínez
y Lizett Aimée Hernández Olivares
El autocuidado fue definido por Orem (1991, 185) como “la práctica de actividades que
una persona inicia y realiza por su propia libertad para mantener la vida, la salud y el
bienestar”, además es aprendido y surge de la combinación de las experiencias tanto
cognoscitivas como sociales, por lo que una persona puede convertirse por sí misma o con
ayuda de otros en su propio agente de autocuidado (Quintero, 1994).
Al estudiar el autocuidado de la salud deben evaluarse las conductas, factores y
marcadores de riesgo, para disminuir la posibilidad de contraer enfermedades, infecciones,
que ocurran accidentes o cualquier otro limitante de la salud tanto a nivel personal como
social. Un factor fundamental es el agente causal ya que al ser suprimido se elimina la
posibilidad de que se produzca cierta condición; ejemplos de estos agentes son: el consumo de
grasas saturadas que hace más probable la aparición de cardiopatías, o la obesidad como
condición que propicia el surgimiento de problemas cardiovasculares (Amar, Abello, & Acosta,
2003).
Como se mencionó previamente, el autocuidado no solamente es un proceso individual sino
también social con el cual los factores de riesgo se encuentran ligados, ya que son “conductas
y comportamientos que limitan el desarrollo de potencialidades y que emergen como resultado
de procesos educativos que se dan en el interior de la familia, en la escuela y el medio socio
cultural” (Amar et al., 2003, 113), mientras que los factores protectores son “procesos,
mecanismos o elementos moderadores del riesgo” los cuales se dividen en factores personales
como el temperamento, particularidades afectivas y cognitivas; familiares como un ambiente
familiar cálido; y socioculturales como el sistema educativo (Jadue, Galindo & Navarro, 2005).
La salud es indispensable para un desarrollo óptimo y para alcanzar un adecuado
bienestar físico, mental y social, por lo que es percibida no como el objetivo, sino como la
fuente de riqueza de la vida cotidiana (Cáez & Casas, 2007).
Los servicios hospitalarios son un factor importante en el autocuidado donde de acuerdo a
las cifras reportadas por las instituciones de salud sólo el 8% de los mexicanos se encuentran
sin protección de salud y del 92% que sí cuenta con este servicio, 3.8 de cada 100 habitantes
utilizó los servicios hospitalarios en un año. A partir de los 40 años existe una tendencia
creciente en el uso de servicios hospitalarios, que alcanza hasta 9.8 por cada 100 personas de
80 años o más (ENSANUT, 2012).
Dentro de los factores socioculturales figura el nivel socioeconómico, en este aspecto existe
una brecha muy amplia entre los más ricos y más pobres, donde en términos de empleo
alrededor del 61% de las personas entre 15 y 64 años de edad en México tienen un empleo
remunerado, y en el nivel educativo el 37% de los adultos entre 25 y 64 años han terminado
la educación media superior (Organization for Economic Co-operation and Development-OECD,
2013).
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT) la principal
causa de consulta de servicios ambulatorios curativos lo constituyen las enfermedades y
síntomas respiratorios agudos, que representaron 36.5% de las causas. Cabe destacar que las
enfermedades clasificadas en el grupo de diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad
concentran 11.5% de las causas de consulta, y según la Organización Mundial de la Salud
(OMS, 2013) el 80% de las muertes por enfermedades crónicas se dan en los países de
ingresos medios y bajos, afectando de igual forma a hombres y mujeres, por lo que se puede
constatar que existe una amplia gama de enfermedades crónicas, degenerativas o temporales
que afectan o podrían afectar a la población adulta de manera constante. Sin embargo, las
causas de riesgo que desencadenan este tipo de trastornos son: los antecedentes familiares
hereditarios, los antecedentes personales, los antecedentes conductuales y los factores
socioculturales (Navas, Sánchez & Molero, 1990). La aparición de éstas tiene que ver con
comer en exceso, el consumo de tabaco y alcohol, sedentarismo, entre otros.
Otro agente causal es el consumo de sustancias adictivas que afectan de manera directa el
proceso de salud-enfermedad en la población joven y adulta. Los resultados de la ENSANUT
2012 reportan, que en la comparación por sexo, los hombres son quienes presentan los
porcentajes más altos de dependencia y consumo de alguna droga. Por edades el grupo que
comprende las edades que van de los 18 a los 34 años es donde se hace notar la prevalencia
más alta de consumo.
En el consumo del tabaco, la ENA (2011) reporta que el 21.7% de los mexicanos son
fumadores activos lo que equivale a 17.3 millones de mexicanos. Esto se divide en 12 millones
de hombres y 5.2 millones de mujeres, de esta población 7.1 millones reporto ser fumador
diario. En el ámbito nacional, los fumadores diarios entre 12 y 65 años, en promedio, inician el
consumo diario de tabaco a los 20.4 años; los hombres a los 20 años y las mujeres a los 21.7
años. Otro de los retos más importantes de salud pública en el mundo es el exceso de peso
corporal (sobrepeso y obesidad), dada su magnitud, rapidez de su incremento y el efecto
negativo que ejerce sobre la población que lo padece (Secretaría de Salud, 2013).
Los aumentos en las prevalencias de obesidad en México se encuentran entre los más
rápidos documentados en el plano mundial. De 1988 a 2012, el sobrepeso en mujeres de 20
a 49 años de edad se incrementó de 25 a 35.3% y la obesidad de 9.5 a 35.2%.
Afortunadamente en el último periodo de evaluación (de 2006 a 2012), la prevalencia
agregada de sobrepeso y obesidad en adultos ha mostrado una reducción en la velocidad de
aumento que era cercana al 2% anual para ubicarse en un nivel inferior al 0.35%. En nuestro
país, 7 de cada 10 adultos presentan sobrepeso y de estos la mitad presenta obesidad por lo
que éste es un grave problema de salud pública (ENSANUT, 2012).
Para combatir el problema y reducir la probabilidad de presentar complicación en la salud
es importante la actividad física. No obstante muchas personas reportan que tienen una buena
738
actividad física debido al ritmo de vida que los lleva a estar en constante movimiento, este
tipo de movimiento no tiene los mismos beneficios que dedicarse especialmente a una actividad
física (Infante & Fernández, 2009). Se debe diferenciar la actividad física del ejercicio; la
primera es la que realiza una persona en su cotidianidad y en general no impacta de forma
significativa el sistema cardiovascular ni el músculo-esquelético, mientras que la segunda
implica una programación en cuanto a intensidad y frecuencia y produce una disminución
significativa del riesgo cardiovascular (Myers, Prakash & Froelicher, 2002).
Método
Participantes.
En este estudio participaron 371 personas, el 69.1% de Saltillo y el 30.9% de Arteaga. De
los cuales 41.5% son hombres y el 58.5% son mujeres, con un rango de edad de 30 a 60
años; media 42.29 (DS 8.6).
Instrumento.
Se utilizó una escala tipo Likert, con 5 opciones de respuesta (En desacuerdo a Totalmente
de acuerdo). Consta de las siguientes escalas: 1) Hábitos alimenticios, 2) Cuidado de la salud y
3) Tipo de alimentación.
Procedimiento.
Se realizó un estudio exploratorio, de corte cuantitativo y alcance descriptivo, con una
muestra seleccionada de forma aleatoria en los municipios de Saltillo y Arteaga, Coahuila. La
captura de datos y la obtención de resultados se realizaron a través del programa IBM SPSS
Statistics 21.0, con análisis descriptivo y análisis correlacional X2.
Resultados
El 66.3% de los participantes refirió estar casado, y tener de 2 a 3 hijos (50.9%). El 23.2%
de los saltillenses posee el nivel de licenciatura, mientras que la escolaridad de los
participantes del municipio de Arteaga (9.4%) es la secundaria. La mayoría de los sujetos
(79.2%) se encuentra laborando en oficios o como empleados. De estos, el 57.7% tiene
trabajo fijo; los participantes de Saltillo reciben un salario aproximado de 6 a 10 mil pesos
(25.6%), mientras que en Arteaga de 1 a 5 mil pesos (11.6%).
La mayoría de los sujetos (55%) tiene acceso al IMSS, mientras que en menor frecuencia
reportaron tener seguro popular, servicio médico privado o acceso al ISSTE; el 80.6% refiere
tener un buen estado de salud y la mayoría (84.6%) no padece ninguna enfermedad, mientras
que el 12.9% padece en su mayoría diabetes (4.3%).
El 70.9% refirió no estar fumando actualmente, y el 43.4% nunca ha fumado en su vida. El
resto de los participantes que sí fuman (29.1%) indican que consumen entre 1 y 10 cigarrillos
al día; así mismo, no han intentado dejar de fumar, puesto que el 23.7% afirma que esta
739
conducta no les ha acarreado problemas de salud. La mayoría de los participantes menciona
que actualmente no beben (61.5%), sin embargo el resto que sí bebe considera que no le es
difícil dejar la bebida (27.8%) pero tampoco tratan de controlar su forma de beber.
Los resultados de la Tabla 1 marcan que no existe una diferencia significativa en cuanto a
que los participantes le den mucha importancia a su peso ni a creer que su panza es
demasiado grande. Sí existen diferencias al señalar que comen cuando se sienten disgustados
(p=.003) y reconocen siempre las emociones que sienten, con una significancia de .001. Los
saltillenses encuestados obtienen mayores puntajes en ambos casos.
Tabla 1
Hábitos alimenticios
Ítem Ciudad Categoría Sig.
Nunca A veces Siempre
Exagero o doy demasiada importancia Saltillo 41.2% 43.2% 14.0% .429
al peso Arteaga 48.2% 43.0% 20.0%
Suelo comer cuando estoy disgustado Saltillo 66.5% 27.2% 5.8% .003
Arteaga 51.8% 31.6% 16.7%
Creo que mi panza es demasiado Saltillo 38.1% 45.9% 15.6% .062
grande Arteaga 34.2% 38.6% 27.2%
Puedo reconocer las emociones que Saltillo 6.6% 38.5% 54.9% .001
siento en cada momento Arteaga 13.2% 45.6% 38.6%
Fuente: elaboración propia
Tabla 2
Cuidado de la salud
Ítem Ciudad Categoría Sig.
Desacuerdo Parcialmente De Muy de Totalmente
de acuerdo acuerdo acuerdo de acuerdo
Busco información y Saltillo 16.9% 17.3% 33.7% 13.3% 17.3% .008
orientación sobre el Arteaga 30.7% 24.6% 21.9% 8.8% 12.3%
manejo de mi salud
Hago actividad física Saltillo 18.0% 24.7% 22.4% 8.6% 24.7% .002
como parte de mi vida Arteaga 32.5% 28.9% 19.3% 7.9% 8.8%
cotidiana
Considero que mi Saltillo 23.5% 15.3% 20.4% 13.3% 24.7% .000
estado psicológico Arteaga 15.8% 17.5% 38.6% 17.5% 8.8%
influye en mi salud
Puedo reconocer las Saltillo 18.0% 16.5% 25.1% 11.8% 27.5% .168
emociones que siento Arteaga 12.3% 21.9% 25.4% 19.3% 20.2%
en cada momento
Fuente: elaboración propia
740
Como se puede observar en la Tabla 3 los encuestados de ambas ciudades consumen
refrescos. Respecto a los alimentos grasosos, existe una diferencia significativa (p=.001) lo
cual indica que ingieren estos alimentos de manera habitual, más por la población de Arteaga,
los cuales están dispuestos a acudir con un nutriólogo (p=.030).
Tabla 3
Tipo de alimentación
Ítem Ciudad Categoría Sig.
Desacuerdo Parcialmente De Muy de Totalmente
de acuerdo acuerdo acuerdo de acuerdo
Habitualmente Saltillo 16.5% 30.6% 31.4% 13.3% 7.8% .076
consumo refrescos Arteaga 9.6% 22.8% 33.3% 18.4% 14.9%
Regularmente Saltillo 22.4% 38.0% 22.4% 12.5% 4.7% .001
consumo alimentos Arteaga 18.4% 21.9% 29.8% 15.8% 12.3%
con altos contenidos
de grasa/sal
Tengo una buena Saltillo 7.8% 25.5% 32.5% 15.3% 18.4% .377
alimentación Arteaga 12.3% 28.1% 33.3% 14.9% 10.5%
Estoy dispuesto a ir Saltillo 9.4% 15.7% 27.5% 13.7% 33.3% .030
con un nutriólogo Arteaga 10.5% 7.0% 21.9% 25.4% 35.1%
Fuente: elaboración propia
Discusión
741
Referencias
Amar, J., Abello, R. y Acosta, C. (2003). Factores protectores: un aporte investigativo desde la
psicología comunitaria de la salud. Psicología desde el Caribe, 11, 107-121.
Cáez, G. y Casas, N. (2007). Formar en un estilo de vida saludable: otro reto para la ingeniería y la
industria. Educación y educadores, 10(2).
Encuesta Nacional de Adicciones - ENA (2011). Alcohol. Recuperado de: http:
//www.conadic.salud.gob.mx/pdfs/ENA_2011_ALCOHOL.pdf
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición - ENSANUT (2012). Resultados Nacionales. Recuperado de: http:
//ensanut.insp.mx/doctos/ENSANUT2012_PresentacionOficialCorta_09Nov2012.pdf
Infante, G. y Fernández, A. (2009). Actividad física y bienestar psicológico. Innovación para el progreso
social sostenible, (17), 189-205.
Jadue, G., Galindo, A. y Navarro, L. (2005). Factores protectores y factores de riesgo para el
desarrollo de la resiliencia encontrados en una comunidad educativa en riesgo social. Estudios
pedagógicos, 31(2), 43-55.
Myers, J., Prakash, M., Froelicher, V., Do, D., Partington, S., & Alwood, J. (2002). Exercise capacity and
mortality among men referred for exercise testing. The New England journal of medicine, 346(11),
793-801.
Navas, M., Sánchez, J. y Molero, E. (1990). Cardiopatía coronaria: Factores socioculturales deriesgo. En
S. Barriga, J. M. León, M. F. Martínez y J. F. Jiménez (Eds.), Psicología de la Salud: Aportaciones
desde la Psicología Social (pp. 317-343). SEDAL: Sevilla.
Orem, D. (1991). Nursing. Concepts of Practice. St. Louis: Mosby
Organization for Economic Co-operation and Development-OECD (2013). México. ¿Cómo es la vida?
Recuperado de: http: //www.oecdbetterlifeindex.org/es/countries/mexico-es/
Organización Mundial de la Salud- OMS (2013). Prevención de las enfermedades crónicas. Recuperado
de: http: //www.who.int/chp/chronic_disease_report/part1/es/
Quintero, M. (1994). El autocuidado. En P. Anzola, D. Galinsky, M. Morales, y A. Salas (Eds.), La
atención de los ancianos: un desafío para los años noventa (pp. 352-359). Washington: OPS.
Secretaría de Salud (2013). Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la
obesidad y la diabetes. Recuperado de: http:
//promocion.salud.gob.mx/dgps/descargas1/estrategia/Estrategia_con_portada.pdf
742
Construcción de una Escala de Autoeficacia en
Enfermedades Crónicas (EA-CD) con Población Mexicana
Mayra Aguirre Ortiz y Areli Reséndiz Rodríguez
Universidad de Guanajuato
Método
Participantes.
Se contó con dos grupos de participantes, en función del proceso de construcción del
instrumento. El primer grupo estuvo compuesto por pacientes con IRC, diabetes e hipertensión, a
los que se les aplicó 51 redes semánticas naturales modificadas (Reyes, 1993) en tres
instituciones: Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ),
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y Centro de
Atención Integral de Servicios Esenciales en Salud (CAISES) de Valle de San José, los dos
últimos en la ciudad de León, Guanajuato. En total 32 mujeres y 19 hombres, el rango de
edad fue de los 18 a 81 años, (M= 48.8, D.E.=16.4). El 33.3% tiene escolaridad primaria,
29.4% licenciatura, 17.6% secundaria y 11.7% preparatoria. A este grupo se aplicó un total
51 redes semánticas naturales modificadas (Reyes, 1993) a pacientes.
El segundo grupo de participantes fue una muestra no probabilística de 247 pacientes
diagnosticados con alguna enfermedad crónico degenerativa para la aplicación de la escala
que asistían a los servicios en CAISES e ISSSTE. En total 90% (n=222) fueron mujeres y 10%
hombres (n=25). El rango de edad fue de los 24 a los 85 años (M=53.6, D.E.=10.5). El 49.4%
tiene como escolaridad primaria. Las principales enfermedades reportadas fueron hipertensión
y diabetes de manera conjunta, con un rango de 2 a 16 años de padecer las enfermedades
(M=9, D.E.=7).
Instrumento.
La construcción del instrumento consideró tres fases técnicas. En primer lugar se realizó el
plan de prueba inicial para identificar las dimensiones que permitieran generar los reactivos
de la escala a través de la revisión de artículos de construcción de escalas de autoeficacia en
diferentes enfermedades crónico degenerativas (Chow et al., 2013, Freund, Gensichen, Goetz,
Szecsenyi y Mahler, 2011, Lin et al., 2012, Ritter y Loring, 2014 y Wierdsma et al., 2011).
Posteriormente se realizó la técnica de redes semánticas naturales modificadas como
método de obtención de información, para conocer cuáles eran las situaciones que los
individuos reconocían como significativas y conocer el significado denotativo de las palabras
de sus respuestas (Reyes, 1993).
744
Finalmente se construyó el instrumento inicial con una escala tipo Likert en base a cinco
factores: 1) autonomía¸ 2) búsqueda de apoyo en la pareja, 3) comunicación interpersonal, 4)
autocontrol y 5) percepción de apoyo. Conformada por 64 reactivos y con cuatro opciones de
respuesta, de acuerdo al grado que el sujeto consideraba era el más adecuado a su situación,
con elección de respuesta de siempre a nunca.
Procedimiento.
La recolección de datos del instrumento se llevó a cabo en diversos CAISES en la ciudad de
León Guanajuato. Los centros participantes fueron: CAISES Valle de San José, CAISES San
Felipe de Jesús y UMAPS Alfaro y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado (ISSSTE). En general el tiempo de aplicación del instrumento en los
pacientes que fueron capaces de leer los reactivos por sí mismos fue de15 minutos, sin
embargo, la mayoría presentaron baja escolaridad por lo que el investigador lo aplicó,
llevándose en promedio 25 minutos.
Resultados
Los datos obtenidos fueron analizados en el SPSS 21.0. Se utilizó la estadística descriptiva
para las variables sociodemográficas, el análisis de frecuencias reactivo por reactivo
determinando su media, sesgo de la distribución y valores perdidos.
En este estudio, se eliminaron los reactivos que no discriminaron con una p<.05 y que no
cargaron en ningún factor en el análisis factorial. El análisis de resultados de cada reactivo se
realizó como proponen Reyes y García (2008 en López, Reyes, & Uribe, 2011). Se indagó si
la cantidad de opciones de respuesta resultó atractiva para todas las opciones, presentando
como criterio que la frecuencia en cada reactivo de cada opción hubiera sido mayor a 0. Se
encontró que únicamente el reactivo 60 no cumplió con dicho criterio. Después se verificó que el
tipo de sesgo en la distribución de cada reactivo se presentara de forma atípica, y por el tipo
de variable del estudio era lo esperado. En 57 reactivos se presentó éste tipo de sesgo. En
seguida se aplicó la prueba t-Student para muestras independientes a fin de identificar la
discriminación de cada reactivo. En esta etapa, se aplicó el criterio descrito con anterioridad a
los reactivos que no mostraban una discriminación significativa, y se eliminaron seis reactivos.
Luego se creó una tabla de contingencia para conocer la direccionalidad de los reactivos, en
la mayoría de los reactivos sí se encontró direccionalidad en el grupo de puntaje alto, pero no
así en el grupo de puntaje bajo. Lo anterior manifiesta la deseabilidad social o tendencia que
tuvieron los sujetos evaluados al momento de contestar. Por último, se calculó la correlación de
cada reactivo; en todos se encontró una correlación mediana a baja. Se eligió realizar el
análisis factorial empleando rotación Varimax, Se eliminaron los reactivos que: 1) no cargaron
en ningún factor; y 2) cargaron en más de un factor. Se obtuvieron 26 reactivos (Ver Tabla 1).
Los reactivos se agruparon en cinco factores que se describen a continuación: 1) Autonomía
consiste en la creencia del paciente de resolver y expresar todas las preocupaciones sobre su
enfermedad con el personal médico; 2) Búsqueda de apoyo en la pareja, identifica la
745
creencia del paciente de movilizar sus propios recursos para buscar sostén de su pareja en
aspectos relacionados a su enfermedad; 3) Comunicación interpersonal, identifica la creencia
del paciente de realizar una comunicación asertiva que le permita solicitar ayuda de sus
diferentes redes de apoyo; 4) Autocontrol, es la creencia del paciente de resolver situaciones
relacionadas al manejo de su enfermedad; y 5) Percepción de apoyo, es la creencia del
paciente de reconocer si cuenta con apoyos cuando no son suficientes sus propios recursos.
Tabla 1
Resultado análisis factorial
Reactivo Enunciado
Factor 1: Autonomía (Alpha de Cronbach= .82)
19 Soy capaz de realizar todo lo necesario para no empeorar
2 Soy capaz de acudir al médico/hospital cuando me siento mal físicamente
26 Siento confianza de preguntarle a mi médico sobre mi salud
31 Soy capaz de preguntarle a mi médico sobre mi enfermedad
41 Me convence lo que mi médico me dice
11 Siento que mi médico me apoya
29 Siento apoyo por parte del personal de salud
16 Escucho con atención cuando acudo a mis citas médicas
Factor 2: Búsqueda de apoyo en la pareja (Apha de Cronbach= .89)
30 Soy capaz de buscar apoyo cuando no puedo cuidarme yo mismo
8 Soy capaz de decirle a mi pareja/esposo cuando me siento mal
32 Soy capaz de decirle a mi pareja/esposo las dudas que tengo de mi enfermedad
48 Me siento cómodo diciéndole cosas de mi enfermedad a mi pareja/esposo
17 Soy capaz de pedir ayuda a mi pareja/esposo cuando la necesito
25 Soy capaz de decirle a mi pareja/esposo como me siento de ánimo
Factor 3: Comunicación interpersonal (Alpha de Cronbach=.80)
52 Soy capaz de decir en mi trabajo que estoy enfermo
15 Soy capaz de decirle a mi familia cuando algo me duele
63 Soy capaz de platicar con mi familiar cosas de mi enfermedad
51 Soy capaz de pedir apoyo moral a mi familia
39 Soy capaz de buscar apoyo en mi familia cuando me siento frustrado
53 Soy capaz de decirle a mis conocidos como me siento anímicamente
Factor 4: Autocontrol (Alpha de Croonbach= .56)
37 Soy capaz de controlar mis síntomas de la enfermedad
9 Soy capaz de salir de mi casa para llevar a cabo mis actividades diarias
42 Cada vez que vengo al médico creo que me dará buenas noticias
Factor 5: Percepción de apoyo (Alpha de Cronbach= .64)
27 Soy capaz de pedir ayuda económica en caso necesario
47 Soy capaz de pedirle a mi familia que me lleve al hospital si me siento mal
28 Soy capaz de pedir ayuda a otros (amigos, vecinos, conocidos) cuando la necesito
746
Discusión
Referencias
Brenlla M., Aranguren M., Rossaro M. y Vazquez N. (2010). Adaptación para Buenos Aires de la escala
de autoeficacia general. Interdisciplinaria, 27, 77-94. doi: 18014748006
747
Bandura, A. (1994). Self-Efficacy. Encyclopedia of human behavior, 4, 71-81. Recuperado de http:
//www.uky.edu/~eushe2/Bandura/Bandura1994EHB.pdf
Chow S., & Wong F. (2013). The reliability and validity of the Chinese version of the Short-form Chronic
Disease Self-Efficacy Scales for older adults. Journal of clinical Nursing, 23, 1095-1104. doi:
10.1111/jocn.12298
Contreras F., Espinosa J. y Esguerra G. (2008). Calidad de vida, autoeficacia, estrategias de
afrontamiento y adhesión al tratamiento en pacientes con insuficiencia renal crónica sometidos a
hemodiálisis. Psicología y Salud, 18(2), 165-179. Recuperado http: //revistas.uv.mx/
Diabetes deaths per 100 000. Data by Country. (2012). Recuperado http:
//apps.who.int/gho/data/node.main.A865DIABETES?lang=en
Freund T., Gensichen J., Goetz K., Szecsenyi J. y Mahler C. (2011). Evaluating self-efficacy for
managing chronic disease: psychometric properties of the six item Self-Efficacy Scale in
Germany. Journal of Evaluation in Clinical Practice, 19, 39-43. doi: 10.1111/j.1365-
2753.2011.01764.x
Lin, C., Wu, C., Anderson, R., Chang, C., Chang, S., Hwang, S., & Chen, H. (2012). The Chronic Kidney
disease self-efficacy (CKD-SE) instrument: development and psychometric evaluation. Neprology
Dialisis Transplantation, 27, 3828-3834. doi: 10.1093/ndt/gfr788
Lopez, A., Reyes, L. y Uribe, L. (2011). Construcción y validación psicométrica de una Escala de
Intención de Meta. Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, 31(1), 133-
155.
Marks R., Allegrante J. y Lorig K. (2005). A review and Synthesis of Research Evidence for Self-
Efficacy-Enhancing Interventions for Reducing Chronic Disability: Implications for Health Education
Practice (Part II). Health Promotion Practice, 6(2), 148-156. doi: 10.117/1524839904266792.
NCD Mortality and morbidity. (2012). Recuperado http:
//www.who.int/gho/ncd/mortality_morbidity/en/
Olivari C. y Urra E. (2007). Autoeficacia y conductas de salud. Ciencia y Enfermería, 13(1), 9-15. doi:
10.4067/S0717-95532007000100002
Principales causas de mortalidad por residencia habitual, grupos de edad y sexo del fallecido. (2013).
Recuperado http:
//www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/registros/vitales/mortalidad/tabulados/Consult
aMortalidad.asp
Reyes Lagunes, I. (1993). Las redes semánticas naturales, su Conceptualización y su Utilización en la
construcción de Instrumentos. Revista de Psicología Social y Personalidad, 9(1), 81-97.
Ritter P. y Lorig, K. (2014). The English and Spanish Self-Efficacy to Manage Chronic Disease Scale
measures were validated using multiple studies. Journal of clinical Epidemiology, 67, 1265-1273.
doi: 10.1016/j.jclinepi.2014.06.009
Steca P., Greco A., Monzani D., Politi A., Gestra R., Ferrari, G., Malfatto G. y Parati G. (2013). How
does illness severity influence depression, health satisfaction and life satisfaction in patients with
cardiovascular disease? The mediating role of illness perception and self-efficacy beliefs.
Psychology and Health, 28(7)765-783. doi: 10.1080/08870446.2012.759223
Teng, H., Yen, M., Fetzer, S., Sung, J., & Hung, S. (2013). Effects of Targeted Interventions on Lifestyle
Modifications of Chronic Kidney Disease Patients: Randomized Controlled Trial. Western Journal
of Nursing Research, 35(9), 1107-1127. doi: 10.1177/0193945913486202
Wierdsma J., Van A. & Bijl J., (2011) Self-efficacy and long-term medication use in patients with chronic
kidney disease. Journal of Renal Care, 37(3), 158-166. Recuperado de http:
//onlinelibrary.wiley.com/
17El presente trabajo se deriva del Proyecto aprobado por la SIP con registro 20151036 IPN y del proyecto
PAPIIT IN304515 Biomarcadores (Autonómicos e Inmunológicos) como Indicadores del componente emocional en
el dolor crónico
sociales son los que mejor predicen la adherencia terapéutica en personas con alguna
enfermedad crónica.
Método
Participantes
134 personas con diversas enfermedades crónicas y agudas (tabla 2) que han estado bajo
tratamiento farmacológico, dietético o de activación física al menos por una semana. La edad
promedio fue de 47 años de entre 18 y 85 años de edad. El 74 % fueron mujeres (Tabla 2).
Tabla 2.
Frecuencias de los padecimientos de la muestra
Cardiaco 31
Respiratorio 31
Inmunológico 9
Gastrointestinal 14
Metabólico 25
cardiaco y metabólico 15
Endocrino 2
Otro 7
Total 134
Instrumentos
Cuestionario de Wallston para adherencia terapéutica con una alfa de Cronbach de.761.
Los reactivos son 17 que se agrupan en 5 factores. El cuestionario de creencias en salud
relacionadas con la adherencia terapéutica, con un alfa de Cronbach de .803. El total de
reactivos es de 15 que se agruparon en 4 factores. El cuestionario de la conducta planeada y
la adherencia terapéutica con un alfa de .801 con un total de 14 reactivos distribuidos en 3
factores, todos son con escala tipo likert con una escala de 1 a 5 donde 1 es igual a nunca y 5
siempre. Para evaluar el nivel de adherencia se utilizo cuestionario de adherencia terapéutica
MGB (Martin, Bayarre, Grau, 2007), el cuál cuenta con un índice de consistencia interna Alfa
de Cronbach .770.
Los factores que evalúa este instrumento son: Cumplimiento del tratamiento: es la ejecución
por la persona de las indicaciones médicas prescriptas (CT). Implicación personal: es la
búsqueda por el paciente de estrategias para garantizar el cumplimiento de las prescripciones
con la ejecución de los esfuerzos necesarios (IP). Relación transaccional: es la relación de
colaboración establecida entre el paciente y su médico para instaurar el tratamiento y
elaborar la estrategia a seguir que garantice su cumplimiento y aceptación por ambos (RT). La
suma total tiene tres niveles de corte para determinar el nivel de adherencia (Tabla 1)
750
Tabla 1.
Puntos de corte y nivel del cuestionario de Adherencia MGB
Total Puntaje establecido Nivel de Adherencia
38 a 48 Adherencia Total
18 a 37 Adherencia Parcial
0 a 17 No adherencia
Procedimiento
A los participantes se les dio a leer el consentimientos informado y lo que aceptaron se les
aplicó la batería de evaluación en una sesión grupal única de aproximadamente 20 minutos,
Los lugares de aplicación fueron en un hospital de especialidades respiratorias, uno de
gineco-obstetricia, clínicas y escuelas.
Resultados
Discusión
Los resultados dan la posibilidad de contar con información previa del paciente sobre la
forma de pensar, sentir y relacionarse con su enfermedad y su tratamiento; como ya se ha
demostrado existen múltiples factores que pueden relacionarse con proceso de seguir o no un
tratamiento, es importante tener mas precisión sobre los factores que pueden impedir que el
proceso terapéutico se lleve a cabo. A partir de los resultados se pudo identificar que con
estos instrumentos las variables que mejor predicen que el paciente siga las prescripciones
medicas son las creencias sobre los beneficios percibidos al llevar a cabo el tratamiento y las
normas sociales que influyen sobre la decisión de seguir con el proceso terapéutico, variables
que generalmente no son tomados en cuenta durante el tratamiento y que pueden afectar la
adherencia al mismo. Es de gran utilidad el contar con datos concretos sobre que aspecto del
individuo se pueden intervenir previo al inicio del tratamiento, garantizando una mejora en su
pronóstico y su estado de salud.
751
Referencias
Ajzen, I., & Fishbein, M. (1980). Understanding attitudes and predicting social behavior. Englewood Cliffs,
NJ: Prentice-Hall.
Bandura, A. (1982). Self-efficacy mechanism in human agency. American Psychologist, 37, 122-147.
Hotz, S., Kaptein, A., Pruitt, S., Sánchez-Sosa, J.J., & Willey C. (2003). Adherence to Long-term.
Therapies. Evidences for action. Suiza: World Healh Organization. Ginebra (Suiza)
Martín, A., Bayarre, V. y Grau, Á. (2008). Validación del cuestionario MBG (Martín-Bayarre-Grau)
para evaluar la adherencia terapéutica en hipertensión arterial. Revista Cubana de Salud Pública
[serie en Internet] [Consultado: 9 de enero de 2009];34(1): [aprox. 6 p.]. Disponible en: http:
//scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864 -34662008000100012&lng=es
Rosenstock I. (1974). Historical origins of the health belief model. Health Education Monography, 2, 1–8.
Sánchez JJ, Robles C, López P, Tapia MD. (2009). Un modelo psicológico en los comportamientos de
adhesión terapéutica en personas con VIH. Salud Mental, 32(5), 389-397.
Wallston A. (1989). Assessment of control in health-care settings. Stress Personal Control Health. 86-105
752
Propiedades Psicométricas de la Escala de Ansiedad Físico-
Social en una Población que Realiza Actividad Físico-
Deportiva
Rocío Haydee Arreguín Moreno*, Jesús Francisco Laborín Álvarez**
y José Antonio González-Jurado***
*Universidad de Sonora
**Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C
***Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
Método
Participantes.
Se encuestó a 432 hombres y mujeres de entre 25 y 55 años de edad quienes realizaban
ejercicio regular y con más de seis meses en dicha actividad en gimnasios privados de la ciudad
de Hermosillo (Sonora).
Instrumento.
Ansiedad físico-social de Hart, Leary y Rejeski (1989) versión en español (Arreguín Moreno,
2015). Está constituido por 12 reactivos de la versión original; sin embargo, el reactivo dos se
eliminó por no corresponder con la comprensión suficiente (evidenciado por su consistencia
interna). Contiene respuestas tipo Likert de 5 puntos, donde el 1 significa nunca y el 5 siempre.
Las preguntas hacen referencia a la percepción de la musculatura, proporciones y forma del
cuerpo; se codificaron las preguntas 1, 5, 8 y 11 para que estuvieran en la misma dirección de
percepción de ansiedad según lo recomendado por los autores (Hart et al., 1989). Después de
eliminar el reactivo dos por su inconsistencia y poca comprensión (según lo recomendado por
Eklund & Crawford, 1994). Para este trabajo se analizaron las propiedades psicométricas de
acuerdo con dos factores nombrados: “Expectación ante la evaluación negativa del físico” y
“Confort con la presentación física” – Motl y Conroy (2000) – (a partir de la separación y
nombramiento a los factores según, (Petrie, Diehl, Rogers, & Johnson, 1996). El levantamiento de
datos se realizó en seis distintos gimnasios de la ciudad con el apoyo de dos encuestadores, los
cuales recibieron capacitación antes de utilizarla, ya que se les preguntó cara a cara cada uno
de los reactivos a los usuarios de las empresas; el llenado de la encuesta se completó en un
promedio de 10 minutos.
Procedimiento.
Se realizaron análisis de confiabilidad y validez para el total de ítems. Para lograrlo se
estimaron descriptivos y correlaciones entre los reactivos. Para calcular la confiabilidad se obtuvo
el alfa de Cronbach. Después se estimó el análisis factorial confirmatorio y prueba de hipótesis
con ANOVA para la variable sexo. Se utilizó el paquete estadístico IBM SPSS versión 20.
Resultados
755
El análisis de componentes principales (tabla 2) para la escala ansiedad físico-social, arrojó
dos conglomerados. En el componente uno el ítem con mayor carga factorial es “Los aspectos
poco atractivos de mi físico o figura me ponen nervioso/a en ciertos entornos sociales”; del
segundo componente el ítem con mayor peso es “Me siento cómodo/a con la forma en que los
demás evalúan mi cuerpo”. Al primer conglomerado se le llamó “Expectación ante la
evaluación negativa del físico”, ya que las preguntas son tendientes a pensar que el físico está
en función de la probabilidad de estar siendo observado negativamente por otros; quizá es
por ello que este factor explica más porcentaje de la varianza, pues corresponde más con la
ansiedad físico-social. El otro factor o conglomerado se le mencionará “Confort con la
presentación física”, ya que las preguntas tienen más bien tendencia a estar cómodo con la
figura física. Se les nombró así como lo sugirieron Motl y Conroy (2000). También tiene sentido
que, aunque todos los reactivos se recodificaron para que tuvieran la misma dirección
(reactivos 8, 11, 5, y 1) tal como lo propone el autor creador del instrumento, Hart et al,
(1989), se han separado en dos factores, los que están redactados de forma positiva en uno y
los de forma negativa, en otro. La consistencia interna fue de 0.80, similar a otros estudios
como Altan Atalay y Gençöz (2008) y Chu, Bushman y Woodard (2008).
Tabla 2
Análisis factorial exploratorio
Expectación ante la evaluación Confort con la
Ítems
negativa del físico presentación física
Los aspectos poco atractivos de mi físico o figura me ponen
6 .752 .163
nervioso/a en ciertos entornos sociales
Hay ocasiones en que me incomodo pensando que otras
4 .695 .258
personas evalúan negativamente mi peso o musculatura
En presencia de otros, me siento incómodo/a con mi físico o
7 .610 .153
figura
3 Ojalá no estuviera tan tenso/a acerca de mi físico o figura .434 .449
Cuando se trata de mostrar mi físico o figura a los demás, soy
10 .562 .214
tímido/a
Me sentiría incómodo/a saber que otros están evaluando mi
9 .774 .008
físico o figura
Cuando visto traje de baño, con frecuencia me siento
12 .612 .133
nervioso/a sobre qué tan proporcionado es mi cuerpo
Me siento cómodo/a con la forma en que los demás evalúan
8 -.067 .704
mi cuerpo
Normalmente me siento relajado/a cuando es obvio que otros
11 .149 .627
están mirando mi físico o figura
Cuando me veo en el espejo, me siento cómodo/a con mi
5 .265 .665
físico o figura
1 Me siento cómodo/a con mi apariencia física o figura .269 .571
Varianza explicada 34.84 11.56
α de Cronbach: .80; test de esfericidad de Bartlett: 1158.14 (valor p: 0.00); Medida de adecuación muestral de Kaiser-
Mayer-Olkin (KMO): .833. Método de extracción: Análisis de componentes principales. Método de rotación Varimax.
Discusión
Referencias
Altan Atalay, A., & Gençöz, T. (2008). Critical Factors of Social Physique Anxiety: Exercising and Body
Image Satisfaction. Behavior Change, 25(3), 178-188.
757
Anderson, C. B. (2003). When more is better: Number of motives and reasons for quitting as correlates
of physical activity in women. Health Education Research, 18(5), 525-537.
Arreguin Moreno, R. H. (2015). La actividad físico-deportiva en usuarios de empresas de servicios
deportivos integrados en Hermosillo y su relación con la norma social por la apariencia física. (Tesis
de Doctorado). Hermosillo, México: Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A.C.
Behar, R. y Molinari, D. (2010). Dismorfia muscular, imagen corporal y conductas alimentarias en dos
poblaciones masculinas. Revista Médica de Chile, 138, 1386-1394.
Chu, H., Bushman, B. A., & Woodard, R. J. (2008). Social Physique Anxiety, Obligation to Exercise, and
Exercise Choices among College Students. Journal of American College Health, 57(1), 7-13.
Eklund, R. C., & Crawford, S. (1994). Active Women, Social Physique Anxiety, and Exercise. Journal of
Sport and Exercise Psychology, 16, 434-448.
Elías, N. (1996) (H. Guillermo, Trans.) Sociedad cortesana. México: Fondo de Cultura Económica.
Eriksson, L., Baigi, A., Marklund, B., & Lindgren, E. C. (2008). Social physique anxiety and sociocultural
attitudes toward appearance impact on orthorexia test in fitness participants. Journal of Medicine
and Science in Sports, 18, 389-394. doi: 10.1111/j.1600-0838.2007.00723.x
Fermino, R. C., Pezzini, M. R., & Reis, R. S. (2010). Motivos para prática de atividade física e imagem
corporal em frequentadores de academia. Revista Brasileira de Medicina do Esporte, 16(1), 18-23.
Fernández, J. G., Contreras, O. R., García, L. M., & Villora, S. G. (2010). Autoconcepto físico según la
actividad físicodeportiva realizada y la motivación hacia ésta. Revista Latinoamericana de
Psicología, 42(2), 251-263.
Grogan, S. (2008). Culture and body image. Body Image (pp. 9-40). New York: Routledge.
Hart, E., Leary, M. R., & Rejeski, J. W. (1989). The measurement of social physique anxiety. Journal of
Sport and Exercise Psychology, 11, 94-104.
Kendler, K. S., Walters, E. E., & Truett, K. R. (1995). A twin-family study of self-report symtoms of panic-
phobia and somatization. Behavior Genetics, 25(6), 499-515.
Mallin, J. M. (2007). Social pressures and body image as contributors to eating habits among collegiate
women athletes. (Tesis de Doctorado), Estados Unidos: University of Akron, Ohio.
McLachlan, S., & Hagger, M. S. (2010). Associations between Motivational Orientations and Chronically
Accessible Outcomes in Leisure-Time Physical Activity: Are Appearance-Related Outcomes
Controlling in Nature? Research Quarterly for Exercise and Sport, 81(1), 102-107.
Motl, R. W., & Conroy, D. E. (2000). Validity and factorial invariance of the social physique anxiety
scale. Pshychobiology and Social Sciences, 1007-1017.
Niñerola, M. J., & Capdevila, O. L. (2002). Autoinforme de conductas desadaptativas en la actividad
física (ACDAF). Apunts medicina de l´esport, 38, 31-39.
Petrie, T. A., Diehl, N., Rogers, R. L., & Johnson, C. (1996). The social physique anxiety scale: reliability
and construct validity. Journal of Sport and Exercise Psychology, 18, 420-425.
Russell, W. D., & Cox, R. H. (2003). Social physique anxiety, body dissatisfaction, and self-esteem in
college females of differing exercise frequency, perceived weight discrepancy, and race. Journal
of sport behavior, 26(3), 298-318.
Vanden, H. F., Pelican, S., Holmes, B., & Moore, S. A. (2006). Values, body weight, and well being: the
influence of the protestant ethic and consumerism on physical activity, eating, and body image.
Applied research and evaluation, 25(3), 239-270.
758
Estudio Psicométrico de la Escala de Ansiedad y Depresión
en el Hospital en Mujeres Mexicanas
María Cristina Bravo González*, Guadalupe del Carmen Villegas
Pérez**, Leonardo Reynoso Erazo*, Maetzin Itzel Ordaz Carrillo*,
Ana Leticia Becerra Gálvez** y José Esteban Vaquero Cázares*
Método
Participantes.
El estudio se llevó a cabo en el Hospital de la Mujer de la Secretaría de Salud en la
Ciudad de México. Participaron 1000 mujeres hospitalizadas, con edades entre 12 y 79 años
que supieran leer y escribir y que accedieron a contestar la escala. El muestreo fue no
probabilístico por cuotas, obtenido a partir de la media de la población que ingresó a cada
servicio durante el segundo trimestre del año. Las submuestras de los demás servicios se
integraron por 400 de puerperio complicado, 246 de ginecología, 154 de embarazo de alto
riesgo, 140 de alojamiento conjunto, 49 de oncología y 12 de cirugía general. Los datos de
los ingresos a los servicios del hospital se obtuvieron en el Departamento de Estadística del
Hospital de la Mujer.
Instrumento.
Se empleó la Escala de Ansiedad y Depresión en el Hospital (HADS) (Zigmond & Snaith,
1983, adaptación de Caro e Ibáñez, 1992), consiste en 14 reactivos agrupados en dos
categorías, siete para ansiedad y siete para depresión; consta de cuatro alternativas de
respuesta en una escala Likert de 0 a 3 o de 3 a 0, dependiendo de la dirección del
enunciado, que reflejan el estado emocional del paciente considerando la semana anterior a
la aplicación. Si la calificación total de cada subescala es de 7 o menos se considera un
trastorno ausente, si es de 8 a 10 es un caso dudoso, por lo que se recomienda realizar una
entrevista dirigida y si el puntaje es de 11 o más es un caso significativo de ansiedad y/o
depresión.
760
Procedimiento.
La aplicación de la HAD fue realizada por cuatro psicólogas, cada una visitó las salas de
internamiento del Hospital e invitó a las pacientes a participar en la investigación,
explicándoles que consistía en contestar la escala, enfatizando que su participación era
voluntaria. A aquellas pacientes que accedieron a responder se les entregó el formato
impreso, junto un lápiz con goma; al terminar de responder, se agradeció a cada mujer su
colaboración. Posteriormente se procedió a la codificación, captura y análisis a través del
programa SPSS versión 21.
Resultados
Los resultados que se reportan corresponden a 927 mujeres debido a que se eliminaron 73
aplicaciones que no se completaron. La edad promedio de las participantes es de 28 años, la
mayoría vive en pareja (69%) y en promedio tienen dos hijos. Alrededor de 65% son
originarias del Distrito Federal, 79% se dedica a las labores del hogar y 85% profesa la
religión católica (85%), mientras que sólo 30% de las participantes inició y/o concluyó estudios
de nivel superior o más.
La confiabilidad de la Escala de Ansiedad y Depresión en Hospital se obtuvo mediante el
cálculo del coeficiente alpha de Cronbach con 0.80 para la escala general y en sus subescalas
se obtuvieron coeficientes de 0.71 en HAD-A y 0.70 en HAD-D, lo que indica que se obtuvo un
nivel de confiabilidad aceptable; por otro lado, se estableció la validez de constructo
mediante un análisis factorial de componentes principales con rotación VARIMAX que
convergió en cinco iteraciones. La escala se agrupó en tres factores con valores eigen mayores
a 1, que explicaron el 46% de varianza.
Se realizó un análisis de consistencia interna de cada uno de los factores resultantes, para
los que se obtuvieron coeficientes alpha de Cronbach de 0.72, 0.69 y 0.46, respectivamente,
por lo que se decidió realizar un análisis post-hoc. Una vez más se realizó el análisis factorial
de componentes principales con rotación VARIMAX, sólo que se eliminaron los cuatro reactivos
que constituyeron el Factor 3 en el análisis anterior, por lo que la escala se agrupó en dos
factores eigen mayores a 1, que explican el 44% de la varianza (ver Tabla 1).
La consistencia interna mediante el alpha de Cronbach para los factores 1 y 2 fue de 0.72
y 0.69, respectivamente, mientras que para la escala total, el coeficiente fue de 0.78. Se
empleó el procedimiento de grupos contrastados para establecer la validez concurrente de los
dos factores correspondientes a las subescalas encontradas en el análisis post-hoc, eligiendo
de entre la muestra al 25% de participantes con puntajes totales más altos en los reactivos
que integran el factor 1 (x=8.81, DE=1.84) y el otro 25% de participantes con los puntajes
totales más bajos (x=2.03, DE=.93), encontrando diferencias estadísticamente significativas
(n=464, t=.57.40, p=.000); se realizó el mismo procedimiento para el factor 2, encontrando
diferencias estadísticamente significativas (n=464, t=-70.15, p=.000).
761
Tabla 1
Matriz de componentes con el método de rotación VARIMAX, con reducción de reactivos
Reactivos Factores
1 2
1. Me siento tensa o nerviosa .684 .160
2. Todavía disfruto con lo que antes me gustaba .117 .645
3. Tengo una sensación de miedo, como si algo horrible fuera a suceder .702 .157
4. Puedo reírme y ver el lado positivo de las cosas .226 .669
5. Tengo mi mente llena de preocupaciones .695 .216
7. Puedo estar sentada tranquilamente y sentirme relajada .294 .517
11. Me siento intranquila, como si no pudiera parar de moverme .623 2.038E-02
12. Me siento optimista respecto al futuro 9.035E-02 .600
13. Me asaltan sentimientos repentinos de pánico .628 .258
14. Me divierto con un buen libro, la radio o un programa de tv 1.154E-02 .640
Discusión
Referencias
Bjelland, I., Dahl, A., Haug, T., & Neckelmann, D. (2002). The validity of the Hospital Anxiety and
Depression Scale: An update literature review. Journal of Psychosomatic Research, 52(2), 69-78.
Bravo, M.C. (2014). Generalidades psicológicas de los padecimientos crónico-degenerativos, en L.
Reynoso y A. Becerra (Coordinadores). Medicina Conductual: Teoría y Práctica. Cap. 3. México:
UNAM-Qartuppi.
Bowling, A. (2001). Measuring disease. 2ª ed. Philadelphia: Open University Press.
Catalano, G., Houston, S., Catalano, M., Butera, A., Jennings, S., & Hakala, S. (2003). Anxiety and
depression in hospitalized patients in resistant organism isolation. South Medical Journal, 96(2),
141-145.
762
Cací, H., Baylé, F., Mattei, V., Dossios, C., Robert, P., y Boyler, P. (2003). How does the Hospital Anxiety
and Depression Scale measure anxiety and depression in healthy subjects? Psychiatry Research,
18(1), 89-99.
Lan Iy, K. (2002). Depression in advanced disease: a systematic review: Prevalence and case finding.
Palliative Medicine, 16(2), 81-98.
López, A., Vázquez, V., Arcila, M., Sierra, O., González, B., & Salin, P., (2002). Accuracy and diagnostic
utility of the Hospital Anxiety and Depression Scale (HAD) in sample of obese mexican patients.
Revista de investigación clínica, 54(5), 403-409.
Marinus, J., Leentjens, A., Visser, M., Stiggelbout, A., & Hilten, J. (2002). Evaluation of the Hospital
Anxiety and Depression Scale in Patients with Parkinson’s disease. Clinical Neuropharmacology,
25(6), 318-325.
Morales, M., Robles, R., Jiménez, M. y Morales, J., (2007). Las mujeres mexicanas con cáncer de mama
presentan una alta prevalencia de depresión y ansiedad (Carta al editor). Salud Pública de
México, 49(4), 247-248.
Nogueda, M., Pérez, B., Barrientos, V., Robles, R., y Sierra, J. (2013). Escala de Ansiedad y Depresión
Hospitalaria (HADS): validación en pacientes mexicanos
con infección por VIH. Psicología
Iberoamericana, 21(2), 29-37.
Ornelas-Mejorada, R., Tufiño, M. y Sánchez-Sosa, J.J. (2011). Ansiedad y depresión en mujeres con
cáncer de mama en radioterapia: prevalencia y factores asociados. Acta de Investigación
Psicológica, 1(3), 401-414.
Roberts, S. Bonnici, D., Mackinon, M., & Worcester, M. (2001). Psychometric evaluation of the Hospital
Anxiety and Depression Scale (HADS) among female cardiac patients. British Journal of Health
Psychology, 6, 373-383.
Smith, A., Selby, P., Velikova, G., Satrk, D., Wright, E., & Penny, G. (2002). Factor analysis of the
Hospital Anxiety and Depression Scale from a large cancer population. Psychology &
Psychotherapy: Theory, Research & Practice, 75(2), 165-177.
763
Consecuencias Emocionales en Adultos que Experimentaron
Maltrato en la Infancia
Marisol Pérez-Ramos, Claudia Dennis Pérez Vargas
y Elizabeth Apolinar Ramírez
En el 2010 la Red por los Derechos Humanos de la Infancia en México (REDIM), reportó que
México ocupaba el primer lugar en violencia física, abuso sexual y homicidios de menores de
14 años entre los países miembros de la OCDE (REDIM, 2010), lugar que ha sido ratificado en
el 2011; 2012 y en 2015. La UNICEF (2013) explica que un motivo preocupante que
mantiene y legitima la violencia hacia los niños en México es que los padres siguen
considerando a sus hijos como parte de su propiedad, utilizando el maltrato como parte de la
educación familiar. Por lo tanto no existen datos oficiales al respecto, ya que este tipo de
maltrato no se denuncia a las autoridades al menos que sea extremo y la vida del menor se
encuentre en peligro. Con lo anterior se hace hincapié en que la falta de protección en la
infancia en México es grave ya que no hay un lugar seguro para los menores.
La definición legal de maltrato hecha por el Sistema Nacional del Desarrollo Integral de la
Familia de la Ciudad de México: Todo acto de agresión realizado en forma casual o habitual
por una persona adulta, en contra de una niña, niño o adolescente, para educar, corregir, formar,
dominar, reprimir o manipular, basado en: críticas, burlas, comparaciones degradantes, chantajes,
amenazas de golpes, golpes, manotazos, jalones de cabello, de orejas, pellizcar, bofetadas,
empujones, nalgadas, gritos, coscorrones, encierro por castigo, amarrar por castigo, aislamiento
sin comer, castigos relacionados con la realización de actividades físicas dentro del hogar que por
su edad y grado de madurez no le corresponden; delegar los cuidados de otros niños o niñas de
menor edad; humillaciones y ofensas respecto de su estado físico, emocional e intelectual; falta de
atención médica, educativa, de cuidados y atenciones; expulsar del domicilio como castigo, así
como, la exposición a un riesgo que atente contra su integridad, autoestima o adecuado
desarrollo psicosexual (DIF-DF, 2013).
Es importante enfatizar que el análisis del maltrato infantil no debelimitarse a las
consecuencias del desarrollo del infante, sino sus consecuencias en la vida adulta. A menudo el
maltrato que se sufre en la infancia se le ha relacionado como un modelo de conducta que se
tiende a repetir en la etapa adulta, sin embargo no se habla de consecuencias específicas a
nivel personal y social e incluso fisiológicas. La manifestación de conductas como la ira y la
ansiedad suelen estar presentes cuando se viven situaciones de maltrato. La ira como estado es
la experiencia temporal de sentimientos subjetivos de tensión, suele ir acompañada de
aumentos en la activación fisiológica y la ira como rasgo, se refiere a la disposición a
experimentar episodios de ira de forma frecuente y pronunciada ya que hay un amplio rango
de situaciones consideradas como provocadoras (Oliva, Hernández, & Calleja, 2010).
La ansiedad, se define como una amenaza inespecífica que provoca un constante estado de
alerta, este estado de alerta es común que se mantenga cuando se sufre cualquier tipo de
maltrato. De acuerdo con Spielberger y Díaz-Guerrero (1975), cuando se habla de la
ansiedad como estado se refiere a un proceso de reacción en momento particular y en un
determinado grado de intensidad, en cambio, la ansiedad como rasgo implica la disposición
de responder a situaciones de tensión variablemente.
La exposición temprana a eventos estresantes o demasiado angustiantes para el niño,
puede resultar en el desarrollo de estados anormales (sean altas o bajas), reactividad que
puede contribuir al desarrollo de la patofisiologías en la adultez (Luecken & Lemery, 2004).
Además se ha demostrado la relación entre aumento en el consumo de alcohol y otras drogas
con altos niveles de estrés (Rodríguez, 1998), lo que puede ser un factor de riesgo para seguir
reproduciendo la violencia intrafamiliar (no sólo parental). Por lo anterior, el presente estudio
tuvo dos objetivos principales: 1) Relacionar las variables maltrato en la infancia, ansiedad,
expresión del enojo, consumo de alcohol y apoyo social en adultos padres de familia. 2)
Identificar la diferencia entre dos grupos de adultos, uno con niveles altos de maltrato en la
infancia y otro con niveles bajos.
Método
Participantes.
En el estudio participaron 112 adultos residentes del municipio de Ixtapaluca, Estado de
México. Se realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia, eligiendo a 101 mujeres y
11 hombres con (un rango de edad entre 30 y 52 de media) una media de 37 años de edad.
Instrumentos.
Para el estudio se utilizaron los siguientes instrumentos: 1) Inventario de Maltrato en la
Infancia (IMI) por Alvarado, Balderas y Pérez-Ramos (2013); 2) Cuestionario de Identificación
de Trastornos Debidos al Consumo de Alcohol (AUDIT) por Lucio, Gómez, Morales y Pérez
(2009); 3) Inventario de Experiencia y Expresión de Enojo (STAXI) por Oliva, Hernández y
Calleja (2010) para medir la expresión y control del enojo como rasgo y estado; 4) Inventario
de la Ansiedad Rasgo-Estado (IDARE) por Spielberger y Díaz-Guerrero (1975) mide la
ansiedad como rasgo y estado; y 5) Escala de Apoyo Social Percibido de la Familia y Amigos
(PSS-Fa-PSS-Fr) por Domínguez, Salas, Contreras y Procidano (2010).
Procedimiento.
Para realizar el estudio se recurrió a una escuela secundaria del municipio de Ixtapaluca,
Estado de México, a todos los participantes se les garantizó confidencialidad y su
participación fue voluntaria. Los padres que acudieron contestaron los cinco instrumentos de
forma grupal en formato de auto reporte.
765
Resultados
Para conocer qué variables correlacionan con las dimensiones del Inventario de maltrato en
la Infancia, se ejecutaron correlaciones Pearson, las relaciones significativas se muestran en la
Tabla 1.
Tabla 1
Correlaciones bivariadas significativas entre las dimensiones del Inventario de Maltrato en la
Infancia (IMI) con las variables ansiedad, consumo de alcohol y expresión del enojo
Tipos de Maltrato Ansiedad Ansiedad Consumo de Exp. enojo Exp. enojo Control de la
en la Infancia como estado como rasgo alcohol como estado como rasgo exp. enojo
Verbal .205* --- --- .213* --- ---
Física .271** .199* .255** .254** .199* ---
Negligencia .258** --- --- --- --- ---
Sobreprotección --- --- --- --- .233* ---
Aislamiento .238* .225* --- --- --- .196*
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
Los resultados muestran que el maltrato físico presenta mayores relaciones positivas con las
variables ansiedad, expresión del enojo y la única que correlaciona con consumo de alcohol; el
maltrato por negligencia solo presenta una sola relación positiva con la ansiedad como rasgo;
y el maltrato por sobreprotección presenta una correlación positiva con expresión del enojo
como rasgo. Para conocer si hay diferencias entre los adultos que experimentaron altos niveles
de maltrato en comparación con los que vivieron bajos niveles de maltrato durante su infancia,
se dividió la muestra en dos grupos; para ello se utilizaron los puntajes totales del IMI, éstos se
dividieron en cuartiles, y los cuartiles primero y segundo son los denominados Grupo Bajo; y los
sujetos ubicados en los cuartiles cuarto y tercero, se les denominó Grupo Alto. Las diferencias
de los grupos alto y bajo, se confirmaron al revisar las medias de cada tipo de maltrato en
cada grupo, los datos se muestran en la Tabla 2.
Tabla 2.
Medias de los puntajes de cada tipo de maltrato experimentado en la infancia
Variable Grupo Media D.E. t p
Ansiedad como Rasgo Bajo 34.58 8.81 3.26 0.002
Alto 43.48 10.87
Ansiedad como Estado Bajo 38.96 8.82 2.71 0.009
Alto 45.96 10.33
Manejo de la Ira como Rasgo Bajo 15.50 3.85 1.93 .045
Alto 18.37 6.54
766
En los datos mostrados de la tabla dos, se muestran diferencias entre las medias entre un
grupo y otro, lo que indica que el IMI es un instrumento que permite discriminar entre los
adultos que experimentaron altos niveles de maltrato durante su infancia en comparación con
los que no. Por otro lado, el tipo de maltrato más comúnmente reportado es el verbal (p.e.
insultos, uso de apodos, gritos); seguido por la negligencia (p.e. horas sin cuidado de un adulto,
higiene, asistencia regular a la escuela); y en tercer lugar la violencia física (p.e. golpes a
mano limpia o con algún objeto).
Para confirmar las diferencias entre grupos se ejecutaron pruebas t de student de grupos
independientes, utilizando las variables ansiedad; expresión del enojo; consumo de alcohol y
apoyo social. Los resultados con las diferencias significativas se muestran en la Tabla 3.
Tabla 3
Diferencias significativas entre los grupos alto y bajo de maltrato en la infancia
Tipo de Maltrato Medias Grupo Alto Medias Grupo Bajo
Verbal 14. 04 2.15
Negligencia 12.67 2.96
Físico 6.30 .96
Sobreprotección 6.22 2.88
Aislamiento 4.70 1.23
Objeto-Espacial 1.04 .15
Las diferencias entre los grupos se ubican en el manejo de la ansiedad y de la ira, siendo el
grupo de adultos que reportaron más maltrato durante su infancia, quiénes son más ansiosos
tanto en su personalidad como en situaciones cotidianos, en comparación con el grupo de
adultos con menores niveles de maltrato. En el mismo sentido, los adultos con antecedentes de
maltrato refieren peor manejo de la ira y reaccionar así de forma común. Lo anterior confirma
los problemas que puede ocasionar a largo plazo el maltrato infantil.
Discusión
En general se puede concluir que a mayor maltrato durante la infancia es menor el control
de la ansiedad y de la ira, tanto rasgo como estado durante la edad adulta es decir, que
pueden no controlarlas y por tanto esta puede ser una razón por la cual la violencia se
reproduce con sus hijos, en este caso, cabe mencionar, que todos los adultos encuestados son
padres de familia y tienen al menos un hijo adolescente.
La violencia durante la infancia y la adolescencia se ha relacionado con alteraciones
cognitivas negativas (deficiencias en la memoria, el aprendizaje, así como en la adquisición y
procesamiento de la información); con la presencia de conductas antisociales y/o
autodestructivas (p.e. aislamiento social, conductas sexuales de riesgo, conductas violentas y
delictivas, abuso de drogas y alcohol); problemas emocionales (depresión, irritabilidad), entre
otros (Cabrera, González & Guevara, 2012; Del Aguilar, 2015). Los adolescentes que viven
en hogares conflictivos presentan hipertensión y altos niveles de cortisol como respuesta a
767
castigos, enfrentamientos y peleas, alterando su salud (Luecken & Lemery, 2004) y como lo
indican los datos de este estudio, éstas se mantienen hasta la adultez.
Igualmente es importante enfatizar que el análisis de las consecuencias del maltrato en los
adultos, debe apoyarse en estudios longitudinales para que sus conclusiones sean definitivas y
complementen los datos aquí mostrados; sin embargo, es muy importante llamar la atención
sobre la urgente necesidad de desarrollo de planes de intervención y manejo del estrés y de
la ira en los padres, para prevenir que el maltrato infantil se siga reproduciendo
generacionalmente.
Dentro de las familias (y para mantener el bienestar familiar) el núcleo que debe
mantenerse en “calma” es el parental. El estrés constante en los padres afecta su estado de
ánimo, su relación con su pareja y sus hijos (Ponnet, et.al, 2013). El estrés parental también se
ha relacionado con maltrato infantil (Corral, Barrón, Cuen & Tapia, 2011; Humenay, Campbell,
Ferguson & Crusto, 2013); lo que implica la importancia de controlar los niveles de estrés y
disminuir así las conductas agresivas entre los integrantes de la familia; que si bien no puede
considerarse una relación directa si interviniente para prevenir la violencia intrafamiliar.
Referencias
768
Ponnet, K., Wouters, E., Mortelmans, D., Pasteels, I., De Backer, C., Van Leeuwen, K., & Van Hiel, A.
(2013). The influence of mothers' and fathers' parenting stress and depressive symptoms on own
and partner's Parent‐Child communication. Family Process, 52(2), 312-324. doi:
10.1111/famp.12001
REDIM. (2010). La violencia contra niños, niñas y adolescentes en México. Miradas Regionales.
Rodríguez, T. (1996). Estrés y la habituación alcohólica. Revista Cubana de Medicina General Integral,
14(4), 398-406.
Spielberger, C. D. y Díaz-Guerrero, R. (1975). Inventario de Ansiedad: Rasgo-Estado (IDARE). México: El
Manual Moderno.
UNICEF. (2013). Pobreza y derechos sociales niños, niñas y adolescentes en México. México: Autor.
769
Trastorno de Ansiedad Social y su Relación con los Estilos
de Apego en Estudiantes de Psicología
Flor de María Erari Gil Bernal, Scarlett Iglesias Hoyos
y Arturo del Castillo Arreola
Uno de los mayores problemas en el área de la salud mental hoy en día son los trastornos
de ansiedad (Gil-Bernal, 2009). La ansiedad forma parte de la respuesta normal y
adaptativa ante situaciones desafiantes o amenazantes (Sierra, Ortega & Ziubeidat, 2003),
sin embargo, la ansiedad persistente puede dificultar la vida diaria y el funcionamiento de las
personas en sus actividades cotidianas.
Los trastornos de ansiedad tienen como síntoma principal una ansiedad intensa,
desproporcionada y persistente que afecta diferentes áreas de la vida cotidiana de las
personas que los padecen, a tal grado que le dificulta o incapacita para estudiar, trabajar,
convivir con su familia y/o con sus amigos. A pesar de que suelen ser trastornos que se
presentan frecuentemente en la población, muchos de ellos pasan desapercibidos y por lo
tanto no reciben un tratamiento adecuado (Cárdenas, Feria, Palacios, & De la Peña, 2010).
Se estima que el 20% de la población general sufre timidez pero se cree que una parte
importante de ese porcentaje cumpliría los criterios para ser diagnosticados con el Trastorno
de Ansiedad Social (Pastor & Sevillá, 2009).
En México se han realizado estudios en adolescentes encontrando una alta prevalencia del
Trastorno de Ansiedad Social, siendo esta del 14.3%, la más alta solamente después de la
fobia específica (Benjet et al., 2009), dando pauta a realizar investigaciones e intervenciones
sobre esta problemática haciendo énfasis en esta población, que suele ser la más vulnerable a
este tipo de trastornos.
La edad de aparición del trastorno suele ser a finales de la adolescencia y principios de la
edad adulta, entre los 15 y 21 años, situándose la media estadística en los 19 años, edad
universitaria o edad promedio de ingreso a la vida universitaria (Pastor & Sevillá, 2009). Se
ha encontrado que la gran mayoría de los estudiantes universitarios padecen síntomas de
ansiedad frente a diferentes situaciones sociales en algún momento de su vida (Purdon, Antony,
Monteiro, & Swinson, 2001).
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales en su quinta edición
(Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, [DSM-V]) (American Pshyquiatric
Association [APA], 2013) se define al Trastorno de Ansiedad Social como un miedo o ansiedad
intensa en una o más situaciones sociales en las que el individuo está expuesto a la posible
evaluación por parte de otras personas. Algunos ejemplos son las interacciones sociales
(mantener una conversación, reunirse con personas extrañas), ser observado (comiendo o
bebiendo) y actuar delante de otras personas (dar una plática).
La teoría del apego utiliza constructos relevantes para la comprensión de ciertos aspectos
relacionados con el desarrollo social, el comportamiento interpersonal, la funcionalidad de las
relaciones sociales, el ajuste psicológico y las patologías clínicas, incluyendo la ansiedad social
(Cassidy, 2008). El estilo de apego es un modelo mental estable de respuestas cognitivas,
conductuales, fisiológicas y emocionales que perdura a lo largo de la vida de la persona en
respuesta a cómo los cuidadores primarios (principalmente la madres) cubrieron sus
necesidades en la infancia (Iglesias-Hoyos, 2013).
El estilo de apego que se establece entre cuidador primario y niño, resulta de gran
importancia a lo largo de la vida, ya que se ha encontrado que el estilo de apego seguro es
un factor de protección ante el desarrollo de trastornos psicopatológicos. Por el contrario, el
desarrollo de un estilo de apego inseguro, propicia una serie de consecuencias a nivel
emocional, de personalidad e interpersonal, ya que el individuo suele carecer de las
habilidades necesarias para establecer relaciones adecuadas, posee una auto-percepción
distorsionada y falta de regulación emocional (González, 2013).
El estudio realizado por Parade, Leerkes y Blankson (2010) encontró que el estilo de apego
seguro se relaciona de manera negativa con la ansiedad social en los estudiantes. De igual
manera, se ha encontrado que el estilo de apego de las personas con ansiedad social difiere
del que manejan las personas que no lo padecen y que los estilos de apego inseguros
(evitante y ansioso) en los adultos son la base psicopatológica de la ansiedad social (Wu &
Zhang, 2005).
Se han llevado a cabo estudios que han relacionado la ansiedad social y los estilos de
apego en Estados Unidos, sin embargo son pocos los estudios que han tenido como objetivo
buscar la relación entre estas variables en México. El objetivo del presente estudio fue
determinar la relación entre el nivel de ansiedad social y el estilo de apego en estudiantes de
Licenciatura en Psicología del Estado de Hidalgo.
Método
Participantes.
Participaron 98 estudiantes de recién ingreso a la Licenciatura en Psicología del Instituto de
Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, seleccionados de
manera no probabilística. De los cuales 70 fueron mujeres (71.4%) y 28 hombres (28.6%). La
media de edad fue de 19.3 años con una desviación estándar de 1.4 años.
Instrumentos.
Para evaluar las dificultades sociales y de actuación se utilizó el Cuestionario de Ansiedad
Social para Adultos (CASOA-30) (Caballo et al., 2010). Consta de 30 ítems en un formato de
respuesta tipo Likert con 5 opciones que va del 1 = “nada o muy poco” al 5 = “mucho o
772
muchísimo”. Está conformada por 5 factores con 6 ítems cada uno: 1) Hablar en público/con
personas de autoridad, 2) Interacción con el sexo opuesto, 3) Expresión asertiva de molestia,
disgusto o malestar, 4) Crítica y vergüenza y 5) Interacción con extraños. Cuenta con un índice
de consistencia interna (alpha de Cronbach) global de .92. Cada factor tiene su propio punto
de corte, de igual manera el cuestionario en total tiene otro.
Para evaluar los estilos de apego se utilizó la Escala de Estilos de Apego Adulto para
población mexicana elaborada por Márquez, Rivera y Reyes (2009). Consta de 21 ítems en
un formato de respuesta tipo Likert con 7 opciones que va de “totalmente de acuerdo” a
“totalmente en desacuerdo”. Considerando tres factores: 1) Apego Evitante: Con un alpha de
Cronbach de 0.888, 2) Apego Ansioso: Con un alpha de Cronbach de 0.865 y 3) Apego
Seguro: Con un alpha de Cronbach de 0.813.
Procedimiento.
Se solicitó un permiso a la jefatura del Área Académica de Psicología de la Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo para realizar la aplicación de los instrumentos.
Posteriormente fueron seleccionados todos los grupos de recién ingreso a la Licenciatura en
Psicología. Al tener a los grupos, se les explicó a los estudiantes la finalidad del estudio y sus
objetivos, solicitándoles su participación contestando los instrumentos. Se realizó la aplicación
de los instrumentos de forma colectiva en los salones de los alumnos, solicitando llenar todos y
cada uno de los ítems de las diferentes escalas. Posteriormente se capturaron los datos en un
programa de análisis estadístico (SPSS) y se realizó el análisis estadístico correspondiente.
Resultados
El objetivo del estudio fue determinar la relación existente entre la ansiedad social y el
estilo de apego en estudiantes de recién ingreso a la Licenciatura en Psicología. Para
determinar la relación entre estas variables se utilizó el Coeficiente de Correlación de Pearson,
dichos resultados se presentan en la Tabla 1.
Tabla 1
Relación entre el estilo de apego y ansiedad social en estudiantes de Psicología
Estilo de Apego
Evitante Ansioso Seguro
Ansiedad Social
Interacción con el sexo opuesto .253* .108 -.211*
Expresión Asertiva de molestia, enfado o desagrado .235* .311** -.176
Hablar en público / Interacción con personas de autoridad .197 .179 -.247*
Quedar en evidencia o ridículo .352** .319** -.293**
Interacción con desconocidos .281** .179 -.324**
Ansiedad Social Total .317** .258* -.302**
*p<.05 **p<.01
773
Se encontraron relaciones positivas estadísticamente significativas entre el estilo de apego
evitante con los factores Interacción con el sexo opuesto (r =.253, p <.05), Expresión asertiva
de molestia, enfado o desagrado (r =.235, p <.05), Quedar en evidencia o ridículo (r =.352,
p <.01), Interacción con desconocidos (r = .281, p <.01) y con el nivel de ansiedad social total
(r =.317, p <.01). Lo cual indica que a mayor nivel estilo de apego evitante mayor nivel de
ansiedad social y mayor nivel de ansiedad al interactuar con el sexo opuesto, al expresar
asertivamente la molestia, el enfado o el desagrado, al quedar en evidencia o ridículo y al
interactuar con desconocidos.
De igual manera, se encontraron relaciones positivas estadísticamente significativas entre el
estilo de apego ansioso con los factores Expresión asertiva de molestia, enfado o desagrado
(r = .311, p <.01), Quedar en evidencia o ridículo (r =.320, p <.01) y con el nivel de
ansiedad social total (r =.258, p <.05). Lo cual indica que a mayor nivel estilo de apego
ansioso mayor nivel de ansiedad social y mayor ansiedad al expresar asertivamente la
molestia, el enfado o el desagrado y al quedar en evidencia o ridículo.
Por otro lado, se encontraron relaciones negativas estadísticamente significativas entre el
estilo de apego seguro con los factores Interacción con el sexo opuesto (r = -.211, p <.05),
Hablar en público / Interacción con personas de autoridad (r = -.247, p <.05), Quedar en
evidencia o ridículo (r = -.293, p <.01), Interacción con desconocidos (r = -.324, p <.01) y con
el nivel de ansiedad social total (r = -.302, p <.01). Lo cual indica que a mayor nivel estilo de
apego seguro, menor nivel de ansiedad social y menor nivel de ansiedad al interactuar con el
sexo opuesto, al hablar en público o interactuar con personas de autoridad, al quedar en
evidencia o ridículo y al interactuar con desconocidos.
Discusión
Referencias
Ainsworth, M. D., Blehar, M. C., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of attachment: A psychological
study of the Strange Situation. Hillsdale, New Jersey: Erlbaum.
American Pshyquiatric Association. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5.
Madrid: Panamericana.
Benjet, C., Borges, G., Medina-Mora, M.E., Blanco, J., Rojas, E., Fleiz, C. y Aguilar-Gaxiola, S. (2009).
La Encuesta de Salud Mental en Adolescentes de México. En J. J. Rodríguez, R. Kohn y S. Aguilar-
Gaxiola (Eds.), Epidemiología de los trastornos mentales en América Latina y del Caribe (pp. 90-
98). Washington, D.C.: Organización Panamericana de la Salud.
Bowlby, J. (1973). Attachment and loss: Vol. 2. Separation: Anxiety and anger. New York: Basic Books.
Brumariu, L.E., Obsuth, I. & Lyons-Ruth, K. (2013). Quality of attachment relationships and peer
relationship dysfunction among late adolescents with and without anxiety disorders. Journal of
anxiety disorders, 27(1), 116-24
Caballo, V.E., Salazar, I.C., Irurtia, M.J., Arias, B., Hofmann, S.G., & CISO-A Research Team. (2010).
Measuring social anxiety in 11 countries: development and validation of the Social Anxiety
Questionnaire for Adults. European Journal of Psychological Assessment, 26, 95-107.
Cárdenas, E.M., Feria, M., Palacios, L. y De la Peña, F. (2010). Guía Clínica para los Trastornos de
Ansiedad en niños y adolescentes. México: Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente
Muñiz.
Cassidy, J. (2008). The nature of the child’s ties. In J. Cassidy, & P. Shaver (Eds). Handbook of
attachment: Theory, research, and clinical applications. 2nd Ed. (pp. 3-22). New York: The Guilfod
Press.
Gil-Bernal, F. (2009). Evaluación de un modelo terapéutico para el manejo de la Fobia Social en niños en
edad escolar. Tesis de Doctorado. Facultad de Psicología. México: Universidad Nacional
Autónoma de México.
González, I. (2013). Reconocimiento de la expresión facial de la emoción en personas con trastornos de
ansiedad o depresión en relación con los estilos de apego y la empatía. Tesis de Licenciatura en
Psicología. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Márquez, J.F., Rivera, S. y Reyes, I. (2009). Desarrollo de una escala de estilos de apego adulto para
población mexicana. Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, 28(2), 9-30.
Parade, S. H., Leerkes, E. M., & Blankson, A. N. (2010). Attachment to parents, social anxiety, and close
relationships of female students over the transition to college. Journal of Youth Adolescence, 39(2),
127-137. doi: 10.1007/s10964-009-9396-x
Pastor, C. & Sevillá, J. (2009). Tratamiento psicológico de la Fobia Social. 4ta Edición ed. Valencia:
Publicaciones del Centro de Terapia de Conducta.
775
Purdon, C., Antony, M., Monteiro, S., & Swinson, R.P. (2001). Social anxiety in college students. Journal
of anxiety disorders, 15(3), 203-215.
Sierra, J.C., Ortega, V. y Ziubeidat, I. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar.
Malestare e Subjetividade, 3(1), 10-59.
Wu, W. L., & Zhang, W. (2005). Relationship between the adult attachment styles of social anxiety
disorder (SAD) and its cognitive mode and behavior mode. Sichuan Da Xue Xue Bao Yi Xue Ban,
36(2), 271-273.
776
SOCIALIZACIÓN
Adolescencia en México un Caso de Colonias Marginadas
Diana González Ortiz
Método
Población.
Adolescentes de ambos sexos inscritos en algún grado de educación secundaria o
preparatoria (Nivel Medio y Nivel Medio Superior, respectivamente) de la Ciudad de
Cuernavaca y su zona conurbada. Se contó con la participación de 1,920 sujetos.
Participantes.
El presente trabajo se encuentra enmarcado dentro de un proyecto institucional realizado
por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y el Ayuntamiento de la Ciudad de
Cuernavaca, bajo la dirección del Dr. Jesús Alejandro Vera Jiménez y la Dra. María Elena
Ávila Guerrero profesores Investigadores de tiempo completo de la Facultad de Psicología de
dicha universidad, llamado en un primer momento “Jóvenes por la Paz” del cual se deriva la
tesis “Actitud fatalista en comunidades marginadas de Cuernavaca, Morelos.” Este esfuerzo
colectivo busca estudiar, analizar y proponer alternativas que den solución a la problemática
de la violencia que está presente en las relaciones cotidianas de la población que habita o
realiza sus actividades en la capital del Estado de Morelos. En este esfuerzo se sumaron
779
voluntades de distintas disciplinas para abarcar un amplio rango de aristas del fenómeno
estudiado.
Se encuestaron a 1,920 estudiantes, de ambos sexos, que acuden a recibir instrucción
escolar de nivel secundaria y preparatoria en Cuernavaca y su zona conurbada. Se eliminaron
45 cuestionarios aplicados debido a que no fueron contestados de manera óptima. Las edades
de los encuestados van de los 11 a los 18 años. El requisito para ser sujetos de investigación
fue estar inscritos en la institución educativa y cursar algún grado escolar en el mismo centro.
Fueron encuestados 909 hombres y 971 mujeres, de los cuales 953 son alumnos/as de
secundaria y 971 de preparatoria; 1,633 cursan sus estudios en el turno matutino y 288 lo
hacen por la tarde. 2.3 Diseño: Se utilizó un diseño exploratorio, transversal y no
experimental. Es exploratorio en el sentido de que se buscó examinar la situación social de los
adolescentes escolarizados de Cuernavaca, con la intención de estar familiarizados con las
necesidades reales de esta población con respecto al tema de la violencia escolar. Lo anterior
sirve de base para elaborar un programa de intervención que, en lo posible, atienda las
dinámicas sociales que se han de modificar para generar relaciones no violentas en las aulas.
Es no experimental en el sentido de que no se pretende confirmar hipótesis alguna, si no que se
privilegió la observación y análisis de la problemática en su estado natural, de una manera
directa en su contexto social.
Instrumento.
Se utilizaron dos instrumentos que pretenden identificar la situación psicosocial de los
adolescentes escolarizados de la ciudad de Cuernavaca, el primero contiene datos
estructurales de donde se tomaran datos sociodemográficos y el segundo que retoma
específicamente el fatalismo. Fatalismo: El cuestionario está compuesto por 18 ítems tipo Likert
(nombrados en la base de datos Fat01 a Fat18). No se recuperó la ficha técnica original.
Cuenta con un rango de respuesta de 0 a 4 (totalmente en desacuerdo, en desacuerdo,
neutral, de acuerdo, totalmente de acuerdo). Todos los reactivos son de tipo inverso o
negativo. Para la extracción de factores se usó la rotación oblicua, obteniendo cuatro
componentes. El análisis de confiabilidad resultó con un valor de 0.92, lo cual sitúa a este
instrumento en un nivel excelente para los resultados de la aplicación de la encuesta (Véanse
figuras 1, 2 y 3 del primer apéndice: Procedimiento). Los factores considerados fueron
nombrados en función de la revisión de investigaciones acerca del fatalismo. Especialmente
aquellas realizadas por Martín-Baró (1998), Esparza del Villar, Quiñones y Carrillo (2013),
Visdómine Lozano y Luciano (2006), los factores son lo siguiente: a) Fatalismo, entendida como
la relación que establece el hombre y un mundo al que encuentran y consideran cerrado; se
asume un destino, la vida está determinado de antemano; b) Pesimismo, definido como la
actitud manifestada en la desesperanza en el futuro y la asunción del destino como única vía;
c) Suerte, definida como la actitud consistente en asumir las acciones como producto del azar;
y d) Locus de control externo, donde el comportamiento es percibido como producto de
circunstancias ajenas a la esfera personal.
780
Figura 1.
Escala de fatalismo
Figura 2.
Factores Seleccionados
Figura 3.
Niveles de Fatalismo
Procedimiento.
Como ya se mencionó, a través del análisis factorial con rotación Oblimin, se detectaron
cuatro factores: Fatalismo, Pesimismo, Suerte y Locus de control externo. A continuación se
establecieron las categorías para los cuatro factores, establecidos en niveles bajo, medio y
alto (0 a 40, más de 40 a 60, más de 60 a 100, respectivamente).
781
Resultados
Respecto del Fatalismo y la Edad, la dimensión de Suerte resulta ser significativa (α=0.007)
y son los alumnos de 11 a 13 años quienes muestran un mayores índice. El Locus de control
externo también resulta con diferencias significativas (α=0.044) y son los adolescentes de la
misma edad (11 a 13 años) quienes tienen un mayor índice.
Figura 4.
Comparación de medias de los factores del fatalismo en relación con la Edad.
Respecto del Fatalismo y su relación con el Sexo, podemos observar en el cuadro siguiente
que correlacionan de manera significativa con los factores de fatalismo (α=0.012) y con la
suerte (α=0.007). Para ambos casos son los hombres quienes presentan mayores niveles.
Figura 5:
Comparación de medias de los factores de fatalismo en relación con el Sexo.
Respecto del Fatalismo y el Año escolar, está relacionado con la dimensión de fatalismo
(α=0.041) y son los alumnos del primer grado de secundaria quienes presentan en mayor
grado dicha actitud. Además, el año escolar se vincula con los factores suerte (α=0.000) y
locus de control externo (α=0.000) y son los estudiantes de primer grado de secundaria en
quienes se expresan en mayor medida esos dos factores.
782
Figura 6:
Comparación de medias de los factores de fatalismo en relación con el Año Escolar
Discusión
783
Como se observa en los resultados, no se obtuvo un nivel alto (20.9%) en la dimensión de
suerte, sin embargo, con la comparación de medias es posible hacer una caracterización de
aquellos estudiantes que consideran el factor suerte como primordial para el desarrollo de la
vida. Los estudiantes que manifestaron una creencia significativa en la suerte son aquellos de
sexo masculino, de edades que van de los 11 a 13 años, cursan el primer grado de
secundaria, y que ambos padres tienen como último grado escolar la secundaria. La suerte, es
un elemento explicativo en el síndrome fatalista, el cual consiste en la adjudicación del control
a elementos externos al individuo, la vida resulta ser azarosa, con imposibilidad de poder
ejercer control sobre el comportamiento.
En el locus de control externo no se diferenció el sexo de quienes asumen una actitud
colocada en el exterior, sin embargo, los análisis indican que son aquellos estudiantes que
cursan el primer grado de secundaria, con promedio que va de 5 a 6 de calificación, cuyos
padres tienen como último grado de estudios, la secundaria. Los elementos anteriormente
mostrados (suerte y locus de control externo) forman parte importante del fatalismo, son
ejemplo de una clara derivación del control de la vida hacia elementos externos. Como ya se
ha observado son los alumnos de primer grado de secundaria quienes muestran mayores
porcentajes.
Los resultados arrojaron una caracterización contextual del adolescente respecto al
fatalismo. En este apartado se asumirá una visión que parta de lo general a lo particular. En
primer lugar considerando que las escalas globales no mostraron una correlación significativa,
se parte de la aportación novedosa del proyecto. El proceso psicosocial de naturalización
hacia la trasgresión de las normas sociales.
El adolescente mexicano ha asumido la filosofía de trasgredir las normas, al darse cuenta
que lo contrario no implica obtener mejores condiciones de vida. Llevar a cabo cabalmente las
normas sociales no genera una alta expectativa de cambio respecto a las circunstancias de
vida. Se ha asumido que aquel sujeto con poder adquisitivo, que le propicia mayor estatus y
condiciones materiales de existencia, lo ha logrado estando en contra de lo legal. Se genera
autodeterminación, con la finalidad de lograr controlar el destino, muy a pesar de la ruptura
del contrato establecido con la sociedad.
En los contextos latinoamericanos, la presencia de procesos psicosociales negativos impacta
en las formas de vincularse con las personas y el mundo. Es así como los hombres son aquellos
que en su mayoría hacen uso de la agresión manifiesta reactiva e instrumental. La relación con
el otro se establece en forma vertical, donde uno posee mayor fuerza y la ejerce para
someter y oprimir. Estás formas de vincularse son históricas, los pueblos latinoamericanos han
sido oprimidos y esto se ve reflejado en esos espacios microsociales de convivencia. Se hace
necesaria la tarea de problematizar y desideologizar estás modos de vincularse.
Lo anterior obliga girar la mirada hacía las construcciones que hacen los individuos sobre su
futuro, el cual es influenciado no sólo por variables personales, sino de índole macrosocial, e
incluso ideológicas. Concibiendo así a un adolescente perteneciente a un contexto específico,
en donde la incertidumbre global lo impacta y puede influir en la relación que establece con
el mundo. El mundo se ha vuelto una incertidumbre, capaz de asumirse como una realidad
784
líquida que se disuelve ante nuestros ojos, no se ejerce control sobre ella, dejando en manos
del azar o el destino la vida.
Referencias
Andrei, B. (2005). Factores psicosociales asociados a la delincuencia juvenil. Psykhe, 14(2), 33-42.
Ensayo temático La Infancia Cuenta en México 2010 Red por los Derechos de la Infancia en México
(Derechos Infancia México AC).
Esparza del Villar, O., Quiñones, J. y Carrillo, I. (2013). Propiedades psicométricas de la escala
multidimensional del fatalismo y su relación con comportamiento de salud. Colección de textos
universitarios, Series Investigación. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Igartúa, S. (2010). Repunta el suicidio infantil ante la ola de violencia. Proceso. 1775, 27-30.
Kruijt, D. (2004). Exclusión social y violencia urbana en América Latina. Foro Internacional 178 (4), 746-
764.
Martín-Baró, I. (1998). Psicología de la liberación. Madrid: Trotta.
Martín-Baró, I. (1999). Sistema, grupo y poder. Psicología social desde Centroamérica II. San Salvador:
UCA Editores.
Méndez, P. y Barra, E. (2008). Apoyo social percibido en adolescentes infractores de ley y no
infractores. Psykhe, 17(001), 59-64.
Urreiztieta, T. (2000). Fatalismo y poder en la vida cotidiana de la pobreza. FERMENTUM, 28, 255–
276
Vera, J. y Ávila, M. E. (2011). Globalización y exclusión en Latinoamérica: las comunidades indígenas.
En L. Amador y Musitu, G. (Eds.). Exclusión social y diversidad. México: Trillas
http://www.unicef.org/spanish/sowc2011/pdfs/La-adolenscencia-temprana-ytardia.pdf.
http://www.unicef.org/mexico/spanish/ninos_6879.htm.
785
Deserción Escolar en Adolescentes que Viven en
Condiciones de Pobreza18
Joaquina Palomar Lever y Amparo Victorio Estrada
Universidad Iberoamericana
Método
Participantes.
Hijos. La muestra de hijos de beneficiarios de Oportunidades comprende 1093 jóvenes, en
un rango de edad de 12 a 19 años, con un promedio de edad de 14.92 (±1.29) años. La
muestra consiste de 55.8% hombres y 44.2% mujeres. El 55.2% de los adolescentes reside en
18 Esta investigación fue financiada por el Fondo mixto Sedesol-Conacyt (No. 91388) y por el Instituto de
Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social (IIDES) de la Universidad Iberoamericana
una localidad semiurbana o urbana y el 44.8% reside en una localidad rural. La escolaridad
promedio de los adolescentes es de 8.33 (±1.71) años cursados de educación formal. El
16.2% de los adolescentes ha abandonado la escuela al menos una vez.
Padres. La muestra de padres de los adolescentes está compuesta de 1049 madres y 545
padres beneficiarios de Oportunidades. La edad promedio de las madres es de 46.21
(±13.43) años, mientras que la edad promedio de los padres es de 49.58 (±14.17) años. La
escolaridad promedio de las madres es 3.55 (±3.49) años cursados y la de los padres es 3.26
(±3.55). El ingreso familiar promedio reportado por los padres, dividido entre el número de
personas en el hogar que dependen de éste, es de $631.18 (±588.09) pesos al mes.
Muestra.
La muestra de hogares fue seleccionada probabilísticamente, mediante un muestreo bi-
etápico de un padrón nacional de hogares beneficiarios de Oportunidades con datos de
recertificación, proveniente de localidades no indígenas y con al menos 45 hogares. Se
encuestaron 2112 hogares (897 rurales y 1215 urbanos) y se obtuvieron datos de 3072,
titulares y cónyuges, que constituyen la muestra de padres. De los 2112 hogares iniciales,
posteriormente se encuestaron los hijos de los titulares de los hogares con hijos adolescentes,
obteniendo datos de los 1093 jóvenes que constituyen la muestra de hijos. El diseño de
muestra se describe en Palomar y Victorio (2014).
Instrumentos.
La deserción escolar fue medida con un solo reactivo de respuesta dicotómica sobre si
abandonó la escuela alguna vez. La percepción de felicidad se midió con una sola pregunta
que indaga la apreciación de felicidad, a mayor valor mayor percepción de felicidad.
Adicionalmente se midieron datos socioeconómicos. Todas las escalas psicométricas utilizadas
en este estudio fueron previamente validadas en jóvenes mexicanos. Los datos de validación se
describen en Palomar (2015b).
Para la medición de habilidades cognitivas se eligió el Test rápido de Barranquilla, Barsit
(Del Olmo, 1985) para medir las habilidades verbales y el Test de matrices progresivas
(Raven, 1976) para medir la capacidad de abstracción.
La autoestima positiva se midió a través de los ítems de la escala de autoestima de
Rosenberg (1965) que miden autoestima positiva. La percepción de los distintos tipos de
prácticas parentales, tanto maternas de, autonomía y control psicológico, como paternas de
autonomía, fue medida con la escala de Andrade y Betancourt (2010). Puntajes altos en las
escalas indican niveles más altos de los respectivos constructos medidos. También se utilizaron
escalas factoriales derivadas de otros instrumentos para medir distintos constructos como: La
percepción de estilo parental autoritativo (puntajes altos indican mayor tendencia parental
hacia patrones de crianza democráticos). La percepción del maltrato paterno (puntajes altos
indican niveles más altos de maltrato).
El reporte de competencia social escolar (valores altos denotan mayor aptitud social y
liderazgo en el ámbito escolar). La actitud positiva hacia la escuela (puntajes altos indican
787
mayor valoración del trabajo escolar y su relevancia futura). La percepción de inseguridad
vecinal (puntajes altos indican niveles más altos de inseguridad). El reporte de eventos vitales
adversos que resulta en dos índices: uno de eventos adversos experimentados (valores altos
revelan mayor experimentación de adversidades) y otro de estresores con la apreciación de
estrés generado por los eventos adversos (valores altos indican mayor estrés).Los datos de
validación de estas escalas se encuentran en Palomar (2015b).
Las escalas psicométricas aplicadas a los padres son escalas factoriales derivadas de otros
instrumentos y validadas en adultos mexicanos (Palomar, 2015a). Estas incluyen: El reporte de
autocontrol (puntajes altos señalan mayor regulación social de impulsos). La medición de
motivación de logro como maestría (valores altos indican mayor tendencia hacia el logro de
excelencia) y competitividad (valores altos señalan mayor tendencia hacia la competencia con
otros). La percepción de relaciones familiares conflictivas (puntajes altos implican mayor
conflicto entre los miembros de la familia). El reporte de autoestima escolar (puntajes altos
indican mayor valoración positiva del propio desempeño escolar). El reporte de relaciones
negativas profesor-alumno durante la experiencia escolar (valores altos señalan mayor
percepción de conflicto entre alumno y maestro). En la Tabla 1 se describen las características
psicométricas y estadísticas de las escalas utilizadas en hijos y padres.
Tabla 1
Propiedades psicométricas y estadísticas de las escalas incluidas en los análisis
Fuente Escalas Media DE Ítemsα Rango
Hijos Habilidad verbal (Barsit) 31.53 10.29 60 .940 54
Hijos Capacidad de abstracción (Raven) 6.57 2.68 12 .740 12
Hijos Estilo parental: Autoritativo 3.11 .72 5 .811 4
Hijos Maltrato paterno 1.13 .32 17 .931 4
Hijos Prácticas maternas: Autonomía 2.78 .68 7 .811 4
Hijos Prácticas maternas: Control psicológico 1.44 .50 8 .811 4
Hijos Prácticas paternas: Autonomía 2.87 .76 8 .891 4
Hijos Felicidad 8.51 1.70 1 - 1 10
Hijos Autoestima positiva 3.36 .55 5 .661 4
Hijos Competencia social escolar 3.21 .59 5 .851 4
Hijos Actitud positiva hacia la escuela 3.45 .57 4 .831 4
Hijos Eventos vitales adversos .15 .16 13 .710 1
Hijos Estresores 16.95 18.46 28 .760 133
Hijos Inseguridad vecinal 2.04 .72 12 .911 4
Madre Relación familiar: Conflictiva 2.03 .78 11 .921 4
Madre Autocontrol 3.17 .54 10 .851 4
Madre Motivación de logro: Maestría 3.53 .50 9 .871 4
Madre Motivación de logro: Competitividad 2.86 .83 4 .761 4
Padre Motivación de logro: Competitividad 3.06 .78 4 .761 4
Padre Relación profesor alumno negativa 2.14 .75 5 .691 4
Padre Autoestima escolar 2.82 .72 8 .901 4
788
Procedimiento.
Los datos de los padres e hijos provienen de dos encuestas nacionales separadas, obtenidos
mediante entrevistas individuales cara a cara con los respondientes, en sus hogares y usando
cuestionarios; los detalles se describen en Palomar y Victorio (2014).
Resultados
Tabla 2
Predictores de la deserción escolar considerando la influencia materna
Fuente Predictores B Exp(B) IC 95%
Hogar Localidad (Urbana) -0.23 0.79 0.53 1.19
Hijos Género (femenino) 0.27 1.31 0.86 2.01
Hijos Habilidad verbal (Barsit) -0.03 0.97* 0.95 1.00
Hijos Capacidad de abstracción (Raven) -0.03 0.97 0.89 1.06
Hijos Autoestima positiva -0.35 0.70 0.49 1.02
Hijos Estilo parental autoritativo -0.36 0.70* 0.51 0.97
Hijos Maltrato paterno -0.45 0.64 0.34 1.19
Hijos Prácticas maternas: Autonomía 0.60 1.83*** 1.27 2.63
Hijos Prácticas maternas: Control psicológico 0.46 1.59* 1.04 2.42
789
Tabla 2
Predictores de la deserción escolar considerando la influencia materna
Fuente Predictores B Exp(B) IC 95%
Hijos Actitud positiva hacia la escuela -1.07 0.34*** 0.24 0.48
Hijos Inseguridad vecinal 0.40 1.49** 1.11 1.98
Hijos Estresores 0.01 1.01 1.00 1.02
Madre Autocontrol 0.42 1.52 0.92 2.51
Madre Motivación de logro: Maestría -0.63 0.53* 0.31 0.90
Madre Motivación de logro: Competitividad -0.22 0.80 0.61 1.05
Madre Relación familiar: Conflictiva 0.24 1.27 0.98 1.66
R2 de Nagelkerke .195
Nota: N = 924, * p < .05, ** p < .01, *** p < .001
Tabla 3
Predictores de la deserción escolar considerando la influencia paterna
Fuente Predictores B Exp(B) IC 95%
Hogar Localidad (Urbana) .16 1.18 .50 2.79
Hijos Género (femenino) .87 2.39 .93 6.11
Hijos Habilidad verbal (Barsit) -.05 .96 .91 1.00
Hijos Capacidad de abstracción (Raven) -.06 .94 .80 1.11
Hijos Felicidad -.36 .70** .54 .90
Hijos Estilo parental autoritativo -.66 .52 .24 1.10
Hijos Prácticas maternas: Autonomía 1.01 2.74* 1.16 6.45
Hijos Prácticas paternas: Autonomía .49 1.63 .80 3.33
Hijos Competencia social escolar -.37 .69 .27 1.75
Hijos Actitud positiva hacia la escuela -1.63 .20*** .08 .46
Hijos Eventos vitales adversos 2.66 14.24* 1.18 171.50
Padre Motivación de logro: Competitividad -.69 .50** .30 .85
790
Tabla 3
Predictores de la deserción escolar considerando la influencia paterna
Fuente Predictores B Exp(B) IC 95%
Padre Autoestima escolar -.79 .45* .24 .86
Padre Relación profesor alumno negativa .08 1.08 .61 1.93
R2 de Nagelkerke .330
Nota: N = 260, * p < .05, ** p < .01, *** p < .001
Discusión
Referencias
791
Porche, M. V., Fortuna, L. R., Lin, J., & Alegria, M. (2011). Childhood trauma and psychiatric disorders as
correlates of school dropout in a national sample of young adults. Child Development, 82, 982–
998.
Raven, J. C. (1976). Test de Matrices Progresivas. Manual. Buenos Aires: Paidós.
Rosenberg, M. (1965). Society and the adolescent self-image. Princeton, NJ: Princeton University Press.
Rothon, C., Goodwin, L., & Stansfeld, S. (2012). Family social support, community ‘‘social capital’’ and
adolescents’ mental health and educational outcomes: a longitudinal study in England. Social
Psychiatry & Psychiatric Epidemiology, 47, 697–709.
Secretaría de Gobernación (2013). Diario oficial de la Federación. DOF: 10/06/2013. Recuperado
de http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5301832&fecha=10/06/2013.
792
Discriminación hacia Personas Indígenas Mayas: Su
Expresión en la Cotidianeidad de Mérida Yucatán, México
Rebelín Echeverría Echeverría
Método
Participantes.
En los grupos focales participaron 8 grupos de estudiantes, 4 de ellos del interior del
estado y los otros 4 de Mérida. En el interior del estado se trabajó con tres grupos de
estudiantes quienes se identifican como indígenas (un grupo de 7, otro de 4 y otro de 6
estudiantes) y un grupo conformado por 6 estudiantes, 3 indígenas y 3 no indígenas. Para el
caso de Mérida se trabajó con tres grupos de estudiantes no indígenas (un grupo de 4, otro de
8 y otro de 3 estudiantes) y un grupo conformado por 8 estudiantes, 4 indígenas y 4 no
indígenas.
Instrumento.
El Grupo Focal fue la técnica utilizada y puede definirse como una discusión
cuidadosamente diseñada para obtener las percepciones sobre una particular área de interés
(Krueger, 1991). Para esta investigación las preguntas que guiaron el grupo focal fueron:
¿Quién es una persona indígena? ¿Qué prejuicios positivos y negativos identificas hacia las
personas indígenas? ¿Has presenciado algún tipo de discriminación? ¿Has vivido algún tipo de
discriminación, por identificarte como indígena? (en su caso), ¿Qué se podría hacer para
reducir los prejuicios, en caso de existir?
794
Procedimiento.
Para la selección de los participantes en cada uno de los grupos se utilizó como criterio
principal el sentido de pertenencia, que se refiere a la adscripción o al reconocimiento de
sentirse parte de una etnia (Instituto Nacional Indigenista, 2002). Se explicó el objetivo de la
investigación y se les invitó a participar, asegurando el cumplimento de principios éticos.
Resultados
796
sociedad, se les discrimina” (Mario, estudiante indígena de la licenciatura en contaduría,
Tizimín, Yucatán, 28 febrero 2012).
Discusión
797
Referencias
Chub Icar, R. (1995). Principios generales para la oficialización de las lenguas minorizadas. Cultura de
Guatemala, segunda época, 1, 7-22.
Cornejo Portugal, I. y Bellon Cárdenas, E. (2010). Cuando alguien habla la maya, se nota que son
pobres. Revista Paz y Conflicto, 3, 6-22.
Douglas, M. (1968). The social of cognition: some factors in joke perception. Man, 3(3), 361-375.
Encuesta Nacional de Discriminación en México (2010). Secretaría de Desarrollo Social-Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación. Recuperado de
http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=pagina&id=424&id_opcion=436&op=436
Freud, S. (1973). El chiste y su relación con el inconsciente. México: Fondo de Cultura Económica.
Handelman, D., & Kapferer, B. (1972). Forms of Joking Activity: A Comparative Approach. American
Anthropologist 3(74), 484-518.
Instituto Nacional Indigenista (2002). Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México.
México: INI.
Krueger, R. (1991). Focus groups: A practical guide for applied research. Beverly Hills, California: Sage.
Lara Cebada, M. C. (1997). Identidades Sociales en Yucatán. Mérida: Universidad Autónoma de
Yucatán.
Lizama Quijano, J. (2007). Estar en el mundo Procesos culturales, estrategias económicas y dinámicas
identitarias entre los mayas yucatecos. México, D.F.: CIESAS-PORRÚA.
Odilio Jiménez, A. (1997). Tensión entre idiomas: Situación actual de los idiomas mayas y el español en
Guatemala. Recuperado de http://lasa.international.pitt.edu/LASA97/ajbee.pdf
Primera Encuesta Nacional de Discriminación en México (2005). Secretaría de Desarrollo Social-
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
Programa para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. (2009-2012). Programa para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas. México, D.F.: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas.
Rodríguez Gómez, G., Gil Flores, J. y García Jiménez, E. (1999). Metodología de la investigación
cualitativa. Málaga: Ediciones Aljibe.
Tamargo, L. E. (2005). Indígenas, migrantes, ciudadanos. Pasado y presente de una sociedad fundada en
la naturalización de la violencia. Recuperado de
http://camusuaike.com/pdfs/MigrantesyCiudadanos.pdfLa cuestión
798
Modelo de Crianza en una Zona Rural Indígena Tseltal
Martha Olivia Peña Ramo*, José Pablo Siqueiros Aguilera*, Jesús
Edén Santis López** y Rey David Rodríguez Meléndrez***
Participantes.
Se trabajó con una muestra de 20 madres con un promedio de edad de 23 a 43 años, la
mayoría con escolaridad de primaria, al menos un hijo de entre 1 y 6 años. La selección de los
participantes se realizó en coordinación con el agente de la comunidad de Saklumilaja’, en
una población muestral de 200 madres.
Instrumento.
En este estudio se utilizó categorías de entrevista semiestructurada aplicadas en las
investigaciones de Vera, Lunes, Pacheco, Peña y Pérez, (2008) en el Sur del País en población
indígena tsotsil de San Juan Chamula en el Estado de Chiapas, y en el grupo indígena de
Terena en la Republica del Brasil, (Vera, Grubits, & Rodríguez, 2007). De la guía de
entrevista, en primer plano se llena la hoja de identificación que integra datos específicos del
niño como: nombre, edad, sexo, fecha de nacimiento, peso al nacer, talla y el tipo de
alimentación. También se solicita el número de hermanos y el lugar que ocupa entre ellos. Los
datos de la madre, nombre, edad y ocupación, y del padre se solicita la edad y ocupación.
Por último se integra información referente al número de enseres y de infraestructura del
hogar.
Procedimiento.
Se utilizó un método derivado de la antropología social que implica la participación del
investigador con la población de estudio. Como técnica, en el campo de la observación
participante desde las investigaciones pioneras de Malinowsky (1984), el método base de la
investigación es derivado de las categorías del modelo cuantitativo a través de la entrevista
semi-estructurada como herramienta para la recolección de datos de los participantes a través
de un conjunto de preguntas y como herramienta de análisis. Asimismo, nos permite desarrollar
las categorías derivadas de nuestros estudios y colocarlas en una observación participante
para un análisis de las categorías del modelo de estilos de crianza y ajustarlo a diferentes
comunidades indígenas en diferentes países.
Resultados
El juego es la principal actividad del niño durante los primeros años de edad, por medio
del juego el infante observa o investiga todo lo relacionado de manera libre y espontánea. En
lo particular esto sucede en población indígena tseltal de Saklumilja’ donde los procesos de
interacción se ven relacionados con las costumbres, los mitos y los rituales.
800
En la relación al padre-hijo, tradicionalmente se pueden encontrar diversos patrones de
integración y procesos de socialización. Un mecanismo fundamental de interacción, es el llevar
a los niños a la milpa, en esta comunidad existe la tendencia de llevar a los hijos al trabajo
cuando no tienen con quién dejarlos; pero el llevarlos no se trata de un día de trabajo pesado,
si no de una didáctica para que estos desempeñen en un futuro las labores de sus padres.
Las niñas están más apegadas a la madre y desde que tiene un año se les involucra en las
labores domésticas, sin embargo, a través de socialización. En su mayoría las niñas mayores de
4 años hacen tortillas junto con la madre mientras es la preparación de los alimentos. Los niños
apoyan en la alimentación de los animales y otras labores simples. Todas esas actividades se
empiezan a dar como juego. Asimismo, las familias indígenas tseltales de Saklumilja’, por sus
condiciones de vida y contexto socio cultural en que se encuentran, es difícil que los padres
interactúen mucho tiempo con sus hijos. Esto se asemeja con los estudios reportados con
comunidades rurales al norte de la república mexicana (Peña, Aguilar, & Vera, 2005).
La interacción de los hijos mayores con las actividades del hogar es muy trascendental,
siendo esto un medio de apoyo, mientras que la madre se centra en sus múltiples actividades
domésticas extenuantes. En este estudio se alude con las investigaciones realizadas de Vera et
al. (2008), donde encontraron que las familias tsotziles indígenas de San Juan Chamula en el
Estado de Chiapas, las madres no juegan con niños, ni niñas, solo observan jugar mientras tejen
o bordan.
Las condiciones de salud son precarias por sus circunstancias económicas y sociales. Los
infantes de esta población reciben atención médica y vacunación completa en la clínica de la
comunidad vecina de Chaonil, la cual pertenece al municipio de Oxchuc. En algunos casos
encontramos que utilizan remedios caseros por la falta de medicamentos en clínica y la baja
calidad de atención médica. Las madres en lo referente a la alimentación del niño, reportaron
que ellas empiezan a ofrecer a temprana edad (3 o 4 meses de nacido) probadas de
alimentos como: calditos de frijol, tortillitas remojadas con caldo de frijol o alimentos suaves
para que ellos puedan consumirlos. Por su condición, contexto indígena y algunas por el nivel
educativo, las madres dedican la mayor parte de su tiempo en actividades del hogar y del
campo, por lo tanto no tienen el suficiente tiempo para dedicarles a sus niños. En ningún
momento la madre manifiesta interacción directa hacia el aprendizaje del niño. Estos niños
aprenden a través de la imitación, pero en la mayoría de los niños y hermanos mayores
quienes se encargan de estimular. Algo similar pasa también en algunas comunidades rurales
(Vera, Morales, & Vera, 2005).
Las madres entrevistadas expresaron que les gustarían que sus niños siguieran las
tradiciones y rituales. Las mujeres tseltales tienen la habilidad y costumbre de saber tejer
trajes regionales de Oxchuc. Esta práctica es transmitida por señoras adultas de 40 años en
adelante. Una de las virtudes más apreciadas de ser tseltal de Saklumilja es el respeto y es
una costumbre que se promovida desde la niñez. Se inculca el respeto hacia los “tajunab” tíos
del mismo linaje, como también a los ancianos llamados “mamtik principal” quienes son los
principales o personajes de gran jerarquía en la comunidad, ya que son personas que han
801
prestado servicios dentro del “paraje” y ha cumplido algún cargo, el cual fue encomendó por
la colectividad.
En relación al estrés materno señalaron las entrevistadas que se perciben en un estado
emocional positivo. Se consideran buenas madres, señalan que están haciendo lo posible para
que sus hijos sean personas independientes, que se valgan por sí mismos. En su mayoría,
reportaron no disgustarles ser madres, argumentaron que “los niños son un regalo de Dios y
que si pudieran tener más, las tendrían”, pero finalmente señalaron que “no era traerlos al
mundo sin ninguna razón ya que es una responsabilidad tener hijos”. Las madres prefieren que
sus hijos vivan en el mismo lugar. La mayoría de los jóvenes de Saklumilja’ que deciden seguir
estudiando se trasladan a Ocosingo o a Oxchuc, pero el factor limitante para seguir
estudiando es la falta de recursos ya que implica muchos gastos como pagar la renta, comida,
los útiles escolares, la colegiatura, etc. Algunos jóvenes por la falta de recursos se meten a
trabajar y esto hace que muy pocos lleguen a terminar sus estudios. El ch’ulel se adquiere a
partir de la copulación o gestación, y es de ahí que empieza el recorrido del niño para llegar
a la maduración de su “ch’ulel”, comprende muchas aspectos del desarrollo del niño como
demandar alimentos que implica la maduración del mismo, y su aprendizaje. Está
estrechamente relacionado con las enfermedades que pueda perjudicar al niño. Por lo anterior
se pierde “el ch’ulel” cuando se es expuesto en condiciones de riesgo. De tal forma, que
cuando el niño empieza a perder su “ch’ulel”, manifiesta desorden en la alimentación y es el
síntoma principal para detectar la pérdida del “ch’ulel”, como también presentar síntomas de
diarrea y/o bajar de peso. Para la curación utilizan lo que se le denomina “nuk’el”, es una
curación herbolaria, acompañado de una plegaria para recuperar “el ch’ulel” del niño.
Discusión
Partiendo del modelo de crianza propuesto por Vera, Peña y Pérez (2008) y de las
observaciones en torno a la crianza y desarrollo del niño en el de los tseltales de Saklumilja, se
desglosan y describen a continuación cuales son las variables subyacentes, mediadoras y
próximas que corresponde a las prácticas de crianza de esta comunidad estudiada.
Figura 1:
Modelo de relaciones para el estudio de la crianza en pueblos rurales indígenas.
Variables Variables
Subyacentes Mediadoras Variables
Próximas
Comunalidad Autoconcepto Practicas
Colectivista socializadoras
802
Dentro de las variables subyacentes que se pueden encontrar son: La Comunalidad
relacionadas con medio ambiente del niño antes de nacer, la interacción que establece el niño
con los padres, los vecinos, los del linaje, la escuela, y el paraje donde esta tipificado por
sistemas de cargos; El juego y el trabajo, como en toda sociedad y cultura los niños desarrollan
el juego desde muy temprana edad; y Los rituales, mito y fiesta; durante muchos años han
transmitido esta memoria colectiva de padres a hijos.
De las variables mediadoras: Auto-concepto colectivista, está relacionado con actitudes y
percepciones asociadas a la familia extensa, la comunidad y el grupo étnico; y la otredad
(volverse persona), esta tiene que ver con el desarrollo del niño y con su independencia;
personalidad de la madre, juega un papel importante ya que ella realiza actividades de
cuidado del niño.
Las variables próximas son: Prácticas socializadoras, tiene que ver con las prácticas sociales
del juego, el castigo y las recompensas que utilizan para reprimir la conducta del niño, la
alimentación durante el embarazo y del niño; La observación del comportamiento del niño,
esta tiene que ver con la independencia del movimiento de los niños donde se encuentran
inmersos jugando solos en un contexto libre que le permite explorar su exterior; y afecto-
emoción (enojo, miedo, vergüenza), estas tiene que ver con la madurez de su “ch’ulel” en la
que implica volverse persona. Ser niño listo en los tsetales de Saklumilja’ significa tener
“ch’ulel” lo que implica un proceso de maduración, donde el niño se vuelve competente en su
ambiente a través de la construcción sociocultural de su espacio, donde empieza a fortalecer
la relación cuerpo-ch’ulel a mayor exposición del niño a nuevos entornos (De León, 2005).
Referencias
Barrientos, P., Vera, J., Coyotzi, L. y Hurtado, M. (2011) Estrés de la crianza y satisfacción familiar en
familias indígenas pobres con niños con discapacidad cognitiva. En Guillen, M., Valenzuela, B. y
Gutiérrez, D. (Coordinadores) Procesos de exclusión e inclusión social. Indicadores, conceptos,
contextos y significados (pp. 147-167). México: Universidad de Sonora.
Consejo Nacional de Población (CONAPO). (2010). Índice de marginación por localidad 2010. México:
CONAPO.
De León, L. (2005). La llegada del alma. Lenguaje, infancia y socialización entre los mayas de Zinacatán.
Publicaciones de la Casa Chata, Centro de investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social (CIESAS), CONACULTA y Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Gómez, R. M. (1988). Ofrenda de los Ancestros en Oxchuc. Gobierno del Estado de Chiapas.
Malinowski, B. (1984). Una teoría científica de la cultura. Madrid: Sarpe.
Ortiz, H. (2002) Definiciones, propuestas para la psicología transcultural. Psicología Transcultural.
Facultad de psicología. UNAM. Fascículo 1, Clave 0645 pp. 1-13
Peña, M. (2004). Crianza y desarrollo infantil en familias de zonas rurales en el sur del estado de Sonora.
Tesis de Maestría en Desarrollo Regional, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo,
A. C., Hermosillo, Sonora, México.
Peña, M., Aguilar, C., y Vera, J.A. (2005) Pareja, estimulación y desarrollo del infante en zona rural en
pobreza extrema. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 10(25), 559-576. Abril–Junio.
Pitarch, P. (2000). Conjeturas sobre la identidad de los santos tzeltales. In Journal de la Société des
Américanistes. 86, 129-148. Recuperado de:
803
Red:http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/jsa_0037-
9174_2000_num_86_1_1810
Sahlins, D. (1994). El linaje segmentario: una organización de expansión depredadora. Alteridades, Sin
mes, 99-113.
Vera, J., Grubits, S. y Rodríguez, C. (2007) Estimulación y prácticas de crianza en infantes terena del
Brasil. Revista Ra Ximhai, 3(1), 49-81.
Vera, N., Lunes, E., Pacheco, A., Peña, M. y Pérez, G. (2008). Prácticas y estilos de crianza de tsotsiles
en San Juan Chamula. En Martínez, R., Rojo, G., Azpiroz, H., Zapata, E. y Ramírez, B. (Coord.)
Estudios y propuestas para el medio rural, Tomo IV (pp. 331-392). Mochicahui, Sinaloa, México:
Colegio de Postgraduados, Universidad Autónoma Indígena de México.
Vera, J., Peña, M. y Pérez, G. (2008). Microambiente familiar indígena y desarrollo del niño. Estudios y
Propuestas para el Medio Rural. Tomo III. Mochicahui, Sinaloa, México: Universidad Autónoma
Indígena de México, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. y Colegio de
Postgraduados. Pág. 39-63.
Vera, J. A., Morales, D., y Vera, C. (2005). Relación del desarrollo cognitivo con el clima familiar y el
estrés de la crianza. Revista Psico- USF, 10(2), 161-168.
804
Percepción de las Prácticas de Crianza en Niños y Niñas de
una Comunidad Indígena
Sandra Trejo Miguel* y Melissa García-Meraz**
La familia es el primer contexto de socialización en todos los seres humanos. Por ello, es la
institución más importante de toda sociedad y es indispensable para la preservación y
desarrollo de la humanidad. La dinámica que se produce en ella, aporta los primeros
acercamientos del individuo hacia la socialización (Flores, Cortés, & Gongóra, 2005). Existe
una fuerte influencia de la educación recibida en el seno familiar, cuando los hijos dejan el
núcleo familiar y forman un nuevo hogar es probable que repitan los prácticas de crianza. Por
lo tanto, es probable, que si una persona durante su niñez observó o vivió conductas de abuso
y machismo las practique en un futuro (Flores, Cortés, & Góngora, 2008).
De acuerdo con Ferrari (2002), la crianza paterna, forma parte de la enseñanza que los
padres transmiten desde temprana edad al niño. Se prolonga durante todo su desarrollo en
cuanto esté dentro del núcleo familiar y hasta que se desprenda del seno familiar. Cada
familia adopta un determinado estilo de crianza, en el cual se transmite educación, roles
sociales, valores y todo un sistema de comportamientos de la vida cotidiana.
Cada familia genera un estilo para afrontar situaciones de la vida cotidiana y así
desarrollar sus procesos de interacción que contribuirán a construir la identidad social e
individual de cada integrante de la misma. Los estilos de crianza son un conjunto de conductas
y actitudes de los padres hacia sus hijos que comunican y crean un clima emocional en el cual
interactúa la familia. A diferencia de las prácticas de crianza que son conductas especificas
con un propósito en particular.
De este modo la crianza paterna, es un ejercicio complejo, pues incluye diversas conductas
específicas y también actitudes y conductas generales en función de la forma de educar a los
hijos, con el fin de influir en ellos en distintos hábitos. Se ha observado que las conductas
particulares que se realizan de manera aislada no aseguran un impacto importante en el
bienestar de los hijos a diferencia de relacionarlos con patrones de actitudes y conductas
consistentes como los estilos usados para crear un clima emocional para interactuar con ellos
(Flores, Cortés, & Góngora, 2005).
Se entiende a las prácticas de crianza como un conjunto amplio de conductas parentales y
metas de la crianza, que sirven para encaminar a los hijos hacia metas de socialización; las
cuales se describen en combinación principalmente de calidez, exigencia paterna y autonomía
otorgada. La psicóloga Diana Baumrind sentó las bases acerca de la práctica de la crianza de
los hijos y presento tres estilos parentales primarios de crianza; más tarde Maccoby y Martin
agregaron un cuarto estilo. De esta forma, los estilos son: autoritario, democrático, permisivo y
negligente (Crowley, Domenech, & Donovick, 2009).
Estilos de crianza.
Autoritario.
El estilo de crianza autoritario es donde los padres tienen un estricto conjunto de reglas y
expectativas así como una obediencia rígida; en caso de no seguir estas reglas lo más
probable es que usaran algún tipo de castigo para hacer cumplir la obediencia. Se
caracteriza por tener un alto grado de exigencia, así como otorgar poca autonomía a los hijos
y por la baja afectividad este estilo de crianza, tiene algunas consecuencias negativas sobre
la socialización de los hijos; como serian falta de autonomía y creatividad, baja autoestima y
genera niños reservados, poco tenaces en sus tareas diarias, poco comunicativos y afectuoso
también tienden a tener una pobre interiorización de valores (Torío, Peña, & Rodríguez, 2008).
Permisivo
Respecto al estilo permisivo, se dice que es donde los padres actúan de una manera no
punitiva hacia los impulsos, deseos y acciones de los niños, también aceptan y son afirmativos
hacia sus hijos. Generalmente consultan acerca de las decisiones y dan explicaciones de las
reglas familiares; es decir otorgan autonomía a los hijos. Hacen pocas demandas de
responsabilidad de los hogares y la conducta ordenada. Su objetivo es liberar a los hijos del
control, de las restricciones y de los castigos (Crowley, Domenech, & Donovick, 2009).
Democrático
El estilo democrático intenta imponer reglas y conducta madura al igual que la disciplina a
través del razonamiento y la negociación. Los padres aceptan sus derechos y obligaciones y
también las de sus hijos, entonces la relación es recíproca. Existe una comunicación bidireccional
y ponen mucho énfasis en compartir la responsabilidad de crear independencia y autonomía
(Torío, Peña, & Rodríguez, 2008).
Negligente
Por último, se encuentra el estilo negligente que es aquel en donde los padres se muestran
poco comprometidos con la crianza de sus hijos; no muestra calidez, pero también se observan
niveles bajos de exigencia y autonomía otorgada. Tomando como referencia la base teórica
asentada por Baumrind, fue que Darling y Steinberg propusieron un modelo integrador de
estilos y comportamientos de crianza de los padres, llamado modelo cuadripartita. Este
modelo estableció lo siguiente: el estilo democrático, combinando alta severidad/ imposición y
alta aceptación/implicación por parte de los padres. El estilo negligente, baja
severidad/imposición y baja aceptación/ implicación, estilo indulgente, baja
severidad/imposición y alta aceptación/implicación. El estilo autoritario, alta severidad/
imposición y baja aceptación/implicación (Pérez, 2012).
806
Consecuencias
Las prácticas de crianza paternas están relacionadas con el aprendizaje escolar y la
socialización de los niños. Se observa como las prácticas de crianza democráticas tienen un
impacto positivo en la conducta social y el aprendizaje escolar de los niños; ellos aprenden
normas de comportamiento satisfactoriamente lo que posibilita un adecuado proceso de
socialización23. De acuerdo a diversos autores se afirma que el estilo democrático se relaciona
con resultados positivos en el desarrollo y bienestar de los hijos. Se relaciona por ejemplo con
funcionamiento social y logros académicos, habilidades sociales y autoestima. Por el contrario
se ha encontrado que el estilo autoritario y permisivo está asociado con psicopatologías en los
niños (Crowley, Domenech, & Donovick, 2009).
Pero esto no es así en todos los casos, ya que en un estudio reciente realizado en España
por Pérez (2012), se demostró que el estilo indulgente o permisivo se relacionó con resultados
positivos iguales o mayores en los hijos a cerca de cuestiones del adecuado desarrollo y
bienestar de los hijos. Las prácticas de crianza usadas por los padres están relacionadas con
mal adaptaciones en la conducta de los hijos. Las practicas paternas como el afecto negativo y
los castigos físicos se relacionan con conductas agresivas y el control autoritario puede
relacionarse con estados de depresión, ansiedad y conductas delictivas (Ramírez, 2014).
Estudios recientes sobre las prácticas de crianza han determinado que tienen una estrecha
relación con la cultura, la tradicionalidad de las familias y el machismo en población hispana.
El machismo y la sumisión de la madre son factores de las familias tradicionales Mexicanas,
que influyen para que se presenten conductas de abuso que inician y son aceptadas en el seno
familiar y que después son replicadas en la sociedad y en el vivir diario. De esta forma, se ha
planteado que debido al tradicionalismo persistente en la cultura mexicana y sobre todo en
las comunidades indígenas del país; se espera que exista cierta influencia de la cultura y el
machismo en la práctica de crianza de los padres y madres de familia de comunidad indígena
otomí (Burke et al., 2011).
Método
¿Cuál es la práctica de crianza paterna reportada por niños y niñas de una comunidad
indígena otomí de Durango Daboxtha en Cardonal, Hidalgo?
Participantes.
La muestra de este proyecto de investigación será no probabilística, a conveniencia. Se
conformó por 40 niños y niñas, integrantes de familias nucleares habitantes de la comunidad
indígena otomí de Durango Daboxtha en Cardonal, Hidalgo. El rango de edad de los niños y
niñas fue de entre 8 y 12 años.
807
Instrumentos.
En este estudio, se utilizó la Escala de Percepción de Prácticas de Crianza para Niños
(EPPCN), tipo Likert pictográfico, con 70 afirmaciones. Evalúa la frecuencia con la que los niños
perciben que sus padres realizan distintas actividades relacionadas con la crianza diaria. Está
compuesta por seis factores que son: interacción positiva, disciplina punitiva, apoyo escolar,
afecto positivo, intolerancia emocional y control restrictivo. La consistencia interna de la prueba
es de α= 0.95 (Flores, Cortés y Góngora, 2008).
Resultados
Análisis descriptivo
La muestra estuvo integrada por 40 niños y niñas, de los cuales (60 %) eran niños y el (40
%) eran mujeres. Los participantes tenían un rango de edad entre 8 a 12 años de edad, la
mayor parte de los participantes (75%) tenían entre 8 y 10 años de edad. En cuanto al grado
escolar, la mayoría cursa el 3 y 4 grado de primaria (55%).
Análisis de diferencias
808
Para conocer si existen diferencias estadísticamente significativas en la percepción prácticas
de crianza en niños por sexo, respecto a su mamá, se realizó un análisis de comparación de
medias a través de la prueba t de Student para muestras independientes, para cada uno de
los factores de la Escala de Percepción de Prácticas de Crianza para Niños. Los resultados (ver
Tabla 3) muestran que existen diferencias estadísticamente significativas en el factor Control
Restrictivo (t=-2.087; p=.010) en donde las niñas (M=4.4542: D.E.=.161) perciben más
prácticas de control y restricción por parte de sus madres a diferencia de los niños
(M=4.2813: D.E.=.356).
Tabla 3
Análisis de diferencias para cada uno de los factores de la Escala de Prácticas de Crianza para
Niños por sexo
Escala de Percepción de Prácticas de Mujeres Hombres t gl p.
Crianza para Niños M M
Control Restrictivo 4.4542 4.2813 -2.087 39 .010
Discusión
De acuerdo a los resultados obtenidos en este estudio, se encontró que las niñas perciben
mayor demostración de afecto positivo por parte de su papá a diferencia de los niños; esto
concuerda con los resultados en el estudio realizado por Rodríguez et al. (2009), donde las
niñas muestran ser más sensibles ante la afectividad a diferencia de los niños que reportan
mayor percepción de prácticas que tienen que ver con la hostilidad y control por parte de sus
padres. Respecto a la percepción de las prácticas de crianza de las madres, se encontró que
las niñas reportan mayor percepción de prácticas de control y disciplina por parte de sus
madres a diferencia de los niños, esto concuerda con los resultados hallados por Rodríguez et
al. (2009), donde se encontró que las mamás ejercen mayor irritabilidad y control para con sus
hijos a diferencia de los papás.
Referencias
Burke, J. et. al.(2011). Women´s perceptions of their community´s social norms towards assisting women
who have experienced intimate partner violence. NY: Academ.
Carrasco M, Del Barrio M y Rodríguez M, (2009). ¿Cómo perciben los hijos la crianza materna y
paterna? Diferencias por edad y sexo. Escritos de Psicología. 2(2), 10-18.
Carrillo, I. et al. (2013). Validez del cuestionario de maltrato infantil en muestra mexicana. En García
M, y Samaniego, M. (Coordinadores). Psicología de la salud y sus campos de aplicación, 1ª Ed (pp.
95-122). México: Los Reyes.
Crowley, Domenech y Donovick (2009). Estilos Parentales en un Contexto Cultural: Observaciones del
‘‘Estilo Parental Protector’’ en Latinos de Primera Generación. Family Process, 48(2), 1-18.
809
Ferrari, A. (2002). The impact of culture upon child rearing practices and definitions of maltreatment.
Child Abuse & Neglect, 26, 793–813.
Flores M, Cortés M, y Góngora E. (2005). Estilos de crianza en familias de Yucatán: su impacto en el
proceso de educación y socialización de los hijos. Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán,
2(35), 5-21.
Flores M, Cortés M, y Góngora E. (2008). Familia, Crianza y personalidad: una perspectiva
etnopsicológica. 1ª ed. Mérida, Yucatán: Compañía Editorial de la Península.
Pérez P, (2012). La socialización parental en padres españoles con hijos de 6 a 14 años. Psicothema.
24(3), 371-376.
Ramírez, M., (2014). Prácticas de crianza de riesgo y problemas de conducta en los hijos., Revista COP.
20, 1-8.
Torío, S., Peña, J., & Rodríguez M. (2008). Parenting Styles. Bibliographical revision and theoretical
reformulation, 20, 151-178.
810
Descripción de Habilidades Prosociales en Adolescentes de
Bachillerato
Marcela Patricia Del Toro Valencia y Joanna Koral Chávez López
El ser humano como ser eminentemente social, requiere del desarrollo de habilidades
sociales que le permitan interactuar con otros, de una manera óptima, en todos los ambientes
en los que se desenvuelve cotidianamente. Las habilidades sociales son definidas como un
conjunto de conductas que permiten al individuo expresar sentimientos, deseos, derechos y
opiniones de una manera adecuada a la situación y al contexto (Caballo, 2005), que le
facilitan el contacto interpersonal y favorecen el intrapersonal.
Durante la adolescencia, fase del ciclo vital contemplada por algunos autores, como una
etapa caracterizada por turbulencias emocionales, psicológicas y sociales, a consecuencia del
desarrollo físico y psicosocial propio de la misma. Hurlock (2002), señala que el adolescente
tiende a no mostrar su aprecio y afecto hacia los demás, al contrario despliega
manifestaciones de intolerancia hacia quienes lo rodean y se resiste a aceptar las normas
sociales ocasionándole problemas de índole interpersonal a nivel familiar y social.
El adolescente requiere de una socialización que favorezca el establecimiento de relaciones
interpersonales adecuadas. Es por ello que, desde la perspectiva de la psicología positiva, es
necesario ir más allá de los aspectos negativos del ser humano y considerar los aspectos
positivos (Vázquez, Hervás, & Ho, 2007). En este hilo argumental, centrar la mirada en
aspectos positivos de los adolescentes, como son las habilidades
Sociales positivas aumentará sus fortalezas, el desarrollo de conductas adaptativas y su
adecuado ajuste psicosocial.
Entre las habilidades sociales positivas se contempla la conducta prosocial que tiene una
característica particular: el ayudar a otros. La conducta prosocial es definida como acciones
dirigidas a beneficiar a otro o a la sociedad en su conjunto (Twenge, Ciarocco, Baumesiter, &
Bartels, 2007), desempeña un papel cardinal en la formación de relaciones personales
positivas.
Es una conducta de ayuda a otros sin que el que la lleva a cabo busque beneficios para sí
mismo, incluso en ocasiones se acompaña de costos para el que ayuda. Algunos psicólogos
sugieren que este comportamiento puede tener más peso cuando el costo asociado se
relaciona con el deseo humano de pertenecer a un grupo. Para el adolescente es importante y
es necesario pertenecer a un grupo y ser aceptado por otros. Esto, repercute favorablemente
es su autoaceptación y autoestima y en su sano desarrollo.
De acuerdo a Twenge et al. (2007), a través de la promoción de la conducta prosocial en
este sector de la población, se puede facilitar la pertenencia y el trabajo en grupo, lo que
conlleva grandes beneficios a los adolescentes, a nivel personal, familiar y social a corto y a
largo plazo. Además, la conducta prosocial en los adolescentes juega un papel central en su
bienestar psíquico y físico (Martínez, Inglés, Piqueiros, & Oblitas, 2010)
A partir de lo anterior surgió el objetivo del presente estudio que fue determinar los niveles
de conducta prosocial en adolescentes que cursan diversos semestres del nivel medio superior y
determinar si existen diferencias con base en variables sociodemográficas.
Método
Participantes.
Participaron un total de 293 adolescentes, que abarcan los tres grados de un bachillerato
de una institución privada de la Ciudad de Morelia, Michoacán. El 47.4% son mujeres y el
52.6% son hombres, El 32.4% de los estudiantes estaban cursando el segundo semestre, el
32.8% eran del cuarto semestre y el 34.8% eran del sexto semestre. Se seleccionó a los
participantes mediante el método de muestreo aleatorio.
Instrumento.
El instrumento que se utilizo fue el EHP-A de Suarez y Morales (2011), que evalúa las
Habilidades Prosociales, es una escala tipo Likert compuesta por 20 ítems, con 4 opciones de
respuesta: me describe bien, me describe regular, me describe poco y no me describe:
agrupados en 4 factores, que son Toma de Perspectivas (TDP), Solidaridad y Respuesta de
ayuda (SYRA), Altruismo (ALT) y Asistencia (AST).
Las Habilidades Prosociales hacen referencia a Toma de Perspectivas (TDP): La toma de
perspectiva hace referencia a la capacidad que tiene un sujeto para ponerse en el lugar del
otro, comprender sus pensamientos, sentimientos, motivos y conductas (Mestre, Frías y Samper,
2004). Solidaridad y Respuesta de ayuda (SYRA): La solidaridad refiere a la virtud y deber
social con las personas más necesitadas, beneficiando a un máximo de personas (Amengual,
1993). La respuesta de ayuda es la acción del sujeto ante una situación estresante para otro,
dicha acción puede ser ejecutada de manera individual o bien en grupo.
De esta manera este factor evalúa la capacidad del sujeto para responder ante situaciones
que demanden ayuda ante un mínimo o máximo de personas. Altruismo (ALT): El altruismo es
toda conducta social que implica actos prosociales que se realizan por motivos o valores
internos sin buscar ningún tipo de recompensa externa (González, 1980) y finalmente, el factor
Asistencia (AST) en el cual evalúa la asistencia es la ayuda física que se le proporciona a
812
alguien ante una situación de emergencia. En general, esta escala permite obtener información
precisa y específica respecto al nivel de las habilidades prosociales con las que cuenta un
sujeto.
Procedimiento.
De manera aleatoria se seleccionó una preparatoria ubicada en Morelia, Michoacán. Se
acudió, se presentó el proyecto y se solicitó el permiso a las autoridades. Se procedió con la
aplicación de la escala de Habilidades Prosociales de Suárez y Morales (2011). El análisis de
los datos se llevó a cabo utilizando un paquete estadístico (SPSS, versión 20), para ello se
procesaron los datos de tal forma que se estimaron los estadísticos descriptivos básicos para la
variable señala en el método. Posteriormente se obtuvieron las pruebas de t y Análisis
factorial (ANOVA) a fin de determinar si existen diferencias con base en variables
sociodemográficas.
Resultados
100.0
90.0
80.0
70.0 63.1
PORCENTAJE
60.0
50.0
40.0
30.0
17.4
20.0 13.0
10.0 5.8
0.0
BAJO MEDIO BAJO MEDIO ALTO ALTO
813
Gráfica 2.
Solidaridad y Respuesta de ayuda
100.0
80.0
PORCENTAJE
60.0
39.6
40.0 28.3
18.1
20.0 13.3
0.0
BAJO MEDIO BAJO MEDIO ALTO ALTO
100.0
80.0
PORCENTAJE
60.0
40.0 31.1 29.4
18.4 20.5
20.0
0.0
BAJO MEDIO BAJO MEDIO ALTO ALTO
En la Gráfica 4 se observa que 39.9% de los alumnos del bachillerato tienen un nivel bajo
y un 14.7% un nivel alto de Asistencia, el cual evalúa la ayuda física que se le proporciona a
alguien ante una situación de emergencia.
Gráfica 4.
Asistencia
50.0
39.9
40.0
PORCENTAJE
30.0 25.6
18.8
20.0 14.7
10.0
0.0
BAJO MEDIO BAJO MEDIO ALTO ALTO
814
En relación al análisis comparativo, los hallazgos sugieren la existencia de diferencias con
base en la edad, en el factor de Altruismo como se muestra en la tabla 1 en la cual se puede
observar que los adolescentes de 15 años (M=2.810 SD=1.075), realizan actos prosociales sin
pensar en recibir alguna recompensa a diferencia de los adolescentes de 18 años (M=2.159,
SD=1.14), los cuales se infiere que realizan actos prosociales con el objetivo de recibir algo a
cambio F(4,286)=2,475,p=,045, es decir, presentan comportamientos prosociales con
motivación altruista. (Tabla 1).
Tabla 1
Diferencias de las Habilidades Prosociales en el factor de Altruismo respecto a la edad
EDAD M SD F Sig.
15 años 2.810 1.075 2,475 ,045
16 años 2.340 1.169
17 años 2.605 1.287
18 años 2.159 1.14
Otra de las diferencias que se encontraron en los alumnos de bachillerato fue respecto al
semestre que cursan, encontrando diferencias en el Factor de Solidaridad y Respuesta de
ayuda tal y como se muestra en la tabla 3 en la que se puede observar que los alumnos de
Cuarto semestre (M=2.343, SD=1.08) se muestran más solidarios ante personas más
necesitadas mostrando con ello virtud y deber social a diferencia de los alumnos que cursan el
Sexto semestre (M=1.892, SD=1.013) que se encuentra en una etapa de la adolescencia más
madura en la que se pudiese pensar que fuesen más solidario ante las experiencias
adquiridas. (F (2,288)=5,670, p=,004).
815
Tabla 3
Diferencias de las Habilidades Prosociales en el factor de Solidaridad y Respuesta de ayuda
según el semestre
SEMESTRE M SD F Sig.
Segundo Semestre 1.924 1.024 5,670 ,004
Cuarto Semestre 2.343 1.084
Sexto Semestre 1.892 1.01
Discusión
El objetivo del presente estudio fue determinar los niveles de cuatro factores de la conducta
prosocial en adolescentes que estudiaban diversos semestres del bachillerato. En relación con
toma de perspectiva los niveles bajos obtenidos por los participantes muestran que un número
considerable de ellos carecen de la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprender
sus pensamientos, sentimientos, motivos y conductas.
En relación con solidaridad y respuesta de ayuda también sobresalió el nivel bajo y solo un
mínimo porcentaje se describieron a sí mismos capaces de ayudar a las personas que lo
necesitan., buscando de beneficiar a un máximo de personas.
En cuanto al altruismo predominó el nivel bajo pero con una mínima diferencia el nivel alto,
lo que habla de que prácticamente el mismo porcentaje de participantes, por un lado, se
describen sin llevan acciones capaces de beneficiar a otros y un porcentaje similar, percibe lo
contrario.
Respecto al factor asistencia, los adolescentes se describieron con niveles bajos, en lo que
refiere a brindar ayuda física a alguien que se encuentre en situación de emergencia.
Por otro lado, se encontraron diferencias entre la conducta prosocial y algunas de las
variables sociodemográficas. Encontrándose que a menor edad, se llevan a cabo conductas
prosociales como tal, sin esperar recibir recompensa alguna, mientras que a mayor edad, se
describieron con comportamientos prosociales con motivación altruista, que son aquellos en los
816
que se llevan a cabo acciones para beneficiar a otros pero se espera una recompensa, la cual
puede ser el hecho de sentirse que hacen el bien, o que se les reconozca por ayudar a otros.
Llama la atención que en cuanto a las áreas del conocimiento, en el factor de asistencia, es
decir, de ayudar físicamente a otros en situaciones de emergencia, los niveles más bajos los
obtuvieron los estudiantes de químico-biológicas, ya que la muchos de ellos generalmente se
perfilan para el área de la salud, en donde se requieren profesionistas con tendencia a
ayudar a otros, es decir, a ser prosociales. Los estudiantes del bachillerato en el área
económico- administrativa se describieron capaces de brindar asistencia en situaciones en que
alguien lo necesite.
Otro hallazgo que llama la atención alude a semestre, ya que los adolescentes
participantes que estudiaban el cuarto semestre se describieron más solidarios que aquellos
del sexto semestre.
Excepto en altruismo, los participantes mostraron bajos niveles en conducta prosocial, por lo
que se considera importante promover este tipo de comportamientos en el contexto
escolarizado por el beneficio que conllevan para el que los lleva a cabo, pero que
beneficiarían a la sociedad en su conjunto al contar con seres prosociales.
Referencias
817
Funcionamiento Familiar y Estilos Parentales de Madres de
Familia de Niños de Primaria
Wendy Yaereth Hernández Barrientos, Alejandra Moysén Chimal,
Patricia Balcázar Nava, Gloria Margarita Gurrola Peña
y Julieta Concepción Garay López
Método
Participantes.
Se trata de un estudio exploratorio con una muestra no probabilística de 156 Madres de
Familia residentes del Valle de Toluca Estado de México, con una edad media de 37 años, de
las cuales 56 cursó la educación básica, 67 nivel medio superior, 21 niveles superiores y 12 no
especificaron. Con respecto a su estado civil la mayor parte de ellas (69) son casadas, las
Mamás que tienen pareja tienen un tiempo promedio de 13 años de vivir con ella. Informan 70
de ellas sólo dedicarse al hogar y 86 tienen un trabajo remunerado. El número de hijos por
familia se establece en un rango de uno y cuatro, con una Moda de dos hijos, con edad
819
promedio de 9 años. Reportan un ingreso mensual promedio de 4 a 6 mil pesos; y 151
cuentan con todos los servicios básicos de vivienda.
Instrumentos.
Se empleó el Cuestionario de Evaluación del Funcionamiento Familiar (EFF), elaborado por
Atri y Zetune (2006), mide la percepción del Funcionamiento Familiar a través de la opinión
que un miembro de la familia tiene de la misma. Consta de 40 reactivos distribuidos en una
escala tipo Likert con 5 opciones de respuesta para responder cada reactivo que van del
Totalmente en Desacuerdo (1) al Totalmente de Acuerdo (5). Los seis factores seleccionados
acumulan un 75.4% de varianza y tienen un índice de consistencia interna de .92. Para medir
los Estilos Parentales se aplicó el Cuestionario de Prácticas Parentales de Robinson en su
traducción al español por Gaxiola, Frías, Cuamba, Franco y Olivas (2006), que contiene 62
reactivos para evaluar los Estilos Parentales: Autoritativo, Autoritario y Permisivo. Consiste en
una escala Likert con respuestas desde el Siempre hasta el Nunca. Robinson, Mandleco, Fros y
Hart (1995) señalan la varianza total obtenida para cada una de las escalas Autoritativa
47.4%; Autoritaria 46.8% y Permisiva 40.3%. Reportan Alfa de Cronbach significativas para
cada una, Autoritativa α = .91; Autoritaria α = .86 y Permisiva, α = .75.
Procedimiento.
Para iniciar el estudio en campo lo primero que se hizo fue la búsqueda de una primaria
pública a través de la entrevista y presentación del proyecto con las autoridades educativas
correspondientes. Al ser autorizado el proyecto se realizó la invitación a las Madres de
Familia por medio de las reuniones bimestrales que tienen con los maestros, a quienes
desearon participar se les brindó un momento al final para la contestación del cuestionario.
Una vez recopilados los instrumentos se elaboró una base de datos en el Paquete Estadístico
para la Ciencias Sociales (SPSSIBM) versión 20 y se aplicó estadística descriptiva, a través de
media y desviación estándar de cada uno de los instrumentos.
Resultados
La Tabla 1 muestra la media y desviación estándar obtenidas en relación a los factores del
Funcionamiento Familiar identificados en la muestra de Madres de Familia del estudio.
Tabla 1
Factores de Funcionamiento Familiar en Madres de Familia de niños en edad escolar del Valle de
Toluca, Estado de México
Factor M DE
Involucramiento Afectivo Funcional 70.326 12.307
Involucramiento Afectivo Disfuncional 25.663 8.011
Patrones de Comunicación Funcionales 11.268 2.482
Patrones de Comunicación Disfuncionales 11.200 3.063
Resolución de Problemas 11.782 2.540
Patrones de Control de Conducta 7.128 2.590
820
Nota: N = 156 participantes.
Discusión
821
comportamientos dentro de su familia que les facilitan regular la conducta de los integrantes
de la misma, estos patrones de control se dificultan en algunas situaciones de sociabilización,
que incluso pueden representar factores de riesgo para los hijos.
Con respecto al Estilo Parental que predomina en la muestra es el Autoritativo, que de
acuerdo con Baumrind (1971, 1991 en González, & Landero, 2012), consiste en que los
padres combinan equilibradamente la autoridad con el conocimiento y dirección a sus hijos,
por lo que son exigentes a través de normas claras y flexibles que les permiten atender las
necesidades de sus hijos, a quienes les fomentan la responsabilidad, autorregulación y
cooperación, no obstante, pueden presentar algunas características del Estilo Permisivo donde
los padres se muestran más sensibles a las necesidades de los hijos por lo que establecen
pocas reglas y son más indulgentes con ellos; o por el contrario combinar el Estilo Autoritativo
con algunos rasgos del Autoritario, donde los padres de familia se muestran más estrictos y
rígidos en las reglas. De lo anterior, resulta relevante resaltar que conocer el tipo de Estilo
Parental ejercido por los progenitores, puede resultar de gran utilidad para entender y
comprender el núcleo familiar en el que se desenvuelven las personas, no obstante, no se ha
señalado de forma contundente algún Estilo Parental universalmente adecuado, puesto que
existen una diversidad de factores que intervienen en la elección de estilo que los padres
ejercen sobre los hijos e incluso puede darse que los padres adopten un estilo diferente para
cada hijo, dependiendo de la etapa de desarrollo de los mismos. Sin embargo, existen autores
que concuerdan que un Estilo Parental adecuado debe combinar de forma equilibrada las
dimensiones de control y receptividad en sus patrones de crianza (Bornstein, & Bonstein, 2010;
Darling, & Steinberg, 1993).
Asimismo, a pesar de los presentes resultados, se debe tener en cuenta que los instrumentos
de autoinforme presentan un sesgo por la deseabilidad social con que los participantes
responden a los reactivos, lo cual probablemente explique la predilección del Estilo
Autoritativo sobre los otros dos Estilos. No obstante, este sesgo ha sido aceptado en las
investigaciones sociales por la practicidad en la obtención de datos (González, & Landero,
2012), pero no debe perderse de vista para no etiquetar, además considerar otras variables
como: edad de los hijos, etapa del ciclo vital que transita la familia, así como las
particularidades de cada una de ellas para realizar una valoración apropiada tanto del
Funcionamiento Familiar como de los Estilos Parentales (Miller, Ryan, Keitner, Bishop, & Epstein,
2000).
Razón por la cual la información obtenida no debe ser tomada como verdades absolutas
sino como una posible interpretación de la realidad que brinda la oportunidad de conocer un
poco más el contexto familiar y poder desarrollar estrategias de intervención educativa más
acordes a las necesidades de las familias así como a las expectativas de sus integrantes. Por
tanto, es necesario que los padres tengan una formación que promueva la mejora de
dinámicas familiares y patrones de crianza que garanticen la satisfacción de las necesidades
físicas, psicológicas de los hijos, que les permitan crecer como personas sanas y competentes a
nivel intelectual, emocional, social en un entorno seguro, estimulante, además de afectivo
(Barudy, & Dantagnana 2005; Vila, 1998).
822
Referencias
823
Regulación Emocional en Adolescentes que Perciben un
Estilo de Crianza Autoritario de sus Padres
César Conrado Doumerc Pompa, Jesús Javier Ayón Williams,
José Roberto Luján Saldívar y Nehemías Cuamba Osorio
Universidad de Sonora
825
Método
Tipo de Estudio
El presente estudio tendrá un diseño transversal, ya que se realizará una única medición de
las variables a analizar en un momento de tiempo determinado (Müggenburg y Pérez, 2007);
además se considera de tipo cuantitativo correlacional, debido a que se busca determinar
relación directa de las variables en estudio y no sólo describir su comportamiento (Hernández,
Fernández y Baptista, 2010).
Participantes.
Para el presente trabajo se utilizó una muestra no probabilística por conveniencia,
constituida por una n=106 adolescentes de ambos sexos en un rango de edad de 15 a 18
años, pertenecientes al Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora (Cobach) plantel Nogales
y que actualmente cursan el segundo, cuarto y sexto semestres; la muestra se estructuró en dos
grupos, uno de casos y otro de controles.
Instrumentos.
Se conformó una batería de instrumentos con base en el marco teórico redactado, misma
que incluyó primeramente el cuestionario de Prácticas Parentales de Robinson et al. (1995),
utilizando la base teórica-analítica de Baumrind (1967), que analiza los estilos educativos de
los padres, el cual fue modificado y piloteado para ser contestado por los adolescentes en
relación a su percepción de la dinámica familiar; el cuestionario, que consta de 62 preguntas,
fue validado en población sonorense por Gaxiola, Frías, Cuamba, Franco y Olivas (2005).
Además, se utilizó la escala de Resiliencia para Adolescentes (Oshio, Kaneko, Nagamine, &
Nakaya, 2003), que mide las características psicológicas de los individuos resilientes mediante
20 ítems en escala de tipo Likert; y el Inventario de Factores Protectores de Baruth (Baruth y
Carroll, 2002), cuyas bases teóricas describen cuatro factores protectores: 1) personalidad
adaptable, 2) ambiente favorable, 3) pocos estresores y 4) experiencias compensativas. El
inventario consta de 16 reactivos en escala de tipo Likert con cinco opciones de respuesta que
se puntúan del 1 (menos resiliente) al 5 (más resiliente) y fue adaptado para la población a la
que se le administró en este estudio.
Procedimiento.
Se estructuró la batería de pruebas a aplicar de acuerdo a la literatura revisada sobre las
variables que se deseaba medir y la población en la que se realizaría dicha medición.
Posteriormente, se acudió al Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora (Cobach) plantel
Nogales para solicitar al director del mismo el permiso para llevar a cabo la aplicación de la
batería de pruebas antes mencionada. Los instrumentos se aplicaron a un total de 200 alumnos
de segundo, cuarto y sexto semestre de bachillerato, de los cuales se tomó una muestra de
106 alumnos de acuerdo a los criterios de inclusión y exclusión previamente establecidos.
Luego, se procedió a capturar los datos obtenidos en el paquete estadístico SPSS 22 para, con
ayuda del mismo, realizar el análisis de datos correspondiente.
826
Análisis de Datos
Para análisis de los datos recabados se utilizó un análisis de medias mediante las pruebas
de T de student para muestras independientes, además de trabajar con el estadístico R de
Pearson para determinar la relación entre las variables estudiadas.
Resultados
Se encontraron diferencias entre grupos en relación a los estilos de crianza percibidos por
el adolescente y su forma de regular las emociones, esta diferencia se observa en la tabla 1:
Tabla 1
Diferencia de medias por estilos de crianza percibidos por el adolescente
Variable Diferencia de medias Significancia (bilateral)
Regulación emocional
Con padres democráticos 1.691 .086
Sin padres democráticos 1.748
Con padres permisivos 1.008 .320
Sin padres permisivos 1.001
Con padres autoritarios 3.017 .010
Sin padres autoritarios 2.752
Los resultados que se muestran en la tabla 1 permiten señalar que la principal diferencia se
presentó en relación al estilo de crianza autoritario, siendo este un factor que propicia una
mejor regulación emocional en el adolescente. En cuanto a las correlaciones entre variables, se
encontró que la regulación emocional se encuentra ligada a uno de los componentes del estilo
de crianza autoritario: el castigo corporal. Lo anterior puede observarse en la tabla 2.
Tabla 2
Correlaciones de variables.
Variable Regulación Directividad Hostilidad Castigo
Emocional Autoritaria Verbal Corporal
Regulación Emocional 1 .131 .051 .273**
Directividad Autoritaria .131 1 .312** .409**
Hostilidad Verbal .051 .312** 1 .262**
Castigo Coporal .273** .409** .262** 1
**p= 0.01)
La Tabla 2 demuestra que existe una correlación positiva entre la regulación emocional y el
castigo corporal, es decir, cuando los padres emplean castigos corporales como medida de
corrección a sus hijos, favorecen el desarrollo de una adecuada regulación emocional en estos.
De igual forma se comprobó que tanto la hostilidad verbal como el castigo corporal son
componentes característicos del estilo de crianza autoritario, puesto que se encuentran
relacionados de manera positiva.
827
Discusión
Los resultados arrojados por este estudio evidencian que los adolescentes que perciben una
mayor directividad autoritaria por parte de sus padres demuestran una mayor regulación de
sus emociones que aquellos que perciben a sus padres como permisivos o democráticos.
Además, se observó que la regulación de emociones en estos jóvenes aumenta cuanto mayor
castigo corporal reciban por parte de sus padres. Estos resultados contrastan con los obtenidos
por Mestre, Tur, Samper y Latorre (2010), quienes encontraron que tanto la hostilidad como la
permisividad de la madre constituían factores que propiciaban inestabilidad emocional en los
hijos, mientras que la autonomía que la madre ofrecía a los mismos representaba un factor
positivo para la estabilidad emocional de estos, es decir, un estilo de crianza democrático por
parte de la madre favorece la correcta regulación emocional en los hijos. De igual manera se
contraponen a los hallazgos de Henao y García (2009), quienes concluyeron que un estilo de
crianza autoritario, al igual que uno permisivo, se encontraba inversamente relacionado al
desempeño emocional general de una muestra de niños. Si bien estos resultados corresponden
a muestras ubicadas en periodos de desarrollo distintos, esto abre la posibilidad a una nueva
perspectiva a ser estudiada. Los resultados, además, difieren de lo señalado por Baumrind
(1971 en Alegría, Miranda, & Urzua, 2007), quien mencionó que los hijos de padres
autoritarios tienden a ser irritables, agresivos y hostiles, características que representarían
indicadores de una pobre regulación y expresión de las emociones por parte del adolescente.
Se propone, por lo tanto, llevar a cabo estudios respecto a las variables aquí retomadas
con muestras más grandes de población adolescente, ya que, como se mencionó, hasta el
momento la mayor parte de estos estudios se ha enfocado en los niños, como se muestra con los
trabajos citados previamente.
Referencias
Alegría, A., Miranda, A. y Urzua, B. (2007). Estilos Educativos Paternos en Familias Nucleares en
Adolescentes del CBT. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 10(2), 31-48. Recuperado de:
http://www.revistas.unam.mx/index.php/repi/article/viewFile/19109/18136
Baruth, K. y Carroll, J. (2002). A Formal Assessment of Resilience: The Baruth Protective Factors
Inventory. The Journal of Individual Psychology, 58, 235-244
Baumrind, D. (1968). Effects of Authoritative Parental Control on Child Behavior. University of
California, Berkeley.
Capano, Á. y Ubach, A. (2013). Estilos Parentales, Parentalidad Positiva y Formación de Padres.
Ciencias Psicológicas, 7(1), 83-95. Recuperado de:
http://www.scielo.edu.uy/pdf/cp/v7n1/v7n1a08.pdf
García, R. (2003). El Suicidio Adolescente: Un análisis de variables predictoras. Psiquiatría.com, 7(1).
Garrido, L. (2006). Apego, Emoción y Regulación Emocional. Implicaciones para la Salud. Revista
Latinoamericana de Psicología, 38(3), 493-507.
Gaxiola, Frías, Cuamba, Franco y Olivas (2006). Validación del Cuestionario de Prácticas Parentales
en una Población Mexicana. Enseñanza e Investigación en Psicología, 11(1), 115-128.
Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/292/29211108.pdf
828
González, M. y Landero, R. (2012). Diferencias en la Percepción de Estilos Parentales entre Jóvenes y
Adultos de las Mismas Familias. Summa Psicológica UST, 9(1), 53-64.
Gutiérrez, A., Contreras, C. y Orozco, R. (2006). El Suicidio, Conceptos Actuales. Salud Mental, 29(5),
66-74
Henao, G. y García, M. (2009). Interacción Familiar y Desarrollo Emocional en Niños y Niñas. Revista
Latinoamericana de Ciencias Sociales, 7(2), 758-802. Recuperado de:
http://www.scielo.org.co/pdf/rlcs/v7n2/v7n2a09.pdf
Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2010). Metodología de la Investigación. 5ª Edición.
México: McGraw-Hill.
Kinkead, A., Garrido, L. y Uribe, N. (2011). Modalidades Evaluativas en la Regulación Emocional:
Aproximaciones actuales. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 20(1), 29-39. Recuperado de:
http://www.redalyc.org/artículo.oa?id=281921807002
López, C., Puerto, J., López, J. y Prieto, M. (2009). Percepción de los Estilos Educativos Parentales e
Inadaptación en Menores Pediátricos. Anales de Psicología, 25(1), 70-77.
Mestre, M., Tur, A., Samper, P. y Latorre, A. (2010). Inestabilidad Emocional y Agresividad: Factores
Predictores. Ansiedad y Estrés, 16(1), 33-45.
Miguel, L., Lucena, J., Heredia, F., Rico, A., Marín, R., Blanco, M., Barrero, E., Soriano, M. y Giménez, M.
(2005). Estudio Epidemiológico del Suicidio en Sevilla en 2004. Cuad Med Forense, 11(39).
Müggenburg, M. y Pérez, Í. (2007). Tipos de Estudio en el Enfoque de Investigación cuantitativa. Revista
Enfermería Universitaria, ENEO-UNAM. 4(1), 35-38.
Muñoz, É. y Gutiérrez, M. (2010). Factores de Riesgo Asociados al Suicidio en Nariño (Colombia):
estudio de casos y controles. Revista Colombiana de Psiquiatría, 39(2), 291-312.
Oshio, A., Kaneko, H., Nagamine, S. y Nakaya, M. (2003). Construct Validity of the Adolescent
Resilience Scale. Psychological Reports, 93., 1217-1222.
Papalia, D., Wendkos, S. y Duskin, R. Desarrollo Humano. Undécima Edición, McGraw-Hill. Cap. 11:
Desarrollo físico y cognoscitivo en la adolescencia, pág. 354.
Salazar, A., Santa María, A., Solano, I., Lázaro, K., Arrollo, S., Araujo, V., Luna, D. y Echazu, C. (2007).
Conocimientos de Sexualidad, Inicio de Relaciones Sexuales y Comunicación Familiar, en
Adolescentes de Instituciones Educativas Nacionales del Distrito de El Agustino, Lima-Perú.
Horizonte Médico, Revista Oficial de la Facultad de Medicina Humana de la Universidad San Martín
de Porres. 7(2), 79-85.
Vírseda, J., Amado, G., Bonilla, M. y Gurrola, G. (2011). Afrontamiento e Ideación Suicida en
Adolescentes. 12° Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2011.
829
Mindfulness en Niños: Adaptación y Validación de una
Prueba para su Medición
Diana L. Jurado Patrón, Elías Alfonso Góngora Coronado
e Iris Irene Vásquez Velázquez
Método
Participantes.
El instrumento se aplicó en dos escuelas primarias, una pública y otra privada, ubicadas en
la Ciudad de Mérida, Yucatán. Los participantes fueron 174 niños, 94 hombres y 80 mujeres,
quienes se encontraban entre los 10 y 14 años, con un promedio de 11.18 años de edad.
Instrumento.
Se usó la escala de Atención Plena en el ámbito escolar (León et al., 2008), la cual
representa una aproximación para evaluar y delimitar el constructo de mindfulness en el área
escolar y ha sido aplicado a niños y adolescentes entre 12 y 15 años de edad. En su formato
original consta de 15 ítems en formato Likert con cinco intervalos de frecuencia que van desde
“Nunca” hasta “Siempre”. Entre sus propiedades psicométricas se encuentra que tiene un Alpha
de Cronbach de .84. El instrumento está conformado por tres factores, Atención hacia el
exterior, Atención hacia el interior y Atención hacia la autoobservación, que en conjunto explican
el 50% de la varianza.
831
Procedimiento.
Para la aplicación del instrumento se realizó la adaptación del vocabulario para un mayor
entendimiento en nuestra cultura mexicana; se solicitaron los permisos correspondientes en los
centros educativos, informando acerca de los propósitos de la investigación y tomando en
cuenta los aspectos éticos. Posteriormente se llevó a cabo la aplicación de la escala, para la
cual, los participantes tardaron 10 minutos aproximadamente; finalmente se realizó el análisis
y la interpretación de los datos.
Resultados
Como parte del proceso de validación psicométrica culturalmente relevante, se tomó como
base el procedimiento de Reyes Lagunes y García Barragán (2008). Para la validación de la
escala se realizó un análisis factorial de componentes principales con rotación ortogonal
(varimax), así como también la prueba de Kaiser-Mayer-Olkin (KMO) con un valor de .833 y
la prueba de esfericidad de Barlett que arrojó un nivel de significancia de .000 lo cual señaló
que el modelo factorial también es adecuado para explicar los resultados. El análisis factorial
dio como resultado tres factores que explican el 53% de la varianza. Los factores así como los
pesos factoriales, se pueden observar en la siguiente tabla.
Tabla 1
Matriz factorial, medias y confiabilidad de la escala de atención plena en el ámbito escolar
Factores 1 2 3
2. Cuando me visto por la mañana me doy cuenta de los movimientos que realizo con .847
todo mi cuerpo: manos, piernas...
1. Cuando camino me doy cuenta de los movimientos que hace mi cuerpo .763
6. Cuando me cepillo los dientes presto atención a lo que hago y siento el movimiento .676
de mi mano
7. Cuando me baño, siento como el agua cae por mi cuerpo .604
15. Cuando paseo por el parque me paso el tiempo contemplando y escuchando la .681
naturaleza
8. Cuando me doy cuenta de las cosas bellas de la vida me siento bien y lleno de .679
energía
10. Me doy cuenta rápidamente cuando algo me produce alegría .640
4. Cuando voy de mi casa a la escuela me fijo en el camino que recorro .621
12. A menudo soy consciente de cómo mi respiración se acelera, por ejemplo cuando .586
subo una escalera
11. Me doy cuenta de las operaciones necesarias para resolver un problema .795
matemático
3. Cuando me acuesto en el sillón siento que mis músculos se relajan .652
13. Soy capaz de recordarme a mí mismo cuando siento, pienso o actúo .644
9. A menudo estoy tan concentrado realizando una tarea que se me pasa el tiempo .567
volando.
Número de reactivos 4 5 4
Alpha .765 .694 .654
Media 3.61 3.83 3.75
Desviación Estándar 3.84 3.84 3.10
832
Los factores resultantes fueron los siguientes: 1) Conciencia corporal, que se define como la
capacidad para dirigir la atención hacia los movimientos y sensaciones percibidas en el
cuerpo; 2) Conciencia del exterior con efecto en mi interior, el cual se refiere a la capacidad
para atender a los estímulos del exterior y percatarse de los efectos que produce tanto físicos
como emocionales en uno mismo; y 3) Autoobservación, que se refiere a la capacidad para
observarnos a nosotros mismos y darnos cuenta de los cambios y necesidades propias que
experimentamos física y psicológicamente en el momento presente.
Así mismo, se realizó el análisis de confiabilidad de la escala, antes y después del análisis
factorial. Previo al análisis factorial se obtuvo un índice de Alpha de Cronbach de .779;
posteriormente, después de eliminar los reactivos 5 y 14, se realizó de nuevo el análisis de
confiabilidad y se obtuvo un Alpha de .816.
Discusión
De acuerdo con los resultados obtenidos, la escala de mindfulness para niños de entre 10 y
14 años, cumple con los criterios de confiabilidad y validez adecuados en el contexto de
nuestra cultura, específicamente en la yucateca, así como para el área escolar aunque se
encontraron diferencias con la prueba original de la escala de Atención Plena en el ámbito
escolar (León del Barco et al., 2008) que fue adaptada y validada en este estudio.
Por otra parte, hubo coincidencia en cuanto al número de factores, pero la naturaleza
teórica y estructura fue diferente.
De acuerdo con los resultados obtenidos, aunque los tres factores estuvieron por encima de
la media, el factor dos, al cual se nombró Conciencia del exterior con efecto en mi interior, fue
el que presentó la media más alta con 3.83. Este factor se relaciona con la capacidad para
atender a los estímulos del exterior y percatarse al mismo tiempo de los efectos físicos y
emocionales que tienen en uno mismo, lo cual sería un importante punto de partida para darse
cuenta de los beneficios que la práctica del mindfulness puede tener, tanto en sí mismo como en
la relación con los demás.
La relevancia de la validación de esta escala recae en tener un instrumento que mida esta
característica positiva denominada mindfulness o atención plena, lo cual sería de utilidad para
desarrollar posteriormente programas de intervención, los cuales podrían tener importantes
beneficios en los niños, como la mejora en sus habilidades sociales, emocionales (Weare,
2012), cognitivas (Nhat Hanh, 2015) y la promoción de cualidades como la tranquilidad
interior, la compasión, la capacidad de perdonar, la paciencia, la empatía, la generosidad y
el amor (Siegel, 2010), así como también permite fomentar la salud psicológica y el bienestar
(Burke, 2009).
Como se ha mencionado en los antecedentes, a pesar de que se han realizado validaciones
de diferentes instrumentos para la medición del mindfulness en la población mexicana
(Góngora Coronado, Vásquez Velásquez, & Canto Vadillo, 2013; X. Ibinarriaga Soltero & B.
Ibinarriaga Soltero, 2014), en la revisión de la literatura no se encontraron instrumentos
833
validados para la medición del mindfulness en niños, por lo que sería importante continuar
desarrollando y probando otro tipo de instrumentos que nos permitan conocer más sobre este
concepto en niños, sobre todo en niños más pequeños.
Referencias
Baer, R., Smith, G., Hopkins, J., Krietemeyer, J., & Toney, L. (2006). Using Self Report Assessment
Methods to explore facets of Mindfulness. Sage Publications, 13(1), 27-45.
Burke, C. (2009). Mindfulness-Based Approaches with Children and Adolescents: A Preliminary Review
of Current Research in an Emergent Field. Journal of Child and Family Studies, 19(2),133-144.
Góngora Coronado, E., Vásquez Velázquez, I. & Canto Vadillo, J. (2013). Mindfulness, proposal and
validation of a scale with positive approach. Poster presentado en el Third World Congress on
Positive Psychology. Los Ángeles, California.
Ibinarriaga Soltero, X. e Ibinarriaga Soltero, B. (2014). Atención Plena, Estrés académico y su relación
con el promedio escolar. Tesis de licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México, México
Kabat-Zinn, J. (2005). La Práctica de la atención plena, 2ª Ed. Barcelona: Editorial Kairós.
León del Barco, B., Martín López, E., García Martín, A. y Felipe Castaño, E. (2008). Estudio preliminar
de la Escala de Atención Plena “Mindfulness” en el ámbito escolar. International Journal of
Developmental and Educational Psychology, 1, 371-380.
Nhat Hanh, T. (2015). Plantando Semillas. La Práctica del Mindfulness con niños. Barcelona: Kairós.
Rempel, K. (2012). Mindfulness for Children and Youth: A review of the literature with an argument for
School-based Implementation. Canadian Journal of counseling and psychotherapy, 46, 201-220.
Reyes Lagunes, I. & García Barragán, L. F. (2008). Procedimiento de validación psicométrica
culturalmente relevante: Un ejemplo. En S. Rivera Aragón, Díaz Loving, R., Sánchez Aragón, R. &
Reyes Lagunes, I. (Eds.), La Psicología Social en México, Volumen XVII (pp. 624-630). México:
AMEPSO
Ruiz Lázaro, P., Rodríguez Gómez, T., Martínez Prádanos, A. & Núñez Marín, E. (2014). Mindfulness en
Pediatría: el proyecto “Creciendo con atención y consciencia plena”. RevPediatr Aten Primaria,
16,169-79.
Schoeberlein, D. (2009). Mindfulness para enseñar y aprender. España: Alfaomega.
Shapiro, S., Brown, K. & Astin, J. (2008). Toward the integration of meditation into higher education: A
review of research. Center for Contemplative mind in Society, 5-45. Recuperado de
http://www.contemplativemind.org/files/MedandHigherEd.pdf
Siegel, D. J. (2010). Cerebro y Mindfulness. España: Paidós.
Snel, E. (2013, 3ª Ed.). Tranquilos y atentos como una rana Barcelona: Editorial Kairós.
Vallejo, M. (2006). Mindfulness. Papeles del Psicólogo, 27(2),92-99.
Weare, K. (2012). Evidence for the impact of Mindfulness on children and young people. Universities of
Exeter and Southampton. Recuperado de http://mindfulnessinschools.org/wp-
content/uploads/2013/02/MiSP-Research-Summary-2012.pdf
834
¿Influye la Creatividad en los Perfiles Cognoscitivos y
Motivacionales de Niños de Primaria?
Blanca Chávez Soto y Fabiola Zacatelco Ramírez
Autores como Torrance (1977, 2008), Gino y Arierly (2011) indicaron que la creatividad es
una capacidad importante en las personas, ya que les permite generar distintas ideas
novedosas ante los problemas actuales. Así mismo es una herramienta útil para la sociedad
que se encuentra en constantes cambios y necesario ir más allá de lo habitual o de lo conocido.
De esta manera, en los países son necesarios nuevos inventos, producciones científicas
originales, programas sociales atractivos que se adapten a las variabilidades del contexto.
En el campo de la psicología se han desarrollo distintas perspectivas para el estudio de la
creatividad. Uno de los autores más importantes en este ámbito es Torrance (2008) quien la
definió como un proceso que se expresa en los cambios que se descubren, en los nuevos
elementos y relaciones. Además la opercionalizó a través de los siguientes indicadores: fluidez
(habilidad para producir un gran número de ideas), flexibilidad (aptitud para cambiar de una
línea de pensamiento a otra), originalidad (capacidad para aportar ideas o soluciones que
están lejos de lo obvio, común o establecido) y elaboración (destreza para elaborar sobre las
representaciones, llenándolas de detalles).
Limiñana, Corbalán y Sánchez (2010) indicaron que la creatividad se encuentra en todas
las personas en diferentes grados o niveles, de ahí que De Bono (1994) señaló que esta
habilidad se desarrolla a partir de las experiencias del contexto. De igual manera, esta
capacidad forma parte importante de los procesos cognoscitivos y de la personalidad (López,
& Navarro, 2010). Al respecto, distintos autores han investigado sobre las características que
tienen las personas altamente creativas y los resultados mostraron que presentan más
inteligencia, independencia, fluidez, pensamiento abstracto y mejor percepción de sí mismos
(Blázquez, 2009; Esquivias, 2004; Ferrando, Prieto Ferrandiz, & Sánchez, 2005; Ferrando et
al., 2012). A partir de lo anterior, el presente estudio apoyado por el proyecto PAPIIT IN
308116 tuvo como objetivo determinar si existen diferencias en las variables cognoscitivas,
motivacionales y personalidad de acuerdo al nivel de creatividad y al sexo de los estudiantes.
Método
Participantes.
La muestra fue de tipo no probabilística intencional. El trabajo se desarrolló en cinco
escuelas primarías públicas, ubicadas en la delegación Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de
México. Participaron 914 alumnos (434 hombres y 480 mujeres), con una edad promedio de
9.0 años y una DE de 0.993 (Tabla 1).
Tabla 1
Distribución de alumnos
Alumnos
Grado
Hombres Mujeres Total
Tercero 146 154 300
Cuarto 141 151 292
Quinto 147 175 317
Total 434 480 914
Instrumentos.
Prueba de Autoconcepto Académico (Chávez, Zacatelco, & Acle, 2011): ayuda a conocer la
percepción que tiene el alumno sobre su rendimiento en las materias escolares. Está constituida
por 31 ítems con formato tipo likert con siete opciones de respuesta. La prueba obtuvo una
confiabilidad de 0.848 a través de un Alfa de Cronbach.
Prueba de Pensamiento Creativo Versión Figural A (Torrance, 2008): evalúa la creatividad
gráfica con tres actividades (componer un dibujo, acabar un dibujo y líneas paralelas), que se
califican con los indicadores de fluidez, originalidad, elaboración, títulos y cierre. Tiene una
validez de constructo realizada en niños de primaria de la delegación Iztapalapa y mostró un
índice de confiabilidad de 0.90 obtenida por el Alfa de Cronbach.
Test de Matrices Progresivas de Raven Forma Coloreada (Raven, Court, & Raven, 1993):
mide la capacidad intelectual del niño a través del factor “g”, desde la propuesta de
Spearman; consta de 36 problemas de completamiento ordenados de menor a mayor
dificultad, distribuidos en tres series A-AB-B. Tiene una confiabilidad test- retest (r = .774) y un
Alpha de Cronbach de 0.88.
Escala de Compromiso con la Tarea (Zacatelco, 2005): evalúa la motivación intrínseca a
través de los factores: interés, persistencia y esfuerzo, así como su incidencia tanto en áreas
curriculares como extra curriculares. Consta de 18 reactivos tipo likert, con seis intervalos de
respuesta. Tiene una confiabilidad de 0.79 obtenida por un Alfa de Cronbach.
Procedimiento.
En cada escuela se solicitó el permiso al director, profesores/as, el consentimiento
informado de los padres de familia y el asentimiento de los niños. La aplicación de los
instrumentos se hizo de forma grupal, con un tiempo aproximado de 30 minutos. La evaluación
dse realizó durante cuatro semanas para cada institución: en la primera se empleó la Prueba
de Pensamiento Creativo, durante la segunda se contestó la Prueba de Autoconcepto
Académico, en la tercera, se respondió la Prueba de Compromiso con la Tarea y para la
última, se usó el Test de Matrices Progresiva Raven.
Posteriormente, se diseñó una base de datos en el programa estadístico SPSS versión 20, se
capturaron los nombres de los alumnos, sus edades, sexo y las puntuaciones de los instrumentos.
836
Se obtuvieron los valores mínimos, máximos y los cuartiles a partir de los cuales se
seleccionaron a los niños de los tres grupos: el primero quedó constituido por 231niños que
presentaron niveles bajos de creatividad (puntajes entre 6 y 48), el segundo con 445
estudiantes que obtuvieron puntuaciones dentro del promedio (entre 49 y 97), y finalmente,
238 que mostraron alta creatividad (valores iguales o superiores a 98 puntos).
Resultados
Se emplearon dos procedimientos estadísticos una ANOVA de una vía y una ANOVA
Multivariante con el propósito de analizar las diferencias en las variables de inteligencia,
compromiso con la tarea y autoconcepto académico de acuerdo al nivel de creatividad y sexo
de los estudiantes.
En la tabla 2 se presentan los resultados obtenidos en la ANOVA de una Vía, se observó
que no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las variables de
compromiso con la tarea (f (2, 914) = 0.379, p < 0.05) e inteligencia (f (2, 914) = 0.0.61, p
< 0.05) en los tres grupos de estudiantes de acuerdo a los niveles de creatividad. Por otro
lado, el autoconcepto académico (f (2, 914) = 0.00, p < 0.05) mostró un incremento
significativo, la prueba post hoc de Sheffé indicó que este se dio a favor de los alumnos
creativos.
Tabla 2
Puntuaciones medias y desviaciones estándar obtenidas por los estudiantes con distinto nivel de
creatividad en las variables de inteligencia, compromiso con la tarea y autoconceto académico
Nivel de Creatividad Inteligencia Compromiso con Autoconcepto
la Tarea Académico
M = 25.48 M = 78.56 M = 158.15
Bajos
DE = 6.33 DE = 15.26 DE = 22.27
M = 26.42 M = 78.27 M = 157.62
Promedio
DE = 5.81 DE = 16.1 DE = 23.84
M = 25.53 M = 76.77 M = 165.55
Alto
DE = 5.46 DE = 14.43 DE = 20.89
Puntuaciones medias de los M = 25.95 M = 77.95 M = 159.82
alumnos DE = 5.87 DE = 15.47 DE = 22.92
Los resultados de la ANOVA Multivariante mostraron que de acuerdo a las interacción entre
las variables sexo y nivel de creatividad, las mujeres creativas tuvieron niveles
significativamente más elevados en el autoconcepto académico (f (1, 915) = 0.03, p < 0.05) en
comparación con los niñas con puntuaciones promedio y bajas, así como con los tres grupos de
niños (altos, promedio y bajos niveles de creatividad). En cuanto a la inteligencia (f (1, 915) =
0.798, p < 0.05) y el compromiso con la tarea (f (1, 915) = 0.652, p < 0.05) no se encontraron
diferencias entre los grupos.
837
Discusión
En este estudio se observó que los alumnos presentan perfiles cognoscitivos y motivacionales
similares de acuerdo al nivel de creatividad. Se encontró que sólo en la variable autoconcepto
académico los estudiantes creativos se reconocieron como buenos estudiantes en sus materias
escolares. Datos similares fueron reportados por Ferrando, Bermejo, Sainz, Ferrándiz, Prieto y
Soto (2012), Limiñana, Corbalán y Sánchez (2010), López y Navarro (2010) quienes
encontraron que las personas creativas tienen mayor percepción, imaginación, capacidad
crítica, mejor autoestima, libertad, independencia y demuestran abiertamente sus habilidades.
Es de resaltar que las mujeres creativas son las que se perciben mejor como estudiantes, se
esfuerzan e interesan por sus actividades escolares. Estos resultados coinciden con los descritos
por Alcaide (2009), Padilla, García y Suárez (2010) y permiten reflexionar sobre lo
propuesto por Gorostegui (2004) quien planteó que los cambios que ocurren en la sociedad,
han dado la pauta para que las mujeres se evalúen de forma distinta, el tener mayores
posibilidades de mejorar su estatus, estudiar y trabajar, les permite revalorar su condición
social y por tanto la percepción que ellas tienen de sí mismas.
Los resultados encontrados en este estudio destacan la importancia de continuar con más
investigaciones en torno a este tema. Se concluye que la creatividad es un aspecto importante
en los niños, que se relaciona con la riqueza y diversidad de las experiencias proporcionadas
en el contexto. Por lo que, es relevante el diseño de actividades académicas atractivas y con
retos que favorezcan el pensamiento divergente, ya que es una variable importante y útil
para enfrentar los retos que se presentan de forma cotidiana en la sociedad.
Referencias
839
Diferencias en Variables Cognitivas y Socioemocionales de
Niños Nominados y No Nominados como Sobresalientes19
Fabiola Zacatelco Ramírez, Blanca Chávez Soto
y Aurora González Granados
Los términos sobresaliente y talentoso, se han integrado al lenguaje de los educadores para
referirse a todo tipo de manifestaciones excepcionales en el ámbito escolar y social, pero en
ocasiones se utilizan de forma inadecuada, debido a problemas que van desde su definición,
hasta el tipo de variables a las que se otorga más atención, pues suele igualarse la aptitud
sobresaliente con un desempeño académico elevado o una alta capacidad intelectual, y se
dejan de lado otros aspectos como la creatividad y el compromiso con la tarea (Zavala, 2012)
La Secretaria de Educación Pública (SEP, 2006) definió a los alumnos con aptitudes
sobresalientes como “aquellos capaces de destacar significativamente del grupo social y
educativo al que pertenecen en uno o más campos del quehacer humano: científico-,
humanístico-social, artístico, o acción motriz”, y requieren de un ambiente facilitador que les
permita desarrollar sus capacidades. Los estudiantes con talento son los que muestran
habilidades específicas en áreas concretas: matemática, verbal, académica, motora, social,
artística, musical, creativa, entre otras (Castelló, & Martínez, 2004).
Para la atención de estos alumnos se deben diseñar estrategias educativas que consideren
y atiendan las diferentes capacidades, para lograr un mejor desarrollo de su potencial, entre
las cuales se encuentran (Alonso, Renzulli, & Benito, 2003):
La aceleración. Se fundamenta en la idea de que el alumno aprende a un ritmo más rápido
que sus compañeros de la misma edad, y puede terminar antes sus estudios. Blanco (2001),
indicó que aún con las bondades de esta estrategia, se debe realiza una valoración cuidadosa
del área afectiva pues puede verse alterada y repercutir negativamente en las relaciones
escolares y familiares.
El agrupamiento ofrece al sobresaliente diferentes estructuras organizativas para
desarrollar sus capacidades, según sus características cognitivas, intereses y habilidades, y le
permitirle entrar en contacto con estudiantes afines (Genovard, 2006). Martín (2004) señaló
que esta estrategia es elitista, acentúa las diferencias intelectuales, sociales, dificulta la
cooperación, y es costosa, por requerir especialistas que laboren fuera de la actividad escolar
normal.
Método
Participantes.
La muestra fue de tipo no probabilística intencional. Participaron 220 alumnos (110
hombres y 110 mujeres), de tercero a quinto grado, de una escuela primaria pública, del
oriente de la Ciudad de México. Edad promedio de 8.86 años y DE de 0.997.
Instrumentos.
Prueba de Autoconcepto Académico (Chávez, 2014): Valora la percepción del alumno
sobre su rendimiento en las materias escolares. Consta de 31 ítems tipo likert con siete
opciones de respuesta. Obtuvo una confiabilidad de α = 0.848.
Prueba de Pensamiento Creativo Versión Figural A (Torrance, 2008): evalúa la creatividad
gráfica con tres actividades, con indicadores de fluidez, originalidad, elaboración, títulos y
cierre. Tiene evidencias de validez de constructo y mostró un índice de confiabilidad de
α=0.90.
Test de Matrices Progresivas de Raven Forma Coloreada (Raven, Court, & Raven, 1993):
Mide la capacidad intelectual del niño a través del factor “g”, con 36 problemas de
completamiento, ordenados de menor a mayor dificultad. Mostró una confiabilidad test- retest
(r = 0.774) y un Alpha de Cronbach de 0.88.
Escala de Compromiso con la Tarea (Zacatelco, 2005): evalúa la motivación intrínseca, a
través de los factores: interés, persistencia y esfuerzo, en áreas curriculares y extra
curriculares. Consta de 18 reactivos tipo likert, con seis intervalos de respuesta. Tiene una
confiabilidad de α= 0.79.
Lista de nominación del maestro (Zacatelco, Chávez, & González, 2013): consta de 32 ítems
tipo likert con cinco intervalos. Su objetivo es que los docentes identifiquen a estudiantes
sobresalientes a partir de: compromiso con la tarea, capacidad superior, creatividad y
aspectos socioafectivos. Su confiabilidad fue de α= 0.99.
842
Versión modificada de Antisocial Beliefs and Attitudes Scale-Revised (Butler, Parry, &
Fearon, 2015): Consta de 20 reactivos tipo likert, con cuatro intervalos de respuesta.
Versión modificada de Prosocial Tendencies Measure-Revised (Carlo, Hausmann,
Christiansen, & Randall, 2003): Consta de 15 reactivos tipo likert, con cuatro intervalos de
respuesta.
Procedimiento.
Para realizar el estudio se acudió a la escuela y se solicitó permiso a la directora,
profesores/as, el consentimiento informado de los padres de familia y el asentimiento de los
niños. La aplicación de los instrumentos se hizo durante seis semanas: en la primera se asistió a
los salones y se aplicó la Prueba de Pensamiento Creativo Versión Figural A, durante la
segunda los niños respondieron el Test de Matrices Progresiva Raven, para la tercera se
contestaron la Prueba de Compromiso con la Tarea y la de autoconcepto académico, en la
cuarta se aplicaron las versiones modificadas de Antisocial Beliefs and Attitudes Scale-Revised
y Prosocial Tendencies Measure-Revise. El tiempo aproximado para la administración de cada
instrumento fue de 30 minutos. `Posteriormente se calificaron las pruebas y se elaboró la base
de datos en el programa estadístico SPSS versión 20. Posteriormente, se obtuvieron los
percentiles 25 y 75 de la prueba de nominación del maestro, con lo cual se identificó a 55
niños nominados, a 165 que no cumplían con estas características de los cuales 56 se
encontraban en el cuartil más bajo de la distribución.
Resultados
Tabla 1
Puntuaciones medias y desviaciones estándar por sexo
Variables Nominado No nominado
Inteligencia M=28.07 ± 4.54 M=23.34 ± 6.58
Creatividad M=47.3 ± 14.77 M=41.02 ± 15.01
Compromiso con la tarea M=84.62 ± 15.06 M=77.82 ± 6.61
Autoconcepto Académico M=166.8 ± 23.23 M=154.05 ± 23.11
Conducta prosocial M=44.38 ± 7.53 M=42.61 ± 7.08
Conducta Antisocial M=44.33 ± 6.84 M=50.46 ± 9.64
843
Discusión
En este estudio se encontró que los niños nominados como sobresalientes, efectivamente
tienen mayores puntajes en las pruebas de inteligencia, creatividad, compromiso con la tarea y
autoconcepto académico, lo cual coincide con Elices, Palazuelo y Del Caño (2006); Manzano,
Arranz y Sánchez de Miguel (2010), quienes señalaron que los profesores pueden identificar
adecuadamente las características cognoscitivas y motivacionales que de acuerdo con Renzulli
(2011), definen a esta categoría. Los alumnos que no fueron nominados, dieron más informes
de conductas antisociales. Al respecto, Mansour (2004) reportó que los docentes evitan
seleccionar a los estudiantes que perciben como hostiles, arrogantes y confiados, lo que genera
conductas negativas que les impiden ser incluidos en programas para su atención.
Las diferencias no significativas en el reporte de conductas prosociales, entre nominados y
no nominados, contradice a (Lovecky, 1992) quien señaló que los niños sobresalientes dan
muestras tempranas de sensibilidad moral, preocupación por las necesidades de otros, temas
éticos y morales. Es necesario realizar mayores estudios, para determinar si parte de los
alumnos que reportan realizar conductas antisociales, no están siendo nominados, pero sí
cumplen con el perfil de sobresalientes, y establecer relaciones entre esta categoría y las
conductas prosociales.
Referencias
Alonso, J., Renzulli, J. y Benito, Y. (2003). Manual internacional de superdotados. Manual para profesores
y padres. España: Editorial EOS.
Blanco, V. M. C. (2001). Guía para la identificación y seguimiento de alumnos superdotados. España: CISS
Praxis.
Butler, Parry y Fearon, (2015). Versión modificada de Antisocial Beliefs and Attitudes Scale-Revised.
Recuperado de: http://dx.doi.org/10.1037/t39613-000
Carlo, Hausmann, Christiansen, & Randall, (2003). Versión modificada de Prosocial Tendencies
Measure-Revised. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.1037/t16386-000
Castelló, A. y Martínez, M. (2004). Los perfiles de la excepcionalidad intelectual. En S. Castañeda (Ed).
Educación, Aprendizaje y Cognición, teoría en la práctica. México: Universidad Nacional Autónoma
de México/Universidad Nacional Autónoma de Guadalajara/ Ed. El Manual Moderno.
Chávez, B. (2014). Evaluación Multidimensional de Alumnos Sobresalientes de Educación Primaria (Tesis
inédita de Doctorado). Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, UNAM, México.
Elices, S. J. A., Palazuelo, M. M. y Del Caño, S. M. (2006). El profesor identificador de necesidades
educativas asociadas a las altas capacidades. Faisca, 11(13), 23-47.
Endepolhs-Ulpe, M. & Ruf, H. (2005). Primary School Teacher´s Criteria for the Identification of Gifted
Pupils. High Ability Studies, 15(2), 219-228.
Gaceta Oficial del Distrito Federal (2007). Lineamientos y mecanismos de operación del programa niñ@s
talento. México, 1-7.
Genovard, C. (2006). Educación especial para profesores de educación especial de niños
excepcionales superdotados: Inventando el futuro. Educar, 4, 101-110.
Lovecky, D. (1992). Exploring social and emotional aspectos of giftedness. Roeper Review, 15(1), 18-25.
Recuperado de http://sengifted.org/articles/exploring-social-and-emocional-aspects-of-
giftedness-in-children
844
Manzano, A., Arranz, E., & Sánchez de Miguel, M. (2010). Multi-criteria Identification of Gifted Children
in a Spanish Sample. European Journal of Education and Psychology, 3(1), 5-17.
Mansour, F. (2004). A case study of the best practice in gifted education in Palestine: Assumptions and
implications. Paper presented at the British Educational Research Association, Manchester.
Martín, L. M. P. (2004). Niños inteligentes. España: Palabra.
Raven, J. C., Court, J. H. y Raven, J. (1993). Test de Matrices Progresivas Raven. Escala Coloreada,
General y Avanzada. Buenos Aires: Paidós.
Rayo, L. J. (2001). Quiénes y cómo son los superdotados. España: EOS
Renzulli, S. J. (1986). Systems and models for developing programs for the gifted and talented. USA:
Creative Learning Press.
Renzulli, S. J. (2011). What Makes Giftedness? Reexamining a Definition. Kappan, 92(8), 81-89.
Secretaria de Educación Pública, Dirección de Innovación Educativa (2006) Orientaciones Generales
para el Funcionamiento de los Servicios de Educación Especial. México: Secretaría de Educación
Pública.
Secretaria de Educación Pública (2014). Lineamientos para la acreditación, promoción y certificación
anticipada de alumnos con aptitudes sobresalientes en educación básica Recuperado de:
http://www.educacionespecial.sep.gob.mx/pdf/tabinicio/ 2014/ Lineamientos
_acreditacion_promo.pdf
Torrance, P. (2008). Research Review for the Torrance test of Creative Thinking Figural and Verbal Forms
A and B. USA: Scholastic Testing Service. Inc.
Zacatelco, R. F. J. (2005). Modelo para la Identificación del niño sobresaliente en escuelas de educación
primaria (Tesis inédita de Doctorado). Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, UNAM, México.
Zacatelco F. J., Chávez, B. y González, A. (Julio, 2013). Análisis Psicométrico de una Escala de
Nominación del Maestro para Identificar Aptitudes Sobresalientes: Resultados preliminares.
Presentado en el XXXIV Congreso Interamericano de Psicología “Por La Integración De Las
Américas”, Brasilia, Brasil.
Zavala, A. (2012). Modelos teóricos de la superdotación, el talento y las aptitudes sobresalientes. En D.
Valadez, J. Betancourt y A. Zavala (Eds.), Alumnos superdotados y talentosos. Identificación,
evaluación e intervención. Una perspectiva para docentes (pp. 1-22). México: Manual Moderno.
845
Factores Protectores Contra La Depresion En Preadolescentes
Marisol Morales Rodríguez, Damaris Díaz Barajas, Gabriela Pineda
Sánchez y Daniela Ortiz Maldonado
Método
Participantes.
Participaron 400 preadolescentes de instituciones educativas rurales y urbanas de
Michoacán. La mitad son de zona rural y la otra de zona urbana. El 52% son mujeres y 48%
hombres, elegidos mediante un muestreo no aleatorio intencional.
Instrumentos.
Se utilizaron la Escala de evaluación del Optimismo (Bar-On, & Parker, 2000), consta de
ocho ítems y evalúa la capacidad para mantener una actitud positiva ante la vida. El índice de
consistencia interna es de α= .910.
La Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos CES-D (Radloff, 1977),
registra los síntomas depresivos y sus manifestaciones en los últimos siete días. Mide
somatización, interpersonal, afecto positivo y negativo. La confiabilidad es de α= .830.
El inventario de Autoestima de Coopersmith de 58 ítems, mide 4 categorías; autoestima
general, social, de hogar y escolar. El alpha de Cronbach es de α= .813.
Finalmente la Escala de habilidades comunicativas en familia (Morales, 2014) se compone
de 20 ítems y evalúa Apoyo y unión, Habilidades asertivas, Acuerdos, Manejo de reglas y
Compromiso afectivo. El índice de confiabilidad de la escala es de α= .948.
Procedimiento.
Primeramente se seleccionaron las escuelas considerando los criterios de INEGI (2010) para
determinación de zonas socioeconómicas. De zona urbana participaron adolescentes de
847
Morelia, y de zona rural se seleccionó la muestra de localidades de Tarímbaro y san Pedro,
Michoacán. El muestreo fue no aleatorio intencional. Posteriormente se procedió a la aplicación
de los instrumentos, lo cual se realizó en espacios educativos. Se dieron las indicaciones de
manera colectiva sobre el llenado de los instrumentos, y cada participante respondió de
manera individual. Para el análisis de los datos se utilizaron la estadística descriptiva, prueba
t-Student, ANOVA y coeficiente de correlación de Pearson.
Resultados
100
80 SOMATIZACION
Porcentaje
60 INTERPERSONAL
A.POSITIVO
40
A.NEGATIVO
20
0
ALTO MEDIO ALTO MEDIO BAJO BAJO
A fin de dar respuesta al objetivo del estudio, se llevó a cabo la asociación entre las
variables, destacando correlaciones negativas entre comunicación familiar, optimismo y
autoestima con depresión, esto es, a mejor comunicación familiar, mayor autoestima y
optimismo, es menor el riesgo de presencia de rasgos depresivos (Ver tablas 1 y 2). En la
Tabla 1 se observa que cuando en casa hay mayor apoyo, mejor manejo de reglas y
acuerdos, se favorece la expresión respetuosa de pensamientos y sentimientos, existe menos
probabilidad de que los hijos presenten rasgos depresivos; y cuando el adolescente ha
desarrollado mayor optimismo, resulta ser un antídoto contra la depresión, específicamente en
cuanto al manejo de afectos negativos.
Tabla 1.
Asociación entre Depresión, Optimismo y Comunicación Familiar
Dimensiones de la escala Apoyo unión H. Asertivas Acuerdo Manejo reglas Comp. afectivo Optimismo
Somatización -.214** -.134** -.283** -.211** -.275** -.194**
Interpersonal -.210** -.141** -.241** -.156** -.198** -.187**
Afecto positivo
Afecto negativo -.225** -.214** -.287** -.226** -.313** -.221**
Nota: **p<.01.
848
De la misma manera, la Tabla 2 muestra la relación inversa existente entre autoestima y
depresión, destacando que cuando existe una autoestima positiva, el riesgo de presentar
rasgos depresivos como somatización y dificultad en el manejo de los afectos disminuye.
Tabla 2
Asociación entre Depresión y Autoestima
Dimensiones de la Escala A. General A. Social A. Hogar A. Escolar
Somatización -.389** -.314** -.297** -.312**
Interpersonal -.292** -.238** -.176** -.205**
Afecto positivo
Afecto negativo -.365** -.302** -.322** -.275**
Nota: **p<.01.
Por otro lado, se llevó a cabo la diferenciación por zona sociodemográfica, resaltando
diferencias en afecto negativo. Los preadolescentes de zona rural son quienes muestran
mayores dificultades para el manejo de dichos afectos (Ver Figura 2).
Figura 2.
Diferencias en rasgos depresivos por zona
12
10
8
Medias
RURAL
6
URBANA
4
2
0 SOMATIZACION INTERPERSONAL A.POSITIVO A.NEGATIVO
Discusión
Los hallazgos destacan que la muestra estudiada no presenta rasgos depresivos. Sin
embargo, en la diferenciación por zona, los preadolescentes de zona rural presentan más
rasgos depresivos que los originarios de zona urbana.
849
Según resultados de un estudio sobre bienestar psicológico en adolescentes de zona rural
de Michoacán, se encontró la presencia de una autoaceptación limitada, afectando las
relaciones con el entorno, incluyendo familia y amigos (López, 2014). Lo anterior pudiera
relacionarse con los resultados obtenidos, ya que el bienestar psicológico resulta ser un
antídoto contra la depresión.
Así mismo, existe correlación entre comunicación familiar, optimismo, autoestima y
depresión; cuando la comunicación familiar es positiva, mayor será la autoestima y optimismo
en hijos preadolescentes, y menor será la tendencia a la depresión. En este sentido, diversas
investigaciones concluyen que el incremento en los niveles de depresión está fuertemente
ligado a cambios en el contexto familiar, y de forma importante en lo que se refiere a la
calidad de las relaciones entre padres e hijos durante los años de la adolescencia
(Mardomingo, 2002).
Barrio, Moreno y López (2001) afirman que la comunicación familiar es un factor muy
importante para el preadolescente. Si el núcleo familiar no es sano, los factores protectores no
le serán suficiente y habrá una escasa autoestima (Maccoby, 2000 en Barrio, Moreno, &
López, 2001). Si sucede lo contrario, estará protegido.
En torno a la autoestima, se ha encontrado que una autoestima positiva facilita a los jóvenes
tener un buen ajuste psicológico, lo que a su vez favorece su adaptación social y puede
mediar en la prevención de conductas de riesgo (Reina, Oliva, & Parra, 2010).
Los resultados arrojan que los preadolescentes de zona urbana muestran una actitud más
favorable hacia la vida, esto es un mayor optimismo, y también mayor autoestima en
comparación con los preadolescentes de zona rural.
Según diversos estudios, los preadolescentes de entornos urbanos muestran mayor
optimismo, mejor autoconcepto y autoestima que los de zonas rurales (UNICEF, 2011).
Una autoestima positiva facilita en los jóvenes un buen ajuste psicológico, que favorece la
adaptación social y puede mediar en la prevención de conductas de riesgo (Reina, Oliva, &
Parra, 2010). Los resultados reflejan que los preadolescentes de zona rural, se encuentran en
desventaja en comparación con los que habitan la zona urbana.
Se concluye que el optimismo, una alta autoestima y las relaciones familiares positivas,
actúan como antídoto contra la presencia de indicadores de depresión en población
adolescente. La depresión comienza en la actualidad más temprano que en décadas pasadas,
y frecuentemente coexiste con otros problemas de salud mental como ansiedad y trastornos de
comportamiento destructivo. Los adolescentes que están bajo estrés, que han experimentado
una pérdida importante o que tiene algún tipo de trastorno, tienen un riesgo mayor de
desarrollar depresión. De ahí la importancia de potenciar los factores protectores personales y
familiares para emprender acciones preventivas.
850
Referencias
851
La Efectividad de las Prácticas de Crianza sobre la Conducta
Infantil: Medios Tecnológicos
Diana Isabel Santos Pérez y Silvia Morales Chainé
853
Método
Participantes.
Se trabajó con 47 padres de familia, 36 mujeres (76.6%) y 11 hombres (23.4%) con un
promedio de edad de 47 años (D.E.=8.8). El promedio de edad de sus hijos fue de 7. 4 años
(D.E.=2.6). Los criterios de inclusión consistieron en que contaran con un teléfono celular que
recibiera mensajes de texto y video. Los padres que aceptaron ingresar al programa se les
proporcionaron una carta de consentimiento informado, indicando así su ingreso. La Tabla 1
muestra la distribución de los participantes con relación a los promedios de edad de los
padres y de sus hijos.
Tabla 1
Muestra distribución de los participantes con la edad promedio de los padres, edad promedio de
sus hijos, porcentaje mayor de escolaridad y de ingresos económicos
Edad % Escolaridad % Ingreso
Condición
Padre M (DE) Hijo M (DE)
RG1 Recomendación 21.4 Licenciatura 15.4 $ 4000
39.71 (9.144) 7.49 (2.65)
en video completa
RG2 Mensajes Cortos 40 Secundaria 13.3 $ 8000 a 10000
39.4 (9.1) 7.5 (2.8)
de Texto completa
27.8 Bachillerato 16.7 $ 6000 a 10000
RG8 Control 34.39 (8.023) 7.6872 (3.2)
completo
Instrumentos.
Ficha de Identificación. Consiste en una serie de 34 preguntas de opción múltiple y abiertas
de datos generales, datos demográficos básicos e información básica que indaga acerca de
su acceso a las tecnologías de la información.
Consentimiento informado de participación en el estudio. Carta donde se les informó a los
padres la duración de su participación en el estudio, que el uso de sus datos fue totalmente
confidencial sin implicación legal, que únicamente se utilizaron promedios globales con fines de
investigación, como también los derechos que tenían para declinar su participación, o solicitar
si deseaban continuar con algún tipo de tratamiento de forma gratuita.
Inventario de Prácticas de Crianza (IPC; López, 2013). Es un cuestionario auto-aplicable de
lápiz y papel de 20 minutos de aplicación aproximadamente. Consta de 40 preguntas
cerradas, que se responden en una escala de siete opciones, que van de nunca (0) hasta
siempre (6), que evalúan las conductas de los padres con respecto a la disciplina y a la
promoción del afecto de sus hijos. El IPC fue validado con una muestra de 260 participantes y
se obtuvo un nivel de confiabilidad de .92 (a través del análisis de consistencia interna por
alfa de Cronbach). Mediante un análisis factorial exploratorio se encontraron seis factores
(castigo, ganancias materiales, interacción social, ganancias sociales y la dimensión límites) que
explicaron el 64% de la varianza.
854
Cuestionario de Habilidades de Manejo Infantil. Está basado en situaciones hipotéticas de
crianza (CHAMI; Morales & Vázquez, 2011). Es un cuestionario auto-aplicable de lápiz y
papel con 10 viñetas de evaluación sobre las habilidades de manejo de conducta infantil. Son
situaciones hipotéticas de interacción problemática con el niño donde los padres responden, de
manera abierta, qué harían ante dicha situación. Cada viñeta es calificada con base en tres
posibilidades: 0 si el padre no describe la habilidad; 1 si la describe parcialmente; o 2 si la
describe completamente. El instrumento fue validado con 294 participantes de distintos estados
del país, obteniendo una consistencia interna por alfa de Cronbach de .62 y una varianza
explicada del 55%, a través del análisis factorial exploratorio que arrojó cuatro escalas:
ignorar como técnica para promover conducta adecuada (ITCA), elogio, instrucciones claras,
solución de problemas y establecimiento de reglas (ICSE) y la dimensión de interacción social-
académica (ISA). La concordancia entre evaluadores fue del 80%.
Procedimiento.
Se realizó un diseño experimental pre pos prueba y grupo control (Sampieri, 2010). Se
formaron tres condiciones experimentales: mensajes, videos y control. Para la evaluación pre y
post, se acudió a las sedes para invitar a los papás a participar en el proyecto. A los padres
que aceptaron participar y que cumplieron con los criterios de inclusión, se les entregó una
carta de consentimiento de participación, posteriormente se aplicó de forma individual: la ficha
de identificación, el Inventario de Prácticas de Crianza y Cuestionario de Habilidades de
Manejo de Conducta Infantil, con una duración aproximada de 40 minutos en total. Finalmente,
se les asignó aleatoriamente a una de las tres condiciones y se les explicaron las actividades
que tenían que realizar durante las siguientes semanas.
Los contenidos de las herramientas tecnológicas se basaron en procedimientos típicos del
entrenamiento conductual para padres (Morales, 2013). Los papás que conformaron el grupo
mensajes de texto, únicamente recibieron un mensaje diario de lunes a sábado con el propósito
de reforzar las prácticas parentales positivas, se enviaron mensajes: 15 de reforzamiento
positivo, 12de corrección simple 6 para ignorar conducta inadecuada, 18 de control de
estímulos y 12 exposición a la violencia. Al grupo de video, se le envió un vídeo a la semana,
en total 10 videos con recomendaciones de prácticas de crianza positiva: 4 de elogio, 2 de
interacción, 4 reglas para empleo de pérdidas. Finalmente, el grupo control no se le envió
ningún mensaje ni video.
Resultados
855
Tabla 2
Medias de las subescalas del CHAMI e IPC, para cada condición.
Mensajes de texto Video Control
M (D.E) M (D.E) M (D.E) F P
Pre Post Pre Post Pre Post
Subescala CHAMI
ITCA .46 (.99) 1.06 (1.0) 1.00 (1.10) 1.14 (1.16) .666 (.84) 500 (.78) 1,991 ,149
ELOGIO 1.46 (63) 1.80 (.56) 1.42 (.75) 2.0 (.39) 1.38 (.69) 1.50 (.78) 2,651 .08
ICSE 1.86 (1.24) 2.60 (.73) 1.21 (1.31) 2.35 (1.33) 1.22 (1.16) 1.66 (1.32) 1.0 .36
ISA .06 (.258) .40 (.63) .00 (.00) .00 (.00) .055 (.23) .056 (.23) 4.750 .01*
Subescala IPC
Castigo 35.4 (13.11) 31.6 (13.2) 39.21 (7.4) 35.5 (12.2) 31.11 (15.1) 33.27 (12.91) .336 .71
Ganancias 13.5 (6.7) 31.2 (7.9) 16.35 (7.9) 20.38 (7.9) 18.66 (9.1) 18.61 (11.24) 2.304 .13
Materiales
Interacción 57.6 (7.5) 56 (7.7) 59.14 (5.6) 59.71 (3.6) 54.27 (8.6) 54.00 (13.1) 1.444 .24
Normas 25.4 (6.6) 27.3 (5.5) 31.42 (5.0) 31.64 (2.1) 26.00 (8.8) 28.66 (8.0) 1.966 .15
Ganancias 22.7 (5.9) 24.5 (5.2) 25.28 (4.7) 27.61 (2.2) 22.66 (6.5) 23.3 (7.5) 2.130 13
Sociales
Limites 11.6 (4.1) 12.8 (4.2) 13.35 (3.6) 15.38 (2.9) 13.05 (5.5) 13.55 (4.4) 1.460 ,24
Discusión
El objetivo del presente estudio fue evaluar la efectividad de mensajes cortos y videos
como medios tecnológicos de comunicación sobre las estrategias de crianza en los padres. Esto
sugiere que las recomendaciones dadas por medio de estas herramientas tecnológicas
incrementan los conocimientos sobre habilidades de manejo de conducta infantil en los
participantes.
La efectividad de estas recomendaciones se basó en el entrenamiento conductual a padres
con los componentes que Hawes y Dadds (2005) señalaron como exitosos para el cambio de
conducta de los niños (estrategias conductuales de manejo de obediencia, interacción social
positiva y técnica de corrección del comportamiento). Los resultados son consistentes con otras
intervenciones que emplean técnicas como el reforzamiento de conducta adecuada y
componentes parecidos como lo han descrito Morales (2015), Morales y Vázquez (2011), al
igual que este estudio los padres reportaron alto porcentaje promedio en el empleo de
prácticas de crianza efectivas como Interacción Social, parece ser que esta habilidad
constituye una estrategia exitosa dentro del entrenamiento a padres, tal como señalaron
Kronchaska y Murray (2000)
Boschen y Casey (2008), Danaher y Seeley (2009), y Tate y Zabinski (2009), mencionan
que el uso de las tecnologías de la información (uso del e learning, mensajes cortos de texto,
video llamadas) funciona para el cambio y mantenimiento de conducta, también como
complemento de la intervención cara a cara que dan los psicólogos a los pacientes. Un estudio
realizado por Bergman (2014) en el que envió a los padres mensajes cortos de texto sobre las
tareas que les faltaban a sus hijos y de sus calificaciones en la escuela, los resultados revelaron
un efecto positivo sobre el cumplimiento de las tareas y aumento en el promedio de las
856
calificaciones, lo que proporciona evidencia de que los mensajes de texto pueden ser una
forma efectiva para promover la participación de los padres. Con los datos que se obtuvieron
en el presente estudio, se confirma que el uso de las tecnologías de la información es eficaz
para el cambio de prácticas de crianza.
Referencias
Benjet, C., Borges, G., & Medina-Mora, M.E. (2010). Chronic childhood adversity and onset of
psychopathology during three life stages: Childhood, adolescence and adulthood. Journal of
Psychiatric Research, 44, 732-740.
Bergman, P. (2014). Parent Child information frictions and human capital investment: Evidence from a field
experiment. Working paper.
Bettinger, E., Long, B. T., Oreopoulos, P., & Sanbonmatsu, L. (2012). The role of application assistance
and information in college decisions: Results from the H&R Block FAFSA experiment. Quarterly
Journal of Economics, 127 (3), 1205 – 1242.
Cartwright-Hatton, S., McNally, D. Field, A. P., Rust, S., Laskey, B., & Woodham, A. (2011). A new
parenting-based group intervention for young anxious children: Results of a randomized
controlled trial. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 50, 242-
251.
Frick, P. J., & White, S. F. (2008). Research review: The importance of callous-unemotional traits for
development models of aggressive and antisocial behavior. The Journal of Child Psychology and
Psychiatry, 49, 359-375. doi: 10.1111/j.1469-7610.2007.01862.x
McMahon, R. J. (2015). Parent Management Training Interventions for preschool-age children. Parenting
Skills. 3rd Ed. 1–8. Canada: Simon Fraser University and Child & Family Research Institute.
Revisado el 20 de Julio de 2015 en www.child-encyclopedia.com/parenting -skills.pdf.
Medina-Mora, M. E., Borges, G., Lara, C., Benjet, C., Blanco, J., Fleiz, C. y Aguilar-Gaxiola, S. (2003).
Prevalencia de trastornos mentales y uso de servicios: Resultados de la encuesta nacional de
epidemiología psiquiátrica en México. Salud Mental, 4, 1-16.
Morales, C. S., Félix, R. V., Rosas, P. M., López, C. F., y Nieto, G. J. (2015). Prácticas de Crianza
Asociadas al Comportamiento Negativista Desafiante y de Agresión Infantil. Avances en
Psicología Latinoamericana 33(1), 57-76. doi: dx.doi.org/10.12804/apl33.01.2015.05
Patrick, K., Raab, F., Adams, M. A., Dillion, L., Zabinski, M., Rock, C. L., Griswold, W. G. & Norman, G. J.
(2009). A text message-based intervention for weight loss: randomized controlled trial. Journal of
Medical Internet Research, 11(1).
Yoon, K. H. & Kim, H. S. (2008). A short message service by cellular phone in type 2 diabetic patients
for 12 months. Diabetes Research and Clinical Practice, 79(2), 256-261.
York, B. N. & Loeb, S. (2014). One Step at a time: The effects of an early Literacy Text Messaging
Program for Parents of Preeschollers. Nber Working Paper Series.
http://www.nber.org/paper/w20659
857
Rasgos Inhibitorios de la Agresividad en Preadolescentes:
Estabilidad Emocional y Empatia
Marisol Morales Rodríguez, Jenny Ramírez Fraga
y Jessica Rubí Gómez Villagomez
Método
Participantes.
La muestra se conformó por 400 preadolescentes escolarizados, de localidades rurales de
Tarímbaro y urbanas de Morelia, Michoacán. El 51.5% son mujeres y el 48.5% son hombres.
La edad promedio es de 10.1 años.
Instrumentos.
Fueron utilizadas dos escalas; la Escala de Inestabilidad Emocional (IE, Caprara &
Pastorelli, 1993; Del Barrio, et al., 2001), que describe la conducta que indica una falta de
autocontrol en situaciones sociales como resultado de una escasa capacidad para frenar la
impulsividad y la emocionalidad; consta de 20 ítems y el índice alpha de Cronbach es de α=
0,87.
Para evaluar la agresividad se utilizó el Cuestionario de Agresividad Física y Verbal (AFV,
Caprara & Pastorelli, 1993). Adaptación española por Barrio, Moreno y López (2001). Evalúa
la conducta dirigida a herir a los demás física o verbalmente. Consta de 20 ítems y la
consistencia interna alpha de Cronbach es de α =0,86.
860
Procedimiento
El tipo de muestreo utilizado fue no aleatorio intencional; las escuelas fueron seleccionadas
con base en los criterios que señala INEGI (2010) para determinar las zonas socioeconómicas.
Participaron adolescentes de Morelia (zona urbana) y de localidades de Tarímbaro y San
Pedro, Michoacán (zona rural). La aplicación de los instrumentos se realizó de manera grupal
en espacios educativos y estos fueron respondidos individualmente. Para el análisis de los
datos se realizaron la estadística descriptiva, prueba t-Student, y el índice de Correlación de
Pearson.
Resultados
Los resultados obtenidos muestran que la agresividad verbal se ubica en niveles medios
altos, mientras que la agresividad física se ubica principalmente en niveles bajos, lo que
significa que los preadolescentes hacen mayor uso de insultos, apodos, intimidación, etc., para
violentar a otros.
En torno al objetivo principal del presente estudio, se encontró una relación inversa de la
agresividad con la estabilidad emocional y empatía tal y como se muestra en el Tabla 1.
Como se observa, a mayor estabilidad emocional y habilidades empáticas, menor
probabilidad de manifestar agresividad física o verbal. Cabe destacar que los aspectos
emocionales tienen mayor impacto sobre la agresividad que los aspectos sociales.
Tabla 1
Correlaciones entre Agresividad física y verbal, Estabilidad emocional y
Empatía
Dimensiones Estabilidad emocional Empatía
Agresividad física -.524** -.222
Agresividad verbal -.530** -.296
Nota: **p<.01.
Con base en la zona socioeconómica en la que habitan los preadolescentes, los hallazgos
registran diferencias en Agresividad, siendo los adolescentes de zona urbana quienes
expresan mayor agresividad (Ver Figura 1).
861
Figura 1.
Diferencias en agresividad por zonas
14
Medias
13
12 RURAL
URBANA
11
10
AGRESION FISICA AGRESION VERBAL
32.5
32
Medias
31.5
31
RURAL URBANA
En cuanto al género, los resultados indican que las mujeres son más estables emocionalmente
en comparación con los hombres (t=2.85; p=.005); y que estos se muestran más agresivos
física (t=5.01; p=.000) y verbalmente (t=4.07; p=.000). En el caso de la empatía no se
encontraron diferencias ni por zona ni por género.
Discusión
862
Los hallazgos revelan la existencia de correlaciones negativas entre estabilidad emocional,
empatía y agresividad física y verbal; ello significa que los preadolescentes que han
desarrollado habilidades empáticas y que regulan sus afectos, presentan comportamientos
menos agresivos. Lo anterior ha sido confirmado por Moya (2014) quien asevera que las
personas con mayor empatía suelen mostrar menos violencia en sus actos. La sensibilidad
empática favorece probablemente el altruismo y reprime la agresión. La estabilidad
emocional actúa como un potente predictor de la agresividad; ya que, cuando el
preadolescente es capaz de regular sus afectos, disminuye el riesgo de conductas violentas.
Se encontraron diferencias por género, siendo las mujeres más empáticas, con mayor
estabilidad emocional y menores conductas agresivas. Con esto se corrobora lo que Urquiza y
Casullo (2005) afirman, las mujeres tienen una tendencia mayor a imaginarse en el lugar del
otro/a, mientras que los varones tienden más a acciones instrumentales. El mismo autor
considera que la empatía en las mujeres puede estar relacionada con una orientación afectiva
prosocial que incluye la tendencia a experimentar culpa por el daño a otros/as, lo cual
disminuye la aparición de conductas agresivas.
En otra línea, los preadolescentes urbanos en comparación con los de zona rural, se
muestran más agresivos y menos estables emocionalmente. Lo cual podría estar relacionado
con el estilo de vida, ya que en la ciudad se fomenta más la competencia, los juegos suelen ser
más violentos y la vida familiar es más acelerada, lo que podría generar una tolerancia más
baja, una dificultad para controlar las emociones y para mantener relaciones satisfactorias.
Las personas con altos niveles de inestabilidad emocional comienzan a manifestar desde
edades más tempranas una tendencia a experimentar diversos trastornos como ansiedad,
depresión, cambios bruscos de humor, irritabilidad, elevada reactividad a acontecimientos
aversivos, problemas de sueño, etc. lo que merma su calidad de vida, convirtiéndose en un
círculo vicioso. Al tener dificultad para regular las propias emociones, impacta negativamente
en la capacidad de establecer relaciones positivas con los demás, lo que a su vez, lleva a
reacciones agresivas por la misma frustración; dichas reacciones incrementan la probabilidad
de un descontrol emocional y así continúa el ciclo.
Hoffman (1991 en Retuerto, 2004) ha planteado que la empatía puede contribuir
sustancialmente al juicio moral y a la toma de decisiones, incluyendo aquellas que tienen que
ver con el establecimiento de relaciones interpersonales. Cuando el individuo cuenta con redes
de apoyo social, se siente más satisfecho y su vida afectiva se torna más equilibrada.
Se concluye que tanto la empatía como la estabilidad emocional, actúan como rasgos
inhibitorios de la agresividad en preadolescentes, ya que, si se tiene un mayor autocontrol de
las emociones, y mayor capacidad de comprensión hacia el otro, es esperado que la
impulsividad disminuya, y por lo tanto, las conductas agresivas. Con base en dichas premisas,
se requiere profundizar en el estudio de la conducta violenta para favorecer comportamientos
adaptativos en esta etapa de desarrollo.
863
Referencias
864
PROCESOS POSMODERNOS
¿Crimen o Delito? Explorando el Significado entre la
Población Mexicana
Flor Patricia González Tapia y Lucina Isabel Reyes Lagunes
Método
Participantes.
Se contactaron, de forma no probabilística e intencional, a 50 residentes de la Ciudad de
México, 25 son hombres y 25 mujeres, con edades de 16 a 63 años (M=34.14, DE=12.42).
Entre los participantes se encuentran los siguientes niveles de estudio: bachillerato (29%),
carrera técnica (8%), licenciatura (52%) y maestría (11%). Se excluyeron a personas con
estudios en Criminología y/o Derecho para evitar obtener definidoras desde el punto de vista
de expertos en el tema.
Instrumentos.
Se utilizó la técnica de Redes Semánticas Naturales Modificadas (Reyes Lagunes, 1993). En
los cuadernillos se utilizó el formato propuesto por Valdez (1998).
Procedimiento.
Los participantes fueron contactados en sus hogares o áreas de trabajo y se les pidió
contestar el cuadernillo de forma personal, voluntaria, anónima y confidencial. Al finalizar, se
corroboró que hubieran llenado los formatos de forma correcta y se les agradeció por su
participación.
Resultados
Para ver cuánta similitud hubo entre las respuestas de hombres y mujeres para cada
concepto, se calculó un Índice de Consenso Intergrupal (ICI). Para el concepto crimen hubo
36.16 % de consenso entre grupos y, para el concepto delito, hubo un 34.97 %; además,
para obtener un estimado de cuánta disparidad o similitud hubo entre los núcleos de red, se
condujeron pruebas de rangos ordenados de Spearman para observar si había alguna
relación entre hombres y mujeres de acuerdo con el orden que asignaron a las definidoras que
aparecieron en ambos núcleos. Para el estímulo de crimen, no hubo una relación significativa
(rs=.47, 95% BCa CI[-.368, .939], p=.21), contrario al estímulo delito, donde sí hubo una
867
correlación significativa alta (rs=.850, 95% BCa CI[.453, 1.000], p = .004). Esto indica que el
núcleo de red de crimen de las mujeres es diferente al de los hombres, pero el núcleo de red
de delito es muy parecido en ambos grupos. Al cruzar este dato con el Índice de Consenso
Intergrupal, se puede concluir que la red de ambos conceptos es definida de manera dispar
entre hombres y mujeres pero, para el concepto de delito, las palabras más importantes suelen
ser las mismas para hombres y para mujeres. Las definidoras de dichos núcleos se pueden
observar en la Tabla 1.
Tabla 1
Definidoras de los núcleos de red con peso semántico
Crimen Delito
Peso Peso Peso Peso
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
semántico semántico semántico semántico
Delito 122 Muerte 78 Crimen 68 Robo 61
Asesinato 58 Delito 64 Robo 32 Abuso 26
Muerte 48 Violencia 38 Corrupción 30 Crimen 26
Violación 38 Maldad 37 Violación 30 Castigo 24
Castigo 29 Daño 29 Abuso 25 Inseguridad 24
Lastimar 24 Castigo 28 Asesinato 25 Violación 24
Violencia 24 Robo 24 Impunidad 25 Culpabilidad 20
Escena 20 Cárcel 21 Secuestro 24 Indebido 20
Homicidio 20 Organizado 20 Leyes 23 Conducta 19
Antisocial 19 Delincuencia 18 Transgresión 23 Antisocial 18
Armas 18 Miedo 18 Acción 21 Mal 18
Delincuencia 18 Acto 16 Cárcel 20 Víctima 18
Matar 17 Víctima 16 Delinquir 20 Ley 17
Acción 16 Homicidio 15 Conducta 19 Malo 16
Conducta 16 Lesión 15 Injusticia 19 Pena 16
Robo 16 Peligro 15 Sanción 19 Asesinato 15
Omisión 14 Asesinatos 14 Transgredir 19 Miedo 15
Organización 14 Perjuicio 14 Infringir 18 Ilegal 14
Malo 12 Pistolas 13 Reglamentar 18 Injusticia 12
Ilegal 11 Leyes 12 Violencia 16 Maldad 12
Conducta 11 Extorsión 15 Falta 12
Falta 15
Homicidio 15
Culpable 14
Infracción 14
Mayor 13
Pobreza 13
Menor 11
En un segundo análisis, se obtuvo un Índice de Consenso Inter-conceptual (ICI) para ver qué
porcentaje de definidoras se repetían entre el total de palabras de crimen y delito, el cuál fue
de 43.92 %. A su vez, se condujo una prueba de correlación por rangos ordenados de
Spearman entre las palabras que coincidían de los núcleos de red de ambos conceptos, la cual
indicó que no hay una relación estadísticamente significativa entre ellos (rs = -.20, 95% BCa CI
[-1.000, .920], p = .70). Los núcleos de red para cada concepto, tanto de hombres como de
mujeres, se pueden observar en las Figuras 1 y 2.
868
Figura 1.
Núcleo de red del concepto Crimen (hombres y mujeres).
Figura 2.
Núcleo de red del concepto Delito (hombres y mujeres).
En vista de que el interés de este análisis es observar cómo son definidos estos conceptos
por la población en general, se crearon categorías referentes a la definición real de cada
término. Para crimen, las categorías de la definición fueron conducta –palabras parecidas o
sinónimos de conducta–, antisocial –palabras referentes a ir contra el bien común y atentar
contra la sociedad– y bien común –palabras sobre la estructura básica de la sociedad, las
normas elementales de convivencia y valores fundamentales. También se incluyó la categoría
crimen, para el caso de las palabras que corresponden a ejemplos de conductas antisociales.
Para el concepto de delito, las categorías fueron las siguientes: conducta –palabras parecidas
o sinónimos de conducta–; típica –palabras referentes a la ley o a los códigos en los cuales se
suscriben las conductas delictivas–; antijurídica –palabras que indiquen que es contrario a la
ley–; y culpable –palabras referentes a que se trata de conductas reprochables por el
derecho, es decir, sobre la pena y sus modalidades–. También se incluyó una categoría para
los ejemplos de conductas delictivas, llamada delito, en la cual sólo se incluyeron las que sí
están tipificadas en algún código penal. Para ambos conceptos, el resto de las palabras que
no podían ser clasificadas en ninguna de las categorías fueron marcadas como ninguna, ya
que no corresponden a ningún intento de definición de los conceptos dados. La asignación de
869
las definidoras a dichas categorías la realizaron dos jueces expertos, quienes tuvieron un
coeficiente de acuerdo de Krippendorff alto (α=.96).
Al analizar sólo el núcleo de la red se puede comparar cuál tuvo más elementos de la
definición en proporción al número de definidoras del núcleo. El núcleo de crimen presentó
diferencias estadísticamente significativas entre las palabras de la definición, los ejemplos, y
las que no se corresponden con ninguna categoría (X2(2)=29.84, p=.000), siendo la diferencia
más notoria en el porcentaje de palabras correspondientes a la definición. En cuanto al núcleo
de red de delito, no hubo diferencias significativas entre las tres categorías (X2(2)=4.79,
p=.091).
Comparando los núcleos de ambos conceptos, el de delito fue el que más elementos de la
definición tuvo en comparación con el concepto de crimen al mostrar diferencias
estadísticamente significativas (X2(1)=24.02, p=.000) y, en consecuencia, tuvo
significativamente menos palabras que no pertenecen a ninguna categoría (X2(1)=7.58,
p=.006). En cuanto a los ejemplos de crimen o delito, no hay diferencias estadísticamente
significativas (X2(1)=2.00, p=.157). Las únicas palabras correspondientes a la definición que
aparecieron en el núcleo de red de crimen fueron conducta y daño, mientras que en el núcleo
de delito estuvieron leyes, conducta, injusticia, sanción, castigo, falta, acción, cárcel,
transgresión e infracción. En cuanto a los ejemplos, en crimen están delito, asesinato, violación,
robo y homicidio; los ejemplos de delito fueron robo, violación, abuso, asesinato, corrupción,
secuestro, y extorsión.
Discusión
Lo primero que se pudo observar es que ambos conceptos son definidos de manera difusa
por la población, pero lo más importante del concepto de delito es que suele significar lo
mismo para hombres y mujeres, lo cual no sucede con el concepto de crimen. Esto último está en
consonancia con algunos estudios sobre las percepciones del crimen, que indican que hay
diferencias de acuerdo con el sexo biológico (Box, Hale, & Andrews, 1988), lo cual indica que
la significación social del crimen, como sería el miedo al mismo y la percepción de riesgo de
victimización, varía entre grupos. En cuanto a las diferencias inter-conceptuales, el concepto de
crimen no es claramente definido por la población ya que, cuando se trata de las palabras
más importantes, son pocas en las que hay coincidencia. Lo contrario ocurre con el concepto de
delito, el cual cuenta con más elementos que se repiten entre la población. El análisis inter-
conceptual refleja que la población sí tiene una definición sobre lo que es delito, pero no sobre
crimen. Entonces, estos resultados están en consonancia con lo propuesto por Hassenmer y
Muñoz Conde (1989), referente a que en el estudio del crimen lo que cuenta es la atribución
que las posibles víctimas hacen de ciertas ofensas y no la definición jurídica de estas últimas.
Entonces, ¿cuál es la definición que la población tiene de crimen y delito? Con base en los
análisis anteriores, se encontró que el concepto de crimen es visto, principalmente, como
sinónimo de delito, pero no es un concepto claramente definido por la población; lo que sí, es
que la gente entiende que amerita un castigo e identifica los delitos de alto impacto como
870
ejemplos de crimen –robo, violación y asesinato– los cuales sólo entran dentro de los delitos
del fuero común y, fuera de eso, no tienen otra coincidencia; además, el crimen se asocia con
la violencia y la delincuencia y se entiende que implica maldad. A su vez, el concepto de delito
es visto como sinónimo de crimen en primer lugar. Sin embargo, el delito sí es definido por la
población como una conducta contraria a la ley que amerita una sanción. Los delitos de alto
impacto mencionados en delito coincidieron con los mencionados en crimen –robo, violación y
asesinato–, pero hay algunos más, como abuso, corrupción, secuestro y extorsión, los cuales son
de menor incidencia y difieren de los tres primeros. Además, este concepto se asocia con la
violencia y la inseguridad y se entiende que es malo. Para este concepto la impunidad es
relevante, lo cual denota que, aunque se sepa que se habla de conductas tipificadas en la ley,
eso no necesariamente corresponde con la realidad al aplicar dicha ley. Estos resultados
indican que los conceptos de crimen y delito están muy relacionados entre sí; mientras que las
personas tienen una definición más clara de lo que es el delito, el crimen no es un concepto
definido pero podría tener un significado social diferente en términos de la percepción del
mismo y de las emociones que genera. Esto arroja nuevas interrogantes, las cuales giran
alrededor de la actitud que las personas tienen hacia el fenómeno de la criminalidad.
Para finalizar, este trabajo no puede generalizarse a toda la población por partir de una
muestra pequeña tomada en la Ciudad de México; sin embargo, cumple la función de ser un
estudio exploratorio y contribuye con una aproximación para comprender el significado que
tienen estos conceptos entre las personas, independientemente de las definiciones que aportan
los teóricos expertos en Criminología y Derecho, lo cual puede ayudar a estudiar la
percepción de la criminalidad desde un enfoque social y culturalmente relevante.
Referencias
Box, S., Hale, C., & Andrews, G. (1988). Explaining fear of crime. British Journal of Criminology, 28(3),
340-356.
Creus, C. (1992, 3a. Ed.). Derecho penal. Buenos Aires: Astrea.
Hassenmer, W. y Muñoz Conde, F. (1989). Introducción a la criminología y al derecho penal. Valencia:
Tirant Lo Blanch.
Hayes, A. F., & Krippendorff, K. (2007). Answering the call for a standard reliability measure for
coding data. Communication Methods and Measures, 1, 77-89.
Reyes Lagunes, I. (1993). Las redes semánticas naturales, su conceptualización y su utilización en la
construcción de instrumentos. Revista de Psicología Social y Personalidad, 9(1), 81-97.
Rodríguez Manzanera, L. (1981). Criminología. 2ª Edición. México, D. F.: Porrúa.
Sánchez Sandoval, A. (2005). Criminología. 3a. Edición. México, D. F.: Porrúa.
Valdez, J. L. (1998). Las redes semánticas naturales, usos y aplicaciones en Psicología Social. México:
Universidad Autónoma del Estado de México
871
Desarrollo y Validación Psicométrica de la Escala de Miedo
al Delito
Ángel Eduardo Velasco Rojano, Flor Patricia González Tapia,
Rocío Elizabeth Duarte Ayala y Lucina Isabel Reyes Lagunes
Método
Participantes.
Se trabajó con 100 habitantes de la Ciudad de México, seleccionados de manera no
probabilística accidental, de los cuales 40 mujeres y 60 hombres, con edades entre los 18 y
82 años de edad con un promedio de edad de 33 años y una desviación estándar de 18
años. Sobre la escolaridad de los participantes, el 9% tenía secundaria, el 37% preparatoria,
el 36% licenciatura y el18% posgrado. En cuanto al estado civil de los participantes, el 71%
eran casados y el 29% solteros.
Instrumentos.
Se aplicó la versión inicial de dos escalas para evaluar el miedo al delito con 13 reactivos
tipo Likert con cinco opciones de respuesta cada una; una evaluaba el aspecto emocional o
intensidad del miedo de poco a mucho miedo, la otra evaluaba el aspecto cognoscitivo o
probabilidad de que ocurra el delito en la colonia de residencia, que iba de poco a muy
probable.
Procedimiento.
Se construyeron los reactivos que conformarían las dos escalas, con base en los resultados
de un estudio previo de significado de los conceptos de Crimen y Delito en 100 habitantes de
la Ciudad de México (González, & Reyes Lagunes, documento inédito), que revelan que los
principales delitos que los habitantes de la ciudad mencionan son: homicidio, lesiones, robo en
vía pública, corrupción, acoso, extorsión, robo a casa habitación, secuestro, robo de vehículo,
violación, robo en el transporte público, trata de personas y abuso. Cada delito fue un
reactivo de las escalas. Se contactó a los participantes en espacios públicos, como parques o
plazas; se les explicó la finalidad del estudio, se obtuvo su consentimiento con información, se
les aplicó el instrumento y al finalizar se les agradeció su participación. Posteriormente, se
validó psicométricamente con el procedimiento propuesto por Reyes Lagunes y García y
Barragán (2008).
Resultados
873
Se hizo un análisis factorial exploratorio de Máxima verosimilitud con rotación oblicua
(Oblimin Direct), a partir del cual la escala quedó conformada por 8 reactivos organizados en
dos dimensiones: 1) Probabilidad de sufrir delitos contra la persona; y2) probabilidad de
sufrir delitos contra la propiedad, que explican el 53.25% de la varianza. Con una
confiabilidad α de Cronbach=.853, como se muestra en la Tabla 2. El análisis factorial fue
considerado adecuado porque la medida de adecuación muestral (KMO=.83) y la prueba de
esfericidad de Bartlett (x2=339.09, p=.000**) fueron adecuadas, y porque existe bondad de
ajuste con los datos (x2= 24.81, p=.059).
El análisis factorial fue considerado adecuado porque la medida de adecuación muestral
KMO=.86 y la prueba de esfericidad de Bartlett fueron adecuadas (x2=595.73, p=.000).
Tabla 2.
Análisis factorial de la escala de evaluación afectiva de miedo al delito.
Reactivo Factor 1. Delitos contra Factor 2 Delitos contra
la persona la propiedad
12. Trata de personas .972 -.096
13. Abuso .615 .287
10. Violación .599 .216
1. Homicidio .541 -.053
8. Secuestro .421 .358
11. Robo en el transporte público .010 .831
9. Robo de vehículo -.069 .764
3. Robo en vía pública .133 .402
= 3.55 = 3.59 = 2.98
σ=.83 σ=.95 σ=.98
α=.85 α=.74 α=.85
Correlación entre las subescalas r=.53
Tabla 3
Proceso de discriminación de la Escala de Evaluación Cognoscitiva en la colonia de
miedo al delito.
Reactivo Asimetría t p r con el total
1. Homicidio .814 -9.15 .00** .69**
2. Lesiones .270 -9.37 .00** .65**
3. Robo en vía pública -.427 -9.22 .00** .62**
4. Corrupción -.470 -6.79 .00** .58**
5. Acoso .402 -8.24 .00** .60**
6. Extorsión .154 -9.70 .00** .67**
874
Tabla 3
Proceso de discriminación de la Escala de Evaluación Cognoscitiva en la colonia de
miedo al delito.
Reactivo Asimetría t p r con el total
7. Robo a casa habitación -.227 -7.95 .00** .64**
8. Secuestro .450 -9.84 .00** .78**
9. Robo de vehículo -.328 -6.81 .00** .61**
10. Violación .597 -10.82 .00** .79**
11. Robo en el transporte público -.537 -11.21 .00** .60**
12. Trata de personas .816 -7.88 .00** .73**
13. Abuso .524 -10.55 .00** .80**
Discusión
Referencias
876
Inseguridad Pública y Cambios en la Vida Cotidiana
Mayra Moreno López, Itzel Arlene Mendívil Ceballos, Fidencio
Antonio Zazueta Rojas, María del Rosario Romero Castro
y Erick Rodolfo Guerrero Manjarrez
Método
Participantes.
El grupo a quien se le aplicó el cuestionario, fue elegido a partir de una muestra no
probabilística, ya que se conformó por 100 adultos con características particulares, hombres y
mujeres en igual número pertenecientes a la comunidad del poblado de Mochicahui, El Fuerte,
Sinaloa.
Instrumentos.
La recolección de datos para esta investigación se realizó mediante un instrumento
elaborado con base en el trabajo de investigación de Guevara y Moreno (2012) en el
Municipio de Culiacán y en el trabajo de investigación de Reyes (2012) en la Ciudad De
México. El cuestionario consta de 62 reactivos, que se encuentran divididos en secciones; tres
reactivos nominales sobre el conocimiento del tema de inseguridad pública, veinte reactivos
basados en la escala de Likert sobre la percepción, diecisiete de respuesta cerrada sobre la
calidad de vida y veinte sobre las afectaciones en la salud (cerradas).
878
Procedimiento.
La mayor parte de la muestra (65%) fue abordada en reuniones para padres de familia
convocadas por el director de la primaria de la comunidad, al cual pedimos apoyo y se
mostró muy cooperativo. Mientras que la otra parte de la muestra se contactó mediante visitas
domiciliaras. El criterio que se utilizó para elegir a los encuestados es que fueran hombres y
mujeres adultos con edades de entre 20 y 65 años.
Resultados
Tabla 1
Para usted hace cuantos años empezó la inseguridad pública en su comunidad.
Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje
acumulado
879
poner alarmas en sus negocios, retirar efectivo de cajeros sólo en el día y amarrar el perro
cerca de la puerta.
Debido a la inseguridad pública, los síntomas que se presentan son dolor de cabeza,
dificultad para relajarse, desmayos, dificultad para respirar, debilidad, gastritis, colitis,
sentimientos de tristeza, pérdida de interés por las actividades que anteriormente eran
placenteras (comida, sexualidad y socialización), lo cual nos explica que la inseguridad es un
problema que provoca el aumento de los padecimientos cardiovasculares, estrés y depresión
convirtiéndose en un factor determinante para la salud.
Discusión
Desde hace ocho años, la inseguridad pública se ha convertido en tema central para la
atención pública, así lo expresa el 64% de los participantes, ya que exclaman que ellos han
sentido que comparado con cuatro a ocho años atrás, el ambiente se ha transformado por
varias razones, pero principalmente por el incremento en la criminalidad; desde secuestros,
asaltos, narcotráfico, robo de autos hasta llegar a nuevos delitos como el secuestro exprés,
extorsión telefónica entre otros.
Son varios los factores que han provocado este incremento de inseguridad en la comunidad
de El Poblado de Mochicahui, entre los principales se pueden destacar: a) el deterioro de las
condiciones de vida, específicamente los cambios de estilos de vida, b) conflictos armados en
la región que dejaron patrones culturales tolerantes a la violencia, así como la disponibilidad
de armas; c) patrones sociales de consumo de alcohol y drogas, relacionados sobre todo con
la ejecución de delitos violentos.
La percepción que los individuos tienen de su localidad, en el contexto de la cultura y del
sistema de valores en los que viven y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas
y sus inquietudes, han cambiado su forma de pensar, y comportarse, debido a que los
acontecimientos han modificado sus creencias, así como su forma de vivir. Se trata de un
problema muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su
estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con
los elementos esenciales de su entorno.
La inseguridad pública es un problema que está latente entre los habitantes de la
comunidad, que se ha vuelto una de sus principales prioridades y modo de preocupación,
debido a ello la ciudadanía ha optado por tomar medidas ante el gran fenómeno. Las
consecuencias de la inseguridad van más allá de la erosión del estado de derecho, ya que
también conllevan pérdidas económicas y sociales por los daños provocados por el acto
delictivo. Otros costos económicos de la inseguridad son, por ejemplo, el gasto en que incurren
las personas para protegerse, desde un bastón para su auto, o un sistema de seguridad para
sus casas, reforzar sus cercas, hasta el empleo de equipo de seguridad más sofisticado.
La investigación ha revelado cómo los habitantes de El Poblado de Mochicahui están
construyendo desde distintos discursos una visión en la cual la inseguridad está asociada a lo
880
que denominó delitos callejeros, estableciendo una relación estrecha, casi indisociable entre
violencia e inseguridad. La inseguridad pública es un problema que está latente entre los
habitantes de la comunidad, que se ha vuelto una de sus principales prioridades y modo de
preocupación, debido a ello la ciudadanía ha optado por tomar medidas drásticas ante el
gran fenómeno.
La inseguridad pública hoy en día se ha convertido en un problema que está afectando a
la sociedad, incrementando así los niveles alarmantes en el Estado de Sinaloa. Diversas
investigaciones revelan que las personas asumen la inseguridad como el principal modo de
vida cotidiana. Es un hecho que los mexicanos debemos adaptarnos a una nueva realidad
provocada por la delincuencia; es decir, debemos tomar medidas para proteger nuestro
hogar, nuestro patrimonio y hasta nuestra vida.
Referencias
Arellano, A. (2009) Estado e inseguridad pública en México: Los supuestos de la acción estatal.
Consultado en 11 de noviembre del 2012 en
http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/estsoc/pdf/estsoc_4/Seccionarticulos3.pdf.
Baron, R. (1996). Psicología social. México: Prentice-Hall Hispanoamericana s. a.
Canto, J. (1994). Psicología Social e Influencia: estrategias del poder y procesos de cambio. Aljibe.
Echeverría, M. (2008). La industria del miedo: Modos de vivir por la inseguridad. Consultado en 20 de
octubre del 2012 en http://www.ucasal.net/unid-academicas/artes-y-
ciencias/congresos/redcom10/archivos/redcom-ponencia/Eje6/Mesa6-1/Paz-
Echeverria_PN_.pdf.
Engler, B (1996). Introducción a las teorías de la personalidad. México: McGraw-Hill interamericana
editores s.a. de C.V.
González, M. (2009). Chihuahua y Juárez son la entidad y la ciudad más inseguras del país, El universal,
ver en http://www.eluniversal.com.mx/primera/33529.html.
Guevara y Moreno (2012). Promover investigaciones multidisciplinarias desde el enfoque de seguridad
ciudadana, derechos humanos y perspectiva de género, sobre factores detonantes y repercusiones de
la violencia en el municipio de Culiacán.
Juárez, O. (s.f.). La localidad de Mochicahui (México). consultado en 10 de noviembre del 2012en
http://www.plusformacion.com/Recursos/r/localidad-Mochicahui-Mexico-inegi.
Omill, G, (2012). Introducción al trabajo social, la vida cotidiana. Consultado en Nov., 7, 2012 ver en
http://www.filo.unt.edu.ar/alumno/its/vida_cotidiana_gomill.pdf.
Orellana, D (2009). La vida cotidiana. CONHISREMI, Revista Universitaria de Investigación y Diálogo
Académico. Consultado en Nov., 7, 2012 en http://conhisremi.iuttol.edu.ve/pdf/ARTI000066.pdf.
Tapia, J. (2013). La inseguridad pública: causas y consecuencias. El cotidiano. Consultado en marzo, 20
de 2014 en http://www.elcotidianoenlinea.com.mx/pdf/18011.pdf.
881
Percepción De Seguridad Pública Y Miedo A La Delincuencia
David Armando de la Torre Fernández y Anabell Gómez Vidal
Método
Participantes.
Se realizó un muestreo probabilístico por conglomerados de dos etapas en el que
respondieron 398 personas, 196 hombres y 202 mujeres, la media de ingreso declarado fue
de 3350 mensual, edad media de 29 años y mediana de escolaridad de 10 años.
Instrumentos.
Los instrumentos utilizados en esta investigación consistieron en el cuestionario ECOSEP,
desarrollado por el INEGI (2011) con cinco preguntas enfocadas a obtener información acerca
de las opiniones y expectativas sobre la seguridad personal y pública adaptada para el nivel
local, con alternativas de respuesta que van de “Mucho más seguro” a “Mucho más inseguro”
en las primeras cuatro preguntas y de “Muy confiado” a “Nada confiado” en la pregunta 5.
También se utilizó la Escala de Miedo a la Delincuencia (EMD) (Hernández, et al., 2011), que
consta de catorce ítems estilo Likert con opciones de respuesta “nunca”, “rara vez”, “algunas
veces”, “frecuentemente” y “siempre”. Tiene valores alfa de Cronbach en aplicaciones
anteriores de .83 (muestra en Tizayuca, Hidalgo) y .87 (muestra en Estado de México en los
municipios de Ecatepec y Texcoco).
Procedimiento.
Los instrumentos se aplicaron en casa habitación en un periodo de 7 días por parejas de
estudiantes de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de
México, Centro Universitario UAEM Valle de Teotihuacán (CUVT). Los aplicadores se
presentaban identificándose con credencial de estudiante UAEM e informando el objetivo de
la investigación y la posible utilidad de la misma. Hecho esto preguntaban características
generales de los habitantes mayores de edad en la vivienda y utilizando una lista
aleatorizada pedía la participación específica de uno de ellos, de no encontrarse presente se
883
volvía a la vivienda en fecha programada. En los casos de negativa a responder, se repetía el
procedimiento en la casa adyacente alternando derecha e izquierda. La actividad de los
encuestadores se controló con entrega de evidencias fotográficas y supervisión de visitas.
Resultados
Se calcularon los índices alfa de Cronbach; resultando .77 en el ECOSEP y .87 en la Escala
de Miedo a la Delincuencia, resultados que muestran la consistencia de las prueba en forma
congruente con sus antecedentes de aplicación.. Con base en la metodología del INEGI (2011)
se calculó el Índice de Percepción de Seguridad Pública para Teotihuacán (IPSP) resultando un
valor notablemente menor (92.87) del calculado nacionalmente en fechas cercanas (107 en
junio de 2013). Este dato se explica particularmente por el resultado de la pregunta 5,
asociado a caminar solo(a) (64.43) y en menor medida del de las preguntas 2 (86.89) y 4
(89.5) relacionadas con las expectativas para 12 meses.
Se aplicó estadística descriptiva a los datos y pruebas Kolmogorov-Smirnov de una muestra
con la finalidad de comprobar la distribución normal y proceder a elegir las pruebas de
hipótesis pertinentes. Los resultados muestran valores de distribución con asimetrías positivas
que exponen datos ligeramente superiores a la media; en cuanto a la curtosis, se observan
valores menores de uno en las primeras cuatro preguntas manifestando un comportamiento
platicúrtico. Se presta atención a la pregunta 5 de la ECOSEP, ya que muestra una desviación
estándar de .24685 para una media de .2085; se observa una curtosis alta (-1.896), que
coincide con estos datos, hipotéticamente estos resultados son producto de la ausencia de
respuestas “Muy confiado” para dicha pregunta por lo que las respuestas estuvieron en rangos
de valor 0 y .5; sin embargo, se procedió al uso sin modificación de la variable una vez fue
comprobada la significatividad de la prueba de normalidad (Ver Tabla 1).
Tabla 1.
Estadísticos descriptivos ECOSEP
Media DT Asimetría Curtosis Z K-S p
1. En términos de seguridad pública ¿Que tan seguro se .410 .257 .428 -.067 3.991 .000.
siente en la actualidad con respecto a hace doce meses?
2 ¿Cómo considera usted que será su seguridad dentro de .399 .233 .102 -.149 4.719 .000
12 meses?
3 ¿Cómo considera usted la seguridad pública en San Juan .383 .244 -.059 -.719 3.902. .000
Teotihuacán hoy en día comparada con la que se tenía
hace 12 meses (un año atrás)?
4. ¿Cómo considera usted que será la seguridad pública en .373 .261 .273 -.401 .7.657 .000
San Juan Teotihuacán dentro de doce meses respecto de la
situación actual?
5. ¿Qué tan confiado(a) se siente usted de caminar solo(a) .208 .246 .338 -1.896 3.648 .000
por el rumbo donde usted vive entre las 4 y las 7 de la
tarde?
Total ECOSEP 1.75 .904 .178 -.235 1.483 .025
884
En cuanto a los datos de la EMD, se repite la tendencia a valores negativos menores de uno
en la asimetría, representando datos ligeramente superiores a la media; en relación a los
valores de media y desviación estándar, se observan proporciones pequeñas de la deviación
estándar, lo que implica una concentración de los datos en torno a la media, inferencia que se
corrobora con el valor de la curtosis en el total de la escala, como puede verse en la Tabla 2.
Tabla 2
Estadísticos descriptivos Escala de Miedo a la Delincuencia
Media DT Asimetría Curtosis Z K-S p
1. Me siento vulnerable ante la delincuencia que se vive en 3.49 1.15 -.730 .641 .3.648 .000
el país
2. Por la delincuencia temo perder la vida 3.44 2.83 -596 .316 .5.981 .000
3. Me preocupa la seguridad de mi familia 3.89 1.15 -.800 .194 4.758 .000
4. Me da miedo salir a la calle por la noche 3.28 1.11 -.288 -.222 3.452 .000
5. Me preocupa no poder regresar a mi casa 3.35 1.15 -.367 -.130 3.901 .000
6. Al salir a la calle volteo hacia todos lados 3.53 1.21 -.563 -.249 3.885 .000
7. Tengo miedo a que me maten 3.18 1.20 -.282 -.406 3.333 .000
8. Temo a perder mi vida en un asalto 3.38 1.18 -.399 -.290 3.318 .000
9. Temo a ser secuestrado 3.29 1.24 -.441 -.474 3.621 .000
10. Le temo a la delincuencia porque es ejercida con 3.52 1.10 -.556 .339 3.722 .000
violencia
11. Siento inseguridad si no dejo mi casa cerrada con llave 3.68 1.10 -.593 .330 4.052 .000
12. Las calles son peligrosas de madrugada 3.49 1.14 -.294 .358 3.331 .000
13. Los actos violentos que suceden provocan preocupación 3.55 1.17 -.386 1.089 3.827 .000
por mi vida
14. A causa de la delincuencia procuro no cargar mucho 3.78 1.17 -.511 .851 4.103 .000
dinero
Total miedo a la delincuencia. 48.85 11.14 -.939 2.582 1.757 .004
Con el fin de comprobar la relación entre las variables se hicieron análisis de correlación de
Pearson entre los totales de la EMD y los puntajes del ECOSEP obteniéndose resultados
significativos negativos con valores bajos. La mayor relación fue entre los totales de ambas
escalas (r=-.214, p=.000). Se transformaron a variables nominales los puntajes totales con la
finalidad de realizar un análisis de tablas cruzadas agrupándolos en altos, medios y bajos con
base en la media y la desviación estándar observándose una relación modesta pero
significativa entre las variables del estudio, como se puede observar en la Tabla 3.
Tabla 3
Tabla cruzada entre CMD y ECOSEP.
Percepción de seguridad pública
baja media Alta Total
Poco 7 40 10 57
Miedo a la delincuencia Normal 45 187 50 282
Mucho 17 25 4 46
Total 69 252 64 385
Gamma -.267 p=.009
885
Se usaron la media y desviación estándar de la ECOSEP para realizar clasificaciones para
las primeras cuatro preguntas, y usando los cuartiles para la pregunta cinco. Se realizaron
pruebas de Análisis de Varianza agregando pruebas de Levene para la igualdad de
varianzas. Los resultados confirman la relación entre las variables, haciéndose notar que la
mayor significancia se obtiene al asociar el total del CMD con la evaluación de la seguridad
personal actual, como se puede ver en la Tabla 4.
Tabla 4
Análisis de Varianza del total CMD y niveles de ECOSEP.
Preguntas Estadístico Medias CMD por nivel de
ECOSEP de Levene percepción de seguridad
pública.
baja Media alta F p
1. Seguridad personal actual. .284, p=753 50.46 49.57 44.45 6.05 .003
2. Expectativa personal a un año. .930, p=.396 51.55 49.08 45.96 3.13 .045
3. Seguridad pública actual. 1.172, p=.311 51.55 48.90 45.96 3.35 .036
4. Expectativa pública a un año .833, p=.435 51.81 48.72 45.86 4.66 .01
5. Confianza de caminar solo(a) .903, p=.406 52.06 47.92 47.28 5.53 .004
Total .080, p=.923 52.24 48.63 46.09 5.32 .005
Discusión
Referencias
887
Tendencias Prosociales y Empatía en Personas Adultas:
Comparación entre Internos del CERESO y No Internos
Diego Joel Juárez Arellano y Ximena Zacarías Salinas
Método
Participantes.
Participaron 145 personas, de las cuales 45 se encontraban internas en el CERESO de la
ciudad de Colima (26 hombres y 19 mujeres) con un promedio de edad de 19 a 67 años. El
resto de la muestra fueron 45 hombres y 55 mujeres adultas que decidieron participar
libremente en la investigación y que no se encontraban en condición de internas.
889
Instrumentos.
Se aplicaron dos instrumentos, la Escala de Tendencias Prosociales (Carlo, & Randal, 2002),
y la Escala Multidimensional de Empatía (Díaz-Loving, Andrade, & Nadelsticher, 1986).
La Escala de Tendencias Prosociales fue modificada y traducida para su aplicación en
población mexicana. En total son 23 items a responder. La ETP (Escala de Tendencias
Prosociales) está originalmente compuesta de 6 sub-escalas; Conducta Prosocial pública (4
reactivos), Anonimato (5 reactivos), Ayuda en situación riesgosa –Dire- (3 reactivos), Conducta
Prosocial Emocional (4 reactivos) Obediencia (2 reactivos) y por último, Altruismo (5 reactivos).
Los participantes responden describiendo como ellos/ellas actuarían dependiendo de la
situación que se les plantea. Se utiliza una escala de 4 opciones para responder, Nunca =1,
pocas veces =2, muchas veces=3 y siempre= 4.
La escala multidimensional de empatía está compuesta por 49 reactivos con 5 opciones de
repuesta, que van desde completamente de acuerdo (5) a completamente desacuerdo (1) los
reactivos se encuentran organizados en cuatro dimensiones: a) Compasión empática:
sentimientos de simpatía y compasión hacia otros; b) Perturbación propia: sentimientos
negativos en el observador como ansiedad, tensión, provocados por el sufrimiento de otros; c)
Empatía cognoscitiva: percibir los estados anímicos y emociones de otros; d) Indiferencia a los
demás: tranquilidad e indiferencia antes los problemas de otros. (Díaz Loving, Andrade, &
Naldesticher, 1986).
Procedimiento.
Se solicitó la autorización de las autoridades del CERESO Colima para poder aplicar los
instrumentos, una vez que se contó con su consentimiento se solicitó la participación voluntaria
de los internos del CERESO Colima para responder los cuestionarios. Además se solicitó
participación voluntaria a hombres y mujeres adultos (no internos) que desearan responder los
instrumentos y colaborar en la investigación.
Resultados
890
ayuda anónima con la indiferencia (r=.451, p=.01), y con la empatía cognitiva (r=.387,
p=.01).
Al aplicar una prueba t-Student en los puntajes de la Escala de Tendencias Prosociales, se
encontraron diferencias signitivativas entre ciudadanos y personas internas; específicamente,
en ayuda interesada (t=12.01, p=.001), ayuda emocional (t=1.08, p=0.05), y ayuda
anónima (t=4.08, p=.01)
En el caso de la Escala Multidimensional de Empatia, se encontraron diferencias
significativas entre los tipos de empatía entre participantes, específicamente en preocupación
propia (t=9.77, p=.001), Compasión Empática (t=1.70, p=.05), Indiferencia (t=1.97, p=.05) y
con Empatía Cognitiva (t=4.75, p=.01). Se descubrieron diferencias entre la empatía de las
personas internas al compararlos por género, las mujeres reportaron una media más elevada
que los hombres en todos las dimensiones de la empatía, incluida la indiferencia (t=1.97,
p=.05) y la preocupación propia (t=9.77, p=.001). Un dato similar ocurrió en la población no
interna, al comparar hombres y mujeres, especialmente en la Indiferencia (t=.91, p=.05) y la
Compasión Empática (t=1.34, p=.05).
Discusión
891
Se puede concluir que las personas tienen cierta indiferencia en las situaciones de ayuda
(situaciones donde se puede actuar para mejorar el estado de la persona victima), las
personas suelen preferir la ayuda emocional a actuar físicamente en el problema de la
persona, esto, se concluye a partir de la correlación entre ayuda emocional y la indiferencia,
probablemente a las personas no les interesa completamente lo que a una persona le ocurre,
pero se centran más en darle apoyo emocional a interferir en la situación que ésta atraviesa.
Hay una asociación entre ayuda anónima y la empatía cognitiva, lo que nos hace concluir
que las personas suelen ayudar aun así sea en el anonimato, pero por la capacidad que
tienen para poder sentir lo que la otra persona siente, como las definiciones sobre la empatía
marcan, lo cual, creo, es un aspecto muy humano de las personas, que como se ha visto en la
literatura, es menos frecuente que ocurra en el anonimato, pues se suele ayudar sólo porque la
gente observa mientras se ayuda. Por último, se descubrió que en ambas sub muestras
(internos y no internos) al realizar comparaciones por el sexo de los participantes se encontró
una diferencia significativa en compasión empática e endiferencia, con lo que podemos
concluir que si hay diferencias en la capacidad de ponerse en el lugar del otro, como las
investigaciones que se han hecho sobre la diferenciación por sexo lo han publicado, las
personas de distintos géneros (hombres y mujeres) suelen tener la misma capacidad para
ponerse en el lugar de otro, atravesando así las barreras geográficas, ya que los países
donde se hicieron estas investigaciones son distintos.
Referencias
892
¿Sufro Dependencia a mi Teléfono? Validando la Adicción al
Smartphone
María Fernanda Valencia Camargo, Martha Luisa Alejo Osorio,
Diana Romero Sánchez, Pietra Daniela Di Paola, Erendira Diana
Rojas Solomon, María Fernanda Morales Peregrino, Joaquin Alberto
Padilla-Bautista y Rolando Díaz-Loving.
El comportamiento adictivo suele estar relacionado con sustancias farmacológicas que tienen
un efecto en el sistema nervioso produciendo estados placenteros y de euforia; sin embargo,
es posible que se presente una adición que no tenga una sustancia de por medio, este tipo de
adicciones se les conoce como psicológicas o comportamentales (Salas, 2014). De esta forma,
las adicciones se manifiestan como deseos incontrolables y compulsivos, por consumir o realizar
alguna actividad a pesar del daño físico, psicológico y/o social que ésta puede causar, como
la pérdida del control del individuo en relaciones y metas (Rasoll, 2011).
Actualmente, la sociedad está expuesta a una amplia gama de comportamientos adictivos,
que van desde ver la televisión, internet, redes sociales y el uso del smartphone, mejor conocido
como celular inteligente, entre otros (Rosenberg, & Curtiss, 2014). Ésto se debe al auge de
nuevas tecnologías, surgidas intempestivamente no permitiendo una relación del todo
saludable con ellas, puesto que generan patrones de comportamiento desadaptativos en las
personas que lo usan de manera continua y sin medida (Pedrero, Rodríguez, & Sánchez,
2012).
El proceso por el que se forma una adicción comportamental, es muy similar a las adicciones
a sustancias; el comportamiento adictivo se presenta por el reforzamiento positivo de las
consecuencias que conlleva, éstas al ser más frecuentes e intensas requieren de una mayor
cantidad de tiempo para que se lleven a cabo, por lo que se crea una necesidad de satisfacer
inmediatamente los efectos placenteros (Salas, 2014).
Echeburúa, Labrador y Becoña (2009) refieren que cualquier comportamiento normal o
saludable podría convertirse en adictivo, y aunque se encuentra controlado por consecuencias
positivas, posteriormente puede ser controlado por refuerzos negativos, fortaleciendo la
conducta por mecanismos de evitación. Es importante, mencionar que son cada vez más
frecuentes este tipo de adicciones, puesto que nos encontramos rodeados de estas tecnologías
tanto en lo privado como en lo público y son de fácil acceso para la mayoría de las personas
e incluso, se han convertido en herramientas primordiales para el funcionamiento de nuestra
vida diaria.
Cuando se observan síntomas como la abstinencia al celular, falta de control, problemas
físicos derivados de su uso y la intolerancia e interferencia con otras actividades se habla de
una adicción al smartphone; también se presentan síntomas de ansiedad ante el uso excesivo
que puede llegar a ser una obsesión. Cabe mencionar que no se considera como tal una
adicción en este caso, puesto que no produce cambios emocionales rápidos y dada la
complejidad del objeto no es claro lo adictivo son las plataformas o los contenidos que ofrece
el smartphone.
Este dispositivo pasó de ser una herramienta de comunicación a ser una serie de complejos
artículos que impacta de formas inimaginables, ya que no solo ofrece un servicio de
comunicación inalámbrico privado, además ofrece servicios dirigidos a las nuevas generaciones
que siempre están ávidas de novedad y cambio donde buscan respuestas inmediatas a sus
necesidades (Pedrero, Rodríguez, & Sánchez, 2012); observamos que las personas tienen
problemas tanto psicológicos como financieros pues pagan grandes cuentas a las compañías
de telefonía (Echeburúa, Labrador, & Becoña, 2009), se someten a estrés emocional sino
pueden contestar o se separan de su teléfono, incluso actualmente se dice que acerca a las
personas que están lejos pero aleja a las que están cerca; pues promueven vínculos por medio
de las redes y pueden estar en contacto con seres queridos en otros lugares. Además
promueve la aceptación del grupo de pares al estar al día con los modelos más recientes y las
aplicaciones que se utilizan y la información actualizada (Ahmed, Fiaz, & Aijaz, 2011).
Se puede concluir que el uso del smartphone ha cambiado de manera importante la vida
de la humanidad y el funcionamiento de la sociedad, pues es cada vez más común que
cualquier miembro de la familia posea un smartphone, que es un objeto de fácil
transportación, proporciona información fácil y de forma inmediata, facilitan la vida en
trabajo y escuela mediante el uso de redes sociales (twitter, facebook, instagram, whatsapp,
entre otras), permiten conocer lugares nuevos con mayor rapidez, y facilitan el entrenamiento
mental y disfrute del ocio (juegos, fotografía, apuestas online, peliculas, etc). Sin embargo y a
pesar de la gran utilidad de este dispositivo, se han desarrollado dinámicas como el phubbing
el cual está considerado como un síntoma de adicción que afecta las relaciones personales y la
salud de los individuos (Obregon, 2015). Por lo anterior, parece indispensable contar con
instrumentos que permitan evaluar la presencia y características de la adicción al Smartphone
en población mexicana planteandose como objetivo de esta investigación la adaptación y
validación psicométrica de la escala propuesta por (Kwon, Kim, Cho, & Yang, 2013).
Método
Participantes.
Una muestra no probabilística accidental, compuesta por 200 personas (75 hombres y 125
mujeres) en la Ciudad de México, con un rango de edad entre los 18 y 34 años (M=22,
DE=3.72). El 20% de la muestra tenía educación básica/media y el 80% de la muestra tenía
educación superior/posgrado.
894
Instrumento.
Smartphone Addiction Scale (SAS) (Kwon et al., 2013), que identifica la conducta de
adicción hacia el Smartphone; consta de 33 reactivos, en su versión original, con opciones de
respuesta tipo Likert que va de 1=Completamente en desacuerdo a 6 completamente de
acuerdo. Está conformada por seis factores 1.-Perturbaciones de la vida diaria; 2.-
Predisposición positiva; 3.-Abstinencia; 4.-Relaciones virtuales; 5.-Uso excesivo; y 6.-
Tolerancia-adicción.
Procedimiento.
Se procedió a la traducción-retraducción del Instrumento de Adicción al Smartphone con el
propósito de tener una validez cultural, así como una equivalencia de lenguaje, posteriormente
se procedió a separar los items que tuvieran más de una idea. Seguido de esto se realizó una
aplicación de forma individual en diferentes puntos públicos de la Ciudad de México (e.g.
parque, plazas y escuelas). Se explicó a los participantes el propósito general de la
investigación, y se les aseguró que los datos que proporcionaron eran confidenciales y
anónimos. Se capturaron los datos y se verificó que no existirán valores fuera de rango tal y
como lo indica el procedimiento de validación psicométrica de Reyes y García (2008). Se llevó
a cabo un análisis de frecuencias donde se evaluó la media, desviación estándar y asimetría.
Resultados
Tabla 1.
Solución factorial de la escala de adicción al Smartphone.
Predisposición Relaciones Perturbaciones de Abstinencia
positiva virtuales la vida diaria
1 Siento tranquilidad mientras uso mi .821
Smartphone.
2 Cuando uso mi Smartphone me .777
desestreso.
3 Me siento entusiasmado (a) mientras .689
uso mi celular.
4 Siento confianza mientras uso mi .580 .428
Smartphone.
5 Siento que mis amigos por .782
Smartphone me entienden más que
mis amigos en la vida real.
6 Siento que las relaciones con mis . .782
amigos por Smartphone son más
íntimas que las relaciones con mis
amigos en la vida real.
7 Prefiero hablar con mis amigos o mi .653
familia a través del Smartphone que
895
Tabla 1.
Solución factorial de la escala de adicción al Smartphone.
Predisposición Relaciones Perturbaciones de Abstinencia
positiva virtuales la vida diaria
salir con ellos en persona.
8 Me siento bien conociendo gente a .400 .639
través del uso de mi Smartphone.
9 Siento dolor en las articulaciones de .766
las manos o en el cuello mientras uso
mi Smartphone.
10 Experimento visión borrosa debido al .699
uso excesivo de mi Smartphone.
11 Me siento cansado (a) y con sueño .676
por el uso de mi Smartphone.
12 Dejo sin atender mis pendientes por .602
usar mi Smartphone.
13 Sería incapaz de estar sin mi .821
Smartphone.
14 Me siento ansioso (a) y/o irritable si .743
no tengo cerca mi Smartphone.
15 Usare mi Smartphone aunque mi vida .547
se vea enormemente afectada.
La escala total está conformada por 15 reactivos. La prueba de esfericidad de Bartlett fue
significativa (X2(105)=1069.052, p<.001) y la media de la adecuación del tamaño de
muestra Kaiser-Meyer- Olkin fue adecuado (KMO=.823). El alfa del instrumento, así como sus
medias se muestran en la Tabla 2.
Tabla 2
Tabla de descriptivos
Factor Media del factor DE Sesgo Alfa
Predisposición positiva 2.2 .88 .530 .79
Relaciones virtuales 1.5 .67 2.123 .75
Perturbaciones de la vida diaria 1.5 .69 1.431 .72
Abstinencia 1.7 .81 1.188 .69
Instrumento total .87
Discusión
La solución factorial final está compuesta por cuatro factores, los cuales tienen congruencia
teórica con la escala original, los factores de Uso excesivo y Tolerancia-adicción no mostraron
una agrupación congruente sino que se tendieron a mezclar con los factores establecidos.
El primer factor, Predisposición positiva, que explica la mayor cantidad de varianza del
instrumento refiere al sentimiento de encontrar tranquilidad, alivio al estrés, así como
entusiasmo y confianza al utilizar el Smartphone. El segundo factor, Relaciones virtuales, hace
notar un mayor interés del individuo por tener relaciones más lejanas de forma fisca, pero que
896
refieren a una mayor calidad de intimidad y de entendimiento por parte de las personas con
quienes convive de forma electrónica. El tercer factor, Perturbaciones de la vida diaria, refiere
en primera instancia a las afectaciones físicas derivadas del uso del Smartphone como pueden
ser dolor de articulaciones, visión borrosa y cansancio. Así como también a las dificultades
para desempeñar las actividades diarias. Por último el factor denominado Abstinencia, hace
referencia a la necesidad fundamental de tener contacto con el Smartphone para calmar su
ansiedad, e incluso la incapacidad de hacer algo sin este. Dichos factores hacen referencia a
diversos síntomas producidos en una adicción, entre ellos, la presencia de efectos placenteros,
reforzado por consecuencias positivas (Salas, 2014), deseo compulsivo de realizar alguna
actividad a pesar del daño físico, psicológico y/o social que éste puede causar, daños en su
vida y sus relaciones (Rasoll, 2011), entre otros.
Si bien, los alcances de las nuevas tecnologías cambian día con día, el presente instrumento
nos permitan profundizar en el entendimiento de las características que van favoreciendo la
adicción éstas, específicamente al uso del Smartphone en este caso en particular, por ser un
dispositivo con el cual interactuamos en todo momento los 365 días del año.
Referencias
Ahmed, I., Fiaz, T,. & Aijaz, K (2011) Mobile phone to youngsters. Necessity or addiction. African
Journal of Business Management, 32(5), 512-519.
Echeburúa, E., Labrador, F. J. y Becoña, E. (2009) Adicción a las nuevas tecnologías en adolescentes y
jóvenes. Madrid: Pirámide. pp. 131-149.
Kwon, M., Kim, D.J., Cho, H., & Yang, S. (2013). The Smartphone Adiction Scale: Development and
Validation of a Short Versión for Adolescents. PLoS ONE 8(12)
Pedrero, E., Rodríguez, M. T. y Sánchez, J. M. (2012) Adicción o abuso al teléfono móvil. Revisión
literaria. Adicciones 24(2), 139-152.
Rasoll, G.H. (2011) Understanding addictive behaviors. Great Britain: Palgrave MacMillan. pp 37-53.
Rosenberg, K.P & Curtiss, L. (2014) Behavioral addictions; Criteria, evidence and treatment. USA: Elsevier.
pp. 1-11, 19-27.
Salas, E. (2014) Adicciones psicológicas y los nuevas problemas de la salud. Cultura, 28(1), 111-146.
Obregon M, P. (2015) Phubbing Y Las Relaciones Interpersonales en Adolescentes. Tesis De Licenciatura
No Publicada. Universidad Rafael Landívar. Guatemala.
897
Personalidad en Diferentes Niveles del Comportamiento de
Compra
Jorge Raúl Palacios Delgado*, José Marcos Bustos Aguayo**
y Francisco Leonardo Soler Anguiano**
899
Método
Participantes.
Participaron 700 jóvenes, 291 hombres y 409 mujeres, con un rango de edad entre 13 y
24 años (M= 16.48 años; DE = 2.7 años), seleccionados por un muestreo no probabilístico de
tipo accidental. Los jóvenes fueron estudiantes de varias escuelas de educación media, media
superior y superior tanto públicas como privadas de la Zona Metropolitana de la Ciudad de
México, de ambos turnos, el 75.9% del turno matutino y 24.1% del vespertino.
Instrumento.
Para evaluar el comportamiento de consumo, se utilizaron 5 afirmaciones con un formato
tipo Likert de cuatro niveles de respuesta que van de nunca a siempre, de la escala de
Palacios (2014) sobre comportamiento económico y de consumo. La escala cuenta con validez
de constructo, de criterio y predictiva, así como niveles de confiabilidad Alfa de Cronbach de
0.80 (IC95% = .78- .82) para esta sección de la escala. La medición de la búsqueda de
sensaciones se realizó con el instrumento de Palacios (2015). Es una escala tipo Likert con
cuatro opciones de respuesta (nunca a siempre) que mide 8 facetas de este rasgo de
personalidad. La escala tiene validez de constructo, predictiva y de criterio, así como un
coeficiente de confiabilidad por consistencia interna (Alpha de Cronbach) de .88 (IC95% =
.86- .89). La escala original consta de un total de 104 ítems y para el presente estudio se
utilizó la versión reducida de 10 ítems (α=.80), dividida en los factores de búsqueda de
novedad (α=.73) y búsqueda de experiencias (α=.72).
Procedimiento.
Se pidió a los jóvenes que respondieran a un cuestionario sobre actividades relacionadas
con sus compras. Se les aclaró que su participación era voluntaria y que la información era
anónima, explicándoles que sus respuestas se utilizarían para fines de investigación.
Resultados
900
Tabla 1
Frecuencia del comportamiento de consumo.
Nunca Pocas Veces Muchas Veces Siempre
n % n % n % n %
1. Me compro ropa que esta de moda 89 12.7 309 44.1 172 24.6 130 18.6
2. Me compro el celular más moderno 167 23.9 301 43.0 118 16.9 114 16.3
3. Me he comprado un dispositivo 127 18.1 169 24.1 209 29.9 195 27.9
móvil para oír música
4. Me he comprado la computadora 128 18.3 260 37.1 146 20.9 166 23.7
mas reciente
5. Cuando compro prefiero productos 140 20.0 275 39.3 147 21.0 138 19.7
de moda
Discusión
901
lado, brinda alternativas que permitan a los compradores la comodidad de satisfacer las
demandas que requiere el estilo de vida que se lleva en la sociedad mexicana.
Los hallazgos reportados e integrados en la escala de consumo puede ser una herramienta
eficaz para caracterizar a los jóvenes consumidores mexicanos y permite vislumbrar el tipo de
compras que realiza la muestra, al ser consumidores con baja frecuencia de consumo, pero con
potencial para comprar productos que esten de moda e incluyan elementos tecnológicos y de
medios digitales. Lo anterior permite poseer una comprensión más detallada del consumo de
los jóvenes, con lo que pueden desarrollarse estrategias de mercado más efectivas, las cuales
pudieran estar enfocadas a promover la compra de este tipo de productos mediante su
asociación con los beneficios de un estilo de vida sustentable.
Con ello, las empresas y emprendedores pueden verse beneficiados con alternativas
innovadoras de compra enfocadas a lo que demandan los jóvenes mexicanos. Por otra parte,
la aportación de este estudio fue obtener un perfil diferencial de dos rasgos de personalidad
(Zuckerman, 1994) involocrados en el nivel de compra de una muestra de jóvenes mexicanos,
en este sentido, los resultados mostraron que los jóvenes que compran productos de moda,
ropa y aparatos tecnológicos con mayor frecuencia, poseen una mayor tendencia a presentar
rasgos de búsqueda de novedad y búsqueda de experiencias, los hallazgos encontrados son
congruentes con la hipótesis planteada, lo que permite sostener que quienes compran
productos de moda y/o que contengan elementos digitales cuentan con rasgos que promueven
buscar una experiencia diferente y novedosa en sus compras como se ha encontrado en otros
estudios (Fraj et al, 2004; Inman, 2001; Palacios 2014; Zuckerman, 1994).
Desde el punto de vista de los modelos de personalidad (Goldberg, 1990; Zuckerman,
1994) los jóvenes con alta frecuencia de compra presentan rasgos que guían el
comportamiento de compra, es decir, para estos jóvenes comprar implica la necesidad de
experimentar y buscar diferentes sensaciones a través de estímulos novedosos, además de
incorporar el gusto por la variedad, por el simple deseo de disfrutar de tales experiencias, así
como involucrar la exploración de lugares extraños a través de actividades espontáneas y no
planeadas, reflejando un modo de vida aventurada (Palacios, 2015).
Una posibilidad de entender también los resultados es que los jóvenes al consumir los
productos descritos experimentan sensaciones, pudiendo o no haber planeado su compra
(Palacios et al., 2011; Ramírez et al., 2008), debido a que la búsqueda específica de un
producto o bien de consumo está probablemente anticipada por las posibilidades de su
empleo y las sensaciones que se generen al obtenerlo. También se puede dar el caso de que
quien no anticipe sus compras pueda ser atraído por la novedad de productos que no estaba
pensando comprar, y ello le traiga experiencias satisfactorias. Se concluye entonces que,
comprar los productos reportados en esta investigación y representados en esta muestra
implica experimentar sensaciones novedosas, obtener experiencias satisfactorias, así como
explorar lugares diferentes que contribuyan en la experiencia de compra. Por último, desde
nuestra perspectiva proponemos constituir un modelo integral del comportamiento del
consumidor que refleje tanto los aspectos neurocognitivos como emocionales de la compra, así
902
como factores culturales desde una postura etnopsicológica que intervienen en la elección de
compra.
Referencias
Baumeister, R. (2002). Yielding to temptation: Self-control failure, impulsve purchansing and consumer
behavior. Journal of Consumer Research, 28(4), 670-676.
Baumgartner, H. (2002). Toward a Personology of the Consumer. Journal of Consumer Research, 29(2),
286-292.
Bustos, J. M., Palacios, J., Barrientos, C. y Flores, L. M. (2012). Validez de la escala de consumo
ambientalmente responsable. Revista El Psicólogo Anáhuac, 15, 11- 17.
Denegri, M., Ali, I., Novoa, M., Rodríguez, C., Del Valle, C., González, et al., (2012). Relaciones entre
las escalas actitudes hacia el dinero y la compra: Un estudio en Estudiantes de Pedagogía de
Chile. Revista Interamericana de Psicología, 46(2), 229-238.
Fournier, S., & Richins, M. (1991). Some theoretical and popular notions concerning materialism.
Journal of Social Behavior and Personality, 6, 403-414.
Fraj, E., Martínez, S. E. y Grande, E. I. (2004). Un estudio exploratorio sobre las variables psicográficas
que influyen en el comportamiento del consumidor ecológico. Revista de Economía y Empresa, 50
(21), 61- 87.
Fraj, E., & Martínez, S. E. (2006). Environmental values and lifestyles as determining factors of
ecological consumer behavior: an empirical analysis, Journal of Consumer Marketing, 23,
133-144.
Gardner, M. (1985). Mood States and Consumer Behavior: A Critical Review. Journal of Consumer
Research, 12, 281- 300.
Goldberg, L. R. (1990). An alternative" description of personality": the big-five factor structure. Journal
of personality and social psychology, 59(6), 1216.
Hirsh, J. B., & Dolderman, D. (2007). Personality predictors of consumerism and environmentalism: A
preliminary study. Personality and Individual Differences, 43, 1583- 1593.
Inman, J. (2001). The Role of Sensory-Specific Variety in Attribute-Level Variety Seeking. Journal of
Consumer Research, 28, 105-120.
Kacen, J. J., & Lee, J. A. (2002). The influence of culture on consumer impulsive buying behavior. Journal
of consumer psychology, 12(2), 163-176.
Palacios D. J., Valdez, P. A. y Martínez, M. R. (2015). Estudio exploratorio sobre dimensiones sociales y
características de personalidad en jóvenes de querétaro. Ponencia presentada en el II Congreso
Nacional de Investigación en Psicología de la Fes Zaragoza 28 de septiembre, México, D.F.
Palacios, D. J. (2014, Junio). Psicologia económica y comportamiento de consumo. Primer Coloquio de
Psicología efectuado en la Universidad Humanitas, México.
Palacios, D. J. (2015). Propiedades psicométricas del inventario de búsqueda de sensaciones para
adolescentes en México (IBS-Mx). International Journal of Psychological Research, 8(1), 46-60.
Palacios, D. J., Zarmina, S. E., Resendiz, E. L. & Barrios, O. O. (2011). El consumo ambientalmente
responsable y los tipos de compras. Cartel presentado en el Primer Congreso Estudiantil de
Investigación en Psicología de la Fes Zaragoza, 17 al 19 de Mayo, México, D.F.
Ramírez, G. C., Bustos, A. M. & Flores, H. L. (2008). Relación de conductas consumistas y conducta
proambiental. En Rivera, S., Díaz-Loving, R. Sánchez, R., y Reyes, I. (Eds.). La Psicología Social en
México, Volumen XI (pp. 827-832). México: AMEPSO.
903
Rodríguez, V. J. (2005). Aproximación teórica al modelo psicoeconómico del consumidor. Psicología
desde el Caribe, 16, 1-36.
Rook, D. & Fisher, R. (1995). Normative influences on impulsive buying behavior. Journal of Consumer
Research, 22, 305-313.
Spangenberg, J., & Lorek, S. (2002). Environmentally sustainable household consumption: from
aggregate environmental pressures to priority fields of action. Ecological Economics, 43, 127-
140.
Stobbelaar, D., Casimir, G., Borghuis, J., Marks, M., Meijer, L., & Zebeda, S. (2007). Adolescents’
attitudes towards organic food: a survey of 15- to 16-year old school children .Studies
International Journal of Consumer Studies, 31, 349–356.
Zuckerman, M. (1994). Behavioral expressions and biosocial bases of sensation seeking. United States
of America: Cambridge University.
904
Aportaciones Actuales a la Psicología Social,
se terminó de editar
en el mes de junio de 2016
Diseño de Interiores:
Sofía Rivera Aragón
Luz María Cruz Martínez
Fernando Méndez Rangel
Claudia Ivethe Jaen Cortés
Gerardo Benjamín Tonatiuh Villanueva Orozco
Selección:
Rolando Díaz Loving
Sofía Rivera Aragón
Rozzana Sánchez Aragón
Isabel Reyes Lagunes
Cuidado de la Edición:
Sofía Rivera Aragón
Luz María Cruz Martínez
Fernando Méndez Rangel
Claudia Ivethe Jaen Cortés
Portada:
Gerardo Benjamín Tonatiuh Villanueva Orozco
905