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FRANCO

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EDICIONES
colleccido I_ER ELCANON
directorFCLIXDUQUE FrancoVolpi
La f o t o c o p i a m a t a MARTINHEIDEGGER
al l i b r o • • •
P e r o el l i b r o c a r o
y co st o so m a t a a l
Aportesalafilosofía
EDICIÓN DE VALERIO ROCCO LOZANO
b o lsillo h o n e s t o y EPiLOGO DE FÉLIX DUQUE
t rab aj ad o r ;)

FRA NG0 V OL P 1 ,:2


.
CCLIBSAIRIE PilIc0SOPHIQUS J. VRIN, Paris, 2007
009
del testo de Frarteolldlpil ,Sur la grarnmaire at belyntolcigiedu met ' e ,
en C o o r d n ; i n n i q u e t i o n d la mitaphysique d'Heiciegger, pp.Lns•-
nop: / / wwvi. vrin
7
MAiA.
fr : EDIC
• I ONES, 2 010
de la presente Ofción
Calle del Gnd?erni.dor, 18
28014 Ma d r id
TcI, SI 429 6882
Fax: 91 429 7507
www. maiaedic¡onemom

SAD ATIC A

p r o d u c c i ó n G ITtk O AL L r Ftt G ISBER T

ra.aN 9 7 8 - 8 4 - 9 2 7 2 4 - 1 6
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depósit o legal M - 1 2 1 4 4
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20i0
preinapresiót i • DALUBF.I
. Ai mLp T A E
r e s ió n L A V E L
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NO TA PREL IMINAR

Los textos que siguen a esta nota preliminar tienen


una historia compleja, que es preciso relatar para
explicar la naturaleza y el propósito de este libro. A
principios de 2008, en una conversación entre Félix
Duque y Franco Volpi, éste le comunicó la negativa
de la editorial Adelphi a publicar una introducción
suya en la recién aparecida edición italiana de los
Beiträge, que él mismo había preparado'. Este dis-
gusto del propio Volpi por la decisión de la editorial
quedó reflejado en una carta del 11 de octubre de
2007, enviada a Armando Massarenti y reproducida
por el diario II Sole 24 Ore en su edición del 19 de
abril de 2009: «Querido Massarenti: [...] a mi vuelta
[de Santiago de Chile], tengo bastantes cosas que
contarte: mi introducción a los Beiträge (a punto de
salir en Adelphi) ha sido considerada demasiado cri-
tica por el hijastro de Heidegger, y por ello censu-
rada. Sigue en pie una conversación para intentar
salvar los muebles (por lo que te rogaría la máxima
discreción sobre e l asunto), p e ro realmente me

Martin Heidegger, Contributi ella filosof le. (Dall'Evento), edi-


ción italiana do Franco Volpi, traducción do Messandm ladicicco
y Franco Volpi, Adelphi, Mí1n, 2007.
NOTAPRELIMINAR 9
8 V A L E R I O ROCCO

entran ganas de seguir el ejemplo de Ferraris y escri- cado en Francia por la editorial Vrin, dentro de un
bir un librito titulado: Good-bye Heidegger». comentario colectivo a la Introducción a la metafí-
Ante esta situación, Félix Duque acordó con Volpi sica'. A su vez, indicó que pensaba también ampliar
la publicación en castellano de esta introducción algunas consideraciones de este último escrito sobre
inédita, cuya traducción me fue confiada.. Una vez la etimología con elementos extraídos de un tercer
acabada esta tarea (con la inclusión de algimas Adicio- ensayo, Heidegger, el problema de la intraducibilidad
nes que me indicó ei propio Volpi por correo el'10 de y la romanidad filosófica, ya publicado en español y
septiembre de 2008), y entendiendo que la argumen- en francés'. De hecho, en ese momento Volpi me
tación allí desarrollada podía complementarse muy entregó físicamente tres documentos: mi traducción
bien con un estudio sobre la Introducción a la metafí- española de la introducción a los Aportes revisada y
sica de Heidegger, se le pidió personalmente al autor, anotada por él, con algunas observaciones; una copia
aprovechando una visita efectuada a la Universidad en francés del manuscrito del texto Sobre la gramá-
Autónoma de Madrid en octubre de 2008, que tica y la ontología de la palabra oser», y por último
ampliara la obra vinculando más estrechamente su una fotocopia del capítulo sobre la Romanitas en su
explicación de los Aportes a otras obras fundamenta- versión española, aparecida en las actas de un con-
les, principalmente Ser y tiempo y la citada Introduc- greso portugués. Su sugerencia fue que yo empezara
ción. Por mi parte, y con ocasión de una estancia de inmediatamente a traducir et texto francés, y que él
investigación en la Universidad de Verona, tuve oca- me indicaría más adelante cómo unirlo al trabajo
sión de coincidir de nuevo, en marzo de 2009, con sobre los Beiträge. El 25 de marzo de 2009 me escri-
bía, desde Vicenza: «durante las vacaciones de
Franco Volpi, el cual había prometido entregarme por
entonces la versión ampliada y definitiva de la obra, Semana Santa lo arreglaré todo como hemos hablado
que habría debido de ser unitaria. SM embargo, y te enviaré el archivo definitivo», y me decía que
debido a su gran cantidad de compromisos en ese entonces podría disponer yo de un mes de tiempo
momento, y aunque me aseguró que ya tenia en para terminar la traducción; en mayo, dado que por

c_
mente el esquema que iba a seguir, no le fue posible
proceder a una redacción definitiva. Conocemos al 2 J ean- F r anoi s Courtine (ed,), Eintroduction 4 la métaphysique
menos su propósito, a saber ampliar la Introducción a de Heidegger, etudes et commentaires, Vrin, París, 2007,
3 I r e n e Borges-Duarte, Fernanda Henriques, Isabel Matos D i
los Aportes, que ya habla sido traducida por mi, con
a s (eds,), Heidegger, Linguagem e Tracluffeo, Colóquio Internacional
una reelaboración de un ensayo titulado Sobre la gra- - Al ar p 2002, Centro de Filosofía da Universidade de Lisboa,
mática y la etimología de la palabra gser», ya publi- Lisboa, 2004,
VALERIOROCCO NOTAPRELIMINAR

esas fechas habría de desplazarse a Madrid, habría- La elección del subtitulo El diario de un naufra-
mos podido discutir juntos directamente la traduc- gio nace del extracto de otra carta posterior, enviada
ción y la estructura definitiva de la obra. De hecho, en por Volpi a Massarenti, en la que le adjuntaba el
un último y lacónico correo electrónico, del 28 de último parágrafo de la introducción censurada, e l_
marzo, decía sólo: olDáccordo, a Madrid. 114>. que lleva por título «Naufrago en el mar del ser». En
Como seguramente no ignora el lector, dos sema- este pasaje de la misiva, Volpi condensaba magniTi- 7
nas después, el 14 de abril, Franco Volpi moría como ~ e n t e su interpretación de los Beiträge heidegge-
resultado de un trágico accidente. Su pérdida irrepa- fiarlos: «¡Los «Aportes a la filosofía»? El diario de
rable para la familia, los amigos, los colegas y la comu- un naufragio. Al aventurarse demasiado lejos en los
nidad filosófica internacional ha dejado una honda mares del Ser, su pensamiento se hunde».
conmoción y un indeleble sentimiento de tristeza. Como el lector podrá comprobar en cuanto se
Publicar este libro, a pesar de no contar con la versión sumerja en las páginas que siguen, el segundo texto,
definitiva, nos ha parecido la mejor manera de honrar el que versa sobre la etimología, debe ser conside-
su memoria y de contribuir a preservar su recuerdo. rado como un paréntesis explicativo de un punto
Nunca sabremos lo que habría hecho el filósofo con bien determinado de la introducción a los Beiträge
los textos que nos había entregado, ni cómo los habría .De hecho, en el parágrafo sexto de ésta puede leerse:
fusionado para dotarlos de coherencia y originalidad. «ante la imposibilidad de abrir aquí un paréntesis
Sin embargo, ya la mera yuxtaposición de dos de estos sobre
- el uso filosófico de la etimología y de su legiti-
textos, el inédito de la Introducción a los Aportes y el midad,
) una vexata quaestio sobre la que se ha discu-
que versa sobre La gramática y la etimología de la tido desde antiguo, nos limitamos a preguntar con
palabra «ser» resultaba extremadamente fructífera y Heidegger: ¿puede la etimología ser de ayuda para
útil para la comprensión de la obra del segundo Hei- aclarar el problema filosófico del ser? En Introduc-
degger. La publicación del segundo artículo ha sido ción a la metafísica, que precede inmediatamente la
posible gracias a la generosidad de la editorial Vrin en redacción de los Aportes, la respuesta es negativa».
la cesión de los derechos. Hemos optado por no El paréntesis q u e n o e ra posible a b rir e n e s e
publicar el tercer texto, el que versa sobre la Romani- momento es justamente la segunda parte de este
tas, por dos razones: en primer lugar, porque Volpi libro, el texto Sobre la gramática y la etimología de
sugirió que de él sólo iba a extraer algunas referencias la palabra «ser». De hecho, la enunciación de la pre-
puntuales, y en segundo lugar, porque como se ha gunta fundamental de este segundo escrito, así como
dicho ya se encuentra traducido al castellano. la referencia directa a la obra de 1935/1953, sumadas
T2 V k L E M O ROMO

a la nota al pie, donde se reproducen literalmente las , CONTRA LA MUERTE


consideraciones sobre la etimología en Varron, DE FRANCO VOLPI
hacen pensar que seguramente justo reste punto
debería haber constituido la juntura, por usar una
palabra propia precisamente de los Beiträge, entre
las dos obras que aquí presentamos, separadas por
cautela y respeto. En este caso, siguiendo sub contra- Escribo, y estoy viendo algo así como una cordial
rio al Heidegger de La sentencia de Ariaximandro, apertura, apenas un centelleo súbito, como de cre-
realizar por mi parte esa juntura habría sido fuente púsculo, Im Abendroth. Ante mi. Veo su sonrisa,
de adikla, y con seguridad no le habría hecho justicia quizá un poco triste, como desvaída, y un si es no es
ni a la intención del autor ni al resultado final. un punto avergonzada. Es como si él mismo no cre-
No quisiera terminar esta breve nota sin agrade- yera lo que le ha sucedido. Un filósofo no merecerla
cer a la editorial su apoyo y sus gestiones durante la morir así. No merecería morir en ningún caso. Pero
procelosa tarea de edición y traducción del libro, en el ya sabemos que la muerte no es ni justa ni injusta.
cual se incluye un epilogo de Félix Duque, en el que a Simplemente acaece, rompiendo toda pensabilidad,
través de la argumentación filosófica y las referencias rompiendo todo lenguaje. La muerte es inefable,
eruditas no deja de apreciarse un hondo sentimiento arretón, como sabía el viejo Sócrates. La muerte, sí,
surgido de la amistad —la amistad estelar nietzsche- pero no esta muerte. Muerte entre máquinas. La una,
ana— que le unía, y todavía le une en el recuerdo, a movida jovialmente por las piernas y el corazón de
Franco Volpi, No podría por tanto encontrar una Franco. La otra, vehículo a motor. Como si la máquina
manera mejor de cerrar esta nota preliminar que se vengara, ella y su atolondrado guía, de quien tanto
reproduciendo las palabras vibrantes de dolor y rabia gustara de los griegos. zMechané, entonces?
de la necrológica escrita por Duque el dla después de Ahora, yo tendré que sostener, junto con tantas
la muerte de Franco Volpi. otras ya, Dios, esa vida robada. Por fortuna, seremos
muchos los que así lo hagamos, los que entrafiemos
VALERIO Rocco LOZANO a nuestro amigo en el alma y extrañemos su voz, un
Madrid, 25 de octubre de 2009 tanto gangosa, como de italiano afrancesado. No es
verdad que retengamos su imagen, ni su memoria.
Ni siquiera, en cuanto amigos, retendremos, con ser
tan valiosas, sus reflexiones —tempranas, y tan agudas,
1 CONTRA tAMWERTEDE MAMO VOLIN

tan de mediodía— sobre el j o v e r t i ~ d e l a vida clamas pore! absurdo, y el cielo se hace hostil, Y
inquieta e inquietante y el Aristaelleslkiaphilia y de sordo. Y sabes que es inútil clamar y protestar. Y sin
la vida buena. Eso es cosa de estudio_ Ifatiosa..si- Pero embargo, ¡,cenno no recordar al otro salvaje intem-
son textos. pestivo, a Unamuno? Don Miguel, quizá sin tener
Nos queda la presencia de la ausencia de un noticia de lo cercano que estaba eso al postulado kan-
hombre bueno. No nos queda su sombra, ni siquiera tiano de la inmortalidad del alma, gustaba de decir
su sombra. Fenomenología de lo inaparente. Lo que algo así: Vivamos como si no hubiéramos de morir. Y
retengo yo ahora, aquí, entre nosotros, son Más.bien vivamos de tal manera, que, cuando al fi
sus gestos, sus modales, tan acordes con su nombre, todo
n melumundor a mpiense
o s que
, ha sido una injusticia. Sólo
su generosidad sin limites, sin darse jamás importan- que aquí, ya lo dije, ni siquiera se ha tratado de una
cia, sin pedir nunca nada a cambio. Aleteo de lo injusticia, sino de algo más simple, y más banal: de
imperceptible. Al igual que es dable una sonrisa de una muerte estúpida, maquinal, que cercena en flor
gato sin gato, es posible, y más: es real una sonrisa de una mirada, un aliento, un bel cervello che si é spento,
Franco Volpi sin su presencia corporal. Me faltan, como me dijo Vincenzo Vitiello al comunicarme su
con todo, sus palabras. Me hiere su silencio. Nunca defunción, tras unas horas en coma.
más podrá volver a intentar convencerme de que Bien, me digo, otra muerte a portar sobre mis
Gómez Dávila era —como algunos otros, pocos— tan espaldas. Lo terrible —y honroso— no es que nosotros
de derechas que acababa por doblar el cabo y poner seamos mortales, sino que hayamos de cargar con la
en aprietos a todo pensamiento establecido. Tam- muerte de aquellos que nos eran, son, serán queri-
bién, y sobre todo, al confortablemente de derechas. dos. Tendríamos que habernos visto en junio,
Nunca más hablaremos de las sutiles vías, como Franco, en Santiago de Compostela. Tendríamos que
de venas de una mina del corazón, que Martin Hei- haber vuelto a zigzaguear por los caminos que no
degger nos dejó entrever, más allá de los gruñidos de llevan a ninguna parte. Ya es tarde. Para todo. Ahora
las hienas carrofieras. Nunca más nos reiremos los te han empujado brutalmente al camtno que lleva a
dos con los dicterios, tan salvajemente educados, de la parte que es ninguna. Nada. Sin angustia. Sin
Schopenhauer. No iremos ya a ver juntos la Capilla furor. Sólo estupefacción. La nada blanca. Ent-setzen.
Scrovegni, en, la ,Padua de sus enseñanzas. Ni nos
pasearemos por el prado, que rodea La Rotonda palla- Faix DUQUE
diana, en su ciudad: Vicenza, cerca de la cual ha 15 de abril de 2009
sufrido una muerte estúpida, estúpida, estúpida. Y
¿APORTES A LA FILOSOFÍA?
EL DIARIO DE UN NAUFRAGIO

Sobre esta obra póstuma planea desde hace tiempo


un aura esotérica. A las expectativas alimentadas
-, por los estudiosos, que la anunciaron ya antes de la
blicación como el más importante de una serie de
dos inéditos posteriores a la «torna», como «la
egunda obra capital»
magnum
1 opus»
meras
2, doesugestiones debidas a la difusión clandestina
'del
Hi nemanuscrito
ci dl eu gs oentre los adeptos y a la convicción
ge e r l, aquellas páginas se encontraba la clave
de que en
s«aravdescifrar
e e r el d a
pensamiento del «segundo» Hei-
er. Construida sobre una audaz arquitectónica,
ad ñe ar o
e
d s ei is e«fugas»r que trazan otros tantos apuntes
sobre el acaecimiento del Ser, y escrita en un len-
o n
guaje insólito y sorprendente para sustraerse al
ldominio de los conceptos metafísicos y abrir así un
anuevo acercamiento a la cuestión del Ser, esta obra
s
p
1 Fr i edr i ch- W i l hel m von Hermann, Wege ins Ereignis• Zu Heideg-
r gers GBeitragen
i zur Philosophie», Klostermann, Frankfurt a. M.,
- 1994, p. 6.
Otto Riggeler, Heidegger und die hermeneutische Theologie, en
Verifikationen. Festschrift fiir Gerhard Ebeling, edición de Eber-
hard )iingel, Mohr, Tübingen. 1982, p. 481.
iS F R A N C O VOLPI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA LA RIASOYA 11PORTESA t i fiLOSVFiA?ELDIARIO DE UNNAUFRAGIO 1 9

ha permanecido envuelta en esa-atmósfera críptica y rio del nacimiento de su autor, como tomo 65 de la
queda todavía, tras bastantes años desde su apari- Gesamtausgabe
ción, del todo abierta a la interpretación. Y más allá mático
4 más orgánico y coherente —tras la «torna», o
de lo que hasta ahora se ha dicho y escrito, se abre más
. É precisamente
s tos después de la interrupción del
camino una duda: son quizá los Aportes a la filoso- proyecto
r e p r deeSers y tiempo y tras el intermedio político
f del
e nRectorado
t a n de los dios 1933/34— de retomar la
.trata de un nuevo hundimiento en el mar del Ser problemática
e l que debería haber sido tratada en la
ldespués de aquél por el que Ser y tiempo quedó parte
i n del topus magnum que había quedado inédita.
inconcluso? Denotan el ya consumado abandono de la «analítica
a e n t
existenciaria» (existenziale Analytik), como acceso
e o
privilegiado a la cuestión del ser basado en ese ente
l s i
1. SER Y TIEMPO»,'OBRAMAESTRA INACABADA especial, el Dasein, capaz de planteársela, así como la
d s t elaboración de un pensamiento conforme a
-1 primera
iRedactados entre 1936 y 1938 en el marco de una e - del Ser (seynsgeschichtliches Denken).
- la historia
aradical reorganización de su pensamiento, coinci- Cuando en 1936 Heidegger comenzó la redacción
-
rdiendo con una profunda crisis personal', los Apor- de este tratado, había transcurrido casi un decenio
ites permanecieron inéditos a propósito, y fueron desde la publicación de Ser y tiempo, aparecido en
opublicados tan sólo en 1989 con ocasión del centena- 1927 con la mención de «Primera parte» en el «Jahr-
d buch für Philosophie und phánomelogische Fors-
e chung» de Husserl. En las ediciones sucesivas apare-
n3 E n una carta del 2 de julio de 1937 a su mujer Elfride Petri, Hei- cidas hasta ese momento —la segunda salió en 1929,
a degger alude a una <mueva crisis espiritual cuya vehemencia la tercera en 1931, la cuarta en 1935— había permane-
v llega a atormentarme incluso en el cuerpo» (M. Heidegger,
<KMein liebes Seetchen>. Briefe Martin Heideggers an seine Frau
cido la expresión «Primera parte» (Erste Hälfte), evi-
e Elfride. 19154970; edición de Ger tr ud Heidegger, Deutsche dentemente porque Heidegger tenía para si terminar
g Verlags-Anstalt, München, 2005, pp. 195-196). Según Paggeler la obra. Todavía algunos años más tarde, al presentar
la crisis llevó a Heidegger a pensar incluso en suicidarse (cfr. O.
a PEiggeler, Schicksal und Geschichte. Antigone in' Spiegel der Den,- el 17 de julio de 1943 la petición de un semestre
c tungen und Gestaltungen seit Hegel und Hdlderlin, Fink, Mün-
chen, 2004, p. 1445 hipótesis reiterada en Id., Héideggers Weg von
i Luther zu Miderlin, en Heidegger und die christliche Tradition, Klostermann, Frankfurt a. M., 1975- (de ahora en adelante GA)
ó edición de N. Fischer y E-W. Von Hermann, Meiner, Hamburg, [ed. esp.: Aportes a la filosof fa: acerca del evento, trad. de Dina V.
2007, pp. 167-187, en particular p. 183). Picotti, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2003].
n
d
e
20 FRANCOVOLPI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA uFILOSOFA 'APORTESA IA FitOSOFIA?ELDIARIO DE UNNAUFRAGIO 2 1

sal tico Para el invierno de -1943/44, Heidegger 2: LA •YTORNA»


sen daba como motivo la exigencia de completar un
tra ajo emprendido hacia tiempo concerniente ola En la Carta sobre el humanismo, publicada inmedia-
pre Unta fundamental del pensamiento metafísico, tamente después de la segunda Guerra Mundial, a
cufl exposición está prevista para el segundo volu- principios de 1947, Heidegger había apuntado la idea
me de Ser y tiernpo» de una «torna» (Kehre) en su pensamiento para dar
hubtera
s abandonado aún la esperanza de terminar la razón del paso de la ontología fundamental de Ser y
ob esta
. E confirmado
l por el hecho de quela especifi- tiempo, centrada en el Dasein, al pensamiento del
cad án
7 «Primera
h e c h o Parte», eliminada por mi error de Ser mismo entendido como Ereignis. Dado que, a
im renta en la quinta edición de 1941, fue restable- partir de esa nota autobiográfica, se ha desarrollado
d e
cid también después de la guerra en la sexta edición una tradición critica que ha insistido particular-
q u e l l
de 949.: Tan sólo a partir de la séptima edición de mente sobre esa «torna», merece la pena recordar
e i d e g
195 fue definitivamente suprimida, y en lugar de la sus precisas palabras. «Concebir y compartir de
g e r
«Se linda parte» fue publicado en ese mismo año, modo suficiente ese otro pensar que abandona la
n subjetividad», escribía Heidegger, «se ha vuelto más
con algUnas correcciones, el curso del Semestre de
o de 1935, Introducción a la metafísica .
ver no difícil por el hecho de que a la hora de publicar Ser y
6s•iitevitatqe, pues, la pregunta: ¡,qué quedaba tiempo no se dio a la imprenta la tercera sección de
del proyecto inconcluso de Ser y tiempo en el la primera parte, «Tiempo y ser». Allí se produce un
mO ento en que Heidegger empezó a redactar los giro que lo cambia todo (Hier kehrt sich das Ganze
Ap rtes4 la filosofía? ¡ um). Dicha sección no se dio a la imprenta porque el
•os obras? pensar no fue capaz de expresar ese giro (Kehre) con
Qué un decir de suficiente alcance ni tampoco consiguió
r edocumento
l a c i deóarchivo
n ha sido publicado en la edición ale- superar esa dificultad con ayuda del lenguaje de la
Este
g u a r d Faria.% Heidegger und der Nationalso-
Mana del libro de Victor metafisica»
zialisnuts, Fischer, Frankfurt a. M , 1989, p. 357 (Edición en cas-
a n 7
tellano; V. radas, Heidegger y el nazismo, M udm i k Editores,
e n 1989].
Barcelona, t . Y
6 M. Heidegger, Einführung in die Metaphysik, Niemeyer, Ttibin-
r e p Mr .o Heidegger,
7 s e Br ief über den «Humanismus», en Wegmarken,
gen, 1953 [Edición en castellano: M. Heidegger, Introducción a GA, vol. 9, 1976, p. 326 [Edición en castellano: M. Heidegger
s Metafísica...trad. de Angela Ackermann Pilari, Editorial g u í a
la Carta sobre el «humanismo», en Hitos, ed. de Helena Cortes y
í Barcekina, 19931 La versión original de 1935 se encuen- c Arturo
o Leyte, Alianza Editorial, Madrid, 2000, p. 270]. Es posible
tra recogida en'GA, vol. 40, 1983. n obtener mis detalles sobre este punto gracias a las clases del pri-

l
a
22 F R A N C O VOLPI N MRTINHEIDEGGER,APORTESA LA 1W$GFI4 ¡APORTESA LA RIOSOFiA?EL D a n SE UNHAUFRAGIQ 23

«La conferencia De la esencia de la verdad, que fue situar en una fecha anterior su pensamiento del Ser.
pensada y Pronunciada en 1930 pero no se publicó Casi como si «hubiese siempre querido y hecho lo
hasta 1943i, permite obtener Una cierta visión del mismo», comentaban no sin maldad acerca de ello,
pensar del giro que se produce de Ser y tiempo a ya en 1949, Jaspers y Hannah Ar ena
"Tiempo y serl'»'. » el sentido de que el problema de la finitud y la
en
Si se sabe: leer bien, las razones de la torna se facticidad
. E n del c aDasein,
m b captado
i o , en Ser y tiempo, lleva
encuentran ya: en Ser y tiempo. yero no en el sentido por
s sui propia dinámica más allá de la analítica eds-
de la autointerpretación que Heidegger ha ofrecido tenciaria. El punto critico se alcanza hacia el final de
de su propio itinerario especulativo, cuando des- la parte publicada de la obra, en el parágrafo 72,
pués de la cuando al invertir la perspectiva seguida hasta ese
, momento, que analiza el Dasein en su proyección
« t o r futura hacia lo posible, y hasta ese posible-límite
n amer » trimestre de 1941: cMienixas se imprimía la tercera sección que es la muerte, Heidegger se pregunta si la inves-
de la primera parte, Zeit und Sein, se reveló insuficiente. La deci- tigación no debería incluir, para ser completa, tam-
h sión de Mterrurnpir la obra fue tomada en los últimos días de
a diciembre de 1926 durante una estancia con Jasper; en la que bién el análisis de la procedencia del Dasein. He
aquí su argumentación; «Es posible que el cuestio-
i ngraciast a amistosas aunque animadas confrontaciones, con las
prueba d e Ser y tiempo en mano, vi claro que la elaboración namiento relativo a la integridad del Dasein haya
e nalcanzada
t hasta entonces de esta importantísima parte (1, 3), iba
a restdtaineeSariamente incomprensible. La decisión de inte- alcanzado una auténtica claridad ontológica. Es
a d
rrumpir la publicación fue tomada el mismo día en que nos llegó posible que la pregunta haya encontrado incluso su
o la noticia 'de la muerte de R. M. Rilke [29 de diciembre de 1926].
respuesta en virtud de la orientación al estar vuelto
i n- Y,ssin etribrgo, en esa época estaba convencido de que antes
de acabar el ano podría conseguir decirlo todo más claramente. hacia elfin. Pero la muerte no es sino el «término»
i sEra tuna ilusión. En los años siguientes conseguí publicar algo del Dasein o, dicho formalmente, uno de los térmi-
e n que, por caminos alternativos, debería haber conducido a l a nos que encierran la integridad del Dasein. El Otro
t eauténtica 'pregunta» (M. Heidegger, Die Metaphysik des deutschen
Idealismus. Zur erneuten Auslegung von Schelling: Philosophische «término» es el «comienzo», el «nacimiento». El
m Untersuchungen
e filler das Wesen der mensddichen Freiheit und die todo que buscamos no es otra cosa que el ente que
n tdamit zusammenhängenden Gegenstände (1809), en GA, vol_ 49, se despliega «entre» nacimiento y muerte. De esta
1991, pp. 39-40).
eS L o c . cit. Al margen de la copia personal de la conferencia Vom manera, la orientación tomada por la analítica, a
Wesen der Wahrheit, Heidegger anota: ,
se
a Eproduce
n t r e ell salto
o sa la vuelta [Kehre] (que se presenta en el
acontecimiento
p á r r a fpropio o s [Er eignis 9 H . Ar endt- K. Jaspers, Briefwechsel 1926-1929, edición de L.
esp. D el e esencia dele
])
5 y verdad, en Hitos, cit.., p•164]- Kohler y H. Saner, Piper, M ü n c h e n
y6 ( W e g m a r k e n , - Z ür i c h, 1 9 8 5 ,
c i t . , p p .
p . 1 7 7 - 1 7 8 .
24 F VOLPI MARTIN HEIDEGODI, APORTESA IA FILOSOFM ¡APORTESA LA FILOSOFÍA? a DIARIO DE UNNAUFRAGIO 2 5

pesar de s tendencia al estar-entero existente, y de yecto de Ser y tiempo y


la genuina xplicación del modo propio e impropio de
a la pregunta por el ser. Ya las importantes lecciones
del estar cito hacia la muerte, ha sido hasta este del
r a semestre
d i c a l de
i zverano
a r de 1927 constituyen, según
momento ( unilateral». El Dasein fue tematiZado tan una
e nota
l al pie en la primera página, una <Nueva ela-
sólo e n c arito existe, por así decirlo, «hacia boración
p l a n t e a sección de la parte primera de
de la tercera
delante», y deja «tras de si todo lo sido»»'. Heideg- Ser
m yi tiempo»,
e n t es o decir, la que lleva como título
ger se plan ea por lo tanto la cuestión de la proce- «Tiempo y ser», que debería haber completado la
dencia del a..4ein: ¿de qué inalcanzable órigen:deri- exposición sistemática'. También en los semestres
van la exis encia finita y la facticidad e n sucesivos distintas alusiones hacen referencia a esa
encuentra -rrojado el Dasein? ¿Puede este, último prosecución: por ejemplo el interesante aunque pro-
alumbrar 1 l adimensión
s q u eque los condiciona,
e si por blemático concepto de «metaontoIogia» que aparece
principio é ta se sustrae a su vista y a su disponibill- en el curso de verano de 1928', o también el uso del
dad? ¿No e encontraría, cada vez que intentara concepto de «metafísica del Dasein» en el libro Kant
hacerlo, en la Misma contradictoria Situación que el y el problema de la metafísica (1929), y sobre todo el
barón de iinchhausen, que pretende, agarrándose viraje que se observa en las lecciones de comienzos
a su propi :coleta, salir del pantano -en el que se de la década de 1930. Por una parte, Heidegger sigue
hunde? ¡C mo es posible tematizar el Ser sin hacer trabajando con los conceptos de Ser y tiempo, pero
del ente, n siquiera de ese ente privilegiado que es por otra, especialmente tras el intermedio del Recto-
el Dasein, I punto de Arquímedes que se absolutiza rado, abre la nueva visión de la historia del Ser enten-
a si mismo Se abre aquí el problema de la historia 'y dido como acaecimiento-apropiación. El tránsito
de la histo icidad del Dasein. desde una perspectiva ontológico-trascendental a
Los cu sos universitarios de los que hoy dispone- otra histórico-eventual se ve culminado en el denso y
mos nos p rmiten articular con mayor Precisión la fundamental curso del verano de 1935 Introducción a
indicación de Heidegger sobre la «torna» y: seguir la metafísica, en el que se sobreponen distintos
paso a pas el camino que le lleva a renunciar al pro-
11 M . Heidegger, Die Grundprobleme der Phänomenologie, en GA,
vol. 24, 1975, p. 1 led. esp.: Los problemas fundamentales de la
10 M . Heid gger, Sein und Zeit, 12' ed. (la última aprobada por fenomenologia, prólogo y trad. de Juan José García Narro, Edito-
Heidegge ), Niemeyer, Tübingen, 1972, pp. 372-373 fed. esp. Ser rial Trotta, Madrid, 2000, p. 251,
y tiempo, trad„ prólogo y comentarios de Jorge Eduardo Rivera, 12 C f r , M. Heidegger, Metaphysische Anfangsgründe der Logik im
Editorial rotta, Madrid, 2003, pp. 389-390t. Ausgang von Leibniz, GA, vol. 26, 1978, pp, 198 y sigs.
26 F R A N C O VOW tiViRDN HEIDEGGER, AP081ESA IA F u s a * ivoprEs A 1A FFLOS'aql? ELDIARIO DE UNNAUFRAGIO 2 7

temas: la exposición de la pregunta «¡por qué hay en 3. ,


general ente y no más bien la nada?», en respuesta a KI
las criticas de Carnap y a su «superación de la meta- NPorI lo tanto, los Aportes se sitúan en una crucial fase
física a través del análisis lógico dellenguaje»; la idea o transición. Es sobre todo el epistolario privado el
de
de la historia de la metafísica-conicíolvido del ser; la Eque nos informa sobre los programas de Heidegger
puesta en valor del pensamiento poetizante (l'armé- Sen esta época. Desde la soledad de la cabaña de Todt-
nideS, i-Jéraclito) y de la poesía pensante (Sófocles) Tnauberg, el 18 de septiembre de 1932 Heidegger
como alternativa; la resbaladiza mención a la «intima escribe a su amiga Elisabeth Blochmann que tiene «la
O
verdad y grandeza» sensación de volver a crecer» y de haber retomado el
Y
geopolítica
l según la cual Europa se encontraría atra- hilo de su trabajo: «Por el momento estoy estudiando
Emis manuscritos, es decir, me leo a mi mismo, y
pada
' d e en l la «gran tenaza entre Rusia por un lado y Stengo que decir que esta tarea, en lo positivo y en lo
América
n a c i o porn ela otro»'.
l Cuando Heidegger publique
Cnegativo, es mucho más fructífera que otras lectu-
este
s o cursó
c i a enl i 1953,
s contemporineamente a. la sép-
timaiedición de Ser y tiempo en la que ya no aparece Rras»'. ¿Una pescadilla que se muerde la cola? No,
m o IHeidegger se está reencontrando a si mismo, enro-
la
y menciónl «Primera parte», avisará que aquél con-
tiene una ulterior.«aclaración» del problema dejado Bcado en la fama alcanzada con Ser y tiempo. A conti-
a Inuación añade una noticia de gran interés para nos-
en suspenso en el opus magnum'.
t e s Eotros: «Ya se están haciendo especulaciones y
i s Ndiscursos sobre el hecho de que estaría escribiendo
13 M . Heidegger, Einführung in die Metaphysik (1935), en GA, vol. DSer y tiempo II. Está bien así_ De todos modos, dado
40, p. 208, Cuando Heidegger publica estas clases, evita la pala-
bra «nacionalsocialismo» y habla de «movimiento», añadiendo O
entre paréntesis una matización despolitizante, y la frase al final "
se queda como «verdad interior y magnitud de este movimiento cit., pp_ 232-233: «La Introducción a la metafísica del semestre
saber, del encuentro entre la técnica planetariamente determi- S de verano de 1935 ha sido escogida entre las lecciones de las que
nada y el hombre moderno)» (Einfiihrung in die Metaphysik E desde hace tiempo he programado la publicación porque la con-
(1953), cit., p. 152; [edición en castellano cit., p. 1791). En la GA sidero particularmente adecuada, por su temática, para hacer
no se ha vuelto, en este lugar, al texto de 1935, aunque el pro- R visible un trozo del camino desde Ser y tiempo (1927) hasta las
blema se encuentra planteado en el postfacio (Einfilhrung in die Y últimas obras publicadas. Por esta razón la séptima edición de
Metaphysik (1935), cit., p. 233).
14 I bi d. , p. 40.
T Ser y tiempo, aparecida contempordneamente en la misma edito-
rial, contiene una referencia a esta Introducción».
15 M . Heidegger, Sein und Zeit, p. V led- esp- cit., p. 211. Lo vuelve a I 16 M . Heidegger y E. Blochmann, Briefwechsel I915-1969, cd. de
afirmar en una carta del 15 de septiembre de 1953 al semanal E Joachim W. Storck, Deutsche Schillergesellschaft, Marbach a.
«Die Zeit», VIII, 1953, Número 39, reproducida en GA, vol. 40, N., 1989, p_ 53.
M
P
28 F R A N C O VOL11 c• MARTÍNHEIDEGGER,APORTESA IA RIOSOFÍA IAPORIES A IA FILOSOFIA?ELDIARIO DE UNWIEFRAGICI

que Ser y tiempo ¡ tareas del Rectorado le distraen de su trabajo filosó-


ha
h allevado
s i da alguna
o parte pero que ahora ya no está fico. Según su propia admisión, no es capaz de
batido
p a 'yr sea : encargarse de manera satisfactoria ni siquiera del
puedo
emn c uya i ede n ninguna manera escribir Ser y tiempo semestre de verano de 1933, por estar demasiado
Tampoco
tur a n estoy escribiendo otro libro»". absorbido por la administración
yc Un aa primerm i plan de los Aportes a la filosofía haberse
° liberado del pesado lastre del Rectorado
—según
rn e o c ,u apunte autobiográfico del año 1937/38
un .encuentra
T a n Heidegger
s ó l lao concentración necesaria
titulado para la investigación filosófica. El 1 de julio de 1935,
bq i e aber ur
die Bewahrung des Versuchten y adjunto t r a s
al testamento Wunsch und Wille— se remonta preci- mientras está terminando ya el curso de Introduc-
te o
samente a principios de 1932 ción a la metafísica, confiesa al amigo Jaspers que
dm
18 «procede fatigosamente a ciegas» y escribe: «Sólo
e desde hace unos pocos meses, me he vuelto a engan-
.17 ISb i id n
m a char en el trabajo interrumpido en el semestre de
e, Publ
18 m ib c adoa Con
r elgtítulo
o Beilage
, zu Wunsch und Wille (Über die
lp . Bewahrung
e des Versuchten, como apéndice a M . Heidegger, invierno del 32/33 (semestre sabático); pero es un
l Besinnung
a sen GA, vol. 47, 1997, pp.119-428) [ed. esp.: Anexo a
z5 4 a exiguo balbucir»'.
deseo j7voizintad, en Meditación, trad. Dina V. Picotti, Editorial
, BiblOs, Buenos Aires, 2006, pp. 349-366. Aquí se cita la p.424 (la
n p. 353 de la edición en castellano)]. El hecho de que Heidegger
redactara fin testamento, es según Piiggeler una señal indirecta Pero su padre prevaleció porque con los trabajos sobre Nietzs-
o de sil inter tion de suicidarse. kEn mi libro sobre Antigonaw, me che quería hacer visible un trecho de su camino especulativo...
escribía en una carta del 27 de diciembre de 2004, ohe hablado Entonces noté que la determinación del nihilismo según la histo-
de la intenCión de Heidegger, en 1937/38, de suicidarse. Ahora se ria del ser tiene un tono completamente distinto ('místico') con
me piden pruebas de ello. Sería decisivo publicar el testamento respecto, por ejemplo, a las primeras lecciones. El curso sobre el
que Heidegger redactó en esa época, respecto al cual las obser- nihilismo marca ei momento de la crisis
vaciones sobre el legado sólo son un añadido [Beilage]». Ante- debía
. L e explicar
d i j esta
e crisis.a Prometió que lo haría en un prefacio o
riormente ( e en
s unupostfacio. p Mása tarde
d tuve
r econocimiento (quizás a través de
19 d e
aclaraciones. «Tras una protesta de Hermann Heidegger le he Marion Heinz) de que efectivamente podrían existir apuntes en
q u e
escrito
n o v l io e que sigue, que seguramente también le interese a este sentido: Luego se ha discutido sobre su frase: 'Nietzsche me
usted: ha destruido',.. Es usted quien tiene la posibilidad de leer el tes-
m b r«En e la Olg. 144 de mi libro sobre Antigona afirmo que en
tamento' de entonces)>».
d1937/38 su padre concebía su obra como un legado' del que
otros se habrían tenido que ocupar. Nadie habla de su 'legado' si 19 I bi d. , p.422.
e
no piensa en la muerte. Hacia mediados de los 50.— me llegó una 20 M . Heidegger—K. Jaspers, Briefwechsel 1920-1963, edición de W.
2 0 que. en 1937 se temía que su padre se fuera a suicidar...
•1.k)z de Biemel y H. Saner, Klostermann-Piper, Frankfurt a. M.-Mfin-
0
Cuando 4 en 1959 le visité por vez primera, estaba preparando la chen-Ziirich, 1990, p. 157. [Edición española: M. Heidegger—K.
edición:de
) ;los textos inéditos sobre Nietzsche, Su madre estaba Jaspers, Correspondencia (1920-1963), trad. Juan José García
fuertemente
m en contra: de nuevo volvería la depresión de antaño: Morro, Editorial Síntesis, Madrid, 2003, p. 128].
e
h
fRNICO VOLPI MARTIN KODEGGIER, APORIES A IA FILOSOgt! zAPOR7ESS IA F
I
LO S O F Í A
•!Tras algunos meses la concentración recuperada sistemático de culminar el replanteamiento de la
? E L

empieka a dar sus primeros frutos; El 20 de diciembre cuestión del Ser emprendido en Ser y tiempo. Esta
D I A R
I O
de 1935•le anuncia a Blochmann, entretanto emigrada hipótesis está avalada también por la mencionada
D E
U
a Oxford, su intención de regalarle alguna página del nota autobiográfica en la que Heidegger afirma:
N
«d'orto:nado periodo de trabajo de los dios 1931 y «Estos «comienzos» no quieren «terminar» Ser y
N A U
F R A
1932,. Con, el que he reencontrado plenamente una tiempo, sino todo el planteo es fijado más originaria-
G I O
3
conexión muy madura». Además le pide: «Aquí me mente y movido a horizontes correspondientes»'.
1
presionan desde distintas direcciones para que publi- Algunos años más tarde, cuando tras la guerra
que: Pero !todavía no me he decidido, y por este retome el contacto con Hannah Arendt y le cuente el
motiv camino recorrido entretanto, en una carta del 6 de
las
& hojasl e en otras manoso'. A continuación le con- mayo de 1950 le escribirá acerca de una puntualiza-
fiesa:
r o se Multiplican las páginas en una carpeta titu- ción que nos es muy útil: «Me di cuenta de que la
lada:
g a .Critica a Ser y 'tiempo». Poco a poco com- analítica del estar [Dasein] todavía constituye un
prendO
r i a este libro, del que concibo ahora el problema continuo andar por una cresta, donde existe tanto la
con
q mayor claridad; veo la gran imprudencia que en él amenaza de caer hacia el lado de un subjetivismo
se meramente modificado como hacia el otro de la 'a-
u eSceʻnde, pero quizá sea necesario realizar «saltos»
semejantes para llegar al gran salto. Ahora se trata tan léthela aún impensada — la cual sigue siendo del
e
solo 40'plantear de nuevo la misma pregunta, de un todo inaccesible desde el pensamiento metafísico.
n
modo l Sólo lo conseguí en 1935, después de que en el ante-
o rior me liberara internamente del año del rectorado
todo
m u 16COntempordneo,
c académico y erudito»
e 43 tanto; Heidegger confiesa aqui sus baten- y recuperara poco a poco las fuerzas. Luego hubo
22
ho
n
cione4 otro empuje en 1937/38, cuando vi claramente la
.m á su linea de investigación: una vez abando-
tnado"Iplanteamierito de Ser' y tiempo, pretende catástrofe de Alemania y desde esa carga irradiaba
s
rretomar en im sentido más radical la cuestión dejada una presión que me hizo pensar con más libertad y
o r i
e suipenso. Durante un par de arios se ocupará de
en tenacidad a partir de la cosa»'.
g i
la g redacción de los Aportes, que pueden ser conside-
n a .
a
radospOr lo tanto como un nuevo intento orgánico y 23 C f r . M. Heidegger, Besinnung, cit., p. 424 led
r i o! 24
, eHs .p Ar
. endt
c i—t M.
. , Heidegger,
. Briefe 1925 bis 1975. U nd andere
r p
y 3 5Zeugnisse,
3 ] . Klostermann, Frankfurt a. M., 1998, p. 104 led. esp.
21 a M ! Oektegger—E. Blochmarm,Briefivechsel, cit., p. 87. Correspondencia 1925-1975, trad. Adan Kovacsics, Herder, Bar-
m
22 p fbti f.' , Pp. 87-88. celona, 2000, pp. 98-991.
u
o
c
r
h
32 F R A N C O SME , MARLINHEMEGGER,APORTESA LAFROSOEM ¿APORTES414 F I L 33
O S ! l1
1:
4. LA REDACCIÓNDE WS < La ya citada nota autobiográfica de 1937/38, aber
1? E L
, die Bewahrung des Versuchten, alumbra las razones
D I A R I
O
Nos
<AP encontramos
O R T E S en el momento crucial. «En este de este secretismo. Heidegger parece querer aplicar a
D E
U N
semestre
A tengo
I vacaciones»,
A escribe a Blochmann el su propia obra —quizá recordando lo que la tradición
N A U F
12 de
F I abril
L O de 1938,
S O«y Fme gustaría, si lo consigo, dar hace para el Corpus Aristotelicum— la partición entre
R A G I
O
una
Í A »forma más completa a algunos trabajos prelimi- escritos exotéricos, dirigidos al público, y escritos
nares... Durante el verano querría quedarme más esotéricos, reservados a quien esté dispuesto a prepa-
tiempo en la cabaña, donde todo aún está como rarse de manera adecuada para ellos. De hecho, al
entonces»'. Heidegger se refiere a la redacción de clasificarlos, parece prever un camino inicidtico para
los Aportes, que coincide con ei periodo 1936/37, y llegar progresivamente al corazón de su pensamiento:
que retoma en el verano de 1938 y termina con un —las clases universitarias,
trabajo de escritura casi clandestino, paralelo a l —las conferencias,
«público» que desarrolla en las clases de la universi- —los apuntes para los ejercicios de los semina-
dad, en las que, tal y como se queja con Jaspers, «me rios,
estoy moviendo sólo entre interpretaciones»", en —los trabajos preparatorios para la obra,
una aplicación cotidiana que consiste «siempre y —reflexiones y esbozos,
sólo e n e xé g e sis» —el curso sobre HOIdertin (semestre de invierno
27
embargo «una nueva ocasión para experimentar qué de 1934/35) y los apuntes sobre el Empedocles,
. L están
lejos a s las posibilidades de un pensamiento efec- —Desde el acaecimiento (Aportes a la filosofía)
c l a ess decir,
tivo»", e sde una especulación original e inno- Como se puede ver, el recorrido comienza con
c o nindependiente
vadora, s t i de la exégesis histórico-filosó- textos de carácter protréptico e introductorio, suce-
tfica,
u que
y Heidegger
e n reserva para la obra que está sivamente pasa a los materiales más difíciles, de pro-
s i
secretamente escribiendo, y sobre la que mantendrá fundización y estudio, para llegar por fin a la que
un
n estricto silencio. Heidegger considera aquí secretamente, en el ano
1938/39, su obra verdadera y auténtica: Desde el acae-
cimiento (Aportes a la filosofía). Aunque sostiene que
25 M . Heidegger—E. BIoclunalm, Briefwechsel, cit. , p. 91. «aún no ha sido alcanzada la forma, que yo exijo jus-
26 M . Heidegger — K. Jaspers, Briefwechsel 19204963, cit., p. 157 tamente aquí para una publicación como "obra"»",
[ed, esp. cit., p. 129].
27 i bi d. , p. 161 [edición en castellano cit., p. 131].
28 i bi d. , p. 157 [edición en castellano cit., p. 129]. 29 M . Heidegger, Besinnung, cit., p, 427 led. cop cit., p. 3551,
FRANCOVOLPI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA LA KOSOfill iAPORrES A LA Fliosvg A?ELDIARIO DE UNNAUFRAGJO 35

los Aportes constituyen el máximo acercamiento a la Sión casi trascendental del Dasein, basada en su
exposición ideal imaginada por él para concebir y autodeterminarse y proyectarse en posibilidad, la
expresar de manera adecuada el acaecimiento-apro- atención se vuelve a la inmemorial procedencia de la
piación del Ser. existencia. Sin embargo, para remontarse al origen
La razón del doble titulo de la obra aparece ahora _de la finitud y de la facticidad, es preciso contemplar
en toda su claridad: subrayar su carácter esotérico y la la historia del Ser, es decir, ese horizonte que al
necesidad de un camino preparatorio que lleve hasta Dasein le parece infinito, pero que Heidegger quiere
sus más recónditos rincones. Aportes a la filosofía es captar como tal en su fraccionarse histórico-even-
un título insignificante por su generalidad, que no tual, sin reducirlo a un «infinito malo». El camino
tiene otra función sino la de mantener una distinción tomado por Heidegger es el del pensamiento del Ser
entre la superficie, la fachada pública, y lo que se como Ereignis, «acaecimiento-apropiación», es decir,
esconde detrás, para hacer resaltar así aún más el como co-pertenencia de Ser y Dasein en su recí-
carácter esotérico del contenido. El verdadero titulo proca imbricación en una alternancia de donaciones
es por ello Vom Ereignis, que no debe ser leído, como y sustracciones, concesiones y rechazos, manifesta-
resultaría espontáneo, como un complemento del ciones y ocultamientos, que marcan el ritmo de las
tema sino, como recomienda Heidegger con una lec- «épocas» de la historia entre un primer comienzo
tio difficilior, como complemento de origen. Por lo griego, e l adviento d e l a metafísica, y «otr o
tanto no Acerca del acaecimiento sino Desde el acae- comienzo» anunciado por el paso del «último Dios»
cimiento, casi para acentuar el carácter inspirado del y preparado por los «advenideros». En este marco,
texto. Coherentemente, en dos notas al margen de la sobre la base de su poderosa interpretación de lo
copia personal de la Carta sobre el «Humanismo», griego, Heidegger esboza un diagnóstico sobre la
Heidegger escribe que desde 1936, es decir, a partir modernidad como una época marcada por el «des-
del comienzo de la redacción de los Aportes, Ereignis ierto que avanza», por la negatividad y por el nihi-
es la palabra-guía de su pensamiento'. lismo, es decir, por el olvido del Ser y por la hipertro-
En los Aportes toma forma por lo tanto un uni- fia del ente. A continuación alude a la importancia
verso especulativo nuevo y sorprendente respecto al histórico-epocal de dos figuras que examina a fondo
de Ser y tiempo. Tras haber abandonado la compren- en las clases universitarias de esos años: Nietzsche,
que lleva la metafísica a su culminación, y Hólderlin,
30 C f r . M. Heidegger, Brief über den gliitmanismns», cit., pp. 313, que vaticina la edad venidera. La obra traba entre sf
316 [ed. esp• cit., pp. 259, 261]. el conjunto de los elementos que forman el pensa-
FRANCO VOU'l . MARTINKIDEGGER, APORIES A IA FILOSOFÍA 1APORIFSA 1A raosofiA? ELMAMO DE UNPOILIFEACIO
3
6
miento del Ser como Ereignis desenredando la com- es otra cosa. Explotando el estilo de la brevedad, de
pleja urdimbre especulativa subyacente a las refle- la insistencia y de la repetición, tradicionalmente
xiones aparentemente inconexas del último Heideg- más característico de los mantra, de la oración y de
ger, que aquí sin embargo se cristalizan en una la letanía que de la argumentación filosófica, Hei-
límpida y audaz visión de conjunto. degger quiere fijar para si mismo e inculcar en el lec-
tor los trazos esenciales de su visión del Ser enten-
dido como Ereignis.
5. ESTILO YESTRUCTURA Por lo que atañe a la estructura, tras una larga
«Mirada preliminar» (Vorblick) que presenta el con-
Desde el punto de vista formal, Heidegger experi- junto de la obra e ilustra sus caracteres y elementos,
menta con un estilo y una arquitectónica que preten- el texto se articula en seis «fugas» (rugen) o «combi-
den corresponder a la novedad y a la dificultad de su naciones» (Fügungen), es decir, «junturas» y <mudos»
propósito: pensar9_1Ser como acaecimiento-apropia- que estructuran el acaecer del Ereignis y ofrecen la
ción en el paso de la época metafísica a un nuevo perspectiva para penetrarlo y comprenderlo: «La
comienzo de la historia. Dado que la disertación no resonancia» (Der Anklang), «El dar juego» (Zuspiel),
está construida como una argumentación sistemá- «El salto» (Der Sprung), «La fundación» (Die Grün-
tica y en prosa continua, sino que aúna fragmentos y dung), «Los ad-venideros» (Die Zu-künftigen), «El
reflexiones relativamente cortos, se ha llegado a último Dios» (Der letzte Gott).
hablar de sentencias e incluso de aforismos. Se ha «La resonancia» pretende mostrar que incluso en
hecho también referencia al estilo de los presocrati- el completo abandono del hombre por parte del Ser y
cos, que desde el principio de la década de 1930 Hei- en el correspondiente olvido del Ser por parte del
degger había empezado a considerar como para- hombre, es decir en el nihilismo consumado, resuena
digma de pensamiento poetizante, e incluso a los aún un eco del Ser. Esta resonancia puede ser escu-
fragmentos de La voluntad de poder de Nietzsche, chada por los «pocos e insólitos» que advierten la
que durante las clases Heidegger intentaba hilar condición de «necesidad» (Not) y junto a ella la
entre si buscando una interpretación coherente, y de «necesidad de un viraje» (Not-wendigkeit), estando
los que, justamente entonces y por encargo del ellos en la «disposición de ánimo» (Stimmung) de la
Archivo de Weimar, estaba preparando una nueva «retención» (Verhaltenheit), que incluye el «espanto»
edición. En realidad, el estilo de los Aportes no se (Erschrecken) y el «pudor» (Scheu) y hace que sean
compone ni de sentencias ni de aforismos, sino que capaces de «presentir» (Erahnen), del mismo modo
,MPORTESA M FilASOFIV ELDIARIO DE UN !MIMO() 39
38 M I G O VOIPI H E I P K 9 1 , - A F M T É S A 1A F ikAt it

en:• qa0,:los tribuyen las interpretaciones llevadas a cabo en las


«aSonilSjarSe»
-- (Erstaunen)LPara quien sabe lecciones histórico-filosóficas de esa misma época,
«se0asi*:;(1V
-p ecnas pa td ao r e s s i s no hay ni puentes ni mediaciones hermenéuticas
-g r i e g o
fOrhwi0l..cnegarse» (Versagen), elütlas o en esa practicables.
intenification
inke), e l de ladenegación» La única manera para llevarlo a cabo es efectuar
s ' .
.sagni «El salto», la tercera fuga, con la que el pensamiento
e ( eVsr)reque
S r ases ala g«recusación»
u n g (Verweigerung" En el
deja tras de sí la historia de la filosofía y «salta»
V marco
'n s e de e rla «resonancia»,
- Heidegger esboza suteoria
criticaiikle 'la modernidad, a la que, se ha aludido, desde el ente directamente al Ser, cuya riqueza ya no
'C m a a n pi
caracterizada por algunos fenómenos es la riqueza metafísica de la polisemia categorial,
fia c e sino que se presenta ahora como resultado de una
-e es stlaea'_n
como técni
c ciaaplanetaria,
les lairrupción-de lo «gigan-
s.tegco»,,.;la tiranía del cálculOyde•lci útil; la reducción dinámica en el interior del acaecimiento-apropiación
td a m mismo: el Ser, en su despliegue-esencial (Weiung),
del hombre a s u j e t o ,
b
eprimera i é empieza a «vibrar» (erzittern) y a «oscilar», (ers-
, de forma ternatica:,
n
•q•.' u La chwingen) y, dilatándose y contrayéndose según el
e ssegunda
o n a b ofuga r d llev
a d a 'el nombre ,de •<E1
e «espacio-tiempo» ( Z e i t
jit
bi e -
g o
d t o
a nr un término que apuntaala que ocurre
nen el fútbol cuando un jugadorpasa laPelota-a otro,' kliiftung)
- en modalidades y luego en múltiples aspec-
-
lefectuando lo qué cOn-unametgorasellarnA•« e - tos
R ayudeterminaciones.
m), s e
aqüi
areifiáI;'..)3ajo esta forma Heidegger concibe la telar- « h i e n d e » la fuga más compleja y arti-
Con «La fundación»,
p o r culada, entramos en el corazón del acaecimiento-
ciÓn:-ehírle - - el pensartliento'cletSer - y la historia_ dela -
v e z apropiación,
- ( Z e rde su - Wesung. Esta está determinada
fcorno, . , p r i m e r comienzo del pensamiento que por la tensión entre los polos del Ser y del Dasein,
i- :una tensión que funda y deja ser a ese «entre»: el pi:0:g
yl
« sein, al que el hombre —que no es simplementiplén-
-,a
s ' tico al Dasein
,csChiaril:tal en su anidad_y en su polisemia. Sin
n —(Bestandnis).
es En el «Da» se abre, como, «deipeja,
g miento»
a r r o j a (Lichtung), la verdad entendida como acae-
aembargo, para este -«re'-pensar», que recogiendo el
0
o
l1
rfpaseahre dcimiento
o de la manifestación y el ocultamiento de la
e , y correlación entre Ser y Dasein.
i-
*n
Las últimas dos fugas, breves pero especia!
icla a l -- -
o
a 3i C f I :K/L Illeidegger,'BeitnIge zyr Philosophie, ci t, par, 2;16, p 412
ea l 16ei qdenSas, u llevan los títulos de «Los advenideloA
i:- t e P. r Cit., p. 330J,
»n a t i v e '
0
t.O
ME3.

d e
40 E F F A N D O VOLRI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA bi ilia95 MORES A LA ATEffaFtl? ELDIARIO DE UNNAUFRAGIO 4
1 1
04
último Dios» y representan por así decir la coda Por lo que respecta a Sein o Seyn, en castellano
escatológica de la obra. De hecho, Heidegger no con- hemos señalado la distinción mediante la inicial
cibe el pensamiento del Ser como una teoría neutral minúscula o mayúscula: «ser» o «Ser». Heidegger
e indiferente respecto al actuar, sino que le atribuye utiliza la primera grafía para referirse al concepto
un significado salvifico, con el correspondiente tono tradicional, la segunda en cambio para su propio
profético. Corresponder al Ser implica consecuen- concepto de Ser, aunque no siempre de manera
cias esenciales para el actuar, de modo que la «onto- coherente'''. Se trata de un hábito que ha recibido
logia» se torna en una ética originaria: operan i sequi- numerosas críticas y que ha molestado incluso a
tur esse. El hecho de que, en el manuscrito, la obra algunos discípulos bienintencionados hacia él. Por
concluya precisamente con estas dos fugas les con- ejemplo Hannah Arendt, que en una carta a Jaspers
fiere una especial importancia. En la edición publi- del 29 de septiembre de 1949 comenta sobre este
cada, que la traducción ha seguido terna: «He leido la carta contra el humanismo, tam-
en
32 cambio con la sección «El Ser» (Das Seyn), una bién muy problemática y en muchos aspectos ambi-
,especi
l a e de
o compendio
b r a global, que sin embargo en el gua, y sin embargo es lo primero que ha conseguido
tmanuscrito
e r m se i encuentra
n a al principio, después de la volver al nivel de antaño. (Ayer lei los ensayos sobre
«Mirada preliminar», pero que el editor alemán Hólderlin y algunas lecciones sobre Nietzsche abso-
decidió colocar al final'. lutamente horrendas y farragosas). Esa vida suya en
Todtnauberg, imprecando contra la civilización y
escribiendo Seyn con y, no es en verdad sino la
6. TERMINOLOGÍA madriguera en la que se ha refugiado»
35
degger advierte que este recurso ortográfico no es
Es necesario dedicar algunas palabras para introdu- sino
. P laefachada
r o exterior
H e ide-un esfuerzo radical y pro-
cir, además de los ya mencionados, otros conceptos fundo para desvincularse del lenguaje de la metafí-
clave que se encuentran en el texto, así como expli- sica, y en primer lugar del concepto tradicional del
car la traducción escogida. ser. Esto parece ya del todo claro en las consideracio-
nes «Sobre gramática y etimología» acerca de la
32 R ec ar des e que el presente estudio había de servir de Introduc-
ción a la versión italiana de los Aportes. N. del T.
33 A u n q u e en su estudio sobre los Aportes expone su contenido 34 C f r . M. Heidegger, Beiträge zur Philosophie, cit., par. 259, p. 427
siguiendo el orden del manuscrito (E-W, von Herrmann, Wege (Edición en castellano cit., p. 341).
ins Ereignis cit., p. 32), 35 H . Arendt — K. Jaspers, B r i
ef
w echsel , c i t .
p . 1 7 8 .
¡APORTESA L4 f7LOSOFIA?ELDIARIO DE LIDNAUFRAGIO 43
4-2 MANDO VOLPI DIARTIN HEIDEGGER,APOR1ESA IA FILOSOFA

palabra «ser» que lleva a cabo en Introducción a la cruz ( >) , casi como para borrar el sentido tradicio-
metafísica de 1935. Por lo tanto, la distinción orto- nal de la palabra, y quizá también para aludir a su
gráfica no puede ser pensada separadamente res- propio concepto de Geviert, la «cuadratura»: Cielo y
Tierra, mortales e inmortales'.
pecto a los conteriidos a los que se refiere.
La grafía Seyn es utilizada en esta obra y en otros En su esfuerzo conceptual por separarse de la
tratados inéditos de los años 40, así como en algunas metafísica y superarla, Heidegger utiliza también los
glosasanotadas al margen de Ser y tiempo, aunque el recursos de la etimología. Se basa en herramientas
primer texto publicado en el que Heidegger la emplea clásicas como el «Kittel» para el griego', el dicciona-
es el ensayo sobre Hólderlin de 1943 gAndenken» rio de los hermanos Grimm y el «Kluge» para el ale-
El
37mismo recurso gráfico vuelve en el primer mán'', el «Pokorny» para las lenguas indogermani-
párrafo, añadido con ocasión de la segunda edición cas en generar. Ante la imposibilidad de abrir aquí
.
(1949), de la nota conclusiva de la conferencia Sobre un paréntesis sobre el uso filosófico de la etimología
la esencia de la verdad (pronunciada en 1930, aun- y de su legitimidad, una vexata quaestio sobre la que
que publicada en 1943) se ha discutido desde antigrue, nos limitamos a pre-
de
3suna solución satisfactoria, y mucho menos defini-
tiva.
. NLas o correspondientes
s e meditaciones sobre el Ser,
39 I bi d. , p. 411y sip fed. cap_ cit., p, 332 y sigs.],
incluida la controvertida doctrina sobre la diferencia
t r a t a , 40 G . Kittel, Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament, con-

sontológica nentre Ser y ente, son inevitablemente


tinuado por G. Friedrich, Kohlhammer, Stuttgart, 1933-1979, que
i para cada término griego ofrece, en la primera parte de cada
demasiado metafísicas por reflejar el paso de uno a
e m b a r entrada, l a historia de su significado y su uso desde Hornero
otro comienzo. Por esta razón, al final Heidegger hasta la era cristiana. Contribuyó a la obra con algunas entradas,
g o ,
renuncia también a la grafía con la y, e intenta otra entre otros, Rudolf Bultmann,
solución en el escrito de 1955 La cuestión del ser 41 J . y W. Grimm, Deutsches Wörterbuch, Hirzel, Leizpig, 1854-
1960; E Kluge, Etymologisches Wörterbuch der deutschen Spra-
escribe el término con una tachadura en forma de che, de Gmyter, Berlin, 1883, actualizado por A. Götze (desde
1910) y por W. Mitzka (desde 1957).
42 A . Walde —J. Pokorny, Vergleichendes Wörterbuch der indoger-
manischen Sprachen, de Gruyter, Berlín, 1927-1932. (Luego J.
36 L a presente edición incluye un estudio del autor sobre estas con- Pokorny, Indogermanisches etymologisches Wörterbuch, Francke,
sideraciones. N: del T
Tiibingen —Basel, 1959, 3' edición de 1994).
37 M . Heidegger, Erläuterungen zu Hölderlins Dichtung, en GA,
vol. 4, 1981, p. 134 fed. esp.: Interpretaciones sobre la poesía de 43 U n a de las primeras formulaciones del problema, que merecería
ser recordada aunque Heidegger no la mencione, es la funda-
Hölderlin, trad. fosé M' Valverde, intr. Eugenio Trías, Ariel, Bar-
mental contenida en el De lingua l ati na de Marco Terencio
celona, 1983, p.1461.
Varrón (116-27 a, C_)_ Al comienzo de la parte conservada del
38 C f r . M. Heidegger, Wegmarken, cit., p. 201 led- esp. cit., p. 1701.
ZAPORTESA lit fli050617 ELDIARIO DE UNNAUFRAGIO 45
44 F R A K t i volpi , PARTIRHEIDEGGER,APORTESA111FILOSORA

guntar con Heidegger: ¿puede la etimología ser de derivan, y que Heidegger pudo conocer por vez pri-
1
ayuda para aclarar el problema filosófico del ser? En mera a través del tratado de Carl Braig, Vom Sein,
Introducción a AbritS der Ontologie, leído y utilizado por él en su
.mente
1 4 a la redación de los Aportes, la respuesta es juventud': es— «vivir»; *bluibheu «abrirse», «flore-
m e t a flaí etiMologia ciertamente ayuda a descu-
negativa: cer»;wes— «permanecer».
sbrir
i cy a ,
retener 1.?3, tres significados fundamentales del Precisamente a partir de esta última raíz Heideg-
qverbousein, Per6 éstos ya se han perdido y han sido ger recupera y explota en clave filosófica el verbo
eanulados en ei eoncepto abstracto de ser, hoy en día wesen, durativo de sein, en desuso como tal en el ale-
pdominante.
r e EStánligados a las tres raíces de los que mán actual, pero conservado en algunas formas gra-
c e d maticales, como por ejemplo en el participio pasado
e :I gewesen, y en los compuestos anwesen («presen-
i ntratadom(libios d e los XXV originales), más precisamente en tarse», «asistir»), abwesen («ausentarse», «estar pre-
el libro V 7-8, V4rrón afirma que la etimología admite cuatro gra-
e dos d de iinterPrefación (quattuor explanandi gradus) a través de sente») y verwesen («degenerar», «pudrirse»). El
a los t quease llega:O conocimiento de las palabras: verbo wesen significa, por lo tanto, «estar presente de
- quo populuq0latnivenit: «donde incluso el pueblo llega», es decir, forma duradera», «durar», «seguir siendo». Heideg-
el grado de las 4firriologias más simples, evidentes, como argenli-
fodinae, ouriikiaSIde plata», a partir de argenturn y de fridincr;
ger lo usa preferentemente para indicar la manera en
quo glumpnätic ascendit antigua: «a las que llegan los gramáticos la que el Ser es. Del Wesen del Ser forman parte cons-
a ntignos», esd.de'cir, los alejandrinos, que comentaban a los clásicos titutivamente su opuesto (Gegenwesen) y su negación
intentando ejcplicar las palabras difíciles a través de su origen;
quo philosopWaseendens palien& «donde, iscendiendo, llega la (Unwesen). Cuando quiere subrayar la diferencia
filosofía», eS!de'cir, la filosofía estoica, que investigaba las razones ontológica entre Ser y ente, Heidegger usa el verbo
por las que 01 determinado significado se expresaba con un deter- wesen para el primero, sein para el segundo: «Das
minado signifkinte;
ubi estadyl um ti al ti a Regis: «donde se encuentran el santuario y Seiende ist. Das Seyn west»'. Del verbo wesen deriva
los tiempos: del¡ Rey», es decir, donde se entra en el misterio inex- el sustantivo Wesung, término fundamental y fre-
plicable del;Origen del lenguaje. cuente en los Aportes. Mutatis mutandis, éste corres-
Varrón afirma u e este último grado es tan elevado que debe ser
considerad0 clm o un limite al que es imposible acceder. En su
investigación sq
44 C f r . C. Braig, Vorn Sein, Abril? der Ontologie, Herder, Freiburg
. q u e d a , Oosible aunque limitado un cierto uso filosófico de
considerando
la Br,, 1896, p, 20. Braig a su vez cita como fuente a G. Curtius,
p etimología.
o r Grundzüge der griechischen Etymologie, Teubner, Leizpig, 1858-
Sobre
l ola etiirio(i)gia 1861
-t dael
por e tratado
nl ot sde Johannes Clauberg, Ars elymologica Teutonum e 45 M . Heidegger, Beiträge zur Philosophie, cit., pp. 30 y 74 [ed esp.
philosophi4e
to é , r m i l'Ora:bus
n derivata, Duisburg, 1663 (reprod, en G. W. cit., pp_ 42 y 74].
Leibniz, Collectanea etymologica, Foerster, Hannover, 1717),
o s
e
a
n l e m
a n e s
46 . FILAO5019 MARIIII HEIDEGGER,APORTESA LAFILOSOFA iAPOR1ES A LA FILOSOFÍA 47
, E l_
D I A R I O
ponde al lic epto griego de moné, «manencia» o el término a eigen y eignen —según una etimología no
D E

«pe rmane ia» —derivado de mino, «quedo*, «per- U N


demostrade— y recurriendo también a la etimología
N A U F R
mane zco» Usado por los neoplatónicos para indicar Er-eignis, o a la variante Ereignung, Heidegger lo
A G I O

el inicial i entiende en el sentido de «apropiación» o «acaeci-


siguen la <eelim - an ación» (etsodos) y el «retorno» (epis- miento-apropiación», siendo éste para él el modo en
trophi). S l ir traducido Wesung —excluido el uso de que el Ser se destina al hombre haciéndolo acaecer y
«ma nenci ) i apropiándoselo en una relación de correlación red-
como «p rinanencia 1a esencial**, y a veces también proca. Su opuesto es Ent-eignis, «expropiación», tér-
como «pr sentarse ,n esencial». En un par de ocasiones, mino con el que se indica la situación epoca' en la
para indic oId e proceso en el que la Wesung llega a su que el Ser se sustrae.
cumplimi nto c c —en oposición a Verwesung—, Heideg- Hoy sabemos que la palabra Ereignis se encuen-
ger emple irwe u!e su n e . tra ya en el joven Heidegger, pero todavía en la acep-
Sin e largo, el concepto capital en la concep- ción común d'e
pr
ción del ti de los Aportes, y alrededor del cual, lsión, en el Kriegsnotsemester de 1919, es empleada en
como se aEaldicho, .d gira todo el pensamiento heideg- « asentido
un c o nfilosófico
t específico, es decir, para indicar
de
geriano p 4 e c que
algo i m ocurre
i e en cuanto es experimentado por mí,
o
deja trad diejrl• tan poco como la palabra conductora o
n seat oen » cuanto
. «vivencia». En este sentido, Ereignis
pU la china Tao», afirmara Heidegger en
griega 16 s.o rn se
S contrapone
ó a algo que ocurre como simple «pro-
Identidad yodiferencia (1957). Aquí, reconduciendo ceso físico» (Vorgang), neutro, sin relaciones con el
ir o l o
yo
e que lo vive y lo experimenta'.
o
lc
46 R ec uér 4ei de nuevo que el estudio iba a servir de Introducción
ra1aitaliana n
a la ver ió1 de l o s 48 Heidegger , Identität und Differenz, Neske, Pftdlingen, 1957, p. 25
o r t e1
47 EAl pprefijo nseparabie
s . N . er-, que añadido al verbo significa en ale- u [ed. bilingüe en esp.: Identidad y diferencia. Identität und Diffe-
s'b
mán
d eel dl e anzar u obtener
E algo a través de la acción indicada por n renz, cd• de Arturo Leyte, trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte,
el verb ee
sms a Anthropos, Barcelona, ]988, p. 87].
,uno de ol5recursos lingüísticos mis explotados por Heidegger 49 A u n q u e en Identi tät und D i
t ad4tE
dque, fof correcta, a partir de er-dugnen, «echar ojo a», «poner bajo los
ái
achw
4 m i ngtjr erwinken y, por supuesto, ereignen. [El autor se refiere c r e ojos»
e n z (cfr.
s eM. ñ Heidegger,
a l a r Identität
á und Differenz, cit., pp, 24-25)
ba
ásSit
i tra 4c nm i ón al italiano de BzPh. Como ya se ha hecho notar, D [ed. esp. cit., pp_ 86-87].
sin embara, e parece preferible, para Wesung, verter: 4(despliegue a M . aHeidegger, Z ur Bestimmung der Philosophie, co GA, vol.
50
d
é n e t i e t 56/57,
i m1987, o p.l 75 o[ed.gcap.:
í El problema de la filosofía y el pro-
esencia
ee r w »i i para evitar la excesiva estaticidad de qziermanencia», -a
poco ac fri escon la terminación —ung, que indica acción. N. del T blema de la concepción del mundo, trad, y notas de Jesús Adrián
] s sp l ee eg
e D ele cm esencial, [N. del Ti Escudero, Herder, Barcelona, 2005, p, 90],
in ,n
. n
ao
gu r
es ip,
FRANCOVOLP1 MARIIN HEIDEGGER,APORTESA 1A ALOSOM ¿4%'R?E91 IA RIOSOFM?ELDIARIO SE UNNAUFRAGIO +9

Del todo distinto es el sentido de Ereignis en los lo que en el Ereignis acaece no es ya la co-pertenen-
Aportes, donde es tomado en la acepción ya mencio- cia de Ser y Dasein, como en los Aportes, sino más
nada dei«acaecimiento-apropiación» para pensar y bien la c o
expresar la co-pertenencia de Ser y Dasein. Es decir: - cuanto «conjunto de lo s Cuatro», mortales e
en
para Concebir el Dasein no ya en su a u t o p e r t e n Tierra y Cielo
inmortales,
puro
- p r ocomo
y e ccondición
t a r s e ontológico-trascendental del - e
52n c i a las diferentes épocas históricas, es «de
provienen
sentido del ser, sino precisamente en la insondable d
.suyo qe u í
A no-histórico e (ungeschichtlich)
l o, mejor, carece
gratuidad de su darse junto con las cosas que Son, de destino»
lE r oe i g n i s ,
junto con la maravilla de las maravillas: que el ente 53
sd Desde e estal perspectiva hay que interpretar lo que
es, y dándose por tanto, en el fondo, junto c on .m
q
o
Heidegger u diceeen los Aportes acerca de otros dos
mismo,
- al estar esencialmente ligado a él, rfenómenos
t a relevantes, cuya fuente principal de inspi-
La elaboración del concepto llevada a cabo en los l e es
ración s HOlderlin: la Gi5tterung, término traducible
el S e r
Aportes Sigue siendo decisiva también más adelante, e
por «acaecer divino», aloi como «el último Dios» y su
hasta el punto de'que en las ya recordadas notas al n
«paso fugaz» (Vorbeigang). No se trata obviamente
margen Ede la Carta solve el «humanismo», Heideg- e
de una simple toma de posición en materia de reli-
ger declara que desde 1936 Ereignis es la palabra- lgión y teología. Como filósofo, Heidegger no se pro-
guía de Su pensamiento; y más adelante, en la compl- m
nuncia acerca de la existencia de Dios o de su pre-
ladón Zur Sache des Denkens, lo reitera ilustrando el u
sunta muerte, pero cuando habla del «último Dios»
concepto en todos sus aspectos y aportando una Car- n
—expresión por otra parte ya utilizada por Sche-
d
I lin g
tografía de los otros lugares importantes en los que
ver o
se ocupa de 61. m un sentido a la palabra Dios y asignar una clave de
en
51 especial
E s t a el texto que la abre: la conferencia —
cTiempo
o m !yp( 1i 9 6 2 ) , porque Heidegger pronuncia p r
aquí
l a suc última
i ó n palabra pública Sobré el carninó.reco- e Itbi d. , p_ 45 led, esp- cit., p. 62].
52
rridO
e tras la interrupción de Ser y tiempo y tras 1138 53 I b i d . p. 44 red, esp. cit., p. 61, m adi ft
e
54 n
F . W. J. Shelling, Philosophie der Kunst, en Siimmiliehe Werke, 14
AporteSa la filosofía. En Tiempo y sen sin embargo,
s d evols., Corta, Stuttgart, 1859-1861,1/5, 432 led. esp.: Filosofía del
f u n d i narte, estudio preliminar, tr ad
,guez,
y Tecnos,
n o t aMadrid,
s 1999, p. 103_ Adviértase con todo que en
a M. m Heidegger,
e Zur Sube des Denkens, Niemeyer, Ttibingen, 1969, t edSchellinge es Jesucristo el último Dios, mientras que Heidegger
n pp.t 35-39
a lred. esp.: Tiempo y ser, trad. de Manuel Garrido, José r rVdicei der este
g Dios
i n que
i éla va en contra de todos los dioses anterio-
Luis Molinuevo y Félix Duque, Tecnos, Madrid, 1999, p- 551- res, y otespecialmente contra el cristiano». N. del Y].
, o L ó p e z -
D o m í n -
y g
a
iAPORIES A IA FILINOtIA? ELDIARIO DE UNNAUFRAGIO
50 F R A N C O VOLPI MARTIN HEDER, APORIES A IA mosolt i

bóveda a la arquitectura de la finitud. ¿Es posible o en alemán también el neologismo Fundament, que a
no? Esta es para él una indicación formal (formale veces Heidegger utiliza. Por ejemplo Fundamenta-
Anzeige) análoga a la enigmática pregunta 'que lontologie es en Ser y tiempo la «ontología funda-
Nietzsche se plantea en Más allá del bien y del mal mental», la que toma como fundamento al Dasein y
(III, 56) cuando se pregunta: «circulus vitiosus su análisis y que, en el proyecto inconcluso, debía
deus?»' servir como base para ontologías o «metafísicas»
via
5 la gratuidad del estar arrojados a la existencia con regionales. En el lenguaje filosófico, Grund tiene
un
. DDios e como condición última, o más bien ésta ha además el significado de «razón» y «causa»: Satz von
«pasado» ya, con lo que no nos queda sino el Vorbei- zureichenden Grund es el «principio de razón sufi-
, u n
gang
a des letzten Gottes? Para Heidegger, que piensa ciente». Resulta caracterptico del uso heideggeriano
después de Nietzsche y junto con Halderlin, la verda- del término que éste, hasta Ser y Tiempo, no sea
v
dera cercanía de Dios está en su lejanía. empleado todavía para criticar el modo de pensar de
e la metafísica, que busca precisamente un «funda-
Otro concepto clave sobre el que Héidegger
z mento» o una «razón» para todo, de acuerdo con lo
excava, a fin de obtener determinaciones Atilespara
p que prescribe el principio de razón: nihil est sine
expresar la naturaleza del Ser es Grund, juntó con
o
sus derivados y compuestos como G r iin g ile ililo ratione. Todavía en el escrito De la esencia del fun-
rde la cuarta fuga, Ergrandung, Abgrund, lingrund. damento (1928) Heidegger mantiene sus propósitos
tEn alemán
o cotidiano Grund significa «fondo» —y en fundacionales, pero a partir de aquí comienza a
d sentido es sinónimo de Boden, que indica la
este cuestionar la estructura del fundamento mostrando
a
superficie del fondo, mientras que en Grund se per- que tras todo Grund se esconde u n Abgrund
s ;más bien, la profundidad—, y de fondo derivaría
cibe, («abismo»,•«fondo-abismal») y que por lo tanto, si se
¿
«fundamento»: «Fundamentum est a fundo, qui piensa hasta el fondo, Grund implica como correla-
Graecis
c basis»'. Para decir «fundamento» se emplea tivo suyo la dimensión del Lin-grund («no-funda-
a mento»). En este horizonte se insertan las reflexio-
b nes que Heidegger desarrolla en los Aportes a la
55 F . Nietzsche, Jenseits von Gut und Böse, en Seimmtliche Werke. filosofía acerca de la «fundación» que acontece en el
e Kritische Studienausgabe, edición de G. Colli y M, Montinari, 15
Dasein en
c vols., de Gruyter —dtv, Berlin— München, vol. V, p. 75 led. esp.:
Más al l á del bien y del mal, trad. Andrés Sánchez Pascual, -
miento-apropiación. Más adelante, en una nota al
o Alianza Editorial-Orbis, Barcelona, 1983, p. 811.
c u a nde la Introducción añadida en 1949 con_oca-
margen
n R . Goclenius, Lexikon Philosophicum, Becker, Francofurti, 1613,
56
Sión
t o de la quinta edición de ¿Qué es metafísica?
e p. 605.
c o r
c
r e l
t
RIMO VOIPI HARTIN HEIDEGGER, APORIESA IA SILOSOM /APORTESA IA FILOSOFA?ELRAMO OEWI NAUFRAGIO
52

(1929) propondrá que se escriba el término, del es empleado aquí para expresar la oposición entre
mismó Modo que Sein, tachándolo con una cruz dos polos (WIderwendigkeit, Gegenwendigkeit), que se
(r;:ntoil) ;papi indicar que el ser es insondable en da en el acaecimiento-apropiación entre sus dos
cuantd no-fundamente. Y en las lecciones tituladas «lados» o sus dos «caras», el Ser y el Dasein' Al afir-
La proposición del fundamento (1957) contrapondrá mar en repetidas ocasiones que la Kehre se da en el
a este principio, que para todo reclama un funda- acaecimiento mismo del Ser, Heidegger quiere decir
ment, el célebre clínico de Angelus Silesius: «La que este último presenta un doble aspecto, es decir,
rosa es sin porqué...»'. se muestra por un lado pero también por «otro», en
Lai otra palabra cuyo significado recibe en los una y en «otra cara». De forma parecida a cuando se
Aportes et la filosolla una matización importante es dice que una moneda tiene una cara y una «cruz»: <da
Kehre, «torna». Normalmente, la palabra se refiere a otra cara de la moneda» en alemán es die Kehrseite
esas curvas' muy angostas de las carreteras de mon- der Medaille En otras palabras, en el acaecimiento-
taña, llamadas «recodos», que, aunque suponen un apropiación la correlación de Ser y Dasein no está
cambio de dirección, conducen a la misma meta, a la fijada, sino que se «gira» o se «da la vuelta» de un tér-
cumbiT de la montaña. Después de la guerra, como mino a otro, y el ser mismo pasa pox lo tanto de la
donación a la sustracción, de la manifestación a la
ya ha Sido recordado, Heidegger utilizó esta metáfora
para ihdicar el cambio de perspectiva acontecido tras ocultación, y viceversa. En este sentido, Heidegger
Ser y tiempo. De este modo, él mismo sugirió y avaló afirma que el Ser mismo es kehrig porque se torna «a
la idea de que la «torna» era antes que nada una cir- un lado y a otro», siendo «el Dasein el punto de giro
cunstancia de su propia biografía intelectual. Por los en la torna. Visto desde el acaecimiento, es el centro
Aportes a la filosofía, en cambio, queda claro que el que se abre en el contrajuego de llamada y pertenen-
término debe ser entendido en un sentido distinto, c i a . La Kehre es llamada por esto también Wider-
más c l kehre, «torna alternante».
a r gra
qKehi e» y aló menos en el castellano <dorna». Kehre
do 1 1 59 Q u i é n sabe si, al utilizar Widerwendigkeit y Gegenwendigkeit,
fi57 Cl loi r . M. Heidegger, Vom Wesen des Grundes, en Wegmarken, cit., Heidegger tenia en mente, como se podr ía razonablemente
s ó p.1367i fi nata b led. esp. cit., p. 301, nota 4 suponer, el principio de la Retórica, en el que Aristóteles afirma
que la retórica es 'aviicirpotpoc, Rcorrelato», <Tolo opuesto» o
c a pp.. 68
58 C 1
f r M. Heidegger, Der Salz vom Grund, Nesice, Pfullingen, 1957,
c.ontrapartida» de la dialéctica (Rhet. A, 1, 1354 a).
01. y sigs [ed. esp.: La proposición del fundamento, trad. de
m eFélix Duque y Jorge Pérez de Tudela, Ediciones del Serbal, Barce- 60 C f r . M. Heidegger, Beiträge zur Philosophie, cit., par. 191, p. 311
[ed. esp. cit., p. 253; tr. mod.].
n t lona, e 1991, Pp. 71 y sigs.].
,
i
54 FRANCO V IAMPRIES A LA FILLSOFIA? FI MARIO DE UNNAUFRAGIO 55
O LE
W a
Entramos aquí, a través de la terminología, en el
T I N efectuar la superación, empezando por el mismo Hei-
corazón de la experimentación lingüística y concep-
H E
degger, en una situación de dificultad y aporia. Hei-
I D
tual que Heidegger excogita para r e- s igni
E G degger sabe bien que, en filosofía, quien cree ser ori-
en
fi modalidades libres de todo condicionamiento
G E
ginal a menudo sólo es ignorante. Percibe por lo tanto
R ,
metafísico.
c ar a l Renuncia
A
s e r por lo tanto a categorías, pre- que el fondo de la tradición metafísica pesa sobre el
P
dicables, postpredicamentos, trascendentales, a las
O esfuerzo de superarla, con peligro continuo de reca-
R
doctrinas de la «univocidad», de la «polisemia» y de
I ída. Pero precisamente esta constante presencia nos
la «analogía», a la potencia y el acto, a la modalidad,
E
permite a nosotros, que vemos lo que él intenta dejar
S
la dialéctica, la negatividad y todas las demás deter-
A asus espaldas, intuir hacia donde se dirigía y dar un
minaciones elaboradas por la ontología tradicional.
L
A sentido al áspero lenguaje de los Aportes a la filosofía.
Igualmente, cuando intenta decir cómo el Ser se des-
F Sólo si se tiene muy presente la enseñanza de la meta-
I
pliega y articula en su acontecer, Heidegger no hace
L física es posible imaginar lo que Heidegger pretende
O
sino transcribir y transfigurar, en nuevas metáforas,
S al determinar et Ser como acaecimiento-apropiación,
el antiguo problema. Es quizá precisamente esto de
O y cuando expone su supuesta «esencia» o «diná-
F
lo que él mismo es consciente cuando a
I mica», «inventada» a propósito con el fin de provo-
el
fi paso del primero al «otro comienzo», el pensa-
A
carnos para que salgamos de la ciscara de la metafí-
miento
r m a sigue
q u siendo
e , inevitablemente
e n transitorio, y sica tradicional. Quiere abrir una visión del Ser, con
por tanto provisional, y que toda voluntad de supera- un correspondiente aparato de imágenes, metáforas y
ción debe inevitablemente presuponer aquello que determinaciones que sea alternativo a las grandes
supera, quedando condicionada por ello. Incluso la concepciones de la metafísica occidental. Alternativo,
diferencia ontológica entre Ser y ente, que había rei- por ejemplo, a la visión parmenidea del Ser, que en su
vindicado como una intuición suya que había per- Verdad resplandece «bien redondo» (elikyklon), y con
manecido impensada en la metafísica occidental, en el «corazón que no tiembla» (atremU Ntor), metá-
un determinado momento le parece, también ella, fora que Heidegger retorna al pie de la letra supo-
todavía demasiado metaf isica niendo que en el ser-apropiación acontezca una Erzit-
61 Este continuo ponerse en guardia y atrincherarse tenmg, una «vibración». O bien la imagen heraclitea
.en et propio emplazamiento, coloca a quien pretende de un todo atravesado por el conflicto (pótemos) de
los contrarios. O más aún, la que apunta Platón al
61 C f r . M. Heidegger, Betträge zur Philosophie, cit., par. 132, p. 250 argumentar que el ser es generado por dos principios,
[ed. esp. cit., p. 2061. el Uno y la Diada, la unidad y la multiplicidad, y al
56 FaAliC0 VOLIA HAREM I-PEIDEGGER,APORTESA M FILOSOFÍA IN'ORTESA LA FILOSOFM?ELMARIO DE UNNAUFRAGEO 6 7

conjeturar en el Sofista su articulación en «géneros modalidades que generan una ulterior multiplicidad.
máximos» (mégista Orle). Y sobre todo la de Aristó- Uno de los primeros «movimientos» que se producen
teles, que al oponerse a la imagen univocista del ser lo en la vida del Ser es el que es denominado «espacio-
define como un ser polisémico, que se dice «de tiempo» (Zeit-Raum): éste produce Entrackungen y
muchas maneras» (pollachós legómenon). Detrás del Berückungen, dilataciones y contracciones, alejamien-
innovador y extraño vocabulario de los Aportes se tos y acercamientos, «éxtasis» y «atracciones», en los
reconoce el extraordinario esfuerzo de describir la que el tiempo (con sus tres éxtasis) y el espacio (con
vida del Ser con otras imágenes y otras metáforas res- sus dimensiones) se articulan abriendo el «despeja-
pecto a las de la filosofía tradicional. Y se entrevé esa miento» (Lichtung) en el que el Dasein es acontecido
misma articulación de la unidad originaria, en multi- y apropiado por el Ser. En este nuevo marco, también
plicidad que la tradición ha concebido en términos de el término Dasein adquiere una connotación distinta:
identidad y, diferencia, de dialéctica, negatividad, con- ya no indica tanto el peculiar modo de ser del hom-
tradicción, oposición entre polos, pero con la cons- bre, como en Ser y tiempo, sino que al alejarse de la
tante preocupación por parte de Heidegger de evitar referencia al hombre se desvela como e l «entre»
todas las determinaciones ya ocupadas por semánti- abierto en el acaecimiento del Ser, en el que el hom-
cas conceptuales metafísicas. Por ello cambia imáge- bre tiene la tarea de insertarse para enfrentarse a él'.
nes, metáforas y conceptos, e introduce otros alterna-
tivos, pero en el fóndo siempre da lo mismo: es el Ser
en su simplicidad y en su riqueza, en el turnarse de su 7. «TENGO LA SENSACIÓN DE QUE CREZCO
presentación y desaparición, donación y sustracción, SÓLO EN LAS RAÍCES, YNO YA EN LAS RAMAS»
de su darse y retirarse, en la alternancia de su mani-
festarse ¡ negarse. Dejando en libertad a su propia De este exigente y grandioso proyecto Heidegger no
fantasía especulativa, Heidegger hace de la metáfora publicó casi nada, sólo algunas ideas y alguna intui-
una filosofía, y de la filosofía una metáfora: imagina ción. Comunica algunos pasajes, con la importante
que el acaecimiento-apropiación del Ser es atravesado referencia a Nietzsche y a Hólderlin, y a su función de
por un temblor o una «vibración» (Erzitterung) que culminación y transición, en el curso del semestre de
hiende su unidad primigenia y produce una «oscila- invierno de 1937138, publicado sin embargo sólo de
ción» (Erschwindung) que, alternando «empuje»
(Schwung) y «contraempuje» o «rebote» (Gegens- 62 C f r . M. Heidegger, Beiträge zur Philosophie, cit., parr. 175-176,
chwung), la «hiende» y la recorta (Zerldaftung) en pp. 299-302 led. esp. cit., pp. 243-245].
!RANGO VOtPI , HARTE HEIDEGGER, /KIRIES A m fitosorki ¿4PURffSA iA RO MA? ELDIARIO DE EINNAUFRAGEO 59

forma p s t último Heidegger, como Gelassenheit o Geviert, que


la obra dp arte, de las que extrae el ensayo El origen de aquí no aparecen aún. Por todo ello, los Aportes a la
1
la obra de arte —que en 1950 abrirá la compilación filosofía seguramente s on fundamentales para
uma.
Caminos e bosque—, retoma y presenta la idea de entender el planteamiento y la estructura del pensa-
E n
una contielda entre tierra y mundo. Y poco más. miento del Ser como Ereignis, pero siguen siendo
l a s
Se ha dicho que sólo los Aportes a la filosofía una obra de transición, sustancialmente circunscrita
cpermiten
o e vislumbrar en su conjunto el amplio pro-
al intento emprendido en los años de su redacción, y
tyecto á esp4cu1ativo
n subyacente a las meditaciones luego abandonada. En el texto mismo, sobre todo en
e a s
aparenterrente ocasionales y aisladas de los escritos las partes finales, se nota la extrema cautela, la vigi-
cposteriore
o n a la «torna». Es verdad, pero es igual- lancia critica e incluso, en algún lugar, la insatisfac-
f e inn
mente r gable que Heidegger nunca hizo público ción de Heidegger hacia lo que está escribiendo, en
e proyec
ese n c o en cuanto tal, y que en los años siguien- cuanto aún demasiado metafísico y provisional.
i amantefidrá
tes s sólo algunas de sus tesis, mientras Hasta el punto de que, poco después de haber
que
s muchas otras, por ejemplo la idea de una Ers- concluido su redacción, Heidegger vuelve a intentar
chwingung
o Erz itterung y Zerkliiltung del Ser, desapa- decir lo mismo en un ulterior esfuerzo, más radical
recerán.
b E licluso las que serán retomadas, sufrirán aún, de dejar atrás la metafísica. A los Aportes a la
modifi
r c ac i filosofía seguirán, en rápida secuencia, otros cuatro
fenómeno
le de la técnica planetaria, que aquí recibe tratados análogos, aunque no del mismo calado y de
un
ones y stico principalmente en términos de
diagn' la misma amplitud, que forman una especie de pen-
«maquinación»
t r a n s (Machenschaft), más tarde será ana- t a lo & inédita: Besinnung (1938139), aber den
lizado
f o r m a al amparo del nuevo concepto de Gestell, Anfang (1941), Das Ereignis (1941/42), Die Stege des
«estructura
c i o n e de emplazamiento», «montaje», «engra- Anfings (1944)
naje» o como se lo quiera traducir. Hay además otros »fantasía y su creatividad, acompañadas y sostenidas
s .
conceptos que caracterizan el pensamiento del .porE una
l disciplina de trabajo y por un rigor científico
P
nada
g e n comunes,
i o parecen aquí volverse estériles y
o
r63 M . Heidegger, Grundfragen der Philosophie. Ausgewählte «Pro- fisufrir
l ouna s involución.
ó Quizá por la naturaleza misma
bkme) dbr .KLogik», en GA, vol. 45, 1984 led. esp.:Preguntas fun- del preguntar
fi c o filosófico, que forzándose a sí mismo a
e damenta
j es de lafilosofia. Problemas» escogidos de la oLógica»,
e tradm d
Edicione • del Departamento de Filosofía de la Universidad de
p ,Chile,
l Col.i e64 L o s primeros dos han sido publicados en GA, vol_ 46 (1997) y
d Publicaciones Especiales, Santiago de Chile, 20041. vol_ 70 (2005).
o e, l H e i
e a d e g
bo F R A N C O N D i P t W;RTIM HEIDEGGER, N'OMS A IA FILOSOFIA iAPORTESA IA RIOSOfiA7ELMAMO DE NAUFRAGIO 6 1

la máxima radicalidad no se detiene ante nada, sino cientemente radical. La experiencia de Nietzsche
que lo ataca y, lo corroe todo, y al final se quema a si vacía las metáforas de Heidegger, frena sus empujes,
mismo en su propia llama. La inteligencia crítica, mina los cimientos de la construcción de los Aportes
que por naturaleza no es bondadosa sino recelosa y a la filosofía. E s quizá sólo casualidad que Heideg-
desconfiada; puede transformarse en una prisión, y ger ponga como exergo de los dos volúmenes dedi-
termina por .girar siempre alrededor del mismo cados a Nietzsche (1961) un epígrafe tomado del
punto como:una fiera en su jaula. Anticristo que corresponde exactamente a la conclu-
Heidegger, alumno de ese Nietzsche maestro de sión de los Aportes? Éstos terminan con una (duga»
sospecha por:excelencia, aprende a exacerbar la prác- que trata del último Dios, el primer capitulo de
tica de la duda. En el extenuante cuerpo a cuerpo que Nietzsche se abre con una cita: <qCasi dos milenios y
emprende col' los fragmentos de la Voluntad de ni un solo nuevo Dios!».
poder en las lecciones paralelas a los Aportes a la filo- Quizá Heidegger no consiguió nunca volver a
sofía, termina por hundirse, él mismo, en lo que a levantarse fi l o s ó
partir de cierto momento llamará «el abismo de Nietzsche.
fi En la triste luz del agotamiento, el Ser
Nietzsche». En lo más profimdo de la crisis, filosófica c—este
a mhuésped
e n t e habitualmente fugaz de nuestros pen-
y personal, en la que cae, confiesa al amigo de antaño, dsamientos—
e l sigue siendo para el gran Heidegger la
Jaspers, su desconsolada preocupación: «Tengo la dúltima equimera que vale la pena soñar. Todos sus
sensación de que crezco sólo en las raíces, y ya no en pesfuerzos
r o apuntan
f u a esta única meta, el Ser, pero las
las ramas» n d i s interrumpido. Su intermitente experi-
sendas se ha
tiendo
65 E«¡Esen Nietzsche me ha destruido!». dmentación filosófica y su «andar a tientas» en este
sueño han ofrecido el flanco a criticas tremebundas.
s u e
c a s Se ha dicho que Heidegger rechaza la racionalidad
S. NAUFRAGO EN EL MAR DEL SER moderna con el mismo gesto sumiso con el que
a
reconoce su dominio, vuelve a la ciencia que <qao
y
Y
e ahora
n que el fuego prendido por Nietzsche quema piensa» en sus límites, sataniza la técnica fingiendo
ya en toda la:casa, no hay ningún concepto, valor o aceptarla co mo destino, fabrica u n a visió n d e l
t r mundo catastrofista, aventura tesis geopolíticas
propuesta filosófica que resista a un preguntar sufi-
e cuanto menos atrevidas —Europa, atenazada entre
a m americanismo y bolchevismo— alentando e l mit o
65 M . Heideggei-K• Jaspers, Briwechsel, cit., p. 174 led. esp. Cit., p.
i 141;
g Ir mod.]. greco-germánico de la reconquista de to originario.
o s
s
FRANCOVOLPI . MARTINHEIDEGGER,APORTESALA RiesorM

HEIDEGGER: SOBRE LA GRAMÁTICA


Incluso sus geniales experimentaciones lingüísticas
llegan a una implosión, y adquieren el aspecto de Y LA ONTOLOGÍA DE LA PALABRA 'SER'
malabarismos, o más bien de vaniloquios. Su uso de
la etimología se revela un abuso ( Van.° docet). La
convicción de que la verdadera filosofía sólo pueda
hablarse en griego antiguo y alemán (
una
y ehipérbole.
l l a t Su í ncelebración
? ) , del papel del poeta,
una supervaloracion. Las esperanzas albergadas por L LA IDENTIFICACIÓN DE LA METAFiSICA
CON LA PREGUNTAPOR ELSER
él en el pensamiento poetizante, una pía ilusión. Su
antropología de la Lichtung, en la que el hombre
hace las veces de pastor del Ser, una propuesta El término 'metafísica' esconde una ambigüedad
inaceptable e impracticable. Lo enigmático no es peculiar, que plantea muchos problemas por lo que
tanto el pensamiento del último Heidegger, sino la respecta a su origen y abre numerosas interpretacio-
admiración estólida y a menudo acritica que se le ha nes posibles sobre el «objeto» del que la metafísica
tributado y que ha producido tanta escolástica. debería ocuparse'.
Ciertamente, los comunes mortales a menudo se Heidegger interpreta el origen del término,
mofan de las soluciones del filósofo, sólo porque no sumamente discutido y controvertido', como el
comprenden sus problemas. Por lo tanto, puede que resultado de una «perplejidad filosófica fundamen-
estas criticas no hayan dado en el clavo. Pero si tal» (grundlegende philosophische Verlegenheit)', es
hubieran sido de algún modo acertadas, entonces los decir, el resultado de una «confusión» (Ratlosigkeit)
Aportes a la filosofía serian verdaderamente el diario de Andronico de Rodas, el primer editor de los
de navegación de un naufragio. Por haberse aden- manuscritos científicos de Aristóteles, quien, presu-
trado demasiado en ei mar del Ser, el pensamiento de poniendo la tripartición helenística de la filosofía en
Heidegger se hunde. Pero como cuando se abisma
un gran navío, el espectáculo que ofrece a la vista es
1 C f . Jean-Francois Courtine, Inventio atudogiae, Métaphysique et
sublime. ontothéologie, Vrin, Paris, 2005.
2 C f . Georg jánoska, Franz Kauz (eds.), Metaphysik, Wissenschaft-
liche Buchgesellschaft, Darmstadt, 1977,
3 G A vol. 3 ( . Kant und das Problem der Metaphysik, 1929), p. 7
[ed. esp.: Kant y el problema de l a metafísica, trad. de Gred
Ibscher Roth, E C. E, México, 1954, p. 151.
FRANCO voipi- IlEMEGGER: SOBRE LA GRAMÁTICA V LAONTOLOGÍACE LA PALABRA 'SER' 6 5
M A R T I
N
lógica, física y ética, no sabía donde situar los trata-
H E I D regiones. Ofrece por lo tanto el fundamento de las
dos aristotélicos acerca de la filosofía primera o de la
E G G investigaciones científicas particulares que analizan
E R ,
ciencia del ser, lo que hizo que los colocara «después
A P las múltiples regiones del ser, según diferentes pers-
O R
de los de física» (meta ta physica)
I T
pectivas y en vista de finalidades diversas.
4 En cuanto al «tema» de la metafísica, con una
S En tanto que teología, la metafísica hace posible
A
decisión perentoria Heidegger lo identifica de entrada
L el estudio científico de las realidades supremas, divi-
A
con la pregunta por el ser, es decir, con la ontología,
F I
nas. Dios entra por esta vía en la filosofía, por lo que
precisando a partir de los años veinte que ésta se
L O ya no es «relatado» en el mito o «revelado» en la reli-
S O
constituye en su estructura como onto-teo-logia
F A gión, sino estudiado como el ente supremo, pasible
en
5 el sentido de que la investigación sobre el ser en de una investigación racional. La metafísica en tanto
:cuanto tal se configura bien como investigación de lo que teología se ocupa de suyo de lo divino, obte-
que es común: a todo ente (On kathólou=koinón), es niendo mediante una argumentación racional un
decir, como ontología, que es una ciencia formal, concepto propio de Dios, sin tomar prestadas las
bien como investigación del ente más elevado (On representaciones de la mitología o de la religión. La
katkuilou.akrótaton On), es decir, como teología, que metafísica engendra así la teología especulativa, es
es una ciencia causal. decir filosófica, conceptual. (De esta manera, Dios
En tanto que ontología, la metafísica constituye entra en la filosofía como summum ens, pero deja
el marco general en que se abren y se articulan los con ello de hablar en primera persona: lo que tiene
m que decir es traducido al lenguaje de la metafísica y
ú de la filosofía. Hace efectivamente su entrada en la
l tC f . GA vol. 28 (=Der deutsche Idealismus, SS 1929), pp. 2 7
4 filosofía, pero para salir enseguida de ella).
i- GA vols. 2 9 La cuestión que se abre es la de saber si la identi-
Endlichkeit —Einsamkeit, WS 1929), pp. 5 6
2 -y
p9 blemas ficación de la metafísica con la pregunta por el ser
-3 0 fundainentales de la metafisica. Mundo, finitud soledad,
l trad.
5( 8= [de según la doble constitución onto-teo-lógica, extraída
DeAidl berto
. eCiria,
s pAlianza,
. : Madri d, 2007, p. 65]. Véase tam-
bién GA vol. 19 (Platon : Sophistes, WS
- 1924125), pp. 222-24, de la ciencia aristotélica del ser en cuanto tal, es una
e Le o s p r o
5 L a formul ac i ón canónica y definitiva de esta tesis se encuentra en
s DieG ronto-theo-logische
u n Verfassung der Metaphysik, en M. Heideg-
determinación originaria o si no se trata más bien de
d bIdenti
ger, e g tät und Differenz, Necke, Hulligen, 1957, pp. 3 1 una derivación de lo que Hans Krämer ha llamado
s r i f f e
-[Edición bilingüe en castellano: Al Heidegger, Identidad y dife- «la metafísica del espíritu», de la que la doctrina no
i rencia,
6d7 . Identi tät und Differenz, ed. de Ar tur o Leyte, trad. de
escrita de Platón —rehabilitada por la Escuela de
g Helena
e Cortés y Arturo Leyte, Anthropos, Barcelona, 1998, pp.
99-I57]_
r Tubinga, fundamentalmente por el propio Krämer,
n
M e
i t a
66 F R Á N C O VOIPI . MARTINHEIDEGGER, APORES A LI fILOSOFM HEIDEGGER1SOBRE LA GRAMÁTICA Y LA oNTeLoGfA. DE LA PALABRA 'SER'

por Konrad Gaiser y Thomas A. Szlezák— ofrece la fundación más radical de ella en un proyecto
formulación sistemática capital. El núcleo de esta que denomina en un primer momento «ciencia
enseñanza esotérica, que conocemos gracias a los pre-teórica originaria» (Vortheoretische thwis-
testimonios de los discípulos directos de Platón, esto senschaft, 1919), algunos años más tarde «her-
es, Espeusipo, Xenócrates y Aristóteles, no es el ser, menéutica de la facticidad» (Hermeneutik der
sino que consiste en una doctrina de la trascenden- Faktizität, 1923), en Sein und Zeit «analítica
cia, fundamentalmente en la teoría de los principios e)dstenciaria» (Existenzialanalityk) y «ontolo-
que se sitúan más allá del ser (epékeina tés ousias) y gía fundamental» (Fundamentaiontologie), y en
que lo constituyen, a saber, el Uno y la Diada, de los el libro sobre Kant «metafísica del Dasein»
que derivan a su vez la unidad y la multiplicidad. (Metaphysik des Daseins, 1929).
2. Después de Sein und Zeit, en la época de la
«torna», Heidegger radicaliza este proyecto con
2. CUESTIONESDEMÉTODO: la idea explícita de la «superación de la metafí-
DESTRUKTION,ÜBERWINDING,VERWINDUNG. sica» (Überwindung der Metaphysik), inten-
PORQUÉUNAEINFUHRUNG? tando definir los dos trazos esenciales que
caracterizan a la estructura especulativa e histó-
Una vez vista la reducción heideggeriana de la meta- rica de la metafísica: la onto-teo-logía, determi-
física a la pregunta por el ser (y por el ente), es decir, nada fundamentalmente por el aristotelismo, y
a la ontologia la subjetividad, reconducible al platonismo.
6 preciso adoptar frente a ella? Heidegger ha decla-
es 3. En la última fase de su pensamiento llega
rado
, . claunecesidad
ál de superar la tradición de la meta- finalmente a la tesis del final de la metafísica,
física
e s siguiendo, según las etapas de su camino de que se encontraría ya superada en la esencia
pensamiento, diferentes estrategias: de la técnica moderna: ésta seria el cumpli-
l a
1. en la época de Sein und Zeit persigue la idea de miento de la metafísica, y la metafísica la pre-
a c t i historia de la técnica. Frente a este destino
una destrucción fenomenológica de la ontolo-
t u d
gía tradicional, apuntando en realidad a una ineluctable, Heidegger recomienda la actitud
m e t
de la Verwindung (algo así como «remonte»):
o d o
6 E l término, como es sabido, fue forjado directamente en griego una variación de la Überwindung o superación
l ó g i GlócIden en una nota al margen al articulo Abstractio
por Rudolf que quiere decir, que para superar la metafí-
c ena su Lexicon philosophicum, Becker, Frankfurt, 1613, p. 16: sica de manera definitiva, hace falta abando-
define la ontologia como philosophia de ente_
q
u
68 F R A N C O VOLPI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA LA FILOSOFA HEIDEGGER:SOBRE LAGRAMATICA Y LA ouToLoGIA DE LA PALABRA 'SER' 6 9

nada a si misma sin querer cambiar nada en lógico y epistemológico, puestas en evidencia espe-
ella, hay que salir de ella como se sale de una cialmente por Carnal).
enfermedad o se remonta una crisis, engullén- Frente al triple camino metodológico heidegge-
dota y dejándola a sí misma, según el sentido riano, articulado en Destruktion, Überwindung, Ver-
de la palabra alemana verwinden. Heidegger windung, ¿qué sentido hay que dar al término «intro-
indica por lo tanto con este término la radica- ducción» (Einführung), empleado en el curso de
lidad más profunda de su gesto, que renuncia 1935? Xs preciso interpretarlo en el sentido fuerte
a todo elemento metafísico, incluso al resi- de una actitud metodológica diferente de las otras?
duum de voluntad que se encuentra todavía O bien, ¿en qué otro sentido debe ser entendido?
contenido en la Überwindung, para alcanzar lo La lectio facilior consistiría en asignar a este tér-
que en metafísica permanece «impensado», mino una mera función pedagógica, la de un curso
según la actitud metodoh5gica que define que no está dirigido únicamente a los estudiantes de
—en comparación y oponiéndose a la Auf- filosofía sino también a los estudiantes de otras
hebung hegeliana— como «paso atrás» (Schritt facultades, proponiéndoles un itinerario para entrar
zurück) en la metafísica.
En7este sentido, Heidegger comparte y radicaliza La tedio difficilior está sugerida por la interpreta-
la exigencia demandada en la filosofía moderna y ción de la expresión «iniciación a la filosofía» (Einlei-
contemporánea de «superar» la metafísica, Una supe- tung in die Philosophie) que Heidegger había ofrecido,
ración que la filosofía continental ha defendido por algunos años antes, en el primer curso impartido en
unas razones fundamentalmente históricas: Marx, Friburgo como sucesor de Husserl, el del semestre
Nietzsche, Dilthey, Horkheimer y Adorno no son sino invernal 1928/29. Al comienzo de este curso explica
los nombres principales de un catálogo eminente que que «iniciar», en el caso de la filosofía, no significa
manifiesta la convicción de que la metafísica es una simplemente conducir al interior de la fi
creencia sospechosa por sus valores trascendentes, o alguien
l o s o fque
í a se encuentra
a fuera de ella a través de una
cuanto menos un pseudo-saber, perteneciente ya al introducción histórica, contando la historia de la filo-
pasado. La filosofía neopositivista y analítica, a su vez, sofía, o mediante una exposición sistemática, presen-
ha reivindicado su superación por razones de orden tando las disciplinas filosóficas fundamentales
. Dlaafilosofía
que d o es algo que «duerme en nosotros», ini-
7 C f . M. Heidegger, Identität und Differenz, p. 39 leci esp. cit.: Iden-
ciar a ella significa más bien despertarla y «ponerla en
tidad y diferencia, pi M i . marcha», enseñando cómo pasamos de la actitud
HEREGGER;SOBREEAGRAMÁTICA y EAONTOLOGÍABE LA PALABRA 'SER'
7 FRANCOVOLPF MARTIN EMERGER, APORTES I A P710.99111

0
natural cotidiana frente al ente (ciega ante su ser) a la tes dedicados al examen de la estructura de la meta-
filosófica (que ve su modo de ser) física y al análisis de sus momentos principales. En
la
8 misma manera, que introducir a la metafísica signi- este sentido ha estado en el origen de una renova-
fica
. S liberar
e p la o tensión
d r í ametafísica adormecida en el ción de la metafísica'.
hombre
d e ceni tanto r , que animal metaphysicum, que es 9 E n t r e los estudios de los discípulos directos de Heidegger es pre-
<
d<en el mundo,
e pero no de este mundo» (San Pablo, 1 ciso mencionar: Gustav Siewerth, Das Schicksal der Metaphysik
Cor , 29-31). von Thomas zu Heidegger, ahora en: Gesammelte Werke, vol. 4,
En cualquier caso, el término Einführung refleja Patmos, Düsseldorf, 1987; Heinrich Rombach, Substanz, System,
Struktur, 2 vols., Alber, Freiburg/München, 1965-1966, que a partir
bien, en su generalidad, la ambigüedad del diagnós- de Heidegger desarrolla el proyecto de una historia fundamental»
tico heideggeriano: la reivindicación de una «supera- (Fundamentalgeschichte) en l a que <sustancia», «sistema» y
ción» de la metafísica, llegada a su fin y convertida «estructura» representan l os tr es momentos fundamentales
correspondientes ala metafísica medieval, moderna y contempo-
en la esencia de la técnica, puede ser leida a la vez ránea: Heribert Boeder, Topologie der Metaphysik, Alber, Frei-
como toma en consideración de la importancia de la burg/München, 1980. Cfr: también Karl 'Heinz Volkmann-Schluck,
metafísica. Decir, en efecto, que es con la decisión Die Metaphysik des Aristoteles, Klostermann, Frankfurt a, M.,
1979, y el curso universitario de Fridolin Wiplinger, editado pós-
metafísica como Occidente emprende el camino que tumo por Peter Kampits:Metaphysik. Grundfragen ihres Ursprungs
conduce hasta la técnica moderna significa concebir und ihrer Vollendung, Alber, Freiburg-München, 1976 (con una
la metafísica como el fundamento epocal de nuestro carta-prefacio de Heidegger). En francés se puede constatar un
interés por las tesis heideggerianas en Pierre Aubenque, Le pro-
mundo. En este sentido la superación heideggeriana bléme de (aire che,z Aristote, P. U. E, Paris, 1962 (que ha destacado
toma la forma de una travesía radical de los momen- el carácter problemático de la metafísica, poniendo en evidencia
tos fundadores de la metafísica, de una explicación las apodas de la que Aristóteles llama la ciencia del ser en cuanto
ser, e intentando comprender lo que la ontología, la teología y la
próxima a ella. No hay duda, por lo tanto, de que la metafísica han significado para el pensamiento occidental en su
obra de Heidegger habrá principalmente llamado demarcación yen su relación reciproca); lean-Francois Courtine,
Suárez at le systame de la métaphysique, P. U. F., Paris, 1990 (que
nuestra atención sobre el problema y que será una
analiza el giro representado al comienzo de la época moderna por
verdadera Einflihrung en la metafísica. Heidegger ha Suárez; reenvío ami reseña: Suárez el le probl6me de la métaphysi-
sido por otra parte, más o menos directamente, el que, «Revue de Métaphysique et de Morale», 98, 1993, pp. 395-
411); Jean-Luc Marion, Sur le prisma métaphysique de Descartes.
inspirador de algunos de los estudios más importan- Constitution et limites de ronto-theo- logi
sienne,
c d e En U. s E, Paris,
l a 1986; Sur rontologie grise de Descartes, Vrin,
8 « D i e Philosophie schlaft gleichsam in uns», GA 27 (= Einleitung Paris,
p e 1975; n s Suré laethéologie blanche de Descartes. Analogie, créa-
in die Philosophie, WS 1928/29), p, [ e d . esp.: Introducción a la tion
c a des vérités
r t éternelles
é - et fondement, P. U. E, Paris, 1981 (que
filosofía. trad. de Manuel Jiménez Redondo, Catedra-Universidad definen cómo la cuestión de la o n t o -
de Valencia, Madrid, 1999, p. 20]. miento
t e o l o de
g í Descartes).
a a c t Cf. ú también
a Julius Stenzel, Metaphysik des
e n e l
p e n s a -
FRANCOVOLPI HARTIN HEIDEGGER, APORIES A 1A nosort# liEIDECCEP: SOBRE LA CRANIATICAY LAMITOLOGÍADE LA PALABRA 'SER' 7 3

Por lo tanto, utilizando Einführung —término tenido filosófico fundamental de la doctrina heideg-
que significa una intención de inclusión más que de geriana está definido por los conceptos de cura y de
exclusión— Heidegger indica no solamente el carác- angustia, que apuntan a la nada. El sentido de esta
ter propedéutico de su curso, que en efecto estaba filosofía es un ateísmo explícito y un nihilismo meta-
dirigido a los estudiantes de todas las facultades, sino físico, análogo al representado sobre todo por escri-
que señala también la necesidad previa de entrar a tores judíos, por lo tanto una fermentación de la
fondo en la metafísica, en su esencia y en su estruc- depravación y de la disolución del pueblo ateman»
tura epocaI, antes que rechazarla de manera apresu- l Un auténtica provocación para Heidegger, el
rada y superficial. cual,
'. reaccionando contra una utilización hasta tal
Se trata de una exigencia que Heidegger sentía punto grosera de términos nobles como metafísica y
aún más porque que en ese momento había sido ata- nihilismo, se propone mostrar lo que es esta metafí-
cada desde distintos flancos, principalmente en el sica y lo que es este nihilismo, en su sentido pro-
plano filosófico por Rudolf Carnap, como se verá, y fundo y verdadero, principalmente en la Einführung
en el ideológico por Ernst Krieck. Este, en un articulo in die Metaphysik de 1935 y en la serie de cursos
publicado en febrero de 1934 en la revista nacional- sobre Nietzsche a partir de 1936.
socialista Volk im Werden, había escrito que ,
«el c o n -
Altertums, así como Alois Dempf, Metaphysik des Mittelalters, 3. ¿EN QUÉAYUDA LA GRAMÁTICA
publicados en el Handbuch der Philosophie (Oldenburg, Mün- EN LA PREGUNTAPORELSER?
chen-Berlin, 1934); de este último véase también el volumen pós-
tumo Metaphysik Versuch einer problemgeschichtlicher Synthese,
Kiinigshausen N eum ann- R odopi , Würzburg-Amsterdam, En la versión de la Einführung in die Metaphysik
1986, Todavb sobre la ontología medieval: Rolf Schemberger, Die publicada en 1953
TransfOrmation des klassischen Seinsverstündnisses. Studien zur cuatro capítulos. (En la versión editada póstuma-
11
Vorgeschichte des neuzeitlichen Seinsbegrifft im Mittelalter, de
Gruyter, Berlin, 1986; Ledger Honnefelder, Scientia transeendens, mente
, en 1983 por Petra Jaeger en la Gesamtaus-
Die formale Bestimmung der Seiendheit und Realität in der Meta- H e i d e g g
physik des Mittelalters und der Neuzeit (Duns Scotus— Suarez—
Wolff K a n t —Peirce), Meiner, Hamburg, 1990. Sobre la critica e10 W
r ol k im Werden», II, 1934, p. 247; también en: Guido Scheeber-
de la metafísica en la época moderna: Panajotis Kondylis, Die d ger,i Nachiese
v i zu d Heidegger, Dokumente zu seinem Leben und Den-
neuzeitliche Metaphysikkritik, Klett-Cotta, Stuttgart, 1990_ Sobre ken, edición fuera de comercio, Berna, 1962, p, 225, 1,a cursiva es
la relación entre ontología y lenguaje: Theo Kobusch, Sein und i ómía.
Sprache, Historische Grundlegung einer Ontologie der Sprache, e11 M . Heidegger,
l Einführung in die Metaphysik, Niemeyer, Tübin-
-l3rill, Leiden, 1987.
t gen,e1953, x
t o
11E3DEGGER:SOBRE LAGRAMATIGAY LAONTOLOGÍADE LA PALABRA 'SER'
FRANCOVOLPI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA LAFILOSOFÍA

gabe referencia más sencillamente al análisis gramatical tal


paragrafos). Tras haber propuesto nuevamente en el
12 y como es propuesto en los manuales tradicionales
,primer capítulo la pregunta preliminar y directriz de basados en el griego y el latín, utilizando principal-
cla ametafísica —Warum ist überhaupt Seiendes und mente una obra a la que remitía ya en Sein und Zeit:
Jacob Wackernagel, Vorlesungen über Syntax mit
dnicht
a vielmehr nichts? ¿Por qué es el ente y no más
bien la nada?—, plantea la segunda pregunta de saber besonderer Berücksichtigung von Griechisch, Latei-
c
nisch und Deutsch, 2. vols., Birkhduser, Basel, vol. I:
asi la gramática y la etimología pueden ayudarnos en la 1920,2A edición 1926, vol. 1 9 2 4 , 2
búsqueda de una respuesta a la pregunta sobre el ser.
p í a eAldafrontar
i c i ó nla cuestión del ser, Heidegger no
¿Por qué apoyarse en la gramática y en la etimo-
t u duda
1 9 en2tomar 8 como
, referencia el griego. Haciendo
logía? Porque el verbo «ser», el «primero de los ver-
lbos»
o según Schleiermacher, es utilizado en una alusión a la cuestión de la esencia y del origen de la
edoble función, que a lo largo de la tradición da lugar lengua, recuerda su tesis bien conocida sobre la pri-
sa una mezcla fructífera desde el punto de vista filosó- macía filosófica del griego: «esta lengua (en cuanto a
tfico: la función sintáctica, cuyas reglas son depen- las posibilidades del pensamiento) es, al lado de la
ádientes de la gramática, y la función léxica, cuyos alemana, la más poderosa y espiritual»
ucontenidos están ligados a la etimología'. tible,
15 pero compartida en cierta medida y con unas
l Por lo que respecta a la primera disciplina, Hei- analogías
. T e s isorprendentes
s d i s c por u -un lingüista como
tdegger no se refiere con ella a la gramática especula- Emile Benveniste, que en sus estudios sobre la cues-
etiva, de la que se habla ocupado en su tesis de habilita- tión se propone «demostrar que la estructura lin-
r ción a la enseñanza universitaria (Die Kategorien- und güística del griego predisponía la noción de 'ser' a
i Bedeutungslehre des Duns Scotus, 1915), a pesar de una vocación filosófica»'. Dejando a un lado la cues-
oque constituya el paradigma visible de la fusión entre
r lenguaje y pensamiento, gramática y filosofía. Hace 14 L a referencia obligada es, actualmente: Charles H. Kahn, The
Verb ABe» i n Ancient Greek, Reidel, Dordrecht, 1973. Kahn
m subraya —además de la función sintáctica y léxica — la función
e12 M . Heidegger, Einführung in die Metaphysik, Vorlesung Som- qveritativa» del verbo ser».
15 M . Heidegger, Einführung in die Metaphysik, p. 43 (GA 40, p, 61)
n mersemester 1935, ed. por Petra laeger, Klostermann, Frankfurt fe& esp. cit., p- 59].
am Main, 1983 (= GA 40) led. esp,; Introducción a la metafísica,
t trad. de Angela Ackermann Pildri, Gedisa, Barcelona, 1993]. 16 L
e13 C f. Barbara Cassin, esti, einai, en B. Cassin, (ed.), Vocabula ire m i Paris, p.73- Los dos estudios fundamentales de Benveniste sobre este
l e tema son: Catégories de pensée at catégories de langue (pp. 63-74)
d européen des philosophies
.Le Robert, Paris, 2004, pp. 418-29. B ey vttrey at qavoir» dans leur fbnctions linguistiques (pp. 187-207),
i D i c t i onnai r e n v
v d e s e n
76 T R A E D VEILFI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA 1A .F7tO50F11 HEIDEGGER:SOBRE LA °M O CA Y IA ONTOLOGÍADE LA PALABRA 'SER 77
.

tión c e saber sobre qué argumentos Heidegger Ahora bien, las dos partes del discurso pueden
puede fundar la primacía que otorga al griego y al ser modificadas o «flexionadas» (ékklists) en unas
alemán, y por lo tanto, la jerarquía entre lenguas y determinaciones particulares ulteriores que los gra-
cultuns que introduce de un modo subrepticie, lo máticos denominan «declinaciones» (ptásis) en el
que interesa aquí es saber a qué resultados conduce caso del nombre y «conjugaciones» (enklisis) en el
el análisis gramatical, basado en el griego, de la pala- del verbo. La palabra «ser» es un infinitivo, es decir,
bra «ser». De manera general pueden resumirse bre- el modo del verbo que no es definido en cuanto a la
vemente de la siguiente manera. persona (primera, segunda, tercera), al número (sin-
El análisis gramatical de derivación griega se gular o plural) y al tiempo (pasado, presente, futuro).
basa ei una concepción de la lengua que considera El modo, por lo tanto, que expresa el significado del
dos pahes fundamentales del discurso: el nombre o verbo de la forma más general y más indeterminada,
sustantivo (onoma) y el verbo (rhema). Platón en el en que no hace aparecer ninguna de sus posibles
Sofista' y Aristóteles en De Interpretatione—dos tex- especificaciones ulteriores. En griego se denomina
tos a lis que Heidegger ha dedicado análisis profun- enklisis aparemphatikos, en latín modus infiniavus.
dos—han ofrecido la primera definición rigurosa de A través de un artículo determinante, a partir del
estas dos partes: modo infinitivo «ser» se deriva un sustantivo: «el
1. L e ser», transformando con ello el acto de ser en una
g «expresión de la cosa» (deloma pragmatos), el entidad, en una cosa, en un objeto subsistente.
ú nverbo «expresión de la acción» (deloma pra- Heidegger añade igualmente algunas informa-
P ivleos); ciones semánticas, señalando que «ser» significa
2.
a eg(in
t Aristóteles (De int. 2-4) el nombre es el para los griegos «constancia», «estabilidad» (Stdn-
ó rsignificante
n digkeit) en el doble sentido de:
sin el tiempo» (semantileón
phronot1), el verbo «añade la significación del 1. phfsis, es decir, —según su interpretación de
(
este término— el ente que es estable pues tiene
S tiempo» (prosemainei chránon).
la potencia de engendrarse y de instalarse en
o la presencie;
p
17 Rerrlito a las observaciones criticas que he propuesto en mi Hei-
degger et la romanité philosophique, «Revue de Métaphysique et
h 18 E n este contexto Heidegger interpreta el célebre fragmento 53 de
de Moraie», 2001, n. 3, pp. 5-18. [De este articulo Volpi pretendía
.
extrrer algunas consideraciones adicionales sobre este punto, Heraclito sobre el polemos peter pacten (Einführung i n di e
para' su inclusión en la versión final de su Introducción a los Bei- Metaphysik, pp. 47-48 = GA 40, pp. 66-67, [ed. en castellano cit.,
2
tritgb• Cfr pp. 63-64]), acerca del que mantuvo una correspondencia con
, 6l a
n2o t
78 F R A N C O VOLPI .• MARTINHEIDEGGER,APORTESA iA HLOSOFIA
FIDDECGER;SOBRE LA GRAMATICAY LA ONTOLDDiADE LA PALABRA 'SER' 79

2. ousia, es decir, la «permanencia», la «presen- 4. ¿UNARESPUESTAINDIRECTA A CARNAP?


cia constante». LA CUESTIÓN DE LA NADA
Heidegger observa aún —sobre la base de las infor-
maciones de Wackernagel, Vorlesungen aber Syntax, ¿Por qué esta desconfianza? Una conjetura se
vol. 1, pp. 257 ss.— otra peculiaridad del infinitivo del impone: el capítulo en cuestión representaría la res-
verbo ser en griego: ha conservado durante mucho puesta implícita de Heidegger a Rudolf Carnap. Éste
tiempo sus flexiones dialectales, diciéndose en ático —que había asistido a la celebre controversia entre
alisal, en arcadio enai, en lésbico emmenai, en dórico Heidegger y Cassirer en Dav os
emem, mientras que las formas conjugadas presentan Heidegger
2° en la revista «Erkenntnis», el órgano ofi-
una morfología uniforme. Heidegger deja abierta la cial
— h a b l a de Viena, que el mismo dirigía junto
del Circulo
cuestión de saber si la supervivencia de las flexiones con
a t Hans
a cReichenbach,
a d o en un artículo que se ha
dialectales ha de ser interpretada como indicación del vuelto
a célebre: La superación de la metafísica a tra-
hecho de que se trata de una forma abstracta y tardía, vés del análisis lógico del lenguaje [Überwindung der
o bien del hecho de que es una forma originaria sub- Metaphysique durch logische Analyse der Sprache (IL
yacente a las flexiones dialectales. 1931) [pero en realidad: 1932], pp. 219- 240
De todos modos, la conclusión del análisis gra- 21
matical de la palabra «ser» es más negativa que pro- . S e
Heidegger, Hitos, ed. de Helena Cortés y Arturo Leyte, Alianza,
positiva: el infinitivo es el modo que informa en Madrid, 2000, p, 260].
menor medida sobre la semántica del verbo, y la gra- 20 C f, M Friedmann, The Partying of the Ways_ Carnap —Cassirer—
Heidegger, Open Court, Chicago-La Salle, 2 0 0 0 .
mática no ayuda mucho a avanzar en la tentativa de 21 E n un postscriptum a su articulo Carnap menciona otras dos
pensar el sentido del ser. Hasta et punto de que reacciones a la lección inaugural de Heidegger: la de Oskar Kraus,
declarará, en la Carta sobre el «humanismo», que el un discípulo de Franz Brentano y Anton Marty, en una conferen-
cia en la radio el 1 de mayo de 1930, Über Alles und Nichts, publi-
pensamiento y la poesía tienen la tarea de «liberar al cada sucesivamente en «Philosophische Hefte», II, 1931, p, 146, y
lenguaje de la gramática para ganar un orden esen- la del matemático David Hilbert en la conferencia Die Grundle-
cial más originario» gung der elementaren Zahlenlehre, pronunciada en diciembre de
1930 en la Sociedad filosófica de Hamburgo y publicada en:
19 «Mathematische Annalen», C1V, 1931, p. 493 (Hilbert afirma:
. Cari Schmitt (cf, la carta del 22-84933 publicada en M• Heideg- «En una reciente conferencia filosófica he encontrado esta pro-
ger, Reden und andere Zeugnisse eines Lebenswegs, ed. por H. posición: «La Nada es la negación absoluta de la totalidad de lo
Heidegger, GA 16, Klostermann, Frankfurt a. M., 2000, p. 156), ente». Esta proposición es instructiva porque, a pesar de su bre-
19 M . Heidegger, Brief über den «Humanismus», en GA 9 (= Weg- vedad, ejemplifica todas las principales violaciones que es posible
marken), p. 314 [ed. esp.: Carta sobre el «Humanismo», en M. realizar de los principios establecidos por mi teoría axiomática»).
So F R A N C O VOLPI HARTIN HEÍDEGGER, APONIESA1AFILOSOFÍA HEIDEGGER:SOBRE LA GRANIATICA Y LAONTOLOGÍADE LA PALABRA 'SER'

trata de una conferencia pronunciada en noviembre Poco importa, pues la crítica dirigida contra Hei-
de 1930 en la Universidad de Varsovia, donde Carnap degger permanece inalterada. Por su parte, sin pro-
muestra la necesidad de una ,«superación de la meta- nunciar jamás el nombre de Carnap, Heidegger pro-
física a través del análisis lógico del lenguaje» y toma cura mostrar, como se ha visto, que el análisis
la prolusión inaugural de Heidegger ¿Qué es metafí- lógico-gramatical del término <Ksero no consigue de
sica? como paradigma de la metafísica, blanco de su ninguna manera captar el sentido profundo del pro-
critica. El discurso heideggeriano representaría un blema metafísico al que este término remite.
pseudo-saber, el ejemplo negativo de todo lo que no Que el capítulo en cuestión sea una respuesta
ha de hacerse en filosofía, dado que se sirve bien de indirecta a Catnap se hace explícito en la edición del
conceptos vacíos, a los que no corresponde ningún curso publicado póstumo en la Gesamtausgabe, que
significado verificable, bien de proposiciones incon- incluye un apéndice en el que Heidegger declara
sistentes desde el punto de vista sintáctico (por ejem- expressis verbis: «Una corriente de pensamiento reu-
plo: das Nichts nichtet, n a d a anonada»). nida en torno a la revista «Erkenntnis» va aún más
Poco importa que más adelante, gracias a análi- lejos en la dirección, prefigurada de alguna manera
sis sucesivos más prudentes». Catnap haya atenuado desde Aristóteles, según la cual el Ser (Seyn) es deter-
su crítica, precisando que su tesis sobre la inconsis- minado y finalmente anulado a partir del es». Esta
tencia de las proposiciones metafísicas no se aplica: corriente pretende fundar y desarrollar por vez pri-
1. a las metafísicas que guardan un estrecho mera en términos rigurosos la lógica tradicional con
contacto con las ciencias de su época, como la los medios de la matemática y del cálculo matemá-
metafísica de Aristóteles o la de Kant; tico, para construir de esta forma un lenguaje mlógi-
2. a las explicaciones metafísicas surgidas a partir camente correcto» en el que las proposiciones de la
de la experiencia a través de abstracciones y metafísica, todas ellas pseudo-proposiciones, se vol-
generalizaciones demasiado audaces, pero que verán imposibles en el futuro. En esta revista (II,
representan en todo caso una anticipación de 1931) ha aparecido el tratado: La superación de la
las explicaciones cientfficas;
3. a las metafísicas ,
« isobre
n d uconocimientos
c t i v a s empíricos y de ellos deri- 1
», van sistemas cosmológicos'. of
- Ruclolf Carnap, Open Court, La Salle ( II) , 1963, p. 875. Véase
también
l las matizaciones de Catnap en: Remarks by the Author
q u e (1975), en: Alfr ed J. Ayer (ed.), Logical Positivism, Free Press,
e
22 C s e de Carnap a sus críticos, en particular a Paul
f. las réplicas Glencoe (Hl.), 1959, pp. 80-81.
n
b a s a t
n e
82 F R A N C O VOLPI MARTIN HEIDEGGER,APORTESA u FILOSOfil HEZEGGERISOEIRE Lt GRAMATIGAY LAONTOLOGMDE LA PALARRA 'SER' 8 3

metafísica a través del análisis lógico del lenguaje. En más de eso... nada más (und darüber hinaus —
él, bajo la apariencia de la cientificidad matemática, nichts). ¿Qué pasa con esta Nada (dieses Nichts)?»'.
se alcanza el extremo aplanamiento y la máxima pér- Ahora bien, en la glosa mencionada Heidegger
dida de raíces de la doctrina tradicional del juic io» declara haber tomado prestada la fórmula <1, nada
23 La confirmación procede de otra aguda observa- más» y sus variantes de Hyppolite Taine, es decir, un
ción
_ que Heidegger lanza contra Carnap en una pensador positivista, precursor de Carnap
glosa no fechada, pero presumiblemente tardía, ano- 26 En 1964 confirmará una vez más su irreductible
tada en su ejemplar personal de Qué es metafísica?, oposición
. a Carnap en el apéndice a la conferencia
y que se encuentra justo al margen del pasaje criti- Fenomenología y teología, en el que define su posi-
cado por Carnap, aquél en el que Heidegger trans- ción y la de Carnap como las dos «posiciones más
forma de manera subrepticia, con un giro repentino, opuestas» de la filosofía contemporánea'.
el adverbio nichts en el sustantivo das Nichts'. En Más allá de la polémica, por lo que respecta a la
este pasaje controvertido Heidegger escribe: <Aque- cuestión del ser y de la metafísica, lo que está en
llo a donde se encamina la relación mundana es lo
ente mismo, y aparte de ello, nada más (und sonst
nichts). Aquello en virtud de lo cual toda actitud 25 M . Heidegger, Was ist Metaphysik?, en GA ( = Wegmarken), p.
toma su guía es lo ente mismo, y más allá de ello, 105 [edición en castellano cit.: Hitos, p, 95, modif]
26 E l pasaje de Taine al que Heidegger alude se encuentra en la Phi-
nada más (und weiter nichts). Aquello por lo que, al losophie de Parí
irrumpir, tiene lugar la controversia investigadora es siguiente:
. t(1.1i único deber es el de exponeros hechos y de mas-
to ente mismo, y además de eso, nada más (und trazos
, 1 3 cómo' estos hechos se han producido. El método moderno
que
e d i c i óseguir, y que comienza a intro ducirse en todas las
procuro
darüber hinaus nichts). E...] Lo que debe ser investi- ciencias morales, consiste en considerar las obras humanas, y en
n ,
gado es sólo lo ente, y aparte de ello.., nada más (und particular las obras de arte, como unos productos de los que es
H a cseñalar
preciso h las caracterfsticas y buscar las causas; nada más.
sonst—nichts); sólo lo ente, y más allá de ello.., nada e t t e así, , l a ciencia ni pr ohibe ni perdona: constata y
Entendida
más (und weiter—nichts); únicamente lo ente, y ade- P
explica».a En una cartas su mujer Elfride deI 11 de agosto de 1936,
r
Heidegger
i sle pide que busque la obra en la biblioteca de la casa de
Friburgo
, y que se la envíe a la Hütte (M. Heidegger, «Mein liebes
23 M . Heidegger, Einführung in die Metaphysik, GA 40, pp. 227-228. Seelchenl».
1 9 Briefe Martin Heideggers an seine Frau Elfride, 1915-
24 C f. ). Taubes, Vom Adverb «nichts» zum Substantif «Das Nichts», 1970, ed.
0 9 por Ger tud Heidegger, Deutsches Verlags-Anstalt,
en: Id., Vom Kul t zur Kultur, Bausteine zu einer Kritik der his- München, 2005, p. 192). Agradezco a j e a n
torischen Vernunft, Fink, M ,me haya señalado el pasaje de Taine.
- F r anqoi s C o u r t i n e
G.
ü Gabriel, Heidegger und Carnap, , 27 Mpq. Heidegger,
u e Phänomenologie und Theologie, en GA 9 (= Weg-
Philosophie»,
n cDh ee un t, s cXLVIII,
N ph ep .2000, pp. 487-97. .marken), p. 70 [ed, en castellano cit.: Hitos, p. 681.
Z
1 6 0 - 1 h
e i t s c 7 r2 i . f t 1
fV éü a r s e 2
t a m b i .
FRANCOVOLPI folARTIN HEIDEGGER,APORTESA LAF/LOSOFM HEIDEGGER:SOBRE LAGRAWIATICAV LA MO LO * DE LA PAIAGRA 'SER 8 5

juego en este desacuerdo está claro: Camap se preo- observación, Wittgenstein afirma: «Bien puedo ima-
cupa de establecer las condiciones de validez del dis- ginarme lo que Heidegger entiende por ser (Sein) y
curso filosófico; Heidegger, hecha abstracción del angustia (Angst). El hombre arremete contra los
problema de la validez del discurso, pretende mos- limites del lenguaje. Pensad por ejemplo cuando uno
trar cómo se producen, sobrepasando a veces los se asombra de que algo exista. Este asombro no
límites del lenguaje, nuevas aperturas de sentido, puede expresarse bajo la forma de una pregunta y no
semánticas epocales. hay de antemano una respuesta. Todo lo que querrí-
amos decir no puede ser, a priori, sino un sin-sen-
tido. A pesar de ello, arremetemos contra los límites
5. LA «MARAVILLA DELAS MARAVILLAS»: ELENTEES del lenguaje».
Es interesante que Wittgenstein —junto con
Sobre este punto vale la pena recordar una observa- Frege el principal inspirador del neopositivismo
ción interesante de Wittgenstein, hecha el 30 de lógico del Círculo de Viena y de la filosofía analítica—
diciembre 1929 en casa de Moritz Schlick en Viena, se pronuncie aquí sobre Heidegger dando un sentido
anotada por Friedrich Waismann y publicada ínte- positivo a dos conceptos heideggerianos cruciales
gramente tras la muerte de este último bajo el titulo como «ser» y «angustia». Parece apreciar la trans-
Zu Heidegger [Sobre Heidegger] gresión lingüística heideggeriana, blanco de la polé-
28 mica neo-positivista carnapiana, como un «arreme-
. A l c o m i e n z o ter contra los límites del lenguaje», que sería
28 C on un comentario de Brian McGuinness en el tercer volumen
d e expresión de la tendencia metafísica inherente al
de las obras completas: Wittgenstein und der Wiener Kreis, Ges-
s präche,u aufgezeichnet von Friedrich W aismann, Suhrkamp, hombre.
Frankfurt a. M ., 1967. (Contemporineamente en l a edición Lo que Wittgenstein acepta es sobre todo la
inglesa: Blackwell, Oxfor d, 1967), La nota Z u Heidegger se nueva manera heideggeriana de concebir la motiva-
encuentra en las pp- 68-69, precedida por la observación Anti-
Husserl y seguida de otra sobre Dedeldnd. Cfr. igualmente la edi- ción originaria de la que surge el preguntar metall-
ción americana con un comentario de Michael Murray en Id.
(cd.), Heidegger and Modern Philosophy. Critical Essays, Yale Uni-
versity Press, New Haven-London, 1978, pp. 80-83. La nota había
sido publicada anteriormente en l a ,<Philosophical Review» ger cf. F. Volpi, Heidegger et Wittgenstein: le edépassement» de la
(LXXIV, 1965, pp. 3-27), y en las Lectures and Conversations on métaphysique entre philosophie analytique et philosophie conti-
Ethics, Aesthetics, Psychology and Religious Belief (Blackwell, nentale, en N a r b o n n e — L. Langlois (eds.), La métaphysique.
Oxford), pero con la omisión del título y de la primera frase con Son histoire, set critique, sea enjeux, Vrin-RU,L, Paris-Québec,
la referencia a Heidegger. Sobre la censura al nombre de Heideg- 1999, pp. 61-89.
86 F R A N C O YOLPI HAREM HEIDEGGER, APORIES A a FILOSOltil HEIDEGGER!SOBRE LA GIDWATICA Y 1AONTDEOGIABE LA MAGRA 'SER'

sico que, yendo más allá de lo ente, se interroga En Heidegger, por el contrario, la motivación
sobre su ser. Acepta en particular la relación que filosófica no surge de un acto intelectual superior tan
Heidegger establece entre la «angustia» y la posibili- sofisticado como la epoché, sino que es provocado
dad de hacer experiencia del «ser». La novedad por una especie de conversión que se produce en el
introducida por Heidegger consiste en esto, en que corazón del ser humano, en los estratos más profun-
no d e dos de su realidad, y que le empuja a interrogarse y a
en
fi las formas y en las figuras bajo las que se ha dado poner en cuestión las cosas y su sentido. La expe-
cada
n e vez, sino que intenta determinarla en su esencia riencia del ente en su totalidad, de la que surge la
yl en a su motivación originaria. Ahora bien, la esencia cuestión relativa a su quid est y a su modo de ser, no
propia
m e de la metafísica es justamente la de pregun- se forma, según Heidegger, en un horizonte mera-
tarse sobre el ente en cuanto ente, es decir, no en mente teórico, es decir, mientras la pregunta sobre el
t a f
tanto ente en su totalidad sea pensada en términos neu-
í s i que se presenta en tal o cual aspecto particular,
sino en relación a su ser. La metafísica supera la con- tros, de constatación y de verdad. Se vuelve auténti-
csideración
a natural de lo ente en su carácter de inme- camente radical sólo si el preguntarse resulta de un
e
diatez dado y «salta» hacia una actitud filosófica en trastorno que concierne al Dasein entero, cuando es
n
la que se ve el modo de ser de lo ente. ¿Qué es lo que engendrado no por un acto de voluntad particular
tprovoca el salto de una actitud a otra?¿Cuál es la sino por algo que sale de su Gestimmtheit de fondo:
é
motivación originaria de la metafísica? entonces, «en el momento en que uno menos se lo
r En la tradición metafísica se ha interpretado este espera», todo aparece bajo una luz diferente, y el
m
tránsito de diferentes maneras. Según la fenomeno- sentido familiar de lo ente se desvanece, cambia o se
i
logía husserliana, por ejemplo, a la que Heidegger se invierte. La Stimmung que provoca este concernir y
n
conecta y se opone a la vez, se pasa de la actitud esta experiencia es, para Heidegger, la angustia, de la
o
natural inmediata a la filosófica (fenomenológica) a que explota la función ontológicamente reveladora.
través
s de la epoché, es decir, con un ejercicio técnico, Si el preguntar metafísico sobre el ente tiene su ori-
mediante
h i una suerte de «ficción» que el filósofo pro- gen en este nivel profundo, entonces la necesidad
fesional
s instaura y con la que pone entre paréntesis metafísica que se enraíza en lo más profundo de la
la
t visión cotidiana del mundo y capta, en su funda- existencia se sitúa antes que la descripción lógico-
mento,
o las operaciones secretas necesarias para científica del ente. En esta perspectiva, el análisis
constituir
r i nuestra experiencia del mundo, que no gramatical de la palabra «ser» no es suficiente. Más
son visibles para la actitud natural. vale entonces dejarse llevar por la tendencia, contra-
o
g
8S F R A N C O voul MARTIN HELDEGGER, ARMES A bl FILOSOFÍA HEIDEGGER:SOBRE LA GRAMATICA Y LSONTOLOGIABE LA PALABRA 'SER' 8
9

dictoria pero inevitable, de arremeter contra los representa algo paradójico: «Carece de sentido decir
límites del lenguaje, es decir, violar las reglas de una que me asombro de la existencia del mundo porque
rigurosa descriptiblidad para así expresar el «ser» no puedo representármelo no siendo. Naturalmente
inexpresable que no se deja contener dentro de la podría asombrarme de que el mundo que me rodea
forma lógica. sea como es. Si mientras miro el cielo azul yo tuviera
Wittgenstein nos ayuda a esclarecer la intención esta experiencia, podría asombrarme de que el cielo
de Heidegger. Para explicar la tendencia a superar los esté azul en vez de estar nublado. Pero no es a esto a
límites del lenguaje, Wittgenstein nos invita a pensar lo que ahora me refiero. Me asombro del cielo sea
no en entidades trascendentes —el concepto de cual sea su apariencia».
Dios— sino más bien en el simple «asombro (Wun- Por otra parte, sostiene que esta paradoja es
der) de que las cosas existan»'. El hecho de que haya inevitable pues «un característico mal uso de nuestro
algo más bien que nada —«mi primer y principal lenguaje subyace a todas las expresiones éticas y reli-
ejemplo», dice Wittgenstein en la Lecture on Ethics giosas»'.
en un paralelismo sorprendente con la Einleitung in En rigor, por lo tanto, dentro de los limites y
die Metaphysik de Heidegger— suscita en nosotros según las reglas de la descripción lógica no es
un asombro que «no puede expresarse bajo la forma correcto afirmar que nos asombramos de la existen-
de una pregunta» y para el que «de antemano no cia del mundo. Y sin embargo, para expresar el senti-
existe respuesta». Y concluye s u observación miento y la exigencia ético-metafísico-religiosa que
diciendo que todo lo que querríamos decir no puede está en el fundamento de esta experiencia, seguimos
ser, a priori, sino sinsentido. A pesar de ello, «arre- haciéndolo.
metemos contra los límites del lenguaje»'. - L a solución sugerida por Wittgenstein es que
Por una parte Wittgenstein pone en evidencia esta paradoja revela la distancia profunda que separa
que, en relación al asombro natural y legítimo frente los dos modos posibles de ver las cosas: ¿por qué a
a tal o cual aspecto del mundo, frente al «cómo es», veces vemos el mundo bajo la forma rigurosa de la
el asombro de cara a la mera existencia del mundo lógica, y otras veces en cambio nos entregamos a la
ilusión de percibirlo según el orden inexplicable de la
magia, de la maravilla o incluso del milagro? ¿Cómo
29 L . Wittgenstein, Conferencia sobre ética. Introd. de Manuel Cruz,
trad. de Fina Birulés, PaidóstI.CE_ — B a r c e l o n a - B u e n o s
Aires-México, 1990, p. 38. 31 I . . Wittgenstein, Conferencia sobre ética, op.cit., p. 39, modif.
30 L . Wittgenstein, Conferencia sobre ética, op.cit., p. 43_ 32 L . Wittgenstein, Conferencia sobre ética, op.cit., p_ 40.
9 HEIDEDGER:SOBRE Lik GRAMÁTICA Y LAONTOLOGIADE LA PALABRA 'SER'
0
Tsaltamos de una a otra modalidad de consideración? En el Epilogo (1943) a (21,í6 es metafísica?, Hei-
R
I • degger define la capacidad de ser concernido por la
N
Cen
C la distancia entre lo expresable y lo inexpresable, nada y de asombrarse de la existencia de las cosas
O
V
entre
t la lógica y la ética, entre la vida como mecánica como una cualidad del ser humano: «la disposición a
yi la vida como sentide. De ah
O la angustia [es decir, la disposición a abrirse a la
L
ftendencia
P
metafísica inherente a la finitud humana.
al a p o s i b i l i d a d experiencia de la nada como negación de lo ente en
I
dl Ahora
L e bien, es justamente la imposibilidad de su totalidad] es el si a la insistencia de satisfacer la
captar
le
- ay de expresar en el plano lógico-teórico el suprema exigencia, la única que capta la esencia del
M
A
sentido de lo ente en su totalidad, esto es, su ser, lo hombre. De entre todos los entes, el hombre es el
s
Rque conduce a Heidegger a rechazar la solución tra- único que, siendo interpelado por la voz del ser,
T l
Idicional del problema metafísico: el sentido del ser experimenta la maravilla de las maravillas: que lo
N a se deja reducir a la dimensión categorial-discur-
no ente es»".
H
E r al horizonte de la gramática, sino que se mues-
siva,
I
e más bien a través de una disposición emotiva
tra
D
E l
ontológicamente reveladora, la angustia. Es dentro 6. LA ETIMOLOGIA Y SU USO FILOSÓFICO
G
G a este espíritu cómo Heidegger se plantea de nuevo
de
E
R c Q u é es metafísica? y en la Einleitung in die
—en En la segunda parte del capítulo en cuestión, Heideg-
,
Metaphysik—
A
i la gran pregunta metafísica formulada ger emprende un análisis etimológico de la palabra
por
P ó Leibniz, retomada por Schelling y también por «ser», encaminado a remontarse al sentido origina-
O
Wittgenstein:
R n Wa ru m ist überhaupt Seiendes und rio del término y a determinar su contenido léxico.
I
E
nicht
e vielmehr Nichts? ¿Por qué hay ente y no más Sabemos que amaba realizar la etimología de los
bien
S
n nada?' conceptos filosóficos capitales y que utilizaba siste-
A
máticamente instrumentos clásicos como el «Kittel»
I t
A
33
F r M utati s mutandis, una paradoja semejante se encuentra en Kant:
I ¿por qué el mundo se nos aparece, por un lado, como sometido al
L e orden inquebrantable de la causalidad, y por otro querríamos
O
S
e creer que es posible esa «quimera que merece la pena pensar» pregunta. Como me ha indicado jean-Francois Courtine, una pri-
mera formulación se encuentra en Síger de Brabante s i yero
O l que es la libertad? — También se encuentra, en otra variación
metafísica, en Schopenhauer: ¿cómo es posible, en su unidad, ese quaeratur de tota universitate entizan, quare magis eat in eis
F
A l extraño alótropo que es el mundo pensado como representación quarn nihil.
35 N i . Heidegger, Nachwort zu AVas ist Metaphysik?», en GA 9 (=
a y como voluntad?
34 ' fam bi én Bergson, james, Carlyle y Schmitt hacen alusión a esta Wegmarken), p_ 307 [ed. esp. cit.: Hitos, p. 254, modifl,
s
?
92 F R A N C O VOLPI MARTIK HEIDEGGER,APORTESA LAFILOSOFÍA •f[EiDEGGER! SOBRE LA GRMATIGA Y LA ONTOLEW DE LA PALABRA 'SER' 9 3

para el griego'', el diccionario de los hermanos nario de Filosofía en la Facultad friburguesa de Teo-
Grimm y el «Kluge» para el alemán', y el «Pokorny» logía. Las secciones principales del escrito llevaban
para las lenguas indogermánicas en genere. siempre al final largos textos de Aristóteles, de
¿ e dónde procede este interés por la etimología Tomás de Aquino y de Suárez, a más de la etimolo-
com.!) instrumento al servicio de la filosofía? El pro- gía de los términos correspondientes a los conceptos
pio heidegger remite a la enseñanza de Carl Braig capitales de la ontologia»
(*10 39 Pero es sobre todo tras el fracaso de la gramática
t24--1923
1 Friburgo), profesor de filosofía y teología y. del Lenguaje de la metafísica en Sein und Zeit, al
2 - la
en 1 Universidad de Friburgo, en la que se ocupaba que alude en la Carta sobre el ,«humanismo»',
en
8 5pOrticular
3 del curso de Introducción a la dogma- cuando Heidegger comienza a explotar la etimología
tica
K a 'semestre invernal 1910-11) y de Cosmología como vía de acceso para abordar las cuestiones filo-
teolofg
n z i
c a (semestre de verano 1911): «el último año sóficas. El capitulo de la Einleitung in die Metaphysik
de que nos ocupa aquí' representa la primera ocurren-
a mi c época del Bachillerato había tropezado con un
escr• o del por aquel entonces Catedrático de Dog- cia importante de este uso filosófico de la etimología,
h
mati a de la Universidad de Friburgo, Carl Braig: Del que se volverá cada vez más relevante en la última
b etapa de su pensamiento. De hecho —según la acti-
Ser. Çompendio de Ontología, que había aparecido
e 1896, cuando su autor era aún profesor extraordi-
en tud frente al lenguaje expresada al final de la Carta
i sobre el 4umanismo» y confirmada en las conversa-
B ciones con Richard Wisser en 1969
u 42
36 lc ntinuado por Gerhard Friedrich, Kohlhammer, Stuttgart, 1933-
c
r h 1d79, que ofrece para cada término griego, en la primera parte de —, e n
39 M . Heidegger, e
Meinl Weg in die Phanomenologie, en Zur Sache
ah r cada entrada, la historia de su significado y de su uso desde e sdes Denkens,
f u e Niemeyer,
r z o Tübingen. 1969, pp. 81-82 [edición en
castellano: M i camino en l a fenomenología, en M. Heidegger,
da Hornero hasta la era Cristiana. Entre otros, participé en este pro.-
Tiempo y ser, introd, de Manuel Garrido, trad. de Félix Duque,
K i Octo Rudolf Bultmarm,
u Jatob
37 y Wilhelm Grimm, Deutsches Wörterbuch, Hirzel, Leipzig, Tecnos, Madrid, 2006, p. 951. El cursivo es mío,
t t
,e l 054- 1960; Friedrich Kluge, Etymologisches Wörterbuch der 40 C f. Br ief über den «Humanismus», en GA 9 (= Wegmarken), p.
deutschen Sprache, de Gruyter, Berlin, 1883 (completado por 328 [edición en castellano cit.:Hitos, p. 2701.
,W Alfred Götze, a partir de 1910, y por Walter Mitzka, a partir de 41 Se trata aquí de un lapsus de Volpi, que evidentemente se refiere
Ti 1957), • a la Einführung in die Metaphysik
h la
- Nota
D e preliminar,
h e c hel ooriginal
, de este ensayo formaba parte de un
i ' , l i s Walde — Julius Pokorny, Vergleichendes Wörterbuch der
38 libro
c ocolectivo
m sobre la obra de 1935/1953. N del T.
e indogermanischen Sprachen, de Gruyter, Berlin, 1927-1932 (suce- o
or l sivamente: Julius Pokorny, Indogermanisches etymologisches W6r- 42 Csf. Briefe über den «Humanismus», en GA 9 (= Wegmarken),
364 [edición en castellano cit.: Hitos, p. 2971 y Martin Heidegger
ot t4buch, Francke, Tübingen-Basel, 1959, 3' edición 1994). e x p l i c a
gt i e n
s
94 F R A N C O VOLPI H E I D E G G E R , APORTESA LA FILOSOFil HEIDEGGER:SGERE tS GRMATICA Y LA DGIDLOGIADE LA PALABRA 'SER' 9 5

de pensar el ser no se trata tanto de inventar una intentando explicar las palabras difíciles a tra-
nueva terminología, como en Sein und Zeit, sino vés de su origen;
más bien de cultivar la lengua y de prestar atención a 3. quo philosophia aseendens pervenit: «donde,
la literalidad y al sentido original de las palabras, lo ascendiendo, llega la filosofía», es decir, la
que sería aún más importante que la propia filosofía. filosofía estoica, que investigaba las razones
¿Es posible legitimar un uso filosófico de la eti- por las que un determinado significado se
mología? La pregunta pertenece a ese tipo de proble- expresaba con un determinado significante;
mas que no tienen solución, sino solamente historia. 4. ubi est adytum et initia Regis: «donde se
Sobre este punto vale la pena remitir a una de sus encuentran el santuario y los inicios del Rey»,
primeras formulaciones, no mencionada por Hei- es decir, donde se entra en el misterio inexpli-
degger, pero a pesar de ello de gran interés: es la pre- cable del origen del lenguaje.
sente en el tratado De lingua Latina, de Marco
Terencio Varrón (116-27 a. C.), en 25 libros. En par- Varrón afirma que este último grado es tan ele-
ticular, al comienzo de la parte conservada de la obra vado que debe ser considerado como un límite al que
(libros V-X), y precisamente en el libro V. 7-8, Varrón es imposible acceder. En su investigación se queda,
dedica algunas consideraciones a aclarar la función por lo tanto, en el segundo y tercer grado, conside-
de la etimología y declara que prevé cuatro grados de rando posible aunque limitado un cierto uso filosó-
interpretación (quattuor explanando gradus) que fico de la etimología'.
conducirían hasta el conocimiento de las cosas: En el caso de la palabra «ser», ¿nos ayuda la eti-
1. quo populus etiam venit: «donde incluso el mología a avanzar en el planteamiento y en el escla-
pueblo llega», es decir, el grado de las etimolo- recimiento del problema? Heidegger resume las indi-
gías más simples, evidentes, como argentifodi- caciones que se encuentran en los diccionarios
nae, «minas de plata», a partir de argentum y mencionados recordando las tres raíces y los corres-
defodina; pondientes significados: es «vivir», *blu/*Liheu
2. quo grammatica ascendit antigua: «a las que «abrirse», wes «permanecer». Estas son las indica-
llegan los gramáticos antiguos», es decir, los
alejandrinos, que comentaban a los clásicos 43 Entr e los documentos de mayor interés sobre este problema cf. el
breve tratado de Johannes Clauberg, Ars etymologiea Teutonum e
philosophiae fontibus derivata, Duisburg, 1663, retomado en
im Gespriih (17-9-1969), en GA 16 (= Reden und andere Zeug- Gottfried Wilhelm Leibniz, Colieetanea etymologica, Hannover,
nisse eines Lebenswegs), p. 709. 1717-
96• FRANCOVOLP1 MARTIR HEIDOGER, APORTESA LAFILOSOFÍA

EPILOGO
dones que, por otra parte, se encuentran ya en Braig,
HACIA UNA ÉTICA POSTNIHILISTA
en el tratado Vom Sein, leido y utilizado en su juven-
tud", como ya se advirtió. Félix D uque

biénSpara la etimología la conclusión de Heidegger es Franco Volpi in memoriam
negativa:
i los tres significados que ésta indica se han
mezclado
n y perdido en el concepto abstracto de ser
La voz clara del amigo desaparecido, resonante en una
hoyedominante,; y determinante del olvido del ser". ausencia todavía dificilmente tolerable, pero al menos
m remansada en una escritura a las veces agresivamente con-
b tracorriente, exige ser recogida en un ejercicio que,
jugando de vocablo, yo llamaría de estricto recogimiento,
a
entendida esta inserción en el camino del pensar de Franco
r Volpi como preparación posible para un ulterior estímulo
g a la acción, ética y política. Ejercicio espiritual del recogi-
o miento: tributo a la memoria de una vida truncada y a la
, vez continuación del esfuerzo pensante ante lo que está
por venir.
i
In medias res: Franco Volpi, conocedor corno pocos
g del pensar nietzscheano y, a su modo, seguidor —bien que
u jovialmente desengañado— de su legado tremendo, consi-
a deraba que la famosa profecía de Nietzsche sobre la expan-
l sión planetaria del nihilismo doscientos años después de
que él to anunciara se habría cumplido con creces en nues-
q
tra época, y más exactamente en los años ochenta y
u noventa del pasado siglo, en medio de aquella Grundstim-
e mung o tonalidad afectiva fundamental que muchos de
p C. Braig, Vom Sein. Abriß der Qntologie, Herder, Freiburg 1. nosotros tildamos entonces de «postmodernismo», enten-
44 Cf.'
aBr., 1$96, p. 20 (Braig cita como fuente Georg Curtius, Griechi- diendo ese difuso movimiento justamente como una reac-
,sche E,Irriologie:. pp. 375-376, 304-305). ción —frívola, quizá— contra el nihilismo posterior a la
r
45 Johannes Lohmann ha intentado desarrollar sistematicamente, a Segunda Guerra Mundial (en plena Gueri
a
partir de Heidegger, una lingüística filosófica especulativa: Philo-
-—extravagante— salida de ese ascetismo como de ceniza,
lsophie und Sprachwissensekaft, Duclder H um bl ot, Berlin, 1965, triunfante
a F r i aen ) la erayde la amenaza
u natómica,
a
2' edición 1975,
a
g
r
98 FTLINDUQUE EPÍLOGO,HACIAUNAÉTICAPOSINIHILISTA 99

Seguramente, Volpi veía más lejos que nosotros nihilismo, no parece sino que de Nietzsche hubiéramos
cuando calificaba tan colorista y pastelera sensación de retrocedido a un autor por cierto caro a Volpi (y del que
euforia (pronto acrecentada por la caída del Muro berlinés, más adelante hablaremos): Arthur Schopenhauer, el cual
celebrada hoy veinte años después no sin hipocresía, a la afirmaba que la vida (y no sólo la humana): «es un negocio
vista de tantos muros alzados desde entonces) de una cuyo beneficio no cubre ni con mucho los gastos»
nueva transformación de ese inquietante huésped, al pare- 3 Y sin embargo, nada de esto parece advertirse en la
cer empeñado en quedarse para siempre entre nosotros, espuma
. de nuestros días. Más bien se tiene la impresión de
aunque por nuestra parte nos empeñemos igualmente en que hoy acaece todo lo contrario, al menos en las socieda-
no querer reconocer su omnímoda presencia. Y así, reme- des por mal nombre llamadas «desarrolladas». Baste seguir
dando el titulo famoso del ensayo de Freuct al efecto los rasgos denunciados por Volpi y subrayados
en
l 1996 que: «El nihilismo E...] es hoy expresión de un por mí en la cita precedente.
malestar
, V o l de p inuestra
s o cultura,
s t e que n seí asuperpone, en el plano Y así, aunque a principios de los noventa pudiéramos
histórico-social, a los procesos de secularización y raciona- hablar de una «secularización» festejada y urbe et orbi
lización y, con ello, de desencanto y derrumbamiento de anunciada por Gianni Vattimo en 1991,4
nuestra imagen del mundo, y que ha provocado en el plano nas
' h cinco
a n altos
b a (1996:
s t ala dmisma
o fecha del texto de Volpi)
filosófico [...] la corrosión de las creencias y la difusión del para que
a p e - el propio Vattimo confiese que de siempre ha
relativismo y el escepticismo>> sido un cristiano fiel (fielmente heterodoxo, digamos),
2 aconsejando en consecuencia la necesidad de credere di
. A l a v i s t a credere, una fe —se diría— exclusiva de su peculiar cattoll-
Sigmund Freud, Das Unbehagen in der Kultur, Internationaler cesimo debate'. Si esto es así, poco hay que temer de la
d Psychoanalytischer
e Verlag, Viena, 1930. Hay varias traducciones
t españolas
a n(p. e.: El malestar en la cultura y otros ensayos, Alianza,
r eMadrid, 1999); el libro puede descargarse ya directamente deis
Red. a c t i v o se han añadido los caps. 10 («El nihilismo europeo en la historia
2 F r anc o Volpi, El nihilismo [1996], Siruela, Madrid, 2007, p. 187 del ser: Heidegger y Nietzsche») y 15 («Técnica y nihilismo»).
(subr. mío), En el original de 1996 (11 nichilismo, Laterza, Bari, 3 A r t h u r Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación
1996, p. 113) se lee «profondo malessere». No deja de llamar la («Complementos al Libro segundo, §,28»), Akal, Madrid, 2005, p.
atención la desaparición del adjetivo. Por mi parte, he vertido en el 792. Este pesimismo será conducido al extremo por Al ber t
texto «derrumbamiento» en lugar de «fragmentación» (según La Camus, para quien el hombre ha de optar entre el suicidio y una
tr. de Cristina 1. del Rosso y A. G. Vigo). El original reza:frantu- vida rebelde —invirtiendo por así decir la apuesta de Pascal—, dada
mazione, o sea literalmente: «hacerse añicos algo, trituración». la gratuidad y el sinsentido de la existencia humana: «Juzgar si la
Así, a la secularización le corresponde el desencanto y a la racio- vida vale o no vale la pena vivirla es responder a la pregunta fun-
nalización el derrumbamiento de la imagen del mundo, y no su damental de la filosofía»
«fragmentación» en muchas imágenes. No es que el nihilismo ,. ( E l m i t o
haya dado como resultado l a proliferación de imágenes del 4 Gpidar mei Vattim o, Éti ca de l a interpretación, Paidos, Barce-
mundo, sino que nos ha dejado sin ninguna. Por lo demás, la ed. .lona,1991.
S i s i f o ,
española es más «completa» que el original italiano, ya que en ella 5 G9i a n n i Vattimo, Creer que se cree, Paidds, Barcelona, 1996,
A l i a n z
)a ,
.M a d r
loo FWX RAM ENLOSO_HACIAUNA fi n POSTNIIIILISIA t o l

secularización respecto a su efecto corrosivo de la fe. Mas una suerte de secularización «cristianada», o Sea una diffu-
si nos Volvemos al otro rasgo, la «racionalización», repre- sive Christianity (según la feliz expresión de Jeffrey Cox
sentada, valga el ejemplo, por Richard Dawkins, Sam que
8 crece a la par de un fundamentalism° cada vez más
Harris Ch r i s t o p h e r Hitchens (la llamada The Unholy agresivo,
) según los ya citados y especulares movimientos
Trinity ), veremos que su lucha en pro del darwinismo y reaccionarios del integrismo neoconservador americano
contra la «teoría del diseño inteligente» nos ha conducido (virulentamente activo, a pesar de los esfuerzos de Barak
a una paradójica fe en el ateísmo, una suerte de secta Obama) y de su reflejo católico en Italia en particular, y en
«cientifica» diseminada hoy a nivel mundial Tampoc o los paises latinos en general (dejemos púdicamente al lado
parece correr mucho peligro la fe cristiana (y católica, en lo exacerbado de ese reflejo en la Conferencia Episcopal
particular) con libelos (perdón, con libros) como Sin raí- Española).
ces, una obra cuadrumana del antiguo Presidente del Sea como fuere, es evidente que tanto la tibia religious
Senado i t a l i a n o political correctness como los ardorosos integrisrnos men-
, peligrar la civilización occidental) y Joseph Ratzinger
ve donados (y un mont ón más) coinciden al menos en dos
M a r cBenedicto
(hoy, ello XVI ) puntos fundamentales: ambos se vanaglorian de su origen
cons,
P e der este
7 a lado del Atlántico, la abnegada labor iniciada puramente cristiano (en América, liberales y neoconserva-
,( slo seneocons
por g ú norteamericanos, con su cohorte de tele- dores insisten en la salutación: God bless America, mien-
cnpredicadores.
o n t i n u a n tras que en el Sur de Europa siguen soñando algunos con
é o Preciso
d l ,es admitir pues que mucho ha cambiado desde un aguerrido renacer de la Cristiandad), y ambos aspiran a
uque Volpi
a s ndictara
í sentencia sobre el nihilismo. Sólo que ha ser el verdadero c umplimient o de la Historia Universal,
cacambiado,
g o n según nó todos los indicios, en un sentido decidi- cada uno a su manera: sea porque la religión ha encon-
trado feliz acabamiento en un ecuménico New Huma-
sdamente
é t x i inesperado
ic y, al menos prima facie, decidida-
tomenteo antinihilista. Más allá de las «cartas credenciales» nis m
de
lq Vattimo,
o parece claro que hoy se extiende por doquier retorno
9 a una sofiada «fe de nuestros mayores».
s
u ,
te e s e
o6 V o x Day
- [obviamente, un pseuciónimo que se pronuncia igual a , o x la empleó para defender el valor «cMlizatorio» del anglica-
8 C
que vox Dell, The Irrational Atheist Dissecting the Unholy Trinity p Mimo entre el último tercio del siglo xtx y el primero del xx (cfr.
of1Dawkins, Harris, and Hitchens, Benbella Books, Dallas TX, o Jeffrey Cox, The English Churches in a Secular Society, Lambeth
2008.
r 1870-1930, Oxfor d Univ, Press, New York, 1982, ch. 4), Pero la
7 Publ i c ada en abril de 2006 en Península, Barcelona (orig.: Mon- expresión ha hecho fortuna y se emplea hoy en general para refe-
dadori, 2004). Pera publicó también en el Senado un M a n y e rirse al suave «aroma» a cristianismo que despide la sociedad
per
- l'occidente, forza di civittle» (www.perloccidente.it), firmado l occidental en su conjunto. Cf. Charles Taylor, A Secular Age, The
pOr
es to conspicuos representantes de la derecha italiana. Véase la c Belknap Press of Harvard Univ. Press, Cambridge MA, 2007,
recensión de Angel Villarino en LA RAZÓN (5 de abril de 2006; 9 V éas e al respecto el cap. I de mi: Contra el humanismo, Abada,
o
reproducido en la Red al día siguiente). Madrid, 2003.
n
t
r
EPÍLOGO.HACIA UNAETICAPOST/IIHILISTA
102 F É L I X DUQUE

Por otra parte, y contra lo denunciado por Volpi, no rada». En ambos casos, «eso» que pasa por ética sería mis
parece desde luego que se haya derrumbado «nuestra ima- bien un precipitado o cristalización en normas e ideales de
gen del mundo». Más bien ha sucedido lo contrario: la esas posturas (a veces, coaligadas). Sólo que, de ser así, hoy
secularización se ha convertido en cristiandad difusa y la ética estaría desde luego de mas, ya que sus padri
ésta, aliándose con el tardo capitalismo y las religiones padroni son mucho más directos y capaces de mover los
«blandas» orientales, ha entronizado por todas partes la espíritus con su propaganda fidel (a)teista que utilizando
globalización, la cual no es ya tanto una imagen del mundo alambicadas argumentaciones lógicas para pasar de
cuanto el mundo entero en imagee (si queremos, a la ale- matute una «mercancía» edificante que se vende mejor
mana: somos nosotros quienes pensamos über die Welt im directamente en las iglesias y en los medios de comunica-
Bilde sein, o sea «estar al tanto del mundo» y por ello cree- ción. Por eso es difícil no estar de acuerdo con el implaca-
mos poder ponerlo a nuestra disposición, o más exacta- ble dictamen de Volpi al respecto: «En la era dominada por
mente: a disposición de la industria multinacional, la banca el nihilismo las éticas permanecen en el plano de la horni-
lética»
y los militares). Una imagen, desde luego, multiplicada y
metamorfoseada proteicamente por las redes informáticas 12 De hecho, es innegable que el nihilismo provocado
h o diernas. . la irrupción de la técnica en los asuntos humanos (una
por
Así pues, y pace el llorado Volpi, ¿acaso podemos irrupción que deberíamos remontar en ese caso por lo
seguir defendiendo que la colusión de las altas tecnologías menos a William Harvey y Thomas Hobbes) ha provo-
cado como reacción un verdadero rearme moral, sobre
y el nihilismo reactivo ha eliminado por entero toda posi-
bilidad de erigir una ética para esta Ordenación Mundial todo en España, en torno a cuestiones éticas decisivas
que oscila entre la «ciudad alegre y confiada» y la angustia como la biogenética (con el problema de la donación), la
(no exenta de fascinación) ante el ataque —definitivo— del eutanasia (con pelicula y todo: Mar adentro) o el derecho
terrorismo internacional? Podríamos seguir haciéndolo, al aborto. Temas todos ellos que giran indudablemente en
seguramente, s i pensáramos —entre la lucidez y e l torno a la vida, su origen, sentido y destino. Sólo que, al
cinismo— que buena parte de lo hoy considerado como respecto, es no menos indudable que ambos bandos —el
reflexiones éticas no constituye sino un mero disfraz abs- cientificista ateo y el religioso conservador— sitúan a la
tracto, trufado de vacuas expresiones filosóficas, de la acti- - vid a humana (o más bien, posthumana de un lado y pre-
tud humana frente a una ciencia «sacralizada» (como el
evolucionismo de Da wkin s
11 Richar d Dawkins, El espejismo de Dios, Espasa-Calpe, Madrid,
1
2007. Anunciado en la Red por la Casa del Libro como «M U Y
) o u n a BUENO!» (sic).
r10 e l i g Habitar
Véase mi! i ó nla tierra, Abada, Madrid, 2008, I. 10, y mi 12 E l nihilismo, P. 190.
13 Véase los §5 28-29 (dedicados respectivamente a «El hombre
« enSayo
a t ¿Esr eli arte
n delcsitiohel sitio del arte? En: Pedro de Llano
máquina» y «El Estado máquina») del cap_ V de mi: Filosofía de
e (ed.),
- wrong site. Arte y globalización, Fundación Luis Seoane, A la técnica de la naturaleza, Tecnos, Madrid, 1986, pp. 203-223.
Coruña, 2008, pp_ I52-181.
104 ftLIX LIME EPÍLOGO.RAMUNAÉTICAPOSUCHILETA i o s

humana del otro) como el valor supremo, sea en lo que Science (ni más ni menos), ya se sabe que: «pensar es ana-
hace a su preservación, a su mejora en «calidad» (y aun en tema para la religion»
estructura) y a su feliz cumplimentación. Ahora bien, en 14 Con todo, lo que a estas alturas no debiera ya extra-
ningún caso y de ninguna manera cabe la más mí nima .
ñarnos es la respuesta dada a la campaña científico-atea
duda de que, cuando se trata de felicidad, tanto la «religión por parte del estamento eclesiástico inglés, sea católico-
inmanente» de la tecnociencia como las autoridades ecle- romano o anglicano. La Iglesia apoya en este caso, diría-
siásticas nos ofrecen mejores recetas para todos los públi- mos que a sensu contrario, esa campaña exactamente por
cos (nouvelle cuisine o «caseras», respectivamente) que la la misma razón esgrimida por Dawkins, a saber: porque
vieja ética filosófica, normativa y reguladora. —dicen— esa propaganda hará pensar a la gente (para que
Y si no, basta fijarse en la campaña del invierno de luego vengan los heideggerianos y digan que ni la religión
2008/09, promovida en Europa por la British Humanis t ni las ciencias piensan). Yes que el trabajador, que al tomar
Association y fomentada pm domo por el mentado Richard el autobús de vuelta a casa no piensa en otra cosa que no
Dawkins, para extender, ahora que se cumplen los ciento sea la existencia de Dios
cincuenta arios de la aparición de El origen de las especies, san
15 los piadosos prelados ingleses— a la «apuesta de Pas-
el evangelio (evolucionado, of course) del nuevo ateísmo cal»,
, v ae saber
n d rque
á la verdadera felicidad en esta existencia
con su soteriologla laic a paseada c omo una bandera humana
a s íse alcanza sólo si esta vida finita viene contem-
durante cuatro meses por los autobuses de Londres y luego plada
a y medida desde una instancia total e incondicionada,
de Barcelona (en Madrid habría sido más difícil), bajo el vale
r e fl edesde
decir: x ila ovida eterna, garantizada por Dios. Pues
bonito slogan: There's probably no God. Now stop worrying si resultare
n a r al final
— que todo eso era incierto, no pasaría
and enjoy your life. Algo así como: «Seguramente Dios no nada.
p En
i efecto,
e lo
n único que entonces quedaría es... nada.
existe. Así que deja de preocuparte y goza de la vida». Esta- -
mos muy lejos de la otrora célebre sentencia de Iván Kara-
mázov: «Si Dios no existe, todo está permitido», recibida 14 C i t. en el diario virtual BSCMUNDO,corn, de 31 de octubre de
por los existencialismos de los lejanos años cuarenta y cin- 2008. Aún más: todavía pueden consultarse en Internet los últi-
mos restos de la revista internacional nihilista KONDORIA (diri-
cuenta del pasado siglo como algo inquietante y perturba-
gida por Hugo Fast), desaparecida de la red (luego de otros dos
dor. Ahora, lo que hay que hacer si la ciencia presenta evi-
nuevos avatars) en junio de 2009, y cuyo video de presentación
dencia suficiente de que no hay ni Dios ni dioses es gozar consistía en el muy filosófico espectáculo de dos m ujues casi
de la vida (una generalización de la fórmula americana en desnudas arrastrando con cuerdas a un obispo de luengas y ricas
los restaurantes: Enjoy your meal!). La vida viene así a vestiduras (la diferencia de ropa debía de ser para compensar).
verse consumada y a ser consumida por su mismo consu- 15 Ahor a parece que hemos llegado al extremo de aquello que dono-
samente advertía ya Albert Camus en El mito de Sisifo, op.cit., p.
midor, en una suerte de autofagia. Por cierto, Dawkins
14: tdqunca vi morir a nadie por el argumento ontológico». Ahora
apoya activamente la campaña (y sus libros) so pretexto de da igual que Dios exista o no, que pueda demostrarse su existen-
que este t ipo de anuncios hará pensar a la gente. Pues, cia o su inexistencia. Lo único relevante en ambos casos es vivir
según la Richard Dawkins Foundation f or Reason and la vida.
ID6 F a m DUQUE HUGO. FIEIA UNA tEIGAPOSINIHELISTA

Y como es obvio, a nadie le importa nada la nada (pace ilustrada de Mendelssohn, que en efecto murió a conse-
Unamuno y Heidegger) cuencia del ataque), define como «ateo» al hombre: «cuyo
16 Así que, en definitiva, ateos y teistas coinciden en el apetito está dominado por las riquezas y los puestos de
objetivo
. final: hay que gozar de la vida (se acabaron las fla- honor. t i (Spinoza, n i ) creía que quien busca a Dios sólo
gelaciones al estilo de El séptimo sello), como recompensa como medio para otros fines —aun cuando ese fin fuera
por los méritos adquiridos por los esfuerzos de la gente incluso la inmortalidad del alma— no piensa [...] en otra
para estar a la altura de la Vida, ya sea una vida longeva cosa que en su vientre»
aquí, en el mundo (si es que no perdurable, de acuerdo a meditando
18 sobre la vida dañada tras la barbarie nacional-
las promesas de la blogenética, ya sea la vida imperecedera socialista,
. C i e n t o dictaminará lapidariamente: «Al cabo,
Adorno
(de acuerdo a las promesas tradicionales). En todo caso, el
c almai n mismac u no e es n sino
t el ansia de lo inanimado por sal-
la consigna es: ;Viva la Gente! alp with People!). ¡Goza de varse»'
a
la vida, hombre! O sea: antinihilismo nihilista. Al cabo, no nes
9 contrapuestas (el puro amor a Dios y el cuidado para
a
con n vidao brutalmente
s
sólo Voipi tenía razón, sino que la cosa es peor de lo que él .d una mutilada) a desechar sin más
pensaba. • tantaeflorida s banalidad
p sobre la felicidad de la existencia.
Ju a cé
Hace mucho tiempo, en cambio, cuando la filosofía y Segúnseso,, no parece sino que en el mundo actual
o b i imposible (y hasta cínico) proponer siquiera una
la religión eran asuntos en los que uno se jugaba el honor, fuera
y
el prestigio y aun la vida, Friedrich Heinrich Jacobi, un ver-
dadero pensadorfidetsta, había dicho avant la lettre todo A d
lo necesario para rechazar a esos «gozadores» (a)teos. o18 Frr iedr ich Heinrich Jacobi wider Mendelssohns Beschuldigungen
Jacobi, uniéndose en este caso a su «cordial enemigo», Spi- n o betreffend die Briefe über die Lehre des Spinoza. En: Schriften zum
Spinozastreit, M einer — frommann-holzboog, Hamburg, 1998
noza (utilizado como brulote contra la religión optimista e , (Gesamtausgabe von K. Hammacher und Walter faeschke, Werke
p 1,1: 311). Jacobi se refiere aquí a la Epístola XLIX de Spinoza,
u según la numeración antigua, recogida todavía en la ed. Paulus:
16 PermItaseme agregar a la protesta mi nombre. Ver: El cofre de la Benedicti de Spinoza, Opera quae supersunt omnia, Volumen
nada, Abada, Madrid, 2006. e Primus: Principia Philosophia (Cartesii), Cogitata Metaphysica,
17 E l Cardenal Católico Cormac Murphy apoyó la campaña de la s Tractatus Theologico - Politicos, Epistolae doctorare quorundam
British Humanist Association donando al efecto SOE, mientras , virorum, (Ed.) Herir. Eberh. Gottl ob Paulus, Erste Kritische
que Paul Woolley, el director del think tank anglicano: Theos, ha
n Gesamtausgabe ( 2 vols.) Ienae, i n Bi bl i op olio Academico,
declarado: , 1802/1803 (téngase en cuenta que aunque la primera ed. de las
K i h i elc mensaje;
vimos il no nos lo podíamos creer. Me extraña como los o Beschuldigungen es de 1786, las notas fueron añadidas en la Aus-
ateístas
m e n t puedn
e hacer tan buenos anuncios a favor de los cristia- s
nos». 19 T heodor W.Hand:
AdorWerke,
no, Mínima M oraar' ia_g Reflexionen
, 1819;1V/1,aus dem
n o(En: ¿Dios existe? Publicidad atea interpela a los pasajeros i gabe letzter Fleischer, 239),
de bus en Londres. El subtítulo de esta página web, colgada en la beschädigten Leben (Fr. 108, ad finarn>,,Wissenschaftliche Buch-
s
Red et 29 de octubre de 2008, reza así: ozEl aviso que los ateos lon- n gesellschaft,Darmstadt, 1997, en Gesaminelte Schriften, 4, p. 194:
d e s colgarán para que la gente viva mejor.» Ven www.rosa-
dinenses v gAm Ende ist Seele selber die Sehnsucht des Unbeseel ten nach
a g r
rio3,com/notkiasienserioinoticias.aspx?idNot-395S8, Rettung».
a d ó i
l t
1os F t u x DuauE EPUGO,HACIAUNA h
itA
P OS TNIFI
ética mí nima (minima mo r a l i a ) Siguiendo igualmente ese tenor de cosas, tampoco es
ELIs TA
2 ° en 1994: «En el mundo de la técnica resultan imposi-
Volpi extraño que Volpit encuentre paradójicamente en algunas
. P toda
bles u e ética
s , y toda virtud. Ya no hay espacio para una consecuencias delonihilismo un refugio contra la omnipre-
s
sencia por una parte del poder tecnológico, sea social o
creglamentación
o m o (regolamento) del obrar humano, porque
s eestá
todo ñ yaaregulado
l a según
b alos ritmos y los ordenamientos cientflico, y contra las exigencias de la institución eclesiás-
de la t éc nic a» tica por otra, las cuales se tornan tanto más agresivamente
tes.
21 Pues eso que precisamente echa en falta el amigo des- integristas cuanto más obsoletas resultan ante el empuje
. S ó l o la posibilidad hoy de la ética y la virtud, obede-
aparecido: de la nueva «religión» laica, inmanente: la cientificidad,
cía
q poru elo común a la mis ma esencia y está abocada al prometedora de felicidad aquí, en la tierra. Al respecto, la
mismo
e s destino a que la denostada tecnología. Y así, la orien- opción defendida por Volpi es de una claridad manifiesta,
tación en la vida queda sustituida ( - como puso de relieve en una entrevista de 2007: «Prefiero
s
L
cumplimentación?) por la cibernética; las reglas de con- ser un nihilista que un fanáticos., d ijo
e x p r lismo
o
ducta,
l l e
porv la
a retroalimentación
d a a de los servomecanismos; y 2 3 nos ha trasmitido efectivamente una enseñanza
e s i o
aunque el sujeto humano como centro, o sea el Huma- corrosiva
. L a erinquietante,
a z ó n pero: al mismo tiempo profunda y
p e
n e s r f e c t a
nismo, venga loado hoy lo mismo que ayer, nadie se llama c«oherent
e l e»
n fanatismo ínsito en todo fundamentalism°, dado que lo
en el fondo a engallo: porque ni la ética normativa ni la 24
o n i h i -
tecnología se basan en un antropocentrismo, sino en un .queEelsnihilismo muestra es que no existe ninguna perspec-
s tiva
mecanocentrismo. Y si esto es verdad, entonces segura- o b privilegiada.
v i De ahí su valor de purgante, diríamos: «El
o
mente no haya mucha razón para lamentarse por el eclipse onihilismo ha carcomido las verdades y debilitado las reli-
n
de la ética, en el sentido tradicional de una normatividad qgiones,
u pero también ha disuelto los dogmatismos y hecho
i n
axiológica, que el liberalismo acaba por convertir en una ecaer las ideologias, enseñándonos así a mantener aquella
o c
«tecnología de la conducta» (Popper hablaba —y ha creado erazonable l prudencia de/pensamiento, aquel paradigma de
e n
escuela— de un piece-meal social engineerine) cuya meta npensamiento
i h oblicuo y prudente, que nos vuelve capaces
- de navegar a ciegas entre los escollos del mar de la preca-
es simple: alcanzar el poder. i l i
s m o
i m
20 Preciso es resellar aquí, sin embargo, un titulo que suena corno
un desafio y un homenaje a Ador no: Adela Cortina, Ética p cumplirlos
i mediante pequeños ajustes y reajustes, que pueden
mínima, Introducción a l a filosofía práctica, Tecnos, Madrid, d serecontinuamente m ej or ados»• T r
1986. mies, Princeton University Press, Princeton NJ, 1971), Popper
a contrapondrá
- el piecemeal engineer, pr opio de una sociedad
21 Enciclopedia Multimediale delle Scienze, Intervista a Franco r abierta,
i ' r e Odemocrática,
p e n con el Utopian social engineer, propio dc las
Volpi: Heidegger e m ondo moderno. 13-12-1994 (disponible en
la Red). o Ssociedades
o c i cerradas,
e t y totalitarias». 'N,
22 Kar l Popper, The PcNerty of Historicism, Routiedge Sz Kegan Paul, d23 Taul i o Demicheli,
n d Franco Volpi: fd)refiero'ser un nihilista que un
Londres, 1957, p. 66: «Sean cuales sean sus objetivos, él (el inge- fanático», ABC.es, 21-4-2007.
i I t s
24 E l nihilismo, p. 191.
niero piecemeal, o sea que procede paso a paso, F. a ) intenta c E n e
e -
EFFLOGO.HACiA LINgt flit s POSTNIHILISTA
lio f É L I X DUQUE

riedad, en la travesía del devenir, en la transición de una (incluso dentro de su variopinto y lúdico contramovi-
cultura a la otra, en la negociación entre un grupo de inte- miento: el postmodernismo) en las sociedades «desarrolla-
reses y o tro » das» parece mostrar más bien que no hay paradigma
ese
2 5 programa de la falta de programas, ese pensamiento alguno de repuesto. Bien puede la «tecnología social» luh-
oblicuo y presente parece convenir más bien a lo que con- maniana (heredera refinada en esto de la social engineering
.
vencionalmente se designa como «postmodernismo» de Popper) esforzarse por inyectarle una reflexión sobre la
N a d a
26 En todo caso, parece que ante el Paradigm Lost de los moral a la teoría de sistemas, que el resultado es siempre el
q u e mismo, a saber: nada. Y es que, a pesar del hecho palmario
preceptos
.o b j e morales, una falta puesta de relieve por Nadas
Luhmann y que Volpi hace suya de que vivamos hoy dentro de la burbuja de las altas tecno-
tteísmo
27a r de, los valores y la isostenia de las decisiones e logías, ello no quita para que, más allá de las diversiones
dincluso
: « Ee la sin cuento que su derivación en la industria del espectá-
l estupidez de las prescripciones y la inutilidad de
slas d
prohibiciones» culo (preferentemente audiovisual) ofrece, el paradigma
r e s u l t a d o
eparadigma tecnocientifico le traiga sin cuidado al usuario —digamos—
28
e s moral es que, al igual que ocurre en los naufra- de la PlayStation 3. Lo que parece en cambio volver bien en
lgios,
.e L uhao lsurgido como improbable remedio toda una plé-
los nuevos films y en los videojuegos, munidos de efectos
eyade
sp i gde éticas;
i lfi c yiacuanto más amplia es la fragmentación
ogn por
ofrecida la -
Academia tanto menos llaman la atención especiales y horros de pensamiento, son los viejos ídolos
ot i v ,o
de los ciudadanos (por no hablar de su capacidad emotiva de la sangre y el suelo, el engolfamiento en edades oscuras
sd e y supuestamente heroicas, y sobre todo la posibilidad que
para orientar la existencia), como si de un conjunto de
ae s
estatuas (todas t ellas con su peculiar pensiewso) se tratase, tiene el usuario de gozar de múltiples avatares y de «sufrir»
lesparcidas
a por «el jardín-mercado de las éticas» (ib.). varias muertes (en remedo lúdico e inocuo del «aprender a
vp De é seguir r a Volpi: «El hecho es que el paradigma per- morir» que enseñaban otrora los jesuitas)_ Esto, por lo que
oddido hai sido d sustituido por uno nuevo que impone los pro- respecta a la adolescencia y la juventud, especialmente
qapios imperativos a toda conducta y todo comportamiento entre las llamadas «clases medias cultivadas (o sea, objeto
udhumano. Se trata del paradigma técnico-científico» (ib.). Y de cultivo por parte de los Inedia)». El resto de la pobla-
ción oscila e i
eesin embargo, justamente la persistencia del nihilismo
políticamente
- correcto y la ingesta de telebasura. De modo
l que habría que tomar cum grano salis eso de que: «La cien-
Tla
25 tb., p. 192. cia
y a y la técnica [...] proveen una guía bastante mis eficaz y
26 C f. Wolfgang Welsch, Unsere postmoderne Moderne [orig.: 1987], coercitiva del obrar que cuanto pueda hacer la moral»
m e n t
Akademie Verlag. Berlín, 20026. Hay evidentes semejanzas entre Creo,
29 en cambio, que hoy crece la sensación de que no haya
el pensiero obliquo de Voipi y la transversale Vernunft de Welsch. a dguíaa que la de las «instrucciones de uso» de los apara-
.másY o
27 Niklas Luhmann, Paradigm lost: aber die ethische Rellexion der d i f f
Moral br i g: 1990], Suhrkamp, Frankfurt/M., 2005. Cf. El nihi- u s i v
lismo, p, 188.
28 E l nihilismo, p. 189- e
29 E l nihilismo, pp. 189 ya.
C h r
i s t i
112 F k I X DUQUE EPILOGO,HACIA UNAETICAPOSINIHILISTA 1 1 3

tos multimedia o la de las otras «instrucciones», servidas Me pregunto en efecto si no será esta resignada confe-
por los medios de comunicación y difusas por doquier sión sobre la imposibilidad de toda ética la que llevó a
como una atmósfera de mediocridad, manchada aquí y allá Volpi desde los años noventa a dedicarse a sus celebradas
por alguna nube de miedo. ediciones y traducciones del legado de Schopenhauer; y
1\flp hay otra salida? Cuando Volpi habla de los oaxchi- también, a sensu contrario, si no habrá ocasionado a la
piélagos de la vida» (una metáfora cala por demás a Wolf- larga ese contacto una suerte de reacción, de Verwindung o
gang Welsch) y de ir de una «isla», de una cultura a otra, restablecimiento homeopático en 2005, cuando, en signifi-
aprovechando «que nosotros, los modernos, estamos sin cativo viraje, publica un libro no perteneciente al Nachlass
raices» schopenhaueriano, sino que está compuesto por algunos
.30 de ir en pos del «oasis de la felicidad» (lo fijo en medio
lejos capítulos y paragrafos de obras ya publicadas, con el titulo:
del
, desierto, lo determinado en medio del tedio infinito), Über das Mit leid (Sobre la c ompas ión)
¿opte
n opor la navegación incierta y siempre precaria? Nave- 34
mente siguiendo a Schopenhauer como podremos quizá
gare
e s necesse est. Vivere non eat necesse, como exhortara en remontarnos
. ¿ Y n (el
o otro ssentido
e r deá Verwindung) a una ética
tocasión
á señalada Pompeyo y han repetido, entre muchos j ula condolencia
de s t a - y la amistad, pasando del pesimismo
aotros,
c Fernando Pessoa y Caetano Velos° (Navegar é preciso. vital de Schopenhauer a Heidegger y, en su fondo, a un
aVi ver
s nao é preciso) Aristóteles que puede seguir sorprendiéndonos? Ya resulta
olas
31 raíces de una ética postnihilista allí donde él mismo lo significativo que Volpi coloque como exergo al librit o la
aniega,
. ¿p Ya saber n eno el viraje práctico realizado por la filosofía siguiente sentencia: «La compasión suprime el muro entre
tú y yo» (Das Mit leid hebt die Mauer zwischen du und ich
ude
h Heidegger,
n b r áy no sólo ni primordialmente en las lecciones
a
auf )»
tjuveniles
u a n friburgu a esas que él, Volpi, fue de los mejores en
explorar? 35
np do s i b i
en
l Ser
i dy tiempo)
a d había abandonado ya Heidegger la filosofía .34 a b e r da,52efeid [I ed.: 2005], dtv/C.1-1. Beck, Munich, 20073.
o32
práctica
¿ E s a favor del «pensamiento del ser», con respecto al E nLa obrita reúne pasajes de El mundo como voluntad y representa-
ad
vcual
e lar ética «resulta algo subordinado y derivado»? s ción (vol. 2', cap. 46 y vol. 1' SS 65-67), del Preis,schrift (aunque no
ue
d33 a d u premiado) Sobre la fundamentación de la moral (SS 14-20), y de
nh a l los Parerga y paralipómena (vol. 2°, cap_ VIII, 115) .
b35 Y lo cita de nuevo en su epilogo: Miteinander auskommen: Scho-
as30
l Tb.,i ap. 191.r Quizá no sea casual que el panfleto Senza radici
r penhauers Ethik der Toleranz und Solidarität auf der Grundlage
pn (2004), 6t. supra en nota 7, repita —para criticarla— la misma
expresión de Volpi (el libro, recuérdese, es de 1996)- e des Mitleids, p. 155. Creo que este Nachwort, a pesar de su breve-
om
á31 Veloso repite dos veces el verso al final de la canción Os argonau- v dad (pp. 151-159) debe considerarse como la última palabra de
s tas, dentro del White album (publicado en 1969). Franco Volpi respecto a la posibilidad de una ática, ofreciendo así
e una fundamentación para una ática futura y paliando en conse-
is32 Si gue siendo de lectura imprescindible: Franco Volpi, Heidegger e
y cuencia el relativismo (más postmoderno que nihilista, como ya
bq Aristotele, Dapbne, Padua, 1984.
33 Fr anco VoIpi, ¿Es can posible una ática? Heidegger y la filosolla d he apuntado) de El nihilismo. No se olvide que la ed. it. es de
lu
e práctica. SEMINARIOS DE F1LOSOFIA 9 (Santiago de Chile e 1996, y el epílogo de 2005_ Salvo en un caso, no citaremos desde
e 1996), p. 73. ahora las páginas del epílogo, dada su brevedad.
e n
é
s
tn
o
il
EPiLOGO.HACIA UNA rlICA POSTNIIIILISTA
114 F L I K DIME

que diez años antes -habla rechazado de plano, a saber: si por otro, no se olvide) se desvaneciera siempre que se pre-
podrá basarse en la compasión una ética, en cuanto doc- tendía empezar por él, reapareciendo en cambio la pre-
trina de la orientación virtuosa y lograda de la vida; Pues la gunta decisiva por el sentido de la vida. De este modo, el
vida y su orienthción ( a filósofo cuya obra había de culminar, según sus intencio-
nes
fi de antaño) no plantean problemas que puedan-ser nes, en una ética (y que tuvo que conformarse en cambio
resueltos
r m a a por h oel hombre
r a , (sea por la tecnociencia o por la con proponer una moral provisional que se adecuara a las
religión), costumbres del lugar de residencia) comenzaba su iter
c o n sino t alr contrario:
a son problemas que el hombre
ha de vivir, qué resultan de su «elección de vida» y de su poniendo «los cimientos de un descubrimiento admira-
sactituduante ella;s como si la tuviera toda ella ante si, ínte- ble», como escribiría en el mismo manuscrito un año des-
cgra. o n v i c pués. Los cimientos -interpreto- deberían haber sido Ios
Recuerdo al respecto, pensando con Volpi, que tam-
cbiéni el fundad4r
o - de la filosofía y de la ciencia modernas: de la ética (sólo esbozada aquí, y al inicio del Discurso del
René Descartel, tuvo de Soldado, en un lugar a orillas del método). El descubrimiento, la ma thesis universalis.
Danubio bien Olentadoporuna estufa (la famosapode, de ¿Qué puede unir a hombres tan dispares como Des-
la que habla en 1 Discurso dettnétado), tres suellosrdecisi- cartes, Schopenhauer y Volpi, separados uno del otro por
vos en la noche del 10 al 11 de'noviebre de 1619, y cuyo ciento cincuenta años de distancia? Respuesta: los tres
contenido no trataba desde luego,ddproblemas de mecá- apuntan (junto con el impulso decisivo de Heidegger para
nica o de dioptIca,'Sin» del cillninq que habria de seguir en Volpi, y para mí) a que no es la razón el soporte y guía de la
su vida. Vio en efecto un libro abierto frente a,61, titulado existencia humana, sino la sensibilidad, el sentimiento (no
Corpus poeta rum- Al abrirlo al azar, se encontró con el Idi- se olvide que Sinn, el término utilizado por Schopenhauer
lio XV de Ausonio, cuyo primer v e rs o y Volpi, significa «sentido» -vital o lógico-, pero referido a
,tabor iter? Luego apareció un desconocido que le ofreció un órgano sensorial, o tomado en plural, designa, al igual
re z apoema
: Q de u lAusonio:
a d que en castellano, tal «sentido» determinado, p. e, el de la
otro Est et Non; pero cuando el joven
vista, o bien «los sentidos»; tomado en conjunto, como
vRenéi iba
t aa cogerlo
e desapareció, para hacerse valer de
cualidad general, Sinn se convierte en Sinnlichkeit: «sensi-
5nuevo Cel primer
C - libro, con la sentencia sobre el sendero de
la vida', El propio Descartes interpretó que et segundo bilidad»; y en castellano y en alto alemán, su raíz remite a
libro, el ofrecidp por un desconocido, tema que ver con la «sendero», camino). Y como ocurre con lo recibido por los
ciencia, con el k6í y No» de los pitagóricos. Pero es harto sentidos, el camino de la vida viene por así decir inmedia-
tamente «impuesto» (en Descartes por un genius, seme-
significativo cpte el camino científico (que le era ofrecido jante en esto a Sócrates y su daimon), mientras que las
ciencias han de venir a través de la guía y ayuda de otros. Si
36 Descartes describió en:os suehos en un manuscrito llamado esto es así, no cabe duda de que en el paradigma tecno-
Olympica, cu+o original se ha perdido_ Por fortuna, fueron trans-
critos por Leibniz. Véase al respecto la excelente obra de Amir D. científico (responsable, según Volpi, del nihilismo actual)
Acid, El cuaderno secreto de Descartes, Bañan [s.l.. posible- se han invertido por entero las reglas del juego: de subordi-
mentc Barcelóna 2008), PP- 59 Y s• nado (primero a la religión -en el primer sueño, un venda-
EPÍLOGO. tiACK IJK n'EA POSTNIIIILESTA i i 7
116 F É L I X DUQUE

val impedía a DeScartes entrar en una iglesia— y luego a ia con la asimilación ó la alienación (la adhesión o la separa-
ética) ha llegado l ción de una regla identitaria, de una «denominación de
a s Lo e rimportante para Schopenhauer, y para Volpi, es origen»), sino con un sentir, consentir, disentir y compade-
squee lañ compasiót'
o r . es un resorte o Triebfeder innato (junto cer que genera comunidad, aunque Volpi parece limitar ese
al egoísmo y la Malicia), siendo ella obviamente el único de sentimiento compartido sólo a los hombres y no a los ani-
los tres que tiene valor moral; se impone sin conceptos ni males, e incluso a todos tos seres, corno la compasión cós-
dogmas (casi cóino una intuición ética: dado su carácter mica de Schopenhauer, sentida ante el espectáculo de un
inmediato y subitaneo, bien puede decirse que sustituye a universo que es mera representación de una insensata
la libertad en Kant). Es unt adura, pero no de la razón, voluntad de vivir, de devorar y de ser devorado, incesante-
sino del sentimiento, siendo el precepto concomitante no mente, como si de un Proteo demente se tratase.
hacer daño a los demás, sino ayudarles en lo posible: Cabe notar por otra parte que, aunque VoIpi siga en su
Neminem laedej imo o m n e s Nachwort con rigor y clara participación las huellas de
hace suyo este sentimienth virtuoso, «traduciéndolo» Schopenhauer, no ha comentado, creo, suficientemente un
y
como punto que estimo altamente relevante para esa ética que,
q u a sin tdel
um nuel
lde nuestra época y mentalidad: «¡Sé tolerante y solidario!» como Aristóteles con la filosofía primera, habría de ser la
p o t e s ,
ro episteme zetouméne, la ciencia o más exactamente: la refle-
J(Seiutolerant
l i una a solidarisch?). Y es que la compasión se
. xión práctica que se busca para nuestra época. Y es que
imueve
m p e—muyr a taristotélicamente—
i en el justo medio, siendo
V o l p i Schopenhauer ha distinguido con sumo cuidado su posi-
v o
equidistante de !la naturalidad del egoísmo —ferozmente
cindividual—
a t e ygde la formalidad abstracta, universal y «tirá- ción de la de Ubaldo Cas s ina
ó r i(según
nica» c o Schopenhauer) del imperativo categórico n
surge de una ilusión súbita de la fantasía que nos lleva a
skantiano, en el dial la pregunta por el sentido queda prete- , p a r aen elqlugar
ponernos u dei equien
n sufre y a imaginar que nos-
rida ante la pregUnta por el deber: «zQué debo hacer?» otros
l amismos sufrimos su propio dolor (tal es por cierto la
e
Es verdad: ;que Schopenhauer acepta de Kant el etimología
c o m de p compassió
a s i y óMitleid: el «padecer-con»). Al
t r a
ponerse en lugar de cualquier otro. Pero para él no se trata deslindarse
n sin embargo de esta idea (tan extendida, toda-
t a r
justamente de «Pensar», sino de sentir en el lugar de cual- vía, hoy que seguimos diciendo al sufriente: «Te acompaño
a ,
quier otro. Volpi acepta esta fundamentación sentimental y en el sentimiento»), Schopenhauer aporta un elemento
p r
altruista (dirfarnos) de la ética: la empatía (Einfühlung) ha capital para la erección de una ética postnihilista de la con-
o p
de ser en efectd la base de las acciones morales, pero no dolencia, a saber: el respeto a la irreductible alteridad de
i o
puede estar basada a su vez en un pensamiento abstracto
ni en la identificación de cada individuo concreto con la
idea universal del hombre. La ética no tiene pues que ver 38 Ubaldo Cassina, Saggio analítico sulla compassione, Stamperia
Reale, Parma, 1772 (Schopenhauer cita una edición de 1788, aun-
que probablemente leyera la obra en la traducción de Pockels, de
37 aber das Mitkid, cit., p. 156• 1790).
EPILMO. FOCIA Usa bICA POSTNIHILISTA 3 1 9
338 M I ( DUQUE

aquel a quien compadecemos: algo que parece entrar ade- debemos apropiarnos de ese dolor, ya que ello conllevaría,
más en colisión con el sentimiento ocednico de fusión pro- o bien —como acabo de señalar— una devaluación doce-
pio de la fórmula tat twam así, la «gran palabra» o Maha- tista, diríamos, del ser sufriente (en donde pareciera que es
vayka recogida en el Upanishad, y que Schopenhauer él quien sufre, y yo con él y en él, mientras que en verdad
acepta como «el fundamento de la moral» quien sufre es la Voluntad, la Vida o el Ser), o bien un refi-
coherente
39 sostener por un lado: Eso eres tú («eso», en neu- nado egoísmo, como en la llamada regla áurea: <No hagas
.tro:Pcomo
u e sis dijéramos
n oel flujo volitivo
e s que es la sustancia al otro lo que no quieras para ti»; algo que sólo se entiende,
obviamente, si yo pongo el amor a rot mismo como para-
única de toda v
digma y modelo, como criterio para medir mi relación con
,aparentes, comb el 4<yo» o el «tú») y afirmar por otro que:
los ot ros
i«A4 acada
, ymomento nos queda claro y presente que él es el
41
doble interpretación enfrentada de la compasión según el
q u e y no nosotros; y es directamente en su persona,
que sufre
no en la nuestra, donde sentimos el sufrimiento que pro- .uso habitual del t érmino esconda una misma y sola tre-
s e
voca nuestra aflicción nuestra. Sufrimos con él, o sea, en él: menda
P o r verdad, a saber la adoración de un fantasma lla-
m a n i fi mado
sentimos su dolor como suyo y no imaginamos que sea el o t rHumanidad, según el inmisericorde desenmascara-
e s t a
nues t ro» amiento que Nietzsche hace tanto de la compasión como
e del egoísmo: para Schopenhauer, los dos motores de la
° No es sólo que no podamos hacer nuestro el dolor, p a
n acción
.
físico o moral, del otro. Es que no debemos hacerlo, no r t ehumana, junto con la malicia.
fi g u r Del egoísmo no tiene Nietzsche desde luego una alta
,
a c i o opinión... ¡pero porque ese sentimiento no es realmente
c
n e s egoísta y altruista, es decir generador de verdaderos indivi-
o
39 a b e r das Mitleid, p. 142 (corresponde al inicio del ensayo Zur duos, separados y distinguidos unos de otros por su amistad
Ethik, en Parerga und Paralipomena II, VIII, § 115). n
estelarl_
t
40 IbL, p: 81 (corresponde a Sobre el fimdamento de la moral. III, 5
16; en: Los dos problemas fundamentales de la ética, Siglo XXI, 42
o
Madrid, 20073, p. 255). Sin embargo, el propio Schopenhauer no ¡d O j a
41
está a la altura de ese respeto para con el otro y su dolor, Poco lo á E n el fondo, la cínica divisa: «El amor bien entendido empieza
antes, en efecto, había «traducido» la segunda formulación del por uno mismo» no dice otra cosa que ia tan alabada regla durea.
q u
,42 Repdrese en que ya Schopenhauer había notado que en el idioma
imperativo categórico kantiano (considerar a cada hombre, como
e
e había un problema para mentar ese sentimiento primario (nada
representante de la Humanidad en su persona, como fin en si) de
esta guisa: para que yo sienta inmediatamente tanto el dolor e menos que el principium individuationis) que él ponla a la base
s
como el bienestar del otro es preciso, dice: «que ese otro llegue a lp de todo ser vivo, animal o humano. En efecto, aprecia claramente
el carácter defectuoso de las dos expresiones alemanas para «ego-
ser el fin último de mi voluntad, tal como yo mismo lo soy para e g
mi [::,] que sienta su sufrimiento como si fuera realmente mío, y r ísmo»: en la primera, Selbstsucht (literalmente: ansia de ser si
o
o í mismo) observa que conlleva «un falso significado adyacente de
que por ello desee su bienestar como si fuera realmente mío, Eso
requiere, empero, que de algún modo yo me identifique con él, sb enfermedad»
m (Sucht significa «manía, adicción, ansia enfermiza
e.cl, que por lo menos en cierto grado caiga toda esa diferencia o hacia algo»); en la segunda: Eigennutz (literalmente: «provecho
a propio»), advierte que esa voz implica una sujeción del gyo» a la
entre cualquier otro y yo, sobre la cual descansa mi egoísmo». fb
u
l
e
e
[FILOGO. HAUrk UNA aICA POST11111ILISIA 1 2 1
120 KLIX.DUQUE

hacen nada a lo largo de su vida por su ego, sino tan sólo por
pretendía: nada menos que el principium individuationis! Al
el fantasma de ego que se ha formado al respecto en las
respecto, la crítica de lo que Nietzsche llama «egoísmo ficti-
cio» es demoledora, llevando al últ imo extremo del nihi- cabezas de quienes tienen trato con ellos y se les ha comuni-
cado: en consecuencia, todos ellos viven en una nube de
lismo activo la idea de Calderón en La vida es sueño: «y en el
opiniones no personales o medio personales y de valoracio-
mundo, en conclusión, / todos sueñan lo que son, / aunque
nes arbitrarias, por así decir poéticas [...] ¡un mundo singu-
ninguno lo entiende». Claro que al menos en el caso del
drama barroco cada personaje quería «ser algo»: rey, prisio- lar de fantasmas, que sin embargo sabe asumir un aire asaz
sobrio! [...] Todos esos hombres desconocidos unos a otros
nero, etc. L extraño es que la gente quiera ser «ella misma»,
creen en el ser exangüe y abstracto al que llaman 'hombre:
«yo y mis •rcunstancias», que decía Ortega, como si el ego
es decir, en una fi c c ión»
fuera un sistema solar, una persona bien sentada y de cir-
cunstancias. Contra toda esa palabrería carga implacable- 43
llegar a ser un verdadero ego, un «elegante» (de nuevo,
mente Nietzsche: «La mayor parte de los hombres, indepen- .
Ortega) capaz de elegir por sí mismo el camino que seguirá
en
C isu e vida,
r t acomom e sonó
n t eDescartes que una vez leyó en un
dientemente de lo que piensen y digan de su 'egoísmo', no
libro.
, Asía no hay
s modo í de forjar una ética capaz de sacarnos
e la espesa
de s niebla del nihilismo, constituida en su conjunto
por
b el vaho i de
e las cabezas
n que se figuran ser alguien y andan
razón, «el empleo de reflexión para perseguir de manera planifi- dmendigando
i f (siní saberlo)
c que algún otro «alguien» les reco-
cada los propios fines» (aber das Mitleid, p. 61), con lo que el egoís-
mo ya no seria un sentimiento inmediato, compartido por hom- inozca l como gente que dice «yo» con la cabeza bien alta. Y
más, cuando esa niebla se bate una y otra vez en los progra-
bres y animales. Y por eso se ve precisado a recurrir al neologismo
Egoismus. Sin embargo, bien podia haberse' dado cuenta también mas televisivos, o sea en el medio por excelencia de la
de que aquello que Selbstsucht «dice» a las claras es que los indivi- mediocridad de los pseudoindividuos.
duos andan afanosamente en busca de su «si mismo», e•d_ que Más alta y difícil de vencer que ese mostrenco ego-
pretenden homologarse en una idea general de hombre, sin parar ísmo es la compasión. En este sentido, Nietzsche —como
mientes en que la mismidad sólo se concreta gramaticalmente
como un adjetivo: yo soy «yo mismo», y tú eres «tú misim», trata- buen hijo de Schopenhauer y, por ende, parricida— no deja
mos de las mismas cosas, etc. Lo que no hay es justamente un de reconocer que: «la compasión es el abismo más pro-
referente real para el sustantivo alemán Selbst (inglés se(). Al fundo; conforme el hombre se adentra en la vida, también
menos en este punto, el castellano ha sido mucho mis prudente y se adentra en el s uf rimient o»
«antimetafisico» que esos idiomas. Lo que Selbst mienta sería más 44
bien eso que Freud llamaría el superego. Y por el contrario (pero 43
. Friedrich
P o r Nietzsche,
e l l o Morgenröte.
, 105. Kritische Studienausgabe
desembocando en lo mismo), Eigennutz (el «provecho propio») se
l a KSA), divide Gruyter, Munich/Belin/Nueva York, 1993'; 3, pp.
«muestra diciendo» que es el provecho mis bien lo que le hace a
92s_ (tr. esp. Aur or a. En Obras Completas, Prestigio, Buenos
uno ser de propio, en vez de ser el ftyo» el que busca su provecho. c o m p a s i ó
Aires, 1970; 2, p. 105)
Asíque, sea concentrado y adunado en una entidad abstracta n44 Friedrich Nietzsche, Also sprach Zarathustra III: «Vom Gesicht
(Selbst, el Hombre, la Humanidad), sea desparramado por entre e und lUthsel»s 1, KSA 4, p. 199 (tr. esp.: Así habló Zarathustra,
todas las cosas de provecho, el ego homuncio se encuentra siempre
fier a de si. 0( encima se acusa a la gente de ser «egoista»1 l C. cit.; III,
a p_ 482).
122 F É L I X ariollE D'UPA. HACA UNA flit s POSINNIUSIA 1 2 3

última tentación que ha de vencer el ultrahombre. Pues el griegos) habría desaparecido: «Dios ha muerto (Gott ist
propio Zarathustra reconoce que: «En la consideración todt); ha muerto (Ist ges t orben) por su compasión hacia
(Schonen) y en la compasión estaba siempre mi más los hombres» ( i
grande peligro; y t odo s er humano (Menschenwesen) I L ) . no deja de ser paradójicamente muy «cristiano» y
esto
quiere que se le tenga consideración y que se le compa- A h hegeliano,
muy o r a si pensamos en el Espíritu de la Comuni-
dez c a» b i que
dad, e difunde
n en ella el Amor, tras la muerte del Hijo):
45 ende de ser meramente un hombre; ha dejado de ser
por «Pero
, tomad nota de esto: todo gran amor sigue estando
ese
. «ruido de callejones oscuros» que se nutre de las por
c o enciman tde toda su c ompas ion
Z«pequeñas
a r mentiras de la compasión». Con todo, en «Los 47 n loúqueaél ama!»'
icrear
acompasivos»
t h (Die Mitleidigen) queda claro por qué es : ¡a
Z Bien
p u recercano
sa ae estal posición se hallaba en el mítico 68
unecesario
s t no tanto superar este sentimiento —el único a hm uJean
tparisino o srDubuffet, cuya provocativa opinión Volpi
rgenerador
a de la moral y la comunidad para Schopenhauer, cita,
ta r n auna sin
s compartirla.
í a Para Dubuffet, en efecto: «"solo
hrecuérdese— cuanto sublimarlo en el amor (Liebe). Lo que el
( nihilismo es constructivo", porque es "el único camino
aa Nietzsche repugna de la compasión es que ella implica que
y lleva al hombre a establecerse en la quirnera"»
truir,
49 pues, desde la quimera. Crear aquello que hay que
suna falsa sensación de «solidaridad», y mis: de identifica-
ución con el que sufre, mientras que éste experimenta por . C o n s -
psu parte un t ibio y agradable sentimiento de debilidad
47 Or i g.: über all ihrem Mitleiden; teniendo en cuenta que «amor»
ecompartida,
r por así decir, fundiéndose así en la mediocri-
es femenino en alemán (die Liebe) el antecedente de «su compa-
dad la necesidad de los dos por sentirse hermanados, ~ -
a sión» sólo puede ser el amor mismo- Es eI amor quien tiene den-
dles, indiferenciados en el dolor mutuo, dejando así por ello tro de si la tentación suprema, a saber: la compasión del amante
de ser individuos, recíprocamente distintos, y distinguidos, hacia el amado, que llevarla a la identificación con éste en virtud
o
separados el uno del otro justamente por esa distancia de la caducidad y mortalidad de ambos (es decir, la fusión en un
e
infranqueable: «Si tienes un amigo que sufre, sé entonces sentimiento oceánico de inmersión en el dolor y disolución en el;
s no es extraño que a Nietzsche le fascinara y a Ja vez repeliera
para su dolor una estancia en la que él pueda descansar
e Tristán e Isolda). Por eso señalé antes que el amor es la sublima-
(eine Ruhestätte), pero que sea una cama dura, una cama
p ción, la cumplimentación plena y perfecta de Ja compasión por
de campaña, que así le serás más ú t i l » autosuperaci6n de ésta: el sentimiento más humano y moral de
esecreto más terrible es que la muerte de Dios se habría todos,
46
l debido (según escuchó Zarathustra al diablo) a su compa- 48 l b_ II_ KSA 4, p• 116; tr. III, p. 420, modif.
. A l r e s p e c t o ,
i 49 l b., p. 191_ Volpi remite a Jean Dubuffet, Asphyxiante culture,
e
sión porl los hombres, con lo cual la necesaria separación
gentre lo divino y lo humano (propia de la sabiduría de los Minuit, Paris, 1968 (cita por la te_ IL de 1969, p. 80). Este gran
r pintor y agitador cultural llama allí a la rebelión del individuo
(agrupado a lo sumo en conjuntos de «irregulares» promotores
o
de rebelión, armados de fantasía y opuestos al bien social) como
. 45 l b, III: «Die Heimkehr». KSA 4, p. 233 (tr. III, p_ 508). única forma de escapar de eso que hoy llamamos lo «política-
. 46 l b, II KSA 4, p, 115; tr. III, p_ 420- mente correcto». Adviértase la fecha: 1968.
.
y
124 F E L I X MIDE EPILOGO.HACIA un Ente POSTNIIIIIISTA i 2 5

amar, aquello que todavía no está a la altura del propio personal e intransferible de transformar la niebla de las opi-
amor de donación. Éstas son las propuestas de un nihi- niones recibidas a través de la anticipación sentida de una
lismo activo, que ha sabido atravesar sin asfixiarse dema- vida integra (conjunción del sueño cartesiano sobre el
siado la densa niebla de los egoísmos mezquinos e inter- camino a seguir en la vida y de la denuncia nietzscheana del
cambiables y de la compasión incapaz de amar de veras, es egoísmo ficticio). Por otra parte, el altruismo como compa-
decir de procurar que el otro y lo otro sean realmente ellos sión puede quedar purificado de sus excrecencias de senti-
mismos, en vez de ratificarlos y «asegurarlos» en su dolor y mentalidad débil, que quitan de un modo paternalista al
desdicha. sufriente la posibilidad de hacerse cargo de su sufrimiento.
Estamos en buena compañia. Franco VoIpi, el amigo Frente a ello, la verdadera «compasión» seria aquella que
que ya extrañamos, ha logrado entrañar en nosotros esos ofreciera al otro en cuanto otro el don de la pudorosa recusa-
pensadores intempestivos, c on ideas incómodas y aun ción del condoliente, ayudando en cambio a quien sufre a ser
impertinentes. Ideas que apuntan a otro modo de ser hom- si mismo desde el ganado restablecimiento de su dignidad
bres (en plural, y sin mayúsculas) y de abrirnos altruista- como indiv iduo
mente, amorosa y no compasivamente a la alteridad irre- acto
50 mismo de negarse a eximirlo de su propia responsabili-
nunciable de los otros, sin condensación tampoco, por el dad
. Epara
s aque empuñe su situación estaba ya prefigurada en
extremo opuesto, en un absolutamente Otro (algo a lo que Schopenhauer
a c t i t u (lamentablemente, empero, con claras recaí-
se niega incluso la máquina con la que escribo, pace Levi- das
d en el pesimismo cósmico), y transfigurada por Nietzsche
Has). Todo ello apunta a la posibilidad de otra ética, tras en
d la noción
e del amor como don de alteridad, concretado en
haber transitado por este nihilismo auténtico, esencial por la amistad
e n t r estelar, con ello se entrevé ya oscuramente la
así decir, y dejado atrás el nihilismo reactivo. posibilidad
e g a de conexión de esta pasión respetuosa con la idea
Nos preguntamos en suma, con Adorno y Heidegger, griega
a de la philia.
para, impulsados por ellos y a través de las incitaciones her- l Ahora bien, es obvio que la ética no puede reducirse
men éuticasde Franco Volpi, intentar ir más allá de ambos: sin
o más ta la relación entre Yo y TU., ni siquiera en el caso de
en la vida dañada, en la tierra devastada de lo impoético, ¡es que ese
r oTU fuera la divinidad, como en Agus t ie y en Mar-
posible experimentar lo inhumano que nos libere de la hipér- e
bole humanista, es posible establecer lo poético que permita n
50 Recuérdese el episodio —explícitamente dirigido contra la compa-
algún día habitar la tierra? Ciertamente, no puede esquivarse y sión cristiana evangélica— en que a Zarathustra le solicita un
la dificultad del empeño. Pero no menos cierto es que a lo
p jorobado que Je libere a él y a otros lisiados e inválidos de sus
largo del camino recorrido hemos podido captar algunas deformaciones y dolencias: «Pero Zarathustra replicó a quien de
o ese modo le hablaba: «Si al jorobado se le quita su joroba, se le
señas, todas ellas coincidentes en el método a seguir, a saber:
r quita entonces su espíritu (innen Geist) — así enseña el pueblo»
la retorsión y el remonte del estado de cosas actual por medio
e «Von der Erlösung», KSA 4, pi 177; tr. III, p. 464, modif.).
de una suerte de autosuperación o sublimación de los ele- 51
l Soliloquia I. 2, 7: «deum et animam scire cupio. Nihilne plus?
mentos constituyentes de toda ética. De este modo, tenemos Nihil orrmino» (hay tr. en Obras de San Agusttn I, &A.C., Madrid,
que el egoísmo puede transfigurarse mediante la resolución 1979').
126 F É L A DUQUE EPÍLOGO.HACIAINIAÉTICAPOSINIHILISTA 1 2 7

tin Buber buscada se am plia ahor a necesar iam ente al ám bi to pol íti co
52 Situación (de lo contrario, ¿de dónde vendría la necesi-
una y social. Y no sólo eso, dado que Herdclito afirma que ese
.
dad de resolución por parte del existente humano o de «lugar público», interiorizado como «carácter» (charákter:
Payudau e s «impronta, cuño») en el hombre, es su datmon, es decir el
tética
: o exige d responsabilidad, no sólo entre seres humanos (e geni us o di v i ni dad, el < r nensaj er o» que m edi a entr e l o
aincluso
p ú entre éstos y los animales), sino sobre todo por lo
aque
d i chace t a habitar la tierra.
han sido firmemente corroboradas por la filología clásica. Así,
ic at Enu :este punto asciende a la memoria la enigmática
Michael S. Halloran, Aristotle's Concept of Ethics or ( [not His
sentencia
dm e del pensador oscuro, Herk lit o de Éfeso: éthos
Somebody Else's, RHETORIC REVIEW 1(1982) 60: «el significado
anthrópoi
én t t daimon esti (Diels-Kranz 22B119). A pesar de su más concreto del término, ofrecido por ei léxico griego, es lugar
ieresistencia
c a toda traducción que no implique su repeti- habitual de reunión'; sospecho que su acepción como 'carácter'
está basada en la imagen del pueblo reuniéndose en un lugar
arción (algo así como: oEl ethos es para el hombre su dal-
público, compartiendo experiencias e ideas»
iemon») m Frobish,
fortificado, recordando que ethos significa en princ ipio . C f . An t aOrigin
m b of i aé Theory.
n A Comparison of Ethos in Ilse
pt2 r l Homeric
f o d'Iliad'd with That Found
S in.Aristotle's 'Rhetoric', RHETO-
«morada, residencia» (también en e l
iá: c RIC REVIEW 22, 1 (2003) 16-30. Frobish remite al respecto a
«demorarse»,
- s e n t i d o comot e enm francés
p o r demeure).
a l Más concreta-
acp o Retórica I_ 2,7, en donde Aristóteles, hablando de los argumentos
mente,
d e en Hornero
l designa el lugar habitual de reunión propios del arte de hacer discursos, pone en primer lugar el que
utd ei
(ulteriormente, el agord), y de ahí la derivación del término reside oen ei carácter del que habla (en to'i éthei toa légon tos) E,,,]
nlm o cuando el discurso (higos) se dice de tal manera que hace digno de
(con ligero cambio vocálico: éthos) para designar el carác-
crs fe al que lo dice, pues a las personas decentes las creemos mis y
ter, y especialmente cuando éste se manifiesta en público,
oeccomo en Aristóteles. De esta forma, es obvio que la ética antes, y sobre cualquier cuestión, en general» (1356a2, 3
en
- 7 ;Instituto
h a yde Estudios
t r . Politicos, Madrid, 1971, p. 10). De este
nso
modo, en el éthos como lugar o esfera pública encarnada en el
tpm
eee52 Ic h und Da (1923). En: Das dialogische Prinzip, Lambert Schnei- Z nte por demás que Nietzsche ha situado a su Zaratustra, en sus
xcn der, Heidelberg, 1979' (hay tr.; Yo y tú, CaParrós, Madrid, 1998)- discursos
h en la plaza pública, sobre este «lecho» griego,- Por
cierto
ttz53 M e permito remitir al respecto a mi.. Habitar la tierra, Abada, o
ofrece
;s otra corroboración de la estrecha conexión existente entre
ooa rMadrid, 2008, Herdclito, Aristóteles, Nietzsche y Heidegger con respecto a otro
54 Hablando de la episiépne ethike, recuerda Heidegger que ese titulo td a
yaa modo posible de ver la ética y la política_ Así, en la «Conclusión»
«designa el babérselas (Sichverstehen: el 1<entenderse uno mismo m b
ld respecto a algo, el entenderselas, E D.) con aquello que compete al e
de su obra: Retórica interpersonal. Discursos de presentación,
il é
qa Othos». Y éthos, por su parte: i(significa la morada-demora (Auftn- dominio y afecto, Octaedro, Barcelona, 1996, afirma: da fuente
n
o
ética se basa en el carácter ola imagen que el hablante presenta de
ur thalt) del hombre, el atenerse a ella (Sichaufizalten), esto es 'el
X
si,
habitar' (Vas Wohnen') del hombre en medio de lo ente en total. r mediante raciocinio prudente -phrónesis-, manifestación vir-
el a
tuosa o veraz - ar eté- y sentimiento benevolente - eunoia- . De
[—] El entendérselas con el ethos, el saber acerca de ello, es la a
se »Etica«», Heraklit (SS 1944). GA 55, pp. 205-206. Por una vez, las vd material, atemperado por factores del entorno, está cons-
este
truida la credibilidad de todo emisor».
uv variaciones de Heidegger en tomo a la etimología de un término io
fu e
r
]28 T E L A vinuE EPFLOGO.HACIAUSA t ilt S POSTNIIIILISTA 1 2 9

sagrado (lo retirado y apartado, lo o-culto y, por ello, objeto el carácter y las costumbres —lo ético en el sentido habi-
de culto) y lo profano (lo público, abierto a todos). Por este tual— es el habérselas y entendérselas los hombres entre si
punto, la ética apunta hacia la vertical del kerigma o men- y cabe las cosas (los entes intramundanos, los útiles, los
saje. Teniendo en cuenta estos prenotandos, puede que no objetos y los artefactos: en suma, todo aquello con lo que
resulte tan extraña la versión que Heidegger ofrece de la realizar el camino de la vida) dentro de un ensamblaje, esto
sentencia herachtea: « L a res idenc ia (c omún) [ D e r es de un paisaje concretado siempre —y en cada caso de
(geheure) Aufenthalt: «la morada habitual, hospitalaria, a la manera distinta— en una tradición y una lengua comunes,
que uno se atiene», E 13.] es para el hombre to abierto para dentro de un envio del ser, si por tal entendemos —des-
el advenir (Anwesung; parousia, E D.) del dios (de lo fuera- echando así toda connotación mística-- el espaciarse y
de-lo-común) [(des tin-geheuren): «lo imprevisto, lo inhós- entrecruzarse histórico de las regiones y paises unos con
pito», E D. ] » otros. Hoy, este envio, este envite está planetariamente
tal
55 de la ética): sólo es posible una relación auténtica entre encarnado en la globalización, como destino del nihilismo.
individuos
. V a l e cuando éstos intercambian ideas y pareceres Ahora bien, ¿cómo habitar la tierra, cómo es posible
sobre
d e la c cosa
i pública en un lugar común, abierto como una comportarse moralmente en esta esfera pública al parecer
plaza
r para poder recibir en todo momento el advenimiento desmesuradamente abierta, hasta c oinc idir tendencial-
de
( lo divino'''.
y Según esto, el éthos que posibilita y permite mente con el entero planeta, c omo consecuencia de la
é s expansión omní moda del paradigma tecnocientffico?
t a Quizá la respuesta no sea t an dif í c il c omo al pront o
55 M ar ti n Heidegger, Brief über den »Humanismus« Ee Wegmar- parece, si recordamos que el modo griego de habérselas los
e
ken. Gesamtausgabe G A ) . V. Klostermann, Frankfurt/M. 1976;
s GA 9, p_ 356. Recuérdese que, en su acepción habitual, das Unge- hombres entre si y con lo ente, dentro de un éthos común
l heure significa; «lo monstruoso» (vale decir: lo que se muestra (digamos: el agora de la polis) venía regido por la «admira-
a como algo indecible, como algo que no tiene cabida en el len- ción» (thauindzein) ante el orden y la estructura de las
c guajeo cotidiano yenta vida habitual). c os as
56 N o deja de asombrar la estrecha cercanía de esta idea, que vive de ción
/ de los astros'''. Hoy, sin embargo, cuando todo ello
n las e concepciones griegas y de su transfiguración en Hólderlin,
parece
del susceptible de ser explicado, registrado, clasificado
x con i otra que procede del judaísmo y de la transfiguración del
ymarchivado
u por la ciencia y puesto a disposición del hom-
ó mesianismo
n en el materialismo histórico, como es el caso de Wá-
f teru Benjamin, cuando —acogiéndose implícitamente al segundo n d
sentido de &l'os: el temporal— afirma: ‹Es sabido que a tos judíos o ,
n lesdestaba prohibido escrutar el futuro_ En cambio la Torá y la ple-
a garia m les instruyen en la corunemoración (Eingedenkem compá- d
el Mesías». (Über den Begriff der Geschich
e rese n con el Andenken de H6Iderlin y Heidegger, E D.). Para ellos, e (1940). En: Sprache und Geschichte, Philosophische Essays,
t
esto conllevó el desencantamiento del futuro, al cual sucumben s Reclam,
- e. X V Stuttgart,
I I I ( 1992,
A np, h
154;a subr,
n gmio)
los que buscan información en los adivinos. Pero no por eso fue d fía.B Hdealayhistoria.
t m En: Discursos interrumpidos I, Tecnos, Madrid,
el futuro para los judíos en un tiempo homogéneo y vacío. Ya que e 1973).
T e s i s d e
cada segundo era en él la pequeña puerta por la que podia entrar 57 Aristóteles, Metaphysica I, 2; 98213.
l fi l o s o -
a
s
EPILOGO.PLAGIAUNA Das POSTIIIIILISTA 1 3 1
130 F É L K DIME

el «pudor» (Scheu, en griego: aidds) ante el misterio de una


bre por la teCitica (o eso al menos se supone, dejando a un
donación que, al entregar, se retrae -
lado el problenia pavoroso de la distribución del botín), no
parece que el k p ella m
respecto a sí imisma—,
s m aal igual que, interpretando a Nietzs-
che,
p úcomprendimos
d i c aanteriormente que la verdadera «com-
.der aller W a l
pasión» era el amor que deja ser al otro.
rSei
i o ednde i g iist),
o Sino en lo que ese ist, en lo que la humilde par- esta, la contención pudorosa de la donación de ser,
d
tícula
d e e r ) «es».0riera decir. Pues como señala Heidegger al
comentar lai famosa «cuestión fundamental» de la metafí- reflejada en el comportamiento ético de quien se conmueve
c
t o d o o n s s ante la presencia irrecusable del ot ro y de lo otro: ese
sica, propuesta por Leibniz y patéticamente formulada de
st a pudor o Scheu es lo que propone Heidegger como actitud
lenuevo
no más o npOr
bien sSChelling: «gor qué hay (ist) en general ente y
nada?.., el problema no estriba en preguntarse ética fundamental (Grundstimmung) ante aquello que está
« q
pporrla razón o d ir fandamento de to que hay (en tal caso, ten- por venir, inminente como él Mestas benjaminiano: «El
iudríamos
g ei que o apuntar más a la Técnica que a un Dios hace- respeto reverente (die Scheu) es la rememoración (Anden-
ken) que se recoge en si y que con longanimidad (langmü-
sldor,»si es que ello no remite a lo mismo), sino a la gratiri-
tig: alusión a la makrothymia griega, E D.) conduce asom-
(odad ded la..4onación misma del ser. De ahí la nueva
brosamente más allá de si mismo (mis allá pues del
aepregunta, ns r4 s incisiva y por ende más difícil, ya no de
egoísmo como Selbsucht o «ansia de si», E D.) hacia aque-
tWcontestar,.e 'sbIto !incluso de comprender: «ziQué es lo que
llo que sigue estando cerca, pero en una cercanía tal que
ussigue siendo inds enigmático, que hay (ist) ente, o más bien brota únicamente al mantener (fern h a l t e n ) eso lejano
que 'hay' (5:0<)•ser?»
ne AhOra:bien,•si la donador' de «ser» (en sentido verbal, en su p r4 a plétora, teniéndolo así presto para que brote
58 i
-aevitando asila hipóstasis, la sustantivación de ese envío desde y contra su f uent e»
»como: el Se 60 Guardar las distancias, sin dominio de lo otro ni tam-
peto.
(que poco
. P u «ayuda
d o r desinteresada»
, a los otros: y ello en nombre
r tuviérainos que estarle por ello agradecidos, debiendo
den p una
de u eapertura
s : que permite ser a lo público precisamente
ij contectielnCia seguir sus mandatos —y ello incluso y .
asobre por
c ozafarse
n t a toda
e npublicidad
c
p r otodo v 'P
ssentir i ó Sólo
61 n que la ética no deja de ser un saber (un saber dc la
li e ncompaSión
e por los hombres—, entonces la tonalidad
morada
y del carácter que en ella se forja, de las costumbres
do ética fundarnental de esta apertura a lo enigmático, no
d rq u e r e s
ase epodría ser ya la «admiración»
59 -60 M ar ti n Heidegger, «Andenken», en: Erläuterungen zu Hi5Iderlins
sh n ui b i 1 Dichtung, GA 4, p. 124,
, s i n o Heidegger; e l Einleitung zu Nos ist Metaphysik (5.• ed., 61 P or cierto, esta idea no es tan lejana de la sostenida por Claude
n58 Martin
e r ga Lefort en La incertidumbre democrcitica: ensayos sobre lo político,
r e1949).
s ptit1Weginarken,
e t o GA 9, p. 381
sú59 Unkdispoición
an c r Anthropos, Barcelona, 2004, según la cual no existiría funda-
r e v e r e Tun n talante
c i que ocultan en el fondo la autoad-
is fimiraciOrl'
c a del:hombre por sus hazañas al aspirar al dominio de mento alguno para sostener la democracia, sino que ésta se alza-
a ltodo , lo exktente, incluyéndose a si mismo: ;Alié hay más admi- ría justamente desde una oquedad, un vacío que habría de ser
e o
d respetado, mantenido a distancia,
r rado hoy que él autocontrol y la autoestima?
p
d e
o
Kux DAME [FILOSO. HACIA UNA t 1
- 3
F I CA
resultantes de tal carácter y de la apertura hacia aquello que Como cabe apreciar, estamos aquí ante una traslación,
P O S T N I H
3

permite morir y demorarse sobre la tierra). Y en cuanto tal una Übertragung de


I L IAristóteles
S T A al pensar contemporáneo,
saber, 'uto j)ertenece entonces la ética al ámbito del logos? tal como Volpi supo poner admirablemente de relieve
La respueáa no es baladí, pues ya sabernos desde Ser y desde 1984, aun cuando se limitara al joven Heidegger de
tiempo qué e las lecciones friburguesas. Pues el logos no es algo que se
.
contrario: él i baste de por si, y menos un utensilio eficaz para el dominio
tado del mundo
l1o g como o s , hemos visto por Aristóteles en la Retórica), per-
tenece
l o ng oa a s ' 65
e
que
p elxEstagfrita denominaba: phrónesis. Con todo, Heideg-
sn eo n st r a e . M u y
ger
yip devaonriti4he mis lejos que Aristóteles: no es que el logos a no l está en ningún sitio, al que no se puede ir porque acampana a
corresponda¡sr t
cp onr r ier m esa virtud o héxis, sino que es resultado de c o n alt fluir del río, así también aquello que está al venir (un
tergo
eella:
ser«ElpdlóogO,1•.—di
.. ce-, en cuanto comportamiento enuncia-
e r anuevor i envio de ser, otra manera de ser): lo que resta inminente,
ctivo,
o i
peiken0Ce al ethos, a saber la atenencia que se hace remite per impossibile a un origen que sólo cabe apreciar por sus
n dl e o .consecuencias (por cierto, algo así mentaban los griegos al hablar
ivaler
a ornnIrriodarnente en toda cónducta. Según esto, la
a E del arché y del hiptirchein: lo que impera de antemano); si no nos
(nética, entenOida como el saber de la conducta humana
a qr eon ese atenerse, es un saber más comprehensivo l atenemos a esta «falta» (tal es el sentimiento deipudor, que se da
pacorde tanto en la mirada retenida como en lo mirado que se retira), rel-
u que e 1,(1gir6,; a la que engloba. La 'lógica es por asi decir
la k ficamos,
i
i -m
o sustantivamos entonces una vez más el origen y lo vene-
lreunal ética s pgticular, la ética propia del comportamiento g r azoso como a algo que es causa sui
s mento
, y pdeotodo l oe existente,
a enunciativo( : la ética del logos, del enunciar. 1...1 En la r n d e incluyéndose a sí mismo, y a l o
camedida i en que el hombre venga contemplado en sus res- denominemos dios, la naturaleza, la historia o la Humanidad.
ve e Arl goxaquez noóse puede
n
lpectosir universales y modos de relacionarse con lo ente, 63
y
obviar por el contrario en Kant, cuando
rta t i proclama
s la consigna (la parola d'ordine, diría un italiano) válida
estaráo detninado (bestimmt: será definido, F.D.) por el f u n d a -
u t para e todo el pensamiento ilustrado moderno: cSapere mide! ¡Ten
,tethos.ePO' eso podemos decir con justicia (mit gutem Recht) el valor de servirte de tu propio entendimiento! Tal es la consigna
d p de la ilustración (AufkMrung)». Beantwortung der Frage: Was ist
roque el rhombre es aquél ente cuya esen0a, dentro de lo ente
d ia sé halla marcada distinguidamente por el éthos» a die Aufklii.rung?EnT Kants Werke. Abhandlungen nach 1781, Wal-
i en total,
e
r ter der Gruyter, Berlín, 1968; VIII, p. 35. Kant subraya «propio»
a 62 n
s. (eigenen) y deja pasar la cláusula dich... zu bedienen («servirte»).
o é a De modo que el entendimiento no es tan <propio», sino que es
A.
a
tl 62 Miar-ti n Heidegger, Heraktit. GA 55, pp. 216s. La expresión final: : más bien «uno» ( quién, yo?) el que se lo apropia para ponerla a
« su servicio (y es que las palabras dicen mis de lo que uno mismo
c füra sein'zUquellendes Entspringen, es casi intraducible, aunque es
bien esclarecedora respecto a lo que Heidegger se esfuerza en quisiera). Y corno el entendimiento sirve a su vez para poner
expresar, k n conseguirlo del todo, a saber: del mismo modo que h todas las cosas en su sitio (o sea, en el sitio marcado y predis-
un río si.urge del manantial, pero precisamente por ello se separa a puesto por esa facultad), se sigue que en la Ilustración «alguien»
para siempre de su origen (hay que dejar jugar aquí Ursprung c se sirve tanto del entendimiento (la facultad de los principios yjui-
«origen», « s a l t o que da origen a algo» y Entspringen: «brotar», cios, oses de las ifigoi) como de lo por éste puesto a disposición de
sa e ese «alguien», que al final va a ser e l
l r fcentasm r e d e l
ta e g o í s m o
1 ERA DUCNE [PINO.HACIAUNAÉTICAPOSINIFIELISTA T 3 r ,
3
4
evidente (deMiln) lo conveniente (tó symphéron: lo que se mente en virtud de la difusión en red de toda noticia apun-
com-portal al!portar lo demás, F.D.) y lo nocivo, lo justo y tan a un sentimiento ético global de condolencia (más que
lo injusto; t o en efecto constituye el carácter privativo de simple compasión), y que incluso en sus deformaciones
más perversas, como los fundamentalismos y los llamados
((dion) del hombre: el tener sólo él, frente a los demás seres «nacionalismos irredentos», hacen oír un clamor universal
vivos, la percepción (aisthesin) de lo bueno y lo malo, de lo
justo y lo in41sto, etc.; y la comunidad (koinonia) de estas que no debiera pasar desatendido entre los rumores y el
bullicio del día.
cosas es lo
cierto, Por lo demás, no es extraño tampoco que, ante la per-
i q u de e [seguir a Volpi y su concepción del nihilismo
como resultado del triunfo tendencialmente absoluto del cepción generalizada y difusa de un cambio de época en
c o n medio de un nihilismo banalmente correcto, se vuelva la
paradigm q tlecnocientifico, habrá que confesar que en el
smundo
t i t actual (regido más bien mirada a otra manera de ser, como la que puede extraerse,
1 por la idea de progreso y
ude yevolucii,
e y no por la de un fin arcántico, que impera modificada, del pensamiento de Aristóteles: una rehabilita-
(de antemanP
p desde el principio) se ha invertido por com- ción, ésta, pormenorizadamente estudiada por Franco
opletoi la do4trina aristotélica, donde la política (por no Vo lp i
chablar
i de la ética) se basa en la distribución (injusta, por lo 6con 5 fines éticos debiera comenzar, a mi ver, por separar
)demás) cWl chrematistiké, o sea de la economía, y ésta .cuidadosamente de su pensamiento los restos de plato-
C nismo
o que necesariamente lo marcaban en su contexto
lresulta a s'a' irez de la conjunción de la téchne y el Mgos (por
adecirlo conl los términos griegos). Sin embargo, que la n
Así, el ideal de la «vida buena» (eti zén) sólo podría
situación acual no es a pesar de todo tan tremendamente tlograrse,
o
c según el Estagirita, sólo podría lograrse si, por
catastrofi4al (también en el sentido griego de katastrophé:
a dimposible, pudiéramos contemplar desde dentro la integri-
«ponerlo todo patas arriba») lo muestran no sólo numero-
ssas tenderlcas actuales del pensamiento contemporáneo o
dad, de nuestra propia vida, advirtiendo así de que todas
a(especialMente postnietzscheano y postheideggeriano, de u
nuestras buenas costumbres (ethé) han acabado por con-
yHannah Arendt vertirse
n en «hábitos» (hé2ceis), orientados todos ellos a
• a Hans Jonas, Ernst Bloch, Emmanuel
l Levinas, jacques Derrida y tantos otros), sino también aquello
a que trasciende al hombre y confiere sentido y
muchas sedales (polla sémata, por decirlo con Parméni- orientación
f r a su vida (adviértase qué cercana se halla esta
a
des) de sacrificio y abnegación desinteresados, que precisa- concepción
u de la heideggeriana sobre el «pudor» que abre
p lo público a lo divino). Y ello de lo más bajo: la satisfacción
i t cde las necesidades animales, a lo más alto: la serena con-
i ttemplación
í del Bien (1
1 f-
s denunciado por Nietzsche. Heidegger lo llamó: Man, y nuestro J.
D. Garcliall3acca, donosamente, Lino de Tantos. - e
» 6
V é afiiasipfica
logia s e s (1955).
u AAnthropos,
n t r o Barcelona,
p o - 1982, pp. 83-103.
" 64 Ar i s t ót 4a, Política. I, 2; 1253a14 as. (tr. Insti tuto de Estudios ra Fr
65 g anco
a t hVolpi,
ó nRehabilitación
) . de la filosofía practica y neo-aristo-
a telismo. ANUARIO FILOSÓFICO 32 (Madrid 1999), 315-34.2.
. PoiiticcladMadrid,
1 1970, p. 4). E s
P a
m á s :
o p
a l
EPÍLOGO-HACIA UNA tlICA POSTNIHILISTA 1 3 7
136 FtlY, DUQUE

ello, Aristóteles propone (por vano deseo que ello sea al


muchos siglos después, Spinoza afirmará que en nuestro
cabo) luchar por alcanzar la inmortalidad y por adecuarse
espíritu (mens) «algo permanece que es eterno (aliquid
remanet, quod aeternum est)<4, y que, en el conocimiento a aquello que con mayor fuerza nos dirige y se nos impone.
verdadero: «sentimos y experimentamos que somos eter- Aquí, donde la contemplación parece alcanzar el punto
más alto, se ve claramente la subordinación de la ética a la
nos (sentimus, experimurque, nos aeternos esse)»', tam-
bién Aristóteles tiene la certeza de que algunos hombres unión extática con lo divino. Y es por ello, más que por el
(algún filósofo) sienten que son inmortales en algunos ins- tiempo breve de la vida humana y sus afanes, por lo que es
tantes privilegiados de su vida (posiblemente cuando se imposible ser feliz una vida entera, porque ésta no puede
medirse desde fuera, desde otras vidas mortales, y sin
logra «tocar» y «hacer brillar» lo simple [te haplá])_ Por
eso, mostrando así a las claras que la vida práctica y polí- embargo está o debiera estar (en el caso más alto: el del
tica no es el grado mis alto de la actividad humana, sino la filósofo) enteramente tendida hacia «el afuera»: lo divino.
contemplación de lo eterno, afirma: «Es preciso no vivir De modo que ni siquiera un momento de felicidad (ini
valorando prudentemente (phrOnein) las propias acciones, siquiera pues en ese instante privilegiado en que se «toca»
como hacen aquellos que aconsejan negocios humanos al lo eterno?) puede impregnar de dicha una vida entera,
hombre o cosas mortales al mortal, sino inmortalizar pues como es sabido: «Una golondrina no hace prima-
vera»
(athanatizein)
vivir 69
schopenhaueriano, es imposible considerar feliz a ningún
67 (tOy zén), de acuerdo con lo que en el mortal mis fuer-
temente prevalezca (t1) krátiston)»'. -hombre
. que todavía esté viv?
h a c e r
Cabe aducir que este ideal es más órfico y platónico )está
P o oculto»
( p o i e
que el procedente de la Grecia arcaica y la tragedia ática, .platónica,
71
r Y e niszafarse q enudefinitiva
e de la terrible sabiduría de
t n )
en donde la hybris se da justamente cuando «los mortales» .«eProteo se l y su logos que a todas las demás suertes vence, a
c(hot brótol)
u a pretenden justamente derribar las barreras que saber: «que lo mejor seria no haber nacido, mas, ya que se
pAo r,oi s rt óv e n i r
nseparan
t loo divino (celeste o telúrico) y lo humano. Contra ha nacido, lo segundo mejor, puesto que se ha nacido, será
ntcregresar
e ol e os
s cuantosantes allí de donde se ha venido»
n
n72 t o
e p
i. nP uu e s
a66 Bar uch Spinoza, Ethica V. Pr, XXIII y Schobern. No se olvide que e
ú69 E Nd 1, 7; 1098a18.
p estoose dice en una ética, y en la parte dedicada a la liber tad e
a70 E N I, 10; 1100a10.
s humana,
i sA 71 E NaI, 10; 1101a16.
b67 AdviértaSe que Aristóteles no dice: ‹drimortalizarse», como si estu-
l
viera prefigurando la doctrina cristiana, sino t(inmortalizar». Para lr72 Recogido
i
i coloca
en Sófocles, Edipo en Colono, vv. 1125 ss. H61derlin
e nosotros, falta el complemento directo. Podemos aventurar que se estos versos como lema del volumen segundo de Hyperion
rs t(1798). En: Sämtliche Werke und Briefe. DKV, Frankfurt/M, 1994;
p trata de inmortalizar esos instantes en los que noesis y noerna (la p
ó t p. 104. También Schopenhauer lo hace, en el 4 6 de los Com-
o intuición y lo intuido) coinciden, mientras que para el Dios ello
plementos al libro IV de El mundo... (ed. cit., p. 1024). De todas
siempre coincide. Es más: él es esa activa y eterna coincidencia. u
e formas,
l
r68 Aristóteles, Ética Nicomaquea (= EN), X,7; 1177b31 s. tanto Sófodes como Hólderiin «platonizan» (avant et
e
e
ss ,
d
FELlt DUQUE EPÍLOGO,HACIADNAETICAPOSINIHILISTA 1
3
qué es lo que le interesa a uno mismo (hautói)» 9
en definitiva, a pesar de lo que cuenten los theologoi sobre
el nacimiento de los seres en el tiempo incesante: «el Caos ello
74 se aprecia justamente el carácter del phrónimos: para
y la Noche no existieron a lo largo de un tiempo ilimitado, Heidegger,
. P u e sno tanto e nel hombre prudente cuanto aquel
sino que siempre existió lo mismo (taita ad), bien efec- capaz de obrar en conciencia (Gewissen). Por eso, tampoco
tuando revoluciones, o bien de otro modo, si es verdad que se trata de aquietarse en un equilibrio total de aurea
la actividad (enérgeia) es anterior a la potencia» mediocritas (con lo que, al cabo, la eudalmonia se tornaría
73 Pues b ie n , Heidegger a firma rá resueltamente en apátheia). Por el contrario, el arché, aquello que se hace
.(abriendo con ello la posibilidad de otra ética) que desde valer con mis fuerza en ei hombre, se muestra como agui-
luego no es verdad que la djnamis resulte de la enérgeta: jó n
verdadero es más bien todo lo contrario. Ni el ser del hom- 7que5 ser» a cada instante (antes lo denominamos el «habér-
bre (el Dasein) es previo al hombre concreto (como en el q as y entendérselas» con los otros y las cosas en la expo-
sel
platonismo), sino al contrario: ese ser es siempre un sición, en el da- del ser o Dasein; de eso justamente se
u
«poder-ser» (Seinkdnnen) n i las cosas están ahí como \ trata: de la resolución de ir del da- al zu- y de enraizar éste
een aquél: pliegue del pasado y el futuro, bajo la primacía
reflejo o figura sensible de su eidos o su morphé, que para
hdel futuro): necesidad de forjar golpe a golpe el propio si-
el caso da igual que ese modelo lo tengan fuera o dentro de
ellas mismas. Lo que llamamos «cosas» son —ya lo apunta- amismo Von-Wo-Aus, «por y a partir del dónde en que ya
mos— las circunstancias, los posibles con los que los hom- cexistimos y estamos» (tal la transfiguración heideggeriana
bres hacemos nuestra vida, en aquello que está en nuestra edel arché griego), esto es: «a partir de dónde algo pueda
mano (sea como útil o zuhanden: «lo a mano», o como dllegar a ser de otro modo»
objeto teórico o vorhanden! «lo delante de la mano»). Ese ebien
76 «circunspección» (circumspicere se), o con mayor
doblez, ese pliegue nunca coincidente entre los posibles (el lconcreción
. A q u í (y , dificultad de traducción): «el verse a sí
mismo
h r á n eenstorno,
al mirar
estar-ya arrojado en el mundo como «pasado») y el poder- ap i s procurando y hablando [con los
ser todavía es lo que llamamos «tiempo». Tal es la peculiar demás de las cosas de la vida] » (das fürsorgend-bespre-
vschende
i gSichumsehen)
n i fi c
trascendencia heideggeriana, que no consiste ciertamente
ia77
en la contemplación de las cosas inmutables y eternas
Vaina ael), pues no hay tal, sino mis bien (utilizando al dm• á s
74 E N VI, 8; 1141b33-
Aristóteles ético contra el Aristóteles teólogo) en «saber a75 Em pleo a conciencia y provocativamente esta expresión, dándole
h así la vuelta a la famosa pregunta retórica de San Pablo (pues él
u posee ya el lógos que a todo vence): «Muerte, ¿dónde está tu agui-
a p r a la let t er, r es pec t iv am ent e) , ya q u e esa «v uelt a», e n t e n d i d a jón?» (I Cor. 15, 55). En cambio, en Heidegger la inminencia de la
m muerte es precisamente el aguijón, el resorte o Triebfeder «ético»
como una vida mejor y literalmente más original, poco tiene que
ver con los versos de Teognis, también citados por Schopenhauer a del hombre, en cuanto «estar-a-la-muerte» (zum lode sein).
(p. 1023), para quien: «si se ha nacido, lo mejor es atravesar rápi- n76 M ar ti n Heidegger, Pluinornenologische Interpretationen zu Aris-
damente las puertas del Hades y yacer bajo tierra». tóteles (=Natorp-Bericht), Reclam, Stuttgart, 2002, p_ 53.
a77 Ibi d.
73 M etaph, XII 6; 1072a7s.
u
n
EFILOGO. eta 1818ÉTICAPOSTNIFILISTA
140 F t u x IRME

La asombrosa tarea de traslación y transfiguración de piamente el término epitaktiké, pero por las sutiles des-
Aristoteles por parte de Heidegger (algo que nos ha ense- cripciones aquí efectuadas, y a la luz de to que antes vimos
ñado en Aristóteles cuando hablaba de aquello que con más
implica así una suerte de pliegue del tiempo,: en el que lo fuerza prevalece en la orientación de la existencia (tó krá-
:
aparentemente mis viejo y obsoleto comienza a brillar al tiston), es obvio que Heidegger está apuntando al carácter

ser situado en otro contexto (en otra manera de ser; aquí, imperativo de la conciencia moral (recuérdese que Gewis-
q u sen «traduce» phránesis en Ser y tiempo y en los cursos
de ser temporal, histórico, en definitiva: mortal) que,
e anteriores). Ahora bien, ya sabemos que, en Aristóteles, tó
conectado, Con las concepciones (o mejor, literalmente:
M krátiston: aquello más fuerte, el ideal que guía la existencia
pre
eción humana hacia su fin p r o p i e es el ansia de inmortalidad.
- • de
h veces, También en Heidegger la Gewissen prevalece, impera en la
:o c el desafío llega a la inscripción de una misma pala-
abra,: unidad kairológica de toda acción_ Pero, en su caso, LINDE
u pn que
u a empieza entonces a hacer resonar significados
IMPERILIM?, ¿de dónde le viene a la conciencia su carácter
eimprevistos.
é
a c i i o Por ejemplo, Aristóteles afirma que la pru-
t imperativo?
n dencia
c
o a
slo pn h
cpler ó:,deba hacerse ó no en cada case_ Y Heidegger Respuesta: del sentido de la muerte (aus dem Todes-
p
e so literalmente: «Die phrdnesis ist epitaktisch» sinn), a partir —a redrotiempo— de la mortalidad, de aque-
repite,
en s
esi
t P e r o que él ofrece abre unas perspectivas para la llo que, como si de un palimpsesto al revés se tratase, deja
a
79 la ••traslación»
ñ s
n
n éticait que poco tienen que ver con la traducción habitual de aflorar Heidegger, ya en 1922, en las expresiones de la
ae h ir l
s
epitaktiké, a saber: «normativa», con lo cual estaríamos Ética Nicomaquea. Pues en efecto, aquello que importa e
e
d é p i (en la casa de las éticas de la modernidad). Vea- impera es: «el modo en que la vida táctica está respecto a
ii«en s
o casa»
t
o tmos a en k cambio la interpretación fenomenológica del la muert e»
a
rt ie k
— pasaje: mortal
82 del ser humano donde se juega justamente la posi-
p
s ) *ella flaphróPiesisl entrega lo ente bajo el carácter ble
. Erelación
s con la propia vida, o mejor, con una vida pro-
F ide,aquello de lo que hay que ocuparse (des zu Besorgen-
a
p e n
rp ru
den) on esa mirada (Hinblick), ella porta y soporta toda
determinidad del instante (Augenblicksbestimmtheit; o en e s t
ao a 81 H as ta el ultim o momento, justo antes de la katastrophe, del
e a vuelco espectacular (muerte, en lugar de inmortalidad), sigue
n rgriego: el kairós) en cada ocasión el cómo, el para qué, el
n
d hasta 'qué punto y por qué. En cuanto esclarecimiento epi- a cHeidegger
t al parecer literalmente a Aristóteles: Aatphróriesis es
cq u i tun udirigir la mirada (ein Hinsehen) kata eh sumpheron prós eh
e táctico, lleva aquello con lo que hay que tratar (den
o u
e
n Umgang) a la actitud fundamental del estar presto a—, del d tilos [sepan lo conveniente para el fin] (11421)32s.)» (Natorp-
V eromper con.. .» Bericht, p, 55),
s
a y82 NatorpTBericht, p. 22: vSegún la manera en que se las haya con
o d8 ° e respecto a la muerte, es la vida actica misma la que da a conocer
ty
le ru78. ECNt oVI, m o
10; 1142b35s• n de la manera más impresionante esta motilidad fundamental (Die
p e 79 k a t o p e scharfste Bekundung diese Grundbewegtheit gibt das faktische
ds Ibid_
o e Leben selbst durch die Weise, wie es zum Tod steht)».
irta80 -v e , s
am Bericht
irH e i d
t
id,e gn p , e
e g e
EPÍLOGO.HACIA UNAETICAPOSTAIPLISTA 1 4 . 3
142 r t u x otiouE

pia que, por serio ha de ser con-vivida con los demás y en Jemeinigkeit: «el hecho de serme, de sentirme como yo
vista del Ausstand, del «estar ausente» lo divino. No pre- mismo»): algo sólo a duras penas logrado en la relación
tendiendo la inmortalidad, sino al contrario: manteniendo ética, allí donde cada acción instantánea se destina y deter-
las distancias, guardando respeto (respecto) a la separación mina para toda la vida (¡no es éste, acaso, el sentido pro-
entre la inmortalidad del dios por venir y la mortalidad, ya fundo del eterno retorno nietzscheano?). Cada acción es así
de siempre advenida, de la vida factica una gesta en la que se gesta genuinamente el hombre y el
s3 Y es en esta actitud ocupada con la vida y pre-ocupada sentido de su estar siempre situado, en compañía. Una
.desde la muerte donde el individuo buscado en vano por gesta extraña, en la cual nada se espera y nada se teme, alai
Zaratustra, el hombre compasivo tornado en amor que donde florece la flor negra de la angustia y el mundo se
procura, y la morada abierta a la inminencia siempre pen- muestra como la integridad de las vías posibles del
diente de lo divino confluyen sus aguas y logran escapar de humano cuidado.
la aporia aristotélica sobre la imposibilidad de hacer coin- Recogiendo ahora todo lo anterior, creo que estamos
cidir una vida íntegra con la integridad de la vida. Pues \ finalmente en disposición de atender con seriedad mortal
sólo estando a la muerte (no «hacia» ella, ni menos «para» a la propuesta de Franco Volpi respecto a una ética verda-
ella, como en tantas traducciones desmañadas de Sein zum deramente solidaria. Para ello, quizá nada mejor que un
Tode, si es que no malintencionadas), esto es, estando recuerdo. Alguna vez y en algún lugar lei que Jean Beau-
siempre presto a la (im)posible irrepetibilidad del instante, fre t
de modo que en cada caso nos vaya literalmente la vida, tiana:
g s «¡Qué debo hacer?» Was soll ich tun?) por esta otra,
sólo entonces se alcanza in actu exercito la paradójica ple- propia
h de una ética de la culpa: «¡De qué soy culpable?»
nitud de una vida finita. Y es que, como sabemos por Ser y (Wessen
a bin ich schuldig?)
aquí
b í • P e r ola pregunta debiera ser más bien la sigu-
tiempo, la muerte es la manifestación del íntegro poder-ser 86 esbozada,
del Dasein (des ganzen Sein-können des Daseins)". Es en la iente:
e n «¡De quiénl a soy yo deudor?» (Wem bin ich schuldig?).
a
circunspección, en el cuidado de lo ente y en la procura ¡De
é quién,
t i c a «la voz del amigo que todo Dasein porta
sino de
«
cabe sí (die Stimme des Freundes, den jedes Dasein bei sich
para con los otros donde el Dasein se decide resueltamente p o s t n i h i
ttragt)»?
jeweils, caso a caso, a ser él mismo (tal es el sentido de la lr i s t a
87
aS ó l
83 Ibi d.: «La muerte es algo que, por lo que hace a la vida fictica, d85
o N o he logrado encontrar el pasaje donde se recoge esta inaudita
está siempre por delante (bevor steht), está ante ella (o esta antes uq «traducción»,
u
pero esas palabras permanecen, obstinadas, en mi
que ella: vor dem es steht, E D i como algo inesquivable». (Repa- memoria. Quizá algún lector pueda ayudarme a pasar de la
rese en el uso, tan estático, de stehen («estar»), cuando lo habitual ce memoria a la cita explícita.
habría sido escribir que la muerte va siempre por delante de la i86
e Quizás tenla Beaufret en mente la sentencia paulina, según la cual
vida factica, Pero la muerte no va, sino que es(tá) inmóvil. Sólo la ds bajo la Ley: «todo el mundo es culpable ante Dios» (Rom 3, 9)-
vida va, Y así le va. 87 M ar ti n Heidegger, Sein und Zeit (= SuZ) (1927), S34, p, 163, Max
oa Niemeyer, Tubinga, 1976
84 Véase supra, nota 62.
»d 1
le ' ( - G A
EFILOGO sacra sea Mea POSTUIFIII.ISTA 1 4 5
144 A V DUQUE

silente de:la «conciencia del ser» (des Gewissens des Seins: remite a albis, no a héterosn• Vertamos, pues, la sentencia
del haber 'sabido ya de antemano del ser), cuanto a la antes de otro modo (de otro modo de ser): «pues que el amigo es
mentada philia aristotélica, la máxima concreción de una aquel [ser] ot ro
vida virtuosa, en cuanto noble elevación kairológka de la ros,
91 otro q u ese quien me salva de la tentación de ser un «yo»
vida fáctica de cada uno de nosotros. Como es bien sabido, mostrenco
e s y de querer compadecerme de los otros (y en el
Aristóteles estableció la philia como condición indispensa- fondo,
t a m b i de verdad, de mí mismo). Tal es el amigo que todo
ble para vivir una:vida de hombre: «además que esto es la Dasein
é n con-lleva, con el cual con-siente y se conduele. Phi
cosa más necesaria de la vida, ya que ninguno querría vivir -lía:
p die
a Liebe, el amor fuerte, estelar, buscado afanosa-
sin amigos» mente
r a por Nietzsche.
88 La l'hala es el modo supremo de la psyché humana (la é Por eso, ho héteros (he hetera) no puede ser simple-
cual, mente el Mitsein, aquel que va conmigo y que encuentro
. • justo-por ello, es siempre reflexiva: sólo en el otro se l
encuentra a si misma). Y también es obvio para el Estagi- en s el trabajo,
f «a pie de obra», compartiendo conmigo lo
rita que sin amigos no existe ningún lágos (dado que el que- nos m es común «por el hecho de pacer en el mismo
logos es siempre xynós, común... y comunitario, hacedor lugar»
i s
de comunidad).. Amigos son aquellos que sienten en núa:
92 m si o ese estar juntos se limita a satisfacer necesidades
común (recuérdese el «con-sentir» que Volpi ponía de físicas,
,» , eso lo hace ya el ganado. No en vano habla también
relieve, al hablar de Schópenhauer), ya que en esta aisthesis Heidegger
chacero de Im Miteinandersein impropio, que «deriva de
H las mismas cosas»
común (de lis Cosas de la vida, no de objetos) los amigos m
con-Ariefiqn, de tullido que el «hombre bueno» —el hombre 9é oEl ent definitiva inalcanzable «otro si-mismo», el amigo
n e -
de carácter ético; no el hombre simpliciter): «tiene misma que lo es precisamente por ser Otro, es el Dasein con el que
o
convivo, como ya apuntó Aristóteles: se trata de un «vivir
disposición respecto de si que la que tiene respecto de su
s
amigo». Y la razón aducida para ello es esta: ,«(hitems gár
autós ho philos'estin)» i
89• A h o ra , todo depende del modo de traducir tan lapida- n
90
ria
. -afirmación. Si, en consonancia con el subjetivismo b LOtra,
ra hetaira no es desde luego la mujer propia, sino justamente la
por excelencia.
moderno, vertemos el paréntesis así: «porque el amigo es u
91 Etn italiano y francés existe la expresión nitral, autr ui (cara a
un otro yo», un alter ego, nos sumimos tina vez más en el a Levinas),
l para referirse a «otro», en cuanto irreductible: sin
mar muerto del egoísmo ficticio denunciado por Nietzs- género, sin posibilidad de plural. Curiosamente, todo el mundo
i ddice «yo» y «tú», pero nadie puede identificar a autrui/altrui sin
che, o sea en lo abstracción propia del Humanismo. Sólo a «echar
d a perder» su inalienable alteridad. Esa expresión es por así
que héteros autós no significa en absoluto alter ego (alter
d decir la contrapartida «neutra» (ni uno/a ni otro/a) de Dasein.
i Algo en lo que Levinas bien podría haber reparado.
92 E N 1X 7; 1170b14. El verbo nemestkai puede significar «comer
88 • EN VIII, IJ 1155.A. c juntos» y también, simplemente, «compartir» (cf. némein).
89 E N IX; S; 11701)6.. e
93 SuZ , p. 122.
A
r i
FtLEt MAME ET41.00_HACIAUNAÉTECAPOSTMHILIS1A T 4 7
14.6

juntos» (s.zén), o lo que es lo mismo, por el hecho de PATZIG, Günther, Ethik ohne Metaphysics, Vandenhoeck &
compartir :(koinonein) palabras y pens amient os » Ruprecht, Göttingen, 1983 [orig.: 19711.
bien,
94 con Heidegger y más allá de él, por el hecho de qoir la RIPPE, Klaus Peter, Ist eine Ethik ohne Metaphysik zum
voz
. del
O amigo». Scheitern betimmt? (En, Brigitte Boothe / Philipp Sto-
ellger (Hrsg.), Moral als Gift oder Gabe?: zur Ambiva-
Es la voz cordial, ahora para siempre silente, para siem- lenz von Moral und Religion, Königshausen und Neu-
pre entrañada, de Franco Volpi, con quien tanto quería. mann, Würzburg, 2004, pp. 215-238).
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94 E N IX 7; 1170bli•
g
g e ir - a
a é
DIS F É L I X DIME

—, El nihilismo, Siruela, Madrid, 2007 [orig.: 19961


ÍNDICE

ENTREVISTAS
NOTA PRELIMINAR (Valerio Rocco) 7
DEMICHELI Tulio, Franco Volpi: ,
, que un fanático. ABC•es, 21-4-2007. CONTRALAMUERTEDEFRANCOVOLPI (Félix Duque)
( P r e fi e
Diálogo r oFranco
con s Volpi.
e r Revista FAHRENHEI T 45111
¿APORTESA LAFILOSOFÍA?
u (ed. n virtdal). BogotA, 2008. EL DIARIO DEUNNAUFRAGIO 17
nEnciclopedia
i h i l Mult i simediale
t a delle Scienze, Intervista a
Franco Volpi: Heidegger e ii mondo moderno. 13-12- t. «Ser yfiempo», obra maestra inacabada [18]
1994 (ed. virtual). 2. La «torna» [21]
3. «No estoy escribiendo "Ser y tiempo Ir » [27]
4. La redacción de los «Aportes a la filosofía» [32]
5. Estilo y estructura [36]
6. Terminología k ol
7_«Tengo la sensación de que crezco sólo en las raíces,
y no ya en las ramas» [57]
8. NAufrago en el mar del Ser [Co]

HEIDEGGER:SOBRELAGRAMÁTICA
Y IA ONTOLOGiADELAPALABRA'SER' 63
1. La identificación de la metafísica
con la pregunta por el ser [63]
2- Cuestiones de método: Destruktion, Überwindung,
Verwindung ¿Por qué una Einfiihrung? [66]
3. ¿En qué ayuda la gramática en la pregunta por el ser [
4. ¿Una respuesta indirecta a Carnap? n
La cuestión de la nada [79] ]
S. La «maravilla de las maravillas»: el ente es 1
8 La ethnologia y su uso filosófico [91]
6.
41
EPILOGO: 4 ( 1 97
-
1AC IA
U N A
A T I C
«ASon quizá los Aportes a la filosofia el diario de navegación de
un naufragio? ¿Se trata de un nuevo hundimiento en el mar del
Ser después de aquel por el que Ser y tiempo quedó inconclu-
so?». Con estos interrogantes abre Franco Volpi su intenso
cuerpo a cuerpo con la obra más misteriosa y sorprendente de
Martin Heidegger; este estudio, pensado como introducción a
su propia edición italiana de los Beiträge, fue censurado en su
momento por la audacia de la interpretación y la profundiza-
ción en la crisis personal, y no sólo filosófica, que marca la
senda heideggeriana a partir de Ser y tiempo.
Ahora se presenta aquí por primera vez, reelaborado y amplia-
do a través de un diálogo con otra obra decisiva, Introducción a
la metafisica, en un proyecto hermenéutico que ha quedado
parcialmente truncado por la inesperada muerte de Volpi.

FRANCO VOLPI (Vicenza, 1952-2009) fue Catedrático de


Historia de la Filosofía en la Universidad de Padua. Entre sus
numerosas obras destacan sus estudios y sus ediciones sobre
Aristóteles, Schopenhauer, Heidegger, así como sobre el pro-
blema del nihilismo.

CLAVESPARACOMPRENDER I II III
LA FILOSOFIA I II Ill

t o l 9 78 492 724161
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