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ANTROPONIMIA CHACHAPOYA
1. Introducción
Buena parte de la historiografía de la América indígena está (o debería estar)
referida a los numerosos pueblos que se han extinguido en el tiempo, dejando
algunos signos de su pasada vigencia y de su aporte a la región que ocuparon.
Algunos de ellos lograron sobrevivir a la conquista española y mantuvieron, por
un lapso mayor o menor, su lengua, su cultura, sus adelantos tecnológicos, hasta
desaparecer totalmente del panorama.
Caso digno de mención, por ejemplo, es el del pueblo mochica en la costa norte
del Perú, cuya lengua se conservó en algunos hablantes hasta comienzos del siglo
pasado, y que ha podido ser reconstruida de modo ampliamente satisfactorio1.
También merece recordarse la importante lengua puquina, que conocemos por la
obra de la lingüística misionera, y que en épocas antiguas, hasta el siglo XVIII,
competía en los Andes sureños con el quechua y el aimara como lengua de evan-
gelización. El puquina probablemente se extinguió en el siglo XIX.
Junto a los casos mencionados, y a otros que podrían mencionarse de lenguas
extinguidas durante el proceso de la historia colonial y republicana, están los de
aquellas que desaparecieron ya en época precolonial, o poco después, y que ape-
nas nos han dejado algunos mínimos y tenues rastros de su antigua presencia. A
una de ellas quisiera referirme, en el marco de este homenaje a Klaus Zimmer-
mann, cuyo profundo interés por la historia y el presente de las lenguas indígenas
de la América hispánica se ha reflejado en numerosos trabajos de gran valía.
1 Cerrón-Palomino (1995). Sobre las primitivas lenguas vernáculas de la costa peruana cfr.
Zevallos Quiñones (1948). Véase asimismo el reciente trabajo de Cerrón-Palomino (2005).
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Así, me ocuparé brevemente de los antropónimos de una etnia cuya zona central
de asentamiento, probablemente durante siglos, estuvo ubicada en la margen
derecha del río Marañón, zona que hoy esta integrada administrativamente en el
departamento peruano de Amazonas, cuya capital Chachapoyas retoma el nom-
bre del antiguo pueblo que recordamos.
2. Antroponimia chapapoya
Los chachapoyas (o chachapuyas, en la versión de vocalismo quechuizado que
da el Inca Garcilaso) han dejado restos arqueológicos que cada día despiertan
mayor interés entre viajeros y estudiosos. Sabemos que los chachapoyas fueron
conquistados hacia fines del siglo XV por el Inca Tupac Yupanqui, no sin enormes
dificultades. Se trataba de un pueblo aguerrido e indómito, que no hizo fácil la
ampliación del Tahuantinsuyo en su zona de asentamiento. La resistencia parece
haber sido feroz, al punto que en algún momento de la guerra el Inca tuvo que
huir porque con toda probabilidad se sentía en riesgo2; pero, finalmente, los cha-
chapoyas no pudieron resistir mayor tiempo a causa de la disparidad numérica de
ambos ejércitos3. Una vez vencidos, los chachapoyas, o por lo menos parte de
ellos, fueron trasladados a diversos lugares del Tahuantinsuyo, siguiendo un
ancestral sistema de mitmas (o mitimaes), nombre que se daba a estos emigrantes
forzados provenientes de etnias vencidas. Pero en el caso de los chachapoyas la
aplicación de tal política no tuvo efecto definitivo, pues unos años después de su
derrota frente al Inca Tupac Yupanqui, se sublevaron a la autoridad central, de tal
manera que el soberano reinante, Huaina Cápac, hubo de emplear importante
fuerzas militares para doblegar a estos soberbios habitantes del Marañón oriental.
De la cultura chachapoya se sabe aún poco, no obstante el fundamental y amplio
estudio de Schjellerup (2005)4, y lo mismo puede decirse de la lengua. Apenas
2 Lo dice Cieza de León (1553: I, 78): “[Los chachapoyas] pelearon de tal manera, que se
dize poder tanto que el Inca huyó feamente”.
3 Véase el testimonio del Inca Garcilaso (1609: VIII, 2): “Como ya en aquellos tiempos la
pujança de los Incas era tanta que no havía resistencia contra ella, ni los Chachas tenían
otro socorro sino el de su valor y esfuerzo, los ahogaron con la inundación de gente que
sobre ellos cargaron”. Sobre la conquista inca cfr. Schjellerup (2005: 115 ss.).
4 Un área cultural chachapoya específica se reconoce ya en el Horizonte Medio Tardío (del
año 1000 d.C. en adelante), si bien ya “Desde el siglo IX […], la gente de la región Cha-
chapoyas creó su propia organización sociopolítica y estableció curacazgos o señoríos
poderosos y competitivos” (Schjellerup 2005: 26). Sobre la presencia de los chachapoyas
en las fuentes históricas del siglo XVI en adelante cfr. Schjellerup (2005: 93 ss.). En particu-
lar, sobre la alianza que se habría dado entre los chachapoyas y los conquistadores españo-
les cfr. Espinoza Soriano (1967).
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nos han quedado restos ínfimos, que desgraciadamente, por su escasez y limita-
ción a un solo ámbito, no han podido ser utilizados con propósitos comparativos
respecto de idiomas de pueblos vecinos5, de donde podría haber surgido la posi-
bilidad de encuadrar la lengua chachapoya en el contexto de la zona .
Los restos en cuestión son básicamente antropónimos, documentados en fuentes
antiguas desde el siglo XVI gracias al trabajo del benemérito investigador peruano
Jorge Zevallos Quiñones (1982). Leamos lo que dice al respecto (417):
Puede suponerse que hasta la llegada europea la quechuización de esta provincia avan-
zó relativamente, y que si los Conquistadores españoles encontraron ya establecida
una administración política cuzqueña mediante las divisiones de ayllus, el uso oficial
de la “lengua general del Inga” y Quipucamayocs para numerar a la población tributa-
ria, también hallaron vigentes los viejos patrones lingüísticos órganos de cultura man-
tenidos en la región. […] Presentamos aquí 645 digámosle apellidos de indios chacha-
poyanos, usados en su mayoría para el estrato inferior de la sociedad indígena y
algunos para personas de casta noble, material que hemos recopilado de una varia
documentación proveniente en su mayor parte del siglo XVI. […] Estos apellidos en su
casi totalidad han desaparecido ya. La lista no contiene un número suficiente que per-
mita el estudio integral de su naturaleza, pero podría aumentársela si se trabajaran los
archivos antiguos del departamento de Amazonas –que no hemos consultado– y habría
que levantar, al mismo tiempo, el indispensable censo de su toponimia arcaica.
5 Cfr. sobre esta zona lingüística Pozzi-Escot (1998). Para el chachapoya se ha postulado, por
ejemplo, un sustrato jíbaro, reconocible, según Taylor (1979), en la toponimia. También
Rivet (1949) defendió la penetración selvática en la sierra. Pero, en general, las pruebas
aducidas son escasas y poco convincentes.
6 Taylor (1990) considera, en primer término, la estructura silábica de la lengua, y afirma que
se trata de una lengua de raíz monosilábica. Alude repetidamente a las dificultades que
plantea la grafía castellana en relación con los fonemas que representan. Entre los elemen-
tos que se dan en la formación de apellidos menciona varios “que recuerdan el quechua o el
aimara”: chuqui (con diversas variantes, cfr. infra), sala, mocha: “Sin embargo –dice el
estudioso, con razón– el origen de estas formas no puede ser determinado con seguridad”
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(1990: 15), ya que todas están asociadas a otras formas de origen claramente no quechua, y
algunas como chuqui se integran perfectamente al sistema de nombres personales” (ibíd.).
Taylor también intenta reconstruir la estructura de las sílabas del chachapoya, y asimismo
sus combinaciones silábicas más frecuentes. Igualmente, propone un vocalismo de cinco
unidades (i, e, u, o, a) y el posible inventario de consonantes. La reconstrucción de elemen-
tos léxicos es aún más problemática, y se limita prácticamente a dos términos no quechuas
que forman parte del vocabulario vernacular. Al final de su estudio Taylor ofrece una lista
de nombres presentes en las comunidades que estudió en los años setenta, y la compara con
la lista de Zevallos Quiñones, comparación que permite determinar qué formas faltan en la
lista de este último. Más adelante haremos el cotejo con la nuestra.
7 Archivo Arzobispal de Lima, Documentos empastados 1 y 2, LP 133 y LP 134.
8 Los materiales recogidos por Martínez Compañón en su visita de tres años por su extensa
diócesis fueron publicados en Madrid: Ediciones Cultura Hispánica, 1978-1994, 12 vols.
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9 Con respecto a los padrinos cabe decir que la lista de nombres no tiene mayor importancia,
pues el número de padrinos es exiguo: una pequeñísima minoría de individuos apadrina a
grandes grupos de confirmados. Por consiguiente, en aras de la mayor claridad los hemos
dejado de lado.
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10 Zevallos Quiñones piensa que chuqui puede ser “a primera vista” una base quechua (un
prefijo, dice), pues el resto parece lugareño.
11 Q. auqui “príncipe” “abuelo” (es voz fuertemente polisémica según Cerrón-Palomino;
puma “león”.
12 Casaguaman “halcón del barranco” (q. qasa “barranco”).
13 Zevallos Quiñones da Culqui como chachapoya; según se ha visto, parecería más bien de
origen aimara.
14 Este apellido podría ser el resultado de una composición con dos nombres de aves. Me
remito a la etimología de Cuzco “lechuza” defendida por Cerrón-Palomino (1997).
15 Hay un Equin en la lista de Zevallos Quiñones.
16 Julca < q. *sullk’a “menor” (Cerrón-Palomino).
17 Malqui <q. mellki “antepasado” (Cerrón-Palomino).
18 Del q. ñaupa “delantero”. Ñaupa + -ri, afijo del aimara “el que va delante” (Cerrón-Palo-
mino).
19 “Halcón de oro”.
20 Tamparuna “gente de cabello apelmazado” (Cerrón-Palomino); F. Domingo de Santo
Tomás registra tampa “desmelenado”.
21 Vilca <willka “sol; sagrado” (Cerrón-Palomino).
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3. Anotaciones finales
Termino agregando la información proveniente de las guías telefónicas de varias
partes del departamento. He encontrado registrados los siguientes apellidos segu-
ramente chachapoyas, últimos sobrevivientes de la antroponimia lugareña: en
Bagua Chica: Galoc, en Bagua Grande: Poclin, Yopan, Zuta. En Chachapoyas
ocurren algunas de las diversas composiciones con la voz aimara chuqui (Chu-
quibalqui, Chuquimango, Chuquimbalqui, Chuquipiondo, Chuquisuta), y asimis-
mo Galoc, Guiop, Gupioc, Mallap, Mixan, Ob, Oclocho, Poclín, Sopla, Yoplac,
Zuta. En Rodríguez de Mendoza: Galoc, Yoplac. Para terminar llamo la atención
sobre otros nombres de no fácil identificación, como Puicán y Puicón, que pare-
cen ser de origen culle (según Cerrón-Palomino), Puscán y finalmente Solsol,
que se encuentra en nuestro elenco, y que a Cerrón-Palomino le parece de ascen-
dencia mochica.
Bibliografía
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cia del mochica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
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Arqueología, Antropología e Historia 88, 417-434.
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APÉNDICE
22 Se uniforman con mayúscula los pocos casos de apellidos que aparecen en minúscula. Se
mantienen las indicaciones sobre castas con la inicial respectiva (Yndio, Español, Mestizo)
pero téngase en cuenta que allí donde no hay indicación de casta vale la inicial del último
nombre mencionado para todos los sucesivos hasta una nueva indicación. El original no
tiene foliación numerada; he introducido números de folio (que parten de 1), aunque la pre-
sente relación de confirmados aparece al final del legajo. Agradezco a Laura Gutiérrez la
solución de algunas dudas y a Rocío Caravedo su ayuda en la transcripción.
23 Sobre una Y se ha escrito la M.
24 La E se sobrepone a una Y.
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Rafael Ylca Y, Pablo Ylca Y, Vasilio Ylca Y, Juan Xaramillo Y, Juan Valqui.Y, Jose
Xaramillo Y, Marcos Vilca Y, Asencio Puscan Y, Bernardo Mendoza Y, Augustin
Mendoza Y, Santiago Ylca Y, Santiago Bagot Y, Atanacio de los Rios Y, Thomas
Oplin Y, Ramon Arvildo Y, Bentura Quistan Y, Gregorio Quistan Y, Ambrosio
Pusquan Y, Juan Vilca Y, Leonardo Cruz Y, Segundo Puerta Y, //3r// Tomas Yaupa-
ri Y, Pedro Yaupari, Bernardo Cocha, Narsiso Puscan, Gregorio Cocha, Alexo
Vilca, Gerardo Vasquez, Martin Puscan, don Santiago Urtado E, Pedro Gombluto
Y, Martin Ñaupari, Tivurcio Yalta, Gervacio Ricsi, Francisco Yopla, Francisco
Julca, Ambrocio Gueloc, Siriaco Meza, Rudecindo Cocha, Ysidro Puscan, Lean-
dro Chaves, Juan Meza, Jose Cortes Y, Lorenzo Barela Y, Jose Daza Y, Miguel
Mendoza Y, Pedro Puscan Y, Jose Manuel N, Juan Coyantes N, Santos Copia Y,
Bictorio Bin Y, //3v// doña Margarita Yderico E, Micaela Trigoso E, Luiza Lopes
Y, Ysavel Loloc, Isavel Quinola, Melchora Quinola, Maria Condor, Dionicia Con-
dor, Maria Ortiz, Francisca Condor, Maria Chuquiboba, Ysavel Salon, Petrona
Guaman, Ysidora Calco, Maria Loloc, Juana Guaman, Maria Galoc, Maria Loloc,
Maria Loloc, Manuela Ñaupa, Juana Condor, Bernarda Laura, Melchora Alca,
Petrona Guaman, Juana Surrue, Ursula Cruz, Juana Guizoc, Manuela Hoc, Boni-
facio Acla, Manuela Acla, Maria Loloc, Bonifacia Chillos Y, //4r// Juana Muños
M, Teresa Soplin Y, Savina Oc, Blacina Loloc, Estefania Duiri, Leona Guaman,
Eufemia Santos, Lorensa Acla, Maria Condor, Manuela Caja, Hermina Condor,
Juana Caja, Savina Guaman, Cristina Suta, Manuela Yoccha, Petrona Acla, Dioni-
cia Loloc, Estefania Duiri, Maria Aguilar M, Ysavel Chuquivilca Y, Maria Coyan-
tes E, Maria Rodrigues E, Juana Portocarrero E, Cristina Alva P (sic), Manuela
Roxas M, Teresa Chaves M, Maria Condor, Gavina Miranda, Dominga Laura,
Josefa Uvidia, Sipriana Montilla, Maria Ruvia, Manuela Galoc Y, //4v// Maria
Cornelia, Maria Gusman, Manuela Aguilar E, Tomasa Galoc, Faviana Sanches,
Feliciana Lolic, Manuela Gusman, Eusevia Guaman, Teodora Suta, Catalina Chi-
llos, Juana Chillos, Leona Chuquita, Antonia Vilca, Balentina Chumbe, Estefania
Galoc, Feliciana Guaman, Maria Rosa, Juana Orduna, Asencia Sopla, Faviana
Ylquin, Dionicia Chaves, Paula Naton, Feliciana Pincos, Ysidora Guilca, Angela
Pincos, Teodora Ortega, Feliciana Pingus, Antonia Loc, Josefa Guaman, Luciana
Guisaloc, Maria Vilca, Antonia Gueloc Y, //5r// Bonifacia Elquin Y, Gregoria Guil-
ca, Josefa Puscan, Manuela Puscan, Nicolasa Maupari (sic, probablemente por
Ñaupari), Rafaela Frauca, Petrona Masa, Juana Silva, Maria Chaves, Francisca
Guilca, Narsisa Vin, Petrona Puscan, Margarita Muños, Juana Cruz Y.
Polinario Bustos Yndio, Agustín Elquin, Patricio Elquin, Leon Builoc, Jose
Gomes M, Ysidro Guaman Y, Bernardo Builoc, Evangelista Medrano, Bentura
Malqui, Juan Elquin Y, //5v// Pedro Soplac Y, Manuel Qulquiton Y, Tomas Chu-
quilan, Jose Gomes, Jose Chaves, Juan Yriaques, Juan Culquiguaman, Ysidoro
Guisaloc, Laureano Alvarado, Agustin Puerta, Tomas Pingues, Gorgonio Gua-
man, Bernardo idem, Antonio Naton, Marcelino Naton, Tomas Yoplac, Lazaro
Bisaloc, Miguel Cruz, Manuel Chuquipiondo, Rumaldo Elquin, Jacinto Bisaloc,
Manuel Elquin, Baltazar Curiguaman, Manuel Buisaloc, Jose Pingues, Juan
Villanueva, Ventura Chaves, Gerónimo Curiguaman, Bernardo Builos, Bernardo
Curiguaman Y, //6r// Cornelio Equipuma Y, Cosme Arebalo, Juan Bisaloc, Maria-
no Bisaloc, Lorenzo Arvildo, Mariano Quixano, Miguel Guaman, Ynosencio
Arvildo, Domingo Bustos, Agapito Arvildo, Calixto Bilca, Jose Cusco Guaman,
Silvestre Auquipuma, Meregildo Bueloc, Ysidro Orduña, Alexo Orduña, Juan
Elquin, Juan Curiguaman, Ciriaco Vilca, Antonio idem, Silvestre Quixano, Ber-
nave Bustos, Serafin Quixano, Bentura Frauca, Vicente Vilca, Celestino Vilca,
Vicente Vilca, Jose Guaman Y, //6v// Manuel Molina Y, Juan Vilca, Crisostomo
Chuquisalon, Jose Cusco Guaman, Ygnacio Cruz, Juan Vilca, Modesto Molina,
Basilio Muños, Vicente Cocha, Remigio Lopes, Manuel Puerta, Mariano Puscan,
Nicolas Orduña, Calisto Guanuco, Pedro Xaramillo, Juan Copia, Juan Gonzales,
Solano Guaman, Gregorio Roxas, Atanacio Cruz, Pedro dela Cruz, Mariano
Cruz, Benito Guanuco, Casimiro Villanueva, Matias Soplin, Segundo Golmar,
Mateo Puscan, Pedro dela Crus Y, MUJERES Maria Solsol Y, //7r// Mariana Bui-
loc Y, Petrona Elquin, Ysidora Elquin, Andrea Bueloc, Simona Bueloc, Cruz
Bueloc, Simona Bueloc, Juana Guaman, Maria Builoc, Yginia Bega, Silveria
Builac, Maria Vilca, Maria Elquin, Manuela Elquin, Angela Elquin, Maria Qul-
quiton, Francisca Orduña, Maria Chuquipiondo, Tereza Elquin, Blaza Qulquiton,
Roza Guaman, Teodora Lolic, Juliana Vuiloc, Jacova Vueloc, Casimira Vilca,
Leona Cocha, Francisca Guisaloc, Roza Bueloc, Micaela Elquin, Brigida Yopla,
Juana Guaman, //7v// Maria Yopla Y, Petrona Ortega, Luiza Vuiloc, Manuela
Galoc, Andrea Culquiton, Petrona Bueloc, Cesarea Chuquipion, Francisca Cha-
ves, Josefa Chuquipion, Maria Pingos, Nicasia Vuisaloc, Maximiana Gomes,
Francisca Guaman, Josefa Curiguaman, Birginia Chaves, Bictoria Chaves, Agus-
tina Gomes, Maria Elquin, Jacoba Bueloc, Cristina Chuquima, Leona Bueloc,
Juana Bisaloc, Ysavel Elquin, Maria Gomes, Teodora Villanueva, Cayetana
Yopla, Tomasa Elquin, Magdalena Builoc, Cruz Guaman, Magdalena Tamparu-
na, Juana Gomes Y, //8r// Elena Santiago Y, Maria Mercedes, Juliana Vuiloc,
Maria Quixano, Dominga Bisaloc, Juliana Guaman, Maria Yopla, Dionicia Gua-
man, Agustina Naton, Leocadia Naton, Felipa Pingus, Leona Ortega, Maria Teno-
rio, Gregoria Naton, Maria Visaloc, Maria Naton, Francisca Naton, Juana Arvil-
do, Paula Cocha, Ciriaca Pingus, Dionicia Builoc, Juliana Guaman, Juliana Vilca,
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Por lo qual no haviendo comparecido mas personas a ser confirmadas, que las
contenidas en esta razon, se concluio este acto y lo firmo S.S.Ylustrisima. De que
sertifico Baltazar Jayme Obispo de Trujillo /una rubrica/ Don Pedro de Echeva-
rria Secretario /una rubrica/.
25 Cerrón-Palomino me hace notar que podría tratarse de una falsa interpretación por la forma
quechua aimarizada qunqura “rodilla”; también podría conjeturarse que se trate de un
antropónimo derivado del topónimo Congona del sitio arqueológico del mismo nombre.