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© De esta edición:
2018, Santillana S. A.
Callé de las Higueras 118 y Julio Arellano, Monteserrín
Teléfono: 335 0347
Quito, Ecuador
ISBN: 978-9942-19-757-3
Derechos de autor: 026221
Depósito legal: 003627
Impreso en Ecuador por Imprenta Mariscal
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permiso escrito previo de la editorial.
D!BUOTfCA Cl �ó n ... . -•-. Dedicatoria
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\- 1:·.,.,-,A'l."· .,H;�. .....
, "'"-''!:• . ,!i,..',u. .. ····· ..... . A Paiwa, quien inspiró esta obra,
N: EJ.·.. o I '· ....... .• ·••• ....... .
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FE(' L' ,¡ . . . . . . . . . . ,,,,' y a todas las otras niñas y niños cañaris.
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---. Agradecimiento
CAPÍTULO 1
Lo que contó Neblina ................................. 13
CAPÍTULO 2
Lo que contó Viento .................................. 21
CAPÍTULO 3
Lo que contó Cone jo .................................. 29
CAPÍTUL04
Lo que contó Mono ................................... 38
CAPÍTULO 5
Lo que contó Guacamaya ............................ 49
CAPÍTULO 6
Lo que contó Venado ................................. 53
CAPÍTULO 7
L o que contó Jaguar .................................. 62
CAPÍTULO 8
Lo que contó Per ro .................................... 72
CAPÍTUL09 Genealogía de las yachaks cañaris
Lo que contó Tórtola ................................. 80
CAPÍTULO 10
Lo que contó Cuy ...................................... 91
CAPÍTULO 11
Lo que contó Llama ................................... 97
CAPÍTULO 12
Lo que contó Puerco Espino ........................ 105 El linaje materno de la curiosa Paiwa, niña cañari 11
CAPÍTULO 13 que quiere conocer todo sobre sus antepasados, re
Lo que contó Puma ....: ............................. 111 úne a quince importantes curanderas cañaris (ya
CAPÍTULO 14 chaks). Aquí te contamos quiénes son, para que no te
Lo que contó Murciélago ........................... 124 confundas.
CAPÍTULO 15
Lo que contó Oso .................................... 135 Chobshi. Joven cazadora que se une al espíritu de
CAPÍTULO 16 la laguna y descubre la cueva que llevará su nombre.
Lo que contó Lechuza ............................... 142 Crea el Clan-de-Culebra. De ella descienden todas las
CAPÍTULO 17 yachaks.
Lo que contó Sapo ................................... 154 Shig-Sig (La-que-rozó-la-luna). Descubre el secre
CAPÍTULO 18 to para dominar el fuego y llevarlo a la cueva.
Lo que contó Cóndor ................................ 160 Zhud (Protectora-de-familia). Su nombre es esco
CAPÍTULO 19 gido para que lo lleven en adelante todas las yachaks.
Lo que contó Yagual ................................. 169 Nasb-Zhud (La-que-sueña-y-protege-a-su-fami
CAPÍTULO 20 lia). Lleva a su pueblo al cerro Narrfo.
Lo que contó Tiempo ................................ 179 Guanan-Zhud (La-que-habla-con-animales). S e
une a un hombre de una tribu de la costa y lleva a su
Bio gra fía ............................................ 189 pueblo las conchas spondylus.
Cu ader no de actiuidades ........................ 191
Noran-Zhud (Manos-que-crean). Talla la primera CAPÍTULO1
urkuyaya (figura que sirve de compañía para el viaje Lo que contó Neblina
al más allá) en una concha spondylus.
Lalti-Zhud (Trepadora-de-cerros). Funda la co
munidad de Quillauac.
Guazan-Zhud (Habla-con-espíritus). Inspira a
Chordeleg, un joven orfebre que hace el hilo de oro
12 o filigrana. Encuentra la máscara de jaguar con cule -¿Paiwa? ¿Paiwa quiere saberlo? 13
brillas zigzagueantes. -Sí -contestó Viento soplando con suavidad-.
Casan-Zhud (La-que-hace-ofrendas). Inventa la Quiere saber todo acerca de sus antepasados.
chicha de maíz, a la que llama azua, Bebida-de-los Madre Tierra sonrió entusiasmada. Sus ojos brilla
dioses. ron como profundas lagunas.
Shinin-Zhud (Habla-con-Luna). Contrae matri -¿Toda la historia?-insistió.
monio con un guerrero inka. -Toda la historia -afirmó Viento, soplando con
Kispi-Zhud (Madre-cristal-de-roca). Principal cuidado para no dispersar a su prima Neblina.
yachak del templo inka-cañari deMadre Luna. -Yo puedo contársela-brincó Mono.
Mama Juana. Yachak de la época de los españoles. -Yo también.
Francisca. Nieta de Mama Juana. Usa pulseras de Puma levantó el hocico para olfatear el pasado.
cuentas de mullu sagrado. -Y yo -añadió Murciélago al bajar de la rama don
Mama Jushuca. Importante yachak y abuela de de antes se había colgado boca abajo.
MamaMichi. -Nadie como yo -aseguró Conejo, girando sus ojos
Mama Michi. Famosa yachak contemporánea y en círculos completos.
abuela de Paiwa. Los otros animales también se ofrecieron a relatar la
historia de los antepasados de Paiwa y aseguraron que
la conocían muy bien.
a para celebrar el La muchacha soñó que se encontraba dentro de
Estaban reunidos con Madre Tierr
ación de las plantas, la laguna. Allí, Culebra la esperaba sentado en una
Pawkar1 Raymi, la fiesta de la ff.or
roca jaspeada.
también con ocida como Carnava l.
den contarla, pero -S a ludos, Chobshi -dijo Cu lebra, llamándola
-Estoy segura de que t od os pue
or un o -dij o Madre por su nombre.
sugiero h acerlo por partes y uno p
-Si tr at as de asustarme, no vas a lograrlo -res
Tierra con dulzura.
pa sitos de ga ta Y pondió ella con sequedad por la tur bación producida
Entonces, Neblina se adelantó con
14 propuso ser la primera.
al sa ber que Culebra conocía su nombre-. He veni 15
do de mu y lejos con mi gente, soy cazadora y he so
***** brevivido a muchos peligros.
Culebra rio complacido con la respuesta.
de P aiwa hace diez -No se me habría ocu rr ido asustarte -asegu
Yo acompañé a los antepasados
puente de hielo for ró Cule bra, que se esc u rrió por l a roca y se acercó
mil años, desde que cr uz aron el
tinentes, h asta que a Chobshi-. Siento que, además de hermos a, eres
mado al norte, que u nió dos con
lebrillas. Allí arma va liente.
llegaron junto a la laguna de Cu
ron a dormir junto Culebra explicó a la much acha que, a pesar de
ron u n cob ertizo con r amas y fue
Lu na se columpiaba ser un espíritu pode roso de la naturaleza, se sentía
a la orilla. Aquella noche, Madre
qué romántico en el solo y convers ar con ella lo haría fe liz. Entre conver
en las nubes y se sentía un no sé
aire. Me posé, pintada
de plata, sobre el agua mien sación y conversación, Culebra le pidió que fuera su
espíritu de las lagu esposa. Ella aceptó honrada, pues era admirable que
tras l a gente dormía. Culebra, el
más h abía visto a un un espíritu tan importante se lo pidiera.
nas, salió curioso, puesto que ja
cha curiosidad entre Cuando Chobshi despertó, contó el sue ño a su
ser hu mano. Se arrastró con mu
más hermosa de las gente y todos acordaron que Culebra seria el padre
los viajeros y se detuvo junto a la
sueños. de las hijas y los hijos que tuviera la joven. Como
jóvenes. Luego, se deslizó en sus
consideraron ese sueño u n b ue n aug urio, decidieron
18 de noviembre de 1985. quedarse a vivir en los a lrededores de l a laguna, a la
1 Grafla panandina, oficializada el
-
que llamaron Leonquina, que en su idioma significa roso que caía del cielo en forma de rayos y quemaba
ba Culebra-en-laguna. todo lo que tocaba en medio de gritos roncos. Pero
Chobshi tuvo seis hijos: tres niñas y tres niños. Culebra le dijo que Fuego podía ser bien utilizado si
Apenas nacían, los sumergía brevemente en las aguas se lo hacía con cuidado y sabiendo cómo hacerlo. En
de la laguna en homenaje a su padre, Culebra, y ponía su sueño, Chobshi extendió sus manos sobre la ho
a su lado una pequeña piedra jaspeada igual a aquella guera encendida en el centro de la cueva y sintió el
donde lo había visto sentado por primera vez. agradable calor.
16 Chobshi dejó de ser cazadora, se dedicó a obser -Debes traer a nuestros hijos a este lugar, para 17
var la naturaleza, descubrió que las enfermedades protegerlos del frío. Te lo pido a pesar de que eso sig
eran causadas por seres misteriosos y aprendió qué nifique que tú y ellos se alejen de las orillas de mi la
plantas podían curar a los enfermos. guna -susurró Culebra, deslizándose nuevamente
Un día, mi prima Lluvia llegó colmada de entu fuera de los sueños de Chobshi.
siasmo y cayó a chorros. Yo, siendo Neblina, me sen Chobshi despertó sobresaltada y no esperó a que
tí contenta porque me permitía colgar todo el día amaneciera para reunir a su gente y proponerle ir en
y la noche de los árboles. Pero no todos tienen mi busca de aquella cueva que había visto en su sueño.
gusto, pues en el caso de los humanos no les sentó Todos sonrieron incrédulos al escuchar acerca de la
para nada tanta humedad y frío. Sus viviendas de hoguera y la posibilidad de utilizar a Fuego, pero es
ramas se inundaron, sus ropas de pieles de animales tuvieron de acuerdo en que debían cumplir con los de
cayeron podridas en pedazos y ellos se enfermaron. seos de Culebra, su padre.
Chobshi trató de curar a todos, pero, cuando vio El día que partieron, Culebra salió de la lagu
que algunos se sumían en el Sueño-de-no-despertar, na para verlos marchar. Fue tanta su pena que al
se asustó. Entonces, soñó de nuevo con Culebra, su arrastrarse dejó profundas huellas sinuosas en el
esposo, que esa vez no se encontraba en la laguna, suelo, que más tarde se convirtieron en riachuelos
sino dentro de una cueva donde ardía una hoguera. y lagunillas.
A Chobshi le aterraba Fuego, igual que a todos los Padre Sol nació y murió varias veces mientras con-
humanos de aquella época. Fuego era un ser pode- tinuaron avanzando hacia el Este. Mi hermana Lluvia
tomó su aspecto suave de llovizna y me obligó a apa gos. Al mismo tiempo, una extraña fuerza se adueñó
recer, pero yo traté lo mejor que pude de no ocultarles de los cansados pies de Chobshi, que empezaron a
el camino. correr detrás de su nieta. Subió sin detenerse, a pe
Al llegar a una colina, la gente se negó a ascen sar de que los matorrales arrancaban jirones de su
der por ella. Estaban cansados, sin ánimos de cami ropa de pieles y sus cabellos se enredaban en las
nar. La caza fue mala y Lluvia había arrasado con las pencas y los sigsales. Al llegar a la cima, se encontró
pocas bayas y frutos de los arbustos. Tenían mucha delante de la cueva que había visto en sus sueños.
18 hambre y apenas contaban con unas pocas setas que Shig-Sig la esperaba, lista para silbar con los dedos 19
repartían cuidadosamente entre todos. Hasta sus meñiques en las comisuras de la boca. Chobshi res
pequeños perros aullaban y se quejaban, mostrando pondió con el mismo gesto y las dos silbaron tres
la piel tirante que apenas sostenía sus huesos. veces; era la señal para que los demás supieran que
Chobshi, tan cansada como los demás, dudó sobre habían hallado lo que buscaban. Entonces, se sintió
qué hacer hasta que sintió en su mano la presión de como si un aire de alegría animara a la gente. Los
su nieta favorita, Shig-Sig, quien insistió con su pen adultos rieron y se dieron palmadas en las piernas,
samiento que continuaran. Shig-Sig, La-que-rozó-la y los niños y las niñas corrieron perseguidos por los
luna, no era como las otras niñas, puesto que podía perros, que ladraban contentos al sentir el cambio
leer el pensamiento de las personas y comunicarse de ánimo de sus dueños.
con ellas de la misma manera. Chobshi estaba segura La boca negra de una gran cueva los recibió cuan
de que ese portento se debía a que un rayo de Mama do llegaron a la cima.
Shi, la Luna, debió haber brillado durante demasiado -¡Aquí está! ¡La cueva de Chobshi! -gritaron, le
tiempo sobre ella después de su nacimiento. Su ma vantando sus lanzas.
dre, la hija mayor de Chobshi, había salido en busca Chobshi fue la primera en entrar. Estaba segura de
de plantas medicinales y se desmayó junto a la criatu encontrar la hoguera. Pero se desilusionó al ver que
ra recién nacida bajo la luz plateada. no era así. Sin embargo, intuyó de alguna manera que
Cuando se encontraba a medio camino, la niña el momento de dominar a Fuego y llevarlo a la cueva
zigzagueó entre los árboles de arrayanes y guaran- llegaría pronto.
A su lado, Shig-Sig se metió en sus pensamientos, CAPÍTULO 2
como tenía por costumbre. Lo que contó Viento
«Yo te ayudaré», resonó la voz de su bisnieta en su
cabeza.
Entonces ...
*****
20 Chobshi llevó a su familia, a la que llamó el Clan 21
-Un momento, me gustaría continuar... por favor de-Culebra, a la gran cueva, que en aquella época era
-pidió Viento. una profunda abertura en la roca. La gente se acos
Madre Tierra, que había comenzado a hilar, puso a un tumbró a vivir allí y olvidó la extraña idea de tratar
lado su huso y, con un movimiento de su mano, concedió a de utilizar a Fuego. Solo Shig-Sig y Chobshi conti
Viento la palabra. nuaron pensando en ello.
Entre estas y las otras, Lluvia sintió aburri
miento y se marchó a mojar otros lugares.
Tomó varios meses para que todo se secara y,
cuando esto sucedió, hubo una tempestad de rayos.
Uno de ellos cayó en un árbol cercano a la cueva y
Fuego comenzó a devorarlo a grandes bocados; ini
ció por la copa y llegó hasta el tronco.
«¿Crees que es el momento de utilizar a Fuego?».
La pregunta de su nieta se esparció por la mente
de Chobshi, que asintió porque a ella también se le
había ocurrido lo mismo.
«¿Recuerdas dónde ardía Fuego en tu sueño?»,
volvió a preguntar Shig-Sig.
«Ardía en un círculo de piedras», contestó Chobshi. Shig-Sig se acercó con expresión desilusionada al
<<¿Fuego quemaba las piedras?», volvió a indagar ver que la lumbre se había vuelto gris. Pero y o soplé
la niña. con suavidad para revivir las llamas y así ella notó
Chobshi iba a responder que sí, cuando recordó que aún h abía brasas encendidas. Entonces, reco
claramente su sueño. gió dos piedras planas del suelo y agarró una bra
«No, no quemaba las piedras. Fuego consumía sa entre ellas. Caminó con cuidado hacia la cueva.
unos leños que estaban dentro del círculo de piedras». Una vez dentro, colocó las piedras en el suelo con
22 De pronto, algo brilló de manera tan fuerte en la la brasa encima, y salió por más brasas y más pie 23
mirada de la niña que por unos momentos pareció dras. Nadie podía imaginarse lo que iba a suceder
que el mismo Fuego ardía dentro de sus ojos. y aumentó el suspenso cuando trajo paja y la puso
«¡Igual que ahora Fuego devora al árbol!». Las pa sobre las brasas. Agachándose, Shig-Sig sopló con
labras de Shig-Sig estallaron en la mente de Chobshi. delicadeza. Primero, salió un hilo de humo y, lue
Shig-Sig corrió hacia el árbol ardiente. Chobshi la go, saltaron llamas anaranjadas. La curiosidad de
siguió y le pidió que tuviera cuidado. La niña se aproxi la gente se tornó en miedo y abandonaron la cueva
mó hasta donde el calor se lo permitía. Dio vueltas al gritando.
rededor de aquel y se protegió el rostro con los brazos. Mientras tanto, la anciana y la niña giraron feli
Sus ojos lagrimearon, comenzó a toser, pero continuó ces tomadas de la mano alrededor de la pequeña fo
observando. Parecía una fiera acechando a su presa. gata. Habían descubierto el secreto para dominar a
Los demás salieron de la cueva para ver qué su Fuego y llevarlo dentro de la cueva; de esa manera,
cedía. Algunos trataron de detenerla, en especial su aunque el clima estuviera frío y lluvioso, tendrían
joven madre, pero Chobshi la tranquilizó. Ella sabía dónde protegerse.
que su nieta no tenía un pelo de tonta y, además, Shig-Sig creció y se convirtió en una hermosa
presentía que estaban a punto de descubrir algo jovencita, como su abuela a esa edad, cuando Cu
maravilloso. lebra se había enamorado de ella. Junto a Chobshi,
Fuego acabó su comilona y eructó humo negro. aprendió el don de descubrir los secretos medicina
De la madera del árbol solo quedaron carbones. les que encierran las plantas y su gente empezó a
verla como la nueva curandera. No olvidaron que, pensarlo dos veces, lo rodeé, lo envolví y lo llevé a la
gracias a su ayuda, habían aprendido a dominar a orilla de la laguna.
Fuego y en su honor nombraron a un río cercano, Afortunadamente resultó ser un joven inteligen
que pasó a la historia con el nombre de Sigsig. te que, al observar la situación, entró al agua, tomó
En cuanto a Chobshi, una vez que enseñó a su a Shig-Sig por los cabellos y la arrastró hacia afuera.
nieta todos sus conocimientos, escogió el lugar más -¿Qué, acaso te crees un pez? -la acusó.
profundo de la cueva para envejecer tranquila. Su Shig-Sig terminó de toser, escupió el agua, se fro
24 cuerpo poco a poco se achicó, se apergaminó y se tó donde aún sentía el sacudón que le dio el joven y 25
volvió tan ligero que el día de su muerte la saqué de lo miró furiosa, enseñándole los dientes.
allí sin ningún esfuerzo, levantándola como si fuera -¿Estás sola? ¿Dónde está tu gente? -preguntó
una hoja, y la llevé por los aires hasta Leonquina, la el muchacho con gestos.
laguna sagrada, donde la dejé caer sobre las aguas. «¿Por qué debo contestarte si eres un desconoci
Pero no me di cuenta de que Shig-Sig me seguía, do?», argumentó ella con su pensamiento.
pues había sentido profundamente la muerte de su Él se sintió confundido al escuchar la voz dentro
abuela. de su cabeza. Lanzó una piedra al agua y pretendió
Shig-Sig entró a la laguna, quién sabe si esperan mirar atentamente los saltos que daba en la superfi
do que Chobshi volviera a aparecer por arte de ma cie. Shig-Sig aprovechó para observarlo: era alto, del
gia. El agua llegó hasta su cintura y ella continuó gado y llevaba el cabello enmarañado agarrado con un
sin detenerse. Sus hombros se sumergieron. Yo tra cintillo de cuero. En el suelo, a su lado, había dejado
té de mantener la calma, pero estornudé y se formó su lanza, que tenía amarrada una punta de piedra bri
una ola que la cubrió. llante y negra que ella no conocía.
Ella no sabía nadar y empezó a hundirse. El muchacho volvió a escuchar mentalmente
De los puros nervios, me volví un torbellino y la voz: «No tires piedras a la laguna porque puedes
giré por el lugar sin saber cómo ayudarla. En ese mo ofender a Culebra».
mento, un cazador se acercaba acompañado de su «¿Una culebra vive dentro de esta laguna?», pre
perro. De inmediato supe que él era la solución. Sin guntó él, formando con lentitud las palabras en su
mente. Era un nuevo concepto de comunicación
para el joven.
Shig-Sig asintió y explicó que allí vivía su padre.
<<Mmmm, tú desciendes de Culebra. Y, ¿dónde
se encuentra tu familia?», insistió, mirando a su
alrededor.
«En una cueva, en la parte alta de un cerro»,
26 Shig-Sig se aventuró a ofrecer la información porque
al fin y al cabo él la había salvado de ahogarse y em
pezaba a parecerle simpático. «Y tú, ¿tienes familia?
¿Dónde está?».
El joven señaló con la barbilla a su perro, que
agitó la cola. Era pequeño, de pelo corto y amari
llento, con hocico puntiagudo y orejas gachas.
«¿Él es toda tu familia?», río Shig-Sig. Definiti
vamente le gustaba el joven. «¿De dónde vienes?»
Él señaló el Norte.
«Yo soy Shig-Sig, ¿y tú?», preguntó, poniéndose
de pie y frotando los brazos porque tenía frío.
«Duy», contestó el joven. «Y Gua».
El perro volvió a menear la cola y se aproximó a
Shig-Sig para que lo acariciara.
Luego de las presentaciones, empezaron a cami
nar juntos los tres. En la mente de Shig-Sig apare
ció la imagen de la cueva y la idea de secarse junto a
Fuego. Durante el viaje, Duy abrió un bolso de cuero
de venado que colgaba de su hombro lleno de puntas CAPÍTULO 3
de lanza talladas con la piedra vidriosa y negra y, en Lo que contó Conejo
un gesto de amistad, regaló una a Shig-Sig.
Cuando llegaron a la cueva...
*****
28 -Creo que ya has relatado lo suficiente, Viento -ar Duy fue a vivir con el Clan-de-Culebra, la gente que 29
gumentó Conejo. habitaba en la cueva de Chobshi. Lo recibieron
Y pidió permiso a Madre Tierra para intervenir. Ella con gusto porque vino acompañado de Shig-Sig y,
aceptó, con una sonrisa, mientras envolvía en madejas el además, compartió con ellos las puntas de lanza
hilo que preparaba. de la extraña piedra vidriosa, que causó gran ad
miración entre toda la familia. Eran puntas de ob
sidiana, la lava cristalizada que se encontraba en
la zona de volcanes de donde venía Duy. Su perro
Gua fue muy bien recibido por los otros perros y, en
corto tiempo, varios cachorritos amarillentos con
hocicos puntiagudos y orejas gachas corrían por los
alrededores.
Como se podía esperar, Shig-Sig se casó con Duy
y tuvo gemelos: una niña a la que nombraron Zhud,
que significa Protectora-de-familia, y un niño llama
do Duma o Cargador-de-fuego. ¡Cómo se complican
los humanos!, y no como nosotros los conejos que,
en confianza, todos nos llamamos Orejas u Orejitas,
y así nadie se olvida del nombre de nadie.
Duy contó que sus padres y el resto de su fami silvestres, con los que se alimentaban. De pronto, es
lia habían muerto en una pelea contra otro grupo cucharon voces desconocidas. Habían hablado mu
de humanos por defender su cueva, situada en las chas veces de una situación semejante.
altas montañas del norte, a varias lunas de distancia. Una de las mujeres llevó a las criaturas al fondo
Cuando los del Clan-de-Culebra se enteraron de esto, de la cueva, otra puso más leños a Fuego que siem
se asustaron pues pensaron que a ellos podría suce pre ardía dentro y Shig-Sig prendió una antorcha
derles lo mismo y se prepararon en caso de que otra preparada con grasa de oso. Las demás empuñaron
30 gente viniera con iguales pretensiones. No solo afila lanzas y esperaron. Las voces se acercaron y la ca 31
ron las lanzas y tallaron más cuchillos de piedra, sino beza de un hombre asomó en la parte inferior de la
que idearon varios planes de defensa. entrada de piedra. Tenía el rostro surcado por líneas
Padre Tiempo saltó de un amanecer a un ano rojas y blancas. Su boca con dientes pintados de ne
checer y de un anochecer a un amanecer hasta una gro se abrió como un agujero oscuro al ver la fogata
mañana en que la gente del Clan-de-Culebra se fue y no notó, hasta que fue demasiado tarde, que Shig
de cacería. En esta parte del relato, no puedo dejar Sig acercaba la antorcha a sus cabellos.
de mencionar que cazaban a muchos de mis herma El intruso huyó dando alaridos con sus cabellos
nos, a otros familiares y a los vecinos Venado, Per chamuscados.
diz y Pato, de los que se alimentaban. En fin, por lo Cuando regresaron los cazadores, comentaron lo
menos ellos cazaban para sobrevivir y tenían reglas, que había sucedido y nadie pudo dormir bien aquella
llamadas tabú, que no podían romper, como no cazar noche. Mujeres y hombres, armados con piedras y lan
a hembras con crías, pedir perdón al espíritu del ani zas, se turnaron para hacer guardia. Al día siguiente,
mal cazado y desearle buen viaje en otros mundos. los ánimos estaban apagados y el clan se hallaba divi
Algo que la mayoría de humanos ha olvidado hoy en dido entre dos bandos: los que querían marcharse a
día. otras tierras antes de enfrentarse a los intrusos, y los
Aquella vez, los cazadores y cazadoras, junto con que querían quedarse y pelear por su cueva. Shig-Sig,
sus perros, partieron al alba. Las demás mujeres se Duy y sus dos hijos gemelos, que ya tenían diez años,
alistaron para ir a recolectar bayas, raíces y frutos estaban entre el segundo grupo. Ahora bien, normal-
mente a mí me han producido cierta desconfianza los No acostumbro involucrarme en problemas de
niños y las niñas, especialmente porque les gusta su humanos, pero escuché hablar a los intrusos mien
jetarnos por las orejas, pero estos me eran muy sim tras merendaban una coneja que me había simpati
páticos. Quizás algo tenga que ver que no apetecían zado mucho, con lo cual se ganaron mi antipatía. En
comer carne de conejo. ese inst ante, decidí ayudar a los del Clan-de-Culebra
Pues resultó que los que deseaban quedarse en y empecé a urdir un plan basado en mi experiencia de
la cueva de Chobshi trataron de convencer a los que defe nderme, no a la fuerza, sino con la astucia de tío
32 querían irse de que no se marcharan, pero en aque Rap oso, que solo tiene una idea fija en su cabeza y es la 33
lla época los humanos no tenían un vocabulario de comerme. Si me permiten, voy a contar la historia;
muy extenso; de otra manera lo hubieran logrado
hablando, bla, bla, bla, sin parar como es su costum Una vez, cuando tío Raposo me tenía atrapado, su
bre, pero no fue el caso. gerí que me dejara marchar aconsejándole almorzar
El día que partió uno de los grupos, se despidió perdices gordas en lugar de un conejo flaco. Para com
amisto samente del otro. Con esto no quiero decir que probar que yo decía la verdad, le dejé tocar mis ore
_
estrecharon las manos ni se abrazaron ni se refrega jas. Al sentir que eran puro cartílago y piel, estuvo de
ron nariz con nariz, ni se dieron besitos, porque aún acuerdo conmigo. Propuse que, si me dejaba libre, yo
no habían inventado esas manifestaciones de afecto. mismo le conseguiría dos costales llenos de perdices,
Se empujaron suavemente con las puntas de los dedos pues sabía dónde encontrarlas. Tío Raposo aceptó el
en los hombros; unos se dieron la vuelta marchándo trato. Corrí monte arriba seguido de cerca por él, que
se y los otros los vieron partir desde las afueras de la aún no confiaba del todo en mí. Ya en la cima, como el
cueva. día era abrigado, mencioné que una siesta le sentaría
En las cercanías, ojos enemigos los miraron y se de maravilla, a la sombra de los peleusíes (unos arbus
alegraron al ver que se habían dividido. No solo les tos de flores amarillas), mientras yo iba en busca de
interesaba apoderarse de una cueva, porque eran es las perdices bajo el ardiente sol. Tío Raposo no tardó
casas en la zona, sino de una con Fuego dentro, algo nada en dormirse. El bosque estaba seco y abundaban
completamente desconocido para ellos. los cardos y las mazorcas de espinos blancos con los
que los ayu-
cuales llené los dos costales, y puse una que otra pie . 1 q ue se le había o currido un plan
decir e
dra para efectos del peso. Desperté a tío Raposo y le , ns ervar la cue va
. Claro que su plan no te -
dana a c o .
. e spm
ni cos tal s m o s; p ero
entregué los costales amarrados con fuertes nudos; le ac . 0, n con p e rdi c e s e
n ,
1a r e1 1 cómo
advertí que, de otra manera, las aves se escaparían. . re l at ha bía de sp ertado en e lla la id ea de .
rn1 o ,
Nos despedimos y me agradeció la buena idea. d sus enemigos con pic
ard1a y astucia.
deshac er s e e
de, l os gemelos sali er o n de la
Relamiéndose al pensar en la comilona que se da Dos días más tar a
ra. Duma llevaba un
ría, tío Raposo cargó los costales y empezó a bajar eva s ·
i n que nadie lo n ota
cu tar
· que utilizaban para re co lec .
e las
35
34 por el sendero. Desde donde yo me encontraba, lo pequen- a cesta d , vanos
en m e di o de piedras,
hab1a
escuché quejarse por las perdices que lo picoteaban frutos. D entro ,
os, unas pie drecilla
s y, encima,
y arañaban con sus patas. Sin poder contener la risa, carbon es ence ndid
stre s. Mi entras caminaban, ha
me fui libre y feliz, burlándome de todos los raposos uvillas y moras silve
ratando de llamar
la atención .
del mundo2• blaban en voz alta t s
mucho de la cueva cuando tre
No se habían ale jado
dos hombres, le s cor taron el
Volviendo a la historia del Clan-de-Culebra, los intrusos, una mujer y
i se cay eron patas arr
iba del
gemelos Zhud y Duma estaban sentados junt o a la paso. Zhud y Duma cas
eguro de que est o l e s
sucede
cue va, p e nsando, pre ocupados, e n los invasores. Yo susto (aunque no est o y s
graron fingir una tranquili
esp eré a que la no ch e saltara sobre e l día y, despac io a los humanos), p ero lo
sentían.
y con much o cuidado, me introduj e e n la cueva. Una dad que, p or supuest o, no
la muj er, tratan-
v ez dentr o, me acerqué al lugar donde dormían los -¿Habitan cue va? -preguntó
los del Clan-de-Culebra.
niñ os y las niñas para buscar a los g emelos. Prim ero, do de hablar e n el idioma de
enco ntré a Zhud, acur rucada de ntro de las pi eles que Los gemelos asintieron .
enseñarno s cómo
la cobijaban. Acerqué m i ho cico a su oído y le co nté -Quedar con nosotros hasta
.
la historia de las p erdic es y tío Raposo . Mie nt ras lo utilizar Fuego - e xigió la muj er
e za.
hacía, e lla sonreía; al finalizar abrió lo s oj os como Los gemelos negaron c on la cab
o cent eme nte , que
escudillas de pie dra y desper tó a su hermano para Zhud explicó, mirándol os in
se cr et o y, si alguien
' Cuento tradicional de Azuay y Cañar.
solo e llos p o dían cono cer ese
tenía intenciones de hacerles daño, se quemaría p or *****
obra de magia.
La mujer tradujo esto a los hombres y los tres El momento en que Conejo se detuvo para tomar alien
sonrieron socarronamente. to, Mono aprovechó para argumentar que aquel había ha
Entonces, Duma se llevó unas uvillas a la boca. blado má s tiempo, que hasta había contado un cuento, y
También Zhud comió unas moras, que saboreó con pidió permiso para continuar con la historia. Madre Tierra
deleite, y discretamente retiró algunas piedras que se lo concedió mientras colocaba los hilos en un telar.
cubrían los carbones encendidos. La fruta se veía de 37
liciosa en la pequeña canasta. La mujer fue la primera
en introducir la mano, seguida de los hombres.
-¡Ay, ay, ay! -gritaron al quemarse los dedos.
Y, patitas para qué les quiero, escaparon antes de
quemarse enteros.
Al regresar a la cueva, los gemelos aseguraron a
sus padres y al resto de la familia que los intrusos no
los molestarían más porque se habían marchado a
otros lugares y contaron en detalle su aventura. Esto
fue lo que originó los nombres de los gemelos: Zhud,
Protectora-de-familia, y Duma, Cargador-de-fuego. Es
más, de allí en adelante Zhud fue elegido como el se
·gundo nombre de todas las mujeres del clan.
Shig-Sig transmitió los conocimientos aprendi
dos de la abuela Chobshi a su hija Zhud, quien no
solo fue gran curandera, sino que protegió a su gran
familia con habilidad, picardía y astucia.
CAPÍTULO4 Delante iba como guía Nash-Zhud, La-que-sueña
Lo que contó Mono y-protege-a-su-familia, la mujer curandera a la que, en
su último sueño, Madre Shi, la Luna, le había orde
nado trasladar a su aldea hacia aquel cerro. El sueño
fue providencial, puesto que el pequeño poblado de
casas de lodo y carrizo, con techos de paja, fue arra
sado por un terremoto.
Los miembros del Clan-de-Culebra habitaron duran Nash-Zhud era descendiente de una larga línea 39
te muchas temporadas en la cueva de Chobshi, antes de sabias curanderas, encargadas de mediar entre el
de ir a poblar otros lugares, siempre cercanos a las mundo de los humanos y el de los espíritus. Las cu
lagunas, pues nunca olvidaron a Culebra, el espíritu randeras no solo utilizaban su sabiduría para curar
de la vida y la fertilidad, ni a Leonquina, la laguna las enfermedades causadas por espíritus dañinos,
sagrada que, por arte de magia, podía ser varias la sino que guiaban a su gente en todo lo que era consi
gunas a la vez y estar en distintos sitios. derado importante y necesario; en ese caso, un nue
Los años se impulsaron en las ramas del árbol de vo lugar donde habitar.
Tiempo y se alejaron velozmente desde la época en Era una mañana con un cielo azul audaz, lo
la cual Shig-Sig y Chobshi habían descubierto cómo cual de seguro influyó para que Mama Shi, traviesa
utilizar a Fuego, hasta la narración de mi historia, como es, aún colgara del firmamento. Al verla, a la
cuando los humanos ya habían aprendido a cultivar gente no le quedó duda de que era un buen presagio.
a Madre Tierra y permanecían en un solo sitio para Se detuvieron antes de escalar para hacer ofrendas
así cuidar sus sembríos. La cueva de Chobshi quedó de flores y frutas al pequeño cerro, y vieron con ho
como un sitio temporal, donde los cazadores se gua rror cómo Mama Shi empezaba a cubrir a Padre Sol;
recían y guardaban sus armas. entonces se postraron en el suelo y se aseguraron
Al momento de mi relato, la gente del Clan-de de que todos, hasta las niñas y los niños más peque
Culebra se hallaba a punto de subir las laderas de un ños, cerraran los ojos. Les aterraba la idea de pre
pequeño cerro, cubierto por un bosque con árboles senciar una pelea familiar entre aquellos personajes
de flores rojas. celestiales, que podían reaccionar como los huma-
-
nos; es decir, temían que, una vez hechas las paces, Al poco tiempo de vivir en cerro Narrío, Nash
se avergonzaran de su comportamiento y tomaran Zhud volvió a tener un sueño extraño. Soñó con
represalias contra ellos, castigándolos por haber un lugar desconocido lleno de árboles altísimos con
presenciado una vulgar pelea. troncos gruesos y raíces aéreas que se escurrían por
En breve, Padre Sol continuó con su camino de el suelo. Tenían ramas tupidas con lianas colgantes
costumbre y Mama Shi se posó tranquilamente sobre de donde se agarraban mis hermanos monos para
los árboles de flores rojas, como una gran ave gorda saltar de un sitio a otro. También vio pájaros con
40 y plateada. Esto fue para Nash-Zhud la señal de que plumas multicolores que volaban chachareando, me 41
aquellos árboles eran los preferidos por Mama Shi. tiendo un ruido fenomenal y silbando melodías que
Así decidió llamarlos Shi-cañaros, Escogidos-por-Shi, ella jamás había escuchado. En mi opinión, solo ha
y tomó el nombre de cañari, Los-que-habitan-donde bría sido un sueño sin mayor importancia pero, de
los-cañaros, para que lo utilizara su gente. repente, aparecieron mujeres guerreras que lucha
Al cerro lo nombró Shi-Narrío, Altar-de-luna, y ban contra un grupo de invasores. Nash-Zhud vio en
construyeron allí un adoratorio para venerar a Ma su sueño que casi todas caían abatidas por flechas y
dre Luna. Eso fue el comienzo porque, más tarde, lanzas, menos unas jovencitas que pudieron escapar.
los cañaris construyeron altares para Mama Shi en Eran dos y llevaban tocados de plumas de las mis
otros cerros y montañas. Yo lo sé porque los monos mas aves parlanchinas.
conocemos muy bien a la Luna. Todo inició hace Nash-Zhud despertó segura de que aquel sueño
mucho, cuando un mono inquieto subió a una es era una señal para ir en busca de las jóvenes. Con
trella (nadie sabe exactamente cómo lo hizo, pero tó entonces lo que había soñado a dos de sus hijos:
eso no importa) y no pudo volver a bajar. Entonces, a Zukinaula, Escarabajo-de-agua, su hijo mayor, y a
chilló pidiendo ayuda, colgado por la cola. A Mama Guartatanga, Ojos-de-águila, su hijo menor, y les or
Shi le pareció gracioso, lo rescató, lo llevó a vivir denó partir de inmediato. Zukinaula protestó, alu
con ella y esa es la figura que se ve en la superficie dió que solo era un sueño e insistió en que ellos de
lunar. bían ser los únicos humanos habitantes en Madre
Tierra, que de seguro terminaba al otro lado de las -No podernos cruzar por aquí, hermano, las
montañas. Por el contrario, Guartatanga aceptó en aguas están demasiado crecidas y no sabemos nadar
tusiasmado la aventura de conocer nuevos parajes y -dijo Guartatanga a su hermano mayor.
nuevas muchachas. -Si tienes miedo, no lo cruces, pero yo sí lo haré
Los dos hermanos partieron hacia el Este. Cuan -repuso Zukinaula, a quien le gustaba llevar la con-
do llegaron a las estribaciones de las montañas, traria, sin recordar que él había sido quien se negó a
Zukinaula se sorprendió al ver que el mundo no emprender aquel viaje en un principio.
42 terminaba allí. Continuaron descendiendo por una No obstante, Guartatanga lo convenció de buscar 43
cambiante vegetación que cada vez se volvía más un lugar más apropiado. Lo encontraron frente a un
verde y brillante. Les pareció curioso que, mientras pequeño islote que les permitiría descansar y repo
más descendían y se alejaban del Padre Sol, más ca ner sus fuerzas antes de pasar a la otra orilla.
lor sentían y el sudor brotaba de su piel aunque se Apoyándose en sus lanzas, lograron llegar a aquel
detuvieran para descansar. trozo de tierra, donde descansaron. Pero Neblina los
Y empezó a llover. rodeó y les fue imposible distinguir las orillas de un
Es decir, Lluvia vino con todo su entusiasmo (tal lado o del otro.
como a veces lo hace, algo que ya dejó en claro su pri Los días siguientes fueron igual de nublosos duran
ma Neblina), pero esta vez venía de mal humor por te la mañana, y oscuros y lluviosos durante la noche.
que Viento le había jugado alguna broma que no vie Entre Neblina y Lluvia detuvieron a los pobres herma
ne al caso. Lo cierto es que, cuando cayó, lo hizo en nos por un tiempo en el islote sin nada que comer.
chorros gruesos y sin parar durante días y semanas. Mientras tanto, a poca distancia de allí se en
Los ríos se hincharon y empezaron a inundar contraban las dos jovencitas que había visto Nash
lo todo. Los dos hermanos nunca habían visto una Zhud en su sueño. Llevaban tocados de plumas de
tempestad semejante. Zukinaula quiso regresar, guacamaya, arcos en las manos y flechas en sus al
pero, ante la insistencia de Guartatanga, decidieron jabas. Las dos eran hermosas con sus largos cabellos
seguir adelante. negros y brillantes, piel de un tono dorado oscuro,
Así llegaron a orillas de un gran río. rostros finos, frentes anchas cubiertas por un flequi-
llo y ojos color de ala de mariposa nocturna. Eran
guerreras amazonas que al momento huían de los
invasores que se habían apoderado de sus tierras.
La más pequeña se llamaba Chin y la mayor, Chivil,
nombres de distintas clases de orquídeas, las flores
favoritas de las amazonas.
Chin fue la primera en escuchar un sonido extraño
44 y alertó a su hermana mayor. Las dos sacaron sincro
nizadamente sus flechas de las aljabas para colocarlas
sobre las cuerdas de sus arcos; las estiraron y espera
ron. Sus pupilas se volvieron dardos que penetraban
la maleza a su alrededor. Agudizaron los oídos. Chin
olfateó el aire, luego pidió con señas a su hermana que
esperara y ella se metió en la espesura. Caminó despa
cio hacia la orilla del río, cuidando de no dejarse ver.
Las aguas estaban oscuras por el lodo. Árboles arran
cados de raíz y animales muertos flotaban en veloz ca
rrera, mientras el río cantaba su nombre:
-Bulubulu, Bulubulu.
Oculta entre los matorrales, Chin divisó a Guar
tatanga y Zukinaula en el islote.
Regresó donde Chivil y juntas fueron a mirar a
los jóvenes, que se encontraban discutiendo. Ellas
observaron la situación y rieron: nadadoras desde
pequeñas, para ellas cruzar un río era tan fácil como
caminar por un sendero de tierra.
Aburridos, Guartatanga y Zukinaula se quedaron tanga explicó que estuvo sobre un islote en medio de
dormidos. un río torrentoso como jamás había visto otro igual,
Entonces, Chin susurró algo al oído de Chivil y y que Chin y su hermana Chivil lo salvaron, pero que
ella asintió. Recogieron frutos, nueces y raíces co zukinaula se quedó allí. La gente se maravilló con
mestibles. Los envolvieron con cuidado en hojas ellas y sus tocados de plumas. Alguien preguntó si
grandes y los llevaron sobre sus cabezas nadando en eran una especie de aves. Ellas rieron y, traviesas,
dirección al islote. Con mucha cautela, dejaron allí contestaron que sí, que eran guacamayas.
la comida y regresaron a ocultarse de nuevo entre el Guartatanga tomó corno esposas a las dos her 47
follaje de la orilla. manas y, meses más tarde, celebraron el nacimien
Cuando Zukinaula· y Guartatanga despertaron en to doble de trillizos. Chin tuvo tres mujercitas y
contraron un banquete, pero el mayor devoró la comi Chivil, tres varoncitos. Para completar la alegría
da sin compartirla con su hermano menor. Desde su que sentían todos, ese mismo día regresó Zukin
escondite, las muchachas lo observaron disgustadas. aula con unas piedras amarillas y brillantes que
Al día siguiente, también en secreto, volvieron a llevar Padre Sol dejaba caer en los ríos. De esta manera,
más comida y se molestaron porque tampoco Zukinau los cañaris conocieron el oro y el camino para ir y
la la compartió con Guartatanga. Al tercer día, ya no volver de la selva, y así nació la leyenda de las dos
se preocuparon por llevar comida sino que cruzaron el guacamayas.
río, despertaron a Guartatanga y le dijeron que guar
dara silencio porque se marchaban juntos. Al verlas *****
con sus tocados de plumas, Guartatanga les obedeció
sin chistar, porque pensó que eran aves mágicas con Apenas Mono terminó de contar su historia, escu
vertidas en mujeres. Entre las dos lo llevaron flotando charon un fuerte aleteo y Guacamaya se posó delante de
a la orilla por donde había llegado con su hermano y le Madre Tierra. Estaba molesta. Raspó con su pico varias
pidieron que las ayudara a escapar de allí. veces el suelo y se quejó de que la historia de Mono acerca
Cuando llegaron al cerro Narrío, Nash-Zhud sa de la leyenda de las guacamayas del pueblo cañari era,
lió a recibirlos, seg uida de todos los cañaris. Guarta- por demás, simplona.
-Por lo tanto, pido permiso a Madre Tierra para CAPÍTULO 5
contar mi versión de los hechos -añadióJ haciendo una Lo que contó Guacamaya
venia con sus grandes alas.
Madre Tierra aceptó cordialmente, porque dijo que
conocer diferentes puntos de vista era enriquecedor,
igual que utilizar hilos de distintos colores, como en el ta
piz que comenzaba a tejer, donde aparecieron fzguras de
guacamayas con rostros de mujeres. Durante el Diluvio, en la época llamada Uno Pa 49
chakutik, es decir, el Primer-cambio-del-tiempo, Lluvia
cayó en tales cantidades y con tanta fuerza que Ma
dre Tierra se inundó y solo sobrevivieron dos herma
nos: Ataorupagui, el mayor, y Cusicayo, el menor. Se
sintieron tan tristes por haber perdido a su familia
que lloraron desconsoladamente mientras subían
por un cerro mágico para escapar de la inundación.
Este camino se conoce como Wacayñán o Camino
del-llanto. Como el cerro era mágico, crecía al mismo
tiempo que las aguas. Creció tanto que se convirtió
en una montaña a la que los hermanos nombraron
Faysañán o Monte-que-crece.
Cuando finalmente Lluvia se detuvo, Ataorupa
gui y Cusicayo construyeron una choza y fueron de
cacería para buscar comida, pero no encontraron
nada. Esto sucedió durante varios días hasta que
empezaron a debilitarse por el hambre.
Pachakamak los observó preocupado, me llamó no estaba acostumbrada. Mi hermana me miró ate
a su lado, porque yo era su ave favorita, y ordenó rrada y abrió sus alas dispuesta a escapar de aque
que fuera a ayudarlos junto con una de mis herma lla rara situación. Chillé para que no se marchara y,
nas. Después de convencer a mi hermana mayor, de inmediato, ella se volvió igual que yo.
las dos volamos hacia el Faysañán en busca de los Apenas amaneció, los muchachos se marcharon
hermanos. Antes de decidir qué hacer y cómo ayu en busca de alimentos. Pedí entonces, a mi herma
darlos, nos escondimos entre las ramas de un ár- na, ayuda para prepararles comida. Tan pronto como
50 bol de arrayán para mirarlos mientras hablaban del entramos a la choza, nos convertimos totalmente 51
hambre que sentían. En medio de la conversación, en mujeres. Yo me sentí feliz porque mi nuevo as
Cusicayo, el más joven, alzó la mirada y vi sus ojos. pecto me aseguraba la posibilidad de llegar a tener
No puedo describir con exactitud la sensación que el amor de Cusicayo, pero mi hermana se puso de
tuve, pero puedo compararla con la emoción que mal humor. Odiaba haber perdido sus plumas, de las
sentí la primera vez al abrir mis alas y volar. Ese que estaba muy orgullosa, y se quejó de que el sol la
instante deseé con todo mi corazón ser humana' hada sudar, algo nuevo y horrible para ella. Luego,
puesto que me había enamorado perdidamente de al salir de la choza, nos convertimos en aves nueva
él. Mi hermana comprendió lo que me sucedía y se mente. ¡Cuánta desilusión tuve!
burló de mí. Entonces, hice algo que nunca antes A su regreso, Cusicayo y Ataorupagui se sor
había hecho: me puse a llorar. Gotas de agua salada prendieron al ver la comida y la bebida, además de
brotaron de mis ojos y corrieron por mis plumas. no encontrar a nadie que las hubiera preparado.
«Un momento», me dije, «las aves no lloran», y ahí Enseguida, salieron a buscar por los alrededores.
me di cuenta de que tenía rostro de mujer y, donde Yo miraba a mi amado desde el árbol, suspirando
caían mis lágrimas, las plumas desaparecían. Len con tristeza. Sin embargo, al día siguiente, com
tamente empecé a convertirme en una criatura ex probé feliz que, cuando entrábamos a la choza, nos
traña, entre mujer y guacamaya. Me agarré de las volvíamos a convertir en mujeres y al salir, en aves.
ramas con desesperación, con unas manos a las que Así transcurrieron tres días, hasta que Ataorupa-
gui decidió esconderse para descubrir quién traía CAPÍTULO 6
la comida. Cuando nos encontró, trató de atrapar Lo que contó Venado
nos pero logramos escapar, primero corriendo y, ya
afuera, volando. Esto desquició a mi hermana. Se
lamentó de que sus plumas se estaban arruinando
con tanta transformación y resolvió marcharse. Yo
decidí no esperar más y, cuando Cusicayo se que
52 dó escondido, mientras su hermano iba de cacería> Así como dijeron mis compañeros ante
s que yo, debo 53
iendo entre
entré a la choza con toda la intención de dejarme mencionar que Tiempo pasó veloz, corr
vivir en cerro
atrapar. Al verme, él también se enamoró de mí. los árboles. Los cañaris se quedaron a
d fue un
Ataorupagui nunca más regresó y, a pesar de que lo Narrío y sus contornos. La sabia Nash-Zhu
nan-Zhud,
buscamos por ríos y barrancos, no lo encontramos. recuerdo lejano para su tataranieta Gua
Entonces, nos quedamos a vivir allí y tuvimos mu La-que-habla-con-animales.
chos hijos e hijas que poblaron estas tierras. Guanan-Zhud, por herencia, debía ser la nue-
... al
De esta manera, me convertí en la madre del pue va curandera, pero esto presentó un problema
blo cañari y ellos, en mis hijos. principio.
Cuando conocí a Guanan-Zhud, era apenas una
***** mocita revoltosa y retobada que se negaba a acep
tar
su responsabilidad de curandera porque le gustaba
-Las leyendas nacen de realidades -dijo dulce la caza, amaba la aventura y odiaba recolectar plan
mente Madre Tierra mientras acariciaba la cabeza de tas. Guanan-Zhud era la única hija mujer en la fa
Guacamaya. milia y su madre, antes de morir (demasiado joven,
En ese momento, aparecieron, en su tapiz, hermo por cierto), le dejó todos sus conocimientos, pero no
sas conchas de fi.los rojos, y Venado pidió permiso para tuvo tiempo para transmitirle el gusto por la inves
continuar. tigación, la paciencia para descubrir nuevas cosas y
la satisfacción derivada de ello, cualidades de las sa- pidió acompañarla. Yo acepté porque así me alejaba
bias curanderas. de mi dolor.
Al vemos por primera vez, lo hicimos frente a fren- Antes de marcharnos, nos despedimos de mi
te. Ella, con su lanza en alto, y yo, junto a mi pequeña cría, le deseamos un buen viaje a su espíritu y le
cría inmóvil. Días antes se había roto una de sus pa agradecimos porque su cuerpo ayudaría a vivir a
titas y el dolor no la había dejado comer hasta que se otras criaturas del bosque, cumpliendo así el ciclo de
apagó como una luciérnaga al final de su jornada. la vida y la muerte.
54 Guanan-Zhud bajó la lanza y se acercó. Nos mira Al ver que Guanan-Zhud no tenía una dirección 55
mos directamente a los ojos. Los de ella se inunda concreta, sugerí seguir al sol en su trayectoria, pues
ron, algo que les sucede a los humanos cuando son to que acababa de nacer y estaba tierno y amarillo.
sensibles como nosotros los venados. Ella estuvo de acuerdo y, para cuando se tomó ma
Al ver que yo retrocedía, me habló en palabra s duro y anaranjado, nos encontráb_amos bastante le
que entendí: jos de donde habíamos empezado.
-Siento tu pérdida, Madre Venado -dijo, mi Guanan-Zhud hizo una fogata y me enseñó a
rando a mi cría con tristeza. acercarme a Fuego sin temerle. Se recostó con su ca
Luego, me contó acerca de la muerte de su ma beza apoyada en mi lomo y contó sus planes.
dre. Dejé que se abrazara de mi cuello, pusiera su -Escuché a unos viajeros decir que existe un
mejilla húmeda contra mi piel y las dos comparti lago enorme, Madre Venado, tan grande, tan grande
mos la congoja de haber perdido seres queridos. Al que no se ve la otra orilla -dijo entusiasmada, mi
oír que me llamaba madre, restregué mi nariz en rando en su mente esa maravilla.
su frente y le di un beso. Nunca había pensado lle Seguimos caminando siempre hacia el poniente,
gar a querer a una humana, pero desde ese instante sin encontrarnos con nadie, puesto que en aquellas
amé a Guanan-Zhud como a una hija. épocas el mundo no estaba poblado de tantos huma
Nos hicimos amigas y compañeras de viaje, mejor nos como ahora. Descendimos las montañas hasta
dicho, de huida. Sí, Guanan-Zhud decidió escapar en un gran valle en la costa, donde había muchos otros
busca de aventuras para evitar sus obligaciones y me venados. Guanan-Zhud no intentó siquiera cazarlos,
aludiendo a nuestra amistad. Dijo haber perdido el con ella. En un principio, no entendí lo que me decía
gusto por la caza y que se hallaba satisfecha alimen por que la furia no la dejaba hablar bien.
tándose solo con frutos y raíces. -Están obligados a dar a una de sus hijas corno
Atravesábamos un bosque de ceibos, con grandes esp osa del hijo de un jefe de otro poblado -dijo de
ramas torcidas, que tenían el aspecto de estar sem cor rido y en un susurro furioso a través de la pared
brados al revés (es decir, con las raíces para arriba), de caña.
cuando el olor de seres humanos llegó a mis narices. -¿Qué tiene eso que ver contigo? -pregunté,
56 Habría gritado para prevenir a Guanan-Zhud, pero susurrando también por temor a que en cualquier 57
se había adelantado. Entonces vi, horrorizada, que momento me descubrieran.
unos cazadores la atrapaban bajo una red. -Van a reemplazarla conmigo y así podrán cum
Sin querer perderla de vista, los fui siguiendo , plir con su obligación, sin perder a ninguna de sus hi
cuidando de que no advirtieran mi presencia. Afor jas -contestó Guanan-Zhud y continuó mascullando
tunadamente no tenían perros, lo cual me hizo su insultos dirigidos a todos aquellos cazadores, sus re
poner que no habían salido a una cacería típica. Más des, tambores y ocarinas en forma de animales.
tarde vi que tenía razón. Yo dije que me parecía interesante la situa
Llegamos a una aldea con casas construidas sobre ción, porque al fin y al cabo ella había dejado a su
palos y situadas en círculo. Los cazadores anuncia gente en pos de aventuras y allí se presentaba una.
ron a gritos el éxito de su labor. Algunas mujeres se Además, yo la acompañaría; sin embargo, debía
acercaron riendo donde Guanan-Zhud para ayudarla mos asegurarnos de que no acabara como gui
a desenredarse; entre tanto, otras tocaban tambores so de venado. Ella respondió disgustada que su
y ocarinas en forma de animales. Noté que todas te intención siempre fue volver donde su gente después
nían expresiones de alivio en sus rostros, especial de una aventura y no quedarse lejos para siempre,
mente al mirar a sus jóvenes hijas. casada con algún tonto que no podía buscar por sí
Condujeron a Guanan-Zhud a un cuarto de caña solo una esposa.
y trancaron la puerta con un trozo de madera. Me Aunque yo amaba a Guanan-Zhud como a una
acerqué por la parte de atrás para hablar en secreto hija, no la comprendía pero razoné que, a pesar de
hablar el idioma de los animales, ella era solo una Desembarcamos en una playa de arena tan fina
humana y los humanos son incomprensibles. Espe que cosquillearon mis cascos y la gente se rio al ver
ré toda la noche junto a la cabaña sin hacer más co me levantar mis patas para sacudírmela. Algunos
mentarios, confiando en que todo saliera bien. graciosos comentaron que yo danzaba anticipando
Con la primera claridad, las mujeres entraron a las fiestas de matrimonio.
engalanar a Guanan-Zhud. La escuché gritar, pa Al escucharlos, Guanan-Zhud alzó la cabeza con
tear y sacudirse, pero salió envuelta en una tela roja gest o desafiante. La mujer del mazo lo sacudió ame
58 con los cabellos peinados con grasa y adornados con nazante, y ella se mordió los labios para contener la 59
una magnífica corona de flores. Junto a ella iba una ira. «¡Pobre novio!», pensé. Mi muchachita no iba a
mujer; portaba un mazo que amenazó con utilizar aceptar aquella boda dócilmente. Me pregunté qué
si Guanan-Zhud se arrancaba una vez más el florido podíamos hacer. El comentario referente al apetito
adorno. del padre del novio me había puesto nerviosa. Lo
La llevaron al río, donde esperaba una canoa lar único que se me ocurrió fue que huiríamos a la pri
ga y hermosa, construida del tronco de un solo ár mera oportunidad.
bol. Al ver que sus intenciones eran partir con ella, Por la noche, llegamos a un caserío donde nos re
tomé una decisión desesperada para no perderla. Me cibieron con teas encendidas y el ulular de caraco
acerqué mansamente. Se sorprendieron, como me les marinos. De una casa circular salió el cacique, un
había imaginado, discutieron entre ellos y acorda hombre bastante gordo, junto a un jovencito de tez
ron llevarme como obsequio al padre del novio, que, pálida y cabeza alargada, desfigurada a la usanza de
según les escuché decir, tenía gran apetito. aquel pueblo, que lo consideraba como un símbolo
Navegamos río abajo y días más tarde desembo de belleza y nobleza.
camos en una enorme cantidad de agua que se unía La gente con quien íbamos nos entregó ceremo
al firmamento en la distancia. Guanan-Zhud gritó niosamente, mencionando, sin un ápice de vergüen
señalando el horizonte. Antes de obligarla a que se za, que Guanan-Zhud no solo era su hija más hermo
callase, la escuché decir que esa era la laguna que sa, sino la más amada. El cacique tornó de la mano
buscábamos. Habíamos encontrado el mar. a Guanan-Zhud y les entregó a cambio una canasta
llena con conchas de espinas largas en distintos ma facción duró poco, porque resultó que Guanan-Zhud
tices de rojo. Las reconocí enseguida. Eran las mági no era la novia de Ikatá, sino de su hermano mayor,
cas conchas spondylus, que tienen el poder de atraer quie n no se encontraba en ese momento.
a Lluvia, producir buenas cosechas y proteger a los Y eso era un problema.
espíritus en el mundo de los muertos.
Aproveché la distracción del momento para *****
ponerme junto Guanan-Zhud y planear nuestra
60 huida, porque me asustó la mirada golosa que dirigió En este punto del relato, Venado gentilmente cedió la
hacia mí el cacique durante el intercambio de regalos. palabra a Jaguar, mencionando que había participado
Restregué mi cabeza contra Guanan-Zhud para directamente en lo que venia a continuación.
llamar su atención, pero ella tenía los ojos entorna Mientras Jaguar se aclaraba la garganta, Madre Tie
dos y la respiración entrecortada, como si le hubie rra continuó tejiendo su telar y en el tapiz surgieron her
ran pegado un mazazo en la cabeza. Seguí su mirada mosas mazorcas de maíz.
y encontré que estaba prendida de los ojos del hijo
del cacique, que también la miraba con la boca abier
ta. ¡Ah, el amor! El amor vuelve raros a los humanos.
Les quita el sueño, no los deja pensar y a veces ni
hablar. Tal fue el caso de aquel muchacho llamado
Ikatá, que, al ver a Guanan-Zhud, no pudo decir pa
labra, a pesar de tener un discurso preparado para
cumplir con la ceremonia. Yo pensé que tarde o tem
prano diría algo, porque le habían obsequiado una
esposa; pero él continuó abriendo y cerrando la boca
como un pez moribundo.
Me alegré de que así resultaran las cosas, pues
creí que iban a contraer matrimonio; pero mi satis-
CAPÍTULO 7 cumplir con la promesa de boda dada a su hermano,
Lo que contó Jaguar algo que a él le dolía mucho porque se había enamo
rado de ella. Me di cuenta de que iba a dejarla pasar
sin decir nada y decidí intervenir.
Lancé un rugido tremendo.
Venado saltó dos metros, pero se tranquilizó
cuando le dije que no temiera. Ella (la joven) buscó
Yo era el animal que protegía a Ikatá, un aprendiz de algo con qué defenderse. Ese momento empujé con
chamán. Un aprendiz fallido, porque no le interesa mi cabeza a Ikatá, para obligarlo a salir de su escon
ba para nada estudiar ni aprender como sus abuelas dite y que se dejara ver.
y abuelos sino que soñaba con viajar y tener aventu Los dos se miraron sorprendidos, luego desvia
ras. El muchacho me agradaba mucho, debido a que ron las miradas y otra vez se miraron. Después,
yo también compartía su gusto por conocer nuevos ella pretendió verse las uñas de la mano derecha (a
lugares. pesar de la oscuridad) y él, los dedos gordos de los
Esa noche, después de la ceremonia de entrega de pies.
la novia para su hermano mayor, quien ni siquiera -¿Hacia dónde van? -pregunté, gruñendo con
se había molestado en asistir y había preferido ir de suavidad para romper el hielo.
cacería, Ikatá no pudo dormir y salió al monte a pen Guanan-Zhud alzó la cabeza y me contestó en
sar. Allí estábamos en la oscuridad, ocultos entre la idioma jaguar que no me metiera donde no me im
caña, cuando sentimos unos pasos leves. Vi con sor portaba; que se marchaban de allí y punto.
presa que era Guanan-Zhud, que venía por el sende «Vaya, vaya», pensé yo. Me gustó tanto la idea de
ro acompañada de Venado. que mi protegido y futuro chamán llegara a ser el es
No fue difícil imaginar que estaban escapando. poso de aquella muchacha tan inteligente que olvi
Ikatá también lo adivinó y sentí su indecisión dé decir que el hablar mi lengua, igual que Ikatá, era
entre dejarla marchar o exigir que se quedara para otra de sus cualidades.
-En realidad, lo pregunto porque queremos
ayudar, ¿verdad, Ikatá? -inquirí, dando otro empu
joncito a mi muchacho para aproximarlo más a ella.
El pobre solo pudo repetir algo que sonó como el
zumbido de un moscardón y sentí sus manos sudo
rosas cuando las apoyó en mi cabeza.
-No podrás ir muy lejos porque te perseguirán,
te agarrarán y castigarán -insistí para ver si logra 65
\
ba establecer una conversación, pues sospechaba que
ella continuaría su camino de un momento a otro.
-Sí, eso es verdad-dijo Ikatá, recuperando mi
lagrosamente su voz.
-Pero si me quedo, seré la esposa de tu herma
no. ¿Acaso eso no te importa?-preguntó ella de so
petón, como cuando se dispara una flecha.
«Uyuyuy, esto se pone romántico», me dije y su
surré a Ikatá que dijera que sí le importaba.
-Sí me importa -repuso él con voz tembloro
sa-. Es decir, no me importa; quiero decir, no me
importa que te vayas, pero sí me importa verte ca
sada con mi hermano porque sí me importa que te
quedes pero no casada con él, entonces sería mejor
que te fueras.
-¡Grandioso! -comenté entre dientes, acostán
dome en el suelo y tapándome los ojos con mis patas
delanteras.
Estaba clarísimo lo que había dicho Ikatá; perfec franca... y ¡qué curiosa! Al poco tiempo de sentarse
tamente comprensible. Con eso, Guanan-Zhud dio en el piso, empezó a preguntarme por qué los árbo
media vuelta y se alejó furiosa. les de ceibo tenían ese aspecto tan raro que daba la
-No la dejes ir-gruñí a Ikatá, que por fin re ac imp resión de que estaban sembrados al revés.
cionó, dio dos zancadas y la tomó por un brazo. -No es solo una impresión, sino que están al re
-Espera, no te vayas -pidió Ikatá. vés -contesté, fascinado de poder demostrar mis
Mientras tanto, Venado comprendió lo que suce� conocimientos.
66 día y me guiñó un ojo. y de seguido le conté la historia del árbol de ceibo
-Tengo una idea -dijo Venado a Ikatá-. Ven v anidoso:
con nosotros. Así conocerás a los cañaris, gente ma
ravillosa, podrías quedarte a vivir allí y quizás em Apenas Pachakamak terminó de crear a todos los
pezar una familia ... seres vivientes, pidió que se acercaran para conocer
Al escuchar la palabra familia, los dos retrocedie se entre ellos. Así empezó un desfile donde partici
ron confundidos, pero Guanan-Zhud fue la primera paron los animales, los árboles, las plantas, las mon
en reaccionar y lo tomó de la mano. tañas, los ríos ... todos, menos los humanos, porque
-Es verdad, ven con nosotros. Tú me gustas y todavía no existían.
siento que yo también te gusto, ¿verdad? Cada quien se presentaba por turno con su nom
Él aceptó que ella le gustaba y se pusieron de bre, decía dónde habitaba y qué hacía o producía, lo
acuerdo en que, en ese mismo instante, iría a buscar que se menciona al presentarse delante de un públi
sus cosas. co al que uno no conoce.
Venado, Guanan-Zhud y yo nos quedamos espe Cuando fue el turno de Ceiba, se plantó delante
rando. Me sentía muy contento con la idea de irnos de todos y movió armoniosamente sus ramas cu
de viaje y por haber encontrado a una humana que biertas por abundantes hojas. En realidad eran unas
no decía mentiritas: «Ay, ac�mpáñame porque me da ramas suaves y delicadas que brotaban ondulantes
miedo el camino», o cosas así. No. Ella era decidida y del tronco y caían como una cascada de hojas en
los tonos de verdes brillantes, cubiertos por gajos de lo s árboles, que es más fácil porque está formado
de flores rosadas y lilas. Su aspecto era tan hermo de pocas sílabas y movimientos temblorosos.
so que todos aplaudieron. Esto fue su perdición. La Ikatá se acercó. Los tres conversaron largo tiem
vanidad se le subió a la cabeza; es decir, a la copa y, po. Junto con Venado, me aproximé para saber de
sin pensarlo dos veces, Ceibo se presentó como el qué hablaban. En ese momento, Ikatá abrió su equi
ser más hermoso creado por Pachakamak. paje y enseñó una mazorca de maíz.
Entonces, Pachakamak montó en cólera, de un Se notaba molesto con Guanan-Zhud.
68 porrazo lo puso al revés con las raíces para afuera y -Te lo digo, este es el mismo maíz que puedes 69
así quedó Ceibo para siempre. ver desde aquí y que Ceibo te aconseja llevar a tu
pueblo en las montañas -explicó Ikatá.
Al escuchar esta historia, Guanan-Zhud se sintió -No te creo -replicó Guanan-Zhud con
impaciente por volver a ver a los ceibos que había en terquedad.
contrado en el camino. Dijo sentirse triste por ellos Ah, sí, olvidé contar que Guanan-Zhud también
y que le gustaría consolarlos. era porfiada.
No tuvimos que esperar mucho para partir, por Desde allí se veía el valle cubierto completamente
que Ikatá regresó enseguida, llevando sus cosas con maíz. Era un espectáculo maravilloso ver todas
amarradas en una tela de algodón a rayas. aquellas plantas sembradas en filas, cargadas de ma
Emprendimos la marcha por un camino conocido zorcas como soldados verdes con penachos volando al
por mí y así llegamos mucho más rápido a las colinas viento. Guanan-Zhud conocía el maíz pero a modo de
de los ceibos. una espiga delgada con pequeñas semillas, y no corno
Guanan-Zhud corrió hacia el árbol más grande y lo una mazorca de ocho hileras de granos grandes.
abrazó. Ceibo dejó caer algunas de sus semillas llenas Ceibo intervino con voz apagada, por hallarse al
de delicada lana sobre ella, antes de ponerse a conver revés, por supuesto. Dijo estar seguro de que el maíz
sar. Yo no me sorprendí. Si podía hablar en jaguar y cargado por Ikatá en su morral era el mismo que cre
en venado, era lógico que pudiera hacerlo en el idioma cía en el valle.
-Mi pueblo desarrolló este maíz -dijo con or que regalé a Ikatá para que lo llevara colgado al cue
gullo Ikatá-. Por lo visto, el tuyo aún no lo ha lo llo como símbolo de su nuevo rango.
grado -añadió con cierta ironía. Ikatá y Guanan-Zhud se casaron y tuvieron va
Guanan-Zhud lo ignoró. Agradeció a Ceibo la in rios hijos e hijas. Una de ellas tallaba las piedras de
formación y propuso que continuáramos el camino. maravilla...
Antes de marcharse, abrazó otra vez al árbol, agra
decida por haberle hablado del nuevo maíz. *****
70 -No te preocupes por nosotros -pidió Ceibo-. 71
Nos hemos acostumbrado a vivir así y ahora hasta lo Al llegar a este momento, Jaguar calló para permitir
encontramos divertido. que otros hablaran, lo que aprovechó Perro para pedir la
El viaje de regreso al hogar de Guanan-Zhud palabra. Madre Tierra asintió gustosa y, en el tapiz que
transcurrió sin novedades. Los días se sucediero n tejía, se dibujó una estatuilla de concha junto a cuatro
agazapados, la noche cazando al día y el día cazan estrellas. Era la constelación de la Cruz del Sur.
do a la tarde, hasta que arribamos. La llegada nues
tra causó una enorme alegría a los cañaris , quienes
aprendieron a cultivar aquel maíz de la costa con la
ayuda de Ikatá. Se maravillaron de las conchas spon
dylus que también había llevado mi muchacho. Ikatá
se convirtió con los años en un chamán respetado
por todos. Guanan-Zhud aceptó su misión, heredada
de todas sus antepasadas sabias , y fue una excelente
curandera, y a mí me aceptaron como un ser mágico,
protector de su pueblo.
Como los espíritus no envejecen, pretendí enve
jecer un poco, lo suficiente para perder un colmillo
CAPÍTULO 8 rnascotas nos entretuvieran e hicieran compañía;
Lo que contó Perro no, señor, éramos trabajadores conscientes de nues
tra importancia y responsabilidades puesto que,
sin nuestra ayuda, los humanos no habrían inicia
do las civilizaciones. Nosotros hicimos posible que
se establecieran construyendo pueblos (más tarde
convertidos en ciudades) de donde salían a cazar,
72 Yo era un cachorrito que apenas había abierto los en vez de continuar siendo nómadas y viajar sin 73
ojos cuando el humano de mi madre (por cierto, la descanso .
mejor perra cazadora de todo el cerro Narrío y des En mi caso particular, yo debía ser parte de los
cendiente de un famoso antepasado llamado Gua) diez perros cazadores de la familia, pero, al descu
la llevó a la selva porque era la temporada de cazar brir que corría solo en tres patas, porque tengo una
guantas. más corta que las otras, pasé a trabajar de guardián.
Al ausentarse mi madre por obligaciones profe Este trabajo requería mucha valentía, lo cual ten
sionales, pronto fui enviado a un nuevo hogar don go de sobra, y lo realizaba mientras acompañaba a
de Noran-Zhud, Manos-que-crean o Artista, quien se Noran-Zhud cuando labraba la tierra. En esos tiem
convirtió en mi humana y llegó a descubrir la habili pos, las mujeres cultivaban la tierra y los hombres
dad para tallar en piedra, gracias a mí. eran alfareros y cazadores. Por cierto, la cerámica
Acepté que Noran-Zhud me llamara Llag, por mi de Cerro Narrio, como la conocieron después, fue
color amarillento, y al escuchar ese nombre sabía que excepcionalmente delicada, en color crema oscuro
me buscaba. Ella era tan inteligente que solo le faltaba o pálido, con una calidad tan frágil que recordaba
ladrar pero, a pesar de sus limitaciones humanas, nos la cáscara de huevo. Los cañaris eran tan hábiles
entendíamos muy bien, lo cual nos hizo inseparables. alfareros que alisaban y bruñían el barro con guija
En aquel tiempo, todos los perros éramos profe rros, huesos y plantas; además tallaban ocarinas en
sionales y no esperábamos que nuestros humanos piedra y hueso. No solo tallaban cosas por afición
al arte, también sabían matemáticas. Inventaron -Tengo frío y me duele mucho el estómago
tablas contadoras llamadas taptanas, unas piedras -se quejó.
planas con dibujos de líneas verticales y horizonta Noran-Zhud, la elegida para ser la futura cu
les que formaban diez cuadrados, donde colocaba n ra ndera, fue a buscar una mata de shadan para
piedritas para poder contar. hacer una infusión de flores azules, que le dio a
Un día, en época de cosecha, cuando nos senta beber a su hermanita.
mos a descansar, Noran-Zhud lanzó una piedra para Pasaron dos días y la niña no mejoraba. El dolor de
74 que yo se la trajera; es un juego que a los humanos les estómago fue en aumento y no podía doblar su pierna 75
encanta y, por eso, los perros los complacemos. La ter derecha sin sentir agudas punzadas en su barriguita.
cera vez que la traje, empezó a tallarla con un cuchillo Yo me preocupé mucho porque algo en mi co
de piedra mientras me miraba; luego, sorprendida y razón perruno decía que las cosas no iban bien, y
orgullosa de su recién descubierta habilidad, me en para colmo, escuché decir a su mamá, cuando hacía
señó el resultado. Era la figura de un perro. las pociones curativas, que nada parecía alejar al
-Mira, Llag, eres tú. espíritu maléfico que tenía enferma a su pequeña
Y yo le agradecí con mi ladrido más alegre. hija.
Ese momento se acercó donde nosotros su her Esa noche, sin poder dormir, salí de nuestra
mana menor, Nur-Zhud, Ojos-que-brillan, quien choza y me senté bajo la luz de las estrellas.
también admiró la figurilla tallada, pero se quejó d e Los perros y las estrellas nos entendemos muy
sentirse enferma. E n realidad se veía pálida y ojero bien y con Madre Luna mejor aún, porque le gusta
sa; sus ojos normalmente brillantes luóan opacos y nuestro canto, que, por cierto, los humanos llaman
tristes. En sus manos traía una tórtola que había en injustamente aullido.
contrado con el ala rota. Empecé a cantar en una nota sostenida, mirando
Cuando la noche llegó, rastreando el final del día, a la estrella del atardecer, que ya había caminado me
Nur-Zhud empeoró. Acostada en su estera, tembla dia bóveda celeste. Cuando había cantado tres estro
ba y ardía al mismo tiempo, debajo de las mantas de fas, su luz golpeó mi cabeza, continuó por mi lomo
lana de alpaca, junto a la pequeña tórtola. y patas, y saltó de mi cola hacia la hierba buscando
algo. Volteé y me encontré con la pequeña Nur-Zh ud -Sí -respondió con toda seriedad Noran-Zhud.
y su inseparable tórtola, que, a pesar de haber mejo -¿Todos venimos de las estrellas?
rado de su ala, se había quedado con la niña. -No, solo tú -aseguró Noran-Zhud.
Con un ladrido, le ordené regresar adentro por -Pero estará oscuro el camino y no quiero ir
que era una de esas noches frías de las montañas. sola -se lamentó la niña, arrimando su cabeza en
Ella no me hizo caso, me mandó a callar. Desgracia el hom bro de Noran-Zhud, quien volvió a lucir la
damente, los humanos a veces no obedecen a sus pe misma expresión de determinación que antes.
rros ni aun cuando es por su propio bien. Agotado por la ansiedad, debo haberme queda 77
Ese momento, Noran-Zhud vino en busca de su do dormido porque no recuerdo que esto sucediera,
hermanita. Había sentido que salía y traía una co pero así fue como Noran-Zhud lo contó a su mamá al
bija para cu�rirla. Ladré con más insistencia mis ór d ía siguiente.
denes para que volvieran a dormir, pero la pequeña Dijo que las estrellas bajaron a verlas, a ella y a su
porfió en que se sentaran a mirar las estrellas. hermanita, que luego las ataron con hilos luminosos
-Tengo miedo de irme al mundo de los espíri y las subieron al firmamento. Una vez arriba, la es
tus -escuché decir a Nur-Zhud, cobijada junto a su trella más grande reclamó que estaban impacientes
hermana. de que Nur-Zhud fuera a reunírseles para que, con
Noran-Zhud apretó sus labios, miró el firmamen sus ojos tan brillantes, las ayudara a iluminar el cie
to y supe, por la expresión reflejada en s u rostro, que lo; además, pidieron que se asegurara de llevar a su
algo planeaba; los perros conocemos a los humanos tórtola para tenerla como mensajera.
mejor de lo que ellos mismos se conocen. Que yo no me haya despertado durante todo este
-No temas porque, si eso ocurre, entonces re episodio es para mí todavía un misterio, pero así lo
gresarás al lugar de donde viniste -dijo Noran contó Noran-Zhud y, aunque ladré y ladré pregun
Zhud, señalando el firmamento. tando más detalles, ella me mandó a callar irritada,
-¿De las estrellas? ¿Vengo de las estrellas? sin razón alguna.
-preguntó interesada Nur-Zhud, con los ojos otra -¿Estás segura de lo que dijo la estrella? -pre
vez brillantes. guntó Guanan-Zhud al término de la historia.
-Sí, madre -contestó Noran-Zhud con voz firme, pasado llamaron shinzhizhi y luego chakana, la mis
Guanan-Zhud limpió sus lágrimas, consolándose ma que ahora se conoce como Cruz del Sur, son los
al pensar que podría ver los ojos de su hijita en las ojitos de las dos hermanas y la pequeña estrellita
noches estrelladas. que aparece entre las cuatro es la tórtola mensajera
Durante los siguientes días, mientras su her que las acompaña.
mana empeoraba, Noran-Zhud talló en una mágica Los espíritus viajan de ida y vuelta; la vida con
concha spondylus l a figura de una criatura envuelta tinúa, la muerte se convierte en vida y quienes han
en una cobija terminada en punta, con la cabeza y vivido dejan su huella para que los puedan recordar. 79
manos al descubierto. La imagen, que representaba
a Nur-Zhud, la acompañaría y protegería en el viaje *****
al más allá que estaba a punto de realizar. Hizo la
cabeza grande a propósito, para que allí guardara to Al llegar al final de su parte de la historia, Perro can
dos sus recuerdos, y los ojos, redondos y muy abier tó una canción traducida del idioma perruno:
tos, para que no se perdiera en el misterioso camino.
Cuando Nur-Zhud vio la figurilla, la sostuvo con Guauuu, guauuu, vienen en el aire,
tra su pecho y esperó tranquila el momento de em llegan en la luz de las estrellas.
prender el viaje hacia las estrellas. Escucho en los senderos sus pasos,
Fue así como nació la costumbre de los cañaris guauuu, guauuu, reconozco su voz en su cantar.
del pasado de llevar una figura de urkuyaya (nombre Son los cañaris, son los cañaris.
con el que ahora se conoce) como compañera en el
misterioso viaje al más allá. Perro se sentó y levantó una patita para que Madre
Mucho después, cuando llegó la hora de que No Tierra se la estrechara. Entonces, Tórtola pidió conti
ran-Zhud también partiera del mundo de los vivos, nuar y en el mágico tapiz aparecieron cerros y montañas.
se reunió con Nur-Zhud en el firmamento. Desde
aquel entonces, la constelación que los cañaris del
CAPÍTULO 9 dividido en varios bandos que peleaban y discutían
Lo que contó Tórtola entre sí.
Continué mi camino y fui a la casa de las muje
res, pero ellas tampoco notaron mi presencia por
estar discutiendo qué terrenos debía cultivar cada
familia, en vez de hacerlo en conjunto, como había
sido su costumbre hasta aquel momento.
80 Tiempo voló con sus poderosas alas desde aquel día en Volé hacia la casa de los hombres. Perdí la espe
que Noran-Zhud creó la primera urkuyaya para su her ra nza de que me hicieran caso al verlos ocupados
manita Nur-Zhud, y los ojos de ambas se convirtieran preparando lanzas y boleadoras.
en estrellas de la Cruz del Sur. Yo soy Kuyvive, Tórtola Molesta, me fui al río para beber un poco de agua
mensajera, la avecilla que anuncia a los cañaris la llega antes de marcharme. Allí vi a una niña que me re
da de la temporada de siembra, la misma a quien Nur cordó a Noran-Zhud, lanzando piedras al agua. Ella
Zhud curó un ala rota y subió con ella a las estrellas. me saludó con la mano y yo me posé sobre la rama
Los cañaris, siempre observadores, notaron que más baja de un árbol de cañaro, deseando que se
esta constelación servía para el conteo de los ciclos acercara. Y así lo hizo.
de cultivo según su posición en el firmamento. La Se presentó como Lalti-Zhud, Trepadora-de-ce
primera vez que visité a los cañaris fue a principios rros. Me dio una sonrisa que habría podido derretir
de un septiembre lejano, revoloteando sobre los la escarcha del amanecer y argumentó que era nie
campos y las chozas, silbando alegre porque me sen ta de la curandera, lo que explicaba su parecido con
tía contenta. Me detuve en la vivienda del chamán Noran-Zhud, puesto que era su descendiente.
Bakinawla, lancé mis notas más sonoras y lo apre -Nadie está de acuerdo con nadie -añadió con
mié para organizar la siembra. amargura a mi comentario sobre el malestar de la
Pero Bakinawla no me prestó atención porque es gente.
taba abrumado con problemas: el poblado se hallaba Cuando quise despedirme se puso triste.
-Si tuviera alas como tú, escaparía volando con
tig o a lo más alto de los cerros, porque estoy harta y
no quiero pelear en ninguna guerra.
Me sentí afligida porque no podía enseñarle a vo
lar con esos brazos tiesos y sin plumas que tienen
los humanos. Entonces se me ocurrió una idea.
-Escucha, Lalti-Zhud-dije, posándome en su
hombro-. Tú sabes trepar cerros. Por eso te lla- 83
mas así, ¿verdad? Si quieres huir de la guerra, lo
puedes hacer, a pesar de no tener alas.
Ella era muy lista y comprendió de inmediato a lo
que me refería, así que huimos a las laderas de otro
cerro cercano.
Yo iba dentro de su camisa. Neblina, que de segu
ro recuerda aquel suceso, nos cubrió parte del cami
no pero, a pesar de su buena voluntad para ayudar
nos, fue la culpable de que nos perdiéramos.
De pronto, una gran tela amarilla ondeó delante
de nosotras.
-Juish, juish, juish. -La tela dio volteretas a
nuestro alrededor sin dejarnos pasar-. Juish, juish.
Lalti-Zhud se cubrió el rostro con un brazo mien
tras la tela nos envolvía. Yo también cerré los ojos.
¿Quién ha dicho que las aves, aunque somos valien
tes, no podemos sentir miedo?
-Abre los ojos -ordenó una voz, agarrando a
había vientos huracanados, llovizna y todo -aña
Lalti-Zhud por su larga trenza. dió la muchacha, sorprendida.
Era una mujer altísima, vestida con una pollera -No puedo negar que a veces nos peleamos
amarilla tan primorosa que por un instante pensé -aceptó Mama Quillahuaca-. Peleamos, hace-
que las flores del bordado eran verdaderas.
mos una pukara, que es una pelea ritual, pero des
-¿No me preguntas quién soy? -interrogó pués viene la reconciliación; no nos exterminamos,
burlona. allí está la diferencia. Además, hay otra cosa que
-Está bien, ¿quién eres? -preguntó Lalti-Zhud, deseo pedirte. Tuve un malentendido con mi novio 85
molesta por la manera en que la aparición le había y... bueno, quisiera que fueras a decirle que lo sien
sujetado del cabello. to mucho.
-Soy Mama Quillahuaca, el espíritu de esta -Primero, no se puede formar un poblado sin
montaña. gente y yo estoy huyendo de mi gente. Segundo, no
-¿Qué deseas de mí? -volvió a preguntar Lal- veo la manera de encontrar a tu novio, a quien no
ti-Zhud sin ningún temor, aunque yo le advertí que conozco -razonó Lalti-Zhud, intentando controlar
con los espíritus se debía andar con cuidado. su impaciencia.
-Me gustaría que formaras un nuevo pobla Mama Quillahuaca se puso furiosa y la llamó:
do. Una comunidad cañari en mis laderas -pidió -Niña respondona.
Mama Quillahuaca. Allí tuve que intervenir con amabilidad y
-¡Yo! Pero si soy una niña. No soy un chamán y prudencia.
aún estoy aprendiendo para algún día llegar a ser cu -Por favor, no te enojes con esta niña, Mama
randera -aclaró Lalti-Zhud. Quillahuaca. Todavía no tiene buenos modales para
-Pues eres lo suficientemente sabía para que no hablar con las montañas y los cerros, pero te asegu
te guste la guerra -insistió ella. ro que los aprenderá.
-Pero yo pensé que los cerros y las montañas se Al ver que se levantaba un temporal, supe que
peleaban entre ustedes, y esa era la razón por la cual Mama Quillahuaca estaba enojada, pero Lalti-Zhud
pidió disculpas y se ofreció a ayudarla en todo lo que Est ando así las cosas, Lalti-Zhud prefirió no re
pudiera. fer irse al deseo de Mama Quillahuaca de formar un
Mama Quillahuaca le entregó un par de oshotas nuevo poblado.
unas sandalias de cuero de venado, para que se las Justo ese momento escuchamos un retumbar
calzara. que me recordó a un alud de tierra y apareció una
Sin atreverse a protestar, Lalti-Zhud hizo lo que mujer con perfil de piedra gris y ojos de cuarzo. Era
le pedía. Yo me introduje dentro de su camisa, por Mama Zhinzhona.
86 que ya me había acostumbrado a hacerlo. Cerro Narrío la saludó amablemente cuando Tai
-Ahora patea contra el suelo -pidió el espíritu. ta Buerán, el marido de Mama Zhinzhona, aterrizó
Lalti-Zhud lo hizo encantada y, para su asombro, al lado de la pareja. Era una mole formada por ro
dio un salto tan gigantesco que nos llevó al cerro de cas puntiagudas y sostenía un mazo en la mano, que
enfrente. blandía amenazador.
Un joven de roca nos esperaba con las manos en -¡Cómo se atreven a encontrarse a mis espal
la cintura. Se presentó con un vozarrón diez veces das! -tronó.
más grande que su tamaño y dijo ser Taita Narrío, el Mama Zhinzhona trató de apaciguarlo expli
espíritu del cerro. cando que solo pasaba por allí, cuando de repen
Preguntó a qué habíamos ido y, cuando Lalti te intervinieron Taita Chabar, un hombre mayor
Zhud quiso contestar, Taita Narrío la interrumpió. con barba de cal, y Taita Juidan, quien llevaba
-Pensándolo bien, no tengo que preguntárte sus cabellos de ramas agarrados en una trenza a
lo porque sé quién te ha dado estas oshotas. Mama la espalda.
Quillahuaca está tratando de hacer las paces con Para completar el desconcierto, llegó la misma
migo y te envía de mensajera, ¿verdad? Estoy can Mama Quillahuaca, acompañada de una hermo
sado de sus celos porque los cañaris viven con sa mujer formada por delicados musgos de colores,
migo. Ya puedes regresar y decirle que aún estoy Mama Zhizhu, que se presentó como la hermana de
disgustado y no quiero saber nada de ella. Mama Zhinzhona.
Todos eran espíritus de las montañas y, apenas -Yo puedo buscar gente que quiera formar una
comenzaron a discutir, quedó claro que estaban ce nueva comunidad -sonrió Lalti-Zhud, mirando con
losos de Cerro Narrío, pues también ellos querían picardía a Mama Quillahuaca.
tener humanos en su entorno que les rindieran ho -Ajá. Una nueva comunidad -recalcó Taita
menajes y les ofrendaran frutas y flores. Buerán-. ¿Y las otras?
Así nos quedamos sin saber qué hacer o qué de Allí intervine yo.
cir, porque todos empezaron a gritarse. -Pediré a mis hermanas tórtolas, las kuyvíve,
88 -¡Un momento! ¿Han pensado en la posibilidad de guiar a los cañaris hacia otros lugares donde tam
que cada uno de ustedes tenga una comunidad? bién la siembra sea buena y puedan habitarlos.
«¡Qué magnífica pregunta!», pensé al escuchar a -¡Esa es justamente la idea! -exclamó Lalti
Lalti-Zhud. Zhud hablando con entusiasmo-. De esa manera
Los cerros callaron mientras pensaban. Y es que a nadie se peleará, cada grupo tendrá su propio terri
las moles de piedra les toma un buen tiempo hacerlo. torio y se acabarán las guerras.
-Siempre me pareció una buena idea -insistió Yo suspiré al escucharla, porque todos sabemos
Mama Quillahuaca. que los humanos nunca han podido terminar con las
-A mí me gusta -estuvo de acuerdo Mama peleas, pero, en ese momento del tiempo y de la his
Zhizhu. toria, la suya fue una buena solución que, además,
-Entonces, pongámosla en práctica -sugirió alegró a todos los cerros y montañas.
Taita Chabar. Al regresar al poblado de Lalti-Zhud, los bandos
Taita Juidan, Taita Buerán y Mama Zhinzhona estaban fuertemente armados y a punto de empezar
también estuvieron de acuerdo. a pelearse, pero Lalti-Zhud habló con su abuela, la
-Está bien, pero ¿cómo lo van a lograr? A mí curandera, quien a la vez habló con el chamán Ba
me buscaron los cañaris durante muuucho tiempo kinawla. Al mismo tiempo llegaron las otras kuyvive
-se jactó Cerro Narrío. y, con su canto, alegraron los corazones de la gente
Se hizo otro silencio cargado de rocas que resba y les hicieron sentir deseos de labrar la tierra en vez
laban y arena revuelta. de enfrentarse. Así fue como los cañaris salieron a
poblar muchos otros lugares que se extendieron des CAPÍTULO 10
de las altas montañas hasta las onduladas tierras de Lo que contó Cuy
la costa y la frondosa selva.
Cuando Lalti-Zhud creció, se casó con un joven lla
mado Dumanaula, Canta-hermoso, y fundaron la comu
nidad de Quillauac, en homenaje a Mama Quillahuaca.
.
r-
z d e Madre Tierra su
ton.a. Esta vez . en e l magz co
_P tapi
os llenos d e agua
y ollas de cerámica con
giero n cá n tar
círculos blancos.
ma que llevab a colgado tienen a lgo en común c on nosotros, así se les haría
el pendiente de ro stro de pu
de la orej a-. fácil unirse a nuestro reino -dij o M am a Ukllu c on
abía m o vido debaj o
al cuello y qu e se h
sabiduría .
M e asust aste.
nversando conmigo: -¿Qué s ugieres? -preguntó Tupak-Yupanki,
No respon dí y él continuó co
e jamá s admitirí a de rascándos e l a o re j a derech a, que se mo vió c omo
que temía a los cañar is (algo qu
n grandes guerreros y moline te.
lant e de los demás) porque era
estab an agrupados
en Mama Ukllu se quedó pensando.
que pensab a que, aunque no
fácil. Que era impor -Por lo que me h as contado, l os cañaris veneran
un reino, no sería una victoria
er el m onopolio de las a las lagunas y las montañas; ade más, ti enen una hi s
tant e conqui st arlos para obten
no solo traían lluvia toria de dos he rmanos. Ordena a tus emisarios que
mágic as conchas spondylus, que
der en el mundo del digan que noso tros también salimos de un a l aguna.
y fe rtilidad, sino que d ab an po
más allá. De esta manera, los ink
as conquistarían este Mama Ukllu aconsejó cambiar l a hist oria de lo s
tenerlos y formarían herman os Ayar, para que dij era que habían surgido
mundo y el ot ro; n adie podría de
e que jamás había existido. del l ago Titic ac a; que eran solo dos, un h erman o y
el imperi o má s gran d
e la t arde y oscu una he rman a , M anku Kapak y M ama Ukllu, p ara
La noche lanzó un zarpazo sobr
reci ó rápidam ente.
El ejército se detuvo para pasar tener igual número de herman os que l a le yen da de
ant aron una c arp a
c on mantas los cañ aris, y p orque le gustab a la idea de utilizar el
en aquel par aje . L e v
osa. Yo los mismo n ombre de su famosa ant epasad a.
ara el Inka y s u esp
de l an a de vicuñ a p
Tupak-Yupanki podía ser muy feroz en público qué no convencerlos de que, teniendo todo esto en
pero con su nueva mujercita, quien además esperaba común, deben unirse a nosotros?
su primer bebé, se comportaba como un pichoncito Otra vez Tupak-Yupanki aceptó las ideas de su es
de tórtola, así que aceptó la idea encantado. posa y envió a sus emisarios a reunirse con algunos
Sin embargo, los cañaris no se sintieron identi caciques liderados por Duma. Entre los emisarios
ficados con los inkas, a pesar de las historias de her del Inka estaba el jefe Apu Puma, a quien acompañé
manos y lagunas, y continuaron dándoles guerra. por sentirme identificado con él.
118 En especial un cacique llamado Duma, justamente Fue la primera vez que vi a los cañaris y me im- 119
descendiente de aquel Duma, hijo de Shig-Sig y Duy, presionaron la gallardía de los hombres y la hermo-
el muchacho valiente que miles de años atrás, junto sura de las mujeres, de cabellos largos y sueltos; los
con su hermana Zhud, había participado de un plan hombres traían el cabello muy largo: les daba varias
que los libró de quienes intentaron apoderarse de su vueltas sobre la cabeza y estaba sujeto con un delga-
cueva. do aro de madera.
La noche siguiente, dentro de la tienda de cam Usaban ropa de lana y algodón, adornada con
paña, Tupak-Yupanki volvió a mencionar a los caña sartas de pequeñas cuentas de plata cocidas a las te
ris y el dolor de cabeza que le producían. En realidad las. Los hombres vestían túnicas cortas sin mangas
no era enteramente a causa de ellos, sino por culpa que les llegaban hasta sus rodillas, y se cubrían con
de una muela con una caries muy grande donde ha mantas amarradas al cuello. Las mujeres envolvían
bría podido guardar un wankar, el temible tambor de una tela larga alrededor de su cintura; dejaban la tú
guerra. nica por dentro a manera de blusa y se cobijaban con
-Sé que los cañaris también adoran al dios Sol, una pequeña manta de tela de algodón de intrinca
aunque no lo llaman Inti, y a Mama Killa, la Luna dos diseños, llamada ikat, que imitaba la piel de cu
-dijo aquella vez Mama Ukllu-. A pesar de no ser lebra. Solo los caciques vestían con mantos de plu
hijos legítimos del dios Sol como nosotros -aclaró mas de papagayo, también engalanadas con láminas
presurosa-. También, me he enterado de que rin de plata. Hombres y mujeres calzaban oshotas.
den culto a un espíritu hacedor de la vida, que no Los cañaris montaron en furia al escuchar que
tiene nombre; parecido a nuestro Pachakamak. ¿Por los inkas se consideraban los únicos hijos legítimos
del dios Sol. Regresaron a sus cacicazgos y se prepa
raron para atacar a los invasores.
Y, así, entre fieros combates, Tupak-Yupanki
avanzó por territorio cañari hasta Guapondeleg,
Valle-extenso-como-el-cielo. Los inkas también lo lla
maron de la misma manera pero en kichwa: Tumi
pampa, Llanura-grande-como-el-firmamento. Tumi era
un cuchillo semicircular, comparable con la bóveda 121
celeste por su cur vatura, y pampa, llanura. Con el co-
rrer de Tiempo, se llamaría Tomebamba, en el acen-
to más suave del kichwa que se hablaría al norte.
Bajo órdenes de Tupak-Yupanki, los inkas comen
zaron a construir una ciudad en Tumipampa. Como
era su costumbre, me tomaron en cuenta y lo prime
ro que planearon fue el edificio por donde se entra
ría a la ciudad: Pumapunku, Puerta-del-puma; ese era
el símbolo de entrar a gobernar o tomar poder desde
allí. Luego, el palacio del Inka, pero tuvieron que ace
lerar la construcción de un pequeño edificio contiguo,
ya que Mama Ukllu estaba a punto de dar a luz.
Su hijo Wayna-Kapak nació en medio de alari
dos, bocinas, quenas, kipas, pututos y aullidos de pe
rros azuzados por sus dueños. Y es que durante su
nacimiento, hubo u n eclipse lunar. Cañaris e inkas
tenían creencias parecidas cuando esto sucedía; los
cañaris pensaban que una araña enorme se comía a
Mama Shi y trataban de espantarla haciendo mucha Aceptando la invitación del chamán, emprendi
bulla. Los inkas sostenían que era un amaru, una cu mos el viaje; es decir, solo la familia real, incluyen
lebra celestial que se tragaba a Mama Killa y hacían do al pequeño Wayna-Kapak, que se mareó durante
ruido con igual motivo. toda la travesía. Íbamos a visitar unas islas encan
Pero, a pesar del griterío, fueron momentos de tadas que el Inka nombró Awa-Chumbi, Franja-en
paz porque los dos bandos dejaron de pelearse, ocu el-agua, y Nina-Chumbi, Franja-de-fuego, ya que en
pados como estaban en salvar a la Luna. ese instante estaba en erupción el volcán de una de
122 La guerra continuó durante algunos años hasta ellas. 123
que el Inka, cansado de la situación, dejó al curaca Cuando Tupak-Yupanki regresó a Cusco a contar
Apu Puma al mando de algunas guarniciones y con historias de tortugas gigantes y pájaros con patas
el resto de las tropas bajamos hacia la costa, pensan azules nadie le creyó, pero se guardaron de comen
do dominar a los pueblos que habitaban allí. Pero tarlo en alta voz.
tampoco lo lograrnos.
Tupak-Yupanki, al ver que no podía vencerlos, en *****
tabló amistad con uno de los poderosos chamanes,
Miteé, descendiente de un intrépido navegante que Puma llegó así al fm de su relato y cedió el turno a
fue el primero en abrir la ruta marítima hacia Méxi Murciélago, que se colgó boca abajo de una rama antes
co. Esas culturas, las más avanzadas en navegación de hablar, porque explicó que las ideas le f/.uían mejor
en todo el continente, habían conquistado el océa cuando se encontraba de cabeza. En el tapiz de Madre
no Pacífico miles de años atrás, sobre embarcaciones Tierra surgió una tabla de oro con misteriosos diseños.
construidas con palos de árboles de balsa, impulsa
das con enormes velas de algodón.
Las balsas eran cómodas, además de ingeniosas.
Contaban con una caseta donde se dormía, un fogón
para cocinar y agua dulce dentro de trozos de caña
guadúa tapados con resina de los árboles.
CAPÍTULO 14 ros y artesanos para completar la obra que su padre
Lo que contó Murciélago había iniciado con Pumapunku, el edificio de en
trada a la ciudad.
Tumipampa fue trazada siguiendo el modelo im
perial. El Kurikancha, templo al Inti, como centro
de la ciudad. Detrás quedaban los aposentos de los
sacerdotes y, a un lado, el palacio de Wayna-Kapak.
124 Wayna-Kapak, Hermoso-joven-de-la-realeza, se con El templo de Wirakocha, junto al templo de Mama 125
virtió en Sapa Inka a los veintiún años. Decidido Kílla y las habitaciones de las mamakunas, las sa
a continuar el sueño de su abuelo Pachakutik y de cerdotisas. Del lado opuesto, el Akllawasi, la casa
su padre, Tupak-Yupanki, de extender su reino y de las akllas, que tejían la ropa que el Inka vestía
convertirlo en el Tawantinsuyu (el imperio de los o regalaba a los nobles. Separadas por la distancia
cuatro suyus, las cuatro esquinas del mundo), for de una pedrada estaban varias kullkas, depósitos de
mó un enorme ejército y salió en sus viajes de con granos, y las kallankas, donde habitaban los solda-
quista. Primero, fue al sur y ocupó todas las tierras dos. Cerca de Pumapunku se extendían los jardines
hasta las orillas del río Maule, en lo que ahora lla del Inka y, a un lado, el lugar donde se daba sus ba-
man Chile. Luego, partió al norte a consumar la ños rituales. La Chaskiwasi, casa de los chaskis, los
conquista del gran territorio de los cañaris y la le mensajeros, se levantaba contigua al Kapak-Ñan,
gendaria comarca de Quito, en el Chinchaysuyu, la Camino-real.
esquina norte del mundo. Hasta el río Tomebamba era parecido al río Hua
Para asegurarse de que podría gobernar y ad tanay, que dividía a Cusco en los dos barrios espe
ministrar un territorio tan extenso, convirtió a ciales, llamados hanan y hurín, que separaban a los
Tumipampa, antigua Guapondeleg, lugar de su na ayllus, las familias, y sus panakas, los clanes, según
cimiento, en una ciudad imperial comparable con su importancia; los hanan eran los más poderosos.
Cusco. Wayna-Kapak no solamente llegó con diez Wayna-Kapak también cambió los nombres ca
mil soldados, sino que trajo a los mejores ingenie- ñaris de los valles, montañas y cerros de los alrede-
dores de Turnipampa por los que existían en tomo có junto a la litera y empezó con un cántico ritual
a la ciudad de Cusco: Uchupata, Cachipampa, Gua anunciando que la kuya, la reina muerta, llegaba a
nacari..., para que el parecido entre las dos ciudades una nueva morada.
más importantes fuera aún mayor.
Apenas llegó delante de Pumapunku, el Inka se No nos has abandonado, Mama Ukllu,
bajó de su litera y luego se inclinó ceremoniosamen no te has alejado, bonita.
te ante otra recubierta con mantas de cumbi, la fina Aquí estás con nosotros, maíz dulce.
126 tela de alpaca, tan suave como el ala de un murcié Tenemos ropas para cambiarte, 127
lago. Allí iba el cuerpo momificado de su madre, joyas para engalanarte,
Mama Ukllu, que sería depositado en una antigua comida para alimentarte.
gruta cañari recubierta con láminas de plata encon
tradas cuando construyeron Pumapunku. Una gruta Los sirvientes repitieron las palabras y, con el
que, por cierto, yo conocía muy bien. Inka delante, bajaron por los pasadizos donde yo
-Que vengan el kuraka y los yanakuna, los sir vivía. Como había amanecido, me preparé para ir
vientes de mi madre -ordenó Wayna-Kapak a Awki a dormir, y los acompañé sin que ellos se dieran
Waman-Chunku, Corazón-de-halcón, uno de sus her cuenta.
manos de padre, concebido con otra esposa, para Sobrevolé al cortejo fúnebre y fui hacia la gru
que trajera a los sirvientes de la momia. ta, preocupado de que ella se encontrara en esos
El príncipe Waman-Chunku, un guapo jovenci momentos.
to que admiraba a su hermano mayor y trataba de Y allí estaba. Shinin-Zhud, una jovencita cañari
complacerlo en todo lo posible, cumplió de inme aprendiz de curandera. Sentí su presencia en la oscu
diato las órdenes. Los yanakuna llegaron llorando, a ridad gracias al radar que tenemos los murciélagos.
pesar de que Mama Ukllu había muerto hacía va La conocía debido a que Shinin-Zhud, Habla-con
rios años. Cargaban toda la ropa y los adornos de la Luna, iba en secreto a aquella gruta subterránea,
momia real en sacos de yute colgados a la espalda y donde sus antepasadas realizaron rituales dedicados
sujetos con sogas en sus frentes. El kuraka se colo- a Mama Shi durante siglos. En aquel sitio mantenían
escondido un símbolo sagrado de los cañaris, donde Y, claro, alumbrada por la antorcha que él traía,
estaba escrita la historia legendaria de su pueblo. Shinin-Zhud, de pie en medio de la gruta, apareció
Era una tabla de oro macizo con grabados. Resaltaba mirándolo desafiante, luciendo su tocado ritual de
la imagen de Madre Guacamaya con la boca abierta, plumas de plata.
de donde salía Culebra y se unía a una figura, mu -Tus plumas no son de colores -reclamó Wa
jer / hombre, con máscara de yagual, el leopardo, que man-Chunku con ojos de niño decepcionado-.
simbolizaba al pueblo cañari, su valor y su fuerza. La Quería pedirte que me regalaras una de color, pues
128 figura tenía los brazos extendidos hacia Mama Shi, nunca antes las he visto. 129
mientras con un pie se sostenía sobre el dios Peje, Esto desarmó a Shinin-Zhud, que río sin poderlo
que nadaba con las fauces abiertas y representaba a evitar.
Pachakamak. Era la unión perfecta entre los huma -Ah, parece que tú también me has soñado. Yo
nos y Madre Tierra, el cielo, el agua y el espíritu de también te vi diferente en mi sueño -dijo y no qui
la creación. so mencionar el sorprendente y absurdo sueño donde
Los cánticos se acercaron cada vez más. Yo me vio a aquel invasor, jugando con los hijos de ambos.
posé en la cabeza de Shinin-Zhud con deseos de Waman-Chunku iba a preguntar cómo lo había
ocultarla, pero solo conseguí sorprenderla y hacerla visto, pero la voz del Inka viajó igual que un rayo por
gritar. el pasadizo y la pregunta:
No fue un grito fuerte, pero lo suficiente para que -¿Qué está sucediendo? -retumbó contra las
Wayna-Kapak lo escuchara, detuviera al cortejo y or paredes de la gruta.
denara a Waman-Chunku adelantarse a investigar. -Por favor, ayúdame -pidió Shinin-Zhud.
El joven agachó la cabeza para entrar a la gruta. -No sé por qué lo haría, siendo tú cañari. Ade-
Un loco aletear de su corazón le dijo que vivía en ese más, puede costarme la vida -razonó Waman
instante el mismo sueño recurrente de todas las no Chunku, indeciso.
ches desde que había salido de Cusco. Un sueño don Entonces intervine yo. Los humanos no saben
de aparecía una muchacha con un tocado de plumas que los murciélagos somos sentimentales y jamás
de colores, en medio de una gruta subterránea. nos mencionan en relación con el amor, a menos que
sea en son de burla. Mas mi romanticismo me hizo
El Inka, que era supersticioso, no solo le permitió
actuar. Volé delante del rostro de Shinin-Zhud, chi
llevarse a la alpaca, sino que cerró los ojos y obligó a
llé amenazante, la halé de los cabellos y me introdu
todos los presentes a que también lo hicieran.
je en la parte de atrás de su túnica.
Cuando Shinin-Zhud recuperó el sentido, se en
Esta vez no gritó, pero cayó redonda en los brazos
contró con el rostro de una anciana que la miraba
de Waman-Chunku. Mejor dicho, en uno de sus bra
sorprendida.
zos, porque en la mano del otro traía la antorcha.
-No quiero que arruines la vida de mi hijo
130 Waman-Chunku miró el hermoso rostro de Shi -dijo de mal talante.
131
nin-Zhud, abrazó su cuerpo para que no cayera Y deci
Shinin-Zhud se incorporó en la estera donde es
dió jugarse el todo por el todo.
taba acostada. Entendía la lengua kichwa que la vieja
-Espera, por favor, Intipachuri, Hijo del Sol -gri-
hablaba, pues era obligatorio aprenderla.
tó, utilizando el nombre de mayor respeto con el que
-No sé quién es tu hijo -dijo, alzándose de
se podía llamar al lnka-. No vengas hasta que arre-
hombros.
gle esta dificultad.
-Ah, no me engañas. Seguro que lo tenías bien
Continuó mirando a la dificultad desmayada en
planead o. Una muchacha cualquiera, una cañari, con
sus brazos, es decir, en uno de sus brazos, y cada vez
seguir un awkikuna, un noble inka. Un hijo de Tupak
tornándose más pesada.
Yupanki y mío, de Mama Kispi, la yachak, la curande
Delicadamente depositó a Shinin-Zhud en el sue-
ra, y sacerdotisa principal del templo de Mama Killa.
lo, la tapó con su llakulla, su capa, y salió de la gruta.
Pero el discurso de Mama Kispi no intimidó a
Waman-Chunku convenció a Wayna-Kapak de
Shinin-Zhud. No era en vano que llevaba en sus
que en la gruta se encontraba una alpaca muerta Y
venas la sangre de todos sus valientes antepasa
seria de mal augurio que el Inka la viera justo cuan
dos. De un salto se levantó, agarró a la vieja por los
do iban a dejar a la momia de Mama U kllu; por lo
hombros y la sacudió.
tanto, ofreció llevarse al animal envuelto en su capa,
-No soy una muchacha cualquiera. Soy la here
si le era permitido.
dera de la sabiduría de las curanderas, de las yachaks
de mi pueblo, y odio a los invasores inkas y en espe -Los cañaris son gente valiente y difícil de con
cial a tu hijo. quistar -dijo Waman-Chunku con aires de sabiduría.
Estas últimas palabras las dijo sin mayor conven El Inka lo admitió, pero allí estaban ellos con el
cimiento, pues el muchacho no le había desagradado ejército más grande que existía en las cuatro esqui
para nada. nas de la Pacha Mama, Madre Tierra, y era cuestión
Mama Kispi, Madre-cristal-de-roca, la miró sor de tiempo, fuerza y astucia el dominarlos. Luego ex
prendida al escuchar que era descendiente de ya- plicó que pensaba utilizar el sistema de los mitmas
132 chaks. En el fondo sabía que Shinin-Zhud decía la ver para librarse de los pueblos revoltosos, a los que 133
dad, porque su espíritu así lo dictaba y por la historia trasladaban de un lugar a otro para controlarlos.
de cómo se conocieron y que su hijo le había contado. Que dentro de dos lunas, una gran parte de los habi-
Sin embargo, él debía casarse con una princesa inka tantes varones de lo que antes se llamó Guapondeleg
y así mantener la posición correspondiente, y no con (el Inka pronunció con dificultad la palabra), y ahora
aquella muchacha a quien le había encargado cuidar. era Tumipampa, serían enviados a Cusca. Y que lo
Mas otros eran los planes de Waman-Chunku, quien deberían obedecer en todo porque sus mujeres, ma-
se había enamorado de Shinin-Zhud y justo en ese mo dres e hijas, se quedarían detrás y sufrirían las con
mento se encontraba hablando con Wayna-Kapak. secuencias si ellos se rebelaban.
-Ancha jatun apu, grande y poderoso señor, pido Waman-Chunku arqueó las cejas al escuchar la
permiso para hablar -dijo acostado, boca abajo en palabra mujeres.
el suelo, sin mirar al Inka. -Tengo una idea, kapak apu, gran señor -dijo,
Resonaba los labios como si estuviera lanzando aprovechando el tema-. Si los awkikuna, los no
besos al aire. Era el sonido de la mucha, gesto de res bles, tomamos por esposas a mujeres cañaris, po
peto que hacían los súbditos ante el emperador. dríamos unir a nuestros pueblos y quizás no nece
Wayna-Kapak, feliz de estar lejos de los orejones sitaríamos de la guerra -terminó, sonrojándose
de Cusco y de todo el aburrido protocolo de la corte, hasta las oshotas.
pidió que se levantara y le hablara con confianza de El Inka echó la cabeza hacia atrás y rio. Wayna
hermano. Kapak era un zorro, un zorro joven, y supo al ins-
enamor ado de CAPÍTULO 15
tante que su her mano me nor se había
Lo que contó Oso
una muchacha cañari.
r as estés aquí,
-Tómala como tu mujer mient
a Cusco, aban
Waman-Chunku, pero, al regresar
amor es p eligr o
dónala. Ah, y no te enamo res. El
e bro . Yo jamás
so, pues ablanda el corazón y el cer
-dijo, dánd ole
lo haré y meno s con una extranjera
, y dio p or ter A lo s osos de anteojos, lo s ocumari (únicos o sos de 135
134 una palmada amistosa en el h ombro
los Andes), nos e ncanta viajar. Subimos y descende
minada la entrevista.
e Sol, lo mos por las est ribaciones de las mo ntañas desde el
¡Qué poco sabía el Intipachuri, el Hijo d l
cesa de la páramo hasta las tier ras bajas; obs ervamos, apren
que le esperaba en la sonr isa de una prin
demos y llegamos a conocer y a saber mucho. Los
gran comarca de Quito !
ja-
Pero Waman-Chunku juró internament que osos somos sabios. Es to talme nte injusto que los hu
e
*****
Sumaimana kuyvive,
kutuchupa kuyvive,
ishkay ñaña kuyvive,
lalai, lalai, lalai3 .
•
do Guayasamín (2011)
Las muchachas de la lluvia (2012)
cuaderno
• Los pájaros no tienen fronteras (Premio Skip
ping Stones a la Diversidad Étnica 2013)
de actividades
• ¡Viva el fútbol! (Mención de Honor Premio Na
cional Darío Guevara Mayorga 2014)
190 • Las Islas Donde Nace la Luna (Mención de Ho-
nor Latino Book Awards 2017)
loQ.ueleo
......
[ Para empezar \
1 Obserua la cubierta y Tesponde: ¿Qué crees 2 Fíjate en. La posición. de las manos de la mu
que representa la mujer de la portada con jer de la portada. Dibuja dos gestos que ha
su atuendo? ces cotidianamente con. las man.os y señala
su significado.
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Autorregular la <;omprensión de un texto mediante la aplic,ación de estrategias cogniti Construir significados implicitos al infeTiT el tema. et punto de uista del autor. las motiuacio
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1 Contesta según La Lectura. 3 ¿Has estado en un campamento en el que
tuuiste que prender fuego sin cerillas ni fos
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¿Qué significado tiene
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su nombre?
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Comparar, bajo· criterios preestablecidos.• los T·elacion.es expllcitas entre los contenidos de dos Recoger, comparar y organizar información consultada en esquem.as de c:Uuerso tipo.
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¿Qué opinas sobre la cacería de animales? ¿Estás
de acuerdo con las reglas cañaris?
199
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10 Diseña el lago de una organización de pro
tección a los animales que te gustaría crear.
g Crea un acróstico de tu nombre.
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componer textos creo.tiuos que ad.aptan o combinan diuersas estructuras Y recuTSOS literarios. ElaboTar criterios cr(tico-ualoratiuos al distinguir los diferentes: perspectiuas en conflicto so
bTe un mismo tema. en difeTentes te,ctos.
r Mientras leo \
1 f En cada grupo de palabras, hay una intrusa. 13 Dibuja un eclipse, como los registrados en
Subráyala. el calendario inca.
Añade figuras y
animales sagrados.
Recrear textos literarios leídos o escuchados con et uso colaborativo de diuersos medios Y V..toror el conterud0 expr1c1to
·
recursos de los TIC. de un texto al identificoT contradicciones
y ambigüedades.
[ Mientras leo \
15 Recorta las piezas de la página 213 y armu 16 Según la descripción de las páginas 124-126,
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esboza un mapa de Tumipampa.
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202
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B e u y J s H z A G V
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Recrea• textos Literarios leidos o escuchad.os con el uso colaboratiuo de diuersos medios y Recrear textos literarios leidos o escucl\ados desde la experienciapersonal. adaptando diuer
recursos de Las TIC. sos recursos literarios.
! oespués de mí lectura \
2 Ayúdalos a llegar a su pueblo.
1 CTea un caligrama con. una frase de!L libro.
Obserua el ejemplo.
204 205
Componer textos creatiuos que adoptan o combinan diuerso.s estructuras y Teoursos literarios. Recrear textos literarios leidos o escuchados con el uso colab0Tati1Jo de diuersos m.edios y
recursos de Las TIC.
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[vespués de mí lectura
4 Marca la respuesta correcta.
3 Dibuja el enorme tapiz de Madre Tierra con
los elementos que aparecen al final de cada • ¿Qué tipo de comunicación mantienen
capítulo. estos personajes?
206 207
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Recrear textos literarios Leídos o escucha.dos con et uso colaboratiuo d.e diversos medios. y Autonegular la comp,ensión de un texto mediante la aplicación de estrategias cogniti
recursos de las TIC. uas de comprensión autoseleccionadas, de acuerdo al propósito de lectura y a dificultades
identificadas.
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[1'espués de mí lectura
6 Lee nueuamente el capítulo «Lo que contó
5 EscTibe el nombre de cada personaje.
Sapo». Explica cómo se diferencia su estilo
del de los otros espíritus o animales.
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208 209
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Autorregular la comprensión de un texto mediante La aplie<1ción de estrategia.s <:09niti Debatir c-r(tico.mente la interpretación de un texto literario con base en indagaciones sobre
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identificadas.
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lectura \
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_=_=_= _= _=�-=�=======Lo'(
de lectura \ [
8 Lee la descripción de Tiempo y dibújalo.
···•··· --···········
Mí nombre: --------------
Año: ------------------
Título de la obra:
Autora:
210
Ilustrador:
Número de páginas:-----------
Edítoríal:
Interpretar un texto literario desde Las caracter[sticas pTOpias del género al que pertenece.
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La lústorin de Oswaldo Guayasamin 111
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En este libro se unen en un círculo mágico dos as-
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pectas de la personalidad de Oswaldo Guayasamín,
pintor universal nacido en Ecuador: el artista que en
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i' ' busca de la paz pinta la guerra y la injusticia, y el ser
humano que rescata sus raíces indígenas con pasión
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avasalladora y las plasma en su grandiosa obra.
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Aquí acaba este libro
escrito, ilustrado, diseñado, editado, impreso
por personas que aman los libros.
Aquí acaba este libro que tú has leído,
el libro que-ya eres.
loQ.ueleo --