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La Importancia de La Enseñanza de Las Matemáticas (Autoguardado)
La Importancia de La Enseñanza de Las Matemáticas (Autoguardado)
ENSAYO:
ASIGNATURA:
DIDÁCTICA DE LAS MATEMÁTICAS
1
Educación básica obligatoria, como se le denomina en España a lo que en Colombia corresponde a la Educación básica
primaria y secundaria.
2
El equivalente a la educación media en Colombia.
sitio en el que esta última se halla en el instante en que el ave la detecta fuera de
su madriguera; C, punto de intersección.
Ahora bien, para resolver el problema contamos con estos datos e información:
__ __ __ __
• BC = CA∧ BC + CD = 3h; h = 675cm ; de la relación pitagórica se
• Resolviendo el cuadrado de la diferencia y cancelando los términos
semejantes que se originan:
2 2
__ __ __ __ __ __
CA = 3 3
× (
5 2 2
+ 9 h 2
− 6 h )
BC
+ BC , pero : BC = CA ⇒ 6 h BC = 36 × 5 4 + 9 36 × 5 4 ( ) ( )
__
∴ BC =
(
3 × 5 (1 + 9)
6 4
)
= 1125cm.
6 33 × 5 2 ( )
__ __ __
• Finalmente: CD = 3h − BC ∴ CD = 900cm. , distancia a la que el ave de
presa atrapa a la víbora antes que el reptil ingrese a su madriguera.
− −
• Prueba: BC + CD = 3h ⇒ 1125 + 900 = 3(675 ) ⇒ 2025 ≡ 2025
Del ejemplo se infiere que para resolver una situación problema cualquiera que se
proponga, el estudiante requiere satisfacer un óptimo nivel de conocimiento y
ejercitación de los algoritmos a emplear, aspecto que corresponde al proceso
matemático conocido, en el contexto educativo colombiano, como ejercitación de
procedimientos (MEN, 1998); de manera simultánea ha de contar con esquemas
de pensamiento3 matemático que le permitan modelar4, una vez haya determinado
los nexos lógicos entre los objetos matemáticos elegidos para su solución, la
situación problema propuesta; finalmente, y he aquí la potencia de los objetos
matemáticos, el alumno dispone de estas herramientas conceptuales y
procedimentales a fin de verificar, por sí mismo y de conformidad con el nivel de
competencia logrado, la exactitud o el error de sus planteamientos. Para tal efecto
el profesor, en su rol y con su experiencia, guiará sus estudiante por unos niveles
de pensamiento matemático que les permita transitar ordenada y gradualmente
desde la intuición hasta la abstracción; esto exige activar, mediante el proceso de
enseñanza, las funciones didácticas (Jungk, 1979) que correlacionan su
planificación con las interacciones que propicia entre ellos, en torno al objeto de
estudio, para propiciar el aprendizaje esperado.
5
La Heurística, tal como nos la presenta Polya en How to Solve It, constituye una magistral combinación de métodos
cuantitativos, cualitativos, razonamientos inductivos y deductivos que trazan todo un derrotero en el que tienen cabida
el razonamiento, la modelación, la ejercitación y la comunicación matemática en todo su rigor al abordar un problema.
Un ejemplo del empleo de la misma se puede observar entre las páginas 123 a 125 del libro Precálculo -3° edición- de
Stewart, Redlin y Watson (2001). México. Thomson Editores.
6
Know what.
7
Know how.
milenariamente ha sido característico en este campo del conocimiento humano.
Tan verídica continúa siendo esta aseveración que el prefacio de uno de los libros
de mayor uso en las denominadas ciencias básicas, que ahora se programan en
cualquier carrera de pregrado para el desarrollo del análisis y el raciocinio lógico
que se espera de un futuro profesional, responde de la siguiente manera a sus
propios interrogantes en cuanto al papel que han de desempeñar las matemáticas
en el contexto escolar:
8
“¿Qué necesitan realmente los estudiantes para estar preparados para el cálculo ? ¿Qué
herramientas necesitan realmente los profesores para ayudarles a prepararse para el cálculo?
Para estar preparado para el cálculo, un estudiante necesita no sólo de conocimientos técnicos sino
también de una clara comprensión de conceptos. De hecho, la comprensión conceptual y los
9
conocimientos técnicos van de la mano y se refuerzan entre sí” (Stewar, Redlin & Watson, 2012).
Durante las dos primeras décadas del siglo XX los sistemas educativos de los
países occidentales se afianzaron sobre la base de dos finalidades esenciales: la
formación de las nuevas generaciones en principios democráticos, y una
educación científica y rigurosa que continuara garantizando, como hasta ese
momento lo había hecho, el progreso tecnológico de la humanidad; en los años de
posguerra y a raíz de la tensión política que dividió al mundo en favor de uno u
otro de los dos polos que empezaron a disputarse la supremacía ideológica a nivel
mundial, la perspectiva de una educación científica se impuso sobre el humanismo
clásico valiéndose de argumentos técnicos que propendieron por suprimir la
conciencia moral, social y política de la práctica educativa (Kemmis, 1993). Ante
esta arremetida de la racionalidad técnica emergió todo un movimiento de
reivindicación de la naturaleza humana que llevó a replantear, en términos
8
En otras palabras: ¿qué requisitos ha de satisfacer la matemática escolar a fin de que los educandos no tengan
dificultades para continuar con sus estudios técnicos o de pregrado? El subrayado no aparece en el texto original.
9
En otras palabras: los saberes conceptuales –know what- y procedimentales –know how-.
generales, las maneras de enseñanza que hasta esos instantes habían conferido
un rol protagónico a los métodos clásicos; en este devenir se oponen, a partir de
entonces, una visión de mundo objetiva e interesada en resultados, a un enfoque
en el que lo esencial es subjetivo y orientado hacia el proceso (Reichardt y Cook,
1986). Extrapolado este cisma al campo de la educación, las corrientes evolutiva
y educativa de la psicología propugnaron por flexibilizar las condiciones de aula
llevando la enseñanza, como lo afirman Sacristán y Pérez (2000), desde el plano
de la didáctica operatoria al de la reconstrucción de la cultura en el aula en función
de la participación activa del alumno en su propio proceso de aprendizaje; dicho
movimiento, promotor de la flexibilización y del que no se sustrajeron las
matemáticas como parte del currículo escolar, instó al abandono súbito de los
modelos docentes clásicos para sustituirlos, a partir de la segunda mitad del siglo
anterior, por los modelos docentes modernistas, en los que aprender y enseñar
matemáticas se convirtió en una actividad exploratoria, libre y creativa (Gascón,
op.cit.) que poco o nada tiene que ver con la abstracción, la demostración, la
generalización y la rigurosidad que sustentó la validez de sus métodos durante los
dos mil quinientos años que precedieron a esta particular reforma educativa que
cristalizó en lo que se conoció, entre los años sesenta y setenta del mencionado
siglo, como matemáticas modernas o new math.
“Nosotros, los responsables del programa de matemáticas del Ministerio de Educación, estudiamos
la manera como el niño forma los conceptos básicos de la matemática, guiados por las
investigaciones de la sicología cognitiva y, en particular, de la sicología genética de Jean Piaget”
(Vasco, 1986: 7).
3.1.1.1 Las limitantes de asumir una única teoría del aprendizaje como
referente exclusivo para la intervención en el aula.
Las palabras del asesor ministerial exponen de manera meridiana una de las
causas que subyacen a la baja calidad de las matemáticas escolares, a saber, el
error de inscribir las concepciones sobre la enseñanza y aprendizaje en el campo
visual de una única fuente teórica; esta es la consecuencia de la extrapolación, al
sector educativo, del debate entre dos concepciones paradigmáticas mutuamente
10
El equivalente a los conjuntos de grado primero a tercero, cuarto a quinto, sexto a séptimo y octavo a noveno.
11
Vasco, E. (1986). El enfoque de Sistemas en la Enseñanza de las Matemáticas. Bogotá: Norma.
excluyentes en sus interpretaciones de las distintas realidades que conlleva el
quehacer pedagógico, a saber, los paradigmas cuantitativo y cualitativo; de ahí
que Zubiría (2006), luego de consultar a Not (1983), afirme que, en esencia
existen dos opciones al instante de escoger entre modelos pedagógicos para
intervenir en el aula: heteroestructurantes [tradicionales] o autoestructurantes
[modernistas]. Esto explica en parte, por consiguiente, la estrechez de miras que
llevó a privilegiar las concepciones piagetianas relacionadas con la enseñanza y el
aprendizaje de las matemáticas sobre cualquier otro planteamiento igualmente
válido, pues no de otro modo se concibe la pretensión de que sólo la guía que
ofrece la sicología genética de Jean Piaget, se erija en verdad absoluta para
comprender la manera como el niño forma los conceptos básicos de la matemática
(sic).
Al respecto no deja de ser cierto que buena parte de la comunidad de expertos ha
cuestionado estas posturas sesgadas que no han hecho otra cosa más que
confirmar, producto de las limitaciones de la mente humana, la crisis de confianza
en el conocimiento profesional a la que ya se refirió Schön (1992) cuando los
teóricos, encerrados en sus laboratorios, llevan a cabo experimentos en unas
condiciones ideales que desconocen el terreno pantanoso de la práctica, pero aun
así, formulan un conjunto de prescripciones o normativas que se espera sean
desarrolladas por aquellos que deben ponerlas en marcha como panacea a la
variada gama de dificultades que surgen en sus trabajos; en esta línea, y a
propósito del error de inscribir la práctica educativa en el marco de una única
teoría, Coll (2006) exhorta, con cautela y con criterio crítico, a considerar
detenidamente el siguiente argumento:
“La manera quizás más habitual de proceder ante la asimetría existente entre, por una
parte, lo que se espera de la psicología o se desea ofrecer desde ella, y por otra, lo que ésta
puede realmente aportar a la teoría y práctica educativa, ha consistido en elegir una teoría
global del desarrollo, del aprendizaje, o incluso del funcionamiento psicológico en general,
y adoptarla como punto de partida único y exclusivo para aplicarla a la educación… (.) Los
riesgos que comporta son muchos y de gran trascendencia”.
3.1.1.2 Las etapas del desarrollo evolutivo: ¿camisa de fuerza para
restringir y posponer el aprendizaje?
“Se empieza a ver que hay algo así como una ´colección unitaria´, pero este es un concepto
difícil y tardío para los niños. La noción de clase operatoria, o conjunto abstracto, puede
demorarse muchísimo (hasta los 9 o hasta los 12 años muchas veces)” (Vasco, 1986: 13).
Por consiguiente, y como corolario lógico de aceptar esta postura como verdad
única e incuestionable, el mismo Vygotsky hace hincapié en su tendenciosidad al
refutar que haya necesariamente que esperar a una edad, en la que se supone
que el niño y el adolescente se encontrarán en la condición óptima de maduración
para aprender las temáticas escolares propias de una etapa piagetiana; de este
modo se ha pensado también, y erróneamente claro está, en relación con la
formación de los conceptos matemáticos; al respecto, el acreditado filósofo e
investigador sostiene, en su crítica a las interpretaciones de los postulados de
Piaget, que:
Como bien confirman Rodríguez y Suaza en el artículo que sirve de base para el
presente ensayo, a saber, Enseñar y aprender matemáticas, el problema de la
baja calidad de las matemáticas escolares no radica en que se haya reconocido la
existencia de unas inteligencias múltiples, o que se lograra develar, a cargo de la
psicología cognitiva, lo que sucede entre el momento en que se aplica el estímulo
y se obtiene la respuesta para ir más allá, en el aula, de la concepción conductista
del aprendizaje y la enseñanza; tampoco en que se condenen unas prácticas
pedagógicas en tanto se elogian otras, puesto que la generatriz de fondo, esto es,
la oposición entre los paradigmas cuantitativo y cualitativo que subyace a la
elección de unas u otras ha quedado expuesta como una simple falacia (Reichardt
y Cook, op. cit.); la cuestión se centra, más bien, en la ausencia de decisión de un
colectivo social que, teniendo en sus manos el rol protagónico que le confiere la
nueva ecuación entre Estado, mercado y ciudadanía (CEPAL, 2016) para convertir
las políticas de un gobierno de turno en políticas de Estado, se torna indiferente a
sus propias necesidades dejando en manos de políticos incompetentes y
corruptos, a cambio de coimas e injustos privilegios, las expectativas de
desarrollo humano de los más necesitados configurando, de paso, lo que
Goodman y Green (1989b; 1990; citados por Sacristán y Pérez, 2000) califican
como individualismo y conformismo social. No de otro modo se explica que las
estructuras de reproducción, a las que aludieron Bourdieu y Passeron (1979) hace
cuarenta años, todavía subsistan al interior de los pueblos Latinoamericanos y del
Caribe, sino lo que es peor aún, que encuentren en la tasa creciente de
escolarización que desborda actualmente la capacidad instalada de las escuelas y
colegios del sector público, el caldo de cultivo que las continúa perpetuando.
Ante el fenómeno de la creciente tasa de escolarización y la diversidad y
multiculturalidad que esto comporta, se esgrime el argumento de la igualdad de
oportunidades a través de la expedición de estándares con los que la autoridad
educativa del instante, representada en el político de turno, pretende falsamente
subsanar, de un plumazo, las barreras de índole cultural, socioeconómico y del
lenguaje que coexisten dentro de las densas relaciones técnicas por las que debe
responder el profesor y que en sí representan algunos de los factores asociados
que afectan la individualización de los aprendizajes por más que el agente
educativo que debe favorecerlos promueva la didáctica diferencial.
En lo que atañe taxativamente a la diada matemáticas escolares-diversidad,
entendida esta última parte del término como la efectividad con la que debe
responder la escuela a los estilos y ritmos de aprendizaje, no sólo en materia de
logro académico sino también en lo relacionado con promover el crecimiento de
los alumnos en los planos individual y social (Bermeosolo, 2010), se colige, sobre
la base del análisis que expone el texto Didáctica: concepto, objeto y finalidad
sobre el papel que debería estar desempeñando la Didáctica diferencial en pleno
siglo XXI, que hasta tanto ésta no dé cumplimiento cabal a las necesarias
adaptaciones que demanda la organización del aula y la planificación de la
intervención docente acorde con la heterogeneidad allí presente, esta ciencia, la
Didáctica diferencial, no tendrá el estatus que la ha de caracterizar para ostentar
tal rótulo (Mallart, 2000). De suerte que la exigencia de instrucción diferenciada
(Bermeosolo, op. cit.), puesta en marcha ya en los países con sistemas educativos
de vanguardia, no surte todavía el mismo efecto en Latinoamérica y el Caribe -
excepto en países como Chile, que vienen mejorando progresivamente en el
contexto internacional en lo que atañe a resultados en pruebas estandarizadas-, a
menos que en la región se implementen, al interior de las instituciones escolares,
programas [de estudio] que tengan en cuenta toda la gama de características,
intereses y necesidades propias de cada alumno (UNESCO, 2004). Se concluye
en este punto, por lo tanto, que si bien países como España y Chile, de habla
hispana, han dado pasos significativos para superar las barreras que supone la
atención a la diversidad en el aula, la problemática de la baja calidad de las
matemáticas escolares, vista desde este ángulo, todavía dista de una solución
satisfactoria.
No han sido pocos, desde finales del siglo XX e inicios del XXI, los interesados en
mostrar las nuevas tecnologías de la información y las comunicación como aquel
conjunto de artefactos y aplicaciones que valiéndose de texto, audio y video al
interior de las aulas, se erige, por antonomasia, en una alternativa de solución
´ideal´ para revertir los efectos de la mala calidad de la educación que se ofrece
en el sector público; de ello da cuenta la Guía de Formación Programa Entre
Pares que se puso en marcha en Colombia a partir del año 2012, documento que
recoge el punto de vista, al respecto, de empresarios, gobernantes y personas
vinculadas al campo de la educación:
“Los empresarios, el gobierno y el sector educativo creen que la tecnología es una poderosa
herramienta de aprendizaje y que el uso adecuado de esta, es uno de los aspectos cruciales
que los estudiantes deben tener en cuenta para ser exitosos en la universidad y en sus vidas
12
Estos autores mencionan, entre otras aplicaciones disponibles en el mercado comercial, CABRI, LOGO y DERIVE;
asimismo reconocen la existencia de organizaciones académicas dedicadas a la producción de dicho software, entre las
que resaltan el MECD en España y el NCTM en el mundo anglosajón.
generaciones en esta disciplina, diferentes estudios han constatado el bajo nivel
de integración de las TIC en las clases de matemáticas y la diversidad de factores
a tener en cuenta, tanto para la evaluación de sus efectos como de las
condiciones de implementación. Se infiere, por una parte, que un bajo uso de
estas herramientas en la satisfacción de las necesidades de aprendizaje y
enseñanza en las matemáticas escolares no corresponde con los niveles de
expectación creados con su incorporación al contexto educativo, como de hecho lo
confirman Godino y colaboradores al aducir que Se constata una tensión entre las
altas expectativas del uso de las TIC para favorecer la enseñanza y el aprendizaje
de las matemáticas y la baja integración en las clases; por otra parte también se
deduce que no es sensato asumir, per se, el aparentemente obvio potencial de
estas herramientas para su aprendizaje, y mucho menos si este se fundamenta
en una serie de interacciones que demandan toda la experticia de quien enseña
para encauzarlas en función de la intencionalidad específica de una clase.
Con dudas razonables que, sustentadas en estudios e investigaciones
pedagógicas, las ponen en entredicho por su tendencia a desarraigar aquellas
maneras de pensar que han consolidado el desarrollo del intelecto humano en el
curso de su historia evolutiva, y con argumentos a favor de adoptarlas en el
contexto escolar porque los gobiernos y el sector productivo ven en ellas el
potencial para favorecer los cambios que necesita la educación, aun así no existen
pruebas concluyentes y tangibles que demuestren que la mala calidad atribuida a
las matemáticas escolares, en las últimas tres décadas y en buena parte de los
países de Latinoamérica y el Caribe, se haya revertido o esté en proceso de
mejoramiento continuo gracias a la integración de estos recursos digitales; los
estudios al respecto dan razón, más bien, de logros a pequeña escala vinculados
con las posibilidades de reforzar la comprensión de conceptos y relaciones
matemáticas (Claro, 2010) utilizando, para ello, herramientas TIC que se ajusten a
las situaciones particulares de la clase.
6. Y las consecuencias no se hicieron esperar
13
Colombia participó por primera vez en las pruebas TIMMS del año 1995.
14
Entiéndase aquellos que, bajo la denominación de Matemáticas Modernas o “New Maht”, desterraron de
las aulas, en escasos treinta años, rigurosas demostraciones y abstracciones que la humanidad construyó en
más de dos mil con los predecesores y sucesores de Euclides el geómetra.
15
Rodríguez, S. (1999). El analfabetismo numérico y el 2000. Recuperado en:
https://elpais.com/diario/1999/07/12/opinion/931730405_850215.html (09-06-19).
Tabla N° 1: Desempeño de los estudiantes colombianos en las pruebas censales internas de matemáticas. 1997-1999.
Grado de escolaridad en la enseñanza obligatoria Porcentaje y nivel de desempeño
Quinto de primaria 17% no alcanza, ni siquiera, el nivel básico
Séptimo grado Sólo el 3% alcanzó el nivel de abstracción esperado
Noveno grado Sólo el 18% alcanzó el nivel de abstracción esperado
Fuente: https://www.mineducacion.gov.co/1621/article-87176.html (30-03-19).
Ante las exigencias que impone la institución escolar al educador como agente
responsable de los avances de sus estudiantes en un sistema educativo
estandarizado, a saber, conseguir que en un aula abarrotada estos permanezcan
atentos durante el período de clase, motivados y orientados hacia el logro (Sfard,
2001), aquellos países que se hallan a la vanguardia en resultados en pruebas
internacionales -resultados éstos que se sustentan en el mejoramiento de la
calidad de vida de sus poblaciones como corolario lógico del crecimiento de sus
sectores productivo y económico gracias a la fuerte y decidida inversión que en
materia de educación formal para sus respectivas naciones han hecho-, ponen en
evidencia una variedad de estrategias entre las que descollan, entre otras, la
intensidad horaria de sus jornadas escolares: mientras que en la década de los
años noventa el año lectivo de los alumnos estadounidenses era apenas de
ciento ochenta días, el mismo era excedido en cuarenta días por los surcoreanos,
en cincuenta por los alemanes y en sesenta y tres por los japoneses (Sagan,
1997); otra medida adoptada ha consistido en privilegiar unas determinadas
asignaturas en consonancia con las necesidades del sector productivo con lo que
el currículo escolar permite a los educandos seleccionar, al finalizar un ciclo o nivel
educativo, aquella opción con mayor afinidad por el perfil hasta entonces
desarrollado –caso de los Reales Decretos promulgados en España (Rodríguez y
Suaza, S/F) y de las escuelas académicas, técnicas y politécnicas en Singapur
(García y otros, 2013); una más ha hecho hincapié en la búsqueda de la
excelencia del recurso docente bajo la premisa de seleccionar a los mejores
postulantes para una posterior capacitación que abarca tanto las teorías de
enseñanza y su relación con el aprendizaje como el contacto directo con el
contexto escolar (Cardona, 2011); entre las más recientes se ha echado mano del
boom que han propiciado las nuevas tecnologías, de las que se continúa
esperando no sólo transformen las prácticas tradicionales que tanto debate
ocasionan, sino que adicionalmente, y como objetivo educativo del Ministerio de
Educación Nacional, no obstante las advertencias de Cuban (2001) en torno a que
las cuantiosas inversiones en equipos y conectividad no se corresponden con los
pobres resultados educativos obtenidos, se ha creado la expectativa de que a
partir de su uso en el aula, docentes y estudiantes generen conocimientos que
aporten al desarrollo de sus comunidades (MEN, 2013).